El Objeto Como Expresión Cultural
El Objeto Como Expresión Cultural
El Objeto Como Expresión Cultural
Budare de Piedra Prehispánico Se trata de un antiguo objeto usado para machacar granos. Es
una piedra de un diámetro de unos 80 cm, cóncava en su cara superior. Está acompañada por
otra piedra de forma cilíndrica, de menores dimensiones usada para machacar sobre la
piedra grande. Se encuentra apoyada sobre una base de madera con forma de horqueta.
Estas piedras son conocidas como metates y tienen origen prehispánico. Con el tiempo, han
pasado de generación en generación y continúan siendo utilizadas hoy en día.
La Mascara en los Diablos Danzantes: La máscara requiere un complicado proceso de
elaboración, generalmente con un molde de arcilla y papel periódico impregnado en almidón,
se le da la forma particular. En cada pueblo existen artesanos dedicados a la realización de
las máscaras, y los estilos y diseños que usan son exclusivos de la región. El significado de la
máscara es diverso: si imita espíritus o monstruos representan sentimientos perversos, y si
simulan animales cornudos representan la potencia viril de la bestia.
Las fiestas de San Juan son uno de los rituales más importantes en lo que a cultura popular
se refiere, por mezclar lo místico con lo profano. Están asociadas a la purificación del agua y
fuego. Comienzan en la víspera del 24 y se extiende hasta el 25 de junio.
Este hecho explica que no todos aceptamos igual los valores que la tradición impone y, frente a
los juicios y actitudes de los demás, se van formulando los propios hasta configurar una
conciencia individual. Aquellos que tienen una personalidad más acusada tendrán más
desencuentros con los patrones que su cultura impone, pero también son los que fuerzan a esa
cultura a replantearse a sí misma, permitiendo que cambie y mejor
Objeto cultural
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Un objeto cultural es una entidad que se caracteriza por participar de la
naturaleza de los objetos reales y de los ideales sin confundirse con ellos.
Los objetos culturales cuentan con una base o sustrato material, una
significación espiritual y, sobre todo, sentido. Son los objetos producidos por el
hombre en atención a algo significativo, y pueden ser de carácter estético,
utilitario, o algún otro fin propuesto por el mismo hombre.
Como ejemplo se pueden mencionar objetos artísticos como el lenguaje, las
instituciones políticas, el derecho, la ciencia o la filosofía.
Puede agregarse que a los fines de una definición sintética de Objetos
Culturales se dice que son aquellas producciones intelectuales que tienen
cierta resonancia social, que son de naturaleza simbólica, que ocupan un
tiempo y un espacio, que pueden recuperarse en el momento que el usuario o
gozador del mismo lo desee, y que no deben atentar contra la dignidad de la
persona, lo que excluye, por caso, a los aparatos de tortura. Una de sus
grandes particularidades es que los Objetos Culturales posibilitan y propician
múltiples lecturas que van desde lo filosófico hasta lo histórico, pasando por lo
político, lo sociológico y lo antropológico. Como ejemplo más universal de
Objeto Cultural puede mencionarse no sólo la literatura sino también el cine,
pero además califican como objeto cultural la música, los más-media, así como
las instituciones.
Las ECT:
Revisión de tema
La materialización de la cultura
Julieth Giraldo Palacios jugiraldopa@unal.edu.co
Universidad Nacional de Colombia, Colombia
La materialización de la cultura
NOVUM, revista de Ciencias Sociales Apliacadas, vol. I, núm. 8, pp. 119-130, 2018
With the expansion of the market and the emergence of new technologies, the
concept of culture has now been renamed as a resource for economic
development, generating with this the appearance of administrative disciplines
such as cultural management to support the strengthening, visibility and
circulation of cultures through proper planning and following current market
models.
Introducción
Esta afirmación presupone que los objetos son la expresión material de las
manifestaciones culturales de los individuos y que, además, en ciertos casos
permite diferenciar grupos étnicos y pueblos en razón de su estética particular,
ya que son creados para satisfacer necesidades específicas que varían
dependiendo de su uso y de la interacción que exista entre los ellos y los
individuos. Los objetos reconstruyen el contexto y los personajes, son prótesis
útiles y también son metáforas que permiten reconocernos como parte de
alguna comunidad y sus creencias compartidas (Martin, 2002).
Así pues, al encontrarse los objetos y artefactos dentro del mundo material -
artificial, se van convirtiendo a la vez en “objetos tecnológicos”, pues son
producto de la re-significación del objeto natural, transformándolo en cuanto
al uso y los procesos, en uno artificial acompañando ese nuevo significado
con una profunda reflexión que determina lo que se denomina “acción
tecnológica” (Buch,1999): el acto de usar un objeto dentro de un entorno
específico, y una actividad propia del hombre, diferenciándose de las demás
especies porque siempre reflexiona sobre lo que hace y nunca lo repite, al
contrario, lo modifica, lo condiciona, lo mejora, lo re-aplica y lo renombra.
Referencias
Basave, A (1992). La dimensión estética del hombre. Thémata: Revista de filosofía,
Vol. 9, 76-83.
Martín Juez, F (2002). Patrimonios: Revista Cuicuilco Nueva Época, Vol. 11, No.
30. México.
Información adicional
* Universidad de Guanajuato.
Resumen
Las diversas expresiones del arte popular mexicano son una clara muestra del
papel y relevancia de la cultura en la vida material de los pueblos, tal es el caso del
juguete popular por medio del cual podemos apreciar su presencia al constituir
parte de la tradición familiar de quienes lo manufacturan. Se emprende la artesanía
en México dentro de un contexto histórico para continuar con el arte popular de
Guanajuato y particularmente del juguete popular, retomando opiniones de autores
clásicos como el Dr. Atl y Daniel Rubín de la Borbolla, y sobre todo a los artesanos
consultados para esta investigación.
Abstract
The various means of expression of Mexican popular art are a clear demonstration
of the role and relevance of culture in people's material life. Such is the case of the
popular toy, through which we can appreciate its presence as part of the family
traditions of those who manufacture them. We approach the topic of crafts in
Mexico within a historical context, and then move on to the study of popular art in
Guanajuato state and particularly of the local popular toy, using the opinions of
classical authors on folk art such as Dr. Atl and Daniel Rubín de la Borbolla, and
above all, of the artisans consulted for this research.
Las diversas expresiones del arte popular mexicano son una clara muestra del
papel y relevancia de la cultura en la vida material de los pueblos; en el caso del
juguete, su existencia nos permite apreciar la importancia de ese objeto como
símbolo, al ser parte de la tradición cultural de quienes lo manufacturan.
Es sabido que en todos los países y todas las culturas han existido los juguetes y
los juegos, cuyo sentido y finalidad radica precisamente en su aspecto lúdico; en la
actualidad el juguete es también objeto de valor para coleccionistas de arte
popular, o para exhibirse en museos y colecciones particulares.
Los juguetes tradicionales forman parte de la cultura popular guanajuatense por ser
producidos por artesanos del pueblo, muchos de los cuales no asistieron a
instituciones académicas para aprender técnicas y diseños con la finalidad de
elaborar sus juguetes -cabe precisar que se dan casos en que sus diseños son
copias de juguetes que han sacado de libros o revistas-. no es el objetivo de este
estudio realizar un análisis basado en la técnica y el diseño de los juguetes. Su
riqueza radica en el lenguaje transmitido, en tanto refleja el escenario sociocultural
como una tradición e identidad del grupo al que pertenece el artesano.
Tratar de comprender los "por qué" de la cultura ha sido una constante en los
estudios antropológicos desde que esta disciplina surge en el horizonte de la
cientificidad; las más de las veces la respuesta llegaba en medio de un mar de
perspectivas prejuiciadas que dificultaban una mirada abierta a otras realidades.
Sin embargo no todos los ejercicios fueron estériles: hubo algunos estudiosos que
con el paso del tiempo lograron acercarse a la comprensión de diferentes formas de
expresión cultural, aunque siempre partiendo del contexto de su propio sistema de
significados.
Así sucedió, por ejemplo, con la antropología cultural italiana. investigadores como
L. M. Lombardi Satriani, Amalia Signorelli y Alberto Cirese dieron un fuerte impulso
a este esquema, el cual es importante para entender mucho de lo que en la
actualidad se escribe en torno a la cultura popular, así como para construir
propuestas vinculadas a la producción de elementos folclóricos en un grupo
sociocultural. Por lo anterior, en el siguiente apartado hablaremos de los
lineamientos básicos de la perspectiva de la antropología italiana, lo cual nos
llevará a hurgar en las raíces del concepto de "pueblo" en el marco del
romanticismo alemán.
Fue a principios del siglo XIX cuando surgen en inglaterra los clubes de anticuarios,
donde se reunían personas para discutir y publicar libros y revistas sobre las
antigüedades populares; de hecho, William John Thoms, el creador de la
palabra folklore (Mendieta y Núñez 1949: 7-8; díaz Castillo, 1968: 17; Danneman,
1975: 23; Cortázar, 1975: 52; Cortázar, 1959: 7; Guevara, 1975: 89; Almeida,
1975: 113; de Zárate, 1975: 135; Pereda Valdés, 1975: 153), fue miembro de la
Sociedad de Anticuarios de inglaterra y fundador de un departamento dedicado al
folclore en la revista Athenauem (Ortiz, 1985: 3-5), donde se acuña por primera
vez la palabra folklore el 22 de agosto de 1846. William John Thoms propuso tal
término en una carta al editor para describir lo que se llamaba en aquella época
"antigüedades populares" o "literatura popular", es decir todo aquello, por poco que
fuera, que se conservara de las costumbres, creencias, romances o refranes de
tiempos anteriores y que aún podían encontrarse en la memoria del pueblo
(Mendoza citado en Steele, 1957: 1).
El término folclore adquirió desde entonces el sentido del "saber popular", del saber
que sirve a un pueblo para llevar a cabo su vida cotidiana. El vocablo se compone
de los elementos folk (pueblo) y lore (conocimiento o ciencia). (Ochoa y Pérez
2000: 141; Blache, 1995: 42; Cortázar, 1975: 6; Cortázar, 1959: 8; Mendieta y
Núñez, 1949: 8; Guevara, 1975: 89; Pereda Valdés, 1975: 153).
El arte popular como parte de la cultura popular, y a su vez del folclore, forma
parte de una tradición mexicana que ha sido depositaria de elementos culturales
muy diversos. Considero que mostrar un límite entre el folclore y la cultura popular
sería un error, no hay un punto que pueda manifestar si el juguete popular forma
parte del folclore o de la cultura popular; es preciso señalar que para muchos
autores ambos términos son como sinónimos, por ello se refieren al arte popular ya
sea como parte del folclore o como parte de la cultura popular.
Para nuestro estudio no resulta esencial ubicar al juguete popular como parte del
folclore o de la cultura popular, lo fundamental radica en su riqueza sociohistórica al
formar parte de una cultura específica, además de ser portadora de una tradición
artesanal que conlleva elementos identitarios.
Dentro de las expresiones del arte popular están las artesanías, rubro en el que se
ubica el juguete. Es necesario precisar que la noción que actualmente conocemos
como "artesanía" no fue la misma que se tenía durante el siglo XVI, pues el
concepto fue pasando por un proceso de resignificación a través del tiempo.
Luz María Mohar señala que para "los mexicas, el origen de las artesanías estaba
asociado con la tradición tolteca. Toltecatl o tlatoltecaui era el término en náhuatl
para designar a un 'oficial de arte mecánica' o maestro. [...] Su maestría en el
trabajo los hacía gozar del respeto y admiración tanto del pueblo común como de
los altos funcionarios, quienes los reconocían como poseedores de dones especiales
otorgados por la sabiduría de los dioses" (Mohar, 1997: 65-66). María Teresa
Pomar dice que el trabajo de los toltecas como artesanos fue muy reconocido,
inclusive hubo un lugar especial para ellos llamado Toltecayotl, que significa "lugar
de artes y artistas", al que sólo podían acceder los toltecas de reconocida valía en
sus variadas especialidades (Iturriaga, 2005: 55).
Durante el siglo XVI, las autoridades civiles y religiosas enseñaron a los mexicanos
a trabajar diversos oficios "por caso tenemos la introducción de la técnica de
cerámica de Talavera de la reina, en Puebla de los Ángeles, enseñada por los
dominicos; también los agustinos enseñaron a los indios de Michoacán, invitando
maestros o mandando a los mismos indígenas a México para que se capacitaran.
Además de los religiosos, las autoridades civiles estuvieron preocupadas por la
educación de los naturales; por ejemplo los esfuerzos de Zumárraga y del virrey
don Antonio de Mendoza por traer de España oficiales con sus mujeres e hijos para
vivir entre los indios y los españoles de la Colonia" (Kobayashi citado en Mejía,
2004: 56-57).
En la nueva España el trabajo artesanal tuvo por marco los gremios (Carrera
Stampa, 1951), asociaciones de mercaderes o artesanos de un mismo oficio
fundadas para protegerse mutuamente e impulsar la calidad de los productos que
elaboraban. dentro de un gremio había jerarquías que comprendían maestros,
oficiales y aprendices; los gremios tuvieron un gran desarrollo, en tanto eran
además centros de aprendizaje para los que se iniciaban.
Dentro de ese contexto hubo un gran desarrollo en el estudio del arte popular
mexicano, debido en parte a que el gobierno mexicano promovió programas tanto
para fomentar y rescatar las artesanías como para la creación de diversas
instituciones: "se fundó el Instituto nacional de Antropología e Historia (...) Se
fundaron también por ese tiempo el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Instituto
Indigenista Interamericano y su filial mexicana, el Instituto Nacional Indigenista. La
Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas abrió una Escuela de Diseño y
Artesanías con el fin de estimular la creatividad en el campo del diseño industrial y
arquitectónico, que más tarde pasó a depender del Instituto Nacional de Bellas
Artes". (Rubín, 1974:19-20).
El juguete popular está muy ligado a otro elemento esencial que es el juego:
habitualmente, para el ser humano juego y juguete tienen la finalidad de divertir, y
para el niño esta dualidad entre juego y juguete abre la posibilidad de la
imaginación, formando así una tríada que permite crear objetos y formas
convertidos en juguetes, los cuales adoptan múltiples manifestaciones y
modalidades.
Hay periodos en que ciertos juguetes tienen una mayor demanda, por ejemplo, en
Semana Santa se venden sobre todo los Judas de cartón para ser quemados el
Sábado de Gloria, mientras el 2 de noviembre se elaboran juguetes con motivo del
Día de Muertos; con ello puede verse que los juguetes van acordes a ciertas épocas
del año.
Los juguetes han sido un fiel reflejo de la época, y muchas veces recreaban los
sucesos sociohistóricos del periodo en que se producían; como señala Jorge F.
Hernández al mencionar que "durante casi todo el siglo XIX fueron muy populares
los juguetes de inspiración bélica, no por una invasión mercantil de los productores
sino por ser fiel reflejo de la época (...) Aunque proliferaron los soldados fundidos
en moldes alemanes o franceses, el carácter de sus batallas imaginarias reflejaba la
realidad mexicana. Aquí también, los juguetes extranjeros no sólo se adaptaban a
la 'pólvora mexicana', sino que se combinaban con espadas de cartón o cascos de
pasta y caballitos de madera hechos con moldes mexicanos y pintados de colores
que no se acostumbraban en Europa (ibidem: 103-104)
Como sabemos, a finales del siglo XIX llega el ferrocarril a México, cuya presencia
impactó no sólo en el ámbito político o económico, sino también en la fabricación de
juguetes, y muy pronto los trenecitos de lámina, madera o cartón fueron los
juguetes preferidos por los niños. A principios del siglo XX se mantenía el uso de
juguetes tanto mexicanos como importados; a pesar de lo innovador del juguete
extranjero, los niños continuaban aceptando el juguete mexicano porque mantenía
ciertas peculiaridades heredadas desde muchos años atrás, como indica Carlos
Espejel: "desde hace tiempo son famosos los juguetes populares por su variedad,
por su fuerte colorido, por la ingenuidad y la belleza de sus formas y por el notable
ingenio que denotan sus sencillos pero eficaces mecanismos que les permiten sonar
de distintos modos o moverse, brincar y girar mediante un simple movimiento de la
mano" (Espejel, 1977: 198).
Algo importante en la elaboración del juguete mexicano es la enseñanza de padres
a hijos, y representa una tradición que ha pervivido durante muchos años, como
dice Gabriel Fernández: "la fabricación de juguetes se hace en el seno del hogar,
con la participación de todos los miembros de la familia, desde el viejo abuelo hasta
la nietecita de seis años (...) Cada familia alfarera produce, dentro del tipo
industrial ya consagrado, caracterizaciones bien definidas dentro de un sentimiento
de unidad en la obra, que es el propio resultado de la misma integridad familiar"
(Fernández Ledesma, 2006: 35-36). Añade que "a la satisfacción de escasas
necesidades se une el goce desinteresado de producir belleza; la satisfacción más
grata, que habla directamente a las fuerzas desatadas del espíritu" (ibidem: 67).
Considero que mientras existan estas motivaciones en los artesanos, seguirá
perviviendo el arte popular, y por consiguiente el juguete popular.
Hoy en día, además de ser objeto de diversión para los niños, el juguete popular ha
recibido una función adicional: formar parte de algún museo o de colecciones
particulares; también se ha enfrentado a una industria juguetera de mayor
volumen a la que señalaba Gabriel Fernández, industria enmarcada por el mundo
de la electrónica y los juegos individualizados.
Si algo hay que valorar del juguete y los juegos tradicionales, es precisamente que
fomentan la colectividad, la no violencia, los valores y la tradición. Para jugar se
necesitaban mínimo dos personas, además de que debían respetarse ciertas reglas,
de lo contrario habría algún castigo. Muchos juegos no necesitaban inversión
económica, como el caso del juego conocido como "changay" (Aguascaliente)
"capirucho" (Guanajuato), para el cual bastaba extraer de la escoba dos palos de
distinto tamaño para poder jugarlo; para jugar a la "matatena" las niñas sólo
necesitaban recoger algunos huesos de durazno, o simples piedras, para ponerse a
jugar. Otros juegos como los encantados, las escondidas, el bebeleche -que en
muchas parte se le llama "el avión"-, las choyas -en otras regiones conocido como
los "quemados"-, las "cebollitas", el brinquete burro, brincar la cuerda, el yoyo, las
canicas, las comiditas, el trompo, rondas infantiles, el balero, el tacón, la rayuela,
etcétera, fomentaban el vínculo entre niños y niñas.
Los juegos de las niñas como las muñecas o los juegos de té para jugar a preparar
comida de alguna manera enseñaban un "deber ser": desde temprana edad
aprendían las labores femeninas, e independientemente de las críticas "feministas"
considero que estos juegos fomentaban la imaginación, la creatividad y los vínculos
sociales.
En este apartado se mostrará sólo una parte de los muchos artesanos que se
dedican a la fabricación del juguete popular; dado que la división geográfica del
estado presenta cuatro zonas: el Bajío, la Sierra Central, los Altos y la Sierra
Gorda, sería casi imposible incluir a todos los artesanos en el texto, por lo que se
decidió tomar sólo algunos del Bajío porque ahí se encuentran los más destacados
artesanos del juguete popular, sin con ello demeritar el trabajo de otros creadores.
En la capital del estado residen Guillermo Chávez -quien manufactura el "juguete
de arroz", llamado así porque son piezas de barro que miden menos de 20 mm -y
Ramón Suárez, ya fallecido y quien trabajó la hojalata, mientras Mauricio
Hernández Colmenero se dedica a la cartonería. En Silao se entrevistó a Martín
Medina Gasca, que hace juguete en madera; en Juventino Rosas vive Gumersindo
España, mejor conocido como Sshinda y quien manufactura juguete en madera; de
Celaya se incluyó al cartonero Martín Lemus y a Maximino Rivera, quien elabora
juguete de lámina.
[...] En Silao se hacen juguetes con movimiento, como luchadores, serpientes que
pican, tigres que saltan y caballitos que galopan provistos de sencillos mecanismos,
en madera de copalillo; mientras Salamanca es conocida por sus títeres con cabeza
y extremidades de barro y cuerpo de tela.
En los trastecitos llamados "juguete de arroz", de los que se puede encontrar una
gran variedad -platitos, ollitas, tacitas, jarritos, bandejitas, teteritas, etcétera-,
predominan los colores café, rojo, azul, verde y amarillo. En la elaboración del
juguete de arroz en la ciudad de Guanajuato ha sobresalido Guillermo Chávez
Noriega, quien ha dedicado más de 70 años a la elaboración de estas miniaturas
que se identificaban mediante números: la más pequeña se conocía como del cero,
le seguía la del uno, la del dos y finalmente la del tres. Hacer miniaturas, señala
don Guillermo, servían para que las niñas comenzaran desde temprana edad a
enseñarse a los quehaceres del hogar: "con esos juguetes jugaban las niñas a las
comiditas y ya desde ahí empezaba el gusto por la cocina y las actividades
domésticas".2
Daniel Rubín de la Borbolla señala que "el centro comercial del juguete es la ciudad
de Celaya, a donde llegan a vender su producto los jugueteros de muchas
poblaciones. Además del consumo local, durante el año se hacen fuertes ventas
para la fiesta de Corpus, para la Navidad, pero muy especialmente para el Día de
Reyes" (Rubín, 1961: 59). En Celaya sobresalen los juguetes de lámina, pero sobre
todo los de cartón, destacando los "Judas" creados para la época de Cuaresma;
otros municipios en los que se trabaja la cartonería son San Miguel de Allende,
Cortázar, Juventino Rosas, Irapuato y Guanajuato.
En la capital del estado hay varios artesanos dedicados a la cartonería, pero uno de
los más sobresalientes es Mauricio Hernández Colmenero, y aun cuando no
proviene de padres y abuelos artesanos, su interés por rescatar y preservar las
tradiciones guanajuatenses lo motivaron al oficio de la cartonería, como él mismo
señala:
Otro tipo de juguetes realizados en Celaya son los de lámina que se vinculan con el
hogar: comedores, estufas, refrigeradores, alacenas, gabinetes; de este material
también se elaboran juguetes como trenecitos, trocas, camiones de volteo, carros,
etcétera; lo mismo que cornetitas, reguiletes, globos, mariposas y muchos más que
se han ido perdiendo a través del tiempo. uno de los artesanos más conocidos en la
fabricación del juguete de lámina es Maximino Rivera.
Todo este tipo de juguetes y muchos más son los que elabora gumersindo España
Olivares -parte de cuya obra puede verse en VV.AA. (2001: 218-221).
En una plática informal, este artesano decía que "para hacer juguetes hay que estar
contentos", porque si uno está enojado no sale; es decir, el juguete sale feo;
asegura que los juguetes cobran vida y al elaborarlos lo hacen reír; él mismo se ríe
de los juguetes que hace no porque salgan "chistosos", sino porque efectivamente
cumplen la función de "hacer reír". Tal vez pueda tildarse de excéntrico
a Sshinda, pero es de los pocos artesanos que manifiesta que cuando está enojado
prefiere no hacer juguetes, deja pasar un momento para tranquilizarse y
posteriormente se pone a trabajar.
Así fue como don ramón aprendió a fabricar juguetes desde que tenía diez años;
sus primeros juguetes fueron tre-necitos, "troquitas" y carritos; sobre la manera en
que aprendió a hacerlos, nos dijo: "bueno, yo al verlos cómo cortaban su molde del
juguete, obviamente yo también tomaba las tijeras y ayudaba a cortarlos, después
a armarlos, fue como aprendí, viéndolos nada más ahí y fue como aprendí
ayudándolos. Y de ahí fui tomando yo también un poco de la imaginación para ir
tratando de hacer otras cosas, no nada más la troca, el carrito y el trenecito y toda
la variedad que había que hacer porque era bastante cantidad" (ibidem).
Actualmente ya casi no se ve a los niños jugar con este tipo de juguetes, ahora se
consumen mayormente juguetes electrónicos y de plástico. Otra modalidad que no
hemos mencionado dentro del juguete popular son las miniaturas, y Porfirio
Martínez Peñaloza señala que "las miniaturas, como dice Rubín de la Borbolla, se
elaboran para el adorno y la formación de colecciones, lo que las distingue de la
juguetería. También se hacen con todas las materias imaginables: barro, vidrio,
madera, cortezas vegetales, metales, etcétera. Casi podemos afirmar que todo
centro productor de objetos de arte popular, cualquiera que sea su rama, fabrica
miniaturas" (Martínez Peñaloza, 1981: 28-30). En Guanajuato también se producen
miniaturas y sobresalen los llamados "juguetes de arroz", así como una gran
variedad de trastecitos de barro, muñecas y cartonería, entre otros.
Es preciso señalar que si bien está muñeca tiene su origen en Europa, no es igual a
la que se fabrica en Guanajuato, ya que ésta tiene características propias que la
hacen mexicana no sólo en su proceso de elaboración, sino en sus colores,
acabados y nombres, entre ellos Rosa, María, Guadalupe, etcétera.
Creo que es muy complejo dar alguna denominación de origen al juguete, digamos
que son del pueblo y consumidos por el pueblo, e inclusive podríamos decir que son
exclusivos de la cultura mexicana, pero si consultamos el juguete de otros países
volveremos a encontrar muchas semejanzas; lo que difícilmente cambia es la
función del juguete y el juego que lo acompaña, aunado a la imaginación y
creatividad de quienes lo usan.
OBSERVACIONES FINALES
Estudiar las tradiciones como manifestaciones del papel que desempeña la cultura
en la vida material de los grupos sociales pareciera una propuesta desatinada, pero
a lo largo del texto pudo mostrarse como factible; para ello existen diversas
maneras de acercarse al objeto de estudio, la aquí presentada no es la única ni la
mejor.
Abordar el estudio del arte "culto" y del arte "popular" es un tema complejo,
muchas veces depende de la óptica con que lo miremos; por ello, después de este
recorrido a través de diversos temas vinculados con la cultura popular, y más
particularmente con el arte popular; quedan muchas inquietudes y preguntas por
plantear que motivarían la continuación del trabajo en otras vetas de investigación.
Llegar a una conclusión nos presenta ciertas dificultades, ya que para empezar no
es un tema agotado o del cual se pueda hacer una catalogación puntual de lo que
es o no es arte popular, del origen de las mismas piezas y de lo que es y no es
juguete "tradicional".
Sin embargo, de lo que hoy son las artesanías -y en función de cómo puedan
definirse- ha nacido una larga serie, a menudo repetitiva, de conceptos que
enfatizan lo manual, lo tradicional, la transmisión del oficio en el marco del entorno
geográfico y el parentesco, la inserción en una economía de autoabas-tecimiento o
la creatividad individual frente a la serie programada (Martínez Massa, 1992: 10-
11).
Es preciso señalar que también existen artesanos que han logrado fama gracias a
su actividad, pero han mantenido la sencillez como en el caso de Sshinda quien -a
pesar de haber sido incluido en el libro Grandes maestros del Arte Popular, y ganar
importantes premios-, sigue poseyendo una gran humildad y los precios de sus
juguetes siguen siendo casi los mismos. He conocido artesanos de otros estados de
la república que aparecen en el mismo libro y "cotizan" más cara su artesanía: a
pesar de seguir utilizando los mismos materiales, justifican un mayor precio por ser
de "los grandes maestros". También existen artesanos que no aparecen en el libro
señalado, nunca han ganado premios y no gozan de fama, pero sus artesanías son
verdaderas obras de arte, mejores que las de muchos "artistas" que exhiben sus
piezas en galerías y tiendas de exportación.
BIBLIOGRAFÍA
Guevara, Darío (1975), "En torno a una reconsideración del concepto científico de
folklore", en Isabel Aretz (dir.), Teorías de folklore en América Latina, Caracas,
Instituto Interamericano de Etnomusicología y Folklore del CONAC (Biblioteca
INIDEF, 1). [ Links ]
Iturriaga, José N. (2005), Arte del pueblo, manos de Dios. Colección del Museo de
Arte Popular, México, Gobierno del Distrito Federal/Conaculta/INBA/Museo de Arte
Popular. [ Links ]
Pereda Valdés, Ildefonso (1975), "Teoría del folklore", en Isabel Aretz (dir), Teorías
de folklore en América Latina, Caracas, Instituto Interamericano de
Etnomusicología y Folklore del CONAC (Biblioteca INIDEF, 1). [ Links ]
VV. AA. (2001), Grandes maestros del arte popular mexicano. Colección Fomento
Cultural Banamex, México, Fomento Cultural Banamex, A.C. [ Links ]
ENTREVISTAS
Fernández del Real, Virgilio, enero de 2006, entrevista por Gabriel Medrano de Luna
y Rolando Rriseño León en la Casa Museo Gene Byron, Guanajuato, Gto.
NOTAS
1
Peter Burke señala que las canciones tradicionales se consideraban como obras de
la naturaleza en lugar de obras de arte, del mismo modo que a los campesinos se
les veía como partes pintorescas del paisaje. Se creó una imagen 'romántica' de
ellos, en todos los sentidos de la palabra 'romántica', (Burke, 1984: 71-77; 1984:
78-92).
2
Entrevista a Guillermo Chávez Noriega, de 10 de agosto de 2005.
3
Entrevista a Mauricio Hernández Colmenero, 7 de julio de 2005. La obra de este
artesano está incluida en el libro de VV.AA. (2001: 474-477).
4
Entrevista a Virgilio Fernández del Real en enero de 2006 por Gabriel Medrano de
Luna y Rolando Rriseño León.
5
Entrevista a Teresa Pomar, 20 de enero de 2006.
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¿QUÉ ES LA CULTURA
MATERIAL?
207
Por Adrian Carreton Patrimonio Cultural
Qué es
luanda_800x400.jpg
¿Qué es la Convención?
La Convención sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones
Culturales es un acuerdo internacional jurídicamente vinculante que garantiza que los
artistas, los profesionales y otros actores de la cultura y los ciudadanos en todo el mundo
puedan crear, producir, difundir y disfrutar de una amplia gama de bienes, servicios y
actividades culturales, incluidos los suyos propios. Fue adoptada porque la comunidad
internacional reconoció la urgencia de aplicar una regulación internacional que
reconociera:
TURISMO
TURISMO
El producto turístico
Es necesario tener en cuenta que el producto turístico tiene una especial particularidad,
que se expresa en el hecho de que no puede ser tocado ni degustado con la ayuda de los
órganos de los sentidos. El producto turístico sólo puede ser evaluado por las impresiones
que los turistas obtienen al visitar nuevos lugares, consiguiendo ciertas emociones.
Un operador turístico tiene que formar un producto que no sólo responda a las
peculiaridades de la zona en la que se va a vender, sino también a las necesidades de
los consumidores. Con este fin, es necesario ser capaz de analizar el mercado de
consumo, conocer las necesidades y los motivos de su público objetivo y formar un
producto turístico concreto para él.
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A pesar de que España es uno de los principales destinos turísticos a nivel mundial la
modalidad receptora no es la predominante en nuestro país sino la emisora.
También se tendrán que tener en cuenta las ratios para poder llevar a cabo el análisis
económico y financiero de una agencia de viajes. Ratio es la relación o proporción que
se establece entre dos cantidades o medidas. Son clave del análisis económico-
financiero de la situación patrimonial de una entidad, su gestión, resultados
obtenidos, generación de liquidez, etc.
CRS y GDS
Los CRS (Computer Reservatios System) son sistemas informatizados de reservas que
fueron implantados por las compañías aéreas norteamericanas en la década de los
años 70 para cubrir sus propias necesidades organizativas, a través de los cuales una
agencia de viajes podía tramitar reservas directamente.