9788413571522
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Colección:
Temas en Perinatalidad
Coordinadora:
Ibone Olza Fernández
DUELO PERINATAL
PSICOLOGÍA, ATENCIÓN Y CUIDADOS
Pilar Gómez-Ulla
Manuela Contreras García
Consulte nuestra página web: www.sintesis.com
En ella encontrará el catálogo completo y comentado
© Pilar Gómez-Ulla
Manuela Contreras García
© EDITORIAL SÍNTESIS, S. A.
Vallehermoso, 34. 28015 Madrid
Teléfono: 91 593 20 98
www.sintesis.com
ISBN: 978-84-1357-152-2
Depósito Legal: M-17-2022
Prólogo ............................................................................................................................................................ 13
Agradecimientos ........................................................................................................................................ 17
Parte I
La realidad de la muerte y el duelo perinatal
5
Duelo perinatal
6
Índice
7
Duelo perinatal
Parte II
Atención y cuidados en el duelo perinatal
8
Índice
9
Duelo perinatal
10
Índice
13. El cuidado de los profesionales que acompañan el duelo perinatal ........ 287
13.1. La mochila de cada profesional ......................................................................... 288
13.2. El impacto de la muerte y el duelo ................................................................. 289
13.2.1. Relato de una matrona ........................................................................... 291
11
Duelo perinatal
12
2
La realidad de la muerte gestacional
y neonatal
En este capítulo pretendemos dar una visión general del concepto y definición de la
muerte fetal intrauterina, la muerte intraparto y la neonatal, tratando de aclarar concep-
tos según se usan en contextos científicos y sanitarios. Pero nos interesa también definir
nuestro propio campo de observación, es decir, nuestra mirada a la realidad, que quiere
ser inclusiva de todas las muertes que acontecen en esa delicada y decisiva etapa que
llamamos perinatal. Hemos decidido a lo largo de este libro abarcar el duelo perinatal
en sentido amplio, y por eso tenemos en cuenta la muerte del bebé en toda la gestación,
en el parto y el periodo neonatal. En este capítulo, en concreto, trataremos de aclarar
algunas definiciones y conceptos tal como los encontramos en la literatura científica, en
el ámbito sanitario para facilitar la comprensión. Aunque nos centramos en la realidad
de España, tampoco queremos dejar fuera el contexto mundial para comprender cómo
es la situación en otros países y qué lugar ocupa el nuestro. En esta mirada es esencial la
pregunta sobre las causas. Necesitamos saber cuáles de ellas están identificadas, cuáles
aún no conocemos, cuáles son evitables o incluso producidas por situaciones de injusti-
cia, de cara a reclamar, impulsar o implementar políticas, actuaciones y protocolos que
avancen en la mejora de la atención sanitaria y de la prevención de la muerte perinatal.
Hemos elaborado este epígrafe con la intención de ayudar a comprender mejor artículos
científicos, o incluso informes médicos. Sin embargo, es nuestra intención mantener una
actitud crítica hacia la nomenclatura clínica o científica que se justifica por la necesidad
de un lenguaje común que nos permita clarificar y comprender conceptos. Somos cons-
cientes de que dicho lenguaje debe caminar para ser más acorde con la experiencia de
las familias en duelo por la muerte de un hijo y que el necesario esfuerzo por el rigor
científico debe concretarse también en una revisión de nuestro propio lenguaje. Las
madres y padres dolientes escuchan a menudo a los profesionales y leen en distintos
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Parte I. La realidad de la muerte y el duelo perinatal
documentos oficiales, como informes de alta o impresos oficiales del registro civil las
palabras “feto”, “producto de la concepción” o “criatura abortiva” para referirse a su
hijo fallecido. En general, las madres y familias afirman que estas palabras ahondan el
dolor. Por esto, a lo largo del libro no utilizaremos términos como “embrión”, “feto”,
o “criatura abortiva”. Hablaremos del hijo o el bebé en desarrollo o intraútero, sea cual
sea la edad gestacional.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizó las recomendaciones sobre
la elaboración de informes estadísticos perinatales para realizar comparaciones interna-
cionales, así como los requisitos de los datos a partir de los que aquellas se elaboran.
Dicha revisión constituye un intento de mejorar la comunicación entre los miembros de
la comunidad médica que proporcionan los datos, aquellos que son responsables de la
recogida de los mismos, y aquellos que los analizan e interpretan para planificar y eva-
luar los programas de asistencia perinatal.
En este sentido, el Instituto Nacional de Estadística o Fabré y colaboradores (2013)
se basan en las citadas recomendaciones de la OMS para proponer la siguiente concep-
tualización y metodología para los informes estadísticos de los datos perinatales.
Se considera que un bebé ha nacido vivo cuando, habiendo salido por completo del cuerpo
de su madre, respira o da cualquier otra señal de vida, como latidos del corazón, pulsa-
ciones del cordón umbilical o movimientos efectivos de los músculos de contracción vo-
luntaria. Será considerado nacido vivo independientemente de la duración del embarazo
y de si se ha cortado o no el cordón umbilical y esté o no desprendida la placenta. No se
consideran signos de vitalidad la presencia de gasping ni de extrasístoles ventriculares.
El peso al nacer es la primera medida del peso del bebé tras el nacimiento. Cuando se
necesite obtener este dato, el peso al nacer debe ser medido preferiblemente dentro de
la primera hora de vida antes de que ocurra cualquier pérdida significativa de peso. Los
nacidos vivos o muertos de menos de 500 g de peso al nacer deben ser excluidos de las
estadísticas perinatales.
A pesar de que las tablas estadísticas contienen los pesos al nacer clasificados por
intervalos de 500 g, esta no debe ser la forma de registrar el peso. Los grupos básicos
de peso al nacer son: peso bajo (igual o inferior a 2 499 g), muy bajo (igual o inferior
a 1 499 g) y extremadamente bajo (igual o inferior a 999 g). No constituyen categorías
mutuamente excluyentes, sino que cada categoría incluye a las inferiores y, en conse-
34
La realidad de la muerte gestacional y neonatal
cuencia, se superponen. Así, bajo incluye muy bajo y extremadamente bajo, mientras
que muy bajo incluye extremadamente bajo.
Cuando no puede obtenerse información sobre el peso al nacer, se deben utilizar
otros criterios para la inscripción o incorporación a las estadísticas. En primer lugar, la
edad gestacional, que será al menos 22 semanas (154 días), que se corresponden con un
peso de 500 g, y 28 semanas se consideran equivalentes a 1 000 g. En segundo lugar,
usaremos la longitud coronilla-talón donde al menos 25 cm se corresponden con 500 g
y 35 cm serán equivalentes a 1 000 g.
La edad de gestación expresa la duración del embarazo y se mide desde el primer día del
último periodo menstrual normal.
Cuando no se dispone de la fecha de la última menstruación normal, la edad gesta-
cional debe basarse en la mejor estimación clínica. Para evitar confusiones, las tabula-
ciones deben indicar tanto las semanas completas de gestación como los días.
La clasificación de los nacidos por su edad gestacional para las estadísticas se reali-
za utilizando los siguientes grupos: menos de 28 semanas (menos de 196 días), 28 a 31
semanas (196 a 223 días), 32 a 36 semanas (224 a 258 días), 37 a 41 semanas (259 a 293
días), 42 semanas y más (294 días y más).
Se define como muerte fetal intrauterina (MFI) aquella que ocurre antes del nacimiento,
es decir, antes de la salida completa del bebé del cuerpo de su madre, con independencia
de la duración del embarazo. La muerte se diagnostica por el hecho de que, después de
la separación, la criatura no respira ni da ninguna otra señal de vida, como latidos del
corazón, pulsaciones del cordón umbilical o movimientos efectivos de los músculos de
contracción voluntaria.
Clásicamente se ha divido (y en algunos manuales sigue apareciendo así) del si-
guiente modo:
• Muerte fetal temprana (o aborto): cuando ocurre por debajo de las 22 semanas
de gestación (SG) y/o menos de 500 g de peso.
• Muerte fetal intermedia: incluye las muertes fetales que tienen lugar entre las 22
y 28 SG y/o 500-999 g de peso.
• Muerte fetal tardía: si la muerte fetal ocurre a partir de la 28 SG y/o 1 000 g
de peso.
35
Parte I. La realidad de la muerte y el duelo perinatal
Es la muerte de un nacido vivo dentro de las primeras cuatro semanas de vida (28 días).
Se llamará precoz cuando ocurre hasta antes de cumplir los siete días completos de
vida (168 h) y tardía si ocurre con siete días completos de vida o más, y hasta antes de
los 28 días de vida completos.
Cuando la muerte acontece durante el primer día de vida (día 0) la edad se debe
recoger en minutos u horas completas de vida. Para el segundo (día 1), tercero (día 2), y
hasta el 27 completo de vida, la edad a la muerte se debe recoger en días.
Las tasas de mortalidad neonatal precoz y tardía se calculan así:
Las tasas de mortalidad neonatal precoz deben presentarse en relación con los gru-
pos de “peso al nacer” y de “edad de la gestación al nacimiento” ya descritos y, además,
en relación con la “edad a la muerte”. Con respecto a este último grupo, los intervalos
recomendados son: de menos de una hora, de 1 a 11 horas, de 12 a 23 horas, de 24 a 47
horas, de 48 a 71 horas, de 72 a 167 horas.
Generalmente en el ámbito sanitario se define como muerte perinatal a aquella que acon-
tece entre las 22 semanas completas de gestación (154 días) y el séptimo día completo
de vida neonatal (168 horas).
En las estadísticas perinatales nacionales deben incluirse los nacidos vivos o
muertos con peso al nacer igual o superior a 500 g. En las estadísticas perinatales
36
La realidad de la muerte gestacional y neonatal
Por las diferencias en el contenido del denominador, notemos que la tasa de mor-
talidad perinatal no es necesariamente igual a la suma de la tasa de mortalidad fetal y
neonatal precoz.
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Parte I. La realidad de la muerte y el duelo perinatal
Nacimiento
22 semanas 28 semanas
500 gramos 999 gramos 7 días 28 días
Se entiende por muerte materna la que acontece a la mujer durante el embarazo o en los
42 días tras el final del mismo. En esta definición de la OMS la terminación de embarazo
puede ser por cualquier motivo y en cualquier edad gestacional, y la muerte de la mujer
ha de ser causada por algo relacionado o agravado por el embarazo, el parto o la atención
recibida. No incluye muertes accidentales.
La muerte materna es un potente indicador de los sistemas de salud de los países y
continentes. Sin embargo, los datos a nivel mundial son inconsistentes. En parte, porque
se calcula que casi un 10 % de las muertes maternas se dan tras los primeros 42 días tras
el parto. Por otro lado, menos de la mitad de los países de la OMS reportan adecuada-
mente las cifras de mortalidad materna.
Aunque la muerte materna no será el objeto principal de este libro, no hemos que-
rido dejar fuera esta realidad, por su relación con la mortalidad perinatal entendida
como la muerte del bebé, así como por visibilizar que las mujeres también mueren
durante el embarazo, parto y puerperio, especialmente si no tienen los cuidados ne-
cesarios.
38
La realidad de la muerte gestacional y neonatal
A lo largo de todo el libro, y porque el foco de nuestra atención es el duelo, hemos deci-
dido tener en cuenta todas las muertes que se dan en el periodo perinatal. Hemos abor-
dado la muerte gestacional temprana, la tardía, la muerte intraparto y la muerte neonatal.
Incluimos la muerte gestacional temprana, más frecuente y muy poco registrada, por
lo tanto, poco documentada, porque de cara al estudio del duelo no hay razones para dis-
tinguirla de la muerte fetal tardía. Además, porque la atención sanitaria ante la muerte ges-
tacional en nuestro país está mejorando pero aún queda cierto recorrido, y especialmente
hace falta avances en la atención a estas muertes tempranas. Por supuesto, incluimos las
muertes por interrupción de embarazo, en cualquier momento de la gestación, sean por
motivos médicos u otros y las muertes de bebés con enfermedades o anomalías cuyas
familias deciden continuar con la gestación. Por la misma razón, porque la evidencia cien-
tífica y clínica sugieren que tanto el duelo como la atención sanitaria que requieren es
similar a cualquier otra muerte perinatal, y son si cabe peor acompañadas. Trataremos de
señalar también qué elementos son más característicos en unas u otras muertes.
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Parte I. La realidad de la muerte y el duelo perinatal
22,00
Fallecimientos por 1 000 nacidos
20,10
18,20
16,30
14,40
12,50
10,60 5,19
8,70
6,80
4,90
3,00 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
97 97 97 97 97 98 98 98 98 98 98 98 98 98 98 99 99 99 99 99 99 99 99 99 99 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 01 01 01
5 6 7 8 9 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 0 1 2
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La realidad de la muerte gestacional y neonatal
Figura 2.3. Los diez países con mayores tasas de muerte fetal intrauterina tardía en 2015
y los diez con las cifras más altas. Fuente: Blencowe et al. (2016). The Lancet.
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Parte I. La realidad de la muerte y el duelo perinatal
Del resumen ejecutivo de la serie de artículos publicada por The Lancet destacamos
dos datos. En primer lugar, más de dos tercios de estas muertes (del total de 2,6 millones
en el mundo en un año) ocurren en zonas rurales y aproximadamente 1,2 millones du-
rante el trabajo de parto. Más de la mitad de los casos se dan antes del trabajo de parto.
En segundo lugar, en países de rentas altas, determinados grupos étnicos de bajo nivel
socioeconómico padecen una mayor incidencia.
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