Medio Ambiente
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Fabiola Ortega Garnelo
Diego Reyes Baza
En el mundo contemporáneo cobra cada vez más atención la actual crisis ambiental
expresada en complejas problemáticas como el calentamiento global, la degradación
de los ecosistemas, la desaparición de especies o la contaminación. Un claro ejemplo
de ello es que en fechas recientes se dio a conocer desde el Vaticano una encíclica
papal, la Laudato si’, que puede representar una definitiva penetración masiva de las
causas ambientales en la conciencia colectiva, más allá de los escenarios científicos,
académicos o políticos. Desde hace ya varias décadas, científicos y organizaciones
ambientalistas han insistido en que los factores que han producido la crisis ambiental
no se limitan a la ecología, sino que guardan una estrecha relación con la economía, la
política, el poder, las relaciones sociales de pobreza y la desigualdad. Esas relaciones
de sometimiento y explotación no han sido únicamente entre los seres humanos sino
también con el mundo no humano, con la naturaleza.
Para filósofos medievales como Tomás de Aquino la crueldad contra los animales no
será aceptada únicamente en la medida en que esa crueldad pueda dirigirse también
hacia los hombres. Esta idea continuará en el siglo XVI, momento en el que la Europa
Occidental se dará cuenta de que lo importante no estará en el ser, sino en el hacer. Y
para hacer con la naturaleza la voluntad del hombre había que despojarla de toda idea
de sufrimiento, idea que culminará con la filosofía de René Descartes en la primera
mitad del siglo XVII, quien negará que los animales puedan razonar por lo que
tampoco podrán sentir. Al no poder razonar con los animales tampoco será posible
compadecerlos.2
Ante el escenario tan oscuro que se vislumbraba con el uso generalizado de los CFCs
en la industria y en los hogares, Molina y Rowland decidieron iniciar una campaña de
difusión de los resultados de sus trabajos en los medios masivos de comunicación
buscando concienciar a la población y a las autoridades de los riesgos que representa
el uso generalizado de los CFCs. Este caso histórico es un buen ejemplo de la
necesidad de reconocer el impacto que tienen las actividades humanas en el ambiente,
pero al mismo tiempo de las posibilidades de la labor de los científicos más allá de los
laboratorios y estableciendo relaciones dialógicas con el gobierno y la sociedad.
En el artículo “La construcción social del riesgo: lineamientos para la observación de la
conflictividad socioambiental” se nos ofrece una interesante y necesaria discusión
teórica de la manera en que es construida socialmente la percepción del riesgo que
representan los problemas ambientales. Partiendo de la inherente complejidad de la
sociedad moderna globalizada, al igual que sus problemas, se busca revisar desde la
sociología del riesgo las tensiones y limitaciones a que se enfrentan sistemas sociales
como la ciencia para controlar los riesgos ambientales en una sociedad marcada por la
incertidumbre y la contingencia. En este contexto, la búsqueda de soluciones a los
problemas ambientales, lejos de encontrar y consolidar mecanismos que posibiliten la
vinculación de la esfera científica con otras esferas sociales, se enfrenta a un entorno
marcado por la confrontación entre expertos y opinión pública.
Coordinadores: Víctor Hugo Bolaños Sánchez, Fabiola Ortega Garnelo y Diego Reyes
Baza
1
Se puede consultar en: Rappaport, R. (1985), “Naturaleza, cultura y antropología
ecológica”, en Harry Shapiro (ed.), Hombre, cultura y sociedad. México: FCE, pp. 261-
292.
2
Para profundizar en el tema, puede recurrir a: Passmore, J. (2004), “Actitudes hacia
la naturaleza”, en Margarita Valdés (comp.), Naturaleza y valor. Una aproximación a la
ética ambiental. México: FCE, pp. 263-280.
3
Al respecto se puede consultar: Ulloa, A. (2002), “Pensando verde: el surgimiento y
desarrollo de la conciencia ambiental global”, en Germán Palacio y Astrid Ulloa
(eds.), Repensando la naturaleza. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.
ACTIVIDAD.
2- Como podemos ver, la complejidad de las problemáticas socio ambientales implica que
en el paradigma ambiental se adopten nuevas perspectivas teóricas, epistemológicas y
metodológicas.
4- la naturaleza desde la ciencia. Para las ciencias naturales, la naturaleza es un ente que
puede ser estudiado objetivamente a partir de la observación rigurosa y sistemática, lo
que deriva en el descubrimiento de sus leyes. En contraste, para las ciencias sociales, la
naturaleza es algo que se construye, se percibe y se representa socialmente. Estas
diferencias pueden observase, por ejemplo, en las apreciaciones sobre el cambio
climático. Hay posturas científicas para las que no hay evidencia empírica contundente
que demuestre que efectivamente el calentamiento global tiene un carácter
antropogénico. Por el contrario, desde las ciencias sociales puede ser visto como un
problema derivado del olvido moderno de los vínculos del ser humano con la naturaleza.
Si desde las ciencias duras se pone énfasis en la necesidad de propiciar desarrollos
científicos y tecnológicos que permitan hacer frente a problemas como la contaminación
o la escasez de alimentos, desde las disciplinas sociales se resaltan los riesgos
ambientales o conflictos éticos derivados de esos desarrollos científicos y tecnológicos.