Dejo Chileno
Dejo Chileno
Dejo Chileno
Dej
chile
o
no 2022 2
Integrantes
De la Cruz Damian Luis
Dionicio Ipanaque Valery
Racacha Masias Camila
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Introducción
Durante el período colonial, la lengua hablada por los habitantes
de Chile fue adquiriendo sus propias particularidades, rasgos
fonéticos, sintácticos y léxicos que la diferenciaron de las demás
variedades de español que cristalizaron en otras regiones
hispanoamericanas. El aislamiento geográfico del territorio
chileno y su condición relativamente marginal respecto de los
centros de irradiación cultural, restaron fuerza a la influencia de
los modelos de prestigio vigentes en ciudades como Lima o
Madrid, facilitando, en cambio, el desarrollo de ciertos usos
propios del habla vulgar. El prolongado contacto cultural entre
españoles e indígenas se dejó sentir especialmente en el plano
léxico, con la incorporación de un considerable repertorio de
voces de etimología mapuche y quechua a la lengua criolla. Para
la época de la independencia, las principales características
estructurales del español de Chile habían quedado ya
establecidas; pese a ellos, ciertos usos lingüísticos y ortográficos
aún no estaban del todo afianzados, por lo que el empleo de
algunas palabras, su pronunciación y su escritura continuaron
mostrando un comportamiento vacilante.
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1. Conceptos previos
Para comprender las razones que nos permiten entendernos
mutuamente entre tantas naciones diferentes donde se habla el
castellano debemos presentar varios conceptos teóricos, y aclarar
otros que requieren precisión.
Nos formulamos estas preguntas: ¿Qué es el castellano o español?
¿Es un lenguaje, lengua, dialecto o idioma?
Podría decirse que todas estas palabras son sinónimos, y que el
castellano es, al mismo tiempo, todas y cada una de ellas.
Ordenemos los conceptos, de manera resumida, comenzando con
lenguaje.
El concepto de lenguaje hace
referencia, básicamente, a la
facultad que poseemos todos los
miembros de la actual especie Homo
sapiens, facultad que nos permite
adquirir y usar de manera creativa un
sistema de signos.
Primera conclusión: El castellano no
puede ser un lenguaje, ya que el castellano no es una facultad
propia del Homo sapiens.
El segundo concepto, lengua, hace referencia a un sistema
organizado de signos que es útil para la interacción comunicativa
dentro de una sociedad. ¿Segunda conclusión? El castellano cumple
los requisitos mencionados, por lo tanto, diremos que es una
lengua.
Vamos con el concepto de
dialecto. Habitualmente, se
entiende por dialecto un idioma
menor, poco desarrollado, o sin
prestigio. Por ejemplo, no es raro
escuchar hablar de los idiomas
nativos de Chile como "meros
dialectos". Y la verdad es que el
concepto de dialecto es bastante
amplio, y se refiere nada más y nada menos que a cualquier
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variante de una determinada lengua hablada por un grupo dado de
personas, y dotada de ciertas características que la hacen particular,
distinta de otras variantes. Y características hay de distintos tipos y
muchas (aspectos léxicos, la sintaxis, velocidad al hablar, acento,
modismos, etc.).
Normalmente, los dialectos de una lengua son mutuamente
inteligibles, es decir, los hablantes de los distintos dialectos de una
lengua pueden comprenderse entre sí, aunque no necesariamente
siempre es así.
¿El castellano es un dialecto? El castellano, en tanto que es una
lengua, un todo, no es un dialecto, pero sí posee múltiples dialectos:
el chileno, el argentino, el peruano; el murciano, el leonés, el
extremeño; el rural, el urbano (en cualquier país); el dialecto de
nuestros abuelos en oposición al nuestro, etc.
¿Y qué hay del idioma? ¿El castellano es un idioma? Claramente sí.
Definamos: con el concepto de idioma hacemos referencia a una
cierta unidad político-cultural, más que lingüística, y a una identidad
histórica. Una lengua, por ejemplo, el castellano, es claramente un
idioma en la medida que hay un grupo de personas que la considera
lengua oficial para todos los asuntos relativos a la legislación o al
estado. El kawésqar, en cambio (lengua vernácula del sur de Chile),
es claramente una lengua, pero dudaríamos en llamarlo "idioma", al
menos si lo comparamos con el castellano, ya que hoy no parece
estar acompañado de un andamiaje histórico y cultural como lo
tiene nuestra lengua.
2. Español de Chile
El español de Chile, castellano chileno o dialecto chileno es
una variedad del español propia de dicho país, que presenta
ciertas diferencias a lo largo de su área de distribución
geográfica y entre las distintas clases sociales. El español de Chile
suele considerarse una unidad independiente en los estudios para
establecer las zonas dialectales americanas.
El español es el idioma oficial de facto y la lengua
administrativa de Chile, donde también recibe el nombre de
«castellano», reminiscencia de la denominación original del
español, y hablado por el 99,9 % de los chilenos. En el país
también se hablan en menor medida otros dialectos locales, como
el español andino y el español chilote.
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En zonas limítrofes de Argentina con Chile, se puede escuchar a
los habitantes expresarse hablando con una pronunciación y
entonación similares a las del español chileno y utilizando algunas
palabras de él; sin embargo, pese a las semejanzas, el uso del
idioma, gran parte del léxico y las estructuras utilizadas
corresponden totalmente al español rioplatense. Esta situación se
registra principalmente en la región geográfica argentina
de Cuyo, particularmente en la ciudad de Mendoza, mientras que
en la Patagonia chilena se mezclan rasgos chilenos con otros
chilotes y rioplatenses.
Pese a que en el ámbito doméstico se registran simultáneamente
casi todas las particularidades que se describen más adelante, en
situaciones formales las diferencias con el «español estándar»
son menores y suelen restringirse a la pronunciación y al léxico.
4. Características
Fonéticas y fonológicas:
Aspiración del fonema /s/ a final de
una sílaba. Parecida a la andaluza.
Por ejemplo, «estas cestas» se
pronuncia [‘eh.tah seh.tah ].
Seseo. Los sonidos s (/s/) y z (/θ/)
se pronuncian como /s/ en todos los
casos, lo que produce algunos
homónimos («taza – tasa», «maza –
masa», «cocer – coser», por
ejemplo).
Yeísmo. La consonante lateral
palatal, /ʎ/ -ll-, sólo aparece en un número muy reducido de
hablantes bilingües (las lenguas autóctonas aimara,
mapudungun y quechua cuentan con este fonema) y entre
campesinos de edad avanzada de la provincia de Ñuble.
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Pérdida de la «-d-» intervocálica, sobre todo en las
terminaciones «-ado, -ada» puede omitirse: «salado» se dice
[sa’la.ð̞o] o [sa’la.o] y «salada», [sa’la.ð̞a] o [sa’la:]. También
en posición final de palabra (verdá[d], realidá[d], virtú[d]).
Ante los diptongos /wa/ y /we/, ocurre una prótesis de [ɣ]
(fricativa velar sonora), por ejemplo: «huaso», [‘ɣwa.so]
(‘guaso’), «huevo», [‘ɣwe.β̞o] (‘güevo’).
Asimilación de /r/ a la consonante siguiente, ([Cal.lo] por
‘Carlos’, [canne] por ‘carne’, de b ([summarino] por
‘submarino’ y de /s/ (îl.la] por ‘isla’, [cinne] por cisne.
El grupo «tr-» se pronuncia como una postalveolar africada
áfona [t͡ɹ̝̥], con la /r/ asibilada, como en inglés, [tiatro] por
‘teatro’, sonido que se considera inculto, pero que a principios
del siglo XXI ya se registra en amplios sectores de la sociedad
chilena.
Las plosivas y fricativas velares áfonas y sonoras (/k/, /g/, /x/
y /ɣ/) se transforman en plosivas y fricativas palatales áfonas
y sonoras ([c], [ɟ], [ç] y [ʝ], respectivamente) delante de e e i:
«queso», [‘ce.so], «guitarra», [ɟi’t̪ a.ɹa], «jefe», [‘çe.fe], «mi
guitarra», [mi.ʝi’t̪ a.ɹa]. En este último caso, la g intervocálica
en las sílabas gue y gui, al pronunciarse fuertemente con el
paladar, se parece mucho a la y común castellana.
Realización fricativa, [ʃ], del fonema africado postalveolar
sordo, /t͡ ̠ ʃ/, [ch]», pronunciado como [sh], pronunciada más o
menos la <sh> del inglés, [shileno] por ‘chileno’. Ocurre
generalmente en los estratos menos educados de la población
y en zonas rurales de todo el país de forma general; es
fuertemente estigmatizado
Tendencia a evitar el hiato, [amoniaco] por ‘amoníaco’, [linia]
por ‘línea’, [quiubo] por ‘qué hubo’, forma habitual del saludo,
[almuada] por ‘almohada’ o [alcol] por ‘alcohol’.
Pronunciación de la oclusiva bilabial sonora /b/ como fricativa
labiodental, sobre todo cuando se escribe con ‘v’, parecida a la
/v/ francesa.
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Morfológicas:
Un rasgo común a la mayoría de las variedades actuales del
español es el escaso uso de las conjugaciones en futuro,
reemplazadas por la construcción perifrástica «ir a + verbo en
infinitivo». Por ejemplo, una frase como «iré al cine mañana»
se reemplaza por «voy (a ir) al cine mañana». Las
conjugaciones en futuro imperfecto se usan para indicar una
duda o conjetura: «¿será esa la micro que nos sirve?» o «ahí
viene el Martín con una mochila: me pregunto si traerá lo que
le encargué».
Como en toda Hispanoamérica, el pronombre de segunda
persona plural es «ustedes», acompañado por las
conjugaciones en tercera persona plural: «Ustedes saben lo
que podría pasar».
No existe el laísmo ni el loísmo.
Repetición innecesaria de los pronombres personales me, te y
se y los pronombres clíticos lo(s) y la(s), antes y después del
verbo: me voy a irme, te las voy a dártelas, se va a caerse y
lo(s) vine a buscarlo(s) / la(s) vine a buscarla(s). Este modo
de hablar es considerado propio de personas con escasa
educación formal.
El queísmo es socialmente aceptado y se usa en los medios
de comunicación mientras que el dequeísmo es socialmente
evitado.
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Por ejemplo: «ándate a la casa de nosotros», en vez de «vete
a nuestra casa».
Asimismo, es común en todo el territorio de Chile el uso de
nombres de animales para referirse a las personas o a
características de éstas. Por ‘ejemplo, ‘andar pato’ es ‘andar
sin dinero’, ‘caballo’ es algo ‘magnífico’, mientras que
‘chancho’ es ‘una persona sucia, desaseada o glotona’;
«alguien notable por alguna razón» es ‘choro’, palabra que,
dependiendo del contexto, también puede significar ‘altanero’,
‘ladrón’ o ‘simpático’ (también es un término vulgar para
denominar la vagina); ‘este es un buen gallo’ equivale a ‘este
es un buen hombre’, alguien ‘ganso’ o ‘pavo’ es ‘estúpido o
desatento’; ‘pollo’, en los sectores bajos, es ‘un cobarde’.
En el castellano chileno se hace uso abundante de palabrotas,
garabatos o disparates, en contextos completamente
distendidos e informales para enfatizar una condición o
situación y que generalmente están relacionados con la
anatomía de los aparatos reproductores masculino o
femenino. Son claros ejemplos el reemplazo de las frases
‘estoy muy cansado’ por ‘estoy cagao’, ‘estoy hecho mierda’ o
‘estoy pa’ la corneta’ (teniendo en cuenta a la «corneta» como
un homólogo del pene) para expresar que no se podría estar
peor que convertido en o lleno de excrementos, y ‘me siento
mal’ por ‘me siento como el hoyo’ (me siento como el hoyo o
ano), ‘me siento como el pico’ (me siento como el pico o
pene), ‘me siento como las huevas’ o ‘me siento como las
pelotas’ (me siento como los huevos o testículos) para graficar
que su estado anímico no puede ser peor que la posición en la
que están los genitales. Este uso de palabrotas es visible en
cualquier otro idioma; así, la expresión en inglés «I’m fucked
up » en español chileno sería ‘estoy pa’l pico’, ‘estoy pa’ la
callampa’, ‘estoy recaga’o’ o ‘estoy rejodío’.
Otra de las particularidades es la variación de significado que
adquieren frases que usan palabrotas sinónimas. Esta
peculiaridad se observa principalmente en la jerga juvenil.
Ejemplo: las frases ‘la fiesta está la raja’ o ‘la fiesta está la
zorra’ quieren decir que la fiesta está buena, mientras que las
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frases ‘la fiesta está como la raja’ o ‘la fiesta está como la
zorra’ significan que la fiesta está mala.
También suele verse en ciertas partes, comúnmente en la
capital, usar palabras que, en general, tienen un significado,
pero con otra connotación, por ejemplo, ‘ese hueón es terrible
de cabrón’ equivaldría a ‘ese tipo es muy egoísta’, o la palabra
‘harto’, utilizada de forma poco ortodoxa en reemplazo de
‘bastante, mucho o muy’.
Voseo:
Antecedentes y características:
El voseo era generalizado en Chile hasta que Andrés Bello, rector de
la Universidad de Chile nacido en Venezuela, condenó su empleo y
llevó a cabo una campaña normativa en favor del tuteo; desde
entonces, el sistema educativo lo ha ignorado y ha colaborado para
su progresiva extinción. Sin embargo, el voseo continuó siendo
norma rural o subestándar y parte del registro informal —o incluso
vulgar con el empleo del voseo pronominal, considerado mucho más
cargado, despectivo o marcado que el voseo verbal—, cuyo uso se
ha extendido entre personas de todas las edades y capas sociales.
En el lenguaje coloquial chileno, con diferencias de acuerdo al
estrato social y a la zona geográfica, la forma de tratamiento para la
segunda persona singular fluctúa entre «tú» y «vos» con el uso de
conjugaciones verbales especiales y la correspondiente aspiración o
pérdida del fonema /s/; sin embargo, lo más frecuente es que se
combinen el pronombre «tú» con el voseo verbal. Lo anterior se
debe a que, en el registro formal, el pronombre «tú» es usado con
las conjugaciones comunes del tuteo; en cambio, si existe
familiaridad, entonces se combina con las conjugaciones del voseo
chileno, mientras que el pronombre «vos» se utiliza en un contexto
de mucha familiaridad o para mostrar desdén —el pronombre
«usted» se reserva en el registro formal a las relaciones de mayor
respeto o distancia—.
Las conjugaciones del voseo verbal de Chile —donde si la desinencia
verbal termina en «-áis», se vuelve «-ái»; si otra termina en «-éis»,
se monoptonga en «-ís»; mientras que aquella que termina en «-ís»
se conserva, a lo que debe añadirse la correspondiente aspiración
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del fonema /s/—son diferentes a las del voseo más extendido en
Argentina, Bolivia, Centroamérica, Colombia, Paraguay y Uruguay y
se asemejan más a las del español del Estado Zulia (Venezuela).
Además, no se restringe tan solo al presente de indicativo; de
hecho, se trata de la variante en que el uso del voseo verbal está
más distribuido por los distintos modos y tiempos verbales, si bien
es la única donde el voseo en modo imperativo se da solo de forma
marginal.
En esta forma, el verbo «ser» se conjuga como «soi» pues procede
del voseo reverencial «vos sois», aunque también, por
hipercorrección, se conjuga «erís».
Flexión Verbal
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5. Lenguas autóctonas
Lenguas indígenas habladas actualmente:
Aymara: En el norte de Chile, una variante cercana al aymara
de Bolivia
Mapudungun: Principalmente en las regiones de la Araucanía,
Metropolitana de Santiago y de Los Lagos. Hablado por
alrededor de 400 mil personas con diferentes grados de
competencia lingüística.
Quechua o quichua: Alrededor de un millar de hablantes en
la zona limítrofe con Perú y Bolivia. Se observan casos de
trilingüismo, pues entre ellos hay quienes hablan además
español y aymara. Entre los inmigrantes peruanos establecidos
en las grandes ciudades también hay hablantes de distintos
dialectos quechua del Perú.
Rapanui o pascuense: Alrededor de 3000 hablantes, en su
mayoría habitantes de la Isla de Pascua y unos pocos en
ciudades del continente como Valparaíso o Santiago.
Lenguas indígenas en vías de extinción:
Kawésqar o alacalufe: Hablado por cerca de una veintena
de personas en Puerto Edén.
Yagán o yámana: Queda un hablante de edad avanzada en
Ukika (Puerto Williams). Ha trabajado en la construcción de un
diccionario para que se mantengan más registros de su
lengua.
Lenguas indígenas extintas:
Cacán: Lengua extinta en el norte de Chile también conocida
como diaguita.
Chono: Se conserva un solo registro y se especula con
topónimos de Chiloé y las islas Guaitecas. Puede haberse
tratado de un dialecto septentrional del kawésqar.
Kunza o atacameño: Se hablaba en los alrededores de San
Pedro de Atacama y desapareció durante el siglo XX. Se
recuerdan unos centenares de palabras y se trabaja en formas
de recuperación.
Gününa Yajič: hablado por los gününa küne o puelches.
Selk'nam: hablado por los ona.
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Tehuelche: hablado por los aonikenks, desaparecido en Chile
durante el siglo XX, y moribundo en Argentina donde quedan
unos 4 hablantes.
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7. Préstamos léxicos
Esta variedad ha recibido aportes mayormente de tres fuentes
distintas:
Los idiomas autóctonos, como el mapudungun, el quechua y
el aimara, entre otros.
El español rioplatense, por la influencia de Argentina.
Los idiomas alóctonos, que dejaron algunas palabras traídas
por los inmigrantes europeos no hispanos llegados desde
mediados del siglo XIX, incluyendo el inglés.
Préstamos léxicos de origen quechua
chala: zapato rústico que deja partes del pie al descubierto.
champa: pedazo de pasto o hierbas, también cantidad
considerable de pelo.
chasca, chasquilla (< ch'aska, pelo desarreglado): flequillo.
chaucha: antigua moneda de escaso valor, moneda de poco
valor.
chaya (< chaya, llegada): confeti.
chicote: correa usada para azuzar al ganado.
chupalla: sombrero artesanal de paja (achupalla) usado por
los huasos.
cocaví (< qukawi): colación ligera para viaje.
concho (< qunchu): sedimento al fondo de un recipiente;
último hijo de una pareja o muy menor a los demás.
coronta (< qurunta): el zuro o marlo de la mazorca.
encachar (< k'acha, bonito, también se transforma en verbo):
embellecer; hacer bonito, atractivo.
guagua (< wawa, hijo): niño pequeño, bebé, lactante, sin
distinción del sexo.
guaraca (< warak'a, honda): cuerda que se enrolla al trompo
o peón, zumbel.
huasca (< waska, cuerda): correa usada para azuzar al
ganado.
huincha: tira delgada de algún material flexible. Originalmente
cuerda de un largo estandarizado, usada para medir (también
usado en Argentina).
llevar al apa (< apay, llevar): cargar a alguien en la espalda.
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nanay (en quechua, dolor): caricia para calmar el dolor.
También se usa para describir algo adorable.
ñeque (< ñiq'iy, músculo): energía, fuerza, vigor.
pita: cuerda, soga.
pitearse una cosa (< pit'ay, romper algo en forma brusca,
como se corta una cuerda tensa o un palo seco): romper una
cosa.
pucho (< quechua puchu, sobrante): originalmente referido a
la colilla del cigarrillo y, por extensión, cigarrillo.
Préstamos léxicos de origen mapuche
apercancar[se] (< perkan): llenar la ropa de hongos;
ponerse la ropa amarillenta y de mal olor (también
percanearse).
cahuín (< kawiñ, banquete con ocasión de rogativas; fiesta
chalcha, charcha (< chalcha, papada): papada
chamanto (< chamall, manta de lana):manta de dos caras
finamente tejida.
chape (< chape, trenza, trapel, trenzado, o trapelün,
amarrar)
cuncuna (< kungkuna, oruga): oruga.
curiche (< kurü, negro, y che, gente): persona de piel
oscura o negra.
funa (< funa, podrido, o funan, pudrirse): ruina, lo que
arruina o echa algo a perder.
guarén (< waren): rata noruega.
guata (< wata o watra): estómago, vientre.
huifa (< wifilün, interjección para expresar alegría.
laucha (< lawcha o llawcha): ratón.
malón (< malon, saqueo): el ataque sorpresivo de los
mapuches con propósitos de saqueo y, por analogía
durante el siglo XX, la fiesta en que los invitados llegaban
de sorpresa a la casa del anfitrión con bebidas y
comestibles.
pichintún (< pichi o pichin, pequeño, poco): un poco.
pichiruchi (< pichi o pichin, pequeño, poco; rumen, ser
delgado, y che, gente): gente diminuta; algo despreciable,
insignificante.
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pilcha (< pelcha, montón de varias cosas; pülcha o pülta,
arruga): ropa, vestimenta, vestuario pobre o en mal
estado.
piñén (< pigen o piñeñ): asperezas de la piel al restregarla;
mugre, suciedad.
pololo (< pülulun, revolotear como mosca, o pololo): novio.
puelche (< puel, este, che, gente): viento cálido que baja
desde la cordillera de los Andes a la depresión intermedia.
quiltro (< kültru, kültro o kiltro; originalmente: perro
mestizo, perro callejero.
ruca (< ruka): En mapudungun el término alude a cualquier
vivienda, mientras que en castellano se usa para denotar la
casa tradicional mapuche; además, se emplea en Chile para
ciertas viviendas precarias.
trapicarse (< trapi, ají; es decir atorarse con saliva como si
tuviera ají): atorarse con saliva o con comida.
8. Lenguaje coloquial
Un detalle que tienes que tomar en cuenta, sí o sí, es que al final de
ciertos verbos se añade el “ay” o el “is”. Por ejemplo:
Tienes = Tení’s
Caches = Cachai
¿Estás? = ¿Estay?
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¿Sabí qué…? es ¿Sabes qué…?
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Si te hablan de “los pacos”, se refieren a los carabineros o policías.
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