VIA CRUCIS Ok
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VÍA CRUCIS
Palabras del Guía antes de empezar el Vía Crucis
Nosotros, cristianos, somos conscientes de que el vía crucis del Hijo
de Dios no fue simplemente el camino hacia el lugar del suplicio.
Creemos que cada paso del Condenado, cada gesto o palabra suya,
así como lo que vieron e hicieron todos aquellos que tomaron parte
en este drama, nos hablan continuamente. En su pasión y en su
muerte, Cristo nos revela también la verdad sobre Dios y sobre el
hombre.
Hoy queremos reflexionar con particular intensidad sobre el
contenido de aquellos acontecimientos, para que nos hablen con
renovado vigor a la mente y al corazón, y sean así origen de la gracia
de una auténtica participación. Participar significa tener parte. Y
¿qué quiere decir tener parte en la cruz de Cristo? Quiere decir
experimentar en el Espíritu Santo el amor que esconde tras de sí la cruz de Cristo. Quiere
decir reconocer, a la luz de este amor, la propia cruz. Quiere decir cargarla sobre la propia
espalda y, movidos cada vez más por este amor, caminar... Caminar a través de la vida,
imitando a Aquel que «soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la diestra
del trono de Dios» (Hb 12,2).
Pausa de silencio
Oremos: Señor Jesucristo, colma nuestros corazones con la luz de tu Espíritu Santo, para
que, siguiéndote en tu último camino, sepamos cuál es el precio de nuestra redención y
seamos dignos de participar en los frutos de tu pasión, muerte y resurrección. Tú que vives
y reinas por los siglos de los siglos. Amén. [Juan Pablo II].
Oraciones iniciales
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo,
defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti, para que con tus santos
te alabe, por los siglos de los siglos. Amén.
Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y redentor mío; por ser
Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del
infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme, y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
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PARROQUIA SAN JOSÉ-TUMBES
Padrenuestro…
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su
santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Dios te Salve…
Gloria.
Canto:
Padrenuestro…
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su
santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Dios te Salve…
Gloria.
Canto:
REFLEXIÓN
Isaías había profetizado de Jesús: «Eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros
dolores los que soportaba. Yahvé descargó sobre él la culpa de todos nosotros». El peso de
la cruz nos hace tomar conciencia del peso de nuestros pecados, infidelidades,
ingratitudes..., de cuanto está figurado en ese madero. Por otra parte, Jesús, que nos invita
a cargar con nuestra cruz y seguirle, nos enseña aquí que también nosotros podemos caer,
y que hemos de comprender a los que caen; ninguno debe quedar postrado; todos hemos
de levantarnos con humildad y confianza buscando su ayuda y perdón.
TODOS: Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
PETICIÓN DE LA FAMILIA: Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a
levantarme en mis caídas diarias, cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a
reincidir en mis defectos cotidianos.
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PARROQUIA SAN JOSÉ-TUMBES
¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia Ti! Roguemos al Señor. R/.
Te lo pedimos Señor.
Padrenuestro…
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su
santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Dios te Salve…
Gloria.
Canto:
REFLEXIÓN.
Nos es fácil adivinar lo que padecerían Jesús y María pensando en lo que toda buena madre
y todo buen hijo sufrirían en semejantes circunstancias. Esta es sin duda una de las escenas
más patéticas del Vía crucis, porque aquí se añaden, al cúmulo de motivos de dolor ya
presentes, la aflicción de los afectos compartidos de una madre y un hijo. María acompaña
a Jesús en su sacrificio y va asumiendo su misión de corredentora.
PETICIÓN DE LA FAMILIA: Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los
momentos de mi vida. Con ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la seguridad de
llegar a Ti en el último día de mi existencia. ¡Ayúdame Madre! Roguemos al Señor. R/.
Te lo pedimos Señor.
Padrenuestro…
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su
santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Dios te Salve…
Gloria.
Canto:
REFLEXIÓN:
Una letrilla tradicional de esta sexta estación nos dice: «Imita la compasión / de Verónica y
su manto / si de Cristo el rostro santo / quieres en tu corazón». Nosotros podemos repetir
hoy el gesto de la Verónica en el rostro de Cristo que se nos hace presente en tantos
hermanos nuestros que comparten de diversas maneras la pasión del Señor, quien nos
recuerda: «Lo que hagáis con uno de estos, mis pequeños, conmigo lo hacéis”. Es la mujer
valiente, decidida, que se acerca a Ti cuando todos te abandonan. Yo, Señor, te abandono
cuando me dejo llevar por el "qué dirán", del respeto humano, cuando no me atrevo a
defender al prójimo ausente, cuando no me atrevo a replicar una broma que ridiculiza a los
que tratan de acercarse a Ti Y en tantas otras ocasiones.
PETICIÓN DE LA FAMILIA: Señor Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto
humano, por el "qué dirán", sino que tenga la valentía como la Verónica. Roguemos al
Señor. R/. Te lo pedimos Señor.
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PARROQUIA SAN JOSÉ-TUMBES
REFLEXIÓN:
Nada tiene de extraño que Jesús cayera si se tiene en cuenta cómo había sido castigado
desde la noche anterior, y cómo se encontraba en aquel momento. Pero, al mismo tiempo,
este paso nos muestra lo frágil que es la condición humana, aun cuando la aliente el mejor
espíritu, y que no han de desmoralizarnos las flaquezas ni las caídas cuando seguimos a
Cristo cargados con nuestra cruz. Jesús, por los suelos una vez más, no se siente derrotado
ni abandona su cometido. Para Él no es tan grave el caer como el no levantarnos. Y
pensemos cuántas son las personas que se sienten derrotadas y sin ánimos para
reemprender el seguimiento de Cristo, y que la ayuda de una mano amiga podría sacarlas
de su postración. Caes, Señor, por segunda vez. El Vía Crucis nos señala tres caídas en tu
caminar hacia el Calvario. Tal vez fueran más.
Caes delante de todos... ¿Cuándo aprenderé yo a no temer el quedar mal ante los demás,
por un error, por una equivocación? ¿Cuándo aprenderé que también eso se puede
convertir en ofrenda?
PETICIÓN DE LA FAMILIA: Señor ayúdanos a levantarnos después de cada caída
ofreciendo nuestros sufrimientos. Roguemos al Señor. R/. Te lo pedimos Señor.
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PARROQUIA SAN JOSÉ-TUMBES
sentimientos de aquellas mujeres, y movido del amor a las mismas quiso orientar la
nobleza de sus corazones hacia lo más necesario y urgente: la conversión suya y la de sus
hijos. Jesús nos enseña a establecer la escala de los valores divinos en nuestra vida y nos da
una lección sobre el santo temor de Dios.
Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesares,
de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio mal
entendido, de egoísmo, de envidia. Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus
innumerables beneficios de cada día, que me manifiestan, Señor, cuánto me quieres..
TODOS: Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Padrenuestro…
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su
santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Dios te Salve…
Gloria.
Canto:
9ª ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
V. Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
R. que por tu santa cruz redimiste al mundo.
San Lucas. 22, 28-30a. 31-32.
«Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas,
y yo preparo para vosotros el reino como me lo preparó mi Padre a
mí, de forma que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino… Simón,
Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo.
Pero yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando
te hayas convertido, confirma a tus hermanos». PALABRA DE
DIOS.
REFLEXIÓN:
Jesús agota sus facultades físicas y psíquicas en el cumplimiento de la voluntad del Padre,
hasta llegar a la meta y desplomarse. Nos enseña que hemos de seguirle con la cruz a
cuestas por más caídas que se produzcan y hasta entregarnos en las manos del Padre vacíos
de nosotros mismos y dispuestos a beber el cáliz que también nosotros hemos de beber.
Por otra parte, la escena nos invita a recapacitar sobre el peso y la gravedad de los pecados,
que hundieron a Cristo.
Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Caes desfallecido,
Señor.
Yo digo que me pesan los años, que no soy el de antes, que me siento incapaz.
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PARROQUIA SAN JOSÉ-TUMBES
PETICIÓN DE LA FAMILIA: Dame, Señor, imitarte en esta tercera caída y haz que mi
desfallecimiento sea beneficioso para otros, porque te lo doy a Ti para ellos. Roguemos al
Señor. R/. Te lo pedimos Señor.
REFLEXIÓN:
Para Jesús fue sin duda muy doloroso ser así despojado de sus propios vestidos y ver a qué
manos iban a parar. Y especialmente para su Madre, allí presente, hubo de ser en extremo
triste verse privada de aquellas prendas, tal vez labradas por sus manos con maternal
solicitud, y que ella habría guardado como recuerdo del Hijo querido.Arrancan tus
vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas. A infinita distancia de tu dolor, yo
he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí por la pérdida de mis
seres queridos.
PETICIÓN DE LA FAMILIA Que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que
me desgarraron, uniéndome a tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren,
huyendo de mi propio egoísmo. Roguemos al Señor. R/. Te lo pedimos Señor.
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PARROQUIA SAN JOSÉ-TUMBES
REFLEXIÓN
El suplicio de la cruz, además de ser infame, propio de esclavos criminales o de insignes
facinerosos, era extremadamente doloroso, como apenas podemos imaginar. El
espectáculo mueve a compasión a cualquiera que lo contemple y sea capaz de nobles
sentimientos. Pero siempre ha sido difícil entender la locura de la cruz, necedad para el
mundo y salvación para el cristiano. La liturgia canta la paradoja: « ¡Dulces clavos! ¡Dulce
árbol donde la Vida empieza / con un peso tan dulce en su corteza!».
PETICIÓN DE LA FAMILIA: Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi esfuerzo
y así pueda ayudar a mis hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no consiga disminuirlas, me
esfuerce en ofrecértelas también por ellos. Roguemos al Señor. R/. Te lo pedimos
Señor.
Canto:
12ª ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ
V. Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
R. que por tu santa cruz redimiste al mundo.
San Juan. 19, 28 - 30
Sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se
cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed». Había allí un jarro lleno
de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una
caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el
vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el
espíritu. PALABRA DE DIOS
REFLEXIÓN
San Juan nos refiere otro episodio emocionante por demás: Viendo Jesús a su Madre junto
a la cruz y con ella a Juan, dice a su Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo»; luego dice al
discípulo: «Ahí tienes a tu madre»; y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
Después de esto, nos dice el mismo evangelista, sabiendo Jesús que ya todo estaba
cumplido, dijo: «Tengo sed». Tomó el vinagre que le acercaron, y añadió: «Todo está
cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu.
A los motivos de meditación que nos ofrece la contemplación de Cristo agonizante en la
cruz, lo que hizo y dijo, se añaden los que nos brinda la presencia de María, en la que
tendrían un eco muy particular los sufrimientos y la muerte del hijo de sus entrañas.Te
adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las heridas de
los clavos, la lanzada del costado... ¡Gracias, Señor, gracias!.
PETICIÓN DE LA FAMILIA: Señor, haz muerto por salvarme, por salvarnos. Dame
responder a tu amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por mi salvación, ayudado de
tu gracia. Y dame trabajar con ahínco por la salvación de mis hermanos. Roguemos al
Señor. R/. Te lo pedimos Señor.
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PARROQUIA SAN JOSÉ-TUMBES
Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían
crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las
piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió
sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice
la verdad, para que también vosotros creáis. Después de esto, José de Arimatea, que era
discípulo de Jesús aunque oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara
llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo.
PALABRA DE DIOS
REFLEXIÓN
Escena conmovedora, imagen de amor y de dolor, expresión de la piedad y ternura de una
Madre que contempla, siente y llora las llegas de su Hijo martirizado. Una lanza había
atravesado el costado de Cristo, y la espada que anunciara Simeón acabó de atravesar el
alma de la María. Déjame estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momentos de tu
dolor incomparable. Déjame estar a tu lado.
Gloria.
Canto:
REFLEXIÓN:
Con la sepultura de Jesús el corazón de su Madre quedaba sumido en tinieblas de tristeza y
soledad. Pero en medio de esas tinieblas brillaba la esperanza cierta de que su Hijo
resucitaría, como Él mismo había dicho. En todas las situaciones humanas que se asemejen
al paso que ahora contemplamos, la fe en la resurrección es el consuelo más firme y
profundo que podemos tener. Cristo ha convertido en lugar de mera transición la muerte y
el sepulcro, y cuanto simbolizan. Todo ha terminado. Pero no: después de la muerte, la
Resurrección.
PETICIÓN DE LA FAMILIA: Enséñame a ver lo transitorio y pasajero, a la luz de lo que
perdura. Y que esa luz ilumine todos mis actos. Roguemos al Señor. R/. Te lo
pedimos Señor.
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PARROQUIA SAN JOSÉ-TUMBES
ORACIÓN FINAL
Te suplico, Señor, que me concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada vez
que medite tu Pasión, quede grabado en mí con marca de actualidad constante, lo que Tú
has hecho por mí y tus constantes beneficios. Haz, Señor, que me acompañe, durante toda
mi vida, un agradecimiento inmenso a tu Bondad. Amén.
Virgen Santísima de los Dolores, mírame cargando la cruz de mi sufrimiento; acompáñame
como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Calvario; eres mi Madre y te necesito.
Ayúdame a sufrir con amor y esperanza para que mi dolor sea dolor redentor que en las
manos de Dios se convierta en un gran bien para la salvación de las almas. Amén.
Sugerencias:
Se pueden agregar 2 peticiones.
Durante el recorrido se rece rosario y se medite sobre el vía crucis.
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