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MALVINAS

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Na´6to

Historia

2 de abril de 1982 - Malvinas: se iniciaba una guerra justa

Hace 39 años, la dictadura que encabezaba Galtieri invadió sorpresivamente las islas
Malvinas, un territorio robado a la Argentina por Inglaterra en el siglo XIX. El PST, que
había sido duramente reprimido y desde la clandestinidad, llamó a apoyar la guerra contra
“los piratas anglo-yanquis”. Los militares genocidas se rindieron y el pueblo los echó. La
recuperación de las islas sigue pendiente.

Escribe: Mercedes Petit

Las Malvinas y otras islas fueron usurpadas por los británicos desde 1833. Desde
entonces hay una arraigada tradición que se instala desde la temprana *infancia en” las
escuelas Malvinas son argentinas”. Los reclamos diplomáticos por recuperar esos
enclaves han sido muchos e infructuosos.

En 1982 los genocidas ya estaban en una profunda crisis, luego de seis años de brutal
represión, entrega al imperialismo y los grandes empresarios, y ataques a los trabajadores.
El 30 de marzo de ese año se produjo una gran movilización de la CGT -reprimida-
mostrando el creciente malestar obrero y popular. Galtieri y las cúpulas de las tres fuerzas
armadas decidieron la ocupación de las islas especulando con una rápida victoria, que les
permitiría fortalecerse y seguir en el poder. En su delirio, en particular del borracho Galtieri,
esperaron contar con el apoyo del gobierno yanqui y con Inglaterra retirándose de esos
enclaves. Obviamente, nada fue así. Los imperialistas reaccionaron como era de
esperarse, fuerte y unidos. A los pocos días salía la flota británica. Por su parte, el pueblo
argentino sí se lo tomó en serio, saliendo a las calles y apoyando masivamente y en todo
el país un esfuerzo bélico verdadero para recuperar las islas. Argentina podría haber
ganado.

¿Por qué perdimos la guerra?

Los militares ocuparon las islas de manera totalmente irresponsable y aventurera. De


todos modos, la capacidad y el heroísmo de muchos oficiales y soldados, multiplicados por
la movilización popular de apoyo a lo largo y ancho de todo el país, hubieran permitido el
triunfo. Así lo han reconocido públicamente los propios ingleses. El general Julián
Thompson, segundo jefe de las fuerzas de tierra desembarcadas en las islas, dijo: “Cada
fuerza argentina libraba su propia guerra. Si las tres fuerzas hubieran actuado
coordinadamente Gran Bretaña podría haber perdido la guerra”. Y agregó: “Argentina
[léase Galtieri y compañía] no creyó que Inglaterra iba a atacar. Las seis semanas que
transcurrieron entre el 2 de abril y el 21 de mayo, cuando desembarcamos en San Carlos,
no fueron aprovechadas como correspondía para fortificar las propias posiciones” (Página
12, 6/11/1996).

Algo parecido dijo el parlamentario conservador, escritor y experto militar Rupert Simon
Allason. Señaló que las acciones argentinas carecían de lógica militar y que, salvo un
caso, no atacaron los decisivos barcos de suministros. “Cuando hundieron el Atlantic
Conveyor estuvieron a punto de ganar la guerra. Hubieran atacado uno o dos buques más
de la marina mercante y estábamos terminados. Por eso a mí se me ocurren dos
explicaciones: uno es que las fuerzas argentinas estuvieron dirigidas por analfabetos en
términos estratégicos. La segunda es que solo buscaban algo con valor de propaganda.”
(La Nación, 19/10/1997. Datos de Malvinas, la prueba de fuego. Ediciones El Socialista,
abril 2007). La razón de fondo es que los genocidas prefirieron capitular, no quisieron
ganar la guerra, porque temían quedar totalmente desbordados por la movilización
popular. Por eso mantuvieron sus métodos represivos y la corrupción. Incluso en las islas
los soldados sufrieron torturas y malos tratos por parte de sectores de la oficialidad. Un
personaje abyecto como Astiz se rindió sin tirar un solo tiro.

Las movilizaciones masivas que se dieron durante los más de dos meses que duró el
conflicto agudizaron la crisis de la dictadura. En la Plaza de Mayo, el 10 de abril, más de
150.000 personas chiflaron al enviado del imperialismo yanqui, Alexander Haig y al propio
Galtieri. Por eso, como diría claramente el experto enemigo que mencionamos, “en
términos estratégicos” los genocidas eligieron la rendición. No fue fácil. Hasta apelaron al
papa Juan Pablo II, que llegó el 11 de junio. El PST sacó un volante denunciando que
venía a imponer la derrota. En la misa en la catedral metropolitana, los militares asesinos
se arrodillaron ante el papa y dos días después lo hicieron en Puerto Argentino ante los
británicos.

Los milicos pagaron caro la traición.

Galtieri y compañía optaron por su “mal menor”, la capitulación, pero no pudieron evitar su
propia caída. Argentina perdió la guerra (siguieron los enclaves y desde entonces se
instaló una base militar británica) y el pueblo echó a la dictadura.

El 14 de junio el general genocida Mario Benjamín Menéndez presentó la rendición en


Puerto Argentino. Al día siguiente la cadena nacional comenzó a convocar a la población a
la Plaza de Mayo para escuchar el informe de Galtieri. Una fuerte presencia policial
custodia la Casa Rosada. Se va juntando una muchedumbre, primero silenciosa, que
luego comienza a expresar su furia y frustración en sus gritos. Se va instalando aquel
canto que se murmuraba desde el año anterior: “se va a acabar la dictadura militar” y que
se había gritado con mucha fuerza el 30 de marzo, en vísperas de la ocupación de las
islas. La multitud derriba las vallas en la plaza y se arrojan los primeros gases, que dan
lugar a las primeras piedras como respuesta. Algunos policías titubean y discuten con la
gente en las esquinas. Aparecen los carros de asalto. Hay enfrentamientos y se levantan
barricadas. Se incendian un patrullero y dos colectivos. Luego arden otros más. La policía
va perdiendo contundencia. A la madrugada del 16 de junio Galtieri firma su renuncia y se
disuelve la sanguinaria junta militar. Una movilización revolucionaria puso fin al capítulo
más negro de nuestra historia y se comenzaron a recuperar las libertades suprimidas
durante aquellos años bajo la débil presidencia de Bignone.

El pueblo no perdonó ni olvidó los crímenes de la dictadura. Aquellos gritos de “paredón,


paredón, a todos los milicos que vendieron la nación” se unieron a “se van, se van, y
nunca volverán”. La movilización fue imponiendo el juicio y castigo a muchos de los genoAl
mismo tiempo, radicales, peronistas, la iglesia católica y todas las fuerzas patronales
fueron imponiendo la “desmalvinización”. La inauguró el radical Alfonsín desde diciembre
de 1983, quien calificó aquella guerra justa de “carro atmosférico”. El peronista Menem
siguió con sus relaciones carnales con los yanquis y un canciller que mandó ositos de
peluche a los británicos en las islas. El kirchnerismo la mantuvo más allá de su típico doble
discurso y las frases de rigor en las Naciones Unidas. Seguramente el nuevo gobierno de
Macri tendrá su propia versión de la desmalvinización. Sigue y seguirá en manos de los
trabajadores y el pueblo la gran tarea pendiente de recuperar nuestras islas.

Actividad
1-¿Por qué crees que en las escuelas se enseña que las Malvinas son argentinas?
En que difiere Petit sobre esa afirmación?

2-¿por qué el texto afirma que la Argentina podría haber ganado?

3-Explica, según el texto por que la guerra se pierde

4- Explica que significa el término “desmalvinización”

5- Cuál es tu opinión sobre este tema

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