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Facilitando El Cambio Emocional: Leslie S. Greenberg Laura N. Rice Robert Elliott

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Facilitando

el cambio
emocional
El proceso terapéutico
punto por punto

Leslie S. Greenberg
Laura N. Rice
Robert Elliott
En una época en la que con frecuencia se da
una connotación negativa a las emociones -se
describe a las personas como "demasiado emo-
cionales" o se dice que necesitan "controlar sus
Psicología emociones"-, los autores de este libro defien-
Psiquiatría den, por el contrario, que las emociones son
Psicoterapia
149 procesos organizados capaces de mejorar las
tareas de adaptación y de solución de proble-
mas. Para conseguir esto, sin embargo, hay
que trabajar en el interior del marco vivencia!,
producir cambios en el significado y resolver
los distintos problemas psicológicos planteados.
Basado en una jugosa explicación de las inter-
relaciones existentes entre la emoción, la cog-
nición y el cambio, el libro, de este modo, no
sólo ilustra los métodos presentados median-
te extractos de transcripciones auténticas, sino
que además plantea temas tan controvertidos
como la selección de clientes y las dificultades
o dilemas potenciales. A partir de ahí, los ejem-
plos clínicos presentados y su carácter de guía
práctica acaban convirtiendo el texto en un
instrumento de inestimable valor para terapeu-
tas cognitivos, dinámicos y vivenciales, así como
también para estudiantes de psicología, psi-
quiatría y asistencia social.
Leslie S. Greenberg es profesor del Depar-
tamento de Psicología y director del Centro de
Investigación en Psicoterapia de la Universidad
de York, en Canadá, donde también enseña
Laura N. Rice. Por su parte, Robert Elliott es
profesor de Psicología y director de Formación
Clínica de la Universidad de Toledo, en Ohio.
Leslie S. Greenberg
Laura N. Rice
Robert Elliott

FACILITANDO
EL CAMBIO EMOCIONAL

El proceso terapéutico
punto por punto

PAIDÓS
Barcelona
Buenos Aires
México
SUMARIO

Pr6logo a la edici6n española............................................................................... 13


Prefacio................................................................................................................. 15

PRIMERA PARTE
INTRODUCCIÓN

l. Introducci6n a este enfoque........................................................................ 21


El desarrollo de este enfoque.......................................................................... 25
Guía para leer el libro..................................................................................... 29

2. Un enfoque de la psicoterapia facilitador del proceso............................... 31


Un enfoque centrado en el proceso ............................................................... 33
Diagnóstico del proceso ................................................................................. 36
Actitudes del terapeuta hacia la relación........................................................ 39
El manejo de la dirección del proceso y las actitudes hacia la relación: la
necesidad de cariño y equilibrio.................................................................... 42
Trabajo terapéutico........................................................................................ 45
Conclusión ..................................................................................................... 51

SEGUNDA PARTE
TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

3. Perspectivas sobre el funcionamiento humano ........................................ . 55


Perspectivas vivenciales ................................................................................. . 55
' c l'as1ca
T eor1a . ................................................................................................. . 56
Perspectivas desde la psicología moderna ..................................................... . 63
. . cogn1"t"1va ....................... :................................................................... .
C 1enc1a 63
' e 1nvest1gac1on
T eor1a . . ., so bre 1as emociones . ................................................... . 70
' . d"al'
U na s1ntes1s . construct1v1sta
1 ect1ca . . ........................................................... . 77

4. Hacia una teoría vivencia! del funcionamiento ........................................ . 87


. . 1 •
Func1onam1ento esquemat1co ....................................................................... . 89
. emociona
Memor1a . 1esquemat1ca
'. .................................................................. . 93
La tendencia al crecimiento ........................................................................... . 96
.. , de con1unto
U na v1s1on . .
integra dora ............................................................. . 102
La formación del sí mismo ............................................................................ . 104
10 FACILITANDO EL CAMBIO EMOCIONAL

5. Disfunción .................................................................................................... . 107


Problemas en la generación de significado emocional .................................. . 109
Disfunción esquemática ................................................................................. . 113
Desarrollo de los esquemas disfuncionales .................................................... . 116
.. , mu l"f
U na v1s1on ,. dldif
t1 acet1ca e a s unc1on ., ..................................................... . 117
¿Por qué no cambian los esquemas emocionales? ......................................... . 120
Cambiando los esquemas emocionales .......................................................... . 122

TERCERA PARTE
EL MANUAL: PRINCIPIOS BÁSICOS
E INTERVENCIONES GUIADAS POR LA TAREA

PRIMERA SECCIÓN
MANUAL DE TRATAMIENTO: EL ENFOQUE GENERAL

6. Principios de tratamiento para un enfoque vivencia! y procesual........... 129


Principios de la relación: facilitar una relación terapéutica........................... 130
Principios de la tarea: facilitar el trabajo sobre tareas terapéuticas específicas 140
Resumen .. ..... .............. .. ............. ... .... ... .... ... .......... .. ............... ......... .. ... ... .... .... 146

7. Lo que hace el terapeuta: intenciones y modos de respuesta vivencia!... 147


Intenciones esenciales de respuesta vivencial ................................................. 149
Intenciones vivenciales adicionales ................................................................ 160
Intenciones no vivenciales generalmente «amodales» .................................... 163
Resumen ..... .. ... ... ... ............. ........... ... ... .... .... ........... ... ... ..... ........ .. ... ... .. ... ....... . 165

SEGUNDA SECCIÓN
LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

8. Despliegue evocador sistemático en un indicador de una reacci6n pro-


blemática........................................................................................................ 171
¿Qué hay que cambiar? La dificultad de procesamiento subyacente............. 172
Oportunidades para la intervención: el indicador de una reacción problemá-
tica.................................................................................................................. 173
¿Cómo ocurre el cambio?............................................................................... 175
Operaciones del terapeuta.............................................................................. 181
Las funciones del terapeuta en las distintas etapas del modelo ...................... 182

9. Enfoque vivencia! en un significado sentido con poca claridad............... 197


La «actitud de enfoque» ............. .. ....... ........ ... .... .. ....... .. .... ... ......... ............ .. ... . 198
¿Qué hay que cambiar? La dificultad de procesamiento subyacente............. 198
SUMARIO 11

Oportunidades para la intervención: significado sentido con poca claridad. 199


El proceso de resolución ............................................................................... . 201
Actitud del terapeuta y operaciones que se usan en el enfoque .................... . 207
Callejones sin salida y errores más comunes en el enfoque .......................... . 218
Conclusión .................................................................................................... . 219

10. El diálogo de las dos sillas y las escisiones ................................................. . 221


¿Qué hay que cambiar? La dificultad de procesamiento subyacente ............ . 221
Oportunidades para la intervención: indicadores de la escisión de conflicto 223
¿Cómo ocurre el cambio? .............................................................................. . 226
Operaciones del terapeuta ............................................................................. . 232
Conclusión .................................................................................................... . 251

t t. La representación en las dos sillas para escisiones autointerruptoras ..... . 253


¿Qué hay que cambiar? La dificultad de procesamiento subyacente ........... .. 253
Oportunidades para la intervención: el indicador ........................................ . 256
A tri'buc1on
., de 1a interrupc1on
. . ' ....................................................................... . 258
¿Cómo ocurre el cambio? .............................................................................. . 259
Operaciones del terapeuta ............................................................................. . 265
Conclusión .................................................................................................... . 278

12. El trabajo en la silla vacía y los asuntos no resueltos ............................... . 279 1


¿Qué hay que cambiar? La dificultad de procesamiento subyacente ........... .. 279
Oportunidades para la intervención: indicadores de asuntos no resueltos ... . 282
¿Cómo ocurre el cambio? .............................................................................. . 283
Operaciones del terapeuta ............................................................................. . 293
Conclusión .................................................................................................... . 310

13. Afirmación empática en un indicador de intensa vulnerabilidad .......... .. 311


¿Qué hay que cambiar? La dificultad de procesamiento subyacente ........... .. 312
Oportunidades para _la intervención: indicadores de vulnerabilidad ............ . 314
¿Cómo ocurre el cambio? El modelo ............................................................ . 315
Las funciones del terapeuta en diferentes etapas del modelo ........................ . 317

CUARTA PARTE
CONCLUSIÓN

14. Aplicación del enfoque procesual y vivencia! ........................................... . 325


Selección de clientes y criterios de idoneidad ............................................... . 325
Parámetros del tratamiento ........................................................................... . 327
e .. '
ompos1c1on de1tratamiento. ....................................................................... . 330
Dificultades y dilemas .................................................................................. .. 332
Formación de los terapeutas en el enfoque procesual y vivencia! ................ . 334
Ejernplos de casos de un enfoque procesual y vivencial .............................. .. 335
~··· ..
'

12 FACILITANDO EL CAMBIO EMOCIONAL

15. El enfoque procesual y vivencial: una visión general, investigación, teo-


ría y futuro ................................................................................................... . 353
. emp1r1ca
U na perspectiva '. .............................................................................. . 353
Visión teórica integradora: modelo general del proceso de cambio ............. . 357
Direcciones futuras ........................................................................................ . 362
Conclusión .................................................................................................... . 364

Bibliografía .......................................................................................................... . 366


Ín.dice analítico .................................................................................................... . 376
...... ,-_,,, ...,
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PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA

La psicoterapia actual se encuentra en un momento apasionante de su


desarrollo histórico. La demanda de tratamientos psicológicos está crecien-
do a un ritmo vertiginoso, al filo de los cambios en la convivencia humana
qµe están teniendo lugar en las avanzadas sociedades occidentales. El
número de «modelos» terapéuticos se ha disparado, a la vez que la adhesión
a las viejas ortodoxias está siendo sustituida por un eclecticismo declarado.
Todo ello configuraría un panorama caótico si, paralelamente, no se
hubiera desarrollado una fuerte vinculación con la psicología científica. En
efecto, la necesidad de fundamentar los tratamientos psicológicos en la
psicología científica constituye la característica más sobresaliente de la
psicoterapia actual, de la cual esta obra de Greenberg, Rice y Elliott
constituye un ejemplo paradigmático.
Los autores parten de la tradición de la psicoterapia vivencia!, en parti-
cular de la terapia centrada en el cliente y de la terapia Gestalt; pero su
trabajo resulta algo más que una mera combinación de ambos enfoques.
Este algo más proviene tanto de la psicología científica como de la experien- 1
cia acumulada en más de tres décadas de práctica clínica. Desde el punto de
vista de la psicoterapia vivencia!, las emociones son el elemento clave que
estructura el fluir de la vivencia inmediata. Como decía Car! Rogers, las
emociones «siempre son lo que son». Así pues, lejos de ser aspectos pertur-
badores de la experiencia que hay que controlar, las emociones nos propor-
cionan nuestro sentido inmediato de estar en el mundo y, en consecuencia,
su exploración constituye el objetivo central de la terapia.
La idea de que facilitar el cambio terapéutico es facilitar el cambio
emocional constituye la tesis central de este libro, que, en definitiva,
pretende proporcionar al lector un manual detallado sobre cómo trabajar
terapéuticamente con las emociones. En las dos primeras partes del libro,
los autores revisan los supuestos básicos del enfoque vivencia! a la luz de la
doble perspectiva ya mencionada: las aportaciones de la psicología científica
actual, en particular la psicología cognitiva y la psicología de la emoción, y
la experiencia acumulada en la práctica de la psicoterapia vivencia!.
En la tercera parte del libro, que representa la parte central, los autores
· describen minuciosamente las intervenciones terapéuticas más comunes en
este enfoque. El aspecto más sobresaliente de esta parte del libro no reside
tanto en la exposición de las técnicas terapéuticas que, como el enfoque o
la silla vacía, son técnicas tradicionales muy conocidas, como en el nivel de
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14 FACILITANDO EL CAMBIO EMOCIONAL

descripci6n alcanzado. Éste es un nivel emergente en la psicoterapia actual,


en el que se describe no s6lo la técnica en sí misma, sino también su
aplicaci6n en funci6n del proceso psicol6gico en el que se encuentra el
cliente. No se trata tanto de que el terapeuta aplique una técnica determi-
nada en la sesi6n, sino de que la aplique en el momento adecuado; esto es,
en el momento en el que el cliente tiene activados los esquemas cognitivo-
emocionales que subyacen a la dificultad que experimenta. Esto obliga al
terapeuta a saber ver, a partir de lo que el cliente dice y hace la sesi6n, en
qué proceso psicológico se encuentra. Este tipo de lectura es lo que los
autores denominan «diagn6stico del proceso», y requiere que el terapeuta
esté empáticamente armonizado con el carácter fluido y cambiante de la
vivencia inmediata del cliente. A este nivel de descripci6n hace referencia
el subtítulo del libro: el proceso terapéutico punto por punto. Este nivel de
descripci6n de la intervenci6n terapéutica, por otro lado, no solamente es
el fruto de la vinculación de la psicoterapia con la psicología científica, sino
que también es el producto de la metodología de estudio sobre los aconte-
cimientos de cambio terapéutico, creada por Greenberg y sus asociados,
que representa el punto de unión más prometedor en la psicoterapia actual
entre la investigaci6n terapéutica y la práctica clínica.
En la última parte del libro, la parte cuarta, los autores se ocupan de los
temas relacionados con la aplicación práctica de la psicoterapia vivencia! y
su desarrollo futuro. Ofrecen ejemplos de tratamientos concretos que
sirven para ilustrar el curso del tratamiento. Esta visión diacrónica sirve
para completar lo que de otro modo hubiera quedado como una visión
excesivamente puntual y sincrónica del enfoque vivencia!. Esta parte del
libro resulta, pues, esencial para entender el alcance de este enfoque tera-
péutico que el lector podrá juzgar por sí mismo.
En resumen, nos encontramos ante un gran trabajo, que resultará
interesante no sólo para los psicoterapeutas vivenciales, sino también para
los psicoterapeutas de cualquier orientaci6n y, en general, para todo aquel
interesado en facilitar el cambio emocional.
M' TERESA MIRÓ
La Laguna, 16 de enero de 1995
-. ..,. '

.... '• .......


... ,· •

PREFACIO

Este trabajo es producto de años de experiencia como clínicos e inves-


tigadores y es nuestro intento de explicar nuestra comprensi6n implícita de •.
c6mo ocurre el cambio en terapia. Nos parece que el nuestro es, por encima
de todo, un acercamiento al cambio que acentúa el proceso emocional y su
'
facilitaci6n. El énfasis en el proceso vivencia! momento a momento y la
facilitaci6n del siguiente paso es lo que distingue lo que hacemos nosotros
de lo que hacen otros enfoques terapéuticos. En lugar de acentuar los
contenidos particulares de la psique o de usar técnicas para instruir o
modificar, nosotros subrayamos la facilitaci6n del proceso cognitivo/ afec-
tivo del cliente en cada momento para conseguir cambios en los significados.
Cuando actuamos como terapeutas siempre tenemos. presente en nuestra
mente los detalles de la experiencia y la expresi6n de nuestro cliente en cada
momento. Estamos absortos en el proceso y en c6mo facilitar el siguiente
paso, en vez de intentar entender los patrones inadaptados recurrentes o de
intentar conseguir objetivos predeterminados de cambio de conducta.
Desde nuestro punto de vista, el terapeuta es un experto conocedor de c6mo 1
facilitar tipos particulares de exploraci6n de la experiencia y no de qué está
experimentando el cliente.
El nuestro es un enfoque que integra una perspectiva «organísmica» del
funcionamiento humano, que da importancia a ciertos aspectos innatos, de
origen biol6gico, y que tiene una perspectiva estructural del proceso, que
subraya de qué modo están implicadas las estructuras mentales funcionales
a la hora de actuar (Pascual-Leone, 1976c, 1984, 1987). Para tratar de explicar
el cambio, recalcamos el papel biol6gico de los aspectos evolutivos de la
emoci6n y la tendencia organísmica hacia el crecimiento; también acentua-
mos el importante papel de las estructuras cognitivo/afectivas internas
(esquemas) y de los procesos (atender, simbolizar y reflexionar sobre la
experiencia) implicados en la generaci6n de experiencia y conducta en cada
momento.
Nuestra visi6n de las emociones es esencial a la hora de entender este
enfoque. Creemos que un objetivo terapéutico importante es ayudar a las
personas a expresar sus sentimientos y necesidades, ya que a través de ello
llegan a comprender lo que es emocionalmente significativo para ellas. Un
aspecto importante de la terapia es llegar a darse cuenta de cuáles son los •
esquemas emocionales implícitos que guían la experiencia y la acci6n. No
consideramos la emoci6n como sin6nimo de gran excitaci6n o intensa ex-
16 FACILITANDO EL CAMBIO EMOCIONAL

presi6n. No vemos la emoci6n como destructora de la cognici6n o la


conducta; ni consideramos las emociones como sentimientos meramente
internos. Por el contrario, creemos que las emociones constituyen un
sistema de acci6n organizado, significativo y, por lo general, adaptativo. La
funci6n biol6gica de la emoci6n es asegurar la supervivencia y reproducci6n
del organismo, ofreciéndole informaci6n sobre sus reacciones a las situacio-
nes para conseguir una mejor adaptaci6n y soluci6n a los problemas. Sin
embargo, culturalmente, la emoci6n ha sido objeto de una visi6n negativa
y ha tenido mala prensa -la emoci6n aparece como un elemento desorga-
nizador, algunas personas son tachadas de «demasiado emocionales» y se
considera que necesitan «Cotitrolar sus emociones». Las personas se avergüen-
zan a menudo de mostrar demasiadas emociones y creen que ser emocional
es equivalente a ser inmaduro.
Aunque, a veces, las emociones están conectadas con alguna disfunción,
debido a algún aprendizaje emocional poco adecuado, los efectos de la
emoción, en general, son positivos y adecuados. Guían a las personas hacia
la satisfacci6n de necesidades importantes y motivan una acción eficaz. En
vez de ser destructivas, las emociones son manifestaciones ricas en informa-
ci6n de un sistema de procesamiento complejo que evalúa tanto lo que es
significativo para nosotros como la posibilidad o no de alcanzar lo que es
significativo. Al tomar conciencia de nuestras emociones y necesidades y al
expresarlas, nos damos cuenta de la importancia que las cosas tienen para
nosotros. Así pues, sabiendo cuáles son nuestras emociones, llegamos a
conocernos verdaderamente a nosotros mismos, esto es, nuestra aprecia-
ción de lo que es importante para nosotros.
Deseamos comentar aquí el uso que hacemos del concepto de esquema
y esquemas emocionales a lo largo del libro. Esto no significa reificar esta
construcción estructural con el estatus de una entidad existente en la cabeza.
Hemos usado este concepto como una herramienta para visualizar que
existe un proceso organizativo interno. Nuestra perspectiva no se erige, ni
descansa en el uso de este concepto. Cuando los esquemas se reemplacen
por otro concepto, como un proceso distributivo o redes neuronales o
algún otro complejo proceso de formación de patrones, nuestra teoría, que
se apoya únicamente en la noción de algún tipo de organización interna
modular de la experiencia, no se verá afectada.
Al presentar un libro que proviene de la tradición de la terapia vivencia!,
tenemos interés en señalar la convergencia actual en este campo de los
diferentes acercamientos a la psicoterapia. Esta convergencia se refleja con
mayor claridad en el desarrollo de la Society for the Exploration of
Psychotherapy Integration (Sociedad para la exploración de la integración
de la psicoterapia) y en el número creciente de publicaciones sobre integra-
PREFACIO 17

ción. Algunos métodos para la integración de los diferentes enfoques, así


como para identificar puntos comunes en los enfoques, han contribuido
asimismo a crear cierto respeto y cierto aprendizaje de las diferencias entre
enfoques.
En este sentido señalamos la convergencia representada en este libro
entre aspectos de las perspectivas vivenciales y aspectos de las perspectivas
cognitivas y de las relaciones objetales. Esta convergencia se da particular-
mente a nivel teórico, donde las representaciones internas o los esquemas
o el papel de las emociones son objeto de un creciente interés en todas las
áreas. Nuestra teoría guarda similitudes definidas con aquellos acercamien-
tos cognitivos que acentúan la importancia de unas creencias nucleares y la
construcción de significado como el aspecto central que guía la conducta de
las personas, y también con la teoría de las relaciones objetales que concibe
a las personas como seres que construyen representaciones internas de
interacciones anteriores basadas en la afectividad. También se observan
claramente algunas similitudes con la psicología del sí mismo, tanto por la
importancia que se da al sí mismo y a sus reglas de autoestima como por el
papel que desempeña la empatía en el fortalecimiento del sí mismo. Creemos,
pues, que este libro tendrá algo que decir tanto a los terapeutas cognitivos
como los orientados psicodinámicamente.
Sin embargo, más que presentar este esfuerzo como un libro cuyo
objetivo principal es la integración, nuestra finalidad al escribirlo es articu-
lar un enfoque dentro de la terapia vivencia!. Creemos que una obra de este
tipo es importante para reavivar el interés en lo que esta tradición puede
ofrecer y para presentar los rasgos distintivos de los enfoques que hemos
desarrollado. En este libro, ofrecemos una perspectiva de cómo facilitar
diferencialmente distintos procesos cognitivo/afectivos que conduzcan a la
resolución de diversos tipos de dificultades de procesamiento emocional.
Creemos que la especificación de estos procesos y de los rasgos de nuestro
enfoque pueden ser útiles a largo plazo para fomentar la integración, ya que
define claramente lo que una perspectiva vivencia! puede ofrecer a un
esfuerzo integrador.
Queremos hacer un comentario acerca del uso de las transcripciones.
El contenido de alguna de ellas ha sido alterado de algún modo para ocultar
rasgos identificadores, para mantener la confidencialidad y mejorar la
claridad. Hemos tratado, sin embargo, de retener el proceso esencial del
cliente que tuvo lugar en cada episodio y de interferir lo menos posible con
las intervenciones de los terapeutas, para transmitir con la mayor fidelidad
las intervenciones que, de hecho, tuvieron lugar.
Por último, nos gustaría agradecer a todos nuestros colegas y a los
estudiantes que han influido directa o indirectamente en nuestra manera de
.. , .. ,..... ,

18 FACILITANDO EL CAMBIO EMOCIONAL

pensar y en este libro. Más específicamente, nos beneficiamos mucho de los


comentarios de Art Bohart, Irene Elkin, Germain Lietar, Tracy Mayne y
Bill Stiles. También nos ayudaron mucho las conversaciones con Juan
Pascual-Leone, que ha influido, en gran medida, en nuestra visión teórica
del funcionamiento humano. Por otra parte, muchos colegas y estudiantes
han colaborado, directa o indirectamente, en el desarrollo de las ideas de
este libro. Reconocemos, con agradecimiento, la ayuda de nuestros colegas
SueJohnson, David Rennie y Shake Toukmanian y de nuestros numerosos
estudiantes, en la actualidad, Claudia Clark, Florence Foerster, Rhonda
Goldman, Ruth Rohn, Hadas Wiseman, Sandra Paivio, Renee Rhodes y
Jean Watson. Finalmente deseamos expresar nuestra sincera gratitud a
Zehra Bandhu, nuestra siempre dispuesta secretaria que pasó incansable-
1nente a máquina una y otra vez nuestras interminables correcciones. A
todos ellos y a nuestros clientes, que nos han ayudado a aprender lo que
sabemos de terapia, de modo que podemos compartir ese conocimiento con
los demás, les damos las gracias.
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PRIMERA PARTE

INTRODUCCIÓN

1
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"·,i~'''T; .,., ,.. ,,. ·~·· ..,, ~- ......,_ '" ~-·

..
CAPÍTULO!

INTRODUCCIÓN A ESTE ENFOQUE

En este libro presentamos la teoría y los métodos de un enfoque de la


terapia centrado en la emoción y facilitador del proceso, orientado hacia la
construcción de nuevo significado emocional. En él, el terapeuta se muestra
como alguien que facilita que el cliente, momento a momento, procese la
información de su experiencia, guiando su atención para permitirle la
construcción de nuevos significados personales.
Nuestra intención en este trabajo es tanto a) insertar un enfoque vivencia!
de la terapia en las modernas perspectivas teóricas sobre el procesamiento
de información constructiva y el papel adaptativo que desempeñan las l
emociones en el funcionamiento humano, como b) ofrecer un manual de
métodos espedficos de intervención terapéutica que, en el contexto de una
relación empática, utilizan la reorganización de la atención y de otros
procesos cognitivo/afectiv6s para facilitar el cambio de los esquemas emo-
cionales.
En este enfoque vivencia!, orientado al proceso para facilitar el cambio
emocional, es muy importante reconocer que todas la5 operaciones proce-
suales del cliente ocurren en el presente y que la atención del terapeuta tiene
que estar completamente centrada en la experiencia y expresión presentes
del cliente. El terapeuta trata de oír, ver y entender a los clientes tal y como
están en ese momento y de estimular el procesamiento vivencia!, en vez de
intentar formular hipótesis acerca de la dinámica interna de los clientes o
de cambiar o modificar sus cogniciones o conductas. Además de atender y
facilitar la atención específica y los procesos de memoria que ocurren en
ese momento, el terapeuta trata continuamente de proporcionar un am-
biente Óptimo para el tipo de procesamiento cognitivo/afectivo flexible
requerido en terapia. Defenderemos que la existencia de una relación
empáticamente armoniosa y respetuosa, en la que el terapeuta afirma la
experiencia del cliente y le aprecia con autenticidad, en vez de evaluarlo,
aumenta la confianza de la persona en sus propias capacidades. Esto permite
que la persona se sienta lo suficientemente segura para aplicar al máximo
sus capacidades de procesamiento en la tarea de explorar y generar nuevos
significados emocionales.
Además de la creación de un ambiente propicio para una relación
particular, nosotros sugerimos el uso de una serie de tareas terapéuticas que
hemos comprobado que son productivas a la hora de ayudar a los clientes
... • • •
' -·~·"'
,

22 INTRODUCCIÓN

a resolver problemas afectivos específicos. Hemos observado que se produ-


cen con frecuencia algunos tipos particulares de problemas afectivos en
clientes que están en terapia. Estos problemas se asemejan a una tarea que
los clientes se encuentran continuamente intentando solucionar por todos
los medios. Según nuestro punto de vista, si los terapeutas son capaces de
reconocer el momento en que el cliente está esforzándose por resolver uno
de estos problemas afectivos, sabrán cuándo y cómo intervenir más apro-
piadamente. Así pues, la intervención comprende el reconocimiento y la
facilitación de la resolución de la tarea afectiva en la que el cliente se
encuentra implicado en ese momento.
En este libro señalamos seis tipos de estrategias de intervención facili-
tadoras para seis tipos diferentes de problemas afectivos. El especificar
diversas formas de intervención para distintos tipos de problemas no
significa, de ninguna manera, que la terapia sea un proceso determinista en
el que se aplique la fórmula correcta para obtener la solución correcta. Por
el contrario, vemos estas intervenciones como métodos muy complejos de
facilitación interpersonal. Las intervenciones que nosotros destacamos son:
el despliegue sistemático evocador, para resolver reacciones problemáticas;
el diálogo de las dos sillas, para resolver divisiones; la actuación de las dos
sillas, para solucionar autointerrupciones; el enfoque, para simbolizar un
sentido no percibido con claridad; el diálogo de la silla vacía, para resolver
asuntos inacabados; y el aprecio empático, en situaciones de intensa vulne-
rabilidad. Es importante comprender desde el principio que nosotros
consideramos la terapia como un elemento facilitador de la creación, por
parte del cliente, de nuevos significados emocionales y creemos que el arte
de la terapia puede comprenderse mejor definiendo e investigando los
diferentes tipos de tareas creadoras de significado que fomentan el cambio.
Todos los problemas citados son, pues, considerados como problemas
de procesamiento de información afectiva cuyas soluciones se facilitan de
modos diferentes. A lo largo de este libro, términos como «procesamiento
de información afectiva» o •procesamiento vivencia!» van a ser usados para
expresar un proceso activo y dialécticamente constructivo de creación de
un significado emocional, en lugar de un procesamiento pasivo de informa-
ción, computacional, a través de etapas lineales que producen una salida
predeterminada. «El procesamiento de la información», tal y como usamos
el término, implica un proceso de génesis y atención a la información de
tono emocional para crear significados emocionales.
Nosotros sostenemos que el propósito de trabajar en cada momento
con el procesamiento cognitivo/afectivo del cliente tiene como finalidad
permitir que los clientes consigan el cambio del mismo modo que constru-
yen su sentido de sí mismos, así como que cambi!'n las estructuras cogniti-
• . • .., '' 1 _, _ .. l... ' • ' . .. • · -..- 'i''"'.''·~·n•··

INTRODUCCIÓN A ESTE ENFOQUE 23

vo/afectivas subyacentes relevantes para el sí mismo. Nos referiremos a


estas estructuras subyacentes como esquemas emocionales. Nosotros sugeri-
mos que estos complejos modelos internos guían automáticamente nuestro
sentido de significado emocional. Además, sugerimos que el cambio tera-
péutico ocurre por medio de la reorganización de los esquemas emocionales
existentes y la creación de nuevos esquemas.
Definimos los esquemas emocionales como estructuras de sintetización
interna que procesan de un modo preconsciente una variedad de fuentes de
información cognitiva, afectiva y sensorial que nos proporcionan nuestro
sentido personal de significado. Esto nos ayudará a presentar una visión
holística de las personas, como seres organísmicos para los que el afecto, la
cognición, la motivación y la acción siempre están integrados en todo lo
que hacen. Defendemos que las emociones son esenciales a la hora de
aprehender la totalidad del funcionamiento humano, ya que son reacciones
complejas, integradoras, con base organísmica, a nuestras percepciones de .1
nosotros mismos y del mundo. Integran lo social y lo biológico, así como
lo cognitivo, lo motivacional y lo fisiológico en una sola respuesta compleja
que sintetiza varios niveles de procesamiento. Los esquemas emocionales
son, por tanto, estructuras complejas de sintetización que integran la
cognición (en forma de valoración, expectativas y creencias) y la motivación
(en forma de necesidades, preocupaciones, intenciones y objetivos) con el
afecto (en forma de activación fisiológica y sensaciones sensoriales y corpo-
rales) y la acción (en forma de respuestas motrices expresivas y tendencias
a la acción). Todas ellas juntas forman complejos modelos internos de la
experiencia del sí mismo en el mundo. Aunque se trata de complejos
modelos mentales de múltiples componentes, los llamamos esquemas emo-
cionales porque estos modelos, que se forman alrededor de las respuestas
emocionales, son los más influyentes a la hora de guiar el procesamiento
automático de significados personales. Estas estructuras esquemáticas, basa-
das en la emoción, integran automáticamente la información proposicional,
sensorial y propioceptiva para producir un «sentido» o un «Sentimiento»
corporal del sí mismo en el mundo, en contraposición a estructuras pura-
mente cognitivas que producen solamente pensamientos o ideas. Así, el
sentimiento de estar «en la cresta de la ola», «por los suelos» o de estar
«inseguro» se produce por medio de estas complejas síntesis de esquemas
emocionales. Los esquemas emocionales forman, a su vez, estructuras
supraordenadas de significado y acción emocional que determinan nuestra
experiencia holística de estar-en-el-mundo. Estas estructuras emocionales
son también las que organizan y estabilizan automáticamente nuestras
reacciones emocionales inicialmente pasajeras para proporcionarnos nues-
tro sentido de permanencia de sí-mismo-en-el-mundo. Estas estructuras
,.

24 INTRODUCCIÓN

determinan lo que tiene un sentido personal para nosotros y nos llevan a


nuestra experiencia emocional inmediata de sí-mismo-en-el-mundo. Desde
nuestras reacciones emocionales, podemos decir lo que es importante para
nosotros, cómo valoramos nuestro mundo y cómo nos enfrentamos a él
(véase Oatley, 1992; Lazarus, 1991b; Teasdale, en proceso de publicación).
La terapia, por tanto, es el proceso de activar y facilitar la reorganización
de estos esquemas emocionales. Hay dos rasgos clave del método terapéutico
para cambiar esquemas emocionales: a) la armonización empática del tera-
peuta con la experiencia emocional del cliente en cada momento y b) la
facilitación de tipos particulares de procesamiento vivencia! en momentos
particulares para promover la activación y reorganización de los esquemas
emocionales. Según nuestra concepción, para que ocurra el cambio emocio-
nal, las estructuras de significado que generan la experiencia emocional tie-
nen que ser activadas en la terapia, de modo que en ese momento estén gober-
nando la experiencia. Sólo entonces se hacen accesibles a nuevas entradas y
al cambio. Experimentar de un modo emocional lo que se está hablando en
la sesión es un indicador de que la estructura de significado relevante ha sido
activada y va a traer consigo el procesamiento de nueva información.
Al usar este enfoque, el terapeuta no trata de proporcionar nuevo
significado al cliente, sino que intenta facilitarle aquellos procesos cogniti-
vo/ afectivos que le permitirán reorganizar su experiencia y construir
nuevos significados emocionales. De este modo, el terapeuta es facilitador
y estimulador de la nueva experiencia y de su exploración y reorganización.
El producto o contenido de la reorganización así como la nueva construc-
ción provienen del cliente.
Como hemos dicho, la facilitación sistemática de la atención del cliente
es un proceso terapéutico central en este enfoque para cambiar los esquemas
emocionales. Esto le permite darse cuenta y procesar nuevos elementos de
la experiencia. Facilitar un foco de atención, de un modo particular, en un
momento determinado, altera la conciencia presente, ya que aquello a lo
que la persona atiende constituye la base de su conciencia. Así, más que
hablar de un problema o tratar de solucionarlo racionalmente, el atender a
una sensación de vado en el estómago, al estímulo que generó esa sensación
o al sentimiento de «Sentirse fracasado» asociado con él, por sí mismo
reorganiza la experiencia presente al cambiar el foco de atención. El cambio
del foco de atención está muy relacionado con los cambios en la experiencia
y en la acción, porque promueve una nueva conciencia. La nueva conciencia
de sentirse desilusionado por una pérdida o enfadado por haber sido
maltratado puede llevar a una reorganización semántico-perceptual y a la
posibilidad de nuevas opciones y elecciones. La acción, por lo general,
ocurre en respuesta a una nueva.percepción o comprensión de la situación
. •" ''\'"" '

INTRODUCCIÓN A ESTE ENFOQUE 25

y de las opciones ahora percibidas. El cambio en la conciencia, por tanto,


es la clave para un cambio en la acción y la asignación diferente de la atención
es la clave para el cambio de conciencia.
La conciencia emocional es nuestra organización actual de lo que nos
importa en este momento en relación con el medio siempre cambiante. Así,
la conciencia depende de aquello a lo que atendemos selectivamente y de
cómo lo organizamos en significado privado. El cambio en cualesquiera de
los elementos a los que se atiende en la conciencia, o en su intepretación,
producirá una nueva perspectiva y nuevo significado emocional.
La activación de las estructuras emocionales internas, el reprocesamien-
to de la información y su recodificación llevan, en última instancia, al
cambio en las estructuras emocionales o a la generación de nuevos esque- 1
mas. El papel más activo del terapeuta, al facilitar la reorganización de los
esquemas emocionales, no es el de interpretar el significado de la experiencia
del cliente, ni el de intentar modificar los esquemas o desafiarlos. Es el de
centrar la atención del cliente en algunos elementos de su experiencia, en
lugar de en su foco de conciencia habitual, para simbolizarla y activar, de
este modo, los esquemas y el posterior procesamiento de información. Esto,
a su vez, produce la auto-reorganización de la experiencia y la construcción
de una nueva visión del sí mismo en el mundo.

EL DESARROLLO DE ESTE ENFOQUE

El enfoque para facilitar los procesos emocionales, descrito en este libro,


es producto de dos desarrollos importantes en nuestra concepción de una
terapia vivencia! orientada al proceso. U no de los desarrollos está relacio-
nado con el cambio en la práctica real de la terapia, a nivel de la intervención
terapéutica; el otro se relaciona con el cambio en la teoría de la práctica, a
nivel de la explicación de cómo ocurre el cambio.
En nuestra experiencia clínica, al utilizar la terapia vivencia! orientada
empáticamente, nos dimos cuenta muchas veces de que cuando parecía que
se producía un giro importante en el significado emocional del cliente en
relación con una preocupación personal, éste conducía a un cambio positi-
vo. En estas ocasiones, el cliente había sido capaz de involucrarse en
procesos mentales particulares detectables (aunque internos). Si éstos eran
reconocidos y facilitados por el terapeuta, se producía algo nuevo, una
nueva visión del sí-mis1no-en-el-mundo. Se daba una reorganización emo-
cional que implicaba una nueva perspectiva del sí mismo, se resolvía una
dificultad emocional, o se producía un giro en la conciencia y la percepción
que parecía importante tanto al cliente como al terapeuta.
26 INTRODUCCIÓN

La importancia de facilitar la curiosidad, la exploraci6n de la novedad y


una nueva conciencia del cliente aparecían como los objetivos centrales de
la intervenci6n. Esta observaci6n tuvo dos implicaciones principales para la
práctica. Por un lado, concebimos los reflejos empáticos de los sentimientos
como herramientas de intervenci6n importantes para transmitir compren-
si6n del significado. Por otro, también los concebimos como herramientas
para facilitar procesamientos nuevos y diferentes en el momento. Ciertos
tipos de reflejos parecían llevar a un procesamiento más productivo en
determinados momentos (Rice, 1974). Además, los reflejos empáticos que-
daban mejor caracterizados como selecciones empáticas (Greenberg y Gold-
man, 1988), ya que la respuesta s~ centraba selectivamente o enfatizaba
aspectos determinados del significado del cliente de un modo particular. Las
selecciones empáticas parecían estar diseñadas para ampliar la exploraci6n
y la manera de procesar. Rice (1974) había sugerido inicialmente que un
modelo de procesamiento de informaci6n era la mejor base te6rica para
entender las operaciones de la terapia centrada en el cliente así como sus
mecanismos de cambio. Esta perspectiva nos condujo a ver al terapeuta
como facilitador del procesamiento de informaci6n, que ayuda al cliente a
explorar y a crear nueva experiencia en la terapia. Además de centrarnos
en la facilitaci6n del terapeuta del procesamiento de informaci6n en cada
momento, también observamos que los terapeutas pueden facilitar la
soluci6n de algunas tareas más molares de procesamiento por medio de una
intervenci6n diferencial. Etiquetamos estas tareas como acontecimientos
de cambio potencial y nos pusimos a estudiarlas con intensidad.
Rice (1974) identific6 el primer acontecimiento de cambio potencial en
el contexto de un enfoque centrado en el cliente. Éste suponía la resoluci6n
de una reacci6n problemática por medio de una forma específica de respues-
ta evocadora. U na reacci6n problemática es un estado en terapia en el que
un diente se siente confundido o preocupado por la reacci6n que ha tenido
en alguna situaci6n. Rice sugiri6 que eran «las construcciones o esquemas
permanentes que salen a la luz en cada nueva experiencia» los que resultan
problemáticos en estas situaciones. Además sugiri6 que los objetivos de la
terapia son «el conjunto de esquemas relevantes para las situaciones recu-
rrentes en las que el cliente reacciona de modo insatisfactorio» (Rice, 1974,
pág. 293). La intervenci6n terapéutica se consider6 como un intento de
evocar una experiencia de estas situaciones problemáticas, de modo que no
resultara distorsionada por el esquema y que facilitara el reprocesamiento
de la experiencia.
Greenberg (1975), trabajando en un marco de procesamiento esquemá-
tico, lleg6 a identificar un segundo acontecimiento de cambio, sacado de la
práctica de la terapia Gestalt. Éste implicaba la resoluci6n de escisiones en
INTRODUCCIÓN A ESTE ENFOQUE 27

la personalidad por medio del diálogo de las dos sillas. U na escisi6n describe
una afirmaci6n en la sesi6n de un conflicto consciente entre dos aspectos
del sí mismo. Se consider6 que el proceso de resoluci6n implicaba el acceso
y la puesta en contacto de dos esquemas opuestos o partes del sí mismo para
conseguir su integraci6n. Al identificar momentos de reacciones problemá-
ticas y escisiones como marcadores de problemas afectivos que requerían
tipos de intervenciones específicas, se dio el primer paso en el desarrollo de
un enfoque más diferenciado de la intervenci6n orientada vivencialmente.
Esto llev6 al desarrollo de acontecimientos de cambios recurrentes en
terapia y a la identificaci6n y estudio profundo de los procesos implicados
en los diferentes acontecimientos de cambio (Greenberg y Rice, 1984).
Estos acontecimientos en la terapia se definieron como portadores de
una estructura identificable. Los acontecimientos empiezan con la expresi6n
del cliente en la sesi6n de un tipo particular de experiencia problemática
considerado como un «indicador» tanto de un problema de procesamiento
emocional subyacente como de la disposici6n del cliente para un tipo
panicular de exploraci6n terapéutica. Los indicadores, junto con el uso de
conjuntos específicos de intervenciones adecuados para facilitar la resoluci6n
de dificultades de procesamiento paniculares, condujeron a un tipo especí-
fico de exploraci6n emocional. Esta exploraci6n evolucion6 hacia una serie
de pasos importantes de procesamiento del cliente que, a su vez, llevaban a
la resoluci6n del problema afectivo. Nos parecía cada vez más claro que
dentro de la «totalidad» de una terapia exitosa había un número de aconte-
cimientos de cambio identificables del tipo que hemos descrito, aconteci-
mientos que podían ser facilitados, con mayor o menor fortuna, por las
diferentes intervenciones (Rice y Greenberg, 1984; Greenberg, 1986). La
investigaci6n sobre estos acontecimientos de cambio proporcion6 modelos
para dilucidar los diferentes tipos de implicaci6n productiva del cliente.
También se definieron los tipos de panicipaci6n con los que el terapeuta
tenía que facilitar la implicación del cliente en cada etapa.
Un segundo desarrollo tuvo lugar en el nivel de la teoría del funciona-
miento humano. Siempre nos había impresionado la capacidad humana
para organizar dinámicamente la experiencia emocional y construir signi-
ficado, así como la importancia de estos procesos en la cambiante percep-
ci6n de la realidad, por parte del cliente. El modo en que las personas se
veían a sí mismas y a su mundo parecía depender claramente de sus
continuas construcciones cognitivo/ afectivas. En lugar de poseer construc-
tos, las personas construyen significados sin cesar. Nos parecía que los
procesos constructivos emocionales actuales del cliente y las organizaciones
esquemáticas subyacentes a ellos eran los objetivos últimos de la interven-
• I I •
c1on terapeut1ca.
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28 INTRODUCCIÓN

Desde el princ1p10, consideramos los indicadores de problemas de


procesamiento emocional como representaciones del procesamiento esque-
mático tácito en el que el cliente se encontraba implicado y que tenía que
ser cambiado. Desde nuestro punto de vista, los cambios en el procesamien-
to cognitivo/ afectivo del cliente (que proporcionan cambio en el significado
emocional) conducen, en último término, al cambio terapéutico. Además,
la manera y el tipo de actuación dentro de la sesión constituían signos
manifiestos del tipo de operaciones mentales internas que estaba realizando
el cliente y que necesitaban ser cambiadas. Dado que nuestra principal
preocupación era el cambio de las construcciones emocionales del cliente
de sf mismo y de la realidad, nos interesamos muy especialmente por los
desarrollos de la ciencia cognitiva y la teoría de la emoción (Greenberg y
Safran, 1987) que podían clarificar las operaciones internas implicadas en el
proceso de cambio terapéutico.
Nos dimos cuenta de que las teorías vivenciales en psicoterapia, de las
cuales derivaba nuestro trabajo (Rogers, 1951, 1957, 1959; Peris, Hefferline
y Goodman, 1951; Peris, 1969), habían sido desarrolladas en una época en
la que no existía una comprensión adecuada en psicología del tipo de
procesos cognitivos y afectivos implicados en el funcionamiento humano.
En aquella época, el psicoanálisis y el conductismo eran los modos teóricos
dominantes. Por un lado, se asumía que el funcionamiento humano estaba
fuertemente gobernado por impulsos instintivos inconscientes. Por otro,
la conducta estaba condenada a ser controlada por vínculos aprendidos
entre estímulo y respuesta. El papel de los modelos internos y del procesa-
miento automático en la construcción del significado emocional, y la
naturaleza y el papel de la emoción en el funcionamiento humano consti-
tuían áreas subdesarrolladas en la psicología teórica. No había modelos
adecuados para los fenómenos terapéuticos sobre los que Rogers y Peris
escribían. Los dos eran conscientes de la importancia de la capacidad
humana para la autorreflexión y del papel de la conciencia, la experiencia
emocional, el significado y la elección en la determinación de la conducta
humana. Sin embargo, apenas existía una teoría del procesamiento cogniti-
vo/afectivo en aquella época que pudiera hacer justicia a la complejidad del
funcionamiento humano real en el mundo. Así, en sus afirmaciones forma-
les de la terapia centrada en el cliente y Gestalt, Rogers y Peris trataron de
construir teorías del funcionamiento, la disfunción y el cambio terapéutico
que hicieran justicia a su creencia sobre la participación activa del ser
humano y su capacidad para el cambio. Todo ello se llevó a cabo sin la ayuda
de los modernos desarrollos de la psicología.
'"' ''~··•"<'

INTRODUCCIÓN A ESTE ENFOQUE 29

GUÍA PARA LEER EL LIBRO

En este libro presentamos el marco teórico de este enfoque sacado de la


ciencia cognitiva y la teoría de la emoción, así como un manual de los
diferentes métodos y habilidades para facilitar distintos tipos de procesa-
miento conducentes al cambio. La parte primera del libro, del que este
capitulo forma parte, sirve como introducción al enfoque global. En este
capitulo se presenta una breve introducción a algunos de los elementos clave
del enfoque y su desarrollo. El enfoque global al tratamiento se trata en el
capítulo siguiente.
La parte segunda del libro presenta la teoría subyacente al enfoque
vivencia! orientado al proceso, al que nos referiremos como enfoque
vivencia! y procesual. Los capÍtulos de esta parte tratan de la aplicación de
la ciencia cognitiva y la teoría de la emoción a la hora de comprender los
procesos psicológicos en psicoterapia y presenta temas relacionados con la
teoría del funcionamiento emocional y las disfunciones emocionales. Esta
parte del libro es muy teórica y será de gran interés para los psicólogos
interesados en el papel de la emoción y la cognición en el funcionamiento
de la personalidad y para los interesados en las teorías de la disfunción.
La parte tercera presenta un manual detallado para la puesta en práctica
de este enfoque. Los que se sientan más atraídos por la lectura de temas
prácticos y no quieran empezar por la teoría pueden pasar directamente de
la parte primera a la parte tercera, que orienta al lector en el enfoque del
tratamiento y proporciona un manual de habilidades y tareas. La parte
cuarta concluye con una discusión de cuestiones a la hora de aplicar este
enfoque. '
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CAPÍTULOII

UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA
FACILITADOR DEL PROCESO

En este capítulo describimos las características centrales del enfoque


vivencia! y procesual de la psicoterapia. Nuestro supuesto básico en esta
visión del tratamiento es que las barreras en el funcionamiento sano actual
derivan de los problemas de los clientes para simbolizar su propia expe-
riencia y de los esquemas disfuncionales a través de los cuales ésta se
procesa. Por tanto, desde nuestro punto de vista, la meta del proceso
terapéutico es capacitar a los clientes para que accedan a estos esquemas
disfuncionales bajo condiciones terapéuticas que faciliten el cambio de los
esquemas relevantes. Los objetivos de la terapia son los procesos de
construcción de significado y los conjuntos de esquemas emocionales que
son relevantes para los asuntos y situaciones problemáticas traídas a la
terapia por cada cliente. El objetivo de este acercamiento es proporcionar
métodos por medio de los cuales los clientes en terapia puedan acceder a
los esquemas emocionalmente relevantes, puedan simbolizar su experien-
cia de modo más adecuado y puedan volver a procesar experiencias
relevantes para los esquemas disfuncionales. El procesamiento emocional
de esta naturaleza trae consigo la reorganización de las viejas estructuras
esquemáticas y la creación de nuevos esquemas.
Los diferentes modos de procesamiento de los clientes en terapia son
importantes en dos niveles distintos de la interacción cliente-terapeuta, El
primer nivel trata de los efectos, punto por punto, de cada respuesta del
terapeu-ta sobre la subsiguiente respuesta del cliente. Las respuestas del
terapeuta, que ofrecen una comprensión precisa y empática del mensaje
del cliente, comunican un sentimiento de ser comprendido y verdadera-
mente recibido. Estas respuestas afirmadoras y comprensivas capacitan al
cliente para entrar en asuntos difíciles y explorarlos con mayor profundi-
dad. Una segunda característica, menos obvia pero importante, de las
respuestas reflexivas del terapeuta, punto por punto, se refiere al aspecto
de las afirma- ciones del cliente sobre el que el terapeuta centra la atención.
Si la atención está en el aspecto que parece más vivo y conmovedor para
el cliente en ese momento, se le mantiene centrado en esta área, dejándole
libre para corregirlo o seguir adelante, (Estos temas se tratarán más
ampliamente en el capítulo 7.)
El segundo nivel en el que la interacción cliente-terapeuta ha de ser
considerada es el nivel más molar, en el cual el terapeuta t_rata de capacitar al
32 INTRODUCCIÓN

cliente para resolver los problemas afectivos más amplios que se presentan
como tareas terapéuticas en la sesión. A medida que estudiábamos el proceso
terapéutico, considerando a los clientes como «solucionadores» activos de
problemas, implicados en intentar lograr la resolución de experiencias pertur-
badoras o confusas, empezamos a identificar distintos tipos de tareas dentro
de la sesión con las que los clientes se enfrentaban. En este marco, diversos
tipos de operaciones de procesamiento del cliente parecían ser Útiles en
momentos distintos para acceder a diferentes esquemas de varias maneras.
Estos tipos diversos de operaciones, a las que nos referiremos más tarde como
«modos de implicación•, parecían requerir distintos tipos de implicación del
cliente en la sesión. Era aparente que éstos podían ser facilitados por
diferentes formas de intervención terapéutica. Al investigar estos sucesos,
llegamos a la conclusión de que los terapeutas pueden ayudar a los clientes
a resolver clases particulares de problemas de procesamiento, al facilitar
selectivamente su implicación en los distintos tipos de tareas exploratorias
que se dirigen específicamente a las dificultades relevantes de procesamiento.
Cada una de las diferentes clases de tareas del cliente se identifica por la
presencia de un «indicador», en de la sesión, que señala la naturaleza de la
dificultad específica de procesamiento con la que se enfrenta el cliente, e
indica también su disposición actual para entrar en el problema. Este rasgo
de «disponibilidad» indica que el cliente está experimentando en ese mo-
mento la dificultad y está intentando resolver el problema, esto es, está
involucrado en la tarea y está, por tanto, más receptivo a una intervención
diseñada para facilitar su solución. Hemos llegado a la conclusión de que
las intervenciones centradas en la tarea, en indicadores de disposición
identificables, constituyen una estrategia Útil para ayudar a los clientes a
resolver tareas terapéuticas específicas.
En esta concepción de la terapia, el terapeuta es muy sensible a la natu-
raleza cambiante, momento a momento, de los estados y procesos del cliente.
El terapeuta se implica de un modo continuo en un tipo de «diagnóstico del
proceso», identificando problemas de procesamiento en la sesión que parecen
susceptibles de intervención en ese momento. Como se indica más adelante,
es importante señalar que el diagnóstico del proceso se basa en la valoración
del estado actual del cliente, tal como se muestra a través de su forma y
estilo momentáneos de expresión. No es un diagnóstico de estados o rasgos
estables, sino una armonía empática con los estados afectivos momentáneos
y con la orientación particular del cliente hacia la resolución del problema
actual.
UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 33

UN ENFOQUE CENTRADO EN EL PROCESO

En un enfoque de la terapia vivencia! y facilitador del proceso, diseñado


para facilitar el procesamiento diferencial, la acción terapéutica se ve como
sucediendo en las transacciones, punto por punto, entre el cliente y el terapeu-
ta. Se considera que los clientes están implicados en un proceso continuo de
organización de la experiencia y en crear nuevos significados emocionales
para entenderse mejor y guiarse a sí mismos en su relación con el mundo.
Este proceso de creación de experiencia y significado supone la construcción
de significados a partir de diversos tipos de información que incluye la
información sensorial, afectiva, perceptiva, memorística y conceptual. La
síntesis organizada resultante de todo este proc,esamiento es la experiencia
consciente de la persona de estar-en-el-mundo. Este es el referente continuo
del terapeuta. Su atención se centra continuamente en los cambios, momen-
to a momento, en la experiencia del cliente y en su modo de procesar.
Así, una frase de una cliente como: «Me sentí tan dolida, sólo quería
irme. No quería mirarles. Tenía que protegerme» es el resultado de un
complejo proceso de construcción de significados, que implica la simboli-
zación de una valoración automática de una relación sí mismo-situación
respecto a una preocupación organísmica y a la integración de una gran
cantidad de información procesada fuera de la conciencia. El terapeuta, al
responder con una afirmación tal como: «Te sentiste herida en tu interior
y como queriéndote marchar para curarte», se implica en este proceso con
la cliente de una forma y con una intención particular. La forma es empática
y compasiva. La intención en esta respuesta es tanto ayudar a la cliente a
sentirse comprendida, como ayudarle a centrarse en los aspect~s más
dolorosos de su experiencia, la tendencia a huir para protegerse. Esta, o
alguna otra respuesta apropiada, se diseña para facilitar ciertas actividades
de procesamiento que ayudarán al cliente a atender y simbolizar la parte
más viva de su experiencia. Esto, a su vez, le ayudará a construir un nuevo
significado emocional y a ver el mundo de una manera diferente.
Al facilitar la experiencia emocional, el terapeuta no sostiene que se deba
tratar un contenido específico para lograr el cambio. Por el contrario, su
atención se centra en escuchar cuál es el estado actual del cliente y reconocer
el modo de facilitar los procesos cognitivo/ afectivos que, en ese momento,
serían los más útiles para la creación de nuevo significado.No hay una teoría
fija del contenido psicológico que dicte que se deba tratar con determinado
material para obtener unos buenos resultados terapéuticos. Ningún mate-
rial específico, tal como creencias irracionales o motivaciones inconscientes,
debe ser tratado para que ocurra el cambio terapéutico. La teoría subyacente
es una teoría del proceso interesada en el modo actual de procesamiento
..

34 INTRODUCCIÓN

cognitivo/afectivo del cliente del contenido que es más sobresaliente para


1
él. Las decisiones de los terapeutas sobre las intervenciones apropiadas se
basan en atender a cómo los clientes están organizando su experiencia en el
1i, presente. Lo que intentamos facilitar es el cambio en el modo en que las
l personas procesan, tanto en qué atienden como en cómo lo simbolizan, en
\ lugar de modificar o comprender contenidos específicos.
Es importante reiterar que siempre son los procesos actuales de cons-
trucción de significado emocional los que constituyen los objetivos del
cambio, no los rasgos o los procesos etiológicos ampliamente evaluados de
un trastorno. No estamos intentando modificar una dificultad de procesa-
miento de información asociada con un desorden, tal como el pensamiento
negativo o la sobregeneralización en la depresión, o la vigilancia en la
ansiedad. Por el contrario, el terapeuta está tratando de facilitar algún aspecto
del procesamiento implicado en un proceso de construcción del significado
emocional actual de la persona, y creemos que el cambio en estos procesos
· conducirá al cambio en el trastorno. Así, si un cliente está en ese momento
experimentando un sentimiento de desesperanza o amenaza, el terapeuta le
ayuda a atender o a buscar la valoración subyacente, a expresar completa-
mente las emociones y a reconocer las necesidades no satisfechas. Esto ayuda
al cliente a construir nuevo significado emocional, que es lo que conducirá
al cambio en situaciones tales como ansiedad o depresión.
El terapeuta, por tanto, empieza el tratamiento con una posición abier-
ta, orientada al proceso, entrando empáticamente en el marco de referencia
interno del cliente para descubrir cómo experimenta y percibe su mundo.
No le impone un marco teórico de referencia o contenidos particulares para
tratar. El objetivo es traer a la conciencia el procesamiento emocional
esquemático del cliente, que automáticamente organiza y crea experiencia,
tanto para ayudarle a simbolizarla como para cambiar el esquema cuando
sea necesario.
Desde nuestro punto de vista, resulta primordial que el cliente sea un
colaborador activo en el proceso de cambio y sin esta colaboración el
cambio no ocurrirÍa. Nuestro enfoque supone una combinación y un
equilibrio entre la respuesta empática centrada en el cliente y la dirección
del proceso de la terapia vivencia! y Gesta!t. En este enfoque, el terapeuta
está muy armonizado empáticamente con los sentimientos, momento a
momento, del cliente y su experiencia de ser. Es también directivo/a en el
proceso, guiando al cliente para que se implique en tipos particulares de
estrategias de resolución y de procesamiento de información afectiva en
distintos momentos. Nuestro terapeuta facilita así el proceso del cliente,
tanto al responder empáticamente a su experiencia, como dándole instruc-
ciones o sugerencias sobre las acciones u operaciones mentales en las que
UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 35

podría implicarse en ese momento para mejorar el procesamiento. El


objetivo es estimular una nueva conciencia, experimentar y construir 1
significado, no ofrecer discernimiento o modificar cogniciones. La cuestión
de equilibrar el vínculo relacional con la implicación en el trabajo terapéu-
tico se describirá con mayor detalle en la parte tercera, donde elaboramos
11 na distinción entre los principios terapéuticos que especifican la naturaleza
de la relación y los que identifican cómo favorecer el trabajo terapéutico
111ás directamente.
Los tipos de procesos implicados al trabajar en tareas terapéuticas se
facilitan de diversas maneras descritas en los capÍtulos del 8 al 13 de este
libro. Por ejemplo, a veces el terapeuta puede ayudar al cliente a que centre
su atención en sensaciones corporales o a sentir corporalmente para cons-
truir un sentido de «abajo-arriba» de la experiencia. En otros momentos es
importante facilitar que el cliente se centre en diferentes tipos de operacio-
nes mentales internas, tales como simbolizar un rasgo a partir del recuerdo
de un estímulo específico ante el cual el cliente reaccionó, o reorganizar una
necesidad movilizada en ese momento o un deseo asociado con una expre-
sión emocional.
Dentro de este marco facilitador del proceso, se considera al terapeuta
como un experto en facilitar los tipos de procesos que conducirán a nueva
experiencia y los posibles pasos implicados en determinados procesos
,,fectivos de solución de problemas. Sin embargo, se ve al cliente como un
experto en lo que está experimentando y como un agente activo en el
proceso de cambio. Durante la terapia, el terapeuta, aunque sea directivo
en el proceso, adopta una actitud indagadora, de «no saber». Esta posición
conlleva una actitud de curiosidad y sugerencia en lugar de una actitud de
autoridad conocedora. Las acciones y las actitudes de los terapeutas expre-
san el deseo de saber más acerca de la experiencia del cliente y se emiten
sugerencias para ayudarle a explicar lo implícito, en vez de transmitir la idea
de que los terapeutas saben más y están buscando material oculto. Esta
posición de «saber menos», adoptada por los terapeutas en una perspectiva
vivencia! y procesual, contrasta con la adopción de una posición más
conocedora en un enfoque interpretativo en el cual el terapeuta opera como
un experto en la experiencia del cliente, a partir de verdades teóricas o
conocimiento profesional. Al ser directivo en el proceso, el terapeuta se
compromete con los clientes a no construir el significado por ellos, ni a
identificar patrones, ni a indagar lo oculto, ni a sugerir mejores formas de
verse a sí mismos o al mundo. Por el contrario, el terapeuta guía o estimula
al cliente para que se implique en ciertas actividades de procesamiento de
información, que se cree que activarán el acceso a la información esquemá-
tica que le ayudará a reorganizar su experiencia y a dar nuevo significado a
IO"•
'

36 INTRODUCCIÓN

las áreas que le son problemáticas. Es la reorganizaci6n autogenerada, en


aras de un cambio deseado, lo que más ayuda a las personas a verse a sí
mismas o a su mundo de un nuevo modo.
Nuestro punto de vista es que para mejorar este tipo de cambios, el
terapeuta debe poner su centro de atenci6n en el proceso vivencia! del
cliente que fluye, momento a momento. Esto le permite reconocer y
promover cambios en estados vivenciales particulares. Dos aspectos de esta
implicaci6n, reexperimentar el pasado narrado y experimentar el momento
presente, ofrecen oportunidades importantes para que los clientes se impli-
quen en modos de procesamiento que facilitarán la reorganizaci6n de la
experiencia interna y la construcci6n de nuevo significado. Estas dos formas
principales de la experiencia presente del cliente constituyen el foco de
atenci6n del terapeuta.
El volver a experimentar el pasado en la sesi6n supone promover la
reconstrucci6n y la reexperimentaci6n de hechos pasados en el presente.
Cuando los clientes hablan de un suceso importante del pasado reciente o
más distante, el terapeuta intenta evocar el sentimiento del pasado en el
, presente. El terapeuta atiende a lo que parece más vivo y doloroso para el
(
' cliente en ese momento en su relato, e interviene de distintas maneras para
facilitar que reexperimente vívidamente la situaci6n de estimulaci6n inme-
diata y los sentimientos activados por ella. En este contexto vivencia!, el
cliente puede reconocer y reprocesar esta experiencia en el presente. El
segundo foco posible de la atenci6n del terapeuta es la vivencia actual del
cliente de lo que está ocurriendo en la sesi6n, sin referencia a revivir la
experiencia pasada. Aquí, el cliente y el terapeuta no están explorando
ninguna relaci6n o incidente anterior en la vida del cliente, sino que están
centrados en la experiencia actual del cliente y en la construcci6n de
significado a medida que ocurre en el presente. La atenci6n aquí se centra
en la vivencia presente del cliente en el presente. A veces, esto puede
suponer el recordar sentimientos sobre el pasado o sobre sucesos futuros
anticipados, pero el foco está en la vivencia actual, en lugar de revivir o
anticipar.

DIAGNÓSTICO DEL PROCESO

Como hemos dicho, en este enfoque, el terapeuta entra en el marco de


referencia del cliente para ver c6mo éste experimenta y ve su mundo. Desde
esta perspectiva, cuando el terapeuta oye que emergen en ese momento tipos
particulares de estados vivenciales del cliente, responde en formas que
pretenden facilitar el acceso del cliente a los esquemas emocionales relevan-
.·.. 1
'

UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 37

tes y a la generación de nueva experiencia que conduzca a la reorganización


de los mismos. A partir del reconocimiento de diferentes estados emergen-
tes del cliente, el terapeuta interviene de distintas formas en diferentes
momentos para facilitar tipos particulares de procesamiento de informa-
ción constructiva. De este modo, la intervención está guiada por un tipo de
«diagnóstico del proceso» del estado actual del cliente y por ideas sobre lo
que sería más útil en ese momento particular para facilitar el procesamiento
afectivo-cognitivo del cliente.
El terapeuta, por tanto, participa del mundo fenomenológico del clien-
te, entra en su marco de referencia, siente cómo es ser el cliente en ese
momento y luego interviene en formas particulares para orientar el proce-
samiento de información en una dirección constructiva. El terapeuta, así
pues, es directivo en el proceso para facilitar distintos tipos de procesamiento
en diferentes momentos. No obstante, se es directivo de un modo sugerente
y experimental, en lugar de autoritario.
El terapeuta primero armoniza empáticamente con el mundo vivencia!
del cliente entrando en su marco interno de referencia, atendiendo empáti-
camente a su experiencia interna y comunicando su comprensión por medio
de reflexiones empáticas. Tanto verbal como no verbalmente las respuestas
del terapeuta captan la cualidad e intensidad afectiva del cliente y ofrecen
comprensión del contenido y significado de su comunicación. Este proceso
de armonía empática realiza dos funciones importantes. Da al cliente un
sentido de ser realmente oído por el terapeuta, de ser valorado como persona
de un modo no crítico, lo cual es en si mismo terapéutico. También permite
que el terapeuta haga diagnósticos del proceso más precisos y facilitadores,
capacitándole, de este modo, para hacer el tipo de intervención que ayudaría
al cliente a dar el siguiente paso en el procesamiento vivencia!. El terapeuta
escucha buscando la emergencia de estados particulares del cliente que
indiquen tanto que está experimentando un tipo particular de problema de
procesamiento emocional en ese momento, como que está abierto a la
. .'
1ntervenc1on.
Asi pues, el diagnóstico del proceso supone la identificación de indica-
dores de problemas de procesamiento emocional. Cuando emerge un indi-
cador de un tipo particular, el terapeuta facilita tipos particulares de actividades
de procesamiento, diseñadas para ayudar a resolver el problema de procesa-
miento emocional experimentado en ese momento. El término «diagnósti-
co» no se utiliza aquí para hacer referencia a un acto de etiquetamiento del
cliente o de su experiencia y, por tanto, reificar o adoptar una postura de
experto. Por el contrario, se utiliza para describir el proceso interno del
terapeuta de darse cuenta del foco y del tipo de implicación del cliente y, de
este modo, reconocer un «indicador» para guiar sus propias acciones .
38 INTRODUCCIÓN

El contenido de lo que el cliente dice no es el único foco de atención del


terapeuta en el diagnóstico del proceso. También se atiende a su forma ex-
presiva y estilo de procesamiento para entender su experiencia. La forma
en que los clientes dicen lo que dicen y los aspectos no verbales y paralin-
güÍsticos de su expresión son aspectos decisivos de la comunicación de
significados. Así, es el estilo y la forma expresiva del cliente lo que con
frecuencia transmite lo que es significativo y requiere atención. Los tera-
peutas, de este modo, tienen que estar muy armonizados con aspectos de la
expresión tales como calidad de la voz, ritmo del discurso, respiración,
suspiros, dirección de la mirada y cambios de postura, ya que es la forma
expresiva lo que transmite a menudo el estado interno actual del cliente.
Apoyándonos en estos signos subsidiarios, podemos acercarnos más a
conocer la mente o la experiencia de otra persona (Polanyi, 1966).
Aunque el terapeuta está orientado al diagnóstico y la dirección del
proceso, es importante señalar que está encauzando la experiencia emergen-
te del cliente, y que los diagnósticos y las intervenciones están siempre
guiadas por lo que está emergiendo del cliente y no por ideas preconcebidas
de los problemas del cliente. El diagnóstico del proceso que hace el terapeuta
también supone la evaluación de la disposición actual del cliente para
implicarse en una operación particular en ese momento. Las intervenciones
nunca se imponen y siempre se hacen en el marco de considerar al cliente
como experto último de su propia experiencia. De aquí se deduce que todas
las evaluaciones o intervenciones se hacen con el ánimo de comprobar con
el cliente si la comprensión o las sugerencias de procesamiento del terapeuta
se ajustan o no a su experiencia. El terapeuta siempre tiene presente el hecho
de que ningún terapeuta puede conocer directamente el mundo interior del
cliente, y necesita, por tanto, comprobar con frecuencia la precisión de sus
percepciones y sugerencias de proceso y guiarse por las respuestas que recibe
del cliente.
Una segunda razón para que el terapeuta adopte una actitud tentativa al
desarrollar el diagnóstico del proceso es la comprensión de que no se puede
dirigir o modificar la experiencia de otro mediante simples instrucciones.
Así pues, no se puede hacer que el cliente experimente verdaderamente un
sentimiento instruyéndole para que se sienta triste, irritado, confiado o
relajado, ni explicándole que es esa emoción la que siente. En otras palabras,
la persona es un sistema autoorganizado que no puede ser fácil ni intencio-
nadamente modificado por otra persona. Por el contrario, el terapeuta sólo
puede intentar unirse al otro y facilitar ciertas experiencias autogeneradas,
al sugerir a la persona que lleve a cabo ciertas actividades de procesamiento
en determinados momentos. Después, depende del cliente el que responda
y se organice a sí mismo de un nuevo modo como consecuencia de la
r
UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 39 ,
facilitación. Un terapeuta no puede «hacer» que un cliente experimente o
resuelva algo espontáneamente. Sólo el cliente puede organizar su propio
procesamiento para experimentar algo de un modo particular.

ACTITUDES DEL TERAPEUTA HACIA LA RELACIÓN

Desde nuestra perspectiva, las actitudes de empatía, ausencia de crítica,


aprecio y autenticidad, centradas en el cliente (Rogers, 1957) son los aspectos
centrales productores de cambio en la terapia vivencia! y procesual, así
como los que aportan las condiciones óptimas para promover los tipos de
procesamiento emocional que estamos sugiriendo. Como elaboraremos en
capítulos posteriores, ofrecer un ambiente empático no sólo supone entrar
en el mundo fenomenológico del otro y responder a él. También se
caracteriza por la actitud del terapeuta de valoración incondicional de la
experiencia del cliente, capacitándole para que se sienta completamente
aceptado y comprendido. Este aprecio incondicional del terapeuta es deci-
sivo para reducir la ansiedad interpersonal de los clientes y capacitarlos para
situar toda la atención en las tareas exploratorias de la terapia. En lugar de
estar preocupados por cómo el terapeuta puede estar viéndolo, el cliente se
siente realmente escuchado y recibido, y experimenta al terapeuta como una
persona capaz y deseosa de resolver cualquier malentendido interpersonal
que pudiera surgir de una manera congruente y genuina. En consecuencia,
el cliente va aumentando su confianza en la consideración positiva incon-
dicional del terapeuta.
El cliente se beneficia de la consideración positiva incondicional del
terapeuta de dos maneras. Primera, la experiencia de ser aceptado y
valorado verdaderamente es una experiencia de aprendizaje Única que
ayuda a contrarrestar las condiciones interiorizadas de vaHa y las autoeva-
luaciones negativas y dudas sobre uno mismo. Además, al eliminar la
necesidad de vigilancia interpersonal, se libera la capacidad de procesa-
miento del cliente aumentando la amplitud de la atención, así como el
acceso a la memoria. Esto le permite al cliente dedicarse de un modo más
completo a la exploración interna. Este tipo de apoyo le anima a enfren-
tarse al material más doloroso y provocador de ansiedad. La reducción de
la ansiedad interpersonal permite que el cliente tolere más ansiedad intra-
personal en la autoexploración y crea un ambiente Óptimo para implicarse
en las tareas cognitivo/ afectivas de la terapia.
La armonía empática con la experiencia afectiva continua de los clientes
es un aspecto clave del tejido esencial de la implicación del terapeuta. La
armonía empática con los sentimientos de los clientes les ayuda a confirmar
40 IN1RODUCCIÓN

o fortalecer su propio sentido de sí mismos. Esto es similar a la manera en


que los niños sintetizan sus propias respuestas emocionales internas a las
situaciones. A partir de la armonizaci6n empática del cuidador con su
experiencia, pueden desarrollar un sólido sentido de su propio sí mismo
(Stern, 1985). De un modo similar, los clientes construyen un sentido más
sólido de su propia experiencia al ser ésta reconocida y respondida por sus
terapeutas. El que se entiendan los propios sentimientos y se le devuelvan
reflejados adecuadamente, tanto de forma verbal como no verbal, ayuda a
experimentar el sentimiento de un modo más completo y con mayor
confianza en que «esto es lo que realmente estoy sintiendo». Los sentimientos
están a menudo incompletos, emergiendo de un mundo interior altamente
subjetivo e idiosincrásico, para el cual no hay un lenguaje descriptivo formal.
Cuando la experiencia se simboliza y se comparte, se confirma como lo que
es mediante su comprensi6n por el otro. El proceso de armonía empática,
por tanto, conduce a la construcci6n de un sentido de confianza en la propia
experiencia. Así pues, el crecimiento ocurre mejor en un contexto de empatía.
Es importante señalar aquí, sin embargo, que no es la conducta específica de
reflejo del sentimiento a lo que nos referimos con ser empático. Por el
contrario, es una actitud y, en última instancia, lo que es importante es la
percepción por parte del cliente de un terapeuta empático.
Además de proporcionar un ambiente Óptimo para el crecimiento del
cliente, la empatía es también esencial para el diagnóstico del proceso. La
resonancia empática con el estado del cliente favorece el reconocimiento de
indicadores particulares. La postura del terapeuta al hacer el diagn6stico del
proceso no es observadora o diagnosticadora en el sentido usual de evaluar
objetivamente al cliente. Se trata más bien de entrar en el marco de
referencia interno del cliente, intentando entender cómo ve su experiencia,
como si el terapeuta fuera el cliente y, desde esta perspectiva, responder a
los rompecabezas o luchas vivenciales que emerjan. Responder apropiada-
mente a un indicador específico con una intervenci6n específica es, por
tanto, un acto muy empático y puede ser experimentado por el cliente como
que ha sido verdaderamente entendido por la intervenci6n del terapeuta.
/ Además del aprecio y la empatía, la autenticidad del terapeuta es un
aspecto decisivo de su implicaci6n. Si el aprecio y la empatía ofrecidos por
el terapeuta fueran percibidos como poco auténticos por el cliente, no le
producirían seguridad ni le animarían en su autoexploraci6n. Así, como
Rogers ha afirmado tan claran1ente (Rogers, 1957, 1961), el terapeuta debe
ser también auténtico y congruente. Como Rogers lo ha definido, con-
gruencia significa que el terapeuta es consciente de su propia experiencia
durante la sesi6n y, de este modo, es auténtico, no defensivo, en su
comunicaci6n. Este estado de congruencia en el terapeuta es necesario para
UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 41 \
permitir que el cliente experimente empatÍa y aprecio, como ocurre en
cualquier relación real con otro ser humano.
Además, Buber (1958) ha definido las características de una relación
yo-tú como una que posee, entre otras cosas, presencia, inmediatez y no
explotación. Esto ayuda a explicar lo que significan para nosotros los términos
de «autenticidad» o «congruencia». Se puede ser empático con muchos
propósitos en mente, no todos ellos saludables, como es el caso de personas
que utilizan su comprensión empáticamente conseguida de los sentimientos
y necesidades de otros para manipularlos. En nuestros términos, congruen-
cia significa también una comunicación no defensiva, no culpabilizadora y
no explotadora de la experiencia esencial de uno mismo.
Por tanto, el terapeuta ofrece al cliente una relación real en la que valora
continuamente el núcleo más profundo del cliente (Lietaer, 1984). En este
proceso, el terapeuta está constantemente armonizado con los sentimientos
que fluyen en su interior en la interacción con el cliente. Lo que experimenta
está disponible en la conciencia, puede ser vivido en la relación y comuni-
cado cuando sea apropiado para contactar con el núcleo más profundo del
cliente. En terapias a más largo plazo, con personas muy trastornadas es la
relación auténtica la que se convierte en el núcleo de la terapia. La terapia
funciona atravesando las dificultades, las desilusiones y las alegrías de dos
personas que se empeñan en luchar por ser auténticos y permanecer en
mutuo contacto. La presencia de un terapeuta real empático y considerado
conlleva en sí misma algo de la cura terapéutica, pero también proporciona
el sustrato en el que otros cambios específicos pueden tener lugar. Como
hemos dicho, además de seguir la experiencia del cliente momento a
momento, de un modo genuino y sensible y de ofrecer aceptación positiva,
el terapeuta facilita el procesamiento vivencia! ofreciendo directrices de
proceso. Estas sugerencias o directrices de proceso están guiadas por lo que
acaba de emerger en el cliente. Siempre se ofrecen de una manera no
impositiva, colaboradora, contrastándolas con la experiencia del cliente, en
el contexto del cliente como experto en su propia experiencia y como
participante activo en el proceso de cambio. Este énfasis en el ofrecimiento
de sugerencias no impositivas y no manipuladoras es importante para
mantener el ambiente de la relación colaboradora y facilitadora, que se
considera decisivo para ayudar al cliente a implicarse tanto como sea posible
en un procesamiento no defensivo. Dentro de este marco relacional, es
importante facilitar ciertos tipos de procesamiento del cliente que serán
descritos en un apartado posterior de este capítulo.
~·!

42 INTRODUCCIÓN

EL MANEJO DE LA DIRECCIÓN DEL PROCESO Y LAS ACTITUDES


HACIA LA RELACIÓN, LA NECESIDAD DE CARIÑO Y EQUILIBRIO

Este acercamiento descrito anteriormente se apoya en la provisi6n de


un entorno relacional empático 6ptimo y en que el terapeuta responda
6ptimamente a la experiencia del cliente. En este contexto, sin embargo,
nosotros sugerimos que el terapeuta puede también guiar con éxito el
procesamiento del cliente en ciertas direcciones. El equilibrio entre respon-
der y dirigir es un punto esencial de este modelo de tratamiento y es, al
mismo tiempo, su aspecto más s6lido y difícil.
Las cuestiones de control y direcci6n son muy importantes en este
enfoque terapéutico y se relacionan directamente con el grado de ansiedad
experimentado por el cliente y con el grado de exploraci6n colaboradora
conseguido. La situaci6n 6ptima es una interacci6n sinergética en la que
cliente y terapeuta trabajan juntos, en la que cada uno siente que ni es guiado,
ni simplemente seguido por el otro. Al contrario, el objetivo es conseguir
una sensaci6n de colaboraci6n y coexploraci6n mutuas. Sin embargo, hay
que hacer una advertencia. En momentos de desuni6n o desacuerdo, se
considera a los clientes expertos de su propia experiencia y es esta experien-
cia la que se toma como último punto de referencia. Las intervenciones del
terapeuta se ofrecen siempre de un modo no impositivo y no autoritario,
como sugerencias u ofertas, más que como instrucciones o afirmaciones de
la verdad.
La combinaci6n de los estilos directivo y respondiente de intervenci6n
adoptados en este enfoque (véase Benjamin, 1979) nos permite combinar
los beneficios de ambos estilos y mejorar las desventajas de cada uno. Al
adoptar un estilo dual más complejo y más flexible de este tipo, el equilibrio
y el juicio son las características guía. Se necesita estar constantemente
evaluando la mejor combinaci6n para este cliente en este momento, juzgan-
do si la estimulación más activa o la armonía más respondiente serían más
útiles, al tiempo que se mantiene el equilibrio total de la autonomía, en
favor de la exploración dirigida del cliente. Se reconoce al terapeuta como
experto en los tipos de pasos de procesamiento que podrían ser facilitadores,
pero se deja claro que, en último término, el terapeuta es un facilitador del
proceso de descubrimiento y exploración del cliente, no el jefe de la
expedici6n, ni el proveedor de la verdad.
Un tema fundamental en el uso de una combinación de dirección y
réplica es el grado en el que el terapeuta facilita un proceso de descubrimien-
to vivencia!, en el que los clientes construyen su propio significado idiosin-
crásico, a partir de su propia experiencia. El ser demasiado directivo puede
crear un cierre prematuro del proceso de creación de significado del cliente
UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 43

y sugerir que el terapeuta conoce la experiencia del cliente mejor que él.
Esto altera demasiado el equilibrio de influencias en la dirección del terapeuta
y priva al cliente de la oportunidad de captar su propia experiencia única.
Como hemos dicho, el enfoque procesual y vivencia! de la terapia se basa
en el supuesto de que, en último término, el significado autogenerado
conduce al cambio más estable y duradero. En constraste con el problema
de ser demasiado directivo, está el problema de ser demasiado pasivo. Al no
responder lo suficiente, el terapeuta no facilita suficientemente el proceso
de exploración. Son las sugerencias de proceso del terapeuta y los focos
seleccionados los que proporcionan con frecuencia la estimulación añadida
necesaria para promover la posterior autoexploración.
El terapeuta, como hemos dicho, es un experto en el proceso, que facilita
procesos específicos en momentos específicos para ayudar a llevar a cabo la
exploración. El terapeuta, mientras mantiene las actitudes hacia la relación,
puede dirigir la atención de los clientes a aspectos de su experiencia tales
como su respiración, su reacción interna a un estímulo o hacia alguna actividad
muscular o sensación corporal actual. El terapeuta se implica así en un
proceso de facilitación, en lugar de interpretar el significado de las experien-
cias del cliente o dirigirlo para que trate un contenido particular. Aunque
difusa en sus límites, la distinción entre proceso y contenido es importante,
en este enfoque el énfasis siempre está en la dirección del proceso, en lugar
del contenido.
Al ser directivos, los terapeutas ofrecen su conocimiento sobre cómo
facilitar diferentes tipos de procesos y cómo éstos ayudan a resolver tareas.
No son expertos en la experiencia del cliente, ni tampoco en la solución
correcta de un problema para un cliente particular. Al contrario, la solución
es una construcción única del sí mismo. En último término, hay muchas
maneras de resolver un problema concreto. El terapeuta sabe algo acerca
de qué elementos son útiles para crear una solución, pero no sabe la forma
precisa que, en última instancia, tendrá la solución. Así, el terapeuta, al ser
directivo, actúa facilitando la toma de conciencia del material, pero sigue la
dirección del cliente al concluir acerca de la información estimulada. La
actitud directiva es, por naturaleza, siempre experimental («intenta esto a
ver si encaja») y se dirige a promover el descubrimiento y el significado
creado por uno mismo, en lugar de animar a la sumisión o a la adopción
del significado creado por el terapeuta.
El estilo más respondiente orientado hacia el descubrimiento ayuda al
cliente a aprender a confiar en su propia experiencia. Por otra parte, en el
estilo más directivo, el terapeuta es visto como un experto en ciertos
principios del funcionamiento humano. Aun así, todavía se ve al terapeuta
como el que ayuda al cliente a llegar a ser consciente de aspectos de su propia
44 INTRODUCCIÓN

experiencia. La ganancia potencial, al dirigir a las personas para que lleguen


a ser conscientes de rasgos específicos de su propio proceso en el momento
oportuno, siempre debe sopesarse frente a la pérdida potencial de la
unicidad, que resulta de permitir que los clientes autoseleccionen lo que
emerge de ellos y así construyan sus propios significados de un modo más
independiente. La construcción de los propios significados ayuda a desarro-
llar una comprensión potencialmente más precisa y diferenciada del sí
mismo, de igual modo favorece una mayor autonomía y confianza en la
propia experiencia. La actitud de armonía empática, en la cual el terapeuta
contrasta constantemente sus sugerencias con la experiencia del cliente en
ese momento para ver si encajan, es la principal prevención contra la
dirección del proceso del terapeuta que impida la diferenciación propia del
cliente de su nuevo significado.
La decisión fundamental en este proceso es cuándo conducir (dirigir) o
cuándo seguir (responder) y se puede hacer una distinción clave que sirve
de guía a la hora de tomar esta decisión. Es la distinción entre cuándo los
clientes están en contacto con su propia experiencia, esto es, están implica-
dos en un procesamiento emocional productivo, y cuándo no lo están.
Cuando los clientes están experimentándose a sí mismos congruentemente,
es fundamental seguirles y facilitarles su propio proceso de descubrimiento
y construcción de nuevo significado. Conducir o dirigir en ese momento
podría distorsionar, distraer o cerrar prematuramente su propia experiencia
y construcción de significado.
Sin embargo, cuando los clientes están en la superficie de su experiencia,
bloqueados o implicados en algún proceso disfuncional interruptor, es útil
para el terapeuta conducir estimulando la experiencia o sugiriendo formas
por las que pueden llegar a ser conscientes de su procesamiento autointe-
rruptor. Así, las directrices de proceso del terapeuta se utilizan con frecuen-
cia para facilitar la generación de nuevo material vivencia! o para centrar a
los clientes en la naturaleza de los procesos internos que están impidiendo
su exploración o interrumpiendo su experiencia. La nueva experiencia de
los clientes, por ejemplo, se estimula mediante la facilitación de una vívida
reintroducción de éstos en situaciones problemáticas, ayudándoles a imagi-
narse la escena, facilitando su expresión o intensificándola. Los bloqueos o
procesos interruptores pueden, por ejemplo, traerse a la conciencia hacien~
do que los clientes atiendan a sus sensaciones físicas y a la tensión muscular,
e intentando que activen y verbalicen su proceso de bloqueo de un modo
activo, tal como la representación de la represión de sus propios sentimien-
tos o de contener las lágrimas.
·-··" -~-.~-~ ..........., ~- ..
., , ,',' ·-

UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 45

TRABAJO TERAPÉUTICO

Además de proporcionar un ambiente de seguridad y crecimiento por


medio de las actitudes hacia la relación, el terapeuta también facilita el
trabajo terapéutico del cliente. En nuestro enfoque resulta esencial consi-
derar que diferentes modos de implicación del cliente en la terapia son útiles
y parecen necesarios para la solución de tipos concretos de problemas en
distintos momentos. Según parece, estos diferentes modos de implicación
permiten a los clientes acceder, trabajar y cambiar estructuras esquemáticas
emocionales subyacentes de diversas formas.

Modos de implicación del cliente


Los diferentes modos de implicación pueden clasificarse en· cuatro
modos globales de procesamiento para acceder a los esquemas emocionales.
Las cuatro dimensiones esenciales para las tareas de la terapia facilitadora
del proceso son: atender/tener conciencia, búsqueda vivencia!, expresión
activa y aprendizaje interpersona).

Atender/tener conciencia
El foco, en este primer modo de implicación del cliente, está en atender
directamente a los elementos particulares de la sensación, en lugar de
simbolizar complejos sentimientos y significados de la relación. Llegar a ser
consciente de las sensaciones internas (somestésicas y cinestésicas) y de los
estímulos externos (visuales y auditivos) es parte esencial de lo que es tener
un contacto claro con la realidad. Atender supone tener contacto con la
información entrante y da a la persona información sensorial básica sobre
sí misma y sobre la realidad externa, a partir de la cual el significado
posterior puede ser construido. La atención está en la base del procesamien-
to de abajo-arriba. Se centra en atender a la realidad sensorial presente que,
con frecuencia, produce información, en cierto modo diferente, de las
anticipaciones e imaginaciones de las personas sobre la realidad.
Aprender a atender a los datos sensoriales básicos, desde dentro y desde
fuera, es una forma de procesar la experiencia, que puede dar a los clientes
acceso a información que está influyendo en su sentido actual de sí mismos.
Así, un cliente puede llegar a ser consciente de la tensión de su cara, de que
aprieta el puño o de la tensión en el estómago o de sensaciones más complejas
de sentirse vivo, de un sentimiento emergente de poder o de sentirse pasivo,
cansado o frágil. Atender puede también suponer que los clientes se vuelvan
1nás conscientes de estímulos externos que incluyen aspectos del terapeuta
tales como subir las cejas o una sonrisa en el rostro o su tono de voz.
I'

INTRODUCCIÓN

El terapeuta puede facilitar este proceso de autoconciencia en el presen-


te, dirigiendo la atención hacia algún aspecto visible de la expresión del
cliente; por ejemplo, diciendo: «Te das cuenta de que estás apretando el
puño». Entonces, el cliente puede focalizar su atención en la sensación de
tensión y fuerza incluyendo un sentido de querer «estallar» o de «autocon-
trolarse» asociado con apretar el puño. Otro ejemplo podría ser hacer que
el cliente se fije en los cambios de su mirada mientras habla (por ejemplo,
mirar hacia abajo o evitar al terapeuta con la mirada). Atender a esto puede
ayudar a los clientes a ser más conscientes de lo que les lleva a sus reacciones.
Para algunos clientes, y en ciertos momentos de la terapia, aprender a
atender a estos tipos de experiencia interna y externa puede ser extremada-
mente importante, ya que son los datos en bruto, a partir de los cuales se
c<:>nstruye la experiencia, y uno de los medios centrales para experimentar
contacto con el sí mismo y el mundo.

Búsqueda vivencia!
El segundo modo de implicación del cliente supone un retorno delibe-
rado de la energía atencional hacia adentro en un intento de acceder a la
propia y compleja experiencia idiosincrásica interna y empezar a simboli-
zarla en palabras. Este proceso va más allá del modo de atender/tener
conciencia descrito en la sección anterior. Si el terapeuta lo facilita apro-
piadamente, éste puede ser un proceso de descubrimiento en el que los
clientes simbolizan un nivel de experiencia interior tácita que influye en
el propio funcionamiento, pero raramente es accesible a la conciencia
autorreflexiva.
El proceso de simbolización consciente de la compleja experiencia
interna puede adoptar diversas formas. Por ejemplo, puede suponer po-
nerse en contacto con el complejo estado interno actual y ser capaz de
describirlo en palabras. Puede implicar el recuperar una experiencia per-
ceptual que ha tenido impacto, pero que no fue completamente procesada
en la conciencia en su momento. Puede suponer que el proceso de
búsqueda vivencia! lleve consigo un intento deliberado de ponerse en
contacto con un significado vagamente sentido, que es percibido como
importante, pero que no está actualmente en la conciencia, ni se puede
acceder a él con facilidad. En cada uno de estos ejemplos, el cliente es capaz
de llegar a ser consciente, por primera vez, de sentimientos y significados
complejos, a través de un proceso de atender a su interior y de simbolizar
experiencias internas. El proceso de búsqueda vivencia! permite al cliente
acceder y explorar esquemas emocionales que antes no eran accesibles a la
conciencia autorreflexiva.
UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 47

Expresión activa
Cuando los clientes expresan activa y espontáneamente sus propias
reacciones vivenciales, disfrutan de una oportunidad Única para descubrir
y adueñarse de lo que realmente sienten. La expresi6n también implica
permitir que la tendencia a la acci6n se complete y ponga en contacto los
sentimientos con los objetos apropiados. De este modo, se anima a los
clientes a que prueben expresiones en la terapia para reconocer lo que están
realmente experimentando y completar la expresi6n conectándola con el
objeto apropiado.
La experiencia está repleta de significados implícitos hasta que éstos se
expresan. Al expresarla, la gente adopta una posici6n explícita en relaci6n
con algo, creando así significado. U na vez expresado el significado a su vez
se convierte en un nuevo estimulo para la persona. Se hace disponible a la
conciencia para la reflexi6n y evocaci6n de reacciones internas posteriores.
U na vez que se ha expresado una afirmaci6n tal como: «yo te necesitaba»,
puede ser considerada su verdad, puede ser reflejada y puede evocar fuerte-
mente la experimentaci6n posterior. Por lo tanto, al «hacer algo», las
personas tienen una oportunidad para experimentar si la acci6n/significado
expresado, encaja o no y pedir lo que encaja como propio. Además, el
significado y los aspectos motores, sensoriales y expresivos generados por
el acto de expresi6n actúan como indicios que activan nuevos esquemas,
evocando así nueva experiencia. Más aún, la expresión activa ayuda a las
personas a experimentarse como agentes y autores de su propia experiencia.
Finalmente, al contactar con el ambiente y poner la expresi6n en contacto
con su meta apropiada, la expresi6n llega a su término.
La expresi6n activa puede ser muy eficaz a la hora de establecer
contactos entre aspectos de la experiencia interna. Por ejemplo, cuando los
clientes expresan una necesidad tal como: «necesito descansar» o «necesito
apoyo• a un otro irnaginado o a otro aspecto del sí mismo, empiezan a
reconocer y a sentir la experiencia como propia. Este tipo de confrontaci6n
dialéctica, entre aspectos previamente polarizados de la experiencia, puede
ser especialmente eficaz en la diferenciaci6n y síntesis de estos aspectos de
la experiencia en una nueva totalidad.

Contacto interpersonal
El último modo de la implicación del cliente se da en el contexto de la
relación en sí. La armonía empática del terapeuta, el aprecio consistente e
incondicional y la presencia genuina durante el proceso de autoexploración
del cliente son elementos importantes a lo largo de la terapia. Estas actitudes
del terapeuta, más el énfasis en la orientaci6n hacia el descubrimiento y el
crecimiento, transmiten firmemente a los clientes que el terapeuta tiene una
1

48 INTRODUCCIÓN

confianza básica en sus experiencias internas como fuente de información


para guiar sus vidas. Los clientes aprenden así a confiar en su propia
experiencia y a aceptar sus propios sentimientos. Además, aprenden que son
capaces de ser ellos mismos en relación con otros y que ello puede ser una
experiencia gratificante. Se confirman en su existencia como personas
valiosas.
En momentos concretos, las experiencias específicas con el terapeuta
pueden ser decisivas para producir el cambio. A través del aquí y ahora de
la interacción interpersonal del cliente y el terapeuta en estas experiencias,
el cliente trabaja con su experiencia de la relación con el terapeuta y aprende
algo nuevo (Lietaer, 1984). Diferentes experiencias en la relación pueden
proporcionar nuevos aprendizajes decisivos para el cliente, al ofrecerle
nuevas experiencias imponantes que invaliden los viejos aprendizajes y
creencias restrictivas sobre las dificultades o peligros de estar con otro. Por
ejemplo, los clientes pueden aprender que su rabia puede ser oída y que no
' destruirá a otros, ni evocará un ataque por su pane; y que su éxito no será
experimentado como una amenaza, ni su debilidad será despreciada. Ade-
más, aprenden que arriesgarse a ser uno mismo puede ser gratificante y sano.

Diferencias individuales en estilos de procesamiento típicos


A la terapia llegan distintas personas con diferentes estilos, capacidades
y modos de implicación. Los clientes que no pueden fácilmente mirar en
su interior y buscar la experiencia interna con la ayuda de reflexiones
empáticas pueden beneficiarse más de ser guiados hacia la expresión activa
de sus sentimientos. Un cliente que tenga dificultades con la expresión
activa y no se sienta cómodo con las directrices del terapeuta puede tener
éxito con una búsqueda vivencia! guiada reflexivamente. Así, dentro del
contexto del enfoque del diagnóstico del proceso, el terapeuta también es
consciente de que diferentes modos de procesamiento pueden ser adecua-
dos y eficaces para distintas personas. En consecuencia, los terapeutas
tienen que poder ajustar sus estilos de intervención para facilitar los tipos
de demandas de procesamiento que sean más adecuados al estilo y los
recursos del cliente.
En las fases tempranas de la terapia, se facilita la implicación del cliente
en diferentes tipos de tareas de procesamiento. En este proceso, el terapeuta
capta los estilos que producen mejores resultados en la exploración. Tam-
bién algunas personas pueden trabajar mejor operando inicialmente a nivel
de procesamiento conceptual, para más tarde empezar a simbolizar su
experiencia interna preconceptual, mientras que otros pueden mejorar
simbolizando o expresando activamente su experiencia interna. Otros
pueden encontrar que la seguridad interpersonal y la comprensión del
-.. .,

UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 49

terapeuta es lo más Útil para facilitar su aprendizaje de ser congruente con


ellos mismos. Al reconocer que distintas personas pueden beneficiarse de
modos de implicación diferentes, un enfoque procesual y vivencia! de la
terapia trata de responder mejor a una amplia gama de clientes, en lugar de
pretender encajarlos a todos en un lecho de Procusto de un sólo tipo de
procesamiento.

Impactos vivenciales
Dada una relación empática y colaboradora entre cliente y terapeuta,
la mayor parte del trabajo de la terapia ocurre dentro de los modos de
implicación del cliente descritos anteriormente. El trabajo llevado a cabo a
través de estos procesos trae consigo varios impactos positivos y I o efectos.
Al revisar grabaciones de sus sesiones, los clientes i'}forrnan de tres impactos
principales de la terapia vivencia! y procesual. Estos son: cambios en la
percepción, creación de soluciones a los problemas y el sentirse apoyado y
comprendido (Elliott, James, Reimschuessel, Cislo y Sack, 1985). Estos
impactos vivenciales, a veces, emergen claramente en la sesión, mientras
que otras veces los clientes sólo llegan a ser conscientes de ellos más tarde,
a medida que reflexionan sobre la sesión o se encuentran en situaciones que
se relacionan con los asuntos explorados en la sesión. Estos impactos se
. .,
comentan a cont1nuac1on.

Cambio perceptual
Los clientes con frecuencia informan de cambios en cómo se ven a sl
mismos y a los demás. Elliott y otros (1985) identificaron tres tipos de
cambios perceptuales a partir de los recuerdos de los clientes de momentos
significativos en las sesiones. En primer lugar, vieron que el cliente puede
ser más directamente consciente de un sentimiento o de un aspecto particular
de sl mismo o de otro. Ahora puede •apropiarse» de algo corno parte de sl
mismo (por ejemplo: mi sentimiento de rabia) o puede verlo más claramente
en otro (por ejemplo: mi padre estaba realmente aterrorizado interiormente).
Los clientes pueden experimentar este tipo de impacto como una puesta en
contacto o •conexión» con un sentimiento o experiencia que ellos sabfan
en parte que estaba alll, pero que ahora •conocen mejor» o reconocen con
mayor claridad.
Los clientes también informan de una nueva comprensión de algo acerca
de s[ mismos o de los demás; pueden llegar a comprender una conexión
entre su respuesta y una situación, quizá entendiendo la razón o la causa de
su experiencia o reacción (por ejemplo: «lo hice porque estaba enfadado» o
«me doy cuenta de que oculté mi dolor con amargura e ira»). Desde el punto
de vista del cliente, este tipo de impacto se experimenta corno un «insight»
~ . ..

50 INTRODUCCIÓN

o una visi6n interior, como si las piezas de un rompecabezas se hubieran


colocado de repente en su sitio.
Los clientes también informan del desarrollo de valoraciones más posi-
tivas o aceptaci6n de sí mismo o de los demás. Así, un cliente puede llegar
a sentirse más autoaceptado, menos culpable o censurable por algo que ha
sucedido o puede perdonar a otro por un daño o una privación. Con
frecuencia, la experiencia es la de ver que «no soy tan malo después de todo»
o sentirse compasivo con uno mismo. Además, el cliente puede llegar a
verse a sí mismo, o a los demás, como poseedor de atributos positivos, como
bueno, bien intencionado, «haciéndolo lo mejor posible» o teniendo dere-
chos o habilidades no reconocidas previamente.

Solución de problemas
Además, y como consecuencia de los cambios perceptuales, los clientes
también experimentan cambios que se relacionan más directamente con la
solución de sus problemas y con acciones que pueden llevar a cabo fuera de
la terapia. En primer lugar, pueden llegar a clarificarse cuáles son sus
problemas, objetivos o tareas, es decir, «sobre lo que necesitan trabajar».
Además, pueden llegar a tomar decisiones o a averiguar lo que tienen que
hacer con los problemas o comprometerse consigo mismos para realizar
alguna acción fuera de la terapia. Así, los impactos del problema contienen
un componente. motivacional o energético, un organizarse a sí mismo hacia
algún objetivo o acci6::i, un compromiso para alcanzar un objetivo o
realizar alguna acci6n. Este es un aspecto decisivo del proceso a través del
cual los clientes trasladan espontáneamente lo que ha ocurrido en la sesión
al resto de sus vidas.
Los impactos sobre el problema pueden ocurrir justo al final de una
sesi6n, en el momento en el que el cliente se prepara para «volver al mundo»;
sin embargo, a menudo ocurren después de la sesión, a medida que el cliente
reflexiona sobre los asuntos planteados por la sesi6n. Además, los impactos
sobre el problema pueden emerger a partir del cambio de esquemas, como
cuando una conciencia mayor de la seriedad de un problema conduce a su
solución o al prop6sito de trabajar más en él. Cuando el cliente experimenta
impacto sobre el problema en una sesión, se orienta desde el pasado y
presente hacia el futuro (véase Bohart y otros, 1991). El cliente puede
proponer y evaluar tentativamente diferentes cursos posibles de acci6n o
puede imaginar cómo sería actuar de un modo diferente (véase Mahrer,
1989). A veces, hay un interés o una ilusión por «llevar más allá» un cambio
en la terapia al resto de la vida. En el enfoque vivencia! y procesual, el
terapeuta escucha y facilita estos impactos cuando emergen del cliente, pero
no intenta «inducirlos».
'

UN ENFOQUE DE LA PSfCOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 51

Impactos interpersonales
Además de los impactos que acabamos de describir, los clientes también
experimentan impactos interpersonales. Pueden experimentar al terapeuta
como comprensivo o protector o pueden llegar a sentirse más cerca del
terapeuta o más comprometidos con el trabajo de la terapia. Estos impactos
interpersonales pueden ocurrir en combinación con los otros impactos,
pero parecen fluir más directamente del modo de implicación en el contacto
interpersonal. A menudo el cliente no da signos obvios durante el trata-
miento de que ha ocurrido un impacto interpersonal. En otros momentos,
el cliente puede comentar que se siente comprendido, apoyado, etc. o puede
dar signos no verbales de alivio, tales como suspirar después de ser com-
prendido.

CONCLUSIÓN

La terapia vivencia! y procesual se guía, por tanto, por el supuesto


principal de que la terapia se desarrolla mejor mediante el descubrimiento
y la construcción del significado del cliente. Otro supuesto es que el terapeu-
ta puede facilitar aún más este proceso a los clientes de dos maneras: por un
lado, apreciando genuinamente al cliente y estando empáticamente armo-
nizado con él; y, por otro, facilitando actividades específicas de procesa-
miento del cliente en momentos específicos. Esto último supone intentar
engranar, reconocer y entender el tipo de operaciones mentales internas en
las que el cliente está implicado en ese momento para facilitar un movimien-
to productivo en cada momento hacia la resolución de la tarea.
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SEGUNDA PARTE

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TEORIA: EMOCION Y COGNICION EN EL CAMBIO
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CAPÍTULO III

PERSPECTIVAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO

PERSPECTIVAS VIVENCIALES

Las terapias orientadas a la vivencia comparten la creencia en la singular


capacidad humana para la autorreflexi6n consciente, y una teoría del
funcionamiento humano que se centra en la unicidad de la experiencia
interna y la construcci6n de significado de cada persona. Así, abogan por
una variedad de métodos que permiten a las personas «acceder consciente-
mente» a su propia experiencia interna y expresar y simbolizar los signifi-
cados previamente implícitos o los sentimientos bloqueados.
En esta perspectiva se considera que los seres humanos están orientados
hacia el desarrollo y la completa evoluci6n de sus propias potencialidades.
Los principales elementos de la disfunci6n son que la experiencia organís-
mica no acceda a la conciencia y que ,se bloqueen las capacidades de
desarrollo. Por tanto, fomentar la conciencia de la experiencia y facilitar la
atenci6n a la tendencia al desarrollo son cuestiones centrales para la terapia
vivencia!. Esto se hace ayudando a los clientes a identificar y superar lo que
les impide darse cuenta, y reconocer y fomentar la conciencia del cliente de
sus propios impulsos hacia el desarrollo y la expansi6n.
Rogers y Peris fueron los dos principales fundadores de los enfoques
terapéuticos orientados a la vivencia. Rogers señal6 el entorno de relaci6n
más propicio para la exploraci6n y el cambio terapéutico. Peris proporcio-
11Ó un conjunto de procedimientos diseñados para hacer más vívidos los
sl'ntimientos, pensamientos y las conductas involucrados en el manteni-
111 iento de la rigidez y en el bloqueo del desarrollo.
Más adelante revisaremos brevemente las posiciones de Rogers y Peris
relativas al funcionamiento y al cambio humano. Presentaremos allí las
contribuciones relevantes de la ciencia cognitiva y de la moderna teoría de
Lis emociones. En el siguiente capítulo expondremos nuestro desarrollo y
'·laboraci6n de esta concepci6n del funcionamiento en términos de las
p<'rspectivas contemporáneas del procesamiento esquemático y emocional.
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56 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CA1-fBIO

TEORÍA CLÁSICA

La terapia centrada en el cliente


La perspectiva de Rogers del funcionamiento saludable o «ideal» se
basaba en su creencia en una tendencia a la realizaci6n innata que conduce
a la gente a esforzarse no s6lo para hacer frente a sus necesidades por
carencia, tale:> como el hambre y la sed, sino que les motiva para desarrollar
y expandir sus propias y singulares capacidades personales hacia el desarro-
llo y la autonomía.· Rogers consideraba que esta tendencia a la realizaci6n
era la única motivaci6n humana básica. Otra suposici6n clave era que el
funcionamiento humano 6ptimo podía darse s6lo cuando la persona fuera
capaz de experimentar los sucesos sensoriales y emocionales que tenían
lugar en ese momento.
Las definiciones de Rogers (1959) de «percepci6n» y «sentimientos» son
especialmente importantes para sus puntos de vista sobre la disfunci6n, el
funcionamiento 6ptimo y el cambio terapéutico. Rogers consideraba que
los procesos de simbolizaci6n correcta en la conciencia implicaban un tipo
de comprobaci6n de hip6tesis. «Una percepci6n es una hip6tesis o pron6s-
tico de la acci6n que se hace consciente cuando los estímulos inciden sobre
el organismo• (1959, pág. 199). Así, veía la percepci6n como esencialmente
transaccional, implicando tanto la construcci6n desde la propia experiencia
como desde las propias hip6tesis de futuro. Facilitar a los clientes el acceso
y la exploraci6n de sus sentimientos es un punto central de la terapia
centrada en el cliente. «Un sentimiento denota una experiencia teñida
emocionalmente, junto con su significado personal. De manera que incluye
la emoci6n en su contexto vivencia!. Alude, de este modo, a la unidad de la
emoci6n y la cognici6n, ya que son experimentadas inseparablemente en
ese momento» (Rogers, 1959, pág. 198).
Las teorías de Rogers relativas a la disfunci6n se centran en la naturaleza
de la interferencia con la simbolizaci6n adecuada de sentimientos y otras
experiencias. Asumía que se desarrolla una escisi6n casi inevitable entre la
inotivaci6n hacia la realizaci6n saludable y la necesidad adquirida de man-
tener y realizar el autoconcepto aprendido, que deriva de las relaciones con
los padres y de otras experiencias tempranas. Rogers propuso que la
necesidad de recibir consideraci6n positiva de los otros significativos, y más
tarde de uno mismo, es fundamental para la formaci6n y mantenimiento
del concepto de sí mismo. La ansiedad se activa cuando hay una potencial
discrepancia entre la propia experiencia organísmica y el propio concepto de sí
mismo. La persona se siente amenazada a algún nivel, y esta experiencia
puede ser negada o distorsionada para hacerla coherente con el concepto de
sí misma. Cuando la persona niega la conciencia o distorsiona tales expe-
-·'' - "-~,-- • {""O' ' •' ' .. .., • -· •

PERSPECTIVAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO 57

ricncias potencialmente significativas, éstas no se integran dentro de la


t'Structura del sí mismo. En lugar de ampliar la estructura del sí mismo para
integrar la nueva conciencia, se aumenta la incongruencia entre el propio
concepto de sí mismo y la propia experiencia organísmica.
El objetivo de la terapia es facilitar una percepci6n más completa y
precisa que incluya la experiencia de sentimientos, de manera que sirvan
para desarrollar una estructura del sí mismo más congruente con la expe-
riencia real. El ajuste psicol6gico 6ptimo se caracteriza por un concepto de
sí mismo que admite todas las experiencias que están potencialmente
disponibles en la conciencia humana, para que sean asimiladas en el concep-
to de sí mismo. Esto disminuye la escisi6n entre la realizaci6n de la persona
en su totalidad o la realizaci6n del concepto de sí mismo. De este modo se
puede desarrollar la propia vida en formas que están guiadas por la tendencia
básica hacia la realizaci6n momento a momento y a largo plazo.
Aunque esta discrepancia entre el autoconcepto aprendido por la per-
sona y su experiencia organísmica era un aspecto central de las afirmaciones
te6ricas explícitas de Rogers, la práctica real de la terapia centrada en el
cliente no se centraba en esta discrepancia. Por el contrario, se asumJa _que
si el terapeuta respondía de manera empáticamente arm6nica en una
atm6sfera de aceptaci6n positiva incondicional, el cliente sería capaz de
tolerar progresivamente la amenaza de incongruencia con su autoconcepto.
Esto aumentaría la motivaci6n del cliente para avanzar más profunda y
exactamente en sus propias percepciones y sentimientos. Por lo tanto,
comenz6 a desarrollarse una teoría del proceso para captar la realidad de la
práctica centrada en el cliente.
Rogers (1961) describi6 el proceso de cambio que lleva a cabo el cliente
durante el proceso terapéutico real. El proceso completo se dividi6 en siete
etapas, en las que se veía al cliente como moviéndose desde una posici6n de
distanciamiento de su experiencia a una posici6n de aceptaci6n de la misma.
Las siete etapas .para lograr
., un «Cambio constructivo de la personalidad» se
resumen a cont1nuac1on.
En la etapa primera el individuo no quiere al principio hablar de sí
mismo. No reconoce, ni posee sus sentimientos, ni los significados subjeti-
vos de los mismos. Sus constructos personales son rígidos y no reconoce
sus problemas. Percibe las relaciones comunicativas y pr6ximas como
amenazantes y/ o dolorosas. En la etapa 2 la expresi6n empieza a fluir más
libremente, pero percibe los problemas como algo externo a sí mismo y no
posee sus sentimientos. El individuo no está en contacto con la experiencia
subjetiva y se puede contradecir sin ser consciente de ello. En esta etapa,
puede reconocer conflictos y problemas, pero son externos al sí mismo. No
tiene sentido de la responsabilidad personal en relaci6n con los problemas.
... ,.,._,. ·~ ··~····~"· '"

58 TEORÍA, EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

En la etapa 3 expresa las situaciones, sentimientos y su significado subjetivo


de una manera más libre, pero utiliza los verbos en pasado y los ve como
algo malo e inaceptable. Los constructos personales son todavía inflexibles,
pero el individuo empieza a cuestionar su validez. Hay un principio de
reconocimiento de contradicciones en la experiencia y del hecho de que los
problemas podrían ser más internos que externos; sin embargo, las eleccio-
nes que hace resultan ineficaces.
La etapa 4 representa un cambio. El individuo describe sentimientos y
significados en presente y poseyéndolos. Sin embargo, no se experimentan
en el presente los sentimientos más intensos, sino que simplemente se
describen. No existe todavía una aceptación total y abierta de los sentimien-
tos que se están experimentando, aunque se vislumbra el proceso. Se ven
más claramente las contradicciones en la experiencia y el individuo muestra
a menudo su preocupación por ellas. Se producen algunos descubrimientos
de constructos personales como constructos y se cuestiona su validez. El
individuo está realmente comenzando a poseer sus problemas, a reconocer
la incongruencia entre la experiencia y el sí mismo y quizá está dispuesto a
expresar a otros sus sent1m1entos.
En la etapa 5 se expresan libremente muchos sentimientos en el presen-
te. Se poseen y se aceptan. Se experimentan sentimientos que previamente
se negaron, aunque todavía existe un cierto recelo. El individuo empieza a
darse cuenta de que es importante para su bienestar prestar atención a los
sentimientos cuando se dan, lo cual implica atender a un referente interno.
Se reconocen las contradicciones como actitudes existentes en diferentes
partes de la personalidad. Se produce una mayor apropiación de los senti-
mientos y del deseo de ser honesto con uno mismo. Hay una mayor
aceptación de la responsabilidad en los problemas y una mayor preocupa-
ción respecto a la contribución que uno aporta a los problemas.
En la etapa 6 se experimentan los sentimientos con inmediatez y
aceptación y se les deja fluir hasta su conclusión. La expresión de estos
sentimientos temidos y dolorosos está emparejada con cambios psicológi-
cos que incluyen lágrimas, suspiros y relajación muscular. La experiencia
adquiere el cariz de un proceso real. El individuo puede aceptar las expe-
riencias totalmente y usarlas como claro referente de significado y hacer
mejores elecciones personales. La comunicación interna es libre y fluida.
En la etapa final, etapa 7, el individuo experimenta nuevos sentimientos
con inmediatez y riqueza. La persona desarrolla una confianza en su propio
proceso y esta manera de experimentar se transforma en una guía clara de
conducta. Los constructos personales son laxos y flexibles y están abiertos
a la información resultante de la nueva experiencia. El individuo casi nunca
es incongruente y su comunicación interna es clara.
"

PERSPECTIVAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO 59

Este punto de vista sobre el proceso, en combinación con la perspectiva


de Gendlin (1962) de la experiencia como un proceso continuo de simboli-
zación de referentes internos, que se puede bloquear, vino a representar la
perspectiva centrada en el cliente de la función y disfunción con mucha más
precisión de lo que lo hizo el modelo de la incongruencia autoconcepto/ or-
ganismo.
Las condiciones de la relación de comprensión empática del marco de
referencia interno del cliente, la consideración positiva incondicional y la
autenticidad todavía se consideraban como los agentes decisivos del cambio.
Lo que es fundamental es la exploración y el descubrimiento por parte del
cliente de sus sentimientos, de modo que éstos se hagan propios y se integren
en el sí mismo más completa y profundamente. Rogers señaló un proceso
en el que el terapeuta no intentaba llevar al cliente en una dirección
particular, sino que respondía a sus expresiones para ayudarle a profundizar
en su exploración. Esto se hacía prestando una particular atención a la
singularidad de los sentimientos y significados de cada persona.

Terapia Gestalt
El constructo motivacional primario de Peris también era una tendencia
a la realización. En su perspectiva, ésta suponía un organismo autorregula-
dor que satisface sus necesidades, avanza en su desarrollo y, de esta forma,
establece su propia identidad. Peris asumía que la persona que funcionaba
bien se involucraba en la autorregulación organísmica, consiguiendo así (a
través de la acción) darse cuenta de sus necesidades más urgentes en un
momento dado. El objetivo era mantener el equilibrio dentro del sí mismo
y entre el sí mismo y el entorno. El supuesto es que la persona que ideal-
mente funciona bien experimenta gestalts claras, en las que la conciencia de
una necesidad y el objeto relevante para esa necesidad llegaban a estar
claramente configurados. Desde esta perspectiva, se considera que la con-
ciencia tanto de la información interna como de la externa es de gran
importancia para el funcionamiento sano y la satisfacción de las necesidades.
Este proceso de conciencia o formación de gestalts se denominaba el ciclo
de contacto. En este ciclo, la conciencia conduce a la movilización de la
excitación. Ésta, a su vez, conduce a la acción, orientada hacia el contacto
con el ambiente, la satisfacción de la necesidad y la conclusión del ciclo. De
este modo, la persona está continuamente organizándose a sí misma para
contactar con el ambiente y satisfacer sus necesidades. Cuando la necesidad
se satisface, esta particular gestaltfigura-fondo se disuelve y la persona vuelve
al equilibrio.
Desde la perspectiva de Peris, la conciencia de la emoción era especial-
mente importante para ayudar a las personas a orientarse en el entorno y
,. ..

60 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

proporcionarles información sobre los objetos adecuados a sus necesidades.


Esto se ejemplifica en la siguiente afirmación:

«Sólo a través del reconocimiento de tus emociones puedes llegar a ser


consciente, como organismo biológico, de contra qué estás en al ambiente, o
de qué oportunidades especiales se te están presentando en ese momento. Sólo
si reconoces y aceptas tu añoranza de alguien o algo ... puedes obtener orienta-
ci6n para la acci6n apropiada» (Peris y otros, 1951, págs. 98-99).

La conciencia de la emoción era, pues, esencial en el funcionamiento


saludable.
Por otro lado, la disfunción implicaba la falta de conciencia y la
alienación de aspectos del sí mismo en formación. El organizar el sí mismo
de modo que crónicamente se interrumpiera o bloqueara la conciencia y la
satisfacción de necesidades, producía patologías. Se consideraba que la
autorregulación disfuncional ocurría de diversas formas en distintos mo-
mentos del ciclo de satisfacción de la necesidad. Un tipo de interferencia
común y generalizada implica la limitación de la conciencia. La limitación
de la conciencia interna disminuye la correcta simbolización de las propias
emociones y necesidades. La restricción de la conciencia del exterior, en la
frontera de contacto con el ambiente, reduce la propia habilidad para
identificar objetos que satisfagan las necesidades. En la disfunción, se
considera que el foco de atención está principalmente en la zona media de
abstracción intelectualizada, en vez de en contacto con el sí mismo y la
situación presente. Esto limita el potencial para la autorregulación sana del
organismo. La regulación saludable se produce cuando el foco atencional
está integrado en la conciencia del organismo que se da automáticamente.
Varios procesos específicos interfieren con el funcionamiento sano y se
convierten en obst~culos para completar la satisfacción de la necesidad o el
ciclo de contacto. Estos son:

1. Actuar en términos de normas aprendidas interiorizadas o «deberías»


que son ajenos a los intereses y necesidades del organismo.
2. Procesos perceptivos disfuncionales, que suponen atribuciones de los
propios sent1m1entos y pensamientos a otros.
3. Acciones automáticas de autocontrol, que interrumpen la experiencia
o detienen la expresión sin el reconocimiento de que esto se está haciendo ni
de cómo se está haciendo.
4. La intrusión en el presente de reacciones emocionales pasadas no
resueltas.
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~·;·· ..

PERSPECTIVAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO 61

Los obstáculos especialmente importantes para el libre funcionamiento


son la habitual no apropiaci6n de la experiencia y el rechazo de las
tendencias a la acci6n que conducen a la formaci6n de «escisiones• en la
personalidad. Se asume que las polaridades y su diferenciaci6n e integraci6n
son aspectos naturales del funcionamiento humano. Así, firmeza y debili-
dad, ternura y crueldad, generosidad y egoísmo se integran en una capacidad
equilibrada para actuar adaptativamente. Sin embargo, si las polaridades se
convierten en dicotomías enfrentadas, en las que una parte domina o critica
a la otra, lo que denominamos «escisión», o si una parte como la debilidad
es aislada o negada, entonces se impide un ajuste adaptativo y creativo. La
perspectiva gestáltica de la disfunci6n era a la vez menos clara y más
compleja que la sostenida por Rogers, pero implicaba esencialmente la
negaci6n de la experiencia cuando había conflicto entre la realización del sí
mismo y la realización de la imagen del sí mismo (Peris, 1969). Esto la hacía
muy similar a la perspectiva de Rogers sobre una incongruencia entre la
experiencia organísmica y el autoconcepto.
El trabajo terapéutico en la Gestalt está encaminado a promover la
identificaci6n de los aspectos negados del sí mismo y la diferenciación e
integración de las partes opuestas en una unión arm6nica. Un supuesto
central en el trabajo Gestalt es que la expresi6n directa de las necesidades y
experiencias emocionales presentes, a su vez, incrementará la conciencia de
las personas de sí mismas y conducirá a la reapropiaci6n de aspectos de su
experiencia. La expresión directa de la experiencia se considera más produc-
tiva que su descripci6n. La expresi6n aumenta el sentido de identificación
y de apropiación de la experiencia. Además, la expresión no verbal espon-
tánea, tal como apretar los puños o los dientes, se considera como la
expresi6n de un procesamiento inconsciente automático. Se piensa que su
expresi6n deliberada es un modo de canalizarlo en un procesamiento
consciente controlado y, de esta forma, apropiarse de la experiencia (Green-
berg & Safran, 1981).
A menudo se facilita el trabajo terapéutico por medio de un proceso de
experimentaci6n que utiliza la expresi6n activa. Estos experimentos se
diseñan para descubrir la experiencia o para llevar a la conciencia c6mo se
interrumpen y se regulan disfuncionalmente las experiencias. De acuerdo
con Peris y otros (1951), la terapia supone « experimentos de toma de
conciencia deliberada» para promover «la identificaci6n del ego con el sí
mismo en formación» hasta que la persona tenga la experiencia de que «soy
yo el que siente, piensa o hace esto». Así, el trabajo de la Gestalt enfatiza
tanto el descubrimiento y la reapropiación del cliente como su toma de
conciencia de procesos específicos disfuncionales interruptores.
62 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

Principios generales de la teoría vivencial


De los escritos de Rogers y Peris sobre terapia, se pueden extraer dos
temas principales de la práctica que pueden ser considerados como los
principios básicos de un enfoque vivencia! en terapia. En primer lugar,
ambos enfoques están orientados hacia el descubrimiento, y consideran a
los dientes como expertos en sus propias experiencias (Rice y Greenberg,
1992). Se considera que los clientes. tienen un acceso privilegiado a sus
singulares experiencias internas y por tanto se les alienta continuamente en
terapia a comprobar su propia experiencia. Lo que resulta novedoso es que
los dientes atiendan más plenamente a su experiencia y a través de este
proceso lleguen a ser conscientes, a simbolizar y a desarrollar posteriormen-
te algún aspecto de la misma. El papel activo de los clientes, en el proceso
de identificar y simbolizar su experiencia interna por sí mismos, se valora
más que el que el terapeuta ofrezca significados para ayudar al cliente a dar
sentido a su experiencia.
En segundo lugar, tanto Rogers como Peris creían en una motivaci6n
fundamental hacia el desarrollo y la evoluci6n que resulta central en un
enfoque vivencia! al tratamiento (Rice y Greenberg, 1992). Se considera que
la búsqueda individual de formas de mantenerse y mejorarse a sí mismo es
un proceso interminable y la terapia es un modo de facilitar a las personas
el acceso a sus posibilidades de desarrollo. La elección y la autodetermina-
ción son aspectos clave de este funcionamiento. Se considera que los seres
humanos están influidos por una visión de futuro y no totalmente deter-
minados por la experiencia pasada. El potencial para el desarrollo y la
elección llega a su punto culminante cuando las personas son conscientes
de sus necesidades y sentimientos.
Además de los dos temas centrales expuestos, la importancia del descu-
brimiento y del desarrollo y la evolución, también se considera fundamental
el papel curativo de la relación auténtica de los participantes en la terapia.
En la terapia centrada en el cliente, se considera que experimentar al
terapeuta como empático y auténticamente respetuoso ayuda a los clientes
a liberarse de sus restringidas condiciones internas de valía. En la Gestalt, la
relación yo-tú (Buber, 1958) es fundamental y la terapia se centra en fomentar
un contacto auténtico entre cliente y terapeuta. Una relación facilitadora,
auténtica y empática es pues inherentemente curativa y conduce a lograr un
sí mismo más sólido y con mayor capacidad de ser auténtico.
r
PERSPECTJV AS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO 63

PERSPECTIVAS DESDE LA PSICOLOGÍA MODERNA

Muchos de los supuestos humanistas acerca del funcionamiento humano


que caracterizan la teoría centrada en el cliente de Rogers y la aproximación
Gestalt de Peris, que ya se han resumido, son básicos para el acercamiento
descrito en el presente libro. Pero a lo largo de la década pasada, los
desarrollos en la psicología (particularmente en la ciencia cognitiva y en la
teoría de la emoción) hacen posible el desarrollo de teorías más diferenciadas
del funcionamiento y del cambio que las propuestas en los modelos originales
explícitos de Rogers y Peris. La perspectiva vivencia! sugería, en sus modelos
estructurales explícitos, que la disfunción, en esencia, estaba producida por
la incongruencia entre el autoconcepto y la experiencia organísmica, y por la
no apropiación de la experiencia. Se pensaba que la incongruencia o la no
apropiación estaban causadas por la introyección de condiciones de valía. Se
entendía que el cambio se daba al deshacer estas condiciones, de múltiples
maneras, para permitir la integración de la experiencia organísmica en la
conc1enc1a.
Sin embargo, esta concepción, que entiende que la patología se da por
la negación y la distorsión, no abarca completamente la práctica de estas
terapias (Wexler y Rice, 1974; Greenberg y Safran, 1987). Las terapias
vivenciales han desarrollado una concepción del proceso de funcionamien-
to, disfunción y cambio que va más allá. En esta perspectiva, el interés del
terapeuta no está en devolver a la conciencia lo que ha sido negado o
distorsionado, sino más bien en facilitar la síntesis de nuevos significados
desde la experiencia sentida corporalmente (Rogers, 1958, 1961; Gendlin,
1968, 1981, 1984; Peris, 1969; Polster y Polster, 1973). De hecho, Gendlin
(1962), al intentar tratar con los problemas de la teoría estructural, fue el
primero que ofreció una concepción de proceso en su libro La experimen·
tación y la creación de significado, mientras que Rogers (1958, 1962) comenzó
a desarrollar las vertientes del proceso para explicar cómo se daba realmente
el cambio. A continuación, se revisan brevemente algunos de los desarrollos
en la ciencia cognitiva y en la teoría de las emociones que tienen implica-
ciones directas en una perspectiva de proceso, tanto del funcionamiento
humano como del cambio en terapia, en los cuales la creación de nuevos
significados resulta central.

CIENCIA COGNITIVA

Desde los setenta ha habido un cambio hacia una perspectiva cognitiva


y, más recientemente, hacia una perspectiva constructivista «cognitivo/ afecti-
, ., ' ., , ,. .. ,,.,,, ~·:••'''"'"'"'""~, ...... ,,.. -·-

64 TEORÍA: EMOOÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

va» sobre el funcionamiento humano. Ahora existe una literatura extensa


y creciente en psicología cognitiva experimental con respecto a los procesos
mentales que las personas utilizan para ir más allá del simple procesamiento
de la informaci6n y así crear significado. Existen muchos estudios sobre
codificaci6n y recuperaci6n en la memoria, que abordan el papel de las
expectativas en la construcción, y el papel del lenguaje y la simbolizaci6n
en el conocimiento. Esta literatura demuestra que los individuos son
creadores activos de significados. A continuación, se resumen las cuatro
vertientes principales de la moderna ciencia cognitiva:

1. La atención se ha convertido en un tema de gran interés en psicología


cognitiva (Pascual-Leone, 1976a, 1976b, 1976c, 1983, 1987; Posner y Snyder,
1975; Shiffrin y Schneider, 1977). Se entiende como un recurso mental
limitado que está implicado en todo proceso consciente y parcialmente
consciente. Se considera que se asigna selectivamente y restringe el número
de procesos distintos que pueden ocurrir simultáneamente. Se piensa que
los procesos controlados conscientemente requieren una asignaci6n de
atención, mientras que los procesos automáticos requieren pocos o ningún
recurso atencional. La atención es, por tanto, un recurso limitado, que se
asigna selectivamente, en el que dicha selección puede estar bajo control
interno. Además, la atenci6n es fundamental a la hora de determinar lo que
las personas experimentan y generar experiencias y actuaciones verdadera-
mente nuevas (Pascual-Leone, 1987;James, 1890/1950). Por ejemplo, en un
momento dado, un cliente puede ser consciente de un número limitado de
cosas, del significado de la historia que está contando, la cavidad de su
est6mago o de la expresi6n del terapeuta. Atender a nuevas características
producirá una nueva conciencia y nuevos significados.
2. Se ha establecido una distinci6n útil entre los procesos cognitivos
que son automáticos o inflexibles y los que son controlados o que pueden
ser dirigidos por la persona (Schneider y Shiffrin, 1977; Shiffrin y Schneider,
1977). Los procesos automáticos suponen una secuencia de operaciones que
se activa sin necesidad de esfuerzo consciente. Una vez activados, se
desarrollan con independencia de los procesos controlados. Así, aunque se
intente responder o sentir de una forma particular, por lo general~ no se
puede impedir que se den respuestas automáticas. Mientras que los procesos
controlados no pueden modificar fácilmente los procesos automáticos, lo
contrario no es verdad. Cuando un proceso automático ha sido activado,
puede dirigir la atenci6n y la experiencia consciente del individuo. Zajonc
(1980) ha sostenido que la evaluación de la cualidad emocional de un
estÍmulo es un proceso automático que se da fuera de la conciencia y está
poco afectado por el procesamiento controlado. Se ha mostrado claramente
. . ,.,., , ..... ,, '• ,. .. ... .. ,,,.

PERSPECTIVAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO 65

que el procesamiento automático o inconsciente de la informaci6n tiene


una marcada influencia sobre la experiencia consciente, el pensamiento y
la conducta (Kihlstrom, 1990). Por tanto, la gente puede sentirse triste o
;1nsiosa e incluso deprimida sin ser consciente de qué lo provoca o de los
procesos internos generadores de esta experiencia.
3. U no de los primeros desarrollos importantes en el área cognitiva fue
la visi6n del organismo como un procesador de informaci6n tanto en
paralelo como en serie. El procesamiento en paralelo ayudaba a explicar
c6mo la informaci6n se procesaba automáticamente o fuera de la conciencia
(Broadbent, 1977; Kihlstrom, 1990). Se consideraba que el procesamiento
en serie ocurría en el tiempo real, con las operaciones mentales dándose en
orden secuencial -finalizando una antes de que comenzara la siguiente-.
El procesamiento en paralelo, y más recientemente el procesamiento dis-
tribuido en paralelo, permite al organismo procesar gran cantidad de
informaci6n simultáneamente, sin tener que asignar valiosos recursos aten-
cionales a estas actividades esencialmente automáticas (Rummelhart y
McClelland, 1986). Este tipo de procesamiento en paralelo preatencional
constituye también el área desde la cual la atenci6n selecciona el material
para el procesamiento en serie (Broadbent, 1977). De esta forma, los clientes
en la vida real están procesando mucho material que influye en su experiencia
consciente, mientras que en la terapia procesan el modo y la cualidad vocal
de las respuestas del terapeuta sin ser conscientes, o sin atender directamente
a estas características, y esto afecta a su interpretaci6n y experiencia de lo
que el terapeuta dice.
4. Hoy en día resulta claro que la memoria es un proceso reconstructivo
y altamente dinámico y no un simple sistema de almacenaje y recuperaci6n
de entradas. La memoria a largo plazo es considerada alternativamente
como una red que consiste en un conjunto de nudos conectados entre sí, y
como un sistema de procesamiento en paralelo que consiste en indicios de
episodios activados en paralelo, o como implicando procesos compues-
tos/distribuidos en los que un indicio no es una entidad distinta localizada,
sino más bien parte de una combinaci6n de todos los indicios situados
dentro del sistema (Raaijmakers y Shiffrin, 1992). Hace unos años, Ander-
son (1990) ha sugerido que sería posible que la memoria pudiera estar
organizada dinámicamente, de manera que resolviera el problema actual del
que recuerda de un modo 6ptimo.

Se han explorado las lagunas de la memoria y se ha visto que se dan


posiblemente en muchos puntos del proceso. Así, el empobrecimiento de
la memoria puede ser el resultado de distintos procesos como: codificaci6n
sobregeneralizada, interferencia con los procesos de recuperaci6n o falta de
.. - '" ,,.,,"

66 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

esfuerzo o distracción en el momento de la recuperación. Se han sugerido


diferentes categorías de memoria. Se ha distinguido la memoria episódica
de la memoria semántica, mientras que la memoria autobiográfica ha sido
diferenciada de la memoria general. Se ha demostrado que el recuerdo del
material es superior cuando está relacionado con el sí mismo y los efectos
son incluso más fuertes con material teñido emocionalmente (Bock y
Klinger, 1986; Kuiper y Rogers, 1979). Recientemente, se ha referido la
especificidad de la memoria autobiográfica a la resolución de problemas y
al~ eficaci~~e la solución (Williams, 1992 ~ )'. b). De este modo, los recuerdos
1
' mas espec1f1cos y detallados de caractenstlcas concretas de hechos reales
autobiográficos, tales como: «Estaba en la cola, junto a la secretaria de mi
jefe, esperando para entrar en el cine ayer, después del trabajo», actúan
proporcionando más alternativas para un procesamiento posterior, que los
recuerdos generales abstractos, tales como «me encontré con un colega
·.después del trabajo». Cuantas más características se llevan a la conciencia,
tanto más diferenciada es la visión de la experiencia que se desarrolla. Esto
a su vez genera más alternativas para considerar la situación, y para
responder a la misma.
También se ha demostrado que la memoria explícita, conscientemente
recuperable, es sólo un tipo de memoria. Se ha probado que la memoria
implícita, la memoria de sucesos que no pueden ser recordados consciente-
mente, influye en el procesamiento actual. El reaprendizaje y los efectos de
primacía muestran claramente que la ejecución de una tarea puede estar
afectada por los recuerdos disponibles de experiencias previas, aunque estas
experiencias no sean accesibles al recuerdo consciente. La memoria implí-
cita ocurre cuando los sucesos que están contribuyendo a recordar son
detectables claramente por la persona en el momento en que tienen lugar,
se les dedica atención y se representan al menos momentáneamente en la
conciencia, para luego perderse del recuerdo explícito consciente. También
se ha demostrado que el recuerdo consciente de un hecho se produce mejor
cuando la representación del sí mismo como agente o experimentador del
acontecimiento se recupera junto con la representación del contexto y del
acontecimiento mismo (Kihlstrom, 1990). Así, tanto el sí mismo como la
representación del contexto tienen que estar unidos al acontecimiento para
la construcción de un recuerdo detallado de lo ocurrido.
Las implicaciones para la terapia son claras. Los recuerdos de la expe-
( riencia residen fuera de la conciencia y su recuperación para propósitos
terapéuticos puede ser facilitada por los terapeutas, centrando a los clientes
en el recuerdo de las características específicas del acontecimiento y en el sí
mismo como experimentador del acontecimiento. Además, al proponer el
PERSPECTIVAS SOBRE EL- FUNCIONAMIENTO HUMANO 67

adecuado problema de exploración como un contexto de recuperación en


1crapia, se podría acceder a nueva información.

Con los desarrollos anteriores, la ciencia cognitiva nos ha proporciona-


do una visión del funcionamiento humano en la que la habilidad para
procesar automáticamente gran cantidad de información requiere procesos
mentales diferentes que ocurren en paralelo, fuera de la conciencia. Además,
con el advenimiento de la noción de procesamiento distribuido en paralelo,
d funcionamiento mental se está viendo cada vez más como módulos
"'parados que operan en paralelo (Fodor, 1983;Johnson-Laird,l 988), donde
rada uno de ellos se dedica a un tipo particular de información y de
1ransformación. Esta ordenación modular ofrece mayor rapidez, fiabilidad
y especialización, como ventajas evolutivas. La conciencia es concebida
romo el procesador de más alto nivel que controla y regula las operaciones
de otros procesadores modulares de más bajo nivel, que no son necesaria-
mente conscientes. Este procesamiento de información de más bajo nivel
influye sobre la experiencia y la conducta y, en diferentes grados, puede ser
llevado a la conciencia por medio de la asignación de atención.
Además de los modernos puntos de vista sobre la asignación de atención,
d procesamiento automático, el funcionamiento modular en paralelo y la
memoria reconstructiva en el procesamiento de la información en los seres
humanos, ha aparecido una concepción del procesamiento esquemático, para
intentar comprender la ejecución humana de tareas complejas. Nos apoya-
remos fuertemente en el papel del procesamiento esquemático en la expe-
riencia humana para comprender el cambio en terapia. En esta perspectiva,
l'i individuo organiza la información en unidades molares (esquemas) que
~uían el procesamiento (Bartlett, 1932; Piaget, 1970, 1985; Neisser, 1976).
Se piensa que una vez activados, los esquemas dirigen automáticamente la
;llención, proporcionan una estructura para preservar la información,
combinan información genérica y específica para tratar con hechos concre-
1os y son elementos activos en la recuperación y edición de material de la
memoria (Brewer y Nakamura, 1984).
El término esquema ha sido usado por diferentes investigadores y
1eóricos en distintos contextos con varios grados de precisión. Esto ha
conducido a una considerable confusión y falta de especificidad en el uso
dd término. No obstante, están apareciendo algunos criterios específicos
comunes (Williams, Watts, McLeod y Matthews, 1988). Éstos son que un
esquema es: a) un conjunto almacenado de conocimiento con el que
i11~eractúa la información entrante; b) tiene una estructura interna consis-
tente que organiza la información entrante de forma particular; c) engloba
información genérica prototípica, de forma que los casos específicos se
'- ,,,.,, ., ... .
, -·~·····~,., . . .,_.,...,_,.,
.., ..,...

68 TEORÍA, EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

procesan utilizando el apropiado prototipo esquemático para imponer


estructura; y, finalmente, d) que es de naturaleza modular de forma que la
activaci6n de una parte tenderá a producir la activaci6n de la totalidad.
La contribuci6n básica del concepto de esquema es que reconoce que
los seres humanos representan internamente objetos o acontecimientos por
medio de una configuraci6n de características. Los esquemas suponen, pero
van más allá, las representaciones puramente proposicionales para codificar
regularidades en categorías que son a la vez perceptuales y conceptuales.
Los esquemas son abstractos en la medida en que extraen regularidades para
codificar lo que es en general cierto, en lugar de codificar concretamente lo
que está ocurriendo en un caso particular. Codifican lo que las experiencias
tienen en común. También se piensa que los esquemas están jerárquicamen-
te organizados: estando los niveles más altos del esquema, las estructuras de
mayor generalizaci6n, en la parte superior de la jerarquía, y los esquemas
más específicos se aplican de manera más específica y contextual (Anderson,
1990). De modo que una persona puede tener un esquema de alto nivel para
citarse con alguien o para solicitar un trabajo, y otros más específicos para
hacer una llamada telef6nica en estos contextos diferentes. Los esquemas
de este tipo tienen más el carácter de objetivos o intenciones y el conjunto
de procedimientos para alcanzarlos, en lugar de ser la mera representaci6n
de un acontecimiento. Los esquemas también funcionan, en esencia, como
prototipos, permitiendo variaciones en los casos que se ajustan a un
esquema particular, pero también marcando restricciones sobre lo que se
ajusta. Las representaciones de un acontecimiento o secuencia de procedi-
mientos, por tanto, incluyen a un tiempo elementos del aconteciminto
específico y elementos del prototipo genérico.
En la ciencia cognitiva son concebidos, de este modo, como CCJ.rnplejas
redes de informaci6n o modelos mentales que operan fuera de la conciencia
para guiar la percepci6n, la memoria y la experiencia. Representan nuestro
conocimiento acerca de c6mo se agrupan los rasgos y de c6mo se secuen-
cian los acontecimientos. Este conocimiento sobre lo que tiende a darse
junto es muy importante para nuestra habilidad de predecir lo que encon-
traremos en el ambiente. Esta visi6n de la teoría del esquema se comentará
más adelante, en el siguiente capítulo (capítulo 4), para clarificar ciertos
problemas con la perspectiva de los esquemas como proveedores de repre-
sentaciones solamente, frente a la de las acciones emocionalmente encarnadas
y experimentadas (Pascual-Leone, 1983, 1988, 1990a, 1990b, 1991; Pascual-
Leone y Johnson, 1991).
Además de la naturaleza esquemática del funcionamiento mental, la
ciencia cognitiva ha descrito otras características del funcionamiento mental
relevantes para la terapia. Se ha establecido una distinci6n útil entre proce-
1'~,..,.,._...,,,.,.~_,...,,., • ...,...,.~--· ....· ..,.T,~'0'0-•'"•T_., ... .,_. ,,,.,,_ ·",..,•o n -·-~··• '"""""'><' .. ,,_.,,,., ••••••''''"'"'' _, ,,,, , n•.,,, .• , ••
·· 1 ·····1

..
1

'
PERSPECTIVAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO 69 1

samiento «conducido por los datos» y «conceptualmente conducido», a los


que se hace referencia alternativamente como procesamiento de «abajo a
arriba» o de •arriba a abajo». Un proceso conducido por datos se basa fun-
damentalmente en la informaci6n de los estímulos y la informaci6n ya
conocida no es de gran ayuda. Por tanto, está orientado a recoger nueva
informaci6n. Los procesos dirigidos conceptualmente son, por otra parte,
los que más cuentan con la informaci6n almacenada en la memoria y las
expectativas sobre la situaci6n y, por lo tanto, guían el procesamiento
anticipatoriamente. De este modo, los seres humanos pueden estar más
atentos a los datos sensoriales reales de la experiencia, aumentando así su
descubrimiento de nueva informaci6n, o pueden estar más guiados por sus
anticipaciones de lo que esperan que ocurra, aumentando de este modo su
capacidad selectiva para construir o percibir patrones particulares. Por
ejemplo, en terapia, a menudo es útil ayudar al cliente a que dirija su atenci6n
a detalles específicos de una escena pasada (recuerdo) o a la experiencia sensorial
presente, en vez de atender a sus expectativas o creencias de la experiencia
pasada o presente.
También se han discriminado diferentes tipos de conocimiento. Se ha
establecido una distinci6n clave entre conocimiento declarativo y procedi-
mental, o conocimiento explícito de cosas que sabemos y conocimiento
implícito de c6mo hacer cosas (Anderson, 1990). Además, se ha mostrado
que el conocimiento tácito de patrones o reglas influye en la comprensi6n,
demostrando claramente que «Sabemos más de lo que decimos». Así, además
del conocimiento explícito conceptual, las personas poseen: a) conocimien-
to implícito procedimental (tal como, la manera de montar en bicicleta),
que guía asociativamente las ejecuciones fuera de la conciencia y b) un
conocimiento tácito de normas y patrones (c6mo hablar una lengua), que
guía la comprensi6n fuera de la conciencia. Las experiencias y las conductas
problemáticas que las personas traen a la terapia con frecuencia están
gobernadas por estos niveles de procesamiento tácitos e implícitos.
Por último, se ha demostrado que pensar sobre nuestro pensamiento o
metacognici6n también es una fuente de planes y estrategias para mejorar
el recuerdo de actuaciones, que indica la verdadera naturaleza activa y
autorreferencial del procesamiento humano de la informaci6n (Flavell,
1985). Así, además de guiarse por el conocimiento tácito, las personas
también reflexionan activamente sobre sus propias percepciones y pensa-
mientos creando, de esta forma, nuevos significados. Los clientes en la vida
y en la terapia reflexionan sobre sus experiencias y esto es importante para 1

la autocomprensi6n.
En resumen, el procesamiento constructivo de informaci6n supone la
percepci6n, la atenci6n, la memoria, el pensamiento y el lenguaje, y está
r

70 TEOIÚA, EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

facilitado por módulos internos complejos organizados o esquemas que


automáticamente actúan sobre la información entrante y las respuestas salien-
tes, y las organizan. Claramente el ser humano procesa información de
modo automático fuera de la conciencia y organiza la información dentro
de estructuras modulares internas o esquemas que son el punto de partida del
procesamiento que genera expectativas o de «arriba a abajo» de la informa-
ción entrante. En suma, las personas poseen diferentes modos de conocer
y tienen la capacidad de guiarse por cosas que saben, pero que no pueden
decir. El procesamiento automático puede actuar sobre los módulos proce-
dimentales que automáticamente guían la conducta motora, tales como
bailar o conducir. También ejercen su acción sobre el conocimiento de
reglas tácitas o modelos que guían la comprensión del organismo del mundo
y, por tanto, su conducta. Así, el cliente viene a la terapia con un complejo
conjunto de esquemas internos que guían su procesamiento de la informa-
ción acerca del sí mismo, del otro y del mundo y, una vez activados, generan
. . .
exper1enc1as y reacciones.
Esta visión del procesamiento constructivo de la información a partir
de la ciencia cognitiva proporciona apoyo a la concepción humanista del
ser humano como agente consciente, «intuitivamente» guiado por el pro-
cesamiento esquemático o automático y no consciente de compleja infor-
mación. Además, los seres humanos son también capaces de traer este
material a la conciencia, simbolizarlo y utilizarlo como base para la refle-
xión, la elección y la acción. Todo este procesamiento de información
apunta a una descripción, en el lenguaje de la moderna psicología cognitiva,
de lo substancial de la terapia vivencia!: esto es, conciencia y experiencia
(Gendlin, 1962, 1981; Bohart, en imprenta; Peris, 1969, 1973) o lo que
trataremos más adelante como procesamiento vivencia!.

TEORÍA E INVESTIGACIÓN SOBRE LAS EMOCIONES

La ciencia cognitiva, como ha sido descrita anteriormente, se interesa


por cómo se adquiere, se representa y se utiliza el conocimiento. Aunque
los procesos cognitivos son de capital importancia para comprender el
procesamiento humano de la información y la construcción de significados,
las emociones son fundamentales para comprender la acción humana. Las
emociones surgen en el transcurso de la acción humana, especialmente en
la interacción interpersonal, y parecen suministrar soluciones de corte
biológico de los problemas humanos que no pueden ser resueltos sólo por
la cognición (Oatley, 1992). Cuando la emoción se incorpora en la ciencia
cognitiva, se obtiene una mejor comprensión del funcionamiento humano.
-
"
PERSPECTIVAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO 71

Así, recientemente ha comenzado a aparecer en la psicología moderna un


foco de interés centrado en la emoción. Se está empezando a considerar la
emoción como esencial para la comprensión tanto de la interacción como
de la cognición. La emoción es: primero, atencional, influye en la informa-
ción que sobresale; segundo, motivacional, influye en el establecimiento de .
metas y objetivos; y tercero, comunicacional, regula la interacción con los'·
demás. La emoción ha sido investigada tanto en términos de expresión
emocional, como
. de experiencia emocional y, a continuación, se expondrá
en estos term1nos.

Expresión emocional y tendencias a la acción


Se considera que las emociones implican tendencias a la acción que
surgen en función de evaluaciones automáticas de la relevancia de las
situaciones para nuestros intereses básicos (Arnold, 1960; Frijda, 1987; Laza-
rus, 1991a). Las emociones comienzan con la detección de algún cambio
notable que actúa como señal, para continuar procesando la información
entrante de acuerdo a su importancia personal (Scherer, 1984). El procesa-
miento continuado supone, en primer lugar, evaluar el acontecimiento en
relación a los propios intereses y, después, en relación a las propias habili-
dades para hacerles frente.
Se considera, además, que las emociones son adaptativas. Gobiernan los
objetivos prioritarios de las personas y comunican intenciones entre ellas
para lograr la supervivencia (Greenberg y Safran, 1984a, 1987, 1989; Green-
berg y Johnson, 1988; Oatley y Jenkins, 1992; Safran y Greenberg, 1991).
Se ha demostrado que la expresión y la comunicación de la emoción es tanto
un autorregulador primario, que organiza las respuestas de los niños a los
estímulos del' rriedio, éóriio un regulador primario de la conducta de los
otros, que proporciona señales afectivas a los cuidadores para guiar sus
;1cciones (Stern, 1985; Tronick, 1989). La expresión de la emoción es pues
fundamentalmente comunicativa y sirve para regular la interacción social.
Las emociones se comprenden mejor como síntesis complejas de elementos,·
que incluyen el afecto primario (en forma de sensación y fisiología), la
motivación (en forma de necesidades e intereses) y la cognición (en forma
de evaluaciones).
Las emociones primarias discretas tales como sorpresa, felicidad, ira, '
tristeza, temor y asco (Ekman y Friesen, 1975; Izard, 1977; Tomkins, 1962)
son disposiciones a la acción innatas, biológicamente relacionadas con la
adaptación y la supervivencia (Arnold, 1970; Frijda, 1987; Lang, 1984). Se
ha demostrado, además, que estas emociones primarias discretas son uni-
versales, y están asociadas con expresiones faciales características, patrones
neuroendocrinos y localizaciones cerebrales.
72 TEO!ÚA, EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

Recientemente, desde la evidencia psicobiológica (Panksepp, 1989)


parece que las emociones básicas están constituidas por circuitos primitivos,
genéticamente preprogramados, del cerebro visceral que influyen en el
procesamiento de la información en las áreas cognitivas superiores del
cónex. En comparación, las áreas cognitivas superiores tienen sólo un
modesto control sobre los circuitos emocionales subyacentes, aunque está
claro que el pensamiento puede y tiene algún efecto sobre los sentimientos
cotidianos. Panksepp (1989), en su revisión de la investigación neuropsico-
lógica, sostiene que existe actualmente adecuada evidencia neuropsicológica
sobre la existencia de cuatro o cinco circuitos emocionales en el cerebro.
Para vencer las dificultades semánticas de etiquetarlos con términos que
connoten afecto, usa múltiples términos para nombrar estos sistemas. Éstos
son: a) el sistema de búsqueda-expectación-curiosidad-investigación, b) el
circuito de ira-rabia, c) el circuito de ansiedad-miedo, d) la red de separa-
ción-malestar-tristeza-angustia-pánico, y posiblemente, e) un sistema de
juego social. Aunque éstos difieren en algunos aspectos de las emociones
primarias, basadas en la evidencia de la expresión facial, hay suficientes
superposiciones para confirmar la base neurológica del interés/sorpresa,
temor, cólera, tristeza y felicidad.
Los afectos primarios o básicos, como éstos, parecen tener una forma
de señalización distintiva, interna, neuropsicológica y no simbólica, que
difiere del procesamiento cognitivo de la información (Le Doux, 1989).
Cada señal afectiva es puntual, directa y, cuando es clara o intensa, no tiene
que ser interpretada para comprender su significado. Al contrario, automá-
ticamente proporciona significado y organiza la acción. De este modo, el
organismo está provisto de señales innatas y de conocimiento innato del
significado de cada señal. La interpretación de la señal no es semántica, sino
que supone evaluación directa. Estas señales, basadas en emociones, son
específicamente adaptativas, porque pueden influir rápidamente en la con-
ducta sin tener que contar con el procesamiento conceptual.
Un organismo complejo tiene sensaciones y afectos corporales que
actúan como medios, independientes de la cognición consciente, para guiar
la conducta. Preparan el organismo para llevar a cabo la acción apropiada
en relación con el entorno, en lugar de servir como respuesta específica
innata o de requerir un complejo procesamiento simbólico. Los afectos, de
este modo, son formas no simbólicas de guiar la acción que no requieren
complejos procesos inferenciales. De hecho, son el método de control de
la acción evolutivamente más antiguo, con resultados rápidos y eficaces.
Operan automáticamente y nuestro sistema perceptivo puede, por tanto,
registrar información automáticamente, pero señalar a la conciencia sólo
una emoción hacia el objeto, haciendo que la persona sienta algo hacia una
.,. . ......
PERSPECTIVAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO 73

prrsona/ situaci6n (por ejemplo, c6lera) sin saber la raz6n. Por tanto, las
rmociones primarias parecen estar programadas y conectadas con el proce-
<o11niento de la informaci6n, de modo que hacen que las personas puedan
adaptarse y sobrevivir, al ayudarlas a seleccionar y responder rápidamente
,, la informaci6n que llevaría demasiado tiempo procesar sin una tendencia
1•111ocional a la acci6n. Las emociones complejas evolucionan a partir de
''·'' c>S afectos primarios (Pascual-Leone, 1992).

Experiencia emocional
Más allá de organizar la acci6n adaptativa, los afectos, con la experiencia
vivida, se integran con la cognici6n para proporcionar experiencia emocio-
nal. Se considera que la experiencia emocional implica la integraci6n de
muchos niveles de informaci6n distintos (Lazarus, 1984; Leventhal, 1979; ·
Lang, 1983). Los sentimientos, conscientemente experimentados, son de
t'Ste modo una compleja síntesis de varios tipos y fuentes de informaci6n.
Estos sentimientos están compuestos de al menos tres sistemas medibles:
un sistema expresivo motor, basado fisiol6gicamente; un sistema de recuer-
do emocional, basado semánticamente, y un sistema conceptual, con base
verbal (Lang, 1984; Leventhal, 1984). Así pues, la experiencia emocional es
un proceso de múltiples componentes que incluye cambios corporales,
significados y tendencias a la acci6n. Se considera que este complejo sistema
de procesamiento emocional de la informaci6n nos ofrece una rica fuente
de complejos significados y de retroalimentación sobre nuestras reacciones
a las situaciones en forma de sentimientos (Greenberg y Safran, 1984a, 1987,
1989).
Desde esta perspectiva cada nivel de procesamiento aporta diferentes
Jspectos a la experiencia emocional. El más bajo, el nivel sensorial-expre-
sivo motor nos proporciona informaci6n sensorial no proposicional y
tendencias a la acci6n expresivas y opera sin control voluntario. Así, un
niño reacciona con temor ante una sombra y con c6lera ante un abuso. El
nivel intermedio de recuerdo esquemático contiene representaciones con-
cretas de experiencias emocionales anteriores, inicialmente codifica expe-
riencias sensorio-motrices junto con sus condiciones elicitadoras. Por
ejemplo, la experiencia de reacciones emocionales al ser consolado o
frustrado por un cuidador primario se representa, en un primer momento,
internamente junto con indicios de las expresiones y acciones del cuidador
en esas situaciones. Estas representaciones se expanden, finalmente, para
incluir creencias y expectativas que la persona asocia con la experiencia,
tales como «Cuando estoy necesitado, soy digno de amor» o «es más fácil
no necesitar». Estos esquemas emocionales forman la base de gran parte
de la vida emocional. Se activan automáticamente e influyen sobre el
. 74 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

procesamiento de los acontecimientos actuales. El último nivel de procesa-


miento se da por medio del sistema conceptual, basado en su capacidad de
pensamiento proposicional, consciente y volitivo sobre los acontecimien-
tos emocionales. Este nivel, que incorpora y forma las reglas y creencias,
ejerce una retroalimentación sobre el recuerdo esquemático, tal como
anteriormente describimos, de forma que tanto el nivel sensorial motor
como el conceptual se sintetizan internamente de forma esquemática. La
experiencia emocional resulta de la compleja integración de estos niveles de
procesamiento.
Otra forma en que las emociones afectan a la experiencia es por sus
efectos sobre la cognición. Se ha demostrado que las emociones influyen
sobre la cognición de muchas maneras. Se han investigado los efectos del
estado de ánimo sobre el recuerdo (Blaney, 1986) y se ha encontrado que
existe un efecto fiable del estado de ánimo congruente con el recuerdo
congruente, que demuestra que el estado de ánimo de las personas afecta a
lo que recuerdan y lo que codifican. Así, un estado de ánimo feliz produce
un recuerdo feliz, y un estado de ánimo triste produce recuerdos tristes,
mientras que un estado de ánimo positivo en el momento del aprendizaje
mejora el aprendizaje de contenidos positivos. La emoción afecta claramen-
te a la cognición y lo hace de una manera compleja y diferenciada, lo cual
recientemente se ha comenzado a investigar. Está claro, sin embargo, que
cuando se ha elicitado un estado emocional -por cualquier medio químico,
fisiológico o cognitivo- la cognición subsiguiente de la persona queda
afectada de un modo inmediato. En primer lugar, el objetivo del organismo
en ese momento se altera en respuesta al nuevo estado afectivo emergente.
En segundo lugar, el curso del pensamiento se altera de un modo relacio-
nado con el estado afectivo en el que se encuentra.
Además de la perspectiva biológica de un sistema de reacción emocional
básicamente adaptativo que gobierna la expresión, ha aparecido una pers-
pectiva más constructiva y social del sistema de experiencia emocional
cognitivamente mediado. Desde esta perspectiva se ve claro que nuestros
sistemas cognitivos y emocionales están tan fuertemente ligados que son
difíciles de separar. Las emociones complejas, tales como el resentimiento
o el remordimiento, aunque basadas en emociones básicas, como cólera o
tristeza, también incluyen evaluaciones cognitivas del sí mismo aprendidas
en relación a la sociedad y, por tanto, las distintas culturas las evocan de
maneras diferentes. Estas emociones complejas, tales como el orgullo o los
celos, se basan en esquemas y poseen claramente más elaboración cognitiva
y dependen más de la cultura que las emociones básicas. Estas emociones
están formadas, en parte, por el lenguaje, ya que para ser experimentadas,
necesitan ser simbolizadas verbalmente en la conciencia.
- .. --~.,.- ""' .. ... '

PERSPECTIVAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO 75

Los estados emocionales de los adultos se producen principalmente por


la activación de esquemas emocionales complejos. Estos estados o autoor-
ganizaciones sirven para disponer al individuo para la acción e influyen en
su procesamiento cognitivo. Las emociones las produce el organismo auto-
máticamente, pero, para experimentarlas, la persona tiene que simbolizarlas
en la conciencia. De este modo, el que se experimenten o no estos estados
depende de si se atiende a ellos y se simbolizan. Lgs estados emgcio_n;tles
P.ll~_deg_es_taf.e!J. d.ifere11tes _gr_ados ele conciencia: presentes, pero en ese
momento fuera de la conciencia; presentes, pero parcial o periféricamente
en la conciencia; presentes y experimentados, pero no simbolizados verbal-
mente; experimentados y claramente simbolizados y, finalmente, experi-
mentados, simbolizados y completamente comprendidos en cuanto a sus
desencadenantes, significados y tendencias a la acción, necesidades o deseos
asociados con ellos.
Esta perspectiva de diferentes niveles de procesamiento y conciencia
sugiere que las emociones no se pueden separar de la cognición y que, en
lugar de centrarse en si la emoción y la cognición son independientes, es
más importante centrarse en cómo la cognición está implicada en diferentes
aspectos de la emoción y cómo los esquemas integran complejamente la
información a partir de varias fuentes para formar sentimientos (Piaget,
1981). Nuestros pensamientos, de este modo, están siempre impregnados
de sentimientos, y el afecto y la cognición se pueden separar solamente para
propósitos teóricos o en casos extremos de experiencia vivida, tales como
cuando el afecto es estimulado química o eléctricamente. Los significados
personales, por tanto, dependen esencialmente del afecto.
Avances recientes en el estudio del desarrollo afectivo (Case, Hayward,
Lewis y Hurst, 1988; Campos, Campos y Barret, 1989; Lewis, 1990; Lewis,
1991; Lewis y Michalson, 1983; Pascual-Leone, 1987, 1991; Stern, 1985) han
comenzado a añadirse a nuestra comprensión de cómo los afectos tempra-
nos, más simples y esenciales, se transforman paso a paso en los sentimientos
y emociones posteriores más complejas, al añadir cogniciones más comple-
jas, posibles debido al nivel de desarrollo cognitivo. El papel del afecto en
el desarrollo del sentido de sí mismo, de los demás y de la realidad, en los
niños, ha sido estudiado y se ha encontrado que la emoción está mucho más
organizada de lo que previamente se pensaba (Stern, 1985; Fischer, Shaver
y Carnochan, 1990; Pascual-Leone, 1991; Tronick, 1989; Cichetti y Sroufe,
1978), desarrollándose en forma de estadios (Izard, 1984) y combinándose
con la cognición en momentos particulares para formar sentimientos
autoconscientes más complejos, como la turbación (Lewis, 1990; Lewis y
Michalson, 1983). Las em,.ociones oomplejas par~.C:.~!1_ ".S!.ªr reJacion~das_c:_Q!l ·
el sí mismo e impli2'an autoevaluaciones.
---------- -----~--~------ -- ~ -
• .,. " .. ,_... ,. "··~··~ ·~·······--.·-'"''' ···~--··" ~-

76 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

Resumiendo, los desarrollos empíricos y conceptuales en la concepci6n


de la emoci6n proporcionan apoyo a la existencia y universalidad de ciertos
afectos primarios puntuales, generados por la evaluaci6n automática de las
situaciones en relaci6n con las necesidades. Además, el sistema emocional
esquemático organiza y sintetiza la compleja informaci6n entrante de alto
nivel en múltiples niveles, para proporcionarnos tanto significados comple-
jos como una retroalimentaci6n sobre nuestras respuestas a las situaciones,
de igual modo produce rápidas tendencias de respuesta emocional, que son
fundamentalmente adaptativas. También, está claro que los procesos afec-
tivos influyen en la asignaci6n de atenci6n y en el procesamiento de la
informaci6n. Además, se ha demostrado que el afecto es el medio primario
del niño para la autorregulaci6n y la comunicaci6n.
El afecto es así el núcleo constituyente del sí mismo, además, establece
vínculos entre el sí mismo y el ambiente, y organiza la propia experiencia.
En cierto sentido, los sentimientos son, en último término, el lugar de
encuentro de la mente, el cuerpo, el medio, la cultura y la conducta. Pueden
unir en la experiencia consciente varios cambios fisiol6gicos y hormonales,
evaluaciones del sí mismo y de la situaci6n, recuerdos, normas culturales y
expresiones y conductas características. La conciencia de estas integraciones
complejas, en forma de sentimientos y tendencias a la acci6n, es de gran
importancia para el cambio terapéutico, porque nos da informaci6n sobre
nuestras reacciones a las situaciones, que está relacionada con nuestra
supervivencia social y biol6gica y con nuestro bienestar (Greenberg y
Safran, 1987, 1989). Además, ya no es posible pensar en la emoci6n y la
cognici6n como distintas y separadas. En general, muchos pensamientos
están impregnados de sentimientos, y los pensamientos s6lo tienen signifi-
cados personalmente relevantes para nosotros si están acompañados de
sentimientos. Los sentimientos, por otro lado, están cargados de cognici6n,
lo cual implica la asignaci6n de atenci6n y evaluaci6n automática, entre
otros procesos (Greenberg y Safran, 1987).
Los puntos de vista anteriores sobre la cognici6n y la emoci6n nos
permitirán comtemplar el funcionamiento humano de una forma que
transcienda la falsa dicotomía entre raz6n y emoci6n, a la par que retenemos
una visi6n de las diferencias en cuanto a su naturaleza y funci6n entre
emoci6n y cognici6n. Está claro que la cognici6n no es inherentemente
racional (Kahneman, Slovic y Tversky, 1982), ni la emoci6n es inherente-
mente irracional (Frijda, 1986; Oatley, 1992). En lugar de eso, los dos
procesos están entretejidos de manera compleja para mejorar el funciona-
miento humano. Los seres humanos, de este modo, necesitan utilizar tanto
los procesos emocionales de acción rápida, como sus procesos más lentos
de conocimiento cognitivo, para guiar su acci6n adaptativa en complejos
, • .,...•O\""'>'" .... •• ,,_. '• ,_ '< '"' • ,"""' •P . ,., . ·;· . '!¡' " .. • .. .... _, ., •. , • --- ....... ' ....

PERSPECTIVAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO 77

~mhientes interpersonales. En lugar de un modelo que separe el pensamien-


to y el sentimiento, proponemos un modelo en el cual pensamiento y
•rnt imiento se encuentran en un proceso dialéctico que conduce a su
•Íntesis, integrando conocimiento y acci6n dentro de un sentido unificado
d,. sí mismo y de la situaci6n.

lJNA SÍNTESIS DIALÉCTICA CONSTRUCTIVJSTA

Los desarrollos teóricos, anteriormente descritos, de la ciencia cognitiva


y la teoría de la emoción proporcionan los bloques de construcción nece-
.~;1rios para integrar y expandir la teoría y la práctica de la terapia vivencia!
d1• dos maneras. En primer lugar, nos permiten explicar más claramente el
fl'nÓmeno que Rogers y Peris y otros humanistas reconocieron e incluyeron
rn sus enfoques vivenciales. En segundo lugar, proporciona una teoría del
proceso, dialéctico-constructivista más rigurosa (Pascual-Leone, 1976a,
1976b,1976c, 1984, 1987, 1991), con la que comprender la disfunción y el
proceso de intervenci6n y cambio.
Una teoría del funcionamiento más compleja, basada en una integra-
rión de la visi6n de la terapia vivencia! del funcionamiento y de los
desarrollos de la ciencia cognitiva y la teoría de la emoci6n, proporcionará
una teoría que reconozca tanto la realidad de la experiencia interna de los
dientes, como su capacidad para construir significados y desarrollar con-
n·ptos. Esta integración incluirá una visi6n de los seres humanos como
procesadores, a múltiples niveles, de diferentes tipos de informaci6n
proposicional (simb6lico/16gica) y no proposicional (sensorial/percepti-
va), que construyen sus puntos de vista conscientes de sí mismos y de la
realidad momento a momento en funci6n de a qué atiendan. En este punto
de vista, la experiencia depende tanto del procesamiento de informaci6n
ronceptual, controlado, en serie y consciente, como del procesamiento de
l.1 informaci6n autorrelevante, automático y en paralelo, que se da fuera
d1· la conciencia. U na adecuada teoría debe reconocer dos fuentes princi-
palés de la experiencia: un proceso conceptual, reflexivo, deliberado y
ronsciente (pensamiento) y un proceso emocional esquemático, directo y
.111tomático (sentimientos) y la relaci6n dialéctica, constructiva entre ellos.
En este marco, una concepci6n de llevar a la conciencia el material
previamente negado se reemplaza por una concepci6n de la construcción
dialéctica de nuevos significados.
78 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

La epistemología
En este libro, por tanto, adoptamos una epistemología dialéctico-cons-
tructivista (Pascual-Leone, 1984, 1987, 1990a, 1990b, 1991), en la que
concebimos a los clientes como implicados en un proceso de exploración,
dialécticamente constructivo, que conduce a la construcción de una nueva :
visión del sí mismo y del mundo. La dialéctica, en su forma más esencial, ,
es la separación de una única totalidad en sus partes contradictorias. La
dialéctica en la que estamos más interesados es la que constituye la concien- ·
cia -la dialéctica entre concepto y experiencia, entre explicación reflexiva··•.
y experiencia directa, entre vivencia mediata e inmediata (Greenberg y .
Safran, 1987; Guidano, l991;Mahoney, 1991; Rennie, 1990; Toukmanian,
1 1986; Wexler y Rice, 1974)-. Desde una perspectiva dialéctico-constructi- ·
vista, se concibe a las personas como continuamente implicadas en un·
proceso de construcción reflexiva de la realidad, a partir de la síntesis ·
dialéctica de estas dos fuentes de experiencia. La experiencia de la persona ·
de la realidad interna y externa es vista fundamentalmente como un proceso '
de construcción de visiones del sí mismo y del mundo, a partir de los
constituyentes que existen realmente como restricciones sobre las propias
construcciones.
En terapia, este proceso dialéctico-constructivo supone construir signi-
ficados a partir de la experiencia inmediata y la visión que se mantiene
conceptualmente de cómo se espera que sea la experiencia. Las contradic-.
ciones entre los conceptos reflexivos o adquiridos, o las explicaciones acerca
de cómo son las cosas, o deberían ser, y la experiencia inmediata de cómo
las cosas son realmente constituyen una gran fuente de angustia emocional.
Los procesos de conocimiento reflexivo conceptual proporcionan explica-· .
ciones, mientras que los esquemas de emoción proporcionan reacciones
inmediatas. A menudo se hace referencia a la síntesis dialéctica de estas
diferentes, y a veces contradictorias, fuentes de experiencia que determina,
en última instancia, la experiencia vivida global, como pensamiento y
emoción, o la «cabeza» y el «corazón».
U na perspectiva constructivista dialéctica va más allá de un enfoque
fenomenológico, puramente descriptivo, en el que se sostiene que la expe-
riencia viene simplemente dada, y que deja sin explicar el proceso construc-
tivo por el cual «lo que es» se lleva a la experiencia consciente y se simboliza.
Además, una posición dialéctico-constructiva no adopta la posición deter-
minista de presuponer la existencia de contenidos psíquicos, especificados ·
teóricamente que determinan la existencia, como hacen los enfoques diná-
micos, sino que sólo asume el funcionamiento de ciertos conjuntos de
procesos que pueden generar cualquier tipo de realidad. Esto lleva consigo
la consideración de los clientes como expertos en los contenidos de su propia
PERSPECTIVAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO 79

experiencia. Por último, una posici6n dialéctico-constructiva no asume que


la conducta está legfrimamente gobernada por estímulos o por pensamien-
tos únicamente, como hacen los enfoques conductuales y cognitivos, sino
que, por el contrario, asume que la conducta está determinada por la síntesis
dialéctica entre el concepto y la experiencia.
En una concepci6n dialéctico-constructivista, la exploraci6n y el cam-
bio terapéutico, por tanto, se generan, en primer lugar, por medio de un
proceso dialéctico de síntesis o exploraci6n activa de las contradicciones
entre el concepto y la experiencia y por la construcci6n de un nuevo
significado, por medio de un proceso de diferenciaci6n e integraci6n de la
experiencia. Una concepci6n dialéctico-constructivista hace justicia tanto a
la realidad de la experiencia inmediata subjetiva, basada en la emoci6n,
como a los procesos cognitivos, activos y constructivos, por medio de los
cuales las personas crean significados a partir de la experiencia inmediata.
Llegar a ser consciente no es meramente un proceso pasivo de simple
percepci6n de la experiencia sensorial, ni un simple proceso constructivo
Je una realidad radicalmente construida por la imposici6n de categorías
sobre la experiencia para crear significado. Por el contrario, la experiencia
se descubre y se crea simultáneamente, de forma dialéctica entre lo sentido
de un modo inmediato y lo mediado conceptualmente, entre la experiencia
emergente de las personas y sus puntos de vista previamente construidos.
Pensamiento y emoci6n desempeñan un papel en la experiencia, y la
experiencia y la conducta se generan, en última instancia, a partir del
intercambio dialéctico entre dos sistemas, uno el sistema conceptual, de
razonamiento, y el otro, el sistema emocional de reacci6n rápida adaptativa.

Construcción de significado
Desde este punto de vista, el procesamiento consciente, controlado
actúa para crear significado al atender y simbolizar lo que está ocurriendo
interna y externamente. La experiencia emocional consciente surge al
atender y simbolizar un estado emocional generado automáticamente. El
estado emocional surge de la actívací6n de procesadores esquemáticos que
se· activan por patrones de información o acontecimientos internos o
externos. Los procesadores esquemáticos generan automáticamente reac-
ciones internas, tendencias a la acci6n y experiencias corporales a las que se
puede o no atender o simbolizar conscientemente.
La construcci6n de significados personales implica un proceso de sínte-
sis continua de informaci6n, a partir de diversas fuentes, y de simbolizaci6n
consciente de dicha informaci6n, para formar una realidad subjetiva. Éste
es un proceso dialécticamente constructivo en el que simultáneamente se
atiende a la experiencia sentida y se construye una representaci6n actual
80 TEOIÚA, EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

particular de ella. Este proceso dialéctico de simbolización de la experiencia


en la conciencia conduce a la construcción de nuevas visiones del sí mismo
y de la realidad, Es aquí donde el lenguaje desempeña un papel importante
en la configuración de nuestra experiencia emocional. Nuestros sentimien-
tos están influidos por cómo los formulamos. Nuestra descripción lingüís-
tica influye en nuestra experiencia, mientras que la experiencia influye y
restringe nuestras posibles descripciones, Además, cuando nos hemos repre-
, sentado nuestra experiencia también examinamos nuestras representaciones,
producimos nuevas posibilidades y seleccionamos alternativas para la acción.
Desde esta perspectiva, las estructuras esquemáticas de alto nivel -que
hemos denominado esquemas emocionales- son las que generan las com-
plejas reacciones emocionales internas y la experiencia. Es importante
reconocer que estos módulos esquemáticos de emoción no generan simple-
mente pasiones primitivas, sino respuestas bastante complejas. Estas com-
plejas reacciones emocionales y experiencias están disponibles a la conciencia
si se atiende a ellas, pero en un momento dado pueden o no ser simbolizadas
o incorporadas dentro de la construcción de la realidad de la persona. Así,
los estados emocionales, en lugar de ser negados activamente, pueden o no
ser atendidos y sintetizados en la conciencia. Cuando se simbolizan en la
conciencia, nos proporcionan las bases de nuestro sentido subjetivo de la
realidad y de la evaluación del significado de los acontecimientos para
nosotros.
La experiencia consciente del sí mismo que incorpora esta información,
basada en emociones, se crea a través del proceso de atender internamente
y simbolizar las propias respuestas emocionales a las situaciones. Este
proceso implica la interacción dialéctica consciente entre nuestras activida-
des de conceptualización y nuestra experiencia inmediata emocional, para
ayudar a solucionar problemas y a responder de forma adaptativa. Llegamos
a la conciencia de nuestro sí-mismo-en-el-mundo creando significado a
partir de la experiencia inmediata, para sobrevivir y crecer. Esto ocurre a
través de un proceso, momento a momento, de síntesis y simbolización de
la experiencia generada tácitamente en la conciencia. En este proceso, el
nuevo significado, a su vez, genera nuevas experiencias en el dominio simbó-
lico, lo cual conduce a nuevas respuestas tácitas inmediatas. Así, continuamente
descubrimos y creamos significados en un proceso dialéctico de construc-
ción de significados (Greenberg y Safran, 1987).
Así pues, para construir significados personales una persona, que actúa
en una situación llevada por un esquema emocional, puede reaccionar
\ automáticamente a una experiencia con rechazo o amenaza y retroceder
atemorizada. Para comportarse adaptativamente, la persona tiene: primero,
que atender a la tendencia de respuesta; segundo, simbolizarla adecuada-
,,.,,.. ,, .. ,." ,,.

PERSPECTIVAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO 81

1nente como un sentimiento de miedo; tercero, construir un significado


complejo de la situación, tal como sentirse amenazado porque el sentido de
la propia valía ha disminuido; y cuarto, generar una respuesta adaptativa
como decir (cuando sea apropiado) que siente miedo o alejarse para prote-
gerse de posteriores ataques.
Nuestra perspectiva, por tanto, es la de un agente que está implicado en
un continuo proceso de síntesis constructiva de la información, a partir de
fuentes diversas, en una experiencia consciente del sí mismo y en la creación
de significados a partir de esta síntesis. Esta perspectiva puede clarificar la
concepción de proceso de funcionamiento y ampliar la teoría de la incon-
gruencia estructural de Rogers (1958) y Peris (1969) a una teoría del proceso
más completa (Whitehead, 1929), y más congruente con la práctica.
En esta perspectiva constructiva de proceso, la idea de un concepto de
sí mismo estructural y unitario, que niega o distorsiona la experiencia, se
reemplaza por una función de sintetización cognitiva consciente que se sirve
de diversas fuentes de información para construir la experiencia y puede
construir diferentes «SÍ mismos» en distintos momentos o incluso al mismo
tiempo (Hermans, Kempen y Van Loon, 1992). Por tanto, en lugar de tener
un Único concepto de sí mismo, se considera que las personas están siempre
implicadas en representarse activamente a sí mismas ante los demás y ante
sí mismas, en imágenes y narraciones. De este modo, las personas construyen
su visión de sí mismas de un modo continuo.
Por otra parte, desde una perspectiva constructiva de proceso, la idea
de Rogers y Peris de experiencia organísmica se explica como resultado de
un conjunto de esquemas automáticos emocionales que generan experien-
cia. Ahora, en lugar de una simple visión dicotómica de un organismo y un
concepto de sí mismo, la persona se concibe como el agente de un sistema
de procesamiento de múltiples niveles, modularmente organizado. La
conciencia es capaz de recibir y sintetizar mensajes en forma de «todos»
unificados, a partir de diferentes módulos esquemáticos de más bajo nivel,
que procesan información fuera de la conciencia.
Desde esta perspectiva los esquemas emocionales tácitos son procesado-
res automáticos particularmente importantes que generan las reacciones y
experiencias emocionales de las personas y su sentido global de quiénes son.
Estos módulos emocionales pueden concebirse como procesadores especí-
ficos del contexto, relevantes para ciertos ámbitos de experiencia. Como
hemos dicho, los esquemas emocionales son Únicos, en la medida en que
representan tanto las experiencias innatas como las aprendidas y proporcio-
nan a la conciencia información sensorial esencial, no cognitiva ni propo-
sicional. Con la experiencia y el aprendizaje, estos esquemas emocionales
también van incorporando información cognitiva y proposicional sobre el
82 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

sí mismo para formar m6dulos cognitivo/ afectivos integrados. Éstos son


los más altos niveles de integraci6n de toda nuestra experiencia. Nos dan
nuestro «Sentimiento» o «Sentido» de nuestro sí mismo y de las cosas (sig-
nificado sentido; Gendlin, 1981). Producen experiencias tales como un
sentimiento global de ser valioso o despreciable, así como sentimientos más
específicos, por ejemplo, sentirse pequeño o sentirse valorado en una situa-
ci6n particular.
De este modo, la experiencia se crea por la interacci6n dialéctica de un
organismo consigo mismo y con el medio (Pascual-Leone, 1980, 1983,
1990a, 1990b, 1991). El organismo se considera como un complejo ser,
procesador de informaci6n, multinivel y modularmente organizado. Las
experiencias y reacciones organísmicas, teñidas emocionalmente, se gene-
ran sin cesar tanto por las respuestas sensorio-motrices inmediatas, como
por los niveles esquemáticos automáticos de procesamiento de informaci6n
externa e interna. Estos niveles de procesamiento actúan automáticamente
y producen respuestas a las que se puede atender o no a la hora de crear el
sentido consciente de sí mismo. La visi6n consciente del sí mismo de las
personas en cualquier momento puede o no incorporar sus respuestas
' .
organ1sm1cas ' .
automat1cas.
Para reafirmar nuestro argumento, tenemos dos fuentes principales de
informaci6n que interactúan dialécticamente en la creaci6n de significado
("'
'\
i
y de experiencia del sí mismo. La primera fuente es el conjunto de proce-
sadores que generan automáticamente experiencias y reacciones emociona-
les. De estos procesadores, los niveles más importantes en la generación de
experiencia emocional son dos: U no es nuestra respuesta emocional senso-
rio-motriz inmediata en el momento. Este nivel más básico de experiencia
sensorial continua y de respuestas expresivo-motrices genera los afectos
primarios, como la rabia en el abuso o el miedo en respuesta a una amenaza.
La otra fuente, considerablemente más compleja, es el conjunto de módulos
esquemáticos emocionales que nos proporcionan complejos significados
sentidos e informaci6n sobre nuestras reacciones a las situaciones, basada
en nuestras experiencias emocionales pasadas en situaciones similares. Éstas
pueden a menudo ser tan s6lo señales débiles y atenuadas que requieren
asignaci6n de atenci6n deliberada para ser llevadas a la conciencia (Pascual-
Leone, 1987, 1991; Peris, 1947).
La segunda fuente principal de experiencia y significado del sí mismo
es nuestro proceso de construcci6n consciente sintetizador. Este último
proceso, orientado hacia la soluci6n de problemas y la adaptaci6n, depende
en gran medida de la asignación de atenci6n y de nuestras capacidades
simb6licas, reflexivo-lingüísticas. La síntesis consciente del sí mismo en un
momento determinado puede contar, en mayor a menor medida, con la
PERSPECTIVAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO 83

información del procesamiento esquemático y sensorio-motor. También


puede guiarse por otras fuentes, tales como aprendizaje social y cultural,.
condiciones de valía aprendidas o interiorizadas a partir de los demás, o
inferidas a partir de experiencias previas. Las personas construyen activa-
mente significados en la conciencia, eligiendo entre el procesamiento de
arriba a abajo o de abajo a arriba, ya sea atendiendo a la experiencia, o
imponiendo patrones sobre ella. La visión consciente del sí mismo puede
estar influida tanto por una visión puramente reflexiva de si mismo como
por las expectativas y valores aprendidos de los demás y por la propia
experiencia, y no está totalmente controlada por ninguno de ellos. En
términos del conocimiento del sí mismo, la conciencia puede crear descrip-
ciones y explicaciones del sí mismo atendiendo y simbolizando diferentes
aspectos de la experiencia real del sí mismo, o puede definirlo en términos
Je «deberías» o «podrfas» o puntos de vista reflexivos de sí mismo, obtenidos
desde la perspectiva de los otros. Puede simbolizar las respuestas automáti-
cas del organismo, o puede utilizar creencias, normas, valores o ideales,
construidos o derivados externamente para describir al sí mismo.
La conciencia es el árbitro último del significado, al seleccionar a qué
fuente de información se atiende y que interpretación se genera. Este
proceso consciente implica componentes de voluntad y elección, de modo
que una persona puede guiar su atención por medio de su voluntad, bajo el
control de un proceso interno ejecutivo. Sin embargo, la conciencia está
multideterminada (Pascual-Leone, 1980, 1987, 1990a, 1990b). Está influida
por el procesamiento controlado y deliberado, así como por características
tales como la relevancia de ciertos estímulos externos, las visiones y
actitudes de los otros hacia el sí mismo, y las respuestas pasadas del sí mismo
en situaciones similares (Pascual-Leone, 1980, 1990a, 1990b). De este modo,
la conciencia es el foro de la síntesis dialéctica de las diferentes fuentes de
información sobre el sí mismo, a medida que la persona encuentra y resuelve
las contradicciones sentidas entre aspectos del sí mismo, y entre el sí mismo
y el mundo.
El proceso de llegar a ser consciente supone una constante síntesis de la
información de la conciencia. En este proceso, la experiencia del sí mismo
¡;enerada automáticamente se simboliza conscientemente en diferentes gra-
dos. Este proceso de síntesis y simbolización crea significado que ge'!era
nueva experiencia del sí mismo que vuelve a ser de nuevo simbolizada. Este
es un proceso continuo, en el que las personas crean su experiencia cons-
ciente de sí mismas sin cesar y, al hacerlo, obtienen material para una visión
narrativa y reflexiva de sí mismos. Las representaciones del sí mismo son
construcciones multideterminadas y podemos en cualquier momento cons-
truir diferentes puntos de vista sobre nosotros mismos. En el funcionamien-
84 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

to sano este proceso se orienta hacia la resoluci6n de problemas, para


facilitar la supervivencia y el crecimiento.
La asignaci6n de atención es la actividad de procesamiento central que
determina la conciencia y nuestras construcciones de nosotros mismos. Lo
que es importante para propósitos terapéuticos es que la atención está tanto
bajo control deliberado como automático y, de esta forma, proporciona un
medio para el cambio. Las personas puede utilizar la atención y sus
capacidades conscientes para alterar su foco atencional y simbolizar adecua-
damente su experiencia interna. El cambio personal puede alcanzarse de
muchas formas: a) atendiendo al flujo continuo de la propia experiencia
automática; b) simbolizando la información procedente de los procesadores
esquemáticos y sensorio-motores en niveles más altos de significado cons-
ciente (no disociándolos completamente de la conciencia); c) creando
estructuras esquemáticas que generan experiencia automática accesible a la
nueva experiencia; d) reflexionando sobre la experiencia y creando nuevo
significado.

Contribuciones de una perspectiva dialéctico-constructiva


Esta perspectiva dialécticamente constructiva de la creaci6n de signifi-
cado nos proporciona una nueva visi6n del funcionamiento humano, más
dinámica que la de las teorías tempranas y los modelos estructurales
explícitos de Rogers y Peris, y más coherente con sus visiones posteriores
(Rogers, 1961, 1975; Peris, 1973). Esto implica ciertas diferencias entre la
perspectiva del proceso y la clásica. Primero, en esta nueva concepción, el
significado emocional consciente se crea por la interacci6n dinámica y
circular entre nuestras capacidades de síntesis consciente y nuestra experien-
cia emocional inmediata de carácter tácito en un proceso dialéctico (véase
Gendlin, 1962). En lugar de una concepci6n estructural de un concepto de
sí mismo estable, tenemos una concepci6n más compleja de un proceso
dialéctico continuo. Este proceso construye constantemente significado y
una narraci6n del sí mismo, al sintetizar la informaci6n proveniente de
diversas fuentes. La terapia, pues, tiene que facilitar la construcci6n de
significado, guiando los procesos de atención a la experiencia interna y su
simbolizaci6n.
Segundo, se considera que la experiencia emocional organísmica se crea,
en gran medida, automáticamente, por medio de esquemas emocionales
modulares y de respuestas sensorio-motrices para guiar la acción. El orga-
nismo o el sí mismo es modular, contiene muchos niveles de procesamiento
y no sólo tiene una base biol6gica. Por el contrario, está formado a la vez
por un procesamiento emocional sensorio-motor, expresivo e innato y por
otro esquemático basado en la experiencia. La terapia tiene que intervenir
··~''"'~'""'" i~:,•-. "'"""'' , ... '" .• ' . '.,. - .. .,, ' .

PERSPECTIVAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO HUMANO 85

diferencialmente, de la forma más adecuada, para resolver las dificultades


de procesamiento
. . relacionadas con los diferentes aspectos modulares de la
expenenc1a.
Tercero, el organismo y el proceso de construcción de significado no
están en una relación de congruencia o incongruencia, ni operan por
negación o distorsión; por el contrario, la persona es un agente activo en
una síntesis dialéctica que crea significado a partir de la experiencia inmedia-
ta. Esta construcción dialéctica se da por medio de la simbolización cons-
ciente de la experiencia emocional automática y del examen de dicha
simbolización. Ni la experiencia organísmica inmediata, ni la construcción
de significado, predominan en esta concepción. Por el contrario, propone-
mos la actuación de una verdadera síntesis dialéctica, que incluye el descu-
brimiento y la creación, en la que concepto y experiencia interactúan para
producir significado. La naturaleza humana viene dada, en parte y, en parte,
se crea a sí misma. Creamos un sentido de nosotros mismos al simbolizar
lo que descubrimos en nosotros mismos. La terapia, de este modo, tiene
que ser considerada como un proceso de construcción de significado que
incluye la emoción tanto como la cognición.
La cuarta y última diferencia con el modelo clásico, muy significativa
para la terapia, sugiere que cuando se produce el cambio estructural, se
produce no a través de un cambio en el concepto del sí mismo para
incorporar la experiencia, sino a través de un cambio en el sí mismo modular,
constituido por un esquema emocional específico o por un conjunto de
esquemas. La terapia tiene que acceder a los esquemas emocionales para
hacerlos susceptibles de reestructuración. '
Este modelo de funcionamiento dialéctico-constructivista (Pascual-Leo-
ne, 1976a, 1976b, 1976c, 1980, 1983, 1987, 1991) deriva de una integración
de la moderna psicología cognitiva y la teoría de la emoción con la teoría
de la terapia vivencial; sirve para explicar las observaciones clínicas de los
terapeutas vivenciales de que las personas son más sabias que sus intelectos
aislados y son agentes activos en su construcción de la realidad. Sobre esta
base procederemos a desarrollar en los próximos capítulos una concepción
del funcionamiento y la disfunción, orientada terapéuticamente, para guiar
la práctica terapéutica. Esta concepción se basa en la importancia del
funcionamiento emocional esquemático a la hora de determinar la expe-
riencia, y de la asignación de la atención y la simbolización de la experiencia
y la creación de nuevos significados. Este modelo se centra sobre actividades
de procesamiento de información constructiva, basadas emocionalmente,
que generan actuación y experiencia en la sesión. Usando este modelo,
seremos más capaces de comprender y explicar cómo ocurre el cambio, de
forma que la terapia sea más eficaz. Además, el modelo sugiere métodos
......... -··. ,, ....______,,,_._....._.'

86 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

óptimos para facilitar los diferentes tipos de procesamiento cognitivo/afec-


tivo en distintos momentos para diversos aspectos modulares del funciona-
miento, que ayuden a los clientes a reorganizar las estructuras esquemáticas
tácitas que gobiernan su experiencia emocional. El resultado será una con-
cepción de la terapia orientada hacia el proceso. Se centrará en la facilitación
momento a momento de la asignación de atención y simbolización, para
ayudar a los clientes a construir nuevos significados emocionales, y a reorga-
nizar su experiencia basada esquemáticamente.
,. ~···· -. ~ " ~ --., ..., '"

CAPÍTULO IV

HACIA UNA TEORÍA VIVENCIAL DEL FUNCIONAMIENTO

Los desarrollos en nuestra manera de pensar acerca de la terapia y los


procesos psicológicos, descritos en los capítulos anteriores, hacen posible
que empecemos a desarrollar una teoría del funcionamiento emocional,
basada en los esquemas, más elaborada que la propuesta por Rogers y Peris.
Estos desarrollos iluminan también la práctica clínica al sugerir formas de
pensar sobre diferentes tipos de intervención, centradas en la atención, y
los procesos de cambio necesarios para remediar la disfunción esquemática.
A continuación esbozamos una concepción multifacética del funciona-
miento emocional-esquemático. Esta concepción aporta una mayor comple-
jidad que la concepción de la congruencia/incongruencia entre la experiencia
organísmica y el autoconcepto, planteado originalmente por Rogers y Peris.
En esencia, sugerimos que los individuos están implicados en una síntesis de
información dialéctica y dinámica para construir significado consciente. En
este proceso los esquemas emocionales tácitos organizan automáticamente
la experiencia del sí-mismo-en-el-mundo y generan sus significados y reac-
ciones emocionales. Sin embargo, estos significados y reacciones pueden o
no ser simbolizados en la conciencia. La terapia supone simbolizar estos
significados emocionales y facilitar el cambio en los esquemas emocionales,
cuando sea necesario.
La experiencia clínica ha demostrado que el conocimiento intelectual
acerca del sí mismo, aunque puede resultar atractivo a los clientes, no
produce un cambio profundo o duradero. Este tipo de conocimiento no
afecta a las estructuras emocionales que determinan la conducta. Por lo
tanto, consideramos que la clave para el cambio la proporcionan los
esquemas emocionales relevantes para el sí mismo que se encuentran en el
núcleo de la persona. Estos esquemas se forman a partir de las interacciones
cargadas de afecto con el medio ambiente y están en el centro de la función
y disfunción organísmica. Las estructuras emocionales son esenciales para
guiar y crear nuestra experiencia vivida. También plantearemos que la
disfun~ión s.e da por problemas en el proceso de creación de significado,
cuandoel proceso constructivo no atiende suficientemente a la información
generada por los procesos afectivos y por los esquemas emocionales tácitos,
o se deja guiar por esquemas emocionales que son disfuncionales en sí
mismos. Así pues, para que la terapia sea eficaz, hay qu.e acceder a estas
estructuras afectivas y emocionales y operar en el nivel de cambio en el
.., '" .....
' ... ,~ .... ,... ..... ,.,,. .. ......................... ·'
, ~

88 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

significado emocional. L.~ e.xperiencia, generada por estos esquemas, tiene


que ser llevada a la conciencia y simboliz.ad:i para ayudar a orientar y guiar
a la persona. Alternativamente, los ~squemas emocionales que producen un
funcionaínienr,cJjnadecuado tienen que ser reorganizados y reestructurados
por medio, del proces_amie~to emoci?nal del diente en la sesión. .
Ademas de sugerir la tmportanc1a de los esquemas emocionales en el
funcionamiento humano y el valor de trabajar con significados emocionales
en terapia, indicamos también que la motivación de crecimiento es impor-
tante para entender el cambio terapéutico. Sostendremos que una concep-
ción moderna de la emoción es importante para entender la perspectiva
vivencia! de la motivación de crecimiento. La teoría vivencia! propuso
inicialmente una tendencia, demasiado pronunciada, hacia el funcionamien-
to adaptativo a la que se referían alternativamente como téndencia a la
realización o al crecimiento. Esta teoría presentaba al organismo como
orientado a la supervivencia psicológica, al crecimiento y a la ampliación
del sí mismo. Sin embargo, la noción de una tendencia a la realización
también implica que si se puede ser «lo que verdaderamente se es», se
producirá crecimiento y autoestima. En vez de ofrecer una noción mística
de llegar a ser lo que verdaderamente se es, sugeriremos posteriormente que
atender a las propias reacciones emocionales es biológicamente adaptativo,
porque nos da acceso a nuestra evaluación de la importancia que los hechos
tienen para nosotros. Así pues, introduciremos la visión humanista de una
tendencia a la realización en la evidencia cada vez mayor de que el papel de
la emoción en el funcionamiento humano es biológicamente adaptativo.
Esto nos ayudará a sostener el argumento de que la información vivencia!
es esencialmente digna de confianza y se puede usar para guiar la elección
y la acción adaptativas. Además, nos ayudará a clarificar por qué se anima
a los clientes en la terapia orientada vivencialmente a atender al tono
afectivo de su propia experiencia -incluso cuando sea doloroso-, por qué
este enfoque facilita el crecimiento y cómo la armonía empática y la
simbolización del significado son factores esenciales para ayudar a que
ocurra el crecimiento terapéutico.
Sugerimos también que la experiencia emocional surge de la evaluación
de las situaciones relevantes a nuestras necesidades de bienestar y nos da una
lectura constante de nuestras reacciones automáticas a las situaciones que
nos importan. Dado este precepto, resulta claro que hay que atender y
simbolizar las emociones con exactitud e inmediatez, si queremos que
cumplan su función biológicamente adaptativa.
Desde nuestro punto de vista, la tendencia al crecimiento se apoya en
la conciencia y la simbolización del significado emocional de la experiencia
para operar con efectividad. Las personas son procesadores de información
..

HACIA UNA TEORÍA VIVENCIAL DEL FUNCIONAMIENTO 89

constructiva, que crean significado emocional de modo continuo por medio


de la simbolización de la experiencia interna. Atender a la experiencia
interna es de gran ayuda a la hora de conducirse de un modo adaptativo y
de ampliar el sí mismo. Esto ocurre porque el sistema emocional, en el que
se fundamenta la experiencia interna, es esencialmente adaptativo. Propor-
ciona a los individuos información sobre su respuesta actual a las evaluacio-
nes de la situación con relación a sus necesidades. Así pues, el llegar a ser
«el que se es» no incluye la realización de un anteproyecto biogenético, sino
la atención a nuestras evaluaciones emocionales automáticas de la impor-
tancia que tienen los acontecimientos para nosotros y la creación de sig-
nificado, simbolizando de una manera consciente la experiencia generada
por los esquemas emocionales. Atender internamente y simbolizar la propia
experiencia emocional es esencialmente adaptativo y ampliador del sí
mismo, ya que la autoconciencia es necesaria para cualquier tipo de proceso
regulador del sí mismo. Ser conscientes de la experiencia interna ayuda a
las personas a identificar cómo están reaccionando y, de este modo, pueden
tanto respetar su temperamento, como atender a sus evaluaciones emocio-
nales automáticas de lo que es importante para ellos. Además, enfocar
consistentemente la experiencia problemática, de modo que se expanda la
conciencia de la misma, ayuda a que las personas reconozcan lo que es
disfuncional en sus propias reacciones o lo que puede necesitar un cambio.
Atender internamente es, por tanto, un primer paso necesario en el proceso
de cambio vivencia!.

FUNCIONAMIENTO ESQUEMÁTICO

Los esquemas internos del funcionamiento del sí-mismo-en-el-mundo


nos parecen esenciales para entender el funcionamiento humano y generar
significado emocional. Bartlett (1932) definió un esquema como: «Una
organización activa de reacciones pasadas o de experiencias pasadas que
opera en cualquier respuesta organísmica bien adaptada» (pág. 201). Ade-
más, señaló que los «esquemas son activos aunque no se tenga conciencia
de ellos» (pág. 200) y no estén disponibles a la introspección. Los esquemas
son estructuras complejas de conocimiento no consciente que resultan del
procesamiento activo de la información. Se puede considerar que los
esquemas, tal y como los trataremos en el capítulo siguiente, contienen
reglas de nivel superior para procesar la información e incluyen anticipa-
ciones de lo que se espera. Estas anticipaciones guían el procesamiento. Este
procesamiento anticipatorio activo es el medio por el cual el pasado afecta
al futuro (Neisser, 1976).
90 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

La perspectiva anterior de los esquemas subraya el aspecto de repre-


sentación de patrones y ofrece la visión de un esquema como un antepro-
yecto. Piaget usaba el término scheme, en vez de schema para definir estas
estructuras internas y subrayaba el aspecto orientado a la acción del proce-
samiento esquemático (Piaget y Morf, 1958; Pascual-Leone y Johnson,
1991). Definía un esquema como la estructura común de todas las acciones
intercambiables que una persona usa para conseguir el mismo objetivo
(Pascual-Leone, Goodman, Ammon y Subin, 1978). Desde este punto de
vista, se subraya la esquematización de los aspectos funcionales y motores
de un esquema. Definía un esquema como un «conjunto organizado de
reacciones» que se transferían de una situación a otra por asimilación de la
segunda situación en la primera (Piaget y Morf, 1958, pág. 86). Los esquemas
piagetianos son estructuras intencionales que intentan activamente solicitar
y producir respuestas (Pascual-Leone, 1990a, 1990b, 1991). Neisser (1976)
también ha señalado la naturaleza motora activa de los esquemas en la
percepción. Según él, un esquema no es sólo un plan, sino que es también
el ejecutor del plan. Los esquemas proporcionan no sólo los planes de
acción, sino también los planes para la acción. Son mucho más parecidos a
planes de acción que a diagramas esquemáticos o a guiones de lo que se
espera.
Estos autores usan el término scheme emocional, en lugar de schema
emocional. 1 Esto subraya la naturaleza de nuestra visión de la emoción,
dirigida hacia un objetivo y orientada a la acción. La mejor representación
de este punto de vista viene dada por la noción de esquemas neopiagetianos
de Pascual-Leone y J ohnson (1991). Los definen como unidades funcionales
dirigidas a un objetivo que, en último término, buscan la negociación con
el medio para satisfacer alguna necesidad. De acuerdo con ellos, los esque-
mas poseen tanto un componente de emisión como otro de ejecución, que
proporcionan el conjunto de condiciones para indicar qué esquema aplicar
y el conjunto de efectos de la actuación deseados, respectivamente. Desde
este punto de vista, los esquemas se activan por medio de los indicios
apropiados, lo cual conduce a su aplicación.
Además de guiar lo que se percibe y se hace, los esquemas adaptativos
están también abienos a la acomodación o al cambio. Dirigen la experiencia
y cambian con ella al interaccionar activamente con la información entran-
te. En la salida, los esquemas interaccionan con la nueva información
entrante para permitir varias respuestas apropiadas a varias situaciones

1. EI matiz que introducen los autores aquí no posee equivalentes en castellano, por eso
mantenemos en el texto el término tradicional en la bibliografía castellana sobre el tema de
esquema. [N.T.]
,,

HACIA UNA TEORÍA VIVENCIAL DEL FUNCIONAMIENTO 91

nuevas. La persona actúa con flexibilidad, pero siguiendo un plan. Así pues,
los esquemas son estructuras o m6dulos mentales inconscientes que interac-
cionan con la informaci6n entrante para determinar lo que se percibe y se
experimenta y ofrecer el marco de nuestras respuestas al mundo. Constitu-
yen nuestros medios básicos para organizar nuestras experiencias y nuestras
respuestas y cambian acomodándose a la nueva experiencia.
Los esquemas que afectan al bienestar psicol6gico de las personas (y
constituyen, por tanto, el foco de la terapia) son aquellos que representan
la experiencia emocional del sí-mismo-en-el-mundo, De ahora en adelante,
nos referiremos a estas estructuras de acci6n cognitivo/ afectivo/ motivacio-
nal/ relacional integradas del sí-mismo-en-el-mundo como esquemas emo-
cionales. Constituyen los objetivos de nuestro trabajo terapéutico. Desde
nuestro punto de vista, los esquemas emocionales son esenciales porque
incluyen la cognici6n, pero van más allá de una cognici6n puramente
representacional, para incluir la emoci6n, la motivaci6n y la acci6n relacio-
nal. No son simplemente de naturaleza conceptual y clasificatoria, sino que,
al contrario, son organizaciones encarnadas de conjuntos de anticipaciones
y reacciones. Así un cliente entra en terapia con un esquema emocional
inconsciente que, cuando se activa, genera un sentimiento de, digamos,
inadecuaci6n. El cliente puede no ser consciente de que una situaci6n ha
activado el esquema productor de inadecuaci6n y puede decir «me siento
mal» o «no sé por qué reaccioné de esa manera>>. O un cliente puede sentirse
inadecuado anticipatoriamente al imaginarse situaciones que no necesaria-
mente exigen tal respuesta. El esquema emocional de inadecuaci6n se activa
o bien fuera de la conciencia o bien está accesibe en exceso y guía anticipa-
toriamente la conducta. En terapia hay que acceder y reestructurar este tipo
de esquemas. Los esquemas emocionales del sí-mismo-en-el-mundo que
generan sentimientos, tales como sentirse inadecuado o no ser digno de
amor o ser insignificante, son estructuras muy cargadas de contenido.
afectivo que cuando se invocan producen sentimientos de tristeza, vergüen-
za y desilusión. ,También incluyen tendencias a la retirada y la renuncia y
producen conductas y pensamientos que son disfuncionales y exacerban la
experiencia negativa de la persona.
El objetivo en terapia no es usar la raz6n o la prueba para cambiar
esquemas puramente cognitivos (Beck, 1976; Ellis, 1962). Por el contrario,
se trata de cambiar los complejos componentes cognitivo, afectivo, moti-
vacional y de acci6n relacional de los esquemas emocionales, Por lo tanto,
un esquema emocional que genere, por ejemplo, desilusión con relaci6n a
una falta de apoyo incluye no s6lo la creencia o expectativa de que «nadie
estará a mi lado». También incluye una tendencia a retirase y autoproteger-
se, un sentimiento de vacío en la boca del est6mago y el deseo de ser
!11!"'" ., .... ,.... ,.' ' "•"" e> "'P.''

92 TEORÍA, EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

consolªdo. Este complejo de respuesta global se activa al mismo tiempo que


el esquerria. Los esquerrias ·~m(:,cion.aies coí:uienen, en su esencia, repre-
sentaciones intern.as de nuestrª~ ten.ciencias a la acci6n, en relaci6n a una
necesidád, ante situaciones evaluadas, de tal modo que producen una res-
púesta cuando se aplican. Nos llevan a anticipar la experiencia y a reaccionar
segun 1á experiencia pasada.·u na vez activad<>s, son estructuras cogniti-
vo/.afectivo/motivacionales que producen nuestras acciones relacionales.
Estas estructuras internas llegan a formar .nuestro sentido nuclear del sí
mismo vivido. Producen c6mo es ser uno mismo, dmdci la sensación de un
sí mismo encarnado ~l que se puéde Ó nÓ atender y representar consciente-
mente.
Los fundamentos del sí mismo se encuentran en los patrones expresivos
y sensorio-motores emocionales de los primeros años de vida y se repre-
sentan internamente en esquemas emocionales que inician el proceso de
ordenar la experiencia (Stern, 1985). Estos esquemas emocionales, en última
instancia, incluyen la representación de la situación vivida: una repre-
sentación del estímulo, su evaluaci6n en relaci6n a la necesidad, la creencia
o atribución sobre el sí mismo en la situación y la respuesta afectiva ante la
situaci6n evaluada. Desde nuestro punto de vista, el organismo tiene una
fuerte tendencia a construir estos esquemas emocionales a partir de expe-
riencias afectivas que suponen la satisfacci6n o frustración de una necesidad.
De acuerdo con la teoría de la emoción, ésta emerge en función de la
evaluación del grado de ajuste entre la situaci6n, la necesidad, el objetivo o
interés y la evaluación de nuestras habilidades para enfrentarnos con la
situación. Las emociones se evocan de un modo más fuerte cuando no
podemos satisfacer nuestras necesidades o cuando logramos hacerlo. Así
pues, l()s ~~.!ll,!~rn~~ ern()<:ignales se co.nstruyen en. relación con situaciones
q\ole frµ5tra11. o saüs{ace11.1:1ec~sid~4es, fines., gbjetivos o intereses, Los
esquemas emocionales que son fundamentales en el funcionamiento inter-
personal y personal, como hemos sugerido, van más allá de los esquemas
puramente cognitivos que s6lo contienen proposiciones y creencias con-
ceptuales. Se trata de complejas organizaciones internas cognitivo/afecti-
vo/motivacionales que guían el procesamiento de información constructiva
y producen acción relacional. Proporcionan el referente para la autocon-
ciencia y son el fundamento de nuestra experiencia consciente de nosotros
mismos.
El trabajo de Stern (1985) sobre el desarrollo del sí mismo ha tenido
mucha influencia en nuestro pensamiento y ha influido, de un modo
similar, en las perspectivas dinámicas modernas, que dan más importancia
al afecto y a las representaciones internas que a los impulsos (Greenberg y
Mitchel, 1983; Eagle, 1984; Kohut, 1977, 1984; Kernberg, 1976, 1982;

)
.,... '•'•;"' . ··~·" ,,._,

HACIA UNA TEORÍA VIVENCIAL DEL FUNCIONAMIENTO 93

Sandler y Sandler, 1978; Basch, 1976, 1983, 1988). Esto está produciendo
una convergencia interesante entre la concepción vivencia!, la de las rela-
ciones objetales (Sandler y Sandler, 1978), la psicología del yo (Kohut, 1977)
y la interpersonal (Mitchel, 1988). Además, la perspectiva de Kohut (1977)
de un sí mismo agente y coherente, aunque no esté explícitamente conectada
con la visión del sí mismo de Rogers (1951) y Peris y otros (1951), es muy
compatible con ellas (Kahn, 1985; Tobin, 1990, 1991) y lleva a una conver-
gencia creciente entre la concepción vivencia! y la de la psicología del yo
del funcionamiento humano. A pesar de la posible convergencia de las
perspectivas sobre el funcionamiento humano, las teorías del tratamiento
vivencia! y psicodinárnica son todavía algo divergentes. Las perspectivas
dinámicas parecen enfatizar todavía la interpretación y la comprensión de
la transferencia corno algo fundamentalmente curativo, aunque Kohut
promueve también el uso de la ernpatía haciendo que su enfoque sea muy
similar, en algunos aspectos, al de Rogers (Kahn, 1985). Nuestra concepción
procesual y vivencia!, en vez de centrarse en la transferencia, subraya que
la ernpatía y el procesamiento vivencia! diferencial son curativos y considera
que conducen a la construcción de nuevas representaciones del sí mismo,
del otro y del mundo.

MEMORIA EMOCIONAL ESQUEMÁTICA

La relación entre esquemas y afecto ha empezado a dilucidarse muy


recientemente y a ser aplicada al cambio psicoterapéutico. Más adelante
exponernos la formación y desarrollo de los esquemas emocionales. Al
principio, los seres humanos poseen programas motores expresivos inna-
tos para ciertos afectos primarios, que son evocados por estímulos parti-
culares (T ornkins, 1970; Izard, 1977; Ekrnan y Friesen, 1975; Ekrnan,
1984). Los niños rápidamente empiezan a representarse su experiencia
afectiva por medio de modelos internos. Corno hemos dicho, estos mode-
los o esquemas emocionales del sí-mismo-en-el-mundo incluyen repre-
sentaciones de aspectos de las situaciones evocadoras, así corno de las
respuestas motrices expresivas o sensoriales a la situación (Leventhal, 1984;
Greenberg y Safran, 1987). Cuando el niño desarrolla capacidades concep-
tuales más avanzadas, las creencias y los significados asociados o generados
durante cualquier experiencia vivida también se codifican en sus esquemas
corno parte de ella. Los esquemas esencialmente existen corno recuerdos
emocionales de la experiencia, que influyen en la experiencia y en las
respuestas futuras produciendo experiencia emocional cuando se activan
(Leventhal, 1984).
~'
'.

94 TEORÍA, EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBJO

Las emociones desempeñan un papel esencial en el desarrollo y la


organizaci6n de la memoria emocional esquemática. Las experiencias y las
percepciones registradas durante estados de activación emocional, debido
al incremento de la experiencia sensorial y a la asignaci6n atencional
producida por la intensidad, tienen más probabilidad de ser almacenadas en
la memoria que el material registrado en estados afectivamente neutros.
Además, debido a la importancia de la emoci6n como indicio, aquellas
experiencias que evocan ciertos afectos parecen estar vinculadas en las redes
asociativas con otras experiencias que evocan el mismo afecto. Por tanto,
la emoci6n une elementos en la memoria que están relacionados porque
evocan la misma emoci6n. Desarrollamos recuerdos emocionales esquemá-
ticos relacionados con el miedo y la amenaza, la tristeza y la pérdida, o la
ira y el abuso. Estos esquemas contienen una integraci6n de rasgos comunes
a partir de una diversidad de casos y situaciones que implican una de estas
experiencias emocionales. Por lo tanto, los esquemas emocionales forman
el núcleo del recuerdo de la persona de la experiencia emocional vivida.
Las situaciones o acontecimientos que evocan respuestas afectivas se
codifican en modelos internos, porque los seres humanos están diseñados
de modo que la experiencia afectiva, subjetiva es importante para ellos.
Debido a que el afecto es motivacional y relacional y proporciona las
tendencias de respuesta bio16gicamente adaptativas, aquellos seres humanos
que fueran más sensibles y capaces de simbolizar sus respuestas afectivas a
las situaciones estarían dotados de una ventaja evolutiva en la lucha por la
supervivencia. Los seres humanos han llegado a estar programados para
aprender y construir esquemas de sus respuestas emocionales a las situacio-
nes en funci6n de sus necesidades. Por tanto, sugerimos que los esquemas
nucleares relacionados con el sí mismo se construyen alrededor de respues-
tas afectivas a las situaciones, en las que el estado del sí mismo se amplifica
o disminuye al satisfacer o dejar de satisfacer las necesidades.
Los esquemas emocionales se desarrollan desde el nacimiento para
organizar la experiencia del niño. Al principio, las respuestas primarias del
niño ante el mundo y su propia experiencia interna son afectivas. Como
señalamos antes, el afecto nos ofrece un sistema autoorganizador primario,
así como un sistema primario de comunicaci6n. Por ejemplo, el miedo a
una sombra amenazante lleva al sí mismo a organizarse para huir, y/o para
expresar y comunicar el miedo y el malestar que se dirige a la obtenci6n de
seguridad y protección del otro. Las experiencias afectivas repetidas de un
tipo particular conducen a la representación interna de las secuencias de
acontecimientos implicados en esa experiencia y a la formación de un
conjunto de reglas para predecir, interpretar, responder y controlar dichas
experiencias. Esto es el esquema «emocional» cognitivo/afectivo/motiva-
HACIA UNA TEORÍA VIVENCIAL DEL FUNCIONAMIENTO 95

rional/ relacional, que gobierna la experiencia de la persona de sí-misma-en-


l'l-mundo. A medida que el niño desarrolla la capacidad cognitiva y afectiva
para representarse el objeto y su ausencia, se desarrolla el sentimiento
asociado con esta experiencia. Con el incremento en experiencia de la vida,
l'l esquema llega a contener una representaci6n de la necesidad organísmica
y de la respuesta afectiva de la persona a la situaci6n. Por último, con el
desarrollo cognitivo posterior, el esquema también incorpora creencias
sobre la situaci6n y reglas aprendidas para regular estas experiencias. Las
creencias y reglas se aprenden tanto de otros como se construyen por la
propia persona.
Con esta perspectiva, no se piensa en la intervenci6n terapéutica en
términos de acceder o interpretar emociones reprimidas o inconscientes,
o emociones de las que uno se protege o rechaza. Se ve en términos de
••cceder a los esquemas que contienen la emoci6n «potencial». Las emocio-
nes no se almacenan sino que se reconstruyen. Esta reconstrucci6n depen-
de de c6mo se evalúa y organiza la informaci6n en el momento y de si los
esquemas emocionales se activan. Por ejemplo, la emoci6n asociada con
recuerdos dolorosos, en sí misma, no se almacena y conserva en la
memoria. Por el contrario, se reconstruye o resintetiza en el presente al
aplicar el esquema a medida que el recuerdo entra en la conciencia. Así, la
cmoci6n no se conserva en el inconsciente. Es el esquema emocional lo
que se conserva. Por tanto, los esquemas emocionales representan emocio-
nes «potenciales», que adquieren existencia en funci6n de ser o no realmen-
te evocados. Un foco terapéutico importante se transforma en un foco de
;1ctivaci6n de esquemas emocionales y ayuda a que las personas atiendan a
bs experiencias emocionales generadas y a sus significados emocionales.
Los clientes. en terapia tienen que llegar a ser conscientes de cualquier
cmoci6n o tendencia a la acci6n que haya sido evocada y al significado
.1daptativo específico conectado con ellas. Tienen que reorganizar los
esquemas emocionales que están produciendo respuestas· inadecuadas y
construir nuevo significado emocional que les lleve a responder de un
modo más adecuado.
En resumen, los esquemas emocionales operan automáticamente a un
nivel tácito, gobernando la experiencia del mundo, codificindolo y pro-
duciendo respuestas en él. Desde esta perspectiva, un esquema emocional
es : a) una compleja integraci6n biosocial de cognici6n, afecto, motivaci6n
y acci6n relacional; b) opera automiticamente fuera de la conciencia para
producir significados sentidos y tendencias a la acci6n; c) produce respues-
tas afectivas por medio de la evaluaci6n de una situaci6n en relaci6n a una
necesidad o interés; y d) reconstruye la experiencia emocional en el
presente.
96 TEOIÚAo EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

LA TENDENCIA AL CRECIMIENTO

Además de la importancia de los esquemas emocionales en la creación


de la experiencia humana, también vemos al organismo como poseedor de
una tendencia al crecimiento y _consideramos que esta tendencia hacia el
desarrollo, que está siempre presente, es importante para entender el
cambio terapéutico. Como señalamos en el capÍtulo anterior, desde nuestra
perspectiva la tendencia a la supervivencia y al crecimiento es un principio
fundamental de la organización de la vida.
La tendencia al crecimiento es una tendencia formativa y evolutiva que
se orienta al mantenimiento de un sentido de coherencia sistémica o
equilibrio organísmico, mientras que el organismo es un proceso continuo
de exploración y desarrollo (Goldstein, 1939; Maslow, 1954, 1971; Rogers,
1958, 1961; Peris y otros, 1951). Así, el crecimiento supone cambio y
adaptación a la siempre cambiante situación para mantener y ampliar el sí
mismo. E:I organismo se orienta hacia el mantenimiento de un sentido de
éoherencia y bienestar, mientras asimila consistentemente nueva informa- '
ción. El crecimiento y desarrollo consisten en la diferenciación e integra-
ción de estructuras internas (Werner, 1948, 1957). Esto supone un proceso
continuo de reorganización en niveles superiores de complejidad para
mantener y ampliar el si mismo y lograr un máximo de flexibilidad creativa
en cualquier ambiente en que el organismo se encuentre. Así, la autocohe-
rencia y la autoampliación, por medio de la flexibilidad adaptativa, son las
metas y los efectos de la tendencia al crecimiento. El afecto sirve a la
tendencia al crecimiento porque informa al organismo de sus progresos
hacia las metas organísmicas y lo organiza para las acciones que sirven a la
tendencia de autopreservación y autoampliación. De este l)Jodo, los afectos
y las emociones son esenciales .en el funcion.amiento de la tendencia al
crecimiento. Para proteger y ampliar al sí mismo, informan al organismo
de cuál es su estado actual, lo mantienen en la dirección de los objetivos
biosociales
. .
,. "
relevantes, y" ofrecen señales sociales a los demás de sus estados
internos.
Esta visión de la tendencia al crecimiento no es una visión ingenua de
los seres humanos como «Seres salvajes», ni es un juicio de valor de que las
personas sean intrínsecamente buenas. El crecimiento no está en el ámbito
de la moral; tiene que ver con el desarrollo y la adaptación, no con el bien
y el mal. La tendencia al crecimiento, pues, es esencialmente una tendencia
biológica hacia la supervivencia y la satisfacción de las propias necesidades
en un ambiente social complejo. Funciona como parte de un proceso
dialéctico de restablecimiento constante del equilibrio entre un organismo
y su ambiente siempre cambiantes, y al hacerlo, aumenta el bienestar del
' . .' ~ . ; .....,,.. ,, '"' , .. .... ,, ...., .,. ,.
~ ···~ . ...., ..,... ,............. ,~·· 'T"'

HACIA UNA TEORÍA VIVENCIAL DEL FUNCIONAMIENTO 97

organismo. Los seres humanos, además de estar orientados hacia el creci-


miento, tienen la capacidad de elegir y esto es lo que determina, en último
t(•rmino, si sus acciones son buenas o malas. De modo que en un organismo
orientado hacia el mantenimiento y crecimiento, la elecci6n, finalmente,
determina cómo se dispone el individuo a lograr sus objetivos de supervi-
vencia y ampliaci6n. Las personas, en último término, no son sistemas
deterministas. La acci6n final viene determinada por la elecci6n y la
voluntad desempeña un papel fundamental para determinar lo que se hace.
La elecci6n subjetiva, el sentido de agencia personal y la responsabilidad,
de este modo, están en el núcleo de quiénes somos. La voluntad determina
la acci6n, en último término. La tendencia al crecimiento establece la meta
.final, y la elecci6n selecciona los medios a través de los cuales se alcanzará
la meta (Peris, 1969).
Esta tendencia hacia el crecimiento y el desarrollo existe en todos los
individuos, pero para realizarse requiere un ambiente relacional lo suficien-
ten1ente bueno. Uno de los objetivos de este enfoque es evocar y apoyar lá
tendencia hacia el crecimiento y el desarrollo. La seguridad es el ambiente
evolutivamente ideal para facilitar el crecimiento ya que favorece la explo-
raci6n. La exploraci6n incrementa la probabilidad de descubrimiento y la
generaci6n efe variací6ny novedad. Por tanto, la exploraci6n es evolutiva-
mente adaptativa y mejora la supervivencia y el crecimiento. Una terapia
que ofrezca la seguridad 6ptima para la exploraci6n facilitará asimismo el
crecimiento psicol6gico. La seguridad psicol6gica se ve más favorecida por
un ambiente cálido, empático y no crítico.
Además de favorecer la exploraci6n y el crecimiento al ofrecer seguri-
dad, los terapeutas pueden ayudar a maximizar el proceso de crecimiento
centrando sus respuestas en los nuevos límites de la confianza exploratoria
de los clientes. Esto reconoce y confirma la confianza evolutiva en los
clientes a medida que surge y les ayuda a centrarse en su propia experiencia
interna emergente y en lo que resulta nuevo e interesante para ellos. El papel
del terapeuta, al .centrarse en las posibilidades de crecimiento, es similar al
de cualquier facilitador del desarrollo, como un padre que anima a su hijo
a dar sus primeros pasos. Si el facilitador anima más de lo que es evolutiva-
1nente posible, como andar demasiado pronto, se producirá un daño; si
aquél impide que el potencial evolutivo se realice cuando _está listo, como
desanimar al niño a que dé sus primeros pasos, también se producirá daño.
Lo que hay que hacer es conseguir una armonía y un emparejamiento de la
capacidad evolutiva y la facilitaci6n del paso apropiado (Stern, 1985). De
este modo, el papel del terapeuta es el de ofrecer seguridad, est.ar armonizado
y adecuarse alás.posibilidades evolutivas de los clientes mientras luchan por
su crecimiento. Un aspecto importante de la adecuaci6n es ofrecer seguridad
98 TEORÍA, EMOCIÓN Y COGNJCIÓN EN EL CAMBIO

reconociendo el miedo y la ansiedad implicados en el riesgo a cambiar, y el


dolor inherente a la lucha por superar las dificultades. Así, respuestas tales
como «da mucho miedo hablar y arriesgarse a ser visto», al reconocer el
miedo al cambio ayudan a las personas a sentirse más seguras y a confiar
más en si mismas, y amplían, así, su habilidad para cambiar y crecer.
Pensamos que la tendencia al crecimiento abarca diversas motivaciones
que incluyen tanto la motivación a estar unido a otros, a lograr la interde-
pendencia, a sentir curiosidad, a dominar el medio social y físico y a
satisfacer las necesidades básicas. Además de estas motivaciones, vemos que ·
la persona posee ciertos recursos que ayudan a crecer al organismo. Estos
recursos son la autoconciencia, un sistema emocional adaptativo fundamen-
tal, y las fuerzas internas apoyadas por el conocimiento y las habilidades.
El primer recurso para la tendencia al crecimiento es la conciencia y la
autoconciencia. Cuando los seres humanos tuvieron la conciencia autorre-
flexiva, la tendencia organísmica para sobrevivir y crecer se convirtió en el
Ímpetu principal de los seres humanos para la búsqueda y construcción de
significados que promovieran la supervivencia y el crecimiento. Aquello
que distingue el crecimiento en los seres humanos del de la mayoría de los
otros organismos biológicos es la capacidad humana única de la conci¡:ncia
autorreflexiva y, en último lugar, la capacidad para el significado, la elección,
la autodeterminación y la libertad. La conciencia funciona así para ayudar
al organismo en su supervivencia y crecimiento. Esta combinación de la
tendencia al crecimiento y de la capacidad para el significado hicieron
posible que los seres humanos que se sentían motivados pudieran mantener
y ampliar el sí mismo tanto al nivel físico del organismo como a nivel
psicológico del sistema de significados. Dado que el sentido psicológico de
sí mismo en las personas está muy guiado por los significados emocionales
que genera, la comprensión empática del significado emocional de la
persona se transforma así en el aspecto fundamental del medio facilitador
para apoyar el crecimiento psicológico humano. Así como el aire es nece-
sario para respirar, la armonía empática con los sentimientos es necesaria
para promover el desarrollo del sí mismo, basado afectivamente (Kohut,
1984).
El sistema emocional es un segundo recurso fundamental al servicio de
la.tendencia al crecimiento. Vemos al organismo como poseedor de ciertas
tendencias emocionales inherentes, biológicamente adaptativas, que tienen
que ser reconocidas para que el principio del crecimiento funcione de
manera eficaz. En el núcleo del organismo existe un sistema de emo-
ción/motivación, biológicamente adaptativo. Aquí encontramos dos temas
principales. El primero es que el organismo humano ha heredado un sistema
de emoción/motivación fundamentalmente adaptativo que le proporciona
HACIA UNA TEORÍA VIVENCIAL DEL FUNCIONAMIENTO 99

111formación adaptativa, que facilita su orientación en el medio y le ayuda


J resolver problemas. El segundo es que este recurso se puede usar dirigien-
d1 > la atención hacia la experiencia emocional. Esto permite que la informa-
ríi'm adaptativa quede claramente simbolizada y se use para guiar la elección
.'
y 1a acc1on.
En esencia, aquí estamos sosteniendo que es importante atender inte-
1·i1 >rmente a la información, generada por el sistema de respuesta emocional,
t;111to porque la emoción es fundamentalmente adaptativa como porque los
<>r¡;anismos están diseñados, por naturaleza, a ser sensibles a este sistema de
<'valuación rápida para sobrevivir y ampliarse a sí mismos. Las emociones
positivas tales como la alegría,. el entusiasmo y. el interés son también
fundamentales ya que el organismo es proactivo. La negación de la infor-
mación emocional deja al organismo desprovisto de una informaci6n
adaptativa importante para el bienestar. Como se señaló en el capítulo
anterior las emociones se gene,ran cuando el organismo está preocupado
por una situación. La emoción incluye la evaluación de la importancia de
lo que está ocurriendo para el bienestar de uno mismo y así pues está ligada,
de un modo fundamental, con la supervivencia y el crecimiento. Atender
al sistema de respuesta emocional proporciona información esencial rela-
cionada con el bienestar, que tiene que usarse para ayudar a resolver
problemas y hacer elecciones, decisiones y acciones informadas. Tener a
otros significativos armonizados empáticamente con las propias respuestas
emocionales, en particular en momentos de crisis y nuevos desarrollos
cuando se genera nueva experiencia, es muy Útil porque ayuda a estar
armonizado con la propia experiencia interna.
Otro recurso que apoya la tendencia al crecimiento es el aprendizaje
y la experiencia de la vida, experiencia a la que pueden acceder a modo de
fuerzas que les ayuden a cambiar. Los clientes vienen a terapia con un vasto
arsenal de fuerzas y recursos. La terapia es el proceso de ayudar a los
dientes a acceder a estos recursos para ayudarles a resolver tareas terapéu-
ticas y problemas psicológicos. En este enfoque de la terapia no estamos
tratando con personas que carezcan de habilidades o que tengan alguna
deficiencia, sino que, al contrario, tratamos con personas que vienen en
busca de la. terapia porque no están usando sus recursos internos para
conseguir algún tipo de cambio psicol6gico o conductual deseado. Así
pues, se refuerza a los clientes haciéndoles atender a sus recursos internos
y es funci6n del terapeuta facilitar esta atención interna tanto como la
utilización de los recursos.
Confiar en el prop~o organismo, tal y como queda implicado en la
creencia en una tendencia al crecimiento, es un concepto complejo. Usamos
este concepto para reconocer que es importante acceder y utilizar los
. .
' ··~ ..,. ... ~

100 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMB10

propios recursos internos y que es importante atender a los sentimientos


internos como guía de lo que se está experimentando. Atender interiormente
ayuda a las personas a aceptar sus propias respuestas basadas temperamen-
talmente. En lugar de dejarse guiar por imágenes de cómo ser, las personas
tienen que atender á c6mo son.realmente y respetarlo. Por ejemplo, las
personas son diferentes temperamentalmente en su sensibilidad y reacci6n
a los estímulos, en su réspo11sividad al cambio, eh su grado de extraversi6n
y en divérsas caracteristicas no temperamentales .. Tienen que respetar su
propia manéra de ser, en vez ·;¡e .int.eli.tar ser otros ciiferenres de lo que son.
Atender a sus propias respuestas corporales, basadas temperamentalmente,
y a sus seritimieinos d~ lo que es significativo para ellos es lap1ejor manera
de permanecer fieles a sí mismos.
Sin émbargo; al deCir que una persona necesita confiar en sus sentimien-
tos, no estamos diciendo que el individuo se apoye solamente en sentimien-
tos personales o impulsos para guiar su conducta. Las respuestas emocionales
tienen que usarse como una guÍd para la elecci6n o la acci6n, no como su
determinante. U na vez que somos conscientes de nuestras respuestas emo-
cionales poseemos informaci6n relevante para nuestro bienestar, que am-
plía la orientaci6n y la soluci6n de problemas, pero esta infori¡1aci6n
relacionada con la respuesta requiere aún una posterior reflexi6n e integra-
ción con otros aspectos de nuestra experiencia antes de trasladarla a la
acci6n. Cuando hemos atendido a nuestras respuestas internas, tenemos que
incorporar esta informaci6n en nuestro proceso decisional, ya que se trata
de una reacci6n nuestra y además es potencialmente adaptativa. Cuando
somos conscientes de nuestras respuestas emocionales, también tenemos
que valorar conscientemente la situaci6n para estudiar las oportunidades
que nos ofrece y evaluar nuestras habilidades y recursos para tratar con ella.
Luego tenemos que integrar nuestra respuesta emocional en nuestro sistema
global y actuar en términos de todas las fuentes de informaci6n. De este
modo, la elecci6n es un determinante fundamental de la conducta.
En efecto, no todas nuestras respuestas emocionales son respuestas
adaptativas biologicas primarias. Las distinciones eníre respuestas emocio-
nales primarias, secundarias e instrumentales y entre emociones primarias
adaptativas e inadaptadas, que han sido presentadas como un medio inicial
para distinguir diferentes tipos de respuestas afectivas (Greenberg y Safran,
1984á, 1984b, 1987 y 1989), se describen a continuaci6n.
Las emociones primarias estári eri las respuestas a fas situaciones en el aquí
y ahora, son irunediatas y directas. Las emociones secundarias son respuestas
secundarias a emociones o pensamientos más primarios. A menudo oscu-
recen el proceso generador primario. Así pues, la rabia secundaria se expresa
con frecuencia cuando el sentimiento primario es miedo, o las personas
HACIA UNA TEORÍA VIVENCIAL DEL FUNCIONAMIENTO 101

1111rdt•n llorar o expresar tristeza cuando la emoción primaria es rabia. Las


tmoáones instrumentales son aquellas expresiones que se usan para conse-
K11ir un fin, tal como expresar tristeza para despertar compasión o rabia
p~r;1 intimidar. Es importante señalar aquí que, en la disfunción, la respuesta
rmorional organísmica primaria con frecuencia no ha sido reconocida y
1irm• que ser buscada e incorporada. Esto requiere con frecuencia la facili-
1~ritín de un entorno altamente armonizado y empático.
Además de esta clasificación tripartita de emociones primarias, secunda-
ri.1s e instrumentales, las emociones primarias se pueden dividir a su vez en
rr•puestas primarias adaptativas e inadaptadas. La emoción primaria, además
dr ser adaptativa puede, en algunos casos, tales como el pánico, llegar a ser
i11.1daptada a través de un proceso de aprendizaje. En el pánico el miedo es
11 na emoción primaria, pero se ha transformado en una respuesta inadaptada.
Las respuestas emocionales primarias en sí mismas son por regla general
fundamentalmente adaptativas. Aunque se han considerado las emociones
t't11no no «racionales», inherentemente no son ni racionales, ni irracionales,
">11 simplemente adaptativas (Oatley, 1992). Por ejemplo, la respuesta de
"'ntirse furioso por ser criticado o «humillado» no es necesariamente
irr;1cional o disfuncional. Por el contrario se trata de una respuesta basada
1·n la evaluación de la situación con respecto a una necesidad. Puede ser que
ti intensidad con la que una persona reacciona, el tipo de acción que
1•111prenda o la secuencia de sentimientos y pensamientos que sigan a la rabia
sean disfuncionales. La rabia. en sí misma puede ser adaptativa. Así, la.
incapacidad de la persona para aceptar que siente rabia o el miedo de lo que
ocurrirá si expresa dicha rabia, o el proceso de pasar de la rabia a la cólera
puede ser disfuncional, en lugar de la rabia en sí misma. Así pues, la respuesta
inicial puede que no sea inherentemente problemática. En lugar de ello, los
procesos y significados complejos que siguen a la respuesta pueden ser los
fenómenos que conduzcan a una conducta y experiencias disfuncionales.
La memoria emocional esquemática puede, sin embargo, producir
respuestas emocionales primarias no apropiadas a la situaélón actual y estas
respuestas inadaptadas pueden influir en la conducta y anular respuestas
adaptativas biológicamente más primarias (Greenberg y Sáfran, 1987', 1989).
Cuando las personas reconocen su experiencia emocional tienen que llegar .
a ser conscientes de si sus respuestas emocionales a las situaciortes son, eti
principío: adaptativas y pueden ayudar a determinar la acción adaptativa;
respuestas emocionales secundarias complejas o instrumentales, que requie-
ren posteriór exploración para llegar a las respuestas primarias; o emociones .
primaria.s inadaptadas, que no ayudan a la persona a ampliar su bienestar ..
Un primer paso importante erí terapia es, por tanto, reconocer las emocio-
nes para saber si_ son emociones primarias adaptativas o no. Sin embargo,
,..,...,.,- ......

102 TEORÍA, EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

par~ que las personas se CPmporten adaptativamente tienen además que ser
conscientes de sus sentimientos ..e identificar fa necesidad asociada con su
sentimiento, ciarse cuenta de qw~ .dicha . necesidad no ha sido re~onoclda o
satisfecha y utilizar sus habilidades para satisfacer la necesidad adecuada-
111ente. Para guíar !~ acción adaptativa,es importante reconocer las emocio-
nes adaptativas primarias, la neces.idad con la cual están asociadas y usar los
medios adecuados para sátisfacerla.
. Cuando hemos atendido a nuestra información emocional, nuestra
tendencia a la supervivencia/crecimiento se asegura de que intentemos
constantemente tomar la mejor decisión para nuestro bienestar en términos
de cómo nos vemos a nosotros mismos en la situación en ese momento. Así
pues, la tendencia al crecimiento empuja sin cesar al organismo hacia la
flexibilidad adaptativa y la satisfacción de la necesidad en un contexto
específico. Como señalaremos más adelante, la terapia es el proceso de ayudar
al cliente a acceder y reforzar dicha tendencia.

UNA VISIÓN DE CONJUNTO INTEGRADORA

En este libro operamos dentro de un marco constructivista, diaréctico


y evolutivo como marco de referencia más amplio (Mahoney, 1991; Pas-
cual-Leone, 1976a, 1976b, 1976c, 1980, 1988, 1990a, 1990b, 1991). Somos
constructivistas dialécticos, porque consideramos al organismo como orga-
nizador activo de su visión de la realidad a partir de referentes vivenciales
y se nos puede considerar evolutivos, porque pensamos que el organismo
está orientado esencialmente a la interacción con el medio para desarrollar-
se, de modo que sobreviva y crezca. Consideramos que el organismo posee
una conciencia reflexiva que, unida a su confianza en el desarrollo, lo
convierte en un agente activo. El organismo se organiza a sí mismo
continuamente para hacer frente a la situación de un modo adaptativo,
diferenciando e integrando las estructuras internas para crear nuevos signi-
ficados. Este ajuste creativo conduce al desarrollo de una mayor compleji·
dad organizada al servicio de una mejor adaptación, la satisfacción de la
necesidad y la ampliación del sí mismo.
Dentro de esta perspectiva más amplia de la función autoorganizadora
y adaptativa de la tendencia al crecimiento, resultan decisivos dos temas
motivacionales fund4111entalmente. adaptativos. Éstos son,. la relációri y el
apego a los otros (Bowlby, 1969/1982) (que incluyen el proceso polar
asociado de. autonomía y separación) y la expjoraciqn y eLdominio. del
ambiente (White, 1959, 1966) (y el proceso asociado de 1,1tijizar de manera
Óptima los propios potenciales). Respecto a la relación con los demás, es
' . ,• ·····~· ·-··~·~· ,,., .. .,. ' .... "

HA.CIA UNA TEORÍA VIVENCIAL DEL FUNCIONAMIENTO 103

importante señalar, en primer lugar, que el, afecto es fundamentalmente


relacional. En segundo lugar, que, en nuestra concepción, el niño llega al
mundo con todo los componentes de un sistema de respuestas de apego
preparado para organizarse. Estas respuestas incluyen la necesidad de estar
apegado a otros, de buscar contacto y consúelo, así como un sentimiento
básico de segúridad con los demás. Respecto al dominio, consideramos que
el niño es un ser fundamentalmente curioso, que está diseñado para mani-
pular y explorar asertivamente el mundo y sus componentes, utilizando al
máximo sus habilidades para alcanzar el dominio de su entprno. Así, la
interdependencia y la relación .con los demás, y la competencia.y el dominio
son aspectos fundamentales de la naturaleza hum;ina. E~to no significa que
neguemos otros aspectos más impulsivos del funcionamiento humano, tales
como el hambre, el sexo y la evitación del dolor. Tampoco supone que otras
necesidades «del ser», superiores y más complejas, tales como la verdad, la
belleza y la justicia no sean determinantes importantes de la conducta y del
desarrollo. Los impulsos y las necesidades del ser, más ciertos factores
cognitivos, tales como las expectativas y las metas, y los motivadores
extrínsecos, tales como la recompensa y el castigo, además del afecto, son
influyentes a la hora de motivar las conductas de diferentes personas en
diferentes momentos. De este modo, cuando nos referimos a la motivación,
estamos consider,ando una combinación de todas estas influencias y pensa-
mos en una amalgama de necesidades, metas y preocupaciones, y, de este
modo, reconocemos las influencias de la biología, el aprendizaje y la cultura
en lalllotivación. Sin embargo, preferimos poner el énfasis en el apego/in-
terdependencia y en la curiosidad/dominio, así como en las emocí'ones;
como l() esencial para entender los problemas motivacionales humanos
sobre lo~ que se trabaja en terapia, ya que creemos que éstos arrójan más
luz sobre cómo efectuar el cambio en el tratamiento.
El organismo está dotado de ciertas propensiones, programadas o fun-
damentales, que forman un sistema motivacional/emocional. No es dema-
siado importante para nuestros propósitos saber si las motivaciones, las
necesidades o intereses fundamentales vienen dadas de manera independiente
por la naturaleza, o si emergen a partir de una interacción compleja entre un
sistema emocional básico programado, la cognición y el entorno (perspectiva
que nosotros favorecemos). Damos importancia al hecho de que el organis-
mo posea ciertas características motivacionales/ emocionales programadas.
Estos sistemas en interacción con el entorno se transforman rápidamente en
estructuras motivacionales/emocionales idiosincrásicas en cada individuo,
que representan su experiencia vivida.
De este modo, en vez de intentar proponer una gran teoría motivacional
definitiva en nuestro enfoque, sugerimos, que sería Útil terapéuticamente
104 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

entender el funcionamiento .de las personas en términos de sus necesidades,


fines ·e Íntéreses actuales, así como de sus intentos de satisfacerlos. Cuando
una persona se hace aqulta, tiene. pr()babiemente cíentos o incluso miles de'
necesidádes, Intereses, deseos, objetivos, experiencias influyentes y conduc-
tas: En lugar de intentar especificar completamente las necesidades humanas
b~sicas o los objetivos humanos fundamentales, sugerimos que, aunque
probablemente haya algunas necesidades más básicas, el funcionamiento
humano es complejo, idiosincrásico e intencional. Aunque probablemente
exista algún tipo de jerarquía que estructure las necesidades (como sugiere
Maslow) y algún principio prioritario por el que las necesidades de super-
vivencia, por lo general, van por delante de las necesidades de crecimiento,
es más útil para los terapeutas abstenerse de trabajar con una visi6n única,
potencialmente restrictiva, de los contenidos de la naturaleza humana
básica. Por el contrario, es importante desarrollar una perspectiva de
proceso de c6mo funciona la motivaci6n en la disfunci6n y el cambio, tanto
como escuchar a los clientes para que identifiquen sus sentimientos y
necesidades idiosincrásicas.

1
LA FORMACIÓN DEL SÍ MISMO

El organismo es, por lo tanto, un sistema iritegrado cognitivo/emocio-
nal/motivacional/ relacional en el que percibir y evaluar los estímulos,
experimentar afecto y generar tendencias de acci6n y potenciales motiva-
cionales son parte del funcionamiento de un sistema holístico, dialéctico y
relacional.
Las reiteradas respuestas afectiyas, relacionadas con las ne,c:esidades,
a'
frente uná sitíiáci6n forman un esquema eEJ1Ócional del sí-mismo-en-el-
mundo. El áfeero foril1ª• ásl pues, fa piedra angular del sí mismo relacional.
Sin embargó; los esquemás emociqnales se van formando a lo largo de la
vida y se relacionan con diferentes ámbitos de la experiencia. Desde el
principió, dichos esquemas se "combinan pará· formar los elementos de
partida del sentido emergente del sí mismo. El sí mismo relacional (Gilligan,
1982), sin embargo, es modular por naturaleza y se encuentra continuamen-
te implicado en el proceso de construir dialécticamente autoorganizaciones
momentáneas en respuesta a las situaciones (Greenberg y Johnson, 1988).
Este. sí mismo relacional y en . proc¡,so,,,!llodularmente organizado, se
transforma entonces en efcentro de la iniciativa, pues necesita o quiere algo
y anticipa las respuestas del sí mismo y de otros~ Es erÍ este momento cuando
las ofgailizáciones modulares, dialécticamente relacionadas, se transforman
en los objetivos de la intervenci6n terapéutica y debido a su naturaleza
,,,
... ,... ,.,.,,~·:~""""'"~"""'"···-~· "' . -· ..... . .... ,................. . ···
~ '''"""'"•• ·~-

HACIA UNA TEORÍA VIVENCIAL DEL FUNCIONAMIENTO 105

modular exigen diferentes intervenciones para distintas dificultades de


~1rc>cesam1ento.

El sí mismo relacional no es, pues, una entidad. sino que por el contrario
"' está construyendo constantementea sí mismo como centro de la iniciativa
(l'ascual-Leone, 1990a, 1990b; Varela, Rosch y Thompson, 1991). Como
Stern (1985) ha demostrado, los niños desarrollan «un sentido integrado de
sí mismos como cuerpos diferentes y coherentes, con control sobre sus
propias acciones, poseedores de su propia afectividad y con un sentido de
rontinuidad» (pág. 69). El sentido de un sí mismo integrado se construye
así, y desde nuestro punto de vista es una integración que está continuamen-
te ocurriendo y puede a veces romperse. Durante el desarrollo, cuando se
satisface una necesidad, se .obtiene como. resultado un sentido de la propia
habilidad para regular la propia experiencia en relación con el entorno.. Este
sentido de habilidad para regular está en el celltro del sentido de competen-
cia de ull sí misrno · relacional. Este sentido del sí m.ismo competente,
coherente y estable se encuentra, sin embargo, en continua construccíón.
En cualquier momento se puede conseguir un mayor o menor sentido de
integración y coherencia. Nuestros supuestos básicos son que la realidad
personal se haUa en continua construcción y que la autoexperiencia y la
experiencia del sí mismo se crean mo_mento a momento a través de _la
interacción de la conciencia con l¡i. realidad y con los esquemas emocionales
activados automáticamente.
CAPÍTULO V

DISFUNCIÓN

Desde nuestro punto de vista, la patología o disfunción no es producto


de una motivación inconsciente que actúa en el presente, tampoco conside-
ramos que la gente se encuentra inclinada a comportarse de un modo poco
adaptativo debido a las emociones reprimidas. Al contrario, es.la .cQnciencia
presente de las p.ersonas o !~ falta de ella, sus constructos y el significado d;,
su experie11ó:¡ lo que.fletermina Ta-maycirp.ari:eae··su-conducrainadaptada
y ·su disfunción. La conciencia de la experiencia emocional generada auto-
1riáticamente es de particular importancia en la creación de significado y en
la resolución de problemas adaptativos en el medio humano (Greenberg y
Safran, 1987, 1989). Como ya hemos dicho en este libro, las personas se
comportan esencialmente en función de lo que construyen como la alter-
nativa más adaptativa, dadas sus percepciones actuales de sí mismas y de la
situaci6n. Si sus construcciones no cuentan con la información de sus
respuestas emocionales automáticas, se encuentran desorientados, y si la
información que reciben es disfuncional, se comportan de un modo inadap-
tado. Por tanto, los problemas que surgen en la creación del significado
l'rnocional son centrales en la disfunción.
Desde nuestra concepción, los problemas relacionados con el significa-
do emocional y la disfunci6n resultante, se crean por medio de dos procesos
fundamentales: a) la continua construcción de significado consciente, pro-
l'eso en el que el significado se crea sintetizando y simbolizando la experien-
cia en la conciencia; y b) la activación automática de esquemas emocionales,
proceso en el que la experiencia se genera automáticamente para producir
una síntesis potencial en la conciencia. El primer proceso es dialécticamente
ronstructivo e incluye un proceso de síntesis continua; el segundo es un
proceso automático, que incluye la activación de un esquema.
L'l_gisfuµci_ón proviene tanto d_e un fallo en el proceso desimbolización
ronst~ctiy~~º!Ilº de la act_ivaci6,11~i:.esquemas emocionalesdisfuncionales
desarrolliQQs.~p~i:tir.de una~x2eriencia vivida. Por otro lado, la d_isfig1ción
,!/ simbolizar_lq,_e_mocüjn lleva a que la información de la respuesta emocional
no se utilice en absoluto, o se simbolice de un modo restrictivo o distorsio-
nado.' Así,uñá m-;_;je~-puede. reaccionar automáticamente con ciertos patro-
n"s fisiológicos, sensoriales y de los músculos faciales de rabia ante su
i111presión de que su marido desea que ella le «lea la mente» o de que su
111;1dre espera que ella no •estropee su matrimonio». Que su impresión sea
108 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

o no acertada no constituye una preocupación terapéutica primordial en


este caso. Lo que importa es si, en su construcción de la realidad subjetiva,
ella puede sintetizar su respuesta afectiva en su construcción de sí misma y
la situación. Con frecuencia en estas circunstancias, los clientes que no son
capaces de sintetizar su propia rabia en su construcción se quedan con un
sentimiento de intimidación e inseguridad y terminan por ser demasiado
complacientes o ansiosos. ,
Por otro lado, la activación de esquemas emoc,iQrJ:a,le~_disfuncionales
puede producir respuestas primarias o secundarias inadaptadas. De este
modo, la cliente anteriormente descrita puede experimentar un miedo
desadaptativo primario cuando se encuentre demasiado próxima a su
madre o a su marido. Esto se debe a su sentido esquemático de sí misma
como poco valiosa y a una decepción continua. Así, ella puede tender a
reaccionar con miedo desadaptativo a los intentos genuinos de su marido
de tener contacto íntimo con ella e, incluso, puede alejarse de él por miedo
a ser criticada. Los clientes, en general, pueden reaccionar con miedo desa-
daptativo a la prÓximidad o a otros e5tímulos inofensivos, o responder con
rabia desadaptativa a ser iócados o a cualquier tipo de ma1!_Ífestación de
ca.riño. Estas respuestas desadaptativas se generan por medio de. esquemas
en los que estas emociones eran evocadas originariamente comQ_respuestas
adaptativas iL la proximidad· o al. contacto intrusivo, a la amabilidad
ma-nipuladora o poco fiable o a estímulos inofensivo~que_se evaluaron
como estímulos amenazantes. -
. . Las secu~ncias de respuesta esque.llláticas estáfi a menudo implicadas en
la g~rieraciónde: eíno.cio11es $eéunaárJas desadap~~tivas. De este modo, los
éllentes expresan con frecuencia rabia secundaria en respuesta.a un miedo
subyacente o a la tristeza, llorariCió.cüa1ido su respuesta primaria era de
rabia. En estas situaciones, la r~spuesta desadaptativa es el resultado de una
c:iilena de respuestas i.!!li::ruas_enJ.a Qlli!..las re~uestas primarias, como
ainen'!:I'ª o miedo,:soIJ..Jan _rápidas que escapan a la conciencia, y la rabia '
secundaria llega a gobernar la conducta y la experien_cia. Ade'!lás, la
emoción secundaria se da cuandó1as personás tÍenen emociones acerca de
sÍ:i~.emociones primarias, es decir, miedo deb'ido ·a.·ia:rabiLo.:irergúenza a
causa de la tristeza que se producen en estas secuencias.
- Los dos procesos mencionados, problemas en la simbolización del
significado emocional y la disfunción esquemática, se describen con más
detalle a continuación. Consideramos que éstos proporcionan una pers-
pectiva de proceso sobre la disfunción más diferenciada que las que ofrecían
los modelos estructurales de la incongruencia o el conflicto entre el auto-
concepto y la experiencia, propuestos por Rogers (1951) y Peris y otros
(1951).
DISFUNCIÓN 109

PROBLEMAS EN LA GENERACIÓN DE SIGNIFICADO EMOCIONAL

Los desarrollos de la ciencia cognitiva y la teoría de la emoción, tratados


en el capítulo 3, nos permiten considerar que la persona, en esencia, posee
la capacidad para llevar a cabo dos tipos globales y complejos de procesa-
miento de la información o generación de significados; uno es deliberado
y volitivo, el otro automático e involuntario (Buck, 1985; Epstein, 1990).
Nos referiremos a ellos como procesamiento cognitivo-conceptual y como
procesamiento emocional y vivencia! respectivamente. La ruptura de la
coordinación entre estos dos tipos de procesamiento o niveles de significado
constituye una fuente generadora de disfunción. Los dos tipos de procesa-
miento y la ruptura se describen a continuación.
El procesamiento conceptual supone un procesamiento secuencial y
proposic~onal. Opera por medio del razonamiento causal, el pensamiento
analítico y el desarrollo de explicaciones narrativas, y se centra en las
relaciones entre conceptos semánticos. Se relaciona con el pensamiento
racional y determina si los significados proposicionales son verdaderos o
falsos. En relación al autoconocimiento, el procesamiento conceptual puede
proporcionar un tipo de conocimiento reflexivo, abstracto e intelectual
«sobre» uno mismo o una visión o historia de uno mismo.
El prosesamiento vivencia! se centra, en primer lugar, en la simboliza-
ra
óón en conciencia de la generación de un nivel de significado inconsciente,
preconceptual o implícito. A este nivel, captamos la situación directamente
t•n términos de su significado emocional para nuestro bienestar. Esto supone
t•valuaciones automáticas de cómo nos afectan las .cos:is, de si son buenas o
malas para nosotros, seguras o peligrosas, si nos engrandecen o empequeñe-
cen. No se trata de una evaluación cognitiva de si las cosas son verdaderas o
falsas, ya que ésta es una función de la racionalidad. Por el contrario, se trata
;tquí de n_!l.~stro sentido holístico de cómo son las cosas. El procesamiento
vivencia! proporciona la simbolización en la conciencia de nuestro saber
vivencia!, di:~~to .e ii;~ediato ~e~ procesamiento inconsciente que repre-
st•nta la expenenc1a v1v1da (Gendhn, 1962, 1984). Al usar este sistema, una
p<'rsona en terapia percibe algo por primera vez y podría decir de un modo
1·mocionalmente doloroso: «me siento inseguro» o «siento tanto dolor
d<'ntro, que es como si me hubieran arrancado una parte de mí». Esto refleja
b si1nbolización de una experiencia sentida en ese momento y es un proceso
di,ilécticamente constructivo, en el cual se crea significado de un modo
dinámico a partir de los elementos existentes en la propia experiencia.
En contraste, el procesamiento conceptual en terapia ofrecería una
;1finnación proposicional acerca del sí mismo, relativa a una abstracción
intelectual acerca del sí mismo, sacada de su propia visión o de la de otros
.!O TEORÍA, EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

de sí mismo. Esto se reflejaría en frases como: «Mi problema es que no he


conseguido mis objetivos» o «Temo la intimidad», expresadas como propo-
siciones racionales. Cada tipo de procesamiento implica a la persona en un
modo diferente de procesar información y genera diferentes tipos de
significados. El sistema conceptual produce exclusivamente significado
intelectual, mientras que el sistema vivencia! produce significado emocio-
nal. Sin embargo, lo que distingue a estos dos estilos no es solamente 11na
distinción entre cognición y emoción, ya que ambos incluyen la cognici'ón
(Greenberg y Safran, 1987; Bohart, en imprenta). El procesamiento viven-
cia! supone la sintetización de significado conceptual-proposicional con
conocimiento sensoriomotor-procedimental para proporcionar significado
emocional holístico. El procesamiento conceptual, sin embargo, propor-
ciona solamente «conocimiento descriptivo», proposicional desencarnado
O-ames, 1890), conocimiento acerca de las cosas e incluye valoraciones de la
realidad o falsedad de las proposiciones. El procesamiento vivencia! propor-
ciona «conocimiento por familiaridad», directo, holísticamente encarnado
O-ames, 1890), que integra muchos niveles de procesamiento de informa-
ción, tales como valoraciones automáticas de lo que es bueno o malo para
uno. Esta última forma de procesamiento holístico produce el significado
emocional de nuestras vidas.
Cuando los significados conceptuales dominan, contradice_n, anulan,
distoisio_11an o ignorªn'la exp_erienéia emocional y los significados sentidos,
lá persona no puede funcionar de un modo integrado y se siembran las
ralees de la disfunción. Lª dfpendencia crónica del procesamiento concep-
tual produ_ce djsfunci§n, pQrque las personas pierden completamente el
contaci:o con su propia experiencia. No son capaces de confiar en su sistema
de orientaciÓ_'! básico y se «escinden» o se vuelven «falsos sí mismos» (Lain,
1966): Desde una ventajosa posición terapéutica, en terapia esimpoJ:'tante
involucrar a los clientes en el procesamiento vivencia! dialécticamente
constructivo, que sintetiza conceptos y experie1_1cias, en lugar de en proce-
sámieJltO conceptual, que únicamente propqrci_Q.Ua explicaciones concep-
tuales.
-·· El saber conceptual no recurre a los sentimientos integradores ni a los
significados sintetizados por los esquemas emocionales, sino que es más
deliberado, racional, analítico e intelectualmente abstracto. Es puramente
proposicional y está más enraizado en la base lógica, cultural y social de la
autodescripción. Este sistema hace uso de conjuntos de reglas aprendidas de
cómo uno «debería ser» Qas condiciones de valía de Rogers o las introyec-
siones de Peris), así como de un conjunto de valores e ideales aprendidos.
Estos provienen en muchos casos de las expectativas de los otros y no de
nuestra experiencia personal. Además, el_ s~t~ma con,;:~E!_ual_~sarrolla
-·-----~--
DISFUNCIÓN 111

narraciones sobre el «SÍ mismo» y la «situación» como maneras de compren-


i.ler y explicarnos racionalmente a nosotros mismos y nuestras experiencias,
tanto ante nuestros ojos como ante los de los demás. Gazzaniga (1985) ofrece
una clara demostración de cómo los pacientes con el cerebro escindido dan
razones totalmente inadecuadas de su conducta al desarrollar explicaciones
racionales de su conducta. Al usar este sistema, los seres humanos se
representan a sí mismos ante sus propios ojos, centrándose de un modo
reflexivo en sí mismos como objetos de su propia atención o de la de los
demás. Esto sucede cuando una persona se conceptualiza a sí misma de un
modo abstracto como «sensible al rechazo» o «tímida», «segura de sí misma»
o «vaga•. No se trata de una simbolización inmediata de la experiencia
t•mocional, sino de un concepto o creencia abstractos sobre sí mismo, que
rondensa la información a partir de una visión global de la experiencia en
una visión explicativa de sí mismo. Como hemos dicho, esta explicación de
11110 mismo o de la propia conducta está guiada con frecuencia por las
creencias y expectativas de lo que uno debería ser, basadas en el punto de
vista de los demás.
·· Por otro lado, el procesamiento vivencia! se caracteriza por la simbo-
1i~.ación en la conciencia de la experiencia corporal, automática y precon-
n·ptual (Lakoff, 1987; Johnson, 1987). Representa nuestra experiencia
físicamente vivida de estar en la situación. El saber vivencia! integra varias
fuentes de información y hace uso predominantemente de los niveles
"'nsorio-motor y esquemático del procesamiento emocional, tal y como se
1rntó en los capítulos anteriores. Mientras nuestro sistema sensorio-motor
csl :1 configurado para responder adaptadamente a ciertos estÍmulos, nues-
1rc is esquemas emocionales tácitos funcionan en términos de la experiencia
¡>.tsada e incorporan aprendizaje proposicional. Los esquemas emocionales
d, .,pliegan automáticamente la atención, de manera que procesamos la
111lormación en términos de su relevancia para nosotros. Captamos inme-
d1.tlamente el significado que tienen para nosotros las situaciones en las que
11os encontramos. Este sistema de procesamiento genera tendencias de
.1.-ción y respuestas emocionales ante situaciones y significados sentidos. Las
¡>crsonas atienden conscientemente y simbolizan la experiencia de diferen-
1,., maneras, orientándose así en el mundo y creando significados emocio-
11.1lt's conscientes. El conocimiento de este tipo de información proporciona
,.¡ significado emocional explícito o vivencia! que es necesario para tratar
ro11 «los problemas del vivir» e incrementar el bienestar.
La conciencia del significado emocional o vivencia! se requiere en
11·r.1pia y se necesita para funcionar adecuadamente. Ello supone simbolizar
1•11 la conciencia una parte de la gran cantidad de procesamiento de compleja
111formación automática y esquemática que ocurre fuera de la conciencia o
112 TEORÍA, EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

preconscientemente. En terapia se facilita este nivel de procesamiento por


medio del proceso de atender a la propia experiencia o de llegar a ser
consciente de las propias acciones expresivas de uno mismo en el mundo.
Un referente especialmente significativo para el proceso de construcción de
significados es la experiencia corporal sentida (Gendlin, 1981), que sirve
también como factor organizador de nuestra construcción de los aconteci-
mientos (Lakoff y Johnson, 1980). Además, la expresión de recuerdos
específicos tales como «recuerdo que él me fulminó y sentí un nudo 'en el
estómago», en vez de un recuerdo general como «discutimos» es una forma
importante de facilitar procesamiento vivencia!, en contraposición al pro-
cesamiento conceptual.
El sistema de significado emocional ofrece el fundamento de nuestra
construcción de la realidad vivida y constituye el canal para la información
de la respuesta emocional esencialmente adaptativa. Se basa en nuestro
sistema emocional biológicamente adaptativo desarrollado evolutivamente.
Uno de nuestros supuestos básicos es que las personas necesitan atender y
simbolizar lingüísticamente, de un modo consciente, el producto del siste-
ma vivencia! tácito de procesamiento rápido, para solucionar problemas en
el vivir y orientarse adaptativamente en el mundo. Como hemos dicho, el
sistema de significado emocional no puede cumplir su función biológica
adaptativa en el complejo medio humano, si no se le atiende y simboliza,
con precisión y prontitud, la experiencia emocional corporalmente sentida.
Si se bloquea el acceso a la información vivencia! y emocional por medio
del procesamiento aprendido de experiencias en relación con el sí mismo y
el medio, se obstaculiza el funcionamiento de las personas y, en último
término, se produce la disfunción. Así pues, L;¡ disfunción viene producida
por El"oblemas eil_el pro~~$º c2ns~!llctivo, en especiar porr.i_ Ja!taj:!e
capacidad~ar;Í~intetizar automáticamenté laeiqíéríencia generada por uno
mismo: En lugarde un conflicto entie el.autQconcepti5y la experiencia, hay
pr.oblema§...eI1 <i!_proc~~o-d~$Í!ltesis_Qi_aléc1ica.
Una tarea decisiva para el terapeuta es fasilit.a,r el_groc~san!i_emo lliven-
c~ en lugar del procesamiento conceptual, para permitir que la persona
procese la experiencia emocional holística de un modo más efectivo. La
terapia tiene que hacer que las personas se abran a más información interna
y externa y estimular y evocar los esquemas emocionales que generan la
experiencia fundamental de la persona y que sirven de base de su significado
emocional. Al explorar una situación particular, con tanta profundidad
C.5Jll!Q sea PQ~ibk, _!>~_permiE~ 'l":~las. personaS accedan a sus modelos
fu_ncl;lme11taJes. y h.e>Ji~ticos del mundo, que~on los responsables de su
experiencia . de sLmis!llas: E~tos m2delos holísti~os _y 11_0 lps significados
conceptuales son los q11e_h~n de_Sf!E_i:.e_organizados. Sin embargo, es lmpor-
···" ---"••o-- '' "---
DISFUNCIÓN 113

rnnte señalar que en este punto de vista la terapia no busca un insight en los
patrones de conducta abstractos a través de las situaciones como «rebelarse
contra la autoridad» o «rechazar a la gente cuando se acercan demasiado».
Por el contrario, se busca la reexperimentaci6n de un momento particular
concreto. Lo que traerá a la luz desde el recuerdo todos los elementos de la
experiencia real es la experiencia completa de un momento singular. Esta
evocaci6n de la experiencia hará que dispongamos de nueva informaci6n
para desafiar la creencia o constructo conceptual que tenemos acerca de la
situaci6n y hará que podamos reorganizar la creencia y/o sus elementos.
Así, en terapia a 19 que se tiene que acceder, atender y, cuando sea necesario,
cambiar, es esta experiencia revivida en el presente de un modo consciente;
por ejemplo, un ansia desesperada o un. sentimiento de inferioridad, inade-
cuaci6n o de ser indigno de cariño vivido en ese momento conscientemente
(y las tendencias de acci6n asociadas con ellos). No nos tenemos que dirigir
al concepto intelectual.de dichas emociones.

DISFUNCIÓN ESQUEMÁTICA

Desde nuestro punto de vista, la disfunci6n se origina en el proceso de


síntesis del significado descrito anteriormente. Por otro lado, la disfunci6n
también resulta de la forma en que las personas están en el mundo. Son los
esquemas emocionales los que gobiernan la forma en que están en el mundo
-la manera en que perciben y actúan-. A medida en que se desarrollan,
los esquemas se convierten en modelos mentales que influencian el punto
de vista y la experiencia de la persona de estar en el mundo. Estos puntos
de vista llegan a ser el modo primario a través del cual las personas se
experimentan a sí mismas en el mundo.
Cuando se activa un esquema, éste guía tanto el procesamiento preaten-
rional como el atencional y produce respuestas y anticipaciones que se han
ido fraguando a partir de aprendizajes del pasado. Lo que las personas
t•xperimentan y c6mo responden ahora son producto de dichos esquemas.
En primer lugar, como describimos anteriormente, si no se atiende y
sintetiza la informaci6n generada por estos esquemas, el organismo, igno-
rante de sus propias reacciones, está desconectado de su propia experiencia
y queda desorientado. Sin embargo, los esquemas en sí mismos pueden
~enerar respuestas disfuncionales en funci6n de una experiencia traumática
o dañina o en funci6n de la construcción de representaciones internas del
sí mismo, los otros y el mundo, desadaptadas o desequilibradas. Por
t·jemplo, cuando se activa una representación esquemática que percibe al
mundo como amenazante y al sí mismo como vulnerable, se genera
114 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

experiencia y conducta congruente con esta visión. Si el esquema genera


vergüenza, esta experiencia va a gobernar la conducta de la persona. De este
modo, los esquemas basados en historias de aprendizaje traumático o
negativo pueden producir respuestas primarias emocionales disfuncionales
en nuevos contextos. Así, el sentimiento actual de vergüenza o miedo de
exponer los propios -sentimientos o consideraciones a los demás, proviene
de una historia en la que se le avergonzó o amenazó por haber revelado sus
propios sentimientos o consideraciones. Los terapeutas han de ayudar a los
clientes a evocar y simbolizar las respuestas afectivas desadaptadas en la
terapia y, una vez que éstas estén en la conciencia, ayudarles a reestructurar
estos esquemas. Estos esquemas son los que necesitan ser reestructurados y
no los pensamientos o creencias específicos.
Sin embargo, desde este punto de vista, lo que resulta disfuncional no
son las necesidades o emociones primarias de la persona por lo general, ya
que se las considera esencialmente adaptativas. A menudo, son otros
aspectos de los módulos esquemáticos o del complejo sistema esquemático
los que, en contextos específicos, generan necesidades y emociones defec-
tuosas que requieren un cambio. Así pues, emociones como amor o ira, o
necesidades como necesidad de apego o autonomía nunca son desadaptati-
vas en sí mismas. Muy al contrario, la disfunción resulta de un aprendizaje
y_ de la experiencia y expresión de ansiedad, relacionadas con las necesidades
y las emociones primarias.
. La ansiedad, la de resión otros malestares son a menudo el resultado
de la antici acion e ue una necesi a no va a ser satis ~~-¡;-a-¿ d~_;;e-s~
emocion o neces1 a es inaceptable porque ten~frá un impacto negativo en
los otro;. Adem~s, las personas responden freq1enternente qe un modo
ilisfuncional a estas pércepciones, sintiéndose ansiosos, furiosos o abatidos,
en respuesta a sus propias anticipacio_~es. D_!' este mod_o, la intensa desespe-
ración disfuncional y la dependencia queenc_ontramo_s__ en cienos estados
proceden de la anticipación del abandono y de la desilusión. En estos
esquemas, lo_.9_ue res¡¿_lta disfuncional es la respuesta_ a Ia expectativa de
abandono o desilusión, y no la necesi9ad de apego. Todo· el complejo
procesamiento y el significado de la experiencia implicado en estas situacio-
nes proviene de los esquemas. Si el esquema o la secuencia esquemática es
disfuncional, la conducta y la experiencia del individuo será disfuncional.
Como hemos dicho, no son las emociones o las necesidades per se,
encarnadas en el esquema, las patológicas. Por el contrario, son los senti-
mientos o pensamientos secundarios acerca de las necesidade~[¡ásicas 1os
qUe f_Onsfü.IJyeiiTafuenj~. más}mponanie d~_disfu11dón. PÓÍ- ejempl;;:-ulla
secuencia de respuesta disfuncional, observada a menudo, implica desilusión
seguida de rabia. La rabia se da típicamente porque la persona es incapaz de
DISFUNCIÓN 115

articular la desilusión primaria, está aterrorizada ante la perspectiva de


hacerlo y, en cambio, reacciona con rabia secundaria. Lo que ha ocurrido
es que la activación automática del esquema de desilusión produce una
experiencia fugaz de dolor. Esto puede llevarse consigo el recuerdo emo-
cional del dolor y la desilusión, sentidos en primera instancia. Cuando este
recuerdo emocional esquemático incluye sentimientos de peligro asociados
con él y creencias tales como «no sobreviviré al dolor ni al abuso», se activa
otro esquema asociado con el recuerdo de un abuso perpetrado. En este
caso, la respuesta de rabia es una respuesta secundaria a pensamientos y
sentimientos sobre las emociones y necesidades más primarias y a los
complejos significados implícitos en la pérdida, el abandono y la desilusión.
Otro problema importante de la disfunción esquemática se da por la
escisión emocional relacionada con el abuso en la infancia. Cualquier
experiencia emocional fuerte y recurrente hará que se desarrolle un esque-
ma. Si durante la infancia un niño experimenta afecto y cariño del cuidador,
lo que genera emociones positivas en un momento determinado, y abuso
y rechazo en otros momentos, lo que genera emociones negativas, el niño
probablemente construirá esquemas modulares separados para representar
cada tipo de experiencia, escindiéndose el sí mismo, respecto a su cuidador
principal, en dos autoorganizaciones diferentes. Cuando se forman autoor-
ganizaciones modulares de este tipo, en torno a diferentes emociones domi-
nantes, se producen desórdenes disociativos, en los que las diferentes orga-
nizaciones definidas relacionadas con el abuso se activan con diferentes
indicios. Se separa tajantemente lo bueno de lo malo, o se forman los roles
recíprocos de la víctima y el opresor, seductor y seducido y se activan de
un modo independiente, o las personas se disocian totalmente de su expe-
riencia emocional.
En muchos casos, la psicopatología está, por tanto, relacionada con la
incapacidad de las personas para integrar, aceptar y tratar con sus sentimien-
tos y necesidades primarias a lo largo de su desarrollo. En vez de estar
relacionada con las necesidades neuróticas «infantiles», l:_ dis.f':!Eción, espe-
cialmente de tipo neuróúco, está más relacionada con los sentimientos de
lás personas de que lo que sienten y necesitan más fundamentalmente como
ádultos es inaceptab1e, y con la forma en la que han llegado a interpretarse
a· sí mismos y a su mundo para poder tratar con él. Lo que es problemático
es cómo las personas se han organizado a sí mismas para poder tratar con
sus sentimientos y necesidades, en lugar de las necesidades y sentimientos
eg: sí mismos. Lo que resulta disfuncional es el sentimiento de no estar
autorizado para tener dichos sentimientos y necesidades (Horney, 1966;
Peris, 1969), y todos los procesos implicados en su desposesión y desauto-
rjzación_. El sistema de respuesta emoción-motivación es lo biológicamente
.... '"~·· ,,--
......
111')'1 •
I'' ,

116 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

dado y originalmente adaptativo. El modo en que las personas tratan con


estas respuestas a lo largo de la vida y el desarrollo esquemático que ocurre
en relación con ellas determina su adaptación o inadaptación.

DESARROLLO DE LOS ESQUEMAS DISFUNCIONALES

Los esquemas emocionales se desarrollan desde la infancia K producen


respuestas funcionales o disfuncionales, dependiendo de qué representa·
ciones internas relacionadas con la satisfacción de una necesidad se han
desarrollado. Por ejemplo, cuando un estado fisiológico del niño, tal como
sed o malestar, se traduce en una expresión que encuentra en el cuidador
la respuesta adecuada para satisfacer la necesidad, la secuencia de sucesos
se graba en la memoria. La repetición de estas experiencias hace que las
secuencias se representen en un modelo interno que llega a formar pane
de la estructura esquemática del sí mismo. La frustración repetida de la
necesidad lleva a la representación de una estructura nuclear del sí mismo
que supone una visión particular del mundo y un modo de estar en el
mundo. Esto podría incluir afecto negativo y creencias negativas sobre el
sí mismo y el mundo como no respondiente. Como consecuencia, la
respuesta disfuncional se da cuando se evoca el esquema relativo a esa
necesidad. Estos esquemas pueden cambiar y seguir desarrollándose a lo
largo de la vida. Pueden cambiarse por medio de experiencias nuevas y la
reflexión, pero el esquema inicial, por lo común, puede ejercer una
marcada influencia en cómo se procesa la información y en cómo se ve el
mundo. La patología, por tanto, emerge del modo en que las personas han
llegado a Vérse a sí mismas y a su mundo, a partir de su manera de estar en
el mundo. .. .... ,
Por otro lado, el desarrollo sano se da cuando existe una armonía
empática entre el cuidador y el niño, lo cual supone el reconocimiento por
parte del cuidador de Ja e~r<!~!éil!_emocion?] del nifío yJa necesidad
asociada. Es!!) fonfirma el sentido del sí mismo d~Ln.iñ9 <])Je \;.xp(!rimenta
directamente y le ayuda a construir un sentido seguro y confiado de sí
mismo yde su estar en el mundo. Las repetidas respuestas disconfirmadoras
o el fallo crónico en la receptividad, o el exceso de receptividad o la armonía
incoherente llevan, por el contrario, a la construcción de un sentido general
ansioso e inseguro del sí mismo en relación, en el cual el niño empieza a
aprender que no puede esperar de los otros la satisfacción de su necesidad
ni la regulación del afecto. La incapacidad del sí mismo para conseguir la
. regulación, por las razones que sean, ya sea causada interna o externamente,
se convierte, al final, en una incapacidad para regularse a sí mismo. Esto
...... ···- ..•. . ' - "'~ '"

DISFUNCIÓN 117

produce potencialmente esquemas emocionales disfuncionales cargados no


solamente de cogniciones err6neas, sino también de respuestas afectivas
negativas, tales como ansiedad o frustraci6n. De este modo, este esquema
determina una manera predominante de estar en el mundo.
Es importante señalar que en los esquemas emocionales -los que van
más allá de la cognición para codificar informaci6n afectiva, motivacional
y respuestas relacionales- las experiencias sensorio-motrices y afectivas
persistentes asociadas con las necesidades, representadas en el m6dulo
esquemático, son las que requieren cambio en terapia, además de las
creencias asociadas con la experiencia. Por ejemplo: en un esquema que
genera intensa desilusión cuando qo se satisface la necesidad de apoyo,
tienen que cambiar muchas cosas. Estas pueden ser sensaciones de que la
cabeza da vueltas, opresión en el pecho y sensaciones de dolor agudo. Éstas
incluyen la tendencia a encogerse, el ansia de consuelo, más la creencia tácita
de que: «Nunca conseguiré lo que necesito y, si no lo consigo, no podré
sobrevivir». Todos estos aspectos afectivos asociados con la desilusi6n
tienen que cambiarse; de hecho, se trata no solamente de una creencia, sino
de toda una forma de estar en el mundo. La creencia disfuncional, aunque
es una parte del esquema emocional relacionado con la intimidad y la
dependencia, sólo es una parte del esquema. La fuente de la disfunción y lo
que tiene que reorganizarse es el esquema de acción afectivo/ cognitivo/ mo-
tivacional/ relacional en su totalidad y no sólo la mera creencia.

UNA VISIÓN MULTIF ACÉTICA DE LA DISFUNCIÓN

Desde nuestra concepción la disfunci6n se produce, por tanto, de dos


maneras principales. En primer lugar, cuando el sistema dialéctico de
construcción del significado no consigue atender a la información completa
proveniente del sistema de esquemas emocionales, o no puede procesar esta
informaci6n de un modo consciente por alguna limitación procesual o por
interferencias. Así, cuando un aspecto del significado emocional no es
asimilado en la autoimagen más conceptualmente derivada que tiene la
persona, en sus creencias o en su narración explicativa, se produce una
escisi6n y el organismo ya no está unificado. Los significados conceptuales
ya no se basan en la experiencia emocional y pueden suponer todo tipo de
distorsiones. La ruptura del modus operandi de este sistema que gobierna la
conducta consciente y la experiencia produce disfunción.
En segundo lugar, la disfunción se da cuando los esquemas emocionales
que generan el estar en el mundo de la persona son disfuncionales en sí
1nismos, ,como cuando un. esquema organiza repetidamente la informaci6n
118 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

~J:!trante de un modo distorsionado o desadaptativo, lo cual lleva consigo


significados emocionales disfuncionales recurrentes y reacciones inapro-
piadas. Existen muchos ti,gos de procesamiento esquemático disfuncional.,
además del ya mencionado problema de codificacióii~dprocesamiento
esgyemático excesivamen!~_Iígidº_que produce la incapacidad para asimilar
el cambio o el ieto; un P!?blema de respuesta, que supone la activación de
un esquema en el que está codificada una respuesta emocional disfuncional;
un problema del sistema, que supone secuencias esquemáticas defectltosas,
en lás que dos esquemas incompatibles se activan al mismo tiempo, o en
las que la activación de un esquema lleva a la activación del otro en una
cadena que puede ser disfuncional. U no de nuestros supuestos básicos es
que gran parte de la experiencia, actitud y conducta disfuncional surge
corno consecuencia de ciertos problemas de procesamiento esquemático.
El procesamiento defectuoso proviene del contenido, estructura y organi-
zación de los sistemas esquemáticos cognitivo/ afectivos. Esto afecta a los
medios por los cuales se procesa la información emocional acerca del sí
mismo, los demás y el mundo. En la parte tercera de este libro identifica-
mos al menos seis tipos de dificultades de procesamiento esquemático
complejo recurrente, para las cuales hemos desarrollado intervenciones
espedficas.
Un aspecto fundamental de la visión esquemática de la disfunción es
que no hay un único sí mi.smo nucle.ar que esté implicado en la disfunción,
ni un único mecanismo de disfunción. Por el contrario, el sí mismo está
y
organizado modularmente en muchos sí mismos parciales hay "muchos sí
mismos nucleares diferentes, en. relación. a los esquemas emocionales,
relativos a distintos campos de la experiencia. Una implicación importante
de esto es que la disfunción basada en módulos de diferentes tipos va a
requerir idealmente distintos tipos de intervención, tal y como trataremos·
ºen la sección del Manual de tratamiento de este libro. ·· ·· ·
En esta perspectiva la disfunción esquemática se da tanto por la activa-
ción de un módulo esquemático disfuncional particular (un sí mismo
parcial) como por secuencias disfuncionales y relaciones entre módulos
esquemáticos (partes del sí mismo). La teoría vivencia! planteó inicialmente
la incongruencia entre el autoconcepto y el organismo como la única causa
de disfunción. Nosotros sugerimos una visión pluralista de la disfunción
que se produce porque la persona es incapaz de atender y sintetizar de un
1nodo completo la respuesta a la emoción generada automáticamente, y/o
por la activación de esquemas emocionales o procesos esquemáticos disfun-
cionales espedficos de un ámbito. Como hemos dicho, el autoconcepto es
reemplazado por un proceso de síntesis, y el organismo, por procesadores
esquemáticos modularmente organizados que pueden ser sintetizados en la
• 1

DISFUNCIÓN 119

conciencia. Esta visi6n pluralista proporciona una descripción más diferen-


ciada y, desde nuestro punto de vista, más precisa de lo que ocurre realmente
en la disfunci6n y sienta las bases para una intervenci6n diferencial en la
terapia vivencia!.
Además de ver la disfunci6n como algo determinado tanto por atender
y simbolizar problemas como por las dificultades de procesamiento esque-
mático, también creemos que los trastornos específicos como ansiedad y
depresi6n no son producto de uría causa uniforme o única. Muy al contra-
rio, los trastornos tienen determinantes múltiples y diferentes, dependiendo
del individuo y la situaci6n. Esto produce una visi6n compleja y multifa-
cética de los trastornos, en la que hay una variedad de modos de atender y
simbolizar y de dificultades de procesamiento esquemático en cualquier
trastorno, y se considera que éstas se combinan de un modo único y
específico en cada persona, produciendo un trastorno particular. Así pues,
aunque es posible distinguir diferentes trastornos, tales como la depresi6n
y la ansiedad, como fen6menos clínicos en cierto modo homogéneos, es
importante reconocer que l'ls distintos procesos cognitivo/ afectivos sub-
yacentes a estos y a otros trastornos son, p<1r naturaleza, heterogéneos
(Greenberg, Elliott y Foerster, 1991; Lewinsohn, Hoverman, Teri y Haut-
zinger, 1985; Safran y Greenberg, 1988).
Somos de la opini6n de que los trastornos afectivos y de personalidad
se conciben mejor como complejos síndromes clínicos compuestos por
diferentes modos de atender, simbolizar y por distintas dificultades de
procesamiento esquemático. La experiencia de la ansiedad y la depresión,
asi como la experiencia de otros trastornos, puede ser analizada fructífera-
mente en funci6n de los tipos específicos de dificultades de procesamiento
emocional, propios de cada individuo (Greenberg y Safran, 1987; Safran y
Greenberg, 1988; Foa y Kozak, 1986, 1991). Por lo tanto, debemos dirigir-
nos a los trastornos, identificando y remediando los determinantes del
procesamiento esquemático particular de ese trastorno (Goldfried, Green-
berg y Marmar, 1990).
Las seis dificultades de "rocesamien19._gue identificarnos y elaboramos
en la parte segunda son: @ la activaci6n automática de los esquen1as
relevantes del si mismo, en desacuerdo con la visi6n que uno tiene de la
situación, lo cual produce la confusi6n de una reacci6n problemática@ la
activaci6n de dos aspectos opuestos del sí mismo, que produce escisiones
autoevaluadoras y@ autointerruptoras, en las que la persona se autocritica
o no expresa su emoci6n;@) la activaci6n automática de esquemas relacio-
nados con experiencias traumáticas sin resolver con otros, en la que la
persona siente un malestar persistente hacia algún otro significativo;@ la
incapacidad de simbolizar adecuadamente el propio sentido de las cosas
..

120 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN El CAMBIO

sintetizad9 esquemáticamente, lo cual deja a la persona con un sentimiento


confuso(f) la activación de un esquema del sí mismo parcial y muy privado,
nunca arites revelado, que hace que la persona se sienta muy vulnerable.

¿POR QUÉ NO CAMBIAN LOS ESQUEMAS EMOCIONALES?

Un rasgo importante del crecimiento y del cambio es el proceso dialéc-


tico que se establece entre los procesos conservadores y transformadores.
Por ejemplo: los esquemas tienen una tendencia al crecimiento, aYacomo-
darse a nuevas características del medio, lo cual hace que el organismo esté
en un constante fluir, mientras que se esfuerza simultáneamente por sobre-
vivir y mantener un sentido de coherencia. Sin embargo, en algunas
circunstancias, puede predominar la tendencia conservadora, que hace que
los esquemas no cambien, ni se acomoden a la nueva experiencia y que, por
el contrario, permanezcan rígidos. Esto produce una pérdida de flexibilidad
adaptadora y es una fuente importante de disfunción.
Los esquemas emocionales son persistentes y algo resistentes al cambio
por diversas razones y en virtud de varios mecanismos. Nuestra visión del
sí-mismo-en-el-mundo proporciona una estructura implícita a nuestra ex-
periencia: otorga orden a partir del posible caos y hace que nuestro mundo
tenga sentido. Sin estas estructuras anticipatorias, estaríamos desbordados
y seríamos ineficientes al intentar implicarnos en las muchas y complejas
situaciones con las que nos cruzamos. Además, los esquemas disfuncionales
que se han formado a partir de experiencias traumáticas contienen, por lo
general, elementos protectores, así como la tendencia a prevenir la retrau-
matización. Los esquemas, en general, y los esquemas emocionales, en
particular, cambian lentamente por naturaleza. Sin embargo, cuando los
esquemas emocionales son disfuncionales esta tendencia conservadora a
autopreservarse lleva problemas aparejados. Por ejemplo: un esquema que
construye la ira como destructiva o la intimidad como intrusiva puede
contener respuestas para protegerse a sí mismo de supuestos peligros. La
cuestión terapéutica es entender cómo los esquemas evitan que entre nueva
inforn1ación y cómo emergen la novedad y el cambio.
Parece importante saber por qué algunos esquemas emocionales no
cambian con la experiencia y por qué dejan de acomodar procesos. En
primer lugar, el atender selectivamente en la recogida automática de infor-
mación lleva a un ciclo autorreforzante en el que se confirma el esquema
una y otra vez. Dado que los esquemas guían la percepción y son anticipa-
dores y expectantes por naturaleza, podemos añadir que existen sesgos
autoconfirmadores inherentes a ellos mismos. De este modo, un individuo
' .' . ._., ............. ~ .. ..

DISFUNCIÓN 121

que se considera a sí mismo como indigno de ser amado buscará minucio-


samente signos de rechazo.
En segundo lugar, los esquemas asimilan la informaci6n seleccionada
en su estructura y, por lo tanto, distorsionan la informaci6n. Si se constru-
yeran los esquemas en condiciones de gran ansiedad o traumáticas, las
percepciones productoras de malestar se perpetuarían ante la experiencia
disconfirmadora. Esto se debe a que la informaci6n disconfirmadora se ha
distorsionado para encajar en el esquema y no se percibe como realmente
disconfirmadora. Así, cuando la persona insegura se siente amenazada,
puede percibir el apoyo intencionado o la neutralidad como falta de apoyo
' .
o cnt1ca.
En tercer lugar, la falta de exposición a la nueva informaci6n impide el
cambio. Por un lado, la inclinaci6n al procesamiento conceptual abstracto
impide que los esquemas preconceptuales nucleares sean llevados a la
conciencia y expuestos a nueva experiencia interna concreta. De este modo,
si una persona «habla de» que se siente desconfiada, pero no lo está
experimentando en ese momento, el esquema de desconfianza permanece
inaccesible a la reorganizaci6n por medio de la nueva informaci6n. Para
que los esquemas cambien, tienen que activarse y exponerse a nueva
informaci6n. Si la experiencia no está en la conciencia, no puede ser
confrontada con la nueva reorganizaci6n de la informaci6n. Además, la
falta de exposici6n puede ocurrir en virtud del hecho de que las personas
no se encuentran tan a menudo en situaciones que afecten a esos aspectos
de la experiencia del sí mismo. Un pr6spero hombre de negocios estaría
raramente en situaciones en las que experimente la humillaci6n y la falta
de poder que sufri6 cuando era niño. Además, las personas no clasifican
con frecuencia algunas experiencias disconfirmadoras como relevantes para
el esquema, es decir, el esquema se mantiene aislado y no se activa al procesar
nueva experiencia relevante. Los éxitos en el trabajo o en el colegio pueden
no ser asimilados en el sentido de uno mismo de no ser reconocido o de
carecer de valía. Las personas usualmente utilizan estrategias para evitar
situaciones que les confronten directamente con estas áreas de la experiencia
de sí mismas, porque les producen mucha ansiedad. Así, el evitar la
experiencia interna, como rabia, y cualquier cosa que evoque esta experien-
cia, es un forma importante de aislar esquemas.
En cuarto lugar, cuando una situaci6n evoca un esquema disfuncional,
la respuesta emocional gobernada por el esquema puede interferir con el
procesamiento de nueva información. La respuesta emocional, tal como
sentirse asustado o carente de valía, puede ser tan sobresaliente que sea difícil
que la persona disponga de la capacidad de procesamiento necesaria para
procesar nueva informaci6n ambiental. Las personas están totalmente
122 TEORÍA, EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

ocupadas en la tarea de procesar y afrontar sus respuestas. Por lo tanto, son


incapaces de atender a ninguna información disconfirmadora que proceda
del exterior. Además, sus respuestas con frecuencia conducen a consecuen-
cias interactivas negativas que sirven para confirmar en lugar de disconfir-
mar sus percepciones de sí mismos y de los demás.
En nuestra concepción, existen varios procesos que impiden los cam-
bios de los esquemas emocionales. Algunos son idiosincrásicos y otros más
generales; algunos son transitorios y otros más duraderos; algunos son
simples y otros más complejos, y estos procesos también requieren atención

en terapia. ·•

CAMBIANDO LOS ESQUEMAS EMOCIONALES

Desde nuestra observación, varios factores generales están implicados


en ayudar a las personas a cambiar sus esquemas emocionales, que inheren-
temente están orientados hacia el desarrollo por la diferenciación e integra-
ción. En primer lugar, la seguridad interpersonal de la relación terapéutica
es lo que conduce a una reducción general de la ansiedad interpersonal. Esto,
a su vez, incrementa la capacidad de procesamiento y permite que los es-
quemas conscientes cambien. Los esquemas conscientes, según Pascual-
Leone (1987, 1990a, 1990b, 1991), se forman al llamar la atención simultá-
neamente sobre varias facetas de la información y traerlas a la conciencia
para su simbolización y síntesis en una nueva estructura. En terapia, al
reducir la ansiedad interpersonal por medio del aprecio empático, la perso-
na tiene más recursos atencionales disponibles con los que observar en su
interior nuevas facetas de la experiencia. Con el incremento de la capacidad
disponible para atender a la experiencia de sí misma, la persona ahora es
capaz de atender y procesar más experiencia interna y, de este modo,
expandir o cambiar sus puntos de vista.
En segundo lugar, dirigir el foco atencional hacia los rasgos reales de la
experiencia le ofrece al cliente la oportunidad de atender a nueva informa-
ción disponible, pero que no se incluía en su reconstrucción narrada de su
experiencia. El centrar la atención para establecer contacto con la informa-
ción de un modo vivencia! genera nueva experiencia que es más probable
que cambie los esquemas emocionales existentes. La experiencia directa
ofrece la fuente más grande y válida de información que cambia las expec-
tativas. Además, cambiar al foco de atención cambia siempre tanto el objeto
de atención como la autoorganización de la persona que atiende. Esto
automáticamente produce algún cambio en la experiencia de la persona de
estar en el mundo.
DISFUNOÓN 123

En tercer lugar, la estimulación y la evocación en terapia de la memoria


<'mocional esquemática y de la memoria episódica ofrecen nueva informa-
ción a simbolizar. La implicación de la memoria cinestésica, motora y no
verbal constituye un aspecto importante de esta estimulación de esquemas
r:1citos. La experiencia real de la emoción de un cliente en la terapia indica
que el esquema emocional ha sido activado y está actualmente operando.
Esto hace que la información tácita que guía la experiencia y la conducta
esté más disponible a la conciencia y también que el esquema mismo sea
más permeable a la entrada de nueva información y a la reorganización.
En cuarto lugar, animar a las personas a que contacten directamente con
aquello que les provoca ansiedad y que previamente evitaban también
conduce a que nueva experiencia sea admitida en la conciencia. Las personas
necesitan contactar vivencialmente con informaci6n nueva y disconfirma-
dora para tener realmente una experiencia de la cual aprender.
En quinto lugar, una terapia activa orientada vivencialmente establece
una situación terapéutica diseñada para probar o experimentar con hacer
ciertas cosas, tales como expresar activamente lo que se siente. Esto genera
nueva experiencia. La novedad proviene tanto de la nueva experiencia
generada por la actuación que uno ha realizado, por ejemplo, hablarle a un
progenitor fallecido, como de la toma de conciencia de las formas en que
uno se previene o impide la propia experiencia. Una terapia que suponga
actuaciones provoca nueva experiencia por la actuación misma y promueve
la conciencia de las interrupciones de la experiencia.
En sexto lugar, la nueva experiencia también se genera por la interacción
aquí y ahora con el terapeuta en un diálogo yo-tú (Buber, 1958). Nuevas
experiencias interpersonales se dan en terapia y son relevantes y pueden
afectar a las estructuras nucleares.
En terapia los nuevos esquemas también se crean al sintetizar elementos
de los esquemas existentes y al crear nuevo significado consciente. La terapia
supone la producción de nuevo significado e implica no sólo el cambio de
esquemas sino también la creación de esquemas. La nueva síntesis creada en
la terapia se representa por un nuevo esquema. Pascual-Leone (1980, 1987,
1991; Pascual-Leone y Goodman, 1979; Pascual-Leone y Johnson, 1991) ha
descrito la síntesis dinámica implicada en la producción de actuaciones
verdaderamente novedosas. Sugiere que al menos la participación de cuatro
factores están implicados en la creación de un nuevo esquema. Éstos son:
a) el control ejecutivo deliberado o la planificación de implicarse en alguna
operación cognitiva, b) la habilidad de la persona para «fomentar» atencio-
nalmente o activar los esquemas relevantes, e) la habilidad de la persona
para inhibir o interrumpir la activación de esquemas irrelevantes que
interfieran, y d) la capacidad de producir clausura en la conciencia en un
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124 TEORÍA: EMOCIÓN Y COGNICIÓN EN EL CAMBIO

único todo integrado a partir del conjunto activado de esquemas. En terapia,


esto supone llamar la atenci6n sobre rasgos particulares de la experiencia,
concentrarla en ellos para activar los esquemas relevantes, inhibir los
esquemas irrelevantes que pueden interferir con la vivencia del significado
emocional relevante (por ejemplo, los esquemas de la autoimagen), e
integrar los elementos en la conciencia de un nuevo significado. La emoci6n,
debido a su naturaleza implicativa holística, también resulta importante en
la creaci6n de nuevos esquemas que se construyen no s6lo al sintetizar
nuevos «bits» de informaci6n, sino también al integrar las cualidades
afectivas de la experiencia.
En terapia, se crea un ambiente 6ptimo para aumentar la asignaci6n
atencional y para activar los esquemas emocionales, de manera que la
persona pueda experimentar, explorar y reexperimentar de nuevo las
situaciones problemáticas. La terapia, de hecho, es un proceso de ayudar al
cliente a atender a su experiencia interior de una nueva forma que le ayude
a reorganizar su visi6n de sí mismo y de la situaci6n, y ofrece un ambiente
6ptimo poco amenazante para hacerlo. El proceso de generar y construir
nueva experiencia y significado en la experiencia revivida de la terapia
también es importante.
En resumen, la combinación de seguridad y facilitación del proceso
conduce a un cambio en la manera de procesar en el cliente de la terapia.
Esto incluye la ampliación de la localización de la atenci6n y la estructura-
ción perceptiva, la facilitaci6n de la reorganización de la memoria y la
construcci6n de significado y ofrecer nueva experiencia emocional y rela-
cional. El cambio esquemático se da al llevar los módulos esquemáticos a
la conciencia. Esto los hace accesibles a nueva informaci6n y reorganiza-
ción, los expone a nueva experiencia, y fomenta la conciencia de los clientes
de cómo sus propias estructuras esquemáticas guían sus puntos de vista,
ayudándoles así a obtener control sobre sus propios constructos.
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TERCERA PARTE

EL MANUAL: PRINCIPIOS BÁSICOS


E INTERVENCIONES GUIADAS POR LA TAREA
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PRIMERA SECCIÓN

MANUAL DE TRATAMIENTO: EL ENFOQUE GENERAL

En esta sección del libro pasamos de la elaboración teórica a una


descripción de la práctica de lo que cliente y terapeuta hacen, de hecho, al
utilizar un enfoque vivencia! y procesual para facilitar el cambio emocional.
En nuestra exposición, subrayamos las tareas y las técnicas terapéuticas
específicas (parte tercera, sección 2). Sin embargo, consideramos que es
especialmente importante que se le dé prioridad a la relación terapéutica
sobre cualquier clase de «tecnología vivencia! para la facilitación emocio-
nal». Por tanto, es importante que el terapeuta absorba primero los princi-
pios terapéuticos subyacentes y, después, las habilidades específicas para
implantar las intenciones y modos de respuesta vivenciales y procesuales
fpndamentales, que subyacen al enfoque general y a las tareas específicas.
Estos son los temas de los dos capítulos siguientes, que comprenden la
sección 1 de la sección de Manual de tratamiento de este libro.
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CAPÍTULO VI

PRINCIPIOS DE TRATAMIENTO
PARA UN ENFOQUE VIVENCIAL Y PROCESUAL

En este capítulo introducimos seis principios básicos de tratamiento que


guían el enfoque vivencia! y procesual en terapia. Estos principios ofrecen
un puente entre la parte te6rica y práctica de este libro. Nuestra opini6n es
que los terapeutas que aprenden este enfoque necesitan primero compren-
der y absorber estos principios guía, antes de intentar llevar a cabo los
procedimientos de tareas específicas con los clientes.
Para nuestros prop6sitos aquí, hemos encontrado Útil distinguir seis
principios fundamentales, organizados bajo dos principios de orden supe-
rior: ofrecer una relaci6n terapéutica y facilitar el trabajo terapéutico. Estos
principios se muestran en la tabla 6-1.
Los dos principios de orden superior, ofrecer una relaci6n terapéutica
y facilitar el trabajo terapéutico, representan los dos procesos generales de
cambio que operan en terapia. Como se señal6 en el capÍtulo 2, estos
principios de orden superior definen las dos fuentes principales de la acci6n
terapéutica en este enfoque. Éstas son: la relaci6n terapéutica, que incluye
la empatía y el aprecio auténticos, y el trabajo terapéutico, que incluye la
direcci6n del proceso para facilitar el procesamiento vivencia! 6ptimo
(frente al procesamiento puramente conceptual). Ambos, los principios de
relaci6n y de la tarea, definen una tensi6n o equilibrio esencialmente
.
creativos en terapia.
.
Sin embargo, en nuestra opini6n, los principios de la relaci6n son
esenciales y hay que darles prioridad 16gica y temporal sobre los principios
de la tarea.
Además, como describíamos en el capítulo 2, la relaci6n terapéutica
produce cambio en el cliente de dos maneras: primero, a través del apren-
dizaje interpersonal (por ejemplo, no confirmando la expectativa negativa
de que la confianza va seguida de traici6n); y, segundo, indirectamente a
través del establecimiento de las condiciones de trabajo seguras, necesarias
para llevar a cabo las distintas tareas terapéuticas (por ejemplo, ayudando
al cliente a sentirse suficientemente seguro para expresar el alcance del daño
previamente reprimido) (Greenberg, 1983; Rice, 1983). Esto es, vemos la
empatía como una relaci6n no crítica que proporciona las condiciones
6ptimas para el procesamiento vivencia! y el acceso a los esquemas emocio-
nales subyacentes. Específicamente, la ausencia de crÍtica reduce la ansied,1d
, .... - ...... ~·-··

130 MANUAL DE TRATAMIENTO: EL ENFOQUE GENERAL

TABLA 6-1. Principios de tratamiento en un enfoque procesual y vivencia!.

A. Principios de la relación: facilitar una relación terapéutica.


1. Armonía empática: contactar y estar armonizado empáticamente con el marco
de referencia interno del cliente.
2. Vínculo terapéutico: comunicar empatía en una relación auténtica de aprecio.
3. Colaboración en la tarea: facilitar la implicación mutua en las metas y tareas de
la terapia.
B. Principios de la tarea: facilitar el trabajo terapéutico sobre tareas terapéuticas
específicas. .
4. Procesamiento vivencia!: facilitar los procesos Óptimos y diferenciales delJ. cliente.
5. Crecimiento/ elección: fomentar el crecimiento y la autodeterminación del
cliente.
6. Conclusión de la tarea: facilitar la conclusión de las tareas terapéuticas específicas.

Nota. Existe una tensión o equilibrio creador entre los principios de tratamiento, que requieren la
adaptación a los clientes y a las situaciones específicas en cada sesión.

interpersonal y, de este modo, incrementa la capacidad del cliente para


afrontar el dolor y la ansiedad intrapersonales, mientras que la empatÍa del
terapeuta le ayuda a centrar su atención en la experiencia interna.
Nuestra posición respecto a la vieja cuestión del papel de la empatía, el
aprecio y la autenticidad del terapeuta para facilitar el cambio en el cliente
se puede enunciar con brevedad. Creemos que la relación terapéutica es
siempre necesaria (para proporcionar las bases para el trabajo terapéutico),
por lo general suficiente a largo plazo (por ejemplo, curativa en sí misma),
pero no siempre eficiente (por ejemplo, puede ser ampliada por medio de
intervenciones centradas en la tarea) (A. Bohart, comunicación personal,
20 de abril de 1992; véase Patterson, 1990).

PRINCIPIOS DE LA RELACIÓN, FACILITAR UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA

Los principios de la relación proporcionan un modelo del tipo de


relación terapéutica que se considera inherentemente curativa en este
enfoque. Esta relación posee tres características: armonía empática con la
experiencia inmediata del cliente, un vínculo genuino de aprecio y acepta-
ción del cliente y la colaboración del cliente en el tratamiento. La primera
de ellas subraya el proceso del terapeuta para sintonizar y tomar contacto
con el cliente, la segunda enfatiza la importancia de comunicárselo al cliente
y la tercera acentúa cómo se construye sobre esta base un compromiso
mutuo con el trabajo terapéutico.
·~· '

PRINOPIOS PARA UN ENFOQUE VIVENCIAL Y PROCESUAL 131

Principio 1. Armonía empática: contactar y ser armónicamente


empático con el marco de referencia interno del cliente
Comenzamos con la armonía empática porque la consideramos la base
de todo lo que sigue. Específicamente, los otros dos principios de la relación
se construyen sobre la armonía empática. La armonía empática es también
necesaria para llevar a cabo el trabajo terapéutico, especialmente para
facilitar el acceso a los esquemas emocionales subyacentes y al procesamien-
1o vivencia! Óptimo, momento a momento, de los clientes.
Nuestro principio de armonía empática procede directamente de la
1radición terapéutica centrada en el cliente. Nuestro concepto es sinónimo
de lo que Rogers (1957,1975) llamaba comprensión precisa y de lo que
Barrett-Lennard (1981, 1988) llama resonancia empática y de lo que Gendlin
(1968) llama escucha vivencia!. El terapeuta intenta continuamente tomar
contacto y mantener una comprensión auténtica de la experiencia interna
o marco de referencia del cliente. Como Rogers (1959) ha dicho: « .•. ser
cmpático es percibir el marco de referencia interno del otro con exactitud
y con los componentes emocionales y de significado ... como si uno fuera la
persona, pero sin perder jamás la condición de "como si"». La relación
terapéutica comienza con el intento del terapeuta de entrar en el marco de
referencia del cliente, continúa a medida que el terapeuta intenta seguir muy
de cerca los «pasos• del cliente, «siguiendo la pista» de lo que es más
importante para éste a medida que evoluciona a lo largo de la sesión.
Hay que señalar que aquí nos centramos deliberadamente en la armonía
empática del terapeuta, no en la comunicación de esa empatía al cliente (ese
aspecto se trata más adelante, bajo el principio 2). Deseamos subrayar que
el tema esencial aquí es la posición ventajosa que ocupa el terapeuta. El
terapeuta entra en el marco de referencia del cliente, intenta ver el mundo
desde la perspectiva subjetiva de éste, escucha desde el interior como si fuera
el cliente y sigue la pista de su experiencia subjetiva, momento a momento,
a medida que se va desarrollando. Esto es diferente a ocupar una posición
ventajosa de experto o una posición externa realista. No se toma el mensaje
del cliente como algo a evaluar según su verdad, pertinencia o psicopatolo-
gía, como ocurre con frecuencia en los modelos de interpretación de
patrones, de impulsos o de defensas, o de reto de las creencias irracionales.
Desde el punto de vista del terapeuta, la armonía empática es una
experiencia inconfundible, pero difícil de describir. Se puede decir que esta
experiencia interior se da en el siguiente orden (véase Vanaerschot, 1970).
En primer lugar, el terapeuta renuncia o pone a un lado sus ideas o
formulaciones, concebidas previamente, sobre el cliente. En segundo lugar,
entra activamente y toma contacto con el mundo de éste. Tercero, el
terapeuta armoniza con la experiencia del cliente, experimentándola por sí
132 MANUAL DE TRATAMIENTO, EL ENFOQUE GENERAL

mismo. Cuarto, el terapeuta «atrapa» lo que es más esenc,ial, intenso o


conmovedor para el cliente. '
En la armonía empática se intenta responder a la percepción de la
realidad del cliente en ese momento, frente a la propia opinión «objetiva»
o externa de lo que es real. En vez de estar de acuerdo o en desacuerdo, el
terapeuta trata simplemente de sentir la experiencia del cliente. Recibe y
«saborea» las intenciones, sentimientos y percepciones del cliente, desarro-
llando una sensación de cómo es «ser el cliente» en ese momento. Al mismo
tiempo, conserva un sentido de sí mismo, frente a sentirse abrumado o
«fusionado» con la experiencia del diente.
Al poner en práctica el principio de armonía empática, el terapeuta se
armoniza con la experiencia del diente, tomando contacto, en primer lugar,
con la experiencia interna del cliente (entrada empática), luego, centrándose
en lo que es más intenso y, después, siguiendo la pista del desarrollo de la
experiencia del cliente, momento a momento.
Primero, para conseguir esto, el terapeuta comienza cada sesión o tema
entrando empáticamente en el marco de referencia interno del otro. Cuando
empieza una sesión o un nuevo tema, el terapeuta intenta limpiar su mente
de preocupaciones o diagnósticos externos, esperando en un estado de
apertura expectante (renunciando a las ideas preconcebidas) para ver lo que
el cliente trae a la sesión. Con frecuencia, es útil para el terapeuta permitirse
unos minutos de «tiempo de silencio» antes de entrar en la sesión para
fomentar la preparación para esa apertura. El terapeuta puede comenzar
centrándose en la experiencia del cliente, utilizando preguntas tales como:
«¿Sobre qué te gustaría centrarte o hablar?» o «¿Dónde te gustaría comen-
zar?».
Cuando el cliente comienza a hablar, el terapeuta mantiene esta actitud
de apertura, mientras intenta entrar en el mundo del cliente y armonizarse
con los sentimientos de éste. En el mismo sentido, cuando el cliente
introduce un nuevo tema, el terapeuta intenta vaciarse de lo anterior para
lo que vendrá a continuación. Intenta absorber cualquier cosa que el cliente
esté comunicando en cualquier canal, ya que esto fomenta la entrada en el
marco de referencia interno de éste. Por ejemplo, la entrada empática se
facilita en gran medida si se está armonizado con la experiencia no verbal
del cliente.
Segundo, la armonía empática implica seguir la pista de la experiencia
del cliente, momento a momento. La experiencia del cliente se desarrolla
y cambia de un momento a otro a lo largo de una sesión terapéutica,
requiriendo del terapeuta que escuche atentamente y responda a estos
pequeños cambios. Por ejemplo, el terapeuta puede seguir la experiencia del
cliente a medida que éste se mueve desde los recuerdos de rebeldía adoles-
·•·.·

PRINCIPIOS PARA UN ENFOQUE VIVENCIAL Y PROCESUAL 133

cente, al miedo al rechazo del padre, a la desilusi6n y frustraci6n consigo


mismo en un momento dado de la sesi6n.
Por último, el terapeuta atiende a lo que, en ese momento, está más vivo
o es más intenso para el cliente. Tiene que seleccionar a qué atender, ya que
lo que los clientes experimentan y lo que dicen acerca de su experiencia es
complejo y continuamente cambiante. Característicamente, este proceso
lle «selección empática» supone armonizar más fuertemente con las partes
del mensaje que parecen vivas o importantes para el cliente, normalmente,
sentimientos, los «límites» de la experiencia y los significados idiosincrási-
cos. Sin embargo, como tratamos más adelante, lo que se selecciona varía
de acuerdo con el tipo de trabajo que se lleve a cabo, por tanto, se trata de
una habilidad difícil de dominar. De todas maneras, el tipo de «línea base»
del terapeuta en el contacto empático va hacia lo que sea más importante,
vivo, poderoso, acentuado o conmovedor para el cliente de un modo
inmediato.

Principio 2. Vínculo terapéutico: comunicar empatía


en una relaci6n auténtica de aprecio
Nuestro segundo principio de tratamiento, el vínculo terapéutico, sigue
a Rogers (1957, 1959, 1961, 1975) en la idea que es de vital importancia para
el terapeuta alentar la relaci6n terapéutica, comunicando al cliente empatía
auténticamente fundamentada y consideraci6n positiva.
Durante el transcurso de la terapia, él terapeuta comunica al cliente la
armonía empática descrita anteriormente, así como la aceptaci6n, tolerancia
y apertura genuinas no intrusivas y, sobre todo, el aprecio o valoraci6n del
cliente y de su experiencia interna. Cuando éste «recibe» (véase Barrett-Len-
nard, 1962, 1986) esta actitud, comienza a interiorizarla reemplazando
gradualmente las condiciones de valía (Rogers, 1959) y autocrftica hostil
(Greenberg, Elliott y Foerster, 1991) por la aceptaci6n y el apoyo de sí
mismo. Así, la relaci6n terapéutica es un elemento curativo clave en un
enfoque vivencia! y procesual, cuya consistencia proporciona las bases para
trabajar en las tareas terapéuticas. Siguiendo esto, el terapeuta responde
desde una actitud interna caracterizada por la empatía y la aceptaci6n/ apre-
cio, ambas genuinamente cimentadas en la experiencia y las creencias del
terapeuta.

Empatía
Además de estar armonizado empáticamente con el cliente (principio 1),
el terapeuta comunica esta comprensi6n al cliente y siempre intenta fomen-
tar una relaci6n en la que éste se sienta profundamente comprendido. El
terapeuta lo hace comunicando regularmente al cliente su comprensi6n de
.
".

134 MANUAL DE TRATAMIENTO' EL ENFOQUE GENERAL

lo que éste está experimentando. La comprensión precisa¡ del terapeuta


supone aceptación y la «presencia» del terapeuta o su i'mplicación se
confirma a través de la empatía comunicada. De hecho, los clientes experi-
mentan la empatía comunicada por el terapeuta como un mensaje de la
relación de apoyo que indica que el terapeuta está «de mi lado» (véase Elliott,
1985).
Además de la respuesta de reflejo tradicional, los terapeutas utilizan una
amplia gama de respuestas para comunicar empatía. Éstas incluyen «canales
de retorno» (asentir con la cabeza, «ajá, ajá», «SÍ») y emparejar o devolver
expresiones faciales no verbales apropiadas; hacer preguntas en el momento
justo; e incluso revelaciones diplomáticas de falta de comprensión (por
ejemplo, «realmente no cogí esa última parte, dijiste algo acerca de que no
te habían valorado ... »). De hecho, a menudo los clientes quedan bastante
satisfechos simplemente con la sensación de que su terapeuta está intentando
comprender, y perciben muchos reflejos imprecisos como empáticos debi-
do a su intento.

El aprecio
Si realmente se capta la sensación de lo que es «ser la otra persona», la
aceptación y la acogida casi siempre vienen automáticamente. El terapeuta
experimenta y comunica cordialidad y aceptación incondicional hacia el
cliente. Se comunica una impresión positiva del cliente como persona
valiosa, cuya valía no depende de la realización de ciertas conductas o de
tener unos sentimientos particulares. El término aprecio (frente a evalua-
ción) (Butler, 1952) parece el más adecuado para esta posición. El terapeuta
aprecia al cliente valorándolo y honrándolo tal como es ahora porque es
un ser humano, no simplemente porque sea divertido, trabajador o sienta
dolor. Cada persona es única e interesante, es alguien en cuyo mundo se
tiene el privilegio de entrar durante un tiempo.
De este modo, además de ser empático, es también esencial que el
terapeuta fomente el vínculo terapéutico desarrollando y comunicando una
sensación de afecto y respeto hacia el cliente. Distinguimos dos aspectos
subordinados en esta actitud: aceptación (incondicionalidad o consistencia)
y afecto (véase Barrett-Lennard, 1962).
Aceptación se refiere a la «línea base» de una actitud de interés, congruen-
te, auténtica y no crítica, y a la tolerancia hacia todos los aspectos del cliente
(Rogers, 1957, 1959). En otras palabras, el aprecio no es contingente a que
se sea un buen cliente. Aceptar al cliente incondicionalmente requiere un
acto de «renunciar» no sólo a las preconcepciones y expectativas respecto
a él, sino también a los valores, preferencias y patrones personales del
terapeuta («condiciones de valía», Rogers, 1959). Mientras que una persona
PRINCIPIOS PARA UN ENFOQUE VIVENCIAL Y PROCESUAL 135

<'ll otras situaciones o relaciones puede «precipitarse al juicio crítico», el


1l'rapeuta en esta situación espera con una actitud genuina de interés, sin
ningún tipo de impulso por evaluar. Por ejemplo, el terapeuta acepta el
rl'celo del cliente a implicarse en la exploración de un área particular, su ira,
o su desencanto con el terapeuta.
El acto interno de aceptación consistente por parte del terapeuta se
facilita si se cree que los clientes, como todas las personas, están intrínseca-
mente motivados hacia el afrontamiento, el dominio o el crecimiento. La
.iceptación incondicional es más fácil si se tiene «confianza incondicional»
l'n el potencial humano para la autocomprensión y el cambio (Harman,
1990).
El segundo aspecto del aprecio, la calidez, es un estado más fuerte y
;1ctivo, que el terapeuta puede experimentar, a veces, en terapia. En deter-
minados momentos, el terapeuta experimenta una sensación activa e inme-
diata de cariño, aprecio, de sentirse privilegiado y de valorar al cliente en
un momento dado. La calidez también supone desear lo mejor para el
cliente, o valorarlo, o desearle lo mejor, pero sin sentirse responsable de
.fijar» cómo es el cliente.
Es importante señalar que el aprecio no es lo mismo que ofrecer
promesas tranquilizadoras, aunque puede tener ese efecto en el cliente. El
aprecio rara vez se expresa directamente con palabras, pero puede, no
(>hstante, ser un sentimiento omnipresente en una buena relación vivencial
y procesual. Llega indirectamente y de forma no verbal a través de la voz
(Rice & Kerr, 1986), la manera de estar y, quizás lo más importante, la
consistencia. También pueden ser apropiadas breves reacciones comparti-
das de entusiasmo y cariño; sin embargo, el terapeuta, por lo general, se
abstiene de dar promesas tranquilizadoras directas, ya que éstas se sitúan
fuera de la experiencia del cliente y pueden alzar al terapeuta a la posición
de juez, experto o cuidador, violando la autonomía del cliente.

La autenticidad
Si la empatía y el aprecio comunicados por el terapeuta no se basan en
la comprensión y la preocupación auténtica por el cliente, es muy probable
que sean vistos como falsos y puedan producir desconfianza en el cliente.
Así, el aspecto final del principio del vínculo terapéutico es la autenticidad,
expresada en la idea de que el terapeuta sea apropiadamente congruente,
Íntegro, abierto, «real» o auténtico en la relación. En la literatura se ha
descrito esto también como apertura o congruencia (Rogers, 1961), trans-
parencia Gourard, 1971; Lietaer, 1992), autenticidad (Lietaer, 1991; Trilling,
1972), y el «yo-tÚ» (Buber, 1958). La autenticidad también está relacionada,
' pero no es sinónimo, con las respuestas del terapeuta cuya subtarea es
1

l
136 MANUAL DE IBA T AMIENTO: EL ENFOQUE GENERAL

establecer contacto personal con el cliente (por ejemplo, la autorrevelaci6n).


Seguiremos a Lietaer (en imprenta) en la distinci6n entre dos aspectos de la
autenticidad: la congruencia y la transparencia.
Es importante tener en cuenta que la autenticidad por sí misma no puede
ser «representada». En primer lugar y más importante, la autenticidad
consiste en lo que Rogers (1959) denomina congruencia, esto es, la autocon-
ciencia del terapeuta, su entereza o su integridad (frente a estar reñido con
uno mismo). Esto significa que se está en contacto y se simbolizan con
precisi6n las propias experiencias durante la hora de terapia y, de este modo,
puede interactuar con el cliente desde una base de autoconciencia. La
transparencia es un segundo aspecto, externo, de la autenticidad, que com-
plementa a la congruencia Gourard, 1971; Lietaer, 1991). El terapeuta
transparente está apropiadamente abierto o presente en la relación (frente a
cerrado o reservado). Esto es, responde al cliente tan abierta y espontánea-
mente como sea apropiado o terapéutico.
De acuerdo con esto, la relaci6n terapéutica se concibe como una
relación real y humana en la que el terapeuta evita desempeñar roles o
esconderse detrás del «rol de experto•. Semejante relación auténtica entre
cliente y terapeuta puede, a veces, ser experimentada como «arriesgada» por
ambas partes. Sin embargo, el terapeuta modela y alienta con autenticidad
la apertura y la aceptaci6n del riesgo del cliente y le ayuda a acabar con la
sensación de aislamiento.
La condici6n de autenticidad tiene un impacto directo en sí misma, pero,
en un sentido muy real, hace que las otras dos condiciones sean efectivas. Sin
la autenticidad, la empatía y el aprecio comunicados se percibirían como
manipulaciones falsas o incluso peligrosas. Al mismo tiempo, en aquellas
ocasiones en que se expresa la autenticidad (en forma de transparencia),
siempre se ofrece en el contexto de armonía empática y aprecio del cliente.
Por otro lado, a menudo se asume de forma errónea que el concepto de
autenticidad significa arrojar cualquier cosa que está en la mente, a menudo
de forma inapropiada, cargando al cliente con tener que ocuparse de las
reacciones del terapeuta. Así, no estamos recomendando la apertura impul-
siva del terapeuta, ni «la autorrevelación ilícita» (Goodman & Esterley,
1990), sino que estamos sugiriendo autenticidad facilitadora. Ésta es una
forma de disciplinada espontaneidad, basada en la autoconciencia precisa del
terapeuta de sus más profundos niveles de experiencia y compartida de
manera facilitadora en momentos terapéuticamente oportunos.
Por ejemplo, al encontrar en su interior una creciente sensaci6n de
crítica o irritaci6n hacia la «actitud controladora• del cliente, el terapeuta
no debería revelar impulsivamente estas percepciones o sentimientos. En
la mayoría de los casos, no sería terapéutico revelar esta irritaci6n. Es más,
..

PRINCIPIOS PARA UN ENFOQUE VIVENCIAL Y PROCESUAL 137

t;1les sentimientos son casi siempre secundarios frente a sentimientos más


primarios como el desamparo, es decir, no son congruentes internamente.
Por lo tanto, generalmente es más provechoso para el terapeuta dirigir, de
forma disciplinada, la atención interior hacia estos sentimientos (a veces
«ntre sesiones) con el pr9pósito de descubrir los sentimientos subyacentes
( véase Gendlin, 1967). Estos se podrían expresar con transparencia como:
T: Sabes, mientras continuamos, a veces siento que me gustaría encontrar
una manera de ser más Útil para ti, pero a menudo me siento incapaz
de hacerlo, siento que no puedo hacer nada para llegar hasta ti. Me temo
que no te estoy ayudando a explorar más profundamente y me pregunto
'
como .
te sientes.
Aunque la transparencia, el estado comunicado de autenticidad o con-
~ruencia interna, viene típicamente dada por la conducta del terapeuta,
también puede ser comunicada directamente a través de la revelación del
terapeuta, según lo dicho anteriormente. Vale la pena enfatizar que conocer
la propia experiencia esencial y comunicarla al cliente de un modo no
manipulativo requiere disciplina y entrenamiento.
Por último, en tratamientos más complejos, principalmente con perso-
nas con trastornos de personalidad, la relación auténtica se convierte en algo
fundamental. La terapia tiene lugar en el trabajo relacional con las decep-
ciones, la rabia y el dolor del cliente, y en la conciencia constante del
terapeuta de sus sentimientos en la interacción terapéutica. El terapeuta
tiene que ser consciente de cómo le afecta lo que hace el cliente y usarlo
para ayudarle a entender qué está ocurriendo. Además, los terapeutas tienen
que saber cuándo han alcanzado sus propios límites personales y tienen que
ser capaces de comunicar auténticamente estos límites a sus clientes. El
cliente crece al encontrarse con otro ser humano real que se preocupa por
él y que es capaz de estar auténticamente presente.

Principio 3. Colaboración en las tareas: facilitar la implicación


mutua en los objetivos y tareas de la terapia
Siguiendo a Bordin (1979) distinguimos entre vínculo, tarea y objetivo,
aspectos de la relación o alianza terapéutica. Hemos descrito cómo fomenta
el terapeuta un vínculo emocional con el cliente a través de la empatía, el
aprecio y la autenticidad experimentada y comunicada. Sin embargo, una
relación terapéutica efectiva también supone compromiso e implicación de
cliente y terapeuta en los objetivos inmediatos y a largo plazo del tratamien-
to (aspecto de objetivo). Esto implica compromiso con las actividades
terapéuticas específicas llevadas a cabo en las sesiones para realizar estos
objetivos (aspecto de tarea). En esta sección, adoptamos la posición de que

l
'' .,, . " .. ,., .,.
r

138 MANUAL DE TRATAMIENTO: EL ENFOQUE GENERAL

es muy imponante para el terapeuta fomentar los asp~ctos de la relaci6n,


Íl).timamente ligados, tarea y objetivo (aquí combinados bajo el título de
colaboraci6n en la tarea).

Acuerdo en los objetivos


En primer lugar, el terapeuta tiene que establecer un acuerdo sobre los
objetivos generales del tratamiento, aquellos problemas sobre los que el
cliente desea trabajar en la terapia. En este enfoque, el terapeuta trabaja para
comprender la visi6n del cliente de sus objetivos y problemas y acepta los
objetivos del cliente, en lugar de imponerle los suyos.
De este modo, para evitar malentendidos y dar mayor claridad, es
imponante que el terapeuta primero explore y comunique que comprende
los objetivos del cliente. A continuaci6n, acuerda implícita o explícitamente
trabajar con el cliente sobre los problemas presentados; éstos pueden ser
problemas específicos tales como tratar con una falta de resoluci6n o una
decisión sobre una relación, u objetivos generales, tales como sentirse mejor,
estar menos deprimido u obtener una sensación de mayor control de su vida.
A medida que el tratamiento prosigue, el cliente normalmente perfec-
cionará y desarrollará un objetivo panicular, lo que requiere que el terapeuta
esté armonizado con esta evolución natural. El objetivo sobre el que cliente
y terapeuta están trabajando tiene que ajustarse, en todo momento, al estado
actual del cliente o, en caso contrario, el tratamiento fracasará. La panicipa-
ci6n activa del cliente en el tratamiento es el sine qua non del éxito; compren-
der correctamente los objetivos y tareas propuestas por el cliente para ayudar
a la realizaci6n de las mismas es un factor primordial para saber si el
tratamiento tendrá éxito (Bordin, 1979; Horvath & Greenberg, 1986, 1989).

Acuerdo en la tarea global


Debido a que el tratamiento se basa en la tarea global o general de
experimentar y explorar los sentimientos, la terapia s6lo tendrá éxito si los
clientes, al menos provisionalmente, aceptan estas tareas. Aunque estas
tareas sean lo suficientemente generales como para que se llegue a un
acuerdo con la mayoría de clientes, en la práctica, un grupo reducido las
encuentran inaceptables. Esto normalmente ocurre porque se encuentran
a sí mismos incapaces y necesitados de que una autoridad enérgica les guíe
para proporcionarles consejos, autocomprensi6n y apoyo, o porque buscan
intervenciones conductuales específicas.

A cuerdo en la tarea específica


Para que los clientes puedan trabajar en las tareas terapéuticas específicas
ambos deben estar dispuestos y ser capaces de llevar a cabo las distintas
. -·· . " ... ,, ~. . . , -· ·~ .. -

PRINOPIOS PARA UN ENFOQUE VIVENCIAL Y PROCESUAL 139

formas de actividad terapéutica o «modos de implicaci6n», tales como


atender y expresar activamente. Por ejemplo, para realizar la tarea terapéu-
tica de resolver una «escisi6n» o conflicto interno, el cliente necesita impli-
carse en la actividad de la tarea de expresar enérgicamente distintos aspectos
parciales del sí mismo. De este modo, el terapeuta informa al cliente de los
trabajos y tareas específicas propuestos para fomentar la colaboraci6n y el
acuerdo de los clientes para implicarse en ellos.
La armonía terapéutica y el vínculo terapéutico contribuyen en gran
medida al establecimiento de las «condiciones de seguridad» que necesitan
los clientes para estar dispuestos a intentar actividades terapéuticas nuevas
e inusuales. Además, debe proporcionarse informaci6n orientadora cuando
sea apropiado o necesario, cuando surjan problemas, ambigüedades o
preguntas durante el curso de la terapia. El terapeuta comparte la informa-
ci6n, cuando es necesario, sobre el argumento o fundamento de actividades
o tareas terapéuticas específicas (por ejemplo, hablarle a una «silla vacía»),
discutiendo y negociando acuerdos en una tarea cuando sea requerido.

Tono colaborador y capacidades del cliente para la tarea


Se necesitan ciertos factores adicionales a los de la relaci6n, relativos a
la tarea, para motivar y capacitar a los clientes para que se impliquen en las
actividades de la terapia. Generalmente, el terapeuta cree en la igualdad de
terapeuta y cliente en la cocreaci6n de la relaci6n terapéutica y actúa de
acuerdo con esta actitud, ayudando a crear una atm6sfera igualitaria y de
colaboraci6n. Típicamente, esta actitud se comunica al usar un estilo
colaborador y no impositivo y al evitar una conducta excesivamente
definitiva o «experta». Esto se produce por la voluntad de considerar
alternativas, de admitir errores o malentendidos y negociar desacuerdos.
Todo esto se hace para fomentar una alianza de coexploraci6n en la cual
ambos participantes trabajan juntos para explorar y promover la reorgani-
zaci6n de la experiencia del cliente. La participaci6n activa del cliente es
esencial.
Además, el terapeuta algunas veces necesita ayudar al cliente a desarro-
llar capacidades de tareas específicas. Como se señal6 en el capitulo 3,
muchos individuos tienen dificultades en c6mo procesan su propia expe-
riencia, particularmente sus sentimientos. Como resultado, algunos clientes
que comienzan el tratamiento serán incapaces de llevar a cabo ciertas
actividades terapéuticas, incluso aunque quieran hacerlo. Por ejemplo,
algunos clientes puede que no sepan que los sentimientos poco claros
pueden clarificarse atendiendo a la sensaci6n sentida internamente, y para
otros expresar conflictos como discusiones entre aspectos de uno mismo
puede ser demasiado embarazoso o provocar ansiedad.
•'.

140 MANUAL DE TRATAM!ENTO, EL ENFOQUE GENERAL

En resumen, los tres principios de relaci6n (a~mdnía empática, vínculo


terapéutico y colaboraci6n en la tarea) proporcionan un modelo de la
relaci6n 6ptima cliente-terapeuta en un enfoque vivencia! y procesual. El
terapeuta comienza por armonizarse con la experiencia inmediata del
cliente, siendo consciente y comunicando una actitud de empatía, acepta-
ci6n, afecto, congruencia y transparencia, actitud que, en sí misma, fomenta
el desarrollo de un vínculo emocional positivo. Para algunos clientes esto
puede ser todo lo que se necesita para producir un beneficio terapéutico.
Más allá de esto, el terapeuta discute también el fundamento del tratamiento
en la medida en que sea necesario y negocia con el cliente para ayudarle a
implicarse en las tareas globales y específicas del tratamiento.

PRINCIPIOS DE LA TAREA•
FACILITAR EL TRABAJO SOBRE TAREAS TERAPÉUTICAS ESPECÍFICAS

Los tres principios de la relaci6n expuestos anteriormente describen el


tipo de relaci6n terapéutica ofrecida en este enfoque. Ahora volvemos a los
tres principios que gobiernan específicamente la búsqueda de las tareas,
teniendo en mente, desde luego, que la finalizaci6n con éxito de las tareas
terapéuticas también contribuye a un desarrollo posterior y a una profun-
dizaci6n en la relaci6n. Los principios de la tarea se basan, generalmente,
en el supuesto de que los seres humanos son organismos activos, intencio-
nados, con una necesidad innata de exploraci6n y dominio de su medio
ambiente (véase capítulo 4). Esto se expresa específicamente en los intentos
por alcanzar objetivos personales y resolver problemas internos. El tera-
peuta se compromete con los clientes para facilitar la resoluci6n de sus
problemas.
Distinguiremos tres principios de tratamiento orientados a la tarea. Es
útil pensar que estos pr~ncipios de tarea proporcionan un grupo total de
tareas para la terapia. Estos son: el terapeuta facilita el procesamiento
vivencia! productivo (principio 4), el terapeuta fomenta el crecimiento y la
autodeterminaci6n del cliente (principio 5) y el terapeuta ayuda a los
clientes a completar las tareas terapéuticas que presentan (principio 6).

Principio 4. Procesamiento vivencia!: facilitar los procesos


óptimos y diferenciales del cliente
Como se señalaba en los capítulos anteriores, es importante implicar al
cliente en un procesamiento vivencia!, en vez de en uno puramente concep-
tual; además, la actuaci6n 6ptima del cliente en la terapia no se limita a un
único tipo de procesamiento vivencia! en la sesi6n. Por lo tanto, al ayudar
PRINCIPIOS PARA UN ENFOQUE VIVENCIAL Y PROCESUAL 141

al cliente a trabajar sobre tareas terapéuticas específicas, el terapeuta facilita


la forma de procesamiento vivencia! del cliente que, probablemente, va a
ser más productiva en ese momento y para ese cliente en esa sesión.
En realidad, todo lo que el terapeuta dice se ha basado en el procesa-
miento vivencia! del cliente. Una buena parte de lo que el terapeuta hace
en este enfoque está dirigido directamente a facilitar un procesamiento
vivencia! óptimo para ese momento. Por otro lado, parte de lo que dice el
terapeuta tiene la intención, sólo indirectamente, de facilitar al cliente el
procesamiento vivencia!, ya que su función principal es proporcionar una
relación receptiva, comprensiva y segura.
Hemos delineado cuatro modos diferentes de implicación del cliente
(atender, búsqueda vivencia!, expresión activa y contacto interpersonal) que
son Útiles en distintos contextos dentro de la sesión. El que uno de ellos sea
productivo u Óptimo variará en función de las tareas terapéuticas y podrá
ser facilitado diferencialmente por el terapeuta. Además, en diferentes
momentos, en alguno de estos procesos y más en general, el terapeuta
intentará facilitar diferentes procesos internos del cliente con objeto de
incrementar el procesamiento vivencia! del mismo. Como consecuencia, el
terapeuta usa continuamente «microindicadores» para hacer «diagnósticos
de microprocesos» de lo que probablemente sea Óptimo en determinados
momentos de la terapia. Luego, el terapeuta interviene diferencialmente
para estil)lular mejor el procesamiento vivencia! del cliente.
Dada una armonía empática y un buen vínculo terapéutico y la colabo-
ración en la tarea, el terapeuta tiene varias opciones, disponibles en cualquier
momento, para ayudar al cliente a trabajar óptimamente durante la sesión;
esto incluye ayudar al cliente a dirigir el foco atencional de modos especí-
ficos en momentos particulares, a modular la intensidad afectiva, a explorar
la experiencia de una forma particular y concreta, a apropiarse de la
experiencia, y a simbolizar la experiencia que está teniendo lugar.
De este modo, cuando aparece una oportunidad para explorar interna-
mente, el terapeuta puede facilitar el proceso del cliente sugiriéndole que
centre la atención en un ámbito específico de su experiencia actual, tal como
la sensación corporal, un sentimiento o una necesidad. Esto es particular-
mente apropiado en tareas en las que el modo de implicación atencional es
importante.
En otras ocasiones, cuando un incremento en el nivel de activación del
cliente proporciona material vivo para éste, el terapeuta puede ayudarle a
intensificar, aumentar o evocar lo que experimenta. Esto coincide más con
el modo de implicación de la expresión activa, pero puede ser relevante
también en otras ocasiones. Por otro lado, a veces los sentimientos se
experimentan como agobiantes y el cliente expresa un deseo de apartar estos
142 MANUAL DE TRATAMIENTO: EL ENFOQUE GENERAL

sentimientos. En estos momentos, el terapeuta p11,ede tratar de ayudar al


cliente a regular su nivel de activación (por ejemplo, respirando o •volvien-
do al presente»).
El terapeuta, en otras ocasiones, puede ayudar al cliente a explorar una
experiencia, particularmente en tareas donde el modo de implicación de la
búsqueda vivencia! es esencial. Al promover la exploración, el terapeuta
puede animar al cliente a explorar «los límites» de la experiencia, prestando
atención a lo que el cliente se dirige de forma titubeante, hacia lo que no
está claro, emergente, intenso, idiosincrásico u orientado a las posibilidades
(Bohart y otros, en imprenta; Martin, 1983; Rice, 1974). En ocasiones, el
terapeuta puede trabajar ayudando al cliente a diferenciar la experiencia,
animándole a describir su experiencia con más detalle o a elaborar signifi-
cados implícitos en su experiencia.
Posteriormente, en momentos apropiados, el terapeuta puede ayudar a
los clientes a identificarse con su experiencia y sus procesos internos, ya sea
hablando en primera persona o •convirtiéndose» en algún aspecto de sí
.
mismo.
Finalmente, en algunas ocasiones, es útil que el terapeuta ayude al cliente
a crear significado a partir de la experiencia, a menudo llevándolos de las
experiencias corporales a simbolizar lo que experimentan. Cuando se acerca
el final de la sesión o después de que se ha realizado alguna unidad de trabajo
terapéutico, el terapeuta puede ayudar a que el cliente •procese» cualquier
impacto terapéutico que pueda estar emergiendo, con el objeto de desarro-
llar una •perspectiva de significado» sobre lo que ha sucedido. Esto se hace
preguntando al cliente qué es lo que ha sucedido para él o cómo entiende
lo que ha ocurrido.

Principio 5. Fomentar el crecimiento y la autodeterminación


del cliente (crecimiento/elección)
Trabajando dentro de un marco humanista con raíces existenciales, este
enfoque enfatiza la importancia de la acción interna del cliente. Esto se
manifiesta en las tendencias gemelas hacia el crecimiento/ dominio y auto-
determinación/ elección. Así, el terapeuta enfatiza y valora el potencial del
cliente para el desarrollo y la posesión del sí mismo, por un lado, y para la
libertad, la elección y la interdependencia madura, por otro.
En este enfoque, ayudar a los clientes a darse cuenta de su potencial para
el crecimiento y la autodeterminación es una tarea global del tratamiento.
Es uno de los pocos ejemplos en los que el terapeuta persigue un objetivo
terapéutico que, en ocasiones, puede diferir del objetivo del cliente, por
ejemplo: cuando el cliente trata de conseguir que el terapeuta tome decisiones
por él. Sin embargo, este objetivo o principio no se persigue aisladamente,
PRINCIPIOS PARA UN ENFOQUE VIVENCIAL Y PROCESUAL 143

ni se impone al cliente. Por el contrario, el principio de crecimiento/ elec-


ción se refleja típicamente en la manera en que el terapeuta lleva a cabo otras
tareas o pnnc1p1os.
Como otros principios de tratamiento, el de crecimiento/elección se
hasa en un conjunto de actitudes mantenidas por el terapeuta. Con objeto
de realizar este principio, el terapeuta considera al cliente capaz de creci-
miento, dominio y· afrontamiento positivo activo, poseedor de derechos
genuinos, como verdaderamente libre y el experto en el contenido de su
expenencia.

Estar atento al crecimiento


Un modo que tiene el terapeuta de alentar el crecimiento y la autode-
terminación del cliente es estar cuidadosamente atento y animar la posesión
de «los límites crecientes» del cliente. El método principal para hacer esto
es la «selección empática». Esto es, el terapeuta refleja aspectos de la
experiencia del cliente que implican la experiencia que emerge o la posesión,
fuerzas, progreso o afrontamiento activo, deseo de cambio, dominio o con-
tacto con otros, derechos personales, interdependencia madura y recipro-
cidad, aspectos positivos del sí mismo y planes o proyectos para el futuro.
A veces, el modo de expresión del cliente comunica que éste es un
«nuevo territorio» que posiblemente se está recorriendo de forma titubean-
te por primera vez. En otros momentos, el cliente puede expresar algo
verbal o no verbalmente, pero sin conciencia total de ello. Por ejemplo, el
cliente puede expresar brevemente ira por medio de una expresión facial,
un movimiento de pataleo o una inflexión en la voz. En cualquiera de los
casos, el terapeuta ofrece al cliente una oportunidad para atender a la nueva
experiencia que emerge, animando indirectamente al cliente a «poseerla».

Participación activa y autodeterminación


En nuestro enfoque es fundamental comprometer al cliente en un rol
activo dentro de un proceso de cambio. Un aspecto importante de este
principio y una postura básica del terapeuta es permitir la libertad y elección
del cliente de los objetivos y tareas en la terapia. En ocasiones, el terapeuta
ofrece explícitamente al cliente elecciones sobre lo que sucede en la terapia.
Esto incluye las tareas y temas para cada sesión, si aproximarse o evitar un
tema doloroso particular, si intentar un método particular (por ejemplo,
diálogo de las dos sillas) para trabajar en una tarea e incluso cuándo finalizar
el trabajo. Además, el terapeuta apoya implícitamente la elección del cliente
de distintas formas, tales como: prestar atención cuidadosamente a los
indicadores de la tarea (que son señales indirectas del interés del cliente por
trabajar en tareas particulares dentro de la sesión) y tratar al cliente como

l
144 MANUAL DE TRATAMIENTO: EL ENFOQUE GENERAL

juez final de su experiencia. Debería tenerse en cuenta que el proceso de


elección descrito aquí no es básicamente un próceso intelectual de sopesar
alternativas o un proceso deliberado de obligarse a elegir (véase Yalom,
1980). En el enfoque vivencia!, la elección se considera como el resultado
de una consideración abierta, paciente, intuitiva del alcance de su experien-
cia actual.
Es importante reconocer que incluso, aunque el principio de crecimien-
to/elección es generalmente congruente con la armonía empática y el
vínculo terapéutico, hay situaciones en las que entran en conflicto. Seme-
jante caso podría ocurrir cuando el deseo del terapeuta de fomentar el
crecimiento y la autodeterminación crea el riesgo de malentendidos o de
no aceptación del cliente. La más sorprendente de estas situaciones ocurre
cuando el terapeuta cree que el cliente es libre y capaz de superar sus
dificultades, mientras éste se siente totalmente atrapado e indigno. En esta
situación, el terapeuta intenta equilibrar los dos valores, entendimiento y
· aceptación de la opinión del cliente, mientras revela su creencia personal
sincera de que el cambio es posible.

Principio 6. Condusión de la tarea: facilitar la conclusión


de tareas terapéuticas específicas
Muchas tareas terapéuticas no se terminan, ¡al menos no la primera vez
que se ponen en práctica! Así, el último principio de tratamiento vivencia!
y procesual es ayudar al cliente a finalizar las tareas terapéuticas. Como hay
muchas formas para no finalizar las cosas, el terapeuta necesita estrategias
diferentes para ayudar a resolver las tareas terapéuticas.
En primer lugar, el terapeuta se entrena para pensar en términos de
tareas terapéuticas. La tarea terapéutica es un elemento importante de la
experiencia inmediata del cliente y es vital que el terapeuta siga la tarea del
cliente, mientras progresa y evoluciona. De todos modos, los terapeutas
neófitos frecuentemente están tan atrapados escuchando lo que dice el
cliente y practicando habilidades que ¡«pierden el hilo» de la tarea!
En segundo lugar, cada tarea tiene un grupo único de pasos y escollos.
La resolución con éxito de las tareas terapéuticas implica una secuencia
natural. Sabiendo estos pasos, el terapeuta puede ayudar al cliente a evitar
quedarse atascado o en un «callejón sin salida» y puede facilitarle el movi-
miento hacia el siguiente paso, cuando esté preparado. En los capítulos del
8 al 13 describimos los pasos seguidos por los clientes para resolver con éxito
cada una de las seis diferentes tareas terapéuticas principales. De este modo,
es muy útil que el terapeuta sea capaz de reconocer con exactitud los pasos
dentro de cada tarea, así como las intervenciones terapéuticas que, proba-
blemente, facilitarán el trabajo en cada paso.
.... , . ·.· . . º" ........... ,...,.__,, __ ,. . ,. . •' ... , . .,. "

PRINC!P[OS PARA UN ENFOQUE VNENCIAL Y PROCESUAL 145

En tercer lugar, es importante que el terapeuta desarrolle una actitud


de persistencia paciente y amable cuando trabaje en tareas terapéuticas. El
terapeuta está centrado en la tarea de la sesión, haciendo amablemente que
d cliente vuelva cuando éste se desvía a otros asuntos. El terapeuta también
sabe que, con frecuencia, hay que centrarse varias veces en una tarea para
alcanzar la resolución y que, si la tarea es importante, el cliente la planteará
de nuevo en una sesión posterior.
En cuarto lugar, el terapeuta evalúa cuándo cambiar las tareas o conti-
nuar centrándose en la misma tarea terapéutica. En conjunto, es mejor
minimizar casi todos los tipos de interrupción de la tarea, especialmente la
iniciación de otra tarea. Por otro lado, a veces es Útil animar al cliente a
moverse hacia otra tarea que en ese momento está más viva y que en realidad
es más probable que sea resuelta. En otros momentos, podría ser mejor
regresar a la exploración empática cuando una tarea específica «Se paraliza»
o en ese momento no está viva o no es central.
De este modo, a veces el terapeuta no sabe si quedarse con la tarea
original (conclusión de la tarea) o si cambiar a una tarea nueva aparente-
mente más convincente (procesamiento vivencia!). Si el terapeuta rutinaria-
mente anima a cambiar cada vez que se produce algo nuevo, las sesiones
pueden acabar de un modo disperso y pocas tareas terapéuticas se conclui-
rán. Por otra parte, la adherencia rfgida a una tarea actual es contraprodu-
cente, especialmente en situaciones en las que el cliente no está preparado
para resolverla o en las que una tarea que emerge está claramente más viva
para el cliente. Esto obviamente es un juicio cHnico que requiere sensibili-
dad, experiencia, negociación y, lo más importante, seguir la iniciativa del
cliente.
Por último, es importante mantener un equilibrio entre la centraliza-
ción terapéutica (ejemplificada por el principio de conclusión de la tarea) y
la relación terapéutica. A veces, los esfuerzos del terapeuta para identificar
y persistir en el foco de la tarea, incluso aunque sean amables, pueden ser
sentidos por el cliente como una presión amenazante para permanecer con
experiencias dolorosas o frustrantes. Esto puede crear tensiones en la
relación que requieren esfuerzos para evaluar y reparar un posible daño.
Para anticiparse a esta posibilidad, el terapeuta escucha cuidadosamente y
está preparado para ofrecer al cliente la posibilidad de dar marcha atrás o
cambiar a una tarea diferente. La armonía empática con la experiencia del
cliente es la última guía en tales situaciones.
. -,- ..... •--;-·-~~-~" .,, - ..,_ .._.......,... ·-··-···- . ···~-~-~,_..,.. ................_..

146 MANUAL DE TRATAMIENTO, EL ENFOQUE GENERAL

RESUMEN

En este capÍtulo hemos presentado los seis principios básicos que siguen
los terapeutas que utilizan el enfoque vivencia) y procesual para facilitar el
cambio emocional. Estos principios son la base de las intervenciones
específicas del terapeuta (véase capítulo 7) y las tareas terapéuticas principa-
les (capítulos del 8 al 13). Los principios incluyen tres principios de reJación
(armonía empática, vínculo terapéutico, colaboración en la tarea) y tres
principios de tarea (procesamiento vivencia!, crecimiento/elección y con-
clusión de la tarea). Estos principios no se entienden como absolutos, sino
como un conjunto de valores que deben combinarse y equilibrarse entre sí
en situaciones particulares.
En el próximo capírulo describimos las intenciones fundamentales del
terapeuta y los tipos de respuesta utilizados por éste para comprender los
principios de tratamiento en el enfoque vivencia! y procesual para facilitar
el cambio emocional.
... , ..... ---·.,..,

CAPÍTULO VII

LO QUE HACE EL TERAPEUTA:


INTENCIONES Y MODOS DE RESPUESTA VIVENCIAL

En el capítulo anterior tratamos la esencia del enfoque procesual y


vivencia!, aquellos principios que guían al terapeuta. En este capítulo
describimos lo que el terapeuta hace realmente para llevar a cabo esos
principios. Al hacerlo, usaremos el concepto de diferentes intenciones de
respuesta vivencia! básicas para organizar las distintas clases de respuesta del
terapeuta de acuerdo con sus funciones principales en el tratamiento
procesual y vivencia!. Las intenciones de respuesta no son exactamente
iguales a los modos de respuesta (Elliott y otros, 1987); por el contrario,
proporcionan el fundamento de los modos de respuesta y constituyen una
forma más fundamental de describir la conducta del terapeuta (Goodman
y Dooley, 1976; Stiles, 1986). Este capítulo está organizado de acuerdo con
las intenciones de respuesta vivencia!, con los modos de respuesta utilizados
para definir los medios más comunes para llevar a cabo cada intención.
Dividimos las intenciones de respuesta vivencia! en tres grupos: inten-
ciones esenciales, adicionales y amodales (véase tabla 7-1). Estos tres conjun-
tos de intenciones terapéuticas proporcionan un punto de vista inicial
preciso de lo que el terapeuta hace y no hace. En primer lugar, el terapeuta
se sirve de un conjunto de intenciones de respuesta vivencia! especializadas.
Estas «intenciones vivenciales esenciales» incluyen: comprensión empáti-
ca, exploración empática, dirección del proceso y presencia vivencia!.
En segundo lugar, el terapeuta también utiliza en algunas ocasiones
intenciones suplementarias ante el cliente, entre otras: enseñanza vivencia!,
observación del proceso y autorrevelación. En último lugar, el terapeuta
trata de evitar las intenciones amodales de informar, proporcionar solucio-
nes, ofrecer promesas de experto, dirigir el contenido y estar en desacuer-
do/confrontación.
Las intenciones de respuesta vivencia! y los modos de respuesta asociados
describen Únicamente un aspecto de lo que el terapeuta realiza en la terapia.
Es vital que no se pongan en funcionamiento mecánicamente o como sus-
titutos de las actitudes y principios subyacentes descritos en el capítulo
anterior. La tarea global presente en la sesión guía las intenciones y los modos
de respuesta del terapeuta. Además de englobar las intenciones de respuesta
bajo los tres encabezamientos generales, trataremos de describir el modo y
el momento de ponerlos en práctica con mayor éxito.
148 MANUAL DE TRATAMIENTO, EL ENFOQUE GENERAL

TABLA 7-1. Intenciones y modos de respuesta vivencia! del terapeuta.

A. Intenciones vivenciales esenciales


1. Comprensión empática: respuestas cuya intención principal es comunicar la
comprensión de los sentimientos inmediatos del cliente y los significados emo-
cionalmente teñidos:
a) Reflejo empático: reflejos de los sentimientos o los significados del cliente más
importantes, intensos o vívidos (se incluyen aquí los reflejos evocativos o de
crecimiento).
b) Respuestas de seguimiento (Ajá, ajá).
2. Exploración empática: respuestas dirigidas a alentar la exploración del cliente,
mientras se mantiene la armonía empática:
a) Reflejo exploratorio: reflejos evocadores, «que abren límites» y de crecimiento.
b) Pregunta exploratoria: preguntas sobre la experiencia, preguntas de completar
y preguntas de ajuste.
e) Conjetura empática: reflejan tentativamente lo que no ha sido expresado, pero
probablemente se encuentra en la experiencia inmediata del cliente.
3. Dirección del poceso: respuestas cuya intención es dirigir el proceso en la sesión,
esto es, sugerencias de proceso:
a) Sugerencias de atención.
b) Sugerencias de acción.
e) Tareas estructurales.
d) Tareas para casa de toma de conciencia.
4. Presencia vivencial: aspectos estilísticos de la acción del terapeuta que manifiestan
la actitud, el estado o la manera de estar del terapeuta con el cliente:
a) Silencio.
b) Calidad vocal.
e) Comunicación no verbal adecuada.
B. Intenciones vivenciales adicionales
1. Enseñanza vivencia!: respuestas que proporcionan información sobre los proce~
sos o tareas del tratamiento.
2. Observación del proceso: respuestas que señalan la comunicación verbal y no
verbal.
3. Autorrevelación: respuestas que descubren de un modo explícito al terapeuta
frente al cliente:
a) Revelación procesual (respuestas inmediatas que reparan o ponen límites).
b) Revelación personal (facilitador, en respuesta al cliente).
C. Intenciones generales, no vivenciales y amodales
1. Informar: respuestas para decirle al cliente algo nuevo sobre sí mismo o sobre
otros; por ejemplo: interpretación (respuestas de explicación, conexión o modi-
ficación de creencias).
2. Ofrecer soluciones: respuestas para modificar la conducta del cliente; por ejem-
plo: consejos generales (decirle al cliente lo que tiene que hacer fuera de la sesión;
excepto las tareas para casa de toma de conciencia).
" _., ... ~-· ...,, ...... ,,_ .....
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INTENCIONES Y MODOS DE RESPUESTA VIVENCIAL 149

3. Ofrecer promesas de experto: respuestas para hacer que el cliente se sienta bien;
por ejemplo: tranquilizar respecto al contenido (elogiar, estar de acuerdo con el
cliente, etc. desde una posición de «experto»).
4. Contenido directivo: respuestas para dirigir el tema de la sesión; por ejemplo:
sugerencias de contenido.
5. Estar en desacuerdo/confrontación: respuestas para diferir del cliente o señalar
las discrepancias.

INTENCIONES ESENCIALES DE RESPUESTA VIVENCIAL

Empezamos con las intenciones vivenciales del terapeuta que son más
congruentes con los principios de tratamiento descritos en el capítulo
anterior. Éstos dan cuenta de la mayor parte de lo que el terapeuta hace en
el enfoque vivencial y procesual. Las principales tareas vivenciales descritas
en los últimos capítulos se construyen sobre estas intenciones y también
son importantes para otras tareas vivenciales (por ejemplo, la creaci6n de
significado; Clarke, 1989, 1991). Las versiones previas de las acciones e
intenciones esenciales del terapeuta se han desarrollado y examinado
(Goldman, 1991; Greenberg y Goldman, 1988). Esta versi6n representa una
descripci6n actualizada de las intenciones y respuestas del terapeuta, desa-
rrollada para los prop6sitos de este libro.

Comprensión empátka
Una intención clave del enfoque procesual y vivencial es la comprensión
empática llevada a cabo por las respuestas del terapeuta que simplemente
intentan comunicar la comprensión del mensaje del cliente. Estas respuestas
incluyen reflejos simples y respuestas relacionadas («ajá») que Car! Rogers
(1951) hizo famosas. Adernás de comunicar empatía, estas respuestas sirven
normalmente para fomentar la relación cliente-terapeuta, para ofrecer apre-
cio y apoyar al cliente (a través de la comprensi6n), y subrayar los temas
emergentes. Así pues, las respuestas lle comprensión empática son los medios
más importantes para que el terapeuta lleve a cabo los principios de la
armonía empática y el vínculo terapéutico, descritos en el capítulo anterior.
En nuestra exposici6n planteamos una distinción entre la comprensión
empática y otra intención de respuesta clave, la de exploración empática,
que puede ser definida como facilitadora de la exploración del cliente dentro
de un marco empático. Las respuestas de exploración empática tratan de
comunicar comprensión y ayudar a los clientes a entrar en su experiencia
de un modo más intenso o avanzar hacia los límites difusos o emergentes
de su experiencia; de este modo, combinan las intenciones de comprensión
150 MANUAL DE TRATAMIENTO: EL ENFOQUE GENERAL

y exploración. Por contra, las respuestas de comprensión empática sólo


tratan de proporcionar al cliente una empatía «sólida•, sin tratar de «\acer»
nada más que comprender.

Comprender frente a informar: reflejo e interpretación


Otra distinción muy importante se produce entre ambos tipos de
intención empática (comprensión empática y exploración empática) y un
tipo de intención amodal muy diferente, informar. Según las respuestas del
terapeuta esta distinción se reduce a la diferencia entre las respuestas que
tradicionalmente se han denominado reflejos y las interpretaciones (Elliott
y otros, 1987).
Así, en el enfoque procesual y vivencia! es esencial que el terapeuta sea
capaz de distinguir entre reflejos e interpretaciones. Cuando el terapeuta
refleja, su intención principal es comunicar comprensión de la experiencia
inmediata del cliente o ayudar al cliente a explorar o ambas. Cuando el
terapeuta interpreta, su intención es «informar• al cliente sobre algo nuevo
sobre el sí mismo, normalmente en forma de explicación motivacional o
conexión entre distintos ámbitos. Por ejemplo, el cliente podría decir:
C: Mi madre tenía la presión alta y problemas de corazón, pero creo que
era una hipocondríaca. Y cuando nos hicimos mayores, ella apenas hacía
nada y nos lo dejaba todo a nosotras. Tenía que hacerlo yo o nadie lo
hacía.

En respuesta, el terapeuta podría reflejar:


T: Ajá. De modo que o lo hacías o no lo hacía nadie, la sensación de «¡tengo
que hacerlo!».

Aquí el terapeuta trata de mostrar comprensión de lo que la cliente sentía.


Por otra parte, una interpretación del mismo contenido podría ser:

T: De modo que quizá esto conecta con el hecho de que te resulte difícil
ahora hacer el trabajo de casa cuando te lo dejan todo a ti, porque te
hace sentir como entonces.

La segunda respuesta pretende arrojar nueva luz, en vez de comunicar


comprensión de la experiencia del cliente, en la creencia de que si el cliente
viera la conexión o el patrón podría llegar a una mayor comprensión de sí
mismo. Esta respuesta no es un reflejo y no es la respuesta apropiada en este
enfoque (véase la exposición sobre respuestas «amodales» en la última parte
del capítulo).
INTENCIONES Y MODOS DE RESPUESTA VIVENCIAL 151

Las definiciones de reflejo e interpretaci6n y, en particular, la distinci6n


entre los dos tipos de respuestas del terapeuta han sido tema de debate
durante mucho tiempo. Para el prop6sito de este libro y para conseguir
claridad a la hora de describir lo que el terapeuta hace, creemos que es más
útil definir los reflejos como respuestas que tratan de comunicar compren-
si6n de la experiencia inmediata del cliente, y definir las interpretaciones
como respuestas que ofrecen algo nuevo al cliente, fuera de su experiencia
actual o marco de referencia. Esta distinci6n se sostiene, a pesar del hecho
de que las respuestas empáticas, incluyendo el reflejo, suponen un «acto de
interpretaci6n perceptuai» en sentido amplio o hermenéutico de encontrar
el significado del cliente en lo que dice. Por la misma raz6n, las respuestas
del terapeuta de informar o interpretar pueden ser a menudo experimenta-
das por los clientes como empáticas, cuando son percibidas como respuestas
que representan adecuadamente algún aspecto de la experiencia del cliente.
Los modernos terapeutas psicodinámicos, con una orientaci6n interperso-
nal y del sí mismo, pueden ofrecer, de hecho, interpretaciones que se
experimentan como empáticas y pueden también ofrecer reflejos. En
nuestra perspectiva, sin embargo, es cierto que las interpretaciones son a
menudo desautorizantes e incluso algunas veces punitivas o críticas (Piper,
Debanne, Bienvenu, Carufel y Garant, 1986) y que las respuestas empáticas
rara vez se consideran de este modo. Esta es una raz6n más para subrayar
la importancia de la empatía y de las intenciones empáticas en este enfoque
. .
y tratar de mantener, en vez de desdibujar, la distinci6n entre empatía e
.
1nterpretac1on.
Describiremos dos tipos de respuesta de comprensi6n empática: el
reflejo empático y la respuesta de seguimiento:

l. El reflejo empático. Los reflejos empáticos transmiten comprensi6n


y apre;io de una manera 6ptima cuando se centran en los sentimientos,
significados subjetivos y reacciones internas más esenciales, intensos o
vívidos del cliente, por ejemplo:
C: Tuve muchos problemas con mis padres. Eran muy controladores.
Cuando era pequeña mis padres me hacían comer todo lo que había en
el plato, permanecían de pie a mi lado vigilándome y ¡no podía sopor·
tarlo!, me sentía tan desvalida.
T: Que te forzaran así era más de lo que podías aguantar.
Los terapeutas a menudo simplifican en exceso la idea de reflejar
sentimientos, ya que piensan que las respuestas tales como: «realmente estás
enfadada» o «te sientes muy desgraciada», son suficientes. Sin embargo, la
definici6n de Rogers (1959) de experimentar un sentimiento sugiere que
""'""--,,....,.,_ ••·-·~ ... ··~"''""''""""'""'H-·~· '-~,·· _,,,.,,,,,.,, ,,,. "''

152 MANUAL DE TRATAMIENTO: EL ENFOQUE GENERAL

normalmente se necesita algo más: «denota una experiencia teñida emocio-


nalmente, junto a su significado personal. Así incluye la emoción y rambién
el contenido cognitivo o el significado de la emoción en su cbntexto
vivencia!» (pág. 198). Esta definición deja claro que ~l terapeuta no responde
simplemente a «la emoción», sino a toda la experiencia, incluyendo su
significado para el cliente. Un buen reflejo tiene normalmente un matiz
diferente a una respuesta que simplemente repite la emoción. Esto no
supone hacer un resumen largo, sino que sugiere que el terapeuta preste
cuidadosa atención al matiz y al sabor peculiar de la experiencia en particu-
lar, por ejemplo:
C: Y después de burlarse de mí por sentirme satisfecha de cómo lo había
hecho, mi sensación de logro desapareció.
T: La chispa se esfumó y te dejó sintiéndote como si te hubieran robado.
El objetivo es captar lo que realmente supuso para la persona, no
simplemente captar algún tema del proceso disfuncional. El buen reflejo
empático es difícil de dominar. Requiere cuidadosa armonía con la natura-
leza, calidad e intensidad de la siempre cambiante experiencia del cliente.
En cualquier afirmación del cliente hay siempre gran cantidad de cosas que
el terapeuta puede devolverle reflejadas. Esto requiere que el terapeuta use
la «selección empática» para identificar lo que va a reflejar, basándose
normalmente en una sensación intuitiva de los aspectos «nucleares» o más
intensos del mensaje del cliente. Los reflejos empáticos, para llegar a ser
buenos, requieren mucha práctica, escucha atenta y completa absorción en
la sesión.
2. Respuestas de seguimiento. Por otra parte, es importante señalar el
papel de las respuestas de seguimiento, pequeños signos de comprensión,
conocidos también como «reconocimientos», <<animadores mínimos» y
«respuestas de seguimiento». Estas respuestas incluyen:
• Ajá, um.
• Y a veo, entiendo.
• Sí, de acuerdo.
• Asentimientos con la cabeza y sonrisas.
El siguiente ejemplo ilustra el papel de las respuestas de seguimiento y
la reflexión empática:
C: Es como si tuviera una nueva parte en mí, que nunca hubiera aceptado
antes, está empezando a salir. [T: (silenciosamente), sí] Y (JJausa), siento
que tengo miedo, [T: ajá] pero empiezo a dejarlo salir, (silencio) [T: sí]
siento rabia.
"""' •.
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INTENCIONES Y MODOS DE RESPUESTA VIVENCIAL 153

T: Sí, estás un poco asustada, pero también sientes rabia.


Las respuestas de seguimiento de este tipo sirven para comunicar, en
gran medida, la comprensión del terapeuta, permitiendo al cliente conti-
nuar y elaborar.

Exploración empática
Én nuestra descripción de lo que el terapeuta hace en el enfoque
procesual y vivencia!, ya hemos distinguido las respuestas de comprensión
empática y de exploración empática. Desde nuestro punto de vista, muchas
respuestas del terapeuta en este tipo de terapia intentan hacer algo más que
comunicar la comprensión del terapeuta y mantener la relación. Estas
respuestas proporcionan un nuevo modo de facilitación del cliente, en el
que la empatía está presente pero acompañada de importantes intenciones
-aquellas que animan al cliente en la autoexploración (el principio de
procesamiento vivencia!) y crean una alianza coexploratoria. Estas respues-
tas clave adoptan diferentes formas, entre otras: reflejo exploratorio, pre-
gunta exploratoria, observación de proceso y conjetura empática, así como
diferentes subtipos en las dos primeras formas.

Reflejos exploratorios
Los reflejos exploratorios se definen como las respuestas del terapeuta
destinadas a crear una situación coexploratoria y a guiar o estimular la
autoexploración del cliente, comunicándole su comprensión de un modo
parcial, tentativo o «en proceso». Se expresan como el propio intento del
terapeuta de seguir al cliente. Estas respuestas se centran a menudo en los
límites, los aspectos emergentes o difusos de la experiencia del cliente y,
como resultado, tienen típicamente una cualidad tentativa, por ejemplo:
T: (Dicho con una calidad interrogante en la voz) No estoy seguro .. ., me da
la impresión de que te sentiste defraudada cuando él dijo eso.

Además de comunicar una comprensión parcial en proceso y estimular


el proceso de exploración, los reflejos exploratorios tienen otros usos
relacionados, expresados por diferentes subtipos íntimamente relacionados
y a veces superpuestos.
En primer lugar, l9s reflejo~:vocativos trat~n de «destapar» el significado
del cliente con un lenguaje fresco, vívidas imagenes, maneras expresivas o
formas tentativas y exploratorias (Rice, 1974; Martin, 1983). Vamos a
considerar, de nuevo, el ejemplo anteriormente utlizado:
C: Mi madre tenía la presión alta y problemas de corazón, pero creo que
era una hipocondríaca. Y cuando nos hicimos mayores, ella apenas hacía
....,..., ~ -, . .- ·~··---·-·••'"'"" ·-·----

154 MANUAL DE TRATAMIENTO: EL ENFOQUE GENERAL

nada y nos lo dejaba todo a nosotras. Tenía que hacerlo yo o nadie lo


,
hac1a. .I
Aqui planteamos diferentes reflejos evocativos para esta respuesta:
T: Casi como si dijera, «¡Oh, mi corazón! - ¡Hazlo tú!» Y tú sintieras ese
tremendo sentido de responsabilidad.
T: Y, de este modo, te trasladaron una pesada carga y todo lo que hiciste
fue apretar los dientes y llevarla.
Además de usar metáforas, estas respuestas se hacen también a veces en
primera persona con el terapeuta hablando como cliente. Así, en respuesta
a una afirmaci6n del cliente de sentirse engañado, el terapeuta podría decir:
T: De modo que es como si quisieras decir: «¡Tú, arpía! ¡no era justo!»
En segundo lugar, un reflejo «de apertura de límites» centra el foco de la
respuesta en el limite abierto o «director» de la experiencia del cliente,
generalmente el aspecto de la experiencia más vivo o intenso en la exposi-
ci6n del cliente. Así pues, al usar los reflejos exploratorios, el terapeuta no
procede a empaquetar la respuesta del cliente para devolvérsela de forma
«acabada• o cerrada; por el contrario, el terapeuta ofrece una respuesta
abierta con un énfasis en el aspecto más intenso, de modo que promueva
una exploraci6n posterior. Las respuestas empáticas cerradas bloquean la
exploraci6n del cliente, como cuando el cliente responde: «SÍ, así fue como
me sentí». Luego espera a que el terapeuta diga algo más. Por ejemplo,
consideremos las respuestas que siguen a la declaraci6n de un cliente:
C: Me gustaría ser capaz de hablar más en clase, realmente me gustaría,
pero cuando pienso en algo que decir, me asusto y me cierro.

Si el reflejo del terapeuta equilibra las dos partes de los sentimientos en


conflicto, tendrá un efecto empaquetador:
T: De modo que realmente quieres hablar en clase, pero al mismo tiempo
tienes demasiado miedo.
En una respuesta de •apertura de límites•, el terapeuta dirige el foco
s6lo a una de las partes. Por ejemplo, la apertura de límites se podría centrar
en el deseo de hablar:
T: Incluso aunque te asuste, me da la impresi6n de que realmente deseas
ser capaz de hablar, poner voz a tus pensamientos.

Otro reflejo exploratorio se podría centrar en el miedo, si éste fuera más


intenso o pareciera estar guiando la experiencia del cliente:
INTENCIONES Y MODOS DE RESPUESTA VIVENCIAL 155

T: Así, sólo de pensar en hablar, sientes una especie de miedo, una especie
de tensión, no sé, es demasiado arriesgado abrir la boca.
En tercer lugar, los reflejos orientados al crecimiento seleccionan el límite
de crecimiento del cliente o sus nuevas posibilidades y son útiles a la hora
1 de centrar a los clientes en su trayectoria de desarrollo emergente, hasta en
el más mínimo detalle (véase Bohart y otros, 1991). Esto es consecuencia
1
del principio de crecimiento/elección tratado en el capÍtulo 6. El siguiente
ejemplo de un reflejo orientado al crecimiento también es evocativo y deja
un límite abierto:
C: Me siento como si estuviera atrapada en el fondo de un gran pozo
oscuro. Estoy tan sola y atrapada. Lucho por salir, pero no parece que
lo consiga.
T: Es tan oscuro y profundo que es difícil salir, no puedes hacerlo, pero
sigues tratando desesperadamente de salir, de establecer contacto.
Este tipo de respuesta que centra el foco en la sensación de lucha, en
lugar de en la de fracaso, refleja con exactitud que el cliente está más en
contacto con su lucha por sobrevivir que con su fracaso al hacerlo y sirve
como función decisiva para ayudar al cliente a acceder a sus posibilidades
de crecimiento. Se necesita un equilibrio entre las respuestas orientadas
hacia la posibilidad, adecuadamente armonizadas y las que se centran más
en lo que es, en lugar de lo que se siente, pero que todavía no se ha
conseguido. Sin embargo, un aspecto importante del enfoque vivencia! y
procesual es la habilidad para centrarse en un límite abierto.

Pregunta exploratoria
Las preguntas exploratorias de final abierto desempeñan un papel
importante en el enfoque procesual y vivencia!, en el que raramente se hacen
preguntas para una mera recogida de información. Las preguntas explora-
torias, junto a las sugerencias de proceso (descritas a continuación), reflejan
la influencia de la terapia Gestalt en este enfoque. El principal propósito de
las preguntas exploratorias es alentar a la exploración de la experiencia del
cliente.
La forma más importante de pregunta exploratoria es la p,regunta sobre
la experiencia, una indagación acerca de distintos aspectos de la experiencia
presente o pasada del cliente, que incluye:
• Sentimientos emocionales.
• Percepciones de las situaciones.
• Sensaciones corporales.
• Significados.
156 MANUAL DE TRATAMIENT01 EL ENl'OQUE GENERAL

• Anhelos o deseos.
• Intenciones. i,
Las versiones particulares de este tipo de preguntas no deben usarse en
exceso o se convertirían en clichés terapéuticos. Las respuestas tales como:
«¿cómo te hace sentir eso?» son particularmente vulnerables a transformarse
en clichés y pueden incluso estar pidiendo al cliente cierta información que
no está en su conciencia inmediata. Así pues, estas preguntas deben evitarse.
Se pueden usar versiones alternativas de la pregunta sobre la experiencia, o
variaciones de la misma, que incluyen:
T: ¿Qué estás experimentando ahora?
T: ¿De qué te diste cuenta entonces?
T: ¿Qué quieres de ella?
T: ¿Cómo se siente eso?
Otros subtipos diferentes de preguntas exploratorias son las preguntas
de colaboración y las preguntas «de ajuste». En las treguntas de colaboración
el terapeuta se para a mitad de una frase y deja un hueco definido o un límite
abierto para ayudar al cliente a rellenarlo o a elaborarlo. El cliente y el
terapeuta, así pues, colaboran para construir la frase:
C: Hasta esta semana ha estado bien.
T: Y ahora, te sientes...
C: ... Muy tensa por tener que verlo otra vez.
Las preguntas de colaboración son Útiles a la hora de modelar un proceso
de exploración terapéutica conjunto, pero no se debe abusar de ellas.
Las preguntas «de ajuste» (forma breve de «¿se ajusta eso?») buscan la
confirmáción del terapeuta o la afirmación del cliente y son importantes
para ayudar al terapeuta a mantener la capacidad de respuesta y evitar
imponerse al cliente. Aunque se usan con otros tipos de respuesta, las
preguntas de ajuste se combinan más frecuentemente con los reflejos
exploratorios, por ejemplo:
T: (De un modo tentativo) Es como si te preocuparas por estar perdiendo
a un amigo, ¿es así como lo sientes?
o:
T: ¿Casi como un sentimiento «retorcido•? ¿Es así?

Conjetura empática
Otra forma más profunda de respuesta exploratoria empática es la
conjetura empática, en la que el terapeuta adivina empáticamente lo que el
INTENCIONES Y MODOS DE RESPUESTA VIVENCIAL 157

cliente puede estar sintiendo en ese momento, pero que aún no ha sido
expresado en voz alta. Con frecuencia, pero no siempre, el cliente puede
haber estado expresándolo de un modo no verbal o puede haber estado
haciendo alusión a algo o diciéndolo «entre líneas». Estas respuestas se
refieren a la experiencia interior presente (y no a las causas o patrones
psicogenéticos) y tratan de ayudar a captar la experiencia actual del cliente,
en vez de interpretar una experiencia no reconocida. Tratan de promover
la experiencia del cliente, no de ayudarle a ver algo de una manera diferente.
Sin embargo, ya que son especulativas, el terapeuta las hace de un modo
tentativo, generalmente como un híbrido de reflejo-pregunta, o en combi-
nación con una pregunta de ajuste, alentando al cliente a comprobar la
conjetura empática, frente a lo que él o ella experimenta. Por ejemplo:

C: No sé, de algún modo no puedo sacar la energía necesaria para hacerlo,
por tanto lo voy a dejar (suspiros).
T: Me parece oÍr una tristeza real. ¿Es así como te sientes?
Aquí hay otro ejemplo:
C: (Voz temblorosa) No sé si es bueno hablar de ello. No estoy segura.
T: Quizá dé un poco de miedo en este momento.

Dirección del proceso


«Dirección del proceso, no del contenido.» Este simple eslogan resume
nuestra posición sobre el asesoramiento del terapeuta o las respuestas
directivas (por ejemplo, guía, sugerencias). Es «ajeno al modo terapéutico»
decide al diente lo que tiene que hacer para resolver los problemas fuera
de la sesión de terapia, pero es «pertinente con el modo terapéutico»
sugerirle, de forma no impositiva, que intente hacer algunas cosas dentro
de la sesió~ P,ara facilitarle la exploración en el aquí y ahora y la resolución
del problema.
Las respuestas directivas del proceso ofrecen sugerencias dentro de la
sesión sobre el proceso, al seguir el principio del procesamiento vivencia!
(tratado en el capítulo 6). Se corresponden al modo de respuesta, sugerencia
sobre el proceso. El terapeuta trata de facilitar la óptima experiencia del
cliente, casi siempre guiando su atención y acción en la sesión. La intención
de respuesta directiva del proceso incluye el establecimiento o la estructu-
ración de nuevas tareas y las tareas continuas de «control de la puesta en
escena» (por ejemplo, el trabajo en la silla).
Hay que señalar que la manera de estar del terapeuta en las respuestas
directivas del proceso es acogedora, suave y tentativa. Este tipo de respuestas
no incluye la imposición, la presión o la manipulación del cliente. El cliente
158 MANUAL DE TRATAMIENTO, EL ENFOQUE GENERAL

tiene que tener la sensación de que lo que se le sugiere es simplemente algo


que le podría ser Útil en ese momento, pero si no quiere hacerlo, el terapeuta
lo aceptará de buen grado. Además, las respuestas directivas del proceso
sólo se hacen cuaRdo son verdaderamente apropiadas para la tarea presente
y para el nivel de seguridad percibida del cliente con el terapeuta.
Las sugerencias de atención dirigen al cliente a atender a algunos aspectos
de su experiencia actual, por ejemplo:
T: Trata de quedarte un poco más con ese fuerte sentimiento.
T: ¿Puedes prestar atención a tu respiración mientras me lo cuentas?
T: Dirige tu atenci6n hacia tu interior y mira a ver lo que descubres.
Las sugerencias de acción, por otra parte, buscan la facilitación de la
experienCia productiva del cliente dirigiéndolo a llevar a cabo acciones
específicas en la sesi6n. Las más corrientes son:
• Representar un aspecto del sí mismo.
• Experimentar algo en una representación.
• Llevar a cabo algún tipo de acción mental como hacerse a sí mismo
una pregunta, esperar pacientemente a que surja un sentimiento o
rechazar una experiencia que es demasiado dolorosa.
Por ejemplo:
T: Cambia de silla y dile a ella cómo reaccionas a sus críticas.
T: A continuación, tómate un minuto y pregúntate: «¿a qué se refiere este
sentimiento?».

La tareas de estructuración son otra forma de respuesta directiva del


proceso en la que el terapeuta sugiere o establece un experimento en la
sesión que a menudo se acompaña de una explicación de lo que es y de cómo
funciona.
T: De acuerdo, te sugiero que pongamos estas dos partes en dos sillas
diferentes. Supongo que nunca te has dedicado a cambiar de una silla a
otra y te puedes sentir un poco cortada, pero vamos a intentarlo y a ver
cómo sale. ¿Vale?

Las tareas de toma de conciencia son una variante de la sugerencia de


proceso en las que el terapeuta sugiere un método para llevar a cabo el
proceso terapéutico más allá de los límites de la sesión. De este modo, el
terapeuta puede sugerir que el cliente atienda a ciertos tipos de experiencia
fuera de la sesión. Por ejemplo, si el tema de la sesión ha sido cómo se critica
un cliente a sí mismo, el terapeuta podría decir al final de la sesión:
r INTENCIONES Y MODOS DE RESPUESTA VIVENCIAL 159

T: Durante la semana sería útil que te dieras cuenta de cómo y cuándo te


lo haces a ti mismo.
Es importante señalar que las tareas de toma de conciencia no intentan
dar «respuestas» a los problemas del cliente Qo cual violaría el principio de
crecimiento/elección), sino que sólo intentan trasladar el proceso terapéu-
tico más allá de los límites de la sesión.

Presencia vivencia!
Como hemos tratado de señalar, lo que es importante no es solamente
lo que hace el terapeuta, sino cómo lo hace. Además de describir las
intenciones y los modos de respuesta, la forma y el estilo son también un
aspecto importante de lo que hace el terapeuta. Hemos, pues, subrayado la
importancia de una manera de estar del terapeuta de verdadera paciencia,
acogida, suavidad e implicación. Al ayudar al cliente a continuar con el
«trabajo» de la terapia, las actitudes relacionales que contribuyen al fomento
del vínculo terapéutico (principio 2) se comunican a través de la «presencia»
o forma de estar del terapeuta con el cliente. Esta •presencia vivencia!» se
puede describir concretamente en términos de conductas paralingüísticas y
no verbales, que incluyen el silencio, la calidad vocal y la postura y la
expresión adecuadas.

Silencio
Dado que el silencio parece facilitar la exploración interna y la emer-
gencia de nueva experiencia (Gendlin, 1981; Goodman y Esterly, 1990), éste
desempeña un importante papel en este enfoque. Sin embargo, una vez más,
la actitud es más importante que la acción: la actitud del terapeuta de
paciencia y respeto por los procesos internos del cliente es más vital que la
conducta de permitir que se produzca el silencio. De este modo, el terapeuta
espera a que el cliente finalice lo que está tratando de decir y evita
interrumpirle o hablar demasiado. Al mismo tiempo, el terapeuta no
impone el silencio a un cliente que se siente incómodo y se fija en las
reacciones del cliente ante el silencio y en el uso que hace de él.
La calidad vocal es otro aspecto importante de la presencia vivencia! del
terapeuta, especialmente por estar Íntimamente relacionada con la propia
experiencia inmediata de éste y con su actitud hacia el cliente y comunica
gran parte del aprecio, empatía y autenticidad del terapeuta con el cliente
(Rice y Kerr, 1986). En realidad, los terapeutas pueden usar su propia
calidad vocal como indicador inmediato de su actitud hacia el cliente. Por
ejemplo, cuando un terapeuta se da cuenta de que está hablando en un tono
«definido» o •prefigurado» (por ejemplo, sermoneando), significa proba-
..
··- , , ,,. '• ...,,.,.,,,,.. '. " .. .. ...,....,.'
...,..,.- ,.,_ ~ "~' ...,.., ~· ....,..,..,.. ~,:

160 MANUAL DE TRATAMIENTO: EL ENFOQUE GENERAL

blemente que ha abandonado una postura auténtica de empatía, aprecio o


colaboración. \
Por otra parte, puede ser productivo para el terapeuta intentar desarro-
llar en sí mismo la actitud que acompaña a un tono de exploración irregular,
internamente centrado, o a un tono suavizado o «de aprecio» que transmite
acogida, amabilidad y cariño. El último, un tono de aprecio, es muy impor-
tante cuando el terapeuta sugiere ejercicios o cuando surge alguna experien-
cia nueva o dolorosa del cliente. Por último, el terapeuta debería recordar
que la calidad vocal no se puede «fingir»; en realidad, los terapeutas que
tratan de «adoptar» un tono de aprecio pueden terminar sonando distantes
o desinteresados (Rice y Kerr, 1986). La calidad vocal del terapeuta tiene
que ser considerada como la expresión genuina de la experiencia inmediata
de la relación por parte del terapeuta.

Conducta no verbal
Además de la calidad vocal, también son importantes otros aspectos de
la conducta no verbal del terapeuta, como la postura y la distancia físicas
apropiadas, los gestos al hablar, el contacto visual o la mirada y la expresión
facial. Éstos pueden tomar formas variadas, en diferentes momentos de la
terapia. Por ejemplo, el terapeuta se sienta dpicamente de un modo cómodo
y natural, lo cual indica una implicación auténtica con el cliente, y gesticula
con espontaneidad mientras habla. Establece un contacto visual apropiado
con el cliente para comunicarle interés e implicación auténtica, pero no lo
mira fijamente, ni se entromete cuando su atención está centrada en su
interior. El terapeuta también se permite expresar auténtico interés, cariño
o sorpresa, por medio de su expresión facial y se ríe con el cliente.

INTENCIONES VIVENCIALES ADICIONALES

En el enfoque vivencia! y procesual, se utilizan también otras intencio-


nes de respuesta vivencia!, tales como: la enseñanza vivencia!, la observación
' ,
del proceso y la autorrevelacion. Estas son menos frecuentes que las
intenciones vivenciales esenciales descritas en la sección anterior y se
limitan, en general, a contextos o tareas terapéuticos, en los que se usan para
apoyar uno o más principios de tratamiento.

Enseñanza vivencia!
La intención vivencia! adicional más importante es la de proporcionar
al cliente información general acerca del tratamiento y la naturaleza del
proceso vivencia! (por ejemplo, la importancia de los sentimientos explo-
' -. ~ .' . ., .. ,., ....

INTENCIONES Y MODOS DE RESPUESTA VIVENCIAL 161

ratorios). Las respuestas de enseñanza vivencia! s6lo ocurren en uno o dos


contextos específicos: primero, pueden ser usados al tratar el fundamento
o el proceso del tratamiento, o cuando se presenta una nueva tarea terapéu-
tica al cliente, por ejemplo:
T: En nuestro trabajo en común, he tratado de entender lo que sientes y
de hacer sugerencias para ayudarte a explorar tus sentimientos.
T: Es Útil intentar escuchar dentro de ti lo que estás experimentando en
este momento y hablar desde ese sentimiento.
T: Me da la impresi6n de que estás experimentando una especie de lucha
entre dos partes diferentes de ti. El prop6sito de poner las dos partes en
sillas diferentes es sacar a la luz ese diálogo interior.
En segundo lugar, la enseñanza vivencia! se puede usar cuando hay algún
tipo de interrupci6n en el aspecto de la tarea de la alianza (principio 3). Esto
podría llevar consigo quejas del cliente respecto al proceso o dificultades
para llevar a cabo las tareas terapéuticas. Por ejemplo, si un cliente se queja
de que el terapeuta no le da consejos, el terapeuta podría decir:
T: Entiendo que es difícil aceptar que no te diga lo que tienes que hacer,
pero creo que no hay ningún modo de que sepa cuál es la mejor soluci6n
para ti. Me gustaría ayudarte a encontrar tu propia respuesta al proble-
ma.
Como vemos, la enseñanza vivencia! se combina mejor con la revelaci6n
(véase más adelante) y la empatía. El terapeuta tiene que cuidarse de evitar
usar un tono aleccionador o crítico.

Observación del proceso


Los terapeutas en el enfoque procesual y vivencia! tienen que estar
armonizados de un modo particular con la expresi6n verbal y no verbal del
cliente. Los comentarios breves no confrontadores, que reclaman la aten-
ci6n del cliente, pueden facilitar la toma de conciencia y la exploraci6n de
aspectos hasta ahora no mencionados de la experiencia del cliente y los
esquemas de emoci6n tácitos. _De este modo, el terapeuta puede tomar nota
de la expresi6n facial, los movimientos corporales, la calidad vocal o el
estilo, a la hora de hablar durante la sesi6n:
T: Me he dado cuenta de que estás moviendo la pierna en este momento.
T: Cuando dices eso, pones una expresi6n de dolor en tu cara.
T: Mientras hablas, da la impresi6n de que tu atenci6n se centra en los
otros, en vez de en ti.
",. -o

162 MANUAL DE TRATAMIENTO: EL ENFOQUE GENERAL

Estas respuestas se acompañan a menudo de una sugerencia de proceso


para atender o hacer algo con lo que se ha observado.' Es muy importante
que estas respuestas se hagan de una manera cálida, Ao
crítica, sin dar la
sensación de « estar atacando» o tratando de «atrapar» al cliente en «escisio-
nes» conscientes o inconscientes. De igual modo, las observaciones del
proceso no se utilizan para señalar las discrepancias o las contradicciones
entre la expresión verbal y no verbal.

Autorrevelación
Un último tipo de intención vivencia! suplementaria es la autorrevela-
ción que incluye normalmente el modo de respuesta de autorrevelación del
terapeuta. Para seguir con la noción de autenticidad o transparencia (descri-
to bajo el principio de vínculo terapéutico), las respuestas de autorrevela-
ción se usan principalmente para mantener una relación auténtica en la que
el terapeuta se encuentra con el cliente como ser humano en la forma en la
que siente que es importante para que éste crezca. Al hacer esto, el terapeuta
puede compartir, o bien una experiencia inmediata dentro de la sesión
(revelación del proceso), o bien un hecho más general acerca de sí mismo
(revelación personal).
Revelación del proceso
Consiste en que el terapeuta revele sus reacciones, intenciones o limita-
ciones inmediatas aquí y ahora. Estas respuestas se usan principalmente para
centrarse en la relación entre cliente y terapeuta y revisar lo que está
ocurriendo en la relación o aclarar malentendidos. Las revelaciones del
proceso transmiten una sensación de presencia o inmediatez. Por ejemplo,
el terapeuta puede compartir sus respuestas internas frente al proceso inme-
diato del aquí y ahora entre cliente y terapeuta cuando sea apropiado y
facilitador, por ejemplo:
T: Cuando escucho lo que me cuentas, me conmuevo hasta las lágrimas.
Las revelaciones del proceso pueden ser usadas para hacer que los
clientes sepan cuáles son los límites o limitaciones del terapeuta, en especial
cuando algo está interfiriendo o pudiera interferir con la habilidad del
terapeuta para centrar la atención terapéutica en el cliente:
T: Creo que debería decirte que no me siento demasiado bien hoy. Tengo
un catarro y me siento un poco cansado.
T: Creo que no te entendí muy bien, ¿me lo podrías repetir otra vez para
ver si lo entiendo?
T: Lo siento, no me hallo cómodo encontrándome contigo socialmente
fuera de la terapia.
INTENCIONES Y MODOS DE RESPUESTA VIVENCIAL 163

Revelaciones personales
El terapeuta a veces puede revelar informaci6n personal referente a su
experiencia fuera dela sesi6n~ de terapia. Estas respuestas son muy infre-
cuentes, ya que se corre el riesgo de distraer al cliente de su propia
experimentaci6n. Así, las revelaciones personales s6lo se hacen cuando son
susceptibles de facilitar la tarea del cliente, así como cuando son necesarias
para apoyar el vínculo terapéutico. Un ejemplo de esta situación sería
cuando el cliente pide información personal, por ejemplo:
C: ¿Tienes hijos?
T: Sí, tengo uno de tres años.
En este caso, si se negara a responder una pregunta apropiada, el
terapeuta podría transmitir falta de autenticidad (vínculo terapéutico) y
desalentar la apertura del cliente (colaboración en la tarea).

INTENCIONES NO VIVENCIALES GENERALMENTE ·AMODALES•

Las intenciones de respuesta no vivencia! o «amada!» han de evitarse en


caso de que el terapeuta esté trabajando de un modo vivencia!. Estas
intenciones de respuesta son amodales porque violan los principios básicos
que guían el tratamiento, en particular la armonía empática y de crecimien-
to/elección.

Informar
Como ya hemos señalado, las interpretaciones del terapeuta, tal y como
vienen definidas en la literatura (Brenner, 1976), tratan de dar al cliente
nueva información o una evaluaci6n experta acerca de sí mismo. No se trata
de que las interpretaciones estén «mal»; por el contrario, simplemente no
están en la línea de los principios subyacentes, las tareas y procesos del
enfoque de la terapia vivencia! y procesual. Las interpretaciones violan el
principio de crecimiento/elecci6n porque establecen al terapeuta como un
experto en la experiencia del cliente y se corre el riesgo de desautorizar al
cliente. Las interpretaciones, en particular las guiadas teóricamente, que
unen dos ámbitos diferentes de la vida del cliente, van también contra los
principios de armonía empática y de procesamiento vivencia!: están fuera
del marco de referencia del cliente en ese momento y pueden distraerlo del
procesamiento vivencia! y animarlo a que se traslade a un procesamiento
puramente conceptual (por ejemplo, intelectualizar).
Cuando los terapeutas que tienen una formación psicodinámica empie-
zan a usar este enfoque vivencia! y procesual, se encuentran en ocasiones
....... ·----··· .... ,.,~ ' .... -·~· ,,···~···~··-~·~·,···~-· . ~

164 MANUAL DE TRATAMIENTO, EL ENFOQUE GENERAL

con problemas a la hora de dar interpretaciones. Uno de los autores (RE)


consiguió superar este proceso de «deshabituaci9n• observando que, por
muy brillante que le resultara a él una interpretación, siempre resultaría
inferior a que el propio cliente llegue a su autoconocimiento idiosincrásico.
Dar soluciones al cliente, ofreciéndole consejo con respecto a sus pro-
blemas, es también «amodal», en el mismo sentido en que lo era informar
por medio de interpretaciones. Ambas respuestas colocan al terapeuta como
experto y se corre el riesgo de desautorizar al cliente; además, los consejos
del terapeuta animan a una solución conductista del problema en detrimen-
to de una exploración vivencia!. Aunque se pueden usar tareas para casa,
éstas tienen que estar siempre orientadas al descubrimiento y a la toma de
conciencia. El objetivo de tales tareas es ayudar a que el cliente sea consciente
de su experiencia y no a que directamente cambie su conducta.
A veces es difícil que los terapeutas con experiencia previa en tratamien-
tos cognitivos o conductuales se aparten de la tendencia de ofrecer solucio-
nes por medio de consejos.

Contenido directivo. Indicar al cliente el tema del que tiene que hablar
en la sesión es también «amodal» y va en contra del principio de crecimien-
to/elección. Como señalamos anteriormente, el terapeuta puede y, a me-
nudo, dirige el proceso (cómo explorar), pero no dirige el contenido o tema
(lo que se explora) de un modo deliberado.

Ofrecer promesas tranquilizadoras de experto


Ofrecer promesas tranquilizadoras es una intención de respuesta «par-
cialmente amodal». En otras palabras, el terapeuta evita las respuestas que
tienen como intención tranquilizar al cliente de modo directo y como un
«experto•. Esto incluye el elogiar o «dar ánimos» al cliente, minimizar los
problemas, predecir resultados positivos o atribuir al cliente características
positivas (por ejemplo: «Eres una persona inteligente con una bonita
sonrisa•). Este tipo de respuestas de contenido tranquilizador pueden dar la
impresión de que apoyan el principio de vínculo terapéutico, pero son
«amodales», ya que el terapeuta se encuentra en una posición de «evaluador»
experto y transmisor de un ambiente de apoyo (violando el principio de
crecimiento/elección) y, normalmente, interfiere en la exploración del
cliente (violando el principio de procesamiento vivencia!).
Por otra parte, el terapeuta ofrece al cliente apoyo indirecto por medio
del •proceso de tranquilización» inherente a las respuestas de comprensión
empática y a la presencia vivencia! de apoyo y valoración. Además, en
ocasiones, puede usar la revelación personal auténticamente sentida para
ofrecer apoyo personal:
... '',' ...,.,.... "' ,... \ .. "". ...,.,,...... -· .... ,.... -~· --·~,- ....

rNTENCIONES Y MODOS DE RESPUESTA VIVENCIAL 165

T: Me siento conmovido por lo que has explorado hoy.


T: Me alegro por ti y estoy entusiasmado por ese «nuevo yo».
Sin embargo, es importante que esas respuestas se compartan como
experiencias personales del terapeuta y no como evaluaciones expertas.
Las respuestas de estar en desacuerdo/confrontación suponen una reac-
ci6n negativa ante el cliente e incluyen negar, discrepar, señalar contradic-
ciones, culpar y criticar al cliente. Tiene que quedar muy claro que tales
respuestas van virtualmente en contra de todos los principios del tratamien-
to en este enfoque y se deben evitar a toda costa.

Ser vivencia/mente «amodal»


Aunque las respuestas anteriores son generalmente «amodales» para este
enfoque, se producen condiciones en las que es aconsejable que el terapeuta
se comporte de manera •amodal» durante un breve espacio de tiempo. Se
incluyen aquí situaciones en las que sea necesario clínicamente su utilizaci6n
(por ejemplo, con personas que padecen tendencias suicidas cr6nicas) o
cuando una interpretaci6n o consejo potencial está produciendo interferen-
cias en la concentraci6n del terapeuta. En tales situaciones, el terapeuta
puede dar una respuesta de revelaci6n del proceso, es decir, desde su punto
de vista, diciendo algo como: •me pregunto si eso tiene alguna conexi6n
con ... ». El terapeuta la transmite brevemente, sin elaborarla o repetirla, o
tratando de informar o aconsejar al cliente. Luego, el terapeuta vuelve a la
tarea principal, que consiste en promover la experimentaci6n y exploraci6n
de lo más sobresaliente para el cliente. Las respuestas •amodales» se evitan
claramente cuando sea posible y deben ser emitidas de tal manera que
minimicen la ruptura del proceso terapéutico y que sean evaluadas por su
impacto en el cliente.

RESUMEN

En este capítulo hemos descrito el conjunto de intenciones de respuesta


y los tipos asociados de respuesta del terapeuta que se producen en el
enfoque vivencia! y procesual, centrando nuestra atenci6n principalmente
en las intenciones vivenciales esenciales, que consisten en la comprensi6n
empática, la exploraci6n empática, la direcci6n del proceso y la presencia
vivencia!. Estas intenciones de respuesta expresan la naturaleza dual de la
terapia que oscila entre la relación cliente-terapeuta y el trabajo terapéutico.
Por otra parte, la comprensi6n empática y la presencia vivencia! apoyan,
en primer lugar, la relaci6n, mientras que la direcci6n del proceso apoya,
··.---·····-;· .. ,. '

166 MANUAL DE TRATAMIENTO, EL ENFOQUE GENERAL

principalmente, el trabajo terapéutico. Por último, la exploraci6n empática,


tal vez la intenci6n de respuesta más característica del tratamiento, trata de
fundir la relaci6n y el trabajo en una intenci6n de respuesta.
Las intenciones esenciales del terapeuta proporcionan los bloques con
los que construir las operaciones del terapeuta que se describirán en los
siguientes capítulos, que tratan de las tareas terapéuticas específicas. Se
puede utilizar también un conjunto de intenciones de respuestas adicionales
que incluyen: la enseñanza vivencia!, la observaci6n del proceso y la
autorrevelaci6n. Éstas desempeñan un papel más limitado y se utilizan
normalmente para subsanar dificultades que surgen en el proceso o en la
relaci6n terapéuticos. Por último, se insiste en que los terapeutas deben
evitar las intenciones y respuestas amodales tales como: informar (interpre-
taci6n), dar soluciones (consejos generales), contenido directivo, ofrecer
promesas tranquilizadoras de experto (tranquilizar acerca del contenido) y
estar en desacuerdo/ confrontaci6n.
SEGUNDA SECCIÓN

LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

En los siguientes capítulos presentamos los manuales de cada una de las


seis tareas terapéuticas específicas del enfoque vivencia! y procesual para
facilitar el cambio emocional. En la tabla de la página 169 se resumen los
indicadores de la tarea, las operaciones terapéuticas y los estados finales del
cliente. Cada uno de estos capítulos es independiente e incluye una descrip-
ción teórica de lo que hay que cambiar, de la estrategia de intervención de
la tarea, del proceso de cambio del cliente en la tarea y de las operaciones
del terapeuta, momento a momento, en la estrategia de intervención.
Es importante señalar que no se trabaja en estas tareas, por lo general,
hasta la tercera sesión y sólo se hace cuando se ha establecido una alianza
inicial. Además, la implicación en todas estas tareas se hace únicamente en
el contexto de la relación empática descrita en los capítulos anteriores. De
este modo, se puede considerar que las primeras sesiones, así como los
comienzos de cada sesión, suponen una tarea de tratamiento genérica, la de
la armonización empática y la exploración de sentimientos. Esta tarea
general se describe brevemente a continuación.

ARMONIZACIÓN Y EXPLORACIÓN EMPÁTJCAS

El terapeuta comienza el tratamiento introduciéndose en el marco


interno de referencia del cliente y escuchándole. El terapeuta experimenta
la comprensión empática y la comunica al cliente. En este proceso, el
terapeuta intenta continuamente entender y responder a las percepciones
del cliente de la realidad interna y externa en ese momento, sin imponer
ningún punto de vista externo a esa realidad. Es importante señalar que éste
es un proceso continuo de responder activamente, frente a escuchar durante
largos periodos de tiempo y ofrecer después una especie de resumen Único
de comprensión. Esta manera de responder de modo continuo crea y
transmite interés e implicación profunda y ofrece apoyo, momento a
momento, para la exploración.
~'T'·...-,"·-·····--····"-"'"'"'"' ....,. , ....... - •....,.,,., .. , ,. ···--.,·~· .. ,-~· .. ,..,.. ,..... ,~.--, ......
,,~->o•'"' .. _........

168 LAS TAREAS DEL TRATA MIENTO

El terapeuta en ningún momento se muestra en acuerdo o desacuerdo


con los puntos de vista del cliente, sino que intenta sentir cuáles son. El
terapeuta atiende al mensaje que el cliente le intenta comunichr, escucha lo
que se dice en vez de lo que no se dice, y no intenta sacar conclusiones o
imágenes del cliente a partir de lo que dice. La intenci6n del terapeuta es
comunicar comprensi6n, no ofrecer un insight de algo de lo que no se es
consciente. El terapeuta, de este modo, se implica en un esfuerzo activo por
comprender la experiencia del cliente, en lugar de en un proceso de escucha
pasivo. La comprensi6n empática no es simplemente un proceso de estable-
cer un buen rapport, ni un proceso de escucha amistosa. Esto se hace en la
mayoría de los enfoques terapéuticos y, con frecuencia, se etiqueta incorrec-
tamente como ser empático. Por el contrario, al ser empático el terapeuta
realmente intenta sentir lo que el cliente está diciendo, hacerlo suyo y
«saborear» c6mo es ser el cliente en ese momento. Entonces el terapeuta le
comunica esta comprensión y le pide que vea si se ajusta a su experiencia.
El cliente, a continuaci6n, corrige y amplía las percepciones del terapeuta
y, así, el ciclo comienza de nuevo con el terapeuta intentando sentirlo. El
nivel de inferencia del terapeuta de lo que significa la experiencia del cliente
se mantiene bajo, aunque el foco del terapeuta es por necesidad selectivo y
atiende a aquello que es más vivo e intenso en la expresi6n del cliente.
Se ha escrito mucho sobre las habilidades de respuesta empática y en
lugar de repetirlo, referimos al lector a las fuentes originales (Rogers, 1951,
1961; Gendlin, 1968, 1974; Rice, 1974) y al material disponible sobre
entrenamiento en estas habilidades (Martin, 1983). Sin embargo, deseamos
enfatizar aquí la distinci6n entre las habilidades de comprensi6n empática
y las de exploraci6n empática (Rice, 1983). Las respuestas de comprensi6n
acentúan la transmisi6n de comprensi6n y sirven para mantener la seguri-
dad y una atmósfera propicia para la exploraci6n. Las respuestas explora-
torias, además de comunicar comprensión, sitúan selectivamente el centro
de atenci6n en el aspecto más fresco, vivo y central de la comunicaci6n del
cliente sobre su experiencia actual, y así favorecen la exploraci6n de lo que
todavía no está claro o es más novedoso. En este tipo de respuesta no se
reflejan los significados/ sentimientos del cliente como un producto final,
sino como una exploración abierta de lo que el cliente puede estar sintiendo.
Así pues, hay dos formas diferentes de seguir al cliente empáticamente,
una que transmite lo que se ha captado del significado emocional del cliente,
mientras que la otra empuja hacia una operaci6n posterior. Esto se comu-
nica no sólo por medio del contenido, sino también por la calidad vocal y
el modo de expresión. Así, una respuesta de comprensión empática trans-
mite una calidad de •de modo que eso es lo que es» o «sé a lo que te refieres»;
sin embargo, en una respuesta de exploración empática hay, a menudo, una
-- ·--.-. ,-.. -.

r
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LASTAREASDELTRATAMIENTO 169

Tabla de indicador, operación y estado final.

Capítulo Indicador Operación Estado final


8 Reacción problemática Despliegue Nueva visión del
(problema de evocador funcionamiento del
autocomprensión).
. ' .
s1stemat1co. sí-mismo-en-el-mundo.

9 Sentido poco claro o Enfoque vivencial. Simbolización del


ausente. sentido; procesamiento
produciivo vivencial.

10 Escisión autoevaluadora Diálogo de las Autoaceptación,


(autocrítica, estar dos sillas. . .'
1ntegrac1on.
atormentado).

11 Escisión autointerruptora Representación Autoexpresión,


(sentimiento de bloqueo, de las dos sillas. . .'
autonzac1on.
resignación).

12 Asuntos inacabados Trabajo con la Perdonar al otro o


(sentimiento desagradable silla vacía. entenderlo, afirmar al sí
persistente hacia un otro mismo separado.
específico).
13 Vulnerabilidad (emoci6n Afirmación Autoafirmación
' .
dolorosa relacionada con empat1ca. {sentirse comprendido,
el sí mismo). esperanzado y
fortalecido).

cualidad tentativa que transmite un «no estoy seguro, ¿es esto lo que es?».
En ocasiones, esto incluso se puede concebir como una no comprensión
empática en la que se intenta entender lo que aún no está claro, frente a
transmitir lo que se entiende.
Las respuestas de comprensión empática son la forma más importante
que tiene el terapeuta para crear un clima de aceptación empática. Así, se
comunica a los clientes que se les valora por ser quienes son y esto les ayuda
a experimentarse a sí mismos como valiosos. Aceptan sus propios senti-
mient_os, ~onfían en su experiencia y se sienten confirmados en su propia
expenenc1a.
Las respuestas de exploración empática facilitan la implicación en la
exploración diferencial productiva. Las respuestas exploratorias estimulan
la experimentación más profunda y facilitan la simbolización de nuevos
aspectos de la experiencia que no se encontraban antes en el foco de la
conciencia. Estas respuestas guían la asignación Je Li atención y la centran
··~ . ..., .

170 LAS TARE AS DEL TRATAMIENTO

en los límites de la experiencia que todavía no están daros, y ayudan a


diferenciarla de un modo más preciso. Contribuyen a llegar al sentir
idiosincrásico y diferenciado de la experiencia y a integrarlo en nuevos
niveles de significado. Por ejemplo, cuando un terapeuta responde: «De
modo que eso te dejó con un sentimiento de rabia. ¿Como si se te encogiera
el estómago?», el cliente atiende a su experiencia interna, la simboliza como
rabia «definitiva» y, después, la distingue como rabia «totalmente legítima»
y, finalmente, la integra en «Sentirse agraviado por haber sido tan maltra-
tado» y lo traslada en la tendencia a la acción jurando «no permitir que se
repita>>.
Cuando el proceso de exploración empática, descrito anteriormente, se
ha puesto en marcha, comienza el proceso esencial de la terapia y el cliente
entra en el proceso de atender y simbolizar su propia experiencia. Dicho
proceso es inherentemente terapéutico. Además, a panir de este proceso
internamente centrado surgirán los indicadores de problemas afectivos que
darán al terapeuta la oponunidad de llevar a cabo la intervención diferen-
cial. En los siguientes capítulos describiremos dichos indicadores e inter-
venciones.
~ ...

CAPÍTULO VIII

DESPLIEGUE EVOCADOR SISTEMÁTICO


EN UN INDICADOR DE UNA REACCIÓN PROBLEMÁTICA

Un supuesto básico en el enfoque vivencia! y procesual es que los clientes


tienen que acceder y cambiar sus esquemas cognitivo/afectivos del sí-mismo-
en-el-mundo que interfieren con su funcionamiento adaptativo, su satisfac-
ción y la ampliación de su desarrollo. Un supuesto posterior es que identificar
tales áreas esquemáticas no incluye un «diagnóstico» en el sentido usual, sino
que la presencia y la estructura de tales esquemas disfuncionales se pueden
identificar por medio de «indicadores» del proceso del cliente. Estos indica-
dores no sólo señalan la existencia de esquemas disfuncionales potencialmen-
te relevantes sino, lo que es más importante, la disposición del cliente en ese
momento para centrarse en los aspectos más confusos de su vida. Además,
el indicador también señala el modo de acceder y reprocesar los esquemas
relevantes que probablemente serán más efectivos en ese momento.
Las personas en terapia a menudo relatan incidentes en los que reaccio-
naron ante alguien o ante alguna situación de un modo que les resultó
inesperado, exagerado o poco razonable, y los relatan con un sentimiento
de confusión. Puede que estas reacciones problemáticas no sean siempre de
capital importancia, en cuyo caso el terapeuta no las tiene en cuenta y las
considera simplemente como historias que se cuentan. Sin embargo, el
despliegue evocador de tales reacciones problemáticas puede llevar a impor-
tantes descubrimientos sobre el sí mismo. Su importancia estriba en el hecho
de que los clientes son conscientes de algún tipo de discrepancia entre sus
propias reacciones reales y su visión de lo que sería una reacción apropiada
o autocongruente y, por lo tanto, están motivados a explorarlas y llegar a
comprenderlas. Los clientes pueden llegar a ser conscientes, de una manera
vívida e irrefutable, de sus propias construcciones de significado con respec-
to al impacto, o al impacto potencial, de la situación estimular y la conexión
entre su construcción y sus propias reacciones problemáticas. Además, la
exploración puede conducir a la toma de conciencia de los esquemas
emocionales más amplios que subyacen a sus propias construcciones.
El indicador de una reacción problemática no indica por sí mismo el
contenido de los esquemas emocionales disfuncionales relevantes, sino que
indica la presencia y la actuación de algún esquema disfuncional. Cuando
uno se enfrenta a situaciones nuevas, si se evoca una estructura esquemática
en particular por la similitud de los rasgos sobresalientes, se activa toda la
.... ,,,.. . ' .,. -· .. ·, ··- -,... ,. ·,- .... , .. ,,. . ' ...._.......,,,....,.

172 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

estructura y la respuesta de la persona queda determinada, de este modo.


En el despliegue de puntos de reacci6n problemática, el prime/ modo de
implicaci6n del cliente que el terapeuta intenta facilitar es la btisqueda
vivencia! (descrita en el capítulo 2). Este proceso de búsqueda vivencia!, en
el despliegue de reacciones problemáticas, incluye un modo de implicaci6n
en el que los clientes son capaces de ponerse en contacto con los límites del
tono emocional de su propia experiencia interna. Esto permite al cliente
reexperimentar y reconocer aspectos importantes de su experiencia que no
habían sido procesados totalmente con anterioridad. El terapeuta usa el
despliegue evocador sistemático para facilitar el proceso al cliente.

¿QUÉ HAY QUE CAMBIAR? LA DIFICULTAD DE PROCESAMIENTO SUBYACENTE

Lo que hay que cambiar en estos acontecimientos son los esquemas


disfuncionales cognitivo/ afectivos del sí-mismo-en-el-mundo, por medio de
los que se filtra la experiencia de la persona y que guían sus reacciones
internas y externas a las situaciones en el curso de la vida cotidiana. Muchos
esquemas emocionales del sí-mismo-en-el-mundo son congruentes y están
integrados en la experiencia consciente del sí mismo y, de este modo, guían
las respuestas emocionales de una manera congruente con el sí mismo.
Por otra parte, algunos esquemas emocionales, que son influyentes
porque guían nuestras reacciones, nunca han estado realmente integrados
en la experiencia consciente del sí mismo y, sin embargo, se activan
fuertemente en situaciones estimulares particulares. Estas situaciones con-
tienen algún rasgo estimular que las hace muy relevantes para algunos
esquemas emocionales que no están en la conciencia y, de este modo, este
rasgo particular activa el esquema. Cuando se accede a uno de estos
esquemas tácitos relevantes para el sí mismo, se produce el detonante para
algún tipo de reacci6n interna o externa inesperada y confusa. Los esquemas
emocionales tácitos, por supuesto, están presentes en todas las personas y
pueden desencadenar reacciones en cierto modo inesperadas. Algunas per-
sonas, sin embargo, tienen algunos esquemas emocionales tácitos que
poderosamente influyen en la experiencia y la conducta de un modo
disfuncional y confuso. Al principio puede que el cliente considere que tales
reacciones no son muy importantes, mientras que otras están produciendo
serias consecuencias. En ambos casos, su evocaci6n y exploraci6n puede
llevar al acceso y reexamen de los esquemas emocionales que han estado
implicados, de un modo nuclear, en los ámbitos importantes y problemá-
ticos del propio funcionamiento.
' ...,.,... " ,
....

DESPLIEGUE EVOCADOR SISTEMÁTICO 173

Muchos esquemas disfuncionales tácitos se formaron, con toda proba-


bilidad, en la infancia y las fuerzas emocionales-motivacionales tomaron
parte en su construcci6n. Pero, un supuesto te6rico importante que sub-
yace a nuestro acercamiento al cambio es que no es el recuerdo reprimido
de nuestras experiencias más tempranas que conduce a la motivaci6n
inconsciente o a mecanismos defensivos, lo que está influyendo en el fun-
cionamiento presente. Pensamos que estos esquemas se mantienen porque
las experiencias nuevas relevantes para el sí mismo se procesan reiterada-
mente a través de estos esquemas tácitos disfuncionales, que automática-
mente se aplican a la situaci6n. Así, se distorsionan las nuevas experiencias
y se asimilan en la antigua estructura y no se produce cambio. Lo signi-
ficativo es que estos esquemas tácitos, cargados de emoci6n, del sí-mismo-
en-el-mundo influyen en nuestra manera de guiar las percepciones y de
generar reacciones internas y externas inapropiadas, confusas y aparente-
mente incongruentes con el sí mismo. Es el reconocimiento y la reexperi-
mentaci6n de estas reacciones confusas lo que puede conducir al acceso,
reexamen y, finalmente, a la reorganizaci6n de los esquemas tácitos
relevantes y a cambios fundamentales en la experiencia consciente del sí
mismo. Consideramos que el despliegue evocador sistemático de las reac-
ciones problemáticas es una estrategia valiosa para capacitar a los clientes
a que accedan, reexaminen y reestructuren los esquemas emocionales
disfuncionales, que están influyendo en sus sentimientos y acciones inter-
firiendo con sus propias relaciones, satisfacciones y metas.

ÜPORTUNIDADES PARA LA INTERVENCIÓN,


EL INDICADOR DE UNA REACCIÓN PROBLEMÁTICA

A veces, los clientes describen espontáneamente incidentes en los que


se encontraron a sí mismos reaccionando de un modo que sentían como
inesperado, poco razonable o problemático. Estas reacciones problemáticas
pueden incluir tanto una reacci6n externa, conductual, como una respuesta
interna tal como una fuerte emoci6n. El indicador que muestra la disposi-
ci6n del cliente para implicarse en la búsqueda vivencia! necesaria en el
despliegue de reacciones problemáticas, debe contener los siguientes ele-
mentos: a) el cliente cuenta un ejemplo de una reacci6n en una situaci6n
particular; b) la reacci6n que se vive como problemática pertenece al cliente,
no a ningún otro; c) hay indicaciones de que el cliente ve la reacci6n como
problemática, y no como una consecuencia desafortunada de la conducta
de alguna otra persona.
174 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

Los ejemplos más claros de este tipo de incidentes son aquellos en los
que los dientes cuentan el incidente con un sentimiento real d'é sorpresa,
como si hubieran violado, de algún modo, alguna expectativa acerca de ellos
mismos. Por ejemplo, un cliente que dice: «De repente, me sentí furioso
con mi padre. Perdí el control. Fue muy extraño». La reacci6n considerada
problemática, puede contarla como una reacci6n conductual, en lugar de
verla como una reacci6n interna. Por ejemplo, cuando un cliente dice:
«Sabía que no era un buen momento para hablar con mi padre, pero aun
así lo hice; fue una tontería», da la sensación de que el cliente no tiene
conciencia explícita de la reacci6n interna que le hizo comportarse de tal
modo. Pero, cuando se despleg6 dicha reacci6n, emergi6 y se explor6 una
importante reacci6n emocional.
Es importante que la reacci6n incluya un incidente en particular, en
lugar de manifestarse de un modo general. Si un cliente dice que es presa de
pánico cuando tiene que hablar en clase, el terapeuta debe preguntarle si
puede referirse a algún incidente en particular. Si en ese momento el cliente
no pudiera recordar ninguno, el terapeuta puede sugerirle que trate de no
olvidar la pr6xima vez que le ocurra, que no intente analizarlo, pero que
saque el tema en la siguiente sesi6n.
A veces, los indicadores de reacciones problemáticas (RP) parecen estar
muy conectados con los temas que el cliente está tratando en terapia,
mientras que en otras ocasiones parecen estar totalmente desconectados de
los problemas que presenta. De acuerdo con nuestra experiencia, en ambos
casos, se puede colaborar en la consecuci6n de una exploraci6n valiosa. El
primer tipo puede ser más tentador debido a su posible relevancia respecto
a los problemas que presenta el cliente, pero, en este caso, puede ser más
difícil conseguir que no generalicen prematuramente los temas aparente-
mente relacionados, antes de que hayan desplegado totalmente las RP. Por
otra parte, el episodio aparentemente no relacionado puede parecer irrele-
vante en principio, pero la senda exploratoria puede conducir a algún tipo
de autoconocimiento extremadamente relevante. Por ejemplo, un cliente
dijo nada más entrar: «Mientras venía vi un cachorrito que obviamente se
había perdido e intentaba desesperadamente volver a casa. No puedo qui-
tármelo de la cabeza, y tengo ganas de llorar•. Aunque podía parecer que
no tenía ninguna conexi6n con los temas que habían salido antes, el
despliegue de esta RP llev6 a una exploraci6n extremadamente intensa de
uno de los más profundos miedos del cliente.
Una característica esencial de los indicadores de RP es que los clientes
se encuentran en posesión de sus propias reacciones, percibiéndolas como
algo que surge desde dentro de ellos, en lugar de atribuirlas a la situaci6n o
a otra persona. Al explorar las reacciones problemáticas, el reconocimiento
DESPLIEGUE EVOCADOR SIS1EMÁ TICO 175

y la posesión de las propias reacciones confusas son el punto de entrada para


un autoexamen de algún área del funcionamiento más amplia que no había
sido poseída o cuestionada anteriormente.

¿CóMO OCURRE EL CAMBIO?

El supuesto básico en este enfoque es que cuando las personas se centran


y exploran una reacción particular, inesperada o disfuncional frente a una
situación particular, esto permite a los clientes reexperimentar y explorar
todo un ciclo de procesamiento que les llevó a una reacción, interna o
externa, que no encaja con sus propias autoexpectativas. El tipo de segui-
miento interior que se realiza en esta exploración es muy diferente a la
generalización, la especulación o el intento de analizar la experiencia. Es un
proceso de búsqueda vivencia!, en el que el proceso de despliegue brinda la
oportunidad de avanzar por una secuencia de procesamiento cognitivo/
afectivo, que incluye, de un modo tácito, esquemas potencialmente impor-
tantes que son relevantes a los modos de funcionamiento insatisfactorios,
confusos o preocupantes. En este proceso de búsqueda vivencia!, los clientes
pueden seguir una secuencia de procesamiento basada en la vida real, de un
modo lento pero vívidamente reevocado. Pueden ser deliberadamente cons-
cientes del sí mismo en este ambiente no defensivo. Es una experiencia de
la vida real, pero, sin embargo, se puede examinar paso a paso para recono-
cer el activador perceptual, las construcciones hechas de un modo inmediato,
las respuestas afectivas y las implicaciones de significado emocional relevan-
tes para el sí mismo de estas construcciones y respuestas afectivas. Éste es un
proceso de búsqueda vivencia!, que consiste en llegar a ser conscientes de una
complicada serie de datos del proceso interno que, de otro modo, hubieran
sido inaccesibles a la conciencia. Es como si el cliente caminara lentamente
a lo largo del proceso vivencia!, en lugar de correr por él.
En este lento reexperimento y reexamen, los clientes pueden reconocer
los ingredientes del estímulo que eran sobresalientes para ellos en aquel
momento y que sirvieron como activadores de la reacción inesperada.
Pueden reexperimentar y llegar a ser conscientes de sus propias constn1c-
ciones de significado y de las reacciones emocionales internas que dichas
construcciones han estimulado. Lo que es más importante, en posteriores
exploraciones, pueden reconocer que estos tipos de construcciones selecti-
vas ejercen un efecto controlador de sus reacciones emocionales y modos
de funcionamiento en un ámbito mucho más amplio de experiencias.
Un rasgo de importancia vital en esta exploración es que esta búsqueda
vivencia! sea automotivada. Los clientes son conscientes de que hay algún
'>"'( • "• '''•" ""'e·-·· •r·-·.'"~ .. "'",.-·~·-···~'""":'""""'

176 LASTAREASDEL TRATAMIENTO

tipo de discrepancia entre su visión de una reacción apropiada y congruen-


te con el sí mismo y su propia reacción, y de este modo estro motivados
a explorarla y entenderla. Se están retando a sí mismos para entender su
reacción, pero no se trata de un análisis fundamentalmente intelectual o
conceptual. Están reviviendo la experiencia, pero lo hacen centrando la
atención y con la máxima asignación de capacidad de procesamiento. De
alguna manera, se trata de una buena autoexploración interna, pero tiene
una calidad especial. El cliente se encuentra temporalmente distanciado y
liberado de los supuestos y expectativas automáticas generados por el
antiguo esquema. Esto le permite mirar de nuevo la experiencia mientras
un nuevo conjunto de preguntas le guía en la búsqueda. Al implicarse en
este proceso vivencia!, el cliente puede encontrar nuevos significados que
representen más exactamente su experiencia del sí mismo en el mundo.
Los efectos de este proceso de despliegue evocador han sido estudiados
por medio del análisis secuencial (Wiseman y Rice, 1989) y las comparacio-
nes entre los resultados de los clientes que resolvieron la RP y aquellos que
no lo hicieron (Lowenstein, 1985; Rice y Saperia, 1984).

El modelo de despliegue de reacciones problemáticas:


pasos necesarios del cliente para la resoluci6n
El modelo de despliegue evocador de reacciones problemáticas se
muestra en la figura 8-1. Los pasos del modelo se describen en la parte
inferior detalladamente. Además, una forma corta de la escala del grado de
resolución, diseñada para propósitos de investigación, se muestra en la tabla
8-1. Indica seis grados de resolución y se puede usar como guía para estimar
la distancia que se ha recorrido en el proceso de resolución.

Etapa I. Preparándose para la exploración


La primera etapa empieza cuando los clientes mencionan una situación
en la que reaccionaron de un modo que les resultó extraño. Esta reacción
no tiene que estar necesariamente relacionada con ninguno de los temas que
han constituido el foco de la terapia, pero se ha expresado un sentimiento
de confusión. El cliente siente que su reacción ha sido inesperada, inapro-
piada, inadaptada o al menos problemática. En respuesta a las reflexiones
interrogativas y tentativas del terapeuta, el cliente identifica el aspecto de
su reacción que le pareció problemático y confirma que efectivamente le
resultó confuso. Luego el terapeuta sugiere que éste puede ser un ámbito
importante e interesante que estudiar en detalle. Si el cliente está de acuerdo
y parece estar motivado para implicarse en esta exploración, comienza la
etapa s1gu1ente.
. ., '"·"'''' .. -.......
,_,., ....... -, " .. , ,.~ e·~,,.

DESPLIEGUE EVOCADOR SISTEMÁTICO 177

Etapa 1: Preparándose para la exploraci6n.


l. El indicador: expuesta la reacci6n problemática.
2. Confirma lo que sintió como problemático y está de acuerdo en explorarlo.

Etapa 11: Reevocación de la experiencia.


3. Vuelve a entrar vívidamente en escena y empieza a reexperimentar.
4. Busca y reconoce los elementos más importantes en la situación estimular.

Etapa III: Rastreo del significado idiosincrásico del estímulo tal y como se ha
interpretado.
Atiende separadamente a la reacción afectiva y/ o a la interpretación subjetiva
de la situación estimular.
5. Atiende a las reacciones emocionales ante los estímulos percibidos.
6. Atiende a la naturaleza de la propia interpretación subjetiva de los estímu-
los pei-cibidos.

Puente de significado: Resolución parcial-reconoce la relación causal entre


reacción e interpretación del impacto del estímulo.

Etapa IV: Reconocimiento y reexamen del propio modo de funcionamiento


(esquemas del mismo).
7. Aunque todavía está vivencialmente implicado, ya puede alejarse y exami-
nar su propio modo de su funcionamiento en el contexto de sus propias
necesidades, deseos, miedos, valores, deberes y cualidades personales. -
8. Amplía la exploración y reexamina su propio modo de funcionar en otras
s1tuac1ones.

Resolución: Nueva conciencia y comprensión de aspectos importantes del


modo de funcionamiento, de modo que el problema se reestructura. Hay
una nueva conciencia de lo que se quiere cambiar y un nuevo sentido de
tener el poder para efectuar cambios.

Figura 8-1. Despliegue de reacciones problemáticas.

Etapa II. Paso 3. El cliente se reintroduce vívidamente en la escena


Después de que los clientes han identificado la reacción que les pareció
problemática y están de acuerdo en explorarla detalladamente, se les ayuda
a que se impliquen en una vívida reexperimentación de la situación antes
de que se desencadenara la reacción. Se les anima a que transmitan al
terapeuta su sentimiento inmediato con respecto a la situación en particu-
lar y a su experiencia interna en aquel momento. Si el terapeuta facilita la
tarea del modo que describiremos a continuación, los clientes normalmen-
178 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

te logran recuperar una descripción muy vívida de la escena externa y


reexperimentar su propio estado interior en el preciso moménto en que
se produjo la reacción. Esta reintroducción vívida proporciona el marco
adecuado para una reexperimentación del incidente vívida y lenta, desde
una posición de implicación emocional pero, fundamentalmente, explora-
toria.

Etapa II. Paso 4. Búsqueda y reconocimiento de los aspectos


más destacados de la situación estimular
Cuando la escena ha empezado a hacerse vívida de una forma vivencia!,
se anima a los clientes a que se hagan conscientes del aspecto de la situación
que consideran más destacado y que estuviera en relación con la reacción.
Este no debe ser un proceso de análisis sistemático, sino un reconocimiento
espontáneo del aspecto que tuvo impacto, lo que llama la atención al cliente.
Algunas personas reconocerán de inmediato «El tono de su voz» o «Todos
me miraron cuando entré». Otros tendrán un sentido interno del impacto:
«Al cruzar la puerta y verlos discutiendo distintos temas, me sentí en cierto
modo inútil». Este reconocimiento sitúa los aspectos destacados en el foco
de la conciencia, permitiendo al cliente empezar una exploración intensiva
del significado idiosincrásico que tuvo la situación para él.

TABLA 8-1. Escala de grado de resolución: momentos de despliegue de reacción


problemática.

1. El cliente describe una reacción suya inesperada y confusa.


2. El cliente se ha «reintroducido» en la escena y está recordando y reexperi-
mentando el momento en que se desencadenó la reacción.
3. El cliente recuerda los aspectos más destacados de la situación estimular.
Explora tanto su propia reacción interna afectiva a la situación, como su
interpretación subjetiva del impacto potencial de la situación.
4. Alcanza el «puente de significado». Ha descubierto la conexión entre sus
reacciones problemáticas y su propia evaluación del impacto potencial de la
situación de estímulo.
5. Lo reconoce como un ejemplo de 11n aspecto más amplio de su propio modo
de funcionamiento que está interfiriendo con sus propias necesidades y
deseos.
6. Alcanza la «resolución». Obtiene una visión completamente nueva de aspec-
tos importantes de su propio modo de funcionamiento y de los cambios en
el sí mismo que quiere efectuar. Empieza a sentirse autorizado a llevar a cabo
un cambio.
. -·· ' . ' "

DESPLIEGUE EVOCADOR SISTEMÁTICO 179

Etapa III. Rastreo del significado personal de la situación


estimular de acuerdo a la interpretación que se le ha dado:
atender al estímulo y a los bordes de la reacción
Esta etapa de la exploración es compleja y, con frecuencia, larga. Los
clientes reexperimentan estos episodios de un modo vívido, pero lento,
desde una posición exploratoria. En algunos momentos de la exploración
tendrán que atender a su propia percepción de la situación y a su valoración
del significado. En otros momentos, centrarán el foco en sus propias
reacciones internas, como la aprensión o la tristeza. Es importante que los
clientes reexperimenten y exploren tanto sus reacciones a nivel de «senti-
mientos» internos frente a la situación estimular, como a la naturaleza de
su propia interpretación perceptual de la situación. Estos dos aspectos de
su reacción pueden ser importantes para lograr conciencia de la naturaleza
de sus propias interpretaciones idiosincrásicas del significado personal de
la situación.
Esta exploración es, a menudo, más efectiva si el foco del cliente no se
centra en ambas partes a la vez. Como se ilustrará en la sección siguiente
sobre las funciones del terapeuta, es importante que el terapeuta los refleje
de tal manera que el foco se encuentre en un lado o en otro. A medida que
la exploración contini'ta, sin embargo, la parte del estímulo y la parte de la
reacción interna empezarán a converger, proporcionando una nueva con-
ciencia de la propia experiencia en ese momento. Esta etapa de «rastreo» de
la exploración se completa cuando el cliente reconoce espontáneamente que
la reacción que le parecía problemática era una respuesta directa a su propia
interpretación idiosincrásica de significado de algunos rasgos de la situación
estimular y de las emociones activadas por la naturaleza de dicha interpre-
tación. Este reconocimiento espontáneo provee el •puente de significado»
entre la reacción espontánea confusa y la naturaleza de la interpretación
automática del impacto relevante al sí mismo o del impacto potencial de la
situación estimular.

Momento del primer cambio


Aunque todo el proceso completo de bi'isqueda vivencia! es importante,
hay dos momentos en los que ocurre un cambio decisivo. En el primer
momento de cambio, el •puente de significado», los clientes descubren el
nexo entre la naturaleza de su propia interpretación del significado emocio-
nal de la situación de estímulo y la reacción que parecía inadecuada y
confusa. Descubren que la reacción confusa era en realidad congruente con
su propia interpretación de significado de la situación en ese momento y
con los sentimientos activados por dicha interpretación. Un esquema tácito
de emoción relevante al sí mismo entró en juego debido a alg{in aspecto de
180 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

la situaci6n, en lugar de hacerlo el esquema que el cliente hubiera conside-


rado más adecuado a la situaci6n. !
El puente de significado proporciona una nueva comprensi6n vívida
de la propia interpretaci6n idiosincrásica del estímulo para el cliente. Esta
toma de conciencia de la interpretaci6n pone inevitablemente toda una
estructura esquemática relevante para el sí mismo en el foco de la concien-
cia, ya que se ha accedido al esquema de emoci6n tácito relevante para el
sí mismo y éste se encuentra disponible de manera potencial para su
exploraci6n. Este reconocimiento y apropiaci6n espontáneos de la propia
interpretaci6n y sus posibles consecuencias, proporciona, normalmente,
un estímulo para una exploraci6n del sí mismo más amplia, que constituye
el foco de la etapa IV.
Etapa IV. Reconocimiento y reexamen de los esquemas relevantes
del sí mismo: ampliaci6n, profundización y apropiación
La conciencia de que las propias reacciones confusas son la respuesta
directa de las propias interpretaciones de la situaci6n estimular y los
sentimientos activados por ellas proporciona, a menudo, a los clientes un
estímulo para una exploraci6n más amplia. Se produce normalmente un
reconocimiento espontáneo de que la manera en que reaccionaron en esa
situaci6n era un ejemplo de un modo de funcionamiento más generalizado,
en el que uno se siente inconsistente con sus propias expectativas, satisfac-
ciones y objetivos. Este autorreconocimiento proporciona, a menudo, un
estímulo para el proceso de búsqueda guiado por el sí mismo que va mucho
más allá de un análisis intelectual. Es como si los deseos, miedos, valores y
creencias acerca del sí mismo estuvieran siendo «experimentados» relacio-
nando unos con otros.
Este proceso deliberado de experimentaci6n es un conjunto de comple-
jas operaciones internas demasiado lineal para describir sistemáticamente,
pero que se puede reconocer con cierta facilidad a partir de la voz, el foco
vivencia! y la manera general de estar del cliente. Por ejemplo, una cliente
había reconocido en el puente de significado que si la dejaban sola en una
fiesta durante un minuto o dos, se sentía ignorada, y ella lo interpretaba
como un rechazo. A medida que continuaba el proceso, empez6 a ampliar
la exploraci6n, pensando y explorando otras situaciones en las que había
sentido esa sensación de rechazo total. La exploraci6n también llev6 a una
conciencia más profunda de lo mucho que temía el rechazo, incluso, de
c6mo el rechazo parecía amenazar todo su sentido de sí misma. Pero al
continuar la exploraci6n, empez6 a describir y explorar espontáneamente
áreas en las que había desarrollado un sentido de sí misma claro y positivo,
un sentido que ella valoraba claramente. Por último, se dio cuenta de que,
' .
" ,
. .
'" "·"''"....... "' ..,,.~ .... . ,.. _,,_ ........ "..., .•.
~, ·~···

DESPLIEGUE EVOCADOR SISTEMA TICO 181

aunque le gustaba que la gente le prestara atención, ya no necesitaba


realmente la confirmación de que ella era una persona que valía la pena.

Segundo momento de cambio


La resolución se alcanza cuando los clientes adquieren nueva concien-
cia de su propio modo de funcionamiento de tal manera que el tema se
reestructure. Aunque los clientes se encuentran todavía implicados viven-
cialmente, tienen ahora el sentido de lo que quieren cambiar y de lo que
ya han empezado a cambiar. Este momento de resolución se acompaña
normalmente de un cambio positivo de humor. Después del momento de
la resolución, hay generalmente posterior exploración y la experimenta-
ción emocional de las propias necesidades y deseos, valores y deberes,
miedos y capacidades, pero sus valencias emocionales relativas parecen
haber cambiado.

ÜPERACIONES DEL TERAPEUTA

El despliegue evocador de un momento de reacción problemática está


diseñado de tal modo que la situación estimular original regresa a la realidad
de un modo vívido y estimula a los clientes a reexperimentar y explorar sus
propias reacciones internas y la interpretación subjetiva de los aspectos
relevantes de la situación. Las cinco etapas tienen su propio objetivo y se
instigan en secuencia (figura 8-2). Es posible pasar de una etapa a otra tras
completar la anterior. El foco principal, hasta la etapa de puente de signifi-
cado, debe estar en una situación panicular, y no en una generalización de
situaciones y una identificación de patrones amplia. La reexperimentación
y el reprocesamiento tienen lugar en la relación centrada básicamente en el
cliente, en la que éste es expeno en su propia experiencia. Aunque el
terapeuta sea en cienos momentos el director del proceso, le corresponde
al cliente llevar a cabo los descubrimientos. El modo de implicación del
cliente en este caso es la búsqueda vivencia!, tratada en el capÍtulo 2. Se
mantiene una relación empática y de aprecio durante todo el proceso de
búsqueda, pero se pone énfasis en ayudar al cliente a entrar en contacto y
rastrear los límites de su propia conciencia interior de tono afectivo para
facilitarle el descubrimiento de elementos cruciales de su experiencia. La
mayor pane de las intervenciones del terapeuta serán refh;xiones, pero
poseerán la cualidad de reflexiones de «límites abienos». Estos indican
comprensión empática pero mantienen el foco en la experiencia interna del
cliente que está emergiendo. Esto se lleva a cabo de un modo tentativo,
estimulando así al cliente a comprobar, corregir o seguir adelante.
"···~· ... ·--,,··· .. ,, __ ,, , .. .. - •.......
,., , ..... ··~
~ .......... ..,.... , ...,, .•, .~ ·- ....... --~-~··

182 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

LAS FUNCIONES DEL TERAPEUTA EN LAS DISTINTAS ETAPAS DEL llfODELO

Etapa l. Preparándose para la exploración


Esta primera etapa empieza cuando los clientes hablan de una reacción
que tuvieron en una situación particular y que ellos sienten como inespera-
da, peculiar o inapropiada. El terapeuta tiene que aprender a escuchar de un
modo selectivo, para poder detectar dichos momentos en la terapia. Es muy
fácil pasar por alto tales momentos, considerándolos como digresiones de
temas más importantes, pero éuando se reexperimentan y exploran pueden
llevar a nuevos conocimientos importantes acerca del sí mismo con impli-
caciones más amplias. Estos incidentes pueden constituir un momento de
introspección Útil para aquellos dientes que tienen la tendencia a permane-
cer en la referencia a la situación, en lugar de mirar en su interior. Si la
calidad de voz del cliente o su manera de describir el incidente lleva consigo
un matiz de sorpresa, confusión, desilusión consigo mismo o, incluso,
repugnancia hacia el sí rnismo, la exploración del incidente puede abocar
en importantes posteriores exploraciones del sí mismo.
Después de haber establecido la RP, el primer paso consiste en confir-
mar lo que se siente como problemático y confirmar exactamente qué
aspecto se experimentó como problemático. A veces un cliente puede señalar
una RP como problemática pero, cuando empieza a profundizar en ella,
resulta claro que se percibe como una reacción desafortunada pero «natural»
ante una provocación. En este caso la exploración, probablemente, no va a
resultar productiva. No es siempre fácil decir qué parte de una secuencia de
respuestas resulta problemática y qué parte es simplemente una consecuen-
cia de ella. En general, ambas se pueden comprobar y estimular, desde una
postura exploratoria, por medio de respuestas como: «¿De modo que la
parte de tu reacción que ves como exagerada o peculiar es la terrible rabia
que sentías en ese momento?» Otro ejemplo podría ser: «Y supongo que
dices que la parte que no entiendes es la de haberte puesto tan tensa. Te
sentiste como si realmente hubieras perdido los esquemas».
Un cliente puede en un principio señalar un aspecto de su reacción
como problemático, y luego, cuando empieza la exploración, se enfoca un
sentimiento problemático anterior al sentimiento identificado en primer
lugar. Si esto ocurre, hay que comprobar que el sentimiento anterior es la
parte realmente problemática y, si se confirma, hay que continuar con
dicha parte.
Si se indica una RP general, por ejemplo: «Yo siempre me asusto en las
tutorías», se puede pedir al cliente un ejemplo reciente o un ejemplo que
esté destacado en la mente del cliente. Normalmente se puede recordar de
manera vívida algún episodio relevante. Si el diente no pudiera hacerlo y
.,.

DESPLIEGUE EVOCADOR SISTEMÁTICO 183

Etapa I. Preparándose para la exploración.


1. Identifica el indicador relevante.
2. Verifica el aspecto problemático.
3. Sugiere la exploración de la reacción probletnática.

Etapa II. Reevocación de la experiencia.


4. Estimula la reexperimentación de la escena.
5. Facilita la búsqueda de elementos prominentes.

Etapa III. Rastreo de la interpretación del significado personal con respecto


a la situación de estimulo.
6. Mantiene el foco del cliente en las reacciones emocionales al estímulo y! o
7. Mantiene el foco del cliente en la interpretación de las características de
demanda de la situación de estímulo.
8. Reconoce y se centra en el reconocimiento espontáneo del cliente del
puente de significado.

Etapa IV. Facilitación de una exploración más amplia del sí mismo.


9. Facilita el reexamen de los esquemas del sí mismo del cliente.
10. Facilita un reexamen más amplio de los esquemas del sí mismo en otras
situaciones de la vida.
11. Reconoce y se centra en la nueva comprensión del cliente de estilos
disfuncionales guiados por el esquema y las nuevas implicaciones para un
cambio en el sí mismo.

Etapa V. Tarea posterior.


12. Anima al cliente a que exponga lo que él/ella ha sacado de la sesi6n.

Figura 8-2. Operaciones del terapeuta.

siguiera generalizando, la RP no funcionaría en ese momento. En una


terapia en marcha, el terapeuta puede pedir al cliente que observe, cuando
le suceda la pr6xima vez, para que lo pueda traer y explorarlo.
A veces, después de señalar la RP, los clientes empiezan a reaccionar a
su propia reacci6n, centrándose en lo infantil o derrotista que fue reaccionar
de aquella manera. Incluso, aunque tal «reacci6n a la reacci6n» pueda
constituir la parte más viva en ese momento, es importante no dejarse ir
por las ramas y recordar que se trata de una reacci6n secundaria y que lo
que realmente va a llevar a un conocimiento nuevo del sí mismo, es la
reacci6n primaria confusa. Se puede mantener el foco en la reacci6n
primaria con respuestas como las siguientes: «Sientes que tu respuesta fue
derrotista, pero hubo algo que te puso realmente furioso». El terapeuta aquí
,·-~••-~•••o••••••< ,.,.,,,._.,,_.,,, ·•"',"C ' '"' "W'' ' " ' ' ' - . ''"' ·~·"V', ,.,._ ,._, '·"''""""'~'""".....,...""' ''""' -w ~r, ,

184 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

no está tratando de decir que la rabia ·estaba «justificada», sino que algo
existente en la interpretación de la situación desencadenó la rabia.
Aunque la mayoría de los clientes traen efectivamente incidentes en los
que reaccionaron de un modo confuso y problemático, hay algunos clientes
que no parecen cuestionarse nunca sus propias reacciones de una manera
espontánea. considerándolas siempre como respuestas naturales ante la
provoca•:ión, aunque, quizá, lamentables. En estos casos, puede ser produc-
tivo definir y describir una RP, diciendo que es un tipo de experiencia que
la mayoría de nosotros tenemos en algún momento y sugerir que intenten
fijarse en dichos momentos. Luego, si se dieran cuenta de que han reaccio-
nado de un modo que resulta más o menos problemático, deberían traerlo
a la próxima sesión sin intentar analizarlo previamente. Esto no se debe
plantear como una orden, pero seguir este procedimiento permite, a veces,
la reexperimentación y exploración de áreas que resultan ser extremada-
mente importantes.
Después que se ha identificado la reacción problemática, el terapeuta
sugiere que podría resultar de mucho valor volver a la experiencia y
explorarla detalladamente. Si el cliente accede, empieza la siguiente fase.
Durante la primera etapa de despliegue del proceso, el terapeuta tiene tres
objetivos: a) establecer y mantener el foco en la reacción que se vivió como
confusa; b) alejar cualquier reacción emocional secundaria; y c) establecer
un ambiente empático en ella, que haya mutuo acuerdo para llevar a cabo
un viaje de exploración compartido.

Etapa II. Paso 4. Estimular la reintroducción en la escena:


reevocación de la experiencia
El objetivo de esta fase consiste en hacer que el cliente se reintroduzca
y reexperimente vívidamente la escena que se produjo justo antes de que
se desencadenara la reacción problemática. Es muy importante que los
clientes la describan lo más vívidamente posible. Ello estimula la recons-
trucción y la reintroducción del cliente en la situación estimular y también
permite al terapeuta obtener una sensación vivencia! de la experiencia en
su conjunto, lo cual le permite a su vez hacer reflexiones más empáticas y
válidas.
El terapeuta puede empezar de una manera explícita diciendo: «Me
pregunto si podríamos regresar y contemplar la escena de modo que
pudiéramos captar su sabor». O se podría decir: «Me gustaría sentir la
situación. Creo que estabas sentada -y él ¿estaba de pie ante ti?». Al empezar
de este modo, se usan las partes que el cliente ha descrito para que comience
la reintroducción vivencia!. A veces uno prueba darle al cliente cosas que
pueda contrastar, pero se tiene que hacer de modo experimental. Por
... . .. . ............ 1

DESPLIEGUE EVOCADOR SISTEMÁ neo 185

ejemplo: «Me viene la imagen tu ya conduciendo y hay coches a tu alrededor,


y, tal vez, ¿un atasco justo detrás de ti .. .?»Normalmente se empieza con
los detalles más externos, para luego trasladarse a aquellos más internos. Es
importante, sin embargo, recordar que los sentimientos, actitudes y pensa-
mientos del cliente en ese momento forman también parte de la situación
inmediatamente anterior a la reacción desencadenada y, así pues, pueden
formar parte del detonante.
Cuando la escena se ha hecho vívida, el terapeuta puede reflejar la escena
justo antes de que se produjera la reacción y durante la misma, y así se puede
obtener la visión del momento en que las cosas realmente cambiaron. Por
ejemplo, si el cliente ha descrito que se sentía incómodo e irritable desde
el principio de la experiencia, pero aún no resulta claro el momento justo
en que esos sentimientos se exasperaron, es importante usar un sentido
tentativo de cuándo cambiaron las cosas. Se podría decir: «Así que estabas
sentada cómodamente, tranquila y feliz, creo ... y entonces algo cambió».
Cuando el terapeuta comprueba que la experiencia se ha hecho presente
de un modo vívido y se ha reexperimentado, ha llegado el momento de
pasar a la subfase siguiente. Es importante no quedarse tan atrapado en la
construcción de la escena de manera que se pase por alto el hecho de que el
cliente está listo para pasar de un modo constructivo a la siguiente etapa.

Etapa 11. Paso 5. Búsqueda de lo más destacado


del estímulo provocador
Cuando la escena se ha hecho viva, los clientes pueden llegar a ser
conscientes, de una manera espontánea, del aspecto de la situación que les
resultó más destacado y que, de ese modo, desencadenó la reacción. Se puede
facilitar dicho proceso buscando lo más destacado de un modo tentativo,
pero es muy importante no tratar de anticiparlo. Lo que puede resultar
obvio al terapeuta puede no tener los elementos fundamentales para el
cliente. Algunas respuestas posibles: «Habla algo en su cara... o el modo en
.. ... no se, ....)». o , se po dr'1a dec1r:
que 1o d1¡0 . « y , ¿a1go h.izo que tu, ....)»
A veces los clientes mencionan la reacción de sus propios sentimientos
ante lo que ocurría en la escena de un modo espontáneo, incluso sin tener
reconocimiento explícito de lo que es prominente. Por ejemplo, una cliente
que dice: «Estaban recogiendo nieve con palas, divirtiéndose y riendo y
jugando todos juntos, y, de repente, me sentí excluida, aun sabiendo que no
lo estaba». La conexión que hace la cliente entre su reacción discrepante con
el ambiente de juego despreocupado, indica claramente el elemento desta-
cado de la escena. Y a sea reconocido directa o indirectamente, este sentido
de prominencia es el punto de partida para que el cliente pueda empezar a
explorar su propia interpretación subjetiva de la situación. Ello coloca el
"" .. " " ...

186 LASTAREASDELTRATAMIENTO

aspecto destacado en' el foco de la conciencia y constituye el núcleo de la


interpretación subjetiva.
Si la búsqueda de prominencia empieza a hacerse de un modo principal-
mente intelectual, el terapeuta devuelve el foco a la situación reevocada.
Puede ser necesario explorar la prominencia muchas veces antes de que
realmente se identifique algo como tal. Aunque este reconocimiento de pro-
minencia es un punto de partida muy útil para llevar a cabo la etapa siguiente,
el hecho de que no emergiera no debe impedir durante mucho tiempo el
paso a la etapa III. Para algunos clientes la prominencia puede no surgir hasta
la entrada en la parte de procesamiento del estímulo de la etapa III.
El ejemplo siguiente es una transcripción abreviada y condensada de las
dos primeras etapas del modelo: preparación para la exploración y reevo-
cación de la experiencia.

Etapa J. Preparación para la exploración

Cl: Ha sido una semana agotadora, tuve que preparar un trabajo impor-
tante e intentar estudiar para el próximo examen. Estoy muy cansada
(suspiro).
Tl: Me lo imagino. Agotada.
C2: Sí (suspiro). Por una parte me siento bien por haberme concentrado en
ello ... haber hecho todo eso (pausa). Pero me siento en cierto modo
extraña.
TZ: Te sientes bien por todo lo que has hecho. Pero ... no estoy seguro ...
¿incómoda... con cierto malestar? [Reflejo tentativo para estimular una
mayor diferenciación del sentimiento J
C3: Más o menos ... pero quizá más resentida.
T3: ¿Como resentida por lo que tuviste que hacer? [Identificación tentativa
del blanco del resentimiento]
C4: Resentida de algo. No estoy segura. Me senté a descansar anoche y mi
padre me preguntó lo que había terminado. Y cuando se lo dije, añadió:
«Has trabajado mucho. Estoy orgulloso de ti». Tenía que haberme
sentido bien, pero no fue así.
T4: Lo normal es que te hubieras sentido muy bien, pero, por algún
motivo, no lo hiciste. (Dando énfasis a un aspecto confuso de la
reacción]
CS: No, no me sentí bien. Fue muy raro. Pero quizá me sentía demasiado
cansada. Quizá era eso.
TS: Te sentías agotada. Pero, aun así, da la impresión de que todavía te
sientes un poco confundida con tu reacción. (Mantener el foco en su
sentido de confusión J
DESPLIEGUE EVOCADOR SISTEMÁTICO 187

C6: Sí.
T6: Me pregunto si podríamos volver al incidente de ayer por la noche
y explorarlo un poco. Intenta volver a sentir lo que el hecho produjo
en ti. [Obtener acuerdo para explorar]

Etapa IL Reevocación de la experiencia

T8: De modo que habías trabajado toda la semana y aquel día, creo ...
C9: Sí.
T9: Y entraste en el sal6n donde él estaba sentado y te sentaste. ¿Te sentías
un poco cansada, pero bien? [Construyendo la escena inmediata-
mente anterior a la reacci6n]
ClO: Sí, agotada, pero, en cierto modo, contenta conmigo misma.
TlO: Así que entraste, sintiéndote bien con todo lo que habías hecho. Y
entonces ¿tu padre levant6 la vista ... ?[Reflejando el estado de ánimo
antes de la reacci6n y cambiando el foco al momento en que se
produjo la reacci6n]
Cl 1: No. Se levant6 y dijo: .¿Qué has hecho hoy?» ... Creo que me sentí
un poco inc6rnoda a partir de ese momento.
Tl 1: Y ¿entonces fue cuando empezaste a sentirte inc6rnoda? [Identifican-
do el comienzo de la reacci6n]
C 12: Sí, creo que sí. Y luego él añadi6: «Me siento orgulloso de ti» y fue
entonces cuando me sentí realmente inc6rnoda.
T12: O sea, ¿fue algo que él dijo? .. o ¿el modo en que lo dijo? ... [Buscando
prominencia]
C13: Sí...rnás o menos ... algo así corno el tono de voz ... corno si me
estuviera dando palrnaditas en la cabeza y diciendo: •Eres una niña
buena».

Etapa III. Rastreo del significado idiosincrásico de la situaci6n


estimular de acuerdo a como ha sido interpretada
Esta fase del despliegue es compleja e incluye dos tipos de focos explora-
torios diferentes. El cliente y el terapeuta se moverán probablemente varias
veces hacia adelante y atrás entre los dos extremos durante la exploraci6n,
pero es importante que el «lado abierto» de los reflejos del terapeuta y las
preguntas reflexivas estén en un solo extremo en cada ocasi6n. Es impor-
tante permitir que los clientes reexperirnenten y exploren la naturaleza de
su propia interpretaci6n perceptual de la situaci6n y la reacci6n de sus
propios sentimientos internos ante la situaci6n de estímulo.
Cada uno de estos aspectos de su propia reacci6n puede aportar una
conciencia diferenciada de la naturaleza e implicaciones de su propia inter-

l
':<" .... -- ••• ," . ·-· '7" ...,. '., ,. ·~--· -~.,, .. "'

188 LASTAREASDELTRATAMIENTO

pretaci6n idiosincrásica del impacto personal de la situaci6n estimular en


aquel momento. Aunque ambos extremos son importantes, los clientes
pueden alcanzar una conciencia vivencia! más vívida, especialmente en la
parte más temprana de la exploraci6n, si son capaces de centrarse comple-
tamente en un extremo en cada ocasi6n. Atender a ambos extremos al
mismo tiempo lleva a un envasar, en vez de llevar a exploraciones nuevas.
Cada extremo requiere un tipo de foco atencional diferente y separado. Por
ejemplo, si el cliente que está explorando un incidente referido a una
reacci6n emocional de sentimiento interior de inquietud, en respuesta a su
padre en un momento particular, el terapeuta puede responder: «Cuando
te mir6 de esa manera, ¿te sentiste de repente inc6moda ... aprensiva?» Ello
sitúa claramente el foco en la exploraci6n interna de la textura particular
de los sentimientos activados. Por otra parte, si el cliente parece estar
centrado en ese momento en explorar la naturaleza de la expresi6n de su
padre, el terapeuta podría responder: «¿Había algo en su mirada que te
impresionara - algo en esa tensa ... seria mirada ... ?» Esto centra el foco en la
imagen visual del cliente de la reacción de su padre.
A medida que continúa la exploraci6n, los dos extremos empiezan a
converger. Por ejemplo, la experiencia de sentirse inc6moda y aprensiva
puede transformarse en: «Yo me sentí de algún modo arruinada, como si él
creyera que yo no valía nada -que no se fiaba de mÍ», o: «aquella mirada
altanera» que ha sido identificada la hizo sentir: «debilitada y disminuida».
El terapeuta no debe ceñirse excesivamente al modelo. El reprocesa-
miento por medio de la búsqueda vivencia! funciona mejor si el cliente tiene
tiempo para comprobar en su interior, quedarse con ello durante unos
momentos y luego responder. El terapeuta también puede sentir la necesi-
dad de ir más despacio, captar el sabor de lo que el cliente está contando y
experimentando. Si el «puente de significado», el primero de los dos
momentos principales de cambio tarda en producirse, hay que estar dispues-
to a tolerar los callejones sin salida, pero entonces hay que llevar al cliente
nuevamente a la situaci6n y a sus aspectos más prominentes.

Paso 6: Exploración de la calidad diferenciada de la reacción afectiva


del cliente
Si la reacci6n problemática del cliente es de tipo afectivo y se expresa
de un modo vivo y presente, puede resultar aconsejable explorar en primer
lugar el extremo del sentimiento. Se intenta facilitar que el cliente obtenga
una conciencia más diferenciada de la calidad idiosincrásica del sentimiento.
La mayor parte del lenguaje de las emociones que se usa corrientemente
para expresar sentimientos más complejos es, en general, taquigrafía. Ayu-
dar a los clientes a conseguir una conciencia diferenciada de sus reacciones
DESPLIEGUE EVOCADOR SISTEMÁTICO 189

de sent1m1entos implica que el terapeuta y el cliente traten de hacer


descripciones diferenciadas y que el cliente las compruebe en su interior, y
que se rechacen, modifiquen o, lo que es ideal, lleven la conciencia interior
un poco más lejos. El sentimiento no está simplemente sentado allí espe-
rando que lo describan, pero se puede reexperimentar de un modo más claro
a medida que la exploración continúa.
Es útil usar un fragmento vívido de la escena para estimular los senti-
mientos, pero hay que dejar el énfasis y el límite abierto en el extremo de
los sentidos. Por ejemplo, si el cliente acaba de mencionar que tiene miedo,
se podría decir: «Sentada allí, oyendo su voz, empezaste a sentir miedo». Si
el cliente no ha mencionado un sentimiento claro, se podría decir: «Así que
allí estaba ella chillándote, y te sentías ... no sé ... ¿extraña?»
Hay muchas calidades diferentes de posibles sentimientos para cual-
quier emoción básica en particular. Puede haber rabia ardiente, rabia que
corroe o rabia de impotencia. Casi todos los sentimientos llevan consigo
«mensajes». Por ejemplo, el miedo puede implicar la apreciación de que
«algo horrible va a ocurrir». O puede implicar una tendencia a la acción,
tal como «una especie de encogimiento». A medida que se despliega la
exploración de la reacción afectiva, se puede hacer cada vez más clara de
distintas maneras. Puede llegar a ser una descripción más idiosincrásica, no
«rabia» solamente, sino un tipo de «rabia fría, confusa, dolorosa». O puede
implicar un blanco diferente para la rabia: «No estaba muy enfadada con
ellos; estaba enfadada conmigo misma». O puede surgir una nueva faceta
del sentimiento: «Estaba enfadada, pero también sentía miedo». O puede
producirse un cambio: «Me doy cuenta ahora de que no estaba tan enfada-
da ... Era la herida lo que realmente importaba».
Las sensaciones corporales pueden ser importantes a la hora de diferen-
ciar un sentimiento, pero la declaración del cliente acerca de ellas tiene que
continuarse. Por ejemplo, si el cliente dice: «Tenía las manos apretadas», se
podría llevar al cliente a la conciencia del sentimiento diciéndole tentativa-
mente: «Como puños, creo ... ¿ dispuesta a dar golpes?». O el cliente dice:
«Siento una tensión en la garganta», se le podría preguntar entonces: «No
estoy seguro, ¿qué sentimiento hay ahí?».
A medida que se obtiene una conciencia del sentimiento más precisa y
clara, probablemente tomará una calidad relacionada al estímulo. La rabia
puede volverse: «Yo me sentí aterrorizada, como si pudiera ser arrollada
por lo que ellos estaban haciendo». Esto puede llevar, de un modo natural,
a un cambio de foco que ahora se centraría en el modo en el que se interpretó
el estímulo. Si el sentimiento no se hace cada vez más claro y parece perder
vida, es conveniente regresar a la situación de estímulo como punto de
partida para centrar el foco en el extremo del estímulo.
··-· .' ' -· • ~. ·- T - '••

190 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

Paso 7. La parte del estímulo


En este extremo, el terapeuta trata de facilitar que el cliente se centre en
su propia interpretaci6n subjetiva de la situaci6n y de permitirle llegar a ser
más consciente del sabor particular y subjetivo de la misma (a veces se accede
a este extremo antes que al extremo de la reacci6n afectiva, pero el
acercamiento al extremo del estímulo es en ambos casos muy similar). El
terapeuta intenta ayudar al cliente a reintroducirse en la escena con un alto
grado de vivacidad y activaci6n, de modo que resulte una reexperimenta-
ci6n en cierto modo real. Pero es también importante que los clientes
mantengan una parte de su energía atencional en una postura exploratoria
deliberada. Se puede usar la conciencia de prominencia alcanzada en la etapa
anterior como punto de partida de la exploraci6n del cliente de su propia
interpretaci6n subjetiva. Hay varias maneras de hacerlo. Por ejemplo, si el
cliente ha identificado «esa mirada altanera., se puede añadir algo acerca de
ella: «Me gustaría captar el sabor que aquella mirada altanera tuvo para ti».
O se podría intentar hacer algo de lo que está implicado en ese rasgo
prominente. Por ejemplo, cuando el cliente está explorando el sentirse
aprisionado por el tráfico, el terapeuta podría decir: «Casi como si ese coche
estuviera en el asiento trasero». Aunque el terapeuta haga reflexiones
vívidas, es importante plantearlas tanteando y no imponiéndolas como si
se tratara de sus propias expectativas.
El terapeuta está tratando de permanecer con la interpretaci6n subjetiva
del cliente a medida que ésta se despliega, escuchando para ver si se asoma
alguna novedad y recogiéndola. Como en cualquier terapia vivencia! válida,
se reflejarán los extremos que parecen vivos y nuevos para el cliente. Es
importante también recordar que probablemente durante el camino se
abrirán varios callejones sin salida. Lo que parece en principio un nuevo
camino prometedor puede quedar en nada o intelectualizarse. Muchas veces
durante la exploraci6n será necesario volver a la escena, explorarla en busca
de elementos prominentes y desplegar nuevos aspectos de la interpretaci6n
del estímulo.
Si la etapa III de la exploraci6n termina en éxito, los clientes llegan a
la conciencia espontánea de la naturaleza de su propia interpretaci6n
subjetiva del impacto relevante para el sí mismo, o del impacto potencial
de la situaci6n de estímulo y del efecto que se ha visto así activado.
Reconocen el nexo causal entre la naturaleza de su propia interpretaci6n
de la situaci6n estimular y la naturaleza de su propia reacci6n confusa y
reconocen al sí mismo como agente de dicha valoraci6n. A esto lo lla-
mamos «puente de significado» porque el cliente ha descubierto y poseído
este importante nexo causal. Es importante que el terapeuta reconozca este
reconoc1m1ento.
. ...
-~

DESPLIEGUE EVOCADOR SISTEMÁTICO 191

El siguiente ejemplo es una versi6n abreviada y condensada de la fase


III. Este cliente menciona con un sentimiento de confusi6n que le molesta-
ban tanto los coches que iban detrás de él en la carretera que gir6 hacia
arriba su espejo retrovisor y lo dej6 así durante una semana. Después de las
dos etapas iniciales empez6 a rastrear el significado personal de la situaci6n
estimular rastreando el extremo de los sentimientos y el de los estímulos.

Cl: Me molestaban tanto todos esos coches detrás de mí.


Tl: Sí. Te puedo ver sentado en el coche - todos esos coches detrás de ti.
Van demasiado rápido ... o están haciendo algo ... [Traer la escena a la
realidad, y preguntando por prominencia]
C2: Sí, ... Parecen estar detrás de mí y me presionan a... que haga algo.
T2: Oh, ya veo ...
C3: La carretera no está tan congestionada. Pero, ya que están ahí, tengo
que aumentar la velocidad o hacer algo. No sé si él está satisfecho de
estar ahí atrás ... detrás de mí.
T3: Uhm.
C4: Como está allí yo me siento como si tuviera que hacer algo.
T4: Oh, te entiendo. Si él no hubiera estado allí, habrías podido seguir
conduciendo tranquilamente. [Foco en el impacto sobre el cliente]
C5: De modo que, o bien vc¡y más deprisa, o me hago a un lado.
T5: Y, creo, entonces te sentirías más c6modo internamente. [Foco en la
reacci6n interna]
C6: Y o ... sí. Me sentiría más c6modo si no tuviera a nadie detrás.
T6: Como un sentimiento de libertad, me imagino.
C7: Sí. No me puedo relajar si hay alguien justo detrás de mí.
T7: Supongo que dices que cuando hay un coche justo detrás del tuyo,
tienes ese sentimiento real de responsabilidad. [Foco en la interpreta-
ci6n de las características de demanda de la situaci6n estimularJ
C8: Sí, eso es.
T8: Hay algo que te afecta cuando tienes todos esos coches alrededor.
[Indagando el impacto particular del estímuloJ
C9: Me da la impresi6n de que siempre estoy preocupado por lo que está
ocurriendo detrás de mí.
T9: Siempre lo estás.
ClO:No sé por qué. Siento que tengo que ...
TlO: No estoy seguro de c6mo se siente eso en el interior, ¿como un
sentimiento de rabia ... o ... ? [Foco de tanteo en la reacci6n emocional
ante el estímulo]
Cll:No me enfado con frecuencia ... por lo que pienso que se debe parecer
más a la ansiedad.
. ·~ ..., . . " .. ,.,. ,, ""''' .......... ·-·-·~., .........,.,. . _,_,_, ....,. .. _......,

192 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

Tll: Una especie de sentimiento ansioso, tembloroso ... [Reacci6n emo-


cional más diferenciadaJ
C12: No me siento enfadado con esas personas. La rabia está dirigida
principalmente contra mí mismo.
T12: No sé si te he entendido ... ¿Contra ti mismo?
C13: Bueno, si me preocupan tanto esas personas detrás de mí ... bueno ...
quizá no estoy pensando lo suficiente en mí.
T13: Sí. .. pensando lo que tú necesitas. [Reconocimiento del principio del
puente de significado]
C14: Debería preocuparme tanto por satisfacer a esas personas, o por el
contrario debería preocuparme por mí cuando voy conduciendo.
T14: Sí... ya veo ...
ClS: Y quizá fue en ese momento cuando ... giré el espejo retrovisor hacia
arriba ... quizá decidí que me iba a preocupar por mí mismo.

Etapa IV. Exploraci6n del propio modo de funcionamiento:


ampliaci6n, profundización y posesión,
el camino hacia la resolución
Después del nuevo significado en el puente de significado, los clientes
normalmente empiezan a reconocer de modo espontáneo que el modo en el
que funcionaban en esa situación era un ejemplo de un modo de funciona-
miento más generalizado que es congruente con sus propias expectativas.
Este reconocimiento parece motivarles a implicarse en un proceso de bús-
queda vivencia! mucho más amplio. El terapeuta facilita este proceso de
búsqueda exploratoria guiada por el sí mismo de un modo similar a como
se hace en cualquier exploración válida centrada en el cliente, tratando de
evitar el análisis intelectual y manteniendo el foco en la conciencia interna
del cliente a medida que se desarrolla la búsqueda. La búsqueda, en general,
se ensancha, para pasar a explorar otros tipos de situaciones en las que se
hacen estas interpretaciones y que conducen a respuestas internas o externas
similares. Todavía se trata claramente de un proceso de búsqueda vivencia!,
pero parece estar guiado por las propias preguntas implícitas del cliente.
«¿Cuál es este estilo personal? ¿Para qué es? ¿ C6mo encaja con el resto de
mi experiencia?» Es como si las necesidades y deseos, los valores y las
creencias básicas estuvieran siendo «saboreadas» relacionando unas con
otras. Al facilitar este proceso de búsqueda vivencia! guiado por el sí mismo,
las respuesta empáticas del terapeuta deberían reflejar los nuevos límites
emergentes de la exploración del sí mismo por parte del cliente, pero no
deberían anticipar las áreas hacia las cuales se desplazará la búsqueda o
intentar dirigirla hacia conclusiones particulares. Este proceso de búsqueda
vivencia! es idiosincrásico y de gran importancia.
DESJ>LIEGUE EVOCADOR SISTEMÁneo 193

Cuando este proceso de búsqueda tiene éxito, el cliente llega finalmente


a la «resolución». Se define la resolución como la nueva conciencia de
aspectos importantes de los propios modos de funcionamiento, de modo
que el tema sufra una reestructuración. Aunque todavía se encuentra el
cliente implicado vivencialmente, ahora tiene el sentido de lo que quiere
cambiar y de tener el poder para llevar a cabo el cambio.
El siguiente ejemplo es una versión abreviada y condensada de la etapa
IV-Reconocimiento y reexamen del propio modo de funcionamiento.
Esta cliente había descrito su propia reacción cuando una Íntima amiga
le había preguntado de modo casual: «¿Cómo te va con David?». David era
el hombre con el que mantenía una relación seria e Íntima. Ella se había
sentido sorprendida y ofendida y había respondido a su amiga con un
gruñido. La cliente sentía que su propia reacción había sido poco razonable,
inesperada y extraña.
Cuando el terapeuta le sugirió que podría ser útil explorar la reacción
en detalle, la cliente, C, accedió diciendo: «Hay algo dentro de mi que está
haciendo que no confíe en la gente». A medida que C exploraba su propia
reacción, se dio cuenta de que la pregunta acerca de «cómo te va con David»
había evocado para ella toda la relación con David, y especialmente su
propio descubrimiento de pruebas que demostraban que probablemente
éste estaba metido en otra relación con otra mujer. Aunque ella todavía le
quería, su propia confianza estaba disminuyendo. Se dio cuenta que, aunque
su amiga simplemente le había hecho una pregunta casual y amistosa, su
propia reacción hostil y defensiva se había desencadenado por su sentimien-
to de «Ser pillada fisgando». Aunque sabía que no había encontrado las
pruebas deliberadamente, todavía se sentía culpable y a la defensiva. Des-
pués de haber llegado al puente de significado, la exploración se amplió
y profundizó. Empezó a explorar sus complicados sentimientos de culpa y
comenzó entonces una más amplia exploración de sus propios valores.

Cl: Es como si me sintiera culpable aunque sé que no lo soy.


Tl: No sé si te entiendo ... ¿culpable? [Animando a una mayor elaboración]
C2: He hecho algo que no está bien, ya sea por accidente o no, estoy
incriminada por el simple hecho de haberlo descubierto.
T2: De modo que sientes que está mal ver estas cosas, incluso aunque no
tuvieras intención de buscarlas. ¿Tendrías que haber estado mirando
para otro lado cuando las encontraste ... o .. .? [Reflejando a modo de
tanteo el foco en los valores]
C3: Ajá. Me siento así... Pero también creo que ... si no lo supiera no me
preocuparía, y no tendría que enfrentarme a ello.
T3: En ese caso no tendrías que preocuparte por ello.
~ ...........

194 LASTAREASDEL TRATAMIENTO

C4: No se trata de que no quiera enfrentarme a ello. Pero sé que si le digo


que lo sé, se pondrá a la defensiva. ¡Se volverá loco!
T 4: Así que este tipo de información va a ser fundamental para ti. Pero
sabes que no vas a poder seguir con él así.
CS: No me puedo fiar de él ahora porque me ha defraudado. Automática-
mente pienso cosas malas.
TS: De modo que ¿va a ocurrir algo ... algo malo ... por sacar esas pruebas
a la luz? [Volviendo a centrar el foco en los valores]
C6: No me parece que el modo en que lo descubrí fuera el correcto ... Él
no me dijo nada de ello.
T6: Es como si ... ¿no tuvieras derecho a saberlo? [Foco adicional en los
valores]
C7: Pero lo sé, y creo que me debe una explicación. Pero pensará que soy
una fisgona. Se enfadará mucho conmigo.
T7: Así que ... no estoy seguro ... ¿crees que necesitas una explicación?
CS: Tengo que aprender a enfrentarme al hecho de que lo sé. ¿Voy a
limitarme a guardar todos estos malos pensamientos?
TS: Y hay algo acerca de guardarlos ... no sé ... ¿te da miedo? [Centrando el
foco en el impacto emocional]
C9: ¡Como si fuera a estallar! Puedo estallar por la menor cosa.
T9: Como si todos esos sentimientos que te los estuvieras guardando
dentro, sentándote sobre ellos para no dejarlos salir. [Reflejando la
tensión]
ClO:Es como si estuviera mintiendo de algún modo, no puedo decir lo que
pienso ... no puedo abrirme lo suficiente. Y, en realidad, soy muy
abierta ... es una locura. Normalmente, digo las cosas directamente ...
y no se enfadan conmigo. Y tampoco me enfadaba yo cuando alguien
lo hacía conmigo, porque estaban siendo francos.
TlO: Para ti es 1nuy importante la honestidad para poder decir lo que
piensas. [Reflejando un valor fundamental]
Cll: La verdad y la honestidad son las reglas principales, las fundamentales.
Si no puedo ser honesta, y no puedo ... ¡ni siquiera quiero estar cerca
de ti!
Tll: Así que crees quealgodebe andar muy mal para no poder decir a David
lo que piensas. [Aplicación de los valores funda1nentales a la situación]
Cl2:Sí. Me siento muy incómoda ... Me sentí muy mal conmigo misma
cuando Jane me preguntó: «¿Cómo te va con David?» Como si yo
hubiera hecho algo que no estaba bien.
T 12: Es como si te estuvieras culpando de no haber sido honesta. [Refirién-
dose nuevamente al puente de significado J
DESPLIEGUE EVOCADOR SISTEMÁTICO 195

C13: Sí ... me siento como si fuera embustera y taimada, y muy insegura


con David porque siento que no he sido fiel a mi propia norma
fundamental. No puedo ser honesta por miedo a su reacción ... pero,
si no lo soy me sentiré culpable ... Mira, yo pienso que cuando alguien
hace algo que no está bien y es honesto, la otra persona sigue teniendo
derecho a enfadarse con él. Pero ... ellos pueden perdonarle. Ha sido
honrado y no ha traicionado su confianza.
T13: De modo que se trata de traicionar la confianza... [Énfasis en la
exploración de los valores fundamentales]
C 14: Estoy traicionando mi propia confianza. Me siento como si estuviera
mintiendo y traicionándome a mí misma.
Tl 4: Hay algo fundamental en el hecho de ser tan ... abierta y honesta.
[Volviendo al valor básico de honestidad]
C15: No puedo guardarme las mentiras. ¡Lo odio!... Mentir estaba «prohi-
bido» en nuestra familia. Si querías hacer algo que ellos no aceptaban,
se lo contabas de todas maneras. Y si a ellos no les gustaba, lo discutían
contigo y tratábamos de llegar a alguna postura intermedia.
T15: Así que aprendiste a sentarte con la gente, discutir las cosas y salir con
tus ideas, y las cosas funcionaban más o menos desde entonces.
[Discusión honesta como solución]
C16:Eso es lo más importante para mí. Sin esa honestidad. Yo no puedo
permanecer en esta relación. ¡No funciona!

Hacia el final de la sesión el terapeuta normalmente le pregunta a los


clientes lo que han sacado de la sesión y si ésta les ha proporcionado ideas
nuevas. Esto puede ser útil para los clientes que han llegado a la resolución,
porque les permite centrarse en la nueva conciencia qúe era más importante
para ellos. También puede ser útil para aquellos que, aunque no hayan
llegado a la resolución, han llevado a cabo algún tipo de exploración valiosa.
Esto permite que los clientes articulen por sí mismos una conciencia más
clara de algunos aspectos nuevos que han surgido en la exploración. Esto
les motiva también a llegar a ser conscientes de las experiencias relevantes
de la siguiente semana.
.,...........-. .,.
CAPÍTULO IX

ENFOQUE VIVENCIAL EN UN SIGNIFICADO


SENTIDO CON POCA CLARIDAD

El supuesto central en el enfoque vivencia! es de que existe un «significado


sentido• vivencia! que actúa con independencia de nuestros intentos de
simbolizarlo (Gendlin, 1974, 1981, 1984). Según nosotros, este «significado
sentido» surge de esquemas de emoci6n implícitos que pueden ser accesibles
por medio de la atenci6n interna y del procesamiento vivencia!. El significa-
do sentido es un significado implícito del más alto nivel, el sentido de algo
que incluye pensamientos, sentimientos, percepciones, acciones internas y
contexto. Además de atender internamente al significado sentido, es muy
útil desde el punto de vista terapéutico que el cliente desarrolle algún tipo de
expresi6n simb6lica de dicho sentimiento, en forma de etiqueta, metáfora o
imagen. De este modo, el proceso central del enfoque es la articulaci6n com-
pleta de los esquemas emocionales, es decir, estructuras cognitivo/afectivas
que integran diversos niveles de procesamiento, que incluyen las experiencias
corporales sensoriales y las representaciones verbales proposicionales.
Sin embargo, n6tese que adoptamos una posici6n «dialéctica construc-
tivista» (véase Pascual-Leone, 1991) de la relaci6n entre la experiencia o el
significado sentido y el s¡mbolo conceptual. Según nuestro punto de vista,
la etiqueta se elabora como descripci6n del procesamiento emocional, pero
no es arbitraria (no nos «serviría» cualquier símbolo). Al mismo tiempo, el
símbolo también «define• el referente experimentado dándole forma e
influyendo en su naturaleza. Por lo tanto, hay una interacci6n circular entre
el símbolo y el significado sentido, en la que la experiencia emocional va
cambiando a medida que se simboliza (Gendlin, 1984, 1990).
A un nivel más básico, el enfoque se centra en dos tareas clave del cliente
que tienen mucha importancia en el procesamiento vivencia!: la habilidad
para desarrollar un «espacio de trabajo» imaginario interno y la habilidad
para atender internamente al significado sentido. En este contexto, el
enfoque puede ayudar al cliente a desarrollar una comprensi6n más precisa
de la diferencia entre el procesamiento vivencia! y el procesamiento pura-
mente conceptual; así pues, puede ser Útil al principio de la terapia.
Nuestra formulaci6n del enfoque como una intervenci6n incluida en
el contexto más amplio del acercamiento vivencia! y procesual está adaptada
de Gendlin (1981) y se fundamenta en parte en la descripci6n de Leijssen
(1990) de los «microprocesos• del enfoque. Un aspecto importante de esta
perspectiva es que describe el enfoque como una tarea «modular• que
.~ ..

198 LASTAREASDEL TRATAMIENTO

consiste en varias «subtareas» o «microprocesos» relativamente indepen-


dientes. Como resultado, el enfoque puede llevarse a cabo como una tarea
completa o como subtareas específicas que se pueden utilizar según con-
venga en las situaciones particulares de la terapia.

LA ·ACTITUD DE ENFOQUE•

El enfoque se presenta generalmente (por ejemplo, Gendlin, 1981)


como un proceso de seis pasos (más un séptimo, el paso de «Seguir adelan-
te»). Sin embargo, Leijssen (1990) propuso que la esencia de esta tarea es una
«actitud de enfoque» más general, adoptada por el cliente y el terapeuta.
Desde esta perspectiva, el enfoque no es una técnica o una habilidad, sino
un proceso natural que surge de un modo espontáneo en el ambiente
correcto y con una correcta preparaci6n. Ella describe dicha actitud como
la actitud de esperar pacientemente en presencia de «lo que todavía no se
habla, ser receptivo a lo que todavía no se ha formado» (pág. 228). El cliente
y el terapeuta deben dejar a un lado temporalmente su actividad verbal-con-
ceptual y sus preconcepciones, un proceso similar en cierto modo a las
prácticas de meditaci6n orientales, pero dirigido hacia un objeto específico,
el significado sentido internamente.

¿QUÉ HAY QUE CAMBIAR? LA DIFICULTAD DE PROCESAMIENTO SUBYACENTE

En el capítulo 4 se describieron los esquemas emocionales como estruc-


turas complejas que contienen siempre componentes no verbales y viven-
ciales (somático-corporales, expresivo-motores) y componentes simb61icos
o verbales-conceptuales. Además, vimos que la experiencia es más accesible
a la atenci6n consciente y a la elecci6n cuando está ligada a elementos
verbales-conceptuales.
De aquí se deduce que la ausencia de elementos verbales simb6licos o
vivenciales en el procesamiento de la experiencia emocional de la persona
constituye un proceso disfuncional importante. El elemento vivencia!, con
frecuencia, no se encuentra presente. Es decir, el cliente no puede «enfocar»
su atenci6n internamente en la experiencia particular. Por el contrario, el
cliente opera de un modo puramente conceptual, pensando y hablando de
una manera abstracta o intelectual sin el referente vivencia! o, también,
atendiendo al exterior y describiendo detalles de la situaci6n (por lo general
de un modo circular). En cualquiera de los casos, no hay una conciencia real
inmediata de la experiencia interior asociada. En cierto sentido, pues, se
ENFOQUE VIVENCIAL 199

podría decir que la dificultad de procesamiento es la de un significado


sentido como «ausente».
En otras ocasiones, el cliente puede ser capaz de atender a alguna
experiencia interna en particular, sin lograr representarla de modo adecua-
do en palabras o imágenes. Es decir, el significado sentido está presente,
pero «no está claro». Como falta el elemento verbal y conceptual, el cliente
tiene, por regla general, un sentimiento vago de algo que salió mal o que
no se solucionó. Como veremos en la sección siguiente, estos dos tipos de
dificultades dan origen a variantes del indicador básico del enfoque, lo que,
a su vez, sugiere cómo variarlo para ayudar a los distintos tipos de clientes
a desarrollar esquemas emocionales funcionales.

ÜPORTUNIDADES PARA LA INTERVENCIÓN,


SIGNIFICADO SENTIDO CON POCA CLARIDAD

El indicador principal del enfoque es la existencia de un significado


sentido con poca claridad. Además, hay dos variantes del indicador, que
definen una «tarea de proceso» general para ayudar al cliente a desarrollar un
espacio de trabajo interno y un modo de implicación inicial de atender. Las
variantes del indicador señalan las oportunidades para realizar el trabajo que
conducirá al indicador primario del significado sentido con poca claridad.

Significado sentido con poca claridad


En los escritos de Gendlin el indicador prototípico del enfoque es un
significado sentido con poca claridad, es decir, un sentimiento vago de algo
que salió mal, normalmente una excentricidad o un sentimiento generali-
zado de presentimiento o ansiedad, de que las cosas están «desbaratadas» o
ligeramente «ausentes» de modo que no se sabe cómo abordarlas. Este
indicador tiene tres rasgos identificadores: primero, el cliente hace referen-
cia a una experiencia interna particular (frente a una experiencia externa,
general o abstracta); segundo, describe cierta dificultad a la hora de articular
o simbolizar dicha experiencia; tercero, expresa malestar o aturdimiento
con relación a la experiencia. Por ejemplo:

C: No sé muy bien lo que siento acerca de la ruptura. Me da la impresión


de que algo no está bien, pero no estoy segura de lo que está sucediendo.
C: Me siento un tanto incómoda en este momento, pero tengo dificultad
para ponerlo en palabras.
C: Creo que siento algo en mi interior con respecto a mi nuevo trabajo.
Me gustaría poder saber qué es.
.. .. .,... " .. """'" ... ,...............-... ,.,.,, -~· ~-· .. .
~~,..

200 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

Variantes del indicador


Con el indicador del significado sentido con poca claridad, el cliente
presenta una tarea específica en la que trabajar. Ya ha contactado con un
significado sentido internamente y quiere ayuda para clarificarlo. Sin
embargo, el cliente, a menudo, no ha llegado todavía al momento de
experimentar un significado interno. Así, una variante común del indicador
del enfoque es cuando el cliente habla sin hacer ninguna referencia a su
experiencia, y las reflexiones empáticas y exploratorias del terapeuta no le
ayudan a desarrollar un foco interno. En este caso el cliente está exteriori-
zado («dando vueltas») o atascado.
Por ejemplo, el cliente puede estar hablando de un modo distante,
externo, girando en torno a un tema sin llegar a descubrir lo que es
importante para él/ella. Con frecuencia, sigue hablando superficialmente o
de un modo abstracto, pasando por alto detalles personales de su experiencia
real, a pesar de que el terapeuta use reflexiones empáticas y exploratorias.
Llamaremos a esta variante la variante «exteriorizada• del indicador.
Hay cuatro rasgos definitorios de esta variante exteriorizada: primero,
tanto el cliente como el terapeuta tienen la impresi6n de dar vueltas y no
llegar a lo que es importante para el cliente o lo que le implica emocional-
mente; segundo, la experiencia de dar vueltas es inmediata y actual; tercero,
los esfuerzos del terapeuta por profundizar en el proceso por medio de
reflexiones empáticas y exploratorias no han tenido éxito; cuarto, el cliente
expresa de modo directo o confirma la sensaci6n de estar en la superficie
dando vueltas.
Es muy importante que cuando el terapeuta sienta que el cliente se
encuentra en un modo circular externo o abstracto, lo compruebe y no
asuma de antemano que tiene raz6n. A menudo vemos situaciones en las
que el cliente se propone algo que no ha terminado de aclarar, o el terapeuta
puede estar impaciente y tiene que esperar a que el cliente «llegue por medio
de una espiral» a lo que para él es importante. Un examen vivencia! general
cumple por regla general lo siguiente:

C: ... (ausente}: Y no sé lo que va a hacer con todas esas personas de mi


departamento a partir de principios de año. Sabes, esta nueva generaci6n
de directores s6lo se interesan por los beneficios, no como cuando yo
empecé ¿sabes?
T: Me gustaría saber lo que estás experimentando mientras hablamos.
C: Me daba la impresi6n de que hablaba y hablaba, y no decía nada.

Por otra parte, el cliente puede expresar el sentimiento de estar agobia-


do, disperso, liado, confuso, desorganizado o ansioso; o en blanco, bloquea-
ENFOQUE VIVENCIAL 201

do, vacío. Los clientes pueden sentirse divididos en «Cuatro direcciones


diferentes». (El estar dividido en dos es un indicador del diálogo de las dos
sillas; véase capítulo 10.) Puede ser que les estén sucediendo muchas cosas
o que estén tan ansiosos o deprimidos que se sientan paralizados e incapaces
de avanzar en la sesi6n de terapia. A veces, su lenguaje y su modo de estar
pueden reflejar agitaci6n o depresi6n. Nos referiremos a esta variante como
bloqueo, tal y como lo ilustra el ejemplo siguiente:

C: No sé de qué hablar. Tengo millones de cosas en la cabeza y no me


puedo concentrar en ninguna de ellas.
C: Tengo la mente completamente en blanco en este momento. Venía
pensando en cosas de qué hablar, pero en este momento no se me ocurre
nada.

EL PROCESO DE RESOLUCIÓN

El proceso de cambio del cliente en el enfoque


El enfoque vivencia! consiste en una serie de seis o siete subtareas, a las
que Gendlin (1981) se refería como «pasos» y Leijssen (1990) llam6 «micro-
procesos». El primero de éstos es un paso opcional de «preenfoque», tal y
como indica la figura 9-1, mientras que el último constituye un puente para
la realizaci6n de otras actividades. La figura describe el modelo actual de
actuaci6n para el enfoque, un modelo idealizado del conjunto total de pasos
a través de los cuales el cliente se mueve para resolver un significado sentido
con poca claridad o ausente. Describiremos cada paso, en primer lugar,
desde el punto de vista de las actuaciones del cliente y, luego, desde el punto
de vista de las operaciones potencialmente facilitadoras del terapeuta.
Además, en la tabla 9-1 aparece una escala del grado de resoluci6n en
formato breve diseñada para la investigaci6n. Indica seis grados de resolu-
ci6n y se puede usar como guía para calcular cuánto se ha progresado en el
proceso de resoluci6n.

Paso preliminar: clarificando un espacio


El modelo completo de actuaci6n del enfoque asume que el cliente
comienza en un estado exteriorizado o bloqueado, tal y como indica la
presencia de una de las variantes del indicador. La primera subtarea o paso
es, pues, que el cliente desarrolle un «espacio de trabajo» interior adecuado
para el procesamiento vivencia!. El cliente puede lograrlo por medio de una
serie de acciones interiores, tales como sentirse c6modo y relajado, imaginar
un lugar interior donde se formen las impresiones y los sentimientos,
;>" •• , ., ···--···-·····-· •••• ,._, ........

202 LASTAREASDEL TRATAMIENTO

EXPERIENCIA DEL CLIENTE

A. Indicadores
Significado sentido con poca claridad
(empezar con el paso C).
Variantes del indicador:
exteriorizado o atascado .
.,¡..
B. Paso preliminar
1. «Clarificación del espacio»: Defini- -7 Alivio, descarga.
ción de problemas en un espacio
interior imaginario .
.,¡..
Selección del problema .
.,¡..
C. Enfoque
2. Atención en el sentimiento experi- 7 Formas globales del
mentado en su conjunto {significa- sentimiento experimentado.
do sentido) .
.,¡..
3. Exploración para encontrar etique-
ta/imagen («asidero•) del significa-
do sentido .
.,¡.. 1' Resolución parcial: el sentimiento
4. Comprobación de la etiquetalima- ~ experimentado se define; senti-
gen (resonancia). miento de «corrección».
.,¡.. .,¡..
5. Opcional: Exploración más profun- ~ Resolución más profunda:
da del sentimiento experimentado «Cambio sentido»; nuevos pensa-
y etiquetado («preguntas•) (volver mientos, sent1m1entos.
al paso 2).
.,¡.. .,¡..
6. Quedarse con el sentimiento expe- ~ Interés en el «paso siguiente» del
riment~o recientemente etiqueta- enfoque (volver al paso 2).
do («recepción») .
.,¡.. .,¡..
7. Paso a una nue\•a tarea (dentro o ~ Disponibilidad para llevar a cabo
fuera de la sesión) («seguir hacia una tarea nueva.
adelante•).

Figura 9-1. Modelo de actuación revisado para el enfoque vivencia!. Adaptado de


Gendlin (1981) y Leijssen (1990).
....... ,..... ···-"' ,,
' '•' ,, ' ... . ··.· ..... , •• ""' -·· -~"'1 ""-~""'l'·.....-;··~ ·--~····-

...
--·~~_...,,,,..._

ENFOQUE VIVENCIAL 203

TABLA 9-1. Grados de resolución de la tarea de enfoque.

1. Ausencia de implicación: el cliente presenta y confirma un significado sentido


con poca claridad (exteriorizado o atascado) pero no se implica en el enfoque.
2. Clarificación del espacio: el cliente se imagina un espacio interior, define,
selecciona el problema o la experiencia en la que se va a centrar.
3. Significado sentido: el i;liente atiende al significado sentido en su conjunto;
alcanza un significado sentido de tipo global.
4. Búsqueda de asidero: el cliente explora, prueba (resuena) las etiquetas o
imágenes adecuadas al significado sentido hasta que encuentra la correcta.
5. Cambio sentido: el cliente explora el significado sentido etiquetado con
mayor profundidad hasta que se suavice el sentimiento corporal de malestar
y se disipe la falta de claridad experimentada.
6. Seguir hacia adelante a partir del cambio sentido: después de quedarse con el
nuevo sentimiento («recepción»), el cliente explora las implicaciones del
cambio fuera de la terapia.

encontrar una «distancia de trabajo» productiva entre el sí mismo y los


problemas, anotar y dejar a un lado los problemas inmediatos y seleccionar
un problema en el que trabajar.Nos referiremos a este paso de «preenfoque»
como un «espacio clarificado» y es esencial para todo lo que viene a
continuaci6n. Esto se logra cuando el cliente llega a un espacio interno
amistoso y de aceptaci6n, en el que se siente separado, pero en contacto con
sus propios problemas. Esto produce normalmente una experiencia de
alivio y la disponibilidad para seleccionar un problema para pasar al paso
siguiente. Los clientes que presentan el indicador primario, significado
sentido con poca claridad, han completado por lo general este paso o lo
pueden hacer sin problemas.

El significado sentido
El paso del significado sentido tiene tres requisitos: primero, el cliente
es capaz en este momento de formar un «espacio de trabajo» interior (por
ejemplo, no está exteriorizado o bloqueado); segundo, el indicador primario
del enfoque está presente, es decir, el cliente está experimentando un
«significado sentido» interno poco claro; tercero, el cliente se siente seguro
al permitirse experimentar las experiencias dolorosas o ambiguas en presen-
cia del terapeuta. Cuando se ha llegado a este momento, sin embargo, el
cliente puede que todavía no atienda a un significado sentido internamente
" '" ........ ,.... ''""''' ·-~ ...,. ..... ,..,~--

204 LAS TAREAS DEL 1RATAMIENTO

de una experiencia o problema seleccionado y puede que todavía no sepa


usar el espacio interior de trabajo de una manera productiva.
Así pues, la siguiente subtarea del cliente consiste en centrar su atención
hacia el interior en un •objeto» específico poco claro de su experiencia, para
permitir la formación de un significado sentido holístico. Esta asignación
de la atención en un objeto interno específico poco claro o difícil se produce
en el paso inicial del propio enfoque; nos referiremos a él como el paso del
«significado sentido». Los objetos vivenciales incluyen generalmente un
aspecto interno doloroso o una dificultad en uno mismo, pero podrían
incluir también la experiencia interna del cliente de su reacción frente a otra
persona o a una situación externa. En este paso el cliente trata de experi-
mentar el objeto vivencia! poco claro de un modo divergente (versus
convergente), intentando dejarse sentir tantos aspectos diferentes como sea
posible. Este paso se ha completado con éxito cuando el cliente adopta la
actitud del enfoque de receptividad centrada internamente y permite la
formación de un significado sentido rico y complejo.

Encontrando una etiqueta o «asidero»


El cliente está preparado para el siguiente paso del enfoque cuando está
atendiendo a un significado complejo sentido internamente y se sienta
dispuesto a profundizar en él. Sin embargo, un significado global de
•aquello a lo que el problema se refiere» no es suficiente para un procesa-
miento emocional Óptimo, ya que la simbolización verbal no se encuentra
todavía presente. De este modo, en el siguiente paso el cliente desarrolla
una etiqueta verbal o un símbolo descriptivo inicial para lo que se ha
sentido de un modo no verbal, por medio de una especie de «diálogo» con
ello. El cliente lo lleva a cabo intentando encontrar una etiqueta descriptiva
del significado sentido, buscando en su interior, preguntándose a sí mismo
y esperando a que emerja una respuesta de modo espontáneo. Estos
símbolos normalmente toman la forma de cualidades o adjetivos, tales
como «torcido» o •frío como el hielo».
El diálogo que se inicia en este paso continúa en el siguiente, en el que
se comprueban o «resuenan» las etiquetas emergentes. En estos dos pasos,
el cliente está en el modo de implicación de búsqueda vivencia! (capÍtulo 2),
buscando una etiqueta que «dé en el clavo». El paso de etiquetamiento
termina cuando surge una etiqueta o •asidero» potencial, aunque el cliente
puede regresar a él más tarde.

Comprobando o «haciendo resonar» una etiqueta


Cuando el cliente llega a una etiqueta potencial para el significado
sentido, se encuentra preparado para el paso siguiente del enfoque, al que
....... , "''~ ""''" ~"~"""'''' .. ···-·-·"· "" .. ,. .. ...... .. .. . ..,.... ...,,, ....._,,,. -., ..,. " ... .......
., ~ ~

ENFOQUE VIVENCIAL 205

nos referimos como la comprobaci6n o «resonancia» (Gendlin, 1981).


Generalmente no es suficiente tener una etiqueta potencial para que los
significados inc6modos o poco claros se resuelvan; para empezar, la etiqueta
puede que no «encaje» con el significado sentido por el cliente. De este
modo, hay que comprobar las etiquetas potenciales contrastándolas con el
significado sentido y ajustándolas hasta que se llegue a un sentido de
«Correcci6n», proceso muy similar al de afinar un instrumento musical. El
paso de comprobaci6n del enfoque contiene, a menudo, una búsqueda
intensiva hacia atrás y hacia delante de una serie de etiquetas y un significado
sentido que va evolucionando. Cuando el cliente encuentra la etiqueta
correcta, esto se refleja de modo no verbal en una actitud más segura, un
contacto amistoso con el terapeuta (Iberg, 1990). La conclusi6n de la etapa
de comprobaci6n, habiendo encontrado la etiqueta correcta, resuelve con
éxito la «tarea procesual» de facilitar el procesamiento vivencia! productivo
por medio de la integraci6n de elementos verbales y conceptuales con
elementos no verbales y vivenciales. El paso de comprobaci6n del cliente
es también un microproceso útil para otros momentos de la terapia, tales
como aquellos en los que el cliente está implicado en especulaciones acerca
del sí mismo totalmente abstractas o intelectuales.

Preguntando: un paso opcional cuando alcanzar la resoluci6n


es más difícil
En el modelo de enfoque, el cliente puede seguir adelante con el siguiente
paso opcional, al que nos referimos como «preguntas», en el que continúa
el diálogo con el significado sentido que ya está etiquetado, para explorarlo
y clarificarlo más por medio de varias pruebas dirigidas al sí mismo, para
alcanzar una resoluci6n total o un «cambio sentido» (Gendlin, 1981). Esta
exploraci6n adicional produce, con frecuencia, nuevos significados y pensa-
mientos. Además, si el cliente empez6 ya la tarea de no solamente clarificar,
sino de transformar una experiencia confusa, simbolizarla puede no resultar
suficiente. Aunque encontrar una etiqueta correcta precipita a menudo la
completa resoluci6n, lo que se produce normalmente es una formulaci6n
más clara de un problema que requiere un trabajo adicional para resolverse.
La tarea del cliente en este paso de «preguntar» consiste, pues, en tomar
un significado sentido que ha sido correctamente simbolizado, y que
todavía se experimenta como molesto o falto de una completa resoluci6n,
y explorarlo de diferentes maneras hasta que ocurra un «cambio sentido».
El cliente lo realiza desde el modo de búsqueda vivencia!. Usa, de nuevo, el
método de diálogo interior con el significado sentido, tomando una actitud
abierta y exploratoria, mientras dirige preguntas a su interior y espera a ver
qué se produce de una manera espontánea. Al hacer esto, el cliente «Se
,,., .

206 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

desvía» y recorre nuevamente los tres pasos anteriores (significado sentido,


etiquetamiento, comprobación).
La resolución completa lleva consigo, por regla general, indicadores
verbales y no verbales, entre los que se encuentran: la ausencia de duda, la
expresión facial de alegría o apertura, y la experimentación de alivio físico,
libertad o satisfacción (lberg, 1990; Leijssen, 1990). En los casos de resolu-
ción parcial, estos indicadores se hallan ausentes o presentes en mucha
menor medida.
Recepción
Cuando el cliente ha llegado a la resolución, ya sea por haber encontrado
la etiqueta correcta o por un cambio más profundo sentido con respecto a
algo que le había resultado preocupante, el cliente está dispuesto para
«recibir» la nueva etiqueta, comprensión o el significado cambiado. El
proceso subyacente a este paso de recepción del enfoque es el reflejo del sí
mismo en el impacto del cambio perceptual (como describimos en el
capítulo 2); esto le ayuda a consolidar el cambio y a vencer los procesos
internos que normalmente impiden que se produzca el cambio. Es impor-
tante que el cliente revise, «saboree», «paladee», valore o se detenga en lo
que es nuevo o diferente. Esto le ayuda a fijar el cambio firmemente en la
memoria y a disfrutar del creciente significado de autoestima por lo que ha
logrado, que acompaña al cambio sentido. Sin este paso se podría perder el
rastro u olvidar la nueva claridad o comprensión que se ha conseguido.
Sin embargo, la experiencia emergente, etiquetada en el enfoque, se
experimenta, a menudo, como «primitiva» o infantil. De este modo, es
probable que se active algún conflicto interno, especialmente escisiones
autoevaluadoras. Algunos clientes, en particular, tienden a desacreditar
cualquier paso hacia adelante, criticándose o atacándose a sí mismos (Leij-
ssen, 1990). Por ello es importante que el cliente disponga de unos momen-
tos para revisar y disfrutar cualquier cambio antes de intentar probarlos en
el «mundo real» (véase Seguir hacia adelante, a continuación). Una vez que
el cliente ha retrasado las criticas y la aplicación práctica para revisar su
progreso, éste tiene libertad para reflexionar y «saborear» el cambio, hasta
que experimente una disponibilidad espontánea para seguir y se muestre
abierto a lo que pueda ocurrir a continuación.
Seguir hacia adelante
El cambio sentido activa de manera natural el interés del cliente en ver
cuáles son sus implicaciones, ya sea para una comprensión mayor del sí
mismo, ya sea para la acción fuera de la terapia. Después de consolidar el
cambio logrado, el cliente se siente generalmente «dispuesto a más». Este
proceso automotivante de «Seguir hacia adelante» hace regresar al cliente a
ENFOQUE VIVENCIAL 207

una exploraci6n adicional en forma de autoexploraci6n continua en los


modos introspectivos de atenci6n y búsqueda vivencia! (vuelta al paso del
significado sentido, véase figura 9-1). El cliente, a menudo, sigue hacia
adelante desarrollando nuevas interpretaciones adicionales de tanteo de las
conexiones más amplias y de los temas implicados en la resoluci6n del
enfoque. Por otra parte, el cliente puede expresar, de manera espontánea,
su interés en seguir con las implicaciones fuera de la terapia de la resoluci6n,
decidiendo o preparándose para llevar a cabo nuevas acciones, tales como
confrontar o ser más abierto con otra persona. En otras palabras, el cliente
puede dar muestras en la sesi6n de los impactos del cambio en el problema
(véase capítulo 2).

ACTITUD DEL TERAPEUTA Y OPERACIONES QUE SE USAN EN EL ENFOQUE

U na vez hemos descrito los pasos que el cliente tiene que dar para
resolver un significado sentido con poca claridad, podemos centrarnos en
la actitud del terapeuta y en las intervenciones que se usan para facilitar el
proceso del cliente.

Actitud de enfoque
Como señalábamos anteriormente, la actitud de enfoque requiere tanto
al cliente como al terapeuta. El terapeuta debe esperar pacientemente a que
el cliente verbalice lo que todavía no tiene claro (Leijssen, 1990). Esta actitud
propicia un ambiente terapéutico en el que los clientes se sienten lo
suficientemente seguros como para tolerar la ambigüedad y renunciar al
control que ejercen sus procesos puramente conceptuales y no vivenciales.
Si se intenta llevar a cabo el enfoque en una situaci6n en la que el cliente no
se encuentre seguro, éste experimentará la situaci6n como amenazante.
¿C6mo adopta el terapeuta la actitud de enfoque? Básicamente, el
terapeuta sigue los tres principios de la relaci6n enunciados en el capítulo
6, tal y como se reflejaban en las tres recomendaciones de Gendlin (1984),
Leijssen (1990) y Mathieu-Coughlan y Klein (1984): Primero, el terapeuta
tiene que escuchar empáticamente «toda la informaci6n»; segundo, el
terapeuta tiene que ser auténtico constantemente o estar presente para el
cliente como una persona experimental; tercero, tiene que introducir poco
a poco al cliente en el proceso de enfoque durante las sesiones.
Vamos a describir seguidamente las operaciones del terapeuta en el
enfoque (tabla 9-2). Por otra parte, daremos dos ejemplos (adaptados de
Clark, 1990), cada uno de los cuales ilustra aspectos diferentes de los
procesos del cliente y de las operaciones del terapeuta.
~,, ..
,,............ ·-· ...,_,. ,. ..,. , .. ·--··· ,., '. . ' •"•

208 LAS TAREAS DEL TRAT AMlENTO

TABLA 9-2. Operaciones del terapeuta para el enfoque.

A. Operaciones preliminares

l. Ayudar a que el cliente se prepare para el enfoque.


a) Confirmaci6n del indicador y obtenci6n del acuerdo del cliente para la
. .'
intervenc1on.
b) Ayudar a que el cliente se sienta c6modo.
c) Se sugiere al cliente que imagine un espacio interno.
d) Se sugiere al cliente que deje emerger sucesivos problemas, y se imagine
luego desechándolos.
e) Se le pide al cliente que seleccione un problema en el que centrarse.

B. Operaciones de apertura: el inicio del enfoque

2. Facilitar el desarrollo de un significado sentido internamente.


a) Se sugiere al cliente que dirija su atención interna directamente al proble-
ma.
b) Se anima al cliente a que abarque la totalidad del significado experimen-
tado.

C. Operaciones de exploración: los últimos pasos del enfoque

3. Facilitar que el cliente encuentre la etiqueta o «asidero».


a) Escuchar y reflejar etiquetas potenciales.
b) Cuando sea necesario, animar al cliente por medio de guías del enfoque.
e) Facilitar la emergencia de etiquetas potenciales.
4. Comprobación o «resonancia» de una etiqueta.
a) Dirigir al cliente a comprobar las etiquetas frente al significado experi-
mentado hasta que encajen.
S. Ayudar a los clientes a explorar el significado etiquetado con mayor profun-
didad (paso de «pregunta»).
a) Cuando sea necesario, usar preguntas generales, cruciales y de cambio
sentido de la dirección.

D. Operaciones de clausura

6. Ayudar al cliente a «recibir» la experiencia nueva o emergente.


a) Cuando sea necesario, sugerirle que «Se quede» con la nueva experiencia
o que deje a un lado temporalmente la autocrítica.
b) Ofrecer una exploración empática y una valoración genuina del progreso
y del sentido de progreso.
7. Seguir hacia adelante:
a) Escuchar, reflejar nuevas conexiones o acciones posibles en el mundo.
·~-·· ......,, ··- . . " .....:... "'I . "'"••' ,,•. , .. , • ....,,,~,•·•••"<•"'"" -·•••r •··~~--- ...

ENFOQUE VIVENCIAL 209

Pasos preliminares: ayudando al cliente a que se prepare


para el enfoque
De un modo ideal el cliente realiza este paso preliminar rápida y
espontáneamente y continúa hacia los pasos del enfoque propiamente dicho.
Si el cliente, por el contrario, encuentra dificultad en clarificar un espacio (es
decir, si las variantes de exteriorización o bloqueo del indicador están
presentes), el terapeuta puede facilitar este paso aplicando diferentes inter-
venciones que parecen necesarias y probablemente facilitarán la tarea (véase
también tabla 9-2). De este modo, resulta conveniente confirmar el indicador
y conseguir el acuerdo del cliente para intentar la intervención. Si el cliente
está tenso, el terapeuta puede sugerirle que respire profundamente o que se
relaje; si el cliente está confundido, se le puede dar información sobre el
proceso (por ejemplo, acerca del uso del «punto de enfoque»).
El terapeuta le pide luego al cliente que imagine un espacio interno, por
regla general una habitación imaginada o un claro en el bosque, para
sugerirle después que permita que emerjan distintos problemas (por ejem-
plo, sugiere al cliente que pregunte: «¿Qué me impide que me sienta bien
conmigo mismo?») y, a continuación, le sugiere que se imagine arrojando
a un lado los sucesivos problemas (por ejemplo, en una caja, un nicho, un
jarrón). El terapeuta, durante todo este proceso, habla lenta y meditativa-
mente para modelar la actitud de enfoque y permitir que el cliente disponga
de tiempo para llevar a cabo las acciones internas que se le sugieren.
La mayor parte de estas intervenciones se ilustran en el siguiente
ejemplo de una cliente que había tenido reiteradas dificultades en la sesión
porque se sentía bloqueada; el ejemplo empieza con la variante de bloqueo
del indicador de un significado sentido con poca claridad.
Ejemplo 9-1
Cl: !.pausa) No sé de qué hablar. Estoy bloqueada. !.pausa) [Potencial
indicador del cliente]
Tl: ¿Cómo se siente ese bloqueo? [Pregunta exploratoria para confirmar
el indicador]
C2: No lo sé, son todas esas cosas, y me están volviendo loca. Siento como
si todo estuviera liado en mi interior. [Forma clara de indicador del
cliente]
T2: (hablando despacio) De acuerdo, podemos intentar algo aquí para tratar
de desenmarañar las cosas. ¿Quieres intentarlo? [Obtener el acuerdo
del cliente para llevar a cabo la tarea]
C3: De acuerdo.
T3: Bien, vamos allá. (pausa). Cierra los ojos o mira a cualquier punto.
[Instrucciones para la tarea]

\

210 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

C4: (asiente}
T 4.1: Puedes hacer cualquiera de las dos cosas, la que te resulte más cómoda.
Pero procura no mirarme porque te podrías distraer. ¿Te sientes
cómoda? Respira profundamente.
C, T: (respiraciones profundas simultáneas, luego pausa) [El terapeuta modela
el aspecto no verbal del enfoque, se detiene para guiar el enfoque]
T4.2: Deja salir la tensión. Tómate un minuto para ti. (pausa} Bien, ¿Estás
preparada? (pausa) [Instrucciones de relajaciónJ
TS: Voy a pedirte que te imagines un espacio dentro de ti misma, un lugar
en el que sientas cosas. Yo lo represento como un claro en el bosque,
o como una habitación (pausa), y voy a pedirte que te preguntes
(pausa}: «¿Qué me está molestando en este momento?». Pregúntate:
«¿Por qué no me siento estupendamente ahora mismo» (pausa) y
observa lo que pasa. Dime lo que sucede. (pausa) Fíjate en un problema
y después en otro, ¿de acuerdo? [Se sugiere al cliente que se imagine
un espacio interior y que permita que vayan surgiendo los problemas]
C6: Ajá.
es: (asiente)
T6: «¿Qué me está molestando en este momento?• (pausa)
C7: Estoy pensando en mi padre.
T7: Bien, ahí tenemos ese asunto con tu padre. (pausa) Bien, cógelo y
déjalo a un lado. ¿Puedes hacerlo? [Sugerencia de proceso para dejar
los problemas a un ladoJ
C8: Ajá.
T8: Ahora, pregúntate a ti misma: «¿Qué más me está molestando en este
momento?>>
C9: El asunto con Ed.
T9: Bien. Coge ahora el asunto con Ed y déjalo a un lado, empújalo hasta
el borde del espacio. ¿Vale? (pausa) ¿Lo conseguiste hacer?
ClO: Ajá.
TlO: De acuerdo. Repite el proceso. «¿Qué otra cosa me preocupa? ¿Qué
más?» (pausa larga)
Cll: Mi primo.
Tll: Bien. Lo de tu primo. Cógelo y llévalo al extremo del espacio.
Pregúntate a ti misma: «¿Qué más me está molestando?» (pausa)
C12: Mi hija.
Tl2: Tu hija. Existe algún problema con ella. Cógelo y ponlo a un lado.
¿Qué más? (pausa}
C13: Mi trabajo.
T13: Tu trabajo. Bien, coge el trabajo y ponlo a un lado. «¿Qué más hay?•
(larga pausa)
" ·., ' . .

ENFOQUE V!VENCIAL 211

C 14: Mi madre.
Tl4: Tu madre. Hay problemas con tu madre. Ponlos a un lado también
(pausa) . PregÚntate ahora: «¿Qué más me está molestando?» Yo te
seguiré preguntando hasta que ya no quede nada. ¿Te parece?
Cl5: (riendo nerviosamente) Todos los hombres que he conocido en mi
vida.
T15: Bien, ¿de modo que todos los hombres que has conocido en tu vida
están también ahí, sentados en grupo? Un mont6n de ellos.
C16: Ajá.
T16: Vamos a ver, todo este asunto con los hombres, en general. C6gelo
y déjalo a un lado también. (pausa) ¿Qué más? ¿ Hay algo más que te
preocupe?
C17: No.
T17: Bien, de modo que tienes un espacio, un espacio despejado. ¿Puedes
imaginarte ese espacio despejado? [Sugerencia para atender al espacio
interno despejado]
C18: Ajá.
T18: Bien, ¿c6mo se siente eso? [Comprobaci6n de la resoluci6n del paso
de clarificaci6n del espacio]
C 19: (risitas) Se está bien.

Después de generar y clarificar con éxito el espacio imaginario de


trabajo interno, el cliente se prepara para el paso siguiente del enfoque
seleccionando un problema al que atender. Si fuera necesario, el terapeuta
podría ayudarlo en el proceso de dejar que un problema se «seleccione a sí
mismo».
Ejemplo 9-1, continuación
T19: Puedes regresar a tu espacio (pausa) y elegir uno de esos problemas
para enfocarlo. Déjalo venir. No lo selecciones de manera intelectual.
Fíjate solamente en aquel que sientas como más importante en este
momento. (el T. cierra los ojos, suaviza la voz). Lo que sientas como
más importante en este momento. (pausa) Dite a ti misma: «De todas
esas cosas, ¿cuál me molesta más ahora? ¿Cuál necesita mi atenci6n
en este momento?» (pausa) Déjalo venir. [Instrucciones para la tarea]
C20: (pausa) Creo que el asunto con Ed.

En este momento la cliente está «dispuesta a trabajar». Se ha introducido


en un modo de implicaci6n atencional, imaginándose un espacio de trabajo
interno, creando una buena distancia entre ella y el problema y seleccio-
nando un problema particular o un objeto vivencia! en el que centrarse.
...- .. .... . ' . " ...,, ",' ·~·íl"'·~~-· _,.,,.,,_,,,_,_,,,_. _ _

212 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

Facilitar el desarrollo de un significado sentido internamente


Aunque a veces los clientes entran espontáneamente en el paso del
significado sentido, éste es el más difícil para muchos de ellos (Leijssen,
1990). Así pues, resulta muy útil que el terapeuta sugiera que el cliente dirija
una y otra vez su atenci6n hacia su interior, hacia todo aquello que pueda
resultar poco claro o molesto. Al hacerlo, el terapeuta estimula la actitud
de enfoque de la espera receptiva en el modo de implicaci6n atencional; el
terapeuta le permite al cliente tomarse tiempo para ello. También podría
resultar útil que el terapeuta anime al cliente a adoptar una actitud diver-
gente al tratar de abarcar el alcance global del significado sentido, «de todo
en lo que consiste»; esto puede ayudar a los clientes a superar cualquier
tendencia hacia el cierre prematuro o la disminuci6n de la atenci6n. En
último lugar, es importante que el terapeuta atienda y explore cualquier
signo de que el cliente no se encuentra seguro en el proceso (Leijssen, 1990).
(Estas operaciones se resumen en la tabla 9-2).
El siguiente fragmento continúa nuestro ejemplo anterior.

Ejemplo 9-1, continuación


C20: El asunto con Ed. [por ejemplo, es lo que me molesta más en este
momento]
T20: Bien, de modo que esto es lo más preocupante en este momento.
(pausa} ¿Puedes ponerlo en medio del espacio interior? Ni demasiado
cerca, ni demasiado lejos de ti. [Preparando al cliente para que atienda
al problema],
C21: Ajá. (pausa) El no me ha hecho tanto daño como los otros.
T21: ¿Puedes ponerlo lo más cerca posible, imaginarlo aquí mismo? [Di-
rigir al cliente a que atienda al problema)
C22: Ajá.
T22: Todo lo de Ed, ¿de qué se trata? No tan rápido, no le pongas palabras
todavía. Todo, el asunto completo, ¿puedes sentirlo? [Dirigir al
cliente a que atienda al sentido en su conjunto)
C23: (asiente}

Obsérvese que el paso del significado sentido ocurre en gran medida en


silencio; tan pronto como los clientes intentan poner la experiencia en
palabras, ya se encuentran en el paso siguiente. Así, como se ilustr6 en T22,
el terapeuta puede sugerir que el cliente no trate de simbolizar la experien-
cia, para evitar un cierre prematuro y permitir que emerja plenamente el
significado sentido antes de intentar ponerlo en palabras.
........... ~., ..,,_... ,.~, ·········~ ·~·· .,. ''"'"""'""" ...,.-,,.....,.,.. ,. ' ... --·-··· ···-·•"''' .. " .., .,.,. __ .......•. ·-···· ·····~ ........, ....,..•..... ,,,,- .. ,,,.. ,,~""""

ENFOQUE VIVENCIAL 213

Facilitar que el cliente encuentre una etiqueta o «asidero»


Los clientes, por regla general, llegan a este paso de un modo espontá-
neo, sin directrices o apoyos por parte del terapeuta. Así, lo m_ás importante
es que el terapeuta en esta etapa escuche empáticamente y refleje lo que dice
el cliente; una respuesta útil y común en esta etapa es que el terapeuta
escuche y repita palabras descriptivas clave (asideros potenciales; Leijssen,
1990). Algunas veces, cuando el cliente experimenta problemas a la hora de
poner en palabras una experiencia, el terapeuta puede animarle con suge-
rencias tales como:
T: ¿Qué palabra o imagen te viene a la mente cuando sientes ese significado
global de '
T: ¿Cuál es la calidad más importante de ese significado?
Además, el teraperuta también puede permitir que emerjan en él mismo
etiquetas potenciales o imágenes; sin embargo, es muy importante que no
se las imponga al cliente y que no le distraigan o le desvíen de su camino.
Este paso está muy bien ilustrado en el siguiente ejemplo, que procede
de un cliente que se está centrando en su significado acerca de su desp6tica
hermana mayor:

Ejemplo 9-2
Tl: Bien, ¿c6mo es el significado en este momento? [Atender al significado
sentido]
Cl: Caliente.
T2: Caliente. (pausa) Bien, ¿puedes describir la calidad de ese calor por
medio de una imagen o una frase? (pausa) ¿C6mo es el calor? (pausa)
[Ayuda para el etiquetamiento]
C2: Es como (pausa}una cocina de gas, una S'ecci6n particular de ella. Como
si estuviera calentando café. [T: Ajá] Y hubiera fuego debajo.
T3: Ajá. (pausa) De modo que hay fuego y algo está hirviendo encima de él.
C3: Sí. (pausa)
T 4: Pero s6lo una parte. ¿En qué consiste el resto? (pausa) [Ayuda para la
elaboraci6n]
C4: No es tan intenso.
Obsérvese que el T 4 constituye un intento de ayudar al cliente a
diferenciar y elaborar su significado recogido en el C2.

Ayudar al cliente a comprobar o a «hacer resonar» las etiquetas


La funci6n más importante del terapeuta en este paso del enfoque
consiste en ayudar al cliente a mantener contacto entre el significado sentido
!""'~' ' •

214 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

y las etiquetas potenciales hasta que surja un significado de corrección o


«ajuste». Así pues, cuando sea necesario, hay que dirigir al cliente a com-
probar la etiqueta frente al significado sentido; si el cliente dudara, se· le
animaría a referirse una y otra vez al significado sentido y a los símbolos
hasta que lograra un «ajuste» entre ellos.
Como decíamos con anterioridad, las intervenciones del terapeuta para
favorecer el proceso de comprobación del enfoque por parte del cliente
pueden ser útiles a veces en terapia. De este modo, es conveniente que el
terape}lta esté atento a la aparición de «microindicadores» de comproba-
ción. Estos, normalmente, tienen forma de especulaciones intelectualizadas
acerca del sí mismo, por ejemplo:
C: (fácilmente) Quizá estoy tratando de pagarle por todo lo mal que me lo
ha hecho pasar.
Además, los clientes a veces expresan lo que experimentan de una
manera negativa (por ejemplo, decir que no están sintiendo algo); o el
terapeuta puede ofrecer una palabra para el significado sentido por el
cliente. En todos estos casos, puede ser útil sugerir a los clientes que
comprueben cómo le va la etiqueta potencial a la experiencia.
Nuestro primer ejemplo de enfoque contiene un paso de comprobación
explícito y vale la pena, por lo tanto, volver a él:
Ejemplo 9-1, continuación
T23: (lentamente) Ahora que más o menos tienes una idea de todo lo que
te preocupa del asunto con Ed, intenta buscar una palabra o una
imagen que lo recoja. Déjala venir. (pausa) [Ayuda para el etiqueta-
miento]
C24: (de un modo tanteador) La palabra que me viene a la menk es
«control».
T24: (lentamente) Bien, contrástala con lo que sientes. (pausa) [Ayuda para
la comprobación]
C25: Insegura. (pausa)
T25: «Insegura». (pausa) Eso encaja mejor. (pausa) [Ayuda para la compro-
bación]
C26: (suspiros) (con más firmeza) Rabia.
T26: ¿Eso también encaja?
C27: (asiente)

Aqui hay otro ejemplo del paso de comprobación tomado de nuestro


segundo ejemplo de enfoque; el cliente está explorando su ira hacia su
hermana cuando emerge, de un modo espontáneo, una secuencia de com-
ENFOQUE VIVENCIAL 215

probación. Obsérvese que en este segundo ejemplo el cliente termina con


una imagen compleja de un complejo significado.

Ejemplo 9-2, continuación


T8: ·De modo que tú, al ignorar a tu hermana, te mantendrías alejado de
(pausa} tu construcción de una ribera de ira. [Ofrece un reflejo
metafórico]
C8: En el embalse. Correcto. [Corrige la metáfora]
T9: Ajá. (pausa} El embalse. De modo que es como una cuba.
C9: (ríe) Un lago.
T10: ¡Oh! ¿Un lago de aceite hirviendo? ¿Es así?
C10: No, sólo un lago. [Comprueba y corrige la versión del terapeuta]
Tl 1: Sólo un lago. (pausa}
Cl 1: Algo así como el Lago Superior. La Bahía de Hudson.
T12: Ajá. (pausa) Un lago bastante grande.
Cl2: Sí. (pausa)
T13: ¿Tienes el significado de ese lago en tu interior en este momento?
(pausa} [Ayuda para el significado sentido]
C13: Sí y lo percibo como frío.
T14: (susurra} Frío.
C 14: (con firmeza} Y éste es el modo en que a veces veo a mi hermana.
(pausa} Ella puede ser fría (pausa} o un pájaro de mal agüero. Si tuviera
dos palabras para describirla, serían ésas.

Ayudar al cliente a explorar el significado etiquetado


con mayor profundidad (paso opcional)
Gendlin (1981) y otros (Clark, 1990; Hinterkopf, 1984) han descrito
una serie de tres tipos de preguntas que los terapeutas pueden ofrecer a los
clientes para ayudarles a resolver las experiencias que siguen siendo dolo-
rosas después de haberlas etiquetado correctamente. Son preguntas gene-
rales, cruciales y preguntas acerca del cambio sentido de la dirección. Estas
preguntas constituyen una variante de la pregunta inicial en el paso del
significado sentido (•¿De qué se trata?»), y ayudan al cliente a volver a ese
paso para procesar con mayor profundidad la experiencia problemática.
Las preguntas generales se usan, en primer lugar, para animar a que los
clientes se impliquen en una mayor diferenciación de la etiqueta, y, a
menudo, tienen la forma siguiente:
T: ¿Qué es lo que es tan (etiqueta} en este (problema}?
216 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

como en:
T: ¿Qué es lo que hay de «retorcido» en el significado que experimentas
cuando tu mujer te pide que hagas algo?
Si fuera necesario, el terapeuta puede intentar a continuación plantear
una pregunta crucial, que, normalmente, tiene la siguiente forma:
T: ¿Cuál es la «crucial» (1,a parte más importante, la parte peor, la línea final,
el meollo) de este (etiqueta) significado?
como en:
T: Pregúntate a ti mismo: «¿Cuál es el meollo de este significado de
"retorcimiento" que siento dentro de mi?»
En último lugar, las preguntas acerca del cambio sentido de la dirección
se usan cuando los otros métodos ya se han intentado, pero el cliente está
todavía «bloqueado». Como señala Gendlin (1981), estas preguntas son
análogas a «mirar en la parte de detrás del libro» a la hora de resolver los
problemas de matemáticas para poder comprobar cuáles son los pasos que
tienen lugar. El terapeuta le pide al cliente que imagine lo que pasaría si el
problema estuviera resuelto, por ejemplo:
T: Lo que quiero que hagas ahora es dirigir esta pregunta hacia ese
significado ardiente. (pausa) «¿Qué haría falta (pausa) para que esto
cambiase?»
Este tipo de preguntas, usadas de vez en cuando y en el momento
preciso, pueden ayudar al cliente a acceder a los «puntos de bloqueo»
fundamentales que evitan su resolución.

Ayudar al cliente a recibir la experiencia nueva o emergente


El terapeuta puede facilitar el paso de recepción del cliente haciendo
varias cosas (Leijssen, 1990). En primer lugar, como en otras tareas, es
importante que el terapeuta pueda reconocer la resolución cuando ocurra.
El terapeuta tiene que estar alerta a la aparición de los dos microindicadores
del paso de recepción, descritos anteriormente: un cambio sentido o el
sentimiento de resolución; o la autocrÍtica de la nueva experiencia emergen-
te o del esquema emocional.
En el ejemplo 9-1 Qa cliente con el problema con su amigo), después de
que la cliente etiqueta su malestar con Ed como ira producida por «tratarla
como una presa de caza», empezó a culparse y se introdujo en otra tarea
(una escisión de autoevaluación). Así, la «tarea procesual» de ayudarla a que
se desbloqueara y encontrar una tarea terapéutica se resolvieron, y ella se
' ..... -- .. '"~'-' '. ""'"'''••~~- ....... ,~ -- ., ... -·· '"' ~ ... ~ .. -, ..,....... " - ----,,. -· -;''' -~--··. ~-·· ....-.. '''"." .. ·-·- ... "" .' ·- ,,... .. , ......
•' ~·~· """'.,_' ... .,. ..,., ......

ENFOQUE VIVENCIAL 217

volvió más enérgica y centrada en la tarea; sin embargo, la «tarea de


contenido» de resolver sus conflictos acerca de cómo tratar a Ed todavía se
mantenía y el enfoque no se dirigía a él directamente.
En el segundo ejemplo, 9-2, la resolución realmente tuvo lugar cuando
el cliente identificó la doble imagen correspondiente a la experiencia de su
hermana en el paso Cl 4; el terapeuta y el cliente lo exploraron durante
varios minutos más y luego pasaron a la fase de recepción con mayor
claridad.
Cuando el cliente revisa y explora el cambio y su significado, el
terapeuta lleva a cabo la exploración empática y la apreciación genuina del
progreso y del significado de autoapreciación del cliente. En el ejemplo 9-2,
el terapeuta ayuda al cliente a identificarse con sus buenas cualidades y a
separarse de su autoritaria hermana mayor:

Ejemplo 9-2, continuación


C21: Mi hermana no sabe expresar amor, ni incluso a sus nietos.
T21: ¿Qué evoca este hecho en ti?
C22: Tal vez me produzca un poco de pena. (pausa)
T22: Y tú, ¿dónde estás en este preciso momento?
C23: Sé que lo estoy haciendo mejor que ella en lo que a esto se refiere. A
mí me parece natural expresar amor.
T23: Parece como si tuvieras algo acerca de ella. ¿Cómo es?
C24: Me gusta. Me hace sentirme bien. Y no creo que ella nunca se sienta
as1.'
T24: Dime algo más. ¿Qué calidad tiene lo que sientes?
C25: Es cálido.
T25: Es como si te pudieras dar un abrazo a ti mismo. (C, T se ríen juntos)
En última instancia, si existe la autocrítica, el terapeuta sugiere que el
cliente intente, al menos de una manera temporal, dejarla a un lado. Si fuera
necesario, el terapeuta puede sugerir al cliente que «Se quede» con la nueva
experiencia. El siguiente es un ejemplo de una respuesta del terapeuta para
conseguirlo:
C: ¡Uf! Esa rabia me ha metido en un montón de problemas; ojalá
desapareciera.
T: De modo que una parte de ti siente que esos significados rebeldes te
meten en muchos problemas a veces, pero supongo que los tienes
porque tú quieres. ¿Podrías permitirte sentirlos durante un poco más
de tiempo?
,.. ., "',.,

• 218 LASTAREASDELTRATAMIENTO

Seguir hacia adelante


La tarea del terapeuta en esta última fase es seguir adelante: escuchar y
reflejar empáticamente las nuevas conexiones o modos de actuar a medida
que empiezan a surgir tentativamente en el cliente. Además, Leijssen (1990)
sugiere que el terapeuta ofrezca ayudas para animar este proceso de traduc-
ción, tales como:
T: ¿Qué has descubierto ahora? ¿Ad6nde te lleva eso?
El paso de seguir hacia adelante es, normalmente, un impacto del
enfoque dentro de la sesi6n que se logra fuera de la sesi6n. Por ejemplo, el
cliente del ejemplo 9-2 describi6 en su cuestionario postsesi6n c6mo llevaba
a cabo la tarea ilustrada anteriormente: «Quizá pueda sentir empatía por
mi hermana en el futuro y decidir si podría haber una posibilidad de relaci6n
verdadera, u olvidarla y purgar así la rabia que siento por ella.» Si esto
hubiera surgido en la sesi6n, el terapeuta podría haberlo reflejado y haber
ayudado al cliente a explorar esta nueva direcci6n.

CALLEJONES SIN SALIDA Y ERRORES MÁS COMUNES EN EL ENFOQUE

¿Qué errores cometen con mayor frecuencia los terapeutas cuando


llevan a cabo el enfoque vivencia!? Leijssen (1990) ha señalado una serie de
errores frecuentes que los terapeutas tienen que evitar, entre los que se
incluye la impaciencia, la rigidez a la hora de seguir el modelo, el ignorar
la relaci6n terapéutica y el uso inapropiado de la «biblioterapia».
La impaciencia del terapeuta refleja la dificultad de mantener la «actitud
de enfoque», que implica esperar en un estado de apertura a que emerja algo
de la experiencia del cliente (Leijssen, 1990). Al existir un conjunto explícito
de seis pasos que llevan el proceso a su resoluci6n, el terapeuta puede tratar
de «acelerar el modelo», tratando, por ejemplo, de hacer que el cliente se
centre en un significado sentido antes de que haya conseguido una distancia
de trabajo, o forzando al cliente a simbolizar el significado sentido antes de
que haya tomado forma, o animando a pasar a la acci6n antes de que se haya
producido la resoluci6n.
Los terapeutas también cometen errores a la hora de seguir las instruc-
ciones del enfoque demasiado al pie de la letra, forzando a los clientes a
retroceder en los pasos que ya han superado. Los clientes tienen diferentes
maneras de atravesar los pasos, lo que para unos es fácil para otros puede
resultar difícil, lo cual requiere una gran sensibilidad y flexibilidad por
parte del terapeuta. A veces, se pueden saltar algunos pasos y, en otras
ocasiones, ¡incluso se pueden pasar en sentido inverso! Por este motivo, el
,., ' - ' -," .... ....,

ENFOQUE VIVENCIAL 219

proceso de enfoque completo descrito aquí, no siempre se lleva a cabo en


terapia. Por el contrario, el terapeuta usa los pasos que sean necesarios de
acuerdo con la naturaleza, las características y el aspecto de los indicadores.
Cuando se hace el enfoque completo, se hace sólo una vez y al principio
del tratamiento.
Los terapeutas también pueden cometer errores si no adaptan el lengua-
je del enfoque a los clientes específicos (Leijssen, 1990). Por ejemplo, algunos
clientes muy religiosos se pueden sentir muy incómodos a la hora de
localizar un significado sentido corporalmente, ya que los consideran poco
fiables y «pecaminosos»; mientras que otros quizá no estén acostumbrados
a pensar en términos de un espacio de trabajo interno y pueden ver las
sugerencias de atender a su interior como confusas y embarazosas. Otros
clientes pueden sentirse desconcertados por el «habla de California» en
términos tales como: «significado sentido» o «asidero». Leijssen (1990)
también señala el problema que surge cuando terapeuta y cliente usan la
técnica para evitar el contacto real entre ellos o como excusa para ignorar
la experiencia del cliente de la relación terapéutica.

CONCLUSIÓN

Como hemos señalado, el enfoque es una tarea modular que consiste


en microprocesos diferentes, cada uno de los cuales tiene sus propios
microindicadores (Leijssen, 1990). El enfoque se presta al uso de una tarea
completa o subtareas que ayuden a los clientes a trabajar con mayor
efectividad en las sesiones. Además, es importante destacar que el enfoque
no tiene que enseñarse en terapia de una manera sistemática. Debe aplicarse,
por el contrario, de un modo flexible y adaptarlo a las necesidades inmedia-
tas del cliente (Gendlin, 1984, 1991; Leijssen, 1990; McGuire, 1991).
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' '1

CAPÍTULO X

EL DIÁLOGO DE LAS DOS SILLAS Y LAS ESCISIONES

Como hemos establecido, los estados disfuncionales ocurren a causa de


las dificultades subyacentes de procesamiento esquemático. Estas dificulta-
des resultan del contenido, estructura y organización de los esquemas
emocionales a través de los cuales se procesa la información sobre el sl
mismo y el mundo. Los tipos espedficos de dificultades de procesamiento
pueden estar relacionados con tipos específicos de interferencia o bloqueo
del procesamiento emocional más adaptativo.

¿QUÉ HA Y QUE CAMBIAR? LA DIFICULTAD DE PROCESAMIENTO SUBYACENTE

Una de las principales formas en que los organismos interfieren con


su funcionamiento adaptativo es al incorporar normas sociales, actitudes
y modos de pensar y actuar que están en mayor o menor desacuerdo con
sus necesidades, objetivos y preocupaciones más básicos (Peris y otros,
1951). Por diferentes razones, las influencias familiares y culturales, con
frecuencia, sofocan las preferencias o necesidades individuales. Estas in-
fluencias a menudo refuerzan la anulación de las necesidades y preferencias
personales propias en aras de cumplir con las normas sociales percibidas o
conseguir la aprobación de los demás. Por tanto, las personas frecuente-
mente pierden su habilidad para discriminar entre los distintos recursos
ambientales los que mejor convienen a sus necesidades y que son personal-
mente aceptables o inaceptables.
Además, los procesos de discriminación de las propias necesidades y la
definición de uno mismo en relación al ambiente es a menudo difícil porque
requiere cierta capacidad para tolerar el conflicto y la diferencia respecto a
los demás. Las personas incorporan de forma corriente valores, normas y
juicios sobre cómo deberían ser, y no las someten a un procesamiento
discriminativo, seleccionando los que son adecuados para ellas y rechazando
los que no lo son. Por tanto, los deberes, obligaciones, evaluaciones y
expectativas de otras personas vienen a ejercer una influencia excesiva sobre
sus experiencias y conductas posteriores. Es importante señalar que la
incorporación de normas y evaluaciones externas con frecuencia no es
producto de una decisión consciente. Por el contrario, estas normas y
evaluaciones se adquieren tácitamente y se incorporan en esquemas. Desde
222 LASTAREASDELTRATAMIENTO \.

allí operan automáticamente y ejercen influencias de las que las personas


no son totalmente conscientes.
Cuando estas normas y evaluaciones automáticas operan para prohibir
o suprimir los sentimientos y necesidades organísmicas, las personas expe-
rimentan una sensaci6n de confusi6n y conflicto y se sienten incapaces de
decidir sobre cursos daros de acci6n. O, habiendo decidido, se encuentran
con que fracasan al ejecutar sus planes. El problema imponante aquí es que
en este tipo de conflicto, los procesos autoevaluadores y las necesidades y
sentimientos organísmicos se evocan a menudo automáticamente, en gran
pane fuera de la conciencia de las personas. Lo que está en la conciencia es
el sentido resultante de conflicto y confusi6n o la incapacidad para decidir
o actuar. A veces, el conflicto global en sí puede estar en la conciencia, pero
las autoevaluaciones específicas y los procesos organísmicos subyacentes al
conflicto no están en el foco de la conciencia.
La dificultad de procesamiento esquemático general que se necesita
cambiar en esta tarea es la evocaci6n simultánea de dos estructuras esque-
máticas opuestas, que implican conductas, pensamientos, sentimientos y
deseos incompatibles, en la que una u otra o ambas pueden estar fuera de
la conciencia. Los dos grupos de esquemas conflictivos son de especial
imponancia en esta forma de funcionamiento inadecuado. U no está basado
en los esquemas emocionales que representan emociones y necesidades
biol6gicamente adaptativas, y el otro grupo incluye evaluaciones negativas
y normas introyectadas basadas en aprendizajes sociales que se oponen a los
sentimientos y deseos. Estos esquemas son evocados simultáneamente por
alguna señal interna o externa o secuencialmente en respuestas de uno a
otro. Esto conduce a la experiencia de conflicto. Es el conflicto entre los
esquemas que contienen deberes sociales y aquellos que contienen senti-
mientos y necesidades organísmicas el que debe llevarse a la conciencia y
cambiarse.
El fracaso en reconocer las necesidades y deseos deja a la persona
insegura y confusa, mientras que el fracaso en hacer frente a las normas y
valores produce autoevaluaciones negativas y pérdida de autoestima. Ade-
más, el dominio del esquema evaluador negativo en estos conflictos a
menudo deja a la persona inmovilizada y puede llevar a la ansiedad, la
depresi6n, la pérdida de la autoestima y otros síntomas. Por ejemplo,
Greenberg y otros (1991) observaron que es la combinaci6n de cogniciones
negativas del crítico, más la intensidad de la hostilidad o aversi6n del crítico
hacia el sí mismo lo que es imponante para producir depresi6n. Es la intensa
hostilidad del crítico la que anula la habilidad del sí mismo para responder
activamente y lo que activa la organizaci6n modular débil/malo del sí
mismo tan característica de la depresi6n (por ejemplo, esquema depresivo).
EL DI.ÁLOGO DE LAS DOS SILLAS Y LAS ESCISIONES 223

Ciertos indicadores verbales y paralingüísticos de estos conflictos aflo-


ran en la terapia. Hemos llamado «escisiones» a los indicadores de los dos
aspectos del sí mismo en oposición. Se ha identificado un número de dife-
rentes indicadores de escisiones, cada uno con sus propios rasgos verbales
característicos y que representan diferentes tipos de procesos conflictivos
(Greenberg, 1979). La primera escisión de la que trataremos en este capítulo
es la «escisión de conflicto». ·

ÜPORTUNIDADES PARA LA INTERVENCIÓN:


INDICADORES DE LA ESCISIÓN DE CONFLICTO

El indicador de este tipo de división es una afirmación verbal del cliente


de que dos aspectos del sí mismo están en oposición. Ésta va acompañada
por algún indicador verbal o paralingüístico de que la persona actualmente
experimenta una sensación de conflicto o coerción entre las partes. Las dos
partes en oposición a menudo están claramente identificadas como dos
estados diferentes del «yo». Con frecuencia hay un indicador lingüístico de
yuxtaposición tal como «pero• o «por otra parte• que pone los dos •yoes»
en oposición. Una escisión prototÍpica es: «Por un lado, quiero establecer-
me y casarme, pero, por el otro, no puedo decidir si éste es el momento
adecuado y si es el chico adecuado. Me siento tan confusa». Los dos •yoes•
representan dos aspectos del sí mismo en oposición y la frase •no puedo
decidir... Me siento tan confusa• indica la sensación de conflicto, tanto
verbal como vocalmente.
Hemos encontrado que en casos de estados de conflicto de este tipo, el
cliente generalmente está experimentando un conflicto entre las normas y
valores, por un lado, y las reacciones emocionales y necesidades o deseos
organísmicos, por el otro (Greenberg, 1984). Nos hemos centrado en estas
escisiones como oportunidades altamente significativas para cambiar, y
hemos encontrado que muchas escisiones de conflicto se convierten en
diálogos que implican autoevaluaciones o autocoerciones. Por tanto, un
conflicto como •una parte de mí quiere esto, pero la otra parte quiere eso»
generalmente desemboca en alguna forma de conflicto entre deberes y
deseos. Por ejemplo, en nuestro estudio de conflictos decisionales (Green-
berg y Webster, 1982), un conflicto entre desear quedarse o marcharse de
la ciudad rápidamente se transforma en un conflicto entre «tú deberías
quedarte» versus «yo quiero irme•. A menudo aparecen indicadores más
directos de autoevaluaciones o imposiciones. De este modo, «yo debería
hacer esto, pero no puedo» o •yo no debería hacer esto, pero no puedo dejar
de hacerlo» es un tipo frecuente de indicador que marca la actuación de
. 224 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

alguna formá de imposici6n. La afirmaci6n «yo quiero hacer esto, pero no


soy competente» o «soy demasiado tfmido» indica la actuaci6n de alguna
forma de procesamiento autoevaluador. Las escisiones autoevaluadoras o
autocoercitivas son los tipos de escisi6n de conflicto más prolíficos e impor-
tantes.
Lo que sigue es un indicador prototípico de una sesi6n real: «debería ser
capaz de hacer más. Soy terriblemente vago, debería tener más empuje.
Tengo que segar el césped, hacer todas las cosas que hay que hacer y en
cambio holgazaneo y no hago nada. No puedo motivarme». Cuando una
afirmaci6n verbal explícita de una escisi6n de conflicto como ésta aparece,
indica un conflicto experimentado entre dos panes del sí mismo. En este
caso, asumimos que el cliente está inmerso en un tipo particular de dificultad
de procesamiento esquemático en el que se están activando grupos opuestos
de esquemas. Característicamente, el conflicto es entre deberes sociales y/o
autoevaluaciones críticas, por un lado, y sentimientos organísmicos y nece-
sidades y deseos asociados, por otro. Aunque cada esquema o conjunto de
esquemas contiene sentimientos, necesidades y creencias, hemos observado
repetidamente que un conjunto, el crítico interno, implica predominante-
mente más procesamiento conceptual. Nos referimos a éste como el •crítico
interno» y está fuertemente orientado hacia los «debería» y evaluaciones
negativas. El otro conjunto, al que nos referimos como el sí mismo «experi-
mentador», incluye predominantemente más procesamiento vivencia! y está
más fuertemente cargado de reacciones, necesidades y deseos afectivos.

Indicadores implícitos
A menudo los indicadores de escisiones de conflicto ocurren con un
aspecto implícito del sí mismo. Ejemplos de éstos ocurren en la forrna de
autoevaluaciones negativas tales como: «no valgo nada», •soy un fracasado»,
«soy malo•, o en la forma de frases autocoercitivas tales como: .debería
trabajar más», «no debería estar enfadado» en las que un aspecto del sí
mismo, el que habla, está evaluando, condenando o coerciendo a un segundo
aspecto de la experiencia o conducta del sí mismo, a la que no se refiere
explícitamente. Además, ciertas frases sobre los estados emocionales pueden
ser construidas de modo que indiquen escisiones implícitas, pero necesitan
ser exploradas para comprobar si éste es el caso. Así frases tales como: «me
siento culpable, deprimido o desesperado» pueden verse de modo que
impliquen que una parte del sí mismo está evaluando negativamente a otra
parte del sí mismo; y frases tales como: «me siento temeroso, inseguro o
ansioso» pueden verse como una parte del sí mismo alarmando a la otra
parte al «Catastrofizar» sobre el futuro o construyendo una visi6n amena-
zadora del pasado o del futuro.
·- ··~·1j"'""'""'".

EL DIÁLOGO DE LAS DOS SILLAS Y LAS ESCISIONES 225

Indicadores de atribución de conflicto


En ocasiones, un individuo puede experimentar el aspecto crítico de
una escisión de conflicto como si se originara en algún otro -por ejemplo
un hombre de 21 años que quiere viajar al extranjero está en conflicto
porque, como él dice, «mi padre piensa que sería acertado que finalizara la
carrera primero». Frases de este tipo, que colocan los deseos del sí mismo
frente a las evaluaciones o imposiciones inminentes de otro, representan
posibles indicadores de escisiones atribucionales en las que la autoevalua-
ción o coerción es atribuida a otro. En lugar de que actúe el indicador como
un indicador diagnóstico de que la persona está haciendo una atribución,
se utiliza como una oportunidad para explorar si hay un conflicto interno.
El supuesto empleado aquí es que el individuo, habiendo estado expues-
to a las evaluaciones o expectativas negativas de los padres, profesores y
otros, aprende a ser autocrítico o a autopresionarse y a esperarlo de los
demás. Esta expectativa lleva al individuo a sintonizarse y sensibilizarse ante
las menores indicaciones de crítica o expectativas de los demás. En otras
palabras, el individuo construye representaciones esquemáticas que inclu-
yen tanto las evaluaciones o expectativas negativas del sí mismo como las
anticipaciones de evaluaciones y expectativas de los demás. Estos esquemas
son el filtro a través del cual la experiencia se procesa automáticamente.
Inconsciente de este sesgo de procesamiento, la nueva experiencia, que
podría no confirmar estas expectativas, no está fácilmente disponible. En
un ejemplo como el anterior, asumimos que el cliente puede estar fallando,
en alguna medida, en reconocer sus propias dudas para dejar la carrera y
puede estar atribuyéndolas a otros o centrándose en los comentarios críticos
o contrarios de los demás, en lugar de hacerlo sobre sus propias dudas
internas. En el ejemplo de arriba, es probable que el padre de hecho
desapruebe el plan. Pero si el cliente tuviera claro lo que él quisiera hacer,
no sería tan sensible a las opiniones del padre. Por el contrario, experimen-
taría el problema de una forma diferente, quizás centrándose sobre asuntos
prácticos tal como la viabilidad de viajar sin el apoyo de su padre.
En la medida en que los individuos atribuyen externamente y experi-
mentan a los demás como críticos, no sólo pueden ser incapaces de resolver
sus conflictos internos, sino que pueden también sentirse víctimas y con-
trolados por los puntos de vista de los demás. Los individuos que han
discriminado y han asimilado o rechazado lo que han interiorizado de otros
son más capaces de distinguir los valores y normas personales de las
evaluaciones y expectativas de los demás. Generalmente, no se inmovilizan
por la crítica, la oposición o las expectativas de los demás.
En la atribución de evaluación u oposición, los clientes pueden informar
de que ellos quieren hacer algo, pero no pueden porque alguien lo desaprue-
226 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

ba o discrepa. Como hemos dicho, el supuesto es que las dificultades de un


individuo para minimizar las críticas o la oposición de otro' y tomar sus
propias decisiones no es principalmente un resultado de las acciones de
control u opiniones negativas de los demás. Los impedimentos para decidir
y actuar son sus propios conflictos internos entre lo que creen que deberían
hacer versus lo que quieren hacer.
U na forma más de experiencia que puede ser vista como un indicador
de una escisión de atribución es la vergüenza y la turbación. Aquí la
vergüenza indica que uno se ve a sí mismo como un objeto de burla, aversión
o desprecio a los ojos del otro y como inferior, más pequeño y más débil.
La vergüenza y la turbación son, por tanto, indicadores implícitos de escisio-
nes atribucionales. El tema interesante es que, por lo general, las personas
sienten vergüenza sin que el otro sea crítico o despectivo. Esto es así porque
las personas han desarrollado escisiones internas de aversión o desprecio de
sí mismas que llevan a la vergüenza. El estado de vergüenza puede, por tanto,
ser visto como la atribución de aversión/desprecio hacia otros o como
imaginarse que uno es despreciable o repugnante a los ojos de los demás.
Existe así un proceso complejo interiorizado de avergonzarse a sí mismo.
La experiencia de vergüenza es, por esta razón, un buen indicador implícito
de una escisión atribucional y el diálogo de las dos sillas es un medio
excelente para explicar este proceso de vergüenza interiorizada.

¿CÓMO OCURRE EL CAMBIO?

El supuesto básico en esta intervención es que hacer que la persona se


implique en un diálogo entre partes opuestas del sí mismo le ayudará a
poner estas partes en contacto creativo entre sí para desarrollar una
solución integradora. Esto no es un proceso de hablar sobre un conflicto
o explorar por qué se experimenta un conflicto, más bien es un vivir a
través del conflicto en el presente para fraguar nuevas soluciones. En
términos de los modos de implicación descritos en el capítulo 2 implica la
expresión activa de una parte del conflicto con otra, atender a los elementos
de la experiencia de cada parte, así como un proceso de búsqueda vivencia!
para acceder a los esquemas tácitos implicados en la generación de la
experiencia de cada parte. El diálogo ofrece una oportunidad para llevar a
la conciencia los dos aspectos de la experiencia al mismo tiempo, y dar a
cada uno la oportunidad de expresarse totalmente de forma explícita y
pausada. Por tanto, el diálogo interno encubierto se pone al descubierto
con la oportunidad, proporcionada a cada parte, de articular y explorar
más completamente su posición. Esto hace que la construcción de una
.... ·-· ·-· -··-- . ~ ... ,..... ,,., ....... .. ., .
'

EL DIÁLOGO DE LAS DOS SILLAS Y LAS ESCISIONES 227

nueva síntesis sea más posible en virtud del proceso dialéctico de contacto
de opuestos.
En el proceso, el cambio implica una forma de autoaceptación en la que
las personas son capaces de aceptar sus necesidades y deseos, que pueden
evolucionar por sí mismos en el proceso de ser reconocidos. El problema
fundamental es cómo consegÚir una armonía entre los «debería» y las
necesidades, cómo transformar las propias evaluaciones negativas de los
deseos en autoaceptación, y cómo satisfacer las necesidades de una manera
aceptable en función de los propios valores y normas. Esto implica reeva-
luar los «debería» y las normas para discriminar qué aspectos de éstos son
verdaderamente sostenidos por los valores del sí mismo y reconocer los
sentimientos y necesidades previamente repudiados. Cuando se han clarifi-
cado los propios valores internos y los propios deseos y necesidades, la
resolución se da al desarrollar una nueva organización que incorpore a
ambos de una forma armoniosa. A esto nosotros lo llamamos autoacepta-
ción integradora, en la que las dos partes empiezan a estar más integradas y
se afirman mutuamente. Y a no hay una relación de no-afiliación entre las
partes. Ahora se aceptan mutuamente y se integran en una respuesta no
conflictiva más aceptadora de sí mismo en las situaciones evocadas.
El cambio en esta tarea implica predominantemente la expresión activa
y los procesos de búsqueda vivencia!. En el proceso expresivo, cada parte
se experimenta más claramente y se implica en un contacto dialéctico con
la otra parte al expresar realmente en voz alta su punto de vista. Este proceso
de expresión activa trae vívidamente la experiencia a la conciencia, y pone
en contacto directo aspectos opuestos de la misma, creando así la posibilidad
de construir una nueva organización. En el proceso de búsqueda vivencia!,
la experiencia de una parte particular se desarrolla atendiendo a la experien-
cia interna de esa parte para simbolizar qué está experimentando. Este
proceso ocurre predominantemente en la silla vivencia!, aunque aparece a
veces en la otra silla, especialmente cuando ésta suaviza su postura crítica.
Hemos estudiado el proceso de resolución de escisiones de conflicto en
varios clientes diferentes y hemos desarrollado un modelo de los pasos para
la resolución (Greenberg, 1984). El análisis intensivo de las actuaciones en
la sesión de los clientes que resolvieron los conflictos, en el contexto del
diálogo de las dos sillas, fue comparado con la actuación de los que no lo
resolvieron. Esto condujo a la identificación empírica de componentes
medibles de resolución satisfactoria.

Modelo del proceso de resolución


El modelo de resolución se muestra en la figura 10-1. El camino para la
resolución implica un número de etapas y pasos. El diálogo puede ser
228 LAS TARE AS DEL TRATAMIENTO

!
Juego de roles¡,.... . . Crítica ~
Crlticas Val ores
parte superior ...- específicas e~t:Í.nd,.r<~>
Suavización
dura

'
,
1 Negociación 1
Juego de roles Reacción Sentimientos Experiencia Deseos y
parte inferior afectiva diferenciados emergente necesidades
Integración

Figura 10-1. Modelo de ejecución refinado de la resolución del conflicto.

dividido en t;es etapas principales: oposici6n, identificaci6n y contacto, e


integraci6n. Estas se describen en detalle a continuaci6n. Además, una escala
de clasificaci6n (en formato breve) del grado de resoluci6n; diseñada para
prop6sitos de investigaci6n se muestra en la tabla 10-1. Esta indica seis
grados de resoluci6n y puede ser usada como una guía para estimar cuánto
se ha avanzado en el proceso de resoluci6n.

Oposición
En esta primera etapa del diálogo, después del juego de roles inicial de las
dos partes, el cliente empieza a implicarse más, lo cual conduce a una
activaci6n de los esquemas que gobiernan este conflicto. Las duras críticas,
los «debería», las expectativas y las autoevaluaciones, por tanto, emergen
en una silla a la que nosotros nos referimos como el critico. Entretanto,
emergen las reacciones afectivas a estas críticas en otra silla a la que nosotros
nos referimos como la silla vivencia!. Las reacciones emocionales iniciales
en la silla vivencia! son predominantemente afectos reactivos, sentimientos
de desamparo y sumisi6n o de ira y desafío rebelde. A medida que se
desarrolla el diálogo, el crítico se hace más específico, refiriéndose a episodios
concretos de la vida de la persona. Las críticas empiezan a ser más detalladas
y se expresan de una manera y con un sentimiento apropiado. Ahora, los
labios del cliente se fruncen a medida que expresan condena, sus dedos
señalan y se agitan a medida que castigan, y la voz y la postura van
emparejadas con el contenido. Estos signos expresivos motores y afectivos
señalan que los esquemas están empezando a ser activados. Estas señales se
llevan entonces claramente al foco de la conciencia y se elaboran. Esto ayuda
a activar más aspectos de la red asociativa esquemática.
EL DIÁLOGO DE LAS DOS SllLAS Y LAS ESCISIONES 229

TABLA 10-1. Escala de grado de resolución (forma corta) - Divisiones.

1. Descripción de una división en la que un aspecto del sí mismo es inaceptable


o coercitivo hacia otro aspecto.
2. Las críticas, expectativas o «debería» se expresan claramente al sí mismo de una
manera concreta y específica.
3. Emergen los sentimientos primarios subyacentes del cliente en respuesta a las
' .
cr1t1cas.
4. Se expresan claramente las necesidades y deseos asociados con el sentimiento
nuevamente experimentado.
5. El cliente acepta genuinamente sus sentimientos y necesidades. Puede mostrar
compasión, interés y respeto por el sí mismo.
6. Hay una clara comprensión de cómo varios sentimientos, necesidades y deseos
pueden ser acomodados y cómo lados previamente antagonistas del sí mismo
pueden ser reconciliados en una relación de trabajo.

Identificación y contacto
En la silla vivencia!, la reacci6n afectiva inicial se diferencia en un
conjunto más complejo de sentimientos hasta que finalmente se reconoce
algún sentimiento más primario, quizás de tristeza o soledad Cuando este
sentimiento es totalmente oído, tanto por la persona como por el terapeuta,
con frecuencia emerge un nuevo sentimiento algo diferente del anterior.
Quizás éste es un sentimiento de enfado por no ser escuchado. Este
sentimiento es entonces elaborado en el deseo o necesidad que conduce, por
ejemplo, a una afirmaci6n asertiva de la necesidad de ser validado.
En el proceso de resoluci6n, la silla crítica realiza ahora un cambio desde
una posici6n esencialmente culpable, con un enfoque externo, a una postura
más centrada en el sí mismo, más autoexploratoria y autoexpresiva. En
lugar de «tÚ has fracasado» el crítico dice ahora «siempre he querido que
fueras algo más que un cualquiera». El cambio de foco se nota en la voz,
que empieza a ser
.
más centrada. internamente
. y más exploradora, y en una
. ,
postura expresiva, que empieza a ser interna y autoexpres1va mas que
externa y culpabilizadora. Ahora, la persona en la silla crítica empieza a
discriminar sus propios valores y normas, formulando y estableciendo sus
esperanzas e ideales. En este punto, la persona está situada en una etapa del
diálogo en la que hay una confrontaci6n dialéctica entre valores y normas
internas y necesidades y deseos organísmicos. El hecho de que las tendencias
opuestas sean ahora totalmente reconocidas en la conciencia y totalmente
apropiadas proporciona el terreno para una nueva síntesis: la construcci6n
de una resoluci6n integrada.
230 LASTAREASDEL TRATAMIENTO

Integración
La silla antes crítica ahora se suaviza y adopta uha postura más afiliadora
hacia las preocupaciones organísmicas de la silla vivencia!. Las preocupacio-
nes organísmicas se hacen también más abiertas a la integración al reconocer
las preocupaciones de la otra silla cuando es necesario. Dependiendo de la
naturaleza y el contenido del conflicto, la resolución ocurre en formas
diferentes con distintos grados de predominio de las partes originales en el
estado resuelto. Por tanto, en un extremo del continuum hay un predomi-
nio total de las necesidades organísmicas integradas en el sí mismo, que
esencialmente han rechazado los «debería» por no contener nada de valor.
Hacia la mitad del continuum hay un tipo de resolución negociada, de
compromiso, que reconoce e incorpora aspectos de ambas partes. En el otro
extremo del continuum hay un tipo de resolución menos frecuentemente
observado, que implica el dejar ir una necesidad en favor de un ideal. Es
importante señalar que la aceptación de la necesidad organísmica no se
refiere a estimular la expresión de un impulso. La conducta impulsiva, en
lugar de ser una expresión de una necesidad, ocurre más a partir de la falta
de reconocimiento de las verdaderas necesidades del sí mismo. Las necesi-
dades que son aceptadas en este proceso son aquellas que incrementan la
supervivencia y el crecimiento del organismo.
Una observación importante que nosotros hemos hecho desde nuestro
estudio de resolución es que el crítico parece suavizarse de dos maneras
notablemente diferentes. Una es la suavización por compasión en la que una
parte siente un tipo de apoyo comprensivo por la vulnerabilidad del sí
mismo. Otra es una suavización por miedo en la que el duro crítico previo
expresa ansiedad por dejar de existir o por ser aplastado por una necesidad
o deseo asertivo. En la suavización por compasión, la resolución ocurre por
autoaceptación. En la suavización por miedo, la resolución ocurre al
reconocer la nueva parte asertiva del sí mismo el miedo a perder el control,
o el miedo a la destrucción del aspecto controlador, y al proporcionar algún
tipo de tranquilidad. Finalmente, parecen darse dos formas generales de
resolución. Una es una negociación explícita entre las dos partes, y la otra
es una integración más espontánea en la que las dos partes dejan de estar no
afiliadas y simplemente se sienten más integradas.
En resumen, los dos procesos de resolución cruciales parecen ser: a) la
expresión de sentimientos, deseos y necesidades desde la organización del sí
mismo más vivencia!; b) la suavización del duro crítico previo en la organi-
zación más cognitiva del sí mismo. El proceso de cambio parece ser el
alcanzar alguna forma de autoaceptación que implique una integración de
diferentes aspectos del sí mismo. Para que la persona experimente autoacep-
tación e integración, necesita discriminar tanto sus propios valores y normas
<>"''' •••• , ••.••

EL DIÁLOGO DE LAS DOS SILLAS Y LAS ESCISIONES 231

como sus propios sentimientos y necesidades. Esto sucede cuando el cliente


identifica cuáles de sus normas y evaluaciones son externas y al reevaluar o
rechazar aquellas que son incompatibles con las verdaderas necesidades del
sí mismo. Los clientes también necesitan ser capaces de identificar y
reconocer qué es lo que verdadera y primariamente sienten y quieren, como
opuesto a sus más secundarios sentimientos y deseos reactivos. Este proceso
implica llegar a ser consciente de las evaluaciones y normas automáticas, y
reconocer y reclamar los propios sentimientos primarios, las tendencias a
la acción y las necesidades asociadas con estos sentimientos.

Intervención terapéutica
La intervención terapéutica supone ayudar al cliente a tomar parte en
un diálogo entre aspectos opuestos del sí mismo, hasta que emerja un
conflicto nuclear entre un aspecto vivencia! del sí mismo y un aspecto
autoevaluador/coercitivo. El terapeuta facilita que el cliente identifique
cada aspecto y le ayuda a ponerlos en contacto psicológico mutuo expresan-
do directamente los pensamientos y sentimientos. La meta del proceso es
ayudar a la persona a escuchar estas expresiones y responder a ellas hasta que
se experimente la resolución. En la vida real estos aspectos opuestos del sí
mismo con frecuencia se mantienen separados entre sí para evitar un
conflicto directo. Por tanto, nunca han tenido la oportunidad de implicarse
en un proceso dialéctico de confrontación de opuestos, necesario para crear
una nueva síntesis. En esta intervención, los aspectos opuestos son colocados
en mutuo contacto para permitir que el conflicto se afronte y siga su curso.
El trabajo terapéutico implica un proceso continuo de separar clara-
mente la experiencia del cliente en dos aspectos tajantemente diferenciados:
autoevaluaciones e imposiciones, por un lado, y la experiencia del sí mismo,
por otro. La tarea del terapeuta es conducir la experiencia del cliente a lo
largo de estos dos cauces separados. A veces, él o ella dirige el proceso para
facilitar la separación y el contacto entre las partes, siguiendo siempre los
cambios emergentes en la experiencia del cliente y encauzando cuidadosa-
mente la aparición del «crítico» y la aparición del «experimentador». Otras
veces, el terapeuta dirige al cliente para que se exprese activamente sugirién-
dole que haga afirmaciones a la otra silla, o que atienda y exagere la conducta
verbal y no verbal. En otras ocasiones, el terapeuta facilita la búsqueda
vivencia! reflejando sentimientos, validando y apoyando la experiencia
emergente del cliente. El terapeuta se propone ayudar a que el cliente pase
de un sentido vago de dos aspectos opuestos y desconectados a dos aspectos
que se escuchan entre sí. La tarea del terapeuta consiste, pues, en facilitar un
diálogo entre las dos partes hostiles, y ayudar a las dos partes a diferenciarse.
' Esto se hace para ayudar a· crear una experiencia en la que el cliénte esté

l
232 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

dispuesto a abandonar la lucha por controlarse a sí mismo y el proceso de


1
censurarse a sí mismo, y poner energía en escuchar y oírse a sí mismo.
En esta intervención el terapeuta no es un «definidor» de la realidad del
cliente y no determina qué «deberías» son sociales y qué sentimientos y
necesidades son primarios y organísmicos. Por el contrario, el terapeuta
facilita la exploración del cliente y el descubrimiento desde su propia
experiencia de qué es ajeno e interiorizado, y qué es organísmicamente
congruente. El estilo del terapeuta es experimental y exploratorio, estimu-
lando al cliente a intentar cosas para ver qué experimenta y para aceptar sólo
lo que se ajuste a su experiencia. Todo el tiempo el terapeuta adopta una
postura empática y solícita en lugar de autoritaria y distante. Por esta razón,
al leer la transcripción que sigue, es importante leer en los indicios vocales,
faciales y posturales que proporcionan preocupación e implicación y recor-
dar que las formas y el tono del compromiso del terapeuta es igualitario y
afectuoso en lugar de controlador o experto (véase Greenberg, 1990).

ÜPERACIONES DEL TERAPEUTA

Este proceso de intervención será descrito en términos de etapas pre y


post diálogo, y las tres etapas del diálogo: oposición, identificación y
contacto, e integración. Cada etapa supone un número de tipos específicos
de operaciones del terapeuta que se muestran en la tabla 10-2 y se discuten
. .'
a cont1nuac1on.

Etapa de prediálogo
En esta etapa, el objetivo es involucrar al cliente en la tarea. Esto se hace
de dos formas principales.

Establecer la colaboración
Cuando se ha identificado un indicador del cliente, el terapeuta establece
un acuerdo con él para trabajar sobre la escisión como foco de la sesión de
terapia. El terapeuta sugiere el foco (como se describe más abajo al identi-
ficar los dos aspectos del sí mismo), proporciona una argumentación
racional y consigue el acuerdo del cliente para trabajar sobre la escisión.
Esto establece una meta del proceso.

Estructurar el experimento
El terapeuta entonces estructura el experimento introduciendo la idea
de un diálogo entre las partes opuestas al preparar el espacio físico, por
ejemplo, colocando una silla extra o indicando para qué se va a usar. El
"'¡•-•• r" .. "• :•• _.,..,,_""""": .•.. _..,,..,. ... , ........
_.~ '~""'-"r'"'" .,...,,;,................

EL DIÁLOGO DE LAS DOS SILLAS Y LAS ESCISIONES 233

TABLA 10-2. Operaciones de terapeuta.

Etapa de prediálogo
1. Establecer la colaboración en la tarea.
2. Estructurar el experimento.
Etapa de oposición
3. Identificar los dos aspectos del sí mismo.
4. Separar y crear contacto entre las dos partes.
5. Promover la toma de responsabilidad de cada parte.
Etapa de contacto
6. Promover la conciencia de los clientes de las autocríticas y mandatos
' .
automaticos.
7. Incrementar la especificidad de las autocríticas/mandatos de los clientes.
8. Identificar las autoevaluaciones y mandatos nucleares.
9. Acceder y expresar los sentimientos subyacentes en el experimentador.
10. Animar el reconocimiento y la afirmación de los deseos y necesidades del
experimentador.
11. Incrementar la conciencia de los valores y estándares.
Etapa de integración
12. Centrar la crítica sobre la experiencia interna cuando la suavización
aparece y expresarlo.
13. Facilitar la negociación y la integración.
Etapa de posdiálogo
14. Crear una perspectiva de significado.

terapeuta también tranquiliza al cliente, ya que le puede parecer extraño al


principio dialogar con una silla vacía, y le trasmite la actitud experimental
de «Vamos a probar esto y ver qué pasa». Una vez se ha establecido el acuerdo
sobre la meta y la tarea, el terapeuta procede con los siguientes pasos
secuenciales:

Etapa de oposición
En esta etapa la meta es separar los lados opuestos y ponerlos en
contacto.

Identificar los dos aspectos del sí mismo


Al comienzo del experimento, el terapeuta escucha el informe del cliente
sobre el conflicto y le ayuda a identificar los dos aspectos opuestos tan
claramente como sea posible, a menudo reflejando la escisión. «De modo
que parece que una parte de ti desea hacer esto, pero otra parte realmente
tiene miedo». Después de establecer el acuerdo para trabajar usando el
... . '·;· " .. .
..,. ' ' . ·~ ." ,... .

234' LAS 'f AREAS DEL TRATAMIENTO

diálogo de las dos sillas, el terapeuta ayuda al cliente a desarrollar totalmente


cada lado del conflicto. Esto se hace dirigiéndole para que empiece a hablar
desde el lado del conflicto que parece más «vivo» en ese momento. Por
ejemplo, «¿Con qué lado estás más en contacto ahora?» Entonces, el cliente
puede hablar desde el interior de ese lado, «¿Puedes hablar desde ese lado?,
¿Qué sientes o deseas?», o expresar alguna cosa de un lado al otro, «Dile al
otro lado qué sientes o deseas». Normalmente, el cliente es capaz de
discernir qué lado está más vivo con facilidad. En caso contrario, el terapeuta
le sugiere por dónde puede empezar, basándose en sus observaciones de la
vivacidad de la comunicación verbal y no verbal del cliente. A menudo, la vi-
vacidad inicial se localiza en el aspecto del sí mismo que se expresa de una
manera severa, autocritica y culpabilizadora. Este aspecto del sí mismo, al
que Peris (1969) describió como el «Topdog», parece sermonear y atacar al
otro aspecto del si mismo, como si se estuviera dirigiendo a un otro real, en
lugar de a sí mismo. Para incrementar la experiencia del cliente de separar
los dos aspectos conflictivos del sí mismo, el terapeuta le dirige para que se
cambie de silla antes de hablar desde el aspecto opuesto. El terapeuta puede
resumir y repetir el punto más duro o más crítico hecho por el crítico y
entonces preguntar: «¿Y qué respondes a eso?». Generalmente, la respuesta
es una autodefensa, autoexcusa, característica que Peris describe como «Un-
derdog». El terapeuta debe asegurarse de que el cliente no se bloquea en
acusaciones y contraacusaciones características de estas posturas. Es como si
cada lado tuviera su propio discurso preparado, bien ensayado y repetido
con frecuencia, que el otro lado no escucha.
El terapeuta evita este callejón sin salida refinando cada aspecto del
conflicto y haciendo que el experimentador atienda internamente a las
reacciones que siente ante las acusaciones. El terapeuta ayuda a que el diálogo
fluya escuchando cuidadosamente tanto el contenido como el estilo de cada
aspecto a medida que el cliente los expresa. Además, como se describirá más
adelante, el terapeuta hace explícito el «qué» y el «CÓmo» de las autocríticas.
El objetivo es destilar las críticas nucleares y ayudar al cliente a ser consciente,
a identificarse y a expresar la forma en que las críticas son presentadas. Esto
ayuda a captar el afecto y la intensidad del crítico. Así, al trabajar con un
cliente que empieza un diálogo con una evaluación global tal como «Eres un
inútil», el terapeuta promueve la elaboración y la diferenciación pidiéndole:
«Sé más específico y dite a ti mismo en qué eres inútil». Esto se hace hasta
que el cliente llega a una crítica nuclear tal como «eres tan cobarde•. Después
de esto el terapeuta puede también traer a la conciencia cómo la persona se
relaciona con el experimentador preguntando: «¿Eres consciente de cómo
te estás hablando a ti mismo, del tono de tu voz?• Si el cliente empieza a
ser consciente de una cualidad reprendedora o una cualidad despectiva, el
................. ~.,, ., .......,.,, ....... ~- ·· ,.,, .. -~•·7"~., ,.,.,. 1vr,,··... · . ¡ ·.. ,·:;;·~r: ................,.,o;.... ·1··...~, ... ,, ... ,.,, .•• ,,',')"'·::ri···n

EL DIÁLOGO DE LAS DOS SILLAS Y LAS ESCISIONES 235

terapeuta entonces le pide al cliente que siga reprendiendo o siendo despec-


tivo y que exagere esta cualidad.
El terapeuta también se concentra en ayudar a que los clientes en la silla
vivencia! atiendan a su experiencia emocional actual primaria en respuesta
a las críticas. Por medio de esta atenci6n al interior los clientes van más allá
de sus afectos reactivos iniciales y se mueven hacia la diferenciaci6n de sus
sentimientos más primarios. Al ayudar al cliente a clarificar cada aspecto y
acceder a los sentimientos subyacentes, el terapeuta crea un foro donde el
contacto y la negociaci6n pueden tener lugar.

El proceso dinámico de identificación de los dos aspectos


Es importante reconocer que esta etapa implica un proceso dinámico y
continuo de identificaci6n y clarificaci6n de aspectos opuestos de la perso-
nalidad, en lugar de la identificaci6n de una única escisi6n. Si no se identifica
la verdadera oposici6n en la personalidad, el diálogo no será una experiencia
emocional, productora de cambio. Por el contrario, será una experiencia
más conceptual, de juego de roles. A medida que continúa el diálogo, la
escisi6n debe ser continuamente clarificada separando los aspectos opuestos
en desarrollo del sí mismo. Así, una persona puede empezar con una
escisi6n, «debería hacer esto, pero no puedo». El aspecto que dice «no
puedo», puede entonces diferenciarse en dos lados, «yo quiero, pero tengo
miedo>>. Esto entonces se convierte en una nueva escisión en la cual «tengo
miedo» se divide en una parte que expresa la experiencia productora de
miedo, «Si haces esto, será una locura» y en la otra parte los efectos de esto
tales como «me siento desesperado o asustado».
Más adelante se da un ejemplo de identif!caci6n correcta de las fuerzas
opuestas. Una cliente habla inicialmente sobre su dificultad de separarse
de una relaci6n. Primero presenta una escisi6n de «debería dejarle, pero
no puedo». Esto se desarrolla en las sillas en «tÚ deberías dejarle» versus
«yo quiero seguir». A medida que se explora «yo quiero seguir», expresan-
do activamente este aspecto de la experiencia, se diferencia en una nueva
escisi6n, «tengo mi1Jdo de estar sin él». Se explora entonces la experiencia
de miedo en las dos sillas en términos de qué es lo que crea el sentido de
miedo. El terapeuta le pide que explore c6mo crea el miedo diciendo: «Ven
aquí. ¿C6mo haces que tenga miedo? ¿Puedes experimentar con esto? Trata
de hacer que tenga miedo ahora». Primero descubre que ella produce el
miedo recordándose a sí misma su soledad pasada y anticipando dolor en
el futuro. El terapeuta la anima a que explore con mayor profundidad
pidiéndole que continúe representando c6mo ella se hace sentir insegura.
Empieza a representar algunas de las valoraciones centrales, productoras de
inseguridad, y expresa el sutil y sin embargo fuerte proceso del sí mismo
236 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

que produce sus sentimientos. Esto puede implicar valorarse a sí misma


como una inútil, como sin substancia o como despreciable. Además de
valorarse a sí misma, ella empieza a activar los aspectos más relacionados
con la acción de sus procedimientos internos productores de inseguridad.
La meta aquí es llegar tanto a lo que las personas se dicen como a lo que se
hacen a sí mismas. Por tanto, ciertos procedimientos internos productores
de miedo, tales como el entrometerse con uno mismo y hacerse desaparecer
o destruirse a sí mismo, son representados y experimentados hasta que crean
una experiencia actual de la inseguridad fundamental que es central en la
experiencia. Con la representación de estos procedimientos se accede a las
s,ecuencias automáticas de acción que fueron discutidas en el capÍtulo 3.
Estas están controladas por procedimientos esquemáticos de procesamien-
to, opuestos al procesamiento declarativo que da cuenta sólo del contenido
de lo que se dice en lugar de lo que se hace. Cuando se ha clarificado la
oposición fundamental, el productor de miedo y la inseguridad básica, el
diálogo procede a través de sus etapas posteriores en las que se profundiza
y se explora la inseguridad básica del cliente. Finalmente, sus recursos
ipternos, sus potenciales organísmicos y su confianza se ponen en contacto.
Estos a su vez retan al productor de miedo, que suaviza su postura y las dos
partes negocian una relación de mayor apoyo.
Un diálogo de conflicto a menudo empieza con el « Topdog• ocupando
una posición de «entrenador» diciendo: «Haz esto, haz aquello», «Ten más
confianza en ti mismo, habla alto», aparentemente diseñado para ayudar.
Este modo de actuar tiene el efecto opuesto, al hacer que la persona se sienta
incierta y poco segura. La paradoja de la instrucción, o de decirle a alguien
o a uno mismo qué o cómo hacer las cosas, es que contiene el supuesto
implícito de que la persona no sabe cómo hacerlo o no es lo suficientemente
apta. Este diálogo de instrucción necesita evolucionar hacia un lado, el lado
autoevaluador que evalúa al experimentador. Esto ayuda a clarificar que el
sí mismo llega a sentirse inseguro por este proceso de autocrítica, y que la
verdadera oposición está entre un crítico y un experimentador.
Otro tipo de diálogo en el que es importante identificar los verd<"ideros
aspectos opuestos es el relacionado con la depresión y la ansiedad. En la
depresión y la ansiedad la instrucción a menudo puede actuar para agravar
los síntomas. Esto ocurre cuando el crítico ordena a la persona que no esté
deprimida o ansiosa. La conducta del crítico sólo exacerba la depresión o la
ansiedad y tiene que trascenderse para aliviar el trastorno. Así, diálogos de:
«Deberías moverte. No estés tan depresivo o ansioso» y la respuesta del sí
mismo que experimenta un« Tienes razón», necesitan diferenciarse en una
oposición más fundamental o conflicto nuclear. Éste es el conflicto entre
la postura crítica que crea la depresión tal como «no vales nada» y la respuesta
. ' . '"" .. ,_.,. ····~ . ,........ _,,,,.--~- ...,

EL DIÁLOGO DE LAS DOS SILLAS Y LAS ESCISIONES 237

depresiva inicial de «me siento mal». O el conflicto entre ansiedad «catas-


trofizadora» que crea el «vas a fracasar» y la inseguridad organísmica resul-
tante «me siento inseguro». Cuando se han identificado estos verdaderos
aspectos opuestos del diálogo, el diálogo procederá más fructíferamente.
Facilitar la verdadera oposici6n en la experiencia de la persona o identi-
ficar el conflicto nuclear es crucial, porque, si esto no se hace, el diálogo no
se desarrollará y se convertirá en un confuso ejercicio intelectual. Por eso,
el terapeuta trabaja con sensibilidad para clarificar la escisi6n hasta que se ha
identificado la verdadera oposici6n que se da en la personalidad en ese
momento. Las partes opuestas entonces se ponen en contacto entre sí.

Separar y crear contacto


Para mantener la separaci6n y el contacto, el terapeuta le pide al cliente
que hable desde la experiencia de un aspecto del sí mismo (el que está más
vivo para el cliente en ese momento) y le dirija frases al otro aspecto. La
experiencia de separaci6n se aumenta al hacer que el cliente cambie de silla
para hablar desde la experiencia del aspecto opuesto. El contacto se crea al
hacer que el cliente le exprese sus sentimientos y deseos a la otra silla.
Cuando esto ocurre, el diálogo tiende a tomar una vida propia, a medida
que cada parte se anima y se expresa con riqueza.

Promover la toma de responsabilidad por la posición de cada lado


A lo largo de esta etapa, el terapeuta sugiere continuamente que el
cliente hable desde la experiencia representada en cada silla. Esto se ve
favorecido al promover la elaboraci6n de frases en primera persona «Y O»
cuando se habla desde el experimentador para captar los sentimientos, y
haciendo afirmaciones con «TÚ» cuando se habla desde la otra silla para
captar la cualidad culpabilizadora de esa parte. Cada parte necesita reco-
nocerse y expresarse a sí misma, en lugar de hablar sobre su experiencia o
hablar sobre la experiencia de la otra parte. El objetivo es expresar la
experiencia de la parte que uno está ocupando en ese momento.
Ejemplo de la etapa de oposición
Aquí vemos un ejemplo de la etapa inicial de un diálogo:
C: Es el sentimiento que tengo cuando hago ciertas cosas. Esto es, me
gustaría hacerlas y no sentirme culpable, pero no puedo. Me siento mal.
[Escisi6n de conflicto]
T: Ajá, ajá.
C: Me gustaría hacerlas y sentir que cualquier ser humano tiene el derecho
de hacerlas como yo lo tengo, pero no siento eso. En cambio, me hago
sentir culpable.
LASTAREASDELTRATAMIENTO

T: ¿Puedes venir aquí y vamos a experimentar con esto, cómo te haces


sentir culpable? ¿Puedes intentarlo? Hazla sentir culpable y sentir que
no tiene el derecho. Eso parece que es con lo que estás luchando.
[Estructura el experimento J
C: Un ser humano tiene un número limitado de horas en la tierra y no
deberías malgastar ninguna de ellas en actividades frfvolas, sin sentido
e improductivas. (Golpeando suavemente el pie)
T: Eres consciente de tu pie derecho. [Aspecto identificador del sí mismo]
C: ¡Sí, maestro de escuela!
T: Bien. Bien. Sé una maestra, ve con ese pie. [Promueve la responsabilidad
de esa parte]
C: Debes valorar lo que se te ha dado. (Señala con su dedo y golpea
suavemente el pie. Risas}. Haz buen uso de ello.
T: Y no malgastes ...
C: Y no malgastes tu tiempo, tu vida, en actividades inútiles.
T: Le dirás qué esperas de ella. [Promover conciencia de las imposiciones
y las criticasJ
C: Espero que seas Útil (pausa). Espero que seas una adulta. El jugar es para
los niños que no han aprendido nada mejor. El juego es para los niños
cuyas mentes están sin evolucionar. Cuando eres adulto deberías gozar
con cosas diferentes.
T: Cámbiate. ¿Qué dices? [Separación y contacto]
C: (experimentador) Estoy cansada de usar mi mente todo el tiempo.
T: Ajá, ajá. Pareces cansada. Dfselo a ella. Dile cómo es para ti. [Identifi-
cando y promoviendo la responsabilidad]
C: A ella no le importa. (Risas disimuladas)
T: Ajá, ajá, te deja sin cariño. [Exploración empática]
C: ¡Sf!
T: Háblale sobre ello. [Promover responsabilidad]
C: Me siento exigida y sin cariño (pausa).
T: ¿Qué estás experimentando? [Pregunta vivencia! para acceder a los
sentimientosJ
C: Bloqueo. (suspiros) Yo estoy ...
T: Díselo. [Sugerencia de proceso para promover la responsabilidad]
C: ¡Me siento bloqueada, especialmente desde que lo sé!
T: ¿Sabes qué?
C: Sé que cuando uso mi mente todo el tiempo la uso pobremente. Uso
una mente cansada todo el tiempo y nunca tengo la oportunidad de
rejuvenecerla.
T: Dfselo. [Sugerencia de proceso para promover la responsabilidad y el
contacto]
EL DIÁLOGO DE LAS DOS SILLAS Y LAS ESCISIONES 239

C: (suspiros) Nunca tengo una oportunidad para recargar las baterías.


Nunca tengo una oportunidad para parar, ese lugar donde realmente
estás deseando ir, donde tienes mucha energía, donde tienes un punto
de vista claro y preciso de las cosas.
T: Ajá, ajá. ¿Qué es lo que le estás diciendo realmente? ¿Qué quieres?
[Pregunta vivencia! para animar el reconocimiento de la necesidad]
C: Quiero... Quiero hacer cosas que no impliquen a mi cabeza. Quiero
descansar. Básicamente quiero descansar.

En este diálogo el terapeuta identifica y separa los dos aspectos del si


mismo y hace que el cliente tome cada posición. Además el cliente empieza
a identificar las criticas y los sentimientos entrand.o en la etapa 2 del
diálogo.

Primera etapa adicional: identificándose con la atribución


Cuando un diálogo comienza con una escisión de atribución, como
sucede con frecuencia, la primera etapa anterior a la etapa de oposición
supone identificar los aspectos internos de la atribución. El trabajo terapéu-
tico entonces comienza ayudando a los clientes a descubrir que, si hay
atribuciones, significa que hay una fuente importante de evaluación u
oposición dentro de ellos. Esto se logra al hacer que el cliente represente la
crítica u oposición del otro para descubrir su fuente interna. Esto, a su vez,
añade una etapa al trabajo terapéutico al comienzo del diálogo, antes de la
etapa de oposición, que puede ser concebida como algo que pone en
contacto la identificación con la atribución.
En esta etapa el terapeuta dirige al cliente para que exprese el contenido
y la forma de las evaluaciones u oposiciones del otro. El terapeuta presta
cuidadosa atención tanto al contenido como a la expresión y la conducta
no verbal del cliente en el papel del otro, y le ayuda a ser más específico en
este papel. A medida que se avanza, normalmente los clientes ven con mayor
claridad que son sus propias críticas y dudas, o sus propios «debería» los
que están siendo expresados y no los del otro. Esto se clarifica a partir del
grado de detalle y concreción de las críticas o imposiciones, a la que ningún
«Otro» podr!a tener acceso. De este modo, los clientes empiezan a reconocer
que la posición atribuida al «Otro» representa una faceta de su propia visión,
una que ha sido poco clara para ellos o de la que han sido predominante-
mente inconscientes hasta ahora. Luego, el terapeuta anirna a los clientes a
' «identificarse» con este aspecto de su experiencia, para reconocer sus propias
autoevaluaciones o coerciones, en lugar de continuar experimentando la
evaluación o la oposición como originada fuera de sí mismos. A continua-
1
' ción, el diálogo sigue como un diálogo del sí mismo con el sí mismo entre

l
.. _,. ... " ''"" ." ... ,~··" '

240 LAS TAREAS DEL TRATAMlENTO

dos partes opuestas del sí mismo, como se describió anteriormente. Si el


cliente no identifica el conflicto como interno, entonces se explora en sus
propios términos como un conflicto interpersonal.
/

Etapa de contacto
En esta etapa el terapeuta pide a los clientes que cambien de silla con
frecuencia, intentando facilitar el acceso y el contacto entre el crítico y el
experimentador, usando uno para estimular al otro. El terapeuta trata de
clarificar los aspectos conflictivos para que los clientes puedan formular e
identificarse con sus sentimientos más profundos y los deseos y necesidades
asociados en un lado, y sus propios valores y normas en el otro.
Todo el tiempo la tarea principal del terapeuta es ayudar al cliente a
mantener la distinción y facilitar una mayor diferenciación dentro de cada
aspecto del sí mismo, así como entre ellos. El terapeuta se asegura de que
se explique todo lo que está implícito en la comunicación verbal y no verbal
del cliente. Además de escuchar el contenido del diálogo, esto supone
atender cuidadosamente al cuerpo, la cara, la voz y los gestos del cliente,
señalando cualquier cambio y llevándolo a su conciencia. El cliente puede
entonces descubrir el significado de estos aspectos de su comunicación y
añadirlos al diálogo.
Las siguientes intervenciones son utilizadas en esta etapa:

Promover la conciencia del cliente de las autocríticas y las imposiciones


En primer lugar, el terapeuta sigue el cauce de las autoevaluaciones
escuchando las afirmaciones autocríticas y autocoercitivas. A continuación,
hace que el diálogo fluya y ayuda al cliente a especificar las autoafirmacio-
nes. Esto se hace pidiéndole que exprese su conjunto de expectativas o su
lista de «debería», y se las diga al otro aspecto del sí mismo.

Incrementar la especificidad de las autoevaluaciones y las imposiciones


La atención se centra en llegar a ser más concreto y específico. Así, ante
una afirmación del crítico como «tÚ deberías trabajar más., el terapeuta
interviene con una pregunta y un proceso directivo tal como: «¿Puedes ser
más específico? ¿Qué debería hacer?». Esto facilita en el cliente la siguiente
frase: «La noche pasada no deberías haber terminado a las 10:30. Deberías
haber aguantado al menos una hora más.» La diferenciación del debería
global en afirmaciones más específicas empieza a revelar mucho más sobre
el contenido idiosincrásico y la cualidad de las críticas de la persona. Además
de mayor especificación del contenido, el terapeuta llama la atención del
cliente sobre la forma y el estilo de las autoevaluaciones, ayudándole a ser
consciente no sólo de qué está diciendo, sino también de cómo está
"""'"""'"".,....,,~·""'I'"'""""'"''...-""' '"'"~''""' ~·· ""'"" ....,.,, .. ~·r;··-· •···•~···~-, ..,.,,... ._, · , .. ,.....,.-..,, ....,. ·-· - -· .. , ••..-- "-··· ~--- ' ,,,., ...........,..., .. -

EL DIÁLOGO DE LAS DOS SILLAS Y LAS ESCISIONES 241

ocurriendo. Esto se explica tanto como sea posible representando la forma,


como el ser duro o producir culpa. La manera en que la persona se relaciona
consigo misma es un claro indicador de la estructura del carácter de la
persona. Así pues, alguien que es altivo y superior en sus autocríticas
diciendo cosas como: «No es lo suficientemente bueno ... » tiene esta cualidad
como parte de su personalidad y es bastante diferente de alguien que tenga
un estilo de crítica más adulador y culpabilizante como: «¿Cómo puedes
hacer esto ... ?». El proceso de inducción de culpa o altanería pasa así a formar
parte del contenido del diálogo al pedirle al cliente que sea altivo o adulador.
Los clientes, de este modo, son conscientes no sólo de cuáles son sus críticas,
sino también de cómo se critican a sí mismos, es decir, sus formas de
relacionarse consigo mismos. A medida que el cliente se implica en esta
especificación y explicación de la autocrÍtica, llega a darse cuenta vivencial-
mente de que el locus de la crÍtica está dentro y está operando constante-
mente con una intensidad afectiva real.

Identificar las autoafirmaciones nucleares negativas


Esto se hace intensificando los aspectos claves de las autoafirmaciones
negativas. Se pide al cliente que repita y exagere frases o expresiones no
verbales asociadas a la desaprobación de sí mismo. Por ejemplo, si el cliente
dice: •no vales nada» o se mofa mientras critica, le pide al cliente: «haz esto
otra vez ... »; •hazlo un poco más ... »; «pon algunas palabras a esto ... ». Esta
operación intensificará la reacción afectiva del cliente y favorecerá el acceso
a las críticas nucleares.

Acceder y expresar los sentimientos subyacentes en el experimentador


Cuando la parte autoevaluadora/coercitiva se ha desarrollado totalmen-
te, el terapeuta se concentra en el cauce •Vivencia!•. Aquí el terapeuta
pretende inicialmente acceder a los sentimientos del cliente en respuesta a
las autoevaluaciones específicas e intensificadas. El terapeuta puede resumir,
repetir o intensificar las evaluaciones o «deberías» nucleares para elicitar
una respuesta afectiva. El terapeuta entonces ayuda al cliente a acceder a sus
sentimientos primarios guiando y, si es necesario, enseñándole a centrarse
internamente y a atender a la emoción. El terapeuta puede preguntar: «¿Qué
experimentas cuando esa parte dice que no eres bueno?». A la respuesta del
cliente «me siento derrotado», se le contesta con un reflejo de sus sentimien-
tos primarios. Este reflejo va seguido de una directriz, sugiriendo que el
cliente exprese este sentimiento a la otra silla para mantener la atención en
el diálogo entre las partes. El terapeuta encauza los sentimientos a medida
que cambian, se centra en la nueva experiencia emergente, y fomenta su
exploración y expresión.
. . ,. •• ~ .. -~···· .1 -··-··r··~-,,· .

242 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

Se puede reconocer la dedicación productiva del cliente en este aspecto


de la tarea en la forma y la expresión de su experiencia. En lugar de hablar
con poca sinceridad, expresando autodefensa o dando excusas (como hace
el aspecto vivencial en la primera f:¡se del diálogo), el cliente ahora busca
vivencialmente palabras que coincidan con los sentimientos activados de
nuevo. Si el cliente tiene dificultades para acceder a los sentimientos
subyacentes, el terapeuta puede ayudarle a estimular una respuesta afectiva
pidiéndole que vuelva al cauce autoevaluador por un momento. Al repetir
e intensificar las autoevaluaciones, se evoca, finalmente, la experiencia del
sí mismo. En esta intervención las críticas en la otra silla pueden utilizarse
como una ayuda para activar los sentimientos de los clientes.
Además de centrar a la persona internamente en la experiencia inme-
diata para identificar los sentimientos, el terapeuta promueve su expresión
activa. Este proceso ayuda a acceder a los sentimientos al representarlos, así
como a promover el contacto entre aspectos diferentes de la experiencia.
El terapeuta puede decir: «Dile lo que sientes», sugiriendo la expresión del
sentimiento a la otra silla; o •¿Qué quieres decirle a esta parte?»; o «Háblale
sobre ello». Este proceso conduce a una clarificación y agudización del
sentimiento, y también contribuye a que el cliente se identifique con el
sentimiento y su participación en su producción.

El proceso de cambio emocional en esta etapa


Un asunto de crucial importancia en esta etapa del diálogo es cómo se
trabaja con los sentimientos dolorosos en la silla del experimentador. Los
clientes experimentarán y expresarán intensos sentimientos de tristeza,
desesperación, inseguridad, agotamiento e inadecuación entre otros. ¿Cómo
se responde y cómo se facilita el cambio en estos sentimientos? Cuando
alguien entra en un estado doloroso diciendo: «Me siento débil» o «Me
siento triste», el terapeuta le ayuda a estar con el sentimiento en lugar de
alejarse de él. Le pide al cliente que se sumerja completamente en el
sentimiento sugiriendo: «sigue con tu tristeza», o «déjala venir, habla desde
ella», o «puedes poner palabras a tus sentimientos». EsencialmentP,, esto
facilita la asignación de máxima capacidad atencional a la experiencia para
identificarse con ella, para apropiársela tanto como sea posible, y para
simbolizarla tan precisamente como se pueda. Cuando es aceptada como
propia y simbolizada, los sentimientos dolorosos se diferencian más y se
desarrollan en frases tales como: «Temo que se me está pasando la vida»,
«Me siento tan solo y débil», «En mi debilidad soy vulnerable». Este foco
atencional y la simbolización de la experiencia evocada supone la creación
de un nuevo significado por medio de una construcción dialéctica que
incluye tanto el descubrimiento como la creación. La experiencia se simbo-
···n• •. - ....,
..., •• ....... ' ···:-· ......
'

EL DIÁLOGO DE LAS DOS S1LLAS Y LAS ESCISIONES 243

liza y se crean nuevas posibilidades. La operación continua de la tendencia


al crecimiento en el cliente y la sintonización empática del terapeuta con
ella produce un movimiento hacia adelante.
Una intervención clave, que sigue a la identificación y simbolización de
•"
los sentimientos, es la formulación de preguntas exploratorias que piden
información sobre la experiencia de los clientes, en panicular sobre sus
necesidades y deseos. Esto facilita la elaboración y la diferenciación. Es útil.
señalar que la pregunta: «¿Cómo te sientes por dentro?», formulada en un
tono exploratorio, es mucho más eficaz a la hora de facilitar la simbolización
que: «¿Qué estás sintiendo?». La pregunta anterior promueve la descripción
diferenciada de abajo arriba, la última a menudo engendra un etiquetamien-
to conceptual de arriba abajo.
Este proceso de diferenciación del sentimiento lleva a la aparición de
una nueva experiencia y, en última instancia, a la expresión de necesidades
asociadas con los sentimientos emergentes. U no de los principios del
procesamiento afectivo ha sido establecido como «'}na cosa lleva a la otra»
(Polster y Polster 1973; Greenberg y Safran 1987). Este es un tipo de «ley»,
de proceso. En esencia, se procesa información afectiva al atenderla, simbo-
lizando nuevos rasgos, y diferenciar e integrar estos nuevos símbolos lleva a
la creación de nuevo significado y a la aparición de nueva experiencia. De
este modo, la experiencia «Tengo miedo» o «Me siento vulnerable» puede
evolucionar en «Me siento delicado, y me gusta este sentimiento» cuando
se atiende a nuevos rasgos de la experiencia. Además, el sentimiento «Me
siento indigno», habiendo sido diferenciado en «Lo hice lo mejor que pude,
esperabas demasiado de mÍ», puede transformarse en «Me siento enfadado»
y finalmente en la afirmación a la otra silla de «Esperas demasiado de mí».
Dado que las emociones son tendencias a la acción basadas en valoraciones
relacionadas con las necesidades, una vez que se ha identificado la emoción
emergente es crucial identificar la tendencia a la acción y la necesidad
asociada con ella. «Me siento exhausto» generalmente contiene dentro una
tendencia a retirarse o interrumpir el esfuerzo, y una necesidad de relajarse.
«Me siento enfadado» generalmente contiene un lanzarse y una necesidad
de defenderse o liberarse. Sin embargo, es imponante señalar que todas las
experiencias humanas son, en último término, idiosincrásicas. Hay diferen-
tes tipos de agotamiento y enfado para diferentes personas, y distintos tipos
para la misma persona en diferentes momentos. Por ello, cada sentimiento
necesita ser explorado en su actual necesidad y tendencia única a la acción.
Cuando el dolor de un cliente o la inseguridad básica ha sido contactada
en el experimentador, se supera cualquier tendencia a alejarse de este
malestar por el apoyo del terapeuta y la alianza de colaboración para trabajar
en este lugar doloroso, al aceptarlo, al estar con él, y permitirle que se
~ . -.~ ..,,.,. "' ,,., "'" ..
., ,..,, '""""··-·' ... __ ~- ..,,..,,.__.,....,

244 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

desarrolle. La persona puede vivenciar un sentimiento de debilidad e


inseguridad, sintiéndose existencialmente vulnerable -con miedo a venirse
abajo, a colapsarse o desaparecer o convertirse en un caos. Esto no es un
estado de pánico fuera de control. Es un darse permiso, un proceso de
experimentación en el que la persona se enfrenta de algún modo a su dolor,
su miedo o su inseguridad fundamental. Esto se hace en la seguridad de la
presencia de otro, que proporciona la aceptación y la seguridad que ayuda
a la persona a sentirse sostenida. Al haber permitido el dolor o la inseguridad
y al experimentarla en esta seguridad, tiene lugar un proceso transformador
en el que la persona contacta con sus propios recursos internos, sus
capacidades organísmicas y su confianza. Paradójicamente, esto ocurre a
menudo al apropiarse y al afirmar con confianza: «Me siento inseguro» o
«Me siento como si no supiera qué hacer». Desde esta base congruente y de
autoaceptación del sentimiento «que es», ya sea inseguridad incierta o
vulnerabilidad o dolor, la persona empieza a sentirse más capaz de hacerle
frente. Ha sido la lucha contra este sentimiento y/ o el deseo de proteger
este aspecto del sí mismo lo que ha gastado tanto los recursos internos y la
capacidad atencional, y lo que ha mantenido a la persona débil y escindida.
La aceptación del sentimiento al permitirlo, y al descubrir que se sobrevive
al sentimiento, libera recursos internos que pueden ser usados para mejorar
el afrontamiento del mundo en lugar del afrontamiento del sí mismo. Este
tipo de reconocimiento y expresión de los sentimientos primarios del
organismo hace posible que el crítico se aleje de la autoculpabilización.

Afirmar los deseos y necesidades del sí mismo experimentador


Esto se hace al ofrecer el terapeuta validación y apoyo para los nuevos
sentimientos emergentes y los deseos asociados y las necesidades a medida
que aparecen. Se afirman y apoyan las necesidades previamente no recono-
cidas. En este punto, el terapeuta puede responder empáticamente al cliente.
Sin embargo, tales respuestas tienen que ir seguidas de una instrucción: «dile
esto a la otra parte» para hacer que el cliente exprese activamente los
sentimientos y necesidades a la otra parte. Cuando un cliente a~cede y
expresa los sentimientos subyacentes, finalmente, empieza a hacer afirma-
ciones emocionales más asertivas. Por ejemplo, puede decir: «Nunca tengo
la oportunidad de ser yo mismo» que implica una necesidad de ser yo
mismo, o «Y o no soy perfecto, tú esperas demasiado» o «Me siento
agotado». Cuando se expresa algún sentimiento que implica una necesidad
o deseo, el terapeuta pregunta: •¿Qué quieres?» o «Dile qué necesitas». Son
estas necesidades o tendencias a la acción que acompañan a los senti.mientos
las que proporcionan la tendencia directiva de la experiencia. Éstas son las
que deben ser llevadas a la conciencia.
... -. .,, ",. --·~· .... ·-··. ' " "' '"'

EL DIÁLOGO DE LAS DOS SILLAS Y LAS ESCISIONES 245

Esta expresi6n de necesidad junto con la identificaci6n de normas,


descritas a continuaci6n, promueve el contacto necesario entre la expresi6n
de necesidades y deseos, y los valores y normas. Este contacto es el que
ofrece una oportunidad para la creaci6n de novedad y síntesis.

Incrementar la conciencia de los propios valores, estándares y expectativas


Mientras el cliente habla desde la silla «autocrhica», el terapeuta le ayuda
a centrarse en qué espera y a expresar estos ideales. Esto no es una inter-
venci6n instructiva, en la que el terapeuta le enseña al cliente a identificar
sus valores. Es un proceso exploratorio diseñado para ayudar a la persona
a simbolizar las normas y valores nucleares actualmente experimentados
sobre los que se fundamentan las críticas.

Ejemplo de la etapa de identificaci6n y contacto


Este extracto se tom6 de un diálogo en marcha en el que la cliente, en
la silla experiencia!, está hablando a sus padres en la otra silla. El sentido
integrado de sus padres está siendo representado para acceder a los «debería»
y a las expectativas. En este caso, los padres pueden ser vistos como
representaciones interiorizadas que llevan consigo las condiciones inte-
riorizadas de valía o «debería» de la persona.

C: (Experimentador} Pero sé que si fuera como vosotros quisierais que yo


fuera, sería buena. Pero no say buena. S6lo soy yo.
T: Si... vale. Ven aquí. Dile: «TÚ deberías ser buena. Deberías ser... »¿C6mo
trataron de moldearte? [Conciencia del crítico]
C: (Gemidos, suspiros. Voz baja, más tranquila). Mamá siempre estaba
diciendo esta cosa graciosa: «¿Qué le pas6 a esa niña bonita con el
hoyuelo?» (sniff)
T: Ajá, ajá, di eso. [Promueve responsabilidad]
C: ¿Qué le pasó a esa niña bonita con un hoyuelo en su mejilla que
teníamos por aquí, que era tan buena?
T: Sí. Que sean estas expectativas, dile cómo debería ser .. ¿Cuáles son los
mensajes centrales sobre cómo debería o no debería ser ... ? [Identifica-
ci6n de las evaluaciones nucleares]
C: Ella no debería dar problemas. No debería tratar de molestar a la familia.
T: Tú no deberías ... [Responsabilidad]
C: Tú no deberías desbaratar nada por aquí.
T: ¿Puedes hacer de esto alguna situaci6n específica? ¿Qué es lo que no
deberías desbaratar en la familia? Díselo. [Incrementar la especificidad]
C: Es un gran catálogo. Me da la impresi6n de que me dicen: «¿Por qué no
encajas en la familia?». No seas tan escandalosa, eres demasiado rara, sé
!"'"'' . .. ...

246 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

como nosotros. (Incrememando el ritmo). Sé cariñosa, sé sacrificada, haz


acciones buenas, vete al mundo, date a ti misma, cuida a las personas.
(Lento). Sé abierta, date al mundo.
T: Sí, dilo de nuevo. [Identificaci6n de los mandatos nucleares]
C: Pero esto es lo que yo me digo a mí misma ahora.
T: Ajá, díselo. Lo que te oigo decir, de algún modo, -tú deberías ser abierta
y darte al mundo [Identificaci6n de las imposiciones nucleares]
C: Tú deberías ser ... dulce ... y buena (suspiros) y valiente (voz rota) e inteli-
gente ... y ... abierta y amorosa.
T: Sí. Tú debe'rías ser cariñosa. [Imposici6n nuclear]
C: Tú deberías ser cariñosa (gemidos) y deberías ser valiente (respiración
profunda).
T: Ajá, y ¿qué dices a esto? (.pide que cambie de silla) [Separar, contactar y
acceder a los sentimientos subyacentes en el experimentador]
C: Sí. Y no puedo (sollozos).
T: Ajá. Quédate con este sentimiento. [Apoyo y acceso al sentimiento
subyacente en el experimentador]
C: No puedo (sollozos). No quiero.
T: Di eso de nuevo. [Afirmaci6n de deseos y necesidades]
C: Yo no quiero ...
T: Sí, de nuevo.
C: (Más profundamente, despacio, enfáticamente}. No quiero.
T: Dile lo que quieres. [Reconocimiento de deseos]
C: S6lo quiero ser yo misma. Quiero seguir mi camino, hacer lo que hago
y hacerlo bien.
T: Ajá. Quiero que se me permita ser yo y desarrollar mis talentos.
[Afirmaci6n de deseos]
C: Sí.
T: Cambia lo que ella dice. [Separaci6n y contacto]
C: Bien. No es bueno ser egoísta. No es que tú no debas ser tú, es que
también es importante aportar a los demás. No seas s6lo para ti, date a
t1 misma.
T: Cambia. [Separaci6n y contacto]
C: Y o, no. quiero sacrificarme. Yo quiero dar, pero no quiero renunciar a
m1 misma.
Aquí el terapeuta promueve la identificaci6n de las críticas introyecta-
das y trabaja para hacerlas más específicas y para identificar las críticas
nucleares. Se identifican los sentimientos y deseos subyacentes en el expe-
rimentador y una norma y un valor aparecen en la otra silla.
•., .,... ...,,,~,. ' ' - "' '•' . " ,, .. ,. '

EL DIÁLOGO DE LAS DOS SILLAS Y LAS ESCISIONES 247

Integración
Centrar al crítico en la experiencia interna y promover su expresión
Cuando las necesidades organísmicas previamente inexpresadas han
sido contactadas y expresadas, la culpa se ha detenido y las normas y valores
han empezado a articularse, el terapeuta pide al cliente que vuelva al cauce
autoevaluador. Aquí el terapeuta comprueba los signos de si el crítico se
está o no suavizando, observando si hay cualquier indicación de que el
crítico empieza a reexaminar su posición relativa al experimentador. Si hay
un cambio de estado, el terapeuta ayuda al cliente a centrarse en el interior
preguntándole al crítico: «¿Qué estás sintiendo ahora hacia el sí mismo que
experimenta?». Los sentimientos, a los que se ha accedido de nuevo,
contrastan notablemente con la crítica dura y los sentimientos culpabiliza-
dores inicialmente expresadosy pueden incluir preocupación, entendimien-
to y respeto hacia sí mismo. Estos son expresados al experimentador.

Facilitar la negociación o la integración


Debe facilitarse la negociación o la integración entre los dos aspectos
del sí mismo yendo una y otra vez de uno a otro y haciendo que cada uno
de ellos exprese sus propias perspectivas y deseos. Algunas veces se facilita
. .
nueva integrac1on.
.
la rfegociación explícita; otras, se consolida la aparición espontánea de una

Cuando se ha accedido y se han expresado los sentimientos subyacentes


del crítico, el terapeuta explora las respuestas del cliente a este cambio. En
la silla del experimentador, el cliente ahora expresa una perspectiva nueva,
más asertiva. El terapeuta lo reconocerá en el tono de más confianza y en
la manera de expresarse del cliente. A medida que el terapeuta le pide que
cambie entre estas dos posiciones, éste a menudo empezará a vivenciar un
encuentro de los dos aspectos, como si las diferencias entre ellos se hubieran
fundido en una única perspectiva más unificada. A continuación, se da un
ejemplo de la etapa de integración. El diálogo comienza cuando el cliente
se sitúa en la silla crítica.
C: (Experimentador) Necesito espacio, dame espacio.
T: Ajá. Cambia.
C: [Crítico) Hmm. Bueno no me vas a perder de vista. Debo advertírtelo
ahora. [T: ajá]. No hay forma de que te libres de mí.
T: Que tú ...
C: Estoy acechando.
T: ¿Qué pasa, qué pasa cuando ella dice dame espacio? [Centrar al crítico
en la experiencia interna]
nr""',,,..,.................-,~"·'"'""" ·-" ''"/"""' '''''" "'''"•" . ,.~ .... ,' ,. .. '

248 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO


/

C: Bien... Tengo algo de miedo. (La voz empieza a estar más centrada
internamente). Me veo como retirándome, en cierto modo, pero estoy
vigilando.
T: Dile a ella de qué tienes nüedo. [Expresar la experiencia interna]
C: Sí... sí ... Estoy realmente asustada por ti ... Realmente temo que ... vayas
a hacerte daño [T: Sí] y un .. de un ... Tengo miedo de tu sentido del
futuro, no tanto en el presente. [T: Ajá] No creo. Es interesante. Sí, de
repente, tengo este sentimiento como ... como ... como de qué va a pasar
dentro de diez años. [T: Ajá]
T: ¿Qué sientes hacia ella? [Expresar la experiencia interna]
C: Oh .. muyprotectora[T: Ajá ... ] ... Yo ... me doy cuenta de que también
siento un gran amor por ella. [T: Ajá ... ] Ajá ... Pero no quiero que se
haga daño.
T: Sí, díselo.
C: Y ... No quiero que sufras. Y lo que estoy haciendo es vigilarte. Lo que
estoy haciendo ... es usar mi ... mis talentos o ... habilidades, o lo que sea
... mi conciencia... mm ... y vigilo la parte de ti ... que ... al vigilarte ... sí...
e intento ... asegurarme de que no te vas a hacer daño. Trato de
asegurarme de que tomas decisiones acertadas y ... no te marchas corrien-
do ... con estrellas en tus ojos.
T: Ajá, ajá ... Aquí.
C: (Experimentador) (risas) Bien, ves, pero quiero marcharme con estrellas
en mis ojos (sonrisas). Eso es todo el asunto (sonrisas). Mm ... Pienso que
has pasado por alto el asunto completamente ...no me importa que me
vigiles, y no me importa que hagas ... sabes, comentarios, y no me
importa que tú ... destapes cosas ... pero tú puedes ser una aguafiestas ...
T: Ajá, ajá (risas) .. .
C: Y realmente no te quiero cerca. Bueno, te quiero -No, eso no es del todo
cierto. Quiero que estés allí. .. para llamarte si te necesito ... pero deja de
ser una aguafiestas.
T: Así ¿Qué quieres de ella? [Facilitar la negociación]
C: Cuando me veas a punto de ... tomar alguna decisión' desastrosa,
entonces puedes intervenir. Pero el resto del tiempo, déjame ... déjame
respirar. [T: Ajá, ajá]. Déjame espacio. No me asfixies.
T: Mm ... De modo que ... ¿puedes cambiar? ¿Qué ... [Separación y contactoJ
C: (suspiro) Sí, pero debes estar muy agradecida de que yo esté aquí ... Sí,
yo soy, soy ... Puedo ser asfixiante y puedo ser ... [T: ajá, ajá] ... molesta,
y puedo poner los frenos en un montón de cosas, pero sabes, todavía
me necesitas ... porque yo te evito un montón de problemas ... un
monton , de apuros ... s1,...
T: ¿Qué experimentas? [Atender internamente]
-~--·,.-··o.._.,,,_ ........,........... ~,._,_,.,..,_ ......,, ............- - -
'

EL DIÁLOGO DE LAS DOS SILLAS Y LAS ESCISIONES 249

C: He dejado de respirar. [T: ajá, ajá] Estoy aguantándolo todo absoluta-


mente quieta ... ajá ... corto las cosas. [T: Ya, ya] Sí. .. yo en cierto modo ...
espero ... yo no, yo no ... sabes, voy con cosas ... yo pongo los frenos.
T: ¿Qué necesitas de ella? [Reconocimiento de la necesidad]
C: Mm, ¿Qué necesito de ella? ¿Qué necesito de ella?
T: Porque suena como si en cierto modo te asustaras. [Conjetura]
C: Bueno .. En cierta forma me asusto. Sí... ajá ... Yo quiero que ella me
escuche ...
T: Ahora mismo, ¿qué quieres que ella escuche? [Facilitar la negociación]
C: ... Oh, me siento realmente ... como un ... me siento como que yo
deberla estar - bueno, allí.
T: Vale. Cambia.
C: Ajá ... ahora pienso que te he oído ... Y un ... te he oído, sabes, he oído
tu aviso. Oí lo que dijiste.
T: Dile lo que oíste. [Facilitar la negociación]
C: Bien, te oí decir que sabes oh oh ... él no es [el nuevo hombre en su vida]
fiable ... sabes, si te comprometes con él, tú ... sabes, es puramente ...
una cosa a corto plazo ... y ... yo no apuesto nada por él, sabes, quiero
decir ... no invierto en ello demasiado. [T: ajá, ajá] He oído todo eso ...
todas esas cosas que dijiste ...
T: Y...
C: Y yo sé, [T: ajá, ajá] sabes, lo que estás diciendo sobre un montón de
cosas ... es perfectamente cierto ...
T: Y quiero. [Facilitar la negociación]
C: Yo quiero arriesgar ...
T: Y qué quieres de esta parte ... [Facilitar la negociación]
C: De esa parte de mí.
T: Ajá.
C: Quiero que confíe en mí.
T: Cambia, ¿qué dices? [Separación y contacto]
C: Confiaré en ti y también quiero que tú me hagas caso.
En esta transcripción vemos que cuando el terapeuta oye un cambio en
el crítico, centra al crítico en su experiencia interna y el crÍtico se suaviza
por miedo y por compasión. El terapeuta entonces facilita una negociación
entre ambos lados.

Etapa de posdiálogo
Creación de una perspectiva de significado
En esta fase, cuando sea apropiado, el terapeuta y el cliente hablan sobre
la experiencia del cliente en la sesión. Esto se hace para ayudarle a simbolizar
~r,""'"-... ~ ..·:• ···"1111!;-·t ""' ' --. ,··
••• •

250 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

lo que ha ocurrido y a extraer significado personal del experimento. Se


asimila e integra la nueva experiencia del sí mismo ganada en éste. Cuando
no se ha alcanzado una resoluci6n, el terapeuta puede resumir lo que ha
ocurrido y asignar tareas de toma de conciencia relacionadas con los
descubrimientos en el diálogo. Se utilizan a menudo tareas tales como llegar
a ser consciente de las autoevaluaciones, de los sentimientos y necesidades,
o de las maneras que la persona adopta al presentar o al enfrentar críticas
internas. Además de llegar a ser consciente, se puede también instruir al
cliente para que deliberadamente se dedique a cualquiera de los procesos
mencionados durante la semana. De este modo, se llevan a la conciencia y

bajo control al cambiar el procesamiento automático en procesamiento
controlado (Greenberg y Safran 1981, 1987).

Ejemplo de la etapa de posdiálogo de la tarea

T: Descríbeme eso, si puedes. ¿C6mo te sientes?


C: (Experimentador) Bueno supongo que realmente me siento, en cierto
modo, un poco más ... no sé c6mo ponerlo en palabras... ajá ... un poco
más perfilado ...
T: Sí, sí ... Entiendo que ... puedes sentirte perfilado.
C: Sí, sabes, mientras esa persona siempre parece como -esa persona tiene
mucho más que decir...
T: Pero ahora sientes - ¿eres consciente de c6mo estás sentado?
C: (.pausa) Como hago siempre (risas).
T: (risas) Estás manteniendo tu cabeza un poco alta ... [Proceso de observa-
ci6n]
C: Oh, ¿de veras?
T: ¿C6mo es eso,. .. Qué le dices a ella?
C: Bien... ajá. Eso es algo que necesitaba oír, realmente (risas). Ajá ... sabes
que necesito todo el apoyo que puedas darme, y de hecho - o, si no
puedes darme apoyo, entonces vete al infierno ... haz tus malet:as ...
T: Bien.
C: ... y vete!
T: Bien.
C: (risas)
T: Bien. Así que si no puedes apoyarme, al menos no te metas conmigo.
C: Simplemente no estés allí, sabes ...
T: Bien.
C: ...simplemente, haz un vacío o - ¡Dios mío!, eso tampoco está bien,
pero... aprecio el apoyo y pienso ... que necesito cualquier apoyo, en
realidad desde dentro de mí, y me doy cuenta de que necesito luchar
-· ·:¡,··-, •,· '~ :''l'W'~ '··~··~,..-.~ .•. · ,\"",. '!'' .,,..,,,.....• ,., .. ~ •:,·- ,, ",- ··•; ,.;.-...,- J T~"'•'

' ' . "

EL DIÁLOGO DE LAS DOS SILLAS Y LAS ESCISIONES 251

para obtener el apoyo que necesito y luchar contra ella cuando me


ponga por los suelos.
T: Ajá.
C: ... quiero decir, la única persona que puede cuidar de mi vida soy yo.
Y ...
T: Ajá. ¿Puedes repetirlo?
C: Dije que la Única persona que puede estar a cargo de mi vida soy yo.
T: Ajá.
C: Yun ...
T: ¿Qué sientes cuando dices esto?
C: Me siento ... mis fuerte.
T: Ajá, ajá.
C: Sí. ..

En este extracto el terapeuta alterna entre facilitar la creación de


significado y finalizar algunos aspectos de la etapa de integración del
diálogo.

CONCLUSIÓN

Es importante enfatizar que aunque se han identificado y especificado


las etapas y los pasos de un proceso de resolución, éstos necesitan surgir
espontáneamente del cliente para que la resolución ocurra. De ningún
modo pueden ser impuestos al cliente. La postura del terapeuta es la de
facilitación, no la de modificación o instrucción. El diiilogo necesita impli-
car al cliente en un procesamiento vivencia!, no conceptual. El modelo y
las etapas actúan como un mapa para ayudar a los terapeutas a reconocer
dónde están y qué procesos intentan facilitar para mantener al cliente en el
camino, o no desviarse demasiado. Además, el modelo puede ser Útil para
guiar a los terapeutas a no interferir en los pasos hacia la resolución
alcanzados por el cliente de una manera natural.
CAPÍTULO XI

LA REPRESENTACIÓN EN LAS DOS SILLAS


PARA ESCISIONES AUTOINTERRUPTORAS

Aunque las emociones puedan ser percibidas como respuestas afectivas


a las situaciones, también poseen aspectos sociales. La experiencia y la
expresi6n de la emoci6n pueden tener un impacto social y, de este modo,
los seres humanos han generado procesos de regulaci6n afectiva. La regula-
ci6n afectiva es sana y funcional, sin embargo, algunas veces surgen proble-
mas de falta de control y control excesivo de la experiencia y expresi6n
emocional. Este capítulo se centra en los problemas de exceso de control,
que suponen la interrupci6n o el exceso de regulaci6n de la experiencia y
la expresi6n emocional adaptativa. Cuando se rechazan las emociones
primarias adaptativas, se pierde contacto con el sentido de uno mismo y
con las propias necesidades. Esto puede provocar sentimientos de desespe-
raci6n y desamparo, cinismo, vacuidad o alienaci6n, y ha sido asociado con
• I • I •
varios s1ntomas ps1cosomat1cos.
En este capítulo nos centramos en un segundo tipo de escisi6n, el
relacionado con la interrupci6n de la experiencia y la expresi6n emocional
(Peris y otros, 1951). Tanto el indicador como los procesos de resoluci6n
de esta escisi6n son algo diferentes de aquéllos del conflicto de escisi6n. A
esta escisi6n en la que una parte del sí mismo interrumpe a una segunda
parte del sí mismo nos referíamos inicialmente como escisión de sujeto/ ob-
jeto (Greenberg, 1979). Ahora nos referimos a ella como escisi6n autointe-
rruptora. Así se acentúa la diferencia esencial entre esta escisión, que supone
la interrupción de la expresi6n, y las escisiones de conflicto, que conllevan
la autoevaluaci6n o autocoerci6n. Ambos tipos de escisi6n suponen un
conflicto entre dos aspectos del sí mismo. Sin embargo, los procesos
implicados en las escisiones autointerruptoras acentúan la actividad inte-
rruptora contra el sí mismo, como opuesta a la valoración o uso del poder
coercitivo contra el sí mismo.

¿QUÉ HAY QUE CAMBIAR? LA DIFICULTAD DE PROCESAMIENTO SUBYACENTE

Los organismos funcionan Óptimamente cuando son capaces de experi-


mentar sus reacciones emocionales primarias y las necesidades asociadas con
ellas, y son capaces de integrarlas con la conciencia de lo que el medio puede
ofrecer para satisfacerlas. Para lograr la satisfacci6n de una necesidad, la
'I'

254 LASTAREASDEL TRATAMIENTO

persona debe actuar de un modo apropiado en su medio. Sin embargo, la


conciencia de las necesidades no asegura la satisfacción de las mismas, ni
especifica los medios por los cuales éstas serán mejor satisfechas. Sin embargo,
proporciona la meta final, cuyo logro redundará en un mayor equilibrio y
satisfacción orgánica. Saber cómo se va a satisfacer la necesidad es un proceso
psicológico complejo. Implica la utilización de los recursos existentes,
aprendizajes pasados y, donde sea necesario, el desarrollo de nuevas habili-
dades. Generalmente, la gente se beneficia de ser capaz de obtener activa y
asertivamente del medio lo que requieren para funcionar eficazmente. Sin
embargo, cuando se interrumpen o se interfieren las tendencias a la acción
biológicamente adaptada orientadas hacia la satisfacción de necesidades, el
organismo se frustra y es incapaz de cubrir sus necesidades.
El suceso autointerruptor que vam9s a exponer se centra en los casos
disfuncionales de exceso de regulación. Este se define como la interrupción
de la expresión organísmicamente natural y de las necesidades asociadas.
Esto debería diferenciarse de la autorregulación saludable que engloba una
elección consciente de contener la emoción, cuando es socialmente apro-
piado o beneficioso personalmente. Un ejemplo sería la elección de conte-
ner la ira durante un encuentro público. El exceso de regulación no
saludable consiste en la interrupción sistemática, automática e inconsciente
de las reacciones emocionales y tendencias expresivas, y deja a la persona
sin poder y sin una respuesta.
La gente puede aprender a contener la expresión orgánica y la acción
asertiva. Esto ocurre cuando los intentos adaptativos de satisfacer las necesi-
dades han sido constantemente frustrados, ignorados o castigados. Así, se
impiden los intentos de expresar la necesidad o de actuar en el medio para
satisfacerla. Resulta doloroso no reconocer, validar y responder a las propias
necesidades. Puede conducir a la decisión de no permitirse a uno mismo estar
tan desilusionado o humillado otra vez, lo cual, a su vez, conduce al desarro-
llo de un conjunto de interruptores o procesos de autocontrol para asegurar
que no va a ser nunca tan vulnerable. Esto es equivalente a la decisión:
«Nunca sentiré o necesitaré de nuevo».
Alternativamente, en situaciones abrumadoramente dolorosas o de
crisis, la experiencia dolorosa es adaptativamente rechazada para protegerse
a sí mismo y hacer frente a la situación. No sólo las tendencias a la acción
adaptativa son contenidas o interrumpidas, sino que la experiencia emocio-
nal del individuo, que está asociada con la tendencia a la acción, también se
impide automáticamente. En cualquier proceso de interrupción, el indivi-
duo opera como un sí mismo dividido, y es ambas cosas: el «hacedor» (el
interruptor) y lo «hecho» Qo interrumpido). Todo esfuerzo por contactar
con el medio y el objeto de la necesidad se pierde, a medida que la persona
LA REPRF..SENTACIÓN EN LAS DOS SILLAS 255

se sumerge en la actividad interna automática contra la experiencia y la


expresión de sí misma.
En la interrupción de la expresión un aspecto del sí mismo automática-
mente se organiza para ocuparse en alguna actividad motora expresiva para
controlar la acción expresiva de otra parte del sí mismo. Las actividades que
neutralizan las tendencias a la acción emocional son variadas. Pueden ir desde
la tensión muscular, contener la respiración, o contener las ganas de llorar o
gritar. Estas actividades pueden también implicar operaciones internas cog-
nitivo/afectivas que también actúan para impedir o interrumpir la experien-
cia y la expresión. Operaciones internas, tales como decirse a uno mismo:
«quédate callado», fustigarse mentalmente o torturarse en silencio, restrin-
giéndose verbalmente, o acallar los propios sentimientos, todas actúan para
interrumpir la expresión. Cuando estas acciones interruptoras contra el sí
mismo se hacen crónicas, la gente es incapaz de expresarse. Cuando estas
autointerrupciones se hacen automáticas, las personas se sienten vacías,
desamparadas, derrotadas, confundidas e incapaces de actuar para conseguir
lo que necesitan. En términos de procesamiento esquemático, automática-
mente se impide que los esquemas de la emoción particular, que implican la
experiencia emocional y las respuestas motrices expresivas, entren en la
conciencia y en los procesos de gobierno. El proceso interruptor ocurre
probablemente como una función de un segundo grupo de esquemas, que
fueron desarrollados para inhibir la expresión motora y las respuestas
cognitivo/afectivas del sí mismo. Estos esquemas guían a la persona en la
interrupción y evitación de la experiencia. A menudo, lo que se controla son
sentimientos dolorosos o amenazantes que sobrepasan al sí mismo. Esencial-•
mente esto se realiza para impedir el dolor.
En la escisión autointerruptora, hay restricción de la expresión de si
mismo por acción procesual interna. Esto difiere del proceso de escisiones
de conflicto, las cuales suponen un proceso más declarado de hacer evalua-
ciones o imposiciones. En lugar de la evaluación: «tÚ eres malo» o la
imposición: «tÚ no deberías», tenemos contracción muscular u operaciones
mentales internas de restricción, represión e inmovilidad. El proceso de
autocontrol y la interrupción de la expresión caracterizan esta escisión. En
realidad, las escisiones de conflicto autointerruptoras no siempre son fáciles
de distinguir o diferenciar. Existe solapamiento de clases. Pero hemos
encontrado útil distinguir prototipos de estos diferentes procesos internos.
Uno está basado en la evaluación/ coerción; el otro, en la actividad interrup-
tora procesual. Cada indicador tiene implicaciones diferentes para la inter-
vención y la resolución.
En la escisión autointerruptora, el esquema emocional puede activarse
en cualquier situación. Pero entonces, el procesamiento automático condu-
•••,.,., .. _ , ....... .,?....,........ ,,~~"''"?~····· "'" .,.,..,,,. , .. "'""' "

256 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

ce a una falta de conciencia de la experiencia emocional y se interrumpe la


expresi6n de la tendencia a la acci6n asociada. Aquello que está siendo
interrumpido generalmente no está en la conciencia. A menudo, lo que está
disponible en la conciencia es el resultado final del proceso interruptor o
cierta conciencia del proceso interruptor. Así, una persona puede ser
consciente de dolor físico, tensi6n o molestia por la contracci6n muscular.
O puede haber una pérdida del sentido de participaci6n personal o un
sentido pasivo y derrotado d~I sí mismo, frecuentemente, acompañado de
una visi6n cínica del mundo. Estos son los efectos de las autointerrupciones
automáticas persistentes. Alternativamente, una persona puede ser cons-
ciente del mismo proceso interruptor, conteniendo las lágrimas o la ira o
centrando rígidamente la atenci6n para alejarse de la experiencia interna.
Es la actividad interruptora lo primero que necesita ser llevado a la concien-
cia. S6lo más tarde, la tendencia a la acci6n expresiva que está siendo
interrumpida y controlada estará disponible en la conciencia.
El fin último de esta intervenci6n es traer la tendencia interruptora bajo
el control deliberado, de modo que la expresi6n pueda ser permitida en la
conciencia y sea ejecutada de una manera adaptativa apropiada. La tendencia
expresiva que está siendo inhibida no es en sí misma tan peligrosa o dolorosa
para el si mismo como a menudo teme el cliente. En algunos casos es la
interrupci6n automática o la supresi6n de una tendencia (tal como la ira o
la necesidad de afecto) lo que le ha llevado a permanecer primitiva e
indiferenciada. La frustraci6n continua de la emoci6n puede llevar entonces
a su intensificaci6n desproporcionada. La tendencia tiene que ser permitida
y expresada abiertamente en la seguridad de la sesi6n terapéutica. Una vez
que las personas han dejado de interrumpirse a sí mismas y se han reapro-
piado de su experiencia, son libres para empezar a diferenciar y desarrollar
sus respuestas en expresiones apropiadas orientadas hacia la satisfacci6n de
necesidades. Así, la ira inhibida puede transformarse de rabia frustrada y la
hostilidad en aserci6n de necesidades y derechos. O un sentimiento de
necesidad desesperada y un deseo de abrazar puede transformarse en una
habilidad para pedir lo que se necesita.

ÜPORTUNIDADES PARA LA INTERVENCIÓN, EL INDICADOR

Ciertos indicadores verbales y no verbales de estas escisiones autointe-


rruptoras surgen en las sesiones. El indicador explícito de este tipo de
escisi6n es un informe o acción comunicativa que sugiere que una parte
del sí mismo está comprometida en una acci6n de autocontrol contra la
expresión del sí mismo. A menudo, los clientes informan de que se sienten
".,......._,,.• ...._,'l""''••-~-··-·~- ..... ~ ............ ~ .. ~-p._ ••••• ' " ' ...... · - - · · .... ~-- ... ~-.... • "' , ...... _ • ... • • .. • • • "

LA REPRESENTACIÓN EN LAS DOS SILLAS 257

desamparados o pasivos y se experimentan a sí mismos como «objetos o


víctimas» de algún aspecto de su propia actividad reflexiva. Pueden decir
que están: «apabullados o anulándose a sí mismos-, o que se sienten
apabullados o anulados. Pueden informar de que se ocupan en alguna acción
contra ellos mismos, a menudo autopunitivas, tal como «estoy golpeándo-
me» o •castigándome•. La estructura lingüística básica es:«Y o me hago algo
a mí mismo», donde «YO» es sujeto y agente y «mÍ mismo• es el objeto y
la víctima de la acción. Además, un sentimiento real de desesperación,
impotencia o resignación indica que la escisión está ahora siendo activada
automáticamente, y que, en lugar de hablar sólo sobre ella, está siendo
experimentada. Es más susceptible a la intervención en virtud del hecho de
que el proceso interruptor y la expresión interrumpida pueden más
fácilmente ser llevados a la conciencia porque están operando ahora. Es
importante señalar que en la escisión autointerruptora, el énfasis no está
en la autoevaluación, ni siquiera en el mandato, aunque algo de ambos
puede estar presente. El énfasis en la afirmación: «Y o me golpeo a mí
mismo• está en hacer algo al sí mismo, por ejemplo: golpear. Un ejemplo
de una sesión:

«He dejado de sentir. De algún modo, después de suprimir mis sentimien-


tos- sexuales, he suprimido todos mis sentimientos. No puedo sentir. A menudo,
no sé qué estoy sintiendo hasta un par de días después. Ahora he suprimido
mis sentimientos hacia él».

Además de los indicadores verbales explícitos de interrupción, los signos


de contrac.ción física y muscular pueden indicar la presencia de acción
interruptora. Así también pueden las actividades no verbales, tales como
pellizcarse a uno mismo, golpearse en la frente, o autorrecriminativamente
usar las propias manos para aplicar presión en alguna parte del cuerpo. La
cuestión sobre la que intervenir aquí no es la de interpretar estas acciones
como autointerrupciones, sino de llevarlas a la conciencia para facilitar la
exploración de la experiencia. Es importante aceptar que a veces rascarse es
simplemente para aliviar un picor y no es un destrozarse a uno mismo. De
cualquier modo, un informe de tensión física puede indicar una interrupción
o bloqueo de la expresión. Por ejemplo, mientras está hablando de una
experiencia dolorosa, un cliente puede informar de una zona de tensión
alrededor de la cabeza o del pecho. Y cuando la zona es experimentada y
explorada, el cliente puede descubrir que es él o ella el que está haciendo algo
para crear la zona de tensión. Y, con ayuda, él o ella puede lograr controlar
el proceso previamente automático. Esto se podría hacer cuando la persona
realmente se identifique con la actividad destructiva, al representar realmen-
H" . .. ....
,_ .' '
'T"'~T:
. ~""."""". ":

" ,. '
..
258 LAS TAREAS DEL TRAT.JUJ:IENTO

te la autodestrucción, quizás con una almohada. Un ejemplo de esto es un


cliente que dice:
Yo siento toda esta tensión aquí (haciendo masaje y frotando su garganta y
pecho). Es tan duro querer... Es sólo un gran vicio. Es como un yugo aquí.
Intento liberarlo todo el tiempo. Pero siempre estoy en un defecto, sabes,
absolutamente no aliviado.
Otros indicadores implícitos son signos tales como suspiros desesperan-
zados, afirmaciones de resignación y expresiones verbales o no verbales de
desesperanza sin indicadores verbales explícitos de la propia escisión. Estos
signos tienen que ser explorados por la posible presencia de un proceso
autointerruptor preguntando a los clientes qué está ocurriendo y ver si
articulan una escisión autointerruptora.
Como ya hemos dicho, la interrupción o supresión de la expresión del sí
mismo es la característica distintiva de este tipo de escisión, opuesta a la
evaluación negativa de un aspecto del sí mismo como ocurre en las escisio-
nes de conflicto. El estado prototípico se produce cuando una respuesta
desairada o asertiva hacia una infracción ambiental es contenida y literal-
mente «frenada• por una contracción muscular, por rigidez de la mandíbula
o por tensión del cuerpo. Se puede decir que una parte del sí mismo se halla
ocupada en una actividad contra otra parte del sí mismo. Así, el decir que
uno se siente impotente, además de ser un indicador de una relación
activa/pasiva entre dos aspectos del sí mismo, es un indicador prototípico
de una escisión de autointerrupción. Ejemplos reales serían frases tales
como: «Estoy asfixiado, como estrangulándome a mí mismo• o «me estoy
golpeando a mí mismo• o un indicador implícito «he dejado de intentar
conseguir lo que necesito•.

ATRIBUCIÓN DE LA INTERRUPCIÓN

En la forma atributiva del conflicto autointerruptor, los clientes pueden


decir que se sienten impotentes con respecto a otro; que se sienten como si
alguien «les hiciera sentir• de un modo determinado, ya sea deprimidos,
impotentes, desesperanzados, avergonzados, humillados o torpes. El su-
puesto aquí es que el sentimiento de desautorización y la dificultad para
sentirse con derecho y ser asertivo procede, en última instancia, de sus
propios medios psicológicos al tratar con otros. Esto contrasta con el que
estos sentimientos sean generados directamente por las acciones y afirma-
ciones de los demás. Aunque es verdad que, en la política, la economía, la
administración y la burocracia, las personas, realmente, están desautoriza-
- .. ~· ' ... ., ... ' '
....., ...... , ..,.....

LA REPRESENTACIÓN EN LAS DOS SILLAS 259

das, en otro tipo de situaciones las personas que se sienten sin derecho
(desautorizadas) se interrumpen a sí mismas. Son estos procesos interrup-
tores fundamentados psicol6gicamente los que requieren atenci6n. Así, se
necesita establecer una perspectiva compartida de que es un proceso interno
lo que está trastornando al cliente, antes de que éste se implique en la
reapropiaci6n de la interrupci6n. De otro modo, un terapeuta podría
equivocadamente invalidar a una persona cuando el ambiente es lo que la
está oprimiendo o desautorizando.

¿CóMO OCURRE EL CAMBIO?

En esta intervenci6n, el cliente representa activamente el proceso de


autocontrol y autointerrupci6n, movilizando lo inexpresado y reclamando
la tendencia a la acci6n negada. Lo que es decisivo en este proceso es la
implicaci6n real en la actividad y la elicitaci6n del estado pasivo o su
intensificaci6n. Y es de suma importancia que esto pase durante la sesión.
Con frecuencia, la persona no es consciente de lo que se suprime, pero
siempre hay algún signo del proceso interruptor. Éste es llevado a la
conciencia, exagerado y posddo. El proceso conlleva la emergencia de un
conjunto de procesos condensados y encubiertos que ocurren casi instan-
táneamente y su transformaci6n en un proceso explícito extendido en el
tiempo real. En este proceso de diferenciaci6n, el cliente lleva a la conciencia
varios procesos automáticos implicados en el proceso interruptor. Cuando
los procesos interruptores se poseen, lo que está siendo interrumpido se
hace más disponible a la conciencia. El deshacer la autointerrupci6n implica
la movilizaci6n y expresi6n de las tendencias suprimidas. También en este
hecho es importante incrementar la actividad física para aumentar el nivel
general de activación. La actividad en la que se ocupa, tal como estrujar un
almohad6n, con frecuencia conlleva una hostilidad hacia uno mismo.
Entonces el aumento en la activaci6n física y emocional se amplía para
ayudar a aumentar la activaci6n de los sentimientos hostiles que no han
sido expresados previamente (véase Berkowitz, 1990). Este proceso funciona
aumentando el nivel general de activaci6n de las personas y, de este modo,
ampliando la experiencia emocional. Esto también evoca o prepara otros
esquemas de ira o emoción que han sido suprimidos.
La tarea terapéutica en este suceso es principalmente hacer que los
clientes lleguen a ser conscientes de que son ellos mismos los agentes de la
interrupci6n o del bloqueo de la expresi6n de sí mismos. Entonces movili-
zan la expresi6n interrumpida. La expresi6n de la emoci6n interrumpida
da poder al cliente, y le capacita para comprometerse más activamente con
260 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

el mundo y contactar más libremente con el medio ambiente. Así, una


persona que se siente desesperada después de un contratiempo puede utilizar
la ira para afirmar sus propias fronteras o derechos. Una persona que se
siente aislada puede poner en funcionamiento su tristeza y pena para
intentar romper el aislamiento y conectar con los demás preguntando o
saliendo de sí mismo.
La autointerrupci6n ocurre al bloquear la tendencia a la acci6n asociada
con un esquema emocional activado automáticamente. Este bloqueo o
interrupci6n de la expresi6n se produce por medio de la activaci6n auto-
mática de un conjunto de indicios esquemáticamente inhibitorios de res-
puestas motrices-expresivas e ideacionales. Estas respuestas se pueden haber
instituido originalmente de una manera consciente. Pueden haber sido
consideradas como la mejor forma de hacer frente a la situaci6n controlán-
dose a sí mismo, y s6lo más tarde llegar a ser automáticas. Así, expresiones
asertivas sanas (como ira ante la agresi6n, o petici6n de contacto cuando se
necesita) se interrumpen o evitan, dejando al sí mismo sintiéndose pasivo e
incapaz. La clave está en proporcionar a la persona un mayor sentido de
control de su experiencia. Esto incluye ayudarla a llegar a ser consciente de
«soy yo el que me interrumpo a mí mismo», en lugar de seguir teniendo la
impresi6n de que una interrupci6n .es algo que ocurre» o que •los otros
están provocándome esto». Esto va acompañado del bloqueo de la concien-
cia de la emoci6n y la tendencia a la acci6n. El procesamiento previamente
automático implicado en la interrupci6n se transforma lentamente en un
proceso controlado por procedimientos de representaci6n (Greenberg y
Safran, 1981). Las personas entonces son capaces de controlar el procesa-
miento interruptor. Después, pueden llegar a ser conscientes del sentimien-
to interrumpido, pueden conectarlo con la situaci6n relevante y empezar
a aprender c6mo expresarlo de un modo constructivo. Se les anima a usar
el impulso de esta tendencia a la acci6n para actuar más asertivamente en el
mundo.

Modelo del proceso de resolución


Un análisis intensivo del proceso de resoluci6n de las escisiones autoin-
terruptoras nos lleva al modelo de resoluci6n mostrado en la figura 11-1.
Éste es un modelo preliminar abierto a posterior clarificaci6n. El proceso
de resoluci6!' tiene tres etapas: representaci6n, reconocimiento del agente
y contacto. Estas son descritas con detalle más abajo. Además una escala en
formato breve del grado de resoluci6n, diseñada para prop6sitos de inves-
tigación, se muestra en la tabla 11-1. En ella figuran seis grados de resoluci6n
y puede ser usada como guía para estimar cuánto se ha progresado en el
proceso de resoluci6n.
,. ... _.. "'""' ""' ...,,_,, __ ,,,, ... "·-""~,··-····-,' .. ......,......,
,.,. .,

LA REPRESENTACIÓN EN LAS DOS SILLAS 261

Juego de roles 1-+I Representar Especificar ,_..., Reconocimiento


agente interrupciones interruptores de ser el agente

Juego de roles 1-+I Reacción 1-+I Sentimientos ~-.i Experiencia


objeto afectiv~ diferenciados emergente

Contacto con
el ambiente

Figura 11.1. Resoluci6n de la autointerrupci6n.

Representación
El primer paso en esta activación es un juego de roles deliberado de la
interrupción, en el cual el cliente hace el papel de hacedor y de lo hecho,
los roles activo y pasivo de la representación. Después de representar ambos
roles, el cliente se implica más, y esto conduce a una activación de los
esquemas que gobiernan el proceso autointerruptor. El cliente empieza a
representar verbal y no verbalmente el proceso de interrupción, ya sea la
acción de agobiar o aplastar, o una versión verbal y no verbal del propio
agotamiento. Después de la experimentación deliberada inicial, empieza a

TABLA 11.1. Escala del grado de resoluci6n (formato breve).

Escisiones autointerruptoras:
1. El cliente está actuando sobre sí mismo para interrumpir la expresión o
describe cómo una parte interrumpe a la otra.
2. El cliente se implica activamente de una manera concreta y específica como
interruptor en el proceso autointerruptor.
3. Se contactan y se diferencian los sentimientos de pasividad y resignación
del cliente.
4. La persona expresa la emoción interrumpida claramente.
5. Se expresa con claridad la necesidad asociada con la emoción.
6. La persona, al sentirse autorizada, prevé o planifica acciones nuevas en el
mundo para satisfacer la necesidad.
262 LAS TAREAS DEL TRATA MIENTO

salir una representación más fluida y espontánea. A medida que el cliente


se identifica con la interrupción, el proceso interruptor se hace más específico
y detallado. Ello es un signo de que el esquema está activado y de que está
funcionando. Esto implica el reconocimiento por parte de los clientes de
que son ellos los que se están castigando, restringiendo o parándose a sí
mismos. Y son ellos los que interfieren con la experiencia y la expresión de
los sentimientos y necesidades anuladas.
La clave última del proceso parece ser el sentirse lo suficientemente
autorizado para ser capaz de contactar activamente con el medio para
satisfacer la propia necesidad. Para hacer esto, los clientes necesitan ser
conscientes de las formas en las que interrumpen su experiencia emergente.
Necesitan llegar a darse cuenta de sus sentimientos y necesidades y sentirse
autorizados. Incluso cuando no hay conciencia ni expresión de los senti-
mientos y necesidades organísmicas, siempre hay algún pequeño signo de
un proceso interruptor. Aquí es donde empieza el trabajo, a medida que las
personas llegan a ser más conscientes de: a) el hecho de que se están
interrumpiendo a sí mismos; b) cómo se interrumpen a sí mismos idiosin-
crásicamente. Cuando las personas llegan a ser conscientes de que se
interrumpen a sí mismos y de cómo lo hacen, lo que está siendo interrum-
pido lentamente se hace más disponible a la conciencia.
En la silla del sí mismo, las personas empiezan a experimentar de
manera más viva sus reacciones emocionales ante el ser interrumpidos.
Suspiran con resignación, se sienten pasivos o desesperados o hechos un
lío. Centrando la atención e identificándose con este sentimiento, en lugar
de alejarse de él, el malestar pasa de ser una reacción global a ser un
conjunto de aspectos más específicos. A medida que la representación se
desarrolla y las personas discriminan sus reacciones y cómo se interrumpen
a sí mismas, la experiencia y la expresión que están interrumpiendo se hace
más clara.

Reconocimiento del agente


Conforme los clientes llegan a ser más conscientes de cómo se inte-
rrumpen y de sus medios de interrupción idiosincrásicos, empiezan a
reconocer que son verdaderamente el agente de esto, no solamente la
víctima. A medida que, los sentimientos se diferencian aparece y se expresa
· un nuevo sentimiento. Este puede ser ira previamente interrumpida, insegu-
ridad, o dolor y derrota que fueron desautorizadas. El sentimiento, como
la ira, puede estar orientado al contacto, o como el miedo, a la retirada. Lo
que es importante es que ahora se siente una emoción, en lugar de la
experiencia de bloqueo, entumecimiento o vacío de las respuestas emocio-
nales interrumpidas.
LA REPRESENTACIÓN EN LAS DOS SILLAS 263

Contacto
Con la aparición de estos nuevos sentimientos y el reconocimiento de
que han estado interrumpiéndose, los clientes llegan a estar otra vez
autorizados para expresar sus necesidades. Y estas necesidades entonces se
asocian con la nueva experiencia y la tendencia a la acción. Hay que
experimentar con la necesidad, ya sea un deseo de alejarse de alguien o de
salir de uno mismo y acercarse a alguien, para encontrarle una expresión
apropiada. Una vez que se experimentan los sentimientos y las necesidades
suprimidas, se trasladan a una acción expresiva, se ponen en contacto con el
ambiente y se identifican. De este modo, el cliente se apropia y reafirma una
necesidad de amor no satisfecha, o una necesidad de imperiosa autonomía
o de separación. Cuando se apropia de la expresión interrumpida, se
exploran, debaten y experimentan los diferentes medios de satisfacer ade-
cuadamente las necesidades. Esto ayuda a desarrollar formas de poder
obtener lo que se quiere y se necesita. Con frecuencia, debido a la falta de
experiencia y I o a la ansiedad, los clientes no tienen la habilidad para actuar
en , el . mundo para.
satisfacer sus necesidades;
. entonces se les ayuda con
practicas para meJorar su comportamiento.
Los dos aspectos cruciales del proceso de resolución mostrados en la
figura 11-1 son: a) el reconocimiento de la propia participación en el proceso
interruptor y b) la expresión autorizada de la necesidad.

Intervención terapéutica para producir cambio


Los principales pasos terapéuticos en esta intervención son promover
el reconocimiento de la participación del cliente y la toma de responsabi-
lidad del mismo en la autointerrupción. El terapeuta facilita el sentido de
control del cliente ayudándole a: a) reconocer que es el agente de la
interrupción, en lugar de sentir que esto simplemente le pasa o que alguien
se lo está haciendo; b) llegar a ser consciente de la emoción bloqueada y de
la tendencia a la acción. Como cada emoción tiene un componente
direccional, cada sentimiento tiene su implicación para la acción. La
intervención terapéutica debe facilitar la explicación de la necesidad, el
deseo y la tendencia a la acción implicadas en el sentimiento recuperado
(Greenberg y Safran, 1987).
Cuando el trabajo terapéutico se centra en la tensión física, el terapeuta
ayuda al cliente a localizarla, a descubrir cómo la crea y a experimentar
con ella deliberadamente, con conciencia. Esto le permite al cliente ir más
despacio en su procesamiento automático. A medida que los clientes
adquieren más conciencia de la actividad motora implicada en la creación
de la tensión, empiezan a recobrar un sentido de participación en estas
acciones. Como ya hemos dicho, más que sentir que la tensión o los dolores

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264 LASTAREASDELTRATAMIENTO

«simplemente ocurren», el cliente empieza a descubrir que: «Me estoy


haciendo esto a mí mismo». Cuando los clientes se han identificado a sí
mismos como el agente activo de su experiencia, recobran un sentido de
poder personal. Cuando éstos se han identificado y reapropiado la actividad
autointerruptora, se les ayuda a tomar conciencia de los sentimientos
interrumpidos. El terapeuta facilita que el cliente aprenda a expresarlos
constructivamente.
Cuando el trabajo terapéutico se centra en experiencias verbales o no
verbales de impotencia, el cliente necesita llegar a ser consciente del aspecto
activo del sí mismo implicado en crear la experiencia de impotencia. En este
tipo de escisi6n, el aspecto activo no está generalmente en la conciencia. El
terapeuta trabaja con la informaci6n del cliente sobre su experiencia de
pasividad para ayudarle a ser consciente de su participaci6n en su creaci6n.
Si el cliente informa de que se siente asfixiado, el terapeuta le dice: «Expe-
rimenta en sentido figurado que te estás asfixiando a ti mismo. Qué podrías
hacer para producir esta experiencia». En primer lugar, el terapeuta ayuda
al cliente a experimentar involucrándolo activa, deliberada y consciente-
mente en la actividad autointerruptora. Después el terapeuta ayuda al
cliente a intensificar e identificar la acci6n autointerruptora hasta que sea
capaz de reconocer plenamente c6mo se interrumpe a sí mismo y qué cosas
hace. El terapeuta puede tener que ayudar a seleccionar los varios niveles
de la actividad autointerruptora, ayudándole a incrementar su conciencia
de cada aspecto. Esto puede incluir aspectos cognitivos, afectivos o motores
y las combinaciones de los mismos. El cliente puede descubrir que tiene los
músculos de la garganta agarrotados para contener expresiones de ira, o
puede descubrir que se habla a sí mismo/a muy severamente, lo cual va
acompañado de opresi6n en el pecho y sentimientos de estar acabado. El
«hacer» deliberado y consciente de la actividad autointerruptora llevará al
cliente a darse cuenta vivencialmente de que: «Me estoy haciendo esto a mí
mismo». Este reconocimento, el apropiarse de la actividad interruptora
antes desposeída, es crucial para la resoluci6n de esta escisi6n.
Después, el terapeuta ayuda a fortalecer y autorizar al aspecto del sí
mismo de la necesidad organísmicamente sentida, de una de estas dos
maneras: a) pidiendo al cliente que intensifique la actividad autointerrup-
tora para provocar una reacci6n orgánica autopreservadora; b) si el aspecto
organísmico es particularmente pasivo, derrotado y resignado, se le pide al
cliente que exagere su experiencia de resignaci6n hasta que la participaci6n
organísmica y la reactancia sean movilizadas.
El trabajo terapéutico con los procesos autointerruptores implica la
aceptaci6n y empatía con la experiencia del cliente incluyendo la evitaci6n
de cualquier forma de culpabilizaci6n de la víctima. Al mismo tiempo, el
LA REPRESENTACIÓN EN LAS DOS SILLAS 265

terapeuta ofrece a los clientes la oportunidad de experimentarse a sl mismos


como agentes en la construcci6n de su propia experiencia. Ademis, el
terapeuta necesita reconocer y facilitar la experiencia de poder personal de
los clientes.

ÜPERACIONES DEL TERAPEUTA

Los siguientes estadios del trabajo terapéutico ser.in tratados a continua-


ci6n: la etapa del pre y posdiálogo; la representaci6n; la reapropiaci6n de
la atribuci6n de la participaci6n; y las etapas de contacto. Cada etapa
conlleva un número de tipos espedficos de operaciones terapéuticas, que se
muestran en la tabla 11-2 y se exponen a continuaci6n.

TABLA 11-2. Operaciones del terapeuta.

Etapa de prediálogo
l. Estableciendo la colaboración.
2. Estructurando el experimento.

Etapa de representación
3. Separar y crear contacto.
4. Promover la apropiación de la experiencia por parte del cliente.
5. Incrementar la conciencia corporal del cliente.
6. Promover la conciencia de la actividad autointerruptora.
Etapa de reconocimiento de ser agente
7. Intensificar la activación del cliente como agente.
8. Diferenciar el aspecto autointerruptor.
9. Promover la conciencia de participación activa en la actividad autointe--
rruptora del cliente.
10. Aumentar la conciencia del aspecto pasivo organismico de la experiencia
del cliente.
11. Identificar la expresión interrumpida.
12. Estimular la aserción de la necesidad sentida.
Etapa de contacto
13. Apoyar la aserción emergente del aspecto de la necesidad sentida.
14. Experimentar con la expresión interpersonal de necesidad.
15. Autorizar al cliente.

Etapa de posdiálogo
16. Crear una perspectiva de significado.
266 LAS TARE AS DEL TRATAMIENTO

Etapa de prediálogo
,· Estableciendo la colaboración
El terapeuta obtiene el consentimiento del cliente para trabajar en el
proceso autointerruptor proponiendo la autointerrupci6n como foco para
trabajar.

Estructurando el, experimento


El terapeuta introduce y establece el experimento, en gran medida como
en el trabajo con las dos sillas, pero sugiere que aquí una parte del sí mismo
parece estar haciéndole algo al sí mismo. Con frecuencia, en este indicador
es mejor pedirle al cliente directamente, sin mucha discusi6n: «Hazte esto
a ti mismo». Esto se hace para entrar rápidamente en el proceso y no perder
la experiencia actual de lo que el cliente se está haciendo a sí mismo.

Etapa de representación
Separar y crear contacto entre los dos aspectos del sí mismo. Ello es
similar al proceso de trabajar en escisiones de conflicto. Se instruye al
cliente a hablar desde dentro de la experiencia de ese aspecto del sí mismo
que está más vivo para el cliente en ese momento, y a dirigir afirmaciones
al otro aspecto. Generalmente, se empieza por la parte activa, el interrup-
tor, para que el diálogo empiece a funcionar. La experiencia de separaci6n
es realzada al hacer que el cliente cambie de silla para hablar desde el otro
aspecto.
Normalmente, el trabajo empieza cuando el terapeuta le pide al cliente
que represente el aspecto activo del sí mismo, para hacer explícito ambos
el •qué» y el «CÓmo» de la actividad autointerruptora del cliente, y esto
puede adquirir diversas formas. Puede implicar guiar al cliente a representar
el agarrotamiento muscular que impide las lágrimas, o encajar deliberada-
mente la mandíbula para evitar expresar ira. O puede implicar la repre-
sentaci6n de uno mismo maltratándose o ahogándose. Si la experiencia del
cliente es de agarrotamiento físico, muscular, el terapeuta trabaja para
incrementar la conciencia sensorial del proceso muscular del cliente. Si la
experiencia de éste es una combinaci6n de procesos afectivo/cognitivo/mo-
tores, el terapeuta le ayuda a ser consciente, a articular, y a transformarlos
en acciones contra la propia expresi6n.
Promover la apropiación de su experiencia por parte del cliente. Se sugiere
que el cliente haga afirmaciones con «Y O» cuando hable desde dentro de la
experiencia de cada aspecto. Se le pregunta al aspecto activo qué hace, y se
le pide que se lo haga al aspecto pasivo, al que se le pregunta lo que siente.
., . . .-.,....,

LA REPRESENTACIÓN EN LAS DOS SILLAS 267

El énfasis todo el tiempo está en hacer que los clientes se hagan cosas a
sí mismos, en lugar de hablar sobre ellas. En este proceso el terapeuta con
frecuencia pregunta: «CÓmo te impides a ti mismo expresar eso,, en respuesta
a las afirmaciones de los clientes de que se están impidiendo expresarse a sí
mismos. Esta intervención busca inicialmente una mayor conciencia con-
ceptual del cliente. Éste verdaderamente tiene que pensar en cómo lo hace.
El terapeuta puede ayudar conjeturando u ofreciendo posibilidades. Se crea
un conjunto de medidas coexploratorias para ayudar a identificar cómo
funciona el proceso interruptor. Luego, esto se transforma en una expresión
activa mediante la sugerencia de que la persona se lo haga ahora a sí misma.
Incrementar la conciencia corporal del cliente. Pedir al cliente que preste
atención a las sensaciones físicas asociadas con los aspectos activo y pasivo
del proceso interruptor. Ofrecerle observaciones con respecto a su postura,
y otras expresiones no verbales relacionadas con la autointerrupción, tales
como agarrotamientos, cubrirse la boca, o golpearse a sí mismo. Pedir al
cliente que localice los puntos de tensión física, tirantez, dolor y ansiedad
para empezar a identificar los efectos del proceso interruptor.
Promover la conciencia de la actividad autointerruptora. Atender a la
expresión verbal y no verbal del cliente y llevar a su conciencia cualquier
actividad sobre el sí mismo tal como un autoagarrotamiento, autocastigo o
actividad autoasfixiada.
U na vez que se ha formado una idea inicial acerca del proceso autointe-
rruptor, el terapeuta le pide a la persona que experimente con cómo se inte-
rrumpe o se impide expresarse. Ahora el énfasis está en «hacer» para des-
cubrir cómo se consigue la autointerrupción e identificar al agente de la
actividad. Así, los clientes experimentan haciéndose cosas a sí mismos, tales
como asfixiarse o silenciar deliberadamente y con conciencia. Se les puede
pedir que hagan estas cosas a una almohada o incluso, a veces, al terapeuta.
Esto, con frecuencia, les hace ver lo crueles que son las cosas que se hacen a
sí mismos, ya que se inhiben al hacerle a otro lo que normalmente se hacen
a sí mismos. La representación les ayuda a ganar perspectiva de su actividad
autointerruptora y experimentarse a sí mismos como activos, en relación
consigo mismos.

Identificándose con la etapa de atribución


Cuando el cliente presenta un indicador de su participación en la
atribución, el diálogo empieza con un proceso de identificación. El trabajo
terapéutico sobre la atribución de participación empieza con el cliente
representando al «otro» haciendo cosas para desautorizar al sí mismo. El
terapeuta le pide al cliente que haga cualquier cosa que sienta que el otro
está experimentando. De este modo, estas acciones contra el sí mismo se
-···· ·-·.. ·· ·- ···-·-,--r--~----~-......

268 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

hacen más detalladas y específicas; por lo general, les queda claro a los
clientes que realmente son ellos, ellos mismos, los que están reprimiendo,
inhibiendo o desautorizándose a sí mismos. El terapeuta entonces les anima
~ que posean o se identifiquen con lo que se están haciendo a sí mismos.
Este constituye el primer paso del trabajo con una escisión autointerruptora
y el diálogo del sí mismo con el sí mismo sigue como se describió anterior-
mente en la etapa de representación.

Etapa de reconocimiento del ser agente


El objetivo de esta etapa es ayudar a los clientes a reconocer que ellos
son agentes activos en la creación de su experiencia y ayudarles a identifi-
carse con los aspectos activos del sí mismo en la experiencia.
Intensificar la activación del cliente como agente. Se intensifica la actividad
autointerruptora pidiéndole al cliente que repita o que exagere con vigor
una actividad. Luego, se le instruye para que añada voz al proceso interrup-
tor central. El terapeuta ayuda al cliente a identificar el modo idiosincrásico
en el que se interrumpe a sí mismo. A medida que esto se va perfilando, los
clientes se hacen cada vez más conscientes de que están realmente involu-
crados en una actividad repetitiva y autorreflexiva. El objetivo es llegar a
controlar deliberadamente este actividad, lo cual a su vez proporciona la
oportunidad de poner fin a esta actividad contra el sí mismo.
Diferenciar el aspecto autointerruptor. Se ayuda al cliente a que atienda
y explique el qué y el cómo de la actividad autointerruptora. Se le pregunta:
«¿Qué le estás haciendo a él o a ella?» (indicándole el otro aspecto del sí
mismo en la otra silla), y se le ayuda a descubrir el estilo y la manera únicos
(cómo) de la actividad.
Un fenómeno que se observa a menudo es cuando la persona representa
la función preventiva de reprimirse o contener el llanto. Cuando los clientes
hacen deliberadamente lo que se ha hecho automáticamente para contener
el llanto, se hacen conscientes de que los músculos se tensan y de cómo
contienen la respiración. Cuando realmente hacen estas cosas de un modo
intencionado, el automatismo desaparece y la expresión empieza a fluir.
Promover la conciencia de participación activa en la actividad autointe-
rruptora del cliente. Se instruye al cliente para que experimente con hacer
la actividad autointerruptora deliberada y conscientemente, hasta que de
verdad experimente y se dé cuenta de que es responsable de producir la
ansiedad o tensión, autorrepresión, autoderrota o depresión. También se
asignan tareas para continuar la representación fuera de la terapia para
ayudar a que los clientes lleguen a ser conscientes de cómo lo hacen y que
también se interrumpan deliberadamente a sí mismos.
LA REPRESENTACIÓN EN LAS DOS SILLAS 269

Expresión
Aumentar la conciencia del aspecto pasivo organísmico de la experienáa
del cliente. Se hace que el cliente cambie, físicamente, a la silla «experimen-
tal». Se centra internamente al cliente en su respuesta a la actividad autoin-
terruptora. Se le pide que atienda a su experiencia interna de pasividad,
resignaci6n, o de cualquier otra índole. Al inicio, el cliente está totalmente
identificado con el aspecto pasivo del sí mismo. En esta representaci6n, el
terapeuta le guía para que intercambie una y otra vez la representaci6n de
la actividad autointerruptora y el aspecto pasivo, hasta que acceda a la
experiencia de ser interrumpido.
Identificar y expresar la expresión interrumpida. El terapeuta ayuda al
cliente a trabajar a través de la posici6n pasiva, resignada y desamparada
centrándose en el sentimiento, hasta que la expresi6n organísmica recién
diferenciada emerja a la conciencia. Se le pide que atienda a cualquier nueva
experiencia emergente o expresi6n que previamente fue reprimida, o que
le ponga voz a lo que sabe que ha sido interrumpido. Se le anima entonces
a que exprese d sentimiento y la tendencia a la acci6n asociada y, por último,
la necesidad no satisfecha. Cuando se activa la expresi6n, el proceso inte-
rruptor se ha disuelto (al menos por el momento) y se facilita a la persona
la expresi6n del sentimiento del modo más útil.
Estimular la aserción de la necesidad sentida. Esto se hace directamente
preguntando lo que la persona necesita, pero también puede lograrse de dos
modos diferentes:

1. Se le pide al cliente que cambie al aspecto autointerruptor e intensi-


fique el hacer de la actividad autointerruptora. Al incrementar el nivel
organísmico de activaci6n, implicándose en la acci6n y/o provocando una
reacci6n en escalada de la actividad interruptora, con frecuencia se evoca el
núcleo del sí mismo.
2. Se realza y diferencia la experiencia de pasividad, desesperaci6n,
resignaci6n, etc. del cliente. Se le ayuda «a quedarse con» y hablar desde
estos sentimientos. El terapeuta le transmite que uno s6lo puede estar donde
está y que, sin aceptar esto, el cambio no es posible. Esto nos lleva a la
emergencia de la necesidad sentida y a una respuesta desde el sí mismo.

Etapa de contacto
Apoyar la aserción emergente del aspecto de la necesidad sentida
Se ayuda al cliente a especificar la necesidad sentida. Se le ofrece apoyo,
validaci6n y ánimo para que exprese de una manera genuina sus sentimien-
tos y necesidades. Se le ayuda para que llegue a ser consciente de la
270 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

tendencia a la acción y la necesidad implícita en la emoción previamente


interrumpida.
El trabajo terapéutico posterior supone hacer que el cliente exprese el
sentimiento y la necesidad específicos de un modo más generalizado a los
demás, y ayudarle a establecer un auténtico contacto con el medio para
completar la expresión y la satisfacción de sus necesidades. Esta etapa
implica ayudar a la persona tanto a generalizar la habilidad para expresar
como a traducir la expresión en acciones expresivas apropiadas.

Experimentar con la expresión interpersonal de necesidad


Se hace que el cliente identifique un «Otro» a quien podría expresar la
necesidad identificada; entonces se estructura un miniexperimento en el que
se le da la oportunidad al· cliente de expresar su necesidad a un «otro
imaginado» en la silla vacía o, directamente, al terapeuta.
La persona expresa el sentimiento hacia el interruptor, o, más a menu-
do, hacia el otro imaginado a quien se dirigió originariamente la respuesta,
pero fue interrumpida. La persona podría expresar la ira interrumpida hacia
el oficial de policía imaginado en la otra silla por haberle puesto una multa,
a un jefe por su crítica o a un amigo porque nos ha herido o rechazado.

Autorizar
Se le pregunta al cliente lo que puede hacer en el mundo real para
satisfacer su necesidad. Luego se le ayuda a planificar el siguiente paso hacia
la acción. Esto le autoriza a ser proactivo en su propio nombre.
El terapeuta apoya al cliente para que practique esta conducta fuera del
ambiente terapéutico. Esta etapa implica diferenciar los sentimientos y
necesidades previamente inexpresados e indiferenciados para permitir su
transformación en medios apropiados de expresión y gratificación de la
necesidad. Así, una necesidad de contacto recién reconocida puede desarro-
llarse y pasar de ser un deseo indiscriminado de ser abrazado o de revelar
los propios sentimientos a ser una selección más diferenciada de tiempo,
lugar, grado y manera apropiados para la expresión de la necesidad. Por lo
general, el terapeuta no entrena a los clientes en habilidades sociales, sino
que los ayuda a experimentar con nuevos comportamientos y a aprender
lo que ha funcionado para ellos.

Etapa de posdiálogo
Crear una perspectiva de significado
Se discute la experiencia terapéutica con el cliente. Se le ayuda a evaluar
y a crear significado a partir de su experiencia de expresar y actuar respecto
LA REPRESENTACIÓN EN LAS DOS SILLAS 271

a la necesidad. Se pueden asignar tareas para ayudarle a tomar conciencia


del proceso interruptor en la experiencia continua de los clientes fuera de
la sesión. A continuación, un ejemplo.

Ejemplo de una representación de las dos sillas


El siguiente acontecimiento procede de la mitad de un tratamiento de
16 sesiones de una mujer que sufría depresión, ansiedad y dificultades
interpersonales. Al leer la transcripción, es importante notar que el tera-
peuta suena empático y preocupado y está siguiendo de cerca al cliente. Las
órdenes se dan de un modo colaborador y gentil. Se produce un sentimiento
real de que el cliente y el terapeuta están trabajando al unísono para
combatir sus dificultades.

Etapa de prediálogo
C: SL Yo no ... ni siquiera... no quiero pensar, no quiero sentir. Quiero
suprimir todas mis emociones. Yo quiero, quiero parar, yo ... yo estoy
tratando de bloquearlo todo para no sentir nada. [Escisión autointerrup-
tora]
T: Como si fuera demasiado doloroso sentir.
C: Yo ... sí. No quiero sentir más.
T: Sí... yo no quiero sentir. ¿Qué ha ocurrido? [Responder al gesto facial
del cliente]
C: Bien, hay una imagen que se repite. [T: Ajá] Cuando yo era muy joven,
pero no sé si es [el mismo] rechazo o no.
T: Ajá, qué, ¿cuál es la imagen?
C: Bien. En realidad, recuerdo, no recuerdo realmente la ocasión, sólo
recuerdo la historia. [T: Correcto] Me contaron que cuando tenía cinco
años más o menos. Cuatro. Me estaba quedando con mi tía. Una de esas
veces, no sé por qué, pero nos quitaron de en medio. [Ajá] Cogí el
sarampión. Me pusieron en el sótano durante dos semanas o algo así.
Dos veces al día venía la sirvienta a traerme la comida... y ... ésta (risas)
es la imagen [T: Sí] que yo estaba sintiendo.
T: Sintiendo ...
C: Estaba sintiendo que quizá ... quizá fuera un lugar real.
T: Ajá, ajá. Y ¿cuál es el sentimiento? ... estar en el sótano.
C: Bueno. Abandonada. Estaba completamente abandonada. [T: Ajá, ajá]
Siento que estoy ahí para siempre [T: Sí] y nadie va a venir nunca y
nadie se va a preocupar por mí, y ... nadie me va a sacar de allí. [T: Bien,
bien] (el cliente se acurruca y se rodea con sus brazos)
T: ¿Qué ocurre?, ¿qué es esto? (señala sus brazos que la rodean)
~..,,.,,,... ..,.."'"'" ,. .., -···~·-···~· ........._,.,. •. - ... '•' '·'"

272 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

C: (Ríe). ¿Qué es esto? [T: Ajá] Esto ... creo que hago esto cuando abando-
no.
T: ¿Cómo lo sientes?
C: Cuando me reprimo a mí misma así, de modo que ... ya estamos otra vez.
T: Sé esta mano. ¿Qué haces? Este brazo. [Promueve la posesión del .
aspecto interrumpido]
C: Bien, estoy conteniendo con dolor. [T: Ajá] Sí, sabes, tengo este
sentimiento en mi estómago o en mi garganta, y simplemente estoy
aguantándolo todo dentro. [T: Ajá, ajá] Siento como que estoy de nuevo
en lo mismo y simplemente me estoy preparando para que dure.
T: De modo que ¿es una especie de aguantar?
C: Sí. Y simplemente. Simplemente es la única respuesta que tengo. Y o ...
no vale la pena gritar, nadie me va a oír. [T: Ajá, ajá]

Etapa de representación
T: Así, todo lo que puedes hacer es aguantar, y aguantarlo dentro. [C: SíJ
Sé estos brazos y contén, contén el dolor. [Promueve la posesión de la
parte interruptora activa]
C: Es lo que estoy haciendo.
T: Sí. Sé los brazos. Ponles voz real. Háblale al dolor. Dile lo que estás
haciendo y hazlo realmente. Reprimiéndote, o yo te estoy conteniendo,
estoy evitando que grites ...
C: Bien, no tengo nada contra los brazos. Son bastante protectores.
T: Bien, bien. Entonces cuéntale esto.
C: Estoy protegiéndote. [T: Sí, sí] Estoy protegiéndote, excepto que no
hay nada de que protegerte más que el dolor que estás sintiendo dentro
y no puedo hacer nada al respecto. [T: Ajá] Pero si te contengo con
fuerza [T: Sí] será menor. Haré que el dolor disminuya. [T: Correcto]
T: De modo que estás intentando protegerla, o ...
C: Hacerla más pequeña. Reducir el dolor.
T: Ajá. Cambia. Ahora, ¿puedes ser el dolor? Sé el dolor. ¿Cómo es? Este
dolor es importante. [Promover la posesión de la parte pasiva]
C: El dolor es simple, me da miedo. [T: Ajá] Porque siento que podría
desarmarme totalmente. (Llorando). El dolor, pienso es ... , más amena-
zador que lo que ocurre afuera porque ahora está bastante oscuro, pero
parece más vivo. [T: Ajá]
T: Me gustaría que tú,-si puedes, entraras en ese dolor, que lo observes y
quiero que sepas que estoy aquí y que puedes salir. [Apropiación de la
experiencia y ofrecimiento de apoyo relacional]
C: (Llora). ¿Qué? No estoy segura de que pueda seguir haciéndolo. (Llora).
LA REPRESENTACIÓN EN LAS DOS SILLAS 273

T: ¿Qué ocurre?
C: ¿Qué ocurre? [T: Ajá] Bueno, no sé, me siento que por una parte estoy
aquí y por otra estoy ahí (señala la otra silla). [T: Ajá]
T: Cambia. Es el «ya no lo siento», ¿correcto? Haz que deje de sentir dolor.
[Promover la apropiaci6n de la interrupci6n]
C: ¿Hacer que deje de sentir dolor? Bien, eso es fácil. [T: Ajá]
T: Haz que ya no lo sienta. ¿C6mo lo haces? [Promueve la conciencia de
la actividad autointerruptora]
C: De acuerdo. Ella puede sentir dolor. Ya no lo voy a notar. [T: Ajá, ajá]
Ves, no puedo hacer que ella deje de sentirlo.
T: Y a veo, pero yo no ...
C: Tengo que irme, tengo que salir de aquí para no sentirlo.
T: Díselo. Esto es demasiado ... no quiero sentirte.
C: Bueno, cuando estoy aquí, y dejo salir el dolor, todo va bien aquí, mi
mente vuelve a la normalidad. Siento como si hubiera conquistado a
todos mis demonios, y luego, [T: Sí] accidentalmente, sigo abriendo la
puerta y viéndolo y sintiéndolo. En mi est6mago y yo ... es un shock
terrible.
T: Ajá. Dile que tú siempre eres ese shock.
C: Bueno, tú eres siempre ... espero ... de un modo totalmente accidental
abn' esa puerta y ah'1 estas.
'
T: Y luego ¿qué haces?
C: Cierro la puerta.

Reconocimiento de la participación activa


T: Sí. Sé una cerradora de puertas. ¿C6mo cierras la puerta? [Promover la
conciencia de la actividad interruptora]
C: ¿Que
, , c6mo cierro la puerta?
T : S1, SI.
C: Miro al otro lado. [T: Bien, bien]
T: ¿Puedes hacerlo realmente? con ... hacerlo físicamente. Mira al otro
lado. [Intensificar la activaci6n del agente]
C: (Riendo). Mira al otro lado. [T: Sí, sí]
T: Dile lo que estás haciendo. Estoy ... [Diferenciar la actividad autointe-
rruptora]
C: Voy a darme la vuelta y voy a quedarme así hasta que te vayas.
[T: Ajá. Ajá]
T: Quédate con eso. No quiero verte. No quiero mirarte. Todo lo que ...
C: Voy a hacer todo lo que pueda hacer para olvidar que te vi.
[T: Ajá].
""•'' .,.,. ........, .... -··-" ·~·--'

rr····
274 LASTAREASDELTRATAMIENTO

T: Cambia. ¿Qué ocurre aquí ahora? [Conciencia de la experiencia pasiva]


C: ¿Qué ocurre aquí? [T: Ajá] Simplemente estoy aquí. [T: Ajá, díselo]
Bien, puedes ignorarme, pero ... voy a estar siempre aquí.
T: ¿Qué eres tú?
C: ¿Qué soy yo? [T: Sí] Una personita acurrucada en el dolor.
[T: Ajá]
T: ¿Cómo es el dolor? [Aumentar la conciencia corporal]
C: ¿Qué es el dolor? [T: Sí, ¿qué es tu ... ?] No es ... No es terror ...[T: No]
Sólo es ... (suspira) ... el vacío inevitable.
T: Puedes entrar en ello y describine a ti misma como ese vacío doloroso ...
estoy ... [Aumentar la conciencia de la experiencia organísmica pasiva]
C: Bien, no estoy vacía cuando estoy dolorida. [T: Ajá]. Estoy ahogándo-
me, borrándome, oh, dolor. Es ... siento como que va a poseerme.
T: ¿Puedes ser realmente el dolor? Dale voz. «Yo soy como ... ¿qué?».
C: ¿Soy el dolor? [T: Ajá)
T: Sé el dolor.
C: Que sea el dolor. Bien, empiezo en algún lugar de la boca del estómago
y me extiendo. [T: Ajá) Un montón de colores fuenes. Marrones y
negros y me estoy ahogando. [T: Ajá]
T: Dilo de nuevo.
C: Me estoy ahogando. [T: Sí] Y estoy intentando salir. [T: Sí] Y tú no me
dejas. Lo estás conteniendo todo. Lo estás tensando y me mantienes tan
tenso como puedes. Gritas. Chillas. Pero no me dejas salir de ningún
modo. Me tienes atrapado aquí adentro.
T: Cambia. Sé el trampero. El opresor. ¿Cómo lo haces? [Identificar al
autointerruptor]
C: ¿Cómo lo hago? [T: Ajá] Bien, porque soy tozuda. [T: Sí] Sé que nadie
se preocupa ...
T: Díselo. Nadie se preocupa.
C: Nadie se preocupa. No hay nadie ahí fuera que escuche los gritos. Y si
los oyeran, no los entenderían. [T: Sí) Ellos ... podrían castigarme.
T: De modo que, reprímelos.
C: Sí. No tengo dónde ir. [T: Ajá]
T: No te oirán. No hay nada.
C: No. Lo único que puedo hacer es contenene. Ése es el único poder que
tengo. [T: De acuerdo, de acuerdo]
T: Díselo otra vez. [Intensificar la activación del interruptor]
C: Te voy a opri~ir tan fuene como pueda. Te voy a mantener dentro.
[T: Porque ... ] Porque nadie oirá. No tiene sentido. No tiene sentido
dejane salir. [T: Ajá, nadie] Nadie oirá.
T: No hay nada allí. Nadie ... de nuevo.
LA REPRESENTACIÓN EN LAS DOS SILLAS 275

C: Nadie oirá.
T: ¿Qué sientes?
C: Bien, siento resignaci6n. Sé que no hay nadie allí, lo sé. [T: Ajá] Es obvio.
[T: Bien] Nadie, no habrá nadie allí y si hubiera no comprenderían.
T: Por lo tanto, ... ¿qué estás haciendo con las manos?
C: Sí (riendo), se están agarrando.
T: Ajá, ajá. Describe ese agarrarse. Hazlo un poco más. [Intensificar la
activaci6n del interruptor]
C: Estoy oprimiendo. (T: Descríbelo] Oprimiendo. Me estoy agarrando
muy firmemente para no ... [T: Ajá] Creo que ... me estoy protegiendo
... para lo inevitable.
T: Y lo inevitable es ...
C: Bueno, lo inevitable es estar aquí.
T: Ajá. Otra vez.
C: Hay dolor y ... aislamiento. [T: Sí, ¿puedes contarme eso? Quiero gritar
pero nadie me va a oír] [Identificar la expresi6n interruptora]
C: ¿Puedo decirte eso? [T: Ajá]
T: Sí, que nadie me va a oír.
C: No lo sé. Porque sé, quiero decir, si te lo digo, reconozco que no es
cierto. Sé que yo, en efecto, grito y la gente oye.
T: Pero, de algún modo está esto ... dile «nadie va a oír» [Identificar la
interrupción]
C: Bueno. Creo, sí creo que siempre he sabido ... que, en última instancia,
no hay nadie ahí. Que momento a momento tú estás aquí [T: Ajá], que
otra gente está aquí, pero, si lo comprobáramos y fuéramos a la esencia
no habría nadie.
T: Díselo. En última instancia no hay nadie.
C: En última instancia no hay nada. A nadie le interesa.
T: Ajá, interesa. [C: Ajá] En última instancia nadie se preocupa por ti, ni
se preocupará en el modo en que tú quieres que lo hagan.
C: Bueno, va más allá. [T: Ajá] Ni siquiera está ahí para preocuparse. No
es que estén y no se preocupen. [T: Correcto] No están. [T: correcto]
No hay nada en última instancia.
T: En última instancia no hay nadie que se preocupe de ti. [C: Sí] ¿Correc-
to? y ... [Identificar la autointerrupci6n]
C: Y al final estás completamente solo. (Ininteligible).
T: Cambia. ¿Qué necesitas en ese estado de soledad? [Estimular la necesi-
dad sentida]
C: ¿Qué necesito? [T: Sí] Bien, por un lado es cómodo [T: Sí], porque siento
que estoy otra vez en lo de siempre. Esto me resulta real. Sé que no
estoy actuando. [T: Ajá, ajá] Es completamente real. Me siento como si
. -~-""' .. , " ,- ..... ' ..., •.. ,.,,,_,~ ,....... ,.,_ .. "':'""""'... ~~ ... --..······• .. , ··~,~. ,_,,.."l"""___,,..~.....,.

276 LASTAREASDELTRATAMIENTO

me hubiera encontrado a mí misma. [T: Ajá] He vuelto a lo que he


conocido siempre.
T: De modo que es una parte muy real, vital [C: Sí] que ... y, sin embargo,
resulta muy doloroso estar solo.
C: Oh, es horrible.
T: De algún modo estás queriendo que haya alguien ahí para oír los gritos
o la necesidad o el dolor. [C: Ajá] Habiendo tenido la experiencia y
sintiendo que no hay nadie ahí que me mire realmente, que me cuide.
Que me vea, vea mi dolor y mi lucha.
C: Sí. Que me vea.
T: Nadie te ve. [C: Sí] Sí. En cierto modo, el grito es:«Yo quiero ser vista».
[Estimular la afirmación de la necesidad]
C: Sí. Un grito sólo provocaría un castigo. Un grito provocaría algo diferen-
te. El grito provocaría otra forma de atención [T: Sí, sí], pero no sería...
T: La atención que yo necesito.
C: Bien, no sería - la atención a lo que realmente estaba ocurriendo. Sería
otro tipo - un grito atraería a otro tipo de atención.
T: Ajá, ajá. Mientras que lo que estaba realmente OCl''friendo era alguna
clase de vulnerabilidad o, simplemente, la necesidad de ser cuidada. U na
necesidad -¿cuál era la necesidad? [Estimular la necesidad sentida]
C: Bueno, creo que necesito que me saquen de aquí. [T: Ajá] Que me
muestren que no era así. [T: Sí] Que nunca ocurrió. Y que no ocurre.
T: Así que de algún modo es una necesidad de que te saquen de ... [C: Sí]
... del dolor.
C: Ajá. No lo puedo hacer yo sola. Todo lo que puedo hacer es agarrarme.
[T: Ajá]
T: Agarrarte, y luego intentar hacerlo ... lo más pequeño que puedas [C:
Sí], para que no ...
C: Y luego, a dormir.
T: Sí. Es muy doloroso ... como dices, una especie de sentimiento resignado
del tipo •y nadie me sacará. No puedo salir».
C: No, sí. No puedo salir. Si hubiera alguien allí me podría sacar, pero no
hay. Parece que no hay gente alrededor mientras que yo estoy aquí-no
hay, no estás. No hay [T: Ajá], no hay nadie ahí fuera, no hay ruido,
no hay nada [T: Bien, bien], de modo que me agarro fuertemente.
T: De algún modo, agarrándote con fuerza, y sintiendo como si realmente
no hubiera nadie ahí fuera, es muy difícil gritar o salir. [C: Sí, es ... ] Y
decir que necesito ser arropado, que necesito que me conforten. [Apo-
yar la afirmación emergente de la necesidad sentida]
C: Cuando estoy ahí, no hay nadie a quien decírselo. En primer lugar ahora
no lo siento, al menos que no haya nadie allí. [T: Sí, sí] Mm, cuando
LA REPRESENTACIÓN EN LAS DOS SILLAS 277

hay alguien allí normalmente no lo siento porque estoy actuando (ríe)


o haciendo mi otra vida [T: Sí, sí] lo que significa [T: entiendo] que yo
no tengo que estar allí [T: Ajá] creo, aunque no me gusta... no me gusta
nada necesitar.
T: Sí.
C: Nunca le digo a nadie que necesito algo.
T: ¿Puedes decírmelo a mí? «No me gusta aceptar que necesito apoyo».
C: De acuerdo. No quiero decirle que necesito algo. Es así. No necesito
nada, sólo voy y me ocupo de mis asuntos.
T: Me ocupo de mis asuntos y me agarro con fuerza. ¿Cómo lo haces?
¿Puedes venir aquí y hacerlo? Hazla estar tensa. ¿Cómo lo haces?
[Conciencia de autointerrupción]
C: Reprime todo. Bien, yo soy ... lo he hecho bastante largo, puedo
continuar. No necesito nada.
T: Ven aquí y reprímelo todo. Realmente lo hago. [Promover la conciencia
de participación activa]
C: (El cliente empuja y oprime a su sí mismo imaginado en la silla y respira
hondo).
T: Sí, hazlo más. ¿Puedes producir un sonido? [Intensificar la activación
como agente]
C: Uuuhh! (esfuerzo, sonido amplio).
T: Ahora ponle algunas palabras.
C: No necesites nada y si lo haces, no lo pidas. Maldición. No pidas, sólo
ocúpate de tus asuntos, no pidas.

Contacto
T: De acuerdo, bien. ¿Puedes cambiar? ¿Qué ocurre aquí, cómo es? [Con-
ciencia del aspecto pasivo]
C: Me siento tan maniatada por dent~o ... Es terrible. Aquí no puedo
respirar. No tengo necesidades. Por supuesto, tengo necesidades. Nece-
sitaba a alguien que me confortara en el vacío.
T: Díselo, dile lo que necesitas. [Afirmación estimuladora de la necesidad]
C: Necesito apoyo. Necesito apoyo y consuelo.
T: ¿Puedes poner esto en contacto conmigo? Háblame de tus necesidades.
[Experimentar con la expresión interpersonal de necesidad]
C: Necesito apoyo. Sí, quiero tu apoyo. Yo quiero ... Necesito gente que
me responda para aliviar mi dolor, que me ayude a hacerlo desaparecer.
T: Ajá ... , repítelo. Necesito consuelo. [Apoyar la afirmación emergente de
la necesidad sentida]
... ,.

278 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

C: Sí, necesito consuelo, necesito ayuda algunas veces cuando tengo miedo
o estoy sola. Necesito gente, no quiero estar encerrada en mí misma en
el sótano, sola. Realmente quiero ayuda.
T: Ya, esto es imponante. Es imponante necesitar y ser capaz de pedir. ¿A
quién podrías pedirle en tu vida lo que necesitas? [Apoyar la afirmación
y autorizar]
C: A unas cuantas personas. Mi novio, por ejemplo.
T: De acuerdo, vamos a sentarlo aquí en la silla y a pedírselo. [Experimen-
tar con la expresión interpersonal de la necesidad]
C: Necesito tu apoyo. Tengo necesidades. Voy a pedine apoyo cuando lo
necesite.

CONCLUSIÓN

Es importante señalar de nuevo que éste es un proceso de facilitación y


no de instrucción o modificación.
-····~~ .......... ,__,_ ..... -····" ·~·· ·- ~ . '""

CAPÍTULO XII

EL TRABAJO EN LA SILLA VACÍA


Y LOS ASUNTOS NO RESUELTOS

Una de las formas en que los organismos tratan con situaciones y


experiencias emocionales que son demasiado agobiantes, dolorosas o frus-
trantes es dejar de sentir, bloqueando la expresión de los sentimientos y las
necesidades de las que éstos emergen. Las necesidades no satisfechas, sin
embargo, no desaparecen completamente. En su lugar, éstas y la situación
se codifican en la memoria y permanecen como «asuntos no resueltos» (Peris
y otros, 1951) para el individuo, que interfieren a menudo con su habilidad
para responder y adpatarse a las situaciones actuales. Estos asuntos no
resueltos pueden ser resultado de necesidades nq satisfechas. La secuencia
temporal de activación y expresión de la emoción, que conduce al recono-
cimiento de la necesidad y a la acción para satisfacerla y hacer frente a los
obstáculos encontrados, no ha concluido. Cuando esta secuencia no se
completa, hay una activación de excitación y tensión, pero no se logra
rebajarlas. La emoción aumenta, pero cuando los obstáculos son demasiado
grandes, la persona se rinde. Cuando el objetivo de la necesidad no se
satisface, queda la insatisfacción, que se acompaña generalmente de quejas.
El resentimiento constituye la más común y una de las más importantes
manifestaciones de asuntos no resueltos.

¿QUÉ HAY QUE CAMBIAR? LA DIFICULTAD DE PROCESAMIENTO SUBYACENTE

Los asuntos no resueltos representan la codificación en la memoria de


la resolución no satisfactoria de algún tipo de necesidad emocional, basada
en la interacción con el ambiente orientada a conseguir el objetivo de la
necesidad. Es el equivalente emocional de la búsqueda de clausura, el efecto
Zeigarnik encontrado en la interrupción de tareas cognitivas (Zeigarnik,
1927). Los sentimientos no expresados, activados en la situación, permane-
cen en la memoria emocional esquemática y pueden ser fácilmente reevo-
cados. Los sentimientos parecen permanecer porque no son frecuentemente
reevocados y cuando lo son tienden a su expresión y resolución. Sin
embargo, no cada secuencia de la resolución incompleta de necesidad/ sen-
timiento/ acción se codifica en la memoria profunda esquemática. Sólo las
experiencias traumáticas o muy sobresalientes o instancias repetidas de
280 LASTAREASDELTRATAMIENTO

similares frustraciones puede que lleguen a ser estructuradas y almacenadas


como equemas emocionales.
De particular importancia son esas experiencias no resueltas que se
forman a través del tiempo en relaci6n a otros que han sido significativos
en las principales tareas del desarrollo en la vida; tareas tales como desarro-
llar la confianza, la autonomía, la competencia, la identidad, la intimidad y
la creatividad. Esta clase de asuntos no resueltos se desarrolla en el área de
las relaciones interpersonales con los padres, los hermanos, amantes, espo-
sos o amigos o entre personas que tienen relaciones duraderas y que afectan
al sentido de bienestar de la persona. Este tipo de asuntos no resueltos
supone frecuentemente la dificultad de separarse y terminar, y resulta en
un tipo de reacci6n de «engancharse a» una relaci6n acabada con otra
persona significativa. En esta dificultad, la persona continúa intentando
trabajar en asuntos que nunca fueron tratados completamente en la rela-
ci6n, incluyendo emociones no expresadas y necesidades no satisfechas. Es
como si la persona se quedara con las emociones acumuladas inexpresadas,
los viejos resentimientos, frustraciones, dolores, sentimientos de culpabili-
dad, así como aprecio inexpresado y amor. Esencialmente, estos sentimien-
tos reprimidos que quedan al terminar una relaci6n, producen una relaci6n
inacabada. Lo que es necesario es concluir la relaci6n emocional interna-
mente y soltarse y separarse.
Otra clase de expriencia no resuelta surge en situaciones traumáticas que
producen estrés, o experiencias de «victimizaci6n» ya sea una pérdida trágica,
violencia, muerte, desastre o abuso. Probablemente el tipo de asuntos no
resueltos más lesivo se da cuando el trauma implica también a un otro
significado. La pérdida, o el abuso por parte de un otro significativo, produce
el tipo de experiencia más agobiante e impactante. Estas situaciones general-
mente suponen la activiaci6n de poderosos sentimientos de aflicci6n, rabia,
repugnancia, impotencia o terror. Estos sentimientos frecuentemente no
encuentran expresi6n ni se tratan en la situaci6n, pero en cambio se codifican
en la memoria y posteriormente regresan como imágenes, pensamientos y
sentimientos intrusos, como aspectos del estrés postraumático.
Los individuos en distintos momentos y por diferentes razones restrin-
gen con frecuencia completamente la expresi6n y la experiencia de la
emoci6n ante los otros significativos. Las emociones tales como rabia,
dolor, resentimiento, desilusión, aflicci6n y, a veces, el cariño y el amor se
restringen por razones que incluyen la necesidad de hacer frente a la
situaci6n, el miedo a los efectos de su expresi6n en los demás y la evitaci6n
y el miedo a emociones dolorosas, no deseadas.
Mientras la expresi6n permanezca incompleta, la tendencia a la acci6n
no puesta en marcha y la necesidad insatisfecha, el individuo no será capaz
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EL TRABAJO EN LA SILLA VACÍA YLOSASUNTOSNORESUELTOS 281

de lograr terminar con la situación o la relación. Un sentimiento no


expresado, una necesidad insatisfecha, una expectativa de esperanza eterna
permanecerán en la memoria esquemática. Esto produce que algún aspecto
de las actuales capacidades de procesamiento y localización de la atención
de la persona permanezca implicado en revivir la experiencia o en percibir
erróneamente o en reaccionar en exceso a las situaciones actuales en
términos de asuntos no resueltos.
En la mayoría de los casos, la expresión emocional se interrumpe debido
a prohibiciones sociales interiorizadas y debido al miedo a que la expresión
de emociones intensas pueda dañar a uno mismo o a otro. Las interrupcio-
nes se hacen crónicas en situaciones en las que las personas fueron origina-
riamente conscientes de fuertes deseos, pero el deseo se frustró o se percibió
un peligro en su satisfacción (Peris y otros, 1951). La persona, entonces,
inhibe deliberadamente el deseo y la conciencia del deseo para no sufrir y
para mantenerse fuera de peligro. Todo el complejo de necesidad, senti-
miento, expresión, gesto y la impresión sensorial se paraliza por medio de
un conjunto complejo de operaciones internas. Debido a que la situación
traumática está inacabada en aspectos importantes, se gasta considerable
energía en impedir su reactivación en situaciones presentes relacionadas. El
organismo es activo en este intento de suprimir o reprimir la evocación del
esquema; la interrupción, al principio, es deliberada y, luego, automática.
Las interrupciones que ayudan a mantener los asuntos no resueltos
incluyen restricciones musculares tales como contener las lágrimas, tragarse
la rabia o inmovilizar la tendencia a escapar. Estas actividades tienen lugar
finalmente de un modo automático, fuera de la conciencia. Así, los asuntos
no resueltos suponen la no liberación de la tensión, el almacenamiento en
la memoria del suceso y las interrupciones de expresión como modos
familiares de tratar con la dificultad. Este patrón limita la posibilidad de
nuevas respuestas. Por ejemplo: la gente puede continuar rumiando sobre
el dolor o la pérdida y cada vez que lo hacen, los sentimientos y las lágrimas
brotan o surge la ira.
Los procesos cognitivo/ afectivos implicados en las experiencias actuales
de asuntos no resueltos pueden ser considerados como sigue. Los indicios
en la situación presente activan recuerdos emocionales esquemáticos de la
situación no resuelta. El esquema activado gobierna la conciencia presente
y genera las respuestas expresivas y emocionales asociadas, así como las
interrupciones de estas respuestas. La persona experimenta la situación
como algo que contiene la frustración o el peligro del pasado. Como
resultado, el pasado se recuerda y la secuencia completa de activación e
interrupción tiene lugar una y otra vez, dejando a la persona con sensación
de tensión, insatisfecha, resentida, resignada o desamparada.
282 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

Así, estos asuntos no resueltos se experimentan con la activación de


recuerdos emocionales esquemáticos de otros significativos con quienes se
mantiene relaciones emocionales no resueltas. Los sentimientos dolorosos
se reexperimentan cada vez que se evoca el esquema. De este modo, cuando
uno piensa o se imagina a la otra persona, aparecen sentimientos no
resueltos. Lo que hay que cambiar es este esquema, que contiene la
situación con el otro significativo, que incluye sentimientos y necesidades
no resueltos y percepciones del sí mismo y de los demás. Hay que
reexperimentar el asunto no resuelto para permitir que la emoción y la
tendencia a la acción se expresen. Hay que dejar que las cosas se desarrollen
naturalmente y sean reprocesadas en la seguridad de la situación terapéu-
tica; y esto, a su vez, traerá consigo la clausura y la reconstrucción del sí
mismo y del otro.

ÜPORTUNIDADES PARA LA INTERVENCIÓN:


INDICADORES DE ASUNTOS NO RESUELTOS

Las experiencias claramente definidas de asuntos no resueltos emergen


a medida que los clientes hablan durante la terapia de sus anteriores
relaciones y experiencias en la vida. Por ejemplo, un diente puede quejarse
amargamente de la manera en que fue tratado por su padre o expresar viejos
resentimientos o amargura hacia un ex esposo por su traición o abandono.
El indicador de este tipo de asunto no resuelto con una persona significativa
contiene los elementos siguientes: 1) la presencia de un sentimien,o persis-
tente no resuelto, tal como dolor o resentimiento; 2) este sentimiento está
relacionado con un otro significativo que ha sido importante en su desarro-
llo, tal como un padre o un esposo; 3) los sentimientos no experimentados
actualmente; 4) los sentimientos no se expresan completamente y hay signos
de expresión interrumpida o restringida.
La característica importante de estas experiencias es que la persona
siente en ese momento el sentimiento no resuelto, pero está bloqueada,
sintiéndose desamparada, o resignada o incapaz de liberarse o aliviarse al
hablar de ello. En estos casos, el cliente está experimentando asuntos no
resueltos con el otro significativo. Hemos encontrado que los resentimien-
tos y el dolor son los signos más comunes de sentimientos no resueltos. Sin
embargo, la resignación y la desesperanza también son signos de asuntos
no resueltos, que reflejan la cualidad emocional de haber intentado sin éxito
resolver el sentimiento y haberse rendido, en lugar de ser la experiencia del
sentimiento no resuelto original en sí mismo. Un tono de queja está
presente, por lo general, en relación a aquéllos de los que el diente dependía
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EL TRABAJO EN LA SILLA VACÍA Y LOS ASUNTOS NO RESUELTOS 283

para satisfacer sus necesidades o para obtener aprobaci6n. Esta queja


representa una fusi6n o confluencia de rabia y dolor inexpresados. Además,
la aflicci6n no resuelta representa otro tipo de asunto no resuelto, en el que
son los sentimientos de pérdida los que no se han resuelto.
.,A continuaci6n, presentamos un indicador prototipo de rabia y resig-
nac1on:

Siento mucha rabia hacia mi madre. Ella siempre me criticaba y como si


estuviera siempre encima de mí. A veces deseaba gritarle, pero nunca pude
hacerlo. Desde entonces hasta ahora he venido notando esta necesidad de gritar
pero ya hace tanto tiempo de eso. ¿Para qué sirve gritar ahora? Las cosas no
van a cambiar nunca.

Por último, otros indicadores menos directos de asuntos no resueltos


son los signos de anhelo, tristeza, resignaci6n y desesperanza; también
pueden incluir signos de interrupci6n de los sentimientos evocados en
relaci6n a un otro significativo, pero sin una expresi6n completa de los
pensamientos negativos persistentes. Un ejemplo sería la añoranza al hablar
de un ex esposo, patente en el momento de mencionar lo mucho que se
deseaba tener un sentido de familia y de que los niños tuvieran dos padres;
o la tristeza al hablar sobre un padre ya muerto, o comenzar a «desgarrarse»
mientras se habla con fría objetividad de una afirmaci6n del tipo «no me
importa» sobre el abandono de un padre. Éstos son signos de que sería
productivo ocuparse en un diálogo con el otro significativo, para expresar
los propios sentimientos evocados y concluir el asunto no resuelto.

¿CÓMO OCURRE EL CAMBIO?

El supuesto básico en esta intervenci6n es que el lograr que la persona


exprese sentimientos no resueltos al otro significativo en una silla vacía
conducirá a la activaci6n y consumaci6n de la expresi6n de afecto hacia el
otro, previamente restringida; esto ayuda a resolver o reestructurar los
asuntos pendientes en la relaci6n, que, por lo general, llevan a la aceptaci6n
de la relaci6n tal como es o era. Este proceso supone resolver asuntos
pasados en las relaciones interpersonales, o concluir experiencias traumáti-
cas al revivirlas, expresando activamente los sentimientos no expresados
previamente y reconociendo las necesidades no satisfechas. Esto puede
suponer la confrontaci6n de creencias disfuncionales sobre la satisfacci6n
de necesidades causantes del malestar, y conseguir la clausura. El diálogo
ofrece una oportunidad para expresar los sentimientos completamente
y permitirles desarrollar su curso natural, en lugar de ser interrumpidos, y
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284 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

esto produce un alivio de la tensión y del dolor de reprimir las emociones.


De este modo, la intervención supone la activación de la emoción y la
expresión hasta la conclusión de lo que estaba previamente restringido. Este
proceso de expresión intensa conduce al alivio y a la recuperación.
Marcus (1976) describió el trabajo de la silla vacía con un cliente cuya
madre le reprendía por sus «insistentes demandas sobre ella». Ella le decía
que fuera un niño bueno y que dejara de quejarse. En el contexto de la
terapia, el cliente se encontró con su madre en la fantasía de una silla vacía
ante él y comenzó a sentir rabia anteriormente inhibida hacia ella. Recordó i
sus reprimendas, sus palabras amenazantes y sintió de nuevo su impulso a
permanecer en silencio y ser un niño bueno. Luego experimentó un fuerte
ataque de rabia y expresó claramente que no iba a ser un niño bueno y que
exigía e insistía en que ella le oyera.
El trabajo de este tipo en la silla vacía facilita el que el cliente atienda y
lleve a la conciencia nueva información y los significados asociados con
antiguas experiencias emocionales. Esto incluye información que previa-
mente no había estado disponible a causa de un proceso interruptor. El
alivio de la tensión conseguido al expresar las emociones previamente
restringidas parece liberar a las personas para que sigan clarificando el
significado de la experiencia, proceso que parece haber sido impedido por
la tensión y el malestar de los sentimientos inexpresados en esa área.
Además del alivio y la experiencia de recuperación, el diálogo ofrece
una oportunidad para la reorganización esquemática basada en la emergen-
cia de nuevas visiones recíprocas del sí mismo y del otro. Esto sucede al
incorporar nueva información al esquema del otro y la situación. A veces,
surge una nueva comprensión del otro que incorpora al mismo tiempo
aspectos buenos y malos. En otras ocasiones, los clientes cambian su visión
del otro como poderoso y de sí mismos como débiles y, si es posible,
descartan creencias productoras de malestar (por ejemplo, culparse a sí
mismo) relacionadas con la experiencia y con el otro. La activación de los
esquemas relacionados del otro, el sí mismo y la situación proporciona, por
tanto, una oportunidad para la activación y la expresión de la emoción. Esto
permite la reestructuración de los esquemas.
Para que ocurra un cambio emocional, hay que acceder a los esquemas
relevantes. No es suficiente con que el cliente hable de sus dificultades con
el otro significativo de una manera puramente conceptual. El esquema en
todos sus aspectos conceptuales, emocionales, motivacionales y expresivo-
motores debe reavivarse para aumentar la posibilidad de cambio en todos
estos niveles. Entonces, se reprocesa la experiencia utilizando los recursos
y capacidades presentes para promover la reestructuración esquemática y
la clausura.
... ..
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EL TRABAJO EN LA SILLA VACÍA YLOSASUNTOSNORESUELTOS 285

Por lo general, cuando el esquema del otro significativo es evocado, la


persona siente inicialmente la emoci6n y después restringe la experiencia o
la expresi6n, resultando de ello un sentimiento de insatisfacci6n y queja. El
objetivo de la intervenci6n es permitir que la persona experimente y exprese
completamente los sentimientos al otro significativo en una silla vacía. Esto
ayuda a volver a poner en movimiento la necesidad suprimida y la sensaci6n
de estar autorizado a tener la necesidad. La movilizaci6n y el reconocimien-
to de la necesidad autoriza entonces al sí mismo para que pueda separarse
del otro de manera apropiada.
Lo que se requiere para la resoluci6n de asuntos no resueltos no es que
se satisfaga cada necesidad insatisfecha, sino que se expresen completamente
y se reconozcan los propios sentimientos y necesidades. Peris y otros (1951)
describen lo que ocurre cuando una persona se enfrenta realmente al medio:
«En la lucha incondicional por !ianar lo que se desea, en la desesperación
y quizá en la rabia, uno puede conseguir lo que necesita o renunciar a la
necesidad de lo imposible ... la necesidad de lo imposible se aniquila por medio
de un ataque de rabia y el esfuerzo del duelo» (pág. 362).

Así pues, a partir de esta lucha el organismo realiza el ajuste creativo a


la situaci6n. A través del diálogo de la silla vacía se da al cliente la
oportunidad, en la seguridad de la situaci6n terapéutica y en presencia de
un terapeuta compasivo, de expresar totalmente al otro imaginado todo lo
que había sido interrumpido y de esforzarse para crear una nueva soluci6n.
Se crea contacto entre la necesidad y su objeto. Este contacto hace posible
la creaci6n de una nueva soluci6n.
Por último, la resoluci6n en este proceso se da de dos formas. En primer
lugar, hay un cambio en los esquemas relacionados con el sí mismo. Esto
supone la afirmaci6n del sí mismo, que incluye separarse del otro, ver al
otro, en lugar del sí mismo, como responsable del agravio infringido al sí
mismo, y aceptar y validar las propias acciones. En segundo lugar, se
produce un cambio en los esquemas relacionados con el otro. Esto puede
suponer llegar a ver al otro con una nueva luz, por medio de una mejor
comprensi6n del otro Qo cual posiblemente incluye el perd6n) o viendo al
otro como un ser menos amenazante, poderoso o dominante.
El trabajo de la silla vacía comienza con un indicador de asuntos no
resueltos. Cuando el indicador aparece, el terapeuta ayuda al cliente a
implicarse en un diálogo entre el sí mismo y el otro significativo, que está
representado por el cliente. El foco en esta intervenci6n reside en hacer que
el cliente exprese sentimientos previamente interrumpidos, en lugar de
mantener un diálogo con el otro o de enseñar técnicas de resoluci6n de
conflictos interpersonales. La otra silla se ocupa con mucha menor frecuen-
,,,_ ···--~~

286 LASTAREASDEL TRATAMIENTO

Aspe~tos Camhi0& en
~ º"º
neg:iuvo
negativos kvili6n
especffiws de Jrn; orros

Resolución:
l.· autoo.finnación
El cliente · autoaserción
experimenta - el otro resulta
sentimientos explicable
irresueltos 2.- nueva vj5jÓn
perSistentes de 10& otros
- comprensión de la
posición del otro
"perdona a los otros

El cliente Diferenciación Intensa expresión Movilización y


expresa culpa, de sentimientos de la emoción expresión de la
queia o dolor (ira o tristeza) espeo::ífic.a neces.idad
insatisfecha

r Optativo:
Recuerdo resolución de la
episódico autoinrerrupdón Optativo: renunciar
o de Ja emisión a la necesidad
de conflicto insatisfecha

Figura 12-1. Resolución de los asuntos inacabados.

cia en esta intervenci6n que en el diálogo de las dos sillas para es<:isiones de
conflicto. Generalmente, se ocupa s61o en dos momentos importantes: en
el diálogo inicial, para ayudar a evocar la emoción y luego para comprobar
la resoluci6n. El principal modo de comprometerse en esta tarea es la
expresi6n activa. La meta principal es hacer que el cliente exprese activa-
mente los sentimientos interrumpidos, y movilice y exprese necesidades.
En esta intervenci6n, el terapeuta da instrucciones al cliente para que
imagine la presencia del otro y describa los detalles importantes de su
apariencia y formas de comportarse. Esta representaci6n imaginaria se usa
para estimular la respuesta emocional (es decir, activar los esquemas relevan-
tes). En esta etapa, también se anima al cliente a que represente al otro tan
específic"!l'.lente como sea posible, en especial aquellos aspectos más proble-
máticos. Estos podrían ser una mirada prepotente o un tono de queja. Estos
métodos motores expresivos mejoran el uso de imágenes, aumentando la
eficacia de la imagen como evocadora de esquemas emocionales relevantes.
El proceso de resol uci6n en este diálogo ha sido rigurosamente diseñado
para determinar los componentes de la resoluci6n que discriminan entre
........ --·-·· ...

EL TRABAJO EN LA SILLA VACÍA YLOSASUNTOSNORESUELTOS 287

TABLA 12-1. Escala del grado de resolución (formato breve):


asuntos no resueltos.

1. El cliente culpabiliza, se queja o expresa dolor o añoranza en relación a otro


significativo.
2. El cliente toma contacto con el otro y expresa sentimientos no resuletos, a
menudo de resentimiento y dolor.
3. La queja se diferencia en los sentimientos subyacentes, y las emociones rele-
vantes, por lo general tristeza o ira, se experimentan y expresan con un elevado
grado de activación emocional.
4. Las necesidades no satisfechas del cliente se experimentan como válidas y se
expresan asertivamente.
5. El cliente llega a comprender y ver al otro de una forma nueva, ya sea con una
luz más positiva o como una persona menos poderosa que tenía sus propios
problemas.
6. El cliente se afirma a sí mismo y renuncia a los sentimientos no resueltos, ya
sea perdonando al otro o haciéndolo comprensible.

diálogos de resolución y de no resolución (Greenberg, 1991; Foerster, 1991).


El modelo de resolución está representado en la figura 12-1. El camino hacia
la resolución se puede ver como algo que contiene tres etapas: activación,
expresión y conclusión, descritos en detalle más adelante. Además, en la
tabla 12-1 se muestra una escala en formato breve para evaluar, el grado de
resolución, diseñada para propósitos de investigación. Esta indica seis
grados de resolución y puede usarse como gufa para calcular hasta dónde se
ha progresado en el proceso de resolución.
El primer paso en este proceso supone que el cliente exprese al otro sus
sentimientos no resueltos. La persona es incapaz de aceptar como era o es
la relación. Hay expresiones de queja, amargura o pena acompañadas de
malestar y sentimientos negativos. La persona comienza usualmente el
diálogo echándole la culpa o quejándose al otro, o expresando el dolor por
el trato recibido. Se le reprocha al otro lo que hizo. El dolor, si se expresa,
tiene una cualidad constrictora. En este momento el cliente, por lo general,
se cambia de silla y representa al otro negativo, captando las características
problemáticas de su comportamiento y manera de ser. El cliente se inspira
en su representación interior del otro basada en su experiencia previa con
él. Así el cliente quizá puede representar al otro como devaluador o
desconfirmador. A medida que se accede a los recuerdos esquemáticos del
otro, su representación se hace más concreta. El cliente representa al otro
cada vez más detalladamente, captando tanto su tono y miradas negativas
como sus palabras duras y de rechazo.
11'1'··.

288 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

El cliente responde entonces a la representación de los aspectos negativos


del otro. Al principio, los sentimientos son más globales, pero a medida que
el cliente se aventura a expresar estas reacciones, éstas se hacen más claras,
llegando a ser expresiones emocionales más diferenciadas. La mezcla de
rabia y tristeza en la queja y el dolor se difuminan en expresiones de rabia
o tristeza puras. La resolución parece requerir una intensidad de expresión
emocional que es proporcional a la intensidad sentida. La expresión de una
emoción intensa supone su expresión sin restricción, acompañada del
correspondiente comportamiento expresivo, tal como llorar, afligirse, gri-
tar, dar patadas o acariciar a la otra silla, hasta que la expresión concluya.
Esto se acompaña de frases como: «Me sentí traicionado», «Te odio•, «Me
sentÍa tan sola», las cuales simbolizan y expresan el sentimiento. Por
ejemplo: después de concluida la expresión, emergen con frecuencia la rabia
por el abuso o la tristeza por la pérdida. Por otro lado, después de expresar
tristeza, quizá pueda emerger rabia acompañada de una afirmación de la
propia autonomía y derechos y la creación de límites. Este proceso se ilustra
en el ejemplo siguiente.
Una cliente en un diálogo de la silla vacía con su madre enfermiza expresó
su resentimiento hacia ella por haber tenido que hacer de padre para ella y
crecer demasiado rápido. La cliente evocó un recuerdo de cuando ella tenía
seis años -su madre había venido a recogerla a la escuela y por el camino la
había visto embutida en «Su cuerpo de cuarenta kilos» y a merced del viento.
Entre lágrimas, dolor y rabia al recordar la experiencia, dijo: «Estoy resentida
hacia ti porque no pudiste hacer frente al viento». Después de expresar el
resentimiento, expresó sus sentimientos de desamparo y los clarificó en los
sentimientos de cómo estaba «caminando tranquilamente hacia casa hasta
que vi a mi madre y me sentÍ culpable de que ella hubiera salido a buscarme
y que se la estuviera llevando el viento. Pero aún más importante, me sentí
responsable de tener que cuidar de mi madre». Esto condujo al sentimiento
claro de rabia hacia su madre. Para esta cliente que, según sus propias
palabras, siempre «había hecho lo imposible» para portarse bien con su
madre, esta rabia se convirtió en algo importante para ayudarla a definirse a
sí misma más claramente y separarse de su madre.
Es de particular interés en el proceso de resolución que, una vez que el
cliente haya expresado completamente los sentimientos de -por ejemplo-
rabia y resentimiento, él o ella pueda empezar a reconocer las debilidades,
flaquezas y limitaciones del otro, y admitir esta información en la repre-
sentación interna del otro.
El siguiente paso en el diálogo en la silla del sí mismo es la movilización
y expresión de la necesidad no satisfecha asociada con la emoción. A
menudo, éstas son necesidades que nunca fueron expresadas en la relación
',.,. ~ ...,, .. , ~-·- ... . ..,. ' , ...,....., ... ~ ,,., ··~· . ~---·-· "" ...,.,..

EL TRABAJO EN LA SILLA VACÍA Y LOS ASUNTOS NO RESUELTOS 289

original debido a una falta de autorización para tener el sentimiento. Ahora,


el cliente expresa las necesidades sentidas al otro imaginado. Éstas surgen
de las emociones intensamente expresadas y están relacionadas con la
satisfacción de las necesidades interpersonales básicas de apego, separación
y autoestima. Las necesidades se apropian y se expresan como algo que
pertenece y proviene del sí mismo, en lugar de como pérdidas o acusaci9nes
al otro. Se expresan con un sentido de autorización y legitimidad. Muchas
veces es importante ayudar a los clientes a que contacten con la habilidad
de afirmar sus límites, para decir •no» a las intromisiones y para reafirmar
sus derechos. En situaciones en las que la necesidad no puede o no quiere
ser satisfecha por el otro, los clientes que resuelven el problema llegan a
reconocer su derecho a hacer que los otros satisfagan ·su necesidad. Y al
mismo tiempo, se dejan de aferrar a que tal necesidad sea satisfecha por el
otro significativo.
Uno de los aspectos de la resolución que todavía no ha sido completa-
mente recogido en nuestra investigación empírica ni en el modelo es que,
trabajando con la emoción activada y la expresión de necesidad, los clientes
a menudo confrontan una creencia disfuncional sobre sus necesidades o
sobre la situación en la que las necesidades se vieron frustradas. La
legitimación de las necesidades supone la superación de las creencias que
impiden la movilización y el reconocimiento de la necesidad. Así, en un
diálogo en el que una cliente había sido disciplinada por un padre alcohó-
lico con un revólver, ella confronta la creencia disfuncional que debía
haber sido lo suficientemente mala como para merecer ese trato. Dice: «No
era yo la mala, eras tÚ». Otra cliente, que estaba trabajando un aspecto de
tensión sexual en su matrimonio, recordó una experiencia de violación en
una cita, en la que el hombre le había dicho que eso era lo que se merecía.
Desde entonces, había llevado consigo esta creencia, pero cuando revivió
la experiencia y sintió la legitimación de sus sentimientos y necesidades,
dijo: «Yo no quería eso, ni hice nada para merecerlo, eres tú el culpable y
no yo». De un modo similar, las personas que en situaciones traumáticas
forman la creencia: «Y o debería haber muerto• o «Fui un cobarde por
sobrevivir» se enfrentan a este tipo de creencias disfuncionales, autorizadas
por la legitimidad de sus propios sentimientos y necesidades.
La etapa siguiente en el diálogo supone un cambio en la representación
del otro significativo en la silla vacía. A través de la liberación de la emoción
por medio de la expresión y del fortalecimiento del sí mismo mediante el
sentido creciente de legitimidad de las propias necesidades, el cliente es ahora
capaz de identificar aspectos que previamente no eran sobresalientes en el
otro e incluso encontrarle aspectos positivos. Puede ampliar su visión del
otro previamente limitada en exceso. Por lo general, se logra una repre-
' ...
290 LAS TAREAS DEL TRATAM!ENTO

sentación diferente del otro que aparece como un ser más asociativo o
menos dominante. El esquema «del otro» cambia de una de estas dos
maneras: el otro, previamente negativo, cambia a un ser más positivo, más
cariñoso; o el otro, dominante y mandón, llega a ser más débil y es percibido
de acuerdo a sus fallos internos. El otro expresa más amor y comprensión
del cliente y/o pena de que sea incapaz de satisfacer sus necesidades. El otro
puede mencionar aspectos de su situación en la vida que le incapacitaron
para satisfacer la necesidad del cliente, y pedir su comprensión y su perdón.
Los otros abusivos pueden ser vistos con su enfermedad o disfunción y ser
capaces de aceptar la responsabilidad de sus acciones.
El paso final en el diálogo es la experiencia de resolución por parte del
cliente en la forma de autoafirmación y autodeclaración y/o en la forma de
perdón o mayor comprensión del otro, sin que esto implique necesariamen-
te que tolere sus acciones. La autoafirmación significa que los clientes saben
que ellos no eran malos y que no era culpa suya que el otro no pudiera
satisfacer sus necesidades. Existe con frecuencia una sensación de logro, a
pesar de las dificultades y de haber construido una vida satisfactoria para sí
mismos, además de una sensación de orgullo por las propias fuerzas y
atributos. Las autoafirmaciones también pueden suponer un sentimiento
más claro de separación del otro y la tendencia a considerar al otro
responsable. El cliente se enfrenta al otro y a la situación que frustró la
satisfacción de la necesidad. Reconoce que la relación no le proporcionaba
lo que necesitaba y declara la legitimidad de sus necesidades.
Los clientes dejan a un lado sus expectativas de que se satisfagan sus
necesidades y, de hecho, aceptan al otro con lo que pueda o no ofrecer. A
veces, la etapa de resolución se caracteriza por la expresión explícita de una
mayor comprensión del otro. Los clientes pueden expresar su aceptación
del otro significativo; esta aceptación surge de una nueva comprensión de
las dificultades del otro a la hora de proporcionar lo que faltaba. Los clientes
también expresan agradecimiento por lo que obtuvieron y perdón o
aceptación de lo que ocurrió en el pasado.
Los procesos decisivos de resolución en esta tarea parecen ser: 1) la
intensa activación emocional y la conclusión de Ja expresión emocional
acompañada por la movilización de la necesidad y 2) el cambio en la
representación interna del otro. El proceso de cambio parece ser el de
cambiar de posición en Ja relación de rol con el otro significativo, de tal
manera que uno se siente más poderoso y tolerante. En un estudio de
sesiones de resolución, los que resolvían el conflicto declaraban que se
sentían más poderosos y tolerantes que los que no los resolvían (King, 1988).
Para que la persona cambie sus percepciones dentro de la relación de rol
entre sí mismo y el otro, necesita sentirse autorizada. Esto parece ocurrir
..

EL TRABAJOENLASILLA VACÍA YLOSASUNTOSNORESUELTOS 291

por la expresión de sentimientos y necesidades profundas que no habían


sido previamente reconocidas o se habían ignorado y por el reconocimiento
de la legitimidad de las propias necesidades.

La intervención terapéutica para llevar a cabo el cambio


La intervención supone animar al cliente a entablar un diálogo con un
otro significativo imaginado o entrar de nuevo en la situación traumática
hasta que se vuelvan a experimentar y se expresen los sentimientos inte-
rrumpidas. El terapeuta facilita la activación y expresión de los sentimientos
no expresados. El objetivo del proceso es completar la expresión de la
emoción para conseguir que la persona movilice la necesidad no satisfecha
previamente y para que cambie su visión de sí mismo, del otro o de la
situación. En el pasado, cuando se evocaba el esquema emocional, se
reprimían los sentimientos y no se les permitía su total expresión. Como
consecuencia, nunca hubo una experiencia de liberación de la tensión y
alivio, ni tampoco existió una oportunidad para la reestructuración esque-
mática. En esta intervención se activan, expresan y se permite que las
emociones no resueltas sigan su curso.
La intervención terapéutica supone promover expresiones intensifica-
das y movilizar y hacer válidas las necesidades previamente no satisfechas.
La tarea del terapeuta consiste en estimular la expresión de la emoción no
expresada. El terapeuta tiene que ayudar al cliente a ir más allá de los
sentimientos reactivos secundarios de culpar, quejarse o sentirse dolido,
hacia expresiones más primarias de rabia y tristeza. El terapeuta escucha
buscando lo más primario en el montento e interviene para llevar esta
expresión al diálogo. Cuando se empieza a acceder al sentimiento, el tera-
peuta promueve la expresión intensa de la emoción. Esto puede suponer el
uso de experimentos motores expresivos para ayudar al cliente a experimen-
tar y expresar completamente el sentimiento o a librarse de él. Así, se puede
animar al cliente a pegar, gritar o dar patadas para expresar su rabia o a llorar
y lamentarse pará expresar tristeza. Se fomenta la expresión deliberada del
sentimiento y se utilizan experimentos graduados para ayudar al cliente a
intensificar la expresión del sentimiento. En esta intervención se le pide al
cliente que hable y actúe deliberadamente, como si estuviera enfadado o
triste, para evocar el sentimiento. Como ha señalado Berkowitz (1990), la
expresión deliberada puede evocar los sentimientos. El arte estriba en animar
a la persona hasta el punto en que el sentimiento fluya espontáneamente y
entonces facilitar esta expresión auténtica. El terapeuta ha de dividir su
actuación entre dirigir al cliente a expresarse activamente y ayudarle a atender
a su propia experiencia. La oscilación entre expresarse y atender ayuda a
revivir la experiencia emocional.
11"".

292 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

Además de intentar activar los sentimientos no expresados, el terapeuta


está también atento a la forma en que se impide la expresión. Los dos
métodos principales para bloquear la expresión de asuntos no resueltos
suponen dos tipos distintos de escisiones de conflictos (véanse capítulos X
y XII): Las autoevaluaciones o «deberías» contra la expresión, o las autoin-
terrupciones que suponen un mayor bloqueo muscular automático de la
expresión. Los terapeutas usualmente se dan cuenta de las autoevaluaciones
o «deberías» contra la expresión de sentimientos. Pero en lugar de trabajar
explícitamente sobre ellos, el terapeuta intenta contrarrestar los «deberías»
y superar la ansiedad de ejecución sugiriendo que expresar las emociones
es correcto e importante. Esto se hace con tacto y es, en general, eficaz.
Sin embargo, si el cliente experimenta un conflicto importante a la hora
de expresarse o tiene muy arraigado algún valor que resultaría violado por
la expresión, entonces hay que trabajar para resolver este conflicto. Hay
dos circunstancias en las cuales la resolución de escisiones autointerrupto-
ras tiene prioridad sobre la conclusión de asuntos no resueltos. La primera
es cuando el bloqueo de la expresión supone una interrupción automática
de la experiencia y su expresión, de modo que está presente en un momento
determinado y ha desaparecido en el siguiente. La segunda es cuando la
persona está desconectada desde el principio, literalmente incapaz de
experimentar (y ni siquiera siente que no debería). En estas circunstancias,
la resolución de la escisión interruptora se contempla como una sub-tarea
precisa para poder activar la emoción intensa necesaria para la resolución
de asuntos no resueltos.
Un importante objetivo secundario es la activación de la expresión. Se
debe señalar que el proceso en este experimento no es fomentar un diálogo
muy interactivo en ambos sentidos entre el sí mismo y el otro significativo,
sino expresar y concluir el asunto no resuelto con el otro. Un diálogo en
ambos sentidos tiende a promover un juego de roles de conflicto interper-
- sonal. Aunque asumir el papel del otro negativo sea útil para ayudar a
estimular la activación de los sentimientos, el propósito no es discutir entre
ellos. Una vez que se contacta con el sentimiento no expresado, el objetivo
es fomentar su expresión. Esto se hace, en primer lugar, manteniendo al
cliente en la silla del sí mismo y trabajando con la activación de la expresión
y la afirmación de la necesidad.
Después de la movilización y la afirmación de la necesidad, se le pide al
cliente que interprete de nuevo el papel del otro significativo, para medir la
respuesta del otro. Si la posición del otro no ha cambiado, entonces hay que
seguir trabajando con la expresión. Si el otro cambia su posición, entonces
se facilita el diálogo entre ambos. En esta etapa se le pide al cliente que
responda al otro. Los clientes tienden a reevaluar su posición espontánea-
....__.... ....,.,, ............
~ _..,.:<'"~"' •••.,,.•. _ .. ,,,._.,,..,. .. - ''"''""" ···~· ..,.,._... • ......, .. '"~···--~ : .. -·~· .,..

EL TRABAJO EN LA SILLA VAcfA Y LOS ASUNTOS NO RESUELTOS 293

mente o en respuesta a las preguntas del terapeuta. Esto podría suponer que
entiendan o perdonen o consideren que el otro es responsable, o que sean
capaces o incapaces de renunciar a sus expectativas. Luego, se les pide a los
clientes que se «despidan de momento» del otro, a modo de conclusión del
trabajo, y se les indica que vuelvan a ser ellos mismos y que vean cómo se
sienten. Ahora están en contacto con su experiencia sensorial presente. Se
~iscute el si~nificado de lo que ocurrió en el diálogo y se sigue procesando,
s1 es necesario.

ÜPERACIONES DEL TERAPEUTA

Esta intervención facilita que el cliente se implique en un diálogo con el


otro significativo, para expresar sentimientos previamente no expresados y
no resueltos. El terapeuta facilita al cliente la expresión de estos sentimientos
al otro significativo, hasta que aquél experimente algún alivio y sea capaz de
completar su expresión. El objetivo es completar o renunciar a los sentimien-
tos no resueltos. En la vida, estos sentimientos permanecen normalmente
dentro de uno mismo y parecen ulcerarse y agriarse, en vez de desaparecer.
En esta intervención, se sacan al exterior y se expresan para producir una
• I I •
reestructurac1on esquemat1ca.
El trabajo terapéutico supone activar la emoción hasta alcanzar la
intensidad que corresponda al grado en el que se ha sentido y hacer que la
expresión se oriente hacia el objetivo correcto. El trabajo del terapeuta
consiste en proporcionar la activación suficiente para permitir el alivio y la
recuperación emocional, y para llevar a cabo un cambio en la visión de uno
mismo, del otro y de la relación. Esto se hace de modo que el cliente pueda
renunciar a los sentimientos y las necesidades no satisfechas, y seguir
adelante con su vida de una manera menos penosa.
El trabajo terapéutico se peude dividir en tres fases principales: activa-
ción, expresión y conclusión, más etapas de pre y posdiálogo. Cada una
supone una cantidad de operaciones específicas del terapeuta, que se mues-
tran en la tabla 12-2 y se tratarán más adelante.

Etapa de prediálogo
Como en las otras tareas, el terapeuta empieza con los dos pasos previos
imprescindibles:

Establecer la colaboración
Al aparecer un indicador, el terapeuta sugiere que el asunto no resuelto
sea el tema de trabajo y obtiene el acuerdo del cliente para trabajar en él.
294 LASTAREASDELTRATAMIENTO

TABLA 12-2. Operaciones del terapeuta.

Etapa de prediálogo
1. Establecer la colaboración.
2. Estructurar el experimento.
Etapa de activación
3. Evocar la presencia sentida del otro significativo.
4. Establecer contacto entre el sí mismo y el otro significativo.
5. Facilitar la toma de responsabilidad.
6. Acceder a los sentimientos iniciales del cliente en respuesta al otro signifi·
cat1vo.
7. Facilitar la representación del otro significativo e intensificar el valor de
estímulo del otro significativo.
8. Evocar un acontecimiento recordado de modo particular o un recuerdo
episódico.
Expresión
9. Diferenciar los sentimientos hacia el otro significativo.
10. Fomentar la expresión completa al otro significativo de emoción prima·
ria/adaptativa diferenciada por medio de experimentos graduados de ex-
.,
pres1on.
11. Ayudar al cliente a mantener un equilibrio entre la expresión y el contacto
con el referente interno.
12. Facilitar la expresión al otro significativo de las necesidades y expectativas
no satisfechas con respecto a él.
Etapa de conclusión
13. Identificación con el otro y apoyos a la representación positiva emergente
del otro.
14. Apoyos a la nueva comprensi6n emergente del otro y a la relación _on él.
15. Dar poder al cliente.
16. Contacto próximo y apropiado con el otro.
Posdiálogo
17. Crear significado/perspectiva.

Estructurar el experimento
El terapeuta sugiere un diálogo, acerca una silla e invita al cliente a
comenzar un diálogo de modo que parezca más apropiado.

Etapa de activación
Evocar la presencia sentida del otro significativo
Usando la modalidad sensorial preferida del cliente, se dan sugerencias
para evocar la presencia del otro significativo. El terapeuta puede sugerir
traerlo a la habitación, imaginándoselo/la sentado/a allí, quizá señalando
EL TRABAJOENLASILLAVACÍAYLOSASUNTOSNORESUELTOS 295

la silla vacía. Si es necesario, el terapeuta le pide al cliente que describa al


otro, especialmente su cara, o que imagine el sonido de su voz. El terapeuta
comprueba la presencia del otro, preguntando al cliente: «¿Puedes verla?»,
«¿puedes oír su voz?», y, a continuación «¿qué sientes?».

Establecer contacto entre el sí mismo y el otro significativo


El terapeuta da instrucciones al cliente para que reaccione ante la
presencia imaginada del otro significativo, a través de afirmaciones al otro
en la silla vacía.
El terapeuta guía al cliente para que evoque la presencia del otro
significativo (en la silla vacía) por medio de imágenes sensoriales. Se le pide
al cliente que responda al otro y le exprese lo que está experimentando en
ese momento. El terapeuta atiende a la expresión del cliente, notando si ésta
es espontánea o deliberada, o si el afecto expresado es primario (rabia,
tristeza o dolor auténticos) o si es reactiva o instrumental (rabia, queja,
derrota o impotencia reactivas). Con frecuencia, el cliente expresa una
queja, representando sentimientos que han permanecido indiferenciados e
inexpresados. En ese caso, la tarea del terapeuta es ayudar al cliente a
diferenciar y expresar los sentimientos.

Facilitar la toma de responsabilidad


Para que el cliente desista de lanzar acusaciones al otro y para ayudarle
a identificarse y a aceptar la responsabilidad de su propia experiencia, se le
pide que hable desde su propia experiencia y exprese sentimientos en
primera persona («YO»).

Acceder a los sentimientos iniciales del cliente en respuesta


al otro significativo
Cuando es necesario, el terapeuta ayuda al cliente a centrarse en su
interior, en respuesta a la presencia imaginada del otro significativo. Du-
rante ese proceso, el terapeuta busca la queja auténtica, a menudo dolor o
resentimiento no diferenciados. Para incitar al cliente, el terapeuta puede
sugerir que repita o intensifique alguna de sus expresiones no verbales,
0

especialmente si son espontáneas y reflejan afecto primario.

Facilitar la representación del otro significativo e intensificar el valor de


estímulo del otro significativo
Esto se lleva a cabo intensificando las expresiones figuradas, negativas,
verbales y no verbales del otro significativo a través de la repetición, la
exageración y la representación. Para aumentar la activación emocional del
cliente, el terapeuta le pide que represente al otro significativo en la silla
' ...

296 LASTAREASDEL TRATAMIENTO

vacía. El terapeuta da instrucciones al cliente para que se centre y represente,


con expresiones verbales y no verbales, los aspectos negativos clave del otro
significativo. Es imponante para el terapeuta reconocer que en este momen-
to el otro «malo», sentado en la silla vacía, es un poderoso aliado a la hora
de estimular y activar el nivel de afecto del cliente.

Evocar un acontecimiento recordado de modo particular o un recuerdo


episódico
A veces el cliente recuerda una situaci6n específica que continúa siendo
panicularmente dolorosa e inacabada. En este caso, el terapeuta le ayuda a
reintroducirse en la situaci6n y a evocarla vívidamente en el presente,
alentándole a describir y a representar los detalles paniculares del aconteci-
miento, usando el presente como tiempo verbal. En otros casos, el terapeuta
averigua si el cliente recuerda una situaci6n o acontecimiento concreto
relevante que permanece panicularmente inacabado, ayudándole a evocar
un recuerdo epis6dico. En cualquiera de los casos, al contar vívidamente este
episodio en el presente y al representarse a sí mismo y al otro significativo
en el contexto recordado, se estimula y se da vida a la experiencia del cliente.

Expresi6n
En esta etapa, el terapeuta facilita la completa diferenciaci6n y expresi6n
de la emoci6n del cliente en relaci6n con el otro significativo.

Diferenciar los sentimientos hacia el otro significativo


El terapeuta dirige la atenci6n del cliente a la expresi6n de sus senti-
mientos hacia el otro significativo, de acuerdo con:
• las microseñales emocionales en sí mismas, trayendo a la conciencia
del cliente sus emociones adaptativas primarias;
• señales expresivas de evitaci6n o interrupci6n de la experiencia y
expresi6n emocional.
Si el cliente ha recordado y evocado una situaci6n pasada, no resuelta,
el terapeuta le anima a responder al otro como él o ella misma lo hizo en
aquella situaci6n, dándole la oponunidad de reexperimentar y diferenciar
la totalidad de sentimientos que sinti6 entonces.

Fomentar la expresión completa de emoción primaria/adaptativa


diferenciada al otro significativo por medio de experimentos graduados
de expresión
Para favorecer la expresi6n completa de la emoci6n inacabada, el tera-
peuta empieza con poco («vuelva a amenazar con el puño») y construye paso
EL TRABAJOENLASILLAVACÍA YLOSASUNTOSNORESUELTOS 297

a paso acciones expresivas cada vez más amplias y completas («golpea la


almohada»). A medida que esto avanza, el terapeuta se centra en las
expresiones emergentes del cliente para que sean espontáneas, en vez de
deliberadas. El terapeuta también le da la oportunidad de expresar las
emociones de forma verbal y no verbal. En el proceso, se evita o se
desaprueba la expresión deliberada de la emoción reactiva instrumental (el
gimoteo, el derrotismo o la impotencia). En lugar de ello, el-terapeuta da
validez y apoya las expresiones espontáneas y auténticas de dolor, rabia y
tristeza del cliente.

Ayudar al cliente a mantener un equilibrio entre la expresión


y el contacto con el referente interno
A medida que avanza el proceso expresivo, el terapeuta ayuda al cliente
a alternar entre la expresión y la experimentación interna. Al hacer esto, el
terapeuta busca la congruencia entre la experiencia y la expresión del cliente.
El terapeuta se asegura de que la expresión sea auténtica, ayudando al cliente
a mantener un equilibrio entre el contacto con el otro y el contacto con su
propia experiencia interior. El terapeuta atiende a las microseñales de la
expresión emocional, también atiende a las señales de evitación de la emoción
y al repertorio de expresiones emocionales del cliente. Por ejemplo, un
terapeuta podría notar si el cliente expresa rabia o si es capaz de permitirse
experimentar tristeza. Al llevar esto a la atención del cliente y al pedirle que
se centre en su interior, el terapeuta le ayuda a acceder a la emoción primaria,
no reconocida y suby<11:ente. El terapeuta le anima a expresar la emoción al
otro, y le ayuda a poner la rabia, la repugnancia o el deseo en contacto con
su objeto. Esto permite que la emoción se complete.

Facilitar la expresión al otro significativo de las necesidades


y expectativas no satisfechas con respecto a él
En este momento, el terapeuta da instrucciones concretas al cliente para
que le diga al otro imaginado qué es lo que necesitaba (o todavía necesita)
del otro o qué es lo que le ha faltado. Con la ayuda del terapeuta, el cliente
expresa lo que quería o necesitaba del otro, pero que no recibió. El terapeuta
se asegura de que el cliente disponga de tiempo suficiente para expresar, de
un modo completo, al otro aquello a lo que se haya accedido. El terapeuta
presta atención a la definición de los límites, ayudando a los clientes a
afirmarse a sí mismos y a decir «no» en situaciones en las que se hubieran
sentido invadidos o molestados.
I!""'""' " >

298 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

Etapa de conclusión
En esta etapa, el terapeuta apoya y fomenta la renuncia a las expectativas
no satisfechas en relación con el otro significativo. La renuncia, con
frecuencia, parece seguir de un modo natural a la expresión completa de
rabia o resentimiento, dolor o desilusión permanente. Cuando esto no
ocurre, el terapeuta ayuda al cliente a explorar y valorar si la expectativa
no satisfecha puede ralmente ser satisfecha por el otro, y, si no fuera posible,
el terapeuta podría sugerirle que experimentara expresando al otro algo
como: .Nunca dejaré de querer que tú satisfagas mi necesidad» y que
compruebe cómo se siente al hacerlo. Esto a menudo produce un cambio.

Apoyos a la representación positiva emergente del otro


En este momento, el terapeuta pide al cliente que represente de nuevo
al otro en la silla vada. En esta ocasión, el terapeuta apoya la emergencia de
una representación diferente del otro, más positiva o menos dominante. Esto
se produce, de un modo natural, después de que se haya dado la expresión y
la renuncia.
El terapeuta también apoya la inclinación del otro a admitir su propia
inadecuación o incapacidad para pedir perdón, si éste fuera el caso.

Apoyos a la nueva comprensión emergente del otro y a la relación con él


El terapeuta reconoce cuándo ha ocurrido un cambio en el cliente, ya
sea una suavización del sentimiento hacia el otro, o la afirmación de la
determinación del cliente de no perdonar nunca al otro. A pesar de la
naturaleza o la dirección del cambio, el cliente está capacitado para afirmar
su nuevo punto de vista. Este paso puede suponer apoyar el ofrecirr.iento
de perdón, quizá seguido de una expresión de aprecio. Por otro lado, la
aceptación puede suponer la determinación de no perdonar. En cualquier
caso, la resolución de la relación supone que el cliente renuncie a cualquier
expectativa no satisfecha en relación al otro significativo.

Dar poder al cliente


En el caso de que el cliente no pueda renunciar a la expectativa no
satisfecha del otro y tenga una necesidad no cubierta, se le pregunta qué
podría hacer para conseguir satisfacerla.

Contacto próximo y apropiado con el otro


El terapeuta, a continuación, evalúa hasta qué punto el cliente ha
terminado la expresión de la necesidad y ha renunciado a las expectativas
no satisfechas y si podría beneficiarse de más trabajo de diálogo en la silla
vacía con el otro significativo.
EL TRABAJO EN LA SILLA VACÍA Y LOS ASUNTOS NO RESUELTOS 2.99

Este paso supone ayudar al cliente a despedirse del otro de una manera
adecuada, que se ajuste a su experiencia y necesidad. El terapeuta puede
preguntarle si quiere decir algo más o si quiere algo más del otro. Esto puede
ser una despedida literal o la construcción de un puente hacia el futuro, con
la afirmación del deseo de terminar el diálogo en otro momento. Así, si se
necesitara trabajar más para terminar la expresión de la emoción y de la
necesidad, para renunciar a las expectativas no satisfechas, y/o aceptar o
resolver la relación del cliente con el otro, entonces una despedida temporal
serí'\lo apropiado. Por otro lado, si el cliente ha terminado, se hace una
despedida final.

Posdiálogo
Crear significado/perspectiva
En último lugar, cuando sea necesario o apropiado, el terapeuta ayuda
al cliente a integrar esta nueva experiencia de sí mismo y del otro significa-
tivo en su experiencia en la vida real del otro. Esto ayuda al cliente a resolver
la relación, a través de su conclusión o a través de la decisión de llevar a
cabo alguna acción apropiada en relación al otro. Así, el terapeuta trata la
experiencia de diálogo del cliente, o le sugiere que se quede con la experien-
cia y reflexione sobre ella para facilitar que surja el significado.

Ejemplo de un diálogo completo


El siguiente diálogo proviene de una sesión en la mitad del tratamiento
de una mujer de 45 años que se había sentido deprimida durante la semana
anterior, en parte debido a haber hablado sobre su relación con su madre
en la anterior sesión. Este fragmento comienza tras 8 minutos del inicio de
la sesión. Esta transcripción puede sonar un poco controladora y directiva,
según como se lea. Pero es importante entender que tanto la manera como
el tono en el que se hacen las intervenciones son empáticas y respetuosas.
El estilo no es distante, ni autoritario, sino cariñoso e igualitario.

Etapa de prediálogo
C: Me siento estúpida al decir esto, pero parece que no puedo estar contenta
hasta que me sienta aceptada. Y yo nunca me sentÍ aceptada, especial-
mente por mi madre. Sólo quisiera que me aceptara, o que yo le gustara.
T: Ajá, nunca te sentiste verdaderamente aceptada, especialmente por ella.
Creo que podría ser útil traerla aquí y que tuvieras una especie de
diálogo con ella. [Estructura del experimento]
C: ¿Un diálogo con mi madre?
..

300 LASTAREASDELTRATAMIENTO

T: Sí, si estás dispuesta a intentarlo. Con frecuencia es bastante útil. Hay


mucha miga ahí, y podría ser Útil expresárselo. [Establecer colaboración]
C: Vale, ¿quieres que hable con ella?

Etapa de activación
T: Sí, sitúala aquí. Puedes imaginarla aquí. [Evocar la presencia del otro]
C: No sé. Es como si no quisiera ni mirarla.
T: ¿Cuál es el sentimiento?
C: Es rabia y dolor, todo junto, mezclado.
T: Ajá, hazlo un poco más, haz el sonido. [Acceso al sentimiento]
C: No puedo.
T: Es sólo este sentimiento negativo.
C: Quiero decir, no quiero rechazarla.
T: ¿Puedes decírselo a ella? [Establecer contacto)
C: Pues es curioso, ¿sabes? Es como si tuviera la más ... (murmura para sí}.
Pues, pienso que podrfa decírselo a ella. (Al otro): Tengo la más increíble
mezcla de sentimientos hacia ti. Tú eras una mujer absolutamente
imposible. ¿Tienes idea de lo imposible que eras? Siempres decías que no
ibas a ser como tu padre y, ¡maldita sea!, lo eras. Eras tan mala como él,
¡cabezota! ¡Maldita sea! eras cabezota.
T: Entonces díselo. (La cliente pone cara de disgusto) ¿Qué pasa entonces?
C: Oh, me siento tan frustrada de que no pudieras usar tu cabezonería para
vivir, en vez de morir. Tú me dijiste, de un modo jodidamente claro, a
los 50 que te ibas a morir a los 70. Pensé que todo tu mundo hubiera
cambiado si hubieras llegado a tu cumpleaños, pero te las arreglaste para
morir seis meses antes. ¡Eras una mujer de una voluntad increínle!
T: ¿Y cuál es tu frustración? Tienes la cara muy ... Es como si le estuvieras
pidiendo: «yo necesitaba que tú hubieras sido más ... » [Facilitar la toma
de responsabilidad]
C: ¿Por qué no pudiste vivir? ¿Por qué tenías que rendirte?
T: ¿Ella te dejó sin qué?
C: Sin una madre. Sin una abuela. Y esto realmente me dolió.
T: Entonces díselo.
C: Estoy enfadada porque tú nunca pudiste aceptar que, aunque no te
gustaba mi marido, él era realmente un hombre bueno.
T: ¿Puedes verla? No estoy seguro de que estés en contacto con ella [Evocar
la presencia y contactar]
C: Ya, bueno. No sé. En parte es que no puedo soportar verla como era
antes de morir.
T: ¿Entonces qué es lo qué te es tan difícil ver, qué es lo que no puedes
soportar?
EL TRABAJO EN LA SILLA VACÍA Y LOS ASUNTOS NO RESUELTOS 301

C: No puedo, no podía soportar verte tan delgada, tan canosa.


T: Bueno, entonces intentarás mirarla ahora. [Contactar]
C: No quiero verla así.
T: Ajá, bueno, no estoy seguro, quieres decir que te resulta doloroso mirar.
C: No, si miro, tendré ganas de acercarme y ella no estará ahí.
T: Ajá.
C: Es inútil, no tiene sentido. He intentado durante años conseguir su
aprobaci6n, tenía tres niños y no era exactamente para agradada; pero,
\¿sabes?, se supone que a la gente le gustan sus nietos, ¿verdad? Pues no.
A ella no le gustaba yo, ¿c6mo iba a querer a sus nietos? Era algo
estúpido. [Emerge una escisi6n]
T: Suena como si estuvieras enfadada contigo misma por haber querido su
aprobaci6n. Puedes venir aquí y decírselo. [Coloca la subtarea de
escisi6ri implicada en la evitaci6n del contacto en dos sillas]
C: Pues, cuántas veces tienes que golpear tu cabeza contra una pared antes
de que te des cuenta de que es más dura que tú. S6lo te haces daño.
T: Entonces ...
C: Entonces, rendirse. Dejar de querer hacerlo. No va a ocurrir, ella se
murió y no ocurrió, entonces, olvidarlo.
T: Cambia. (pausa) ¿Entonces qué te pasa?
C: Es verdad.
T: Pero ...
C: No lo siento como un «pero» ... simplemente es la verdad.
T: ¿Qué pasa con este deseo, este deseo de aprobaci6n?
C: Uh, creo que todavía estoy más en aquella silla. Es como si tú fueras
una chica grande ahora.
T: Cambia.
C: Sabes, soy adulta. Puedo cuidar de mí misma y de muchas otras personas
también. Soy competente, responsable; entonces, ¿qué sentido tiene
espolear a un caballo muerto? (Se ríe) Es una imagen graciosa que me
viene cuando recuerdo a mi madre. [T: Ajá]
T: Entonces, ¿qué estás experimentando?[Atender]
C: Es algo que sólo me ocurri6 a mí sobre mi madre y los caballos, y de
alguna forma es como ... (mueve la cabeza, hace gestos para volver a la otra
silla) ¿Puedo poner a mi madre ahí?
T: De acuerdo. [Restablecer contacto con la madre y el asunto no resuelto]
C: Es realmente jodido que no le hicieras caso a papá cuando te dijo que
deberías dejar de montar a caballo. Realmente es estúpido. Sé que el
abuelo se hizo mucho daño. Pero a ti te gustaba muchísimo. La única
cosa en tu vida que realmente amabas era montar a caballo. Lo hacías
" .... .. ,...... ,.

302 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

con tu padre. Es decir, cada mañana, durante años ... y llegué yo. ¡Oh,
mierda! (Llorando)
T: Respira, respira.
C: ¿Fue culpa mía? ¿Fue culpa mía que tuviera que dejarlo? Mi padre le
dijo que ahora iba a ser mi madre y que no debía montar más a caballo.
Era muy peligroso ... (florando) siento que nunca pude compensarla.
T: Díselo.
C: Fue culpa mía. Por mi culpa no pudiste montar a caballo.
T: Cambia.
C: No eras una buena sustituta.
T: Repítelo. No eres una sustituta de ... [Representar al otro significativo]
C: No lo eres. Te lo dije. Me gustaba más el perrito pequinés que tú. Te
mandé a la guardería cuando tenías dos años para no molerte a palos.
Yo decía que si hubiera tenido dos niños, probablemente todo habría
sido más fácil. No, tú no eras una sustituta. Nunca me diste la alegría
que ella me dio.
T: Sigue con eso, díselo «TÚ eres ...» [Representar al otro significativo]
C: No
, ,me dabas alegría. No sé. No es eso exactamente. Eres una carga.
T : St, SI.
.. .
C: Eres una carga. Quiero decir niños pequeños. No me gustan mucho los
n1nos pequenos.
T: ¿Puedes mantener la expresión de tu cara? Es como •puaj», ése es el
mensaje «eres una carga». Intenta ser ella realmente. ¿Cómo lo comu-
nicaba? ¿De forma no verbal? [Identificarse con el otro]
C: Adusta. Tensa, tensa. Mandíbula apretada.
T: Mandíbula apretada, ¿verdad? ¿Tensa? Y ahora, ¿cuál es el mensaje?
C: No me gustas.
T: Sí, dilo otra vez.
C: No me gustas. Me gustan más los animales. No me gusta mucho la gente.
No me gustan los líos y tú los hiciste. (silencio)
T: ¿Qué está pasando?
C: Supongo que estoy experimentando eso, ese duro sentimiento enquis-
tado de no .. ., quiero decir, qué lugar más horrible para vivir... No sabía
qué hacer contigo. Me hiciste sentir inadecuada. Quiero decir que, ¿qué
se hace con un bebé? Quiero decir, seguro que yo no quería criarte, es
decir.
T: Sí, repítelo otra vez, porque ahí está el asco. Expresa algo de esto. Pon
un sonido a esto. [Intensificar al otro significativo]
C: ¡Puaj! Uh. No hay manera. Quiero decir la maternidad no es tan buena
como la gente dice. Si tú eres el único producto de mi vida, no me siento
muy satisfecha. Aunque como persona no eras muy mala.
• ·- . -. . . ' ~ ...

EL TRABAJO EN LA SILLA VACÍA YLOSASUNTOSNORESUELTOS 303

T: ¿Qué hay en el centro de todo esto? ¿Cuál es el mensaje central?, bien,


«tÚ estás ...• Tú me estorbas. Eres una carga. [Intensificar al otro signi-
ficativo]
C: Eres una carga. Crece rápido, crece rápido. No me gustan los niños,
realmente no me gustan los niños. Quiero que crezcas lo más rápida-
mente posible para que no tenga que tener una niña pequeña más tiempo
del absolutamente necesario.
T: Cambia.
C: Oh, lo hice.
T: ¿C6mo ha sido recibir ese mensaje?: «Eres una carga. Me estorbas» ...
¿qué pasa? [Acceso al sentimiento]
C: Esto de alguna forma me inmoviliza. Me siento como, ¿qué hago?
Quiero decir que supongo que tú no podías evitarlo si no te gustaban
los niños, pero yo era tu niña y eso no me hizo demasiado bien.
T: ¿C6mo fue para ti? [Diferenciar sentimientos]
C: Fue horrible, quiero decir, realmente ser tu niña fue francamente
horrible. Quiero decir, tenías las ideas más extravagantes sobre c6mo
cuidar a los niños. Sabes, mamá, no se deja a los niños solos en casa
cuando tienen seis años. Da mucho miedo.
T: ¿Y c6mo fue para ti?
C: Yo estaba aterrorizada. No deberías haberlo hecho.
T: Quédate con la niña. Porque as~ en cierto modo, te conviertes en la
figura de un padre crítico... Tenías miedo cuando te dejaban sola.
[Acceso a los sentimientos]
C: Completamente cierto. Estaba en casa y los indios venían y tiraban
piedras contra la casa y el perro ladraba y no había nadie. U na vez y
otra vez.
T: De modo que ella te abandonaba y tenías que defenderte por ti misma.
[Empatía para evocar memoria epis6dica]
C: Por la noche.
T: Por la noche. O sea, que sentías a la vez miedo y completo abandono.
C: Es decir que tú y papá, quiero decir. ¿C6mo pudisteis ser tan estúpidos?
T: ¿Oyes tu voz? ¿Qué pasa? ¿Qué oyes? [Atender]
C: Pues, oigo al yo que sabe c6mo cuidar a los niños juzgando que este
comportamiento era absolutamente estúpido.
T: Vale. Ahí está la exclamaci6n •¿C6mo pudiste hacerlo?» (pausa} Diles
c6mo lo vivías tú. ¿Qué sentías? «No me sentÍa querida, ni cuidada, ni
apoyada». [Acceso a los sentimientos]
C: Sí, sentía todas esas cosas. Era tan s6lo una niña pequeña y realmente
lo era y estaba bien serlo (a partir de este momento la voz cambia a la de
una niña pequeña). Me hubiera gustado ser una niña pequeña por más
304 LASTAREASDEL TRATAMIENTO

tiempo. Era bastante mona. Si yo hubiera tenido una niña como yo, la
hubiera cuidado mejor.
T: Ajá. Dilo otra vez. .
C: Si hubiera tenido una niña pequeña como yo, no la hubiera dejado sola
por la noche.

Etapa de expresión
T: Sí, ¿qué hubieras hecho por ella?
C: Pues, hubiera visto que necesitaba tener a alguien allí, y que necesitaba
que le diera un fuerte abrazo cuando saliera, y que necesitaba saber que
ella lo pasaba mal, cuando mamá y papá salían y la dejaban, y yo sabría
que si ella lloraba en la oscuridad, era porque estaba asustada sin
importar si había un motivo.
T: Díselo. Yo tenía miedo cuando lloraba. [Diferenciar sentimientos]
C: Pues sí, lo estaba. No estaba inventando cosas para portarme mal. Veía
sombras y me daban miedo.
T: Dile lo que necesitabas. [Expresar necesidad no satisfecha]
C: Quería que fueras más como mi tía. Ella dejaba la luz encendida en el
vestíbulo y la puerta abierta ... Estaba bien ser una niña pequeña en su
casa. Pero contigo no estaba bien.
T: Sí, dile qué más necesitabas.
C: Necesitaba mucho cariño. [T: Sí] Necesitaba que me quisieras más que
al perro. Necesitaba poder decirte lo que pasaba en el autobús del colegio
cada mañana. Entonces también tenía miedo. Era un largo viaje. [T: Sí]
T: ¿Qué ocurría allí?
C: Pues que los niños que vivían al lado eran realmente odiosos, y era un
viaje largo, eran 20 Km., y yo sólo tenía 6 años.
T: Entonces, ¿qué querías que ella hiciera?
C: No lo sé. Quizá tú también te sentías un poco impotente. Quería que
me comprendieras.
T: Dilo, quería que me comprendieras.
C: Quería que me comprendieras y que no me dijeras siempre que no era
tan malo. (Suspiro profundo}
T: Respira de nuevo ... Me gustaría que cambiases de silla.
C: ¿Puedo quedarme aquí un par de minutos más? [T: Ajá] Me siento tan
bien siendo pequeña. Creo que casi nunca me he sentido pequeña en mi
vida.
T: Vale. Entonces, ¿qué le quieres decir? «Que yo necesitaba sentirme así
de pequeña•. [Equilibrio entre la expresión y la experiencia interior]
C: Sí. Soy una niña encantadora. Está bien ser pequeña cuando eres
pequeña. Yo también te hubiera abrazado. Me hubiera gustado sentar-
EL TRABAJO EN LA SILLA VACÍA Y LOS ASUNTOS NO RESUELTOS 305

me en tu regazo. Pero te agradezco todos los cuentos que me leíste. Nos


gustaba hacerlo juntas. Y o necesitaba que tú hubieras sabido c6mo me
sentía cuando estaba enferma.
T: Díselo.
C: Me cuidaste, pero no creo que nunca entendieras lo horribles que eran
las alucinaciones que yo tenía cuando te miraba, y tú te hacías cada vez
más pequeña, hasta que eras de este tamaño. (Suspiro) Y yo me asustaba
tanto.
T: ¿Y qué querías de ella?
C: Creo que me dio algo de lo que yo quería. Creo que ése fue uno de los
pocos momentos en los que realmente me dio algo. Sí, te portabas
bastante bien conmigo cuando estaba enferma. De milagro no soy
hipocondríaca ... [T: Ajá] Me gustaba mucho que me pusieras compresas
frías en la cabeza y i'¡ue algunas veces me dieras masajes en la espalda.
Me gustaba. Pero no se debería tener que estar enferma para recibir esas
atenciones.
T: «Yo, yo no debería».
C: Y o no debería. Querría no haber tenido que estar enferma.
T: Díselo, díselo, «Que para conseguir tu cariño y cuidado, no debería
haber sido necesario estar enferma».
C: Sí, sí, ésa es la Única vez que recuerdo que tú estuvieses allí. Entonces
sentí que, en cierto modo, te importaba. Que quizá yo era importante
para ti (vuelve la voz de adulto).
T: Quiero que des un paso ahora. No fue culpa mía lo de no montar a
caballo. ¿Puedes hacerlo? «No fue culpa mía que tuvieras que dejar los
caballos». [Autorizar al cliente]
C: Sí, no fue culpa mía. Lo siento. Lo siento, pero no fue culpa mía.
T: ¿Qué sientes cuando le dices esto?
C: Es verdad, no fue por mi culpa. Y es triste que ella creyera esa basura.
T: ¿Y quién tenía la culpa? Díselo.
C: Mi padre.
T: Trae aquí a tu padre por un momento y díselo.
C: Oh, no quiero enfadarme con mi padre. Sí, realmente, pensaba que era
una tontería. Es decir, por Dios, ella había estado montando a caballo
desde los cinco años. Y fue realmente una tontería por tu parte. ¿No
sabías cuánto le gustaba? No se obliga a las personas a que dejen de hacer
las cosas que les gustan.
T: Dile lo que su decisi6n supuso para ti.
C: Hizo que ella estuviera resentida conmigo. La volvi6 ...
T: «Desearía que no hubieras ... »
306 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

C: Desearía que no lo hubieses hecho. Fue una mala idea. Pienso que con
ello levantaste un muro entre nosotras.
T: Vuelve a tu madre. Dile que no fue culpa tuya. [Autorizar]
C: Sí, la culpa es de papá y tuya. No mía. Quiero decir, los niños de dos
años no te piden que dejes de montar a caballo. No fue culpa mía.
T: Pues díselo otra vez.
C: Me hubiera gustado haber montado a caballo contigo, que me hubieses
enseñado también cómo montar. Y montaste un poco en Texas y me
encantó. Es algo que podríamos haber compartido. Porque me gustaban
también los caballos. No fue culpa mía, espero.
T: ¿Qué pasa?, ¿qué dice?
C: Bien, si no hubiera sido por ti no lo hubiera dejado.
T: Todavía tiene importancia para ti. Entonces, ¿qué le respondes?
C: Le digo que papá habría tenido que encontrar alguna otra razón, si el
abuelo no se hubiera hecho daño, y tú no hubieras cedido, incluso si
yo no hubiera nacido. No pienso que fuera mi culpa.
T: Otra vez.
C: No creo que fuera culpa mía. Realmente no lo creo. Sé que no lo fue.
[Autorizar al cliente]
T: Otra vez, «no fue culpa mía»
C: No fue culpa mía. Si alguien tuvo la culpa, fuiste tú por no enfrentarte
a papá y decirle que se fuera a freír espárragos, que tú ibas a montar a
caballo [T: Vale] hasta que tuvieras sesenta y cinco años y algún caballo
te tirara por un puente. Y hubiera sido un camino mejor que el que
escogiste. Eso es absolutamente cierto.
T: Bueno, ahora la rabia sobre cómo murió aparece de nuevo. Dile,
entonces: «Estoy enfadada contigo». [Promover la expresión completa
de una emoción primaria]
C: Lo estoy. Lo estoy. Estoy enfadada contigo. Ésa tiene que ser una de las
maneras más estúpidas de morir que he visto en mi vida.
T: Dile lo enfadada que estás.
C: Pues sí, estoy enfadada, realmente enfadada. Es decir, te emborrachas
hasta matarte y no comes y te consumes cada vez más, y tus huesos se
rompen y, de este modo, te rompes la cadera y la pierna y Dios sabe
qué más. Eras una mujer tan dura que pudiste hacerte a ti misma Jo que
te hiciste y no morir hasta los setenta y dos años. Eres impresionante
en ese sentido. Pero ¿sabes que podrías haber vivido hasta los 90?
T: De modo, que matarse fue como el rechazo final.
C: Oh, Dios, sí.
T: Díselo. «Fue como el último ... » Creo que eso es lo que tú estás diciendo.
EL TRABAJO EN LA SILLA VACÍA Y LOS ASUNTOS NO RESUELTOS 307

C: Sí, tienes razón. Tienes toda la razón. Lo siento aquí, en la boca del
estómago (se toca el estómago). Me ataca directamente a la boca del
'
estomago.
T: Dile a ella cómo te ataca. [Promover la expresión completa de la
emoción primaria]
C: Me sentí tan rechazada, tan poco cuidada.
T: De acuerdo, ¿quieres cambiar? ¿Puedes decirle, hacerle este último
rechazo?
C: No merecía la pena vivir por ti. No valía la pena. Allí estabas con tu
pequeña y agradable familia ordenada y yo iba a visitarte y siempre me
sentía fuera de lugar. Y tu marido iba de un lado a otro abriendo todas
las ventanas, porque no le gustaba que yo fumara, y no, no, no valía la
pena v1vtr por u.
T: Di: «no mereces la pena».
C: No, no merece la pena vivir por ti. No eres lo suficiente para que yo
sienta que vale la pena prolongar mi vida por más tiempo. Ya he tenido
bastante con mi vida.
T: En el presente, «he tenido bastante con mi vida. No quiero vivir por
ti». De algún modo, éste es el mensaje. [Identificarse con el otro]
C: He tenido bastante con mi vida. No quiero vivir por ti. No hay nada
en mi vida por lo que merezca la pena vivir. He terminado con la vida.
Quizá haya algo después de esta vida o quizá no, pero ya está bien. Y a
he tenido más que suficiente. Estoy sola. Aburrida. Al menos beber me
ayudaba a olvidarme por un tiempo y no quiero vivir más.
T: Así pues, ¿qué quieres de ella? [Identificarse con el otro]
C: Y o quiero que dejes de esperar de mí lo que no puedo darte.
T: Díselo otra vez.
C: Quiero que dejes de esperar de mí lo que no puedo darte. No puedo
darte lo que necesitas. Sabía que no podía darte lo que necesitabas y te
lo dije. En cierto modo, creo que incluso te dije que lo sentía. Cuando
te dije que no se me daban bien los niños, estaba intentando decirte que
no te estaba tratando bien.

Etapa de conclusión
T: Dile cómo era. [Apoyar la emergencia de la representación]
C: No creo que estuviera hecha para ser madre. Creo que hubiera sido una
buena ejecutiva. En verdad, no eras, quiero decir, me gustas, excepto
cuando eres una carga, un estorbo para mí. Pero siempre estás tratando
de mejorarme. Pero aparte de eso me gustas bastante. De niña no eras
demasiado mala.
T: Dile: «Lo siento».
"'?'" ....

308 LASTA REAS DEL TRATAMIENTO

C: Siento no haber podido darte lo que necesitabas.


T: Otra vez.
C: Siento no haber podido darte lo que necesitabas y lo que yo necesitaba
también. Lo que quiera que fuera que me impidi6 amarte y estar contigo
de la manera en que yo quería, me mantuvo alejada de todo en la vida.
Y me cansé de vivir detrás de aquel muro. [T: Sí] Y no quería seguir
viviendo. Y tus hijos tampoco podían atravesarlo. Soy demasiado vieja
para hacerlo, para superarlo algún día.
T: ¿Y qué quieres de ella?
C: Yo quiero que me dejes ir. (Larga pausa. Llorando)
T: Respira .•Te dejé darme un masaje. Incluso alguna vez te lo pedí».
C: Lleg6 el momento de que me abrazaras. Lo hiciste mejor que yo. ¿Lo
entiendes? Quiero morir.
T: Así pues, ¿qué dices?
C: Creo, ¿dejas que me vaya?
T: También creo que dijiste: •te dejo atravesar mi muro». [Apoyos para la
nueva comprensi6n]
C: Sí, lo hice. Tú eres la más pr6xima. Llegaste más cerca que nadie.
Estábamos cerca.
T: Díselo de nuevo:« Te dejé llegar más cerca de lo que nunca dejé a nadie».
C: Sí, lo hice. Creo que te dejé llegar más cerca de lo que nunca dejé a nadie.
A nadie. Tenías raz6n sobre los animales. Pero no les tenía miedo.
T: Dile qué quieres que entienda. •Quiero que entiendas ... » [Apoyos para
la nueva comprensi6n]
C: Que te quería. Quizá no te di todas las cosas que necesitabas. Pero lo
hice lo mejor que pude. Y realmente me preocupaba. Y pasamos buenos
ratos ¡untas.
T: ¿Qué estás experimentando?
C: Ah ... Estoy tranquila.
T: Vuelve, si quieres, ¿Qué dices?
C: Sí, creo que lo sabía. Aunque era difícil.
T: ¿Qué?
C: Oh, una especie de. Ella era un personaje. [Al otro]: Tú eras, eras un
personaje (sonriendo). Realmente eras otra cosa. A pesar de lo dispuesta
que estaba a romperte la crisma, en realidad me parecía a ti.
T: Dile lo que te gustaba. [Autorizar al cliente]
C: No sé. No sé c6mo lo hiciste. Despedir a nueve enfermeras cuando
apenas no quedaba nada de ti. Intimidabas tanto a todo el mundo, pero
tú sabes que era una cualidad pura. Eras fuerte. Eras una mujer dura.
Y creo que me gusta eso de mí misma a veces. Porque puedo ser una
mujer dura. Y eras inteligente. Eras realmente brillante. Y me gusta
EL TRABAJO EN LA SILLA VACfA Y LOS ASUNTOS NO RESUELTOS 309

que a ti te gustara eso de mí. Y antes de que las cosas se volvieran tan
tensas entre nosotras, me gustaban nuestras charlas. Me gustaba hablar
contigo. Y tengo muy buenos recuerdos. Me gustaba ir de vacaciones
contigo. Era divenido. Creo que lo hiciste lo mejor que pudiste. Y estoy
contenta de que ya no estés viva, en lugar de estar donde estabas, porque
era horrible y no podía hacer nada para evitarlo. Era horroroso. Era un
zoo. Vivías en medio de un zoo. No sé cómo reuniste a todos aquellos
personajes a tu alrededor. Era un casa de fieras. Pero nadie te igualaba.
Yo era la única. No sé si papá. Creo que yo era la única. Que era casi
igual. A la que tú te acercaste de alguna manera.
T: ¿Qué más quieres decirle?, ¿puedes decirle adiós, por ahora? [Cerrar el
contacto]
C: No te desapruebo. Lo hice, pero ya no. Pienso que, por alguna razón,
tu vida fue realmente dura para ti.
T: Así pues, ¿poddas decir a algún nivel que puedes aceptar que así es
como era?
C: Sí, puedo. Espero que no estés enfadada conrnigo, allí, en dondequiera
que estés, porque conseguí para ti una moderna urna de bronce, en lugar
de una urna francesa vulgar (riéndo). [Al terapeuta: Creo que lo que
estoy haciendo ahora es volver al momento después de que muriera, sí,
en el que tengo la urna en mis manos, que hice yo sola, y la estoy
poniendo en el nicho junto a mi padre, que nunca había visto antes].
Nunca había visto ese lugar. Yo creía que los mausoleos eran todos
oscuros y tenebrosos. Hacía sol. El bonito mármol. Te puse junto a él
y allí estás en tu moderna urna, al lado de su vulgar urna francesa, y da
la impresión de que encaja, y daba la impresión de que encajaba. Creo
que vi cómo colocaban la lápida, giraban los tornillos y entonces te dije
adiós y lamento que no nos hayamos di venido más juntas como mujeres
adultas. Eso es una pérdida para mí y pienso que fue, probablemente,
una pérdida para ti también.
T: ¿Puedes decirle adiós a tu madre?
C: Espero que estés en algún lugar donde las cosas sean más fáciles o quizá
empezaste de nuevo y lo hagas mejor la próxima vez, como quiera que
sea. Te abrazo. Y por mí, siento que te hayas ido. Mi imagen es la de
(se rodea con sus brazos) poner mi mejilla contra la suya y abrazarla e
irme.
T: Ahora, vuelve a ti misma y siéntete tú.
C: Me ha venido muy bien este pañuelo.
T: Bien, ¿tienes ya la sensación de haber regresado aquí?
C: No mucho.
T: Te llevará algún tiempo, ¿qué te parece si paramos ahora?, ¿estás ... ?
r-··
310 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

C: ¿Entera?
T: Sí, s61o siéntate un rato y asimílalo hasta que seas capaz de empezar el
proceso de salir al mundo. [Empezar a fomentar la creaci6n de una
perspectiva de significado]

CONCLUSIÓN

La intervenci6n es más directiva, especialmente en la etapa de expresi6n,


que en la intervenci6n de las dos sillas, pero todavía implica la facilitaci6n
y la estimulaci6n, en lugar del entrenamiento.
CAPÍTULO XIII

AFIRMACIÓN EMPÁTICA EN UN INDICADOR


DE INTENSA VULNERABILIDAD

Terminamos la secci6n de tareas específicas haciendo un círculo y


volviendo a la importancia de la empatía. Esta vez, sin embargo, señalamos
su papel en una tarea específica, la de proporcionar afirmación empática a
un sí mismo vulnerable. Consideramos que esta tarea es de primordial
importancia y tiene prioridad sobre otras tareas.
Los momentos más poderosos en terapia son aquellos en los que los
clientes se permiten a sí mismos experimentar y expresar emociones extre-
madamente dolorosas y relevantes para el sí mismo. Emociones tales como
dolor profundo, desesperaci6n sobre el futuro, vergüenza intensa, senti-
mientos de rabia y amargura o un sentimiento de aislamiento total de los
demás, se sienten de un modo intensamente personal. Aunque puedan haber
sido evocadas por algunos acontecimientos externos, son muy relevantes
para el sí mismo y la emoci6n negativa se siente como referida a uno mismo
y no como una simple funci6n de un estímulo externo. De este modo, las
personas, cuando tienen estos sentimieny>S, se sienten extremadamente
vulnerables. Por otra parte, se trata de sentimientos que, en nuestra cultura,
frecuentemente se consideran «anormales» e inaceptables para los otros o
incluso para uno mismo. Es, por lo tanto, de suma importancia que el
terapeuta reconozca y afirme empáticamente la experiencia de la persona
en esos momentos de vulnerabilidad.
Aunque las emociones negativas sean intensas, los clientes pueden sentir
recelo a la hora de revelarlas en toda su intensidad. En ,realidad, la intensidad
de estos sentimientos produce miedo a los clientes. Estos, con frecuencia,
temen que si se revelan a sí mismos y, expresan completamente estas
emociones dolorosas o algún otro aspecto aparentemente inaceptable del sí
mismo, el terapeuta les juzgará, se sentirá alejado de ellos o, incluso, los
rechazará. Temen que el terapeuta los vea como inaceptables, anormales,
defectuosos e incluso aterradores. Se produce, pues, un intento de acallar o
rechazar los sentimientos o los aspectos del sí mismo temidos y se evita
tratar con ellos. Algunos clientes incluso temen que si reconocen totalmente
estos sentimientos negativos temidos, las emociones serán interminables y
les dominarán, y perderán el control, y serán vencidos por ellas.
Nuestro supuesto es que en momentos de intensa vulnerabilidad, como
éstos, el intentar comprometer al cliente en un proceso exploratorio,
como la búsqueda vivencia! o un proceso de expresi6n activa, no es pro-
.... .
......- ...............,

312 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

bable que sea productivo e incluso puede ser perjudicial o amenazante para
el cliente.

¿QUÉ HA Y QUE CAMELAR? LA DIFICULTAD DE PROCESAMIENTO SUBYACENTE

En cualquier enfoque procesual y vivencia! correcto, las emociones


constituyen el centro de interés, y le indican al terapeuta un lugar poten-
cialmente importante en el que centrarse. Pero las diferentes teorías tera-
péuticas toman posiciones distintas acerca de la naturaleza de estas señales
y la mejor forma de responder a ellas. Como hemos señalado a lo largo de
este libro, desde nuestro punto de vista, la emoci6n es esencial en terapia.
Pero las complejas conexiones entre la emoci6n, la motivaci6n y la cogni-
ci6n sugieren que se puede acceder y cambiar los esquemas emocionales de
una manera 6ptima por medio de diferentes procesos en momentos distin-
tos. Estos diferentes momentos de cambio potencial pueden ser reconocidos
por medio de diversos indicadores.
Se puede hacer una clara distinci6n entre indicadores de «vulnerabili-
dad» y otros como las escisiones de conflicto o los momentos de reacciones
problemáticas. Los indicadores de momentos de intensa vulnerabilidad
constituyen una oportunidad importante para una experiencia interperso-
nal empática y muy afirmadora con el terapeuta. Por ejemplo, las siguientes
afirmaciones de dos clientes representan indicadores de vulnerabilidad. El
primer cliente expresa su sentimiento de pérdida y cierta envidia y amargura
relacionada con lo que encuentra difícil de integrar: «Tenía tantas ganas de
tener un hijo, y no puedo (sollozo). Y ahora mi cuñada va a tener uno y es
terrible. No puedo sentirmefeliz por ella. Incluso tengo malos sentimientos con
respecto al niño». El otro cliente, que había experimentado una pérdida,
expres6 un sentimiento de vado profundo y abrumador: «ya nada tiene
sentido». En ambos ejemplos los clientes expresan sentimientos dolorosos
difíciles de asimilar y en sus voces y su manera de expresarse hay un
sentimiento de intensa vulnerabilidad.
Una poderosa experiencia promotora de cambio puede darse cuando
uno puede expresar completamente un aspecto temido de la experiencia, tal
como intensa desesperaci6n, y hacer que éste sea totalmente recogido por
un terapeuta que está siendo sensible al sentimiento en su plena intensidad
y está apreciando claramente al cliente sin reservas. Los indicadores que
señalan un tnomento de intensa vulnerabilidad del cliente son de extrema
importancia y tienen prioridad sobre otros indicadores y tareas de proce-
samiento. Si surgen en el proceso de involucrarse en otras tareas, hay que
responder a ellos de una manera empática afinnadora. Así pues, es funda-
AFIRMACIÓN EMPÁTICA 313

mental que los terapeutas estén alerta a la hora de reconocer estos indica-
dores en cualquier momento que surjan.
En indicadores de vulnerabilidad como los ya descritos, lo que hay que
cambiar es la expectativa de que los demás piensen que esos sentimientos
dolorosos son totalmente inaceptables. Para muchas personas, las emociones
negativas intensas están más allá de los límites de la normalidad y su
expectativa es que, si se reconocen y expresan totalmente estas emociones o
aspectos negativos del sí mismo, serán totalmente inaceptables y quizás
asusten a los demás. Por ejemplo, el sentimiento de intensa desesperación
puede llevar consigo la expectativa de estar «más allá del perdón» o la rabia
intensa puede ser considerada como «aterradora y peligrosa•. La experiencia
consiste a menudo en sentir que uno es fundamental o irremediablemente
«defectuoso• o «imperfecto• y posee lo que Goffman (1959) llama un sentido
de «estigma•. Por lo tanto, acceder a tales esquemas implica no sólo acceder
al propio miedo o repulsión de estas emociones, sino también la expectativa
de que estas emociones negativas extremas sean vistas por los otros, inclu-
yendo al terapeuta, como vergonzosas, anormales o incluso aterradoras.
En otros momentos de una terapia con éxitos estos sentimientos
vulnerables de vergüenza, intensa rabia o desesperación se convertirán en
el foco exploratorio explícito de la terapia, incluyendo el reexamen de la
fuente y la naturaleza de estas emociones, lo cual producirá la reestructura-
ción de algunos esquemas emocionales relevantes. Sin embargo, en el
acontecimiento presente, la exploración de la emoción y de sus fuentes no
constituye un foco primordial. A lo que hay que dirigirse es a la intensa
vulnerabilidad de la persona respecto a esos sentimientos. El primer paso
esencial en un indicador de vulnerabilidad es que el cliente experimente la
afirmación empática y la aceptación del terapeuta. Esto sucede cuando el
cliente entra en Íntimo contacto con los aspectos profundamente temidos
de su experiencia y se siente simultáneamente aceptado y apreciado de
forma total como persona valiosa. Las emociones intensas, que previamente
se sentían como algo más allá de los límites de la normalidad, se reconocen
y aceptan totalmente como una experiencia humana compartida dentro del
conjunto de emociones humanas comprensibles. Esto rompe el sentimiento
de aislamiento personal y existencial. También puede aliviar la sensación
de autorrechazo o fragmentación y restaurar la confianza de los clientes en
su propio potencial como personas valiosas.
El modo de implicación del cliente en estos acontecimientos consiste
en expresar sus sentimientos actuales de intensa vulnerabilidad, mientras
establecen un contacto interpersonal con el terapeuta. A medida que el
cliente se va introduciendo con mayor profundidad en la experiencia
temida, puede haber búsqueda vivencia!, pero el foco está centrado en
..

314 LASTAREASDELTRATAMIENTO

revelar, en lugar de en explorar. El producto de este acontecimiento es el


importante aprendizaje interpersonal de que la propia experiencia es acep-
table y lleva a una mayor autoaceptación.
En todo este proceso, los clientes se reafirman al establecer contacto y
al ser aceptados como son. El terapeuta les reafirma en su unicidad,
ayudándoles así a convertirse en seres únicos. La afirmación empática del
terapeuta de la experiencia interna y única del cliente confirma la existencia
del sí mismo como un centro independiente experimentador y agente. La
aceptación de los clientes como son en su vulnerabilidad o desesperación
no implica que vayan a permanecer siempre así o que el terapeuta haya
perdido las esperanzas de crecimiento para ellos. Por el contrario, la
afirmación empática continua de la totalidad de la persona, mientras el
individuo está experimentando y revelando estos aspectos dolorosos de sí
mismo, ayuda a la persona a diferenciar, dentro del sí mismo global, este
aspecto del sí mismo. La persona deja de sentirse abrumada por la vulnera-
bilidad y puede distinguir los aspectos temidos como una parte, en lugar de
como la totalidad, de sí mismo. Entonces, la persona se siente más fuerte,
autorizada y más capaz de actuar. Este sentido reforzado del sí mismo hace
posible cambios y crecimiento posteriores.

ÜPORTUNIDADES PARA LA INTERVENCIÓN,


INDICADORES DE VULNERABILIDAD

La mayoría de las personas en terapia experimentan cierto grado de


vulnerabilidad, desazón o vergüenza al revelar sus aspectos más personales
y vulnerables. Hay un sentimiento de riesgo a la hora de compartir
experiencias que son incómodas y privadas. Sin embargo, las condiciones
de relación normales en un enfoque vivencia! y procesual de armonía
empática y el aprecio y la empatía genuinos establecen un ambiente de
aceptación y seguridad que permite a las personas explorar sentimientos y
experiencias incómodas, que, normalmente, no compartirían con otros.
A veces, sin embargo, cuando el cliente se acerca a un aspecto temido
de su experiencia, que conlleva emociones negativas como rabia, vergüenza
o desesperación, el sentimiento de vulnerabilidad puede volverse muy
intenso. Algunos clientes incluso tienen miedo de que experimentar total-
mente la emoción sea agobiante. En esos momentos, el elemento central
tiene que ser la experiencia interpersonal con el terapeuta. La afirmación
empática auténtica, entonces, indica que el terapeuta se siente sensible al
sentimiento en su plena intensidad, no está juzgando y sigue valorando
claramente al cliente sin reservas.
AFIRMACIÓN EMPÁTICA 315

Los indicadores para estos momentos de intensa vulnerabilidad tienen,


normalmente, cuatro aspectos principales:

1. La persona expresa una intensa emoción negativa relevante para el


sí mismo y se siente claramente vulnerable en ese momento. Este sentido
de vulnerabilidad puede implicar miedo a la crítica o rechazo del terapeuta
o incluso miedo a ser arrollado por el sentimiento.
2. Incluso si la emoción es evocada por un acontecimiento o experiencia
particular, el sentimiento parece generalizarse y teñir diversas experiencias.
3. Existe una reticencia profunda a expresar el sentimiento, una sensa-
ción de estar en peligro. En la voz y la actitud hay una resistencia y a menudo
se expresa por primera vez la cualidad del sentimiento.
4. Existe otro aspecto relacionado con los anteriores que es difícil de
describir, pero que se revela en la calidad vocal, la postura, los suspiros y la
expresión facial. Estos signos indican la intensidad de la vulnerabilidad,
incluso el sentimiento de estar «al final del camino» y de que uno mismo
está en una situación de alto riesgo. Algunos ejemplos:

• «Cuando hablo con mis amigos, no se me ocurre decirles lo mal que


me siento. No me entenderían• (Falta de vida en la voz}.
• «Estoy completamente desesperada, pero no tiene sentido hablar de
ello. No va a cambiar nada.•
• «Me arrepiento tanto, me parece que hay tantas cosas de las que me
arrepiento. Y ahora estoy pagando las consec)-lencias.»
• «Hay algo -nunca se lo he dicho a nadie. Me ha dado tanto miedo
que alguien lo supiera.•

¿CóMO OCURRE EL CAMBIO? EL MODELO

El modelo de los acontecimientos de vulnerabilidad se muestra en la


figura 13-1. El cambio en el cliente puede tener lugar de dos formas. Para
algunos las respuestas comprensivas y de aprecio en este indicador produ-
cen, de un modo rápido, que el cliente experimente la seguridad de la total
aceptación del terapeuta de sus sentimientos negativos temidos. Así pues,
aunque todavía se encuentre implicado en los sentimientos negativos o los
aspectos vergonzosos y temidos del sí mismo, el cliente empieza a entrar
en u;ia exploración real de la emoción y de su contenido personal.
Esta parece ser la indicación de que la intensa vulnerabilidad del cliente
se ha aliviado y de que está ahora motivado y preparado para llevar a cabo
un proceso exploratorio de los esquemas emocionales relevantes. La perso-
316 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

l. El indicador
El cliente experimenta un intenso sentimiento relacionado con el sí mismo y
claramente está trastornado por él.
2a. El sentimiento se hace más profundo en respuesta a la afirmaci6n empática
del terapeuta.
2b. La afirmación empática va seguida de alguna reducción de la ansiedad.
3a. Creciente expresión intensa de experiencia negativa relacionada con el sí
mismo.
3b. A medida que se reduce la ansiedad, hay alguna indicación de que el cliente
está preparado para pasar a la exploración.
4a. El cliente parece tocar fondo. Experimenta la emoción temida o el aspecto
doloroso del sí mismo en toda su intensidad. Parece expresar el aspecto más
temido o doloroso de la experiencia.
5a. Empieza a sentirse más calmado. Y a no está fragmentado. Aparece un sentido
de ser el agente activo del sl mismo y de las propias posibilidades (•Soy
aceptable como soy»).

Figura 13-1. Afirmación empática en su indicador de vulnerabilidad: Modelo de


ejecución del cliente.
na se siente comprendida y apoyada y ahora está dispuesta a explorar las
fuentes del sentimiento (Etapas 2b y 3b en la figura 13-1).
Por otra parte, después del período inicial de afirmación empática del
terapeuta, el cliente puede seguir sintiéndose perturbado por la intensidad
o la profundidad de los sentimientos de miedo, vergüenza o desesperación,
como indican su voz y su actitud al igual que el contenido, o seguir
resistiéndose en un intento de ahogar sus sentimientos..Si esto ocurre, la
ansiedad sobre la experiencia negativa del si mismo es aún claramente
primaria. En estas ocasiones, la comprensión y el aprecio empático del
terapeuta siguen siendo los ingredientes más importantes. Esta compren-
sión empática conduce (como se muestra en la figura 13-1, de la etapa 3a a
la Sa) a una expresión intensa de la experiencia negativa del sí mismo y, a
continuación, del aspecto más doloroso, para producir, finalmente, un
estado mayor de calma y de integración.
A medida que la expresión emocional se hace más profunda y sigue
siendo recibida empáticamente por el terapeuta, el cliente empieza a sentir
que lo que previamente consideraba como un aspecto totalmente inacepta-
ble de la experiencia ha pasado a ser un sentimiento humanamente aceptable
y comprensible. Se reduce la ansiedad que previamente había inhibido el
compartir totalmente estas experiencias y éstas se pueden expresar ahora
con plena intensidad. Es como si al tocar fondo, al sentir plenamente la
experiencia y no dejarse arrollar por ella, el cliente pudiera empezar de
AFIRMACIÓN EMPÁ TICA 317

nuevo y avanzar en su crecimiento personal. Así, el foco principal de toda


la sesi6n está en la comprensi6n empática de la experiencia del cliente, con
una valoraci6n firme del cliente que lleva, finalmente, a un sentido más
positivo y activo del sí mismo. El cliente puede ahora sentir la experiencia
en toda su intensidad y obtener una sensaci6n de alivio y aceptaci6n e
integraci6n de la experiencia global en su sentido del sí mismo. La energía
que se había utilizado para controlar los sentimientos negativos se puede
canalizar ahora para conseguir una exploraci6n del sí mismo más positiva
y constructiva. La sesi6n puede concluir con cierta exploraci6n, pero, por
lo general, el foco de toda la sesi6n está en la experiencia y plena expresi6n
de la emoci6n, seguida de un sentido de alivio e integraci6n.

LAS FUNCIONES DEL TERAPEUTA EN DIFERENTES ETAPAS DEL MODELO

Como hemos dicho, es extremadamente importante que el terapeuta


sea consciente de los indicadores de vulnerabilidad y atienda a ellos cuando
surgen. Desde nuestro punto de vista, un verdadero indicador de vulnera-
bilidad debería tener prioridad ante otros tipos de procesos exploratorios,
incluso si éste surge mientras un cliente está implicado en algÚn <>\ro tipo
de tarea. Es de suma importancia, porque toda la trama del enfoque
procesual y vivencia! depende de la armonía empática del terapeuta y de la
experiencia del cliente de sentirse totalmente recibido y valorado.
En momentos de vulnerabilidad del cliente, las respuestas empáticas del
terapeuta tienen una cualidad especial. Normalmente, no tienen la cualidad
exploratoria «de apertura de los límites» que sirve para estimular otras
exploraciones. Por otra parte, no se tienen que limitar a •parafrasear» las
afirmaciones del cliente. El terapeuta no está tratando de rebajar el senti-
miento ni de aumentarlo. Está tratando de ser sensible al sabor peculiar de
la experiencia del cliente, de confirmar que ésta es su experiencia y de
transmitir una actitud receptiva de aceptaci6n. Cuando hay un indicador
de vulnerabilidad, el reflejo del mensaje del cliente en el terapeuta no es un
intento de forzar una exploraci6n o clarificaci6n más profunda. Es, por el
contrario, un reconocimiento implícito de haber recibido el mensaje expre-
sado por el cliente con absoluta empatía y valoraci6n consistente.
El terapeuta tiene que responder no s6lo al indicador inicial, sino
también a la naturaleza de las respuestas del cliente a los reflejos empáticos
del terapeuta. Si se observa que el cliente se retrae y se cierra en sus
sentimientos, puede ser que el terapeuta los esté reconociendo y reflejando
de una forma demasiado intensa. En ese momento la afirmaci6n empática
auténtica del terapeuta debe seguir, pero sin demasiada activaci6n emocio-
318 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

na! profunda. Cuando el cliente empieza a sentirse más integrado y emerge


con un sentido de ser un agente activo con nuevas energías, el terapeuta lo
reconoce y sigue emitiendo reflejos orientados al crecimiento, recogiendo
el nuevo sentido de posibilidad.
Si el cliente se adentra en la exploración, como en la etapa 3b del modelo
(figura 13-1), el terapeuta empieza a seguir la senda exploratoria como se
hace en cualquier buena exploración empática. Es muy importante conti-
nuar empáticamente armonizado y apreciar claramente al cliente a lo largo
de la exploración, ya que se trata de una zona difícil y vulnerable de explorar.
Un breve ejemplo de la senda b del modelo: .
C: Creo que no tengo mucho que decir. No se me ocurre nada.
T: ¿No hay nada de lo que quieras hablar en especial?
C: No, realmente no. (Voz plana)
T: No estoy seguro ... ¿deprimida... ? [Conjetura empática]
C: Sí, creo que me he dado cuenta de que ya no tengo metas. Me ocupé de
Sam mientras vivió. No fue fácil, pero sabía que tenía que hacerlo.
T: Fue duro, pero creo que me estás diciendo que eras necesaria y lo hiciste.
C: Si, lo hice. Pero ha terminado. No hay nada que quiera hacer.
T: Tienes tiempo. Pero ¿para qué?, ¿a quién le importa?
C: Sí. Y a no soy necesaria. No me queda nada por lo que vivir. [Indicador
de vulnerabilidad]
T: Ajá. Para qué seguir adelante -ya no soy necesaria para nadie.
C: Sí. A veces se me ocurren cosas que hacer, pero luego pienso ... ¿para
qué?
T: Durante un minuto podías pensar en algo que te gustaría hacer, pero ...
no estoy seguro ... ¿es demasiado esfuerzo?
C: Se trata más bien de ... ¿vale la pena hacerlo?
T: Ajá. Sientes ¿valdrá la pena el esfuerzo?
C: Sí, como si estuviera vacía, sin nada que dar. [Toca fondo]
T: Ajá. Sin resuello, no queda nada... nada que dar.
C: Si. (Suspira, respira profundamente). Tengo una idea para una historia
que quiero escribir y en cierto modo me interesa, pero luego no estoy
segura de que ... yo ... tenga fuerzas.
T: Haría falta mucha energía, pero suena como si tuvieras interés en ello.
[Reflejo orientado al crecimiento]
C: Sí, incluso en cierto modo me entusiasma.
El terapeuta en este acontecimiento no está tratando de anticipar el
momento en el que el cliente «tocará fondo», ni intentando acelerarlo. Pero
es importante reconocer el momento en que se ha alcanzado este punto y
compartir el sentimiento del cliente de haber expresado lo peor y de
.... ' .. . .. __ ..
_, ., .......... ~ .. .

AFIRMACIÓN EMPÁ TICA 319

empezar a sentirse menos agobiado. Si el sentimiento de alivio del cliente


se expresa de modo directo o está claramente presente en la voz, se puede
participar de los nuevos sentimientos del cliente y de su sentido emergente
de ser un agente activo.
Si el cliente no inicia la exploración, sino que continúa profundizando
en su experiencia negativa del sí mismo, el terapeuta seguirá sintiendo y
expresando un sentir empático de estos sentimientos con respeto continuo
y genuino (parte a en la figura 13-1). Se sigue prestando atención al nivel de
intensidad del cliente sin intentar sofocarlo o intensificarlo, sino permane-
ciendo empáticamente armonizado con sus sentimientos.
A continuación, presentamos un ejemplo resumido de afirmación
empática sacado de Rogers con Miss Mann (Rogers, 1983):

C: La otra noche estuve pensando... me sentÍa muy triste por cómo me


sentía. Pensaba, bien, quizá ... mé" gustaría que mi madre estuviera aquí
tal como era. Porque ella me tranquilizaba bastante cuando estaba
enferma ... y ... hacía cosas ... algún plato especial como natillas o algo así.
Y era bastante tranquilizador tenerla a mi lado. Y, por supuesto, sé que
ella ya no puede ser así... no sé qué significa... pero por un minuto
pensé ... bueno, realmente la echo de menos y siento como que necesito
una madre en este momento ... y, sin embargo, ... es casi imposible. /
T: Pero, aunque sea imposible de hecho, el sentimiento fue «la echo de
menos. Me gustaría que estuviera aquí para cuidarme». (Pausa).
C: Y, sin embargo, al mismo tiempo pensé, bueno ... poco después pensé
que eso no era lo que necesitaba ... quizá era un tipo de compañía ... más
adulta ... en vez de una madre. Pero necesitaba algo y a alguien.
T: Realmente no estabas segura de si ... lo que querías era a alguien que te
cuidara... o si querías algún tipo de relación más adulta.
C: Ajá. Y luego en otro sentido pensaba «bueno ... quizá se trata de algo
que tengo que pasar sola».
T: Quizá, es inútil desear que yo pueda relacionarme con alguien ... quizá
tenga que estar sola.
[Se omite una parte relacionada con la cita de la cliente con el médico]
C: Y tengo miedo, porque siento que ellos tienen que asegurarse de que no
es cáncer. Y eso realmente me asusta [T: Ajá] terriblemente ... y ... y creo
que cuando me fui me vino el pensamiento a la cabeza ... «quizá lo sea
y qué si lo es»... Ahí fue cuando me sentí tan terriblemente sola.
[Indicador de vulnerabilidad]
T: Entonces, ... si realmente se trata de algo así... te sientes tan sola. (Pausa)
C: Y es un tipo de soledad que realmente me asusta ... porque no sé quién
podría estar contigo. (Ininteligible)
!!"~····

320 LAS TAREAS DEL TRATAMIENTO

T: ¿Es esto lo que quieres decir? ¿Podría alguien estar contigo en... en ... el
miedo ... o en la soledad así?
C: (Llora, pausa)
T: Te llega muy adentro.
C: (Larga pausa) No sé c6mo sería si hubiera alguien a mi lado con quien
pudiera sentirme... como si realmente tuviera alguien en quien apoyar-
me, en cierto sentido. No sé si me haría sentir mejor o no, pero estaba
tratando de pensar «bien, esto es algo que tienes que dejar crecer dentro
de ti» ... tienes que soportarlo ... incluso el hecho de pensarlo. Pasarán dos
semanas antes de que lo sepan. ¿Me ayudaría el tener a alguien a mi
lado ... o esto es algo en donde tienes que ... estar intensamente sola?
Bueno... me sentí así esta semana... tan horriblemente, horriblemente ...
sola.
T: Sintiéndote como si estuvieras terriblemente sola ... en el Universo,
casi... y si [C: Ajá] ...si ... si alguien pudiera ayudar... si te ayudaría tener
a alguien en quien apoyarte... no sabes.
C: (Larga pausa) Creo que básicamente... habría una parte que tendría que
hacer sola... quiero decir no se puede implicar a otros en ciertos
sentimientos... y, sin embargo ... sería una especie de consuelo, creo ...
no estar sola.
T: Probablemente sería agradable compartir con alguien ... tus sentimien-
tos de soledad... y miedo.
C: (Pausa) Si creo que lo acabo de hacer. (Pausa)
T: Quizá es lo que estás sintiendo en este momento.
C: (Larga pausa) Creo que es un consuelo (larga pausa) y creo que el
sentimiento que tengo ahora es ... bien ... probablemente estoy mirando
la parte más negra. Y quizá no haga falta. Me puede llevar tiempo
tranquilizarme. Y después no tendrá importancia. [T: Ajá]... Aunque
es algo (ríe) que no olvidaré, estoy segura. [T: Ajá, ajá] ... la experiencia.
[T: Ajá] (pausa) Pero me ha resultado difícil ser optimista. Normalmen-
te puedo ver la parte buena de las cosas. Esto me ha conmovido, creo.
T: Creo que te sientes como si ... hubieras vivido con las posibilidades más
negras, aunque los hechos resulten ser de otro modo. [C: Ajá] Pero ha
sido duro.

Rogers no intenta aquí tranquilizar al cliente o disminuir su miedo. Ha


reconocido el profundo temor que ella siente en toda su intensidad. Cuando
la cliente entra en su sensaci6n horrible de estar completamente sola en este
momento de intenso miedo, el terapeuta no hace tampoco ningún intento
de tranquilizarla. Pero al sentir toda la intensidad del miedo y la soledad y
preocuparse empáticamente, reflejándolo en su voz y su actitud, hace que
--...,~~-~ ·' ..................................... . ......,..
~~~·~~,.....--------.,....
' ''

AFIRMACIÓN EMPÁTICA 321

la paciente lo reciba con claridad. Ella tiene todavía miedo, pero puede
afrontarlo. Ya no está sola.
A veces, en este tipo de acontecimientos, existe la sensación de que el
cliente ha expresado completamente el aspecto o la emoción temida, pero
no se produce ningún movimiento hacia adelante durante la sesión. En esos
momentos, el terapeuta puede expresar un sentido auténtico de respeto por
el cliente que ha tenido el valor de compartir plenamente su difícil expe-
riencia. El paso hacia adelante puede que no se dé hasta la sesión siguiente,
pero una vez más el terapeuta participa del nuevo sentido de posibilidad del
cliente, sin imponerlo.
La experiencia de que se escuchen empáticamente los sentimientos
aparentemente inaceptables y perturbadores y de sentirse valorado y con-
firmado por el terapeuta puede ser una experiencia de cambio muy impor-
tante que implica una mayor autoaceptación e integración dentro del sí
mismo de la experiencia previamente desposeída, lo cual lleva a un sentido
del sí mismo cambiado y fortalecido.
.'
CUARTA PARTE

CONCLUSIÓN

/
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CAPÍTULO XIV

APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL

En este capítulo describimos c6mo se puede poner en práctica el


enfoque procesual y vivencia!. En primer lugar, nosotros tenemos en cuenta
diferentes temas clínicos generales que son importantes para aplicar este
enfoque a situaciones clínicas reales. Intentamos responder preguntas como:
¿Hay algún tipo de clientes más adecuado para este tipo de terapia? ¿C6mo
empieza el tratamiento el terapeuta? ¿Qué combinaci6n se produce entre
la relaci6n y las tareas y a través de las tareas? ¿Cuáles son los problemas
que surgen con mayor frecuencia? ¿Cuál es el mejor modo de tratar dichos
problemas? ¿Qué tipo de formaci6n tienen que tener los terapeutas para
llevar a cabo el enfoque procesual y vivencia!? Después de eso, presentamos
dos casos de estudio que ilustran c6mo se integran las intervenciones de
tareas terapéuticas y los principios del tratamiento con los clientes en
particular.

SELECCIÓN DE CLIENTES Y CRITERIOS DE IDONEIDAD

Algunos clientes parecen introducirse en la terapia con unos estilos de


procesamiento que les permiten implicarse casi de inmediato~en la explora-
ci6n empática y los procesos de búsqueda vivencia!, tan importantes en el
tratamiento vivencia!. Estos clientes puede que no empiecen inmediatamen-
te a centrarse en su experiencia interna momento a momento, pero respon-
den a las intervenciones empáticas de un modo rápido dirigiéndose hacia
su interior y explorando. Esto sugiere la existencia en ellos de una cierta
disposici6n o conjunto de recursos disponibles. Estos pacientes, clínicamen-
te, pueden presentarse con muy diversos problemas, entre los que se puede
incluir la depresi6n, ansiedad, baja autoestima, conflictos internos y resen-
timientos enquistados hacia otros significativos. Ello muestra que sus
recursos exploratorios no están determinados por la categoría diagn6stica
o por el tipo de problema de que se trate, sino, por el contrario, por el estilo
individual de procesamiento.
Según nuestra experiencia, no todos los clientes entran en el tratamiento
con esta habilidad para centrarse en su interior y buscar los límites de su
propia experiencia. En realidad, gran parte del reto y del arte del enfoque
procesual y vivencia! proviene de la adaptaci6n del tratamiento para satis-
'

326 CONCLUSIÓN

facer las necesidades de distintos clientes con estilos de procesamiento


diferentes. Por ejemplo, algunos clientes parecen centrarse de un modo
persistente en factores externos, tales como: otros significativos poco
amables o problemas médicos y financieros, a los que se refieren una y otra
vez, ante un terapeuta que se esfuerza para que se centren en su interior.
Tienen dificultad para dirigir la atenci6n hacia su interior y, por lo general,
no pueden describir sus sentimientos más que con términos globales como:
«malo», «molesto» o «frustrado».
Otros clientes entran en la terapia buscando que un experto les guíe o
aconseje. Estos clientes pueden experimentar la negativa del terapeuta en el
proceso vivencia! y procesual a dar consejo o interpretar las causas de sus
problemas como una negativa a ayudarlos. Con frecuencia, aunque el
terapeuta les haya animado a que se centren en su interior, y lo hayan
intentado, volverán una y otra vez, de un modo casi automático, a volverse
hacia el terapeuta para que les guíe.
Sin embargo, el enfoque vivencia! y procesual se puede usar con éxito
en pacientes cuyos estilos son externos o interpersonalmente dependientes.
Para estos clientes, el terapeuta tiene que ir creando gradualmente un foco
interno, en parte buscando consistente y empáticamente su experiencia
interna, y en parte dirigiendo su atenci6n hacia el interior, usando la
enseñanza vivencia!. Además, el tratamiento con estos clientes puede acen-
tuar con el tiempo el uso de las tareas directivas del proceso que se utilizan
en el atender (enfoque) y en la expresi6n activa (trabajo en la silla) para
estimular una experiencia más profunda. Estas técnicas normalmente ayu-
dan al cliente a acceder a la experiencia interna en aquellos casos en los que
no lo han podido hacer usando solamente la exploraci6n facilitada empáti-
camente.
Este tratamiento está más indicado para problemas en pacientes exter-
nos. Los clientes con des6rdenes de pensamiento importantes o esquizofre-
nia, con patrones limítrofes profundos o de personalidad antisocial no son
id6neos para este tipo de enfoque terapéutico. Algunos clientes con estos y
similares problemas severos de actuaci6n se podrían beneficiar de una forma
de enfoque procesual y vivencia!. Sin embargo, se tendrían que hacer
importantes adaptaciones del tratamiento señalado en el manual, tanto
aumentando el grado de importancia de la relaci6n, como enfocando ciertos
indicadores de tareas espedficas e intervenciones que se adecuen a la
poblaci6n particular.
Los clientes con patrones limítrofes de personalidad se pueden benefi-
ciar más, por ejemplo, de las condiciones relacionales y del aprecio empá-
tico, que del uso específico de las tareas, en especial en los inicios del
tratamiento.
r

APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 327

Además, no nos inclinarnos a imponer este tratamiento a aquellos


clientes que desarrollan reacciones negativas fuertes a la exploración interna
y a los focos de autonomía del sí mismo y que sentirán corno inaceptable
la posición no directiva del terapeuta de no aconsejarles o interpretar. Si no
se ha establecido una tarea inicial de colaboración entre la tercera y la quinta
sesión, recomendaremos a esos clientes que busquen otras formas de
tratamiento que se adapten mejor a sus necesidades y les remitiremos a una
forma de tratamiento más idónea. Sin embargo, esta situación, de acuerdo
con nuestra experiencia, sólo se da en contadas ocasiones.

PARÁMETROS DEL TRATAMIENTO

Duración del tratamiento


Según nuestra concepción, un enfoque procesual y vivencia! se adecua
mejor al uso clínico con pacientes externos o a una situación de práctica
privada en la que los pacientes experimentan niveles de malestar clínico y
una sintornatología suaves o moderados. Corno describirnos a continua-
ción, el enfoque procesual y vivencia! es adecuado tanto en la terapia breve
corno en el tratamiento a largo plazo, aunque el balance entre la tarea y los
elementos de la relación variarán en el tratamiento a largo plazo. En el caso
de la terapia breve, el tratamiento será más activo y pondrá énfasis en las
intervenciones con tareas apropiadas al cliente. Por otra parte, en el trata-
miento a largo plazo (por ejemplo, 50 sesiones o más) de problemas crónicos
de personalidad o de dificultades interpersonales, un enfoque procesual y
vivencia! tenderá a poner el énfasis en los aspectos de la relación, aunque
las tareas de intervención se usarán cuando sean apropiadas.
Una estrategia Útil consiste en considerar que el tratamiento se compone
de tres fases. En la primera, cliente y terapeuta acuerdan reunirse durante
aproximadamente tres sesiones iniciales para dar al cliente la oportunidad
de determinar si la relación y el enfoque del tratamiento pueden resultarle
beneficiosos. Sugerimos que parte de la sesión tercera se dedique a discutir
cómo ve el cliente el progreso del tratamiento. En ese momento, si el cliente
siente que no puede confiar o sentirse seguro con el terapeuta, o que el
enfoque del tratamiento no es lo que quería o necesitaba, tiene entonces la
posibilidad de dirigirse a otra parte. Es importante, y casi uno de los
principios del tratamiento, que el terapeuta respete la experiencia del cliente
y apoye su autonomía en su decisión. Además, al permitir a los clientes que
tornen su decisión libremente se amplía su compromiso e implicación en
el tratamiento.
,............ .,- .. , .. ~,·. ·-- ,., .. •••"' .

328 CONCLUSIÓN

A continuaci6n, el cliente y el terapeuta pueden llegar a un acuerdo


aproximado sobre el número de sesiones apropiado para el problema que
presenta el cliente. Después, pueden evaluar el progreso y la experiencia del
tratamiento hasta ese momento. Si los problemas del cliente eran origina-
riamente agudos, sintomáticos o situacionales, el tratamiento generalmente
habrá logrado ayudarle a vencerlos o estará claro que en varias sesiones más
el cliente logrará •atar los cabos sueltos». Si, por el contrario, los problemas
eran principalmente cr6nicos, estilísticos o basados en la personalidad, el
cliente se sentirá todavía con la necesidad de seguir el tratamiento y se puede
acordar seguir un tratamiento más largo o de final abierto.

Duración de la sesión y frecuencia


En un enfoque procesual y vivencia!, la duraci6n y frecuencia de la
sesi6n estándar es de 50 o 60 minutos una vez por semana. No se recomien-
dan las sesiones más breves que la hora terapéutica estándar debido a la
cantidad de tiempo necesaria para muchas de las intervenciones de tareas y
porque un tiempo superior aumenta la probabilidad de completar las tareas
terapéuticas (véase principio de completaci6n de tareas, capítulo 6). En
algunos contextos resulta deseable usar una duraci6n de la sesi6n flexible,
entre 50 y 90 minutos (por ejemplo, estableciendo los horarios de sesiones
con intervalos de una hora y media) para permitir que se completen las
' .
tareas terapeutrcas.
Las sesiones generalmente tendrán lugar cada semana, sobre todo en los
tratamientos breves, para mantener la continuidad. Pero el terapeuta ha de
ser flexible y permitir que el cliente tenga autonomía dentro de los límites
impuestos por el horario. Si emerge una crisis entre sesiones regulares se
puede, si fuera posible, concertar alguna sesi6n adicional. En los tratamien-
tos a largo plazo o hacia el final del tratamiento, se puede reducir la
frecuencia de las sesiones a petici6n del cliente, para aumentar su autonomía
y reducir el apoyo que le ofrece el tratamiento.

Terapia inicial
Al principio del tratamiento, la postura general en un enfoque procesual
y vivencia! es la de un •contacto antes de un contrato» (Gendlin y Beebe,
1968). En otras palabras, en la primera sesi6n las tareas más importantes
están dirigidas a que el terapeuta conecte con la experiencia del cliente para
formar un vínculo emocional con éste y empezar a ayndarlo a explorar sus
problemas. De este modo, son prioritarias las tareas de relaci6n de establecer
una armonía empática, un vínculo terapéutico y colaboraci6n en las tareas.
La informaci6n acerca de la situaci6n del cliente, los problemas que presenta
y los síntomas surgen generalmente a partir de la exploración empática. Si
APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 329

se necesita algún tipo de informaci6n adicional a lo que el cliente ha dicho,


se le pregunta sobre ella hacia el final de la sesi6n, una vez que se ha creado
el contacto empático entre el cliente y el terapeuta y el contacto vivencia!
con el sí mismo.
En la primera sesi6n, el terapeuta empieza a comunicar, tanto a través
de su modo de estar y de su estilo, que el cliente es experto de su experiencia
y que la tarea del terapeuta es la de entenderlo y ayudarlo a centrarse en su
experiencia interna. Al final de la sesi6n, después de una breve discusi6n
sobre c6mo va a ser el tratamiento a partir de entonces, se recomienda ver
c6mo ha reaccionado el cliente a la sesi6n y responder a cualquier pregunta
o preocupaci6n que éste pueda tener acerca de la terapia.

Las primeras sesiones


Por sistema, en la fase más temprana del tratamiento, el terapeuta trabaja
casi exclusivamente en el «modo básico» de la exploraci6n empática,
evitando el uso de las intervenciones de tareas hasta que se establezca
totalmente la alianza de trabajo. Aparte de esto, durante estas primeras dos
o tres sesiones, es importante explorar y establecer un acuerdo general entre
el cliente y el terapeuta respecto a los fines del tratamiento. No se establecen
los fines expllcitos, sino que se discute, con frecuencia, el foco del tratamien-
to o las preocupaciones que presenta el cliente y se establece un acuerdo
para trabajar en ello. Así pues, al principio del tratamiento, el terapeuta
explora y comunica, explícita o implícitamente, su comprensi6n de los fines
del cliente. Al mismo tiempo, aunque el terapeuta ha acordado trabajar en
los problemas que presenta, se encuentra armonizado con la naturaleza
evolutiva de estos problemas.
En la tercera o cuarta sesi6n, es importante que los clientes se sientan
c6modos, al menos provisionalmente, con la tarea terapéutica general de
experimentar y explorar sentimientos y que traten de implicarse en las
distintas formas de actividad terapéutica, tales como: la expresi6n activa y
la búsqueda vivencia!. A medida que avanza el tratamiento, el terapeuta
proporciona informaci6n clarificadora cuando surgen problemas o pregun-
tas, lo cual sucede a menudo en el contexto de proponer nuevas interven-
ciones de tareas.

Adaptación de la terapia a los clientes


En el enfoque procesual y vivencia!, el fin consiste en ser empático y
apoyar el sentido de sí mismo que surge en el cliente. Por ello, el terapeuta
evita las intervenciones directivas, tales como dar consejos, interpretar o
confrontar, y, con frecuencia, emplea lo que podría parecer unos modos de
respuesta bastante restringidos. Básicamente son diferentes formas de reíle-
330 CONCLUSIÓN

jo, preguntas abiertas y sugerencias acerca del proceso. Sin embargo, las
respuestas preferidas ofrecen una amplia gama de opciones en forma de
intervenciones básicas y de tareas; esto hace posible que el terapeuta adapte
lo que hace a la variada gama de clientes.
Por ejemplo, la investigación en las terapias humanísticas y vivenciales
sugiere que los recursos internos, el estilo de procesamiento del cliente y el
estilo interpersonal que éstos traen al tratamiento, constituyen la más
importante predicción de cuál será el resultado. En algunos casos, éstos
interaccionan de un modo diferente con las diversas formas de terapia
vivencia! (Beutler y otros, 1991; Greenberg, Elliott, y Lietaer, en imprenta).
La investigación y la observación clínica sugieren que hay al menos tres
dimensiones globales de variación del cliente, que pueden afectar la respuesta
de éste al tratamiento vivencia!: el foco interno versus externo del cliente, el
grado de independencia interpersonal y el grado de malestar. Los pacientes
internos prefieren una directividad menor y los clientes más dependientes
prefieren una estructura. Aunque nosotros enfatizamos las intervenciones
diferenciales para estados momentáneos diferentes, estas características más
globales también tienen que tenerse en cuenta. Hay que dirigirse a estos
estilos variando el grado de directividad del proceso, de los modos de
implicación del cliente y el grado de la estimulación del afecto y la evocación.
Según nuestro punto de vista, es importante señalar, sin embargo, que
las diferencias individuales del cliente no pueden ser consideradas como
constantes, ni como trazos inmutables de la personalidad; por el contrario,
el mismo cliente puede cambiar de una sesión a otra, e incluso de un
momento a otro dentro de la sesión. En otras palabras, el terapeuta no
«etiqueta» al cliente en esas dimensiones, ni espera que le responda de la
misma manera o que necesite siempre el mismo tipo de intervención. En
algunos momentos, incluso el cliente más orientado al exterior, por ejem-
plo, puede volverse hacia su interior e implicarse en una dolorosa búsqueda
vivencia!. Quizá, la mejor manera de imaginar estas dimensiones sea conci-
biéndolas como marcadores útiles de lo que es necesario inicialmente con
los distintos tipos de clientes; es decir, con frecuencia es importante «Conec-
tar» con los clientes al inicio del tratamiento de tal modo que se comple-
menten sus puntos fuertes y sus predisposiciones, antes de empezar a
fomentar sutilmente modos de implicación alternativos.

COMPOSICIÓN DEL TRATAMIENTO

Si se tuviera que dar una sola característica del peso relativo de los '
¡'

componentes del tratamiento, sugeriríamos que el carácter del tratamiento


APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 331

se apreciaría mejor con una divisi6n al 50o/o entre la exploraci6n puramente


empática y el trabajo centrado en las tareas. Por supuesto, esto varía con
los clientes y las fases que se suceden en el tratamiento, en el que las fases
iniciales y finales de cada terapia están orientadas más empáticamente. Esto
sucede también en las sesiones: las tareas se presentan normalmente en los
20 primeros minutos y, con toda seguridad, antes de la mitad de la sesi6n,
para que haya tiempo suficiente para que se completen. Con la caracteriza-
ci6n de una divisi6n al 50°/o entre la respuesta puramente empática y la
intervención centrada en tareas, nuestra intención es la de transmitir nuestra
creencia de que la relaci6n y las resoluciones de tareas contribuyen en igual
medida al cambio terapéutico. Además, esta descripci6n representa de
modo aproximado la proporci6n de tiempo dedicada a los diferentes modos
en un tratamiento medio.
Como ya hemos dicho, las dos o tres primeras sesiones se centran, con
frecuencia, en la exploraci6n empática. Sin embargo, a partir de la tercera
sesi6n se empieza a presentar las tareas. Las sesiones siguientes variarán
ampliamente, algunas estarán orientadas de un modo puramente empático,
otras estarán predominantemente orientadas a las tareas. Según la presen-
taci6n de los indicadores en los clientes y la naturaleza de la terapia, la fase
media del tratamiento se va a caracterizar por más sesiones de tareas que
sesiones puramente relacionales. La proporci6n de sesiones con tareas y sin
tareas depende fundamentalmente de la marcha del tratamiento y se puede
hacer énfasis en ambas direcciones. Además, en cada sesi6n los primeros
diez minutos llevarán a cabo la exploraci6n empática hasta que se establezca
el contacto entre el cliente y el terapeuta, e internamente en el cliente al
atender a su propia experiencia interna. En último lugar, la fase posterior
y de terminaci6n del tratamiento volverá a estar menos orientada a las tareas
y las últimas sesiones serán, por regla general, de estilo más empático.
Por lo que se refiere a la mezcla de las diferentes tareas, podemos decir
que se dan tres patrones básicos. El primero es un patr6n en el que todas
las tareas se usan de la misma manera, sin que ninguna de ellas predomine.
El siguiente es un patr6n en el que, después de un tiempo, una tarea
particular llega a ser predominante. La tarea que parece tener más relevancia
para el cliente se vuelve predominante. Un tercer patr6n sería aquél en el
que las diferentes fases del tratamiento se centran en diferentes tareas.
En general, nuestro enfoque de diagn6stico del proceso nos lleva en la
primera fase del tratamiento a responder al indicador que aparezca, siguien-
do nuestro juicio a la hora de evaluar la conveniencia clínica de implicarse
en tareas en dicho momento. U na vez que se han probado los distintos tipos
de proceso, el cliente, a menudo, vuelve espontáneamente a implicarse en
algún tipo particular de indicador/tarea que le resulta más relevante. De
.,., ., .. . .... ~-~~"'''

332 CONCLUSIÓN

este modo, los clientes que se sienten confusos y preocupados por sus
reacciones inexplicables producirán indicadores de sus reacciones proble-
máticas. Otros, preocupados por conflictos o asuntos inacabados, se cen-
trarán en éstos. Además, el terapeuta, al observar cómo se implica el cliente
en las diferentes tareas, puede centrarse selectivamente en indicadores de un
problema particular. Por ejemplo, si el enfoque ha resultado particularmen-
te útil, esta tarea se podría usar regularmente cada vez que el cliente
experimentara un sentimiento poco claro, o si los clientes interrumpieran·
repetidamente la expresión de su experiencia, se podría centrar el foco en
el proceso autointerruptor cuando surgiera.

DIFICULTADES Y DILEMAS

En la presentación de las diferentes tareas, se dieron ejemplos claros de


intervenciones de tareas que resultaron eficaces como modelos de cómo
funcionan las tareas. Por supuesto, no todas las intervenciones producen
resoluciones instantáneas en una sesión. Ni todas las intervenciones condu-
cen a cambios importantes. En muchos casos, las tareas pueden y consiguen
una resolución parcial, y el cliente se puede atascar en muchos momentos
a lo largo de la senda que lleva a la resolución en cada tarea. En esos
momentos el terapeuta se basa en el modelo básico de respuesta empática
para vencer las dificultades y bloqueos, tratando de entender la experiencia
del cliente y escuchando para descubrir lo que al cliente le resulta más vívido
en ese momento.
Es importante señalar que los diferentes tipos de dificultades en las
distintas tareas se tratan de modo diverso. U no de los principales problemas
que pueden surgir es la implicación inicial en la tarea. Como señalamos en
los capítulos de tareas, hay que conseguir un grado de estructuración de la
tarea. Pero si el cliente duda o está reticente, el terapeuta puede llegar a la
conclusión de que resulta necesario animarlo suavemente. Así, cuando se
trata de temas importantes, y el cliente y la alianza parecen ser lo suficien-
temente fuertes, el terapeuta puede empezar ofreciendo apoyo empático
[«Sé que puede parecer estúpido/raro al principio .... »]. A continuación,
puede hablar sobre el propósito de la actividad [«pero, a menudo resulta
útil intentar esto»]. Luego puede sugerir en un tono apropiado, suave y
aceptador pero seguro, que el cliente intente hacer la actividad [«pienso que
esto puede ser importante. Quizá deberíamos intentarlo y ver cómo sale»].
El terapeuta y el cliente pueden, sin embargo, decidir que los límites en
el estado de la alianza terapéutica o en la habilidad del cliente para implicarse
o mantener una exploración intensa requieren una vuelta atrás. Esto es
...,_, ...... ........
~ ~-..·~~·'""' ··-- ···-·-······ - , .•... . - ..... ,.'" ·-.--··-- ...... ,_._ ... ,.,,...,. , ........... ,..~·~··-"•,.··-·-· .... ,_... ·····.·-

APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENC!AL 333

particularmente cierto si el terapeuta ha intentado llevar a cabo la interven-


ción de tarea demasiado pronto o si el cliente se siente muy confundido y
frágil. En estos casos, el aprecio empático es la respuesta a elegir.
Una vez que los clientes están de acuerdo en participar en una tarea, el
siguiente tema consiste en facilitar la implicación vivencia! en la tarea. Por
su propia naturaleza, todas las tareas implican inicialmente al cliente en una
exploración deliberada o una actuación relevante al indicador que presenta.
Los clientes que tienen un foco externo pueden encontrar dificultades a la
hora de enfocar internamente, tal y como requieren las tareas. Aquí es
donde el terapeuta tiene que usar sus habilidades para escuchar, mirar y
sentir lo que el cliente está experimentando como más vívido en ese
momento. El terapeuta tiene que ayudar al cliente a atender a su experiencia
interna respondiendo empáticamente a ella o dirigiendo su atención a la
experiencia interna. La calidad vocal y el estilo expresivo del cliente son,
normalmente, los mejores indicadores de lo que en ese momento es más
vívido o conmovedor. En algunas ocasiones, el uso de la expresión activa
con algunos clientes externos puede ayudar a estimular la suficiente activa-
ción interna para que la experiencia destaque más, mientras que con otros,
el uso del enfoque puede producir la concentración atencional necesaria
para simbolizar la experiencia.

Crisis /

Los distintos tipos de crisis se tratan con flexibilidad y respeto hacia las
necesidades del cliente, incluso si ello significa desviarse del enfoque viven-
cia! y procesual de centrarse en la experiencia interna. Por ejemplo, si el
cliente tiene tendencias suicidas, el terapeuta tiene que explorar esta expe-
riencia, pero dando los pasos adecuados, como aconsejar al cliente que
busque apoyos externos y pidiéndole que haga un contrato con el terapeuta
para que contacten con él si sienten que van a hacerse daño.

Rupturas de Ja alianza
Las interrupciones más importantes, producidas cuando el terapeuta y
el cliente sienten que el tratamiento no resulta útil, o cuando el cliente no
se siente a gusto o no respeta al terapeuta, se ven como interrupciones de
la alianza terapéutica y se tratan dentro del marco procesual y vivencia!. Es
decir, el terapeuta anima al cliente a que describa el problema y, luego,
propone una exploración mutua de la situación, incluyendo un examen
honesto y que el terapeuta revele su propio rol o responsabilidad con
respecto al problema.
334 CONCLUSIÓN

FORMACIÓN DE LOS TERAPEUTAS EN EL ENFOQUE PROCESUAL Y VJVENCIAL

La formación se desglosa en una serie de módulos. El aprendizaje de la


respuesta empática básica (incluyendo la tarea de aprecio) es fundamental.
Sin él, desde nuestra perspectiva, se bloquearía el aprendizaje de los otros
módulos, ya que éstos se basan en la habilidad para atender empáticamente
y en las actitudes relacionales de aprecio y autenticidad. El aprendizaje en
cada módulo, despliegue evocador, enfoque, diálogo/actuación de las dos
sillas, y el trabajo de la silla vacía tiene distintos niveles. Además del
aprendizaje de las actitudes relacionales y las ideas de facilitación del cambio
por medio del diagnóstico del proceso y de la dirección del proceso, se
subrayan tres componentes del aprendizaje: didáctico: aprendizaje de la
teoría subyacente y de los pasos típicos del cliente para alcanzar la resolu-
ción; perceptual: el entrenamiento que supone la práctica en el reconoci-
miento de indicadores, estados vivenciales y signos emergentes de resolución.
El aprendizaje de habilidades incluye la .,xposición a ejemplos de actuaciones
especializadas (por ejemplo, modelar). Este puede consistir en ver películas
y demostraciones, aprendizaje de las microhabilidades de las distintas inter-
venciones y, lo que es más importante, el aprendizaje vivencia!, implicán-
dose tanto roles de terapeuta como de cliente como parte del entrenamiento
(Greenberg, 1979; Greenberg y Sarkissian, 1984). Al aprender a hacer las
intervenciones de tareas, es Útil experimentar el proceso como cliente y
como terapeuta. En último lugar, el entrenamiento requiere práctica super-
visada con clientes reales.
El aprendizaje de cualquier componente principal de la terapia empieza
con un componente didáctico, que incluye la lectura y discusión de la teoría
y la técnica y el ver modelos en cintas de vídeo o casetes. A continuación
se lleva a cabo la práctica de las técnicas en un contexto de colegas
aconsejándose mutuamente y directamente supervisado (por ejemplo, tera-
peutas que están aprendiendo practican unos con otros). Normalmente se
utiliza un formato de taller vivencia!, en el que los aprendices practican
microhabilidades y etapas de la técnica en grupos pequeños, mientras que
el formador va de grupo en grupo modelando las habilidades de interven-
ción para el terapeuta. Los aprendices pueden alternativamente practicar
unos con otros de modo independiente y, luego, revisar las cintas de estas
sesiones de prácticas en sesiones de supervisión en grupos pequeños con el
formador. Como dijimos anteriormente, un aspecto importante del apren-
dizaje es la experiencia del aprendiz en el rol del cliente, asegurándose de
que la habilidad de intervención se aprende también desde «dentro».
La experiencia en vivo con clientes reales también es esencial para :·i'

profundizar, armonizar e integrar las habilidades. Así pues pensamos que .t


APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 335

es esencial que los terapeutas vean al menos dos casos de prácticas para que
puedan empezar a ser capaces de practicar este estilo de tratamiento. A
veces, puede que sea necesario que los terapeutas vean algún caso más para
que se considere que están formados adecuadamente.

EJEMPLOS DE CASOS DE UN ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL

En la última secci6n de este capítulo presentamos dos ejemplos de casos


que ilustran los principios del tratamiento y las intervenciones de tareas que
han sido presentados en los capítulos anteriores. Mostramos c6mo se
integran los distintos elementos del tratamiento en la práctica real. Presen-
tamos resúmenes breves de cada sesi6n para dar una imagen global de c6mo
se integran las distintas intervenciones en un tratamiento completo.
Al leer este informe sesi6n por sesi6n de los dos tratamientos, hay que
recordar que el tratamiento viene guiado por diagn6sticos del proceso de
los estados actuales. Por lo tanto, cada sesi6n es, en cierto 1:p.odo, un episodio ·
independiente. Si el cliente establece un foco basado en el trabajo de la
sesi6n, éste actuará como foco del tratamiento. El foco del terapeuta está
dirigido a introducirse en el marco de referencia del cliente y a estar
armonizado con cualquier indicador que pueda surgir en la sesi6n. Por este
motivo, se tendrían que leer los casos como una serie de acontecimientos
hilvanados entre sí principalmente por la experieqcia del cliente y la
comprensi6n compartida de los clientes y del terapeuta con respecto a sus
dificultades. En el primer caso, presentamos un ejemplo de c6mo se usan
las distintas tareas para tratar los diferentes aspectos de los problemas de los
clientes. En el segundo caso, aunque se usan diferentes tareas, el tratamiento
empieza a enfocar el uso de una tarea específica, el diálogo de las dos sillas,
debido a su adecuaci6n a la hora de tratar el tema de la autocrítica del cliente.

Sharon: Breve terapia procesual y vivencial con un cliente


que sufre depresión clínica
Sharon, 31 años, oficinista, divorciada y estudiante a tiempo parcial,
respondi6 a un anuncio en el peri6dico para un estudio sobre la terapia en
la depresi6n. Después de la exploraci6n, le diagnosticaron que sufría un
episodio importante de depresi6n y la aceptaron en un tratamiento de 16
semanas. Describi6 sus problemas principales como una visi6n negativa de
la vida, dilaci6n y falta de motivaci6n, insatisfacci6n con su aspecto,
aislamiento social y varios problemas con respecto a los hombres. Como
fue uno de los primeros clientes en tratarse en este estudio, el terapeuta lleg6
a la primera sesi6n ilusionado e inseguro.
.,.,..,. , . . . .. , ...., ., .,
" ,.,. ,·- .. '' " .... .,. ' ......... " .. . ... " ' ... ~ ..... ...,.._........ ..,.,.,___...........--..;-~--

336 CONCLUSIÓN

Sesión 1
En la primera sesión, el terapeuta se concentró fundamentalmente en
entrar en el marco de referencia de la cliente (armonía empática), en
establecer una relación empática auténtica y de apoyo y en ayudar a la
cliente a empezar el proceso de autoexploración. Sharon admitió que se
sentía nerviosa de que el tratamiento no fuera a funcionar y, en realidad, se
sentía peor de lo que había estado durante la exploración porque acababa
de dejar de salir con un hombre al que había estado viendo durante algunos
meses. Su relación giraba en torno al beber juntos y le preocupaba que ello
significara que podría volverse alcohólica como su padre. Entonces comen-
zó a explorar una serie de conflictos relacionados (a los que volvía una y
otra vez durante el tratamiento): su sentido de imposibilidad frente a su
deseo de lograr cosas en la vida; sus sentimientos de odio frente a la lealtad
hacia sus padres; sus obligaciones frente a su deseo de estar libre de respon-
sabilidades; y los deseos contradictorios de estar con un hombre frente al
querer ser ella misma.
Luego exploró su sentimiento de ser un fracaso y de que algo no
funcionaba bien en ella. Admitió que ya había acudido a terapia, aunque
sin éxito, y que por dicho motivo temía que este tratamiento también fuera
a fracasar. Dijo que tenía miedo de que sus problemas fueran demasiado
grandes para un tratamiento tan breve como éste. Al final de la sesión, el
terapeuta reveló la ilusión que le hacía trabajar con ella; Sharon añadió que
se sentía un poco mejor que al principio. En los impresos de después de la
sesión, calificó al terapeuta como muy cálido y digno de confianza y dijo
que haberse sentido comprendida era lo que más le había impactado. En la
escala abierta de los aspectos Útiles de la terapia (AUT) escribió que la parte
más útil de la sesión había sido •poder confrontar los sentimientos acerca
de mí misma que normalmente no dejo surgir o ignoro».

Sesión 2
Sharon comenzó la sesión siguiente diciendo nerviosamente que se
sentía mejor y que temía no tener nada de qué hablar. Después de respon-
derle empáticamente, el terapeuta propuso que usaran el enfoque para
ayudarla a encontrar el foco terapéutico. Al avanzar a lo largo de los pasos
del enfoque, Sharon fue capaz de etiquetar un sentimiento interno de
soledad, pesadez y su ansia de tener un hombre como la tarea que quería
realizar. A medida que comenzó a explorar dichos sentimientos, llegó
rápidamente a sentimientos no resueltos de deseo y resentimiento hacia su
ex marido, Jerry, y empezó a llorar. El terapeuta reconoció esto como un
indicador de asuntos inacabados y le pidió que se imaginara que estaba
hablando con Jerry en la silla vacía. Al hacerlo, Sharon empezó a experi-
._......,-.,~,- .... ..........-:-or._.,,..,. • .,. .......... ,. ··-.,... ,-~- .... , ............. ,.~~ ..-,, ·~·· ....., ... ,, ~·" - ·-·-. ..,,, " . ··- .. ,. ·~"-:· . ''''!"'> ,._.,_.............., ..•.,._,.,~ .. ··--..·,... -,,.,...,.,

APLlCACIÓNDEL ENFOQUE PROCESUAL Y V!VENCJAL 337

mentar rabia, luego paró. Las escisiones autointerruptoras de este tipo


ocurren en los asuntos inacabados; así pues, el terapeuta la animó para que
explorara esta autointerrupción. Reveló que la rabia era contenida por una
parte de ella que todavía estaba convencida de que J erry regresaría, aunque
se hubiera vuelto a casar.
Al final de la sesión, Sharon informó que se había quedado vada y
confusa por no poder quitarse a Jerry de encima. El terapeuta le dijo que
podría ser útil seguir trabajando en ello. En el AUT, Sharon se refirió a la
. .'
auto1nterrupc1on:

En un momento, cuando mis palabras empezaron a generar sentimientos


de dolor, quise callarme. Pero mi terapeuta, simplemente haciéndome pregun-
tas con suavidad de un modo reafirmador, logró que superara el bloqueo y
pude hablar de mis sentimientos y dejar que salieran.

Sesión 3
Al principio de la sesión, el terapeuta hizo referencia a la confusión
con la que había terminado la sesión anterior, dándole la oportunidad de
seguir con ella o de trabajar con algo nuevo (principio de crecimiento/elec-
ción). Ella ofreció una autocomprensión intelectual de su dificultad a la
hora de desprenderse emocionalmente de Jerry. El terapeuta le pidió que
evaluara esta comprensión usando los pasos de «comprobación» del enfo-
que. La cliente y el terapeuta llevaron a cabo una serie de pasos en el
enfoque, simbolizando finalmente la dificultad ca& respecto a Jerry en
términos de una escisión de conflicto: espíritu de aventura frente al
quererse sentir segura. A petición del terapeuta, la cliente empezó un
diálogo de las dos sillas. Sin embargo, la parte aventurera cedió terreno
rápidamente y se produjo una exploración empática de cómo la parte
aventurera necesitaba otra persona que la animase. Al volver al diálogo de
las dos sillas, el conflicto pasó a ser una lucha entre la parte aventurera y
la demanda interna crítica de perfección («Quiero que todo vaya bien - o
nada•). Esto llevó a un estadio de confusión y agotamiento, en el que la
sesión terminó. Sin embargo, Sharon le dijo al terapeuta que ahora veía el
problema con mayor claridad y en el AUT escribió que aquello «me hizo
darme cuenta de que realmente quiero cambiar, y de que la parte de mí
que no quiere [cambiar] no es muy fuerte».

Sesión 4
Desde el punto de vista del terapeuta, a esta sesión le faltó un foco
central. Al principio de la sesión, la cliente informó sentirse molesta por
haber visto a Jerry en el coche con su nueva mujer. El terapeuta ayudó a

338 CONCLUSIÓN

Sharon a explorar su reacci6n con detalle, lo cual la llev6 a expresar


claramente sus sentimientos de estar todavía casada con él y su fantasía de
que él volvería. A medida que describía esto, dijo que era consciente de que
sus manos le estaban temblando. En respuesta a los intentos de enfocar por
parte del terapeuta, ella pudo simbolizar el temblor como un sentimiento
enjaulado y frustrado unido al conflicto de aventura frente a seguridad. En
posteriores discusiones acerca de este conflicto, Sharon explor6 la parte
orientada hacia la seguridad y su deseo de escapar de sus responsabilidades
financieras y de otro tipo. La descripci6n de después de la sesi6n en el A UT
sugería que la sesión había tenido realmente un efecto positivo en la cliente:
«Me di cuenta de que mi problema con mi Ex no es el más importante de
los que tengo».

Sesión 5
La siguiente sesi6n se centr6 en una sola tarea y un conjunto de temas y
la terapia entró en su fase de «trabajo» más importante. Al principio de la
sesi6n, Sharon present6 una RP de estar confundida por su costumbre de
pasar con el coche de un modo compulsivo por la casa de Jerry. A medida
que la cliente y el terapeuta desplegaban un incidente en particular, ella
lograba comprender una secuencia de acontecimientos en los que primero
se sentía cansada y sola, luego quería que la detuvieran, después pensaba en
Jerry y, de pronto, decidía conducir hasta su casa y ver si veía algún signo
de esperanza. La exploración de Sharon luego se ampli6 a la consideraci6n
de su sentimiento de no estar completa o ser real sin un hombre. Esto
condujo a una exploraci6n de las relaciones anteriores con hombres, espe-
cialmente su uso del sexo para sentirse completa y su sentimiento de que «me
pasa algo y por eso me siento así». En el AUT escribi6: «Cuanto más hablo
con mi terapeuta, más me meto en mis pensamientos. De este modo están
surgiendo mis problemas reales y no mis problemas superficiales.»

Sesión 6
La cliente y el terapeuta acordaron que esta sesión era el punto decisivo
del tratamiento. Sharon comenz6 informando que había dejado de conducir
a casa de Jerry, pero que le quedaba la sensaci6n de que «algo no había
acabado» con él. El terapeuta la hizo empezar a hablar desde la parte de sí
misma que todavía quería que J erry volviera y le pidi6 que se imaginara a
Jerry en la silla vacía y le hablara. Durante el resto de la sesión, Sharon
alternativamente habló con Jerry y narró y exploró su relaci6n con Jerry,
incluyendo algunos episodios angustiosos de violencia física. Expresó su
dolor con llanto abundante y rabia, amargura y confusi6n por su marcha.
Mientras tanto, el terapeuta animaba a la exploración de modo general y al
APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 339

diálogo con Jerry, pero ofrecía afirmación empática en algunos momentos


de debilidad de la cliente.
Hacia el final de la sesión, el terapeuta facilitó la identificación de Sharon
con J erry en la silla vacía sugiriéndole que hablara no como él había actuado
con ella, sino como el «auténtico J erry interior», el hombre al que ella había
amado. Luego, al hablar como ese «]erry real», ella dijo que después de que
Sharon hubiese insistido en poner fin a la violencia, J erry se había aburrido
de la relación y se había marchado porque «las cosas no eran lo bastante
interesantes». Sharon se quedó bastante sorprendida con este punto de vista
y se quedó pensativa cuando terminó la sesión. Después escribió que «me
hizo pararme a pensar: ¿Fue culpa mía, o fue realmente su inmadurez y
egocentrismo?».

Sesión 7
Sharon llegó a la sesión siguiente diciendo que ahora sentía que había
terminado con Jerry y veía que Jerry tenía principalmente la culpa del
divorcio; por lo tanto, dijo, se sentía menos desesperada por encontrar a
otro hombre. El terapeuta le respondió empáticamente y exploraron
brevemente su sentido de alivio.
Luego dijo que no sabía qué más hacer en la terapia. El terapeuta tomó
esto como un sentimiento experimentado con poca claridad y le sugirió el
paso inicial del enfoque de «clarificar un espacio» para ayudarle a seleccio-
nar un tema en el que trabajar. Como resultado, Sharon identificó su
confusión por su «vagancia» general como tarea en la que trabajar. Cuando
el terapeuta sugirió que describiera un ejemplo particular, ella lo identificó
como no ir al gimnasio. La cliente y el terapeuta procedieron a desplegar
esta RP, alcanzando el puente de significado de su comprensión del
incidente en particular. Sin embargo, Sharon señaló que todavía se sentía
confusa acerca de otras situaciones en las que se sentía perezosa, de modo
que ella y el terapeuta procedieron a desplegar un «domingo perezoso» en
el que no hizo nada en todo el día. También llegaron en esta ocasión a un
puente de significado para esta RP, en el que se dio cuenta de que a ella
sencillamente le gustaba «ser vaga» y no tener que hacer nada a nadie. U na
vez que sintió que este proceso operaba en dos contextos diferentes,
procedió a explorar su bienestar al sentirse su propio jefe y las veces en las
que se sentía libre de responsabilidades. Como las sesiones del tratamiento
generalmente duraban 90 min., hubo tiempo para hacer algo de trabajo en
las dos sillas cuando unos minutos después surgió una escisión entre una
parte activa «haz algo» y una parte •perezosa». El momento clave de la
sesión se produjo cuando Sharon de repente reconoció la «crítica» como
su madre:
_, ' > ' ' ' ' • "''ft ••r••"'"'""~"··~-,-,....,,r

340 CONCLUSIÓN

En cieno momento, en mi mente pude ver a mi madre diciéndome lo que


debería hacer y yo sintiendo que por una vez en mi vida, en lugar de hacerlo
porque lo tenía que hacer, no lo iba a hacer. Aunque pospongo cosas, puede
ser que en el fondo me esté «rebelando» contra mi madre, padre y ex marido.

Sesión 8
Al principio de la sesi6n, Sharon anunci6 que Tom, un amigo casado,
se estaba quedando en su casa y que sus compañeras de trabajo encontraban
que eso no estaba bien. Quería trabajar en el hecho de que se sintiera molesta
por su desaprobaci6n. Escribi6: •Cuando las chicas con las que trabajo
atacan verbalmente mis puntos de vista sexuales, me enfado con ellas. Con
. .
la terapia de las dos sillas, descubrí que parte de mi enfado no es contra ellas,
.
sino contra mi misma.»
De este modo, la escisi6n de atribuci6n inicial se volvi6 un conflicto
entre un sí mismo acatador de normas y un sí mismo rebelde y promiscuo
sexualmente. Aunque este conflicto no se resolvi6 en la sesi6n, sí se aclar6.

Sesión 9
En la sesi6n siguiente, Sharon sigui6 explorando su conducta sexual y
empezó a fijarse en la relaci6n con su padre. Empez6 la sesi6n presentando
asuntos inacabados con su padre; sin embargo, cuando el terapeuta le pidi6
que se lo imaginara en la silla vacía, no quiso hacerlo, describiéndolo más
tarde como un suceso difícil: •Cuando mi terapeuta intent6 que hiciera el
[trabajo Jde la silla, poniendo a mi padre en una de ellas, me quedé helada
y no pude soportar la idea de hablar con mi padre.•
En su lugar, hizo una narraci6n de su relaci6n con su padre, describien-
do su alcoholismo y su ausencia emocional, pero particularmente sus
comentarios sexuales despreciativos sobre Sharon, su madre y las mujeres
en general. Al responder el terapeuta empáticamente, Sharon explor6 a
continuaci6n sus ligues y su conducta sexual, incluyendo su conciencia de
lo mucho que buscaba la atenci6n de los hombres y su aprobaci6n a través
del sexo. Al final de la sesi6n, Sharon reflexion6 sobre la importancia de la
conexi6n entre su relaci6n con su padre y su actitud general con los
hombres. La cliente y el terapeuta acordaron trabajar más en el tema y el
terapeuta sugiri6 la utilidad potencial del trabajo de la silla para dicho tema.

Sesión 10
Ya que Sharon estaba muy nerviosa por tener que explorar sus senti-
mientos acerca de su padre, ella y el terapeuta exploraron brevemente si
estaba dispuesta a hacerlo o no, y ella decidi6 que sí lo estaba. El terapeuta
Ja ayud6 a introducirse con facilidad en la exploraci6n pidiéndole que se
• •. , .. ,.,.,.,,,.."'""""e --··•·• '~·•· ••• ,.,

APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 341

imaginara y que describiera una interacci6n reci~nte con él. Como todavía
no podía expresar sus sentimientos no resueltos directamente a su padre en
la silla vacía, Sharon dijo al principio al terapeuta lo que sentía y quería de
su padre, y el terapeuta se lo dijo al padre en su lugar. Luego, una vez que
ella diferenci6 los aspectos «buenos» y «malos» de su padre, Sharon pudo
expresar su dolor y rabia directamente a cada una de esas partes de su padre.
Al final de la sesi6n, Sharon estaba luchando con un conflicto entre su deseo
de ayudar a su padre y su deseo de evitarlo completamente, pero parecía
estar menos enfadada con él. En tono de sorpresa, indic6: «Con toda
seguridad lo mantuve escondido»; dijo que ahora se daba cuenta de que
trataba de obtener de los otros hombres lo que no había podido obtener de
su padre.

Sesión 11
Sharon empez6 diciendo que sentía que sus problemas con su padre se
habían resuelto totalmente en la sesi6n anterior; dijo que el hecho de que
el terapeuta no tomara partido entre ella y su padre había sido muy útil.
Mientras el terapeuta respondía empáticamente, Sharon explor6 lo difícil
que le había resultado estar en medio de conflictos entre sus dos hermanas
sobre c6mo deberían de tratar a su padre. A continuaci6n dijo que senda
que los temas principales se habían resuelto y que ahora quería trabajar en
«ajustar» problemas relativamente pequeños que temía que pudieran crecer
(por ejemplo, su malestar ante la costumbre de beber de su novio). Ella y
el terapeuta exploraron el conflicto acerca de si' era correcto trabajar en
., pequeños para satisfacerla, el terapeuta ofreci6 apoyo al final de la
temas
ses1on.

Sesión 12
Sharon lleg6 a la sesi6n siguiente muy «burbujeante», sin estar segura
de querer estar allí; dijo que prefería estar en casa con Tom, el amigo con
el que había desarrollado una relaci6n íntima romántica. El terapeuta la
escuch6 empáticamente y explor6 para busc;ar los temas que quedaban, pero
estaba claro que Sharon estaba simplemente disfrutando de la experiencia
de sentirse bien. El terapeuta afirm6 empáticamente sus buenos sentimien-
tos, y luego ella explor6 esta relaci6n comparándola con relaciones anterio-
res menos reconfortantes. La sesi6n sigui6 en un tono menos formal que
las sesiones anteriores, en la que la cliente y el terapeuta trataron temas
académicos. Al final, el terapeuta revel6 su satisfacci6n por su felicidad. En
el A UT Sharon escribi6: «Simplemente le hablé al terapeuta, como a un
"amigo". Quería que supiera lo feliz que me sentía.»
342 CONCLUSIÓN

Sesión 13
Sharon anunció que quería trabajar con su problema de dejadez, en
especial con sus deberes estudiantiles. El terapeuta la ayudó a explorar
incidentes particulares en los que había pospuesto su trabajo. Esto les llevó
a una expresión más clara de la escisión de conflicto subyacente entre el
«reprendedor» critico paternal y el «reprendido» experimentado. El diálogo
de las dos sillas la llevó a un sentimiento de insatisfacción con la carrera que
estaba estudiando y a una exploración de los planes laborales. Aunque estos
temas no se resolvieron en la sesión, Sharon escribió: «En el proceso de
señalar mis motivos para no estudiar me di cuenta de que la solución no
está simplemente en estudiar. Me hizo comprender lo mucho que significa
para mí ser feliz en mi vida y en mi trabajo.»

Sesión 14
Ésta resultó ser la última sesión de la terapia. Sharon comenzó diciendo
que ya no tenía nada en lo que trabajar y que se sentía bien. La cliente y el
terapeuta exploraron su sentimiento de querer terminar con la terapia por
ahora, así como su sentimiento de que la dejadez no iba a cambiar y no
constituía un problema real para ella. El terapeuta la guió a continuación a
través de una exploración antes-ahora, intervención que se usa para ayudar
a los clientes a apreciar el cambio y la evolución en sus vidas. Es decir, la
cliente y el terapeuta exploraron alternativamente cómo se sentía ella ahora
frente a cómo se había sentido antes en la terapia y la diferencia emocional
entre los dos estadios. Por ejemplo, ya no se sentÍa «estrujada» por sus
responsabilidades.
El terapeuta le ofreció entonces varias opciones para llevar a cabo el
resto del tratamiento, y Sharon decidió que estaba preparada para terminar
el tratamiento dos sesiones antes. El terapeuta le preguntó cómo se sentía
acerca de terminar la terapia, y respondió que, comparándolo con el
tratamiento anterior, ella sentÍa que el terapeuta la había entendido, no
había tenido que hacer nada para agradarle, y que había sido un éxito porque
ahora se sentÍa cambiada en su interior. El terapeuta le comunicó su alegría
por lo bien que lo había hecho y terminó la terapia.

Estatus clínico y aspectos útiles del tratamiento


Desde la mitad del tratamiento (después de las sesión 8) y durante 18
meses de seguimiento, la puntuación de Sharon en todas las mediciones de
cambios importantes (por ejemplo, BDI, SCL-90) indicaban que ya no
estaba deprimida ni sufría ningún otro malestar clínico, que había resuelto
de un modo general sus problemas, que había desarrollado una autoestima
muy positiva y que funcionaba adecuadamente en sus relaciones Íntimas,
APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 343

de trabajo y familiares. En el 6° mes del seguimiento, Sharon inform6 que


veía la vida de un modo más alegre, tenía más paciencia y le preocupaba lo
que le ocurría a ella; atribuía todos estos cambios a la terapia.
Cuando le pidieron que describiera los aspectos más útiles de la terapia
en los meses 6 y 18 del seguimiento, seña16:

• Las sesiones en las que tuve que enfrentarme a mis sentimientos acerca
de mi padre y no pude esconderlos como había hecho hasta entonces.
• Las sesiones en las que recordé a mi madre.
• La actitud no crítica del terapeuta.
• Las reflexiones sobre mis palabras y sentimientos, que me ayudaron
a pensar a partir de mis afirmaciones.
• Un sentimiento de contacto pr6ximo con mi terapeuta, que me hacía
sentir que realmente estaba preocupado por mí.

Comentario
El caso de Sharon ilustra varias dificultades y puntos fuertes corrientes
en el enfoque vivencia! y procesual. Un principio del enfoque es el de
facilitar la realizaci6n de la tarea. Sin embargo, en este tratamiento, cuando
surge un nuevo indicador, el terapeuta y el cliente cambian de tarea, en
algunas ocasiones, dejando las anteriores sin resolver. Esto, pues, deja una
gran parte de la resoluci6n de tareas en manos del cliente. Alcanzar el
equilibrio justo entre la realizaci6n de tareas y el seguimiento de los
indicadores que surgen es un tema difícil para los terapeutas procesuales y
vivenciales. Este caso, sin embargo, ilustra la combinaci6n creativa y el
entretejido de intervenciones de tareas diferentes, en las que el enfoque
normalmente abre paso al despliegue evocador o al diálogo de las dos sillas.
La naturaleza del proceso de tratamiento está siempre presente en todas las
sesiones en las que el foco se centra en lo que le surge al cliente, en vez de
que el terapeuta imponga un foco en el tratamiento.

Margaret: Breve terapia procesual y vivencia! con una cliente


con dilación, ansiedad y depresión
Margaret, de 36 años, madre de una niña en edad de preescolar, escritora
de temas de historia, quería entrar en terapia por sus problemas de dilaci6n
y de depresi6n. Describi6 su problema principal como el de no tener poder
sobre su vida, que estaba descontrolada y de ser incapaz de terminar un
libro que había estado escribiendo intermitentemente desde hacía 3 años.
Sus problemas, o quejas-objetivo, eran superar su parálisis y ser capaz de
actuar, y poder recordar e integrar su infancia en su vida de adulta.
. •"""" .. ,~ .......

344 CONCLUSIÓN

Sesión 1
No grabamos su primera sesión, pero se compuso de una reunión de
presentación, en la que la cliente exploró su entrada en la terapia y se negoció
una terapia de tarifa reducida que podría ser usada para la investigación.
Esta sesión implicó la creación de un vínculo terapéutico por medio de las
respuestas empáticas del terapeuta a las preocupaciones que presentaba la
cliente, entre las que se incluía: su incapacidad para escribir y sus sentimien-
tos de ser extremadamente autocrítica y, por tanto, incapaz de actuar. Había
escrito un libro que había sido publicado recientemente y había recibido
muy buenas críticas, pero se sentía incapaz después de escribir y pensaba
que le había llegado el momento de echar cuentas. O escribía o dejaba el
libro. Después de haber entrado en contacto empático con su sentido de
angustia y con sus dificultades, acordaron implicarse en un tratamiento
breve de al menos 12 semanas.

Sesión 2
Al principio de la segunda sesión, Margaret dijo que ella se sentÍa
positiva por una vez en su vida. Siguió diciendo que durante la semana se
había dado cuenta de que no solamente estaba bloqueada al escribir y que
para ella era un verdadero esfuerzo sentarse en la mesa a hacerlo. Después
de explorar empáticamente su miedo a tener que hacer cualquier cosa
(como: responder la correspondencia o contestar a los mensajes telefóni-
cos), expresó su confusión por su incapacidad en contestar a una carta de
una amiga Íntima. El terapeuta reconoció que se trataba de una reacción
problemática, reflejó su sentido de confusión y usó a continuación de una
manera sistemática las respuestas evocadoras para desplegar la reacción
problemática. Una vez que se hizo vívida la imagen de ella sentada a la mesa
para responder la carta, se dio cuenta de su necesidad de protegerse frente
a la desilusión que podría provocar en los demás.
Después de ampliar esto a una exploración del miedo al fracaso, Marga-
ret conectó su miedo a desilusionar a los demás con su familia, diciendo que
su hermana y su p:idre eran muy autocríticos y habían puesto muchas
esperanzas en ella. Esta era una nueva visión parcial de ella misma. Luego
siguió refiriéndose a su infancia, explicó que un año después de que muriera
su madre, su padre se había vuelto a casar. Ella no se sintió querida por su
madrastra y para poder enfrentarse a ello empezó a censurarse a sí misma.
Dejó de pedir y se encerró en sí misma, en vez de sentir el dolor de no ser
querida y rechazada. El terapeuta respondió de modo empático sustentán-
dola en su profundo sentimiento de vulnerabilidad y abandono y terminó
la sesión. Aunque presentaba tanto una escisión autoevaluadora como un
asunto inacabado dentro de la reacción problemática, el terapeuta eligió no
'"' ...• . .. ,. " . .. ,.... . "' ..,. ... -~ ..,.,."""""""
... ,. ..,

APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 345

implicarse en otras intervenciones de tareas para no desviarse de la explo-


ración de la RP. Además, el terapeuta se centró en el establecimiento de un
entorno seguro, empático y de aprecio.
Al final de la sesión, la cliente y el terapeuta completaron el inventario
de la alianza de trabajo, el cuestionario de la alianza de ayuda y la escala de
empatía Barrett Lennard. Todas las puntuaciones eran altas, mostrando que
se había establecido un buen vínculo empático y una buena colaboración
en los fines y tareas del tratamiento.

Sesión 3
Margaret comenzó diciendo que lo que había sacado de la sesión anterior
era una fuene imagen de que lo que la bloqueaba en ese momento, su
autocensura y el encerrarse en sí misma, había sido inicialmente una
estrategia de supervivencia muy positiva. Ahora, sin embargo, actuaba en
contra de ella y no a su favor. Describió cómo siendo una preadolescente
decidió casi de una manera literal dejar de hablar. Se había metido en una
campaña de resistencia voluntaria como modo de protestar contra el
abandono de su padre respecto a ella. El terapeuta, tras reflejar lo doloroso
que debía haber sido, le pidió que entablara un diálogo con su padre. Ella
se implicó rápidamente en un diálogo con su padre en una silla vacía y se
transformó en una niña de 12 años que expresaba su necesidad de él y su
oposición. Entonces expresó su sentido de abandono y de falta de valía
cuando su padre le dio la espalda. Al representar a su padre en la silla vacía,
se identificó con su sentido de que había defraudadoa la gente, que era un
gafe para todos aquellos cercanos a él, así pues, no le podía dar nada a ella
y no quería que ella le necesitara. En ese momento, lloró amargamente y
expresó su deseo insatisfecho, diciendo que lo que ella necesitaba no era algo
inaceptable o repulsivo tal y como él le había hecho sentir. Sólo necesitaba
que la quisiera. Esto representaba un movimiento definitivo hacia la reso-
lución de su asunto inacabado con su padre, ya que se sentía más autorizada
a tener las necesidades y veía a su padre desde una nueva perspectiva.

Sesión 4
Esta sesión se centró en su incapacidad para escribir. Margaret dijo que
no le imponaba hablar del pasado, como lo había hecho la semana anterior,
pero que le resultaba difícil dejar que el terapeuta supiera cuáles eran las
dificultades que tenía en su vida presente. La cliente dijo que se sentía como
una estúpida por el problema que tenía, pero el terapeuta le respondió con
autenticidad diciéndole que no la veía como una estúpida y la animó a
explorar la experiencia de sentirse estúpida. Entonces la cliente se volvió a
referir a la inaceptable pane necesitada de ella, de la que había hablado en
346 CONCLUSIÓN

la sesión anterior. Dijo que se sentía atascada en esos sentimientos. Siguió


hablando de la época difícil que estaba viviendo ahora que su marido no
estaba. También habló de cómo se sentía cuando dejaba a su hija en el
colegio, luego no se quería ir a casa, la casa le parecía una prisión que ella
misma había construido. No sabía por qué, pero no le gustaba estar sola en
casa. Se exploró esto como una reacción problemática, en la que se volvió
a evocar de manera vívida la escena de entrar en la casa vacía. Describió su
respuesta como una especie de parálisis. Hizo un paralelismo entre esta
experiencia de parálisis y la de haberse alejado y escondido bajo una cama
después de la muerte de su madre y haber dejado de hablar como una
preadolescente porque se había sentido muy abandonada y había sentido la
necesidad de proteger su auténtico ser. Se dio cuenta de que la parálisis que
sufría era como una especie de distanciamiento para proteger su ser creativo
del rechazo y la crÍtica. Aunque afirmó que le parecía que su problema de
distanciamiento estaba ocurriendo cada vez con mayor frecuencia, tomó la
resolución de que podría enfrentarse a dicha amenaza y hacer algo para
evitarlo. Esto le dio una nueva perspectiva de cómo funcionaba mientras
estaba paralizada.

Sesión 5
Margaret comenzó diciendo que había logrado pasar la semana ocupada
para evitar su vida interior. La primera mitad de la sesión incluyó la
exploración empática del significado de vivir una vida más ocupada y
superficial frente a una vida más profunda y creativa. Presentó entonces
una escisión entre una voz que le decía: «trabaja con empeño» y otra parte
que quería no hacer nada de particular, visitar, hablar, leer historias y tejer.
Se metió en un diálogo de las dos sillas en el que se transformó en un crítico
muy severo que le decía que ella le había decepcionado. En este diálogo di¡o
que se despreciaba por no haber cumplido su promesa y porque se había
destruido según los otros. Respondió desde la silla del sí mismo diciendo
que quería escapar y no enfrentarse más a esas personas. Se sentía desespe·
rada y sola. Comentó que en esta silla se sentía heroica y trágicamente sola
y abandonada. Al entrar en su desesperación, salió de allí diciendo que
necesitaba que las voces críticas le dijeran que no había fracasado y que ,.
ji

reconocieran lo valiente que había sido al aceptar los retos que había
aceptado. Terminó con un conflicto entre una parte que decía: «nunca darás
la talla» y otra parte que decía: «al verme juzgada me paralizo» y «quiero
que dejes de desaprobarme y que me quieras o, al menos, seas neutral». Esto
representó un primer paso en el enfrentamiento con el crítico.
' ' .

APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 347

Sesión 6
Esta sesi6n consisti6 en una combinaci6n de respuestas empáticas a la
lucha de la cliente contra el sentirse inadecuada y más trabajo sobre la
escisión entre su crítico y el sí mismo. Este diálogo se centró en las
demandas y expectativas a realizar y sus sentimientos de desamparo y
fatalidad inminente. El crítico fue excesivamente duro y perfeccionista:
•Quiero que seas perfecta», mientras que la pane desesperada decía:
«Necesito huir. Tengo que encontrar un hueco oscuro en el que esconder-
me». La sesión, que fue muy dolorosa para la cliente, terminó con una
discusión de cómo el aspecto critico estaba minando su sentido de sí misma,
y cómo esto la hacía sentirse muy débil y confusa. Al final de la sesión 6,
se fue observando gradualmente que este tema era muy importante para
la cliente. El terapeuta le sugirió que hiciera trabajo de toma de conciencia
en casa para que observara durante la semana lo que hacía el critico para
minar al sí mismo.

Sesión 7
Esta sesión implicó la afirmación empática de la vulnerabilidad de
Margaret. Es importante señalar que aunque le hubieran mandado deberes
al final de la sesión anterior, el terapeuta empieza la sesión desde el lugar
donde se encuentra la cliente y sigue cualquier cosa que emerja como lo más
importante para la cliente. La cliente empezó a cotí.tar cómo al volver de
un viaje al funeral de un miembro de su familia se sintió muy culpable por
no reconocer inmediatamente a su propia hija al verla en el aeropuerto
porque le había parecido «demasiado desgarbada». Se sorprendió y avergon-
zó por no haber reconocido a su propia hija, ya que ésta era menos perfecta
de lo que recordaba. El terapeuta respondió de un modo empático y
reafirmante. Esto llevó a que admitiera un sentido profundo de vulnerabi-
lidad por no ser perfecta y el miedo de ser incapaz de aceptarse a sí misma
o a cualquier otra persona. Una vez que expresó este pensamiento y que el
terapeuta lo recibiera, Margaret empezó a tener más esperanzas y terminó
la sesión sintiendo que estaba empezando a tomarse más en serio, a ser capaz
de ser ella misma, a hacer su trabajo y a desligarse y diferenciarse de su
marido.

Sesión 8
Margaret inició la sesión diciendo que le gustaba lo que sentÍa al
aprender a aceptar que estaba bien ser «normal» y no «Super». Esto
representó un cambio importante para ella. Luego trabajó en una escisión
de atribución relacionada con ponerse a prueba a sí misma frente al mundo.
Representó a los otros imaginarios de su mundo profesional, de entrevistas
348 CONCLUSIÓN

pasadas y futuras, los productores de sus guiones, todos mirándola fijamente


y juzgándola.
Reconoci6 rápidamente que los juicios atribuidos correspondían a su
juicio interno y que sus expectativas negativas la desautorizaban y la dejaban
totalmente vacía. Reaccion6 enfrentándose a su crítico y pidiéndole que no
esperara lo imposible y que la apoyara. Termin6 diciendo que estaba
tratando de desarrollar una piel a su alrededor para protegerse pero que era
tan fina que no tenía la suficiente fuerza como para protegerla. Esto se
producía porque esta parte también quería ser perfecta.

Sesión 9
Margaret empez6 diciendo que las sesiones anteriores habían estado
muy bien porque:

Lo que hicimos la semana pasada lo hemos hecho muchas veces antes como
un disco rayado. Me gusta saber que todavía ocurre y lo más importante que
he sacado es que cada parte de mí quiere que sea impecable, necesita que sea
impecable o perfecta. Estoy empezando a ver lo ridícula que es esa trampa.
Creo que esto ha estado conmigo toda la semana ¿y bien, qué pasaría si no
tuviera que ser perfecta?

Habl6 de intentar conseguir un trabajo de escritora y dijo que se sentía


animada. Cuando el terapeuta le pidi6 que hablara desde esa animaci6n,
dijo que le resultaría más fácil hablar desde el miedo. El terapeuta le pidió
que se centrara en el miedo. Emergió de la exploraci6n del miedo con un
sentimiento de temor a ponerse al descubierto. Se practic6 otro diálogo de
las dos sillas en el que, desde el lado crítico, se asust6 a sí misma y, luego,
se despreci6 por lo asustada que estaba. Desde el lado vivencia!, se represent6
como una pared que la protegía del desprecio. Se dio cuenta de cuán
equivocada estaba al creerse fuerte en el silencio que adoptaba para tratar
el abandono de su padre y el rechazo de su madrastra. Termin6 dialogando
con su padre en la silla vacía y lleg6 a darse cuenta de c6mo refrenaba sus
sentimientos con respecto a él, en parte para protegerse, pero también para
protegerle a él. Supo que durante toda su vida había tratado de protegerle
y que ya no tenía necesidad de hacerlo.

Sesión 10
En esta sesi6n la diente dijo que tenía malas costumbres, que todavía
tenla falta de resolución y que se comportaba generalmente de un modo
crítico contra sí misma por ser incapaz de concentrarse y tener poca
energía. Aunque había empezado a escribir y había hecho un buen borra-
·--··· "' "'''"'""•º' ·-'''"" ............. - . , ........... , . . . , •. ,., ...... ,-,. • . ,-•• - •. - ... ,. .... ~.-·--··~···¡ ..,.,,..'l.""!
" .•

APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 349

dar, dijo que creía que era una fracasada. El terapeuta exploró empática-
mente su experiencia y, en respuesta a su afirmación de que ella saboteaba
su trabajo controlándose a sí misma hasta el mínimo detalle, sugirió un
diálogo de las dos sillas entre el supervisor y el sí mismo. Margaret empezó
el diálogo con: «Deberías• escribir frente a «No puedo». Siguiendo las pautas
del terapeuta, esto se transformó en una actuación diferenciada de un
supervisor perfeccionista que criticaba y evaluaba todo lo que escribía o
trataba de escribir. De este modo se sentÍa paralizada. El terapeuta le asignó
deberes para deliberadamente criticarse a sí misma de una manera perfeccio-
nista para que la semana siguiente fuera consciente de cómo supervisaba y
evaluaba su trabajo.

Sesión 11
La cliente volvió diciendo que había podido vencer a su juez crítico y
ponerse a escribir. Esta sesión se centró de nuevo en un diálogo, en el que
el juez la acusaba de no tener agallas. Como respuesta se replegó y dijo que
se había vuelto a meter en su caja y había cerrado la tapa. A medida que se
avanzaba, dijo sentir claustrofobia en la caja y que se sentía como si estuviera
en prisión. Sentía un gran deseo de evitar enfrentarse a la letanía de fracasos
con los que su juez la aprisionaba. Luego, admitió que renunciaba a
defenderse y se refirió de nuevo a lo fuerte que se sentía al no defenderse,
diciendo que, si se defendía, se sentía como si fuera a perder todas sus fuerzas,
que era preferible replegarse y echarse a dormir.

Sesión 12
En esta sesión habló de su trabajo y dijo que se sentÍa más segura de sí
misma y que tenía la sensación de que había una puerta en su mente que
iba a poder abrir para juntar las dos partes que había en ella. Se trabajó con
esta imagen como si de una escisión se tratara. Las partes a ambos lados de
la puerta entraron en contacto, tentativamente en un principio, con el sí
mismo, diciendo que tenía miedo de salir y hacerse mayor y que temía su
propio caos y que necesitaba que su otra parte le diera una estructura y
control. Esto se transformó en un diálogo entre el sí mismo creativo, que
quería salir de la caja, y el miedo de sus controladores a ser vencidos por
su parte creativa. La parte creativa también expresó su miedo a ser destruida
o distorsionada por la parte controladora. El crítico controlador, después
de decir que tenía miedo de la confusión que había en su vida, cuando
entraba en juego la parte creativa, dijo: «Tengo que dar con una fórmula
para necesitarte que me dé vida, pero que no me destroce la vida como
esposa y madre que he construido». Luego comentó: «Tengo muy fuertes
deseos de que una de las partes desaparezca». La parte creativa respondió:
'

350 CONCLUSIÓN

«Esta parte de mí no se siente amenazadora. Como me bloqueas tanto,


cuando me dejas entrar mi alegría es tan grande que me dejo llevar y
entonces te asustas y nos hacemos daño las dos».

Sesión 13
La cliente comenzó la sesión diciendo que pensaba que la última había
sido muy importante y en ella se había producido un avance. El terapeuta
le respondió con comprensión empática y compartió con sinceridad el
entusiasmo de la cliente por sus descubrimientos. La cliente informó que
el avance se había producido en la sesión cuando ella se había autorizado a
entrar en la parte oscura y que recordaba que aquella parte le había gustado.
Empezó a ver que esta parte había desarrollado lo más original de su libro
y que constituía la «fuente» del mismo, y que cuando intentaba trabajar
desde la parte controladora lo que hacía era simplemente imitar su signifi-
cado en vez de expresarlo. Esto le hizo «sentirse bien» con su parte oscura
y no tenerle miedo. Luego reflexionó sobre sus esfuerzos en los últimos
ocho años y en que ahora estaba preparada para enfrentarse al futuro. Ahora
podía escribir e integrar su parte social superficial en su parte «negra»
creativa. Ahora podía dejar entrar a esta última en dosis moderadas, para
no crear una u otra situación, que antes habían dado como resultado su
incapacidad para trabajar, por una parte, y, por otra, su retiro, viviendo casi
como una ermitaña durante más de un año para poder escribir, que le
produjo sentimientos de soledad, sintiendo como si el mundo no existiera
y que le resultó «insoportable». El terapeuta terminó comentando lo
importante que el viaje había sido para ambos y que no se había dado cuenta
realmente del efecto de la última sesión y lo contento que estaba de que ella
hubiera llegado a dicha resolución.

Sesión 14
Esta sesión consistió en un último diálogo de las dos sillas en el que la
cliente dijo que le gustaría centrarse en las dos partes que habían entrado
en contacto en la sesión anterior. En este diálogo, el crítico dijo: «He estado
asfixiándote porque me das miedo.» Ella invitó a entrar a su «parte negra»
y se ofreció a autorizarla a crecer. Su parte «negra» le dijo que antes había
tenido miedo, pero que ya no tenía ni 7 ni 12 ni 22, sino que era más madura
y que había desarrollado una filosofía acerca de cómo vivir. Habló entonces
con el terapeuta acerca del reconocimiento de que su parte social superficial
tenía habilidades que necesitaba su parte «negra» y que ambas partes tenían
que cooperar entre st.'
APLICACIÓN DEL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 351

Sesión 15
La terapia concluyó haciendo que la cliente revisara sus progresos y
estableciera que sabía que iba a «entrar en desesperación una vez más», pero
que ahora tenía el conocimiento necesario para reconocer su desesperación
y saber que realmente le estaba dando vida. Dijo que antes siempre había
sentido que una parte estaba en lo cierto y que la otra no, aunque solía
cambiar de opinión con respecto a cuál era la que estaba en lo cierto; pero
ahora se daba cuenta de que las dos eran importantes. Senda que tenía ahora
las herramientas para tratar estos temas y veía sus problemas desde una
perspectiva diferente.

Finalización y seguimiento
La cliente cambió considerablemente el objetivo de sus quejas en lo que
se refería a sus problemas interpersonales y a su autoestima. En la entrevista
hecha por un investigador a los 5 meses del seguimiento mantenía sus logros.
Consideraba que había cambiado al vencer a su crítico y al abrir una puerta
entre las dos partes del sí mismo. Comentó que el terapeuta la había
comprendido mucho y que confiaba en que él la ayudara a enfrentarse a sus
miedos. También dijo que, aunque le habían resultado difíciles los diálogos,
éstos habían sido muy fitiles y que la guía suave del terapeuta la había
ayudado mucho.
\
Comentario
Este caso demuestra cómo se usaron diferentes intervenciones en el
tratamiento y cómo la cliente comenzó a centrarse en un proceso perfec-
cionista autoevaluador, que se resolvió con la ayuda del diálogo de las dos
sillas. La naturaleza del proceso de tratamiento se ve claramente en cómo
el terapeuta al principio de cada sesión sigue la experiencia emergente en la
cliente, en lugar de imponer el foco en el tratamiento. Se desarrolla un foco,
pero éste emerge principalmente de la cliente y de su colaboración con el
proceso facilitador de la escisión por parte del terapeuta. La cliente lo
encuentra útil para entender su experiencia y adoptarla como pauta de
enfoque del tratamiento.
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. .··~······-.--. .-.--~~. . .
CAPÍTULO XV

EL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL: UNA VISIÓN


GENERAL, INVESTIGACIÓN, TEORÍA Y FUTURO

Nuestro propósito en este capítulo final es dar una visión general del
enfoque procesual y vivencia! desde tres perspectivas: una perspectiva
empírica, proporcionada por la investigación sistemática; una perspectiva
teórica, que explora la posibilidad de un modelo común general para el
proceso de cambio vivencia!; y una visión prospectiva de los desarrollos
que pueden surgir en el futuro.

UNA PERSPECTIVA EMPÍRICA

U na revisión del ámbito completo de la investigación relevante al enfo-


que procesual y vivencia! va más allá del alcance de este capítulo (véase Green-
berg y otros, en imprenta; Rice y Greenberg, 1984). Así pues, nos limitaremos
a resumir la investigación en resultados, proceso y factores útiles en trata-
mientos explícitamente procesuales y vivenciales con la población clínica.

Investigación de resultados y de proceso-resultados


Los resultados del enfoque procesual y vivencia! han sido el tema de seis
estudios distintos con población clínica (Clarke y Greenberg, 1986; Elliott
y otros, 1990; Greenberg y Webster, 1982; Lowenstein, 1985; Wiseman,
1986; Paivio y Greenberg, 1992). En general, estos estudios examinan tanto
el resultado global y en la sesión del tratamiento, como los predictores del
proceso de los resultados.
En los primeros trabajos, Greenberg y Webster (1982) usaron una
terapia vivencia! breve de 6 semanas incorporando trabajo Gestalt de las
dos sillas para tratar a 31 clientes que experimentaban importantes conflic-
tos en tomas de decisión. Incluso aquellos clientes que no resolvieron sus
conflictos mejoraron clínicamente, pero los que los resolvieron se sintieron
mucho más decididos y menos ansiosos después del tratamiento de lo que
se sentían los que no los resolvieron. Los que los resolvieron mostraron
también una gran mejoría en el objetivo de las reclamaciones y un mayor
cambio conductual. Después de la sesión en la que se suavizaba la crÍtica,
los que lo resolvieron informaron de una mucho mayor resolución del
conflicto, menor malestar, un mayor cambio de humor y un mayor logro
de los objetivos que los que no lograron la resolución.
354 CONCLUSIÓN

A continuación, Clarke y Greenberg (1986) cotejaron un tratamiento


procesual y vivencia! breve, usando de nuevo el diálogo de las dos sillas, con
la resolución conductual de problemas (D'Zurilla y Goldfried, 1971) en el
tratamiento de conflictos de toma de decisiones, un tipo de escisión de
conflicto. En este estudio, se asignaron al azar clientes que experimentaban
conflictos emocionalmente significativos de toma de decisión a nivel pro-
fesional a una de las tres condiciones: resolución conductual de problemas,
trabajo en las dos sillas o control en lista de espera. El método de las dos
sillas resultó ser más eficaz para reducir la indecisión que la resolución
conductual de problemas o que el no tratamiento.
Lowenstein (1985) investigó una terapia breve procesual y vivencia! en
la que se usaba el despliegue evocador en el tratamiento de 12 clientes con
ansiedad y problemas interpersonales. Los terapeutas usaron el despliegue
evocador para responder al indicador de RP en la tercera o cuarta sesión.
La sesión del despliegue evocador fue evaluada por los clientes como más
importante que las otras dos sesiones del medio sobre profundidad-valor
(Stiles, 1980). Como resultado final, los clientes generalmente mostraban
una mejora clínica substancial, pero los clientes que habían resuelto con
éxito su RP mejoraron en mayor medida.
En un estudio posterior, Wiseman (1986; véase también Wiseman y
Rice, 1989) llevó a cabo análisis intensos, de las sesiones de cinco mujeres
clientes a las que se vio durante 10 o 15 semanas, de un tratamiento procesual
y vivencia! similar usando el despliegue evocador. En primer lugar, las
clientes mostraron una mejora general con el tratamiento. En segundo
lugar, las sesiones centradas en tareas evocadoras fueron evaluadas como
mucho más profundas y valiosas (Stiles, 1980) que las sesiones carentes de
tareas del tratamiento. Las clientes también evaluaron las sesiones evocado-
ras como productoras de cambios significativamente mayores en perspec-
tiva, nuevo autoconocimiento y progreso. En una serie de análisis secuencia-
les llevados a cabo en las sesiones , se observó que las intervenciones del
terapeuta específicas para un paso particular de la tarea de RP tenían el
esperado impacto diferencial en la experiencia del cliente.
En un tratamiento procesual y vivencia! reciente de 12 a 14 semanas
(Paivio y Greenberg, 1992) usando el diálogo de las dos sillas para trabajar
con asuntos inacabados con un otro significativo, se comprobó que los
clientes en el grupo de tratamiento mejoraban significativamente más que
los de un grupo de control psicoeducacional en lo que a síntomas, quejas-
objetivo, problemas interpersonales y autoaceptación se refiere. Además,
el grupo de tratamiento informó que se estaban volviendo significativamen-
te más conciliadores con el otro significativo, en una medida de afiliación
interpersonal.
r
EL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 355

Por último, Elliott y otros (1990) y Jackson y Elliott (1990) examina-


ron un enfoque procesual y vivencia! integrador para el tratamiento de la
depresión. Este tratamiento incorporaba el enfoque, las distintas formas
del trabajo en la silla y el despliegue dentro de una relación vivencia!
centrada en el cliente. Se observó un importante cambio clínico durante
el tratamiento, así como un cambio clínico significativo entre el postrata-
miento y el seguimiento a los 6 meses; la dimensión del cambio era
comparable a la que resultó en un estudio paralelo de tratamientos cogni-
tivos y dinámicos (Shapiro y Firth, 1987). El cambio más común en
postratamiento descrito por los clientes era un mejor humor y optimismo,
una mayor independencia y afianzamiento, una mayor apertura o intimi-
dad interpersonal, más autoestima y mayor habilidad para tratar las
situaciones de la vida cotidiana.

Investigación del proceso descriptivo


Se evaluaron las medidas de adhesión en la mayoría de las intervenciones
de tareas. Estas medidas, desarrolladas por Greenberg y Rice (1991), se
muestran para diferenciar unas intervenciones de otras y de la reflexión
empática. Goldman (1991) demostró específicamente que las intervenciones
de tareas utilizan predominantemente diferentes intervenciones específicas
del terapeuta, aunque existe una ligera superposición. El despliegue evoca-
dor se utilizó solamente de un O a un 3% de las intervenciones similares al
diálogo de las dos sillas y de 3 a 6°/o de las similares al diálogo de la silla vacía.
Existía mayor superposición entre las intervenciones de las dos sillas y de
la silla vacía, como era de esperar, pero se superponían solamente de un 7
a un 17°/o de sus intervenciones.
Además, Goldman(l 991) también demostró que los evaluadores podían
discriminar entre el enfoque procesual y vivencia! y enfoques conductuales
dinámicos o cognitivos breves, tanto en las intervenciones específicas del
terapeuta como en las habilidades relacionales vivencia les más globales, tales
como la búsqueda del terapeuta de la experiencia momento a momento y
la armonización empática con el afecto.
En relación a los procesos del cliente, los terapeutas en el estudio de
Horton y Elliott (1991) indicaron que los clientes presentaban al menos un
indicador de tarea específico en cada una de las sesiones (96°/o), en su mayoría
escisiones de conflicto e indicadores de un significado sentido con poca
claridad. Además, los terapeutas informaron de que la expresión emocional
del cliente estaba presente en casi los dos tercios de las sesiones del trata-
miento.
...... ,... ,....,
r

356 CONCLUSIÓN

Aspectos útiles y dificultades de la terapia


Elliott, Clark y Kennedy (1991) llevaron a cabo un estudio de análisis
del contenido de las descripciones que después de la sesión hacían los clientes
de los hechos más Útiles en la terapia procesual y vivencia!. Identificaron
categorías de factores útiles que tenían que ver con las acciones del cliente
y terapeuta y con los impactos terapéuticos. El tipo de impacto más común
resultó, con diferencia, la conciencia del sí mismo por parte del diente (una
importancia mayor de la experiencia); además, los clientes experimentaron
también una visión del sí mismo, clarificación de los problemas e impactos
positívos en el sí mismo. Las acciones útiles más comunes descritas por los
clientes fueron la autodescripción del cliente y las técnicas terapéuticas
básicas (por ejemplo, los modos de respuesta vivencia!, como el reflejo
empático). Usando datos de la escala de valoración cuantitativa de ese mis-
mo estudio, sin embargo, Elliott y otros (1990) comprobaron que cuando
los clientes y los terapeutas evaluaban los impactos más importantes de la
terapia, ambos daban la valoración más alta a los impactos relacionales, en
especial al hecho de sentirse comprendido.
Mancinelli (1992) recogió descripciones de los factores útiles y de las
dificultades de clientes deprimidos a mitad de un tratamiento procesual y
vivencia! de 16 semanas. Usando un tipo de análisis cualitativo, identificó
un esquema de «experiencia útil Óptima» que pareda subrayar las experien-
cias útiles y las dificultades de los clientes en el enfoque procesual y
vivencia!. Los clientes evaluaban sus experiencias en el tratamiento en
relación con este esquema cognitivo/afectivo de tres rasgos definitorios
organizados secuencialmente que se definen a continuación. Las dificultades
que encontraban los dientes, aunque mucho menos frecuentes, se definie-
ron como ausencia de uno o más de estos tres rasgos.
En la experiencia útil óptima de la terapia procesual y vivencia!, el
cliente experimenta, en primer lugar, el contexto terapéutico como un
entorno de trabajo que es seguro (por ejemplo, confidencial, de apoyo,
empático) y facilitador de la comunicación del cliente (por ejemplo, el
terapeuta permite que el diente hable o guía el proceso con interés). En
segundo lugar, este entorno de trabajo facilita un conjunto de procesos del ,,
cliente. Lo más importante es que el cliente entre en contacto y trabaje con
dichos sentimientos (por ejemplo, a través del juego de roles, expresión y
liberación), tanto dentro como fuera de la terapia. En tercer lugar, el cliente
experimenta que de sus esfuerzos en el entorno de trabajo surge un sentido
de progreso . Esto incluye la clarificación del problema (tener claro en qué
problemas hay que trabajar), la reorganización de la experiencia (cambio de
' '
esquema: por ejemplo, nueva percepción, cambios en la manera de percibir
a los otros) y solución del problema y alivio (véase Lietaer, 1992). Algunos
..... ', .. , ........,, ..... -· ··-·····-~ ..........,., _,., .. , ..,. __ .,, .... ,.

EL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 357

de los resultados de este estudio y del anterior están reflejados en el modelo


general del proceso de resoluci6n de tarea que se presenta en la secci6n
siguiente de este capítulo.

VISIÓN TEÓRICA INTEGRADORA MODELO GENERAL DEL PROCESO DE CAMBIO

Aunque las intervenciones de tareas descritas en este libro surgen del


estudio de distintas situaciones importantes de cambio, creemos que tienen
una serie de elementos comunes significativos. Creemos que dichos factores
comunes sugieren un modelo del proceso de cambio general en el enfoque
procesual y vivencia!. Aunque nuestra descripción del modelo general tiene,
en parte, la intenci6n de proporcionar un resumen de muchos de los temas
importantes de este libro, esperamos que la apreciación de la unidad
subyacente en las distintas tareas descritas desde el capitulo 8 al 13 ayude a
profundizar la comprensión del lector del enfoque procesual y vivencia!,
en general, y de las intervenciones de tareas específicas. Dicho modelo, sin
embargo, no tiene la intención de reemplazar las descripciones específicas
de los pasos del cliente ni de las operaciones del terapeuta necesarias para la
resoluci6n de las tareas especificas.
Nuestro modelo en siete fases del proceso de cambio en las tareas
procesuales y vivenciales se presenta en la figura 15-1.

Fase de vínculo relacional


El modelo presupone que el cliente entra en el tratamiento experimen-
tando un conjunto de dificultades psicológicas generales. El terapeuta
comienza la terapia estableciendo un vínculo emocional de auténtico apre-
cio con el cliente. Además, entre el cliente y el terapeuta se construye un
sentido general de colaboraci6n sobre la base de un compromiso compar-
tido con los objetivos del cliente y una vez que el cliente ha visto la
importancia del tratamiento para lograr dichos objetivos. Aunque el esta-
blecimiento del vínculo es más importante durante las primeras sesiones
del tratamiento, tiene lugar durante todo el tratamiento, en especial al inicio
de la sesión, cuando terapeuta y cliente entran nuevamente en contacto
entre s1.'

Fase de exploración empática


Una vez se ha establecido contacto con el cliente, el terapeuta se
concentra en introducirse en el marco de referencia interno del cliente y
comunicarle su comprensión. El terapeuta atiende selectivamente a la parte
del mensaje que ha sido expresada más intensamente y que parece estar más
358 CONCLUSIÓN

l. Fase de relación (vínculo y colaboración)


2. Fase de exploración empática (implicación)
3. Fase de iniciación de la tarea (identificación del indicador, colaboración en la
tarea)
4. Fase de evocación/activación (entrada vívida, preparación del esquema)
5. Fase de exploración vivencial (atender diferencial mente, simbolizar, construc-
ción dialéctica)
6. Cambio de esquema o fase de resolución (conciencia, comprensión o reeva-
luación positiva)
7. Postresolución o fase de seguir adelante (crear una perspectiva de significado,
planificación/compromiso)

Figura 15-1. Modelo general del proceso de cambio en las intervenciones de tareas
de proceso vivencial.

vívida y ser decisiva para el significado del cliente. Los mejores indicadores
surgen desde esta exploración centrada internamente de la experiencia del
cliente. Así, desde la exploración de la experiencia del cliente facilitada
empáticamente emerge con mayor claridad un verdadero sentimiento de
confusión por una reacción propia, un sentimiento experimentado de lucha
interna entre partes opuestas, un sentimiento negativo hacia un otro
signifi-cativo, un sentido de profunda vulnerabilidad o un significado
sentido con poca claridad de algo que surge más claramente de la explora-
ción de la propia experiencia del cliente empáricamente facilitada.

Fase de iniciación de la tarea


Una vez se ha establecido con éxito el contacto relacional y ha comen-
zado la exploración empática, el terapeuta intenta distinguir y responder a
los indicadores de tareas cuando emergen. Aunque los contenidos y la forma
de los indicadores de las distintas tareas varían considerablemente, todos
ellos comparten algunos rasgos comunes: en primer lugar, todos tratan un
ejemplo de la dificultad vivencia! más general del cliente. En segundo lugar,
los indicadores señalan un estado interno de disponibilidad para trabajar en
la tarea terapéutica de resolver la dificultad vivencia!. En cierto sentido,
pues, se puede considerar que el cliente está planteando una cuestión
vivencia! implícita o literal, que, en cierto modo, la resolución responderá
con éxito. Los indicadores son, por tanto, peticiones de ayuda directa o .-
indirecta del cliente al terapeuta. La ayuda que se pide no está necesariamen-
te en forma de «respuestas» inmediatas. Pero desde el punto de vista del
l

EL ENFOQUE PROCESUAL Y VNENCIAL 359

cliente, se puede tratar simplemente de que el terapeuta le preste atenci6n


y le facilite sus esfuerzos para explorar su propia cuesti6n.
Así pues, la primera misi6n del terapeuta en la iniciaci6n de la tarea
consiste en atender a los indicadores de tareas del cliente. Luego se produce
un proceso de colaboraci6n en el que el terapeuta confirma'Su comprensi6n
del indicador/ dificultad y el interés del cliente en trabajar en él; el paso
siguiente consiste en proponer la intervenci6n de tarea; y el tercero, en
preparar la entrada del cliente en dicha tarea.

Fase de evocaci6n/activaci6n
Siguiendo el ejemplo de la iniciaci6n de la tarea, todas las intervenciones
de tareas tienen una fase de entrada, durante la cual tienen lugar dos procesos
complementarios. Por un lado, el cliente y el terapeuta trabajan juntos en
proporcionar ayuda al cliente para que evoque la dificultad de modo más
intenso o claro. Esto se hace de distintas formas en las diferentes tareas. En
el despliegue, el cliente vuelve a experimentar vívidamente la situaci6n en
la que surgi6 la dificultad; en el diálogo de las dos sillas se le pide que critique
un aspecto del sí mismo; en el enfoque se le pide que atienda al significado
sentido en su conjunto; y en el aprecio empático se le permite y se le ayuda
en su incursi6n en la vulnerabilidad. Esta evocaci6n tiene el efecto de
preparar el esquema y hacerlo susceptible de reprocesamiento.
Una parte de esta etapa consiste en que el terapeuta ayude al cliente a
no implicarse en procesos que puedan perturbar la activaci6n del cliente y
que interfieran con su volver a entrar en la dificultad. En general, estos
procesos de interferencia obtienen que el cliente no se implique en el tipo
de procesos necesarios para resolver el problema. En la terapia operan
diferentes factores que aumentan la activaci6n y que centran el foco del
cliente en una senda de procesamiento productivo. En primer lugar, los
vínculos terapéuticos previamente establecidos ayudan al cliente a sentirse
seguro y apoyado y ello le proporciona recursos atencionales adicionales
para implicarse en la tarea. En segundo lugar, la intervenci6n de tareas en
sí misma ofrece generalmente operaciones para vencer la autocrÍtica, la
turbaci6n o los procesos automáticos autointerruptores que pueden causar
interferencia. De este modo, en el enfoque se le puede pedir al cliente que
«deje a un lado» por el momento la autocrítica. En el despliegue, el foco no
se centra en la «reacci6n a la reacci6n•, una vez que el cliente la ha
reconocido, sino que el terapeuta suavemente vuelve a dirigirlo a la tarea y
la atenci6n se dirige a la reacci6n primaria. De modo similar, el foco no se
centra en el desafío reactivo y la obediencia del sí mismo al crítico en el
trabajo en las dos sillas, ni en el culpar y quejarse en el trabajo de la silla
vacía; por el contrario, se dirige la atenci6n del cliente a sentimientos más
'--· ... "'

360 CONCLUSIÓN

primarios. Además, en el diálogo de las dos sillas y en la representación, el


crÍtico o el otro negativo se separa cuidadosamente de la parte experimen-
tadora y se les pone a ambos en el mismo plano. Esto «Contiene» paradóji-
camente al crítico, mientras que, al mismo tiempo, lo utiliza para estimular
la experimentación e intensificar la activación.

Fase de exploración vivencia!


La fase clave del proceso de cambio en el enfoque procesual y vivencia!
es un proceso de exploración dialécticamente constructivo (véase capítulo
3) para ayudar a los clientes a diferenciar y profundizar en su experiencia
hasta el momento en que surjan nuevas experiencias y cambien los esquemas
emocionales centrales. En todas las tareas procesuales y vivenciales, la
estrategia del terapeuta consiste en facilitar el proceso vivencia! ayudando
a los clientes a atender ij centrarse en los distintos aspectos específicos de Ja
experiencia interna en diferentes momentos. Esta asignación diferencial de
la atención en aspectos específicos de la experiencia fomenta una mayor y
más profunda autoexploración, que tiene como resultado la construcción
dialéctica de la experiencia esencial del cliente, y lleva, en último término,
a la reorganización de los esquemas organizadores centrales.
Asf pues, cuando las intervenciones de tareas vivenciales tienen éxito,
lo que ha tenido lugar, con frecuencia, es un proceso de atención diferencial
a la experiencia interna generada por los esquemas emocionales y la simbo-
lización de dichos significados para uno mismo. A esto le sigue la sintetiza-
ción de nuevos significados. Todas las tareas terapéuticas incluyen diferentes
procesos de asignación atencional y los procesos difieren en momentos
diversos dentro de las tareas. Identificamos cuatro modos de implicación :
atender, búsqueda vivencia!, expresión activa y contacto interpersonal.
Todas ellos consisten en que el cliente simbolice en la conciencia sus
reacciones subjetivas reales inmediatas y experimente y construya una
nueva visión desde esta experiencia del sf mismo y del mundo. El contenido
de la síntesis dialéctica final del concepto y la experiencia, tal y como se
trató en el capÍtulo 3, no se puede predecir de antemano. Esto indica la
naturaleza genuinamente constructiva y emergente de esta exploración.
Así, consideramos que todas estas actuaciones tienen en común el proceso
de atender a la experiencia subjetiva específica y a las reacciones automáticas ''
generadas por los esquemas emocionales y la representación consciente de 'I
éstos para uno mismo y el examen reflexivo de dichas representaciones.

Fase de cambio del esquema o resolución


Cuando surge nueva experiencia en los procesos de exploración viven-
cia! descritos anteriormente, los esquemas del cliente del sí mismo y del otro
...• ,_.,_.

EL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 361

empiezan a cambiar. Éstos son los impactos de la exploraci6n. La investi-


gaci6n (Elliott y otros, 1991) ha demostrado que estos impactos pueden
tener formas diferentes según la naturaleza de la nueva experiencia emer-
gente: nueva conciencia, como, por ejemplo, una nueva visi6n del sí mismo
en el mundo. ,o una nueva visi6n de los demás; mayor comprensi6n; mayor
autoaceptac1on.
De este modo, algo sobre sí mismo puede hacerse más sobresaliente,
obvio o disponible a la conciencia en el primer proceso. Ahora se ha
reconocido la importancia de algo acerca del sí-mismo-en-el-mundo; es
decir, ahora se experimenta como importante. Un aspecto del sí mismo se
«posee» en ese momento en mayor medida. Es como si el cliente dijera
ahora: «¡Así es como soy!» o «¡Eso es lo que está pasando!». Otra forma de
cambio puede surgir desde la nueva conciencia en forma de nueva compren-
sión de algún proceso del sí mismo en el mundo o con alguna otra persona.
Los clientes pueden llegar a entender c6mo han estado valorando y
reaccionando, o c6mo perciben que otras personas (por ejemplo, sus
padres) les hayan hecho algo (por ejemplo, ignorarles). Es como si el cliente
dijera finalmente: «Ahora me doy cuenta de c6mo (o por qué) me ocurre
esto».
Los esquemas también cambian por medio de la reevaluación positiva.
De ese modo, el cliente puede experimentar un cambio en c6mo se evalúa
a sí mismo o a otra persona. Los clientes poco a poco se van apoyando más
a sí mismos y se aceptan en mayor medida. Se pueden llegar a sentir más
autorizados a sentir y actuar de /cierta manera. Pueden descubrir que
«después de todo no eran tan malos». Es como si el cliente dijera: «Esto está
bien/de acuerdo/¡tengo derecho!». A veces, como a menudo ocurre en el
trabajo de la silla vacía que ha tenido éxito, los clientes pueden llegar a ver
a un otro importante de un modo menos negativo o más positivo y llegar
a ser capaces de perdonar a dicho individuo o, al menos, a odiarle menos.
Los cambios de esquema los experimenta, a menudo, el cliente como
respuestas a sus problemas o cuestiones vivenciales. Sin embargo, aunque
éstas sean a veces las respuestas a las preguntas que se hicieron al principio,
dichas preguntas originales han sido revisadas y reemplazadas a lo largo del
proceso. En otras palabras, el resultado del proceso de cambio es, por su
propia naturaleza, no predecible.

Fase de postresoluci6n y de seguir adelante


La fase final de las intervenciones de tareas vivenciales es una especie de
revisi6n de las implicaciones de lo que ha ocurrido. Así, el cliente explora
las diferentes implicaciones del cambio, intenta crear una perspectiva de
significado sobre ello, medita después de la sesi6n y empieza, a menudo
362 CONCLUSIÓN

tentativamente, a generalizar o a llevar el cambio de un modo más amplio


a su vida fuera de la terapia.
Los clientes también se pueden implicar en el «seguir hacia adelante» en
la resoluci6n de la tarea en la sesi6n. En términos más específicos, entran
en la sesi6n con un modo de implicaci6n nuevo de planificaci6n/compro-
miso al empezar a traducir la conciencia o la nueva comprensi6n a objetivos
adicionales o proyectos de vida (clarificaci6n del problema) o a redirigir o
comprometerse a cambiar (soluci6n del problema). Además, también pue-
den experimentar un alivio sintomático. De este modo, pueden experimen-
tar claramente, después de la resoluci6n de la tarea, una menor ansiedad y
depresi6n y las experiencias físicas y somáticas asociadas, así como un
sentido de ligereza.
Los procesos de postresoluci6n pueden tomar formas diversas (Elliott
y otros, 1990). Un tipo de cambio fundamental que los clientes llevan a
cabo es su implicaci6n en procesamientos vivenciales afectivos más genera-
les. Esto consiste en fiarse·de sus propias experiencias, hacer uso de una
informaci6n emocional de mayor ámbito y desarrollar una perspectiva
«desencarnada» sobre su propio modo de construir, es decir, desarrollar una
. .' .
v1s1on propia.
En último lugar, fuera de la terapia, los clientes que han resuelto las
tareas con éxito dentro de la terapia, continuarán con dichos procesos,
poniendo en práctica los cambios generales en relación con su experiencia
emocional. A menudo aplican cambios específicos en su conducta y rela-
ciones y experimentan un alivio de los síntomas más generalizado.

DIRECCIONES FUTURAS

Intervenciones de tareas vivenciales adicionales
Existe una necesidad imperiosa de especificar e investigar las dificultades
vivenciales adicionales y sus indicadores, intervenciones de tareas y vías de
resoluci6n. Como ilustraci6n, describimos brevemente la intervenci6n de
creaci6n de significado de Clarke.
De acuerdo con los intereses de los terapeutas vivenciales, los aconteci-
mientos de creaci6n de significado ocurren cuando un paciente busca la
comprensi6n del significado de una experiencia o una crisis emocional
(Clarke, 1989, 1991). Esta tarea consiste en la simbolizaci6n lingüística de
la experiencia emocional cuando está presente una gran activaci6n emocio-
nal. Siguiendo un procedimiento de análisis de tareas para el estudio de
dichos episodios, Clarke (1989) defini6 el indicador de este acontecimiento
como compuesto por tres indicadores: la presencia de una fuerte activaci6n


.l.

EL ENFOQUE PROCESUAL Y VJVENCIAL 363

emocional (emociones positivas o negativas); una indicaci6n de creencias


confrontadas o desafiantes; y la indicaci6n de cierta confusi6n, sorpresa o
falta de comprensi6n. Éstas normalmente consisten en pérdida, desilusi6n
u otras crisis vitales.
La intervenci6n de tarea del terapeuta que facilita la construcci6n de
significado en esos momentos consiste en un conjunto de intervenciones
de significado y simbolizaci6n. Éstas incluyen el uso de la metáfora, la
condensaci6n de los sentimientos en palabras y símbolos, la sintetizaci6n
de la relaci6n entre pensamientos y sentimientos, la simbolizaci6n de la
discrepancia entre la creencia y la experiencia, y la simbolización de la
reacci6n emocional a dicha discrepancia. Clarke (1991) desarroll6 un mo-
delo de pasos de resoluci6n de las tareas del cliente y de las intervenciones
asociadas del terapeuta, similar a los descritos en este libro con respecto a
otras intervenciones de tareas vivenciales. La tarea también parece encajar
en el modelo general descrito anteriormente en este capítulo. Otras tareas
de interés son las de reparaci6n de las rupturas de la alianza (Safran, Crocker,
McMain y Murray, 1990) y la comprensi6n empática del malentendido
(Rhodes, Greenberg, Geller y Elliott, 1992).

Utilidad del enfoque procesual y vivencia!


Creemos que el enfoque procesual y vivencia! resulta prometedor como
modelo de cómo integrar la teoría, la práctica y la investigación en psicote-
rapia. Las intervenciones de tareas y los procesos de resolución descritos en
este libro están basados en la investigaci6n y han producido un desarrollo
de la teoría sobre el funcionamiento humano en general y sobre procesos de
cambio específicos y cómo pueden los terapeutas ayudar a que sus clientes
resuelvan problemas vivenciales concretos. Además, la investigación dispo-
nible, aunque no extensa, sugiere la posibilidad de que el enfoque procesual
y vivencia! sea eficaz en el tratamiento de la depresi6n clínica, los problemas
interpersonales, los conflictos en la toma de decisiones y las relaciones no
resueltas. Por otra parte, la investigaci6n de otras terapias vivenciales rela-
cionadas sugiere que estos tratamientos pueden ser eficaces a la hora de tratar
un amplio ámbito de problemas clínicos (Greenberg y otros, en imprenta).
Mientras que un gran número de terapeutas no aceptan actualmente la
terapia vivencia! como orientación básica, hay pruebas de que algunos
terapeutas orientados hacia la integración la han incorporado y muchos
terapeutas que se califican a sí mismos como eclécticos o integradores la
aceptan normalmente como orientaci6n secundaria (Watkins, L6pez, Camp-
bell y Himmell, 1986). La teoría, principios del tratamiento e intervencio-
nes de tareas descritos en este libro son, probablemente, de gran interés e
importancia para dichos terapeutas.
364 CONCLUSIÓN

No obstante, sospechamos que este enfoque puede ser también de una


importancia creciente para los terapeutas dinámicos, que tienen cada vez
más interés en el papel de la armonía empática del terapeuta; también para
los terapeutas cognitivo-conductuales, muchos de los cuales están llegando
a valorar los procesos emocionales; y para los terapeutas feministas, que
comparten con el enfoque procesual y vivencia! la visión relacional del sí
mismo, la búsqueda de la autorización del cliente y una relación cliente-te-
rapeuta igualitaria.

CONCLUSIÓN

Cuando empezamos a pensar en este libro, hace unos 7 años, teníamos


en mente el deseo de describir la terapia vivencia! integrada que ha surgido
de muchos años de investigación y de experiencia clínica. Este enfoque nos i l
1 ,,

ha resultado Útil con nuestros clientes y quedamos recoger lo que habíamos


aprendido sobre terapia porque nos parecía que era una formulación de la
práctica muy valiosa. ·
Desde entonces, hemos pasado los últimos años probando y refinando
el tratamiento; desarrollando y clarificando las tareas terapéuticas adiciona- 1
les; analizando y articulando la teoría de la función y la disfunción subya- "
cente; estudiando y formulando los principios básicos y las subtareas
fundamentales y comenzando a describir los factores comunes que se
encuentran tras las diferentes tareas.
También somos conscientes de que hay muchas tareas procesuales y
vivenciales adicionales y variaciones dentro de las mismas tareas que tienen
que especificarse, que hay adaptaciones a los clientes en particular que tienen
que desarrollarse y que hay muchas hipótesis que tienen que ser sometidas
a estudio posterior. Aunque se necesita mucha más investigación, existe ya
un conjunto de investigación de procesos y resultados cada vez más prome-
tedor que valida el proceso de cambio y que apoya la eficacia del enfoque
procesual y vivencia!.
Una observación sorprendente es la de que en la última década la
psicología, en general, y la psicoterapia, en particular, parecen encaminarse,
en gran medida, hacia una nueva apreciación del papel fundamental de la
emoción en el funcionamiento humano y en el proceso de cambio, y hacia
la apreciación de la utilidad de los métodos vivenciales para ayudar a que
los clientes cambien. Psicólogos sociales, de la personalidad y cognitivos
como Lazarus (1991b), Oatley (1992) y Teasdale (en imprenta) han decla-
rado que la emoción es el componente clave del comportamiento humano
y del cambio. Los terapeutas cognitivos han empezado a usar el trabajo de
EL ENFOQUE PROCESUAL Y VIVENCIAL 365

la silla para ayudar a los clientes a tratar con sus asuntos emocionales
inacabados, y el trabajo de las dos sillas para tratar con los conflictos; y se
ha desarrollado un nuevo tratamiento «Conductista radical» para ayudar a
los clientes a aceptar sus sentimientos (liayes, 1987). En resumen, parece
que se está produciendo un cambio muy importante en psicología, en el
que se ha vuelto a definir la emoci6n no como una fuente de problemas,
sino como un complejo proceso de afrontamiento motivacional· cogniti-
vo/afectivo.
Nos resulta fundamental que el nuevo énfasis en la emoci6n en los
procesos de cambio no se convierta en un «nuevo elemento tecnol6gico de
manipulaci6n emocional» (por ejemplo, el que ahora existe en publicidad).
Nos parece que una estrategia clave para evitar este tipo de peligro consiste
en que los psic6logos y psicoterapeutas se vuelvan a conectar con la
tradici6n de facilitaci6n humana de Kierkegaard, Buber, Rogers, Peris,
Maslow y otros, desarrollando una síntesis de lo humano y lo científico, y
de lo holístico y específico. Hemos trabajado para conseguir ese prop6sito.
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ÍNDICE ANALÍTICO

Aceptación: - base teórica de, 21-25


- comunicada al cliente en la ter:ipia, - creaci6n de soluciones a problemas, 50
134-135 - efectos interpersonales, 50-51
-de la vulnerabilidad, 244 - el papel de la emoción en, 264-365
- de las emociunes adaptativas primarias, - el papel del terapeuta en, 38-39
101-102 - en el despliegue evocador sistemático,
-de las respuestas emocionales, 98-100 175-180
Afirmación/aprecio empáticos, 22, 40-41, - en el diálogo de las dos sillas, 226-231
47-48, 332-333 - en el procedimiento de la silla vacía,
- comunicados al cliente, 134-135 283-290
- en los acontecimientos de vulnerabilidad, - en el sí mismo modular, 85
313, 316-321 - en episodios de vulnerabilidad, 315-317
- la respuesta del cliente a, 317 -esquemas de emoción en, 22-23, 87-88,
- la visión del sí mismo por parte del 119-123, 173
cliente y, 314 - esquemas de emoción tácitos y, 173
Análisis de contenidos, 356 -implicando al cliente en, 143-144
Aprecio incondicional, 39-40, 47-48 - modelo de procesamiento de
A rmon1a' empatJca:
' . información para, 25-26
-comunicación, 133-134 - naturaleza recurrente de, 26
-el papel de, 40-41, 131-133 - perceptual, 49-50, 205-206
- en las tareas de tratamiento genérico, . ' .
- procesamiento esquemat1co en,
167-171 67-68
Asunto inacabado, sentimiento de: - relación terapéutica como base de,
- escisión autointerruptora y, 291-292 123, 130
- expresiones bloqueadas en, 291-292 - resultados de la investigación, 353-355
- fuente de, 279-280 Ciclo de contacto,59
- indicadores de, 282-283, 285-286 Colaboración de tareas, 137-139
- metas terapéuticas de, 291-293 Comprensión empática, 149-152
- proceso de cambio para, 283-290 - del malentendido, 362-363
- resultados del tratamiento de, 354-355 Conciencia del sí mismo:
- tipos de, 280-282 - de emoción, 59-60
Véase también Trabajo de la silla vacía - en la escisión autointerruptora, 259, 262,
Atenci6n: 267
- a un objeto interno poco claro, 204 - en la teoría Gestalt, 59-60
- conceptualizaciones actuales de, 63-64 -experiencia pwcesual en, 45-46
- en la búsqueda vívencial, 46-47 -funcionamiento adaptativo y, 89
- facilitación del foco de, 24-25, 122-123 - metacognición, 69
- y la autoconciencia, 83-84 - procesamiento de información
-y la conciencia emocional, 24--25 conceptual en, 109
- tendencia al crecimiento y, 98
Búsqueda vivencial, 46-47, 172-176 - valoración de las respuestas emocionales,
- en el diálogo de las dos sillas, 227 101-102
Conflicto de valor, individuo-sociedad,
Cambio: 221-222
- perceptual, 49-50, 205-206 Conjetura empática, 156-157
- sentido, 205 Contraindicaciones, del enfoque procesual y
-preguntas directoras, 215--216 vivencia}, 326-327
- terapéutico: Crítico interno, 224
....

!
ÍNDICE ANALÍTICO 377

Cuestión exploratoria, 155-156 -expresión de sentimientos en, 241-242

1 Curiosidad, 71-72, 103

Dar noticias, 150, 164


-fase de contacto en, 229-230, 240-242,
245-247
- fase de identificación en, 229-230,
Depresión: 245-247
- breve terapia para, caso de ejemplo de, -fase de integración en, 230, 247-249
336-343 -fase de oposición en, 227-229, 234, 238
- en el proceso del diálogo de las dos - fase de posdiálogo, 250-251
sillas, 236-237 -fase de prediálogo, 233
- la visión negativa del sí mismo en la - fenómenos de suavización en, 230-231
etiología de, 222-223 - guiado por el cliente, 251 I
- los resultados del tratamiento procesual - identificación de autoafirmaciones
y vivencia! para, 355 centrales negativas en, 240-241
Desórdenes: - indicadores de escisión de conflicto en,
-de ansiedad, 354 223-226
- limítrofes, 326 -investigación de los resultados, 354
Despliegue evocador sistemático, 22 - modelo de, 227-230, 232-233
- ampliación de la búsqueda vivencial en, - orígenes de, 26
192-195 -posición del terapeuta en, 231-232, 251
- aspectos sobresalientees del estímulo en, Véase también Representación de las dos
178, 185-187 sillas
-disponiéndose a la exploración en, 176, Diferencias individuales:
. 182-183, 186-187 - en la forma de experimentar, 243-244
- enfoque del cliente, 178-179 - en el estilo de procesamiento, 48-49,
-experiencia reevocada en, 184-185, 187 325-326
-fase de resolución en, 192-195 - enfoque terapéutico y, 329-33
- indicadores de, 171-172 Dirección del proceso, 157-158
- la naturaleza automotivada del estímulo Duración:
en,176 -de la sesión, 328
-metas de, 172-173, 181 -del tratamiento, 327-328
- moddo de, 176
- operaciones del terapeuta en, 181 Ejemplos de casos:
-proceso de cambio en, 175-176, 179, 180 - cliente con falta de resolución, ansiedad
-proceso de, 176-180, 182-183 y depresión, 335, 344-351
- resultado de la investigación, 354 - cliente deprimido, breve terapia con,
- significado idiosincrásico en, 187-192 335-343
Véase también Reacciones problemáticas Emociones instrumentales, 100
Diagnóstico: Enfoque:
- definición de, 37 -de la terapia, 32
-del proceso, 32-33, 36-38 -temporal, 21, 36
- postura terapéutica en el, 40-41 - en la terapia centrada en el cliente, 58
Diálogo de las dos sillas, 22 - en los impactos sobre problemas, 50
- asesoramiento en, 236-237 - vivencial, 22
- autocrítica en, 239-240 - como actitud, 198, 207
- base te6rica de, 226-227 - como proceso, 198
- cambio emocional en, 242-245 - comprobación de la etiqueta en,
- corrección de la escisión en, 235-238 204-205, 213-215
-diálogo de conflicto en, 236-237 - despejando un espacio de trabajo en,
- e:l cliente depresivo en, 236-237 201-203
- escisión atribucional y, 239 - el cambio experimentado en, 205
- especificidad de la autoevaluación en, -el modo de bloqueo, 201, 208-211
240-241 - el papel de, 198
378 FACILITANDO EL CAMBIO EMOCIONAL

- flexibilidad en la exploración con, -autoevaluadoras, 206-207, 223-224


218-219 - autointerruptoras:
- indicador de sentimiento - asuntos inacabados y, 291-292
experimentado con poca claridad, - autorización del cliente en terapia,
199-200 263, 270, 277-278
-indicadores para, 199-201 - bloqueo de la expresión como, 259
- la disponibilidad del cliente para, 207 - ejemplo de representación, 271-278
- la fase de interrogatorio en, 205 - expresión en terapia, 269
-la fase de recepción en, 205-206, 217 -fase de contacto de la terapia, 263, 270
- la fase del sentimiento experimentado, -fase de posdiálogo en la terapia, 271
197, 203-204, 211-212 -fase de prediálogo de la terapia, 265-266
- modo de exteriorización, indicador -fase de prediálogo en la terapia, 271-271
para, 200 - fase de representación de la terapia,
-operaciones del terapeuta en, 207-217 262, 266-267, 272-273
-preguntas directoras en, 215-216 - identificación con la fase de atribución
-preparando al cliente para, 207-211 de la terapia, 267-268
-problemas potenciales en, 218 - implicación en procesos ocultos en, 259
-proceso terapéutico de, 201-206 - indicador de, 256-258
- siguiendo con el proceso en, 206-207, - la atribución en, 258
217-218 - modelo de resolución, 260-263
-simbolización en, 197, 204 - orígenes de, 253-256
Enfoques vivenciales: - proceso de cambio, 264
- en la integración teórica, 92-93 - reconocimiento del agente en terapia,
- enfoque en el proceso, 33-36 262-263, 268-269, 273-277
- modelo dialéctico constructivista del -vs. escisiones de conflicto, 253,
funcionamiento en, 76-77, 84-85 255-256, 258
- principios generales de, 62 - conflicto, 223-226, 253-256, 258, 354
- rasgos comunes de, 55 - definición de, 26
- relación terapéutica en, 62-63 - en la teoría Gestalt, 60
- teoría de la patología en, 63 Esquemas:
- teorías de cambio en, 27-28 ·' - de emoción:
- terapia centrada en el cliente, 56-59 - como recuerdo, 94-95
- terapia Gestalt, 59-61 -construcción de, 91-92, 94, 123-124
Enseñanza vivencial, 161 -definición de, 22-23, 29, 90-91
Epistemología: -disfuncionales, 108, 117-121, 221
- modelo constructivista dialéctico de, - el despliegue evocativo sistemático
77-79 hacia el cambio, 172-173
-procesamiento conceptual, 109-111 - el papel de, 23, 90-92, 95-96
-procesamiento vivencia!, 111-112 - el papel desarrollista de, 94
- tipos de conocimiento, 69 - en el desdoblamiento autointerruptor,
Escala del grado de resolución, 201, 227, 260, 256
287 - en el trabajo de la silla vacía, 284-285
Escisión: - etJ. la formación del sí mismo, 104
- atribucional, 224-226, 239 - en' una visión constructiva del proceso,
-de conflicto: 79-81
-indicadores, 223-226 - inmutable, 119-121
- resultados del tratamiento, 354 -integraci6n de, 172-173
- vs. escisión autointerruptora, 253 -los fines terapéuticos, 23-25, 31,
- sujeto/objeto, véase Escisión 122-123
autointerruptora - orientación a la acción de, 90
Escisiones, 26 - naturaleza de, 29, 30
- autocoercivas, 223-224 Esquizofrenia, 326
)
.,

ÍNDICE ANALÍTICO 379

Estilo: Impactos:
- de comunicación, cliente: - del problema, 50, 206-207
- al evaluar una escisión atribucional, -terapéuticos, 49-51
239 Indicadores, dentro de la terapia:
- consideraciones socioculturales en, - asuntos inacabados, 282-283
218-219 - desdoblamiento autointerruptor, 253,
- en el desdoblamiento 256-258
autointerruptor, 256-257 -el papel de, 26-27, 32, 171
- en el diálogo de las dos sillas, 227, - en el diagnóstico del proceso, 37
240 - en el modelo general del proceso de
- en la terapia Gestalt, 61-62 cambio, 358-359
- en un indicador de intensa - en las etiquetas de comprobación del
vulnerabilidad, 315 sentimiento experimentado, 214
- evidencia de indicadores de enfoque -enfoque vivencia!, 199-201
vivenciales, 200-201 - escisión atribucional, 224-226
- indicios de un indicador de escisión - escisiones como, 223
de conflicto, 223 - escisiones de conflicto, 223-226
- la importancia de, 37-38 -intervenciones indicadas por, 167-168
- reflejos empáticos y, 152 -microindicadores, 141-42
- signos de desarrollo, 143 -reacción problemática, 172, 173-174
-de procesamiento, 325-326 -selección de, 331-332
Etapa de interrogatorio, en el enfoque -vulnerabilidad, 312-313, 314-315, 317
vivencia!, la, 205 Integración técnica, enfoque procesual y
Etiología: vivencia! en, 363-364
- conflicto individual-social en, 221 Intenciones de respuesta, 147
- disfunción esquemática, 113-116 - no experiencia},
- esquemas de emoción resistentes, Véase tamlnén Técnicas esenciales de
119-121 respuesta vivencia
- múltiple, 118-119 Interacciones niño-cuidador, 116-117
Expectativas, en la disfunción_esquemática, Interpretación vs. reflexión, 151, 163-164
114 Intervenciones de creación de significado,
Experiencia vivida, 36 362-363
Exploración empática, 153-157 Investigación:
- equilibrio con las intervenciones -de resultados, 353-355
centradas en tareas, 330-331 -del proceso, 355
-vs. Comprensión empática, 149-150 - empírica, 353-355
Expresión activa, 47, 48, 61-62, 141-142,
332-333 Memoria, 65-67
- en el trabajo con la silla vacla, 285-286 - emocional esquemática, 94-96
- tipos de, 65-66
Factores socioculturales, en el lenguaje Metacognici6n, 69
terapéutico, 218-219 Metas terapéuticas, 31
Formación del terapeuta, 334 - autoaceptación en, 226-227, 230-231
Funcionamiento adaptativo: -como colaboración de tarea, 137-139
- autointerrupciones y, 255 -desarrollo de, 137-138
-del sistema de afectos, 88-89, 94, 98-99 - el desarrollo del cliente en, 143
- el sistema de significados emocionales - en el despliegue evocador sistemático,
en, 112 172-173, 181
- elección subjetiva y, 96-97 - en el diálogo de las dos sillas, 226-227,
- las emociones en, 71 232-233
- los esquemas en, 90 - en el enfoque vivencial, etapas de, 201,
Véase también Tendencia al desarrollo 203,204,205
380 F AC!LITANDO EL CAMBIO EMOCIONAL

- en el modelo general, 360 -fomentando el desarrollo, 143


- en el trabajo de la silla vacía, 283-284, -fomentando la autodeterminación, 143
291-302 - jerarquía de, 129
- en la terapia para escisiones -papel de, 127, 145-146
autointerruptoras, 256, 260 - procesamiento vivencia! en, 140-142
- facilitando el procesamiento vivencial en, Procesamiento:
112-113 - conceptual:
- introdución de, 329 - la dependencia disfuncional de,
Véase también Principios de tratamiento 109-112, 198-199
Miedo de expresar emociones intensas, -vs. procesamiento vivencial, 198
203-204 - de información:
Modelo constructivista dialéctico: - atender a, en terapia, 45-46
-base para 7&-77, 85, 102-103 - conducido a través de datos, 68-69
- construcción de significado en, 80-84 - conducido conceptualmente, 68-69
- creación de la experiencia en, 81-82 - constructivo, 69-70
- el papel de, 84-85 - definición de, 22
- epistemología de, 77-79 - diferencias individuales en, 48-49
-femomenología en, 78-79 - en la construcción de significado,
- fines de, 77 27-28, 33
- la conducta en, 78-79 - en la teoría Gestalt, 59
Modo de implicación Atender/Ser consciente, - en serie, 64-65
el, 45-46, 211. 212 - paralelo, 64-65
Modos: Véase también Procesos cognitivos;
- de implicación, 32 Procesamiento conceptual
- atender/conciencia en, 45-46, 211, 212 - esquemas de emoción dlsfuncionales y,
-búsqueda vivencia! en, 46-47, 172, 181 120-121
-contacto interpersonal en, 47-48 - esquemas de emoción en, 23
- en el trabajo activo con la silla, ' .
- esquemat1co:
285-286 - cambio terapéutico y, 87-88
- en la expresión activa en, 47, 48, 61-62, - como orientado a la acción, 89-90
141-142 - definición de, 67
- en un indicador de intensa -disfunción de base modular en, 118
vulnerabilidad, 313-314 - disfuncional, desarrollo de, 116-119
-de respuesta, 147 - efectos de socialización en, 222
Motivación: - en escisiones autointerruptoras, 255
-de dominio, 103 -esquemas de emoción en, 74-76, 90-91
- en la teoría vivencial, 62 - importancia terapéutica de, 67-68
- en la terapia centrada en el cliente, 56 -la respuesta airada en, 114-115
- en la terapia Gestalt, 59 - naturaleza jerárquica de, 68
-la curiosidad como, 71-72, 103 - recuerdo emocional en, 94-96
- teoría del apego, 103 - secuencias desadaptacivas en, 101-102,
-visión del proceso de, 103-104 108
Véase también Tendencia al desarrollo - significación etiológica de, 113-116
- simbolización en, 87
Neuropsicología, 72 - tipos de problemas en, 119
- vivencia!:
Observaci6n del proceso, 161-162 - definición de, 22
-patología y, 109-112
Preguntas adecuadas, 156 -principios de tratamiento, 140-142
Presencia vivencia!, 159-160 Véase también Procesos afectivos
Principios del tratamiento: Procesos: i
- conclusión de la tarea, 144-145 - afectivos:
iMON>e•'"li!"",_,.-~.,,,...,.~"·' '••••·1• .. ,,, .. ,.. ~··

' - aceptación de las respuestas


emocionales, 101-102
ÍNDICE ANAÚT!CO

- visión esquemática de, 67-68


Véase también Procesamiento de la
381

- apropiación, 47, 49, 58, 61-62 información


- calidad similar a las tareas de, 22 - de simbolización:
- conceptualización de desarrollo, 75 -ausencia de, 198-199
- construcción de recuerdos - cambio experimentado en, 205
emocionales esquemáticos, 94-96 -disfunción y, 107-108
- el papel integrador de, 23, 76 - en acontecimientos de creación de
- en el cambio terapéutico, 25-28 significado, 362-363
- en el diálogo de las dos sillas, 228-229, - en el diálogo de las dos sillas, 243
241-45 -en el enfoque vivencial, 197, 204,
- en la teoría Gestalt, 59-61 212-213
- en la terapia centrada en el cliente, - en la construcción de significado,
56-59 79-80
- en las construcciones de significado, - en la fase del sentimiento
27-28, 33 experimentado, 212-213
- en los asuntos inacabados, 281-282 - en la terapia centrada en el cliente, 56,
- fines terapéuticos para, 31 58
- formación de la experiencia - en modos de implicación del cliente,
emocional, 73-76 45, 46-47, 48-49
- la definici6n de, 22 - estados emocionales en, 75
- la función neuropsicológica en, 72 - naturaleza adaptativa de, 89
- la regulación en, 253 -procesamiento vivencia! en, 109
- la sobrerregulación en, 253-254 - de socialización:
- las causas de disfunci6n en, 198-199 - disfunción esquemática y, 222-223
- las conceptualizaciones actuales de, - naturaleza tácita de, 222
71-76 - fundamentados en datos, 68
- las funciones adaptativas de, 88-89 ' .
- terapeut1cos:
-las tendencias a la acción en, 71-72 - análisis de contenidos de, 356
- los niveles de respuesta emocional en, - cambio de esquema en, 123-124, 361
100-101 - como diagnóstico del proceso, 32-33,
-los procesos automáticos y, 64, 73 36-38
- reacciones problemáticas como, - concepto de patología, 31
188-189 -creación de significado en, 22, 31, 33,
- sanos, 253-254 42-43
- tipos de intervención para, 22 - crisis en, 333-3 34
-visión social constructivista, 74-75 -dificultades potenci•le• en, 332-334
Véase también Esquemas emocionales -dirección, 34-35, 37, JB, 42·45
- automáticos, 64, 69, 73, 109 - duraci6n de las 1e1ione11 328
- en las escisiones autointerruptoras, - duración del tratlmienta, J27·328
255--256, 259-260 - emoci6n intensa en, JJ 1-312
- expresión física de, 6l·62 - emplazamiento temporal de, 21, 36,
- cognitivos: 58
- automáticos, 64 - en el enfoque vivencial, 62
- cambio terapético y, 27-28 - en el modelo di•l&:tico
- conceptos epistemológicos, 69 con1tructivi1ta, 79
- conceptualizaciones actuales de, 64-70 - en la terapia centr11.J11 rn el cliente,
- en asuntos inacabados, 281-282 56-59
- la atención como, 63-64 - en lll terapia Ge1t11.lt 1 61-62
-las emociones en, 72, 74-76 - enfoque centradt> e11 rl proreso a,
- memoria, 65-67 J.J.J6
- metacognición, 69 - enfoque pa10 a pa10, 2~-28, 33
·~-,· ""'

382 FACILITANDO EL CAMBIO EMOCIONAL

-episodios de vulnerabilidad en, 317-321 -disfunción esquemática y, 113-119


- esquemas de emoción en, 24, 91 -el papel de la expectación en, 114
-evocando la experiencia en, 112-113 -en el procesamiento conceptual, 109-112
-facilitar la atención en, 24-25, 123 -en la teoría centrada en el cliente, 56,
- fase de evocación/ activación, 112-113 62-63
-fase de exploración empática, 358-359 - en la teoría Gestalt, 59-60
- fase de exploración vivencia!, 360 - en la teoría vivencial, 63
-fase de iniciación de la tarea, 358-359 - esquemas de emoción resistentes en,
-fase de nexo relacional en, 357-358 119-121
-fase de resolución en, 361 -fuente de, 31, 107, 117-119,
-fase de salir adelante en, 361-362 - orígenes en el proceso de creación de
-fase de,327-328 significado, 88
-frecuencia de las sesiones, 328 -procesos de simbolización en, 107-108
-integración teórica en, 92-93 - procesos de socialización en, 221-222
- modelo general de, 357-361 - significado emocional y, 109-112, 117
- modos de implicación en, 32, 45-48 Puente de significado, 179, 190
-papel de los indicadores en, 171
-primera sesión en, 328-329 Reacciones:
-primeras sesiones en, 34, 327, 329 -físicas:
- procesamiento conceptual en, 109-110 - como expresión de procesamientos
-procesamiento vivencial en, 109, 110 automáticos, 61-62
- procesos automáticos en, 64-65 -en el procesamiento vivencial, 111-112
-procesos de la memoria y, 66-67 - en la escisión autointerruptora, 256,
- simbolización en, 46-47 257-258, 259
Véase tdmbién Trabajo de la silla vacía; - en la representación autointerruptora,
Enfoque vivencial; Reacciones 266-267
problemáticas; Escisión - uso terapéutico de, 35, 37, 45-46, 189
autointerruptora; Diálogo de las dos - problemáticas:
sillas - afectivas, 188-189
Psicología: - definición de, 26
- de desarrollo: - el foco del cliente en la exploración,
-disfunción esquemática en, llS-116 178-179
- en el modelo dialéctico constuctivista, - en el enfoque centrado en el cliente, 26
102-103 - frente a temas aparentemente no
- esquemas de emoción en, 94, 104-105 relacionados, 174-175
- esquemas de emoción tácitos - incidente específico identificador de,
disfuncionales en, 173 174, 175, 182
-investigación de afectos en, 75 - indicadores de, 173-175
- tendencia al desarrollo en, 96-98 -proceso de, 171-173
- del sí mismo, 92-93 -' - reacciones secundarias, 184
- interpersonal, 92-93 Véase también Despliegue evocador
. ' .
Psicopatología: s1stemat1co
- aceptación de respuestas emocionales y, Recuerdo reprimido, 173
101-102 Reflejo;
. .
- como incongruencia -empático, 151-152
concepto/experiencia del sí mismo, 62-63 - exploratorio, 153-155
- contraindicaciones para el enfoque Reflejos:
procesual y vivencial, 326-327 -empáticos, 151-152
- desarrollo de procesos esquemáticos, - exploratorios, 153-155
116-117 -orientados al crecimiento, 154-156
- desórdenes que responden a las terapias - vs. interpretaciones, 151
vivenciales, 363-364 Relación terapéutica, 38-41, 237-238
--···~~.

INDICE ANALÍTICO 383

- aceptación de la comunicación en, - expresión del cliente en, 269


134-135 - fase de contacto en, 270
- actitud de enfoque vivencial en, 198, - fase de reconocimiento del agente en,
207,218 268-269
- autenticidad en, 40-41, 135-137 - f= del posdiálogo, 271
- colaboración de tareas en, 137-139 - identificación con la fase de
-como fuerza de cambio, 122, 130-131 atribución en, 267-268
-como nexo relacional, 357-358 - operaciones del terapeuta en, 266-267
-comprensión empática en, 149-152 -proceso, 262, 266-26
- comunicando cariño personal en, 135 -de los problemas, 326
- conducta no verbal en, 160 Representaciones internas:
-congruencia en, 4041, 135-136 - en el di:ilogo de las dos sillas, 245-247
- el terpaeuta como experto en, 35, 43 - en la teoría del procesamiento
- en el despliegue evocador sistemático, esquemático, 67-68
181 -para ordenar la experiencia, 91-92
- en el diagnóstico del proceso, 36-37 Resentimiento, como indicador de asunto
-en el diálogo de las dos sillas, 231, inacabado, 279, 282
244-245 Respuestas:
- en el enfoque centrado en el proceso, - amodales, 147-149, 163-165
34-35 - de seguimiento, 152
- en el enfoque vivencia!, 22-23, 62-63 - emocionales primarias, 71-72
- en el modelo de procesamiento de la
información, 26 Salir adelante, 50, 206-207, 217-218, 361-362
- en el trabajo de la silla vacía, 299 Satisfacción de las necesidades:
- en la emergencia de un sentimiento no - en el enfoque Gestalt, 59-60
reconocido, 244 -y los acontecimientos autointerruptores,
- en la fase de contacto de la 253-254
representación autointerruptora, 270 - y los sentimientos de asuntos
- equilibrio entre inacabados, 279, 288-2S9
directividad/responsabilidad en, 34-35, Seguridad en el contexto terapéutico, 97-98
42-45 Selección de los clientes, 325·327
- interacciones momento a momento, Sentimiento:
31-32, 36 - atender a, cambiar la conciencia, 24
- la revelación del sí mismo por parte del - cambio perceptual en, 40-50
terapeuta, 162 - en la experiencia emocional, 72-73
- nexo terapéutico en, 133-137 - en la terapia centrada en el cliente, 56-59
- rupturas de, 333-334 - en los impactos interpersonales, 50-51
- sintonía empática en, 40-41, 131-134, - esquemas de emoción en el origen de,
167-171 23, 81-82
Véase también Afirmación/Aprecio - experimentado:
empático; Técnicas terapéuticas - definición de, 197
Relaciones interpersonales: - en procesos terapéuticos, 203-204,
-dentro de la relación terapéutica, 4748 211-212
- efectos terapéuticos, 50-51 -poco claro, indicador para, 199-200
- sentimientos de asuntos inacabados en, -procesos cognitivos y, 75-76
280-282 - reflejo de, 40
Véase también Relación terapéutica Sí mismo:
Reparación de las rupturas de alianzas, 362-363 -modular, el, 84, 104-105, 118
Representación: - cambio terapéutico y, 85
- de las dos sillas, 22 - implicaciones para el tratamiento,
- ejemplo de, 271-278 118
- estructuración, 265-266 - relacional, 104
............ "~··~·"•""·•• ·- "'"" .........,,., .... ,., ......,.. ·~- .. ..,. ,.... ., ... , ........ '"...... , .. ,.._
..., , --·~-.

384 FACILITANDO EL CAMBIO EMOCIONAL

Significado: - balance directividad/ responsabilidad


- construcción personal de, 75 en, 34-35, 42-45
- creaci6n de, 21, 33, 42-43, 80-84 - balance entre exploración
- creación de intervención de significado, empática/foco en las tareas, 330-331
362-363 - buen reflejo empático, 151-152
- disfunción y, 88, 107 - búsqueda vivencia!, 46-47, 172, 181
- emocional: - comprensión empática del
-desde la experiencia vivida, 63 malentendido, 363
- el medio terapéutico para evaluar, - comprensión por parte del cliente de,
33-36 138-139, 161
- el papel adaptador de, 112 - confrontando la ansiedad, 122-123
- el proceso dialéctico en la - conjetura empática, 156-157
construcción de, 84-85, 87 - contacto interpersonal dentro de, 47-48
- en las metas terapéuticas, 21, 22, 24 - creación de intervenciones de
- la conciencia emocional y, 24-25 significado, 362-363
-la disfunci6n y, 88, 107-112, 117 - creación de nuevos esquemas de
-la tendencia al crecimiento y, 88-89 emoción, 123-124
Véase -iambUfn procesos Afectivos - cuestión exploratoria, 155-156
- en el modelo dialéctico constructivista, - dar noticias, 164
79-84 - diagnóstico del proceso, 32-33, 36--38
- en el procesamiento vivencial, 109 -dirección del proceso,157~158
- facilitación de la reorganización por - direcciones futuras de, 362-363
parte del cliente del, 24-25 - dirigiendo el foco atencional, 122-123
-idiosincrásico, 187-192, 243-244 -énfasis en el desarrollo en, 97-98
-procesamiento de información en, 27-28, - enseñanza vivencial, 161
33 - entrenamiento para, 334
- unicidad de, 55 - estímulo/evocación, 122-123
Sistema sensoriomotor, 111-112 - evaluación de la disponibilidad del
- al formar la experiencia emocional, cliente, 38
Sobrerregulación, 253-254 - expresión activa, 47, 48, 61-62, 141-142
- generando experiencias nuevas,
Tareas para casa: 122-123
- conciencia. 250 - intenciones del terapeuta en, 147-149
- representación autointerrupto~ 269 -interacciones paso a paso, 31-32, 36
Técnicas: - investigación de los procesos
- esenciales de respuesta vivencial: descriptivos, 355
- autorrevelación, 162 - la revelación del sí mismo por parte
- comprensión empática, 149-152 del terapeuta, 162
-dirección del proceso, 157-158 - modo de atención/conciencia, 45-46,
- enseñanza vivencia!, 161 211, 212
- exploración empática, 153-157 - motivación al desarrollo en, 140
- observación del proceso, 161-162 - nexo terapéutico en, 133~137
-presencia vivencia}, 159-160 -observación del proceso, 161-162
-psicodinámicas, 163-164 - palabras tranquilizadoras de experto,
- terapéuticas, 22 164-165
- adaptación al cliente, 48-49, 329-330 - presencia vivencial, 159
- amodales, 147-148, 163-165 -psicodinámicas, 163~164
- armonía empática como, 130-133 - refejo vs. interpretación en, 151
- armonía empáticaltareas de - reflejos exploratorios, 153-155
exploración, 167-171 - reparando las rupturas de alianza,
- aspectos integradores del enfoque 362-363
procesual y vivencial, 363-364 - respuestas de seguimiento, 152
ÍNDICE ANALÍTICO 385

- selección por parte del cliente de, - etapa de conclusión en, 285-286, 290,
143-144 298, 307-309
- tipos de, 35 · - etapa de expresión en, 285-286, 289,
Véase también Trabajo de la silla 296-298, 304-307
vacía; Técnicas esenciales de respuesta - etapa postdiálogo en, 298-299
vivencia}; Enfoque vivencia!; -etapa prediálogo en, 294, 299-300
Despliegue evocador sistemático; -expresiones bloqueadas en, 291-292
Principios del tratamiento; Diálogo - intensidad de la expresión emocional en,
de las dos sillas 288, 290-291
Tendencia al desarrollo: -investigación de resultados, 354-355
- conciencia y, 98 - metas de, 283-284
-el papel de, 55, 88-89, 96-97 - modelo de resoluci6n de, 286-290
- elección subjetiva y, 97 - procesos de cambio en, 285-290
- en la teoría centrada en el cliente, 56 - representación de un otro en, 289-290,
- en la teoría vivencial, 62 293, 298
- en los principios del tratamiento, 140, 143 Véase también Asuntos Inacabados,
- foco hacia el interior y, 99-100 sentimiento de
- motivación en, 98-99, 103 Tratamiento con pacientes externos, 326
- reflejos exploratorios y, 154-155
- sistema de emoción en, 98-99 Visión:
- valorar las respuestas emocionales y, - constructiva del proceso, 81
101-102 - constructivista social, 74-75
Teoría: - del sí mismo:
- de las relaciones con el objeto, 92-93 - afirmación empática y, 314
- del apego, la, 103 - cambio terapéutico y ,87
- drive, 28-29 -conocimiento conceptual en, 110-111
Terapia: - construcción de nuevo significado y,
- breve, enfoque procesual y vivencia! 80
como, 327 - contexto social de, 221-223
-ejemplo de un caso, 336-341 - disfunción esquemática en, 114-116
- centrada en el cliente, 28-29, 56-59, 62 - en escisiones atribucionales, 224-225
- centrada en el proceso, 33-36 - en la terapia centrada en el cliente,
- directividad vs. responsabilidad, en, 56-57
42-45 - escisiones en, 26
-distinción proceso- contenido en, - facilitación de la exploración del
42-43 cliente de, 39-40
-motivación en, 103-104 -impactos terapéuticos en, 49-50
- centrada en un rasgo, 34 - teoría del funcionamiento en, 27-28
- cognitivo-conductual, 364 -visión constructiva del proceso de,
- existencial, 362-363 81
-Gestalt, 26, 28-29, 34, 59-62, 155 Vulnerabilidad,
Tera pi as feministas, 364 - aceptación terapéutica de, 244
Torna de conciencia: -afirmación empática y. 313, 316-321
- construcción de significado y, 82-83 - como foco de la terapia, 313
- proceso de, 83-84 -indicadores de, 312-312, 314-315, 317
- tendencia al desarrollo y, 98 - modo de implicación en un indicador
Trabajo de la silla vacía: de, 313-314
- asunto inacabado como indicador de, - operaciones terapéuticas para, 317-321
285-286 - proceso de cambio para episodios de,
- ejemplo de, 299-309 315-317
- etapa de activación en, 286-288, 291-292, -procesos exploratorios y, 312
295-296, 300-304 -vergüenza, 314
Psicología
Psiquiatría
Psicoterapia

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118. L. Ricon y otros - Otros caminos
119. J. Poch y otros - La consulta en psicología clínica
120. L. F~é y otros - Psicoterapia psicoanalítica focal y breve
121. O. Stevenson - La atención al niño maltratado
122. A. Musacchio De Zan y otros -Drogadicción
123. A. Femández Álvarez - Fundamentos de un modelo integrativo en psicoterapia
124. P. Chan y otros - Psida
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126. J. D. Guy - La vida personal delpsicoterapeuta
127. A. T. Beck y A. Freeman- Terapia cognitiva de los trastornos de personalidad
128. J. D. Safran y Z. Segal - El proceso interpersonal en la terapia cognitiva
129. G. Caplan - Aspectos preventivos en salud mental
130. A. J. Campo - Teoría, clínica y terapia psicoanalítica ( 1957-1991)
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132. G. Feixas y M. T. Miró - Aproximaciones a la psicoterapia
133. V. F. Guidano - EL sí mismo en proceso
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135. L Cancrini y C. La Rosa - La caja de Parulora
136. N. Fejerman, H. Arroyo, M. Massaro y V. Ruggieri -Autismo infantil y otros trastornos del
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137. M. Pérez Pereira y J. Castro- El desarrollo psicológico de los niños ciegos en la primera infancia
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153. J. Corominas y otros - Psicoterapia de grupos con niños
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