Trabajo Padre Evert de Arcos Sobre El Concilio Vaticano II
Trabajo Padre Evert de Arcos Sobre El Concilio Vaticano II
Trabajo Padre Evert de Arcos Sobre El Concilio Vaticano II
LUMEN GENTIUM
La Iglesia no agota al Reino de Dios, que es más amplio que ella. Pero sí es la semilla en la
cual crece el Reino y se extiende; lo anuncia a todos y anhela su plena realización con Cristo
resucitado y con el Padre”.
Hace referencia a la igual dignidad de la cual gozamos. anunciando que todos tenemos “la
dignidad de ser llamados por Dios a ser su Pueblo, su familia, sus hijos muy queridos”. Que en
línea con la Palabra de Dios, es el aporte más grande del Vaticano II y que, a cincuenta años de
su inicio, estamos “recién empezando a entrever lo que encierra y las conversaciones a que nos
llama”. indica que “en el pueblo de Dios todos son sacerdotes, profetas y reyes; todos llamados a
la santidad mediante la celebración de los sacramentos y el seguimiento e imitación de Cristo;
todos receptores de los dones y carismas del Espíritu; todos aportando con sus gracias
particulares a la catolicidad de la única Iglesia; todos unidos entre sí; todos vinculados con los
cristianos no católicos, con los creyentes de otras religiones y con los que; tal vez sin saberlo,
buscan a Dios en tanteos y oscuridades”.
El misterio de la jerarquía como servicio pastoral al pueblo de Dios, y Por disposición de
Cristo los Doce forman un único colegio apostólico. Los obispos, constituidos como sus
continuadores, son los sucesores de los doce apóstoles. La colegialidad episcopal proviene del
sacramento del orden. Todos los obispos son solidariamente responsables de toda la Iglesia y
cada cual en su diócesis tiene potestad propia, ordinaria e inmediata, no sólo derivada, para
gobernarla.
Buscar el Reino de Dios de los laicos es ocupándose de las realidades temporales y
ordenándolas según Dios. Es ahí donde Dios los llama a mostrar a Cristo a los demás, irradiando
fe, esperanza, amor, sobre todo con su testimonio de vida.
La santidad de la Iglesia Lumen Gentium lo vincula a la Trinidad y a la entrega esponsal de
Cristo por ella para santificarla; y al don de Pentecostés del Espíritu Santo para gloria de Dios.
Todos en la Iglesia están llamados a la santidad, aseguró. La santidad favorece, también en la
sociedad terrena, un estilo de vida más humano.
La autoridad de la Iglesia se preocupa de interpretar los consejos evangélicos, de regular su
práctica y de determinar las formas estables de vivirlos”; que la vida religiosa es un signo que
atrae y ayuda a vivir la vocación cristiana. Da testimonio de la vida nueva y eterna adquirida por
la resurrección de Cristo.
Explicó que Cristo en un mundo de esperanzas de muy corto plazo, nos trae la gran esperanza
del cristiano que es una vida con Dios en constante crecimiento, que la religiosidad popular tiene
mucha sensibilidad a la comunión en que vivimos los cristianos peregrinos con la iglesia del
cielo y el intercambio de oraciones, alabanzas y gracias que de allí surge. Pide que la reflexión
sobre la Virgen María estuviera dentro de esta constitución, ya que ella “es inseparable de la
Iglesia”. En este sentido aseguró que la mejor piedad mariana es seguir su ejemplo de fidelidad a
la Palabra de Dios y de servicio al prójimo.
Gaudium et spes
que para ser frente a esta realidad es necesario trabajar por la dignidad del hombre, por la
fraternidad universal, por la libertad, el diálogo, el respeto, la justicia social, la paz, acabar con
todo acto que degradan la civilización humana y que son totalmente contrarias a la voluntad
Dios; cumplir con fidelidad los deberes temporales, guiado siempre por el espíritu evangélico, la
promoción del bien común y el amor desde un esfuerzo generoso y evangelizador, respondiendo
así a las exigencias más urgentes de nuestro tiempo expresada en los avances científicos y
superficialidad en la manera de actuar y ver las cosas, pobreza, violaciones a los Derechos
corto plazo entre otros factores que genera crisis en corazón del hombre y repercute en su
relación con los demás. 2. Se entiende por humanismo desde la constitución pastoral Gaudium et
Spes, los principios a través de los cuales la Iglesia quiere proporcionarle a la humanidad la
Redención; donde, cualquier persona que quiera conocer el por qué y para qué de su vida, y
quiera dar sentido a cada elección concreta, debe imitar a Jesús, Él es fuente de vida para el
hombre, fuente que mana de la especial relación de intimidad que mantiene con Dios. De ahí que
se afirme con vehemencia desde la Constitución: “misterio del hombre que sólo se esclarece en
el misterio del Verbo encarnado.” 389 3. Reconocer que debido a los grandes cambios de la
auténtica felicidad, a cuidar y proteger la vida; se ha convertido en un ser que ha olvidado que
Dios lo ama sobre todas las cosas, ha puesto por encima lo material, tangible, cuantificable,
medible, y ha hecho falsamente de ello su núcleo, su realidad, su 389 Concilio Vaticano II,
"Constitución pastoral Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en el mundo actual" 22 106 vida, su
alegría, su esperanza, tomándose a sí mismo como “medida de todas las cosas” con una
confianza casi que absoluta en lo perecedero, mutable, finito; pero que en su ser más profundo
siente la necesidad de ser salvado, trasformado en todas sus dimensiones. a. Evidenciar que todos
los cambios, socio cultural, socio político, socio económico…, pueden ser asumidos, vividos,
Dios, semejante a Él, señor de la creación, con un corazón lleno de Él, viviendo acorde a su
participación en los eventos de la sociedad no son producto del azar, que la vida humana es un
Pastoral Gaudium et Spes, dentro de las que se distinguen: la imagen del hombre, situación del
lo humano hoy. 5. Finalmente, la interpretación y análisis de los datos desde el método ver-
juzgar y actuar facilitó la revisión documental del texto a la luz de la fe, descubriendo la
CONTENIDO.
deber que tiene el pueblo de Dios de observar los signos de los tiempos a la luz del Evangelio,
para darse cuenta de la pérdida de valores, de los cambios que caracterizan al mundo actual. Las
ideas centrales sobre las cuales gira este documento son: la misión de la iglesia acerca de la
≪Conclusiones≫
La encíclica finaliza con tres conclusiones: • La Misión de los fieles y las Iglesias particulares
será la de dar continuidad y ampliar lo tratado en esta doctrina pues esta tiene un carácter general
y muestra realidades que viven una continua modificación . • El diálogo entre todos los pueblos:
esta doctrina invita al diálogo y enriquecimiento entre pastores y religiosos pero también entre
entre los hermanos separados, a todos quienes creen en Dios e incluso a quienes se oponen y
justicia de esta doctrina es una misión para todos y todas, que parte del Evangelio y del deseo del
Padre que amemos a Cristo en nuestros hermanos. 3. Algunas Conclusiones Luego de analizar el
generales: • Con este documento “conciliar” la Iglesia muestra como su misión es en esta
tierra,con sus problemas y sus realidades, su contenido es una inmersión en problemas sociales,
políticos y económicos, y los aborda de una manera directa, desde el lugar y misión religiosa de
búsqueda de la dignidad de la persona humana. De alguna manera es inquietante sentir que las
necesidad de tomar este documento como fuente para el discernimiento y lectura de los signos de
los tiempos. • Es muy importante también resaltar como la Encíclica pone a la dignidad de
TODOS y TODAS las personas, por sobre el desarrollo económico, pues aclara no en pocas
situaciones que éste es solo un medio para alcanzar la dignificación del ser humano, el bien
traspasando las fronteras de naciones, sin que esto implique un atropello a culturas locales y de
minorías, pero si un avance en la lógica del bien común y la superación pacífica de las
documento no incluye criterios para problemáticas más actuales, como la equidad de género, la
diversidad sexual, la protección del medio ambiente, entre otras, sin embargo al dejar sentados
criterios de dignidad humana, uso de recursos y ordenamiento de las cosas. De ahí la importancia
de reconocer a este documento como una herramienta que debe ser ampliada y continuada en la
realidad local de cada Iglesia, sea esta regional, nacional o local y a medida que se siguen dando
cambios en la cultura y estilos de vida de los seres humanos. En este sentido será muy
provechoso revisar los avances, en el caso de Latinoamérica, dados en Medellín, Puebla, Santo
Domingo y Aparecida. Pero no solo revisar lo avances en el tiempo sino también los avances
respecto a quienes reflexionan y hacen vida la doctrina, la Encíclica menciona con alegría el
llamado a que los Laicos y Laicas también hagamos Teología y mostremos libremente nuestra
consecuencias para la mayoría de personas de este mundo, nos eleva también a la esperanza de
vivir en Cristo, de centrar en él y en nuestros hermanos todos los esfuerzos y trabajos de este
mundo. Nos recuerda siempre que tenemos una misión terrenal pero para la construcción de una
El Decreto Perfectae caritatis es el único documento conciliar que expresa en el mismo título, el
objetivo propio del Vaticano II: el aggiornamento o renovación conveniente de la vida religiosa. El
nombre de este decreto marca el final de un largo proceso que comenzó con el texto, De statibus
perfectionis, después se pasó a, De religiosis, y finalmente se impuso, De accommodata
renovatione vitae religiosae.
Como ha escrito el P. Josep Mª Rambla, "el trabajo del Concilio en relación a la vida religiosa, fue
una peregrinación a los orígenes, es decir, a aquello que la hizo nacer, y por lo tanto, a aquello que
la sustenta".
El núcleo de la Perfectae caritatis es el seguimiento de Cristo y no tanto la llamada en otro tiempo,
"vida angélica". De hecho, los religiosos no hacemos sinó prolongar en nuestra vida, a Cristo,
amando como él amó, y por eso las primeras palabras de este decreto hacen referencia a la caridad
perfecta.
También el primer párrafo menciona el Espíritu, envido por Cristo para llevar a término, a través
de los religiosos, su obra. Por otra parte, la "división" tradicional entre oración y misión, solo se
puede admitir como dos dimensiones de una misma vida con Cristo. Y es el seguimiento del Señor,
impulsado por el Espíritu, que ha hecho florecer en la Iglesia una gran variedad de carismas.
El texto de este decreto propone unos criterios para la renovación de la vida religiosa desde el
cambio o conversión del corazón: fidelidad al Evangelio, retorno al carisma de los fundadores y
integración y participación de los religiosos en la vida de la Iglesia.
Antes del Vaticano II había costumbres y tradiciones que no manifestaban claramente el valor
trascendental de la vida religiosa, como hábitos anacrónicos, separación de diferentes clases de
religiosos o alejamiento del mundo.
La vida consagrada en el seno de la Iglesia, tiene, evidentemente, una naturaleza eclesial y de esta
manera supera cierto elitismo o aristocracia eclesial, ya que la vida religiosa ha de abandonar "el
anacronismo de considerarse un estamento de élite, como si fueran los mejores, o al menos los
llamados a serlo", como ha dicho el P. Josep Mª Rambla.
El texto del Decreto Perfectae caritatis consta de una introducción y veinticinco números, que van
desde la actualización de la vida religiosa (nº 2), el cultivo de la vida espiritual (nº 6), los institutos
contemplativos (nº 7) y los dedicados a la vida apostólica (nº 8), la vida monástica (nº 9), la vida
religiosa laical (nº 10), los institutos seculares (nº 11) y los consejos evangélicos (nº 12, 13 i 14).
El decreto trata también de la clausura de les monjas (nº 16) "aunque suprimiendo aquellas
costumbres ya antiguas", para adaptarse "según las circunstancies de tiempo y de lugar", el hábito
religioso (nº 17) que es "signo de consagración", y que ha de ser "sencillo y modesto, pobre i a la
vez apropiado", y por eso se ha de modificar aquellos que "no se ajustan a estas normes".
El decreto trata también de la formación (nº 18), la fundación de nuevos institutos (nº 19) o la unió
entre institutos (nº 22). En la conclusión de este decreto (nº 25) se anima a los religiosos a
proclamar "por todo el mundo la Buena Nueva de Cristo" desde una "fe íntegra, con caridad a Dios
y al prójimo".
Hace falta recordar que el papa Francisco, en el discurso que el pasado 20 de septiembre, en la
Habana, dirigió a los religiosos, nos invitaba a vivir y a ser portadores de la misericordia de Dios:
"Donde hay misericordia está el Espíritu de Jesús". Y por el contrario, "donde hay rigor, están
solamente sus ministros".
El papa nos ha pedido diversas veces a los consagrados, que no tengamos miedo de la ternura y
de la misericordia de Dios, que "se hacen caricia". Y también nos ha pedido que vivamos nuestra
consagración como un servicio, ya que "el que no vive para servir, no sirve para vivir", así como
también a esparcir la alegría.
Por eso hoy, cincuenta años después de aprobarse el Decreto Perfectae caritatis, este texto nos
anima a los discípulos de Jesús que hemos sido llamados a la vida consagrada, a ser testigos (en
medio de nuestra sociedad) de ternura y de alegría, de la misericordia y del amor de Dios.