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Moniciones

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Monición de entrada

En este tercer domingo de Cuaresma las lecturas nos invitan a fijar nuestros ojos y
nuestra vida en Dios, quien es la fuente de la vida. En este mundo tan
materializado, hemos perdido el conocimiento auténtico de Dios. Hoy nosotros,
como el pueblo de Israel, seguimos sedientos de Dios. Busquemos la Roca que
nos salva, entrando en su presencia, para fortalecernos cada vez más en la gracia
recibida en nuestro bautismo. De pie por favor, para recibir al celebrante de esta
Eucaristía con el canto de entrada…

Monición de la Primera lectura

Dios nunca nos abandona ante nuestras necesidades. En esta lectura vemos que
el pueblo de Israel es probado en el desierto. Ante sus quejas, Dios se hace
presente, como salvador de ellos, haciendo brotar agua de la roca, por medio de
Moisés. Presten mucha atención.

Monición de la Segunda lectura

San Pablo nos aclara magistralmente lo que es la salvación en Cristo. Al


incorporarnos a Cristo, vemos que efectivamente podemos superar el pecado.
Dios ha dejado constancia de su amor por nosotros, entregando su Hijo único, ya
que por Cristo hemos sido llamados a este plan divino de salvación. Escuchemos.

Monición del evangelio

Este Evangelio es de una riqueza incalculable; puede alimentar nuestra oración


por muchos días. Dios se hace el encontradizo, en el momento y hora menos
esperado. Jesús es quien inicia el diálogo con la Samaritana. El parte de lo
sencillo y cotidiano: “Dame de deber”. Luego hace ver cuánto vale la samaritana,
mujer despreciada por sus pecados y por ser de Samaría. De aquel encuentro, la
mujer pecadora y despreciada sale como discípula de Jesús. La pregunta para
nosotros hoy es: ¿quieres dejar hoy tu cántaro junto a Jesús e ir a proclamar que
Él es el Mesías y Salvador? Escuchemos.

Peticiones

 Por el Papa y toda la iglesia: para que escuchando la palabra de Dios, nos
abramos a ella y la transmitamos sin temor ni egoísmo. Roguemos al
Señor.

 Por todos los gobernantes del mundo: para que no endurezcan sus
corazones ante la miseria y los pecados sociales, sino que busquen
caminos de desarrollo y valores cristianos. Roguemos al Señor.
 Por todas las familias divididas que viven situaciones difíciles, mujeres y
niños maltratados: para que Jesús sacie su sed de felicidad y bienestar.
Roguemos al Señor.

 Por todos los padres y madres: para que dediquen suficiente tiempo y amor
a sus hijos en vez de llenarlos de cosas materiales. Roguemos al Señor.

 Por un aumento en las vocaciones en la Vida Religiosa y Sacerdotal, en


toda la Iglesia en particular, para nuestra congregación redentorista.
Roguemos al Señor.

 Por todos nosotros, aquí presente: para que vivamos el gozo de nuestra
salvación con un corazón agradecido, siempre dispuestos a servir a
nuestros hermanos más necesitados. Roguemos al Señor.

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