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Pecados No Olvidados

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Es la historia que retrata de un modo asombroso la manera en que el Señor nos ama, nos amó

y nos seguirá amando. Está semi escondida en uno de los libros llamado Los profetas menores,
Nahum, Amós, Oseas, Jonás. Oseas es uno de ellos. Es un joven profeta que la Biblia narra que
es soltero esperando la mujer de su vida, la mujer de sus sueños. La tradición en aquel
entonces, en Medio Oriente, era que un profeta debía de esposar a una mujer virgen pura. Por
eso siempre se aseguraban que esas mujeres fueran hijas de otros profetas. No eran
matrimonios arreglados, pero ni siquiera se le ocurría ver a mujeres que no pulularan en el
templo. Tenían que ver con la vida del templo, tenían que ver con la vida de los profetas. Por
eso elegían, por lo general, a las hijas de otros profetas. Pero Dios le sale al encuentro a Oseas
y no lo manda a buscar una novia o una esposa en el templo, sino que dice que en lugar de
buscarla de entre las pírgenes, como era la tradición, la busca en la calle.

Literalmente le dice que quiere que busque una mujer de la calle, una dama de la calle. Dios le
da la orden que vaya al peor barrio de la ciudad, en una esquina poco poblada y poco
iluminada, y que ahí se case, luego de conocerla, con una prostituta. Y Oseas, que es un
hombre puro, que es un hombre que tiene que ver con las cosas de Dios, un hombre que
estudia la palabra y no está acostumbrado a estas transacciones, no sabe ni dónde encontrar a
este tipo de mujeres, tiene una orden divina de ir y de esposarla. Tiene que encontrarse con
esta extraña, una mujer que es objeto de lujuria de varios extraños.

Se llama Gomer, la protagonista de esta historia de amor. Y allí va Oseas, el profeta por orden
divina. Entonces, lo primero que el Señor me mostraba es que esto no es, esta no es una
historia que está en las Escrituras como ejemplo solamente de obediencia total, que es la
manera en que yo escuché siempre predicar este mensaje. Hay que obedecer como obedeció
Oseas. Entonces, uno se imagina que Oseas va y hace esta transacción con esta mujer llamada
Gomer y tiene que vivir con asco con ella.

Pero el Señor me mostraba que la obediencia de Oseas no es lo esencial de la historia que Dios
quería mostrar. Lo esencial de esta historia, lo medular, la matriz de esta historia es que Oseas
amó a Gómer. Varias veces dice Y la amó. O sea, pudo haber ido en obediencia a un sitio
oscuro diciendo Yo no quiero tener nada con este tipo de mujersuelas. Pero cuando la vio, la
amó. Supo que tenía algo con ella. Sus corazones se conectaron. Amó a Gómez. Eso es lo
esencial de la historia. Dios creó en él una pasión y le hizo que amara a una persona difícil de
amar. ¿Habrá personas aquí difíciles de amar? Ay, no, son todos fáciles. Porque cuando yo
pregunto ¿Conoces a una persona difícil de amar? Siempre pensamos en otro. Sí, sí, yo
conozco uno. Pero mirándote al espejo ¿No serás difícil de amar? Digo o eres fácil de amar o
eres una persona fácil de llevar. Hay gente que es difícil, hay gente que es mal llevada, que
cuando dices no le voy a llevar la contra en esto, te hace la contra en otra cosa. Y hay mujeres
que están casadas con tipos que hay que hacerles un monumento más que a Simón Bolívar,
levantar y prenderle vela todos los días por haberle aguantado 30 años a ese.

Y encima dice; Yo lo amo al gordo. Ay, Dios mío. Mártires caminando. Entonces hay gente
difícil de amar. ¿Y qué es lo que Dios hace? Dios ama a la gente difícil de amar. ¿Cómo lo sé?
Porque tú estás aquí, porque yo estoy aquí. Si Dios me ama a mí es porque Dios ama gente
difícil de amar. Aunque no lo creas. Dios ama gente compleja, complicada, gente rota, gente
controversial, gente hasta neurótica. Dios la ama.
Y esta mujer era una dama con la cual los adultos jugaban, usaban y luego dejaban atrás. Y
Oseas se acerca a Gómer para desenredar ese pasado. No ve en ella que ha estado por años,
quizás, como una mercancía de descuento de degradación. No la ve como una prostituta, la ve
como una esposa, la ve como la madre de sus hijos y se enamoró. Se enamoró de Gomer.
Enamorado de una mujer que perdió el respeto por sí misma. Todos en alguna ocasión
hacemos algo que hace que perdamos el respeto por nosotros mismos. Esto es muy grave.
Cuando hay un error, cuando hay algo en el pasado que no debiste haber hecho, sin embargo,
lo hiciste adrede o inconsciente, sientes que cargas con algo más que un pasado de deterioro.

Cargas con un pecado no olvidado. Metafóricamente habla de esconder de la vista pública algo
que no se avergonzarían que sepan nuestros hijos, nuestros cónyuges, nuestro pastor. Dios.
Pensamos que podemos ocultar pecados ante los ojos de Dios. Sé que a esta altura del año hay
gente que viene a arrastrar pecados no olvidados perturbadores que te han hecho la vida más
dificil que nunca. Demasiados secretos enterrados, muy profundos y sin resolver. Una historia
de intentos de suicidio, de divorcios, de matrimonio fallido, de adulterio, de fornicación. Y de
tanto en tanto empiezas a vivir la bendición de Dios y de pronto sientes que el pasado te cobra
una factura impaga y sientes que es como cuando te vienen las cartas del área de es que te
quieren cobrar todo con retroactivo y hasta con intereses. Y eso de alguna forma eran los
pecados no olvidados de Gomer, demasiados secretos enterrados. Y ella ahora está con
dignidad. Ahora un hombre santo, puro, le propone matrimonio, pero ella todavía va a
sangrar, todavía no lo va a poder disfrutar. Veo otra vez a Oseas y descubro un tipo que no le
importa la opinión ajena. Insisto, está enamorado.

Entonces, a oseas, no le importa lo que opinen de su relación con Gomer y le da a esta dama
dignidad, le da apellido. Noten que él es un hombre santo de verdad. Pregunta, ¿cómo se
puede tener un matrimonio santo cuando uno de los dos no lo es? ¿Cómo puede haber una
relación de santidad cuando uno de los dos no lo es? Puede haberla. Claro. ¿Cómo puede Dios
amarte él siendo santo cuando tú no lo eres, cuando yo no lo soy? Uno de los dos es pecador y
sin embargo Dios nos trata como a su novia. Iremos a las bodas del Cordero. O sea, Dios nos ve
como una novia pura y no necesariamente porque seamos vírgenes, descalzas ni puras, porque
la mayoría venimos de vidas corruptas, deterioradas. Sin embargo, la santidad de Dios es tan
grande y su amor es tan grande que él puede formar una pareja de alguien que no es puro con
alguien que sí lo es. Esto es lo que está pasando con Oseas y Gomer. Él envuelve con un manto
de amor los hombros magullados de esta dama. Saca con amor y dulzura el olor pútrido de la
piel que estaba toda la lujuria de otros hombres que habían transitado por ella y la transforma
en alguien.

Nunca te olvides de esto. Dios te ama tanto que te transforma en alguien. Ahora Gómer es la
esposa de don Oseas. ¿Qué borra el abuso? ¿Qué es lo que borra las huellas del pasado? El
amor. No hay otra cosa que pueda borrar las huellas del pasado. Oseas ama a Gómer y la
transforma en alguien. La sacó de las calles y la metió en su casa. Ahora entra como una dama.
Él la lleva a que se codee con otras damas y que nadie pregunte sobre su pasado. Besa a las
heridas. Besa a las partes vergonzosas que ella siempre solía taparse. La perdona, le dice, No
me cuentes si no suma. No me cuentes. No quiero que me ocultes el pasado, pero tampoco
quiero revolverlos y hacerte sentir culpable. Así que él la envuelve y la curruca por las noches.
Y va sanando de a poquito, porque la sanidad es como la recuperación de un posoperatorio.
No es cuestión de un día, de un par de horas, de una noche. Son meses, semanas, años,
cuando alguien te cura las heridas de a poquito. Porque esta mujer ve en todos los hombres a
un abusador, a un animal depredador sexual. Pero ahora tiene un hombre dulce que la
acompaña, que la dignifica, que no la usa, que no la ve como una cosa para dar placer, sino
que la quiere como la madre de sus hijos y ella se empieza a sanar. Es exactamente lo que hace
Dios con nosotros cuando nos empieza a abrazary llegas, entregas tu corazón al Señor y luego
en cada domingo Dios te da una palabra que te sana. Se mete en los recovecos de tu alma,
hace una búsqueda arqueológica entre los secretos más oscuros de tu armario, va sacando
pecados y en la sanidad Gomer experimenta de que finalmente ella va a poder creer en su
corazón lo que solo recibe cerebralmente. Cerebralmente le dice su flamante esposo Eres una
dama y ella dice Sí, sí. Pero cuando uno, las cosas se complican, uno empieza a ver qué metida
de pata cometió en el pasado. Y a veces ese pasado te gana porque te enlaza y te tira para
atrás.

Eso le pasó a Gómer. Y la Biblia dice que vuelve a sus amantes. O sea, es percibe algo porque
un día la quiso abrazary ella no le correspondió. No dice la Biblia que ella no lo amara, o sea,
pero tal vez ella no se sentía digna de tamaño amor. Gómer se sintió incómoda en un lugar
cómoda, en una tierra fértil. Eso sucede con muchas personas que tienen un pasado
disfuncional. Las bendiciones que reciben les son poco familiares. Hay gente que dice Yo no
merezco que me pase esto. No, no, no, no, no. O esto es del diablo o no sé qué está pasando
conmigo. Y se siente en culpa. Y yo te voy a decir una cosa. Cuando sientes culpa por lo que
Dios te da, ofende al Dios que te está mando. ¿Cuánto puede soportar una pareja que él o ella
le dice a su pareja te amo y ella dice No, no, no, te amo. No, no, no me amas, te amo, na na sí
te amo, te perdono todo, na na na. Ay, la quieres matar. Es bonito que te corresponda, que se
diga gracias. Yo también. Pero si toda la vida dicen no, no, no, no, te lo termina ofendiendo.

Qué hombre se siente cómodo cuando se da cuenta que el amor que él da no alcanza o que
mujer se siente feliz cuando se da cuenta que lo que ella da no le alcanza al otro. Por lo menos
eso es lo que Gomer hace sentir a Oseas. Pero la historia está todavía más inquietante porque
el libro de Osea dice que tuvieron varios hijos y hay una aclaración que aparece en las
Escrituras que si no lees con detenimiento te podrías perder el detalle. Dice más ninguno de
los hijos se parecía a Oseas. Sí se parecían a otros hombres del vecindario, especialmente el
negrito y el japonés. Oseas la siguió amando. La viuda no da luz, no da registro de que él, al
descubrir que no eran parecidos a él, pidió lo que en ese entonces no existía, un examen de
paternidad. Yo no creo que Oseas sea un hombre pusilánime, poco inteligente, que no se dé la
cuenta, pero la seguía amando. O sea que ella, estando bajo la dignidad de él, ella todavía le
sería infiel, como nosotros. ¿Quién puede decir desde que recibía Cristo en el corazón Nunca
fui infiel a mi Dios. Es más, hasta desperdició sangre conmigo Jesús, porque yo ya era santo de
antes.

¿Quién puede decir que no fui infiel? Digo, porque yo veo la cara de alguno diciendo Ay, pero
qué loca esta mujer. ¿Quién no fue infiel? ¿Quién no tuvo hijos bastardos, bástagos que no
eran gestados por el Padre mientras que estábamos en una relación con Dios. Porque yo veo
que cuando Dios ama, aún protege y provee, incluso para aquello que no salió de su voluntad y
su propósito divino. Muchos de nosotros tenemos errores que son vástagos. No hablo de hijos
literalmente, hablo de empleos que te involucraste sin consultar a Dios. Hablo de relaciones
fallidas, de decisiones que tomaste sin preguntar a Dios y las hormonas pesaron más que
preguntar a la perfecta voluntad divina. Y entonces hoy te encuentras y qué Dios hace con esos
errores, con esos hijos que no fueron concebidos bajo su voluntad, aún los protege y provee.
¿O no? ¿O Dios no ha provisto para tus errores? ¿O Dios no te ha bendecido aún cuando
hiciste las cosas mal? ¿Aún Dios bendice a esos niños que nacieron de la carne? Esas cosas que
tomaste, esas decisiones a las cuales te lanzaste sin siquiera orar por necesidad, los lugares a
los cuales te moviste sin meditar.

Yo conozco un Dios que está tan enamorado de mí y esta no es una licencia para pecar.
Cuidado, voy a hacer cualquier cosa. Dios va a amar mis errores. Lo que digo es que muchos
venimos de una vida con decisiones en el pasado que Dios proveyó y amó. Dios no te dice, tú
eres una madre soltera, deshazte de ese hijo bastardo y luego ven a la iglesia. Dios no te dice,
tuviste una vida licenciosa, arregla todos los problemas que dejaste por ahí y luego pasa a la
iglesia en santidad. Dios te abraza como eres, con los noviazgos fallidos, con los matrimonios
que fracasaron. Dios te ama como eres, tal cual eres. Así te ama Dios. Prove para aquello, aún
que metiste la pata, te sostuvo aunque fallaste, porque está enamorado de ti. Todavía me
miran como diciendo de verdad, sí, está enamorado de ti. Cuando escribía este mensaje me
decía, Dile a mis pequeños que yo los amo, dale un beso de mi parte, abrázalo, dile que
termine en el año sabiendo que son amados. ¿Lo crees de verdad? Te ama el Señor. Y un día,
Oseas va al armario y se da cuenta que falta ropa, va el tocador y está el set de maquillajes,
pero ella ya no está, se fue.

¿Cómo no se va a ir si ella es una víctima del pasado? Está atrapada en esa casa como un
animal enjaulado y aunque trata de avanzar, siempre retrocede hacia su crisis original. No
culpen a Gomer. No es que Gomer sea una desalmada. Gomer, como tú o como yo, un día se
cansa de fingir. No debe haber peor cosa que estar con alguien al que no amas y tratar de
pegar esa relación a fuerza de disciplina cuando no sientes nada. El espíritu de Gomer nunca se
ha ido de la Iglesia. Tenemos un espíritu de adulterio espiritual cuando no amamos, cuando no
nos sentimos amados. Y no hay peor cosas que fingir lo que uno no siente. Matrimonios que
fingen lo que no sienten, pero siguen por el que dirán. Gente que está en el ministerio y no
ama el ministerio, pero está por el que dirán. O lo que es peor, por un cheque. Y cuando sigues
por el cheque, por el que dirán o por lo que dicen en las redes, tú eres un animal enjaulado y
tarde o temprano vas a escapar. Con escándalo o sin escándalo, tú vas a escapar. ¿Y qué hace
Dios?

Lo que hace Oseas, que parece ridículo que tome una linterna y salga a buscar a su esposa por
la noche. Un hombre de bien no debería preguntarle a otros hombres por el paradero de su
esposa.
Sin embargo, está tan desesperado que en la noche grita Gómer! Gómer! Los niños se esperan
en casa, Gómez! Y pregunta, no tiene vergüenza de preguntar a otros. Y así como seas, no
tiene vergüenza de andar por las calles con una linterna, está mostrando que Dios es un
símbolo, que Dios tampoco le importa ir de vuelta a la cárcel, ir de vuelta a tu sitio más oscuro
al lugar de la pornografía, al lugar que estás perdido y decir yo estoy dispuesto a amarte si tan
solo regresas a casa. Si tan solo regresas a casa, mi querido, no te preocupes por cambiar. Él va
a cambiarte. Tan solo tienes que volver a casa. Has visto a Gomer y le dicen a los amigos,
Olvídala, es lo mejor que te pudo pasar. Pero el verdadero amor no olvida. Es Dios buscando el
que falló. Él no necesita como Dios amarte, porque él sigue siendo Dios sin ti y sin mí. Sin
embargo, te ama de verdad y te busca. Cada domingo trae un mensaje que te cala el corazón y
te pega acá. Y si no es aquí, es mirando un video y si no en una canción.

Dios te ama, Dios se empecinó con tu vida. Es un sabueso. Te alejas y te atrae. Y si tienes que
mover, la tierra te atrae para moverte. Y si tienes que mandar un pez, te traga un pez y te trae.
Y tú dices, pero este Dios la tiene conmigo, es que te ama. Tú dices, pero yo no tengo nada
para ofrecer. No te preocupes. Solo primero entiende que eres amado y a partir de ahí vas a
poder dar amor, si no, no puedes amar. Cuando te sientes admirado, cuando te sientes amado,
es fácil amar. Pero no hay persona más difícil de amar que aquel que no da nada y no quiere
recibir nada tampoco. Y Gómez se va no porque le guste la prostitución, sino porque se siente
poca cosa para tamaño hombre. Y él la vuelve a encontrar, dice la Biblia. Y ahora está en una
mesa de esclavos, en un mercado de esclavos. Algo salió mal. Un esclavo es un eslabón un
poco más bajo que las prostitutas, porque en su caso seguirá dando favores sexuales, pero
ahora gratuitos, porque es esclava de quien la compre. Y cuando la ve Oseas ve sus ropas finas,
que ya no están, la ve desgreñada.

Estaba de fachas, su vestido estaba roto, su cabello estaba andrajoso. Está casi ireconocible, la
estaban subastando como si no valiera nada y los hombres se mofaban y hablaban de ellas con
palabras soeses, torpes, chavacanas. ¿Y saben qué hace Oseas? Busca en su billetera todo lo
que tiene, busca en los bolsillos. Estaba dispuesto a comprarla. La compró. Se vació los bolsillos
el tipo. No le quedó nada y le dijo Ahora sí, me la llevo. Y le dijo Tú serás mía. No fornicarás.
Serás fiel a mí. Y los hombres se rieron de oseas, porque quién paga tanto por tan poco.
¿Quién paga tanto por tan poco? ¿Quién paga tanto por tan poco? ¿Quién paga tanto por tan
poco? Él, él, él da la sangre de su hijo por tan poco, porque te ama. ¡Aleluya! ¿Lo crees de
verdad? Y antes de permitir que ella como esclava obedezca a los antojos de cada vecino
extranjero de la ciudad, la compra, la redime. Escúchalos el ruido que hacen los pecados no
olvidados. Pero aún así es el mejor amante. Simbólicamente, Dios vació sus bolsillos. Dios miró
y dijo ¿qué puedo dar para comprar a mi hijo un ingénito? De tal manera Dios te amó que
vació sus bolsillos y dio a su hijo unigénito para que no te pierdas, para que dejes la esclavitud
y la prostitución y regreses a esa casa.

Y si te compra, eres su esclavo ahora. Me la llevo y eres su esclavo. Pero tanto amaba este
hombre, A gomer, que dijo Yo no quiero que seas esclava. Sí te compré, pero quiero que seas
esposa otra vez. Ella dice ¿bromeas? Solo pídeme que haga lo que tú quieras y lo haré. Me
compraste. No, te compré para que seas mi esposa. Te compré para que seas libre y me elijas.
Para eso te compró el Señor, para que seas libre y lo elijas y lo eliges a Dios todos los días. Acá
estoy sucio, degradado, pero me voy a tu casa, voy a ser tuyo, no como esclavo, sino como
alguien que decide ser libre y amarte. Y él, oseas como un sastre sagaz. Empieza a reconstruir
la autoestima rota, el corazón roto de esta mujer. Yo no sé cuántos traumas has pasado en la
vida y a cuántos has sobrevivido, pero estoy convencido que el aroma del perfume francés no
puede disimular el olor de tu pasado. Hay muchas personas aquí que sus problemas de la
niñez, de la infancia, de la juventud están enterrados bajo vestidos de seda y trajes o carteras
de diseñador. Hay muchas mujeres abusadas durante la noche y obligadas a callar durante el
día.

Hay muchos hombres subestimados por sus propias familias durante años, obligados a pararse
derechitos durante el día y a hipócritamente disimular que todo está bien. bien. Y un día esos
pecados no olvidados salen afuera. Un día no aguantas más, estallas, implosiona, colapsas. Y a
menos que te sientas amado, no podrás sobrevivir. Tú dices, pero Dios te ama, sí, pero ¿qué?
¿Quién no lo necesita oír una y una y una y una y otra vez? Y otra vez y otra vez y otra vez.
Cuando te vuelves a mirar en el espejo, te das cuenta que estás con un Dios que no le importa
lo que fuiste o de quién fuiste o a quién le perteneciste. Por eso yo hoy, mi querido, yo te reto,
mi querida, a subirte a un nuevo barco, un nuevo destino y que puedas establecerte en esta
nueva temporada de la vida. Que si tuvieras que definir tu vida, tu nueva temporada en una
frase dijeras Amado por Dios. ¿Cómo estás hoy? Amado por Dios. No en una etapa de
bendición, en una etapa de pedir perdón, que digas, Hoy me voy amado por Dios.

Dios me ama. Me di cuenta a través del mensaje que Dios me hizo libre, que quitó los pecados
no olvidados, que no le importa de quién fui, qué hice, con quién me revolqué. Dios te ama de
una manera tan grande que supera a un poema de Negruda, de Cortázar, de Gabriel García
Márquez o de Paulo Coelho. Dice, Alguien tiene dudas de este amor, vaya a cantar de los
Cantares, uno de los libros más eróticos por excelencia. Y vean el amor que Dios tiene
demostrado en esas parejas, demostrado en lo que Salomón escribe, demostrado en lo que es
el amor elevado a la máxima potencia, cuerpo, alma, mente y espíritu, un amor
cuatroidimensional. Dios te ama cuatridimensionalmente, te ama sumamente. Suspira por ti,
dice la palabra callaré de amor por ti. Has callado alguna vez de tan enamorado, te quedas sin
palabras y dices ya no tengo palabras, te lo tengo que demostrar. Él dice callaré de amor, solo
te bendeciré. Ya no te endulzaré los oídos, te voy a bendecir, como cuando alguien dice
Déjame que te bese. Dejemos de hablar, que nuestros labios tienen una conversación
pendiente. Casaré de amor por ti. Y el rey dice Yo quiero amarte.

Te ama por lo que eres, por el precio que pagó, porque no solo te buscó cuando estabas
perdido en una esquina, sino que soportó tus infidelidades. Mantuvo los hijos ilícitos y cuando
te volviste a ir fue y te compró otra vez con precio de sangre. Si eso no es una prueba de amor,
el amor dónde está. Vamos, ponte de pie. ¡Aleluya! La mejor historia de amor, la mejor ha sido
escrita en tinta de sangre.

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