Descubriendo El Cerebro y La Mente n80
Descubriendo El Cerebro y La Mente n80
Descubriendo El Cerebro y La Mente n80
Artículos:
Neurociencias y Neurosicoeducación:
Neurociencias y Educación:
Clases cerebralmente amigables para que sus alumnos recuerden lo que usted
les enseña (tercera parte). Pág. 33
La curiosidad contribuye con el aprendizaje y la memorización. Pág. 40
La ardua tarea de educar a quien cree saber. Pág. 45
Sin Neurotransmisores felices no hay aprendizaje. Pág. 50
Infografía:
Autores:
Dr. Nse. Carlos A. Logatt Grabner, Dr. Roberto Rosler, Dr. Nse. Luis María
Labath, Nse. Marita Castro, Prof. Nse. Carlos Teisaire
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Neurociencias y Neurosicoeducación
Resumen: Cuando Cupido nos flecha todo parece más hermoso, el tiempo fluye con calma
y nuestro ser amado es perfecto. Sin embargo, ¿esto es real? ¿Cuál es la importancia del
rol de los neurotransmisores y las hormonas en el efecto de enamoramiento?
Cuando recibimos el flechazo de Cupido notamos que algo cambia: nuestro corazón
palpita más fuerte, transitamos por la vida totalmente distraídos y nuestra atención y
pensamientos se fijan en la persona de la cual nos enamoramos.
Sentimos mariposas en nuestro estómago, algo que suena muy poético… Sin embargo,
corriendo el riesgo de resultar poco románticos, lo que realmente sucede es que nuestro
cerebro y cuerpo son bañados por una lluvia de diversos neurotransmisores y hormonas.
Seguramente, las personas que nos rodean observarán que algo está distinto en nosotros
sin poder comprender del todo qué nos cambió de forma tan drástica. Afortunadamente,
ahora podremos darles algunas explicaciones sobre nuestra manera de proceder.
Asimismo, entran en juego otros neurotransmisores, entre los que podríamos destacar la
dopamina, la oxitocina, la adrenalina, la serotonina y la vasopresina. Ellos son los
responsables de la hermosa sensación de estar enamorados –aumentando la empatía, la
confianza, el estado de ánimo, y el apego–, pero también “desconectan” parcialmente
nuestra conciencia. Por lo cual nuestro cerebro tendrá dificultades para evaluar los
contrastes, pudiendo llevarnos a cometer algunas imprudencias. Por ejemplo, la
dopamina será la responsable de esa gigantesca motivación de ir al encuentro de la
persona amada sea como sea, aunque ésta viva muy lejos. No obstante, luego de un
tiempo, los niveles de dopamina descienden, lo que permite que nuestra conciencia
pueda volver a evaluar nuestras acciones y a veces hacernos notar nuestro modo de
actuar, llevándolos a plantearnos lo que estamos haciendo.
Asimismo, las zonas cerebrales involucradas en los períodos de amorío –entre las que
podemos destacar: hipotálamo, amígdala, núcleo accumbens, tegmental ventral, núcleo
estriado e ínsula–, estimuladas por los neurotransmisores mencionados anteriormente,
también se encuentran vinculadas con los estados emocionales de ansiedad, depresión y
obsesión, por lo que los cambios de humor y ánimo pueden ser muy espontáneos y
frecuentes.
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Esta combinación de neurotransmisores, tan magnífica y gratificante, pero también un
arma de doble filo, comienza a decrecer con el pasar de los meses. A medida que
transcurre el tiempo, influidos por la testosterona, nuestros niveles de “paciencia”,
evaluación positiva del otro individuo, apego, etc., tienden a disminuir, al igual que
nuestro acercamiento en las conductas y emociones.
Pero, ¡atención!: no está todo perdido. Si bien nuestra biología siempre cumple un rol
apreciable en nuestro estado emocional, con conocimiento las cosas cambian y podemos
llevar adelante estrategias que nos permitan mantener los neurotransmisores y las
emociones de nuestro lado.
objetivos y metas, tanto finales como parciales, para poder ser un equipo que no sólo
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El estudio biológico para averiguar el registro de una célula nerviosa (neurona) o entender
la interacción de una con otras para dar lugar a un conjunto integrado y amplio es un área
multidisciplinar que abarca muchos niveles de análisis, desde el puramente molecular
hasta el específicamente conductual y cognitivo, pasando por las conexiones y redes
pequeñas de neuronas para llegar a las más grandes, incluyendo sistemas como la corteza
cerebral o el cerebelo, y, por supuesto, el nivel más alto de la corteza cerebral.
El cerebro humano es la estructura más compleja del universo. Los expertos creían hasta
no hace mucho que se nacía con una cantidad de células cerebrales que con la edad irían
desgastando su capacidad: la memoria fallaría y las facultades mentales se esfumarían de
a poco. Como vemos, una imagen más que sombría.
(interconexiones que permiten a las células cerebrales comunicarse) todos los días, sin
tener en cuenta la edad cronológica de una persona.
Cumplir con éxito este cometido exige considerar que existen muchos factores que
pueden afectar la memoria a medida que se envejece y, además, que todo se apoya en la
elección del estilo de vida.
La mejoría en la calidad de vida y los avances clínicos han posibilitado una mayor
expectativa de vida. La longevidad trae aparejada una mayor incidencia de modificaciones
de la memoria o la conducta, algunas asociadas al envejecimiento normal y otras
provocadas por enfermedades neurodegenerativas o de causa vascular. La memoria es
una función mental tan compleja que puede verse afectada por numerosos factores,
desde el simple cansancio, el envejecimiento normal o la presencia de enfermedades
agudas o crónicas que se manifiestan con el deterioro.
En cambio, los olvidos patológicos son aquellos detectados por los familiares o cuidadores
de enfermos y se refieren la presencia de alteración de la memoria, desorientación,
dificultad en el lenguaje que van empeorando irreversible y lentamente con el transcurrir
del tiempo.
Por eso, los desafíos actuales son cada vez mayores. Uno muy importante es realizar la
identificación de los trastornos cognitivos y conductuales de la manera más temprana
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Las razones para invertir en proyectos de investigar las funciones cerebrales son
numerosas y están inter-relacionadas. Así también, hoy día, es innegable la importancia
que guarda la habilidad para pensar, para establecer relaciones y desarrollarse al máximo
del potencial de cada uno, la relación, desde el nacimiento hasta la vejez, con el efecto de
una buena salud, buena nutrición y una interacción social apropiada.
El cerebro humano a pesar de representar sólo el 2% del peso corporal, consume el 20%
de la glucosa que ingresa como nutriente. Es el órgano del cuerpo que más energía gasta,
por tanto, darle una dieta correcta y ejercitarlo aprendiendo cosas nuevas, por ejemplo un
idioma o tocar un instrumento es fundamental para mantenerlo sano, así también evitar
el estrés que deteriora la flexibilidad mental, la atención y la concentración.
El cerebro, como cualquier otra parte de nuestro cuerpo, necesita estar en actividad para
que se mantenga sano.
Al igual que para estar en forma es necesario hacer deporte o ejercitarse físicamente, para
que el cerebro esté siempre al máximo nivel es buen consejo seguir una serie de pautas
que permitan cuidarlo para sacarle el máximo rendimiento.
Tener en cuenta que el cerebro alcanza su plena madurez a los 30 años, a partir de
entonces, recién, empieza a envejecer y siempre el proceso de envejecimiento es
individual. Puede ser más o menos rápido según la persona y el tiempo que dedique al
cuidado del mismo. Es un hecho demostrado que el cambio de hábitos en la vida diaria
disminuye el riesgo de presentar precoz deterioro cognitivo.
Aquí verán algunas sugerencias, de probada efectividad, para reforzar las intenciones de
cuidar nuestra salud cerebral:
1. Comer menos: Comer más de lo necesario aumenta el nivel de estrés oxidativo del
organismo, que afecta a las proteínas, lípidos y al cerebro. Comer menos y más saludable
aumenta la producción de neuronas en el hipotálamo, región del aprendizaje y la
memoria, mejorando la sinapsis y favoreciendo los mecanismos de reparación neuronal.
4. Viajar mucho: La rutina es nefasta para el cerebro, por lo que es bueno realizar
actividades que hagan salir de ese estado. Viajar conlleva ver cosas nuevas, generando un
cúmulo de emociones que es lo que hace que se muevan las neuronas. Incluso cambiar el
recorrido para ir al trabajo o de mano para cepillarse los dientes “despierta” las neuronas.
5. Vivir acompañado: Para disponer de una buena salud mental es fundamental tener una
buena relación con la gente que rodea, ya que la comunicación con otras personas
provoca estímulos que favorecen al funcionamiento del cerebro. Respetar el "estar solo"
NO ES AISLARSE.
6. Adaptarse a los cambios: La sociedad avanza a un ritmo muy alto y continuamente los
cambios del entorno que nos rodea alteran la comodidad. Es fundamental aceptar esos
cambios y adaptarse a ellos, ya que de lo contrario puede causar estrés emocional,
afectando la salud del cerebro.
7. Evitar el estrés crónico: El estrés es muy dañino para el organismo ya que libera
corticoides que dañan las conexiones cerebrales. Para contrarrestar esto, lo mejor es
tomarse las cosas con calma y no sobrexcitarse demasiado.
reparador para que pueda borrar todos aquellos datos que no sean necesarios, y afianzar
las cosas que sí sean de interés para la persona. También es importante descansar bien,
cómodamente, ya que durante ese tiempo se reparan los tejidos que pudieran estar
dañados y se fijan los conocimientos.
10. Evitar los desniveles emocionales: A lo largo de la vida es necesario buscar aquellas
cosas que provoquen emociones positivas, ya que éstas son las que proporcionan fuerzas
y ganas para vivir. Se puede decir que son el motor del organismo, las que motivan y
hacen seguir adelante.
11. Ser Agradecido: Una de las acciones que mejor sientan a las personas son los
agradecimientos. Gracias a esta acción se estrechan vínculos con los demás y promueven
mejores emociones; aleja las viejas rencillas que provocan tensiones y estrés constante.
12. Disfrutar de las pequeñas cosas: En ocasiones es mejor disfrutar de las cosas
pequeñas y no ilusionarse con lo difícil de obtener. Las cosas que nunca llegan pueden
causar una gran decepción.
El beneficio del Omega 3 (ácidos grasos presentes en pescados de aguas frías como el
salmón rosado, la trucha, sardinas, atún, anchoas, etc.), los antioxidantes, las vitaminas,
las frutas secas, semillas de girasol o sésamo, aceites vegetales tipo oliva extra virgen, el
vino (sobretodo rosado) de manera moderada, el cacao, el licopeno del tomate, etc., hoy,
no se discuten.
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confort de las rutinas o las preferencias. Sugieren cada vez con más énfasis someter al
cerebro a esfuerzos de nuevos aprendizajes para que constantemente generen nuevas
conductas de adaptación. Estos ejercicios potenciarán la inteligencia, la memoria, la
rapidez para resolver problemas, la capacidad de concentración y hasta el talento.
Tenemos mucho para compartir y contar para que otros sepan. Para poder hacer esto,
primero tuvimos que aprender. No es posible transmitir lo que no sabemos y no siempre
conocemos en profundidad. A veces quedamos atrapados en la ilusión de que el
entendimiento intelectual-académico es suficiente, en lugar de tomarlo sólo como un
paso. Conocer, comprender, entender y saber son conceptos que se interrelacionan y dan
lugar a fascinantes polémicas.
nos cuesta hacer. Incluso profesionales con extensos currículums, infinidad de cursos
tomados y con sus cerebros repletos de información caen en esta jugada que nos hace
nuestro propio cerebro.
Es como que nuestras redes emocionales nos dijeran “si con la teoría yo me arreglo, para
qué tomarme el arduo trabajo de andar poniendo en práctica lo aprendido”. Nuestras
redes emocionales buscarán siempre lo más fácil: si sumar información nos resulta más
sencillo que aplicarla, tenderemos a seguir acumulándola sin mucha utilidad.
Entendemos que es bueno hacer actividad física, creemos que es positivo comer sano y
que nos hace bien relajarnos. Pero… ¿Tenemos todo esto en cuenta?
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Hacer requiere un nivel más alto de gasto de energía, cosa que nuestras redes
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El aprendizaje es más completo cuando es aplicable a la vida diaria con un sentido pro
valores humanos. Cuando quedamos atrapados en la sola búsqueda de información y
olvidamos utilizar lo incorporado podemos entrar en un estado en el que nada nos
conforma realmente, corriendo detrás de la próxima sensación gratificante que nos dará
el siguiente descubrimiento.
Pensar, sentir y hacer son pilares fundamentales en nuestro crecimiento como seres
humanos. Si reflexionamos de una manera, pero actuamos de otra, careceremos de
profundidad y credibilidad. Si lo que decimos está alineado con lo que ejecutamos
seremos más íntegros y confiables. Sentirse honesto conlleva un nivel más elevado de
gratificación que el sólo hecho de acumular conocimientos como un fin.
Informarse es maravilloso; sentir que sabemos puede ser muy placentero y gratificante,
pero si usamos la información sólo para lucirnos o alegrarnos nos estamos quedando a
mitad de camino. Todos conocemos gente con niveles académicos bajos, pero de gran
profundidad y sabiduría, como también personas con grandes conocimientos que ni
trascienden ni inspiran.
para vivir plenamente. Leerlas y conocerlas es una oportunidad para redoblar la apuesta
de nuestro crecimiento personal. Podemos convertirnos en coleccionistas de información
o crecer en nuestra vida al llevarla, también, a la práctica.
¡Qué tengan una hermosa semana, llena de acción, desafíos y aventuras! ¡Feliz
crecimiento!
Por esta razón, sea cual sea nuestro estado emocional, intentemos de forma voluntaria
caminar con una actitud positiva, ya que tendremos una sensación de bienestar y
evitaremos los malos recuerdos.
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Neurociencias y Neurosicoeducación
Imprevistos
Dr. Nse. Luis María Labath
Resumen: Saber improvisar forma parte del talento de una persona. De hecho, es una
reacción ante lo que no se espera y en ese caso es adecuado ser asertivo en lo que se
debe hacer que, por lo general, es urgente y decisivo.
Algo imprevisto ocurre sin pensamiento previo… Se da sin signos o señales anticipadas que
puedan anunciarlo; es una consecuencia impensada al resultado esperado, no anticipado
por la acción humana. De hecho, los actos que pueden cambiar la existencia de manera
temporaria o permanente son los que generan situaciones de estrés porque plantean
adaptaciones frente a nuevas alternativas.
Los científicos Allen Braun y Charles Limb efectuaron pruebas de resonancia magnética en
cerebros de músicos durante sesiones de improvisación, y las imágenes obtenidas
revelaron actividad en la región pre frontal dorsolateral (relacionada con la planificación,
autocensura, autocontrol y elección de las
palabras). A partir de esto se pudo confirmar
que el descenso de la actividad en esta área
revalida menor inhibición, circunstancia que a
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es la misma zona que se observa en acción con RNM durante el sueño (considerada área
de percepción sensorial vinculada a la expresión), cuya actividad se da tanto en la
improvisación como en la etapa REM del sueño. Esta coincidencia hace suponer que
ambos procesos guardan relación entre sí y que la improvisación, a su vez, está vinculada
con la red que une la motivación, el lenguaje, el humor, la acción, y la creatividad.
El imprevisto, lo inesperado, lo que nunca se piensa que sucederá causa tal impacto
emocional que los pensamientos relacionados a través del análisis intelectual inmediato
pueden ser de agrado o desagrado, pero sólo la debida interpretación y el razonamiento
cortical posterior determinan respuestas de acuerdo a las circunstancias.
El ser inteligente improvisa cuando dice cualquier mensaje de memoria, sin leerlo,
dejando que aflore libremente. En oratoria tiene un significado especial, ya que improvisar
un discurso significa hablar libre, con soltura, creando frases sobre la marcha en una
expresión espontánea y ordenada. Parte de una buena preparación para exponer como si
se gestara en el momento, con palabras y estilo propio, en una exposición genuina, con
ideas que surgen durante el desarrollo de la charla, pensando y diciendo lo que piensa,
cree, sabe o interesa.
Planificar muchas veces falla, y el error suele estar en las premisas a partir de las cuales se
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originan las proyecciones, más cuando se sabe que es imposible abarcar todas las
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¿Por qué tienen que pasar estos hechos inesperados? ¿Ocurren por casualidad o tienen
algún sentido?
Vivir los proyectos aplicando conocimientos es asumir que no es posible tener el control
de todo y admitir las incontables variables imposibles de prever. Asimismo, es ser
conscientes de que todo plan es un bosquejo posible de ser modificado según las
circunstancias.
Hacerlo es una práctica excelente para desarrollar la plasticidad cerebral y ser más
flexibles a la hora de adaptarse a los cambios, reemplazar la adaptación pasiva y la
dramática sumisión a las circunstancias.
Respetar la aparición de variables y de nuevas asociaciones hace que el futuro no sea una
mera proyección de expectativas derivadas del pasado porque la aparición de imprevistos
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nunca debe ser considerada una amenaza a las metas y los objetivos, ni tampoco la causa
de una inevitable frustración. Por el contario, las nuevas situaciones pueden ser
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redimensionadas para enriquecer los proyectos o hacerlos menos automáticos y más
creativos.
En la vida, lógicamente, nunca faltan los imponderables, que pueden tener muchas
incógnitas o variables abiertas. Estos pueden afectar, preocupar o acongojar como
asuntos ineludibles que deben ser resueltos para continuar adelante, por lo que son,
finalmente, retos de la vida. Sin embargo, la solución está en la actitud positiva que
permite ganar y adquirir experiencias.
Resumen: Sentir envidia es algo que nos genera incomodidad. Sin embargo, si sabemos
cómo administrar este sentimiento, podremos utilizarlo para mejorar nosotros mismos.
A diario surgen situaciones en donde los individuos nos comparamos con otros en lo que
respecta a pertenencias, experiencias, cualidades, etc., y si no salimos favorecidos
―aunque nos cueste admitirlo― nos sentimos molestos.
Esta sensación incómoda cuando a alguien le va muy bien o logra algo que nosotros
queremos, así como también de placer que aparece cuando algo le sale mal a ese mismo
individuo, es una reacción humana conocida como envidia (del latín invidia: mirar con
malos ojos).
Para llegar a esta conclusión, los científicos Sarah Hill y David Buss efectuaron un estudio
en donde dividieron un grupo de estudiantes en dos: el grupo A fue de control, mientras
que al B le pidieron que recordara situaciones en las cuales hubieran sentido envidia de
amigos o conocidos, para así despertar esta emoción.
Luego a todos los participantes se les entregó para que leyeran unas entrevistas realizadas
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a estudiantes de edades similares en las cuales respondían sobre sus metas, logros y otros
temas. Los contenidos no eran reales, sino que habían sido diseñados por los
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investigadores.
El trabajo arrojó como resultado que los estudiantes del grupo B ―es decir, los
"envidiosos"―, invertían más tiempo en leer las entrevistas. Asimismo, en una prueba
posterior de memoria sobre lo que recordaban del texto, ellos expresaron muchos más
detalles, lo que demostraba que habían estado más atentos a los posibles competidores.
De este modo, se puede ver este estado mental ―según la opinión de los psicólogos
evolutivos― como algo que nos motiva a mejorar, difiriendo de otros estudios que
presentan sólo el lado desfavorable que este sentimiento puede producir.
El equipo de la Universidad de Tilburg pudo observar que quienes habían sentido envidia
sana se esforzaban más en la tarea, e incluso sus puntaciones eran mejores de las de
aquellos que habían experimentado admiración.
La envidia ha sido y es estudiada también desde los circuitos neuronales que estimula,
permitiendo así su mejor comprensión. Investigadores del Instituto de Ciencias
Radiológicas de Japón, al trabajar con voluntarios que se imaginaban confrontados con
personajes de mayor o menor estatus o éxito, pudieron ver a través de imágenes del
cerebro que cuando los participantes vivían este sentimiento las regiones cerebrales
involucradas en el registro del dolor físico se encendían. Asimismo, observaron que cuanto
más profunda era la sensación, más se
activaban los centros de dolor de la
corteza cingular anterior, entre otras
zonas.
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La envidia parece ser algo común en nuestras vidas, pero la manejamos y la mantenemos
a raya gracias a nuestra función ejecutiva de autocontrol. Sin embargo, tal como se
presentó en diversos artículos de la revista Descubriendo el cerebro y la mente, el
autocontrol puede verse disminuido fácilmente por las exigencias diarias, la falta de
tiempo, el poco descanso, la baja de glucosa o el esfuerzo que hacemos para controlarnos.
Imaginemos que nos peleamos con nuestra pareja a la mañana y nos enfadamos mucho,
al llegar a nuestro lugar de trabajo debemos actuar de un modo agradable y sonriente con
nuestros compañeros que compraron bombones para compartir y festejar un éxito que
logramos como equipo. Esto exige un gran esfuerzo que agota nuestros recursos de
autocontrol, lo que puede hacer que no podamos resistirnos a la tentación y, pese a estar
a dieta, encontrarnos comiendo un buen número de chocolates.
fueran parte del público. El resultado permitió concluir que a medida que la ingesta de
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alcohol era mayor, las personas sentían más celos hacia quienes lograban el bombón.
Para acompañar lo anterior con una prueba control, realizaron también "el sorteo", pero
en este segundo caso, sin participantes de su equipo, y si bien la gente siempre ganaba un
caramelo, se les comentaba que otros habían conseguido el bombón. En esta situación,
pese al alcohol, no había aparecido la envidia, lo que hace parecer necesaria la presencia
del otro para sentir esta emoción.
Todas las emociones son positivas ya que nos informan de algo. En al caso de la
envidia, nos avisa cuándo estamos en desventaja con respecto a los demás.
A esta altura cabe preguntarse si la envidia evolucionó hasta nuestros días sólo para
hacernos sentir mal o molestos con otros.
Seguramente, como dicen los científicos evolucionistas, debe haber otro sentido, y es el
de hacernos prestar atención para que veamos qué hacer para superarnos. Esta mirada
evolucionista permite también explicar por qué los seres humanos somos
comparativamente menos jerárquicos que otras especies de primates y con más deseos
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de equidad.
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Conocer sobre nuestras emociones ―en este caso a la envidia―, nos permite
comprenderlas, modelarlas y dirigirlas hacia su función más humana. No es necesario
sentirnos molestos para vernos impulsados a mejorar, aunque esa sea la intención de la
envidia y no podamos dejar de sentirla en primera instancia, pero sí modelarla y saber que
es posible aprender de los otros y de sus experiencias para lograr una vida más
trascendente, pasando de la sana envidia al sano aprendizaje social.
Si bien cada día más y más personas ingresan a un mundo laboral en ciudades que no
crecen, volviéndose más caóticas y ruidosas, podemos intentar mitigar parcialmente el
efecto planeando nuestro recorrido hacia el trabajo o nuestros hogares. Incluso es
importante utilizar el tiempo de almuerzo para descansar en espacios verdes o plazas,
dado que el contacto con la naturaleza disminuye los efectos causados por la
contaminación sonora y visual.
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Neurociencias y Neurosicoeducación
El término estadístico expectativas de vida entiende los años de vida a los que puede
aspirar un ser humano al nacer o la función que representa el promedio de vida que le
queda a una persona a partir de una edad determinada. Por ejemplo, en la Argentina, la
expectativa de vida al nacer de la población total es aproximadamente de 77,14 años,
(hombres: 73,9 años; mujeres: 80,54 años).
En los últimos años, las investigaciones sobre el tema han ido en aumento en diferentes
ámbitos del quehacer social, profesional y científico, con el grosero y sistemático error de
considerar sinónimos a las expectativas con esperanza, a mi entender, complementarios
pero no similares.
uno las crea por sí mismo y para sí mismo, con el fin de obtener un resultado. Si no se
cumple o los resultados no satisfacen, la frustración y las quejas abundarán, dado que las
expectativas no son formuladas conjuntamente con alguien: son algo individual, sin
alternativas de reclamos y el único resultado final es el resentimiento y la frustración.
El análisis del cerebro mostró que la zona encargada de crear expectativas reaccionaba
igual en todos los casos una vez que se producían los acontecimientos, sin importar si lo
que había ocurrido o dejado de ocurrir suponía una amenaza. El área cerebral encargada
de procesar estímulos visuales respondía con más intensidad al ver, por ejemplo, una
araña. Por lo tanto, se dedujo que "el comportamiento adaptativo supone la habilidad de
reaccionar a estímulos potencialmente dañinos, caracterizados por emociones negativas,
y también a responder adecuadamente cuando eventos que se habían anticipado no
ocurren".
Las expectativas son siempre poderosas y se fundamentan en hechos para realizar las
cosas, con un fin determinado para alcanzar metas establecidas. No se conforman con
esperar un golpe de suerte ni descansar en la idea de que la felicidad viene “de arriba”.
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Actúan para que se cumpla efectivamente el deseo y determina un diseño del estilo de
vida, sin que las creencias condicionen o influyan en nada. Por eso, ante las expectativas,
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es lógico sentirse confiado y motivado para aceptar los desafíos, descubrir el potencial y la
energía, la esperanza y el refuerzo de las creencias subjetivas. En caso contrario, aparece
la desesperanza, apatía, impotencia, ausencia de méritos, insatisfacción, incapacidad y
limitación de las creencias.
Las expectativas son ejemplo de la relación entre la realidad y mundo interno, siempre
presente en la consciencia de la necesidad de esfuerzos para la maduración emocional y la
trascendencia. Cuanto más pueda uno elaborar con su imaginación el estado deseado,
más poderosas serán las expectativas; si disminuyen las representaciones sensoriales, las
posibilidades se debilitan, y las metas no se cumplen siempre.
Lo que revelan las investigaciones sobre el tema es que el cerebro humano no es tan
objetivo como se creía. El cerebro no capta pasivamente los estímulos que se le
presentan; las regiones asociadas a las expectativas pueden alterar la actividad de las
áreas implicadas en la sensación, haciendo que las expectativas ante una determinada
percepción o sensación pueda modificar la experiencia misma del objeto.
Muchas veces se asume que percibimos la realidad tal como es, que nuestros sentidos
registran fielmente el mundo exterior y no es así. Se experimenta la realidad no como es
sino como se espera, con mucho más “interpretación” y “deseo” en el cerebro de lo que
comúnmente supone.
Las expectativas sobre la conducta pueden tener naturaleza de orden, imposición, control,
nunca de sugerencia sobre determinados fines. Es la posibilidad de que algo útil suceda en
la persona que espera lograr algo. O sea, intrínsecamente está relacionado con el sentido
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de utilidad y conveniencia, con el dominio de lo superficial que pasa por arriba como debe
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La libertad de sentir confianza es aceptar que la vida vuelve a empezar, una y otra vez, en
un estado de ánimo increíble en donde lo que se desea es posible lograrlo cuando deja de
ser un anhelo y se transforma en creencia real.
Las necesidades, aspiraciones e ideales relacionados con una vida de calidad varían en
función de la etapa evolutiva, es decir, de la percepción de satisfacción que se ve
influenciada por variables ligadas a varios factores. En este aspecto, es lógico considerar
que la prolongación de las expectativas de vida es una consecuencia de múltiples factores
relacionados directa o indirectamente con las ciencias y que han logrado prolongar
notablemente la vida.
Varios autores a través de la historia han señalado que el bienestar de una persona radica
fundamentalmente en la forma en que percibe sus circunstancias vitales,
independientemente de cómo sean objetivamente. Es decir, la forma de posicionarse ante
la realidad con los propios juicios, valores y creencias más los recursos que se dispongan
para abordarla, es la clave para sentirse o no satisfechos.
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Una de las variables que incide en la felicidad proviene de la satisfacción y el logro del plan
de vida trazado, en donde intervienen proyectos a corto y largo plazo, pero,
fundamentalmente, la capacidad individual para proyectarse en pos de la satisfacción.
Lo más importante es que los objetivos fijados impliquen un desafío para crecer y sentir el
progreso del proyecto de vida. La propuesta a la hora de proyectarse debe focalizar los
recursos con que cuenta para sobrellevar las situaciones difíciles y valorar las dificultades
o los aspectos negativos que puedan existir, porque allí está la clave para avanzar de
manera real hacia las futuras metas. Sin esperanza, todo es más difícil, porque no existe
nada ni nadie en quien sostenerse, ni física ni espiritualmente. No existe el
convencimiento de que las ilusiones y los sueños pueden ser realidad eso que sólo brinda
la esperanza a diferencia de la expectativa.
Como última consideración, cabe resaltar sobre las diferencias entre esperanza y
expectativas: la esperanza, da sentido a la vida; las mejores expectativas hacen a la
trascendencia un hecho alcanzable.
Resumen: Una clase cerebralmente amigable está compuesta de 7 pasos. Aquí verás la
sexta instancia de un plan para lograr la mejor manera de repasar lo aprendido, sin
generar "ruidos" molestos en la incorporación de los contenidos.
Paso 6: Repasar
El ritmo del repaso es importante. Es necesario espaciarlos muy cerca uno de otro al
principio y luego alejarlos entre sí.
Tener en cuenta:
memoria.
Para repasar no sirve preguntarles a los alumnos si tienen dudas sobre los contenidos
porque ellos no saben lo que no saben. Por esto preguntarles si tienen dudas es una
pérdida total de tiempo.
La importancia del repaso se destaca cuando uno analiza los “pecados de la memoria”:
- Atribución incorrecta: significa darle a una memoria una fuente o una situación
equivocada. Esto es muy frecuente en alumnos. Hasta que la corteza prefrontal está
totalmente desarrollada ―entre los 25/30
años― a menudo tienen dificultades en
discernir la fuente adecuada de la información.
Se recuerda el:
Las investigaciones demuestran que si los alumnos se han involucrado en forma activa en
su aprendizaje y el repaso ocurre 2 ó 3 semanas después, pueden retener el conocimiento
por 2 ó 3 meses.
Sello neocortical: El repaso puede incrementar la cantidad de tiempo que los alumnos
recordarán la información.
¿Cómo repasamos?
Si hacemos estos repasos en forma intermitente evitaremos que los alumnos deban sumar
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Cosas como fórmulas, definiciones o listas pueden ser colocadas en una canción. Esta
estrategia logrará acceso a diferentes carreteras de memoria.
Otro modo son los mapas mentales, que son una herramienta fabulosa. Cuando se les
pide a los alumnos que hagan un mapa mental sobre un tema durante un repaso, antes de
hacerlo, no saben lo que no saben sobre este tema. Pero después de comparar sus mapas
mentales comienzan a hacer preguntas y el docente puede darles retroalimentación y
refuerzo.
Si los alumnos han aprendido una habilidad motora, ellos deben practicarla de la forma en
la que serán evaluados. Si será con lápiz y papel, debe ayudarlos en hacer la conexión con
la carretera semántica.
Ésta es una de las brechas que vemos en los exámenes: la incapacidad de transferir un
proceso o producto al papel. Pero esto no debe sorprendernos, si yo le pido a usted que
me describa cómo se ata los cordones de sus zapatos sin utilizar sus manos o sin mirar sus
pies, será capaz de hacerlo pero con cierta
dificultad o malestar “cerebral”. Deberá utilizar
algo de su “poder cerebral” para transferir esta
información que está depositada en la
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Del paso de práctica (paso 5 –segundo artículo-) nuestros alumnos deben tener
información conceptual y datos depositados en su memoria de largo plazo.
El repaso puede ser entonces un momento para subir en la taxonomía de Bloom para que
nuestros alumnos tengan la oportunidad de analizar, evaluar y crear.
Puede pedirles a sus estudiantes que “tomen” la nueva información que está en su
memoria de largo plazo y que separen el material relevante del irrelevante. Tal vez logren
emplear algunos temas, valores o lecciones y aplicarlos a sus propias vidas.
Volver a enseñar
Sello neocortical: Volver a enseñar debe ser una experiencia productiva para todos.
Según las investigaciones realizadas no debemos asumir nada sobre nuestros estudiantes,
sino simplemente entrenarlos en las técnicas de cómo enfrentar una evaluación.
Si estarán sentados durante la evaluación con un patrón especial, haga que sus
alumnos se sienten en ese patrón durante el repaso.
Cada vez que accedemos a una memoria, es más probable que seamos capaces de
acceder a ella nuevamente.
¿Quién puede decir que no es curioso? Indudablemente nadie, ya que todos los somos y
en esta característica se basan los escritores de novelas, series, obras, películas y libros
para mantenernos atrapados esperando un final incierto.
La curiosidad va de la mano del interés y nos hace ser capaces de memorizar sin esfuerzo
personajes, detalles y argumentos, para mantenerlos en la memoria e incluso poder luego
de años hablar de alguna película que hayamos visto, de los actores y los papeles que
interpretaban.
Una investigación realizada en la Universidad de California, en Davis, arrojó luz sobre los
motivos por los cuales podemos recordar, por ejemplo, después de tanto tiempo detalles
de una obra. El trabajo presentó que la curiosidad y expectación que nos genera un tema
ponen al cerebro en un estado que le permite aprender y retener información, incluso
aquella no relacionada con el contenido que se está tratando. Es como si el cerebro fuera
un imán que atrae todos los datos que rodean una materia o situación que despertó
nuestro interés.
Para lograr percibir lo que sucede en el cerebro cuando siente curiosidad, los
investigadores de la Universidad de California contaron con equipos de resonancia
magnética funcional para observar cuáles áreas cerebrales se activaban mientras los
participantes del estudio realizaban ciertas tareas programadas.
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El estudio contó con varias fases: la primera consistió en medir el nivel de curiosidad de
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los voluntarios. Para ello, los sometieron a una serie de preguntas de una trivia y les
solicitaron que puntuaran en una escala de 0 a 6 su probabilidad de conocer la respuesta.
Luego les pidieron que midieran, puntuando del mismo modo, la curiosidad que sentían
por saber la respuesta acertada.
La segunda fase se basó en realizarles nuevamente preguntas, pero para conocer las
respuestas correctas debían esperar 14 segundos. Este tiempo de espera, aunque los
voluntarios no lo sabían, estaba calculado para llevar a cabo otra instancia del estudio.
Durante el lapso de los 14 segundos, en algunas ocasiones se les presentaba en la pantalla
de la computadora la imagen de un rostro que no expresaba ningún tipo de emoción, y se
les solicitaba que emitieran un juicio sobre el mismo. Ni bien pasaban los 14 segundos se
les daba la respuesta a la pregunta.
En la fase tres, de forma inesperada y sorpresiva para los voluntarios ―ya que no habían
sido informados de este paso de la investigación― se les hacía un examen para ver si
recordaban los rostros que se les había presentado, seguido de una prueba de memoria
para las respuestas a las preguntas de los cuestionarios.
Los científicos pudieron encontrarse con resultados sumamente interesantes. Uno de ellos
―que era el esperado― fue que los participantes que habían demostrado mayor
curiosidad por conocer una respuesta, habían sido mejores en el aprendizaje de esa
información. Pero, para asombro de los profesionales, cuando la curiosidad se despertó
en los cerebros de los voluntarios, la información no relacionada con las respuestas de la
trivia también había generado mayor aprendizaje, al igual que los rostros cercanos a dicha
emoción, los cuales les resultaban fácilmente reconocibles, aunque no les habían
despertado ninguna curiosidad.
Sin embargo, este circuito no fue el único que mostró un aumento en su respuesta ante la
curiosidad y expectación, también lo hizo el hipocampo, un área del sistema límbico
fundamental para el aprendizaje y la formación
de nuevos recuerdos, que presentó una
notable y mayor actividad.
Albert Einstein decía: "No tengo talentos especiales, pero sí soy profundamente curioso".
El interés y la curiosidad deben estar incluidos dentro de las estrategias que deben
aplicarse en toda clase y capacitación, para que el cerebro pueda gozar de un estado que
le permita asimilar mejor los conocimientos que se imparten. Si bien lo anterior puede no
ser una novedad, lo que aporta la neurociencia es que nos permite conocer el sustrato
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biológico que lo acompaña y no deja lugar a discusiones de que atrapar el interés no debe
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1.- Una de las propuestas básicas se relaciona con que el docente o capacitador pueda
autoevaluarse y percibir si se encuentre en el estado emocional necesario para contagiar
motivación. Para ello puede trabajar con una hoja de registro que le permita reflexionar
antes de la clase:
Luego de este paso, la persona podrá tener consciencia del resultado de su clase y si podrá
ser un motivador y líder. (Este tipo de reflexión puede realizarse también en otras
situaciones).
2.- Hacer cambios inesperados en las rutinas: realizar algo que sorprenda a los alumnos o
grupo.
3.- Organizar actividades sorpresa: visita de un personaje relacionado con el tema, leer un
correo que envió alguien para el grupo, avisar que alguien vendrá a visitarnos, etc.
4.- Despertar el interés del grupo dándole la oportunidad de que exprese sus ideas, opine
y argumente.
9.- Imaginar y armar juegos que involucren el tema tratado. El juego es un eficiente
método de aprendizaje.
10.- Plantear algunas actividades donde alcancen resultados rápidos y les permitan sentir
que van por el buen camino. Esto los llevará a animarse a ir por más.
11.- Plantear cuestiones, desafíos o problemas que sean reales y los lleven a relacionar lo
que aprenden con aquello que les preocupa o apasiona.
12.- Presentar con claridad dónde se planea llegar en el futuro inmediato con el primer
paso dado, y dejarles vislumbrar las ventajas de alcanzar el siguiente.
13.- Avisar que habrá una sorpresa al final de la clase, y durante la misma recordarlo
haciendo que se sientan motivados a avanzar y conocerla lo antes posible.
14.- Ir de a poco dándoles autonomía para que sean ellos quienes sorprendan a sus
compañeros, docente o capacitador.
El nivel de desafío con el que nos encontramos al educar está marcado en gran medida
por el grado de conocimiento que poseen tanto el educador como el educando. Dicho de
otra manera, la calidad de información que tienen los cerebros de quienes participan del
acto educativo es la que determinará qué tan exitoso será el anclaje de un nuevo
aprendizaje y qué tipo de impacto tendrá en nuestra vida y en la de los demás.
1) No sé que no sé: no estoy enterado de que hay algo para aprender, vivo feliz (o infeliz)
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en mi ignorancia.
2) Sé que no sé: sé que hay algo que no sé y que sería bueno aprenderlo.
5) No sé que sé: tengo tan incorporados los nuevos conocimientos que acciono de forma
automatizada e inconsciente.
Un típico ejemplo en el que se ve nuestro transitar por las 5 etapas es aprender a manejar.
Pero si observamos, todo lo que hemos incorporado en la vida ha pasado por estas fases,
ya sean aprendizajes motores, como los deportes, o cualquier conducta o línea de
pensamiento. Primero hay un trabajo consciente de incorporación de conocimientos y
después un automatismo. Este fenómeno también lo he notado en muchas clases, en las
que quien las dicta... ¡parece estar y no estar a la vez! Se escucha su voz, se ve su cuerpo,
pero bien podría ser una filmación de sí mismo la que se está proyectando… Totalmente
“en automático” sin registrar o reaccionar a lo/los que tienen enfrente. Como si quien
enseña ya no tuviera nada que aprender.
Cada etapa plantea un desafío distinto tanto para quien educa como para quien aprende,
y todas tienen diferentes grados de dificultad. Hoy profundizaremos en fenómenos que
suceden en la primera instancia. “No sé que no sé” es un estadio fascinante que puede
abarcar tanto a quien vive feliz en la ignorancia como a quien se cree que sabe pero no
sabe que sabe mal. Y este último, como bien conocerán, es probablemente el hueso más
duro de roer de todos: aquel que no tiene la correcta información pero cree que sí es
acertada, y queda encerrado en su mal aprendizaje.
Esta circunstancia es muy difícil porque hay que hacer un trabajo doble. No sólo
incorporar información nueva sino además desplazar, reinstalar y eliminar todo el bagaje
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incorrecto. Y esto tiene un costo energético enorme para cualquier cerebro. Una vez que
nuestro cerebro aprende a hacer o solucionar algo de una determinada manera, tiende a
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repetir lo que le funcionó, solidificando las redes de ese patrón de comportamiento, sin
importarle mucho si hay otras formas de hacerlo, particularmente si implicarán una nueva
etapa de cansadoras confusiones producto de “recableados” neurales. Recordemos que
una de las principales funciones de nuestra UCCM (unidad cuerpo cerebro mente) para
cumplir con su tarea de asegurar nuestra supervivencia es la de ahorrar energía. Gastarla
es una muy mala idea, particularmente para nuestras redes instintivas- emocionales
(conformadas principalmente por nuestro sistema límbico), que se encargarán de
boicotear las nuevas propuestas.
¿Qué hacer cuando delante tenemos a alguien con una convicción y vemos que ésta no es
buena para su salud, lo aleja de los valores humanos o perjudica a su entorno?
Cada caso es muy particular, pero aquí acercamos algunos “tips” que pueden ayudar
llegada la ocasión:
Este sistema libera neurotransmisores que le dicen a su cuerpo “esto es bueno para vos,
avanzá hacia él” o “esto es malo para vos, evitalo”.
Su cuerpo no siempre le obedece a estos mensajes porque la corteza cerebral puede
ignorarlos momentáneamente, sin embargo, en caso de ser desobedecido, el Sistema
Límbico ―también conocido como el “corazón” de sus conductas― intentara cambiar la
respuesta una y otra vez.
Su cerebro lo recompensa con buenos sentimientos cuando usted hace algo bueno para
su supervivencia.
Sin embargo, su corteza cerebral y su Sistema Límbico, literalmente, no se hablan entre sí.
Esto se debe a que el Sistema Límbico no puede procesar el lenguaje. Cuando uno tiene
un diálogo interior (o sea, se habla a sí mismo), esta conversación ocurre en la corteza
cerebral. El Sistema Límbico nunca le dice a usted en palabras por qué activa un
“neurotransmisor feliz” o uno infeliz.
La Dopamina aumenta lo cual acelera su sistema motor para abalanzarse sobre su presa.
Un elefante sediento es feliz cuando encuentra agua. El buen sentimiento de saciar su sed
activa su Dopamina, la cual genera conexiones permanentes entre sus neuronas. Esto lo
ayudará a la ahora de buscar líquido en el futuro: ya no necesitará tratar de aprender en
dónde está, ya que la Dopamina simplemente ha “pavimentado” un circuito neuronal. La
próxima vez que vea cualquier señal de un charco, una corriente eléctrica atravesará a
toda velocidad el circuito neuronal hacia sus “neurotransmisores felices”.
Su sentimiento positivo le dirá “acá está lo que necesitas”. Sin mucho esfuerzo, los
“neurotransmisores felices” promueven la supervivencia. No obstante, estos no se activan
de manera constante.
El cerebro del león tiene un aumento de sus “neurotransmisores felices” cuando obtiene
otra presa, y en el elefante se activan solamente cuando encuentra algo que necesita para
su supervivencia. ¡En la naturaleza no existen “neurotransmisores felices” gratis!
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Los sentimientos positivos evolucionaron porque nos mantienen haciendo cosas que
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¿Por qué habrá construido estas estrafalarias vías un cerebro que evolucionó para lograr
el éxito de nuestra supervivencia?
Esto se debe a que el cerebro edifica sobre los circuitos que ya posee. Evolucionamos para
depositar experiencia, no para eliminarla. La mayor parte del tiempo la experiencia
contiene lecciones importantes, y nos ayuda a ir hacia cosas que nos han permitido en el
pasado evitar situaciones que nos han amenazado.
Construir un nuevo circuito neuronal es como tratar de abrir un sendero a través de una
densa selva tropical. Cada paso requiere de gran esfuerzo y el nuevo sendero desparece
bajo la maleza si no lo usa nuevamente en forma rápida. Este nuevo camino parece
ineficiente y muy inseguro cuando una hermosa autopista está cercana. Este es el motivo
por el cual las personas a menudo tendemos a quedarnos “pegadas” a los circuitos que ya
tenemos.
Usted puede elaborar nuevos senderos a través de la jungla de neuronas de sus alumnos,
lo cual puede activar sus “neurotransmisores felices” de nuevas formas. La electricidad
fluye en las neuronas como el agua, encuentra el camino de menor resistencia. No
obstante, los estímulos no fluyen con facilidad a través de neuronas que nunca se han
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activado en forma previa. Cada vez que un circuito neuronal es empleado, los impulsos
fluyen por él con mayor facilidad.
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O sea que la reiteración desarrolla lentamente un “sendero neuronal”, de la misma forma
que un camino de tierra se endurece con los años de uso.
Este cerebro que hemos heredado puede ser a veces frustrante. En la búsqueda de la
supervivencia a menudo desactiva los “neurotransmisores felices” y activa los
“neurotransmisores infelices”. Cuando nuestra neuroquímica nos frustra debemos
recordar que los neurotransmisores que poseemos han tenido éxito en promover la
supervivencia durante millones de años.
Los “neurotransmisores felices” se activan cuando usted descubre una forma de encontrar
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sus necesidades.
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Un mamífero debe asumir riesgos para localizar su satisfacción, ya que puede ser atacado
por un predador mientras busca comida. Se expone a conflictos sociales mientras busca
una pareja. Existe el peligro de perder sus hijos y con esto la preservación de sus genes.
Los “neurotransmisores infelices” son la forma en la que el cerebro nos alerta sobre estos
riesgos.
Los “neurotransmisores infelices” funcionan porque nos hacen sentir mal y así logran
nuestra atención rápidamente.
Cuando una gacela hambrienta huele un león, los sentimientos negativos la motivan a
correr antes que a seguir comiendo. Ella sobrevive porque el olor a león gatilla un
sentimiento que es mucho más poderoso que el hambre. Una vez que la gacela logra
escapar del gran felino, los sentimientos negativos del hambre captan nuevamente su
atención y busca un lugar seguro para pastar.
Los sentimientos negativos son generados por el Cortisol -hormona esteroide-, que puede
ser disparado por: una disminución de su glucosa en sangre, el olor de un predador, la
exclusión social o una miríada de otras señales de peligro.
Si uno siente una “alerta por Cortisol”, su Cerebro rápidamente busca una forma de
detenerla. A veces la solución es tan obvia como sacar la mano de la pava ardiente. Pero,
en otras oportunidades, los sentimientos negativos no tienen causas ni soluciones obvias.
usted “debe hacer algo.” Su cerebro continúa explorando el medio ambiente para
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¿Comer medio kilo de helado puede resolver haberse sacado un dos en un examen o que
mi novia me haya abandonado? Desde la perspectiva de su cerebro, puede ser una
solución. Conscientemente, usted sabe que comer medio de kilo de helado no resolverá el
problema. Pero cuando algo hace que disminuyan los “neurotransmisores infelices” y
aumenten los “neurotransmisores felices”, su cerebro aprende de esa experiencia.
Cuando el medio kilo de helado aumenta los “neurotransmisores felices” (porque la grasa
y el azúcar son escasos en la naturaleza), se “pavimenta” un circuito neuronal.
La próxima vez que tenga ese sentimiento de “debo hacer algo” este circuito neuronal lo
verá como un “hacer algo” que usted ya conocerá, por lo que permanecerá en el arsenal
de estrategias de supervivencia de su cerebro Límbico. El Cortisol es gatillado por
desilusiones. Su cerebro Límbico le avisa cuando sus expectativas no han sido cumplidas.
Ese sentimiento de “debo hacer algo” atrae su atención si sus expectativas de amor o
éxito no se cumplen, y su cerebro responde con las estrategias que ha incorporado.
Una frase anónima dice: “Todo lo que me gusta es ilegal, inmoral o engorda”.
Los “neurotransmisores felices”, debido a la selección natural, existen por sus efectos
secundarios. Cuando los “neurotransmisores felices” disminuyen y buscamos más,
obtendremos más efectos secundarios. Estos se acumularán hasta un punto en el cual
pueden gatillar “neurotransmisores infelices”.
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Ahora, la conducta que utiliza para generar felicidad crea más infelicidad.
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Y cuanto más Cortisol usted produzca, más motivado estará para repetir la conducta que
usted supone que lo hará feliz: ya está “cableado” neuronalmente para la frustración.
Los círculos viciosos están en todas partes. Entre los más frecuentes se encuentran el
alcohol, la comida chatarra, la compra compulsiva y las drogas. Otros círculos viciosos bien
conocidos son tomar riesgos, enojarse y enamorarse.
Cada una de estas conductas puede hacerlo sentir bien en un momento que usted estaba
mal. El sentimiento positivo significa que los “neurotransmisores felices” están
construyendo conexiones neuronales, haciendo que sea más fácil gatillar sentimientos
positivos de esa manera en el futuro. Con el paso del tiempo se desarrolla una super-
autopista neuronal. Ahora su cerebro puede activar esta conducta sin esfuerzo.
Pero demasiado de una cosa buena puede gatillar “neurotransmisores infelices”, lo que le
hace saber que es tiempo de detenerse. Sin embargo, es difícil parar porque su cerebro
busca los “neurotransmisores felices”.
Usted puede detener este círculo vicioso resistiéndose a esa sensación de “hacer algo” y
vivir con el Cortisol activado. Esto último no es fácil porque el Cortisol demanda en forma
intensa su atención. Esta hormona no evolucionó para que usted se siente y la acepte
elevada. Pero se puede desarrollar la habilidad de no hacer nada durante una “alerta de
Cortisol”, a pesar de la urgente necesidad de que la elevación del mismo desparezca de
cualquier forma posible.
en ese momento.
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No es fácil ser un mamífero con una gran corteza. Tenemos suficientes neuronas como
para imaginar cosas que no existen en vez de focalizarnos en lo real.
Tener una gran corteza nos permite mejorar ciertas cosas, pero también nos deja con la
sensación de que algo no está bien en el mundo que nos rodea.
Esto puede llevar a tomar decisiones que aumentan los “neurotransmisores infelices”. La
realidad puede ser una desilusión comparada con el mundo ideal que la corteza puede
llegar a imaginar.
Las alianzas sociales suscitan el éxito reproductivo. Los mamíferos con más aliados
sociales y con un “status” elevado en su grupo social tienen más posibilidades de que sus
hijos sobrevivan.
- La Dopamina es estimulada por la búsqueda del amor. Nos avisa que nuestras
necesidades están a punto de ser encontradas. Para los humanos hallarla es inigualable:
nos genera una gran elevación de Dopamina porque una larga búsqueda para encontrar
una necesidad estimula una verdadera “explosión” de Dopamina.
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Cuando uno recibe el afecto de una persona socialmente deseable, esto aumenta los
niveles de Serotonina. Cuando uno obtiene la admiración de otras personas también
acrecienta la Serotonina.
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