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Lengua Ii 2023

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ÍNDICE

ESQUEMA INTEGRADOR ………………………………………………. 3

UNIDAD 1 - “EL LENGUAJE Y LA COMUNICACIÓN”

a)- COMUNICACIÓN ORAL Y ESCRITA ……………………………….…. 6

La Comunicación
Actos de habla
Funciones y tramas textuales

b)- METALINGÜÍSTICA ………………………………………...………. 10

La cohesión textual
Uso correcto de B – V

c)- INICIACIÓN LITERARIA ……………………………………...………19

Los géneros literarios


Género Lírico
La historieta

UNIDAD 2 - “LA EXPRESIÓN COHERENTE

a)- COMUNICACIÓN ORAL Y ESCRITA ………………………….…....… 28

El texto expositivo o explicativo


Otros tipos de textos

b)- METALINGÜÍSTICA ……………………………………………………. 34

La coherencia textual
Sintaxis
Uso correcto de G – J

c)- INICIACIÓN LITERARIA ……………………………………………….. 40

El género narrativo
El Cuento Fantástico y de Ciencia – Ficción
La novela

1
UNIDAD 3 - “LA IMPORTANCIA DE OPINAR”

a)- COMUNICACIÓN ORAL Y ESCRITA ………………..……….……….. 52

La Argumentación

b)- METALINGÜÍSTICA …………………………………………….……… 54

El Verbo
Verbos de irregularidad común
Acentuación

c)- INICIACIÓN LITERARIA ……………………………………………….. 61

El género Dramático

 Técnicas de estudio …………………………………………...………..……... 65

 Antología de textos literarios y no literarios …….……….....… 67


El picaflor 68
El picaflor y la estrella 68
Picaflor, colibrí 69
Los límites de la libertad 69
Xeoán 70
ADN 71
África, su población 71
La voz de los dibujitos 72
El rey enamorado 73
Las estrellas 73
Los juegos olímpicos 74
La púrpura 74
Los viajes 75
Varicela 76
Chocolate 76
La tragedia del agua 76
Sol en el jardín 77
El general Don José de San Martín 77
Fray Ángel María Boisdron 78
Llegan los helados 79
El país de los egipcios 80
Parábola de los siete mimbres 81
Romance del pastor desesperado 82
Romance del camino de mi infancia 82
El veneno de Morfana 83
Romance del Abenámar y el rey Don Juan 84
El almohadón de plumas 85
El hombre muerto 87
Lobizones 89

2
El escuerzo 91
La pata de mono 93
Los tres cosmonautas 99
Algunas clases de vida 100
Factor clave 108
Los colonizadores 110
Cassette 111
Cómo se divertían 113
Asnos estúpidos 115
El fantasma de Canterville 117
Entremés del mancebo que casó con mujer brava 133

3
ESQUEMA INTEGRADOR

COMUNICACIÓN

ORAL ESCRITA

Comunicación Tramas textuales


Exposición Discursos expositivos
Argumentación y argumentativos

METALINGÜÍSTICA

Verbos Irregulares
Coherencia y Cohesión Textual
Ortografía

INICIACIÓN
LITERARIA

Géneros Literarios:
Lírico, Narrativo y
Dramático

4
Unidad 1
El Lenguaje y la Comunicación

5
COMUNICACIÓN ORAL Y ESCRITA

LA COMUNICACIÓN

No sabemos exactamente cuándo se “inventó” el lenguaje, pero no hay duda


de que se trata de uno de los logros más importantes de la humanidad. Desde sus
orígenes, el lenguaje humano se diferenció claramente de otras formas de
comunicación animal. A través del uso de la palabra, los seres humanos somos
capaces de expresar pensamientos complejos acerca de nosotros mismos y del
mundo que nos rodea, recordar acontecimientos del pasado y referirnos a lo que
sucederá en el futuro, imaginar mundos fantásticos, manifestar sentimientos, resolver
problemas, enseñar, aprender, etc.
El proceso comunicativo se pone en marcha a partir de estados iniciales de
conocimiento en la mente de cada uno de los participantes. Estos tienen en común un
determinado repertorio de conocimientos compartidos (intersubjetividad). Sobre esta
base la comunicación avanza mediante el ingreso de información nueva y la
articulación de esta con la ya conocida. De esta manera, las situaciones comunicativas
van de aquello que los interlocutores ya saben a la presentación de datos nuevos que
deben procesar e incorporar en sus estructuras de conocimiento.
En la comunicación siempre hay alguien expresando algo, acerca de algo, ante
alguien. Para ello se vale de ciertos recursos (palabras, imágenes, gestos, etc.), a
través de cierto tipo de dimensión material con una o más orientaciones sensoriales
(visión, oído, audiovisual); de forma directa (cara a cara) o por medio de dispositivos,
soportes y formatos tecnológicos, públicos o privados (teléfono, radio, televisión,
correo electrónico, Internet, telefonía móvil, etc.); con una intención.

Componentes del proceso comunicativo

1. Participantes: los interlocutores, emisor y receptor (también llamados


hablante y oyente o enunciador y destinatario). Intercambian información,
asignándole sentido tanto en su papel como emisor o en su rol de destinatario.
Esta asignación y reasignación de sentido depende de sus conocimientos, sus
relaciones sociales e interpersonales, las circunstancias en los que interactúan.
2. El código por el cual se comunican. No solo se transporta información
mediante el código verbal (la lengua, código lingüístico), sino también a través
de códigos no verbales (gestos, tono de voz, signos somáticos, luces, sonidos,
etc.)
3. El mensaje, lo que se dice o escribe, el intercambio lingüístico. Son
pensamientos externalizados y puestos en conocimiento de los demás,
mediante un código compartido.
4. El referente, el contenido del mensaje, aquello a lo cual se refiere.
5. El canal es el medio por donde circula el mensaje. Puede ser natural (aire, luz)
o tecnológico (imprenta teléfono, radio cine, televisión, computadora). Según el
tipo de canal, intervienen determinados sentidos, por ello podemos hablar de
canal auditivo, visual, audiovisual o táctil.
6. La intersubjetividad, el conocimiento y la experiencia compartidos.

6
La comunicación se ve condicionada por los interlocutores (sus intenciones, su
ideología, su estado anímico, sus conocimientos sobre el lenguaje, sobre los tipos
de textos, su capacidad comunicativa).
Al elaborar sus discursos, el emisor puede tratar el mismo tema en textos
organizados de diferente manera (diferentes tramas), según sea su intención
informar, apelar, expresar, etc.
Cuando nos comunicamos, usamos enunciados que son construidos con una
intención determinada.

Elementos del Código

 Lenguaje: conjunto organizado de elementos verbales, gestuales, visuales,


acústicos, táctiles, etc. Estos elementos se denominan signos y se organizan
en un sistema de unidades y reglas que rigen la combinación de esas
unidades.
 Signos: existen diferentes tipos, verbales (palabras, frases, oraciones, textos),
estos pueden ser orales o escritos; icónicos (imágenes y cualquier
representación gráfica); gestuales (expresiones faciales, gestos, ademanes);
kinésicos (cualquier movimiento susceptible de producir información).
 Lengua: es el sistema de signos verbales o código lingüístico. Es un tipo de
lenguaje, el conocimiento del código lingüístico permite producir e interpretar
expresiones lingüísticas.
 Habla: consiste en los usos que los sujetos hablantes hacen de la lengua.

La Competencia Comunicativa

Es el conocimiento que despliegan los participantes del intercambio lingüístico para


comunicarse exitosamente. Incluye los siguientes componentes:

 Conocimiento gramatical: es el que nos permite realizar frases y enunciados


complejos, así como comprender el significado explícito de las expresiones
lingüísticas.
 Conocimiento textual o textural: es la capacidad de producir y procesar
textos dotados de coherencia y cohesión. Nos permite realizar y comprender
textos orales o escritos, lingüísticos o mixtos de lengua e imágenes.
 Conocimiento paralingüístico: es la capacidad de dominar la entonación, el
énfasis, la cadencia, la pronunciación, etc.; nos permite controlar la
gestualidad, la postura etc. Por él es posible interpreta los enunciados teniendo
en cuenta los movimientos y los gestos del interlocutor. En el caso de la
escritura, el empleo de signos de puntuación y entonación
 Conocimiento socio-cultural: es el que nos permite saber cómo debemos
comportarnos lingüísticamente en determinadas situaciones y ante
determinadas personas.
 Conocimiento semiótico no verbal: es la capacidad de utilizar otros códigos,
además del lingüístico y en interacción con él.
 Conocimiento pragmático: es la capacidad de adecuar el uso del lenguaje
verbal a las situaciones y ámbitos de la actividad lingüística, de acuerdo a las
intenciones de los participantes de la interacción. Incluye también el
conocimiento conversacional, que nos permite interactuar lingüísticamente
(manejo de turnos para hablar) y también la capacidad de realizar la intención
comunicativa mediante actos de habla directos e indirectos.

7
ACTOS DE HABLA

Cada vez que construimos un mensaje (cualquiera sea la intención) y emitimos


un enunciado con una finalidad estamos realizando un acto de habla, que constituye la
unidad mínima de la comunicación lingüística.
Entre los actos de habla habituales podemos señalar la aseveración (afirmar o
negar algo), la interrogación, la exclamación, la duda, el ruego o pedido y la orden.

Decir algo es ejecutar tres actos al mismo tiempo:

 Acto locutorio: lo que decimos

 Acto ilocutorio: nuestra intención al decir lo que decimos (informar, pedir,


ordenar, prometer…)

 Acto perlocutorio: el efecto que causa en el receptor nuestras palabras


(inquietar, sorprender, responder, obedecer, convencer…)

Actos de Habla Directos

Cuando la forma de un enunciado coincide con lo que pretendemos hacer y,


por lo tanto, lo que decimos es lo que queremos hacer, estamos realizando actos de
habla directos.

Ejemplos:
- Lucas terminó de pintar la pileta. (brinda una información)
- ¿Terminaste de pintar, Lucas? (busca información)
- ¡Qué bien, terminaste de pintar! (expresa un sentimiento)
- Lucas, debes pintar la pileta. (da una orden concreta al receptor)

Actos de Habla Indirectos

Existen casos en que un acto de habla puede tener dos tipos de fuerza
ilocutoria (dos intenciones): por ejemplo, si decimos ¿Cerrarías la puerta?, es una
pregunta, pero el receptor no responderá Sí o No, sino que interpretará el acto de
habla como un pedido y reaccionará de esa manera (cerrando o no la puerta).
Estos actos de habla se llaman indirectos, porque nos enfrentan al problema de
que un hablante dice algo, cuando en realidad quiere que se entienda otra cosa y el
receptor entiende esa intención indirecta del hablante.

Ejemplo:
- Lucas, ¿encenderías la estufa? (el emisor quiere que el
receptor encienda la estufa, no lo interroga)

8
FUNCIONES Y TRAMAS TEXTUALES

FUNCIONES

Se suele diferenciar los textos de acuerdo con la función del lenguaje que
predomina en ellos.

1. Informativa o referencial:predominan datos y referencias. Los textos en los


que predomina esta función son los científicos y expositivos: el relato histórico,
las notas de enciclopedia, etc. Su componente predominante es el referente.
2. Apelativa o conativa:intenta influir sobre el receptor para que piense o actúe
de determinada manera. Aparece, mayormente, en textos publicitarios y
políticos. Su componente predominante es el receptor.
3. Expresiva o emotiva: aparece en primer plano el mundo íntimo del emisor
(sentimientos, sensaciones, estados anímicos, etc.)predomina en la Literatura,
cartas y conversaciones íntimas. Su componente predominante es el emisor
4. Literaria o poética:pone énfasis en la organización interna de los enunciados
o textos, mediante el trabajo de su forma y contenido. Emplea recursos como
metáforas, comparaciones, imágenes, etc. No solo está presente en la
Literatura, sino en todos los usos del lenguaje. Su componente predominante
es el mensaje
5. Fática: relativa al contacto entre el emisor y el receptor. Aparece en la
producción de enunciados destinados a constatar que el canal sigue abierto,
sin obstrucciones (-¿Me escuchaste?/ -Sí, por supuesto/ -Bien, con tantos
gritos, no estaba seguro). Su componente predominante es el canal.
6. Metalingüística: centrada en el código. Se cumple cuando las palabras hablan
acerca de las palabras (“Te dije gordo, no para ofenderte, sino
cariñosamente”). Las palabras en un diccionario hablan de palabras, además
de su significado nos dice qué clase de palabra es. Su componente
predominante es el código.

TRAMAS

Presentamos a continuación las tramas textuales:

1. Narrativa : aparecen hechos, acciones realizadas por personas o personajes,


ordenados en una secuencia lógica y temporal.

2. Descriptiva : presenta las características de personas, objetos, procesos,


ideas. Para ello selecciona los rasgos que los caracterizan.
3. Conversacional : aparece directamente lo que cada persona dice, lo que cada
participante expresa en una situación comunicativa. La conversación avanza
según va cambiando el turno de cada participante. Esta trama suele
organizarse en momentos

- Apertura, los participantes dan comienzo a la comunicación.


- Desarrollo o nudo, se desarrolla la o las temáticas que interesan a los
interlocutores.
- Conclusión, se redondea el tema y se despedida.

4. Argumentativa : confronta ideas, se organiza en tres momentos:

- Introducción: se fija posición frente a un tema o un conflicto.


- Desarrollo : se argumenta para fundamentar esa posición.
- Conclusión : se confirma la posición inicial.

9
METALINGÜÍSTICA
LA COHESIÓN TEXTUAL

“Cohesión es la manifestación de las relaciones semánticas (de significado) de


las palabras en el plano de la lengua, entre un elemento del texto y otro que es
esencial para su interpretación”.(Martínez Zuccardi, 2013)

Si un conjunto de enunciados, que suponemos texto no está cohesionado, no


es un texto. La cohesión es una condición del texto. Se refiere a la relación entre
los elementos textuales, entre las partes del texto.
En un texto cohesionado, hay palabras que necesitan de otras para
comprender a qué se refieren; por ejemplo: sus, otros, esa. Estas palabras
establecen una referencia.
Los recursos cohesivos nos permiten referirnos a las distintas partes del texto
sin necesidad de repetir las mismas palabras. Nos permiten enlazar las ideas a
través de palabras que sirven para conectarlas estableciendo el tipo de relación
buscada según el sentido del texto.

RECURSOS DE LA COHESIÓN

A. Cohesión Léxica: comprende una serie de procedimientos que tienen en común


el uso de una palabra o un conjunto de palabras que presentan una afinidad por su
significado

Para reemplazar una palabra o frase por otra u otras, cuyos significados se
relaciona, existen diferentes recursos:

1. Sinonimia: se trata de emplear palabras o frases de significado semejante.

Ejemplo: “El conflicto se presentó imprevistamente y sin posibilidades


de solución. Nadie conocía ese tipo de problema”.

2. Antonimia: se emplean palabras enfrentadas semánticamente, o sea de


significados opuestos.

Ejemplo: blanco / negro; bueno / malo; mejor / peor

3. Repetición: es un recurso válido si la combinamos con otros procedimientos.


En muchos casos, no es fácil encontrar una palabra equivalente que reemplace a
otra sin alterar su sentido, especialmente cuando se trata de textos científicos. En
otras ocasiones, son redundantes y deben evitarse.

4. Hiperonimia e hiponimia: es la relación entre un término más general


(hiperónimo) y otros más específicos (hipónimos); permiten reconocer
clasificaciones y todo tipo de relaciones jerárquicas dentro del texto.

5. Campo léxico: las palabras se refieren a objetos, personas o fenómenos que


posee algún tipo de relación semántica (o de significado) entre sí.

Ejemplo: Los alumnos fueron campamento con sus tutores y preceptores


y algunos profesores de diferentes asignaturas. (escuela / colegio)

10
6. Nominalizaciones: son sustantivos que condensan la idea de hechos o
acciones ya mencionados en el texto. Se emplea generalmente en los textos
científicos

Ejemplo: Las placas tectónicas se mueven y desplazan constantemente; este


desplazamiento suele generar movimientos sísmicos.

B. Cohesión gramatical

1. Pronominalización: cuando nos referimos a una parte del texto ya mencionada (un
personaje, un objeto, una idea, un concepto), podemos utilizar los pronombres para
evitar las repeticiones.

Ejemplo: “Los cuadros eran excelentes. Los marcos, el espacio elegido, la


distribución, acentuaban su belleza, los favorecían. Esto atraía aún más a la clientela.
El salón estaba completo. Allí se produjo el encuentro más importante para el
artista…”

Es un recurso que señala intratextualmente la relación de un pronombre con un


elemento anterior (anáfora) o posterior (catáfora).

Ejemplos:

La niña juega con su muñeca y, a veces, la peina con cintas y broches. (Anáfora)
La viste de rosa y saca a pasear a la muñeca. (Catáfora)

2. Elipsis : es la omisión de palabras o frases que el lector puede reponer. El sujeto


tácito y el predicado no verbal son las más comunes. En el primer caso, la omisión del
sujeto, se repone si se tienen en cuenta los datos del texto y la concordancia con el
verbo. En el predicado no verbal, se omite el verbo.

3. Marcadores discursivos y Conectores : son nexos que sirven de enlace entre las
ideas. Se utilizan en función del tipo de vinculación que se quiera establecer entre
ellas: de causalidad, de oposición, etc.

RECORDEMOS

Clases de Pronombres

- Dependientes del coloquio: personales, posesivos y demostrativos.


- Dependientes del contexto: interrogativos, exclamativos, indefinidos
y relativos.

a- Pronombres Personales
1ª persona: yo, me, mi, conmigo
Singular 2 ª persona: tú, vos, usted, te, ti, contigo.
3ª persona: él, ella, ello, se, si, consigo, lo, la, le

1ª persona: nosotros / as, nos.


Plural 2ª persona: vosotros / as, vos, ustedes.
3ª persona: ellos / as, se, si, los, las, les

11
b- Pronombres Posesivos

- un solo poseedor
1ª persona: mío, mía, mi
Singular 2ª persona: tuyo, tuya, tu.
3ª persona: suyo, suya, su

1ª persona: míos, mías, mis.


Plural 2ª persona: tuyos, tuyas, tus.
3ª persona: suyos, suyas, sus

- varios poseedores
1ª persona: nuestro, nuestra.
Singular 2ª persona: vuestro, vuestra.
3ª persona: suyo, suya, su

1ª persona: nuestros, nuestras.


Plural 2ª persona: vuestros, vuestras.
3ª persona: suyos, suyas, sus

c- Pronombres Demostrativos

Cercanía a la primera persona


Singular :este, esta, esto, aquí, acá
Plural :estos, estas

Cercanía a la segunda persona


Singular :ese, esa, eso, ahí
Plural :esos, esas
Lejanía de la 1ª y la 3ª persona
Singular :aquél, aquella, aquello, allí
Plural :aquellos, aquellas

d- Pronombres Relativos

que, cual, cuales, quien, quienes, cuyo, cuya, cuyos, cuyas, cuando, donde,
cuanto, como.

Ejemplo: Llegó al lugar donde te encontré.

e- Pronombres Enfáticos (interrogativos y exclamativos)

Son los pronombres relativos, pero se encuentran en exclamaciones o


interrogaciones directas o indirectas. Siempre llevan tilde.

Ejemplos: ¡Qué alegría me diste!


Estilo Directo: ¿Qué sombrero vas a usar?
Estilo Indirecto: Te pregunté qué sombrero ibas a usar?

f- Pronombres Indefinidos

Señalan personas o cosas casi sin identificarlas: alguien, algo, alguno,


alguna, algunos, algunas, cualquiera, muchos, muchas, nada, nadie,
ninguno, ninguna, poco, todo, uno, una, unos, unas, otro, otra, otros,
otras, varios, varias.

Ejemplo: Nadie se movía.

12
Marcadores Discursivos y Conectores

Los marcadores discusivos son aquellas palabras que funcionan como enlaces y se usan,
fundamentalmente, para mostrarle al lector la organización del texto.

Marcadores Discursivos

 Iniciadores, encabezan textos, en especial, los de géneros orales planificados:


para empezar, antes de, antes que nada, etc.

 Distribuidores, separan la información o argumentos de modo que se pueden


identificar: por un lado, por el otro, por una parte, por la otra

 Enumeradores, ordenan la información para que sea más fácil identificar cada
exposición: en primer lugar, en segundo lugar, etc.

 Conclusivos y finalizadores, se emplean generalmente en textos que


argumentan para destacar la conclusión o el final de estos: en conclusión,
para finalizar, para terminar, para concluir, a modo de conclusión, etc.

 Resumidores, son muy comunes en las explicaciones técnicas o científicas


para recuperar la información previa: en resumen, en síntesis, para resumir,
etc.

 De cambio de tema, señalan la aparición de un tema lateral o menor dentro del


texto: por otra parte, en otro orden, ahora bien, con referencia a, etc.

 Desviación, inician una línea temática que se aparte de la línea central que se
desarrolla: a propósito, de paso, ya que se trata este tema, etc.

 Metatextuales, marcan lugares o momentos dentro de la organización textual


para que el lector pueda orientarse mejor en él: hasta el momento, antes, en
el capítulo anterior, más arriba, más adelante, etc.

 De punto de vista, introducen diferentes puntos de vista o enfoques de un


tema: según, a nuestro parecer, algunos autores sostienes, de acuerdo
con, etc.

 De reformulación, inician una nueva formulación de lo que acaba de decir para


que resulte más claro: es decir, para decirlo de otro modo, esto es, etc.

 De ejemplificación, introducen un ejemplo para mejorar la comprensión: por


ejemplo, a modo de ejemplo, es el caso de, para ejemplificar, etc.

 Evidenciales, subrayan una demostración: evidentemente, es indudables,


está claro que, es cierto que, como se puede observar, etc.

 Jerarquización, destacan algún segmento del texto para mostrar que es más
importante que otros: en particular, especialmente, fundamentalmente, en
especial, precisamente, sobre todo, etc.

 Conformación de un enunciado anterior, inician la fundamentación de algo que


se acaba de asegurar: en efecto, efectivamente

13
Conectores

Los conectores indican relaciones lógicas como causa-consecuencia o refutación de argumentos

 Copulativos o Aditivos, establecen una relación de coordinación, se utilizan


para acumular ideas: y, además, aparte de, asimismo, además de esto,
también, paralelamente, simultáneamente, a continuación, en otro orden
de cosas, al mismo tiempo, de la misma manera, en otros casos,
igualmente, asimismo, a esto se suma, no solo… sino también, etc.

 Disyuntivos, plantean una opción entre dos o más ideas: o, u

 Adversativos, expresan oposición o contraste en parte o totalmente en dos


segmentos del texto. Prevalece el que está encabezado por el conector: pero,
no obstante, sin embargo, contrariamente a, no obstante lo dicho, pese a
lo dicho o a lo expuesto, en cambio, por el contrario, pero en realidad, etc.

 Causales, indican relación de causalidad: por esta causa, porque, pues,


puesto que, por esta razón, por lo que antecede, como, debido a, gracias
a, etc.

 Consecutivos, señalan que una idea es consecuencia de la otra. por


consiguiente, en consecuencia, por lo tanto, consecuentemente, en
intención a, dado que, como resultado de, en razón de lo expuesto, de
modo que, por ende, como consecuencia, etc.

 Condicionales, introducen la condición sin la cual no se puede realizar algo: si,


con tal que, siempre que, en caso de que, en tanto que, mientras que, de
seguir así, etc.

 Temporales, indican si una idea es simultánea, anterior o posterior a otra:


mientras que, después, antes que, en aquel momento, mañana, luego que,
un poco después, por último, entonces, mientras, apenas, etc.

 Justificación, el segmento de texto que comienza con este conector es una


justificación de lo se dijo en el segmento anterior: ya que, debido a que,
puesto que, dado que

 Reformulación, se corrige o redefine lo que se dice antes, pero esa corrección


no es una aclaración (como en el caso de los marcadores), sino que se opone
a lo anterior para invalidarlo en parte o totalmente: en realidad, realmente, en
verdad, de todos modos, de cualquier modo

14
Símbolos para la cohesión

CONECTORES y MARCADORES DISCURSIVOS

PRONOMBRES

ELIPSIS ?

SINÓNIMOS

ANTÓNIMOS

HIPÓNIMOS

HIPERÓNIMOS

CAMPO LÉXICO

NOMINALIZACIÓN

REPETICIÓN

15
 USO CORRECTO DE “B” Y “V”

SE ESCRIBEN CON B

 Las desinencias del pretérito imperfecto del indicativo de los verbos


de la primera conjugación y del verbo IR.

narraba – cantabas - iban

 Después de M

temblar – bomba - rambla

 Los vocablos terminados en BILIDAD

divisibilidad – contabilidad – posibilidad

Se exceptúan los derivados de MÓVIL y CIVIL

movilidad - civilidad

 Las terminaciones BUNDO – BUNDA

tremebundo - vagabunda

 Las voces que terminen en el sonido B

club - Jacob - Job

 Las voces en que B preceda a otras consonantes

emblema – abnegado – obtener – absurdo

 Después de la sílabas TA – TE – TI – TO – TU (a excepción del


pretérito perfecto simple del verbo TENER

Taba – Tebas – tibia – tobogán – tuba

 Las palabras que comienzan con los sonidos BIBL o con las sílabas
BU – BUR - BUS

Biblia – burro – burla – buscar

 Las palabras compuestas de BI (dos) y BIO (vida)

bimestre – biografía

 Los prefijos SUB – AB – OB

subterráneo – abnegada – obtener

16
 El pretérito perfecto simple del verbo HABER

hube – hubiste – hubo


hubimos – hubisteis – hubieron

 Los derivados y compuestos de vocablos que llevan B

abanderado : derivado de bandera


contrabando: compuesto de contra + bando
sabiduría : derivado de saber

 Los infinitivos y voces derivadas de los verbos terminados en ABER –


EBER – BUIR – IBIR

Haber – deber – contribuir – escribir

Son excepciones : precaver – servir – hervir – vivir y todos sus


compuestos

A TRABAJAR PARA FIJAR LA NORMA

V, siempre precede a vocal y nunca se une a consonante. Debe


emplearse:
 Después de las consonantes B – D – N

subvención – adverbial – envolver

 En las terminaciones del pretérito perfecto simple del indicativo y del


pretérito imperfecto y futuro imperfecto del subjuntivo de los verbos
ANDAR – ESTAR – TENER y sus compuestos

anduve – anduviera o anduviese – anduviere


estuve – estuviera o estuviese – estuviere
tuve – tuviera o tuviese – tuviere

 En los presentes de indicativo, subjuntivo e imperativo del verbo IR

voy – vas – va – vamos – vais – van


vaya – vayas – vaya – vayamos – vayáis – vayan
ve tú

 Después de las sílabas LLA - LLE – LLO – LLU

Llavero – llevar – llovizna – lluvia

 Si el adjetivo termina en AVA – AVE – EVE – EVO – IVA ( se


exceptúan árabe y los compuestos del sustantivo sílaba)

esclava – suave – leve – nuevo – viva

17
 En las partículas CLAV y EQUIV

clavel – equivocar

 En las voces terminadas en VIRO – VIRA – ÍVORO – ÍVORA (a


excepción de víbora)

triunviro – Elvira – carnívoro – herbívora

 Las voces que comienzan con VIVI – VIVA – VIVE (a excepción de


biberón)

vivienda – vivaracho – vivero

A TRABAJAR PARA FIJAR LA NORMA

18
INICIACIÓN LITERARIA
LOS GÉNEROS LITERARIOS

Denominación que se da al grupo de obras literarias que poseen características


comunes y permite clasificarlas de acuerdo a sus caracteres, sus procedimientos
formales y sus contenidos.
El concepto de género es necesario por su carácter normativo y ordenador.
Tradicionalmente, los tres géneros fundamentales son: la lírica, la narrativa y la
dramática.

GÉNERO LÍRICO

Es uno de los géneros literarios fundamentales, es ritmo y musicalidad, es


expresión de sentimiento, es recuerdo, es belleza, es misterio.
Es ritmo y musicalidad porque desde su nacimiento está ligada a la música, tan
estrechamente que es ella la que ha dado origen a la palabra lírica. Proviene de
lira, nombre griego de un instrumento musical de cuerda. Tomó el nombre de
lírica porque en los primeros tiempos, los poetas griegos cantaban sus poesías
acompañándose de la lira. Muchos siglos después la poesía se separó de la
música y comenzó a ser recitada, pero conservó de sus orígenes la musicalidad y
el ritmo que la caracterizan.
Es recuerdo y evocación, porque el poeta en el momento de la creación
artística recuerda, evoca, es decir, vuelve al corazón experiencias y
circunstancias atesoradas en su interior.
Es expresión de sentimientos porque en la poesía, el poeta nos comunica un
estado de ánimo, dolor, alegría, nostalgia. Para eso transforma la realidad
cualquier elemento le sirve para expresar su interioridad: la naturaleza, el amor, el
hombre, Dios… y al hacernos partícipes de sus sentimientos, el autor lírico quiere
que sintamos y vivamos lo que él ha sentido y ha vivido, fusiona el mundo que lo
rodea con su vivencia personal.
Es belleza porque además del contenido importa la forma en que lo ha
expresado el poeta, quien busca intencionalmente la belleza como un camino
para lograr nuestra participación. Para ello se vale de alusiones, metáforas,
imágenes, asociaciones, construcciones sintácticas, un lenguaje rítmico y rimado.
Es misterio porque toda verdadera poesía tiene algo de inasible, que no
podemos explicar. El poeta descubre en la naturaleza, en el amor, en Dios, en el
hombre, relaciones misteriosas que los demás no perciben y consiguen
expresarlas de modo tal que un poema no puede modificarse ni una palabra sin
destruir su significación y belleza.

POESÍA TRADICIONAL Y LITERARIA

Según su origen la poesía puede clasificarse en tradicional o folclórica y


literaria.
Se denomina poesía tradicional porque surge en un pueblo como patrimonio
colectivo de la comunidad y se va transmitiendo oralmente a través de sucesivas
generaciones. De acuerdo con la definición de Ramón Menéndez Pidal es “la poesía
de un pueblo que se hace autor”.
Esta forma de poesía es anónima y susceptible de transformaciones,
recreaciones realizadas por sus intérpretes en forma espontánea.
Las formas tradicionales más usuales son los romances, los villancicos, las
coplas, cuya regularidad métrica facilita la memorización.

19
La poesía literaria es aquella cuyo autor es identificable. Se transmite en forma
escrita y, por lo tanto, se asegura un texto sin variantes.

NOCIONES DE VERSIFICACIÓN

Desde la antigüedad los elementos caracterizadores fundamentales de la


poesía son el verso, la métrica o medida y el ritmo.

El Verso :el diccionario de la Real Academia Española, define al verso como


“palabra o conjunto de palabras sujetas a medida y cadencia según reglas fijas y
determinadas”.
Literariamente, se define como la unidad rítmica que se repite para formar
estrofas o series.

La Medida :en el verso, el metro responde a un orden rítmico que se ajusta a


una norma regular en cuanto a la cantidad de sílabas. Por eso la medida de los versos
depende del número de sílabas y se clasifican de la siguiente forma:

Trisílabos = 3 sílabas
Tetrasílabos = 4 sílabas
Pentasílabos = 5 sílabas
Hexasílabos = 6 sílabas
Pentasílabos =7 sílabas
Octosílabos = 8 sílabas
Eneasílabos = 9 sílabas
Decasílabos = 10 sílabas
Endecasílabos = 11 sílabas
Dodecasílabos = 12 sílabas
Tridecasílabos = 13 sílabas
Alejandrinos = 14 sílabas

El Acento :al medir un verso se cuentan tantas sílabas como hay en la


pronunciación real, pero debemos tener en cuenta que en nuestro idioma predominan
las palabras graves. Por eso los versos que terminan con palabra grave fijan la norma,
tienen exactamente el número de sílabas que contamos.

Ejemplo:
De / ra / ra / de / li / ca / de / za
1 2 3 4 5 6 7 8

con / guar / das / co / lor / ce / re / za


1 2 3 4 5 6 7 8

Si, en cambio, el verso termina en palabra aguda o monosílaba, se le agrega


una sílaba.

Ejemplo:
U / na a / bier / ta / se / da / gris
1 2 3 4 5 6 7 +1=8

en / don / de / tiem / blan / ru / bís


1 2 3 4 5 6 7 + =8

20
Si el verso termina en palabra esdrújula, se resta una sílaba.

Ejemplo:
Por / qué es / táis / si / len / cio / sos / y / pá /li / dos
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 – 1 = 10

fren / te a / fren / te y / con / e / se / si / len / cio


1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Licencias Poéticas

 Sinalefa : es el enlace de dos vocales situadas una al final


de una palabra y otra al comienzo de la siguiente.

Ejemplo :

Por / qué es / táis / si / len / cio / sos / y / pá /li / dos

fren / te a / fren / te y / con / e / se / si / len / cio

No es obstáculo para la sinalefa que entre las vocales se interponga una h ya que ésta
es mero signo ortográfico, sin sonido alguno.

Ejemplo:
A / le / grí / a / fu / gaz / de ha / ber / vi / vi / do.

A / le / grí / a / fu / gaz / la he / re / co / no / ci / do.

 Hiato : consiste en la separación fónica de dos vocales en


palabras contiguas, que podría unir la sinalefa.

Ejemplo :
Mal / va, // hie / dra y / me / jo / ra / na,
di / gan / to / das / es / e / ne / ro .

 Sinéresis : es la contracción de dos vocales, que no


forman diptongo, en una sola sílaba.

Ejemplo :
Tam / bién / el / sub / te / rrá / ne o / ma / nan / tial

en / su / le / cho / de / jas / pe / pri / sio / ne / ro

 Diéresis : es la separación de vocales que forman


diptongo y se reconoce por su signo específico, la diéresis o crema ( ¨ ).

Ejemplo :

Co / mo / es /de a / man / tes / ne / ce / sa /ria u / san / za

huir / la / com / pa / ní / a / y el / rü / i / do

Ritmo : en la poesía el ritmo se ajusta a normas precisas y se basa en las pausas, la


medida y los acentos. El respeto de estas normas es la condición indispensable del
verso y lo que la diferencia sustancialmente de la prosa.

21
Rima: es la igualdad de sonidos finales entre dos o más versos, a partir de la última
vocal acentuada. La rima puede ser :

 Asonante o imperfecta : cuando a partir de la última


vocal acentuada, son iguales solamente las vocales.

Ejemplo:
Cuando hay alondras nuevas,
porque viene primavera,
caballero de otras tierras…

 Consonante o perfecta : cuando a partir de la última vocal


acentuada son iguales vocales y consonantes. La igualdad que se exige, en este caso,
es de sonidos y no de letras.

Ejemplo:
Suena en la palidez lunar, el viejo
hierro de la cadena y la roldana.
Ay, de la luna, el pálido reflejo,
he visto el esqueleto de Morgana

 Versos blancos o libres : son versos sin rimas, tienen


leyes rítmicas, acento y medida, pero carecen de rima.

Ejemplo:
Primavera de este año
cuando hay alondras nuevas,
mucha zambra y cortesía
porque viene primavera.
Miden cañas en la corte
caballeros de otras tierras.

En esta composición los versos impares son blancos, en cambio, los pares son
asonantes.

Recursos Expresivos

 Comparación : establece una comparación entre dos


elementos, uno real y uno evocado. Estos elementos aparecen unidos por el nexo
comparativo como.

Ejemplo : La blanca cigüeña como un garabato…

 Metáfora : asocia imaginativamente dos elementos, uno


real y otro evocado. Si nombra ambos elementos, la metáfora es “impura”; si el
elemento real no aparece, la metáfora es “pura”.

Ejemplos :

La muerte es una hebra de lágrimas que causa dolor (M.I)

Hebra de lágrimas que causa dolor. (M.P)

22
 Imágenes : se utilizan para provocar, en la mente del
lector, una representación de alguno de los cinco sentidos, imágenes sensoriales, o
de algún sentimiento, imágenes emotivas o afectivas.

Ejemplos:

La brisa movía los paraísos .(imagen visual cinética o de movimiento)


En el azul del cielo resaltaba la blanca gaviota. (imag. visual cromática)
El miedo se hizo rabia en las miradas. (imag. emotiva)

 Personificación : se otorgan a un ser inanimado


características y comportamientos humanos.

Ejemplo:
El sauce cantaba a la vera del camino.

 Anáfora : es la repetición de palabras o frases al comienzo


de cada verso.
Ejemplo :
Si pudiera beber tu sangre,
Si pudiera oír en la espera tu voz,
Si pudiera abrazar el vaivén de tu muerte.

23
LA
HISTORIETA
El origen de la historieta se
encuentra en Estados Unidos, a fines del
siglo XIX, cuando en el periodismo gráfico
se introdujeron los cartoons a todo color
para atraer mayor número de lectores.

En la Argentina, alrededor de los


años cincuenta, la historieta no sólo
aparece en los diarios, también se crean
revistas como Intervalo; Aventuras;
Patoruzito, que convocan gran cantidad
de lectores.

La historieta es un formato especial de narración en el cual el mensaje se


transmite a través del texto gráfico (elementos icónicos) y del texto lingüístico
(elementos verbales). Ambos se unen para expresar, ampliar o completar significados.
La función de los textos verbales consiste en completar el significado de la imagen:
ésta no se entiende íntegramente sin la palabra.

En las historietas se narra mediante una serie de cuadros o viñetas que


muestran a los personajes actuando, pensando. Muchas veces representan también
los escenarios donde suceden los hechos y algunos objetos o detalles.
Para leer una historieta hay que seguir determinado orden de una viñeta a otra,
que reconstruye el orden temporal en que se relatan los hechos. Las viñetas se
suceden y así se organiza una secuencia narrativa que permite contar una historia.

El dibujante de una historieta puede construir las imágenes que aparecen en


las viñetas en distintos planos, igual que en el cine. Se llama primer plano al enfoque
que muestra un personaje o un objeto, de cerca. Un personaje puede aparecer
mostrado hasta la cintura en un plano medio; hasta las rodillas, en un plano
americano o, puede verse su imagen completa a través de un plano general. Si el
plano sólo nos permite ver un detalle de una figura, se llama plano de detalle.

24
En la historieta se trabaja con recursos como:

 Viñetas

Una viñeta es una superficie limitada del papel que representa un


espacio
mínimo y un poco significativo de la acción narrada. Las viñetas se organizan por
cuadros. La presencia simultánea de lo verbal y lo icónico, aparece en el interior de
la viñeta.

 Globos

Dentro de una viñeta aparecen los globos. Estos contienen lo que dicen
los personajes en diálogo. En algunas viñetas aparecen textos llamados en “off”, es
decir, se colocan fuera del globo e indican acotaciones sobre la acción. En algunas
ocasiones el globo aparece comprimido, para indicar asombro o incertidumbre. Si
está en dirección a la frente de un personaje con una cadena de globitos, señala
que el personaje está pensando.

 Onomatopeyas ¡BUM! ¡CRASH!

Es la imitación de un sonido, de objetos al quebrarse, de golpes, voces


de animales, etc.

 Metáfora ¡! ¿?

Es la sustitución de un elemento por otro que lo evoca; las estrellas, por


ejemplo evocan el dolor; una lamparita encendida, que al personaje se le ha
ocurrido una idea; un tronco atravesado por un serrucho, que está profundamente
dormido; los signos de admiración solos, marcan asombro; los de interrogación,
duda; los corazones, afecto, etc.

 Signos cinéticos (( // ))

Señalan movimientos. Son líneas rectas o curvas que indican que el


personaje o los objetos se mueven (saltan, caminan, corren, etc.)
LOS SUPERHÉROES

Los superhéroes, que con posterioridad poblaron las series televisivas y, que
en la última década, han invadido el cine y la televisión, tienen en su mayoría, su
origen en las historietas. Batman, Superman, el Capitán América, por mencionar
sólo algunos, antes de convertirse en personajes ficticios de carne y hueso fueron
héroes de papel.

25
Características

Los superhéroes tienen en común alguna de las siguientes características:

 Tienen un origen, un nacimiento diferente al de los demás seres humanos, en un


lugar con características especiales.
 Muestran desde pequeños habilidades suprahumanas: fuerza, inteligencia…
 Tienen algún amuleto o fuente de energía que les devuelve el vigor.
 Luchan por el bien y la ley, combaten al malvado.
 Son enviados por alguien a cumplir con una serie de misiones.
 Atraviesan diferentes pruebas, pero siempre salen victoriosos.
 Carecen de debilidades, excepto la del amor
 Cuentan con una serie de ayudantes.
 Suelen ser inmortales.

26
Unidad 2
La Expresión Coherente

27
COMUNICACIÓN ORAL Y ESCRITA

EL TEXTO EXPOSITIVO O EXPLICATIVO

El texto expositivo es esencialmente informativo o referencial. Su


intención es ampliar la información del destinatario. El acento está puesto en
dar una información objetiva acerca de personajes, hechos, teorías, etc. Sin
embargo el texto expositivo no es una recopilación de datos, sino que
ejemplifica, explica, interpreta, extrae conclusiones.
El emisor de este tipo de discurso emplea un lenguaje preciso, un
vocabulario adecuado; guía su lectura, orienta al lector para su comprensión,
utilizando títulos, subtítulos, resúmenes, esquemas de contenido, subrayado,
tipografía (negrita, bastardilla…). Además supone el conocimiento que puede
tener el lector acerca del tema y a él adecua la cantidad y el tipo de
información, la profundidad de sus interpretaciones, el lenguaje especializado,
las explicaciones, etc.
En cuanto al uso de los verbos en su construcción, se emplea la tercera
persona, en tiempos del modo Indicativo (el más común es el presente, que
señala la intemporalidad de lo científico, su valor constante). En los textos
históricos, aparecen los pretéritos.
El texto expositivo puede organizarse de diferentes maneras:
- Organización Descriptiva
- Organización Problema – Solución
- Organización Causal
- Organización Comparativa
- Organización Argumentativa

Para redactar un texto expositivo debemos tener en cuenta:

 Empleo de oraciones bimembres aseverativas (afirmativas o negativas) y de


párrafos preferentemente breves.
 Las ideas principales deben expresarse en Modo Indicativo y especialmente en 3°
persona del singular.
 La información debe agregarse de manera progresiva (progresión temática.
 Partir de lo general para luego particularizar o partir de lo particular para luego
generalizar.
 La descripción sobre procesos en estos textos debe cumplir funciones informativas
y explicativas
 Emplear conectores lógico-temporales.
 Las explicaciones deben responder a los interrogantes que el tema plantea.

Reconocer la organización predominante en estos textos facilita la comprensión,


permite realizar los esquemas correspondientes, que ayudan a retener la información
más importante, sirve para elaborar resúmenes; como soporte exposiciones orales;
preparar apuntes para estudiar,; etc.

En este curso estudiaremos las dos primeras


formas de organización

28
Organización Descriptiva

Los elementos son agrupados en torno a una determinada entidad como


rasgos, atributos o características de ella. El tema o la entidad objeto de descripción
está en una posición jerárquica superior a los elementos que actúan como
descriptores.

Ejemplo:
África

África es un continente muy poco poblado con una mayoría de raza negra. Se
calcula una media de 15 habitantes por kilómetro cuadrado. Para que se hagan una
idea, en España hay una media de 70 habitantes por kilómetro cuadrado y en países
como Bélgica y Holanda, la media sube a 300.
La mayor parte de los países africanos son de reciente creación. En muchos
casos apenas si sobrepasan los 30 años de existencia. Los golpes de estado son muy
frecuentes, y también lo son las guerras civiles – como ocurre con Somalia o Angola –
y los conflictos raciales o sociales.
La economía de estos países es muy dependiente de los países desarrollados.
Se basa en una agricultura tradicional (muy poco tecnificada) que, además, se
concentra en muy pocos productos (maderas, frutas) que exportan al exterior.
En África existen muchas diferencias culturales entre las diversas zonas. Las
regiones mediterráneas y saharianas (el norte) están impregnadas por la cultura y la
religión árabe. Las zonas ecuatoriales (el centro) han tenido un menor desarrollo
cultural, y en ellas predominan las creencias animistas. En el sur subsiste una fuerte
presencia de la cultura europea, como ocurre en Sudáfrica y Zimbabwe.

 Organización Problema- Solución

Ordena la información de un texto en torno a dos categorías básicas: problema


y solución, que mantienen entre sí las siguientes relaciones:
 Temporal, el problema es anterior en el tiempo a la solución.
 Causal o cuasi causal entre ambas, de tal manera que la solución afecta de una u
otra manera a la trama causal de la que surge el problema: la solución elimina o
disminuye los efectos de alguna de las condiciones antecedentes del problema.

29
El lector puede encontrar en los textos ciertas señales que indican la presencia de
esta organización: “un problema que debe resolverse es...”, “las soluciones que
proponemos son...”, “las medidas que deben tomarse son...”

Ejemplo:

Las Comunicaciones con el Imperio

El territorio abarcado por el Imperio Romano llegó a ser inmenso. Recordemos


por un momento que incluía la casi totalidad del continente europeo, el norte de Africa
y el Oriente próximo (lo que hoy es Siria). Una extensión tan enorme suponía un
problema a la hora de comunicar Roma con los distintos puntos del Imperio. Podemos
aclarar mejor este problema si nos planteamos cuántos accidentes geográficos (ríos,
mares, montañas) había que superar para enviar mercancías, órdenes, noticias o
soldados (las legiones) desde Roma, al norte de Francia, o a Siria; por poner dos
ejemplos.
Para resolver este problema, Roma desarrolló una potente fuerza naval que
permitía comunicar entre sí y de manera segura todas las provincias del Imperio. Las
naves romanas a remo –con dos o tres filas de remeros- o a vela recorrían todo el
mar Mediterráneo. Transportaban el trigo de Egipto a la ciudad de Roma, o el vino de
Hispania a Britania (lo que hoy denominamos Gran Bretaña). De esta manera regiones
muy distantes entre sí pudieron establecer relaciones y lazos permanentes.
Por otro lado, Roma creó grandes vías y calzadas que conectaban todas las
regiones del Imperio con Roma. De esta manera, las legiones (y las mercancías o las
noticias) podían recorrer el Imperio de un lado a otro según las necesidades de cada
momento. Esta red de calzadas precisó la construcción de grandes puentes como el
de Alcántara, en la provincia de Cáceres, sobre el río Tajo, cuyos arcos centrales
miden 36 metros, o el Mérida, sobre el río Guadiana, que mide 792 metros.

PROCEDIMIENTOS DISCURSIVOS

El emisor emplea diferentes estrategias con el objeto de lograr la comprensión


del texto. La elección y el uso de estos recursos se relacionan con el tema a
desarrollar. Los procedimientos más frecuentes son:

 La definición: brinda el significado específico de un vocablo, un objeto o


un concepto. Puede presentarse de diferentes maneras:
 Usando el verbo Ser conjugado en presente de Indicativo
 Empleando la expresión se denomina, se llama o
denominado…
 Usando paréntesis, guiones o dos puntos, cuando se la quiere
presentar en forma de aclaración
 Dando a conocer el término técnico que se utiliza para denominar
el objeto
 La ejemplificación: cumple una función esclarecedora con respecto al
objeto de explicación. Para introducirla en los textos se emplean los
paréntesis, los guiones y las expresiones como; por ejemplo; es decir;
pongamos por caso; etc.

30
 La analogía: establece una similitud de un concepto o un conjunto de
conceptos con otros de diferente campo. Suelen estar introducidas por
como si; es como; es lo mismo que; tal como; etc.
 La clasificación: distribuye objetos, seres, métodos, sistemas, etc. en
diferentes agrupaciones a partir de un sistema de similitudes y
diferencias.
 La reformulación: si el emisor considera que la idea que plantea es
difícil de comprender, puede reformularla, es decir decirla de una
manera que sea más accesible para el receptor. Generalmente está
introducida por conectores: es decir; o sea; en otras palabras; para
decirlo de otro modo; etc.
 La citación: sumar el discurso de otros (voces de expertos) al propio
para darle mayor autoridad y fiabilidad.

OTROS TIPOS DE TEXTOS


TEXTO CIENTÍFICO

Los textos científicos tienen el objetivo de informar sobre la actividad y los


avances de la ciencia y la tecnología, por eso se llaman también textos técnicos.
La finalidad de estos textos se determina por el predominio de la función
referencial y el empleo de un lenguaje que expresa de forma clara y precisa el
mensaje que se desea. Utilizan también códigos no lingüísticos (fórmulas, símbolos o
recursos gráficos como cuadros). Es habitual lo expositivo (definiciones,
enumeraciones) y la argumentación (desarrollo de teorías). Estas modalidades
también se encuentran combinadas. Hay también presencia de descripción y
narración.
Los conceptos y principios son creados y definidos por la propia ciencia (no por
la lingüística); sus conceptos son universales; su función es referencial

TEXTO DESCRIPTIVO

Describir: representar a personas o cosas por medio del lenguaje, refiriendo o


explicando sus distintas partes, cualidades y circunstancias. Una de las características
de este texto es que, en su desarrollo, se va de las partes al todo. Se siguen por lo
general, parámetros de color, forma, tamaño, cualidades y se jerarquiza cada aspecto
de la descripción de acuerdo al tema.

 Toda descripción, básicamente, está compuesta por:

- Un sujeto o tema que se va describir y la ampliación que se hace de él a través


de adjetivos, sustantivos, construcciones verbales, etc.
- Un observador, que describe al sujeto desde su punto de vista. El observador
puede situarse dentro o fuera de la descripción, e incluso participar
activamente en ella. Puede describir desde un punto fijo o ir moviéndose en el
espacio, cambiando así su punto de vista.

 La extensión de una descripción puede variar. A veces, un solo adjetivo puede


caracterizar al sustantivo al que se refiere.
 Toda descripción es una ampliación de significados en relación con el tema
(persona, animal, cosa, fenómeno) que describe. Desde este punto de vista, una
definición de diccionario es también una descripción.
 Descripciones objetivas: se caracterizan por la presencia de sustantivos y adjetivos
que poseen un significado preciso y por la ausencia de palabras que marcan la
subjetividad del que describe.

31
Por ejemplo:

El cerro Inti Huasi es un afloramiento de granito de forma trapezoidal,


con la mayor base hacia el sur. Ubicado en un área ligeramente deprimida, está
rodeada por los sedimentos cuaternarios de la llanura pampeana.

 Descripciones subjetivas o valorativas: se caracterizan por la presencia de


sustantivos y adjetivos no precisos, que revelan la subjetividad o el punto de
vista del que describe.

Por ejemplo:
Cerro misterioso, eterno, de laderas funestas, me dejas asustado
y ansioso frente a tu majestuosidad.

 El retrato: es la denominación que recibe la descripción de una persona, un


posible esquema para realizarlo es el siguiente:

- Presentación general de los personajes: nombre, nacionalidad, ocupación…


- Puntualizar edad, aspecto físico, vestimenta…
- Señalar los rasgos físicos particulares que diferencian a esta persona de otras:
color de cabello, fisonomía, tipo de ojos, nariz, boca…
- Señalar los aspectos en los que los personajes se diferencian entre sí, a través
de oposición de cualidades y defectos, gustos y preferencias, modos de ser y
rasgos psicológicos.
- Conclusión general a manera de cierre.

 Predominan los verbos de estado o apariencia (ser, estar, parecer, iniciar, etc.),
Los tiempos verbales durativos (presente o pretérito imperfecto del modo indicativo),
los adjetivos y los adverbios de lugar o expresiones equivalentes

 Se distinguen dos categorías de descripciones:

- Descripción funcional: su intención es informativa (definiciones). Hay menor


vaguedad en los conceptos y enumeración. Es un texto claro, objetivo y en el que
predomina la forma verbal del presente de indicativo. La descripción puede ser técnica
(informa sobre los aspectos que permiten a un usuario entender en qué consiste y
cómo se usa un producto); científica (informa sobre los procesos y fenómenos de
cualquier campo de la ciencia); referencial (define un término de manera sucinta -
diccionario- o exhaustiva –enciclopedia-)

- Literaria: su intencionalidad es estética o literaria. No es necesariamente objetivo y,


por lo general, la forma verbal es el pretérito perfecto simple. Puede ser explícita (es
detallista y se la emplea para la constitución del mundo ficticio) o ambigua (deja librada
al lector la interpretación última, pretende movilizarlo)

TEXTO INSTRUCTIVO

Su función es apelativa. El emisor tiene la intención de regular el comportamiento del


receptor, al cual da instrucciones acerca de la forma de llevar adelante una actividad.
Pueden adoptar diversos formatos: recetas de cocina, guías de viaje, instructivos para
armar algo o para realizar experimentos, manual de funciones de aparatos, etc.
Estos textos no contienen información principal y secundaria ya que están constituidos
por una serie de datos que tienen la misma importancia ordenados cronológicamente
y/o lógicamente. Su trama es descriptiva. Pueden aparecer conectores de orden o
temporales.
Las instrucciones aparecen como órdenes, consejos o sugerencias; las formas
verbales más utilizadas son el presente del modo imperativo o el infinitivo.

32
TEXTOS PUBLICITARIOS Y DE PROPAGANDA

Tienen función apelativa. Los textos publicitarios (su intención es mostrar un producto
y alentar el consumo del mismo). Lo mismo la propaganda que, a diferencia de la
publicidad busca adherir o convencer al destinatario sobre una idea o proyecto.
Ambos, reúnen imagen y texto, usan un lenguaje sintético, directo. Con pocas
palabras se argumenta para convencer. A veces sólo se utiliza un slogan (frase breve
que sintetiza el valor del producto y es fácil de recordar).

33
METALINGÜÍSTICA
LA COHERENCIA TEXTUAL
Toda información se organiza a partir de dos tipos básicos de relaciones:

 La coherencia local, que es la relación entre las oraciones contiguas.


 La coherencia global que es la relación entre el grupo de oraciones
que apuntan a un mismo tema.

La coherencia local

Debemos tener en cuenta, en este nivel, tres factores:

1. Distribución de la información
2. Relaciones temporales y lógicas
3. Relaciones funcionales

1. Distribución de la información

La información parte de elementos dados, conocidos, recuperables y avanza


en la medida que aporta conceptos nuevos.

La información se va desarrollando a través de un juego constante entre tema


(lo que es conocido, dado) y rema (lo nuevo, es decir la información que se agrega), y
vemos cómo lo que era rema en una oración se convierte en tema de otra
(tematización).

Los procesos de tematización de los remas forman la progresión temática que


se puede organizar de distintas maneras:

1. El rema se convierte en tema de la oración siguiente.


2. A un mismo tema (aparecido en el texto) se van
asignando en oraciones sucesivas remas nuevos.
3. El rema de una oración se subdivide en dos o más
elementos que se convierten en los sucesivos temas de
las oraciones siguientes.
4. Se agrega un rema cuyo tema lo podemos deducir, pero
no figura con anterioridad en el texto.

2. Relaciones temporales y lógicas

Se dan entre oraciones contiguas y son fáciles de reconocer porque


generalmente están marcadas con las conjunciones.

Por su significado, estas relaciones pueden clasificarse en cuatro categorías:

 Aditivas, suman datos a lo ya dicho ( y, también).

 Adversativas, introducen una oposición a lo dicho ( pero, en cambio)

 Temporales, establecen una relación de tiempo ( luego, mientras, desde que).

 Causales, plantean una relación de causa y consecuencia entre las oraciones (


porque, así, en consecuencia).

34
3. Relaciones funcionales

Una idea, al relacionarse con la anterior puede cumplir distintas funciones:

 Ampliación de la información
 Rectificación
 Contraste de ideas
 Ejemplificación
 Generalización
 Especificación
 refuerzo

Coherencia Global

La relación de cada idea con el tema central se denomina coherencia global.


Analiza las diferentes ideas relacionadas con el tema central; las oraciones que se
conectan entre sí por apuntar un mismo tema, van formando secuencias; las
secuencias así formadas, configuran la macroestructura del texto.

ASÍ DEBES ANALIZAR LA COHERENCIA GLOBAL

Secuencia 1
MACROESTRUCTURA Secuencia 2
Secuencia 3

35
LA SINTAXIS
La sintaxis es la parte de la gramática que nos enseña a combinar las palabras
para construir con ellas oraciones.
A través del análisis sintáctico podemos observar cómo se ordenan y se
relacionan las palabras en la oración.
Los discursos están formados por una o más oraciones. La oración es la
menor unidad de sentido con figura tonal propia y autonomía sintáctica.
Cada oración comienza con mayúscula y termina en un punto.
Las oraciones pueden ser unimembres (sólo un miembro, no admite partición
en sujeto y predicado) o bimembres (dos miembros: sujeto – expreso o tácito - y
predicado).
Las oraciones también se clasifican en simples (no incluyen proposiciones) o
compuestas (incluyen proposiciones coordinadas y / o subordinadas).
La proposición tiene unidad de sentido, pero no es independiente, está
siempre incluida en una oración, o sea que carece de autonomía sintáctica.

La Oración Compuesta
Una oración compuesta es aquella que presenta dos o más verbos.
A cada predicado le corresponde una proposición, una unidad con estructura
oracional, esto es, con un sujeto y un predicado, que aporta un significado parcial al
significado total de la oración compuesta.

La relación que se establece entre las proposiciones que forman una oración
compuesta puede ser de yuxtaposición, coordinación o subordinación

 La yuxtaposición

Las oraciones yuxtapuestas son aquellas que se unen por medio de signos de
puntuación, es decir, no presentan un nexo gramatical que las una.

Se van de vacaciones a la playa; nosotros preferimos la montaña.

(Marconi fue el inventor de la radio ); ( Nipkow fue pionero de la televisión).

 La coordinación o parataxis
Hablamos de proposiciones coordinadas cuando no existe dependencia de una
proposición respecto de otra. Las proposiciones coordinadas pertenecen al mismo
nivel gramatical, aunque, por su significado, estén relacionadas entre sí. Pueden
estar coordinadas por conjunciones de diferentes tipos; se denominan según los
conectores o nexos coordinantes empleados.

Tipos de proposiciones coordinadas:

a) Proposiciones coordinadas copulativas

Expresan o implican suma o adición. Sus nexos más frecuentes son: y, e, ni.

(María juega) y (Pedro canta.)

(Lucas pinta un cuadro) e (Ignacio toca el violín en su cuarto).

36
b) Proposiciones coordinadas disyuntivas:

Plantean acciones excluyentes entre sí. Sus nexos más frecuentes son: o, u, o bien.

(Vuelve pronto a casa) o (tendré que castigarte)

(Deben terminar la tarea) o (el maestro se enojará)

c) Proposiciones coordinadas distributivas:

Presentan acciones alternantes en un marco temporal.


Están enlazadas por elementos correlativos: pronombres (unos... otros), o
conjunciones (tan pronto... como, bien... bien, ya... ya, ora... ora).

(Estos días tan pronto llueve) como (hace sol)

d) Proposiciones coordinadas adversativas:

Expresan la contraposición entre dos ideas. Sus nexos más comunes son las
conjunciones y locuciones conjuntivas pero, mas, aunque, sin embargo, no obstante,
sino, sino que, antes bien,...

(Mañana no tengo que ir al instituto) pero (tenemos trabajo en casa)

(Había mejorado su carácter) mas (su amiga no lo notó).

e) Proposiciones coordinadas explicativas:

La segunda proposición aclara el significado de la anterior. Sus nexos siempre se


colocan entre comas. Los más comunes son: esto es, es decir y o sea.

(Se ha detenido a los culpables) esto es,(ha terminado esta difícil situación.)

f) Proposiciones coordinadas consecutivas:


Indican las consecuencias del accionar. Sus nexos son: luego, pues, así que, de
modo que, por lo tanto, en consecuencia, por consiguiente

(Arrepentido pidió disculpas) de modo que (su hermano lo perdonó).

RECORDEMOS:
En la oración compuesta por coordinación hay dos o más
sujetos, uno para cada verbo, separados estos por un
conector. Las proposiciones que se formaron en cada
estructura (sujeto + verbo conjugado) establecen una
relación de igualdad sintáctica.

37
USO CORRECTO DE G Y J

La G tiene sonido propio, suave, delante de las vocales A, O, U, y de


consonantes. Delante de las vocales E, I, suena igual que la J.

Para dar sonido suave a las sílabas GE, GI, se coloca una U, que no suena, en
el medio: GUE, GUI. La diéresis o crema es el signo que permite el sonido de la U.

Se escriben con G

 Los vocablos que empiezan con GEO (= tierra)

geólogo geógrafo geodesia

 Las palabras que terminan en GIO – GIA – GIÓN y derivados

regio logia legión legionario

 La palabra en que aparece la partícula griega LOG (que deriva de


Logos = conocimiento)

lógica zoología biológico

 Los verbos terminados en GER – GIR – IGERAR

proteger elegir aligerar recoger


escoger dirigir refrigerar morigerar
encoger mugir regir

se exceptúan tejer – brujir – crujir – desquijerar

S e cambia G por J ante A – O

elija – dirijas – protejo - encojo

 Las terminaciones GENTE - GENCIA

negligente negligencia

38
 Los adjetivos numerales ordinales terminados en GÉSIMO – GENARIO
– GÉNITO

vigésimo sexagenario unigénito

 Las voces en que aparece el grupo GEN formando sílaba o no.

género margen gentil

 En cinco vocablos castellanos la G precede a N

gnomo – gnomon – gnosticismo – gneis - gnetáceo

 La G aparece como letra final sólo en la palabra GONG

Se escriben con J

 El pretérito perfecto simple, pretérito imperfecto de subjuntivo y futuro


imperfecto del subjuntivo de los verbos DECIR y TRAER y sus
compuestos: predecir – maldecir – contradecir – desdecir – bendecir –
contraer – extraer – retraer – distraer y en los terminados en DUCIR :
aducir – reducir – inducir – deducir – producir – conducir

dije dijera dijese dijere


trajiste trajeras trajeses trajeres
bendijo bendijera bendijese bendijere
atrajimos atrajéramos atrajésemos atrajéremos
adujiste adujerais adujeseis adujereis

 Los verbos terminados en GER – GIR, cambian la G por la Jdelante de


A o de O, para conservar el sonido

de proteger protejo proteja


de erigir erijo erija

 Los sustantivos y adjetivos terminados en AJE – JERO – JERA – JERÍA

abordaje pasajero ojera conserjería

se exceptúan : ligero – belígero – flamígero – enálage

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 Las voces en que interviene el sonido fuerte JA – JO – JU

jarro jota jurado


 En las voces derivadas que tengan J

Enrojecer ( de rojo )
Hojear ( de hoja )
Gorjear ( de gorjeo )

Practicamos para fijar las reglas

INICIACIÓN LITERARIA

GÉNERO NARRATIVO
Desde que el hombre comenzó a vivir en comunidad, gustó de reunirse con
otros seres humanos alrededor del fuego cuando terminaba el día, y sintió la
necesidad de contar a los demás sus experiencias y los sucesos que le habían
acaecido. Un pudor innato le impedía mostrarse como protagonista, refería
entonces los hechos como si le hubieran sucedido a una tercera persona. Al mismo
tiempo no podía evitar que su fantasía enriqueciera y transformara la realidad que
quería transmitir. De esa manera el relato se independizaba de su autor y cada uno
de los oyentes podía repetirlo recreándolo.
Con el transcurso del tiempo y las numerosas repeticiones, el relato se fue
depurando hasta lograr su forma definitiva.
De su primer afán de lograr la comunicación con otros seres, pasó al intento de
explicarse y explicar a los demás los misterios y fenómenos de su propia naturaleza
y los del mundo circundante. Nacen así, por ejemplo, el mito y la leyenda.
Otras formas narrativas como la fábula, el apólogo y la parábola, surgieron de
una intención didáctica. El hombre necesitaba enseñar y, encontró en ellas un
medio práctico, sencillo y eficaz de hacerlo.
Para fijar hechos históricos relevantes y exaltar las virtudes de los héroes que
los protagonizaron, creó la epopeya.
Pero es innegable que, desde sus orígenes hasta nuestros días, la narrativa ha
mantenido su vigencia, porque siempre ha existido y existe alguien a quien le gusta
contar y alguien a quien le gusta escuchar.
Como la narrativa es testimonio permanente de la vida y de las inquietudes del
hombre, ha logrado vencer las barreras del espacio y del tiempo. Se constituye en
género migratorio por excelencia, ya que cada pueblo puede importar y exportar
relatos, adaptándolos a su propia realidad.

40
Las raíces de este género son viejas y profundas. En su larga vida ha conocido
dos tipos de transmisión. Primitivamente, la oral, que consistió en la repetición de
padres a hijos a través de generaciones; más tarde, la escrita, que además de fijar
sus normas la embelleció con los recursos que le son propios.
La realidad del hombre y la relación con sus semejantes ha cambiado a lo largo
del tiempo. La narrativa, fiel a sus características de reflejarlas, también se ha
transformado.
Las formas que hoy mejor responden a la necesidad de testimoniar esas
inquietudes son, el cuento (única forma que se ha adaptado a través de los
tiempos) y la novela.
Podemos definir al género narrativo como aquel en el cual se relatan hechos
reales o imaginarios desarrollados en un tiempo y un espacio determinados.

SECUENCIA NARRATIVA

Existen, según Adam (1987) cinco elementos básicos en la secuencia narrativa:


1. Temporalidad: existe una sucesión de acontecimientos en un tiempo que
transcurre, que avanza.
2. Unidad Temática: se garantiza por, al menos, un sujeto actor.
3. Transformación: los estados cambian, por ejemplo de tristeza a alegría; de
plenitud a vacío; de pobreza a riqueza; de desgracia a felicidad; etc.)
4. Unidad de Acción: a partir de una situación inicial se llega a una situación final, a
través de un proceso de transformación.
5. Causalidad: hay intriga que se crea a través de las relaciones causales de los
acontecimientos

ESPECIES LITERARIAS

Entre las especies literarias del género narrativo encontramos las siguientes:
 Leyenda: narración tradicional de sucesos reales transformados
por la fantasía y admiración populares.
 Mito :relato tradicional sobre dioses y héroes de la antigüedad,
con carácter ritual.
 Apólogo : narración breve con intención didáctico moral.
 Fábula : breve narración, generalmente en verso, con intención
didáctica o moralizante, en la que intervienen animales u objetos
personificados.
 Parábola : relato sencillo de hechos con carácter simbólico, del
que se puede deducir una enseñanza moral por analogía.
 Cuento: obra relativamente breve (no suele superar las 3000
palabras), en la que se relata un hecho único, real o imaginario,
con pocos personajes y en la cual la acción avanza rápidamente
hacia el desenlace.
 Novela: obra literaria en prosa, de considerable extensión, en la
que se narran acciones y se describen caracteres y personajes
verosímiles o de ficción.

41
EL CUENTO

Esta Forma, que es una de las más antiguas, resulta la última en adquirir
fisonomía literaria independiente.
Podemos llegar a delimitar los siguientes rasgos específicos:
1. Es una narración breve cuyo tiempo de lectura no debe exceder de una
hora.
2. Está escrito en prosa., adopta la estructura interna propia de la narrativa:
3. Tiene autor conocido, salvo los que pertenecen al folclore.
4. Presenta una trama concentrada en tensión y peripecias para lograr un
efecto único.
5. No permite digresiones de espacio ni de tiempo.
6. No admite multiplicidad de personajes, éstos aparecen caracterizados con
los rasgos estrictamente necesarios.
7. Tiene una marcada intención, que en el comienzo fue didáctico –
moralizante, con el tiempo han aparecido nuevas intenciones:
documentales, mensaje, simbolismo, otras.

En el cuento, que es un microcosmos de la vida y también de la literatura, se


reflejan la complejidad y la diversidad del mundo en que vivimos.
Por su temática los cuentos se clasifican en: maravillosos, realistas,
fantásticos, míticos, policiales, humorísticos, de terror, de ciencia – ficción.

El cuento Fantástico

Es el relato que, por la suma de elementos reales y de elementos extraños e


inexplicables, hace vacilar entre una explicación natural o sobrenatural y deja al lector
sumido en la incertidumbre.
Teniendo como punto de partida un acontecimiento extraño, ante el cual se
produce una vacilación, que es la característica, del cuento fantástico, tanto en el
narrador como en el lector.
 Vacilación en el narrador : la ambigüedad que provoca vacilación se logra
con distintos procedimientos:

- Uso de la primera persona para dar testimonio de los acontecimientos.


El hecho de que nos afirme que él los presenció, resta posibilidades a la
falsedad, pero como el relato es inusitado, provoca duda en el lector.
- Con frecuencia emplea determinados tiempos verbales para descartar
toda la certidumbre, como por ejemplo el uso del pretérito imperfecto
“yo pensaba que…” en lugar de “yo pensé que…”

 Vacilación en el lector: consiste en la duda que surge en el lector al tratar de


explicar si son naturales o sobrenaturales las causas del fenómeno extraño.
Por dos caminos el lector intenta resolver su vacilación o admite que el
acontecimiento pueda darse en una realidad inusitada o lo acepta como
producto de la imaginación o de la ilusión.

Los temas, en este tipo de cuento, surgen de acontecimientos extraños sin los cuales
es imposible que exista lo fantástico. Entre otros temas se dan los de la magia, los
viajes en tiempo y el espacio, la transposición o fusión de mundos, el trastrueque de
vida y muerte, la transmutación de sueño y realidad.

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Lo fantástico produce, a través del suspenso, curiosidad, desazón, miedo. De
este modo el escritor logra la irrupción de lo extraño e inexplicable en el mundo
cotidiano del lector.

El cuento de ciencia-ficción

El relato de ciencia – ficción es aquél que aúna el rigor científico con la


fantasía, para presentar una perspectiva insospechada del hombre y de su ámbito
vital.

Alrededor de 1750, el mundo se vio sacudido e impresionado por los profundos


cambios sociales que acarreó la llamada Revolución Industrial. En aquellos tiempos
empezó a desarrollarse la ciencia ficción. Pero no debe olvidarse que su origen se
remonta a la literatura fantástica.
El gran maestro del género, fue sin duda, el francés Julio Verne (1828- 1905),
quien predijo en su narrativa, con asombrosa exactitud, muchos de los logros
científicos del siglo XX: cohetes, submarinos, helicópteros, misiles viajes dentro y fuera
de la Tierra. Algunas de sus obras más conocidas son: Viaje al centro de la Tierra
(1864), De la Tierra a la Luna (1865), Veinte mil leguas de viaje submarino (1870).
Científicos y exploradores posteriores ha reconocido y avalado la obra de
Verne y la de otros autores, puesto que los hechos que ellos habían imaginado en su
literatura pudieron ser demostrados.
En lengua inglesa el principal exponente del género fue George Herbert Wells
(1866- 1946). De su autoría son: La máquina del tiempo (1851), La guerra de los
mundos (1898) y El primer hombre a la luna, entre otras.
Las obras de Verne y Wells tuvieron gran difusión entre los soviéticos a
principios del siglo XX. Hubo y hay allí un gran culto por la ciencia. El mayor auge de la
ciencia ficción coincidió con las primeras experiencias astronáuticas.
En el siglo XX otros autores destacados son: AldousHuxley (1894- 1963) con
su novela Un mundo feliz (1932), George Orwell (1903- 1950) con su obra 1984 , Isaac
Asimov (1920- 1992) RayBradbury (1920- ). Estos dos últimos, de prolífica producción.

El término ciencia – ficción fue creado por Hugo Gernsback en 1929.

Si observamos este sustantivo compuesto resulta evidente la unificación de dos


palabras que apuntan a significados que de alguna manera se contraponen. La
ciencia, con su rigor, objetividad y experimentación, y la ficción, que implica fantasía
e imaginación.

La ciencia y la técnica intervienen porque el escritor incluye en su narración los


últimos avances científicos (cohetes, robots, computadoras…) y proyecta las
posibilidades de esos inventos, organizando, con la imaginación, una ficción en el
futuro o en el pasado.
Los adelantos científicos y técnicos son el punto de partida para organizar el relato
ficticio. El tema más habitual es la aventura espacial, con naves interplanetarias,
armas insólitas, monstruos de otros mundos, velocidades supersónicas, ruptura del
tiempo convencional, pluralidad de mundos, robots, materia y antimateria.

Los personajes pueden ser humanos, seres de otros mundos o seres mecánicos
(robots, máquinas que reemplazan al hombre)

El tiempo y el espacio están presentados en dimensiones distintas de las


habituales, por ejemplo el túnel del tiempo, la dimensión desconocida, los espacios
paralelos, etc.

La narración científica denuncia deformaciones de la conducta humana, poniendo


de relieve que el exceso de tecnicismo llevará a la destrucción del hombre. Busca que
el lector reflexione sobre sí mismo y sobre su condición actual de vida.

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En cuanto a los temas que resultaron más atrayentes, tanto para los escritores de
ciencia ficción como para los científicos, pueden mencionarse:

 Viajes a través del espacio y el tiempo.


 La vida en otros planetas.
 La presencia de criaturas y entornos extraños.
 La crisis y la deshumanización generadas por la ciencia y la tecnología.
 El puesto del ser humano en el universo.

A partir de estos temas cada autor, según cual fuera su visión de los
acontecimientos científicos y de la influencia de éstos sobre la sociedad, imaginó
mundos futuros mejores que el actual, sociedades terroríficas sometidas a la tiranía de
la ciencia, soluciones alternativas a lo que se impuso en la realidad histórica, dominio
del ser humano de otras razas u otros seres, inclusión de la raza humana en un
universo complejo e infinito.

LA NOVELA

Esta especie literaria tiene en común con el cuento la trama narrativa y el


narrador, los personajes, el espacio y el tiempo. Los dos proporcionan un
conocimiento de la realidad y enriquecen al lector al multiplicar, a través de la ficción,
sus experiencias vitales y al detectar en los personajes ficticios algunas claves de su
propia vida. Otro punto de acercamiento, sobre todo en la narrativa actual, es el
propósito de divertir e interesar al lector.
Sin embargo, la novela posee mayor extensión que el cuento, este rasgo
permite establecer las siguientes diferencias:

 La trama narrativa de la novela puede incluir varios momentos de tensión o


clímax, que sostiene el interés por la lectura; mientras que el cuento,
generalmente, tiene uno solo. Estos momentos de tensión de la novela son los
que permiten dividirla en capítulos o unidades episódicas.

 En la novela, el espacio y la época pueden aparecer caracterizados de manera


minuciosa y detallista, del mismo modo que los personajes. También admite
mayor cantidad de personajes principales y secundarios que el cuento.

 La novela da una visión total y, por ello, compleja de sucesos heterogéneos. El


cuento, en cambio, enfoca un aspecto parcial de la realidad, pero con
intensidad.

Resulta difícil elaborar una clasificación que sea válida para las múltiples
variantes novelísticas existentes, pues la novela, goza de gran libertad de temas,
estructuras y técnicas narrativas.
A grandes rasgos, podemos dar la siguiente clasificación:
- Caballeresca: se caracterizó por narrar múltiples aventuras fantásticas,
realizadas por un caballero que perseguía el triunfo de un ideal. Ej.
Amadís de Gaula.

- Pastoril: se cultivó durante el Renacimiento. Es de contenidos


idealistas, como la anterior, pero carece casi de acción. Se desarrolla
en el marco de una naturaleza apacible, pacífica e idealizada, que se
identifica con las tristes quejas y lamentaciones de los pastores

44
desdeñados por las mujeres que aman. Los sentimientos suelen ser
artificiosos y exagerados. Ej. Los sietelibros de Diana, de Jorge
Montemayor.

- Sentimental: trata fundamentalmente sobre los sufrimientos que


padecen los enamorados para lograr la felicidad que aspiran y que, con
frecuencia, no alcanzan. Ej. Cárcel de amor, de Diego de San Pedro
(siglo XV).

- De viajes y aventuras: también llamada bizantina, se caracteriza por


narrar una serie de aventuras, naufragios, peligros, etc., con fantástico
realismo, a los cuales se ven sometidos los protagonistas. Ej. Trabajos
de Persiles y Segismunda, de Cervantes.

- Picaresca: narración de carácter autobiográfico en la cual el


protagonista, un pícaro relata su humilde origen, infancia y aventuras,
mientras se gana la vida sirviendo a distintos amos. El pícaro es un
antihéroe cuya finalidad en la vida queda reducida a vencer el hambre.
La primera novela picaresca española fue El Lazarillo de Tormes, de
autor anónimo.

- Histórica: el creador de esta novela fue el escocés Wlter Scott, autor


de Ivanhoe, quien creaba una ficción narrativa, pero con personajes,
hechos y lugares históricos.

- Costumbrista: surge de la observación minuciosa de la realidad. El


escritor se interesa por destacar lo que resulta pintoresco y llamativo en
la sociedad que lo rodea. Ej. Sotileza, de José Pereda.

- De análisis psicológico: profundiza en el análisis de los personajes


novelescos. Analiza su personalidad, su conciencia, sus móviles,
sentimientos, evolución y conducta. El creador de este tipo de novela en
España es Juan Varela, con su obra Pepita Jiménez.

- Policial: relato en el que predomina la nota de misterio, que


generalmente se refiere a un hecho delictivo, a sus móviles, su
investigación y el descubrimiento del culpable. Su principal recurso es la
emoción, por lo que procura despertar en el lector la expectación, la
curiosidad y el interés. Suele reconocerse como iniciador de ésta a
Edgar Allan Poe, con su personaje Auguste Dupin.

- De ciencia ficción: explora el campo de lo posible apoyado en la


evolución actual de la ciencia y de la técnica.Anticipa hechos por ahora
inexistentes o imaginarios, pero posibles. El narrador elabora hechos o
mundos imaginarios, tal como la ciencia actual le permite vislumbrarlos.
Ej. Crónicas Marcianas, de RayBradbury

45
LA NARRACIÓN

Es un tipo de texto cuya trama predominante es la narrativa, puede abarcar


situaciones reales o imaginarias y presenta las siguientes características:

Es un relato donde se distingue una introducción (presentación), un desarrollo


(nudo) y un final (desenlace)
Hay situaciones unidas lógicas y temporalmente
La característica fundamental consiste en que se refiere, ante todo, a acciones
de personas, de manera que las descripciones, objetos u otros elementos quedan
subordinados.

Estructura narrativa

Situación inicial: los personajes se mueven sin novedad por lugares habituales
Complicación: o conflicto, donde algo ocurre y que debe resolverse
Resolución: puede ser negativa o positiva
Marco: se denomina así a las circunstancias de lugar y tiempo determinado en que
ocurre un suceso y a los personajes.

FORMAS VERBALES EN TEXTOS NARRATIVOS

En los textos narrativos predominan los verbos que expresan acciones. El


pretérito perfecto simple es el tiempo más usado ya que expresa los hechos como
sucedidos, su empleo da vivacidad y rapidez al texto. El pretérito imperfecto de
indicativo aporta información complementaria y se emplea también en las
descripciones. El presente de indicativo se utiliza para aproximar los hechos al lector,
este tipo de presente se llama, histórico.

TIEMPOS VERBALES FINALIDAD

Pretérito Perfecto Simple Para los hechos nucleares; hace avanzar


la narración

Pretérito Imperfecto Muestra hechos secundarios y se usa


también en descripciones y explicaciones.
Es habitual en la situación inicial del relato.

Pretérito Pluscuamperfecto Permite diferenciar los hechos anteriores


del eje nuclear del relato.

Presente Da viveza y animación a lo que se cuenta,


sugiere una temporalidad abierta y produce
un efecto de movilidad.

Presente Histórico Se emplea con un matiz de universalidad y


no genera una idea de presente.

Futuro Para hechos posteriores al momento de la


narración. Puede aparecer en
predicciones.

Condicional Simple Indica acciones futuras con respecto a lo


narrado.

46
ESTRUCTURAS SINTÁCTICAS

Empleo de una sintaxis con predominio de sustantivos y verbos y proposiciones


coordinadas crea un ritmo más dinámico.

NARRADOR Y PUNTO DE VISTA

El narrador es el que cuenta la historia; quien da vida al relato y conduce la


acción de la historia. Es importante diferenciar entre autor y narrador. El autor es la
persona que escribe el texto; el narrador es la voz que nos relata los hechos
sucedidos.

A- Narrador Externo: habla en tercera persona pues no tiene existencia propia: tiene
dos posibilidades:

A1- Narrador omnisciente: que sabe todo sobre los personajes: lo que hacen y
dicen, lo que sienten, dicen anhelan. Actúa con un conocimiento completo de todo:
sentimientos, pensamientos, acontecimientos, situaciones.

A2- Narrador no Omnisciente, Narrador Objetivo o Narrador Video: sólo sabe


lo que ve y oye. No puede adentrarse en el mundo interior de sus personajes.

B- Narrador: situado en el punto de vista interno (tiene tres posibilidades):

B1- Narrador en primera persona: habla el personaje, no es sólo una voz, tiene vida,
personalidad. Puede ser el protagonista o uno de los protagonistas de la historia; se
denomina narrador protagonista. A veces pueden coincidir autor y narrador
(autobiografía). También puede ser un personaje secundario que narra en primera
persona; es entonces narrador testigo porque es un personaje secundario o un
testigo de los hechos y no participa directamente en la acción.

B3- Narrador en tercera persona: adopta el punto de vista de uno de los personajes,
sólo registra lo que este personaje ve y oye. Relata lo que les sucede a otros sin
participar de la historia.

PERSONAJES

Normalmente son personas, pero también pueden ser otros seres reales o
imaginarios. El personaje, héroe o protagonista, es el elemento central de la acción
narrativa. El personaje puede manifestarse de varias maneras: por la caracterización
directa: cuando el narrador, a través de distintos retratos dice cuáles son las
cualidades (bueno, generoso, codicioso, ingenuo…); por la caracterización indirecta:
cuando es el lector el que debe deducir el carácter del personaje partiendo de lo que
hace, del juicio que de él dan otros personajes o de su modo de ver la vida.

EL ESPACIO

Los acontecimientos suceden en uno o varios lugares. A veces, el espacio puede


tener rango de protagonista.

47
EL TIEMPO

a- Tiempo Externo: es la época en la que se desarrolla la acción, es decir, la


época en la que sucede lo narrado.

b- Tiempo interno: es la forma en la que se ordenan cronológicamente los


acontecimientos del relato. Lo más frecuente es el orden lineal, pero no
siempre es así, y en la narrativa actual muchas veces la acción empieza en un
momento determinado de la historia y después se cuentan unos hechos que
han sucedido con anterioridad (técnica del flash back). A veces, incluso, los
acontecimientos se disponen de una manera desordenada, por ejemplo,
empezando por el final.

GÉNEROS PERIODÍSTICOS QUE NARRAN

 Noticia: es el relato oral o escrito de un suceso interesante y actual. Un


acontecimiento se convierte en noticia por su actualidad, su proximidad al
lector, su trascendencia, su relevancia. Genera sensación de imparcialidad
en su mensaje por medio de la tercera persona. Responde a seis preguntas
esenciales: ¿Qué ha sucedido? ; ¿Quién/es son los protagonistas del
hecho? ; ¿Cómo ha sucedido? ; ¿Cuándo ha ocurrido?; ¿Dónde ha
sucedido? ; ¿Por qué ha ocurrido?
Presenta la información esencial en su título y su copete. En el cuerpo
aparece la información accesoria.

 Crónica: es una narración informativa; generalmente se inicia con la


descripción de la situación significativa, luego se van desarrollando los
hechos de manera ordenada y secuencial, para terminar, en el caso de la
crónica periodística, en una conclusión u opinión sobre los mismos; en una
crónica literaria el autor no siempre conoce en que terminará el tema.

48
LA NARRACIÓN

Es un tipo textual en el que un narrador cuenta una serie de hechos ubicados en un


tiempo y un lugar, vividos por personajes.

Se organiza según: Se reconoce por ciertos:

ESTRUCTURA ASPECTOS TEXTUALES


Situación inicial Conectores temporales
Complicación Enunciados referidos
Resolución Descripciones
Situación final Comentarios
Tiempos verbales
Puede ser

LITERARIO NO LITERARIO
Imaginado por un autor Hechos reales
Tema: sin restricciones Temas sucedidos
Lenguaje subjetivo Lenguaje informativo

El Paratexto

Es lo que rodea o acompaña al texto, pero que no es el texto principal.


Tiene elementos icónicos y verbales. El paratexto pude ser editorial o autoral.

 Paratexto Editorial: es la cara del libro, lo exterior. Posee elementos


icónicos (ilustración, dibujos, fotografías, etc. y diseño, diagrarmación,
tipografía) y elementos verbales (tapa, contratapa y solapa; anteportada,
portada, posportada, título de colección, director, lista de obras del autor,
menciones legales, fechas, ediciones, dirección editorial; colofón.

 Paratexto Autoral: es básicamente verbal (título, dedicatoria, prólogo,


epílogo, epígrafe, índice, notas, bibliografía, glosario, apéndice), aunque
hay autores que ilustran sus libros (gráfica).

49
El Paratexto Periodístico

 Portada: es la primera página de un diario (tapa). Posee: nombre del diario


(aparece, generalmente en un recuadre junto a la fecha, datos como nombre
del director, logo, empresa editora, lema, precio) ; titulares(presenta la
información que el diario considera importante, lo cual se evidencia por su
tipografía y diagramación) ; fotos (aparecen también en el cuerpo del diario
y pueden funcionar como ilustración y/o como documentos que prueban las
afirmaciones que se realizan en el texto)
 Sección: generalmente aparece en la parte superior de la página el nombre
de la sección: Política, Economía, Opinión, Sociales, Policiales,
Internacionales, Nacionales, etc.
 Títulos: brindan acceso a la información y/o llaman la atención del lector a
través de una opinión. Su tipografía y diagramación indican la jerarquización
de la información. Las informaciones más importantes suelen ser
presentadas en las páginas iniciales. Si se toma en cuenta la página doble,
las noticias más importantes aparecen en las páginas pares (a la derecha
respecto del lector).
 Volanta: en una tipografía menor que la del título, pero mayor que la del
cuerpo de la nota, se ubica arriba del título y sirve para anticipar la
información y facilitar la comprensión del título.
 Bajada: tipografía similar a la volanta, puede aclarar el título o conectar el
título con el cuerpo de la nota y/o con la foto. Generalmente el conjunto
volanta, título y bajada ofrecen los datos esenciales de la noticia.
 Copete y Cabeza Informativa: presenta los datos esenciales de la
información. Si se trata de una entrevista puede servir para presentar al
entrevistado. En la actualidad tiende a desaparecer, en la medida en que
sus funciones son cumplidas por el primer párrafo de la nota, que recibe el
nombre de cabeza informativa y que, algunos diarios, destacan con negrita
o cursiva. Este texto no es paratextual, aunque sí lo es la tipografía.
 Epígrafe o pie de foto: en los diarios se denomina así a la frase que
acompaña la foto de prensa. Suelen estar ubicados debajo o al costado de
las fotos; algunos tienen función informativa; otros, expresan la opinión del
autor de la noticia.

50
UNIDAD 3
La Importancia de Opinar

51
COMUNICACIÓN ORAL Y ESCRITA

EL TEXTO ARGUMENTATIVO
Toda vez que un emisor toma posición frente a un tema, frente a un hecho, y
argumenta para convencer, estamos frente a un discurso argumentativo. Este texto
tiene función apelativa.

El texto argumentativo se organiza en una secuencia que plantea una


introducción o hipótesis inicial (explicación acerca de un tema o un problema que da
lugar a diversidad de opiniones). Después, el desarrollo, donde se utilizan, ejemplos
representativos, argumentos para convencer al receptor de algo que se afirma o se
niega, con lo cual se confirma la hipótesis inicial. Finalmente, se cierra la
argumentación con una conclusión que resume las ideas planteadas.

La argumentación implica compromiso, es polémica. Este tipo de discurso,


cualquiera sea su formato, obliga al destinatario a reflexionar sobre u tema, a
desmenuzarlo y a tomar una posición : la misma del emisor; la contraria; la que integra
elementos de diferentes posiciones.

Existen variados textos pertenecientes a diferentes ámbitos que desarrollan


esta trama : conversaciones cotidianas; cartas de lectores; discursos políticos ;
sentencias jurídicas; notas de opinión; editoriales; ensayos; textos de información
científica; avisos publicitarios; propagandas; reseñas críticas…

El argumentador puede convencer a través de un discurso basado en


demostraciones científicas o puede persuadir apelando a la emoción del receptor.

Las estrategias para elaborar un texto argumentativo son variadas y su


elección depende del tema, del destinatario, de la intención. El emisor para dar
razones que justifiquen su posición puede emplear, entre otras, las siguientes:

 Ejemplos o anécdotas: para mostrar uno o más casos que apoyen lo que
asevera.

 Comparaciones: que le permitirán mostrar ventajas y desventajas de las


situaciones planteadas.

 Generalizaciones: extiende a todas las situaciones, algo que se refiere a un


hecho.

 Apelaciones a la sensibilidad del receptor: busca conmoverlo y predisponerlo


favorablemente, lo invita a participar.

En lo que respecta a la relaciones entre las ideas, se utilizan frecuentemente


los conectores lógicos de causa – efecto: porque – pues – en consecuencia – así – de
modo que – por lo tanto – por consiguiente ; conectores de oposición como : pero – sin
embargo – no obstante – a pesar de – por el contrario – por otra parte …

Leemos el texto propuesto para analizar


su contenido y organización

52
La Intrusa
por Pedro Orgambide

Ella tuvo la culpa, señor juez, hasta entonces, hasta el día que llegó, nadie se
quejó de mi conducta. Puedo decirlo con la frente bien alta. Yo era el primero en llegar
a la oficina y el último en irme. Mi escritorio era el más limpio de todos. Jamás me
olvidé de cubrir la máquina de calcular, por ejemplo o de planchar con mis propias
manos el papel carbónico. El año pasado, sin ir más lejos, recibí una medalla del
mismo gerente.

En cuanto a ésa, me pareció sospechosa desde el primer momento. Vino con


tantas ínfulas a la oficina. Además, ¡Qué exageración!, recibirla con un discurso, como
si fuera una princesa. Yo seguí trabajando como si nada pasara. Los otros se
deshacían en elogios. Alguno, deslumbrado, se atrevía a rozarla con la mano. ¿Cree
usted que yo me inmuté por eso, señor juez? No, tengo mis principios y no los voy a
cambiar de un día para el otro.

Pero hay cosas que colman la medida. La intrusa, poco a poco, me fue
invadiendo. Comencé a perder el apetito. Mi mujer me compró un tónico, pero sin
resultado. ¡Si hasta se me caía el pelo, señor, y soñaba con ella! Todo lo soporté,
todo. Menos lo de ayer. ”González” – me dijo el gerente – “lamento decirle que la
empresa ha decidido prescindir de sus servicios”.

Veinte años, señor juez, veinte años tirados a la basura. Supe que ella fue con
la alcahuetería. Y yo, que nunca dije una mala palabra, la insulté. Sí, confieso que la
insulté, señor juez, y que le pegué con todas mis fuerzas. Fui yo quien le dio con el
fierro. Le gritaba y estaba como loco.

Ella tuvo la culpa. Arruinó mi carrera, la vida de un hombre honrado, señor. Me


perdí por una extranjera, por una miserable computadora, por un pedazo de lata, como
quien dice.

53
METALINGÜÍSTICA

EL VERBO

Aspectos semántico y morfológico

Desde el punto de vista semántico, los verbos designan acciones o estados. Al


nombrar acciones, desempeñan un papel fundamental en los textos narrativos.

 Conjugados en modo indicativo expresan las acciones como reales o


posibles .

Ejemplo:
A nosotros, nos agrada ir al cine.

 Conjugados en modo subjuntivo, las acciones entran en el plano de lo


posible.

Ejemplo :
Que nos agrade el cine es una cuestión familiar.

 Conjugados en modo imperativo, los verbos expresan acciones


recomendadas u ordenadas.

Ejemplo :
Ve al cine con tu familia.

Desde el punto de vista morfológico, el verbo se caracteriza por sufrir


accidentes de número, persona, tiempo, modo y voz. El conjunto de accidentes que
sufre una misma palabra se llama paradigma.

Raíz y desinencia

Los verbos están formados por dos elementos: la raíz (que se mantiene
invariable en los verbos regulares ) y la desinencia (que expresa los accidentes).

Ejemplo: Caminar camin- -ar


Raíz Desinencia

54
VERBOS REGULARES E IRREGULARES

Los verbos regulares no sufren variaciones en la raíz y adoptan, en la


conjugación regular, las desinencias de los verbos modelo: amar, temer y partir.

Los verbos irregulares, en cambio, son aquellos que representan variaciones


en la raíz o la desinencia respecto de los modelos regulares correspondientes a su
conjugación.

La mayor parte de las irregularidades que se presentan en la conjugación


castellana afectan la raíz verbal.

 Si un verbo es irregular en el presente del modo indicativo, mantiene esa


irregularidad en los presentes de subjuntivo e imperativo.

Ejemplo: Perder

Pte. Ind. Pte, Subj. Pte. Imp.

pierdo pierda pierde

 Si un verbo es irregular en el pretérito perfecto simple, mantiene esa


irregularidad en el pretérito imperfecto del subjuntivo y en el futuro
imperfecto del subjuntivo.

Ejemplo: Servir

Pto. Perf. Simp. Pto. Imp. Subj. Fut. Imp. Subj.

sirvió sirviera sirviere

 Si un verbo es irregular en el futuro imperfecto del indicativo, mantiene esa


irregularidad en el condicional simple.

Ejemplo: Tener Temeré (verbo modelo)

Fut. Imp. Ind. Cond. Simp.

Tendré tendría

55
VERBOS DE IRREGULARIDAD COMÚN

Se denominan verbos de irregularidad común, a aquellos que sufren


variaciones o irregularidades que afectan a grupos más o menos numerosos de
verbos. Entre este tipo de variaciones, las más comunes son las siguientes:

 La e tónica de la raíz se convierte en i en los siguientes tiempos y


verbos:

TIEMPOS: presente de indicativo, de subjuntivo y de imperativo - pretérito


perfecto simple – pretérito imperfecto de subjuntivo – gerundio.

VERBOS: servir – concebir – medir – despedir – elegir…

 La e tónica de la raíz se diptonga en ie

TIEMPOS: presente de indicativo, de subjuntivo y de imperativo.

VERBOS: acertar – atravesar – comenzar – despertar – empezar – manifestar –


negar – regar – sembrar – cerrar – tentar – confesar…

 La e tónica de la raíz de diptonga en ie o se transforma en i

TIEMPOS: presente de indicativo, de subjuntivo y de imperativo – pretérito


perfecto simple – pretérito imperfecto de subjuntivo – futuro imperfecto de
subjuntivo – gerundio.

VERBOS: sentir – herir – hervir – divertir – convertir…

 Cambia la e o la i de la raíz por la d

TIEMPOS: futuro imperfecto de indicativo – condicional simple.

VERBOS: tener – valer – salir…

 Laotónica de la raíz se diptonga enue

TIEMPOS: presente de indicativo, de subjuntivo y de imperativo.

VERBOS: apostar – consolar – contar – mostrar – poblar – probar – renovar –


rogar – soltar – sonar – soñar – tostar – volar – mover – acordar – almorzar –
avergonzar – colgar – encontrar …

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 L a i de la raíz se diptonga en ie, esta variación la poseen sólo los
verbosAdquirir e inquirir,en presente de indicativo, de subjuntivo
y de imperativo.

 La u de la raíz se diptonga en ue , esta variación la sufre sólo el verbo


jugar en presente de indicativo, de subjuntivo y de imperativo.

 La c de la raíz se convierte en g

TIEMPOS: presente de indicativo y de subjuntivo

VERBOS: hacer y sus compuestos

 Cambia la c de la raíz por zc

TIEMPOS: presente de indicativo y de subjuntivo.

VERBOS: crecer – agradecer – padecer…

 Cambia la c de la raíz por zc y la c por j, estas variaciones concurren


ambas en un mismo verbo

TIEMPOS: presente de indicativo y de subjuntivo – pretérito perfecto simple –


pretérito imperfecto de subjuntivo – futuro imperfecto de subjuntivo.

VERBOS: reducir – conducir – deducir – traducir…

 Agregan g en la raíz

TIEMPOS: presente de indicativo y de subjuntivo.

VERBOS: poner y sus compuestos – tener sus compuestos

 Agregan g o ig delante de a y o, en la desinencia

TIEMPOS: presente de indicativo y de subjuntivo.

VERBOS: valer – salir – venir – caer

 Agregan y a la raíz

TIEMPOS: presente de indicativo, de subjuntivo y de imperativo

VERBOS: los terminados en –uir : excluir – huir – concluir – construir – destruir


– obstruir…
57
ACENTUACIÓN
Las palabras, según su acento, se clasifican en :

 Agudas : son las palabras cuya última sílaba es tónica. Llevan tilde
cuando terminan en N ,S o Vocal.

Ejemplos: Camión – Compás – Café – Reloj – Pared

 Graves : son aquellas palabras cuya penúltima sílaba es tónica. Llevan


tilde cuando terminan en consonante distinta de N o S.

Ejemplos :Césped – Carácter – Tórax – Fragata – Papeles –


Margen

 Esdrújulas : son las palabras cuya antepenúltima sílaba es tónica.


Siempre llevan tilde.

Ejemplos : Matemática – Pájaro – Síntesis – Hipótesis

 Sobresdrújulas : son voces compuestas formadas por inflexión verbal


+ pronombre enclíticos (pospuestos a la forma verbal). Llevan el acento
en la sílaba anterior a la antepenúltima, siempre llevan tilde.

Ejemplos : Indícamelo – Cómpreselo – Dígamelo

 Los monosílabos no llevan tilde.

Ejemplos : Mar – Tren – Fue – Fui – Vio – Dio – Miel

 Algunos monosílabos cumplen diferentes funciones. En ellos, la


tilde sirve para distinguir esas funciones. Tal acento recibe el
nombre de diacrítico.

Monosílabos que admiten acento diacrítico

Dé : inflexión del verbo dar


De : preposición

Té : sustantivo
Te : pronombre personal

Tú : pronombre personal
Tu : pronombre posesivo

Él : pronombre personal
El : artículo
Mí : pronombre personal
Mi : pronombre posesivo
Mi : sustantivo

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Más : adverbio de cantidad
Mas conjunción adversativa

Sí : adverbio de afirmación
Sí : pronombre personal
Si : conjunción condicional
Si : sustantivo

Sé : inflexión del verbo Ser


Sé : inflexión del verbo Saber
Se : pronombre personal

CASOS ESPECIALES

LA CONJUNCIÓN O

Lleva tilde cuando se escribe entre cifras para evitar la confusión con el
cero.

Ejemplo : 4 ó 5

LOS DEMOSTRATIVOS

ESTE – ESE – AQUEL (femeninos y plurales), no llevan tilde, se


diferencia su función (adjetivo o pronombre), según el contexto.

VOCES ENFÁTICAS

Son los pronombres interrogativos y exclamativos.

Ejemplos : ¿Quién golpea? ¡Qué tarde!

VOCES COMPUESTAS

- Adverbios terminados en MENTE: son palabras compuestas por adjetivo +


mente. Si el adjetivo lleva tilde, lo conservan.

Ejemplo :útilmente útil + mente


Suavemente suave + mente

- Dos adjetivos unidos por guión: conservan cada uno su tilde.

Ejemplo : teórico – práctico

- Verbo agudo + pronombre enclítico: conserva su tilde.

Ejemplo :peinóse (peinó + se)

59
ACENTUACIÓN DE MAYÚSCULAS

- Las mayúsculas llevan tilde toda vez que les corresponda

Ejemplo :Ángela Álvarez viajó a África.

CORRECCIÓN DE ACENTUACIONES VICIOSAS

 Son palabras AGUDAS

Ahí – Ojalá – Cariz – Oscar – Cenit – Reptil – Hayáis – Senil – Hostil – Sutil

 Son palabras GRAVES

Acrimonia – Aerolito – Intervalo – Liturgia – Pedicuro – Zafiro – Neuralgia –


Demagogia – Transeúnte – Caracteres – Saúco – Colega – Cofrade – Miope –
Símil – Táctil – Retahíla

 Son palabras ESDRÚJULAS

Aeródromo – Miríada – Prístino – Anhídrido – Velódromo – Táctiles –


Autódromo – Dínamo – Búscalo

60
INICIACIÓN LITERARIA

EL GÉNERO DRAMÁTICO

El diálogo como recurso literario es la conversación de dos o más


personajes. Un diálogo literario puede transmitirnos varios datos a la vez, por
ejemplo, la situación planteada entre los personajes, su estado de ánimo, su
aspecto social, etc., tiene la característica de darnos una visión inmediata de
los personajes: ellos mismos aparecen sin que intermedie el narrador.
Encontramos diálogo en la narrativa, en el teatro y en la poesía, aunque
es en el segundo género donde el diálogo es característico. A través de él y de
las acciones de los personajes, se transmiten los hechos al espectador.

Drama es una palabra de origen griego y significa hacer. Indica las


acciones que los actores llevan a cabo en un escenario y, en consecuencia, es
el género literario en el cual los hechos se representan. Las obras están
pensadas para ser representadas en un espacio físico, es decir, en un ámbito
teatral y ante un público.

Podemos definir, entonces, al género dramático como el género al que


pertenecen las obras representables en un escenario mediante la acción y el
diálogo.

CLASIFICACIÓN

Las obras teatrales se pueden clasificar en mayores y menores. Entre las


mayores encontramos las siguientes:

 Tragedia: obra extensa de tono solemne, tema serio,


personajes elevados y final desgraciado. Por ejemplo: Edipo
rey, de Sófocles o Macbeth, de Shakespeare.

 Comedia: obra de cierta extensión que carece de solemnidad.


Su tono es satírico, el tema es popular, los personajes,
comunes y el desenlace grato. Por ejemplo: Ladama boba,
de Lope de Vega o La posadera, de Goldoni.

 Drama: obra que combina lo desgraciado con lo feliz.


Presenta un conflicto doloroso y lo sitúa en la realidad, con
personajes menos grandiosos que los héroes trágicos y más
cercanos a la humanidad corriente. Emplea todos los tonos,
desde el más humilde hasta el más elevado; el desenlace
puede ser venturoso o funesto. Por ejemplo: Lavida es
sueño, de Calderón de la Barca

61
Entre las obras menores encontramos:

 Paso: diálogo burlesco entre dos o tres actores; los


personajes son tipos y la acción muy simple. Por ejemplo:
El paso de las aceitunas, de Lope de Rueda.

 Entremés: pieza corta de tono realista; es una especie de


cuadro de costumbres, más evolucionada que el paso. Se
representa en los entreactos de una función teatral. Los
personajes son típicos. Por ejemplo: El retablo de las
maravillas, de Cervantes.

 Zarzuela: representación de diálogos dinámicos y


picarescos con canciones. La acción es ágil y los
personajes están tipificados. El lenguaje es fluido. Divierte
al espectador, busca el efecto con música y color. Por
ejemplo: La verbena de la paloma, de Ricardo de la Vega y
el maestro Bretón.

 Grotesco: representación que mezcla lo cómico con lo


absurdo y lo deforme. El tema es serio porque muestra una
situación social o la angustia de un personaje. El espacio
es más limitado que en la zarzuela y los personajes son
seres que sufren. El lenguaje es fragmentario porque a ese
personaje le cuesta expresarse. Si bien se dan algunos
juegos de palabras que pueden hacer reír, la densidad de
la obra provoca perplejidad y angustia al espectador, y lo
invita a reflexionar. Por ejemplo: Mateo, de Discépolo o La
patente , de Pirandello.

Elementos constituyentes del teatro

Para existir como tal, el teatro necesita de los siguientes elementos


integradores:

 El autor de la obra: es el punto de partida porque


proporciona el material primario, el texto.

 La obra: es el texto sobre el cual se estructura la


representación.

 El director escénico: es una especie de coordinador de


movimientos y partes; recrea, inspirado por el texto, con la
actuación del actor y con el aporte de los técnicos.

 El actor: presta cuerpo, figura, voz, alma y vida a los


personajes. Traduce a un lenguaje visual y auditivo las
palabras y los silencios del texto, esto es, interpretar. De
todos los elementos, el actor es el único que enfrenta al
público.
62
 Los accesorios escénicos: incluyen el decorado, las
luces, la utilería, el vestuario, el maquillaje, la maquinaria, la
música y crean la ilusión de realidad en la escena.

 El público: es quien recibe la representación; por él existen


los elementos anteriores y es el único juez de ese
mecanismo. El mismo autor de la obra presupone, mientras
la escribe, la existencia de los espectadores. Esta
característica hace del teatro un arte eminentemente social.

El texto dramático

La forma expresiva característica del teatro es el diálogo. No existe un narrador


que relate los hechos.
El autor teatral o dramaturgo, realiza una serie de indicaciones escritas o
acotaciones (que se agregan al texto entre paréntesis) para ayudar al lector o
al director de la obra, a imaginar y comprender mejor el contenido, le permite al
actor saber cómo debe desplazarse en el escenario, qué posturas adoptar, etc.
El diálogo tiene la característica de darnos una visión inmediata de los
personajes.
Para que exista una acción dramática es necesario que se plantee un
conflicto, que luego será resuelto a través del accionar de los personajes.
No debemos olvidar que el texto aislado no cumple con la condición básica
del hecho teatral: el ser representado en un escenario, ante un público.

Estructura externa

La obra teatral se divide en actos, esta división no es indispensable ya que,


a veces, el teatro moderno no las emplea.
Los actos indican los momentos de la acción teatral y tradicionalmente se
vinculan con exposición, nudo y desenlace de la obra.

 Exposición : presentación de los personajes y planteo del conflicto.

 Nudo : de repente sucede algo, la acción sigue una línea ascendente, el


interés y el suspenso captan nuestra atención: el momento de mayor
tensión es el clímax. A partir de ese punto, la línea desciende y todo
sucede con rapidez.

 Desenlace : indica el término de la acción dramática, por lo general, en


una obra de teatro el desenlace debe ser muy breve. Un recurso del
teatro de hoy, es dejar la conclusión en suspenso, aunque termine la
obra, para obligar al espectador a participar activamente.

Los actos, a su vez pueden dividirse en escenas y cuadros. Las escenas


se dividen según la entrada y salida (mutis) de los personajes; los cuadros se
dividen según los cambios del lugar donde transcurren los hechos.

63
Análisis de un conflicto

Si analizamos una obra teatral, advertiremos que hay un conflicto, alrededor


del cual se desarrollan las acciones. Podemos caracterizar ese conflicto como
un choque de intereses entre dos o más personajes.

Podemos emplear un esquema muy simple para analizar el conflicto.


Partiremos de la base de que hay un personaje al que llamaremos fuerza
impulsora, este personaje quiere conseguir algo (amor, dinero, libertad, etc.),
que llamaremos bien deseado. El conflicto surge cuando otro personaje se
opone a su deseo. Este personaje recibe el nombre de fuerza opositora.
Tanto la fuerza impulsora como la fuerza opositora, pueden tener personajes
que los ayuden, a esos personajes los llamaremos aliados. El conflicto se
resuelve cuando una de las dos fuerzas triunfa.

Lo expuesto se resume en el siguiente esquema:

FUERZA IMPULSORA

CONFLICTO
BIEN DESEADO

RESOLUCIÓN
FUERZA OPOSITORA

64
TÉCNICAS DE ESTUDIO
1- Lectura expresiva y comprensiva

La lectura es una actividad en la que intervienen dos aspectos fundamentales:


uno de orden físico, la percepción visual, y otro de orden intelectual, la
comprensión mental de lo leído. Ambos aspectos (siempre en íntima interacción)
son de capital importancia, ya que de su adecuado desarrollo depende la eficacia
de la lectura. Sólo cuando somos capaces de desarrollar parejamente ambos
aspectos podremos obtener el máximo rendimiento en nuestros estudios.
Leer expresivamente es hacerlo respetando pronunciación, entonación y
puntuación; leer comprensivamente es entender lo que el autor ha expresado, de
forma tal que podamos explicarlo verbalmente a otros con claridad y corrección.

Algunas sugerencias para una lectura eficaz:


1. Inspección previa del texto (análisis del paratexto), lectura de los títulos y
subtítulos, lectura silenciosa y reflexiva.
2. Lectura modelo
3. Lectura expresiva de los alumnos
4. Cuestionario oral de comprensión
5. Autocorrección y corrección de la lectura del curso
6. Registro de las impresiones

2- Subrayado
Subrayar no es solamente poner una raya, de algún color, debajo de algunas
palabras o frases. Además de esto y, principalmente, es distinguir las ideas principales
de las secundarias. Con el subrayado se obliga a seleccionar las ideas básicas de
cada epígrafe y de cada lección.
Este ejercicio intelectual ya es de por sí de gran utilidad y exige un
considerable esfuerzo porque obliga a la selección crítica de las ideas. Pero, además,
facilita el estudio en ocasiones posteriores, ya que con solo leer las palabras y frases
subrayadas se tiene un conocimiento completo de toda lección.
Tanto el subrayado como las anotaciones al margen son muy personales y
cada uno lo hace según su peculiar forma de ser. Sin embargo, se pueden señalar una
serie de reglas generales para hacer un buen subrayado.
Antes de subrayar, leer la lección entera para tener una idea general de la
misma.
Para aplicar esta técnica, por ejemplo, puedes usar lápiz de un color o raya
doble para subrayar las ideas las ideas principales, los datos esenciales y las
definiciones. Usa lápiz de otro color o raya simple, para subrayar las ideas secundarias
que deben ser recordadas y el resto de los datos y los ejemplos que demuestran la
idea principal.
Marcar con una línea vertical en el margen cuando todo el párrafo debe ser
subrayado. De esta forma se evita subrayar todas las líneas.
Se pueden utilizar otros signos gráficos como el redondeado para resaltar una
numeración o clasificación en un esquema; el recuadro, para destacar enunciados,
nombres o fechas claves; el signo de interrogación, cuando se tengan indicios de que
lo expresado puede ser un error; los de admiración, cuando se necesite comprobar
una afirmación; el punto, cuando se tenga que completar con otras lecturas, etc.
No obstante, cada estudiante puede emplear su propio código de signos.
Al leer continuamente lo subrayado, aunque estén en distintas líneas, se debe
formar un pensamiento coherente

65
3- Resumen y Síntesis
Es muy común la utilización de los vocablos resumen y síntesis como
sinónimos, en realidad no lo son.
El resumen consiste en la reconstrucción y reelaboración del significado de un
texto en forma más breve que el original. Se emplea como modalidad de estudio para
registrar lo esencial de un texto. También se emplea en las solapas de los libros o en
el copete de una noticia; en este caso, su función consiste en anticipar el contenido e
invitar a la lectura, guiar la interpretación y organizar la información compleja.
Como estrategia de estudio, es necesaria la comprensión global del texto para
luego poner en juego las operaciones que el resumen supone. Éstas son:
 Supresión: se suprimen los elementos redundantes o irrelevantes.
 Selección: se jerarquizan las ideas y se evalúa cuáles son las indispensables.
 Generalización: se sustituyen varios elementos por un concepto más general.
 Construcción: a partir de la información explícita, se deduce la información
nueva.

En estas operaciones se ven involucradas tanto la lectura como la escritura ya


que, por un lado, es indispensable construir el significado del texto y, por otro,
elaborar un nuevo texto que tenga coherencia.
En cuanto a la síntesis, se trata de construir el significado global del texto y
luego reelaborarlo en forma personal y valorativa. El trabajo que se realiza involucra
la argumentación, ya que se trata de dar una opinión propia sobre el tema.

4- Cuadro Sinóptico
Permite una rápida visualización de los contenidos de un texto. Se organiza por
medio de llaves o flechas, que van estableciéndose ideas, desde principales hasta
las secundarias.
Estos cuadros se emplean, especialmente, para graficar textos clasificatorios,
es decir, aquellos que describen características de movimientos, ideas, elementos,
sistemas, etc.

5- Cuadro Comparativo
Constituye una forma práctica de sintetizar la información. Se emplea para
mostrar semejanzas y diferencias entre dos o más elementos.
Estos cuadros permiten una lectura vertical y otra horizontal, que muestra cada uno
de los elementos en diferentes aspectos.
En su confección conviene colocar en el eje horizontal los elementos que no
variarán en número y, en el vertical, los ítems a través de los cuales se analizarán
los primeros. Generalmente a medida que se avanza en un tema, pueden ir
apareciendo nuevos rubros por considerar.
Para escribir un resumen o una síntesis a partir de un cuadro comparativo,
conviene tener en cuenta algunos de los siguientes conectores: si tenemos en
cuenta; con respecto a; en cuanto a; con referencia a; etc.

66
ANTOLOGÍA
DE
TEXTOS
LITERARIOS
Y
NO
LITERARIOS

67
El
Picaflor
En la selva tropical la
vida se desarrolla de
un modo exuberante.
Árboles gigantes,
lianas y plantas de
rara belleza, surgen
del suelo húmedo, al
que difícilmente llega
la luz del sol. En este hábitat tienen su morada incontables animales, grandes y
microscópicos, entre los cuales se destacan distintas especies de aves de plumaje
multicolor. Pocas son tan hermosas, sin embargo, como el pequeño pájaro
denominado picaflor. En realidad, esta ave no es exclusiva de la zona tropical, sino
que habita en toda América, desde Alaska hasta la Patagonia.
Los antiguos aztecas lo denominaban “rayo de sol” y “rocío de la mañana”. Los
guaraníes lo llamaban “mainumbí”.
Los colonizadores le dieron el nombre de picaflor por su costumbre de absorber
el néctar de las flores que le sirve de alimento. También se lo conoce como pájaro
mosca, chupaflor, zumbador, roncador, colibrí, etc.
Existen, en verdad, más de 500 especies; las que habitan las zonas frías
emigran en invierno hacia regiones cálidas. El de mayor tamaño es el picaflor de la
Patagonia. El más pequeño es el sunsún de Cuba, de tan solo 5cm de longitud.
El picaflor tiene las patas débiles y cortas; la cola adopta formas extrañas y
todo él está revestido de fina pluma de variados colores. El pico es muy largo, afilado
como un estilete, y guarda en su interior una lengua fina, larga y blanca con la cual
absorbe el jugo depositado en el fondo del cáliz de las flores. Sus ojitos son negros y
brillantes. Su vuelo es parecido al de un insecto: se sostiene en equilibrio, en el aire o
sobre las flores, mediante la rápida vibración de sus alas, que algunas especies baten
hasta cincuenta veces por segundo. Es la única ave que tiene la facultad de volar
hacia atrás.
Su nido, del tamaño de una nuez, tiene forma de copa. El material utilizado
para su construcción depende del medio en que habita, pero su obra resulta siempre
delicada y bien terminada. Cuando ha concluido el nido, deposita en él dos huevecitos
blancos del tamaño de una arveja ovalada. Al nacer los pichones tienen el pico ancho,
a medida que van creciendo se les afila y su cuerpo se viste de un plumón muy fino y
colorido.

El Picaflor y la Estrella
por Pablo Rojas Paz

Era un picaflor rojo, más rojo que la brasa viva. Cuando volaba era una llama
perseguida por el viento; cuando se posaba en los árboles, un fuego prendiéndose en
la rama. Por ser el más pequeño de sus hermanos alardeaba del temerario coraje de
la gente joven aún no sufrida. Le gustaba salir al alba mientras los otros aún dormían,
para sentirse el único dueño y señor de la madreselva, de las rosas, de los alhelíes, de
las flores del tarco, de los duraznos en flor, de los manzanos, del chalchal, y de todas
las pequeñas y divinas florecitas, sonrisas del campo, miel y dulzura de los ojos. Y el
picaflor rojo quería todo ese tesoro para él exclusivamente, sin que nadie pudiera
tocarlo. Por eso salía al amanecer, sin hacer ruido, para no despertar a los otros que
aún dormían, buscando ese néctar que la frescura de la noche concentra en las

68
tiernas corolas. Era de ver como el fuego de sus alas iba haciéndose cada vez más
rojo a medida que la mañana iba acentuándose. Así, amenazando quemar las ramas
con el contacto de sus alas, con el peligro de apagarse el mejor día para siempre al
pasar rozando las aguas del arroyo, de avivarse en cualquier momento, incendiando el
aire con los embates del viento, iba de flor en flor, dichoso de ser el único, de no ser
molestado en la deliciosa labor de ir de la madreselva al rosal, del malvón al durazno.
Y demostrando su orgullo y egoísmo, volvía satisfecho y ufano a la querencia con ese
aire de niño que ha cometido una picardía.
Pero una noche más clara que ninguna, color de cielo, de nácar, de nardo, de
pozo, de música y silencio, de dulzura guardada, cuando la tierra es el suelo del
templo del silencio con su cúpula de estrellas, una abeja engañada por la claridad del
aire creyó que había llegado la mañana y remontó vuelo hacia el arroyo en busca de
agua. Y pasó junto al picaflor aún dormido y le dijo:
-¿Qué haces, ocioso? Vamos hacia el arroyo; es la hora.
El picaflor que oyó la vocecita de la abeja, salió de su nido, y juntos se pusieron
a volar conversando.
-¿Qué son esas flores tan brillantes que aparecen a lo lejos? –preguntó el
picaflor.
-No son flores, son estrellas, así las llaman –respondió la abeja.
-Voy hacia allá –y se apartó de la abeja y se puso a volar hacia lo alto. Y voló
quien sabe hasta cuándo, hasta que un ángel, de esos que cuidan el orden en el cielo,
detuvo al picaflor y lo llevó ante el Señor de todas las cosas.
-Padre, como tú has ordenado que no se mezclen las cosas del cielo con las de
la tierra, aquí traigo este pájaro que iba volando hacia una estrella.
El picaflor miraba azorado con sus pequeños ojos de alfiler. Y entonces Dios,
airado, dispuso que la avecilla errante que pretendió quebrar sus leyes fuera
convertida en flor. Y así fue como a la mañana siguiente, en los campos de mi tierra
apareció la estrella federal, roja como la llama y la sangre.

Picaflor, Colibrí

Aves apodiformes. Con este nombre se conocen varias especies de aves de


pequeño tamaño, por lo que también se denominan pájaros mosca. El pico es
largo y adaptado a su especial alimentación, que consiste en polen y néctar. Los
músculos pectorales, que mueven las alas, están muy desarrollados. La velocidad
con que mueve las alas es tan alta, que éstas se hacen invisibles para el ojo
humano. El dimorfismo sexual es acusado, los machos son mucho más vistosos
que las hembras. Tienen costumbres polígamas. El nido es diminuto y
normalmente está confeccionado con telas de araña y ramitas. En el siglo pasado,
existía la moda, de dudoso gusto, de disecar a estos pájaros y utilizarlos como
adorno en los sombreros femeninos.

Los Límites de la Libertad


Por Gregorio Klimovsky

La genética, una de las ciencias más importantes de nuestro siglo, parece


plantear dos problemas terribles, uno de índole filosófica y otro de carácter ético. La
primera cuestión es la de si es cierto que cada característica de un determinado ser
vivo –un hombre, por ejemplo- está causada por un gen, una peculiar partícula que se
encuentra repetida en cada una de las células del organismo. De ser así, cada
individuo sería en sus propiedades una consecuencia de la constitución de su
“genoma” y no de sus experiencias o relaciones sociales –en el caso del ser humano-.
Pero entonces no parece que hubiera libertad, en el sentido de que nuestras
preferencias y decisiones –incluso las de carácter ético- estaríamos determinados por
la constitución genética de nuestras células.

69
Peor es el problema que involucra la capacidad tecnológica para efectuar el
inventario de nuestro equipo genético, diseñar mapas que indiquen dónde están esas
unidades y en qué orden, y-para colmo- modificar y cambiar determinados genes en
un individuo dado. Pues entonces sería posible diseñar individuos a nuestro antojo,
practicar eugenesia y hacer de los seres humanos lo que nuestros caprichos
ideológicos quieran. Una cuestión ética central, como se ve.
Pero no hay que asustarse. Por de pronto, hay importantes aspectos positivos.
Por ejemplo, si se sabe que la propensión a adquirir una enfermedad está ligada a la
presencia de cierto gen, entonces, lo que conviene es cambiarlo, con la ayuda de los
mapas genéticos y los instrumentos para llevar a cabo la “cirugía celular”. La medicina,
tanto desde un punto de vista terapéutico como preventivo, puede obtener abultados
beneficios de la genética.
Sin embargo, es posible tranquilizarnos en relación con esta problemática, si
notamos que en las discusiones clásicas sobre estos temas hay enormes
malentendidos. En primer lugar, lo que determina cada una de nuestras características
no es un gen aislado, sino ese gen en presencia de todos los demás. Como la
cantidad de genes es descomunal, no es fácil manejar el “equipo genético” para
producir efectos a nuestro total antojo. Además, y esto es fundamental, la mayoría de
los genes no determinan características sino más bien potencialidades para responder
al medio según cómo éste se presente.
Desde un punto de vista psicológico, esto hace que nuestras características
dependan de la existencia y de los eventos y estructuras sociales de las que
participamos. No somos Robinson Crusoe aislados, robots totalmente
predeterminados. Nuestra herencia interviene sin duda, pero también las vicisitudes de
nuestra existencia y de nuestro ambiente tanto natural como social.

Xeoán
Corría el año 2210 en la
ciudad de Efanás, Xeoán
había tomado una firme
decisión: sus penurias y las de
sus descendientes terminarían
en breve.
Llegó a la Dirección de
Acomodamientos Psicofísicos.
Atravesó puertas y pasillos y
otras puertas y otros pasillos y una escalera caracolada que lo llevó al centro de la
oficina 39. Se asomó y suspiró largamente ante el enorme salón. En toda la ciudad no
había un lugar tan cálido, tan ilustre. Seguramente comprenderían su drama…
“El trámite es personal” le habían dicho. Y aquí estaba. Miró para todos lados.
En cada mostrador de cada oficina se encontraban los empleados dispuestos a
atenderlo. Sus luces titilaban y sus voces monótonas lo requerían suavemente. Fijó la
mirada en una gigantesca pantalla vacía, pensó en OFCAL y una flecha le señaló la
oficina que le correspondía: el ángulo más oscuro del salón. La emoción lo invadió.
Cuando la suavísima voz de la robotesa le preguntó qué quería, respondió sin
pestañear: “cambien mi ADN. No quiero que nadie herede esta desgracia: por enésima
vez, la mujer de mi vida me dejó porque no soporta mi calvicie”.

70
ADN
¿Qué es el ADN ? Dentro del
núcleo de la célula, se hallan
los cromosomas que
contienen los genes
hereditarios en los que está
recopilada la información
hereditaria (todo lo que los padres transmiten a los hijos). La sustancia de la que están
formados esos genes recibe el nombre de ADN (ácido desoxirribonucléico).

África , su Población

Uno de los muchos problemas que África tiene planteado reside en que la
población crece más de prisa que los recursos materiales. Así, y gracias a los
adelantos médicos que han reducido la mortalidad, África ha multiplicado por dos su
población en los últimos 30 años, pero al mismo tiempo África sigue siendo el
continente más pobre de la Tierra. Para que nos hagamos una idea: países como el
Chad rozan los 200 dólares de PIB per cápita, cuando un país como España supera
los 5000. el resultado de esta desproporción entre el aumento de la población y el
estancamiento de los recursos es la pobreza y, en algunos casos, el hambre que asola
ya a grandes territorios.

Para resolver este problema, es necesario conseguir que la agricultura sea más
eficaz. Y para ello es necesario introducir semillas más resistentes a las condiciones
climáticas, cultivos que sean más productivos y maquinaria con la que aumentar la
superficie de cultivo. Con todo ello, podría conseguirse una mayor cantidad de
alimentos, que es de lo que se trata. Actualmente, la agricultura es una agricultura de
subsistencia, se cultiva lo indispensable para vivir.

Otra medida que debe tomarse con cierta urgencia es controlar el crecimiento
de la población. Como decíamos en el primer párrafo, gracias a los adelantos médicos
se ha conseguido reducir la mortalidad, sobre todo la mortalidad infantil, pero como se
sigue teniendo un gran número de hijos por matrimonio, aumenta extraordinariamente
la población.

71
La Voz de los Dibujitos

Localizarlo es difícil, hay que llamar a su oficina virtual (una madeja de


contestadores automáticos, teléfonos celulares y receptores de mensajes que lleva a
cuestas).
Escucharlo es más fácil, uno tiene que encender la radio o esperar cualquier
tanda comercial de televisión. Allí, seguro está la voz de Pedro Domingo Suero,
Pelusa.
“Tengo 56 años”, dice, al mismo tiempo que desconecta radios y teléfonos.
“Nací porteño, pero fui criado bajo influencia santiagueña”. Bueno, el ritmo que usted
lleva no es el que se acostumbra en Santiago…
Soy una unidad cardiológica que camina (ríe). Pero cuando voy allá me
mimetizo. La otra vez me llamó un amigo de Santiago: - Pelusa, veníte para mi
cumpleaños. Como estoy enfermo lo voy a festejar solamente tres días… En la fiesta
me pidieron que les hiciera a Larguirucho, uno de los personajes de Hijitus. Fue
gracioso porque me salió un Larguirucho santiagueño.
-¿Cuándo fue su primera vez en un dibujo animado?
-Ojalá pudiera acordarme. Tengo presentes muchos personajes que hice para
García Ferré; algunos secundarios, como el caballo Jacinto de Anteojito y Antifaz, o
como los de Hijitus. En Hijitus llegué a hacer hasta dieciséis voces: Larguirucho,
Pucho, Serrucho, el profesor Neurus, el búho de la bruja Cachavacha, el comisario de
Trulalá, el padre de Oaky, Dedo Negro, el boxitracio, Kétchum, ¡qué sé yo!
-¿Cómo se compone la voz de un personaje?
-¿Vio cómo es el dibujo de Larguirucho? Una especie de perro gigante, enjuto
de hombros, caderón, alto, de nariz grande y con un enorme diente adelante…yo
pensé: ese diente interrumpe la columna de aire modulado, le modifica la voz… ahí ya
tengo el perfil morfológico. Pero, además, el perfil psicológico: este Larguirucho es
medio tonto… entonzez, (empieza a hablar como bobo), ¿te das cuenta? (sale la
inconfundible voz de Larguirucho).
-¿Colaboran los publicitarios en su composición?
-Siempre. Cuando hago los mosquitos de Raid, viene todo el equipo creativo a la sala
de grabación. Tenemos largas charlas sobre cómo es o cómo no es el personaje. Que
si es hembra, que si es macho, que si es perverso, pero bueno o bueno, pero
perverso… cada gotita, cada condimento cambia el sabor.
-¿Se puede plagiar una voz?
-Se puede imitar una voz. La de Clemente, de Caloi, mela imitaron para una
campaña política en Santa Fe. Sin embargo, al personaje le faltaba ángel, porque
trabajaba sobre lo conocido, no hacía nada nuevo.
-¿Cómo ve el futuro de la profesión?
-Difícil para los jóvenes. No aumentan los canales abiertos de TV, ni los
elementos comerciales, pero las escuelas lanzan ochenta locutores por año. Y la
mayoría de ellos asimila el estilo FM. Suenan todos parecido. Esa es la razón por la
que los publicitarios – permítame que pase un aviso –siguen contratando a Ernesto
Frith, Ricardo Jurado, Martínez Puente y Pelusa Suero.

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El rey enamorado
Rey: - Por ser fuente de dulzura.
Juglar: - Por ser fuente de dulzura.
Rey: - Por ser de rosas un ramo.
Juglar: - Por ser de rosas un ramo.
Rey: - Por ser nido de ternura ¡Oh María!, yo te amo.
Juglar: - Por ser nido de ternura ¡Oh María!, yo te amo.
(el rey hace una advertencia al oído del juglar)
Juglar: - ¡Oh María!, él la ama.
Rey: - Ámame como yo te amo a ti.
Juglar: - Ámelo como él la ama a usted.
Rey: - y los demás envidiarán nuestro amor.
Juglar: - … y todos envidiaremos el amor de ustedes.
Rey: - ¡Oh mi amor, María mía!
Juglar: - ¡Oh su amor, María suya!
Rey: - Mi brillante, mi rubí.
Juglar: - Su brillante surubí.
Rey: - Mi canción, mi poesía, nunca te olvides de mí.
Juglar: - Su canción, su poesía, nunca se olvide de su.
Rey: - Eres mi sana alegría.
Juglar: - Eres Susana, María, alegría.
Rey: - Mi amor.
Juglar: - Su amor.
Rey: - Mi tesoro.
Juglar: - Su tesoro.
Rey: - Mímame.
Juglar: - Súmale… súmalo.
Rey: - Cuando miras con desdén.
Juglar: - Cuando mira con desdén.
Rey: - Pareces fría, sujeta.
Juglar: - Parece fría su jeta.
Rey: - ¡No!, ¡No!
Juglar: - ¡No!, ¡No!
Rey: - ¡Tunante!
Juglar: - ¡Sunante!
Rey: - Miserable!
Juglar: - ¡Suserable!
Rey: - ¡Guardias!, a mí.
Juglar: - ¡Guardias!, a él.

LAS ESTRELLAS

Las estrellas son astros en estado incandescente. Estos inmensos globos


gaseosos brillan con luz propia. Sus elevadas temperaturas varían entre 3000 y 22000
grados en su superficie. Pero en su interior llegan a millones de grados. ? Esta es la
causa por la cual se las ve titilar desde la Tierra. Esto las distingue de los demás
astros. Su número es incalculable. Las ? de mayor tamaño son blanco azuladas. Las
? intermedias son amarillentas. Las ?más frías, ? rojizas.
? Formanfamilias y poseen movimientos muy rápidos que resultan
imperceptibles desde nuestro planeta, por la distancia.
El tamaño de estos astros es muy variado, siendo el sol una de las menores.
Hay algunas ?cuyo diámetro es 4000 veces mayor que el de nuestra estrella.
Algunas de ellas se agrupan formando figuras determinadas que reciben el
nombre de constelaciones. Por ejemplo, tenemos en el hemisferio Sur, la Cruz del Sur

73
y en el hemisferio Norte, la Osa Mayor y la Osa Menor. También merecen
mencionarse las doce constelaciones del zodíaco que señalan el camino del sol a lo
largo del año y cuyos nombres son: Piscis, Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo,
Libre, Escorpio, Sagitario, Capricornio y Acuario.

Los Juegos Olímpicos

Los juegos olímpicos se originaron hace casi tres mil años en Grecia.
Los griegos se reunían cada cuatro años en Olimpia para celebrar competencias
deportivas. Desde muchos lugares llegaban atletas a esa región que era muy linda,
pero tenía pocas comodidades.
Además de los atletas concurrían comerciantes, que se ocupaban de las
comidas y de las bebidas de los concurrentes; también asistían adivinos, poetas,
filósofos, oradores y escultores. Acudían también los mejores coros, que actuaban
durante las ceremonias religiosas y en las entregas de premios.
Los juegos olímpicos se llevaban a cabo en el verano y duraban cinco o seis
días. Pese a los esfuerzos que debían hacer los que iban, porque hacía calor y el viaje
era largo, las fiestas olímpicas eran grandiosas.
Los atletas debían presentarse cuatro semanas antes para que los examinaran
y entrenasen.
Los jueces no dejaban participar a los que no eran griegos, a los esclavos y
tampoco a los delincuentes. Los magistrados tenían mucha autoridad y nadie podía
discutir sus decisiones. Eran los que aceptaban o rechazaban a los deportistas.
Las carreras de carros eran las competencias más lindas. Levantaban gran
polvareda y se vivían con mucha tensión, por el riesgo que implicaban. Pero las más
tradicionales eran las carreras pedestres.
Gran atracción suscitaban los torneos de lucha, que se practicaban sin reglas,
es decir que cualquier recurso valía para vencer al rival.

La preparación de los luchadores era rigurosa y los competidores devoraban grandes


cantidades de comida ya que no había diferentes categorías según el peso, como hay
ahora, entonces, la mejor garantía para ganar era tener mucho peso.
Los griegos competían por su honor y no conocían los torneos por equipo.

La Púrpura

La púrpura es un colorante que, en la antigüedad, se empleaba para teñir telas


de color rojo intenso, reservadas para la vestimenta de reyes y emperadores.
Este tinte se obtenía de una sustancia amarilla que segregan las glándulas de
un pequeño caracol llamado Múrice, que se da en todos los mares cálidos. En las
playas del Líbano (la antigua Fenicia) se los encuentra aún, y docenas de muchachos
están siempre dispuestos a mostrar al viajero curioso, cómo puede teñirse un paño de
lana.
El proceso de obtención es el siguiente: se frota la tela contra la parte trasera
del animalito, donde están ubicadas las glándulas segregadoras. Se produce,
entonces, una mancha amarilla que, cuando se rocía con jugo de limón, se transforma
poco a poco, en azul, luego en rojo y finalmente alcanza el tono rojo subido muy
intenso.
Los naturalistas han podido averiguar que la obtención de un solo gramo de
púrpura costaba la vida de más de diez mil moluscos de las especies Múrex
Brandarisy Múrex Trunculus.
En nuestros días, mediante sustancias químicas, se puede fabricar púrpura
más hermosa y menos costosa que aquella que tanto codiciaron los poderosos de la
antigüedad.

GerhadHerm, Los fenicios: el imperio de la púrpura en la antigüedad. Texto adaptado

74
Los Viajes

La costumbre de las familias romanas más ricas de enviar a sus hijos al país
griego a efectuar un curso de perfeccionamiento en la escuela de los retores y de los
filósofos más renombrados, muestra que a los romanos no les asustaba viajar. La falta
de los medios rápidos que nosotros tenemos no impidió a los hombres cultos de otro
tiempo dar la vuelta al mundo, y mucho menos a los romanos, que disponían de una
red de excelentes carreteras. Viajaban para ir a la sede de sus estudios, para ejercer
en provincias, por razones militares o de comercio, para visitar los monumentos más
famosos o sencillamente para sacudir el aburrimiento.
Preferidas, como siempre, eran las vías marítimas, que ofrecían mayores
comodidades. Contribuía a hacer incómodo el viaje por tierra la ausencia de posadas
decentes y bien puestas. Los antiguos ignoraban la industria de los grandes
hospedajes, que es verdaderamente una conquista moderna. Quien no tenía
hospedaje en casa de amigos o parientes, para pasar la noche debía resignarse a
tomar sitio en una de tantas cauponae ( hostería, posada) que se alzaban a lo largo de
las vías de comunicación o en las grandes ciudades: locales como nos ha sido
revelado por Pompeya, angostos, destartalados, frecuentados por carreteros,
borrachos, mujeres del partido, etc.
De la educación de los que frecuentaban las posadas se tendrá una idea
cuando se sepa que las paredes de las cauponae estaban todas rasguñadas por sus
frecuentadores, que grababan en ellas necedades y desvergüenzas; esa fea
costumbre, si bien más tarde se ha revelado como utilísima en tantos aspectos1 para
nuestros estudios, no habla mucho a favor del nivel mental de quien escribió aquellas
obras maestras. El posadero ha pasado a la historia como el tipo del perfecto bribón:
perfidusbiccaupo, dice Horacio2 ;cauponibus malignis3 y el Derecho Romano, en
cuanto a los huéspedes, es rigurosamente severo.
Todo esto no hacía muy agradable el viajar, y, con todo, se viajaba sin sombra
de preocupación. Un pueblo que teme al movimiento no será jamás un pueblo
imperial.
El vestido de viaje para quien no viajaba con un encargado oficial que le
obligase a vestir la toga, era la túnica, sobre la cual se ponía un manto con capuchón
(paenula); en el calor del estío se llevaba un sombrero de anchas alas. La túnica se
ponía de modo que estorbase lo menos posible los movimientos; esto es, sujeta a la
cintura y arremangada hasta la rodilla; del cinturón pendía la bolsa (marsupium), la
maleta de entonces. La mayoría viajaba en algún animal de carga que llevaba al
equipaje. “Nadie” – dice Horacio – “ me impide ir, si quiero, aunque sea hasta Tarento,
con un mulo sin cola, al cual el bagaje le despellejaba los costados y el jinete, las
patas”4. los viajes a pie eran excepcionales, más todavía que entre los griegos. A
nadie se le había ocurrido aún la buena idea de hacer por diversión largos ejercicios a
pie, como se hace ahora, caminando días y meses bajo la lluvia y el sol con una
voluminosa mochila a sus espaldas; entre los romanos, un globetrotter hubiera pasado
por un estúpido. El que deseaba viajar con comodidad, especialmente si iba
acompañado de mujeres, se hacía llevar en vehículo.

Hugo Enrico Paoli, en Urbs, la vida en la antigua Roma.

1- Aquellas inscripciones escritas por gente ignorante que no conocía bien la ortografía y
escribía como hablaba, conservan el más seguro documento acerca de la pronunciación
latina de la época.
Horacio, Sátiras, I,1, v.29
Ibid., I,5, v.4
Ibid., I,6, v. 104 y siguientes.

75
Varicela

Es una enfermedad benigna, eruptiva, infectocontagiosa y aguda, frecuente en


los niños. Se la conoce comúnmente con el nombre de “viruela boba” y se caracteriza
por la fiebre y la erupción vesiculosa, que invade la piel y las mucosas.
Se calcula que la varicela afecta al 50% de los niños, siendo la edad más
propicia la de 5 a 6 años. Los enfermos quedan inmunes, pero esa inmunidad no sirve
para la viruela.
Es producida por un virus filtrable que se localiza en las vesículas de la
erupción. Este virus ha sido observado con el microscopio electrónico. También se ha
intentado cultivarlo, pero sin éxito.
El contagio directo se produce por las secreciones bucales eliminadas durante
el período de invasión y los ocho primeros días de la enfermedad. El indirecto, se da
por la eliminación del virus a través de las lesiones de la piel. Ésta es la causa por lo
que es más frecuente el primer tipo de contagio.
La profilaxis consiste en el aislamiento, hasta después de ocho días de
terminada la enfermedad. Suele no ser efectiva, puesto que el contagio puede
producirse durante el período de incubación en que no se observan síntomas.
Se completa la profilaxis con una desinfección adecuada, prestando
preferentemente atención a la limpieza de la piel.
Higiene y Puericultura de J.A. Dos Santos

Chocolate

La palabra deriva de la lengua náhuatl. Producto a base de cacao. El chocolate se


usa para la alimentación humana. El polvo de cacao torrefacto, el azúcar y la manteca
son los ingredientes fundamentales. El porcentaje de esas sustancias no es fijo, varía
dentro de unos límites bastante amplios. El chocolate, valioso proveedor de
carbohidratos, se usa como fuente de energía rápida. La leche y algunas especias
aromáticas son ingredientes opcionales. Estos productos completan la preparación y le
aportan un sabor característico.
Los aztecas fueron los primeros consumidores de cacao. Hervían los granos de cacao
molidos. Luego, agregaban a la preparación harina de maíz.

En la época de la conquista de Méjico, los españoles incorporaron el azúcar de caña al


cacao para endulzarlo. Los colonizadores, como precursores, introdujeron el chocolate
en España. Casi un siglo después el nuevo producto fue conocido por el resto de
Europa.
Hay distintas clases de chocolate. Este producto se utiliza en la elaboración de
bebidas, golosinas, salsas, postres y helados.

La Tragedia Del Agua

Las inundaciones siempre tienen una causa inicial: las grandes precipitaciones.
Éstas se producen por la evaporación en superficies líquidas, como mares y océanos,
lagunas, diques. Y también por la evapotranspiración de bosques, selvas y cultivos en
general. Sin embargo, para que la masa líquida evaporada cause graves catástrofes,
es preciso que se produzca un desequilibrio natural de algún tipo.
Las superficies evaporantes o evapotranspirantes suman 485 millones de
kilómetros cuadrados en todo el planeta, de los cuales aproximadamente 360 millones
de kilómetros cuadrados son superficies de mares y océanos; 35 millones, regiones
cultivadas; 50 millones, bosques tropicales y selvas y unos 40 millones, superficies
heladas. Es decir, el 97% de la superficie del planeta. El 3% restante estaría
conformado por zonas desérticas o semidesérticas, dispersas alrededor de nuestro
planeta.

76
Sol en el jardín

Todo el día estuvo trabajando en el jardín este sol estival, ancho y generoso.
Temprano, se asomó por sobre la tapia que lo limita en el fondo, miró dentro, y como
le pareciera que el lugar era bueno y lo aguardaba, entró decididamente en él y,
colmándolo, inició su tarea.
Primero, disipó hasta la última sombra del más oculto rincón, acarició la
gramilla, incitándola a crecer, y sonriendo alegre, enjugó con mucha ternura el rocío
que, parpadeante, parecía a punto de llorar. Luego, solícito, fue madurando brotes;
esmaltó follajes; abrió cálices que presto se llenaron de él; barnizó abejas que
revoloteaban afanosas; transformó en lucientes gemas algunos insectos, y aun pudo
jugar al arco iris en la lluvia de la girándula, donde beben, se bañan y asperjan los
gorriones, y también recortarles siluetas de sombra a las plantas y las cosas,
variándolas a cada instante; siluetas, en ocasiones, tan bellas o más que el original.

EL GENERAL DON JOSÉ DE SAN MARTÍN

José de San Martín era un hombre culto en el sentido más próximo de la palabra: la
aptitud para el diálogo.
Sobresalía pronto sin hacer nada por llamar la atención. Razonaba con
agudeza, se expresaba de manera clara. Sin sombra de prepotencia, imponía respeto.
Conocía la historia clásica, hablaba en inglés y en francés, sabía ser persuasivo y
darse su lugar cortésmente.
Las reglas de la moral dominaban sus actos. Su vida estuvo dominada por la
rectitud. Conocía las artimañas de la política y no le pasó por la cabeza la idea de
usarlas en beneficio personal.
San Martín quiso el poder. Cuando pidió mando sobre Cuyo, fue para ir a Chile,
cuando se negó a lanzar sus tropas a la guerra civil, fue para ir a Perú. Pudo
apoderarse de Buenos Aires, apoyado por todas las provincias, pudo haber sido un
dictador en Chile; en Lima pudo haber sido rey, con sólo haberlo querido. Pero no le
importó nada de eso. ¿Por espíritu de renunciamiento? No. Por ambición de grandeza,
de grandeza verdadera. Todo asalto al poder por parte de San Martín se convirtió en
un acto de servicio.
Como político de raza, estaba libre de las veleidades que padecen los
ideólogos; afirmaba a menudo: “Si somos libres, todo nos sobra”. “Seamos libres, y lo
demás no importa nada”. “El mejor gobierno no es el más liberal en sus principios, sino
aquél que hace la felicidad de los que le obedecen”. “Yo miro como legal todo gobierno
que establezca el orden de un modo sólido, estable y sin tendencia a destruir nuestra
religión”.
Su caridad no tenía límites. Tenía para el obrero una verdadera simpatía, pero
lo quería trabajador y sobrio. Su experiencia de los hombres y las cosas daba a sus
juicios una gran autoridad. Ella le había enseñado la tolerancia. Recomendaba sin
cesar el respeto de las tradiciones y las costumbres.

77
FRAY ÁNGEL MARÍA BOISDRON

Nacido en Francia el 10 de enero de 1845,


el padre Boisdron poseyó una sólida formación
vinculada a una clara vocación, no sólo por el
sacerdocio, sino al carisma dominico.
A los 29 años, con una formación religiosa y
una preparación científicas muy fuertes, se
establece en nuestra provincia. Rápidamente se
destaca por su predicación, que inicialmente le
cuesta muchos esfuerzos porque aun no dominaba
el español.
Entre enero de 1883 y agosto de 1890 (casi
tres períodos consecutivos) ejerce el cargo de Prior
en el convento de Tucumán. La labor que
desempeñó en esos años fue fundamental para la provincia. Reabrió la antigua
escuela Santo Domingo; fundó numerosas obras de iglesia como el Asilo de
Huérfanas, la Sociedad Hijas de María, el Apostolado de la Oración, la Sociedad del
Rosario Perpetuo, el primer periódico dominico de Tucumán, la Milicia Angélica, la
Cofradía de San José...
Durante su segundo priorato se desató una epidemia de cólera que diezmó la
provincia. Bajo su dirección, los dominicos realizaron una notable actividad atendiendo
los lazaretos que instalaron. En esos años creó
el Instituto Santa Catalina de Siena, el colegio del Santísimo Rosario en Monteros, el
colegio Santa Rosa y el Asilo de Huérfanos en Santiago del Estero.
En 1894 fue elegido Provincial, consolidando su autoridad como profesor,
predicador y conferencista en todo el país. Sus exposiciones sobre diversos temas
tenían una solidez y una claridad que marcaron una tendencia dentro del pensamiento
nacional.
Realizó una gran labor social en los Círculos de Obreros Católicos que fundara;
allí defendió la doctrina social católica contra los embates de los socialistas marxistas
en momentos muy difíciles para la clase trabajadora. Su labor no se redujo a la
prédica, sino que debió pasar a la acción para organizar los sindicatos católicos de la
provincia, con lo cual se neutralizó la estrategia marxista en Tucumán y se comenzó a
aplicar la Doctrina Social Cristiana, rechazada hasta allí por la clase dirigente y sus
ideas liberales.
Murió el 16 de octubre rodeado del aprecio de sus hermanos de hábito, de todo
Tucumán y otras provincias, que lamentaron el fallecimiento de un paladín del
pensamiento católico.

78
LLAMATIVOS ROBOS DE ESTATUAS EN PLAZAS DE LA CAPITAL FEDERAL

La estatua de “Las sirenas”, robada de la plaza de Derechos del Hombre, fue


desmontada de su pedestal situado en medio de una fuente ornamental. Según
vecinos de la zona, en otra oportunidad la pieza había sido sacada de su sitio con
fines de robo, pero, al ser descubiertos, los delincuentes la abandonaron en uno de los
canteros del paseo.
Un día antes del último hecho, la Municipalidad había informado sobre la
desaparición de la escultura “La Primavera”, del parque General Paz.
El subsecretario de Medio Ambiente de la Comuna, Alberto Morán, destacó ese
caso ya que se trata de una reproducción en mármol de Carrara, de 1.70 m de altura,
instalada sobre un pedestal de 1.10 m y con un peso aproximado de 700 kg. “Para
moverla –afirmó- harían falta 20 hombres o una grúa.”
La inauguración de la escultura fue hecha en julio de 1941, en el parque
General Paz y simboliza la primavera, con una mujer que sostiene una corona de
flores en su mano derecha. Se estima que su costo es de unos 15.000 dólares.
Las otras sustracciones son las del busto del poeta español Antonio Machado y
la de la obra “La Flor del Irupé”.
La primera, que estaba instalada en el parque Tres de Febrero, tiene un valor
cercano a los 60.000 dólares.
La Flor del Irupé, ubicada en el parque Del Centenario, representa la leyenda
del mismo nombre y su valor aproximado es de 15.000 dólares.
Además de las obras citadas, fueron robados dos jarrones de bronce del Jardín
Botánico.

Vandalismo

Aparentemente, se trata de actos vandálicos, que tendrían como fin comercializar el


material de las piezas con el consecuente menoscabo de su valor artístico.
El subsecretario de Medio Ambiente manifestó que está estudiando la
posibilidad de reimponer el servicio de guardianas en las plazas, que hasta hace dos
meses atrás era realizado por un servicio adicional de la Policía Federal.
Desde hace más de un año, se producen estos robos o agresiones, tal es el caso del
Monumento a
Domingo Faustino Sarmiento, en el parque Tres de Febrero, o la destrucción
del sable de José Gervasio de Artigas.

LLEGAN LOS HELADOS

En tiempos coloniales, los porteños se deleitaban cuando caía granizo en


abundancia sobre la ciudad, preparando con esa gélida precipitación bebidas y
sorbetes helados. En 1757, el vecino Álvarez Campana quiso explotar esa afición
instalando un “pozo nevera” para almacenar el granizo caído en el invierno y venderlo
en el verano. No hay, empero noticias sobre el resultado de su ingeniosa iniciativa.
Otro emprendedor negociante, Don Toribio González Somote, solicitó al Cabildo en
1785 autorización para conducir nieve desde Mendoza para el abasto de la ciudad,
pero su pedido fue denegado. A falta de nieve cordillerana, los porteños continuaron
recurriendo al granizo para enfriar sus bebidas y preparar sus sorbetes. Así lo dijo
Lucio V. Mansilla en sus “Memorias”, al recordar su niñez en tiempos de Rosas:
“cuando caía mucho granizo, se recogía una buena cantidad y se hacían helados de
leche y huevo con canela o con vainilla. Todos movíamos el cilindro por turno…”
Después de la batalla de Caseros, aparece en el primer Teatro Colón, erigido
entre 1855 y 1857 frente a la Plaza de Mayo, un depósito subterráneo con capacidad
para almacenar 1.000 toneladas de hielo, elemento que era transportado,
debidamente acondicionado, en las bodegas de los barcos que provenían de Europa
(más tarde lo traerían desde la Patagonia).

79
A comienzos de 1856 la provisión abundante de hielo en la ciudad había
quedado así asegurada, hecho que posibilita en ese año que crezca la venta regular
de helados, iniciada por el portugués Miguel Ferreyra, dueño del Café del Plata. Estos
producen verdadera sensación, y pronto otros establecimientos los introducen en sus
menús, entre ellos el Café de Buenos Aires, que abrió sus puertas en 1857 y, como se
señala en un periódico de la época, atrajo una numerosa clientela y se lució con sus
simpáticos helados. En ese mismo año un maestro repostero anunciaba en la prensa
que no tendría dificultad, llegado el tiempo de los helados, en asociarse con una
persona para elaborarlos, destacando que dominaba a la perfección “el arte del
helado”.

EL PAÍS DE LOS EGIPCIOS

El río Nilo nace en los lagos Victoria y Alberto, en el África Oriental y


desemboca en el Mar Mediterráneo, tras un recorrido de más de 5.580 km. Sus aguas
recorren de sur a norte, los actuales estados de Sudán y Egipto, avanzando por un
estrecho valle rodeado de zonas desérticas: el desierto de Libia al oeste y el arábigo al
este. Poco antes de su desembocadura, el Nilo se fracciona en numerosos brazos
conformando un amplio delta de unos 200 km de lado.
El valle del Nilo y su delta constituían las únicas áreas cultivables del Antiguo
Egipto, pues el clima seco (casi nunca llueve) y los territorios que rodean el río, como
ya dijimos, son desérticos. Junto al río, en cambio, las periódicas crecientes de las
aguas fertilizan los terrenos con sus depósitos de limo.
Desde la época neolítica, pueblos nómadas procedentes de Arabia, del norte
de África y del Sudán, se instalaron a lo largo del río atraídos por las facilidades que el
curso de agua ofrecía a la vida sedentaria.
Las inundaciones (cuyas causas naturales desconocían) obligaron a los
primitivos habitantes a organizar trabajos de canalización y contención de las aguas, a
realizar cálculos de tiempo para prever su llegada; así se estimuló la formación de los
primeros grupos sociales organizados.
Con el tiempo (a lo largo del IV° milenio a.C.) los diversos clanes que
dominaban los diferentes distritos del país, se agruparon en dos reinos: el del Alto
Egipto (el valle) y el del Bajo Egipto (el delta). Surgían así los primeros estados y se
afirmaba, vertebrada en torno al Nilo, la tendencia a la unidad del país.
Alrededor del año 3.000 a.C. (coincidiendo con la aparición de la escritura y
con el comienzo de la Edad Antigua) ambos estados se unieron en uno cuya primera
capital fue la ciudad de Tinis; unos dos siglos más tarde, la sede de la autoridad se
trasladó a Menfis, en las cercanías de la actual ciudad de El Cairo. Menfis, situada al
sur del delta, ofrecía una estratégica ubicación apta para dominar y controlar las dos
partes del país.
El gobierno se estructuró en torno a un rey o faraón, cuya autoridad absoluta, y
cuyos símbolos de poder recordaban la existencia anterior de los dos reinos: su
corona, por ejemplo, se constituía uniendo la corona roja del norte y la corona blanca
del sur.
Desde su unificación, la civilización egipcia subsistió a lo largo de dos mil
quinientos años.

80
LEE CON EXPRESIVIDAD

PARÁBOLA DE LOS SIETE MIMBRES

Érase una vez un padre que tenía siete hijos.


Cuando estaba para morir llamó a los siete y les dijo así: -
Hijos, ya sé que no puedo durar mucho; pero antes de
morir quiero que cada uno de vosotros vaya a buscar un
mimbre seco y me lo traiga aquí.
- ¿Yo también? Preguntó el menor que sólo tenía
cuatro años. El mayor tenía veinticinco; era un muchacho
muy fuerte y el más valiente de la aldea.
- Tú también respondió el padre al menor.
Salieron los siete hijos, y de allí a poco volvieron, trayendo cada uno su
mimbre seco.
El padre tomó el mimbre que trajo el hijo mayor, y se lo entregó al más
pequeño diciéndole:
- Parte ese mimbre.
El pequeño partió el mimbre, y no le costó nada partirlo. Después el padre
entregó otro mimbre al mismo hijo más pequeño, y le dijo:
- Ahora, parte ése también.
El niño lo partió, y partió uno por uno todos los demás, que el padre le fue
entregando, y no le costó nada partirlos todos. Partido el último, el padre dijo otra vez
a sus hijos:
- Ahora id por otro mimbre y traédmelo.
Los hijos volvieron a salir, y de allí a poco estaban junto al padre, cada uno con
su mimbre.
- Ahora, dádmelos acá dijo el padre.
Y de los mimbres todos hizo un haz, atándolos con un junco. Y volviéndose
hacia el hijo mayor le dijo así:
- ¡Toma este haz! ¡Pártelo!
El hijo empleó cuanta fuerza tenía; pero no fue capaz de partir el haz.
- ¿No puedes? - preguntó al hijo.
- No, padre, no puedo.
- ¿Y alguno de vosotros es capaz de partirlo? Probad…
Ninguno fue capaz de partirlo, ni dos juntos, ni tres, ni todos juntos.
El padre les dijo entonces:
Hijos míos, el menor de vosotros partió, sin costarle nada, todos los mimbres,
mientras los partió uno por uno; y el mayor de vosotros no pudo partirlos todos juntos,
ni vosotros, todos juntos, fuisteis capaces de partir el haz. Pues bien, acordaos de esto
y de lo que voy a deciros: mientras todos vosotros estéis unidos, como hermanos que
sois, nadie se burlará de vosotros ni os hará mal ni os vencerá. Pero luego que os
separéis o reine entre vosotros la desunión, fácilmente seréis vencidos.
Acabó de decir esto y murió, y los hijos fueron muy felices, porque vivieron
siempre en hermandad, ayudándose siempre unos a otros; y como no hubo fuerza que
los desuniese, tampoco hubo nunca fuerza que los venciese.

81
Romance del pastor desesperado
Anónimo

Por aquel lirón arriba con una piedra que diga:


Lindo pastor va llorando “Aquí murió un desdichado;
Del agua de los sus ojos murió del mal del amor,
El gabán lleva mojado. que es un mal desesperado.”
-Buscareis, ovejas mías, Ya le entierran al pastor
pastor más aventurado, en medio del verde prado,
que os lleve a la fuente fría al son de un triste cencerro,
y os caree con su cayado. que no hay allí campanario.
¡Adiós, adiós, compañeros, Tres serranitas le lloran
las alegrías de antaño!, al pie del monte serrano;
si me muero deste mal una decía: “Ay, mi primo”,
no me enterreis en sagrado; otra decía: “Ay, mi hermano”,
no quiero paz de la muerte, la más chiquita dellas:
pues nunca fui bien amado; “Adiós lindo enamorado,
enterradme en prado verde, mal te quise por mi mal,
donde paste mi ganado, siempre viviré penando”

Romance del camino de mi infancia


por Luis Cané

Dicha de cerrar los ojos Lo bueno que hay en mi vida


y recordar el camino lo tengo de aquel camino:
lejano –como en un sueño- sueño de largas andanzas
que recorrí siendo niño. por rumbos desconocidos
Mi infancia no fue dichosa, mi estímulo a los que parten
pero tuvo aquel camino: mi esperanza en lo imprevisto,
corto para mis carreras, mi resignación callada
largo para mi silbido para acatar el destino.
húmedo y gris en invierno, Por eso cuando la vida
azul y ardiente en estío. me pone torvo y sombrío,
Íbame por él cantando, cierro los ojos cansados
como al andar canta el río y recuerdo aquel camino.
acá trepábame a un árbol En él recorro a mi infancia;
para reparar un nido oigo mi propio silbido
y allá cortaba una rama que despierta muchas cosas
que, asegurándola al cinto, dormidas en el olvido,
sería el arma hazañosa y haciendo saltar del alma
para vencer los peligros a herrumbre del pesimismo
creados por mil temores vuelvo a comprender la vida
en mi corazón de niño. Con mi corazón de niño.

82
El veneno
de Morïana
Anónimo

Madrugaba don Alonso -Bebe primero Morïana,


a poco del sol salido; que así está puesto en estilo.
convidando va a su boda Levantó el vaso Morïana,
a los parientes y amigos; lo puso en sus labios finos;
a las puertas de Morïana los dientes tiene menudos,
sofrenaba su rocino: gota adentro no ha vertido.
- Buenos días Morïana. Don Alonso como es mozo,
- Don Alonso, bienvenido. Maldita gota ha perdido
- Vengo a brindarte Morïana, -¿Qué me diste, Morïana?
para mi boda el domingo. ¿Qué me diste en este vino?
- Esas bodas, Don Alonso, ¡Las riendas tengo en la mano
debieran de ser conmigo; y no veo a mi rocino!
pero ya que no lo sean, -Vuelve a casa don Alonso,
igual el convite estimo que el día ya va corrido
y en prueba de la amistad y se celará tu esposa
beberás del fresco vino, si quedas acá conmigo
el que solías beber -¡Qué me diste Morïana,
dentro, en mi cuarto florido. Que pierdo todo el sentido?
Morïana, muy ligera, ¡Sáname de este veneno,
en su cuarto se ha metido; yo me he de casar contigo!
tres onzas de solimán -No puede ser don Alonso,
con el acero ha molido, que el corazón te ha partido.
de la víbora, los ojos, -¡Desdichada de mi madre
sangre de un alacrán vivo. Que ya no me verá vivo!
-Bebe, bebe, don Alonso, -Más desdichada la mía
bebe de este fresco vino desque te hube conocido.

83
Romance del Abenámar y el rey don Juan
Anónimo

- ¡Abenámar, abenámar porque no labre otros tales


moro de la morería, al rey de Andalucía.
el día que tú naciste El otro es Torres Bermejas,
grandes señales había! castillo de gran valía;
Estaba la mar en calma, el otro, Generalife,
la luna estaba crecida; huerta que par no tenía.
moro que en tal signo nace Hablara el rey don Juan,
no debe decir mentira. bien oíreis lo que decía:
- No te la diré, señor, - Si tú quisieras, Granada,
aunque me cueste la vida. contigo me casaría,
- Yo te agradezco, Abenámar daréte en arras y dote
aquesta, tu cortesía. a Córdoba y a Sevilla.
¿qué castillos son aquellos? - Casada soy, rey don Juan
¡Altos son y relucían! casada soy, que no viuda;
- El Alhambra era, señor, el moro que a mí me tiene
y la otra, la mezquita; muy grande bien me quería.
los otros los alixares, Hablara allí el rey don Juan,
labrados a maravilla. estas palabras decía:
El moro que los labraba - Échenme acá mis lombardas
cien doblas ganaba al día, doña Sancha y doña Elvira;
y el día que no labra tiraremos a lo alto,
otras tantas se perdía; lo bajo ella se daría.
desque los tuvo labrados El combate era tan fuerte
El rey le quitó la vida, que grande temor ponía.

84
El Almohadón de
Plumas
por Horacio Quiroga

Su luna de miel
fue un largo escalofrío.
Rubia, angelical y
tímida, el carácter duro
de su marido heló sus
soñadas niñerías de
novia. Ella lo quería
mucho, sin embargo, a
veces con un ligero
estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva
mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. El, por su parte, la
amaba profundamente, sin darlo a conocer.
Durante tres meses- se habían casado en abril- vivieron una dicha especial.
Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor,
más expansiva e incauta ternura, pero el impasible semblante de su marido la
contenía siempre.
La casa en que vivían influía no poco en sus estremecimientos. La blancura del
patio silencioso – frisos, columnas y estatuas de mármol – producía una otoñal
impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve
rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío ...
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño...
No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró
días y días, Alicia no se reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en
el brazo de su marido. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto Jordán con
honda ternura, le pasó muy lento la mano por la cabeza, y Alicia rompió en seguida en
sollozos, echándole los brazos al cuello.
Fue ése el último día en que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció
desvanecida. El médico de Jordán la examinó con suma atención, ordenándole cama
y descanso absolutos.
No sé – le dijo a Jordán en la puerta de calle con la voz todavía baja-. Tiene
una gran debilidad que no me explico. Y sin vómitos, nada... Si mañana se despierta
como hoy, llámeme en seguida.
Al otro día Alicia seguía peor . Hubo consulta. Se constató una anemia de
marcha agudísima, completamente inexplicable. Alicia no tuvo más desmayos, pero se
iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces prendidas y
en pleno silencio.
Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones... La joven, con los ojos
desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del
respaldo de la cama . Una noche quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la
boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.
Jordán . Jordán – clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.
Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia lanzó un alarido de horror.
Soy yo, Alicia , soy yo .
Alicia lo miró con extravío, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo
rato de estupefacta confrontación, se serenó. Sonrió y tomó entre las suyas la mano
de su marido, acariciándola por media hora, temblando.
Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide apoyado en la
alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella sus ojos.
Los médicos volvieron inútilmente. En la última consulta Alicia yacía en estupor,
mientras ellos pulsaban, pasándose de uno a otro la muñeca inerte.
Pst...- se encogió de hombros desalentado su médico-. Es un caso serio...
Poco hay que hacer.
Sólo eso me faltaba – resopló Jordán.

85
Alicia fue extinguiéndose en subdelirio de anemia, agravado de tarde, pero
remitía siempre en las primeras horas. Durante el día no avanzaba la enfermedad,
pero cada mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que únicamente de
noche se le fuera la vida en nuevas oleadas de sangre. Tenía siempre al despertar la
sensación de estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde el
tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas podía mover la cabeza. No
quiso que le tocara la cama, ni aun que le arreglaran el almohadón. Sus terrores
crepusculares avanzaban ahora en forma de monstruos que se arrastraban hasta la
cama, y trepaban dificultosamente por la colcha.
Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz.
Alicia murió, por fin. La sirvienta, cuando entró después a deshacer la cama,
sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.
Señor - llamó a Jordán en voz baja - . En el almohadón hay manchas que
parecen de sangre.
Jordán se acercó rápidamente se dobló sobre aquel. Efectivamente, sobre la
funda, a ambos lados del hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían
manchitas oscuras.
Parecen picaduras – murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil
observación.
Levántelo a la luz – le dijo Jordán.
La sirvienta lo levantó pero en seguida lo dejó caer y se quedó mirando a
aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué, Jordán sintió que los cabellos se le
erizaban.
Qué hay – murmuró con voz ronca.
Pesa mucho – articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.
Jordán lo levantó, pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa
del comedor Jordán cortó la funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores
volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las
manos crispadas a los bandos. Sobre el fondo, entre las plumas, había un animal
monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le
pronunciaba la boca.
Noche a noche , desde que Alicia había caído en cama, había aplicado
sigilosamente su boca – su trompa, mejor dicho- a las sienes de aquélla, chupándole
la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón sin
duda había impedido al principio su desarrollo, pero desde que la joven no pudo
moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a
Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en
ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles
particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.

86
El Hombre Muerto
por Leopoldo Lugones

La aldeíta donde nos detuvimos con nuestros carros, después de efectuar por
largo tiempo una mensura en el despoblado, contaba con un loco singular, cuya
demencia consistía en creerse muerto.
Había llegado allí varios meses atrás, sin querer referir su procedencia, y pidiendo con
encarecimiento desesperado que le consideraran difunto.
De más está decir que nadie pudo acceder a su deseo; por más que muchos,
ante su desesperación, simularan, y aquello no hacía sino multiplicar sus
padecimientos.
No dejó de presentarse ante nosotros, tan pronto como hubimos llegado, para
implorarnos con una desolada resignación, que positivamente daba lástima, la
imposible creencia. Así lo hacía con los viajeros que, de tarde en tarde, pasaban por el
lugarejo.
Era un hombre extraordinariamente flaco, de barba amarillosa, envuelto en
andrajos, un demente cualquiera; pero el agrimensor resultó afecto al alienismo y no
desperdició la ocasión de interrogar al curioso personaje. Este se dio cuenta, acto
continuo, de lo que mi amigo se proponía, y abrevió preámbulos con una nitidez de
expresión, por todos conceptos discorde con su catadura.
- Pero yo no estoy loco – dijo con una notable calma, que mal velaba,
no
obstante, su doloroso pesimismo -. Yo no estoy loco, y estoy muerto, efectivamente,
hace treinta años. Claro. ¿Para qué morí?.
Mi amigo me guiñó un ojo disimuladamente. Aquello prometía.
- Soy nativo de tal punto, me llamo Fulano de Tal, tengo familia allá…
(Por mi parte, callo estas referencias, pues no quiero molestar a personas
vivientes y próximas).
- Padecía de desmayos, tan semejantes a la muerte, que después
de
alarmar hasta el espanto, concluyeron por infundir en todos la convicción de que yo
no moriría de eso. Unos doctores lo certificaron con toda su ciencia. Parece que
tenía la solitaria.
“Cierta vez, sin embargo, en uno de esos desmayos, me quedé. Y aquí
empieza la historia de mi tormento, de mi locura… la incredulidad unánime de
todos, respecto a mi muerte, no me dejaba morir. Ante la naturaleza yo estaba
muerto. Mas para que esto sea humanamente efectivo, necesito una voluntad que
difiera. Una sola…”
Decía aquello sencillamente, con un acento tan de verdad, que daba miedo.
- Y lo peor es que no puedo dormir. ¡Treinta años despierto! ¡Treinta
años
en eterna presencia ante las cosas y ante mi no ser!

87
En la aldea habían concluido por saber aquello de memoria. Pasaron a ser
vulgares sus reiteradas tentativas para obligarlos a creer en su muerte. Tenía la
costumbre de dormir entre cuatro velas. Pasaba largas horas inmóvil en medio del
campo, con la cara cubierta de tierra.
Tales narraciones nos interesaron en extremo, más cuando nos disponíamos a
metodizar nuestra observación, sobrevino un desenlace inesperado.
Dos peones, que debían alcanzarnos en aquel punto, arribaron la noche del
tercer día con varias mulas rezagadas. No los sentimos llegar, dormidos como
estábamos, cuando de pronto nos despertaron sus gritos.
He aquí lo que había sucedido.
El loco dormía en la cocina de nuestro albergue, o aparentaba dormir entre sus
velas habituales – la única limosna que nos había aceptado. No mediaban dos
metros entre la puerta donde se detuvieron cohibidos por aquel espectáculo y el
simulador. Una manta le cubría hasta el pecho. Sus pies aparecían por el otro
extremo.
- ¡ Un muerto ! – balbucearon casi a un tiempo. Habían creído en la
realidad.
Oyeron algo parecido al soplo mate de un odre que se desinfla. La manta se
aplastó como si nada hubiera debajo, al paso que las partes visibles – cabeza y
pies – trocáronse bruscamente en esqueleto.
El grito que lanzaron púsonos en dos saltos ante el jergón.
Tiramos de la manta con un erizamiento mortal.
Allá, entre los harapos, reposaban sin el más mínimo rastro de humedad, sin la
más mínima partícula de carne, huesos viejísimos a los cuales adhería un pellejo
reseco.

88
Lobizones
por Justo P. Sáenz
Que no fuera a creer el
patrón que esas historias eran
mentiras de china vieja. ¡No!,
los lobizones habían aparecido
demás mucho por la vecindad;
a ella le constaba y nada raro
tendría que se llegase alguno
por la estancia la noche menos
pensada.
Esta conversación de la cocinera decidió firmemente a Aróstegui a concluir de
una vez por todas con la perrada ajena (que había heredado del último arrendatario
del campo).
- Entrerriana idiota, no hace más que ver fantasmas en cada perro que
anda de noche por la basura! – le dijo a su capataz -. Mañana les meto bala a todos,
así se dejará de jorobar la paciencia y hacer perder el tiempo a los peones con sus
charlas y sus agüerías…
Como lo anunció lo hizo, y al día siguiente temprano, una serie de
detonaciones y quejidos indicaron el comienzo de su propósito.
Ninguna relación cultivaba Aróstegui con sus vecinos. Más aún, ni sabía
quiénes eran éstos. Por eso fue que esa tarde tormentosa de otoño, en que platicaba
con el capataz junto al bañadero de las ovejas, le extrañó oírle exclamar de pronto,
mientras divisaba hacia el campo con atención.
-¡Allá viene don Heraclio Toledo! ¿No ve, señor, allá, por la puntita ´e la
isleta? ¡Lo conozco po´ el herraje! ¿Qué diablos le sucederá que se llega aquí?
Aróstegui se halló ante un gaucho paquete, de gran estatura y ademanes graves y
autoritarios. Una barba entrecana le caía sobre el pecho, y su rostro tostado, de
aguileña nariz y purísimo tipo español, revelaba altivez y nobleza.
La noche húmeda y toldada, había cerrado por completo. Por la puerta
entreabierta se oía a intervalos el rumor de los árboles sacudidos por el viento. En el
solemne silencio que los rodeaba, cantó un gallo; después otro.
- Parece que vamos a tener agua – habló Aróstegui, por decir algo -,
supongo que no se irá esta noche. Ya le hice armar cama en el escritorio.
Desde algún sitio próximo, un ñacurutú dejó escapar su onomatopéyico grito.
Toledo se estremeció.
- No gracias, me iré nomás; nunca se faltar ´e casa – contestó.
- Bueno, entonces le haré dar un encerado… pero créame, amigo, es salir a
mojarse al cuete. Mire que va a llover fuerte. ¿No vio cómo se entró el sol?
- Gracias, señor, no s ´incomode, tengo el poncho entre los cojinillos – replicó
don Heraclio en un murmullo.

Y así desganada y difícil se mantenía la conversación. Aróstegui, fastidiado y


con sueño, se impacientaba cada vez más por conocer el verdadero motivo de la
visita, cuando súbitamente su huésped se puso de pie, paseó la pieza a grandes
zancadas y enfrentándose con él, comenzó humildemente:
- Vea, señor, usted sabe que yo nunca sé salir ´e la estancia. Creo que van pa´
quince años que no voy a lo de ningún vecino… pero l´otro día ´e casualidad me
anoticié de una cosa, señor, que me ha hecho venir a verlo…

89
y volviendo a sus paseos continuó tembloroso, y con el habla entrecortada por
la emoción:
- Supe, señor, que usted andaba queriendo matar a todos los perros d´esta
estancia… es verdá…, sí, señor…, lo supimos por el gurí de Eduvigi, su
cocinera… y, ¿sabe?… yo quería pedirle un servicio… un gran servicio… M´hijo,
el menor…
- Diga nomás, Toledo – interrumpió Aróstegui, incómodo al advertir la
creciente nerviosidad de su interlocutor-. ¡Pero cálmese, hombre, cálmese, no se
ponga así! Hable con confianza. ¿Qué le sucede? Francamente no veo qué
pueda tener que ver su hijo con los malditos perros que estoy liquidando… ¡Ay,
ya caigo! ¿Alo mejor algún cuzco de su chico?
- ¡No, señor, no es eso!… lo que yo quería pedirle, es que si llega a ver de
noche… rebuscando en la basura… un… un…un… perro negro, muy orejudo y
grandote, señor… de un altor ansina, ¡no le vaya a tirar!…¡Por lo que más
quiera, señor, no le tire!…
En ese momento, un furioso ladrar de perros estalló afuera. Relinchó bufando
el picazo en el palenque junto con el seco chasquido del cabestro cortado, y Aróstegui,
tomando el Winchester de sobre la alacena, se plantó de un salto en el corredor.
Siguióle Toledo volteando sillas y embistiendo a la cocinera que con su hijita en brazos
penetraba al mismo tiempo en la habitación, gritando desesperada:
- ¡El lobizón! ¡Don Jorge! ¡El lobizón!
Allí, en la oscuridad, a veinte metros de la casa, algo como un gran
ternero
Negro de ojos fosforescentes, tenía a raya a la jauría.
Carabina a la cara, se disponía Aróstegui a hacer fuego, cuando sintió que una
fuerza poderosa le arrancaba el arma de las manos, mientras la voz de Toledo se
elevaba suplicante:
- ¿No tire, señor, no tire! ¡Es él! ¡Es él! ¡El lobizón! ¡Mi hijo!

90
EL ESCUERZO
de Leopoldo Lugones

Un día de tantos, jugando en la


quinta de la casa donde habitaba la
familia, di con un pequeño sapo que, en
vez de huir como sus congéneres más
corpulentos, se hinchó
extraordinariamente bajo mis pedradas.
Horrorizábanme los sapos y era mi
diversión aplastar cuantos podía. Así es
que el pequeño no tardó en sucumbir a
los golpes de mis piedras. Como todos los
muchachos criados en la vida
semicampestre de nuestras ciudades de
provincia, yo era un sabio en lagartos y
sapos. Además, la casa estaba situada cerca de un arroyo que cruza la ciudad, lo cual
contribuía a aumentar la frecuencia de mis relaciones con tales bichos. Entro en estos
detalles, para que se comprenda bien cómo me sorprendí al notar que el atrabiliario
sapito me era enteramente desconocido. Circunstancia de consulta, pues. Y tomando
a mi víctima con toda la precaución del caso, fui a preguntar por ella a la vieja criada,
confidente de mis primeras empresas de cazador. Tenía yo ocho años y ella sesenta.
El asunto había, pues de interesarnos a ambos. La buena mujer estaba, como de
costumbre, sentada a la puerta de la cocina, y yo esperaba ver acogido mi relato con
la acostumbrada benevolencia; cuando apenas hube comenzado, la vi levantarse
apresuradamente y arrebatarme de las manos el despanzurrado animalejo.

-¡Gracias a Dios que no lo hayas dejado!- exclamó con muestras de la mayor


alegría-. En este mismo instante vamos a quemarlo.

-¿Quemarlo?- dije yo-. ¿Pero qué va a hacer si ya está muerto…?

-¿No sabes que es un escuerzo- replicó en tono misterioso mi interlocutora- y


que este animalito resucita si no lo queman? ¡Quién te mandó matarlo! ¡Eso habías de
sacar al fin con tus pedradas! Ahora voy a contarte lo que le pasó al hijo de mi amiga
la finadaAntonia, que en paz descanse.

Mientras hablaba, había recogido y encendido algunas astillas sobre las cuales
puso el cadáver del escuerzo.

¡Un escuerzo!, decía yo, aterrado bajo mi piel de muchacho travieso; ¡un
escuerzo! Y sacudía los dedos como si el frío del sapo se me hubiera pegado en ellos.
¡Un sapo resucitado! Era para enfriarle la médula a un hombre de barba entera.

-¿Pero usted piensa contarnos una nueva batracomiomaquia?- interrumpió


aquí Julia con el amable desenfado de su coquetería de treinta años.

-De ningún modo, señorita. Es una historia que ha pasado.

Julia sonrió.

-No puede figurarse cuánto deseo conocerla…

-Será usted complacida, tanto más cuanto que tengo la pretensión de


vengarme con ella de su sonrisa.

91
Así, pues, mientras se asaba mi fatídica pieza de caza, la vieja criada hilvanó
su narración, que es como sigue:

Antonia, su amiga, viuda de un soldado, vivía con el hijo único que había tenido
de él en una casita muy pobre, distante de toda población. El muchacho trabajaba
para ambos, cortando madera en el vecino bosque, y así pasaba año tras año,
haciendo a pie la jornada de la vida. Un día volvió, como de costumbre, por la tarde,
para tomar su mate, alegre, sano, vigoroso, con su hacha al hombre. Y mientras lo
hacía, refirió a su madre que en la raíz de cierto árbol muy viejo había encontrado un
escuerzo, al cual no le valieron hinchazones para quedar hecho una tortilla bajo el ojo
de su hacha.

La pobre vieja se llenó de aflicción al escucharlo, pidiéndole que por favor la


acompañara al sitio, para quemar el cadáver del animal.

-Has de saber- le dijo- que el escuerzo no perdona jamás al que lo ofende. Si


no lo queman, resucita, sigue el rastro de su matador y no descansa hasta que pueda
hacer con él otro tanto.

El buen muchacho rió grandemente del cuento, intentando convencer a la


pobre vieja de que aquello era una paparrucha buena para asustar a chicos molestos,
pero indigna de preocupar a una persona de cierta reflexión. Ella insistió, sin embargo,
en que la acompañara a quemar los restos del animal.

Inútil fue toda broma, toda indicación sobre lo distante del sitio, sobre el daño
que podía causarle, siendo ya tan vieja, el sereno de aquella tarde de noviembre. A
toda costa quiso ir y él tuvo que decidirse a acompañarla.

No era tan distante; unas seis cuadras a lo más. Fácilmente dieron con el árbol
recién cortado, pero por más que hurgaron entre las astillas y las ramas desprendidas,
el cadáver del escuerzo no apareció.

-¿No te dije?- exclamó ella echándose a llorar-; ya se ha ido; ahora ya no tiene


remedio esto. ¡Mi padre San Antonio te ampare!

-Pero qué tontera, afligirse así. Se lo habrán llevado las hormigas o lo comería
algún zorro hambriento. ¡Habráse visto extravagancia, llorar por un sapo! Lo mejor es
volver, que ya viene anocheciendo y la humedad de los pastos es dañosa.

Regresaron, pues, a la casita, ella siempre llorosa, él procurando distraerla con


detalles sobre el maizal que prometía buena cosecha si seguía lloviendo, hasta volver
de nuevo a las bromas y risas en presencia de su obstinada tristeza. Era casi de
noche cuando llegaron. Después de un registro minucioso por todos los rincones, que
excitó de nuevo la risa del muchacho, comieron en el patio, silenciosamente, a la luz
de la luna, y ya se disponía él a tenderse sobre su montura para dormir, cuando
Antonia le suplicó que por aquella noche, siquiera, consintiese en encerrarse dentro de
una caja de madera que poseía y dormir allí.

La protesta contra semejante petición fue viva. Estaba chocha, la pobre, no


había duda. ¡A quién se le ocurriría pensar en hacerlo dormir con aquel calor dentro de
una caja que seguramente estaría llena de sabandijas!

Pero tales fueron las súplicas de la anciana, que como el muchacho la quería
tanto decidió acceder a semejante capricho. La caja era grande, y aunque un poco
encogido no estaría del todo mal. Con gran solicitud fue arreglada en el fondo la cama,
metióse él adentro, y la triste viuda tomó asiento al lado del mueble, decidida a pasar
la noche en vela para cerrarlo apenas hubiera la menor señal de peligro.

92
Calculaba ella que sería la medianoche, pues la luna muy baja empezaba a
bañar con su luz el aposento, cuando de repente un bultito negro, casi imperceptible,
saltó sobre el dintel de la puerta que no se había cerrado por efecto del gran calor.
Antonia se estremeció de angustia.

Allí estaba, pues el vengativo animal, sentado sobre las patas traseras, como
meditando un plan. ¡Qué mal había hecho el joven en reírse! Aquella figurita lúgubre,
inmóvil en la puerta llena de luna, se agrandaba extraordinariamente, tomaba
proporciones de monstruo. ¿Pero, y si no era más que uno de los tantos sapos
familiares que entraban cada noche en busca de insectos? Un momento respiró,
sostenida por esta idea. Mas el escuerzo dio de pronto un saltito, después otro, en
dirección a la caja. No se apresuraba, como si estuviera seguro de su presa. Antonia
miró con indecible expresión de terror a su hijo; dormía, vencido por el sueño,
respirando acompasadamente.

Entonces, con mano inquieta, dejó caer sin hacer ruido la tapa del pesado
mueble. El animal no se detenía. Seguía saltando. Estaba ya al pie de la caja. Rodeóla
pausadamente, se detuvo en uno de los ángulos, y de súbito, con un salto increíble en
su pequeña talla, se plantó sobre la tapa.

Antonia no se atrevió a hacer el menor movimiento. Toda su vida se había


concentrado en sus ojos. La luna bañaba ahora enteramente la pieza. Y he aquí lo que
sucedió: el sapo comenzó a hincharse por grados, aumentó, aumentó de una manera
prodigiosa, hasta triplicar su volumen. Permaneció así durante un minuto, en que la
pobre mujer sintió pasar por su corazón todos los ahogos de la muerte. Después fue
reduciéndose, reduciéndose hasta recobrar su primitiva forma, saltó a tierra, se dirigió
a la puerta y atravesando el patio acabó por perderse entre las hierbas.

Entonces se atrevió Antonia a levantarse, toda temblorosa. Con un violento


ademán abrió de par en par la caja. Lo que sintió fue de tal modo horrible, que a los
pocos meses murió víctima del espanto que le produjo.

Un frío mortal salía del mueble abierto, y el muchacho estaba helado y rígido
bajo la triste luz en que la luna amortajaba aquel despojo sepulcral, hecho piedra ya
bajo un inexplicable baño de escarcha.

LA PATA DE MONO
por W. W. Jacobs

La noche era fría y húmeda, pero en la


pequeña sala de Laburnum Villa, los postigos
estaban cerrados y el fuego ardía vivamente.
Padre e hijo jugaban al ajedrez; el primero tenía
ideas personales sobre el juego y ponía al rey en
tan desesperados e inútiles peligros, que
provocaba el comentario de la vieja señora que
tejía plácidamente junto a la chimenea.
- Oigan el viento – dijo el señor White;
había cometido un error fatal y trataba de que su
hijo no lo advirtiera.
- Lo oigo – dijo éste moviendo
implacablemente la reina. – Jaque.
- No creo que venga esta noche – dijo el
padre con la mano sobre el tablero.
- Mate – contestó el hijo.

93
- Esto es lo malo de vivir tan lejos – vociferó el señor White con imprevista y
repentina violencia –. De todos los barriales, éste es el peor. El camino es un pantano.
No sé en qué piensa la gente. Como hay sólo dos casas alquiladas, no les importa.
- No te aflijas, querido – dijo suavemente la mujer –, ganarás la próxima vez.
El señor White alzó la vista y sorprendió una mirada de complicidad entre
madre e hijo. Las palabras murieron en sus labios y disimuló un gesto de fastidio.
- Ahí viene – dijo Herbert White al oír el golpe del portón y unos pasos que se
acercaban. Su padre se levantó con apresurada hospitalidad y abrió la puerta; lo
oyeron condolerse con el recién venido.
Luego, entraron. El forastero era un hombre fornido, con los ojos salientes y la
cara rojiza.
- El sargento mayor Morris – dijo el señor White, presentándolo. El sargento les
dio la mano, aceptó la silla que le ofrecieron y observó con satisfacción que el dueño
de casa traía whisky y unos vasos y ponía una pequeña pava de cobre sobre el fuego.
Al tercer vaso, le brillaron los ojos y empezó a hablar. La familia miraba con
interés a ese forastero que hablaba de guerras, de epidemias y de pueblos extraños.
- Hace veintiún años – dijo el señor White sonriendo a su mujer y a su hijo –.
Cuando se fue era apenas un muchacho. Mírenlo ahora.
- No parece haberle sentado tan mal – dijo la señora White amablemente.
- Me gustaría ir a la India – dijo el señor White –. Sólo para dar un vistazo.
- Mejor quedarse aquí – replicó el sargento moviendo la cabeza. Dejó el vaso y,
suspirando levemente, volvió a sacudir la cabeza.
- Me gustaría ver esos viejos templos y faquires y malabaristas – dijo el señor
White – ¿Qué fue, Morris, lo que usted empezó a contarme los otros días, de una pata
de mono o algo por el estilo?
- Nada – contestó el soldado apresuradamente –. Nada que valga la pena oír.
- ¿Una pata de mono? – preguntó la señora White.
- Bueno, es lo que se llama magia, tal vez – dijo con desgana el sargento.
Sus tres interlocutores lo miraron con avidez. Distraídamente, el forastero llevó
la copa vacía a los labios; volvió a dejarla. El dueño de casa la llenó.
- A primera vista, es una patita momificada que no tiene nada de particular –
dijo el sargento mostrando algo que sacó del bolsillo.
La señora retrocedió, con una mueca. El hijo tomó la pata de mono y la
examinó atentamente.
- ¿Y qué tiene de extraordinario? – preguntó el señor White, quitándosela a su
hijo para mirarla.
- Un viejo faquir le dio poder mágico – dijo el sargento mayor –. Un hombre
muy santo… quería demostrar que el destino gobierna la vida de los hombres y que
nadie puede oponérsele impunemente. Le dio este poder: tres hombres pueden pedirle
tres deseos.
Habló tan seriamente que los otros sintieron que sus risas desentonaban.
- Y usted, ¿por qué no pide las tres cosas? – preguntó Herbert White.
El sargento miró con tolerancia.
- La he pedido – dijo, su rostro curtido palideció.
- ¿Realmente se cumplieron los tres deseos? – preguntó la señora White.
- Se cumplieron – dijo el sargento.
- Y ¿nadie más pidió? Insistió la señora.
- Sí, un hombre. No sé cuáles fueron las dos primeras cosas que pidió; la
tercera fue la muerte. Por eso entré en posesión de la pata de mono.
Habló con tanta gravedad que produjo silencio.
- Morris, si obtuvo sus tres deseos, ya no le sirve el talismán – dijo, finalmente
el señor White – ¿Para qué lo guarda?
El sargento sacudió la cabeza:
- Probablemente he tenido, alguna vez, la idea de venderlo; pero creo que no lo
haré. Ya ha causado bastantes desgracias. Además, la gente no quiere comprarlo.
Algunos sospechan que es un cuento de hadas; otros quieren probarlo primero y
pagarme después.
- Y si a usted le concedieran tres deseos más – dijo el señor White –,¿los
pediría?

94
- No sé – contestó el otro –. No sé.
Tomó la pata de mono, la agitó entre el pulgar y el índice y la tiró al fuego.
White la recogió.
- Mejor que se queme – dijo con solemnidad el sargento.
- Si usted no la quiere, Morris, démela.
- No quiero – respondió terminantemente –. La tiré al fuego; si la guarda, no me
eche las culpas de lo que pueda suceder. Sea razonable, tírela.
El otro sacudió la cabeza y examinó su nueva adquisición. Preguntó:
- ¿Cómo se hace?
- Hay que tenerla en la mano derecha y pedir los deseos en voz alta. Pero le
prevengo que debe temer las consecuencias.
- Parece de Las mil y una noches – dijo la señora White. Se levantó a preparar
la mesa – ¿No le parece que podrían pedir para mí otro par de manos?
El señor White sacó del bolsillo el talismán; los tres se rieron al ver la expresión
de alarma del sargento.
- Si está resuelto a pedir algo – dijo agarrando el brazo del señor White –, pida
algo razonable.
El señor White guardó en el bolsillo la pata de mono. Invitó a Morris a sentarse
a la mesa. Durante la comida el talismán fue, en cierto modo, olvidado. Atraídos
escucharon nuevos relatos de la vida del sargento en la India.
- Si en el cuento de la pata de mono hay tanta verdad como en los otros – dijo
Herbert cuando el forastero cerró la puerta y se alejó con prisa para alcanzar el último
tren –, no conseguiremos gran cosa.
- ¿Le diste algo? – preguntó la señora mirando atentamente a su marido.
- Una bagatela – contestó el señor White, ruborizándose levemente –. No
quería aceptarlo, pero lo obligué. Insistió en que tirara el talismán.
- Sin duda – dijo Herbert, con fingido horror –, seremos felices, ricos y
famosos. Para empezar tienes que pedir un imperio, así no estarás dominado por tu
mujer.
El señor White sacó del bolsillo el talismán y lo examinó perplejamente.
- No se me ocurre nada para pedirle – dijo con lentitud –. Me parece que tengo
todo lo que deseo.
- Si pagaras la hipoteca de la casa serías feliz, ¿no es cierto? – dijo Herbert
poniéndole la mano sobre el hombro- Bastará con que pidas doscientas libras.
El padre sonrió avergonzado de su propia credulidad y levantó el talismán;
Herbert puso una cara solemne, hizo un guiño a su madre y tocó en el piano unos
acordes graves.
- Quiero doscientas libras – pronunció el señor White.
Un gran estrépito del piano contestó a sus palabras. El señor White dio un grito.
Su mujer y su hijo corrieron hacia él.
- Se movió – dijo mirando con desagrado el objeto y lo dejó caer – se retorció
en mi mano como una víbora.
- Pero yo no veo el dinero – observó el hijo recogiendo el talismán y poniéndolo
sobre la mesa –. Apostaría que nunca lo veré.
- Habrá sido tu imaginación, querido – dijo la mujer mirándolo ansiosamente.
Sacudió la cabeza.
- No importa. No ha sido nada, pero me dio un susto.
Se sentaron junto al fuego y los dos hombres acabaron de fumar sus pipas. El
viento era más fuerte que nunca. El señor White se sobresaltó cuando se golpeó una
puerta en los pisos altos. Un silencio inusitado y deprimente los envolvió hasta que se
levantaron para ir a acostarse.
- Se me ocurre que encontrarás el dinero en una gran bolsa, en el medio de la
cama – dijo Herbert al darles las buenas noches –. Una aparición horrible, agazapada
encima del ropero, te acechará cuando estés guardando tus bienes ilegítimos.
Ya solo, el señor White se sentó en la oscuridad, y miró las brasas, y vio caras
en ellas. La última era tan simiesca, tan horrible, que la miró con asombro; se rió,
molesto, y buscó en la mesa su vaso de agua para echárselo encima y apagar la
brasa; sin querer, tocó la pata de mono; se estremeció, limpió la mano en el abrigo y
subió a su cuarto.

95
A la mañana siguiente, mientras tomaba el desayuno en la claridad del sol
invernal, se rió de sus temores. En el cuarto había un ambiente de prosaica salud que
faltaba la noche anterior; y esa pata de mono, arrugada y sucia, tirada sobre el
aparador, no parecía terrible.
- Todos los viejos militares son iguales – dijo la señora White –. ¡Qué idea, la
nuestra, escuchar esas tonterías! ¿Cómo puede creerse en talismanes, en esta
época? Y si consiguieran las doscientas libras, ¿qué mal podrían hacerte?
- Pueden caer de arriba y lastimarle la cabeza – dijo Herbert.
- Según Morris, las cosas ocurrían con tanta naturalidad que parecían
coincidencias – dijo el padre.
- Bueno, no vayas a encontrarte con el dinero antes de mi vuelta – dijo Herbert
levantándose de la mesa –. No sea que te conviertas en un avaro y tengamos que
repudiarte.
La madre se rió, lo acompañó hasta afuera y lo vio alejarse por el camino; de
vuelta a la mesa del comedor, se burló de la credulidad del marido. Sin embargo,
cuando el cartero llamó a la puerta, corrió a abrirlas y cuando vio que sólo traía la
cuenta del sastre, se refirió con cierto malhumor a los militares de costumbres
intemperantes.
- Me parece que Herbert tendrá tema para sus bromas – dijo al sentarse.
- Sin duda – dijo el señor White –. Pero, a pesar de todo, la pata se movió en
mi mano. Puedo jurarlo.
- Afirmó que se movió. Yo no estaba sugestionado. Era… ¿Qué sucede?
Su mujer no le contestó. Observaba los misteriosos movimientos de un
hombre que rondaba la casa y no se decidía a entrar. Notó que el hombre estaba bien
vestido y que tenía una chistera nueva y reluciente; pensó en las doscientas libras. El
hombre se detuvo tres veces en el portón; por fin se decidió a llamar.
Apresuradamente, la señora White se quitó el delantal y lo escondió debajo del
almohadón de la silla.
Hizo pasar al desconocido. Éste parecía incómodo. La miraba furtivamente,
mientras ella le pedía disculpas por el desorden que había en el cuarto y por el
guardapolvo del marido. La señora esperó cortésmente que les dijera el motivo de la
visita; el desconocido estuvo un rato en silencio.
- Vengo de parte de Maw y Meggings – dijo por fin.
La señora White tuvo un sobresalto.
- ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¿Le ha sucedido algo a Herbert
Su marido se interpuso.
- Espera querida. No te adelantes a los acontecimientos. Supongo que usted
no trae malas noticias, señor. – Y lo miró patéticamente.
- Lo siento… – empezó a decir el otro.
- ¿Está herido? – preguntó enloquecida la madre.
El hombre asintió.
- Mal herido – dijo pausadamente –. Pero no sufre.
- Gracias a Dios – dijo la señora White, juntando las manos. – Gracias a
Dios.
Bruscamente comprendió el sentido siniestro que había en la seguridad que le
daban y vio la confirmación de sus temores, en la cara significativa del hombre. Retuvo
la respiración, miró a su marido que parecía tardar en comprender, y le tomó la mano
temblorosamente. Hubo un largo silencio.
- Lo agarraron las máquinas – dijo en voz baja el visitante.
- Lo agarraron las máquinas – repitió el señor White, aturdido.
Se sentó mirando fijamente por la ventana; tomó la mano de su mujer, la apretó
en la suya, como en sus tiempos de enamorados.
- Era el único que nos quedaba – le dijo al visitante –. Es duro.
El otro se levantó y se acercó a la ventana.
- La compañía me ha encargado que le exprese sus condolencias por esta
gran pérdida – dijo sin darse vuelta –. Le ruego que comprenda que soy sólo un
empleado y que obedezco a las órdenes que me dieron.
No hubo respuesta. La cara de la señora White estaba lívida.

96
- Se me ha comisionado para declararles que Maw y Meggins niegan toda
responsabilidad en el accidente – prosiguió el otro –. Pero en consideración a los
servicios prestados por su hijo, le remiten una suma determinada.
El señor White soltó la mano de su mujer y, levantándose, miró con terror al
visitante. Sus labios secos pronunciaron la palabra: ¿cuánto?
- Doscientas libras – fue la respuesta.
Sin oír el grito de su mujer, el señor White sonrió levemente, extendió los
brazos, como un ciego, y se desplomó desmayado.

En el cementerio nuevo , a unas dos millas de distancia, marido y mujer dieron


sepultura a su muerto y volvieron a la casa transidos de sombra y de silencio.
Todo pasó tan pronto que al principio casi no lo entendieron y quedaron
esperando alguna otra cosa que les aliviara el dolor. Pero los días pasaron y la
expectativa se transformó en resignación, esa desesperada resignación de los viejos
que algunos llaman apatía. Pocas veces hablaban, porque no tenían nada que
decirse; sus días eran interminables hasta el cansancio.
Una semana después, el señor White, despertándose bruscamente en la
noche, estiró la mano y se encontró solo. El cuarto estaba a oscuras; oyó cerca de la
ventana, un llanto contenido. Se incorporó en la cama para escuchar.
- Vuelve a acostarte – dijo tiernamente -. Vas a tomar frío.
- Mi hijo tiene más frío – dijo la señora White y volvió a llorar.
Los sollozos se desvanecieron en los oídos del señor White. La cama estaba
tibia, y sus ojos pesados de sueño. Un grito despavorido de su mujer lo despertó.
- La pata de mono – gritaba desatinadamente-, la pata de mono.
El señor White se incorporó alarmado.
- ¿Dónde? ¿Dónde está? ¿Qué sucede?
Ella se acercó:
- La quiero. ¿No la has destruido?
- Está en la sala, sobre la repisa – contestó asombrado-. ¿Por qué la
quieres?
Llorando y riendo se inclinó para besarlo, y le dijo histéricamente:
- Sólo ahora he pensado… ¿Por qué no he pensado antes? ¿Por qué tú no
pensaste?
- ¿Pensaste en qué? – preguntó.
- En los otros dos deseos – respondió en seguida -. Sólo hemos pedido uno.
- ¿No fue bastante?
- No – gritó ella triunfalmente -. Le pediremos otro más. Búscala pronto y pide
que nuestro hijo vuelva a la vida.
El hombre se sentó en la cama temblando.
- Dios mío, estás loca.
- Búscala pronto y pide – le balbuceó-; ¡mi hijo, mi hijo!
El hombre encendió la vela:
- Vuelve a acostarte. No sabes lo que estás diciendo.
- Nuestro primer deseo se cumplió, ¿por qué no hemos de pedir el segundo?
- Fue una coincidencia.
- Búscala y desea – gritó con exaltación la mujer.
El marido se dio vuelta y la miró:
- Hace diez días que está muerto, y, además, no quería decirte otra cosa, lo
reconocí por el traje. Si ya entonces era demasiado horrible para que lo vieras…
- Tráemelo – gritó la mujer arrastrándolo hacia la puerta -. ¿Crees que temo al
niño que he criado?
El señor White bajó en la oscuridad, entró en la sala y se acercó a la repisa. El
talismán estaba en su lugar. Tuvo miedo de que el deseo todavía no formulado trajera
a su hijo hecho pedazos antes que él pudiera escaparse del cuarto. Perdió la
orientación. No encontraba la puerta. Tanteó alrededor de la mesa y a lo largo de la
pared y de pronto se encontró en el zaguán, con el maligno objeto en la mano.
Cuando entró al dormitorio, hasta la cara de su mujer le pareció cambiada.
Estaba ansiosa y blanca y tenía algo sobrenatural. Le tuvo miedo.
- Pídelo – le gritó con violencia.

97
- Es absurdo y perverso – balbuceó.
- Pídelo – repitió la mujer.
El hombre levantó la mano:
- Deseo que mi hijo viva de nuevo.
El talismán cayó al suelo. El señor White siguió mirándolo con terror. Luego,
temblando, se dejó caer en una silla mientras la mujer se acercó a la ventana y levantó
la cortina. El hombre no se movió de ahí hasta que el frío del alba lo traspasó. A veces
miraba a su mujer, que estaba en la ventana. La vela se había consumido; hasta
apagarse, proyectaba en las paredes y el techo sombras vacilantes.
Con un inexplicable alivio ante el fracaso del talismán, el hombre volvió a la
cama: un minuto después, la mujer apática y silenciosa, se acostó a su lado.
No hablaron; escuchaban el latido del reloj. Crujió un escalón. La oscuridad era
opresiva; el señor White juntó coraje, encendió un fósforo y bajó a buscar una vela.
Al pie de la escalera el fósforo se apagó. El señor White se detuvo para
encender otro; simultáneamente, resonó un golpe furtivo, casi imperceptible, en la
puerta de la entrada.
- ¿Qué es eso? – gritó la mujer.
- Una rata – dijo el hombre -. Una rata. Se me cruzó en la escalera.
La mujer se incorporó. Un fuerte golpe retumbó en toda la casa.
- ¡Es Herbert! ¡Es Herbert! – la señora White corrió hacia la puerta, pero su
marido la alcanzó.
- ¿Qué vas a hacer? – le dijo ahogadamente.
- ¡Es mi hijo; es Herbert! – gritó la mujer, luchando para que la soltaran -. Me
había olvidado que el cementerio está a dos millas. Suéltame; tengo que abrir la
puerta.
- Por amor de Dios, no lo dejes entrar – dijo el hombre temblando.
- ¿Tienes miedo de tu propio hijo? – gritó -. Suéltame. Ya voy Herbert; ya
voy.
Hubo dos golpes más. La mujer se libró y huyó del cuarto. El hombre la siguió y
la llamó, mientras bajaba la escalera. Oyó el ruido de la tranca de abajo; oyó el cerrojo;
y luego, la voz de la mujer, anhelante:
- La tranca – dijo -. No puedo alcanzarla.
Pero el marido, arrodillado, tanteaba el piso en busca de la pata de mono.
- Si pudiera encontrarla antes de que eso entrara…
Los golpes volvieron a resonar en toda la casa. El señor White oyó que su
mujer acercaba una silla; oyó el ruido de la tranca al abrirse; en el mismo instante
encontró la pata de mono y, frenéticamente, balbuceó el tercer y último deseo.
Los golpes cesaron de pronto; aunque los ecos resonaban aún en la casa. Oyó
retirar la silla y abrir la puerta. Un viento helado entró por la escalera; y un largo y
desconocido alarido de su mujer le dio valor para correr hacia ella y luego hasta el
portón. El camino estaba desierto y tranquilo.

98
Los tres
cosmonautas
por Humberto Eco

Un buen día partieron de la


Tierra, desde tres puntos distintos,
tres cohetes.
En el primero iba un
norteamericano, que silbaba muy
alegre un motivo de jazz.
En el segundo iba un ruso, que
cantaba con voz profunda: “Volga,
Volga”.
En el tercero iba un negro que
sonreía feliz, con los dientes muy
blancos en su cara negra. En efecto,
por aquellos tiempos, los habitantes
del África, que finalmente eran
libres, se habían demostrado tan hábiles como los blancos para construir ciudades,
máquinas y – naturalmente – cosmonautas.
Los tres querían llegar primero a Marte para demostrar quién era el más valiente.
Como los tres eran muy valientes, llegaron a Marte casi al mismo tiempo.
Por fin se hizo de día: hacía mucho frío. Y de repente de un grupito de árboles
salió un marciano. ¡Era realmente horrible verlo! Era todo verde, tenía dos antenas en
lugar de las orejas, una rompa y seis brazos.
Los miró y dijo: “¡Grrrr!”.
En su idioma quería decir: “¡Mamita querida!¿Quiénes son esos seres tan
horribles?
Pero los terrestres no lo comprendían y creyeron que su grito era un rugido de
guerra.
Fue así como decidieron matarlo con sus desintegradores atómicos.
Pero de pronto, en medio del enorme frío del amanecer, un pajarito marciano que
evidentemente se había escapado del nido, cayó al suelo temblando de frío y de
miedo. Piaba desesperado más o menos como un pájaro terrestre. Daba realmente
pena. El norteamericano, el ruso y el negro lo miraron y no pudieron contener una
lágrima de compasión.
En ese momento sucedió algo muy extraño. También el marciano se acercó al
pajarito, lo miró y dejó escapar dos hebras de humo de la trompa. Y los terrestres, de
golpe, comprendieron que el marciano estaba llorando. A su modo, como lloran los
marcianos. Después vieron que se inclinaba sobre el pajarito y lo alzaba entre sus seis
brazos tratando de darle calor.
El negro, que en otros tiempos había sido perseguido porque tenía negra la piel y
por eso mismo sabía cómo son las cosas, dijo a sus dos amigos terrestres:
- ¿Se dieron cuenta? Creíamos que este monstruo era distinto de
nosotros,
pero también él ama a los animales, sabe conmoverse. ¡Tiene un corazón y sin duda
un cerebro! ¿Creen todavía que hay que matarlo?
No era necesario hacerse semejante pregunta. Los terrestres ya habían aprendido
la lección. Que dos personas sean distintas no significa que deban ser enemigas. Por
lo tanto se acercaron al marciano y le tendieron la mano.
Y él, que tenía seis, les dio la mano a los tres, a un mismo tiempo, mientras que
con las que le quedaban libres hacía gestos de saludo.
Y señalando la Tierra, distante en el cielo, hizo entender que deseaba viajar allá,
para conocer a los otros habitantes y estudiar junto con ellos la forma de fundar una

99
república espacial en la que todos se amaran y estuvieran de acuerdo. Los terrestres
dijeron que sí entusiasmados.
Y para festejar el acontecimiento le ofrecieron un cigarrillo. El marciano muy
contento, se lo introdujo en la nariz y empezó a fumar. Pero ya los terrestres no se
escandalizaban más.
Habían comprendido que tanto en la Tierra como en los otros planetas, cada uno
tiene sus propias costumbres, pero que sólo es cuestión de comprenderse los unos a
los otros.

Algunas clases de vida


por Philip K. Dick

¡Joan, por el amor de Dios! -. Joan Clarke captó la irritación en la voz de su


marido, aun a través del altavoz mural. Saltó de la silla en la que estaba sentada junto
a la videopantalla y corrió hacia el dormitorio. Bob hurgaba furiosamente en el armario
ropero, sacando chaquetas y trajes y arrojándolos sobre la cama. Su cara estaba roja
de exasperación.
- ¿Qué buscas?
- Mi uniforme. ¿Dónde está? ¿No está aquí?
- Claro que sí. Déjame mirar.
Bob se apartó con semblante hosco. Joan pasó a su lado y conectó el
distribuidor automático. Los trajes aparecieron en rápida sucesión, desfilando para que
los inspeccionara.
Eran las nueve de la mañana. El cielo lucía un azul radiante. No se veía ni una
nube. Un cálido día primaveral de finales de abril. Las lluvias del día anterior habían
humedecido y ennegrecido la tierra que se extendía frente a la casa. Brotes verdes
empezaban a asomar en el suelo ablandado. La humedad oscurecía la acera. Amplias
parcelas de césped centelleaban a la luz del sol.
- Aquí está.
Joan desconectó el distribuidor. El uniforme cayó en sus brazos y se lo pasó a
su marido.
- La próxima vez no te enfades tanto.
- Gracias – sonrió Bob, violento. Dio unas palmaditas a la chaqueta -.
Fíjate, está arrugada. Creía que me lo tendrías todo a punto.
- Te quedará muy bien.
Joan conectó el hacecamas. Éste alisó las sábanas y las mantas, luego las
dobló. El Cobertor se acomodó cuidadosamente sobre las almohadas.
Cuando la hayas llevado un rato te quedará de maravilla. Bob, eres el hombre
más quisquilloso que conozco.
- Lo siento, cariño – murmuró Bob.
- ¿Qué te pasa? – Joan se acercó a él y apoyó la mano sobre su ancha
espalda -. ¿Estás preocupado por algo?

100
- No.
- Cuéntamelo
Nada importante. No quería preocuparte. Erickson me llamó ayer al trabajo
para decirme que mi grupo va a partir de nuevo. Por lo visto, ahora llaman a los grupos
de dos en dos. Pensaba que descansaría durante otros seis meses.
- ¡Oh, Bob! ¿Por qué no me lo dijiste?
- Erickson y yo hablamos mucho rato. “¡Por el amor de Dios!”- le
dije, “acabo de llegar.” “Lo sé, Bob,” me contestó. “Lo siento muchísimo, pero no
puedo hacer nada. Navegamos en el mismo barco. En cualquier caso, no durará
mucho. Es posible que terminemos de una vez. Se trata de la situación en Marte. A
todo el mundo le está jorobando”. Eso es lo que me dijo. Fue muy amable. Para ser un
organizador sectorial, Erickson es un buen tipo.
- ¡Cuándo!… ¿Cuándo has de marcharte?
Bob consultó su reloj.
- Debo estar en la pista a mediodía. Me quedan tres horas.
- ¿Cuándo volverás?
- Oh, dentro de un par de días…, si todo va bien. Ya sabes como están las
cosas. Varían de un día a otro. ¿Te acuerdas cuando en octubre estuve ausente toda
una semana? Claro que no ocurre a menudo. Los grupos se turnan ahora con tal
rapidez que prácticamente estás de vuelta antes de empezar.
Tommy entró como una tromba en la cocina.
- ¿Qué pasa papá? – Reparó en el uniforme – Guau, ¿le toca a tu grupo
de nuevo?
- Exacto.
Tommy sonrió de oreja a oreja; era una complacida sonrisa de adolescente.
- ¿Van a poner en vereda a los marcianos? Estaba viendo las noticias.
Esos marcianos parecen un montón de hierbas secas atadas en un manojo. ¿Están
seguros de que podrán liquidarlos?
Bob sonrió y palmeó la espalda de su hijo.
- Pregúntaselo a ellos, Tommy.
- Tenía muchas ganas de ir contigo.
La expresión de Bob cambió. Sus ojos se endurecieron como el pedernal.
- No, muchacho, ni hablar. No digas eso.
Se produjo un silencio incómodo.
- Era una broma – murmuró Tommy.
- Olvídalo – rió Bob -. Ahora váyanse. Quiero cambiarme.
Joan y Tommy salieron de la habitación. La puerta se cerró. Bob se vistió a
toda prisa, tiró la bata y el pijama sobre la cama y se ciñó el uniforme de color verde
oscuro. Se ató las botas y abrió la puerta.
Joan había sacado su maleta del armario del vestíbulo.
- Te la vas a llevar, ¿verdad? – preguntó.
- Gracias. – Bob agarró la maleta -. Vamos al coche.
Tommy ya estaba absorto en la videopantalla, empezando los deberes de
aquel día. Una lección de biología desfilaba lentamente por la pantalla.
Bob y Joan bajaron los peldaños delanteros y se encaminaron por el sendero
hacia el vehículo de superficie, estacionado al borde de la carretera. La puerta se abrió
cuando se acercaron. Bob arrojó la maleta dentro y se sentó al volante.
- ¿Por qué hemos de luchar contra los marcianos? – preguntó Joan de repente
-. Dímelo Bob.
- Dime, por qué.
Bob encendió un cigarrillo. Dejó que el humo gris se esparciera por la cabina
del coche.
- ¿Por qué? Lo sabes tan bien como yo. – Alargó su enorme mano y golpeó
el bello tablero de mandos del coche-. Por esto.
- ¿Qué quieres decir?
- El mecanismo de control necesita rexeroide. Y los únicos depósitos de
rexeroide de todo el sistema se encuentran en Marte. Si perdemos Marte, perdemos
esto. – Recorrió con la mano el brillante tablero de mandos -. Y si perdemos esto,
¿cómo vamos a ir de un lado a otro? Contéstame.

101
- ¿No podemos volver a la conducción manual?
- Hace diez años conducíamos a menos de ciento cincuenta kilómetros por
hora. Hoy en día, ningún ser humano podría conducir a aquellas velocidades. Es
imposible volver a la conducción manual sin reducir la velocidad.
- ¿Por qué no?
- Cariño – rió Bob -, vivimos a ciento cuarenta kilómetros de la ciudad. De
veras crees que podría conservar mi trabajo si corriera todo el día a sesenta kilómetros
por hora? Me pasaría la vida en la carretera.
Joan calló.
- Por lo tanto, hemos de conseguir ese maldito material, el rexeroide.
Nuestros aparatos de control dependen de él. Lo necesitamos. Las minas de Marte
deben seguir en funcionamiento. No podemos permitir que los marcianos se apoderen
de los depósitos de rexeroide. ¿Entiendes?
- Entiendo. Y el año pasado fue el kryon de Venus. Era imprescindible, así
que fuiste a luchar a Venus.
- Querida, las paredes de nuestras casas no mantendrían una temperatura
constante sin el kryon. El kryon es la única sustancia muerta del sistema que se
adapta a los cambios de temperatura. Bueno, tendríamos…, tendríamos que volver a
los radiadores, como en los tiempos de mi abuelo.
- Y el año anterior fue el lonolite de Plutón.
- El lonolite es la única sustancia conocida que puede utilizarse para fabricar
los bancos de memoria de las calculadoras. Es el único metal con auténtica capacidad
memorística. Sin lonolite, perderíamos todas nuestras computadoras. Y ya sabes
adónde iríamos a parar sin ellas.
- Muy bien.
- Cariño, tú ya sabes que no quiero ir, pero debo hacerlo. Todos hemos de
hacerlo. – Bob indicó la casa con un ademán-. ¿Quieres quedarte sin todo eso?
¿Quieres volver al pasado?
- No. – Joan se apartó del coche-. De acuerdo, Bob. Hasta dentro de uno o
dos días.
- Eso espero. Este problema se acabará pronto. Han llamado a casi todos
los grupos de Nueva York. Los de Berlín y Oslo ya están allá. Será breve.
- Buena suerte.
- Gracias. – Bob cerró la puerta. El motor se puso en marcha
automáticamente-. Despídeme de Tommy.
El coche se alejó mientras aceleraba. El tablero de mandos automático lo
introdujo con pericia en el grueso del tráfico que circulaba por la autopista. Joan se
quedó hasta que el coche desapareció en la interminable oleada de destellantes
cascos metálicos que atravesaban el campo y formaban una cinta brillante que se
extendía hasta la lejana ciudad. Después, regresó poco a poco hacia la casa.
Bob nunca regresó de Marte, por así decirlo. Tommy pasó a ser el hombre de
la casa. Joan consiguió que lo eximieran de acudir a la escuela, y el muchacho
empezó a trabajar, pasado un tiempo, en el Proyecto de Investigaciones
Gubernamentales, situado a unos cuantos kilómetros de su casa.
Bryan Erickson, el Organizador Sectorial, los visitó una noche para saber cómo
les iba.
- Tienen una casa muy bonita – dijo Erickson, paseando la vista a su
alrededor.
Tommy se sintió lleno de orgullo.
- ¿A que sí? Siéntese y póngase cómodo.
- Gracias. – Erickson echó un vistazo a la cocina.
Estaban preparando la cena -. Excelente cocina.
Tommy se puso a su lado.
- ¿Ve esa máquina que hay sobre la encimera?
- ¿Para qué sirve?
- Es el selector de la cocina. Cada día nos proporciona un menú
diferente. No tenemos que pensar en la comida.
- Sorprendente. – Erckson miró a Tommy-. Parece que les va muy bien.
Joan levantó la vista de la videopantalla.

102
- Tan bien como cabía esperar - . Habló con voz apagada, inexpresiva.
Erickson gruñó en la sala de estar.
- Bien, creo que voy a marcharme.
- ¿Para qué ha venido? – preguntó Joan.
- Para nada en particular señora Clarke.
Erickson vaciló al llegar a la puerta. Era un hombre grande, de cara rojiza,
entrado en la treintena.
- Bien, sí hay un problema.
- ¿Cuál es? Preguntó Joan con frialdad.
- Tom, ¿te has sacado ya el carnet de la Unidad Sectorial?
- ¡Mi carnet de la Unidad Sectorial!
- Según la ley, estás registrado como miembro de este sector… mi sector.
– Rebuscó en el bolsillo-. Llevo encima unos cuantos carnets en blanco.
- ¡Eh! – exclamó Tommy, algo asustado -. ¿Tan pronto? Creí que me lo
daban hasta cumplir los dieciocho años.
- Han cambiado la legislación. Nos dieron una buena paliza en Marte.
Algunos sectores no pueden llegar al cupo. A partir de ahora será rebajado el límite de
edad. –Erickson sonrió complacido-. Este sector es muy bueno. Nos divertimos mucho
haciendo instrucción y probando los nuevos equipos. He conseguido por fin que
Washington nos envíe todo un escuadrón de los pequeños cazas de doble chorro
nuevos. A cada hombre de mi sector se le asigna un caza.
- ¿De veras? – los ojos de Tommy se iluminaron.
- De hecho, el piloto puede llevarse a casa el aparato durante el fin de
semana. Se puede estacionar en el jardín.
- ¿Va en serio?
Tommy se sentó ante el escritorio y rellenó el carnet de la Unidad, muy
contento.
- Sí, la pasamos muy bien – murmuró Erickson.
- Entre guerra y guerra – dijo Joan en voz baja.
- ¿Qué ha dicho, señora Clarke?
- Nada.
Erickson tomó el carnet y lo guardó en su carpeta.
- A propósito… -empezó.
Tommy y Joan se volvieron hacia él.
- Supongo que habrán visto imágenes de la guerra del gleco por la
videopantalla. Supongo que estarán enterados de todo.
- ¿La guerra del gleco?
- Extraemos todo nuestro gleco de Calixto. Se obtiene de las pieles de
ciertos animales. Bien, los nativos nos están dando algunos problemas. Afirman…
- ¿Qué es el gleco? –preguntó Joan con severidad.
- El material gracias al cual su puerta principal se abre sólo para usted.
Es
sensible a la presión específica de su mano. El gleco se obtiene de esos animales.
El silencio que siguió podía cortarse con un cuchillo.
- Me marcho. –Erickson avanzó hacia la puerta-. Nos veremos en la
próxima sesión de instrucción tom. ¿De acuerdo? – abrió la puerta.
- De acuerdo –murmuró Tommy.
- Buenas noches.
Erickson salió y cerró la puerta a su espalda.
- ¡Pero debo ir!- exclamó Tommy.
- -¿Por qué?
- Todo el sector va. Es obligatorio.
- Eso no es cierto – replicó Joan, mirando por la ventana.
- Pero si no vamos perderemos Calixto, y si perdemos Calixto …
- Lo sé. Tendremos que volver a utilizar llaves para abrir las puertas. Como
en los tiempos de nuestros abuelos.
- Exacto. – Tommy sacó pecho, volviéndose de un lado y del otro. -¿Qué tal
estoy?
Joan no respondió.

103
- ¿Qué tal estoy? ¿Tengo buen aspecto?
Tommy tenía buen aspecto con su uniforme de color verde oscuro. Era
delgado, caminaba con la espalda recta y tenía mucho mejor aspecto que Bob. Bob
había engordado. Se estaba quedando calvo. El cabello de Tommy era espeso y
negro. Sus mejillas estaban rojas de excitación, sus ojos relampagueaban. Se puso el
casco y se ajustó la correa.
- ¿Bien? – preguntó.
- Estupendo – asintió Joan.
- Dame un beso de despedida. Me voy a Calixto. Volveré dentro de un par
de días.
- No pareces muy contenta.
- No lo estoy. No estoy nada contenta.
Tommy volvió de Calixto sin un rasguño, pero durante la guerra del trektón que
se desarrolló en Europa, algo falló en su pequeño caza de doble chorro y la Unidad
Sectorial regresó sin él.
- El trektón se usa en los tubos de las videopantallas
- explicó Bryan Erickson -. Es muy importante Joan.
- Ya veo.
- Sabe bien lo que significan las videopantallas. Toda nuestra educación e
información dependen de ellas, igual que si fueran a la escuela. Y por la noche nos
entretenemos con los canales de diversión. No querrá que volvamos a …
- No, no… por supuesto que no. Lo siento. – Joan movió la mano y la
mesita de café entró en la sala de esta; traía una cafetera humeante.- ¿Crema,
azúcar?
- Sólo azúcar, gracias.
Erickson tomó su taza y siguió sentado en el sofá sin pronunciar palabra,
bebiendo y removiendo el café con la cucharita. La casa estaba en silencio. Eran cerca
de las once de la noche. Las persianas estaban bajadas. La videopantalla funcionaba
a bajo volumen en el rincón. En el exterior, todo estaba oscuro e inmóvil, a excepción
de un débil viento que soplaba entre los cedros que se alzaban al final de los jardines.
- Alguna novedad en los diversos frentes? – preguntó Joan al cabo de un
rato, reclinándose en el sofá y alisándose la falda.
- ¿Los frentes? –Erickson reflexionó. –Bien, algunos avances en la guerra
del iderium.
- ¿Dónde ocurre?
- En Neptuno. Sacamos nuestro iderium de Neptuno
- ¿Para qué se usa el iderium?
La voz de Joan era tenue y lejana, como si llegara desde un lugar remoto. Su
rostro, teñido de una intensa blancura, reflejaba aflicción, como si una máscara lo
recubriera, una máscara a través de la cual ella miraba desde una distancia enorme.
- Todos los periódicos automáticos requieren iderium – explicó Erickson-.
El revestimiento de iderium hace posible que detecten los acontecimientos mientras
ocurren y los despachen de inmediato a las videopantallas. Sin el iderium volveríamos
a los reportajes escritos a mano, con la consiguiente parcialidad del periodista.
Noticias contaminadas por los prejuicios personales. Los periódicos automáticos que
funcionan con iderium son imparciales.
Joan asintió con la cabeza.
- ¿Alguna otra novedad?
- Poco más. Se dice que pueden producirse disturbios en Mercurio.
- ¿Qué obtenemos de Mercurio?
- Ambrolina. Utilizamos la ambrolina en toda clase de unidades selectivas.
El selector de su cocina, por ejemplo. El selector de comida que le proporciona los
menús. Es una unidad de ambrolina.
Joan miró con aire ausente su taza de café.
- Los nativos de Mercurio… ¿Nos van a atacar?
- Se han producido desórdenes, alborotos, esa clase de cosas. Algunas
unidades sectoriales ya han entrado en acción. Las de París y Moscú. Grandes
unidades, según creo.

104
- Bryan, estoy seguro de que ha venido a verme por algo concreto –dijo
Joan, al cabo de un rato.
- Oh, no. ¿Por qué lo dice?
- Lo presiento. ¿De qué se trata?
El rostro bondadoso de Erickson enrojeció.
- Es muy sagaz, Joan. Sí, he venido por algo concreto.
Erickson introdujo la mano en el bolsillo interior de la chaqueta y extrajo un
papel mimeografiado doblado. Se lo pasó a Joan.
- Le aseguro que no ha sido idea mía. No soy más que una pieza de una
gigantesca maquinaria. – Se mordió el labio el labio, nervioso.- Es por culpa de las
enormes pérdidas sufridas durante la guerra del trektón. Necesitan cerrar filas. Según
he oído, se han opuesto a la medida.
- ¿Qué significa todo esto? – Joan le devolvió el papel. – No entiendo nada
de esta jerga legal.
- Bien, significa que las mujeres van a ser admitidas en las unidades
sectoriales en … ausencia de los miembros varones de la familia.
- Oh. Ya entiendo.
Erickson se levantó rápidamente, aliviado de que su misión hubiera concluido.
- Tengo que irme. Sólo quería enseñarle esto. Lo están repartiendo por
todas partes.
Guardó el papel en el bolsillo. Parecía muy cansado.
- Ya no queda mucha gente, ¿verdad?
- ¿Qué quiere decir?
- Primero los hombres. Después, los niños. Ahora, las mujeres. Cualquiera
vale.
- Como sucede entre los animales, supongo. Bien, tiene que haber un
motivo. Hemos de mantener estos frentes. No podemos quedarnos sin estas materias.
Hay que lograrlo.
- Supongo que sí. – Joan se levantó lentamente-. Hasta pronto.
- Volveré a finales de semana. Hasta pronto, Joan.
Bryan Erickson llegó justo cuando acababa de estallar la guerra de la ninfita en
Saturno. Dedicó una sonrisa de disculpa a la señora Clarke cuando ésta le abrió la
puerta.
- Siento molestarla tan temprano – dijo Erikson-. Tengo mucha prisa. He
de recorrer todo el sector.
- ¿Qué pasa?
Joan cerró la puerta. El hombre llevaba su uniforme de organizador, verde
pálido con franjas plateadas sobre los hombros. Joan aún no se había cambiado la
bata.
- Qué bien y caliente se está aquí – dijo Erickson, calentándose las manos
en la pared.
Era un día claro y frío de noviembre. La nieve, como una fría manta blanca lo
cubría todo. Algunos árboles desnudos brotaban en la tierra; sus ramas estaban
yermas y heladas. La brillante cinta de coches que antes ocupaba la autopista se
había reducido a un ínfimo hilo. Muy poca gente iba ya a la ciudad. Casi todos los
vehículos de superficie estaban en el depósito.
- Supongo que se habrá enterado de lo que pasa en
Saturno – murmuró Erickson.
- He visto algunas imágenes en la videopantalla.
- Una auténtica rebelión. Esos nativos de Saturno son muy grandes. Dios
mío, deben de medir quince metros de alto.
Joan movió la cabeza con aire ausente y se frotó los ojos.
- Es una pena que necesitemos algo de Saturno. ¿Ha desayunado Bryan?
- Oh sí, gracias… ya he desayunado. –Erickson se puso de espaldas junto a
la pared-. Es estupendo refugiarse del frío. Tiene su casa muy limpia y aseada. Ojalá
mi esposa hiciera lo mismo.
Joan se acercó a las ventanas y subió las persianas.
- ¿Qué sacamos de Saturno?

105
- Entre tantas cosas, tenía que ser la ninfita. Renunciaríamos a cualquier
otra cosa, pero no a la ninfita.
- ¿Para qué se utiliza la ninfita?
- Para todos los aparatos de pruebas de aptitud. Sin ninfita seríamos
incapaces de saber cuál es la persona más idónea para una ocupación, incluyendo al
presidente del Consejo Mundial.
- Entiendo.
- Con los analizadores de ninfita determinamos para qué sirve cada
persona y qué trabajo debe hacer. La ninfita es la herramienta básica de la sociedad
moderna. Gracias a ella se nos adjudica una clasificación y un grado. Si algo les
ocurriera a los suministros…
- ¿Y toda proviene de Saturno?
- Me temo que sí. Los nativos se han sublevado e intentan apoderarse de
las minas de ninfita. La lucha será encarnizada. Son muy grandes. El gobierno se verá
obligado a reclutar a toda la gente disponible.
Joan tragó saliva.
- ¿A todo el mundo? – se llevó la mano a la boca-. ¿Incluidas las mujeres?
- Me temo que sí; lo siento, Joan. Ya sabe que no ha sido idea mía. Nadie
quiere hacerlo, pero si hemos de salvar todo cuanto poseemos…
- ¿Pero, ¿quién va a quedar?
Erickson no respondió. Se sentó ante el escritorio y rellenó un carnet. Se lo
pasó a Joan, que lo agarró automáticamente.
- Su carnet de unidad.
- ¿Quién va a quedar?- repitió Joan-. Dígamelo. ¿Quién va a quedar?

………………………………………………………………………………

La nave procedente de Orión aterrizó con gran estruendo.


Las exhaustas válvulas arrojaron nubes de materiales de desecho cuando los
compresores de reacción se enfriaron en silencio.
No se oyó el menor sonido durante un rato. Después, la escotilla se abrió con
cautela hacia dentro. N´tgari-3 salió con grandes precauciones, moviendo un cono
atmosférico frente a él.
- ¿ Resultados ? - preguntó su compañero, comunicando sus pensamientos a
N´tgari-3 .
- demasiado tenue para que nosotros la respiremos, pero suficiente para otras
formas de vida. – N´tgari-3 miró a su alrededor examinando las colinas y llanuras
lejanas. Muy tranquilo, desde luego.
- Ni un sonido o signo de vida. –Su compañero salió-. ¿Qué es eso?
- ¿Dónde? –preguntó N´tgari-3.
- En esa dirección. –Luci´n-6 se lo indicó con su antena polar.
- ¿Lo ves?
- Parecen unidades de construcción. Como estructuras de gran tamaño.
Los dos oronianos alzaron la lancha al nivel de la escotilla y la depositaron en
tierra. N´´tgari-3 se puso al volante y cruzaron la llanura en dirección al punto visible en
el horizonte. Crecían plantas por todas partes, algunas altas y robustas, otras frágiles,
pequeñas y provistas de flores de muy diversos colores.
- Lleno de formas inmóviles – observó Luci´n-6.
Atravesaron un campo de plantas anaranjadas y grises, miles de tallos que
crecían uniformemente, infinitas plantas idénticas.
- Parece que las hubieran sembrado de forma artificial – murmuró N´´tgari-3
- Aminora la velocidad. Estamos llegando a una especie de edificio.
N ´tgari-3 redujo la velocidad al mínimo. Los dos orianos miraron por la
ventanilla, muy interesados.
Una encantadora estructura se erguía entre plantas de todas clases, plantas
altas, alfombras de plantas pequeñas, lechos de plantas provistas de flores
asombrosas. La estructura era esbelta y atractiva, sin duda producto de una
civilización avanzada.
N ´tgari-3 saltó de la lancha.

106
- Quizá estemos a punto de tropezar con los legendarios seres de la Tierra.
Atravesó corriendo la alfombra de plantas, larga y uniforme hasta llegar al
porche delantero del edificio.
Luci´n-6 lo siguió. Ambos examinaron la puerta.
- ¿Cómo se abre? –preguntó Luci´n-6.
Practicaron un limpio agujero en la cerradura y la puerta se abrió. Las luces se
encendieron automáticamente. Las paredes caldearon la casa.
- ¡Qué…, que desarrollo tan increíble! ¡Qué gran adelanto!
Fueron de habitación en habitación, examinando la videopantalla, la
complicada cocina, los muebles del dormitorio, las cortinas, las sillas, la cama.
- Pero, ¿dónde están los terrícolas? – preguntó por fin N ´tgari-3.
- Volverán en seguida.
N ´tgari-3 se paseaba de un lado al otro.
- Todo esto me produce una extraña sensación. Mi antena no lo capta. Una
especie de incomodidad. – vaciló-. No es posible que no vuelvan, ¿verdad?
- ¿Por qué no?
Luci´n-6 se puso a juguetear con la videopantalla. - Muy improbable. Los
esperaremos. Volverán.
N ´tgari-3 miró por la ventan, nervioso.
- No los veo, pero tienen que andar por aquí cerca. No me cabe en la cabeza
que se marcharan, dejando todo esto. ¿Adónde habrán ido y por qué?
- Volverán. –Luci´n-6 captó un poco de estática en la pantalla-. Esto no es muy
impresionante.
- Tengo la sensación de que no volverán.
- Si los terrícolas no regresan – dijo pensativamente Luci´n-6, manipulando los
mandos de la pantalla-, se convertirán en uno de los más grandes enigmas de la
arqueología.
- Seguiré esperándolos –dijo N ´tgari-3, imperturbable.

107
Factor Clave
Por Isaac Asimov

Jack Weaver salió de las


entrañas de Multivac cansado y
malhumorado. –¿Nada –le
preguntó ToddNemerson desde el
taburete donde mantenía su
guardia permanente.
- Nada –contestó
Weaver-. Nada, nada, nada. Nadie
puede descubrir qué pasa.
- Excepto que no funciona, querrás decir.
- Tú no eres una gran ayuda, ahí sentado.
- Estoy pensando.
- ¡Pensando!
Weaver entreabrió una comisura de la boca, mostrando un colmillo. Nemerson
se removió con impaciencia en el taburete.
- ¿Por qué no? Hay seis equipos de técnicos en informática merodeando por
los corredores de Multivac.
- No han obtenido ningún resultado en tres días. ¿No puedes dedicar una
persona a pensar?
- No es cuestión de pensar. Tenemos que buscar.
- Hay un relé atascado en alguna parte.
- No es tan simple, Jack.
- ¿Quién dice que sea simple? ¿Sabes cuántos miles de relés hay aquí? Eso
no importa. Si sólo fuera un relé, Multivac tiene circuitos alternativos, dispositivos para
localizar el fallo y capacidad para reparar o sustituir la pieza defectuosa. El problema
es que Multivac no sólo no responde a la pregunta original, sino que se niega a
decirnos cuál es el problema. Y entretanto cundirá el pánico en todas las ciudades si
no hacemos algo. La economía mundial depende de Multivac, y todo el mundo lo
sabe.
- Yo también lo sé. ¡Pero qué se puede hacer!
- Te lo he dicho. Pensar. Sin duda hemos pasado algo por alto. Mira, Jack,
durante cien años los genios de la informática se han dedicado a hacer a Multivac más
complejo. Ahora puede hacer de todo, incluso hablar y escuchar. Es casi tan complejo
como el cerebro humano. No entendemos el cerebro humano; ¿cómo vamos a
entender a Multivac?
- Oh, cállate. Sólo te queda decir que Multivac es humano.
- ¿Por qué no? –Nemerson se sumió en sus reflexiones -. Ahora que lo dices,
¿por qué no? ¿Podríamos asegurar si Multivac ha atravesado la fina línea divisoria en
que dejó de ser una máquina para comenzar a ser humano? ¿Existe esa línea
divisoria? Si el cerebro es apenas más complejo que Multivac y no paramos de hacer
a Multivac cada más complejo, ¿no hay un punto donde…?
Dejó la frase en el aire. Weaver se puso nervioso.
- ¿Adónde quieres llegar? Supongamos que Multivac sea humano. ¿De qué
nos serviría eso para averiguar por qué no funciona?
- Por una razón humana, quizá. Supongamos que te preguntaran a ti el precio
más probable del trigo en el próximo verano y no contestaras. ¿Por qué no
contestarías?
- Porque no lo sé. Pero Multivac lo sabría. Le hemos dado todos los factores.
Puede analizar los futuros del clima, de la política, de la economía. Sabemos que
puede. Lo ha hecho antes.

108
- De acuerdo. Supongamos que yo te hiciera la pregunta y que tú conocieras
la respuesta pero no me contestaras. ¿Por qué?
- Porque tendría un tumor cerebral – rezongó Weaver -. Porque habría
perdido el conocimiento. Porque estaría borracho. ¡Demonios, porque mi maquinaria
no funcionaría! Eso es lo que tratamos de averiguar en Multivac. Estamos buscando el
lugar donde su maquinaria está estropeada, buscamos el factor clave.
- Pero no lo han encontrado – Nemerson se levantó del taburete- ¿Por qué no
me haces la pregunta en la que se atascó Multivac?
- ¿Cómo? ¿Quieres que te pase la cinta?
- Vamos, Jack. Hazme la pregunta con toda la charla previa que le das a
Multivac. Porque le hablas, ¿no?
- Tengo que hacerlo. Es terapia.
Nemerson asintió con la cabeza
- Sí, de eso se trata, de terapia. Ésa es la versión oficial. Hablamos con él para
fingir que es humano, con el objeto de no volvernos neuróticos por tener una máquina
que sabe muchísimo más que nosotros. Convertimos a un espantoso monstruo de
metal en una imagen paterna y protectora.
- Si quieres decirlo así…
- Bien, está mal y lo sabes. Un ordenador tan complejo como Multivac debe
hablar y escuchar para ser eficiente. No basta con insertarle y sacarle puntitos
codificados. En un cierto nivel de complejidad, Multivac debe parecer humano, porque,
por Dios, es que es humano. Jack, hazme la pregunta. Quiero ver cómo reacciona.
Jack Weaver se sonrojó.
- Esto es una tontería.
- Vamos, hazlo.
Weaver estaba tan deprimido y desesperado que accedió. A regañadientes,
fingió que insertaba el programa en Multivac y le habló del modo habitual. Comentó los
datos más recientes sobre los disturbios rurales, habló de la nueva ecuación que
describía las contorsiones de las corrientes de aire, sermoneó con respecto a la
constante solar.
Al principio lo hacía de un modo rígido, pero pronto el hábito se impuso y habló
con mayor soltura, y cuando terminó de introducir el programa casi cortó el contacto
oprimiendo un interruptor en la cintura de ToddNemerson.
- Ya está. Desarrolla eso y danos la respuesta sin demora.
Por un instante, Jack Weaver se quedó allí como si sintiera una vez más la
excitación de activar la máquina más gigantesca y majestuosa jamás ensamblada por
la mente y las manos del hombre. Luego, regresó a la realidad y masculló:
- Bien, se acabó el juego.
- Al menos ahora sé porque yo no respondería- dijo Nemerson -. Así que
vamos a probarlo con Multivac. Lo despejaremos; haremos que los investigadores le
quiten las zarpas de encima. Meteremos el programa, pero déjame hablar a mí. Sólo
una vez.
Weaver se encogió de hombros y se volvió hacia la pared de control de
Multivac, cubierta de cuadrantes y de luces fijas. Lo despejó poco a poco. Uno a uno
ordenó a los equipos técnicos que se fueran. Luego inhaló profundamente y comenzó
a cargar el programa en Multivac. Era la duodécima vez que lo hacía.
En alguna parte lejana, algún periodista comentaría que lo estaban intentando
de nuevo. En todo el mundo, la humanidad dependiente de Multivac contendría
colectivamente el aliento.
Nemerson hablaba mientras Weaver cargaba los datos en silencio. Hablaba
con soltura, tratando de recordar qué había dicho Weaver, pero aguardando el
momento de añadir el factor clave.
Weaver terminó, y Nemerson dijo, con un punto de tensión en la voz:
- Muy bien Multivac. Desarrolla eso y danos la respuesta. – Hizo una pausa y
añadió el factor clave -: Por favor.
Y por todo Multivac, las válvulas y los relés se pusieron a trabajar con alegría. A fin de
cuentas, una máquina tiene sentimientos… cuando ha dejado ya de ser una máquina.

109
Los colonizadores
Por Ray Bradbury

Los hombres de la Tierra


llegaron a Marte. Llegaron
porque tenían miedo o porque no
lo tenían, porque eran felices o
desdichados, porque se sentían
como los Peregrinos, o porque
no se sentían como los Peregrinos. Cada uno de ellos tenía una razón diferente.
Dejaban mujeres odiosas, trabajos odiosos o ciudades odiosas; venían para encontrar
algo, dejar algo o conseguir algo; para desenterrar algo, enterrar algo o abandonar
algo. Venían con sueños ridículos, con sueños nobles o sin sueños. El dedo del
gobierno indicaba desde carteles de cuatro colores, en innumerables ciudades: Hay
trabajo para usted en el cielo. ¡Visite Marte! Y los hombres se lanzaban al espacio. Al
principio solo unos pocos, unas docenas, porque casi todos se sentían enfermos aun
antes de que el cohete dejará la Tierra. Enfermaban de soledad, porque cuando uno
ve que su casa se reduce al tamaño de un puño, de una nube, de una cabeza de
alfiler, y luego desaparece detrás de una estela de fuego, uno siente que no ha nacido
nunca, que no hay ciudades, que no está en ninguna parte, y solo hay espacio
alrededor, sin nada familiar, solo hombres extraños. Y cuando los estados de Illinois,
Iowa, Missouri o Montana desaparecen en un mar de nubes y, más aún, cuando los
Estados Unidos son solo una isla envuelta en nieblas y todo el planeta parece una
pelota embarrada lanzada a lo lejos, entonces uno se siente verdaderamente solo,
errando por las llanuras del espacio, en busca de un mundo que es imposible
imaginar.
No era raro, por lo tanto, que los primeros emigrantes fueran pocos. Su número
creció constantemente hasta superar a los hombres que ya se encontraban en Marte.
Los números eran alentadores. Pero los primeros solitarios no tuvieron ese consuelo.

110
Cassette
por Enrique Anderson Imbert

AÑO: 2132 – LUGAR: aula de


cibernética – PERSONAJE: un
niño de 9 años. Se llama Blas. Por
el potencial de su genotipo ha sido
escogido para la clase Alfa. O sea
que, cuando crezca, pasará a
integrar ese medio por ciento de la
población mundial que se encarga
del progreso.

Entretanto, lo educan con rigor. La


educación, en los primeros grados,
se limita al presente: que Blas
comprenda el método de la ciencia y se familiarice con el uso de los aparatos de
comunicación. Después, en los grados intermedios, será una educación para el futuro:
que descubra, que invente. La educación en el conocimiento del pasado todavía no es
materia para su clase Alfa: como mucho le cuentan una que otra anécdota de la
historia de la tecnología

Está en penitencia. Su tutor lo ha encerrado para que no se distraiga y termine el


deber de una vez. Blas sigue con la vista una nube que pasa. Ha aparecido por la
derecha de su ventana y muy airosa se dirige hacia la izquierda. Quizás es la misma
nube que otro niño, antes que el naciera, siguió con la vista en una mañana como ésta
y al seguirla pensaba en un niño de una época anterior que también la miró y en tanto
la miraba creía recordar a otro niño que en otra vida... Y la nube ha desaparecido.
Ganas de estudiar, Blas no tiene. Abre su cartera y saca, no el dispositivo calculador,
sino un juguete. Es un cassette.

Empieza a ver una aventura de cosmonautas. Cambia y se pone a escuchar un


concierto de música estocástica. Mientras ve y oye, la imaginación se le escapa hacia
aquellas gentes primitivas del siglo xx a las que justamente ayer se refirió el tutor en
un momento de distracción. ¡Cómo se habrán aburrido sin ese cassette! -

Allá, en los comienzos de la revolución tecnológica –había comentado el tutor– los


pasatiempos se sucedían como lentos caracoles. Un pasatiempo cada cincuenta años:
de la pianola a la grabadora, de la radio a la televisión, del cine mudo y monocromo al
cine parlante y policromo. ¡Pobres! ¡Sin este cassette cómo se habrán aburrido!...

Blas en su vertiginoso siglo XXII, tiene a su alcance miles de entretenimientos. Su vida


no transcurre en una ciudad sino en el centro del universo. El cassette admite los más
remotos sonidos e imágenes; transmite desde satélites que viajan por el sistema solar;
emite cuerpos en relieve; permite que él converse, viéndose las caras con un colono
de Marte; remite sus preguntas a una máquina computadora cuya memoria almacena
datos fonéticamente articulados y él oye las respuestas (voces, voces, voces, nada
más que voces, pues en el año 2132 el lenguaje es únicamente oral: las informaciones
importantes se difunden mediante fotografías, diagramas, guiños eléctricos, signos
matemáticos).

En vez de terminar el deber Blas juega con el cassette. Es un paralelepípedo de 20 x


12 x 3 que, no obstante su pequeñez, le ofrece un variadísimo repertorio de
diversiones. Sí, pero él se aburre. Esas diversiones ya están programadas. Un
gobierno de tecnócratas resuelve qué es lo que debe ver y oír. Blas da vueltas el
cassette entre las manos. Lo enciende, lo apaga. ¡Ah, podrán presentarle cosas para
que él piense así o asá! Ahora, por la derecha de la ventana, reaparece la nube. No es

111
nube, es él, él mismo que anda por el aire. En todo caso, es alguien como él.

De pronto, a Blas se le iluminan los ojos: -¿No sería posible –se dice– mejorar este
cassette, hacerlo más simple, más cómodo, más personal, más íntimo, más libre,
sobre todo más libre? Un cassette también portátil, pero que no dependa de ninguna
energía microelectrónica: que funcione sin necesidad de oprimir botones; que se
encienda apenas se lo toque con la mirada y se apague en cuanto se le quite la vista
de encima; que permita seleccionar cualquier tema y seguir su desarrollo hacia
delante, hacia atrás repitiendo un pasaje agradable o saltándose uno fastidioso....

Todo esto sin molestar a nadie, aunque se esté rodeado de muchas personas, pues
nadie, sino quien use tal cassette, podría participar en la fiesta. Tan perfecto sería ese
cassette que operaría directamente dentro de la mente. Si reprodujera, por ejemplo, la
conversación entre una mujer de la Tierra y el piloto de un navío sideral que acaba de
llegar de la nebulosa Andrómeda, tal cassette la proyectaría en una pantalla de
nervios. La cabeza se llenaría de seres vivos. Entonces uno percibiría la entonación de
cada voz, la expresión de cada rostro, la descripción de cada paisaje...

Porque claro, también habría que inventar un código de signos. No como esos de la
matemática sino signos que transcriban vocablos: palabras impresas en láminas
cosidas en un volumen manual. Se obtendría así una extraordinaria colaboración entre
un artista solitario que crea formas simbólicas y otro artista solitario que las recrea... -
¡Esto sí que será una despampanante novedad! –exclama el niño– El tutor me va a
preguntar: “¿Terminaste ya tu deber”? ... “No”, le voy a contestar. Y, cuando rabioso
por mi desparpajo, se disponga a castigarme otra vez, ¡zas! Lo dejo con la boca
abierta: “Señor, mire en cambio qué proyectazo le traigo!”...

(Blas nunca ha oído hablar de su tocayo Blas Pascal, a quien el padre encerró para
que no se distrajera con las ciencias y estudiase las lenguas. Blas no sabe que así
como en 1632 aquel otro Blas de nueve años, dibujando con tiza en la pared,
reinventó la Geometría de Euclides, él, en 2132, acaba de reinventar el Libro).

Cómo se Divertían
por Isaac Asimov

Margie lo anotó esa noche en el diario. En la página del 17 de mayo de 2157


escribió: “¡Hoy Tommy ha encontrado un libro de verdad!”.
Era un libro muy viejo. El abuelo de Margie contó una vez que, cuando él era pequeño,
su abuelo le había contado que hubo una época en que los cuentos siempre estaban
impresos en papel.
Uno pasaba las páginas, que eran amarillas y se arrugaban, y era divertidísimo
ver que las palabras se quedaban quietas en vez de desplazarse por la pantalla. Y,
cuando volvías a la página anterior, contenía las mismas palabras que cuando la leías
por primera vez.
-Caray -dijo Tommy-, qué desperdicio. Supongo que cuando terminas el libro lo
tiras. Nuestra pantalla de televisión habrá mostrado un millón de libros y sirve para
muchos más. Yo nunca la tiraría.
-Lo mismo digo -
contestó Margie. Tenía once
años y no había visto tantos
telelibros como Tommy. Él
tenía trece-. ¿En dónde lo
encontraste?
-En mi casa -Tommy
señaló sin mirar, porque
estaba ocupado leyendo-.
En el ático.
-¿De qué trata?

112
-De la escuela.
-¿De la escuela? ¿Qué se puede escribir sobre la escuela? Odio la escuela.
Margie siempre había odiado la escuela, pero ahora más que nunca. El maestro
automático le había hecho un examen de geografía tras otro y los resultados eran cada
vez peores. La madre de Margie había sacudido tristemente la cabeza y había llamado
al inspector del condado.
Era un hombrecillo regordete y de rostro rubicundo, que llevaba una caja de
herramientas con perillas y cables. Le sonrió a Margie y le dio una manzana; luego,
desmanteló al maestro. Margie esperaba que no supiera ensamblarlo de nuevo, pero
sí sabía y, al cabo de una hora, allí estaba de nuevo, grande, negro y feo, con una
enorme pantalla en donde se mostraban las lecciones y aparecían las preguntas. Eso
no era tan malo. Lo que más odiaba Margie era la ranura por donde debía insertar las
tareas y las pruebas. Siempre tenía que redactarlas en un código que le hicieron
aprender a los seis años, y el maestro automático calculaba la calificación en un
santiamén.
El inspector sonrió al terminar y acarició la cabeza de Margie.
-No es culpa de la niña, señora Jones -le dijo a la madre-. Creo que el sector
de geografía estaba demasiado acelerado. A veces ocurre. Lo he sintonizado en un
nivel adecuado para los diez años de edad. Pero el patrón general de progresos es
muy satisfactorio. -Y acarició de nuevo la cabeza de Margie.
Margie estaba desilusionada. Había abrigado la esperanza de que se llevaran
al maestro. Una vez, se llevaron el maestro de Tommy durante todo un mes porque el
sector de historia se había borrado por completo.
Así que le dijo a Tommy:
-¿Quién querría escribir sobre la escuela?
Tommy la miró con aire de superioridad.
-Porque no es una escuela como la nuestra, tontuela. Es una escuela como la
de hace cientos de años -y añadió altivo, pronunciando la palabra muy lentamente-:
siglos.
Margie se sintió dolida.
-Bueno, yo no sé qué escuela tenían hace tanto tiempo -Leyó el libro por
encima del hombro de Tommy y añadió-: De cualquier modo, tenían maestro.
-Claro que tenían maestro, pero no era un maestro normal. Era un hombre.
-¿Un hombre? ¿Cómo puede un hombre ser maestro?
-Él les explicaba las cosas a los chicos, les daba tareas y les hacía preguntas.
-Un hombre no es lo bastante listo.
-Claro que sí. Mi padre sabe tanto como mi maestro.
-No es posible. Un hombre no puede saber tanto como un maestro.
-Te apuesto a que sabe casi lo mismo.
Margie no estaba dispuesta a discutir sobre eso.
-Yo no querría que un hombre extraño viniera a casa a enseñarme.
Tommy soltó una carcajada.
-Qué ignorante eres, Margie. Los maestros no vivían en la casa. Tenían un
edificio especial y todos los chicos iban allí.
-¿Y todos aprendían lo mismo?
-Claro, siempre que tuvieran la misma edad.
-Pero mi madre dice que a un maestro hay que sintonizarlo para adaptarlo a la
edad de cada niño al que enseña y que cada chico debe recibir una enseñanza
distinta.
-Pues antes no era así. Si no te gusta, no tienes por qué leer el libro.
-No he dicho que no me gustara -se apresuró a decir Margie.
Quería leer todo eso de las extrañas escuelas. Aún no habían terminado
cuando la madre de Margie llamó:
-¡Margie! ¡Escuela!
Margie alzó la vista.
-Todavía no, mamá.
-iAhora! -chilló la señora Jones-. Y también debe de ser la hora de Tommy.
-¿Puedo seguir leyendo el libro contigo después de la escuela? -le preguntó
Margie a Tommy.

113
-Tal vez -dijo él con petulancia, y se alejó silbando, con el libro viejo y
polvoriento debajo del brazo.
Margie entró en el aula. Estaba al lado del dormitorio, y el maestro automático
se hallaba encendido ya y esperando. Siempre se encendía a la misma hora todos los
días, excepto sábados y domingos, porque su madre decía que las niñas aprendían
mejor si estudiaban con un horario regular.
La pantalla estaba iluminada.
-La lección de aritmética de hoy -habló el maestro- se refiere a la suma de
quebrados propios. Por favor, inserta la tarea de ayer en la ranura adecuada.
Margie obedeció, con un suspiro. Estaba pensando en las viejas escuelas que
había cuando el abuelo del abuelo era un chiquillo. Asistían todos los chicos del
vecindario, se reían y gritaban en el patio, se sentaban juntos en el aula, regresaban a
casa juntos al final del día. Aprendían las mismas cosas, así que podían ayudarse a
hacer los deberes y hablar de ellos. Y los maestros eran personas…
La pantalla del maestro automático centelleó.
-Cuando sumamos las fracciones ½ y ¼…
Margie pensaba que los niños debían de adorar la escuela en los viejos
tiempos. Pensaba en cuánto se divertían.

114
Asnos estúpidos
por Isaac Asimov

Naron, de la longeva raza rigeliana, era el cuarto de su estirpe que llevaba los
anales galácticos. Tenía en su poder el gran libro que contenía la lista de las
numerosas razas de todas las galaxias que habían adquirido el don de la inteligencia,
y el libro, mucho menor, en el que figuraban las que habían llegado a la madurez y
poseían méritos para formar parte de la Federación Galáctica. En el primer libro
habían tachado algunos nombres anotados con anterioridad: los de las razas que, por
el motivo que fuere, habían fracasado. La mala fortuna, las deficiencias bioquímicas o
biofísicas, la falta de adaptación social se cobraban su tributo. Sin embargo, en el libro
pequeño nunca se había tenido que tachar ninguno de los nombres anotados.
En aquel momento, Naron, enormemente corpulento e increíblemente anciano,
levantó la vista al notar que se acercaba un mensajero.
-Naron -saludó el mensajero-. ¡Gran Señor!
-Bueno, bueno, ¿qué hay? Menos ceremonias.
-Otro grupo de organismos ha llegado a la madurez.
-Estupendo, estupendo. Hoy en día ascienden muy aprisa. Apenas pasa año
sin que llegue un grupo nuevo. ¿Quiénes son?
El mensajero dio el
número clave de la galaxia y
las coordenadas del mundo
en cuestión.
-Ah, sí -dijo Naron- lo
conozco.
Y con buena letra
cursiva anotó el dato en el
primer libro, trasladando
luego el nombre del planeta
al segundo. Utilizaba, como
de costumbre, el nombre
bajo el cual era conocido el
planeta por la fracción más numerosa de sus propios habitantes.
Escribió, pues: La Tierra.
-Estas criaturas nuevas -dijo luego- han establecido un récord. Ningún otro
grupo ha pasado tan rápidamente de la inteligencia a la madurez. No será una
equivocación, espero.
-De ningún modo, señor -respondió el mensajero.
-Han llegado al conocimiento de la energía termonuclear, ¿no es cierto?
-Sí, señor.
-Bien, ese es el requisito -Naron soltó una risita-. Sus naves sondearán pronto
el espacio y se pondrán en contacto con la Federación.
-En realidad, señor -dijo el mensajero con renuencia-, los observadores nos
comunican que todavía no han penetrado en el espacio.
Naron se quedó atónito.
-¿Ni poco ni mucho? ¿No tienen siquiera una estación espacial?
-Todavía no, señor.
-Pero si poseen la energía termonuclear, ¿dónde realizan las pruebas y las
explosiones?
-En su propio planeta, señor.
Naron se irguió en sus seis metros de estatura y tronó:
-¿En su propio planeta?
-Sí, señor.
Con gesto pausado, Naron sacó la pluma y tachó con una raya la última
anotación en el libro pequeño. Era un hecho sin precedentes; pero es que Naron era
muy sabio y capaz de ver lo inevitable, como nadie, en la galaxia.
-¡Asnos estúpidos! -murmuró.

115
El Fantasma de
Canterville
por Oscar Wilde

I
Cuando el señor
Hiram B. Otis, embajador
norteamericano, compró
Canterville Chase, todo el
mundo le dijo que estaba
haciendo algo muy tonto, pues no había duda alguna de que el lugar estaba
embrujado. Incluso el mismo lord Canterville, que era un hombre de una honradez de
lo más puntillosa, sintió que era su deber mencionar el hecho al señor Otis en el
momento de discutir los términos de la transacción.

- No nos hemos atrevido a vivir en el lugar – dijo lord Canterville – desde que
mi tía abuela, la viuda del duque Bolton, sufrió un ataque (del que nunca se recuperó
totalmente) causado por dos manos esqueléticas que se posaron sobre sus hombros
mientras se cambiaba para la cena, y me siento obligado a contarle señor Otis, que el
fantasma ha sido visto por varios miembros de mi familia, al igual que por el rector de
la parroquia, el reverendo AugustusDaumpier, quien es integrante del King´s Collage
de Cambridge. Luego del desafortunado incidente, ninguno de nuestros jóvenes
sirvientes quiso quedarse con nosotros, y lady Canterville duerme poco de noche a
consecuencia de los misteriosos ruidos que llegan desde el pasillo y de la biblioteca.

- Milord – contestó el ministro-, consideraré los muebles y el fantasma dentro


del precio. Vengo de un país moderno donde tenemos todo lo que el dinero puede
comprar y, con todos nuestros vivaces y jóvenes camaradas pintando el Viejo Mundo
de rojo y trayendo sus mejore actrices y prima donas, reconozco que si existiera algo
así como un fantasma en Europa, lo tendríamos con nosotros en muy poco tiempo en
uno de nuestros museos públicos, o bien sería llevado por los caminos como
espectáculo.

- Temo que el fantasma existe – dijo sonriendo lord Canterville-, a pesar de que
parece haber resistido las propuestas de sus emprendedores empresarios. Ha sido
muy conocido durante siglos, desde 1584 en realidad, y siempre hace sus apariciones
tras la muerte de algún miembro de nuestra familia.

- Bueno, lo mismo hace el médico de la familia en esas circunstancias, lord


Canterville, pero no existe señor, algo así como un fantasma, y supongo que las leyes
de la naturaleza no habrán de suspenderse en beneficio de la aristocracia británica.

- Por cierto son ustedes muy naturales en América – contestó lord Canterville,
quien no terminó de entender la última observación del señor Otis – y si no le
preocupa tener un fantasma en casa, está bien. Sólo me queda recordarle que se lo
he avisado.

Unas pocas semanas después se completó la venta y al fin de la estación el


ministro y su familia se trasladaron a Canterville Chase.

La señora Otis, quien como miss Lucrecia R. Tappan, de West 53rd Street,
había sido una celebrada belleza de Nueva Cork, era ahora una muy elegante mujer
madura, de hermosos ojos y un soberbio perfil. Muchas damas americanas, al dejar su
tierra natal, adoptan un aire enfermizo y crónico, con la idea de que ésta es una de las
formas del refinamiento europeo, pero la señora Otis jamás cayó en ese error. Tenía

116
una magnífica constitución y una verdaderamente maravillosa reserva de instinto
animal. Incluso, en muchos aspectos, era casi inglesa y un excelente ejemplo del
hecho de que realmente tenemos todo en común con América hoy en día, excepto por
supuesto, el lenguaje. Su hijo mayor, bautizado como Washington por sus padres en
un momento de patriotismo, que él nunca dejó de lamentar, era un joven rubio y de
aspecto bastante agradable, quien había prosperado en la diplomacia americana
acompañando a los alemanes al casino de Newport durante tres temporadas
consecutivas, e incluso en Londres era muy conocido como un excelente bailarín. Las
gardenias y la nobleza eran su única debilidad. En otras cosas era sumamente
sensato. La señorita Virginia E. Otis era una pequeña muchacha de quince años,
delgada y adorable como un cervatillo, y con una delicada libertad en sus enormes
ojos azules. Era una magnífica amazona y había competido en cierta oportunidad por
dos veces en su potrillo con el anciano lord Milton alrededor del parque, ganándole por
un cuerpo y medio, justo frente a la estatua de Aquiles, para gran deleite del joven
duque de Cheshire, quien se le declaró en el acto y fue enviado de vuelta a Eton esa
misma noche por sus preceptores, envuelto en un mar de lágrimas. Después de
Virginia venían los mellizos, quienes eran habitualmente llamados “las barras y las
estrellas” dado que siempre estaban recibiendo palizas. Eran niños deliciosos y con
excepción del meritorio embajador, los únicos republicanos de la familia.

Dado que Canterville Chase está a siete millas de Ascot, la estación de trenes
más cercana, la señora Otis había telegrafiado para que un carruaje viniera a
buscarlos, y así comenzaron su viaje con el mayor de los entusiasmos. Era una
adorable tarde de julio y el aire se presentaba delicadamente perfumado por el aroma
de los pinares. Aquí y allá escuchaban la dulce voz de un pichón de pájaro carpintero,
o veían en lo profundo del crujiente helecho, el bruñido pecho de un faisán. Pequeñas
ardillas los espiaban desde las hayas mientras pasaban, y los conejos se deslizaban a
través de los matorrales y sobre las musgosas lomas con sus blancas colas al viento.
Sin embargo, cuando entraron por el camino de Canterville Chase, el cielo se cubrió
repentinamente de nubes, una curiosa inquietud pareció cubrir la atmósfera, una gran
bandada de cornejas pasó en silencio sobre sus cabezas y, antes de que llegaran a la
casa, habían caído gruesas gotas de lluvia.

Parada en las escaleras para recibirlos se hallaba una anciana mujer,


pulcramente vestida de seda negra, con un sombrero blanco y delantal. Era la señora
Umney, el ama de llaves, a quien el señor Otis, ante el insistente pedido de lady
Canterville, había consentido mantener en su antiguo cargo. Hizo a cada uno una leve
reverencia a medida que se apeaban, y dijo en un curioso tono anticuado: “os ofrezco
la bienvenida a Canterville Chase”. Siguiéndola, pasaron por el elegante pasillo Tudor
hacia la biblioteca, una amplia y baja sala, con paneles de roble oscuro en cuyo final
había una gran ventana de vidrio esmerilado. Allí encontraron el té preparado y, antes
de quitarse sus abrigos, se sentaron y comenzaron a examinarlo todo, mientras la
señora Umney los esperaba.

De pronto la señora Otis percibió una oscura mancha rojiza en el suelo al lado
de la chimenea y, casi inconsciente de lo que realmente significaba, le dijo a la señora
Umney: “Temo que algo se haya derramado aquí”.

- Sí, señora – respondió la anciana ama de llaves en voz baja -, se ha


derramado sangre en este lugar.

-¡Qué horrible! –exclamó la señora Otis -. No me gusta nada ver manchas de


sangre en el cuarto de estar. Debe limpiarse de inmediato.

La anciana mujer sonrió y contestó en el mismo tono de voz bajo y misterioso.

- Es la sangre de lady Eleanore de Canterville, quien fue asesinada en este


mismo lugar por su propio esposo, sir Simon de Canterville, en 1575. Sir Simon la
sobrevivió nueve años y desapareció en muy misteriosas circunstancias. Su cuerpo

117
nunca fue descubierto, pero su espíritu culpable aún habita la casa. La mancha de
sangre ha sido muy admirada por turistas y otras personas, pero no puede ser
limpiada.

- Todo esto no tiene sentido –exclamó Washington Otis-. El Removedor de


Manchas ChampionPinkerton y el Detergente Paragon la limpiarán en un momento – y
antes de que la aterrorizada ama de llaves pudiera intervenir, había caído sobre sus
rodillas y rápidamente estaba fregando el suelo con una pequeña dosis de lo que
parecía un limpiador negro. En pocos momentos no se veía rastro alguno de la
mancha de sangre.

- Sabía que Pinkerton lo haría –exclamó triunfalmente, mientras se dirigía a su


admirada familia, pero tan pronto como había pronunciado estas palabras una luz
relampagueante iluminó el oscuro cuarto, un temible ruido de truenos los hizo ponerse
de pie y la señora Umney desapareció.

- ¡Qué clima monstruoso! –dijo con tranquilidad el embajador americano,


mientras encendía un largo cigarro -. Creo que este viejo país está tan superpoblado
que no tienen un clima decente para todo el mundo. Fui siempre de la opinión de que
la emigración es la única solución para Inglaterra.

- Mi querido Hiram –exclamó la señora Otis-, ¿qué podemos hacer con una
mujer que desaparece?

- Cóbrale una indemnización –contestó el embajador -, no desaparecerá


después de eso –y en unos pocos momentos volvió la señora Umney. No había dudas
empero, de que estaba extremadamente nerviosa, y advirtió gravemente al señor Otis
de que tuviera cuidado con que hubiera algún problema en la casa.

- He visto cosas con mis propios ojos, señor –dijo – que harían que el cabello
de cualquier cristiano se pusiera de punta, y muchas fueron las noches en las que no
pude cerrar ojos por las terribles cosas que suceden aquí.

Sin embargo, el señor Otis y su esposa le aseguraron cálidamente a esa alma


buena que no tuviera miedo de los fantasmas y, tras invocar las bendiciones de la
Providencia para su nuevo amo y ama y haciendo gestiones por un aumento de
salario, la anciana ama de llaves se fue temblando a su habitación.

II
La tormenta se desató esa noche con fiereza, pero no ocurrió nada de
particular digno de ser anotado. Sin embargo, a la mañana siguiente, cuando fueron a
desayunar, encontraron la terrible mancha de sangre otra vez en el suelo. “No creo
que sea un problema del detergente Paragon”, dijo Washington, “pues lo he probado
con todo. Debe ser el fantasma”. En consecuencia fregó la mancha una segunda vez,
pero a la mañana siguiente volvió a aparecer. A la tercera mañana estaba también allí,
a pesar de que la biblioteca había sido cerrada durante la noche por el propio señor
Otis y se había llevado la llave con él a su dormitorio. Toda la familia estaba ahora
interesada; el señor Otis empezó a sospechar que había sido demasiado dogmático
en su negación de la existencia de fantasmas, la señora Otis expresó su intención de
unirse a la Sociedad Espiritista y Washington preparó una larga carta para los señores
Myers y Podmore sobre el tema de la Permanencia de Manchas Sanguíneas cuando
están conectadas con un crimen. Aquella noche todas las dudas sobre la existencia
objetiva de los espíritus quedaron despejadas para siempre.

El día había sido cálido y soleado y, en el fresco atardecer, toda la familia salió
a dar un paseo. No regresaron a casa hasta las nueve, cuando se sirvieron una ligera

118
colación. La conversación no trató de ninguna manera sobre fantasmas, por lo tanto
no existieron esas condiciones previas de receptiva expectación que tan
frecuentemente precede a la presentación de fenómenos extrasensoriales. Los
asuntos discutidos, como pude enterarme por el señor Otis, fueron simplemente los
que suelen formar parte de la habitual conversación de los americanos cultos de la
mejor clase, tales como la inmensa superioridad como actriz de la señorita Fanny
Davemport sobre Sarah Bernhardt; la dificultad de conseguir maíz tierno, tortas de
trigo y maíz molido, incluso en las mejores casas inglesas; la importancia de Boston en
el desarrollo del espíritu humano; las ventajas del sistema de cheques de equipaje en
las estaciones de trenes; y la dulzura del acento de Nueva Cork comparado con la
pronunciación londinense. No se hizo mención alguna a nada sobrenatural, ni fue
aludido sir Simon de Canterville de manera alguna. A las once de la noche la familia se
retiró y en media hora todas las luces estaban apagadas. Poco tiempo después, el
señor Otis fue despertado por un curioso ruido en el pasillo exterior a su cuarto.
Sonaba como el golpeteo de algo metálico, y parecía más cercano a cada momento.
Se levantó enseguida, prendió un fósforo y miró la hora. Era exactamente la una de la
mañana. Estaba bastante tranquilo, sentía que su pulso no estaba para nada
acelerado. El extraño ruido aún continuaba y junto con él escuchó claramente el
sonido de unos pasos. Se puso las pantuflas, tomó un pequeño y oblongo frasco de su
neceser y abrió la puerta. Justo frente a sí vio, en la palidez de la luz de la luna, a un
anciano de aspecto terrible. Sus ojos eran rojos como brasas incandescentes; largos
cabellos grises caían sobre sus hombros en ovillos espesos; sus vestiduras, que eran
de corte antiguo, estaban sucias y desgarradas y de sus muñecas y tobillos colgaban
pesadas esposas y herrumbrados grillos.

- Mi querido señor –dijo el señor Otis -. Debo realmente insistir en que engrase
esas cadenas y le he traído para ese propósito una pequeña botella de
TammanyRisingSunLubricator. Se dice que es absolutamente eficaz con una sola
aplicación, y hay varios testimonios de ese efecto en la etiqueta de algunas de
nuestras más eminentes divinidades nativas. Se lo dejaré aquí junto a las velas del
dormitorio y estaré contento de proveerle más cuando lo necesite.- Con esas palabras
el embajador de los Estados Unidos dejó la botella sobre una mesa de mármol y,
cerrando la puerta, se retiró a descansar.

Por un momento, el fantasma de Canterville permaneció casi inmóvil,


naturalmente indignado; entonces, arrojando con violencia la botella contra el
encerado piso, atravesó el corredor, lanzando aullantes quejidos y emitiendo una
horripilante luz verdosa. Sin embargo, al llegar a lo alto de la gran escalera de roble,
se abrió repentinamente una puerta, aparecieron dos pequeñas figuras vestidas de
blanco y una enorme almohada pasó zumbando sobre su cabeza. Evidentemente, no
había tiempo que perder, así, adoptando con presteza la cuarta dimensión del espacio
como un modelo de huida, desapareció a través de la pared y la casa quedó bastante
tranquila.

Al llegar a una pequeña pieza secreta en el ala izquierda, se apoyó contra un


rayo lunar para recuperar el aliento y comenzó a tratar de entender su posición.
Nunca, durante una brillante e ininterrumpida carrera de trescientos años, había sido
insultado tan groseramente. Pensó en la viuda del duque, a quien había asustado y le
había provocado un ataque mientras se miraba en el espejo con su collar y sus
diamantes puestos; en las cuatro mucamas, que se habían puesto histéricas cuando
simplemente les sonrió a través de las cortinas de uno de los cuartos de servicio; en el
rector de la parroquia, cuya vela había soplado una vez que llegaba tarde a la
biblioteca y que había quedado desde entonces al cuidado de sir William Guil y
convertido en un perfecto mártir de desórdenes nerviosos; y en la anciana madame de
Tremouillac, quien, habiéndose despertado una mañana y viendo un esqueleto
sentado en un sillón junto al fuego leyendo su diario, quedó confinada en una cama
durante seis semanas con un ataque de fiebre cerebral y, al recobrarse, se reconcilió
con la Iglesia y rompió sus relaciones con ese famosos escéptico, monsieur de
Voltaire. Recordó la terrible noche cuando el perverso lord Canterville fue encontrado

119
ahogado en su vestidor, con una sota de espada atravesada en el centro de la
garganta, y confesó, justo antes de morir, que había hecho trampas por diez mil libras
en Crockford con esa misma carta, y juró que el fantasma le había hecho tragar esa
carta. Todos sus grandes triunfos volvieron otra vez a él, desde el mayordomo que se
había disparado en la despensa porque había visto una mano verde golpeando la
claraboya, a la hermosa lady Stutfield, quien tuvo que usar una banda de terciopelo
negro alrededor de su cuello para ocultar la marca de cinco dedos en su blanca piel, y
que se ahogó finalmente en el acuario al final del Paseo del Rey. Con el entusiasta
egoísmo del verdadero artista volvió a sus celebradas actuaciones y sonrió con
amargura para sí mientras recordaba su última aparición como “El Rojo Rubén, o el
Niño Estrangulado”, su debut como “Gibeon, el Delgado, el Succionador de
BexleyMoor” y el Furare que había provocado una solitaria tarde de junio simplemente
jugando a los bolos con sus propios huesos en el campo de tenis. Y después de todo
esto, unos despreciables y modernos americanos tenían que llegar y ofrecerle Rising
San Lubricator y tirarle almohadas a la cabeza. Era casi insoportable. Además, ningún
fantasma en la historia había sido tratado de esa manera. En consecuencia, decidió
tomarse venganza y permaneció hasta el alba en una actitud de profunda reflexión.

III
La mañana siguiente, cuando la familia Otis se reunió para desayunar, discutió
largamente el tema del fantasma. El embajador de los Estados Unidos estaba
naturalmente un poco molesto al descubrir que su regalo no había sido aceptado.

- No tengo ganas –dijo – de causarle ninguna ofensa personal al fantasma y no


creo que sea demasiado educado, considerando el largo tiempo que lleva en la casa,
arrojarle almohadas –una muy adecuada acotación ante la cual, lamento decirlo, los
mellizos prorrumpieron en fuertes carcajadas -. Por otra parte –continuó -, si realmente
se resiste a usar el RisingSunLubricator, deberemos quitarle las cadenas. Será casi
imposible dormir con ese ruido circulando por fuera de los dormitorios.

Durante el resto de la semana, sin embargo, no se los molestó, lo único que


concitaba su atención era la continua renovación de la mancha de sangre en el piso de
la biblioteca. Algo, por cierto, muy extraño, dado que la puerta era cuidadosamente
cerrada todas las noches por el señor Otis y las ventanas quedaban trabadas con
barras. El color camaleónico de la mancha produjo una buena cantidad de
comentarios.

Cierta mañana era de un rojo claro (casi índigo), luego podría ser bermellón,
luego un púrpura pleno, y una vez volvían de sus plegarias familiares de acuerdo con
los simples ritos de la Libre Iglesia Reformada Episcopaliana Americana, la
encontraron de un brillante verde esmeralda. Estos cambios caleidoscópicos
naturalmente entretenían, y mucho, al grupo y se hicieron libremente apuestas sobre
el tema cada tarde. La única que no entraba en la broma era la pequeña Virginia
quien, por una razón inexplicable, estaba siempre algo perturbada por la visión de la
mancha de sangre y llegó casi a llorar la mañana en que estaba verde esmeralda.

La segunda aparición del fantasma fue la noche del domingo. Poco tiempo
después de que se hubieran ido a la cama, fueron repentinamente asustados por un
terrible ruido en el pasillo. Bajando a toda velocidad por las escaleras, encontraron que
una gran parte de una vieja armadura había sido sacada de su lugar y había caído al
suelo, mientras, sentado en una silla de alto respaldo, estaba el fantasma de
Canterville, frotándose las rodillas con una expresión de aguda agonía en su rostro.
Los mellizos, que habían traído sus cerbatanas con ellos, descargaron al unísono dos
perdigonadas sobre él, con esa puntería que sólo puede alcanzarse por una larga y
cuidadosa práctica con un buen maestro de caligrafía, mientras que el embajador de
los Estados Unidos lo apuntaba con su revólver y le exigía, de acuerdo con la etiqueta

120
californiana, que levantara las manos. El fantasma se levantó con un salvaje grito de
ira, pasó a través de ellos como una niebla, apagando la vela de Washington Otis,
dejándolos así en la más total oscuridad. Al llegar a lo alto de la escalera, se recuperó
y decidió ofrecerles su celebrado número de risa demoníaca, algo que había
encontrado muy útil en más de una ocasión. Se decía que había vuelto gris la
cabellera de lord Rakers en una sola noche y que por cierto había hecho que tres
gobernantas francesas de lady Canterville se alejaran en un mes. En consecuencia, rió
su más horrible carcajada, hasta que el viejo techo abovedado resonó y volvió a
resonar, pero apenas el terrible eco desapareció se abrió una puerta y la señora Otis
salió vestida con una bata azul clara.

- Temo que esté lejos de sentirse bien –dijo -, y le traje una botella de tintura
del Dr. Dobell. Si se trata de una indigestión lo encontrará el mejor de los remedios.

El fantasma la miró con furia y comenzó enseguida a hacer preparativos para


transformarse en un enorme perro negro, una figura por la que era justamente
renombrado y a la cual el doctor de la familia atribuía siempre la permanente estupidez
del tío de lord Canterville, el honorable Thomas Horton. El sonido de pasos que se
aproximaban, sin embargo, lo hizo vacilar de su feroz propósito, así que se contentó
con hacerse delicadamente transparente y desapareció con un profundo rugido de
cripta, justo cuando los mellizos lo alcanzaban.

Al llegar a su cuarto se derrumbó por completo, y comenzó un discurso en


medio de la más violenta agitación. La vulgaridad de los mellizos y el grosero
materialismo de la señora Otis eran naturalmente muy molestos, pero lo que en
realidad lo perturbaba más era que había sido incapaz de vestirse el traje de malla.
Había esperado que incluso modernos americanos habrían quedado asustados por la
visión del Espectro en Armadura, si no fuera por razón más importante, al menos por
respeto por el poeta nacional Longfellow, con cuya graciosa y atractiva poesía había
pasado más de una hora aburrida cuando los Canterville estaban en la ciudad.
Además, era su propio traje. Lo había usado con éxito en el torneo de Kenilworth y
había sido muy felicitado nada menos que por una persona como la propia reina
Virginia. Ahora que se lo había puesto, había quedado totalmente superado por peso
de la enorme pechera y del casco de acero y había caído pesadamente en el
pavimento de piedra, con lo que se lastimó gravemente las rodillas y se magulló los
nudillos de la mano derecha.

Estuvo enfermo durante unos días después de esto y casi no salió de su


cuarto, excepto para mantener la mancha de sangre en perfecto estado. Sin embargo,
al tomar cuidado de sí se recuperó y decidió hacer un tercer intento de asustar al
embajador de los Estados Unidos y a su familia. Eligió el viernes 17 de agosto para su
aparición; se pasó la mayor parte del día examinando su guardarropas y se decidió
finalmente por un enorme sombrero inclinado con pluma roja, una mortaja con volados
en el cuello y los puños y un puñal oxidado. Hacia la tarde empezó una violenta
tormenta con lluvia y el viento era tan fuerte que las ventanas y puertas de la vieja
casa se golpeaban y sacudían. En realidad, era el clima que más adoraba. Éste era su
plan de acción. Haría sin ruido su camino hasta el cuarto de Washington Otis, le
susurraría desde el pie de la cama y le pasaría el puñal tres veces por la garganta al
sonido de una música suave. Guardaba por Washington un rencor especial, estando
bien al tanto de que era él quien tenía la costumbre de limpiar la famosa mancha de
sangre de Canterville con el detergente Paragon de Pinkerton. Habiendo reducido al
temerario y atrevido joven a una condición de abyecto terror estaría listo para
trasladarse al cuarto ocupado por el embajador de los Estados Unidos y su esposa, y
allí colocar una mano fría en la nuca de la señora Otis mientras susurraría en el oído
del tembloroso marido los horribles secretos del cementerio. En relación a la pequeña
Virginia, no se había decidido. Jamás lo había insultado en manera alguna y era linda
y amable. Unos pocos aullidos desde el armario, pensó, serían más que suficientes, o,
si eso fallaba para despertarla, podría golpear en la ventana con movimientos
indiferentes y temblorosos de sus dedos. Y respecto a los mellizos, estaba decidido a

121
darles una lección. Lo primero a hacer era, por supuesto, sentarse sobre el pecho de
los jóvenes, para provocarles así una sofocante sensación de pesadilla. Después,
dado que sus camas estaban muy cerca una de la otra, colocarse entre ellas bajo la
forma de un cadáver verdoso y frío como el hielo, hasta que quedaran paralizados por
el miedo y, finalmente, quitarles las sábanas y gritar girando por el cuarto con los
blancos huesos descoloridos y un globo ocular giratorio según el personaje del “Tonto
Daniel o el Esqueleto Suicida”, un rol con el que había conseguido un gran efecto en
más de una ocasión y al que consideraba casi tan bueno como su famosa actuación
como “Martín el Loco o el Misterioso Enmascarado”.

A las diez y media oyó que la familia se iba a la cama. Por algún tiempo se
sintió perturbado por las salvajes carcajadas de los mellizos, quienes, con la
despreocupada alegría de los escolares, estaban evidentemente divirtiéndose antes
de dedicarse a descansar, pero a las once y cuarto todo estaba en paz y, cuando sonó
la medianoche, avanzó con denuedo. El búho golpeaba contra los vidrios de las
ventanas, el cuervo gritaba desde el viejo tejo y el viento soplaba aullando alrededor
de la casa como un alma en pena; pero la familia Otis dormía inconsciente de su
sentencia, y por encima de la lluvia y la tormenta pudo oír el ronquido del embajador
de los Estados Unidos. Se paró para esconderse detrás de la puerta con esa malvada
sonrisa en sus crueles y arrugados labios, y la luna ocultó su rostro tras una nube
cuando se deslizó a través del enorme mirador, donde su propio escudo y los de su
esposa asesinada formaban un blasón en azul y oro. Avanzó poco a poco, como una
malvada sombra, parecía que la oscuridad lo aborrecía mientras pasaba. Una vez
creyó haber escuchado algo que lo llamaba y se detuvo; pero sólo era el ladrido de un
perro de Red Farm y continuó musitando extrañas maldiciones del siglo XVI, una y
otra vez blandiendo el oxidado puñal en el aire de la medianoche. Finalmente llegó a la
esquina del corredor que llevaba al cuarto del infortunado Washington. Por un
momento se detuvo allí, con el viento desparramando sus largos cabellos grises, y
ceñía de manera grotesca y fantástica el horror de su mortaja. Entonces el reloj marcó
el cuarto de hora y sintió que había llegado el momento. Se rió para adentro y dobló la
esquina; pero tan pronto como hizo esto retrocedió, con un lastimero gemido de terror,
y escondió su empalidecido rostro entre sus largas y huesudas manos. Justo frente a
él se hallaba un horrible espectro, inmóvil como una estatua y monstruoso como el
sueño de un loco. Su cabeza era calva y brillante; su rostro redondo, regordete y
blanco, y una espantosa risa parecía haber grabado en sus facciones una eterna
mueca. De sus ojos salían rayos de luz escarlata, la boca era un enorme pozo de
fuego y una horrenda vestimenta, igual a la suya, cubría de nieves silenciosas la
silueta del titán. En su pecho había un cartel con extrañas escrituras en caracteres
antiguos, parecía una confesión vergonzante, una lista de terribles pecados, un
horrible calendario de crímenes, y con su mano derecha mantenía en alto una
cimitarra de brillante acero.

No habiendo visto jamás antes un fantasma, naturalmente estaba terriblemente


asustado y, tras una temerosa segunda mirada al horrible espectro, se fue corriendo a
su cuarto tropezando con su larga mortaja mientras se apuraba por el corredor, y
finalmente arrojó el oxidado puñal en las botas del embajador, donde fue encontrado
en la mañana por el mayordomo. Una vez en la privacidad de su propio apartamento,
se lanzó sobre un pequeño jergón y escondió el rostro entre las sábanas. Sin
embargo, después de un rato, el valiente y viejo espíritu Canterville lo asaltó y se
decidió a ir y hablar con el otro fantasma en cuanto amaneciera. En consecuencia,
justo cuando el alba pintaba de plata las colinas, retornó al lugar donde había posado
por primera vez sus ojos sobre el horrible espectro, sintiendo que, después de todo,
dos fantasmas eran mejor que uno, y que, con ayuda de su nuevo amigo podría
vencer sin riesgos a los mellizos. Sin embargo, al llegar al sitio una terrible visión
atrapó su mirada. Algo evidentemente le había ocurrido al espectro, pues la luz había
desaparecido por completo de sus horrendos ojos, la brillante cimitarra había caído de
su mano y estaba apoyado contra la pared en una actitud torcida e incómoda. Se
acercó a él y lo tomó en sus brazos cuando, para su horror, la cabeza se desprendió y
corrió por el piso, el cuerpo asumió una postura reclinada y se encontró a sí mismo

122
abrazando una blanca colcha tejida, con un cepillo, un cuchillo de cocina y un horrible
nabo a sus pies. Incapaz de entender esta curiosa transformación, agarró el cartel con
febril diligencia y allí, en la gris luminosidad de la mañana, leyó estas terribles
palabras: “El Fantasma de Otis. El único verdadero y original espectro. Cuidado
con las imitaciones. Todos los demás son falsificaciones”.

Todo el asunto se hizo claro. había sido engañado, estafado y astutamente


burlado. El viejo aspecto de los Canterville vino a su mirada; juntó las encías
desdentadas y levantando sus pálidas manos bien arriba de su cabeza juró, siguiendo
la pintoresca fraseología de la antigua escuela, que cuando Chantecler hubiera hecho
escuchar dos veces su dulce sonido, mares de sangre se derramarían y la Muerte
caminaría con su paso silencioso.

Apenas había terminado su horrible juramento cuando desde el techo de tejas


rojas de una casa distante, un gallo cacareó. Rió una larga, leve, amarga risa y
esperó. Hora tras hora esperó, pero el gallo, por alguna extraña razón, no volvió a
cantar. Finalmente, a las siete y media, la llegada de las mucamas lo hizo abandonar
la expectante vigilia y se retiró a su cuarto, pensando en su vana esperanza y en su
desbaratado plan. Allí consultó varios libros de antigua caballería, que le gustaban
muchísimo, y descubrió que en cada ocasión en que su juramento había sido usado,
Chantecler había cantado una segunda vez. “Perdición para el tonto gallo”, musitó. “He
visto el día cuando, con el ánimo resuelto, lo tomaré de la garganta y lo haré cacarear
para mí un “estoy muriendo”. Luego se retiró a un confortable ataúd y permaneció allí
hasta la tarde.

IV
Al día siguiente el fantasma se sentía débil y cansado. La terrible excitación de
las últimas cuatro semanas empezaba a causar su efecto. Sus nervios estaban
completamente alterados y se excitaba al menor sonido. Durante cinco días
permaneció en su cuarto y finalmente se convenció de abandonar la cuestión de la
mancha de sangre en el piso de la biblioteca. Si la familia Otis no la quería ver, él no
insistiría tan machaconamente. Eran evidentemente personas con una perspectiva de
vida estrecha, materialista, y bastante incapaces de apreciar el valor simbólico de los
fenómenos extrasensoriales. La cuestión de las apariciones fantasmales y el
desarrollo de cuerpos astrales era, por supuesto, una cuestión absolutamente
diferente y realmente incontrolable para él. Era su solemne deber aparecer en el
pasillo una vez a la semana y murmurar desde el mirador los primeros y terceros
miércoles de cada mes y no veía cómo escapar honorablemente de sus obligaciones.
Si bien es verdad que su vida había sido malévola, por otra parte, era muy consciente
respecto de todas las cosas conectadas con lo sobrenatural. Durante los siguiente tres
sábados, en consecuencia, atravesó el pasillo como de costumbre entre la
medianoche y las tres de la mañana, tomando todas las precauciones posibles tanto
contra ser visto como contra ser oído. Se sacó las botas, pisó lo más suave posible
sobre las viejas tablas comidas por los gusanos, se puso un largo vestido de terciopelo
negro y tuvo el cuidado de usar el RisingSunLubricator para engrasar las cadenas.
Tuve posibilidad de enterarme de que fue con una gran dosis de dificultad que llegó a
convencerse de adoptar este último modo de protección. Sin embargo, una noche,
mientras la familia estaba cenando, se deslizó al dormitorio del señor Otis y se llevó la
botella. Se sintió un tanto humillado al principio, pero después de todo era lo
suficientemente sensato para ver que había mucho que decir a favor del invento y que,
hasta cierto punto, servía a sus planes. Incluso, a pesar de todo, no lo dejaron del todo
tranquilo. Había cuerdas estiradas a todo lo largo del pasillo, con las que tropezaba en
la oscuridad y en una ocasión, cuando estaba vestido para el acto de “El Negro Isaac,
o el Cazador del Bosque de Hogley”, tuvo una caída grave, al resbalar en una mancha
de manteca, que los mellizos habían desparramado desde la entrada del cuarto de
pintura hasta lo alto de la escalera de roble. Esta última ofensa lo enojó tanto que

123
resolvió hacer un último esfuerzo para defender su dignidad y su posición social y
decidió visitar a los insolentes jóvenes etonianos la noche siguiente en su celebrado
personaje de “Ruperto el Temerario o el Conde Descabezado”.

No había aparecido con ese disfraz desde hacía más de setenta años, en
realidad desde que había asustado tanto a la hermosa lady Bárbara Modish con él,
que ella rompió repentinamente su compromiso con el abuelo del actual lord
Canterville y escapó a Gretna Creen con el elegante Jack Castetlon, declarando que
nada en el mundo la convencería de emparentarse con una familia que permitía a un
fantasma tan horrible que caminara durante la madrugada de un lado a otro de la
terraza. El pobre Jack fue luego muerto en duelo por lord Canterville en
WandsworthCommon y lady Bárbara murió con el corazón destrozado en Turibridge
Wells antes que terminara el año, así que había sido un completo y gran éxito. Era, sin
embargo, una “composición” extremadamente difícil, si es que debo usar una
expresión teatral en conexión con uno de los grandes misterios de lo sobrenatural, o,
para emplear un término más científico, el mundo supernatural, y le llevó tres horas
completas hacer sus preparativos. Finalmente todo estuvo listo y quedó satisfecho con
su aspecto. Las altas botas de montar de cuero que iban con la vestimenta eran un
poco grandes para él y sólo pudo encontrar una de las dos pistolas pero, en conjunto,
estaba bastante conforme, y a la una y cuarto dejó el vestidor y se deslizó por el
corredor. Al llegar al cuarto ocupado por los mellizos, que, debo mencionarlo, era
conocido como el Cuarto de la Cama Azul a raíz del color de sus colgaduras, encontró
la puerta entreabierta. Deseando hacer una entrada impactante, atravesaba la puerta
abierta cuando un pesado balde de agua cayó justo encima de él empapándolo hasta
los huesos y no golpeándole el hombro por un par de pulgadas. Al mismo tiempo
escuchó carcajadas provenientes del piso, bajo la cama. La conmoción de su sistema
nervioso fue tan grande que se fue volando a su cuarto y al día siguiente se despertó
con un fuerte resfrío. Lo único que lo consolaba era el hecho de que no había llevado
su cabeza con él, pues, de haberlo hecho así, las consecuencias habrían sido muy
serias.

Ahora había abandonado toda esperanza de llegar a asustar alguna vez a esa
ruda familia americana y se conformó, como una regla, con deslizarse por los pasillos
en pantuflas decoradas, con una roja y gruesa bufanda alrededor de la garganta como
precaución ante las mojaduras, y un pequeño arcabuz por si acaso fuera atacado por
los mellizos. El golpe final ocurrió el 19 de septiembre. Había bajado las escaleras
hacia el gran pasillo de entrada estando seguro de que allí, en cualquier caso, sería
poco molestado, y se estaba divirtiendo haciendo comentarios sarcásticos sobre las
amplias fotografías de Saroni del embajador de los Estados Unidos y su mujer, que
ocupaban ahora el lugar de los retratos familiares. Estaba simple, pero limpiamente
vestido con una larga mortaja, decorada con tierra de cripta, se había atado la quijada
con una cinta de lino amarillo y arrastraba una pequeña linterna y una azada de
sepulturero. En realidad, estaba vestido como “Jonás, el Insepulto, o el Ladrón de
Cadáveres de ChertseyBan”, una de sus más importantes personificaciones, y una de
las que los Canterville tenían toda razón en recordar pues fue el verdadero origen de
su pelea con su vecino, lord Rufford. Eran alrededor de las dos y cuarto de la mañana
y por lo que pudo percibir no había nadie dando vueltas. Sin embargo, mientras estaba
entrando en la biblioteca para ver si había algún rastro de la mancha de sangre,
súbitamente se abalanzaron sobre él desde la oscuridad dos figuras, que sacudían
salvajemente sus brazos sobre la cabeza y gritaron “¡BOO!” al oído.

Atrapado por el miedo, que, dadas las circunstancias, era sólo natural, corrió
hacia las escaleras, pero encontró a Washington Otis que lo esperaba con la enorme
regadera del jardín, y estando entonces sitiado por enemigos de todos lados y llevado
casi a aullar, desapareció por la gran cocina de hierro que, afortunadamente para él,
no estaba encendida y avanzó a través de los caños y las chimeneas llegando a su
propio cuarto en un terrible estado de suciedad, desorden y desesperación.

124
Después de todo esto no fue vuelto a ver en expedición nocturna alguna. Los
mellizos lo esperaron en varias ocasiones y sembraron los pasillos con cáscaras de
nuez todas las noches para gran enojo de sus padres y sirvientes, pero no sirvió de
nada. Era evidente que sus sentimientos estaban tan heridos que no quería aparecer.
El señor Otis, en consecuencia, concluyó su gran obra sobre la historia del partido
demócrata en la cual había trabajado varios años; la señora Otis organizó una
magnífica excursión al campo; los niños se dedicaron a jugar a la barra, el codillo, el
póquer y otros juegos nacionales de América y Virginia paseó con su potrillo,
acompañada del joven duque de Cheshire, quien había llegado para pasar la última
semana de vacaciones en Canterville Chase. Era por todos asumido que el fantasma
se había ido y, en realidad, el señor Otis escribió una carta a tal efecto a lord
Canterville, quien, en respuesta, expresó su gran satisfacción por esas noticias y envió
sus mejores felicitaciones a la meritoria esposa del embajador.

Sin embargo, los Otis estaban equivocados, pues el fantasma seguía en la


casa y, a pesar de ser ahora casi un inválido, de ninguna manera se hallaba dispuesto
a dar por acabado el asunto, particularmente cuando escuchó que entre los
huéspedes estaba el joven duque de Cheshire, cuyo tío abuelo, lord Francis Stilton,
había apostado cien guineas al coronel Carbury que jugaría a los dados con el
fantasma de Canterville y fue encontrado a la mañana siguiente yaciendo en el suelo
del cuarto de juegos en tal desesperante estado de parálisis que, a pesar de haber
vivido hasta avanzada edad, no fue capaz de decir otra cosa que “doble seis”. La
historia fue bien conocida en su época, pero, por supuesto, por respeto a los
sentimientos de las dos nobles familias, fueron realizados todos los intentos posibles
para taparla; y un completo relato de las circunstancias vinculadas al episodio puede
hallarse en el tercer volumen de Recopilaciones del Príncipe Regente y sus amigos,
de lord Tattle. El fantasma, entonces, estaba naturalmente muy ansioso por mostrar
que no había perdido su influencia sobre los Stilton, con quienes, incluso, estaba
ligeramente emparentado, pues un primo suyo se había casado en segundas nupcias
con el sire de Bulkeley, de quien, como todo el mundo sabe, descienden por línea
directa los duques de Cheshire. En consecuencia, hizo preparativos para aparecer
ante el joven amante de Virginia en su celebrada personificación de “El Monje Vampiro
o el Sangriento Benedictino”, una actuación tan horrible que cuando la anciana lady
Startup lo vio, lo que hizo una fatal víspera de Año Nuevo en 1764, se sumió en el más
terrible llanto, que culminó en una terrible apoplejía y murió en tres días, después de
desheredar a los Canterville, que eran sus parientes más cercanos, y dejando todo su
dinero a su albacea en Londres. Sin embargo, en el último momento, su terror a los
mellizos lo previno de abandonar su cuarto y el pequeño duque durmió en paz bajo el
enorme acolchado de plumas en el Dormitorio Real y soñó con Virginia.

V
Unos pocos días después de esto, Virginia y su caballero de los rizos fueron a
cabalgar a los prados de Brockley, donde ella se rompió su ropa de tan mala manera
atravesando un vallado de zarzas que, al volver a casa, decidió subir por la escalera
del fondo para no ser vista. Mientras atravesaba el cuarto de pinturas, cuya puerta
resultó estar abierta, le pareció ver a alguien adentro y, pensando que era la mucama
de su madre, que algunas veces iba hasta allí con sus labores, se acercó para pedirle
que arreglara sus vestiduras. Sin embargo, para su sorpresa, se trataba del propio
fantasma de Canterville. Estaba sentado junto a la ventana, observando el brillante oro
de los árboles amarillentos volar por el aire y las rojizas hojas danzar alocadamente
por la larga avenida. Su cabeza reposaba en su mano y toda su actitud era de una
enorme depresión. Realmente tan perdido y tan descompuesto se mostraba que la
pequeña Virginia, cuya primera idea había sido la de escapar y encerrarse en su
cuarto, sintió una enorme piedad y decidió acercarse a consolarlo. Tan leve era el
paso de ella y tan profunda la melancolía de él que no se dio cuenta de su presencia
hasta que ella le habló.

125
- Lo lamento por usted –dijo- pero mis hermanos retornan a Eton mañana y
entonces, si se comporta usted bien, nadie va a molestarlo

- Es absurdo que me pidan que me comporte –contestó, mirando asombrado a


la pequeña niña que se había atrevido a dirigirse a él-, muy absurdo. Debo arrastrar
mis cadenas y pasar por las cerraduras y deambular de noche, si es eso lo que quiere
decir. Es la única razón de mi existencia.

- No es para nada una razón para existir y sabe que ha sido muy malvado. La
señora Umney nos contó, el primer día que llegamos aquí, que usted asesinó a su
esposa.

- Bien, estoy casi dispuesto a admitirlo –dijo el fantasma con petulancia-, pero
fue un asunto estrictamente familiar y no le concierne a nadie más.

- Está muy mal matar a alguien –dijo Virginia, quien por momentos mostraba
una dulce severidad puritana, heredada de algún antiguo ancestro de Nueva
Inglaterra.

- ¡Oh, detesto la severidad barata de las éticas abstractas! Mi esposa fue muy
ordinaria, nunca tenía mis cuellos debidamente almidonados y no sabía nada de
cocina. Porque había un ciervo que había cazado en Hogley Woods, una magnífica
presa; y ¿sabe cómo lo sirvió en la mesa? Sin embargo, no importa, ya ha pasado
todo eso, y no creo que haya sido muy amable de parte de sus hermanos condenarme
a morir de hambre, a pesar de haberla matado.

-¿Morirse de hambre? Oh, señor fantasma, quiero decir, Sir Simon, ¿tiene
hambre? Tengo un sandwich en mi cartera. ¿Le gustaría comérselo?

- No, gracias, no como nada actualmente; pero es muy amable de su parte


igualmente y es usted mucho más agradable que el resto de su horrible, ruda, vulgar y
deshonesta familia.

- ¡Basta! –exclamó Virginia, golpeando con el pie-, es usted el que es rudo,


horrible y vulgar, y en cuanto a la deshonestidad, bien sabe usted que robó las
pinturas de mi caja y trató de pintar esa ridícula mancha de sangre en la biblioteca.
Primero se llevó todos mis rojos, incluido el bermellón, y no pude pintar más
crepúsculos, luego se llevó el verde esmeralda y el amarillo y finalmente no me quedó
nada, sino el índigo y el blanco chino y no pude hacer más que escenas de claro de
luna que son siempre deprimentes y no tan fáciles de pintar. Jamás lo denuncié, a
pesar de estar muy molesta y de que toda la situación era de lo más ridícula; pues,
¿quién oyó alguna vez hablar de sangre verde esmeralda?

- Bueno, realmente –dijo el fantasma, más dócilmente-, ¿qué podía yo hacer?


Es algo muy difícil conseguir verdadera sangre en estos días y, como su hermano
empezó todo con su detergente Paragon, realmente no vi razón por la cual no usar sus
pinturas. En cuanto al color, todo es cuestión de gusto: los Canterville tienen sangre
azul, por ejemplo, la más azul de Inglaterra; pero sé que ustedes los americanos no se
preocupan por cosas de ese tipo.

- Nada sabe de esto, y lo mejor que puede hacer es emigrar y ampliar su


mente. Mi padre se sentiría muy feliz de darle un pasaje gratis; y a pesar de que hay
fuertes impuestos a pagar por espíritus de cualquier naturaleza, no habrá dificultades
en la aduana, pues los funcionarios son todos demócratas. Una vez en Nueva Cork,
conozco montones de personas que pagarían cien mil dólares por tener un abuelo y
mucho más por tener un fantasma en la familia.

- No creo que me guste América.

126
- Supongo que porque no tenemos ni ruinas ni rarezas –dijo Virginia
sarcásticamente.

- No me importan las ruinas y las rarezas –contestó el fantasma-, tienen su


Armada y sus modales.

- Buenas tardes, me voy a pedirle a papá que les dé una semana extra de
vacaciones a los mellizos.

- Por favor, no se vaya señorita, Virginia –exclamó-, estoy tan solo y me siento
tan infeliz y no sé realmente qué hacer. Trato de dormir y no puedo.

- Esto es totalmente absurdo. Simplemente tiene que irse a la cama y apagar la


vela. Es difícil a veces permanecer despierto, especialmente en la iglesia, pero no hay
problemas para dormirse. Incluso los bebés saben cómo hacerlo y no son muy
inteligentes.

- No he dormido durante trescientos años –dijo tristemente, y los hermosos ojos


azules de Virginia se abrieron por el asombro-, durante trescientos años no he dormido
y me siento tan cansado.

Virginia se puso cada vez más seria y sus pequeños labios temblaron como
pétalos de rosa. Se acercó a él y arrodillándose a su lado contempló su pálido rostro.

- Pobre, pobre fantasma –murmuró-, ¿no tienes lugar dónde dormir?

- Bien lejos, más allá de los pinares –contestó en una voz apagada y
somnolienta- hay un pequeño jardín. Allí el pasto crece largo y profundo, hay flores
blancas, allí el ruiseñor canta toda la noche. Toda la noche canta y la fría luna de
cristal mira hacia abajo y las hayas despliegan sus gigantescos brazos sobre los que
duermen.

Los ojos de Virginia se llenaron de lágrimas y escondió su rostro entre las


manos.

-¿Quieres decir el Jardín de la Muerte? –susurró.

- Sí, Muerte. La Muerte debe ser tan hermosa. Yacer en la suave tierra marrón,
con el pasto creciendo sobre nuestra cabeza y prestar atención al silencio. No tener
ayer ni mañana. Olvidar el tiempo, perdonar a la vida, estar en paz. Puedes ayudarme.
Puedes abrirme los portales de la casa de la Muerte, pues el Amor está siempre
contigo y el Amor es más fuerte que la Muerte.

Virginia temblaba, un sudor frío la recorrió y por unos pocos momentos hubo
silencio. Sintió como si estuviera en medio de un terrible sueño.

Entonces el fantasma volvió a hablar y su voz sonó como el suspiro del viento.

- ¿Has leído alguna vez la vieja profecía escrita en la ventana de la biblioteca?

- Oh, con frecuencia –exclamó la pequeña niña, mirando hacia arriba-. La sé


bastante bien. Está pintada en curiosas letras negras y es difícil de leer. Hay sólo seis
líneas:

Cuando una muchacha dorada pueda sacar

una plegaria de los labios del pecado.

Cuando el estéril almendro brote

127
y una pequeña niña deje salir sus lágrimas.

Entonces la casa estará tranquila

y la paz llegará a Canterville.

Pero no sé lo que significan.

- Significan –dijo tristemente- que debes llorar por mí a causa de mis pecados,
porque yo no tengo lágrimas, y rezar por mí alma porque yo no tengo fe, y entonces, si
has sido siempre dulce, buena y amable, el Ángel de la Muerte se apiadará de mí.
Verás terribles formas en la oscuridad y malvadas voces susurrarán en tu oído, pero
no te harán daño, pues los poderes del infierno no pueden vencer a la pureza de una
pequeña niña.

Virginia no contestó y el fantasma agitó sus manos en salvaje desesperación


mientras miraba su peinado cabello rubio. Súbitamente ella se puso de pie, muy
pálida, con una extraña luminosidad en los ojos.

- No tengo miedo –dijo firmemente-, y le pediré al Ángel que tenga piedad de ti.

Él se levantó de su asiento con un desfallecido grito de alegría y tomando su


mano se arrodilló ante ella con anticuada gracia y la besó. Sus dedos estaban fríos
como el hielo y sus labios quemaban como el fuego, pero Virginia no balbuceó cuando
él la llevó a través de la sala oscura. En el desgastado tapiz verdoso había bordados
pequeños cazadores. Soplaban sus cornetas con borlas y con sus diminutas manos le
hacían señas para que volviera: “¡Vuelve, pequeña Virginia!”, gritaban, “vuelve”. Pero
el fantasma le apretó la mano más fuerte y ella cerró los ojos ante ellos. Horribles
animales con colas de lagartijas y ojos torcidos parpadeaban desde el tallado frente a
la chimenea y murmuraban: “¡Cuidado, pequeña Virginia, cuidado!, jamás volveremos
a verte”, pero el fantasma corrió más rápido y Virginia no les prestó atención. Cuando
llegaron al final del cuarto se detuvo y murmuró ciertas palabras que ella no pudo
entender. Abrió los ojos y vio que la pared se desvanecía lentamente como la niebla y
que una enorme caverna negra se abría ante ella. Un viento amargo y frío giró a su
alrededor y sintió que algo tiraba de su vestido. “Rápido, rápido”, gritaba el fantasma,
“o será demasiado tarde” y, en un momento, el vestidor se había cerrado tras ellos y la
sala de pinturas estaba vacía.

VI
Alrededor de diez minutos después llamó la campana para el té y, como
Virginia no había bajado, el señor Otis envió a uno de los sirvientes a buscarla.
Después de un rato volvió y dijo que no había podido encontrar a la señorita Virginia
en ningún lado. Como tenía la costumbre de salir al jardín todas las tardes para buscar
flores para la mesa de la cena, la señora Otis no se mostró preocupada al principio,
pero cuando dieron las seis y Virginia no aparecía, se agitó realmente y envió a los
niños a que la buscaran, mientras que ella misma y el señor Otis buscaban en cada
cuarto de la casa. A las seis y media los niños volvieron y dijeron que no habían
hallado rastro de su hermana por ninguna parte. Estaban todos en un enorme grado
de excitación y no sabían qué hacer, cuando el señor Otis recordó de repente que
algunos días antes le había dado permiso a una banda de gitanos para que acampara
en el parque. En consecuencia, salió enseguida hacia BlackfellHollow, donde sabía
que estaban, acompañado de su hijo mayor y dos de los sirvientes. El pequeño duque
de Cheshire, que estaba frenético por la ansiedad, rogó con fuerza que se le
permitiera ir también, pero el señor Otis no se lo habría de permitir, dado que tenía
miedo de que pudiera haber alguna refriega. Sin embargo, al llegar al lugar, encontró
que los gitanos se habían ido, y era evidente que su partida había sido súbita pues el

128
fuego aún ardía y había algunos platos tirados sobre la hierba. Habiendo enviado a
Washington y a los dos hombres a supervisar el lugar el lugar, volvió a casa y
despachó telegramas a todos los inspectores de policía del condado, pidiéndoles que
buscaran a una pequeña niña que había sido raptada por delincuentes o gitanos.
Ordenó entonces que se le trajera su caballo y tras insistirles a su mujer y a sus tres
hijos que se sentaran a cenar, cabalgó hasta el Ascot Road con un lacayo. Sin
embargo, apenas había recorrido un par de millas cuando escuchó a alguien
galopando tras de sí y al darse vuelta vio al pequeño duque llegando en su potrillo, con
el rostro enrojecido y sin sombrero.

- Estoy terriblemente apenado, señor Otis –boqueó el muchacho-, pero no


puedo cenar cuando Virginia está perdida. Por favor, no se enoje conmigo; si hubiera
dejado que nos comprometiéramos el año pasado, nunca habría existido todo este
problema. ¿No habrá de mandarme de vuelta, no es cierto? ¡No puedo irme! ¡No voy a
irme!

El embajador no pudo evitar sonreír ante el travieso y agradable muchacho y


fue en gran parte debido a su devoción por Virginia, así que bajándose del caballo lo
palmeó con ternura en los hombros y dijo:

- Bien, Cecil, si no vas a volver, supongo que vendrás conmigo, pero debes
conseguir un sombrero, en Ascot.

- Oh, olvide mi sombrero. ¡Quiero a Virginia! –exclamó el pequeño duque, y


galoparon hasta la estación de tren. Allí el señor Otis preguntó al jefe de estación si
alguien que respondía a la descripción de Virginia había sido visto en el andén, pero
no pudo obtener ninguna noticia de ella. Sin embargo, el jefe de estación mandó
mensajes telegráficos y le aseguró que habría una estricta vigilancia y, después de
haber comprado un sombrero para el duque a un tendero que estaba cerrando su
negocio, el señor Otis se dirigió a Bexley, un poblado distante a cuatro millas, que le
habían dicho que era un refugio de los gitanos, dado que había un gran ejido cerca.
Allí se apersonó ante el policía rural, pero no pudo obtener información de él y, tras
cabalgar por todo el ejido, hicieron girar sus caballos en dirección a casa, adonde
llegaron alrededor de las once, absolutamente cansados y con el corazón en la boca.
Encontraron a Washington y a los mellizos esperándolos con linternas, pues la
avenida era bastante oscura. No ser había descubierto el menor rastro de Virginia. Los
gitanos habían sido capturados en las praderas de Broxley, pero ella no estaba con
ellos y habían explicado su súbita partida diciendo que habían equivocado la fecha de
la feria de Corton y se habían apurado por temor de que se les hiciera tarde. En
realidad, habían lamentado escuchar la noticia de la desaparición de Virginia y
estaban muy agradecidos al señor Otis por haberles permitido acampar en su parque,
y cuatro de sus miembros habían permanecido para ayudar en la búsqueda. El
estanque había sido dragado y toda la casa había sido revisada, pero sin ningún
resultado. Estaba claro que, por lo menos esa noche, no podrían encontrar a Virginia;
y fue en un estado de profunda depresión que el señor Otis y los muchachos
caminaron hacia la casa, con el lacayo siguiéndolos con los dos caballos y el potrillo.
En el pasillo encontraron un grupo de asustados sirvientes, y tendida en el sofá de la
biblioteca, estaba la señora Otis, casi fuera de sí por el terror y la ansiedad mientras su
frente era bañada con agua de colonia por la anciana ama de llaves. El señor Otis
insistió enseguida en que cenara algo y ordenó comida para todo el grupo. Fue un
refrigerio melancólico, pues apenas se hablaba e incluso los mellizos estaban
aterrados y sumisos, pues querían mucho a su hermana. Cuando hubieron terminado,
el señor Otis, a pesar de los intentos del pequeño duque, les ordenó que fueran a la
cama, diciendo que nada más podía hacerse esa noche y que telegrafiaría por la
mañana a Scotland Yard para que mandara inmediatamente algunos detectives. Justo
cuando estaba saliendo del comedor, empezó a sonar la medianoche en el reloj de la
torre, y cuando se oyó la última campanada percibieron un ruido y un grito súbito y
penetrante; un ruido de truenos sacudió la casa, un tono de música no humana flotó
por el aire, de lo alto de la escalera cayó un panel con un terrible ruido y en el rellano,

129
luciendo muy pálida y blanca, apareció Virginia. En un momento todos estaban junto a
ella. La señora Otis la apretó apasionadamente en sus brazos, el duque la ahogó con
sus violentos besos y los mellizos ejecutaron una salvaje danza guerrera alrededor del
grupo.

- Dios santo, niña ¿dónde has estado? –dijo el señor Otis, algo enojado,
pensando que les había estado jugando una estúpida broma-. Cecil y yo hemos
estado cabalgando por toda la zona buscándote y tu madre está al borde de la muerte
del susto. No debes hacer estas bromas nunca más.

- Salvo al fantasma, salvo al fantasma –gritaron los mellizos a su alrededor.

- Mi querida, gracias a Dios te hemos encontrado, jamás debes separarte de mi


lado, otra vez –murmuró la señora Otis, mientras besaba a la temblorosa niña y
apretaba el enmarañado oro de su cabello.

- Papá –dijo Virginia suavemente-. He estado con el Fantasma. Está muerto y


debes venir a verlo. Fue muy malvado, pero estaba realmente arrepentido por todo lo
que había hecho y me dio esta caja de hermosas joyas antes de morir.

Toda la familia la contemplaba con muda sorpresa, pero ella seguía grave y
seria, y dándose vuelta los guió a través de la apertura en el vestidor hasta un
estrecho pasillo secreto, con Washington siguiéndola con una vela encendida que
había tomado de la mesa. Finalmente llegaron a una enorme puerta de roble,
sostenida con clavos oxidados. Cuando Virginia la tocó, giró sobre sus pesados
goznes y se encontraron en un pequeño y bajo cuarto, con un techo abovedado y una
diminuta ventana enrejada. Encastrado en la pared había un enorme anillo de hierro y
encadenado a él había un delgado esqueleto que estaba tendido a lo largo en el piso
de piedra y parecía tratar de alcanzar con sus largos dedos sin carne un jarro y un
tenedor anticuados, que estaban justo fuera de su alcance. El jarro había sido alguna
vez llenado con agua, dado que por dentro estaba lleno de musgo verdoso. No había
nada en el tenedor, sino un montón de polvo. Virginia se arrodilló delante del esqueleto
y, colocando sus manos juntas, comenzó a rezar silenciosamente, mientras el resto
del grupo la miraba maravillado por la terrible tragedia cuyo secreto quedaba ahora al
descubierto para ellos.

- ¡Vaya –exclamó súbitamente uno de los mellizos, quien había estado mirando
por la ventana para tratar de descubrir en qué ala de la casa estaba situado el cuarto-.
Vaya. El viejo almendro marchito ha florecido. Puedo ver claramente las flores a la luz
de la luna.

- Dios lo ha perdonado –dijo gravemente Virginia, al levantarse, y una hermosa


luz parecía iluminar su rostro.

- ¡Qué angélica eres! –exclamó el joven duque, y pasó el brazo alrededor de su


cuello y la besó.

VII
Cuatro días después de estos curiosos incidentes salió un funeral desde
Canterville Chase alrededor de las once de la noche. El carruaje estaba tirado por
ocho caballos negros, cada uno de los cuales llevaba un enorme penacho de
bamboleantes plumas de avestruz, y el triste ataúd iba cubierto por un rico tapiz
púrpura en el que estaba bordado en oro el escudo de armas de los Canterville. Al
lado del carruaje y de los caballos caminaban los sirvientes con antorchas encendidas
y toda la procesión resultaba maravillosamente impresionante. Lord Canterville era el
jefe del cortejo, habiendo llegado especialmente de Gales para participar del funeral, y
estaba sentado en el primer carruaje junto a la pequeña Virginia. Luego venían el
embajador de los Estados Unidos y su esposa, luego Washington y los tres

130
muchachos y en el último vehículo estaba la señora Umney. Se acordó entre todos
que, habiendo sido asustada por el fantasma durante más de cinco años de su vida
tenía derecho a ver lo último de él. Una gran fosa había sido cavada en un rincón del
campo de la iglesia y el servicio fue leído de emocionante manera por el reverendo
AugustusDampier. Cuando terminó la ceremonia, de acuerdo con una vieja costumbre
observada por la familia Canterville, apagaron las antorchas y, mientras el ataúd
descendía en la fosa, Virginia se adelantó y depositó sobre él una gran cruz hecha de
brotes de almendro blancos y rosas. Mientras lo hacía, la luna salió de detrás de una
nube y llenó con su plata silenciosa el pequeño campo de la iglesia y desde un
matorral distante un ruiseñor comenzó a cantar. Ella pensó en la descripción que hizo
el fantasma del Jardín de la Muerte, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y
apenas pronunció una palabra durante el retorno a casa.

A la mañana siguiente, antes de que lord Canterville regresara a la ciudad, el


señor Otis mantuvo una reunión con él sobre el asunto de las joyas que el fantasma le
había regalado a Virginia. Eran magníficas, especialmente cierto collar de rubíes con
un viejo engaste veneciano que era un soberbio espécimen del arte del siglo XVI y
cuyo valor era tan enorme que el señor Otis sentía comprensibles escrúpulos en
permitir a su hija que lo aceptara.

- Milord –dijo-, sé que en este país las manos muertas tienen capacidad de
aplicarse a joyas como a tierras, y es bastante claro para mí que esas joyas son. O
deben ser entregadas a su familia. En consecuencia debo pedirle que se las lleve a
Londres con usted y que las considere simplemente como una parte de su propiedad
que le ha sido devuelta bajo ciertas extrañas condiciones. En cuanto a mi hija, es
apenas una niña y tiene, me siento satisfecho de decirlo, poco interés en estas
pertenencias de vano lujo. He sido informado por la señora Otis, quien, puedo decirlo,
es una indudable autoridad en el terreno del Arte (habiendo tenido el privilegio de
pasar varios inviernos en Boston cuando niña) que estas gemas son de un alto valor
económico y que si se ofrecen a la venta alcanzarán un muy buen precio. Bajo estas
circunstancias lord Canterville, estoy seguro de que sabrá reconocer cuán imposible
resulta para mí permitir que permanezcan en posesión de cualquier miembro de mi
familia; y, realmente todas esas vanas chucherías y juguetes, a pesar de ser algo
adecuado a la dignidad de la aristocracia británica, estarían fuera de lugar con
aquellos que se han criado en los severos y, creo, inmortales principios de la modestia
republicana. Tal vez deba mencionar que Virginia está muy ansiosa porque le permita
conservar la caja como un recuerdo de su infortunado, pero descarriado ancestro.
Como es extremadamente antigua y en consecuencia casi fuera de uso, tal vez piense
usted cumplir con su pedido. Por mi parte confieso que estoy muy sorprendido de ver
que una hija mía expresa simpatía por el medievalismo en cualquiera de sus formas, y
lo único que puedo considerar en este caso es que Virginia nació en uno de sus
suburbios londinenses poco después de que la señora Otis regresara de un viaje a
Atenas.

Lord Canterville escuchó con gravedad el espléndido discurso del embajador,


tocándose de vez en cuando el bigote para esconder una sonrisa involuntaria, y
cuando el señor Otis terminó, le tomó la mano y dijo:

- Mi querido señor, su encantadora hijita le brindó a mi infortunado ancestro, sir


Simon, un muy importante servicio y tanto yo como mi familia estamos en deuda con
ella por sus maravillosos coraje y valor. Las joyas son claramente suyas y, ¡Dios santo!
Creo que si fuera lo suficientemente insensible para quitárselas, el malvado y viejo
amigo saldría de su tumba para darme una vida de perros. Y en cuanto a ser los
herederos, nadie es heredero cuando no se lo menciona en una voluntad o un
documento legal y se desconoce la existencia de algo así. Le aseguro que no tengo
más derechos que su mayordomo, y cuando la señorita Virginia sea adulta me
atrevería a decir que le encantará tener cosas hermosas que ponerse, además se
olvida, señor Otis, de que usted tomó los muebles y al fantasma como valuación y
cualquier cosa que perteneciera al fantasma pasa de inmediato a su posesión pues, a

131
pesar de cualquier actividad que hubiera mostrado sir Simon en el pasillo durante la
noche, según las leyes estaba realmente muerto y usted adquirió la propiedad por
medio de una compra.

El señor Otis quedó bastante disgustado por la negativa de lord Canterville y le


rogó que reconsiderara su decisión, pero el buen noble fue firme y finalmente
convenció al embajador de permitiera a su hija conservar lo que le había dado el
fantasma y cuando, en la primavera de 1890, la joven duquesa de Cheshire fue
presentada a la reina en la recepción en ocasión de su casamiento, sus joyas fueron
un tema de admiración universal. Pues Virginia recibió la guirnalda de la recompensa
que todas las buenas muchachas americanas y se casó con su novio tan pronto llegó
a la edad.

Ambos eran tan encantadores y se amaban tanto que todo el mundo se mostró
contento con el hecho, excepto la anciana marquesa de Dumbleton –que había tratado
de atrapar al duque para una de sus siete hijas solteras y había dado nada menos que
tres suntuosas cenas para tal apropósito- y, es extraño de decir, el propio señor Otis.
El señor Otis apreciaba muchísimo al joven duque, pero en la teoría, objetaba los
títulos y, para usar sus propias palabras, “no sin aprensión no fuera que entre las
debilitadoras influencias de una aristocracia amante de los placeres, se olvidaran los
verdaderos principios de la modestia republicana”. Sin embargo, sus objeciones fueron
completamente derrotadas y creo que cuando caminó hacia la nave lateral de St.
George´s, en Hanover Square, con su hija del brazo, no había hombre más orgulloso a
todo lo largo y ancho de Inglaterra.

El duque y la duquesa, luego de terminada la luna de miel, fueron a Canterville


Chase y en el día posterior a su llegada caminaron por la tarde hacia el solitario
cementerio entre los pinares. Hubo al principio grandes dificultades por la inscripción
de la lápida de sir Simon, pero finalmente se decidió grabar simplemente las iniciales
del nombre del anciano caballero y el poema de la biblioteca. Allí la duquesa se sentó
en una columna caída, mientras su marido yacía a sus pies fumando un cigarrillo y
contemplando sus hermosos ojos. De pronto tiró su cigarrillo, la tomó de la mano y le
dijo:

- Virginia, una esposa no debe tener secretos para su marido.

- ¡Querido Cecil! Yo no tengo secretos para ti.

- Sí, los tienes –contestó sonriendo-, jamás me has contado lo que sucedió
cuando estuviste encerrada con el fantasma.

- Jamás se lo conté a nadie, Cecil –dijo Virginia seriamente.

- Lo sé, pero deberías decírmelo a mí.

- Por favor, no me preguntes, Cecil. No puedo decírtelo. ¡Pobre sir Simon! Le


debo tanto. Sí, no te rías, Cecil. Es así. Me hizo ver lo que es la Vida y lo que significa
la Muerte y porque el Amor es más fuerte que las dos.

El duque se levantó y besó a su esposa apasionadamente.

- Puedes mantener tu secreto mientras yo tenga tu corazón –murmuró.

- Siempre lo tendrás, Cecil.

- Y se lo contarás a nuestros hijos algún día, ¿no es así?

Virginia se ruborizó.

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Entremés Del Mancebo Que Casó Con Mujer Brava

por Alejandro Casona (según el “Ejemplo XXXV de El Conde Lucanor)

PERSONAJES

Patronio
El mancebo
El padre del mancebo
La moza
El padre de la moza
La madre de la moza

PRÓLOGO
(Sale Patronio y habla al público)

PATRONIO: - Ahora escuchad, señores, si os quereis divertir con un antiguo cuento. Y


sabed que yo soy Patronio, criado y consejero del muy ilustre Conde Lucanor, el cual
tiene por costumbre consultarme en cuantas dudas le acaecen. Y es la duda esta vez
que a un criado le tratan casamiento con una moza muy más rica que él y de más alto
linaje; siendo así que el casamiento es bueno no se atreve a llevarlo adelante por un
recelo que tiene. Y es el recelo, que la tal moza es la más fuerte y la más brava cosa
que hay en el mundo, y tan áspera de genio que a buen seguro, no habrá marido que
con ella pueda. Por eso yo, Patronio, consejero fiel, quiero sacar hoy al teatro este
cuento que viene aquí como de molde, para que a vos y a mi amo sirva de ejemplo. Y
es la historia del mancebo que casó que mujer brava, y del arte que se dio para
dominarla desde el punto y hora en que se casaron.
Escuchad la historia, que escrita está en un famoso libro, primero de los libros
de cuentos que por estas tierras de España se escribieron. Y vaya el gozo y la
reflexión que os cause, a la mayor gloria de su autor, el Infante Don Juan Manuel, que
hace seiscientos años fue en Castilla cortesano discreto, poeta de cantares y autor de
libros de caza y de sabiduría.

(Se retira Patronio, se abre el telón, salen el mancebo y el padre del mancebo)

ESCENA PRIMERA

PADRE POBRE: - Dígote, hijo mío, que lo pienses mejor antes que a esa puerta llame.
Que la tal moza es muy más rica que nosotros y de más alto linaje; y malo es que la
mujer aventaje en prendas y fortuna a su marido.

MANCEBO: - Cierto es. Pero pensad también, padre, que siendo vos pobre, nada
tenéis que darme para vivir a mi honra. Y siendo esto así, si no me concertáis el

133
casamiento que os pido, forzado me veré a hacer vida menguada o a irme de estas
tierras en busca de mejor ventura.

PADRE POBRE: - Mucho me maravilla tu intento y osadía. Tanto más cuanto que sois
diferentes. Tú eres pobre y ella es rica. Más tierras tiene de las que tú podrías andar a
caballo en todo un día, aun yendo al trote.
MANCEBO: - No reparéis en eso; que si ella tiene fortuna, yo se la aumentaré con mi
esfuerzo. Y si sus tierras son tantas que no se pueden andar en todo un día, aun
yendo al trote, ¡yo se las andaré al galope!

PADRE POBRE: - Más hay: y es que cuanto tú tienes de buenas maneras otro tanto
las tiene esa moza de malas y enrevesadas.

MANCEBO: - A eso os respondo, padre, que no hay mula falsa donde hay buen jinete;
y que yo sabré tener fuerte la rienda desde el principio.

PADRE POBRE: - Mira mancebo, que nunca su padre la pudo dominar. Y que tal
genio tiene la condenada que no habrá, fuera de ti, hombre en el mundo que quisiere
casar con semejante diablo.

MANCEBO: - Llamad a esa puerta, padre. La moza es brava, pero brava y todo es de
mi gusto. Y si su padre nos la concede, yo sabré cómo se han de pasar las cosas en
mi casa desde el primer día. Llamad sin miedo.

PADRE POBRE: - Puesto que tú lo quieres, sea. No dirás luego que no te advertí a
tiempo. Pidamos ahora la moza, y quiera el cielo que no nos la concedan. ¡Ah de la
casa!

(Llama con su cayado y descórrese la cortina mostrando la casa de la moza. Está solo
el padre, ocupado en seleccionar unas semillas)

ESCENA SEGUNDA

PADRE RICO: - Dichosos los ojos, señor vecino. ¿Qué cosa os trae a mis puertas?

PADRE POBRE: - Eso es, señor y amigo, un ruego que vengo a haceros para este
hijo mío.

PADRE RICO: - Sepa yo qué es ello.

PADRE POBRE: - Vos, amigo y señor, tenéis una sola hija…

PADRE RICO: - Una sola, cierto; pero así me pesa como si fueran doscientas.

PADRE POBRE: - Y yo sólo tengo este hijo. Antaño cuando los dos éramos pobres,
juntamos nuestra amistad. Hoy vengo a rogaros, si así os cumple, que juntemos
también nuestros hijos.

PADRE RICO: (Aparta su quehacer y se levanta pasmado) - ¿Cómo es eso, vecino?


¿De casamiento os atrevéis a venir a hablarme?
PADRE POBRE: - Ya le advertí al mancebo de vuestra riqueza y de nuestra humildad.
Pero él se empeña…

PADRE RICO: (Avanza hacia el mancebo, que retrocede perplejo). - ¿Qué este mozo
quiere casarse con mi hija? ¿No me engañan los oídos?

MANCEBO: - Ésa es nuestra súplica. Si lo tenéis a bien.

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PADRE RICO: - ¡Y cómo si lo tengo a bien! ¡Dios te bendiga muchacho, qué peso
vienes a quitarme de encima! (Lo abraza).

PADRE POBRE: - Luego… ¿nos la concedéis?

PADRE RICO: - Lograda está la moza y nunca oí tal, que hombre alguno quisiera
casar con ella y sacármela de casa. Pero por Dios que yo sería bien falso amigo si
antes no os advirtiera lo que cumple en este trance. Que amigos somos, y vos tenéis
muy buen hijo, y sería de gran maldad consentir en su desgracia. Porque habéis de
saber que así es de áspera y brava mi hija igual que una tarasca. Y si el mancebo
llegara a casar con ella, más le valdría la muerte que no la vida.

PADRE POBRE: - Tate, tate, señor, no tengáis de eso recelo, que el casamiento es a
su sabor. Que el mancebo bien sabe de qué condición es ella, y con todas sus
prendas, la quiere.

PADRE RICO: - Siendo así, no se hable más. Yo te la doy de muy buen grado, hijo
mío. ¡Y que el cielo te saque con bien de este negocio! (Óyese griterío de riña y
estrépito de platos que se rompen). No se espanten: es la moza que está discutiendo
amigablemente con su madre. (Llama a voces) ¿Hola muchacha! ¡Señora! Salid acá,
que hay grandes nuevas.

(Salen madre y moza airadas disputándose un paño del que tiran ambas)

MADRE: - ¡Suelta, digo! ¡Suelta!

MOZA: - ¡Con las uñas y a tiras a de ser, que es mío, mío y mío!

PADRE RICO: - Mas, ¿qué es esto, señora? ¡Hija indomable! ¿Así os presentáis? ¿No
veis que huéspedes tenemos?

MOZA: (Desabrida, mirándolos de hito en hito)- ¿Y qué huéspedes son éstos, y por
qué han de importarnos?

PADRE RICO: - Este mancebo, hija mía, es tu marido.


MOZA: - ¿Mi marido? ¿Esto?... ( él hace una reverencia y ella ríe). Gracias por el
regalo. ¿No me pudiste encontrar cosa mejor en la feria, padre?

MADRE: - Espantárame yo, marido, si algo hicierais con seso. Pues qué, ¿con el más
desarrapado de la villa había de estrellarse nuestra hija?

PADRE RICO: - Callad por una vez, señora y no repliquéis más. Es mi voluntad y ya
está hecho. Mañana será la boda.

MADRE: (Furiosa) - ¡Vuestra voluntad, vuestra voluntad! ¿Y qué voluntad es la


vuestra, bragazas? ¡Ay, mi hija, mi pobre hija!...

PADRE RICO: (Confidencial, al vecino) – También la madre es buena, amigo. Pero a


ésa ya no hay quien me la saque de casa.

(Se cierra el telón y vuelve Patronio)

ESCENA TERCERA

PATRONIO: - Ya veis aquí señores, cómo principia el cuento. Pronto hemos de ver
cómo se adoba y acaba. Fuerte es la moza; y bien tajado el mancebo. Lo que sea de
su casamiento y fortuna ahora lo sabréis. Yo me voy a retirar, que el cortejo llega, y
sólo aquí para advertiros esta razón: que el casamiento se hizo y ya traen a la novia a
casa del marido.

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(Saluda al cortejo de bodas que viene por la plaza, y sale. El cortejo sube al escenario.
Vienen danzarinas, tamboriles y panderos. Luego el Padre rico y la Madre; detrás los
novios y parejas de mozos adornados con guirnaldas. Cuando acaban de subir, entre
relinchos y gritos, el Padre Rico toma a la moza de la mano y la aparta a un rincón)

PADRE RICO: - Casada sois, hija mía; oídme ahora un consejo. Obedeced y servid a
vuestro marido, que más sosiego hay en obedecer que no en mandar.

MADRE: (Tomando a la moza de la mano y llevándola al otro extremo) – Casada sois,


hija mía; oídme ahora un consejo: no os dejéis ablandar ni por buenas ni por malas;
que al que lame las manos, a ese le dan los palos.

PADRE RICO: Ea, señores, retírese ya el cortejo y déjese a los novios en su soledad
hasta otro día.

(Se despiden con abrazos, entre risas y salen cantando. El mancebo descorre el telón
y entra con la novia a la casa. Está puesta la mesa y sobre ella un candelabro
encendido. Al fondo se ve la cabeza de un caballo rumiando en el pesebre. La moza
se quita las galas)

ESCENA CUARTA

MANCEBO: - Digo, mujer, que no se cumple con nosotros la costumbre de esta tierra,
que es la de adobar cena y mesa a los novios sin que nada falte.

MOZA: - Pues qué, ¿no veis ahí todo?

MANCEBO: - No veo que hayan dispuesto el aguamanos.

MOZA: - ¡Aguamanos! ¿Con esa salís, marido? Comed y callad, que bien
acostumbrados estaréis, de vuestra casa, a comer sin lavaros.

MANCEBO: - No tal, que siempre he sido pobre, pero limpio. ¡Lavarme quiero!
(Espera. Al ver que no le atiende, da un puñetazo sobre la mesa alzando la voz).
¡Lavarme quiero! (Mira alrededor). ¡Eh, tú, don perro: dame agua a las manos! (otra
pausa esperando). ¡Cómo! ¿No oíste, perro traidor, que me des agua a las manos?
¿Ah, callas?, ¿no obedeces? ¡Pues guarda y verás! (Sale furioso entre cortinas y da
de cuchilladas al perro, que aúlla espantado)

MOZA: - Pero ¿qué habéis hecho, marido? ¿Al perro habéis matado? ¡Miren que
empresa de hombre!

MANCEBO: - Le mandé traer agua y no me obedeció. (Limpia el cuchillo en el mantel


y vuelve los ojos airado alrededor. Se dirige al gato, que supone al otro lado). ¡Eh, tú,
don gato: dame agua a las manos!

MOZA: - ¿Al gato habláis, marido?

MANCEBO: - ¡Cómo, don falso traidor! ¿También tú callas? Pues qué, ¿no viste lo que
fue del perro por no obedecerme? Prometo que si poco ni más conmigo porfías, lo
mismo te he de hacer a ti. ¡Dame agua a las manos ahora mismo!

MOZA: - Pero, marido, ¿cómo queréis que el gato entienda de aguamanos?

MANCEBO: (Le impone silencio secamente) - ¿Qué, no te mueves todavía? Ah, gato
traidor… ¡Aguarda, aguarda tú también! (Sale entre cortinas. Se oyen maullidos
estridentes y vuelve a entra con el gato ensartado en el cuchillo. Lo tira contra el suelo)

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MOZA: - ¡Ay, mi gato, mi pobre gato querido!...

(La moza lo levanta del rabo comprobando que está muerto. El mancebo mira en torno
cada vez más furioso. Se oye en el patio el relincho del caballo)

MANCEBO: - Y ahora vos, don caballo. ¡Dame agua a las manos)

MOZA: - ¡Eso no! ¡Detente, marido, que perros y gatos hay muchos, pero caballos no
tenéis otro que ése!

MANCEBO: - Y bien mujer, ¿pensáis que porque no tengo otro caballo se ha de librar
de mí si no me atiende? Guárdese de enojarme o si no, ¡yo juro a Dios que tan mala
muerte le he de dar a él como a los otros! (Mirándola fijamente avanza hasta ella, que
retrocede espantada). Y no habrá cosa viva en la casa a quien no hiciera lo mismo.
¡Eh!, ¿oíste don caballo? ¡Dame pronto agua a las manos!

MOZA: (se santigua) – ¡Ánimas del purgatorio!, ¡Loco está!

MANCEBO: - ¿Qué, no te mueves? ¡Pues toma tú también! ¡Toma! (mata al caballo de


un pistoletazo)

MOZA: - ¡Dios nos valga, marido! ¡Muerto es el caballo!

MANCEBO: - Pues qué, ¿he de mandar yo una cosa y no se me ha de obedecer en mi


casa? (Tira la silla de un puntapié. Vuelve a mirar a todos lados con furia. Fija los ojos
en ella y dice tranquilamente). Mujer…, dame agua a las manos.

MOZA: - ¿Agua? ¡Ahora mismo! ¿Por qué no me la pedisteis a mí antes, marido?


(Corre y vuelve con el aguamanos y toalla). El agua. Aquí está el agua. Dejad, no os
molestéis, yo misma os lavaré.

MANCEBO: - Bien está. Dadme ahora la cena.

MOZA: - Sí, sí, sí…la cena…, ahora mismo. Lo que mandéis, señor. Aquí está la cena.
(Le sirve prodigando sonrisas. Queda de pie mientras él cena)

MANCEBO: - Ah, cómo agradezco al cielo que hicisteis a tiempo lo que mandé. Que si
no, con el enojo que tengo, otro tanto os hubiera hecho a vos como al caballo.

MOZA: - ¿Y cómo no os había de obedecer, marido? Bien sé yo que no hay gala que
tan bien siente a una mujer como servir y honrar al señor de su casa. Mandadme
cuanto queráis, que yo os juro…

MANCEBO: - ¡Callad!

MOZA: - Sí, sí, sí, perdón.

MANCEBO: - Mala está la cena.

MOZA: - Sí, sí, mala está.

MANCEBO: - Que no vuelva a suceder.

MOZA. – No, no, no volverá a suceder, yo misma la prepararé mañana.

MANCEBO: - Yo me voy a la cama.

MOZA: - Sí, sí, sí.

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MANCEBO: - Y cuidad que nadie me turbe ni desasosiegue, que con la saña que tuve
esta noche no sé si podré dormir. ¡Esa silla!

MOZA: - Sí, sí la silla (Se apresura a levantarla y ponerla en su lugar).

MANCEBO: - ¡Alumbrad y silencio!

MOZA: - Sí, silencio. (Le acompaña con el candelabro hasta el cuarto, lo saluda con
una reverencia. Sale el mancebo. Fuera se oye la canción del cortejo. La moza se
vuelve aterrada imponiendo silencio en todas direcciones). Eh, locos, ¿qué hacéis?
¡Callad, no turbéis a mi marido; si no, todos, todos somos aquí muertos esta noche!
(Va desapareciendo la música. Ella impone silencio al público, andando de puntillas,
mientras corre el telón suavemente). ¡Silencio!, ¡Silencio todos, por Dios…, que
duerme mi señor!

(Queda el teatro a oscuras un momento. Canta el gallo del alba y empieza a


amanecer)

ESCENA QUINTA

(Ante la cortina cerrada, sale el padre de la moza y escucha con la mano en la oreja)

PADRE RICO: - Nada…, por mi fe es sospechoso tanto silencio. ¿Qué habrá pasado
aquí? (Llama) ¡Mi yerno!... (Sale el mancebo) Eh, ¿qué tal?

MANCEBO: - Ya está mansa la tarasca.

PADRE RICO: - Imposible. ¿Mansa mi hija?

MANCEBO: - Como una cordera.

PADRE RICO: - Maravilla grande es esa. ¿Pues cómo te las pudiste arreglar para
conseguir tal milagro?

MANCEBO: - Tirando fuerte de la rienda desde el principio. Mande al perro a traer


agua y como no lo hizo, lo maté a cuchilladas delante de ella. Hice lo mismo con el
gato y, después con el caballo. Así mandando, la mandé luego a ella, hízolo volando
por miedo a correr la misma suerte. Y yo os juro que desde hoy en adelante, va a ser
vuestra hija la mujer más bien mandada del mundo y juntos tendremos una muy buena
vida.

PADRE RICO: - Diablo, diablo, rapaz… y que gran idea me estás dando. Si yo pudiera
hacer lo mismo con la madre… ¡que también es buena!

MANCEBO: - No sé qué os diga, mi suegro, si no que nunca segundas partes fueron


buenas. Y que os acordéis de aquellos versos del Conde Lucanor: “si al principio no
muestras bien quién eres, nunca podrás después cuando quisieres.” Silencio. Ahí
viene vuestra mujer.

PADRE RICO: - Por tu alma, rapaz, ¡déjame esa espada.

MANCEBO: - Tomadla y que el cielo os ayude. Adiós mi suegro.

(Sale. Se abre el telón. El padre adopta una actitud gallarda, apoyado en su espada.
Entra la madre)

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ESCENA ÚLTIMA

MADRE: - ¡Qué hacéis aquí parado, marido, tan temprano y con una espada
desnuda?

PADRE RICO: (Autoritario) - ¿Y quién sois vos para preguntarme nada, señora?

MADRE: - ¡Cómo! ¿Qué quién soy yo, decís?

PADRE RICO: - Hablad cuando os manden y mucho cuidado con enojarme.

MADRE: - Hola, marido, ¿esas tenemos?

(Canta un gallo)

PADRE RICO: - Y antes de replicar más palabras, mirad bien lo que voy a hacer. Eh,
tú, don gallo, ¡tráeme agua a las manos!

MADRE: - ¿Pero qué hacéis, don fulano? ¿Al gallo estáis hablando?

PADRE RICO: - Silencio, y ojo a lo que va a pasar aquí. Eh, gallo traidor, ¿no oíste
que me des agua a las manos? Qué, ¿no obedecerás por las buenas? ¡Pues aguarda,
aguarda!...

(Sale furioso al corral, donde se oyen cacareos y algarabía de gallos y gallinas)

PADRE RICO: - ¿Visteis lo que fue de este gallo maldito por no obedecerme?

MADRE: - Sí, bien lo entiendo. Pero tarde os acordasteis, marido. Por ahí debierais
haber empezado hace treinta años, que ahora ya nos conocemos demasiado, y de
nada os valdrá conmigo aunque mataseis cien caballos. (Le arrebata el gallo y
golpeándolo con él), ¡Andad dentro bragazas!, ¡Andad, andad!

FIN DEL ENTREMÉS

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