CÁNDIDA
CÁNDIDA
CÁNDIDA
La candidosis oral se manifiesta, por lo general, con placas blancas en la lengua o en el interior de
las mejillas. En ocasiones, la candidosis oral puede afectar la parte superior de la boca y alcanzar
las encías, las amígdalas o la parte posterior de la garganta.
Si bien cualquier persona puede tener candidosis oral, es más frecuente que se presente en los
bebés y en los adultos mayores, dado que tienen la inmunidad reducida, en personas que tienen el
sistema inmunitario inhibido o ciertas enfermedades, o en quienes toman determinados
medicamentos. La candidosis oral es un problema menor si eres una persona sana, pero, si tienes
el sistema inmunitario debilitado, los síntomas pueden ser más graves y más difíciles de controlar.
La candidiasis bucal produce lesiones de color blanco crema y levemente inflamadas en la boca o
lengua.
Síntomas
Niños y adultos
Al principio, es posible que no observes síntomas de candidosis oral. Algunos de los signos y
síntomas son:
En casos graves, por lo general, vinculados con el cáncer o un sistema inmunitario debilitado a raíz
del VIH o sida, las lesiones pueden propagarse hacia el esófago, el tubo largo y muscular que se
extiende desde la parte posterior de la boca hacia el estómago (esofagitis por cándida). Si esto
ocurre, puedes presentar dificultad para tragar y dolor o tener la sensación de que los alimentos se
quedan atascados en la garganta.
Las mujeres cuyos senos están infectados con cándida podrían padecer estos signos y síntomas:
La candidosis es poco frecuente en los niños mayores, los adolescentes y los adultos sanos; por lo
tanto, si presentas candidosis, consulta con tu médico para determinar si se requiere una
evaluación adicional para verificar la existencia de una afección no diagnosticada u otra causa.
Causas
En condiciones normales, el sistema inmunitario trabaja para expulsar los organismos invasores
dañinos, como los virus, las bacterias y los hongos, a fin de conservar el equilibrio entre los
microbios «buenos» y «malos» que, por lo general, habitan en tu cuerpo. Sin embargo, en
ocasiones, este mecanismo de protección falla, lo que hace proliferar el hongo cándida y producir
candidosis oral.
El tipo de hongo cándida más frecuente es el Candida albicans. Hay varios factores, como el hecho
de tener el sistema inmunitario debilitado, que pueden aumentar el riesgo de presentar candidosis
oral.
Factores de riesgo
Es posible que tengas un mayor riesgo de padecer una infección por candidosis oral si presentas
una de las siguientes condiciones:
Sistemas inmunitarios debilitados. Es más probable que los bebés o los adultos
mayores presenten candidosis oral debido a la reducción de la inmunidad. Algunas
enfermedades y tratamientos pueden inhibir el sistema inmunitario, como el cáncer y sus
tratamientos, los trasplantes de órganos, los medicamentos que inhiben el sistema y el VIH
o sida.
Diabetes. Si tienes diabetes sin tratar, o si la enfermedad no se controla adecuadamente,
es posible que la saliva contenga altas cantidades de azúcar, lo cual favorece el
crecimiento de la cándida.
Candidosis vaginal. La candidosis vaginal es originada por el mismo hongo que provoca
la candidosis oral. Es posible que le transmitas la infección a tu bebé.
Medicamentos. Los medicamentos como la prednisona, los corticoesteroides inhalables o
los antibióticos que alteran el equilibrio natural de los microorganismos del cuerpo pueden
aumentar el riesgo de padecer candidosis oral.
Otras afecciones orales. Usar dentadura postiza, en especial, la dentadura superior, o
padecer enfermedades que provocan sequedad de boca pueden aumentar el riesgo de
tener candidosis oral.
Complicaciones
Sin embargo, puede ser más grave para personas que tienen el sistema inmunitario debilitado, por
ejemplo, como resultado de tratamientos oncológicos o del VIH/sida. La candidosis oral sin tratar
puede llevar a infecciones sistémicas por cándida más graves. Si tienes el sistema inmunitario
debilitado, la candidosis oral puede diseminarse al esófago o a otras partes del cuerpo.
Prevención
Estas medidas pueden ayudar a reducir el riesgo de contraer infecciones por cándida:
Forma pseudomembranosa
Se considera que la forma pseudomembranosa es la forma «clásica» de candidiasis, aunque no es
la variante más frecuente. El signo más típico consiste en la presencia de una placa blanda, entre
blanca y amarillenta, desprendible o eliminable con una gasa, con un aspecto que recuerda a leche
coagulada (fig. 1). Las mucosas pueden estar afectadas en un grado variable. Las zonas
subyacentes a las placas suelen mostrar inicialmente signos inflamatorios. En general, las zonas
adyacentes no están alteradas. Al desprender las placas se puede producir una hemorragia leve.
Figura 1. La presencia de placas blanquecinas separables sobre un fondo ligeramente inflamatorio
es característica de la candidiasis pseudomembranosa.
Los depósitos están compuestos por filamentos de hifas entrelazados, epitelio descamado, restos
alimentarios, bacterias, leucocitos y células levaduriformes. La forma pseudomembranosa suele
ser indolora, pero los pacientes pueden referir una sensación de quemazón o disgeusia.
Se trata de una forma más bien rara que se caracteriza por alteraciones de color blanco en forma
de placas en las que se concentran hifas de Candida. Se confunden frecuentemente con una
leucoplasia. La respuesta a un tratamiento antimicótico sugiere un diagnóstico de infección
candidiásica. Se localizan sobre todo en la zona retrocomisural de las mejillas. Las lesiones
blanquecinas no son desprendibles (fig. 3).
En los adultos, la queilitis angular se debe sobre todo a una infección por hongos, mientras que en
los niños el microorganismo causal suelen ser cocos. La infección se ve favorecida por la
formación de pliegues como resultado de una pérdida de dimensión vertical (edentulismo, relación
vertical reducida) que, a su vez, provoca una mayor humectación de la piel. Otros factores, como
una hipovitaminosis o una ferropenia, también pueden desempeñar un papel destacado. El cuadro
se caracteriza por la presencia de fisuras rojas brillantes, habitualmente bilaterales, que se originan
en las comisuras bucales (fig. 4). Con frecuencia, pero no siempre, se detectan otros signos de
candidiasis. La queilitis angular se observa con frecuencia en relación con una candidiasis atrófica
crónica.
Figura 4. La queilitis angular (rágades comisurales) suele ser simétrica.
Estomatitis protésica
Figura 5. La estomatopatía protésica de clase II de Newton se caracteriza por eritemas difusos.
?? Newton tipo III: mucosa hiperémica con superficie granular o nodular (fig. 6)
Las lesiones de tipo I se caracterizan sobre todo por la presencia de manchas rojas que rodean a
los conductos excretores de las glándulas salivales. Las lesiones de tipo II afectan exclusivamente
a la mucosa cubierta por la prótesis.
Glositis romboidal media
El signo característico de la glositis romboidal media es una zona depapilada situada en la parte
media en la transición entre el segundo y el tercer tercio de la lengua (fig. 7). Esta lesión lingual se
clasifica actualmente como una candidiasis crónica atrófica localizada.
Se pueden producir también candidiasis secundarias sobre mucosas con lesiones previas
(leucoplasia, liquen plano oral, lupus eritematoso). Las leucoplasias sobreinfectadas
con Candida parecen mostrar una tasa de malignización superior. Sin embargo, no se sabe si
la Candida es el agente etiológico de la leucoplasia (candidiasis hiperplásica crónica) o si se trata
de una sobreinfección de una alteración mucosa previa 13.
Las lesiones que aparecen en la cavidad oral como signo de una candidiasis generalizada deben
ser tratadas por un dermatólogo o un internista. Se basan a menudo en un déficit inmunitario
acompañado de un trastorno funcional de los linfocitos T (fig. 8). Las lesiones se caracterizan por
alteraciones hiperplásicas asociadas a manchas blanquecinas no eliminables con una gasa y
fisuras profundas10.
Epidemiología
Por regla general, la candidiasis es una infección endógena. Las especies de Candida forman parte
de la flora normal de la cavidad oral en muchos adultos sanos sin que esta colonización se
manifieste clínicamente. Los microorganismos son saprófitos y patógenos facultativos. En la
bibliografía se citan porcentajes de incidencia de Candida muy variables: parece ser que el
microorganismo estaría presente en el 3-48% de los adultos sanos y en el 45-65% de los niños
sanos14.
Etiología
La Candida es un hongo polimorfo que muestra diversas formas de crecimiento. Desde el punto de
vista morfológico, se distinguen los blastoconidios (blastosporas elongadas), las pseudohifas
compuestas de células individuales unidas longitudinalmente entre sí y las hifas verdaderas. A
diferencia de otras levaduras, C. albicans forma esporas que sobreviven a largo plazo en
condiciones adversas, las llamadas clamidosporas, en medios de cultivo con un contenido bajo en
nutrientes. Las hifas de Candida pueden penetrar en el epitelio con una forma de crecimiento
invasiva. La reproducción se produce, de forma característica para las levaduras, por gemación
(blastosporas), pero también a través de células filamentosas (pseudomicelio). Se entiende por
pseudomicelio los agregados celulares compuestos de células filamentosas alargadas formados
por gemación que muestran un aspecto parecido al de un micelio verdadero, pero que carecen de
septos.
C. albicans se encuentra sobre todo en el ser humano y en otras especies de sangre caliente, así
como en el entorno humano (por ejemplo, en cepillos dentales y en aguas contaminadas por el
hombre), mientras que las otras subespecies de Candida están presentes también en el medio
natural8.
La piel no constituye un reservorio natural ni para Candida ni para otras especies. Sin embargo, en
zonas de piel próximas a orificios naturales y también en pliegues cutáneos se puede observar una
colonización por levaduras.
Las levaduras en general y C. albicans en particular son comensales normales en la cavidad oral y
no provocan problemas de salud en las personas sanas. Forman parte de la flora microbiana
normal del hombre, sin provocar ningún tipo de sintomatología clínica. La transmisión suele ser
congénita, es decir, se produce de madre a hijo durante el parto 11.
Desde el punto de vista morfológico, esta conversión se manifiesta por el paso de la fase
levaduriforme a la fase de micelio.
Factores de virulencia
Adhesión
Una de las condiciones esenciales para que se produzca una infección es la adhesión del
microorganismo a la superficie del epitelio. Existe una correlación estrecha entre la adhesión y la
capacidad para desencadenar una infección. La adhesión al tejido del huésped es mediada sobre
todo por proteínas de la pared celular, las adhesinas, las cuales están integradas en las fimbrias de
las células de Candida. Algunos antígenos presentes en la saliva son capaces de fijar estas
adhesinas e impedir la adhesión. Esto podría explicar por qué en las xerostomías se producen
frecuentemente infecciones por Candida. Por otra parte, la misma explicación también es válida
para el hecho de que la diabetes mellitus se asocia frecuentemente a una candidiasis, ya que los
pacientes con diabetes tipo II no segregan antígenos de grupos sanguíneos a la saliva (estado no
secretor). Por lo tanto, los diabéticos carecen de este mecanismo de defensa, lo que provoca un
aumento de la incidencia de candidiasis17.
Invasión
Otros factores de virulencia se basan en las interacciones especiales con el sistema del
complemento y en la producción de toxinas que favorecen la progresión de la infección.
Además de los factores de virulencia, los factores locales y sistémicos del huésped también
desempeñan un papel importante. Estos factores son más relevantes para la patogénesis que los
factores de virulencia.
Esto se refleja en la observación clínica según la cual el perfil del paciente con Candida es el de
una persona «muy vieja, muy joven o muy enferma» y la candidiasis es «la enfermedad de los
enfermos».
?? Lesiones leucoplásicas
?? Recubrimiento con una prótesis; los pacientes edéntulos portadores de una prótesis tienen un
mayor grado de contaminación por gérmenes patógenos (fig. 10)
Figura 10. El recubrimiento con una prótesis es un factor predisponente para la colonización
palatina por Candida, en este caso, en combinación con una forma pseudomembranosa (Colección
Dr. Ludwig, Ulm).
Figura 11. Las candidiasis pueden ser un signo de una enfermedad de base (Colección Dr. Ludwig,
Ulm).
?? Malnutrición, déficit de hierro, ácido fólico y vitaminas (B12) y déficit de cinc, que provocan una
alteración del epitelio, favoreciendo de este modo la aparición de una candidiasis
?? Hemopatías
Las candidiasis postrasplante de órganos son especialmente graves. Los receptores afectados
reciben tratamiento inmunodepresor de por vida con objeto de evitar el rechazo del órgano
trasplantado. Sin embargo, este tratamiento merma al mismo tiempo la competencia del organismo
para defenderse de gérmenes patógenos. En la cavidad oral se puede establecer una flora
microbiana compuesta de gérmenes patógenos capaz de provocar complicaciones graves después
de su diseminación por todo el organismo 6. Después de trasplantes de médula ósea, un porcentaje
elevado de receptores desarrolla candidiasis a pesar de la administración de tratamientos
antimicóticos profilácticos tópicos y sistémicos4. La prevención antimicótica (antimicóticos,
clorhexidina) es especialmente importante en este grupo de pacientes 3.
La radioterapia también se asocia a un aumento de las candidiasis. Los estudios clínicos muestran
que hasta una tercera parte de los pacientes desarrolla una candidiasis durante o después de la
radioterapia1. Se considera que el principal factor predisponente de la colonización por C.
albicans es la hiposalivación secundaria a la radioterapia.
Las infecciones por especies de Candida son las micosis más frecuentes en pacientes con
infección por el VIH. En el curso evolutivo de su enfermedad, más del 90% de los pacientes con
infección por el VIH desarrolla una candidiasis de mucosas (fig. 12). Ahora como antes, se
considera que la candidiasis oral es un marcador del SIDA 12. El muguet y la candidiasis
vulvovaginal crónica también pueden aparecer en pacientes con un recuento de linfocitos
cooperadores de > 200 células/ml y marcan el paso al estadio de infección por el VIH sintomática
(estadio B de la clasificación del CDC). Las candidiasis sistémicas y las esofagitis candidiásicas
suelen aparecer normalmente sólo en fases avanzadas de inmunodeficiencia (CD4 < 100
células/ml) y cumplen los criterios de enfermedades definitorias de SIDA (estadio C de la
clasificación del CDC).
Figura 12. Lesión candidiásica en un paciente con infección por el VIH (Colección Prof. Frenkel).
La candidiasis oral en los pacientes con infección por el VIH ha experimentado un cambio decisivo
en los últimos años. Su evolución parece ser menos grave, lo que se puede deber al
desplazamiento de la forma pseudomembranosa, más frecuente hasta ahora, por la forma
eritematosa. Además, su incidencia también ha disminuido. Estos cambios son especialmente
llamativos desde la introducción de los inhibidores de la proteinasa del VIH. Inicialmente se
estableció una relación causal con la mejoría de la situación inmunitaria del huésped, aunque hoy
día se cree que el cambio se debe a un efecto directo de los medicamentos. Los inhibidores de la
proteinasa, indinavir y saquinavir, inhiben in vitro la aspartato proteinasa de C. albicans a
concentraciones como las que se consiguen habitualmente con el tratamiento
Introducción
La estomatitis por prótesis es una inflamación crónica de la mucosa oral que está en contacto con
prótesis extraible1**. No es fácil clasificar la estomatitis protésica (fig. 1) (también denominada
estomatitis subplaca) dentro del abanico de la patología bucal. El hecho de estar relacionada con
múltiples factores etiológicos hace que en la literatura se clasifique dentro del resto de estomatitis,
pero su relación directa con las micosis candidiásicas hace que normalmente la encontremos como
una variedad de candidiasis.
Afecta al 14,3% de la población mayor de 60 años según Jainkittivong 2, y en nuestro medio al 6,5%
de la población mayor de 30 años3. Si hablamos sólo de los portadores de prótesis, afecta al 67%
según Pires4*, y al 50,31% en nuestro medio5*.
Lo cierto es que hay varios factores predisponentes, como son la falta de higiene oral, la edad (que
conlleva normalmente el consumo elevado de medicamentos que inducen un flujo salivar
reducido), infecciones por Candida, diabetes, déficits inmunológicos4*,5*,6, consumo de tabaco y
tener colocada la prótesis por la noche7*. La patología siempre se presenta en portadores de
prótesis extraibles (que pueden provocar traumatismos de repetición, reacciones alérgicas y
pueden suponer un nicho para los microorganismos y residuos alimentarios cuando sus superficies
son rugosas).
De todos los factores, el más directamente relacionado con la estomatitis protésica es la presencia
de especies de Candida, que está presente en la cavidad oral del 25-50% de sujetos sanos según
Pires4* y en el 30-70% según Darwazeh8. Ésta proporción aumenta en pacientes portadores de
prótesis extraibles, desde el 34,27%5* hasta el 60-100%4*.
En base a estos aspectos Darwazeh cita que el 71,4% de los pacientes diagnosticados de
estomatitis subplaca protésica presentan colonización por Candida8.
Desde el punto de vista clínico, tal y como recogen en su libro Ceballos y cols se acepta la
clasificación propuesta por Newton5*, que dividió la estomatitis subplaca en tres fases: grado I,
grado II y grado III
Factores predisponentes
Resumiremos a continuación los datos más relevantes referentes a los factores predisponentes:
Al manipular la prótesis para colocársela, los pacientes pueden infectarse las superficies dactilares
por Candida, y crear así un círculo de reinfección sucesiva entre los dedos y la cavidad oral y
viceversa8. Por eso es importante insistir en las medidas de higiene personal entre las que se
incluye un correcto lavado de las manos.
La implantación de programas preventivos de salud oral en los pacientes de edad avanzada nos
permitiría prevenir la enfermedad. Las medidas de estos programas incluyen el adiestramiento de
los cuidadores y responsables de estos pacientes cuando son dependientes de terceras
personas10**.
El hecho de no quitarse la prótesis por las noches y de fumar son los dos factores que provocan
mayor inflamación y una clínica más exagerada según el trabajo de Barbeau 7*. Su estudio consistió
en el análisis estadístico de relación entre los factores predisponentes y la presencia de
inflamación y su extensión, sin tener en cuenta la clasificación de Newton.
Las prótesis extraibles generalmente están formadas en su totalidad o en buena parte por resina
de polimetilmetacrilato. Sobre dicho sustrato la Candida es capaz de generar una matriz
extracelular diferente a la que generan sobre otra superficie 14*, esta forma de crecimiento se
llama biofilm. Dicho biofilm contiene menos proteínas e hidratos de carbono y más glucosa y
galactosa que si la Candidacreciese en condiciones normales. Estas diferencias explican que
el biofilm presente mayor resistencia a los tratamientos antifúngicos, y productos con amfotericina
B, nistatina, clorhexidina y fluconazol no han sido capaces de eliminar la Candida en dichas
condiciones15,16. Si además la superficie de la resina es rugosa y tiene una elevada porosidad, se
favorece la acumulación de residuos (figs. 2a y 2b) y la aparición de la enfermedad4*. Las prótesis
rebasadas con materiales blandos presentan el mismo problema, si bien en mayor grado por la
facilidad de deterioro de dichos materiales17. La utilización de algunos agentes químicos para su
limpieza a veces favorecen el deterioro del material de rebase y no previenen el crecimiento
de Candida.
Monsenego presenta un estudio sobre 15 pacientes en el que la aplicación de un barniz
fotopolimerizable (Permalink®) sobre la superficie de la resina reduce el número de bacterias
capaces de adherirse a las prótesis18*. Barnizó un área de la prótesis en cada paciente y tomó una
muestra a los 15 días de la parte barnizada y la no barnizada, así como de la mucosa
correspondiente a cada una de las partes, y observó que disminuía de forma significativa la
cantidad de colonias en los dos sustratos.
El traumatismo por presión que pueden ejercer algunas prótesis sobre la mucosa hace que ésta
sea más susceptible a la aparición de estomatites5*, y este factor se describe como etiológico en
algunos casos, al igual que la irritación por alergia al monómero del acrílico de resina 3,4*.
Prevención
En los pacientes de edad avanzada, que son generalmente los portadores de prótesis, es
conveniente implantar un programa preventivo adaptado a las necesidades de cada uno 10**. En
dicho programa preventivo se incluyen las siguientes medidas: profilaxis y eliminación de los
residuos bacterianos en los dientes remanentes y en las prótesis en la consulta dental en intervalos
máximos de seis meses (dependiendo del paciente); recambio de los cepillos dentales y los
cepillos de limpieza de las prótesis; instrucciones de higiene oral y de la prótesis a pacientes y
cuidadores, incluyendo el dejarla seca10** y no colocársela de noche7* y tener un correcto lavado de
manos8. Según el estudio de Barbeu, el tabaquismo es uno de los factores de riesgo que se
relaciona con una clínica más agresiva7*, por lo que deberíamos aconsejar a éstos pacientes dejar
de fumar.
Se debe recomendar al paciente dejar la prótesis seca al aire durante ocho horas por las noches
consigue reducir considerablemente la cantidad de Candidas de la prótesis, podemos además
aconsejarle que la coloque periódicamente en clorhexidina al 0,2% 1**.
Tratamiento
Consiste en enseñar al paciente las medidas higiénicas individuales y de la prótesis 4*,5*. Se le debe
indicar dormir sin la misma, colocando la prótesis en una solución de clorhexidina a concentración
entre el 0,2 y el 2% o de hipoclorito de sodio entre el 0,5 y el 2% 1**. Ésta última opción no es
compatible con las prótesis metálicas19. Los agentes antifúngicos pueden ser tópicos o sistémicos,
y está demostrada la misma efectividad terapéutica para el mismo agente por ambas vías de
administración en pacientes inmunocompetentes20.
Los antifúngicos pueden ser agentes poliénicos (nistatina y amfotericina B), imidazoles (clotrimazol,
miconazol y ketoconazol) o triazoles (fluconazol e itraconazol) 5*,11, aunque conocemos la
resistencia del biofilm a dichos tratamientos14*,15,16.
Indicaremos tratamiento antifúngico cuando el paciente refiera una clínica de dolor o sensación de
ardor, o bien exista riesgo de infección faríngea o sistémica 1** y se tiene que alargar cuatro
semanas. Las pautas de tratamiento de los diferentes antifúngicos se presentan en la tabla 2.
Hay casos en que existe la necesidad de sustituir la prótesis. El simple hecho de reemplazarla por
una nueva ha sido suficiente para eliminar el proceso en algunos pacientes 4*. Pires y cols
demostraron que en seis meses el porcentaje de pacientes con estomatitis protésica bajó del
50,6% al 18,2% en un estudio sobre 77 pacientes en los que sustituyó la prótesis.
Conclusiones
1. Se acepta la presencia de Candida como el factor predisponente más influyente en la estomatitis
protésica.
2. La higiene oral y personal, así como la limpieza de las prótesis, permiten la eliminación de
residuos fúngicos de la cavidad oral y de superficies corporales como las manos, que intervienen
en la manipulación de las prótesis. Siendo así, la higiene se presenta como el principal método
preventivo y terapéutico.
3. Deberíamos utilizar agentes antifúngicos cuando los cambios en los hábitos higiénicos no son
capaces por sí solos de resolver el cuadro clínico o cuando la agresividad de la clínica así lo
justifique.
4. En algunos casos, está indicado el cambio de las prótesis, dada la dificultad de eliminar los
residuos de la resina de las prótesis.