Ciencias Forences PDF
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CIENTÍFICA
Fabiola VILLELA
1
Contenido
I. Agradecimientos
II. Introducción
1. Bibliohemerográficas
4. Páginas Web
I. AGRADECIMIENTOS
II. INTRODUCCIÓN
De esta manera, este cuaderno será una guía introductoria a los tópicos que
entrelazan la práctica forense y la bioética, se identificarán también elementos
transversales de los derechos humanos con perspectiva de género, y así identificaremos
los elementos básicos para continuar con un estudio profundo de esta colaboración
disciplinar.
sino también por cortes de otros países y su vinculación con los precedentes de cortes
internacionales en materia de derechos humanos.
Por su parte, los países del Continente Americano, entre ellos el nuestro, han
adoptado desde esas fechas una serie de instrumentos internacionales en esta materia,
y en el mismo sentido mediante convenciones, protocolos, cartas, declaraciones y pactos
internacionales se han reunido esfuerzos encomendados a la libertad, la justicia y la paz
como base del reconocimiento de los derechos fundamentales de la persona humana.
Como hemos señalado a lo largo de los textos que conforman esta serie, en nuestro
país un cambio paradigmático en materia de derechos humanos ocurre con fecha 10 de
junio de 2011, a partir de la reforma constitucional en la materia, estableciéndose la
protección y garantía de los derechos humanos contemplados en nuestra carta magna y
de aquellos enmarcados los tratados internacionales de los que México forma parte,
incluyendo la obligación del desarrollo progresivo y garantía dentro de nuestro marco
jurídico nacional, es decir, leyes generales, federales y locales.
De lo anterior, sabemos que estos derechos tienen que ser respetados, protegidos
y garantizados por las autoridades del Estado a favor de las personas, pero, ¿cómo es
que las ciencias forenses están relacionadas con esta protección?
Las ciencias forenses, en una versión muy acotada de lo que podrían abarcar, se
centran en analizar, estudiar y desarrollar herramientas científicas y teóricas para recabar
indicios o pruebas periciales, como son: los hechos, la causalidad, la autoría y la cadena
de custodia; fundamentados en principios y conocimientos aplicados que incluyen la
técnica, la ciencia y con una perspectiva ética de forma multi e interdisciplinar, contribuye
así con el sistema judicial de una manera experta en la procuración y administración de
justicia.
Es así que los derechos humanos que se encuentran vinculados a esta ciencia
dado que se debe de proveer de una argumentación acorde a estos en los dictámenes
periciales, básicamente en línea con: el derecho a la verdad, el acceso a la justicia, la
reparación y la máxima protección a las víctimas, el derecho a la vida, a la integridad y
seguridad personales, la legalidad, la libertad y a la reparación integral del daño. El
derecho humano a la verdad será el que mayor peso tenga en esta protección
fundamental y como ya hemos comentado, traerá aparejados a los demás.
Toda víctima y sus familiares tienen derecho a conocer la verdad de los hechos que
originaron las violaciones a sus derechos humanos. Este derecho también corresponde
a la sociedad en su conjunto, para saber la verdad de lo ocurrido y la razón y
circunstancias que originaron los hechos, como una manera de coadyuvar para evitar
que vuelvan a ocurrir.
Juan E. Mendez (1997) refiere que esa obligación del Estado es cuádruple: “1)
obligación de investigar y dar a conocer los hechos que se puedan establecer
fehacientemente (verdad); 2) obligación de procesar y castigar a los responsables
(justicia); 3) obligación de reparar integralmente los daños morales y materiales
ocasionados (reparación); y 4) obligación de extirpar de los cuerpos de seguridad a
quienes se sepa han cometido, ordenado o tolerado estos abusos (creación de fuerzas
de seguridad dignas de un Estado democrático)”.
Con el avance de las ciencias forenses y la tecnología ahora los procesos judiciales
cuentan con una mejor capacidad de recabar el material sensible y significativo en
hechos delictuosos, como el análisis de huellas dactilares, el descubrimiento de los
grupos sanguíneos, el perfil del ácido desoxirribonucleico (DNA) para la identificación de
las personas, la genética forense, toxicología, dactiloscopía, documentología, patología
forense, tafonomía, valoración ginecológica, andrológica y proctológica (por ejemplo, en
casos de violencia sexual), psiquiatría forense, estomatología, antropología forense,
clasificación de lesiones, evaluaciones para estimación de edad clínica, sistemas de
identificación personal, necropsia, entre muchas otras.
deberán llevarse de la mano de las ciencias forenses, con una convicción bioética, y con
pleno respeto y salvaguarda de los Derechos Humanos.
Se entenderá por "víctima" la persona desaparecida y toda persona física que haya sufrido
un perjuicio directo como consecuencia de una desaparición forzada. Cada víctima tiene el
derecho de conocer la verdad sobre las circunstancias, la evolución y resultados de la
investigación y la suerte de la persona desaparecida.
1 Los principios rectores se inspiran en los Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de
violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de violaciones graves del derecho
internacional humanitario e interponer recursos y obtener reparaciones (A/RES/60/147) y el Conjunto de principios
actualizados para la protección y la promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad
(E.CN.4/2005/102/Add.1), en los comentarios generales del Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas e
Involuntarias y en el Protocolo de Minsesota sobre la Investigación de Muertes Potencialmente Ilícitas (2016). Los
principios rectores complementan el Protocolo con un énfasis especial en la búsqueda con vida de las personas
desaparecidas.
Es importante mencionar que en el caso de encontrar sin vida a una persona que
se busca, el caso de búsqueda no se cierra, hasta que la persona haya sido
completamente identificada y recibida en condiciones de dignidad por sus familiares o
allegados; cuando solamente se encuentren e identifiquen restos mortales parciales, la
decisión sobre continuar la búsqueda para ubicar e identificar los restos faltantes debe
considerar las posibilidades reales de identificar más restos y las necesidades
expresadas por familiares. En ningún caso, la suspensión de la búsqueda de una
persona desaparecida podrá llevar al archivo de la búsqueda ni al cierre de la
investigación del delito.
Los requisitos y guías que dirigen la vida interna de los Comités de Bioética en
nuestro país se han abordado en el texto de esta serie titulado “Comités de ética y
bioética” (2019). Los objetivos, guías y normativa para estos comités se establecen en
terminos generales en la Ley General de Salud, artículo 41 Bis, mismo que señala que
Desde la definición misma queda claro que la evidencia científica forma parte de
las ciencias forenses. Sin embargo, lo que constituye evidencia científica no
necesariamente tiene que ver con la convención tradicional, es decir, con el seguimiento
del método científico (Tilstone, 2006: 256). No se trata, entonces, de seguir este método
y aplicarlo al procedimiento judicial, se alega que el llevar el ejercicio de las ciencias
forenses de esta forma sólo conducirá a resultados poco satisfactorios.
La poca efectividad del método científico en las ciencias forenses se debe a los
fundamentos mismos de este método: la comprobación y la repetición. Sólo a través de
elementos comprobables y la repetición de éstos puede establecerse una hipótesis, que
posteriormente se utilizará para más pruebas que demuestren la veracidad y validez de
la hipótesis, dándole validez probatoria a los datos (Houck, 2015, pp. 59-61). Esto, no
obstante, no es posible en las ciencias forenses. En primer lugar, por la falta de tiempo
disponible para comparar y equiparar las pruebas para conformar un método en extremo
[…] supongamos que la mayoría de los datos sugieren que el sospechoso dejó
tejidos de su prenda en el lugar donde se cometió un crimen, pero no hay suficientes
datos para asociar esos tejidos a esta fuente. No puede decirse que la hipótesis no tiene
pruebas (porque sí hay similitudes en los tejidos y el sospechoso), pero tampoco se
puede decir que se esté comprobada (porque hay diferencias, pero, ¿son estas
significativas?). A pesar de que algunos científicos quieran demostrar forma inequívoca
que la prenda o no es fuente de evidencia para el caso, no siempre es esto posible. No
toda la evidencia puede ser individualizada (Houck, 2015: 61).
El sistema Frye recibe su nombre del caso Frye v. Estados Unidos, en el que,
evaluando la evidencia científica del caso específico, se decide en cuanto si aceptar
como pruebas los datos que se obtuvieron de un rudimentario detector de mentiras,
precursor del detector que se utiliza en la actualidad. Al final, la Corte de Apelación del
distrito de Columbia declara que “mientras en las cortes podemos excedernos en la
admisión de las opiniones de expertos que utilizan los principios científicos, la base en la
que la deducción se hace debe estar generalmente aceptada en el campo particular al
que pertenezca” (Bernstein, 2001, p. 5). A partir de este momento, la llamada regla Frye
fue citada comúnmente en la toma de decisiones de las cortes norteamericanas en
relación a evidencia científica nueva obtenida de nuevas tecnologías forenses: la
identificación por voz, el registro por placa dental y los testimonios obtenidos por hipnosis
fueron aceptados por primera vez en los tribunales como fuentes de prueba gracias a la
regla Frye, lo que hizo que las ciencias forenses se popularizaran en la segunda mitad
del siglo XX (Bernstein, 2001, p. 7).
La popularidad de este sistema creció, pero siempre tuvo sus críticas. Se observaba
que este método era poco flexible frente a evidencia poco reconocida en determinada
área. Se criticaba la ambigüedad en los términos “generalmente aceptado” y “campo
particular” y qué decisión tomar en caso de evidencia que aún se debate entre la
comunidad científica. Para evitar estos problemas, otras cortes de Estados Unidos
comenzaron a tomar decisiones con relación a la relevancia, fiabilidad o la confiabilidad
de la evidencia, pero el sistema Frye continuó siendo el sistema más utilizado.
La crítica que desplazó al sistema Frye provino de un nuevo reto para el derecho y
la medicina forense: la demanda de daños por desechos tóxicos (toxic tort litigation).
Debido a la falta de consenso en cuanto al peligro de los desechos tóxicos, pseudo
científicos utilizando junk science 2 comenzaron a aparecer en tribunales. Los testimonios
eran fácilmente desechados como evidencia al aplicarles una prueba de confiabilidad,
pero comenzó un conflicto importante en la toma de decisiones para considerar la
evidencia científica como prueba en los tribunales. Esto, porque las partes que utilizaban
evidencia basada en junk science y siempre apelando al sistema Frye para que sus datos
fueran reconocidos (Bernstein, 2001, pp. 8-9).
El golpe definitivo a este sistema proviene del caso Daubert v. Merrel Dow
Pharmaceuticals Inc., en donde la parte se demandaba por daños ocasionados a la
descendencia, ya que un medicamento tomado durante el embarazo resultó en el
nacimiento de dos niños con deficiencias en el tamaño de sus costillas. Las madres de
ambos niños consumían el farmacéutico Bendectin durante el embarazo. La
farmacéutica demandada, en su defensa utilizó una abrumadora cantidad de evidencia
epidemiológica para demostrar que el medicamento no dañaba a los fetos en el útero.
La sentencia fue favorable para la parte demandada, sin embargo, en la apelación del
caso, la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos (EE. UU.) notó que el sistema
Frye nunca había sido utilizado en un caso civil y tenía que ser desechado como
2 Junk Science, que en un sentido literal significaría “ciencia basura,” es un anglicismo utilizado para referirse a
afirmaciones o teorías que han sido poco (o nunca) probadas, que son presentadas como verdades científicas
(Merriam Webster).
herramienta probatoria para el caso concreto. La Corte Suprema de EE. UU. descubrió
que ninguno de los casos clínicos citados por la farmacéutica fue evaluado o publicado
por pares en un una revista médica o científica. De esta forma, la Corte determinó que,
debido a la falta de escrutinio de los estudios de la farmacéutica, los estudios jamás
serían aceptados por la comunidad científica, invalidando esta evidencia (Bernstein,
2001, pp. 8-9).
3. Revisión entre pares (peer review): la evidencia pasó por un periodo de revisión
por profesionales en la materia y fue determinada como aceptada o aceptable para
una publicación en una revista científica. El/la juzgadora podrá determinar el nivel
de validez científica a través de esa prueba.
ya que un contra ejemplo no es suficiente para demostrar que es falsa una teoría, sino
que demuestra un grado de falsabilidad. Para Popper, ésta es la diferencia entre la
ciencia y no ciencia: en la última no es posible demostrar que sea falsa (Mitra, 2020, pp.
4-6).
De acuerdo con Pachar Lucio (2018) la investigación del lugar del hecho es una
tarea en equipo y sus funciones son: 1. La protección y preservación del lugar de los
hechos. 2. Recopilación de información preliminar. 3. Observación, valoración y
planificación. 4. Fijación del lugar de los hechos. 5. Búsqueda y tratamiento de las
evidencias. 6. Liberación del lugar de los hechos. 7. Fase documental y remisión de
evidencias (Pachar Lucio, 2018). Aunado a lo anterior, este autor señala que, antes de
iniciar con los procedimientos, se debe garantizar la seguridad de todo el equipo y
personal auxiliar, incluso será necesario coordinar con otras instituciones la prevención
de accidentes, más aún cuando se trate de regiones con altos índices de violencia y
riesgos (ambientales, físicos y biológicos) (Pachar Lucio, 2018).
Como hemos señalado, la ciencia forense es un campo multi disciplinar, por lo que
requiere de distintos expertos para poder analizar la evidencia, dar opiniones razonadas
y, con base en ello, que el juez o los juzgados puedan emitir una sentencia. Actualmente,
las ciencias forenses pueden considerarse el campo interdisciplinario por excelencia,
compuestas por todos los conocimientos científicos y técnicos utilizados para determinar
delitos y asuntos legales diversos (civiles, penales o administrativos) (De Barros, et al.
2021; Hincapié Sánchez, 2017). De acuerdo con de Barros y colaboradores (2021) en
un inicio, las prácticas forenses eran desempeñadas por profesionales de formación
genérica. Sin embargo, para la resolución de algunos delitos, fue necesario integrar
diferentes metodologías y nuevas tecnologías que permitieran analizar evidencias desde
otras disciplinas. Esto permitió la participación de profesionales especializados en áreas
como antropología, criminología, entomología, odontología, toxicología, ingeniería,
patología, psicología y medicina entre otras, con el objetivo de auxiliar las investigaciones
relativas a las justicias civil y penal, utilizando métodos científicos para investigar daños,
muertes y delitos inexplicados, ayudar a identificar sospechosos, analizar los vestigios
encontrados en la escena de un crimen y proveer más y mejores pruebas periciales.
Idealmente, lo anterior repercutirá en investigaciones policiales más efectivas que
permitieran al juez o juzgados a interpretar las evidencias y, con ello, aplicar la ley de
forma justa (de Barros, et al. 2021, p. 56).
El marco legal en México que ampara la labor de las y los peritos se encuentra en
el artículo 369 del Código Nacional de Procedimientos Penales Federal de México (2014)
el cual señala, que:
“Los peritos deberán poseer título oficial en la materia relativa al punto sobre el cual
dictaminarán y no tener impedimentos para el ejercicio profesional, siempre que la
ciencia, el arte, la técnica o el oficio sobre la que verse la pericia en cuestión esté
reglamentada; en caso contrario, deberá designarse a una persona de idoneidad
manifiesta y que preferentemente pertenezca a un gremio o agrupación relativa a la
actividad sobre la que verse la pericia”.
Además, en concordancia con lo expuesto por Reyes Flores, el perito forense está
obligado a familiarizarse con las normas que rigen su actuación y conocer a profundidad
las características, conceptos y operaciones del sistema jurídico en que actúa, además
de contar con los conocimientos propios de la disciplina (Reyes Flores, 2017, p. 94).
Si la/el perito actúa conforme a estos criterios podrá emitir un dictamen pericial
objetivo y aportar los resultados al juez o al tribunal. Sin embargo, como bien señala
García Castillo (2019), desde una perspectiva bioética, lo más importante es la
repercusión que el dictamen, producto del trabajo del perito, tendrá en la vida, bienes e
integridad de las y los involucrados ya que definirán el destino de una persona (con su
condena o absolución). En palabras de Barros y colaboradores: “A menudo, la acusación
puede depender completamente del informe hecho por el experto” (De Barros et al.,
2021, p. 57).
Por ello, para este trabajo, mencionaremos dos prácticas éticas en las funciones de
dos peritos forenses que, debido a su labor, se enfrentan a dilemas éticos respecto a la
comisión de un delito: médico y psicólogo forenses.
El artículo 109 del Código Nacional de Procedimientos Penales (2021), indica que,
la víctima u ofendido tiene derecho a recibir atención médica y psicológica o a ser
canalizado a instituciones que le proporcionen estos servicios, así como a recibir
protección especial de su integridad física y psíquica cuando así lo solicite, o cuando se
trate de delitos que así lo requieran.
3
Los autores definen “sesgo” como un “descubrimiento, directa o indirectamente parcial, intencional o no, que puede
beneficiar a un lado y dañar a otro. Se relaciona con posicionarse a favor o en contra de una persona o cosa,
pudiendo tomar muchas formas, y se asocia con una opinión adversa basada no en evidencia objetiva, sino en
sentimientos hostiles motivados por hábitos de juicio o generalizaciones apresuradas. La subordinación del experto a
las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley puede generar sesgos”. Para mayor información revisar en De
Barros et al., 2021, p. 58.
En caso que la/el médico forense haya asistido al levantamiento de una escena de
crimen, los objetivos que debe cumplir, de acuerdo con Vargas Alvarado, de forma
general, son: 1. Confirmar o descartar la muerte 2. Determinar la hora del fallecimiento
3. Contribuir al establecimiento de la manera de la muerte, y 4. Proveer la información al
a quien hará la autopsia sobre los antecedentes y las circunstancias entorno al
fallecimiento, así como toda la información relevante en torno a este suceso (Pachar
Lucio, 2018).
Como se puede apreciar, la relación que tiene la/el médico forense es distinta de la
que tiene un médico clínico. Con base en lo anterior, García Garduza (2019) señala que
existe una diferencia sustancial entre las funciones y, por tanto, deberes, que tiene el
médico clínico y el médico forense, pues el médico no va a estar frente a un paciente
sino a una persona presentada (o un cadáver), por tanto, no existe una relación médico-
paciente sino una relación jurídica entre persona-perito (García-Garduza, 2019, p. 54).
b) Psicología forense
4
La Psicología Forense no incluye todas las investigaciones y actividades que forman parte de la psicología jurídica,
sino que es un área más específica y delimitada en función de su relación con la aplicación del Derecho por los
Tribunales (Jiménez, 2013).
Para cumplir con estos requisitos, se espera que el perito revele a la persona que
está evaluando el objeto del estudio y las posibles consecuencias que se puedan derivar
del mismo, la lealtad hacia la autoridad y la justicia, el procedimiento que va realizar y su
duración el uso de la información y límites de la confidencialidad forense, la libertad para
negarse o aceptar ser evaluado/a y sus consecuencias, y explicar a la víctima el alcance
y trascendencia de los exámenes periciales o pruebas psicológicas en que participará
(Reyes Flores, 2017, p. 97).
Las pruebas psicológicas son instrumentos auxiliares que se aplican como parte de
la evaluación psicológica forense. Para su aplicación, calificación e interpretación se
debe contar con la formación profesional y asumir las responsabilidades éticas que esto
implica. Por ello, previo a la realización de estas pruebas, el perito debe ponderar las
ventajas, los inconvenientes y la trascendencia de someter a la persona a las mismas,
pues los resultados obtenidos de éstas serán integrados al expediente y carpeta de
investigación. Esto significa que, como parte del proceso judicial, la información estará
expuesta a diversos actores que tengan acceso a la carpeta de investigación. Por lo
anterior, Pérez Ibáñez (2017) advierte que esta exposición podría atentar contra la
dignidad de los peritados o peritadas, colocándolos en una posición de mayor
vulnerabilidad, al encontrarse exhibidas situaciones y elementos personales e íntimos de
la víctima o del evaluado/a que no son materia de estudio. De ahí la importancia de
respetar, proteger y fomentar el derecho de las personas a la privacidad, la
autodeterminación, la libertad personal y la justicia (Pérez Ibáñez, 2017, p. 59).
Como ya se mencionó, una de las herramientas utilizadas por estos expertos son
las entrevistas. Las entrevistas forenses enfocadas al ámbito jurídico, cuales requirieren
de diferentes técnicas y estrategias orientadas a la obtención de información, y su
aplicación se dirige a las personas que se ven involucradas en hechos delictivos, ya sea
como víctimas, victimarios o testigos. Estas entrevistas deben estar basadas en el
respeto a los derechos humanos, y tomar en cuenta las necesidades básicas del
entrevistado además de evaluar la credibilidad del testimonio (Rodríguez Cruz y Campos
Mayoral, 2017, p. 75-76). Particular atención se debe poner cuando se trata de menores
de edad que han sido víctimas de algún delito (por ejemplo, de abuso sexual). En estos
casos, además de lo ya mencionado, el psicólogo forense deberá de ser capaz, y estar
capacitado para, usar elementos especiales en la entrevista como el uso de dibujos y
5
Cabe señalar que, como tal, no se refiere al documento como “Consentimiento informado”. Véase el texto de esta
serie titulado “Consentimiento Informado” (2019). Disponible en: https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv/detalle-
libro/6009-4-consentimiento-informado-ensenanza-transversal-en-bioetica-y-bioderecho-cuadernillos-digitales-de-
casos.
Este derecho no sólo comporta el derecho a guardar silencio, sino también una
prohibición dirigida a las autoridades de obtener a través de coacción o engaño,
evidencia autoincriminatoria producida por la propia persona inculpada.
Hidalgo Flores (2017) menciona que existe cierto debate sobre si las revisiones
corporales podrían vulnerar el derecho a guardar silencio o a la no autoincriminación,
sobre todo, cuando éstas son practicadas de manera obligatoria en virtud de una orden
judicial (Hidalgo Flores, 2017). Mas adelante abordaremos el caso de toma de muestras
biológicas; sin embargo, por considerar que por sí mismo este punto genera situaciones
particulares.
de la persona presentada, por lo que no se puede garantizar una decisión autónoma. Por
ejemplo, una persona intoxicada no sería capaz de otorgar su consentimiento en ese
momento; sin embargo, es precisamente en ese periodo de tiempo que el médico forense
debe recabar las pruebas toxicológicas. Por otra parte, se puede cuestionar que tan
voluntario sería en realidad el consentimiento proporcionado por el detenido, si se
considera que este pudo haber sido obtenido bajo un grado de dureza por las
circunstancias (García-Garduza, 2019, p. 58). Además, en caso de negar su
consentimiento a ser examinado/a, se puede solicitar al Ministerio Público la
correspondiente autorización al juez, quien, con anuencia del renuente, resolverá lo que
proceda.
Por lo anterior, el autor sostiene que “no podemos sobreponer un derecho individual
al interés social” ya que si el probable responsable no autorizara el procedimiento de
consentimiento informado se dejaría en completo estado de indefensión a la victima de
delito “y no se cumpliría la finalidad del proceso penal que es la de la defensa social
contra la delincuencia” (García-Garduza, 2019, pp. 63-65).
interrogatorio médico y a ser reconocido según sus intereses. Queda claro que la
persona presentada tiene todo derecho de negarse a que se le efectúe y de conservar
ese derecho en todo momento, pero no a través de la solicitud de autorización por medio
de un consentimiento informado “porque se pondría en sus manos la decisión de la
ejecución de un acto legal” (García-Garduza, 2019, pp. 60-61).
A pesar del consenso mencionado, que contempla que el psicólogo forense está
exento de este secreto profesional al estar al servicio directo de la Justicia, vale la pena
señalar que éste deberá esforzarse por mantener la confidencialidad respecto a cualquier
información que no tenga que ver directamente con los propósitos legales de la
evaluación.
De acuerdo con Rodríguez Jorge y Borges López (2007), se deben cumplir tres
condiciones para que un test forense sea admitido como prueba:
6
“Los marcadores genéticos que se utilizan en la actualidad están basados en regiones de ADN repetitivo que
presentan una gran variabilidad entre los distintos individuos de una población. A estas regiones se les conoce como
polimórficas. El principio básico de estos polimorfismos genéticos reside en el número de veces que se repite
consecutivamente (en tándem) una secuencia determinada en un lugar específico del genoma (locus). Para poder
obtener el perfil genético de una muestra, se pueden analizar diversos marcadores genéticos presentes en el ADN de
se cuenta con una muestra de referencia, las pruebas genéticas pierden valor al
momento de resolver casos (Villavicencio Quejeriro y Guardado Estrada, 2017, p. 229).
De ahí la importancia de poder comparar las muestras obtenidas en el lugar de los
hechos con los de las personas sospechosas.
Desde la resolución del primer caso criminal mediante pruebas genéticas, surgió la
necesidad de crear bases de datos con perfiles genéticos para resolver casos. Estas
bases de datos permiten comparar perfiles genéticos obtenidos de muestras in situ con
personas sospechosas, aun cuando haya transcurrido cierto tiempo o se obtengan
nuevas evidencias que permitan esclarecer con casos sin resolver, desapariciones o
pruebas de paternidad. La primera base de datos se estableció en 1998 en los Estados
Unidos, esta base conocida como CODIS (Sistemas de Índice Combinado de ADN)
cuenta con perfiles genéticos locales, estatales y nacionales de personas condenadas,
una persona, estos marcadores están basados en la variación de secuencias que pueden ser polimorfismos de un
simple nucleótido (SNP) o mini y microsatélites (VNTRs y STRs), respectivamente dubitadas” (Villavicencio Quejeriro
y Guardado Estrada, 2017, p. 223).
En la CDMX se cuenta con la Ley por la que se crea el Banco de ADN para uso
forense de la Ciudad de México (2019), la cual establece en su artículo 5, que: “El Banco
de Perfiles Genéticos almacenará la información genética asociada a una muestra o
evidencia biológica que hubiere sido obtenida bajo:
II. Personas procesadas penalmente por cualquiera de los delitos previstos en esta
Ley;
De acuerdo con el artículo 6o. de esta misma Ley, dicho banco contará con los
perfiles genéticos de las personas que estén registradas en las siguientes bases de
datos:
Sin embargo, como bien lo señala García-Deister (2019), existe una serie de
cuestionamientos en torno a la creación de bases de datos con perfiles genéticos que
deben ser contempladas en un país como el nuestro en donde los crímenes violentos,
las desapariciones y las fosas clandestinas se han vuelto, tristemente, cada vez más
cotidianas. La falta de una base central y operativa o, en su defecto, de varias que sean
capaces de compartir efectivamente información sin que esto ponga en entredicho la
confidencialidad de los datos, el uso real que se dará a esta base, el sustento legal de la
toma de muestras biológicas para la obtención de los perfiles genéticos aunado a los
sesgos de los usos de estas tecnologías, son algunas de las preocupaciones que la
autora presenta. Aunado a lo anterior, señala que el enfoque excesivo que se ha puesto
en las confrontaciones genéticas en realidad “ocultan la violencia estructural y la falta de
voluntad política para remediar la situación; reduce la justicia a una coincidencia positiva
en una base de datos y, por lo tanto, alimenta la impunidad” (García-Deister, 2016, 2019).
7
Manifestación libre, específica, informada, inequívoca y documentada de que la persona de la cual se obtiene
información genética está de acuerdo en brindarla, de que ha recibido información clara, suficiente y completa sobre
la utilidad de la información como apoyo en una investigación ministerial, los métodos de obtención, la razón por la
que se le solicita y el ciclo de vida de la información genética y resguardo de datos personales, así como su posibilidad
de cancelación de acuerdo con los procedimientos oficiosos y de parte a quien tiene derecho. Todo lo anterior bajo el
principio de dignidad humana.
Varias de las disciplinas que conforman las ciencias forenses establecen códigos
de conducta y contemplan, en sus Códigos de ética profesional los principios que las y
los especialistas deberán considerar para orientar sus decisiones y resolución de
problemas. Sin embargo, como se ha señalado, estas disciplinas enfrentan situaciones
particulares en el ámbito forense que deben evaluarse de forma independiente.
Podemos considerar que algunos aspectos que podría incluir este código, además
de los mencionados por García Castillo (2019), serían: que la/el experto tenga
experiencia probada en su área, que use métodos confiables, que el informe emitido sea
redactado con honestidad y se circunscriba únicamente a su área de expertise.
8 Este caso fue preparado originalmente por la Doctora Sarah Chan en el idioma inglés para la escuela de verano
EuroStemCell que se lleva a cabo cada año en Hydra, Grecia. Esta versión se trata de una traducción autorizada por
la Dra. Chan, con modificaciones y adaptaciones menores por parte de las autoras.
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