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Comentario Romance El Enamorado y La Muerte

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COMENTARIO DEL ROMANCE EL ENAMORADO Y LA MUERTE

Un sueño soñaba anoche, en donde su amor vivía.


Soñito del alma mía, —¿Cómo te podré yo abrir
5 Soñaba con mis amores si la ocasión no es venida?
Que en mis brazos los tenía. 25 Mi padre no fue al palacio
Vi entrar señora tan blanca Mi madre no está dormida.
Muy más que la nieve fría. —Si no me abres esta noche,
—¿Por dónde has entrado, amor? ya no me abrirás, querida;
10 ¿Cómo has entrado, mi vida? la Muerte me está buscando,
Las puertas están cerradas, 30 junto a ti, vida sería.
Ventanas y celosías. —Vete bajo la ventana
—No soy el amor, amante: donde labraba y cosía,
la Muerte que Dios te envía. te echaré cordón de seda
15 —¡Ay, Muerte tan rigurosa, para que subas arriba,
déjame vivir un día! 35 y si el cordón no alcanzare
Un día no puede ser, mis trenzas añadiría.
una hora tienes de vida. La fina seda se rompe;
Muy de prisa se calzaba, La Muerte que allí venía:
20 Más de prisa se vestía; —Vamos, el enamorado,
Ya se va para la calle, 40 que la hora ya está cumplida.

1-CONTEXTUALIZACIÓN (localización y características generales).


“El enamorado y la muerte” es un poema que pertenece al siglo XV, época del llamado Prerrenacimiento
(MOVIMIENTO CULTURAL), en que el Humanismo hace acto de presencia y el ser humano se convierte en el centro de sus
45 preocupaciones sin perder de vista la espiritualidad de la época. Y en concreto, se integra en el Romancero Viejo, que es el
conjunto de los romances más antiguos y que carecen de autor (anónimos). Un romance es una composición no estrófica
(tirada o serie, es decir, un número indefinido de versos) en versos octosílabos de rima asonante en los pares y en la que
quedan sueltos los impares (CARACTERÍSTICAS). Según la tesis tradicionalista, se cree que se desgajaron de las partes más
emocionantes y dramáticas de los antiguos cantares de gesta (ORIGEN). Por su contenido, los romances se dividen en épico-
50 históricos (cercanos a la realidad de la época) y en líricos o novelescos (de ficción o inventados, en los que destacan los
sentimientos, la narración de una anécdota y/o los diálogos entre sus personajes). A este segundo tipo pertenece el que estamos
comentando (CLASIFICACIÓN). Es de carácter esencialmente lírico —ya que se muestran los sentimientos amorosos de la
pareja, que desea prolongar su relación, mientras se cierne la amenaza sobre el amante— y se busca que el receptor se
compadezca de los jóvenes, que lamente esa muerte temprana y ante los ojos de la propia amada (artífice inconsciente de que
55 se cumpla el fatal desenlace, pues la muerte se produce precisamente al romperse el cordón que le tira para subir a su alcoba).
Además, tiene ingredientes dramáticos por el diálogo entre el enamorado y la Muerte (que provoca desazón y angustia a todo
ser humano y aquí —personificada, con mayúscula— viene a imponer su fatal destino). Y presenta las características de toda
narración: personajes, narrador, sucesos en un tiempo escaso y en dos espacios…

60 2-CONTENIDO:
Teniendo en cuenta las palabras claves —“muerte y enamorado”, presentes en el título y a lo largo de toda la
composición—, podemos concluir que el tema principal es la muerte implacable (no hay manera de salvarse de ella, a la hora
exacta se cumple nuestro destino). La Muerte aquí no es una mera contingencia (algo que puede pasar o no), sino una presencia
temida e inexorable, de ahí que se personifique y sea la coprotagonista del muchacho. En el Medievo (el siglo XV aún lo es),
la muerte era una presencia ineludible, omnipresente, ante la cual solo la espiritualidad podía ayudar (la religión censuraba el
pecado, que conllevaba el castigo infernal, y valoraba la virtud con que ganarse la vida eterna), ya que las condiciones
sanitarias e higiénicas eran pésimas y había un bajo promedio de vida y una gran mortandad producida por epidemias de peste
5 u otras enfermedades endémicas. La Muerte, con su aparición abrupta, se convierte en la antagonista del enamorado y provoca
compasión y simpatía hacia él.
Podemos resumir el poema de la siguiente forma: Un muchacho sueña que la Muerte le visita y le dice que se lo va a
llevar. Él le pide un plazo de veinticuatro horas y ella le asegura que solo le dará una. El enamorado va a ver a su amada para
despedirse y le suplica que le deje subir porque, si no la visita en ese momento, no lo hará nunca más. Ella primero se niega
10 porque sus padres están en casa, pero al final accede. Le tira un cordón de seda y, cuando él está subiendo (se supone, está
elíptico), se rompe y se mata.
La estructura interna de la composición (la división en partes por su contenido, aunque no haya estrofas sino una
tirada) es tripartita (COLOREADO EN EL POEMA). En la primera parte (del verso 1 al 16) tenemos el sueño y el diálogo con
la Muerte. La segunda parte, del verso 17 al 34, muestra la visita del joven para despedirse de su amada (lo que parece
15 situarnos en la realidad, aunque no haya una indicación específica que diferencie qué pueda ser relato de un sueño de qué
pueda ser realidad). El colofón o desenlace, la tercera parte, son los últimos cuatro versos, en los que el enamorado muere
(¿real o ficticiamente?). La primera y la segunda parte se componen de narración y diálogo; la tercera, de narración y un
enunciado de la Muerte en estilo directo (MÁS AMPLIO EN EL APARTADO DE LA FORMA).

20 3-FORMA O EXPRESIÓN
En conexión con lo señalado en la estructura interna, vemos en cada parte unos modos de elocución característicos
(LA EXPLICACIÓN EXTENSA SE RELACIONA TANTO CON EL CONTENIDO COMO CON LA FORMA, POR ESO
NO ES NECESARIO HACER COMPARTIMENTOS ESTANCOS EN UN COMENTARIO, AUNQUE AQUÍ SÍ
VAYAMOS APARTADO POR APARTADO):
25 I) En la primera: la narración del sueño (primeros 6 versos, un relato efectuado en primera persona por el propio
enamorado, que cree estar soñando) y el diálogo con la muerte en estilo directo (versos 7-16).
Como romance novelesco, presenta estos elementos narrativos: personajes (se individualiza al protagonista masculino,
enamorado pero amenazado por el peligro de muerte; a la Muerte, humanizada como una señora de blanco que impone una
hora de plazo; y a la enamorada, una joven ardiente pero temerosa de ser descubierta por sus padres), narrador (doble: en los
30 seis primeros versos el narrador es interno y protagonista, en 1ª persona; mientras que del verso 17 al 20 aparece un narrador
observador en 3ª persona), un tiempo indefinido (poco más de una hora de una noche), un espacio un poco más concreto (entre
los dos espacios cerrados de sendos cuartos, se resume el trayecto de casa del joven recién despertado a casa de su amada en
dos versos,) y una historia mínima: un joven “sentenciado” a muerte corre a ver a su prometida por última vez.
“Anoche” (v. 1) implica una referencia temporal, que nos sitúa en la circunstancia de que el enamorado-narrador de su
35 propia vivencia estaba soñando, es decir, dormido o en una actitud evocativa, fantaseando con su amor (un soñar despierto).
La aparición de la Muerte es anticipada mediante el uso de dos adjetivos anteriores a su mención expresa, “blanca” y
“fría”, que aluden a la palidez y frialdad que siempre se asocian a ella; y que se acentúa por la comparación superlativa del frío
propio de la nieve, que se menciona en forma redundante. Coherente con el carácter sobrenatural de la aparición, se marca la
perplejidad del joven al interrogarla sobre cómo ha podido entrar en un recinto totalmente cerrado.
40 De inmediato, cambia el enfoque y el relato a cargo del enamorado se convierte en un diálogo entre los dos
protagonistas, el enamorado y la Muerte personificada, un discurso directo en tiempo presente, lo cual impacta más. El
contraste entre el instante anterior (el enamorado disfrutaba imaginativamente de su amada en sus brazos) y el siguiente (aviso
mortal) es más fuerte. La Muerte, consciente de esta drástica oposición, designa al enamorado como “amante”. Y es presentada
como un designio divino (la envía Dios), lo que en el contexto de religiosidad medieval acentúa su inexorabilidad y la torna
aceptable. El ruego del enamorado hacia la Muerte, pidiéndole un día más de vida, expresa su ansia de vivir su amor y la
angustia por eludir su destino. La Muerte no le concede el día pedido, pero sí una hora, lo que pauta la continuidad del poema
al implantar un elemento de urgencia, angustia y frustración.
II) El segundo periodo se subdivide en otras dos partes . Hay también un primer tramo (vv. 17-20) en que se produce
5 un relato, pero ahora ya no en boca del enamorado sino de un observador externo, en 3ª p., que enumera las acciones del
enamorado para dirigirse a la casa de su amada. Ese vestirse, calzarse y salir apresuradamente es una certera forma de expresar
con brevedad una serie de actividades cuya enunciación es excesivamente detallista, pero que al mismo tiempo marca lo
apresurado de su realización mediante la reiteración de prisa, luego incrementada (vv. 17-18). Estos hechos pueden ser reales y
opuestos al ambiente irreal y onírico anterior, o pueden ser una continuación de este sueño. De inmediato, sin una referencia
10 expresa al cambio de lugar, existe un traslado de escenario, desde el cuarto del enamorado al exterior de la casa de su amada;
lo que marca una forma sumamente eficaz de abreviar el relato (ELIPSIS) así como de suscitar un mayor estado de suspenso
(tensión, expectativas).
Acto seguido, se inicia el diálogo entre los enamorados (vv. 21-34). Ella responde a una petición de permitirle entrar,
que también está elíptica, implícita. La amada, ignorante del motivo de la presencia del enamorado, opone argumentos para
15 acceder a recibirlo (ni ha salido su padre ni está su madre dormida) que reflejan el carácter subrepticio u oculto de su encuentro
amoroso. La forma verbal imperativa muestra la urgencia del enamorado, que acentúa con la sugerencia de que, si logra llegar
junto a ella, la Muerte no logrará alcanzarlo: “junto a ti, vida sería” (en clave simbólica puede evocar que el enamorado, lejos
de su amada, se siente morir). Cuando la esta, comprende la razón de la presencia nocturna y la urgencia del enamorado por
verla, accede a recibirlo, para lo que le tenderá un cordel de seda; el agregar que si fuera necesario añadiría sus trenzas puede
20 tomarse como símbolo de pasión.
III) En la tercera parte, conformada por los cuatro últimos versos , reaparece la narración (vv. 35-36, relato objetivo
otra vez en boca de un observador externo) y un brevísimo enunciado de la Muerte (vv. 37-38, en que su retorno expone la
inexorabilidad del destino del hombre). El desenlace resulta fulminante y deja una cierta sensación de ambigüedad. La
situación, poéticamente trágica, adquiere una doble interpretación, la imaginativa o simbólica (asistimos a un sueño que
25 provoca la visita fallida del poeta a su amada) y la realista (el enamorado imagina la excusa de ser perseguido por la Muerte
para lograr acceso a la habitación de su amada; pero quiere su mala suerte que su excusa se transforme en realidad, al romperse
el cordel, caer al suelo y que de forma instantánea le alcance el destino). La fragilidad de la vida aparece simbolizada por ese
cordel de seda que se rompe.
Una de las características de este tipo de composiciones se ve en el uso de los verbos, en la alternancia de tiempos
30 verbales, por ejemplo, en los versos 29-34, en los que aparecen formas de los tres tiempos y de los tres modos:
—Vete bajo la ventana (presente de imperativo + pronombre enclítico -te)
donde labraba y cosía, (pretéritos imperfectos de Indicativo de la 1ª y 2ª conjugación)
te echaré cordón de seda (futuro simple o imperfecto de Indicativo)
para que subas arriba, (presente de Subjuntivo)
35 y si el cordón no alcanzare (Futuro imperfecto de Subjuntivo)
mis trenzas añadiría (condicional simple de Indicativo)
También percibimos en este romance la tendencia a relatar unos hechos de forma breve y con un léxico sencillo para
suscitar emoción e interés en el público que lo escucha recitar o cantar. Y es un claro ejemplo de la técnica del
fragmentarismo: aquí no sabemos por qué la muerte viene a buscarle tan pronto, qué relación se establece entre los amantes ni
40 cuánto tiempo llevan viéndose (probablemente a escondidas), ni cómo reacciona la amada tras el fallecimiento… Concentra su
relato en los puntos de máxima emoción: sueño a modo de presagio, amenaza de la Muerte, diálogo de los amantes que temen
ser descubiertos, muerte en directo.
En relación al tipo de versos, ejemplificamos con unos cuantos la medida y la rima del conjunto. Como comprobamos
en los seis siguientes (octosílabos que riman exclusivamente en los pares), el esquema métrico responde a: 8- 8a 8- 8a 8- 8a…
En los versos primero, cuarto y quinto hay sinalefas (en negrita). Además, la rima es asonante, es decir, solo riman las vocales
a partir de la última vocal acentuada (al ser versos de arte menor, la letra se pone en minúscula; y, como los versos impares no
riman, en estos se pone una raya). Se trata de una rima llana, ya que la vocal tónica recae en la penúltima sílaba; y, en concreto,
en i-a. Esto indica que estamos ante un romance, en este caso formado por una tirada de treinta y ocho versos:
5 Un-sue- ño-so-ña- baa- no -che, 8-
So- ñi -to –del-al –ma- mí- a, 8 a (-í-a)
So-ña-ba –con- mis- a-mo-res 8-
Queen -mis –bra-zos- los- te-ní-a. 8a
Vien-trar –se-ño-ra- tan- blan-ca 8-
10 Muy –más- que- la –nie-ve-frí-a. 8a
Varios son los recursos literarios presentes en este poema (NO SE TRATA DE ENUMERAR LOS QUE HAY, SINO
DE EXPLICARLOS Y SEÑALAR EL EFECTO QUE BUSCAN). El romance se inicia con tres versos, en cuyo transcurso se
emplean cuatro vocablos alusivos al sueño, uno de ellos la sustantivación diminutiva “soñito” sin diptongar, quizá una forma
arcaizante (Un sueño soñaba anoche, / Soñito del alma mía…). Este tipo de repetición, la derivación, insiste en que alude a un
15 sueño. Sin embargo, posteriormente el relato se refiere a hechos mencionados como reales, durante los cuales el enamorado va
a buscar a su amada y termina cayendo frente a su ventana. Todo lo cual suscita una interpretación ambigua en cuanto al
contenido del romance: ¿es onírico o real? ¿Todo el romance es un sueño imaginario, una irrealidad o ensoñación, o el sueño
es una premonición que se acaba cumpliendo en realidad (lo que reforzaría su efecto poético)? El diminutivo “soñito”, además,
encierra una valoración apreciativa que inmediatamente ratifica otra: el sueño es “del alma mía”, expresión que parece indicar
20 que el sueño le resulta agradable, placentero (cree que su amor se encuentra en sus brazos). Y esa repetición del lexema sueñ-,
soñ- origina una aliteración (repetición de los sonidos s y ñ) que produciría un peculiar efecto acústico al ser cantado.
Encontramos varios recursos de repetición, que guardan relación con el hecho de que el romance es una composición
sencilla, clara, natural que busca intensificar lo más importante: otra derivación (amor, amante, en el verso 11, insiste en el
tema central), el paralelismo (¿Por dónde has entrado, amor? / ¿Cómo has entrado, mi vida?, Muy de prisa se calzaba, / Más
25 de prisa se vestía, o Mi padre no fue al palacio / Mi madre no está dormida en los vv. 7-8, 17-18 y 23-24), la bimembración
(labraba y cosía en el v. 30), la anadiplosis (déjame vivir un día! / Un día no puede ser, vv 14-15). Los paralelismos
mencionados subrayan respectivamente: la sorpresa de la irrupción en un sitio totalmente cerrado de la señora blanca que se
confunde con la amada y resulta ser la Muerte, la velocidad con que se prepara el enamorado para visitar a su amante, y los
inconvenientes para dejarle subir que encuentra la muchacha en una época en que hay que preservar las formas y la pureza
30 frente al qué dirán.
Un hipérbaton y una pequeña enumeración presagian la imposibilidad de que haya sido la amante quien haya
penetrado en el cuarto del enamorado y abre la puerta a lo esotérico: Las puertas están cerradas, / Ventanas y celosías (vv. 9-
10). Con el símil Vi entrar señora tan blanca / Muy más que la nieve fría se describe a la Muerte (vv.5-6). Con el apóstrofe
dirigido a la Muerte, calificada de rigurosa (¡Ay, Muerte tan rigurosa, / déjame vivir un día!, vv. 13-14), se intensifica la
35 petición del amante. La antítesis de los versos 27-28 (la Muerte me está buscando, / junto a ti, vida sería) representa la pulsión
vital y el deseo, contrapuestos a la amenaza que se cierne sobre el protagonista. Una hipérbole (y si el cordón no alcanzare /
mis trenzas añadiría), en boca de la amada en los vv. 33-34, sirve para dar cuenta de que ella también está deseosa de
encontrarse con él y ceder a lo que le pide.

40 4-CONCLUSIÓN:
El enamorado y la muerte es un romance lírico-novelesco altamente dramático, de sencillo vocabulario y que
inmediatamente nos involucra en la historia. Además, trata un tema eterno: el de lo irremediable de la muerte. Esta resulta más
cruel aquí por varios motivos: el fallecido es joven, sabe de la suerte que le espera con antelación, y muere ante su enamorada
(incluso se podría decir que ella es causa indirecta del fallecimiento).

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