M4 - Clase 1 - Matrices, Género y Sexualidad
M4 - Clase 1 - Matrices, Género y Sexualidad
M4 - Clase 1 - Matrices, Género y Sexualidad
Integral
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1. Introducción
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● ¿Qué implica haber nacido en un orden social patriarcal para
las distintas formas de vivir nuestras identidades?
● ¿Cómo podemos, desde nuestro lugar como docentes,
transformar y trascender el esquema de pensamiento
binario-dicotómico que nos ofrece, por ejemplo, dos baños y
dos filas?
● ¿Cuáles fueron y siguen siendo los efectos de estas miradas a
partir de las cuales aprendimos “cómo son las cosas”?
● ¿Qué violencias se producen y reproducen a partir de estos
esquemas?
● ¿Cómo podemos identificar los discursos y prácticas que
sostienen las violencias por motivos de género?
2. Matrices de aprendizaje
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Desde una perspectiva que pone el acento en la dimensión social y
vincular, el autor señala a las necesidades como el motor que
empuja a generar vínculos con otras personas y con el entorno
social para satisfacerlas, y así aprendemos e internalizamos (o
volvemos propios) aspectos del mundo externo. Las relaciones que
se establecen entre individuos, grupos, clases, como también las
relaciones de género, nos van determinando a lo largo de toda la
vida.
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explica de qué modo, en cada experiencia de aprendizaje vamos
internalizando concepciones del mundo, representaciones, modos
de pensar y de hacer, y desarrollamos un modo relativamente
estable de ser. Las matrices no son innatas; se configuran en la
interacción con otros, desde los primeros vínculos. La familia, las
instituciones y lo social nos “esperan” en el mundo con un conjunto
de saberes y conocimientos que, en primera instancia, adquirimos
como un set de herramientas básicas para nuestro desempeño en
el mundo social.
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Las matrices de aprendizaje son estructuras complejas y
contradictorias (Quiroga, 1991) que incluyen una multiplicidad y
diversidad de aspectos que interactúan entre sí: nuestro cuerpo,
nuestras sensaciones, nuestro sistema nervioso, pero también
aspectos emocionales, conceptuales y esquemas de acción. Las
matrices tienen historicidad personal, porque es a partir de las
experiencias concretas que se conforman y estimulan la capacidad
de apertura a lo nuevo, la capacidad de asombro, la disponibilidad
ante el aprendizaje, así como las contradicciones cuando nos
encontramos ante lo desconocido y surgen obstáculos a superar y
resolver.
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Para continuar reflexionando sobre los estereotipos de la escuela en el
ámbito escolar, las y los invitamos a observar el siguiente video:
Estereotipos de género en la escuela
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propios del judeo-cristianismo. Sin embargo, hoy en día, al pensar
en la sexualidad, e incluso en la organización familiar, algunas
afirmaciones han cambiado.
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En la actualidad la concepción de familia no solo remite al modelo
más tradicional, sino también a familias monoparentales, uniones
civiles y de hecho, familias ensambladas, homoparentales, etc.
También vemos que la sexualidad hoy día no solo se refiere a la
genitalidad y la reproducción, sino que se expresa como un aspecto
inherente a la experiencia humana a lo largo de toda la vida,
además de ser un derecho inalienable de las personas.
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Las y los invitamos a ver el siguiente video, “1977” La peque que nos
permitirá articular los conceptos que estamos abordando.
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4. La sexualidad en la infancia
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● ¿Cómo podemos abordarla desde la ESI en los diferentes
niveles educativos?
En Tres ensayos sobre teoría sexual, del año 1905, Sigmund Freud
distingue, por un lado, la sexualidad infantil y por otro la sexualidad
puberal y adulta. La sexualidad no se reduce a la genitalidad, idea
que, como ya vimos previamente, es enfatizada por la definición de
sexualidad integral que propone la ESI. La sexualidad tiene fases de
evolución, cada una ligada a zonas erógenas, aquellas zonas del
cuerpo donde se asienta el placer, en etapas que tienen que ver con
distintos momentos de intercambio entre el bebé y el mundo y las
personas que lo rodean.
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La segunda es la etapa anal. Es el momento en que las niñas y los
niños “negocian” y aprenden el control de esfínteres, generalmente
reteniendo y posponiendo el acto de defecar, además se pone en
juego la palabra a través del pedido de “ir al baño” como expresión
del deseo y de manifestación de las necesidades, así como la
palabra adulta que felicita o limita la acción. Del mismo modo, la
asistencia en la higiene, el contacto que se establece con la zona
genital, acompañado de palabras, mirada, genera estímulos que se
vinculan al cuidado, al cariño y al placer.
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Se va elaborando el reconocimiento de los límites, el que no todo es
posible, que hay prohibiciones y normas. En la fusión e
indiferenciación de la intensidad del primer vínculo se instala una
terceridad que cumple la función de ley. A estos límites, los de la
incompletud humana, nos seguiremos enfrentando en distintos
momentos de la vida.
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Desde la ESI, en tanto concebimos a la sexualidad como un aspecto
siempre presente en nuestras vidas, que trasciende la genitalidad y
el coito, entendemos a la latencia como una etapa que describe
cambios, pero que no “pone en pausa” la sexualidad. De hecho, el
pudor y las inquietudes sobre la apariencia ponen a la sexualidad
como protagonista. Nuestro desafío, como docentes, radica en
acompañar este período en el cual la sexualidad infantil adopta la
forma de lo íntimo, lo pudoroso, de aquello que se elabora mientras
se experimenta, en un contexto actual en el que la sexualidad
adulta irrumpe a través del mercado, los medios, las letras de
canciones, películas y multiplicidad de estímulos cada vez más
difíciles de controlar.
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¿Qué hace la escuela frente a las manifestaciones de la sexualidad
infantil?
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El juego sexual en la infancia tiene que ver con la curiosidad, la
búsqueda de placer, y tal como dijimos, la sexualidad en esa etapa
de la vida tiene sus características diferentes de la sexualidad
adulta. En el juego sexual infantil no hay situaciones de sexualidad
genital, si la niña o el niño no las ve o las vive previamente
(Toporosi, 2010). Los modos en que las redes sociales cuestionan los
límites entre la vida pública y la vida privada, y el mercado que ha
convertido a la niñez en consumidora impactan en la sexualidad
infantil.
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5. Revisión de algunas concepciones
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Hay numerosas actividades para trabajar roles y funciones en la crianza
en el aula. Les proponemos aquí un ejemplo de material desarrollado
para Educación Inicial, “Familias diversas”, que busca acompañar en el
reconocimiento de distintas formas de organización familiar y sus
dinámicas, así como también en la valoración de los diversos modos de
vida.
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equipara sexualidad a genitalidad o a lo que comprendemos como
sexualidad adulta. Desde el inicio de la vida, la sexualidad está
presente, resulta motor para aprendizajes y exploración del propio
cuerpo e impulso para el encuentro con otras personas en
experiencias y vínculos, y es una parte fundamental de la
construcción de nuestra propia identidad a lo largo de la vida.
Podemos pensar la sexualidad en términos de proceso, porque no
es estática y se va transformando (más adelante seguiremos
profundizando en esto al hablar de género, identidades y deseo). A
su vez, podemos pensar que las diversas culturas, modos de crianza
y de educación, los distintos momentos históricos, operan
constituyendo diferentes formas de comprender la sexualidad y por
ende generan experiencias y trayectorias diversas.
Bibliográficas
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Pichon-Rivière, E. (1985). El proceso grupal. Del psicoanálisis a la
psicología social. Buenos Aires: Nueva Visión.
Toporosi, S. (2010). ¿Qué nos pasa a los adultos hoy con la sexualidad
de los niños? Topía. Disponible en:
https://www.topia.com.ar/articulos/%C2%BFqu%C3%A9-nos-pas
a-adultos-hoy-sexualidad-ni%C3%B1os Winnicott, D. (1945).
Desarrollo emocional primitivo. Disponible en:
http://apa.opac.ar/greenstone/collect/revapa/index/assoc/19480
504/p1003.dir/REVAPA19480504p1003Winnicott.pdf
Video
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Estereotipos de género en la escuela:
https://www.educ.ar/recursos/158082/estereotipos-de-genero-e
n-la-escuela
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