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Tema 4

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Tema 4

Derivación

Nuestro objetivo es ahora el estudio de la derivabilidad de las funciones reales


de variable real. Aunque se trata de una propiedad más restrictiva que la conti-
nuidad nos permitirá obtener información muy diversa sobre el comportamiento
de una amplia clase de funciones entre las que se encuentran, sin ir más lejos, las
funciones elementales. Como cabe esperar en vista de nuestra experiencia con
la continuidad los principales resultados harán referencia a funciones derivables
definidas en intervalos de R. El teorema del valor medio es por sus múltiples
consecuencias el más importante. Todos los resultados de cierta relevancia que
vendrán después (reglas de L’Hôpital y teorema de Taylor, por ejemplo) se ob-
tienen como aplicación más o menos directa del citado teorema. Su utilidad se
manifestará en situaciones muy variadas. Entre otras cosas nos ayudará a com-
pletar el estudio de las funciones trigonométricas iniciado en el tema anterior.

4.1 Derivabilidad en un punto


Las funciones reales de variable real más sencillas que podemos imaginar son
sin duda las funciones polinómicas. En este tema analizaremos la posibilidad
de aproximar localmente una función dada mediante funciones de este tipo. El
grado de las funciones polinómicas disponibles dependerá del orden de la deri-
vabilidad de las funciones objeto de estudio. Las derivadas de primer orden se
relacionan, como enseguida veremos, con el problema de la aproximación me-
diante funciones polinómicas de primer grado. Más adelante comprobaremos que
las derivadas de orden superior permiten efectuar aproximaciones más precisas
con polinomios de mayor grado.
A partir de este momento, denominaremos funciones afines a las funciones
polinómicas de grado menor o igual que uno. Su gráfica es una recta, lo que
ilustra geométricamente la simplicidad de tales funciones. La idea, expresada de
forma imprecisa pero sugestiva, consiste en analizar el comportamiento de una
función partiendo de su parecido local con una función afín.
Sean f, g : A → R funciones reales de variable real y x0 un punto de A que sea al
mismo tiempo un punto de acumulación de A. Decimos que f y g son tangentes
en el punto x0 si f (x0 ) = g(x0 ) y lı́mx→x0 f (x)−g(x)
x−x0 = 0. Detengámonos breve-
mente a observar que, en efecto, las condiciones anteriores responden a la idea

195
196
Tema 4. Derivación

geométrica de tangencia. La igualdad f (x0 ) = g(x0 ) garantiza que las gráficas de


f y g se cortan en el punto de abscisa x0 , pues (x0 , f (x0 )) = (x0 , g(x0 )). Por otra
parte, si x ∈ A\{x0 }, el vector (x−x0 , f (x)−f (x0 )) une los puntos (x0 , f (x0 )) y
(x, f (x)) pertenecientes a la gráfica de f y su pendiente es f (x)−f
x−x0
(x0 )
, mientras
que el vector (x−x0 , g(x)−g(x0 )) une los puntos de la gráfica de g, (x0 , g(x0 )) y
(x, g(x)), siendo su pendiente g(x)−g(x
x−x0
0)
. Teniendo en cuenta que f (x0 ) = g(x0 )
la segunda condición puede expresarse alternativamente en la forma
lı́m ( f (x)−f
x−x0
(x0 )
− g(x)−g(x0 )
x−x0 ) = 0,
x→x0
lo que nos dice que tales pendientes tienden a coincidir a medida que nos acer-
camos al punto x0 .

x0

Funciones tangentes en el punto x0 .

Estudiemos ahora la posibilidad de que una función f : A → R sea tangente en


un punto x0 ∈ A ∩ A0 a una función afín.
Supongamos pues que existe una función afín g : R → R tal que f y g son
tangentes en el punto x0 . Entonces existen a, b ∈ R tales que g(x) = ax + b para
todo x ∈ R. Por hipótesis f (x0 ) = g(x0 ) = ax0 + b y así b = f (x0 ) − ax0 . Luego,
dado x ∈ A\{x0 },
f (x)−g(x) f (x)−(ax+b) f (x)−ax−f (x0 )+ax0 f (x)−f (x0 )
x−x0 = x−x0 = x−x0 = x−x0 − a.
De este modo, a partir de la condición
f (x)−g(x)
lı́m x−x0 =0
x→x0
obtenemos que
f (x)−f (x0 )
lı́m x−x0 = a.
x→x0

f (x)−f (x0 )
Recíprocamente, supongamos que la función x 7→ x−x0 , de A\{x0 } en R,
tiene límite en el punto x0 y sean
f (x)−f (x0 )
a = lı́m x−x0 , b = f (x0 ) − ax0
x→x0

y g : R → R la función definida por g(x) = ax + b para todo x ∈ R. Entonces


f (x0 ) = ax0 + b = g(x0 ) y lı́mx→x0 f (x)−g(x)
x−x0 = lı́mx→x0 ( f (x)−f
x−x0
(x0 )
− a) = 0.
Acabamos de probar que la existencia de una función afín tangente a f en el
punto x0 equivale a que la función x 7→ f (x)−f
x−x0
(x0 )
, de A\{x0 } en R, tenga límite
en el punto x0 . Además, en caso afirmativo, dicha función afín está determinada
de forma única pues sus coeficientes son necesariamente a = lı́mx→x0 f (x)−f x−x0
(x0 )

y b = f (x0 ) − ax0 .
Motivamos así el concepto fundamental del presente tema:
197
4.1. Derivabilidad en un punto

Definición 4.1.1.
Sea f : A → R una función real de variable real y x0 ∈ A ∩ A0 . Decimos
que f es derivable en el punto x0 si la función x 7→ f (x)−f x−x0
(x0 )
, de
A\{x0 } en R, tiene límite en el punto x0 . En tal caso, dicho límite recibe
el nombre de derivada de f en el punto x0 y se denota por f 0 (x0 ). Así
pues,
f 0 (x0 ) = lı́m f (x)−f
x−x0
(x0 )
.
x→x0

Si B es un subconjunto de A ∩ A0 y f es derivable en todo punto de B


decimos que f es derivable en B. Finalmente, la función que a cada punto
de A ∩ A0 en el que f sea derivable le asocia la derivada de f en tal punto
recibe el nombre de función derivada de f (o simplemente derivada de
f ) y se denota por f 0 .

Los comentarios que preceden a la definición aclaran el significado geométrico


de la noción de derivada en un punto:
Si g : R → R es una función afín existen números reales a y b tales que
g(x) = ax + b para todo x ∈ R.
La gráfica de g es la recta de ecuación y = ax + b. Una recta cuya pendiente
es a (nótese que si (x0 , y0 ) y (x1 , y1 ) son dos puntos cualesquiera de esta recta,
con x1 6= x0 , se tiene que (x1 − x0 , y1 − y0 ) = (x1 − x0 , a(x1 − x0 )) y por tanto
y1 −y0
x1 −x0 = a).
Lo que hemos probado anteriormente puede expresarse afirmando que una fun-
ción f : A → R es derivable en un punto x0 ∈ A ∩ A0 si, y solo si, existe una
función afín g : R → R tal que f y g son tangentes en el punto x0 . Además, en
tal caso, la función g es única y viene dada por
g(x) = f 0 (x0 )x + (f (x0 ) − f 0 (x0 )x0 ) = f (x0 ) + f 0 (x0 )(x − x0 ) para todo x ∈ R.
La gráfica de g es la recta de ecuación y = f (x0 ) + f 0 (x0 )(x − x0 ), que es lógico
llamar recta tangente a la gráfica de f en el punto (x0 , f (x0 )). La pendiente de
esta recta es f 0 (x0 ). Así pues, geométricamente, la derivada de una función
f en un punto x0 es la pendiente de la recta tangente a la gráfica de
f en el punto (x0 , f (x0 )).

x0

Recta tangente a la gráfica de f en el punto x0 .

Analizaremos ahora la relación entre la derivabilidad y la continuidad de una


función en un punto. Para ello, sea f : A → R una función real de variable real,
x0 ∈ A ∩ A0 y supongamos que f es derivable en el punto x0 . Consideremos
una sucesión {xn } de elementos de A\{x0 } (por tanto, distintos de x0 ) tal que
xn → x0 . Puesto que, por hipótesis, la función x 7→ f (x)−f
x−x0
(x0 )
, de A\{x0 }
198
Tema 4. Derivación

f (x)−f (x0 )
en R, tiene límite en el punto x0 y f 0 (x0 ) = lı́mx→x0 x−x0 , se tiene que
f (xn )−f (x0 ) 0
xn −x0 → f (x0 ). Así, teniendo en cuenta que la sucesión {xn −x0 } converge
a cero y que
{f (xn )} = {f (x0 ) + f (xxnn)−f
−x0
(x0 )
(xn − x0 )}
obtenemos que {f (xn )} converge a f (x0 ). Luego lı́mx→x0 f (x) = f (x0 ) y por
tanto f es continua en el punto x0 .
Acabamos de probar el siguiente resultado:

Proposición 4.1.2.
Sea A un subconjunto de R, x0 ∈ A ∩ A0 y f : A → R una función
derivable en el punto x0 . Entonces f es continua en x0 .

La noción de derivada puede formularse en los mismos términos para funciones


complejas de variable real (de hecho para funciones complejas de variable com-
pleja). Si A es un subconjunto de R y x0 ∈ A ∩ A0 decimos que una función
f : A → C es derivable en el punto x0 si la función
f (x)−f (x0 )
x 7→ x−x0 , de A\{x0 } en C,
tiene límite en el punto x0 . En tal caso, el valor de dicho límite se conoce como
derivada de f en el punto x0 y se denota por f 0 (x0 ). Por tanto,
f (x)−f (x0 )
f 0 (x0 ) = lı́m x−x0 .
x→x0

La derivabilidad en un subconjunto B de A ∩ A0 y la función derivada de f


también se definen como en el caso ya tratado. Señalemos además que la pro-
posición anterior es válida, con idénticos argumentos, para funciones complejas
de variable real.
Por otra parte, dada una función compleja de variable real f : A → C y un
punto x0 ∈ A ∩ A0 , es claro que
f (x)−f (x0 ) Ref (x)−Ref (x0 )
x−x0 = x−x0 + i Imf (x)−Imf
x−x0
(x0 )
para todo x ∈ A\{x0 } .
En consecuencia, de acuerdo con la proposición 3.4.3, f es derivable en el punto
x0 si, y solo si, lo son las funciones Ref e Imf, en cuyo caso,
f 0 (x0 ) = (Ref )0 (x0 ) + i (Imf )0 (x0 ).
Equivalentemente, (Ref )0 (x0 ) = Re(f 0 (x0 )) e (Imf )0 (x0 ) = Im(f 0 (x0 )). †

† Este último hecho (la relación entre la derivabilidad de f y la de las funciones Ref e

Imf ) no es válido para funciones complejas de variable compleja.


Es fácil adivinar el concepto de punto de acumulación de un subconjunto no vacío A de C
y la noción de límite de una función f : A → C en un punto de acumulación de A (que podrá
expresarse en términos secuenciales o, equivalentemente, empleando el conocido esquema ε-
δ). Tan sencillo como intuir, para f, los conceptos de continuidad (en un punto de A) o
derivabilidad (en un punto de A que sea al mismo tiempo un punto de acumulación de A).
La identidad en C (es decir, la aplicación f : C → C dada por f (z) = z para todo z ∈ C)
es derivable en todo punto z0 de C con f 0 (z0 ) = 1 (puede razonarse como en la versión real
de esta afirmación, discutida en el segundo de los ejemplos 4.1.3). Sin embargo, las funciones
Ref e Imf no son derivables en ningún punto como puede comprobarse usando de forma
1 1
conveniente las sucesiones { n } y {n i}.
En la misma línea cabe mencionar que las funciones reales de variable compleja (una clase
a la que pertenecen las partes real e imaginaria de cualquier función compleja de variable
compleja) no acostumbran a ser derivables (salvo en casos triviales).
199
4.1. Derivabilidad en un punto

Discutiremos ahora el significado geométrico de la derivada en un punto de


una función compleja de variable real f : A → C. Es oportuno mencionar
previamente que la aplicación f puede interpretarse como una curva en el plano
(lo habitual, si se habla con precisión de curvas paramétricas es exigir que A
sea un intervalo de R y que f sea continua. De momento prescindiremos de
formalismos y por tanto de tales exigencias sobre f ). A medida que el parámetro
x se mueve en el conjunto A el punto f (x) recorre el soporte de la curva, que
es el conjunto f (A). Las funciones f1 = Ref y f2 = Imf se conocen también
como funciones coordenadas de f pues, representando los complejos en forma
cartesiana, es decir, considerándolos como puntos o, si se desea, vectores del
plano, es claro que f (x) = (f1 (x), f2 (x)) para todo x ∈ A. Si f1 es la identidad
en A surge un caso particular importante, una curva paramétrica cuyo soporte
es la gráfica de f2 . Obsérvese que en la situación referida
f (A) = {f (x) : x ∈ A} = {(f1 (x), f2 (x)) : x ∈ A} = {(x, f2 (x)) : x ∈ A} .
Por tanto, las gráficas de las funciones reales de variable real son los soportes de
un tipo especial de curvas paramétricas. Pero en general la función f1 no tiene
por qué coincidir con la identidad y es por tanto conveniente designar el pará-
metro x de modo que no se produzcan confusiones al efectuar representaciones
gráficas. Es muy frecuente escribir t en lugar de x para referirse al paráme-
tro. De este modo x e y pueden interpretar sus papeles habituales de abscisa y
ordenada, respectivamente, de un punto genérico del plano.
En la siguiente figura representamos el soporte de la curva f : R → C dada por
f (t) = (t2 − 2 , 3 − 2t − t2 ) para todo t ∈ R. Como puede apreciarse, no coincide
con la gráfica de ninguna función real de variable real (pues un mismo punto no
puede tener más de una imagen).

En física u otras ciencias la elección de t como parámetro presenta una ventaja


adicional. Es sin duda una opción muy acertada como representación del tiempo.
En tal caso f (t) puede indicar, por citar un ejemplo, la posición de una partícula
en el instante t. La función vectorial f simboliza entonces la trayectoria de la
partícula a lo largo del tiempo.
Sea f : A → C una función compleja de variable real, t0 ∈ A ∩ A0 y supongamos
que f es derivable en el punto t0 . Dado t ∈ A\{t0 } el vector con origen en el
punto f (t0 ) y extremo en f (t) coincide con f (t) − f (t0 ). Por consiguiente
f (t) − f (t0 )
t − t0
es también un vector en la dirección que une los puntos citados, con la misma
orientación que f (t) − f (t0 ) si t > t0 , o la orientación contraria si t < t0 . El
1
factor t−t 0
modula también la longitud de f (t) − f (t0 ) (disminuye, mantiene o
aumenta tal magnitud según que sea |t − t0 | > 1, |t − t0 | = 1 o |t − t0 | < 1,
200
Tema 4. Derivación

respectivamente). Esto hace posible que el comportamiento de los vectores


f (t) − f (t0 )
y f (t) − f (t0 )
t − t0
pueda diferir sustancialmente a medida que t se acerca a t0 . Nótese que el último
de ellos tiende a cero mientras que
f (t) − f (t0 )
lı́m
t→t0 t − t0
puede ser perfectamente distinto de cero. Si pensamos en f 0 (t0 ) como un vector
del plano y en f como una curva paramétrica las consideraciones anteriores
ponen de manifiesto que f 0 (t0 ) puede ser interpretado geométricamente como
un vector tangente a la curva f en el punto t0 (límite cuando t tiende a t0
de vectores que determinan direcciones secantes a través de los puntos f (t0 ) y
f (t)). La orientación del vector tangente señala el sentido del avance de f (t)
sobre la curva a medida que aumenta el valor del parámetro t. La longitud del
vector tangente f 0 (t0 ) nos informa de la magnitud de la variación de f (t) con
respecto a la variación de t. Si f representa la trayectoria de una partícula y t es
el tiempo, f 0 (t0 ) es el vector velocidad en el instante t0 (tangente a la trayectoria
en tal punto), la orientación de f 0 (t0 ) marca el sentido en el que se desplaza la
partícula y el módulo de f 0 (t0 ) es la cuantía de la velocidad en el instante t0 .
En la figura que sigue mostramos el soporte de una curva paramétrica (en azul),
el vector tangente en un punto t0 (en rojo) y los vectores f (t)−f (t0 )
t−t0 para cuatro
valores de t. Dos de ellos con t < t0 (en negro) y otros dos con t > t0 (en verde).
1
Puede apreciarse el efecto del factor t−t 0
sobre la orientación y la longitud del
vector f (t) − f (t0 ).

La derivada de una función vectorial de variable real. Vector tangente

Las consideraciones anteriores son igualmente válidas para funciones definidas


en un subconjunto no vacío A de R y con valores en Rn (funciones vectoriales
de variable real). p Haciendo uso de la norma euclídea (en el papel del módulo),
k(x1 , . . . , xn )k = x21 + · · · + x2n , para cada (x1 , . . . , xn ) ∈ Rn , las nociones de
límite, continuidad y derivabilidad en un punto pueden definirse como en el caso
ya estudiado y caracterizarse en términos de las n funciones coordenadas de la
aplicación tratada. Algunas operaciones algebraicas (como productos o cocien-
tes) no estarán disponibles. Obsérvese no obstante que la estructura vectorial de
Rn (suma y producto por escales) otorga pleno sentido al cociente que usamos
para definir la derivada en un punto de una función vectorial de variable real.
201
4.1. Derivabilidad en un punto

Ejemplos 4.1.3.
Supongamos que A es un subconjunto no vacío de R.
1. Sea f : A → R una función constante y x0 un punto arbitrario de
A ∩ A0 . Entonces f es derivable en x0 y f 0 (x0 ) = 0. Esta afirmación
es trivialmente cierta pues la función
f (x)−f (x0 )
x 7→ x−x0 , de A\{x0 } en R,
es idénticamente nula. En particular lı́mx→x0 f (x)−f
x−x0
(x0 )
= 0.
2. Sea f : A → R la identidad en A (f (x) = x para todo x ∈ A). Dado
x0 ∈ A ∩ A0 la función
f (x)−f (x0 )
x 7→ x−x0 , de A\{x0 } en R,
es constantemente igual a uno y en consecuencia
f (x)−f (x0 )
lı́m x−x0 = 1.
x→x0

Por tanto f es derivable en el punto x0 con f 0 (x0 ) = 1.


3. Veamos que la función exponencial es derivable en R y que su deri-
vada es la propia función exponencial.
Sea pues x0 un número real arbitrario. Dado ε ∈ R+ consideremos
ε
δ = mı́n {1, ex0 (e−2) }. Si x ∈ R y 0 < |x − x0 | < δ
x x x−x0

e −e 0 x0 ex−x0 −1
x−x0 − ex0 = ex0 ( e x−x−1 − 1) = e − 1

0
x−x0
|e x−x0
−1−(x−x0 )|
x−x
0 −1−(x−x )
= ex0 e 0
= ex0

x−x0 |x−x0 |
2
≤ ex0 |x−x 0 | (e−2)
|x−x0 | = ex0 (e − 2) |x − x0 | < ε.
x x0
−e
Por tanto lı́mx→x0 ex−x 0
= ex0 y podemos concluir que la función
exponencial es derivable en el punto x0 con derivada ex0 .
De este modo la ecuación de la recta tangente a la gráfica de la
función exponencial en el punto (x0 , ex0 ) es y = ex0 + ex0 (x − x0 ).
En particular la recta tangente en el punto (0, 1) viene dada por la
ecuación y = 1 + x.
4. La función f : R → C definida por f (x) = exp(ix), para todo x ∈ R,
es derivable en todo punto con
f 0 (x) = i exp(ix) para cada x ∈ R .
Para comprobarlo sea x0 un número real y ε ∈ R+ . Conside-
ε
remos entonces δ = mı́n {1, e−2 }. Dado un número real x con
202
Tema 4. Derivación

0 < |x − x0 | < δ,

exp(ix)−exp(ix0 ) exp(ix−ix0 )−1
− i exp(ix ) = exp(ix ) − i exp(ix )

x−x0 0 x−x0 0 0

= exp(ix−ix 0 )−1
− i

x−x0

= exp(ix−ixx−x
0 )−1−(ix−ix0 )

0

|exp(ix−ix0 )−1−(ix−ix0 )|
= |x−x0 |
(e−2)|ix−ix0 |2
≤ |x−x0 |

= (e − 2) |x − x0 |
< ε.
Como consecuencia
exp(ix)−exp(ix0 )
lı́m x−x0 = i exp(ix0 ).
x→x0

Luego f es derivable en el punto x0 y f 0 (x0 ) = i exp(ix0 ).


Una vez demostrada la derivabilidad de f en R observemos que
f 0 (x) = i exp(ix) = i(cos x + i sen x) = − sen x + i cos x , ∀ x ∈ R .
5. Las funciones coseno y seno son derivables en R y se verifica que
cos0 x = − sen x , sen0 x = cos x , para todo x ∈ R.
Basta tener en cuenta que las funciones coseno y seno son las partes
real e imaginaria, respectivamente, de la función f considerada en
el ejemplo anterior. De ello se deduce que ambas son derivables en
cada punto x ∈ R y que su derivada viene dada como sigue:
cos0 x = (Ref )0 (x) = Re(f 0 (x)) = − sen x
sen0 x = (Imf )0 (x) = Im(f 0 (x)) = cos x .
6. Puesto que la función f : R → R dada por

x si x < 0
f (x) =
x + 1 si x ≥ 0
no es continua en el punto cero, la proposición 4.1.2 permite afirmar
que tampoco es derivable en tal punto.
7. La continuidad en un punto no implica la derivabilidad en
dicho punto. Para ponerlo de manifiesto consideremos la función
f : R → R definida por f (x) = |x| para todo x ∈ R. Ya habíamos
comentado que f es continua en R y en particular en el punto cero.
Sin embargo, la función x 7→ |x|
x , de R\{0} en R, es constantemente
igual a −1 en R− y constantemente igual a 1 en R+ , luego tiene
límite por la izquierda y por la derecha en el punto cero. Puesto
que tales límites no coinciden (pues son, respectivamente, −1 y 1)
la función indicada no tiene límite en dicho punto. Se prueba así
que la función valor absoluto no es derivable en cero.
Este ejemplo, junto con la proposición citada, nos permite afirmar
que la derivabilidad es una propiedad estrictamente más exigente
que la continuidad.
203
4.1. Derivabilidad en un punto

Los límites laterales conducen de forma natural a la consideración de los siguien-


tes conceptos:

Definición 4.1.4.
Sea f : A → R una función real de variable real y x0 ∈ A. Supongamos
que x0 es un punto de acumulación del conjunto
B = {x ∈ A : x < x0 } (resp. del conjunto C = {x ∈ A : x > x0 }).
Decimos que f es derivable por la izquierda (resp. por la derecha)
en el punto x0 si la función
f (x)−f (x0 )
x 7→ x−x0 , de A\{x0 } en R,
tiene límite por la izquierda (resp. por la derecha) en el punto x0 . Si tal
límite existe recibe el nombre de derivada por la izquierda (resp. por
la derecha) de f en el punto x0 .

Obsérvese que si f : A → R es una función real de variable real y x0 es un


punto de A que sea al mismo tiempo un punto de acumulación del conjunto
B = {x ∈ A : x < x0 } (resp. del conjunto C = {x ∈ A : x > x0 }), entonces f es
derivable por la izquierda (resp. por la derecha) en el punto x0 si, y solo si, la
función f |B∪{x0 } (resp. f |C∪{x0 } ) es derivable en el punto x0 . Además, en caso
afirmativo, (f |B∪{x0 } )0 (x0 ) (resp. (f |C∪{x0 } )0 (x0 )) coincide con la derivada por
la izquierda (resp. por la derecha) de f en el punto x0 .
Acabamos de probar que la función valor absoluto es derivable por la izquierda
y por la derecha en el punto cero y que las correspondientes derivadas laterales
son, respectivamente, −1 y 1.
Para analizar la relación que existe entre la derivabilidad lateral y las deriva-
das ordinarias solo tenemos que recordar el vínculo existente entre los límites
laterales y el propio límite de una función en un punto. Sea pues f : A → R
una función real de variable real y x0 un punto de A ∩ A0 . Consideremos los
conjuntos B = {x ∈ A : x < x0 } y C = {x ∈ A : x > x0 }. Si x0 es un punto
de acumulación de B pero no de C, entonces f es derivable en el punto x0 si,
y solo si, f es derivable por la izquierda en el punto x0 . Además, en caso afir-
mativo, f 0 (x0 ) coincide con la derivada por la izquierda de f en el punto x0 .
Análogamente, si x0 es un punto de acumulación de C pero no de B, entonces
f es derivable en el punto x0 si, y solo si, f es derivable por la derecha en el
punto x0 . Además, en caso afirmativo, f 0 (x0 ) coincide con la derivada por la
derecha de f en el punto x0 . Finalmente, si x0 es un punto de acumulación de B
y de C, entonces f es derivable en el punto x0 si, y solo si, f es derivable por la
izquierda y por la derecha en el punto x0 y ambas derivadas laterales coinciden.
En tal caso, f 0 (x0 ) coincide con el valor común de las derivadas por la izquierda
y por la derecha de f en el punto x0 .
Consideremos ahora una función real de variable real f : A → R, un subconjunto
B de A y un punto x0 de B ∩ B 0 (en consecuencia x0 ∈ A ∩ A0 ). Si f es derivable
en el punto x0 entonces f |B también es derivable en x0 y (f |B )0 (x0 ) = f 0 (x0 ).
Téngase en cuenta que la función x 7→ (f |B )(x)−(f
x−x0
|B )(x0 )
, de B\{x0 } en R, es
la restricción al conjunto B\{x0 } de la función x 7→ f (x)−f
x−x0
(x0 )
, de A\{x0 } en
R. Por tanto, si esta última aplicación tiene límite en el punto x0 , la primera
204
Tema 4. Derivación

también tiene límite en dicho punto y sus valores coinciden.


Sin embargo, la derivabilidad de f |B en x0 no implica en general que f sea deri-
vable en tal punto. Algo similar ocurría con las nociones de límite y continuidad.
No obstante, si B es la intersección de A con un entorno de x0 , la derivabilidad
de f |B en dicho punto garantiza la de f como enseguida mostraremos:

Proposición 4.1.5.
Carácter local de la derivabilidad. Sea f : A → R una función real
de variable real, x0 un punto de A ∩ A0 , U un entorno de x0 y B = A ∩ U.
Entonces x0 ∈ B ∩ B 0 y f es derivable en el punto x0 si, y solo si, f |B es
derivable en el punto x0 . Además, en caso afirmativo, f 0 (x0 ) = (f |B )0 (x0 ).

Demostración. Evidentemente x0 ∈ B y, como vimos al estudiar el carácter


local del límite funcional† , x0 ∈ B 0 .
Si f es derivable en x0 ya hemos comprobado (en una situación más general)
que f |B también es derivable en x0 y que (f |B )0 (x0 ) = f 0 (x0 ).
Recíprocamente, supongamos que f |B es derivable en el punto x0 y sea ψ, de
B en R, la función definida por
(f |B )(x)−(f |B )(x0 )
ψ(x0 ) = (f |B )0 (x0 ), ψ(x) = x−x0 para todo x ∈ B\{x0 }.
Evidentemente ψ es continua en x0 y si ϕ : A → R es la función dada por
f (x)−f (x0 )
ϕ(x0 ) = ψ(x0 ), ϕ(x) = x−x0 para todo x ∈ A\{x0 },
es claro que ψ = ϕ|B . El carácter local de la continuidad garantiza que ϕ es
continua en x0 y, de este modo,
lı́m ϕ(x) = ϕ(x0 )
x→x0

es decir, lı́mx→x0 f (x)−f


x−x0
(x0 )
= (f |B )0 (x0 ). Esto prueba que f es derivable en
0 0
x0 con f (x0 ) = (f |B ) (x0 ). 

† En aquel momento razonamos con sucesiones. Cabe mencionar que la definición de

punto de acumulación de un conjunto (en términos de entornos) proporciona la misma


conclusión con idéntica rapidez: si V es un entorno arbitrario de x0 es claro que U ∩ V es
también un entorno de dicho punto y en consecuencia (A\{x0 }) ∩ (U ∩ V ) 6= ∅, esto es,
(B\{x0 }) ∩ V 6= ∅. Por tanto x0 ∈ B 0 .
En algunas ocasiones existe un entorno U de x0 contenido en A. En tal caso, de
acuerdo con la proposición anterior, f es derivable en el punto x0 si, y solo si, f |U
es derivable en el punto x0 . Además, en caso afirmativo, f 0 (x0 ) = (f |U )0 (x0 ).
Notemos, a modo de ejemplo, que la función f : R → R definida por
 x
e si x < 0
f (x) =
x + 1 si x ≥ 0
es derivable en R− con f 0 (x) = ex para todo x ∈ R− , pues R− es un entorno
de todos sus puntos y la restricción de f a R− coincide con la restricción de la
función exponencial a tal conjunto. Por otra parte, es inmediato que la función
x 7→ x + 1, de R en R, es derivable en R con derivada igual a 1 en todo punto.
Razonando como antes se obtiene que f es derivable en R+ con f 0 (x) = 1 para
todo x ∈ R+ . Sólo nos queda por estudiar la derivabilidad de f en el punto cero.
x
Dado x ∈ R con x < 0 es claro que f (x)−f
x
(0)
= e x−1 y, teniendo en cuenta que
205
4.2. Operaciones con funciones derivables

la función exponencial es derivable en el punto cero con derivada igual a 1,


f (x)−f (0) ex −1
lı́m x = lı́m− x = 1,
x→0− x→0
lo que prueba que f es derivable por la izquierda en el punto cero y que dicha
derivada lateral vale 1. Análogamente, dado x ∈ R+ , f (x)−f
x
(0)
= x+1−1
x =1y
así
lı́m+ f (x)−f
x
(0)
= 1.
x→0
Luego f es derivable por la derecha en el punto cero y la correspondiente de-
rivada lateral también vale 1. Concluimos de este modo que f es derivable en
cero con f 0 (0) = 1. La función f es por tanto derivable en todo R y su función
derivada f 0 : R → R viene dada por
 x
0 e si x < 0
f (x) =
1 si x ≥ 0 .
Las derivadas laterales de f en cero pueden calcularse igualmente observando que las funciones f |R−
0
y f |R+ coinciden con las restricciones de la función exponencial y de la función x 7→ x + 1, de R
0
en R, a los conjuntos R− +
0 y R0 , respectivamente. En virtud de ello ambas funciones son derivables
con (f |R− ) (x) = e para todo x ∈ R−
0 x 0 +
0 y (f |R+ ) (x) = 1 para todo x ∈ R0 . En particular,
0 0
(f |R− )0 (0) = 1 = (f |R+ )0 (0), esto es, la función f es derivable por la izquierda y por la derecha en
0 0
el punto cero y tales derivadas laterales son iguales a 1 (véase el comentario que sigue a la definición
4.1.4).

4.2 Operaciones con funciones derivables


Las sumas, productos, cocientes y composiciones de funciones derivables ori-
ginan nuevas funciones derivables. Verificaremos este enunciado como primer
objetivo de la presente sección. Para completar nuestro estudio del comporta-
miento algebraico de la derivación analizaremos las condiciones que garantizan
la derivabilidad de la inversa de una función inyectiva. Los hechos que acabamos
de resumir irán acompañados de las reglas que rigen el cálculo de derivadas.

Proposición 4.2.1.
Sea A un subconjunto de R, x0 ∈ A ∩ A0 y f, g : A → R funciones
derivables en el punto x0 . Entonces
i) f + g es derivable en x0 con (f + g)0 (x0 ) = f 0 (x0 ) + g 0 (x0 )
ii) f g es derivable en x0 con (f g)0 (x0 ) = f 0 (x0 )g(x0 ) + f (x0 )g 0 (x0 )
iii) Si g(x) 6= 0, para todo x ∈ A, la función fg es derivable en el punto
f 0 (x0 )g(x0 )−f (x0 )g 0 (x0 )
x0 con ( fg )0 (x0 ) = g(x0 )2 .

Demostración. Cualquiera que sea x ∈ A\{x0 },


(f +g)(x)−(f +g)(x0 ) f (x)−f (x0 )
x−x0 = x−x0 + g(x)−g(x
x−x0
0)

(f g)(x)−(f g)(x0 ) f (x)g(x)−f (x0 )g(x0 )


x−x0 = x−x0
f (x)g(x)−f (x0 )g(x)+f (x0 )g(x)−f (x0 )g(x0 )
= x−x0
f (x)−f (x0 )
= x−x0 g(x) + f (x0 ) g(x)−g(x
x−x0
0)
.
206
Tema 4. Derivación

Del mismo modo, si g(x) 6= 0 para todo x ∈ A,


f (x) f (x )
( fg )(x)−( fg )(x0 ) g(x)
− g(x0 )
x−x0 = x−x0
0

1 f (x)g(x0 )−f (x0 )g(x)


= g(x)g(x0 ) x−x0
1 f (x)g(x0 )−f (x0 )g(x0 )+f (x0 )g(x0 )−f (x0 )g(x)
= g(x)g(x0 ) x−x0
 
f (x)−f (x0 )
= 1
g(x)g(x0 ) x−x0 g(x0 ) − f (x0 ) g(x)−g(x
x−x0
0)
.
Las afirmaciones del enunciado son una consecuencia obvia de las anteriores
igualdades y de las propiedades algebraicas del límite funcional. Debe tenerse
en cuenta también que lı́mx→x0 g(x) = g(x0 ) (pues la derivabilidad de g en el
punto x0 implica en particular su continuidad en dicho punto). 
Merece la pena resaltar un caso especial de la segunda afirmación. Si λ es un
número real y f : A → R es una función derivable en un punto x0 ∈ A ∩ A0 la
función λf : A → R es derivable en x0 con (λf )0 (x0 ) = λf 0 (x0 ) (recuérdese que
las funciones constantes son derivables, con derivada cero, en todo punto en el
que pueda hablarse de derivabilidad).
Supongamos ahora que g : R → R es la identidad (g(x) = x para todo x ∈ R).
Ya habíamos probado que g es derivable en R con g 0 (x) = 1 para todo x ∈ R.
La segunda parte de la proposición anterior permite afirmar entonces que la
función g 2 (es decir, la función x 7→ x2 , de R en R) es derivable en R con
(g 2 )0 (x) = g 0 (x)g(x) + g(x)g 0 (x) = 2x para todo x ∈ R.
De forma más general, dado un natural n mayor o igual que 2, la función x 7→ xn ,
de R en R, es derivable en R y su derivada es la función x 7→ nxn−1 , de R en
R. Esta afirmación puede probarse fácilmente razonando por inducción sobre n.
Ya la hemos comprobado para n = 2. Sea n un natural mayor o igual que 2 y
supongamos que se verifica para n, es decir, que la función f : R → R definida
por f (x) = xn , para todo x ∈ R, es derivable en R con f 0 (x) = nxn−1 para todo
x ∈ R. Si g denota (como antes) la identidad en R es claro que f g es la función
x 7→ xn+1 , de R en R. De acuerdo con la proposición anterior f g es derivable
en R con (f g)0 (x) = f 0 (x)g(x) + f (x)g 0 (x) = nxn−1 x + xn = (n + 1)xn para
todo x ∈ R, lo que prueba la afirmación para n + 1 y completa el proceso de
inducción.
Sea A un subconjunto no vacío de R tal que A ⊂ A0 (en virtud de tal inclusión
podemos estudiar la derivabilidad en todo punto de A de cualquier función
real que esté definida en A). Las dos primeras afirmaciones de la proposición
precedente, junto con los comentarios anteriores, permiten deducir fácilmente
que toda función polinómica de A en R es derivable en A y que su derivada
es también una función polinómica. De acuerdo con la tercera afirmación de
la proposición obtenemos en consecuencia que toda función racional en A es
derivable y que su derivada es una nueva función racional en A. Obsérvese
finalmente que la condición A ⊂ A0 se verifica, por citar un ejemplo relevante,
si A es cualquier intervalo no reducido a un punto.
Como muestra el siguiente resultado la derivabilidad es también estable frente
a la composición de aplicaciones.
207
4.2. Operaciones con funciones derivables

Proposición 4.2.2.
Regla de la cadena. Sean f : A → R y g : B → R funciones reales de
variable real tales que f (A) ⊂ B y x0 ∈ A ∩ A0 . Supongamos que f es
derivable en x0 , que f (x0 ) es un punto de acumulación de B y que g es
derivable en f (x0 ). Entonces g ◦ f es derivable en x0 y
(g ◦ f )0 (x0 ) = g 0 (f (x0 ))f 0 (x0 ).

Demostración. Consideremos la función ϕ : B → R definida por


g(y) − g(f (x0 ))
ϕ(f (x0 )) = g 0 (f (x0 )), ϕ(y) = para todo y ∈ B\{f (x0 )}.
y − f (x0 )
La derivabilidad de g en f (x0 ) se traduce evidentemente en la continuidad de
ϕ en f (x0 ). Es claro que g(y) − g(f (x0 )) = ϕ(y)(y − f (x0 )) para todo y ∈ B.
En particular g(f (x)) − g(f (x0 )) = ϕ(f (x))(f (x) − f (x0 )) para todo x ∈ A.
Así pues, dado x ∈ A\{x0 },
(g ◦ f )(x) − (g ◦ f )(x0 ) f (x) − f (x0 )
= (ϕ ◦ f )(x) .
x − x0 x − x0
Puesto que la función ϕ ◦ f es continua en x0 (por ser la composición de
una función continua en x0 , de hecho derivable en tal punto, con una función
continua en f (x0 )) se tiene que
lı́m (ϕ ◦ f )(x) = (ϕ ◦ f )(x0 ) = ϕ(f (x0 )) = g 0 (f (x0 )).
x→x0

Teniendo en cuenta además que lı́mx→x0 f (x)−f (x0 )


x−x0 = f 0 (x0 ) deducimos de lo
anterior que
(g ◦ f )(x) − (g ◦ f )(x0 )
lı́m = g 0 (f (x0 ))f 0 (x0 ).
x→x0 x − x0
Por tanto g ◦ f es derivable en x0 y (g ◦ f )0 (x0 ) = g 0 (f (x0 ))f 0 (x0 ). 

Ejemplos 4.2.3.
Sea f : A → R una función real de variable real derivable en un punto
x 0 ∈ A ∩ A0 .
1. La función h : A → R definida por h(x) = ef (x) , para todo x ∈ A,
es claramente la composición de f con la función exponencial. Sea g
esta última función y recordemos que g es derivable en todo punto y
en particular en f (x0 ) con g 0 (f (x0 )) = ef (x0 ) . La regla de la cadena
garantiza que h es derivable en x0 con
h0 (x0 ) = (g ◦ f )0 (x0 ) = g 0 (f (x0 ))f 0 (x0 ) = ef (x0 ) f 0 (x0 ).
2. De forma más concreta la función h : R → R definida por
x
h(x) = e x2 +1 para todo x ∈ R,
es derivable en R (nótese que f es una función racional en R y por
tanto derivable en todo punto) con
x x
x2 +1−x2x 1−x2
h0 (x) = e x2 +1 (x2 +1)2 = e x2 +1 (x2 +1)2 para todo x ∈ R.
3. Análogamente, si a es un número real positivo y h : R → R es la
208
Tema 4. Derivación

función exponencial de base a (h(x) = ax = ex ln a para todo x ∈ R)


es claro que h es derivable en R y que h0 (x) = ax ln a para todo
x ∈ R.
4. La función h : A → R definida por h(x) = cos(f (x)), para todo
x ∈ A, es derivable en el punto x0 y h0 (x0 ) = −f 0 (x0 ) sen(f (x0 )).
5. Del mismo modo la función h : A → R dada por h(x) = sen(f (x)),
para todo x ∈ A, es derivable en x0 y h0 (x0 ) = f 0 (x0 ) cos(f (x0 )).

Estudiaremos ahora la derivabilidad de la inversa de una función inyectiva y


derivable. Sea pues f : A → R una función inyectiva y x0 ∈ A ∩ A0 . Supongamos
que f es derivable en el punto x0 . Es inmediato entonces que f (x0 ) es un punto de
acumulación de f (A) y podemos por tanto plantearnos la posible derivabilidad
de la función f −1 : f (A) → R en el punto f (x0 ). Evidentemente, si f −1 es
derivable en f (x0 ), ha de ser en particular continua en tal punto y, dado que
f −1 ◦ f es la identidad en A, f −1 ◦ f es derivable con derivada igual a 1 en el
punto x0 . Así, teniendo en cuenta la regla de la cadena, (f −1 )0 (f (x0 ))f 0 (x0 ) = 1,
de donde se deduce que f 0 (x0 ) 6= 0 y (f −1 )0 (f (x0 )) = f 0 (x
1
0)
.
Lo más interesante es que la afirmación recíproca también es cierta, es decir, si
f −1 es continua en f (x0 ) y f 0 (x0 ) 6= 0, entonces f −1 es derivable en f (x0 ) y por
lo ya visto (f −1 )0 (f (x0 )) = f 0 (x
1
0)
.
En efecto, sea y0 = f (x0 ) y consideremos una sucesión {yn } en f (A)\{y0 } tal
que yn → y0 . Pongamos {xn } = {f −1 (yn )} y observemos que se trata de una
sucesión de elementos de A\{x0 } que, en virtud de la continuidad de f −1 en y0 ,
converge al punto f −1 (y0 ) = x0 . La derivabilidad de f en x0 garantiza entonces
que la sucesión { f (xxnn)−f
−x0
(x0 )
} converge a f 0 (x0 ), es decir,
yn −y0
f −1 (yn )−f −1 (y0 ) → f 0 (x0 ).
Como los términos de la sucesión y el límite son distintos de cero es claro que
f −1 (yn )−f −1 (y0 ) 1
yn −y0 → f 0 (x0 ) .
La arbitrariedad de la sucesión {yn } muestra que
f −1 (y)−f −1 (y0 ) 1
lı́m y−y0 = f 0 (x0 ) ,
y→y0

es decir, que f −1 es derivable en y0 con (f −1 )0 (y0 ) = 1


f 0 (x0 ) .
Hemos probado el resultado que sigue:

Proposición 4.2.4.
Sea f : A → R una función inyectiva y x0 ∈ A ∩ A0 . Supongamos que f es
derivable en el punto x0 , que f 0 (x0 ) 6= 0 y que f −1 es continua en f (x0 ).
Entonces f (x0 ) es un punto de acumulación de f (A) y f −1 es derivable
en f (x0 ) con (f −1 )0 (f (x0 )) = f 0 (x
1
0)
.
209
4.2. Operaciones con funciones derivables

Ejemplos 4.2.5.

1. La función exponencial es inyectiva y derivable en R, su derivada


es la propia función exponencial y por tanto es distinta de cero en
todo punto. Además, su inversa es la función logaritmo neperiano
que como sabemos es continua en R+ . Así pues, cualquiera que sea
x ∈ R, se cumplen las hipótesis de la proposición anterior en el
punto x y por tanto la función logaritmo neperiano es derivable en
el punto ex con ln0 (ex ) = e1x . Dado x ∈ R+ podemos aplicar lo
anterior al número real ln x para obtener que la función logaritmo
neperiano es derivable en x ( = eln x ) con ln0 x = x1 . Acabamos de
probar que ln es derivable en R+ y que ln0 x = x1 para todo x ∈ R+ .
2. Supongamos que a es un número real positivo distinto de uno. Ha-
bíamos visto en el tema precedente que loga (x) = ln x
ln a para todo
+
x ∈ R . De ello se sigue, haciendo uso del ejemplo anterior, que la
función logarítmica de base a es derivable en R+ con
log0a (x) = 1
x ln a = 1
x loga (e) para todo x ∈ R+ .
3. Sea b un número real y h : R+ → R la función potencia de expo-
nente b (h(x) = xb = eb ln x para todo x ∈ R+ ). De acuerdo con lo
probado a propósito de la regla de la cadena y teniendo en cuenta
la derivabilidad de la función logaritmo neperiano, h es derivable
en R+ con
h0 (x) = eb ln x b x1 = bxb−1 para todo x ∈ R+ .
4. Sea f : A → R una función real de variable real tal que f (A) ⊂ R+
y consideremos la función h : A → R definida por h(x) = ln(f (x))
para todo x ∈ A. Supongamos que f es derivable en un punto
x0 ∈ A ∩ A0 . Puesto que ln es derivable en R+ , en particular lo es
en el punto f (x0 ) y la regla de la cadena nos permite concluir que
0
h es derivable en x0 con h0 (x0 ) = ln0 (f (x0 ))f 0 (x0 ) = ff (x
(x0 )
0)
.
5. Sean f, g : A → R funciones derivables en un punto x0 ∈ A ∩ A0
y supongamos además que f (A) ⊂ R+ . Es claro entonces que la
función h : A → R definida por h(x) = f (x)g(x) , para todo x ∈ A,
es derivable en x0 con
0
h0 (x0 ) = h(x0 )(g 0 (x0 ) ln(f (x0 )) + g(x0 ) ff (x
(x0 )
0)
).
Para comprobar este hecho basta aplicar los resultados anteriores
teniendo en cuenta que h(x) = eg(x) ln(f (x)) para todo x ∈ A.

Acabaremos esta sección con algunas consecuencias importantes de la derivabi-


lidad de la función logaritmo neperiano en el punto uno.
Sea φ : R+ → R la función definida por
φ(x) = ln x
x−1 , para todo x ∈ R+ \{1}, φ(1) = 1.
ln x
Entonces, lı́mx→1 φ(x) = lı́mx→1 x−1 = lı́mx→1 ln x−ln
x−1
1
= ln0 1 = 1 = φ(1). Por
tanto φ es continua en el punto uno (obsérvese que también lo es en los demás
puntos de R+ , teniendo en cuenta el carácter local de la continuidad).
210
Tema 4. Derivación

Con el auxilio de la función φ deduciremos enseguida algunos hechos generales


sobre sucesiones de potencias. Nótese en primer lugar que
φ(x) 6= 0 y φ(x)(x − 1) = ln x para todo x ∈ R+ .

Proposición 4.2.6.
Sea {xn } una sucesión de números reales positivos convergente a uno,
{yn } una sucesión arbitraria de números reales y b ∈ R. Se cumplen las
siguientes afirmaciones:
i) yn (xn − 1) → b si, y solo si, xynn → eb
ii) yn (xn − 1) → +∞ si, y solo si, xynn → +∞
iii) yn (xn − 1) → −∞ si, y solo si, xynn → 0.

Demostración. Teniendo en cuenta que {φ(xn )} es una sucesión de números


reales no nulos convergente a uno, con (xn −1)φ(xn ) = ln xn , para todo n ∈ N,
obtenemos que
yn (xn − 1) → b ⇔ yn (xn − 1)φ(xn ) → b
⇔ yn ln xn → b
⇔ eyn ln xn → eb
⇔ xynn → eb .
De forma similar se demuestran las dos afirmaciones restantes. 
2 2
A modo de ejemplo, consideremos la sucesión {( n2n+1 )2n −n }. Puesto que su
comportamiento no se aprecia directamente (pues se trata de un caso de in-
determinación del tipo 1∞ ), estudiamos, como indica el resultado anterior, la
2 2
sucesión {(2n2 − n)( n2n+1 − 1)} = { −2n +n
n2 +1 } que, como puede apreciarse, con-
verge a −2. Por tanto,
2 2
−n
( n2n+1 )2n → e−2 .

Acabamos de usar la implicación hacia la derecha en la primera de las anteriores


equivalencias (lo que nos ha permitido resolver una indeterminación del tipo
1∞ ). También son de utilidad las implicaciones hacia la izquierda, que pueden
servir para resolver indeterminaciones
√ del tipo ∞ 0. Si a es un número real
positivo, la sucesión {n(

n
a−1)} ilustra muy bien la afirmación que acabamos de
hacer. Puesto que {( n a)n√ } = {a}, que converge trivialmente al punto a = eln a ,
podemos afirmar que {n( n a − 1)} converge a ln a.
Merece la pena comentar una nueva aplicación de la proposición anterior:
Sea {xn } una sucesión divergente de números reales tal que, cualquiera que
sea n ∈ N, xn ∈ / [−1, 0] (equivalentemente, xn 6= 0 y 1 + x1n > 0). Entonces,
1
{1 + xn } es una sucesión de números reales positivos que converge a 1. Como
además {xn (1 + x1n − 1)} = {1}, que evidentemente converge a 1, concluimos
que {(1 + x1n )xn } converge a e. Luego,

lı́m (1 + x1 )x = e = lı́m (1 + x1 )x .
x→+∞ x→−∞
211
4.3. Teoremas del valor medio

Más precisamente, si h : R\[−1, 0] → R es la función definida por


h(x) = (1 + x1 )x para todo x ∈ R\[−1, 0],
entonces, lı́mx→+∞ h(x) = e = lı́mx→−∞ h(x).
De forma análoga, teniendo en cuenta la caracterización secuencial del límite y
la divergencia de funciones, la proposición 4.2.6 da lugar de manera inmediata
al siguiente resultado:

Corolario 4.2.7.
Sean f, g : A → R funciones reales de variable real, α un punto de acu-
mulación en R de A y b un número real. Supongamos que f (A) ⊂ R+ y
lı́mx→α f (x) = 1. Entonces,
i) lı́mx→α g(x)(f (x) − 1) = b si, y solo si, lı́mx→α f (x)g(x) = eb
ii) g(x)(f (x)−1) → +∞ (x → α) si, y solo si, f (x)g(x) → +∞ (x → α)
iii) g(x)(f (x) − 1) → −∞ (x → α) si, y solo si, lı́mx→α f (x)g(x) = 0.

Recíprocamente, a partir del corolario anterior se deduce enseguida la proposi-


ción 4.2.6, pues las sucesiones son, en definitiva, un caso especial de funciones.
Piénsese que +∞ es un punto de acumulación en R de N y que, si L ∈ R y {an }
es una sucesión de números reales, an → L (vista como sucesión) si, y solo si,
an → L (n → +∞) (vista como aplicación de N en R). Así pues, la proposición
4.2.6 y el corolario anterior son dos formulaciones equivalentes de los mismos
hechos.

4.3 Teoremas del valor medio


Una vez expuestos los resultados de carácter general, centraremos nuestra aten-
ción en las funciones derivables en intervalos de R. Sus propiedades se concretan
en diversos enunciados que se encuentran entre los más relevantes de la teoría
que venimos desarrollando.
En primer lugar introduciremos los extremos relativos, también llamados extre-
mos locales, de las funciones reales de variable real.

Definición 4.3.1.
Sea f : A → R una función real de variable real y x0 un punto de A.
Decimos que f alcanza un máximo relativo (resp. mínimo relativo)
en el punto x0 si existe un entorno U de x0 tal que U ⊂ A y f (x) ≤ f (x0 )
para todo x ∈ U (resp. f (x0 ) ≤ f (x) para todo x ∈ U ). Si de hecho
f (x) < f (x0 ) para todo x ∈ U \{x0 } (resp. f (x0 ) < f (x) para todo
x ∈ U \{x0 }) se dice que f alcanza un máximo relativo estricto (resp.
mínimo relativo estricto) en el punto x0 . Decimos que f alcanza un
extremo relativo en el punto x0 si f alcanza un máximo o un mínimo
relativo en el punto x0 . Finalmente, decimos que f alcanza un extremo
relativo estricto en el punto x0 si f alcanza un máximo o un mínimo
relativo estricto en el punto x0 .
212
Tema 4. Derivación

Para que una función f : A → R alcance un extremo relativo en un punto x0


de A, la definición precedente exige en particular que A sea un entorno de x0 .
Con objeto de subrayar la importancia de esta condición, y de paso comentar
la relación entre los extremos absolutos y relativos, observemos por ejemplo que
la función f : [0, 1] → R definida por f (x) = x, para todo x ∈ [0, 1], tiene
máximo y mínimo absolutos, que alcanza en los puntos 1 y 0, respectivamente;
sin embargo, no alcanza un máximo relativo en el punto 1 ni tampoco un mínimo
relativo en el punto 0, pues [0, 1] no es un entorno de 0 ni de 1. Si una función
f : A → R tiene máximo absoluto (resp. mínimo absoluto) y lo alcanza en un
punto x0 de A, entonces f alcanza un máximo relativo (resp. mínimo relativo)
en el punto x0 si, y solo si, A es un entorno de x0 . Así, por ejemplo, la función
valor absoluto alcanza en el punto cero su mínimo absoluto, que es precisamente
cero. Puesto que R es de manera obvia un entorno de cero, también alcanza un
mínimo relativo en el punto cero. Digamos por último que un extremo relativo
puede perfectamente no ser un extremo absoluto. Se comprueba fácilmente que
la función f : R → R definida por

 x + 1 si x < 0
f (x) = 1 − x si 0 ≤ x ≤ 1
x − 1 si 1 < x

alcanza un máximo relativo estricto en el punto cero y un mínimo relativo


estricto en el punto uno; sin embargo, no está mayorada ni minorada y en
particular no tiene máximo ni mínimo absolutos.

Si una función real de variable real f : A → R alcanza un extremo relativo


en un punto x0 ∈ A, es claro que x0 es un punto de acumulación de A; de
hecho, es un punto de acumulación de los conjuntos B = {x ∈ A : x < x0 } y
C = {x ∈ A : x > x0 }. En virtud de ello, tiene sentido considerar la posible
derivabilidad, y la derivabilidad por la izquierda y por la derecha, de f en
x0 . Supongamos, por ejemplo, que f alcanza un máximo relativo en el punto
x0 . Entonces, de acuerdo con la definición, existe un entorno U de x0 tal que
U ⊂ A y f (x) ≤ f (x0 ) para todo x ∈ U. Por tanto, dado x ∈ U con x < x0 ,
f (x)−f (x0 )
x−x0 ≥ 0; mientras que, para x ∈ U con x > x0 , f (x)−f
x−x0
(x0 )
≤ 0. Así pues,
si f es derivable por la izquierda en el punto x0 , la derivada por la izquierda
de f en x0 es mayor o igual que cero. Del mismo modo, si f es derivable por la
derecha en el punto x0 , la derivada por la derecha de f en x0 es menor o igual
que cero. En consecuencia, si f es derivable en x0 , necesariamente f 0 (x0 ) = 0.
A esta misma conclusión habríamos llegado, razonando de forma similar, si
hubiésemos supuesto que f alcanza un mínimo relativo y es derivable en el
punto x0 . Tenemos así:
213
4.3. Teoremas del valor medio

Teorema 4.3.2.
Sea f : A → R una función real de variable real y x0 un punto de
A. Supongamos que f alcanza un extremo relativo en el punto x0 y es
derivable en dicho punto. Entonces f 0 (x0 ) = 0.

De acuerdo con la interpretación geométrica de la derivada, el resultado anterior


nos dice que si una función f es derivable y alcanza un extremo relativo en un
punto x0 , la recta tangente a la gráfica de f en el punto de abscisa x0 tiene
pendiente cero y es, por tanto, paralela al eje de abscisas, lo cual es, por otra
parte, muy intuitivo.
Además de su importancia como punto de partida para la obtención de los prin-
cipales resultados de este apartado, y por tanto de este tema, el teorema pre-
cedente proporciona un criterio muy útil para la determinación de los extremos
absolutos de ciertas funciones. Para ponerlo de manifiesto, sean a y b números
reales con a < b y f : [a, b] → R una función continua en [a, b]. El teorema de
Weierstrass garantiza que f tiene máximo y mínimo absolutos. Consideremos un
punto x0 de [a, b] en el que f alcance uno de tales extremos. Pueden presentarse
las siguientes situaciones:
1. x0 es uno de los extremos del intervalo, es decir, x0 ∈ {a, b}
2. x0 ∈ ]a, b[ y f no es derivable en el punto x0
3. x0 ∈ ]a, b[ y f es derivable en el punto x0 .
Evidentemente, en los dos últimos casos f alcanza un extremo relativo
en el punto x0 . Por tanto, de acuerdo con el teorema anterior, la tercera
situación implica que f 0 (x0 ) = 0.
Así pues, los puntos en los que la función continua f : [a, b] → R alcanza sus
extremos absolutos se encuentran, necesariamente, en el conjunto constituido
por los extremos del intervalo, los puntos del intervalo ]a, b[ en los que f no es
derivable y los puntos del intervalo ]a, b[ en los que f es derivable con derivada
igual a cero.
Como aplicación de lo que acabamos de exponer consideremos la función f,
de [−1, 4] en R, definida por f (x) = x2 − 4 |x| + 4 para todo x ∈ [−1, 4] .
Evidentemente f es continua en el intervalo [−1, 4] (en realidad f es la restricción
a este intervalo de una función continua en R). Es claro además que f puede
expresarse del siguiente modo:
 2
x + 4x + 4 si x ∈ [−1, 0[
f (x) =
x2 − 4x + 4 si x ∈ [0, 4]
de donde, en virtud del carácter local de la derivabilidad, se sigue fácilmente
que f es derivable en [−1, 0[ con f 0 (x) = 2x + 4 para todo x ∈ [−1, 0[ , y en ]0, 4]
con f 0 (x) = 2x − 4 para todo x ∈ ]0, 4] . Además, f es derivable por la izquierda
y por la derecha en el punto cero pero las correspondientes derivadas laterales
no coinciden, pues son respectivamente 4 y −4. En consecuencia, el único punto
en el que f no es derivable es cero y el único elemento del intervalo ]−1, 4[ en el
que f es derivable con derivada igual a cero es obviamente el punto 2. Podemos
afirmar por tanto que f alcanza su máximo y su mínimo absolutos entre los
puntos del conjunto {−1, 0, 2, 4}. Obsérvese que este conjunto está constituido
por los extremos del intervalo, los puntos del intervalo ]−1, 4[ en los que f no es
214
Tema 4. Derivación

derivable y los puntos del intervalo ]−1, 4[ en los que f es derivable con derivada
igual a cero. Dado que
f (−1) = 1, f (0) = 4, f (2) = 0 y f (4) = 4,
el máximo absoluto de f es 4, que lo alcanza en los puntos 0 y 4, mientras que
el mínimo absoluto de f es 0, que lo alcanza en el punto 2. El procedimiento
nos proporciona de paso la imagen de f. En concreto, f ([−1, 4]) = [0, 4] .

−1 1 2 3 4

En el resto del presente apartado y salvo que se especifique lo contrario a y b


denotarán números reales en la situación a < b. Con objeto de obtener una im-
portante consecuencia del teorema 4.3.2, sea f : [a, b] → R una función continua
en el intervalo cerrado [a, b] y derivable en el intervalo abierto ]a, b[ . Suponga-
mos además que f (a) = f (b). Es intuitivamente claro que debe existir al menos
un punto c en el intervalo ]a, b[ tal que la recta tangente a la gráfica de f en
el punto (c, f (c)) sea paralela al eje de abscisas. Veamos que en efecto es así.
Evidentemente f tiene máximo y mínimo absolutos. Si alcanza ambos valores
en los extremos del intervalo, la condición f (a) = f (b) implica que f es cons-
tante en [a, b] . Por tanto, f es derivable en [a, b] con derivada igual a cero en
cada punto. En particular, f 0 (c) = 0 para todo c ∈ ]a, b[ . Por otra parte, si f
alcanza su máximo o su mínimo absoluto en un punto c del intervalo abierto
]a, b[ , es claro que f alcanza también un extremo relativo en el punto c. Puesto
que f es derivable (por hipótesis) en el punto c, el teorema anterior garantiza
que f 0 (c) = 0.
Acabamos de probar el resultado que enunciamos a continuación.

Corolario 4.3.3.
Teorema de Rolle. Sea f : [a, b] → R una función continua en [a, b] y
derivable en ]a, b[ . Supongamos además que f (a) = f (b). Entonces existe
c ∈ ]a, b[ tal que f 0 (c) = 0.

a b
215
4.3. Teoremas del valor medio

Así como el teorema de Bolzano constituye un interesante recurso para compro-


bar la existencia de soluciones de cierto tipo de ecuaciones, el teorema de Rolle
nos proporciona en determinados casos la unicidad de las mismas. Considere-
mos, a modo de ejemplo, la ecuación 2x3 + 3x2 + 6x − 6 = 0. Puesto que la
función f : R → R dada por
f (x) = 2x3 + 3x2 + 6x − 6, para todo x ∈ R,
es continua en R, f (0) = −6 y f (1) = 5, el teorema de Bolzano garantiza que f
se anula en un punto del intervalo ]0, 1[ . Por tanto, la ecuación anterior tiene al
menos una solución real. Si existiesen dos soluciones a y b con a < b tendríamos
que f (a) = f (b) = 0 y el teorema de Rolle aplicado a la función f |[a,b] (nótese
que f es derivable en R con f 0 (x) = 6(x2 + x + 1) para todo x ∈ R y por
tanto su restricción al intervalo [a, b] cumple las hipótesis de dicho teorema)
nos daría un punto c en el intervalo ]a, b[ tal que f 0 (c) = 0. Obsérvese, sin
embargo, que f 0 (x) > 0 para todo x ∈ R. Luego la ecuación considerada posee
una única solución en R, que como hemos visto se encuentra en el intervalo
]0, 1[ . En realidad, la condición f 0 (x) > 0, para todo x ∈ R, implica que f es
estrictamente creciente (como enseguida veremos). Una propiedad de f que, en
particular, también nos asegura la unicidad de la solución.
Si en el teorema de Rolle se prescinde de la hipótesis f (a) = f (b), es igualmente
intuitivo que debe existir un punto c en el intervalo ]a, b[ tal que la recta tangente
a la gráfica de f en el punto (c, f (c)) sea paralela a la recta determinada por los
puntos (a, f (a)) y (b, f (b)). Obsérvese que la pendiente de esta recta es f (b)−f
b−a
(a)
.

f (b)

f (a)
a c b

Corolario 4.3.4.
Teorema del valor medio. Sea f : [a, b] → R una función continua en
[a, b] y derivable en ]a, b[ . Entonces existe c ∈ ]a, b[ tal que
f (b)−f (a)
f 0 (c) = b−a .

La demostración de este último resultado, conocido también como teorema del


valor medio de Lagrange, se reduce a aplicar el teorema de Rolle a la función
h : [a, b] → R definida por h(x) = (f (b) − f (a))x − (b − a)f (x) para todo
x ∈ [a, b] .
Sin duda se habrá observado que el teorema de Rolle es un caso particular del
teorema del valor medio.
De forma más general, si f, g : [a, b] → R son funciones continuas en [a, b]
y derivables en ]a, b[ , podemos considerar la función h : [a, b] → R definida
por h(x) = (f (b) − f (a))g(x) − (g(b) − g(a))f (x), para todo x ∈ [a, b] , que
evidentemente cumple las hipótesis del teorema de Rolle. Por consiguiente, existe
c ∈ ]a, b[ tal que h0 (c) = 0, es decir, (f (b) − f (a))g 0 (c) = (g(b) − g(a))f 0 (c).
216
Tema 4. Derivación

Obtenemos así una nueva consecuencia del teorema de Rolle:

Corolario 4.3.5.
Teorema del valor medio generalizado. Sean f, g : [a, b] → R funcio-
nes continuas en [a, b] y derivables en ]a, b[ . Entonces existe c ∈ ]a, b[ tal
que (f (b) − f (a))g 0 (c) = (g(b) − g(a))f 0 (c).

Nótese que el teorema del valor medio de Lagrange puede obtenerse a partir de
este resultado, también conocido como teorema del valor medio de Cauchy, sin
más que considerar como función g la identidad en [a, b] .
Recogemos en el siguiente enunciado algunas consecuencias importantes de la
teoría previamente desarrollada.

Corolario 4.3.6.
Sea I un intervalo no reducido a un punto y f : I → R una función
derivable en I. Entonces,
i) f es creciente si, y solo si, f 0 (x) ≥ 0 para todo x ∈ I.
ii) f es decreciente si, y solo si, f 0 (x) ≤ 0 para todo x ∈ I.
iii) f es constante si, y solo si, f 0 (x) = 0 para todo x ∈ I.
iv) Si f 0 (x) > 0 para todo x ∈ I, la función f es estrictamente creciente.
v) Si f 0 (x) < 0 para todo x ∈ I, f es estrictamente decreciente.
vi) f 0 (I) es un intervalo.
vii) Si f 0 (x) 6= 0 para todo x ∈ I, necesariamente f 0 (x) > 0 para todo
x ∈ I o f 0 (x) < 0 para todo x ∈ I. Por tanto, f es estrictamente
monótona. Además, f −1 es derivable en f (I) con
(f −1 )0 (f (x)) = 1
f 0 (x) para todo x ∈ I.

Demostración. i) Supongamos que f es creciente y sea x0 un punto de I.


Entonces,
f (x) − f (x0 )
≥ 0 para todo x ∈ I\{x0 }
x − x0
y por tanto f 0 (x0 ) ≥ 0.
Recíprocamente, supongamos que f 0 (x) ≥ 0 para todo x ∈ I. Dados a, b ∈ I,
con a < b, la restricción de f al intervalo [a, b] cumple sobradamente las
hipótesis del teorema del valor medio (pues f es derivable en I). Luego existe
un punto c ∈ ]a, b[ tal que f (b) − f (a) = f 0 (c)(b − a). Teniendo en cuenta que
f 0 (c) ≥ 0 deducimos de lo anterior que f (b) − f (a) ≥ 0. Por tanto f (a) ≤ f (b)
y podemos concluir que f es creciente.
ii) Puede razonarse de forma similar o, si se prefiere, aplíquese el apartado
anterior a la función −f.
iii) Es una consecuencia inmediata de los apartados i) y ii).†
iv) Supongamos que f 0 (x) > 0 para todo x ∈ I. Dados a, b ∈ I, con a < b, el
teorema del valor medio garantiza la existencia de un punto c ∈ ]a, b[ tal que
f (b) − f (a) = f 0 (c)(b − a). Puesto que f 0 (c) > 0 la igualdad anterior implica
que f (a) < f (b). Por tanto f es estrictamente creciente.
217
4.3. Teoremas del valor medio

v) Razónese de manera análoga o, como antes, aplíquese el apartado anterior


a la función −f.
vi) Sean α y β elementos de f 0 (I) con α ≤ β. Nuestro objetivo es probar
que [α, β] ⊂ f 0 (I). Con tal propósito sea λ ∈ [α, β] . Si λ = α o λ = β
evidentemente λ ∈ f 0 (I). Supongamos pues que α < λ < β y consideremos la
función g : I → R definida por
g(x) = f (x) − λx para todo x ∈ I.
Es claro que g es derivable en I con g 0 (x) = f 0 (x) − λ para todo x ∈ I. Si g
fuese inyectiva el teorema 3.5.7 nos diría que g es (estrictamente) monótona
y, aplicando a g lo probado en los dos primeros apartados, obtendríamos que
g 0 (x) ≥ 0 para todo x ∈ I o g 0 (x) ≤ 0 para todo x ∈ I.
Es decir, f 0 (x) ≥ λ para todo x ∈ I o f 0 (x) ≤ λ para todo x ∈ I. La primera
posibilidad implicaría en particular que α ≥ λ y la segunda que β ≤ λ. Ambas
desigualdades son incompatibles con la condición α < λ < β previamente
asumida. Por tanto, la aplicación g no puede ser inyectiva (bajo la citada
condición) y, en consecuencia, existen dos puntos a y b del intervalo I, con
a < b, tales que g(a) = g(b). Aplicando el teorema de Rolle a la función
g|[a,b] obtenemos un punto c ∈ ]a, b[ tal que g 0 (c) = 0. Luego f 0 (c) = λ y, en
particular, λ ∈ f 0 (I).
vii) La condición f 0 (x) 6= 0 para todo x ∈ I implica, en vista del apartado
anterior, que f 0 (x) > 0 para todo x ∈ I o f 0 (x) < 0 para todo x ∈ I. Los
apartados iv) y v) garantizan que f es estrictamente monótona y, en particular,
inyectiva. Además, de acuerdo con el corolario 3.5.6, la función f −1 es continua
en f (I). Se cumplen, por tanto, las hipótesis de la proposición 4.2.4 en todo
punto de I. Concluimos de este modo que f −1 es derivable en f (I) con
(f −1 )0 (f (x)) = 1
f 0 (x) para todo x ∈ I. 

† También se puede razonar con independencia de los dos primeros apartados pues ya

sabíamos que si f es constante su derivada es cero en todo punto. Recíprocamente, supon-


gamos que f 0 (x) = 0 para todo x ∈ I. Dados a, b ∈ I con a < b el teorema del valor medio
aplicado a la restricción de f al intervalo [a, b] nos proporciona un punto c ∈ ]a, b[ tal que
f (b) − f (a) = f 0 (c)(b − a). De ello se deduce que f (a) = f (b) pues por hipótesis f 0 (c) = 0.
Esto prueba que f es constante.
En relación con los apartados iv) y v) conviene observar que las correspondientes
afirmaciones recíprocas no son ciertas en general. Así, por ejemplo, la función
f : R → R definida por f (x) = x3 , para todo x ∈ R, es estrictamente creciente
y sin embargo f 0 (0) = 0.
En virtud del apartado vi), generalmente conocido como teorema del valor
intermedio para las derivadas, la función derivada verifica una propiedad
que hasta ahora solo conocíamos para las funciones continuas. Esto no significa
que la función derivada tenga que ser continua (ya veremos algún ejemplo en este
sentido) sino que el teorema del valor intermedio es en realidad válido para una
clase más amplia de funciones. En el tema siguiente veremos que toda función
continua en un intervalo es la función derivada de otra, con lo que el teorema
del valor intermedio para las derivadas es más general que el teorema del valor
intermedio para funciones continuas.
El apartado vii) es el teorema de la función inversa. Suele ser más útil en la
práctica que la proposición 4.2.4. Obsérvese que las hipótesis se han simplificado
218
Tema 4. Derivación

considerablemente. En cualquier caso, como hemos visto, la citada proposición


desempeña un importante papel en la demostración de este último apartado.
Concretamente, ha garantizado la derivabilidad de la inversa y nos ha propor-
cionado el valor de la derivada en cada punto de la imagen de f.
Notemos, finalmente, que si I = [a, b] (con a < b) y se supone que f es continua
en [a, b] y derivable en ]a, b[ , los cinco primeros apartados del corolario anterior
se siguen verificando, aunque las condiciones que afectan a las derivadas han de
hacer referencia necesariamente al intervalo abierto ]a, b[.
En concreto, bajo las condiciones que acabamos de precisar, se cumplen las siguientes afirmaciones:

i) f es creciente (en [a, b]) si, y solo si, f 0 (x) ≥ 0 para todo x ∈ ]a, b[ .
ii) f es decreciente si, y solo si, f 0 (x) ≤ 0 para todo x ∈ ]a, b[ .
iii) f es constante si, y solo si, f 0 (x) = 0 para todo x ∈ ]a, b[ .
iv) Si f 0 (x) > 0 para todo x ∈ ]a, b[ la función f es estrictamente creciente.
v) Si f 0 (x) < 0 para todo x ∈ ]a, b[ la función f es estrictamente decreciente.
La demostración puede hacerse con pequeños retoques sobre el resultado ya probado. También es
posible una prueba inmediata encadenando los apartados que correspondan del corolario anterior
con el ejercicio 3.7.7.

4.4 Funciones trigonométricas

En este apartado completaremos el estudio de las funciones coseno y seno que


iniciamos en el tema anterior e introduciremos el resto de las funciones trigono-
métricas resaltando, al mismo tiempo, sus propiedades fundamentales.
Comenzaremos definiendo un número real muy P vinculado a las funciones que
nos ocupan. Para ello, observemos que si n≥0 Pzn es una serie
P de números
complejos que converge absolutamente, las series n≥0 z2n y n≥0 z2n+1 son
convergentes y se cumple la siguiente igualdad:
X∞ X∞ X∞
zn = z2n + z2n+1 .
n=0 n=0 n=0
Así pues, dado x ∈ R,


X (ix)n
exp(ix) =
n=0
n!
∞ ∞
X (ix)2n X (ix)2n+1
= +
n=0
(2n)! n=0
(2n + 1)!
∞ 2n 2n ∞ 2n+1 2n+1
X i x X i x
= +
n=0
(2n)! n=0
(2n + 1)!
∞ ∞
X (−1)n x2n X (−1)n x2n+1
= +i ,
n=0
(2n)! n=0
(2n + 1)!

y, en consecuencia,
219
4.4. Funciones trigonométricas


X (−1)n x2n
cos x = Re(exp(ix)) = y
n=0
(2n)!

X (−1)n x2n+1
sen x = Im(exp(ix)) = .
n=0
(2n + 1)!
P∞ (−1)n 22n
En particular, cos 2 = n=0 (2n)! . Si, para cada natural n, notamos
n
(−1)k 22k
X
sn = (2k)! ,
k=0
es claro que sn → cos 2. Además, se prueba fácilmente por inducción que
s2n ≤ − 13 para todo n ∈ N.
De ello se deduce que cos 2 ≤ − 13 . Por otra parte, cos 0 = 1 y, dado que la función
coseno es continua en R, el teorema de Bolzano aplicado a su restricción al
intervalo [0, 2] garantiza la existencia de un punto x0 ∈ ]0, 2[ tal que cos x0 = 0.
En particular, el conjunto {x ∈ R+ : cos x = 0} es no vacío (y por supuesto
minorado). Cabe, en consecuencia, definir el número π del siguiente modo:
π = 2 ı́nf {x ∈ R+ : cos x = 0}.
Así pues, π2 = ı́nf {x ∈ R+ : cos x = 0} y es por tanto claro que π2 ≥ 0.
La continuidad de la función coseno garantiza además que cos π2 = 0 y, dado
que cos 0 = 1, podemos concluir que π2 > 0 (luego  π > 0). Supongamos, para
llegar a una contradicción, que existe x ∈ 0, π2 tal que cos x < 0. Entonces,
de acuerdo con el teorema de Bolzano, aplicado a la restricción de la función
coseno al intervalo [0, x] , existe y0 ∈ ]0, x[ tal que cos y0 = 0. Esto último no es
posible dado que π2 = ı́nf {x ∈ R +
 π: cos
 x = 0}. Por esta misma razón tampoco
puede ser cos x = 0 (para x ∈ 0, 2 ) y, en consecuencia, cos x > 0 para todo
x ∈ 0, π2 . Teniendo en cuenta que cos 0 = 1 y cos(−x)  =π cos  x para todo
π
x ∈ R, es de hecho evidente que cos x > 0 para todo x ∈ − 2 2 . Por tanto,
,
0
 π π
sen x > 0 para todo x ∈ − 2 , 2 ypodemos  afirmar que la función seno es
estrictamente creciente en el intervalo − π2 , π2 . En particular, sen(− π2 ) < sen π2
y como sen2 (− π2 ) = sen2 π2 = 1 − cos2 π2 = 1, obtenemos que sen(− π2 ) = −1 y
sen π2 = 1. Así, haciendo uso de las fórmulas de adición,
cos(x + π2 ) = − sen x, sen(x + π2 ) = cos x, para todo x ∈ R.
Consideremos ahora x, y ∈ [0, π], con x < y. Entonces x − π2 , y − π2 ∈ [− π2 , π2 ] y,
por lo ya probado, sen(x− π2 ) < sen(y − π2 ), esto es, − sen(y − π2 ) < − sen(x− π2 ).
Por tanto, cos y < cos x y la restricción de la función coseno al intervalo [0, π]
es estrictamente decreciente. Además, sabemos que cos 0 = 1 y cos π2 = 0.
Por otra parte, cos π = cos( π2 + π2 ) = − sen π2 = −1. Teniendo en cuenta que
la función coseno es par se comprueba inmediatamente que su restricción al
intervalo [−π, 0] es estrictamente creciente. Merece la pena señalar además que
cos(−π) = −1, cos(− π2 ) = 0 y cos 0 = 1. Si x es un número real arbitrario, los
hechos ya probados ponen de manifiesto que
π π
cos(x + π) = cos(x + 2 + 2 ) = − sen(x + π2 ) = − cos x y
π
sen(x + π) = cos(x + 2 ) = − sen x .
220
Tema 4. Derivación

Luego,
cos(x + 2π) = cos x y sen(x + 2π) = sen x ,
es decir, las funciones coseno y seno son periódicas de periodo 2π. A partir de
ello es rutinario probar que cualquier múltiplo de 2π es también un periodo de
ambas funciones. Así pues, dados x ∈ R y k ∈ Z,
cos(x + 2kπ) = cos x y sen(x + 2kπ) = sen x.
Para estudiar el comportamiento de la función seno en el intervalo −π, − π2 ,
 

fijemos dos puntos x e y en tal intervalo tales que x < y. Entonces x + π e y + π


son elementos de 0, π2 y, por tanto, sen(x + π) < sen(y + π); equivalentemente,
sen y< sen xy hemos probado que la restricción de la función seno al inter-
valo −π, − π2 es estrictamente decreciente. Evidentemente, sen(−π) = 0 (pues
cos(−π) = −1) y sen(− π2 ) = −1. De forma análoga, dados x, y ∈ π2 , π con


x < y, es claro que −x, −y ∈ −π, − π2 . Puesto que −y < −x, lo ya demostrado
garantiza que sen(−x) < sen(−y). Por tanto, sen y < sen x y la restricción de la
función seno al intervalo π2 , π es también estrictamente decreciente. Además,
como sabemos, sen π2 = 1 y sen π = 0.
Suele ser útil conocer algunos valores adicionales de las funciones coseno y seno.
Con tal propósito, observemos que
0 = cos π2
= cos( 2π π
6 + 6)
= cos 2π π 2π π
6 cos 6 − sen 6 sen 6
= cos3 π
6 − sen2 π π 2 π
6 cos 6 − 2 sen 6 cos π6
= cos3 π6 − 3 sen2 π6 cos π6 .
Teniendo en cuenta que cos π6 > 0, de lo anterior se deduce que
cos2 π6 = 3 sen2 π
6 = 3 − 3 cos2 π
6 .

Luego, cos2 π6 = 34 y así cos π6 = 23 . Como evidentemente sen π6 > 0, es claro
que sen π6 = 1 − cos2 π6 = 12 . Por tanto,
p

cos π3 = cos( π6 + π6 ) = cos2 π 2 π 1 π π
6 − sen 6 = 2 y sen 3 = 2 sen 6 cos 6
π
= 2
3
.
π
Finalmente, 0 = cos 2 = cos2 π4 − sen2 π4 = 2 cos2 π4 − 1, de donde,
√ √
cos π4 = 22 y, en consecuencia, sen π4 = 22 .
Vimos en el tema anterior que, cualquiera que sea x ∈ R, el número complejo
exp(ix) tiene módulo uno. Geométricamente, esto significa que exp(ix) pertene-
ce a la circunferencia de centro cero y radio uno. Es lógico preguntarse si para
cada punto de tal circunferencia es posible encontrar un número real x de tal
forma que dicho punto sea precisamente exp(ix). En vista de la definición de
las funciones coseno y seno, nuestra cuestión equivale a preguntar si dados dos
números reales a y b tales que a2 + b2 = 1, existe un número real x tal que
cos x = a y sen x = b. Comprobaremos enseguida que la respuesta es afirmativa.
Puesto que evidentemente −1 ≤ a ≤ 1 y la restricción de la función coseno al
intervalo [0, π] es una biyección estrictamente decreciente del intervalo [0, π] en
el intervalo [−1, 1] , existe un único θ ∈ [0, π] tal que cos θ = a. Si b ≥ 0 sea
x = θ, y si b < 0 (lo que implica que |a| < 1 y por tanto 0 < θ < π) sea x = −θ.
En cualquier caso, x ∈ ]−π, π] , cos x = a y sen2 x = 1 − cos2 x = 1 − a2 = b2 , de
221
4.4. Funciones trigonométricas

donde, sen x = b. Obsérvese que x es el único elemento del intervalo ]−π, π] que
verifica las condiciones cos x = a y sen x = b, pues, si b ≥ 0, x ha de pertenecer
necesariamente al intervalo [0, π] para que se tenga sen x ≥ 0 y, en tal caso, la
única elección posible es x = θ. Si b < 0, entonces x ha de pertenecer al intervalo
]−π, 0[ . En este caso la única alternativa posible es x = −θ (debido al carácter
inyectivo de la restricción de la función coseno a tal intervalo).
De acuerdo con lo probado en el párrafo precedente la aplicación x 7→ exp(ix)
es una biyección del intervalo ]−π, π] en el conjunto {z ∈ C : |z| = 1} (la
circunferencia de centro el origen y radio uno). A continuación veremos que
si x e y son números reales (no necesariamente del intervalo indicado) tales
que exp(ix) = exp(iy), entonces x e y se diferencian en un múltiplo de 2π.
Ambos hechos (el que ya hemos demostrado y el que estamos planteando) son
muy intuitivos geométricamente. Nótese que la condición exp(ix) = exp(iy) es
equivalente al sistema de ecuaciones cos x = cos y , sen x = sen y .
Consideremos, por tanto, dos números reales x e y que satisfagan las condiciones
cos x = cos y , sen x = sen y . Evidentemente existe un (único) entero k tal que
k < x−y+π
2π ≤ k + 1. Es claro entonces que 2kπ < x − y + π ≤ 2kπ + 2π y, en
consecuencia, 0 < x − y + π − 2kπ ≤ 2π, de donde, −π < x − y − 2kπ ≤ π.
Puesto que cos(x − y − 2kπ) = cos(x − y) = cos2 x + sen2 x = 1, necesariamente
x − y − 2kπ = 0 (nótese que 0 es el único punto del intervalo ]−π, π] en el que
la función coseno alcanza el valor 1). Luego x − y = 2kπ.
Determinaremos ahora los números reales en los que se anulan las funciones
coseno y seno. Es inmediato que sen(kπ) = 0 para todo k ∈ Z. Por otra parte, si
x ∈ R y sen x = 0, entonces |cos x| = 1. Si cos x = 1, es obvio que cos x = cos 0
y sen x = sen 0. Luego, de acuerdo con lo probado en el párrafo anterior, existe
k ∈ Z tal que x = 2kπ. Si cos x = −1, entonces
cos x = cos π = −1 y sen x = sen π = 0.
Tales igualdades implican la existencia de un entero k tal que x − π = 2kπ, esto
es, x = (2k + 1)π. Se prueba así que
{x ∈ R : sen x = 0} = {kπ : k ∈ Z} .
Por otra parte, cualquiera que sea k ∈ Z, cos( π2 + kπ) = − sen(kπ) = 0. Y si
x es un número real tal que cos x = 0, entonces sen(x − π2 ) = − cos x = 0. Por
tanto, existe k ∈ Z tal que x − π2 = kπ, es decir, x = π2 + kπ. Así pues,
{x ∈ R : cos x = 0} = { π2 + kπ : k ∈ Z} .
Resumimos la información que hemos obtenido de las funciones coseno y seno
en el siguiente enunciado:

Teorema 4.4.1.

i) La restricción de la función seno al intervalo − π2 , π2 es una bi-


 

yección estrictamente creciente de dicho intervalo en [−1, 1] con


sen(− π2 ) = −1, sen 0 = 0 y sen π2 = 1.
222
Tema 4. Derivación

ii) Dados x ∈ R y k ∈ Z se verifica que


cos(x + π2 ) = − sen x sen(x + π2 ) = cos x
cos(x + π) = − cos x sen(x + π) = − sen x
cos(x + 2π) = cos x sen(x + 2π) = sen x
cos(x + 2kπ) = cos x sen(x + 2kπ) = sen x
iii) La restricción de la función coseno al intervalo [0, π] es una biyección
estrictamente decreciente de dicho intervalo en [−1, 1] . Se tiene que
cos 0 = 1, cos π2 = 0 y cos π = −1.
iv) La restricción de la función coseno al intervalo [−π, 0] es una bi-
yección estrictamente creciente de dicho intervalo en [−1, 1] . Cabe
resaltar que cos(−π) = −1, cos(− π2 ) = 0 y cos 0 = 1.
v) La restricción
  de  la función seno a cada uno de los intervalos
−π, − π2 y π2 , π es estrictamente decreciente con sen(−π) = 0,
sen(− π2 ) = −1, sen π2 = 1 y sen π = 0.
vi) Se verifica que
√ √
3 2
cos π6 = 2 , cos π4 = 2 , cos π3 = 1
2√,

2 3
sen π6 = 1
2 , sen π4 = 2 , sen π3 = 2 .
2 2
vii) Dados dos números reales a y b tales que a + b = 1, existe un
único número real x ∈ ]−π, π] tal que cos x = a y sen x = b.
viii) Si x e y son números reales y cos x = cos y, sen x = sen y, existe un
entero k tal que x − y = 2kπ.
ix) Se verifica que
{x ∈ R : sen x = 0} = {kπ : k ∈ Z}
{x ∈ R : cos x = 0} = { π2 + kπ : k ∈ Z} .

Por ser periódicas y no constantes, las funciones coseno y seno carecen de límite y
tampoco divergen en +∞ ni en −∞. En efecto, las sucesiones {2nπ} y { π2 +2nπ}
divergen positivamente y es claro que {cos(2nπ)} = {1}, {cos( π2 + 2nπ)} = {0},
{sen(2nπ)} = {0} y {sen( π2 + 2nπ)} = {1}. En particular,
cos(2nπ) → 1 , cos( π2 + 2nπ) → 0
sen(2nπ) → 0 , sen( π2 + 2nπ) → 1 .
Observemos también que la función f : R → R definida por
x sen( x1 ) si x ∈ R∗
 2
f (x) =
0 si x = 0
es derivable en R con
f 0 (x) = 2x sen( x1 ) − cos( x1 ) para todo x ∈ R∗ , f 0 (0) = 0.
1
Puesto que la sucesión { 2nπ } converge a cero y {f 0 ( 2nπ
1
)} no converge a f 0 (0),†
0
la función f no es continua el el punto cero. Obtenemos así un ejemplo de
una función f, derivable en un intervalo, cuya derivada, f 0 , no es una función
continua.
A continuación presentaremos una nueva función aprovechando el apartado final
† De 1 1
hecho, {f 0 ( 2nπ )} = {−1} y, en consecuencia, f 0 ( 2nπ ) → −1.
223
4.4. Funciones trigonométricas

del teorema anterior.

Definición 4.4.2.
La aplicación tg : R\{ π2 + kπ : k ∈ Z} dada por
sen x
tg x = cos x , para todo x ∈ R\{ π2 + kπ : k ∈ Z} ,
recibe el nombre de función tangente.

Sus propiedades fundamentales son consecuencia inmediata de los hechos ya


estudiados acerca de las funciones coseno y seno. Las recogemos en el siguiente
enunciado.

Corolario 4.4.3.
La función tangente es derivable en R\{ π2 + kπ : k ∈ Z} con
tg0 x = 1
cos2 x = 1 + tg2 x para todo x ∈ R\{ π2 + kπ : k ∈ Z} .
π
Además, tg(x + π) = tg x para
π π
 todo x ∈ R\{ 2 + kπ : k ∈ Z} y su
restricción al intervalo − 2 , 2 es una biyección estrictamente creciente
de dicho intervalo en R. Finalmente, la función tangente diverge negati-
vamente por la derecha en − π2 , tg 0 = 0 y diverge positivamente por la
izquierda en π2 .

Puesto que
 las restricciones  de las funciones seno, coseno y tangente a los in-
tervalos − π2 , π2 , [0, π] y − π2 , π2 , respectivamente, son inyectivas, podemos


considerar sus funciones inversas:

Definición 4.4.4.
Llamamos función arco-seno y denotamos  por arc sen a la inversa de la
restricción de la función seno al intervalo − π2 ,π2 . Por tanto, la función
arco-seno es la biyección del intervalo [−1, 1] en − π2 , π2 determinada por
la condición arc sen(sen x) = x para todo x ∈ − π2 , π2 . En consecuencia,
también satisface la condición sen(arc sen x) = x para todo x ∈ [−1, 1] .
Llamamos función arco-coseno y denotamos por arc cos a la inversa de
la restricción de la función coseno al intervalo [0, π] . Por tanto, la función
arco-coseno es la biyección del intervalo [−1, 1] en [0, π] determinada por
la condición arc cos(cos x) = x para todo x ∈ [0, π] . Como consecuencia,
cos(arc cos x) = x para todo x ∈ [−1, 1] .
Finalmente, denominamos función arco-tangente y denotamos por
arctg a la inversa de la restricción de la función tangente al interva-
lo − π2 , π2 . Por tanto, la función arco-tangente es la biyección de R
en − π2 , π2  determinada por la condición arc tg(tg x) = x para todo
x ∈ − π2 , π2 . En consecuencia, tg(arc tg x) = x para todo x ∈ R.

Puesto que la restricción de la función seno al intervalo − π2 , π2 es estrictamente


 

creciente, la función arco-seno es estrictamente creciente y continua en [−1, 1] .


Es claro que arc sen(−1) = − π2 , arc sen 0 = 0 y arc sen 1 = π2 . Además, dado
224
Tema 4. Derivación

x ∈ − π2 , π2 , sabemos que sen0 x = cos x > 0. Por tanto, la función arco-seno


 

es derivable en el punto sen x, que pertenece al intervalo ]−1, 1[ , con


1 1
arc sen0 (sen x) = =√ .
cos x 1 − sen2 x
Dado x ∈ ]−1, 1[ podemos aplicar lo anterior al punto arc sen x, que claramen-
te pertenece al intervalo − π2 , π2 , para obtener que la función arco-seno es
derivable en el punto x con
1
arc sen0 x = √ .
1 − x2
Puesto que sen0 π2 = cos π2 = 0 y sen0 (− π2 ) = cos(− π2 ) = 0, la función arco-seno
no es derivable en el punto 1 = sen π2 , ni en el punto −1 = sen(− π2 ) (recuérdense
los comentarios previos a la proposición 4.2.4).
La función arco-coseno puede estudiarse de forma análoga. No obstante, si se
observa que arc cos x = π2 −arc sen x para todo x ∈ [−1, 1], las propiedades de la
función arco-coseno, que enunciaremos después, se deducen inmediatamente de
las ya obtenidas para la función arco-seno. Con objeto de comprobar la igualdad
citada, fijemos un punto x ∈ [−1, 1]. Evidentemente, los números reales arc cos x
y π2 − arc sen x pertenecen al intervalo [0, π] . Por otra parte,
cos(arc cos x) = x = sen(arc sen x) = cos( π2 − arc sen x).
Así pues, teniendo en cuenta que la restricción de la función coseno al intervalo
[0, π] es inyectiva, concluimos que arc cos x = π2 − arc sen x.
La restricción de la función tangente al intervalo − π2 , π2 es derivable con deri-
 

vada distinta de cero en todo punto y es una biyección de dicho intervalo en R.


El teorema de la función inversa garantiza entonces que la función arco-tangente
es derivable en R y que, cualquiera que sea x ∈ − π2 , π2 ,
1 1
arc tg0 (tg x) = 0 = .
tg x 1 + tg2 x
Si y es un número real arbitrario, existe un (único) x ∈ − π2 , π2 tal que tg x = y.
 

De acuerdo con lo anterior (la función arco-tangente es derivable en y con)


arc tg0 (y) = 1+y
1
2.

Por ser la inversa de una función estrictamente creciente o, si se prefiere, por


tener derivada positiva en todo punto, la función arco-tangente es estrictamente
creciente y, como ya se ha señalado, su imagen es el intervalo − π2 , π2 . Es-


tos hechos permiten deducir inmediatamente que lı́mx→−∞ arc tg x = − π2 y


lı́mx→+∞ arc tg x = π2 . Es obvio por otra parte que arc tg 0 = 0.
Llegamos de este modo al siguiente resultado:

Corolario 4.4.5.

i) La función arco-seno es  una biyección continua y estrictamente


creciente de [−1, 1] en − π2 , π2 . Se tiene que arc sen(−1) = − π2 ,


arc sen 0 = 0 y arc sen 1 = π2 . Además, es derivable en ]−1, 1[ con


arc sen0 x = √1−x
1
2
para todo x ∈ ]−1, 1[ . No es derivable en el
punto −1 ni en el punto 1.
ii) La función arco-coseno es una biyección continua y estrictamen-
225
4.4. Funciones trigonométricas

te decreciente de [−1, 1] en [0, π] . Se tiene que arc cos(−1) = π ,


arc cos 0 = π2 y arc cos 1 = 0 . Además, es derivable en ]−1, 1[ con
−1
arc cos0 x = √1−x 2
para todo x ∈ ]−1, 1[ . No es derivable en el
punto −1 ni en el punto 1.
iii) La función arco-tangente  es una biyección derivable y estricta-
mente creciente de R en − π2 , π2 con arc tg0 x = 1+x 1
2 para to-
π
do x ∈ R. Finalmente, lı́mx→−∞ arc tg x = − 2 , arc tg 0 = 0 y
lı́mx→+∞ arc tg x = π2 .

Con el auxilio de las funciones trigonométricas obtendremos ahora alguna infor-


mación adicional sobre los números complejos. Sea z ∈ C con z 6= 0 y conside-
remos los números reales a = Re(z) Im(z) 2 2
|z| y b = |z| . Puesto que a + b = 1, existe
un único número real θ ∈ ]−π, π] tal que cos θ = a y sen θ = b (apartado vii) del
teorema 4.4.1). Es claro que
z = Re(z) + i Im(z) = |z| a + i |z| b = |z| (cos θ + i sen θ).
El número real θ recibe el nombre de argumento principal de z y se denota
por arg(z). De forma más general, un número real θ (no necesariamente del
intervalo ]−π, π]) para el que se cumpla la igualdad z = |z| (cos θ + i sen θ)
recibe el nombre de argumento de z. El argumento principal de z es, por tanto,
el único argumento de z que pertenece al intervalo ]−π, π] . La periodicidad de
las funciones coseno y seno pone de manifiesto que el número real arg(z)+2kπ es
también un argumento de z, cualquiera que sea k ∈ Z. De hecho, todo argumento
de z es de la forma anterior, como se deduce del apartado viii) del teorema citado.

Im(z) z
|z|

θ
Re(z) x

Este tipo de representaciones del complejo z (conocidas como formas trigo-


nométricas) son de gran utilidad. Veamos, por ejemplo, lo fácil que resulta la
determinación de las potencias enteras de z.

Proposición 4.4.6.
Fórmula de De Moivre. Sea z un complejo no nulo, θ un argumento
de z y k un número entero. Entonces,
k
z k = |z| (cos(kθ) + i sen(kθ)).

La comprobación es inmediata haciendo uso de las propiedades algebraicas de


la función exponencial compleja (recordemos que, de acuerdo con la definición
de las funciones coseno y seno† , exp(ix) = cos x + i sen x para todo x ∈ R). En
† Al igual que en el caso real, se suele definir ez := exp(z) para todo z ∈ C. De este modo,

eiπ = exp(iπ) = cos π + i sen π = −1. Luego, eiπ + 1 = 0. Una fórmula que relaciona los cinco
números más importantes.
226
Tema 4. Derivación

primer lugar se comprueba por inducción que, cualesquiera que sean w ∈ C y


n
n ∈ N, (exp(w)) = exp(nw). Esta igualdad es trivialmente cierta si cambiamos
n por cero y, nuevamente para n ∈ N,
−n 1 1
(exp(w)) = (exp(w))n = exp(nw) = exp(−nw).
k
Por tanto, (exp(w)) = exp(kw) para todo k ∈ Z. Luego, teniendo en cuenta
que por hipótesis z = |z| (cos θ + i sen θ) = |z| exp(iθ), se concluye que
k k k k
z k = |z| (exp(iθ)) = |z| exp(ikθ) = |z| (cos(kθ) + i sen(kθ)).

Sea, por ejemplo, z = 23 + 2i . Evidentemente |z| = 1 y π6 es un argumento (el
principal) de z. En consecuencia, z 6 = cos(6 π6 ) + i sen(6 π6 ) = −1.
Por otra parte, dado un complejo no nulo w y un natural n, es sencillo demostrar
que existen exactamente n complejos z0 , z1 , ..., zn−1 tales que zkn = w para todo
k ∈ {0, 1, ..., n − 1} (cada complejo distinto de cero posee n raíces n-ésimas).
Además, si α es un argumento de w, tales raíces pueden expresarse en la forma
p
zk = n |w|(cos( α+2kπ
n ) + i sen( α+2kπ
n ))
pn α+2kπ
= |w| exp(i n ) para todo k ∈ {0, 1, ..., n − 1}.
Es inmediato, a partir de lo anterior, que las raíces n-ésimas de un complejo no
nulo ocupan los vértices de un polígono regular de n lados.
y

i•

• •
−1 1 x

−i •

A modo de ejemplo, determinemos las raíces cuartas de 1. Puesto que su módulo


es 1 y su argumento (principal) es 0, las raíces cuartas de 1 vienen dadas por
zk = cos( 2kπ 2kπ
4 ) + i sen( 4 ) para todo k ∈ {0, 1, 2, 3}. Así pues,
z0 = 1, z1 = i, z2 = −1 y z3 = −i.

4.5 Reglas de L’Hôpital


Presentamos en esta sección una herramienta muy útil para el cálculo de límites
de cocientes de funciones. Está diseñada para enfrentarse a las indeterminaciones
de la forma 00 e ∞
∞ . Puesto que otras muchas indeterminaciones, como las del tipo
∞−∞, 0 ∞, 1∞ , 00 e ∞0 , pueden transformarse razonablemente en alguna de las
dos primeras, las reglas de L’Hôpital serán aplicables a todas ellas en situaciones
muy diversas. Pueden emplearse también para el estudio de la convergencia o
divergencia de sucesiones pues, como sabemos, el límite y la divergencia de una
función en un punto, en +∞ o en −∞, admiten formulaciones secuenciales.
Englobaremos todas las reglas en un único enunciado haciendo uso de la ca-
racterización del límite y la divergencia funcional que obtuvimos en el ejercicio
3.7.5.
227
4.5. Reglas de L’Hôpital

Teorema 4.5.1.
Sea I un intervalo de R no reducido a un punto, α un punto de acumu-
lación en R de I y f, g : I \{α} → R funciones derivables en I \{α}, con
g(x)g 0 (x) 6= 0 para todo x ∈ I \{α}, de modo que se cumpla una de las
dos condiciones siguientes:
a) lı́mx→α f (x) = lı́mx→α g(x) = 0 o
b) |g(x)| → +∞ (x → α).
f 0 (x)
Supongamos además que existe L ∈ R tal que g 0 (x) → L (x → α).
f (x)
Entonces, g(x) → L (x → α).

Demostración. Sea {xn } una sucesión estrictamente monótona de elementos


de I tal que xn → α. Si {xn } es estrictamente creciente, entonces xn < α para
todo n ∈ N y, en particular, el conjunto I1 = {x ∈ I : x < α} es no vacío. Es
claro, de hecho, que I1 es (en tal caso) un intervalo no reducido a un punto.
Evidentemente, g 0 (x) 6= 0 para todo x ∈ I1 y, de acuerdo con el apartado vii)
del corolario 4.3.6, la restricción de g al intervalo I1 es estrictamente monótona.
Como xn ∈ I1 para todo n ∈ N y {xn } es estrictamente monótona (estricta-
mente creciente bajo las condiciones actuales), la sucesión {g(xn )} es también
estrictamente monótona. Obsérvese por tanto que las sucesiones {f (xn )} y
{g(xn )} satisfacen las hipótesis de la proposición 2.2.20 (claramente cumplen
la condición a) o la condición b) de la misma, según que f y g verifiquen la
condición a) o la condición b) del presente teorema).
Dado n ∈ N, podemos aplicar el teorema del valor medio generalizado a las
restricciones de f y g al intervalo [xn , xn+1 ] para obtener un punto cn en el
intervalo ]xn , xn+1 [ tal que
(f (xn+1 ) − f (xn ))g 0 (cn ) = (g(xn+1 ) − g(xn ))f 0 (cn ). (4.1)
Es obvio que {cn } es una sucesión de elementos de I1 y, por tanto, de I \{α}
que tiende a α (aplíquese, por ejemplo, el tercer apartado de la proposición
2.2.1, si α es un número real, o los apartados iv) y v) de la proposición 2.2.6
0
si α = +∞ o α = −∞). Como, por hipótesis, fg0 (x) (x)
→ L (x → α), deducimos
f 0 (cn )
de lo anterior que g 0 (cn ) → L. Además, en virtud de (4.1),
f (xn+1 )−f (xn ) f 0 (cn )
g(xn+1 )−g(xn ) = g 0 (cn ) para todo n ∈ N

y, por tanto, fg(x


(xn+1 )−f (xn )
n+1 )−g(xn )
→ L. Los criterios de Stolz (proposición 2.2.20)
permiten concluir que fg(x (xn )
→ L.
n)
Si {xn } es estrictamente decreciente se razona de forma análoga, cambiando
I1 por el intervalo I2 = {x ∈ I : x > α} , para obtener igualmente que fg(x (xn )
n)
tiende a L.
La equivalencia entre las afirmaciones i) y iii) del ejercicio 3.7.5 nos permite
afirmar finalmente que fg(x)
(x)
→ L (x → α). 

La hipótesis g(x) 6= 0 para todo x ∈ I \{α} es, según los casos, muy poco o nada
restrictiva. De hecho, bajo la condición a), se cumple automáticamente (supo-
niendo, claro está, que g es derivable con derivada no nula en todo punto de
228
Tema 4. Derivación

I \{α}) y, en el caso b), se verifica en todo punto de I \{α}, salvo a lo sumo en


dos puntos de tal conjunto (piénsese que I \{α} es un intervalo o la unión de dos
intervalos disjuntos y que, en cualquiera de ellos, la función g es estrictamente
monótona). El enunciado que hemos dado al teorema anterior es por tanto re-
dundante en el sentido indicado pero, a cambio, su formulación es muy sencilla,
pues la hipótesis citada es la condición natural para considerar la función fg .
Precisamente por esto, las aplicaciones prácticas del resultado anterior suelen
plantearse en presencia de dicha condición y, salvo casos excepcionales, ni si-
quiera tendremos que reducir el problema a la situación exacta que se contempla
en el teorema, lo que, si fuese necesario, se llevaría a cabo fácilmente.

Ejemplos 4.5.2.

i) Como primera aplicación del teorema precedente estudiaremos el


comportamiento en el punto cero de la función h : R\{0} → R dada
por
x
−cos x
h(x) = earc tg x para todo x ∈ R\{0}.

Sean f, g : R\{0} → R las funciones que actúan como numerador y


denominador en la definición de h :
f (x) = ex − cos x, g(x) = arc tg x, para todo x ∈ R\{0}.
Ambas son derivables en R\{0} (pues de hecho son restricciones a
tal conjunto de funciones derivables en R) y g(x)g 0 (x) = arc tg x
x2 +1 6= 0
para todo x ∈ R\{0}. Además, lı́mx→0 f (x) = lı́mx→0 g(x) = 0 y
f 0 (x)
lı́m 0 = lı́m (ex + sen x)(x2 + 1) = 1.
x→0 g (x) x→0
Teniendo en cuenta el caso a) del teorema anterior,
f (x) f 0 (x)
lı́m h(x) = lı́m = lı́m 0 = 1.
x→0 x→0 g(x) x→0 g (x)
ii) En la literatura matemática abundan las referencias a todo tipo de
funciones sin mención explícita del conjunto en el que están defini-
das. Las ventajas de esta conducta se manifiestan en la comodidad
y agilidad del lenguaje, sin más inconveniente que una insignifi-
cante falta de precisión que será suplida fácilmente por la pericia
del lector. Para ilustrar el comentario, estudiemos la existencia y
determinemos, en su caso, el siguiente límite:
lı́mπ π2 − x tg x .

x→ 2

Lo que acabamos de plantearnos, expresado con mayor lujo de de-


π
 en el punto 2 de la función
talles, es el análisis del comportamiento
π
h : A → R dada por h(x) = 2 − x tg x para todo x ∈ A (donde
A = R\{ π2 + kπ : k ∈ Z}). Como puede apreciarse, la función h está
afectada en el punto considerado por una indeterminación del tipo
0 ∞. Si expresamos h en la forma
tg x
h(x) = 1/(π/2−x) para todo x ∈ A,

la indeterminación pasa a ser del tipo ∞ y, aunque formalmente
no nos encontramos en la situación del teorema 4.5.1 (pues A no
es exactamente un conjunto del tipo I\{ π2 }, para ningún interva-
229
4.5. Reglas de L’Hôpital

lo I), el carácter local del límite permite restringir h al conjunto


]0, π[ \{ π2 }, por ejemplo, sin que se vea alterada la existencia ni
el valor, en su caso, del límite en el punto π2 (nótese que ]0, π[ es
un entorno de π2 ). Una vez efectuada la restricción de h, nos ha-
llamos en las condiciones de las reglas de L’Hôpital, caso b). Si
f, g : ]0, π[ \{ π2 } → R son las funciones dadas por f (x) = tg x,
1
g(x) = π −x , para todo x ∈ ]0, π[ \{ π2 }, es claro que
2
2
f 0 (x) 1/ cos2 x ( π2 −x) π
g 0 (x) = 1/(π/2−x)2 = cos2 x para todo x ∈ ]0, π[ \ 2 .
Como puede apreciarse, la indeterminación persiste, pero ahora es
del tipo 00 . Afortunadamente, las funciones que hacen de numerador
y denominador en este momento cumplen también las condiciones
de las reglas de L’Hôpital, caso a), y el cociente de sus derivadas
viene dado por
2 −x)
−2( π 2x−π

−2 cos x sen x = − sen(2x) para todo x ∈ ]0, π[ \ 2 .

Puesto que volvemos a encontrar la indeterminación 00 en el punto π2


y las funciones recién obtenidas satisfacen las condiciones exigidas
por las reglas de L’Hôpital, caso a), consideramos una vez más el
2 1
cociente de derivadas correspondiente, −2 cos(2x) = − cos(2x) . Así
pues, aplicando de forma reiterada las reglas de L’Hôpital (tres veces
en total) obtenemos que
tg x
lı́mπ π2 − x tg x = lı́mπ 1/(π/2−x)

x→ 2 x→ 2
2
( π2 −x)
= lı́mπ cos2 x
x→ 2
2x−π
= lı́mπ
x→ 2 − sen(2x)
−1
= lı́mπ
x→ 2 cos(2x)

= 1.
En la práctica se suelen omitir los comentarios que hemos ido ha-
ciendo en el transcurso de este ejemplo y se indica, a lo sumo, el
uso de las reglas de L’Hôpital. De hecho, una cadena de igualdades
como la expuesta al final constituye una respuesta válida para el
problema inicialmente planteado. No es necesario precisar, de ma-
nera explícita, el conjunto de definición de la función estudiada ni
el uso, en su caso, del carácter local del límite.
iii) Comparación de infinitos. Sea b un número real positivo y con-
sideremos las funciones f, g : R+ → R definidas por f (x) = ln x,
g(x) = xb , para todo x ∈ R+ . Obviamente se cumplen las condicio-
nes del teorema 4.5.1, caso a), con α = +∞ y además
f 0 (x) 1
lı́m
0 = lı́m b = 0.
x→+∞ g (x) x→+∞ bx
230
Tema 4. Derivación

f (x)
Por tanto, lı́mx→+∞ g(x) = 0, es decir,

lı́m lnbx = 0 (b > 0). (4.2)


x→+∞ x

Fijemos ahora un número real a > 1. De lo anterior se sigue que


xb ln x
x −ln a)
lı́m
ax = lı́m eb ln x−x ln a = lı́m ex(b = 0.
x→+∞ x→+∞ x→+∞

Por otra parte,


x
lı́m ax = 0,
x→+∞ x

como se deduce directamente del comportamiento de la función lo-


garitmo neperiano en +∞ y de la función exponencial en −∞.
iv) Sea h : R+ → R la función definida por h(x) = xx para todo x ∈ R+
y estudiemos la existencia de límite en el punto cero. Obsérvese que
nos encontramos ante una indeterminación del tipo 00 . Dado que
h(x) = ex ln x , para todo x ∈ R+ , todo se reduce a estudiar el límite
en cero de la función que aparece como exponente y que obviamente
se ve afectada por la indeterminación 0 ∞. Equivalentemente, hemos
de analizar el comportamiento en cero de la función fg , donde f es
la función logaritmo neperiano y g, de R+ en R, la función definida
por g(x) = x1 , para todo x ∈ R+ , con lo que la indeterminación a
resolver es ahora del tipo ∞∞ . De acuerdo con las reglas de L’Hôpital
f (x) f 0 (x)
lı́m = lı́m 0 = lı́m (−x) = 0,
x→0 g(x) x→0 g (x) x→0
lo que unido a la continuidad de la función exponencial en el punto
cero nos da finalmente que lı́mx→0 h(x) = e0 = 1.
v) Sea ahora h : R∗ → R la función dada por h(x) = sen x
|x| para todo
∗ + +
x ∈ R . Si f, g : R → R denotan la restricción a R de la función
seno y de la identidad en R, respectivamente, podemos aplicar la
regla correspondiente al caso a), cuyas hipótesis se cumplen con
I = R+ y α = 0, para obtener que
f (x) f 0 (x)
lı́m h(x) = lı́m = lı́m 0 = lı́m cos x = cos 0 = 1.
x→0+ x→0 g(x) x→0 g (x) x→0

De forma análoga se prueba que lı́mx→0− h(x) = −1. Mostramos así


la utilidad de las reglas de L’Hôpital para estudiar límites laterales.
Señalemos, no obstante, que el uso de las reglas de L’Hôpital en
este caso concreto podría haberse evitado:
1 = sen0 0 = lı́m sen x
x .
x→0
vi) Ya habíamos indicado que las reglas L’Hôpital pueden usarse de
forma reiterada si las funciones resultantes también cumplen las
condiciones exigidas. Usándolas dos veces (tres, si se quiere) obte-
nemos que
x−sen x 1−cos x sen x 1
lı́m x3 = lı́m 3x2 = lı́m 6x = 6 .
x→0 x→0 x→0

vii) Sean f, g : R → R las funciones definidas por
f (x) = x2 sen( x1 ), g(x) = x, para todo x ∈ R∗ .
231
4.5. Reglas de L’Hôpital

f (x)
Es inmediato que lı́mx→0 g(x) = 0, mientras que la función
f0
g0 = f0
no tiene límite, como sabemos, en el punto cero. Así pues, las afir-
maciones recíprocas de las enunciadas en las reglas de L’Hôpital no
son ciertas en general.

A continuación comentaremos una interesante consecuencia de las reglas de


L’Hôpital. Sea I un intervalo no reducido a un punto, x0 un punto de I y
h : I → R una función continua en I y derivable en I \{x0 }. Supongamos
además que h0 tiene límite en el punto x0 . Entonces, si f, g : I \{x0 } → R son
las funciones definidas por
f (x) = h(x) − h(x0 ), g(x) = x − x0 , para todo x ∈ I \{x0 },
es claro que f y g cumplen las hipótesis del teorema anterior (caso a)) y que
f 0 (x)
lı́m 0 = lı́m h0 (x).
x→x0 g (x) x→x0
f (x) 0
Por tanto, lı́mx→x0 g(x) = lı́mx→x0 h (x), es decir,
h(x)−h(x0 )
lı́m x−x0 = lı́m h0 (x).
x→x0 x→x0

Luego h es derivable en el punto x0 con h (x0 ) = lı́mx→x0 h0 (x). De este modo,


0

la función derivada de una función derivable en un intervalo no puede tener una


discontinuidad evitable en ningún punto del intervalo.
Análogamente, si en lugar de asumir que h0 tiene límite en el punto x0 , supone-
mos que h0 tiene límite por la izquierda en el punto x0 , obtendríamos que h es
derivable por la izquierda en el punto x0 y que la derivada por la izquierda de h
en x0 coincide con el límite por la izquierda de h0 en el punto x0 . Naturalmente,
lo mismo ocurre por la derecha. En consecuencia, si h0 tiene límite por la iz-
quierda y por la derecha en el punto x0 pero no coinciden, h no es derivable en
el punto x0 . Luego la función derivada de una función derivable en un intervalo
tampoco puede tener una discontinuidad de salto en ningún punto del intervalo.
Digamos, para acabar estos comentarios, que si h0 diverge por la izquierda (resp.
por la derecha) en el punto x0 entonces h no es derivable por la izquierda (resp.
por la derecha) en el punto x0 , lo que es también consecuencia inmediata de las
reglas de L’Hôpital.
Como aplicación de lo probado en el ejemplo iii) estudiaremos la convergencia
de la serie n>1 nρ (ln1 n)β en función de las constantes reales ρ y β. Con tal
P

propósito, emplearemos la siguiente notación:


1
xn = para todo natural n > 1 y x1 = x2 .
nρ (ln n)β

Ni que decir tiene que la convergencia de la serie n>1 nρ (ln1 n)β equivale a la
P
P
de la serie xn . Supongamos en primer lugar que ρ < 1 y sea a un número
real tal que ρ < a < 1. Entonces, la sucesión {na xn } diverge positivamente. En
efecto, la afirmación resulta obvia si β ≤ 0 (nótese que na xn = na−ρ (ln n)−β
para todo natural n > 1). Si β > 0 pongamos b = a−ρ β y observemos que

na xn = 1
β para todo n > 1.
( lnnbn )
232
Tema 4. Derivación

La afirmación se deduce en este caso de (4.2). Así pues, de acuerdo con el


apartado (b) del criterio de Pringsheim (ejercicio resuelto 3.7.22), la serie no es
convergente. Supongamos ahora que ρ > 1 y sea a un número real en la situación
1 < a < ρ. Entonces, na xn → 0, lo que para β ≥ 0 es claro observando que,
1
dado n > 1, na xn = nρ−a (ln n)β
. Para β < 0 se deduce de (4.2), pues el número
ρ−a
real b = −β es positivo y
ln n −β
na xn =

nb
para todo n > 1.
De este modo, la primera parte del criterio de Pringsheim garantiza que la serie
es convergente. Finalmente, sea ρ = 1. Si β < 0 tenemos que nxn → +∞ y
la segunda parte de dicho criterio nos dice que la serie no converge. Si β ≥ 0
la sucesión {xn } es decreciente y podemos aplicar el criterio de condensación
(ejercicio 3.7.21). Todo se reduce pues a estudiar la serie
X X
2n x2n = 1 1
(ln 2)β nβ

que, salvo el factor (ln12)β , es la serie armónica de exponente β. Una serie que,
como vimos en dicho ejercicio, converge si, y solo si, β > 1.
Resumiendo, la serie n>1 nρ (ln1 n)β es convergente si, y solo si, ρ > 1, o bien,
P

ρ = 1 y β > 1.
Los comentarios que haremos para concluir el apartado contienen algunas ob-
servaciones y conceptos de cierto interés para el cálculo de límites. Los incorpo-
ramos como complemento a las reglas de L’Hôpital.
Sea A un subconjunto no vacío de R y α un punto de acumulación en R de A.
Decimos que dos funciones f, g : A\ {α} → R son equivalentes (por cociente)
en α si f (x)g(x) 6= 0 para todo x ∈ A\ {α} y lı́mx→α fg(x)
(x)
= 1. Obsérvese que
los papeles de f y g son intercambiables pues (bajo la primera condición)
lı́m f (x) = 1 ⇔ lı́mg(x)
= 1.
x→α g(x) x→α f (x)

Si f y g son equivalentes en α y queremos estudiar el comportamiento en α de


una cierta aplicación en la que aparece como factor la función f, o la función
g, podemos sustituir una por otra sin que ello modifique el comportamiento
en α de la función objeto de estudio ni el valor, en su caso, del límite. Para
convencerse de ello, sean h, ϕ, ψ : A\ {α} → R funciones tales que ϕ = f h y
ψ = gh. Las igualdades

g f
ψ= ϕ, ϕ = ψ
f g

ponen de manifiesto que ϕ y ψ tienen el mismo comportamiento en α. Esta


afirmación sigue siendo cierta (y la comprobación es igualmente inmediata) si
ϕ = fh y ψ = hg . La posibilidad de sustituir un factor (o divisor) por otro
equivalente resulta muy útil en la práctica.
Si f y g son equivalentes en α y lı́mx→α f (x) = lı́mx→α g(x) = 0, se dice que f
y g son infinitésimos equivalentes en α.
El conocimiento de ciertos límites relacionados con las funciones elementales nos
proporciona interesantes equivalencias por cociente. A continuación detallamos
233
4.6. El Teorema de Taylor

algunos infinitésimos equivalentes en el punto cero:


ln(1+x) ex −1 sen x tg x
lı́m x = lı́m x = lı́m x = lı́m x
x→0 x→0 x→0 x→0
= lı́m arc sen x
x = lı́m arcxtg x = 1.
x→0 x→0
Obsérvese que todos ellos expresan la derivabilidad en cero de la función que
aparece como numerador.
Destacamos también las equivalencias dadas por las igualdades
1−cos x (1+x)b
lı́m x2 /2 = 1 y lı́m =1
x→0 x→0 1+bx
donde b es un número real arbitrario. Pueden comprobarse inmediatamente
haciendo uso de las reglas de L’Hôpital.
Para mejorar el rendimiento de los límites anteriores merece la pena resaltar
una lectura muy conveniente de los mismos. Supongamos para ello que f, de A
en R, es una función real de variable real con f (x) 6= 0 para todo x ∈ A, que α
es un punto de acumulación en R de A y que lı́mx→α f (x) = 0. Entonces,
ln(1+f (x)) ef (x) −1 sen(f (x))
lı́m f (x) = lı́m f (x) = lı́m f (x) = lı́m tg(f (x))
x→α x→α x→α x→α f (x)

= lı́m arc sen(f


f (x)
(x))
= lı́m arc tg(f
f (x)
(x))
x→α x→α
1−cos(f (x)) (1+f (x))b
= lı́m f (x)2 /2 = lı́m = 1.
x→α x→α 1+bf (x)
Obsérvese que todos los cocientes y las composiciones que aparecen tienen sen-
tido (restringiendo de forma adecuada la función f cada vez que sea necesario).
Así, por ejemplo, si a ∈ R+ \{1},
ax −1
lı́m = 1.
x→0 x ln a
Usando equivalencias por cociente se comprueba fácilmente que
lı́m sen(1−cos
x
x)
= 2.
x→0 x tg 4 cos x

4.6 El Teorema de Taylor


Como se indicó al comienzo del tema, la derivación está directamente relacionada
con la posibilidad de aproximar, localmente, funciones suficientemente regula-
res por medio de otras más sencillas. Las derivadas de primer orden permiten
la aproximación mediante funciones afines, es decir, funciones polinómicas de
grado menor o igual que uno. A continuación introduciremos las derivadas de
orden superior y estudiaremos condiciones que hagan factible la aproximación
de una función dada mediante funciones polinómicas más generales. El grado
de estas últimas dependerá del orden que alcance la derivabilidad de la función
de partida.
Sea f : A → R una función real de variable real y consideremos el conjunto
B formado por los puntos de A ∩ A0 en los que f es derivable. Supongamos
que B ∩ B 0 es no vacío. En los puntos de este conjunto podemos plantearnos la
derivabilidad de la función f 0 : B → R (la derivada de f ). Dado x0 ∈ B ∩ B 0 ,
decimos que f es dos veces derivable en el punto x0 si la función f 0 es derivable
en dicho punto. En este caso, la derivada de f 0 en x0 recibe el nombre de
derivada segunda de f en el punto x0 y se denota por f 00 (x0 ). La función que
234
Tema 4. Derivación

a cada punto de B ∩B 0 en el que f sea dos veces derivable le hace corresponder la


derivada segunda de f en tal punto se denomina función derivada segunda de
f y se denota por f 00 . Reiterando esta definición por recurrencia se introducen las
derivadas de orden superior. Concretamente, supongamos que n es un natural
y que ya disponemos de la noción de función n veces derivable en un punto.
Denotemos entonces por C el conjunto de puntos de A en los que f es n veces
derivable, supongamos que C ∩ C 0 es no vacío y sea f (n) : C → R la función
derivada n-ésima de f. Dado x0 ∈ C∩C 0 , decimos que f es n+1 veces derivable
en el punto x0 si la función derivada n-ésima de f , f (n) , es derivable en dicho
punto. En tal caso, la derivada de f (n) en x0 recibe el nombre de derivada
(n + 1)-ésima de f en el punto x0 y se denota por f (n+1) (x0 ). La función que a
cada punto de C ∩ C 0 , en el que f sea n + 1 veces derivable, le hace corresponder
la derivada (n + 1)-ésima de f en tal punto se denomina función derivada
(n + 1)-ésima de f y se denota por f (n+1) .
Como ha podido apreciarse, es costumbre escribir f 0 , f 00 , f 000 en lugar de f (1) ,
f (2) , f (3) , respectivamente. Para cada natural n ≥ 4, emplearemos generalmen-
te la notación que acabamos de presentar, f (n) . Señalemos también que f (0)
denotará la propia función f.
Sea n un natural arbitrario, A un subconjunto no vacío de R tal que A ⊂ A0
(en particular, A puede ser un intervalo no reducido a un punto) y f, g : A → R
dos funciones n veces derivables en todo punto de A. Entonces, cualquiera que
sea α ∈ R, puede comprobarse fácilmente por inducción que f + g, αf y f g son
n veces derivables en todo punto x del conjunto A con
(f + g)(n) (x) = f (n) (x) + g (n) (x),
(αf )(n) (x) = αf (n) (x),
n  
(n)
X n (n−k)
(f g) (x) = f (x)g (k) (x).
k
k=0
La anterior expresión para la derivada n-ésima de un producto se conoce como
fórmula de Leibnitz. Si además g(x) 6= 0, para todo x ∈ A, la función f /g
también es n veces derivable en todo punto de A y su derivada n-ésima es de
la forma gϕ2n , donde ϕ es una función que puede expresarse mediante sumas,
diferencias y productos de las funciones
f, f 0 , . . . , f (n) y g, g 0 , . . . , g (n) .
Sean ahora A y B subconjuntos no vacíos de R tales que A ⊂ A0 y B ⊂ B 0 .
Consideremos además una función f : A → R n veces derivable en todo punto
de A y una función g : B → R n veces derivable en todo punto de B. Si
f (A) ⊂ B, un sencillo argumento de inducción permite demostrar que la función
g ◦ f es n veces derivable en todo punto de A y que su derivada n-ésima puede
expresarse mediante sumas y productos de las funciones g 0 ◦ f, . . . , g (n) ◦ f y
f 0 , . . . , f (n) . Para ello se usará convenientemente lo que acabamos de comentar
sobre el producto de funciones n veces derivables en todo punto de un cierto
conjunto.
Sea I un intervalo no reducido a un punto, f : I → R una función y n un
natural. Diremos que f es de clase C n en I si f es n veces derivable en todo
punto de I y la función derivada n-ésima de f, f (n) : I → R, es continua
en I. Denotaremos por C n (I) el conjunto de las funciones de clase C n en I.
235
4.6. El Teorema de Taylor

Que f sea de clase C 0 en I significará simplemente que f es continua en I.


Consecuentemente, C 0 (I) denotará el conjunto de las funciones continuas en I.
Finalmente, diremos que f es de clase C ∞ en I si f es de clase C n en I para
todo n ∈ N. El conjunto de las funciones de clase C ∞ en I se denota por C ∞ (I).
Es claro que C ∞ (I) ⊂ C n+1 (I) ⊂ C n (I) ⊂ C 0 (I) para todo n ∈ N. Además,
puede comprobarse fácilmente que todas las inclusiones son estrictas (véase la
relación de ejercicios). Por otra parte, de acuerdo con la discusión anterior, las
sumas, productos, cocientes y composiciones de funciones de clase C n (donde n
puede ser un natural o ∞) son también funciones de clase C n . En particular,
toda función racional (luego también toda función polinómica) en I pertenece
a C ∞ (I).
Volviendo a nuestro problema de aproximar ciertas funciones mediante otras
más sencillas, consideremos dos funciones reales de variable real f, g : A → R,
derivables en un punto x0 ∈ A ∩ A0 . Es inmediato entonces que f y g son
tangentes en el punto x0 si, y solo si, lı́mx→x0 f (x)−g(x)
x−x0 = 0 (pues la condición
f (x0 ) = g(x0 ) se sigue de la continuidad de f y g en el punto x0 ). De hecho, es de
comprobación inmediata que lı́mx→x0 f (x)−g(x) x−x0 = 0 si, y solo si, f (x0 ) = g(x0 )
y f 0 (x0 ) = g 0 (x0 ). Si pretendemos que la aproximación entre ambas funciones
(en un entorno del punto x0 ) sea aún más perfecta podemos pensar en una
condición más fuerte, por ejemplo, lı́mx→x0 f(x−x (x)−g(x)
0)
2 = 0, o más generalmente,
podemos estudiar bajo qué circunstancias, dado un natural n, se verifica que
lı́mx→x0 f(x−x
(x)−g(x)
0)
n = 0. El siguiente resultado, que puede probarse haciendo uso
reiterado de las reglas de L’Hôpital, nos ofrece una respuesta satisfactoria:

Proposición 4.6.1.
Sea I un intervalo no reducido a un punto, n un natural mayor o igual
que 2 y f, g : I → R funciones n − 1 veces derivables en I y n veces
derivables en un punto x0 ∈ I. Entonces lı́mx→x0 f(x−x
(x)−g(x)
0)
n = 0 si, y solo
si, f (x0 ) = g(x0 ), f 0 (x0 ) = g 0 (x0 ), . . . , f (n) (x0 ) = g (n) (x0 ).

Demostración. Comenzaremos observando que si n es un natural mayor o


igual que dos y ϕ, ψ : I → R son funciones n − 1 veces derivables en I y n
veces derivables en x0 tales que
ϕ(x0 ) = ψ(x0 ), ϕ0 (x0 ) = ψ 0 (x0 ), . . . , ϕ(n−1) (x0 ) = ψ (n−1) (x0 ),
ϕ(x)−ψ(x)
entonces, ϕ(n) (x0 ) − ψ (n) (x0 ) = n! lı́mx→x0 (x−x0 )n .

Procederemos por inducción sobre n.


Para n = 2 las funciones ϕ y ψ que consideramos son derivables en I, dos
veces derivables en el punto x0 y cumplen las condiciones ϕ(x0 ) = ψ(x0 ) y
ϕ0 (x0 ) = ψ 0 (x0 ). Así pues,
ϕ0 (x)−ϕ0 (x0 ) ψ 0 (x)−ψ 0 (x0 )
ϕ00 (x0 ) − ψ 00 (x0 ) = lı́m x−x0 − lı́m x−x0
x→x0 x→x0
ϕ0 (x)−ψ 0 (x) ϕ(x)−ψ(x)
= lı́m x−x0 = 2 lı́m (x−x0 )2
x→x0 x→x0

(como puede apreciarse, la primera igualdad es la definición de la derivada


en un punto, la segunda es consecuencia del comportamiento algebraico de la
236
Tema 4. Derivación

noción de límite junto con la condición ϕ0 (x0 ) = ψ 0 (x0 ) y la tercera se deduce


de las reglas de L’Hôpital, caso a), pues ϕ y ψ son en particular continuas en
x0 y por tanto lı́mx→x0 (ϕ(x) − ψ(x)) = ϕ(x0 ) − ψ(x0 ) = 0).
Supongamos que la afirmación hecha al comienzo de la demostración se verifica
para un cierto natural n ≥ 2 y veamos que también se cumple para n + 1. Sean
pues ϕ, ψ : I → R funciones n veces derivables en I y n + 1 veces derivables
en el punto x0 tales que
ϕ(x0 ) = ψ(x0 ), ϕ0 (x0 ) = ψ 0 (x0 ), . . . , ϕ(n) (x0 ) = ψ (n) (x0 ).
Es claro entonces que ϕ0 y ψ 0 son n−1 veces derivables en I y n veces derivables
en el punto x0 . Además,
ϕ0 (x0 ) = ψ 0 (x0 ), (ϕ0 )0 (x0 ) = (ψ 0 )0 (x0 ), . . . , (ϕ0 )(n−1) (x0 ) = (ψ 0 )(n−1) (x0 ).
Usando la hipótesis de inducción y las reglas de L’Hôpital obtenemos que
ϕ0 (x)−ψ 0 (x) ϕ(x)−ψ(x)
(ϕ0 )(n) (x0 ) − (ψ 0 )(n) (x0 ) = n! lı́m n = (n + 1)! lı́m n+1 .
x→x0 (x−x0 ) x→x0 (x−x0 )
ϕ(x)−ψ(x)
Por tanto, ϕ(n+1) (x0 ) − ψ (n+1) (x0 ) = (n + 1)! lı́mx→x0 (x−x0 )n+1 , lo que con-
cluye la prueba de nuestra primera afirmación.
Pasamos a demostrar lo propuesto en el enunciado. Supongamos en primer
lugar que
f (x0 ) = g(x0 ), f 0 (x0 ) = g 0 (x0 ), . . . , f (n) (x0 ) = g (n) (x0 ).
Entonces, aplicando a f y g la observación precedente, obtenemos que
f (x)−g(x)
0 = f (n) (x0 ) − g (n) (x0 ) = n! lı́m n
x→x0 (x−x0 )
f (x)−g(x)
y, en consecuencia, lı́mx→x0 (x−x0 )n = 0.
Para probar la afirmación recíproca razonaremos por inducción sobre n. Con-
cretamente, nuestro objetivo es demostrar que si n es un natural mayor o igual
que dos y f, g : I → R son funciones n − 1 veces derivables en I y n veces
derivables en x0 tales que lı́mx→x0 f(x−x
(x)−g(x)
0)
n = 0, entonces
f (x0 ) = g(x0 ), f 0 (x0 ) = g 0 (x0 ), . . . , f (n) (x0 ) = g (n) (x0 ).
Para n = 2 partimos de dos funciones f y g derivables en I y dos veces
derivables en el punto x0 tales que
f (x)−g(x)
lı́m (x−x0 )2 = 0.
x→x0

Es obvio en particular que lı́mx→x0 (f (x) − g(x)) = 0 y lı́mx→x0 f (x)−g(x)


x−x0 = 0.
La primera igualdad y la continuidad de f y g en el punto x0 nos permiten
afirmar que f (x0 ) = g(x0 ). De la segunda igualdad se sigue entonces que
 
lı́m f (x)−f
x−x0
(x0 )
− g(x)−g(x
x−x0
0)
=0
x→x0

y, por tanto, f 0 (x0 ) = g 0 (x0 ). De este modo, teniendo en cuenta la observación


ya probada,
f 00 (x0 ) − g 00 (x0 ) = 2 lı́m f(x−x
(x)−g(x)
0)
2 = 0.
x→x0

Supongamos que para un cierto natural n, mayor o igual que dos, se cumple
la afirmación que nos hemos planteado como objetivo y consideremos, con el
propósito de mostrar su validez para n + 1, dos funciones f, g : I → R n veces
237
4.6. El Teorema de Taylor

f (x)−g(x)
derivables en I y n + 1 veces derivables en x0 tales que lı́mx→x0 (x−x 0)
n+1 = 0.

En particular, f y g son n − 1 veces derivables en I, n veces derivables en x0


y lı́mx→x0 f(x−x
(x)−g(x)
0)
n = 0. Por tanto, de acuerdo con la hipótesis de inducción,
f (x0 ) = g(x0 ), f 0 (x0 ) = g 0 (x0 ), . . . , f (n) (x0 ) = g (n) (x0 ).
En virtud de lo probado al comienzo
f (x)−g(x)
f (n+1) (x0 ) − g (n+1) (x0 ) = (n + 1)! lı́m n+1 =0
x→x0 (x−x0 )

y, en consecuencia, f (n+1) (x0 ) = g (n+1) (x0 ). 


Si f : I → R es una función derivable en un punto x0 ∈ I, sabemos que existe
una única función afín g : R → R tal que lı́mx→x0 f (x)−g(x)
x−x0 = 0. Concretamente
g viene dada por g(x) = f (x0 ) + f 0 (x0 )(x − x0 ) para todo x ∈ R. Si f verifica
las hipótesis de la proposición anterior, es decir, si f es n − 1 veces derivable en
I y n veces derivable en el punto x0 (con n ≥ 2), no cabe esperar que la función
afín g verifique la condición
lı́m f (x)−g(x)
n = 0. (4.3)
x→x0 (x−x0 )

De hecho, no la verifica si una de las derivadas f 00 (x0 ), . . . , f (n) (x0 ) es distinta de


cero, lo que puede ocurrir perfectamente. Sin embargo, es natural preguntarse
si existe alguna función polinómica P : R → R que (haciendo el papel de g)
satisfaga (4.3) o, equivalentemente, cumpla lo siguiente:
f (x0 ) = P (x0 ), f 0 (x0 ) = P 0 (x0 ), . . . , f (n) (x0 ) = P (n) (x0 ).
La respuesta es afirmativa ya que la función P : R → R dada por
00
f (n) (x0 )
P (x) = f (x0 )+f 0 (x0 )(x−x0 )+ f (x0 ) 2
2! (x−x0 ) +· · ·+ n! (x−x0 )n , ∀ x ∈ R,
verifica claramente las condiciones pedidas. Además, P es de hecho la única
función polinómica de grado menor o igual que n que cumple tales condiciones.
Piénsese que las funciones polinómicas de grado menor o igual que n quedan
determinadas por su valor en un punto arbitrario x0 y el valor de las derivadas
sucesivas hasta la n-ésima en tal punto (un ejercicio muy básico). A continua-
ción ponemos nombre a las funciones polinómicas que acabamos de presentar
(incluyendo también la función afín tangente a f en el punto x0 ):

Definición 4.6.2.
Sea n un natural y f : A → R una función real de variable real n veces
derivable en un punto x0 ∈ A. La función polinómica Pn : R → R que a
cada número real x le hace corresponder el número real
00
f (n) (x0 )
Pn (x) = f (x0 ) + f 0 (x0 )(x − x0 ) + f (x0 ) 2
2! (x − x0 ) + · · · + n! (x − x0 )n
recibe el nombre de polinomio de Taylor de orden n de f en el punto
x0 . Además, la función Rn : A → R definida por Rn (x) = f (x) − Pn (x),
para todo x ∈ A, se denomina resto de Taylor de orden n de f en el
punto x0 .

Obsérvese que el polinomio de Taylor de orden uno de f en el punto x0 es


la función afín tangente a f en x0 . Por otra parte, ya hemos visto que, bajo
ciertas condiciones, el polinomio de Taylor de orden n nos proporciona una
238
Tema 4. Derivación

aproximación de f en un entorno del punto x0 que es tanto más perfecta cuanto


mayor sea el natural n. Concretamente, tenemos lo siguiente:

Corolario 4.6.3.
Sea I un intervalo no reducido a un punto, n un natural mayor o igual que
2 y f : I → R una función n − 1 veces derivable en I y n veces derivable
en un punto x0 ∈ I. Supongamos que Pn es el polinomio de Taylor de
orden n de f en el punto x0 . Entonces, lı́mx→x0 f (x)−P n (x)
(x−x0 )n = 0.

Como habrá quedado claro en los comentarios precedentes, la demostración de


este último resultado se sigue directamente de la proposición anterior (con Pn
en el papel de g) pues Pn es indefinidamente derivable en todo punto (lo que
sucede con cualquier función polinómica) y
f (x0 ) = Pn (x0 ), f 0 (x0 ) = Pn0 (x0 ), . . . , f (n) (x0 ) = Pn(n) (x0 ).
Como consecuencia del enunciado anterior obtenemos el siguiente criterio de
utilidad para el estudio de extremos relativos.

Corolario 4.6.4.
Sea I un intervalo no reducido a un punto, n un natural mayor o igual
que 2 y f : I → R una función n − 1 veces derivable en I y n veces
derivable en un punto x0 ∈ I. Supongamos que I es un entorno de x0 y
que
f 0 (x0 ) = f 00 (x0 ) = · · · = f (n−1) (x0 ) = 0, f (n) (x0 ) 6= 0.
Entonces:
i) Si n es par y f (n) (x0 ) < 0, la función f alcanza un máximo relativo
estricto en el punto x0 .
ii) Si n es par y f (n) (x0 ) > 0, la función f alcanza un mínimo relativo
estricto en el punto x0 .
iii) Si n es impar, la función f no alcanza un extremo relativo en el
punto x0 .

Demostración. Sea Pn el polinomio de Taylor de orden n de f en el punto


(n)
x0 . Evidentemente, Pn (x) = f (x0 ) + f n!(x0 ) (x − x0 )n para todo x ∈ R. De
acuerdo con el corolario 4.6.3, lı́mx→x0 f (x)−P n (x)
(x−x0 )n = 0 y, por tanto,
f (x)−f (x0 ) f (n) (x0 )
lı́m n = .
x→x0 (x−x0 ) n!

f (n) (x0 )
Sean L = n! ε = |L| y δ ∈ R+ tal que ]x0 − δ, x0 + δ[ ⊂ I y
,

f (x)−f (x0 )
(x−x0 )n − L < ε para todo x ∈ ]x0 − δ, x0 + δ[ \ {x0 }. (4.4)

La existencia de un tal δ es clara sin más que tener en cuenta que I es un


entorno de x0 y que lı́mx→x0 f (x)−f (x0 )
(x−x0 )n = L.
239
4.6. El Teorema de Taylor

La igualdad (4.4) puede escribirse equivalentemente en la forma


f (x)−f (x0 )
L−ε< (x−x0 )n < L + ε para todo x ∈ ]x0 − δ, x0 + δ[ \ {x0 }.
Supongamos en primer lugar que n es par. Si f (n) (x0 ) < 0 entonces L+ε = 0 y
se tiene que f (x) − f (x0 ) < 0 para todo x ∈ ]x0 − δ, x0 + δ[ \ {x0 }. Por tanto,
f alcanza un máximo relativo estricto en el punto x0 . De forma análoga, si
f (n) (x0 ) > 0, entonces L − ε = 0 y se verifica que f (x) − f (x0 ) > 0 para todo
x ∈ ]x0 − δ, x0 + δ[ \ {x0 }. Luego f alcanza un mínimo relativo estricto en el
punto x0 .
Finalmente, supongamos que n es impar y consideremos un número real po-
sitivo ρ tal que ]x0 − ρ, x0 + ρ[ ⊂ I. En lo que sigue, usaremos la siguiente
notación:
1 1
x1 = x0 − mı́n {δ, ρ} y x2 = x0 + mı́n {δ, ρ} .
2 2
Puesto que x1 y x2 pertenecen al conjunto ]x0 − δ, x0 + δ[ \ {x0 } se tiene que
f (x1 )−f (x0 ) f (x2 )−f (x0 )
L−ε< (x1 −x0 )n <L+ε y L−ε< (x2 −x0 )n < L + ε.
Notemos además que x1 < x0 < x2 . Si f (n) (x0 ) < 0 es claro que
f (x1 ) − f (x0 ) > 0 > f (x2 ) − f (x0 ).
Equivalentemente, f (x1 ) > f (x0 ) > f (x2 ). Por otra parte, si f (n) (x0 ) > 0,
f (x2 ) − f (x0 ) > 0 > f (x1 ) − f (x0 ),
esto es, f (x2 ) > f (x0 ) > f (x1 ). Como evidentemente x1 y x2 pertenecen al
intervalo ]x0 − ρ, x0 + ρ[ , acabamos de probar que en cualquier entorno de x0
contenido en I existen elementos cuya imagen supera estrictamente a f (x0 ) y
elementos con imagen estrictamente inferior a f (x0 ). Por tanto, f no alcanza
un extremo relativo en el punto x0 . 
El resultado principal del presente apartado, que enunciamos a continuación,
nos proporciona, bajo condiciones un poco más exigentes que las del corolario
4.6.3, una expresión del resto de Taylor de orden n de f en el punto x0 , lo que
nos permitirá a menudo controlar el error que se comete al sustituir la función
f por su polinomio de Taylor.

Teorema 4.6.5.
Fórmula de Taylor. Sea I un intervalo no reducido a un punto, n un
natural y f : I → R una función de clase C n en I y n + 1 veces derivable
en todo punto de I que no sea un extremo de I. Entonces, dados dos
puntos x0 y x de I con x0 6= x, existe un punto c en el intervalo abierto
de extremos x0 y x tal que
f 00 (x0 ) f (n) (x0 )
f (x) = f (x0 ) + f 0 (x0 )(x − x0 ) + 2! (x − x0 )2 + · · · + n! (x − x0 )n
(n+1)
f (c)
+ (n+1)! (x − x0 )n+1 .
(n+1)
Es decir, Rn (x) = f (n+1)!(c) (x − x0 )n+1 , donde Rn es el resto de Taylor de
orden n de f en el punto x0 .
240
Tema 4. Derivación

Demostración. Tal como indica el enunciado fijemos dos elementos de I, x0


y x, con x0 6= x. Seguidamente, consideremos las funciones ϕ y ψ, de I en R,
definidas en cada punto t ∈ I del siguiente modo:
00
 (n)

ϕ(t) = f (x) − f (t) + f 0 (t)(x − t) + f 2!(t) (x − t)2 + · · · + f n!(t) (x − t)n
ψ(t) = (x − t)n+1 .
Evidentemente ϕ es continua en I y derivable en todo punto de I que no sea
un extremo de I. Es obvio, por otra parte, que
n
f (j) (t)
X
j
ϕ(t) = f (x) − f (t) − j! (x − t) para todo t ∈ I.
j=1

Así pues, en cualquier punto t ∈ I, que no sea un extremo de I, se tiene


n  
f (j+1) (t) f (j) (t)
X
ϕ0 (t) = −f 0 (t) − j! (x − t) j
− j! j(x − t) j−1

j=1
n n
f (j+1) (t) f (j) (t)
X X
0 j
= −f (t) − j! (x − t) + (j−1)! (x − t)j−1
j=1 j=1
n n−1
f (j+1) (t) f (j+1) (t)
X X
=− j! (x − t)j + j! (x − t)j
j=0 j=0
(n+1)
= −f n!
(t)
(x − t)n .
Por otra parte, ψ es derivable en I con ψ 0 (t) = −(n + 1)(x − t)n para todo
t ∈ I. Es claro en particular que las restricciones de ϕ y ψ al intervalo cerrado
de extremos x0 y x cumplen las hipótesis del teorema del valor medio genera-
lizado. Por tanto, existe un punto c en el correspondiente intervalo abierto tal
que
(ϕ(x) − ϕ(x0 )) ψ 0 (c) = (ψ(x) − ψ(x0 )) ϕ0 (c),
es decir, −ϕ(x0 )ψ 0 (c) = −ψ(x0 )ϕ0 (c) (pues ϕ(x) = ψ(x) = 0). Se sigue que
 (n+1) 
−ϕ(x0 ) (−(n + 1)(x − c)n ) = −ψ(x0 ) − f n! (c) (x − c)n
(n+1) (n+1)
y así ϕ(x0 ) = ψ(x0 ) f (n+1)!(c) = f (n+1)!(c) (x − x0 )n+1 . Esto prueba el teorema
pues ϕ(x0 ) = Rn (x), como se deduce inmediatamente de la definición de ϕ. 
El resultado anterior también se verifica para n = 0. De hecho, la afirmación que
resulta para este valor de n no es otra que el teorema del valor medio aplicado
a la restricción de f al intervalo cerrado de extremos x0 y x. Vemos así que el
teorema de Taylor es una extensión del teorema del valor medio.

Ejemplo 4.6.6.
Como aplicación
√ típica, tratemos de encontrar un valor aproximado del
número real 3 9. Consideremos
√ para ello la función f : ]−8, +∞[ → R
definida por f (x) = 3 x + 8 para todo x ∈ ]−8, +∞[ . Es inmediato que,
cualquiera que sea el natural n, la función f es n veces derivable en cada
punto x ∈ ]−8, +∞[ y se tiene que
(−1)n ·2·5···(3n−1)
f 0 (x) = 3(

3
1
x+8)2
, f (n+1) (x) = √
3n+1 ( 3 x+8)3n+2
(para cada n ∈ N).
241
4.7. Ejercicios resueltos

De ello se deduce que f es de clase C ∞ en ]−8, +∞[ y, en consecuencia,


se cumplen las hipótesis del teorema de Taylor para cualquier natural n.
Si lo aplicamos con x0 = 0 y x = 1, obtenemos un punto cn en el intervalo
]0, 1[ tal que,
f (n+1) (cn ) 1 (−1)n ·2·5···(3n−1)
Rn (1) = f (1) − Pn (1) = (n+1)! = √
(n+1)! 3n+1 ( 3 cn +8)3n+2 ,
donde Rn (resp. Pn ) es el resto (resp. polinomio) de Taylor de orden n
de f en el punto cero. Es claro entonces que
1
|Rn (1)| < (3n+3) 8n .
Obsérvese además que Rn (1) es el error que se comete
√ al considerar a
Pn (1) como valor de f (1), es decir, como valor de 3 9.
1
Puesto que la sucesión { (3n+3) 8n } converge a cero, podemos conseguir
una aproximación de la raíz cúbica de nueve con un error que, en valor
absoluto, sea tan pequeño como se desee. De acuerdo con la desigualdad
anterior, bastará considerar un natural n suficientemente grande.
Señalemos,
√ sin ir más lejos, que el número real P6 (1) es una aproximación
1
de 3 9 con un error inferior, en valor absoluto, a 5505024 y por tanto
−7
inferior a 1,82 · 10 . Evidentemente,
f 00 (0) f 000 (0)
P6 (x) = f (0) + f 0 (0) x + 2! x2 + 3! x3
f (4) (0) f (5) (0) 5 (6)
+ 4! x4 + 5! x + f 6!(0) x6
2 3 4
=2+ 1
3·22 x− 1 5 5
32 ·25 x + 34 ·28 x − 35 ·210 x + 11
36 ·213 x5 − 77
38 ·216 x6 .
En particular,
1 1 5 5 11 77
P6 (1) = 2 + 3·22 − 32 ·25 + 34 ·28 − 35 ·210 + 36 ·213 − 38 ·216
894397963
= 429981696
= 2,080083806 . . .
y, de este modo, 2,0800838 < P6 (1) < 2,08008381. Por otra parte,
|f (1) − P6 (1)| < 1,82 · 10−7
o, equivalentemente, P6 (1) − 1,82 · 10−7 < f (1) < P6 (1) + 1,82 · 10−7 . De
las desigualdades anteriores se deduce que
2,080083 < f (1) < 2,080084.
Obtenemos√ así las siete primeras cifras del número considerado. Concre-
tamente, 3 9 = 2,080083 . . .

4.7 Ejercicios resueltos

4.7.1.
Sea f : R → R la función definida por f (x) = x2 − x + 1 para todo x ∈ R.
Determina los puntos de la gráfica de f en los que la recta tangente tenga
pendiente igual a 2.
242
Tema 4. Derivación

Respuesta. De acuerdo con la interpretación geométrica de la derivada hemos


de encontrar los números reales x tales que f 0 (x) = 2, es decir, 2x − 1 = 2. De
ello se deduce que x = 32 . Existe pues un único punto que cumple la condición
pedida:
( 23 , f ( 32 )) = ( 32 , ( 32 )2 − 32 + 1 = ( 23 , 74 ).


4.7.2.
Sean f, g : A → R funciones reales de variable real y x0 ∈ A ∩ A0 .
Supongamos que f y g son derivables en el punto x0 . Prueba que f y g
son tangentes en el punto x0 si, y solo si,
f (x0 ) = g(x0 ) y f 0 (x0 ) = g 0 (x0 ).
Como aplicación, consideremos las funciones f, g : R → R definidas por
f (x) = x2 + ax + b, g(x) = x3 − c, para todo x ∈ R y ciertas constantes
reales a, b y c. Determina las condiciones que deben cumplir las citadas
constantes para que las funciones f y g sean tangentes en el punto 1.

Respuesta. Que f y g sean tangentes en el punto x0 significa, por definición,


f (x)−g(x)
que f (x0 ) = g(x0 ) y lı́mx→x0 x−x0 = 0. Evidentemente, esto equivale a
afirmar que f (x0 ) = g(x0 ) y
lı́m ( f (x)−f
x−x0
(x0 )
− g(x)−g(x0 )
x−x0 ) = 0.
x→x0
Teniendo en cuenta que f y g son derivables en x0 , las dos igualdades anteriores
son equivalentes a las condiciones f (x0 ) = g(x0 ) y f 0 (x0 ) = g 0 (x0 ).
Las funciones f y g que se consideran en el enunciado (f (x) = x2 + ax + b,
g(x) = x3 − c, para todo x ∈ R) son derivables en R y, por tanto, en el punto
1. Además, f (1) = 1 + a + b, g(1) = 1 − c, f 0 (1) = 2 + a, g 0 (1) = 3. Luego, f
y g son tangentes en el punto 1 si, y solo si, 1 + a + b = 1 − c y 2 + a = 3.
Equivalentemente, a = 1 y b = −c − 1. En caso afirmativo, las funciones f y g
deben ser de la forma f (x) = x2 + x − c − 1, g(x) = x3 − c, para todo x ∈ R,
siendo c cualquier constante real. 

4.7.3.
Sea f : A → R una función real de variable real y x0 ∈ A. Supongamos
que x0 ∈ B 0 ∩ C 0 , donde B = {x ∈ A : x < x0 } y C = {x ∈ A : x > x0 }.
Prueba que si f es derivable por la izquierda y por la derecha en el punto
x0 entonces f es continua en x0 .

Respuesta. Cualquiera que sea x ∈ A\{x0 },


f (x)−f (x0 )
f (x) = f (x0 ) + x−x0 (x − x0 ).
Si f es derivable por la izquierda y por la derecha en el punto x0 , de lo anterior
se deduce que lı́mx→x− f (x) = f (x0 ) = lı́mx→x+ f (x) y, en consecuencia, f es
0 0
continua en x0 . 
243
4.7. Ejercicios resueltos

4.7.4.
Estudia la continuidad y derivabilidad en todo punto de las siguientes
funciones:

i) f : [−1, 1] → R, f (x) = 1 − x2 para todo x ∈ [−1, 1].
p
ii) f : R → R, f (x) = 3 |x| para todo x ∈ R.
2x
iii) f : R → R, f (x) = 1+|x| para todo x ∈ R.
iv) f : [0, 1] → R, f (x) = máx {x, 1 − x} para todo x ∈ [0, 1].


Respuesta. i) Cualquiera que sea p ∈ N, la función x 7→ p x, de R+ 0 en R
+
es continua en R0 y derivable en R (obsérvese que su restricción a R+ es la
+

función potencia de exponente p1 y téngase en cuenta el carácter local de la


derivabilidad). Por tanto, f es continua en [−1, 1] (composición de una función
polinómica con la función raíz cuadrada) y, en virtud de la regla de la cadena,
derivable en ]−1, 1[ con
1
f 0 (x) = 12 (1 − x2 )− 2 (−2x) = − √1−x
x
2
para todo x ∈ ]−1, 1[ .
En los puntos −1 y 1 f no es derivable ya que, dado x ∈ [−1, 1]\{−1},
√ √ √ √
f (x)−f (−1) 1−x2 1−x 1+x
= = = √1−x ,
x−(−1) x+1 1+x 1+x
de donde se deduce que la función
f (x)−f (−1)
x 7→ x−(−1) , de [−1, 1]\{−1} en R,
no tiene límite (de hecho diverge positivamente) en el punto −1. Del mismo
modo, cualquiera que sea x ∈ [−1, 1]\{1},
√ √ √
f (x)−f (1) 1−x2 1−x2 1+x
x−1 = x−1 =− 1−x = − √1−x

y es claro entonces que la función x 7→ f (x)−f


x−1
(1)
, de [−1, 1]\{1} en R, diverge
negativamente y, por tanto, no tiene límite en el punto 1.
Resumiendo, f es continua en [−1, 1] y derivable en ]−1, 1[ con
f 0 (x) = − √1−x
x
2
para todo x ∈ ]−1, 1[ .

ii) La función valor absoluto es continua en R y derivable en R∗ . Su derivada


es constantemente igual a −1 en R− y constantemente igual a 1 en R+ . Así
pues, la función x 7→ |x| ∗
x , de R en R, coincide con la derivada de la función
valor absoluto. Puesto que la raíz cúbica† es continua en R+ 0 y derivable en
R+ , la función f es continua en R y, de acuerdo con la regla de la cadena,
derivable en R∗ con
( 1

3 si x > 0
0 1 − 23 |x| 3 x2
f (x) = 3 |x| x = −1

3 2 si x < 0
3 x
Sin embargo, f no es derivable en cero pues, cualquiera que sea x ∈ R∗ ,

3
( 1

3 2 si x > 0
f (x)−f (0) f (x) |x| x
x = x = x = −1

3 2 si x < 0
x
244
Tema 4. Derivación

lo que pone de manifiesto que la función x 7→ f (x)−fx


(0)
diverge por la izquierda
y por la derecha en el punto cero y, en particular, no tiene límite en dicho punto.

iii) Evidentemente f es derivable en todo punto de R∗ con


2(1+|x|)−2x(|x|/x)
f 0 (x) = (1+|x|)2 = 2
(1+|x|)2 para todo x ∈ R∗ .
Como además
2x
f (x)−f (0) 1+|x| 2
lı́m x = lı́m x = lı́m = 2,
x→0 x→0 x→0 1+|x|
0
f es también derivable en cero con f (0) = 2. Luego f es derivable en R con
f 0 (x) = (1+|x|)
2
2 para todo x ∈ R. En particular, f es continua en R.

iv) Es claro que


1−x 0 ≤ x ≤ 21

si
f (x) = 1
x si 2 ≤x≤1

de donde se deduce que f es continua en [0, 1] (a propósito de este hecho, cabe


mencionar que el máximo y el mínimo de dos funciones reales continuas cuales-
quiera son también funciones continuas). El carácter local de la derivabilidad
en [0, 1] \{ 21 } con f 0 (x) = −1 si x ∈ 0, − 21
 
permite deducir que f es derivable
y f 0 (x) = 1 si x ∈ 12 , 1 . Por otra parte, es claro que las derivadas por la


izquierda y por la derecha de f en el punto 12 son, respectivamente, −1 y 1.


En consecuencia, f no es derivable en el punto 21 . 

† Dado un natural n, la función f : R → R definida por f (x) = x2n−1 , para todo x ∈ R, es

estrictamente creciente y sobreyectiva (pues se trata de una función continua en un intervalo,


no mayorada ni minorada). Es claro entonces que su inversa f −1 : R → R es una función
continua. Esta última aplicación puede aprovecharse (como señalamos en √el ejercicio 3.8.17)
para extender a todo R las raíces de índice impar: basta definir √
2n−1
x = f −1 (x) para
todo x ∈ R. De esta manera, cualquiera que sea x ∈ R, 2n−1 x es el único número real
cuya (2n − 1)-ésima
√ potencia es x. Evidentemente, si x e y son números reales arbitrarios,
√ √
2n−1 xy = 2n−1 x 2n−1 y. Las reglas de derivación estudiadas en este tema nos permiten

afirmar que f −1 es derivable en todo punto x de R∗ con


(f −1 )0 (x) = 1

2n−1 .
(2n−1) x2n−2

Este hecho puede deducirse de la proposición 4.2.4 o, si se prefiere, de la derivabilidad en


R+ de la función potencia de exponente 1/(2n + 1), pues f −1 coincide con tal función
en R+ y se expresa fácilmente en términos de la misma en R− . Téngase en cuenta que
f −1 (−x) = −f −1 (x) para todo x ∈ R.
De acuerdo con la discusión anterior las raíces de índice impar son continuas en R y derivables
en R∗ . No obstante, en el ejercicio que nos ocupa solo se usa la continuidad en R+ 0 de la
función raíz cúbica y su derivabilidad en R+ .

4.7.5.
Sea f : R → R la función definida por f (x) = x + ex para todo x ∈ R.
Prueba que f es biyectiva y que f −1 es derivable en R. Calcula (f −1 )0 (1)
y (f −1 )0 (1 + e).

Respuesta. La función f es derivable en R con


f 0 (x) = 1 + ex > 0 para todo x ∈ R.
245
4.7. Ejercicios resueltos

Luego f es estrictamente creciente y en particular inyectiva. Además,


f (x) → −∞ (x → −∞) y f (x) → +∞ (x → +∞).
De ello se deduce que f (R) = R y queda probado que f es biyectiva. Puesto
que f es derivable con derivada no nula en todo punto, el teorema de la función
inversa garantiza que f −1 es derivable en R con
(f −1 )0 (f (x)) = 1
f 0 (x) para todo x ∈ R.
En particular,
(f −1 )0 (1) = (f −1 )0 (f (0)) = 1
f 0 (0) = 1
1+e0 = 1
2 y
−1 0 −1 0 1 1
(f ) (1 + e) = (f ) (f (1)) = f 0 (1) = 1+e . 

4.7.6.
Determina el número de raíces reales de la ecuación 3x5 + 5x3 − 30x = m
según el valor del número real m.

Respuesta. La función f : R → R definida por f (x) = 3x5 + 5x3 − 30x es


derivable y f 0 (x) = 15x4 + 15x2 − 30 para todo x ∈ R. Por tanto,
f 0 (x) > 0 ⇔ x4 + x2 − 2 > 0
⇔ (x2 + 2)(x2 − 1) > 0
⇔ x2 > 1
⇔ x ∈ ]−∞, −1[ ∪ ]1, +∞[ .
0
Del mismo modo, f (x) < 0 ⇔ x ∈ ]−1, 1[ .
Es claro entonces que f |]−∞,−1[ es estrictamente creciente, f |]−1,1[ es estric-
tamente decreciente y f |]1,+∞[ es estrictamente creciente. Estos hechos y la
continuidad de f permiten afirmar que, en realidad, ocurre lo mismo con las
funciones f |]−∞,−1] , f |[−1,1] y f |[1,+∞[ . Todas ellas son, por tanto, inyectivas.

Evidentemente f (−1) = 22, f (1) = −22 y f diverge negativamente en −∞ y


positivamente en +∞. Así pues, como consecuencia inmediata del teorema del
valor intermedio,
f (]−∞, −1]) = ]−∞, 22] , f ([−1, 1]) = [−22, 22] y f ([1, +∞[) = [−22, +∞[ .

Supongamos en primer lugar que m < −22. Entonces existe un único x ∈ R


(que pertenece al intervalo ]−∞, −1[) tal que f (x) = m. Luego, en este caso,
la ecuación posee una única solución.
Por otra parte, si m = −22, es claro que f (1) = m (obviamente 1 es entonces
el único punto del intervalo [−1, 1] y también del intervalo [1, +∞[ en el que f
alcanza el valor m). Como, en esta situación, m ∈ f (]−∞, −1]), existe un único
x ∈ ]−∞, −1] tal que f (x) = m. Así pues, para m = −22, la ecuación tiene
dos soluciones (una de ellas es 1 y la otra pertenece al intervalo ]−∞, −1]).
Supongamos ahora que −22 < m < 22. Entonces
m ∈ f (]−∞, −1[) ∪ f (]−1, 1[) ∪ f (]1, +∞[)
246
Tema 4. Derivación

de donde se deduce que la ecuación tiene tres soluciones (una en cada uno de
los intervalos ]−∞, −1[ , ]−1, 1[ y ]1, +∞[ ).
Si m = 22, tiene dos soluciones (una de ellas es −1 y la otra se encuentra en
el intervalo [1, +∞[ ).
Finalmente, si m > 22, la ecuación posee una única solución (que pertenece al
intervalo ]1, +∞[ ).
El siguiente cuadro resume el número de soluciones de la ecuación considerada
en función de los valores del parámetro m :
m < −22 m = −22 −22 < m < 22 m = 22 m > 22
1 2 3 2 1

Por último, ilustraremos gráficamente el contenido del presente ejercicio:


y
m > 22
m = 22
−22 < m < 22

x
m = −22
m < −22


4.7.7.
Prueba las desigualdades siguientes:
1 + x ≤ ex ≤ 1 + xex para todo x ∈ R
x
1+x ≤ ln(1 + x) ≤ x para todo x ∈ ]−1, +∞[ .

Respuesta. Es claro que todas se verifican (con igualdad) para x = 0. Con-


sideremos pues un número real x 6= 0. Aplicando el teorema del valor medio
a la restricción de la función exponencial al intervalo cerrado de extremos
0 y x obtenemos un punto c en el correspondiente intervalo abierto tal que
ex − e0 = ec (x − 0). Por tanto,
ex = 1 + ec x. (4.5)
c c
Si 0 < c < x entonces e > 1 y x > 0, de donde, e x > x. Si x < c < 0 es claro
que ec < 1 y x < 0. Luego, también en este caso, ec x > x. Así pues, teniendo
en cuenta (4.5), deducimos que ex > 1 + x. Queda probada, de este modo, la
primera desigualdad (de manera estricta para x 6= 0).
Fijemos ahora un número real x y observemos que a partir de la desigualdad ya
demostrada se obtiene, cambiando x por −x, que 1 − x ≤ e−x . Multiplicando
los dos miembros por ex deducimos que ex − xex ≤ 1. Por tanto, ex ≤ 1 + xex
para todo x ∈ R.
Sea ahora x ∈ ]−1, +∞[ . Puesto que la función logaritmo neperiano es crecien-
te, la desigualdad 1+x ≤ ex (anteriormente probada) implica que ln(1+x) ≤ x.
En consecuencia, solo nos resta demostrar que
x
1+x ≤ ln(1 + x).
Ya habíamos indicado que para x = 0 se cumple con igualdad. Supongamos
que x ∈ ]−1, +∞[ \{0} y apliquemos el teorema del valor medio a la restricción
247
4.7. Ejercicios resueltos

de la función t 7→ ln(1 + t) al intervalo cerrado de extremos 0 y x. Obtenemos


1
así un punto c en el correspondiente intervalo abierto tal que ln(1+x) = 1+c x.
Si 0 < c < x entonces 1/(1 + c) > 1(1 + x) y, por tanto, x/(1 + c) > x/(1 + x).
Si x < c < 0 (no se olvide además que −1 < x) se tiene que 0 < 1 + x < 1 + c
y así 1/(1 + c) < 1/(1 + x) , de donde x/(1 + c) > x/(1 + x) (pues x < 0). En
x
cualquier caso, ln(1 + x) > 1+x , lo que concluye la demostración. 

4.7.8.
Sean f, g : R → R funciones derivables en R tales que f 0 (x) = g(x),
g 0 (x) = −f (x), para todo x ∈ R, f (0) = 0 y g(0) = 1. Prueba que f es la
función seno y g la función coseno.

Respuesta. Sea h : R → R la función definida por


h(x) = (f (x) − sen x)2 + (g(x) − cos x)2 para todo x ∈ R.
Evidentemente h es derivable en todo punto x de R con
h0 (x) = 2(f (x) − sen x)(f 0 (x) − cos x) + 2(g(x) − cos x)(g 0 (x) + sen x)
= 2(f (x) − sen x)(g(x) − cos x) + 2(g(x) − cos x)(−f (x) + sen x)
= 2(g(x) − cos x)(f (x) − sen x − f (x) + sen x) = 0.
Luego h es una función constante y así h(x) = h(0) = 0 para todo x ∈ R. De
ello se deduce que f (x) = sen x y g(x) = cos x para todo x ∈ R. 

4.7.9.
Demuestra que
x3
sen x ≤ x ≤ sen x + 6 para todo x ∈ R+
0.

Respuesta. Puesto que las desigualdades se cumplen trivialmente en el punto


cero supondremos en lo que sigue que x es un número real positivo. El teorema
del valor medio aplicado a la restricción de la función seno al intervalo [0, x] nos
proporciona un punto c1 en el intervalo abierto ]0, x[ tal que sen x = x cos c1 .
Teniendo en cuenta que cos c1 ≤ 1 es ya inmediato que sen x ≤ x. El mismo
2
argumento, aplicado a la función t 7→ cos t + t2 , de [0, x] en R, nos permite
2
afirmar que cos x + x2 − 1 = (− sen c2 + c2 )x, para algún punto c2 ∈ ]0, x[ . Por
2
lo ya probado − sen c2 + c2 ≥ 0 y, en consecuencia, cos x + x2 ≥ 1. Una última
3 c23
aplicación del teorema del valor medio nos dice que sen x + x6 = (cos c3 + 2 )x
c2
para un cierto c3 ∈ ]0, x[ . Teniendo en cuenta que cos c3 + 23 ≥ 1 (como
3
acabamos de probar), deducimos de lo anterior que sen x + x6 ≥ x. 
Nota. Lo probado en este ejercicio puede usarse para obtener acotaciones del
número π. Recordemos previamente que π < 4 pues la propia definición de π
pone de manifiesto que 0 < π2 < 2. Si sustituimos x por π4 en las desigualdades
del enunciado obtenemos que
√ √ √ √
2 π 2 π3 2 43 2
2 ≤ 4 ≤ 2 + 43 ·6 < 2 + 43 ·6 = 2 + 16 .
248
Tema 4. Derivación

√ √
De este modo, 2 2 ≤ π < 2 2 + 23 .
3
Evidentemente, el error que se comete al sustituir x por sen x es inferior a x6 .
Por tanto, si x tiende a cero, también lo hace el error mencionado (con más
rapidez que x). Eligiendo valores de x convenientemente relacionados con π y
suficientemente cercanos a cero, encontraremos estimaciones más precisas de
π. Aproximaciones que pueden concretarse mediante operaciones muy simples
(aunque laboriosas si se prescinde de calculadora).
Dado un entero k, es fácil probar que
q
sen x2 = 1−cos2
x
para todo x ∈ [4kπ, (4k + 2)π] y
q
cos x2 = 1+cos2
x
para todo x ∈ [(4k − 1)π, (4k + 1)π] .
En particular, las dos igualdades se cumplen para todo x ∈ [0, π] . De este
modo, cualquiera que sea n ∈ N,
r r
π π
π 1−cos( 2n ) π 1+cos( 2n )
sen( 2n+1 )= 2 , cos( 2n+1 )= 2 . (4.6)
π
Cambiando x por 2nen las inecuaciones ya probadas obtenemos, como su-
geríamos antes, aproximaciones de π cuya precisión mejora si aumentamos el
valor de n. El caso n = 2 ya ha sido tratado. Veamos ahora la acotación que
obtenemos para n = 3. Evidentemente, 8 sen π8 ≤ π y, en consecuencia,
r √
1− 22
8 2 ≤ π.
q √
2
1−
Es sencillo probar que 3 < 8 2
2
(de hecho esta desigualdad se cumple si,
y solo si, 512 < 529). Podemos por tanto afirmar que 3 < π < 4. De forma
π
similar, para n = 6, se tiene que 64 sen 64 ≤ π. Con argumentos similares a
los sugeridos en el caso n = 3, lo que implica el uso reiterado de las igualdades
π
(4.6), puede probarse que 3, 14 < 64 sen 64 . Para conseguir una nueva acotación
de π, en este caso por exceso, es interesante el valor n = 5. Con tal natural
3
π
obtenemos que π < 32 sen 32 + 3242 ·6 < 3, 15 (la primera desigualdad se debe
a la segunda inecuación del enunciado y a que π < 4. La segunda puede
comprobarse, si se desea, como en los casos anteriores, de una forma muy
elemental, aunque laboriosa). Concluimos así que π = 3, 14 . . .
Para conseguir cifras adicionales de π deben considerarse valores más grandes
de n.
Señalemos, finalmente, que existe abundante literatura sobre este importante
número y, en particular, acerca de su expresión decimal. Puede consultarse
fácilmente a través de la red.

4.7.10.
Determina la imagen de las funciones f, g : R → R definidas por
x
f (x) = arc tg x − 1+x2 , para todo x ∈ R,
g(x) = arc tg x
x , para todo x ∈ R∗ , g(0) = 1.
249
4.7. Ejercicios resueltos

Respuesta. Notemos en primer lugar que − π2 < f (x) < para todo x ∈ R π
2
(lo que se razona fácilmente distinguiendo los casos x ≤ 0 y x ≥ 0). Luego,
f (R) está contenido en − π2 , π2 . Por otra parte,
 

lı́m f (x) = − π2 , lı́m f (x) = π


2
x→−∞ x→+∞
y, como f es continua
 π π en
 R, el teorema del valor intermedio permite deducir
fácilmente que −
 2 2 ⊂ f (R) (véase el ejercicio 3.7.16). En consecuencia,
,
f (R) = − π2 , π2 .


La función g es continua en R, pues en R∗ es de hecho derivable y


lı́m g(x) = lı́m arc tg x
x = arc tg0 0 = 1 = g(0),
x→0 x→0
lo que (también puede comprobarse haciendo uso de las reglas de L’Hôpital y)
prueba la continuidad de g en el punto cero. Sea ahora x ∈ R∗ y apliquemos el
teorema del valor medio a la restricción de la función arco-tangente al intervalo
cerrado de extremos 0 y x. Existe un punto c en el intervalo abierto de tales
1
extremos tal que arc tg x = 1+c 2 x. De ello se sigue que arc tg x < x si x > 0 y

arc tg x > x si x < 0. Luego,


0< arc tg x
x < 1 para todo x ∈ R∗
y, teniendo en cuenta que g(0) = 1, obtenemos que g(R) ⊂ ]0, 1] . Es claro
además que lı́mx→−∞ g(x) = lı́mx→+∞ g(x) = 0 y así, haciendo uso una vez
más del ejercicio 3.7.16, deducimos que ]0, 1] ⊂ g(R). Podemos por tanto
concluir que g(R) = ]0, 1] .
Nota. Solo hemos usado la continuidad de g pero, en realidad, es una función derivable en R. El
carácter local de la derivabilidad hace clara la afirmación en los puntos de R∗ . Por otra parte, de
acuerdo con las reglas de L’Hôpital,
arc tg x 1 −1
g(x)−g(0) −1 arc tg x−x 1+x2 −x
lı́m = lı́m x = lı́m = lı́m = lı́m = 0,
x→0 x x→0 x x→0 x2 x→0 2x x→0 2(1+x2 )

lo que prueba que g es derivable en cero con g 0 (0) = 0. 

4.7.11.
Sea z un complejo no nulo. Prueba que
(  
Im(z)
2 arc tg Re(z)+|z| si z ∈ C∗ \R−
arg(z) =
π si z ∈ R− .

Respuesta. Si z ∈ R− es claro que z = − |z| = |z| (cos π + i sen π). Por tanto,
π es un argumento de z y como π ∈ ]−π, π] podemos afirmar que π = arg(z).
Supongamos que z ∈ / R− y observemos en primer lugar que Re(z) + |z| 6= 0
(pues, en caso contrario, Re(z) = − |z| y, en consecuencia, Im(z) = 0. De
ello se deduce que z = − |z| o, equivalentemente, que z ∈ R− , en contra de
Im(z)
la hipótesis). Puesto que el número real θ = 2 arc tg( Re(z)+|z| ) pertenece al
intervalo ]−π, π[ , solo nos resta probar que θ es un argumento de z. Con este
propósito, notemos a = Re(z) y b = Im(z). Entonces, teniendo en cuenta que
250
Tema 4. Derivación

θ
∈ − π2 , π2 y que, en consecuencia, cos θ2 6= 0, obtenemos que
 
2
b 2
cos2 θ 2 θ
1−tg2 θ 1− (a+|z|)
2 −sen
2
cos θ = cos2 θ
2 − sen2 θ
2 = cos2 θ
+sen 2
2
θ = 1+tg2
2
θ = b2
2 2 2 1+ (a+|z|)2

(a+|z|)2 −b2 a2 +2a|z|+|z|2 −b2 2a(a+|z|) a


= (a+|z|)2 +b2 = a2 +2a|z|+|z|2 +b2
= 2|z|(a+|z|) = |z| .
Del mismo modo,
b
2 sen θ2 cos θ2 2 tg θ2 2
sen θ = 2 sen θ2 cos θ2 = cos2 θ2 +sen2 θ2
= 1+tg2 θ2
= a+|z|
b2
1+ (a+|z|)2
2b(a+|z|) 2b(a+|z|) b
= (a+|z|)2 +b2 = 2|z|(a+|z|) = |z| .
Por tanto, z = a + ib = |z| cos θ + i |z| sen θ = |z| (cos θ + i sen θ) y, en efecto,
θ es un argumento de z.
El argumento principal de un complejo no nulo

y
|z|
Im(z) z

|z|

θ θ
2
Re(z) Re(z) + |z| x
 
θ Im(z)
arg(z) = θ = 2 = 2 arc tg
2 Re(z)+|z| 

4.7.12.
Sea w un complejo no nulo, n un natural y R = {z ∈ C : z n = w}, el
conjunto de las raíces n-ésimas de w. Demuestra que R tiene exactamente
n elementos.

Respuesta. Sea α un argumento de w y supongamos que z es una raíz n-ésima


de w. Evidentemente z 6= 0 y, si θ es un argumento de z, la fórmula de De
Moivre garantiza que nθ es un argumento de w. En consecuencia,
w = |w|(cos α + i sen α) y w = |w|(cos(nθ) + i sen(nθ)).
En particular, cos α = cos(nθ) y sen α = sen(nθ). Por tanto, de acuerdo con
el apartado viii) del teorema 4.4.1, existe k ∈ Z tal que nθ = α + 2kπ y
podemos afirmar que θ = α+2kπ n . Puesto que |z|n = |z n | = |w|, es obvio que
p
|z| = |w| . De este modo,
n

p
z = |z|(cos θ + i sen θ) = n |w| (cos( α+2kπ
n ) + i sen( α+2kπ
n )).
Consideremos pues, cualquiera que sea k ∈ Z, el número complejo
p
zk = n |w| (cos( α+2kπ
n ) + i sen( α+2kπ
n )).
Acabamos de probar que R ⊂ {zk : k ∈ Z}.
Recíprocamente, dado k ∈ Z,
p
α+2kπ
|zk | = n |w| y n es un argumento de zk .
251
4.7. Ejercicios resueltos

Luego, haciendo uso de la fórmula de De Moivre,


zkn = |w|(cos(α + 2kπ) + i sen(α + 2kπ)) = |w|(cos α + i sen α) = w.
Esto prueba que zk ∈ R y nos permite concluir que R = {zk : k ∈ Z}.
Por otra parte, dado un entero k, existen q, r ∈ Z tales que k = nq + r y
0 ≤ r < n (véase el ejercicio 1.6.5). En virtud de ello,
p
zk = n |w| (cos( α+2kπ
n ) + i sen( α+2kπ
n ))
p
= |w| (cos( α+2rπ
n
n + 2qπ) + i sen( α+2rπ
n + 2qπ))
= zr
y se prueba así que R = {zk : k ∈ Z, 0 ≤ k < n} = {z0 , z1 , . . . , zn−1 }.
Solo nos resta probar que los complejos z0 , z1 , . . . , zn−1 son distintos dos a dos.
Sean, para comprobarlo, k1 , k2 ∈ Z con 0 ≤ k1 < n, 0 ≤ k2 < n y supongamos
que zk1 = zk2 . Entonces,
cos( α+2k
n

) = cos( α+2k
n

) y sen( α+2k
n

) = sen( α+2k
n

).
Por tanto, existe h ∈ Z tal que α+2k
n

= α+2k
n

+ 2hπ. De esta igualdad se
deduce que k1 − k2 = hn, con lo que |h|n = |k1 − k2 | < n y así |h| < 1. Puesto
que h es un entero, h = 0 y k1 = k2 . Esto concluye la prueba.
Así pues, como dijimos en el transcurso del presente tema (véase la parte final
de la cuarta sección), si w es un complejo no nulo, α un argumento de w y n
un natural, las n raíces n-ésimas de w vienen dadas por
p
zk = n |w| (cos( α+2kπ
n ) + i sen( α+2kπ
n )) para todo k ∈ {0, 1, . . . , n − 1}
y, por supuesto, no es necesario que α sea el argumento principal de w.
A modo de ejemplo, las raíces cúbicas de 1 son
zk = cos( 2kπ 2kπ
3 ) + i sen( 3 ), donde k ∈ {0, 1, 2}.
√ √
3 3
Más explícitamente, z0 = 1, z1 = − 12 + i 2 y z2 = − 21 − i 2 . 

4.7.13.
π
Estudia el comportamiento en el punto 2 de la función f, de ]0, π[ \{ π2 }
en R, definida por
ln(sen x)
f (x) = (π−2x)2 para todo x ∈ ]0, π[ \{ π2 }.

Respuesta. Haciendo uso de las reglas de L’Hôpital obtenemos que


cos x
cos x − sen x
lı́mπ f (x) = lı́mπ sen x
−4(π−2x) = lı́mπ = lı́mπ = − 81 . 
x→ 2 x→ 2 x→ 2 −4(π−2x) x→ 2 8

4.7.14.
Estudia los extremos relativos de la función f : R → R en cada uno de
los siguientes casos:
i) f (x) = x5 − 5x4 + 5x3 + 10 para todo x ∈ R.
x2 −3x+2
ii) f (x) = x2 +1 para todo x ∈ R.
252
Tema 4. Derivación

iii) f (x) = cos x para todo x ∈ R.

Respuesta. En cualquiera de los tres casos la función f es de clase C ∞ en


R y podemos aplicar el corolario 4.6.4. En primer lugar, deben hallarse los
puntos en los que la derivada de f es cero (los llamados puntos críticos de f )
pues, en virtud del teorema 4.3.2, son los únicos puntos en los que una función
derivable puede alcanzar extremos relativos.
i) Las soluciones de la ecuación f 0 (x) = 0, es decir, 5x4 − 20x3 + 15x2 = 0, son
0, 1 y 3, como puede comprobarse fácilmente. Por otra parte,
f 00 (x) = 20x3 − 60x2 + 30x para todo x ∈ R.
Luego, f 00 (0) = 0, f 00 (1) = −10 < 0 y f 00 (3) = 90 > 0. Así pues, f alcanza
en el punto 1 un máximo relativo estricto, cuyo valor es f (1) = 11, y un
mínimo relativo estricto en el punto 3, con valor f (3) = −17. Para aclarar
el comportamiento de f en el punto cero calculamos la siguiente derivada en
dicho punto. Evidentemente, f 000 (0) = 30 6= 0, con lo que la primera derivada
no nula en el punto cero es la tercera (impar). Luego f no alcanza un extremo
relativo en el punto cero. De acuerdo con la terminología que se introducirá en
el ejercicio 4.7.24, puede comprobarse sin dificultad que se trata de un punto
de inflexión de f .
ii) Es claro que
3x2 −2x−3
f 0 (x) = (x2 +1)2
para todo x ∈ R.
0
En consecuencia,
√ f√ (x) = 0 si, y solo si, 3x2 − 2x − 3 = 0, cuyas soluciones son
(1 − 10)/3 √ y (1 + 10)/3. Puede comprobarse,√ aunque es bastante laborioso,
que f 00 ((1 − 10)/3) < 0 y que f 00 ((1 + √10)/3) > 0, por lo que f alcanza un
máximo√ relativo estricto en el punto (1 − 10)/3 y un mínimo relativo estricto
en (1 + 10)/3.
En este caso es más sencillo deducir lo anterior del estudio de la monotonía de
f. En efecto,
√ √
f 0 (x) > 0 ⇔ 3x2 − 2x − 3 > 0 ⇔ x < 1− 10
3 o x > 1+3 10
√ √
y, evidentemente, f 0 (x) < 0 ⇔ 1−3 10 < x < 1+ 10
3 . Luego la restricción de f
a los intervalosi
√ i h √ √ i h √ h
−∞, 1−3 10 , 1−3 10 , 1+3 10 y 1+3 10 , +∞
es, de forma respectiva, creciente, decreciente y creciente (de manera estricta
en los tres casos). En particular,
√ volvemos a obtener √ que f alcanza un
√ máximo
relativo en el punto (1− 10)/3
√ , cuyo valor es f ((1− 10)/3)
√ = (3+ 10)/2 , y

un mínimo relativo en (1+ 10)/3 cuyo valor es f ((1+ 10)/3) = (3− 10)/2 .

iii) Es claro que


f 0 (x) = 0 ⇔ − sen x = 0 ⇔ x ∈ {kπ : k ∈ Z}.
Por otra parte, f 00 (x) = − cos x para todo x ∈ R y, en particular,

−1 si k es par
f 00 (kπ) = − cos(kπ) = (−1)k+1 =
1 si k es impar.
253
4.7. Ejercicios resueltos

Luego la función coseno alcanza un máximo relativo estricto en cada punto


de la forma kπ, con k ∈ Z y k par, cuyo valor es cos(kπ) = (−1)k = 1, y un
mínimo relativo estricto en cada punto de la forma kπ, con k ∈ Z y k impar,
cuyo valor es cos(kπ) = (−1)k = −1. Teniendo en cuenta que −1 ≤ cos x ≤ 1,
para todo x ∈ R, es obvio que, de hecho, la función coseno alcanza su máximo
absoluto (que es 1) en cada uno de los puntos 2kπ, con k ∈ Z, y su mínimo
absoluto, que es −1, en cada punto de la forma (2k − 1)π, con k ∈ Z. 

4.7.15.
La noción de asíntota está intuitivamente relacionada con la idea de tan-
gencia en el infinito. Formalicemos este último concepto:
Sean f : A → R y g : B → R funciones reales de variable real y suponga-
mos que el conjunto A ∩ B no está mayorado (resp. minorado). Decimos
que f y g son tangentes en +∞ (resp. −∞) si
lı́m (f (x) − g(x)) = 0 (resp. lı́m (f (x) − g(x)) = 0).
x→+∞ x→−∞

Nótese que la condición A ∩ B no mayorado (resp. A ∩ B no minorado)


da sentido a la definición, pues la función f − g está definida en A ∩ B.
Prueba que las funciones f : R∗ → R y g : R → R dadas por

2
f (x) = x2 e x para todo x ∈ R∗ , g(x) = x2 + 1 para todo x ∈ R,
son tangentes en +∞ y en −∞.

Respuesta. De acuerdo con las reglas de L’Hôpital (usadas en las igualdades


que hemos resaltado),
√ √
2 2/x
−1
lı́m (f (x) − g(x)) = lı́m (x2 (e x − 1) − 1) = −1 + lı́m e
1/x2
x→±∞ x→±∞ x→±∞
√ √ √
2/x2 ) e 2/x e√ 2/x
= −1+ lı́m −( −(2/x 3) = −1 + lı́m
x→±∞ x→±∞ 2/x

2
= − 1 + lı́m e x = 0.
x→±∞
(El símbolo ±∞ representa a +∞ en todos los casos o bien a −∞ también en todos ellos). 

4.7.16.
Sea A un subconjunto no mayorado de R y f : A → R una función.
Prueba que las siguientes afirmaciones son equivalentes:
i) Existe una función afín g : R → R tal que f y g son tangentes en
+∞ (se dice entonces que f tiene asíntota en +∞).
f (x)
ii) Existen los límites a = lı́mx→+∞ x y b = lı́mx→+∞ (f (x) − ax).
Observa que, en caso afirmativo, g(x) = ax + b para todo x ∈ R y, en
particular, solo puede existir una tal función afín g. La gráfica de g, es
decir, la recta de ecuación y = ax + b, recibe el nombre de asíntota en
+∞ de (la gráfica de) f. Si a = 0 hablamos de asíntota horizontal y
si a 6= 0 de asíntota oblicua. La unicidad de g implica que no pueden
coexistir asíntotas horizontales y oblicuas en +∞.
254
Tema 4. Derivación

Respuesta. Supongamos que se verifica la afirmación i) y sea g la mencionada


función afín. Entonces existen a, b ∈ R tales que g(x) = ax + b para todo
x ∈ R. Además, por hipótesis,
lı́m (f (x) − g(x)) = 0
x→+∞
f (x)−g(x)
y, con mayor motivo, lı́mx→+∞ x = 0. Luego,
f (x) f (x)−g(x)
lı́m = lı́m ( + ax+b
x ) =a y
x→+∞ x x→+∞ x

lı́m (f (x) − ax) = lı́m (f (x) − g(x) + b) = b.


x→+∞ x→+∞

Recíprocamente, supongamos que se verifica ii) y sea g : R → R la función


definida por g(x) = ax + b, para todo x ∈ R, donde a = lı́mx→+∞ f (x)
x y
b = lı́mx→+∞ (f (x) − ax). Entonces,
0 = lı́m (f (x) − ax − b) = lı́m (f (x) − g(x))
x→+∞ x→+∞
y, por tanto, f y g son tangentes en +∞. 

4.7.17.
Sea A un subconjunto no mayorado de R y f : A → R una función.
Prueba que f tiene una asíntota horizontal en +∞ si, y solo si, f tiene
límite en +∞. Además, en caso afirmativo, la ecuación de la asíntota es
y = b, donde b = lı́mx→+∞ f (x).
(Este ejercicio y el anterior admiten versiones igualmente válidas suponiendo que A no está
minorado y sustituyendo +∞ por −∞).

Respuesta. De acuerdo con el ejercicio precedente, afirmar que f tiene una


asíntota horizontal en +∞ es, en realidad, afirmar que f es tangente en
+∞ a una función (afín) constante. Es decir, que existe b ∈ R tal que
lı́mx→+∞ (f (x) − b) = 0. Equivalentemente, lı́mx→+∞ f (x) = b. 

4.7.18.
Sea f : A → R una función real de variable real y x0 un punto de
acumulación del conjunto B = {x ∈ A : x < x0 }. Decimos que f tiene una
asíntota vertical por la izquierda en el punto x0 si f diverge por la
izquierda en dicho punto. En tal caso, la recta de ecuación x = x0 recibe el
nombre de asíntota vertical de f por la izquierda en el punto x0 . De forma
análoga, si x0 es un punto de acumulación de C = {x ∈ A : x > x0 },
decimos que f tiene una asíntota vertical por la derecha en el punto
x0 si f diverge por la derecha en dicho punto. En este caso, la recta de
ecuación x = x0 se denomina asíntota vertical de f por la derecha en el
punto x0 . Si x0 ∈ B 0 ∩ C 0 y f tiene una asíntota vertical por la izquierda
y por la derecha en x0 , podremos decir simplemente que f tiene una
asíntota vertical en el punto x0 . En tal caso, la recta de ecuación
x = x0 recibe también el nombre más sencillo de asíntota vertical de f en
el punto x0 . Estas últimas denominaciones también se usan si f diverge
en el punto x0 , siendo x0 un punto de acumulación de B pero no de C o
un punto de acumulación de C pero no de B.
255
4.7. Ejercicios resueltos

Prueba que la función f : R∗ → R definida por f (x) = xe1/x , para todo


x ∈ R∗ , tiene una asíntota vertical por la derecha en el punto cero.

e1/x
Respuesta. Expresando f en la forma f (x) = para todo x ∈ R∗ , podemos
1/x ,
aplicar las reglas de L’Hôpital para estudiar su comportamiento en el punto
cero. De este modo, comprobamos fácilmente que f (x) → +∞ (x → 0+ ). Por
tanto, la recta de ecuación x = 0 es una asíntota vertical de f por la derecha
en el punto cero. Sin embargo, no es una asíntota vertical de f por la izquierda
en dicho punto, pues f no diverge por la izquierda en el punto cero. De hecho,
lı́mx→0− f (x) = 0. 

4.7.19.
Sea f : A → R una función real de variable real y consideremos un
intervalo I de R tal que I ⊂ A.
i) Comprueba que, para cualesquiera dos números reales a y b, el
conjunto {(1−t)a+tb : t ∈ [0, 1]} coincide con el intervalo cerrado de
extremos a y b. Observa como consecuencia que si a, b ∈ I, entonces
(1 − t)a + tb ∈ I para todo t ∈ [0, 1] .
Decimos que f es convexa (resp. cóncava) en I si, para cualesquiera
a, b ∈ I y t ∈ [0, 1] , se tiene que f ((1 − t)a + tb) ≤ (1 − t)f (a) + tf (b)
(resp. f ((1 − t)a + tb) ≥ (1 − t)f (a) + tf (b)). Si A es un intervalo y f
es convexa (resp. cóncava) en A decimos simplemente que f es convexa
(resp. cóncava).
ii) Interpreta geométricamente las nociones introducidas.
iii) Prueba que f es convexa (resp. cóncava) en I si, y solo si, para
cualesquiera a, b, c ∈ I tales que a < b < c,
f (b)−f (a) f (c)−f (a) f (c)−f (b) f (b)−f (a) f (c)−f (a) f (c)−f (b)
b−a ≤ c−a ≤ c−b (resp. b−a ≥ c−a ≥ c−b ).

f (b) f (b)

(1 − t)f (a) + tf (b) f ((1 − t)a + tb)

f ((1 − t)a + tb) (1 − t)f (a) + tf (b)

f (a) f (a)

a (1 − t)a + tb b a (1 − t)a + tb b

Convexidad Concavidad

Respuesta. i) Si a = b el intervalo cerrado de extremos a y b se reduce al punto


a y, dado t ∈ [0, 1] , (1 − t)a + tb = (1 − t)a + ta = a, con lo que la afirmación se
cumple trivialmente. Supongamos pues que a < b (el razonamiento es idéntico
256
Tema 4. Derivación

b−z z−a
para b < a). Dado z ∈ [a, b] es claro que z = b−a a+ b−a b. Además,
b−z z−a b−z z−a
b−a , b−a ∈ [0, 1] y b−a + b−a = 1.
Sea pues t = z−ab−a . De acuerdo con lo anterior t ∈ [0, 1] y z = (1 − t)a + tb.
Esto prueba que [a, b] ⊂ {(1 − t)a + tb : t ∈ [0, 1]}. Con objeto de probar
la inclusión restante sea t cualquier elemento del intervalo [0, 1] . Entonces,
0 ≤ t ≤ 1, b − a > 0 y, en consecuencia, 0 ≤ t(b − a) ≤ b − a. Por tanto,
a ≤ a + t(b − a) ≤ a + (b − a), es decir, a ≤ (1 − t)a + tb ≤ b. Luego
(1 − t)a + tb ∈ [a, b] , lo que prueba la citada inclusión y permite concluir que
[a, b] = {(1 − t)a + tb : t ∈ [0, 1]}.
Si a, b ∈ I, el intervalo cerrado de extremos a y b está contenido en I (pues
I es un intervalo). De acuerdo con lo ya probado, (1 − t)a + tb ∈ I (y, con
mayor motivo, (1 − t)a + tb ∈ A) para todo t ∈ [0, 1] . Esto da sentido a las
definiciones del enunciado.
ii) Observemos en primer lugar que si P0 = (a, f (a)) y P1 = (b, f (b)), donde
a y b son elementos arbitrarios de I, el conjunto {P0 + t(P1 − P0 ) : t ∈ R} se
reduce al punto P0 (si a = b) o es la recta que pasa por P0 y P1 (si a 6= b).
Dicho conjunto puede expresarse en la forma
{(1 − t)P0 + tP1 : t ∈ R}
y nos interesa, en este momento, el subconjunto que se obtiene restringiendo
t al intervalo [0, 1] . De acuerdo con ello, pongamos
S = {(1 − t)P0 + tP1 : t ∈ [0, 1]}.
Naturalmente, si a = b, este último conjunto se reduce también al punto P0 .
Supongamos pues que a 6= b. Evidentemente,
S = {( (1 − t)a + tb , (1 − t)f (a) + tf (b) ) : t ∈ [0, 1]}
y teniendo en cuenta lo probado en el apartado i) vemos que las abscisas de los
elementos de S recorren el intervalo cerrado de extremos a y b, al tiempo que
sus ordenadas describen el intervalo cerrado de extremos f (a) y f (b). Es claro,
por tanto, que el conjunto S está constituido por los puntos de la recta citada
comprendidos entre P0 y P1 , es decir, S es el segmento en R2 de extremos
(a, f (a)) y (b, f (b)).
El significado geométrico de las nociones introducidas es claro en vista de las
observaciones anteriores. La función f es convexa (resp. cóncava) en I si, para
cualesquiera a, b ∈ I, la gráfica de la restricción de f al intervalo cerrado de
extremos a y b se encuentra bajo (resp. sobre) el segmento en R2 determinado
por los puntos (a, f (a)) y (b, f (b)). En la figura que hemos incorporado se
aprecian perfectamente estos hechos.
iii) Supongamos que f es convexa en I y sean a, b, c ∈ I con a < b < c.
b−a
Entonces, el número real t = c−a pertenece al intervalo [0, 1] y, evidentemente,
b = (1 − t)a + tc. Por tanto,
f (b) = f ((1 − t)a + tc) ≤ (1 − t)f (a) + tf (c), (4.7)
f (b)−f (a) f (c)−f (a)
de donde, f (b) − f (a) ≤ t(f (c) − f (a)) y así b−a ≤ c−a . La igualdad
(4.7) también implica que
f (b) + (1 − t)f (c) ≤ (1 − t)f (a) + tf (c) + (1 − t)f (c),
257
4.7. Ejercicios resueltos

es decir, f (b) + (1 − t)f (c) ≤ (1 − t)f (a) + f (c). De este modo,


(1 − t)(f (c) − f (a)) ≤ f (c) − f (b).
f (c)−f (a) f (c)−f (b) c−b
Luego, c−a ≤ c−b (ya que 1 − t = c−a ).

Recíprocamente, supongamos que se verifica la condición del enunciado y con-


sideremos a, b ∈ I y t ∈ [0, 1] . La desigualdad
f ((1 − t)a + tb) ≤ (1 − t)f (a) + tf (b)
se verifica trivialmente si a = b o t ∈ {0, 1}. Nos centramos pues en el caso
a 6= b y t ∈ ]0, 1[ . De hecho, no perdemos generalidad si suponemos a < b. En
tal situación, a < (1 − t)a + tb < b y, por hipótesis,
f ((1−t)a+tb)−f (a) f (b)−f (a)
(1−t)a+tb−a ≤ b−a ,
f ((1−t)a+tb)−f (a) f (b)−f (a)
de donde, t(b−a) ≤ b−a . Así pues,
f ((1 − t)a + tb) − f (a) ≤ tf (b) − tf (a),
es decir, f ((1 − t)a + tb) ≤ (1 − t)f (a) + tf (b), lo que prueba que f es convexa
(digamos, a propósito de la argumentación precedente, que la convexidad de
f en I equivale a que se verifique una cualquiera de las desigualdades que
aparecen en iii) para cualquier terna de elementos de I en la situación que se
indica).
La caracterización de la concavidad se obtiene de manera directa a partir de
lo ya probado sin más que tener en cuenta que, evidentemente, f es cóncava
si, y solo si, −f es convexa. 

4.7.20.
Sea f : A → R una función real de variable real y supongamos que f es
convexa (resp. cóncava) en un intervalo no reducido a un punto I ⊂ A.
Prueba que f es derivable por la izquierda y por la derecha en todo
punto de I que no sea un extremo de I. Deduce que f es continua en
tales puntos (como consecuencia, si I es R, una semirrecta abierta o un
intervalo abierto y acotado, f es continua en I).

Respuesta. Supongamos en primer lugar que f es convexa y sea x0 un punto de


I que no sea un extremo de I (esto último ocurre con todos los puntos de I si I
es un intervalo del tipo considerado en el paréntesis precedente). Con objeto de
probar que f es derivable por la izquierda y por la derecha en x0 consideremos
los conjuntos I1 = {x ∈ I : x < x0 } e I2 = {x ∈ I : x > x0 } (ambos son,
en realidad, intervalos de R). Sean g : I1 → R y h : I2 → R las funciones
definidas por g(x) = f (x)−fx−x0
(x0 )
para todo x ∈ I1 y h(x) = f (x)−f
x−x0
(x0 )
para
todo x ∈ I2 . Cualesquiera que sean x ∈ I1 y x0 ∈ I2 es claro que x < x0 < x0 y,
de acuerdo con el ejercicio anterior, g(x) ≤ h(x0 ) . Por tanto, la función g está
mayorada, h está minorada y sup g(I1 ) ≤ ı́nf h(I2 ). Pongamos L1 = sup g(I1 )
y L2 = ı́nf h(I2 ). Del ejercicio precedente se deduce también que las funciones
g y h son crecientes.
Dado ε ∈ R+ existen x1 ∈ I1 y x2 ∈ I2 tales que
g(x1 ) > L1 − ε y h(x2 ) < L2 + ε.
258
Tema 4. Derivación

Definamos δ1 = x0 − x1 y δ2 = x2 − x0 . Si x es un punto de A con x < x0


y |x − x0 | < δ1 es obvio que x1 < x < x0 y, en particular, x ∈ I1 . Así pues,
g(x1 ) ≤ g(x) y podemos afirmar que L1 − ε < g(x). Por tanto,

f (x)−f (x0 )
x−x0 − L1 = L1 − g(x) < ε.

f (x)−f (x0 )
Esto prueba que lı́mx→x− x−x0 = L1 y, en consecuencia, f es derivable
0
por la izquierda en x0 .

para todo x ∈ A con x > x0 y |x − x0 | < δ2 , se tiene que


De forma análoga,
f (x)−f (x0 )
x−x0 − L2 < ε. Por tanto, f es derivable por la derecha en x0 (siendo

L2 la correspondiente derivada lateral).


Si f es cóncava en I, la función −f es convexa en tal intervalo. Así pues, en
virtud de lo ya probado, −f, y en consecuencia también f, es derivable por la
izquierda y por la derecha en todo punto no extremo de I.
La continuidad en tales puntos es consecuencia del ejercicio 4.7.3.
Observemos que, en general, no cabe esperar que f sea derivable en los puntos
de I que no sean extremos de I. Para ponerlo de manifiesto, basta considerar
la función valor absoluto, que no es derivable en cero pese a ser convexa en R,
pues evidentemente |(1 − t)a + tb| ≤ (1−t) |a|+t |b| para cualesquiera a, b ∈ R
y t ∈ [0, 1] . No obstante, es derivable por la derecha y por la izquierda (no
podía ser de otro modo) en el punto cero. Finalmente, en los extremos de I,
si los hay, f puede no ser ni siquiera continua. Así, por ejemplo, la función
f : [0, 1] → R definida por f (x) = 0, para todo x ∈ ]0, 1[ y f (0) = f (1) = 1, es
convexa (como fácilmente se comprueba) y, sin embargo, no es continua en 0
ni tampoco en 1.
Antes de dar por concluido el ejercicio debemos resaltar un hecho que puede apreciarse en la
argumentación anterior. Toda función creciente y mayorada g, de I1 en R, tiene límite en el
punto x0 . Concretamente, lı́mx→x0 g(x) = sup g(I1 ). De forma análoga, toda función creciente
y minorada h, de I2 en R, tiene límite en x0 . De forma más precisa, lı́mx→x0 h(x) = ı́nf h(I2 ).
Afirmaciones similares pueden hacerse para funciones decrecientes y minoradas, de I1 en R, o
decrecientes y mayoradas, de I2 en R. Véanse, en este mismo sentido, los ejercicios 3.8.6 y 3.8.7. 

4.7.21.
Sea I un intervalo no reducido a un punto y f : I → R una función de-
rivable en I. Demuestra que las siguientes afirmaciones son equivalentes:

i) f es convexa (resp. cóncava)


ii) f 0 es creciente (resp. decreciente)
iii) f (x) ≥ f (x0 ) + f 0 (x0 )(x − x0 ) para cualesquiera x, x0 ∈ I
(resp. f (x) ≤ f (x0 ) + f 0 (x0 )(x − x0 ) para cualesquiera x, x0 ∈ I).

Respuesta. Solo nos ocuparemos de las caracterizaciones de la convexidad


pues las correspondientes a la concavidad son enteramente análogas.
i) ⇒ ii) Sean a, b ∈ I con a < b y consideremos dos sucesiones {an } y {bn } de
puntos de I tales que an → a, bn → b y a < an < bn < b para todo n ∈ N (por
ejemplo, an = n+1 1 1 n+1
n+2 a + n+2 b, bn = n+2 a + n+2 b, para todo n ∈ N). Si f es
259
4.7. Ejercicios resueltos

convexa, el ejercicio 4.7.19. iii) garantiza que,


f (an )−f (a) f (bn )−f (b)
an −a ≤ bn −b para todo n ∈ N
0 0
y (tomando límites) f (a) ≤ f (b), lo que prueba que f es creciente.
ii) ⇒ iii) Sean x, x0 ∈ I tales que x 6= x0 (nótese que si x = x0 la desigualdad
se cumple trivialmente). Aplicando el teorema del valor medio a la restricción
de f al intervalo cerrado de extremos x y x0 obtenemos un punto c en el
correspondiente intervalo abierto tal que
f (x) − f (x0 ) = f 0 (c)(x − x0 ).
Si x < c < x0 se tiene por hipótesis que f 0 (c) ≤ f 0 (x0 ) y, teniendo en cuenta
que x − x0 < 0, deducimos que f 0 (c)(x − x0 ) ≥ f 0 (x0 )(x − x0 ). Así pues,
f (x) = f (x0 ) + f 0 (c)(x − x0 ) ≥ f (x0 ) + f 0 (x0 )(x − x0 ).
Análogamente, si x0 < c < x, tenemos f 0 (x0 ) ≤ f 0 (c) y, como x − x0 > 0,
f 0 (x0 )(x − x0 ) ≤ f 0 (c)(x − x0 )
de donde se deduce, como antes, la desigualdad iii).
iii) ⇒ i) Sean a, b ∈ I y t ∈ [0, 1] . Como se dijo en la resolución del tercer
apartado del ejercicio 4.7.19, podemos centrarnos directamente en el caso a < b
y t ∈ ]0, 1[ . Definamos c = (1−t)a+tb y observemos que (a < c < b), t = c−a b−a y
b−c
1−t = b−a . Por hipótesis, f (a) ≥ f (c)+f 0 (c)(a−c) y f (b) ≥ f (c)+f 0 (c)(b−c).
En consecuencia,
f (a)−f (c)
a−c ≤ f 0 (c) ≤ f (b)−f
b−c
(c)

y así, f (c)−f
c−a
(a)
≤ f (b)−f
b−c
(c) b−c
, de donde b−a (f (c) − f (a)) ≤ c−a
b−a (f (b) − f (c)),
es decir, (1 − t)(f (c) − f (a)) ≤ t(f (b) − f (c)). De esta última desigualdad se
deduce que f (c) ≤ (1 − t)f (a) + tf (b), esto es,
f ((1 − t)a + tb) ≤ (1 − t)f (a) + tf (b),
lo que prueba que f es convexa.
La interpretación geométrica de la equivalencia entre las afirmaciones i) y iii)
es muy sencilla si recordamos que la recta tangente a la gráfica de f en el
punto (x0 , f (x0 )) es precisamente la recta de ecuación
y = f (x0 ) + f 0 (x0 )(x − x0 ).
Así pues, f es convexa (resp. cóncava) si, y solo si, para cada x0 ∈ I, la
gráfica de f se encuentra sobre (resp. bajo) la recta tangente en el punto
(x0 , f (x0 )). 

x0 x0

Convexidad Concavidad
260
Tema 4. Derivación

4.7.22.
Sea I un intervalo no reducido a un punto y f : I → R una función
dos veces derivable en I. Demuestra que las siguientes afirmaciones son
equivalentes:
i) f es convexa (resp. cóncava)
ii) f 00 (x) ≥ 0 para todo x ∈ I (resp. f 00 (x) ≤ 0 para todo x ∈ I).

Respuesta. En virtud del ejercicio anterior f es convexa si, y solo si, f 0 es


creciente. A su vez, f 0 es creciente si, y solo si, su derivada es mayor o igual
que cero en todo punto, es decir, f 00 (x) ≥ 0 para todo x ∈ I. De forma análoga
se prueba lo correspondiente a la concavidad. 

4.7.23.
Sea I un intervalo no reducido a un punto y f : I → R una función.
Prueba que f es la restricción al intervalo I de una función afín si, y
solo si, f es al mismo tiempo cóncava y convexa, es decir, si, y solo si,
f ((1 − t)a + tb) = (1 − t)f (a) + tf (b) para cualesquiera a, b ∈ I y t ∈ [0, 1] .

Respuesta. Supongamos en primer lugar que f es la restricción al intervalo I


de una función afín. Entonces existen números reales α y β tales que
f (x) = αx + β para todo x ∈ I.
En consecuencia, dados a, b ∈ I y t ∈ [0, 1],
f ((1 − t)a + tb) = α((1 − t)a + tb) + β = α((1 − t)a + tb) + (1 − t)β + tβ
= (1 − t)(αa + β) + t(αb + β) = (1 − t)f (a) + tf (b).
Recíprocamente, supongamos que f es cóncava y convexa. Entonces, cuales-
quiera que sean a, b, c ∈ I con a < b < c,
f (b)−f (a) f (c)−f (a) f (c)−f (b)
b−a = c−a = c−b (ejercicio 4.7.19.iii)).
Consideremos un punto x0 ∈ I. Con el propósito de mostrar que f es derivable
en x0 , fijemos un punto x1 de I distinto de x0 . Supongamos, por ejemplo,
x0 < x1 (el razonamiento es análogo si x1 < x0 ) y sea x ∈ I\{x0 } tal que
|x − x0 | < x1 − x0 . Evidentemente, x < x0 < x1 o x0 < x < x1 . En cualquier
caso,
f (x)−f (x0 )
x−x0 = f (xx11)−f
−x0
(x0 )
.

Por tanto, lı́mx→x0 f (x)−f (x0 )


x−x0 = f (xx11)−f
−x0
(x0 )
y queda probada la derivabilidad
de f en el punto x0 . La arbitrariedad de x0 pone de manifiesto que f es
derivable en I. Haciendo uso del ejercicio 4.7.21 deducimos que f 0 es creciente
y decreciente. Luego f 0 es constante, esto es, existe α ∈ R tal que f 0 (x) = α
para todo x ∈ I. Sea g : I → R la función definida por g(x) = f (x) − αx para
todo x ∈ I. Evidentemente g es derivable en I con g 0 (x) = f 0 (x) − α = 0 para
todo x ∈ I. En consecuencia, existe β ∈ R tal que g(x) = β para todo x ∈ I.
Podemos concluir de este modo que f (x) = αx + β para todo x ∈ I, es decir,
f es la restricción al intervalo I de una función afín. 
261
4.7. Ejercicios resueltos

4.7.24.
Sea f : A → R una función real de variable real y x0 ∈ A. Se dice que x0
es un punto de inflexión de f si se cumplen las siguientes condiciones:
a) f es continua en el punto x0
b) Existe δ ∈ R+ tal que ]x0 − δ, x0 + δ[ ⊂ A y f es cóncava (resp.
convexa) en ]x0 − δ, x0 [ y convexa (resp. cóncava) en ]x0 , x0 + δ[ .
Supongamos que x0 es un punto de inflexión de f y sea δ como indica la
definición. Prueba que:
i) f es continua en un entorno de x0
ii) f es cóncava (resp. convexa) en ]x0 −δ, x0 ] y convexa (resp. cóncava)
en [x0 , x0 + δ[ .
Finalmente, estudia la convexidad, concavidad y los puntos de inflexión
de la función f : R → R definida por
 √
− −x si x < 0
f (x) = √
x si x ≥ 0 .

Respuesta. i) El ejercicio 4.7.20, junto con el carácter local de la continuidad


y la propia definición de punto de inflexión, garantizan que f es continua en
]x0 − δ, x0 + δ[ .
ii) Supongamos, por ejemplo, que f es cóncava en ]x0 − δ, x0 [ y convexa en
]x0 , x0 + δ[ (lo mismo se razona si f es convexa en ]x0 − δ, x0 [ y cóncava en
]x0 , x0 +δ[ ). Dados a, b ∈ ]x0 − δ, x0 ] y t ∈ [0, 1], podemos suponer además que
uno, y solo uno, de los puntos a y b coincide con x0 (si coinciden ambos con
x0 , o no coincide ninguno, la desigualdad f ((1 − t)a + tb) ≥ (1 − t)f (a) + tf (b)
se verifica trivialmente, o por hipótesis). Centrémonos pues en la situación
x0 − δ < a < b = x0 . Es claro entonces que, cualquiera que sea n ∈ N,
δ
b − 2n ∈ ]x0 − δ, x0 [ y, como también a es un punto de este intervalo,
δ δ
f ((1 − t)a + t(b − 2n )) ≥ (1 − t)f (a) + tf (b − 2n ).
La continuidad de f en ]x0 − δ, x0 + δ[ (o, más concretamente, su continuidad
en los puntos (1 − t)a + tb y b) permite deducir (tomando límites) que
f ((1 − t)a + tb) ≥ (1 − t)f (a) + tf (b),
lo que prueba que f es cóncava en ]x0 − δ, x0 ]. Del mismo modo se demuestra
que f es convexa en [x0 , x0 + δ[ .
La función f que aparece al final del enunciado es continua en R y derivable
en R∗ con
√1
(
0 2 −x
si x < 0
f (x) = 1

2 x
si x > 0

Evidentemente, f 0 también es derivable en R∗ y


√1
(
00 4 −x3
si x < 0
f (x) = 1
− 4√x3 si x > 0
Luego, f 00 (x) > 0 para todo x ∈ R− y f 00 (x) < 0 para todo x ∈ R+ . De
ello se deduce que f es convexa en R− y cóncava en R+ (ejercicio 4.7.22). Es
262
Tema 4. Derivación

pues claro que 0 es un punto de inflexión de f. De acuerdo con lo probado al


principio f es, de hecho, convexa en R− +
0 y cóncava en R0 . 

4.7.25.
Sea A un subconjunto no vacío de R tal que A ⊂ A0 , f : A → R una
función derivable en A y x0 ∈ A un punto de inflexión de f. Prueba que
f 0 alcanza un extremo relativo en el punto x0 . Deduce que si f es dos
veces derivable en x0 necesariamente f 00 (x0 ) = 0. Muestra con un ejemplo
que esta última condición no es suficiente para que x0 sea un punto de
inflexión de f.

Respuesta. De acuerdo con el ejercicio precedente existe un número real posi-


tivo δ tal que ]x0 −δ, x0 +δ[ está contenido en A y f es, por ejemplo, cóncava en
]x0 − δ, x0 ] y convexa en [x0 , x0 + δ[ . Como f es derivable en ambos intervalos,
el ejercicio 4.7.21 garantiza que f 0 es decreciente en ]x0 − δ, x0 ] y creciente en
[x0 , x0 + δ[ . Por tanto, f 0 alcanza un mínimo relativo en el punto x0 . Si f es
convexa en ]x0 − δ, x0 ] y cóncava en [x0 , x0 + δ[ se prueba del mismo modo que
f 0 alcanza un máximo relativo en el punto x0 .
Si f es dos veces derivable en el punto x0 , la función f 0 es derivable en dicho
punto y, dado que alcanza en él un extremo relativo, su derivada en x0 debe
ser nula, es decir, f 00 (x0 ) = 0.
Finalmente, consideremos la función f : R → R definida por f (x) = x4 para
todo x ∈ R. Obviamente f es de clase C ∞ en R y su derivada viene dada
por f 0 (x) = 4x3 para todo x ∈ R. La función f 0 es estrictamente creciente
y, en particular, no alcanza un extremo relativo en el punto cero. Así pues,
de acuerdo con lo que hemos probado, cero no es un punto de inflexión de
f. Nótese, sin embargo, que f 00 (0) = 0. Esta función constituye un ejemplo
en relación con la última parte del enunciado. Es claro, por otra parte, que f
alcanza un mínimo relativo en el punto cero. 

4.7.26.
Estudia la convexidad y concavidad de las funciones elementales.

Respuesta. Todas ellas admiten derivadas de cualquier orden (recordemos, en


honor a la verdad, que las funciones arco-seno y arco-coseno no son derivables
en los puntos −1 y 1. Puesto que ambas son continuas en [−1, 1] y derivables en
] − 1, 1[, podremos estudiar su curvatura con los argumentos que emplearemos
para las restantes funciones elementales). De acuerdo con el ejercicio 4.7.22,
todo se reduce a examinar el signo de la derivada segunda.
A lo largo de la discusión iremos incorporando las gráficas de las funciones
estudiadas, tratando de recoger una buena parte de la información obtenida
sobre ellas en el transcurso de la asignatura.
Sea a un número real positivo y f : R → R la función exponencial de base a.
Es claro que
f 00 (x) = (ln a)2 ax ≥ 0 para todo x ∈ R
263
4.7. Ejercicios resueltos

(la desigualdad es estricta si a 6= 1). Por tanto, las funciones exponenciales son
convexas (en el caso a = 1, f es constante y, por tanto, convexa y cóncava).
Observemos de paso que la recta de ecuación y = 0 es una asíntota (horizontal)
de f en −∞ (si a > 1) o en +∞ (si 0 < a < 1).

a>1

a=1

0<a<1

Funciones exponenciales

Por otra parte, si a ∈ R+ \{1} y f : R+ → R es la función logarítmica de base


a, se tiene que f 00 (x) = − ln1a x12 para todo x ∈ R+ . Luego f es convexa si
0 < a < 1 y cóncava si a > 1. La recta de ecuación x = 0 es una asíntota
vertical de f.

2
a>1

1 2 3 4

−1

0<a<1
−2

Funciones logarítmicas

Sea b un número real y f : R+ → R la función potencia de exponente b.


Entonces f 00 (x) = b(b − 1)xb−2 para todo x ∈ R+ . Por tanto, cualquiera que
sea x ∈ R+ , se tiene que f 00 (x) > 0 si b < 0 o b > 1 y f 00 (x) < 0 si 0 < b < 1.
Además, f 00 (x) = 0 si b = 0 o b = 1. En estos dos últimos casos f es la
restricción a R+ de una función afín. Si b < 0 o b > 1, f es convexa y si
0 < b < 1, f es cóncava. Nótese también que si b < 0 las rectas de ecuaciones
y = 0 y x = 0 son, respectivamente, una asíntota horizontal en +∞ y una
asíntota vertical en cero de f.
264
Tema 4. Derivación

3 b>1 b=1

0<b<1
2

b=0
1
b<0

1 2 3

Función potencia de exponente b

Consideremos ahora las funciones trigonométricas. Puesto que


cos00 (x) = − cos x para todo x ∈ R,
es claro que cos00 (x) ≤ 0 (resp. cos00 (x) ≥ 0) si, y solo si, cos x ≥ 0 (resp.
cos x ≤ 0), lo que a su vez equivale a la existencia de un entero k tal que
x ∈ [ π2 + (2k − 1)π, π2 + 2kπ] (resp. x ∈ [ π2 + 2kπ, π2 + (2k + 1)π]). Luego, la
función coseno es cóncava en los intervalos del primer tipo y convexa en los
del segundo. Los números reales de la forma π2 + kπ, con k ∈ Z, son sus puntos
de inflexión. De forma análoga se prueba que la función seno es convexa en los
intervalos de la forma [(2k −1)π, 2kπ] y cóncava en los del tipo [2kπ, (2k +1)π].
Sus puntos de inflexión son los números reales de la forma kπ, con k ∈ Z.

1
y = cos x y = sen x

− 3π −π −π 0 π π 3π
2 2 2 2

−1

Por otra parte, es inmediato que tg00 x = 2 tg x(1 + tg2 x) para todo x en
R\{ π2 + kπ : k ∈ Z}. De ello se deduce que la función tangente es cóncava en
]kπ − π2 , kπ] y convexa en [kπ, kπ + π2 [ , cualquiera que sea el entero k. Sus
puntos de inflexión son también los múltiplos de π. Es claro además que las
rectas de ecuación x = kπ + π2 , con k ∈ Z, son asíntotas verticales de la función
tangente.


− 3π
2 −π −π
2
π
2 π 2

La función tangente
265
4.7. Ejercicios resueltos

Puesto que
arc sen00 x = x√
(1−x2 ) 1−x2
= − arc cos00 x para todo x ∈ ]−1, 1[ ,
es de comprobación inmediata que la función arco-seno es convexa en [0, 1[ y
cóncava en ] − 1, 0], mientras que la función arco-coseno es cóncava en [0, 1[ y
convexa en ]−1, 0] . Puesto que se trata de funciones continuas en [−1, 1] , lo
afirmado para los anteriores intervalos semiabiertos es en realidad válido en
los correspondientes intervalos cerrados (véase el ejercicio 4.7.24). Así pues,
ambas presentan un punto de inflexión en cero.
π
2 π

−1 π
2
1

−π
2
−1 1
La función arco-seno La función arco-coseno

Finalmente, arc tg00 x = − (1+x2x 00


2 )2 para todo x ∈ R. Luego, arc tg x ≥ 0 (resp.

arc tg00 x ≤ 0) si, y solo si, x ≤ 0 (resp. x ≥ 0). La función arco-tangente es


por tanto convexa en R− +
0 y cóncava en R0 . Su único punto de inflexión es
cero. Observemos que las rectas de ecuación y = − π2 e y = π2 son asíntotas
(horizontales) en −∞ y +∞, respectivamente, de la función arco-tangente.

π
2

−π
2

La función arco-tangente 

4.7.27.
Analiza y representa gráficamente las siguientes funciones:
i) f (x) = x4 − 3x3 + 3x2 − x para todo x ∈ R
ii) g(x) = x21+1 para todo x ∈ R
2x2 −3x−2
iii) h(x) = 2 para todo x ∈ R\{−1, 1}
√ x −1
iv) ϕ(x) = 2
x +1 para todo x ∈ R
1
v) ψ(x) = xe x para todo x ∈ R∗ .
En cada caso, el estudio debe hacer referencia, al menos, a los siguientes
apartados:
Puntos de corte de la gráfica con los ejes de coordenadas.
Asíntotas.
Crecimiento, decrecimiento y extremos relativos.
Concavidad, convexidad y puntos de inflexión.
266
Tema 4. Derivación

Respuesta. La gráfica de una función real de variable real f : A → R está


constituida, como es bien sabido, por los puntos del plano que son de la forma
(x, f (x)), con x ∈ A. Un punto de la gráfica de f pertenece al eje de abscisas si,
y solo si, su segunda coordenada es cero. Por tanto, para determinar los puntos
de intersección de la gráfica con el eje de abscisas ha de resolverse la ecuación
f (x) = 0 (en el conjunto A). Por otra parte, la condición necesaria y suficiente
para que la gráfica corte al eje de ordenadas es que el punto cero pertenezca
al conjunto A. En tal caso, el punto de intersección es (0, f (0)) (la gráfica de
una función real de variable real posee, a lo sumo, un punto de intersección
con el eje de ordenadas). Puesto que todas las funciones propuestas admiten
derivadas sucesivas de todos los órdenes, podemos estudiar su crecimiento
y decrecimiento (resp. convexidad y concavidad) analizando el signo de la
primera (resp. segunda) derivada.
i) Es sencillo comprobar que x4 − 3x3 + 3x2 − x = x(x − 1)3 para todo x ∈ R.
Por tanto, las soluciones de la ecuación x4 − 3x3 + 3x2 − x = 0 son 0 y 1. Así,
los puntos de corte de la gráfica de f con el eje de abscisas son (0, 0) y (1, 0).
De paso, hemos obtenido también el punto de corte con el eje de ordenadas
que, naturalmente, es (0, 0).
Las funciones polinómicas de grado mayor o igual que dos no poseen asíntotas
de ningún tipo (la función x 7→ f (x) ∗
x , de R en R, no tiene límite en +∞ ni
en −∞, lo que excluye la posibilidad de asíntotas horizontales u oblicuas, y
además, cualquiera que sea x0 ∈ R, lı́mx→x0 f (x) = f (x0 ), que es incompatible
con la existencia de asíntotas verticales. Digamos, a propósito de esto último,
que ninguna función continua en R posee asíntotas verticales).
Por otra parte, cualquiera que sea x ∈ R,
f 0 (x) < 0 ⇔ 4x3 − 9x2 + 6x − 1 < 0 ⇔ (4x − 1)(x − 1)2 < 0 ⇔ x < 1
4 .
0 1
Del mismo modo,  f (x)  > 0 ⇔ x > 4y x 6= 1. Luego f es estrictamente
decreciente en −∞, 41 y estrictamente creciente
1 
 en1 los intervalos
1  4, 1 y
]1, +∞[ (en realidad, la monotonía es estricta en −∞, 4 y en 4 , +∞ sin más
que tener en cuenta la continuidad de f ). De ello se deduce que f alcanza un
mínimo relativo estricto en el punto 41 , cuyo valor es f ( 14 ) = − 256
27
. Obviamente
se trata del mínimo absoluto de f.
Dado x ∈ R, observemos ahora que
f 00 (x) ≤ 0 ⇔ 12x2 − 18x + 6 ≤ 0 ⇔ 6 (2x − 1) (x − 1) ≤ 0 ⇔ 1
2 ≤x≤1
00 1
 f (x) ≥ 0 ⇔
y, evidentemente,  x ≤ o x ≥ 1. Por tanto, f es cóncava en el
2
intervalo 21 , 1 y convexa en −∞, 21 y [1, +∞[. Es claro entonces que 21 y 1
 

son puntos de inflexión de f. Para dibujar la gráfica es útil conocer el valor


de f y la pendiente de la recta tangente en los puntos de inflexión. En el caso
1
que nos ocupa, f ( 12 ) = − 16 , f 0 ( 12 ) = 14 y f (1) = f 0 (1) = 0.
Los puntos que hemos obtenido en la exposición precedente aparecerán en la
gráfica con la notación que sigue: P1 = (0, 0), P2 = (1, 0), P3 = ( 41 , − 256
27
)y
1 1
P4 = ( 2 , − 16 ).
267
4.7. Ejercicios resueltos

f (x) = x4 − 3x3 + 3x2 − x

P1 P2
P3 P4

ii) Puesto que g(x) > 0, para todo x ∈ R, no existen puntos de corte con
el eje de abscisas. El corte con el eje de ordenadas se produce en el punto
(0, g(0)) = (0, 1).
Por otra parte, la recta de ecuación y = 0 es una asíntota de g en −∞ y en +∞,
pues lı́mx→−∞ g(x) = lı́mx→+∞ g(x) = 0. Aprovechemos este momento para
señalar que las asíntotas (horizontales y oblicuas) de las funciones racionales
lo son siempre en +∞ y en −∞. Piénsese que una función racional tiene límite
en −∞ si, y solo si, tiene límite en +∞ y, en caso afirmativo, ambos tienen
el mismo valor. La función g no tiene asíntotas verticales (pues es continua en
R).
Con objeto de estudiar la monotonía de g, sea x un número real arbitrario. Es
claro que
g 0 (x) > 0 ⇔ − (x22x
+1)2
>0⇔x<0
y, desde luego, g 0 (x) < 0 ⇔ x > 0. Por tanto, haciendo uso también de
su continuidad en cero, podemos afirmar que g es estrictamente creciente en
R− +
0 y estrictamente decreciente en R0 . Alcanza, en consecuencia, un máximo
relativo estricto en el punto cero que es, de hecho, el máximo absoluto de g.
Su valor es g(0) = 1.
Para analizar la curvatura de g, sea nuevamente x ∈ R. Entonces,
√ √
6x2 −2
g 00 (x) ≤ 0 ⇔ ≤ 0 ⇔ 3x2 − 1 ≤ 0 ⇔ x ∈ [− 33 , 33 ]
(x2 +1)3
√ √
y g 00 (x) ≥ 0 si, y solo si, x ∈ ]−∞,
√ − √ 3/3] o x ∈ [ 3/3, +∞[ . Luego
√ g es√ con-
vexa en los intervalos
√ ]−∞,
√ − 3/3] y [ 3/3, +∞[ y cóncava en [− 3/3, 3/3].
Por lo tanto − 3/3 y 3/3 son puntos de inflexión de g. El valor de g en cada
uno de ellos es 3/4 .

1
1 g(x) = x2 +1

3
4

√ √
−2 −1 − 3 3 1 2
3 3

iii) Sea x ∈ R\{−1, 1}. Evidentemente,


h(x) = 0 ⇔ 2x2 − 3x − 2 = 0 ⇔ x = − 12 o x = 2.
Luego, los puntos de corte de la gráfica de h con el eje de abscisas son (− 21 , 0)
y (2, 0). Es claro igualmente que en el punto (0, h(0)) = (0, 2) tiene lugar la
intersección con el eje de ordenadas.
268
Tema 4. Derivación

Puesto que lı́mx→−∞ h(x) = lı́mx→+∞ h(x) = 2, la recta de ecuación y = 2 es


una asíntota (horizontal) de h en −∞ y en +∞. Por otra parte,
h(x) → +∞ (x → −1− ) h(x) → −∞ (x → −1+ )
h(x) → +∞ (x → 1− ) h(x) → −∞ (x → 1+ )
y, en particular, las rectas de ecuaciones x = −1 y x = 1 son asíntotas verticales
de h.
Teniendo en cuenta que
3x2 +3
h0 (x) = (x2 −1)2
> 0, para todo x ∈ R\{−1, 1},
podemos afirmar que h es estrictamente creciente en cada uno de los intervalos
que componen su dominio, esto es, ]−∞, −1[ , ]−1, 1[ y ]1, +∞[ .
Dado x ∈ R\{−1, 1}, observemos además que
2
h00 (x) ≤ 0 ⇔ −6x (xx2 −1)
+3
3 ≤ 0 ⇔
x
x2 −1 ≥ 0 ⇔ −1 < x ≤ 0 o x > 1.
Naturalmente, h00 (x) ≥ 0 si, y solo si, x < −1 o 0 ≤ x < 1. Por tanto, h
es convexa en los intervalos ]−∞, −1[ y [0, 1[ , mientras que en los intervalos
]−1, 0] y ]1, +∞[ es cóncava. Su único punto de inflexión es cero y ya habíamos
visto que h(0) = 2. La pendiente en el punto de inflexión es h0 (0) = 3.
Con la información obtenida podemos dibujar fácilmente la gráfica de h.

2x2 −3x−2
h(x) = x2 −1

iv) La función ϕ no posee puntos de corte con el eje de abscisas ya que ϕ(x) > 0
para todo x ∈ R. Corta al eje de ordenadas en el punto (0, ϕ(0)) = (0, 1).
Puesto que se trata de una función continua en R, no posee asíntotas verticales.
En cambio,
√ √
ϕ(x) x2 +1 x2 +1
lı́m = lı́m = lı́m (− |x| )
x→−∞ x x→−∞ x x→−∞
q
x2 +1
= − lı́m = −1 y
x2
x→−∞
p
1
lı́m (ϕ(x) − (−1)x) = lı́m ( x2 + 1 + x) = lı́m √
x2 +1−x
= 0.
x→−∞ x→−∞ x→−∞

Por tanto, la recta de ecuación y = −x es una asíntota (oblicua) de ϕ en −∞.


Análogamente se prueba que la recta de ecuación y = x es una asíntota de ϕ
en +∞.
Por otra parte, dado x ∈ R,
ϕ0 (x) < 0 ⇔ √ x
x2 +1
<0⇔x<0
269
4.7. Ejercicios resueltos

y ϕ0 (x) > 0 ⇔ x > 0, de lo que se deduce, como en ocasiones anteriores,


que ϕ es estrictamente decreciente en R− +
0 y estrictamente creciente en R0 .
En particular, alcanza un mínimo relativo estricto en el punto cero, que es
al mismo tiempo el mínimo absoluto de ϕ. Como ya sabemos, su valor es
ϕ(0) = 1.
Finalmente,
ϕ00 (x) = 1√
(x2 +1) x2 +1
> 0 para todo x ∈ R.

Esto implica que la función ϕ es convexa en R.



ϕ(x) = x2 + 1

v) La gráfica de la función ψ no presenta ninguna intersección con el eje de


ordenadas (pues el punto cero no pertenece a su dominio). Evidentemente
tampoco corta al eje de abscisas.
Es claro que
ψ(x) ψ(x) 1
lı́m = lı́m = lı́m e x = 1 y
x→−∞ x x→+∞ x x→+∞
1
lı́m (ψ(x) − x) = lı́m (ψ(x) − x) = lı́m (xe x − x)
x→−∞ x→+∞ x→+∞
1 1
e x −1
= lı́m 1 = lı́m e x = 1.
x→+∞ x x→+∞
El uso de las reglas de L’Hôpital que se hace en la penúltima igualdad puede
evitarse, si se desea, mediante equivalencias por cociente. Así pues, la recta de
ecuación y = x + 1 es una asíntota (oblicua ) de ψ en −∞ y en +∞. Además,
como vimos en el ejercicio 4.7.18, la función ψ tiene una asíntota vertical por
la derecha, aunque no por la izquierda, en el punto cero. Concretamente,
ψ(x) → +∞ (x → 0+ ) y lı́m ψ(x) = 0.
x→0−

e
1
ψ(x) = xe x

1
270
Tema 4. Derivación

Consideremos ahora un punto x ∈ R∗ . Entonces,


1
ψ 0 (x) > 0 ⇔ x−1 x
x e >0⇔ x−1
x >0⇔x>1 o x<0
y ψ (x) < 0 ⇔ 0 < x < 1. Por lo tanto, ψ es estrictamente creciente en R− ,
0

estrictamente decreciente en ]0, 1] y estrictamente creciente en [1, +∞[ . Como


consecuencia, ψ alcanza un mínimo relativo estricto en el punto 1, cuyo valor
es ψ(1) = e.
Por otra parte,
1
ex
ψ (x) > 0 ⇔ 3 > 0 ⇔ x > 0 y ψ 00 (x) < 0 ⇔ x < 0.
00
x
Luego ψ es convexa en R+ y cóncava en R− . Señalemos finalmente que ψ no
tiene puntos de inflexión. 

4.8 Ejercicios propuestos


1. Sean α, β ∈ R y f : R → R la función definida por f (x) = x2 + αx + β
para todo x ∈ R. Encuentra los valores de α y β que hacen que el punto
(2, 4) pertenezca a la gráfica de f y que la recta tangente a la misma en
dicho punto venga dada por la ecuación 2x − y = 0.
2. Halla los valores de los números reales α y β tales que la función f : R → R
dada por 
αx + β si x ≤ 0
f (x) =
x2 si x > 0
es derivable en cero.
3. Prueba que la función f : R → R definida por f (x) = x para todo x ∈ R− 0 ,
f (x) = ln(1 + x) para todo x ∈ R+ , es derivable en R y determina su
función derivada.
4. Determina la imagen de las siguiente funciones:
(a) f : [0, 2] → R, f (x) = 3x4 − 8x3 − 6x2 + 24x + 1 para todo x ∈ [0, 2].
(b) f : [1, 2e] → R, f (x) = lnxx , para todo x ∈ [1, 2e].
p
(c) f : [−2, 2] ∪ {3} → R, f (x) = 1 − 2 |x| − x2 , para todo x ∈ [−2, 2], f (3) = 2.

5. Sean a, b, c ∈ R tales que a2 < 3b. Prueba que la ecuación


x3 + ax2 + bx + c = 0
tiene una única solución en R.
6. Sean a y b números reales tales que a < b y ϕ : [a, b] → R una función
continua en [a, b] y derivable en ]a, b[ .
(a) Observa que la función f : [a, b] → C dada por f (t) = t + iϕ(t), para
todo t ∈ [a, b], también es continua en [a, b] y derivable en ]a, b[ .
(b) Si f es la función del apartado anterior, prueba que existe al menos
un punto c ∈ ]a, b[ tal que f (b) − f (a) = f 0 (c)(b − a).
(c) Comprueba con un ejemplo que existen funciones f : [a, b] → C,
continuas en [a, b] y derivables en ]a, b[ , para las que no se cumple la
tesis del teorema del valor medio.
(d) Sea I un intervalo no reducido a un punto y f : I → C una función
derivable con derivada nula en todo punto. Prueba que f es constante.
271
4.8. Ejercicios propuestos

7. Demuestra que la función tangente satisface las propiedades enunciadas


en el corolario 4.4.3.
8. Estudia la existencia de límite en el punto cero de las funciones f y g, de
R+ en R, definidas por
√ √ √
x+2− 2+ x 1
f (x) = √
x2 +4x
, g(x) = (ex + x) x , para todo x ∈ R+ .
9. Estudia la existencia de límite en el punto uno de la función f, de R+ \{1}
en R, dada por f (x) = ln1x − x−11
para todo x ∈ R+ \{1}.
10. Estudia el comportamiento en +∞ de las funciones f, de R+ en R, y g,
de ]1, +∞[ en R, definidas por
ln(2+3ex )
f (x) = √
2+3x2
para todo x ∈ R+ ,
1
x(x x −1)
g(x) = ln x para todo x ∈ ]1, +∞[ .
11. Demuestra que el argumento principal de un complejo no nulo z = x + iy
viene dado por:
arc tg( xy ) − π si x < 0 e


 y<0
 − π2 si x = 0 e y<0


arg (z) = arc tg( xy ) si x > 0
 π2 si x = 0 e y>0


arc tg( xy ) + π si x < 0 e

y≥0

12. Estudia el comportamiento en el punto cero de la función f : A → R en


cada uno de los siguientes casos:
(a) A = R∗ , f (x) = 1−cos
x2
x
para todo x ∈ A.
 π 1
(b) A = 0, 2 , f (x) = (sen x + cos x) x para todo x ∈ A.
2 1
(c) A = 0, 2 , f (x) = (cos x + x2 ) x2 para todo x ∈ A.
 π
1
(d) A = 0, π2 , f (x) = (1 + tg x) x2 para todo x ∈ A.
 

(e) A = 0, π2 , f (x) = x−arc tg x


 
sen3 x para todo x ∈ A.
(f) A = R+ , f (x) = xsen x para todo x ∈ A.
13. Estudia el comportamiento en +∞ de las funciones f, g : R+ → R defini-
x2 sen 1 √ √
das por f (x) = ln x x , g(x) = sen x + 1 − sen x , para todo x ∈ R+ .
P√ 3 n ln n
1
, sen n1 ,
P P
14. Estudia la convergencia de las series n2 +1 , n(1+ 21 +···+ n
1
)
(sen n1 − tg n1 ) y ( n1 − arc tg n1 ).
P P

15. Sea f : R → R la función definida por f (x) = ex cos x para todo x ∈ R.


Demuestra que

f (n) (x) = 2n ex cos( nπ
4 + x) para cualesquiera x ∈ R y n ∈ N.
1
16. Demuestra que la función f : R → R definida por f (x) = e− x2 , para todo
x ∈ R∗ , f (0) = 0, es de clase C ∞ en R. Para ello, prueba por inducción
que, dado n ∈ N, f es n veces derivable en R con f (n) (0) = 0 y existe una
función polinómica Pn de grado menor o igual que 2n − 2 tal que
Pn (x)
f (n) (x) = x3n f (x) para todo x ∈ R∗ .
17. Sea I un intervalo no reducido a un punto y a un elemento de I que no
sea un extremo de I. Dado n ∈ N, comprueba que la función f : I → R
272
Tema 4. Derivación

definida por
(x − a)n+1

si x<a
f (x) =
0 si x≥a
es de clase C n pero no de clase C n+1 en I.
18. Sea n un natural y f : R → R una función polinómica de grado menor o
igual que n. Demuestra que, cualquiera que sea x0 ∈ R, el polinomio de
Taylor de orden n de f en el punto x0 coincide con f. Así pues, la función
f queda determinada por su valor en un punto arbitrario x0 y el valor de
sus derivadas sucesivas hasta la n-ésima en x0 .
√ 1
19. Calcula un valor aproximado de los números reales 3 7 y arc tg 10 con
−4
error inferior a 10 .
20. Analiza y representa gráficamente las siguientes funciones:
(a) f (x) = x5 − 8x3 + 16x para todo x ∈ R
x2 −4
(b) g(x) = x−1 para todo x ∈ R\{1}

(c) h(x) = ln x2 + 1 para todo x ∈ R.

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