Quédate Sarah Valentine
Quédate Sarah Valentine
Quédate Sarah Valentine
Créditos
Quédate
Dedicatoria
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Tengo un regalo para ti
Nota de la autora
Sobre la autora
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© Sarah Valentine.
Impreso por Amazon.
Todos los derechos reservados.
Esta novela fue publicada con el mismo título en 2019 por Inma Bretones.
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un
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270 y siguientes del Código Penal)
Quédate
Sarah Valentine
A mis chicas Mastermind:
Amigas del alma y hermanas de letras.
Capítulo 1
Poco antes de que dieran las doce, Jean abrió una botella de
champán gran reserva Saint-Mercier, una edición limitada que
hicieron en los viñedos de la familia de Jean unos años atrás.
―Está delicioso ―dijo Marta al beber el primer sorbo―.
Y tiene pinta de carísimo.
―La ocasión lo merece. ―Sonrió a su compañera.
Justo cuando ambos volvían a dar un trago de sus copas
vieron que faltaban apenas unos segundos para que fuesen las
doce de la noche.
Marta quería celebrar la entrada del año nuevo con la
tradición de las doce campanadas. Pero como no tenían ni
televisión ni uvas, decidieron que, por cada campanada, en
lugar de comer un grano de uva, se darían un beso para dar la
bienvenida al nuevo año. Y así lo hicieron.
―¡Feliz año nuevo, preciosa! ―le susurró Jean cuando le
dio el beso número doce.
―¡Feliz año! ―le respondió dándole otro beso y
levantando la copa de champán para hacer un brindis.
―¡Por nosotros!
―¡Y por esta maravillosa blanca Navidad! ―añadió Marta
riendo. Y chocaron sus copas y dieron otro trago del
burbujeante y delicioso líquido.
Capítulo 13
Capítulo 2
Marina
Anabel es muy buena chica, pero siempre ha sido muy dada a
cambiar de idea de la noche a la mañana, por lo que cuando
me dijo de irnos a Escocia no la creí demasiado. La conozco y
sé que hoy dice blanco y mañana puede cambiar a negro, a
rojo o a cualquier otro color. Nos conocemos desde que
íbamos al colegio y sé que ella es así y no me sorprenden sus
cambios de opinión repentinos. Por eso, pensé que Anabel
decía por decir lo de irnos de viaje, pero cuando me insistió al
día siguiente, que al acabar nuestro turno en la tienda,
quedásemos para mirar ofertas por internet. Me pareció una
locura, porque nos despedían, nos mandaban al paro y a
nosotras no se nos ocurría nada mejor que hacer que planear el
viaje que siempre habíamos soñado.
Así que, al salir de trabajar, nos sentamos en una cafetería
a unas calles de donde está la tienda y empezamos a buscar. En
apenas una hora compramos dos plazas para un viaje
organizado para unos días después de nuestro despido. Me
sorprende bastante la rapidez con la que está yendo todo, pero
por una vez en mi vida no me importa. Estoy dispuesta a
hacerme este regalo que llevo tanto tiempo deseando y que de
no ser por este contratiempo laboral, nunca me habría decidido
a convertirlo en realidad.
Querid@ lector@,