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Ensayo (Teoria General Del Proceso)

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS CENTRALES


“RÓMULO GALLEGOS”
ÁREA DE POSTGRADO
ESPECIALIZACIÓN
EN DERECHO PROCESAL CIVIL PROBATORIO

(Teoría General Del Proceso y Su Visión Constitucional).

(ENSAYO)

Tema: TEORÍAS QUE SUSTENTAN EL PROCESO, PRINCIPIOS, FUNCION,


ORGANOS, PODERES, COMPETENCIA Y FUEROS.

Estudiante: Jair J. Zapata T.


Profesora: Nurycers González

San Juan de los Morros, abril de 2023


Tema: TEORÍAS QUE SUSTENTAN EL PROCESO, PRINCIPIOS, FUNCION,
ORGANOS, PODERES, COMPETENCIA Y FUEROS.
Para el estudio del proceso dentro del ámbito jurídico es importante definir el concepto de
“proceso” en sentido amplio, para ello, se tiene que, el proceso no es más que ese conjunto de
fases sucesivas de un fenómeno o hecho complejo, en oras palabras puede decirse que es el
conglomerado de pasos que deben cumplirse a cabalidad para que tenga resultados un fenómeno
de cualquier índole. Ahora bien, dentro del ámbito jurídico, existe lo alusivo a la teoría general
del proceso que es una disciplina jurídica con un dominio exactamente fijado y con un régimen
jurídico determinado que establece los principios básicos para estudiar todas las ramas de
Derecho Procesal, abarcando los aspectos siguientes: primero que nada, fija las normas y
requisitos para hacer efectivo el derecho positivo; por otro lado, también fija la función
jurisdiccional y los funcionarios del Estado que la ejercen; así como las personas que están
sometidas a la jurisdicción.
En este sentido, la sistematización del estudio del derecho procesal a través de la Teoría
General del Proceso pretende que las normas procesales no queden como un conjunto de reglas
esotéricas estructuradas para obstaculizar la correcta aplicación de las normas del derecho
sustantivo y aspira que se cumplan con los postulados fundamentales de la vigencia del Estado de
derecho: seguridad jurídica y paz social ante la percepción colectiva de existir justicia.
En este orden de ideas, es imperante traer a colación los principios propiciados y aglutinados
ordenadamente por la doctrina de la Teoría General del Proceso y válidos para todas las ramas
del Derecho Procesal que están íntimamente relacionados con el orden público procesal. El orden
público procesal está conformado por un conjunto de valoraciones éticas, sociales, económicas y
políticas, en un tiempo y espacio geográfico determinado, que al compenetrarse con el
ordenamiento procesal, éste considera de obligatorio cumplimiento. Algunos principios existentes
en el estudio y aplicación del proceso en materia de derecho son los mencionados a continuación:
En primer lugar se tiene el Principio de Bilateralidad: este principio está presente en los
procesos contenciosos debido a que siempre existen dos partes: demandante y demandada, cuyos
intereses están en conflicto, independientemente que en cada uno de ellos exista una o más
personas, lo que configura el litisconsorcio. Este principio, también conlleva el principio
contradictorio por el hecho mismo de haber oposición de intereses.
Por otro lado, el Principio de Escritura y Oralidad: En el primero priva generalmente la
forma escrita, es decir, los actos procesales, como la demanda, su providenciación, la
contestación, la promoción y evacuación de pruebas, los informes y demás alegatos y obviamente
la sentencia, se hacen en forma escrita. En nuestra legislación en la mayoría de los procesos rige
el principio de la escritura, por disposición del artículo 25 del Código de Procedimiento Civil.
En cambio, en el principio de la oralidad priva la forma oral sobre la escrita, generalmente los
actos del proceso se realizan de forma oral aunque se  deje constancia en actas sobre la
celebración de los mismos. Para este caso solo se tramitaran oralmente los procesos a que se
refiere el artículo 859, Capitulo I, Titulo XI, Libro Cuarto del Código de Procedimiento Civil.
En cuanto al Principio Dispositivo e Inquisitorio se debe hacer alusión a que el primero
consiste en atribuirle la iniciativa procesal a las partes, es decir, las partes tienen la obligación de
instar el proceso y procedimiento con sus respectivas conductas en virtud del interés que tienen
en la solución del conflicto, y el juez solamente actúa, salvo algunas excepciones, a instancia de
los contendientes. En cambio, en el Principio Inquisitorio, el juez actúa motu propio cuando en
ciertos y determinados procesos la misma ley le impone el deber de anteponerse a la iniciativa de
las partes, generalmente en aquellos casos en que está involucrado el orden público o en causas
relacionadas con el estado y capacidad de las personas, como el matrimonio, patria potestad,
tutela, interdicción, entre otros.
Por lo que respecta al Principio de Inmediación y Mediación, el primero consiste en que el
juez de la causa, en la etapa correspondiente, evacua personal y directamente los medios
probatorios de que se valen las partes en el proceso; dicho funcionario está en contacto directo
con los contendientes, como en los casos de posiciones juradas e interrogatorio de los mismos
(autos para mejor proveer), con los testigos, con las inspecciones, con los expertos, para formarse
así un criterio personal y directo con todo lo que forma parte del debate judicial. Mientras en caso
contrario, impera el Principio de Mediación cuando el juez realiza la actividad de evacuación
probatoria ya no en forma directa, sino lo que hace a través de jueces auxiliares, es decir, utiliza
para ello la figura denominada comisión, valiéndose del auxilio  de otros jueces para que ante
éstos se realice la evacuación de ciertas pruebas. El Código de Procedimiento Civil, en su
artículo 234.
En concordancia con los principios antes mencionados, aparece también el “Principio de Cita
Única” o “Principio de que las Partes Están a Derecho”. Este principio, imperante en nuestro
país, consiste en que una vez iniciado el proceso, con la introducción de la demanda y la citación
del demandado para que comparezca al tribunal a ejercer sus defensas, ambas partes a partir de
esos momentos respectivamente, están a derecho, según lo dispone el artículo 26 del Código de
Procedimiento Civil, es decir, no se requiere, salvo que el proceso esté paralizado o en suspenso,
ninguna otra citación o notificación para la celebración de los actos procesales.
Del mismo modo, el Principio de Igualdad Procesal forma parte de este conglomerado de
principios, siendo que el mismo tiene su fundamento en la norma constitucional de que todos los
ciudadanos son iguales ante la ley, en disposición del artículo 21 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela. Esta igualdad refiérase al equilibrio que debe existir en el
proceso respecto de los derechos y garantías constitucionales, sin distinto alguno por razones de
raza, sexo, creencias y situación económica, y con respecto a esta última circunstancia, en el
proceso son excepcionales los casos de igualdad económica entre los contendientes, pues sería
utópico que la contienda se trabe siempre entre personas de un mismo status económico.
Otro principio a considerar es el Principio de Publicidad, que consiste no sólo en que los
actos que se realizan en el proceso se hagan en forma pública, para que sean presenciados por
todas las personas, interesadas o no, sino que además cualquier persona, aún sin ser parte, puede
enterarse de las actas de expediente, según lo expresa el artículo 24 del Código de
Procedimiento Civil. Excepcionalmente puede el juez, cuando esté interesado el orden público,
por razones de decencia (casos de menores, de divorcio, entre otros.), celebrar actos atinentes a
esos juicios a puertas cerradas. Igualmente las personas que no fueren partes, pueden solicitar la
expedición de copias simples de actuaciones del expediente, salvo que por algún motivo legal se
haya dispuesto su reserva (artículo 190 del Código de Procedimiento Civil) y copias
certificadas cuando la causa haya concluido por sentencia firme (artículo 112 del Código de
Procedimiento Civil), con las excepciones antes señaladas.
En otro sentido, pero no lejos de lo que compete al estudio de la acción, algunos doctrinarios
plantean teorías particulares alusivas al estudio de la misma, teniéndose que una de ellas es “La
Acción como Pretensión de la Tutela Jurídica” en resumen de esta teoría se tiene que la
dirección señalada por Muther, la doctrina alemana llegó a distinguir la acción del derecho
subjetivo. Se puso de manifiesto que si bien en la mayoría de los casos la acción presupone la
violación de un derecho subjetivo sustancial y puede aparecer como un aspecto secundario del
originario derecho de la prestación, esto no ocurre en todos los casos y se dan numerosas
situaciones en que el derecho del ciudadano de invocar la protección jurisdiccional del Estado no
tiene como presupuesto una violación de su derecho, como ocurre en la acción que trata de
obtener una mera declaración negativa de certeza (acción mero declarativa).
Esta posición la desarrolla fundamentalmente Adolfo Wach con su teoría que concibe la
acción como derecho del ciudadano a obtener del Estado la tutela jurídica. La contraparte solo ha
de sufrir la tutela jurídica, pero no la presta. En esta concepción la acción aparece ahora dentro
del campo del Derecho Público, como una relación que se da entre el ciudadano y el Estado.
Calamandrei las resume al observar que el esquema utilizado por Wach de un titular del derecho
(ciudadano) y un obligado a la tutela jurídica (el Estado), no se presta a encuadrar la situación en
la que realmente se encuentra el ciudadano que pide justicia frente al Estado que la administra.
Al hilo de esta idea teórica, se debe hacer referencia también a la denominada teoría “Acción
como Forma Típica del Derecho de Petición”. En este punto, dice Couture, que es un modo de
sustituir el ejercicio de los derechos por acto propio, mediante la tutela por acto de la autoridad; y
si esa sustitución solo se realiza a requerimiento de la parte interesada, ¿no cabe admitir que ese
requerimiento, o más correctamente, ese poder de requerir forma parte del poder jurídico de que
se haya asistido todo individuo de acudir ante la autoridad a solicitar lo que considera justo?
En cuanto a lo atinente a la regla general de la competencia de los órganos jurisdiccionales en
cuanto al conocimiento de las distintas acciones ejercidas en la esfera del derecho procesal civil
es importante dejar claro lo atinente a los órganos, poderes y fueros vinculados personalmente
con la parte pasiva de un juicio; a considerar para ello los fueros de la competencia territorial
siguientes:

 El Fuero General: determina cual es tribunal ante el cual puede ser demandada una persona por
su domicilio a menos que el conocimiento de la causa haya sido asignado especialmente a otro
tribunal.
 El Fuero Especial: es el que determina el tribunal ante el cual el demandado debe responder
sólo por ciertas causas deferidas por la ley a ese tribunal.
 El Fuero Personal: permite establecer el tribunal competente para conocer de los asuntos del
demandado por la relación de su domicilio con la circunscripción judicial. 
 El Fuero Real: la determinación del juez competente para conocer la causa dependerá de la
vinculación del objeto de la pretensión con la circunscripción del tribunal.
 El Fuero Concurrente: se presenta cuando existen varios tribunales competentes por el
territorio para conocer la demanda, puede ser concurrencia electiva (el actor puede elegir entre
cualquiera de los tribunales) y concurrencia sucesiva o subsidiaria (el actor solo puede elegir
entre el tribunal subsidiario, cuando falte al tribunal señalado por la ley en primer lugar, hay un
orden de prelación en la elección).
 El Fuero Exclusivo o Necesario: solo es competente el tribunal para conocer del asunto con
exclusivo de cualquier otro; se establece por razones de orden público.
 Los Fueros Legales y Voluntarios: Allí la competencia del tribunal deriva inmediatamente de
la ley o de la voluntad de las partes.
 Fuero de las Demandas sobre los Derechos Personales y Derechos Reales Mobiliarios:
El tribunal del domicilio del demandado, en su defecto la residencia, o el tribunal donde el
demandado se encuentre (art. 40 del C.P.C.). Esta norma consagra el fuero general del
demandado para todas las acciones personales y reales sobre bienes muebles.
 Fueros Personales Electivamente Concurrentes: Es el supuesto del artículo 41 de Código
de Procedimiento Civil. Las demandas sobre derechos personales y reales mobiliarios
también pueden proponerse ante el tribunal donde se contrajo la obligación, donde se debe
cumplir con la obligación, o, donde se encuentra la cosa mueble objeto de la obligación,
siempre que en primer y último caso el demandado este en el mismo lugar. Se trata de fueros
especiales: el lugar del contrato, el lugar donde debe cumplirse la obligación y, el lugar
donde se encuentre el bien mueble.
 Fueros de las demandas sobre Derechos Reales Inmobiliarios:
 El tribunal donde este el inmueble.
 El tribunal del domicilio del demandado.
 El tribunal de la celebración del contrato, si allí se encuentra el demandado. Se
establece una concurrencia electiva, porque el actor puede elegir entre cualquier
tribunal (art. 42 del C.P.C.).
 Fuero de la Apertura de la Sucesión: (Art. 43 del C.P.C.). La sucesión se abre en el lugar
del domicilio del causante al momento de su muerte. En este especial caso, el legislador
procesal le da un carácter de fuero especial al lugar de la apertura de la sucesión para que el
tribunal de ese lugar conozca las demandas siguientes:
Sobre la partición y división de la herencia y de cualquiera otras entre coherederos hasta
la división.   Sobre rescisión ya hecha y sobre saneamiento de las cuotas asignadas con tal de
que se propongan dentro de un bienio a contar de la partición.  Contra los albaceas, con tal
que la intenten antes de la división, y si esta no es necesaria dentro de un bienio a contar de
la apertura de la sucesión. De las demandas de los legatarios y los acreedores de la herencia,
si se proponen los términos indicados en números precedentes. La competencia anterior no
incluye el domicilio, pero si son varios los demandados deben tener el mismo domicilio.  La
norma establece un fuero real o personal, determinado por la vinculación de las acciones con
la apertura de la sucesión. Es un fuero concurrente con el fuero general del domicilio. Es un
fuero temporal, porque solo se puede utilizar dentro de los lapsos determinados en la ley.
 Fuero de la demanda entre Socios: La demanda entre socios se propondrá ante la autoridad
judicial donde se halle el domicilio de la sociedad. Se impondrán ante la misma autoridad
judicial las demandas entre socios, aun después de disuelta y liquidada la sociedad, y por la
división y por las obligaciones que se deriven de estas, con tal que se propongan dentro de un
bienio a partir de la división. Esto sin perjuicio que pueda intentarse ante el tribunal del
domicilio, en los términos que se expresa el aparte último del artículo 43 del C.P.C.
Prevalece el fuero general del domicilio.
 Fuero de la demanda de Rendición de Cuentas:
La demanda de rendición de cuentas de una tutela o de una administración se propondrá ante
la autoridad judicial del lugar donde se hayan conferido o ejercido la tutela o la
administración o ante el tribunal del domicilio, a elección del demandante. Esto sin perjuicio
de lo dispuesto en el artículo 45 del C.P.C. Es un fuero concurrente, electivo. Además de un
fuero real.
De todo lo anterior resulta necesario, a modo de sintetizar la importancia de la
aplicabilidad del proceso en materia jurídica civil, dejar por sentado que, si bien es cierto que el
proceso en sentido amplio es ese conglomerado de acciones a realizar para lograr un fin, también
es cierto que en materia jurídica, el proceso es un factor fundamental en el desarrollo de cualquier
asunto o juicio, puesto que, por medio del proceso se determinará el procedimiento a seguir
respectivamente a los fines de llegar a la etapa o fase conclusiva del acto; entiéndase éste como la
sentencia. Claro está que, para llegar a una sentencia en cualesquiera que fuese el asunto
particular, deben operar los principios procesales, y operar la correcta aplicación de los diversos
elementos y facultades de las que el órgano rector de justicia debe valerse, tal es el caso de la
competencia y de los fueron respectivamente.

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