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Nunca Sin Intercesor (Morris Venden)

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Imagínese conmigo en el escenario del cielo, bien atrás en el

tiempo, antes del comienzo de la historia de este mundo. Lucifer


ha cantado. Dios lo llama a comparecer ante su trono y allí mis-
mo lo destruye. A la mañana siguiente los ángeles se reúnen alre-
dedor del trono y preguntan: "¿Dónde está Lucifer?"
Dios dice: "Se ha ido".
Los ángeles inquieren: "¿Qué significa 'ido'?"
Dios responde: "Lo maté".
"¿Lo mataste? ¿Qué significa 'maté'?"
"Lo destruí porque había pecado".
y los ángeles interrogan: "¿Pecado? ¿Qué es eso? ¿De qué
nos está hablando?"
Dios dice: "¿No confían en mí?"
y ellos dicen: "Bien, siempre confiamos ... hasta ahora".
Hay gente que dice que no hay necesidad de un juicio in-
vestigador, porque el Señor conoce quiénes son suyos. i Por su-
puesto que lo sabe! Pero si Dios hubiera deseado pasar por alto
nuestra inteligencia, dejando nuestras preguntas sin responder y
tener un gobierno basado en una verdad ciega, lo tendría que
haber comenzado hace mucho tiempo atrás, ¿verdad? Si hubiese
deseado usar tal aproximación, podría haberlo hecho mucho
tiempo antes del comienzo del pecado y al menos habernos li-
brado de todos los años de dolor y miseria que el pecado nos ha
traído. Pero no lo hizo. Eligió permitir que el pecado se mostrara

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NUNCA SIN UN INTERCESOR

a sí mismo hasta el mismo fin, de tal modo que nunca surja de


nuevo. y ha operado de esa forma durante toda la gran contro-
versia para que cada uno de nosotros pueda basar su confianza
en una comprensión inteligente de sus métodos.

¿Quién necesita del juicio investigador?


Quizá recuerde haber oído acerca del encuentro de Glacier
View, donde los administradores y los teólogos de la iglesia discu-
tieron algunos de los temas relacionados con el juicio investiga-
dor. Cuando llegó el sábado inmediatamente siguiente a ese en-
cuentro, la iglesia en el Colegio Unión del Pacífico invitó a algu-
nos de los delegados a Glacier View a dar un informe preliminar.
La iglesia estaba atestada. Después de los informes iniciales desde
el frente, hubo tiempo para preguntas y respuestas con micrófono
circulante. En un momento dado, un hombre, ubicado en la parte
del fondo del santuario, saltó de su asiento y preguntó con voz
grave: "De todos modos, ¿quién necesita del juicio investigador?"
¿Necesitamos un juicio investigador? Dios necesita de dicho
juicio; no para su información, sino más bien para su vindicación
(¡Dios necesita ser vindicado para vindicamos!). Nosotros lo ne-
cesitamos; no para nuestra vindicación, ¡sino más bien para nues-
tra información! Los ángeles y los mundos no caídos necesitan
del juicio. Y paralelo a esto, la fiscalía -el diablo y sus ángeles-
lo demanda. Este juicio tiene una parte vital en la vindicación de
Dios delante del universo.
Mientras tratamos de entender los asuntos involucrados en
la necesidad de un juicio preadvenimiento, retrocedamos a las tí-
picas escenas de una corte de los años pasados. En aquellos días,
cuando había bombeadores en el patio trasero y lámparas de que-
rosén sobre mesas cubiertas de hule, a menudo existía un juez dis-
trital que viajaba de un lugar a otro para sentarse en un tribunal y
juzgar las disputas que habían surgido desde la última vez que ha-

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LAS BUENAS NUEVAS ACERCA OH JUICIO

¡'1i11'~lado en la ciudad. De hecho, el orden de los eventos en un


1'111' ~.~., judicial no ha cambiadu demasiado hoy, incluso en la
"111'1 ~'llIa Corte de Justicia de los Estados Unidos. En primer lugar,
PIII'¡ que haya un juicio debe haber una acusación. Luego viene el

l' 111 11 11 ucado de que la corte va a convocar a juicio. Hay una au,

dlo'l\( la del caso particular, lu cual Involucra investigación de las


"Vl\kIlClas. Después de la mv'_'stigación, el juez o jurado toma la
dl'\ Isitín concerniente al ca:-,() y dicta el veredicto: culpable/no

I IIll'ahle. Finalmente, se pronunCla la sentencia y luego se la eje,

I 111 a.

Algún tiempo atrás tuve el privilegio de encontrarme con


111\ grupo de abogados provenientes de la Unión del Lago,

U ~.LJ U. Ante mi requisitoria, estos abogados tuvieron reminis,


(1'lIdas acerca de la forma en que la justicia era considerada en los
dlas de la primitiva historia norteamericana. Al margen de esa
discusión, surgió una parábola. Tenía el sabor a Lejano Oeste, en
un tiempo cuando la frontera occidental estaba en Illinois. Está
dividida en dos partes. Quizá lo ayude a entender el propósito del
¡llicio investigador un poco más claramente.

Cómo se procedió
Reinaba gran excitación en el pequeño poblado de Mill
Creek aquella tarde de 1845. Había llegado el juez de los nueve
distritos de Illinois: David Davis de Bloomingdale. Como era
usual, venía acompañado de varios juristas distritales, incluido
lino llamado Abraham Lincoln. La presencia de Lincoln con'
tribuía a suscitar la excitación, porque los ciudadanos de Mill
Creek no olvidaban las veces en que viniera a la ciudad con el
Juez Davis. Porque, además de ser un excelente jurista, Abra'
ham Lincoln contaba los relatos más cómicos que alguna vez se
hayan oído.
Habían pasado casi seis meses desde la última sesión judicial

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NUNCA SIN UN INTERCESOR

en Mill Creek, por lo que se había acumulado una gran cantidad


de casos para tratar. El viejo Thomas Jacobs era sospechoso de
haber prendido fuego a la herrería. El y el herrero se habían cruza-
do palabras muy fuertes. El viejo Thomas había hecho bastantes
amenazas de tono subido, y esa misma noche la herrería ardió
hasta los cimientos. Hubo testigos que decían haber visto al viejo
Thomas por allí, en medio del fuego, riéndose a más no poder y
palmotéandose las rodillas.
Luego estaba la pelea en la taberna entre Henry Whitney y
Ebenezer Bates. Whitney finalmente había sacado su revólver y
abatido a Ebenezer a sangre fría. Algunos decían que Ebenezer
sólo le había preguntado por algo y que Whitney sólo se había
defendido. Pero otros estaban del lado de Ebenezer y decían que
había sido asesinado, lisa y llanamente.
Quizás el caso más sobresaliente era el de Jess Adams. Un
día había cabalgado hacia la ciudad, y fue directamente al Banco
de Mill Creekj allí dirigió su pistola hacia el cajero y demandó
todo el efectivo del Banco. Se las había ingeniado para escapar
hasta unos 25 kilómetros del pueblo antes que el sheriff y sus
agentes lo atraparan. Y había estado en la cárcel del pueblo desde
entonces.
Aparte de estos casos espectaculares estaban las disputas
usuales sobre límites de propiedad, deudas y juicios hipotecarios,
demandas por calumnias, etc. Y un hombre llamado Silas Foster
estaba acusado de robar cerdos.
Se hizo el anuncio de que la corte sesionaría a la semana si-
guiente, y la gente se enfrascó en sus asuntos legales. Los juristas
comenzaron a trabajar en los casos asignados. Llegó el tiempo
anunciado, y se emplazó el juicio distrital.
Todo el pueblo se agolpó en la sala de la corte, y durante ca-
da receso se podía escuchar discutir acaloradamente los pro y los
contra de cada caso. Los abogados examinaban e interrogaban, y

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LAS BUENAS NUEVAS ACERCA DEL JUICIO

prl~sentaban objeciones en toda oportunidad. Abe Lincoln tenía


\lna destreza especial para traer la verdad a la luz, y, en un caso
que defendió, incluso el fiscal terminó admitiendo que estaba en
h) correcto. Mientras la gente escuchaba cada caso y oía las evi,
dencias por sí misma, estaba convencida de que se hacía justicia.
Uno por uno los casos eran traídos delante de la corte. Los
juristas se retiraban a deliberar, y luego se emitía el veredicto:
wlpable/no culpable. Mientras el Juez Davis sentenciaba a quie,
nes habían sido encontrados culpables y absolvía a quienes ha,
bían sido encontrados inocentes, el pueblo estaba satisfecho.
La última mañana en que el juez y sus abogados estuvieron
en la ciudad, hubo un ahorcamiento. Henry Whitney había sido
encontrado culpable de asesinato. Luego el juez distrital y su cÜ'
mitiva se dirigieron a la siguiente ciudad.
La segunda parte de esta parábola cubre el mismo terreno.
Vayamos al comienzo otra vez, ¡por favor! ¿Me sigue? Esta vez el
relato es acerca de ...

Cómo no se procedió
Reinaba gran excitación en el pequeño poblado de MilI
Creek aquella tarde de 1845. Había arribado el juez de los nueve
distritos de Illinois: David Davis de Bloomingdale. Como era
usual, venía acompañado por Abe Lincoln y varios juristas distri,
tales.
Habían pasado casi seis meses desde la última sesión judicial
en Mill Creek, y se había acumulado una gran cantidad de casos
por tratar.
El viejo Thomas Jacobs era sospechoso de haber prendido
fuego a la herrería. Luego de una pelea en la taberna entre Henry
Whitner y Ebenezer Bates, Ebenezer estaba muerto. Jesse Adams
estaba en la cárcel aguardando un juicio por robo al Banco. Y es'
taba la habitual variedad de disputas menores.

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NUNt. 'A SIN UN INTEFCTSOR

Se anuncia que la corte sesionaría inme-li,ltamente. Todo el


pueblo se agolpa en la sala de la corte. El Jue:. Davis blande su
martillo sobre el escritorio y dice: "Thomas Jacobs, no culpable.
Silas Foster, no culpable. Henry Whitney, culpabk por portar un
arma, a ser colgado al amanecer. Jesse Adams, no culpable. La
corte se cierra".
El fiscal pega un salto: "Usted no puede hacer esto", recla-
ma. "¿Dónde cree que está? Usted no puede absolver a esta gente
sin un juicio imparcial ni puede sentenciarlos antes de que se ha-
ya probado su culpabilidad".
La gente de la ciudad se pone de lado del acusador. "El está
en lo correcto", dicen. "¿Cómo puede el juez saber quién es culpa-
ble y quién no lo es?"
Abe Lincoln levanta su voz para hacerse oír por encima del
tumulto. "¿No tienen confianza en el juicio? El juez sabe quiénes
deben ser absueltos. Ha estado observando las cosas mientras esta-
ba en Bloomingdale. Ha guardado registros cuidadosos. Tiene
evidencias, y no comete errores".
Pero la gente se agita aún más. "El juez puede tener eviden-
cias, y puede no tenerlas", dicen. "Pero nosotros no tenemos evi-
dencias. No es suficiente pretender tener evidencias. La evidencia
debe ser examinada abiertamente antes de que se emita la sen-
tencia. Toda la corte necesita ver la evidencia, no solamente el
juez".
Los abogados distritales tratan desesperadamente de conven-
cer a la gente de Mill Creek de que se debe confiar en el juez. Pe-
ro la gente insiste en que la verdad debe basarse en una compren-
sión inteligente de las razones para las decisiones del juez.
La última mañana el juez y sus abogados están en la ciudad;
hay un ahorcamiento. Es colgado el juez.

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LAS BUENAS NUEVAS ACERCA DEL JUICIO

Lo siento por los jueces


De manera que, ¿quién necesitaba el juicio investigador en
Mill Creek? ¡Quienes estaban acusados! El fiscal lo necesitaba.
¡l(ldo el pueblo lo necesitaba! Y al final, ¡incluso el juez lo nece~
sitaba!
Dios fue vindicado en la cruz por proveer perdón para cada
11110 en todo el mundo. Por medio de la muerte de Jesús se pagó la
penalidad del pecado, y Dios ahora puede ser justo y el justificador
de quienes creen en él. Sin embargo, el juicio investigador mues~
Ira al universo que Dios está justificado en perdonar al que consj~
I!UC perdonar. Porque independientemente del hecho de que la
\ ruz fue un sacrificio suficiente para todo el mundo, sólo quienes
11) acepten conseguirán perdón. Y finalmente, el juicio durante
II)S mil años justifica a Dios por no perdonar a quienes no deben

.,er perdonados. Repasemos una vez más. (1) La cruz justifica a


I )ios para perdonar a alguien. (2) El juicio investigador justifica a
I)ios por perdonar a los que consiguen el perdón. Y (3) el juicio
por espacio de mil años justifica a Dios por no perdonar a quienes
no consiguieron el perdón.
Dios está intentando conseguir que toda persona entre en su
reino para siempre. Pero también intenta asegurarse de que cuan~
do consiga hacemos entrar allí, seamos felices para siempre. ¿Po~
dría usted ser feliz por siempre, en el cielo, si sus amados más queri~
dos estuvieran ausentes y no sabe por qué? Dios desea que usted
sepa por qué, y que lo sepa con claridad. Porque no sólo desea
que usted esté en el cielo, y que sea feliz allí, sino que también
está absolutamente comprometido en manejar las cosas de tal
manera que el problema del pecado nunca surja otra vez. Y el jui~
do investigador es uno de sus métodos para lograr esto.
Existe un grupo de personas que peregrina para estar, algún
día, sobre un mar semejante a un vidrio, y usted, no lo dude, está
esperando ser uno de ellos. Apocalipsis 15 dice que ellos cantan

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NUNCA SIN UN INTERCESOR

un canto, llamado el Canto de Moisés y del Cordero. Y cantan:


"Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso;
justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos" (v. 3). Es,
to significa que cuando conseguimos ir al cielo, ya sea que nues,
tras amados estén o no estén allí, existe un plan que nos capacita
para ser felices para siempre y seguir cantando desde lo más pro,
fundo del corazón, sin reservas: "Justos y verdaderos son tus ca,
minos, Rey de los santos". De manera que, ¿quién necesita el jui,
cio investigador? Usted y yo.
Pero alguien dice: "Espere un minuto. Si el juicio investiga'
dar comenzó en 1844 y terminará un poco antes del regreso de
Jesús, y si nosotros no podemos estar allí, ¿cómo será para naso'
tros?"
¡Pero es que todos estaremos allí! ¿Sabe cuándo usted y yo
compareceremos en el juicio investigador? Cuando vayamos al
cielo y formulemos algunas preguntas, durante los mil ~.-lOS. lma,
gine que detiene a un ángel que está pasando y le dice: "Por favor,
¿es correcto hacer preguntas aquí?"
El dice: "Por supuesto. ¿Qué desea preguntad"
y usted le formula sus preguntas. El replica: "Estoy encantado
de que preguntara. Tuvimos un juicio preadvenimiento específica'
mente para este propósito, y me gustaría mostrarle qué se hizo en
dicho juicio". De modo que asistiremos al juicio investigador du,
rante los mil años, ¿correcto? No podría haber mil años, durante
el cual incluso juzgaremos a los ángeles (de acuerdo con las Es,
crituras), si antes no hubiese tenido lugar el juicio preadveni'
miento.

Ideas distorsionadas acerca del juicio


Algunas veces se ha retratado el juicio como un tiempo
cuando los ángeles salen del cielo con calculadoras y suman todos
nuestros actos buenos y todos nuestros actos malos. Y si tenemos
LAS BUENAS NUEVAS ACERCA DEL JUICIO

4.l)90 hechos buenos y sólo 4.080 hechos malos, entonces entra'


IIlOS. Recuerdo que cuando era muchacho armaba aeroplanos en

,·1 aserrín, mientras mi padre y mi tío llevaban adelante sus reu,


IlInnes evangelizadoras. Estaba agradecido de que mi apellido fue,
1.1 Venden y no Adams, porque, por supuesto, ¡Dios juzga alfabéti,

1,lIllente!
Hemos comprendido muy mal el propósito de los libros de
I\'glstro que Dios lleva y, por causa de ello, algunos han estado
,1II~iosos por excluir totalmente la idea de libros. Pero los libros
',"11 una enseñanza bíblica. Apocalipsis 3:5 nos habla acerca de
dios: "El vencedor será vestido de vestiduras blancas, y no borraré
~II nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de
llIi Padre y delante de sus ángeles". En las Escrituras se habla repe,
II-Iamente de libros. Pero no necesitamos malgastar nuestro tiem,
1") tratando de resolver si ellos tienen encuadernación de lujo, o
1',~1 án en rústica, o preguntamos cuánto sabe Dios cerca de com,
putadoras y microfilms. Los libros representan los registros que
Dios guarda.
Usted no puede ver a Dios despreciar los registros del mal,
porque el diablo ha mantenido un registro de todos los pecados
que nos ha hecho cometer, y dice: "¿Deseas guardar registros?
Muy bien, te mostraré cómo llevar registros". Y Dios lleva un re,
J.listro minucioso; no con el propósito de no permitimos el ingreso
al cielo, sino con el fin de hacemos entrar en el cielo a pesar de
las acusaciones del diablo.
De acuerdo con las Escrituras, hay un juicio preadvenimien,
lo. Apocalipsis 14:6 y 7 nos habla acerca de ello: "En medio del
rielo vi volar otro ángel que tenía el evangelio eterno para predi,
carlo a los habitantes de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y
pueblo. Decía a gran voz: 'Temed a Dios y dadlc .. 1 ~"'. ,"~.!~le !::
hora de su juicio ha llegado. Adorad a aquel qllt' hi:u el Ciclo y la
Ilerra, el mar y las fuentes de las aguas' ". No fue hasta el tiempo

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NUNCA SIN UN INTERCESOR

del mensaje del primer ángel que las buenas nuevas podían in'
cluir el mensaje de que la hora del juicio había venido, pero han
sido eternas buenas nuevas que la hora del juicio de Dios haya
llegado. Que Dios haya programado un juicio preadvenimiento
para abrir los registros delante del mundo entero, antes que venga
con la recompensa para cada persona, son buenas nuevas ahora y
siempre 10 serán.

Las malas nuevas explican las buenas


Una de las razones por las que muchos están teniendo tribu,
laciones en aceptar las buenas nuevas del juicio es que nunca han
aceptado realmente las malas nuevas del evangelio. Es el legalista
quien se queja de que la enseñanza del juicio investigador daña
su seguridad. El legalista tradicional mira al juicio investigador y
comienza a obrar para llegar a ser 10 suficientemente bueno para
pasarlo. Su atención no está en jesús y su sacrificio todo suficien,
te. Está en sí mismo y en sus propias obras. Su preocupación 10
muestra como un legalista, porque está mirando sus obras como la
causa de su salvación, en lugar de mirar a jesús y 10 que ya ha he'
cho.
El "legalista evangélico" dice: "Es 10 que jesús hizo en la cruz
10 que nos salva". ¡Pero luego se engaña con el hecho de que inte,
riormente todavía descansa en el sistema de salvación por obras
cuando tiene que deshacerse del juicio investigador para conservar
su seguridad! Si el sacrificio de jesús es la base de nuestra salva,
ción y jesús 10 pagó todo, todo 10 que le adeudo, entonces no de,
bería perturbar nuestra seguridad ni una jota que se investiguen
nuestras obras. Olvidamos que el perdón es un don, no algo que
podemos ganar o merecer de alguna forma. También olvidamos
que la obediencia es un don, y que el único prerrequisito para re,
cibir un don es entrar en relación con el Dador. El que está mi,
rando a jesús, no sólo por perdón sino también por poder para

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LAS BUENAS NUEVAS ACERCA DEL JUICIO

vencer, puede continuar mirando a Jesús durante el tiempo del


juicio, descansando en la seguridad de que quien "comenzó en
vosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo"
(FiI. 1:6). Entonces el juicio se convierte en buenas nuevas, por'
que significa que podemos mirar hacia arriba y levantar nuestras
vahezas, porque nuestra redención está cerca.
Es posible hacer un estudio cuidadoso de la escritura profética
l'l lllcemiente a este pilar de nuestra fe y poner al descubierto todo

d apoyo bíblico para ello y, sin embargo, aún perder su significado


para nuestras vidas. (A propósito, muchos de los aparentes pro,
hlemas se resuelven fácilmente si recordamos que Daniel 7, 8 y 9
son una unidad -no Daniel 8 por sí solo--, y que se los debería
l'studiar juntos.) Pero nuestra mayor necesidad como iglesia no
es más erudición e investigación. Nuestra mayor necesidad es ex'
pcrimentar el conocimiento personal de Jesús y la relación con
(-1, de manera que podamos recibir sus dones de remisión y per,
dón, de arrepentimiento y obediencia, incluso el don de la seguri,
dad que viene de conocerlo y amarlo.
Hay más involucrado en la salvación que la simple acepta'
dón de una sola vez del sacrificio de Jesús. Es posible tener nues,
tros nombres anotados en el libro de la vida, pero luego tener que
horrarlos. Mateo 24: 12 y 13 dice: "Y por haberse multiplicado la
maldad, el amor de muchos se enfriará. Pero el que perseverare
hasta el fin, este será salvo". Esta es la razón de por qué es necesa,
rio el juicio preadvenimiento. Su propósito es revelar -no des,
cubrir, sino revelar- a quienes no sólo aceptaron a Jesús, sino
que continuaron aceptándolo día tras día, resistiendo hasta el fin.
Serían malas nuevas para quienes no han llegado a ser vence'
Jores tener sus nombres borrados del libro de la vida. Pero no soy
yo el vencedor, lo es Jesús. Y si persevero hasta el fin en relacio,
narme con él, él-verá en ello que yo también soy un vencedor.

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