La Trinidad Divina, Postulado
La Trinidad Divina, Postulado
La Trinidad Divina, Postulado
Postulado
La Trinidad Divina
Ciertamente que la palabra Trinidad no aparece tal cual, en La Biblia, porque es una
doctrina que se ha formulado durante la historia y los acontecimientos que han surgido y
denotado en La Biblia. Por lo tanto, los mismos actos son las evidencias de que las tres divinas
personas: El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo son uno solo, es Dios mismo.
Como creyente en la fe, he conocido y sé que por medio de la Trinidad Divina es que
Dios manifiesta su poder y su amor hacia la humanidad. Por otro lado, también acepto que el
término Trinidad es un misterio que muchos autores y escritores tratan de explicar y defender
sus argumentos para dar a conocer sobre ello, sin embargo, pienso que sólo aquella persona
que ha experimentado la intervención del Padre, Hijo y Espíritu Santo en su vida, va a lograr
explicar en qué consiste en sí.
Por mi parte, creo plenamente en el actuar del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en
mi vida y en la de los que le creen y dejan que Dios se manifieste en sus vidas. En la misma
Biblia encontramos que desde el Antiguo Testamento, la Trinidad se manifiesta desde la
creación del universo por Dios, y en las profecías que se revelaron por el nacimiento del Hijo,
que es Dios mismo descendiendo como hombre. Luego, se concreta en el Nuevo Testamento,
innumerables acontecimientos donde se revela la unidad que hay en la intervención del Padre
mismo en el Hijo y el Espíritu Santo.
Por otro lado, es importante resaltar que, la Trinidad es la creencia en un solo Dios en
tres personas divinas, eternas e iguales. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo
Testamento lo encontramos pasajes que sustentan que Dios es solo uno, tal como se lee en
Deuteronomio 6:4 “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” al igual que el Juan 10:30
“Yo y mi Padre uno somos”. Esto muchas veces se vuelve más misterioso, considero que como
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Instituto Bíblico Juan L. Franklin, Plan Sabatino
Además, cuando nos sentimos perdidos, angustiados o afligidos, el Espíritu Santo nos
consuela, y en esto conocemos que El Espíritu Santo es nuestro “Consolador”, Juan 14:16,
puesto que Dios todo lo suple, lo que queramos obtener del Padre, debemos pedirle en
nombre del Hijo (Juan 14:14). Aparte que Dios tuvo que descender al mundo como humano,
Jesús, para hacernos ver que su amor es infinito para nosotros, para que conociéramos a Dios
en sí, porque al creer en Jesús, creemos en Dios, también nos dejó el acceso directo para seguir
en comunión con Dios el Padre a través del Espíritu Santo, y por si fuera poco, también
estableció que, todo cuanto se puede decir de Dios Padre, se puede decir de Jesucristo, “Porque
en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Colonsenses 2:9).
Otro dato, interesante es que las Personas de la Trinidad tienen cada una su propia
voluntad separada, pero siempre es el mismo Dios (Corintios 12:11), Dios nuestro Padre que
suple y hace todo por sus hijos, el Hijo quien tuvo que morir por nuestros pecados y a través
de nuestra convicción en él llegaremos al Padre, y el Espíritu Santo quien nos guía, nos
santifica, nos consuela, nos redarguye y nos hace sentir qué debemos hacer y qué no para
conducirnos bien ante Dios y así disfrutar de la plenitud en Dios.
En la Biblia encontramos tantos pasajes que demuestran que Dios actúa en tres
personas divinas, no es que se transforme o que sean tres dioses por separado, sino que es el
mismo Dios trabajando desde tres formas, tres importantes y esenciales personas divinas.
Porque, ¿cómo sería nuestra comunión con Dios sin la presencia del Espíritu Santo, sin haber
conocido que por medio de Jesucristo llegaremos ante él?, en esto puede comprenderse el
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trabajo que realiza Dios a través de la Trinidad, pero más que eso, es un privilegio y una gran
bendición para los que creemos en ello. La misma Biblia nos enseña que el Padre se dirige al
Hijo utilizando el pronombre personal de segunda persona, “tú”: “Tú eres mi Hijo amado”
(Lucas 3:22) y Jesús se ofrece al Padre a través del Espíritu (Hebreos 9:14), añadido a esto, Jesús
afirma que ha venido, “no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió” (Juan
6:38).
Por lo tanto, Dios es uno como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tres personas divinas
unidas. Es decir, que Dios se hizo hombre (Hijo) para demostrar su amor en carne propia a la
humanidad y Dios es espíritu (no material o físico) que se manifiesta en nuestro ser para
restaurarnos, liberarnos, guiarnos. Dios en tres personas divinas para demostrarnos su gran
amor. Definitivamente el Padre nos ama tanto que buscó la forma de cómo presentarse ante
nosotros para que le conociéramos, pero queda en nosotros en creerle, hacer su voluntad,
adorar a Dios en la Trinidad, creyendo plenamente que es una comunión en unidad porque el
Padre crea, El Hijo redime, y el Espíritu Santo santifica nuestra vida para gozar la plenitud de
su amor.