Folleto Ok1
Folleto Ok1
Folleto Ok1
ISBN 970-95012-3-2
Impreso en México / Printed in Mexico
Prohibida su reproducción
RECOMENDACIONES PARA EL USO DEL VIDEO
“EL ÁRBOL DE CHICOCA”
Introducción*
El tema del abuso sexual realizado en agravio de niñas y niños puede
despertar mucha ansiedad; por esto les recomendamos informarse
antes de exhibir el video ante cualquier público; en audiencia
cautiva, salón de clases, o en su familia.
El abuso sexual es una de las formas más agudas de maltrato
que sufre la infancia. A raíz del trabajo de prevención que hemos
realizado en los últimos 14 años, hemos podido constatar que
es muy frecuente y sucede en todos los ámbitos y clases sociales.
Consideramos urgente educar y preparar a los educadores, padres y
profesionales que trabajan cerca de la niñez, para apoyar este esfuerzo
de prevención, hablando de ello con las niñas y niños antes de que
suceda, que es, en muchos sentidos, la única forma de evitarlo.
El concepto de abuso sexual infantil aquí utilizado es más amplio
que su definición jurídica, pues se refiere a toda clase de contacto, o
de actividad sexual, entre un niño, niña o adolescente y una persona
adulta, realizado con el fin de obtener la excitación o la gratificación
sexual de esta última.
Desafortunadamente, el abuso sexual es mucho más frecuente de
lo que la sociedad en general quisiera reconocer y afecta especialmente
a la niñez. Es preferible abrir la memoria dolorosa cuando la
experiencia es aún reciente y recibir el apoyo psicológico adecuado
para poder continuar adelante, y no permitir que este evento
desvíe a quien lo sufrió de su proceso natural de vida. La víctima
requiere una terapia con profesionales de la salud sensibilizados
a la atención del problema que por su especificidad requiere un
enfoque especializado. Las reacciones de quien escucha por primera
*NOTA: El uso del femenino y masculino indistintamente es inten-
cional e incluyente.
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vez el reporte por parte de una personita que ha sufrido un abuso
sexual es determinante en el futuro del procesamiento del evento. Es
muy importante no acrecentar la herida con una reacción excesiva,
aún cuando los sentimientos de indignación nos empujaran a ello.
De igual manera, tampoco es correcto minimizar el evento, pues
quien lo ha sufrido sabe que es algo grave. La tendencia a negarlo
y a descalificar a la niña o niño que lo dice es aún muy frecuente.
Muchos factores juegan para que la madre, las psicólogas o la
persona que lo escucha prefiera negar su existencia, básicamente por
las repercusiones que imagina que va a tener el hecho de abrirlo. Sin
embargo, las que tiene sobre la víctima son mucho más delicadas.
Por lo anterior, la recomendación que hacemos es que antes de
“reaccionar” acepten lo que les cuenta la víctima con verdadera
apertura y hagan su propia investigación con expertos y personas que
conocen el tema. No escondan sus sentimientos, pero contrólenlos
de manera que cualquier acción sea pertinente.
En algunos casos, es recomendable proceder a la denuncia penal,
debido a que existen indicios que sólo un perito profesional podría
traducir en evidencia, para lo cual puede solicitar el apoyo de la
Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia, instancia que
depende del sistema DIF, exigiendo siempre que se respete a quien
sufrió el abuso.
El cuerpo humano y especialmente el cerebro tiene una serie de
mecanismos que se desatan en el momento en que una persona va
a vivir un trauma echando a andar un sistema de alarma que en
ocasiones es el que permite a la persona “correr o pelear” contra
su agresor. Sin embargo, cuando una persona menor de edad es
agredida por un adulto, no tiene la fuerza ni la capacidad de correr
o pegar; su única opción para “sobrevivir” es permanecer inmóvil,
mecanismo con el cual se busca disminuir el nivel de la agresión al no
ofrecer ningún tipo de resistencia, además de que permite disociar
la mente del daño causado en el cuerpo. Debido a la intensidad del
trauma, la memoria del evento es guardada en el sistema límbico
de manera fragmentada, por lo que, si se trata de un abuso sexual,
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resulta imposible que una niña pueda describir detalladamente un
evento de este tipo cuando se le interroga. Menos aún, cuando ha
pasado tiempo y su sistema de alarma no logró desactivarse con
ayuda de alguna terapia y su percepción y personalidad quedaron de
varias maneras marcadas por el evento.
Las personas, sin importar la edad que tengan ni el género al que
pertenezcan, manifiestan una serie de cambios en la personalidad
que pueden reflejar índices de abuso sexual, pero que nunca son
absolutos, ni es ésta la única razón de que la personalidad cambie.
Sin embargo, la verdadera conexión de las madres con sus hijas
e hijos, la confianza construída desde su nacimiento, la cercanía
cotidiana establecida con profundidad desde la tierna infancia, es
determinante para que una niña o niño pueda abrir un evento de esta
naturaleza. Por ello, es necesario que los adultos se tomen el tiempo
cada día para escuchar a sus hijos con el 100% de su atención, y
sean capaces incluso, de escuchar lo que hay detrás de las palabras.
Esto, además de otorgarle a los pequeños una seguridad interior
que definirá la fuerza con la que se puedan defender y actuar en la
vida, será la única garantía que podemos construir en el proceso de
prevención de este mal. Para esto, el video “El árbol de Chicoca” es
un instrumento muy adecuado.
Afortunadamente, vivimos una época en la que hay una diversidad
de formas de terapia que pueden ayudar a todas las personas
–madres, padres, hijos, hijas– a construir vidas más armónicas, y
estar menos atados a pulsiones del inconsciente que frecuentemente
los perjudican a ellos mismos y a quienes los rodean. El tratamiento
de un trauma de esta naturaleza requiere una metodología con un
enfoque certero en la neurofisiología del efecto post-traumático.
Si adolesce de ella, aunque haya una mejoría aparente, no se estará
atacando el fondo del problema: la cicatriz emocional que dejan
eventos de este tipo a nivel fisiológico.
Se puede acudir a diversos tipos de psicoterapia. En el caso de
adultas violadas que no lo recuerdan, después de un tiempo en
terapia, ya sea de psicoanálisis o en psicoterapia de grupo, llegan a
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abrir estas memorias, y aunque son eficaces, pueden tomar muchos
años en sanar la herida, además de que es importante trabajar la
parte corporal de la memoria traumática, por lo que sería necesario
llevar paralelamente una terapia tipo bionergética. La terapia de
movimiento ocular rápido (EMDR) en el inicio; una terapia narrativa
en alguna etapa del proceso, que permite integrar la auto-imagen con
el mapa del mundo que tiene cada quien; la terapia sistémica que
resulta eficaz en tanto que procura integrar la probemática dentro del
grupo en el que sucedió el abuso, lo cual permite un procesamiento
más global del daño. La terapia de Constelaciones familiares, de
Bert Hellinger, es muy útil para detonar un proceso individual
de sanación que empieza desde algo muy sutil y va hacia procesos
internos muy profundos de resignificación de los eventos que dieron
lugar al abuso sexual dentro de un grupo familiar. La terapia de
arraigo sexual de Willhem Popelier puede ser extraordinaria para
adultos, pero algunas de estas son sumamente costosas. En cualquier
terapia, lo fundamental es la preparación profesional del terapeuta
y su ética. Un diplomado en una técnica específica no es suficiente
preparación para atender a un menor de edad o a un adulto que ha
sufrido este tipo de abuso.
De preferencia, se requiere una terapia que integre lo psicológico
y lo corporal, pero sobre todo que atienda directamente la fisiología
del trauma; para ello existe la terapia de psicotrauma que incide
directamente en el fenómeno de la fragmentación de la memoria,
la cual es realtivamente breve y eficaz con niños y adultos. La
Biomnémica puede coadyuvar en un proceso terapéutico para traer
a la memoria el evento, pero quienes la practican tienen que tener
una certificación del autor de la Biomnémica, Cenobio Martínez,
para lo cual se requieren estudios avanzados de psicología. Habrá
casos extremos que requieran de tratamiento psiquiátrico, debido en
ocasiones al riesgo, por ejemplo, de suicidio de las víctimas. Cuestión
que paulatinamente se ha reconocido en los centros de atención a
víctimas de las procuradurías. El suicidio de las víctimas adolescentes
o adultas tiene mucho que ver con la revictimización en el manejo
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del entorno familiar, jurídico y social al abrir la memoria. Algunas
metodologías de atención que favorecen exclusivamente el desahogo
emocional sirven como un alivio, pero no sanan a profundidad las
deformaciones conductuales y emocionales que deja un trauma de
este tipo.
En este folleto, informamos acerca de lo que hemos aprendido
en los años que la autora ha trabajado en la prevención del abuso
sexual de niñas y niños, damos alguna ideas que han sido puestas en
práctica desde hace muchos años para su prevención, que nos han
funcionado para manejar este problema de manera más adecuada en
lo inmediato, pero reconocemos que la atención debe tener la visión
científica del efecto post-traumático a nivel fisiológico y emocional.
Y en la medida en que se difunda la posibilidad de atenderlo de raíz,
se podrán reducir los efectos del daño, disminuir su incidencia y con
los años y mucho empeño, erradicar esta práctica contra los menores
de edad.
Definición
Las causas que propician el abuso sexual de niñas y niños son
múltiples y diversas. Haciendo un análisis profundo de la historia
del manejo de la sexualidad1 a lo largo de todos los siglos de nuestra
civilización, podemos encontrar un deseo a veces más explícito que
otras, pero siempre presente, de intentar encasillar la pulsión de la
sexualidad en parámetros más o menos limitantes dependiendo de
la época, de los jerarcas de las iglesias y de las ideologías imperantes.
Esto se ha hecho supuestamente para el bien de la sociedad, pero
en detrimento de la creatividad y la vitalidad individual. Según el
grado de represión impuesta, parte de sus efectos es que, a lo largo
de los siglos, se ha deformado el impulso humano verdadero que en
realidad es la esencia de lo vital y que se expresa en todos los actos
de nuestra vida; es inherente a la vida misma de las personas. Pero
cuando brota de la represión, o cuando es producto de una neurosis,
lastima. El abuso sexual de menores de edad es un tabú en tanto
que protege desde el arquetipo más antiguo de la sexualidad misma,
a quienes no pueden, no deben y no tienen los elementos para
entender lo que es una vivencia sexual.
Para comprender el fenómeno del abuso sexual, tenemos que dejar
establecido el hecho de que la sexualidad es una pulsión de vida,
pero que cuando se enferma, se convierte en una pulsión destructiva.
Cuando se ha investigado en la biografía de los perpetradores,
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encontramos a veces que hay en su pasado una experiencia traumática
que los hace buscar la re-experimentación, patológica y compulsiva,
de sensaciones como el placer, el sometimiento, el amor, el miedo,
la vergüenza, la violencia y el dolor. Al no haber podido llevar a su
sistema cognitivo su experiencia traumática actúan por compulsión
la re-experimentación en un intento inconciente de procesar su
propio trauma, sin reconocer los efectos destructivos para sí mismos
y para los demás.
El psiconálisis afirma que las niñas y niños tienen manifestaciones
de su sexualidad desde pequeños, pero sólo hasta pasada la etapa de
la adolescencia, y dependiendo de su madurez, se puede decir que
ya la han conceptualizado. Por eso, cualquier acto de intimidación
ejercido hacia un menor de edad que tenga un contenido sexual, es
responsabilidad absoluta del adulto que lo ejerce.
Legalmente es un delito porque está tipificado y sancionado
en las leyes penales, además de que violenta gravemente los dere-
chos fundamentales de las víctimas, establecidos en tratados e
instrumentos internacionales, como la “Declaración sobre los prin-
cipios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del
abuso de poder”, establecida por las Naciones Unidas en 1985 y
no hay justificación alguna que disminuya su carácter delictivo. Des-
afortunadamente, los factores culturales en ciertos grupos sociales
parecen otrogarle una conotación de “prácticas y costumbres”, pero
la definición de abuso sexual de la Organización Mundial de la Salud
es la siguiente:
Legislación
La Ley de Asistencia y prevención de la violencia familiar incluye
delitos de maltrato físico, psicoemocional y sexual. Para denuncias
de este tipo, existen las Unidades de Atención a la Violencia Familiar
y las sanciones en el D.F. van desde multas de 30 a 180 días de salario
mínimo hasta arresto por 36 horas. El Juez de lo Familiar atiende
estos procedimientos mediante el Código Civil para el Distrito
Federal para delitos de agresión por fuerza física, moral y omisiones
graves, lo cual puede ser causal de divorcio necesario y pérdida de
Patria Potestad. Para las agresiones físicas y psicoemocionales, se
presenta la denuncia ante los Ministerios Públicos y la sanción va de
seis meses a cuatro años de prisión.
Aunque existe la legislación para sancionar a un abusador sexual,
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en la mayoría de los casos el juicio no procede o se detiene a la mitad
del proceso, por diversas razones, ya sea por falta de consistencia del
aparato de justicia, por el desgaste que representa para la familia de
la víctima o bien, por las influencias del perpetrador y su familia para
evitar la sanción.
Existen distintas penalidades, según se trate de abuso sexual,
corrupción de menores, estupro, lenocinio, lesiones, peligro de con-
tagio, privación de la libertad con fines sexuales, trata de personas,
turismo sexual infantil, violación, violación equiparada, violación de
la intimidad personal y violencia familiar.
Uno de los puntos que necesita cambiar en cuanto a los in-
terrogatorios para eventos de este tipo, aparte de la aberración que
puede ser pedirle a una niña que repita muchas veces su historia,
es exigir un reporte totalmente coherente del evento, ya que es
imposible que la narrativa traumática tenga coherencia total, pues
por la neurofisiología del trauma, ésta queda fragmentada a nivel
emocional y sólo mediante una terapia que permita la interconexión
de la memoria con la corteza cerebral, puede alguien dar un reporte
coherente del evento.
Debido al machismo social y a una falta de información, los
Ministerios Públicos, los médicos legistas y los psicólogos forenses
en México, en la mayoría de los casos, reproducen la victimización
al intimidar a la víctima dudando de su declaración, y los Jueces
y Magistrados parten del concepto de que la víctima tiene que
demostrar coherentemente haber sufrido del delito de violación
o abuso sexual, cuando un menor de edad no tiene capacidad de
hacerlo. Hay que reconocer que hoy en día se hace un esfuerzo por dar
apoyo institucional a las víctimas, debido en parte al fortalecimiento
y difusión de los aportes de la psicología (jurídica, clínica e infantil),
la victimología y el discurso de los derechos humanos.
Por todo esto, puede afirmarse que el proceso legal en México
es, la mayoría de las veces, una revictimización para la niña o el
niño, y agregado a la corrupción, pocas veces se impone la pena
que supuestamente señala la ley en cada Estado de la república
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mexicana. Una de las causas que propician la impunidad es la falta de
comprobación del hecho por un perito criminalista, lo cual se explica
al asistir la víctima ante el ministerio público después de bañarse,
cambiarse de ropa o dejar pasar mucho tiempo, con lo cual es muy
probable que desaparezcan los indicios biológicos y materiales del
delito (como son: sangre, saliva, semen, pelos, huellas dactilares,
etcétera).
Para mayor información respecto a la normatividad existente en
nuestro país, existen los siguientes acuerdos, códigos y normas
oficiales:
Tipología
El trauma por abuso sexual puede ser agudo o crónico dependiendo
de si fue un solo evento o duró un tiempo relativamente largo.
Muchas veces son actos de exhibicionismo, o de masturbación,
estimulación oral y no necesariamente hay violación (propiamente
dicha) pero sí involucran los genitales, ya sea del ofensor o de la
víctima, incluyendo pecho, boca y a veces, caricias o la penetración
anal o vaginal con los dedos, o el pene que ya se considera violación
al igual que la introducción anal o vaginal de cualquier otra parte del
cuerpo o de algún objeto. El ofensor que, en la mayoría de los casos,
es del sexo masculino, no es violento físicamente; usa su poder de
persuasión por autoridad, mediante la seducción –que jurídicamente
es una forma de engaño– y en 90% de los casos se trata de familiares
cercanos: padre, padrastro, hermano, tío, abuelo o un conocido de
la niña o de la familia, padrino, empleado, maestro o amigo cercano,
etcétera.6
El abuso sexual se constituye como violación equiparada cuando
el sujeto pasivo (la víctima) es menor de doce años.
Cuando el evento duró varios años, se ha detectado que la madre
lo sabía, pero por complejas razones relacionadas con su propia
biografía y el efecto evitativo post-traumático, lo calló, por lo que
es considerado un problema sistémico.7 En algunos casos la madre
puede consentir explícitamente el abuso. En otros, aunque lo sabe,
lo niega; y en algunos más, sólo lo supone. El hecho de que la madre
sepa y no lo detenga, la vuelve cómplice del evento.
Efectos visibles
Una niña o niño que ha sido abusado sexualmente o que lo está
siendo de manera intermitente, puede llegar a tener una serie de
conductas que manifiestan que algo no está bien en su vida. Sin
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embargo, estos cambios no son absolutos, ni todos los manifiestan
de la misma manera:
• Hay un cambio drástico en su conducta, una disociación
• Hay un síndrome de la rendición, son pasivos, no lloran, no ex-
ploran
• Viven con un concepto de infravaloración que les hace pensar
que no son aceptados, que no se les quiere
• Cambios de humor, ataques de miedo o de ansiedad
• Muchas enfermedades somáticas
• Se sienten responsables e inadecuados porque están escindidos
• Incapacidad de defenderse, tendencia a la sumisión
• Tienen alteraciones del sueño, pesadillas y terrores nocturnos
• Están disociados, tienen dificultades de aprendizaje en la escuela,
y capacidad de concentración disminuida. Poca creatividad, baja
productividad
• Apego desorganizado, actitud de hostilidad ante la sociedad,
sienten un gran enojo, desconfían de la afectividad de los otros
• Piensan que les puede volver a pasar
• Si el trauma fue muy profundo, a largo plazo, desarrollan acti-
tudes autodestructivas, agresivas, adicciones, anorexia, auto-
laceraciones
• Si no se atiende cuando sucedió, en la adolescencia brotará la
memoria dolorosa intempestivamente
• Puede llegar a tener dificultades para establecer una pareja esta-
ble pues su vida emocional quedó desestructurada: vinculación
evitativa
• Desarrollan en extremo su inteligencia
En el abuso sexual hay un ejercicio de poder que puede estar dis-
frazado de seducción, o puede ser más o menos impositivo y hasta
violento, pero es la fuerza de alguien que tiene más elementos, ya
sea por edad, astucia, intención, tamaño, fuerza física, etc., que im-
pone a alguien que, por no tener estas ventajas, tiene una mayor
vulnerabilidad y simplemente, por su inocencia, no puede parar el
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atropello. El carácter traumático del evento hace que la víctima
sienta culpa y vergüenza como si hubiera sido estigmatizada y hu-
millada.8 Una de las primeras sensaciones que vive alguien que ha
sufrido este tipo de maltrato, es que se hace conciente del nivel de
su vulnerabilidad; esto la vuelve insegura y, en casos más extremos,
temerosa de cualquier acercamiento, incluso aquellos que no son
físicos ni malintencionados. Una consecuencia más de un trauma
que no se pudo evitar es la implantación del mecanismo de sumisión,
por lo que las personas, después del evento, no saben poner límites a
quienes les imponen cosas que no desean.
Otro de los efectos inmediatos para víctimas que son abusadas
sexualmente en la prepubertad (de 7 u 8 años en adelante, según
cada niña/o) es que el evento les quita la inocencia9 y para sus
padres, esto es algo muy doloroso, pues con justa razón, sienten
que no les dejaron concluir un proceso de maduración de manera
sana y natural. Cuando el trauma se registra antes de la pubertad,
se interrumpe el proceso de maduración de la interconexión del
hemisferio izquierdo (razonamiento lógico) y el derecho, (manejo
emocional y creativo). En estos casos, la relajación que lleva a la me-
ditación o contemplación puede ayudar a disminuir los efectos de la
falta de dicha integración. Según algunos estudios, aquellos abusos
que suceden antes de los 4 años son prácticamente imposibles de
manifestar verbalmente en años futuros.
Muchas veces, la carencia afectiva de las víctimas y el trato
amable de los perpetradores, hacen que algunos niños que han sido
abusados más de una vez mediante seducción, y con el fin de integrar
la experiencia con el menor daño posible, arguyen que “les gustó” y
desarrollan una conducta compulsiva al respecto, pero nadie en su
sano juicio puede creer que esto es algo positivo o natural, pues el
aparato psíquico de un menor de edad, o de un púber, no está listo
para procesar un evento de esta naturaleza.
Por increíble que parezca, la Asociación Norteamericana del
Amor entre Chicos y Hombres (North American Man/Boy Love
Association) busca terminar la opresión que sufren los hombres y
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chicos que tienen relaciones mutuamente consensuales, por lo que se
opone a las leyes de edad límite.
Algunos de estos niños son los que se convertirán a su vez en
abusadores de niñas y niños al crecer y hacerse adultos; por eso
es inminente acercarlos a una verdadera terapia de estrés post-
traumático que les ayude a desanudar la confusión que producen
estos eventos. Uno de los elementos que producen confusión es el
hecho de que a pesar de no desearlo, y a pesar de que el perpetrador
pueda ser alguien desagradable para la víctima, en ocasiones puede
haber placer, porque los genitales y la piel viven con placer casi
cualquier tipo de contacto no violento; y este solo hecho produce
una enorme confusión en la víctima menor de edad, quien sabe
perfectamente que no deseaba la experiencia y a pesar de sí misma
sintió cierto placer, así como el hecho de tener que manifestar una
conducta amorosa y respetuosa por alguien que le faltó al respeto y le
hizo un daño tan profundo.
Hay casos en los que el contacto sexual no es placentero, pero
aún así se manifiesta culpa por no haber podido detenerlo. Estos
son los nudos más difíciles de deshacer en el proceso de sanación,
además del sentimiento de culpa por haber violado “las reglas del
juego familiares y sociales” de lo cual la víctima suele sentirse más
responsable que el mismo perpetrador.
La culpa por abrir el evento, o por la sensación de haberlo
provocado, genera confusiones en la víctima, que llevan a un des-
balance profundo e inquietud. Por eso, es importante asegurarse de
que una niña o niño que ha sufrido un abuso de este tipo sepa, lo
más pronto posible, que ella/él no lo provocó, que no tiene ninguna
responsabilidad, porque es chiquita/o y su fuerza a todos los niveles
es menor que la del perpetrador. Su reacción fue correcta pues le
permitió sobrevivir.
La alteración del sueño y las pesadillas son manifestaciones de la
incapacidad del cerebro para pasar las memorias, sensaciones que
están desintegrados en el sistema límbico (a nivel emocional), a la
corteza cerebral (intelecto) y poderlo procesar.10
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Por un mecanismo de protección, tal vez por inteligentes, o
por la conotación que el sexo tiene socialmente de pecaminoso en
las sociedades judeo-cristianas, cuando son víctimas de un abuso
sexual, niñas y niños suelen de manera casi imperceptible para ellos
mismos, medir las concecuencias que tendría el hecho de abrirlo y en
la mayoría de los casos lo callan, pues de algún modo saben que ni
su aparato psíquico está preparado para manejar la posible avalancha
emocional que esto despertaría en quienes los quieren, ni éstos
tienen los elementos para ayudarlos. A veces, muchos años después,
en la edad adulta, motivados por algún estímulo específico que les
abre la memoria, o ante una situación que les da confianza, lo abren
para empezar a procesarlo; empieza así en sus vidas un trabajo del
inconciente para de alguna forma sanar la herida psíquica y física.
Por nuestra experiencia, podemos afirmar que mientras el sistema
neurológico de alarma está prendido (vea introducción) y no ha
habido una intervención específica para desactivarlo, las personas
que han sufrido un trauma de este tipo sufren de una afectación en el
libre desarrollo de la personalidad, bien jurídicamente tutelado que
recientemente ha sido reconocido por nuestros legisladores.11 Y para
iniciar su recuperación, requieren atención psico-corporal pues en el
cuerpo hay una memoria celular que actúa aún en la inconciencia.
La mayoría de las veces, cuando lo abren ya de adultas, muchas
mujeres reportan que nunca tuvieron a nadie con quién hablarlo,
lo cual es un índice de la poca apertura que hay en la sociedad para
reconocer la existencia de esta problemática.
Encontrar a alguien con quien lo pueden hablar les permite un
inicio de restructuración que puede ser acompañado de una escucha
empática para permitir un desahogo emocional profundo, pero esto
no basta para sanarlo.
Recomendaciones
Si una niña o niño reportan haber sido sometidos a una experiencia
de abuso sexual, lo primero que hay que hacer es tomar su palabra
por verdadera y actuar en consecuencia. Lo siguiente es buscar la
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forma de separar a la víctima del perpetrador. Evitar, de ser posible,
que lo vea. Durante la infancia, los niños no han conceptualizado la
sexualidad. Es materialmente imposible que una niña o niño invente
un evento de este tipo. Puede darse el caso de que, ante un entorno
en el que se ha estado hablando del asunto de manera insistente y
cargada de ansiedad, algunos niños que no lo hayan sufrido, ma-
nifiesten ser parte del grupo que sí lo sufrió, como cuando un bebé ve
a otro llorar y llora por empatía; pero cuando el reporte es individual
y se hace ante la apertura de confianza que el adulto ha permitido, es
necesario buscar los detalles que comprueban imágenes o un discurso
que no es propio de un infante y atribuirle toda la credibilidad que
se merece. Los niños no inventan cosas de este tipo. No tienen ne-
cesidad de hacerlo.
Por todo esto, es recomendable discriminar el tipo de conver-
saciones que es pertinente para los adultos tener frente a los niños.
Hay conversaciones, como hay imágenes y objetos que no son aptos
para la niñez.
En el proceso de evaluación del evento es de suma importancia
respetar la intimidad de la niña y permitirle contar lo que ella de-
cida. Escucharla y creerle ya es un principio de empoderamiento
para la niña. La capacidad del entrevistador de construir la cercanía
empática hará que la niña logre ahondar en la medida que pueda.
En el proceso de la terapia, tendrá la posibilidad de profundizar en
los detalles de la experiencia y en la reconstrucción de la confianza
necesaria para integrar el daño que le causó el evento. Resulta
contraproducente forzar su intimidad, pues por auto-protección, la
niña se cierra.
En un mundo ideal, es recomendable proceder a la denuncia
penal, para lo cual, puede solicitarse la asistencia de la Procuraduría
de la Defensa del Menor y la Familia, dependiente del sistema DIF,
o bien, acudir al Programa de Atención a Víctimas del Delito de la
CNDH o a alguna de las organizaciones de la sociedad civil dedicadas
a la defensa del Menor para garantizar un acompañamiento en el
proceso, que es difícil. Por nuestra experiencia, pensamos que en
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caso de decidir llevar a cabo una denuncia penal, es necesario tomar
en cuenta lo siguiente:
• La justicia en México deja mucho que desear en cuanto al segui-
miento de estos casos y en general el perpetrador, cuando llega a
pisar la cárcel, es liberado muy pronto en función de los apoyos
externos con los que cuente12.
• El proceso en sí es muy desgastante, y las relaciones familiares
suelen deteriorarse.
• Hay que considerar que habrá una buena dosis de impotencia para
cambiar la justicia y luchar ante lo que es a todas luces injusto.
• Si queremos cambiar la justicia, es necesario asesorarse bien para
definir cómo se presenta la denuncia y hacerlo con apoyo de
organizaciones sociales de defensa de derechos humanos.
• El proceso terapéutico es fundamental en el proceso de denuncia
penal.
• La víctima necesita saber que sus más allegados tomaron su de-
fensa definitiva, ya sea a nivel real o simbólico.
• Lo verdaderamente importante es que la víctima recupere su
autoestima y su sentido de vida. Los procesos legales pueden no
llevarse a cabo y, sin embargo, la salud mental y emocional de la
víctima y sus allegados más cercanos es lo más trascendente.
• La importancia de la denuncia reside en que se sepa que en el país
ocurre un enorme número de casos de abuso sexual de menores
de edad y que no se ha articulado una justicia eficiente que persiga
este delito y lo castigue a la altura de la gravedad que tiene.
• La reposición del daño por parte del perpetrador puede llegar
a darse tras muchos años de trabajo intra-familiar, si se maneja
correctamente el reclamo.
En la experiencia del trabajo con niñas y mujeres que han sufrido
abusos sexuales, puedo afirmar que la resolución de la ofensa a ni-
veles psíquicos, cuando ésta se ha podido trabajar en el grupo que
la sufrió, llega (quizás años después) cuando el ofensor, en los casos
en que sea un familiar o alguien cercano, le pide perdón de manera
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explícita, y la víctima decide si lo puede perdonar en ese momento o
no, y si puede, le pide al ofensor de manera concreta lo que necesita
para sentir que el ofensor está auténticamente dispuesto a resarcir el
daño y el ofensor lo cumple plenamente, entregando lo que la víctima
solicita, como un mandato que asume con el fin de demostrarle que
le entrega algo de gran valía y sobre todo, le regresa su poder.
Al vivir un abuso sexual, y dependiendo de la gravedad del
mismo, la víctima pierde su “yo”, ya que interiormente y muchas
veces a gritos silenciosos, ella está diciendo “yo no quiero”, pero
no es escuchada y si su estructura psíquica no está aún totalmente
estructurada, un evento de este tipo le quita su poder inherente
para, en el futuro, detener lo que no desea para su vida (síndrome
de sometimiento) y en algún momento de su crecimiento, esto se
manifiesta de muchas maneras.
Si consideramos que la definicón de autoestima incluye el aprecio
que una se tiene a sí misma por saberse íntegra y coherente, lo
primero que necesitamos regresarle a una víctima de abuso sexual es
su sentido de integridad, de dignidad y el respeto a su capacidad de
amar y ser amada.
Como conclusión, vemos que además del elemento físico de un
abuso sexual (agudo o crónico), los efectos de éste sobre los procesos
de construcción de la identidad de quien lo sufrió son de gran
trascendencia, por lo que es recomendable hacer una terapia psico-
corporal que le permita reconstruir lo que se rompió, y desarrollar
nuevas formas de expresión personal que permitan a las víctimas
integrar y restructurar las diversas facetas de la herida.
A continuación la reflexión de una madre que optó por hacer la
denuncia penal:
Reconocimientos y premios
• Recomendado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos
como un trabajo serio y responsable para educar en los derechos
humanos de los niños.
• Recomendado por la Fundación para el Apoyo a la Comunidad
A.C., Caritas, Arquidiócesis de México por su manera correcta de
abordar el tema, así como por el respeto y la delicadeza con la que
se trata.
• En julio de 1993, en el Segundo Festival de Cine y Video Infantil
celebrado en Montevideo, Uruguay, el video recibió el premio
otorgado por el Bureau International Catholique de l’Enfance,
por considerarlo una gran aportación al desarrollo integral del
niño y en especial por el mensaje de protección frente al abuso
sexual.
• En el mismo festival se hizo merecedor también del premio
UNESCO, como el filme latinoamericano más votado por el
público infantil.
• En febrero de 1995, en el Congreso de Pedagogía 95, celebrado
en La Habana, Cuba, recibió el Premio de “Mejor material
pedagógico para niños sobre sexualidad ”, otorgado por La Casa
de la Juventud Cubana en coordinación con los organizadores del
evento.
• En 1997 se tradujo y se dobló al húngaro.
• En 1997 se tradujo y se dobló al mazahua, lengua indígena que
después del náhuatl es la más hablada en el centro del país.
• En el 2000 se tradujo y se dobló al rumano.
• Existe con subtítulos al inglés.
Actualmente se usa en todos los países de habla hispana de
Latinoamérica y Europa, y en Estados Unidos, con poblaciones
27
hispanas. En México se ha convertido en un instrumento pedagógico
clásico en el entorno de prescolar en escuelas públicas y privadas.
Notas
1
Foucault, Michel, Historia de la Sexualidad, Primera edición en
español, 1977, Siglo XXI Editores, S.A.
2
Report of the Consultation on Child Abuse Prevention, Geneva,
29-31 March 1999, World Health Organization, Social Change
and Mental Health, Violence and Injury Prevention. pp. 15-16.
Se pueden obtener copias del documento original en: Violence
& Injury Prevention Team. Cluster on Social Change and
Mental Health. World Health Organization, 20 Avenue Appia,
1211 Geneva 27, Switzerland, Fax: 0041-22-791-4332. Correo
electrónico: pvi@who.ch (Traducción de la autora.)
3
Asesoría jurídico-criminológica de Erick Gómez Tagle López, autor
del libro La explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes.
Una aproximación sociológica, México, Instituto Nacional de
Ciencias Penales, 2005 (www.asesoriadn.com.mx).
4
Cualquier información respecto al derecho a un aborto legal por
violación será debidamente atendida en el teléfono 5658 6223,
www.gire.org.mx. Para información respecto de anticoncepción de
emergencia, en la misma dirección electrónica, o al teléfono 5523
2580. En el D.F. están las agencias especializadas en delitos sexuales
atendidas por mujeres, las 24 horas del día: Agencia 46, Del. Miguel
Hidalgo, Vicente Eguía y Parque Lira, tel. 5346-8240; Agencia 48,
Del. Venustiano Carranza, Francisco del Paso y Troncoso, tel. 5345
5830; Agencia 47, Del. Coyoacán, Tecuilapan y Zompantitla, tel.
5200 9384, y Agencia 49, Del. Gustavo A. Madero, 5 de Febrero
y Vicente Villada, tel. 5346 8093. Y de lunes a viernes, desde las
9 a.m. La Fiscalía Central de Investigación por Delitos Sexuales,
General Gabriel Hernández 56, 1er piso, Col. Doctores, Del.
Cuauhtémoc, tels. 5346 8110 y 5346 8480. El Centro de Terapia
de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales, Pestalozzi 115 esq. Eje 6
Sur, Col. Del Valle, Del. Benito Juárez, tels. 5200 9632 al 36. La
28
Comisión de Derechos Humanos del D.F., tel. 5229 5600. Para
pruebas de embarazo y examen médico, están los Centros de Salud
de la Secretaría de Salud del D.F., informes al tel. 5740 0931 y para
el examen de VIH/sida, la clínica Condesa en Benjamín Hill 24,
Col. Condesa, Del Cuauhtémoc, tel. 5271 6439.
5
Asesoría jurídico-criminológica de Erick Gómez Tagle López.
6
Finkelhor, David, Abuso sexual al menor. Causas, consecuencias y
tratamiento psicosexual, Editorial Pax México, 1980.
7
Idem.
8
Idem.
9
La privación de la inocencia es algo relativo que depende del entorno
del niño desde antes del evento, por lo que hay que tener el cuidado
de no generalizar.
10
Castillo, Israel, Asociación Mexicana de Psicotraumatología (www.
psicotrauma.org).
11
Estudio jurídico-penal relativo a la explotación sexual comercial
infantil. Bases para su unificación legislativa en México, INACIPE,
OIT, STPS, 2004 (http://www.oit.org.mx/ipec/pdf/juridico.pdf ).
12
Al menos esto es una realidad en el 2006 en que se escribe este
folleto, esperamos que en el futuro esto cambie.
13
Reséndiz, Josefina, “Abuso sexual infantil”, investigación en la
Universidad del Desarrollo del Estado de Puebla, UNIDES, 2006.
14
Jekins, Harvey, “El lado humano de los Seres Humanos”, La teoría
del Proceso de Re-evaluación, Rational Island Publishers, Marzo,
1996.
15
Wipfler, Patty, Colección de folletos: Escuchando a los niños, El
llanto. Berrinches e indignación. Para vencer los temores de los
niños. Tiempo especial, Juguemos a escuchar. Para acercarse a
su niño enojado. Cómo fijar límites a nuestros niños. Parents
Leadership Institute (www.parentleaders.org).
16
Wipfler, Patty, Escuchando a los niños, Tiempo especial, Parents
Leadership Institute, 1996 (www.parentleaders.org).
29
SHOTTAMA A.C. se dedica a trabajar contra todas las formas de
violencia que se ejercen dentro del hogar y en específico contra
la infancia. Aunque nuestra perspectiva es siempre abordar los
problemas desde la prevención, tenemos articulada una metodología
para la atención, principalmente de emergencia.
Vivimos en un sistema maltratador, lo cual hace que las personas
vivan la violencia sin darse cuenta; la sufren y la ejercen sin percatarse
del hecho de que lastiman a otros y son lastimados sin saber que
tienen derechos y que pueden evitarlo.
PROYECTOS
Nuestros proyectos cubren 5 áreas de trabajo:
1. Grupos de apoyo emocional, talleres con madres/padres y con
jóvenes.
2. Cursos y talleres a profesionistas encargados de la infancia
y del trabajo con familias.
3. Diplomados, cursos y talleres a instituciones dedicadas al trabajo
con familias, a la educación y a la atención en salud, diseñados de
acuerdo a sus necesidades.
4. Producción y reproducción de materiales, publicaciones y vi-
deos.
5. Investigación.
MATERIALES
Contamos con una serie de videos que abordan las problemáticas
directamente relacionadas con el maltrato y el abuso sexual de
niñas y niños. Muchos de ellos llevan incluído un folleto explicativo
del tema y de los aspectos teóricos relevantes para quienes los
requieran.
www.shottama.org
Tel.: (5255) 55 50 76 69
Fax: (5255) 55 50 18 25
Correo electrónico: lillian@shottama.org
Impreso en México, D.F.
por CINRAM Latinoamericana S.A. de C.V.,
Av. Tlahuac Num. 6828-4, Col. San Francisco,
Tlaltenco, México, D.F., C.P. 13400.
Se imprimieron 1000 ejemplares.
Octubre de 2006.