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Organoides y Membranas Intracelulares

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Organoides y membranas intracelulares.

RETÍCULO ENDOPLÁSMICO Y RIBOSOMAS

Una de las características más destacadas de la célula de los eucariotes es un laberinto de


membranas internas paralelas que rodean al núcleo y que se extienden a distintas partes del citoplasma.
Este complejo de membranas ocupa una buena parte del volumen total del citoplasma en algunas
variedades celulares y consta de una serie de láminas estrechamente empacadas y plegadas en forma
aplanada o tubular que dan origen a diversos compartimientos dentro del citoplasma. El componente
principal de este complejo membranoso es el retículo endoplásmico (RE). En la mayor parte de las células
las cavidades del RE parecen estar interconectadas. El RE se continúa con la membrana externa de la
envoltura nuclear, de manera que el compartimiento formado entre las dos membranas de la envoltura
nuclear está conectado con el retículo endoplásmico. Las membranas de otros organelos no se conectan
físicamente con el RE y parecen formar compartimientos independientes dentro del citoplasma.
2

Este conjunto de membranas


entre las que sobresale el RE recibe el
nombre de sistema endomembranoso, o
sistema de membranas internas, que
incluye además a las membranas
nuclear y plasmática, al aparato de
Golgi, a los lisosomas, peroxisomas y a
las vacuolas de las células vegetales. El
sistema endomembranoso consta de
una serie de membranas funcionalmente
distintas, que se comunican unas con
otras. Algunas se conectan físicamente;
otras mediante vesículas de transporte
que se separan de una membrana y se
fusionan con otra. Muchos de los
compartimientos membranosos surgen
del RE y después avanzan hacia la
superficie celular o a otros organelos como el complejo de Golgi. Así, una molécula elaborada en el lumen
del RE que está destinada a ser excretada de la célula se desplaza mediante vesículas de transporte a
través de otros compartimientos en el sistema y luego pasa por la membrana plasmática hacia el exterior
de la célula por medio de una vesícula secretora. Los compartimientos de las endomembranas pueden
considerarse como contrapartes del exterior de la célula.
El RE contiene una gran variedad de enzimas que catalizan muchos tipos de reacciones
químicas. En algunos casos las membranas sirven de marco para los sistemas, en tanto que otras
enzimas del RE se localizan en las compartimentos. Las dos superficies de la membrana (interna y
externa) cuentan con distintos grupos de enzimas y representan regiones celulares con diferentes
capacidades de síntesis, al igual que en una fábrica hay diferentes áreas para hacer distintas partes de un
mismo producto.
Hay dos tipos de RE: el RE rugoso (RER), que tiene ribosomas en su superficie y por lo tanto en
las micrografías electrónicas ostenta un aspecto rugoso, y el RE liso (REL), que carece de ribosomas, por
lo que la superficie externa de su membrana tiene una apariencia lisa.

Retículo Endoplásmico Rugoso (RER)


La superficie externa de la membrana externa (citoplásmica) del RER está tapizada de partículas
oscuras, los ribosomas, que constituyen el ámbito físico donde ocurre la síntesis de las proteínas. Los
ribosomas se presentan en todos los tipos de células, desde una bacteria hasta las complejas células
vegetales y animales. No todas las proteínas se sintetizan en la superficie de las membranas del RE;
muchas de ellas se sintetizan en los ribosomas que se encuentran libres en el citoplasma o dentro de los
organelos transductores de energía (mitocondrias y cloroplastos).
El RER juega un papel central en la síntesis de las proteínas de sus propias membranas .
Muchas de las proteínas que la célula exporta (como las enzimas digestivas) o aquellas destinadas a otros
organelos se forman en los ribosomas unidos a la membrana del RER. Después, las proteínas se
transfieren a otras membranas mediante pequeñas vesículas de transporte (pequeños sacos limitados por
membranas) que se separan del RE y luego se insertan en la membrana correspondiente.
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Retículo Endoplásmico Liso (REL)


El REL es el principal sitio de metabolismo de los fosfolípidos, esteroles y ácidos grasos . Realiza
también una función importante al localizar enzimas desintoxicantes que degradan sustancias químicas
como carcinógenos (moléculas que causan cáncer) y los conviertan en moléculas solubles fácilmente
excretables por el organismo. Algunas líneas celulares, como las células del hígado, que procesan gran
parte del colesterol y lípidos del organismo y sirven como uno de los principales sitios de desintoxicación
contienen grandes cantidades de REL. En otras células del cuerpo el REL llega a ser un componente
menor.
En el REL se sintetizan casi todos los lípidos requeridos para la formación de las membranas,
incluidos los fosfolípidos y el colesterol. Los fosfolípidos son sintetizados en la cara externa (citosólica) en
tres etapas, que requieren tres enzimas distintas.
Los fosfolípidos de los componentes del sistema interno de membranas son transportados a
través de vesículas de transporte, pero los que corresponden a las membranas de cloroplastos,
peroxisomas o mitocondrias necesitan que proteínas transportadoras (“carriers”) específicas (“proteínas
intercambiadoras de fosfolípidos) los trasladen desde el REL hasta la membrana correspondiente.
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Secuencias de Señal y Ribosomas Enlazados por Membranas

Aunque los
ribosomas pueden
encontrarse libres en el
citoplasma o estar unidos a
la membrana de RER, no
hay diferencias aparentes
entre partículas de uno y
otro sitio. De hecho, es la
proteína que sintetiza el
ribosoma la que determina
si éste debe estar libre o
unido a la membrana. Las
proteínas secretadas, por
ejemplo, contienen una
secuencia de aminoácidos,
llamada secuencia de señal
o péptido señal, que suele
localizarse en la primera
parte del polipéptido
fabricado por el ribosoma.
Si una proteína carece de la secuencia de señal, será sintetizada completamente por los ribosomas libres
en el citoplasma.
5

La mayoría de las proteínas que se sintetizan en el RER son glicosiladas, como consecuencia de
la adición de un oligosacárido preformado.

Aparato de Golgi: una Planta Procesadora y Empacadora de Proteínas

El aparato de Golgi fue descrito por vez primera en 1898 por el microscopista italiano Camillo
Golgi, quien descubrió la manera en que podía teñirse específicamente este organelo. En muchas células
el aparato de Golgi consta de haces de membrana en forma de platos, que pueden distenderse en ciertas
partes y formar vesículas o sacos que se llenan con productos celulares. En algunas células animales el
aparato de Golgi se localiza a un lado del núcleo; en otras células vegetales o animales se encuentran
varios aparatos de Golgi, que constan de pilas separadas de membranas dispersas en la célula.
El aparato de Golgi funciona sobre todo como un aparato procesador, modificador y distribuidor
de proteínas. Muchas de las proteínas secretadas por las células, así como las que se integran a la
membrana plasmática y las que son dirigidas a otros organelos del sistema endomembranoso, pasan a
través del aparato de Golgi. Después que estas proteínas son sintetizadas por ribosomas unidos al RER
se transportan al aparato de Golgi mediante vesículas de transporte formadas en la membrana del RER.
Estas vesículas se fusionan con la membrana del aparato que está más cerca del núcleo ( cisterna cis del
Golgi); luego las proteínas pasan a través de la o las cisternas medias del organelo (también por medio de
vesículas de transporte de membrana) y finalmente salen de la cisterna trans del Golgi también en
vesículas. Mientras se movilizan a través del aparato de Golgi, las proteínas glicosiladas en el RE se
modifican en diversas formas. Cada tipo de proteínas se modifica según las señales complejas que forman
parte de la secuencia de aminoácidos de cada cadena polipeptídica. En algunos casos, los carbohidratos y
otras moléculas que se agregan a las proteínas se utilizan como señales de distribución, permitiendo al
aparato de Golgi dirigir la proteína hacia diferentes partes de la célula. El aparato de Golgi de las células
vegetales también produce una gran variedad de polisacáridos extracelulares utilizados como
componentes de la pared celular (sin embargo la celulosa, es producida en el exterior de la membrana
plasmática.
Un aspecto importante de señalar es que las proteínas no salen del RE si no están
perfectamente plegadas y
ensambladas. Las proteínas que
no están en condiciones son
degradadas en el propio RE, que
funciona así como un órgano de
control de calidad. Otro aspecto
Compartimentos intracelulares de una célula eucariótica involucrados
en el metabolismo biosintético y secretorio 6

interesante es que las proteínas residentes del RER llevan una corta señal (KDEL, que representa a los
aminoácidos lisina, aspártico, glutámico y leucina) que las identifica; si son erróneamente empacadas en
una vesícula y dirigidas al Golgi, la señal es reconocida y son enviadas de retorno desde el aparato de
Golgi al RE, donde son destruidas.

Lisosomas
En el citoplasma de las células animales se hallan dispersos pequeños sacos de enzimas
digestivas denominados lisosomas. Las enzimas de estos organelos degradan moléculas complejas,
incluyendo lípidos,
proteínas, carbohidratos y
ácidos nucleicos, originados
dentro y fuera de la célula.
En los lisosomas se
identifican cerca de 40
enzimas diferentes, todas
hidrolasas que son activas
a pH 5 (proteasas, lipasas,
fosfolipasas, glicosidasas,
fosfatasas, sulfatasas,
nucleasas). Se sintetizan en
el RER y son luego
modificadas en el aparato
de Golgi, en donde se
identifican y distribuyen en
los lisosomas mediante
señales únicas de
carbohidratos que se unen a las proteínas . El pH del compartimiento lisosomal es logrado por el bombeo
de protones por medio de una ATPasa de la membrana. Las proteínas que integran la membrana
lisosomal son altamente glicosiladas, para evitar ser degradadas por las proteasas del lumen.
Existen tres caminos de degradación en los lisosomas: la endocitosis, que de acuerdo al tamaño
de las partículas ingeridas puede ser dividida en pinocitosis (vesículas 150 nm) y en fagocitosis
(partículas 250 nm) y la autofagia. La pinocitosis es un proceso regular de la mayoría de las células:
mediante una invaginación de la membrana celular se produce finalmente una pequeña vesícula
conteniendo solutos y líquido extracelular, que constituye un endosoma joven. Parte de las moléculas
contenidas en este endosoma son recicladas hacia la membrana o el citosol y el resto siguen su ruta, se
fusionan con una vesícula proveniente del Golgi que contiene hidrolasas y se forma así un endosoma
adulto, que finalmente se transformará en un lisosoma.
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La fagocitosis es un proceso menos frecuente y generalmente ocurre en células especializadas,


como los macrófagos y neutrófilos (dos tipos de glóbulos blancos sanguíneos). En estos casos el proceso
es mediado por receptores, siendo los más conocidos los anticuerpos (proteínas denominadas
colectivamente inmunoglobulinas), que se unen a la superficie del organismo infeccioso (por ej. una
bacteria) y la recubren, dejando una parte de la molécula libre (la sección Fc 1). Esta región es reconocida
por receptores Fc específicos que se hallan en la superficie de los macrófagos y neutrófilos, que de esta
manera inducen la formación de pseudopodios que engloban la bacteria, formando un fagosoma. La fusión
de este fagosoma con un endosoma adulto generará un lisosoma.
El tercer tipo de degradación es la autofagia, mecanismo por el cual algunos organelos (por ej.
las mitocondrias del hígado, que tienen una vida media de diez días) son envueltos en un trozo de
membrana del RE para constituir cuerpos denominados autofagosomas, que luego de fusionarse con un
endosoma adulto se convierten en lisosomas.
Si bien no está confirmado, algunas moléculas presentes en el citosol podrían seguir un camino
de degradación que no implica su incorporación a vesículas: en este caso ingresarían directamente a los
lisosomas o se adherirían a organelos destinados a convertirse en autofagosomas.
Cuando una célula muere, la membrana lisosómica se rompe y libera hacia el citoplasma
enzimas digestivas, que degradan a la célula en sí. A este sistema de "autodestrucción" se atribuye el
rápido deterioro que sufren muchas células después de la muerte.
Algunas formas de daño tisular, al igual que acontecimiento propios del envejecimiento, se
relacionan con la existencia de lisosomas "con fugas". Se cree que la artritis reumatoide se debe, en parte,
a la lesión de las células del cartílago provocada por enzimas liberadas de los lisosomas.

1
La sección Fc recibe ese nombre porque cuando la inmunoglobulina es degradada por papaína se separan tres fragmentos,
uno de los cuales prontamente cristaliza, Alberts, pág. 1208
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Vacuolas
Aunque se han identificado lisosomas en la mayor parte de las células animales, su presencia en
las células vegetales es motivo de controversia. Muchas de las funciones que realizan los lisosomas en
células animales las efectúan, en células de plantas y hongos, grandes sacos limitados por una membrana
sencilla denominados vacuolas. Aunque a veces los términos vacuola y vesícula son sinónimos, las
vacuolas por lo común son estructuras de mayor tamaño, producidas en ocasiones por la fusión de varias
vesículas.
Más de la mitad del volumen de una célula vegetal la ocupa una gran vacuola central que
contiene nutrientes, sales, pigmentos y productos de desecho. Las plantas carecen de un sistema para
desalojar los productos de desecho tóxico; tales productos se agregan y forman pequeños cristales dentro
de la vacuola, los cuales hacen que la vacuola parezca casi "vacía" cuando se la observa con el
microscopio electrónico. La vacuola en las células vegetales también sirve de compartimento para
almacenar compuestos inorgánicos y hasta macromoléculas, como las proteínas de reserva en las
semillas. En las vacuolas también se almacenan, como mecanismo de defensa, algunos compuestos
nocivos para los depredadores. Finalmente, la vacuola puede funcionar como eficiente compartimento
homeostático, regulando por ej. el pH celular: si el pH del citosol tiende a disminuir, se produce un flujo de
protones hacia el interior de la vacuola.
Las vacuolas desempeñan otras muchas funciones y de hecho se encuentran en la mayor parte
de las células animales, sobre todo en los protistas unicelulares. Casi todos los protozoarios presentan
vacuolas de alimentos o vacuolas digestivas que contienen nutrientes en digestión. También pueden tener
vacuolas contráctiles que desalojan el exceso de agua de la célula.

Microcuerpos
Los microcuerpos son organelos delimitados por una membrana ; contienen una gran variedad de
enzimas encargados de diversas reacciones metabólicas: en algunas como en la degradación de lípidos,
se produce peróxido de hidrógeno (H2O2), que es una sustancia tóxica para la célula.

RH2 + O2  R + H2O2

El peroxisoma, microcuerpo en donde ocurren estas reacciones, contiene una enzima, la


catalasa, que utiliza el peróxido de hidrógeno para oxidar otros sustratos, incluidos fenoles, formaldehido y
alcohol:
R’H2 + H2O2  R’ + 2 H2O

Los peroxisomas de las células de hígado y riñón tienen gran importancia en la desintoxicación
de algunos compuestos como etanol (presente en las bebidas alcohólicas).
Las células vegetales contienen dos tipos principales de microcuerpos. Una variedad de
peroxisoma se encuentra en las hojas e interviene en la fotosíntesis en el proceso denominado
fotorrespiración y el otro tipo de microcuerpo es el llamado glioxisoma. Este contiene enzimas que
convierten los lípidos, almacenados en la semilla de las plantas, en azúcares . Estos azúcares son los que
utilizan las plantas jóvenes como fuente de energía y como un componente para sintetizar otros
compuestos. Las células animales carecen de glioxisomas y por tanto no pueden convertir lípidos en
azúcares.
Estructura de los ribosomas
Cada célula de Escherichia coli tiene 15.000 o más ribosomas (casi ¼ parte del peso seco de la
célula) y cada ribosoma contiene un 65% de ARN y un 35% de proteínas, con un diámetro de 18 nm y un
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coeficiente de sedimentación de 70S. Los ribosomas bacterianos están formados por dos
subunidades: una mayor (50S) y una menor (30S). La subunidad 50S contiene una molécula de ARNr 5S,
una de ARNr de 23S y 34 proteínas, en tanto que la subunidad 30S contiene una molécula de ARNr de
16S y 21 proteínas. Las dos subunidades encajan de tal forma que se forma una hendidura a través de la
cual pasa el ARNm a medida que el ribosoma se desplaza a lo largo del mismo durante el proceso de
traducción y del que emerge la cadena polipeptídica recién formada.
Los ribosomas de células eucariotas tienen tamaños ligeramente mayores, pero están igualmente
constituidos por dos subunidades. Su diámetro es de 23 nm y están formados por una subunidad 60S (con
tres ARNr: 5S, 5,8S y 28S) y una unidad menor 40S (con un ARNr de 18S) y en conjunto tiene alrededor
de 80 distintas proteínas. Los ribosomas de mitocondrias y cloroplastos son algo menores y más sencillos
aún que los ribosomas bacterianos.
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Proteasomas
La mayoría de las proteínas que se degradan en el citosol de las células eucarióticas lo hacen a
través de grandes complejos de enzimas proteolíticas denominados proteasomas. Un proteasoma consta
de un cilindro central formado por proteasas cuyos sitios activos se supone que quedan ubicados hacia el
interior de la cámara. Cada extremo del complejo está tapado por otro gran complejo proteico que tiene al
menos diez tipos de subunidades proteicas. Se supone que estas proteínas son las que están destinadas
a unirse a las proteínas condenadas a ser digeridas y que luego las dirigen hacia su destrucción en el
interior del cilindro, donde las proteasas degradan a las proteínas hasta péptidos pequeños que luego son
liberados y salen por el otro extremo 2.
¿Cómo hacen los proteasomas para conocer cuáles proteínas celulares deben ser degradadas?
Las proteasomas actúan únicamente sobre proteínas que han sido previamente marcadas para su
destrucción mediante la unión covalente de una proteína denominada ubiquitina (una pequeña proteína de
sólo 76 aminoácidos). Hay un conjunto de enzimas especializadas destinadas a “etiquetar” a las proteínas
destinadas a ser destruidas uniéndoles moléculas de ubiquitina (varias unidades) en un proceso
denominado “ubiquitinación”, que deja a las víctimas liberadas a la acción de los proteasomas, mediante el
proceso de reconocimiento que efectúan las proteínas de la “tapa” del proteasoma.

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Uno puede pensar que este drama intracelular es insignificante (excepto, quizás, para la infortunada
proteína). Pero científicos de muchos laboratorios están ahora encontrando que tales “mataderos”
moleculares resultan participantes esenciales en los caminos metabólicos que regulan un enorme
repertorio de procesos celulares. Una célula típica en el cuerpo cuenta con alrededor de 30.000
proteasomas, distribuidos tanto en el citoplasma como en el núcleo. Cuando ellos funcionan mal ya sea
que se extralimiten engullendo proteínas importantes o fallando en destruir aquellas que están dañadas o
impropiamente formadas pueden ocasionar la aparición de enfermedades. Algunos virus, como el virus
de la inmunodeficiencia humana (HIV), han desarrollado los medios para manipular la degradación de
proteínas por proteasomas para sus propios fines.

reconocimiento
del sustrato
y regulación

maquinaria
proteolítica

Microfotografía electrónica de un proteasoma, mostrando la zo

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