Semiologia de Vias Lagrimales FSRM
Semiologia de Vias Lagrimales FSRM
Semiologia de Vias Lagrimales FSRM
Introducción.-
Aunque los intentos de radiografiar el Sistema Lagrimal se remontan a 1909 por Ewing, el
término 'Dacriocistografía' apareció por primera vez en la bibliografía en el año 1954. Esta
técnica diagnóstica fue posible gracias a un estudio cuidadoso de la radiología normal de la
vía lagrimal y a una simplificación de la técnica. El conocimiento de la técnica fue
adquiriendo notoriedad y ha florecido en los últimos 20 años a través de un gran número de
libros y publicaciones al respecto.
Los primeros intentos por realizar una dacriocistografía se deben a Ewing, quien efectuó por
primera vez el relleno por vía retrógrada del conducto lagrimonasal con pasta de bismuto,
llenándolo posteriormente hacia arriba con aceites yodados. Al principio se pensaba que
para obtener una adecuada visualización se requería un medio de alta viscosidad. Esta
técnica, sin embargo, a la dificultad en la instilación del medio de contraste, permaneció sin
modificaciones hasta la primera mitad de nuestro siglo, en que se incorporaron los medios
oleosos de baja viscosidad.
Dado que el medio de contraste acuoso se mezcla con las lágrimas, y teniendo en cuenta
que el tiempo de vaciamiento para las soluciones acuosas dentro del sistema excretor es de
60 segundos, es fundamental que la dacriocistografía acuosa sea realizada utilizando
exposiciones a tiempo cero.
En 1964, Campbell describió una técnica para obtener una visión amplificada de la vía
lagrimal, mediante el EMPLEO de un medio de contraste radiopaco, a la cual denominó
acradacriocistografía.
En 1974, Lloyd y Wilham describieron una modificación interesante y útil de la
dacriocistografía. EMPLEANDO técnicas radiográficas de sustracción, buscando visualizar el
sistema excretor libre de la parte ósea, obtuvieron excelentes imágenes de los canalículos y
del canalículo común. Para el estudio por sustracción, se realizaron placas de control previas
a la inyección del medio de contraste. Con este método podemos visualizar mejor los
canalículos y eliminar las estructuras óseas etmoidales.
Para obtener una máxima distensión de los conductos lagrimales, las placas se efectuaron
durante el momento de la inyección. Con esta técnica, lo que se buscó no fue estudiar la
función del sistema lagrimal, sino obtener una optima visualización de la anatomía
patológica de los canalículos y el canalículo común.
Fig.
1: Dacriocistografía
en frontal, técnica
convencional y con
sustracción.
lba y Hanafee usaron un catéter de teflón para instilar un aceite yodado de baja viscosidad.
El agente de contraste fue introducido bajo presión y estando el paciente sentado. Las
placas se sacaron a medida que se inyectaba el agente de contraste. Los autores opinan
que, con esta técnica, se obtiene una cantidad máxima de información respecto de la
anatomía patológica.
Han surgido, de vez en cuando, en la bibliografía estudios de la función del flujo lagrimal
mediante la cinematografía. En uno de dichos estudios, se instiló un agente yodado acuoso
en el saco conjuntival, sacándose posteriormente una película del desplazamiento a lo largo
de todo el sistema, mientras se efectuaba, al mismo tiempo, un examen radioscópico.
Este método de estudio utiliza un intensificador de imágenes el cual provee una definición
excelente a las imágenes. Algunos consideran que es el mejor método para estudiar la
fisiología del flujo lagrimal. Existen ciertos obstáculos para su uso diagnóstico de rutina,
especialmente por el sofisticado aparato requerido.
Fig.
2: Dacriocist
ografía en
lateral,
técnica
convenciona
l y con
sustracción.
Actualmente, para la evaluación de las vías lagrimales también se utilizan otras armas del
arsenal radiológico como lo son la tomografía computada, la tomografía helicoidal y la
resonancia magnética. De igual forma, con el desarrollo de la radiología intervencionista
ahora no solo hacemos diagnóstico de estenosis a obstrucción de las vías lagrimales sino
que podemos realizar procedimientos terapéuticos como la dacriocistoplastía con balón y la
colocación de stents nasolagrimales bajo guía fluroscópica. Ambos procedimientos son
realizados en pacientes de forma ambulatoria y con anestesia tópica, siendo los resultados
alentadores y con amplias ventajas respecto a las opciones quirúrgicas.
Fig. 3: Dacriocistografía previa y pasaje de guía
alambre por la vía lagrimal.
1.- ANATOMÍA
El sistema lagrimal está compuesto por glándulas que secretan las lágrimas y por un
sistema de drenaje que las elimina. A su vez, estos órganos se componen de la glándula
lagrimal en la parte superior externa de la órbita, y las secretoras básicas localizadas en la
conjuntiva y en el borde de los párpados. El sistema de drenaje está formado por las vías
lagrimales que, representan la parte eferente del sistema lagrimal; comienzan en los puntos
lagrimales en la región de la porción interna del ángulo palpebral interno. A partir de los
puntos lagrimales, los conductos siguen un curso vertical en una extensión de unos 2 mm,
se acodan después en ángulo recto y, siguiendo un curso ligeramente convergente,
desembocan en el corto conducto colector del seno de Maier que, por medio de las válvulas
mucosas de Rosenmuller y Hauske, se hallan en comunicación con la punta del saco
lagrimal. El seno de Maier tiene una longitud de 1 a 3 mm. La anchura de los conductillos
lagrimales es variable, su anchura máxima la presenta en las radiografías con medio de
contraste en los tercios laterales de su curso horizontal.
El saco lagrimal, que asienta sobre la cara lateral del hueso nasal, tiene una longitud
aproximada de 10 a 12 mm.
Termina en una estrechez de la fascia desdoblada del músculo orbicular: un sitio que está
caracterizado por un pliegue de mucosa, la válvula de Krause. Este sitio se halla algo por
encima de la transición entre la fosa lagrimal y el conducto nasolagrimal que posee,
asimismo, una longitud de 10 mm. Después de recorrer el conducto nasolagrimal óseo,
muestra el conducto nasolagrimal más bien la tendencia a dilatarse ligeramente.
Aproximadamente en su mitad se encuentra otra estrechez, la válvula de Taillefer. En su
extremo inferior, inmediatamente por delante de la desembocadura en el conducto nasal
inferior, se encuentra todavía otra estrechez que se conoce como pliegue lagrimal o válvula
de Hasner.
La anchura del saco lagrimal y del conducto lagrimal, que al formar un órgano unitario
podrían denominarse también tubo lagrimal, asciende a unos 4-5 mm. La visualización
radiológica del conducto nasolagrimal se realiza preferentemente por medio de la
radiografía segun Toht, que consiste en apretar contra el paladar óseo del enfermo una
placa dental a la altura del segundo premolar. El enfermo inclina la cabeza ligeramente
hacia atrás, el haz de rayo sigue un curso axial en la dirección del conducto nasolagrimal.
Entonces el conducto se presenta normalmente con una claridad oval y un diámetro de algo
más de 4 mm.
Las anomalías del sistema de drenaje provocan excesivas lágrimas (epífora). Un saco
lacrimal obstruido puede inflamarse de forma aguda o crónica. La inflamación aguda
produce una celulitis generalizada del saco lagrimal y estructuras colindantes. La
inflamación crónica conlleva, principalmente, a una hinchazón indolora del saco lagrimal y
una secreción de pus por los ductos cuando se oprime el saco lagrimal.
Los principales síntomas de enfermedad de las vías lagrimales se relacionan con un exceso
de lágrimas o con la hinchazón de las glándulas o del saco lagrimal. El escaso drenaje
produce una gran incomodidad ya que la visión es borrosa por las lágrimas que fluyen a la
cara.
2.1. Lagrimeo:
- Nervio Trigémino.
Lesiones de los párpados, conjuntiva, córnea e iris.
- Nervio Óptico.
Reflejos y luz excesiva.
- Nervio facial.
Inflamación del ganglio esfenopalatino y neoplasia.
Regeneración anómala (lágrimas de cocodrilo, lagrimeo durante la masticación).
Fármacos colinérgicos o anticolinesterasa.
Inflamación de la glándula lagrimal y neoplasia.
2.2. Epífora:
- Párpados.
Debilidad del músculo orbicular de los párpados con succión lagrimal alterada.
- Puncta.
Malposición (ectropión)
Oclusión (agenesia congénita, cicatriz e impactación de la secreción)
- Canalículos.
Inflamación, cicatriz e impactación fúngica.
- Meato Nasal.
Estenosis congenita o adquirida.
Hinchazón de la mucosa nasal.
3.1. Canaliculitis:
La canaliculitis es una inflamación de los canalículos que aparece por obstrucción de la luz.
La mayor atención se ha dirigido a la inflamación asociada con la obstrucción por
Actinomyces. La canaliculitis produce lagrimeo e inflamación de la conjuntiva adyacente.
3.2. Dacriocistitis:
La dacriocistitis es una inflamación aguda o crónica del saco lagrimal. Está producida por
una obstrucción del saco lagrimal o del conducto nasolagrimal que impide el drenaje
normal.
La dacriocistitis aguda es una inflamación purulenta del saco lagrimal con celulitis asociada
de los tejidos subyacentes. El comienzo es agudo y hay síntomas constitucionales de
infección supurativa en el canto interno. Los tejidos subyacentes del saco lagrimal están
afectados por una CELULITIS DOLOROSA .
La dacriocistitis crónica del adulto aparece por obstrucción del saco lagrimal
espontáneamente o tras traumatismo o enfemedad nasal en esa zona. La atresia
espontánea es más frecuente en mujeres en las mujeres hacia la mitad de la vida. Al
principio, aparece una olesta epífora y si continúa la obstrucción, hay supuración del saco
lagrimal. Si se abandona, se llega a una intensa dilatación y adelgazamiento de su pared, lo
que es conocido como mucocele o hidrops del saco lagrimal.
El saco lagrimal está tapizado con un epíteto columnar seudo estratificado, y los tumores on
similares a los que afectan al tejido similar del tracto respiratorio superior. Los tumores son
extremadamente infrecuentes. Se han descrito papilomas de células escamosas, carcinomas
de células trancisionales y adenocarcinomas.
En la región del saco lagrimal aparece hinchazón indolora que no cede, y el tumor acaba por
extenderse fuera de la fascia lagrimal. El tumor puede demostrarse por tomografía axial
computada. La extirpación es el tratamiento de elección.
Se comprende sin más que las vías lagrimales solamente pueden visualizarse mediante
medios de contraste. Para la práctica de la dacriocistografía, el enfermo debe estar
horizontal, la cabeza sobre una almohada y con el dorso sobre la mesa de rayos X. El ojo a
explorar se anestesia con un anestésico de conjuntiva. Una primera manipulación
importante consiste en exprimir un saco lagrimal eventualmente dilatado y lleno de
secreción mediante compresión del mismo contra el hueso nasal. Esta medida es la de
mayor importancia toda vez que, de lo contrario, el medio de contraste no puede llegar
hasta el saco en cantidad suficiente y no es posible valorar entonces el tamaño efectivo del
saco lagrimal. Además, los residuos en el saco lagrimal impiden una visualización compacta
con el medio de contraste y simulan no rara vez divertículos o alteraciones poliquísticas del
saco. Cuando este pus o moco debe practicarse, previamente a la exploración radiológica
con medio de contraste, un lavado con suero salino fisiológico, aún cuando al final del
mismo será también imprescindible exprimir el saco y vaciarlo completamente de su
contenido. Los aceites yodados vegetales antes corrientemente utilizados, lipiodol y
yodipina, han sido sustituidos por medios de contraste mejores, inocuos e hidrosolubles.
La técnica de inyección del medio de contraste corresponde en el fondo a la técnica de
lavado corriente de las vías lagrimales. En primer lugar, se dilata con cuidado el punto
lagrimal inferior. Una vez dilatado, se introduce una cánula lagrimal a través del canalículo
lagrimal inferior hasta la pared nasal ósea, se retira después algunos milímetros y se
inyecta el medio de contraste líquido.
En la radiografía lateral aparece el conducto nasolagrimal unas tres veces más ancho que en
la radiografía postero anterior. En su curso descendente muestra el conducto lagrimal,
según se indicó ya anteriormente, dos pronunciadas estrecheces, una de ellas por encima
del borde óseo del conducto nasolagrimal (válvula mucosa de Krause), y la otra por encima
del punto de desembocadura en la cavidad nasal a la altura de la válvula de Taillefer.
Las indicaciones para practicar una visualización con medio de contraste de las vías
lagrimales son las siguientes:
a) Estenosis:
Sin duda alguna, la estenosis de las vías lagrimales representa el motivo más frecuente
para que se lleve a cabo una exploración con medio de contraste de las mismas.
En principio, una estenosis puede encontrarse en todos los segmentos del sistema de las
vías lagrimales. Se distinguen las estenosis de localización alta (canalículos o ampolla), las
estenosis que se encuentran en la parte media (en la región desde el cuello del saco
lagrimal hasta el tercio inferior del conducto nasolagrimal óseo) y las estenosis bajas (en el
extremo inferior del conducto nasolagrimal, es decir, en la región de la válvula de Hasner).
La frecuencia relativa de las estenosis mencionadas asciende al 23% para las altas, 62%
para las centrales y 15% para las bajas.
Las estenosis altas en la región del canalículo lagrimal son generalmente de etiología
traumática. Aún cuando el cateterismo corriente puede proporcionar ya muchos detalles
acerca de la naturaleza de la estenosis canalicular, la dacriocistografía proporcionará, sin
embargo, otros detalles importantes sobre la estructura delicada del canalículo lesionado.
Más frecuente que la estenosis canalicular es la obliteración en la región de la ampolla o de
la entrada del saco lagrimal. La dacriocistografía muestra, en este caso, una falta de
repleción del saco lagrimal. Se visualizan solamente los canalículos y la entrada común de
los mismos en el saco, es decir, la ampolla y el espacio hasta la válvula de Rosenmuller.
Las estenosis centrales, situadas en el límite entre saco lagrimal y conducto nasolagrimal,
figuran entre las más frecuentes. También en el sector de las vías lagrimales, al igual que el
resto de los órganos tubulares, se desarrolla una dilatación o éstasis por encima de la
estenosis. En los casos no traumáticos (anomalías congénitas, procesos inflamatorios, etc.)
se presenta el cuadro clásico bajo la forma de un mucocele del saco lagrimal redondeado,
redondo-oval o en ocasiones reniforme, que se halla por debajo de la comisura palpebral
interna, a la que eventualmente desplaza hacia arriba. En las estenosis de origen traumático
se encuentran no rara vez distorsiones, aunque también muy especialmente
desplazamientos del saco como los que se originan por adherencias cicatriciales. En
ocasiones, los sacos lagrimales deformados por la fibrosis muestran ectasias que
representan verdaderos quistes o bien tan sólo divertículos quísticos.
Las estenosis bajas suelen ser incompletas y se acompañan con frecuencia de infecciones en
la región del seno maxilar. En ocasiones se consigue demostrar, después de fracturas
graves, en la región del tercio medio del rostro, la comunicación entre el sistema de
conductos lagrimales y el seno maxilar directamente por medio de la dacriocistografía. Junto
con las de origen traumático, las estenosis bajas son características de la obliteración
congénita de las vías lagrimales.
b) Tumores:
Las estenosis de origen tumoral pueden dar lugar también a ectasias del saco lagrimal que
apenas se distinguen de las descritas. En ocasiones puede verse una claridad en la sombra
del contraste del saco lagrimal. En los tumores malignos, la claridad en el contraste es
imprecisa e irregular. Ante la sospecha de tumores debería procederse siempre a la
radiografía del esqueleto óseo del conducto nasolagrimal sin repleción de las vías lagrimales
con medio de contraste, puesto que los datos así obtenidos permiten establecer muchas
veces si el tumor ha invadido las vías lagrimales desde los alrededores o bien si asentaba
primariamente en ellas. La destrucción del conducto nasolagrimal óseo se observa en los
sarcomas del maxilar superior o en los carcinomas del seno maxilar, aún cuando sólo
relativamente tarde da lugar a manifestaciones de estenosis.
c) Cuerpos extraños
d) Fístulas:
Las fístulas aparecen como una comunicación entre el conducto nasolagrimal y el seno
maxilar.
a) Sondaje e irrigación:
También debe practicarse una fractura externa del cornete inferior. Un elevador de Feer es
colocado en el cornete inferior, rotando el cornete medialmente. Algunas veces se puede
escuchar un sonido o crack. Este procedimiento agrandará el área por la cual el ducto
penetra en la nariz.
Muchos tipos de sondas para intubación del canalículo se encuentran disponibles y consisten
en tubos de silicona y sondas de acero inoxidable. La sonda es relativamente fina y flexible,
y la punta de oliva formada al extremo de la sonda puede ser fijada con un gancho de
Crawford y salir en el cornete inferior.
Las sondas son jaladas hacia abajo y afuera de la nariz, y el tubo se amarra a la apertura de
la nariz con una seda 6-0. Cuando las sondas son retiradas, este tubo se retraerá unos
pocos milímetros dentro de la nariz. El exceso de tubo y sondas es cortado. El cirujano debe
estar muy seguro de que las asas en el canto no estén amarradas de tal forma que
erosionen el canalículo. El tubo se deja por un periodo de 6 meses. En este momento, el
cirujano retira el tubo tomando el nudo en la nariz con una pinza bayoneta y corta el tubo
entre los párpados del paciente. El tubo se jala entonces afuera de la nariz.
c) Dacriocistorrinotomía:
En 1990 fue descrito por Munk y Lin (9) un nuevo procedimiento de radiología
intervencionista el cual fue desarrollado para el tratamiento de la epífora; se trata de la
dacriocistoplastía con balón la cual se realiza en forma ambulatoria y con anestesia local.
Consiste en introducir a través del canalículo superior una guía metálica bajo guía
fluoroscópica y pasarla por la vía lagrimal para extraerla por la apertura nasal ipsilateral.
Luego, a través de esta guía se coloca en forma retrógrada un catéter balón hacia la vía
lagrimal y se dilata bajo guía fluoroscópica.
Este método sencillo tiene porcentajes de éxito técnico y clínico que van del 51 % al 93%
(9,10,11,12,13,14,15) siendo su técnica sencilla y sus complicaciones mínimas.
Fig. 7: Dacriocistografía y pasaje de
guía con técnica de sustracción digital.