Las Casas de Nylon
Las Casas de Nylon
Las Casas de Nylon
PERSONAJES
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ESCENA I
(La casa. Una vivienda pobre y estrecha que simula ser un hogar de verdad. La
pintura de las paredes está corroída y manchada con hongos producto de la humedad,
mientras que unos plásticos de nylon recubren las ventanas y las puertas. En el interior,
todos los muebles están desordenados y sucios, como después de una fiesta furiosa.
Al encenderse las luces, vemos a Lucía tirada sobre el piso, junto a la ventana,
sosteniendo entre sus manos una botella de vino. A su lado mantiene una pequeña radio
portátil, con la que juega sintonizando diversas frecuencias radiales: se escuchan noticias,
De improviso, se perciben por la ventana las luces de un automóvil que llega hasta
el lugar, y enseguida, el sonido de risas y pasos subiendo por una pequeña escalera. Se
abre la puerta, y entra Amanda, vestida con unas lentejuelas escandalosas. Detrás suyo
aparece tímidamente Franco, vestido con un terno sucio y arrugado. En sus manos lleva un
AMANDA.- Ya, chica Lucy, levanta el culo y multiplícate por cero. Mira que vengo con
un cliente.
(La mujer la mira. Toma con torpeza la botella de vino a medio vaciar, y luego sale
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AMANDA (al hombre).- Ven, pasa. ¿Por qué te quedas tan parado? Cualquiera diría que te
he traído hasta el infierno. (El hombre avanza. Amanda trata de arreglar el cuarto). Tengo
AMANDA.- ¿Y eso qué te importa? ¿O acaso te molesta que te escuchen cuando lo haces?
AMANDA.- ¿Gimes mucho? Yo soy una loca gritona. Me gusta que toda el barrio sepa
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AMANDA.- Ay, mi amor, si te creo. No soy la Gestapo. Ven, sácate la ropa (se le acerca).
AMANDA.- Pero, ¿por qué no?. Si lo que vamos a hacer es tan exquisito... Además, yo
FRANCO.- Es que...
FRANCO.- No, claro que sí, pero jamás...con... con alguien así... como tú.
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FRANCO.- Bueno... eres... diferente.
Virgen del Carmen? ¿Acaso no respiro, no duermo, no sufro cuando me lastiman, no como
cuando tengo hambre, ni trabajo para ganarme la vida? ¿A quién mierda soy diferente, por
favor?
AMANDA.- Amor: lo que tengo entre las piernas es mi ventaja competitiva en el mercado
mujeres también.
AMANDA.- Mira, piénsalo de esta forma: conmigo te llevas 2 putas por el precio de una.
(Se acerca hasta él, y comienza a besarlo. Lo lleva contra un muro de la habitación.
Luego coloca la mano de él sobre sus calzones. Sin embargo, el hombre se separa de ella
con violencia).
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AMANDA.- ¿Pero qué mierda te pasa? ¿No estás seguro de hacer esto?
AMANDA.- ¡Ay, qué aburrido! Cuando me recogiste de la calle parecías más valiente. Más
salvaje. Pero al parecer me equivoqué contigo. Siempre ocurre lo mismo con los hombres.
FRANCO.- No te enojes. Te pagaré lo que me pidas (saca unos billetes del bolsillo).
gustar tu manera de pensar (guarda los billetes). ¿Y sobre qué deseas conversar? Soy toda
oídos.
AMANDA (se acerca y lo besa en una mejilla).- Salió complicado el mariconcito, ¿ah?...
A ver, ¡ya sé!: conversemos de ti. ¿Cómo te llamas? ¿Qué mierda haces? ¿Dónde vives?
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FRANCO.- Me llamo Franco. Vivo al otro lado de esta ciudad. Me gustan los huevos
AMANDA.- ¿Franco? Estoy segura de que ese nombre es falso; pero no importa, de todas
formas te seguiré llamando así. Lo de juez puede que sea verdad, me parece más
interesante, aunque no tengo la más puta idea de qué mierda significa eso...
FRANCO.- Persigo a los delincuentes. Protejo a los ciudadanos. Hago cumplir la ley.
AMANDA.- ¿Algo así como Superman? ¿Y dónde dejaste la capa dorada y los calzoncillos
rojos? ¡Juez del Crimen! Suena bonito, no te lo puedo negar. Tiene algo de glamour. De
hecho, con sólo nombrar esas palabras me excito. "Señor Juez del Crimen"... ¡uy, creo que
ya se me paró!
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FRANCO.- En lo que me dijiste en el auto. De verdad ésta es la noche más oscura del año.
Sólo se ven caer las gotas de la lluvia y los charcos de barro alrededor de las casas. Pero,
AMANDA.- Ay, mi dulzura, se me olvido avisarte. Cuando llueve sobre estas casas, el
agua se pasa por los muros, la pintura se corroe, y yo me siento como una pasajera más del
Arca de Noé.
FRANCO (mientras intenta limpiar su chaqueta).- ¡¿Pero qué clase de casa es ésta?!
AMANDA.- No es una casa, baby: es una "solución habitacional", como nos dijo el Señor
Ministro de Vivienda.
AMANDA.- A los pobladores de esta Villa. ¿O acaso crees que un montón de casas pobres
que se inundan no ameritan por lo menos una visita del Señor Ministro de Vivienda?
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AMANDA.- ¡Oh, my God! ¿En qué país vive, señor Juez? Tengo mi casa envuelta en
AMANDA.- Yes. Se escurre por las paredes, inunda el baño, luego esta habitación, la
cocina, todo. Atroz. Si quieres te puedo mostrar mi decorado de hongos, bichos y termitas.
FRANCO.- "Amanda, cumple todas tus fantasías. Servicio completo. Activa y pasiva.
FRANCO.- ¡Puta mentirosa! Si ya te pagué, que al menos valga la pena lo que vamos a
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AMANDA.- Completamente de acuerdo, querido, pero esta mugre es lo único que te puedo
AMANDA.- No. Ya no quiero saber nada más de ti. Tu rostro me está dando miedo (le
AMANDA.- Lo sé. Todos los que llegan a mi cargan con eso. Esposa, hijos, abuelos. Un
asco de aburrimiento.
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FRANCO.- No me refiero a eso...
FRANCO.- Basta, déjame. Te pagaré por conversar. Sólo un par de palabras, y luego me
iré.
cayendo las primeras gotas a la calle. Mis vecinos deben estar asustados.
(Amanda rompe un pequeño pedazo del muro y lo tira contra el cuerpo de Franco,
FRANCO.- No es mi gobierno.
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AMANDA (estallando).- ¡Oh, por supuesto que sí! ¡Tú y todos los imbéciles de La
Moneda deberían ser colgados por lo que me hicieron a mí y a toda esta gente! Pasé cinco
años de mi vida ahorrando, día tras día, para postular a una casa digna y salir de aquel
horrible campamento. Y cuando al fin cumplí lo que ustedes me pidieron, cuando al fin
conseguí la última puta moneda, me trajeron hasta acá, hasta esta villa...y me di cuenta de
que me habían engañado. Mira mis paredes y mis puertas. Esto no es una casa, señor juez,
FRANCO.- Lo siento...
igual en este país. Además, todos los gobiernos son idénticos a mis clientes: una vez que te
FRANCO.- Amanda...
AMANDA.- No, déjame. Quiero pensar un poco (Pausa). Eso. Necesito un trago. Tú
también, cariño. Quizás sólo así logremos hacer el amor, y se me pase un poco esta tristeza
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AMANDA.- No, querido. Yo paso. Este cuerpo que ves no se cuida solo.
(El hombre bebe del vaso que le ofrece Amanda, luego saca la droga y la inhala.
AMANDA.- ¿Terminaste?
FRANCO.- Sí.
AMANDA (volteándose hacia Franco).- Entonces ven. Ahora ya puedes ser mío (lo
abraza y nuevamente comienza a besarlo). Vamos, no me digas que no. Al menos por esta
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AMANDA.- Vamos, Franco. Soy tuya esta noche. Bájame estos calzones.
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FRANCO.- ¿Qué cosa te dije en mi auto?
AMANDA.- "En todas las ciudades hay putas. No hay otras mujeres más solitarias que
ellas". Eso fue lo que me dijiste. Y es la verdad. Pero en este país, Franco, ser puta y
además tener este tremendo pico... No, cariño: eso no tiene glamour, eso no tiene perdón de
Dios (Pausa).
FRANCO.- Amanda, hace frío. Está lloviendo con más fuerza. No me dejes partir.
AMANDA.- Escúchame bien: había una vez un hombre que sembró una semilla en su
campo. La semilla era buena. Pero mientras dormía, vino su enemigo y sembró maleza en
Entonces el hijo del labrador le preguntó: "Padre, ¿no sembraste una buena semilla en tu
campo? ¿De dónde viene esta maleza?". El padre respondió: "Todo esto es obra de mi
enemigo". Su hijo le dijo entonces: "¿Quieres que arranque la maleza?". "No", dijo el
padre, "deja que el trigo y la mala hierba crezcan juntos. Porque cuando llegue el tiempo
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AMANDA.- Que uno de nosotros es la semilla. Y el otro la mala hierba. Y que tú te debes
FRANCO.- No puedo.
imbécil!
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(Franco esquiva los objetos y los golpes de Amanda, e intenta controlarla).
FRANCO.- ¡Cálmate! ¿No lo entiendes? ¿Es que acaso no lo entiendes? ¡No me puedo ir!
Tengo miedo de mi mismo, de mis pensamientos, de lo que pueda hacer. Tú eres la única
FRANCO (mientras llora).- Tengo más dinero. Te pagaré lo que me pidas (saca de su
AMANDA (mientras recoge el dinero).- Dios mío, de verdad que das lástima. Eres tan
FRANCO.- Dos días atrás, la víspera de Fiestas Patrias. Yo había trabajado todo el día en el
Juzgado, y lo único que deseaba era estar con ellos. ¿Sabes?, íbamos a celebrar el tercer
mes de su embarazo. Pero cuando al fin regresé a casa, no encontré a nadie. Una hora, dos
horas, tres horas esperé. Nada. Finalmente, salí a pedir ayuda. El policía que me encontré
muerto al salir de su trabajo. Un ebrio la atropelló con su auto. Pero ella ni siquiera se dio
cuenta. Valeria... (ríe con melancolía). Siempre fue tan inocente... Murió de inmediato,
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¿sabes?. La criatura tampoco sobrevivió... No tuvo fuerzas para hacerlo. Apenas recuerdo
lo que hice entonces. Esta tarde, después del funeral de ambos, encontré esto dentro de mi
FRANCO.- Una fotografía (se la entrega). La primera que me tomé junto a Valeria. Cinco
AMANDA (leyendo).- "Eres un ingenuo y un soñador, pero quizás por eso mismo te amo
FRANCO.- Precisamente por eso, Amanda: porque ya no me sirve de nada es que estoy
llorando.
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FRANCO.- A encontrar a ese hijo de puta.
AMANDA.- Cariño...
AMANDA.- Sí.
AMANDA.- Sí.
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FRANCO.- Cógeme, Amanda. Cógeme ahora mismo, antes de que me arrepienta, y ya sea
demasiado tarde.
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ESCENA II
(La misma noche y la misma habitación, algunas horas más tarde. Sólo se escucha
a lo lejos el sonido de la lluvia. Poco a poco el agua ha comenzado a escurrirse por las
paredes. Algunas gotas caen lentamente sobre el piso, y forman pequeñas pozas.
Franco y Amanda están acostados y desnudos sobre el sofá-cama. Pero sólo ella
AMANDA (mientras fuma).- Es curioso cómo suceden las cosas en la vida. ¿No te parece,
Franco? (Franco sigue dormido). Nunca del modo en que uno espera. Yo, por ejemplo,
jamás pensé que iba a terminar aquí. En cualquier otro lugar del mundo habría sido más
feliz. Hasta en el infierno, quizás. Pero esta casa es lo único que ahora me va quedando...
Esta casa. Mi casa de nylon. Estoy atrapada aquí. ¿Acaso no lo notaste al entrar, cariño? El
problema es que ya no soy tan joven como antes. Ya no me siento la misma. Antes... antes
me cogía a tres tipos en un mismo día. Ahora ya no. Ahora me canso (Pausa). Ayer vi una
mancha sobre mis senos. Quizás estoy enferma. Quizás a mi también me contagiaron.
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AMANDA (que se voltea, sorprendida).- No me llames así. Sabes que olvidé ese nombre
para siempre.
LUCÍA.- Discúlpame, "Amanda". Pero sucede que a pesar de vivir juntas hace tanto tiempo
ya ni siquiera te reconozco.
AMANDA (mientras se levanta del sofá-cama y comienza a vestirse).- ¿Qué quieres decir
con eso?
AMANDA.- De nuevo estás borracha, Lucía. Entrégame esa botella. (Avanza hacia Lucía
con la intención de quitarle la botella, pero ésta saca un arma y apunta hacia el rostro de
LUCÍA.- Puede que ahora yo también sea una puta, pero no por eso me voy a olvidar de mi
pasado. ¿O tú sí?
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LUCÍA.- Podría dispararte ahora mismo. Y a él también. Nadie se daría cuenta.
AMANDA.- ¿Ah?
AMANDA (nerviosa).- No, Lucía, nunca nadie me ha cogido tan bien como tú. Baja el
(Lucía se acerca y golpea con el mango de la pistola a Amanda, la que cae al piso.
AMANDA.- ¿Qué?
LUCÍA.- ¡Vamos! ¿Acaso no soy tu novia? Penétrame por todos mis orificios. Lo necesito.
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AMANDA.- ¿Estás celosa? ¿De eso se trata todo esto?
LUCÍA.- Párate. ¡Vamos, párate! (Amanda lo hace). Hoy recibí una llamada.
LUCÍA.- ¡Estúpida! Bien sabes que cualquiera que ingresa al Frente, ya nunca más sale de
él.
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LUCÍA.- ¡No puedes escapar a tu pasado! Tú y yo siempre seremos Lucía y Claudio, los
dos patéticos militantes del Frente Patriótico! (Pausa). ¿O acaso crees que un implante de
AMANDA.- Detesto la democracia, Lucía. Detesto a este país y a toda su inmunda gente.
Aquí ya no hay sueños. Aquí ya no hay nada. Sólo dinero y más dinero. Ya no soy como
ellos. Ahora soy muchísimo más mala. Vivo cogiéndome a todo el mundo, y su dinero es lo
único que me interesa. Soy una basura también. Claudio sabía de todo esto; él no tenía
fuerzas para vivir en un país así. Por eso mismo lo suicidé. Con estos implantes y con esta
sonrisa de maraco lo suicidé. Y nunca más quise hablar algo de él ni de su maldito Frente
Patriótico. Nunca.
LUCÍA (que sigue apuntando con el arma hacia Amanda).- ¿Sabes algo? Yo tampoco supe
más de él. Claudio y yo creíamos en el futuro, luchamos por el futuro, y dimos la vida por
él. ¿Lo recuerdas? Ahora ese futuro ni siquiera existe. Claudio se hizo travesti, y yo no supe
qué hacer con mi vida (Pausa). Sí, es verdad, no soy más que una puta. Los hombres
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escupen sobre mí, y yo a cambio recibo su dinero. Pero aún tengo mis ideas. Aún tengo mis
AMANDA.- ¿Cuáles sueños? Todo eso ya pasó. A nadie le importa un pito la Revolución.
LUCÍA.- ¡Mira esta casa, toda derrumbada y cubierta con nylon! ¡Mira este barrio! ¿Ésta es
de la Historia. Todos y todas nos penetraron... y esta casa es nuestro único pago. La vida es
(Pausa. Lucía, sin dejar de apuntar el arma, saca un cigarro de uno de los bolsillos
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LUCÍA.- Quieren que hagas un trabajo.
sigues rehusando... podríamos encontrar a Rodrigo, y quién sabe lo que podría sucederle
entonces...
LUCÍA.- A menos que te portes como una buena niña. Depende sólo de ti.
AMANDA.- ¡Imbéciles! ¡Déjenlo fuera de esto! (intenta golpear a Lucía, que la detiene
LUCÍA.- ¡Ey, no querrás que tu hijito se quede huérfano de padre, ¿o sí? Además, ¿qué
tanto te importa? Hace más de cinco años que no sabes nada de él...
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AMANDA (desesperada).- Eso es mentira. Yo siempre estoy pensando en él (hablando
para sí)... Rodrigo, Rodrigo. Mi hijo, el único. Mi última luz en este mundo (Pausa). ¿Por
qué yo?
LUCÍA.- Amanda, tú naciste para ser una frentista. Además, nadie sospecharía jamás de
AMANDA.- Cierto. Soy la escoria de esta sociedad. Nadie daría un peso por mí.
LUCÍA (irónica).- No seas tan dura contigo misma. Todo el Frente tiene puestas sus
esperanzas en ti.
AMANDA.- Rodrigo...
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LUCÍA.- Ruido. Sólo quieren hacer un poco de ruido para que el gobierno no duerma tan
AMANDA.- ¿Quién?
LUCÍA.- ¡Oh, no trates de argumentar conmigo, querida! Sólo obedece. Ya sabes lo que
pasará si no lo haces (Pausa). Hace frío (resbala y cae sobre un charco de agua). ¡Detesto
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LUCÍA (toma el arma y sigue apuntando a Amanda).- No te muevas (se incorpora). Lo
siento, cariño, tengo que irme. Debo informar a nuestros queridos superiores que ya cumplí
con mi parte en la misión. Además (mira a Franco), parece que todavía te queda un poco
LUCÍA.- No estés tan segura de eso, Amanda. Fue bueno acostarme contigo durante estos
meses, pero todo tiene su fin. Además, ya me cansé de pagarle el puto dividendo al Estado.
AMANDA.- Lucía...
de guerra y se le ha encargado una misión. Y por el bien suyo y de su hijo espero que no
AMANDA.- No te vayas.
(Lucía saca un sobre de uno de sus bolsillos y la tira hacia donde se encuentra
Amanda).
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LUCÍA.- Toma. En el sobre hay una fotografía del juez. Recuerda: él es un blanco legítimo.
No quiero dudas ni sorpresas. Aquí está tu herramienta de trabajo (le enseña el arma y la
deja sobre el piso). Adiós, compañera. Nunca me olvides. Juntas venceremos (Sale).
(El agua sigue cayendo al piso. Afuera se escucha todavía el sonido de la lluvia.
pared. Luego recoge el arma y se sienta sobre el sofá-cama, donde Franco sigue
durmiendo. Enseguida abre el sobre, saca la fotografía que viene en él, la mira un
momento y luego mira a Franco. Entonces comienza a llorar. Las luces se apagan
lentamente).
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ESCENA III
cayendo, y el agua escurre con más fuerza por las paredes de la habitación. A lo lejos se
sentada frente a una mesa de espejo comienza a maquillarse. En las paredes reposan aún
las fotografías de Rodrigo. Se escucha entonces una canción que suena desde la radio
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AMANDA.- Es parte del show, baby. Una nunca decide cuándo tiene que subir al
escenario.
AMANDA (indiferente).- Si hay buen dinero de por medio, no veo por qué no...
FRANCO.- A hacerlo sin dinero. Sólo por gusto, por diversión, o por simpatía entre
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AMANDA.- No hay amigos en este negocio, imbécil. O me pagas, o te largas de aquí.
hablamos anoche.
AMANDA.- Ése no es el punto. No he olvidado nada de lo que me contaste. Pero este lugar
(En ese momento, Franco golpea brutalmente a Amanda, la que grita con
desesperación, pero sin poder resistir la embestida de golpes e insultos que recibe.
la boca de Amanda).
FRANCO.- ¡¿Esto es lo que querías, no?! ¡Aquí está todo mi dinero, para que te lo metas
por donde mejor te parezca! ¡No eres más que una perra barata como cualquier otra!
(comienza a golpear los muebles y las paredes, y a destrozar todo lo que encuentra a su
alrededor) ¡¡Valeria, Valeria!! No me dejes solo, por favor. Ya no sé más quién soy. He
perdido todos los rumbos. Quizás soy homosexual. Quizás siempre lo fui, y nunca te lo
dije. O tal vez no... tal vez sólo sea una noche de locura que tarde o temprano pasará
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(llora). Ya no sé nada de mi mismo... Ya no sé qué debo hacer (se dirige hasta Amanda,
FRANCO.- ¿Por qué tienes tantas fotografías suyas colgadas en la pared? (Amanda no
responde) ¡Contéstame! Es uno de tus clientes, ¿no? De seguro te paga mejor que yo. De
seguro te la mete mejor que yo, ¿no es así? (Amanda tampoco responde, y Franco
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(Rápidamente, Amanda saca de un mueble que yace tirado en el piso el arma que
AMANDA.- Sí.
AMANDA.- Es mi trabajo.
FRANCO.- ¿Qué?
AMANDA.- Es lo que realmente soy (de un golpe lo pone de rodillas contra el suelo).
Señor juez, desde este momento usted se ha convertido oficialmente en un rehén más del
Frente Patriótico.
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FRANCO.- ¿Qué es esto, Amanda? Baja el arma.
Claudio.
FRANCO.- ¿Cómo?
respirar).
AMANDA.- Las manos atrás. ¡No te muevas! Quédate quieto. Eso es. Ahora levántate...
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FRANCO.- ¡Puta, puta de mierda! ¡Te pagué hasta el último peso! ¿Qué mierda es todo
esto?
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AMANDA.- Eso tú también lo sabes.
FRANCO.- ¡Sé lo suficiente como para enjuiciar a cinco asesinos! Amanda, ¿acaso no te
das cuenta? Ellos secuestraron a una familia completa. Padre, madre, dos hijos pequeños. A
él lo mataron frente a los niños, y a ella la violaron por turnos, uno después de otro. Y
FRANCO.- ¿Entender? ¿Qué tengo que entender? ¿Que tu lucha y la de tus amigos es un
delirio, lleno de sangre y destrucción? ¿Qué tu Revolución no es más que una promesa que
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(Se produce un silencio lleno de tensión. Amanda saca las balas de la pistola, y las
luz resplandeciente, y a través de él la lluvia, que comienza a mojar el piso y los cuerpos
con violencia. La habitación parece entonces un barco en alta mar y en medio de una
tormenta).
AMANDA.- Sí.
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AMANDA.- No.
FRANCO.- Espera. Quiero hacerte una última pregunta. ¿Quién es el de las fotografías en
la pared?
AMANDA.- No. Hace años que no lo veo. Con suerte recuerda mi aspecto de hombre.
FRANCO.- Entonces deja esto. No lo hagas. Por ti, por mí... por él.
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AMANDA.- Sabes que no puedo hacerlo (Franco comienza a llorar desesperadamente).
FRANCO.- ¡Ayúdame!
AMANDA.- ¿Cómo?
AMANDA.- Cierra tus ojos. Eso te aliviará (Franco cierra sus ojos).
AMANDA.- Domingo.
FRANCO (aún con los ojos cerrados).- A Valeria le gustaban los domingos... Siempre me
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FRANCO.- ¡No lo hagas!
aparece Lucía, con las ropas completamente destrozadas, y sosteniendo entre sus manos un
arma con la que apunta hacia el público. La lluvia y el viento entran con furia en la
habitación. Las luces se apagan casi completamente, y sólo queda la figura de Lucía de
LUCÍA.- Yo soy la Gran Revolución. Yo abrí las calles a la gente. Yo cargué con la furia
de los pueblos. Yo tenía mi destino. Yo era alguien de verdad. Ahora todo eso ha cambiado
para siempre. Ya no sé más quién soy. Ya no tengo ningún rumbo. Un barco cruza entonces
el océano. La luna le canta a las estrellas. Las linternas giran sin destino, y yo les grito
Ahora debo ser políticamente correcta. Necesito ser decente y moderada. Necesito ser como
son ustedes. Los días se me acaban. Las ideas se me acaban. Las sorpresas se me acaban.
(Se escucha entonces un disparo. Luego dos más. Lucía cae al suelo, muerta. El
resto de las luces se enciende, y vemos aparecer a Amanda, apuntando con su arma hacia
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FRANCO.- ¡La mataste! ¡La mataste! ¡Todo esto ha terminado! El agua inunda para
siempre nuestras calles. Pronto escucharé tu último disparo, y dejaré de ver estas luces que
me ciegan…
AMANDA.- ¿Debo matarte? ¿En realidad debo matarte? (titubea). No... no estoy tan
FRANCO.- Pero...
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(Franco recoge sus cosas, y se aleja).
hace tarde, señor juez... Ve a buscar a tu asesino, y trata de vivir con eso.
FRANCO.- ¿Qué?
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AMANDA.- Dime algo. Cualquier cosa.
AMANDA.- Continúa.
FRANCO.- "Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba y razonaba como niño; pero,
FRANCO.- No lo sé.
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AMANDA.- No sirves de mucho para consolar a las personas, Franco.
FRANCO.- No. Lo sé muy bien. Nunca en la vida he servido para ningún carajo. Y nunca
lo haré.
(Franco se va. Amanda queda sola. La lluvia sigue cayendo a mares. Amanda se
acerca lentamente hasta donde yace el cuerpo de Lucía, lo recoge con dificultad y lo
AMANDA.- Vamos, Lucía. No te quedes por ahí. Tan sola, tan desvalida (la toma entre sus
brazos). Mira ahora nuestra casa: el pequeño pedazo del mundo que a medias levantamos
lo han derrumbado. No pudo sostenerse ante la furia de los años... Y sí, es cierto, la
construimos sobre el aire, pero de aire estaban hechas nuestras vidas. De aire y humo, y
nada más. Ahora todo eso ha terminado. La lluvia te cae sobre el rostro, y es como si al fin
descansaras en una paz desconocida. ¿Qué será de nosotras ahora? No lo sé.. No tengo idea.
Quizás alguien venga a buscarnos algún día... quizás una luz se abra en medio de la noche y
veamos de improviso hacia el otro lado. No lo sé. No tengo ninguna idea. Me estoy
sintiendo perdida. La tierra y la lluvia dan vueltas alrededor de mi cabeza. ¿Qué será de
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nosotras ahora? ¿Quién vendrá a buscarnos? ¿Dónde hallaremos la respuesta? ¿Dónde,
Lucía, dónde? ¿En qué lugar, en qué rincón de esta infinita casa de nylon?
(El último muro de la casa termina por derrumbarse. Entonces el agua entra a
raudales en el cuarto y arrasa con todo lo que encuentra a su paso: con los muebles sobre
el piso, con el cadáver celeste de Lucía, con el trémulo cuerpo de Amanda. La habitación
FIN
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