La Ciudadanía Romana
La Ciudadanía Romana
La Ciudadanía Romana
La ciudadanía romana era una posición social privilegiada en relación con las
leyes, status social, propiedad y acceso a posiciones de gobierno, que se otorgaba
a ciertos individuos a lo largo de la historia de la Antigua Roma y, fuera de Italia,1
no estuvo relacionada con el ser habitante de un territorio bajo dominio romano,
hasta la Constitutio Antoniniana del año 212 d. C., cuando fue otorgada la
ciudadanía romana a todos los hombres libres dentro del Imperio. 2
Grupos
Las mujeres: constituían una clase aparte cuyos derechos variaron, como
los de la ciudadanía, a través del tiempo. Las mujeres, cualquiera fuera su
estatus, nunca tuvieron la totalidad de los derechos ciudadanos otorgados a
los varones. No podían, por ejemplo, votar o ser elegidas en cargos de
elección. En teoría las mujeres estaban sujetas al control de sus pater
familias, los que, por lo menos durante un periodo histórico, tenían incluso
el derecho a obligarlas a divorciarse y volverlas a desposar. Durante la
República y entre las clases altas era práctica común utilizar los
matrimonios para consolidar relaciones políticas. Las mujeres tenían, sin
embargo, el derecho de propiedad personal. 12
Obtención de ciudadanía
Pérdida de ciudadanía
Solamente los ciudadanos romanos podían servir en las legiones. Sin embargo, un
legionario, durante su servicio, perdía algunos de sus derechos: no podía, por
ejemplo, contraer matrimonio y, consecuentemente, los eventuales hijos de tales
uniones no eran ciudadanos a menos que —una vez vuelto a la vida civil— se
desposara legalmente.15