T 455 14
T 455 14
T 455 14
Sentencia T-455/14
Para la Corte resulta imperativo que ante esas circunstancias, las autoridades
militares pongan en efectivo conocimiento de los ciudadanos obligados (i) el
contenido de las causales de exención y aplazamiento del servicio militar
obligatorio, entre ellas la objeción de conciencia; y (ii) el procedimiento
aplicable para que las autoridades de incorporación y reclutamiento estudien y
resuelvan dichas solicitudes, en caso que el ciudadano obligado considere que
cumple con las condiciones previstas para ello. Además, con el fin que esta
información sea oportuna, deberá realizarse en el acto de inscripción al servicio
y en cualquier caso de forma previa al reclutamiento. Su puesta en
conocimiento, de la misma manera, deberá hacerse por un mecanismo efectivo y
eficaz, en atención de las condiciones de los conscriptos. Adicionalmente, la
Sala resalta que este deber de información se enmarca en obligaciones legales
precisas, predicables de todas las autoridades administrativas, entre ellas las
encargadas de la incorporación y reclutamiento. En efecto, el artículo 8° del
Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo
dispone que las autoridades deberán mantener a disposición de toda persona
información completa y actualizada, en el sitio de atención y en la página
electrónica, y suministrarla a través de los medios impresos y electrónicos de
que disponga, y por medio telefónico o por correo, sobre diversos aspectos de la
nción adelantada por esa entidad, entre ellos las regulaciones, rocedimientos,
trámites y términos a que están sujetas las actuaciones de los particulares frente
al respectivo organismo o entidad. Es claro que dentro de dichos trámites y
procedimientos está el reconocimiento, cuando a ello hubiere lugar, de la
objeción de conciencia como causal eximente del servicio militar obligatorio
.
Magistrado Ponente:
LUIS ERNESTO VARGAS SILVA
SENTENCIA
3.936.861, por la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá y por la Sala de
I. ANTECEDENTES
Expediente T-3.936.861
1.2. Con ocasión de su grado como bachiller académico, el actor indica que inició
los trámites correspondientes para la definición de su situación militar,
declarándose como objetor de conciencia por razones de credo y convicción
religiosa. Por ende, solicitó al Ejército Nacional que lo exonerara de la prestación
del servicio militar. Para ello, manifiesta que en repetidas ocasiones se dirigió a
varias dependencias de la Dirección de Reclutamiento y Control de Reservas del
Ejército Nacional, con el objeto de adelantar el trámite de exoneración por
objeción de conciencia. Con todo, hasta el momento su solicitud no ha sido
atendida ni menos resuelta de fondo.
El actor expresa que la decisión de declararlo remiso fue revocada por la Junta de
Remisos celebrada el 2 de diciembre de 2012. Con todo, indica que hasta la fecha
de presentación de la acción de tutela, el Ejército Nacional no ha tomado ninguna
decisión concreta sobre la definición de su situación militar ni sobre la
exoneración derivada de la objeción de conciencia. Antes bien, el actor ha
quedado permanentemente en la condición de “aplazado”, según lo describe en el
mencionado derecho de petición.
1.3. Así, con base en los hechos expuestos, el ciudadano Aguirre Bernal interpuso
el 6 de marzo de 2013 acción de tutela, con el objeto de que se le protejan los
derechos fundamentales a la libertad de conciencia, libertad de cultos, petición,
igualdad, educación y trabajo que habrían sido vulnerados por la Dirección de
Reclutamiento y Control de Reservas del Ejército, al no resolver de fondo la
solicitud referida a la definición de su situación militar y el reconocimiento de la
exoneración al servicio en razón de la objeción de conciencia formulada.
Expediente T-4.074.693
Indica que el joven Holguín Granda profesa la religión cristiana y que por la
misma razón se declara objetor de conciencia para prestar el servicio militar. Al
respecto, afirma que “… le atemoriza la sola de que él deba empuñar las armas
para quitarle la vida a un presunto enemigo, y que por esta vía no herede el reino
de los cielos. Señala que la última vez que el actor habló con su familia “… no
hacía sino llorar, al figurarse que veinte años al servicio de Cristo, se iban a
desbordar; por el solo hecho de tener que agredir a un semejante.”
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1.3. Conforme los hechos indicados, el accionante solicita que se le protejan sus
derechos fundamentales a la igualdad, la libertad de conciencia y la libertad de
cultos. Esto a través del reconocimiento de su condición como objetor de
conciencia, en los términos explicados en la jurisprudencia constitucional y, por
tanto, la exoneración de la prestación del servicio militar y la entrega de la tarjeta
correspondiente a fin de definir su situación ante el Ejército Nacional.
Una vez el asunto fue seleccionado para revisión, fueron allegados a la Corte
amicus curiae por parte de la Defensoría Delegada para Asuntos
Constitucionales de la Defensoría del Pueblo, así como por la Asociación
Cristiana Menonita para Justicia, Paz y Acción No Violenta. Estos documentos
son sintetizados por la Sala a continuación:
1.2. Luego de hacer una síntesis de los hechos en cada uno de los casos
acumulados, la Defensoría identifica en el presente asunto los siguientes
problemas jurídicos: (i) ¿en cuál de las etapas de reclutamiento, establecidas en
la Ley 48 de 1993, los objetores de conciencia deben manifestar su condición y
solicitar que les sea reconocida?; (ii) ¿cuál es el procedimiento que deben
adelantar quienes ostentan la calidad de objetores de conciencia y necesitan
definir su situación militar?; (iii) ¿las autoridades militares que se abstienen de
tramitar las solicitudes de objeción de conciencia vulneran los derechos
fundamentales de quienes pretenden ser reconocidos como tal?; (iv) ¿las
autoridades judiciales que se abstienen de pronunciarse sobre el ejercicio del
derecho fundamental a la objeción de conciencia vulneran los derechos
fundamentales de quienes solicitan que se les aplique esta exención?
Sobre este particular, la Defensoría del Pueblo resalta lo señalado por la Corte en
la sentencia citada, al indicarse que “…si bien la garantía constitucional a partir
de la cual es posible plantear objeciones de conciencia al cumplimiento de
distintos deberes jurídicos, requiere un desarrollo legislativo, la ausencia del
mismo no comporta la ineficacia del derecho, el cual, en su núcleo esencial,
puede hacerse valer directamente con base en la Constitución. || De este modo,
la posibilidad de presentar una objeción de conciencia está supeditada a la
valoración que, en cada caso concreto se realice en torno a, por una parte, los
elementos que configuran la reserva de conciencia, frente a, por otro, la
naturaleza del deber que da lugar al reparo. Si a la luz de ese análisis se
concluye que hay lugar a la objeción de conciencia, la falta de previsión
legislativa sobre el particular, no puede tenerse como un obstáculo para la
14
Con base en lo anterior, la Defensoría del Pueblo solicita a la Corte que precise
jurisprudencialmente un procedimiento claro con etapas definidas para que las
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libertad de conciencia y de culto y que, por esa razón, resulta admisible como
causal de exención tanto al servicio militar como al ejercicio profesional de la
actividad castrense. Explica como en casos como el ecuatoriano, ese
reconocimiento se dio por vía judicial y a través de la Corte Constitucional de
ese país, quien realizó un raciocinio similar al de la Corte colombiana, explicado
por la intervención anterior. Agrega que países de Europa oriental como Rusia y
Ucrania prevé en sus constituciones reglas particulares que permiten eximirse del
servicio militar en razón de la objeción de conciencia. En otros, la objeción se
reconoce tanto por motivos religiosos como no religiosos, como sucede en
Noruega, Finlandia y Suiza. Estos países, en particular los nórdicos, ofrecen
cláusulas abiertas, que incorporan como parte a la objeción de conciencia la
convicción personal seria sobre el uso de las armas y el papel del combatiente.
Finalmente, Justipaz explica cómo en el caso de los ordenamientos de Europa
occidental se ha prescindido del reclutamiento obligatorio. Sin embargo, en
aquellos periodos en que esta ha sido exigible, se han contando con reglas de
reconocimiento de la objeción de conciencia, común denominador en Reino
Unido, Australia, Italia, Francia y Portugal. Indica que Argentina tiene una
regulación similar.
1.1. ¿Se violan los derechos a la libertad de conciencia y de culto cuando las
fuerzas militares niegan la exclusión o desincorporación de ciudadanos
obligados a prestar el servicio militar obligatorio, cuando estos afirman ser
objetores de conciencia en razón de sus convicciones personales, entre ellas las
de carácter religioso, que les impiden pertenecer a las Fuerzas Militares y ejercer
en ellas el uso institucionalizado de la fuerza?
1.2. ¿Se violan los derechos invocados, así como el derecho fundamental de
petición, cuando ante la solicitud de reconocimiento de la objeción de conciencia
para la prestación del servicio militar obligatorio, las autoridades castrenses
omiten dar una respuesta de fondo y/o difieren el tiempo la definición de la
situación militar del peticionario?
3.1. No es una simple imposición, sino que se trata de una consecuencia natural
y necesaria de la prevalencia del interés social sobre el privado, así como de las
justas prestaciones que la vida en comunidad exige de cada uno de sus
miembros.
3.3. El servicio militar obligatorio es una carga social que irroga beneficios
generales y, por ende, está vinculada al cumplimiento del fin social del Estado
del logro del bienestar general. En términos de la jurisprudencia ahora reiterada,
dicho deber constitucional “…responde, sin lugar a dudas, a una concepción del
Estado moderno y contemporáneo, que al tiempo que rodea de garantías al
hombre para su realización en los distintos ámbitos de su existencia, le encarga,
1 Estas reglas son nuevamente recapituladas por la sentencia C-879/11, cuya sistematización se reitera en esta
decisión.
19
De otro lado, el artículo 28 ejusdem identifica a las personas que están exentas
del servicio militar en tiempo de paz, quienes sí están cobijadas por la obligación
de inscribirse ante las autoridades de reclutamiento y pagar la cuota de
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compensación militar2, como condición para ser eximidas del servicio. En esta
categoría se encuentran (i) los clérigos y religiosos de acuerdo a los convenios
concordatarios vigentes. Así mismo los similares jerárquicos de otras religiones
o iglesias, dedicados permanentemente a su culto; (ii) los que hubieren sido
condenados a penas que tengan como accesorias la pérdida de los derechos
políticos mientras no obtengan su rehabilitación; (iii) el hijo único hombre o
mujer; (iv) el huérfano de padre o madre que atienda con su trabajo a la
subsistencia de sus hermanos incapaces de ganarse el sustento; (v) el hijo de
padres incapacitados para trabajar o mayores de 60 años, cuando estos carezcan
de renta, pensión o medios de subsistencia siempre que dicho hijo vele por ellos;
(vi) el hermano o hijo de quien haya muerto o adquirido una inhabilidad absoluta
y permanente en combate, en actos del servicio o como consecuencia del mismo,
durante la prestación del servicio militar obligatorio, a menos, que siendo apto,
voluntariamente quiera prestarlo; (v) los casados que hagan vida conyugal. La
constitucionalidad de esta previsión fue condicionada por la sentencia C-755/08
en el entendido de que la exención allí establecida se extiende a quienes
convivan en unión permanente, de acuerdo con la ley ; (vi) los inhábiles relativos
y permanentes; y (vii) los hijos de oficiales, suboficiales, agentes y civiles de la
Fuerza Pública que hayan fallecido o adquirido una inhabilidad absoluta y
permanente en combate o en actos del servicio y por causas inherentes al mismo,
a menos que siendo aptos, voluntariamente quieran prestarlo.
Sin embargo, esa posición del precedente planteaba serios problemas sustantivos
e interpretativos. En primer lugar, privilegiaba artificialmente la reserva de ley
sobre la vigencia de los derechos fundamentales que, como sucede con la
objeción de conciencia, pueden ser resultar gravemente interferidos por el hecho
de compeler al obligado a la prestación del servicio militar obligatorio. En
segundo lugar, otorga prevalencia, bajo un criterio de exclusividad, a las
decisiones del legislador sobre las exenciones al servicio militar obligatorio, lo
que equivaldría a que en determinados escenarios se negaran los efectos
jurídicos del principio de supremacía constitucional y la necesaria interpretación
sistemática de los preceptos superiores. Por ende, se mostró imperativo
modificar ese precedente, con el fin de identificar la existencia de un derecho
fundamental a la objeción de conciencia para la prestación del servicio militar
obligatorio. Estas modificaciones serán materia del apartado siguiente.
Este precedente, actual y reiterado por la Corte, fue definido por la Sala Plena de
la Corte en la sentencia C-728/09 y utilizado en fallos de tutela posteriores, entre
ellas las sentencias T-018/12, T-357/12 y T-430/13. En esta decisión se analizó la
constitucionalidad de las normas de la Ley 48/93, referidas a las causales de
exención al servicio militar obligatorio. El cargo consistió en que tales preceptos
incurrían en omisión legislativa relativa, puesto que no incluían como eximente a
la objeción de conciencia. A pesar que el cargo fue desestimado, en todo caso el
Pleno de la Corte concluyó que de la Constitución Política se deriva un derecho
fundamental a la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio. Para ello,
el precedente en comento ha fijado las siguientes reglas, que se reiteran a
continuación:
La Constitución, del mismo modo, impone deberes a los ciudadanos, todos ellos
relacionados con la satisfacción del bien común. Estos deberes son de obligatorio
cumplimiento para todos los individuos, en tanto vinculan a las personas con la
noción de una ciudadanía responsable y democrática. En cuanto a esos deberes,
3 Sobre este precedente, pueden consultarse las sentencias C-561/95, T-409/92, C-511/94, T-363/95 y C-740/01.
4 Corte Constitucional, sentencia T-388/09
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6.2. Con todo, la Corte ha considerado que así como los derechos no tienen
carácter absoluto, tampoco los tienen los deberes, so pena de transmutar el
Estado en uno de índole autoritario y por lo mismo contrario a la vigencia de las
libertades individuales. Por ende, en el caso del servicio militar obligatorio y la
objeción de conciencia opera una tensión que debe ser resuelta a partir de
herramientas propias de la ponderación entre derechos y deberes. Por ende, como
lo ha señalado la jurisprudencia en comento (i) no toda manifestación de
conciencia sirve para que el ciudadano se excuse del cumplimiento de los
deberes constitucionales; (ii) el derecho a la objeción de conciencia, el cual tiene
carácter constitucional y se predica en diversos escenarios, no solo en el ámbito
del servicio militar obligatorio, debe ser garantizado habida cuenta su condición
de fundamentalidad, sin que para ello se requiera un desarrollo legislativo
posterior; (iii) la definición de la objeción de conciencia como causal para
eximirse de un deber constitucional debe, entonces, realizarse mediante un
ejercicio de ponderación que garantice la protección del núcleo esencial de los
derechos concernidos; y (iv) dicho ejercicio de ponderación debe consultar la
sinceridad, firmeza y seriedad de las razones que formula el objetor para negarse
a cumplir con el deber constitucional o legal. Estas condiciones son
generalmente acreditadas, por ejemplo, cuando la objeción se vincula con las
íntimas convicciones de índole religioso que tenga el objetor.
Eso impone definir el criterio a partir del cual pueda hacerse efectiva
la aplicación inmediata del derecho, sobre la base de que no toda
manifestación de una reserva de conciencia puede tenerse como
eximente frente a los deberes jurídicos, ni, en el otro extremo, todos los
deberes jurídicos pueden pretenderse ineludibles, aún sobre las
consideraciones de conciencia de los individuos.
se oponían a que sus hijos participasen en la práctica de ciertas danzas que resultaba contraria a su sentimiento
religioso. En la Sentencia T-982 de 2001, por su parte, la Corte protegió el derecho de una trabajadora a no
laborar durante el sabath, así eso implicase una reorganización de su horario laboral.
7 En esta dirección por ejemplo, la jurisprudencia de la Corte ha reconocido el derecho de los médicos a
negarse, por consideraciones de conciencia, a la práctica de abortos en los casos previstos en la Sentencia C-355
de 2006, pero señala, al mismo tiempo, que en esa hipótesis está obligados a remitir a la paciente a un profesional
que esté en condiciones de practicar el procedimiento. De manera más amplia, en el salvamento parcial de voto
del Magistrado Juan Carlos Henao Pérez a la Sentencia T-388 de 2009 se hace notar que en ciertos Estados la
objeción de conciencia a la práctica del aborto se admite en relación con instituciones hospitalarias de carácter
religioso, siempre y cuando en el lugar exista otro establecimiento que pueda responder a las necesidades de las
personas en ese sentido.
8 Así, por ejemplo, frente a la objeción de conciencia al servicio militar, se ha planteado que, como alternativa,
los objetores deberían prestar un servicio social, también obligatorio, en condiciones equivalentes. Sobre esta
materia, en la Sentencia T-026 de 2005, la Corte señaló que “[e]n tanto los imperativos en que se traducen las
preferencias espirituales de los fieles pueden generar tensiones con los derechos de otros, tanto el constituyente,
como el legislador en desarrollo de la norma superior, prefirieron la opción dialógica para conciliar los diferentes
intereses y derechos hasta donde esto sea posible. Es, entonces, en la perspectiva del diálogo y el acuerdo en
donde deben concertase los diversos derechos e intereses sobre el punto.”
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9 Cfr. T-026 de 2005. En esa sentencia la Corte, al estudiar el caso de una persona que alegaba que su derecho
a la libertad religiosa había sido violado por el SENA, debido a la cancelación de su matrícula por la falta de
asistencia al módulo dictado los viernes y sábados, en atención a que esos días, según sus creencias, deben ser
consagrados a Dios, consideró que esa persona era miembro activo y fiel de la iglesia adventista del séptimo día,
de conformidad con la cual, el sábado debe guardarse para la adoración del Señor y que esta práctica no
constituye tan sólo una eventualidad, sino un deber irrenunciable y definitorio de los miembros del mencionado
culto, razón por la cual debía concederse el amparo solicitado.
10 A este respecto, la citada sentencia C-728/09 señala que la interpretación de la Constitución que fundamenta
el derecho a la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio, no solo se deriva de los derechos
constitucionales a la libertad de conciencia, pensamiento y religión, sino que también se encuentra “… en
referentes normativos del bloque de constitucionalidad como el que se desprende de la Resolución 1989/59
adoptada por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, sobre objeción de conciencia al
servicio militar, la cual se da, entre otras, “reconociendo el derecho de toda persona a tener objeciones de
conciencia al servicio militar como ejercicio legítimo del derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y
de religión enunciado en el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y en el artículo 18 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos”, y en la cual se “recomienda a los Estados que tenga un
sistema de servicio militar obligatorio en el que no se haya introducido todavía una disposición de ese tipo, que
introduzcan varias formas de servicio alternativo para los objetores de conciencia, compatibles con las razones
en que se basa la objeción de conciencia.” Del mismo modo, en la Observación General N° 22 de 1993, sobre el
derecho a la libertad de pensamiento, el Comité observa que “[e]n el Pacto no se menciona explícitamente el
derecho a la objeción de conciencia pero el Comité cree que ese derecho puede derivarse del artículo 18, en la
medida en que la obligación de utilizar la fuerza mortífera puede entrar en grave conflicto con la libertad de
conciencia y el derecho a manifestar y expresar creencias religiosas u otras creencias.” Expresamente el Comité
invitó a los Estados Partes a que “[…] informen sobre las condiciones en que se puede eximir a las personas de
la realización del servicio militar sobre la base de sus derechos en virtud del artículo 18 y sobre la naturaleza y
la duración del servicio nacional sustitutorio.” Recientemente, como lo mencionan varias intervenciones, en las
Observaciones finales del Comité de Derechos Humanos: Colombia (2004), este organismo constato “con
preocupación” que la legislación de Colombia “no permite la objeción de conciencia al servicio militar”. En
consecuencia, observa que el Estado “debería garantizar que los objetores de conciencia puedan optar por un
servicio alternativo cuya duración no tenga efectos punitivos” (arts. 18 y 26). A lo anterior, se suma el reciente
caso Yeo-Bum Yoon and Myung-Jin Choi contra la República de Korea, en el cual el Comité de Derechos
Humanos consideró que el Estado Parte había sido en extremo severo; señaló que la acumulación de condenas
penales por declarar la objeción de conciencia, mediante la reiterada expedición de los avisos de alistamiento,
puede dar lugar a medidas draconianas, y que la prohibición de empleo en organizaciones públicas tras la
negativa a cumplir con el servicio militar es también una medida severa.”.
11 Corte Constitucional, sentencia C-728/09.
26
Esta fue la posición planteada por la Sala Plena de la Corte en las sentencia C-
728/09, al dejar sentado que “… a partir de una lectura armónica de los
artículos, 18 (libertad de conciencia) y 19 (libertad de religión y cultos) de la
Constitución, a la luz del bloque de constitucionalidad, es posible concluir que
de los mismos sí se desprende la garantía de la objeción de conciencia frente al
servicio militar. || Lo anterior encuentra sustento en el hecho de que, en general,
la libertad de conciencia, como se indicó, explícitamente garantiza a toda
persona el derecho constitucional a ‘no ser obligado actuar en contra de su
conciencia’. De este modo, quien de manera seria presente una objeción de
conciencia, vería irrespetado su derecho si, pese a ello, se le impusiese un deber
que tiene un altísimo grado de afectación sobre la persona en cuanto que,
precisamente, su cumplimiento implicaría actuar en contra de su conciencia. ||
Como se ha dicho, si bien la garantía constitucional a partir de la cual es
posible plantear objeciones de conciencia al cumplimiento de distintos deberes
jurídicos, requiere un desarrollo legislativo, la ausencia del mismo no comporta
la ineficacia del derecho, el cual, en su núcleo esencial, puede hacerse valer
directamente con base en la Constitución. || De este modo, la posibilidad de
presentar una objeción de conciencia está supeditada a la valoración que, en
cada caso concreto se realice en torno a, por una parte, los elementos que
configuran la reserva de conciencia, frente a, por otro, la naturaleza del deber
que da lugar al reparo. Si a la luz de ese análisis se concluye que hay lugar a la
objeción de conciencia, la falta de previsión legislativa sobre el particular, no
puede tenerse como un obstáculo para la efectividad del derecho, el cual podría
ejercerse con base directamente en la Constitución. En este sentido la Corte se
aparta de la interpretación conforme con la cual, en el pasado, había llegado a
la conclusión de que la Asamblea Nacional Constituyente, al rechazar la
propuesta de incluir de manera expresa en el texto de la Constitución la garantía
de la objeción de conciencia al servicio militar, había excluido del orden
constitucional la posibilidad de dicha objeción. Esa conclusión parte del criterio
según el cual el ejercicio de la objeción de conciencia requiere que, en cada
caso, la misma se consagre de manera expresa por la Constitución o por la ley.
Sin embargo, observa la Sala que no ha sido esa la lectura que a la garantía del
derecho a no ser obligado a actuar contra su conciencia le ha dado la
jurisprudencia, ni el alcance que en relación con la misma se precisa en esta
sentencia. En efecto, una cosa es que las condiciones para el ejercicio del
derecho deban ser definidas por el legislador, y otra que cuando se den los
supuestos que, a la luz de la Constitución, le dan piso, el mismo puede ejercerse
por sus titulares, aún sin que el legislador haya fijado las condiciones para ese
ejercicio.
De acuerdo con la norma citada, que regula la inscripción para la definición del
servicio militar, todo varón colombiano tiene la obligación de inscribirse para
definir su situación militar dentro del lapso del año anterior en que cumpla la
mayoría de edad, requisito sin el cual no podrá formular solicitudes de exención
o aplazamiento. A su vez, la disposición en comento estipula que cuando se
llegue a la mayoría de edad sin haberse dado cumplimiento a esta obligación, la
autoridad podrá compelerlo sin perjuicio de la aplicación de las sanciones que se
establecen en la misma Ley 48/93
domicilio y, por otra parte, para definir los motivos por los cuales estos
derechos pueden ser objeto de limitación. E igualmente sujeta la actuación de
los agentes del Estado en la materia a las reglas del debido proceso señaladas
en el artículo 29 constitucional14.”
8.3. Bajo este marco, la Corte encontró que la expresión “compeler”, contenida
en el artículo 14 de la Ley 48 de 1993, confiere a las autoridades militares
encargadas del reclutamiento la facultad de usar la fuerza o la autoridad para que
los obligados se inscriban con miras a resolver su situación militar. Sin embargo,
esta facultad se circunscribe exclusivamente a la momentánea restricción de la
libertad, por el periodo estrictamente necesario para verificar la situación militar
y ordenar la inscripción, so pena de la imposición de las multas previstas en la
Ley 48/93, sin que en modo alguno pueda entenderse como una facultad legal
para conducir al obligado a una guarnición militar para que inicie la prestación
del servicio. Esto debido a que esa actuación constituiría una violación de la
reserva judicial de la libertad.
14 Sobre este extremo consigna la sentencia C-024 de 1994: “El respeto a las formalidades legales y la
existencia de un motivo previamente definido en la ley -requisitos b) y c)-, hacen referencia a que en la
expedición de una orden de allanamiento o de privación de la libertad como en su ejecución se observe el debido
proceso, consagrado como principio en el artículo 29 superior. La existencia de un motivo previamente definido
en la ley hace alusión al principio universal de legalidad, es decir que sólo la ley puede definir las circunstancias
en que la naturaleza del hecho punible -delito o contravención-, ameritan la privación de la libertad a una
persona. Igualmente que sólo la ley podrá establecer los casos en los cuáles puede un juez ordenar un registro
domiciliario. La Constitución estableció entonces una estricta reserva legal en materia de libertad personal e
inviolabilidad de domicilio, por lo cual estos derechos no pueden ser limitados sino por la ley.”
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la autoridad (que debe ser entendida como la autoridad militar encargada del
reclutamiento) a compeler a los varones colombianos a que cumplan la
obligación de inscribirse para definir su situación militar cuando no lo han
hecho en el año anterior a la fecha en que cumplen la mayoría de edad. En este
sentido lo primero que cabe destacar es que esta disposición no confiere la
potestad de compeler a los varones a que presten el servicio militar sino a que
den cumplimiento a la primera etapa prevista en la Ley 48 de 1993 para definir
la situación militar, es decir, la inscripción. || El mismo precepto señala que esta
facultad de compeler se ejerce “sin perjuicio de la aplicación de las sanciones
que se establecen en la presente Ley”, es decir, que consagra la posibilidad de
obligar a quien no se haya inscrito por fuerza o autoridad a inscribirse y no
solamente mediante la aplicación de la sanción pecuniaria prevista en el
artículo 42 literal a de la misma ley, consistente en el pago por parte del
infractor del 20% de un salario mínimo mensual vigente, por cada año o
fracción que dejara de inscribirse reglamentariamente, sin que sobrepase el
valor correspondiente a dos (2) salarios mínimos mensuales vigentes. || En otras
palabras la expresión compeler autoriza al uso de la fuerza o autoridad para
obligar a los varones a que se inscriban y no consiste simplemente en la
imposición de sanciones pecuniarias porque la disposición acusada diferencia
claramente los dos supuestos.”
15 A este respecto se reiteran las síntesis jurisprudenciales realizadas en las sentencias T-377/00 y T-1089/01
33
9.3. La respuesta debe cumplir con estos requisitos: (i) debe ser oportuna; (ii)
debe resolverse de fondo, clara, precisa y de manera congruente con lo
solicitado; y (iii) deber ser puesta en conocimiento del peticionario. Si no se
cumple con estos requisitos se incurre en una vulneración del derecho
constitucional fundamental de petición.
9.6. En relación con la oportunidad de la respuesta, esto es, con el término que
tiene la administración para resolver las peticiones formuladas, por regla general,
se acude al artículo 14º del CPACA que señala 15 días para resolver. La misma
norma establece, en buena parte acogiendo las reglas que la jurisprudencia
constitucional había previsto sobre esa materia, que (i) las peticiones de
documentos deberán resolverse dentro de los diez días siguientes a su recepción.
Si en ese lapso no se ha dado respuesta al peticionario, se entenderá, para todos
los efectos legales, que la respectiva solicitud ha sido aceptada y, por
consiguiente, la administración ya no podrá negar la entrega de dichos
documentos al peticionario, y como consecuencia las copias se entregarán dentro
de los tres días siguientes; (ii) las peticiones mediante las cuales se eleva una
consulta a las autoridades en relación con las materias a su cargo deberán
resolverse dentro de los treinta días siguientes a su recepción; y (iii) cuando
excepcionalmente no fuere posible resolver la petición en los plazos aquí
señalados, la autoridad deberá informar de inmediato, y en todo caso antes del
vencimiento del término señalado en la ley, esta circunstancia al interesado
expresando los motivos de la demora y señalando a la vez el plazo razonable en
que se resolverá o dará respuesta, el cual no podrá exceder del doble del
inicialmente previsto.
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informar claramente a los jóvenes que voluntariamente deseen optar por alguna
de las modalidades que la ley brinda, cuáles son los derechos y deberes que les
asisten, así como los peligros de una u otra alternativa. Esta información debe
ser el producto de un espacio de inter-comunicación, inter-relación e inter-
acción entre los actores involucrados en el que se genere un ambiente de
confianza, respeto y compromiso para elegir lo que más le convenga al joven y
le permitan tomar decisiones con plena conciencia y consentimiento sobre las
cuestiones que afectan su vida y desarrollo personal.|| Se enfatiza además que
no es suficiente que el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Policía
Nacional, al momento de lograr el consentimiento informado, brinden datos de
manera mecánica, procedimental o simplemente haga llenar un formato, sino
que deben evaluar el grado de percepción y comprensión del joven aspirante que
recibe la información, y ello sólo es posible mediante una conversación abierta,
sincera, con datos claros y precisos entre los sujetos participantes que minimice
las barreras de la comunicación que puedan surgir en algunos casos por las
diferencias en los niveles educativo, cultural, socioeconómico y condiciones de
vida”.17|| 7.3. Lo anterior, evidencia la relevancia que tiene el consentimiento
informado a la hora de tomar decisiones que impliquen cambios en la situación
militar de las personas, e impone a las autoridades militares la obligación de
ofrecer una información íntegra que permita a los jóvenes evaluar las
implicaciones de la opción elegida. Con base en esto, la Sala Primera de
Revisión advierte que la declaración consignada en el documento denominado
freno extralegal, firmado por Román David Rosero, no recoge una manifestación
libre y autónoma del joven, en tanto no consta dentro del proceso que la
autoridad accionada haya brindado la información necesaria que le permitiera
de manera libre y mediante un diálogo en el cual se indicaran las consecuencias
que traía tal afirmación, manifestar su condición de hijo único y no firmar un
documento en el que niega tal calidad.”
Casos concretos
evitar que las circunstancias que dieron lugar a las acciones de tutela se repitan
en el futuro y respecto de otros obligados a la prestación del servicio militar.
12. La Sala advierte que en cada uno de los casos planteados, las autoridades
militares dilataron en el tiempo la resolución de las solicitudes de los objetores
de conciencia, en el sentido que fueran excluidos de la prestación del servicio
militar. En contrario, lo que se advierte es que en esos casos las autoridades
militares optan por (i) hacer uso de la figura del aplazamiento, particularmente
cuando el obligado está adelantando estudios superiores, tornando en indefinida
la definición de la situación militar; o simplemente (ii) haciendo caso omiso de
las solicitudes, procediendo a incorporar y mantener al obligado en la prestación
del servicio militar, incluso a través del uso de redadas o batidas
indiscriminadas.
18 Dicha formación equiparable se exigía que fuese adquirida en centros de educación superior aprobados por el
Ministerio de Educación Nacional. No obstante, esa previsión fue declarada nula por el Consejo de Estado en la
Sentencia del 29 de noviembre de 2001. Exp. 6479. Sección 1ª. C.P.: Juan Alberto Polo Figueroa.
38
requiere plena comprobación por parte de los médicos del Ministerio de Defensa
Nacional; (xi) el estudiante de último año de secundaria que por cualquier causa
no obtenga el título de bachiller, será aplazado por una sola vez. Si persiste la
causal, se le definirá su situación militar como regular, sin más prórrogas; y (xii)
los conscriptos aptos que aleguen exenciones o inhabilidades no comprobadas o
hagan reclamo sin justificación real, podrán ser aplazados por el tiempo
requerido para comprobar la existencia de la exención, al tenor de lo dispuesto
en el artículo 19 de la Ley 48 de 1993.
13. Como observa, esta regulación omite dos aspectos importantes. En primer
lugar, no hace referencia a la objeción de conciencia como causal de exención
del servicio militar obligatorio. Además, no prevé un término para el que las
autoridades militares resuelvan acerca de las inhabilidades al servicio y las
solicitudes de exención. Sin embargo, la Corte encuentra que ese vacío
normativo es apenas aparente y en nada afecta la eficacia del derecho
fundamental a la objeción de conciencia.
Ahora bien, en lo que tiene que ver con el término para resolver, se ha señalado
en esta decisión que la obtención de una respuesta oportuna por parte de las
autoridades estatales es una garantía que hace parte del núcleo esencial del
derecho fundamental de petición y que, a su vez, es condición para la eficacia del
derecho al debido proceso administrativo. También se ha indicado que, de
ordinario, las solicitudes que se eleven a la administración deben responderse en
el término de quince días, previsto por el legislador para ese efecto.
La Corte debe resaltar, sobre este particular, que las autoridades militares de
reclutamiento e incorporación deben analizar y resolver de fondo las solicitudes
de exención al servicio militar, con base en las siguientes reglas:
Sin embargo, en los casos analizados se demostró que en ningún momento las
autoridades militares pusieron siquiera a consideración de los accionantes las
causales de exención y/o aplazamiento del servicio militar, entre ellas la objeción
de conciencia. Esta situación, contraria al derecho al debido proceso, se muestra
particularmente grave en el contexto en que se presta el servicio militar
obligatorio en Colombia. A pesar que el mandato constitucional al respecto es
general para todos los ciudadanos colombianos, la realidad demuestra que
quienes usualmente son reclutados son los jóvenes de menores ingresos, muchas
veces en situación de marginalidad económica y escasa instrucción.
20 Vid. Defensoría del Pueblo. Defensoría delegada para asuntos constitucionales y legales (2014).
Reclutamiento y objeción de conciencia frente a la prestación del servicio militar obligatorio en Colombia.
Documento pendiente de publicación.
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Estrato Porcentaje
Soldados Soldados Regulares Soldados
Bachilleres Campesinos
0 10.28% 1.8% 16.42%
1 16.82% 21.22% 14.7%
2 55.03% 60.44% 50.48%
3 17.11% 15.32% 18.1%
4 0.7% 1.15% 0.3%
5 0.04% 0.01%
6 0.02% 0.06%
A partir de esta comprobación, para la Corte resulta imperativo que ante esas
circunstancias, las autoridades militares pongan en efectivo conocimiento de los
ciudadanos obligados (i) el contenido de las causales de exención y aplazamiento
del servicio militar obligatorio, entre ellas la objeción de conciencia; y (ii) el
procedimiento aplicable para que las autoridades de incorporación y
reclutamiento estudien y resuelvan dichas solicitudes, en caso que el ciudadano
obligado considere que cumple con las condiciones previstas para ello. Además,
con el fin que esta información sea oportuna, deberá realizarse en el acto de
inscripción al servicio y en cualquier caso de forma previa al reclutamiento. Su
puesta en conocimiento, de la misma manera, deberá hacerse por un mecanismo
efectivo y eficaz, en atención de las condiciones de los conscriptos.
Con base en este mandato, resulta jurídicamente obligatorio que las autoridades
militares de reclutamiento notifiquen a los obligados, al momento de la
inscripción, acerca de las causales de exención al servicio militar obligatorio,
43
17. En uno de los casos analizados, la Sala evidencia que el reclutamiento del
actor se llevó a cabo mediante el procedimiento de redada o batida, en el cual (i)
se le requirió sobre el porte de la tarjeta militar; (ii) al acreditarse que no había
resuelto su situación militar, se le condujo coactiva y físicamente a un transporte
del Ejército; (iii) fue privado de su libertad personal, dejándosele temporalmente
en una “zona de reclusión”; y (iv) posteriormente fue llevado a una guarnición
militar, a fin de ser incorporado al servicio militar obligatorio.
Expediente T-3.936.861
Sobre estos hechos, la Sala resalta dos aspectos importantes para resolver el
asunto. En primer lugar, se advierte que el accionante no ha mostrado su
reticencia a inscribirse al servicio militar y resolver su situación, de manera que
no se cumple con los requisitos legales para que fuera considerado como remiso.
En efecto, según lo determina el artículo 41, literal g, de la Ley 48/93, se
declararán remisos aquellos ciudadanos que habiendo sido citados a
concentración no se presenten en la fecha, hora y lugar indicados por las
autoridades de Reclutamiento. Como se observa, este no es el caso del
ciudadano Aguirre Bernal, quien manifestó voluntariamente su condición de
objetor de conciencia luego de obtener su grado de bachiller. Asunto diferente es
que el Ejército no haya dado respuesta de fondo a sus solicitudes a ese respecto
y, ante bien, fundado en su propia omisión, declararlo erróneamente como
remiso. De otro lado, debe llamarse la atención sobre el hecho que en su última
actuación, las autoridades de reclutamiento procedieron a convocarlo a una
nueva junta, a la cual el actor no asistió. Sin embargo, contrario a lo sostenido
por los jueces de tutela, esa circunstancia no desvirtúa el hecho que el Ejército
haya dilatado, a través de la vulneración del derecho de petición, la respuesta de
fondo a la solicitud de reconocimiento del accionante como objetor de
conciencia.
20. Con base en las razones explicadas, los fallos adoptados por los jueces de
tutela no son acertados, en la medida en que consideraron que se había satisfecho
el derecho fundamental de petición, cuando ello no había sido así, pues la
respuesta otorgada por las autoridades militares no fue de fondo, sino antes bien
tuvo naturaleza elusiva. Adicionalmente, las sentencias materia de revisión
dejaron injustificadamente de tener en cuenta el problema jurídico central, como
es determinar la procedencia de la objeción de conciencia formulada por el
obligado a prestar el servicio militar.
21. De este modo, la Corte debe verificar en esta instancia si se cumplen las
condiciones fijadas por la jurisprudencia constitucional para que proceda la
exención por objeción de conciencia. A partir del material probatorio recaudado
se ha podido demostrar que el ciudadano Aguirre Bernal ha ejercido por varios
años labores ministeriales al interior de la Iglesia Comunidad Cristiana
Manantial de Vida Eterna21. Así mismo, está demostrado que dentro de los
postulados principales de dicha actividad religiosa está la no violencia activa y la
imposibilidad correlativa de ejercer el uso de la fuerza propia de la función
militar. Estas actividades, incluso, han sido exteriorizadas por el actor tanto en
su desempeño ministerial como en labores de capacitación que ejerce al interior
de su comunidad religiosa.
21 Certificación de membresía del señor Aguirre Bernal la Iglesia Cristiana Manantial de vida eterna (folio 9,
cuaderno 1); certificado de líder en excelencia expedido por las Escuelas Bíblicas de la Iglesia Cristiana
Manantial de vida Eterna al señor Aguirre Bernal (Folio10, del cuaderno 1); constancia de vinculación del señor
Aguirre Bernal a la Plataforma “Hacedores de Paz”, espacio que congrega a organizaciones comunitarias y
religiosas que trabajan en iniciativas y procesos de construcción de la paz (Folios 11y 12 del cuaderno 1);
certificación de la Iglesia Cristiana Menonita de Colombia sobre la pertenencia y formación del señor Aguirre
Bernal en la en la plataforma social de carácter no violento –transformación de conflictos, construcción de paz,
objeción de conciencia-(folio 13 del cuaderno 1); y certificación del Director Regional de los Proyectos Sociales
Directos de la Fundación Social en la que hace constar que el señor Aguirre Bernal pertenece al grupo de jóvenes
en el Proceso de Planeación y Gestión Participativa del Desarrollo y la Paz en la comuna 1, del vivir, Construir,
Sentir la Comuna Uno de Soacha (folio 41 del cuaderno 1).
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Expediente T-4.074.693
Ahora bien, en segundo lugar, la Sala advierte que las autoridades militares
fueron por completo reticentes en al menos evaluar la solicitud de exención del
servicio por objeción de conciencia. En cambio, procedieron a incorporar al
actor a través del trámite irregular antes señalado, para después concluir que las
autoridades de reclutamiento no tenían competencia para resolver sobre el
asunto, pues ello quedaba en manos del comandante de la unidad militar a la que
el accionante había sido adscrito.
Al respecto, debe la Corte enfatizar en el hecho que si bien no hay evidencia que
el actor haya expresado una solicitud formal de exención y/o desacuartelamiento
a las autoridades militares, también debe tenerse en cuenta que el apoderado del
accionante expuso cómo su representado había manifestado a su familia la
profunda angustia que le generaba el hecho de la incompatibilidad entre sus
convicciones religiosas y el uso de la fuerza institucionalizada propio de la
actividad militar. De otro lado, en ningún modo las autoridades militares
informaron a los jueces de tutela la inexistencia de solicitud de
desacuartelamiento por objeción de conciencia, sino que antes bien aceptaron la
existencia de esa petición, la cual no podía ser resuelta en tanto presuntamente la
competencia para ello ya no estaba a cargo de la Dirección de Reclutamiento,
sino del comandante de la unidad militar a la que había sido remitido el joven
Holguín Granda. Finalmente, para la Sala es apenas comprensible que una vez
producido el acuartelamiento y en razón de la disciplina y rigor de la actividad
militar, se dificulta en grado sumo realizar una solicitud formal por parte del
soldado, lo que obliga a que el nivel de escrutinio sobre ese aspecto no llegue a
un punto tal que impida el ejercicio del derecho fundamental a la objeción de
conciencia.
23. Ante esa omisión, la Sala debe adelantar el estudio acerca del cumplimiento
de los requisitos fijados por la jurisprudencia constitucional para la procedencia
de la exención por omisión de conciencia.
24. Por ende, como sucede en el caso anterior, la Corte encuentra que las
autoridades militares están obligadas a reconocer la objeción de conciencia
formulada por el ciudadano Holguín Granda y, por ende, proceder a ordenar su
inmediato desacuartelamiento y la expedición de la tarjeta militar.
Así mismo, se revocará el fallo de tutela que negó el amparo de los derechos
fundamentales invocados, puesto que están suficientemente acreditadas las
condiciones para la estructuración de la objeción de conciencia a la prestación
del servicio militar obligatorio. Sobre este tópico, debe la Sala insistir en que la
evaluación sobre la eficacia de ese derecho fundamental debe realizarse a partir
del principio pro homine, lo que en el caso implica aceptar que el análisis sobre
la índole de las convicciones personales corresponde a su titular y que, a su vez,
las mismas solo pueden ser descartadas cuando sea posible demostrar, a partir de
hechos relevantes y conclusivos, que carecen de certeza o sinceridad. Por ende,
no basta con sostener que la convicción no es verificable, ni menos que la misma
se esgrime como excusa para el cumplimiento del deber constitucional. Debe, en
22 Certificación expedida por el Pastor de la Iglesia Cristiana Pentecostal Unida de Colombia sobre la
pertenencia de la familia Holguín Granda por más de 20 años a esa congregación religiosa, advierte que sus hijos
han sido educados bajo la filosofía de la no violencia mediante la cual los seres humanos no deberán ser
obligados al uso de la fuerza (folios 5 y 6 del cuaderno principal).
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Decisión a adoptar
25. Los argumentos anteriores permiten a la Corte evidenciar que los derechos
fundamentales a la libertad de conciencia, religión y a la objeción de conciencia,
así como el derecho de petición y el debido proceso, fueron conculcados por las
autoridades militares, al dejar de reconocer a los accionantes, de manera
injustificada, la condición de objetores del servicio militar obligatorio. De igual
modo, en uno de los casos también fue vulnerado el derecho a la libertad
personal, en razón que la incorporación al servicio militar se dio como
consecuencia de una redada o batida indiscriminada.
Por lo tanto, la Sala revocará los fallos de instancia, tutelará los derechos
invocados y ordenará que las autoridades accionadas procedan a definir la
situación militar de los actores, bajo el reconocimiento de su condición de
objetores de conciencia.
DECISIÓN
RESUELVE:
Para cumplir con esta orden, el Jefe de Reclutamiento expedirá, dentro de las
cuarenta y ocho (48) horas siguientes a la notificación de esta sentencia, las
órdenes correspondientes a todas las autoridades militares del país, con la
advertencia que su incumplimiento acarreará las investigaciones y sanciones
disciplinarias a que haya lugar.
Esta cartilla deberá entregarse, de forma impresa, a todos y cada uno de los
ciudadanos que inicien el trámite de inscripción para resolver su situación
militar. Así mismo, en el portal de internet de la Jefatura de Reclutamiento del
Ejército Nacional deberá incluirse un vínculo con la versión electrónica y
actualizada de esa cartilla. Este vínculo debe tener carácter visible a los usuarios
y se mantendrá en el portal de internet de forma permanente.
NOVENO: Con el fin que adelanten las acciones a que haya lugar y en el marco
de sus competencias en relación con el cumplimiento de lo ordenado en esta
providencia, a través de la Secretaría General de la Corte REMITIR copia de
este fallo al señor Defensor del Pueblo, al señor Ministro de Defensa Nacional y
al señor Comandante General de las Fuerzas Militares.