Cuento de La Democracia
Cuento de La Democracia
Cuento de La Democracia
En un país muy hermoso en el que todos sus habitantes vivían en una dictadura. Su
gobernante que se hacía llamar "Caudillo" no les permitía hablar con voz propia; hablaban y
hablaban pero sobre temas muy concretos y sin salirse del guión, por lo que muchos de
estos infelices permanecían sin voz.
Dios ajeno a estas cuestiones terrenales se mantenía al margen porque decía que si él
intervenía anularía la voluntad de los hombres y estos serían entonces simples marionetas
teledirigidas.
Este monarca tenía un espejo mágico, al cual recurría para mantenerse informado en
cuestiones estado. Tengo que decir que cuando el Jefísimo tomo posesión del reino no
había aun televisión en el país.
Todos los días el Señor dueño de las voces, preguntaba a su espejo. ¡Espejo!, Dime ¿quien
es el dueño y señor de este reino?. A lo que el espejo que no era muy imparcial, respondía
"Tú mi señor eres por tierra mar y aire el único ser bajo las estrellas que pincha y corta en
este reino que es uno, grande y libre".
Y así transcurrieron los años en aquel país sin voz y casi sin cambios y curiosamente tengo
que decir que aquel señor embestido por la curia de gracia divina, tenía cierta similitud con
un dios que tomase todas las cartas en el asunto, ya que, efectivamente, sus siervos se
parecían a marionetas a la hora de tomar decisiones de carácter político.
Más pasó un buen día, que al hacer el monarca la famosa pregunta al espejo, la respuesta
de este, asustado y desencajado fue la siguiente "Tú mi señor eres grande pero esta
naciendo en el reino una niña y esta, a la que llamarán Democracia será mucho más grande
que tú, ella devolverá la voz a tus súbditos
El señor de las voces que no conocía respuesta que le contradijese, rompió el espejo en mil
y un pedazos y reuniendo a todos los brujos del imperio (bueno a el le gustaba llamarle a su
país imperio porque tenía añoranzas del pasado, pero este es otro cuento que ya os
comentaré). Pues bien como os decía reuniendo a sus brujos, les ordenó que le dieran
algún brebaje o embrujo que pudiese invertir el futuro del reino.
Los brujos estuvieron durante un tiempo haciendo brebajes, hasta que descubrieron una
pócima que inyectada a un billete verde lo dotaba de un poder que producía un sueño al
cual llamaron apatía, a todo aquel que lo mordiese. El efecto se multiplicaba por 10 si este
billete se mordía en presencia de un aparato mágico (este aparato vino a ser lo que hoy
llamamos televisión y creo que todos sabéis lo que significa una mordida)
Rápidamente el Jefísimo mando que se inyectase el muermo en todos los billetes verdes
del reino. A continuación invito a todos sus vasallos a una merienda cena y les regaló un
billete a cada uno, el cual tendrían que devolver al cavo de un año con un interés de un 20
por ciento para poder pagar un pazo donde descansar después de las cacerías de ciervos y
las pescas de salmones.
Los pobres infelices mordieron aquellos billetes y desde aquel día sus sentidos se
amohecieron
El tiempo pasó y aquella niña llamada Democracia creció y creció y desde entonces los
hombres, mujeres y niños recobraron la palabra, pero poco a poco fueron perdiendo la voz
por el efecto de la apatía que se fué transformando en desidia, el efecto fue tan grande que
llegando el año 2011 los súbditos estaban totalmente sin voz y la democracia languidecía
por falta de comunicación entre el pueblo y sus dirigentes, mientras tanto se repetían sin
cesar mordidas y mordidas en todos los pueblos del país.
Pero todo en la vida tiene remedio y sucedió que unos príncipes azules aparecieron en
escena con un remedio eficaz que devolvería la palabra a los ciudadanos (con Democracia
cambió la manera de llamarles a los súbditos; le llamaban ciudadanos, camaradas, bueno
también cambió alguna cosilla más).
El remedio que devolvería la palabra a los sin voz, consistía en reunirse en las plazas y
participar con gestos, moviendo las manos y así poco a poco la desidia iba desapareciendo
y los ciudadanos se iban volviendo personas e iban recobrando la palabra.
Pero no todo es tan fácil en la vida, a veces hay que vencer algunos obstáculos, algunas
apatías arraigadas después de muchos años adoctrinados. Para conseguir la voz y aquellos
ciudadanos tenían que participar, implicarse levantarse de la postergación, vencer la
pereza. La verdad es que muchos no estaban acostumbrados al sacrificio pues la televisión
entre otras cosas les había vaciado el cerebro. Otros desconfiaban de las intenciones de los
príncipes, no era convincente el que sé enfrentasen al sistema con las manos levantadas y
gritando "No a la violencia". Tendrían que haber hecho algo más llamativo como salir en
Gran Hermano o en Supervivientes.
Por otra parte algunos listos habían tomado la palabra por ellos, aunque en realidad lo que
decían no se ajustaba a los hechos y otras veces lo que hacían era totalmente lo contrario
de lo que prometían.
No importaba que en las campañas electorales nos prometieran la luna, una vez
conseguido el escaño podían llamarnos marcianos, que se les reiría la gracia.
Estos listos no estaban de acuerdo conque el pueblo tuviese voz propia ya que el hablar por
ellos les permitía decidir por ellos y gobernar sin ellos, por este motivo y para acallarlos,
hicieron desalojar las plazas con excusas como de que si permanecían en ellas habría
enfrentamientos con los seguidores de un equipo de fútbol (esto es un deporte que le facilita
a las personas sin voz el desahogarse de sus problemas) y sigo; por este motivo
ocasionaron un enfrentamiento mucho más desproporcionado mandando a los cuidadores
del orden a sembrar el desorden. Con excusas parecidas nuestros príncipes azules fueron
desalojados una y otra vez.
Nuestros queridos príncipes a los que llamaremos por gusto propio DEMOCRATAS
REALES siguieron luchando por devolver la palabra a sus vecinos pero tomaron la decisión
de seguir intentándolo sin reunirse en las plazas.
Este cuento (que no tiene mucho cuento) todavía no ha terminado y depende de todos
nosotros el que sigamos sin voz y acabemos con la bella niña que parece renacer y
mientras tanto algún brujo cristalero tratará de crear un espejo mágico para que los listos se
vean en el mientras hablan por nosotros.
Que triste será el final de este cuento si no lo sabemos terminar recitando a viva voz todos
las peticiones que nuestros DEMOCRATAS REALES le piden a la DEMOCRACIA y que
triste final le espera a nuestra hermosa niña si la desidia nos sigue paralizando.
Participa en esta historia porque nosotros ¡PODEMOS! o cállate para siempre y esconde tu
cabeza vacía debajo del ala o entiérrala en la arena y nunca les cuentes a tus nietos que
fuiste uno más de los que se someten a la avaricia de unos pocos por desidia, porque no te
lo perdonarán.
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