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Poemas Del Modernismo

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Poemas del modernismo

Se denomina modernismo a una amplia corriente artística y literaria que buscaba


la renovación creativa a finales del siglo XIX y principios del XX. Se caracteriza por
su rechazo al historicismo académico de finales del siglo XIX, así como por su
voluntad de llevar el arte a todas las facetas de la vida. ...

. Y te busqué por pueblos, de José Martí


Y te busqué en las nubes,
Y para hallar tu alma
Muchos lirios abrí, lirios azules.

Y los tristes llorando me dijeron:


-¡Oh, qué dolor tan vivo!
¡Que tu alma ha mucho tiempo que vivía
En un lirio amarillo!-

Mas dime -¿cómo ha sido?


¿Yo mi alma en mi pecho no tenía?
Ayer te he conocido,
Y el alma que aquí tengo no es la mía.

Amo, amas…, de Rubén Darío


Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
el ser y con la tierra y con el cielo,
con lo claro del sol y lo oscuro del lodo;
amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.

Y cuando la montaña de la vida


nos sea dura y larga y alta y llena de abismos,
amar la inmensidad que es de amor encendida
¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!

En paz, de Amado Nervo (México)


Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino


que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,


fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:


¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;


mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.


¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

Yo no soy demasiado sabio, de Amado Nervo


Yo no soy demasiado sabio para negarte,
Señor; encuentro lógica tu existencia divina;
me basta con abrir los ojos para hallarte;
la creación entera me convida a adorarte,
y te adoro en la rosa y te adoro en la espina.

¿Qué son nuestras angustias para querer por


argüirte de cruel? ¿Sabemos por ventura
si tú con nuestras lágrimas fabricas las estrellas,
si los seres más altos, si las cosas más bellas
se amasan con el noble barro de la amargura?

Esperemos, suframos, no lancemos jamás


a lo Invisible nuestra negación como un reto.
Pobre criatura triste, ¡ya verás, ya verás!
La Muerte se aproxima... ¡De sus labios oirás
el celeste secreto!

El día que me quieras, de Amado Nervo


El día que me quieras tendrá más luz que junio;
la noche que me quieras será de plenilunio,
con notas de Beethoven vibrando en cada rayo
sus inefables cosas,
y habrá juntas más rosas
que en todo el mes de mayo.

Las fuentes cristalinas


irán por las laderas
saltando cristalinas
el día que me quieras.

El día que me quieras, los sotos escondidos


resonarán arpegios nunca jamás oídos.
Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras
que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.

Cogidas de la mano cual rubias hermanitas,


luciendo golas cándidas, irán las margaritas
por montes y praderas,
delante de tus pasos, el día que me quieras…
Y si deshojas una, te dirá su inocente
postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente!

Al reventar el alba del día que me quieras,


tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras,
y en el estanque, nido de gérmenes ignotos,
florecerán las místicas corolas de los lotos.

El día que me quieras será cada celaje


ala maravillosa; cada arrebol, miraje
de "Las Mil y una Noches"; cada brisa un cantar,
cada árbol una lira, cada monte un altar.

El día que me quieras, para nosotros dos


cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.

Ojos negros, de Leopoldo Lugones (Argentina)


Agobia con la esbeltez
de una lánguida palmera
tenebrosa cabellera
su vehemente palidez.
Y en esta negrura inerte
cruzan profundos puñales,
los largos ojos fatales,
del amor y de la muerte.

Historia de mi muerte, de Leopoldo Lugones


Soñé la muerte y era muy sencillo:
Una hebra de seda me envolvía,
Y cada beso tuyo,
Con una vuelta menos me ceñía.
Y cada beso tuyo
Era un día;
Y el tiempo que mediaba entre dos besos,
Una noche.
La muerte es muy sencilla.

Y poco a poco fue desenvolviéndose


La hebra fatal.
Ya no la retenía
Sino por sólo un cabo entre los dedos...
Cuando de pronto te pusiste fría,
Y ya no me besaste...
Y solté el cabo, y se me fue la vida.

Luna primaveral, de Leopoldo Lugones


La florida acacia
nieva sobre el banco,
en lánguido blanco
florece tu gracia.

Y al amor rendida,
me entregas, confiadas,
tus manos cargadas
de luna florida.
El sueño del Caimán, de José Santos Chocano
(Perú)
Enorme tronco que arrastró la ola,
yace el caimán varado en la ribera;
espinazo de abrupta cordillera,
fauces de abismo y formidable cola.

El sol lo envuelve en fúlgida aureola;


y parece lucir cota y cimera,
cual monstruo de metal que reverbera
y que al reverberar se tornasola.

Inmóvil como un ídolo sagrado,


ceñido en mallas de compacto acero,
está ante el agua estático y sombrío,

a manera de un príncipe encantado


que vive eternamente prisionero
en el palacio de cristal de un río.

El primer beso

Yo ya me despedía…. y palpitante
cerca mi labio de tus labios rojos,
«Hasta mañana», susurraste;
yo te miré a los ojos un instante
y tú cerraste sin pensar los ojos
y te di el primer beso: alcé la frente
iluminado por mi dicha cierta.

Salí a la calle alborozadamente


mientras tu te asomabas a la puerta
mirándome encendida y sonriente.
Volví la cara en dulce arrobamiento,
y sin dejarte de mirar siquiera,
salté a un tranvía en raudo movimiento;
y me quedé mirándote un momento
y sonriendo con el alma entera,
y aún más te sonreí… Y en el tranvía
a un ansioso, sarcástico y curioso,
que nos miró a los dos con ironía,
le dije poniéndome dichoso:
-«Perdóneme, Señor esta alegría.»

EL ROMANTICISMO
La literatura del romanticismo es una rama de la literatura que se desarrolló a finales
del siglo XVIII y formó parte del movimiento estético, artístico y filosófico
del romanticismo. ... La literatura del romanticismo se opuso a los planteamientos
racionalistas, así como, al capitalismo y a los estereotipos del clasismo.

Tres palabras de fortaleza


Autor: Friedrich Schiller
País: Alemania

Hay tres lecciones que yo trazara


con pluma ardiente que hondo quemara,
dejando un rastro de luz bendita
doquiera un pecho mortal palpita.

Ten Esperanza. Si hay nubarrones,


si hay desengaños y no ilusiones,
descoge el ceño, su sombra es vana,
que a toda noche sigue un mañana.

Ten Fe. Doquiera tu barca empujen


brisas que braman u ondas que rugen,
Dios (no lo olvides) gobierna el cielo,
y tierra, y brisas, y barquichuelo.

Ten Amor, y ama no a un ser tan sólo,


que hermanos somos de polo a polo,
y en bien de todos tu amor prodiga,
como el sol vierte su lumbre amiga.

¡Crece, ama, espera! Graba en tu seno


las tres, y aguarda firme y sereno
fuerzas, donde otros tal vez naufraguen,
luz, cuando muchos a oscuras vaguen

Oda a la alegría
Autor: Friedrich Schiller
País: Alemania

Alegría, hermoso destello de los dioses,


hija del Elíseo!
Ebrios de entusiasmo entramos,
diosa celestial, en tu santuario.
Tu hechizo une de nuevo
lo que la acerba costumbre había separado;
todos los hombres vuelven a ser hermanos
allí donde tu suave ala se posa.

Aquel a que la suerte ha concedido


una amistad verdadera,
quien haya conquistado a una hermosa mujer,
¡una su júbilo al nuestro!
Aun aquel que pueda llamar suya
siquiera a un alma sobre la tierra.
Mas quien ni siquiera esto haya logrado,
¡que se aleje llorando de esta hermandad!

Todos beben de alegría


en el seno de la Naturaleza.
Los buenos, los malos,
siguen su camino de rosas.
Nos dio besos y vino,
y un amigo fiel hasta la muerte;
lujuria por la vida le fue concedida al gusano
y al querubín la contemplación de Dios.
¡Ante Dios!

Gozosos como vuelan sus soles


a través del formidable espacio celeste,
corred así, hermanos, por vuestro camino alegres
como el héroe hacia la victoria.

¡Abrazaos millones de criaturas!


¡Que un beso una al mundo entero!
Hermanos, sobre la bóveda estrellada
debe habitar un Padre amoroso.
¿Os postráis, millones de criaturas?
¿No presientes, oh mundo, a tu Creador?
Búscalo más arriba de la bóveda celeste
¡Sobre las estrellas ha de habitar!

Desesperación
Autor: Samuel Taylor Coleridge
País: Inglaterra

He experimentado lo peor,
Lo peor que el mundo puede forjar,
Aquello que urde la vida indiferente,
Perturbando en un susurro
La oración de los moribundos.
He contemplado la totalidad, desgarrando
En mi corazón el interés por la vida,
Para ser disuelto y alejado de mis esperanzas,
Nada resta ahora. ¿Por qué vivir entonces?
Aquel rehén, que el mundo mantiene cautivo
Otorgando la promesa de que aún vivo,
Aquella esperanza de mujer, la pura fe
En su amor inmóvil, que celebró en mi su tregua
Con la tiranía del amor, se han ido.
¿Hacia dónde?
¿Qué puedo responder?
¡Se han ido! ¡Debería romper el infame pacto,
Este vínculo de sangre que me ata a mí mismo!
En silencio lo he de hacer.

Eternidad
Autor: William Blake
País: Inglaterra

Quien a sí encadenare una alegría


malogrará la vida alada.
Pero quien la alegría besare en su aleteo
vive en el alba de la eternidad.

¡Ten compasión, piedad, amor! ¡Amor, piedad!


Autor: John Keats
País: Inglaterra

¡Ten compasión, piedad, amor! ¡Amor, piedad!


Piadoso amor que no nos hace sufrir sin fin,
amor de un solo pensamiento, que no divagas,
que eres puro, sin máscaras, sin una mancha.
Permíteme tenerte entero… ¡Sé todo, todo mío!
Esa forma, esa gracia, ese pequeño placer
del amor que es tu beso… esas manos, esos ojos divinos
ese tibio pecho, blanco, luciente, placentero,
incluso tú misma, tu alma por piedad dámelo todo,
no retengas un átomo de un átomo o me muero,
o si sigo viviendo, sólo tu esclavo despreciable,
¡olvida, en la niebla de la aflicción inútil,
los propósitos de la vida, el gusto de mi mente
perdiéndose en la insensibilidad, y mi ambición ciega!

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