Van Dulmen - Resumen
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mundial, se inició con la expansión europea. El feudalismo sufrió una crisis en la Baja Edad Media, pero eso no
significó su hundimiento y, de hecho, su importancia duró hasta los inicios de la Edad Moderna, cuando el
capitalismo ya empezaba a formarse.
El desarrollo capitalista se dio en Inglaterra y pronto se extendió generando consecuencias diferentes en cada lugar,
pero es importante destacar que los presupuestos de esta nueva economía se dieron en la sociedad de la Baja Edad
Media. Esta sociedad estaba caracterizada por la coexistencia de: el comercio urbano, la actividad artesanal y la
agricultura feudal. Había más actividades como la minería y la metalurgia, que todavía no habían afectado el ritmo
de vida y el modo de producción feudal (que hasta ese momento era una vida social agraria organizada en feudos).
Durante el feudalismo el comercio era regional, se intercambiaban productos de primera necesidad y se seguían
normas estrictas. Si se intercambiaban artículos de lujo, era con países lejanos y sólo era para los señores y la
nobleza. De esta manera los comerciantes comenzaron a tener la posibilidad de ascender socialmente, porque eran
independientes del productor.
La división del trabajo entre la ciudad y el campo respondían a una estructura feudal, tanto en lo que era la actividad
artesanal como en la producción agrícola. La producción de bienes de consumo se concentraba en las ciudades,
estaba organizada en gremios y orientada a cubrir las necesidades de la comunidad urbana. Por otro lado, el medio
rural se abastecía mediante una economía agrícola de explotación familiar, los campesinos sólo necesitaban pocas
cosas de la actividad comercial y artesanal. Los pocos excedentes que se producían iban a los mercados y a las
ciudades, pero sobre todo a los príncipes.
Los tributos en dinero fueron sustituyendo a los tributos en especie. Esto quiere decir que había una mayor
circulación de dinero, aunque eso todavía no modificaba las relaciones de producción. Las condiciones necesarias
para el desarrollo de la economía capitalista se dieron en Flandes y la Italia septentrional del Renacimiento.
El primer desarrollo que cambió la estructura social a finales del siglo XV, pero, sobre todo, a mediados del siglo XVI
tiene algunas causas: por un lado, la demanda de bienes de consumo de masas, por otro lado, el poco rendimiento
del suelo y, finalmente, la acumulación de capital por la expansión europea y el crecimiento del mercado.
Los supuestos necesarios para el desarrollo del capitalismo recién se dieron cuando el modo de producción feudal se
empezó a agotar y cuando la expansión europea hizo nacer el mercado mundial. El resultado de que las relaciones
comerciales y el intercambio se hayan ampliado, fue el comercio de la producción agrícola. Los señores y los
campesinos empezaron a producir para el mercado, más allá de la propia demanda. De esta manera, los productores
comenzaron a interesarse por los beneficios y la demanda de productos agrarios, y esto dio lugar a que se
intensifique la producción, a través de la ampliación de las superficies cultivables, la especialización de los cultivos y
la transformación de la organización del trabajo.
La división del trabajo entre la ciudad y el campo, la artesanía gremial y la producción agraria, se vio suavizada por la
artesanía rural basada en el trabajo a domicilio. Esta industria llenó un vacío en la producción, creó nuevas
posibilidades, se abrió al comercio internacional y dio lugar a las inversiones por parte de los comerciantes. Además,
también fue una nueva ocupación para la población rural. A esto se superpuso una división económica por el
comercio mundial. De esta manera, el Norte y el Oeste de Europa tuvo el monopolio de la industria y la
preponderancia económica.
A mediados del siglo XVI se dio la expansión de las relaciones de intercambio sobre la base de la acumulación de
capital comercial y este fue un proceso que, además, estuvo dirigido y apoyado por innovaciones técnicas y
organizativas. A su vez, en las regiones con menos posibilidades de expandirse, había escasez de alimentos, y se
vieron obligados a una racionalización-intensificación, como la rotación trienal, la doble contabilidad, el aprendizaje
del oficio de comerciante.
Entonces: las nuevas formas de organización del trabajo (como el sistema de arrendamiento o la economía de
dominio) sumado a la producción artesanal (sobre todo el trabajo a domicilio) crearon las condiciones favorables
para maximizar la rentabilidad.
Para la acumulación de capital fue importante el cambio de las antiguas corporaciones de comerciantes y sociedades
familiares, en auténticas sociedades capitalistas. Eso, sumado a la creación de bancos y bolsas públicas.
La expansión del mercado favoreció la institucionalización del primitivo Estado moderno. Se crearon relaciones que
fomentaron el desarrollo del Estado. El autor analiza dos procesos:
1. El Estado interviene como regulador del mercado regional, porque aspiraba al monopolio. El fin era activar la
producción y el comercio. Es decir que se lleva adelante una política económica.
2. El Estado primitivo moderno empezó a depender de aranceles y créditos de sociedades comerciales y bancos
para sus gastos, entonces garantizó su protección y comenzó a generar contratos. Los burgueses y los
comerciantes aprovecharon esto y estimularon el desarrollo del Estado para ampliar y asegurar sus
intereses. Más adelante, la emancipación política de los burgueses y capitales tas, supuso la liberalización del
Estado moderno.
Un papel paradigmático le fue asignado al protestantismo ascético de Weber. Se trata de un modo de vida que
marca un quiebre con vistas a superar el status natural del humano. Asceta es aquella persona que busca la
perfección moral y espiritual. Esto sumado al calvinismo, reconocieron el valor ilimitado del trabajo y el afán de
lucro. Los protestantes fueron los representantes modernos del comercio, y los países protestantes fueron los
primeros en crear las condiciones para la acumulación capitalista. La resistencia al capitalismo se dio más en países
católicos y luteranos.
“En un momento dado del tiempo, una región tiene una ligera ventaja sobre otra y existe una coyuntura de
circunstancias que otorgan a esta ligera ventaja una importancia central, entonces esa ligera ventaja se convierte en
una gran disparidad, y la ventaja se mantiene incluso después de haber sido superada la coyuntura”. (Ya se dominó).
La sociedad estamental de inicios de la Edad Moderna: cada persona, por nacimiento o por privilegio, era miembro
de un estamento, y eso les daba derecho a las posibilidades monopolizadas por ese estamento. Cada estamento se
diferenciaba de los demás por el grado de participación en el poder político, por la forma en que fundamentaban la
subsistencia material y por el prestigio o el honor.
A lo largo del siglo XVI, la sociedad medieval no desapareció, sino que se transformó en un orden rígidamente
establecido y garantizado por el poder. En países como Inglaterra y Holanda hubo algunas tendencias niveladoras,
pero en los países de Europa, la incipiente acumulación generó una rápida consolidación de las estructuras
estamentales. La sociedad estamental se convirtió en un orden social cerrado y diferenciado. Cada grupo y cada
individuo tenía un papel bien definido. Se trataba de asegurar la subsistencia de cada grupo, mediante la eliminación
de la competencia, y de establecer un modo de vida convencional acorde con el estamento, que tendía a regular a
través de normas todos los ámbitos de la conducta cotidiana, y de esta forma garantizar la supremacía de la nobleza
y la opresión del pueblo bajo la dirección política de un príncipe o de la clase aristocrática.
Todos veían en la sociedad estamental la verdadera garantía del orden político. La nobleza se encargaba de la
dirección política, el burgués al comercio y la industria, y el campesino se dedicaba a cultivar la tierra. De esta
manera parecía que los conflictos disminuían. El clero ortodoxo sancionó esta estructura dentro del proceso de la
Contrarreforma, como la única que respondía al orden terrenal y divino.
De cualquier forma, la sociedad estamental de inicios de la Edad Moderna, “no fue otra cosa que un sistema de
desigualdad social que encubría los crecientes conflictos sociales, consecuencia de la lucha por el poder, el
prestigio social y la distribución de la riqueza resultantes de la expansión del mercado, el crecimiento demográfico
y la escasez de recursos para alimentarse”.
En el siglo XVI las posibilidades de movilidad y libertad eran más que a mediados del siglo XVII, a partir del siglo XVI el
abismo entre los estamentos se empezó a hacer cada vez más profundo. La nobleza se fue separando mucho más de
los burgueses y los campesinos, porque gozaba de más privilegios, tenía conciencia de su importancia y tomaba
como punto de orientación la corte de los príncipes. Se distinguía del pueblo a causa del cambio de costumbres, la
moral, la indumentaria y la vida social.
A su vez, dentro de cada estamento también se configuraban algunas diferenciaciones. Dentro de la nobleza, la alta
nobleza. Dentro de la burguesía, los patricios. Dentro de los aldeanos, los notables de la aldea.
Desde finales del siglo XVI, amplios grupos de la sociedad se vieron por primera vez, rechazados, estigmatizados, a
pesar de que se habían hecho indispensables para la producción protoindustrial y la creación de los primeros
grandes ejércitos modernos. Mendigos, vagabundos, comediantes y buhoneros, se convirtieron en marginados,
fueron perseguidos como personas no integrables, al igual que los separatistas religiosos y los miembros no
honorables. El Estado comenzó a hacer uso de la fuerza para el control social y el resultado fue una gran segregación
discriminatoria.
El autor explica que, por primera vez, al individuo le fueron asignados una función y un papel claramente definidos,
una conducta y una mentalidad controladas. Lo más importante en este orden eran el origen, el poderío y el
prestigio.
La circulación monetaria
La concentración del mercado dentro del proceso de territorialización
La acumulación capitalista.
El mundo rural: los campesinos se dedicaban a la producción agraria. Eran el estamento numéricamente más
importante. De su trabajo y productividad dependían la seguridad de todos los demás, de ellos dependía el
bienestar creciente de los estamentos superiores. En las fuentes históricas el campesino aparece solamente como
un súbdito que paga impuestos y tributos. En general los escritos sobre ellos estaban deformados por la mentalidad
del escribano, que con frecuencia desconocía el mundo rural. Los testimonios de los campesinos son prácticamente
inexistentes a causa del analfabetismo.
Había muchas diferencias sociales y legales dentro del campesinados, por ejemplo, los había libres y siervos. Los
campesinos dependían de:
1. El clima: no era el mismo estilo de vida el de un campesino ruso que el de uno que viviera en el Norte de
Alemania.
2. La guerra y la paz: los franceses se vieron afectados por las guerras de religión, los alemanes por la guerra de
los Treinta Años.
3. La organización agraria: en Europa oriental los campesinos se convirtieron en esclavos, en la meridional se
convirtieron en arrendatarios con pocos derechos, en Europa central y occidental, llegaron a ser
copropietarios de tierras. En Inglaterra y en España se desarrolló un campesinado proletarizado que se vio
empujado al vagabundeo. La organización dependía del propio campesino, siempre que no se tratara de un
señorío.
4. Carga de los tributos señoriales e impuestos de los gobernantes.
A comienzos del siglo XVII la ausencia de derechos, la presión tributaria, la Mesta y el mayorazgo destruyeron al
campesinado español.
Los campesinos comían comidas ordinarias, guisos de ajo y cebolla, carnes de animales reventados. De calzado
usaban piel sin curtir, gorros de bufón, cuellos toscos, camisas de tela de saco. Vivían en chozas, con un pedazo de
tierra mal cultivada, un par de vacas flacas, y sobre sus hombros, el peso de las hipotecas, las rentas, impuestos y
tributos.
A finales del siglo XVI, los campesinos ricos formaron un grupo que comenzó a cerrarse y a formar una casta,
mientras tanto, la capa inferior seguía aumentando numéricamente.
Con la consolidación de una capa de pequeños campesinos, surgió otra de jornaleros y asalariados sin tierras, que se
convirtieron en el rasgo característico de la Edad Moderna. La mayoría aparecieron en zonas cercanas a las ciudades
o en los pueblos más grandes, y sobre todo en las regiones industriales nacientes. Se consideraban vecinos solo
aquellos que disponían de una casa y se podían abastecer de alimentos.
Los asalariados completamente desposeídos se veían obligados a ofrecer sus servicios, trabajaban en alguna
actividad artesanal de la aldea. A diferencia de criados y siervos eran libres, podían sostener una familia, podían
casarse, pero su subsistencia era muy precaria y siempre existía la posibilidad de que se convirtieran en mendigos.
Por último, el lugar más bajo de la escala social lo ocupaban los sirvientes. Estaban sometidos a disposiciones
contractuales, indefensos frente al poder de los señores. La comida y la vivienda les estaban garantizadas, algunos
también tenían ropas, pero su ocupación era considerada deshonrosa. Las quejas acerca de la falta de sirvientes eran
referidas a su informalidad y su pereza.
Los jornaleros, por su parte, eran la capa más baja del campesinado en la zona rural libre de Europa occidental, y
constituía un 40% de la población, llegando a un 70 u 80% en los lugares con el nuevo sistema de arrendamiento
como España e Italia. Surgió así un proletariado rural a finales del siglo XVI que estaba compuesto por jornaleros
subempleados y trabajadores rústicos que se ganaban el pan la actividad industrial. La estructura rural se
caracterizaba por la proletarización de las capas inferiores.
El trabajo no se orientaba al logro de beneficios, sino que sólo servía para garantizar la subsistencia y seguía el ritmo
de la naturaleza. No había tiempo libre pero sí muchos días festivos. En invierno las tareas no eran tantas. Una
cosecha abundante decidía sobre la vida o la muerte. Las grandes explotaciones eran de tipo familiar y autárquico,
en la que todos los miembros de la familia tenían que trabajar.
Las tareas que el campesino no podía hacer sólo, eran realizadas por el conjunto de la comunidad aldeana, y en esto
radica la fuerza y la debilidad de la sociedad rural: la comunidad prestaba protección frente a los abusos del señor,
pero a su vez obligaba a cada individuo a conservar las normas tradicionales establecidas.
El trabajo era sólo un aspecto de la vida rural. Las fiestas y las celebraciones eran un alivio para los campesinos.
Los centros de la vida social eran la iglesia y el mesón. Algo nuevo fue el culto a los santos y las peregrinaciones,
eran la única oportunidad de conocer lugares y gentes. Se añadieron fiestas relacionadas al nacimiento, el
matrimonio y el entierro. Eran de índole familiar, pero simbolizaban la solidaridad de toda la comunidad rural,
incluyendo a pobres y ricos. Para los campesinos ricos eran una oportunidad de mostrar su riqueza, y para los pobres
era una oportunidad de comer hasta hartarse.
En la época posterior a la Reforma, se manifiesta una intensificación de la asistencia espiritual tanto de los católicos
como de los protestantes, porque se trataba de eclesializar la vida del campesino, intentando barrer la superstición.
Todas las iglesias intentaron acabar con ella. El catolicismo a través de sus nuevas prácticas religiosas, el
protestantismo con sus prédicas contrarias a la magia y sus ideas anticampesinas, que hicieron que se diluya el orden
social de carácter feudal basado en la solidaridad campesina. Apareció entonces por primera vez la idea del
campesino como súbdito, cuya tarea era obedecer y trabajar.
De cualquier forma, los campesinos no aceparon las múltiples cargas, no permanecieron impasibles a la opresión, y
además desarrollaron sus propias ideas de convivencia social, que no se agotaban en una ideología antimoderna. El
miedo a las revueltas campesinas puso un freno al poder de los príncipes.
1. Inglaterra: las revueltas campesinas fueron contra la política de cercado de los señores capitalistas.
2. Francia: las revueltas se dieron desde mediados del siglo XVI hasta la Fronda. Protestas contra impuestos.
3. Rusia: huyendo de la esclavitud de la servidumbre, los campesinos se refugiaron entre los cosacos, luchando
con ellos contra los afanes centralizadores del gobierno zarista.
Los campesinos eran lo suficientemente realistas como para situar sus reivindicaciones dentro del marco de las
posibilidades de lograrlas, pero el ideal siguió siendo la comunidad autónoma sin señor, sin tributos, sin
prestaciones y obligaciones, la idea de un mundo campesino autogestionado.
Los conflictos campesinos fueron en principio legalizados, y pasó mucho tiempo hasta que les fue reconocido el
estatus jurídico y político que les correspondía de acuerdo con su importancia socioeconómica para la sociedad. El
costo de la adaptación de los campesinos al capitalismo, fue considerable.
Burguesía: es una capa menor que la de campesinos. En Holanda y en Italia tuvieron mayor importancia que en
España o Polonia. Su papel social fue decisivo en el comercio y la industria, también en la incipiente administración
del Estado moderno y las instituciones culturales. Se diferenciaba de la nobleza y del clero por su forma de vida, el
medio urbano y el trabajo. No constituía un estamento cerrado y menos una clase homogénea con iguales intereses
sociopolíticos. Igualmente, el paso de una clase a otra no era simple.
La burguesía se organizaba en tres capas, representando un papel muy importante, junto con la profesión y el
patrimonio, el origen y el cargo. La posición social estaba determinada por el nacimiento y el privilegio. A finales del
siglo XVI, el patriciado comenzó a aislarse socialmente en la medida de su retroceso económico y de la inversión de
fondos en la compra de tierras y casas, y a vivir según el ideal de representación noble-patricio.
La riqueza adquirida tenía un papel significativo, el estatus de dominio seguía siendo justificado por el patriciado con
los antiguos privilegios y con su origen. El patriciado adoptó formas de vida aristocráticas.
Inmediatamente por debajo del patriciado se encontraban los comerciantes, que representaban el elemento más
dinámico de la sociedad urbana. En este grupo predominaba el principio el éxito económico. Sufrían muchas veces la
inflexibilidad de las políticas de los patricios y la discriminación social, y para ascender socialmente debían poner (a
los fines) sus bienes adquiridos. También se aislaban de los grupos inferiores cuando veían que peligraba su prestigio
social o político-
La capa más amplia de la burguesía ciudadana estaba formada por artesanos, ciudadanos simples, que junto con los
tenderos, funcionarios urbanos y letrados formaban la burguesía media. Se organizaban en gremios, cada uno de los
cuales representaba una forma de vida en común, un estatus social diferente. Los gremios velaban por los derechos
de monopolio y por asegurar la producción y las posibilidades de venta. Garantizaban la subsistencia de los
artesanos, pero muchas veces frenaron el desarrollo económico de las ciudades cuando se oponían al avance de las
innovaciones técnicas.
Los gremios comenzaron a separarse porque los oficiales tenían cada vez menos posibilidades de ascenso, se
organizaban agrupaciones convirtiéndose a partir del 1600 en el problema social de muchas ciudades. El
endurecimiento de los gremios y la poca movilidad social significó muchas veces un estancamiento de la economía,
como en Italia y Alemania.
Todas las ciudades de Europa poseían una amplia capa de artesanos y una capa inferior que crecía cada vez más, en
la que no tenían derecho a la ciudadanía, y por su falta de ingresos no pagaban impuestos. Este grupo era el 40% de
la población, y vivían en el límite del mínimo existencial o se mantenían del excedente de la economía urbana. A este
último grupo pertenecían los artesanos empobrecidos, los pequeños comerciantes, los jornaleros, los oficiales viejos
y asalariados, que muchas veces no se diferenciaban de mendigos y vagabundos. La posibilidad de ascenso social de
esta capa inferior era escasa.
La jerarquía social no se correspondía con la situación económica, había comerciantes más ricos que los patricios,
artesanos más acaudalados que algunos comerciantes y artesanos extragremiales que cobraban más que los que
pertenecían a un gremio.
Por último, en la sociedad urbana había un gran numero de personas que no poseían ningún derecho de ciudadano
ni estaban incluidas en la vida política, por ejemplo, los perseguidos por su fe, los letrados laicos, los nobles, los
funcionarios y los clérigos. Esta capa era relativamente pequeña a comienzos del siglo XVI. Pero lo característico de
los inicios de la Edad Moderna, es que el numero de estos dos grupos sociales, aumentó de tal manera que los
ciudadanos de pleno derecho llegaron a ser al final, una minoría.
La vida en conjunto de los ciudadanos era muy diversa. El mundo del burgués era más complejo y diferenciado que
el de los campesinos. Era más móvil y flexible, el burgués conocía el mundo y sabía como actuar. Con el tiempo se
produjo una separación aun más intensa de los secos. La vida hogareña y familiar adquirió mayor importancia con el
bienestar urbano, sobre todo cuando mejoraron las condiciones de la vivienda. Los ciudadanos disfrutaban de una
intensa vida social.
En las capas inferiores se desarrolló una conciencia plebeya de discriminación, y por otro lado, cada individuo
comenzó a preocuparse solamente por la conservación de su propiedad y de su honor familiar.
La sociedad urbana burguesa exigía un nivel de formación relativamente alto. Se difundieron la escritura y la lectura.
La época posterior a la Reforma mostró un gran retroceso del analfabetismo en todas las capas sociales. La erudición
humanista tuvo resonancia en la sociedad urbana, y junto con la cultura clerical cobraron importancia los escritos
profanos. La piedad era muy distinta a la de los campesinos, la nobleza y el clero.
La Reforma, en sus inicios fue una cuestión urbana que se apoyaba en los intereses burgueses. Dentro de la
burguesía se dieron las condiciones para una interpretación espiritual y racional de la Reforma. No hubo una
religiosidad tan acorde a la burguesía como la de orientación humanista-puritana.
1. Las ciudades territoriales: sometidas al poder de un príncipe, tenían administración propia, pero estaban
bajo el dominio territorial-estatal. Constituían mercados regionales del gobierno de los príncipes. Estaban
integradas como ciudades burguesas y participaban del ejercicio general del poder de los Estados
territoriales, según su grado de independencia política.
2. Ciudades libres o imperiales: eran territorios cerrados, repúblicas políticamente autónomas, con
administración propia, consejo municipal elegido por ellas mismas. Su grado de autonomía política variaba.
A nivel internacional aparecían como repúblicas casi soberanas. Eran gobernadas por un consejo elegido,
pero el derecho electoral era solo de notables familias patricias.
3. Ciudades-Estado: parecidas a las ciudades libres, no dependían de la nobleza, gozaban de plena autonomía
en el ejercicio de su soberanía interna y externa. Muchas de ellas poseían muchas tierras. Generalmente era
el patriciado quien detentaba el poder.
Son tres tipos de sociedad medieval que se fueron transformando con la expansión del comercio, la creación de
sistemas absolutistas, y el desarrollo de Estados nacionales. Muchas ciudades perdieron el derecho a su
autodeterminación y se convirtieron en puntos administrativos y comerciales de gobierno. Otras se convirtieron en
capitales del reino que pasaron a depender de la corte y otras, hechas el centro de la administración.
Entre 1580 y 1630 se dieron revoluciones urbanas que son una prueba de que la burguesía no aceptaba lo que se
estaba produciendo, que era la conversión de las ciudades y la adaptación de los ciudadanos a una sociedad
aristocrática, proceso que tuvo el apoyo de la nobleza. Los gremios que habían quedado excluidos de la política se
opusieron a que la democracia burguesa de las ciudades quedara circunscrita a una oligarquía aristocrática. La vida
de la nobleza fue el ideal de muchos en esta sociedad aristocrática en formación, y de hecho muchos comerciantes
anhelaban con ennoblecerse.
De cualquier forma, se puede decir que para inicios de la Edad Moderna la burguesía ya tenía una vida política
desarrollada, que mantenía una administración urbana, burguesa y autónoma. Hay tres regiones en las que debe
diferenciarse el advenimiento del poder de la burguesía:
1. Europa oriental: una burguesía desarrollada débilmente, con escaso papel político.
2. España, Francia y Alemania: una burguesía que estuvo representaba en las asambleas regionales de los
estamentos. En Alemania y en Francia participó del poder de los Estados del Imperio o de los Estados
Generales como tercer estamento.
3. Inglaterra y Países Bajos: la burguesía que ejerció mayor influencia, gracias a la supremacía de Londres y a la
sociedad urbanizada de Holanda. En ocasiones no sólo fue un estamento político más, sino que fue un
soporte directo del poder político.
La burguesía se articuló como un todo, de acuerdo con los intereses comerciales y con cierta liberalidad, en un
sentido más reformista y conservador que revolucionario. Fue la fuerza más dinámica del siglo XVI.
Más tarde, con la recesión de fines del siglo XVI y con un capital creciente, gran parte de la burguesía se retiró del
comercio y tomó como punto de referencia la sociedad noble. Invirtieron su capital en tierras y casas, algunos
consiguieron ser nobles, como la familia Fugger. Esta retirada de capital del comercio impidió su expansión, pero la
adquisición de tierras fue a veces más razonable y realista que las transacciones monetarias.
Los burgueses para poder ser nobles no sólo tenían capital, sino que también contaban con la formación que exigían
muchos puestos en calidad de funcionarios de la burocracia administrativa.
La nobleza por lo general no disponía de una preparación cultural, los burgueses fueron tenidos en cuenta para la
creación de elites de funcionarios. Esta demanda creciente de mano de obra especializada fue cubierta en gran
medida por la burguesía, hasta que a fines del siglo XVII también los nobles se vieron interesados.
Los miembros de la burguesía podían comprar un cargo estatal. Este sistema surgió por la necesidad de dinero por
parte del Estado, y le posibilitó a la burguesía la posibilidad de realizar nuevas inversiones.
La venta de cargos (que aportó mucho dinero al Estado) fomentó una nueva esclavización de los súbditos bajo un
ejército de funcionarios, y también un retroceso del comercio y la artesanía, al haber retirado el capital de la vida
económica. Produjo un afianzamiento de la nobleza privilegiada y una refeudalizacion de la sociedad.
Entonces: ¿cuáles eran las posibilidades de ascenso social que tenía la burguesía?
La nobleza: era la capa de los gobernantes y los poderosos. Tenían la supremacía política y social y además poseía la
mayor cantidad de tierras. Muchos bienes eclesiásticos también eran de la nobleza. “La propiedad del suelo llevaba
implícitos los derechos políticos”. Percibían de sus súbditos tributos y prestaciones personales, se beneficiaba del
comercio rural y de la artesanía, tenían los mejores puestos en las Iglesias y prerrogativas sobre los cargos de los
príncipes. No tenían que pagar impuestos.
El estatus social estaba determinado por el privilegio principesco, el origen familiar y los vínculos con la dinastía
gobernante. La diferenciación dentro de la nobleza era más notoria que en el mundo rural o el burgués, aunque
tenía mayor conciencia de casta, y era un estamento que había cambiado mucho por el desarrollo del mercado
internacional, el nacimiento del Estado moderno y la crisis del feudalismo.
Las diferencias dentro de la nobleza estaban determinadas por el patrimonio, el poder político, los privilegios de los
príncipes, pero más aun por la despolitización que estaba sufriendo por ejemplo la antigua nobleza feudal, es decir
que empieza a perder poder en la sociedad estatal, pero su pérdida de autonomía se vio compensada con cargos en
la corte. Y, por último, otro factor que determinó la diferenciación fue el acceso de la baja nobleza a puestos rectores
del Estado. La aristocracia se cerraba en una casta, comenzando a monopolizar todos los cargos sociales y políticos
de la sociedad.
Dentro de la nobleza estaban la alta nobleza, con pocos miembros y muy delimitada, la nobleza rural, con más
miembros y la nobleza cortesana en ascenso. La nobleza cortesana era de funcionarios, y aunque ascendía política y
socialmente, la antigua nobleza no la reconocía. De esta manera la nobleza cortesana se veía afectada por la
revolución de precios, la costosa vida cortesana, las guerras y las intervenciones violentas del rey.
La nobleza se fue desarrollando como estamento de diferente forma en toda Europa. En Alemania la situación era
complicada porque se diferenciaba la nobleza que dependía del Imperio, y la nobleza que dependía de los Estados
provinciales. Los nobles que dependían del Imperio por lo general eran más pobres porque no tenían cerca un
príncipe, con los privilegios que eso conlleva. En Inglaterra la nobleza se separó, la alta nobleza pasó a depender de
los cargos cortesanos porque habían perdido patrimonio. La nobleza rural estaba abierta a los burgueses, pero la
cortesana no. Lo importante de Inglaterra es que apareció una nobleza de funcionarios.
En España la capa más alta estaba formada por unos pocos que tenían cargos lucrativos. Luego estaban los
caballeros y los hidalgos, que fueron una figura muy importante en la creación del imperio colonial, porque fueron
los que intentaron conseguir en ultramar lo que en España les negaban. En Polonia la nobleza creó una república de
nobles con todos los derechos de soberanía, no existían diferencias de rangos ni títulos. En Rusia, la nobleza feudal
se vio despojada casi por completo de su poder.
Más adelante el autor habla del neofeudalismo, muchas veces entendido como un retroceso hacia la vida medieval
de nuevo, sino que por el contrario fue dentro del desarrollo de la vida cortesana, una señal de consolidación de la
sociedad estatal.
El noble entonces se convirtió en un miembro de una sociedad cerrada, con formas propias de conducta y una
conciencia de su estatus, con la atención puesta en el rango que le correspondía por su origen y el privilegio. Para él
lo más importante era el honor, incluso más que la acumulación de riquezas. La racionalidad era esencialmente
distinta de la burguesa. El imperativo era ostentar y favorecer los intereses de los gobernantes. El poderío del noble
no estaba en su soberanía, ahora radicaba en la cantidad de empleados y servidores que tuviera, las fiestas que
diera, los vestidos, los carruajes, y demás.
El período entre los siglos XVI Y XVII fue de transición. La nobleza rural seguía reconociendo sus obligaciones con
sus súbditos, mostrando algo de comprensión ante las quejas, de hecho, apoyaron a muchas revueltas
campesinas. Pero lo más frecuente era que los campesinos y los burgueses padecieran la arbitrariedad de la
nobleza. “En la lana bien que se fijan, pero al cuidado del ganado nadie atiende”.
La Reforma para la nobleza suponía una disminución de la influencia eclesiástica y el enriquecimiento mediante los
bienes secularizados. El movimiento reformador adquirió una carga política donde los movimientos estamentales se
veían amenazados por la aparición del absolutismo.
Hubo un conflicto entre la aristocracia y el Estado en vías de formación. Los nobles no querían ceder ante el afán
monopolizador de los príncipes absolutistas, y estando en contra era adeptos al protestantismo, porque se
esperaba de él un afianzamiento de las tradiciones liberales y antiabsolutistas.
La crisis de la aristocracia estuvo supeditada a la evolución de la sociedad: del feudalismo al capitalismo, del
Estado feudal al primer Estado moderno. Se resolvió con un cambio de funciones de la nobleza. El objetivo nunca
fue destituir a la nobleza, sino su destitución como clase autónoma por parte de los príncipes. El proceso terminó
a mediados del siglo XVII y la nobleza ya domesticada fue la clase dominante de las nuevas naciones.
El clero: en la escala social tenía primacía, incluso a veces más que la propia nobleza. Los miembros del clero eran
transmisores de los bienes espirituales que llevaban a la salvación. Este grupo social es incomparable con los demás
por su carácter supraestatal y supraestamental, la Iglesia es un poder autónomo. Era heraldo de la verdadera
doctrina, tanto los partidarios de la Reforma como los de la Contrarreforma. Tenían a cargo la formación del pueblo.
Nada afectó tanto al clero como la aparición de los predicadores laicos, cuestión que se intensificó con la aparición
de la Reforma, aunque de cualquier manera durante los siglos XVI y XVII el clérigo estuvo resguardado (salvo en
Inglaterra) y conservó su monopolio sobre la interpretación de la fe y la impartición de la gracia divina.