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Prólogo Asher

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Prólogo

Asher
Abrí los ojos legañosos, medio despierto de la dicha poscoital justo cuando la mujer
desnuda encima de mí se movió, mientras la suave y delicada calidez de su piel acariciaba la
mía. Salió de la cama y me dio una espectacular vista del culo más perfecto de todos, y mi
sonrisa se hizo más entusiasta... hasta que ella se puso un par de bragas y luego cogió su
sujetador.

Un segundo, no, eso no debía suceder. Parpadeando para recuperar la conciencia, traté de
sentarme y me pareció casi imposible. —¿Qué estás haciendo? ¿Qué ocurre?

Ella no respondió, lo que no fue sorprendente. Yo no había sido capaz de entenderle más
de una docena de palabras desde que nos conocimos, y nada de lo que me había dicho hasta
ahora había sido en inglés. Pero de acuerdo a las palabras de Jason Derulo, su trasero no
necesitaba explicación. En ese momento no, de todos modos.

Al parecer, ahora sí ya que ella lo ocultó bajo una pieza de seda de encaje negro. Y
maldita sea, se veía muy bien en esas bragas negras de seda, sobre todo desde atrás, donde pude
ver las dos nalgas bronceadas asomando detrás de todo ese encaje.

—No vas a irte, ¿verdad? —Traté de sentarme de nuevo. Todavía no podía. Fruncí el
ceño ante las esposas cubiertas de piel que me limitaban a la cabecera y pasé unos segundos
murmurando hasta que pude ponerme en una posición vertical.

Al otro lado de la habitación, ella se puso los pantalones negros de yoga que yo le había
quitado anoche con los dientes.

Supongo que era momento de sacar mi español de la escuela secundaria. Esto se iba a
poner feo, pero no me importaba.

—Sentarse. —Mierda, no. Eso no era que se quede, ¿no?

—Quedarse. —Lo intenté de nuevo, por fin recordando la palabra correcta.


La cintura de sus pantalones fueron colocadas en sus caderas mientras ella se daba la
vuelta para enviarme una mirada letal; no es que yo la culpara. Acababa de darle órdenes como a
los perros.

Hice una mueca y repetí—: Quedarse —y añadí un poco patético—, por favor.

Suspiró y rodó los ojos antes de ponerse su blusa y alcanzar su bolso.

—¡No! No te vayas. Por favor, no te vayas. Lo siento. No sé qué hice mal, pero lo siento.
Mierda, ¿cómo se pide perdón en español?

—Lo siento —dijo ella, su voz un tarareo tranquilo y sexy que casi parecía un maldito
susurro.

No tenía idea de lo que significaba lo siento, pero sonaba muy estimulante saliendo de
sus labios. Mi cuerpo respondió, y tuve que doblar una pierna para tratar de cubrir mi erección
expuesta, para que no viera mi excitación, mientras trataba de deshacerse en mí.

—¡Elisa! —grité, con la voz quebrada por la desesperación. Incluso golpeé con mis
puños los rieles de metal de la cabecera para llamar su atención.

Cuando se detuvo en la puerta, de espaldas a mí, contuve la respiración. Era un momento


crucial. Lo que dijera ahora podría ser el factor decisivo para que se quede o no. Pero todo lo que
pude pensar en decir fue—: Lo siento. —Y ni siquiera sabía qué demonios lamentaba. Solo sabía
que había hecho algo mal, y eso provocó que se fuera.

No podría haber sido el sexo. Anoche y esta mañana había sacudido mi mundo. A ella
también le pasó; la descarada no había sido para nada silenciosa cuando se vino. Así que, qué…

Se volvió lentamente. Mi corazón tartamudeó en mi pecho cuando vi las lágrimas


corriendo por su rostro. —¿Elisa? —susurré, muy preocupado.

¿Qué en nombre de Dios hice mal?

—En serio, lo siento tanto. —Se atragantó, y su cara se puso roja cuando ella comenzó a
sollozar en sus manos—. Tengo que hacer esto.
Negué con la cabeza. Derulo estaba loco. Esto sí necesitaba explicación.

Pero cuando abrí mi boca para soltar más de mi español malo, para rogarle que no se
vaya, Elisa se dio la vuelta hacia la salida y corrió por las escaleras hasta que pude oír la puerta
al cerrar de golpe.

—¡Oye! —grité, cuando mi frustración pasó de preocupado a enojado—. ¿Qué


demonios? ¡Elisa! No puedes empezar a llorar y luego largarte corriendo así. ¡Regresa aquí y
quítame las esposas de esta maldita cama! Dime lo que hice mal. ¡Por favor! ¡ELISA!

No regresó. Y yo no podía ir tras ella.

Pasé los primeros treinta segundos de mi encierro solitario con una rabieta importante,
goleando el colchón y tratando de dislocarme las muñecas al no poder liberarlas de las esposas.
Las malditas cosas ya no eran divertidas... ni atrevidas.

Los siguientes treinta segundos, llené el aire con una blasfemia que nunca había usado,
obvia y resonante. Pero nada de lo que grité me liberó de esta cama.

Después de eso, se instaló el pánico. Con las muñecas magulladas y dolor de garganta,
me pregunté cuánto tiempo iba a estar atrapado desnudo en mi propia cama. Las personas se
preocuparían por mí tarde o temprano... después de unos días tal vez. Los chicos de la banda.
Pick. Aparecerían por acá para verme.

Pero, ¿y si me deshidrato hasta la muerte antes de esa fecha, o el edificio se incendia y


quema todo a mi alrededor? O...

Mierda. Ahora tenía que ir a mear.

¿Stephen King no escribió un libro de terror sobre alguien dejado esposado y solo en una
cama? Odiaba las películas de terror. No quería protagonizar la mía.

Tiré de mis ataduras un par de veces más para aliviar algo de mi cólera y el miedo
creciente, pero solo legré lesionarme más.
¿Cómo diablos pudo haberme dejado aquí de esta manera? No era como si yo no supiera
donde trabajaba ella. Podía encontrarla. Y, oh... la encontraría. Ella no se saldría de esto sin
repercusiones.

¿Y por qué eran esas lágrimas? Me jodieron la cabeza. Yo no quería nada más que estar
molesto, salvo que también me preocupaba. Pero traté de concentrarme en la rabia.

—Mal movimiento, princesa —dije a la habitación vacía, sonriendo amargamente


mientras trazaba mi venganza. Me pregunté cómo se sentiría ella si la esposaba a la cama y
obligaba a decirme todo pensamiento misterioso de esa bonita cabeza con herramientas de
tortura como plumas... y jarabe de chocolate.

Y maldita sea, allí estaba mi estúpida polla de nuevo, endureciéndose al pensar en ella
con las manos esposadas y rociada con algo que debía ser lamido. ¿El pequeño imbécil no se
daba cuenta que me encontraba en una situación desesperada? Así que no era momento de estar
pensando en el sexo.

Aunque lo de anoche había sido lo mejor de lo mejor de los maravillosos encuentros.

En mi mesa de noche, sonó el teléfono. Puse mi atención ahí y quedé boquiabierto al


verlo tan cerca y tan lejos a la vez.

Sonó de nuevo, y pude distinguir el nombre “Sticks” en la pantalla. Perfecto. Si podía


confiar en alguien durante una situación como esta, sería en él. Yo sabía que podía contar con la
discreción y lealtad de Sticks, y esperaba también algo de ayuda.

Ahora, solo tenía que encontrar una manera de responder a su llamada.

Levanté mi pierna y usé el dedo gordo del pie para tratar de deslizar el botón de
responder. Hicieron falta dos intentos, pero gracias a Dios, lo hice.

Con otro toque del dedo del pie confiable, puse el altavoz. —Hola, amigo —jadeé,
impresionado por lo casual que pude sonar mientras estaba esposado desnudo a mi cama—.
¿Qué pasa?
—No mucho. —Su voz llenó mi apartamento y fue como música para mis oídos—. Tenía
hambre y se me ocurrió comer pizza para el almuerzo. ¿Quieres venir conmigo?

—Claro —le dije; Incluso me encogí de hombros para mantener la apariencia de relajado
y casual. Sí, me encontraba tranquilo aquí, sin una preocupación en el mundo.

—Genial. Me paso a recogerte en un rato.

—Suena bien. Pero, eh, primero una pregunta rápida.

Cuando no pregunté nada dentro de los cinco segundos, dijo—: Bi...en. Dispara.

Me mordí el labio, debatiéndome si podía confesar lo que había sucedido. La vergüenza


me mataría. Y aunque él se comportaría de lo más amable con el asunto, dudo que ni siquiera
Sticks me deje olvidarte de esto.

Pero luego pensé en toda la cosa de Stephen King, y mi vejiga se sacudió una vez más,
recordándome que estaba llena. Así que apreté los dientes y me tragué mi orgullo.

—No resultará que tienes... unas llaves para esposas, ¿verdad?

Remy

Un mes antes

Usando mis Cruch Taylor(1) de rallas de cebra, medias de red, minifalda de mezclilla, un
cinturón adornado con plata y una camiseta ajustada presentando la banda The Pretty Reckless,
reajuste mi peluca llena de puntas de cabello rubio.

Mis dedos golpeando al ritmo de la silenciada música martillando a través de la puerta


cerrada, la dejo correr por mi cuerpo, conectándome con el ambiente… hasta que el baterista en
el otro lado de la pared pierde el ritmo.
Sintiendo la compasión, me estremezco incluso mientras mi corazón se acelera con
anticipación.

—Hasta luego, perdedora. —El tipo a mi lado sonríe mientras las guitarras y el bajo
dentro del estudio se sacuden para detenerse, cortando la canción.

Mire de lado hacia mi compañero de banco, y él sonríe hacia mí, levantando su puño para
un golpe de felicitación. Ya que estaba cubierto de metal y tatuajes, supuse que era competencia,
pero… Oh bueno. Cumplo, golpeando mis nudillos cintra los suyos mientas una pequeña sonrisa
se mueve sobre mis labios.

Ahí va un baterista menos fuera de nuestro camino.

Imaginando el sermón que el tipo dentro del auditorio debería de estar teniendo,
comienzo una cuenta regresiva, preguntándome cuanto tiempo le tomaría a la banda sacarlo de
ahí.

—Diez, nuevo, ocho— murmuro bajo mi respiración, nunca alcanzando siete porque las
puertas dobles estallan abiertas, y un tipo enojado con rastas irrumpió en la sala.

—Hijos de puta —gruñe antes de mandar un penetrante ceño fruncido a la fila de


solicitantes esperando sentados en el banco contra la pared opuesta, todos nosotros esperando
tener éxito donde el obviamente fallo. Nos lanza un resoplido despectivo y se va. Su alboroto
bajando por la sala acompañándolo golpeando una puerta y tirando sus baquetas tan fuerte como
pudo hacia el bote de basura.

—Algo así como un mal perdedor, no lo crees —dijo ligueramente mi compañero de


banco mienta observaba la rabieta.

—Bueno. —Me encojo de hombros—. He visto a mi prima de seis años de edad lanzar
más drama que eso por una muñeca rota.

Con una sonrisa, me da un asentimiento de aprobación. —Estas bien, chica roquera.

Estaba mucho más que bien. Pero no quería espantarlo. Podía decir por el brillo arrogante
en sus ojos, que estaba seguro que lo haría mejor que yo hoy.
No quería aplastar su frágil ego, así que simplemente le di una fría sonrisa. Si, estaba
bien.

—Siguiente. —Una voz irritada llamo del interior del auditorio, haciendo a mi corazón
saltar a mi garganta.

Dios, ¿Ya era mi turno?

Autoconfianza hundiéndose, me levante sobre mis piernas temblorosas y suavizo el frente


de mi falda. Ya que el tipo a mi lado había sido muy amable, la interna sumisión en mi despertó
al mirarlo con ojos preocupados, buscando algún tipo de consuelo. Pero él era la competencia; no
quería que tuviera éxito más de lo que yo quería que él lo tuviera.

Excepto que no pude evitarlo. Mire en su dirección, mordiendo el interior de mi labio, y


borrando totalmente la increíble imagen de chica fuerte que quería proyectar. Cuando sonrió y
me mostro sus pulgares arriba con ambas manos, el impulso que necesitaba que me arrojara de
regreso a la vida.

Le di un descarado guiño y me gire para alejarme por la puerta, jalando mis baquetas
rosadas de mi bolsillo trasero mientras iba.

Techo muy bajo, luces tenues, y un gran espacio abierto rodeando a la banda en el centro
de la habitación me tuvo desacelerando en un intimidante parada tan pronto como la puerta se
bloqueó detrás de mí. Solo tres personas ocupaban la asamblea, y ninguno de ellos me conocía,
pero yo sabía que miembros eran sin siquiera mirar a que instrumento ocupaban. Porque había
ido en línea a su sitio web e hice mi trabajo.

En realidad, solo los había visto tocar en vivo una vez, en algún evento de día en el
parque donde todas las bandas locales habían venido juntas para mostrar sus talentos en el
Quiosco memorial del parque. Y habían sido buenos. Pero la mejor parte: Fisher, mi ex
prometido—aunque no ex en ese momento—los había odiado. Despreciándolos absolutamente.
Probablemente porque se había puesto verde de envidia. Non-Castrato tenía mejor sonido, más
músicos talentosos, y un cantante principal más caliente que su banda. Más seguidores también.
En ese entonces, había lealmente apoyado a Fisher, diciéndole que su banda Fish N’
Dicks era mucho mejor que Non-Catrato… aunque totalmente no lo eran. En realidad, había
estado hipnotizada, incapaz de apartar la mirada durante todo el tiempo que Non-Castrato había
tocado.

El ritmo, las palabras, los increíbles riffs de guitarra se habían movido a través de mí con
una fascinación casi innatural. Había estado esperando con Fisher y sus muchachos detrás del
escenario porque fueron puestos para ir después, así que había tenido un horrible lado y algo así
como la vista de atrás de la presentación de Non-Castrato. Pero sin embargo… había estado
increíble.

Después de que Fisher me traiciono meses después y rompió mi corazón, mi confianza,


así como también mi maldito iPod—el imbécil—me había asegurado de comprar cada canción
que Non-Castrato había grabado, Más que nada como un tipo de jódete para el hombre que ahora
desprecio.

Pro la cosa más extraña había pasado después de que escucha cerca de su cuarta canción.
En realidad me enamore de su música. Toda su música. Cada pieza.

Cuando había escuchado que estaban en busca de un nuevo baterista, se había sentido
como providencia. Amaba sus canciones, amaba su estilo, amaba como muchas de sus letras
resonaban conmigo, en lo profundo de mi alma, siempre había querido ser la baterista de una
banda, pero más que nada necesitaba algo para empujarle en la cara a mi ex prometido con un
enorme “¡Ja! ¡Soy mejor que tú, en una banda más talentosa que en la que tu estas! Toma esa,
idiota.”

Y esta era mi oportunidad de oro para conseguir todo lo que quería.

—Eh… ¿Cómo podemos ayudarte? —Pregunto el tipo con un mohicano de quince


centímetros en su cabello naranja. Era el bajita, Billy Galloway. El loco bastardo fue en pelotas a
la pared todo el tiempo que estuvo en el escenario. Él era el que le daba a Non-Castrato su
reputación salvaje porque le gustaba mostrar su porquería a las chicas seguidoras gritando… o
eso había leído en línea.
Aclaro mi garganta y asiento. —Si. Estoy aquí para la audición. —Cuando los tres de
ellos solo pestañaron, arrastro los pies y aclaro mi garganta otra vez—. Este… para el puesto de
baterista.

¿Hola? ¿Por qué otra cosa creían que estaba aquí? Incluso sacudí mis baquetas para
realmente dejar las cosas en claro, ya que no parecía que lo entendieran todavía.

Finalmente, Galloway resopla. —Si… no lo creo, dulzura.

¿Cómo dijo?

Aunque el fondo de mi estómago se desplomo, frunzo el ceño hacia el con confusión. El


rechazo era mi más grande miedo, y oírlo justo desde el principio era peor que todas esas horas
de temerlo afuera en la sala juntas.

Cuando nadie sonríe y me dice que están solo bromeando, sacudo mi cabeza, perpleja. —
¿Disculpa?

Galloway se inclina hacia adelante ligueramente mientras apunta hacia la puerta. —No te
queremos. Así que, ¡fuera!

¿Fuera?

Miro hacia los otros dos miembros de la banda.

El guitarrista rítmico, Heath Holden, era el más insulso. No vestía severamente, ni


actuaba rudo, o prácticamente hablar… en absoluto. Las únicas cosas extremas de él eran los
tatuajes que tenía subiendo cada enorme brazo descubierto junto con la terrible barba de
motociclista que l estaba creciendo. No parecía que tuviera mucha personalidad, si quisieras mi
opinión. Pero, hombre, podía tocar un estupendo lick(2) cuando sea que la ocasión lo pidiera.

Mientras mi mirada le echa un vistazo, la cima de sus mejillas destella y repentinamente


se vuelve ocupado, reusándose a hacer contacto visual mientras se concentra en excavar la
suciedad debajo de sus uñas.

Así que dirijo mi atención al cantante principal. Asher Hart. Además de cantar todas sus
canciones, toca la guitarra, el piano, y era de lejos el sexy nominado por el que todas las chicas
lanzaban sus bragas y gritan cuando sea que Non-Castrato pise en el escenario. Su brillante voz
era la razón por la que tenían algo de talento en absoluto.

Y, ¡Guau!, ¿Mencione que es increíblemente caliente?

Una loca atracción hirvió levantándose desde mi vientre mientras lo asimilo. Pero
diablos, él era demasiado guapo para ser real. No era que estuviera por los cantantes principales.
Estaba completamente por encima de esa etapa, gracias a mi terrible idiota ex.

¡Apestas, Fisher!

Aun así, Asher Hart era un bombón. Y obviamente demasiado aburrido para preocuparse
por mí en última instancia. Sin ponerle atención a mi penetrante mirada, desenroscó la tapa de
una botella de agua y tomo un largo trago como si yo estuviera tomando mucho de su precioso
tiempo.

Ya que el idiota del bajista era el único molestándose en hablar, centre mi atención de
regreso a Galloway. —¿Es alguna clase de broma? —Aunque no estaba enojada, solté una fuerte
risa—. Todavía ni siquiera me han oído tocar.

—No tienes que hacerlo. Eres una chica.

Levante mis manos como diciendo ¿Qué demonios? —¡Guau! Felicidades. No mucha
gente consigue eso bien en la primera impresión. Pero, si, soy una mujer. ¿Y qué?

—Así que, no queremos a una chica en nuestra banda. Nomos llamados Non-Castrato
por una razón, cariño. Porque todos tenemos pollas.

¡Como si me importara a cerca de alguna de sus asquerosas pollas! Hoy en día, todas las
pollas apestan. Para mí, podían ir y ahogarse…bueno, con ellos mismos.

Además, Castrato significaría que no tenían bolas, no pollas. Idiota.

Excepto que no le dije eso a Galloway porque estaba muy confundida.

—Pero soy excelente —proteste—. Soy malditamente asombrosa.


Hart ladea su mirada en mi dirección, levantando una ceja como si se sorprendiera de
escuchar tal gloriosa autocomplacencia.

Pero Galloway solamente se encogió de hombros, totalmente importándole una mierda.


—Entonces ve a unirte a una banda de puras chicas.

Mi boca cae abierta. Esto no estaba pasando. Solo…no podía estar pasando.

Aquí estaba una oportunidad, real y disponible para agarrar el sueño de mi vida, ¿Y un
escuálido cretino bajista estaba diciéndome que no por mis ovarios?

De ninguna jodida manera.

—No quiero unirme a una banda de puras chicas —conteste, apretando mis dientes
mientras los miraba con el ceño fruncido.

En realidad, si hubiera algunas impresionantes bandas de solo chicas entre un radio de


300 kilómetros, buscando un baterista, podría haber estado tocando sus puertas por una posición.
Pero no lo estaban. Aparte, quería estar en Non-Castrato. Su música era mi tipo de música.
Además necesitaban un baterista, y necesitaba ser la mejor maldita baterista que conocía. Y
quería mostrarle a Fisher que mi banda podía sacar a sus espantosa, poco convincente excusa de
banda cualquier día de la semana.

Uniéndome a Non-Castrato era la solución perfecta para todos.

La única solución.

Si solo esos idiotas abrieran sus tontas, sexistas y sucias mentes para verlo.

—De acuerdo, bien —dijo Galloway con una sonrisa santurrona, y puritana—.
Mencióname una banda mixta que tiene gran éxito, y tal vez te demos un oportunidad.

Sonreí. ¡A jugar!

—Back Eyed Peas.

—A la mierda —murmura, sin impresionarse mientras resopla burlonamente—. Todos


ellos son cantantes. No tocan instrumentos, princesa. Ellos no son una banda.
—Está bien, entonces. —Soplo aire para agitar el irritable flequillo rubio blanco de la
peluca fuera de mis ojos y comenzar a recitar una nueva lista. —Fleetwood Mac, Blondie,
Jefferson Airplane, The—

Galloway suelta otro resoplido, cortándome. —Sí, y la única cosa que las chicas hacían
en esas bandas era cantar. Tenemos a Hart; no necesitamos otra jodida cantante.

—Talking Heads. —Levante la voz para hablar por encima de el—. Del cual la chica era
la bajista, según creo. —Lanzo una despectiva mirada hacia el bajo amarrado sobre su hombro—
. Y también lo era la bajista en The Smashing Pumpkins and—

—Las cuales ninguna era baterista —Galloway mantuvo su mano arriba cuando abrí mi
boca para protestar—. El hecho esto es, no queremos a una mujer. Y es nuestra manda. Nuestra
decisión. Así que, adiós, cielo. Cuando necesita a una fanática para chuparme ahí abajo en el
baño después de in concierto, te llamare.

Entrecerré mis ojos hacia el solo para girarme a los otros miembros callados. —¿Son
ustedes dos seguidores que solo van a permanecer ahí y dejar a esta imbécil tomar todas las
decisiones por ustedes? ¿Es el, como, su dictador o algo así? —Duro en las bolas.

—Mira, te escucharía. —Finalmente hablo Asher Hart. Verde oscuro, penetrantes ojos se
levantaron para pasar sobre mi vestuario antes de reposarse en mi cara. Cuando solo entrecerré
mis ojos, levanto sus manos en defensa propia—. Siendo honesto. Pero estamos escogiendo a
nuestro baterista por una decisión unánime, y tú ya no tienes eso. —Mira hacia Galloway con un
irritado ceño fruncido—. No parece que vayas a conseguirlo, tampoco, si te escucha tocar o no.

—Nop —dijo Galloway, explotando el sonido de la p mientras me daba un engreído


pestañeo.

Lagrimas amenazan con salir, pero me las trago mientras me lamí los labios. Con
Galloway, había estado solo enojada por su descarado rechazo. Pero por alguna razón, la
compasiva explicación de Hart me partió en dos y me dejo sangrando.

Después de un profundo suspiro, intento una última vez. —Está bien, entonces, Billy —
fijando toda mi atención en él ya que aparentemente era al único tipo que tenía que influenciar—
. Todo lo que estoy pidiendo es una oportunidad. Si no les gusta mi trabajo después de eso,
pueden decirme que bese mi trasero.

Galloway ríe. —Prefiero que beses mi polla. Y tal vez una mamarla profundamente un
poquito. Diablos, cariño, estoy dispuesto a darte una probada ahora, si estas sedienta. —Alcanzo
su bragueta pero Hart rápidamente le dijo que se callara.

Apretando mis dientes para mantener mí replica, mire a Galloway imaginando todas las
maneras en las que lo podía asesinar.

Ninguna de ellas eran bonitas. O rápidas.

—Lo cual trae otra razón por la que no deberíamos tener a una chica en el grupo —
Finalmente Holden contribuyó con su granito de arena, su voz suave mientras pestañeaba—. Con
Gally alrededor, nos estarías demandando dentro de cinco minutos por acoso sexual.

Pongo los ojos en blanco. —Créeme, puedo manejar a este hijo de puta diciendo tonterías
—miro a Galloway con desinterés—, siempre y cuando mantenga sus manos para sí mismo, me
importa una mierda lo que diga.

Moviendo sus dedos, Galloway sonrío —Ah, pero a estas manos les gusta vagar, bebe.
Especialmente sobre paisajes como el tuyo.

Oh, hermano.

—Galloway —soltó Asher, su voz con advertencia. Luego se voltea hacia mí y sacude su
cabeza—. Lo siento; es solo que este no es el lugar correcto para ti. Estoy seguro de que tienes
un talento increíble, pero ahora necesitamos regresar a nuestras audiciones. Como que nosotros
tenemos poco tiempo.

Mi garganta se seca y una vez más experimento la abrumadora necesidad de sollozar.


Pero lo mantengo adentro. Apretando los dientes, miro a los tres miembros, quienes me miran de
regreso con tres expresiones diferentes en cada una de sus caras, esperando mi respuesta.

—¿Así que todos ustedes prefieren ser solo otra banda de rock común? —Pregunte—.
Con sus pantalones de piel —apunte hacia Galloway con una arruga de disgusto en mi nariz
antes de apuntar a Holden—, tatuajes, perforaciones y un caliente cantante principal gigolo. —
Con una feroz mirada hacia Hart, coloco mis manos en mis caderas—. Buena suerte yendo a
cualquier parte con eso.

Inhalando mi burla, gire alrededor y camine hacia la salida, solo para pausarme en la
puerta y mirar de regreso. —Ah, y tal vez deberían de buscar en google a Karen Carpenter, Moe
Tucker y Honey Lantree. Todas eran bateristas mujeres de bandas mixtas exitosas. Desde luego
más grandes que los perdedores que serán ustedes. Chinguen a su madre.

No azote la puerta como el baterista que había tratado antes que yo lo hizo. Pero
obviamente solo necesito una mirada a mi cara de todos los otros esperando en la sala saber que
tan mal había fallado.

Metiendo mis baquetas rosada de regreso en la bolsa de mi cadera con toda la dignidad
que pude reunir, levante mi cabeza con orgullo y trague el dolor.

Mi supuesto compañero siguiente en la fila sonrió. —¿No querían a una chica, verdad? —
El brillo en sus ojos me dijo que había sabido que no lo lograría desde el principio.

No lo honre con una respuesta. Levantando mi barbilla más alto, pase rígidamente la sala,
saliendo del estudio y hasta el deprimente, nublado día. No estalle en lágrimas hasta que había
llegado a mi carro y estaba saliendo del estacionamiento del estudio, la derrota haciéndome más
desconsolada e incluso más enojada de tener que poseer ovarios y muchas jodidas emociones.

(1): Nombre comercial de un par de zapatos casuales producidos por Converse a través de
su división de Converse.

(2): Un lick de guitarra es una frase o melodía que normalmente se toca durante una
improvisación o un calentamiento.

2
Remy
Treinta minutos después de que mi vida se arruinara, bajé el volumen de "I Love It" de
Icona Pop en la radio y aparqué a una cuadra del Restaurante Mexicano Castañeda.

Con la cara limpia del delineador negro y la barra de labios que llevé a la estúpida
audición, revisé mi reflejo para asegurarme de que mis ojos ya no estaban rojos e hinchados. Sin
embargo, cuando me vi a mí misma, me reí. La prueba de mi festival de lágrimas podría haberse
ido, pero me veía horrible de todos modos, tan virginal y cristiana como una maestra de escuela
dominical. Y sin embargo, yo sabía que aún así mi tío no lo aprobaría. El tirano me prefiere en
cuello de tortuga y chaquetas de punto más monótonas, faldas hasta los tobillos hechas de tela de
saco. Pero lo hice lo mejor que pude, con mis vaqueros de dril de algodón rasgados en las
rodillas y un suéter negro suelto que le gustaba deslizarse por mi hombro revelando la tira de la
camisilla púrpura para que coincidiera con los reflejos púrpura de mi cabello.

Mi peluca de rockera punk ya no estaba, peiné con mis manos mi melena oscura por
última vez y luego agarré el bolso.

Pasé frente a la entrada principal de Castañeda y giré por el callejón que estaba a un lado,
saludando a Mick, el hombre sin hogar que acampaba allí y esperaba restos de comida.

Después de abrir la puerta trasera del restaurante, entré y colgué mi chaqueta en un


gancho. Detrás de mí, en la radio sonaba una melodía latina familiar mientras que un calor
húmedo se arrastró hasta el fondo de mi suéter.

—Si sigues llegando tarde, mi padre te pondrá una correa, prima.

Grité y di la vuelta para encontrar a mi primo Gran T, un apodo para Tomás, mezclando
la masa. Media docena de empanadas crudas, ya rellenas y selladas se encontraban en una
bandeja listas para entrar en el horno. Una redecilla cubría su cabeza oscura de espeso pelo negro
y sus brazos estaba cubiertos por harina hasta los codos.

—Cállate —murmuré mientras escondía mi bolso y encontraba mi propia redecilla para


colocármela.
Él se rió. —¿Qué es esto? Abandono mi puesto en las estufas para hacerme cargo del
trabajo del horno por ti y lo único que consigo es que me digas que me calle? En Español, para el
colmo. Mi dulce prima me ofende.

Al darme cuenta de que había sido una perra con una de mis personas favoritas en la
tierra, dejé escapar un suspiro de disculpa. —Además de una gran gracias y un beso en la mejilla
para mi maravilloso Gran T. —Envolví mis brazos alrededor de su ancho pecho desde atrás y me
incliné por encima del hombro para estampar un beso grande, húmedo y descuidado en su
mejilla.

Se sonrojó, pero sonrió en reconocimiento mientras me ignoraba y continuaba mezclando


la masa con su mano fornida. —Shuuu. Basta ya de eso. Dime cómo te fue en la audición. Debes
de haberlo hecho bien si te quedaste hasta tarde. Superaste la primera ronda, ¿sí?

Mi sonrisa se esfumó. —¿La audición? Estuvo… bien. —Lo empujé a un lado con mi
cadera y tomé el lugar que dejó libre, ya que hornear era técnicamente mi trabajo. Puse toda mi
atención en amasar con las palmas, lo que de repente hizo la función de una bola para la tensión.
Doblar. Aplastar. Harina. Doblar. Aplastar. Olvida las audiciones, los cantantes sensuales, y las
lágrimas que causaron. Harina. Doblar, aplastar—

Tomás agarró mi codo. —Hijo de puta, está muerto. Deja de torturar la pobre masa.

Fruncí el ceño hacia él, pero obedecí, tirando el palo de amasar y aplanando un disco.
Cruzando los brazos sobre su pecho, mi primo apoyó la espalda contra la mesa a mi lado
mientras estudiaba mi cara.

—No son la única banda alrededor, ya sabes.

Apreté los dientes, tratando de ignorarlo mientras tomaba un cuchillo, a continuación,


tomé la placa que se usaba como plantilla y corté la masa en círculos perfectos. —Pero son la
mejor banda.

Él resopló. —Cuestión de opinión.

Siendo un fan a muerte de Los Horóscopos de Durango, no entendía mi fascinación por


todas las cosas pop, rock o punk.
—Oye, quita esa tristeza de tu cara. Abuela está aquí esta noche, trabajando en la caja
registradora. Verla siempre es motivo para sonreír. Además, sabrá en cuanto te vea que algo anda
mal. No quieres molestar a nuestra frágil abuela envejeciente, ¿verdad?

Después de que me arquera una ceja en censura, suspiré y dejé que mis hombros se
desinflaran. —No. Está bien. Dejaré de ser una dramática.

—Bien. Porque hace que sea un total dolor en el culo estar a tu lado. —Luego cogió un
puñado de harina y lo lanzó hacia mí... como si eso ayudara a animarme o algo así.

—¡Tomás Emmanuel Fernando Castañeda! —grité indignada y me quité la redecilla,


cepillando frenéticamente la harina de mi cabello—. ¿Cómo pudiste? Pendejo.

—¡Elisa! —El fuerte tono de la voz de mi tío me hizo cambiar la atención al instante y
levantar los hombros hasta que mi espalda se encontrara recta como un militar.

Mierda. A pesar de que me sentía como si estuviera en casa en este edificio donde había
pasado la mayor parte de mi infancia, nunca he dejado de estremecerme con esa voz. Pero odiaba
ser atrapada soltando palabrotas delante de Tío Alonso. Me recordó mucho de cuando era
pequeña y me daba un tortazo en los nudillos con una espátula cada vez que me escuchaba
maldecir.

Ya no censuraba mi lenguaje ni iba tras de mí con una espátula, pero segura como el
demonio que me dio la peor mirada de desaprobación en cuanto puso un pie en la sala.

Dando un pequeño paso y reteniendo la respiración antes de darme a vuelta, miré hacia él
y dije—: ¿Sí?

—Llegas tarde.

Cambié mi peso incómoda de un pie a otro mientras miraba al patriarca de mi familia. A


pesar de que viví y me crié con mi abuela, Tío Alonso —el primogénito de mi abuela y el padre
de Gran T— ha sido la única figura paterna en mi vida desde qué tenía dos años. Así que, a pesar
del hecho de que no me importaba su actitud autocrática, aún sabía como hacer que me
comportara… y que me rebelara.
Luego de levantar mi mentón, asentí. —Sí, sé que llegué tarde. Lo siento pero… —Hice
una pausa, tratando de pensar una razón aceptable para mi tardanza (ya que el aborrecía mi amor
por su estilo de música menos favorito), pero él obviamente no quería oir excusas el día de hoy.

—Carmen no vino hoy. Necesitamos tu ayuda al frente, pronto.

Me tragué una maldición. Pero… demonios. Odiaba ser mesera más que nada. Tomando
el dobladillo de mi suéter dije—: No estoy vestida para trabajar al frente.

—Solo hazlo —ordenó.

—Sí, tío querido. —Mi respuesta lo hizo fruncir el ceño porque le recordó que
constantemente le decía que era un tirano. Odiaba cuando lo llama tío querido con mi voz dulce
y angelical, como una especie de sirviente manso (ya que él sabía que yo era todo menos dulce o
mansa), tanto como yo odiaba que se rehusara a llamarme por mi primer nombre.

El tío Alonso era la única persona en el mundo que me llamaba Elisa, mi segundo
nombre, porque el pensaba que Remy era muy masculino y que no era muy latino para su gusto.

—Y ¿Elisa? —refunfuñó, su acento se engrosó por su irritación.

Suspiré, preguntándome que iba a decir ahora.

—Limpia tu camisa. —Señalo mi suéter con su dedo índice.

Miré hacia abajo para ver la harina manchar la tela. Murmurando en voz baja, le di
golpecitos, para quitarla lo mejor que pude, mientras Tío Alonso hizo su camino de regreso por
la puerta y nos dejó.

Detrás de mí, Gran T rió suavemente por mi regaño.

—Idiota —le susurré, hablando más bajo esta vez, por si acaso Tío Alonso todavía podía
oírnos—. Mira lo que me hiciste.

Sólo sonrió aún más. —Oye, no sabía que te obligarían a hacer de camarera esta noche.
—¿Qué tal si mejor tú sirves mesas, y yo termino estas empanadas —le rogué, agitando
mis pestañas hacia él. Pero debo haber usado ese truco demasiadas veces; ya que se quedó
totalmente impasible.

—Ni en tus sueños, prima. Sal ahí fuera.

—Idiota. —Le aporree antes de apresurarme por la puerta y encontrarme detrás del
mostrador frontal caminando hacia el comedor, donde decenas de mesas ya estaban llenas. ¡Uf!
Yo que no tenía disposición para ser una buena mesera esta noche, y ya que era lunes, vendrían
más familias, incluyendo niños malcriados desagradables y padres hartos irritables.

Qué alegría.

Dondequiera que estuviera Carmen, esperaba que su ausencia valiera la pena, porque la
mataría por hacerme pasar por esto precisamente hoy. Si no me hubiera visto obligada a trabajar
ahora mismo, estaría en casa, matando nazis o zombis en mi Call of Duty... porque tenía el
humor perfecto para sacar algo de sangre virtual.

Estaba buscando un delantal de camarera de repuesto de debajo del mostrador, junto con
una libreta de órdenes extra, cuando una voz suave me llamó desde la caja registradora. Miré y vi
a mi pequeña abuela, de pelo gris encaramada en un taburete mirándome.

Me había olvidado completamente de que Gran T había dicho que estaba aquí esta
noche... eso denotaba lo disperso que se encontraba mi cerebro después de mis audiciones.

—Abuela. —Corrí hacia ella para darle el abrazo de nieta obediente—. Te extrañé.

Abuela había sido mi tutora legal desde que tenía nueve años, cuando las drogas frieron
tanto el cerebro de mi madre, que la tuvieron que colocar en una institución mental. Pero ya que
la abuela vivía con Tío Alonso desde que llegó a los Estados Unidos con visas de trabajo dos
años antes de que yo naciera, me crié prácticamente bajo su techo... y su gobierno. Y a pesar de
que mi abuela podría ser descarada cuando te la cruzabas todavía era el alma más dulce y por lo
general complaciente con la autoridad de su hijo mayor.

—Mi linda nieta —murmuró, sosteniendo mi cara y mirándome a los ojos—. Te ves
triste.
Forcé una sonrisa y sacudí la cabeza. —No estoy triste —Traté de tranquilizarla en
español, mientras mordía el interior de mi labio y odiando que ella siempre podía ver tanto en
mí. No podía hablarle de mi audición; detestaba mi tipo de música tanto como Tío Alonso—.
Sólo... molesta por tener que servir mesas.

Sacudiendo la cabeza, ella me dio un manotazo para que me alejara, y diciéndome que
me fuera a trabajar, antes de decirme que parara a visitarla más a menudo. Con un rápido beso en
la mejilla, salí y tomé una mesa de clientes que esperaban para ser atendidos ya que mi primo
más joven Luis se veía ocupado tratando de limpiar un derrame de bebidas en otra mesa en el
lado opuesto de la sala.

—Hola. Buenas noches —Saludé con una sonrisa a la familia de tres cuando me
acerque—. ¿Ya han ordenado sus bebidas?

Castañeda se jactaba de servir la auténtica comida mexicana, a pesar de que los tacos
crujientes no eran nada parecidos a los verdaderos tacos de Méjico, de donde provenía mi
familia. Tío Alonso llamaba chingaderas a los tacos que le servíamos a los locales, es decir,
pedazos de mierda, pero eran uno de las órdenes más populares, así que continuábamos
vendiéndolos.

Aparte de eso, todo lo que servíamos eran verdaderos platos latinos. Y todo el que
trabajaba aquí era un auténtico descendiente de latinos. Yo era casi la excepción, ya que mi
sangre estaba diluida. Mi padre era Americano con ancestros Alemanes-Irlandeses, y estuvo el
tiempo suficiente como para casarse con mi madre y darme el apellido Curran, antes de que
tomara caminos desconocidos. Pero me veía suficientemente mejicana y mi madre era una
Castañeda, así que supongo que eso me daba el “pase” para trabajar en el restaurante familiar.

Y me dio el privilegio de que el chico de la mesa en frente de mí rociara mi pantalón con


moco ligado con queso cuando estornudó encima de mí.

Qué bien.

Sonreí con los dientes apretados a sus padres como si todo marchara bien, a pesar de que
quería estrangular a su mocoso que ahora estaba cantando Bob el constructor en la parte superior
de sus pulmones y lanzando sus chips de tortilla en su asiento para que pudiera machacarlos en
migajas mientras estudiaban sus menús, ajenos. Reteniendo mi irritación, tomé su orden y escapé
antes de descargar mis frustraciones del día sobre ellos.

Seis horas más tarde, caminé a mi apartamento y me dejé caer en el sofá, donde lamenté
mi miseria y golpeé mis manos sobre mi cara.

Esto -esto- era mi vida. Y parecía que iba a seguir siendo mi existencia patética en el
largo plazo. Ningún puesto de baterista. Sin ser miembro de ninguna banda. Nada más que servir
a los clientes gilipollas que escribían LOL en la línea de propinas en lugar de proporcionar un
solo centavo de gratitud después de mi excelente servicio, si me permites decirlo, a pesar de lo
mucho que quería enroscame en un bola en mi sofá y llorar, mientras mataba cosas en los
videojuegos... y tal vez ensuciar mi cara con chocolate y helado. Y piñas coladas. ¡Dios, y
ahogarme con muchas piñas coladas! Y tal vez cantar canciones de amor tristes realmente cursis
como "My Heart Will Go On" mientras me imaginaba que todos los zombies sacrificados eran
Fisher... o ese bajista de No-castrato y el cantante principal demasiado-sexy-para-ser-verdad,
Asher Hart.

El trabajo me había ayudado un poco a distraerme de mi melancolía toda la noche, pero


ahora, ni siquiera con la mitad de una docena de manchas de grasa, el mal olor en la ropa o mis
pies doloridos podía dejar de pensar en esas audiciones estúpidas y ese grupo bastardo de
miembros de la banda que se rieron en mi cara. En realidad, mi olor a grasa y dolor en los pies
sólo ayudaron a resaltar lo horrible que era todo.

Nunca sería aceptada de un ninguna banda. No sé en qué estuve pensando al ir a


audicionar. Ni siquiera salir con el cantante de Fish 'N' Dicks me había garantizado estar en esa
banda. ¿Por qué estaba segura de que alguien más me aceptaría? Yo era el mayor fracaso que
conocía. Nunca he conseguido nada de lo que realmente intenté durante o soñé con obtener en
toda mi vida.

¿Un padre que estuviera presente y una madre sana que me amara? Denegado.

¿Terminar la universidad y mostrarle a mi tío que no era una inútil? Nop.

¿Casarme con Braden Fisher —que se suponía que era el gran amor de mi vida—, y crear
la mejor banda junto él y sus compañeros? Diablos, no.
¿Encontrar a un hombre que me amara? Nada.

¿Convertirme en una baterista en cualquier banda que me aceptara y tocar delante de una
audiencia en vivo? Ni siquiera una jodida audición.

Odiando lo miserable, triste y abatida que me sentía, me centré en la rabia. Apreté los
puños de furia y murmuré a la habitación en general. —Nunca voy a escuchar tu estúpida música
de nuevo, Non-Castrato.

Realmente no esperaba que la habitación respondiera. Así que cuando dijo: —Tuve el
mal presentimiento de que no lo conseguiste —Di un grito de sorpresa.

Girando hacia la puerta de la cocina, miré ceñuda a mi compañera de habitación por


asustarme hasta la mierda. Ella había apilado su pelo rojo llameante en un moño en la parte
superior de su cabeza y llevaba una camisa verde y pantalones cortos que apenas cubrían su
entrepierna, su vestimenta usual alrededor de la casa, sin importar si estábamos en verano o en el
medio del invierno... sin embargo pasó a ser de noviembre.

Acunando una taza humeante que olía como capuchino con las dos manos, ella lo llevó a
la sala y se acurrucó en el sofá a mi lado para darme un último suspiro de simpatía. —Habrías
llamado hace horas, gritando y extática, si hubiera habido una buena noticia.

Mi labio inferior temblaba. Nunca podría manejar bien la pena. —Los idiotas ni siquiera
me tomaron la prueba.

—Lo siento, puta1. —No tengo ni idea de por qué Jodi siempre utilizaba la palabra
española como un término de afecto hacia mí, pero desde que le había enseñado la traducción,
eso es lo que ella cariñosamente me llamaba. Hoy, sólo me hizo llorar más fuerte, sin embargo,
porque me recordó lo mucho que me amaba, y yo realmente, realmente necesitaba un poco de
amor en este momento.

Malditos ovarios.

—¿Fue porque eres una chica? —preguntó.


—Sí. —Limpié mis ojos, sólo para hacer una pausa y darle una mirada afilada—. Espera,
¿cómo lo sabes?

Ella se encogió de hombros. —Debido a que su nombre es Non-Castrato y castrato


significa…

—Sé lo que significa el maldito castrato —espeté, sintiéndome un poco irritable... y


patética... y bastante inútil. Pero la música era mi vida; Me había especializado en ella en la
universidad por unos buenos tres semestres antes de dejarlo ir ante la insistencia de Fisher, en
que él me necesitaba para su banda. Incluso había escrito un artículo sobre cómo se habían
castrado chicos jóvenes en la década de 1700 antes de la pubertad para que sus voces se
mantengan altas, lo que da el propio término, castrato. No era una completa idiota sólo tal vez
medio idiota. Bien, tres cuartas partes. Lo que sea. Aún así. Sabía lo que significaba castrato.

—Por supuesto que lo haces. —Jodi arrulló, acariciando mi pierna—. Pero lo que no
puedo entender es por qué estás sentada aquí, dejando que esos idiotas te hagan llorar.

Déjalo a mi compañero de cuarto. Ella se apresuró a simpatizar, pero me dio rápido una
patada en el culo por lo que tenía que terminar con mi partido de compasión.

Parpadeé y me limpié la cara. —Porque he soñado toda mi maldita vida precisamente con
este tipo de oportunidad. He practicado, sudado y sangradopara ser la mejor baterista que
malditamente existe. ¡Y ni siquiera pueden malditamente escucharme!

—Exactamente —dijo Jodi—. Has trabajado en esto durante años. ¿Por qué te estás
rindiendo ahora? Non-Castrato no es la única banda. Estoy segura de que puedes…

—¡Pero es en la que quería estar! Eran buenos e iban a lugares. Y quiero ser parte de eso.
Simplemente... algo acerca de ellos se sentía bien. —Hasta que me habían tratado como una
mierda y me dijeron que me fuera.

—Entonces hazte parte de ella, maldita sea.

—Lo que sea. No quiero tener nada que ver con los cabrones ahora. Lo que realmente me
gustaría hacer es obligarlos a escuchar mi talento y luego reírme en sus caras y negarme cuando
me pidan unirme a su banda.
—Ooh sí. Me gusta esa idea. —Jodi me señaló antes de tomar un sorbo—. Haz eso.

—Como si pudiera. —Derrotada, tiré mis manos en el aire—. Los bastardos no escuchan
a una niña baterista, ¿recuerdas?

—Entonces no seas una niña baterista —Jodi puso los ojos en blanco y murmuró: —
Dah.

Me quedé inmóvil, mirándola fijamente. —Espera. ¿Qué? Te refieres a... —Abrí mis ojos
bien grandes mientras volaba del sofá para agarrarme la cabeza con ambas manos—. Oh Dios
mío. Eres un genio. ¿Crees que podrías hacerlo? ¿Crees que podrías hacerme un hombre?
Como... ¿por una hora?

Jodi negó con la cabeza, obviamente, no siguiendo el hilo de mis pensamientos. —¿Eh?

—Esto es exactamente para lo que vas a la universidad. Para hacer efectos especiales para
películas. Eso incluye máscaras y eso, ¿no? ¿Puedes convertirme en un chico? Ya sabes, ¿como
hicieron con Robin Williams en Mrs. Doubtfire?

—Um... —Vibró dejando escapar una risa nerviosa como si ella creyera que estaba
bromeando, pero temía que no lo estaba, Jodi negó con la cabeza. —Creo que no te das cuenta de
la cantidad de tiempo y trabajo que cuesta hacer algo así. Y sería aún más difícil que sea realista.

Desesperada, agarré su mano, mi mirada suplicante. —Sólo tiene que ser creíble el
tiempo suficiente como para tener una audición. Después de eso, cuando se enteren de cuan
buena soy, entonces voy a rasgar la máscara y decirles, ja, una chica puede ser buena, así que
váyanse a la mierda.

Cuando la tentación asomó en los ojos de mi compañera de cuarto, sabía que la tenía.
Sólo necesitaba un ruego más sólido para romper su resistencia. —Jodi, por favor, necesito esto.
Cuento contigo y tu increíble talento para ayudarme a encontrar un poco de justicia en el
mundo... para todas las mujeres.

Y... Jodi se derritió. Sostuve mi mirada suplicante mientras su conflicto interno se


convertía en polvo. —Oh, bien. Pero si mañana es el último día en que realizarán audiciones,
tenemos que empezar, como, mierda ahora mismo.
1 En español original.

Asher
Un hecho extraño de mí: Realmente me gustan los hecho extraños e inusuales.

Sabía que el término para cuando matas a tu tío era avunculucidio; hermana: soricidio;
esposa: uxoricidio; la extinción total de la especie humana como consecuencia de la acción
humana: omnicidio. Pero no sabía cuál era el término cuando querías asesinar a tus compañeros
de banda, y en realidad pensé que debería familiarizarme en específico con ese, puesto que me
encontraba considerando seriamente hacer uso de él.

Me estaban volviendo malditamente loco.

Hicimos un trato antes de contratar al próximo baterista, en el cual decidimos que todos
debíamos estar de acuerdo al cien por cien con alguien y votar de forma unánime con un pulgar
hacia arriba antes de dejarlo entrar. No estuve demasiado interesado en el último baterista, desde
el comienzo. No solo hubo algo asqueroso en él que me irritó. Pero podía llevar un ritmo, así que
no me resistí cuando Gally lo trajo a bordo. Era así de tolerante.

Oh, ¿tienes a alguien en mente? Bien, está dentro.

Bueno, ya no. Rock me curó de esa ingenuidad ciega cuando trató de sacar a uno de mis
muy buenos amigos. Resultó que para comenzar era un pirómano quien había matado a una
buena parte de su familia en un incendio en su casa hace años (se le llama familicidio, por
cierto). Así que, en el presente se encontraba pudriéndose en la cárcel y sirviendo momentos
duros, mientras que el resto de nosotros quedamos atrapados en la sacudida, con cuatro días para
encontrar un nuevo baterista, o no seríamos capaces de tocar nuestro concierto habitual del
viernes por la noche... por el sexto fin de semana consecutivo.

Este era el segundo día de audiciones, anunciamos que serían tres días, y los tres todavía
no habíamos sido capaces de ponernos de acuerdo en un solo maldito baterista. Ni si quiera uno.

Me mantenía por el hecho del talento, y ya sabes, el no parecer pirómano,


aterradoramente suficiente, habían habido un par de esos. Gally parecía obsesionado con la
imagen. No intimida, demasiado metal en la cara, sin demasiados tatuajes. No importaba cómo
sonaban; solo quería una mirada... o género, al parecer, ya que no se molestó en escuchar a la
chica que vino.

Y Heath… sí, Heath no daba una explicación. Se limitaba a sacudir la cabeza, sí o no.
Quizás pasaba por un presentimiento por si solo. ¿Quién sabe? Era difícil decirlo con él.

Tuve que admitirlo, nadie me impresionó lo suficiente como para levantarme la falda,
pero hubo un puñado con los que me hubiese conformado, si mis dos compañeros de banda no
los hubiesen vetado de inmediato.

Comenzaba a pensar que esta pequeña cosa de la democracia con la que estuvimos de
acuerdo, fue la peor idea cuando Gally se dejó caer en una silla y gimió mientras pasaba ambas
manos por los lados de su mohicano, el cual era naranjo esta semana, como si se asegurara que
todavía se encontraba en su lugar.

—Esta mierda apesta. Digo que lo dejemos por hoy.

Sí. Esa era la única cosa con la que podía estar de acuerdo. Señalé a Heath.

—Sácalos de aquí.

Mientras Heath se sacó la correa de la guitarra por encima de la cabeza y dejó a su bebé
abajo antes de dirigirse hacia la puerta, me saqué mi Taylor y moví los hombros para aliviar los
músculos. No habíamos tenido un descanso en horas, y pude sentirlo.

—¿Nos reconvocamos aquí a las ocho? —les pregunté cuando Heath regresó de sacar a
todos del pasillo.
—Re… ¿qué? —preguntó Gally dándome una mirada confundida con la boca abierta y
los ojos entrecerrados.

Me contuve de soltar el suspiro largo y cansado que se hallaba atrapado en mi pecho.

—Encontrarnos —dije—. ¿Quieren encontrarse de nuevo aquí a las ocho... de la mañana?

Gally negó con la cabeza.

—¿Por qué simplemente no dijiste eso la primera vez?

Oh, Dios mío, de verdad tenía que salir de aquí.

Esta vez, suspiro. Después de ahuecar la parte de atrás de mi cuello con ambas manos,
para evitar que todas las venas explotaran, dije entre dientes—: Los veo en la mañana.

Guardando mi guitarra en su estuche, arrojé la correo por encima del hombro por lo cual
la Taylor se apoyó en mi espalda, y me dirigí hacia la salida.

Nunca antes me había unido realmente con cualquiera de la banda. Después de trabajar
un turno de noche junto a Heath durante más de dos años como empaquetador en un almacén de
envío local, por fin entablé una conversación con él durante un descanso donde me dijo que le
gustaba tocar la guitarra. Cuando sugerí que pasáramos el rato e hiciéramos una sesión
improvisada, no dijo no.

El comenzar una banda real se encontraba lo más alejado de mi mente en ese momento.
Pero el novio de la prima de Heath, en ese entonces mejor conocido como Billy Galloway, nos
escuchó tocar una noche y comenzó a presentarse a nuestras sesiones, diciendo que conocía un
baterista, y así... nuestros días en el garaje comenzaron.

Los amigos pasaban para escucharnos. Todavía no se me ocurría comenzar una banda
real hasta que una de las muchas mujeres de Gally nos dijo que seríamos famosos algún día. A
partir de ahí, todo de lo que podían hablar Gally y Rock era en hacerse conocidos.

Y dado que ninguno tenía los medios para en realidad hacer algo por ello, comencé a
meterme en eso de investigar y descubrí lo que teníamos que hacer para empezar.
El encontrar un nombre nos tomó más de una semana. Eso fue un dolor de cabeza casi tan
grande como el sobrevivir en la búsqueda de un baterista nuevo. Pero al final nos quedamos con
Non-Castrato. Lo siguiente fue encontrar un lugar para presentarnos. Después de tachar un par de
clubes nocturnos que eran bien conocidos por aceptar artistas nuevos y darles la oportunidad de
demostrar sus talentos, tomé un salto de fe y me puse en contacto con el propietario novato de
Forbidden. El lugar nunca antes había tenido algo a parte de la música de máquinas, pero ya
había estado vendiendo por goleada. No tenía nada que perder con simplemente preguntar.

Después de arrinconar a Pick Ryan en su oficina, le solté mi petición, y no tengo idea por
qué, debo haberlo encontrado en un buen día o algo así, pero accedió a dejar que tocáramos en su
club. Podría haber tenido algo que ver conmigo diciendo que tocaríamos gratis y que vendría a
trabajar para él como camarero, que era lo que necesitaba en ese entonces, pero lo que sea.
¡Había accedido!

Así que me encontré renunciando al trabajo de empaquetador para trabajar para Pick y
comenzando esta aventura musical con, básicamente, tres extraños. Sin embargo, ni una vez me
había arrepentido, ni por cualquiera de esas largas horas o dolores de cabeza, o prácticamente
tener que preparar todos los concierto y escribir las canciones originales que cantábamos. Fue un
reto que me encantó y un lugar al que sé que pertenecía tan pronto como me puse en posición.

Pero sí, a veces pensaba que sería genial si todos nos llevábamos un poco mejor, o si mis
compañeros de banda en realidad entendieran lo que significa la mitad de las palabras que decía.
Sin embargo, supongo que no necesitábamos ser unidos para formar una banda. No había razón
para estar quejoso y melancólico. Probablemente era una de esas personas que simplemente no
estaba destinado a tener un gran encuentro de mentes con los demás.

Además, mañana era un día nuevo y fresco. Me aseguraría de que por fin encontráramos
un cuarto miembro con el cual estar de acuerdo y mis frustraciones actuales serían irrelevantes.

Pero, mientras salía del estudio a la fresca tarde de noviembre, me sentí inquieto.
Insatisfecho. Porque todavía deseaba tener... mierda, ni siquiera estaba seguro. Quizás un amigo.
Una persona con la cual pasar el rato y hacer cualquier cosa, o quizás ni siquiera hacer cosas.
Simplemente alguien que estuviera ahí, para ayudarme a salir de mi propia cabeza por un rato.
Un sustento de todo tipo.
Me había dicho por años que no me encontraba solo. Pero a la mierda, estaba solo.

Y por extraño que parezca, el pasado año que trabajé en Forbidden e hice más amigos que
nunca antes, me di cuenta cuán solo me encontraba.

O quizás simplemente me encontraba de mal humor, porque aún dejaba que lo que dijo
esa chica me molestara. Pero, maldita sea, no éramos un cliché. Trabajé duro para ser yo mismo
y escribir canciones que no fuesen diferentes cualquier cosa ahí afuera. ¿Por qué tuvo que llegar
y decir la única cosa que más me molestaría? Ahora sus palabras iban a infectarse hasta
volverme loco.

¿Y qué con llamarme puto? ¿Hablaba en serio? No me conocía. no sabía cómo me


relacionaba con las mujeres, o que habían pasado meses desde que tuve sexo. Me picaba la
garganta que me etiquete así con tanta facilidad.

Pero entonces, intenté decirme que se encontraba molesta, por lo cual no la culpaba por
completo. Gally debió haberla dejado tocar, otra razón por la cual me encontraba irritado con él.
Así que quizás solamente fue la rabia hablando.

Bueno, está bien... la verdad era que me sentía molesto, porque me encontraba molesto
conmigo mismo. Podría haber forzado el asunto y dejado que tocara, excepto que maldición...
me afectó. De inmediato.

Tan pronto como entró por esa puerta con sus piernas largas y bronceadas saliendo de su
falda muy, muy corta con esa caminata engreída y segura, este calor se extendió desde mis
entrañas y me quemó las neuronas. Ese tipo de reacción inmediata e intensa solo me había
pasado, como, dos veces en mi vida. Una hace meses, y luego... hoy. No me gustó mucho.
Convirtió a mis hormonas en estos ritmos primitivos que solo querían coño.

Me vi obligado a alejarme y pretender tomar una bebida, porque temí que al mirarla
mucho más tiempo me podría haber echo gemir. Pero seguí imaginándome arrancando esa
peluca rubia barata para ver cómo se veía en realidad y luego empujarla contra la primera
superficie disponible así podía deleitarme en ella.

En serio, el deseo fue así de malo.


Me encontraba tan ocupado enfriándome, que no presté atención a lo que Gally le dijo
hasta que ella había dicho—: Esto es una especie de broma —y su voz... maldita sea, su voz me
tuvo imaginando a lo grande. Fue baja para una mujer, pero aún así, realmente atractiva.

Cuando por fin me di cuenta que Gally la rechazó debido a su género, por desgracia, sentí
una chispa de alivio. No hubiese habido forma que podría concentrarme cerca de alguien que me
atrajo de la manera en que lo hizo. Sabía que fue tendencioso, cobarde, horrible y completamente
sexista de mi parte, pero no podría estar en una banda juntos sin querer saltar sobre ella...
constantemente, y era probable que la convencería incluso más de que era una especie de puto.

Y así, me sentí mal, ansioso y lamentable mientras caminaba hasta mi moto por no darle
una simple oportunidad de tocar como quería.

Mi motocicleta, bendigan su fiel corazón, se hallaba en la acera, esperándome con


paciencia. La Triumph del setentaidós podría haber sido fantástica si no hubiese sido tan vieja y
vencido el infierno. Pero fue más barata que cualquier otra de cuatro ruedas que pude encontrar y
tenía un mejor rendimiento de gasolina, así que no me iba a quejar de la imagen. De todos
modos, me encantaba.

Me enfoqué en traerla a la vida, activando el combustible, empujando la pata, cambiando


el obturador y el encendido antes de echarla a andar, entonces me encontraba listo para ir.

El único lugar en el que en realidad me tenía que dirigir era a casa a Mozart, pero ahora
mismo, eso se sentía como una opción miserable, así que me dirigí hacia mi lugar favorito en la
tierra.

Sabía que el club nocturno Forbidden existía por un poco más de un año, y en ese tiempo
había vivido todos mis momentos felices allí. Conseguí presentarme allí para mi primera vez y
volver cada noche de viernes a tocar de nuevo. Mi banda había hecho un nombre para nosotros y
reunió a un grupo de seguidores debido a ese lugar. Fue en Forbidden que experimenté ese
primer golpe de intenso anhelo cuando vi a la desconocida a través de la multitud y quise saber
todo acerca de ella. Diablos, supe que tenía un hermano dentro de sus muros. El lugar se sentía
más como un hogar que el departamento estudio en el sótano, donde descansaba la cabeza cada
noche.
Cuando conduje por el club veinte minutos después y revisé el estacionamiento para
asegurarme que un Barracuda negro no se encontraba en el local, regresé, y me estacioné,
satisfecho de que el chico que evitaba no se encontraba dentro.

No tenía que trabajar esta noche, y medio esperaba que Pick me diera más horas así tenía
algo que hacer con mis noches libres, pero una cerveza y un poco de compañía sonaban bien.
necesitaba un poco de energía positiva a mi alrededor para absorber, por lo que podría aumentar
mi propia moral.

Quinn y Knox estaban trabajando en el bar. De todos los camareros del club, eran los más
callados. Con el estado de animo en el que me encontraba, no estaba seguro de que sería el mejor
conversador esta noche, así que eran una opción perfecta para acompañarme.

—Hola, Asher —me saludó Quinn con su sonrisa amistosa—. ¿Cómo van las audiciones?

—Apestan. —Me dejé caer en un taburete—. ¿Cómo están tu esposa e hijo?

Su sonrisa cambió a una de orgullo, y sí, esa era exactamente el tipo de energía
exuberante que necesitaba.

—Zoey parece un cien por ciento mejor, y el médico piensa que podemos llevar a J.B. a
casa en una semana.

—Eso está muy bien, hombre. —Su esposa había dado a luz a un bebé seriamente
prematuro hace un par de meses. Fue agradable escuchar que ambos se encontraban
recuperándose por completo. Debería haber estado más feliz que las cosas funcionaban para
ellos.

En lugar de la alegría, sin embargo, una bola de amarga soledad se hinchó dentro de mí.
¿Por qué no podía encontrar a alguien como hizo Quinn?

Una botella de cerveza apareció frente a mí justo antes que Knox quitara la tapa y
desapareciera.

—Gracias —le dije a su espalda, agradecido de que supiera exactamente lo que


necesitaba. La recogí y tomé un largo trago.
Dios, eso sabia muy bien. Suspiré y me relajé en mi asiento. Quinn fue a ayudar a un
cliente al otro lado de la barra, y satisfecho con mi alcohol mientras ambos chicos permanecían
cerca de mí y hacían lo suyo.

Detrás de ellos, estantes de botellas surtidas brillaban por la tenue luz azul por encima. Le
daba a la atmosfera un efecto de calma que alivió la parte inquieta de mí. Si pudiera simplemente
haberme sentado allí y vivido en ese taburete por el resto de mi vida, lo habría hecho.

Cerré los ojos e incliné mi rostro hacia adelante mientras descansaba ambos codos en la
barra, dejando que el sonido y el olor de Forbidden se filtraran en mí.

Pero al parecer, mi ensueño pacifico no pensaba durar.

—¿Asher? —una voz familiar hizo que levantara la cabeza y que mi ojos se abrieran de
par en par.

De inmediato alerta, me giré hacia la voz y me quedó boquiabierto ante el hombre que se
acercaba.

—¡Mierda! ¿De dónde saliste?

Pick, mi jefe y como desde hace tres semanas mi medio hermano, redujo la velocidad de
su acercamiento y levantó una ceja.

—Eh… ¿en mi oficina?

Maldita sea, debería haber sabido que aún estaría por aquí tan temprano. Era su club; ¿por
qué no estaría aquí? Pero, había estado tan seguro de que no vi su Barracuda ahí afuera.

—¿Te compraste un auto nuevo o algo?

—En realidad, sí, lo hice. —Entornó los ojos—. ¿Por qué? ¿Intentabas evitarme?

—¿Qué? —resoplé como si fuera algo ridículo—. No.

Sabía que mentía. Pick tenía una forma de ver a una persona que te hacia saber podía leer
cada pensamiento en tu cabeza. Como que admiraba eso de él, a pesar de que me intimidaba
demasiado. Demonios, casi todo lo que tenia que ver con Pick Ryan me impresionó e inquietó en
igual medida.

Era muy extraño, así como también sorprendente y sin embargo absolutamente
abrumador, saber que me encontraba relacionado con un chico tan intuitivo pero agradable.

Si hubiese podido elegir a cualquier en la tierra para ser mi hermano mayor biológico,
hubiese sido él. Simplemente era uno de esos tipos agradables, tranquilos que te aceptaban por
quien eres y te cuidaban la espalda sin siquiera tener que pedírselo.

Y sin embargo, todo el asunto de hermanos me sacudió hasta la médula. La "familia" y yo


nunca habíamos encajado. Acabo de tener este presentimiento que no podía quitarme de que si lo
dejo en realidad ser mi hermano, todo se iría al infierno.

Tenía demasiado que perder si Pick terminaba diciéndome que me fuera. Este lugar y lo
que tenia aquí eran toda mi vida. Mi trabajo, tocar en el escenario de Forbidden con mi banda, mi
amistad con él y todos los otros chicos que trabajaban aquí, y simplemente... bueno, todo eso se
convirtió en las cosas más importantes para mí. No sabía qué haría sin todo lo que ya me había
dado.

Pick siguió mirándome con esos ojos marrones omniscientes que debe haber heredado de
su padre porque nuestra madre tenía los ojos verdes, como los míos.

—Demuéstralo —murmuró—. Acompáñame.

—¿Eh? —parpadeé como si hubiese hablado en otro idioma.

Una sonrisa divertida apareció en su rostro. Inclinó la cabeza hacia la salida.

—Tengo un lugar en el que estar pronto. ¿Por qué no vienes?

—¿Por qué? —hice una mueca mientras la palabra sospechosa dejaba mis labios. Lo que
en realidad debí preguntar era dónde. Pero Pick me respondió de todas formas.

Con un encogimiento de hombros descuidado, dijo—: Solo a pasar el rato.


La oferta era tentadora. Era la clase de compañerismo que había estado anhelando hace
solo minutos. Pero no me lo podía creer, no sería la victima de la tentación. Terminaría mal.
Tenía que terminar mal. Todos y cada uno de los asuntos familiares en mi vida terminaron mal.
¿Por qué esto sería diferente?

—Oh, Jesús. —Rodó los ojos y golpeó el brazo contra el mío—. Ya deja de pensar
demasiado. Solo saca tu trasero del taburete y ven conmigo.

—Pero... no he terminado mi cerveza. Sí. Eso sonó... aburrido.

Pick miró la barra frente a mí.

—¿Qué cerveza?

Me giré para ver mi bebida, pero se había ido, solo un anillo húmedo quedó sobre la barra
donde una vez estuvo mientras Quinn tiraba una botella a la basura que parecía sospechosamente
de la misma marca que la mía.

—Así que ya nos vamos. —Pick me empujó de nuevo.

Con un gemido reacio, me levanté del asiento. Me dije que solo lo hacia porque era mi
jefe; me podría despedir si me subordinaba. Pero, sinceramente, tenía curiosidad. No importa qué
tan inseguro y asustado me encontraba por el comenzar una relación de hermanos terminaría
mal, quería saber más acerca de este chico que vino desde el mismo vientre que yo. En secreto,
ansiaba tenerlo como familia.

Asher
Todo había empezado con una estúpida canción que había escrito sobre mi madre y de
cómo había renunciado a su primer hijo, abandonando el niño en el hospital sólo horas después
de que había nacido y luego yendo a vivir una vida miserable hasta que algún imbécil—alias, mi
padre—la había golpeado hasta morir. Luego tuve que ir y cantar eso en el escenario con mi
banda. Y las personas que habían oído sólo tenían que decirme que les recordaba a Pick porque
su mamá lo había abandonado en el hospital cuando él nació, lo que me dejó pensando si Pick
posiblemente podría ser ese chico, y luego más allá me llevó a hacer la épica estúpida decisión
de mencionar la pequeña coincidencia a él. El, en respuesta, corrió y consiguió una prueba de
sangre, y boom…aquí estamos.

Jodidos hermanos de sangre quienes comparten la misma madre pero tienen diferentes
padres.

Después de trabajar para él algunos meses como pide, pensé que lo conocía lo suficiente,
pero ahora…ahora me doy cuenta que apenas sabía una maldita cosa.

Como el hecho de que estaba en la restauración de carros viejos clásicos.

Como él me guió afuera hacia un mustang azul tal vez modelo de 1970 con una raya
blanca corriendo por el capo, dejé escapar un silbido bajo. —Lindo Coche—.

—Gracias—. Abrió mi lado para mí. —No estaba ni siquiera corriendo cuando me
encontré con él. Cambié el original 302 por un 351 e instalé un nuevo sistema de calefacción y
aire antes de que lo tuviera ronroneando otra vez—.

Entendí básicamente nada de lo había dicho, pero asentí como si lo hiciera mientras me
subía al asiento de pasajero.

—A continuación, voy a trabajar en el interior y pintarlo—.

Asintiendo un poco más, paso mi manos a lo largo del andrajoso asiento que está debajo
de mi. —No tenía idea de que sabías como arreglar carros viejos—.

Me miró mientras encendía el motor, y demonios, no era un experto en coches, pero aún
así sabía la melodía de este que vuelve a la vida sonando bien. Pick podría haberlo llamado un
ronroneo, pero para mí era más como un profundo gruñido satisfecho, como el sonido que podría
hacer un chico mientras estira sus músculos sobre un suave colchón después de venirse duro y
profundo dentro de una mujer suave y ansiosa.
—Por supuesto. Es como una cosa mía. Trabajé en un garaje justo hasta que llegué a ser
dueño de Forbidden—. El ladeó la cabeza como si no pudiera creer que yo no supiera eso.

No lo sabía. Honestamente, era algo asombroso y un poco desconcertante para aprender


que había sido un mecánico. Su padre había sido un mecánico. Esa es uno de los pocos detalles
que sabía acerca de su donante de espera, dejando fuera el hecho que el tipo había sido asesinado
a sus diecinueve años en el mismo día que Pick había nacido. Ese, y mi madre se habían referido
a él como Chaz.

Está bien, perfecto. Ella me dijo mucho acerca de Chaz, el tipo que ella había considerado
como su verdadero amor, pero había sido sobretodo una mierda de niño de siete-años-de-edad
que no quería saber ni escuchar sobre su mamá. Así que bloqueé de mis banco de memoria la
mayoría de historias explicitas de su sexualidad. La cosa del mecánico sin embargo, me di cuenta
de que Pick pudo conseguir un poco de conocimientos de carros en sus genes. Si yo fuera él y no
sabía nada de mis orígenes, me gustaría saber.

Pero por alguna razón, no lo iluminé. No estaba listo para ir por ese camino, demasiado
dudoso de donde nos podría llevar. Sin embargo, sabía que él estaba despedido sobre la idea del
lazo de hermandad. El estaba listo a viajar a la mierda por ese camino.

Y sí, la primer cosa que dijo mientras puso el carro en marcha fue, —Estaba pensando en
que tal vez podríamos decirles a todos—.

—Ummm?—Me hice el tonto. Era estúpido, y una táctica inútil que me llevó a ningún
lado, pero lo que sea para prolongar lo inevitable que sonaba bien ahora mismo.

El no pretendió pensar de que yo no tenía idea de lo que estaba hablando. Siguió como si
yo sabía exactamente lo que significaba...lo cual hacía. —Es decir, tengo un presentimiento de
que todos saben ya. Le dije a Tink, por supuesto—.

Cuando me miró, me encogí de hombres, completamente sorprendido. Tink-alias Eva-era


su novia, aunque la mayoría de nosotros la llamamos ya como su esposa. Ellos tenían una de esas
raras, unidas, y enlazadas relaciones que nunca había visto antes de que llegara a Forbidden. Pero
era el tipo donde ambas partes compartían todo. Así que me suponía que él le había contado.
—Y estoy seguro que ella se lo mencionó a Reese—. La mejor amiga de Eva y prima
hermana. —Quien podría haberle dicho a Mason—el prometido de Reese, quien también pasó a
trabajar detrás de la barra en Forbidden conmigo. —Y sabes que el probablemente le dijo a…

—Al resto de ellos—, terminé sin convicción. Froté mi rostro con mis manos, traté de
ganarle al pánico, ya que no había razones para entrar en pánico…pero sentí pánico de todas
formas. Solo no pude evitarlo; esta mierda estaba empezando a ser demasiado real para mí.

—Exacto—, Pick estaba diciendo con un encogimiento de hombres. —Entonces, estaba


pensando por qué no hacerlo oficial y público así todos van a dejar de pretender que no saben.

Levanté ambas manos, aterrorizado al descubrir que estaban empezando a temblar. —


Mira, podemos solo…no lo sé…¿postergar cualquier gran acontecimiento por un tiempo?

La decepción de Pick vino con una pausa de cinco segundos de silencio. Me mordí el
interior de mi labio, odiando que le di una respuesta que no quería escuchar, pero demonios…No
estaba listo.

Finalmente, dijo, —Claro—, en su forma de salida fácil, pero sabía que él había querido
más de mí. —Necesitas algún tiempo para ajustarte a la noticia. Lo entiendo—.

Dios, Tenía que ser tan condenadamente comprensivo sobre esto? El tipo era tan noble,
bueno y tenía tan buenas intenciones, que me hizo sentir más en la mierda porque yo no podía
superar toda esta mierda sentimental-de familia libremente como él podía. Yo sabía que quería la
misma cosa que él quería. Sí quería ser su hermano y tener una de esas estrechas relaciones como
cualquier par de buenos hermanos tenían. Sólo que no podía.

—Lo siento. Sé que estoy quejándome sobre esto más de lo que debería. Pero solo
no….No tengo la mejor de la suerte con toda la…cosa de familia. Es por eso..— Maldita sea, era
un idiota, —Lo sé, suena realmente estúpido ya que tu obviamente no lo haces también.

—En realidad…He tenido muy Buena suerte con la cosa de familia últimamente—. Su
mirada se desvió a su visor donde una instantánea de una sexy rubia y dos pequeños niños
sonreían hacia él. Una aguda punzada de envidia me atravesó. El tenía la más devota novia y dos
hijos que cualquier bastardo suertudo debería tener. Y lo que era aún más genial era que ellos lo
amaban a él con la misma intensidad.

Pick me miró, sus cejas elevadas. —Eso te incluye a ti.

Suspiré y me hundí más abajo en mi asiento, sintiéndome aún peor y sin merecerlo.

Pero el no me dejó cocer en mi culpa. Tirando a la entrada de una agradable, casa de los
suburbios con un signo de a la venta sentado en el amplio jardín delantero, Puso el Mustang en el
parqueo y apagó el motor. —Pero guardaremos el secreto por un tiempo si así lo prefieres. No
hay problema.

—Gracias—, le respondí distraídamente mientras veía el lugar. Era exactamente el tipo


de lugar con el que siempre había soñado crecer pero nunca había vivido siquiera en el mismo
vecindario.

Cuando no pude aguantar un poco más la curiosidad, lo mire. —Dónde estamos?

Pick vió la casa con el mismo tipo de anhelo que sentí dentro de mí. —Tink y yo hemos
estado buscando una casa.

Yo cerré mi atención hacia el patio. Luego apuntando, y cayó mi boca abierta


completamente incrédulo. —Y estás considerando esta casa?.

Miró en mi dirección.

—¿Qué? ¿No te gusta?

—No, sí... ¡sí, me gusta! Es asombroso. Es sólo que…nada. Es increíble, eso es todo.
Buscar casa. Wow—. No podía decirle que yo podría cometer crímenes incalificables para vivir
en un lugar como este. Eso parecía un poco dramático, así que sólo abrí mi puerta, muriendo por
ver como lucía el interior. No había conseguido ver el interior de una agradable, casa de los
suburbios muy seguido.

—Así que… ¿Por qué no estás haciendo esto con tu Tinker Bell?—pregunté mientras me
seguía con mucha más reservas hacia la puerta principal, donde un agente de bienes raíces estaba
esperando para encontrarnos.
Regresé la mirada cuando no respondió. Pick me envió una mueca disgustada y
avergonzada. —Como que la cabreé cuando veté todo lo que habíamos visto tan pronto como
entré en la puerta trasera y vi el jardín.

Le envié una curiosa mirada, pero me despidió con silencio.

—Larga historia. Para decir lo menos, estamos buscando casas de forma separada.
Después de que ella las comprueba hacia fuera, me da una lista de sus favoritas hasta que
encuentre…la indicada.

—De….Acuerdo—, dije en voz baja, pensando en la extraña manera de buscar casa con
tu pareja, pero lo que sea.

—¡Oh! No, No soy yo. Es él—. Mientras señalé hacia Pick, me di cuenta que
probablemente tendríamos el mismo apellido si mi madre nunca lo hubiera abandonado.

No, tacha eso. No lo tendríamos, porque yo no existiría si ella no lo hubiera abandonado.


Ella hubiera estado muy ocupada criando un bebe que ella amaba y nunca hubiera conocido al
insignificante y traficante-de drogas de mi padre. Ellos no hubieran empezado su malsana… lo
que fuera que hayan tenido, y yo nunca hubiera llegado en el futuro.

Ella probablemente todavía estaría viva también.

Frotando la parte de atrás de mi cuello, eché un vistazo a través del prístino patio
mientras Pick y la agente se introducían en la casa, y traté de no sentir culpa sobre estar vivo
mientras mi mamá no lo estaba. Ella había sido la única que tomo las decisiones que la llevaron a
su muerte; yo era sólo un producto de ellos.

Me repetía mucho eso a mí mismo. No es que nunca me hiciera sentir mejor. ¿Pero que
podía hacer ahora? Lo que estaba hecho, estaba hecho.

—Y este es mi hermano, Asher.

Sacudido por la etiqueta, volví a la conversación a la mano y le envié al tipo una sonrisa
tensa. —Hola.
Él se presentó a sí mismo como Brian y luego nos guió dentro de la casa, inmediatamente
explicando todas las características.

Olía como…hogareño. Me gustaba.

Lo quería.

—Como pueden ver, la condición de la casa es de roble biselado manchado con.

—¿Dónde está la puerta trasera?—Pick lo cortó, obviamente para nada interesado acerca
del acondicionamiento.

—Uh…La, uh..está por aquí—, contestó un Brian perplejo. Mientras él le mostraba a


Pick donde, me detuve a estudiar el modelo del roble, decidiendo, sip, incluso me gustaba eso.
Tener ajuste biselado era agradable. Si alguna vez tengo mi propia casa, me gusta el ajuste de la
mierda lujosa.

Luego me volví para seguir a los otros dos hacia la parte trasera.

Los tres nos desplazamos a la salida y entramos al patio que me tenía babeando,
imaginándome barbacoas y fiestas, piscina para nada y tal vez un trampolín junto a los
columpios de los niños.

Pero Pick puso las manos en sus caderas y frunció el ceño. —Nop—.El regresó hacia la
casa, diciéndole a Brian, —Lo siento, pero no es la indicada.

El agente y yo compartimos una mirada confusa antes de que yo diga, —Espera. ¿Qué?
En serio no te gusta esta casa?—. Extendí mi mano para abarcar el, amplio y asombroso patio,
completamente confundido. Este patio era la maldita bomba. Mi nuevo hermano estaba
completamente demente.

Pick paró y se encogió de hombres. —Es bonita, seguro. Pero…no es el lugar que estoy
buscando.

Jesús, con razón Eva no quiere buscar más casas con él.
Cuando él empezó a andar hacia la puerta de atrás, sacudí mi cabeza. —No quieres ver el
resto en el interior?

—No tengo que hacerlo. Esta no es la casa.

—Bueno, Yo quiero verla—insistí.

Pausó de nuevo para mirar hacia mí, Pick hizo otra de sus miradas espeluznantes, donde
miraba dentro de ti y cava alrededor de tu cabeza, trayendo a la luz todos tus deseos más
profundos. Finalmente, asintió como si el entendiera. —Está bien.

Así que chequeamos el resto de las habitaciones vacías de la casa. Brian hace mucho se
había dado por vencido en darnos detalles mientras escribía algo en su libreta frente a la
habitación—probablemente que su cliente era difícil de agradar—y terminamos el recorrido
nosotros mismos.

—Estás totalmente demente si no te gusta este lugar—, le murmuré mientras entrabamos


a la última habitación.

—Ah, me encanta—, Pick corrigió. —Sólo que no es el lugar correcto.

No tenía idea de cómo no podría ser este un lugar correcto. Era malditamente asombrosa.
—Daría mi bola izquierda por vivir en una casa como ésta.

Me ocupé examinando la corona blanca que decoraba el techo, pero todavía podía sentir
la mirada de mi hermano en mí.

—¿Nunca has vivido en una casa de verdad?.

Sacudí mi cabeza. —Nop. Un par de apartamentos, un casa rodante una vez, y ahora
estoy en un sótano bajo un depósito de almacenamiento que algún tipo renta, pero nunca una
Casa-casa.

—¿Entonces por qué no consigues una?—preguntó Pick en voz baja después de un corto
silencio.
Bufé.

—¿Y vivir ahí con quién?—encontré su mirada y sacudí mi cabeza. —Las casas son para
las familias.

Cuando la lástima y compasión llenaron su cara, me di cuenta que había dicho


demasiado. Más expuesto que lo quería ser con él. Dejé la habitación sin una palabra y no paré
hasta que estaba afuera y paseando en el jardín delantero. No estaba cómodo siendo tan
vulnerable y dejando que otros sepan lo que más quería. Para luchar contra la ansiedad y pánico
que se arrasaba contra mí, yo como que quería lanzar una patada ninja y romper a la mitad al
letrero de a la venta, pero me controlé.

Pick emergió un minuto después, sonando las llaves del carro en sus manos. —¿Listo
para irnos?

Asentí, agradecido de que no intentara hacer más palanca en mi cabeza. En el coche,


estábamos mayormente en silencio. Mientras condujo de vuelta a mi motocicleta que había
dejado en Forbidden, Pick buscó algo en la radio para escuchar, pero cuando no pudo encontrar
una canción decente, suspiró y preguntó, —¿Tuviste suerte encontrando un nuevo baterista para
tu banda?.

No pude responder más allá de un —Nop—, mientras continuaba mirando fuera de la


ventana de copiloto, listo para que este pequeño viaje terminara. Me sentí en la mierda porque
sabía que había sido la razón de que todo se volviera incómodo y espinoso, pero no sabía cómo
arreglarlo. Así que me senté con impotencia y silencio, haciéndolo solo peor.

Cuando Pick estacionó al lado de mi motocicleta Triumph, se volvió hacia mí,


preocupación en sus ojos, y eso hizo que mi vergüenza sea doble. El no tenía razón para
preocuparse o sentir como si hubiera hecho algo malo.

—Sé que no somos convencionales, Asher, pero Eva, los niños y yo….somos tu familia
ahora. Y todos los chicos de Forbidden….lo son también, No estás solo de ahora en adelante.

Mierrrrrda.

Simplemente no estaba bien cuán fácil era para él leerme.


—Cuando estés listo para aceptarnos y dejarnos entrar, estaremos allí para ti. Sólo
recuerda eso.

Aclarando mi garganta, mire hacia mi regazo, tratando de no ponerme todo cursi y


emocional. Tuve que aclarar mi garganta por segunda vez. —Si—, murmuré, dándole una
diminuta-mirada rápidamente antes de girarme lejos y alcanzar la manija de la puerta para
escapar. —Gracias.

No le doy la oportunidad de responder. Estaba fuera de ahí, tirando la puerta, y subiendo


a mi motocicleta antes de que me deshonre a mí mismo haciendo algo embarazoso, como darle
un abrazo y decirle que era el maldito mejor hermano que un tipo podría tener o esa miera, creo
que ya lo amaba.

Pero me sostuve, y mientras rugía por la cuadra, el viento en mi rostro hizo filtro a la
humedad en las esquinas de mis ojos.

No estaba seguro de cómo manejar todo esto, porque si tenía una familia ahora. No tenía
que sentirme tan solo.

Así que por qué me da demasiado jodido miedo…¿aceptarlo?

Remy
Debería haber sabido cuando recluté a Jodi para este trabajo, que lo haría todo por lo alto.
Esa era sólo su forma. Y wow, por todo lo alto, lo hizo.

Hacer el molde de arcilla había sido una mierda. Para ella. Todo lo que yo tenía que hacer
era quedarme quieta mientras llenaba mi cara de mugre. Luego, había hecho otro molde. El
primero era una réplica exacta de mi cara y el segundo era el alterado, la versión masculina de
mí. Después de eso, fue fácil. Para mí.
Ahí fue cuando el verdadero trabajo comenzó para Jodi, sin embargo. Para que la máscara
funcionara correctamente, tenía que ser una representación exacta de la cara que queríamos
hacer. Cada falla en el molde se presentaba en el resultado. Me senté y observé con asombro
como ella se cernía sobre el molde, removiendo y lijado a la perfección.

—¿De qué edad quieres verte? —Preguntó, frunciendo el ceño ante su trabajo mientras se
concentraba—. ¿Un montón de arrugas o una cara de bebé?

—Uh... ¿Casi como yo? — Supuse—. Tal vez un año o dos más.

—Primeros años veinte. Lo tengo.

Ver caer el látex fue lindo de mirar. Jodi movió el molde constantemente por lo que el
líquido llenó cada pliegue y esquina.

—Es como ver un programa de cocina —dije mientras comía palomitas de maíz.

El reloj se cernía a la una de la mañana, y el molde de arcilla apenas se había secado lo


suficiente como para tocarlo. Empujando el cuenco lleno de látex líquido, me estremecí. —
Excepto que no quiero comer esa mierda. Huele apestoso como el infierno.

—Ooh, no menciones comida en este momento, perra. Muero de hambre.

Las manos de Jodi estaban cubiertas de una especie de brebaje, ni siquiera quería saber
los ingredientes mientras giraba el molde de ida y vuelta.

—Bueno, entonces abre, dulzura, te alimentaré.

Cuando levanté un pochoclo esponjoso, Jodi obedientemente abrió su boca. En nuestros


tres primeros intentos, unorebotó en su nariz, y luego su mejilla y finalmente su barbilla. Fue
entonces cuando me di por vencida y me deslicé fuera de la cómoda silla en la que había estado
sentada para dejarla agarrar las palomitas de maíz directamente de mi mano con sus dientes.

Le di de comer a mano hasta que afirmó que tenía sed. Entonces cogí una lata de refresco
de cola de la nevera y puse una pajita en ella antes de sostenerla en su boca para que bebiera.
—Mmm, puta, seguro que me tratas bien. —Ella me envió una sonrisa y un guiño sexy.
Era demasiado tarde para que le regresara el coqueteo, por lo que sólo gruñí, me dejé caer de
nuevo en mi silla y traté de permanecer despierta con ella leyendo divertidas pequeñas cosas que
encontraba en el suministro de noticias de la aplicación de Facebook en mi teléfono.

A las tres y media de la mañana, estaba empezando a cabecear cuando el temporizador


sonó, informándonos que el látex se había secado. Jodi saltó y salió de la cama en la que había
estado dormitando, aterrizando en cuatro patas en el suelo.

—Mierda —murmuró mientras se sentaba, se frotó los ojos y dejó escapar un bostezo
descomunal—. Es hora de decorar tu nueva cara. Levántate, mujer. —Me dio una palmada en el
culo mientras pasaba.

Quería quejarme, pero ya que era todo para mí, simplemente bostecé también y salí de la
silla en la que había estado acurrucada.

Y a pesar de que estaba sólo medio despierta durante el resto del proceso, seguí con el
temor a la creatividad de Jodi. Ella había le dado al yo masculino una mandíbula de corte
cuadrado y una frente rugosa. Pero fue su talento con el pelo lo que me dejó alucinada. Después
de encontrar una peluca oscura, la cosió a mano a la máscara, dándole un corte en la zona de la
frente, patillas leves e incluso una barba de un día.

—Mierda —murmuré con asombro mientras Jodi clavada la última de las cejas en la
máscara— Eso parece... wow.

—Pensé en darte un poco de pelo facial para cubrir la mayor parte de la mandíbula, por lo
que va a ser más difícil saber que estás usando una máscara.

Me limité a asentir, incapaz de decir nada, aunque en serio, no creía que nadie adivinara
que era de látex después de la forma experta en que Jodi la había pintado y aplicado maquillaje.

—Jesús, eres increíble.

Pavoneándose, mi amiga sonrió mientras sostenía el producto final. —Lo sé—Ella me


hizo una seña para que avanzara—, ahora bien, esto podría sentirse un poco extraño. He
intentado que sea lo más cómoda posible configurando la capa interior para que se adapte a la
forma de tu cara, pero también se pone caliente más rápidamente de esa manera.

—Pues bien, gracias a Dios que estamos en el norte de Illinois en noviembre —bromeé.

Agaché mi cabeza, la cual Jodi había envuelto con una redecilla de nylon para contener
mi pelo natural, y la máscara se deslizó sobre mi cuero cabelludo. El látex trató de pegarse y
pellizcar mi cara, pero Jodi siguió trabajando con él, decidida a ponerlo en su lugar. Y finalmente
lo logramos. Abrí los ojos, parpadeé un par de veces y miré hacia fuera por un mini túnel.

—Ooh, hace que tus ojos se vean más profundos —Jodi asintió con una sonrisa de
aprobación—. Mucho más masculino. Y siempre he preferido eso en los hombres. En realidad...
eres un poco caliente como un chico —Para probar su punto, ella movió las cejas y me envió un
pequeño guiño—. Lástima que no estás en las niñas; me convertiría en bi por ti.

Rodando mis ojos, me volví a estudiar mi rostro en el espejo. —Wow —dije de nuevo.

Me veía para nada como yo. Mi frente era más pronunciada, el puente de mi nariz más
ancho, la barbilla ya no puntiaguda. Incluso mi boca había sido aplastada por el borde de la
máscara para parecer más ancha y más plana.

Abrí y cerré mi mandíbula un par de veces; la máscara nunca se fue por sí misma. —Esto
es increíblemente loco.

Se ve tan real.

—Sip. Por lo tanto, vamos a trabajar con el resto de su cuerpo. —Jodi sonaba demasiado
ansiosa y llena de energía para ser las diez de la mañana, después de haber estado despierta toda
la noche.

Me volví al espejo y levanté mis falsas, tupidas y oscuras cejas. —¿El resto de mi
cuerpo?

—Bueno, sí, puta. Si vamos a hacer esto, haremos las cosas bien. Puede que no tengas
dobles Ds como yo, pero eso... —señaló a mis pechos— es claramente un pecho femenino.
Con el ceño fruncido, eché un vistazo a la parte delantera de mi camisa. —¿No podemos
atarlos con una venda elástica o algo para aplanarlos?

Ella resopló.

—Sólo si quieres hacerlo más o menos. Y después de todo el trabajo que he puesto en tu
cara, no estás autorizado a hacer más o menos el resto.

—Bien. Pero ¿qué tienes en mente exactamente?

Una gran sonrisa se extendió por su cara. —Esto —anunció antes de tirar de lo que
parecía un chaleco de su armario—, es relleno para actores masculinos, para hacer que sus
pechos se vean más completos. Pero podemos usarla para ti cortando algunos agujeros en el
interior donde tus pechos irán.

Solté una carcajada.

—Oh Dios mío. Tienes la mierda más extraña en tu armario.

Jodi se encogió de hombros. —No tan extraño como tener arcilla y látex de máscara a
mano.

—Buen punto.

Así que me hizo un pecho masculino. Luego Jodi fue tan lejos como para coser un fajo
enrollado de tela en mi ropa para darme un "paquete".

—¿Por qué demonios necesito un paquete? —Discutí—. Nadie va a estar mirando mi


entrepierna.

—Nunca se sabe, tal vez. Te hice ver lo suficientemente caliente como un chico, estoy
segura de que alguna chica en la calle va a echarte un vistazo.

—Honestamente, no me importa si alguna chica de la calle me encuentra carente de ahí


abajo.

—Bueno, a mi sí. Y yo estoy a cargo de este hombre, por lo que lo llevarás.


—Oh, Jesús. —Suspiré, pero obedecí.

—Gracias a Dios que es casi invierno —añadió Jodi—. Puedes usar pantalones vaqueros
y camisas de manga larga sin que nadie piense que eres raro. —Ella se arrastró a través de mis
cajones, murmurando algo acerca de lo deprimente que era que yo tenga tanta ropa que podría
considerarse varonil. —Aquí —dijo finalmente, empujando ropa hacia mí—.Ponte estos.

Después de ponerme mi ropa interior de "hombre", me puse un par de pantalones de


mezclilla y una camisa del concierto de AC / DC negra sobre una blanca de manga larga térmica.

Cuando me di la vuelta para mirarla, Jodi estaba radiante con una enorme sonrisa. Luego
se llevó a cabo lo que ella llama la joyería de hombre, que consistía en correas de cuero negro
con cuentas de plata en ellos como pulseras. Y, por último, rocía colonia en mi dirección.

Tosiendo y escupiendo por el hedor inesperado, agité mi mano sobre mi cara. —¿Qué
demonios?

—Tienes que oler igual a como te ves — Jodi argumentó mientras acercaba la botella de
colonia a su pecho y sonó con orgullo—. Y te ves simplemente perfecto. Te tiraría a esa cama y
montaría en este momento si no supiera que

eres realmente una chica. Demonios, estoy tentada a hacerlo, de todos modos.

Puse los ojos en blanco pero formé una sonrisa. —Gracias1. Creo.

—Ahora a practicar tu paso de hombre —exigió, agitando la mano.

Vacilé.

—¿Mi qué?

Ella suspiró. —No vas a hacerte pasar por un chico, si paseas por allí con tus caderas
balanceándose y sacando tetas.

Mi boca se abrió. —¿Perdón? Yo no camino así.

Ella resopló. —Oh... lo tienes, puta. Eres un pedazo caliente de culo, no puedes ayudar a
la arrogancia femenina.
—Pero yo no…

—Encorva tus hombros un poco más, concéntrate en mantener las caderas en línea, y
trata de hacer sobresalir tu polla hacia adelante cuando te pavonees.

—¿Hacer… qué?

—Así es como los chicos calientes caminan, como si estuvieran lidiando con su basura.

Sólo podía mover la cabeza. Sinceramente, nunca había visto un paso de chico como si
estuviera tratando de meter su polla por delante de él. —¿De dónde sacas esta mierda?

—Solo hazlo, puta.

Suspiré, pero seguí sus sugerencias, tratando de exagerar el contoneo con la polla por
delante, como si así pudiera imitarlo.

—¿Qué piensas? —pregunté.

Ella ronroneó y arañó el aire en mi dirección.

—¿Cómo se dice 'Quiero sentarme en tu cara' en español?

—Jodi. —Me paré y suspiré con exasperación. Era demasiado a veces. —¿En serio?

—No, en serio. Siempre he querido saber cómo decirle eso a un chico de todos modos.
Ooh, y utiliza la voz señorita2 cachonda.

Con una sonrisa, tuve que hacerlo. —Quiero sentarme en tu cara3 —arrullé, frunciendo
los labios para hacer la voz.

Desde que la llamé una vez en español, poniendo un poco de enganche sensual en mi
tono, había estado fascinada.

Totalmente intrigada por mi imitación, la había apodado como mi voz señorita cachonda
y afirmó que no sonaba nada como yo.
Ella repitió la frase, le hice repetir suficientes veces hasta que finalmente lo hizo bien.
Una vez que quedé satisfecha, parecía satisfecha también. Dejando escapar un chillido estridente,
saltó en un círculo y apretó los puños en el aire.

—Vas a sacudir esta audición. Sólo lo sé, puta.

Con mi nuevo disfraz en su lugar, dejé que su confianza me consumiera. —Sí —


murmuré. Y dejé que la esperanza se hinche. Realmente me iba para sacudir mi audición.

Tenía que hacerlo. Había demasiado de mi propia autoestima en juego.

1,2,3 En español original.__

6
Remy
Estuve a punto de no llegar a tiempo. Era casi la una de la tarde para el momento en que
patiné dentro del estudio, con la esperanza de que todavía no se habían cerrado las audiciones.
Enfile directamente al pasillo donde había esperado en fila durante horas el día anterior, mi alivio
se disparó cuando vi seis chicos que seguían merodeando fuera de la sala de audición.

Toda la media docena de ellos estrecho sus ojos. No fue ni de cerca la recepción que
recibí de mis compañeros bateristas ayer, porque el día de hoy, vieron a un chico.

Vieron competencia.

Pendejos chovinistas.

—¿Esta es la línea para Noncastrato? — pregunté.

Un hombre fue lo suficientemente amable como para asentir, pero eso era todo. Los otros
volvieron a ignorarme.
Sólo otras dos personas se presentaron para esperar en fila detrás de mí, y este fue su
último día, tan mierda, yo era el tercero a la última persona para probar. Por alguna razón, se
sentía como un mal presagio.

Pero me quedé de todos modos. Había ido demasiado lejos para renunciar ahora. Esta
vez, maldita sea, iba a tocar con ellos antes de que me dijeran — Imbécil.

Una hora de espera después, fue mi turno. Entré, para nada nerviosa. Tal vez fue porque
estaba escondida detrás de mi máscara. Tal vez fue porque ya me habían rechazado, y las cosas
sólo podrían mejorar desde allí.

O tal vez me sentía confiada.

No tenía idea de que lo que estaba causando, todo sólo parecía... bien esta vez. Aún más
correcto que la última vez.

La habitación era exactamente la misma, y los chicos seguían merodeando en sus mismos
lugares básicos en los que habían estado el día anterior. Pero hoy, Galloway me ignoró y parecía
estar de mal humor mientras jugueteaba con las clavijas en su guitarra.

Hart se hizo cargo y saludó con la cabeza. —Hey hombre. ¿Cómo te llamas?

¡Anotación!

Ya había conseguido ir más lejos en esta audición de lo que había logrado en la primera.
Y el disfraz de hombre obviamente había trabajado; él me había llamado ¡hombre!

Carraspeé, me aclaré la garganta y usé la voz más baja que pude reunir, a pesar de que ya
era bastante baja para ser la voz de una mujer. — Llámame Sticks.

— ¿Sticks? — Resoplo Galloway, finalmente, mirando hacia arriba. — Guau. Eso es


original.

Aún ofendida por la forma en que me había tratado ayer, tuve la tentación de meter mis
baquetas por su culo.
Pero no quiero hacer tal daño permanente, a mis bebés, incluso si se trata de mí no rosado
par de repuesto, logré contenerme lo suficiente para enviarle una mirada aburrida. — Tan
original como un bajista gilipollas.

Holden dejó escapar una carcajada. Cuando Galloway miró a su manera, Holden se limitó
a sonreír. —Quemado, — informó a su compañero de banda.

— Que te jodan, — Galloway me murmuró... o tal vez a Holden, no estaba segura a cual.
Probablemente alos dos.

Hart esbozó una media sonrisa. — Bien, ya puedes tomar la mierda de Gally y enviarla de
regreso. Eso es una necesidad. Vamos a ver lo que puedes hacer con esos palos tuyos. — Él
asintió hacia la batería. —Puedes manejar un quinteto, supongo.

¿Qué idiota no podía manejar un quinteto? Arqueé una de mis cejas falsas, aun
asombrada de que Jodi había sido capaz de manipular mi máscara para que pudiera manejar
expresiones faciales también. — Sólo desde que tenía seis años.

Con un estremecimiento de horror, Hart negó con la cabeza. — Te sorprenderías por la


cantidad de falta de talento que hemos visto pasar por aquí en estos últimos días.

Asentí, ante la comprensión. — Bueno, puedo manejar cualquier Batería que pongas
delante de mí.

Él sonrió, y maldita... esa sonrisa. Probablemente no debería mirarle cuando sonreía.


Demasiado peligroso.

—Bueno, — dijo, emocionándome con su aprobación. — Quiero probar un ritmo de


fondo retardado con una ráfaga rápida durante el coro, a continuación, el doble de tiempo para
terminar.

Tirando mis baquetas de mi bolsillo trasero, lo saludé. — Voy a hacer lo que me dices,
sargento de instrucción.

Con otra media sonrisa, negó con la cabeza. — Forrest Gump. Divertido. En ese caso,
vamos a tocar "Corre, papi, corre." ¿Estas familiarizado con esa?
¿Estaba familiarizado?

— Pfft. — Tomó todo lo que tenía no rodar mis ojos. — Estoy familiarizado con todas
las canciones que ustedes alguna vez han producido.

Hart sonrió. — Bueno, está bien entonces. — Me hizo un gesto hacia el taburete. —
Cuéntanos.

Después de asentarme a mí misma, tomé una respiración profunda, levanté mis manos en
posición, y empecé con el platillo ride, ajustando el tempo.

Cuando añadí los tambores y el bajo, las guitarras se unieron a mí, completamente en
sintonía con el ritmo que puse. Una sonrisa se dibujó en mi rostro, alivio voló como un globo
dentro de mí hasta que estaba ingiriendo mi emoción con cada respiración.

Aunque termine totalmente bombardeando esta audición, estaba aquí, ahora mismo,
viviendo mi sueño.

Estaba tocando con NonCastrato.

Por un momento, me olvidé de lo idiotas que eran y que se suponía que debía odiarlos.

Fue euforia.

Obligando a mis pulmones a funcionar, Exhalé y aspire más aire. Cuando Hart se inclinó
hacia el micrófono y comenzó a cantar, ya tenía un zumbido de adrenalina, pero el sonido de su
voz envió otro pico a través de mí.

Había algo en su forma de cantar. Me hacia humedecer mis bragas cada vez.

Sí, parecía todo tipo de cosa incorrecta mojar mis bragas de hombre con entusiasmo
juvenil, pero ahí lo tenías.

La música me inspiró, fluyendo a través de mi sangre. En realidad lo estaba viviendo,


transformándome en ella.

Convirtiéndome en uno con el kit de batería, cambié del plato ride al charles cuando Hart
cambió de un pasaje al siguiente, dando a la canción un poco de toque extra con el sonido magro
añadido. El baterista anterior nunca antes lo hizo, pero yo siempre había pensado que sonaría
mejor. Así que le di una oportunidad.

Quiero decir, infiernos, ¿qué podían hacer? ¿Decirme idiota de nuevo? He estado allí,
hecho eso.

Excepto que el anillo por encima en la habitación fue creciendo un poco desagradable.
Para reducirlo, tiré un pañuelo de mi bolsillo sin perder el ritmo y lo puse sobre mi rodilla más
cercana a la cabeza del tambor para amortiguar la reverberación de la trampa. Sonreí cuando al
instante ayudó. Moviendo mi cabeza, cambié a tiempo extra como Hart me había instruido. Su
voz se elevó, llegando a un crescendo.

Aunque nunca había escuchado una en esta canción antes, golpee el platillo crash cuando
alcanzó su punto máximo y añadí una fuerte patada al pedal del bombo.

Los otros miembros dejaron de tocar, y termino. Un eco de guitarras, batería, y la voz de
Hart continuaron resonando por toda la habitación, llenándola de una pesadez que me hizo
morder el interior de mi labio y contener la respiración.

Los tres miembros de la banda se volvieron a mirarme.

— Has traído un el hihat en medio del segundo verso, — Hart dijo finalmente. Su mirada
no era exactamente acusatoria, pero seguro que no era tranquilizante tampoco.

Mierda. Tal vez no debería haberme dejado llevar tanto, añadir mi toque personal tan
pronto.

Pero se había sentido tan bien en ese momento.

Le di un gesto lento. — Uh, sí. Me parecía... adecuado. — Más nervios crecieron, robé el
pañuelo de mi rodilla para limpiar mi frente húmeda, sólo para recordar que el sudor no se estaba
mostrando en la parte exterior de mi máscara.

— Y el platillo crash al final, — Holden habló. — Eso era nuevo.

—Bueno... — Me aclaré la garganta. —Sabes... pensé... ¿por qué no?


— ¿Por qué no? — Galloway repitió con voz apagada, sacudiendo la cabeza mientras
miraba a Hart y Holden. Entonces el estallo, — ¡Mierda, sí. ¿Por qué coño no?! Cristo, eso fue
jodidamente increíble.

Holden asintió, coincidiendo con Galloway.

Casi me hice pis en los pantalones. — ¿De Verdad? ¿Te ha gustado? — Por supuesto, les
gustaba. Yo había pateado totalmente su culo. Pero oírlos a ellos realmente admitirlo en voz
alta... Hombre, no tienes idea de cuánta prisa me dio.

—Me encantó, — dijo Holden. Su sonrisa era ridícula pero orgullosa. — No creí que
nunca íbamos a encontrar a nadie la mitad de bueno de lo que Rock era.

—Pero maldita sea, si tú no eres el doble de bueno, — Galloway explotó. — Tienes un


oído para esta mierda, Sticks. Un jodido oído brillante.

Gracias a Dios por mi máscara; Estaba sonrojada tan duro que mi verdadero rostro tenía
que ser un tomate rojo en este momento. Me alegro de que pudiera mirar frío y sereno, levanté
mis cejas hacia Asher Hart, que aún tenía que comentar.

Entrecerrando los ojos como si no confiara en mi talento y esa canción hubiese sido un
golpe de suerte para mí, murmuró: — Vamos a tratar con 'sudar'. Ver lo bien que manejas esta.

Desde que me senté en el pasillo a través de dos días de audiciones ahora, sabía que era
raro cuando un baterista tocaba más de una canción con ellos. Esto tenía que significar algo.

Algo bueno.

Emocionada, mareada y un poco mal del estómago, asentí y limpié las palmas sudorosas
en mis muslos revestidos de jean. — No hay problema.

“Sudor” era una pista de ellos de núcleo duro con algunos movimientos de batería
complicados, pero no era algo que no pudiera manejar. Lista para mostrarles mis locas
habilidades, me lancé directo a eso.

Y dando en el clavo.
Bam, era tan buena que me sorprendía a mí misma.

Mientras el último latido de mi platillo resonó a través del aire, Holden y Galloway
abuchearon y gritaron mientras Hart se volvió lentamente para mirarme fijamente.

Me retorcí bajo la pesada inspección. Sabía que Jodi había hecho un maldito buen trabajo
masculinizándome, pero ¿qué tal si Hart vio directamente a través de las capas? ¿Qué tal si él
sabía lo que realmente era?

Luego dijo: — 'StoneHearted'— que era más o menos su canción insignia.

Sonreí y comencé el conteo.

Después de que terminamos esa, inmediatamente comencé la entrada de percusión para


"techos”, una nueva, pero mi favorita, de ellos. Hart me miró y me pregunté si él se enfadaría por
haber iniciado una nueva canción por mi cuenta. Pero entonces una pequeña sonrisa
impresionada cruzó sus labios justo antes de que gimiera la primera llamativa línea antes de
unirse con su guitarra, en el momento justo.

Los otros le siguieron, y juntos tocamos una cuarta canción, justo casi rockeando para
este punto.

Hubiera encendido una quinta tras Asher cantar la última línea, pero él levantó una mano,
deteniéndome.

Puse mis muslos contra mi rodilla y contuve la respiración.

Me estudió un segundo, y luego asintió. — ¿Puedes tocar este viernes?

—¿Viernes? —Le hice eco estúpidamente. ¿Es cuando la devolución de llamada de la


segunda ronda comienza?

Hart asintió. — Sí, es cuando nuestro próximo concierto es. ¿Estás disponible entonces?

Mierda. — Espera. ¿Estás diciendo que estoy en...? ¿Estoy en la banda?


Ellos tenían audiciones para bateristas durante tres días completos. ¿Cómo podían
simplemente contratar a uno de nosotros en el acto? Nadie era lo suficientemente bueno para ser
contratado después de tocar cuatro canciones con ellos. ¿Lo Eran?

Hart levantó las cejas. — Claro... si estás interesado en unirte a NonCastrato.

Sus ojos verdes estaban enloquecedoramente hipnotizantes y las pestañas oscuras


enmarcándolos los hicieron estallar aún más. No parecía justo que un hombre tuviera unos ojos
tan hermosos para ir con un rostro tan hermoso y un magnífico cuerpo delgado. Pero infiernos,
ponlo en una estampilla, y escribiría una carta a todos los que conocía sólo por la oportunidad de
lamerlo.

¿Aun hacen estampilla lamibles siquiera? Totalmente deberían. Estampillas lamibles de


Asher Hart.

Parpadeé, limpiando mi confuso cerebro de toda lujuria, y lo que acababa de decir


finalmente hizo una impresión en mi cabeza. Y entonces, me llené de un resplandor vertiginoso.

Mierda, realmente querían contratarme después de cuatro canciones.

Yo estaba en la banda.

—¡Joder, sí, quiero unirme! —Exploté.

Pero tan pronto como las palabras cruzaron mis labios, la realidad se impuso. Oh,
demonios, ¿qué había acabado de hacer?

Allí era donde se suponía que me arrancara la máscara y les diría a todos que se jodieran.
Excepto que las palabras nunca llegaron. La rasgadura de máscara nunca inició. Porque yo quería
tocar en ese concierto el viernes más de lo que quería mi próximo aliento. ¿A quién le importaba
si estaba programada para trabajar en Castañeda´s? Carmen me debía una. ¿Y a quién le
importaba si dije una pequeña mentira piadosa por omisión, y les deje creer que era un chico? Mi
género no tenía relación alguna con lo bien que podía tocar.

Sólo sabía una cosa: nada iba a dejar que faltara a mi primera actuación como baterista en
mi primera banda.
Supuse que iba a tener que ser un hombre justo un poco más. Todavía podía totalmente
arrancarme la máscara después del viernes y hacer que todos se sientan tan estúpidos y sexistas
como lo fueron por no darme la oportunidad cuando yo había estado como una chica. Así que, sí,
eso es lo que haría. Esperar hasta después del viernes para dejarlos entrar en mi secreto.

Asher
Lo peor de ser así de relajado era que cuando se trataba del aspecto más profesional y
comercial de las cosas,apestaba.

—¿Está segura de que no pagué? —pregunté, metiendo mi teléfono celular entre mi oreja
y hombro mientras me arrodillaba frente a la puerta del garaje de la unidad de almacenamiento
donde la banda practicaba, para desbloquear el candado.

—Estoy mirando en la pantalla de la computadora el historial de su cuenta justo en frente


de mí, señor Hart. Y no hay ningún recibo de pago, todavía.

Ceñudo, porque me encontraba seguro de que ya les había dado la información de mi


tarjeta de crédito, levanté la puerta de metal y entré al reducido espacio.

—De acuerdo, entonces. Solo envíeme otra factura o lo que sea, supongo. Me aseguraré
de tener cuidado esta vez, lo juro.

Después de que la mujer asegurara que lo haría, colgamos y puse mi guitarra sobre una
caja que tenía escrito

“Decoraciones Navideñas” en el costado. La unidad pertenecía a la familia de Heath.


Pero ellos solo usaban la mitad del espacio, así que no les importaba si nosotros poníamos todas
sus cosas contra la pared para hacer espacio en medio para el set de batería y el sistema de
sonido. Hemos practicado aquí un par de veces cada semana por casi dos años.
Hoy era la primera oportunidad que teníamos de practicar con el nuevo miembro de la
banda. También era la última oportunidad antes de nuestra primera actuación para acoplarnos
con él, así que me encontraba un poco nervioso, esperando que fuera tan bueno como lo fue en
su audición. Casi me hallaba agradecido que Shelly, del estudio, me hubiese llamado para
distraer mis nervios.

Cuando vi una caja que me pertenecía, me senté en una vieja mesa de noche y puse la
caja en mi regazo, y empecé a hojear las páginas dispersas del interior. Solo había mirado media
docena cuando alguien llamó a la puerta.

Levanté la mirada para encontrar al nuevo baterista vacilante en la entrada, mirando al


interior de la unidad medio horrorizado, medio curioso.

—Oye, viniste. Entra. —Le hice una seña para que siguiera adelante y volví a escanear
los documentos en la caja—. Los otros dos deberían estar aquí en cualquier minuto.

Avanzó con cautela, como si temiera que le cayera un piano tan pronto como entrara. —
Así que aquí es realmente donde practicamos, ¿eh? Tuve que releer la dirección que me diste
aproximadamente diez veces, seguro de que era un error cuando aparqué en el estacionamiento
de una jodida unidad de almacenamiento.

—Sí, no es mucho. Pero funciona.

—Si tú lo dices —murmuró en voz baja.

Por el rabillo del ojo, lo vi ir hacia el set de batería y pasar la mano sobre uno de los
tambores instalados. Luego se sentó con cuidado en el banquillo frente al set de cinco piezas y se
frotó las manos de arriba abajo por sus muslos mientras asimilaba que vista que tenía delante.

Preguntándome si se hallaba nervioso, lo miré y levanté una de las páginas de la caja. —


Oh, por si acaso, las partituras de todas nuestras canciones originales se encuentran aquí, por si
necesitas revisarlas para aprender alguna.

Sticks movió la mirada rápidamente a mi dirección, como si lo hubiese sorprendido.


Luego se encogió de hombros.
—Estoy bien. Ya casi me las aprendí de oído cuando escuché sus grabaciones.

Asentí, admirando su habilidad de hacer eso. —En el momento justo.

Traté de reenfocar mi atención en la tarea de encontrar la factura que me hallaba seguro


tenía, cuando Heath y Gally llegaron, Gally siendo tan ruidoso y revoltoso como Heath era
tranquilo y suave.

—¿Qué pasa, perdedores? ¿Listos para rockear esta cochera?

Sticks no respondió y yo apenas dije un distraído—: Hola. —Ya que me hallaba ocupado
sacando la hoja que buscaban y gritando—: ¡Aja! Ya hice el pago.

—¿El pago de qué? —preguntó Gally mientras Heath y él iban a conectar sus guitarras al
amplificador,

—¿Mmmm? —Levanté la mirada sonriendo triunfantemente—. Oh, el estudio de música


acaba de llamar, diciendo que no había pagado por los tres días que rentamos la habitación para
las audiciones. Y yo sabía que pagamos.

Moví la factura que tenía un gran sello de “pagado” en ella mientras me sacaba el
teléfono del bolsillo.

Su boca se abrió mientras me miraba. —¿En verdad tuvimos que pagar por eso?

Arrugué la frente, esperando no hablara en serio, pero me hallaba bastante seguro que lo
hacía. —Mmm… ¿No piensas que practicaríamos diariamente allí si fuese gratis?

—Oh, eh, sí, supongo. Nunca lo pensé. —Luego se rascó la cabeza—. No recuerdo pagar
ninguna renta por el estudio.

—Eso es porque no lo hiciste. Yo afronté el gasto.

En lugar de agradecerme por hacerlo, murmuró—: Oh. —De nuevo y luego se deslizó la
tira de su guitarra sobre el hombro—. Bueno, ¿estamos listos para tocar o no?

Levanté un dedo. —Aún no. Tengo que volver a llamar a estas personas. —Mientras
marcaba, Gally suspiró y rodó los ojos, así que le aseguré—: Solo tomará un minuto.
Llamé a la señora con la que había hablado, y una vez que le leí el número en el recibo y
la fecha, hizo una pausa por un momento antes de decirme: Oh sí, allí estaba mi pago. Eh…
imagínate.

Para el momento en que terminé la llamada, todo el mundo ya se hallaba establecido y


ansioso por empezar, simplemente mirándome. —Lo siento. —Metí mi teléfono en mi bolsillo
mientras Gally exigía saber si finalmente me encontraba listo.

Stick y Heath se hallaban en silencio, pero, por sus expresiones, no parecían molestos por
el retraso. Parecía que el nuevo baterista iba a ser tan tranquilo como nuestro guitarrista
principal.

Hasta que dije—: ¿Qué quieren tocar primero, chicos? —Mientras preparaba mi guitarra.

Sticks fue el primero en responder. —Ceilings

Le lancé una mirada sorprendida, no esperé que hablara, pero me alegraba que lo hiciera.
—Muy bien. —Moviendo un dedo en su dirección, le dije que hiciera la cuenta regresiva, ya que
el ritmo de la batería empezaba esta canción.

Inició inmediatamente y yo quedé asombrado, otra vez, por lo bueno que era. Casi perdí
mi señal de cuando tenía que empezar a cantar. Pero una vez que me puse al día, fue fácil
sumergirme en la música. Sonábamos bien juntos mejor de lo que sonábamos cuando Rock era el
baterista. Sticks tenían una forma de mantenernos en sintonía con el ritmo que estableció.

Repasamos la mayoría de nuestras canciones originales, así como también las versiones
más populares que solíamos tocar, y cada uno sonaba mejor que el anterior. Nombra canción tras
canción, una detrás de la otra, me hallaba tan medito en ello que no me di cuenta de cuánto
tiempo pasó hasta que Gally pidió un descanso.

Revisé la hora en mi teléfono y casi me molesté. —Mierda. —Practicamos más tres


horas—. Tengo que ir a trabajar.

Desconectando mi guitarra, miré al miembro más reciente de la banda, quien no solo nos
siguió el ritmo sin problema, sino que, básicamente, nos guió. Estuve un poco preocupado de que
tuviera que necesitar más práctica, pero no… ya se hallaba listo para la acción sobre el escenario.
Aun así, para asegurarme, pregunté—: ¿Seguro que estás bien con que toquemos en vivo
mañana?

La emoción iluminó sus ojos, lo que me hizo sonreír. Recordé el día antes de mi primer
concierto, cómo sentí como si anticipación ansiosa vibrara a través de mí. Sticks se estremecía
con mucho entusiasmo.

Pero se las arregló para mantenerse relajado, asentir y limitarse a decir—: Claro, solo
dime dónde.

—¿Alguna vez has escuchado del club nocturno Forbidden? Tocamos allí casi todos los
viernes, a pesar de que estoy tratando de reservarnos otros lugares, también.

—Claro, he oído del club. Incluso he estado allí una vez y canté en la noche de karaoke.
Vi en la página web que han estado allí, pero supongo que no me di cuenta que es allí donde
tocaban regularmente. Genial.

—Sí —Lo miré fijamente porque he trabajado cada noche de karaoke que hemos tenido,
y no recordaba su rostro,

Me hallaba a punto de decir algo, pero Gally bufó. —¿Cantaste karaoke? ¿Cuán aburrido
es eso? Espera… ¿qué cantaste, All About that Bass’?

Stick se echó para atrás con sorpresa, mirándolo boquiabierto. —¿Disculpa?

Molesto, ya que solo le preguntó eso para molestarme, vi una viaje pelota de basquetbol
situada en la parte superior de una de las cajas embaladas y la agarré para poder lanzársela. —
Cállate, hijo de puta.

Se rió y se agachó, así que la pelota simplemente le rebotó en el hombro. Aullando aún
más fuerte mientras esquivaba la mayor parte de mi ataque, se dobló por la cintura y se golpeó la
rodilla.

Sticks lanzó una mirada de curiosidad entre los dos, mientras un silencioso Heath se
limitaba a sacudir la cabeza.

—De acuerdo, ese es un tipo de broma interna, ¿verdad? —preguntó Sticks.


Suspiré. —No es nada. Solo ignóralo.

—Puedo hacerlo. Perfectamente.

Lo dijo tan alegremente que Gally dejó de reír para atravesarlo con un ceño fruncido. —
Oye, conocer su lugar, novato.

—¿Oh? ¿Y dónde es eso? ¿Sentado aquí, riéndome de ti?

Sonreí y metí mi guitarra en su estuche mientras los dos discutían entre sí. Sacándome la
camiseta por la cabeza, la cambié por la camiseta negra de Forbidden que tenía que usar en el
trabajo que escondí en el estuche. Arrugué la vieja camiseta y la metí en un bolsillo lateral antes
de ponerme la correa del estuche sobre el cuello para poder colocar la guitarra contra mi espalda.
Mientras tanto, Gally trataba de demostrarle a Sticks que era el mejor hombre, jurando que se
acostó con más mujeres que Sticks.

—Vamos —retó—. Sólo dame un estimado. ¿A cuántas perras has follado?

Suspiré, listo para salir y dejar esta conversación decayendo rápidamente, cuando Heath,
finalmente, decidió hablar, diciéndole a Gally—: Pierdes el tiempo con esa línea de preguntas.

—¿Eh? —Gally le lanzó una mirada curiosa—. ¿Por qué?

—Porque, obviamente, juega para el otro equipo. Amigo, acaba de comprobar el pecho
de Hart cuando se quitó la camiseta.

—¿Qué dices? —gritó éste mientras, con un salto de treinta centímetros, se alejaba de
Sticks

Me giré a mirar boquiabierto en el baterista, sorprendido de ser metido en la conversación


de esta manera.

Sticks encogió en su taburete, con los ojos moviéndose rápidamente con miedo como un
animal acorralado antes de que gritar—: Joder si lo hice.

Levanté las cejas. Actuaba demasiado culpable para estar diciendo la verdad. —
¿Realmente eres gay? —No pude evitar preguntar—. Porque eso sería realmente genial.
—¿Qué dices? —repitió Gally, girándose hacia mí como si hubiese enloquecido.

—¿Qué? —Miré entre Gally y Heath, confundido por su conmoción—. Eso nos daría
más diversidad, ya que hemos sido acusados de ser un cliché, últimamente.

Y sí, la acusación de esta chica todavía me molestaba.

—¿Diversidad? —gritó Gally—. Mierda, si queríamos diversidad, simplemente


podríamos haber contratado a esa chica punk rocker que quería tocar con nosotros.

Le fruncí el ceño por traerla a colación.

—¿Qué chica? —preguntó Sticks, de repente muy curioso para mi comodidad.

Ignorándolo, le fruncí el ceño a Gally. —Tú eres quien se negó a, siquiera, escucharla
tocar.

—Como si quisieras a una chica en la banda —me regresó la mirada.

Me encogí de hombros desdeñosamente. —Nunca se sabe. Podría haber sido buena. Pero
uno de nosotros, o sea tú, probablemente la hubiese follado, y se hubiese ido dentro de una
semana. Entonces estaríamos como al principio, en busca de otro baterista.

Sticks abrió la boca para decir algo, pero levanté una mano para detenerlo. —No importa,
de todos modos. Tenemos Sticks ahora. —Sonriéndole amistosamente al chico nuevo, añadí—:
Problema resuelto.

Sin embargo, éste no tan halagado. Levantó una ceja en censura. —Así que... ¿ni siquiera
le permitieron hacer la prueba sólo porque era una chica?

Suspiré, y señalé significativamente a Gally, echándole la culpa. —Él no lo quiso. No yo.

Gally le frunció el ceño a Sticks. —Oh, cállate, raro. Nadie te preguntó.

Me hallaba a punto de gritarle por ser tan ofensivo, pero Sticks le devolvió la mirada
ceñuda. —Nunca dije que fuera gay.

Gally levantó las manos. —Bueno, ¿prefieres la polla sobre el coño o no?
Sticks hizo una mueca de dolor. Luego bajó la barbilla y murmuró en su pecho—: Sí,
supongo que sí.

Odiando como Gally hacía que el nuevo miembro de nuestro grupo se sienta
avergonzado, golpeé al bajista fuertemente en el pecho con la palma de mi mano y le dije al
baterista—: Ignóralo, como hacemos los demás.

Nunca encontró al mago que le conceda un cerebro.

Mientras Sticks me daba una pequeña sonrisa de agradecimiento, Gally frunció el ceño
con confusión, murmurando—: ¿Eh?

—No importa. —No tenía tiempo para explicarle el Mago de Oz—. Me tengo que ir. Los
veo mañana en Forbidden, chicos. —Cuando miré de manera significativa en dirección de Sticks
para asegurarme de que Gally no lo hubiera asustado todavía, éste asintió y alivio brotó en mi
pecho.

La banda estaba de vuelta.

Gracias a Dios.

Asher
Me estacioné en un lugar diez minutos antes que abrasemos el local, pero me sorprendí
cuando entré al darme cuenta que no era el último en llegar. Todos excepto Mason se paseaban,
haciendo variadas tareas.

Era jueves, noche de chicas, así que dejando de lado al portero y a los cocineros al fondo,
solo los bármanes trabajábamos, tomando órdenes y atendiendo el bar. Knox y Noel preparaban
las cosas detrás de la barra, mientras Ten y Quinn bajaban las sillas de las mesas.

—Ya era hora que decidieras aparecer, estrella de rock —me gritó Ten.
—Ah, oye, Ten —grité respondiendo, chasqueando los dedos y luego señalándolo—,
antes que se me olvide, ¿podrías avisarle a Caroline que dejó una de sus camisetas en mi
apartamento la semana pasada? —Cuando Ten me miró con los ojos entrecerrados por sacar a su
esposa, sonreí—. Es esa blanca apretada con unos labios rojos en ella. ¿Sabes de cuál hablo,
verdad?

—Bastardo, voy a cortarte en pedazos.

Me reí. Nadie era más divertido que Oren Tenning para sacar de quicio. De modo que
tenía que fastidiarlo en cada oportunidad que tenía. Ten tenía una respuesta para todo que decía,
también, lo que me divertía más.

En el momento justo, su ceño fruncido se transformó en una sonrisa. —Aparte, le quité


esa camiseta anoche, así que, já. Sé que estás mintiendo.

Y luego se fue, silbando en voz baja, para quitar una mesa para hacer un mejor camino.
Riéndome, me giré hacia la barra donde Knox se encontraba detrás de ella, sustituyendo un
contenedor del grifo.

Cielos, me encantaba trabajar con estos tipos.

—Hola, hermano —saludé a Knox con un movimiento de cabeza—, ¿cómo está Felicity?
Ya se aburrió de ti, así que ¿puedo tener mi turno con ella?

Unos ojos marrones se alzaron para dedicarme una mirada de muerte. —No sólo te
cortaré en pedazos —dijo en una voz que me daban ganas de mearme, pues sabía que no lo decía
por decir, sino que las decía en serio.

Sí, Knox no era tan entretenido de sacar de quicio. Pero de cualquier modo aun así me
agradaba, porque era un hombre genial de tener a tu lado cuando necesitabas ayuda.

Me aclaré la garganta, dedicándole una sonrisa tensa, y rápidamente me escapé donde


Ten para preparar el área de clientes.

No obstante, en cuanto bajé la silla de la mesa, Harper dejó entrar a tres personas al club.
Solo personas VIP, es decir, personas cercanas a los bármanes, tenían permitido entrar antes de
la apertura y después del cierre –nuevas reglas–, de modo que trasladé la mirada hacia allá,
curioso de ver quién vino de visita. Tenía que ser alguien que me agradaba, ya que adoraba a
todas las parejas de mis colegas. Mis amigos habían encontrado a las mujeres más geniales para
enamorarse.

Bastardos suertudos.

La hermosa morena al principio del trio fue directo a la barra, con su rostro lleno de furia.
El primer chico directamente detrás de ella tenía la cabeza agachada, avergonzado, mientras que
el menor detrás de él veía boquiabierto su alrededor, maravillado.

Aspen Gamble se detuvo al otro lado de la encimera frente a esposo, donde este se
hallaba contando los billetes antes de guardarlos en la caja registradora.

—Tu hermano —gruñó ella, provocando que Noel alzara la cabeza—, está tan metido en
graves problemas ahora mismo, que no puedo lidiar con él.

Al instante, Noel le frunció el ceño al chico mayor mientras el niño se sentaba en un


taburete y, con aire sombrío, colocaba los codos en la encimera y luego su barbilla en las manos.

—Brandt —gruñó Noel—, ¿qué demonios hiciste?

Brandt abrió la boca para contestar, pero Asper habló por él. —Se metió en una pelea. En
la escuela. En la mismísima escuela donde llevo trabajando solo cuatro meses. Fue tan
humillante; me mandaron a llamar a la oficina del director. Oh, cielos, Noel. Nunca en mi vida
he estado en problemas con un director.

—No eras tú quien estaba en problemas —discutió Brandt—, yo lo era.

—Pero tengo tu custodia, lo que me sitúa en la misma posición que tú. De verdad no
puedo crees lo que has hecho.

Rompiste la nariz de ese chico.

—Se la destrocé por completo —concordó Brandt con una sonrisita engreída antes que
los ceños fruncidos de Aspen y Noel provocaran que volviera a sentarse en su asiento,
avergonzado.
—¿Qué hizo para que lo golpearas? —preguntó Noel, todavía siendo el marginado
desconcertado.

—Ah, esa es la mejor parte —despotricó Aspen, todavía mirando fijamente a su


cuñado—. Se rehúsa a divulgar ese pedacito de información, de modo que no tengo idea de por
qué se acercó a un chico que simplemente intentaba llegar a su casillero entre clases y lo molió a
golpes. Escuché que incluso lo dejó inconsciente por unos segundos. Pero todo lo que Brandt
dice del tema es…

Cuando miró a Brandt con las cejas alzadas, este suspiró a regañadientes y contestó—: El
lamepollas se lo merecía.

—Dijo eso verbatim al mismo director, también —se quejó Aspen.

Acababa de instalarme en el taburete al otro lado de Colton, el hermano menor, que


miraba fijamente todas las botellas de alcohol alineadas en la pared del fondo con los ojos
completamente abiertos. Pero ante las palabras de Aspen, me echó un vistazo. —¿Qué significa
verbatim?

—Significa palabra por palabra —murmuré en respuesta.

Asintió mientras Noel suspiraba y frotaba su rostro antes de dedicarle una seca mirada a
Brandt y repetir—: ¿Se lo merecía?

—¡Pues, sí! —gritó Brandt.

—¿Conque así luce por dentro el bar de Noel? —me preguntó Colton.

No le corregí diciéndole que técnicamente era el bar de Pick. Dado que aquí es donde
trabajaba su hermano mayor, era probable que en su cabeza siempre sería el bar de Noel. De
modo que dije—: Síp. Bastante genial, ¿eh?

Se encogió de hombros. —No está tan mal. —Luego golpeó la encimera para atraer la
atención de Knox—. Oye, cantinero. Quisiera una cerveza.

Knox se le quedó mirando con confusión. —¿Cuántos años tienes?


—Once —respondió orgullosamente Colton.

—Ya… —Knox sacudió lentamente la cabeza—. Limonada de cereza es todo lo que te


serviré.

Conforme Colton soltaba un suspiro y gruñía con derrota, diciendo—: Vale. —Brandt
brumó—: ¿Por qué no pueden confiar en mí? No es como si haya atacado a un pobre chico
inocente y desprevenido. Se los aseguro que el imbécil lamepolla jodidamente se lo merecía.

A medida que tanto Aspen como Noel le regañaban, diciéndole que cuidara su
vocabulario, Ten le daba amigablemente unas palmaditas en la espalda. —Oye, hermano, yo te
creo.

Noel lo miró con el ceño fruncido. —No te metas en esta conversación.

—Uh, ¿disculpa? Es mi cuñado, tengo el mismo derecho que Shakespeare aquí —


discutió Ten, señalando a Aspen.

—Excepto que Aspen y yo tenemos su custodia. Tú no. Ocúpate de lo tuyo.

—No entiendo por qué eres tan duro con él. Desde que se vino a vivir contigo, no se ha
metido en ningún problema. Joder, se ha portado de maravilla.

—Gracias —le dijo Brandt a Ten mientras Knox colocaba el trago de Colton en la
encimera frente a él.

El niño de once años bebió un gran sorbo y suspiró con satisfacción. —Gracias. —Luego
se quedó mirando a Knox un segundo antes de alzar su barbilla—. Oye, ¿tú eres el que está
saliendo con Felicity?

Knox se detuvo y le dedicó una mirada de curiosidad. —Sí. ¿Por qué?

—¿Le has pedido matrimonio?

Frunciendo el ceño, Knox entrecerró los ojos. —No.

—Pues —Colton infló su pecho—, resulta que es como la mujer de mis sueños, así que…
—soltó un suspiro de ensueño ante el pensamiento de Felicity Bainbridge—, si para el momento
que tenga dieciséis años no está casada, voy a hacerla mía. Solo pensaba en advertirte de, ya
sabes, hombre a hombre.

—Entonces… estás diciendo que tengo cinco años para pedirle matrimonio o, de lo
contrario, voy a tener competencia en el camino, ¿eh?

Colton apenas se encogió de hombros, y apareció una sonrisa en el rostro de Knox. —


Que así sea, hombrecito. —Le ofreció un puño, y ambos chocaron sus nudillos.

Al otro lado de ellos, Brandt seguía defendiendo su caso. —¿Por qué les importa tanto el
por qué lo hice? Su nariz sigue rota, y seguiré suspendido sin poder ir a clases por una semana.
Ningún motivo cambiará las consecuencias. ¿Pueden simplemente dejar el tema?

—No comprendo por qué simplemente no nos cuentas —gruñó Noel.

Cuando vi a Brandt apretar los dientes, frustrado, llegué a la conclusión que protegía a
alguien.

Treinta segundos más tarde, me enteré a quién cuando Mason llegó tarde, dos minutos
antes que abrasemos el local.

Cuando divisó a Brandt, se desvió del camino hacia él, diciendo—: Tú… tengo que
hablar contigo. Sarah le contó a Reese lo que hiciste hoy día.

Brandt hizo una mueca y, lentamente, se giró en su taburete para enfrentar al hermano de
Sarah. —¿Ah sí? Mierda.

Mason asintió. —Reese estaba en casa de mi mamá cuando llegó Sarah de la escuela,
notablemente molesta.

Requirió un poco de persuasión, pero Reese al final le sacó la información de lo que


había ocurrido. Y… —soltó un largo suspiro antes de tenderle la mano a Brandt—, gracias.

Cuando Brandt enrojeció claramente avergonzado, Noel sacudió las manos. —¿Gracias?
¡¿Qué?! Lowe, ¿qué demonios hizo?
Mason necesitó otro segundo antes de hablar, luego anunció—: Un bastardo estaba
burlándose de Sarah, jugando con su silla de ruedas y diciéndole sobrenombres. Al parecer pasó
toda la hora del almuerzo llorando en el baño. Cuando Brandt se enteró, le enseñó modales al
idiota.

Todos nos volteamos para ver con asombro a Brandt, quien solamente se hundió más y
más en su taburete, luciendo totalmente avergonzado.

Al final, Aspen se cubrió el rostro con ambas manos y soltó un quejido. —Ay, cielos, lo
lamento tanto, Brandt, pero… —bajando los dedos, frunció el entrecejo—: ¿Por qué
sencillamente no dijiste eso desde el principio?

El chiquillo de quince años soltó un murmuro, refunfuñando—: Porque a ella le dio


vergüenza y no quería llamar la atención. —Miró a Mason con el ceño fruncido—. No puedo
creer que haya cedido y le haya contado a Reese. Le prometí que no incluiría su nombre en el
tema, y es todo lo que quería.

Mason solamente se encogió de hombros. —Creo que la culpa le ganó. No le gustó que te
metieras en problemas por su culpa.

—Como si me importara una mierda si me suspenden por eso. No me pidió hacer nada de
lo que hice. Demonios, ni siquiera sabía que me había enterado. Él se lo merecía, y enfrentaré a
cualquier lamepollas que se burle de uno de mis amigos.

—Joder, obvio que lo harás —gruñó Noel, concordando—. Ese maldito bravucón.
Mañana iré a hablar con el director así lo castigan igual o más que Brandt.

—Y yo te acompañaré —declaró Aspen.

—Oh, ya lo llamé —les aseguró Mason con una sonrisa enfadada y tensa—. Está muy
consiente que el chiquillo no es tan inocente, y me aseguró que hará algo al respecto.

—Cielos, chicos —se quejó Brandt y se agarró la cabeza—. Esto es exactamente lo que
Sarah no desea. Si agrandan más el tema, de un momento a otro, un millón de personas van a
notarla, sintiéndose mal y teniéndole lástima, o peor, quizá hasta culpándola. Sarah no quiere
eso.
Habiendo presenciado suficiente de su drama familiar, me bajé de mi taburete y le di unas
palmaditas a Colton en la espalda mientras este seguía dando sorbos a su limonada de cereza,
observando el espectáculo. Luego hice una última ronda por el área de clientes antes de avisarle
a Harper que podíamos abrir.

Quinn tuvo la misma idea y se encontraba recogiendo una pajilla perdida del suelo. Me
sonrió cuando movió la cabeza en dirección a la barra. —Nunca es una noche aburrida por aquí,
¿eh?

Solté una risa. —No con el drama que nos las arreglamos con suscitar.

Señalando a Harper con el dedo, le avisé que no había problema de permitirles la entrada
a los clientes. Asintió, y medio minuto después, comenzaron a entrar por la entrada.

Atendí mi primera mesa de la noche llena de órdenes, y se las llevé a Knox para que las
llenara dado que Mason y los Gamble seguían discutiendo entre ellos con respecto a cómo
hacerles justicia a sus hermanos menores. Ten dejó de intentar en dar su opinión y decidió
ayudarnos a Quinn y a mí a atender las mesas.

Acababa de entregar una bandeja llena y guardaba el pago cuando mi teléfono sonó,
alertándome de un mensaje.

Revisé la pantalla, sorprendido de encontrar que provenía de mi nuevo baterista.

Acabo de darme cuenta que no tengo la hora exacta ni la dirección del lugar donde
estar mañana para la tocata. Solo he ido una vez al Forbidden y no conduje yo, así que no
estoy seguro si recuerdo el camino.

Envié la hora y la dirección, y guardé el teléfono, solo para que suene segundos después.

Gracias. Mis dos chicos y yo te veremos allá.

Luego de decirle que vale, al mismo tiempo preguntándome quiénes eran sus dos chicos,
me mandó otro mensaje.

Y al decir dos chicos, me refiero a mis baquetas, no al par en mis pantalones.


Antes que pudiera siquiera pensar en una respuesta, me envió otro mensaje.

Claro, no significa que los otros dos no estarán allá. Pero técnicamente, no verás a
ESOS chicos, así que sí… solamente hablo de mis baquetas.

Sonreí, entreteniéndome más por sus mensajes incoherentes. Casi podía imaginarlo
gruñéndose a sí mismo como si supiera que decía mierda que no tenía intención de mencionar
incluso mientras seguía escribiendo más. Y en el momento justo, envió otro mensaje.

Así que, sí, mejor voy a callarme antes que siga humillándome más y más. Nos vemos
mañana.

Me reí abiertamente y le escribí que mañana nos veríamos.

—¿Y tú con quién coqueteas? —preguntó Ten, provocando que me sobresaltara pues
había estado centrado en presionar “enviar”.

Frunciéndole el ceño, le empujé cuando intentó leer los mensajes por encima de mi
hombro. —No es de tu incumbencia, intruso. —Luego guardé mi teléfono en el bolsillo,
quitándolo de su vista.

Soltó una risita y movió sus cejas. —Simplemente dime si es ardiente.

Puse los ojos en blanco. —¿Qué te hace pensar que siquiera hablaba con una chica?

—Porque estabas sonriendo y riéndote mientras leías los mensajes, como un chiquillo con
un flechazo.

—¿Qué demonios? —Le empujé por el hombro otra vez, esta vez callándolo—. No es
así. Era el baterista de mi banda. Y él dijo algo gracioso… así que me reí.

—Ya… —Ten siguió observándome mientras rascaba un costado de su rostro—, no te


creo. Leías y mirabas lapantalla por mucho tiempo como para que fuera un tipo.

Me quedé mirándolo completamente confundido. —¿Eh?


—Te demoraste en leer —explicó—, de modo que tenía que ser de una chica. Dos tipos
mandándose mensajes solo tomaría unas cinco palabras o menos por mensaje… o solamente se
llaman. Así que, sí… sin duda enviabas mensajes pervertidos.

—Como sea. —Sacudí la cabeza conforme me alejaba—. Eres raro. Así que deja de serlo.

—No hay problema si todavía no quieres hablar de ella —me gritó—. Pronto me enteraré
quién es.

—Fenómeno —murmuré entre dientes. Pero, por una extraña razón, lo que dijo seguía
rondando en mi cabeza.

Asegurándome que no estuviera viéndome, saqué el teléfono de mi bolsillo y volví a leer


la conversación con Sticks.

En efecto, todo lo que le envié fueron puestas en cinco palabras o menos. Su mensaje más
corto fue de un largo de nueve palabras.

—Huh —murmuré, frunciendo el ceño y volviendo a guardar mi teléfono. Luego terminé


mi turno y no volví a pensar en la extrañeza del tema.

Remy
—¡Dios mío! Soy tan idiota. —Arrojé mi teléfono a la mesita de centro como si fuera una
infección y golpeé mi frente con la mano, totalmente avergonzada.

Me sorprendía que Asher no me hubiera llamado fenómeno y diciéndome que no me


molestase en ir a la tocata mañana. Lo que le envié por mensaje fue más que idiota.

Había comenzado mandándole el mensaje, intentando hacerme la graciosa, pero luego


sonó como si fuera muy inmadura. Aun así, cuando intenté explicar lo que de verdad quise decir,
todo se fue al diablo y terminó siendo una mierda.
—Ugh. —Decidí que era su culpa. El tipo estaba buenísimo. Tras pasar horas con su
compañía, escuchándolo cantar, las hormonas todavía seguían en erupción.

Pero Asher me impresionó. De una buena forma. Luego de mi primer encuentro con el
grupo, estaba completamente convencida que Galloway era el líder. Eso me había preocupado.
Digo, no tanto como para no tocar mañana con ellos, pero seguía siendo una idea inquietante,
alarmante y deprimente.

No obstante, tras esta tarde, era obvio que Asher se ocupaba de las cosas. Sabía dónde
estaban las canciones, había pagado la cuenta del estudio de alquiler, hizo las sugerencias de los
cambios y ajustes de las canciones de vez en cuando, y fue quien nos recordó dónde debíamos
encontrarnos para nuestra próxima tocata. Con él siendo el líder puede que lo siga… en especial
dado que tenía un gran trasero. Pero, ¿a Gally? Joder, no. Nunca me quedaría en una banda luego
de una tocaca si él fuera el líder.

Recordando el recordatorio de Asher sobre la tocata, noté que no tenía la hora exacta. Y
así comenzó el debate de diez minutos conmigo misma sobre si debía llamarlo y enviarle un
mensaje… y tenía que ser justo él a quien contacté; fue el único miembro de la banda que se
molestó en intercambiar números conmigo. De modo que decidí enviar un mensaje, ya que
llamarlo sería un desastre; estaba muy consciente de lo que su voz me provocaba.

Y aun así me las arreglé para meter la pata incluso por mensajes de textos. Una vez más
me encontraba gruñendo avergonzada cuando la puerta principal se abrió de golpe y Jodi entró
como la briza, cargando una pequeña bolsa y una gran sonrisa.

—Hola, puta. ¡Te conseguí unas chucherías! —Luego se detuvo cuando me miró—.
Sigues usando la máscara.

—¿Ah? —la miré con confusión antes de darme cuenta… —Ah, mierda. Sí. Acabo de
llegar del ensayo. —Mientras lentamente pasaba la máscara de “Sticks” por mi cabeza, sonreí,
aturdida por poder decir que había estado en un ensayo… ¡con mi nueva banda de rock!—.
¿Sabes? En verdad me gusta esta idea de ser gay. —Ya le había mandado un mensaje,
informándole que los chicos me atraparon observando el pecho desnudo de Asher y de toda la
conversación de ser gay que siguió después—. Ahora puedo mirar a un chico —es decir, Asher,
dado que tenía la certeza que no me daría cuenta de otros hombres mientras estuviera él—, y
nadie pensará que es raro. Mierda. ¿por qué no se me ocurrió esta idea antes de siquiera ir a la
audición? Es brillante.

Luego me rasqué justo en el interior del muslo donde mi ropa interior de hombre que
todavía no me había sacado me irritaba.

Jodi me miró de reojo rascándome. —Cariño, sí recuerdas que eres una chica, ¿verdad?

Saqué de golpe mi mano de mi entrepierna. —Sí. Cállate. Además, es culpa de la ropa


interior de hombre que tú me hiciste, me irritan demasiado.

Suspiró. —Olvidaré que acabas de maltratar mi ingeniosa invención, porque todavía sigo
feliz por la mierda increíble que acabo de hacer por ti.

—¿Por qué? ¿Qué hiciste?

Resoplando animadamente, ondeó una mano de forma femenina y dramática. —Pues…


pese al hecho que no apruebo esta idea y que creo que estás loca por salir así mañana, decidí
mostrarte mi apoyo, de todos modos. Y te compré un par de cositas que necesitarás.

Sentándome más derecha, aplaudí con felicidad. —¿De verdad? —¡Ay, regalos! Me
encantaban los regalos—. Sabía que por una razón te amaba. ¿Qué me compraste?

—Para empezar, esto… —Sacó un diminuto trozo de plástico que parecía una tarjeta de
crédito sacada de mi bolso, y la mostró con un ademán ostentoso antes de parar para
mostrármela—. ¡Una identificación falsa!

Parpadeando, lentamente se la quité. —Oh, vaya. No debiste molestarte. Es muy genial,


Jodi.

La última vez que intenté conseguir una identificación falsa, tenía diecisiete años y mi tío
lo encontró antes que tuviera la oportunidad de usarlo en un bar. Sorprendentemente, todavía era
traviesamente emocionante tener una, incluso a los veintitrés años.

Jodi me había tomado un par de fotos luego de disfrazarme por primera vez, pero pensé
que era para sus clases o algo… no para esto. Me reí disimuladamente ante el rostro varonil junto
a mi nombre verdadero, peso y estatura. En realidad, lo único que no era verdadero era la
fotografía… y, a decir verdad, era yo, simplemente… era una versión alterada. Incluso tenía el
mismo género marcado.

—Espera, aquí dice que soy mujer.

Frunciendo el ceño, Jodi me lo arrebató de la mano, y, cuidadosamente, lo guardó en una


nueva billetera. —Como si fueran a revisar la M o la H. Bah. —Me tendió la billetera, que debió
haber sido otro regalo suyo—. Lo más probable es que ni siquiera te la pidan.

—Cierto —murmuré, poniéndome de pie para comprobar cómo se sentía tener guardada
una billetera en mi bolsillo trasero. Mi nalga se retrajo en sorpresa cuando la billetera se deslizó
y se acomodó. Interesante. No era dolorosa nicosquilloso ni nada, solamente diferente.

—Y… guardé lo mejor para el final. —Jodi me arrojó un trozo de silicona de color piel.

Lo atrapé cuando aterrizó en mi pecho antes de alejarlo y girarlo en todos los ángulos
posibles, estudiándolo.

Parecía como una especie de embudo de goma.

—Eh… gracias. Pero… —la miré de reojo—. ¿Qué demonios es esto?

—Es una Go Girl.

—Disculpa, ¿una qué Girl?

Suspirando, puso los ojos en blanco y se acercó a zancadas para arrancármelo de la mano.
—Un dispositivo de micción femenino. Ya sabes, para que puedas orinar de pie. —
Demostrándolo, lo sostuve contra su entrepierna de modo que parecía como un consolador.
Luego siseó y giró sus caderas como si estuviera meando todo el piso.

Me hubiese reído –pues era completamente gracioso–, pero tenía un mal presentimiento
que en realidad era para que yo usara esa cosa.

—Umm… —Rasqué un costado de mi cabeza donde la peluca me dejó con comezón—.


No estás bromeando, ¿o sí?
Detuvo su acto de mear y se enderezó, quitando el dispositivo de micción de sus partes.
—¿Qué? Solamente pensé que… pasarás toda la noche en un club público y, tarde o temprano,
tendrás que ir al baño. —Se encogió de hombros—. Dado que estarás en tu disfraz de hombre,
simplemente asumí que tendrás que usar el baño de niños en vez del baño de niñas. Así no será
sospechoso si te atrapan sentándote para hacer del dos. Y mira… —lo alzó con orgullo—,
incluso te compré el de color caqui así parece más a un pene verdadero.

—¡Dios mío! —me tapé los ojos con la mano—. Por favor, dime que no vienen en
colores diferentes.

—Mi favorito fue el de lavanda, pero pensé que no te serviría de mucha ayuda si lo
elegía.

—¡Locos! —sacudí la cabeza, incapaz de creer que hablaba en serio ahora mismo.

—Mira. —Dobló el embudo de forma diferente—. Las reseñas decían que era la mejor
marca debido a que es más flexible para almacenar.

—Y… son tan populares, que vienen de todos los tipos —murmuré, desconfiada. Por
supuesto que venían de todos tipos—. ¿Cómo demonios nunca he escuchado de un Go Girl?

—No sé —se encogió de hombros—. Quizá debe ser porque no te gusta mucho ir de
campamento ni escalar.

O quizá debe ser porque me sentaba en cuclillas y me cernía y esperaba que lo que sea
que rozaba mi coño desnudo no fuera una serpiente ni una hoja envenenada cada vez que meaba
en el bosque. Como una chica normal.

Jodi parecía estar lastimada por mi reacción ante su regalo. Detestaba lastimar sus
sentimientos, y, además, fue muy lindo y considerado de su parte pensar en mí, de modo que se
lo quité de la mano con cautela y, con toda la sinceridad que pude reunir, dije—: Gracias.

No tenía ni idea dónde pensaba que debía guardar la cosa cuando no estuviera usándolo.
¿Pegarlo con cinta adhesiva en mi muslo o algo así? Ya tenía un pene de imitación en mi ropa
interior masculina. ¿Cuántas pollas de mentira un tipo de mentira necesitaba?
Aunque mi compañera de piso sí planteó una buena pregunta. ¿Cómo demonios debía
usar los baños públicos cuando estuviera con la banda de un lado para otro? Será mejor que el
club Forbidden tuviera un urinario para cagar, era todo lo que esperaba.

***

Veinticuatro horas más tarde, era hora de descubrirlo. Una vez más, me arreglé como
“Sticks”, dejé el Go Girl en casa y conduje hasta la dirección que Asher me envió. Pasaron
meses –a principio del verano o quizá a finales de primavera–, desde la última vez que estuve
aquí. Pero parecía familiar, así que me estacioné y crucé la calle hacia la entrada.

El letrero decía que abrirían en media hora más y la luz que decía “abierto” no estaba
prendida, pero un portero ya se encontraba justo frente a las puertas principales, de modo que di
un golpecito al vidrio para atraer su atención.

Se giró y me frunció el ceño, así que le señalé que me abriera. Cuando me rehusé de dejar
de señalar con las manos, por fin abrió un poco la puerta y se asomó.

—Todavía no abrimos.

—Sí, lo sé, lamento molestarlo, pero… soy de la banda. —Cuando se me quedo mirando
fijamente como si no tuviera idea de qué hablaba, cautelosamente añadí—: Ya sabe…
NonCastrato.

Se supone que esta noche tocan, y… soy de la banda. —Dios, se sentía genial decirlo—.
Necesito entrar e instalar mi batería antes de tocar.

—¿Identificación? —Estiró la mano con una mirada aburrida en su rostro.

—Uh… vale. —Recordándome que le debía un inmenso favor a Jodi por la licencia de
conducir falsa y la billetera,

busqué a tiendas en el bolsillo trasero y por fin saqué la nueva y vigorizante billetera.
Cuando se la mostré, me mordí el labio, esperando que no notara la gran y deslumbrando M en el
cuadro de género.
Apenas le echó un vistazo al pedazo de plástico antes de devolvérmelo y estudiar una
tabla sujetapapeles que tenía en mano. —No estás en la lista.

Por un breve instante, mi corazón dejó de latir. La banda ya me había rechazado, y mi


gran oportunidad para presentarme ante una audiencia había terminado antes que siquiera
empezara. Abrí la boca, pero me llevó un segundo decir algo. —Oh… sí. Soy nuevo. Acabo de
unirme esta semana.

Al tipo no pareció importarle. Y al parecer, todo lo que sabía decir era—: No estás en la
lista.

Enojo, miedo y preocupación me recorrieron. Decidí que el enojo se adueñara por


completo. Había llegado hasta aquí, me rehusaba a rendirme ahora. —Mire. Necesito entrar así
puedo prepararme para nuestro show que nos están pagando para proveerle a sus clientes. —
Aguarden, ¿iban a pagarnos? Ni siquiera había preguntado y, honestado, era lo último que tenía
en mente. No importaba. El punto era que—: Tengo que ir al escenario y…

—No estás…

—¡En la lista! —exploté—. Sí, ya lo dijo. Muchas veces. Pero le juro que no estoy
mintiéndole. ¿No puede simplemente ir a buscar a otro miembro de la banda para que venga y
responda por mí?

—¿Vas a traerme problemas?

Apreté los dientes. —No si tan solo me dejara entrar.

Cuando dejó el marco de la puerta y dio un amenazador paso hacia mí, tragué saliva y me
alejé de él, de repente recordando que, cuando me veía, veía a otro tipo. Probablemente no tenía
problemas con usar sus puños y darme una paliza.

Oh, demonios, no quería que dieran una paliza la primera semana que era un chico.

La puerta detrás de él volvió a abrirse. —¿Todo bien por aquí, Grim?


Echando un vistazo pasando al gigante frente a mí, noté a otro tipo gigantesco en el
marco, excepto que este era un tipo atractivo y no parecía ni de cerca tan amenazador como
Grim(1)… Dios, el nombre le sentía de maravilla.

—Soy de la banda —me apresuré a decirle al tipo atractivo antes que el idiota frente lo
despechara—. Tengo que entrar así puedo ayudar a instalar el escenario antes de la apertura.

—Ah, ¿tú eres el nuevo baterista?

—¡Sí! —Le dediqué un gesto de agradecimiento antes de quedarme mirando a Grim, que
aún bloqueaba mi camino.

—Espera un segundo. Iré a buscar a Asher.

Desapareció, la puerta volviendo a cerrarse detrás de él, de modo que una vez más estaba
a solas con el portero malhumorado, que se había cruzado de brazos y continuó montando
guardia al frente de la entrada del club.

—Irá a buscar a Asher —no pude evitar burlarme con una sonrisita petulante.

Grim respondió con un gruñido.

Segundos más tarde, Asher asomó la cabeza. Cuando me vio, la sorpresa iluminó su
rostro. —Ah, hola. Llegas temprano. Entra. —Cuando abrió más la puerta, el tipo todavía
inminente en mi camino se negó a moverse, así que

Asher dijo—: Grim, hermano, no pasa nada. Es parte de la banda. Lo lamento, creí que lo
puse en la lista.

—No hay ningún Remy Curran en la lista —le dijo Grim.

—¿Remy…? —Asher parpadeó con confusión antes que sus ojos se iluminaran con
comprensión—. Oh, claro. Sí.

—Me señaló—. Nunca supe tu nombre verdadero, así que te puse en la lista como Sticks.
—Luego le dio un codazo a Grim—. ¿Podrías ser tan gentil de escribir Remy Curran al lado de
Sticks? Él puede entrar.
Grim no lucía muy feliz de hacerlo, pero asintió y se hizo a un lado a regañadientes.

Asher me señala que siga adelante, y soy finalmente admitida al interior de Forbidden.
Estaba tan tentada a sacar la lengua y hacerle una trompetilla a Grim, pero me contuve, porque
las trompetillas probablemente no eran muy masculinas…o maduras.

—Lamento eso, —me dice Asher mientras me guía hacia el escenario—. Grim es ex
militar. Él no se aleja de las reglas. Nunca. Si Harper hubiera estado trabajando en la puerta esta
noche, no te habría dado un momento tan difícil. Aun así…me sorprendiste. Ninguno de los otros
miembros de la banda se aparece hasta que abrimos.

Eso me hace fruncir el ceño—. ¿Qué pasa con acomodar todo?

—Oh. Yo suelo encargarme de eso.

Parpadeo—. ¿Cada semana? ¿Tu solo?

—Sip. —Se encoge de hombros como si no fuera gran cosa mientras se dirige al
escenario—. Pero desde que tu estas aquí, te dejare encargarte de la batería.

—Seguro. —trepando detrás de él, tengo que detenerme para mirar alrededor con
asombro, tratando de imaginar cómo lucirá el lugar en una hora. He estado aquí arriba una vez
antes, cantando karaoke, pero esto se sentía totalmente diferente. Emoción pulsaba a través de
mí.

¡Iba a tocar aquí…esta noche! En la batería.

—Así que ¿Remy es tu nombre real?

Salte ante la pregunta y mire hacia Asher donde estaba arrodillado junto a un
amplificador y probando las cuerdas de su guitarra. Cuando mi mirada conecto con la suya verde
y curiosa, un pinchazo en mi estómago hizo que todas mis partes de chica volvieran a la vida—.
Um…sí.

Wow, mírame, con mi sorprendentemente extenso vocabulario alrededor del niño bonito.
Si no me reviso pronto, estaré babeando detrás de el después.
Él sonríe, y por supuesto, tengo que tragar algo de baba—. ¿Pero prefieres ir por Sticks?

Me encojo de hombros—. Lo que sea. —obligándome a decir más palabras, pobremente


agrego—. Cualquiera funciona.

Su risita hace que mis hormonas gimoteen. Trato de ignorarlo y preparo mi área, pero
todo ya parece estar casi en orden. Todo lo que tengo que hacer es bajar mi banco y
acomodarme, mover los pedales un poco más cerca, reajustar el tambor y mover unos
centímetros los tambores pequeños. Así que me encuentro cerniéndome encima de

Asher, preguntándole si necesita que haga algo más, mientras alrededor de nosotros, en el
suelo, otros trabajadores del bar se mueven alrededor, preparándose para la apertura del club.

—Umm…—muerde su labio inferior mientras mira alrededor del escenario—. De hecho,


creo que estamos listos para ir. Usualmente soy el único que viene a preparar todo así que llego
aquí muy temprano, pero si quieres hacer un hábito de esto, puedo mostrarte el armario de
almacenamiento donde mantenemos todo y cómo funciona el sistema de sonido.

Trato de no observar como su labio se libera de sus dientes, pero era tan locamente sexy,
tengo que aclarar mi garganta antes de decir—. Seguro. Eso sería genial.

Tengo que moverme más cerca de el para ver mejor todas las funciones que señala, y
hombre, el chico incluso olía maravilloso. No es justo. Inhalando profundamente, me maree por
la cantidad de veces que lo olí. Entonces estornudo, y por Dios, incluso eso fue adorablemente
sexy.

Cuando Asher detuvo su demostración y dije—. Esta es una organización muy dulce, —
mi voz fue más aguda de lo normal, haciéndola sonar extra femenina.

Usualmente tenía una ligera ronquera, un sonido rasposo de mis cuerdas vocales que
hacía que las personas por teléfono a menudo me confundieran con un chico. Pero justo
entonces, no soné para nada como uno. Lanzando una mirada preocupada a mi derecha, estaba
aliviada cuando Asher no pareció notarlo.

El sonrió con orgullo y dijo—. Gracias.


Estaba demasiado ocupada masticando mis preocupaciones; que me tomo un momento
darme cuenta de lo que estaba diciendo. Finalmente, sacudí la cabeza—. Espera. ¿Acabas de
decir gracias como si tú hubieras montado esto?

Cuando el asintió, aun sonriendo con orgullo, devolví mi atención al panel de palancas y
botones con nuevo asombro—. Impresionante. Y aquí, yo pensé que pertenecía al club.

—Oh, lo hace. —lo mire, frunciendo el ceño con confusión, así que explico—. Cuando
Pick –el dueño del clubme contrato, me dio vía libre para instalar cualquier tipo de escenario y
sistema de sonido que quisiera. Así que…lo hice.

Niego con la cabeza, incluso más perdida—. ¿Tú trabajas…aquí? — ¿eso significaba que
yo también trabajaba aquí? Mierda, ¿iba a tener que llenar formas legales, como números de
seguridad social y eso?

Una cosa era mentir por una noche para conseguir tocar la batería, pero mentirle al
gobierno –diablos. ¿En qué mehabía metido?

—Sí, es como una larga historia. Vine un día, tratando de rogar porque nos dejaran tocar
una noche, pero el solo necesitaba un bartender. Así que…hicimos un trato. Trabajo en la barra
las noches que no tocamos, y el prácticamente me deja construir cualquier cosa que quiera que
tenga que ver con la música en este lugar. El me da dos mil por los viernes, los cuales…reparto
entre los cuatro miembros y se los doy en efectivo. —Él me envió una mueca de disculpa—. Lo
siento, quinientos no es mucho, pero…

—Oye, es más de lo que me han pagado antes por tocar, —le digo, aliviada de que estaba
obteniendo efectivo y emocionada porque estaba obteniendo algo de dinero.

Asher se rio—. Si, esa era mi forma de pensar cuando nosotros empezamos. —
Palmeando mi hombro y asustando la mierda fuera de mí cuando ligeramente empuja mi pechera
fuera de lugar, sonríe grande—. Creo que vas a encajar muy bien Sticks.

Momentáneamente olvide que necesitaba acomodar mi pecho falso en su lugar. Pero en


serio, cuando Asher Hart me sonreía con tanta aprobación, la vida era jodidamente perfecta.

Esta iba a ser una noche que no olvidaría jamás.


(1) Grim también significa serio, ceñudo, etc.

10

Remy
—Buenas tardes, Ellamore. ¡Bienvenidos a Forbidden!

Saludando Asher por el micrófono tenía una tonelada de fans gritando—más que nada
mujeres—arremetiendo

contra el escenario, brazos sacudiéndose salvajemente. Sonreí desde mi pequeño banco


seguro detrás de la batería

mientras Asher tuvo que saltar otros dos pasos en reversa para evitar que las chicas
manos largas lo alcanzaran.

Su risa nerviosa hizo eco por el sistema de altavoz justo antes de que dijo—: Es bueno
también verlas a todas

ustedes señoritas, pero vamos a lago de música, ¿quieren?

Las mujeres comenzaron a corear algo que sonó como “If I Knew” que no era un título de
alguna canción que NonCastrato

toque. Fruncí el ceño en confusión, preguntándome de qué demonios están hablando.

Asher mira hacia nosotros, gesticulando “Counting Stars” y luego fue y levanto sus cejas
en mi dirección, dándome

una señal de pulgares arriba.

No estaba nerviosa, usualmente no tenía problemas enfrente de multitudes. Y con mi


mascara puesta, no había
siquiera un espasmo de ansiedad. Creo que mi subconsciente sabía que si arruinaba algo,
estaría bien porque nadie

sabía que realmente era yo. Pero el segundo en que Asher me mando el pequeño pulgar
en aprobación y apoyo,

silenciosamente haciéndome saber que lo haría bien, un pequeño tirón en mi pulso volvió
todo dentro de mi caótico.

Así que lo culpe completamente cuando tire una maldita baqueta.

Cayo ruidosamente contra el suelo hueco del escenario con un resonante eco que causo
que todos mis compañeros

de banda miraran en mi dirección… así como también cerca de la mitad de la multitud


mirándonos.

Luchando por recuperar mi caída baqueta, me enderece tan rápido que la sangre corrió a
mi cabeza haciéndome

sentir instantáneamente mareada. Pero di una arrepentida sonrisa y sacudí ambas baquetas
por encima de mí para

hacerle saber a todos que estaba bien. Todo está bien aquí. No había razón en absoluto
para mírame asombrados

como si fuera una idiota.

Asher se volteó al micrófono. —Creo que esa es mi seña para presentarles al más nuevo
miembro de nuestra banda.

Todos, por favor denle a Sticks, el mejor jodido baterista que escucharan, un poco de
ánimo, ¿lo harían? —

Sosteniendo sus monos en su boca, agrego más bajito— Es su primera vez, así que sean
amables con él, por favor.

Algunas personas rieron, más animaron, pero hombre, la habitación me animo.


Todo se ilumino adentro, sacudí las baquetas por encima de mi cabeza en agradecimiento,
luego chasqueándolas

juntas cuatro veces para poner el ritmo de la canción, y boom… estábamos tocando un
cover de una de mi s

canciones favoritas de OneRepublic. En vivo. En frente de personas. Tomo todo un verso


para que en realidad

tocara, pero cuando mi entrada llego, lo conseguí.

Era…

Asombroso.

Mi sueño se estaba haciendo realidad. No podía dejar de sonreír, no podía dejar de sentir
la prisa, no podía dejar de

tocar. Una vez que la canción termino, simplemente seguí, moviéndome directamente a la
canción “Ceilings”.

Asher miro hacia mí con sorpresa. Luego rodó los ojos, como diciendo que lo debía haber
sabido,

y sonrió antes de regresar para su primera línea. Su voz me golpeo fuerte, y pareció vibrar
por mis

huesos, haciendo eco a lo largo de mi columna vertebral y temblando la punta de los


dedos de mis pies.

Era Nirvana pura. Mi dios.

Ni siquiera me di cuenta de cuantas canciones o cuánto tiempo había pasado hasta que
Asher dijo que íbamos a ir a

un rápido descanso. Es cuando repentinamente me golpea cuan empapada estaba dentro


de mis ropas y mascara, del
sudor que vino por culpa del calor cayendo de las lámparas de arriba. Entonces me
levante, mi piernas y la espalda

dieron un grito de protesta debido a sentarse por mucho tiempo.

Moviendo mis hombros y estirando las piernas una o dos veces, seguí a los otros tres,
saltando el lado del escenario

y dentro de la multitud. No había “backstage” así que fuimos instantáneamente saturados,


la mayoría de todos

reuniéndose alrededor de Asher para poner sus manos sobre él.

Un hombre con una camiseta de Forbidden apareció—el mismo sexy que me había
rescatado de Grim el portero

idiota y trajo a Asher para dejarme entrar. Ayudo a Asher a liberarse de las que se
pegaban y luego abrió un camino

para nosotros para alcanzar el pasillo de atrás, donde él y Asher nos guiaron a una
habitación trasera con un sillón,

algunos casilleros, y una pequeña cocina.

—Gracias, Quinn —le dijo Asher al hermoso gigante mientras pasaba la parte trasera de
su antebrazo sobre el

brillante sudor en su frente—. Eres un salvavidas.

La sonrisa de Quinn era adorable; sexy, sexy y dulce todo en uno. —No hay problema. Es
mejor que regrese al bar,

sin embargo. Realmente cautivaron a la multitud esta noche.

Mientras Asher lo despedía, Quinn comenzó a retirarse, solo para sentir mis ojos sobre el
o algo, porque miro en mi dirección.
Me dio un pequeño saludo de reconocimiento y dijo—: Buen trabajo, sonaron geniales
chicos.

Mientras desapareció por la puerta, miro después el punto donde había estado y tata de no
suspirar. Me gusto

Quinn. Había solo esta cosa en su aura que me hacía sentir… bien. Y segura. Además era
justamente fácil de mirar.

Es cuando Galloway me golpea en el brazo. —Hombre, ¿te diste cuenta de la pelirroja


que nos mostró sus tetas? La

de la ajustada blusa amarilla con escote hasta su ombligo. Estaba gritando tu nombre.

Parpadeé hacia él, sin idea. —¿Eh?

Rodo los ojos. — Oh, sí, es cierto. No le haces a las chicas. Que desperdicio —volteo
hacia Holden, que estaba

limpiando las manchas de sudor en su camiseta, directamente debajo de sus brazos—.


Holden, la viste, ¿verdad?

Estoy cogiéndome a esa perra esta noche.

Gemí en desaprobación y busque a Asher con la mirada. No segura de por qué, solo que
siempre me encuentro

buscándolo cuando estaba alrededor. No era grande y clásicamente lindo como sus
cobarman

Quinn, pero mirando

su esbelta estructura y su profundamente angulado rostro causando la misma sensación en


mí. Excepto que no sentí

en absoluto la seguridad cuando mis ojos estuvieron en él. Me sentí… no lo sé… retada,
un poco sin aliento,
entusiasmada, como si estuviéramos parados en la orilla de un acantilado y ya podía
sentir la prisa quemando por

mi sangre antes de que incluso saltara.

Ignorándonos a todos, se inclinó para abrir un refrigerador miniatura y saco una botella
de agua. Mi mirada en su

trasero. No usaba sus pantalones ajustados, como un montón de roqueros estos días—
ejem, Galloway—pero el

material ciertamente apretó bien ciño su trasero perfecto cuando se agacho. Entonces se
enderezo muy pronto y

estaba regresando hacia nosotros antes de pudiera cortar mi pequeña fiesta atenta.

Me atrapo en el acto, pero en lugar de fruncir el ceño por estarlo mirando, levanto su
botella. —¿Necesitas una?

Sacudí mi cabeza, aunque mi boca estaba seca como el aserrín. —En realidad, necesito
encontrar el retrete. —Lo

que estaba temiendo. No tengo ganas de entrar al baño de hombres en este lugar. ¿Por
qué, oh por qué, tuve que

reírme del Go Girl de Jodi y no traerlo a propósito?

—puedes usar el privado para trabajadores. —Hizo señas hacia puerta cercana, y por
poco lloro de alivio.

—Gracias. —Gracias, gracias, gracias.

Me apresuro a entrar en el pequeño cuarto, feliz de tenerlo todo para mí, y corro por mi
descanso para ir al baño.

Todo el sudor que se había reunido dentro de mi mascara estaba molestándome como el
infierno, pero no caí en la
tentación y sacarla para una rápida secada. Tenía un mal presentimiento de que
probablemente la pondría mal de

regreso.

Una vez la ve mis manos y regrese con el resto del grupo, Galloway estaba todavía
parloteando a cerca de todas las

diferentes mujeres con que sintió que podría acostarse antes de que la noche terminara
mientras Holden

tranquilamente lo escuchaba. Asher tirado en el sofá con su cabeza atrás contra los
cojines, sus ojos cerrados, y sus

dedos y pies dando golpes a un ritmo que solo él podía oír. Sus labios moviéndose
mientras cantaba

silenciosamente para sí mismo.

Cuando cerré la puerta detrás de mí, sus pestañas se abrieron y sus ojos verdes me
evaluaron.

—¿Cómo lo llevas? Tus tocadas han esta geniales.

—Gracias —me encogí de hombres y me senté en la silla de alado—. Y estoy bien.


Definitivamente sintiendo la

vibra y listo para regresar ahí.

La emoción impregnada de mi voz, causando que sonriera como un profesional


experimentado sonriendo

indulgentemente a su novato y posiblemente recordando su primera vez afuera.

—Entonces, tómame la palabra en esto; ten todo el descanso que puedas ahora, solo
estamos a mitad de camino.
¿Ya estábamos a mitad de camino? ¡No! No podíamos estar tan cerca de terminar.
Todavía tenía mucha energía en

mí. Quería hacer esto por días. Y ya había terminado con este descanso que parecía durar
por días.

Asher regreso a su tranquila meditación, o lo que sea que estaba haciendo, mientras Gally
solo seguí hablando a

cerca de su polla y a quien pensó que podría empujársela antes de que la noche terminara.
Asqueroso. A su lado,

Holden escuchaba silenciosamente a su fanfarroneo. Me moví impacientemente en mi


silla, in capaz de sentarme

quieta.

Finalmente, Asher con sus ojos aun cerrados, dijo—: Esta bien, Sticks. Regresaremos
afuera, ahora.

Preguntándome por qué se estaba dirigiéndose solo a mí y a nadie más, mire en su


dirección, frunciendo el ceño. —

¿Eh?

Se desplego del sofá, parándose de una manera sexy que solo un chico caliente podía
manejar, y me dio una sonrisa.

—lo juro tu entusiasmo es más ruidoso que el murmullo de Gally.

Galloway dejo de hablar y miro en nuestra dirección. —¿Por qué me llamaste?

—Por nada —Asher giro sus dedos en círculos sobre su cabeza—. A ponerse en marcha.

La segunda mitad de nuestra presentación pareció ir incluso más rápido que la primera. Y
cerca de quince minutos
para la una de la mañana, cuando Asher les deseo a todos una buena noches, estaba aún
muy entusiasmada para

calmarme.

Ame esto.

Siempre había anhelado la oportunidad, mire otras bandas en el escenario y desea poder
hacerlo algún día, pero aun

no tenía idea, ni idea que me daría esta clase de subidón. Además, las fans realmente nos
amaron, que fue… guau.

Y demonios, me hizo amar a todos de regreso.

Tan rápido como bajamos del escenario, se arremolinaron la mayoría de ellos centrándose
alrededor de Asher, pero

algunos se abalanzaron en Galloway y Holden también. Grite un aullido de sorpresa


cuando un par de brazos me

envolvieron a mí alrededor y me apretaron fuertemente.

—Oh, mi dios, ¡Remy! —Gritó Jodi en mi oído— ¡No puedo creer que realmente lo
hiciste! Estuviste muy genial.

—Gracias. —Reí, y nos abrazamos de nuevo. Cuando la aparte, vi que estaba usando una
blusa ajustada amarilla

con un escote en picada.

Dios, debí haber sabido que ella era la enseñadora de la que Galloway había está
hablando.

—Oh, mierda. ¿Tú eres la me exhibió? No puedo creer me enseñaste, ¿En serio? Eso es
como comprar un paquete
de cohetes en una tienda de juegos artificiales de segunda mano. Sabes que no estas
obteniendo un boomboom(1) de mí.

Jodi rio. —Lo sé, pero no pude evitarlo. Me quede atrapada en el calor del momento.

—No te preocupes, corazón —Galloway arrastro su camino entre las dos, tiro un brazo
alrededor de los hombros de

Jodi y sonrió hacia ella—. Nuestros miembros heteros de la banda seguro como el inferno
que apreciaron el show.

Lindas tetas, de todas formas.

Jodi levanto sus finamente depiladas cejas. —Vaya, gracias.

—¡Ya lo creo! —Le da una sonrisa lenta— Mi nombre es Billy. Billy Galloway.

Cuando Jodi levanta su mano para sacudir la suya, empuje sus dedos hacia abajo. —No
—mirando a Galloway,

fruncí el ceño—. Ella no quiere conocerte.

—Sí, lo hago —dice Jodi.

La ignore y continué mirando al bajista. —Jodi es mi amiga. Tú permaneces lejos.


¿Entendiste?

—¿Queee? —La inocente sonrisa de Gally no podría haber engañado a un niño de seis
meses de edad—. Solo me

estaba presentado a tu amiga.

—Y adivinando su talla de bra —murmure.

—treinta y seis DD —recitó, y la boca de Jodi callo abierta.

—Guau, es bueno.
—Lo sé, ¿Verdad? —se jactó Gally y preguntó—. ¿Quieres que te muestre que bueno? —
Justo después Asher se

nos unió.

Olvidando a Gally, Jodi se le quedo viendo boquiabierta, sus ojos bien abiertos mientras
me pegó en el brazo.

—Santa… mierda —susurro—. Asher Hart está parado justo ahí.

—Oh, mi dios —susurro de regreso—. ¿Lo ves también?

Asher suelta una risita. —Hey —dice, extendiendo su mano hacia Jodi—. Tú debes de ser
la amiga de Remy.

Jodi gimoteo mientras sacudió su mano. Cuando siguió mirando y apretando fuerte su
mano arriba y abajo sin decir

nada, rodeé los ojos.

—Esta es Jodi —dije—. Es mi amiga que… normalmente tiene mejores habilidades de


comunicación que yo.

—Quiero sentarme en tu cara —soltó Jodi.

Aunque Asher pestañeo en confusión, obviamente no entendiendo, yo chillé.

—¡Jodi! —Incapaz de creer que había acabado de pedirle sentarse en su cara, o que en
realidad recordó como

pronunciar la frase correctamente, la mire boquiabierta con horror.

—¿Qué? —me preguntó inocentemente—. Puede decirme que no si no está interesado.

Con otra risa, Asher se las arregló para extraer sus dedos de los de ella. —Tu amigo aquí
salvo nuestro trasero esta

noche —dijo, obviamente no teniendo idea de lo que Jodi le había cavado de preguntar.
—No sé lo que habríamos
hecho si no hubiéramos encontrado a Sticks para unirse a la banda. Tiene un talento
retorcido.

—Oh, ¡lo sé! —Jodi enrollando su brazo por el mío y jalándome cerca con una sonrisa
orgullosa—. Remy ha tocado

la batería desde que corríamos en cañales, juntas. Ella es asombrosa.

Dejo de respirar mientras Asher parpadea. Cuando la pellizco donde nadie viera, Jodi
salto y soltó un chillido de

alarma, con sus ojos abriéndose mucho. —Quiero decir, el. Él es asombroso.

—Demonios, Chica —la alejo para darle una mirada crítica—. ¿Cuánto has tenido de
tomar esta noche?

Jodi da una risa nerviosa, sus ojos vidriosos de pánico. —Mucho —se volteó a Asher y
tragó—. Obviamente.

Asher le sonríe pero así de rápido se voltea hacia mí. —Hey, cuando sea que tengas un
segundo, quiero presentarte

con los chicos que trabajo.

Estaba mirando justo hacia mí, así que supuse que estaba hablándome. Le devolví la
mirada, un poco desconfiada

de conocer a mucha más gente con esta mascara. Era un buen disfraz, pero no me
preocupe mucho por la culpa

penetrante que venía con engañar a más gente.

Pero Asher aún me estaba mirando, y sus ojos verdes eran muy cautivadores. Malditos
hermosos ojos verdes.

Termine asintiendo y diciendo—: Seguro. Está bien. Cuando sea. —así que comenzó a
guiarme hacia el bar, y creo
que cuando sea era justo entonces. Mierda.

(1): Se refiere a que no va a tener un acostón con ella.

11

Remy
No sé cuántas veces fuimos detenidos por fans que querían abrazar a Asher, besarlo, o
simplemente tocar su

camisa. Algunas eran muy reacias a hacer realidad el contacto, pero aún se acercaban tan
cerca como se

atrevieron y haciendo nuestra caminata hacia el bar parecer como la maratón de Boston.

Mayormente fue vago y distante con todo el mundo, sonriendo con ellas y luego
colocándolas a un brazo de

distancia una vez que dejaba que consiguieran un abrazo.

Estábamos a sólo un metro y medio de nuestro destino cuando una linda rubia rebuscó su
paso entre la gente

para llegar a él, chillando..: ¡Asher!

Él irrumpió en la sonrisa más grande y la tomó en sus brazos, besando el costado de su


cabeza.

No tengo ni idea de por qué me molestó. Apenas conocía a este tipo, y sentirme toda
posesiva con alguien

sólo porque pensaba que era caliente totalmente no era mi estilo. Demonios, ni siquiera
había parpadeado una
pestaña cuando las fans femeninas habían besado con lengua a Fisher justo en frente de
mí... cuando me había

comprometido con él. Sin embargo, el impulso de tirar a la rubia lejos de Asher por su
lindo cabello me

golpeó fuerte.

Tal vez porque se veía tan feliz cuando la miró. Me gustaba más cuando le sonría a la
mierda, dije. —Hey,

hermosa —dijo por encima del ruido en su oído—. Gracias por venir esta noche.

Estaba mentalmente tratando de no tirarle miradas quisquillosas a su novia, pero maldita


sea, no encontré un

solo defecto de ella, cuando la giro hacia mí.

Oh, alegría, me di cuenta. Iba a ser presentad a al espécimen perfecto.

—Sticks, esta es Caroline.

Levanté una ceja mientras lo miraba fijamente. —¿La razón por la que tocamos "Sweet
Caroline" esta noche?

Dos veces.

Me devolvi ó la sonrisa. —La misma.

La miré, abrí la boca para mentir y de cirle lo lindo que era conocerla cuando alguien
gritó hacia nosotros—:

Está bien, hijo de puta. Suficiente tiempo de besitos y abracitos. Fuera de las manos.
¡Ahora!

Miré para alcanzar avistar un hombre detrás del bar dando su dedo medio a Asher.

Curiosa por qué estaba tan furioso, le pregunté—: ¿Quién es ese?


La sonrisa de Asher creció como Caroline se alejó de él. —El mar ido de Caroline.

Mis cejas se dispararon por la sorpresa, y sí, una pequeña bola de alivio brotó en m is
entrañas. Después de

ver a Caroline ir hasta el bar para besar el hombre todavía haciendo gestos a Asher,
frunzo mi ceño hacia

Asher. —¿Así que estabas coqueteando con ella porque...?

Se rió entre dientes. —Porque es divertido como la mierda joder a Ten. En serio, deberías
probarlo.

Me dio un codazo hacia adelante hasta que estaba de pie donde había estado Caroline,
porque ella y a

revoloteaba lejos para hablar con una morena y una pelirroja a unos cinco metros por la
barra.

—Así que esa es tu mujer, ¿eh? —pregunté, mirando al chico que Asher había llamado
Ten. C uando me

encontré con su mirada, me sorprendió ver la mitad de su cara estaba llena de cicatrices.
Ay.

Al mirar con nostalgia a Caroline, asintió con la cabeza. —¿Lo sé, verdad? Soy un
bastardo con suerte.

Dejé escapar un silbido. —Digo, porque mierda... ella tiene un hermoso culo. Apuesto
que todos los ho mbres

aquí darían su huevo izquierdo para tocar eso.

La sonrisa de Ten murió plana. —¿Qué dijiste , hijo de puta?

Con una risita, le di un codazo a Asher en el brazo. —Está b ien. Eso fue divertido.
Se ahogó en el agua que había estado tomando de una botella y acabó escupiendo u n
poco sobre la encimera.

Cuando se echó a reír, Ten me señaló y exigió—: ¿Quién carajos es este idiota?

—Ten, conoce a Sticks. El más nuevo miembro de la banda. Es nuestra batería.

—Parece un baterista muerto para mí.

—Oh, déjalo en paz —dijo Aser lo suf icientemente suavemente mientras tomaba una
servilleta y limpiaba el

lío—. Le dije que te haga enojar.

Pero Ten ya estaba subiendo por encima de la barra hacia mí, viéndose decidido a
mutilarme.

Santa mierda. Me tambaleé en reversa, mis ojos moviéndose con preocupación. Pero,
maldita sea, una noche

en público, y dos chicos ya habían amenazado con patear mi culo.

¿Eran los hombres siempre tan golpeadores?

Asher levantó una mano y se interpuso entre nosotros. —Relájate —ordenó con voz
áspera—. Sticks es gay.

No lo irá en serio a por Caroline.

Ten se detuvo con una sacudida y dio a Asher una mirada incrédula antes de que se
volviera hacia mí y

estrechara su mirada en una mueca sospechosa. —No sonaba muy gay con la mierda que
estaba escupiendo

sobre ella.

Levanté m is manos. —Lo soy. Créeme. Creo que eres más caliente que tu esposa. Lo
juro por Dios. —Y sólo
porque realmente había sido divertido sacarlo de quicio, miré a su esposa y me encogí de
hombros—. Quiero

decir, claro, tiene un trasero lindo y todo. —La forma y el tamaño perfecto para poner a
una chica como yo

absolutamente celosa—. Pero prefiero ver lo que está detrás de esa cremallera tuya.

Me di la vuelta para enviar una mueca significativa a la parte delantera de sus pantal ones
y me di cuenta, eh,

este amigo lucía un buen tamaño de bulto. Quizás Jodi había estado en lo cierto cuando
había hecho mis

bragas de hombre.

Listo para Ten se p onga todo homofóbico y me diga que me aleje de él, me sorprendió
cuando se limitó a

sonreír. —Diablos, sí, te gustaría saber. —Señaló su bragueta—. Éste es un


únicoensuclase,

calificación

perfecta para mi polla impresionante, aquí mismo.

—Oh, Jesús —murmuró Asher.

Ten levantó una ceja y lo desafi ó con la mirada. —¿Qué? Caroline no puede mantener
sus manos fuera de él.

O su boca. A su coño le encanta también. —Entonces finalmente dirigió de nuevo su


atención hacia mí—. Y

tú... ni siquiera puedes acercarte a él, muchacho gay.

Finalmente consiguiendo la respuesta que había estad o buscando, sonreí y le guiñé un


ojo.
Frunció el ceño aún más. Pero una fracción de segundo después, una nueva sonrisa se
dibu jó en su rostro.

Codeándome, preguntó—: Crees que soy más caliente que Hart, ¿no? Vamos, puedes
admitirlo.

—Ehh... —No es que yo quería que Asher supiera qué tan atraída por él estaba, pero
como que me regalé esa

mirada incrédula que le di a Ten. Así que ya que me había jodido a mí misma, fui con
ello y ligeramente

respondí—: Yo no iría tan lejos.

No era mi intención hacer que A sher se sintiera incómodo, pero es que no podía mentir
acerca de esto.

Demasiado temerosa de mirarlo y comprobar su expresión, centré mi ceño en Ten por


ponerme en esta

posición.

—Como sea. Definitivamente tengo un mejor culo que él. —Se dio la vuelta para dejarme
ver su trasero.

Miré. Quiero decir, ¿cómo no iba a hacerlo? Un chico caliente deliberadamente


mostrándome sus pompis

envueltas en un par de jeans, y sí, definitivamente tenía algo interesante allí. Pero incluso
con la buena

curvatura que Ten mostró, había algo acerca de los apretados pequeños bollos de Asher
que lo hacían lindos,

de acero, enmarcados dentro de sus estrechas caderas, que me atraía más.

Así que le dije—: No. En realidad no.


Ten frunció el ceño. —Oh, como sea. Eres un inútil.

A mi lado, Asher estalló en carcajadas. Era una de es as risas de cuerpo entero donde un
chico tenía que

inclinar la cabeza hacia atrás para permitir que todo el sonido saliera. Más allá del alivio
de que no estuviera

molesto por las cosas que acababa de decir sobre él, sonreí hacia él.

Me devolvió la sonrisa y me dio un golpecito en el brazo. —Venga. Te presentaré al resto


de los chicos. No te

preocupes, no son tan... Ten.

—Lo que significa que dan l ástima —dijo Ten mientras saltó detrás de la barra y se
dirigió a un cliente en

espera de servicio.

Asher y yo tejimos nuestro camino hasta el otro extremo de la barra, donde se reunió a un
grupo de parejas,

Caroline, a quien odiaba mucho menos ahora que sabía que no era la novia de Asher,
incluida.

—Chicos. —Hizo un gesto con la mano, ganando la atención de alrededor de media


docena de personas—.

Este es Sticks, el nuevo baterista. Pensé en presentarles los nuevos miembros de la banda
de ahora en

adelante, en caso de que resulten estar relacionados con alguien.

Le eché un vistazo por ese comentario extraño, pero hizo que los otros se rían.

Y comenzó a señalar. —Esos son Mason y Reese. Mason también trabaja aquí , pero es
su noche libre. Lo
mismo con Knox allí mismo. Y esa cosa hermosa a su lado es Felicity, que es una
camarera aquí. Caroline, ya

la has conocido. Nos faltan tres más de las damas, Eva, Zoey, y Aspen, que optaron por
quedarse en casa con

los niños esta noche. Pero creo que Pick está por ahí...

Miró hacia la apertura de la sala de vuelta antes de que una voz hablara desde nuestra
izquierda, diciendo—:

Aquí.

Asher y yo giramos, y me encontré con un hombre caliente sonriéndome con un anillo de


labio y ceja

perforada.

—Sticks, e ste es Pick, mi... —Asher pensó un segundo y se agarró un mechón de su


cabello como si de

repente estuviera incómodo. Pero entonces terminó—: El, eh, el dueño de Forbidden.

Un breve destello de decepción cruzó el rostro de Pick antes de que forzara a su sonri sa
volver.

Sostuve mi mano hacia él, diciendo—: Encantado de conocerte. Increíble lugar tienes
aquí.

No estoy seguro de por qué me di la mano con él y no con ninguno de los otros, tal vez
porq ue era el jefe de

Asher, tal vez porque parecía que me diera más atención que los demás, o algo en la
forma en que Asher

reaccionó a él, pero se sentía como si necesitara más... No sé, ¿note? ¿Respeto?
Algo rígido e incómodo emanaba de Asher como Pick me dio las gracias y me d ijo que
había hecho bien en

el escenario. Entonces Asher estaba golpeando en mi brazo para reclamar mi atención de


su jefe. —Y este

tipo es Noel. El otro camarero que trabaja allí es Quinn, a quien como que conociste
antes.

Arrancada de Pick, asentí a Noel, que asintió con la cabeza de vuelta. Quinn estaba en el
ot ro extremo de la

barra delante de una licuadora haciendo lo que parecía, oh Dios... una piña colada.
Moriría por una de esas

ahora mismo. Entonces Quinn puso un paraguas en ella, junto con una rebanada de piña y
una cereza, y casi

gemí.

Piñas coladas eran mi vicio.

Estaba a punto de ir todo Jim my Buffett y empezar a cantar sobre hacer el amor a la
medianoche y quedar

atrapados en la lluvia, cuando Asher le dijo a Noel —Hey, hombre. Tráeme una Angry
Orchard, ¿si? —Y de

repente me acordé, mierda, si iba a beber algo, no podía ser una bebida femenina como la
piña colada.

¿Podría?

No, prob ablemente no.

—Se acabó —gritó No el mientras llenaba una jarra con Miller Lite del grifo.

Asher frunció el ceño. —¿Realmente, o simplemente estás jugando conmigo?


—No hay detrás del mostrador. Si deseas ir al almacén y ver si puedes desente rrar un
cajón, adelante.

—Claro, puedo hacer eso. —Asher volvió su mirada hacia mí—. Hey, Remy. ¿Quieres
uno?

Nunca habría probado la marca antes, y no era una fan del licor de malta, pero no podía
simp lemente ir

bebiendo una piña colada, y no había manera que pudiera decirle que no por alguna
extraña razón, así que me

encogí de hombros. —Por supuesto.

—¿Remy? —Ten repite con el ceño fruncido como Asher se alejó. Salté, sorprendida que
había aparecido de

la nada en el otro lado del mostrador. Girando hacia él, arrastré mi mirada del perfecto
culo de Asher a los

ojos color avellana de Ten. —¿Hmm? Lo siento, ¿qué?

Frunció el ceño, volvió su atención a un Asher partiend o, y luego volvió a mí. —Acaba
de llamarte Remy.

—Sí... —dije lentamente—. Probablemente porque ese es mi nombre.

Justo cuando dije eso, Jodi llegó a mi lado y colgó su brazo sobre mi h ombro. —Hey,
puta. ¿Qué pediste para

mí?

—B ueno, bueno, bueno —murmuró Ten a sabiendas—. Si no es Jodi.

Jodi se volvió hacia él, su mirada inmediatamente calentándose con interés. —¡Oh! Hey,
Ten —ronroneó en

su voz más seductora.


La inquietud se agitó a través de mi estómago, pero maldita sea. Si Jodi conocía a Ten,
probablemente

durmieron juntos. Mierda.

Moví mi dedo entre los do s de ellos. —Ustedes dos... ¿se conocen?

Mientras rogué en silencio que dijeran que no, Jodi se lamió los lab ios y paseó su mirada
por la camisa negra

ajustada de Ten. —No tan bien como me hubiera gustado.

Los ojos de Ten se estrecharon ligeramente. —Más bien co mo nunca harás, quieres
decir. Estoy casado

ahora.

La son risa de Jodi se extendió lentamente. —Hey, eso está bien. No me importa si la
esposa mira. —Se

acercó más y bajó la voz—. Soy de hecho mejor cuando doy un espectáculo.

—Está bien, abajo chica. —Agarro su brazo y tiro de ella hacia atrás, lejos de l camarero
casado—. Trata de

mantener tus manos fuera de los amigos de mis nuevos compañeros de banda,
especialmente los casados, por

favor.

Hizo u n sonido con su nariz y me frunció el ceño. —Hablando de compañeros de banda,


ese bastardo Billy

Galloway se niega a darme mis bragas de nuevo.

Parpadeé hacia ella, momentáneamente desorient ada sobre lo que quería decir antes de
que inclinara mi

cabeza hacia un lado y le preguntara—: ¿Cómo demonios consiguió tu ropa interior?


Arqueó las cejas. —¿Cómo crees, puta?

Mi boca se abrió. —¡Dios mío! ¿Tuviste sexo con él? ¿Justo ahora? Pero... tu… cómo...
Santo Señor, acabas

de conocerlo. Y sólo te fuiste cinco minutos.

Se encogió de hombros. —¿Qué puedo decir ? Golpeó el lugar correcto. No me llevó


mucho tiempo. —

Entonces se detuvo, con los ojos cada vez más grandes—. Oh, mierda. No lo querías para
ti, ¿verdad?

—¡¿Qué?! Eww, no. —Arrugando la nariz con disgusto, negué con la cabeza, tratando de
negar lo que me

estaba diciendo, pero... no. No quiero que tenga cualquier tipo de conocimiento carnal de
cualquiera de mis

compañeros de banda. Sobre todo ese.

—Así que... ¿no te importa que yo...?

Cuando levantó sus cejas, suspiré. —U n poco demasiado tarde para preguntarme ahora,
pero no... supongo

que no. Simplemente no puedo creer que realmente lo querías. —Él era un asco.

Con un encogimiento de hombros, se echó el pelo hacia atrás y empezó a escane ar las
multitudes de nuevo.

—¿Por qué no habría de agarrármelo? Es como una versión masculina de mí.

Como el infierno sí era. Sabiduría promiscua... bueno, tal vez. Pero aparte de eso, Gally
era un imbécil

intolerante que no se preocupaba por nadie más que su polla. Jodi era una chica divertida
que a veces, o
muchas veces, no pensaba las cosas o consideraba los sentimientos de otras personas,
pero por debajo de eso,

tenía un buen corazón y nunca se propuso herir deliberadamente a nadie. O tal vez
siempre puse excusas por

ella para mí, la conocía el tiempo suficiente, era más como una hermana menor que una
amiga. Podría

posiblemente ponerme anteojeras ante sus defectos, la perdonaba con demasiada


facilidad, y me ponía un

poco a la defensiva cuando alguien trataba de maltratarla.

—¡Oh! Ahí está. —Se arqueó en puntas de pie y miró a tr avés de la multitud de gente
antes de decir—: Esas

eran mis favoritas, también. Discúlpame. Tengo que recuperar mi ropa interior. —Y se
había ido de nuevo.

Me quedé boquiabierta en el lugar donde había estado de pie, aún aturdida de que ya
había capturado a uno

de mis malditos compañeros de banda.

De repente, Ten golpeó la parte superio r de la barra y luego me señaló.

—Remy —casi gritó. Luego señaló a Jodi—. Jodi, Remy. Remy, Jodi. ¡Santa mierda! —
Sus ojos se agrandaron y me señaló. Luego se inclinó hacia mí y susurró—: Eres tú. Eres... —Su
mirada se deslizó sobre

mí—. Jesús, ahora entiendo por qué le envías esos largos mensajes de texto a Hart. No
eres un tipo en

absoluto. ¡Eres una maldita chica!


12

Remy
—¿Qué? —De inmediato miré alrededor para ver quién lo había oído, pero
afortunadamente, nadie nos prestaba

atención. Así que me giré de nuevo hacia el hombre con amplios ojos que seguía mirando
mi pecho y entornando

los ojos—. ¿Cómo…? ¿Qué…?

Se inclinó hacia adelante. —Increíble. ¿Qué hiciste con tus tetas…?

Golpeé una mano en frente de su cara para desviar su atención de mi pecho. —¿Cortarías
eso? No soy una chica.

Negarlo no tenía sentido, por lo que no sé por qué lo hice. Había planeado decírselo a
Asher y a Galloway, y a

Holden después de esta noche lo que era… o más bien lo que no era. Realmente no había
necesidad de alargarlo

más, pero… pensé que sería más respetuoso decirle a la banda cara a cara en lugar de
dejar que Asher lo

descubriera por su cuenta.

Hasta este momento, no había sentido ningún remordimiento por lo que hice. Vi una meta
—aunque meta era una

declaración menor para el impío deseo que tenía por estar en su banda— luego tomé nota
de los obstáculos en mi

camino e hice lo que tenía que hacer para conseguir lo que quería. ¿Y la diminuta mentira
por omisión que tuve que
decir? Pfff. Esos idiotas se la merecían por no haber escuchado siquiera mi audición. En
realidad había saboreado el

momento de revelar mi verdadera identidad… hasta ahora.

Gally… sí, todavía no me importaba si lo engañaba. Había comenzado como un idiota en


mi cabeza y todavía lo

era. Heat… de acuerdo, no lo conocía lo bastante como para preocuparme por sus
sentimientos. Pero Asher… había

sido amable y decente conmigo —eh, con Sticks, de todos modos— y mientras más
aprendía de él, más lo admiraba

como músico y como persona.

Era… diferente. Y está bien, de acuerdo, quizás su nivel de calentura estaba afectando
algunos de mis procesos de

pensamientos, pero aun así… me sentía un poco preocupada por cómo me le mentía a él.

—Sí, también eres una chica —insistió Ten, arrastrándome al asunto entre manos… un
barman caliente, casado y

con cicatrices que de alguna manera sabía demasiado—. Eres la chica de la camisa de
Incubus.

—No, yo… espera, ¿qué? —arrugando la nariz, fruncí el ceño, confundida—. ¿Quién es
la chica de la camisa de

Incubus?

—Ya sabes… —Ten agitó un dedo—. La chica de la cual Asher escribió esa canción, esa
que vino aquí y cantó en

el karaoke con la camisa de Incubus y sacudió totalmente su mundo.


Sacudiendo la cabeza, pregunté—: En serio, ¿tomas un chupito por cada bebida que
sirves? Porque creo que estás

borracho, hombre. No tienes ningún sentido.

—No estoy borracho, y tú eres una maldita chica —insistió—. Yo estuve aquí, trabajando
con Hart la noche que

viniste y cantaste “All Abaut that Bass”… con Jodi. Me encontraba de pie justo al lado de
él cuando aclamó que tú

ibas a tener sus bebés un día y toda esa basura amorosa. Luego observé todas sus
pequeñas y dulces esperanzas y

sueños estrellarse y quemarse cuando saltaste del escenario y te besaste con otro tipo.

Me quedé boquiabierta mientras lo miraba. Pero, en serio, ¿cómo demonios había sabido
que canté esa canción

aquí… con Jodi? Y Jesús, ¿había estado con Fisher todavía? No podía recordarlo.

—¿Qué diablos? —murmuré, confundida y curiosa por saber exactamente de lo que


hablaba.

Él sonrió y señaló mi pecho plano. —En serio, no estoy seguro de por qué sentiste la
necesidad de disfrazarte y

unirte a su banda solo para llamar su atención. Todo lo que tienes que hacer es decirle
quién eres. Lo juro por Dios,

todavía te busca cada sábado en la noche. Si quieres al hombre, él ya es tuyo.

—No… no tengo idea de lo que estás hablando. Y no soy una chica.

Con una risita, me retó—: Sí, y totalmente no revisaste el culo de nuestro Hart cuando se
alejó hace un minuto.

Tartamudeé un segundo antes de espetar—: Porque soy gay.


—O una chica.

—Escucha, idiota. —Lo apunté, pero él tomó mi dedo y giró mi muñeca para examinar
mi palma.

—Sip —dijo más para sí mismo—. Totalmente mano de chica.

La alejé de golpe. —¡Oye! No…

—Oh, no te preocupes. No se lo diré.

Eso atrajo mi sorpresa. Me enderecé y parpadeé. —¿Eh?

—Así es como lo veo. Ese maldito me debe una. Él sabía que la única chica de la cual se
suponía de debía alejarme

se escabullía a mi cuarto para follarme los sesos sin que supiera que era ella, y no dijo
nada. Así que no me siento

inclinado en absoluto en dejarle saber el hecho de que la chica de sus sueños es en


realidad el nuevo baterista de su

banda, posando para ser un chico duro, por lo cual todavía estoy confundido. De nuevo,
¿por qué estás haciendo

eso?

—El… espera. Retrocede. ¿Por qué sigues diciendo que ella es la chica de sus sueños?
¿Y de qué demonios hablas

acerca de una… canción?

—Santa mierda. —Me miró como si estuviera loca—. ¿En verdad no lo sabes?

Fruncí el ceño, más allá de irritada. —Si lo supiera, ¿crees que estaría preguntándote de
qué diablos estás hablando

en este momento?
—Jesús, eres descarada. ¿No has escuchado la canción que escribió para ti?

—No. —Sacudí la cabeza estúpidamente—. ¿Podrías comenzar a tener maldito sentido


antes de que me des un

jodido dolor de cabeza? ¿Qué canción?

Ten sonrió de pronto. —Oh, me gustas. Serás buena para él.

—Ten —gruñí, harta de esta conversación porque en realidad ya me estaba dando dolor
de cabeza.

Con un suspiro, explicó. —Él escribió una canción sobre ti, ya sabes, acerca de cómo te
vio cantando aquí en el

karaoke con Jodi. Jesús, estás en la banda ahora, ¿por qué no sabes de la canción?

—Oh, no lo sé; tal vez porque estás hablando mierda. No existe una canción así. Créeme,
estoy familiarizada con

todas las canciones de NonCastrato.

—No. En verdad no creo que lo estés. Deberías hacerlo. —Abrí la boca para discutir algo
más, pero se enderezó y

miró a mi espalda—. Ya viene.

—¿Qué? —miré hacia atrás y casi me oriné en los pantalones cuando encontré a Asher
casi sobre nosotros,

cargando una caja de alcohol. Dejó la caja sobre el mostrador y extrajo dos botellas antes
de decirle a Ten que hiciera algo con el resto. Luego le quitó las tapas a ambas y me pasó una.

—Por nuestra mejor actuación hasta ahora —brindó.

Calor fluyó a través de mí, haciéndome olvidar todo sobre Ten y lo que acabábamos de
discutir. ¿Esta noche había

sido la mejor actuación de la banda? Oh Dios, amaba escuchar eso.


Golpeteé el cuello de mi botella contra la suya y tomé un tentativo sorbo, solo para elevar
mis cejas con sorpresa.

—Santa mierda. Esto ni siquiera está mal.

Asher se rió. —Lo sé. Me he vuelto adicto a ellas.

Se deslizó en un taburete vacío y gesticuló hacia el asiento vacío junto a él. Busqué a
Jodi, solo para verla sentada

en una mesa con Galloway… en su regazo mientras él metía la lengua en su garganta.


Asco. No estaba segura de a

dónde había desaparecido Holden, o si seguía en el edificio. Ya que no conocía a nadie


más y no podía pensar en

una buena razón para rechazar la invitación de Asher, me senté en el taburete junto a él,
incluso si se sentía como si

estuviera engañándolo para jugar a los amigos así.

—Entonces, ¿por cuánto tiempo has estado tocando? —preguntó, devolviendo mi


atención a él. Me gustaban sus

manos —largos y delgados dedos de músico— y como siempre las mantenía ocupadas,
como la manera en que

giraba ociosamente su botella sobre el mostrador en el charco de su propia condensación.


Era como si tuviera este

exceso de energía dentro de él y tuviera que usar sus dedos para gastarla.

Un temblor y un rastro caliente de lujuria me atravesó, imaginando maneras mucho más


productivas en las que

podría usar sus dedos.

Dios, era horrible. Concéntrate, Remy. Te hizo una pregunta.


Me encogí de hombros. —Por tanto tiempo como puedo recordar. Crecí siendo vecina de
los padres de Jodi, y ellos

eran dueños de una tienda de música, no como un lugar que vendiera discos o CDs, sino
una verdadera tienda de

música que tenía pianos, clarinetes, flautas, guitarras y esas cosas. Siempre tocaban la
música más genial de los

ochentas cada vez que iba para allá. Mi familia no tocaba nada más aparte de la música de
mariachi, así que era

como un mundo totalmente nuevo y emocionante al visitar la casa de los Maleskys.

—Y asumo que es donde compraste tu primer set de batería.

Guiñé. —Oh, ya lo sabes.

Mientras sonreía, incliné mi barbilla hacia él. —¿Qué hay de ti?

—Oh… —Se encogió de hombros y raspó la etiqueta de su botella—. No lo sé. Siempre


me ha gustado cantar. Creo

que fue lo único que me ayudaba a sentirme acompañado de niño. Y luego, cuando me
mudé con mi tío a los siete

años, él pasaba mucho tiempo fuera, así que… —Su hombro se elevó de nuevo,
diciéndome que no se encontraba

muy cómodo al compartir su historia. Pero siguió hablando de todos modos—. Encontré
una vieja guitarra en su

armario un día. Tenía el folleto de instrucciones con ella, y eso fue todo.

Parpadeé hacia él por unos buenos cinco segundos antes de decir—: Espera, ¿aprendiste
solo cómo tocar?

Una adorable expresión triste cruzó su cara. —Tuve bastante tiempo libre para practicar.
Todavía me sentía asombrada, y estoy segura de que mi boca abierta lo hacía obvio. —
Cállate. ¿Aprendiste solo a

tocar la guitarra?

Terminó lo último de su Angry Orchard de un largo trago y luego suspiró en una de esas
maneras refrescantes

mientras golpeteaba la botella contra la parte superior de la barra y le hacía un gesto a


Noel de que necesitaba otra.

Cuando se giró hacia mí, pude decir que totalmente iba a cambiar de tema.

Eso me intrigaba. El cantante líder de una banda que no estaba interesado en hablar de sí
mismo. Extraño. Y no solo

eso, parecía más avergonzado que orgulloso de que yo estuviera impresionada por sus
habilidades aprendidas.

Fisher habría estado devorando cualquier alabanza que viniera en su camino y


asegurándose de que supiera toda la

historia detrás de su grandeza.

No que estuviera comparándolos. No había razón de que lo hiciera, más que, ya sabes,
ambos fueran cantantes en

una banda.

Aun así, realmente me gustaba más el acercamiento humilde de Asher por ser tan
increíble.

—Entonces, ¿cuál es tu banda favorita? —preguntó él, casi haciéndome sonreír porque
había sido capaz de leerlo lo

suficiente para saber que alejaría la conversación de él.

Resoplé e hice una mueca. —Como si pudiera reducirlo a un solo grupo.


Se rió. —Lo sé, cierto.

—Pero si tuviera que decir, digamos… mi top diez o algo así —continué, curiosa de si
tenía gustos similares—. Iría

con Metallica, Pink Floyd, Led Zeppeling, Tom Pretty y the Heartbreakers, The Srones,
Incubus, Rush… pero solo

por Neil Peart.

Asher sonrió y asintió. —El baterista. Por supuesto.

Sentí mis propios labios curvarse con diversión y seguí mi lista. —Los Beatles, Jimi
Hendrix, Joan Jett, Heart, The

Bangles…

Ahogándose con el trago que acababa de beber, Asher estalló en carcajadas. —¿The
Bangles?

—¿Qué? —Le fruncí el ceño por reírse de mis Bangles.

Movió una mano. —Nada. Simplemente no esperaba una banda de punk enlistada con
todos los grupos de rock que

estabas diciendo.

—Oye, ellos eran rock… algo así. —Luego me encogí de hombros—. Salieron con
“Walk Like a Egyptian” —

discutí mi punto—. La canción es divertida como la mierda para tocar con la batería. Para
mí, está justo en la cima

con “Hot for Teacher”, “Enter Sandman”, y “Tom Sawyer”.

Había más bandas de chicas que amaba, pero no quería delatar mi género al enlistar
demasiadas, así que apenas

observé a Asher seguir riéndose.


—Créeme. No estoy descartando tus opciones en absoluto. Concuerdo con cada una de
ellas. Y oye, he sido

conocido por escuchar a Katy Perry y a Taylor Swift con lo mejor de ellas, así que no te
preocupes por géneros

musicales conmigo.

—Hombre. —Me inclino más cerca—. No iría difundiendo eso con Galloway. No creo
que él sea tan…

—Sí. —Elevó la mano para dejarme saber que mi advertencia no era necesaria—. Lo sé.
—Luego se encogió de

hombros despreocupadamente—. Solo me gustan todos los tipos de música. Mientras


tenga un buen ritmo, letras

geniales y resuene en mis huesos, estoy dentro.

Asentí respetuosamente. —Entiendo. —No le dije que yo era bastante parecida. Country,
rap, alternativa, hip hop,

clásica, simplemente amaba la música.

—Pero crecí con mis padres escuchando Nirvana, así que es probablemente por eso que
la mayoría de nuestras

canciones se inclinen más de la forma en que lo hacen.

—Hmm, me preguntaba sobre eso. En definitiva puedo ver la influencia. —Me


preguntaba si esto significaba que

tenía una mano en la creación de algunas de nuestras canciones originales. ¿Cuántas


facetas podía tener en nuestro

pequeño grupo? ¿Guitarrista, vocalista, manager y ahora posible compositor?

El chico en verdad tenía que dejar de decir y hacer cosas para impresionarme.
Estornudó, y de inmediato dijo—: Disculpa —mientras alcanzaba un montón de
servilletas cercano para limpiarse

la nariz. Y maldita sea, incluso me gustó su reacción caballerosa mientras arrojaba el


pañuelo usado en una

papelera. ¡Agh! Mi pequeño enamoramiento se estaba volviendo ridículo.

Necesitando redirigirme a la conversación y lejos de él siendo una caliente e interesante


pieza de caramelo, terminé

mi propia cerveza y dije—: En verdad he estado escuchando Breaking Benjamin


últimamente.

—Mmm. —Me apuntó mientras tomaba un sorbo, luego tuvo que esperar hasta tragar
para decir—: y Five Finger

Death Punch.

—The Wrong Side of Hell —dijimos juntos, nombrando nuestra canción favorita de ese
grupo. Luego nos reímos al

mismo tiempo.

—Bueno, ¿no es acogedor? —preguntó Ten, apareciendo frente a nosotros.

Me tensé, esperando que mantuviera cerrada su enorme boca. Pero Asher dejó salir un
pequeño gemido, y movió su

botella vacía en la cara de su amigo—. No seas idiota. Solo consígueme otra bebida.

—Hombre, baja la velocidad. ¿Esta es qué, la quinta de la noche?

—No, es la… —Frunció el ceño como si estuviera confundido, así que respondí—:
Tercera.

—Cierto. —Chasqueó los dedos y me apuntó—. Es la tercera… y la última, madre. —


Después de un rápido ceño
de Ten, me preguntó—: ¿Quieres otra?

—Mmm, está bien. Uno más. —Deslicé mi botella vacía hacia Ten, quien sacudió la
cabeza.

—¿Eh? —Solo parpadeó—. ¿Qué demonios significa uno más?

Rodé los ojos. —Es español. Significa una más. Por favor. Pero esta debería ser mi última
bebida, también.

Probablemente terminaré llevando a Jodi a casa… si no se ha ido ya con alguien más. —


Pero cuando miré

alrededor buscándola, estuve sorprendida de encontrarla todavía pasando el rato con


Galloway y su mesa llena de

mujeres.

—Sabes, tomé como dos años de español en la escuela secundaria —dijo Asher junto—.
Y no aprendí una

mierda.

Me volví hacia él y fui atacada con una nueva ola de lujuria. Maldita sea, él era
demasiado bonito. Y esos,

ojos verdes... tan malditamente intensos.

—Bueno, toda mi familia es de México, así que crecí con un montón de gente que no
sabe nada más que

Español —le expliqué—. Es bastante común para mí.

—¿De Verdad? Vaya. Nunca hubiera imaginado eso de ti. Pareces tan... americana.

Arqueé una ceja. —Soy estadounidense. Nacido y criado aquí en Illinois.

—Quiero decir… —Estiró una mano y sus ojos se encendieron como si estuviera
preocupado de haberme
ofendido.

—Mi padre era estadounidense —le expliqué—. Pero como no lo recuerdo y crecí con el
lado de la familia de

mi madre criándome, sí, se podría decir que mi patrimonio está muy profundamente
arraigado en todas las

cosas latinas. Probablemente me enamoré del tipo de música que hice porque para mí, era
mucho más exótico

y emocionante de lo que estaba siempre acostumbrado a escuchar mi familia. Además,


era una especie de

diversión ser el rebelde en el grupo.

Con una risa, Asher asintió. —Eso tiene sentido. —Abrió la boca para decir algo más,
pero dos chicas se

acercaron, una deslizándose justo a su lado y pasando sus dedos por su pecho—. Oye, tú
eres Asher Hart, ¿no

es así? Nos encantó tu actuación de esta noche.

La sonrisa que le dirigió fue lo suficientemente amable mientras decía—: Gracias. —Pero
luego se apartó,

obviamente incómodo con su cercanía.

No podía apartar mi estrecha mirada de sus uñas pintadas de rojo, ya que se mantenían
viajando arriba y

abajo una por su pecho y otra por su estómago, constantemente haciendo su camino hacia
su regazo. —Tiene

la voz más increíble de todos los tiempos.


Él le cogió la muñeca antes de que pudiera conseguir un puñado de un poco de Asher,
pero aun así logró una

sonrisa tensa. —Me alegro de que te haya gustado.

—¡Oye! Ustedes dos. —Noel señaló a las dos mujeres y les despidió con la mano—. Esta
es una zona VIP.

Deben continuar su camino.

Las mujeres resoplaron en descontento pero Noel entrecerró los ojos, y finalmente se
largaron. Tan pronto

como fue liberado de las manos de la chica, Asher giró en su banquillo por lo que ya no
estaba sentado de

lado para mirarme, pero ahora tenía las piernas bien escondidas bajo el espacio
contrario... así no habría más

mujeres pudiendo subir a su regazo.

—Gracias, hombre —le dijo a Noel.

—Oh... cualquier cosa por nuestra pequeña y delicada magdalena. —Noel fue a pellizcar
sus mejillas, pero

Asher le dio una palmada en la mano y le llamó por un nombre sucio.

Mientras Noel se alejaba, riendo, un Asher sonrojándose dirigió una mirada hacia mí. —
Lo siento. Pueden

ser realmente... lanzadas.

Una vez más, me sorprendió. Fisher ya habría estado alrededor de esas dos chicas, un
hecho muy triste que

no había aprendido hasta después de que yo estuve comprometida con ese gilipollas. Sí,
había sido una
especie de decepción el oír que dormía con una nueva chica prácticamente cada vez que
salía en público sin

mí.

Tomé un pequeño sorbo de mi cerveza mientras estudiaba la cara de Asher, observando


su mirada por encima

del hombro a las damas que Noel había espantado. Su expresión me confundió. Vi el
destello de interés;

definitivamente no le importaba lo que vio. Pero también había una desconfianza que no
compaginaba con su

atracción inicial a ellas.

—¿Y... no te gustan lanzadas? —No podía dejar de preguntar.

Pasó su mirada hacia mí, sus ojos verdes llenos de sorpresa. Luego se encogió de
hombros. —No lo sé. Es

que... —Movió sus hombros otra vez—. Supongo que me gusta ser el que perseguir, ya
sabes. —Con una

última mirada a las mujeres que había rechazado, añadió—: Y no he tenido la


oportunidad de hacerlo por un

tiempo.

—Puedo imaginar. —Definitivamente había experimentado el mismo sorteo que todas las
demás mujeres

tuvieron esta noche. Fue probablemente constantemente perseguido por una


muchedumbre cachonda.

Acercándose, bajó la voz y admitió—: Es vergonzoso como la mierda. Todas ellas se


agolpan a mí alrededor
como si yo fuera algo, no sé, asombroso, y no saben una mierda sobre mí. Sólo soy un
tipo normal, y no

puedo dejar de pensar que sólo estarían decepcionadas si realmente llegaran a conocerme.

Oh, no estuve de acuerdo en ese punto. Hasta ahora, él estaba resultando ser muy
interesante... y cada vez

más interesante, por el momento.

Entonces, gracias a Dios Jodi apareció, antes de que pudiera decir nada, porque puede ser
que se me escapara

que pensé que no era en absoluto aburrido.

Ella se deslizó contra mí, riendo, obviamente borracha hasta el culo, y casi me tiró de mi
taburete, en

dirección a Asher. Tuve que poner un pie y cerrar de golpe la mano sobre la barra para
agarrarme.

—Hola, puta —exclamó, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello y dándome un


gran beso descuidado

en mi enmascarada mejilla—. Oh, Dios mío, estás tan caliente esta noche. ¿Te he dicho lo
bien que te ves en

ese disfraz? ¿Vas a llevarme a casa? Podría darte una falsa mamada en el coche.

Me sacudí dejando escapar una risa nerviosa, contenta de que ella no le había dado mi
identidad aún, sin

embargo, aparte de la referencia de puta y ofrecer la falsa mamada, esperaba que Asher
no captara eso. Aun

así, ella estaba tan perdido que en realidad podría delatarme pronto. —Al parecer lo haré
—le contesté,
deslizando un brazo alrededor de su cintura para mantenerla en posición vertical—. Estas
como una cuba,

chica.

—Se siente bien —respondió, inclinando la cabeza hacia atrás, sólo para avistar de quien
estaba sentado al

lado. Destellando los ojos abiertos, se quedó sin aliento—. Oh, Dios mío, ahí está ese tipo
magnífico

cantante de tu banda de nuevo. ¿No quieres lamerlo? —Ella comenzó a subir en mi


regazo y arrastrándose a

través de mí para llegar a él—. Hola... ¿Asher Hart? ¿Puedo lamerte?

—Jodi. —La arrastré de vuelta al otro lado—. Abajo muchacha. Nada de lamer a mis
compañeros de banda.

Ella arrugó la nariz e hizo un mohín con la cara. —No eres divertido. Además. —Su
lengua salió meneándose

hacia mí—. Acabo de dar a ese hijo de puta de Billy sexo oral debajo de la mesa para
conseguir mi ropa

interior de vuelta. Y mi lengua estaba por todas partes…

Puse mi mano sobre su boca para callarla. —Puaj. —Entonces me acordé de donde ella
acababa de tener esa

boca, y quité rápidamente mis dedos para acabar con ellos en mi pantalón. Echando un
vistazo a Asher, me

encogí y susurré palabra, lo siento.

Él se limitó a reír. —No te preocupes por eso.


Pero seguí haciendo hincapié. —¿Cuánto tiempo piensas que va a tomar limpiar el
escenario?

Haciendo un gesto con la mano, negó con la cabeza. —No te preocupes por eso. Yo me
encargo de todo. Solo

lleva a esta encantadora dama a casa de forma segura, y estaremos en paz.

Jodi rió entre dientes y apoyó la cabeza en mi hombro. —¿Escuchaste eso? Me llamó
encantadora.

—Él también te llamó una dama, por lo que también es obvio, que bebió demasiado
también.

—Oye —murmuró Jodi con indignación y pellizcó el interior de mi brazo en el punto


más blando,

haciéndome saltar y retorcerme.

Junto a nosotros, el teléfono de Asher sonó, impidiéndole tener que responder.

Mientras respondió, mi compañera de cuarto se inclinó a mi oído y en voz alta susurró—:


¿Le has dicho ya

que eres una chica? Dijiste que ibas a decirle justo después de la noche del concierto.
Apuesto a que querrá

saltar sobre tus huesos cuando se entere.

—Shh... —le susurré, frunciendo el ceño mientras agitaba una mano para callarla—. Aún
no.

Después de esta noche, mis objetivos habían cambiado. Todavía estaba pensando
demasiado en algunas de las

vertiginosas prisas que había conseguido de tocar para la gente, la gente que nos
animaban y me encantó lo
que hicimos para ellos. Y luego Asher... sentado aquí, hablando con él... me di cuenta de
que no quería dejar

la banda.

Así que necesitaba un nuevo plan. Necesitaba tratar esto con delicadeza, de una manera
en que podía

convencer a los chicos para mantenerme después de que les revelara mi verdadera
identidad. Si juguaba mis

cartas, tal vez podría convencerles de dejar que me quede como un chica.

Antes de que pudiera explicar todo eso a Jodi, sin embargo, Asher me agarró del brazo.
—Santa Mierda,

Sticks, no vas a creer esto. —La emoción irradiaba de su voz mientras seguía sacudiendo
mi hombro con

fuerza—. Ese fue algún dueño del casino de Chicago. Él estaba aquí esta noche y vio
nuestro show. Y quiere

que toquemos en uno de sus clubes. El próximo sábado. Él nos ofreció dos mil dólares
por una noche.

¿Puedes creer esa mierda?

Mi boca se abrió en shock mientras Aser echaba atrás la cabeza y soltó una, feliz, risa
aliviada. —He estado

trabajando durante más de un año para conseguir que nos den una oportunidad como esta.
Entonces estás con

nosotros una noche, una jodida noche, y boom, tenemos una oferta del jodido Chicago.
Eres una especie de

buen pedazo de suerte, ¿lo sabes?


—Yo... —No hay palabras viniendo. Negué con la cabeza, sintiendo algo del mismo
asombro como él, y

también ganando un montón de nervios.

Pero realmente, a pesar de eso... ¡A la mierda! No le podía decir lo que era ahora. ¿Y si se
molestaban los

chicos lo suficiente para echarme de la banda? ¿Entonces, donde acabarían? Ellos


necesitaban un baterista

para el próximo fin de semana. No podía defraudarlos. No podía defraudar a Asher. Se


veía tan adorable

volviéndose loco cuando estaba emocionado como ahora.

Y sí, maldita sea, realmente quería tocar en ese bar en Chicago, también.

Así que, sí, supongo que esto significaba que Sticks, el tipo baterista, iba a tener que
pasar el tiempo

alrededor un poco más.

13

Asher
Esa llamada. Maravillosa, increíble y que te cambia la vida.

Desde que la recibí, he sido un manojo de anticipación y nervios. Todo el asunto apestaba
a Pick, sin

embargo. Quiero decir, en serio. ¿Por qué un exitoso dueño de un casino de Chicago
estaría aquí en Ellamore
y dentro del club Forbidden, de todos los lugares, para incluso escucharnos tocar? Tenía
una sensación de que

mi nuevo hermano había tirado de algunos hilos para llevar al tipo dentro del edificio. Y
sip, cuando fui a

preguntarle directamente a Pick sobre esto, de repente estaba demasiado confundido y


ocupado para hablar.

No tenía idea de qué hacer con eso. ¿Sólo agradecerlo y seguir adelante? ¿Tratar de
recompensarlo de alguna

manera? ¿Decirle que se detuviera porque sabía que un día se arrepentiría de ayudarme?
No estaba seguro,

así que decidí ni siquiera pensar en eso por ahora.

Me concentré en los pros…como el hecho de que NonCastrato

acababa de recibir una oportunidad única en

la vida. Cosas buenas estaban a punto de suceder, podía sentirlo, como algún tipo de
descarga de adrenalina

disparándose por mis venas. Tenía a mi musa desenfrenada con ideas para canciones y mi
insomnio crónico

alcanzó un nuevo nivel.

La tarde después de la llamada, me senté en el asiento de una vieja bicicleta fija,


garabateando letras en mí

cuaderno. Me detenía cada pocos segundos para cantar las palabras en mi cabeza, luego
marcaba una frase

aquí, o a veces toda una línea que no funcionaba allá y escribía algo nuevo encima o
debajo de eso.
Acababa de elaborar una estrofa que hacía mi sangre bombear con entusiasmo, cuando
alguien llamó. —Toc,

toc.

Levantando la vista, le sonreí al nuevo baterista. —Oye, hombre. Llegas temprano de


nuevo. Eso se volverá

una costumbre, ¿cierto?

Sticks se encogió de hombros mientras entraba al garaje, sosteniendo una bolsa de


comida para llevar de un

restaurante, que mierda…olía muy bien. —Y aquí, también tengo que llegar más
temprano que tú —

mencionó.

—Touché —murmuré, viéndolo sentarse en la banqueta de su batería y abrir la bolsa,


sólo para sacar una

cosa con aspecto de burrito frito que hizo mi boca agua y me recordó que había pasado
mucho tiempo desde

la última vez que comí.

Nunca me acordaba de comer o dormir cuando tenía un ataque de escritura.

Pero cuando hundió sus dientes en el empanizado frito, no pude soportarlo. —¿Qué
demonios es eso? —exigí

—. Huele increíble.

Deteniéndose a la mitad de una mordida, levantó las cejas y miró en mi dirección. Luego
tomó un bocado,

masticó un segundo y finalmente cubrió su boca con la mano antes de decir—: Lo siento.
Tuve que venir
directo del trabajo y estaba muriendo de hambre.

—No —Agité la mano—. No me importa si tienes que comer. Lo que sea. Está
absolutamente bien. Quiero

decir, ¿específicamente qué es eso que estás comiendo?

—Oh. Es una chimichanga. —Cuando lamí mis labios, arqueó una ceja y me lo tendió
más alto en mi

dirección—. ¿Quieres uno? Tengo más en la bolsa.

—¿En serio? —Me puse de pie al instante—. Mierda, sí, quiero uno.

Sonrió con suficiencia, sacó otra chimichanga y me la entregó. La desenvolví y le di mi


primer mordisco,

apenas dándole las gracias antes de meterme de lleno a ello y eso fue todo; estaba muerto.
Pasamos los

próximos minutos en silencio, inhalando discretamente nuestra comida antes de que


pudiera formar una

palabra coherente. Finalmente, señalé mi casi terminada chimichanga y anuncié con la


boca llena—: Esto es bueno.

—Lo sé —Sticks limpió su boca con una servilleta—. Mi familia es dueña del
restaurante. Crecí con esta

mierda.

—Bastardo afortunado. —Hice un pequeño gemido y cerré mis ojos cuando tragué el
último pequeño bocado

que tenía. Tomando nota del nombre del restaurante a un lado de la bolsa, decidí que
tenía que ir pronto a

Castañeda’s por un menú completo.


—En serio, no era mi intención interrumpir lo que sea estabas haciendo —hizo señas a mi
cuaderno

abandonado al otro lado de la habitación.

Me encogí de hombros. —No te preocupes. Ya había escrito lo que necesitaba. ¿Tienes


algún alimento extra

allí que no quieras?

Con una risita, buscó dentro de la bolsa. —Tengo un par de empanadas.

No tenía idea de lo que era eso. Pero cuando me lo dio, mi boca se hizo agua.

—Eres un maldito santo.

Me observó comer deprisa por unos segundos antes de levantar las cejas y abrir la boca
para decir algo.

Cuando no lo hizo, le hice una seña para que hablara.

Sus hombros cayeron una fracción antes de aclarar su garganta. —¿Recuerdas el otro día
cuando dijiste que

podía revisar todas nuestras canciones? —Cuando asentí, se avergonzó—. ¿Todavía está
en pie esa oferta?

—Seguro. —Me limpié las migas de los dedos sobre los muslos de mis jeans, tentado a
lamerlos para

limpiarlos—. La caja está por allá. Normalmente la mantengo aquí en el garaje porque
parece más fácil de

esa manera. Menos probabilidades de extraviar algo.

Asintió y dejó la bolsa al lado de su asiento. Mientras marchaba hacia la caja, volví a la
bicicleta y traté de
crear una línea para completar las últimas que había escrito, pero nada parecía ser
adecuado.

—Oye, aquí hay un par de facturas también —dijo fuerte de repente, haciéndome echar
un vistazo para verlo

frunciendo el ceño a mi caja.

—Sí —agité mi bolígrafo—. Puse todo lo relacionado con la banda ahí. Como un
archivador. Es simple y me

ayuda a mantener un registro de donde están las cosas.

—¿En serio? —Sus cejas se alzaron con incredulidad—. Porque no sé cómo puedes
encontrar una mierda

aquí. Esto es un maldito desastre.

Tuve que reírme ante el horror en su rostro. —Siéntete libre de organizarlo como quieras
—dije—Sólo no

pierdas nadas.

Resopló. —¿Te preocupa que yo pierda algo? Increíble.

—Oh, cállate, sabelotodo —me reí y releí la última línea, finalmente inventando una
nueva.

Holden llegó entonces. Gally tardó otros cinco minutos en aparecer, durante los cuales
continué haciendo

arreglos a mi canción, Stick intentó sonsacarle una conversación a Holden mientras


llenaba de papeles el piso

alrededor de la caja, pero no tuvo muchas más suerte que yo. Sólo le contestaba con un
par de gruñidos y un

asentimiento, o una sacudida de cabeza.


Una vez que todos llegaron, solté mi bolígrafo y papel y pasamos una buena media hora
discutiendo que

canciones queríamos cantar para el concierto de Chicago. Para el beneficio del nuevo
baterista, agregué “Hot

to Teacher” a nuestras lista de covers ya que no teníamos suficientes composiciones


originales aún para

cubrir un show completo; y me recordaba a Noel, qué folló con su profesora de


universidad y se casó con

ella.

Se río con placer cuando mencioné esa elección, lo que me hizo sonreír. Nadie se metió
en serio con la

selección de canciones que hice; fue el orden en el que quería cantarlas lo que hizo que
Gally saliera por la

tangente.

—Hombre, “StoneHearted”

es nuestro mayor éxito. Tenemos que comenzar con esa mierda.

—No estoy de acuerdo —dijo Stick—. Ningún concierto en el que he estado comenzó
con su canción más

popular. Tienes que esperar hasta más tarde, para que la gente tenga tiempo de aparecerse
y entonces hacerlos

quedarse un poco, esperando por ella. En los tres cuartos del show es mejor.

Qué es exactamente donde la había puesto. Le envié una sonrisa agradecida, pero Gally
resopló. —Cállate,

marica. No tienes nada que decir en esto.


—¡Oye! —Mirando al bajista, grité—: ¿Podrías parar ya con los comentarios
despectivos? Y si, puede opinar.

Sticks es tan miembro de NonCastrato

como cualquier de nosotros ahora.

Gally nos envió una ronda de gruñidos obscenos, pero al menos cerró la boca antes de
cruzar los brazos sobre

su pecho de mala gana y murmuró—: Lo que sea.

—Creo que tiene que ir más adelante, también —dijo finalmente Holden.

—Tres contra uno —le dije a Gallay con tal vez con demasiado regocijo.

—Dije lo que mierda sea —ladró—. Pero creo que entonces deberíamos empezar con esa
canción de Kongos.

“Come with Me Now”

—En realidad, probablemente deberíamos comenzar con una original —argumentó


Sticks.

Sabía que Gally iba a decir otra cosa totalmente fuera de lugar y estaba completamente
preparado para darle

una reprimenda por ello pero al último segundo, cerró la boca y alisó su cresta, que era de
color verde hoy. —

Demonios, ¿Por qué simplemente el chico gay aquí no lo decide todo?

—Honestamente —dije—Ya tenía un orden planeado, y si, la primera canción que puse
fue “Ceilings”

Mostrándome los dos pulgares arriba, Stick articuló, Buena elección

Tuve que apartar la mirada para no sonreír, lo que tenía la sensación de que enfadaría aún
más a Gally. Así
que leí la lista completa que había planeado. Cada uno tenía su propio aporte, así que la
adaptamos hasta que

casi todos estuvieron felices. Para cuando en efecto practicamos alguna de las canciones,
estaba tan listo para

ahogarme en la música que elegí las más vocalmente desafiantes que me obligaron a
poner todo en mi voz.

Cuando terminamos mi garganta estaba un poco dolorida por el ejercicio, pero me sentía
mejor que nunca,

logrando una satisfacción que sólo obtenía cuando cantaba.

—Mierda, hombre —dijo Stick con asombro—Claramente puedes cantar a todo pulmón
una melodía cuando

quieres.

Le sonreí, divertido ante la forma que dijo su cumplido. —No seas tan mezquino contigo
mismo, chico de la

batería. No estabas mintiendo cuando dijiste que hiciste una buen interpretación de “Hot
for Teacher”

—Oh, Jesús —gimió Gally—. Me iré antes de que ustedes dos comiencen a elogiar las
carteras y los moños

de cada uno. Vayan al centro comercial juntos o algo, y ya sáquenlo de sus sistema.
Mierda.

Con eso, se echó la correa de su guitarra al hombro y se fue pisando fuerte del garaje.

—No le gusta cuando no se sale con la suya —dijo Holden con voz profunda y tranquila.

—Eso o simplemente es su momento del mes —agregó Sticks.


Me reí. —Bueno, creo que tenemos una lista decente para tocar el sábado, a pesar de su
humor.

—Absolutamente —se puso de pie y estiró sus músculos—. Vamos a sacudir tan
salvajemente ese club. —

Volvió a la caja con partituras y facturas, retomando donde lo había dejado en su


autoproclamada tarea de

organización

Guardé mi guitarra y Holden hizo lo mismo, diciéndonos adiós con la mano antes de
deslizarse sigilosamente

por la puerta automática.

Stick miró en mi dirección cuando encontré un lugar más cómodo para sentarme que el
asiento de la bicicleta

y subí mi trasero a la marcada y vieja mesa de noche.

Frunció el ceño. —No tienes que quedarte aquí sólo por mí. Cerraré la puerta cuando me
vaya.

—Está bien. Tenemos que cerrarla con candado también, y todavía no tengo la llave. Así
que, sí, en cierto

punto tengo que quedarme.

—Oh. —Se puso de pie súbitamente—. Mierda, lo siento. Puedo irme entonces. No era
mi intención

mantenerte aquí.

—No, en serio —Le hice señas para que retrocediera—. No estoy apurando. No tengo
que estar el trabajo
hasta dentro de una hora más o menos. Y esto… —Apunté el cuaderno en el que estaba
escribiendo—.

Puedo hacerlo aquí tan fácilmente como en casa.

Volvió a sentarse cautelosamente al suelo dónde había estado sentado con las piernas
cruzadas. —Bueno, sino

te importa…creo que terminaré de organizar esta mierda o enloqueceré.

Con una carcajada, agité mi mano. —Haz lo que quieras, hombre.

Así que trabajamos en social silencio por un tiempo hasta que dijo de repente—: Todas
estas canciones están

escritas con la misma caligrafía.

—Sí —Levante la vista con curiosidad—. ¿Había una pregunta ahí?

—No, yo sólo… —miró la partitura, luego un par de otras páginas. Entonces levantó
rápidamente la cabeza

para mirarme boquiabierto. —Espera. ¿Tú…?

Arqueé una ceja, esperando que continuara.

Finalmente, soltó abruptamente —: ¿Cuántas canciones para NonCastrato

escribiste tú personalmente?

Incliné la cabeza a un lado, confundido. —Todas. ¿Por qué?

—¿Tod…todas? —graznó—Sí, claro. ¿Incluso “Ceilings”?

Incapaz de contenerme, sonreí. —Sí. ¿Por qué?¿Te gusta esa, cierto? —Sabía que sí. Era
la única que había

pedido.

—Me encanta —dijo efusivamente—. No puedo creer que escribieras eso.


—Sí, puedo ver que es tu favorita. ¿Qué hace que te guste tanto?

Levantó una mano como si fuera a correr el cabello de sus ojos, cuando no había nada en
su rostro. —No lo

sé…—El movimiento me hizo fruncir el ceño porque había visto a Caroline hacer eso con
su cabello muchas

veces. Me pregunté si tuvo el pelo largo reciénteme—. Me recuerda a mi mamá, supongo


—contestó finalmente.

Eso llamó mi atención. —¿En serio? ¿Tú mamá?

Con un asentimiento, murmuró—: Si, ella uh…estuvo muy metida en la drogas por un
tiempo cuando yo era

más joven.

Lo entendí inmediatamente. Ceilings era una canción deprimente. La letra contaba el


viaje de una chica que

pasó su vida mirando techos durante sus momentos más cruciales. Se enamoró mientras
clavaba los ojos en

techo desde el asiento trasero del auto de su novio. Luego contempló el cielo raso de un
taller mecánico

dónde se escondía cuando un tiroteo desde un coche le quitó la vida. El techo del hospital
es lo que miró

mientras daba a luz al bebé de su amante muerto a los dieciséis. Y ella lloró en ese mismo
lugar cuando tomó

la decisión de escaparse del hospital y abandonarlo. Cuando su familia se rehusó a tener


algo que ver con ella,

se enganchó con un distribuidor de drogas que la convirtió en una repugnante adicta. Y


observó el techo de
su baño mientras trataba de abortar al bebé con el que el traficante la había embarazado.
Y finalmente, miró

fijamente el cielo raso de la sala de su casa donde él la mató.

—Es una historia tan conmovedora y demasiado realista que siempre envía escalofríos
por mis brazos. —Los

frotó ahora cuando se le puso la piel de gallina—. Y cada vez que la oigo, no lo
sé…automáticamente pienso

en mi mamá.

Lo miré en silencio, experimentando una extraña conexión con él que nunca tuve con
nadie antes. Porque lo

que dijo…era exactamente así para mí, también. Siempre pensé en mi mamá cuando la
canté. Probablemente

porque era sobre ella, pero lo que sea.

Remy dio un repentino y autoconsciente encogimiento de hombros. —Quiero decir, si su


familia no

hubiese tenido una correa tan apretada en ella, fácilmente podría haber visto a mi mamá
caer en ese tipo

de vida, liándose con un tipo que la golpeara hasta matarla y eso. Maldición, si no fuese
por mi tío y

abuela, ella probablemente me hubiese dejado en el hospital o tratado de abortarme.

Mi corazón dio un vuelco en mi pecho, porque totalmente entendía lo que él decía. —Eso
apesta —

murmuré—. ¿Qué terminó pasándole a ella? —Pero ya sabía que no podía ser un final
feliz. No conocía a
nadie que se hubiese metido en las drogas y luego encontrado un buen final.

Sticks bajó la mirada a sus manos. —Se arruinó el cerebro y terminó en una institución
mental.

—Jesús. —Negué con la cabeza, simpatía llenándome—. Lo siento, hombre.

Pero él solo se encogió de hombros. —No es tu culpa. Yo soy quien es el peor hijo que
existe, porque no

puedo soportar visitarla. Duele demasiado. Nunca recuerda quien soy. La última vez,
pensó que yo era su

hermana.

Fruncí el ceño. Entonces dije—: Quieres decir, ¿ella pensó que ella era tu hermana?

La expresión en el rostro de Sticks se congeló antes de que negara con la cabeza. —Eh...
sí. ¿Qué dije?

—Dijiste que ella pensó que tú eras su hermana.

—Oh. Mierda. Lo siento. Como sea, si no fuese por Abuela y Tío Alonso, es difícil saber
dónde habría

terminado, pero estoy bastante seguro de que no hubiese sido en ningún lugar bueno.

Cuando comenzó a jugar con el collar que usaba, levanté una ceja. —¿Abuela?

—Sí, ese es el español para grandmother. Ella, junto con el hermano mayor de mi mamá
Alonso, además

de un par de sus hermanos menores, y todas su familias vinieron a los Estados Unidos dos
años antes de

que yo naciera. Son un gran grupo demasiado religioso que siempre se mete en los
asuntos de los demás,
pero... de alguna manera los respeto por eso. Nos mantiene juntos, tú sabes, se preocupan,
lo que es muchísimo mejor de lo que sé estaría si estuviese solo.

Continué observándolo jugar con el medallón antes de que mi curiosidad me ganara. —


¿Es una reliquia

familiar?

—¿Mmm? Oh, ¿esto? No. Bueno... supongo, sí. Abuela me dijo que era de su madre pero
en realidad es

solo un colgante de la Virgen de Guadalupe.

Niego con la cabeza. —¿Quién?

Sticks sonríe. —La santa... Guadalupe. Es famosa en México. Si ves a alguien usando
esto, probablemente

es mexicano. Personalmente, no soy muy religioso, pero... no sé. Me gusta usarlo de


todos modos. Me

recuerda a mis raíces, mi familia. Me hace sentir cómodo, como si estuviese en casa otra
vez. Mi familia...

Es extraño, pero nadie puede volverme tan loco como ellos. Son todos, como,
completamente diferentes a

mí, pero... hay algo sobre ellos que adoro. Amo su cultura, y orgullo latino, y todo lo que
les hacer ser

ellos. Son mi herencia. Mi fundación.

—Eso es genial. —Observé el oro de la imagen de Guadalupe brillar en la luz y de pronto


deseé tener

alguna herencia familiar también. Pero nop—. No tengo nada como eso. —Bajé la mirada
a mis pies
donde estaba enrollando una cuerda de guitarra alrededor de la punta de mi zapato—. Mi
mamá... ella es

la chica en la canción. Entonces mis raíces, una fundación familiar, consiguieron ser
eliminado de la faz

de la tierra con ella.

No tengo idea de por qué le dije eso. Es solo que... él me había dicho sobre su madre. Se
sentía bien decir

algo sobre mí, especialmente desde que ambas habían caído en adicciones similares.

Frunció el entrecejo un segundo antes de que sus ojos se desorbitaran. —¿Quieres decir
en “Ceilings”?

¿Escribiste eso sobre tu madre? ¿Es todo... real?

Asentí. —Cada palabra.

—Pero... —Negó con la cabeza, y pude adivinar que estaba tratando de averiguar qué
niño era yo; el que

ella había dejado en el hospital o el que había tratado de abortar.

Así que dije—: Yo fui su intento fallido de aborto, el error que cometió con el traficante
de drogas.

La boca de Remy se abrió. —Wau. Así qué, espera... Entonces, ¿tu papá...?

—Está en la cárcel. Statesburg —añadí estúpidamente.

—Santa mierda. ¿Dónde estabas tú cuando él, tú sabes...?

—¿La mató? Sentado en el sofá. —No tengo idea de por qué respondí su pregunta. No
quería hablar de

ello. Pero entonces solo seguí... conversando—. Comiendo un plato de cereal y mirando
los Power
Rangers en la televisión.

Esa aplastante vieja y familiar sensación de culpa me invadió. No seguro de cómo


combatirlo, pasé una

mano por mi cabello. —Llegó una mañana de haber estado en cualquier parte,
probablemente con otra

mujer, y preguntó dónde estaba ella. Sólo le respondí que estaba en su habitación, no me
moleste en

decirle que no estaba sola. Y no me molesté en correr a avisarle que él había llegado a
casa. Solo me metía

en problemas cuando me metía en la mierda que tenía. Pero, Jesus, no puedo evitar
preguntarme... si

solo hubiese hecho algo esa mañana en lugar de comer mi desayuno y mirar la televisión,
las cosas

habrían sido diferentes.

—¿Cuántos años tenías? —preguntó Sticks despacio.

Niego con la cabeza. No importa. Era lo suficientemente mayor para saber que pelearían
cuando la él la

encontrara en la cama con uno de sus compañeros traficante de drogas. Pero digo—:
Siete.

—Jesús. ¿Qué demonios se suponía que debías hacer a los siete?

—No sé. —Observé la muralla, viendo nada—. Algo. Cuando él finalmente fue ahí y los
encontró juntos,

aún no hice nada. Mi papá comenzó a gritar y el otro tipo salió corriendo de la habitación,
poniéndose sus
pantalones. Entonces mamá comenzó a gritar. Supongo que empacó una bolsa y amenazó
con irse porque

entró hecha una furia a la habitación delantera con una maleta, ropa saliéndose por los
costados. Cuando

trató de abrir la puerta principal...

—Espera. ¿Planeó dejarte ahí? —El shock en los ojos de Remy me hizo encogerme en
diversión.

—No fue la primera vez. Pero ella siempre volvía por más mierda para inhalar, así que no
estaba muy

preocupado sobre no volverla a ver. Cuando mi papá cerró la puerta para evitar que se
fuera y la golpeó,

seguía sin sorprenderme. Se golpeaban todo el tiempo. Y si trataba de ayudar a alguno, el


otro se enojaría

y me golpearía, así que continué ahí sentado como un idiota... mientras él la mataba.

—Joder, Asher. Lo que hizo no fue tu culpa. Realmente no piensas que podrías haberlo
detenido y

salvado, ¿verdad? Él simplemente se hubiese enojado contigo y te habría matado a ti


también.

—Hubiese podido correr y obtener ayuda —respondí—. Pero simplemente me senté ahí y
observé

mientras la empujaba al televisor y lo rompía. Cuando cayó sobre ella y salieron chispas
por todas partes,

ella gritó por el dolor y yo solo... solo observé. No fue hasta que ella estaba muerta y sus
ojos sin vida
estaban mirando al techo que hice algo. Mi papá me miro con conmoción y pánico, y
supe... seguía yo.

Había visto demasiado. Entonces... finalmente, ahí fue cuando corrí.

—¡Dios mío! —Sticks puso su mano sobre su boca—. ¿Dónde fuiste? ¿Te atrapó?

Temblé, de repente incomodo por haber compartido tanto. —A la casa de unos vecinos.
El viejo que vivía

ahí me dejo quedarme hasta que apareció la policía, así que no... mi papá nunca me
atrapó. No los vi de

nuevo ese día. El próximo lugar en que lo vi fue la corte cuando tuve que dar mi
testimonio.

—Demonios, eso es... intenso.

Aclaré mi garganta y miré los papeles que había dejado de clasificar y sostenía en un
puño. —Si quieres,

puedes llevarte la caja a casa. Tráela después.

No quería quedarme aquí mucho tiempo más, no después de abrirme como lo hice.

—¿Qué? —Sitcks miró a sus manos y luego saltó—. Oh, mierda. Lo siento. Pero sí,
seguro. Haré eso. —

Comenzó a guardar las páginas dentro de la caja, pero se congeló cuando vio algo que
había ahí—. ¿Qué...qué es esto?

Se acercó la página para leer, sus ojos creciendo cada vez más a cada segundo. —Oh...
joder —susurró.

—¿Qué? —pregunté, curioso... pero además aliviado por el cambio de tema.

Mirando con una expresión aturdida, agitó lo que parecía una hoja con mi escritura a
mano con una de
nuestras canciones. —Esto no es... no tocamos esta canción. ¿De dónde salió?

Lo tomé de su mano e inmediatamente gruñí. —Oh, Jesús. Necesito quemar esta maldita
cosa.

—¡No! —Sticks saltó a sus pies y lo arrancó de mí, solo para ponerlo protectoramente
contra su pecho,

mirándome con horror—. No puedes. Solo... ¿qué es esto?

Suspiré, mis hombros cayendo en derrota. Hablar de esto era casi tan malo como contarle
lo que pasó

entre mis padres. —Es solo una estúpida canción que escribí luego de ver a una chica
cantar karaoke una

noche en el bar.

—Esto es más que ver a una chica. —Su mirada escaneó la página—. Querías saber todo
sobre ella, casarte

con ella y darle hijos. Hacerla tú única chica...

—De acuerdo, ¡gracias! —Arranqué la canción de sus manos con un ceño—. No tienes
que leerme las

letras. Yo las escribí. Recuerdo lo que dije... desafortunadamente. —Cuando me miró


como si me hubiese

vuelto loco, hice un gesto con la mano, dejándole saber que no era gran cosa—. Mira, es
solo una canción

que una extraña que nunca vi antes o veré otra vez inspiró, no significa nada.

Sticks entrecerró los ojos, dejándome saber que no compraba eso. —¿Entonces por qué
estás siendo tan

susceptible al respecto?
—Porque —apreté mis dientes—. La tocamos una vez en Forbidden. Una vez. Una
maldita vez, y todas

estas mujeres se volvieron locas, tratando de convencerme de que eran ella. ¿Y quieres
saber la parte más

loca? No creo volverla a reconocer si alguna vez la veo de nuevo. La vi una vez, desde el
otro lado de la

sala hace meses como por tres minutos. Y además tenía novio, así que no entiendo porque
todos hicieron

un gran asunto de ello. No fue amor a primera vista como todos mis amigos me molestan.
Sé eso. Solo

fue...

—¿Lujuria? —preguntó Sticks con calma.

Hice una mueca ante la palabra, inmediatamente rechazándola. —No. Quiero decir, sí,
hubo eso también.

Pero fue como... más. Como... ni siquiera lo sé. Un deseo. Una esperanza. Una... —La
palabra correcta me

falló hasta que la dije en voz alta—. Una posibilidad. Como si de repente quisiera tratar
algo que nunca

tuve antes.

—¿Una pequeña belleza latina? —susurró, luciendo casi herido.

Pestañeé en confusión. —¿Qué?

Tomó la hoja del suelo y apuntó a la letra. —Así la llamaste... en la canción.

—¿Lo hice? Oh sí, bien. Pero, no, eso no es sobre lo que hablo en absoluto. No tenía nada
que ver con las
apariencias, aunque ella era hermosa. Esto era más como... un sentimiento. Algo cálido.
Justo ahí,

observándola cantar, era donde yo pertenecía en el universo. Como si hubiese encontrado


mi lugar.

Todo... se ajustó.

La boca de Remy cayó abierta. Dándome cuenta de que otra vez había compartido más de
lo que quería,

aclaré mi garganta y rasqué mi nuca. —Como sea, como dije, fue estúpido. Solo un bache
momentáneo en

mi loco radar. Nunca la veré de nuevo, y probablemente será mejor para ella.

Cuando reí por la broma hacia mí mismo, Sticks no se unió. En su lugar, se convirtió en
una ráfaga

repentina de movimiento, guardando los documentos dentro de la caja mientras


espetaba—: Tengo que

irme.

—Eh... —Miré alrededor, sorprendido por su anuncio repentino—. De acuerdo. —Ahora


me sentía

realmente incomodo por decirle tanto. Demonios. ¿Lo había espantado fuera de la banda
porque había

descargado un montón de mi drama personal en él?

—¿Estás seguro que está bien si me llevo la caja entera? —No hizo contacto visual
cuando preguntó. Era

como si de repente tuviese miedo de mirarme a los ojos, lo que me hacía estar
increíblemente consciente
de mí mimo.

—Sí, está bien —dije—. ¿Está todo... bien?

—¿Qué? —Levantó su mirada, sus ojos café ardiendo y lejos de estar bien—. Sí, seguro.
Lo siento, solo...

recordé que tengo que estar en un lugar. Justo ahora. Discúlpame, tengo que...

—Irte —terminé por él.

—Exacto —apuntándome con gratitud por reemplazar la palabra que él había buscado, se
levantó desde el

suelo donde estaba agazapado. Cuando se preparó para salir rápidamente, casi tropezó
con la caja que

estaba cargando justo en mi estómago, así que di un paso atrás para darle espacio, y
finalmente pareció

darse cuenta de que me encontraba justo ahí.

—Mierda, lo siento. Uh... —me miró a los ojos de nuevo, y creo que vio cuan
preocupado estaba, porque

dejó salir un suspiro y sus hombros cayeron—. No es tu culpa, lo sabes.

Entrecerré los ojos sin estar seguro de a qué se refería, ¿No era culpable de haber traído
una carga de

incomodidad en nuestra conversación, haciendo apurarse por irse? ¿O no mi culpa que...?

—Que ella muriese —clarificó—. Tu mamá. En serio, solo piensa en cada cosa que
pudiste hacer ese día.

Sabes que iba a terminar... como terminó. La única cosa que pudo haber cambiado es que
murieras con

ella.
Di un paso atrás ante esas palabras. Había pensado en las cosas que pudieron ser
diferentes antes, y en

cada realidad alternativa que creé en mi cabeza, era capaz de salvarla. Pero quizás Sticks
tenía razón. En

realidad, probablemente no hubiese sido capaz de salvarla. Darme cuenta de eso me


sorprendió.

Sticks dejó salir una respiración. —Realmente tengo que irme. ¿Te veo el lunes? ¿En el
ensayo?

Asentí, distraído por los pensamientos que puso en mi cabeza. —Sí. Seguro. Te veo
entonces.

No noté cuando se fue. Me dejé caer sobre la mesa de noche, ambas manos en mi cabello,
y me

pregunté... ¿tenía razón Remy? ¿Había sido inevitable la muerte de mi madre? Quizás no
era tan culpable

como siempre había temido.

14

Remy
Irrumpí dentro de mi apartamento, con la caja oficial de NonCastrato

acunada en mis brazos, incapaz de

dejar de pensar en todo lo que me enteré durante el ensayo de hoy... o mejor dicho, todo
lo que me había

enterado después del ensayo.


Saber de la infancia de Asher y sus padres fue suficiente para estallarme la mente. Pero
luego vi esa canción.

Esa increíble y tremenda canción alteradora de vida.

Ten no había estado loco después de todo. Una canción de NonCastrato

que nunca oí, existía de verdad. Y

sabía por qué Asher se negó a volver a tocarla. Era tan personal, tan reveladora, tan...

Sobre mí.

Bien, puede ser sobre mí. Tal vez no. Yo no podía estar segura. Salvo que encajaban
todos los detalles. Por

Dios, encajaban muy bien.

Con los pensamientos dispersos en millones de pedazos, dejé la caja sobre la mesita
donde siempre lanzaba

mis llaves y cartera, vagamente consciente de Jodi en el sofá viendo la televisión.

Por lo que yo noté, ella podría haberme saludado. No tengo ni idea de si le contesté.
Estaba demasiado

ocupada revisando la caja para recuperar esa canción. Una vez que la encontré, la página
temblaba en mis manos mientras releía la letra. Todo parecía bien. Y sin embargo... yo no podía
creerlo. La idea de que Asher

me vio una vez y quedó tan abrumado por el encuentro que había escrito una... canción de
amor sobre mí,

fantaseando con todo un futuro lleno de cosas que podrían ocurrir entre nosotros, era más
de lo que podía

asimilar.
—Jodi —comencé, sin dejar de mirar los sueños manuscritos de Asher, al tiempo que
marchaba delante hasta

que quedé entre la televisión y ella.

—Shh... —Sacudió la mano para que me apartara y pudiera seguir viendo la pantalla—.
Mira esto. —Hizo un

gesto hacia... santo guacamole, ¿de verdad miraba las noticias?

¿Quién era esta mujer y qué había hecho con mi compañera de cuarto?

—Cerraron Statesburg —dijo—. Ya sabes, esa gran prisión no muy lejos de aquí. Hubo
un gran y

confidencial escándalo sobre el último alcaide y algunos reclusos actuales y pasados.


Supongo que fue lo

bastante malo para que cerraran todo el lugar, y al parecer, no hay suficiente espacio en
las cárceles de los

alrededores para albergar a todos sus presos, por lo que van a simplemente... dejar libre a
algunos de ellos.

—¿Qué? —Me giré para mirar boquiabierta las noticias.

—Lo sé. Todo el que tenía previsto libertad permanente o condicional para este año, va a
salir. Eso es como

cincuenta nuevos delincuentes en las calles con nosotros. ¿Qué clase de mierda es esa?

—Aterrador —murmuré, mirando la pantalla mientras la cámara del periodista enfocaba


el exterior de la

prisión estatal, donde las puertas se abrían para dejar salir el último autobús lleno de
condenados que iban a

mandar a otras prisiones—. ¿Cuando pasó esto?


—Al parecer, ha estado sucediendo desde hace un par de semanas. Pero la noticia acaba
de darse a conocer.

—Statesburg está como a solo unos treinta kilómetros de aquí, ¿no?

—Por muy lejos que sea eso, es demasiado cerca. —Jodi se estremeció y se abrazó a sí
misma—. Voy a

invertir en un maldito Taser. —Entonces ella me miró y resopló cuando miró mi


máscara—. Y si fuera tú, me

quedaría de esa forma por un tiempo. Si liberaron a algún violador, estás mucho más
segura como un hombre.

Rodé los ojos, pero la mención de mi máscara me recordó...

Sticks.

La banda.

Asher y su canción.

—Oye. —Me senté a su lado y traté de actuar de forma causal—. ¿Te acuerdas de la
noche que fuimos a

Forbidden hace unos meses y cantamos en el karaoke?

—Claro. —Su atención volvió a la televisión mientras se mordía una uña—. Cantamos
“All About that

Bass”, ¿verdad?

—Sí. —Esa parte me acordaba. Y es exactamente lo que cantó la chica en la canción de


Asher... con su amiga

pelirroja... es decir, Jodi... tal vez—. ¿En ese momento yo seguía de novia con Fisher?

Ella rodó los ojos y gimió. —Sí. El imbécil me dijo que mi voz se parecía a dos gatos
callejeros apareándose.
—Qué idiota. —Arrugué la nariz, aunque sí, por desgracia, sonaba exactamente a algo
que podría haber

dicho Fisher. Pero todos los problemas con él habían terminado. Ahora... Yo estaba
demasiado concentrada

en Asher para pensar en Fisher—. ¿Te acuerdas de lo que usaba yo?

—En realidad no importa. —Puso los ojos en blanco—. Nunca te pones nada
emocionante cuando vamos a

bailar. Solo esas estúpidas camisetas que tienes de los conciertos.

—Lo sé. —Me mordí el labio y volví mi mirada a la canción, releyendo la oración sobre
la latina bonita con

la camiseta de Incubus que había sacudido el mundo de Asher Hart.

Las noticias deben haber pasado a diferentes temas, menos interesantes porque Jodi se
centró de pronto en

mí. —¿Qué pasa con todas las preguntas? ¿Y qué es eso?

Ella agarró el pedazo de papel, y le expliqué mientras comenzó a leerlo.

Después de que le conté todo y ella hojeó la canción de nuevo, quedó boquiabierta. —
Mierda, Remy. Somos

nosotras. Asher Hart escribió una canción sobre nosotras. —Su mirada con ojos abiertos
aterrizó en mí—.

Sobre ti.

Tragué saliva. —Sí... eso parece, ¿no?

—¿Qué quieres decir con que eso parece? Puta, esto es sobre... nosotras.

Sacudiendo la cabeza, tuve que negarlo. Era mucho... Demasiado. —Tal vez no.
—Oh, créeme. Sí es.

—Jodi —gemí—, no puede ser. ¿Qué diablos haría yo si esto termina tratándose de mí?
Me gusta mucho.

—Entonces cuéntaselo de inmediato y consigue un boleto para el mejor asiento en el


expreso Asher Hart,

porque vaya... Él te escribió una maldita canción, puta. Ten sexo salvaje con el chico
como agradecimiento.

Uf, por supuesto que no lo entendería.

—¿Estás loca? No puedo hacer eso. Ahora soy su compañero de banda. Él cree que soy
un chico. Dios mío, si se entera de lo que soy realmente, pensaría lo mismo que Ten, que sabía
acerca de la canción todo el

tiempo y esto fue solo un intento jodido para acercarme a él. Oh... maldición. —Puse la
mano sobre mi frente

y el látex de mi máscara me sorprendió, porque me había olvidado que todavía la tenía


puesta—. ¿Qué voy a

hacer, Jodi?

***

Como yo no era mi compañera de cuarto y todas mis respuestas no terminaban con sexo,
veté la idea de

“tener sexo salvaje con Asher Hart”. Jodi y yo decidimos que teníamos que ir a la noche
de karaoke otra vez,

conseguir algunas respuestas y descubrir la verdad... o las dudas constantes nos llevarían
a la locura.

No tengo ni idea de por qué fui como Sticks. Asher me había dicho que era probable que
no reconociera a su
chica con la camiseta de Incubus aunque volviera a verla y era aún más probable que no
me reconociera

como la chica que trató de entrar a su banda debido a mi peluca, pero yo no quería correr
el riesgo. Así que

me puse mi máscara, torso falso y bragas de hombres, a continuación, Jodi y yo fuimos al


club.

Grim no trabajaba esta noche, así que me pregunté si este gorila era el chico Harper que
mencionó Asher.

Cuando llegamos a la parte delantera de la fila, yo ya deslizaba mi mano en el bolsillo


trasero para sacar

nuestra cuota de inscripción y la identificación, pero Jodi tuvo que señalar en mi


dirección. —Él está con la

banda.

Le envié una mirada severa, pero el gorila nos dio una enorme sonrisa. —Oh, ¿eres
Sticks, el nuevo baterista?

Hola, hombre, encantado de conocerte. Soy Harper. —Extendió una mano para
estrecharla conmigo, así que

me aclaré la garganta y traté de sacar mi actitud de “chico”.

—Hola —dije, haciendo la inclinación de cabeza que hacían los hombres.

Harper tenía mucho mejor temperamento que Grim. Él no pidió identificación, y dejó que
Jodi y yo

pasáramos sin cobrarnos.

—No puedo creer que haya funcionado —le dije, mirando hacia atrás, solo para
asegurarme de que nadie nos
perseguía en busca de dinero.

Jodi sonrió. —¡Por supuesto que sí! Ahora eres VIP aquí. Vamos a ver si también
podemos conseguir bebidas

gratis. —Cuando enganchó su brazo con el mío, traté de detenernos.

—Mejor no. No exageremos.

Me encontraba un poco reacia a acercarme al alcohol en este momento. Asher atendía el


bar, y ahí es

exactamente donde estaría.

Claro, él fue la razón por la que vinimos aquí esta noche, pero ahora que en realidad nos
encontrábamos aquí

y en realidad podía descubrir que una vez en realidad se sintió atraído por mí —la versión
femenina de mí—,

todo era... sí. Todo me hacía repetir las palabras en realidad una y otra vez en mi cabeza,
y tuve un ataque

repentino de miedo escénico.

Sinceramente, yo no estaba segura de cómo sería capaz de mirar a sus increíbles ojos
verdes otra vez.

A Jodi no parecía importarle lo que mis nervios estuvieran sufriendo. Ella agarró el brazo
con más fuerza. —

Es por eso que estamos aquí, puta. ¡Momento de respuestas!

Arrastrada por el codo, la seguí pero discutía con ella todo el camino. —Sabes, no estoy
segura de por qué

hemos venido aquí. Él puso todos los detalles imaginables sobre su chica con la camiseta
de Incubus en la
canción. Y no es como si yo tuviera un lunar visible, tatuaje o un rasgo distintivo que
podría recordar de

repente. Diablos, ni siquiera te reconoció a ti como la secuaz que cantó conmigo cuando
te conoció anoche.

Así que, en serio, ¿qué más podríamos sacarle?

—Él no dijo el largo de su pelo o si era más alta o más petisa que la secuaz. —Me
pellizcó en el brazo,

haciéndome saltar—. Y eso es por llamarme una mísera secuaz, por cierto. Puta. No soy
secuaz de nadie. Yo

soy mi propia fuerza de la naturaleza, muchas gracias.

Eso era cierto. Pero en lugar de disculparme, me reí de su ofensa, porque sabía que eso
era lo que ella quería

que hiciera, hasta que de repente, nos hallábamos en el bar y ya nada parecía tan
divertido.

—No quiero hacer esto —me quejé, tratando de alejarme mientras Jodi me empujaba
hacia adelante.

Cuando finalmente me rendí, me fui hacia la barra, aplastando mi estómago contra el


borde y haciendo que el

camarero más cercano se girara con sorpresa.

No era Asher, gracias a Dios. Pero él era hermoso, y que me estuviera mirando tumbada
como una idiota en

la barra hizo que mi cara se calentara miserablemente dentro de mi máscara. Le envié al


camarero ardiente

una mueca de disculpa y saludé. —Hola... lo siento, por eso.


Él entrecerró los ojos un segundo antes de señalarme. —Eres Sticks, ¿verdad?

Asentí. —Correcto. Y tú eres... ¿Mason?

Sonriendo, me dio un pulgar hacia arriba. —¿Qué hay? ¿Puedo traerte a ti y a tu... —
Miró a Jodi—...amiga algo de beber?

—Quiero una piña colada —anunció de inmediato Jodi.

¡Maldita sea! Fruncí el ceño. Por supuesto, ella bebería uno de esos justo en frente de mí,
cuando yo trataba

de ser toda varonil.

—Claro que sí —dijo Mason y me miró—. ¿Sticks?

Como me había gustado la cerveza que me trajo anoche Asher, le pedí una de esas.

Mason se dio la vuelta para ocuparse de nuestro pedido, y Jodi se elevó en puntillas para
decirme al oído—:

No veo a tu hombre. ¿Seguro que está trabajando esta noche?

—Shh... —La callé—. Él no es mi hombre, y sí, estoy segura.

—Bueno, ¿dónde está?

Fruncí el ceño, pero negué con la cabeza, insegura de la respuesta mientras revisaba el
lugar, buscándolo y

temiendo tanto como me aliviase el momento en que viera su oscuro cabello largo con los
reflejos rubios.

Dios, su cabello era increíble. Para agarrarlo con los dedos mientras se grita por el
orgasmo, así de increíble.

—¡Oye, tú! Camarero sexy con la cicatriz —exclamó Jodi, haciéndome sentir vergüenza
mientras le hacía
señas al segundo hombre detrás de la barra que no era Mason—. ¿Asher está trabajando
esta noche?

El chico que recordé que Asher llamó Knox hizo una pausa para enviarle a mi compañera
de piso un ceño

fruncido. —Eso es información clasificada, lo siento.

Sonreí, entretenida por lo protectores que eran con él sus compañeros de trabajo. Debe
llamar la atención de

más mujeres de las que pensé inicialmente.

—Pero yo estoy preguntando por ella —argumentó Jodi, señalándome con su pulgar
antes de corregirse

rápidamente—. Quiero decir, por él.

Knox me miró. Le tomó un segundo antes de reconocerme, pero cuando su rostro se


aclaró, él asintió. —Oh

hola. No te había visto.

—No hay problema. Jodi, este es Knox, otro de los compañeros de trabajo de Asher. Tú
estabas... ocupada

con otra cosa cuando me lo presentaron anoche. Knox, esta es mi compañera de cuarto,
Jodi.

Ella estiró su mano susurrando—: Bueno, hola, precioso. Hola, a ustedes dos. —
Enganchó su barbilla hacia

Mason cuando regresaba con nuestras bebidas—. Han considerado estar en un trío juntos,
porque sin duda me

ofrezco como voluntaria para ser la mujer en medio de su caliente sándwich.


—Uh... —Mason se quedó inmóvil junto a un Knox igualmente inmóvil mientras ambos
miraban a Jodi con

horror—. Tenemos novias.

—Oh, Dios mío —gruñó Jodi, levantando sus manos en derrota—. ¿Es que cada maldito
camarero caliente

de aquí ya está tomado?

—Todos excepto Asher —contestó Mason, estableciendo nuestras bebidas en frente de


nosotros y agitando

para que me detuviera cuando saqué mi billetera para pagar.

Maldita sea, también me estaba acostumbrando a deslizar mi billetera a mi bolsillo


trasero. ¿Es que nadie iba

a cobrarme nada otra vez?

Guay.

—¿De todos modos, a dónde fue? —preguntó una voz a mi izquierda, haciéndome girar
para encuentrarme a

Pick a mi lado, apoyando su brazo en la barra como si acabara de llegar.

—A ayudar a alguien en la máquina de karaoke... otra vez —respondió Mason mientras


recogía un par de

tazas vacías que quedaban en lo alto de la barra.

—Por supuesto —murmuró Pick, mirando de esa manera, mientras Jodi prácticamente
me apartó a un lado

para que pudiera confrontarle directamente.

—Oh mi jodido dios —murmuró, casi babeando—. Quiero unos cinco de ti. ¿Quién
demonios eres?
Las cejas de Pick se alzaron con sorpresa cuando él se fijó en Jodi, en el anillo en su ceja
brillando contra la

luz del techo. —Bueno, ¿no es eres la más dulce? —Él tendió una mano hacia ella—. Mi
nombre es Pick.

Ella tomó su mano, pero no la sacudió con él y totalmente no lo soltó. —¿Puedo tener a
tus bebés?

Con una sonrisa, él negó con la cabeza y levantó su mano para besar sus nudillos. —Lo
siento, dulzura. Ya

tengo una señora para eso. Pero aprecio la oferta. Es bueno para un hombre escuchar lo
mucho que una mujer

hermosa aprecia su aspecto.

—Oh, Dios mío —ella gimió y se volvió para mirarme boquiabierta—. Él sólo me llamó
hermosa.

—Y también te dijo que estaba tomado. —Agarrando sus hombros, le tiré manualmente
hacia atrás lejos de

Pick, obligándola a dejar ir su mano. Ella gimió de nuevo cuando se vio obligada a
separar el contacto con él.

—Pero... él es tan caliente. ¿Sólo un toque más? ¿Una lamida? ¿Olerle? Por favor.

—¿Oye, ese es Carter Lang? —le pregunté, notando a alguien entre la multitud que había
visto salir de su

habitación varias veces a lo largo de los años. Sabiendo lo fácilmente distraída que era,
solté un suspiro de

alivio cuando miró por encima.

—¡Santa mierda, lo es! Enseguida vuelvo. —Y ella se había ido.


Exhalando un suspiro, me giré hacía Pick. —Lo siento mucho. Ella... —No tenía idea de
cómo describir a

Jodi. Era dulce y divertida como el infierno, y para nada tímida a la hora de ir detrás de lo
que quería,

hombres incluidos. Pero… sí. Podía ser terrible.

Pick simplemente se rió entre dientes. —No te preocupes por eso. Me sentí halagado.

Así que comencé a girarme hacia los dos camareros detrás del mostrador a pedirles
disculpas en caso de que

alguno de ellos se hubiera sentido insultado, cuando Knox disparó hacia mí... o más bien,
hacia Pick.

—Pick, juro que Miller Hart acaba de entrar por la puerta principal.

—¿Qué? —contestó Pick, escudriñando el club—. ¿Dónde?

Alertados por el apellido de Asher en la conversación, me distancié abiertamente,


mirando a la dirección que

Knox dijo que Pick mirara.

—Joder. ¿Qué diablos está haciendo aquí? Pensé que él todavía estaba en la cárcel.

Me tomó, como, medio segundo después de eso averiguar de quién se encontraban


hablando.

Chasqueando los dedos, señalé a cada hombre, recordando la noticia que Jodi había
estado observando

cuando llegué a casa después de la práctica.

—¿Estaba recluido en Statesburg? —No podía abstenerme de preguntar, porque de


repente recordé a Asher mencionar eso, y oh, mierda.

Joder tenía razón. Esto no puede ser bueno.


Cuando ambos Knox y Pick me fruncieron el ceño por meterme en la conversación, me
aclaré la garganta. —

Es sólo que... que mostraron algo en las noticias antes, diciendo que unos cincuenta
reclusos de la prisión

Statesburg habían sido puestos en libertad condicional antes de tiempo porque el lugar
está cerrado, y el resto

de las prisiones de los alrededores estaban demasiado llenos de gente para tomarlos a
todos.

—Santa mierda —murmuró Knox, compartiendo una mirada preocupada con Pick, quien
también parecía

preocupado.

Dado que ya había arrasado mi camino en esto mucho, solo seguí adelante, porque en
serio, tenía que saber.

—¿Quién es Miller Hart? Él es el padre de Asher, ¿verdad?

La inquietud cruzó el rostro de Pick a regañadientes asintió. —Sí.

—Ah... joder. —Me volví a estudiar al hombre que había matado a la madre de Asher—.
Esto no puede ser

bueno.

—¿Crees que está aquí debido a Asher? —preguntó Knox a Pick.

Pero fui yo la que respondió. —Por supuesto que está aquí debido a Asher. ¿Por qué si no
iba a venir aquí?

Asher es su hijo... por no hablar del único testigo que vio al hombre que mató a su
esposa. Probablemente fue
el testimonio de Asher que lo encerró. Si él es en absolutamente vengativo, infierno sí,
este sería el primer

lugar al que él vendría.

—Espera. ¿Cómo supiste que Asher era el único testigo? —Pick me miró con una especie
de divertida de

sospecha—. ¿Él te dijo eso?

Me encogí de hombros. —Eso... surgió.

—Mierda —habló Knox de repente—. Se dirige hacia aquí. ¿Qué hacemos?

Pick tomó el control, señalando. —Knox, lleva a Asher hasta mi oficina. Ahora. Me
desharé de este hijo de

puta.

Pero Knox negó con la cabeza. —Y una mierda. No estás tratando con Miller Hart tu
solo. Es viejo y

patético, pero poco fiable como el infierno.

—Pondré a Asher fuera de vista —ofrecí.

Pick me lanzó una mirada sorprendida todavía agradecido. —Gracias.

15

Remy
Mientras Knox saltaba por encima del mostrador para seguir a Pick en dirección a Miller
Hart, escaneé el área del
escenario en busca de Asher. El equipo de Karaoke comenzó a sonar una canción de One
Direction, así que en lo

que sea que estuvo ayudando a un cliente hacer, debió haber terminado. Eso significaba
que probablemente se

dirigía de regreso a la barra. Por lo que, comencé a dirigirme hacia el escenario para
interceptarlo, descartando y

muchas veces empujando para abrirme paso entre la gente para poder llegar donde tenía
que estar.

Terminé casi chocando contra él cuando esquivé una horda de mujeres chismeando, y de
repente allí se encontraba.

Ambos nos detuvimos, no esperando ver al otro.

Sus ojos se abrieron con sorpresa y lo que parecía aprehensión. —Sticks. ¿Qué…?

—Oh, Gracias a Dios —espeté, haciéndole señas con apremio para que me siguiera
mientras me dirigía hacia una

gran apertura que conducía hacia un pasillo amplio, pero de techo bajo—. Vamos, vamos,
vamos. Por aquí.

Me sorprendí cuando en realidad sí me siguió. —¿Por qué? ¿Qué pasa?

—Necesitamos no ser vistos. —Agarré su antebrazo tan pronto como llegamos al pasillo
menos atiborrado de gente

—. ¿Cuál puerta conduce a la oficina de Pick?

Sus cejas se fruncieron en confusión, señaló. —Esa. ¿Por qué? ¿Qué…?

Lo halé hacia la oficina conmigo y cerré la puerta de un portazo. Luego, jadeando


bruscamente, me apoyé contra

ella por si acaso.


Después de tambalearse por mi tirón, recuperó el equilibrio para mirarme con asombro.
—¿Qué demonios, hombre?

—Lo siento. Es que… —Agité mis manos para hacerle saber que necesitaba recuperar mi
aliento. Luego exhalé un

largo y contante respiro y le expliqué—: Aquí es donde Pick me dijo que te trajera.

—Está bien —dijo lentamente, frunciendo más el ceño—. Y… ¿por qué hizo eso?

—Eh… ya sabes. —Esquivé su pregunta—. Probablemente te lo hará saber cuándo llegue


aquí, así que… lo dejaré

que te lo explique todo.

Sus labios se abrieron como si quisiera preguntar más, pero con la adorable manera en
que sus cejas seguían

arqueándose, no parecía saber que quería preguntar primero.

—Bueno, yo me pasé por aquí esta noche para disculparme contigo por lo de antes. —Me
apresuré a decir,

improvisando completamente, diciendo la primera cosa que se me vino a la mente.

De nuevo, lucía desorientado por lo que tenía que decir. Pero unos segundos después,
sacudió la cabeza. —¿Por

qué? Yo fui el que hizo que las cosas se pusieran incómodas.

—No, no es así. Tú… espera, ¿qué? Tú no hiciste que nada fuera incómodo. ¿Por qué
pensarías eso?

Sus hombros se tensaron y se giró hacia un lado lejos de mí como si quisiera proteger una
parte de sí mismo.

Luciendo completamente incómodo por todo el cuerpo, agitó una mano. —Ya sabes —
murmuró, sin mirar en mi
dirección—. Por decirte tanta mierda sobre mí.

Parpadeé. —Eh… ¿No es eso lo que haces cuando conoces a alguien; compartes
pequeñas cosas sobre ti?

—Sí, pero… —Finalmente miró en mi dirección—. Esas no fueron pequeñas cosas. Y no


son cosas que comparto

con la gente… nunca.

—Ah. —Dándome cuenta de que se abrió conmigo más de lo normal, la importancia del
momento me quitó la

respiración de los pulmones. Una pesadez llenó mi pecho, y solo quería… ni siquiera lo
sabía. Pero ciertamente no

era tomar el regalo de la confianza de Asher por sentado.

Así que sacudí mi cabeza, suavizando mi voz dije—: No hiciste que nada se pusiera
incómodo… En absoluto.

No me di cuenta que había estirado una mano para acomodarme el cabello detrás de mi
oreja hasta que mis dedos

rozaron los cortos mechones, sobresaltándome y recordándome que todavía me


encontraba en mi forma de chico.

Así que me aclaré la garganta y cuadré mis hombros, intentando una pose más masculina.

Asher inclinó la cabeza hacia un lado a la vez que me fruncía el ceño. —Entonces, ¿de
qué te estabas disculpando,

y por qué saliste corriendo como si te asusté?

—Bueno, yo… yo me disculpaba por haber salido corriendo en medio de nuestra


conversación. Y tuve que salir
corriendo porque… porque… —Mierda, ¿por qué mi cerebro estaba tan muerto ahora?
No podía pensar una

pequeña mentira para decírsela.

No había manera de que le contara la verdad y le hiciera saber que acababa de descubrir
que yo era la chica de la

camiseta de Incubus. No creía que le pudiera decir eso… nunca.

Así que, farfullé por un minuto más antes de decir—: ¡Mi compañera de cuarto! Sí, Jodi.
Sabes, la conociste

anoche. Ella había salido del trabajo, y le dije que la iba a pasar buscando esta tarde, darle
un aventón. —Mentira

—. Me acordé que me estaba esperando, así que tenía que apresurarme, o ella iba a estar
molesta.

Mentira.

Mentira.

Mentira.

Todas las mentiras se revolvieron como acido en mi estómago, así que me volteé,
centrando mi atención en un

estante contra la pared, más que todo lleno de pequeños portarretratos.

—Entonces, ¿tú vives con ella? ¿Con Jodi? Ah. Supongo que no sabía eso.

—Mmm hmm —murmuré, agradecida de que no tuviera que mentir sobre eso al menos.
Luego estiré mi mano en

busca de mi cabello de nuevo, y casi me gruño a mí misma cuando recordé que no tenía
largos mechones para
acomodar detrás de mi oreja en el momento. Maldición, ¿por qué tenía que tener un
hábito nervioso tan femenino?

—¿Cómo es? —preguntó Asher—. ¿Vivir con una mujer?

—Bien. ¿Por qué sería…? —Recordando que se suponía que fuera gay, viviendo con una
mujer heterosexual, me

detuve—. Quiero decir, además del hecho de que nos peleamos por todos los chicos
guapos, es como… como tener

cualquier otro compañero.

—Ah. —Por la voz de Asher, sonaba más confundido por mi respuesta que aclarado.

Devolviendo mi mirada hacia él y desesperada por cambiar el tema antes de que revelara
algo que no debería,

ondeé un dedo entre él y las fotos. —Así que… tú y Pick. ¿Qué hay con eso?

La sospecha instantáneamente llenó sus ojos. —¿Por qué? ¿A qué te refieres?

Me encogí de hombros. —No sé. No lo sé. Es solo que pareciera que hay más que una
relación entre ustedes que

solo… ya sabes, de jefe a empleado. —Luego me giré de vuelta hacia la multitud de


fotos; la mayoría con una

mujer rubia y dos adorables niños… excepto una. —Y luego, está el hecho de que tiene
una foto tuya en su oficina,

mientras que ninguno de sus otros bartenders están aquí.

—¿La tiene? —Asher apareció a mi lado, y su boca cayó abierta cuando vio la foto que
yo señalaba.

En el portarretrato, Asher se encontraba parado en el escenario, cantando en un


micrófono mientras tocaba la
guitarra. Los otros miembros de NonCastro

se volvían borrosos a los lados; él era el foco principal de la foto

obviamente.

—Mierda —murmuró, mirando fijamente—. No tenía la menor idea de que tenía esto.

—Parece como si este estante está reservado para las fotos familiares —cavilé en voz
alta.

Asher soltó un gran suspiro y se pasó una mano por el cabello. —Supongo… —Comenzó
lentamente—. Sí. Somos

familia. Él es… mi hermano.

A pesar de que obviamente estaba dirigiendo mis suposiciones hacia una asunción de ese
estilo, en realidad

escucharlo confirmarlo me hizo sacudir la cabeza en confusión.

Lo miré de reojo. —¿Cómo dices?

Sacudió la cabeza como si toda la cuestión lo desconcertara, también. —Nadie realmente


lo sabe todavía… no

oficialmente, de todas formas. Pero, eh, él… resulta ser, que después de que comencé a
cantar la canción

“Ceilings”, descubrí que él había sido abandonado por su madre biológica en el hospital,
y…

—Santa mierda —murmuré—. ¿Tu jefe terminó siendo tu medio hermano perdido hace
mucho tiempo? ¿Cómo

demonios si quera pasó eso?

Asher me miró, con expresión aturdida. —Me hago la misma pregunta todos los días.
—Pero, espera. ¿Hace cuánto tiempo sabes de esto? Solo has estado tocando “Ceilings”
un par de…

—Semanas —terminó por mí—. Obtuvimos los resultados hace tres semanas
aproximadamente. Y todavía es…

realmente nuevo.

Solté un suspiro. —Amigo. Eso es…

Cuando sacudí la cabeza, él asintió. —Lo sé.

—¿Por qué no lo han anunciado oficialmente? —me pregunté, temiendo lo peor por el
pobre Asher—. ¿Él no

quiere ser tu hermano?

Asintió, girándose hacia la foto de él. —Sí. Extrañamente, si quiere. En realidad soy yo el
que se está conteniendo.

Lo miré de soslayo. —Entonces… ¿Él no te agrada?

—No, sí. —Se giró hacia mí, su mirada desesperada y alerta—. Ese es el problema. Él es
este chico realmente

sombroso, con los pies en la tierra y correcto. Y… es mi hermano. Eso es… mejor de lo
que jamás esperé que

fuera. Pero… él va preguntar por ella.

Sacudí la cabeza. —¿Por quién?

—Por nuestra madre —dijo entre dientes—. Es lógico, ¿no? ¿No te gustaría saber sobre
tu madre si acabaras de

conocer a un hermano que la conoció y tú nunca lo hiciste?

Cuando abrí mi boca para responder que sí, suponía que sí, él continuó hablando—:
Sabes que va a querer saber
todo. Va a querer saber qué tipo de persona fue, cómo murió, y yo voy a tener que ser el
que le diga la miserable

vida que llevó y quien la mató. ¿Y luego qué va a pensar de mí después de eso? Soy el
hijo del asesino de su madre.

Él no sabe que todo en mi canción “Ceilings” es verdad. ¿Qué pasaría si descubre que lo
es y no quiere tener nada

que ver conmigo? No puedo… —Sacudió la cabeza, luciendo miserable—. Simplemente


no estoy listo para

arriesgar eso. Toda mi vida está en este edificio, y él podría quitarme todo eso con una
sola palabra.

Me aclaré la garganta y me rasqué la oreja. —Entonces… ¿No le has dicho nada sobre tu
mamá o tú papá todavía?

Negó con la cabeza, sus ojos verdes llenándose de temor.

—¿Y él no ha preguntado?

—No. No todavía. Pero sabes que lo hará.

Dejé salir un suspiro y me encogí de hombros. —Honestamente, creo que deberías decirle
algo, porque tengo el

presentimiento de que él ya sabe lo que le pasó a tu mamá y quien la mató.

Su expresión se transformó de preocupación a confusión. —¿Ah?

La puerta se abrió, y Pick entró.

Cuando miré a su hermano y luego de vuelta a él, Asher debió haber visto algo en mi
expresión. Entrecerró los ojos,

y su rostro se aclaró con algún tipo de entendimiento.


Se giró hacia Pick. —¿Qué demonios está pasando? —Luego hacia mí, mirándome
fijamente—. ¿Qué le dijiste?

Levanté mis manos, contenta de que estuviera libre de culpa respecto a esto. —Nada. No
le dije ni una mierda a

nadie. Nunca traicionaría tu confianza de esa manera. —Especialmente ahora que sabía
que lo que me había

contado realmente era confidencial.

Pick se aclaró la garganta, haciéndome saber que se haría cargo.

Cuando me callé, Asher lanzó miradas sospechosas entre nosotros dos antes de
demandar—: ¿Qué?

—Miles Hart acaba de estar en el club —anunció Pick.

Asher palideció. Luego sacudió la cabeza. —¿Perdón?

—Knox lo reconoció de cuando estuvieron juntos en Statesburg.

—Espera. —Asher levantó ambas manos, solo para enterrarlas en su cabello y apretar su
cabeza. Su frenética

mirada fue hacia Pick. —¿Cómo si quieras sabes sobre… él?

Con una pequeña exhalación, Pick se sentó en la esquina de su escritorio y dobló las
manos sobre sus rodillas. —

Por favor, Asher, ¿cómo crees tú? Busqué en internet y encontré todo lo que podía sobre
ti la noche que dejaste ese

mensaje en mi teléfono, antes de que siquiera enviara a buscar los resultado de ADN. Me
llevó a artículos sobre

Polly Ruddick… y su muerte, y su asesino, Miller Hart.


16

Asher
Oh Jesús. Esto era más de lo que podía soportar. Pick lo sabía. Él lo sabía todo.

—Así que... todo este tiempo... ¿ya lo sabías?

Él asintió.

Jadeé en busca de aire, aterrorizado, y luego me di cuenta. Él sabía... desde hace tiempo,
y no me despidió ni

me echó de su vida.

—Y todavía estás bien con... —Moví un dedo entre nosotros—. ¿Nosotros?

Pick arqueó las cejas, sorprendido. —¿De verdad te preocupaba que no quisiera ser tu...?
—Hizo una pausa y

miró con inquietud hacia Sticks.

Mi baterista se encogió aun más, totalmente atrapado espiando nuestra conversación muy
personal.

Pero bufé y agitó una mano en su dirección. —Él ya lo sabe.

Eso pareció tomar por sorpresa a Pick. —¿De verdad?

Asentí, sin preocuparme por Sticks. —¿Por qué mi papá está aquí? ¿Sigue en el edificio?
Él…

—No, se ha ido. Knox y yo, sobre todo Knox, lo acompañamos a la puerta y le hicimos
saber que él nunca

sería bienvenido bajo este techo de nuevo.


El alivio me inundó. —¿Tú lo echaste? —Bien. Pero entonces la renovada preocupación
aumentó. ¿Qué

demonios hacía Miller Hart dentro de Forbidden? Pasándome una mano sobre la cara, me
senté en el sofá de

Pick—. Me pregunto cuando salió. Pensé que todavía le quedaban un par de años.

—Yo puedo responder a eso —dijo Remy. Cuando lo miré, explicó el cierre de
Statesburg. Y yo solo podía

sacudir la cabeza.

—Bueno... joder.

Sticks resopló con sorpresa. —¿Eso es todo lo que tienes que decir?

Con un encogimiento de hombros confundido, le pregunté—: ¿Qué otra cosa se supone


que debo decir?

—Oh, no sé. Qué tal... ¿dónde está el lugar más cercano en el que podamos obtener una
orden de restricción?

Lancé una carcajada. —¿Perdón? ¿Por qué demonios voy a necesitar una de esas?

—Piénsalo, Asher. Acaba de salir de la cárcel después de pasar ¿cuántos años allí?

—Uh... —Hice un cálculo rápido en mi cabeza—. Como dieciséis años.

—Dieciséis años tras las rejas, y ¿cuál es el primer lugar al que va cuando es liberado?
¡Aquí! El mismo lugar

donde el hijo, que testificó contra él y lo puso en la cárcel, trabaja.

Mi cerebro daba vueltas ante sus palabras. Yo nunca lo había pensado de esa manera.
Pero yo fui la única

persona que declaró en ese juicio como testigo ocular, ¿no? El viejo, seguramente, estaba
un poco enojado
conmigo por eso.

Oh.

—Tenemos que conseguirte algún tipo de protección —afirmó de forma rotunda Sticks,
sorprendiéndome con

la seriedad con la que se tomaba todo esto.

Bufé. —Sí, no creo que eso sea necesario.

—¡Dios mío! —Él levantó las manos con indignación—. ¿Cómo puedes dejar pasar esto
como si no fuera

algo serio? Él vino aquí... por ti. Tal vez yo soy el único, pero me parece muy alarmante.

—No, no eres el único —murmuró Pick.

Miré a mi hermano que tenía los brazos cruzados sobre el pecho y se pasaba el nudillo del
pulgar sobre el aro

del labio inferior, pensativo.

Jesús, ambos se preocupaban sinceramente por mí.

Sí, mi padre había sido el monstruo malísimo en mi vida cuando yo era joven. Me
aterraba en aquel entonces,

y yo había temido cada momento en que era obligado a entrar en la habitación con él.
Pero hace un par de

años, visité la prisión donde se encontraba él, decidido a enfrentar mis demonios.

No me reconoció. Después de preguntarme quién era, quiso saber si yo era su nueva


representación legal y él

empezó a hablar de que estaba seguro que aún podía librarse si hacíamos pasar el
asesinato como
autodefensa. Nunca lo corregí y terminé siguiéndole la corriente antes de dejarlo con una
mentira, diciendo

que estaría en contacto.

Toda la visita me había dejado... vacío por dentro. No hubo amor perdido por el hombre
que me había

aterrorizado, pero tampoco ningún miedo contenido. Había envejecido mal tras las rejas.
Él solo había sido

un anciano débil y patético que no me provocó ni una pizca de miedo.

Así que era difícil armarme de valor ahora.

—O tal vez no tiene un pensamiento nefasto en la cabeza —le dije a Pick y Remy—. Tal
vez el tipo solo

quiere reencontrarse con su hijo.

—Sí —acordó Remy rodando los ojos de forma sarcástica, y cruzó los brazos sobre el
pecho—. Porque antes

él no era más que un ser de amor paternal y devoción, criando a su precioso niño en una
casa de drogas y

golpeándolo a él y a su madre cada vez que se le antojaba. Claro.

Fruncí el ceño, decidiendo que le había contado mucho sobre mí mismo. Pero, maldita
sea, él tenía razón. —

Bueno, está bien. Soy el único pariente vivo que le queda. ¿A quién más va a recurrir en
busca de dinero o un

lugar donde dormir? Honestamente, si acabas de salir de la cárcel después de dieciséis


años, ¿a dónde irías?

Necesita cosas, y estoy seguro de que él cree que se lo debo.


—Bueno, él no va a conseguir nada de ti.

El anuncio decidido de Remy me hizo reír. —¿De verdad? Y yo que pensaba darle todo
lo que tenía.

Él no pareció apreciar mi sarcasmo. Girando hacia Pick, me señaló. —Hazle entrar en


razón, maldita sea.

Pick suspiró y se frotó la cara. —Mira —me dijo mientras dejaba caer las manos—. No
importa cuál sea su

motivo, yo tampoco lo quiero cerca de ti. Y solo para asegurarnos, creo que un par de
medidas más de

protección sería prudente.

—Está bien. —Levanté las manos como si me rindiera a su voluntad, pero luego me
agarré el pelo—. Voy a

tomar en cuenta lo que ambos dijeron, y les agradezco su preocupación, pero,


sinceramente, este no es su problema. —Cuando abrieron la boca, luciendo dispuestos a discutir
conmigo, rápidamente seguí hablando

—. Y si alguna vez vuelve, buscándome, dejen que yo me encargue de él. Voy a echarlo
yo mismo. Él es un

hombre viejo y débil ahora. Ya no me asusta, y que me condenen antes de permitir que
me asuste de nuevo.

Con eso, giré hacia la puerta.

Pick se lanzó hacia adelante, con pánico en sus ojos. —¿Adónde vas?

Suspiré. Era lindo saber que le importaba lo suficiente como para preocuparse por mí,
pero con respecto a

este tema en particular, me molestó. —Vuelvo al trabajo. Si no lo has notado, el bar sigue
abierto y está muy
ocupado.

Casi desafiándolo a reaccionar con la mirada que le envié, abrí la puerta.

Un suspiró de resignación abandonó sus pulmones. —Solo... cuídate, ¿sí?

—Claro que sí, capitán. —Lo saludé, enviando una mirada a Sticks solo para verlo
mordiéndose las uñas con

preocupación, y entré en el pasillo. Y quién lo diría, Miller Hart no se abalanzó sobre mí,
con la intención de

matarme.

Tanto Pick como Remy encontraron la manera de salir al bar un par de minutos más
tarde. Se mantuvieron

cerca, charlando juntos con una cerveza, poniéndome irritable con cada minuto que
permanecieron.

Los evité a los dos, sin estar dispuesto a hablar más sobre mi padre, o incluso pensar en
él.

Salvo que no podía sacarlo de mi cabeza. Me alteró saber que se encontraba libre. Todo
anudado por dentro,

yo no estaba muy seguro de cómo me afectó la noticia, simplemente sabía que lo hizo. No
tenía miedo, como

algunas personas creían que debería tener, pero me quedé muy sorprendido e... inquieto.
No quería hacer

frente al viejo. Después de mi primera y única visita a él tras las rejas, había puesto esa
parte de mi vida

detrás de mí y seguí adelante. Solo quería que siguiera de esa manera.


Mis dos guardaespaldas autoproclamados se fueron por fin una hora antes de cerrar, pero
o Pick le había dado

a Knox órdenes de que me acompañara a mi motocicleta u otra persona se preocupaba


por mi seguridad.

Eso era raro, que haya gente que piense y se preocupe por mí. No estaba seguro de cómo
lidiar con ello, así

que solo le agradecí a mi compañero de trabajo y le saludé tan pronto como arranqué mi
bestia.

Cuando llegué a mi casa, sí, muy bien, revisé un poco para ver si el viejo se encontraba
allí. Pero el callejón

que conducía a mi puerta estaba vacío. Abrí todos los cerrojos, recordando bloquearlos
detrás de mí, y corrí

escaleras abajo hacia mi pequeño dominio.

Mozart dando vueltas en su jaula fue lo único que me recibió.

—Hola, amiguito —le dije, encendiendo la luz principal, a pesar de que había dejado una
luz de noche

encendida para que él viera.

Mi entrada lo puso en marcha, corriendo aún más rápido a lo largo de los túneles que yo
había hecho para que

pase de jaula en jaula hasta que estuvo en la más cercana a mí. Su entusiasmo me hizo
sentir apreciado,

aunque seguramente no se alegró de verme a mí en específico; lo más probable era que


solo tuviera ganas de

que lo deje suelto. Así que le concedí su deseo, y abrí la puerta.


Salió disparado más allá de mí, una mancha de piel marrón saltando un metro y medio
hacia la parte de atrás

del sofá. Luego pasó rápidamente a lo largo del respaldo y se lanzó al suelo donde
desapareció debajo de mi

cama.

Suspiré. —Sí, es bueno verte a ti también, amigo.

Oh bien. Él era mejor compañía que nada.

Sacándome mis zapatos, me dirigí a la zona de la cocina y abrí la pequeña nevera para
sacar una botella de

agua. Yo no había comido desde el ensayo, cuando me devoré la mitad de la comida de


Remy, pero la verdad

es que no tenía hambre. Y no tenía ganas de dormir a pesar de que estaba cansado. Ya
sabía que solo

terminaría dando vueltas si me metía en la cama en este momento, y yo odiaba quedar


enredado en mis

propias sábanas... a menos que tal vez tuviera compañía de la clase femenina.

Pero no tenía a una mujer aquí, y la idea de mi papá libre y vagando por las calles en
algún lugar rondaba por

mi cabeza. Podría dormir una o dos horas más tarde, pero todavía no. Sentándome en una
silla a la mesa,

agarré mi cuaderno que había dejado abierto y cogí un bolígrafo.

Mi musa ciertamente no se sentía tan inspirada como antes, pero esta canción era lo único
en lo que quería
trabajar. Excepto que, mierda, imaginar a mi padre, viejo y arrugado en la prisión,
quejándose de lo injusto

que fue tratado, era lo único en que podía enfocarme.

Frotándome la cara, me senté en la silla y abrí mi mente. La primera persona que apareció
en mis

pensamientos fue la chica con la camiseta de Incubus, cantando en el escenario y


chocando su cadera con la

de la pelirroja más bajita a su lado. Había estado tan atrevida y relajada allí, cantando con
confianza, porque

ella sabía que tenía un buen aspecto y voz, y solo quería divertirse un poco con ambos.
Me había hecho

desear divertirme un poco con ella.

Pero tanto de ella era borroso en mi mente; recordaba muy pocos detalles reales aparte de
que había tenido el pelo largo y oscuro. Así que le di las piernas de la chica baterista que se
presentó a la audición. También le

puse la cara de la chica baterista, pero tampoco podía divisarla muy bien en mi memoria.
Era muy malo para

recordar caras. Así que, supuse que las piernas y el pelo tendrían que ser suficientes.

Me imaginé agarrando puñados de ese cabello sedoso, largo y oscuro mientras que esas
increíbles piernas se

envolvían alrededor de mí con la esperanza de pensar en una nueva oración para la


canción.

Pero en lugar de eso, pensé en otra cosa.

Mis pantalones vaqueros se volvieron apretados en el área del regazo, así que me deslicé
un poco más abajo
en la silla para hacer más espacio. Pero eso no ayudó. Había pasado demasiado tiempo
desde que el pequeño

Asher salió a jugar, y una vez que lo despertaba, él solo quería más atención, y seguía
creciendo, exigiendo

que le dé algo. Así que bajé la cremallera y me acomodé a mí mismo. Una de las
pequeñas ventajas de vivir

solo; podría sentarme desnudo, y a nadie le importaba.

Pero la idea de que a nadie le importe impulsaba esa chispa de soledad que había estado
reclamándome

últimamente, y tuve que hacerme pensar en la muchacha con la camiseta de Incubus de


nuevo con las piernas

de la chica baterista para superarlo. Y sí, mi polla acaba de agrandarse más. Antes de
darme cuenta, deslicé

mi mano alrededor de la base de mi polla y bombeé con fuerza, sin pensar en las
canciones, pero cerrando los

ojos para poder soñar despierto con esa piel suave y cálida, cabello largo y un coño
mojado y apretado que

me hizo correrme en momentos.

Con un suspiro de alivio, me hundí más en mi silla y apoyé la cabeza contra el respaldo.
Pero mientras

jadeaba por los últimos restos de mi orgasmo, solo me sentí más patético que nunca. A
pesar de que conectar

con una mujer al azar después de un concierto no era mi preferencia, tenía que ser mejor
que masturbarme
solo en mi apartamento. Por lo menos, podría tener un momento de abrazos antes de que
ella se fuera,

reclamando que sus amigas no le creerían cuando les dijera que acababa de follar a Asher
Hart.

Mis amigos en Forbidden tenían razón; necesitaba tener sexo. Mucho.

Un sonido de la cama me hizo echar un vistazo y salté cuando vi a Mozart allí de pie
sobre sus patas traseras,

inclinando la cabeza hacia un lado y mirándome, moviendo su cola peluda con interés.

Me enderecé en la silla, ocultando inmediatamente mi polla de él. —¿Qué diablos,


pequeño pervertido? ¿En

serio acabas de ver eso?

Ante mi voz, salió disparado y desapareció debajo de la cama. Resoplé con disgusto —
más disgustado

conmigo mismo que con mi mascota—, y limpié rápidamente mi desorden, luego me


vestí antes de que

Mozart intentara echar otro vistazo.

Después de agarrar mi bolígrafo y golpetearlo contra mi libreta, suspiré con derrota. La


adrenalina del

concierto de Chicago estaba oficialmente muerta. Yo no fui capaz de escribir otra palabra
por el resto de la

noche.

17
Asher
Finalmente me fui a dormir alrededor de las ocho de la mañana siguiente después de
tentar a Mozart dentro

de su jaula con algunas semillas de girasol.

A las diez, mi teléfono comenzó a estallare. Está buen, bien, recibí tres mensajes de texto
y una llamada. Pero

para mi, eso era mucho. ignoré los mensajes, pero me quejé y moví mi brazo a ciegas
para buscar mi teléfono

en la mesa de noche cuando siguió sonando.

Después de que arrastré un saludo, la voz demasiado despierta de Pick resonó en mi oído.
–Oye, tengo otro

par de casas para revisar. ¿Vienes?

Me pasé la mano sobre mi cabeza, bostecé y entonces me senté. –Seguro. ¿Cuándo y


dónde?

–Te recogeré en diez minutos.

Me colgó y sacudí mi cabeza, sin estar seguro de porqué seguía pidiéndome que lo
acompañara. Entonces fui

a borrar los mensajes que me había enviado, sólo para descubrir que no eran de él. Los
tres eran de Sticks.

Oye, sólo para asegurarme de que llegaste a casa bien y que tu papá no se escabulló para
sofocarte mientras

dormías anoche.

El siguiente: Aquí es cuando respondes y me dices que estás bien. Incluso puedes añadir
un “ahora
desaparece” si mi preocupación te molesta.

Y finalmente: En serio, hombre. ¿Estás muerto o sólo enojado conmigo?

Teniendo lastima por él, escribo de regreso. No estoy muerto, sólo durmiendo.

Mandó inmediatamente una respuesta. Mierda, lamento despertarte. Olvidé que trabajas
hasta tarde. Pero

me alegra que estés vivo. Intenta permanecer así. Como que te necesitamos el próximo
domingo para el

toque en Chicago.

Sonriendo, sacudí mi cabeza y le dije que vería que podía hacer. Entonces arrojé mi
teléfono de nuevo a la

mesa de noche y me apresuré a buscar algo de ropa antes de Pick apareciera. Tomé una
manzana que había

comprado para Mozart y estaba puliéndola cuando mi hermano se estacionó en mi puerta


en su Barracuda.

–¿Entonces a que vecindario vamos a ir esta vez? –Pregunté mientras me deslizo en el


asiento del pasajero.

Cuando Pick me respondió mientras colocaba el auto en movimiento, suelto un bajo e


impresionado silbido.

–Bien.

Una sonrisa de orgullo tiró de sus labios. –Nada es demasiado bueno para mi familia.

–Lo que me recuerda –dije, acomodándome más profundo en mi asiento y tirando mi


cabeza hacia atrás para

cerrar mis ojos–. ¿No crees que deberías de verdad, no lo sé, declarártele a Eva primero
antes de comprar
una casa con ella? –Ya se llamaban el uno al otro esposo y esposa, así como la mitad del
grupo con la que

salíamos, pero aún tienen que atar el nudo de verdad–. ¿O no te inclinas por esa clase de
mierda tradicional?

–Oh, me he declarado. –Pick me mostró una sonrisa secreta y petulante mientras movía
sus cejas–. E incluso

hemos fijado una fecha… para dentro de un mes, de hecho. Lo que me recuerda, ¿vas a
ser mi padrino o qué?

Jadeé por aire. Después de sentarme derecho y golpear mi pecho con mi puño, le lancé
una mirada de

incredulidad. –¿Qué? ¿Yo? ¿Qué hay de Mason?

Mason seria la opción obvia. Era el hombre de Reese y ya que Reese era el primo de Eva
y su mejor amigo,

ella no tendría dudas de serla dama de honor. Además, los cuatro pasaban mucho tiempo,
o eso había

escuchado. Él tenía que ser mucho más cercano a Mason de lo que era a mí.

Pero Pick se encogió de hombros. –Estoy seguro de que él entendería de que prefiero que
tú estés parado a mi

lado.

Estremecido por tal declaración, me froté las manos sobre mi rostro. –¿De verdad no
tienes problemas por

sobre quien es mi papá, verdad?

–¿Qué quieres decir? –Miró hacia mí, claramente confundido.

Escupí mi incredulidad. –¿Qué crees? Él… él mató a tu madre.


Después de entrecerrar los ojos, como si estuviera más confundido por mi explicación,
murmuró, –Era tu

madre también.

Dejé salir el aire. Él definitivamente no era del tipo que colocaba los pecados del padre
sobre el hijo, eso era

seguro. –Todavía no puedo creer que ya sabes todo. –Murmuré, más para mí que para él–.
Me sigo

preguntando porque jamás preguntaste sobre ella.

Se encogió de hombros y dio vuelta en una agradable y tranquila calle residencial que me
tuvo mirando por la

ventana y salivando ante todas las hermosas casa. –Me supuse que me dirías cuando
estuvieras listo.

–No es una bonita historia –dije, mirando a una madre con dos pequeños niños abriendo
la puerta de una casa

y salir afuera. Parecían como una feliz y saludable familia unida.

Aparté la mirada.

–No pensé que lo fuera.

–Ella habló mucho sobre tu… y tu papá. Me contó toda clase de mierda que
probablemente nunca debió

hacer. –Tal como que nunca había perdonado a mi padre por detener su aborte en casa
que él había entrado en

su baño cuando había estado embarazada de mi.

–Pero ella lo amaba, si sirve de consuelo. –Miré en su dirección. Por la expresión en su


cara, estaba
empapándose en cada palabra y quería escuchar más–. Ella tenía dieciséis y él
diecinueve. Siempre lo

llamaba Chaz, así que no sé su nombre completo, lo siento.

Pick se encoge suavemente, dejándome saber que está bien. Estaba aprendiendo más de
su donante de

esperma de lo que jamás había escuchado antes.

–Su familia no aprobó que estuvieran juntos. Él era una tipo que había dejado la
secundaria quien bebía

mucho, y no parecía que alguna vez fuera a aspirar a más que al trabajo de mecánico que
tenia.

Pick me miró fijamente. –¿Mecánico?

Asentí. –Sí, estaba en los autos también. Entonces, como sea, cuando mamá–Polly–se fue
de la casa para

estar con él, su familia cortó todo lazo con ella. Se embarazó casi que inmediatamente, y
entró en trabajo de

parto el mismo día que tu padre fue asesinado en un tiroteo en el garaje en que trabajaba.

Apresuré la última parte, sin estar seguro de cómo lo tomaría Pick. Sus dedos se
apretaron alrededor del

volante, pero no dijo nada. Sólo desaceleró el auto en frente de una casa de dos plantas
con un aviso de SE

VENDE en el patio, estacionó en la cera y apagó el motor.

Entonces soltó una bocanada de aire. –¿Entonces, también está muerto, eh?

–Lo siento –sacudí mi cabeza con tristeza–. Ella estaba bastante enojada y no pudo
manejar un nuevo bebé
tan pronto después de lo que pasó, pero siempre hablaba sobre lo mucho que arrepentía
de dejarte. Nunca

intentó encontrarte de nuevo, sin embargo; estaba convencida de que tenías que estar en
un mejor lugar.

No mencioné todas las veces que me dijo durante los años que deseó haberme dejado y
quedarse con él en

cambio.

–Bueno… –Dijo Pick lentamente, mirando directamente por la ventana–. Eso es algo,
supongo. –Luego miró

hacia mí y levantó sus cejas–. ¿Listo para mirar el lugar?

Lo había molestado. Me sentía como una mierda por eso, pero no tenía idea de cómo
arreglarlo, asentí y abrí

mi puerta. –Hagámoslo.

La verdad no quería mirar más casas, así que tan pronto como nos encontramos con el de
la inmobiliaria y

comenzó a mostrarnos las cosas, dije: –También podrías ahorrártelo, hombre, y sólo
mostrarnos el patio

trasero primero.

Pick se rio mientras el otro tipo me lanzó una mirada graciosa. Pero fuimos a ver el patio
trasero primero, y

tan pronto como la decepción brilló a lo largo del rostro de mi hermano, supe que no
había encontrado aún lo

que estaba buscando.


Esperando hasta que estuvimos de nuevo en su auto y alejándonos de la casa, finalmente
dejé que mi

curiosidad tomara lo mejor de mí. –Entonces, ¿vas a decirme que pasa con la cosa del
patio trasero?

Pick me miró con el ceño medio fruncido, luego gruñó y admitió. –Nunca me creerías.

Me encogí. –Pruébame.

–Okey, está bien. Lo he visto antes. En… como, una visión.

Una ceja se levantó. No estaba tan sorprendido por lo que dijo como por saber que de
verdad creía en eso.

Nunca lo hubiera tomado como de ese tipo.

Levantando un dedo, advirtió. –No me mires así. No creo en esa mierda tampoco, pero es
la maldita verdad.

–No dije nada.

–Cuando era un niño –continuó con un suspiro reacio–. Tuve un… encuentro una vez,
con esta mujer bruja.

Como una verdadera bruja, que vendía pociones y mierda y adivinaba la fortuna en su
casa.

–Bien… –dije lentamente.

–No es una maldita mentira –murmuró a la defensiva.

Me reí y levanté las manos en rendición. –No dije que lo fuera.

–Fui a su casa para lanzarle una roca por la ventana por había molestado a uno de mis
amigos, pero me atrapó

y puso sus manos sobre mi cara. No sé qué demonios hizo, pero de repente tuve toda esta
visión, como
pequeños retrocesos, pero eran más bien como adelantos. Vi a Tinker Bell, a Julian, y a
Skylar en sus… diez

años antes de que siquiera conociera a Eva o de que los chicos siquiera nacieran.
Estábamos viviendo como

una familia y alguna casa que sólo vi desde el patio trasero, y… –Miró hacia mí–. Estabas
en una de las

visiones también.

–¿Yo? –El cabello en la parte de atrás de mi cuello se erizó.

Pick asintió. –Estabas en la recepción en mi boca, en un esmoquin, junto al sistema de


sonido en Forbidden, exactamente como tienes el escenario organizado ahora. Es por eso que no
te rechacé cuando apareciste ese

primer día, preguntando sobre tocar ahí. Te había visto antes. Sabía que tendrías que
quedarte alrededor lo

suficiente para estar en mi boca.

–Mierda –dije, sorprendido por todo lo que acababa de decirme.

–Oh, y por cierto, la primera canción que Eva y yo tenemos que bailar es “Baby Love.”
No lo olvides.

–Mierda –digo de nuevo.

Él sonrió. –¿Demasiado para tomar de una vez?

Sacudí mi cabeza, pero dije. –Sí, un poco. –Entonces me giré por completo en mi asiento
para mirarlo–. No

estás bromeando, ¿verdad?

Sacudió su cabeza. –En absoluto.


–Jum. –Moví mis dedos contra mi labio inferior al ritmo de Baby Love porque ahora esa
canción estaba

metida en mi cabeza–. Entonces, déjame entender eso. ¿Estás buscando por ese patio
trasero que viste en tu

visión durante todo este viaje de cazar casas?

Cuando asintió, resoplé.

–Bueno, eso es estúpido.

–¿Discúlpame? –Me lanzó una mirada sorprendida justo antes de estacionar en el callejón
en mi casa y se

detuvo en mi puerta delantera.

Sólo me encogí de hombros, sin disculparme. –Por como yo lo veo, tienes las mejores
partes del sueño. La

mujer y los niños, ¿verdad?

–Verdad –dijo lentamente.

–Entonces, porqué no sólo los disfrutas y dejas que el resto caiga por su propia cuenta.
Deja de intentar forzar

la mierda para que se haga realidad, porque diablos… alguien podría todavía estar
viviendo en la casa de tus

sueños. Podrían pasar años antes de que siquiera esté disponible para la venta. ¿Por qué
torturarte a ti–a Eva–

poniendo todo patas arriba y molestándola en el proceso, cuando podrías estar sólo
disfrutando de las mejores

partes juntos, ahora mismo?


Pick estuvo pensativamente callado antes de murmurar. –Buen punto. –Entonces miró
hacia mí y sonrió–.

Seguro haría mucho más feliz a Tinker Bell si de verdad sintiera que tiene voz en decidir
a donde vamos a

vivir.

–Entonces… ahí tienes.

–Maldición. –Dejó salir una pequeña risa–. ¿Por qué no lo pensé de esa forma?

–Supongo que sólo necesitabas que tu hermanito golpeara algo de sentido común en ti.

Sonrió, genuinamente complacido por la respuesta. –¿Entonces finalmente estás listo para
admitir de que

estamos emparentados, eh?

Miré por la ventana hacia la oxidada puerta de metal que llevaba a mi apartamento. –
Supongo que debo, ya

que voy a ser el padrino en tu boda y todo eso.

Cuando arriesgué mirar en su dirección, está sonriéndome y revuelve mi cabello, como si


fuera alguna clase

de hermano mayor.

Como que quería pasar más tiempo con él, per se sentía demasiado arriesgado, como si
algo malo fuera a

suceder si me quedaba a su alrededor demasiado tiempo, y lo perdería, así que murmuré,


–Te veo luego –

mientras abría la puerta.

Pero Pick agarró mi brazo. –Oye, espera.


Miré de regreso hacia él.

Movió su atención a mi puerta también, pero su mirada estaba fija en los tres cerrojos que
la mantenían

cerrada. –¿Nos has oído de tu padre desde anoche, verdad?

Me quejé. –Dios, suenas como Sticks. No, nunca se apareció por aquí, y nunca lo vi en el
bar después de que

te fuiste.

–Bien. –Entonces usó sus dientes para jugar con el arete en el labio inferior–. ¿Qué pasa
entre tu y tu nuevo

baterista de todos modos?

Esa pregunta me atrapó fuera de guardia. –Nada. ¿Por qué?

Se encogió de hombros. –No lo sé. Es sólo que los dos parecen demasiado cercanos para
sólo conocerse.

Parpadeé, sin estar seguro de a dónde estaba llevando su pregunta. Lentamente, dije, –Sí,
supongo. Me cae

bien. Es gracioso, tiene buen gusto musical, y puede sacarle la mierda a la batería. –Y
tenía una extraña forma

de hacerme contarle todo mi drama personal. Además sentía una extraña conexión con él.

–Creo que también le caes bien –murmuró Pick–. Mucho.

Comencé a negar y resoplar por su declaración, pero entonces me encogí de hombros. –


No lo sé. Él es gay;

supongo que es posible.

–Aja. Tal vez eso es. Es sólo gay.


Fruncí el ceño, confundido. –¿Qué quieres decir? ¿No te cae bien?

–Sí, sí me cae bien. Él parece bien. Sólo había algo… diferente en él.

Me enderecé, casi a la defensiva por mi nuevo amigo. –¿Diferente cómo?

–No lo sé –respondió Pick con su propio ceño de confusión–. Sólo había algo en él
cuando estaba hablándole

anoche que hizo querer tratarlo como si fuera… una mujer.

Me reí. –Sí, supongo que esa es la cosa gay. No estoy seguro.

–¿Entonces has notado sus pequeñas cualidades afeminadas también? Demonios,


debemos estar relacionados

entonces.

Sonriendo, abrí mi puerta ampliamente. –Deja a mi pobre baterista en paz. Él puede ser
todas las malditas

cosas que quieras. Todavía creo que es genial como el infierno.

–Sí me divertí hablando con él. –Se inclinó hacia mí mientras salía del auto y dijo–. Y
sólo para que lo sepas,

si termina cambiándote de gustos por los hombros, aún así de declararé orgullosamente
como mi hermano.

–Oh… vete a la mierda, hombre. –Cerré la puerta con fuerza, pero aún tuve que reírme y
sacudir mi cabeza

mientras me giraba para desbloquear mi puerta.

Pero en serio. ¿No podía un hombre heterosexual ser sólo amigo de un hombre
homosexual sin que todo el

mundo asuma tonterías?


18

Remy
No podía calmar mis nervios. Era sábado, estábamos en Chicago, e íbamos a tocar en
horas —en solo

unas horas— enfrente de una nueva multitud de espectadores, un lugar más grande y
fanáticos más exigentes

que estaban acostumbrados a tener bandas más grandes tocando en su club. E iban a
pagarnos diez veces más

de lo normal.

¡Era como si en realidad estuviéramos llegando a algún lado!

Asher había rentado una camioneta para llevarnos a los cuatro y a todo nuestro equipo, mi
batería ocupando

la mayor parte del lugar. Estaba apretado y olía a muerto —porque Heath tenía un serio
problema de gases—,

cuando nos bajamos en la ciudad, cuatro horas después de haber estado atrapados juntos
en un vehículo.

Jadeé por aire tan pronto como deslicé la puerta trasera. Pero Dios, tan pronto como
consiguiera mi

habitación en el hotel en que teníamos planeando pasar la noche antes de volver a primera
hora de la mañana,

iba a sacarme esta máscara y pecho falso y a descansar desnuda en mi cama, sólo para…
airear.
Detrás de mí, Gally y Heath comenzaron a descargar sus cosas mientras Asher se dirigía
al escritorio

principal para confirmar nuestras habitaciones. Robé otro momento para mí misma,
agradecida de no tener

que oír a Gally degradar a las mujeres mientras presumía sobre cuántos coños conseguía,
o seguir oliendo los

pedos con olor a calcetín sucio de Heath.

Pero Gally tenía que interrumpirme y gritar—: Sticks, ya junta toda tu mierda. No voy a
arrastrar tu equipaje

gay.

Me di la vuelta para fulminarlo con la mirada; mi equipaje era de color negro, simple y
aburrido. Dios, era tan

idiota. Pero volví pisoteando a la camioneta, de cualquier manera, porque no quería sus
manos asquerosas en

ningún lugar cerca de mis cosas.

—Lo siento, chicos —anunció Asher mientras volvía a unírsenos, mostrándonos dos
tarjetas de acceso—.

Parece que vamos a tener que dormir en parejas esta noche.

Mi estómago inmediatamente comenzó a retorcerse. —¿Cómo?

Había dejado explícitamente en claro que quería mi propia habitación; no me importaba


cuánto más me

costara.

Pero santa mierda, esto no podía estar sucediendo de verdad. ¿Cómo demonios se suponía
que me quitara mi máscara para dormir? El pánico me arañó la garganta.
—Qu… qu… ¿por qué vamos a hacer eso?

Asher me dio un pequeño encogimiento par a disculparse. —Estamos demasiado cerca


del Soldier Field [1] y

aparentemente los Bears tienen un juego de fútbol mañana. Nos conseguí las últimas dos
habitaciones

disponibles.

Fruncí el ceñ o. Estúpidos Bears. Estúpido fútbol. ¿Por qué, por qué, por qué me harían
esto? Estaba contando

con tener mi propia maldita habitación.

Asher le lanzó a Gally uno de los pedaz os de plástico. —Tú y Sticks pueden tomar la 5B.
Holden y yo

estaremos en…

—Oh, joder, no —explotó Gally—. No vas a hacerme pasar la noche con el marica. ¿Qué
pasa si se mete en

la cama conmigo a mitad de la noche e intenta ponerse travieso?

Resoplé. —Como si eso fuera a pasar jamás.

—Me verá cambiarme —se quejó Gally, igno rándome completamente—. Y duermo
desnudo. No quiero que

Sticks me vea desnudo.

Ni él ni yo. Ahora era y o la que estaba girándose hacia Asher, rogando con los ojos. —
Por favor, Dios, no me

hagas quedarme con él.

—Está bien. —Asher ro dó sus ojos en un arco lo suficientemente grande para abarcarnos
a Gally y a mí—.
Tú toma a Heath, entonces. Sticks puede quedarse conmigo.

Oh, Dios, ¿qué?

¿Yo, compartir ha bitación con Asher Hart?

¡No! De cierta manera, eso era peor.

En realidad quería verlo desnudo. M ierda, ¿qué pasaba si lo veía desnudo? Entonces

probablemente intentaría meterme en su cama a mitad de la noche y ponerme traviesa.

Me sentí un poco enferma por la preocupación.

Pero en serio, ¿cómo demonios iba a esconder e l hecho de que era una chica de alguien
que compartía

habitación conmigo?

Oh, mierda. ¿Cómo s e suponía que me sacara la máscara durante todo este viaje?

—Hay dos camas, ¿verdad?

Asher me dio una mirada se ca. —Sí.

Casi me desmayé del alivio ante esa respuesta, pero conseguí dar un asentimiento
contenido. —Genial.

Así que descargamos nuestros bolsos para pasar la noche de la camioneta, dejamos los
instrumentos den tro, y

mientras Heath y Gally se alejaban para encontrar el 5B, Asher y yo nos quedamos en la
planta baja,

buscando el 1D. Caminé detrás de él, arrastrando mi valija mientras él sólo cargaba una
pequeña bolsa de

lona sobre su hombro.


Mi mente corría mient ras pensaba en las distintas formas en que podría ser revelada mi
identidad. Gracias a

Dios no era ese momento del mes; no necesitaría tener cerca mis productos de higiene
femenina. Incluso

había salido a comprar todos los artículos de aseo de hombre para poder seguir con mi
rol. Aún así, sólo

tomaría un vistazo en mi equipaje para ver mi tanga o la máscara de repuesto que me


había hecho Jodi, en

caso de que a esta le sucediera algo.

No estaba segura de cómo Asher o l os otros dos reaccionarían cuando lo descubrieran,


pero estaba bastante

segura de que no quería arriesgarme a que sucediera mientras estaba atrapada con ellos en
Chicago.

Intentando no preocuparme o pensar en eso, dije—: Lamento que hayas quedado atrapado
con el tip o gay.

La espalda de Asher estaba hacia mí mientras desbloqueaba la puerta a nuestra


habitación. Santa mierda, n o

podía creer que estuviera a punto de compartir una habitación de hotel con Asher Hart.

—No te preocupes por eso. —Miró sobre su hombro para sonreírme—. Lo que Gally n o
sabe es que he visto

a Heath dormir en los recreos cuando trabajábamos juntos. Ronca como un maldito tren
de carga.

Reí y sacudí mi cabeza. —Genial.

Lanzó la puerta abierta y entró del ante de mí. —¿Tienes alguna preferencia con las
camas?
Y ahora estaba hablando de camas con Asher Hart.

Qué irreal.

—Eh… no . Como quieras. —Estaría completamente de acuerdo con simplemente


compartir, pero no dije eso

en voz alta.

Lanzó su bo lso en la cama más cerca de la puerta e inmediatamente se quitó sus zapatos.
Arrastré mi valija

hasta el final de la cama más cerca del baño y asomé la cabeza para ver cuán grande era,
porque

aparentemente, este podría ser el único lugar en el que conseguiría despegarme de Sticks
por un par de

minutos y respirar.

Era pequeño pero e staba limpio, por lo que supuse que tendría que servir.

Cuando salí, Asher estaba quitándose su camiseta y arrojándola a su cama.

Mi boca se quedó seca. En serio, para ser un tipo tan delgado, sabía cómo e mpacar unos
músculos

impresionantes en su cuerpo esbelto. Luego extendió su mano hacia su bragueta, y mis


ojos casi salen de mi

cabeza.

—Qué… qué… ¿qué estás haciendo? —conseguí preguntar.

Él bajó sus pantalones por sus piernas hasta que quedó en bó xers. —Preferiría no oler al
culo de Holden por

el resto de la noche, así que voy a tomar una ducha rápida.


—Oh. —No podía quitar mis ojos de él mientras desataba su bolsa y buscaba dentro,
manteniendo sus bóxers

puestos. Probablemente debería mirar a otro lado o hacer algo productivo como… no lo
sé. Pero en serio

necesitaba dejar de mirar boquiabierta.

No que hiciera eso, tampoco.

Simplemente continué observ ando… y probablemente babeando.

—Maldita sea —murmuró repentinamente Asher—. Olvidé empa car las cosas de baño.
—Alzó la vista—.

Oye, ¿trajiste cosas de aseo? Odio esas pequeñas barras de jabón que dejan. Es como si
sólo proveyeran

suficiente para limpiar el pulgar de tu pie.

Me tomó un segundo volver a la realidad y a la conversación, y luego parpadeé. —


¿Olvidaste todo? ¿Cómo

puedes olvidar todos los malditos artículos de aseo?

Mientras subía mi valija a la cama y la abría, metien do la mano y asustada de lo que


podría haber dejado

encima de todo, Asher resopló. —¿Cómo puedes recordar todos?

Extrayendo mi bolsa de cosméticos muy varonil, se la lancé, y la a trapó sin esfuerzo. —


No es tan difícil.

Él abrió mi bolsa y silbó. —Jesús, en serio recordaste todo, también. ¿Para qué demonios
es todo esto?

Ofendida por su pregunta, fruncí el ceño. —¿A qué te refieres? Sólo traje lo que
necesitaba.
—¿De verdad? —Arqueando una ceja, alzó una botella—. ¿Necesitas esto? ¡Ni siquiera
sé l o que es!

—Es gel. Ya sabes, para peinar tu pelo.

—Claro. —Lo volvió a meter en la bols a, sólo para sacar un peine, jabón, champú y
desodorante en aerosol

—. Esto es todo lo que necesitas, hombre. Y una hoja de afeitar si vas a estar fuera por
mucho tiempo.

Con un resoplido, puse los ojos en blanco. —Cavernícola.

Él rió. —Cállate. —Con una sonrisa, me volvió a lanzar m i bolsa. Desprevenida, luché
para atraparla contra

mi pecho.

—Voy a d ucharme —anunció mientras entraba al baño con mis cosas—. Gracias por
prestarme tus cosas. Te

debo una.

—Uhhuh

—murmuré, distraída mientras observaba mi bolsa de cosméticos—. ¡Espera! ¿No


quieres el

acondicionador? —Sacándolo, lo alcé para que lo viera.

Él hizo una pausa y miró hacia atrás, frunciendo el ceño . —Pensé que sólo las mujeres
usaban eso.

—Oh, cielos, ¿podrías leer esta pequeña etiqueta? Dice acondicionador para hombres.

—Sí, pero sólo… —Se interrumpió repentinamente, como si supiera que lo que estaba a
punto de decir era

ofensivo.
—¿Sólo q ué? —pregunté, alzando mis cejas—. Sigue y termina esa oración. ¿Sólo los
tipos gay lo usan?

Él frunció el ceño. —Eso... no es lo que iba a decir.

Le envié una mirada, dejándole saber que sabía la v erdad, y él frunció todavía más el
ceño.

Luego suspiré. —En serio no puedo creer que no te pongas acondicionador. —Lucía tan
sua ve y brillante,

como si en verdad lo cuidara—. Con todas esas iluminaciones rubias, debes tener
montones de puntas

abiertas. Es sólo… que es una situación triste, eso es lo único que puedo decir. Y apuesto
a que tus raíces…

—Oh, hermano. —Él extendió una mano—. Lánzame el maldito acondicionador.

Lo hice, sonriendo presumidamente por alguna razón. —Y cuando termines, usaré el gel
en tu cabeza y te

mostraré cómo peinar esa preciosa melena tuya.

Él se congeló, observándome, con sólo sus pesta ñas moviéndose mientras pestañeaba. —
Tú…

¿quieres peinar mi cabello?

—¿Qué? —pregunté inocen temente—. Soy gay, ¿recuerdas?

Una pequeña sonrisa curveó sus labios y sus hombros se rela jaron un centímetro. —Estás
jodiendo conmigo,

¿no es así?

—Por supu esto. —Con un guiño, le soplé un beso—. ¿Cómo podía resistirme?
—Jesús. —Sacudiendo su cabeza y riendo suavemente bajo su aliento, comenz ó a
encerrarse en el baño

mientras decía—: Sabía que había una razón por la que me caías bien.

Mientras el cerrojo cerraba, una amplia sonrisa se extendió por mi rost ro. Eso había sido
divertido.

Nota para mí misma: jugar verbalmente con Asher Hart tan seguido como sea posible.

Claro, me había tratado como a un tipo durante todo el tiempo, pero esta pequeña burb
uja dentro de mí seguía subiendo y subiendo por mi pecho.

A pesar de su despiste y completa f alta de habilidades organizacionales, Asher era un


tipo genial. Ni una sola

vez en el camino había hecho algo para molestarme, a diferencia de los otros dos, con
quienes, gracias a Dios,

estaba aliviada de no tener que compartir habitación. Y tenía mi sentido del humor. Nadie
tenía mi sentido del

humor.

Esto era simplemente… asombroso.

El agua en la ducha se encendió, y m i sonrisa sufrió una muerte repentina. Todo lo que
podía imaginar era a

él… desnudo y mojado, deslizando el mismo jabón que yo había comprado en partes que
nunca llegaría a

ver… o tocar. En este momento, deseaba tanto ser sus manos, deslizándose por sus
abdominales musculosos

o lavando su cabello. Demonios. Esto no era asombroso para nada. Estaba torturándome
sin siquiera saberlo.
Asher Hart no necesitaba seducir a una mujer para atraerla. Simplemente tenía que ser él
mismo para que yo

lo quisiera. Duro.

[1] Estadio de fútbol americano.

19

Asher
Terminé dejando que Remy peinara mi cabello. No sé por qué; sabía que simplemente
había estado

bromeando sobre eso. Pero fue divertido bromear con él, y necesitaba una distracción
porque, a decir verdad, estaba un poco nervioso por esta noche.

Tocar en Forbidden se había vuelto cómodo y predecible. Lo amaba, pero sabía que si
queríamos crecer

teníamos que diversificarnos. Así que… esto en cuanto a experimentos nuevos y


aterradores.

Incluyendo el cabello peinado con gel.

Sticks habló atropelladamente todo el t iempo, alterando su voz para que sonara como la
de esos estilistas

flameantes de las películas de los ochenta, y dejando caer su mano cuando la lanzaba
hacia un lado. —No te

preocupes, cariño, quedarás magnífico.

—Cállate, idiota. —Lancé un golpe a s u rodilla, pero el saltó hacia atrás en el momento
justo, esquivándome
—. Acaba de hacer lo tuyo.

Entonces el puso ese pegote de gel de mierda en su mano y hundió sus diez dedos en mi
cabello.

Cerré mis ojos e intenté no disfrutarlo demasiado. Pero… mierda. Para haber sido criado
por el ti po de padres

que no era sensiblero y luego por un tío que era de la misma manera, incluso el contacto
humano más ligero

era como estar en completo contacto carnal para mí. Y él estaba torturándome mientras
trabajaba lenta y

suavemente, tirando de mi cuero cabelludo con tirones rítmicos que me forzaban a


tragarme un gemido de

placer.

Me rec ordó que no había sido verdaderamente tocado, además de codazos amistosos o
palmadas en los

hombros de parte de amigos, en meses. Me hizo anhelar el sexo, cuerpo contra cuerpo,
manos y labios

acariciando, bocas llenas de pechos y dedos enterrados profundamente en algo apretado y


mojado—

Cuando Sticks dijo algo sobre cuán asombrado estaba por la falta de puntas abiertas, salté
por la sorp resa,

recordando repentinamente que era él el que me estaba tocando.

—¿Falta poco? —pregunté, cambiando de peso malhumoradame nte en la tapa cerrada


del inodoro.

El tener sus manos en mi cabello de repente se sentía demasiado personal. Ni siquiera las
mujeres c on las que
había dormido habían jugado tanto con mi cabello. Habían sido conocidas por aferrarse a
él cuando estaban

viniéndose, pero luego de eso no les servía de nada. No estaba seguro de cómo lidiar con
el hecho de que

Remy se estuviera familiarizando con él. Y nunca, ni en un millón de años, admitiría que
me gustaba cómo se

sentía cuando él masajeaba mi pelo.

—Jesús, ¿demasiado impaciente? — Liberó mi cabello y casi lloriqueé por la pérdida de


su toque. Luego de

tomar el peine, hizo unos giros aquí y allí y se alejó—. Allí está. Perfección. —Sonriendo
orgullosamente,

señaló el espejo—. ¿Qué piensas?

Me paré y observé mi reflejo. Lo h abía peinado para que se levantara y cayera por un
lado de forma

desordenada, pero era un desorden controlado. Me veía como una maldita estrella de
rock. Pero bueno,

supongo que esa era la idea. —Es…

—Sexy como el infierno —confirmó Remy, ganándose un ceño fruncido de mi parte.


Pero él se encogió de

hombros, alucinado—. Sí, pensabas que tenías un montón de mujeres arrastrándose detrás
de ti antes. Sólo

espera hasta esta noche, chico. Ese desorden hermoso va a atraer a todas las chicas.

Reí, pero la mención de las mujeres me hizo pensar en sexo de nuevo.


Me recordó cuánto tiempo había pasado desde que había tenido sexo, y un calor pulsante
se extendió a través

de mi pene. Luego mi mente se puso en modo súper cavernícola, incapaz de pensar en


algo que no fueran

coños. Y empujes.

Maldita sea. Esto e staba mal. Tenía que hacer algo al respecto.

Gruñendo algo —ni siquiera estoy seguro de qué—, escapé del baño y recogí mi billetera
y llaves. —Voy a

explorar la zona, a ver cuán cerca estamos del club. Para entonces probablemente será
tiempo de salir. El

baño es todo tuyo, hombre.

Él inclinó su hombro contra el marco de la puerta, observándome. Cuando todo lo que


dijo fue “está bien”,

me llenó un extraño malestar, como si debiera hacer más, saber más, o demonios, ni
siquiera lo sé.

Simplemente no se sentía bien. Así que salí corriendo. —Gracias de nuevo por… tú
sabes. —Hice un gesto

hacia mi cabello y me apresuré a salir por la puerta.

Estuve afuera por más tiempo del que probablement e debería haberlo hecho, pero al
menos entendí cómo

funcionaban las cosas, y cuando volví a reunir a la banda, pude llevarnos directamente a
nuestro destino sin

perderme.
Con el par loteo de Gally y el fuerte silencio de Holden, la rareza que había sentido más
temprano con Sticks

se disipó, y fui capaz de pensar en el concierto. Mientras esperábamos entre bastidores


para nuestro momento

de empezar —porque este lugar en realidad tenía bastidores—, Sticks se sonó el cuello y
se puso a saltar en la

punta de sus pies, como si estuviera preparándose para una carrera o algo.

Sacudí mi cabeza y sonreí. —¿Qué demonios estás haciendo?

Él solo se encogió de hombros. —Desentumeciéndome. —Lu ego movió sus hombros y


pateó con cada pierna

antes de sacudirla—. No tienes ni idea de cuán rígido me pongo después de estar sentado
en ese taburete por

tanto tiempo.

Tenía sentido , por lo que me di vuelta y contuve el aliento cuando el coordinador nos
hizo un gesto para que

pasáramos. —Nos toca —le anuncié a los chicos, y guié el camino hacia el escenario,
donde el personal ya había preparado nuestro equipo.

Exhalé de repente cuando vi a la multitud. Este lugar no estaba tan lleno como
generalmente lo estaba

Forbidden, pero era fácilmente cuatro veces más grande, lo que significaba que había dos
veces más

personas. La pista estaba oscura, con cuatro focos azules iluminando los puestos en los
que debíamos estar,

ya calentando la parte trasera de mi cuello.


Troté a mi lugar, me puse mi Taylor y tomé el micrófono, observando a mi alrededor para
asegurarme de que

los demás estaban listos. Cuando Remy asintió, le di la señal de comenzar antes de que
siquiera nos

presentáramos.

Finalmente hab lé un poco dos canciones más tarde, contándole a la multitud un poquito
de quiénes éramos,

de dónde éramos, y dónde podían encontrar más información sobre nosotros. Para este
punto, los habíamos

animado con nuestra música y respondían más entusiasmados, alentando cuando presenté
a cada miembro.

Y luego estábamos tocando de nuevo, rockeando cada canción. Pensé que íbamos a tener
un problema

cuando Holden tuvo una pizca de miedo escénico y perdió un ritmo en la guitarra. Pero
Remy se mantuvo

firme todo el tiempo, y Heath fácilmente retomó con nosotros.

Aliviado, canté un poco más fuerte para compensarlo, y nadie pareció darse cuenta. Nos
vitorearon, bailaron,

y se divirtieron.

Para el momento en que terminamos, estaba cubierto de sudor pero tenía una descarga de
adrenalina que se

sentía malditamente increíble. El dueño —sí, el dueño en persona—, se reunió con


nosotros detrás del

escenario para invitarnos a volver dentro de un mes, y sólo tuve que mirar a mis
compañeros para que
aceptaran, así que asentí diciendo que sí.

Luego de eso nos dieron cupones para be bidas con descuento en el bar, y creo que los
cuatro teníamos

demasiada energía como para irnos al hotel, por lo que los tomamos y nos dirigimos al
club.

Gally desapareció inmediatamente para buscar una aventura de una noche, pero Holden,
Stic ks y yo

encontramos una mesa libre para sentarnos. A la gente le tomó unos pocos minutos
reconocernos, pero pronto

un trío de rubias idénticas se había reunido en nuestra mesa, una particularmente atrevida
cuando se deslizo

justo encima de mi rodilla y se quedó allí para decirme cuánto le había gustado
observarnos.

Su perfume era fuerte, pero su cuerpo era suave y oh, tan femenino, y tenía toda esta
energía en exceso para

gastar; no la alejé. Incluso puse una mano en su cintura para no tener que preocuparme
por que perdiera el

equilibrio y cayera de mi pierna. Coqueteó conmigo mientras sus amigas se acercaban,


una de ellas

finalmente girándose hacia Sticks para hablarle.

Sabía que la mujer en mi regazo estaría de acuer do si quisiera llevar esto más lejos.
Infiernos, sentía que

estaría de acuerdo si quisiera arrastrarla a un rincón privado en el club y tomarla justo


allí. Pero algo seguía
frenándome de actuar, probablemente la manera en que no paraba de llamarme por mi
nombre y apellido

juntos.

Era mo lesto como el infierno.

Habíamos estado sentados allí menos de diez minutos cuando alguien se acercó, diciendo
mi nombre.

Miré hacia atrás y casi caí de mi silla cuando encontré la mirada burlona de mi padre.

—¿Qué demonios? —demandé—. ¿Qué estás haciendo tú aquí?

—Tenemos que hablar. —Miró lascivamente el escote de la muje r en mi regazo antes de


volver su atención a

mí—. Ahora.

—Qué… ¿cóm o me encontraste?

—Está posteado en el sitio web d e tu pequeña banda. Desde que me echaron de ese bar
de mierda en el que

tocas normalmente y todavía no tengo la dirección de tu casa, este es el único lugar en el


que podía

encontrarte.

—Él no quie re hablar contigo —contestó Sticks por mí, apareciendo a mi lado para
cruzar sus brazos sobre su

pecho y fulminar a mi padre con la mirada.

El viejo hombre parpadeó hacia él antes de resoplar. —¿Qué demonios es esto? —me
preguntó—. Tu

guardaespaldas. El bastardo es más pequeño que yo.


—También soy más joven, más rápido y estoy armad o —informó Sticks, entrecerrando
sus ojos.

Su postura me divirtió y como que me deleitó, dado que significaba que le importaba lo
suficient e como para

cubrirme la espalda, pero era completamente innecesario.

—Discúlpame por un minuto, cariño. —Saqué a la mujer de mi regazo y me paré para


decirle a Remy—: Lo

tengo. —Haciéndole señas a mi padre para que me siguiera, busqué el lugar más tranquilo
que pude encontrar

para oír lo que fuera que tenía que decir. Cuando vi que el baterista nos había seguido y
se quedó a unos

metros de distancia, puse los ojos en blanco. De verdad estaba preocupado, muchacho
extraño.

Luego enfrenté al tipo que solía ser mi pesadilla viviente. Pero sí, no podía encontrar mi
viejo m iedo por él.

Ahora era una cabeza más alto y más ancho que él. Él simplemente lucía arrugado, tosco
y amargado. Ni siquiera podía pensar en él como un asesino. Había estado allí, había visto su
conmoción. No había querido

tomar la vida de ella.

No era más que un m atón desagradable y fracasado.

—¿Qué quieres? —pregunté, cruzando mis brazos s obre mi pecho.

—Quiero saber dónde está mi alijo —gruñó él, moviéndose intimid antemente cerca, y
eso también me

pareció un chiste.
Sacudí mi cabeza, no tenía idea. —¿Qué alijo?

—El maldito alijo que tenía escondido cuando me arrestaron.

Dejando salir una risa, sacudí mi cabeza. No había visto a este tipo en dieciséis años, ¿y
todo lo que le

importaba eran sus drogas? Ningún perdón por asesinar a tu madre, por todos los labios
partidos y ojos

negros, por criarte como a un esclavo. Sólo ¿dónde están mis drogas?

Tenía sentido.

—¿Y de verda d piensas que sé lo que sucedió con esa mierda? —Continué balanceando
mi cabeza hacia

adelante y atrás—. Nunca me dejaron volver a entrar al apartamento. No sé qué sucedió


con nada.

Gruñendo por la decepción, el viejo mordió su labio inferior. —¿Crees que los policías lo
encontra ron?

Alcé mis manos. —No tengo idea. Y honestamente, no me importa una mierda lo que
haya sucedido co n tus

drogas. Estás por tu cuenta en esta.

Comencé a caminar más allá de él, pero me agarró por la manga de la camisa. —Oye, no
terminé de hablar

contigo, pequeño lamepollas.

Sticks se movió hacia nosotros , deslizando su mano en su bolsillo. Mi padre le dirigió un


ceño fruncido pero

inmediatamente me soltó. Inclinándose más cerca, dijo gruñendo—: Me debes. Evité que
esa perra te matara,
no sé cuántas veces, cuando quiso ahogarte en la bañera, o sofocarte con una almohada.
Te mantuve

respirando y te proporcioné lo necesario.

Lo observé impasiblemente. —Y aún así , no tengo idea de por qué. —Nunca me había
demostrado una pizca

de compasión.

—Porque se su ponía que salieras a mí. —Comenzó a acercarse incluso más cerca, pero
luego recordó a Remy

y le envió una mirada cauteloso. Cuando se giró de vuelta, su labio se curvó en una
mueca despreciativa—.

Pero fuiste y saliste así.

Sacudí mi cabeza y susp iré, enfocándome en Sticks porque no podía mirar al desperdicio
de espacio que se

suponía fuera mi padre. —Te dije que no sé dónde está tu alijo, y no lo sé. Así que…
terminamos.

Comencé a caminar de nuevo, pero él me llamó. —Necesito algo de dinero para volver a
empezar. Demonios,

chico, no te alejes de mí. Vas a lamentar esto.

Sin siquiera mirar atrás, le hablé a Remy por l a comisura de mi boca cuando él se movió
inmediatamente a mi

lado. —Ves, te dije que no estaba buscándome para matarme.

—Oh, sí, seguro; ese “vas a lamentar esto” no fue amenazant e para nada.

Reí. —Relájate, hombre. Estoy seguro de que esa es la última vez que vam os a ver u oír
de él.
—Creo que estás equivocado, pero lo que tú digas.

Con una mirada en su dirección, pregunté—: ¿De v erdad llevas un arma? ¿Qué
demonios tienes en tu

bolsillo? —Simplemente no podía imaginarlo metiendo un arma en su equipaje, entre el


acondicionador y el

gel para el cabello.

Por lo que cuando r espondió a regañadientes—: Maza y silbato. —Lancé mi cabeza


hacia atrás y reí.

Agarrando su hombro, tuve que admitir—: Hombre, me haces reír.

—Ummm. Bueno, mira eso —murmuró, parando cuando alcanzam os nuestra mesa—.
Tu harén de putas fue

lo suficientemente amable como para esperar por ti.

Su tono amargo sólo me hizo sonreír. —¿Qué? ¿Está s celoso porque no hay ningún tipo
en el grupo para ti?

Él me miró ceñudo. —Ajá. Sí, debe ser por eso.

Cuando me encogí de hombros y comencé a vol ver a la mesa, él me tomó del brazo. —
No puedo quedarme.

Voy a ver si puedo tomar un taxi y volver al hotel. ¿Estás seguro de que tu padre no va a
volver? Podría

dejarte mi maza y silbato.

Le mostré mi dedo medio. —Creo que puedo arreglármelas sin un maldito silbato para
prevención de

violación.
Él sacudió su cabeza y miró a las mujeres observándonos y esperando a que volviéramos.
—No lo sé, Hart.

Esa luce como si estuviera lista para rasgar tu ropa en cualquier segundo, estés dispuesto
o no.

Con una risa, lo empujé. —Lo que sea. Ya piérdete. Te veré en el hotel.

Una expresión miserable cruzó su rostro, pero luego asintió y se giró. Lo obse rvé alejarse
por un segundo, luego

sacudí mi cabeza y volví a las mujeres.

20

Remy
Bien, sí, lo admito. Ver a esa mujer fácil arrastrándose sobre Asher me convirtió en una
mala perra trol celosa. Pero

no podía evitarlo. Ella lo siguió tocando. Y yo quería tocarlo.

No era justo. Ni siquiera podía poner mi maldita oferta, ya que estaba fingiendo ser un
chico y todo eso.

Incapaz de verla destrozándolo un segundo más, salí disparada de allí y me desplome de


regreso en el hotel,

miserable, cuando debería haber estado totalmente excitada y feliz. Habíamos sacudido
esa actuación. Había sido

impresionante, justo hasta que esa puta se había arrastrado al regazo de Asher, y él había
envuelto su brazo
alrededor de su cintura. Estaba tan furiosa que ni siquiera podía preocuparme por el
hecho de que su padre

apareciera.

Puff.

Traté de no preguntarme qué habría sucedido si hubiera estado en completo modo niña,
usando mi maquillaje y un

pequeño vestido negro. ¿Podría haber competido por su atención, robarlo lejos de la puta
en su regazo?

Y ¿por qué siquiera importaría? Nunca iba a conseguir esa oportunidad. Yo misma me
había disparado en el pie el

momento me metí en la sala de audición como Sticks.

Después de tomar una ducha extralarga,

y limpiar y secar mi sudorosa mascara pegajosa, me la puse de nuevo

porque no tenía ni idea de cuando Asher planeaba regresar. Sólo sabía que no podía
dormir con todo mi largo y

oscuro pelo extiendo a lo largo de la sabana.

De mala gana me metí en la cama, apagué mi lámpara [url=xappledatadetectors://

0]de noche[/url], y luego di

vueltas durante lo que pareció una eternidad, preguntándome qué estaba haciendo con esa
otra chica, donde la

estaba tocando, donde ella lo besaba, cuanta ropa estaba siendo removida.

Maldita sea. Golpeé mi almohada. Esto era una estupidez. Yo era su compañero de banda.
Eso era todo. Él podía
hacer lo que quisiera con quien quisiera. No debería ser asunto mío o preocuparme.

Así que ¿por qué demonios me daba tantas ganas de llorar?

Finalmente, lo que parecía horas después, mi conciencia me arrastró a un sueño inquieto.


Se sentía como si apenas

me hubiera quedado dormida cuando me desperté sobresaltada por la apertura de la


puerta de mi habitación.

Esperando que Asher estuviera solo y no hubiera traído a su amiga con él, me quedé
helada, incluso traté de dejar

de respirar.

Oh, Dios. ¿Y si él había traído de vuelta? ¿Tendría que estar aquí y pretender dormir
mientras jode a otra mujer a

sólo unos pocos pies de distancia?

No hay manera en el infierno de que pudiera manejar eso.

Mi cara picaba como loca dentro de mi máscara, pero me abstuve de rascarme o mover
un músculo mientras

pisadas –solo un par, fiu– se arrastraban por el suelo. Resortes de colchones se movieron
detrás de mí cuando Asher

se sentó en su cama.

Mi cuerpo respondió al instante, calentando sin control mi ya caliente disfraz. Pero


entonces el olor a perfume

femenino me golpeó y me volví fría. Había traído esa otra chica a casa. La rubia.

Realmente odiaba esa rubia.

Asher dejó escapar un suspiro largo y cansado, podía imaginarlo frotándose el rostro
cansado, tal vez pasando sus
talentosos dedos por su oscuro y sedoso cabello. Cabello donde había tenido mis dedos y
llegado a tocar y jugar con

él, cabello que quería experimentar de nuevo.

Se levantó. El suave roce de la ropa me dijo que se estaba desvistiendo.

Oh, hombre. Mi termómetro interno se disparó, llegando a las nubes con la intensidad de
mi calentura.

No debería mirar. No debería mirar. Totalmente no debería mirar.

Realmente estaba siendo una buena chica y no mirando, pero luego entró en el baño, y
con el fin de llegar allí, tuvo

que pasar mi cama y justo donde yo estaba mirando con los ojos completamente abiertos
en la habitación a

oscuras... bueno, casi a oscuras hasta que encendió la luz del baño y me regaló una visión
de su culo desnudo

perfectamente formado.

Dulce bebé Jesús.

Sus tonificadas mejillas bronceadas eran... eran... sí.

Dulce bebé Jesús.

Demasiado pronto, cerró la puerta del baño, desapareciendo en el interior y


envolviéndome de nuevo en la

oscuridad de la habitación del hotel. La ducha se encendió y mi imaginación corrió


salvaje, pensando en todos los

lugares que tenía que estar tocando su mojado cuerpo desnudo en este momento,
estregando mi jabón sobre la
caliente, esculpida piel y dejando un resbaloso rastro abajo desde su estómago tenso hasta
entre sus piernas, donde

probablemente estaba ahuecando sus testículos y limpiándolos.

Maldita sea. Una ducha nunca había parecido tan malditamente sucia antes.

Quería estar bajo que el vapor con él tan mal.

Me dolía el cuerpo y mis pezones quemaban con la necesidad de ser tocados. Cerrando
mis ojos, respiré través de

los agujeros de la nariz de mi máscara, cada respiración un poco menos profunda,


destacando mi excitación,

mientras mi mano vagó hacia abajo dentro de la cintura de mis pantalones de franela y
dentro de mi ropa interior.

Dios, cómo me gustaban las bragas sexys de seda. Eran perfectos para el autoplacer,

para deslizarlas contra tu

clítoris creando fricción para una experiencia completa.

Pero esta noche, ni siquiera importaba lo que llevaba allí abajo. Podría haberme corrido al
mero sonido de Asher Hart cantando “Budapest” de George Ezra, en la ducha.

Estaba a pulgadas de acariciarme, mis caderas ya esforzándose por levantarse de la cama,


cuando el agua se apagó

en el cuarto de baño.

Maldición.

¿Por qué no se podía haber entretenido un poco más?

Saqué mi mano de la ropa y apreté mis piernas juntas al tiempo que la puerta del baño se
abrió. Automáticamente,
mis ojos se abrieron.

Asher salió, chorreando agua, con una toalla colgada a la cintura. Me quedé boquiabierta
ante la belleza que era su

pecho desnudo mientras patinó sorprendido hasta detenerse.

—Mierda —dijo, haciendo una mueca—. Lo siento, Rem. No quise despertarte.

—Está bien. —Arrastrando las palabras, tratando de actuar medio despierta, cuando la
verdad es que estaba

malditamente despierta. Con un bostezo, me estiré y rodé la cara lejos de él.

Pero eso realmente no solucionó nada. Se acercó a su lado de la habitación, hacia donde
ahora estaba volteada.

Y luego dejó caer la toalla.

A propósito.

—¿Has estado durmiendo mucho tiempo? —Se preguntó de manera coloquial, como si
no ocurriera nada

trascendental en absoluto. Echándome un vistazo mientras cavaba por un par de sus


propios pantalones de franela

en su bolsa de lona, levantó las cejas con curiosidad.

—Uh... —Mis ojos se negaron a parpadear mientras lo miraba tirar los pantalones por sus
piernas sin ponerse ropa

interior primero.

Oh, Cristo. ¿Siempre se mete en la cama desnudo? Esto no era algo que debería saber.
Técnicamente, no tenía que

saber qué tan bien dotado estaba. Pero, vaya, él lo era. ¿Cómo podía un hombre tan
delgado ser tan grueso donde
más importaba?

Lamiendo mis labios, tuve que alejarme y rodar a mi otro lado mientras él retiraba las
sábanas y se metía en su

cama.

—No mucho. —Finalmente respondí una vez que estaba de espaldas a él.

¿No mucho? ¡Lo que sea! Esa fue probablemente una de las pollas más largas que jamás
había visto. Y la

circunferencia. Malditamente caliente, me tomaría más de una mano para envolver mis
dedos a su alrededor.

—Oh, bien. Oye, ¿te importa si enciendo mi luz hasta que me esté listo para pasar la
noche?

—Sírvete a ti mismo —me quejé. Desde luego, no iba a volver a dormir en un corto
plazo. Demasiadas pollas bien

dotadas flotaban alrededor de la parte interna de mis párpados cada vez que trataba de
cerrarlos.

—Gracias.

Oí unos pies arrastrándose y el sonido de arrugar el papel, pero me negué a mirar. No


hasta que un cierto aroma

llegó a mi nariz, de todos modos.

—Puff. ¿Qué es ese horrible olor? —Inquiero, rodando hacia atrás para mirarlo de nuevo.

Sentado en posición vertical en su cama y con el torso desnudo, apoyando su espalda en


sus dos almohadas, las

piernas estiradas sobre las sabanas, se sirvió un puñado de golosinas en su palma, luego
se los metió a la boca.
—Nueces de maíz —anunció, sosteniéndolos para que los viera—. Sabor a Ranch. Los vi
en la máquina

expendedora del pasillo y no pude resistirme. Esta mierda y los Tic Tacs con sabor a
naranja son mi adicción.

Arrugué nariz. —Bueno, espero por Dios que hayas comprado algunos Tics Tacs
también. Apuesto a que tu aliento

apesta hasta el cielo.

Completamente sin ofenderse, Asher echó a reír. —Lo que sea, idiota. Iba a preguntarte si
querías un poco.

Inmediatamente tendí la mano sobre el espacio entre las camas. —Infiernos, sí, quiero
algunos. Si voy a ser

obligado a olerlos toda la noche, puedo también comerlos.

Con otra sonrisa, Asher se asomó para verter una cantidad saludable en mi mano. —
Realmente eres divertido como

la mierda, Sticks.

—Sí, soy un comediante regular. No seas tacaño ahora.

Él no lo fue, lo que me sorprendió. Probablemente estaba demasiado generoso, en


realidad, ante algo que admitió

era su comida favorita, porque el montículo en mi palma creció tan alto que un par de
granos cayeron por el lado y

sobre la alfombra.

—Oh, mierda." Dejé escapar un grito consternado—. Nuez de maíz caída.

—Regla de los cinco segundos —dijo Asher y se lanzó por un lado de su cama.
—Oye, esas son mis nueces. —Indignado, salté de mi colchón detrás de él. Mi hombro
quitándolo fuera de mi

camino, Cogí las tres tuercas en el suelo y los metí en mi boca.

Entonces, mientras todavía estaba masticando, le grité: —¡Ja! —Justo en la cara,


probablemente lo fumigué con mi

aliento sabor a Ranch.

No fue mi momento más atractivo, pero él pensaba que era un chico, así que... ¿a quién le
importaba? Lo había

derrotado en las nueces de maíz. ¡Yuuujuu!

—Maldito —Él golpeó con su puño mi pantorrilla. Abrí la boca más de sorpresa que de
dolor.

Maldita sea, realmente me iba a tener que acostumbrar a este tipo de camaradería de
golpear la mierda del otro.

—¡Ay¡ —Con el ceño fruncido hacia él, froté el punto de dolor, aunque esto me aseguró
el hecho de que sí, sin

duda pensaba que yo era del sexo masculino. De ninguna manera podía imaginarlo
haciéndole eso a una niña.

Me gustaba un poco, a pesar de que picaba como un hijo de puta. Por lo menos sabía que
él estaba completamente

bien conmigo y lo suficientemente relajado para ser él mismo y perder el tiempo.

Estaba viendo al verdadero Asher Hart, su guardia completamente abajo.

Él entrecerró los ojos hacia mí, sus labios sexy retorciéndose con picardía. —Verte comer
esos me hizo

preguntarme que exactamente ha pasado en este suelo. Estás comiendo todo eso, lo sabes.
Hice una pausa de masticar, y luego me encogí de hombros. Y tragué. Era una cosa tan
chico por hacer, estaba

orgullosa de mí misma, a pesar de que hice una nota mental para hacer gárgaras tres
veces más largas en la mañana

y cepillarme dos veces.

Refunfuñando en voz alta, Asher se arrastró de nuevo a su cama y cogió un bloc de notas
en el que había estado

escribiendo.

—Siempre estás escribiendo en esa cosa —dije, más que curioso de lo que estaba
garabateando como un loco.

—¿Hum? Oh, son sólo letras —murmuró distraído, en su voz de


concentradoenalgomás—.

Casi siempre tengo

que escribir algo antes de irme a la cama en la noche, de lo contrario nunca puedo llegar a
dormir con mi cerebro en

constante funcionamiento.

—¿Ni puta mierda? —dije con sorpresa, sintiéndome más conectada con él de lo que
sabía que debería—. Hago eso

también.

Me miró, la sorpresa haciéndolo levantar sus cejas. —¿De verdad?

Para demostrarlo, me incliné por el otro lado de la cama donde estaba mi equipaje y abrí
la cremallera antes de tirar

de mi cuaderno. Saludé hacia él antes de revolotear las páginas abiertas para mostrarle
que estaba tres cuartos lleno.
—De ninguna manera —murmuró, extendiendo la mano, como si sólo espera que se lo
entregara.

Con el ceño fruncido, lo golpeé de nuevo contra mi pecho. —No lo creo, Scooter. —
Había aprendido de la manera

difícil a no mostrar mis letras a otra alma viviente. Después de que Fisher había robado
mis líneas y las utilizó para

hacer Fish 'N' de Dick’s primer y único éxito, nunca mas iba a ir por ese camino.

Pero Asher parpadeó hacia mí como si yo estuviera loca.

Así que me aclaré la garganta. —Es que... todas son horribles. Así que no hay punto en
perder tu tiempo

mirándolos.

—Como sea hombre. Voy a ser el juez de eso. Además, el noventa por ciento de mis las
mías apestan a culo,

también. Ahora... dámelo.

Cuando simplemente sacudí la cabeza obstinadamente, me envió una sonrisa sexy. —Te
mostraré el mío si me

muestras el tuyo.

Solté un bufido. —Cariño, acabo de ver el tuyo y permíteme decir... Mierda santa, caray.
Tú ganas.

La boca de Aser se abrió antes de negara con la cabeza y murmurara. —No puedo creer
que me hayas admitido eso.

Me encogí de hombros. —¿Qué? ¿Qué eres más grande? Eres el único que no tuvo
reparos de mostrarme tu basura.
Así que sólo estoy diciendo que era una polla impresionante. En serio, debes estar
orgulloso de ese monstruo.

Quiero decir, el primer momento en que saliste del cuarto de baño, moviéndolo alrededor,
yo sólo quería... ya sabes,

chuparlo.

Cuando envolví mis manos alrededor del aire, como si agarrara un descomunal pene
invisible, me di cuenta de lo

que estaba haciendo y lo que acababa de decir. —Quiero decir... —Oh diablos santo,
había ido muy lejos, incluso

para un hombre gay.

Mire a Asher, preparándome para que pateara mi culo o me tirara fuera de nuestra
habitación de hotel, o algo así,

pero él sólo echó atrás la cabeza y se rió. —Mierda, eres tan jodidamente gracioso. Eso
tiene que ser la cosa más

gay que me hayas dicho alguna vez.

Tragando saliva, me encogí hacia atrás. —Sí, lo siento.

—Nah, no te preocupes por eso. —Sin dejar de reír, se limpió las lágrimas de sus ojos. —
Pero, caray, eres

definitivamente cien por ciento gay, ¿verdad? Quiero decir, realmente prefieres chicos.

—Hum... sí. —saqué la palabra como si eso no debería ser tan difícil de creer.

Sacudió la cabeza. —Eso es tan extraño. ¿Ni siquiera te las tetas? Quiero decir... senos,
hombre. —Él fingió apretar

un par—. Son tan... —Hizo un sonido de hambre en la garganta—. Comestibles.

Me encogí de hombros. —Eh.


Todavía sacudiendo la cabeza, me estudió como si fuera alguna especie sobrenatural. —
Bien, vale. ¿Qué pasa con

coños entonces? En serio, no hay manera en que puedas tener una polla y voltees tu nariz
ante uno de ellos. Son tan

mojadas y calientes y apretadas. Están hechas para mantener una polla en ellas, y se
sienten como el cielo cuando

entras en ellas. Y el sabor. ¿Alguna vez has probado incluso un coño?

Arrugué nariz. —Puaj. No.

Levantó las manos. —Bueno, ese es tu problema. No tienes idea de lo que te pierdes.

Estrechando los ojos, dije: —¿Estás tratando de convertirme en hetero?

—No. —Entonces él se echó a reír como si reírse de sí mismo—. Bueno, no creía que lo
estaba. Sólo estaba

tratando de averiguar lo que no te gusta de una mujer. Son malditamente perfectas, todas
suaves y femeninas y de

buen olor. —Él tomó aire y cerró los ojos—. No hay nada como hundirse en una mientras
estás chupando un pezón

en tu boca. Y luego cálidas y suaves piernas van y se envuelven alrededor de tu cintura


hasta que ella está clavando

los talones en tu culo. Es sólo... nirvana.

21

Remy
El calor subió por mis muslos hasta que mi coño estaba tan mojado y adolorido que tuve
que apretar mis piernas

bajo mis cubiertas.

Asher pestañeó y me miró desde sus brillantes, lujuriosos ojos verdes, haciéndome saber
que la visión que describió

lo afectó tanto como me había afectado a mí. Me preguntaba qué tan grande se
encontraba su monstruosa polla

ahora mismo, y cómo se sentiría si estuviera encima de mí, deslizándola profundamente


entre mis piernas mientras

chupaba mis pezones.

Dios.

Me estremecí, notando que él hacía lo mismo.

—Lo siento, es que... amo a las mujeres —murmuro antes de mirar lejos, como si de
repente estuviera incómodo.

Lo que me hizo pensar en el hedor a perfume que se había aferrado a él cuando entró a la
habitación del hotel hace

apenas media hora.

Mi lujuria se deterioró, luego murió por completo.

—Sí, puedo decir eso —murmuré. Cuando él me miró con el ceño fruncido, confundido,
le dije—: Olías como a

una docena de putas cuando entraste. Yo hubiera saltado a la ducha primero para lavar
todo ese tufo también, de

haber sido tú.


Riéndose, Asher no se ofendió. Se limitó a sacudir la cabeza. —Eso en realidad vino de
sólo una mujer. La rubia.

Monique.

Solté un bufido, deseándole a Monique una muerte prematura horrible. —Bueno,


Monique tiene el buen hábito de

impregnar su perfume en otras personas.

Asher puso los ojos en blanco y murmuró—: Tú me lo dices.

Mi boca se abrió mientras lo miraba fijamente. Por último, le dije—: Oh, lo siento,
hombre. ¿No te lo hizo Monique

en la habitación? —El coño de la zorrillo probablemente había sido tan bien usado que no
logró ser lo

suficientemente apretado para él.

—¿Eh? —Me miró como si estuviera loca. Luego sacudió la cabeza—. No. Nosotros no
tuvimos relaciones

sexuales.

—Uhhuh

—murmuré, no comprando eso.

Frunció el ceño. —Lo digo en serio.

Rodé los ojos. —Así que... ¿Qué, entonces? Olías como ella porque…

—Porque no dejaba de frotarse contra mí como una especie de gata en celo —chasqueó,
ceñudo.

—Correcto. Así que estás diciendo que amas todo sobre las mujeres pero cuando una se
frota contra ti como una
gata en celo, ¿no aceptas su oferta? Gally sin duda lo haría.

—¿Jodidamente me veo cómo Gally?

Cuando me di cuenta de lo molesto e irritado que estaba con este tipo de preguntas,
parpadeé y retrocedí,

sorprendida. —Eres realmente serio, ¿no es así? No te la follaste.

—No, no lo hice.

Se me atascó la respiración en la garganta, y la esperanza se encendió en mi pecho. —


¿Por qué no?

—Porque... —Parecía demasiado atónito para continuar.

Incapaz de dejar esto ir porque me estaba muriendo de la curiosidad, presioné—:


¿Porque...?

—Estuve tentado, seguro —cedió con un encogimiento de hombros—. Se siente como


una eternidad, y he estado

anhelando el sexo últimamente como no tienes una idea, pero…

De ninguna manera iba a dejar caer este tema, así que dije—: ¿Pero qué? —Entonces me
di cuenta. Oh, querido

señor. —¿Tienes una ETS(1), no?

—Jesús. ¡No! —Me lanzó una mirada oscura, luego señaló amenazadoramente—. Bueno,
está bien, hablaré, pero si

alguna vez repites algo de lo que voy a decir a Gally o Holden, te patearé el culo de
regreso a Ellamore ¿Lo tienes?

Soplé una carcajada. —¿Qué parezco? ¿Algún tipo de chismosa chica desesperada por
decirles a todos lo demás tus

asuntos personales? Por favor.


Sus hombros se relajaron antes de que llevara su mirada al techo y de mala gana
admitiera—: Es sólo que... no soy

muy fan de los líos de una noche.

Mi boca se abrió. Apoyándome, ahuequé mi mano alrededor de mi oreja y le dije—: ¿Lo


dices de nuevo?

Él entrecerró los ojos. —Búrlate, hijo de puta. Simplemente no es lo mío. ¿Bien?

Levanté las manos. —Confía en mí, no me estoy burlando. Estoy sorprendido, es todo. —
Y de verdad

impresionada.

Apartó la mirada, viéndose humillado. —Patético, ¿no es así?

—No he dicho que sea patético tampoco. Es sólo... inusual para un hombre en tu
posición. —Un muy bueno, e

increíble inusual—. Lo que me hace muy curioso en cuanto a... ¿por qué?

Suspiró y giró su mirada hacia el techo. —Sabía que ibas a preguntar eso.

—¿Y bien? —Levanté las cejas, haciéndole saber que todavía quería la respuesta
independientemente de todo—.

Para alguien que ama a las mujeres tanto y está ansioso sexualmente… —empecé.

—Amo a las mujeres —insistió—. Sólo quiero alguien me quiera en lugar de a... —Rodó
sus ojos—. Asher Hart.

Abrí la boca para responder, pero no salió nada. Después de un segundo, le dije—: ¿No
eres tú Asher Hart, sin

embargo?

Él gruñó y me frunció el ceño. —Sí, pero... Cristo, ni siquiera sé cómo explicarlo. —


Cuando tomó su cabello en
suprema frustración, decidí apiadarme de él y dejar de hacerme tonta.

—Quieres a alguien que aprecie al hombre interior, no sólo una groupie que quiera anotar
con el cantante de una

banda.

Dejando caer las manos de su pelo, me miró como si acabara de descubrir una alma
gemela. —Sí —murmuró—.

Exactamente.

Asentí con la cabeza, haciéndole saber que entendía. —Así que no sólo quieres una
conexión física. Quieres algo

más profundo...

Bajó la mirada a sus manos. —Oh, confía en mí. Me encanta la conexión física. Y he
hecho la cosa de una noche

porque parece ser lo único que las mujeres quieren de mí. Es sólo que... no sé. Todos mis
amigos en Forbidden

tienen estas mujeres increíbles a las que están dedicados y por las que se encuentran
completamente locos. Y

cuando los veo juntos, simplemente parece tan…

—¿Genial?

Él dejó escapar un suspiro y me miró. —Me pregunto cómo sería una relación real.

Esa confesión me hizo parpadear. —¿Qué? ¿Nunca has estado en una?

Sacudió la cabeza. —No. ¿Tú?

Mis labios se arquearon. —¿Con una mujer? No.

Dejando escapar un sonido divertido, murmuró—: ¿Con un chico, entonces?


—Bueno... seguro. Un par de veces. Quiero decir, no toneladas pero... tres o cuatro lo
suficientemente

significativas.

Centrándose en mí como si acabara de descubrir que yo sabía el significado secreto de la


vida, me preguntó—:

¿Cómo son?

Fruncí el ceño. —¿Las relaciones?

—Sí.

Dejé salir un suspiro, me pasé las manos por el pelo, sorprendida cuando mis dedos se
toparon con los cortos

zarcillos de mi peluca falsa. Por un momento, me había olvidado que estaba siendo
Sticks, el tipo batería.

Simplemente había sido Remy... hablando con Asher.

—Es... —Mentalmente recordándome a mí misma que era un tipo aquí, traté de pensar en
una forma masculina para describirlo, pero un segundo después, justo solté—: Al principio, es
angustiante como el infierno. Siempre tienes

miedo de mostrar tu verdadero yo. Sólo quieres que vean lo que piensas que les gustará,
por lo que estás siempre en

el borde, con la esperanza de impresionar, y tratando de averiguar si incluso les gustaría


un cambio. A pesar de que

es algo excitante y emocionante también. Pero entonces... entonces algo finalmente hace
clic, y te das cuenta que

tienen esta... cosa... esta cosa increíble en común que realmente no tienes en común con
cualquier otra persona.
Bastante pronto, te abres más y descubres que más partes hacen clic, y antes de que lo
sepas, la vida es increíble y

te encuentras pensando en ellos noche y día. No puedes esperar volver a verlos, y amas
todo acerca de todo.

Asher esbozó una sonrisa de ensueño como si estuviera imaginando lo que acababa de
describir, y le gustaran las

visiones que eso producía. —¿De verdad?

Asentí. —Y entonces se convierte en un jodido bastardo mentiroso que rompe tu corazón,


rompe tu confianza y te

deja siendo una perra endurecida en lo que fue un ser humano.

Él parpadeó y se echó hacia atrás. —Guau. Uh, no esperaba que terminaras de esa
manera.

—Bueno... —Me encogí de hombros—. No hay felices para siempre para todo el mundo.

Me estudió un momento antes de murmurar—: ¿Qué te hizo ese bastardo?

Me encogí de hombros y me puse a jugar con las hojas que estaban agrupadas en mi
regazo. —Él sólo... quiero

decir, además de hacer que me sintiera como si me estuviera haciendo un gran favor al
estar conmigo, me engañó

con cada mujer que podía y…

—¿Dormía con otras mujeres? —Asher echó la cabeza hacia un lado en señal de
confusión.

Mierda, me había olvidado de lo gay de nuevo. Argg. Aclarando mi garganta, murmuré—


: Sí, es que, uh, él es
bisexual. —Y curiosamente, esa mentira se sintió bien al salir. Fisher odiaría ser llamado
bisexual. ¡Ja!

Asintió con la cabeza como si comprendiera, Asher hizo una mueca de simpatía. —
Bueno, eso apesta. ¿Qué otra

cosa me dirás que hizo?

—Oh. Él, eh... Le escribí un par de canciones y... las robó, su banda las cantó y afirmó
que eran suyas.

—Mierda —murmuró, con compasión—. No es de extrañar que no me quieras mirando


tu cuaderno.

Me encogí de hombros y levanté las páginas de líricas que había creado. —Lo siento, no
estaba acusándote de

plagiador. Es que... ¿sabes qué? Sé que no eres como él. Aquí.

Tiré el cuaderno a través de la cama y en su regazo. Lo recogió, la vacilación brillando en


sus ojos verdes. —¿Estás

seguro? Totalmente respeto tu privacidad, hombre. Y entiendo por qué eres…

—Acaba de leer —murmuré—. Si siquiera piensas en robar cualquiera de mis líneas, sólo
voy a cortar esa enorme

polla tuya y alimentaré a la fuerza a Gally con ella.

Él rió. —Muy bien. —Antes de abrir las páginas, sin embargo, me lanzó su cuadernillo.

Un nudo se formó en mi garganta cuando me regresó su confianza. Cuando él abrió mi


cuaderno, yo hice lo mismo

con el suyo.

Un segundo más tarde, di un silbido. —Maldita sea, estas son increíbles.


—Lo mismo aquí —murmuró distraídamente, demasiado ocupado leyendo mí trabajo
como para hablar.

Pasé las páginas, mi aturdimiento creciendo cada vez más mientras me sorprendía que no
tuviera algunas, bueno la

mayoría, convertidas en canciones.

—En serio, Asher. Tienes un talento increíble.

—¿Hmm? —Distraído, miró hacia arriba y luego abajo. Masticando el extremo de su


lápiz, algo que yo totalmente

hacía cuando me quedaba atascada en una línea, regresó su atención a mi cuaderno—.


Gracias, pero no estoy

escribiendo una mierda estos últimos días. Sigo quedándome atascado en esa línea.

—¿Ah, sí? —Fui a la última página—. Vamos a ver lo que tienes.

—¡Espera! —Bajando mis canciones, saltó de su cama y me arrebató las suyas de mis
manos.

Parpadeé ante su repentina distancia. Entonces sonreí. —Oh vamos. No te ocultes de mí


ahora. Cántame lo que

llevas.

Sacudió la cabeza. —Nunca he... Por lo general no puedo cantar mis cosas en voz alta
hasta que tenga una canción

completa. Se siente... raro.

—Entonces dila hablando, porque en serio, ¿cómo diablos se supone que ayude si no sé
en dónde diablos te quedas

atascado?
—No tienes que... —Debe haber leído algo en mi expresión, porque dio un largo suspiro
antes de que hojeara las

páginas y leyera en silencio las palabras. Luego sacudió la cabeza—. Sí, no creo que
pueda sólo leerlas tampoco.

Tendría que cantarlas.

Levanté mis cejas. —Entonces canta. —Sabía que el hombre no tenía miedo de cantar
frente a un público, pero de

repente parecía inseguro.

Me envió una mirada incómoda. —No te burles si termina sonando como una mierda, ¿de
acuerdo?

Rodé los ojos. —Trata de confiar en mí un poco más que eso, ¿lo harías? Sé que nada
sale perfecto la primera vez.

—Bien.

Y empezó a cantar.

En una capella, su voz era hermosa. Quería meterme en la cama con él, justo en su regazo
y dejarlo cantarme el

resto de la noche... o de mi vida.

Pero era una buena chica. Me quedé atrás y simplemente balanceaba la cabeza al ritmo, a
continuación, extendí la

mano y golpeé el ritmo con mis propias manos contra la esquina superior de la mesita de
noche.

Él sonrió, obviamente, entrando en confianza, y empezó a balancearse con la música


mientras seguía con la canción

hasta que se detuvo de repente y negó con la cabeza.


—Y eso es todo lo que tengo. Ahí es donde siempre me quedo.

Sus palabras aún fluían a través de mí, la melodía prendiendo fuego en mi sangre. Me
mantuve tocando el ritmo y

canté—: Hasta que las estrellas se desvanezcan y el día se trague la oscuridad.

Mirándome, Asher parpadeó y retrocedió. —Mierda. —Si no hubiera visto la sorpresa tan
claramente en su rostro,

definitivamente la habría oído en su voz—. Eso es... eso es perfecto. ¿Cómo...? —Negó
con la cabeza.

Me encogí de hombros y me alegré de que no pudiera ver mi sonrojo por debajo de mi


máscara. —Estaba

terminando lo que empezaste.

—Bueno, trae tu culo aquí, Curran. Vamos a terminar esta canción. Esta noche.

Cuando dudé, levantó una ceja como si dijera: ¿Y bien? ¿Qué estás esperando?

Así que solté un gran suspiro como si fuera una dificultad, cuando en realidad, tuve que
contenerme de dar saltitos

por ahí demasiado rápido. Agradecida de haberme dejado puesto mi torso de hombre
también —a pesar de lo

incómodo que sería para quedarme dormida— me bajé de mi cama y me acomodé con
cautela sobre el colchón a su

lado hasta que nos encontrábamos sentados con la espalda en la cabecera y los pies
extendidos delante de nosotros.

Robé un segundo para observar mis pies descalzos junto a los suyos al final de la cama,
asomándose de los
extremos de nuestros pantalones de franela sorprendentemente similares. Excepto que sus
pies parecían

decididamente más grandes —y masculinos— junto a los míos, así que acurruqué los
míos bajo las sábanas.

Él no se dio cuenta de nada de esto, gracias a Dios, demasiado ocupado frunciendo el


ceño hacia el cuaderno en el

que garabateaba. Así que me incliné más cerca para estudiar las letras con él, divertida
por todas las veces que tachó

una frase, sólo para volver a escribir la misma línea y luego tacharla de nuevo.

—Ooh, podrías decir algo sobre todo siendo una broma para rimar con oscuridad.

Golpeó el lápiz contra su barbilla mientras me miraba. —Sí, eso podría funcio…

Un estornudo fuerte cortó el resto de su frase.

Negué con la cabeza. —¿Te das cuenta que siempre estornudas cuando me acerco a ti?
Cielos. Es como si fueras

alérgico a mí o algo así.

Se rió entre dientes mientras se inclinaba hacia su mesita de noche para agarrar un
pañuelo de una caja cercana. —

Sólo si estás hecho de látex.

Me congelé, parpadeando hacia él. —Uh… ¿qué?

—Esa es la única cosa a la que sé que soy alérgico —respondió en medio de un


estornudo, y se sonó la nariz.

—Oh, mierda. —Inmediatamente me deslizó hasta el borde de la cama, preocupada de


que lo mataría en cualquier

momento con mi cercanía engañosa.


Bajó el pañuelo de su nariz, mirándome con curiosidad.

Tragué saliva, porque no quería que el chico terminara muriendo cerca de mí o algo así.
Así que espeté—: Estoy

usando una máscara de látex.

—¿En serio? —Levantó las cejas con sorpresa y se inclinó más cerca para examinar mi
rostro.

Retrocedí. —¿Qué estás haciendo? No te acerques.

Olió y rodó los ojos. —No va a matarme sólo por estar cerca. Sólo un par de estornudos
aquí y allá. Necesito el

contacto pielapiel

antes de que realmente haga algún daño como picazón e hinchazón. Increíble —
murmuró—.

No tenía idea. Esa cosa se ve tan real.

—Lo sé. Gracias. —Me di unas palmaditas en la cara, manteniendo unos centímetros
entre nosotros pero

permaneciendo en el mismo colchón. —Así que, látex, ¿eh? Esa es una alergia inusual.
Yo soy toda aburrida con

una común: cacahuates.

Hizo una mueca, poniéndome nerviosa con lo mucho que se concentraba en mi máscara.
—¿Sin cacahuetes? Eso

debe apestar. Sabes, si estarías más cómodo quitándotela, está bien. Soy solo yo; te
prometo que no enloqueceré.

Maldita sea, esa era una oferta dulce. No intentó entrometerse y averiguar por qué usaba
una máscara o preguntar
qué tipo de deformidad escondía. Inmediatamente trató de tranquilizarme.

—Gracias, pero… —Me encogí—. No esta noche, ¿de acuerdo?

Él asintió de inmediato. —Sí, no hay problema. Lo que quieras. Sólo trataba de decirte
que no tienes que

preocuparte de que haga algo que te moleste.

—Gracias —repetí, afectada por su compasión. Me aclaré la garganta, sintiéndome extra


culpable por mentirle. Tal

vez debería quitarme la máscara y dejarle ver a mi verdadero yo.

Pero entonces recordé todas las cosas que me dijo esta noche; se sentiría muy traicionado
si supiera que en realidad

era una mujer ahora.

Y tenía demasiado miedo para averiguar cómo respondería.

Maldición. ¿Por qué diablos me metí en este lío? Ponerme un pequeño disfraz para hacer
mi sueño realidad nunca

debió tener el poder para lastimar a nadie. Pero tenía un mal presentimiento de que esto
sólo podría molestar a la

única persona en toda esta situación a la que no quería hacerle daño.

Observé a Asher mientras leía nuestra canción, repitiendo en silencio las palabras, y traté
de pensar en una manera

de decírselo sin que pensara que yo era una enorme mentirosa. Pero nada me vino a la
mente. En cambio, otra idea

me golpeó.

—¿Qué pasa con el sexo?


Levantó la vista, sorprendido. —¿Qué?

—Los condones. —Moví mi mano—. Ya sabes, tu alergia. ¿No tienes sexo seguro?

Diversión iluminó su rostro. —Hacen condones sin látex.

—¿Los hacen? Oh.

Negando con su cabeza como si mi sorpresa fuera la cosa más divertida que escuchó en
todo el día, golpeó su lápiz

contra el papel y le echó un vistazo a la canción mientras decía—: ¿Qué piensas de esta
idea?

Así que me concentré en la nueva línea que leía para mí, tratando de no prestar atención
cuando se pasaba una

mano por el pelo. Pero maldita sea, me encantaba cuando el pelo de Asher se encontraba
todo revuelto y sexy. Me

dieron ganas de hundir mis manos en su suavidad de nuevo, luego quitarme la máscara,
ponerme a horcajadas sobre

su regazo y experimentar un poco de diversión sinlátex

con él.

Sin embargo, no lo hice. Mantuve mis dedos para mí, hice mis propias sugerencias y no
mencioné nada sobre mi

género mientras pasábamos el resto de la noche platónicamente en su cama, arreglando el


resto de su canción.

1|ETS: Enfermedad de Transmisión Sexual

22
Asher
Acababa de guardar mi trabajo en mi portátil cuando Sticks murmuró algo en su sueño.
Alrededor de las

cuatro de esta mañana, se había arrastrado de nuevo a la cama, agarró una almohada, y se
enroscó alrededor

de ella, cerrando los ojos mientras me ayudaba a llegar a una línea final. Luego se había
quedado dormido a

los pocos minutos.

Pero yo no podía dormir. Me encontraba demasiado emocionado porque acabábamos de


terminar algo que me

había estado tomando semanas para hacerlo funcionar. Así que saqué mi portátil de la
bolsa de lona y abrí mi

programa de música, esperando inventar la melodía perfecta para las palabras.

Sticks había dormido pacíficamente durante las últimas tres o cuatro horas, pero cuando
agitó una mano y la

golpeó contra la cabecera, empezó a despertarse.

—¿Qué...? —Finalmente gritó y levantó la cabeza de golpe para mirarme boquiabierto


con sus ojos marrones

enrojecidos. Su cabello llenaba la cabecera, saliendo por todas partes, y tuve que
preguntarme por qué había

traído tantos productos para eso ahora que sabía que era una peluca conectada a una
máscara. Pero diablos,

yo no sabía nada acerca de pelucas. Tal vez la lavabas y les colocabas gel como si fuera
cabello natural.
Entonces me pregunté qué demonios le había pasado para joderlo tanto que pensaba que
tenía que usar todo

eso. Pobre tipo.

—Mierda, lo siento —murmuró, pasando una mano por su rostro mientras se sentaba—.
No puedo creer que

me quedé dormido.

—No hay problema. —Guardé el archivo en el que había estado trabajando y luego hice
clic en la opción de reproducir para poder hacer que lo escuchara—. ¿Quieres escuchar lo que se
me ha ocurrido hasta ahora?

—¿Eh? —me miró parpadeando, todavía estando claramente medio dormido—. ¿Cuánto
tiempo he estado

desconectado, qué hora es, y cómo diablos puedes todavía estar despierto?

Negué con mi cabeza. —Son pasadas las ocho más o menos. Te dormiste poco después
de las cuatro. Y sufro

de insomnio, así que... no suelo tener más de unas pocas horas de sueño a la vez, de todos
modos.

Negó con su cabeza como si se tambaleara y se encontrara completamente desorientado.


No pude contener

una sonrisa, al tiempo que decía—: Escucha nuestra canción.

Presioné reproducir, y mientras la melodía empezaba en el programa digital que tenía,


Sticks entrecerró sus

ojos e inclinó mi cabeza hacia un lado al tiempo que estudiaba las longitudes de onda
reproduciéndose por la

pantalla. Cuando empecé a cantar la letra que habíamos discutido, su mirada se desvió
hacia la mía.
Su boca se abrió atravesaba todos los versos. Y cuando la última nota sonó por la
habitación, sacudió su

cabeza. —¿Qué?... ¿cómo?... eso fue total y jodidamente increíble.

Me encogí de hombros, a pesar de que el cumplido hizo que mi pecho se comprimiera


con orgullo.

—No, de verdad —me dijo—. ¿Cómo diablos fuiste capaz de inventar toda la melodía en
tan sólo unas pocas

horas?

—No fue muy complicado, además todavía necesita ajustes —le aseguré—, y todavía
tengo que añadirle

otros instrumentos. Pero esto es un comienzo.

—Tienes toda la maldita razón, lo es —escupió—. Eres un jodido genio. Un genio de la


música.

Su alabanza me hizo sentir raro, así que cerré el portátil y estiré los brazos sobre mi
cabeza. —En realidad,

me muero de hambre. ¿Quieres ir al otro lado de la calle conmigo a ese local Denny y
llenarnos con

panqueques?

—Diablos, no. Voy a volver a dormir. —Abrazando la almohada, se dejó caer de nuevo
sobre el colchón y

tiró de las sábanas hasta la barbilla—. Dudo que Gally o que Holden estén listos antes del
mediodía, por lo

que no me despiertes hasta entonces.

—Uh... tenemos que irnos antes de las once —le recordé.


Gruñó una maldición y luego murmuró—: Entonces diez y media. —Pensé que se había
vuelto a dormir, pero

por último añadió—: Por cierto, me encanta la canción. Creo que será nuestro próximo
éxito.

Sonreí y negué con mi cabeza mientras su respiración pesada llenaba la habitación. Me


gustaba Remy

Curran. Era extraño, pero divertidísimo. Anoche había sido agradable escribir con él.
Nunca antes había

intentado eso con nadie. Él no había tenido miedo de no estar de acuerdo conmigo, pero a
diferencia de Gally,

no se puso malhumorado ni fue grosero y presionó para ir por su propio camino cuando
yo tenía otra idea;

escuchó mi opinión y la tomó en cuenta.

NonCastrato

se había hecho rico cuando se había presentado a una audición para nuestra banda.

Silbando la melodía de la nueva canción en voz baja, me vestí para el día, agarré mi llave
tarjeta y me dirigí

desde la sala, reajustando las persianas de la ventana para que la cinta de luz que entraba
no molestara a mi

compañero de cuarto. Entonces apagué la lámpara de noche que había dejado encendida
toda la noche y lo

dejé dormir mientras iba a buscar comida.

Pero tan pronto como crucé la calle y entré en el restaurante recordé que había dejado mi
billetera en el hotel.
Lanzando un suspiro, pasé las palmas de mis manos por mi rostro. Pensando que tal vez
debería haber

tomado también una pequeña siesta para recargar mi cerebro, grité desde mi cabina, le
dije a mi camarera que

regresaría, y luego me apresuré a salir al aire fresco de la mañana.

Me despertó mientras esperaba en el cruce de peatones ocupado a que se encendiera mi


luz, y luego corrí al

hotel y recuperé la llave tarjeta de mi bolsillo al tiempo que me acercaba a mi habitación.

La luz seguía apagada como lo había estado cuando me había ido hace un par de minutos
antes, pero la puerta

del baño había cambiado. La mayor parte del camino se encontraba cerrada por lo que
solamente un

centímetro de una grieta se mostraba, revelando la luz que se hallaba en su interior. Los
sonidos de una ducha

y un canto filtrándose en la habitación del hotel.

—... Y un abrazo alrededor del cuello. Un abrazo alrededor del cuello... —una voz
claramente femenina daba

una serenata desde el baño.

Me quedé inmóvil, frunciendo el ceño con fuerza, al tiempo que la letra de la canción de
Doris Day de "A

Bushel And A Peck" continuaba. Al principio, me volví loco, con miedo de que acabara
de entrar en la

habitación equivocada. Empecé a dar marcha atrás, temeroso de ser atrapado en la


habitación de otra persona,
pero entonces me pregunté por qué mi llave me había dejado entrar. Así que encendí la
luz.

Mi portátil se encontraba en mi cama y las mantas en el lado de Remy se encontraban


arrugadas y no estaban

tendidas. Además su maleta familiar y mi lona se hallaban en el suelo, así que sabía que
me encontraba en la

habitación correcta.

Pero, ¿quién demonios estaba en nuestra ducha? Por el sonido de eso, habría pensado que
Sticks había metido a una mujer, excepto que a él no le atraían las mujeres.

Arrugando mi frente, me acerqué con cautela hacia la rendija de la puerta del baño.
Utilizando las yemas de

mis dedos, extendió mi mano, encontrándome de pie tan lejos como me fue posible, y le
di un codazo suave a

la puerta abierta. El vapor salió, nublando mí alrededor mientras la voz de la mujer se


hacía más fuerte.

—... Haces que mi corazón se detenga —continuó lamentándose con un juego bastante
decente de tuberías.

Levanté mis cejas, intrigado.

No tengo ni idea de por qué, pero dije—: ¿Remy? —Ya sabía que él no se encontraba ahí
dentro.

En respuesta, la mujer gritó.

—¿Qué de…? —Confundido con la expresión en cuanto a lo que estaba pasando, agarré
la cortina de la

ducha y la abrí.
Dentro, la mujer desnuda y mojada gritó de nuevo, empujando al instante un brazo
encima de sus pechos y

extendiendo su mano libre entre sus piernas para cubrirse.

—¡Mierda! —solté un grito ahogado.

Nos quedamos mirándonos boquiabiertos el uno al otro, el agua esparciéndose sobre ella
y obligando a su

largo cabello oscuro a tapar su cara.

Racionalmente, sabía que tenía que darme la vuelta, pero sí... por alguna razón, como que
había perdido la

capacidad de pensar racionalmente. En lugar de eso, sacudí mi cabeza, y pregunté—:


¿Quién eres?

Ella sacó el cabello de su cara para poder verme, probablemente olvidando que tenía que
descubrir su pecho

para usar su mano, porque de repente, estaba siendo destellado por unas tetas muy
bonitas.

Mi mirada al instante cayó a su pecho, y ella se quedó sin aliento, regresando su brazo de
golpe sobre sí

misma. Una fracción de segundo después, agarró la cortina de la ducha y la envolvió a su


alrededor,

ocultando todas las mejores partes.

—No hablo inglés —jadeó en esta voz súper caliente y sensual que tenía a mis hormonas
mucho más

enfurecidas.
Ah, mierda. Negué con mi cabeza, todavía completamente estupefacto. —¿No sabes
Inglés?

—No. —Negó con su cabeza—. No hablo inglés.

—Mierda. —Pasé mi mano por mi cara, agradecido de que no hubiera empezado a babear
ni nada por el

estilo, porque... vaya. Había una chica muy caliente hablando español en mi ducha—.
Bueno, no sé ni mierda

de español. —Echando un vistazo detrás de mí, me dije a mí mismo—: ¿En dónde


diablos está Remy cuando

se le necesita?

Detrás de mí, la chica de la ducha repitió—: ¿Remy? —Le di la espalda y balbuceó algo
en español, con su

mano agitándose todo el tiempo.

Parpadeé, sin entender absolutamente nada. Pero ella había dicho el nombre de Remy, así
que lentamente le

pregunté—: ¿Conoces a Remy?

Asintió con su cabeza, sus ojos iluminándose por el reconocimiento. —Sí. Remy. —
Entonces dejó salir otra

cosa. Estaba seguro de que allí había captado la palabra amigo, así que extendí mi dedo
de golpe.

—Amigo —repetí. Sí, una palabra que entendía—. Amigo. De acuerdo. Entonces... él te
dejó entrar para

tomar… una ducha... tú sola?


Entrecerré los ojos, porque no había manera de que sonara como si eso fuera incluso
plausible.

—Dios —gimió, llevando la cortina de la ducha más cerca de sus pechos. Entonces se
mordió el labio y me

hizo un gesto con su mano libre para que me fuera, farfullando algo en español que me
pasa muy por encima

de mi cabeza. Pero el movimiento de echarme y la desesperación en su rostro hicieron su


súplica

suficientemente obvia.

—Mierda, lo siento. —De repente me di cuenta de lo mal que me había sorprendido.


Levantando las manos,

retrocedí un paso hacia la puerta medio cerrada del baño detrás de mí hasta que me di un
golpe en mi

columna vertebral—. Voy a... dejar que termines. —Pero no era capaz de sacar mi mirada
de encima de ella.

Era simplemente... impresionante—. Y te juro, miraré hacia otro lado... pronto. Una vez
que la sangre deja de

apresurarse hasta mi polla y regrese a mi cabeza y pueda pensar racionalmente de nuevo,


porque... vaya.

Oh, diablos, acababa de decir eso en voz alta, ¿cierto? Gracias a Dios que no sabía inglés,
aunque juro que se

sonrojó, como si lo hiciera. Pero entonces sus cejas se movieron con irritación y me
bombardeó con más

español, esta vez definitivamente me regañaba por ser un raro y todavía seguía mirándola.
Así que dejé escapar un suspiro nervioso y regresé dando tropiezos a la habitación del
hotel, cerrando la

puerta del baño hasta el final para darle su privacidad.

Pero Jesús, eso había sido... En realidad, no estaba muy seguro de lo que había sido eso,
pero definitivamente

había sido intenso. Me preguntaba si debería estar molesto o indignado de que un


desconocido sintiera como

en casa en mi habitación de hotel, pero luego me acordé de toda su magnífica desnudez, y


sí... no podía

invocar ninguna emoción.

Me paseé por el piso, pasando mis manos por el pelo, preguntándose qué demonios
estaba pasando. ¿En

dónde estaba Remy y por qué había dejado que una chica caliente entrara a nuestra
habitación para que

pudiera ducharse... sola? Finalmente, me di cuenta de que sólo le podía preguntar, así que
saqué mi teléfono

del bolsillo y marqué su número. Al otro lado de la habitación, The Bangles comenzaron
a cantar "Walk Like

an Egyptian", que debe ser su tono de llamada, debido a que cuando seguí la fuente del
sonido con mi mirada,

vi a su teléfono abandonado sobre su mesita de noche.

Maldición. No se había llevado el teléfono con él... a donde sea que se haya ido.

¿A dónde demonios había ido?


Cuando el agua de la ducha del baño se cerró, me di la vuelta en esa dirección. Entonces
me di cuenta de que

probablemente todavía seguía siendo un raro. Así que me detuve en mi cama para
esperar. Pero en realidad

no tuve que esperar en absoluto.

La puerta del baño se abrió lentamente y unos ojos marrones grandes se asomaron.

Agité mis dedos hacia ella. —Hola de nuevo.

—Hijo de puta —murmuró, frunciendo el ceño. Entonces pareció tomar una respiración
profunda antes de

que abrir la puerta por completo. Había agarrado una toalla y la había envuelto a su
alrededor, apretándola

más que nada en sus pechos y apenas cubría la parte superior de sus muslos salpicados de
agua para que

mostrara cuan largas y musculosas eran sus piernas bronceadas y hermosas.

Agarrando un bulto de su ropa, caminó en puntillas descalza desde el baño y murmuró—:


Gracias —mientras

hacía un gesto hacia su espalda, dándome las gracias por haber usado mi ducha, supongo.
Entonces movió su

mano y añadió—: Adiós.

¿Qué? De ninguna manera se iba a ir así como así. Me levanté de la cama de golpe y me
puse de pie tan

rápidamente que ella se estremeció hasta detenerse y me miró con recelo.

—Todavía no tienes que irte —le dije, señalando hacia su ropa—. Puedes colocarte tu
ropa primero. Está
bien.

Ella negó con su cabeza y señaló hacia la puerta, recitando toda una cadena de mierdas
que no entendí.

Cuando comenzó a huir de nuevo, me puse en su camino y coloqué mi mano en la puerta.


Patinando hasta

detenerse, se miró asombrada a mis dedos con sus ojos bien abiertos antes de deslizar su
mirada asustadiza

hacia mí.

Sabía que la estaba asustando muchísimo, pero como que eso me gustaba.
Definitivamente me había asustado

cuando la había descubierto en mi ducha.

—Soy Asher —dije, apoyándome ligeramente contra la puerta y atrincherando


efectivamente su salida.

Respiró hondo, miró al suelo un momento, luego levantó su mirada, encontrando mi


mirada de frente, sin

miedo mientras hacía un gesto hacia la puerta. —Por favor —murmuró, solicitando que la
dejara salir.

Sólo sonreí y negué con mi cabeza. —No lo creo, hermoso. Es tu turno. ¿Cómo te
llamas? ¿Nombre? ¿Cómo

te llamas?

Sus ojos se abrieron más. Luego negó con su cabeza firmemente y susurró—: No.

Me acerqué más, mi sonrisa solo haciéndose más amplia. —¿No qué? ¿No es tu nombre,
o no, no puedes

darme tu nombre?
—Nno

—repitió, su respiración acelerándose al tiempo que colocaba mi rostro más cerca del
suyo.

Definitivamente ya no parecía tenerme miedo. Sus ojos brillaban por el calor y ni siquiera
trató de alejarse.

Por la forma extasiada en que me estudiaba, me preguntaba si iba a besarme. Como que
de verdad esperaba

que lo hiciera.

Ruda, la lujuria caliente agitándose en mi interior, haciendo que mi piel pique y que mi
polla se endurezca.

Incapaz de dejar de sonreír, me acerqué más ligeramente, deteniéndome sólo cuando me


encontraba a un

simple centímetro de presionar mi boca en la suya. —Sí —argumenté en voz baja,


juguetonamente.

Se estremeció, parpadeando rápidamente. Luego echó la cabeza hacia atrás y hacia


adelante, negándose a

ceder. —No —insistió en un susurro ronco—. Por favor.

La decepción me llenó, pero en realidad no había esperado que hiciera algo diferente.

—Bueno, quienquiera que seas —murmuré, dejando caer mi brazo de la puerta antes de
dar un paso atrás e

incluso abrírsela para que se fuera—. Fue muy agradable conocerte. Espero encontrarte
desnuda de nuevo en

mi ducha. Preferiblemente pronto.


—Gra... —Sus ojos se abrieron mucho por la sorpresa, de repente sacudió su cabeza y
farfulló sonidos

inconexos antes de jadear un—: Adiós —y escapar por la puerta. Huyó por el pasillo,
quitándome la puerta

para que pudiera cerrarla de golpe detrás de ella.

Una vez que me encontré solo en la habitación, me pasé la mano por el cabello e lo hice
girar en un círculo

lento, tratando de darle sentido a lo que acababa de suceder. Este impulso de correr tras
ella, me envolvió,

pero ¿qué diablos iba a hacer si en realidad la atrapaba? Se había negado a darme su
nombre, y no era como si pudiéramos tener una conversación de verdad, así que no había manera
de que fuera a averiguar cómo ella

realmente había conseguido entrar en mi habitación o por qué había estado allí.

Y echarla por encima de mi hombro para que así pudiera arrastrarla de regreso a mi cama
y follarla hasta

dejarla sin sentido, probablemente era una mala idea.

Tal vez si se hubiera olvidado algo podría engancharla y tener una razón para rastrearla,
devolverle sus

artículos, para que pudiera... ¿qué? ¿Tomar el sol en su presencia unos segundos más?

Aunque la idea era muy tonta, era la única que tenía, así que corrí hasta el baño, rezando
para encontrar sus

bragas o diablos, cualquier cosa, para entregárselo.

Pero no encontré nada. La pequeña habitación todavía se encontraba nublada y una gota
ocasional de agua se
escurría del cabezal de la ducha, recordándome cómo recientemente había estado desnudo
aquí dentro. Olía

como el jabón de Remy, pero ni siquiera me importó.

Una visión de la chica en la ducha llenó mi cabeza y antes de que lo supiera, me estaba
quitando la ropa y

entraba en el mismo lugar en el que ella acababa de encontrarse de pie desnuda. Imaginé
que todavía estaba

aquí, húmeda y hermosa. Mientras encendía el agua a todo lo que daba, la inmovilicé
contra la pared en mi

mente. Agarrándome a mí mismo, me pregunté cómo se sentiría empujarme dentro de


ella, sentir la calidez

de su piel envuelta a mi alrededor, succionar sus pechos con mi boca y conducir mis
caderas repetidamente

entre sus muslos abiertos.

—Dios. —Cogí el ritmo, prácticamente sacudiendo mi polla mientras el orgasmo corría


por mi espalda hasta

entre mis piernas, presionando mi escroto y luego saliendo disparado por el extremo de
mi polla. Bajé mi

cabeza y apoyé una mano contra la pared, acariciándome hasta terminar por completo.

Pero a medida que el alivio comenzaba a satisfacerme, también lo hacía el autodisgusto.

Era tan patético,

masturbándome solo en una ducha solamente después de ver a una chica bonita.
Necesitaba tener sexo con

urgencia, pronto probablemente iba a masturbarme hasta quedar ciego.


Nunca debí haber rechazado a Monique anoche. ¿Qué demonios estaba esperando, de
todos modos? Y

qué si una mujer no era mi alma gemela; un par minutos íntimos con una completa
extraña tenía que ser

mejor que nada, porque en este momento, no tenía nada.

23

Remy
Oh, mierda, oh mierda, oh mierda.

No podía creer que fuese tan estúpida como para dejar que me atrapara en la ducha. Pero
apenas se fue para

conseguir comida, e incluso tan cansada como me encontraba, sabía que sería mi última
oportunidad de tomar

una ducha antes de irnos, así que salté de la cama y traté de darme prisa, pero, maldita
sea, me atrapó.

Y entonces usé mi voz de señorita cachonda.

Jodi estaría muy orgullosa.

Yo, por el contrario, me encontraba horrorizada.

Pero él no descubrió la verdad, y cuando me preguntó quién era, el español simplemente


salió porque sabía

que no me entendería. Le dije que odiaba mentirle, pero algún día estaba segura de que
conocería la verdad,
pero no en ese momento, mientras me hallaba desnuda en una ducha y él me miraba
como si me encontrara

atractiva.

Y luego admitió que me encontraba atractiva.

Casi me fundí en ese momento.

Asher pensó que la yo chica era atractiva. Eso fue era... increíble. No sólo eso, sino que
coqueteó conmigo. Jodidamente coqueteó... ¡conmigo!

Nunca lo vi tan atrevido o cautivador con algu na mujer antes. Jamás.

Pero entonces... una vez me confesó que le gustaba ser el cazador, no lo había, y sin duda
retrocedí lo

suficiente para atraer al depredador en él. No intencionalmente. En ese momento, sólo


quería huir, pero

maldita sea, mirarlo cazar era erótico como el infierno.

Llena de nervios, miedo y emoción, corrí a lo largo de los pasillos del hotel en nada más
que una toalla, mi

máscara y ropa de dormir se aferraban a mi pecho hasta que encontré un baño público al
final del

pasillo. Metiéndome, solté lo que llevaba en el suelo a mis pies. Lo bueno es que me
encontraba desnuda

cuando entró; lo distraje con éxito suficiente como para que no se diera cuenta de la
pelucamáscara

de

Sticks en el tocador del baño.


Maldiciéndome por mi estupi dez al dejar la puerta entreabierta, me quité la toalla y
rebusqué en mi montón

para encontrar mis calzoncillos. Pero odiaba duchare con una puerta cerrada; se sentía tan
húmedo y cerrado

para mí. Quieto...

—Estúpida, estúp ida, estúpida —murmuré, recogiendo mi pecho de espuma y luego el


resto de mi ropa.

Mi pelo estaba mojado y no tenía nada con que peinarlo, así que usé la toalla para quitar
tanta humedad c omo

era posible. Luego pasé los dedos un par de veces a través de los mechones húmedos
antes de enrollarlos en

un moño y colocarme mi máscara. Fui al espejo a ver problemas técnicos y enderecé mi


oreja izquierda

cuando vi que se encontraba poco firme. Luego dejé escapar un suspiro y me giré para
salir del baño. Fue

entonces cuando me di cuenta que estaba descalza.

No podía volver a la sala descalza; Asher se pregun taría por qué no tenía zapatos, de
seguro me iba a

bombardear con suficientes preguntas para las que necesitaba inventar algunas respuestas.

Así que, mientras me escabullía descalza alrededor del hotel, buscando algo que pudiera
p asar como zapatos,

traté de encontrar una historia creíble.

Pero en realidad... ¿por qué dejaría a u na chica en nuestra habitación y luego la dejaría
allí sola en la
ducha? Tal vez creí que necesitaba un poco de intimidad. Pero entonces, él querría saber
quién era. Sólo una

chica al azar que llamó a nuestra puerta, pidiendo usar nuestro cuarto de baño? Meh, no
podía verlo creer esa

historia. Si la dejé sola en nuestra habitación, entonces tendría que conocerla, y si la


conocía, tendría que

pensar un nombre para ella, posiblemente, una historia de vida si se ponía muy curioso.

Ya le mentía lo suficiente con todo el engaño soyunchico,

no quería mentir más de lo q ue tenía que

hacerlo. Así que decidí fingir no tener idea. Sí, eso sonaba bien. Después de
milagrosamente encontrar un par

de zapatillas de los Osos de Chicago con una correa rota sentado en la tapa cerrada de los
contenedores de

basura afuera, Caminé de regreso al hotel, conteniendo la respiración mientras entraba en


nuestra habitación.

Asher se me abalanzó inmediatamente. Apenas abrí la puerta antes de que estuviera en mi


cara, exigiendo: —

¿Dónde diablos has estado?

Me tambaleé un paso atrás, un poco preocupada por la ira en sus ojos. —Yo... te buscaba.
Creí que dijiste que

ibas a desayunar en Denny cruzando la calle, y cuando no pude volver a dormir, fui allá,
pero te habías ido.

—Porque se me olvidó mi billetera en la habitación y volví a tomarla. ¿Quién era la


chica?
Lo juro, me merecía un Oscar por la forma en que fruncí mis cejas, lo miré de reojo y le
pre gunté: —¿Qué

chica?

—La.. . la... —Él farfulló un segundo más, señalando frenéticamente hacia el cuarto de
baño. Finalmente, fue

capaz de dejar escapar—: ¡La puta chica en la ducha!

Boca abierta, miré hacia la puerta abierta del baño y l uego de nuevo a él, enviándole una
mirada que le decía

que pensaba que deliraba.

—¿Hay una chica en la du cha?

—¡Sí! —Que retumbó, y luego movió una mano hacia mí—. Bueno, no ahora. Pero se
encontraba allí cuando

entré.

—De ninguna manera. —Haciéndole saber que no le creía, me dirigí hacia el baño y miré
dentro para ver que

la ducha todavía húmeda. Regresé—. ¿Quién diablos era? ¿Cómo entró aquí?

—Eso es lo que estoy tratando de preguntarte, imbécil. Ella dijo que te conocía .

—¿Si? —Me rasqué la cabeza, perfeccionando la confusión.

Pobre Asher, se encontraba realmente desconcertado por todo esto. —Bueno... maldita
sea —murmuró,

pasándose las manos por el pelo—. Creo que si. Sólo hablaba español.

Levanté mis cejas en ofensiva. —Oh, ¿entonces la gente de habla hispa na debe
conocerse?
—No... no quise decirlo así. —Me frunció el ceño, incluso para asumir tanto. Luego dejó
e scapar un

suspiro. Una vez que estuvo más tranquilo, explicó—: Dije tu nombre y su rostro se
iluminó con

reconocimiento. Luego recitó... algo que tenía la palabra amigo, significa amigo, ¿no?
Tenía que ser una de

tus amigas.

Maldita sea, parecía muy preocupado por todo esto. Tuve la tentación de romper y decirle
todo, pero entonces

el temor de cómo él me reaccionan asustó de nuevo en silencio.—Bueno... —Fruncí el


ceño, odiando este

juego más con cada segundo—. ¿Cómo se veía?

—Magnífica —dijo de inmediato, haciendo que mi ritmo cardíaco aumentara—. Recto


pelo largo y negro

con estos mechones púrpuras. Ojos del mismo color que los tuyos, pero como más llenos.
Gruesas pestañas,

oscuras que parecían no terminar nunca. Cara en forma de corazón, rasgos perfectos.
Tetas perfectas y

piernas, y... —Respiró hondo antes de añadir: —Un cuerpo para follar. No te miento; era
hermosa.

Me sonrojé y estuve tentada a darle las gracias. Diablos, estuve tentada a empujarlo sobre
la cama y

arrastrarme sobre él para que pudiera apreciar todo lo que había felicitado de cerca y
personalmente.

En cambio, sacudí la cabeza y murmuré: —Extraño.


Él asintió. —Por lo tanto, realmente no tienes idea d e quién era, o cómo llegó aquí?

—No. Lo lamento. ¿Tu... crees que deberíamos decir algo al hotel al respecto? Es un
poco extraño que

cualquiera pudiera entrar en la habitación de esa manera.

—No veo por qué. Sólo tomó una ducha. Y no creo que r obara nada, excepto una toalla,
quiero decir, mi

portátil sigue allí.

—Eh. Eso es... ex traño.

Mi culpa por mentir cre ció cuando Asher se rascó la sien y murmuró: —Sí —en un tono
igualmente perplejo.

Porque no podía seguir mirándolo en toda su confusión, me apresuré a mi lado de la


habitación. —Voy a

revisar mis cosas, de todos modos. A ver si todo sigue aquí.

Nos hizo volver a Ellamore temprano esa noche. Asher, por supuesto, tenía que decirle a
Heath y Gally sobre

la chica de la ducha.

La primera pregunta de Gally fue: —¿La follaste?

Asher se negó a contestar eso, aparte de rodar los ojos. También restó importancia a lo
bonita que pensaba

que era. Me pareció adorable, como su forma de mantenerme a sí mismo y proteger a su


chica de la ducha de

un pervertido como Gally.


El día siguiente, lunes, no teníamos práctica de banda, lo que era bueno porque tenía que
trabajar en la hora

del almuerzo. Pero no podía sacar a Asher de mi mente. Lo que pasaba con su padre, la
canción que cantó

para (posiblemente) mí, lo divertido que fue escribir letras con él, toda la culpa que
cargaba por mentirle

continuamente. Todo se arremolinó a través de mí hasta que sólo tenía que verlo.

Terminé de organizar cajas de Noncastrato.

Planeaba llevarlas a la práctica al día siguiente, pero no podía

esperar tanto tiempo. Planeaba dejárselo a Asher. Así que después de salir del trabajo y
ducharme, le envié un

mensaje al saber que trabajaba en Forbidden. Y media hora más tarde, ahí es donde me
encontré vestido de

Sticks.

El lugar estaba bastante muerto... bien, no se encontraba lleno de gente. En realidad había
algunas mesas

libres y pude caminar directamente a la barra sin tener que murmurar —perdón— a nadie.
Era

agradable. Casi pacífico. Sentí la tentación de deslizarme en un taburete en el bar, pedir


una cerveza, y

suspirar de alegría. Toda la atmósfera me daba ganas de ver repeticiones de Cheers.

Recorrí la habitación buscando a Asher, pero no lo encontré. Su compañero de trabajo


que sabía que era
mujer era el único trabajando. Mierda. ¿Cómo lo llamó Asher? Dijo algún número.
¿Ocho? ¿Nueve?

Ten. Eso era.

Temiendo el encuentro, me plunked la caja en mis brazos sobre la barra superior y le


envié un ceño. —Tengo

algo para Hart. ¿Está aquí?

En medio de secado de un vaso que acababa tomado de una tina de tazas recién
limpiadas, miró a mi

manera. —Sabes, no tienes que hablarme como chico. Se de tu estado de chica,


¿recuerdas?

Maldita sea, ni siquiera me di cuenta de que hablaba como un chico. Esto era malo. Se
volvía costumbre

ahora en cuanto me colocaba el traje. ¿Qué si perdía por completo toda mi femineidad
pronto? Bueno, podría

estar pensándolo demasiado. Con el ceño fruncido, me quejé: —Dijo que trabajaba esta
noche, y podría

dejarle esto para él.

—¿Ah, sí? —Ten dejó la copa seca a un lado y se inclinó hacia delante, apoyando los
antebrazos en el

mostrador, para conseguir una mirada al interior. —¿Qué es? Material de sexo rudo?

—Ya quisieras. —Me moví de nuevo para que no pudiera ver las carpetas de archivos
aburridas que había

organizado y arreglado.
Se encogió de hombros, perplejo, cuando se enderezó de nuevo. —Eh, no importa. Mi
colección de Caroline

y yo ya está completa, así que estoy bien, de todos modos. Pensaba en Hart. Ese chico ha
esperado mucho.

Fruncí el ceño, confundida. —¿Mucho para qué?

Él parpadeó como si no pudiera creer que no tenía ni idea de lo que hablaba. Luego dijo:
—Sexo —añadiendo un silencio duh detrás de eso.

Oh hermano. Debería haberlo sabido.

—En serio —continuó—. No creo que sea saludable para un hombre estar todo ese
tiempo sin ello.

—Espera, hablas de todas sus... ¿hazañas? —Esto no lo quería saber. Era decepcionante
saber que Asher era

un besadoryhablador.

No quería que me decepcionara. Estaba empezando a pensar que era bueno.

Bien... mejor que bueno.

Ten levantó las cejas. —¿Hazañas? Sí, ahí está. Ahora suenas como una chica de nuevo.

Rodé los ojos y di la vuelta, decidiendo buscar a Asher yo misma y salir de aquí.

Pero diez llamados en pos de mí. —Por supuesto que no habla de esa mierda.

No debería haber parado, pero lo hice. Y cuando me di la vuelta, Diez me envió una
sonrisa de suficiencia,

sabiendo que yo estaba más interesado de lo que debería ser. —Sólo sé que cuando tiene
sexo —explicó—.

Hart definitivamente lo dice.


—¿Decir que? —Dios, ¿por qué pregunté eso? No quería saber... excepto, bueno, claro
que quería.

Ten rio. —¿Por qué no vas a descubrirlo tú? Está solo en el almacén en este momento,
clasificando una carga

de inventario que acaba de llegar.

Resoplé y fruncí el ceño. —Eres un idiota. —Entonces me di la distancia para encontrar


el almacén.

—Cuidado, Sticks. Tu chica realmente se muestra ahora.

Sabiendo que no iba a ganar en contra de este tipo, no le hice caso, preguntándome dónde
demonios buscar el

almacén, hasta que gritó: —Al final del pasillo, la última puerta a la izquierda.

Fui en esa dirección, y pude oír el canto ahogado antes de llegar a la última habitación de
la izquierda. La

puerta estaba rota, así que le di un codazo para abrirla totalmente y me detuve justo en la
entrada, donde

Asher cantaba a todo pulmón una versión de Hozier de Tae me to church.

Realmente tenía la voz más increíble, y di cuenta de que le gustaban las canciones que
desafiaban sus cuerdas

vocales. Amaba hacerlo. Y Dios, me encantaba escucharle. Apoyé la caja contra mi


cadera, apoyé un hombro

en la pared, y disfruté del espectáculo.

Acababa de vaciar una caja de cartón de las botellas de bourbon en un estante y


comenzaba a derribar la caja
vacía cuando llegó a los Amen en la canción. Entonces hizo una pausa para inclinar la
cabeza hacia atrás y

realmente gemir al coro. Hipnotizada, negué con la cabeza.

No importaba si estaba solo o en frente de una multitud, colocaba todo su corazón y alma
en ello, ¿no?

Una vez que empezó el siguiente verso, siguió cantando, pero volvió al trabajo,
enderezando la fila de

botellas en el estante. Luego dio un paso atrás para inspeccionar su trabajo, sólo para dar
un paso adelante de

nuevo y empujar una botella de una pulgada hacia la derecha hasta que estuvo satisfecho.

Me reí porque no pude evitarlo. Era demasiado adorable. El tipo era tan tolerante como
podía, actuó como si

nada le molestara, desordenado y olvidadizo en ocasiones, y sin embargo, tenía este


pequeño lado

perfeccionista que contradecía totalmente el resto de él.

Sobresaltado, dejó de cantar y se volvió hacia mí.

Negué con la cabeza y dije: —Te amo —soltando impulsivamente lo primero en mi


mente.

24

Remy
No me di cuenta de lo que había dicho hasta que Asher me envió una sonrisa confundida.
—¿Te amo? ¿Qué
significa eso?

Me congelé, con la boca abierta, pero las palabras no salían. No quise decir eso. Él se
veía tan lindo

acomodando las botellas con su trastorno obsesivo compulsivo y su voz me inundaba con
una sensación feliz;

las palabras se me habían escapado.

—Uh... —Pensando demasiado lento para mi gusto, le dije—: Ya sabes... buen trabajo...
con tus habilidades

de almacenamiento. Creo que podrías ganar algún tipo de premio con tales estanterías de
alcohol.

La parte superior de sus mejillas se sonrojaron mientras caminaba hacia mí. Pero luego
negó con la cabeza y

sonrió. —Cállate, listillo.

Me encantaba la forma en que caminaba; con esa arrogancia intencional en sus caderas
que era tan

increíblemente masculino. No se parecía en nada a lo que Jodi había tratado de


enseñarme y no tenía nada

que ver con el movimiento de la cadera. Era por los brazos, su postura, e incluso la forma
en que sus muslos

quedaban alejados. Fue tan confiado y lento. Era imposible que “Sticks” pudiera lograr
una caminata como

esa, y gracias a Dios; Tal vez querría hacerlo yo misma si pudiera.

—¿Ya terminaste? —Él extendió la mano para tomar la caja.


No respondí, solo podía mirar mientras él sacó una carpeta y empezó a hojear las hojas de
cálculo que yo

había hecho. —Oye, estos son impresionantes. Gracias, hombre.

Estudié su expresión; la apreciación entusiasta calentó mi vientre. Me aclaré la garganta,


notando que él

volvía a tararear “Take Me to Church” en voz baja mientras miraba mi trabajo.

—De verdad te encanta cantar, ¿no? —reflexioné.

—Sí. Claro. —Una sonrisa apareció en su rostro—. No seguí la ruta de rockero porque
quería que un torrente

de mujeres me atacara dondequiera que fuese.

Me reí.

—En realidad —se encogió de hombros—, otra razón por la que estaba tan decidido a
estar en una banda fue

para molestar a mi padre.

Ahora se parecía a mí. Recientemente me teñí reflejos de color púrpura más que nada
para molestar a mi tío,

que odiaba los pelos de colores no naturales.

Extendiendo mis manos como si estuviera leyendo una placa de identificación en la


puerta de una oficina, le

dije—: Asher Hart, el cantante rebelde.

Sonrió ligeramente. —Cuando era niño, mi viejo solía darme una paliza cada vez que me
sorprendía

cantando. Ni siquiera me daba cuenta al hacerlo. Yo simplemente jugaba con mis


camiones Tonka, ya sabes,
pensando en mis cosas y tratando de mantenerme lejos de él, cuando zas... de la nada
recibía un golpe en la

parte posterior de mi cabeza. Él me decía que la cortara con la mierda del canto porque
era algo gay.

—Mierda —murmuré. Ya sabía que había sido abusado, pero escuchar detalles reales me
destrozaba. Tío

Alonso había sido un estricto hijo de puta y nunca parecía contenerse con los castigos,
pero nunca me golpeó

físicamente, aparte de un par de bofetadas en el dorso de la mano con utensilios de


cocina.

Asher me envió una sonrisa maliciosa y repentina, lo que me dijo que su mala infancia ya
no era un problema

para él. —Si no me encantaran tanto las tetas, probablemente me habría vuelto gay, solo
para molestarlo aún

más.

Mis pechos se estremecieron ante sus palabras, provocando el deseo de poder liberarlos
para él y dejarlo

disfrutar de mis tetas. Pero entonces recordé que estaba en modo de chico. En modo de
chico gay. Así que le

dije—: Bueno, eso es una lástima —y moví mis cejas como si quisiera tentarlo al otro
lado.

Dejó escapar una risa plena y golpeó mi brazo. —Lo siento —ofreció con una sonrisa
divertida que fue tan

condenadamente adorable que hirvieron mis hormonas.


Este hombre iba a ser mi muerte. Cuanto más tiempo pasaba con él, más me gustaba y
más atractivo se ponía.

—Debería volver al frente. —Él movió la cabeza hacia la puerta—. ¿Quieres una cerveza
o algo?

Ya que todavía no me encontraba lista para dejarlo, asentí. —Por supuesto.

Lo seguí desde el almacén, entonces esperé en el pasillo mientras él dejaba la caja de


NonCastrato

en la sala

de descanso. Una vez que volvimos a la zona principal, se deslizó detrás de la barra y se
fue a buscarme una

cerveza, lo que dio a su compañero de trabajo un momento para deslizarse hasta mí y


susurrar—: ¿Ya se lo

dijiste?

Fruncí el ceño. —Cállate.

Él se limitó a reír mientras se movía al otro extremo de la barra para servir a un cliente.

—¿Qué fue eso? —preguntó un curioso Asher, mirando entre nosotros dos mientras abría
mi botella y la

ponía delante de mí.

Dios bendiga a mi máscara; él no podía ver mi sonrojo. Tuve la oportunidad de hacerme


la tonta al

encogerme de hombros y levanté el licor de malta a los labios. —¿Cómo debería saberlo?
Solamente hablo los idiomas español e inglés, no el de idiotez.

Asher se rió. —Esa es buena.


¿Había mencionado lo mucho que me encantaba su risa? Pero me encantaba aún más
cómo yo parecía

siempre ser capaz de hacerlo reír. Le gustaba, no solo como una chica bonita que había
visto en una ducha o

alguien cantando en el escenario. Le gustaba yo, la persona.

Eso me hizo sentir mejor de lo que podía verbalizar.

El primer momento en que estuvo de espaldas mientras atendía a un cliente, golpeé la


parte superior de la

barra para conseguir la atención de Ten.

—Oye —le susurré. Frunció el ceño con desconfianza, pero se acercó—. ¿Qué tan seguro
estás de que esa

canción se trataba de mí?

—Oh, así que por fin escuchaste tu canción, ¿eh?

Gruñí. No había tiempo para que él saliera con un “te lo dije”. —Ten —le advertí.

Puso los ojos en blanco y suspiró. —La chica con la camiseta de Incubus cantó con Jodi.
Lo sé con certeza.

¿Cuántas malditas amigas llamadas Remy tiene ella?

Solo yo. Tragué saliva. —¿Ella era más alta, con el pelo negro y lacio? ¿Más alta que
Jodi? ¿Una camiseta de

Incubus negra y ajustada, en lugar de una suelta?

Él asintió. —Sí, sí, y sí.

Maldita sea. Me mordí el labio. Eso sonaba exactamente como yo. Pero todavía no quería
admitirlo. —
¿Alguna otra característica distintiva? ¿Tatuajes? ¿Marcas de nacimiento? ¿Cualquier
cosa?

Él suspiró, claramente cansándose de la interrogación. —No, pero... —Chasqueando los


dedos, me señaló—.

Tatuajes. El hombre que ella besó después de cantar tenía un tatuaje en el lado izquierdo
de su cara, que era

un…

—Pez —terminé por él—. ¡Dios mío! Era yo. Oh... por... Dios. —Enterré la cara en mis
manos y me incliné

hacia adelante, incapaz de manejar esto—. ¿Qué diablos voy a hacer?

—Dile a Hart la verdad —dijo Ten con un encogimiento de hombros despreocupado


como si pensara que era

así de fácil. Luego entrecerró los ojos—. Espera, ya has acabado con el carapescado,

¿no?

Fruncí el ceño como si estuviera loco. —¡Sí! Él resultó ser un imbécil mentiroso, infiel y
ladrón, así que sí...

ya se acabó. Completamente.

—Bien. Entonces confiésate con mi chico, y todo estará bien.

Todo estaría simplemente... bien, ¿Eh?

Sí, claro.

Dándole una mirada incrédula, dije—: ¿De verdad crees que sería tan fácil? ¿Él
simplemente... olvidaría que

he estado mintiéndole por casi dos semanas?


—Sí, yo nunca he entendido por qué mentiste para empezar. ¿Hay, como, una buena
razón para ello, verdad?

Suspiré. —Ni siquiera me escucharon en la audición cuando fui a intentarlo como una
chica. Así que tuve la

loca idea estúpida de vestirme como un chico para ver si eso hacía la diferencia, y
obviamente lo hizo. Las

cosas simplemente se hicieron una bola de nieve a partir de ahí. Cada vez que tenía una
pequeña oportunidad

de decir la verdad, pasaba algo que me hacía mantener la farsa un poco más, hasta que
ahora... ahora parece

demasiado tarde para decir cualquier cosa sin causar un gran problema.

Ten asintió mientras yo hablaba, como si entendiera y simpatizara perfectamente con mi


dilema. Pero luego

él levantó las manos. —Por lo tanto, espera... ¿fuiste a hacer la prueba como una chica?

Cuando asentí, él negó con la cabeza. —¿Por qué Hart no te reconoció entonces?

Avergonzada de admitir la verdad, agaché mi cara y murmuré—: Yo como que exageré


un poco al vestirme

para la ocasión. Tenía una peluca rubia de rockera, medias caladas y…

—Y te gusta, obviamente, ir de incógnito —concluyó.

Bajé los hombros. —En realidad no. Solo... esas dos veces.

—Lo cual fue suficiente para engañar completamente a mi chico.

—Oye —murmuré, frunciendo el ceño—. Nunca tuve la intención de engañar ni lastimar


a nadie.
Pero Ten ya no me prestaba atención. Una sonrisa nostálgica se dibujó en su rostro. —
Sabes, mi mujer

también se fue de incógnito para atraparme. Fue muy caliente... y una manera más eficaz
para ganar al chico.

O perderlo, en este caso, dije en mi cabeza.

—¿Qué me perdí? —dijo Asher, acercándose a nosotros desde el lado izquierdo de Ten al
tiempo que daba

golpecitos sobre la barra—. ¿De qué estamos hablando?

—Remy tiene algo que decirte —anunció Ten antes apretar el hombro de Asher y
alejarse.

Fruncí el ceño, deseando poder estrangularlo. Pero Asher ya se giraba hacia mí. —¿Qué
pasa?

—Yo... —Miré a sus ojos verdes y... me acobardé totalmente—. Debería irme. Es tarde.
—De hecho, miré la

hora después de eso y, vaya, era tarde. Casi la hora de cierre.

—Está bien. —Asher me sonrió y saludó con la mano—. Nos vemos en el ensayo de
mañana. Y gracias por

organizar esa caja.

Me deslicé del taburete. —Desde luego. —Entonces salí rápido del bar para poder llorar
todo el camino a

casa. Después de llegar a mi solitario apartamento —sin ninguna idea de donde se


encontraba mi

comprensiva compañera de piso para llorar con ella— tuve una fiesta de compasión en la
ducha, obsesionada
con el hecho de que nada de lo que hiciera a partir de ahora iba a tener un buen final feliz.

Hice la audición como forma de encontrarme a mí misma, para ser aceptada en una banda
por quién era yo, y

molestar a mi ex. Pero nada de eso había sucedido. Tuve que fingir todo el tiempo,
pretendiendo ser otra cosa

para encajar, y Fisher ni siquiera podía saber lo que estaba haciendo.

Ahora no tenía idea de por qué luchaba.

Un segundo, sí lo sabía. Ahora, mi principal objetivo era no hacerle daño a Asher.

Excepto que yo no tenía idea de cómo evitarlo, salvo seguir ocultándole la verdad.

Maldita sea, lo había jodido. A lo grande.

Mis dedos estaban arrugados y blancos para el momento en que cerré el grifo del agua,
diciéndome cuánto

tiempo estuve entretenida con mis problemas. Pero no podía evitarlo. Asher nunca iba a
querer verme ni

hablar conmigo de nuevo después de que se enterara.

Acababa de vestirme con unos pantalones cómodos y una camisola, saqué un poco de
helado de la nevera, y

estaba sumergiendo mi cuchara directamente en el recipiente cuando sonó mi teléfono.

Era Asher.

Claro. Porque mi conciencia culpable necesitaba oír su voz para que yo pudiera sentirme
aún peor.

—Oye, no te desperté, ¿verdad? —preguntó en cuanto respondí.


—No. En absoluto. —Metí la cuchara en el recipiente y puse de nuevo la tapa, como para
ocultar todas las

pruebas del festival de mal humor.

—Bien. —Dejó escapar un suspiro—. Esperaba que siguieras despierto, porque...


necesito un aventón... si

estás en la zona.

—¿Un aventón?

—Sí, mi moto arrancó y luego... murió, así que me quedé varado aquí solo en el
estacionamiento, y Ten ya se

fue. Lo habría llamado y molestado, pero tuve una imagen mental horrible de que él
despierta a Caroline cada

vez que llega a casa del trabajo, y yo no quería interrumpir, ya sabes, nada de eso.

Levanté mis cejas. —Ah, ¿pero sabías que no estarías interrumpiendo nada si me
llamabas a mí?

Se quedó callado un segundo antes de sisear—: Mierda. Lo siento. Si estás ocupado, voy
a llamar a…

—No, no. —Me reí y agité una mano—. Solo bromeo contigo. Estaré allí en unos
minutos.

Colgué y salté a la acción, demorando más tiempo de lo que yo quería para ponerme mi
equipo de Sticks.

Esta mierda no fue hecha para vestirse rápido. En mi prisa, rompí un poco de látex en la
nuca, pero esperaba

que mi cabello lo cubriera.


No es que importara; él ya sabía que yo llevaba una máscara. Solamente pensaba que
estaba grotescamente

desfigurado por debajo. Mierda... otra mentira que había añadido a mi plato.

Quince minutos más tarde, entré en el estacionamiento vacío en la calle de Forbidden


donde una sola figura

se apoyaba en una motocicleta de aspecto rudo, directamente bajo la claridad de una


farola.

¡Por Dios! Él montaba una motocicleta. Bueno, sí, lo había dicho cuando hablaba
conmigo, pero hizo falta

que lo viera para procesar realmente las palabras. Asher Hart conducía una motocicleta.

En ese segundo, se puso, como, cinco veces más sexy.

Tratando de bajar los humos, dejé escapar un suspiro y me detuve junto a él, bajando mi
ventana. —¿Aún no

arranca? —le pregunté.

Se irguió lejos de la moto y estiró la mano hacia la manija de la puerta de mi coche. —


No. —Después de

deslizarse en el interior, se desplomó en el asiento del pasajero de mal humor—. Descubrí


el problema. Se

cortaron los tubos de combustible.

Parpadeé y lo miré fijamente. —¿Se cortaron? ¿Te refieres a cortar, cortar?

Arqueó una ceja, haciéndome saber que no había otro tipo de corte.

Mi boca se abrió. —Mierda. ¿Quién lo haría... —Entonces me di cuenta—. Mierda.


¿Crees que fue tu padre?
Esa idea le hizo echarse hacia atrás, sorprendido. Me lanzó una mirada extraña. —No. —
Entonces negó con

la cabeza e hizo una mueca como si quisiera asegurarse a sí mismo que su respuesta
seguía siendo no—. ¿Por

qué sería él? Ya tuvimos nuestra confrontación. Todo lo que quería de mí era sus
reservas, algo que yo no

tenía. Así que dudo que alguna vez vuelva a saber de él.

Suspiré. —Tu testimonio lo puso en la cárcel, Asher. Por años.

—Sí, claro. Mi testimonio no hizo una mierda. Había suficientes pruebas y evidencias
para encerrarlo sin que

yo testificara.

Eso me hizo fruncir el ceño en confusión mientras ponía el coche en marcha, dejando a su
adorable bestia

muerta atrás. —Entonces, ¿por qué tuviste que testificar? —Parecía una gran cantidad de
estrés innecesario

para hacerle pasar a un niño.

Se encogió de hombros y se volvió para mirar por la ventana lateral. —No lo sé. Supongo
que los abogados

pensaron que mi yo de siete años de edad no se encontraba lo suficiente traumatizado


después de ver a mi

madre asesinada.

—Qué hijos de puta —le susurré concordando.

—Ciertamente, no era razón suficiente para que el anciano lleve a cabo una venganza de
dieciséis años en
contra de mí.

Me mordí el labio, tomando esa opción en consideración. Entonces recordé, estábamos


sentados en la

apertura del estacionamiento porque no tenía ni idea de dónde vivía. —¿Por dónde voy?

Alzó la mirada. —Oh, lo siento. Por aquí. Luego gira a la izquierda cuando lleguemos al
Grand.

Asentí y volví a la calle. —Entonces, ¿quién crees que lo hizo? —insistí—. Porque, ya
sabes, los tubos de

combustible no se cortan solos. Alguien obviamente lo hizo para ti.

Él arqueó una ceja impresionado. —¿Así que fueron tras mis tubos de combustibles? Eso
es como... un

arreglo de treinta dólares, y lo peor que podría haberme pasado con esto es que mi moto
no arrancara, que...

no arrancó. Si alguien lo cortó, podría haber hecho algo mucho peor. Probablemente esto
lo hizo algunos de

los chicos para meterse conmigo.

Hice una mueca. —No es una broma muy divertida.

Dejó escapar un suspiro de frustración y frotó su cabello antes de admitir—: Sí, yo


tampoco me estoy riendo. Ve hacia el norte.

Me giré, frunciendo el ceño ante sus direcciones. No nos dirigíamos hacia algún tipo de
zona residencial. La única

cosa en estas partes era un par de fábricas cerradas y condenadas a ser futuros almacenes.

¿Dónde diablos vivía?

Dijo—: Gira aquí. —Y dudé.


—Eso es un callejón —discutí.

—Sí, lo he notado.

Finalmente di la vuelta, sacudiendo la cabeza lentamente. —¿Vives en un callejón?

—Alquilo el sótano de este lugar. Y la única entrada es por este callejón.

—Espeluznante —murmuré, entrecerrando los ojos por la ventana ante la total oscuridad
que rodeaba el hogar de

Asher.

—Justo aquí —dijo, y me detuve, luego apagué el motor. Él me envió una mirada
divertida—. En serio, hombre.

Estoy bien. No tienes que acompañarme a la puerta. Mi viejo no está acechando en una
esquina, esperándome.

—Ya veremos eso —contesté, quitándome el cinturón de seguridad y abriendo la puerta.

—Lo que sea —respondió Asher, suspirando en derrota—. Puedes venir si quieres.
Aunque no hay mucho que ver.

Mi curiosidad acerca de este apartamento en el sótano, más mi preocupación sobre su


tubería de combustible

cortada, me impulsaron a seguirlo a través de la oscuridad hasta una puerta de metal


oxidado. Una farola en la apertura del callejón mostraba lo abollada que lucía la entrada, como si
varias personas hubieran tratado de patearla,

en múltiples ocasiones.

—Vigila por donde vas. No hay luz en la escalera. —Después de que abriera la puerta,
desapareció en el interior.

Respiré hondo, y miré para ver un resplandor suave desde el otro extremo, ayudando a
iluminar un poco mi camino,
así que bajé con cautela. Los escalones eran más empinados de lo que esperaba y la
madera crujía y gemía, pero por

la forma en que Asher las pisó, debían ser resistentes. Una vez que llegó a la planta baja,
encendió otra luz en su

apartamento y gritó—: ¿Mejor?

—Sí. Gracias.

Llegué a la puerta de su pequeño y ordenado sótano y me detuve a mitad de paso, así


podría quedarme boquiabierta

con asombro. Pero santa mierda, no era un basurero aquí abajo. Todo era pequeño, pero
la cocina en una esquina

parecía relativamente nueva, al igual que todos los muebles y…

Un estruendo de metal por encima de mí casi me hizo orinarme en los pantalones.

—¡Dios mío! —grité, agarrando mi pecho mientras me alejaba rápidamente de la pared y


me daba la vuelta para

mirar con miedo lo que escuché. Entonces me di cuenta de lo femenina que acababa de
sonar, así que me aclaré la

garganta y murmuré—: ¿Qué demonios fue eso?

Pero ya no podía ver lo que causó todo el estruendo. Asher reunió media docena de malla
metálica de jaulas y de

alguna manera las puso en la pared por encima de la puerta. Luego unió tubos cortos de
aluminio entre ellas para

que la criatura pudiera viajar desde una jaula a otra.

—Eso… —anunció Asher, apoyado en las puntas de sus pies para alcanzar el seguro de la
jaula más cercana—. Es
Mozart.

Un destello de piel marrón se lanzó más allá de él tan pronto como la puerta estuvo
abierta, y el animal en el

interior saltó, aterrizando cerca de tres metros en la parte trasera del sofá de Asher antes
de saltar y rebotar por el

suelo hasta desaparecer bajo la cama.

Señalé hacia la cama, entrecerrando los ojos, porque no podía estar absolutamente segura
de que acababa de ver lo

que realmente vi. —Esa era una ardilla.

Asher sonrió con orgullo. —Lo sé, es verdad. Bastante genial, ¿eh? Fui a todas las tiendas
de mascotas en la ciudad,

en busca de una, hasta que me encontré con él. Supongo que era un caso de rescate, lo
encontraron con una pierna

rota en el parque un día. Después de sanarlo, no parecía seguro dejarlo volver a la vida
salvaje, a pesar de que

parece haber sanado bien. Sus clientes lo habían devuelto tres veces antes de que yo
llegara, porque él jodidamente

arañaba a todos sus otros propietarios. —Asher se encogió de hombros como si no


pudiera entender por qué una

ardilla arañaría a alguien—. Pero he aprendido que si sólo no tratas de tocarlo y le das su
espacio, él está bien.

Negué con la cabeza, tratando de superar el hecho de que Asher Hart tenía una ardilla
mascota. Pero luego ondeé

una mano y dije—: Quiero decir, sí… ¿por qué alguien compraría una mascota, pensando
que en realidad podrían
tenerlo de mascota y acariciarlo?

—Cállate, sabelotodo. —Asher sonrió y negó con la cabeza mientras se movía a la cocina
para abrir algunos

armarios y sacar un puñado de cacahuetes. Inmediatamente, la cabeza de Mozart apareció


de debajo de la cama, con

la nariz retorciéndose mientras observaba a Asher tirar los cacahuates en varias partes de
la habitación—. Me gusta

porque es genial como el infierno verlo. Las ardillas son genios. Sólo mira.

Lanzándose fuera de su escondite, Mozart saltó e hizo de su objetivo recuperar todos y


cada uno de los cacahuates,

todo el tiempo haciendo imposible para cualquier humano acercarse a él.

—Bastante genial —tuve que admitir, poniendo las manos en mis caderas mientras veía a
Mozart desaparecer de

nuevo bajo la cama de Asher, una cama tamaño King de aspecto cómodo con las mantas
arrugadas como si acabara

de arrastrarse de las sábanas blancas.

Maldita sea, no debería mirar su cama. —Personalmente, habría ido por un perro o un
gato —dije, obligándome a

dejar de tener pensamientos traviesos de lo que me gustaría hacer en la cama con su


dueño. Totalmente podríamos

asustar a Mozart hasta que tuviera un ataque al corazón con todos los pensamientos que
corrían por mi cabeza—.

Ya sabes, algo que en realidad pudiera tocar, pero sí, está bien.
Asher negó con la cabeza. —Sólo porque no puedo tocarlo no quiere decir que no deba
ser cuidado y amado —

discutió—. Lo juro, esas son las almas que más necesitan un poco de atención.

Parpadeé hacia él, dándome cuenta que hablaba de sí mismo. Quizás. Sin embargo, le
ajustaba. Después de que me

confesó en Chicago que le gustaría tener una relación con alguien, se me ocurrió que no
tenía a nadie a quien

tocar… y eso parecía ser lo que más deseaba.

No era lo bastante afortunada para ser capaz de tocarlo —realmente tocarlo— pero decidí
en ese mismo momento

que le daría un poco de atención, porque podía seguir siendo su amigo.

—¿Por qué el nombre Mozart? —pregunté.

—Porque también el Mozart original era un genio. Ya sabes, él sólo tenía catorce años
cuando escribió su primera

ópera. Una maldita ópera.

Arrugué nariz. —¿Por qué siquiera sabes algo así?

Se encogió de hombros. —Lo encontré en internet una vez, cuando buscaba sitios de
música. Y leía un artículo

sobre él una noche, e hice clic en su música. Hizo que la ardilla se durmiera… así que, lo
nombré Mozart.

Miré a la rata de árbol con cautela cuando se asomó por debajo de la cama para vigilarnos
como si supiera que era

el tema de discusión. Sus pequeños y brillantes ojos marrones lucían sabios, pero aun así
nerviosos.
—Está bien, puedo notar por qué te lo quedaste. —Entonces miré a Asher, frunciendo el
ceño—. Dijiste él,

¿verdad? ¿Es una ardilla chico?

Asher frunció el ceño antes de admitir—: Oh, diablos, supongo que realmente no lo sé. Él
nunca me deja acercarme

lo suficiente para mirar.

—Así que, ¿él podría ser un ella?

Rodó los ojos. —Sólo diré que es un él. Le queda.

Moví un dedo. —Nunca deberías asumir esa mierda, sabes. —Yo era una prueba
viviente.

Asher se rió y movió una mano hacia mí. —Lo que sea, idiota. Como puedes ver, mi papá
no está escondido con un

machete, una pistola, o una motosierra. Estoy perfectamente a salvo aquí con mi salvaje
ardilla mascota. Así que…

Sabía que era mi señal para irme. Pero me sentía mal por abandonarlo, a pesar de que era
tarde y probablemente quería ir a dormir… en ese colchón de aspecto cómodo. Seguía repitiendo
sus palabras en mi cabeza, sintiendo

como si fuera una indirecta de un hombre solitario. Así que cuando bajé la vista y vi el
juego de Play Station sobre

su mesa de café, jadeé y me agarré el pecho. —Tienes la nueva edición de Black Ops 3.
Santa… mierda. Eso es tan

genial. Sólo tengo la versión original y la versión zombi.

Asher arqueó las cejas con interés. —¿Juegas Call of Duty?


Le envié una mirada para hacerle saber que se encontraba loco por incluso preguntarlo.
—Oh, demonios sí. Mi

primo Big T, Tomás, oficialmente se ha negado a jugar contra mí. El pequeño niño
llorón. Le he pateado el culo

demasiadas veces, supongo.

—Oh, entonces crees que eres bueno, ¿eh?

—¿Creer? —Solté un bufido y le envié una mirada desafiante—. Cariño, no sabes lo que
es una paliza real hasta

que eres vencido en Call of Duty… por mí.

Tan pronto como dije las palabras, recordé que él sí sabía lo que se sentía ser golpeado…
por sus padres. Tragando,

lo miré para asegurarme de que no había tocado un punto delicado, pero sólo sonrió. —
Desafío aceptado, imbécil.

Estás dentro.

Así que jugamos por el resto de la noche y hasta la madrugada. Él no lo hacía mal, y ya
que nunca jugué esta

versión antes, tuve un poco de aprendizaje con el que ponerme al día. Pero tan pronto
como entendí el programa, le

pateé el culo. Y cada vez, exigía la revancha.

No tenía idea de cuánto tiempo jugamos. Después de un rato, nos trajo aperitivos y
bebidas. Pero me divertí mucho,

simplemente pasando el rato con él, que me olvidé de comprobar la hora. Eventualmente,
me desmayé agotada en

su sofá.
25

Asher
Estaba comiendo una manzana para el desayuno —una que había comprado para
Mozart—, cuando la

llamada vino a través de la mañana siguiente. Sabía que debería dejar de comer la fruta de
mi mascota. Todo

lo que había leído decía que las ardillas necesitaban una dieta balanceada de frutas y
vegetales, junto con

plantas y nueces. Pero las nueces parecían ser sus favoritas, así que lo consentía en esa
área. Además, algunas

de las frutas estaban empezando a dañarse, así que… me imaginé que podría comérmela
antes de que fuera

demasiado tarde.

Nunca había sido de esos que comieran frutas antes. Estaba como acostumbrándome a
ello, sin embargo. En

realidad podría acostumbrarme a las comidas sanas.

—¿Hola? —repondí el número desconocido con la boca llena.

En el sofá, Remy se movió y se incorporó, su cabello falso saliendo por todos lados
mientras me miraba sobre

la parte de atrás de mi sofá con ojos inyectados en sangre.

Le hice señas, solo para dar un golpecito con mi pie y darle la espalda después de que el
hombre en la otra
línea se presentara a sí mismo. Entusiasmo corrió a través de mí.

—¿En serio? —dejé escaper sin querer.

El hombre rió antes de dejarme saber cómo de serio era. Después de eso, discutimos a
fondo unos pequeños

detalles antes de que colgara y girara alrededor para compartir las noticias con Sticks.

—¿Qué? —preguntó él inmediatamente, saltando del sofá con una mirada de


impaciencia—. Tenemos otro

concierto, ¿no?

Asentí. —Aquí en la ciudad en el Grenada. El próximo sábado. Santa mierda. —Ese fue
el primer lugar en el

que intenté conseguir un concierto para NonCastrato

hace un año cuando habíamos empezado. Ahora, el tipo

me estaba llamando y rogando por nosotros. Oh, esto era dulce justicia.

—Maldición —dijo Sticks, haciendo un pequeño baile que me hizo reír.

—Y así comienza —dije dramáticamente, preguntándome por todos los lugares que
conseguiríamos después

de esto. Las cosas definitivamente estaban luciendo bien para la banda.

Le ofrecí el puño y lo tocó antes de suspirar como si refrescara. —Eso es tan genial. Es
como… un sueño

hecho realidad para mí. Todavía no puedo creer que ustedes chicos me dejen estar en el
grupo a veces. Es

solo que es… surreal. E increíble.


Ignoré su alabanza. —Honestamente, tú tienes puro talento. Estoy seguro de que habrías
podido entrar en

cualquier banda que quisieras.

Él bufó. —Piensa otra vez. Este ha sido mi anhelo por años. He intentado en más lugares
de los que te

imaginas.

Fruncí el ceño. —Entonces, ¿por qué no haz… —Mis cejas se alzaron—. ¿Estás diciendo
que te han

rechazado porque eres gay? —Qué idiotas han sido los de la oras bandas.

Una mirada inquieta cruzó su cara. Luego, inclinó su cabeza y se rascó la nuca antes de
decir—: más o

menos, si… es porque prefiero a chicos. —Alzó la mirada y profunda apreciación llenó
su mirad—. En serio,

Asher, no tienes ni idea que regalo me has dado, no solo por la oportunidad de estar en
NonCastrato,

pero… solo por aceptarme.

—Ey —dije suavemente, queriendo agarrar su hombro o, no sé, de alguna manera


convencerlo de que era

importante para mí—. A la mierda aquellas personas que se rehusaron a mirar más allá de
la superficie y ver

a la grandiosa persona que eres. En realidad, sabes qué, esto feliz de que fueron todos
idiotas, porque su

pérdida fue nuestra ganancia. Tocar en la banda contigo y llegar a conocerte ha sido… ha
sido bueno.
Los ojos de Remy brillaron como si fuese a llorar.

Mierda, esperaba que no llorara. Me ponía lo suficientemente incómodo alrededor de


chicas que lloraban, de

ninguna manera sabría cómo manejar a un tío llorando.

Pero todo lo que dijo fue—: Gracias. —Antes de aclararse la garganta y mirar alrededor
del apartamento—.

Pero maldición, no puedo creer que me quedé dormido en tu sofá. ¿Qué hora es, de todas
maneras?

—Son las diez y cuarto.

Sus ojos se desorbitaron. —¡Mierda! Estoy tarde para el trabajo. Ah… me tengo que ir.
—Él empezó a

retroceder, luego pausó como si necesitara mi permiso o algo.

Me reí y lo despedí. —Vete, hombre. Y lo siento por eso. Te hubiese levantado más
temprano si hubiera

sabido. Debí haber preguntado.

—No hay problema. —Tomando sus zapatos que se había quitado en algún punto en
nuestras batallas de Call

of Duty, corrió hasta el hueco de la escalera, ondeando sus dedos hacia Mozart una vez
más metido en su

cueva mientras se iba.

—Te veo en la práctica —grité detrás de él, sonriendo por su agitada salida.

—Sí, nos vemos —su voz resonó hacia abajo en las escaleras.

Una vez que la puerta se cerró detrás de él, mi sonrisa murió. La habitación de repente se
sintió bastante…
vacía. Ni siquiera mi ardilla traqueteando alrededor en su jaula pudo llenar el vacío.

Dejando salir una respiración, decidí que tenía otras cosas por las que preocuparme. Una
línea de combustible

que reemplazar, un nuevo concierto que planear, música para nuestra nueva canción que
componer.

Ocupado, ocupado, ocupado. No tenía tiempo para sentirme solo.

—Hermano —siseó Remy en mi oído, agarrando mi brazo fuerte—. No dijiste nada sobre
Fish ’N’ Dicks

estando aquí esta noche.

Habíamos llegado al Grenada donde la banda que Stick había mencionado ya estaba en el
escenario tocando.

—Sí, lo hice. Dije que otros grupos estarían tocando esta noche antes de nosotros —grité
sobre el sonido a

todo volumen.

—Pero no especificaste que Fish ’N’ Dicks’s sería uno de ellos.

Le fruncí el ceño, preguntándome por qué sonaba tan molesto. Luego me encogí de
hombros. —No veo el

gran problema. Su canción ‘Tomorrow’s Promise’es patea traseros.

Ese comentario pareció atrapar fuera de guardia mi baterista antes de que dijera—: ¿En
serio? —Como si

acabara de elogiar su vestuario. Entonces de repente enderezó sus hombros y se aclaró la


garganta—. Su

cantante principal es un imbécil.


Solo me reí. —Si los imbéciles me molestaran, nunca habría hecho na banda con Gally en
ella.

—¿Eh? —Gally miró, sólo escuchando su nombre.

Remy miró al bajista y rápidamente se volvió a mí. —Buen punto. —Y se calló sobre ello
de ahí en

adelante... hasta que realmente nos topamos con la otra banda detrás del escenario
mientras iban saliendo y

nos preparábamos para ir después de que el segundo grupo cantó.

Sí, dije eso correcto. Teníamos la gran actuación gran final. Booyah.

—Bueno, bueno, bueno, si no es NonCastrato

—dijo el cantante cuando nos vio a los cuatro juntos. Creo que

su nombre era Fisher algo, pero por el momento, su nombre me se escapó—. ¿Es Hart,
cierto?

Cuando asentí, no dejándole saber de vuelta que no recordaba su nombre, simplemente


dije—: Ey, hombre.

¿Qué pasa?

Él deslizó su mirada a Remy, que se sentía tenso junto a mí. —No hay mucho. Escuché
que tuvieron que

conseguir un nuevo baterista. Él último hizo... ¿Qué otra vez? Fue a la cárcel por quemar
a toda su familia en

un incendio, ¿era él?

—Él estaba preguntando donde vivías, también —escupió Remy de vuelta.

Gally comenzó a ulular por su respuesta, que consiguió que Holden se riera también.
Le di a Remy una mirada de compórtate, pero él estaba ignorándome, estrechando sus
ojos en el hombre con

el tatuaje de pescado ocupando la mitad de su rostro.

—¿Quién coño eres tú? —exigió Chico Pescado, frunciendo el ceño a mi baterista.

Y mi baterista frunció el ceño de vuelta. —Ninguno de tu maldito negocio.

Los dos caminaron hacia el otro como para empezar a pelear allí, así que puse mi mano
entre ellos. —Ey, ey,

ey. Estamos aquí para tocar esta noche, amigos. No pelear.

Remy inmediatamente soltó un aliento y se retiró, pero el otro tipo se mantuvo


mirándolo.

—Tu baterista tiene un problema serio de actitud.

—Él está bien —le aseguré, palmeando su pecho para enviarlo en su camino—. Buen
trabajo esta noche.

Finalmente pacificado, cara de pescado nos olió y giró lejos gruñendo.

—¿Qué demonios? —le siseé a Remy tan pronto se fue. Generalmente era de Gally que
debía preocuparme

por actuar y entrar en una pelea.

Él se encogió de hombros y miró lejos. —Odio a ese bastardo —murmuró.

Levanté mis cejas. —Y realmente lo conoces, porque él no parecía conocerte.

Remy me miró. —Yo…yo conozco a una muchacha que salió con él... y salió
magníficamente jodida por él.

Para decir lo menos, yo no soy un fan.


—Bien, bien, —cedí—. Solo avísame la próxima vez que te pongas todo bocazas con una
banda contraria, así

estaré preparado.

—Bueno, si hubiera sabido que iba a estar aquí…

—Bien. Bien. —Levanté mis manos—. Y te advertiré si alguna vez tocamos en el mismo
lugar con ellos otra

vez.

—Gracias. —Me dio una última mala cara y eso fue todo.

Tuvimos nuestro turno en el escenario, tocamos nuestros corazones fuera y dejamos a la


multitud gritando y

pidiendo por más. Gally, Heath y Remy se fueron al cuarto de atrás que nos había sido
asignado para la

noche, el dueño del club me detuvo con un pago en efectivo.

Me sonrió en el dinero y le dije que nos encantaría volver de nuevo cuando nos invitara.
Traté de no

preocuparse por mis amigos Prohibidos. Todos los chicos habían pataleado y gemido
cuando supieron que no

iba a estar ahí de nuevo para otra noche de karaoke. Odiaban tener que lidiar con las
cuestiones técnicas, con

las que generalmente yo lidiaba.

Pick les había dicho a todos que se callaran porque mis nuevas presentaciones eran
grandes oportunidades

para mí, pero me preocupaba de él también. Me había ayudado a empezar, dándome más
oportunidades que
cualquier persona, y aquí me sentí como si lo estaba abandonando.

Yo sabía que él no quería que yo fuera así, sin embargo. Era extraño tener a un miembro
de la familia que

sólo quería lo mejor para mí. Me hizo desear poder hacer más por él.

Sacudiendo esos pensamientos lejos, me apresuré hacia los chicos, que parecía ya estaban
enlucidos mientras

pasaban alrededor una botella de Grey Goose que había quedado en la sala.

—Y ahí está el hombre de la hora —llamó Remy, levantando la botella en


aclamaciones—. Todos por Asher

Hart. —Él hizo el sonido de una multitud rugiente antes de tomar un gran trago.

—Míralo, bastardo codicioso —se quejó Gally, robando el trago de vodka a medias, así
que Remy acabó

derramando algo por su barbilla.

—Hijo de puta —le dijo a Gally mientras se limpiaba el dorso de su mano sobre el
residuo. Entonces sonrió

con ojos vidriosos hacia mí—. ¿Qué pasa, jefe?

Ninguna idea por qué me llamó jefe, pero levanté el dinero que habíamos hecho y me
abaniqué la cara con él.

—Es día de pago —anuncié.

—Malditamente correcto —abucheó Gally, empuñando la mano en el aire—. ¡Dame mi


dinero!

Puesto que el único lugar disponible para sentarse era un asiento final en el sofá junto a
Remy, donde
esparramado, prácticamente por toda la maldita cosa, empujé a un lado sus piernas con mi
rodilla y me senté

junto a él.

Me sonrió y metió un Twizzler entre sus dientes.

Jalando la parte libre que cuelga del palo Twizzler, tomé un bocado grande desde el lado
opuesto y comencé a

masticar. —El manager nos invitó nuevamente el próximo mes si nos interesa. Dije que
lo estábamos.

—Infierno sí, lo estamos —dijo Gally mientras que Holden asintió.

Remy estaba demasiado ocupado frunciendo el ceño a la tira de dulces que le había
robado. Sacando su mano

para robar de vuelta, gruñó cuando fui más rápido, tomándolo de mi propia boca y
sosteniéndolo

burlonamente hacia él. Entonces realmente lo hice; lamí toda la longitud, extendiendo mis
gérmenes así que

él no podía tomarlo de vuelta sin ser asqueroso.

—Já —cantó triunfalmente—. Lamido, por lo que es mío. —Eso fue venganza por patear
mi culo en Call of

Duty.

Él frunció el ceño. —¿De veras? ¿Cuán maduro es eso? —Entonces, él movió sus cejas—
. Ahora, sólo lo

quiero más.

Mientras dejé salir una risa y casi ahogado en mi Twizzler, Gally silbó—, enfermo,
hombre. Eso es asqueroso. No coqueteo permitido aquí, queer(1).
—Lo que sea —murmuró Remy, inclinándose hacia adelante para encontrar el bolso por
un nuevo palo de

Twizzler—. Estás simplemente celoso porque no fue a ti.

—Wow —dijo Gally mientras arrancaba su parte del dinero de mi mano—. Totalmente
no era el caso. En

serio, sin embargo, ustedes dos tortolitos que se volvieron muy afables desde su
alojamiento juntos en

Chicago."

—Sí. —Dejando escapar un suspiro grande, de ensueño, Remy presionó una mano en su
pecho y agitó sus

pestañas hacia mí—. Nos unimos. Fue hermoso.

—Jesús, Sticks. —Frunció el ceño hacia él—. ¿Qué tan borracho estás?

Soltó una risa ronca y me sopló un beso. —Tengo tres hojas al viento, bebé.

—Sí, puedo decir. —Señalé a Heath, indicando que tirara la botella de vodka que ahora
estaba en su poder

hacia mi camino—. Parece que voy a tener que consumir para ponerme al día.

(1)Término que se refiere a las personas de orientación homosexual.

26

Remy
Después de que Asher tomara un buen trago del Grey Goose, y luego otro, dividió el
resto del dinero entre
tres, por lo que Heath, él y yo tuvimos partes iguales. Se me ocurrió que él debería tomar
más. No sólo que

hiciera doble turno en la banda, cantara, tocara un instrumento, y escribiera todas nuestras
canciones, también

actuó como nuestro mánager, organizando todos nuestros conciertos y el cuidando de la


parte funcional de

NonCastrato.

Odiaba admitirlo, pero lo admiraba bastante.

Media hora más tarde, no odiaba admitirlo tanto. Estaba malditamente deseosa de hacerlo
mientras le colgué

un brazo borracho por encima del hombro y murmuré—: Hombre, te admiro bastante.
Cantante increíble,

músico increíble. Compositor asombroso y cuerpo aún más asombroso con un culo al que
quiero hincarle el

diente. ¿Hay algo en lo que seas malo?

Se apoyó pesadamente contra mí, teniendo tantos problemas sentándose recto como yo.
Después de

entrecerrar los ojos como si estuviera perdido en sus pensamientos, admitió—: No puedo
distinguir la

izquierda de la derecha.

—Maldita sea. —Mi sonrisa era descuidada y orgullosa—. ¿Quieres decir que, en
realidad, yo sé algo que tú

no?
—Deberías haberlo visto tratando de bailar el hokey pokey en un banquete de boda una
vez.

Sonreí hacia donde Gally mientras él se reía por el recuerdo. —Fue en la boda, donde el
primo de Holden

aquí se casó y... —Le sonrió a Heath—. Oye, ¿recuerdas cuando yo solía tirármela, hace
un tiempo? Hombre,

ella era sexy.

—Sí —dijo Holden con un seco ceño fruncido—. Lo recuerdo.

—Tenía una boca hecha para follar. Además, a ella le gustaba tragar.

—Creo que voy a enfermarme —le dije a Asher, quien se echó a reír.

—Lo digo en serio. —Gally frunció el ceño, pateándome en la rodilla—. Sólo cállate, gay
de mierda. Las

bocas de las mujeres se hicieron para las pollas de los hombres. Te lo estoy diciendo...
porque tú no podrías

saberlo, nada es tan bueno como una mamada bien dada. Y... ahora quiero una vagina.

Se tambaleó sobre sus pies. —¿Quién está conmigo? ¿Por qué seguimos aquí sentados
como un grupo de

perdedores cuando hay algunas perras de primera y medio desnudas por ahí? Vamos a
encontrarnos alguna

vagina.

Heath se paró de primero, y Gally lo animó, dándole palmaditas en la espalda,


felicitándolo. Entonces se giró

hacia Asher.

—¿Y tú, Hart? Ven a cazar chicas con nosotros. Solo esta vez.
Asher en realidad pareció considerar la oferta antes de que se encogiera de hombros y
empezara a arrastrarse

fuera del sofá. —Bueno.

—¿Qué? —Lo miré, pero él no me estaba prestando atención, demasiado ocupado


tratando de mantenerse

erguido.

Gally chasqueó la lengua hacia mí. —Lo siento, chico gay. Supongo que eso te deja
fuera.

—No, Remy todavía puede venir —alegó Asher, haciéndome señas para que los
siguiera—. Él puede ser

nuestro celestino.

Hice una mueca, de repente no tan borracha como me había encontrado hace unos
segundos. Pero la idea de

ayudar a Asher a conseguir una chica me dejó mal del estómago, con ganas de vomitar
todo el alcohol que

había bebido.

—O tal vez puede conseguirse su propio chico —añadió Asher, enviándome una sonrisa
alentadora.

Le envié una pequeña sonrisa. —Claro, cuenten conmigo.

¿Cuenten conmigo? ¿Qué demonios estaba diciendo? No quería verle levantar chicas. Y,
sin

embargo, no podía dejar de venir. Me preocuparía toda la noche, pensando en quién había
escogido, lo bonita

que era, lo divertida y…


—¡Muy bien! —animó Asher, golpeándome en la espalda antes de que ponerme el brazo
por encima de mi

hombro y conducirme torcidamente fuera de la habitación.

Mientras Heath y Gally continuaron por delante de nosotros, me incliné, haciendo una
mueca cuando hice

que Asher estornudara. Pero todavía tenía que murmurarle al oído—: Pensé que dijiste
que no te gustaban los

rollos de una noche.

Aunque mi voz fue lo suficientemente discreta, él dijo entre dientes—: Shh. —Y puso un
dedo en sus labios

—. No me gustan. Pero estoy caliente, desesperado y lo suficientemente borracho para no


preocuparme por

cómo de horrible y de más solo me sentiré después.

Arrugué mi frente y abrí la boca para discutir, pero la mirada que me envió estaba llena
de un doloroso deseo

que sabía que yo no podía llenar con un par de rondas de Call of Duty.

—Necesito esto, Sticks —confesó—. Necesito… algo.

Sabía exactamente lo que necesitaba. Necesitaba ser tocado.

Entonces, como para limpiar toda la miseria en sí mismo, sonrió y golpeó su cuerpo
contra el mío. —Y quién

sabe. Tal vez realmente conozca a mi alma gemela por ahí.

Dios mío, esperaba que no. Verlo llevar a casa a un rollo de una noche sería bastante
malo; verlo caer en una

relación sería con otra mujer... sí, sólo mátame ahora.


Lo juro, todas las mujeres en el edificio también podrían oler su necesidad. Tan pronto
como desalojamos la

sala de atrás y entramos en la parte principal del bar, ellas acudieron a él, tocándolo,
elogiándolo, dirigiéndole

sus sonrisas malvadas y de brujas zorras.

Fui separada de él cuando se apiñaron, y mientras el espacio entre nosotros creció de un


metro a diez, supe

que él se hallaba perdido para mí. Quería ahogarme en más alcohol, pero entonces... yo
solo no pude. Fui al

bar y ordené agua antes de regresar a la periferia de la multitud de fans, mirando sin
poder hacer nada.

Después de un par de sorbos, me puse a pensar que la suerte podría estar de mi lado.
Asher fue apartándolas

cortésmente a todas. Y mientras la multitud decepcionada y rechazada se alejaba una por


una, mi espíritu se levantaba. Si esto continuaba, su propia meticulosidad salvaría toda mi noche.

Asher se desplomó a mi lado, con el ceño fruncido. —¿Cuáles son las probabilidades de
que una mujer en

este lugar no sepa que estoy en una banda?

—Oh, alrededor de cero a nada —le aseguré, sintiéndome mejor al segundo.

Frunció el ceño hacia mí. —Gracias, imbécil —dijo entre dientes—. Eso me hace sentir
mucho mejor.

Me reí y le di una palmada en el brazo. —Sólo fui honesto, mi amigo.

—Bueno, yo podría usar una buena mentira en este momento. Así que si fueras tan
amable… Uh. —Cayó
desbocado hacia mí mientras alguien tropezaba con él desde atrás.

—Oh, lo siento mucho. No te vi —soltó una chica, con los ojos muy abiertos y tapándose
la boca con la

mano—. ¿Se encuentra bien, señor? ¿Derramó su bebida?

—No, está bien. Nos encontramos bien. —Asher me miró para asegurarse de que me
hallaba bien, y entonces

se giró hacia la mujer—. ¿Estás bien?

Ella se pavoneó y le tendió una mano. —Bueno, ahora lo estoy. Me llamo Tamra.

—Asher —saludó, agitando su mano.

Ella frunció las cejas antes de inclinarse hacia adelante y decir—: ¿Archer?

—No. Es Asher —dijo él un poco más fuerte.

—Oh, bueno. —Ella sonrió y mantuvo su mano en la de él—. ¿Has venido a ver a las
bandas tocar, Asher?

Sus cejas se levantaron. Entonces me envió una sonrisita de suficiencia, como si dijera:
de cero a nada,

¿eh? Y se volvió de nuevo hacia Tamra... la puta.

—Algo así —respondió él—. ¿Viniste a escucharlos?

Cuando empezaron una conversación sobre las bandas de esta noche y la música en
general, rodé mis ojos y

me alejé, enferma, disgustada y malditamente herida.

Iba a levantarse a esta. Simplemente lo supe.

Lo odiaba, y, sin embargo, no podía hacer nada al respecto.


Debería haberme ido entonces. Sabía que debería haberlo hecho. Pero yo sólo tenía que
torturarme. Tenía que

ver cómo ocurría todo.

Ellos estaban congeniando totalmente. Asher andaba tranquilo, pero me di cuenta de que
ella le gustaba.

Quiero decir, él no coqueteó con ella ni la miró de la forma en que me miró cuando me
sorprendió en la

ducha—un pequeño consuelo que amplifiqué en mi mente—pero era suficiente. Se


hallaba borracho y lo

suficientemente desesperado para llevarla a casa.

Cuando ella anunció que tenía que ir el baño y que enseguida regresaba, él se giró hacia
mí y me lanzó un

pulgar hacia arriba, así como una sonrisa que parecía decir: tenemos una ganadora.

No le regresé la sonrisa. En vez de eso, salté de mi taburete. —También tengo que hacer
pis.

Su sonrisa murió. —Uh... de acuerdo.

Alejándome de él y sin poder seguir mirando a la expresión esperanzada y emocionada en


su rostro, me

apresuré hacia los baños. Había un pequeño rincón antes que separaba a los baños de
hombres y mujeres.

Cuando entré, ignoré por completo el lado de los hombres. En cambio, me incliné y me
quité la máscara.

Cuando me enderecé y sacudí mi cabello, un chico que acababa de entrar en el rincón y se


detuvo congelado,
mirándome boquiabierto. —Amigo —dijo, levantando las manos y rodeándome antes de
que él pudiera

escapar hacia el lavabo.

Ni siquiera me importó que me hubieran atrapado. Me encontraba demasiado borracha, o


celosa, o algo así,

para pensar en ello. Corrí al baño de mujeres y me detuve cuando vi a Tamra con unas
amigas, esponjándose

el cabello en la pared de espejos encima de los lavabos.

—Eres una perra suertuda —dijo una, golpeando el brazo de Tamra—. No puedo creer
que estés a punto de

conseguirte a Asher Jodido Hart.

—Lo sé, cierto —Tamra rio y se mordió los labios para hacerlos ver más llenos.

Respiré y presioné mi espalda contra la pared justo dentro de la puerta.

Pero no podía creerlo. Ella ya sabía quién era él. Él nunca le dijo su apellido.

Dios, por supuesto que ella ya sabía quién era. Solo que era mejor en el juego que el resto
de las mujeres

ignorantes de allá afuera.

Esto era exactamente lo que Asher no quería. Y, sin embargo, una fanática estaba a punto
de meterse en sus

pantalones con engaños de todos modos. Tenía que advertirle, pero... ¿cómo?

Oh, nunca vas a creer lo que acabo de oír en el baño de mujeres, ¿Ash?

Sí, es funcionaría de maravilla


Queriendo llorar, me alejé de la pared y fui hacia un cubículo vacío. Tamra y su grupo me
vio y me ofrecieron

sonrisas tentativas.

—Me encantan las rayas púrpuras —tuvo el descaro de decirme.

Le envié una sonrisa asqueada. —Gracias. —Mi cabello era un desastre, lo sabía. Estuvo
atrapado bajo la

máscara durante horas y probablemente se hallaba enmarañado y sudoroso, pegado a mi


cabeza en la manera

más antinatural.

Escapando hacia un cubículo, me senté y abracé a mis costillas, con ganas de llorar.

Fuera de mi puerta, una de las zorras preguntó—: ¿Crees que te llevará de vuelta a su
casa o alquile una

habitación un motel en alguna parte?

—Como si importara. Me conformaría con el asiento trasero de su auto si eso es lo que


quisiera.

Es una motocicleta, perra. Conduce una motocicleta, no un auto.

Y entonces me imaginé a él tomándola en su moto y tuve que cerrar los ojos fuertemente
y presionar mis

labios para no llorar.

—Con tal de que no vayamos a mi casa —arrulló Tamra, comenzando a sonar demasiado
petulante.

Sus dos amigas se rieron antes de que una dijera—: Sí, estoy segura de que tu marido y
tus dos hijos tendrían
un pequeño problema contigo acostándose con Asher el dios del rock Hart en el sofá del
salón.

Mis ojos se abrieron mientras las otras dos se le unieron, riendo.

¿Qué dijo?

Oh, de ninguna maldita manera. ¿La zorra estaba casada? Poniéndome en mis pies,
intento abrirme paso

desde el baño, sólo para encontrarlo bloqueado. Así que titubeé un segundo antes de que
pudiera escapar, y sí,

en el momento en que fui libre, las tres mujeres se habían ido, sólo sus risitas tontas de
culos casados

haciendo eco alrededor del baño detrás de ellas.

Comencé a seguirlas, abriéndome camino desde el baño. Pero tan pronto como llegué al
rincón del baño vi a

Asher dirigiéndose a mi camino.

Y él me vio. Al mismo momento en que sus ojos se abrieron mucho y su boca redondeo
en una O por la

sorpresa, me acordé de que me había olvidado de ponerme mi máscara de nuevo.

Moviéndome rápido, me escondí detrás de un grupo de tres chicos que pasaban justo
cuando oí a la voz de

Asher gritar—: Oye, espera.

Me agaché detrás de mi escudo ignortante hasta que pasamos por una puerta, a la que le
extendí la mano y

traté. Cuando se abrió, pasé dentro del espacio oscuro, sin tener ni idea de si era una
oficina, un cuarto de
suministros o qué. Con miedo de encerrarme totalmente dentro sola, me quedé con la
puerta entreabierta y fui

capaz de mirar hacia fuera desde mi escondite oscuro.

—Hijo de puta —le susurré cuando vi a un determinado Asher caminar hacia mí como si
supiera donde

estaba escondida.

Pero Tamra lo encontró, agarrando su brazo y preguntándole a dónde se dirigía.

Echó un vistazo a la puerta agrietada desde la que yo miraba a escondidas. —Yo... Yo


creí haber visto a

alguien que conocía. ¿Has visto a una chica? Um… tal vez latina, pelo largo y oscuro,
reflejos púrpuras.

—¿Reflejos púrpuras? —dijo Tamra, su sonrisa congelándose. Luego sacudió la


cabeza—. No, estoy segura

de que no la vi. Lo lamento.

¡Por Dios!

¡Mentirosa!

Bueno, yo era una mentirosa peor de lo que ella era. Pero ella trataba de llevarlo con
engaños a la cama. Eso

estaba solo mal.

Después de que ella le instara a alejarse, agarrándole el brazo para dirigirlo de nuevo
hacia la dirección de

nuestra mesa, él le lanzó una última mirada nostálgica a mi puerta, pero luego se dio la
vuelta.
Solté un suspiro atronador, conté hasta diez, luego me puse mi máscara tan rápido como
fue humanamente

posible, con la esperanza en Dios de no tenerla torcida. Entonces me fui de mi escondite y


corrí de vuelta a la

mesa también.

De ninguna manera podía dejar que esa puta le hiciera esto a mi Asher.

Los alcancé justo a tiempo. Los dos estaban de pie, Tamra se deslizaba la correa de su
bolso en el hombro

como si estuviera a punto de irse, y Aser arrojaba algo de dinero sobre la mesa para
encargarse de la propina.

Luego él puso su mano en la parte baja de la espalda de ella y la giró hacia la puerta. Pero
pasé por delante de

ellos, justo en su camino.

Se detuvieron en seco, así que tuve que fingir que también me detuve sorprendida. —Oh,
hola. ¿Ya se van?

—pregunté inocentemente.

—Sí. —Asher me envió una mirada extraña—. Justo traté de encontrarte, pero no estabas
en el baño.

—Oh… sí. Yo.... —Mierda. Vi la barra y rápidamente improvisé—. Fui a conseguir otra
bebida, entonces

decidí no hacerlo.

Él asintió. —Bueno, nos vamos. Esta es Tamra, por cierto.

Me giré hacia ella, enviándole una sonrisa agradable, si eso me digo a mí misma.

—Tamra, este es mi amigo, Remy.


—Hola —saludó, extendiendo sus dedos en una de esas maneras patéticas e inseguras que
me volvían loca.

Tomé la punta de su mano de todos modos. —Encantado de conocerte. —Entonces


chasqueé los dedos y

señalé—. Oh, oye. Eres esa chica que estaba metiendo su anillo de bodas en el bolso a las
afueras del baño

hace unos minutos, ¿no?

—¿Qué dijiste? —Asher se volvió hacia ella, con las cejas levantadas.

La conmoción nubló su rostro. —Yo... yo... yo ciertamente no lo era.

—Sí, eras definitivamente tú —le arrullé, incapaz de contener una sonrisa mientras negué
con el dedo—.

Andabas presumiéndole a tus amigas sobre cómo estabas a punto de levantarte a Asher el
dios del rock Hart,

¿no es así?

—¿Qué? ¿Cómo...? —Ella sacudió la cabeza, y mirándome boquiabierta, tratando de


averiguar cómo sabía

tanto como sabía. Luego se giró hacia Asher—. Eso no sucedió. No así.

Tal vez no exactamente de la manera en que lo describí, pero, oh, definitivamente había
sucedido.

A Asher no parecía importarle cómo la conversación había descendido. —¿De verdad


estás casada? —Dio un

paso decisivo lejos de ella.

—Yo... —La culpa extendiéndose por su cara nos dijo a ambos que sí.
—Y mentiste sobre no saber quién era —la acusó aún más antes de levantar sus manos—.
Eso es sólo... no

genial. —Luego se volvió y se alejó.

La boca de Tamra cayó abierta. —¿Qué demonios? —exclamó.

Cuando ella me miró, me encogí de hombros. —Oye... la vida es una perra y luego te
mueres, ¿eh?

—Tú... —Ella entrecerró los ojos—. Eres un maldito mentiroso. Gracias por arruinar mi
noche.

Mientras pisoteó lejos, yo estaba a punto de gritar detrás de ella, algo sobre mira quién
habla, pero luego me

detuve.

Yo era una mentirosa, y probablemente una mentirosa peor de lo que ella era. Ella solo
planeó engañarlo por

una noche. Yo le había estado engañando durante semanas, y lo mantendría durante quién
sabe cuánto tiempo

más. No había ningún final a la vista para mi decepción, porque no sabía cómo decirle la
verdad.

Sintiéndome como una mierda por diez, rastreé el lugar hasta que lo encontré en el bar
solo un par de minutos

más tarde, tomando un poco de agua, probablemente tratando de recuperar la sobriedad.


Sus hombros

parecían tensos mientras se inclinaba sobre el mostrador, consolándose.

Me dejé caer a su lado.

Por un par de segundos, nadie habló. Finalmente, le dije—: Lo siento.


Soltó una carcajada y me lanzó una mirada cansada. —¿Qué demonios sientes?

—Yo sólo... te bloqueé —murmuré. Porque era una perra malvada y celosa que no fue
capaz de soportar ver

que llevara a otra mujer a casa.

—No. Sólo me salvaste de follar una mujer casada. Yo debería estar dándote las gracias a
ti... no tú

pidiéndome disculpas a mí. Idiota.

—Sin embargo... —Solté un largo suspiro—. Si sólo hubiera mantenido mi boca cerrada,
podrías haber

encontrado un poco de alivio.

—O arruinar un matrimonio —argumentó. Girándose hacia mí, me miró a los ojos y puso
su mano en mi

hombro—. Acabas de salvar mi culo. Gracias hombre. Eres un verdadero amigo.

Excepto que no me sentía como una amiga en lo absoluto. Mi decepción me atravesó


hasta lo más profundo

de mi alma y me sentí como el mayor fraude de la historia.

Un verdadero amigo simplemente querría que él fuera feliz.

En ese momento, me juré a mí misma que le ayudaría a encontrar a una mujer antes del
final de la noche así

eso fuera la última cosa que hiciera. Y a quién le importaba si yo después lloraba hasta
quedarme dormida.

Me lo merecía.

Asher, por otro lado, merecía el contacto humano que tanto anhelaba.
27

Asher
Bueno, esto apestaba. La noche empezó muy bien y rápidamente cayó en picada a la
mierda. Todo porque estuve

pensando con mi estúpida polla.

Prácticamente me encontraba sobrio de nuevo cuando terminé de tomar la última de las


botellas de agua que pedí.

A mi lado, Remy se encontraba pensativo. No había dicho mucho desde que intento
disculparse conmigo por salvar

mi culo. Se sentó de espaldas a la barra para que así pudiera ver la multitud. Pensé que
sabía de qué estado de

ánimo se hallaba, y yo solo lo ignoré durante el pasar de los minutos. Pero ahora, ya, era
el momento de que haga

algo.

Después de bajar el envase vacío, golpee con él la barra para llamar su atención. Desde
hace bastante tiempo, no

veía a Holder o Gally, pero eso estaba bien. De todos modos, realmente de quien me
interesaba despedirme era de

Sticks.

—Creo que voy a irme.

Centro su atención en mí, alarmado. —¿Qué? No. ¿Adónde?


—A casa. —Me bajé de mi taburete, pasando mi mano por mis bolsillos para asegurarme
de que tenía mi billetera y

llaves—. Solo estoy... yéndome a casa.

—¿Por qué? —Sticks sacudió la cabeza, confundido mientras se levantaba de un salto de


su taburete—. Solo vas a

rendirte después de un callejón sin salida, ¿verdad? ¿Y tu... tu necesidad?

Suspiré, sintiéndome como un idiota en primer lugar por confesárselo a él. —Estoy bien.
Está bien. Tengo una

mano y conoce bien a mi polla.

Esa respuesta pareció aturdirlo. —Mira. —Suspiré, decidiendo ser realista—. Yo solo...
Tengo la sensación de que...

te molestaría que esta noche me fuera a casa con una mujer. Y eres mi amigo. No quiero
molestarte alardeando a

una chica frente a ti.

Ahí. Lo dije.

Y el muchacho dijo que tuve una reacción.

Remy se sacudió hacia atrás, sus ojos abiertos y bocabierto. Sacudió su cabeza por un
segundo antes de farfullar—:

¿Perdona? ¿A qué te refieres con molestarme?

Sonaba tan ofendido que inmediatamente me di cuenta de que lo arruiné. —Mierda. —


Levanté mis manos, tratando

de restaurar la paz—. No debería haber dicho nada. Sonaba mucho menos arrogante en
mi cabeza.
—Jodidamente increíble —murmuró, sorprendido como si le hubiera llamado mentiroso
y un tramposo—. En serio

crees que te deseo, ¿no? Bueno, jodete, hombre. No me importa si esta noche llevas diez
mujeres a la casa. Folla a

quien quieras. Me importa una mierda.

Empezó a alejarse, pero agarré su brazo. —Oye. Mierda. Lo lamento. En serio, Rem. —
Levanté las manos de

nuevo—. Lo siento. Yo no... fui un idiota.

Me miró fijamente un total de cinco segundos antes de murmurar algo en español y luego
frotar su rostro con las

manos. Después de bajarlas para mirarme cansinamente, murmuró—: Maldita sea... Sin
embargo, tienes razón. —

Cuando incliné mi cabeza hacia un lado, a regañadientes admitió—: Me habría molestó.

Levantando su cabeza, se veía tan culpable y arrepentido, quería tranquilizarlo. Incluso


extendí mi mano hacia su

hombro. Pero entonces me detuve, no quería enviar una señal equivocada.

Entonces dejé escapar un suspiro. —Lo sospechaba.

—Pero la cosa es —continuó, finalmente levantando la mirada—. No importa cuánto te


desee y lo malditamente

dulce y considerado que eres al preocuparte por mis sentimientos, también eres mi amigo
Asher; y quiero que seas

feliz. Por lo que no vayas a convertirte en un miserable monje por mi culpa. Te aseguro
que viviré.
Asentí, mirándolo de cerca. Cuando me encontraba seguro de que realmente estaba bien
con ello, le dije—: Muy

bien, entonces. De aquí en adelante, simplemente... seré discreto acerca de eso.

Hizo una mueca. —En realidad... prefiero saberlo.

—¿Eh?

Con un encogimiento de hombros triste, explicó—: Si lo ocultas, voy a enloquecer


siempre preguntándome. Cada

vez que sonríes o pareces inusualmente feliz, pensaría que fue porque echaste un polvo.
Siempre estaré

estresándome, por mi mente pasarían los peores escenarios posibles. Pero si yo supiera...
bueno, entonces lo sé. Y

entonces podría lidiar con ello para superarlo.

Asentí. —Bueno. Extrañamente, eso tiene sentido. Entonces, no te lo ocultaré.

Con un grave gesto en respuesta, respondió—: Gracias.

—Entonces... ¿cómo vamos a hacer que funcione esto? —Froté mis manos en mis
caderas—. Realmente no quiero

causarte ningún malestar excesivo.

Riéndose, negó con la cabeza. —No tengo idea. Quizás, como que, no metas la lengua en
la garganta de una chica

frente a mí. Eso sería genial. Sin embargo, no puedo imaginarme como del tipo PDA, de
todos modos.

Me encogí de hombros. —Nunca lo hice antes.

Sticks asintió. —Entonces no habrá ningún problema. Quiero decir, tengo la oportunidad
de aprobarlas, verdad,
¿descartar a las horribles que no apruebo?

Recliné mi cabeza y me reí. —Que te parece si me enganchas con alguien que alcance
pasar, y si me gusta, iremos

desde allí.

—Nop. Lo siento. —Hizo una mueca—. Eso sería una tarea imposible. Francamente,
dudo que me gustaría

encontrar una mujer lo suficientemente buena para ti.

Sacudiendo la cabeza, suspiré. No estaba seguro de que nadie no fuera lo suficientemente


buena para mí, ni siquiera

era capaz de encontrar a alguien realmente dispuesta a estar conmigo... por más de una
noche. Pero no iba a pensar

en eso. Echando un vistazo a mi amigo, tenía que admitir—: Sabes, esta es la


conversación más extraña que he

tenido alguna vez con un chico, ¿no?

—Me estás contando. —Puso los ojos en blanco—. No puedo creer que admití en voz
alta que siento algo por ti.

Me encogí de hombros, sin saber cómo responder. Antes me golpearon las dudas y las
borré de mi zona de confort.

Pero por alguna razón, saber lo que Remy pensaba estaba bien. Tal vez porque no venía
fuerte o realmente espera

que le corresponda. Se hallaba frío y relajado al respecto, casi tomando a la ligera sus
sentimientos por lo que

terminamos riéndonos en vez de volverlo todo incomodo.

Por lo que dije—: Honestamente, hombre. Me halagas.


Extendió una mano en mi dirección como para golpear mi brazo. —Cállate. Es
embarazoso.

Riendo, dije—: No es tan malo.

—Lo que sea. Ahora vas a tener que decirme algo embarazoso acerca de ti.

—Al diablo si lo hago. —Cuando él frunció el ceño, me rendí—. Bien. Dice Ashley en
mi acta de nacimiento.

Al principio, pareció no comprenderlo. Luego frunció el ceño e inclinó la cabeza hacia un


costado. —De ninguna

manera.

—Oh... sí. Mi madre se encontraba muy decidida a que fuera una chica, me nombró como
Ashley Jean. Tenía mi

certificado de nacimiento y lo legalizó antes de que mi padre se enterara. Él se enojó


tanto. Se negó a llamarme así,

por lo que con el tiempo se transformó en Asher. Y cuando estuve bajo la custodia de mi
tío, me ayudó a cambiarlo

legalmente.

Remy se quedó boquiabierto. —Santa mierda. ¿Realmente te llamó Ashley... y no por


Ashley Wilkes de Lo que el

viento se llevó Ashley sino porque quería que fueras una chica?

—Síp. Y sospecho que me hubiera criado como si fuera una niña con vestidos de volantes
rosados si mi padre la

dejaba.

—¡Dios mío(1)! Eso es...


Cuando negó con la cabeza como aturdido, suspiré y dije—: Jodido. Si, lo sé. Pero sigue
adelante. Ríete, idiota.

Él se rió entre dientes, pero agitó las manos mientras lo hacía. —No. En realidad, es un
poco triste. —Dejó escapar

un suspiro—. Y aquí, crecí molesto porque tenía un nombre de chico.

Le fruncí el ceño extrañado. —¿Eh?

Empezó a abrir su boca cuando adoptó una extraña expresión. Después de un segundo,
tartamudeó—: Yo solo... ya

sabes, por lo de ser gay, como que siempre preferí los nombres más universales que
podrían usarse indistintamente,

como Alex o…

—Remy podría usarse indistintamente —argumenté—. En realidad, Remy para una chica
sería bastante pateatraseros.

—¿Tú crees? —preguntó, su voz sonaba melancólica.

Cuando le fruncí el ceño, rápidamente se aclaró la garganta. —Entonces, sobre esta chica
que vamos a encontrar

para ti esta noche. —Frotándose las manos, observó la multitud buscando posibles
objetivos, pero levanté mi mano.

—No. Vamos a dejarlo por esta noche. Además, me muero de hambre. En vez de eso,
vamos a conseguir algo de

comer.

Remy parpadeó como si nunca oyó hablar de esa idea. —¿Comida?

—Taco Bell —aclaré—. Solo un lugar al cual ir después de una noche bebiendo. —
Entonces sonreí y cité su lema
—: Yo quiero un Taco Bell(2).

—No. —Arrugando su nariz, Remy sacudió la cabeza—. No, no, no. No quiero Taco
Bell. La única comida

mexicana que como es la de Castañeda.

Recordando el chimichanga que me invitó, froté mi estómago. Eso sonaba bien. Pero... —
Supongo que no están

abiertos hasta tarde.

Sacudió su cabeza. —Pero podría llamar a mi primo Big T y que encienda la parrilla.
Hace las mejores tostadas de

tinga. Oh, o chicharrón si solo quieres un aperitivo frío.

Suspiré. —Nah. No lo molestes. Vamos a encontrar una cafetería abierta las 24 horas o
algo así.

De manera que media hora más tarde, nos encontramos sentados en una cabina cenando
sentados el uno frente al

otro; comiendo tocino, huevos, galletas y salsa.

—Estuvo buenísimo esta noche, ¿eh? —dijo Remy, limpiándose las migas de la comisura
de los labios con su

pulgar—. Creo que mejor de lo que hicimos en Chicago.

—Sí. —Estuve de acuerdo. Sin duda, desarrollamos nuestro talento y aprendimos a tocar
mejor como grupo. Pero

la palabra Chicago trae a mi mente un recuerdo, haciendo que vaya en una dirección
diferente. Chasqueando los

dedos, señalé—: Oye, me olvidé de contártelo antes. Vi a la chica de la ducha en


Granada.
Remy bajó su tenedor y parpadeó. Luego dijo lentamente—: ¿Chica de la ducha?

Puse los ojos en blanco, porque, en realidad, ¿a quién más podría estar refiriéndome? —
La mujer extraviada que

encontré en nuestra ducha en Chicago... en el hotel —agregué cuando siguió mirándome


como si no tuviera ni idea

de lo que hablaba.

Finalmente, lamió una miga de su labio superior y lentamente respondió—: ¿Y ella


estaba... en Granada? ¿Esta noche? —Cuando asentí, entrecerró los ojos—. ¿Estás seguro?

—Absolutamente cien por ciento seguro —contesté—. Fue ella, las mismas mechas
moradas en el cabello y todo.

—Eso es... eso es... —Sacudió la cabeza y me dio una sonrisa socarrona—. Eso es en
realidad un poco difícil de

creer, hombre. Me refiero a exactamente la misma chica que se encontraba en Chicago y


aquí en Ellamore?

Tenía razón. La idea sonaba un poco fuera de lugar. Mordí mi labio inferior, seguro de
que era ella; pero no

obstante, dudando de mí mismo. —No crees que me estoy volviendo loco, ¿verdad? —
pregunté finalmente—.

Quiero decir, no tengo suficiente sexo, últimamente me masturbo mucho... ¿Qué pasa si
me está haciendo delirar?

Oh, mierda. —Me recosté en mi cabina, aturdido—. ¿Qué pasa si ni siquiera estuvo en
nuestra ducha una chica? ¿Y

si no existe, y esta pequeña obsesión resulta ser peor de la que tenía por la chica con la
camiseta de Incubus, y

termino babeando y meciéndome en un rincón porque perdí la razón?


—Uh... —Evidente sin saber qué decir, Remy movió su boca un par de veces, pero no
pudo encontrar nada que

decir.

—No importa —le dije, haciéndole saber que no necesitaba decir algo—. Probablemente
tengas razón. No pudo

haber sido la misma chica. Probablemente, yo solo quería que fuera ella porque había, ya
sabes, mucha química

cuando la vi en Chicago.

—¿Química? —Remy arqueó sus cejas interesado—. ¿Oh, en serio? Cuenta.

Suspiré y puse mis ojos en blanco. —Cállate, hijo de puta. Prefiero hablar acerca de tus
obsesiones que de las mías.

Murmurando un sonido de lástima, inclinó su cabeza hacia un costado. —Ah, pero ya


sabemos quién es mi actual

obsesión, ¿no es así?

Tragué saliva, recordando que era yo. Mierda. No tenía intención de ir por ese camino de
nuevo. Abrí la boca para

disculparme, pero sacudió su mano.

—Además, eso es noticia vieja. Regresemos a ti. Esta chica de la ducha. Se honesto. Más
o menos química que

sentías por la chica con la camiseta de Incubus?

Abrí la boca aturdido cuando me di cuenta de que no sabía qué responder a eso. —No
estoy seguro —dije con

honestidad—. Extraño. Ambos encuentros fueron solo... diferentes, pero probablemente


tuvieron la misma
intensidad. ¿Tiene sentido?

—Algo así —murmuró—, en realidad no.

—Sabes —dije, frunciendo el ceño al pensar—. Ahora que mencionas a la chica de la


camiseta Incubus, ambas se

parecían mucho. Misma figura, cabello largo y oscuro, esa mirada latina determinada.
Lástima que nunca pude

mirar de cerca a la chica con la camiseta de Incubus.

Remy dio una palmada sobre la mesa como si acabara de ocurrírsele una idea. —Quizás
son la misma chica.

Solté un bufido. —Bien... porque acaba de presentarse en Forbidden, Granada y en


Chicago en las mismas noches

que estuve allí. Eso es totalmente posible. Claro. —Entonces puse los ojos en blanco.

—Es... poco posible —cubrió Remy.

Sonreí y negué con la cabeza. —Sí, mezcla las dos en una chica rockera punk, y
tendremos a la mujer de mis

sueños... allí mismo. Boom.

Enderezándose, Remy dijo—: Chica rockera punk. ¿Quién es la chica rockera punk?

Maldición. Ahí fue mi boca. —Nadie. Solo... una chica que hizo la prueba para tu puesto
de baterista del día antes

que tú te presentaras.

Remy se llevó su mano hasta su barbilla. —Pensé que solo una chica... hizo la prueba
para eso.

—Sí... y tenía esta apariencia punk con una peluca de puntas blancas de Tina Turner, y
solo tenía una imagen un
poco perversa rasgada... —Cuando me di cuenta de adónde iba con mi confesión, me
detuve y levanté una mano. —

Sabes, voy a detenerme ahí, dejaré de pensar en el sexo, de hablar de sexo y mujeres, y
solo... toda esa mierda.

Vamos a ir a mi casa y matar a algunos zombies futuristas. ¿Qué dices?

Remy abrió su boca y luego sacudió la cabeza. —No sé(3) ya es tarde. Y algunos de
nosotros no tenemos insomnio.

Soy una de esas razas raras que necesita más de dos horas de sueño por noche, por lo
que... sí. Voy a ir a casa y a

dormir.

La decepción me golpeó fuertemente. No quiero ir a casa solo. Pero asentí y forcé una
sonrisa. —Bien entonces,

perdedor. Me voy a casa para practicar, así finalmente puedo patearte el culo la próxima
vez que juguemos.

Él resopló. —Sueñas, hijo de puta. Simplemente deberías enfrentar los hechos. Nunca me
golpearás, porque soy...

una leyenda.

Cuando llegué a casa desde la cena con Remy, me sentí más solo de lo habitual. Dejé que
Mozart saliera de

su jaula para jugar, así que corrió y se escondió debajo de la cama y fue una pésima
compañía. Terminé

practicando la letra de mi nueva canción mientras limpiaba su jaula.

Finalmente, me quedé dormido alrededor de las cinco de la mañana, y Pick me llamó a


las ocho.
—Oye, tengo otra casa que comprobar esta mañana. ¿Vienes?

Bostezando mientras me sentaba, me pasé los dedos por mi cabello. —Sí, seguro. Pero
pensé que ibas a

volver a mirarlos con Eva.

—Ella se niega. Dice que quiere que le eche un vistazo a ésta última casa. Así que... ¿te
recojo en diez?

—Suena como un plan. —Colgué y arrastré mi culo de la cama. Mozart golpeó su jaula,
recordándome que

tenía que darle de comer. Pero después de que le lancé un poco de brócoli para devorar, él
simplemente me

miró, haciéndome saber que ni siquiera estaba a punto de comer esa basura saludable. Así
que suspiré y le di

algunos de mis viejos frutos secos de maíz rancios, sobre los cuales rápidamente se
abalanzó.

Cuando Pick se apareció, lo primero que me preguntó después de que me deslicé en el


asiento del pasajero

fue—: ¿Has escuchado otra cosa de tu papá?

Me quejé y me hundí más bajo en mi asiento. —Jesús, eres tan malo como Sticks.

—¿Sticks? —Levantó una ceja—. ¿Cómo es eso?

Después de que le conté de mi encuentro con el hombre en Chicago y cómo Remy le


había amenazado con su

gas de pimienta y un silbato, Pick echó su cabeza hacia atrás y se rió. —Me gusta ese
chico. Mantenlo a tu

alrededor.
Me encogí de hombros, negándome a hablar de cómo la línea de combustible de mi
motocicleta había sido

cortada y la teoría que Remy tenía sobre eso. La había arreglado el día siguiente, así que
ningún daño fue

hecho. No había ninguna razón en absoluto para mencionárselo a Pick.

—Así que, ¿a qué barrio elegante y brillante nos dirigimos hoy?

Pick me envió una mirada por burlarme de su posible nuevo barrio, y luego dijo—:
Glendale.

Asentí, decidiendo que no era tan lujoso como el último barrio que habíamos visitado
pero era una decente y

adecuada tipo de zona para familias.

—La tía y tío de Campanita, los padres de Reese, viven por aquí.

—Ahh —murmuré—. Genial.

Esta vez, ni Pick ni yo nos fuimos por las ramas. Tan pronto como vimos la inmobiliaria,
hablamos al

unísono. —¿Patio interior?

Mientras seguía a Pick a la puerta corredera de cristal, le pregunté—: Entonces, ¿cuándo


es la boda de todos

modos?

—El domingo después de la próxima semana.

Me quedé inmóvil en el patio trasero mientras Pick avanzaba hacia el medio del jardín y
se daba una vuelta

lentamente.
—Lo siento, ¿dijiste el domingo después de la próxima semana? —Le pregunté,
moviendo mi cabeza, seguro

que había oído mal—. Porque eso es a sólo…

—Once días de distancia —contestó Pick—. Si, lo sé.

—Mierda, hombre. ¿Cuál es la prisa?

Se encogió de hombros. —Simplemente decidimos que no queríamos esperar más. Lo


estamos haciendo en

Forbbiden, así que... no va a haber un montón de decoración o planificación de la fiesta.


Y va a ser pequeña,

en su mayoría sólo todos los que trabajan en Forbidden, sus familias y tal vez la tía y tío
de Campanita. Pero

eso me recuerda. —Finalmente miró en mi dirección—. Puesto que vas a ser el padrino,
¿voy a tener que

encontrar un DJ diferente para encargarse de la recepción?

Negué. —Nah. Puedo pedirle a Remy que lo haga. Ha aprendido la configuración ya;
estoy seguro de que

estará de acuerdo.

—Genial —asintió Pick, distraído mientras miraba un enorme árbol viejo en la esquina
del patio.

Puse mi mano por encima del hombro, haciendo un gesto hacia la casa. —¿Estás listo
para regresar ya?

Pero mi hermano se quedó allí, mirando el árbol, luego miró a su alrededor como si
buscara algo.
Parpadeé. —Mierda. ¿Es.... es este el lugar? —Señalé a la tierra debajo de mí, de repente
sintiéndome como

si estuviera de pie en la hierba sagrada.

—No lo sé —murmuró finalmente Pick, pasándose la mano por la cara—. Parece...


diferente. —Hizo un

gesto a la valla de madera, la cual separa este patio de los vecinos—. Esa valla era blanca,
y había un

pequeño árbol... justo ahí. Un enorme columpio aquí con una fila de tulipanes púrpuras y
amarillas al lado.

Una gran sonrisa se extendió por mi cara mientras le daba una palmada en el hombro de
todo corazón. —

Bueno, parece que tienes un poco de pintado, sembrado y construcción por hacer
entonces, porque

enhorabuena, hermano mayor, acabas de encontrar tu casa de ensueño.

—Mierda —pronunció, con aspecto aturdido y sin palabras mientras empujaba los dedos
por su pelo miraba

boquiabierto el patio de su alrededor—. Lo hice. —Luego llevó sus ojos aturdidos en mi


dirección—. No sé

cómo plantar un puto árbol.

Yo reí. —Entonces supongo que vas a aprender. Ven. Vamos a ver el interior. ¿Cuantos
cuartos tiene? ¿Vas a

tener uno especial para cuando el tío Asher se aparezca de vez en cuando?

—Yo ni siquiera lo sé. —La voz de Pick sonaba hueca mientras permanecía clavado en el
centro del patio
—. No me molesté en comprobar cuántas habitaciones tenía.

Cuando me di cuenta de que todavía estaba demasiado trastornado como para moverse,
me fui hasta su lado,

lo agarré del brazo y lo arrastré hacia la puerta de atrás—. Vamos, viejo. Vamos a ver
cómo luce el dormitorio

principal en el que vas a hacer el amor con tu esposa por el resto de tu vida.

Eso lo tuvo moviéndose. Comprobamos minuciosamente cada habitación, y con cada una
en la que

entrabamos, esta sonrisa se extendía por el rostro de Pick, como si no pudiera creer su
buena suerte. Hizo

pequeños comentarios sobre cuál sería la habitación de Julian o Skylar, o de Chloe,


aunque no tenía ni idea de

quién era Chloe. Pero realmente no necesitaba entender —era el creciente entusiasmo que
emanaba de mi

hermano lo que era impresionante. Él tenía un futuro, familia, y ahora el hogar perfecto
que esperar. Estaba

feliz por él.

Y extremadamente celoso.

Yo como que no quería volver a mi apartamento después de eso, y no tenía que trabajar
esa noche. No había

práctica de la banda. Era como si yo no tuviera nada.

Después de que Pick me dejó y corrí por las escaleras hacia mi sótano, le envié un
mensaje a Remy para ver
si quería comer algo conmigo. Se acercaba el mediodía y me había saltado el desayuno.
Mi estómago estaba

gruñendo. Sonaba como el plan perfecto para mí.

Pero él contestó, diciendo que tenía que trabajar, así que lo llamé un perdedor, y arrojé mi
teléfono en mi

mesa de café. Hundiéndome en mi sofá, me quedé mirando mi televisión, no realmente en


el estado de ánimo

para ver algo. Ni siquiera quería jugar Call of Duty, porque había sido más divertido
cuando lo hice con

Sticks.

Ugh. Necesitaba una vida. Dejando caer mi cabeza hacia atrás, me quedé mirando el
techo mientras mi

estómago gruñía de nuevo. No estaba de humor para preparar mi propia comida, así que
decidí que ahora era

un momento tan bueno como cualquier otro para comprobar el restaurante de la familia
de Remy. Castañeda’s

o como sea que se llamara.

Levantándome de nuevo sobre mis pies, recogí mi teléfono, billetera y llaves, y salí por la
puerta.

(1), (2) y (3) originalmente en español

28

Remy
—¡Elisa!

La voz de tío Alonso me sacó del ensueño que me encontraba. Tenía las manos enterradas
en un bol con masa

harinosa, y giré.

—Lo siento —me disculpé de inmediato antes que siquiera pudiera regañarme por cual
sea la razón que estaba a

punto de regañarme esta vez—. Las pondré en el horno en unos cinco minutos.

Desde que recibí la llamada de Asher, me distraje. Había sonado solitario. No tenía ni
idea de cómo podía darme

cuenta de ello a través de un mensajito, pero aun así me sentí culpable de tener que
negármele. También me sentía

culpable de tener que rechazar su oferta para pasar el rato anoche mismo, y además de
mentirle y estar

enamorándome de él y… Cielos, tan solo me sentía extremadamente culpable, ¿vale?

Pero hubiese empeorado todo si hubiese ido a casa con él anoche. Necesitaba
distanciarme de Asher. Comenzaba a

sentir muchas cosas, y solo me dificultaba manejar las cosas.

—No necesito eso —respondió mi tío, indicándome que me acercara con la mano—, o
sea, sí, los necesitamos, pero

te necesito para algo más al frente.

Con solo fruncí el ceño, confundida, soltó un suspiro. —Juan y Diego no podían venir
hoy.

Asentí, luego fruncí el entrecejo pues todavía no sabía qué tenía que ver yo. Los dos
hermanos menores de mi
mamá, Diego y Juan, solo venían una vez a la semana los miércoles para tocar con Big T
y Luis, el hijo de Diego,

en su grupo de mariachis en vivo. Les gustaba ir de mesa en mesa para cantarles a los
clientes. Mientras el tío

Diego y Big T tocaban guitarras, el tío Juan se encargaba de la armónica y Luis sacudía
las maracas.

Aplaudiendo impacientemente en mi dirección, el tío Alonso me indicó que lo siguiera


con la mano. —Vamos.

Necesitamos entretenimiento en vivo. Es miércoles. La gente está esperando música.

Me quedé boquiabierta, emocionada, sin haber esperado que me lo haya pedido a mí. —
¿Y quieres que toque la

guitarra extra? ¿O la armónica? —Porque, de verdad, podía tocar cualquiera.

Pero mi tío frunció el ceño. —No, no. Tú cantas. Tienes una hermosa voz. Tomás puede
acompañarte con su

guitarra.

Mis hombros se desplomaron. Por supuesto que quería que cantase… y lo más probable
es que fuera algo como

“Ave María” o “Don’t Cry for Me, Argentina” también, algo conmovedor y deprimente.
Nunca me dejó tocar

ningún instrumento. El hombre era tan terriblemente tradicional, que creía que las
mujeres no estaban para tocar

instrumentos en un grupo mariachi. Solamente podían cantar.

Meh.

No es que odiara cantar. Tan solo detestaba su perspectiva de la vida a veces.


—Vamos. —Volvió a aplaudir como si estuviese llamando a un perro.

Suspiré y giré hacia mi masa. —Pero, ¿y las sopaipillas?

Le frunció el ceño a mi trabajo por un segundo antes de volver a hacerme un gesto. —


Tráelo contigo. Puedes

terminar de prepararlas en la gran mesa de trabajo del frente. Haz un programa de cocina
en vivo mientras cantas.

Soltando otro suspiro, tomé el bol y luego agarré una bandeja de horno, unas otras cosas
que necesitaría, y lo seguí,

saliendo de la cocina con mi delantal cubierto de harina y con una redecilla todavía
puesto.

El comedor era un bullicio y repleto de gente, y nadie nos prestó atención ni a mí ni a mi


tío cuando lo seguí hasta

la gran mesa de trabajo de madera, donde sacó un florero y empezó a limpiar la superficie
antes que pudiera usarlo.

De pie detrás de él y agarrando mis utensilios contra mi pecho, esperé como una buena
chica hasta que alguien

apareció detrás de mí y murmuró en mi oreja.

—Sabía que te convencería de cantar.

Le dediqué una mirada por sobre mi hombro y le pegué suavemente a Big T un codazo en
su estómago mientras le

decía—: Cállate. —Solamente el sonido de su suave gruñido de dolor hizo que sonriera
un poquito.

—Prima, eres mala.

Mi sonrisa creció un poco más.


—Entonces, ¿qué tocaremos? —preguntó—. ¿“Cielito Lindo”?

Me mordí el labio inferior, considerándolo. —No… algo diferente.

En mi teléfono trasero, mi teléfono vibró, avisándome que me llegó un nuevo mensaje.


Lo saqué por costumbre y vi

que era de Asher.

¡Santa mierda! La encontré.

Frunciendo el entrecejo, pues no tenía idea de qué hablaba, comencé a preguntarle a


quién encontró. Pero otro mensaje de él llegó antes.

¿Cómo se llama la chica que…?

—¡Elisa! —bramó el tío Alonso, sobresaltándome con fuerza y alcé la vista antes que
pudiera terminar de leer la

pregunta de Asher. Levantó la mano, indicándome que estaba listo para que pudiera
comenzar. Guardé el teléfono

justo cuando vibró de nuevo con un tercer mensaje.

Inhalando profundamente, me centré en situar mis suplementos mientras Big T se


posicionaba detrás de mí y un

poquito a la izquierda. Mientras trabajaba, un par de clientes me echaron un vistazo


mientras seguían comiendo y

conversando, probablemente dándose cuenta que me hallaba a punto de hacer algo para
entretenerlos.

Justo cuando tuve todo como lo necesitaba, mi teléfono vibró contra mi trasero por
tercera vez. Big T se inclinó

hacia adelante, murmurando—: ¿Prima? —Queriendo saber qué iba a cantar así sabría
qué tocar.
Sabía que tío Alonso esperaba que tocara algo puramente en español, pero decidí hacer
un pequeño mix de inglés y

español. Y, además, Doris Day era una de las cantantes favoritas de mi mamá antes que
se volviera loca. De modo

que murmuré por sobre mi hombro—: Qué Será Será.

Un par de segundos después, la guitarra comenzó a rasguear la melodía. Algunas mesas


con gentes dejaron de

comer para observarnos. Pero no fue hasta que terminó la introducción y comencé a
cantar que ahí recién tuvimos

la atención de todo el mundo.

Ignoré a todos y fingí como si estuviera completamente concentrada en mi labor


domestico de salpicar la mesa con

un puñado de harina. Una vez que tuve una fina capa cubriendo la mesa de madera, tiré
mi bola de masa a esta y

empecé a amasarla en círculos con el uslero que traje. La harina de esparció por todos
lados.

Más gente detuvo sus conversaciones para observarme trabajar. Seguí fingiendo no darme
cuenta, manchándome la

mejilla con harina a propósito cuando quité un mechón de cabello que había salido de mi
redecilla.

No fue hasta que levanté el uslero y comencé a girar la masa plana que llegué al coro y de
verdad llegué al pick de

mi voz.

Lo juro, todos en el restaurant dejaron de hacer lo que hacían para solamente escucharme.
Casi se sintió electrizante. Sí, tocar la batería era mi alma y corazón, pero, en aquel
instante, podía entender por qué

Asher amaba cantar canciones verdaderamente poderosas que requerían todo tu ser.
Porque este instante se sentía

genial.

Centrando mi enfoque en un lugar profundo en mi interior, dejé que la melodía de la


guitarra se vertiera por mis

manos y mi diafragma hasta que el sonido de mi voz alcanzó un punto culmine y mi


última nota se escuchó por

todo el restaurant silencioso. Terminé la última línea y luego… aplauso.

Frente a todos los silbidos, aplausos y ánimos, parpadeé y le sonreí a mi audiencia. Pero
toda mi atención aterrizó

en un par de ojos verdes observándome con una intensidad escrutinio desde la cabina de
la esquina.

Ay, mierda.

Asher estaba aquí.

Congelada, tan solo pude mirarlo boquiabierto mientras se levantaba de la cabina donde
se hallaba sentado solo.

Dio un paso en mi dirección, y mi corazón dio un vuelco y aterrizó en mi estómago. Dios,


venía hacia acá para

hablar conmigo.

¿Qué demonios tenía que hacer?

—Bien hecho, Elisa —dijo tío Alonso, dándome una palmadita en el hombro cuando
pasó junto a mí.
Su elogio me sacó de mi rigor mortis, y giré para quedarme mirándolo sorprendida.
Luego me señaló mi mesa de

trabajo y me dijo que les llevara las sopaipillas a mi prima segunda, Frida, al freidor.

Le contesté a mi tío que lo haría en un segundo a medida que le echaba un vistazo a


Asher. Seguía acercándose, así

tomé la bandeja para huir. Cuando se congeló un poco como si no estuviera seguro qué
hacer, di media vuelta y me

apresuré a volver a la cocina.

Pero en cuanto estuve detrás de la puerta de vaivén, eché un vistazo por uno de las
ventanas circulares. Seguía de

pie donde se detuvo en seco y observando el lugar dónde yo había desaparecido. Pero en
cuanto me vio echándole

un vistazo, una sonrisa apareció en su rostro y me saludo con la mano.

Dios. Esa sonrisa. Esa sonrisa que decía “sé que me viste y me recuerdas” me provocaba
cosas.

Si este hombre volvía a atraparme estando de mujer, no tenía la certeza si podía


resistírmele… y realmente

necesitaba resistírmele. Mentirle y fingir que era hombre ya era lo bastante malo. Pero ir
a la cama con él mientras

seguía mintiendo y fingiendo ser hombre en otras ocasiones sería la decepción más
grande.

Lo que sea que pasara, no podía volver a encontrarme con él estando de mujer. No a
menos que supiera la verdad.

***
Así que fui capaz de evitar encontrarme con Asher en el restaurante. Me quedé tanto
tiempo en el freidor, que,

cuando mi tío me indicó que volviera al comedor para otra canción, él ya no estaba, y
volví a arrastras al situarme

frente a los clientes.

Pero ya sabía adónde trabajaba, así que podría ser un desastre.

Iba a tener que hacer unos serios arreglos para impedir que volviera a encontrarse
conmigo estando de mujer.

Para cuando terminé mi turno, había olvidado que me envió muchos mensajes justo antes
que cantase. Así que,

cuando iba a llamarlo, me sorprendí de ver todos sus mensajes esperándome. Fueron algo
como así:

1. ¡Santa mierda! La encontré.

2. ¿Cómo se llama la chica que trabaja en el restaurant de tu familia? ¿Esa con las
mechas moradas en su cabello?

3. Ya no importa. Acabo de enterarme.

Fruncí el ceño, intentando recordar a alguien llamándome Remy, pero luego recordé… el
tío Alonso me había

llamado Elisa. Unas cuantas veces.

4. Llámame en cuanto salgas del trabajo.

Soltando un suspiro, marqué su número, insegura de qué decirle, pero determinada a


despistarlo de… bueno, de mí.

Sí, yo tampoco podía creer que iba a hacerlo.

—Hola —respondió, y, lo juro, el ánimo y la sonrisa en su voz iluminaron mi interior.


—Hola —murmuré en respuesta, todavía insegura de qué decirle pues sabía que iba a
preguntar por ella… digo, por

mí.

Iba a preguntar por mí.

—Entonces —y aquí venía—, ya sé con quién puedes juntarme.

—¿Hmm? —Mi garganta se secó de inmediato. Me hice la tonta—. ¿Qué?

—Con la chica del Castañeda’s, el restaurant mexicano de tu familia. Elisa, ¿verdad?

Ay, diablos. De verdad creyó que mi nombre era Elisa. —¿Elisa? —dije lentamente.

Pero, en serio. ¿Conmigo? ¿Quería que lo juntara conmigo? Por un mínimo segundo, lo
visualicé. Podía usar mi

voz de señorita ramera, fingiendo que era alguien llamada Elisa, y por fin podría tocar a
Asher Hart del modo que

había estado queriendo.

Pero luego la realidad apareció.

No, no podía hacerle eso. De ninguna manera. Es que… no lo haría.

—Nunca creerás esto. Pero la chica de la ducha. De Chicago.

Las palabras no me salieron. ¿Qué demonios decía ahora? Al final, tartamudeé—: ¿Ah,
sí?

—Sí, y es familiar tuyo, ¿verdad? Dijiste que todos los que trabajaban allí eran familia.
¿Qué es tuyo, una prima o

algo?

—Claro —respondí, sin saber qué más responder.

Soltó una risa. —No suenas muy seguro.


Me encogí de hombros e hice gestos con la mano. —Pues, ya sabes… complicados
árboles familiares mexicanos y

todo eso.

—Ahh —murmuró como si entendiera, pero en verdad era más confusión que otra cosa—
. Entonces, ¿de verdad no

sabes qué hacía en Chicago, en nuestro cuarto de hotel?

—Pues, eh… supongo que sí sabía que estaría allí ese fin de semana, y le dije dónde iba a
quedarme, pero no pensé

que iba a pasar a verme. Quizá, eh, quizá cuando fui a desayunar contigo, dejé la puerta
abierta o algo, y justo fue a

visitarme y… necesitaba usar la ducha. Te… tendré que preguntarle sobre ello.

—Sí… hazlo. Y… ¿por qué no te diste cuenta de quién hablaba cuando mencioné las
mechas moradas, siendo que

obviamente la esperabas?

Maldita sea, Asher, casi gruñí. Deja de obligarme a inventar más mentiras.

—¿Son moradas? —pregunté, luego reí—. Creí que era un color grisáceo.

Big T siempre me fastidiaba diciendo que parecían grises en vez de morada.

—No —sonó la voz de Asher en mi oreja—. Ciertamente son moradas claras.

Gracias, casi le dije. Me alegraba que algunas personas no las vieran grises.

—¿Crees que puedas hacerlo? —presionó.

Parpadeé, confundida, y sacudí la cabeza. —¿Hacer qué?

Suspiró. —¿Juntarme con ella?


Sonaba tan ansioso… de conocerme. ¡A mí! Una increíble dosis de energía me atravesó
y, de un momento a otro,

me sentí más viva que nunca. Asher me deseaba. A mi versión femenina. Como que
quería gritar y bailar y abrazar

a todo el mundo.

Pero, sí… la realidad apareció y todo eso.

Mi propia decepción se estrelló cuando lentamente dije—: No… disculpa, no puedo


hacerlo.

Silencio.

No esperaba esa respuesta. En verdad creía que lo ayudaría. Luego, lentamente,


preguntó—: ¿Debido a tus

sentimientos por mí o debido a que es tu prima?

Dado que el dolor se adueñó de su voz, rápidamente le aseguré—: No, no. No tiene nada
que ver con… ninguna de

ellas.

Cuando me quedé sin palabras, intentando pensar en una respuesta que pudiera
complacerlo, dijo—: ¿Ya tiene

novio?

—No. —Mierda. ¡Sí! Debí haber dicho que sí, y eso lo habría detenido en seco. Maldita
sea, ¿por qué era tan

estúpida?

—¿Entonces…?

—No quieres salir con ella —solté, insegura de qué más decir.
Soltó una risa. —Sí, sí quiero salir con ella. Acabo de decirte.

—No… —sacudí la cabeza rotundamente, pese a que no podía verme—. No quieres.

—¿Por qué?

—Porque… —Sí, Remy, ¿por qué? —, porque ni siquiera la conoces.

Otra vez soltó una risa, pero esta vez sonaba más fastidiado. —Lo cual es por qué quiero
conocerla. Así podemos

conocernos, ver cómo fluyen las cosas.

Pero seguí sacudiendo la cabeza. —No.

Por fin, la irritación apareció en su voz. —¿Pero qué demonios crees que le haría? Sé que
es tu familia, lo que te

hace sentir protector, pero creí que éramos lo bastante buenos amigos como para que
sepas que yo nunca…

—No es eso —interrumpí antes que pudiera—. No se trata para nada de eso.

—¿Entonces qué? —Parecía tan…

Me encogí de hombros, sintiéndome como la mierda. —Tal vez es al revés —dijo antes
que pudiera detenerme—.

Tal vez eres tú del que me preocupo que salga lastimado. No ella. —Porque,
honestamente, todo esto se trataba de

que no quería lastimarlo.

Un par de segundos de silencio me secundaron. Al final, repitió un perplejo—: ¿Qué?

—Por favor, solo… confía en mí —le dije en voz baja—. No puedo… no puedo contarte
los detalles, pero sé que

no querrías relacionarte con ella.


Suspiró. —Vale. Bueno.

Pero sabía que no era así. De verdad quería conocer a mi versión femenina. Y cuando me
dijo secamente que tenía

que colgar un par de minutos después, me subí a una silla y me abracé, preguntándome
cómo demonios iba a

arreglar este lío.

29

Asher
Creo que la jodi.

Nunca debí haberle preguntado a Remy que me emparejara con su prima. No estaba
seguro si era porque él no confiaba en que trataría a

sus familiares bien o porque me quería para sí mismo. Él había insistido que tampoco era
eso, pero sabía que tenía que ser algo.

Como una mujer diciéndote que estaba bien; él no estaba bien.

El asunto entero parecía extraño como si estuviera tratando con una chica. Con otros
tipos, nunca me preocupe sobre herir sus

sentimientos, o incluso qué estaban sintiendo. Nunca tanto drama. O golpeabas a otro tipo
en el trasero por molestarte o le decías que se

vaya a la mierda. Cinco minutos después, eran amigos de nuevo.

No es así con Remy Curran. No estaba seguro si era la cosa gay o qué, pero habían
pasado tres días y había esta distancia entre nosotros.
Yo tampoco estaba facilitando las cosas, aún estaba ofendido porque él me había
rechazado tan rotundamente, y no solo se rehusó a

ayudarme con una chica que quería conocer más que...probablemente cualquier otra chica
que alguna vez había visto antes —

probablemente incluso la chica de la camisa de Incubus— pero entonces él había ido y


me bloqueó la polla, diciéndome que él no me

quería cerca de ella en absoluto, así que ahora ni siquiera podía tratar conseguirla por mí
mismo. Sinceramente, más bien se sintió como

un movimiento de mierda. Él sabía mejor que nadie que mis intenciones eran en realidad
honorables. No la follaria y abandonaría.

Legítimamente quería llegar a conocerla.

El imbécil.

Y si era porque él me quería para sí mismo, también necesitaba dejar eso. Quiero decir,
me gustaba el chico. Él probablemente se había

convertido en mi mejor amigo en las pocas semanas que nos habíamos conocido el uno al
otro, pero no iba a cambiar de bando, ni

siquiera por él. No podía evitar que prefería a las mujeres. Maldita sea. El jodido asunto
entero me irritaba muchísimo. Como que me

hacía querer abandonarlo y a su drama completamente.

Excepto que extrañaba juntarme con él. Él era entretenido y competitivo, tenía gustos
similares a los míos así que siempre teníamos

mucho de qué hablar, y sabía que podría confiar en él para probablemente casi cualquier
cosa. Él era el amigo perfecto, excepto por la

parte donde él quería mi polla, pero podía ver más allá de eso.
Hubo tantas veces en los últimos días que había levantado el teléfono para llamarlo así
podríamos pasar el rato, solo para detenerme a mí

mismo. Porque él también me estaba evitando. Se había ido justo después de la práctica el
jueves sin tontear conmigo como siempre. Y

siempre pasábamos el rato juntos después de nuestro concierto la noche del viernes en
Forbidden. Pero él se había ido tan pronto como el

espectáculo terminó, alegando un dolor de cabeza.

Completo movimiento de chica.

Si no supiera mejor, juraría que él era una chica.

―Estas callado hoy.

Aparté los ojos de la ventana por la que había estado mirando fijamente hacia afuera y
miro a lo largo del automóvil a Pick.

También estaba cansándome de siempre estar en el asiento del pasajero, siendo el


acompañante. Necesitaba conseguir mi propio conjunto

de cuatro ruedas así podría estar en el asiento del conductor de vez en cuando. No sé si
era la falta de sexo últimamente, o qué, pero casi

podía sentir mis testículos marchitarse en ovarios. Estaba sentado aquí, estresándome
sobre mi amistad con otro chico y molesto porque ni

siquiera había sido capaz de solo hablar con alguna chica. Tenía el deseo repentino de
tirarme un pedo ruidoso o apestoso o eructar o

algo igualmente de chico para probar que no estaba perdiéndolo.

—Estoy bien —murmuré, e inmediatamente me di cuenta que acababa de hacer la línea


puramente femenina de estoy bien. Nada genial,

así que rápidamente añadí—: Necesito echar un polvo.


Pick soltó una risita. —La forma en que las mujeres acuden en manada hacia ti después
de todos tus shows, no habría pensado que tenías

un problema con eso.

—Sí, pero todo lo que ellas quieren es algún cantante en una banda. Solo… termine con
esa mierda. Solo puedes manejar un cierto

número de folladas vacías sin sentido antes de que quieras... —No me molesté en
terminar el sentimiento. Sonaba aburrido y quejica para

mis propios oídos, y además, dos chicos no hablaban sobre eso. Pero no solo había
confiado en Sticks sobre ello, pero ahora también Pick.

¿Qué diablos está mal conmigo?

—Aww.... ¿Mi hermanito está creciendo?

Le fruncí el ceño a Pick, no estando seguro de que quiso decir con eso—: ¿Eh?

—Es una señal de maduración masculina cuando él está listo para dejar de ser un
mujeriego y sentar cabeza con una buena mujer.

¿Madurez? ¿Eh? ¿Eso era lo que pasaba? Porque todavía me sentía como inútil niño torpe
la mayoría del tiempo. Pero madurar sanaba

mejor que convertirme en una chica.

—Te tiene tan inquieto y nervioso, ¿no? ¿Sintiéndote solitario y patético porque sigues
rechazando cosas seguras que de verdad no tienes

razón para rechazar en absoluto?

¡Mierda! ¿Cómo sabía eso?

La expresión estupefacta debe haber revelado mis sentimientos porque él me envió una
sonrisa cómplice.
—He estado allí, sufrido a través de eso, y malditamente contento que encontré mi
Campanita cuando lo hice.

—Bastardo con suerte —murmuré, frunciendo el ceño.

Lo cual solo lo hizo reír. —Lo sé, ¿verdad?

Cuando él estacionó en la entrada de un taller mecánico, me senté más derecho,


olvidándome acerca de mis propios problemas.

Acabábamos de llegar de la casa de mi tío. Él era el único miembro de la familia con el


que tenía algún contacto, a pesar de que han

pasado tres o cuatro años desde la última vez que lo visité... o llamé. Después de que mi
mamá hubo muerto y mi papá fue arrestado, las

autoridades habían encontrado a la familia de mi mamá para ver si ellos me cuidarían.


Ninguno de ellos estuvo interesado en criar al

pequeño bebé del crack de Polly, excepto su hermano mayor Stan.

Él no había sido del tipo cariñoso y de crianza. De hecho, rara vez había estado alrededor.
Desde que había trabajado para una empresa de

transporte, él se iría por días y días. El mayor interés que alguna vez había mostrado por
mi vida fue un “¿Cómo te va?, cada vez que me

había visto. Pero nunca me golpeó o incluso me gritó. Él solo era alguien que estaba allí...
a veces. Aunque, si no fuera por él, habría sido

puesto en acogida temporal y quién sabia donde habría terminado.

De todos modos, desde que Stan había sido el hermano de Polly, eso lo hacía tanto el tío
de Pick como el mío. Así que cuando le había

preguntado a Pick si quería conocer a Stand, él había estado de acuerdo con esa ida. Y
eso era por qué estábamos pasando el rato hoy.
La visita con Stan había ido aproximadamente cómo había esperado, excepto con una
pequeña sorpresa.

No había llamado antes de la visita. Él no era un fanático de responder su teléfono, así


que ni siquiera me había molestado. Así que él

había estado ligeramente sobresaltado de verme cuando había abierto la puerta de su


remolque. ——¿Asher? ¿Eres tú? ¿Cuánto ha

pasado? Finalmente has ganado algo de peso. Pensé que ibas a ser un palo por el resto de
tu vida. Bueno, entra. ¿Quién es este? —Él

observó a Pick cautelosamente antes de darme un vistazo—. ¿Te volviste hacia los
hombres, o algo?

Jesús. No el tío Stan también.

—No, este es Pick. Pick Ryan. Él, uh... bueno, él es tu sobrino también.

El escrutinio de Stan a los tatuajes y perforaciones de Pick se transformó en un ceño


fruncido antes de que me echara un vistazo y

levantara una ceja. —¿Cómo?

Después que expliqué cómo Pick fue el bebé que Polly dejó en el hospital, y cómo
habíamos tropezado a lo largo de nuestro

descubrimiento de estar relacionados, Stan se rascó su deshilachado rastrojo de barba. —


Bueno, infiernos. Ni quiera me di cuenta que ese

niño había sobrevivido. Solo supuse que Polly había tenido un aborto espontaneo.

—Bueno... —Me encogí de hombros—. Ella no lo hizo.

—Es un placer conocerte. —Pick tendió una mano, y Stan la miró fijamente como si él
no supiera que hacer con esta, antes de que él

finalmente agarró la palma de Pick y devolvió el apretón.


—Tienes la barbilla de los Ruddick, supongo —murmuró pensativamente Stan.

—No solo vinimos así él podía conocerte, sino para ver si tenías alguna información
sobre su papa, así quizás él podría investigar también

su lado paterno.

—Tú papá está muerto —anunció Stan abruptamente, haciéndome encoger. Gracias a
dios que ya le había dicho a Pick esto, así no era tan

sorprendente, pero joder. Nuestro tío nunca se había molestado con la sutileza, y seguro
que tampoco sabía.

—No sabía su nombre real, solo qué Polly lo llamaba Chaz.

—Sí —murmuró Pick, decepción en el callejón sin salida destellando en sus ojos—. Eso
es lo qué me dijo Asher.

—No había mucho que valga la pena saber, de todas formas. Él era un borracho inútil. —
Siguió Stan—. Nunca iba a ir a ningún lado más

allá de ese taller macacino donde él trabajaba en la calle Bullview.

Pick de repente despertó a la atención. —¿Te refieres a el taller mecánico de Murphy?

—Sí. —Stan chasqueó sus dedos—. Ese lugar.

La expresión más extraña se registró en el rostro de Pick. —Mierda —murmuró él,


sonando estupefacto.

—¿Qué —Tuve que preguntar—. ¿Has oído de este?

Él se volteó hacia mí, más mirando a través de mí que a mí. La conmoción hizo a sus
pupilas dilatarse y a sus labios separarse. —Solía

trabajar allí —dijo él.

Así que por eso es porque habíamos conducido al taller mecánico de Murphy. Pick me
dijo que el dueño había dirigido el lugar por casi
cuarenta años; él probablemente recordaría a un empleado llamado Chaz.

Mientras salíamos del Mustang, seguí a Pick hasta una puerta de acero abierta (1) donde
la voz de Luke Bryan gemía desde una radio

sobre desnudarse y regresar a la vida más simple (2). Pick dio un empujoncito a un par de
botas harapientas que estaban sobresaliendo de

debajo de un vieja camión Chevy.

—Oye, ¿Esta Murphy alrededor?

Las botas se movieron y rodaron hacia afuera hasta que pudimos ver el rostro manchado
de grasa del trabajador. —Bueno, hola. El hijo

prodigo regresa. ¿Vas a regresar a trabajar para nosotros de nuevo, Pick?

Pick simplemente sacudió la cabeza. —Solo buscando conversar con Murphy hoy.

El mecánico inclinó la cabeza hacia la derecha. —En su oficina. Sigue hacia adentro

―Gracias, hombre.

Pick paseo hacia allí, así que lo seguí. La puerta hacia la oficina de vidrio estaba abierta,
y a pesar de que estaba frio afuera un pequeño

ventilador oscilante giraba lentamente por encima de una pila de papeles. El hombre
sentado detrás de este parecía ser más delgado y más

alto con hombros encorvados. Él tenía sus anteojos posados en la punta de su nariz
mientras leía algo en un sujetapapeles en su mano.

Golpeando sus nudillos sobre el marco de la puerta, Pick llamó, —Oye, Murph. ¿Tienes
un minuto?

El hombre viejo alzó la mirada, sus espesas cejas color gris arqueándose en sorpresa. —
¡Hola! Si no es Pick. Entra, chico. Siempre tengo

un minuto para ti.


Pick se metió lo suficiente lejos para permitirme espacio dentro con él. Después de
echarme un vistazo, él se volteó hacia su antiguo jefe.

—¿Has sido dueño de este lugar por mucho tiempo, verdad

—Cuarenta años el próximo verano, ¿Por qué preguntas? ¿Quieres comprármelo?


Diablos, dispárame un precio decente y lo considerare,

¿Eh?

—Aww. —Pick río entre dientes y ondeó una mano—. No, estoy demasiado ocupado con
el club para juguetear con autos

Una sonrisa cariñosa se extendió por si misma a lo largo del rostro de Murphy mientras él
se reclinaba en su asiento. —Solías amar

juguetear con autos si recuerdo bien.

—Todavía lo hago, pero ahora solo con el mío. No quiero hacer un negocio de ello.

—¿Entonces a qué has venido aquí si no quieres trabajar para mí de nuevo, o comprar mi
parte y puedes ocuparte de tus propios

automóviles? —Él me dio un vistazo, y se reclinó más profundo en su silla mientras me


tomaba en cuenta—, ¿Quieres que contrate a esta

cosa aquí? —Cuando su mirada aterrizó en mis manos, él bufó—: No parece como él ha
tenido grasa bajo sus uñas un día en su vida.

—No, él... —Pick dio un vistazo hacia mí—. Este es mi hermano. Él me ha estado
ayudando con una pequeña búsqueda, encontrar a

alguien, y aunque parezca mentira, nuestra pista nos guío aquí a uno de tus empleados
hace...veinticinco o veintiséis años atrás.

Algo extraño destelló en el rostro de Murphy antes de que él se sentó hacia adelante, de
repente interesado. —¿Oh?
—Sí. —Pick limpió sus manos en sus muslos—. Todo lo que sé es que él chico era
conocido por el nombre de Chaz, y que fue asesinado

aquí, o cerca de aquí, posiblemente por un tiroteo desde un auto.

La mano de Murphy revoloteó hacia su boca mientras miraba fijamente a Pick con una
repentina intensidad. —Bueno, que me maldigan,

—murmuró él, parpadeando como si lagrimas estuvieran nublando sus ojos.

—¿Lo recuerdas? —preguntó Pick suavemente, pero dando un paso hacia adelante con
impaciencia porque era obvio que Murphy

recordaba a Chaz.

Después de aclarar su garganta, Murphy respondió, —Chaz era el diminutivo de Charles.


Charles Edward Murphy...hijo.

Cuando Pick succionó una respiración, lo mire, pero él estaba ocupado mirando fijamente
a su antiguo jefe. —Quieres decir... ¿Estás

diciendo que él era tu hijo?

Con un asentimiento, Murphy dijo—: Lo era, ¿Porque estas preguntando sobre él?

Mi hermano se volvió hacia mí, y pensé que él estaba demasiado atónito para hablar, así
que traté de sonreírle a Murphy. —Él, uh...bueno,

acabamos de descubrir que mi mamá, Polly Ruddick, también era la mamá de Pick.

—¡Dios mío! —Graznó Murphy, incapaz de quitar sus ojos de Pick—. Pensé que te
parecías a él. El primer día que viniste aquí, buscando

trabajo, podía ver tanto de Chaz en tus ojos. Probablemente es por qué te contraté sin una
referencia a tu nombre, pero yo... yo nunca

habría soñado que eras ese bebé.


Pick sopló una respiración temblorosa antes de sacudir la cabeza y preguntar. —Así que
sabía... eras consiente que mi madre estaba

embarazada con...

Él terminó cuando Murphy asintió. —Por supuestos. Ellos convivían juntos, viviendo en
mi garaje mientras ella estaba embarazada de ti.

Ella entraría a la cocina cada mañana, y yo le daría de comer un desayuno abundante así
crecerías bien y fuerte.

―¿Supiste que ella me dio a luz en mismo día…?

—Lo hice, —dijo Murphy en un asentimiento conmovido—. Me llevó un par de días,


después del funeral, antes de que llegara para ir a

verte, Polly ya había ido para entonces, pero ellos me dejaron mirarte a través de una
ventana.

—Y tú no... —Pick sacudió la cabeza, sus ojos vidriosos con conmoción—. ¿No trataste
de conseguir mi custodia?

Culpa arrugó los ojos de Murphy antes de que él apartara los ojos. —Mierda, Pick. Acaba
de perder a mi hijo. Mi esposa se había ido por

años. Estaba tratando de dirigir mi propio negocio por mí mismo; no había forma de que
estuviera equipado para cuidar de un niño.

Murphy y yo observamos como la desolación iluminó los rasgos de Pick. Pero él tragó
ruidosamente y asintió. —Entiendo, Murphy.

Habría sido duro.

Como si darse cuenta del error que él había cometido, el rostro de Murphy tomó una
expresión de súplica. —Ellos me dijeron que

encontrarían un hogar de acogida muy bueno para ti, personas quienes habían ido a través
de clases y sido entrenados en cómo cuidar de
un bebé. Pensé... supe que sería lo mejor para ti —Una sonrisa vacilante iluminó su
rostro—.Y infiernos, mírate ahora. Saliste

perfectamente.

Con otro asentimiento, Pick murmuró. —Sí, perfectamente.

Pateé una mancha en el piso, casi mordiente la lengua por la mitad, porque quería decirle
tanto a Murphy que Pick no había estado

bien...no por muchos, muchos años. Pero asumí que si Pick no había querido que él sepa
eso, él habría dicho algo. No era mi lugar.

—Si te sirve de consuelo —siguió Murphy—. Tu mamá te amaba desesperadamente.

Levanté la vista y vi la cariñosa sonrisa en el rostro del hombre mayor mientras él asentía
hacia Pick. —Ella era joven, mierda, ambos eran

demasiado jóvenes, pero ella en particular. Y aun así... nada de eso importaba. Ella
hablaría y soñaría y prevería el día que ibas a llegar.

Ella habría hecho una mamá malditamente buena para ti si Chaz no hubiese... —Después
de otro aclaramiento de garganta, Murphy

siguió—. Ellos iban a llamarte Dugger.

—¿Dugger? —murmuró Pick, mirándome con una leve mueca de dolor—. Dugger
Murphy.

—Lindo. —Le destellé dos pulgares hacia arriba, absteniéndome de decirle lo que nuestra
madre en realidad me había llamado.

Pick me sacó el dedo antes de voltearse de nuevo hacia su abuelo.

Incluso mientras reía entre dientes, traté de no dejar entrar la amarga envidia, pero esta se
movió dentro de mí, de todas formas.
Quería tanto decirle a Pick lo grandioso que era que nuestra madre lo hubiese amado.
Porque ella nunca me había amado. Ella me había

odiado, y me lo dijo a menudo. Ella había seguido y seguido varias veces, quejándose de
lo mucho que ella había deseado que yo

hubiese muerto, cómo ella le guardaba rancor a Miller Hart por hacerla mantenerme,
cómo ella quería a su verdadero bebé de vuelta.

Siempre había sabido que ella había amado a Pick y a mí no, pero escuchar de nuevo ese
hecho solo atacó el dolor más profundo.

—Creo que hemos terminado aquí —dijo Pick, dándole un golpecito a mi codo para
llamar mi atención. Luego él asintió estoicamente

hacia su anterior jefe...su abuelo—. Murphy, gracias por tu información. Voy a... solo
voy a reflexionar sobre esto por algún tiempo,

entonces probablemente estaré de vuelta para ponerme al día con las... cosas, si eso está
bien contigo.

Murphy asintió inmediatamente, y una sonrisa iluminó su rostro. —Me gustaría eso,
gracias.

Mientras Pick se daba la vuelta y andaba a zancadas lejos, necesitando espacio, o pensar,
o lo que sea, su abuelo me dio un vistazo.

Después de un largo parpadeo, él dijo—: Ahora tú... tú tienes los ojos de tu madre.

Entonces él sonrió cariñosamente como si eso fuera algo de lo que debería haber estado
orgulloso.

Asentí, crispando los labios para hacerlo creer que estaba sonriendo, pero todo lo que
podía recordar era cuanto había odiado Polly el

hecho que había conseguido sus ojos. Casi tanto como ella me había odiado.
(1): Son de esas puertas metálicas anchas que hay en los talleres mecánicos, son como
puertas de garaje pero están son de acero.

(2): Cancion Strip it Down de Luke Ryan.

30

Asher
Cuando Pick volvió a casa, yo estaba hecho un ser cobarde e inseguro. Si la madurez era
a lo que Pick llamaba esto,

entonces iba a hacer lo maduro y simplemente llamaría a Remy. Además, quería matar
zombis con mi amigo de

nuevo.

Pero tan pronto como saqué mi teléfono del bolsillo, sonó. Cuando vi Sticks en la
pantalla, yo sonreí.

—Oye, perdedor —contesté, aliviado de hablar con él de nuevo—. Estaba a punto de


llamarte.

—¿Lo estabas?

Parecía tan sorprendido, que me hizo reír.

—Infiernos, sí. No tengo que ir a trabajar hasta las cinco de esta tarde, así que me
preguntaba si estarías dispuesto a

jugar a Call of Duty.

—Por supuesto. Estaba en realidad yendo a ver si estabas en los alrededores porque...
tengo algo para ti.

Asentí con la cabeza y le saludé, a pesar de que no me podía ver a través del teléfono.
—Bueno, pues trae tu culo aquí, hombre.

Diez minutos más tarde, alguien llamó a mi puerta, y uno pensaría que estaba esperando
la visita de una dama

caliente, ya que estaba un poco demasiado ansioso por contestar. Pero no me importaba, y
tan pronto como la abrí,

esa bola de alivio se acomodó en mi interior.

—Esto es para ti.

Sticks me tendió una pequeña bolsa de papel marrón tan pronto como entramos en mi
apartamento. Cuando sólo

arqueé una ceja, curioso, él sacudió la bolsa con impaciencia.

—Bueno vamos, tómalo. No es venenosa, lo juro.

Tomé la bolsa y desplegué la parte superior para poder mirar dentro.

—¿Qué demonios?

Miré con incredulidad y boquiabierto la nueva caja de condones que tenía escritas con un
grueso marcador negro a

lo largo del lateral las palabras "USAME POR FAVOR".

—Y me acordé de obtener la de tipo nolátex

también.

Remy sonaba demasiado orgulloso de sí mismo, por lo que le lancé una mirada incrédula
de reojo.

Él suspiró como si estuviera disgustado de que no estuviera feliz.

—Esto demuestra que estoy perfectamente bien contigo saliendo y teniendo sexo con
quien sea...
—Simplemente no es tu prima.

Tuve que añadir, tratando de no sonar amargado y esperando que sólo no hubiera metido
la pata y empeorado las

cosas entre nosotros. Pero yo tenía algo de esperanza de que estuviera bien conmigo
persiguiendo a Elisa después

de todo.

Él no lo estaba. Claro.

Él frunció el ceño un segundo antes de encogerse de hombros.

—Sí. Ella no lo es.

Quería estar deprimido, gruñir y discutir, pero... este era Sticks dándome una ofrenda de
paz. Extraño método, pero

él quería hacer las paces, así que yo la acepté.

—Bueno... gracias, creo —le dije, lanzando la caja a mi cama. —¿Así que, quieres matar
mierda ahora?

Sus hombros se relajaron y una sonrisa de alivio se deslizó por su rostro.

—Por supuesto.

—Así que... Dugger Murphy, ¿eh? Sí, no veo a Pick siendo llamado así tampoco.

Mientras le di mis controles en un descanso para agarrar mi botella de Angry Orchard y


tomar un par de tragos,

Remy remató la pequeña invasión de enemigos acercándose a nosotros.

Maldita sea, era realmente bueno en este juego.

—Lo sé, es verdad.


Dejé la copa de vuelta para constatar que él entraba en un edificio cercano con las armas
desenfundadas.

Con un resoplido, él sonrió hacia mí: —Dios, tu mamá tuvo un gusto asqueroso en los
nombres.

Le disparé a un chico en la cabeza que estaba a punto de eliminarlo.

—Mierda, no lo vi —Remy apretó los dientes con frustración—. Gracias.

Su gratitud llegó a regañadientes. Esto me mostró cuan competitivo era y lo mucho que
odiaba perderse algo o

pedir ayuda.

Actué displicente al respecto.

—Mmm hmm.

Pero él todavía me sacó el dedo medio y tuve que reír.

—Por lo tanto, ese tipo que posee el garaje y para el que Pick solía en realidad trabajar,
¿terminó siendo su abuelo

paterno? Eso es una jodida locura.

—Sí, tan loco como yo descubriendo que mi jefe era mi hermano.

No mencioné que estaba un poco celoso de que Pick hubiera terminado por descubrir un
nuevo miembro de la

familia que no lo odiaba abiertamente, ni estaba resentido contra él, o simplemente no le


importa una mierda acerca

de su vida. Pero luego me recordé a mí mismo, que había conseguido un nuevo miembro
fuera de la familia, Pick,

¿no lo había hecho? Así que técnicamente ya no estaba bateando cero en ese sentido.
—Oye, sigo olvidándome de preguntarte. ¿Va a ser el DJ en la recepción de su boda? Va
ser en el Forbidden el

próximo domingo.

—¿El próximo domingo? ¿Quieres decir, como en ocho días, el próximo domingo?

—Sí. Yo había pensado que Eva habría sido más de la gran, interminable y grandiosa
planificación también, pero

parece que están listos ya y no quieren perder el tiempo. Así que, ¿qué me dices acerca
pinchar? Eres realmente la

única otra persona en la quien confío, con el sistema de sonido.

—¿Lo soy? —La voz quebrada de Remy me dijo que se sentía honrado por mi anuncio.
Después de despejar su

garganta, sonó mucho menos emocional y más indiferente—. Bien, seguro. No hay
problema. ¿Cómo lo está

manejando Pick, de todos modos?

—¿Los planes de boda? —Le envié un breve ceño fruncido—. Como si lo supiera —O
me importara.

—No —resopló y agitó una mano—. ¿Cómo está, ya sabes, lidiando con la conmoción
del conocimiento de tanto

en un día? Conoció a su tío, a continuación, su abuelo. ¿Cómo le va con eso?

Le envié otra extraña mirada.

—Ni idea. Parecía estar bien para mí. ¿Por qué?

—Oh, Jesús —Remy puso los ojos en blanco—. Vosotros los hombres hetero. Lo juro.
Siempre demasiado

asustados de hablar acerca de sus sentimientos.


Ahora estaba realmente perplejo.

—¿Qué demonios se supone que debo preguntarle?

—No sé —Sticks suspiró como si me diera por imposible—. Pregúntale si está bien, tal
vez. Si quiere hablar de

ello. Si…

—Estoy seguro de que Eva se hará cargo de todo eso. No me necesita para darle un
abrazo o una palmadita en la

espalda.

Por el rabillo del ojo, vi a Remy mirando hacia mí.

—¿Y qué hay de ti?

— ¿Eh? ¿Qué hay de mí?

—No tienes una Eva con la que hablar o abrazar.

Le envié una mirada incrédula.

—Sí, no soy el único que conoció a mi abuelo por primera vez hoy, tampoco.

Con esto sólo obtuve una confirmación de lo mucho que mi madre me había despreciado
de verdad.

—Sí, pero tuviste que hacer frente a tu tío de nuevo después de no verlo por... ¿cuánto
tiempo ahora? Y pasaste toda

la mañana con Pick, cuando hace un mes, te cagabas de miedo ante la idea.

—Cristo —gemí—. Te cuento demasiado. —Cuando él sólo sonrió, puse los ojos en
blanco—. Mi tío sigue siendo

completamente imparcial sobre cualquier cosa que haga con mi vida, y Pick... No sé,
estoy sintiendo crecer la idea
de que él es mi hermano.

—¿En serio? —Eso parecía complacer a Remy—. Eso es genial.

—Sí, desde que me dijo que había investigado ya a Polly en internet y sabía lo que le
había pasado a ella y a mi

papá, yo no he estado tan asustado.

—Hablando de tu papa…

—No lo hagas —Sosteniendo la mano en alto en su dirección para cortarlo, suspiré—. No


he vuelto a verlo desde el

encontronazo en el bar.

Remy estuvo en silencio un momento antes de decir: —Bueno, sigo pensando que te está
siguiendo. Vigilándote.

Por supuesto, lo hacía.

—Y yo te dije que no pude importarme menos que una mierda si lo hizo —Lo cual
dudaba mucho que hiciera—.

Mientras él se aparte de mi camino y no tenga que enfrentarme a él, todo está bien.

—Pero que si él…

—Sticks —Le envié una mirada penetrante—. No estoy preocupado por él. No tiene
ninguna razón para venir a por

mí. Desde el momento en que se dio cuenta de que no podía ayudarle a colocar ninguna
droga y que no iba a darle

ningún apoyo financiero, probablemente olvidó que existía. Y yo digo que bien. Adiós y
hasta nunca.

—Bueno, voy a estar paranoico y a mantenerme alerta por él.


Negué con la cabeza, a pesar de que se sentía bastante agradable que alguien estuviera tan
preocupado por mi

bienestar.

—Haz lo que quieras. Por la presente, y desde ahora te hago mi guardaespaldas oficial.

Cuando hice una señal de la cruz en su dirección, él resopló.

—¿Una señal de la cruz? ¿De Verdad? ¿Qué demonios fue eso?

Me reí.

—Ni idea. Me parecía apropiado.

Se río de vuelta.

—Hombre, eres tan raro.

La forma en que negó con la cabeza como si estuviera perplejo por mis rarezas me hizo
reír, también. Estaba a

punto de burlarme y decirle que era un idiota con un gran enamoramiento por mí, pero no
sé, decidí solo seguir la

corriente.

—¿Crees que soy raro? Bueno, ¿sabías que... —Recordando algo que había leído en
internet la noche antes, cuando

había sido incapaz de dormir porque había estado preocupado por mi amistad con él, le
pregunté—, que cuando se

solía cortar las bolas a un niño para hacerlo cantar castrato, la falta de testosterona en su
cuerpo hacía que sus…?

—Articulaciones óseas no fueran tan duras, ergo ellos crecían más y tenían más
capacidad torácica para cantar y
una capacidad pulmonar más fuerte. Sí, en realidad ya lo sabía.

Mi boca se abrió en estado de shock. Pero, maldita sea, ¿cómo sabía eso? Parpadeé, no
estoy seguro si estaba

impresionado o irritado de que él me hubiera descubierto... otra vez.

Antes de que pudiera decidir, mi teléfono sonó.

Tiré mis controles a un lado para llegar a él, porque una vez más, Remy estaba limpiando
la casa sin mi ayuda.

—Es Pick, —dije, frunciendo el ceño y me preguntaba qué le pasaba. ¿Realmente


necesitamos hablar acerca de los

sentimientos y esa mierda? No tenía ni idea de cómo hacerlo, pero por Pick, supuse que
lo intentaría.

—¿Qué pasa? —le pregunté en respuesta.

—Hombre —Pick dejó escapar un largo suspiro—. Jesús, Asher. Nunca vas a creer esto,
pero acabo de recibir una

llamada de Reese. La madre de Mason murió como... hace una hora.

—¿Qué? —Me senté con la espalda recta en el sofá—. Eso una locura. ¿Qué pasó?

—No lo sé. No me dio detalles. Pero ella dijo que Mason estaba muy alterado. Ellos
simplemente recogieron a su

hermana pequeña Sarah y ella no lo está tomando muy bien tampoco. Nos dirigimos
hacia allí ahora —Hizo una

pausa y luego añadió: —¿Nos vemos allí?

—Uh... seguro. Sí. Estaré allí tan pronto como sea posible —Después de colgar, continué
mirando el teléfono

mientras murmuraba: —Mierda.


Remy detuvo el juego y se sentó, con preocupación en su rostro.

—¿Que está pasando?

—Mi amigo Mason...

—¿El del bar? Sí. —Asintiendo, agitó una mano, instándome a continuar—¿Qué hay con
él? ¿Está bien?

—No. Quiero decir, sí, lo está. Pero su mamá... mierda, supongo que ella acaba de morir.

—Guau —Sticks se hecho hacia atrás, parpadeando—. ¿Qué pasó? ¿Accidente


automovilístico?

—Ni idea. Pick no lo sabía y Reese no se lo dijo cuando ella llamó —Me puse sobre mis
pies, sintiéndome

desorientado mientras miraba ciegamente por la habitación—. Necesito ir. Darle mis
condolencias y, no sé,

mierda... sólo tenderles la mano por si necesitan algo, supongo.

Debí haberme movido pues una ola de mareo me asaltó. Todo lo que podía ver eran los
ojos muertos de mi propia

madre, mirando sin ver nada. ¿Qué pasa si la hermana pequeña de Mason había visto
morir a su madre?

—Oye. ¿Estás bien?

Remy agarró mi brazo, devolviéndome a la tierra, al presente.

—Sí. Bien —murmuré—. Sólo recordando mierda del pasado. Pick dijo que la hermana
de Mason, Sarah estaba

bastante alterada. No pude evitar preguntarme si ella estaba allí. Si lo vio todo.

La mirada audaz de Remy se clavó en mí.


—¿Qué viste —murmuró en voz baja—, cuando tu madre murió?

Escuché un sonido y sacudí la cabeza.

—Todo —respondí sin realmente querer. Pero Sticks tenían una forma de sonsacarme las
cosas con una simple

mirada.

—Eso debe haber sido una mierda. ¿Alguna vez hablaste con alguien sobre esto?

Le eché un vistazo.

—Sí. Por supuesto. Tuve que repetir mi versión de los hechos alrededor de veinte veces a
la policía, a los abogados

y a los jueces.

—No, quiero decir, con un psiquiatra. Ayuda emocional.

Con un bufido, le envié una mirada de “se serio”.

—¿Crees que mi tío estaba dispuesto a desembolsar dinero extra para algo como eso? Sí,
piénsalo otra vez.

Stan había pensado que había cumplido totalmente con su deber al dejarme vivir en su
remolque. No se había

esforzado más allá de esto, salvo para preguntar de vez en cuando si necesitaba dinero
para comprar mis cosas

personales.

—Deberías haber conseguido un poco de ayuda inmediatamente después de que


ocurriera. No es bueno para…

—Sticks —Levanté una mano para que se callara—. Ocurrió hace años. Creo que lo
superé. Y sé que te gustaría
que me abrirse y compartiese todos mis sentimientos y la mierda contigo, pero voy a ir a
ver a mi amigo ahora y

estar allí para él.

Excepto que eché un vistazo alrededor de la habitación, sintiéndome totalmente perdido y


sin saber qué hacer a

continuación hasta que Remy agarró mi brazo.

—Te llevaré —dijo en voz baja.

Solté un suspiro, sintiéndome patético porque lo necesitaba. Las noticias de Pick me


habían afectado

profundamente. Eso me sorprendió. Así que asentí ante la oferta de mi amigo y murmuré:
— K. Gracias.

Sin hacer gran cosa de mi admisión de que en verdad lo necesitaba, él agarró sus llaves,
la cartera, y el teléfono de

la mesa del café e hizo un gesto hacia la puerta. Como mi cabeza todavía estaba hecha un
lio, seguí sus indicaciones

sin dudarlo.

Pero tan pronto como me abrió la puerta, dijo entre dientes: —Mierda. Comida.
Necesitamos comida.

Miré hacia atrás, frunciendo el ceño. —¿Eh?

—Ya sabes —Chasqueó los dedos y agitó la mano—. Cuando alguien querido de alguien
cercano muere, llevas

comida, como guisos y esa mierda.

Arqueé una ceja.

—Tú eres tonto si piensas que sé de forma remota como cocinar un guiso.
Remy se río. —No tiene por qué ser un guiso per se. Sólo…cualquier cosa. Algo útil. —
Entonces él se iluminó

—.Cuando la madre de Big T murió, todas las personas trajeron diferentes comidas, pero
solo ese tipo viejo, Jorge,

trajo platos de papel y servilletas y utensilios de plástico, basura por el estilo. Era lo más
utilizado que nadie trajo.

Y siempre me dije, ya que no puedo cocinar, eso es lo que haría si alguna vez visito al
miembro de la familia de

alguien que murió.

Solté un suspiro.

—De acuerdo entonces. Vamos a pasar por la tienda y recoger algunos platos de papel y
esas cosas por el camino.

Media hora más tarde, llamamos a la puerta de Reese y Mason. Eva respondió, y su rostro
se iluminó cuando

me vio.

—Asher. —Ella me tiró en un fuerte abrazo, murmurándome al oído lo mucho que iba a
significar para

Mason y Reese que yo hubiera venido. Entonces se dio cuenta del tipo detrás de mí—.
¡Oh! Hola. —Le

presenté a Remy, y él agitó un saludo respetuoso antes de seguirnos por el pasillo hasta la
cocina, donde Pick

y Reese se encontraban encima de un directorio telefónico, debatiendo sobre cual


funeraria contactar.

—Mira a quien encontré en la puerta —anunció Eva.


Reese levantó la vista, y aunque su cara estaba roja e hinchada por haber estado
obviamente llorando, sonrió

cuando me vio. —Asher. Muchas gracias por haber venido. —Se extendió alrededor de la
mesa hacia mí y

me atrajo en un abrazo.

Después, le lancé la bolsa de comestibles.

Ella se inclinó para mirar dentro y se iluminó. —¡Oh! Gracias. Ha sido muy considerado.
Esto

probablemente nos vendrá bien más que cualquier otra cosa.

Miré hacia atrás a Remy, listo para darle el crédito, pero él me dio un codazo y susurró—:
Tu línea es de nada. —Así que obedientemente me volví hacia Reese y me encogí de hombros.

—De nada. Así que...

No estaba seguro de q ué preguntar. Pero Reese se inclinó murmurando en voz baja—:


Ella tomó una

sobredosis.

La sorpresa se extendió a través de mí. —¿La madre de Mason? Mierda. No era


consciente de que…

—Ella no lo era. De verdad, no. Supongo que había tenido algún problema con la
prescripción de píld oras

hace mucho tiempo. Ella solía robar algunas medicinas de Sarah para lidiar con… bueno,
la vida, supongo.

Pero lo había dejado mucho antes de que yo apareciera. Mason ni siquiera me dijo nada al
respecto hasta
después de que nos hubiéramos mudado aquí desde Florida. Pero supongo que,
últimamente, en estos

últimos meses... se convirtió en un problema de nuevo. —Negó con la cabeza mientras


las lágrimas llenaron

sus ojos—. Sarah es quien la encontró. Después de que nos llamara, ella no ha dicho ni
una palabra.

—Mierda —murmuré, sintiéndolo por la pobre hermana de Mason.

—Y Mason... Dios mío. —Más lágrimas llenaron los ojos de Reese —. Ha estado
ocupado con el teléfono,

llamando a los abogados y trabajadores sociales, empeñado en asegurarnos de que


podamos conseguir la

custodia de Sarah y no se ha parado a pensar en lo que realmente sucedió. No creo que él


quiera pensar en

ello.

No l e culpaba. Antes de que pudiera decir algo, ofrecer ayuda, cualquier cosa que fuera
necesario, dos niños

pequeños entraron en la habitación. —Mamá, Papá —llamaron, yendo hacia sus padres.

Mirando a lo que supuse que eran mi sobrina y sobrino ahora corriendo hacia Eva y Pick
buscando atención,

sacudí la cabeza. Eran tan malditamente lindos, y tenían mucha suerte de tener dos padres
que se

preocupaban, que no tuvieran sobredosis y que no los abandonaban, que solo….los


amaban.

Desde el pasillo, más personas aparecieron: Noel y su familia, y Quinn y Zoey, portando
un s úper pequeño
bebé.

Mient ras Reese llegó para arrebatarle al bebé de los brazos de Zoey, diciendo que
realmente necesitaba una

dosis de ternura en este momento, Brandt miró alrededor de la cocina de repente estrecha
y preguntó—:

Sarah está aquí, ¿verdad?

El dolor nubló el rostro de Reese mientras mecía al bebé. —Sí, pero lo siento, Brandt. —
Negó con la cabeza

—. Ahora no le habla a nadie. Mason ni siquiera puede conseguir que le responda a él.
Ella está muy mal.

Determinación brillaba en los ojos de Brandt. —¿Puedo ir a verla de todos modos? —


Tenía la sensación de

que hubiera encontrado una manera, incluso si Reese le negaba el acceso.

Pero ella asintió. —Claro. Está acostada en mi habitación y la de Mason

Se fue y unas silenciosas voces respetuosas llenaron la cocina mientras A spen y Quinn
entregaban platos de

comida a Eva, quien los guardó en el refrigerador. Cuando Mason entró en la habitación,
con aspecto pálido,

gastado, y un poco conmocionado, las chicas se reunieron en torno a él para una ronda de
abrazos, mientras

que nosotros los chicos nos quedamos de pie detrás, dándole uno de esos guiños de lo
siento por la pérdida .

Julián y Skylar siguieron tratando de gritar y correr alrededor de la cocina, así que Pick
los reunió en sus
brazos, anunciando—: Yo puedo llevarlos a casa. Tink... sigue adelante y estate aquí todo
el tiempo que

necesites, estate con tus primos. Y llama cuando estés listo para volver a casa.

Estuve a punto de hablar, y ofrecerme a llevarla a su casa para que no tenga qu e volver,
pensando que Remy

tenía un coche para llevar a Eva, pero luego Remy levantó la mano. —Eh hola. Puedo
vigilarlos. No hay

problema. Si tenéis una habitación extra aquí podríamos pasar el rato, todos podríais
quedaros.

Reese le puso la mano en el brazo. —Muchas gracias, Sticks. —Luego miró en mi


dirección— . ¿Podrías

mostrarle donde está la oficina? Hay DVDs infantiles y juguetes allí para mantener
ocupados a los niños.

Asentí con la cabeza y ayudé a Remy a reunir a los pequeños barbaros de Pick y Eva.

Empezamos por otro pasillo, pero cuando pasamos la habitación de Mason y de Reese , la
voz murmurando

de Brandt me hizo detenerme en la puerta entreabierta y mirar en el interior.

—Va a estar bien —murmuró el chico mientras yacía en modo cuchara detrá s de Sarah
en la cama y le

acariciaba el pelo—. Vivir con tu hermano mayor no es tan malo. En realidad para mi ha
sido mejor desde

que lo he hecho. Ya verás.

Sarah le agarró de la cami sa en el hombro y lo apretó con fuerza. —Por favor... no... me
dejes.
—No voy a ninguna parte —le aseguró Brandt—. Me voy a quedar ahí contigo.

Detrás de mí, Remy me dio un codazo en silencio diciéndome que estaba escuch ando
una conversación

privada, pero tan pronto como llegamos a la oficina de Mason y de Reese, él sonrió y
dijo—: Bueno, si eso

no fuera la mierda más dulce que has jamás visto. Creo que me enamoré de ese chico.

Sonreí y sacudí la cabeza. —Sí, Brandt es una buena semilla. —Luego miré alrededor de
la habitación que

obviamente había sido creada para entretener a Julián y a Skylar. Los dos niños pequeños
de inmediato

buscaron sus juguetes y empezaron a jugar—. ¿Estás seguro de que estás bien
vigilándolos?

—Crecí siendo niñera de mis primos más jóvenes. Lo tengo. —Él me dio un codazo hacia
la puerta—. Ahora

ve a estar con tus amigos.

Asentí con la cabeza y em pecé a alejarme. —Gracias, Rem. Eres un verdadero amigo.

31

Remy
Así que me quedé con el pequeño Julián y Skylar. Ninguno de ellos realmente vieron la
película que puse; sólo

jugaron un poco a mi alrededor, ocasionalmente escalaron sobre mis piernas para ir de un


lado de mí al otro. A
veces una escena ruidosa o particularmente activa atraparía su atención, pero sobre todo,
era la única pegada a la

trama real.

Para el momento en que los créditos finales rodaron, ellos estaban inconscientes por el
sueño, cada uno

descansando su cabeza en uno de mis muslos mientras las lágrimas corrían por mi cara,
algunas dentro de mi

máscara, algunas filtrándose por la parte exterior.

— Oh, Dios —sollocé, fregando mis mejillas con el dorso de los dedos. —Esta mierda es
triste.

— Hey, Rem. — Asher apareció en la puerta, agarrando el lado del marco para poder
girar el torso hacia el

dormitorio. — ¿Estás listo para salir? Tengo que ir a trabajar. Aspen dijo que se haría
cargo de vigilar a Skylar y

Ju—

Pero al verme, se detuvo en seco, y parpadeó. — ¿Estás llorando?

— Es jodidamente triste — casi grité, haciendo que Julian se revuelva en sueños, así que
tuve acariciar su pelo

rizado para calmarlo de nuevo a la inconsciencia más profunda. — Quiero decir, ¿qué
demonios? Es una película de

Disney; Pensé que todas las películas de Disney tenían finales felices.

Él rió. El hijo de puta en realidad se rió de mi angustia. — ¿Cuál es? — Soltó la puerta
para entrar en la habitación

y poder ver la pantalla.


— Tinker Bell y Neverbeast, o algo así. No puedo recordar. Él nunca va a volver a verla,
— hice un gesto a una

imagen de la bestia, que cruzó la pantalla. — Y esa hada Fawn, ella lo ama. Deben llegar
a estar juntos. Esto sólo...

es tan malo.

Y Dios, era tan bueno.

Asher se deslumbro viendo los créditos. Por último, preguntó: — ¿Qué canción es esa?

— Es 1.000 Años por KT Tunstall y Bleu. ¿Nunca la has oído antes?

— No, — murmuró, su mirada pegada a la pantalla. — Pero me gusta.

Fue perfecta para esta película también. Dios, esta triste, hermosa, increíble película.

Moviendo suavemente a los bebés en mi regazo y cambiándolos para que descansen


sobre las mantas cercanas,

acaricié sus preciosas cabecitas, entonces me empujé a mis pies. Mi espalda estaba tiesa y
me dolían las piernas de

estar sentada en el suelo durante mucho tiempo, así que las estire y sacudí el polvo de mi
trasero.

— ¿Dijiste que necesitabas irte? — Le pregunté a Asher.

— ¿Eh? — Echo un vistazo a la película y me miró parpadeando antes de sacudir la


cabeza para despejarse. — Oh

sí. Es sábado, noche de karaoke. Así que tengo que llegar temprano también. Será mejor
que nos vayamos. —

Luego sonrió hacia los niños. — Supongo que terminaron gustándote. Gracias de nuevo
por vigilarlos. Mason y

Reese realmente necesitaban a Pick y Eva hoy.


— No hay problema. Son buenos chicos... y lindos como aterrorizador. — Lo seguí desde
la sala, donde el resto

del apartamento estaba mucho más tranquilo de lo que había estado la habitación con los
niños y la reproducción de

la película.

Aunque me encantaba mi lugar en Noncastrato,

siempre tener que vestirse como Sticks, el baterista varón, llevaba

en mí. Yo realmente, realmente echaba de menos ser una chica. Quiero decir, todavía
podía ser yo cuando estaba en

casa, y cuando tenía que ir a trabajar a Castañeda, pero parecía que aparte de eso, estaba
atrapada en mi máscara y

obligada a actuar como hombre casi todo el día.

Lo sé, lo sé. ¿Por qué diablos me quejaba? Había metido a mi propio maldito ser en esta
situación. Había hecho mi

cama, y así sucesivamente.

No significa sin embargo que no tenía remordimientos. Todavía probablemente habría


probado como un hombre si

tuviera que hacerlo todo de nuevo. Me encantó poder tocar con la banda. Y me encantó
esta oportunidad de conocer

a Asher. El veredicto estaba todavía en Gally y Heath. Heath podría estar bien, pero era
difícil de decir. Gally, me

temía, era un imbécil irremediable gilipollas.

Probablemente tendré que confesarme a ellos cuanto antes, sin embargo.


Ahora, estaba demasiado preocupada de destruir todo si exponía mi verdadera identidad.
Esto definitivamente

molestaría a Asher. Y haría cualquier cosa para no molestar a Asher, aún continuarme
vistiendo como Sticks.

Nunca había sido la chica más femenina en el planeta, pero tres noches después de cuidar
a los niños de Pick y Eva

mientras Asher los ayudó a consolar a Mason y Reese, sentí la necesidad de complacer mi
lado femenino. Tomé un

largo baño de burbujas, me di un facial de aguacate, dejé dos rodajas de pepino sobre los
ojos y no me moví del

agua hasta todos los dedos de mis manos y pies estuvieron arrugados e incoloros.

Después de eso, di un paseo descalza por el apartamento en una bata de tela difusa con un
turbante toalla en mi

cabeza mientras asaltaba la cocina por helado, chocolate y una taza de té de calabaza con
especias.

Una mini pedicura siguió junto con pintura de uñas y luego pinzas de cejas. Para el
momento en que había

terminado con todo eso, me sentía renovada y lista para tomar el mundo de nuevo.

No pensaba salir, pero me metí en uno de mis pequeños vestidos negro preferido y arreglé
mi cara y pelo, sólo

porque puedo, antes de regresar a la cocina para, uf... lavar los platos.

Había pasado un par de días y se habían amontonado. Lo que era peor, la plancha de
hacer gofres que no había

usado durante más de una semana todavía estaba asentada en el mostrador, a la espera de
ser limpiada. Estaba
segura que tanto Jodi como yo habíamos hecho una ronda de platos cada una, desde que
habíamos usado la maldita

plancha de gofres. Pero era un dolor en el culo para lavar, ambas la habíamos puesto de
lado.

Le entrecerré los ojos, preguntándome si sería un error simplemente lanzarla y comprar


otra. Era una especie de

marca barata. Podría comprar algo bonito y de autolimpieza.

¿Acaso las gofreras vienen en marcas de autolimpieza?

Bueno, ellas totalmente deberían.

Asco, está bien. Limpiaría la estúpida cosa.

Tenía el jabón y cada posible estropajo en la mano, trabajando en ello, cuando escuche a
Jodi entrar a casa

temprano de su clase de los martes por la noche. Grite un saludo y volví a la plancha de
gofres mientras cantaba

"Anaconda". Tenía mi caderas balanceándose y trasero rebotando mientras rapeaba la


parte Nicki Minaj, porque

infiernos, ¿no es eso lo que se supone que haces cuando vas abajó con Nicki?

Sólo había conseguido el verso cuando alguien se rio detrás de mí. Aullando mi sorpresa,
me di la vuelta, la espuma

aferrándose en mis manos lanzada por todas partes.

— Oh, Dios mío, lo siento mucho. No era mi intención asustarte. — La chica apoyada en
el quicio de la puerta de

la cocina y agarrando su estómago con un brazo mientras continuaba riendo levantó una
mano. — Acabo de oír el
canto y tenía que mirar.

Mire boquiabierta, parpadeando y sin poder creer lo que veía... porque la conocía.

— ¿Qué demonios estás haciendo aquí? — Le espetó, sacudiendo la cabeza en confusión.


Tan pronto como me di

cuenta de lo grosera que había sonado, golpeé mi mano sobre mi boca. — Quiero decir...
lo siento. Es que... no me

esperaba a nadie. Pensé que mi compañera de cuarto acababa de llegar a casa y—

¿Quieres decir Jodi? Oh, ella lo hizo. — La rubia hizo un gesto con el pulgar por encima
del hombro, hacia

fuera de la cocina y hacia el resto de la vivienda. — Tomo clases Diseño Teatral con ella,
y cuando salimos

temprano esta noche, decidimos ir a algún lugar para comer, pero ella quería hacer una
parada primero en su lugar

para cambiarse, por lo que voilà. Es por eso que estoy aquí, esperando por ella. Soy
Caroline, por cierto.

— Re… — automáticamente empecé a contestar antes de detenerme a mí misma,


preguntándome si debería darle

mi verdadero nombre. Ella era amiga de Asher, casada con su compañero de trabajo.
¿Qué tan seguro era dejarla

conocerme como una chica? Entonces decidí, meter la pata. No me sentía como para
mentir el resto de la noche, así

que sonreí y dije, — Remy.

Ella me devolvió la sonrisa, como si se complaciera con mi respuesta. Me pregunté si ella


sabía la verdad. Su
marido sabía; pero ¿le había dicho?

— Así que ¿quieres conseguir algo de comer con nosotras? — Preguntó, mirando ansiosa
como si ella realmente quería que yo fuera.

— Uh... — Miré hacia los platos, que realmente no quería terminar. Pero pasar
demasiado tiempo con la amiga de

Asher podría conseguirme atrapada en un poco de mentira que no quiero contar.

Antes de que pudiera lamentablemente declinar, sin embargo, Jodi irrumpió en la cocina,
diciendo: — ¡Sí! Por

supuesto que sí. Se siente como si no te hubiera visto en mucho tiempo. Siempre estás
ocupada, pasando el tiempo

con—

Claro — embestí antes de que pudiera decir el nombre de Asher o el nombre de su banda.
— Voy a

acompañarlas, si no te importa.

— No, en absoluto — Caroline respondió alegremente.

— Genial — Mi sonrisa fue forzada y mi corazón latía con el estrés. — Déjame que vaya
a cambiarme en algo un

poco más adecuado.

— Oh, infiernos no. — Jodi me agarró del brazo, deteniéndome. — Ha sido mucho
tiempo desde que te he visto

luciendo tan bien. Estás totalmente usando eso. — Entonces arrugó las cejas en un gesto
confuso. — En realidad,

¿por qué llevas eso para lavar los platos?


Me sonrojé duro mientras me encogí de hombros. — Sólo, ya sabes... a veces te quieres
sentir linda cuando estás

trabajando como un burro en tareas domésticas.

Caroline se rió de mi respuesta. — Creo que me vas a gustar.

Le envié una pequeña sonrisa enferma. Fenomenal. Probablemente tendría que mentir y
engañar a la chica toda la

noche, pero ella me gustó. Nada más para que me sienta culpable por allí.

No, en absoluto.

— Sabes, tu canto me recuerda a uno de mis amigos. Siempre está cantando para sí
mismo cuando está absorto en

cosas como la limpieza.

— Hmm — murmuré, tratando de no actuar interesada en tal coincidencia porque tenía la


sensación de que sabía

exactamente a qué amigo se refería. — Así que, si no estoy autorizada a cambiarme,


¿deberíamos irnos ahora? —

Superar esta noche ya.

Terminó en que en realidad me gustó Caroline, a pesar de que trate de que no, así no
tendría que sentirme tan

culpable por mi engaño. Pero ella era tan agradable y amable, y me mantuvo envuelta en
todo lo que ella y Jodi

discutían. Una vez que llegamos al restaurante y nos sentamos, pedí una piña colada en
cuanto el camarero se

acercó a nuestra mesa antes de que incluso pudiera pedir solicitudes de bebidas.
¿Qué? Había pasado demasiado tiempo desde que había sido capaz de disfrutar de una.

Jodi se rió, mientras que Caroline solo me envió una curiosa mirada. Tan pronto como el
camarero se fue

nuevamente, Jodi preguntó: — Extrañando la vida de chica, ¿eh?

Le dio un puntapié debajo de la mesa con la punta de mis zapatos de tacón alto.

Pero Caroline ya había hecho como el láser de un misil guiado por calor. — ¿Vida de
chica?

Le hice un gesto con la mano y sacudí la cabeza como si fuera nada del otro mundo, pero
Jodi inmediatamente

comenzó a explicar, — Remy es la chica que he estado vistiendo como un chico.

Le di otra patada bajo la mesa, pero ella siguió hablando. — ¿Sabes, del proyecto que
sobre el que estoy haciendo

mi tarea de plazo?

Cuando la golpee de nuevo, ella se volvió hacia mí con el ceño fruncido. — ¿Por qué
coño sigues pateándome?

Mientras me miró, Caroline se echó a reír. — Creo que está tratando de conseguir que te
calles, así no voy a

averiguar quién es realmente — dijo a mi compañero de cuarto.

Con un gemido, me hundí bajo en mi silla. — Pero ya sabes — llegué a la conclusión. —


¿Verdad?

Ella se echó a reír. — Sí. Lo descubrí un par de días después de tu primera actuación en
Forbidden cuando Jodi

trajo una imagen de Sticks a clase y explicó cómo ella ayudó a transformarte para entrar
en la banda de Asher.
— ¡Dios mío, Jodi! — Lloré, boquiabierta. — ¿Tú le dijiste a una clase entera llena de
gente al respecto?

Mi compañera de cuarto hizo una mueca, dándose cuenta de que podría haber estado mal.
— Bueno, yo...

— Ella totalmente lo hizo — Caroline alegremente me informó.

— Genial — murmuré. — Ahora, tu, tu marido y un aula entera llena de extraños saben.

— Espera — Caroline exigió. — ¿Oren sabe? — Así como Jodi se volvió hacia ella y
graznó, — ¿Eres casada?

Negué con la cabeza, confundida. — ¿Oren?

Caroline rodo sus ojos. — Bueno, no pensaste que su verdadero nombre era Ten,
¿verdad?

— Uh, bueno, supongo que nunca pensé en ello.

— ¿Cómo puedes estar casada? — Jodi embistió, boquiabierta a Caroline como sí nunca
antes la había visto.

Puse los ojos. — Jodi, conoces a su esposo. Diablos, coqueteaste con él y trataste de
entrar en sus pantalones en el

bar hace un par de semanas.

—¿Coqueteaste con mi esposo? —jadeó Carolina, parpadeando hacia Jodi—. Digo, no


que te culpe, pero, maldición… ¿no que ya estás acostándote con dos miembros de la banda de
Asher?

Debía haber sido mi turno para lucir completamente atónita. Me volteé hacia Jodi. —
¿Dos miembros?

—Oh, sí —dijo, sonriendo despreocupadamente, como si hubiera olvidado mencionar tal


detalle—. Fui a casa con
el grande y barbudo el último fin de semana, luego de que nos hubieras abandonado
después de la presentación.

—Tú… —Sacudí la cabeza, todavía sin comprenderlo. Entonces chillé—: ¿Heath? ¿Te
acostaste con Heath?

—Sí, y, mmh, chica, déjame decirte algo: está bien dotado. Digo, es enorme. Como, el
más grande que alguna vez

he visto, no sólo tenido, visto. Todavía camino raro debido a esa noche. —Se inclinó
hacia mí, meneando las cejas,

antes de confesar confidencialmente—: También le gusta por detrás, y me refiero a muy


detrás, en el…

—¡Oh! —solté, cubriéndome instantáneamente los oídos, sin querer saber eso—. No
puedo creerte. ¿Qué con

Gally?

Jodi frunció el ceño, sin tener idea. —¿Quién?

—Gally —gruñí—. Galloway. Billy Galloway. El bajista en mi banda. Pensé que


dormiste con él.

—Oh, cierto. —Suspiró con una sonrisa—. Sí, todavía tengo sexo con él. No es tan
grande, pero lo que le falta en

tamaño, en definitiva le sobra con lo peculiar. Los juguetes que tiene… Déjame decirte…

Me atraganté, sólo un poco, porque en serio… no quería saber más información de mis
compañeros de banda. —

Pero…

Me guiñó. —Parece que estoy pasando por toda tu banda, puta(1). Teniendo en cuenta
eso, debería seguir con
Asher, ¿cierto?

Mi sorpresa se transformó inmediatamente en un ceño. —Sobre mi cadáver, joder.

¡Maldita sea! Sabía que lo dijo para molestarme, y claro que caí en su trampa.

Cuando Caroline se rió, me di cuenta de lo posesiva que soné por el pobre Asher. —Digo,
es sólo que…

Jodi le dio un golpe en el codo a Caroline. —Creo que Remy se queja demasiado. —
Entonces me sonrió—. Sí que

sientes algo por él.

Solté un resoplido. —Claro que no.

—Lo amas —se burló mi compañera—. Quieres tener a sus hijos. Tú…

—Ya déjalo —gruñí.

—Asher en realidad es un chico dulce y maravilloso —dijo Caroline, pensativa—.


Podrías haberte enamorado de

alguien mucho peor.

Suspiré. Sí, ya lo sabía.

—Bueno, ya —anunció Jodi, levantando una mano en compromiso—. Me abstendré de


seducir al ardiente. Pero

tengo que decírtelo, si viene conmigo, no me haré responsable de sacudir su pequeño y


caliente mundo.

—No lo hará —le aseguré, incluso aunque sabía que nunca haría lo que decía. Diablos,
fue ella la que me puso al

tanto de los engaños de Fisher cuando él fue con ella.

Pero en serio, Asher no iría con ella… ¿no?


No. Él buscaba algo significativo. Jodi era alérgico a eso cuando se trataba de hombres.
Quería probarlos a todos,

no asentarse. A ella le gustaba experimentar y ver lo que había allí afuera.

—No puedo esperar para que conozca a tu verdadera yo —murmuró Caroline antes de
chupar la pajilla de su propia

piña colada.

Me la quedé mirando como si estuviera demente, porque, en serio, tenía que ser tonta
para incluso sugerir que una

idea así sería buena. —Sí, porque será tan emocionante ver cómo reacciona a mi mes de
decepción.

Caroline se encogió de hombros. —No si se lo dices en el momento adecuado. Como


justo antes de que se vuelva a

poner la ropa.

—Ves, te lo dije; necesitas follártelo —dijo Jodi.

Gemí mientras les fruncía el ceño a las dos mujeres al otro lado de la mesa. —De ninguna
manera —anuncié—. No

voy a añadir eso a mi decepción. De seguro me odiará cuando lo descubra.

—No lo sé —murmuró Caroline, sonriendo con picardía—. Un chico podría perdonar un


montón justo después

de…

—Ni siquiera termines esa frase —le advertí—. Porque no va a suceder. Fin de la
discusión. Hablemos de algo más.

Por lo que Caroline pasó al tema de la boda de Pick y Eva. —No puedo creer que sólo
falten cinco días. Trataron de
posponerla después de lo que le sucedió a la madre de Mason el sábado, pero tanto Reese
como Mason insistieron

en que la hicieran de igual manera.

—¿Cómo está Mason y su hermana? —pregunté.

La expresión de Caroline se arrugó con simpatía. —Todavía están bastante molestos.


Reese dice que Mason se

culpa porque cree que debería haber sabido lo que sucedía. Y Sarah… —Niega con la
cabeza—. La única persona

con la que habla es Brandt. Por lo que ha estado pasando las últimas noches en su casa,
así Brandt puede hacer que

coma y duerma. Tengo el mal presentimiento de que va a tomarle un tiempo superarlo.

—Pobre chica. —Una vez vi a mi madre tener una sobredosis. Pero después de llamar al
tío Alonso*, la llevamos al

hospital justo a tiempo para bombearle el estómago y salvarla. No sabía con seguridad
cómo habría reaccionado si

nunca se hubiera recuperado.

Las tres hablamos hasta que tuve que ir al baño. Desde que podía, obligué a Jodi y
Caroline para que fueran

conmigo, como un grupo. Se sentía bien. Mientras entrábamos al baño, suspiré y acaricié
la señal en la puerta.

—No puedo creer que en serio pueda usar el baño de damas de nuevo. ¿No es agradable?

Jodi se rió en lo que encontraba un baño disponible y desaparecía dentro. —Lo juro,
nunca he oído a alguien sonar

tan emocionado por ser capaz de usar el baño de damas.


—Bueno, estoy cansada de tener que usar todo el tiempo el de hombres. Esas cosas
apestan. Se los digo, no es

agradable. Lo juro, cada chico que usa el mingitorio público aspira a fallar en el aseo en
sí. Los pisos… Oh, Dios

mío, chicas. Los pisos son tóxicos.

Caroline se apretó el estómago mientras reía. —En serio vas a tener que escribir una
autobiografía cuando todo esto

termine. Mi Vida como Hombre. —Entonces sacó el teléfono de su cartera y se puso a


escribirle a alguien.

Sonreí, preguntándome si le escribía a su esposo, hasta que las palabras “cuando todo esto
termine” me golpearon.

Mierda, no podía hacer esto para siempre, ¿no?

Estaba viviendo mi sueño, tocando la batería para una banda en tour increíble, y lo hacía
todo en un tiempo que no era mío. Una vez que la verdad saliera a la luz, sería echada tan rápido
que enloquecería. No existía forma de que

pudiera mantener esto en secreto para siempre.

Poniéndome seria, me tragué el pavor y observé a Caroline guardar su teléfono antes de


ponerse frente al espejo

para comprobar su rostro.

Finalmente, entré a un baño e hice mi trabajo, pero cuando salí, ya no me sentía tan
animada. Pero en serio fruncí el

ceño cuando encontré todo el baño vacío.

—¿Chicas? —pregunté.

Tanto Caroline como Jodi habían desaparecido.


—Bueno, allí se fue toda la diversión de ir en grupo a hacer pis —murmuré mientras me
lavaba las manos y las

secaba. Después de tirar las toallitas de papel, me revisé en el espejo, alisé mi vestido,
corregí el brillo en la esquina

de mi labio y salí del baño de damas.

Tenía toda la intención de ir directo a mi mesa, pero tan pronto como doblé en la esquina
del pasillo y entré a la

parte principal del restaurante, mi mirada se encontró con nadie más que Asher Hart.

Y se encontraba a sólo tres metros de distancia, inclinándose contra la barra como si


estuviera esperando a que

alguien tomara su orden.

Tan pronto como me vio, se enderezó, y pareció contener el aliento. —Hola —murmuró
con sorpresa.

Apreté la cartera contra mi estómago y lo miré con la boca abierta, congelada en mis
tacones altos. —Hola* —fui

capaz de responder al final.

Su mirada cayó de mis ojos mientras recorría mi vestido favorito, y luego las piernas y
tacos. En lo que su mirada

retrocedía, me sentí desnuda.

—Elisa, ¿cierto? —dijo finalmente, después de follarnos con la mirada por unos buenos
diez segundos.

Asentí estúpidamente. Y luego, por alguna razón, dije su nombre.

Su rostro se iluminó mientras me sonreía, y Dios mío*, esa sonrisa me derritió las
hormonas. —Asher, sí —dijo—.
Buena memoria.

No sabía qué decir ante eso, así que sólo me quedé allí, incapaz de moverme o apartar la
mirada.

Entonces el barman nos interrumpió, trayéndole una bebida a Asher y obligándolo a


voltearse hacia él. —Gracias

—le dijo al tipo en lo que le pagaba—. Oye, no has visto a una rubia pequeña y linda,
¿no? Se suponía que iba a

encontrarme con ella aquí.

Tragué mientras escuchaba al barman decirle que había visto demasiadas rubias esa
noche. Al mismo tiempo, mi

corazón comenzó a acelerarse y juraba que mis ojos se humedecieron.

Pero, mierda, diablos, y maldita sea. ¿Iba a encontrarse con una mujer aquí?

Se encontraba en una maldita cita.

Comencé a apartarme, pero Asher se volteó de golpe hacia mí. Abrió la boca para hablar,
la expresión arrepentida y

anhelante en su rostro diciéndome que preferiría estar aquí conmigo que con su rubia de
plástico. Me detuve, más

que atrapada en el deseo de sus ojos verdes.

Entonces suspiró, sacudió la cabeza, y dijo respetuosamente—: Buenas noches*.

Mis hombros se hundieron con decepción. Pero en serio, ¿qué esperaba que hiciera? ¿Que
se olvidara de todas las

mujeres en el planeta y me deseara sólo a mí?

Era una idiota.


Además, mi versión hombre le hizo prometer que dejara a mi versión mujer sola. Estaba
respetando los deseos de

su amigo al retroceder.

Murmurándole una despedida, incliné la cabeza y comencé a marcharme, excepto que


desde que no veía a dónde

iba, choqué contra un tipo que lucía como si se estuviera dirigiendo a los baños.

—Disculpa* —le dije, asegurándome de hablar en español.

Pero cuando traté de apartarme, sólo sonrió y se movió conmigo. —Espera, ¿cuál es su
apuro, señorita*?

Últimamente he estado deseando a una pequeña mexicana.

Le fruncí el ceño al bastardo asqueroso y comencé a rodearlo. Pero, sí, también me


siguió. Por lo que tomé una

respiración profunda y tranquilizante para evitar maldecirlo justo allí y tal vez darle un
rodillazo en las joyas de la

familia. Excepto que… desde que Asher observaba, quería mantener esto diplomático.

Hasta que el idiota me tocó, pasando una mano por el costado de mi brazo desnudo, por
lo que vomité un poco en

mi boca. —¿Por qué no vienes al baño conmigo, cariño? Te enseñaré cómo sabe la
verdadera carne blanca.

Ugh. Llené mis pulmones para decirle lo que opinaba al respecto, sin siquiera
preocuparme de dejar al descubierto

mi conocimiento de inglés, pero Asher se interpuso entre nosotros.

—O bien podrías salir de su camino, imbécil.


Era más bajo y no tan ancho como el otro tipo, pero cual fuera la expresión que le mostró
al idiota, hizo que este

retrocediera y levantara las manos. —Oye, lo siento. No sabía que se encontrara aquí con
alguien. Ya sabes, una

mujer vestida así sólo pide ser…

—Tratada con la misma cortesía y respeto que todas las mujeres en el planeta —gruñó
Asher, sus dedos tensándose

en puños a sus costados.

—Mira, lo entiendo —concedió el imbécil, las manos todavía alzadas en rendición—.


Ella es tuya. Ya me voy. —

Ignorándome, rodeó a Asher y escapó al baño de hombres.

Asher se volteó hacia mí, pero no podía… no ahora mismo. Que saltara en mi rescate tan
dulcemente era más de lo

que podía soportar. Tan pronto como sus ojos verdes llenos de compasión encontraron los
míos, me volteé y hui. Ni

siquiera sabía a dónde iba. Jodi y Caroline habían desaparecido, mientras que el pobre
Asher se encontraba

probablemente confundido por mi reacción. Y lo único que quería hacer era llorar.

No porque el matón me hubiera molestado. Podría haberle enseñado una lección. Sino
porque Asher me había

agobiado en ese momento. Odiaba, odiaba, odiaba mentirle.

Cuando atravesé una salida cercana, me encontré en un pequeño rincón donde los
fumadores podían salir y tener un
cigarrillo antes de reintegrarse a sus fiestas adentro. Excepto que no había nadie fumando.
Aliviada de tener un

momento a solas, me froté los brazos ante la noche fría y luego abrí la cartera para buscar
mi teléfono y averiguar

qué diablos le pasó a Caroline y a mi compañera de cuarto.

Sin embargo, antes de que pudiera sacarlo, la puerta se abrió, y sí, Asher salió.

(1)Todos los * indican palabras escritas en español.

32

Asher
Ella era tan malditamente hermosa. Y en ese vestido, esos zapatos de tacón, sí... mi boca
se hizo agua tan

pronto como la seguí afuera. Pero incluso mientras me llamé a mi mismo diez tipos de
estúpido por ir tras ella

como un idiota enamorado, le pregunté, — ¿Estás bien?

Entonces me acordé de que no sabía Inglés. Así que le dije, — ¿Bien? — Y levanté mis
cejas con la

pregunta.

Dejó caer la bolsa que había estado cavando en la parte trasera de su hombro y asintió
con la cabeza, y luego

se frotó las manos por los lados de los brazos.

Ella no se veía bien. Ella parecía temblar. Frío. Afligida. Lo qué me hizo feliz de haber
parado en el bar antes
de seguirla aquí.

Levanté la botella de agua que había comprado para ella y se la ofrecí. — ¿Agua?

Ella la tomó con un tranquilo, — Gracias. — A medida que desenroscaba la tapa y tomó
un largo trago, di un

paso atrás, dándole espacio. Pero infiernos, ella lucia bien incluso bebiendo. Mientras
miraba su garganta

trabajar a través de cada trago, sólo quería acortar la distancia y lamer todo ese largo y
grácil cuello.

Excepto que le había jurado a Sticks que mantendría mi distancia. Así que di otro paso
atrás. — Bueno... Estoy seguro de que viniste hasta aquí para estar sola y solo obtener un poco
de aire. Así que voy a... — Con

otro paso hacia atrás, pegue mi columna a la puerta para volver dentro. — Adiós.

Ella saltó hacia mí, levantando la mano como si me rogara quedarme. — Espera.

Me congeló. — ¿Sí?

Ella cayó hasta detenerse también. Luego dejó caer la mano, y una expresión
extrañamente culpable cruzó su

rostro, como si no hubiera tenido intención de detenerme.

Solté un suspiro. — Dios, eres tan encantadora.

Me alegré de que no pudiera entender mi patética confesión, a pesar de que sus ojos
cambiaron, como si lo

hiciera.

— Solo un beso — dijo y dio un paso hacia mí. Sus ojos estaban llenos de anhelo, lo que
hizo a los nervios

en mi estómago saltar con esperanza.


— ¿Qué…? — Comencé a preguntar, pero ella agarro mi camisa y tiro de mí hacia
delante. Luego sus brazos

estaban envueltos a mí alrededor y ella estaba... mierda, ella estaba abrazándome.

No podía recordar la última vez que había sido abrazado. Demonios, no podía recordar la
última vez que

había sido tocado.

Ella era tan suave y femenina, con curvas en todos los lugares correctos. Olía como el
cielo y sus manos... No

dejaban de acariciar mi espalda como si no pudiera dejar de tocarme, sintiendo más de


mí. Mientras todas las

sensaciones fueron directamente a mi cabeza, toda la sangre corrió a mi polla, y sólo


quería estar más cerca,

calmarla... entonces calmarla.

— Está bien — murmuré, deslizando mis dedos por su espalda, Dios, su columna se
sentía maravillosa bajo

mis manos. Entonces acaricié su pelo y besé su sien. Ella respiró profundamente en mi
cuello, y juro que me

estaba oliendo, entonces... sí, ¿era eso su boca en mi garganta?

¿O tal vez su lengua?

No estaba seguro, pero me hizo gemir, me hizo tirar de ella sólo un poco más
cómodamente contra mí e

inclinar mi cabeza hacia abajo hasta que mi respiración cayó sobre su barbilla. Ella
levantó la vista, y bam,

nuestras caras estaban allí, alineadas, los labios a sólo pulgadas de distancia.
Vagamente, sabía que no debía besarla. Había una buena razón, pero por la vida en mí, no
podía recordar lo

que era.

Sus ojos eran como piscinas marrones de la tentación y yo era un hombre ahogado. Traté
de resistir, incluso

presioné mi frente con la suya, pero ya sabía que era demasiado tarde.

Esta mujer me pertenece.

Así que cuando su boca se levantó una fracción de pulgada, la mío bajó, hasta que
nuestras respiraciones eran

una. Mi mano se extendió hasta acunar la parte posterior de su cuello y su cabello oscuro
y sedoso flotó sobre

mis nudillos, haciéndome temblar de deseo. Y en el instante siguiente, se sellaron


nuestros labios.

No tengo ni idea de por qué, pero se sentía como si hubiera estado esperando durante
años para besarla. Lo

único que sabía de ella era su nombre y sin embargo, nada nunca se había sentido tan
correcto como

establecer mi boca contra la de ella.

Mi cuerpo surgió con la conciencia, la piel pinchando con el conocimiento de que la


persona que me tocaba y

se presionaba contra mí era la única persona que se suponía lo hiciera. Abrí la boca,
vacilante al principio, y

muerto de miedo de asustarla, porque no quería nada tanto como quería que este
momento continuara.
Casi lloré cuando sus labios se abrieron también, y su lengua se encontró con la mía.

Con un gemido hambriento, tomé las cosas más profundas. Ella gimió y se estiró hacia
arriba sobre sus dedos

de los pies, excavando con sus dedos en mi pelo y presionando su pecho contra el mío.
Mis necesidades más

básicas asumieron el control, la levanté y camine con ella unos cuantos pasos antes de
dejarla en una mesa

cercana. Sus piernas al instante se envolvieron alrededor de mi cintura y mientras una


mano se quedó en mi

pelo, la otra vago por mi espalda hasta que ella se aferraba a mi culo duro y animándome
a moverme más

profunda entre sus muslos.

Cuando mi erección empujó el calor entre sus piernas, la falda de su vestido se deslizo
hasta su cintura,

ambos gemimos. Palmee el muslo expuesto y llevé su pierna más arriba para que pudiera
alisar mi mano por la cálida suave carne, hasta que encontré el borde de sus bragas.

— ¡Ay por Dios! — Ella se quedó sin aliento, agarrándome mientras echaba la cabeza
hacia atrás y gemía.

Mi dedo se deslizó por debajo del borde de la tela sedosa y en todo su trasero
perfectamente formado.

Jadeante, se inclinó de nuevo hacia delante para descansar la frente en mi esternón. Seguí
el mundo de

calidez suave alrededor hasta que me gane la lotería.

Estaba mojada, tan jodidamente mojada que ambos contuvimos el aliento cuando mi dedo
acaricio a través de
su húmedo calor y un escarbo dentro.

— No puedo Esperar — murmuró con una voz aguda. — Más... Más.

Sus dedos encontraron los botones superiores en mis jeans y lo perdí. — Mierda. —
Apreté la cara a un lado

de su cabeza mientras ella buscaba liberarme. Y mientras tanto, le solté la entrepierna


quitando sus bragas del

medio, necesitaba nada en mi camino.

Ella jadeó y gimió y no era capaz de conseguir que mis vaqueros se abrieran. Quite sus
manos para que

pudiera ayudarla cuando la puerta detrás de nosotros se abrió de golpe.

La helada bofetada de la realidad, me recordaba dónde coño estábamos y cómo no se


suponía que la tocara en

absoluto, me tenía dando vueltas por la suprema culpa y asegurándome de cubrirla de


quien estaba saliendo.

Caroline patinó hasta detenerse en el umbral. — ¡Oh, Dios mío! — Gritó, sus ojos
enormes mientras su

mirada se dirigió inmediatamente a las partes de las piernas de Elisa que no pude ocultar
de la vista. Así que

cambié un paso para de esa manera protegerla más, incluso gruñí.

— ¿Caroline? ¿Qué carajo? ¿Dónde has estado?

— Uh... — Ella no parecía saber cómo responder mientras miraba boquiabierta a las
piernas de Elisa, y luego

cambió su mirada hacia mis pantalones vaqueros que estaban parcialmente abiertos.
Mientras Corrí hasta juntos el botón de mis pantalones, regañe: — La próxima vez que
me mandes un texto

para ir a recogerte y que te lleve a casa, desde que Ten este trabajando, trata de sólo no...
Desaparecer antes

de llegue aquí, ¿eh?

— Oh sí. Lo siento, yo... Debo de haber estado en el baño cuando apareciste.

Elisa agarró la parte de atrás de mi camisa, y lleve una mano tranquilizadora detrás de mí
para dejarle saber

que todo estaba bien. El movimiento pareció elevar las cejas de Caroline, sin embargo.

— No parece que me extrañaras demasiado, sin embargo.

La fulminé. — ¿Estás lista para irte ahora?

Necesitaba salir de aquí antes de que me olvidara de nuevo que se suponía que ni siquiera
respirara en la

dirección de Elisa.

Pero Caroline negó con la cabeza. — Oh, ya sabes.... En realidad la chica con la que vine
está lista ahora,

también, así que voy a salir con ella, y además... Acabo de recordar que tu conduces una
motocicleta.

Eso me hizo fruncir el ceño. — ¿Tienes miedo de montar en mi motocicleta?

— No... Pero pensé que si alguna vez voy a andar con un chico en una moto, ya sabes,
envolver mis piernas

alrededor de sus muslos y aplastar mis pechos en su espalda, creo que prefiero la
experiencia con Oren la

primera vez, en lugar de contigo.


Bueno, cuando ella lo puso de esa manera. — Sí — le dije. — Entonces tu deberías irte
con tu amiga si

puedes.

— Lo haré — ella dijo alegremente, demasiado alegre, como si tuviera algún tipo de
motivo ulterior. —

Ustedes chicos diviértanse.

Detrás de mí, Elisa se puso tensa, y me di cuenta de lo verdaderamente malo que era
seguir tratando de

esconderla de la vista. Caroline obviamente sabía que ella estaba allí. Di un paso
ligeramente hacia un lado y

sin embargo seguía igual de cerca de ella.

— Caroline, esta es Elisa — Presenté.

— ¿Elisa? — Caroline hizo eco lentamente antes de asentir y agitar. — Es un placer


conocerte. — Luego se

volvió hacia mí. — Sabes, tal vez tu podrías darle a Elisa un aventón a casa, ya que acabo
de ver a la persona

con la que vino irse sin ella.

Elisa se tensó contra mí de nuevo, pero no dijo nada.

Fruncí el ceño. — ¿De Verdad? Eso es horrible. — Miré a Elisa, sin saber cómo decirle
que acababa de haber

sido dejada aquí. Entonces le pregunté a Caroline. — Oye, ¿sabes algo de español?

— ¿Eh? — Parpadeó hacia mí, y luego negó con la cabeza. — No, ni una palabra, lo
siento. — Ella agitó la
mano y retrocedió hacia la puerta antes de volver a abrirla y comenzar a salir. — No
hagan ustedes dos

cualquier cosa que yo no haría. — Y se había ido.

— Maldita sea, — murmuré, un poco en pánico porque no tenía ni idea de cómo decirle a
la chica a mi lado

que había sido dejada atrás o incluso preguntarle cómo llegar a su casa.

Ella exhaló un suspiro mientras se deslizaba fuera de la mesa y se arregló la falda


alrededor de sus piernas.

Al darme cuenta de que tenía todo un montón de otros problemas, me pasé las manos por
el pelo. — Cristo,

lo siento mucho — le dije. — No puedo creer que acabo de... aquí, en público como esto.
Y rompí tu ropa

interior. Juro que la reemplazare. Y... — Las palabras se estancaron en mi lengua cuando
ella levantó la vista.

— Jesús, — murmuré. — Todavía quiero follarte tan mal. — Rápidamente, levanté mis
manos. —Pero no lo

haré. Voy a comportarme. Le prometí a un muy buen amigo que mantendría mis manos
lejos de ti. Así que...

¡Remy! Eso. — Golpee mis dedos. — Apuesto a que sabe dónde vives. No te preocupes.
Lo voy a llamar, y

estoy seguro de que va a venir a recogerte y llevarte a casa sana y salva.

Mientras tome mi teléfono de mi bolsillo, Elisa abrió su bolso y tiró hacia fuera su propio
teléfono celular

también. No estoy seguro de lo que hacía, pero ella no llamo a nadie. Segundos después,
el teléfono de Remy
fue directamente al correo de voz.

— Joder — susurré. ¿No sabía el que estaba tratando de ser un buen chico y no tocar a su
prima... más de lo

que ya había? Me pasé la mano por el pelo. — ¿Cómo diablos se supone que voy a
llevarte a casa si ninguno

de nosotros entiende una palabra que dice el otro?

Ella debió haber percibido la angustia en mi cara porque se acercó a mí y levantó la mano
para tocar mi

mejilla. Cerré los ojos e incliné mi cabeza, tratando de resistir. Pero sus dedos eran tan
suaves y gentiles.

Cuando llegó de puntillas para besar mi mejilla, moví mi cara para que nuestros labios
rozaran en su lugar.

Cerró los ojos y se agarró a mi camisa en los hombros. — Tu casa — susurró.

Recordando que Casa significaba casa de mi clase de español en la escuela secundaria y


tú eras tú, me di

cuenta de que acababa de pedir venir a casa conmigo.

La resistencia era inútil. La quería a ella tan condenadamente mal, así que asentí. —
Bueno. Puedes venir a

casa conmigo.

No tenía ni idea de si ella entendía nada de lo que acababa de decir. Pero ella vino de
buen grado cuando tomé su mano. Continuamos entrelazando los dedos mientras la lleve hasta
mi Triumph. No estaba seguro de

si alguna vez sostuve la mano a una mujer antes. Se sentía bien. Caliente. Acogedor.
Besé sus nudillos cuando llegamos a mi moto. Si ella se sorprendió al ver que tenía que
montar en una

motocicleta, no lo demostró mientras Levanté mi pierna a un lado y di al encendido.


Entonces le señalé las

partes que necesitaba evitar y donde podría descansar sus pies.

Sus tacones planteaban un problema, pero pronto ella lo resolvió deslizándolos fuera, y
subió detrás de mi

espalda descalza. Ella se acurrucó contra mi espalda, atrapando bien mis caderas entre sus
muslos, y envolvió

sus brazos alrededor de mi cintura antes de aplastar sus pechos contra mi columna
vertebral como si hubiera

nacido para montar de esta manera. Pensé que había hecho esto antes, lo que me
tranquilizó.

No tenía un casco para ninguno de nosotros. No esperaba compañía, y nunca usé uno
cuando andaba

alrededor de la ciudad. Pero a ella no pareció importarle, así que cubrí sus manos en mi
cintura brevemente

antes de ponernos en marcha.

La brisa era fresca y se estremeció contra mí, haciéndome sentir incomodo ya que no
tenía una chaqueta que

ofrecerle.

Gracias a Dios que no vivía muy lejos. Pero todavía me tomó más tiempo de lo que
quería que dado que

conduje tranquilo. Para el momento me bajé por mi callejón, ella era un cubo de hielo,
sus dientes
castañeando y los brazos temblando tan mal.

— No te preocupes — le aseguré, esperando a que se deslizara en sus zapatos antes de


ayudarla a bajar de

detrás de mí. — Vamos a ponerte calienta pronto.

Entonces tomé su mano de nuevo mientras la llevé por la apertura oscura de mi lugar. Mi
escalera y sus

zapatos me preocupaban, pero me mantuve cerca y la conduje cada paso. — El último —


respiré, nervios

creciendo mientras ella entró en mi apartamento.

Pero joder. No debería haberla traído aquí. Seguí recordando que la última persona que
había estado en mi

lugar era Sticks y cómo le había asegurado que me alejaría de esta misma mujer.

Estaba rompiendo esa promesa al infierno, probablemente incluso rompiendo nuestra


amistad en el proceso.

Pero incluso mientras me preocupaba su reacción, pase una manta de mi cama y la traje a
Elisa para que

pudiera envolverla alrededor de sus hombros.

Ella me miró y solo así, ya estaba duro bajo de nuevo.

Maldita sea, no era por lo general tan fácil. Sabía cómo decir que no, y lo había hecho
mucho últimamente.

Pero todos esos meses de no tener relaciones sexuales, de no ser capaz de empujar en un
coño caliente

dispuesto, de la necesidad de ser tocado... que llevaba en mí. Y, además, se trataba de


ella, la propia chica que
me había causado masturbarme más de lo habitual últimamente, desde que la había visto
primero en mi

ducha. Desnuda. La química que experimenté a su alrededor era fuera de serie.

Tuve que conseguirla desnuda otra vez.

Un ruido desde arriba nos la hizo darnos vuelta alrededor y mirar hacia arriba a Mozart,
que estaba tratando

de liberar un cacahuete atascado que se había encajado en los alambres de su jaula.

— Oh... sí. — Me sonrojé, preguntándose qué pensaría de mí teniendo una ardilla de


mascota, esperando no

asustarla. — Ese es Mozart.

En lugar de rehuir de horror, sin embargo, ella sonrió cariñosamente y se estiró.

— ¡No, espera! — Salté hacia adelante para detenerla para que no la arañase al infierno,
pero ella

simplemente cogió la nuez, provocando que Mozart se alejara y luego se detuviera y


mirara como ella ante

sus ojos giraba la nuez libre. Luego retorció su cola, tentado cuando ella bajó el maní a
través de los cables,

ofreciéndoselo a él.

Yo sabía exactamente cómo se sentía.

Él avanzó hacia adelante y se detuvo. Yo contuve la respiración, curioso si la ardilla en


realidad tomaría la

nuez directamente de sus dedos. Quería advertirle de tener cuidado, pero por la forma
cautelosa en que se

movía, ella ya sabía.


Cuando Mozart enganchó la nuez y despegó, Di un grito ahogado, — Mierda. Él
realmente lo tomó de ti.

Directamente desde tu mano.

Elisa se giró hacia mí, radiante y orgullosa. Su sonrisa me robó el aliento y antes de que
pudiera detenerme,

estaba tomando su rostro y besándola.

— Me encanta esa sonrisa, — admití. — Quiero robarlas todas para mí mismo, así nunca
serás capaz de

sonreír a alguien más de la forma en que estás sonriéndome a mí en este momento.

Su mirada se suavizó y sus ojos brillaban como si se llenaran de emoción. Luego tocó mis
mejillas

suavemente y me dio un suave beso en mi boca.

Después, ella se apartó y tiró de la camisa de manga larga. Al darme cuenta de que quería
despegarla de mí,

levanté mis brazos y la dejé quitarla. Tan pronto como estuve desnudo, ella contuvo el
aliento, su mirada

lanzándose locamente alrededor de mi pecho antes de llegar con los dedos tentativos y
comenzar a tocarme,

me toco como si fuera su única oportunidad y quisiera absorber cada momento de la


experiencia.

Cogí un trozo de su pelo y vi su cara, el asombro y la emoción controlaron su expresión.


Ella me miró de

nuevo, sonriendo con esa sonrisa que iba a robarme. Así que le di un beso y la recogí, y
luego la llevé a mi
cama.

Acostándola suavemente sobre el colchón, me tomé un segundo para pararme sobre ella y
simplemente

disfrutar de la vista de ella en mis sábanas. Pero ella se sentó, se quitó los zapatos de
tacón y se deslizó hasta

el borde para poder llegar a la cremallera de mis pantalones vaqueros. Esta vez, ella tuvo
más éxito, y me dio

un paso fuera de ellos cuando los empujo hacia abajo por las caderas hasta que estuve en
nada más que mis

boxeadores.

Cogió mi polla, agarrándola por el frente de mis pantalones cortos, pero agarre su
muñeca.

— Aún no.

En su lugar, le convencí para levantar los brazos para que pudiera deslizar fuera su
vestido sobre su cabeza.

Entonces la ayudé a salir de su sujetador y sonrió mientras arrojó a un lado la rasgadura


de material en la

cintura que una vez habían sido sus bragas.

Bragas que había destruido.

Luego la empuje descansándola mientras subía por ella. Sus ojos marrones se
arremolinaban con anhelo

mientras me observaba acomodarme encima de ella. Cuando ella sonrió, tuve que sonreír
de regreso.

— Hola — dije en voz baja, a lo que ella susurro — Hola.


Notando el collar que llevaba cuando el oro brillo desde la base de su garganta, me
detuve, tomando el

familiar colgante. — Guadalupe — murmuré, recordando el nombre del santo en la


imagen.

Ella sonrió como si estuviera orgullosa de mí por hacer las cosas bien. Y esa sonrisa...
Joder. Me incliné y la

besé, profundo y húmedo, con la boca abierta en un remolino de lenguas. Ella gimió y se
arqueó debajo de

mí.

Pezones duros sacaron en mi pecho y me obligaron a investigarlos. Rompí mi boca de la


de ella para que

pudiera desplazarse hacia abajo y lamer la punta de una mama con mi lengua. Gritando,
ella agarró las

sábanas debajo de ella, y me atrajo más de mi boca a ella, chupando. Todo el tiempo, mis
dedos buscaron sus

curvas, aprendiendo cada inmersión y oleaje.

Cuando me mudé a la segunda mama, ella comenzó a acariciar mi cabello y mi espalda,


trazando al igual que

yo gran parte de mí como yo de ella.

— Te amo — susurró ella, rasgando sus dedos por mi caja torácica.

Recordando como Remy me había dicho que quería decir buen trabajo, levanté mi cara y
sonreí. — Gracias.

Pero no has visto nada todavía.


Ella parpadeó como confundida. Pero yo era rápido para mostrarle otra cosa que tenía en
el almacén para su

cuerpo perfecto. Besé mi camino hacia abajo, por encima de su ombligo y hasta el vértice
de sus muslos.

Reteniendo el aire, ella agarró mi pelo, la preparándose para cuando empezara.

Sonreí hacia ella. Su pecho se movía mientras respiraba con fuerza y sus ojos marrones
parecían brillantes y

desenfocados. Estaba tan excitada que sabía que tenía esto.

— Eso es, nena — Animé, acariciando su agarre en mi pelo. — Agárrate fuerte, porque
esto va a ser un paseo

intenso.

33

Remy
Me levanto al segundo que su lengua me toca. Chasqueando su lengua en un rápido,
suave tomadura de pelo,

me excitó en menos tiempo que el que me tomó gritar algunas frases en español aturdido.
Tardíamente las

solté de todos modos, probablemente arrancándole un poco de su hermoso cabello cuando


calor húmedo y

abrazador me consumió. Finalmente dejó de jugar y acarició valientemente entre los


labios de mi vagina para
encontrar mi clítoris tembloroso. —Hijo de puta —jadeé—. ¡Chinga! ¡Mierda! ¡Oh, Dios
mío!

Deslizó dos dedos en mi interior, y grité su nombre mientras mii útero se contrajo casi
doloroso. Los

espasmos fueron tan severos que me dejaron sin respiración. Solo podía arquearme
debajo de él,

conmocionada, electrocutada, aturdida mientras ola tras ola me inundaba,


chisporroteando cada terminación

nerviosa en mi cuerpo hasta que colapsé en el colchón, jadeante y drenada.

De repente supe porque los franceses le llamaban a esto la pequeña muerte, porque
ciertamente acaba de pasar a través de otra completa realidad de existencia. En serio. El mejor
orgasmo nunca.

Miré al techo de azulejos del apartamento de Asher, sin estar segura como se supone que
me vaya de aquí. La

vida como la conocía acaba de ser alterada completamente.

—Maldición, luces tan bien ahora mismo —murmuró en un a de esas voces masculinas
satisfechas con aire de

suficiencia cuando se incorporó.

Deslizó mi mirada hacia él, no completamente resucitada de mi pequeña muerte. Pero su


sonrisa solo se

ensanchó más cuando nuestras miradas se cruzaron. Oh, sí, sabía exactamente lo que me
acababa de hacer.

Entonces fue y arrogantemente con el dorso de la mano se limpió sus labios rojos e
hinchados. Hermosos,

mágicos labios que albergaban la lengua más perfecta alguna vez.


Gemí y mi sexo se estremeció queriéndolo de vuelta en mí.

Pero Dios mío. ¿Quién sabía que Asher Hart se transformarí a para ser un jodido dios del
sexo?

Aun conmocionada por mi orgasmo, sonreí mientras él se cernió sobre mí, lamiendo mis
p ezones erectos

juguetonamente mientras se inclinaba más allá de mí para estirar una mano hasta su mesa
de noche y abrir la

gaveta superior. Oh, bien. Brillaba en entusiasmo. Más sexo.

Entonces se sentó, una caja familiar en su mano con mi prop ia letra en el exterior.
Resplandecí, feliz de ver

que no había usado ninguno aun y luchaba para abrir la caja.

Le tomó un segundo ver mi mensaje, y cuando lo hizo, se aca lló, su sonrisa determinada
cayendo.

—Mierda —se susurró así mismo mientras esta depresión cabizbaja cubrió su expresión.

Dándome cuenta que estaba recordando su promesa a mi yo chico, tragué saliva, de


repente no tan

resplandeciente. Lo estaba haciendo sentir culpable.

Lo último que quería era causarle tal angustia. Todo esto era mi culpa. La culpa debería
ser mía, solo mía. No

suya. Él no había hecho nada malo.

Maldita sea, ¿Qué le había hecho a mi hermoso y dulce Asher?

Estirándome, ahuequé su rostro, tratando de convencerlo de que era inocente, libre de


culpa, y bien. Su
tormentosa mirada se movió hacia mí. —Lo siento —dijo suavemente—. Le prometí a un
muy buen amigo

que no haría esto.

Lagrimas se precip itaron a mis ojos, no solo porque odiaba hacerle esto a él sino porque
había llamado a mi

yo chico un muy buen amigo. Me incorporé y descansé mi mejilla con su la suya,


tratando de dejarle saber

que estaba bien, lo entendía. Incluso a pesar que mis partes de chica palpitaban y se
hallaban lista para

continuar, no quería torturarlo con alguna culpa indebida. El olor de Asher llenó mis
fosas nasales y lo

respiré, dándome cuenta que esta era probablemente la última vez que estaría así de cerca
de él. Froté mi

mejilla contra la suya, saboreando el roce suave de la quemadura de la barba que me di.
Toqué mis labios en

su sien, y dejó salir un tortuoso sonido mientras cerraba sus ojos fuertemente.

Presioné mi frente contra la suya y él presionó de vuelta, ahuchando una mano alrededor
de mi nuca para

evitar que me aparte.

—¿Qué demonios est oy haciendo? —Se espetó con dureza a sí mismo, sacudiendo su
cabeza de ida y vuelta

—. Esto no debería ser tan duro de detener. No sé la primera cosa sobre ti. Tú no
entiendes una puta palabra

de lo que digo. Y ¿Por qué estoy sentado aquí hablándome a mí mismo mientras estás
desnuda en mi cama
cuando yo solo quiero enterrarme tan profundo en tu interior hasta que no puedas
recordar mi propio nombre?

Abriendo sus pestañas, se apartó y buscó mi mirada como si trababa de entrar en mi


cabeza. —Y sin embargo

—murmuró—. Cuando miró en tus ojos, siento como que podría haber más, mucho.
Como si podría ser todo.

Lo besé. En serio, no estaba ayudando. El hombre no podía decirme mierda como esa y
no esperar que me

molestara hasta dejarlo sin sentido. Mi lengua se disparó profundo, y él se hallaba justo
allí conmigo,

empujándome de vuelta al colchón y rasgando sus pantalones cortos antes de abrir los
condones y sacar uno

con una salvaje intensidad que estaría enfocada en mi pronto, en mi interior, me arqueé
en él, tirando de sus

hombros desesperadamente. Entonces bajé la mirada, y mi boca se secó mientras lo veía


ponerse el látex

sobre su longitud. Pero mierda. Era grande cuando lo espié blando en el cuarto de hotel
en Chicago. Pero

erecto, la polla de Asher era masivamente enorme. Sin una duda, nunca había tendida una
así de grande antes.

Me preocupaba un poco, y me desplacé hacia atrás mientras se inclinó sobre mí. Se veía
tan predador, sabía

que iba a ser tomada ruda, no gentil. Me excitaba tanto como me asustaba.

Debió sentir mi aprensión porque se detuvo e inclinó sus cejas mientras me miraba a los
ojos. —¿Qué pasa?
Me ahogué. —Grande.

—Grande —repitió co nfundido al principio. Entonces sus ojos se aclararon y lo


tradujo—, grande. —

Entonces la sonrisa masculina arrogante reapareció—. Bueno, gracias.

Fruncí el ceño que porque no intentaba hacerle un cumplido, que enc antador. Dios, podía
ser tal chico. Pero

entonces pareció darse cuenta que me hallaba más preocupada que asombrada.

El respaldo de sus dedos se mueve a través de mi mejilla mientras susurra—: Nena, ni


siquiera te preocupes por eso. Encajará. Lo prometo.

Sí, es fácil para él decirlo. No se encontraba a punto de ser empalado por el Empire State
Building de

apéndice masculino. Pero entonces presiona su cabeza contra mi apertura y extiendo mis
piernas más amplio,

para facilitar ser llenada a pesar de su tamaño, porque maldita sea, grande de repente
parecía muy atractivo.

Mi boca se hizo agua cuando se embistió hacia adelante, y el delicioso sentimiento de mis
paredes internas

estrechándose, y entonces estrechándose más, el acomodarlo me tenía gimiendo: ¡Sí! ¡Sí!

Luego embistió más profundo, y poderoso, y tenía tanta razón. Él no iba a ir gentilment e
esa buena noche.

No, señor, no. iba con todo, lo juró, con todo lo que tenía en él.

Grité ante la invasión, pero no por alguna clase de dolor. Maldi ta sea, él tenía razón.
Encajó. Perfectamente,

felizmente, cómodamente. Y se sentía demasiado bien.


El placer era tan intenso que mis músculos internos se c ontrajeron y me vine sobre su
polla monstruosa antes

de que pudiera incluso empezar a bombear. Se mantuvo dentro, sin embargo, observando
mi cara mientras mi

orgasmo lo rodeaba. Entonces sonrió cuando terminé y traté de recuperar el aliento.

—Lo ves —dijo—. Encaja perfecto.

¡Que presumido!

Me encantaba.

Saliendo, se em pujó dentro de nuevo, haciéndome jadear por el impacto. Entonces el


hombre comenzó a folla

mi cerebro nunca amoroso. Solo podía aférrame para salvar mi vida mientras bombeaba
sus caderas,

empujando dentro y fuera de mí, volviéndome loca de placer.

—Dios maldita sea —siseó, presionando su frente a la mía m ientras sus poderosas
caderas chocaban con las

mías—. Eso no es solo sexo —declaró.

Mis pestañas se abrieron, pero apenas p odía enfocarlo. El mundo se hallaba demasiado
borroso, mi cuerpo

aun experimentaba demasiada dicha. —Se siente más que una follada —jadeó, enterrando
sus diez dedos en

mi cabello así podía sostener mi cabeza quieta y mirarme a los ojos—. ¿Qué demonios
eres tomando de mí,

mujer?
No me hallaba segura si estaba tomando tanto como él me daba, o más aptó, estábamos
intercambiando. Mi

alma por la suya. Fue tan hermoso que mis ojos se llenaron de lágrimas.

—Te amo —le dije.

Pero todo lo que hizo fue asentir. —Lo sé. Es bueno. Tan malditamente bueno. Lo mejor
por siempre.

Inclinó su cabeza y enterró su frente contra mi hombro mientras su cuerpo se tensaba.


Cuando se vin o, sentí

el cambio desde la punta de los dedos del pie hasta mi cuero cabelludo, y fue como si fue
forzada a

encenderme con él.

Sosteniendo el uno a l otro, montamos la tormenta hasta que nuestros cuerpos se


calmaron.

Colapsó sobre mí, pesado y tan deliciosamente caliente. Me presioné en él, saborean do
este momento,

disfrutándolo mientras duraba. —Te amo —admití de nuevo.

Pero todo lo que dijo fue—: sí, fue bueno.

Fruncí el entrecejo, preguntándome por qu é seguía diciendo esa respuesta a mi gran


declaración, hasta que

recordé —oh, sí— el yo Sticks fue quien le dijo que te amo significaba buen trabajo.

Liberé una respiración, aliviada y también decepcionada que no tuviera ni idea de qu e le


decía realmente. Era

tan bueno como si nunca supiera. Tal vez de esta forma podía preservar algo de mi
dignidad después que
descubriera la verdad y me dejara plana.

Pero la idea de perderlo provocaba lág rimas a mis ojos. Me limpia mi mejilla húmeda
justo cuando él

murmuró algo y rodo fuera de mí, cayendo pesadamente en el colchón junto a mí.
Parpadeé, aturdida cuando

él literalmente se durmió segundos después de haberse venido.

—Bueno, supongo que se durmió —anuncié en voz alta, un poco decepcionada pero
también aliviada de

tener un momento para mí.

Asher no respondió, sus lab ios separándose mientras exhalaba largas respiraciones
drogadas. Se veía un poco

lindo, agotado y gastado de esa manera, sin embargo, satisfecho y contento. Estiré una
mano y gentilmente un

pedazo de su cabello para moverlo a través de su frente.

Murmurando dormido, dijo—: Lo siento. Nunca puedo m antenerme despierto después


del sexo.

Sonreí. —Está bien —le dije en Ingles, y se hallaba lo suficientemente dormido para no
darse cuenta que ya

no hablaba español.

Aprovechando el m omento, lo acaricié todo, cada línea de su rostro, sus hombros, cada
costilla, alrededor de

su ombligo. Cuando llegué a la masa entre las piernas, me hice cargo de su condón,
segura de que estaría
agradecido por evitarle el lío cuando se despertara. Y mientras yo estaba en el baño,
ocupándome de eso, hice

pis y me lavé las manos, básicamente para refrescarme.

Yo seguía medio desnuda cuando salí del baño. El son ido metálico de la jaula me hizo
mirar a Mozart, que me observaba un poco demasiado alerta.

—Oye, deja de mirarme fijamente, perv ertido. —Puse las manos sobre mis pechos.
Entonces decidí—: Sí,

definitivamente eres una ardilla chico.

Al darse cuenta de que ya no iba a proporcionarle más espectáculo, se dio la vuelta y echó
a correr,

adentrándose en su jaula lejos de mí.

Luego volví a la cama para sentarm e en el borde y verlo dormir profundamente. —


Realmente eres especial

—le dije, pasando de nuevo mis dedos por su pelo. Pero cuando traté de alejarme, él
agarró mi muñeca,

haciéndome jadear.

Legañosos ojos ve rdes se abrieron. —No te vayas —dijo arrastrando las palabras,
volteándome sobre el

colchón justo contra él.

Incapaz de negarle una solicitud, me moví un poco para acomodarme, y luego lo dejé
acurrucarse conmigo,

con mi culo metido en su regazo y su brazo alrededor de mi cintura. Juntos, soltamos un


suspiro de

satisfacción.
Cerré los ojo s mientras me acariciaba con sus manos distraídamente hacia arriba y abajo
de mi cadera. Pero

luego sus dedos se movieron más arriba, y él los deslizó alrededor de mi pecho. Cuando
pellizcó mi pezón,

haciendo que se endurezca de inmediato, me tensé y no quise, pero apreté mi trasero de


nuevo contra él.

Su polla tembló contra mí. Humedad se juntó entre mis piernas, y antes de darme cuenta,
yo estaba jade ando

por más mientras él me rodaba sobre mi estómago y empujaba dentro de mí desde atrás.

El embiste me tomó por sorpresa y me hizo llorar... en un muy buen sentido. Bombeó un
par de veces más

antes de sisear una maldición y salir de repente.

—Mierda, lo siento. Condón. —Me miró boq uiabierto en shock mientras lo observaba
buscar en la caja

derramada de los condones en la mesita de noche y ponerse uno.

Él se sentía tan bien; Yo ni siquiera me había acordado. Esto er a tan aterrador como
fuerte. Lo que sucedía

entre nosotros no era solo sexo normal, él había tenido razón.

Cuando me embistió de nuevo desde atrás, yo me encontraba lista esta vez, pero la
sorpresa de su polla dentro

de mí seguía siendo una emoción deliciosa. Me impulsé hacia atrás y él se lanzó hacia
delante. Su gemido de

satisfacción me dijo que le gustaba mi ímpetu. Luego reunió un puñado de mi pelo en la


base del cuello y
mantuvo mi cabeza clavada en la almohada mientras yo levantaba mi culo para darle un
acceso más

profundo. A cambio, él gimió. Empecé a correrme con jadeos agitados.

Espeté algo en un español poco fluido, porque por alguna razón esa e ra la lengua que me
salió cuando me

encontré en la agonía de la pasión.

Pero él parecía saber cuánto yo dis frutaba de esto porque murmuró—: Mierda, sí —antes
de embestir dentro

de mí para liberarse.

Esta vez, tuvo los re cursos para sacarse el condón y arrojarlo a una papelera cercana
antes de acostare en su

lado y acercarme para acurrucarme con él. Con un bostezo perezoso, murmuró—: Al
final es bueno es que no

nos entendamos el uno al otro y no podamos hablar después del sexo, ya que de ser así,
recibirías una

conversación de mierda de mi parte.

Sonreí, sin importarme cómo podía dormirse tan fácilmente. Él necesitaba todo el
descanso que pudiera

conseguir.

Cuando em pezó a respirar pesadamente detrás de mí, cerré los ojos y descansé.

No tengo ni idea de cuánto tiempo dormimos, acurrucamos juntos. Simplem ente sabía
que un fenómeno

había tenido lugar aquí porque nunca abracé a un hombre durante toda la noche. Cinco
minutos con Fisher, y
ya me retorcía para alejarme porque había estado demasiado caliente y sofocante.

Con Asher, se sentía demasiado bien para moverme.

Pero tenía que salir de aquí... a menos que quisiera confesarle todo, lo que no quería.
Ahora no, mientras su

apartamento todavía olía a sexo.

Yo había hecho lo peor. Me acos té con él a pesar de todo mi engaño.

Era la peor de las peores en estos momentos.

Aun así... no podía arrepentirme al cien por c iento porque, bueno, mierda... anoche
podría haber sido la mejor

noche de mi vida.

Mirándolo por últ ima vez, me arrastré fuera de la cama antes de buscar en mi cartera,
llamar a mi compañera

de cuarto y susurrarlesisearleexigirle

que venga a recogerme en este mismo instante.

Veinte minutos más tarde, usando mis tacones y el vestido de la noche anterio r, yo estaba
fuera del

apartamento de Asher, abrazando mi bolso a mi estómago cuando el coche de Jodi entró


en el callejón.

Apenas le di el tiempo para detenerse junto a mí antes de que yo estaba tirando la puerta
del lado del pasajero

y murmurando—: ¡Vamos!

La perra no dejó de sonreírm e mientras ponía el coche en marcha. —Bien, él debe haber
sido bueno si el nido de ratas en tu pelo dice algo al respecto.
—Vete a la mierda —murmuré, peiná ndome el pelo con los dedos—. Esto es todo tu
culpa. No quería

acostarme con él, Jodi. Jesús, ¿en qué pensaron con Caroline? Ustedes orquestaron todo
esto, ¿no?

—Oh, cálmate, ¿quieres, puta? Nosotras nos limitamos a organizar un encuentro casual y
feliz en tre ustedes

dos. No pusimos su pene en tu coño. Eso fue toda tu culpa.

—Jesús, Dios —sollocé, las lágrimas al instante corrían po r mis mejillas—. Me acosté
con él. No puedo creer

que me acosté con él.

—En verdad, cariño — suspiró Jodi—, no es para tanto. Era solo sexo.

Para ella, la unión de dos cuerpos era solo sexo, sí. Pero para mí... eso significaba algo.
No podría programar

mi cuerpo, corazón y cabeza con la idea de que era solamente un buen momento. Y,
además, nada de lo que

había sucedido anoche nunca podría ser clasificado como solo sexo. Así que gemí—: No,
no era solo sexo.

Acabo de agravar mi traición al doble. Mierda, un triple. Nunca me perdonará cuando se


entere. Va a

odiarme.

—Nunca se sabe —argumentó—. ¿Qué tan bueno fue anoche?

—El mejor de todos —murmuré miserablemente, secándome en mi rímel corrido con un


pañuelo de papel

que encontré en mi bolso.


—Bueno, entonces tal vez será más fácil para él para superar la mentira... si quiere más
de ti. —Cuando me

guiñó un ojo, solo gemí.

—No. Él me odiará. Fue tan bueno, Jodi. Estoy enamorada de él, maldición. Quiero decir,
juro por Dios que

amo todo sobre Asher Hart. Es el mejor hombre, el mejor amante, el mejor amigo que he
tenido.

Vagamente me di cuenta de que acababa de decir que él era un mejor amigo para mí que
ella, per o ni siquiera

Jodi se ofendió con el desprecio. De repente, no tan arrogante hacia mi miseria, ella tragó
saliva y dijo—: Oh.

Bueno... eso puede cambiar las cosas.

—¿Crees? —Lloré—. ¿Qué debo hace r ahora?

Pero ni siquiera Jodi tenía algún consejo sabio para mí.

34

Remy
A las dos de la tarde, me había calmado por lo que no me eché a llorar en un santiamén,
pero tomó un montón

de persuasión de Jodi para conseguir que fuera a la práctica de la banda.

—¿Por qué estás tan firme en que vaya? —gimoteé—. Nunca quisiste que me quedara en
la banda en primer

lugar.
—Bueno, no me escuchaste, así que ahora eres un total miembro y es tu deber. Además,
Asher se preguntaría

por qué no te presentaste, y si ata cabos, podría descubrir la verdad. ¿Quieres que lo
averigüe de esta forma?

—No. —Totalmente no lo quería. Así que puse mi culo en marcha y me presenté a la


práctica. Fui la

penúltima en llegar —solo Asher fue más tarde que yo, lo que era insólito por sí mismo.

Pero entonces actuó todo aletargado y cansado, bostezando y en varias ocasiones


extrayendo una respiración

profunda para despertarse a sí mismo. Siempre fue un manojo de actividad, incluso


teniendo que tamborilear

sus dedos cada vez que tenía que quedarse quieto. Verlo así era solo…

Y fue entonces cuando me di cuenta de que “el cuento” era ese del que Ten había estado
hablando. El sexo lo

ponía débil y cansado.

Me puse caliente al darme cuenta de que esto fue todo por mi culpa. Pero luego me
regañé a mí misma por

siquiera pensar en la noche anterior.

Sin embargo, Asher no se encontraba solo apático. También estaba preocupado... sobre
Sticks. No hizo

contacto visual conmigo en toda la práctica y cuando tenía que decirle algo a su baterista,
por lo general lo decía en mi dirección, no directamente a mí.

Dándome cuenta de que se sentía culpable po r romper su promesa a mi yo chico, cerré


mis ojos y sacudí mi
cabeza. Odiaba hacerle esto a él.

Tan pronto como la práctica term inó, holgazaneé, sabiendo que tenía que hacer algo.
Confesar, o... no

sé. Solo hacer las cosas bien.

Heath y Gally se fueron, y As her me envió una mirada cautelosa. Fingí jugar con las
cosas de la batería antes

de rendirme y directamente preguntar—: ¿Todo bien?

Saltó y puso su puño contra su boca antes de girar hac ia mí. —¿Eh?

Maldita sea, no podía ocultar su culpabilidad por joderla, el pobre tip o.

Abrí mi boca para... no lo sé, tal vez decirle toda la verdad, cuando de r epente exclamó—
: Tuve sexo anoche.

Parpadeando porque en serio no esperaba que dijera eso, abrí mi boca, luego la cerré
antes de arreglármelas

para contestar—: Está... bien.

—Es solo que... —Ondeó una mano en mi dirección—. Dijiste que querías saber, así
que... te estoy dejando

saber.

Oh, de acuerdo. Me había olvidado de esa conversación. —Bueno... está bien entonces.
Gracias por

hacérmelo saber. —Y antes de que supiera lo que iba a decir a continuación, añadí—:
También tuve sexo

anoche.

Ya está. A mbos confesamos medias verdades. Parecía lógico. Pero incluso mientras me
encogía internamente,
él se alegró. —¿De verdad?

Asentí y sus hombros se hun dieron en alivio. —Oh, gracias a Dios —dijo. Luego ondeó
un dedo entre

nosotros—. Así que... ¿estamos bien?

Me encogí de hombros. —Claro. Abso lutamente.

Dentro, gemí, ¡No! Todavía era una gran gorda m entirosa, y no merecía ni un minuto de
su amistad.

Pero se veía tan feliz cuando dijo—: Genial. —No podía decirle entonces.

Y la culpa solo creció más fuerte mientras conducía a casa. Realmente, rea lmente,
realmente tenía que

decirle. Todo.

Anoche, fui de masiado lejos, y ahora cada vez que lo veía, iba a querer saltar a sus
huesos o gritarle por

mentir.

Jodi no se hallaba cerca cuando volé dentro de mi apartamento, y realmente la necesitaba


para convencerme

de esto porque después de que me quité el traje de Stick, me vestí como Remy —la chica
Remy— y me dirigí

al apartamento de Asher... como una chica.

Su moto no se encontraba en el callejón cua ndo me presenté, así que seguí conduciendo.
Pero unas pocas

cuadras más adelante, maldecí mi falta de coraje y me moví a un lado de la carretera.


Regresé a la entrada de
su callejón, manteniendo mi cara abajo contra el viento frío soplando y practicando todo
lo que iba a decir

cuando llegara a casa.

Una confesión comple ta, honesta; eso era lo que haría.

No podía arreglar lo que había hecho. A lo hecho, pech o. Lo hecho, hecho estaba. Pero
podía hacer las cosas

bien de aquí en adelante. Más vale tarde que nunca. Más vale tarde que nunca, ¿eh?

Entré en el callejón, abrazándome a mí misma cuando el ruido familiar de su motocic leta


entró desde el

extremo opuesto. Llegamos a su puerta de entrada más o menos al mismo tiempo. Apagó
el motor y saltó de

su asiento cuando levanté mi cara y aparté mi cabello de mis ojos, animándome a hablar
con él... en inglés...

en mi voz de Sticks.

Pero él habló primer o. —Gracias a Dios que regresaste. Acabo de ir a tu restaurante,


pero me dijeron que no

te encontrabas trabajando hoy.

Abrí la boca para decirle que n o, que tenía el día libre, pero me agarró la cara y me besó.

Amaba los labios de Asher. Quiero decir, en serio, su boca mataba las células del cerebro
. Las mías

ciertamente en un cortocircuito hasta que estuve apoyada contra él, agarrando sus brazos
fuertes y

abriéndome para él cuando buscó entrar en mi boca con su lengua.


Gimió y me levantó, y envolví mis piernas alrededor de su cintura. Fijándome en la pared
junto a su puerta

mientras buscaba a tientas desbloquear todos los cerrojos, continuó besándome hasta que
presionó su frente a

la mía para admitir—: No he sido capaz de dejar de pensar en ti desde que me desperté
solo en la cama con

nada más que tu olor rodeándome.

Maldita sea, yo no había sido capa z de dejar de pensar en él tampoco. Aplasté mi boca
contra la suya.

Nos llevó dentro de la escalera de su apartamento, pero solo hizo un par de pasos abajo
conmigo en su s

brazos porque casi se cayó y rompió nuestros cuellos.

—Mierda, lo siento. —Me puso en pie un paso arriba de él, pero seguía aferrándome a él,
besando su cuello y mordiendo la piel para memorizar cada maldito centímetro de su carne.

—Jesús —gimió y me fijó en la pared de la escalera. Envolví mis pierna s alrededor de él


de nuevo, y me tiró

encima unos minutos antes de que los dos necesitáramos más.

Fui capaz de abrir sus vaqueros y coger un puñado de su inme nsa polla, pero solo
maldijo cuando llegó a mis

pantalones de yoga y no pudo sacarlos de mí tan rápido como fue capaz de arrugar la
falda de mi vestido

anoche.

Logram os unos pasos más. Luego dijo—: A la mierda. —Y me acostó en las escaleras.
Agarrando mis pechos
en cada mano, bajó su boca a mi cintura y cogió entre sus dientes la banda elástica de mis
pantalones antes

bajarlos. Di patadas con mis piernas para ayudar a zafarme de ellos, y gracias a Dios mi
ropa interior bajó con

ellos, porque no me encontraba segura de que pudiera permitirle sacar cada par de lo que
tenía encima. Y con

el estado hambriento en el que se hallaba, habrían sido rotas en medio segundo.

Sacó su billetera de sus vaqueros que colgaban alrededor de sus rodillas. Luego tenía un
condón en su

mano. Entonces tenía el condón en su lugar. Al momento siguiente, tenía el condón en


mí.

Tiré mi cabeza hacia atrás, disfrutando de su fuerte empuje encajando con el suave dar de

misma. Encajamos tan bien juntos.

Espeté en español, incapaz de preoc uparme por los peldaños de escalera clavándose en
mi espalda. Con

Asher enterrado tan profundo dentro de mí, nada más importaba.

Mi liberación vino rápido así como la suya. Nuestra combustión simultánea nos tuvo
apretándonos el uno al

otro a través de nuestro orgasmo, y luego murmuró un sonido de conmoción antes de


rodar fuera de mí y

deslizándose unos pasos para colapsar en su espalda, lanzando su brazo sobre su cara y
jadear.

Aunque me sentía como masilla, no lo quería desmayado en las escaleras. Qué lugar
horrible para dormir. Así
que oscilé hasta que estuve a su lado. Tomé su brazo y lo ayudé a envolverlo alrededor de
mi

hombro. Entonces me empujé a mis pies, tirándolo conmigo.

Él gimió en desagrado, pero se aferró a la barandilla para ayu darlo a levantarse.

—Gracias —murmuró—. Eres demasiado buena para mí.

Froté su pecho y besé su mejilla.

—No te vayas esta vez, ¿de acue rdo? —rogó, arrastrándome con él mientras se
desplomaba sobre la cama—.

Solo… quédate.

Así que, me que dé. Bostezando, cerré mis ojos y dormí la siesta con él por un rato, hasta
que me desperté en

algún momento de la noche con su boca entre mis piernas, su lengua masajeando mi
clítoris y mi cuerpo

inclinándose hacia arriba, ya preparado para explotar.

—Hola, ahí. —Me sonrió, sus ojos verdes aún caídos por el sueño, pero su sonrisa llena
de vida.

Murmuré algo, no estoy segura si fue en español o inglés, pero cualquiera que sea el
sonido disto rsionado que

vino de mí, lo hizo reír. Entonces, estaba levantando mis piernas hasta mi pecho y
sentándose derecho así

podía empujar en mí desde ese ángulo.

Me vio cómo retorcerme mientras me t orturaba con su polla, deslizándose profundo y en


el ángulo correcto

para golpear el lugar perfecto.


—Me encanta verte venir —ad mitió, ante de levantarme así ambos estábamos sentados
rectos, yo todavía en

su regazo mientras nos mirábamos el uno al otro—. Ahora vente de nuevo.

Sacudí mi cabeza, todavía no completamente abajo desde la última subida, pero a Asher
no le

importó. Deslizó su pulgar sobre mi clítoris, empujó con más fuerza dentro de mí y me
tuvo gritando en un

momento.

El resto de la noche siguió un patrón similar. Follamos, dormimos, de vez en cuando nos
abrazábamos, una

vez que salió de la cama para conseguir una merienda de manzanas y queso. Mozart se
convirtió de cerca en

el mirón en algún momento, Asher tuvo que salir de la cama para tirar una manta sobre su
jaula. Pero volvió

de inmediato para abrazarme y sostenerme cerca.

A la mañana siguiente, me desperté primero, toda vía envuelta en su amable agarre y un


gratificante dolor

entre mis piernas. Sabía que debía irme. Dos noches en una hilera de esto era... era el
doble de malo. Pero tan

pronto como traté de sentarme, sus brazos se juntaron más fuerte a mí alrededor.

—Oh, no, no lo estás. No te vas a ir a escondidas fuera de aquí tan fácilmente est a
mañana. No me importa si

tengo que esposarte a la cama. De hecho... —Se levantó detrás de mí y saltó del colchón
para pasear desnudo
por la habitación hasta que llegó a su mesa, donde tenía una bolsa de regalo situada.
Después de que metió

una mano dentro, se giró, sonriendo.

Mi boca cayó abierta cuando vi las p eludas esposas estampadas de leopardo colgando de
sus dedos. —Iba a

dárselas a mi hermano por una broma de regalo de bodas —explicó—. Pero ahora creo
que le conseguiré algo

más. Ven aquí, hermosa.

Insegura de si quería ser atada, grité una carcajada y me deslicé lejos de él mientras se
lanzaba hacia mí. Me

persiguió a través del colchón, sonriendo todo el tiempo antes de que se detuviera con un
suspiro agitado y

dijo—: ¿No?

Sacudí mi cab eza. —No.

Pero entonces una idea m e golpeó. Cogí las esposas. Asher levantó sus cejas a la
petición, pero las entregó

fácilmente. Mi sonrisa se extendió grande mientras movía mis cejas y le indicaba que
pusiera sus manos en

alto por la cabecera.

Frunció sus cejas en confusión un segundo antes de que se dispararan alto en


comprensión. —Oh... ¿quieres

esposarme?

Asentí y me mordí el labio, sin poder dejar de sonreír ante la idea.


Y maldita sea, pero él era un buen deporte. Ojos verdes ardiendo c on lujuria, dijo—: Está
bien. —Se movió

en su posición, extendiéndose en su espalda y levantando sus brazos sobre su cabeza para


permitirme atarlo a

su cama.

Maldició n, se veía bien así, mirándome con ansiosa anticipación mientras lamía mis
labios y trataba de

decidir lo que quería hacer con él primero. Las risas que habían estado creciendo dentro
de mí murieron

mientras la lujuria se agrupaba dentro de mi abdomen.

Dios, era magnífico, extendido desnudo como un banq uete para mí sola. Solo quería
lamerlo.

Así que lo hice. Me incliné, puse mi lengua contra su ombligo y me moví arriba,
lamiendo mi camino por

encima de su abdomen, que se estremeció y apretó debajo de mí, y directo a lo largo de su


esternón hasta que

llegué a la base de su cuello. Entonces hundí mis dientes en su garganta, chupando la


suavidad de su carne,

inhalando el aroma que era puramente él, deleitándome en su gemido mientras vibraba
contra mis dientes.

Movió su cara hacia un lado para mirarme, y esa mirada en sus ojos verdes, tan llenos de
confianza y afect o...

Quería atrapar este momento en mi banco de memoria para siempre. Le acaricié con la
punta de mis dedos a
lo largo de cada lado de su cara, memorizando cada detalle, cómo se sentía, olía, sabía.
Entonces me incliné y

suavemente presioné mis labios con los suyos. Tiró tan lejos de sus esposas como para
encontrar mi beso y

tratar de ir más lejos, pero lo detuve, queriendo explorar más por mí misma. Sonriendo,
se recostó en los

cojines, observándome.

Pasé unos minutos juga ndo en su cabello. Él gimió cada vez que mis uñas rozaron su
cuero

cabelludo. Entonces presioné tiernos rápidos besos por cada brazo, decidida a no perder
un solo lunar o

peca. Y lo que mi boca se perdía, mis dedos siguieron adelante detrás para engullir.

—Cristo —murmuró, cerrando los ojos e inclinando su cabeza hacia atrás mientras
disfrutaba mis atenciones

—. Eso se siente bien.

Con una sonrisa, espar cí un poco de amor en su pecho y abajo de su estómago. Contuvo
el aliento cuando

llegué a la V en la base de su abdomen. Le sonreí y soltó la respiración que acababa de


tomar para hacerme

saber que lo estaba torturando.

Manteniendo el contacto visua l, deslicé mis dedos alrededor de la base de su polla y la


levantaba de su

estómago, luego me incliné para tomar la cabeza entre mis labios. Vi sus ojos dilatarse
mientras el sabor
salado golpeaba mi lengua.

—Santa... —intentó decir y se rindió una gota de sudor cayó por su sien.

Sin dejar de mirarlo a la cara, lo succioné más hasta que tocó la parte posterior de mi
garganta. Sus labios se

abrieron pero parecía no poder hacer más que respirar mientras lo metía unos centímetros
más. Aunque no

podía meterlo todo, eso no me detuvo de sacarlo y meterlo de nuevo.

—Dios —jadeó, sus ojos fijos en los míos para ocasionalmente mirar mis labios aún
envueltos alrededor

suyo, y regresar a mis ojos otra vez.

Acaricié sus bolas unos segundos y su escroto se endureció bajo mi tierno cuidado
cariñoso. Se acercaba.

Pero no quería que terminara en mi boca.

Cuando lo saqué, gruñó pero no discutió. Solo miró, sus ojos acalorándose mientras yo
tomaba la caja de

condones, que estaba más de la mitad vacía hasta este momento.

—Eres tan hermosa —murmuró mientras rodaba el profiláctico por su masiva longitud.
Sabía que lo decía en

serio porque él no tenía idea d que yo podía entender cada palabra que decía.

En lugar de verlo de frente, me giré de espaldas a él mientras montaba su regazo. Tarareó


en aprobación e

intentó elevar su regazo antes de que estuviera lista. Así que puse una mano en su cadera,
para mantenerlo en

la cama, y me giré con una sonrisa de advertencia mientras movía mis dedos hacia él.
—Está bien —me dijo, respirando rápido mientras otra gota de sudor bajaba—. Me
comportaré, lo juro. Pero,

joder, me encanta este juego.

Me reí, encantada. Luego lo agarré y me posicioné sobre él para que pudiera frotar la
entrada de mi ano.

—Ay, tienes que estar jugando. —Su voz era alta y sorprendida y con un montón de
lujuria—. Es demasiado

bueno para ser real.

Pero en el último segundo, lo miré, le guiñé y los moví hacia mi vagina. —Maldita sea,
pequeña bromista...

—Pero la palabra bromista salió como un gruñido porque fue cuando me senté en él,
empalándome

completamente—. Mierda. Bien. Eso tampoco está tan mal. Joder.

Dejé caer mi cabeza hacia atrás y me reí mientras lo montaba. Maldijo un poco más, y yo
empecé a dejar salir

cosas en español porque simplemente no pude evitarlo. Cuando mi matriz se empezó a


contraer,sacándome

un intenso orgasmo, él gritó su propia liberación y empujó sus caderas hacia arriba.

Tan pronto como terminamos, me bajé de él y me hice cargo del condón por él.

—Gracias —murmuró, mirándome como si tuviera un millón de dólares o algo. Luego


me recosté a su lado y

descansé mi cabeza en su hombro para poder mirarlo a los ojos.

Ninguno se movió para quitarle las esposas, todavía. Creo que a los dos nos gustaba estar
así. Sus pestañas se
movieron, diciéndome que se estaba poniendo soñoliento. Le sonreí y acaricié su barbilla,
y sus labios al

tiempo.

—Tú todavía no lo sabes —me dijo, con la voz de sueño—. Pero voy a conservarte.
Vamos a hacer que

funcione, con barrera de idioma o no. Porque nunca nada ha sido así de asombroso.

Sus ojos verdes estaban tan llenos de tanta sinceridad, que tuve que cerrar los míos y
presionar mi cara a un

lado de su cuello. —Te amo —le dije, avergonzada y culpable de que no se lo pudiera
decir en imglés, que no

le pudiera confesar nada.

No me merecía a este maravilloso y asombroso hombre. Todo lo que tenía con él se


basaba en una mentira

mía y él se merecía más, mucho más que eso.

—Ya no puedo hacer esto —admití, porque ya no podía seguir haciendo esto. Acababa de
cerrar los ojos

mientras me alejaba, necesitaba irme, necesitaba escapar antes de estallar en lágrimas.

Detrás de mí, murmuró—: ¿Qué haces? ¿Qué pasa? —Tan rápido como me puse las br
agas y agarré el sostén.

No podía mirarlo, no podía decir nada. Así que me apresuré a escapar.

Intentó hacer que me quedara, incluso salió con la peor pronunciación de las palabras
sentarse y quedarse

conocidas por el hombre.


—¡No! No te vayas. Por f avor. Lo siento. No sé qué hice mal, pero lo siento. Mierda. —
murmuró, como si

estuviera arruinándolo todo y no supiera cómo componerlo—. ¿Cómo se dice lo siento en


español?

Le dije, no es que supiera él lo que yo estaba haciendo. Solo siguió rogándome, siguió
intentando h acer que

me quedara, lo que solo me hacía sentir peor por cada mentira que le dije y me hizo más
determinada a irme.

Conteniendo las lágrimas, finalmente me detuve en la puerta y lo miré. Parpadeó como si


estuviera

sorprendido de verme llorar. Luego susurró mi nombre... El erróneo, y dije—: Lo siento


tanto pero tengo que

hacer esto. —En español antes de dirigirme a la escalera y subir por los escalones.

Una vez afuera en el aire frío, troté a mi auto, a unas calles, donde lo había dejado el día
anterior. Lágrimas

nublaron mi visión mientras encendí el motor, pero seguí adelante. Llegué a casa antes de
que me diera

cuenta—mierda—no podía simplemente dejarlo ahí esposado en su cama.

Así que busqué mi teléfono en mi bolsa y lo llamé. Sabía que no podría re sponderme,
pero imaginé que

“Sticks” podría intentar entrar en contacto con él, y llegar a su apartamento para echarle
un ojo, para

asegurarse de que su padre no lo había matado o algo.

Y mierda, ahora que lo pensaba, me maldije. ¿Qué dem onios estaba pensando dejándolo
atrapado en un punto
cuando su loco padre seguía cerca? ¿Qué si su viejo lo encontraba así, y lo lastimaba?
Dejé su apartamento

completamente sin seguro.

Estaba a punto de colgar y entrar en mi habitación para cambiarme por la ropa de Sticks
cuando Asher

realmente contestó, sorprendiéndome demasiado.

—Qué onda, hombre —respondió, sonando comp letamente sin aliento y casual, como si
no estuviera

atrapado desnudo en su cama—. ¿Qué pasó?

Bien, tal vez ya se había liberado.

—No mucho. —Mi voz sonaba ríg ida. Mis propios oídos. No estaba segura de cómo
hacía esto, por qué

seguía jugando como dos personas diferentes. Solo quería quitarme la máscara, y aún así
las consecuencias

de mis actos eran demasiado grandes para afrontarse. Me iba a odiar tanto.

—Yo... —tuve que hacer una pausa y aclararme la garganta—. Tenía much a hambre y
pensé que la pizza

sonaba bien para almorzar. ¿Quieres venir?

—Claro —respondió, aún sin mencionar su predicamento, pero sabía que iba a tener que
decirme... pronto...

si seguía atrapado, de todas formas.

—Genial —dije—. Voy a recogerte en un rayo, entonces.

—Suena bien. Pero, eh, pregunta rápida primero.


Genial. Aquí viene. —Ajá —murmuré, esperando por lo que acababa de pasar.

Pero luego de dudar ligeramente, todo lo que dijo, fue—: No tendrás... llaves d e esposas,
¿o sí?

—Eh... —Demonios, no estaba lista para esa pregunta, y era probablemente la más lógica
de ser preguntada.

Pero no tenía las llaves. No sabía siquiera donde podrían estar.

—No importa —dijo de pronto—. Sé que tengo unas por aquí. En algún lado. ¿Puedes
solo... venir y

ayudarme?

—Claro. Es taré ahí en menos de veinte.

Colgué antes de que pudiera decir algo. Y regresé a su casa en quince minutos, mi
máscara, mi torso falso, y

calzones de hombre en su lugar.

Cuando me estacioné frente a su apartamento, me maldije otra vez por dejar abierta la
puerta en mi escape.

Su padre pudo haber entrado y herirlo. Un poco asustada de que su padre hubiera llegado
antes que yo, me

apresuré a la puerta e inmediatamente grité—: ¿Asher?

—Aquí abajo.

Hubo alivio en mis hombros y bajé los escalones de dos en dos. Logró usar sus piernas
para cubrir su regazo

con las sábanas, pero olvidé cuán expuesto lo había dejado.

Pero... Diablos. El chico era puro arte. Mi boca se hizo agua mientras recordaba todo lo
que hicimos juntos en
esa cama.

Excepto la manera cautelosa en que me miraba y el sonrojo en sus mejillas porque no


podía Ocultarse de su

amigo gay, me trajo de vuelta a la realidad.

Abrió la boca , probablemente para explica r, pero lévate una mano. —Ni siquiera voy a
preguntar,

El aire salió rápido de sus pulmones antes de que murmurara agradecido—: Gracias.

Asentí. —Mi pregunta es, ¿dónde crees que estén las llaves?

—Joder, no estoy seguro —murmuró, sonando enojado con s í mismo—. Pero tiene que
estar cerca de la bolsa

de regalo que está en la mesa.

Me apresuré hacia la bolsa qu e se había ido de la doy tenía papel saliendo por arriba.
Luego de buscar en el

desastre, encontré la caja de las esposas y, sí, ¡éxito! Dls pequeñas llaves estaban dentro.

Volteé la caja, así que se deslizaron en mi Palma. —¡Las encontré!

—Gracias a Dios —gimió mientras me giraba hacia él. Pero cuand o lo miré, esa mirada
sospechosa cruzó su

rostro. Sus ojos ya no estaban llenos de confianza y calor.

Era la cachetada para regresar a la realidad que necesitaba .

—Solo tomará un segundo –prometí mientras me apresurab a de rodillas en la sábana al


lado de sus brazos

estirados y metía la llave en la cerradura. Luego de un giro pequeño y un clic, se


encontraba libre y bajando
los brazos, agarrando más sábana para cubrirse mientras se alejaba de mí.

Me alejé de la cama para darle espacio. Luego miré que cerraba los ojos y se concentraba
en respirar antes de

sobarse las muñecas. Cuando me di cuenta de que la piel estaba irritada, me acerqué.

—¡Oh, Dios mío! Estás herido.

Pero levantó una mano, calmán dome. —Estoy bien —espetó.

No estaba tan bien. Se veía vencido y perdido.

—¿Entonces...? —pregunté, insegura de qué q uería que hiciera hora. Insegura de qué
debería hacer. Moví la

pierna, intentando calmarme y fallando.

Suspiró y negó con la cabeza, sin hacer contacto visual. —Tenías razón. No debí
enredarme con Elisa.

Mi boca se abrió. No creí que me lo confesará, y por un momento, no supe qué decir.
Luego levantó la cara;

se veía tan culpable y arrepentido, que mi propia culpa y necesidad de decir que lo sentía
estaba en mi

garganta.

Me encog í de un hombro. —Bueno, supongo que ahora lo sabes.

Y tal vez ahora se quedaría alejado de “Elisa” para bien, aunque l a sola idea me hizo
querer llorar por dentro.

Agitó la cabeza, frunciendo el ceño. —¿Es todo lo que tienes qué decir?

Lo miré, insegura de qué más podría decir, a menos que escupiera una gr an confesión.
Lo que, claro, no hice,
Agitó la cabeza, obviamente confundido. —¿No estás molesto de que fuera a tus espaldas
y estuviera con ella

de todas formas?

Exhalando un sus piro largo y cansado, agité la cabeza, —No —dije honestamente. Esta,
de hecho, muy muy

contenta de que hubiera ido con,ido, de todas formad. Nuestras dos noches juntos iban a
ser unos de los

mejores recuerdos que tuviera—. O sea, como dije, eres por quién me preocupaba desde
el inicio. Si querías

seguir con eso y tomar tus oportunidades de todas formas, es... —Insegura de cómo
decirlo o siguiera si debía

decirlo, murmuré—: Además, tengo el presentimiento de que no... La molestaste. —


Cuando sus cejas se

vieron confundidas, estiré una mano—. Digo, puedo imaginarte intentando detenerte y
ella... Solo quería más.

Me miró, reusándose a hablar de ello. Honrada de que no me convirtiera en una charla de


vestidores, incluso

después de lo que le había hecho, también miré a otro lado.

Mozart seguía en su jaula, inclinando la cabeza a un lado, e studiándome. Me preguntaba


su sabía que yo era

la misma persona de anoche o no.

—Sino quiere comer ahora, está b ien —dije, esperando que se negara. Necesitaba un par
de horas lejos para

regresar mi cabeza al juego.


Pero dijo—: No. Vamos. Ne cesito salir de aquí un par de horas.

Supongo que también para aclararse la cabeza. Quería dejar su m ente en paz más que la
mía, así que lo llevé

a la pizzería más cercana porque justo entonces, haría lo que fuera por él.

Ambos comimos en silencio lo, pedidos en pensamientos. No habló de lo que pensaba o


de lo que planeaba

con “Elisa”, por lo que estuve agradecida.

Cuando lo dejé de nuevo en su casa, me di o las gracias y salió del auto. Luego me dijo
que era un verdadero

amigo. Me sentí perdido luego de eso. Ya no podía seguirlo haciendo. No podía seguir
manteniendo este

secreto, no podía mentir, no podía llevar una doble vida. Necesitaba saberlo él, y lo
necesitaba más que yo mantenerlo oculto.

Iba a doler cuando me echara de su vida, pero iba a tener que lidiar con ello. Solo
realmente, realmente no

quería estar ahí cuando se entrará de la verdad aunque era mejor que lo escuchara por mí.

Mañana, me prometí. Lo llamaría en la mañana, y le diría todo.

35

Asher
Todavía me sentía sin energía y listo para meterme de nuevo en la cama para hibernar
durante el resto del invierno
cuando llegué a Forbidden esa noche. Tenía muchas ganas de saltar mi turno y encontrar
a Elisa. Me detendría en su

lugar de trabajo, pero no preguntaría por ella esta vez, no queriendo parecer un acosador
total. Pero eso era el único

lugar que conocía para encontrarla. Probablemente tendría que esperar un par de días
antes de volver de nuevo.

Maldición.

Bostecé mientras pasaba a través de las puertas delanteras y saludando con la cabeza a
Harper, me pregunté si

podría tal vez jugar la carta del hermano con Pick y salir solo por esta noche, pero
entonces me acordé de que

Mason ya estaría ausente. Enterró a su madre hace apenas dos días, además de que tenía
que trasladar a su hermana

menor a su apartamento.

Así que, ya estábamos escasos de personal.

Desanimado porque nada desde el momento en que Elisa se arrastró fuera de mi cama
esta mañana había ido a mi

manera, volví a bostezar.

—Saanta Mierda —explotó Ten, apareciendo en frente de mí, justo en mi cara, así que
tuve que detenerme para

evitar chocar con él—. La estrella de rock finalmente consiguió tener sexo, ¿eh? Se trata
de tiempo de mierda, mi

hombre. —Golpeó mi hombro en felicitaciones, haciéndome fruncir el ceño porque


odiaba la forma en que siempre
jodidamente sabía cuándo había estado con una mujer.

Empecé a mover alrededor de su culo molesto hasta que dijo—: No creí que alguna vez
averiguarías que nuestra

pequeña chica baterista era tu chica con la camiseta de Incubus. O esperar, ¿por fin le
crecieron un par y solo

confesó?

Haciendo una pausa, parpadeé hacia él, tratando de darle sentido a lo que malditamente
acabó de decir. Por último,

sacudí la cabeza. —¿Qué?

—¿Qué? —dijo Ten de vuelta como si estuviera confundido por mi confusión.

—Jesús —murmuré—. Lo juro, sólo tienes sentido como un cinco por ciento de las
veces. ¿Por qué estás hablando

de la chica con la camiseta de Incubus? ¿Y quién diablos es esa pequeña chica baterista?

Los ojos de Ten brillaron. —Ahh, mierda. No te acostaste con baterista anoche, ¿verdad?
—Luego en realidad

parecía ofendido mientras exigía—: ¿Entonces a quién diablos follaste?

—No es de tu incumbencia —gruñí—. Ahora explícate.

—Oh, ya sabes. —Ten se encogió de hombros y empezó a alejarse—. No es nada. Sólo


ignorarme. Pero agarré un

puñado de su camisa y lo arrastré de vuelta hacia mí.

—No lo creo, hijo de puta. Explícate.

Él suspiró y se frotó la cara. —Jesús, no puedo creer que todavía sea demasiada gallina
para solo decirte.
—Ten —advertí.

—Bueno, está bien —se quejó—. No es que si se pudiera mantener un secreto para
siempre. Ese baterista en tu

banda…

Parpadeé, muy confundido ahora. —¿Remy? ¿Qué pasa con él?

—No él —dijo Ten—. Ella.

Entrecerré los ojos, sin entenderlo. —¿Eh?

—Cristo en una muleta. —Lanzando un suspiro de disgusto, Ten negó con la cabeza y
miró hacia el techo.

Entonces me dijo—: Tu amigo gay Remy no es en realidad un chico gay en absoluto. De


hecho, ni siquiera es un

hombre. Es realmente una ella, con tetas y todo el otro equipo con el que vienen las
chicas.

Inmediatamente abrí la boca para decir mentira, pero las palabras no vinieron. Mi mente
gira, recordando todas las

veces que pensé que Remy poseyó una forma femenina en él, todas las veces que me
animó a "hablar", y Jesús, el

momento en que me confesó que llevaba una máscara.

Mierda.

Todos estos extraños pedazos pequeños comenzaron a alinearse en su lugar hasta que de
repente tenía sentido. Pero

todavía no estaba listo para comprometerme por completo a la idea. Remy no podría ser
una chica. Simplemente...

no podía.
Con el ceño fruncido, todavía trataba de darle sentido a la declaración de Ten cuando
vino y lanzó otra bomba en

mí. —Y no sólo es una ella, sino que también es la chica de la camiseta de Incubus, sobre
la que escribiste esa

canción.

Esa me hizo negar con la cabeza, al instante negándome a aceptarlo. Pero luego tuve que
preguntar—: Si... si Remy

realmente es una chica, ¿qué diablos te hace pensar que ella es la chica de la camiseta de
Incubus?

—Porque la noche cantó en el karaoke, la cantó en el escenario con su amiga, Jodi. Y


conocí a Jodi entonces, así

que le pregunté acerca de su amiga por ti inmediatamente después de su pequeño dúo esa
noche, pero todo lo que

Jodi me decía era que el nombre de su amiga era Remy.

Seguí agitando mi cabeza de un lado a otro, porque realmente ni siquiera deseé considerar
esto. ¿Pero en realidad

era la pelirroja en el escenario con mi chica de la camiseta de Incubus la compañera de


cuarto de Jodi? Supongo

que podría haberlo sido. No le había prestado mucha atención a la pelirroja. Demonios,
no podía recordar incluso

claramente recordar como la chica sobre la que escribí la canción lucía.

—… Así que cuando Remy, tu baterista, apareció aquí con Jodi en su brazo, puse dos y
dos juntos y bam, lo

averigüé todo por mí mismo. Y ayudó que ella admitió lo que era cuando le pregunté, por
lo que ¡ha! Bastante
hábilmente impresionante, ¿no?

¿Impresionante? Impresionante no era exactamente la palabra que usaría. —Estás


jodidamente muerto, es lo que

eres —gruñí justo antes de lanzar mi brazo hacia atrás y conectarlo en su cara.

—Mierda —gritó al contacto, apretando sus ojos y moviéndose lejos de mí—. ¿Qué
demonios, hombre?

—¿Qué demonios de vuelta a ti —rugí, avanzando hacia él para poder agarrar la parte
delantera de su camisa y

golpearlo de nuevo. Pero de repente muchas personas estaban allí, Quinn me arrastró
hacia atrás, lejos del bastardo

que quería matar y Noel ayudó a Ten a permanecer en posición vertical.

—¿Cómo pudiste no decirme nada en estos pasados meses la primera vez que te
aprendiste su nombre? —Exigí,

luchando contra Quinn para poder volver a Ten—. Sabías cuánto tiempo pasé buscándola.
Sabías lo mucho que

hubiera dado sólo por saber su nombre.

Ten solamente hizo una mueca mientras se limpiaba la cara y negaba con la cabeza. —Sí,
bueno... la venganza es

una perra, ¿no?

—¿Qué? —No tenía ni idea de lo que estaba hablando.

—Caroline —dijo entre dientes—. Sabías lo que estaba haciendo cuando entraba a
escondidas en mi habitación sin

saber que era ella. Y no me dijiste nada. Solo me dejaste seguir inconscientemente
traicionando a mi mejor amigo
en la tierra. Bueno, vete a la mierda. Tienes lo que te mereces.

Mi boca se abrió mientras conmoción se esparcía a través de mí. No tenía idea que Ten
guardaba rencor por ello.

Durante todo este tiempo, pensé que éramos amigos que bromeaban, pero ahora…

—¿Qué en nombre de Dios está pasando aquí? —Pick salió apresurado de la sala de atrás,
seguido por Knox, quien

debió haberlo seguido.

Liberándome de Quinn porque ya no sentía el impulso de golpear la cara de Ten, esnifé e


hice un gesto hacia el

bastardo pinchando su ojo rojo— Pregúntale. Obviamente, él sabe más de lo que está
pasando en mi vida que yo.

—¿Ten? —dijo Pick, girándose hacia él.

Mientras Ten murmuraba algo en respuesta, pasé mis manos sobre mi boca porque
todavía no podía creer lo que

acababa de enterarme.

Empecé a alejándome, pero Pick agarró mi brazo. —Oye. ¿Dónde vas?

Negué con la cabeza, no muy seguro de mí mismo. Sólo sabía que necesitaba respuestas,
y sólo una persona podía dármelas—. Solo… necesito irme.

Asintió, demasiada comprensión y preocupación en sus ojos. —Bueno. Lo que sea que
necesites. ¿Todo bien?

—No —gruñí y pasé mis manos por mi cabello. —No lo sé. Sólo necesito irme. Necesito
respuestas.

Pick me despidió con la mano. Envié una última mirada hacia Ten, conmocionado y
herido que no le presté
atención todo este tiempo. Luego me fui.

No llamé a Remy. No estaba seguro de si podía hablar con él ella

en

este momento y escucharlo mentirme un

segundo más.

En su lugar, llamé a Gally y lo engatusé para obtener el número de Jodi con la promesa
de que no iba a tener sexo

con ella.

Ella respondió a la segunda llamada. —Hola, ¿quién es?

Solté un suspiro. —Hola, Jodi. Es Asher. Acabo de intentar ubicar a Remy porque tengo
algunas cosas que darle,

pero no contesta. ¿Cuál es tu dirección otra vez?

—Um... oh... Bueno, Remy no está aquí ahora.

—Está bien —aseguré—. Sólo puedo dejártelo a si estás en casa, y tú puedes dárselo
cuando llegue allí.

—¡Oh! Bueno, seguro. —De repente sonaba aliviada y entrecerré los ojos porque sabía
que me estaba mintiendo

—. En ese caso... —Mientras decía su dirección, me subí a mi bicicleta.

—Gracias. Estaré ahí en un rato —le dije antes de cortar la línea y comenzar mi paseo.

Llegué al apartamento de Remy en un tiempo récord. Después de correr por las escaleras
a su apartamento del

segundo piso, golpeé la puerta hasta que su compañera de cuarto respondió.


Jodi me dedicó una sonrisa incómoda mientras asomaba sólo su cabeza al pasillo. —
Hola, sexy. —Entonces sus

cejas se arrugaron mientras miraba mis brazos vacíos donde tenía mis manos enterradas
en los bolsillos—. Uh...

¿qué tenías que dejarle a Remy?

—Nada —contesté—. Mentí. —Luego saqué una mano del bolsillo para empujar su
puerta, haciéndole saber que

iba a entrar.

Ella no trató de detenerme, pero se tambaleó hacia atrás, dejándome solo interrumpir
dentro mientras me miraba

boquiabierto con los ojos muy abiertos. —Oh, um... ¿qué?

—¿En realidad ella no está aquí o mentiste sobre eso también? —pregunté.

Su boca se abrió. Entonces susurró—: Mierda. Lo sabes.

—Sí. —Asentí lentamente, mirando alrededor del lugar buscando signos de que el
baterista que llegué a conocer

realmente residía aquí. Pero lucía como una típica sala de estar en la que cualquiera
podría vivir.

Así que me dirigí a un pasillo cercano y comencé por la primera puerta medio abierta que
vi.

—Um... ¿Qué haces? —preguntó Jodi, corriendo detrás de mí y tratando de mantener el


ritmo.

No estaba seguro. Nunca allané el apartamento de una mujer antes y solo empecé a
buscar. Estaba un poco cegado,
la mitad de mi conciencia me decía que parara y me comportara, la otra mitad necesitaba
respuestas.

La primera puerta a la que me asomé era un cuarto de baño, un cuarto de baño claramente
femenino con productos

para el cabello y joyas y todo tipo de mierda femenina salpicaba todo el mostrador,
aunque divisé el desodorante en

aerosol que tomé prestado de Remy cuando permanecimos juntos en Chicago.

Mierda. Chicago. Hicimos un montón de unión en esa habitación de hotel. Y todo el


tiempo nunca consideró que

era prudente decirme que no era un hombre.

Me moví hacia la siguiente puerta y metí la mano para encender la luz. El aliento se
quedó atrapado en mis

pulmones cuando me di cuenta que ésta era sin duda la habitación de él ella.

Decorada en brillante magenta, azul

eléctrico y verde lima, carteles de rock y bateristas fueron salpicados diagonalmente por
todas las paredes. Carteles

de Neil Peart, carteles que decían "Mantén la calma y toca la batería”, carteles que decían
"Sé fiel a tus sueños" con

un par de baquetas en ellas, imágenes de bandas como Metallica, Iron Maiden, Alice in
Chains... Incubus.

Este cuarto era tan Remy. Y sin embargo, la habitación era de una chica. Tragué cuando
vi un sujetador de encaje

blanco en el suelo a los pies de su cama.

Jesús, en realidad era una mujer.


Y fue entonces cuando lo vi. Una máscara de látex colgando del estribo de la cama. Una
máscara con la cara de

Sticks en ella.

Lo agarré y de inmediato estornudé. Pero en lugar de arrojarla a un lado, coloqué mis


dedos alrededor de ella,

sosteniéndola con fuerza.

En la puerta, Jodi había conseguido su teléfono y estaba escribiendo un texto.

Esnifé y sacudí la cabeza. —No —dije—. Oh, no, no lo hagas. No tuve ninguna clara
advertencia acerca de esto, así

que tampoco la tendrá ella.

Jodi culpablemente dejó caer el teléfono a su lado. —Ella nunca quiso…— empezó, pero
levanté una mano,

deteniéndola.

—No quiero oírlo de ti. Quiero que Remy explique... todo.

La preocupación iluminó su rostro mientras se mordía el labio. —¿Qué vas a hacer?

Con una risa áspera, negué con la cabeza. —No tengo idea.

Mi mente no paraba de girar. No pensaba que estaba enojado con exactitud. Bueno, algo
cabreado, pero en su

mayoría sólo confundido.

No podía entender por qué... ¿por qué iba a pretender ser un hombre? No tenía ningún
sentido. ¿Y por qué no sintió

que podía decirme? Pensé que Sticks y yo nos habíamos acercado tanto que él – ella
podía
confiar en mí como yo

confié…

Oh, demonios. De repente me acordé de toda la mierda que le conté desde que nos
conocimos. La mayor parte era

probablemente cosas que no le habría admitido a una mujer, como lo mucho que me
encanta comer un coño y, ¡oh,

Jesús! La traté como si fuera uno de mis amigos, llamándola hijo de puta y perdedor, y
gilipollas. Santa madre,

nunca llamaría a una mujer por cualquiera de esos nombres.

Y entonces me acordé de hablarle sobre la chica de la camiseta de Incubus. Mi cabeza en


realidad se sacudió por

todo el lugar con eso. ¡Hablé con ella acerca de ella! ¿Por qué no había dicho nada? Sabía
cómo reaccionaba a la

chica de la camisera de Incubus, cómo la busqué durante meses. O espera. ¿Supo cómo la
busqué? Tal vez no

mencioné esa parte. Sólo traté de expresar lo mucho que quería que terminara toda esta
dura experiencia, así que tal vez la hice sentir como si no pudiera decirme porque le hice creer
que no quería tener nada que ver con ella como

una mujer.

Pero nada de eso explicaba por qué se fue de incógnito como un hombre en primer lugar.

Al final del pasillo, la puerta del apartamento se abrió y alguien dijo—: Hola, prostituta.
Estoy en casa y traigo

comida. Helado de chocolate doble con caramelo. Me ayudarás mucho a comer esto.
Solté un suspiro. Esa definitivamente era la voz de Remy. Todas mis preguntas estaban a
punto de ser contestadas.

Jodi y yo silenciosamente nos observamos mutuamente mientras escuchábamos los pasos


moverse hacia la cocina,

probablemente para dejar el helado.

Luego Remy llamó—: ¿Jodi? ¿Hola? ¿Estás en casa?

—Eh… sí. —Jodi me lanzó una mirada cautelosa como si creyera que le iba a cortar la
garganta o algo si respondía

mal—. En tu habitación, puta.

—¿Qué estás haciendo en mi habitación? No importa. Estoy feliz de que estés aquí.
Necesitas ayudarme a encontrar

una manera de decirle a Asher…

Dobló en la esquina para entrar en la habitación y jadeó cuando me vio, patinando hasta
detenerse y se apretó el

pecho.

No tenía idea de lo que había estado esperando, quizás que estaría vestida como Sticks
con la máscara puesta, a

pesar de que yo sostenía la jodida máscara en la mano.

Pero la última cosa que esperé ver fue a… Elisa.

Mi boca cayó abierta ante la sorpresa, mi mandíbula se tensó, pero ninguna palabra salió.

Sus ojos ensanchados con una mirada de pánico se movieron hacia Jodi, luego de regreso
a mí. Cuando su atención

cayó en la máscara que apretaba en mi mano, se giró de nuevo hacia su compañera de


cuarto.
—Ya lo sabe —susurró Jodi con una mueca de simpatía.

Remy, Elisa o quienquiera que fuese, se giró de regreso hacia mí. —Asher… —comenzó
en voz baja, sus ojos se

arrugaron con disculpa a la vez que daba un paso hacia mí.

Me tambaleé hacia atrás y levanté una mano, rechazándola, intentando entender lo que
estaba sucediendo.

Pero, mierda, joder, demonios y maldición. Esto cambiaba todo. Cuando simplemente
había sido una chica,

disfrazándose de hombre, eso era una cosa. No había estado tan terriblemente enojado
entonces. Pero engañándome

como Elisa también, embaucándome hasta que me llevó a la cama con ella…

—¿Qué jodidos demonios está pasando? —demandé—. Voy al trabajo esta noche y me
entero que no solo eres una

chica, sino LA chica a la que le escribí una canción y había estado buscando durante
meses. Y ahora veo que entras

en esta habitación, ¿y eres Elisa también? ¿Realmente quién demonios eres?

Oh, Dios, no me había dado cuenta hasta ese momento, honestamente no sabía su
verdadero nombre.

—Yo… Yo soy Remy —respondió en voz baja.

Entrecerré los ojos, silenciosamente ordenándole que no me jodiera ahora.

Levantó ambas manos. —Lo juro. Mi nombre completo es Remy Elisa Curran. Elisa es
mi segundo nombre, pero

solo mi tío en el restaurante me llama así.


—Y aparentemente entiendes inglés perfectamente bien —me burlé. Luego me di cuenta.
Joder, entendía el inglés.

Entendió todo lo que le dije cuando estuvimos juntos, las cosas que nunca le hubiese
admitido a una chica a la que

acababa de conocer.

Cristo, cómo las mentiras se iban amontonando.

Pasé mis dedos por mi cabello, tirando de mi cuero cabelludo, intentando calmarme, pero
simplemente… esto me

dejó alucinado.

Ella extendió una mano hacia mí, con preocupación atada a sus facciones. —¿Necesitas
sentarte?

Le lancé una mirada matadora. —No, no necesito sentarme, joder. Necesito una jodida
explicación. ¿Por qué?

—Yo solo… —Sus pestañas parpadearon rápidamente, y podía ver las lágrimas inundar
sus ojos. Luego se abrazó a

sí misma y admitió—: Solo quería una oportunidad de estar en la banda.

Sacudí la cabeza, confundido y no esperando esa respuesta en absoluto. —¿Qué?

—NonCastrato

—dijo—. Fui a la audición por el lugar de baterista como yo misma… pero ese bastardo
de

Galloway ni siquiera me dejó tocar una canción con ustedes.

Mi boca cayó abierta. —¿Chica roquera Punk? —susurré con horror. ¿Ella era la chica
roquera punk, también?—.

¿Esa eras tú?


Cuando asintió, tiré mis brazos al aire y resoplé. Pero por supuesto. Era simplemente mi
suerte que la mayor

mentirosa en el planeta terminara siendo las tres mujeres por la que había estado soñando
y fantaseando

últimamente. Jodidamente perfecto.

—¿Qué pasó con la peluca de Tina Turner? —demandé.

Ella se encogió de hombros y lucía un poco enferma. —Nada. Simplemente pensé que se
veía genial para el papel.

¿El papel? Sí, definitivamente había estado interpretando un papel… durante todo el
jodido mes.

—¿Cuántas identidades secretas tienes?

Sacudió la cabeza y bajó el rostro. —Esas son todas. —Cuando yo resoplé, levantó la
mirada, frunciendo el ceño—.

¡De verdad!

—Como sea. —Rodé los ojos y pasé mis manos por mi cabello, intentando enderezar
todo en mi confusa cabeza—.

Entonces, inventaste a “Sticks”, el baterista gay, para entrar en la banda… —Me detuve
abruptamente para hacer

una mueca porque de repente entendí que Sticks no existía. Todas las rondas de Call of
Duty que jugamos, las

bromas, el escribir canciones juntos, toda la mierda con la que me ayudó y las veces que
me cubrió las espaldas.

Recordé la noche en Chicago cuando él —ella— había estado listo para defenderme con
nada más que un gas
pimienta y un silbato, y una flecha de dolor me atravesó. Sticks, mi amigo, se había ido
para siempre.

Y por qué demonios no se me había ocurrido que el gas pimienta y un silbato eran los
clásicos preventivos de

violación, una protección femenina. Era un jodido idiota. ¿Cuántas veces debió haberse
reído de mí por despistado e

idiota?

Entrecerré los ojos cuando dijo—: En realidad no fue mi intención de unirme a la banda.
Simplemente estaba tan

enojada de que ustedes no me escucharan; planeé quitarme la máscara después y decirles,


ja, una mujer puede tocar

la batería tan bien como un hombre. Pero luego tú fuiste y me invitaste a tocar con
ustedes ese viernes. Nunca había

tocado en frente de una audiencia antes. Quería saber cómo se sentía. Y luego esa misma
noche, obtuvimos el

concierto en Chicago y sonabas tan emocionado, no podía defraudarte y decirte que era
una chica entonces. ¿Qué

tal si Gally me hubiese echado y nunca hubiesen ido a Chicago?

—Ah, así que, ¿todo esto fue para ayudarme? —gruñí.

Ella se sonrojó y dejó escapar un pequeño suspiro. —Por supuesto que no. Pero sí
contribuyó al por qué no te dije

de inmediato, hasta que pasé del punto donde podía decirte sin causar un gran calvario, y
luego simplemente estaba

demasiada asustada… porque sabía que reaccionarías de esta manera.


¿De esta manera? Así que pensaba que exageraba, ¿eh? Rodé los ojos. Genial. —¿Dónde
encaja la chica de la

camiseta de Incubus en todo esto? —Tenía que saber.

Ella parpadeó, confundida. —No encaja.

Cuando solo levanté una ceja, diciéndole que lo intentara de nuevo, ella apretó los dientes
y gruñó—: Ni siquiera

sabía que esa canción existía hasta después que me uní a la banda, y Ten me dijera sobre
eso.

Gruñí. Maldita sea Ten. —¿Pero sabías que se trataba de ti?

Ella se encogió. —Después de que leí la letra, sabía que era una clara posibilidad de que
yo fuera esa chica, sí.

—Jodidamente increíble.

Pasé mis manos por mi rostro y me tuve que voltear porque era demasiado difícil mirarla
y no ver a Elisa, no

recordar cada detalle de todo lo que habíamos hecho en la cama.

—Puedo dar fe de esa parte —habló Jodi—. Realmente no tenía idea de que era la chica
en tu canción hasta…

Me giré para mirarla, rápidamente callándola. —Sabes… —Apuntó con su dedo pulgar
por encima de su hombro a

medida que retrocedía hacia la puerta—. Voy a dejarlos a los dos solos para que discutan
esto. —Y salió disparada

de la habitación.

Miré a Remy, quién parecía haberse encogido aún más en sí misma como si esperara que
físicamente la atacara.
Había estado dentro de esta mujer, la había visto desnuda, tocado, saboreado, tenido el
mejor sexo de mi vida con

ella. Había soñado con algún tipo de futuro con ella y en realidad pensé que habíamos
comenzado algo grande.

Pero todo había sido una mentira.

No estaba seguro si le compraba su historia sobre la chica de la camiseta de Incubus, pero


me di cuenta que se iba a

apegar a su cuento, así que dirigí la cuestión hacia el asunto que significaba más para
mí… y dolía más preguntar.

—¿Y Elisa? —susurré.

Lágrimas llenaron sus ojos mientras sacudía la cabeza. —Se suponía que nunca la
conocerías. No se suponía que

regresaras a la habitación del hotel por tu billetera y la descubrieras en la ducha. No se


suponía que fueras a

Castañedas y la vieras en su trabajo. Y se suponía que nunca la llevarías a casa contigo.


Te lo dije, demonios, ¿sí o

no que te advertí que te mantuvieras alejado de ella?

Resoplé y sacudí la cabeza. —Un poco hipócrita de tu parte, ¿no crees?, ya que tú eres
ella. ¿Por qué demonios no

te alejaste cuando te besé por primera vez?

Su boca cayó abierta ante la sorpresa como si eso fuera la pregunta más ridícula que
alguien alguna vez la había

hecho. —¡¿Te has visto en un espejo?! —gritó—. Eres increíblemente asombroso.


Ninguna mujer heterosexual en
su sano juicio si quiera podría remotamente resistirse a todo eso.

Cuando ondeó una mano para abarcarme desde la cabeza hasta los pies, siseé una risa
áspera. —Cierto.

—Lo digo en serio. —Su rostro palideció a la vez que me observaba, como si entonces
supiera que no importaba lo

que me dijera, todo entre nosotros se había terminado—. Lo último que quería hacer era
enamorarme de ti.

Demonios, después de que un cantante principal de mierda de una banda aplastara mi fe


en los hombres por

completo, esperaba despreciarte totalmente. Pero luego te llegué a conocer, y yo… bueno,
es un testamento de lo

increíble que eres por romper el estereotipo en el que te había puesto, y en realidad hiciste
que me gustaras.

—Bueno, realmente debe apestar ser tú, porque en este momento, en cambio yo no soy
muy fan tuyo. Jesús, en

realidad ni siquiera sé una maldita cosa sobre ti. Eres una completa jodida extraña para
mí.

—Asher —susurró, presionando su puño en su pecho mientras un par de lágrimas se


deslizaban por su mejilla.

Odiaba verla llorar, pero la opresión en mi propio pecho hacía imposible para mí ir hacia
ella e intentar consolarla.

Estaba rompiendo mi jodido corazón aquí.

—Sí me conoces —rogó—. Sabes todo lo que hay que saber sobre mí. Todo lo que te dije
cuando era Sticks, esa era

todo yo.
—Excepto que realmente no eres un hombre, realmente no eres gay, y ah sí… entiendes
el inglés perfectamente.

Cristo. —Me agarré el cabello—. ¿Cuántas veces te reíste de mí porque era tan estúpido
como para descubrirlo yo

mismo?

—Nunca —juró, sacudiendo la cabeza rotundamente—. Nunca ni una vez me reí de ti.

—Apuesto a que sí —murmuré—. Te traté como un chico. Te empujaba y bromeaba, te


llamé por nombres a los

que nunca llamaría a una mujer.

Remy se abrazó a sí misma. —No me importaba. Me hacía saber que éramos amigos.

—Sí —murmuré, asintiendo concordando—. Lo éramos. Probablemente te convertiste en


uno de mis amigos más

cercanos que jamás tuve. Y tú simplemente… me quitaste eso. Luego caminaste por esa
puerta y me hiciste saber

que Elisa, la única mujer que sacudió mi mundo, no existe tampoco.

—No. —Negó con la cabeza una vez más—. Ambos todavía existen. Sticks y Elisa
todavía están aquí. —Golpeó

sus manos sobre su pecho—. Solo que son una persona ahora. Solo es Remy.

Esta vez era mi turno de sacudir la cabeza y decir—: No. La única persona que estoy
viendo es una jodida

mentirosa.

Me di la vuelta para salir rápidamente por la puerta cuando ella llamó—: ¡Espera! ¿Qué
hay de mañana?

Me detuve y la miré de nuevo, frunciendo el ceño. —¿Qué?


—Es viernes. La banda. —Me recordó—. Se supone que toquemos en Forbidden.

Mierda. Y para colmo, acababa de destruir mi banda, también. —Ah, tú ya no estás en la


banda —anuncié en voz

baja.

Devastación encendió su mirada, pero asintió con respeto. —¿Y el domingo? Todavía
necesitas a alguien para que

sea el Dj de la boda de Pick.

Maldición. Apreté mis sienes cuando un dolor de cabeza comenzó. ¿Cómo demonios se
había convertido tan

esencial en solo unas cortas semanas? No tenía tiempo para encontrar un nuevo Dj y no
confiaba en nadie más para

que trabajara con el sistema de sonido de la forma en que confiaba en Sticks… alias, ella.

—Si todavía estás dispuesta, Pick te necesita. —Me las arreglé para decir renuentemente
a través de mis dientes

apretados, deseando que le pudiera decir vete a la mierda en cambio. Pero no podía
hacerle eso a mi hermano, quien

contaba en que alguien tocaría “Baby Love” para que él pudiera bailar con Eva.

Ella asintió. —Por supuesto que todavía lo haré.

Le di mi propio asentimiento de agradecimiento antes de mirarla fijamente y gruñir—:


Simplemente mantente fuera

de mi camino y joder no me hables allí. De hecho, si nunca te veo de nuevo después del
domingo, sería demasiado

pronto.

Lágrimas llenaron sus ojos, pero asintió entendiendo y aceptándolo.


Sin ser capaz de quedarme durante un segundo más, me largué de allí, prácticamente
corriendo del edificio hasta

que llegué a mi apartamento. Siseé una maldición cuando me di cuenta que había
olvidado cerrar mi casa con

seguro antes de salir del trabajo más temprano… porque había estado demasiado ocupado
con pensamientos de

encontrar a Elisa.

Bueno, la había encontrado. Y desearía que no.

Mi teléfono me alertó de un mensaje de texto de Pick, pero no podía responderlo ahora


mismo. Maldiciendo en voz

alta, pateé mi pared y luego golpeé todas las cosas fuera de la mesa de la cocina, una de
ellas era una bolsa de regalo que una vez había contenido las esposas que usé con…

—Hijo de puta —rugí. Luego ubiqué mi cuaderno de letras y tenía que lanzar eso al otro
lado de la habitación

también. La canción que había escrito con ella de repente se sentía como una gran broma.

Ácido cubrió mi lengua. No podía creer que ella me había engañado completamente.

Miré con desagrado la caja de Call of Duty encima de la mesa de café y quería
destrozarla con mis propias manos.

Agarrándola, lo lancé al otro lado de la habitación hasta que golpeé la jaula de Mozart,
resonando contra el metal de

acero.

—Mierda. Lo siento, Morzart —dije.

Pero cuando verifiqué mi mascota, fruncí el ceño. Mozart no se encontraba en su jaula. Y


la puerta para liberarlo se
encontraba ampliamente abierta. Parpadeé, sabiendo que no lo había dejado salir. Con
todo lo que había sucedido

con Elisa estos últimos días, no había tenido el tiempo de dejarlo que corriera libre desde
probablemente el lunes.

—¿Mozart? —dije. A pesar de que sabía que él no estaría allí, revisé cada centímetro de
toda su jaula. Luego me

giré hacia la cama, su escondite favorito—. Mozart —lo llamé, poniéndome sobre mis
manos y rodillas para buscar

debajo del colchón. Lo único debajo eran unas pocas nueces almacenadas.

Casi destrocé el lugar, pero lo único que sabía con seguridad después de una hora de
búsqueda era que mi ardilla se

había ido.

36

Remy
Destrozada es apenas una palabra para lo que había sentido después de que Asher salió de
mi cuarto. Había sido

derrotada antes, engañada y traicionada por un hombre con el que me iba a casar,
aplastada cuando mi madre perdió

su mente y me abandono, dejándome para sentirme como una intrusa en casi cada reunión
familiar porque no era

exactamente como ellos. Estaba acostumbrada a no obtener lo que deseaba.


Aun así de alguna forma esto se sentía peor, porque esta vez sabía que lo merecía. Había
causado esto al cien por

ciento, y cada decisión que había tomado el mes pasado nos había llevado a este
momento. Apestaba que mi única

temporada en una banda hubiera terminado así, pero lo que dolía mas había sido ver la
adolorida expresión en el

rostro de Asher mientras poco a poco se iba dando cuenta de cuando le había mentido.

No creo que nunca haya lastimado a alguien así antes.

Me mato.

Jodi trato de consolarme.

No ayudo.

Entonces ella intento la técnica, sobreponte, dejadelloraryvuélveteasubiraesecaballo.

Eso tampoco funciono.

Ni siquiera estaba interesada en el helado con el que trato de alimentarme.

Finalmente, se rindió completamente y me dejo sola para deprimirme en mi cama, debajo


de las cobijas, con un

puñado de pañuelos que me termine como en dos minutos.

No creo que nadie en la vida comience una historia, pensando que iban a terminar como
villanos. Ellos solo sabían

que tenían un objetivo que conquistar y trataban de llegar a él. Yo ni siquiera tenía un
objetivo que valiera la pena,

sin embargo. Ninguna vida que salvar, ninguna lucha por justicia o libertad, había sido
plenamente egoísta,
queriendo sentir que pertenecía a una banda. Y aun así, cuando había hecho todo para
alcanzar ese sueño, termine

pisoteando otro sueño que ni siquiera me había dado cuenta que era mucho mejor…hasta
que fue demasiado tarde.

En algún punto, Asher debe haber alertado a Heath y Gally del hecho de que no
estaríamos tocando en Forbidden al

otro día, y porque, porque los mensajes comenzaron a aparecer cerca de la media noche.

La mayoría eran de Gally.

¿Eres una jodida chica? ¿Qué carajos?

Qué manera de separar una banda, perra.

Solo querías ser la siguiente Yoko Ono, ¿no?

Y el último: oye, si eres caliente, ¿quieres engancharte?

El único que recibí de Heath decía, ESTO es porque era una mala idea tener a una chica
en la banda.

Así que llore un poco más porque había arruinado las cosas para todos los chicos. En
algún punto, me dormí, pero

solo para despertar unas cuantas horas después y volver a mi fiesta de autocompasión
antes de desmayarme de

nuevo. Mi cabeza pulsaba y mis ojos se sentían casi hinchados hasta cerrarse cuando
tropecé fuera de la cama a la

mañana siguiente. Poniendo mi cabello en un desordenado moño en la cima de mi cabeza


con hebras negras

regadas por todos lados, camine descalza en la cocina, usando nada más que una camiseta
de dormir y pantalones
cortos debajo de una bata puesta rápidamente.

No estaba hambrienta, no estaba en verdad sedienta, pero estaba cansada de estar en mi


cuarto, así que me hice un

chocolate caliente. Mientras estaba sorbiéndolo y saliendo de la cocina, la puerta al cuarto


de Jodi se abrió en el

pasillo y pasos se acercaron.

Esperando ver a mi compañera de cuarto, abrí mi boca para darle un saludo medio alegre,
pero ella no era la

persona que salió del pasillo. Ojos ampliándose, grite—. ¿Qué demonios?

Gally se rio de mí, su mirada yendo a mis piernas desnudas—. ¿Así que tú eres el
verdadero Sticks huh? Parece que

necesitas volver a ponerte tu mascara, dulzura. —entonces salió, todo engreído y


asqueroso.

Sus palabras aun escocían, así que mi mano voló conscientemente hacia mi cara,
sabiendo que debía lucir como el

infierno después de la noche que había tenido.

Cuando la puerta de Jodi se abrió de nuevo, apreté los dientes—. No puedo creer que
trajiste a ese idiota aquí a

nuestro apartamento anoche. Él es un total… ¿Heath?

Mientras otro miembro de NonCastrato

salía al pasillo, mi boca cayó abierta. Si mi mandíbula no hubiera estado

fijada, hubiera caído y rebotado en el piso—. ¿Qu…como…huh? —tropecé.

Se ruborizo de un brillante rojo, pero entonces asintió hacia mí con respeto antes de
apresurarse hacia la puerta y
huir.

Mire boquiabierta en su camino, totalmente no entendiendo.

Momentos después, Jodi salió a la sala, quejándose de músculos adoloridos y estirándose


mientras dejaba salir un

gran y satisfecho bostezo—. Mmm…días.

Solo podía mirarla fijamente mientras pasaba a mi lado y entraba a la cocina. Dándome la
vuelta, la seguí—.

¿Jodi? —dije finalmente en voz baja mientras la veía prepararse su propia taza humeante.

— ¿Si? —Pregunto, su espalda hacia mí mientras trabajaba—. ¿Finalmente estas lista


para dejarme animarte?

— ¿Qué? No. Uh…yo preferiría que me explicaras ¿Por qué ambos, Gally y Heath
acaban de salir huyendo de tu

habitación?

—Seguro. —ella se dio la vuelta con una sonrisa brillante, antes de saltar y decir—. Oh,
puta. Luces como el

infierno. En verdad necesitas una ducha y hacer algo con tu rostro.

Apretando los dientes, murmure—. Enfócate, mujer. Gally y Heath.

—Oh, correcto. Bueno, ellos seguían peleando por mí, así que…—se encogió de
hombros—. Solo les enseñe como

compartir.

Los pocos sorbos de chocolate caliente que acababa de tomar se revolvieron


malvadamente en mi estómago,

amenazando con salir de nuevo—. Eww, —dije, tratando de no imaginar lo que había
lanzado en mi cabeza, y aun
así incapaz de no imaginármelo.

Dejando caer mi chocolate caliente en la barra, volví a mi cuarto para llorar un poco más.
No estaba segura de

porque ver a mi compañera de cuarto con dos chicos que ni siquiera quería para mi me
provoco más lágrimas, pero

me sentía lo suficientemente desgraciada y egoísta que cuando Jodi paso a revisarme


unos minutos después, fui

poco cooperativa y amargada porque ella no había parado nada en su vida para estar ahí
para mí, a pesar de cuanto

trataba de hacer justo eso.

Ella suspiro por mi patético estado y entonces se fue de nuevo, dejándome sola en el
apartamento, y no pude evitar

pensar en cómo Asher no se habría dado por vencido en Sticks tan fácilmente si él
hubiera estado así de deprimido.

El habría estado molestando alrededor sin importar que.

Lo que me hizo llorar…de nuevo porque había perdido al mejor amigo que podría tener.

No estaba segura de cuánto tiempo paso después de eso, pero estaba medio ida cuando
alguien golpeo la puerta

delantera.

Pensando que podría ser Asher, salte fuera de la cama, entonces casi me desmaye cuando
la sangre llego tan rápido

a mi cabeza. Tomando un segundo para recuperar el aliento, palmee mi rostro y cabello,


entonces pensé que se joda

y corrí a la puerta, abriéndola.


—Santa mierda, —jadeo Ten, retrocediendo—. ¿Es así como luces de mujer?

—Oye, dale un descanso, —regaño Caroline, apareciendo detrás de el—. Nadie puede
lucir presentable después de

la noche que debe haber tenido. ¿Cómo lo llevas, dulzura?

Negué con la cabeza, tratando de descifrar porque estaba viéndolos. Finalmente, tuve el
valor de preguntar—. ¿Qué

están haciendo aquí?

—Oren como que la jodio con Asher anoche también, así que estamos aquí para aliarnos
contigo y descubrir como

ambos pueden volver a su lado bueno.

Esnife, seque mi cara y mire a Ten—. ¿Así que la jodiste también, huh?

El deja salir un disgustado suspiro antes de admitir—. Sip. Tuve que ir y traer a la luz
algún viejo asunto que ni

siquiera me molesta más…solo porque podía.

— ¿Es por eso que tienes un ojo negro?

Asintiendo, repitió—. Sip.

—Chicos, —murmuro Caroline, tomando mis hombros y obteniendo un buen vistazo de


mi rostro—. Ellos creen

que golpear el uno al otro resuelve todo.

—Bueno, usualmente lo hace, —discutió Ten detrás de ella.

Su esposa lo ignoro mientras ella tronaba la lengua y decía—. Primero lo primero, vamos
a limpiarte. No serás

capaz de pensar claramente hasta que te sientas humana de nuevo.


—Joder sí. —Ten froto sus manos juntas con codicia mientras entraba y cerraba la puerta
detrás de el—. Mi mujer

metiéndose a la ducha con otra chica; esto va a resultar asombroso de ver.

—Tú vas a quedarte aquí, —le advirtió Caroline con sus cejas arqueadas—. Además,
estoy segura de que ella será

capaz de ducharse sola. —Entonces se dio la vuelta hacia mí y se mordió el labio—. ¿O


no?

Cuando asentí, Ten murmuro una maldición y nos llamó el equivalente sucio de
aguafiestas antes de dejarse caer en

el sofá y tomar el control remoto.

Caroline me empujo de regreso al baño y entonces escogió algo de ropa para que me
cambiara antes de encender la

ducha y dejarme para terminar sola.

En piloto automático, me bañe, y sorprendentemente, me sentí un poco mejor cuando


termine. Unte un poco de

loción en mi cara, levante mi cabello y salí del baño, humana una vez más.

La pareja casada levanto la mirada hacia mi cuando salí a la sala. Las cejas de Ten
llegaron hasta la línea de su

cabello—. Bueno, santa mierda, que diferencia hace una pequeña ducha.

—Oh, detente. —Caroline lo golpea en el brazo antes de levantarse y venir hacia mí—.
¿Te sientes mejor?

Me encogí de hombros.

Mostrando su simpatía, ella tomo mi mano y me guio de regreso al sofá así podía
sentarme entre ella y su hombre.
Como que pensé que se suponía que estuviera enojada con ella por la forma en que nos
lanzó a Asher y a mi juntos

la noche del jueves. Pero entonces…Jodi lo dijo bien. Caroline no había sido la que puso
su pene dentro de mí.

Pude haberme detenido en algún punto.

—Así que, —comenzó ella, dándose la vuelta para mirarme mientras acomodaba una
pierna debajo de ella—.

Ambos estamos aquí para ayudarte a tener a Asher de regreso. Yo porque siento que
empujarlos juntos en el

restaurante la otra noche solo empeoro las cosas, y Oren porque…bueno.

—Porque voy a tener una mejor oportunidad de ser perdonado por ser un culo con el si
está obteniendo algo de ti.

Parpadee ante su cruda admisión, pero básicamente entendía a donde quería llegar a pesar
de todo. Entonces sacudí

la cabeza—. No…nosotros no…Asher no va a perdonarme por esto. No tengo ni una


oportunidad en el infierno con

él.—

Tonterías. —Ten movió una mano como si mi predicamento no fuera gran cosa—. Solo
ten sexo lo

suficientemente bueno con él, y va a perdonarte todo.

—Sexo —espete, frunciéndole el ceño—, es como me metí en este desastre en primer


lugar. Si solo hubiera sido capaz de mantener mis malditas manos fuera de él, podría de hecho,
talvez, eventualmente haberlo convencido de

perdonarme. —pero no, solo no pude mantener mis piernas juntas, ¿o sí?
—Lo que sea. —Resoplo Ten—. El sexo resuelve cualquier cosa con un chico.

—No lo sé, —murmuro Caroline, mordiendo su labio pensativa—. Es Asher del que
estamos hablando. No tú.

Con un gruñido, su esposo corrigió—. Tienes razón. Hart no es normal. —entonces se


enterró más profundo en el

sofá como si no tuviera más ideas.

— ¡Lo sé! —grito de repente Caroline, sentándose más derecha. Ella se giró para verme y
tomo mis manos—.¿Cómo atrajiste su atención en primer lugar?

Fruncí el ceño, pensando acerca del día en que había audicionado como Sticks, pero
Caroline respondió su propia

pregunta, diciendo—. Tu voz. Cuando cantaste en el escenario esa primera noche de


karaoke.

La mire y repentinamente supe exactamente lo que tenía en mente.

37

Asher
Aunque la banda no tocó, trabajé viernes por la noche, necesitando algo que hacer, no
queriendo estar en casa

en mi demasiado tranquilo apartamento. Nunca encontré a Mozart, y él nunca apareció en


mi puerta. Cuando

vi una ardilla muerta en la calle camino a Forbidden, me dije a mí mismo que ese no era
él. Él encontró un
lindo y tranquilo parque en algún lugar y estaba viviendo su sueño, recogiendo nueces y
trepando árboles.

Sin embargo todavía lo extrañaba como el infierno.

El sábado, me presenté a trabajar muy temprano, incluso aunque era otra miserable noche
de karaoke. Por el

momento, como que me sentía como si pudiera ir por el resto de mi vida sin volver a
escuchar otra canción de

karaoke otra vez.

Pero para mi mala suerte, cerca de media docena de señoritas alineadas para cantar “All
About That Bass”,

todas ellas usando camisetas de Incubus también. Lo odiaba. Apestaba incluso más esta
noche, ahora que sabía quién era la chica de la camiseta de Incubus.

Estaba a punto de enloquecer mientras otra mujer t erminaba la canción. Estaba en la


punta de mi lengua

decirle a Quinn y a Knox que me iba a dirigir hacia la parte trasera y comprobar nuestros
suministros cuando

una voz familiar habló sobre el sistema de altavoces.

—Así que he estado viendo a un par de ustedes tratar de imitar mi interpretación original.

Me apresuré para ver a Remy—en jeans azules apretados, una ajustada camiseta negra de
Incubus, y una

guitarra atada con correa sobre su hombro con su largo cabello suelto en su espalda.

—Y debo decir, algunas de ustedes… —Se estremeció y se inclinó más cerca al mic
rófono—. Realmente

apestan.
Muchos abucheos y respuestas maliciosas se dispararon, pero ella los ignoró mientras
sonrió a la multitud

como si no se diera cuenta.

—Si tuvieran curiosidad, la exacta camiseta de Incubus que estaba usando esa noche se
veía como esta. —

Ella tiró de los lados de su camiseta para mostrarla—.Oh y la pelirroja que cantó
conmigo… Justo por ahí. —

Ella señaló hacia las escaleras del escenario donde Jodi estaba de pie.

Jodi saludó y tiró besos a todo el mundo mientras Remy se sentó en u n taburete y colocó
su guitarra en su

regazo.

—Ahora , no voy a cantar “All About That Bass” esta noche porque… bueno, Asher está
cansado de

escucharla, en primer lugar. Y también, se siente cursi recrear mi interpretación original.


Así que voy a tocar

algo un poco diferente, y desde que este lugar no tiene una música de karaoke para esa
canción en particular,

traje mi guitarra para que me ayude.

Ella le dio unas palmaditas al costad o de su Taylor—mierda, ella tenía una Taylor,
también—y luego empezó

a rasguear. Perfectamente.

—No sabía que tu novia po día tocar la guitarra y la batería —dijo Quinn a mi lado
mientras miraba a Remy

comenzar a cantar “Green Eyes” de Coldplay.


—Ella no es mi novia —murmuré, mi voz ron ca—. Pero sí, aparentemente ella está llena
de sorpresitas, ¿no?

—Porque yo tampoco tenía idea de que pudiera tocar.

Pero ella tocó increíblemente bien.

Mi mirada estaba pegada al escenar io, y no tenía idea de lo que sentí cuando su voz clara
cantó mierdas como

que yo era su mar, pero hizo que todo el aire dentro de mi pecho se comprimiera hasta
que apenas podía

respirar.

Eran sol o palabras, me dije a mí mismo, poniéndome firme contra la dulzura de su


intento de llamar mi

atención. Letras de la canción de alguien más que no significa nada para mí, como ella no
se supone que

significara nada para mí. Ni siquiera la conocía.

Aun así. No podía creer que ella estaba ahí canta ndo… para mí. Tratando de rogar por
mi perdón.

Claro, otras mujeres habían estado cantando “All About That Bass” para mí durante
meses. Pero e sta era

Remy. Eso hacia toda la diferencia.

Pero empecé a pensar en cada confi anza que había compartido con ella, como había
desahogado mi corazón y

ella a cambio solo mintió. La amargura de ese engaño combatió contra la parte de mí que
se estaba

derritiendo y quería perdonarla.


Me di vuelta mientras ella termi naba la canción, alegre de que haya acabado—no más
guerra mental para

mantenerme alejado. Pero luego ella fue y dijo —: Oh, no. Lo siento, cariño, pero estoy
estableciendo mis

pequeñas tácticas obstructivas. Estoy quedándome aquí y cantando hasta que el mensaje
que estoy tratando

de entregar llegue a los oídos que quiero que lo escuche. No estoy dejando este escenario
hasta que el mismo

Asher Hart suba hasta aquí y me obligue.

Giré para mirarla justo cuando espantó a t res mujeres que estaban tratando de tomar su
turno después.

Cuando se volvió de nuevo hacia el público, su mirada atrapó la mía y guiñó un ojo con
esta sonrisa

cómplice, como si supiera que estaba llegando a mí.

Odiaba que me conociera tan bien, así que le fruncí e l ceño, poniendo mis manos en mis
caderas para

mostrarle que no me hacia ninguna gracia.

Pero ella felizmente me ignoró mientras em pezó ”The Reason” de Hoobastank, donde
me decía que

lamentaba haberme lastimado y que deseaba poder quitar todo mi dolor.

Por un minuto, miré fijamente, cautivado por su belleza y su voz, por las palabras que me
estaba diciendo.

Luego recodé cómo deliberadamente me hizo pensar que no sabía inglés y me empecé a
preguntar qué en el
infierno estaba haciendo ella ahí, tratando de torturarme con su presencia cuando llegó el
coro, y finalmente

se volvió claro.

Ella realmente pensaba que con solo cantar… me iba a tener de vuelta.

—Joder —murmuré cuando su mirada encontró la mía y la sostuvo. Ent recerré los ojos
siniestramente, pero ella solo siguió cantando, así que di vuelta, mascullando algo a Quinn antes
de salir pitando detrás del bar y

por el pasillo trasero. Una vez que alcancé el almacén, caminé de un lado a otro y maldije
en voz baja,

obligándome a mí mismo a no ser afectado.

Después de un par de minutos, abrí la puerta para ver si una nueva canción había
empezado. Respiré con más

facilidad cuando me di cuenta de que lo había hecho, pero luego… escuché su voz. Ella
todavía estaba ahí

arriba, esta vez cantando “Please Forgive Me” de Bryan Adams.

Cristo. Había un montón de jodidas canciones de disculpa; ella p odría cumplir su palabra
y cantar toda la

noche.

Si no p araba esto ahora, podría terminar haciendo algo realmente estúpido, como
perdonarla.

Así que marché hacia el bar, determinado. Cuando capté la vista de Pick sentado en un
tabure te, mirando su

actuación, me detuve a su lado.

—¿Vas a hacer algo o no? —Ex igí.


Se volvió hacia mí, cejas levantadas en sorpresa. Luego se encogió de hombros.

—Escuchaste a la mujer. La única persona bajándola del escenario eres tú.

Abrí la boca para decirle que era su maldito bar; él la podría echar a patada s si quisiera,
pero luego sonrió.

—Además, ya le di permiso de cantar toda la noche si quiere.

—Oh, hijo de puta —respiré—. No es de extrañar que todavía estés aquí tan tarde en la
noche antes de tu

boda. Sabías que ella iba a estar aquí y tú solo querías verme sufrir, ¿verdad?

Pick frunció el ceño.

—No, no quiero verte sufrir. Quería ver a mi hermano hacer las paces con alguien que ha
sido un buen amigo

con él el mes pasado y lo hizo muy feliz en el proceso. Y ella aparentemente lo tiene.

Quería discutir. Pero no podía dejar de recordar todos los buenos momentos que Rem y y
yo habíamos pasado

juntos… como Sticks y Elisa.

—Ella no es—Empecé a decir le que ella no era la misma persona con quien me había
hecho amigo. Sticks

había sido mi amigo. Excepto que se suponía que ella sería Sticks ahora. No estaba
seguro de cómo me sentía

sobre eso. Pero la irritación que estaba comenzando dentro de mí como que tomó el
control.

Marché hacia el escenario.

Sus ojos se iluminaron con esperanza cuando me vio acercándome. Pero no sonreí de
vuelta ni le di nada para
que se aferrara a esa esperanza. Aparté la mirada y me enfoqué en la estación de karaoke.
Después de llamar

la canción que quería, salté al escenario, y jalé el micrófono de sus dedos sorprendidos.

Parpadeó hacia mí, frunciendo ligeramente el ceño mientras una sonrisa permanecía en su
cara. Ella pensaba

que iba a cantar algo sobre perdonarla. Pero en lugar de eso, surgió “Bad Blood” de
Taylor Swift. Y se la

canté directamente a ella.

Su boca se abrió mientras la conmoción inundó sus rasgos.

Por la cuarta vez que le dije que teníamos problemas y que no podíamos solucionarlos,
ella infló el pecho con

un ceño enojado y se alejó rápidamente del escenario. Mire, pensando que eso era todo,
pero ella solo se

detuvo en la máquina de karaoke y escogió algo de la lista.

No quería estarlo, pero tenía curiosidad por lo que había es cogido.

Así que cuando “Sorry Seems to Be the Hardest Word” de Elton Jo hn, rompió sobre la
voz de Taylor y Remy

me robó el micrófono para cantar la letra, sacudí la cabeza. La testaruda mujer no sabía
cuándo rendirse, ¿no?

Así que perseguí sus letras con “Better Things to Do” de Terry Clark.

Por alguna razón, esperaba una determinación más enojada de ella. Co mo que me estaba
metiendo en el

juego, disfrutando del tira y afloja e impaciente de escuchar con qué saldría a
continuación.
Pero la tristeza se arrastró en su mirada mientras me observó cantar y escuchó las frases
am argas salir de mi

boca. Hombros cayendo con derrota, ella asintió con comprensión y se apresuró a salir
del escenario.

Mientras unas veinte mujeres aplaudieron, Remy huyó. Chocó con Jodi después de unos
pasos, luego agarró

el brazo de su amiga y se apresuraron a salir del club.

Extrañamente decepcionado incluso aunque no quería perdonarla, sacudí la cabeza y me


alejé del micrófono,

ya sin tener ganas de cantar. Luego salté del escenario e irrumpí a través de la multitud
hasta que me encontré

a mí mismo de vuelta en el almacén, yendo de un lado a otro hasta que la puerta se abrió,
y Pick se deslizó

adentro.

Rechiné los dientes y sacudí la cabeza, de ninguna manera dispuesto a hablar sobre esto.

—¿No deberías estar en casa con Eva y los niños?

—Nop. —Apoyó sus caderas contra un barril cerca no—. Tinker Bell quería ser
tradicional así que me echó.

Dijo que no estaba permitido verla hasta la boda. —Se encogió de hombros—. Parecía un
mal momento para

molestar a Mason y Reese y rogar por una noche en su sofá, así que había planeado rentar
una habitación de

motel… a menos que quieras recibir a tu hermano mayor por un par de horas.

Me encogí de hombros.
—Claro. Mi sofá no es a lgo para escribir hogar, pero… lo que sea.

—Gracias. —Pick asintió y me observó caminar de un lado para ot ro y pasar


repetidamente mis manos por

mi cabello antes de murmurar—: Así que… Remy.

—No quiero hablar sobre eso —dije rápidamente, f ulminándolo con la mirada.

Él solo sonrió.

—Ella sacó un buen disfraz. No tenía idea de que en realidad era una mujer. Y guau, ella
se ve… realmente

diferente como una mujer. No hay razón para que te sientas como un idiota y pensar que
deberías haberlo

averiguado antes. Nadie más se dio cuenta tampoco.

—No dije que me sentí como un idiota —murmuré.

Pero Pick levantó sus cejas así que suspiré, cediendo .

—Bien. Me siento como un jodido idiota. Pero tambié n estoy cabreado. Ella me mintió,
jodidamente me

traicionó por semanas. Es como si fuera que hizo una broma de todo lo que alguna vez le
dije. Pensé que de

verdad estaba haciendo un amigo, y ella solo estaba jugando a disfrazarse para que
pudiera estar en una

maldita banda. —Ni siquiera podía entrar en el engaño que había fingido como Elisa
porque… solo no podía.

Pick abrió la boca, pero estaba seguro de que iba a decir algo en su defensa, así que seguí
vociferando—: Y
ahora… ahora piensa que puede solo pasear por aquí, mover sus caderas y cantar algunas
canciones, y yo

voy a, ¿qué?, ¿solamente olvidar lo que me hizo? No, joder. No estoy volviendo con ella.
Ni siquiera la

conozco.

Sonriend o ligeramente, Pick dijo—: ¿Pero no lo haces?

Comencé a decirle que, no, no lo hacía. Excepto que no podía. Tal vez había aprendido
un par de cosas sobre

ella. Estoy seguro de que la versión femenina de ella era tan competitiva como lo había
sido Sticks. Ella

definitivamente era musicalmente talentosa, tenía buen gusto en canciones, le gustaba


bromear y fastidiar a la

gente tanto como yo lo hacía. Infiernos, ella podría ser la persona perfecta… si no me
hubiera hecho tanto

daño.

—Asu mo que ella te dio una razón para hacer lo que hizo —Habló Pick, haciéndome
parpadear porque me

había olvidado de que estaba ahí.

Aspiré y miré lejos.

—Ella me dio algo.

—¿Pero tú no crees la razón que te dio?

—No lo sé. —Puse mis manos en mis ca deras y miré al techo, indeciso.

Como que creía las razones por las que había empezado toda esta farsa p orque
honestamente, ¿por qué más se
habría vestido como un tipo? No podría haber sido para acercarse a mí después de
enterarse de que ella era la

chica de la camiseta de Incubus, puesto que habría tenido mucha más suerte consiguiendo
cualquier cosa de

mí si se hubiera quedado como mujer. Pero aún así, después de un tiempo de conocerme,
¿por qué no se había

dado cuenta de que a mí no me importaba si era una chica en la banda; yo hubiera


luchado contra Gally y

Heath para mantenerla a bordo?

Incluso esa falta de confianza en mí dolía.

A unos metros de distancia, Pick murmuró —: Si amas a alguien lo suficiente,


encontrarás que puedes

perdonarlos por lo que sea, porque vivir sin ellos es más miserable que cualquier rencor
que podrías guardar.

Miré hacia él, pero aparentemente ese fue todo el sabio consejo que tenía para ofrecer.
Apartándose del barril,

me dio unas palmaditas en el hombro y salió del almacén para dejarme sentirme molesto
en paz.

Hijo de puta, quería decirle desde lejos. ¿Cómo se atreve incluso a traer la palabra amor a
esto? N o amaba a

Remy. Ni siquiera la conocía. Pero incluso mientras me decía eso a mí mismo, mi cerebro
llamaba a todas las

veces que habíamos reído y discutido sobre Call of Duty.

La noche que compartimos nueces de maíz y habíamos es crito una canción juntos.
La vez que me recogió después de los problemas con mi moto y de cómo se preocu pó
por lo de mi papá, y de

cómo me llevó hasta lo de Mason cuando no había estado en el estado mental correcto.

Hacerle el amor dos gloriosas noches consecutivas.

La conocía. Y me había gustado.

Además, la extrañaba.

Cuando regresé detrás de la barra para realmente trabajar, ya no estaba enojado, pero
todavía no estaba seguro

de lo que estaba. Pick había plantado una semilla en mi cabeza y la maldita cosa estaba
creciendo.

¿Podría perdonarla?

¿Podría volver a ser solo su amigo como lo había sido con Sticks?

¿Podría ser su amante otra vez? Mi cuerpo se agitó ante esa idea, pero rápidamente aparte
esos pensamientos,

porque no estaba seguro de mis respuestas. El mayor problema era…

¿Podría vivir sin ella?

Cuando una pareja se acercó al mostrador para pedir bebidas, no les presté mucha
atención. Se murmuraban

mierdas románticas el uno al otro en español, haciéndome enrollar mi labio con irritación,
recordándome

cómo Remy había usado español para impedirme averiguar cómo de familiar era su voz
como Elisa.

Pero luego el tipo dijo algo como—: Eres mi nena, mi chica. Te amo. (1)—y yo me
detuve, entornando los ojos hacia él.
¿Te amo? (2)

Remy me hab íadicho eso a mí… un montón, como Elisa. Pero ella —como Sticks— me
dijo que significaba buen trabajo, mientras que el tipo que estaba mirando fijamente a su amada
no parecía estar diciéndole que había hecho un buen trabajo. Antes de que supiera lo que estaba
haciendo, me moví de vuelta hacia ellos.

—Perdonen. —Cuando ambos levantaron la mirada, sacudí la cabeza—. ¿Acabas de


decirle te amo (3) a e lla?

El hombre frunció el ceño. —¿Qué?

—¿Qué significa te amo (4)?

Mi miró como si estuviera loco por incluso preguntar mientras la mujer dio una risita y se
acurrucó contra su costado, envolviendo sus brazos alrededor del brazo de él.

—Significa te amo. —dijo ella.

La respiración se sintió golpear en mis pulmones mientras tropecé un paso hacia atrás,
boquiabierto hacia ella.

No había estado esperando que dijera eso. Es solo… mi mente estaba demasiado volada
como para formar unpensamiento apropiado.

Asintiendo en agradecimiento, giré alejándome, y creo que tal vez arreglé sus bebidas,
pero realmente no

recuerdo haberlo hecho.

El resto de esa noche como que pasó en un borrón. Parecía no poder concentrarme en
nada a excepción del hecho de que te amo (5) significa te amo.

1, 2, 3, 4 y 5: Español original

38
Asher
El domingo en la tarde, me paré al lado de Pick y lo observé casarse con el amor de su
vida en la habitación

trasera del club Forbidden. Supongo que la conoció por primera vez en este edificio, así
como aquí me enteré

de que él era mi hermano, y aquí fue la primera vez que vi a Remy sobre el escenario.

La vida se sentía como si hubiera comenzado verdaderamente el día en que puse un pie
en este lugar… en

este momento, era el último sitio en el que quería estar.

Tan pronto como salimos de la habitación y fuimos por el pasillo a la parte principal del
bar en donde sería la

recepción, sabía que la vería. Estaba seguro que ya se encontraba aquí, instalando el
sistema de sonido,

asegurándose que todo estuviera listo para comenzar. Así era de confiable, o al menos su
versión de Sticks lo

había sido.

Y por lo que sabes, tan pronto como se dieron los síes y la fiesta se movió de la
ceremonia a donde se

realizaría, allí estaba, en un vestido negro que abrazaba sus curvas mientras se quitaba el
cabello del rostro

cuando se inclinaba contra el tablero de sonido.

Cuando alguien se detuvo a mi lado y me golpeó la espalda amigablemente, miré por


encima, conmocionado
al encontrar a Ten también observando a Remy. Lanzó un gran suspiro. ―Sí,
probablemente yo también

cedería y perdonaría eso ―dijo antes de mirarme y arquear una ceja―, así como vas a
perdonarme por ser un idiota la otra noche. ¿Verdad?

Sacudí la cabeza y me reí un poco por su disculpa. Además, el brillo de su ojo negro me
ayudó a superarlo un poco. ―Nada que perdonar, hombre ―le dije―. Como dijiste, ahora
estamos a mano.

Sus hombros se relajaron, pero luego asintió. ―Joder sí. Siempre y cuando dejes de
coquetear con Caroline

solo para molestarme.

―Oh, demonios, no. ¿Cuál sería la diversión en eso? ―Cuando capté un vistazo de su
esposa cerca de

nosotros, observándonos, me moví hacia adelante así podía deslizar un brazo alrededor de
su cintura y

arrimarla a mi lado―. Hola allí, hermosa. ¿Por qué no le das al padrino un poco de
azúcar?

Con una sonrisa, Caroline presionó sus labios contra mi mandíbula y me abrazó más de
cerca antes de que

Ten gruñera y la alejara. ―De acuerdo. Suficiente, idiota. ―Luego me apuntó y frunció
el ceño―. Eso es

todo, estás de nuevo en mi lista negra.

Me reí, contento de que realmente volviéramos a ser amigos. Luego me giré y capté un
vistazo de Remy al

lado del escenario, observándome interactuar con Caroline y Ten. Mi sonrisa murió y los
pulmones se
expandieron contra mi caja torácica. Pero entonces alguien la empujó del brazo, alejando
su atención de mí, y

tuve que fruncir el ceño ante el chico grande de pie en el sistema de sonido con ella.

¿Quién demonios era?

No estaba celoso. Joder no. Pero pude haber empuñado mis manos mientras se movía
más cerca de ella.

Demasiado cerca.

Al tiempo que Remy le respondía, sus manos se movía de manera ostentosa, y me


encontré a mí mismo

deambulando hacia ellos, incapaz de mantenerme lejos.

Ella no vio que me aproximaba, su espalda aún se encontraba hacia mí mientras le


recitaba rápidamente al

chico mierda en español. Pero él me dio un vistazo, y su mirada sobre el hombro de


Remy hizo que ella se

volteara para mirarme también.

Saltó cuando nuestras miradas se encontraron. Presionando una mano sobre su corazón,
se tambaleó hacia

atrás y justo en el pecho del chico grande, quien la sujeto del brazo para mantenerla de
pie. Cuando mi

mirada fue a su mano sosteniéndola, ella susurró mi nombre. ―¡Asher! Eh, ¿Qué haces
aquí? Se suponía que

me mantuviera lejos de ti.

Miré sus ojos cafés, amplios y preocupados. Cuando no dije nada pero cambié mi
atención hacia el chico con
la mano aun en su brazo, ella se aclaró la garganta y dio un paso lejos de él así podía
presentarlo.

―Este, eh, es mi primo Tomás. Gran T. Estuvo de acuerdo en ser mi asistente hoy.
Podrías recordarlo. Tocó

la guitarra en Castañeda’s cuando estuviste allí y canté… ―No se molestó en terminar la


explicación, como

si tuviera miedo de que el recuerdo despertara mi temperamento.

Asentí hacia Tomás, negándome a creer que era alivio inflando mi pecho mientras mis
músculos tensos se

relajaban. ―¿Cómo va todo?

Él movió la cabeza en respuesta. ―¿Qué pasa?

Olvidándolo, me giré de nuevo hacia Remy. ―¿Qué está mal?

Sus cejas se alzaron. ―¿Mal? ¿Por qué piensas que algo está mal? ―Le lanzó a su primo
una mirada rápida

antes de regresar a mí. Luego resopló como si mi pregunta fuera completamente


ridícula―. Estamos bien.

Regresa a donde tus amigos y diviértete. ―Incluso me empujó del brazo para lograr que
me moviera―.

Estoy segura de que ya me odian lo suficiente sin mí acaparando tu tiempo con ellos.

Me resistí a su empujón. ―¿Qué te hace pensar que te odian?

―Bueno… ―Sus cejas se unieron por la confusión―. Tú me odias, ¿así que ellos no
deberían también

hacerlo, debido a su lealtad hacia ti? Además, también les mentí acerca de quién era en
realidad. Solo parece
lógico.

Abrí mi boca para decirle que no la odiaba. Pero luego me detuve. ¿Se suponía que la
odiaba después de

decirle que nunca quería nada que ver con ella de nuevo, después de rechazarla de la
forma en que lo hice

anoche?

Una sensación incómoda se deslizó por mi columna. Inseguridad y culpa mezcladas con
nostalgia. Tanto

como quería mantener mi rabia y dolor, realmente no podía odiarla completamente. ¿Fue
totalmente

apresurado alejarla? Demonios, no me gustaba esta sensación de querer estar cerca de ella
y aun no confiar

todo lo que quería.

Así que lo arreglé diciéndole―: No te odian. Si sirve de algo, te apoyan y piensan que ya
debería perdonarte.

―¿En serio? ―Su rostro se encendió con entusiasmo mientras llevaba las manos hacia el
pecho y miraba al

otro lado del bar―. Ayy… me encantan tus amigos. Ya sabes, deberías escucharlos.
Quieren lo mejor para ti.

No pude evitarlo, sonreí. Pero luego se desvaneció. Joder. No quería ser cálido con ella.
Remy me traicionó

en una de las formas más vergonzosas y humillantes posible. Curvando mi sonrisa en un


gruñido, dije―:

Deja de cambiar de tema. ¿Qué está realmente mal?


Volvió a fruncir el ceño e hizo un sonido de frustración. ―En serio, ¿cómo podrías decir
que algo va mal?

Porque antes había visto la angustia en Sticks, y Remy ahora mostraba un


comportamiento similar. ―¿Qué está mal? ―repetí.

Sus hombros bajaron mientras me fruncía el ceño y de mala gana admitía―: No puedo
lograr que el sistema

de sonido encienda.

Mis cejas se fruncieron. ―¿Intentaste con el interruptor principal de energía?

Usualmente lo mantenía encendido porque tenía modo de suspensión, y no recuerdo


apagarlo anoche después

del karaoke, pero no recuerdo mucho de ayer en la noche, y con mi falta de memoria…
todo era posible.

Mientras alcanzaba el interruptor, Remy frunció el ceño. ―Oh, vaya. ¿Por qué no pensé
en esa idea? ¡Sí, giré

el maldito interruptor de energía!

Sonreí porque su respuesta era tan típica de Sticks. Me hizo extrañar a mi amigo. Pero mi
sonrisa cayó

cuando el sistema no respondió a mi orden.

―Y el enchufe ―comencé, solo para detenerme cuando Remy me envió una mirada―.
Por supuesto lo

verificaste para asegurarte que estaba conectado ―respondí por ella, de todas formas
mirando el cable―.

Quizá la conexión viene floja del otro lado o algo.


Tenía la sensación de que ya también había comprobado las conexiones del otro lado
porque suspiró y dobló

los brazos sobre su pecho mientras me observaba sujetar el enchufe y seguir el cable a…
mierda.

El cable terminó en mi mano, el resto de él… no estaba allí.

―Mierda ―murmuró Remy sorprendida, saltando hacia adelante para ver el cable
cuidadosamente cortado

que sostenía―. De acuerdo, eso no lo vi. ―Levanté la mirada a sus ojos asombrados
mientras sacudía la

cabeza como si se disculpara por obviarlo. Luego gimió―: Oh Dios mío, no piensas que
yo hice esto,

¿verdad?

―¿Qué? ―Sacudí la cabeza, sin esperar en absoluto esa conclusión―. No.

Sus hombros cayeron con alivio. ―Bien, porque no lo hice. ―Luego una idea la golpeó
porque su frente se

arrugó cuando estudió el cable cortado―. Ya sabes, esto es solo como el circuito de
combustible de tu

motocicleta, cortado en dos limpiamente. ―Sus cejas se levantaron, dejándome saber que
tenía otra teoría

conspiratoria armándose en su cabeza, señaló―: Claramente alguien está molestándote.


Todavía pienso que

es tu papá.

Suspiré. Sí, en eso definitivamente era Sticks, paranoica sobre mi viejo y todo eso.
―¿Cómo esto tiene que
ver conmigo? ―Levanté el cable―. Fue hecho claramente contra Pick.

Oh, mierda. Pick. Él necesitaba música para su recepción, o iba a volverse loco porque su
visión de bailar con

Eva “Baby Love” no pasaría. Necesitábamos música. Rápido.

―Pero Pick es tu hermano. ―Remy parecía determinada en discutir conmigo―. Y es


como… ―Movió una

mano―. Cercano a ti en este momento. La peor forma de lastimarte sería ir detrás de


aquellos a quienes

amas, ¿verdad? Y Pick es la única persona que realmente amas, ¿no?

La pregunta me hizo detener. Amaba a Pick, ¿no? Y a Mozart, quien se había ido, y ahora
más que nunca

tenía la certeza de que no dejé abierta su jaula. ¿Pero ellos eran los únicos a quienes
realmente amaba? Mi

mirada viajó hacia los preocupados ojos de Remy, y no pude responder.

―No es que en este momento en realidad importe quien cortó el maldito cable ―habló
su primo,

haciéndome parpadear de regreso a la realidad―, porque tenemos otros problemas, por


ejemplo ¿cómo

vamos a lograr que esta fiesta comience? ¿Hay alguna otra clase de parlante alrededor?
Puedo correr a casa y

conseguir mi guitarra si necesito hacerlo.

Lo miré fijamente, mi mente corriendo. Él, Remy, y yo podríamos ser capaces de arrancar
una rápida banda,
pero entonces Remy hizo sonar los dedos. ―La máquina del karaoke ―dijo―. Hay un
pequeño parlante allí.

Eso funcionará.

Sacudiendo la cabeza, me reí a carcajadas. ―¿Qué? ¿Vas a cantar karaoke toda la noche?
Esta recepción

podría durar horas. ―Se agotaría.

Se encogió de hombros, ya alejándose para abrir un armario cercano y sacar la máquina


del karaoke. ―Si

tengo que hacerlo ―respondió mientras lo conectaba. Luego alisó el cabello y se lo quitó
del rostro―.

Además, Gran T puede sustitirme cuando necesite un descanso. Su voz no está nada mal.

Su primo resopló ante eso, pero no discutió ninguna de sus declaraciones.

Suspiré y miré escépticamente la máquina del karaoke. Usualmente la conectaba al


sistema de sonido, pero

también fue diseñada para reproducirse por sí misma si tenía que hacerlo.

Aparentemente, esta noche, iba a tener que hacerlo.

Remy y yo nos inclinamos al mismo tiempo para encenderla.

―Lo siento ―murmuramos juntos cuando casi nos golpeamos las frentes. Luego nos
apartamos un

centímetro, pero aun así ambos fuimos a conseguir prender la máquina y a que
funcionara.

―Mierda ―murmuró en voz baja, volteándose lentamente hacia mí―. Hueles realmente
bien.
No quería hacerlo, pero mi cuerpo reaccionó, recordando cada toque, lamida, y beso que
alguna vez me dio.

Miré su rostro, y sus ojos destellaron como si estuviera en problemas por decir alguna
cosa.

―Lo siento. ―Levantó ambas manos en algún tipo de rendición―. Es solo… es nuevo.
Nunca antes oliste

así.

Lujuria se agitó a través de mí. Traté de contenerla, traté de aferrarme al hecho de que
estaba enojado con

ella, pero una necesidad diferente a la que había experimentado con cualquier otra
persona rugió por mi

sangre.

Tuve que sacudir la cabeza y parpadear para regresar al presente, recordándome en dónde
realmente me

encontraba y qué estaba haciendo. Y que era más que definitivamente no Remy Curran.

―Es, eh… Eva me lo dio como regalo para el padrino. Supuse que debía usarla hoy.

Asintió, acordando―: Bueno, es increíble. Creo que acabo de quedar embarazada.

Resoplé un sonido de diversión, sin querer sonreír, pero haciéndolo de todas formas.

Ella se inclinó más cerca de mí mientras instalaba el karaoke, y de repente también pude
olerla. Algo

femenino y no como el champú masculino de Sticks.

Olía como… Elisa.

Y sip, ahora tenía una erección.


―Tienes que admitirlo ―me dijo mientras mis dedos hacían nudos―. Debió ser
agradable no estornudar

cuando me acercaba a ti, porque ya sabes… ya no hay necesidad de usar la máscara de


látex.

La miré fijamente, a un segundo de inclinarme hacia adelante y besarla duro. Pero el


brillo predador en mis

ojos debió haber salido más como una advertencia.

―De acuerdo, bien. ―Levantó las manos―. Retrocederé. Solo… demonios, unas
aspiración más antes de

que te vayas. ―Rápidamente se inclinó, tomó una calada ruidosa y veloz y abruptamente
se alejó de

nuevo―. Y por si acaso, te vez demasiado sexy en un esmoquin.

―Sticks ―advertí, pero realmente no estaba molesto. Me sentía tentado hacia mi límite.

―Ya me quedaré lejos ―discutió con un pequeño entrecejo―. Lo juro. Estoy aceptando
el hecho de que

exploté cualquier oportunidad que podría haber tenido contigo. De aquí en adelante, voy
a ser el yo real y sin

adornos, y el yo de verdad coquetearía completamente contigo mientras te ves así, incluso


en este momento

preferiría estar en casa en la cama, llorando mucho.

La miré, sin estar seguro de qué pensar porque honestamente, estaba tan decepcionado
como aliviado por sus

palabras. Haciendo una X sobre su corazón con el dedo, mantuvo su promesa y se quedó
lejos. Luego esperó
hasta que terminé y tuvo que enderezarse hasta retroceder a la máquina, ya buscando la
primera canción que

quería cantar.

Escaneé la gente. Todos mis amigos del bar estaban presentes. Incluso Mason, Reese y su
hermana Sarah

vinieron. Usando su vestido de dama de honor, Reese se mantenía alrededor de su


prometido, frotándole el

brazo como tranquilizándolo, y Brant Gamble sentado junto a la silla de ruedas de Sarah
diciendo algo que

sacó una reacia sonrisa de los labios de la chica.

Aunque sabía que debían estar sufriendo la pérdida de la madre de Mason, esperaba que
esta noche los

ayudara a animar un poco sus espíritus.

Vagando con mi mirada, le sonreí a Julian y a Skylar, que corrían en círculos alrededor de
la pista de baile,

haciendo que los globos volaran sobre ellos. Luego encontré a Ten y a Caroline
merodeando a Quinn y a su

esposa Zoey, quien sostenía un bulto envuelto en sus brazos antes de pasarle el bebé a
Caroline para que lo

sostuviera. Noel y su esposa Aspen estaban en la barra hablando con Felicity y Knox.
Cuando ubiqué a la

novia y al novio cerca de Murphy el del taller, sin querer atrapé a Pick mirando en mi
dirección.

Cuando le di un asentimiento, haciéndole saber que nos estábamos encargando de las


cosas, se volteó hacia
Eva y le ofreció una mano. Mi corazón se sacudió hasta mi garganta, esperando que él no
pensara que ya nos

encontrábamos listos. De verdad no quería arruinar su visión de cómo se suponía fuera el


primer baile con su

novia.

Pero entonces la música comenzó en la máquina del karaoke, y jódeme si Remy no estaba
cantando “Baby Love”, la canción que Pick me dijo que había bailado con su esposa.

La miré boquiabierto, estupefacto.

Demonios, ella era increíble.

39

Remy
Asher me volvía loca por quedarse cerca mientras yo cantaba la primera canción. Y no
solo eso, sino que me

miraba todo el tiempo. Y la forma en que me miraba era... cariñosa.

Fue suficiente para darle ideas a una pobre chica, para hacerle pensar que su voluntad se
iba suavizando hacia

ella, como si en realidad pudiera un día perdonarla.

Pero después de la forma brutal en que me rechazó la otra noche, yo sabía la verdad. Yo
le había cantado con

todo mi corazón, le dije con cada letra que lo amaba y que lo sentía por hacerle daño.

Y ¿cómo había respondido? Él me dijo que había demasiado resentimiento entre nosotros
y que se encontraba
mejor sin mí.

Auch.

Mensaje recibido. Dolorosamente.

Nunca iba a tener otra oportunidad con él, nunca.

¿Entonces por qué demonios seguía mirándome? Cuando la canción llegó a su fin, él se
acercó más,

pareciendo confundido. —¿Cómo sabías que era esa canción en específico?

—¿Eh? —Fruncí el ceño y miré a la máquina—. Recuerdo que una vez mencionaste que
esa era su canción.

—Oh.

Sin embargo, siguió mirándome como si yo hubiese hecho algo mal, así que dije—: ¿Se
suponía que debía

cantar algo más?

Sacudiendo la cabeza, murmuró—: No. Eso fue perfecto. Gracias de nuevo por hacer esto
por Pick.

Extendió la mano como si fuera a acariciar mi brazo y tal vez decirme que era un amigo
de verdad, como

solía hacer cuando lo ayudaba con algo, pero luego frunció el ceño, retirando la mano, y
se dio la vuelta para

alejarse.

Lo observé, con las manos en los bolsillos, que levantaban la parte posterior de su
chaqueta y ajustaban el

pantalón contra su culo.


Maldita sea, él se veía bien con esa ropa. Era difícil creer que lo había tenido desnudo y
debajo de mí una vez

en mi vida.

—Estás babeando —dijo Big T en mi oído, haciéndome saltar—. Y... todavía


necesitamos más música.

—Mierda. —Le di la espalda al cuerpo de Asher e inconscientemente me limpié la boca


como si hubiese

estado babeando de verdad. Luego volví a la máquina de karaoke y empecé canción tras
canción.

La noche avanzaba, el alcohol fluía libremente, y mi primo se hizo cargo de un par de


canciones para que yo

pudiera descansar mi voz. Bebí agua y miré el baile, la risa y la camaradería. Pero sobre
todo observé a

Asher. Él encajaba con este grupo. Sus compañeros de trabajo lo empujaban y se reían
continuamente,

bromeando.

Era agradable.

Se veía feliz. L o que me puso contenta, y a la vez triste porque yo nunca tendría la
oportunidad de hacerle

feliz.

Cuan do llegó el momento para el lanzamiento del ramo, Reese y Felicity llevaron a
Sarah en la silla de

ruedas hasta el centro, y ellas le ayudaron a atrapar las flores. Después, todos los chicos
empujaron a un
tambaleante Asher hacia el medio de la pista de baile mientras Pick retiraba la liga de
Eva. Se volvió y trató

de que Mason y Knox se unieran a él, pero ambos negaron con la cabeza y dijeron que
estaban prácticamente

casados, así que Asher encontró a los dos hermanos menores de Noel, Colton y Brandt, y
los arrastró hacia

allí con él.

Me reí y sa cudí la cabeza, sorprendida por recordar los nombres de todos. Pero Asher
había hablado de ellos

lo suficiente, describiéndolos a todos perfectamente cuando él pensaba que yo era un


chico, por lo que era

fácil saber quién era quién. Casi sentía como si yo los conociera tan bien como él.

Brandt terminó agarrando la liga después de que Asher se apartó rápidamente del camino.
Sonriendo, la agitó

con la mano como si fuera una bandera antes de llevársela a Sarah y deslizarla alrededor
de su cabeza como

una diadema.

Cuando empe cé a cantar canciones de grupos de baile como The Chicken Dance, Limbo,
y ChaCha

Slide, no

pude evitar echarle un grito a Asher, cuando llegó el momento para el Hokey Pokey.

—Oigan, todo el mundo —grité en el micrófono—. El padrino va a necesitar un po co de


ayuda de todas las
mujeres con esta siguiente canción porque... —Puse mi mano sobre el micrófono para
hacer una cara, luego

quité los dedos para inclinarme hacia delante y confesar—: Él no distingue muy bien su
izquierda de su

derecha.

Él se rió y negó con la cabeza, incluso mientras me mostraba el dedo medio. Pero
entonces aceptó de buen

grado toda la ayuda de Reese, Eva, Felicity, Caroline, Zoey y Aspen, quienes se
apresuraron hacia adelante

para hacer el Hokey Pokey con él.

Después, le pasé el micrófono a Big T para que él pudiera entretener a todos con la
canción del Jarabe

tapatío. El padrino me vio tomar un descanso y se dirigió hacia adelante con ese atractivo
andar masculino

que solo Asher Hart podría perfeccionar, sacudiendo la cabeza y todavía riéndose.

—Muchas gracias, listilla —dijo—. No puedo creer que te acuerdes cuando te adm ití
eso.

Le envié una pequeña sonrisa mientras bebía agua. —Recuerdo todo sobre ti.

Sus ojos se calentaron ante mi confesión, y yo sabía que también estaba rec ordando
cosas. Mis pezones se

endurecieron y mis bragas se pusieron húmedas, por lo que me aclaré la garganta y traté
de no excitarme

demasiado, a pesar de que fallé.


Un par risas de chicas borracha s tambaleándose hacia nosotros, interrumpieron el
momento. Cuando me di

cuenta que era la novia y dama de honor, me enderecé con respeto.

—Remy —exclamó Reese, con los ojos vidriosos y balanceándo se hacia Eva cuando
agarró mi brazo—.

¿Puedes cantar “Dear Future Husband” para que pueda bailar con Mason? Creo que
podría ayudar a

animarlo.

Apreté los dientes por la solicitud de una canción de Meghan Trainor. Había estado
esperando evitar toda su

música esta noche con la esperanza de no irritar más la ira de Asher al recordarle “All
About that Bass”. Pero

Reese había pasado por un montón de mierda últimamente, enterrando a su suegra,


haciéndose cargo de su

cuñada adolescente. No podía decirle que no.

Antes de que pudiera asentir, sin embargo, dij o Eva—: Y quiero que tú y Asher canten
“Marvin Gaye” juntos.

He oído sobre sus travesuras de anoche y lo maravilloso que ustedes dos sonaban juntos,
por lo que ahora

quiero escucharlo yo misma. Además, quiero bailar esa con mi hombre.

¿De verdad? Estas chicas estaban tratando de condenarme aquí. ¿No querían una, sino
dos canciones de

Meghan Trainor, y una de ellos con Asher? A él no iba a gustarle.


Compartimos una mirada renuente. Él no quería cantar conmigo tanto como yo no quería
obligarlo hacerlo

pero en secreto sí quería cantar con él.

Antes de que pudiéramos rechazarla, sin embargo, Eva levantó el brazo y declaró—: La
novia ha hablado.

—Mierda —murmuró Asher, pero se volvió hacia Eva y le dijo—: Lo que tú quieras,
muñeca.

—¡Bien! —Ella aplaudió y dio un salto hacia adelante para darle un beso en la mejilla— .
Eres el mejor

cuñado de todos. Ahora ve a cantar primero mi canción.

Así que, después de que Big T terminó, Asher y yo enf ilamos a Meghan Trainor y
Charlie Puth y seguimos

desde ahí. Era extraño, estar de pie tan cerca de él cuando sonaba tan increíble, olía tan
bien y se veía tan bien

mientras cantamos juntos sobre sexo, todo siendo consciente de que nunca podría volver
a tocarlo.

Me encontré echándole vistazos mientras yo cantaba unas pocas frases significativas, solo
pa ra también

encontrar su mirada en mí. Mantuvimos el contacto visual durante el resto de la canción,


y no había manera de que pudiera evitar que mi excitación me reclamara con toda su fuerza para
el momento en que las últimas

palabras dejaron nuestros labios.

Él exhaló un suspiro, mirándome fijamente, antes de decir—: Una más.

Fruncí el ceño, aunque mi corazón saltó de emoción, emocionada de que él quisiera


cantar una más conmigo.
—Quiero hacer una de la película Campanita —dijo, frunciendo el ceño mientras trataba
de recordar el título.

—¿“1000 Years” con KT Tunstall y Bleu? —dije, y él asintió, chasqueando los dedos.

—Sí. Esa. —Alzó la mirada, la encontró y, Dios. Si cantando “Marvin Gaye” me pus o de
un buen estado de

ánimo, entonces, “1000 Years” acabó conmigo para siempre. Asher y yo nos miramos a
los ojos mientras

prometíamos el uno al otro que nuestro amor seguiría presente después de mil años.

Las lágrimas brillaban en mis pestañas cuando el final de la melodía se desvaneció.


Luego Asher tomó el

control del micrófono. —Antes de empezar la canción de Reese, tengo que decir algunas
cosas a todo el

mundo.

Asentí, con mi corazón en la garganta, porque yo medio deseaba que dijera algo sobre mí,
como que me había

perdonado y quería darnos otra oportunidad.

Pero en cambio, dijo—: Está bien, escuche n. —Hizo un gesto con la mano para llamar la
atención de la

multitud—. Pick me dijo que no tenía que darle un discurso de padrino, pero he tenido
suficiente de beber así

que creo que voy a hacerlo de todos modos.

Hizo una pausa, esperando que las risas mu rieran antes de comenzar de nuevo. —Vine a
este establecimiento
hace poco más de un año, sin banda, sin familia real de la que hablar, y sin amigos
verdaderos. Pero gracias a

Patrick Ryan, he ganado los tres. Si no fuera por ese hombre de allí —señaló a Pick—, yo
habría renunciado

a todos los sueños que he tenido. Mi banda habría muerto en sus días de cochera, no
habría llegado a conocer

a todos esos camareros imbéciles con los que trabajo y amo a muerte... ni me habría
enamorado de todas sus

encantadoras mujeres. —Se inclinó hacia su grupo de amigos—. Y yo nunca me habría


enterado hace un par

de meses que tenía una verdadera vida, un hermano de sangre. Pick. —Él empuñó su
mano y la levantó como

una especie de saludo—. Me siento honrado de ser el hermano pequeño de un hombre


increíble como tú... y

estoy celoso de la esposa magnífica e increíble, y niños que tienes. Felicidades, hombre.

Pick se adelantó y lo jaló en un enorme abrazo de oso. Cuando él se apartó, se limpió las
lágrimas de sus ojos

y luego se rió cuando Eva se abalanzó para abrazar a Asher.

Entonces Reese se encontraba allí porque también quería d arle un discurso de dama de
honor, pero no fue

nada tan increíble como lo que había dicho Asher... en mi opinión, de todos modos. Se
me dio tiempo para

componerme, porque yo me sentía tan feliz de que Asher hubiese encontrado un lugar
donde pertenecer
después de una infancia tan solitaria. Pero muy pronto, Reese me pasaba el micrófono,
anunciando que era el

momento de “Dear Future Husband”.

Canté su canción, pero no la canté pa ra ella. Miré a Asher, y todo el tiempo que las
palabras salieron de mis

labios, él también me observaba, tomando de una botella de Angry Orchard mientras


tanto.

Después de eso, Quinn y Zoey se acercaron para aliviarme de mi deber de discjockey,

diciendo que ellos

cantarían algunas canciones antes de decirme que fuera a conseguir un poco de pastel y
ponche, y que

descanse un poco.

Me encontré sola junto a la mesa de refrescos, enterrando mi tenedor en una rebanada de


aspecto exuberante

de la torta cuando de repente todo el plato fue arrebatado de mi mano.

—¡No! —espetó Asher, con los ojos abiertos por el miedo.

Mirando hacia abajo a mis manos vacías, sin ni siquier a una miga ni una pizca de
glaseado, me quedé

boquiabierta un momento antes de volver mi atención al señor arrebatador. —¿Qué


demonios?

—Acabo de escuchar a alguien diciendo que tiene aceite de maní en los ingredientes.

—¿Maní...? —Empecé en voz baja. Entonces tragué saliva—. Oh, mierda. Gracias.

Asintió y desapareció de nuevo. Miré detrás de él, una pequeña sonrisa levantando mis
labios. Pero, maldita
sea. Él recordaba mi alergia y me salvó.

Mi héroe.

Caroline a trapó mi atención entonces y me envió un pulgar hacia arriba, pero yo rodé los
ojos, haciéndole

saber que estaba loca. El hecho de que él no había dejado que me matara no significaba
que el hombre estaba

listo para volver conmigo, y mucho menos perdonarme. Sin embargo, una pequeña parte
de mí esperaba que

ella tuviera razón.

Volví al micrófono y canté un par de canciones más. Ya que Big T tenía que abrir el
restaurante a la mañana

siguiente, él se fue temprano, pero me pareció bien. Yo me estaba divirtiendo demasiado


como para

importarme si mañana me quedaba hasta sin voz. Y, además, un par de otras personas se
hallaban dispuestos a

darme un descanso y probar suerte en el karaoke. La pareja más sorprendente fueron unos
borrachos Ten y

Asher, cuando vinieron a tropezones hacia el escenario, con los brazos alrededor de los
hombros del otro antes de que Ten anunciara—: Queremos cantar “I Just Had Sex”.

Entonces Asher lo señaló y se rió—: No, él quiere cantar. Solo estoy aquí para hacer la
parte de Akon... y

para ver cómo Noel le patea el culo.

Levanté mis cejas, luego me reí y sa cudí la cabeza. —¿Ten? ¿En serio canta?
Ten me frunció el ceño como si estuviera ofendido. —Diablos no, pero es toy lo
suficientemente borracho

como para hacerlo. Además de que va a molestar mucho a mi cuñado, así que... ¡Debo
hacerlo!

Me reí y tuve que preguntar—: ¿Tu cuñado?

—Noel. ¿No sabías que era el hermano de C aroline?

—¿Lo es? No, no tenía ni idea. —Mis cejas se arque aron mientras escaneaba la multitud
para ver a Caroline

y Noel reunidos alrededor de Brandt, Colton, Sarah, y Aspen—. Ah.

Así que les pasé el micrófono y preparé la canción para ellos.

Tan pronto como Ten cantó la primera oración, cubriendo la parte del dúo Lonely Island,
un Noel indignado

gritó—: Hijo de puta —mientras marchaba hacia adelante.

Temiendo que Asher pudiera quedar atrapado en algún fu ego cruzado, me acerqué y
levanté la mano para

detenerlo. Lo suficientemente loco, él no trató de pasarme, pero se quedó allí mirando y


le mostró el dedo

medio a Ten, gritándole algunas cosas sucias.

Asher se inclinó, riendo tanto que apenas po día cantar sus líneas. Pero se enderezó para
el final, e incluso

arrastrando las palabras, su voz era hermosa.

Sin embargo, verlo pasar un buen momento era duro. Era egoísta de mi parte querer ser la
única en hacerlo

sonreír, pero yo no podía evitarlo. Estaba loca por este hombre.


En el momento en que la recepción de la boda llegó a su fin, m is pies me estaban
matando y mi garganta se

sentía en carne viva. Pero simplemente estiré mi espalda antes de comenzar a guardar la
máquina de karaoke.

Solo media docena de personas permanecieron: Knox y Felicity ayudaron a limpiar la


pista, Ten y Caroline

hacían lo mismo, y Asher.

Tambaleándose hasta lleg ar a mí, él hizo un gesto con la mano. —Oye, señorita sexy.
Déjame ayudarte a

guardar eso.

Me reí y lo despedí con un gesto de la mano. —Oh, no, no lo hagas. Puedo ocuparme de
esto, muchacho

ebrio. Me sorprende que todavía seas capaz de mantenerte en pie.

—Lo sé. —Extendió sus brazos y miró las piernas oscilantes—. E s como una especie de
milagro.

Maldita sea, él era adorable incluso cuando estaba completamente borracho.

—Oye, Chica Baterista. —Apartando mi mirada de Asher, fruncí el ceño hac ia Ten, que
pasaba tanto su brazo

como su chaqueta alrededor de los hombros de Caroline mientras la guiaba hacia la


salida—. Hart no está

apto para conducir, así que puedes llevarlo a casa, ¿verdad?

Mis ojos se ensancharon. Por supuesto que no, no podía llevar a Asher a casa. Él estaba
todo dulce y
borracho. ¿Qué pasa si yo no podía evitarlo y terminaba abusando de él sexualmente? —
¿No puedes llevarlo

tú? —le pregunté, rogando con mis ojos.

Pero Ten solamente sonrió. —Diablos, n o. Mi plan es darle sexo oral a Caroline mientras
ella lleva mi culo

borracho a casa.

—Iug. —Arruga ndo mi nariz, no pude discutir con eso, y además, ya era demasiado
tarde. Él y Caroline

acababan de escapar por la puerta principal, dejándome aquí sola... con Asher.

Miré frenéticamente alrededor del lugar, pero hasta Knox y Felicity ya habían
desaparecido también.

Mierda.

—Te ac uerdas de donde vivo, ¿no? —dijo Asher, moviendo su dedo hacia arriba por mi
brazo—. Porque

recuerdo que recuerdas muy claramente donde vivo.

Le eché un vistazo y sabía que estaba condenada. D e ninguna manera podía dejarlo
conducir así. Y tampoco

podría negarme si él intentaba algo.

Teniendo en cuenta la mirada de luju ria en sus ojos verdes, sin duda iba a intentar algo.

Maldición. Yo estaba jodida... literalmente.

40

Remy
Justo como me lo temía, Asher borracho era del tipo acaramelado, sensiblero y cachondo.
—Te veías muy bien esta noche —me dijo desde el asiento del copiloto de mi auto—. ¿Te he

dicho antes lo bien que te veías? —Umm... —Me mordí el labio para mantenerme
controlada—. No, no lo hiciste. Pero gracias. —De nada. Sin embargo, es la verdad. Eras la
mujer más hermosa en todo ese club. No le digas a

la novia, pero estabas incluso más bonita que Eva. Y conseguí estar en este auto
completamente a

solas contigo en este momento. Maldición, soy un bastardo con suerte. Oye... —dijo
arrastrando

las palabras mientras rodaba la cabeza contra el asiento para poder mirarme—. ¿Sabes
algo? —¿Qué? —pregunté, oh tan muy dispuesta a cambiar de tema.

Suspiró mientras me miraba. —Aprendí lo que en realidad quiere decir te amo.

¡Mierda! Bueno, sin embargo no quería que el tema se cambiara a ese.

Aferré mis manos alrededor del volante y no dije nada. ¿Por qué tuve que decirle eso a
él? Sabía

que no le tomaría nada el preguntarle a cualquier persona que supiera español que se lo
tradujera.

por aleRivera74 el Vie Ene 29, 2016 6:31 am

ALERIVERA74

AVATAR DATOS CONTACTO

por Miry GPE el Vie Ene 29, 2016 6:53 am

—Nunca nadie me lo dijo antes —dijo, su voz volviéndose ronca—. En ningún idioma.
Mi corazón se rompió por él, y de repente comprendí por qué lo dije, porque más o menos ya
sabía que no lo escuchó mucho. Su madre, su padre, su tío que apenas lo crio. Ninguno de
ellos

se lo habría dicho. Y Pick era un demasiado nuevo hermano para ir soltando mierda
palabras

suaves de amor. Así que lo dije porque él merecía escucharlo.

Y lo dije en serio.

Era un hombre increíble que sólo necesitaba a una persona para apreciarlo y decirle lo
especial

que era. Sabía que no debí ser yo, pero fui capaz de resistirme. Todo el mundo necesitaba

escuchar “te amo” al menos una vez en su vida. —¿Lo dijiste en serio? —preguntó.

Apreté los dientes y me concentré en conducir mientras entraba en el callejón que


conducía a su

casa. Pero tan pronto como apagué el motor, volvió a la cuestión. —¿Lo hiciste?

Solté una respiración profunda y tranquilamente le dije la verdad. —Sí. —Cuando lo


miré, sus

ojos se encontraban brillantes a causa del alcohol pero parecía extrañamente lúcido—. Lo
dije en

serio.

Aire silbó por entre sus dientes apretados. Luego se acercó y apenas rozó mi pierna
desnuda con

sus dedos. —Quiero pasar el resto de la noche dentro de ti. —Asher —gemí y palmeé mis
manos sobre el rostro—. No me hagas esto. Estás borracho.

Se encogió de hombros. —¿Y? —Así que, obviamente olvidaste o que sientes por mí.
Soy tu persona menos favorita en el
planeta en este momento, ¿recuerdas? Te arrepentirás en la mañana. —Sé exactamente lo
que siento por ti, Remy. Aún estoy bastante enojado sobre lo que hiciste, y

no sé si alguna vez te perdonaré, pero aún te deseo. —Su mano acarició más arriba en mi
muslo,

deslizándose entre mis piernas—. Y te extraño. Me estremecí y cerré los ojos, tratando de
luchar contra la tentación.

Pero siguió hablando, siguió siendo tentador. —Te he deseado toda la noche, debajo de
mí sobre

una cama donde pueda pasar las manos y boca sobre este cuerpo. —De repente, su toque
ya no

era burlón y suave. Se volvió fuerte y deslizó los dedos debajo de mi vestido, buscando
mis

bragas de inmediato—. Me refiero a tenerte, también. —Dios —jadeé, aferrando el


volante mientras frotaba el punto que dolía más a través de la tela

de seda de mis bragas.

Gemí una fracción de segundo antes que él. —Jesús, y ya estás mojada por mí. —
Pasando la barrera que mi ropa interior proveía, empujó un

grueso dígito dentro de mí. —Asher, espera. —Agarré su muñeca y apreté mis piernas
juntas, atrapando su mano donde

estaba, pero también evitando que me diera más placer.

Pero el maldito hombre curvó el dedo dentro de mí. —¿Por qué? Quieres esto tanto como
yo. —

Encontró mi punto G, frotó el dedo en contra de él, una y otra vez.

Lancé el cráneo contra el reposacabezas del asiento, Apreté los dientes contra el creciente
placer.
Pero, Dios. Él sabía exactamente dónde tocar. Maldiciéndolo abiertamente en español,
abrí las piernas y alcé las caderas, encontrando su asalto

placentero con codicioso abandono. Cuando la euforia golpeó, comprendí vagamente en


algún

lugar de mi cabeza que él me hacía llegar con nada más que su dedo índice. Pero todavía
estaba

demasiado drogada por las felices endorfinas para realmente importarme lo vergonzoso
que era

ese hecho.

Cada músculo de mi cuerpo se aflojó cuando me desplomé inerte en el asiento,


completamente

drenada. —Aún sueltas un montón español cuando te vienes —dijo Asher desde un lado.
Sonaba curioso

sobre su afirmación, como si se diera cuenta de un hecho nuevo—. Supongo que esa parte
no era

mentira, después de todo.

Aún jadeante por mi orgasmo, miré hacia él con lo que sólo podrían ser salvajes ojos
aturdidos. —Te sorprenderías por todas las cosas que pasaron entre nosotros que eran realmente
ciertas.

Su mirada era intensa y la expresión un poco salvaje en sí misma. —Entra conmigo,


Remy.

Ya no preguntaba. Era una orden, y el cielo me ayude, lo seguí.

Tomé su mano cuando la extendió para tomar la mía, fui con él a su puerta y besé la parte

posterior de su hombro mientras esperaba detrás de él a que desbloqueara todos los


cerrojos.
Cuando me llevó dentro, se pegó cerca de la escalera, mirando hacia atrás, a mí, cuando

estábamos a mitad de la escalera. —¿Recuerdas cuando no podía esperar a tenerte y te


tomé justo aquí?

Dios, ¿cómo podría olvidarlo? Era una de las razones por la que me hallaba aquí con él de
nuevo,

cuando sabía bien que no debería. Agarrando su mano con más fuerza, le advertí—: No te
atrevas

a intentarlo esta noche. Estas demasiado borracho para manejarlo ahora.

Asher se rio entre dientes. —No te preocupes. Te quiero en una cama para todas las cosas
que he

planeado.

Me estremecí y le agarré la mano con más fuerza. Me llevó directamente a la cama y se


detuvo al pie de ella para girarse hacia mí y besarme, a la

vez que deslizaba el vestido fuera de mis hombros. Tan pronto como me tuvo en
sujetador y

bragas, dio un paso atrás para tomar el cuadro completo. —Jodidamente impresionante —
dijo bajo el aliento, agarrando mis dedos de nuevo para

ayudarme a entrar a la cama. Después de ponerme cómoda sobre la espalda, la cabeza

descansando en su almohada y mi cuerpo extendido ante él, colocó una mano en mi


cadera para

que permaneciera así—. Acuéstate aquí, justo así mientras me doy un festín contigo. —
Luego de

tomó mis brazos, los movió hasta por encima de mi cabeza hasta que puso una mano
sobre la otra —. Imagina que estás atada aquí.
Sonreí. —¿Qué? ¿Sin esposas?

Negó con la cabeza, sin devolverme la sonrisa. —Las tiré. —Sus ojos verdes intensos en
los míos —. Me Instaban a ir detrás de ti.

Tragando saliva, porque no tenía intención de sacar un tema doloroso, susurré—: Lo


siento.

No respondió, su mirada demasiado concentrada en mi pecho. Extendiendo la mano, con


la parte

trasera de sus dedos frotó las copas de sujetador. No era tan intenso como el contacto piel
a piel,

pero todavía me hacía temblar y tenía los pezones animándose con la atención. Luego me
quitó el

sujetador y se inclinó para aspirar una doliente punta en la boca. Me arqueó, gritando y
apretando

mis manos para no poder romper su regla y enterrar mis dedos en su cabello.

Pero luego se movió hacia abajo, agarró con una mordida las bragas y las jaló por mis
piernas.

Cuando su lengua lamió mi sexo, no pude evitarlo. Agarré puñados de todo ese cabello
suave y

sexy, apreté mis caderas contra él, montado su cara con olvido.

Cuando se incorporó, limpiándose la boca y sonriéndome, me estremecí con un agitado y


feliz

suspiro, amando lo revuelto que se encontraba su cabello. —Te dije lo mucho que me
encantaba el sabor de coño, ¿cierto? Cuando pensé que eras un chico.

Asentí, esperando que no comprendiera que cometía un gran error por estar aquí de esta
manera,
con una mentirosa como yo.

Pero se limitó a sonreír como si fuera divertido revelarme tal cosa. —Te dije un montón
de

mierda. Mucho más de lo que le he dicho a cualquier otro ser viviente en el planeta.

No estoy segura de qué decir, excepto que lamentaba que hubiera colocado su confianza
en mí

cuando todo el tiempo me encontraba demasiado temerosa por incluso revelarle mi sexo,
contuve

la respiración. Porque realmente no lo sentía. Aprecié cada pequeña confidencia con la


que

alguna vez me alimentó.

Sus ojos verdes parecían tristes mientras me miraba y posó la mano sobre su cadera.
Todavía se

hallaba completamente vestido, pero pude ver su excitación elevando la parte frontal de
sus

pantalones. Tenía que admitirlo, que nunca tuve a un chico en esmoquin haciéndome
sexo oral.

Era como algo con clase. —¿Es por eso que volviste la segunda noche? —preguntó—.
¿Debido a que sabías lo mucho que

odiaba las aventuras de una sola noche? Tuviste que hacerlo dos noches, así no estaría
molesto?

Negué con la cabeza. —No. Volví para decirle la verdad, porque odiaba hacer que
pasaras por

otra aventura de una noche. Pero luego me besaste, y... —Negué con la cabeza,
haciéndole saber
que el resto era historia.

Triunfo Masculino se mostró en su mirada mientras sus labios temblaban. —Así que mi
boca

tiene algún tipo de, poder místico de control mental sobre ti, ¿eh? —Puedes decirlo de
nuevo —No quise murmurar.

Se rio y se deslizó de la cama para quitarse la chaqueta y luego desabrocharse la camisa


de vestir. —Tendrás que mostrarme cómo funciona este poder.

Sentándome para ayudarlo con los botones superiores, ya que comenzó desde la parte
inferior,

alisé las manos dentro de la camisa, sobre su pecho y la deslicé fuera de sus hombros. —
Todo lo

que tienes que hacer es sonreír, y es bastante seguro que estoy muerta. —En serio. —Sus
labios forman una sonrisa complacida—. ¿Cómo está? —Ajá. — Presioné mis labios en sus
pectorales y él hundió los dedos en mi cabello, dejándome

tener un poco de diversión antes de jalarme hacia atrás y urgirme a que me acostara de
nuevo.

Luego se quitó los pantalones, mirándome todo el tiempo. Cuando llegó a la caja de
condones y

frustrado, sacó un paquete, lo sostuvo entre dos dedos y dijo—: El último. ¿Sabías que
terminaría

utilizando todos en ti cuando me los compraste?

Negué con la cabeza. —Los compré, pensando que nunca usarías alguno conmigo... y
odiando a

cada mujer con quien los usaras.


Se concentró en rodarlo en su lugar antes de estirarse por encima de mí y me miró a los
ojos. —Y

aquí, tú fuiste la única.

Dejé salir un suspiro tembloroso, lágrimas brillando en mis ojos porque sabía que me
daba un

regalo. No merecía estar aquí. Suavemente, me cepillé su cabello de su frente, saboreando


el

momento. —Remy —susurró.

Cuando empujó dentro de mí, me quedé sin aliento y me arqueé. Apretó los dientes y
mantuvo su

mirada en la mía, incluso mientras sus ojos verdes se volvían vidriosos por la lujuria. —
Maldita

sea —dijo con voz áspera—. Siempre me tomas por completo. He tenido mujeres que me
piden

que no empuje toda dentro porque no pueden tomarla. Folladas vacías y superficiales.
Pero tú no.

Nunca tú. —Se inclinó, sus labios cerniéndose sobre los míos mientras se movía
lentamente

dentro de mí, empujando hasta el fondo antes de retirarse para poder sumergirse de
nuevo.

Luego me besó. Envolví las piernas alrededor de él y agarré su cabello mientras nuestras
bocas se

apareaban. Puso más poder detrás de sus caderas, empujándome sobre el colchón con
cada
empuje poderoso. —¿Cómo está mi boca ahora? —preguntó entre jadeos, el aliento
cayendo en mi oído mientras

deslizaba su nariz a lo largo de mi mandíbula—. Te hace saber lo que realmente quiero,


¿no? —

Entonces sus dientes mordieron el lóbulo de mi oreja antes de que susurrara—: Dilo.

Dios, sabía lo que quería, pero no podía entregárselo. Dolía demasiado. Así que cerré los
ojos y

me aferré a él con más fuerza mientras bombeaba su cuerpo contra el mío.

Clavó en mí un poco más duro, perforándome más profundo. —Maldita sea, Remy. Dilo.

Gemí mi negativa y cerré los ojos con fuerza antes de enterrar mi cara en su cuello.

Pero Asher ahuecó la parte posterior de mi cabeza con una dulzura que no esperaba. —
Por favor.

El dolor en su voz fue mi perdición. —Te amo —susurré.

Gimió y arqueó el cuello hacia arriba. Vi la satisfacción cruzando su rostro cuando cerró
los ojos

y dejó su boca abierta como si experimentara el nirvana final.

Adicta a su respuesta, repetí—: Te amo. —Mientras deslicé mis dedos hasta su garganta
antes de

inclinarme para besar su pulso. Hundiendo mis talones en la base de su espalda, lo insté a
ir más

profundo y chupé una punto directamente debajo de su oreja—. Te amo más de lo que
nunca he

amado a otro.
Él no tenía idea de qué tipo de palabras de amor le dije, pero lo puso en marcha.
Aferrando mi

trasero con una mano, garrando mi culo en una mano, agarró mi cabello en la otra. Luego
me

besó como si no hubiera un mañana mientras aceleraba, viniéndose con un gruñido


masculino de

liberación. —Dios —abrí la boca antes de gritar—: ¡Oh, Dios mío! Asher...

Juro que se desmayó en el mismo instante en que terminó, porque permaneció inmóvil
encima de

mí, con la frente apoyada en mi hombro. Pero luego me acarició la espalda y se movió. —
No te muevas. —Envolvió la mano alrededor de mi cadera, incluso mientras se sentaba—.

Sólo voy a deshacerme de esto. Regreso pronto. —Me miró mientras se ponía de pie. —

¿Necesitas algo?

Revisé entre mis piernas, e hice una mueca. —Sí, por favor.

Con un movimiento de cabeza, desapareció en el cuarto de baño. Escuché el agua correr


en el

fregadero y apagarse una vez más antes de regresar a mí y entregarme una toalla que
humedeció

con agua tibia. —Gracias. Me limpié y él se sentó a mi lado, mirando con ojos
soñolientos, pero con intención. Con

cualquier otro tipo, eso probablemente sería raro. Pero no sé. Con Asher, era diferente.
Íntimo.

Casi una unión. No estaba segura de cómo explicarlo.


Cuando terminé, tomó la toalla de mi mano y la arrojó por la habitación hacia un cesto
llena de

ropa sucia. —¿Te quedarás el resto de la noche? —preguntó, girándose hacia mí. Mi
resistencia ya se había ido al infierno, y estaba más allá de aliviada de que no me echaba

después de que consiguió lo que quería, así que asentí. —Sí. —Bien. —Se arrastró sobre
el colchón conmigo, bajo las sábanas, curvándose detrás de mí

mientras envolvía un brazo sobre mi cintura—. Me gusta dormir contigo.

Cerré los ojos y me dije que esto no significa que me perdonó. Nada de la belleza que
acababa de

ocurrir entre nosotros significaba nada. Aún se encontraba borracho. Él podría, y


probablemente

lo haría, lamentar todo por la mañana. No debería hacerme ilusiones.

Pero mientras me acurrucaba de nuevo en él, suspiré y comencé a tener un sueño


cómodo.

Justo antes de que dormirme, murmuré—: Te amo. —En Inglés.

Su brazo alrededor de mi cintura se apretó un poco más, me apretó con un poco más de
firmeza

contra él.

Pero nunca me lo dijo de regreso. Y por mucho que hizo que el dolor crudo en mí
creciera, no

esperaba que él repitiera el sentimiento.

41
Remy
Dormí más de lo que pretendía. Pero estaba bien, Asher todavía estaba inconsciente,
respirando profundamente a mi lado. Tenía un montón de tiempo para escaparme antes de que él
se despertara. Salvo que

perdí un par de segundos mirándolo con total asombro, incapaz de creer que había
conseguido una noche más

con él.

Era tan malditamente hermoso.

Me encantaba cómo sus pestañas descansaban con tanta tranquila serenidad en contra de
sus pómulos y sus

labios apenas se abrían para dejar salir cada respiración. Su cabello estaba locamente
disperso por toda su

frente, oscuros mechones mezclándose con rayos más rubios destacó las discusiones, y no
pude

evitarlo. Extendí la mano para alejarlos suavemente de su frente.

Y, por supuesto, su cabello de seda me llamaba, pidiendo más. Así que pasé dos dedos a
través de algunos

mechones más. Mi mirada vagó hacia abajo, sobre sus dorados hombros desnudos donde
las sábanas blancas

se encontraban metidas hasta debajo de sus axilas.

Me gustaba saber que él era una persona que dormía en su lado de la cama. Yo era una
persona que dormía

solo en un lado de la cama, también. Tal vez en alguna realidad alternativa, podríamos
dormir cada uno en su
lado de la cama más noches juntos, acurrucados en todo nuestro sueño.

Pero en esta realidad, él todavía estaba enojado conmigo por ser una maldita mentirosa, y
él sólo había

dormido conmigo porque había estado borracho y demasiado cachondo. Y yo realmente


tenía que salir de

aquí antes de que lo despertara y agitara el nido entero de avispas.

No quería saber si él estaba enojado conmigo por haberme aprovechado de su estado de


embriaguez

anoche. No, iba a terminar esto con una hermosa y feliz nota, con él durmiendo
pacíficamente y mi cuerpo

todo deliciosamente adolorido por nuestro reciente acto sexual.

Agarrando mi ropa tan pronto como me deslicé lo más silenciosa y sencillamente posible
de la cama, me vestí

en la casi oscuridad y aferré mis zapatos a mi pecho para poder andar de puntillas hacia la
escalera.

Pero detrás de mí, una voz soñolienta preguntó—: ¿Yéndote tan pronto?

Di un grito ahogado y me di la vuelta, golpeando mi mano sobre mi corazón. —Oh,


mierda. Estas despierto. —Sí— dijo. Su voz aún ronca, se sentó y se pasó la mano por el pelo
para acunar los lados de la cabeza. Las

sabanas caían hasta su cintura, dejando al descubierto un pecho caliente y tonificado que
me hizo la boca

agua.

Quería volver a él tan mal, arrastrarme bajo las sábanas y abrazar su calor, permanecer
ahí por el resto de mi
vida. Pero… sí.

La realidad era una perra.

Y en la realidad, él hizo una mueca, recordándome que debía estar sufriendo de una
resaca y recién se hallaba

verdaderamente sobrio por primera vez en horas. Sobrio y consciente. Lo cual era la
razón para escabullirme

fuera y permanecer lejos de su cama y delicioso cuerpo... antes de que me diera una
patada y me gritara por

ser un vagabundo que no podía mantener sus manos fuera de él cuando se hallaba
vulnerable y fuera de sí.

Hice una mueca, sintiendo su dolor. —Lo siento, quería estar fuera de aquí antes de que
te despertaras. —

Cambiando mi peso de un pie descubierto al otro, me mordí el labio—. En caso de que,


ya sabes, lamentaras

lo de ayer por la noche y no quisieras verme.

Dejó de agarrarse la cabeza y dejó caer las manos a su regazo para que pudiera mirarme.
Cuando él no dijo

nada, me moví de nuevo, poniéndome más incómoda que nunca.

Mirando hacia el techo, me aclaré la garganta y le pregunté: —Entonces, ¿lo haces? ¿Te
arrepientes?

No respondió de inmediato, y yo no podía aguantar el suspenso, así que cambié mi


mirada hacia él. No me

tranquilizó diciéndome que no lamentaba nada, así que tenía que significar que si se
arrepentía. Debía estar
deseando que lo pasó anoche entre nosotros nunca hubiera pasado.

Las lágrimas y la devastación se abrieron paso. Esperaba poder mantenerlas a raya el


tiempo suficiente para

salir antes de que las vea, pero también quería quedarme un segundo más en caso de que,
por algún milagro,

decidiera... no lo sé... perdonarme, o algo.

Pero luego fue y admitió: —No estoy seguro.

Parpadeé, preguntándome al principio si lo había oído bien. Luego sacudí la cabeza.

¿Acababa de decir no estoy seguro?

¿Que demonios? Fruncí el ceño, de repente ya no abatida, sino simplemente molesta.


¿Pero no estaba

seguro? Seguramente, sabía si se arrepentía de tener relaciones sexuales conmigo o no.


Infiernos, la única

razón por la que un buen tipo como él no me estuviera tranquilizando a estas alturas tenía
que ser porque lo

lamentaba.

Así que, ¿por qué no dejaba de acobardarse y me lo decía de una vez? —Sabes —
murmuré, mirándolo mal, el dolor y la ira sacando mi personalidad atrevida—. Me doy cuenta de

que lo he jodido. Malo. Te mentí durante más de un mes. Traicioné tu confianza. Herí tus
sentimientos. Y te

engañé de la manera más terrible imaginable. Y lo siento por eso. Lo lamento como el
infierno. La última

cosa que quería hacer era herirte. Si pudiera volver en el tiempo, lo haría, pero... —
Meneé la cabeza—. No sé
si lo haría todo de nuevo de manera diferente por segunda vez. Porque si lo hiciera, nunca
habría llegado a

conocerte así como lo hice. Nunca hubiera conocido cuan... increíble que eres. Yo...
joder, no me hubiera

enamorado tanto de ti. Y no puedo lamentar esa parte. Pero tampoco puedo dejarte usar
mis sentimientos y

conciencia culpable contra mí de nuevo. La próxima vez que estés caliente y quieras sexo
de mí, tiene

que significar algo. ¿Entendido?

Respiró atormentado y se pasó la mano por la cara cuando desvió la mirada. —Sí —
murmuró—. Entiendo. —Y me voy —le dije mientras me daba la vuelta, pero un lugar vacío
extraño encima de la abertura escalera

me llamó la atención.

Con el ceño fruncido, me di la vuelta. —¿Dónde diablos está Mozart?

Su rostro cayó, y su expresión se volvió atormentada. —Se ha ido.

Jadeando, me tambaleé hacia atrás. Agarrando mi pecho, Parpadeé hacia él, tratando de
dar sentido a sus

palabras. —¿Qué quieres decir ido? —La pequeña criatura había estado tan llena de vida,
y Asher había

cuidado de él muy bien. No podía simplemente... morir. ¿Cierto? —Quiero decir que
jodidamente se fue —espetó, frunciendo el ceño hacia mí por entrometerme en el tema —.
Llegué a casa, su jaula estaba abierta, y él no estaba en el apartamento. —Pero... —Fruncí el
ceño arrugado mientras sacudía la cabeza. Eso no tenía sentido—. Es una ardilla. No

había otra manera para que salga de este apartamento excepto a través de esa puerta de
allá, y no pudo
haberla abierto por su cuenta. —Bueno, entonces debió haberse escapado cuando yo entré
o salí. No tengo ni una puta idea.

Le envié una mirada de “no te creo”. —¿Y no crees que lo habrías visto correr hacia fuera
entre tus piernas

cuando abriste la puerta? —Te lo dije, no lo sé. Sólo sé que llegué a casa, y él se había
ido.

Mordiendome el labio, me di la vuelta para estudiar el tramo desnudo de pared donde la


jaula de Mozart, una

vez había estado colgada. —Creo que alguien más lo dejó salir.

Asher dejó escapar un suspiro cansado. —Imposible. Nadie más ha estado aquí... excepto
tú.

Me di la vuelta lentamente. —No fui yo.

Con el ceño fruncido, gruñó. —Sé eso. Entonces, ¿quién estás sugiriendo que irrumpió en
mi apartamento

para…? —Cuando vio la respuesta en mi cara, gimió—. Oh Jesús. ¿Sigues con la teoría
de conspiración que

mi padre quiere venganza? —Tiene sentido —le dije a la defensiva. Y sí lo tenía... para
mí. —¿Por qué simplemente dejaría ir Mozart en lugar de, no sé, matarlo? ¿Y por qué, si hizo
todas las otras

cosas que piensas… iba a molestarse con tales bromas irritantes y estúpidas cuando
podría abordarme con

algo mucho más letal, como un arma? —Porque es un matón. A los matones les gusta
rascar y sacar las costras hasta que llegan a la carne de la

herida debajo. Rara vez vienen hacia uno con un asalto de frente si no están
completamente seguros de que
son más grandes y más fuertes y se pueden ganar. Ya no eres un niño de siete años, por
más tiempo; él está

tratando de encontrar tus debilidades. Y probablemente no mató en el acto a Mozart,


¿porque quién coño en

realidad podría atrapar esa pequeña cosa astuta para matarlo? ¿Por qué molestarse
siquiera tratando cuando

sería igual de devastador para ti el solo hecho de que ha desaparecido?

Y me di cuenta de que era devastador para él. Sus ojos verdes se iban cerradas con el
dolor mientras miraba

en el lugar donde la jaula de Mozart había estado colgada. Realmente le debía de haber
disgustado si ya había

quitado todo... muy doloroso de ver.

Me abracé a mi misma, mirando en el lugar también. —Espero que esté bien.

Asher esnifó y sacudió la cabeza. —Probablemente está pasándolo bien en un lindo


parque lleno de un

montón de árboles y frutos secos.

O estaba muerto, silenciosamente me preocupé.

Echando un vistazo a mí con el ceño fruncido, como si hubiera leído mis pensamientos,
murmuró—: Pensé

que te ibas, porque estás enojada conmigo.

Suspiré. —Tú eres el que no puede decidir si te arrepientes de dormir conmigo o no.

Sus ojos verdes cambiaron con ira. —Oh, bueno, perdón por estar un poco confuso. Pero
me lastimaste peor
que cualquier otra persona, y eso me asusta como la mierda. Nadie ha llegado a estar tan
cerca de mí sin que

yo esté tan completamente consciente de ello antes. Así que lo siento si me está tomando
más tiempo del que

te gustaría para averiguar si realmente puedo confiar en ti.

Me encogí dentro de mí un poco, sumergiéndome en lo que acababa de decir. Realmente


le había hecho

daño, y encima de eso, me lo dejé tan mal que no estaba seguro de si podía confiar de
nuevo. Sabía

exactamente cómo se sentía. Cuando Fisher me había dejado dolida y engañada, él había
roto mi confianza y

pisoteado todo mis sentimientos, así que no quería tener nada que ver con ningún hombre
nuevo... hasta

Asher.

Y sin embargo, ahí estaba yo, haciéndole la misma cosa a la única persona que me había
ayudado a sanar de

una herida similar.

Sintiendo el peso de mi vergüenza, incliné la cabeza. —Estás bien. Me iré.

Cuando me di la vuelta, gruñó una maldición, entonces llamó—: Remy... Pero ya estaba
corriendo por las

escaleras para escapar de él.

Para escapar de mí misma.

Pero no importaba lo rápido que corría, o a donde huía, estaba todavía allí, conmigo... la
perra que había herido a Asher Hart.
42

Asher
La necesidad de correr tras Remy y arrastrarla de nuevo en mi apartamento se intensificó.
Maldita sea,

probablemente se encontraba llorando ahora mismo, y no quería eso. Solo quería que mi
cabeza parara de

golpear y algunos minutos sin preguntas y compromisos de toda la vida para pensar con
claridad de nuevo.

¿No entiende que nunca había sido otorgado con la oportunidad de amar y ser amado
antes? No como esto.

Era una mierda. Y saber que todo comenzó con una mentira y la confianza rota... ¿qué
hombre en su sano

juicio le daría a eso otra oportunidad?

Supongo que un hombre desastroso y loco, que solo quería a su mujer de cualquier forma
que pudiera tenerla.

Porque un segundo después, lancé mis sábanas y agarré el primer par de pantalones que
encontré, los

pantalones de vestir de anoche para la boda. Sujetándolos, corrí por las escaleras. Para
cuando me metí en el

callejón, se había ido. Todo lo que vi fue el parachoques trasero de su coche mientras
giraba fuera del

callejón.
—¡Maldita sea! —Agarré mi dolorida cabeza y moví mis pies descalzos sobre el asfalto
sucio para evitar el

vidrio roto clavando en mis talones.

Ahora iba a tener que perseguirla, y todavía no estaba seguro de lo que quería decirle.
Supongo que podría

comenzar confesándole que no estaba arrepentido por lo de anoche en absoluto. Anoche


fue... increíble. Pero

estuve molesto que tratara de escaparse de mi otra vez, y todavía estaba encontrando
dificultades para dejar

de lado todas sus mentiras.

Sin embargo, Pick tenía razón. Iba a tener que perdonarla, porque sabía que no quería
pasar el resto de mi

vida sin ella. Anoche abrí los ojos al hecho de que la conocía. Pudo haberme engañado
sobre un par de cosas

importantes, pero por dentro, seguía siendo esa persona que entabló una amistad
conmigo, y no estaba

dispuesto a perder ese amigo... o amante.

Con un suspiro, pasé las manos por mi cabello y me giré para volver a entrar al
apartamento. Necesitaba

ponerme más ropa, tal vez tomar un par de analgésicos y beber alrededor de un litro de
agua antes de

perseguirla. Pero antes de que pudiera dar un paso para entrar, un extraño animal desde
un contenedor de

basura cercano me hizo detenerme y echar un vistazo por encima.


Esperaba ver una rata, así que cuando una ardilla de aspecto desaliñado con el pelo muy
enredado incluso su

cola, salió como una flecha del contenedor de basura, casi me enfado conmigo mismo. —
¿Qué... Mozart?

Tenía que serlo porque corrió directamente hacia la puerta abierta y saltó dentro, saltando
por las escaleras

hasta desaparecer en mi apartamento. —Mierda —Jadee. Mi mascota volvió a casa.

La emoción me inundó, pasé una mano temblorosa por mi cara antes de apresurarme
abajo para conseguirle

algo de comer. La vida en el exterior no debe haberle tratado amablemente porque se


movía como si tuviera

frío o miedo. Quería agarrarlo y abrazarlo cerca, pero sabía que no le gustaría. Así que
corrí al mueble de la

cocina y vacié toda una bolsa de cacahuetes en el suelo. Ni siquiera le importó que me
quedara ahí mismo al

lado de la pila. Corrió y empezó a llenar sus manos antes de abrir uno y comer allí
mismo.

—Pobre pequeñín —murmuré, llegando a mis pies para poderle conseguir un poco de
agua—. Fue duro ahí

fuera ¿no?

Una sonrisa iluminó mi rostro mientras lo observaba por un minuto antes de que él
decidiera que era

suficiente la unión y desapareciera bajo la cama. Luego dejé escapar un suspiro


tembloroso y miré alrededor
de mi apartamento antes de reír aliviado. —Bienvenido a casa, amigo. —dije en voz alta,
pero el lugar

todavía era lo suficientemente solitario así que mi voz hizo eco a mi alrededor. Eso hizo
que la pequeña parte

hueca vacía en mí , pinchara con necesidad.

La primera persona a la que quería llamar era Remy. Demonios, era la única que quería
llamar y contarle.

Y eso me dijo todo, ahí mismo.

Así que, mintió. Tuvo una razón y nunca fue herirme. Se disculpó y realmente lo sintió.
Podría superar eso.

Porque, joder, la amaba.

Reconociendo esto, casi al instante provocó esta sensación de liberación dentro de mí.

Alegría corrió a lo largo de mi piel, y arranqué los pantalones para tomar una ducha
rápida.

Iba a recuperarla.

Después de ducharme, me vestí, me puse los zapatos, y cogí mi teléfono. Asegurándome


de que Mozart aún

se encontraba satisfecho y debajo de la cama, me enderecé desde el suelo y fui hacia a la


puerta.

Remy Elisa Curran, allá voy.

Diez minutos más tarde, me detuve en su edificio de apartamentos y apagué el motor de


mi moto mientras me

quedaba sentado, solo... mirando su casa. Como que corrí hasta aquí sin un plan. Ella fue
toda épica y se puso
ahí fuera, cantando canciones para mí frente a cientos de personas para hacerme volver y
todo lo que sabía

decirle era:—No me arrepiento de ello.

Haciendo una mueca de dolor por mi propia cojera, me encontraba un poco tentado de
acobardarme,

encender mi moto Triumph y volver a casa. No tenía experiencia en el amor. ¿Qué pasa si
fracaso? ¿Qué pasa

si al darle-darnos-una oportunidad termina matándome?

¿Y qué si me encontraba tan asustado del dolor que me perdía lo mejor que me pudo
haber pasado alguna

vez? Apretando los dientes, salté del asiento y me dirigí a su edificio. Tenía hasta el
segundo piso para

impulsar mi decisión, y me pasé la mayor parte de ese tiempo respirando como un tipo de
luchador listo para

saltar en un ring para su primera ronda de golpes.

Las cosas terminaron bien entre Pick y yo. Aquí también podrían acabar bien las cosas .
Y extrañamente,

sentía como si estuviera una vez más arriesgando todo lo importante en mi vida solo para
construir una

relación con alguien. Pero esta chica valía la pena.

Cuando llegué a la puerta, estreché mis manos a mis costados antes de levantar una y
tocar. Sin embargo,

antes de que mis nudillos pudieran tocar la madera, la puerta se abrió de golpe, hacia el
interior, haciéndome
saltar hacia atrás, sorprendido.

Esperaba que Remy estuviera allí, así que parpadee confundido cuando Gally salió al
pasillo. Se encontraba

muy ocupado abrochando su cinturón, estaba casi sobre mí antes de darse cuenta de me
encontraba en su

camino. Jalando sus pantalones cortos, alzó la cabeza.

—Oh, hola, hombre. —Una presumida y relajada sonrisa se extendió por su cara—.
¿Finalmente decidiste

poner fin a tu sequía? —Levantó el puño para chocar conmigo felicitándome mientras
otro miembro de la

banda, Holden, salía del apartamento de Remy detrás de él, tirando de su camisa.

Mi boca se abrió mientras me quedaba boquiabierto entre los dos. —Qué...?

Pero en serio... ¿qué?

Gally rió mientras Holden se volvió de un rojo brillante. Finalmente, mi bajista se


encogió de hombros. —

¿Qué puedo decir? La niña no puede obtener la suficiente polla. Le gusta mejor cuando
cada hoyo se

encuentra lleno.

Riéndose, golpeó un lado de su brazo contra el mío, como si compartiera algún tipo de
broma interna. Pero

todo lo que podía probar era ácido, y todo lo que podía ver era una masa borrosa de luz.

—No te preocupes, Hart —La voz de Gally irritó mis oídos—. La dejamos agradable y
ahuecada para ti.

Diviértete.
No me detuve a pensar en ello. No creo que fuera posible contemplar ni siquiera pensar
en este momento.

Sólo quería hacerle daño al idiota bastardo . Hacerle sangrar y gritar profundo de dolor...
de la manera que me

dolía.

Con un rugido salvaje, me lancé a él, empujándolo contra la pared. —Estás muerto,
imbécil. No puedo creer que la tocaras. Jodidamente te odia.

Le golpee en un ojo y habría ido hacia el otro, pero Holden me tiró detrás de él.

Eso solo me molestó más. Traté de pegarle también, pero usó mi propia táctica contra mí
y me inmovilizó

contra la pared apretando su antebrazo en mi garganta para frenarme.

Luché, me moví y empujé hacia él para salir, pero el bastardo era más grande, lo que me
hizo gruñir de rabia

frustrada. Si tan sólo pudiera tener el tamaño de Knox o Quinn, o incluso Noel, le hubiera
derribado en este

momento

Invocando interiormente algo de refuerzo y adrenalina, me lancé a él de nuevo,


haciéndole tropezar hacia

atrás, lejos de mí. Apunto de saltar tras él, detuve el golpe cuando escuché una voz, la voz
de Remy, llorar. —Qué demonios?

Pero no venía de la dirección de su piso. Girando mi cabeza, miré boquiabierto donde se


encontraba parada y

congelada en la parte superior de la escalera, todavía con el vestido que tenía anoche y
sosteniendo un vaso
de plástico humeante contra su pecho. Sus ojos estaban rojos e hinchados de tanto llorar,
pero su pelo estaba

gratamente despeinado, de tener mis manos en ella anoche, se encontraba jodidamente


hermosa, tomé un

segundo sólo para recuperar el aliento.

Detrás de nosotros, la puerta de su piso se abrió. Cuando miré, vi a Jodi asomarse


curiosamente al pasillo,

vestida solo con un corto y sedoso abrigo, que estaba atado lo suficientemente suelto para
mostrar que no

llevaba mucho debajo, cerré los ojos y maldijo en voz baja. —¿Qué coño está pasando
aquí? —Exigieron las chicas, casi simultáneamente.

—Pregúntale a este hijo de puta —Gally respondió, y me di cuenta de que estaba


apuntando hacia mí, pero

todavía me encontraba demasiado ocupado inclinando la cabeza ante la vergüenza y


reprendiéndome por mi

estupidez para realmente verlo—. Es el idiota que nos atacó sin razón, tan pronto
entramos en el pasillo.

Hubo un segundo de silencio, haciéndome saber que ahora todo el mundo me estaba
mirando, esperando mi

explicación.

Entonces Remy tuvo que ir murmurar:—¿Asher? —Como si estuviera realmente


preocupada por mí.

—Maldita sea —susurré y levanté mi cara, encontrando su mirada, y haciendo una mueca
tan pronto como lo
hice—. Yo... —Mierda, no podía confesarlo. Pero sus grandes ojos marrones eran tan
amplios y preocupados.

Solté un suspiro y admití:— Yo... malinterpreté la situación.

Parpadeó, frunció el ceño y luego miró entre Gally, Holden y Jodi antes de que sus ojos
se ensancharan con

sorpresa. Luego se giró nuevo a mí, con el ceño fruncido. —¿Estás jodidamente en serio?

Hice una mueca y apreté mi mano en mi dolorida cabeza. Mierda, olvidé tomar los
analgésicos para mi

resaca. —No sé lo que estaba pensando. —De inmediato comencé, empujando toda la
culpa y disculpa a mi

expresión que podía manejar—. No estaba pensando. Mierda. Salieron de ahí aun
arrastrando su ropa.

Con las cejas arqueadas, puso sus manos en sus caderas. —¿Así que asumiste que estaban
ahí

dentro visitándome? ¿En serio? Guau, eso debe haber sido un trío de dos minutos porque
que te vi hace

veinte minutos.

Abrí la boca para negar mi exabrutpa suposición, pero maldita sea... tenía razón.

Sin saber cuándo mantener la boca cerrada, Gally se pavoneó hacia adelante, lamiendo
sus labios mientras

miraba el vestido de Remy. —Eso en realidad no es una mala idea. Te ves mucho mejor
que hace unos días...

Remy. ¿Por qué no le enseñas a Holden y a mí el interior de tu cuarto ahora?


Cuando dio un paso más hacia ella, gruñí y lo empujé hacia atrás. —Jodidamente
retrocede.

Sus ojos se estrecharon y supe que me la devolvería, asi que me giré completamente hacia
él para encararlo.

Pero Remy se interpuso entre los dos, empujando una mano contra mi pecho y
sosteniendo una en dirección a

Gally para alejarlo.

—Está bien, suficiente —mandó. Cuando Gally y yo paramos, dejó escapar un suspiro,
maldijo algo en

español, y murmuró:—¿Por qué se golpean?

Me gustó un poco que todavía dejara la palma de su mano en mi pecho. Así que dije:—
Porque es un infierno

mucho más rápido para aliviar el estrés que comer helado o hablar de otra chica como
hacen las chicas.

Me miró, sus ojos marrones amplios, llenos de emociones. Detecté humor en ellos antes
de que frunciera el

ceño y luego los cerrara con dolor. —No es el momento para ser sexista y lindo —
finalmente murmuró.

Cuando susurré:—Lo siento —su mirada cayó sobre sus dedos repartidos sobre los
latidos de mi corazón.

Vi sus pestañas revoloteando mientras presionaba apenas un poco más fuerte contra mí,
como si tratara de

imprimirse dentro de mí antes de quitar su mano. Lo que pude haberle dicho era que ya se
encontraba

bastante impresa en mi corazón.


Pero Gally rió. —Oh, así que eran follamigos, ¿eh? Dime, Hart. ¿Intentaste entrar en sus
pantalones antes o

después de que descubriste que era realmente una chica?

Curvé mi labio en una mueca y Remy inmediatamente fue contra mí, deteniéndome para
que no lo golpeara

de nuevo. Deje escapar un suspiro calmante, entrecerré los ojos y le dije a Gally:— Hay
que hablar de nuestra

baterista con un poco más de respeto que eso, idiota.

Con un jadeo, Remy se giró hacia a mí, moviendo su cabello sobre su hombro.

Gally frunció el ceño y negó con la cabeza, y luego intercambió una mirada con Holden
antes de volverse

hacia mí. —¿Nuestra baterista? Pensé que estaba fuera de la banda. Mandaste un
mensaje, suspendiendo el

concierto del viernes, diciendo que era una chica.

Apreté los dientes, porque ella estaba fuera de la banda cuando les mandé esos mensajes,
pero ahora cambié

de opinión. —Solo dejándoles saber su cambio de condición. Y tuvimos que cancelar el


viernes debido a... otras razones.

Remy no me corrigió, gracias a Dios. Simplemente estrechó su mirada hacia los tres, su
mirada amplia y con

ganas de escuchar cómo iba a terminar esta conversación.

—Así que, ¿quieres seriamente una maldita perra en la banda? —Gally explotó con
incredulidad, señalando

hacia Remy mientras me miraba—. Pero nos llamamos Non­Castrato porque…


—No me importa por qué nos nombramos Non-Castrato. Y no le llames perra. El hecho
es que ya ha estado

en la banda durante más de un mes. ¿Qué diferencias hace…

—¡Porque no quiero una maldita chica en la banda! —Gally rugió.

Frunciéndole el ceño, ovillé mis manos en puños. Mire a Holden, todavía tenía que dar su
opinión, pero podía

ver por su expresión, que seguiría los deseos de Gally. Apoyando mis piernas dejé unos
centímetros de

separación e hice mi posición. —Si no se queda, entonces no me quedaré. —A mi lado,


Remy tomó aire

sorprendida, pero me quedé mirando los otros dos miembros—. Remy es la mejor
baterista que he conocido,

y seré parte de cualquier banda en la que esté.

Gally me miró un segundo más antes de maldecir y levantar las manos. —Bien. Lo que
sea. Sin embargo ella

hace cualquier drama para nosotros, y estoy fuera. —Mientras salía furioso, arrastrando
mas drama con su

pequeña salida furiosa que jamás había visto ni en Remy, Holden asintió una vez
conforme y siguió a Gally.

Los vi irse, recordando lo que acababan de hacer, juntos, con Jodi, y sacudí la cabeza,
perplejo.

Desde el apartamento de Remy, Jodi se aclaró la garganta. — Así que, uhm... sí. Una vez
más, me quedo

aquí de pie torpemente entre ustedes dos. Entonces… Voy a dejar de hablar ... otra vez.
—Y desapareció
dentro, cerrando la puerta, dejándome a solas con Remy.

La miré, de repente en una pérdida de palabras. Había venido aquí para recuperarla, pero
luego... todo esto

había sucedido, así que terminé suspirando y pasando mis manos por el pelo. —Lo siento.
No estaba

pensando.

Abrazándose, ella asintió. —Eso ya lo habías dicho. —Mi cabeza sigue estando
desperdigada esta mañana —traté de explicar, ya que no parecía que iba a

perdonarme por asumir tal cosa acerca de ella y nuestros dos compañeros de banda—. Me
olvidé de tomar

cualquier cosa para la resaca y estuve preocupado, tratando de decidir qué decirte.
Cuando él abrió la

puerta... No sé. Es que... perdí por completo la capacidad de pensar racionalmente.

Había ido al modo de hombre de las cavernas, dispuesto a luchar por mi mujer.

Pero Remy todavía no me miraba. Apreté los dientes. —Maldición. No estoy


acostumbrado a esto. Las

mujeres que realmente me conocen no sólo van y me dicen que me aman.

Finalmente, levantó la vista, sus ojos marrones abiertos por la sorpresa. Después de una
respiración

profunda, añadí—: No parecía real. Era más fácil de creer que no querías haber dicho eso,
que habías

seguido adelante. Pensar en ti y en ellos….fue un instante, y tuve... fue sólo una reacción
inmediata,

instintiva que era realmente estúpida y…


Ella se acercó y puso sus dedos sobre mi boca, callándome. Cuando exhalé un aliento,
murmuró—: Está

bien.

Cuando bajó la mano, me chupé el labio inferior entre los dientes, tratando de probar su
toque.

Dios, me encontraba perdido por esta mujer.

No estando seguro de qué decir, espeté—: ¿Sabías que tu compañera de cuarto estaba...
con ambos?

Remy se estremeció. —Por desgracia, sí. —Entonces vio la bebida que había dejado en el
poste de la

escalera en la parte superior. Agarrándola, tomó un sorbo y luego me miró con recelo—.
¿De verdad luchaste

con ellos para mantenerme en la banda?

Yo de repente no estaba seguro de qué hacer con mis manos, así que me las metí en los
bolsillos. —Bueno... —Tiré de mi hombro tímidamente—. Es lo que más querías en el mundo,
¿no es así?

Cuando ella no respondió, me miró a la cara. Sus ojos parecían un poco aguados e
inciertos, así que di un

paso más cerca y susurré su nombre. —Maldita sea —murmuró, apretando los ojos—. Sí,
eso solía ser lo que más quería en el mundo." Mis labios se arquearon con satisfacción. —¿Solía
ser? —pregunté.

Cuando ella se mordió el labio y asintió con la cabeza, me acerqué más aún. Su
respiración se encogió, y mi

cuerpo se agitó con necesidad—. Entonces, ¿qué es lo que más quieres ahora? —
pregunté.
Sus pestañas se abrieron y su pecho se movía. —Sólo dilo —animé en voz baja.

Pero ella negó con la cabeza. —Yo... no puedo. Lo he jodido todo. Mi pecho se hinchó.
—¿Estás segura de eso?

Las lágrimas llenaron sus ojos. Ella susurró mi nombre y alcanzó mi pecho, sólo para
alejar la mano de

nuevo después de que apenas me hubiera tocado.

Ahora era mi turno para mover la cabeza. —Porque por mucho que haya tratado de
arrepentirme y estar

enfadado contigo, no puedo.

Ella hipo y luego rápidamente se presionó los labios con los dedos, sus grandes ojos
mirándome como si no

pudiera creer lo que estaba oyendo. Así que seguí hablando. —Creo que quería odiarte
porque me sentía tan

por Sandry el Dom Ene 31, 2016 5:41 am

estúpido. Yo debí de haber…yo sólo... Debería haber sido capaz de averiguarlo. —No. —
Echando la cabeza hacia atrás y hacia adelante, me agarró el brazo—. Yo te engañé a cada paso,

mentí y te engañé, así que no podías darte cuenta de la verdad. Tú no has hecho nada
malo. Fui yo todo.

Yo…

Puse mis dedos sobre sus labios para hacerla callar. —Y sin embargo, nunca parecía
importar si eras Sticks o

Elisa, chico o chica, siempre quise estar cerca de ti. Yo... —Con una pequeña risa
autocrítica, miré al techo y
le dije—: ¿Sabes por qué fui capaz de llevarte a casa apenas diez minutos después de
nuestro primer beso sin

un solo reparo de duda, después de haberte dicho sin parar acerca del deseo de conocer a
una mujer primero

y realmente empezar una relación con ella?

Vergüenza llenó los ojos de Remy. —Sí. Debido a que habías pasado mucho tiempo
desde que…

—Claro que no —gruñí—. Mi libido no me controla tanto. Podría haber esperado más
tiempo.

Ella frunció el ceño, sorprendida... y sin embargo, confundida. —Entonces…

—Fue porque te sentías tan familiar. —Me incliné hacia delante y puse la frente contra la
suya —. Como si

te conociera y tú me conocieras; no entendía en ese momento que había una razón para
ello. Pero también

me puse en contacto con Elisa, sin necesidad de hablar realmente con ella porque yo ya
estaba haciendo la

parte de acompañar de una relación que me encontraba deseando... de Sticks. Su alter ego
cumplió mi

necesidad emocional, por lo que lo único que quedaba que quería era intimidad, y luego
te entregué eso

también, así que realmente... me diste todo lo que más quería. No podía imaginar que
todo venia de la misma

persona. —Maldita sea. —Esnifó y se limpió la nariz mientras más lágrimas se deslizaron
por sus mejillas—. Me vas
a perdonar, ¿verdad? —Sí, lo voy a hacer. —Sonreí y le tomé de la cara para que pudiera
borrarle las lágrimas de sus mejillas con

mis pulgares.

Ella cerró los ojos e inclinó la cabeza. —Pero te mentí. Yo…

—Para —murmuré en voz baja antes de dejar escapar un gran suspiro y frotar mis manos
sobre su rostro

cansado. Entonces vi más lágrimas derramándose por sus mejillas y sólo podía mover la
cabeza.

Tomando sus dedos, insté suavemente—: Por favor, deja de llorar.

Ella negó con la cabeza. —No puedo evitarlo. He llorado casi todo este mes desde que te
conocí y nunca

lloro tanto. ¿Cómo me has convertido en una olla enloqueciendo de agua?

Negué con la cabeza. —Supongo que Nazareth realmente sabía de lo que estaba
hablando.

Esnifando, ella frunció el ceño antes de decir—: ¿Qué? ¿Eso de que el amor duele?

Una sonrisa floreció en mi cara. —Ves. Pillas mis bromas musicales. Me encanta eso. Me
encanta

que me entiendas. ¿Cómo diablos podría no perdonarte? —Porque no lo merezco,


totalmente —balbuceó, todavía con lágrimas cayendo por sus mejillas—. Estaba

tan equivocada.

Todo lo que podía hacer era encogerme de hombros mientras le daba un abrazo y besarle
el pelo. —¿Quién

puede decir que no habría hecho lo mismo en tu lugar? Me dijiste lo mucho que habías
deseado estar en una
banda y cómo nadie te dio una oportunidad. Honestamente —Mis labios se arquearon—,
fue algo ingenioso

cómo te las arreglaste para ello. Y yo me hallaba allí para ver como una bola de nieve se
hacía una mentira

más grande, así que sé que no hiciste nada con ninguna mala intención. Sé que nunca
quisiste hacer daño o

engañar o…

—¿Qué pasa con Elisa? —espetó. Me quedé inmóvil, todavía dolorido por eso. Pero aun
así... no puede arrepentir. —¿Qué pasa con ella? —

pregunté con voz ronca —Ese tenía que ser mi mayor engaño de todos. Quiero decir, más
o menos me dijiste cómo atraparte. Dijiste

que te gustaba perseguir. Y yo no tenía la intención de despertar al cazador en ti, pero


sabía…

—Pensé que habías dicho que no podías resistirte a mí ni a mi boca místicamente


potencia —le corté,

sonriendo hasta que la hice sonrojar. —Sí —murmuró, poniendo los ojos en blanco—.
Eso es exactamente lo que ocurrió, también, demasiado

increíble bastardo. Pero también me dijiste que querías conocer a una mujer antes de
llevarla a la cama, y yo

no te permití hacer eso. Te hice pasar por otra noche de sexo ocasional, a pesar de que
sabía que los odiabas,

y yo…

Mi risa lea calló. —¿Por qué demonios te ríes? —preguntó. —Porque —Negué con la
cabeza—, eres tan linda, tratando de defenderte. —Pero…
—No. Shh. —Presioné mi boca con la suya, y sí, funcionó. La callé. Y sabía muy bien
también. Quería ir

más profundo, besarla más, pero había una cosa más que decir antes de perderme en el
placer que era Remy

Curran—. No me arrepiento —prometí—. De nada. ¿Ahora vas a dejar de tratar de


discutir conmigo sobre

esto, mujer? ¿O vas a aceptarlo y venir a casa conmigo para poderte mostrar mi sorpresa,
y luego hacerte el

amor durante el resto de la tarde?

Ella parpadeó una vez, luego dos veces, sus ojos marrones amplios, con esperanza antes
de que murmurar—: Vale, llévame a casa contigo.

43

Remy
Me desperté con unos labios presionando un camino hasta mi espina dorsal. Cada pocos
centímetros, los

dientes me mordían y la lengua se deleitaba con la mordedura. Entonces palmas cálidas


me acariciaron la piel

por detrás y se abalanzaron hacia el frente, ahuecando mis pechos. —Mmm —tarareé con
deleite, manteniendo los ojos cerrados porque tenía algo de miedo de que toda esta

tarde de pasarla desnuda con Asher hubiese sido un sueño. Desnudos en el sofá, jugando
Call of Duty,
desnudos en la cocina preparando aperitivos de supervivencia juntos, desnudos en la
cama, pasando por una

nueva caja de condones... solo gratamente desnudos—. Eso se siente tan... bien. —¿Sí?
—La voz de Asher me llenó antes de que él se inclinara y besara el lugar sensible justo detrás de
mi

oreja—. Entonces deberías quedarte aquí mientras estoy fuera, así en cuanto regrese
puedo retomarlo desde lo

dejé.

Mis ojos se abrieron. —¿Fuera? ¿Regrese? —Con el ceño fruncido, rodé hacia él, solo
para jadear cuando lo

encontré no-desnudo. En vaqueros y una camiseta de color negro, se veía demasiado


sexy... pero aun así. ¿Se

iba? —¿Dónde vas?

Sus ojos verdes viajaron por mi cuerpo, aterrizando en mis pechos expuestos mientras
contestaba—: Tengo

que ir a trabajar. Pero puedes quedarte. —Luego su mirada se levantó a la mía y la


incertidumbre llenó sus

características—. ¿Lo harás? Tú, uh, tú me estarías haciendo un favor enorme. Estoy un
poco preocupado por

dejar a Mozart aquí solo hasta que arme su jaula.

Él en realidad había querido volver a colgar la jaula antes, pero yo no lo dejé ponerse la
ropa, y aunque me

encantaba la idea de verlo hacerlo desnudo, se negó y en su lugar me abordó en la cama y


me tomó duro y

rápido. Tampoco me había importado esa opción.


Acuné su cara para ayudar a apaciguar su preocupación. —Por supuesto, voy a cuidar de
la ardilla por ti. No

voy a dejar que nada le suceda a tu preciado.

Con los labios curvados en una sonrisa inmediata, se zambulló para un beso rápido y
satisfecho. —Gracias,

pero sinceramente, yo solo quería volver a casa para encontrarte aquí dormida en mi
cama. —Oh... —dije, rodando los ojos—. Sale la verdad. Lo que deseas es mantenerme atrapada
aquí como tu

pequeña esclava sexual, ¿no?

La sonrisa del bastardo se propagó. —Si tan solo hubiese guardado las esposas.

Eché mi cabeza hacia atrás y me reí. Envolviendo mis brazos alrededor de él, mantuve mi
cuello arqueado

hacia atrás para que él pudiera besar un camino hasta mi garganta. Llena de una felicidad
que irradiaba todos

mis miembros, suspiré y murmuré—: Te amo tanto.

La presión de sus labios se detuvo en mi mandíbula. Cuando no dijo nada, aunque su


frase de aquí debería

haber sido “Yo también te amo”, bajé la barbilla para encontrar su mirada. Sus ojos
verdes se arremolinaban

con necesidad.

Sabía que le gustaba escuchar mi declaración, y pude ver que él quería responder del
mismo modo —

simplemente tenía miedo— así que solo sonreí y presioné suavemente mi boca a la suya y
acaricié su pelo
con mis dedos. Él nunca le había dicho esas palabras a una mujer, y yo sentía una especie
de alegría de que

estuviera indeciso. Eso me hacía saber que cuando finalmente lo dijera, significaría más.

Hasta entonces, yo estaba completamente de acuerdo con ser paciente y jugar a la esclava
sexual hasta que se

sintiera lo suficientemente cómodo para decirme.

Con un gemido, apartó su la boca de la mía, pero luego presionó nuestras frentes. —En
serio tengo que ir a

trabajar.

Sonreí. —Entonces ve a trabajar. —Pero incluso mientras lo decía, me extendí contra él y


me aseguré de que

mi rodilla rozara no tan accidentalmente la entrepierna de sus pantalones vaqueros. —


Maldita seas, mujer tentadora, desnuda y sexy. —Gruñendo, me puso sobre mi espalda, cogió
uno de mis

muslos para deslizar sus caderas entre mis piernas, y se arrastró sobre mí cuando empezó
a desabrochar sus

pantalones vaqueros—. Solo tenemos tiempo para uno rapidito. —¡Oh, bien! —grité con
alegría y tiré de su camisa, quitándosela al tiempo que él abrió un paquete de

condón. Pero ni siquiera tuve tiempo para tirarla al otro lado de la habitación antes de que
él estuviera

empujando dentro—. ¡Oh!

Jadeando por la sorpresa, me aferré a su espalda y clavé las uñas en su piel cálida
mientras me penetraba sin

piedad. —Por Dios, de verdad iba a ser rápido, ¿no? Mmm... Más rápido. ¡Más duro!
No sé si al final entendía algo de mi español, o si simplemente se daba cuenta de lo que
mi cuerpo quería,

porque él me lo entregó, lanzándose dentro de mí, llenándome con una alegría física que
estalló justo debajo

de mi piel y me hizo venir, pero también de una calidez en mi corazón que me hizo cerrar
los ojos y

aferrarme a él mientras me seguía con su propio orgasmo. —Te amo —le susurré.

Expulsó un suspiro lleno de paz y presionó su frente con la mía. Un momento de silencio
satisfecho le siguió,

donde simplemente nos abrazamos. Le acaricié su espalda y su pelo, dándome cuenta de


que se estaba

poniendo somnoliento y seguramente se quedaría dormido encima mío en cuestión de


segundos, pero no me

encontraba del todo lista para despertarlo y enviarlo a trabajar.

Sin embargo, un castañeo me hizo mirar por encima del hombro desnudo de Asher para
ver a Mozart de pie

sobre sus patas traseras en el extremo de la cama, mirándonos.

Grité por la sorpresa y le lancé la camiseta que seguía arrugada en mi mano. Asher se
agitó encima de mí y se

sentó para mirar atrás y ver lo que había hecho. —Necesitaba ponerme eso de nuevo —
dijo arrastrando las palabras, todavía medio dormido. —Bueno, tu ardilla debe dejar de ser un
pervertido —discutí, con el ceño fruncido—. En serio, él estaba

mirándote el culo.

Riéndose, Asher se arrastró hasta el final de la cama para recuperar su ropa y se preparó
de nuevo para el
trabajo. —Estoy tan feliz de que ustedes dos se lleven bien.

Crucé los brazos sobre mi pecho y lo miré terminar de vestirse. —No habría problema si
él aprendiera cuál es

su lugar. —Me señalé el pecho con un dedo, y exclamé en la habitación para que Mozart
pudiera oírme...

dondequiera que estuviese—. Ese es el culo de mi hombre, ardilla. Así que aparta los ojos
de encima,

¿entendido? —Díselo, preciosa. —Sonriendo, Asher se arrastró de nuevo hacia mí y tomó


la parte de atrás de mi cabeza

mientras me besaba con fuerza y rapidez. Cuando se retiró, su sonrisa continuaba con aire
de suficiencia

orgulloso—. Como que me gusta que me reclames como tuyo.

Arqueando una ceja, le eché un vistazo a su cuello. —Bueno, si quieres que yo marque
mi propiedad...

***

Le dejé irse cinco minutos más tarde con una sonrisa tonta y aturdida en su rostro, y un
chupetón en el cuello.

Una calidez emocionante floreció a través de mí cuando me di vuelta para estudiar su


apartamento,

preguntándome qué iba a hacer durante las próximas ocho horas más o menos, hasta que
él regresara. No

estaba segura de por qué quería quedarme, pero la idea de estar rodeada de sus cosas se
sentía... lindo. Uno de

estos días, sabía que tendría que ir a casa, volver a la vida normal y tratar de comenzar
nuestra relación a
partir de ahí, pero por esta noche, simplemente iba a disfrutar de ser la esclava sexual de
Asher Hart.

Después de vestirme, porque estar desnuda para Mozart no era tan divertido como estarlo
para su dueño, me

preparé algo de comer. Luego traté de alimentar a la ardilla, pero tuve la sensación de que
estaba tan

dominada por esa maldita bola de pelos como Asher. Cuando se negó a mi oferta de
frutas, rompí un par de

maníes. Pero le hice acercarse y tomarlos desde la palma de mi mano... lo que la pequeña
ardilla codiciosa

hizo finalmente.

Mientras lo observaba disfrutar de una nuez, apoyé los brazos sobre mis rodillas y sacudí
la cabeza. —No sé

cómo diablos no te da urticaria con esas cosas. Los frutos secos son terriblemente
asesinos.

Pero Mozart no vio el daño y siguió comiendo, felizmente.

Con un suspiro de felicidad, me puse de pie, y luego saqueé el apartamento de Asher


hasta que encontré las

jaulas. Lo que yo pensé que sería una tarea bastante simple y útil terminó siendo horas de
maldiciones, sudor

y un poco de sangre cuando me raspé el brazo un par de veces con el alambre expuesto,
pero por Dios, las

jaulas quedaron colgadas básicamente tal como habían estado antes.

Cuando terminé, me rasqué la cabeza, preguntándome cómo demonios Asher iba a lograr
que su rata de árbol
volviera a meterse allí después de dejar libre a Mozart, pero luego alcé las manos y decidí
que podía hacerle

frente a esa tarea cuando él llegara a casa.

Así que jugué un poco de Call of Duty, pero ya no era tan divertido hacerlo yo sola.

Echaba de menos a mi hombre.

Era tarde; quizá podría dormir un poco antes de que él llegara a casa, pero me sentía
impaciente para que

regresara. A una parte de mí le preocupaba que todo esto fuera un hecho fortuito y que él
nunca regresaría, o

que nunca volvería a verlo... o algo. Lo sé, me encontraba en su apartamento, ¿adónde iba
a irse? Pero la

sensación persistía.

Simplemente no me merecía este final feliz.

Una media hora antes de que fuera la hora de cierre de Forbidden, llamaron desde la parte
superior de las

escaleras. Al principio, salté, pero luego, una sonrisa iluminó mi cara, preguntándome a
qué estaba jugando.

Corrí por las escaleras y abrí la puerta, preparada para cualquier tipo de entrada que
hubiese planeado. Pero

no vi a Asher en el callejón oscuro. En realidad, no había nadie.

Una sensación de inquietud se apoderó de mí, así que comencé a dirigirme hacia adentro
cuando me di cuenta

de la caja delgada en el suelo delante de la puerta. Cuando leí las palabras escritas a mano
“PARA REMY”,
en la parte superior, una sonrisa apareció en mi cara.

¿Cómo demonios había sabido él que me encantaban los regalos pequeños? El hombre
debe de haber hablado

con mi compañera de cuarto. Levantando la caja, cerré la puerta y bajé rápidamente hacia
el apartamento.

Una vez que me encontraba sentada en el extremo de la cama, arranqué el envoltorio


marrón.

La caja de chocolates me hizo reír. No tengo idea de por qué. Era algo tan típico de un
pretendiente, algo que

un chico haría para cortejar a su mujer, lo que probablemente era lo que él estaba
haciendo. Pero, maldita sea,

ya era suya. No había necesidad de que sea tan dulce.

Pero me alegraba que lo hiciera, porque el chocolate sonaba muy bien. Metiendo la
primera trufa en mi boca

y gimiendo cuando mis dientes se hundieron en el contorno y en un gran… mmm,


caramelo; gemí en voz

alta.

Me comí tres antes de empezar a preguntarme dónde se encontraba Asher. Era raro que
me hubiese dejado un

regalo y luego... no se presentase para recibir su agradecimiento, lo que ooh, me recordó.


Debería darle las

gracias... de forma sexy.

Si estuviéramos en mi casa, yo podría cavar en el fondo del cajón de mi ropa interior y


buscar un conjunto
que compré porque era lindo, pero nunca usé.

Bueno, una chica tendría que conformarse. Después de desnudarme, hojeé el cajón de sus
camisas hasta que

encontré algo suave y desgastado que lo vi usar en más de una ocasión.

Cuando me lo puse, un poco más apresurada de lo habitual, me senté en el reposabrazos


del sofá para

recuperar el aliento, con el ceño fruncido por mi repentino agotamiento. Comí otro
chocolate, pero por alguna

razón, hizo que se me acelerara el pulso... o tal vez no era el bombón, pero me sentí muy
rara de repente.

Dejando de masticar mi cuarto —o este era el quinto— chocolate, parpadeé rápidamente


cuando la sala se fue

de lado. —Vaya. —Extendiendo una mano para sostenerme, sacudí la cabeza.

¿Qué demonios? Traté de tragar, pero el chocolate no quería bajar. En cambio, jadeé, y
luego un dolor

violento me atravesó el estómago.

Agarrando mi abdomen, me deslicé del sofá y aterricé sobre mis rodillas, doblándome
hasta que quedé

presionando mi frente contra el suelo de madera fresca. La cara de Mozart apareció de


debajo de la cama

como si estuviera preocupado, y se acercaba a verme.

Traté de decirle que me encontraba bien, pero me tomó un segundo darme cuenta de que
no podía hablar...

porque mi garganta se estaba hinchando.


Parpadeé cuando la ardilla se volvió difusa, y mis ojos también se hincharon.

Oh, mierda. Reacción alérgica. Un poco desconcertada porque uno nunca había llegado
tan lejos antes,

busqué mi bolso, pero no podía recordar dónde lo había dejado. Traté de mirar alrededor
de la habitación,

pero apenas podía ver nada. Mi respiración empeoró.

Con voz áspera, dije el nombre de Mozart, no muy segura de que podía hacer él; ¿buscar
mi bolso por mí?

Pero me alegré de que al menos estuviera aquí conmigo.

Mis pulmones se paralizaron porque ya no podía meter el oxígeno, y creo que empecé a
vomitar, pero me

sentía tan débil, y mi piel estaba tan fría y húmeda, que solo me acosté en el piso de
Asher, temblando.

El segundo antes de perder la conciencia, una lágrima se deslizó por mi mejilla. Esto iba a
ser un golpe duro

para él. Había vivido toda su vida esperando a que alguien lo amara, y ahora... ahora tenía
que dejarlo. Como

no quería eso, intenté una vez más arrastrarme a ciegas, buscando mi bolso con las
manos, solo para

encontrar un pelaje cálido y grueso.

Otra lágrima rodó por mi mejilla, y acaricié a Mozart hasta que todo se volvió negro.

44
Asher
Yo cantaba "Hey Brother" de Avicii en voz baja mientras me apresuraba a mi moto,
dispuesto a llegar a casa y

meterme debajo de las sábanas con Remy. Hice rápidamente la limpieza en el bar,
pensando en ella cálida y

desnuda en mi cama.

Acababa de levantar la pierna por encima de mi asiento cuando Mandy, una de las
camareras, me llamó—: Hey,

Asher. Mi batería murió de nuevo. ¿Podrías poner en marcha mi coche? Tengo los cables.

Con un pequeño gruñido interno, me giré, y le dije—: Claro —mientras Quinn decía—:
Puedo ayudarla si quieres

salir.

Tenía la tentación de tomar su oferta. Pero Quinn probablemente quería llegar a casa con
su esposa y su bebé tanto

como yo quería llegar a casa con Remy.

Casa.

La palabra se arremolinó a través de mí y me llenó de una encantadora calidez. Ella


realmente era mi casa. Y

finalmente iba adecirle que la amaba. Esta noche. Tan pronto como ayudara a Mandy. —
No, sigue adelante, hombre. Tengo esto. —Hice un gesto a Quinn para q se vaya y ayudé a
Mandy con su coche.

Una vez que ella estuvo lista para irse, esperé hasta ver q en realidad podía conducir su
automóvil fuera del

estacionamiento, me subí a mi bebé y me dirigí a mi familiar callejón oscuro.


Las luces estaban encendidas al final de la escalera mientras abría la puerta.

Ooh, ella esperó por mí. Aun mejor. Sonriendo, corrí escaleras abajo y busqué en el
apartamento, listo para

encontrarla desnuda y extendida sobre algún mueble, esperándome... como una buena
esclava sexual.

Pero no había ninguna Remy desnuda. Ni siquiera había una Remy durmiendo en la
cama. De hecho, la cama se

encontraba vacía y hecha.

Tomé una respiración profunda, no preparado para que ella me dejara así. No estoy
seguro de lo que significaba, o

lo que debía hacer si no estaba aquí, por lo que empecé a recorrer lentamente el
apartamento cuando mi ardilla vino

volando de debajo de la cama hacia mí. —Jesús —grité, moviendo mis pies para
esquivarla, no del todo seguro de qué demonios hacía corriendo alrededor

de la base de mis pies y luego alejándose de nuevo. —¿Qué te dio de comer? —pregunté
con el ceño fruncido mientras lo miraba a recoger lo que parecía un bombón

del suelo y desaparecer de nuevo bajo la cama con él.

Pero ¿un bombón? ¿Qué?

Empecé a investigar cuando sólo unos pocos pasos más adelante revelaron una mano
humana extendida en mi piso

asomándose desde el otro lado del sofá. —Oh Dios... ¡Remy! —Corrí hacia ella,
lanzándome sobre mis rodillas junto a la figura inmóvil.

Su rostro estaba irreconocible, hinchado con una erupción de color rojo con manchas.
Pero tenía que ser ella; tenía
las rayas púrpuras en el pelo. —Oh Jesús. No. —La atrapé en mis brazos y apreté su
cuerpo inerte en mi pecho, preguntándome qué demonios

había sucedido—. Remy, despierta. Háblame. ¿Qué pasa?

Apreté los dedos en su cuello y sentí un aleteo. Creí sentír un aleteo, de todos modos.
Joder, yo no estaba seguro. —Hay pulso —dije en voz alta, sin hablar con nadie más pero con la
necesidad de decirlo de todos modos.

Fue entonces cuando vi la caja de bombones vacía a sólo unos pocos centímetros de
distancia. Me quedé mirándola

un momento, preguntándome de donde vinieron, antes de sacar mi teléfono de mi bolsillo


trasero y marcar el 911.

Pareció tomarles por siempre responder.

Cristo, ¿no se supone que los operadores de emergencia respondan al instante? Cuando
una señora finalmente

atendió, traté de describir todo lo mejor que pude. —Sí, inconsciente —dije—. Está toda
hinchada y... sí, hay una erupción.

Después de un momento, la mujer me dijo—: Suena como una reacción alérgica.

Crují mis dedos. —Mierda. Es alérgica al maní. —Mi mirada se desvió a la caja de
chocolate—. Oh Dios. Parece

que ella comió... No sé. —¿Cuántas comió Mozart?—. Hay una caja vacía de tal vez dos
docenas de bombones

aquí. Deben haber tenido algún tipo de ingrediente con maní en ellos. —Colócala la
espalda —me dijo—. Levanta sus piernas y cúbrela con una manta.

Asentí, dispuesto a intentar cualquier cosa. Después de que la puse suavemente en el


suelo, tomé una almohada y
una manta de mi cama. Se encontraba totalmente inconsciente mientras la tendía
suavemente. —¿Enviarás una

ambulancia? —Sí, pero tenemos que hacer algo ahora. Si la reacción es tan grave como
describes, puede tomar quince minutos

con ella sin ningún tipo de tratamiento antes de que muera. Mi corazón casi se detuvo en
mi pecho. ¿Y si ya pasaron quince minutos? No tenía ni idea de cuánto tiempo estuvo

así antes de que llegara a casa. Cristo. —Bueno, entonces, ¿qué mierda haremos? —Ella
debe tener algún tipo de medicación de rescate de emergencia a mano si tiene una alergia
conocida. Como

un EpiPen o algo así.

No tenía ni idea de lo que era un EpiPen, pero cuando vi la bolsa de Remy en la mesa de
la cocina, me lancé a ella y

vacié el contenido por toda la mesa. Una tonelada de mierda de cosas se derramó.
Plumas, recibos viejos, una

billetera, bloc de notas, tampones, una púa de guitarra, bálsamo para los labios, un
posavasos de Forbidden

utilizado, pero... ¿cómo diablos lucía un EpiPen? —Jesús —jadeé, temiendo matarla,
incluso mientras estaba allí, demasiado estúpido para saber lo que estaba

buscando; mi alergia al látex no era lo suficientemente mala como para merecer algún
tipo de medicación de rescate

de emergencia. Me encontraba a punto de tirar la bolsa a través de la habitación por la


frustración cuando sentí un

por Julie el Lun Feb 01, 2016 2:39 am

bulto duro en el interior. Tomé una última mirada y encontré un bolsillo interior con
cremallera.
Y casi lloré de alivio cuando leí en letras negras y gruesas EpiPen en una caja de color
amarillo brillante en el

interior. —¡Lo tengo! —grité en el teléfono, corriendo de nuevo a Remy, donde Mozart
se movía a sólo unos pocos

centímetros de distancia. Arranqué la tapa y asentí mientras escuchaba las instrucciones


del operador de emergencia

sobre cómo inyectarlo. Cuando clavé la aguja en el muslo de Remy, cerré los ojos y recé.

Por favor, por favor, por favor funciona.

Había encontrado a mi mujer. No podía perderla ahora.

Uno, dos, tres segundos pasaron, y luego Remy jadeó. Mis ojos se abrieron de golpe,
justo cuando ella se movió,

tratando de rodar sobre su costado. Tosiendo, jadeó de nuevo. —¿Remy? Bebé? —La
acuné, ayudándola a moverse dondequiera que quería—. Estoy aquí. Va a estar bien.

Recibiremos ayuda ahora.

Su mano atrapó mi muñeca y me apretó, haciéndome saber que me escuchaba. Las


lágrimas se deslizaron por mis

mejillas. —Vas a estar bien. Oh Dios. Estás bien. Vas a estar bien.

***

No tenía el número de nadie para llamar de la familia de Remy, así que terminé llamando
Jodi, y me encontró en el

hospital con Holden y Gally.

Cuando le dije lo que pasó, ella se estremeció y se abrazó a sí misma. —Oh Dios. Voy a
llamar a su familia. Mientras ella, Gally y Holden se quedaban de un lado de la sala de espera,
mientras Jodi se paseaba y llamaba
número tras número, me senté con mis codos apoyados en mis rodillas para poder
enterrar mi cara en mis manos.

No podía creer que estuve tan cerca de perder Remy, y ni siquiera realmente la había
conseguido todavía. Tan

pronto como se despertara le haría saber lo mucho que la amaba... y que no se le permitía
morir.

Le envié un texto a Pick.

No sé por qué lo hice; él era un hombre recién casado. Él y Eva probablemente se


encontraban en su luna de miel

ahora. No debería haberlo molestado.

Pero era mi familia, y yo necesitaba a alguien conmigo. No le pedí que viniera, sin
embargo, sólo le dije lo que

pasó, y extrañamente, me sentí un poco mejor después de eso, sólo teniendo a alguien con
quien hablar.

Estuve sentado allí unos diez minutos, esperando que alguien viniera y nos dejara volver
a verla pronto, cuando vi

lo que parecía ser su primo Tomás precipitándose en la sala de espera, seguido de una
versión anterior de él,

probablemente el tío Alonso -y una viejita, quien me imaginé que tenía que ser su abuela.

Fueron sobre Jodi, exigiendo respuestas. Mientras ella los actualizaba lo mejor que podía,
Tomás traducía todo a la

abuela en español, que se aferró a su boca y lucía como si fuera a desmayarse. —Asher
fue quien la encontró y le salvó la vida. —Jodi me señaló a mí—. Él sabe más que yo.

Su familia se giró y tres pares de ojos se centraron en mí. Me enderecé en la silla, no


estando listo para ser su centro
de atención. —¿Quién eres tú? —preguntó el tío, mirándome con desprecio y
desconfianza. —Yo... —Me puse de pie y le tendí una mano—. Asher Hart, señor. Soy… amigo
de Remy.

El hombre más viejo resopló burlonamente a mi mano. —Tiene demasiados amigos


gringos. ¿Qué hacías en su

apartamento?

Parpadeé, no esperando este tipo de preguntas. —Yo, uh... En realidad, ella estaba en mi
casa. Llegué a casa del

trabajo y la encontré inconsciente en el suelo. El servicio de emergencias me explicó


como inyectarle su EpiPen. —Bien —Tomás me dijo, golpeando el lateral de mi brazo
amigablemente—. Gracias por ayudarla.

Su padre frunció el ceño y dijo algo en español, que sólo hizo a su hijo encogerse,
respondiendo con algunas

palabras. Entonces el tío de Remy se giró hacia mí parpadeando, como si no estuviera


seguro de cómo recibirme

ahora.

No estoy seguro de lo que Tomás dijo, pero pareció moderar al anciano un poco. —
¿Conocen a alguien que pudiera querer envenenarla? —pregunté—. Alguien le dio una caja de
chocolates con

maní. Pero... —Negué con la cabeza—. No creo que haya sido accidental. —A pesar de
que muy probablemente fue accidental —Jodi se apresuró a añadir cuando se extendió la alarma
a

través de los rostros de los miembros de la familia de Remy.

Tomás negó con la cabeza. —No sé, amigo. No tiene enemigos. Remy es simpática, ya
sabes.
Asenti. Sí, lo sabía. —Tal vez su ex. Ese vocalista en la banda. ¿Cuál era su nombre? —
Por un segundo, pensé que se refería a mí. Pero

luego elevó el dedo. —Fish el idiota. Eso es. Mi boca se abrió. —¿Braden Fisher? ¿Ella
salía con él? —Miré a Jodi, quien se encogió y asintió, antes de que me

girara para observar a Tomás, quien rodó los ojos. —¿Lo conozco, verdad? Pero no
puedo verlo con ganas de lastimarla por cualquier motivo. Él fue quien la engañó

y…

Cuando sus ojos se abrieron como si estuviera a punto de decir demasiado, suspiré y
dije—: robó la letra de su

canción. Si lo se.

Traté de pensar en alguien más que estuviera enojado con ella por cualquier motivo. La
única persona que se me

ocurrió era yo, pero luego volví mis pensamientos a Gally y Holden... que se vieron
obligados a aceptarla en su

banda. Pero cuando miré hacia ellos, Gally dijo con voz aburrida—: ¿Así que
conseguiremos sexo esta noche por

ser caritativos y venir aquí a ver cómo estaba?

Bueno, Gally y Holden probablemente no la envenenaron. Me gire con un suspiro de


frustración, pero alguien al

acecho en el pasillo me llamó la atención. Parpadeé, centrándome en él, pero se había ido
antes de que tuviera un

buen vistazo.

Estrechando mis ojos, lo seguí y salí de la sala de espera. El hombre estaba a unos veinte
metros de distancia, de
espaldas a mí y con los hombros encorvados hacia adelante como si tratara de ocultar su
identidad. Pero yo sabía

quién era. Maldición. —Oye —le grité. Miró hacia atrás, y sí, allí estaba mi padre.

Hijo de puta.

Cuando nuestras miradas se encontraron, él se apartó y corrió a la esquina.

Las palabras de Remy se hicieron eco de repente por mi cabeza. La peor manera de
hacerte daño sería lastimando a

los que amas. Y no tomaría mucha investigación para que alguien notara que la amaba.

Empecé a correr y giré en la esquina. Cuando llegué a la otra esquina y me apresuré a su


alrededor, algo me golpeó

con fuerza en la cara, haciéndome caer de rodillas. Me lastimó también. Probé la sangre e
inmediatamente vi

estrellas. —Cristo. —Golpeé un par de piernas delante de mí, y oí el grito de papá cuando
lo derribé al suelo. Su cabeza

golpeó contra el suelo de baldosas, y aproveché el momento para saltar encima de él y


golpear mi puño en su rostro. Maldijo y luchó debajo de mí. —¿Fuiste tú? —pregunté—. ¿Le
diste esos chocolates?

Se rió, con una sonrisa sangrienta. —¿Terminé el trabajo, o sigue viva? —Maldito
bastardo. —Lo golpeé de nuevo.

Le rompí la nariz, pero él lanzó algo en el lado de mi cabeza, tirándome y haciéndome


ver las estrellas. —Lástima que no fue tan fácil deshacerse de tu estúpida mascota —gruñó
mientras se levantaba por encima de mí —. ¿Qué tipo de coño tiene una ardilla como mascota de
todos modos? ¿No tienes nada de hombría en ti?

Parpadeé focalizando a tiempo para verlo levantar su arma sobre su cabeza, y ¿qué coño
era eso? Parecía un
portapapeles de metal que podría haber robado a un médico o enfermera. Levantando las
manos para proteger a mi

cabeza, porque no estaba seguro de que pudiera soportar otro golpe, me encogí hacia
atrás.

El placer malicioso enfermo en sus ojos me dijo lo mucho que le encantaba estar en esta
posición, de pie junto a mí,

revolcándome. Apreté los dientes, dispuesto a golpear sus piernas otra vez, pero alguien
lo empujó por la espalda,

haciéndole perder su agarre del portapapeles. Salió volando por delante de mi cabeza
mientras tropezaba y caía de

rodillas. —Ahora, viejo. Nadie tiene permitido ser desleal con mi hermano pequeño. Me
quedé boquiabierto hacia Pick, que sostenía a mi padre sobre su espalda en el suelo para poder
presionar su pie

en la tráquea del anciano, sujetándolo por el cuello. —¿Qué haces aquí? —No podía dejar
de jadear con asombro. —Me llamaste. Vine. —Se encogió de hombros—. Es lo que hago.

Colocándome sobre mis rodillas, agarré mis caderas y dejé escapar un suspiro de alivio.
—¿Así que realmente hiciste toda la mierda estúpida, como cortar el cable de la línea de
combustible de mi moto y

el cable al sistema de sonido del club?

Mi papá me gruñó, pero no podía responder ya que mi hermano se encontraba aplastando


sus cuerdas vocales en el

momento.

Sólo sacudí la cabeza. —Y pensaste que yo era un coño. Podrías haber llegado realmente
a mí, viejo. Sin embargo,
fuiste por esta ruta estúpida. Ahora vas a perder tu libertad condicional y volver a la
cárcel... y sin que funcionase

en absoluto la venganza contra mí. Eso es triste... muy triste. —Debí dejar que tu mamá
te abortara el día que entré en el cuarto de baño y la encontré todo ensangrentada —dice

hacia mí, con los ojos llenos de odio—. Ninguno de nosotros tenía ningún uso para ti.
Nunca fuiste nada. Tu pobre

madre murió observando una menospreciada visión de ti.

Tragando, me giré para atrapar a Pick mirándome con ojos preocupados. Asintiendo dije,
con voz áspera—: he terminado aquí.

Él asintió justo cuando un par de enfermeras giró en la esquina y se detuvieron al ver al


chico tatuado, perforado

sosteniendo a un hombre mayor en el suelo con una bota en la garganta.

Pero mi hermano... lo único que hizo fue mirar hacia las mujeres con una sonrisa
agradable. —Hola, señoras.

¿Creen que podrían hacerme un favor y llamar a seguridad o tal vez a la policía? Este
hombre acaba de admitir

tratar de matar a la novia de mi hermano.

Ellas asintieron y corrieron lejos. Miré a Pick. Me miró de regreso. Y ambos sonreímos.
—Gracias por venir —dije finalmente.

45

Asher
Me encontraba sentado solo en la sala de espera cuando Pick me encontró de nuevo. El
medico había ido y venido,

haciéndonos saber que Remy estaba mejor, la inflamación se redujo y sus vías
respiratorias se encontraban

despejadas de nuevo. Descansaba pacíficamente. Mientras su familia, Jodi, y el resto de


la banda se presentaba de nuevo para ver cómo esta, seguía sentado allí,

mirando a la pared, tratando de no pensar en lo cerca que había estado de perderla, solo
porque mi propio padre me

odiaba demasiado.

¿Realmente había algo tan malo en mí que mi propia sangre me detestaba a ese extremo?
Tal vez involucrarme con

Remy era una mala idea. Acababa de casi conseguir que la mataran. Enamorarme no valía
la pena si solo podía

poner la vida de la mujer en peligro. —La policía acaba de arrestar a tu papá.

Salté, sentándome derecho de golpe al sonido de la voz de mi hermano. Cuando se acercó


lentamente y se sentó a

mi lado, asentí —Bien. Tal vez no lo liberen antes esta vez. —Eso sería bueno —
Frotándose las manos, miró alrededor de la sala de espera antes de girarse hacia mí—. Así

que, ¿Qué estás haciendo aquí solo? Me pareció ver que el medico vino con una
actualización y entonces todos se

dirigieron al pasillo para ver a Remy. —Lo viste. Va a estar bien. Su familia esta con ella
ahora. —Pero, ¿no volviste con ellos? —Preguntó lo obvio, mirándome como diciendo, ¿Por qué
no volviste?

Me encogí de hombres. —La perdonaste, ¿no?

Asentí.
Suspiró —Entonces, no veo cuál es el problema aquí. Moliendo mis dientes, agarré los
cojines de vinilo debajo de mí. —Él fue tras ella por mi culpa. Casi muere esta

noche, Pick. Ella…

—Pero no lo hizo.

Sus tranquilas palabras se ganaron una mirada mía —Pero podría haberlo hecho —Dije
entre dientes. Entonces me

apoye contra el asiento y agarré mi cabeza, con fuerza—. Jesús, ¿Qué diablos estoy
haciendo aquí todavía? Debería

estar a miles de kilómetros de aquí, así ella al menos estaría a salvo. No sé ni por qué
siquiera estoy intentándolo.

No sé una mierda sobre el amor y las relaciones. Mis propios jodidos padres no podían
siquiera quererme, por no

hablar de amarme. ¿Por qué esperar que…

—Oye —Pick apretó la parte trasera de mi cuello y luego me obligó a inclinarme hacia él
y presionar nuestras

frentes juntas —. No dejes que esa mierda que tu papá dijo se meta con tu cabeza de esa
manera. —¿Qué? —Pregunté, mi voz volviéndose ronca—. ¿La parte del aborto? Demonios, eso
no era nuevo para mí. Mi

madre me contó que trató de matarme muchas veces. Me odiaba. Odiaba que era su hijo,
odiaba que no era tú, el

bebé que siempre lamentó abandonar, me odiaba porque estaba allí. Y, ¿Quieres saber la
verdadera sorpresa? —

Miré a los ojos marrones de Pick—. Realmente la quería. La escuchaba hablar de ti y de


tu padre con tanta
devoción y reverencia, y siempre quería que hablara de mi de esa manera, que me mirara
y solo…

—¿Quieres saber lo que pienso? —Pick me interrumpió—. Creo que nuestra madre era
una mujer joven perturbada

que nunca aprendió el verdadero significado del amor, y que no tenía ninguna razón para
traer hijos a este mundo.

Pero aquí estamos, de todos modos, y estoy tan contento y honrado de haberte encontrado
y descubrir que eres mi

hermano.

Sentía un nudo en mi garganta, así que tuve que aclararla y apartar los ojos mientras Pick
siguió hablando. —No importa de dónde venimos. Los dos lo superamos y salimos adelante…
por nuestra cuenta. Y estoy muy

orgulloso del hombre en que te has convertido. No hay nada y ninguna razón por la que
no deberías tener una vida

plena y feliz con la gente que más te importa. Te quiero, hermano. Eres una buena
persona, y mereces ser feliz —Soltó mi cuello para golpéame la espalda—. Ahora, ve a
conseguirlo.

Remy
Me desperté con el rasgueo suave de una guitarra. En el fondo, un monitor del hospital
emitió un pitido y los paquetes de aire alrededor de mis tobillos dejaron salir un sonido a medida
que liberaban la presión.

Girando la cara a la melodía de la guitarra, parpadeé mientras Asher entraba en foco


sentado a mi derecha, tocando
para mí. Mis pestañas se sentían arenosas y mi garganta cruda, recordándome lo que
había sucedido.

Los chocolates, me di cuenta. Alguien me había regalado chocolates con algún tipo de
cacahuate oculto en ellos.

Pero no me encontraba muy preocupada por eso ahora. Me hallaba despierta, no


hinchada, y respiraba de nuevo, así

que supongo que las cosas salieron bien.

Por el momento, sólo quería escuchar a Asher tocar para mí. La melodía era inusual,
recordándome un montón a

“Hey There Delilah” de Plain White T’s… y sin embargo un poco diferente. No pensé
que la hubiera escuchado

antes.

Y entonces empezó a cantar.

Me levanto temprano con tu respiración.

Cayendo en la almohada junto a la mía.

Otra noche pasada en tus brazos.

Y sé que este día es perfecto.

Sí, lo es.

Porque hay esta promesa en tu sonrisa

Que no importa lo que traiga el mañana,

Lo hare a través de kilómetros

Contigo aquí, a mi lado.

Oh… puedo hacer cualquier cosa contigo aquí, a mi lado.


A veces contengo las palabras

Que quiero decirte,

Porque esto que hemos comenzado

Es demasiado fresco y demasiado nuevo.

Oh… oh, oh, oh, oh. A mi lado.

Pero hay esta promesa en tu sonrisa

De que no importa lo que el mañana trae,

Lo hare a través de kilómetros

Contigo aquí, a mi lado.

Puedo hacer cualquier cosa, cualquier cosa en absoluto, cuando sé

Que vas a estar allí en la mañana

De pie a mi lado.

Ya me has enseñado a amar,

A reír, y escuchar a tu corazón

Oh, nena, no puedo esperar a aprender un poco mas

Así nunca vamos a estar realmente separados.

Esta vez es bueno.

Podemos hacer algo.

Solo tú y yo.

Justo a tu lado.
Una sonrisa iluminó mi rostro mientras rasgueaba lo último de la melodía, y las lágrimas
llenaron mis ojos. —Esa

es mi canción.

Asher levantó la vista, y sus ojos verdes se calentaron. —Lo sé. Lo siento, he cambiado el
ritmo un poco. Parecía

que necesitaba un tono más suave que el que Fish ´N´ Dicks utilizo. —No. Éste está bien.
Es perfecto. Hermosa. Exactamente el tipo de tono que tenía en mente cuando la escribí —

Sacudí la cabeza con asombro —¿Cómo sabías? —¿Qué eran tus letras? —Una sonrisa
iluminó su rostro—No era demasiado difícil de descubrir. —Gracias —dije en voz baja, tocando
el fondo de mi alma—. Es perfecta. No tienes idea de lo que esto significa

para mí.

Bajó su Taylor y extendió la mano para tomar la mía, corriendo suavemente su pulgar
sobre mi intravenosa. —Y no

tienes idea de los que tú significas para mí —Sacudió la cabeza y parecía dolido, como si
le fuera difícil tragar —.

Porque nunca te dije. Jesús Remy… Ni siquiera puedes imaginar lo que fue sostener tu
cuerpo inconsciente en mis

brazos y darme cuenta que nunca llegué a decírtelo. —Asher —empecé, sacudiendo la
cabeza—, no tienes que…

Pero sacudió la cabeza, deteniéndome. —Quiero hacerlo. Quiero decirlo ahora. También
te amo, Remy. He caído

tan malditamente enamorado de ti el mes pasado sin siquiera darme cuenta, yo… —dejó
de hablar y sacudió la

cabeza como si quisiera detenerse de nuevo. Luego cerró los ojos brevemente antes de
abrirlos y mirarme
directamente a mí —Te amo —dijo.

Lágrimas de felicidad llenaron mis ojos. Pero luego sacudí la cabeza —Realmente no
tienes que decir eso solo

porque casi me muero. Tú…

—No lo hago. Te lo prometo —Llevando mi mano a su boca, besó mis nudillos—. Sólo
estaba tratando de

averiguar la mejor manera de decírtelo cuando llegué a casa y te encontré en el suelo.

Tome una respiración temblorosa sorprendida. —¿Lo hacías?

Asintió, luego se inclinó hacia adelante y apoyó la frente en mi brazo. —Te amo. Eres mi
nena, mi chica.

Una sonrisa estalló dentro de mí —¡Dios mío! Eso fue… lo dijiste a la perfección —
Aliviada alegría se extendió a

través de mi cuando sus labios chocaron con los míos. Abrí la boca para él y nuestras
lenguas se enredaron. Se

acercó más y agarré su cabello más duro. Sus dedos encontraron un lado de mi garganta y
se movían sobre mi pulso

latiendo. No se apartó hasta que las voces de las enfermeras fuera de la puerta de la
habitación nos hicieron saltar

alejándonos.

Al mismo tiempo, cada uno de nosotros tocamos nuestros labios, aun recordando el beso.
Luego comenzamos a

sonreír juntos.

Sacudí la cabeza, más allá de sorprendida de que esto estuviera sucediendo realmente. —
¿Quién te enseñó cómo
decir eso?

Riendo, se sonrojó un poco y admitió. —Tomás podría haberme entrenado. —¿Big T? —


La mención de mi primo me hizo mirar alrededor con expectación.

Pero Asher dijo:—Se tuvo que ir. Refunfuño algo sobre tener que cubrir tu turno en el
restaurante ya que tu culo

perezoso no iba a trabajar por la mañana… sus palabras.

Sonreí. —Suena como él. —Tu tío y tu abuela estaban aquí también. Junto con Jodi y…
Gally y Holden. —¿En serio? —Arquee las cejas—. Deben haber pensado que conseguirían
buen sexo extra de Jodi si se

presentaban.

Asher negó con la cabeza —Los conoces bien —Entonces frunció el ceño—. No sé si
Non-Castrato lo hará. No

sé… mierda, no sé un montón de cosas. Todo lo que sé es que de ahora en adelante, voy a
estar en cualquier lugar

donde tu estés. Y probablemente voy a ser el hombre más feliz del mundo. —¡Oh, Dios
mío! —Solloce con abrumadora alegría mientras una lágrima de felicidad se deslizaba por mi
mejilla —. Podrías decirme cosas como esas todos los días. —Eso planeo, mi nena. Eso planeo
—Se inclinó, viéndose con la intención de besarme de nuevo, pero luego se detuvo e hizo una
mueca—. Pero probablemente debería decirte primero que… estabas en lo correcto sobre mi
padre.

Epilogo

Remy

Cuatro años después


Bueno, Non-Castrato terminó sobreviviendo. Perdimos un miembro más de la banda,
pero,

sorprendentemente —o quizá debería decir tristemente—, no fue Gally. Heath Holden


dejó el grupo al

momento en que el padre de Asher había sido condenado por otros diez años de prisión, o
más precisamente

en el momento en que Jodi los dejó tanto a él como a Billy, y se metió con un chico de un
club de

motociclistas. Bueno, ella dijo club... yo lo llamaba pandilla, pero daba igual.

Hablando de Miller Hart. Asher no fue víctima de más bromas de cortar neumáticos ni
nada similar después

de que su padre fue arrestado el día en que me dio los chocolates, por lo que todos
estuvimos de acuerdo en

que él estuvo detrás de eso, después de todo. Y sí, tener razón en eso se sintió muy bien.

De todos modos, cuando Heath abandonó, mi primo Tomás estuvo más que dispuesto a
unirse a NonCastrato,

siendo el guitarrista principal y el coro para Asher, para gran decepción de tío Alonso.
Sin embargo,

Big T se adaptó bastante bien a la música rock. Le gustaba sobre todo la cantidad de
mujeres que venía con

eso. Y Asher no ayudaba en lo más mínimo a los nuevos métodos de mujeriego de mi


primo, porque siempre

ahuyentaba a las mujeres en dirección de Big T.

No es que yo no quería que hiciera eso. No, Asher Hart era todo mío.
Y la vida era buena. Oh muy buena.

Los dos estábamos sudorosos y agotados después de nuestra actuación en el Metro —sí,
he dicho el jodido

Metro, cariño—, pero alegres y listos para ver a nuestros amigos cuando me metió en la
parte trasera del taxi

detrás de él, luego directo en su regazo para envolver sus brazos alrededor de mi cintura y
besarme

profundamente .

Le devolví el beso unos segundos antes de alejarme para reír y gritar—: ¡Dios mío! No
puedo creer que

JULIE

AVATAR DATOS CONTACTO

por Julie el Mar Feb 02, 2016 3:12 am

acabemos de tocar en el Metro.

Asher besó un camino por mi garganta. —No puedo creer que tengamos que ir a ver a
mis patéticos amigos, y

no puedo llevarte directamente a la cama. Te ves muy bien con este conjunto.

Deslizó su mano por mi muslo hasta que desapareció en el interior de mi corta falda
vaquera. Pero cogí su

muñeca y eché un rápido vistazo al taxista, esperando que no nos estuviera mirando. —
Ahora, ahora, señor Hart —advertí con una sonrisa, golpeando mi nariz contra la de Asher—.
Tío Alonso

nos dijo explícitamente que nada de eso hasta después de la boda.


Asher gimió y presionó su frente con la mía. —Tu tío está jodidamente delirando. Hemos
estado saliendo

desde hace cuatro años, te he dado un anillo, y estamos viviendo juntos. ¿Él de verdad
cree que no hemos…?

Presioné un dedo contra sus labios mágicos. —Si no lo cree entonces estoy segura de que
no voy a insinuarle

lo contrario. ¿Y tú? —Joder, no. —Asher resopló justo antes de arrastrar una hilera de
besos en mi cuello—. Pero tampoco voy a

permanecer célibe durante un mes hasta que estemos debidamente casados.

Oh, yo tampoco. Presionando mi boca en su oreja, le susurré—: Solo espera hasta que te
tenga solo en

nuestra habitación, y voy a mostrarte lo poco célibe que voy a ser.

Él gimió y creció con fuerza contra mi trasero. —Eso es todo. Vamos a saltarnos esta
cosa de reunión de

amigos y dirigirnos directamente a nuestra habitación con una botella de champán y tal
vez algunas fresas... y

jarabe de chocolate.

Mareada por su interés, porque tenía puesta una sorpresa debajo de mi ropa que yo sabía
que él disfrutaría de

arrancar, simplemente toqué la punta de su nariz con el dedo. —Pero Ten y Caroline no
vienen de visita a

menudo desde que se mudaron a California. Quiero verlos y ponernos al día. —Bien. —
Él golpeó la cabeza melancólicamente con el asiento del coche y gimió—. Lo haré por Caroline.

Pero Ten puede comer mierda.


Sonreí, contenta de que él y Ten siguieran disfrutando de discutir y provocarse entre sí
desde el otro lado del

país. Pero también sabía que él extrañaba a su amigo y estaba ansioso por verlo de nuevo,
junto con el resto

de la pandilla.

Había estado sorprendida por la facilidad con que la que todos me aceptaron después de
la forma en que

había comenzado mi relación con Asher. Temí que fueran más críticos porque le había
mentido y herido a su

estrella de rock. Pero ellos me habían tratado del modo en que Asher quería que me
trataran, con aceptación

cálida. Y ahora sentía como si también fueran mi familia. —Todavía no puedo creer que
tío Alonso nos dijo nada de sexo hasta la boda. —Tomando mi mano, Asher

comenzó a jugar con mi anillo de compromiso—. Nunca voy a agradarle, ¿verdad?

Besando su mejilla, le dije—: Oye, no te preocupes por eso. No puede soportar a ningún
extraño. Demonios,

apenas me tolera, y yo soy su sobrina. Pero la abuela te ama, así que eso es todo lo que
importa.

Asher me miró, con la frente arrugada. —Remy, tu tío te ama.

Me reí y rodé los ojos, a pesar de que mi pecho se apretó con la idea. —Solo porque soy
de su sangre. Él

tiene que quererme.

Pero mi prometido negó con la cabeza. —No, no tiene. Apenas la semana pasada, me
pidió doscientos
volantes de Non-Castrato para pasarle a los clientes en el restaurante. Y he oído que
presume de ti a los

demás más de una vez.

Tragué un enorme nudo en la garganta. —¿En serio? —Bueno, tal vez yo no era tan
aborrecible para mi tío.

Vaya. —En serio. —Asher me besó en la frente—. Nadie tiene que amarte, familiares u
otros. Todos lo hacemos...

porque, bueno, no podemos evitarlo. Eres increíble. —Mírate, siendo todo dulce —
murmuré, tratando de aligerar sus palabras a pesar de que me afectó

profundamente. Rocé mi boca con la suya—. Debes desear mucho tener sexo esta noche.
—Claro que sí. Sí, lo quiero, a pesar de que cada palabra que digo es la verdad. Es imposible no
amarte,

Remy Elisa Curran, casi Hart. —Igual que a ti, Ashley Jean Hart.

Jadeó. —Oh, listilla. Simplemente no podías resistirte, ¿verdad? —No. —Me reí, y lo
besé de nuevo.

Cuando el coche se detuvo al lado de nuestro hotel, los dos respirábamos con dificultad
cuando nos

separamos. Estaba a punto de decirle: evitemos a los amigos durante unos minutos,
primero podríamos tener

un rapidito en la habitación, pero después, él pagó el taxi, tomó mi mano y me arrastró


adentro, mirando el

número de habitación de hotel de Pick en su teléfono. —Es la habitación 312 —le dije
mientras él fruncía el ceño y se desplazaba a través de sus mensajes.

Asher levantó la vista. —¿Estás segura?

Solo asentí y sonreí.


Sacudiendo la cabeza, él acunó mi nuca. —Ves, por esto voy a casarme contigo. Sería un
desastre perdido sin

mi organizada Remy.

Después de otro suave beso, él gimió y se apartó. —Muy bien, amigos primero.

Sorprendentemente, llegamos a la habitación 312 con toda nuestra ropa todavía puesta.
Después de que Asher

golpeó, me besó de nuevo. Siempre se ponía juguetón después de un espectáculo; el


entusiasmo de la

presentación era una inyección de adrenalina tanto para él como para mí. Y me
encantaba.

La puerta se abrió. —Ya era hora. ¿Cuántos rapiditos tuvieron ustedes dos en el camino?
—Nos separamos

para encontrar a Eva arqueando la ceja mientras se frotaba el vientre de embarazada—. Si


no tienen cuidado,

van a terminar así.

Asher solo se rió entre dientes mientras la acercaba para un abrazo. —¿Qué? ¿No estás
lista para ser tía? —Probablemente más lista que tú, cariño. —Le dio un beso en la mejilla y se
alejó—. Ahora entren aquí. Se

están perdiendo toda la diversión. —¡Asher y Remy están aquí! ¡Hurra! —gritó Aspen
tan pronto como entramos en la habitación. Se

encontraba sentada en el suelo con un vaso medio vacío en la mano mientras se apoyaba
contra Noel.

Claramente borracha, ella levantó su copa hacia nosotros antes de que echara la cabeza
hacia atrás y vaciara

la bebida.
Reese y Caroline se pararon de un salto mientras se adelantaban corriendo para recibirnos
con una ronda de

abrazos. El resto de los chicos nos saludó con la mano, mientras tanto Zoey y Quinn
como Felicity y Knox

permanecían acurrucados en sus asientos, luciendo demasiado acogedores para levantarse


y saludarnos. Los

brazos de Felicity estaban llenos con su paquetito de alegría, de todos modos. Mason le
murmuró algo a Pick,

haciéndolo reír, y Ten permaneció sentado en el medio del piso con la cara enrojecida y...
¿qué demonios?

¿Tenía lágrimas en los ojos?

Una Reese, también muy embarazada, me abrazó y luego a Asher, diciéndonos lo mucho
que le encantó el

espectáculo. Entonces Caroline se metió para agarrar mi mano y echarle un vistazo a mi


anillo de

compromiso porque todavía no había llegado a verlo. —Estoy tan feliz por ustedes. —
Pasando un brazo alrededor de mi cuello y otro alrededor del de Asher, nos

abrazó. —Gracias, hermosa. —Asher la besó en la mejilla antes fruncir el ceño y apuntar
con la barbilla a Ten—.

¿Qué pasa con tu marido? —Oh, no le hagas caso. —Caroline agitó una mano indiferente
hacia Ten—. Está sóolo un poco

conmocionado. Acaba de enterarse de que va a ser papá. —¡Oh, Dios mío! —grité,
saltando—. ¿Estás embarazada? Oh por Dios, ¡felicitaciones! —La acerqué para

otro abrazo y nos reímos juntas mientras saltábamos en un círculo. —¿No es genial? —
preguntó Reese, frotando su propio vientre—. Nuestro grupo acaba de convertirse en una
fábrica regular de hacer bebés.

Asher pasó un brazo alrededor de mi cintura y presionó su boca en mi oreja. —Y tengo


esta sospecha de que

no vamos a estar muy lejos detrás de ellos.

Le eché un vistazo, pero no parecía consternado por la idea. En cambio, él movió las
cejas y sonrió como

preguntando: ¿Quieres?

Mierda, yo no podía creer esto. ¿Asher estaba listo para tener hijos... conmigo?

Ya éramos abuelos. Un par de meses después de que Asher y yo compráramos una casa
con un gran patio

trasero cerrado donde Mozart podía jugar todo lo que quiera, habíamos ido a la tienda de
mascotas y le

conseguimos un compañero, uno que nos aseguraron era otro macho. Pero unos meses
más tarde, Mozart se

hinchó antes de tener a tres pequeños bebés.

Supongo que yo no había sido la única haciéndose pasar por un chico, después de todo.

No tenía ni idea de cómo Asher y yo íbamos a hacer con un bebé humano en nuestras
vidas, estando tanto en

la carretera, cantando y tocando para Non-Castrato. Pero no me preocupaba. Con un


hombre como Asher

Hart a mi lado, yo no le temía al día siguiente. Solo esperaba con ansias la promesa del
mañana.

Fin

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