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Fuerte Pregón

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Fuerte Pregón

Tengamos las lámparas despabiladas y ardiendo

El deber del pueblo de Dios es tener sus lámparas despabiladas y ardiendo, ser como los
hombres que esperan que el Novio vuelva de la boda. No tenéis un momento que perder
descuidando la gran salvación que os ha sido provista. Está llegando a su fin el tiempo de gracia
de las almas. Está siendo sellado el destino de los hombres día tras día, y aun de esta
congregación no sabemos cuán pronto cerrarán los ojos muchos en la muerte y serán preparados
para la tumba. Ahora debiéramos considerar que nuestra vida transcurre rápidamente, que no
estamos seguros ni un momento, a menos que nuestra vida esté escondida con Cristo en Dios.
No es nuestro deber estar aguardando algún tiempo especial en el futuro cuando se haga alguna
obra especial en nuestro favor, sino avanzar en nuestra obra de amonestar al mundo, pues
hemos de ser testigos de Cristo hasta los confines de la tierra. { 1MS 222.1; 1SM.189.3 }
Nos rodean por doquiera los jóvenes, los impenitentes, los inconversos, ¿y qué estamos
haciendo por ellos? Padres, en el ardor de vuestro primer amor, ¿estáis procurando la
conversión de vuestros hijos, o estáis enfrascados en las cosas de esta vida hasta el punto de que
no hacéis esfuerzos fervientes para ser colaboradores con Dios? ¿Apreciáis la obra y misión del
Espíritu Santo? ¿Comprendéis que el Espíritu Santo es el instrumento por el cual hemos de
llegar a las almas de los que nos rodean? Cuando 223 termine esta reunión, ¿os iréis de aquí y
os olvidaréis de las fervientes exhortaciones que se os han hecho? ¿Será dejado sin atender el
mensaje de amonestación, y se escurrirá de vuestro corazón la verdad que habéis oído, como
agua que se escurre de una vasija rota? { 1MS 222.2; 1SM.190.1 }
Dice el apóstol: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que
hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue
firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos
nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada
primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios
juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu
Santo según su voluntad”. Hebreos 2:1-4. { 1MS 223.1; 1SM.190.2 }
El mensaje del tercer ángel está creciendo hasta convertirse en un fuerte pregón, y no debéis
sentiros libres de descuidar el deber actual y todavía abrigar la idea de que, en algún futuro,
seréis los receptáculos de una gran bendición cuando se efectúe un maravilloso reavivamiento,
sin ningún esfuerzo de vuestra parte. Hoy habéis de entregaros a Dios para que os haga vasos de
honra aptos para su servicio. Hoy habéis de entregaros a Dios para que seáis vaciados del yo,
vaciados de la envidia, los celos, las malas conjeturas, las contiendas, de todo lo que deshonre a
Dios. Hoy habéis de tener purificado vuestro vaso para que esté listo para el rocío celestial, listo
para los chaparrones de la lluvia tardía, pues vendrá la lluvia tardía y la bendición de Dios
llenará cada alma que esté purificada de toda contaminación. Nuestra obra hoy es rendir nuestra
alma a Cristo para que podamos ser hechos idóneos para el tiempo del refrigerio de la presencia
del Señor: idóneos para el bautismo del Espíritu Santo.—The Review and Herald, 22 de marzo
de 1892. { 1MS 223.2; 1SM.190.3 }
Vi que Dios tiene hijos sinceros entre los adventistas nominales y las iglesias caídas, y antes
que sean derramadas las plagas, los ministros y la gente serán invitados a salir de esas iglesias y
recibirán gustosamente la verdad. Satanás lo sabe; y antes que se dé el fuerte pregón del tercer
ángel, despierta excitación en aquellas organizaciones religiosas, a fin de que los que
rechazaron la verdad piensen que Dios los acompaña. Satanás espera engañar a los sinceros e
inducirlos a creer que Dios sigue obrando en favor de las iglesias. Pero la luz resplandecerá, y
todos los que tengan corazón sincero dejarán a las iglesias caídas, y se decidirán por el residuo.
{ PE 261.1; EW.261.1 }

Están ahora desempeñando el papel que Dios quiere que desempeñen. Cuando Satanás obra por
medio de sus agentes, se hacen propuestas que, si se llevasen a cabo, impedirían la obra de Dios
y producirían grandes males. Los ángeles buenos inducen a estos agentes de Dios a que se
opongan a tales propuestas con razones convincentes, a las cuales no pueden resistir los agentes
de Satanás. Unos pocos de los agentes de Dios tendrán poder para derribar mucho mal. Así
proseguirá la obra hasta que el tercer mensaje haya terminado su misión. Durante el fuerte
pregón del tercer ángel, estos agentes tendrán oportunidad de recibir la verdad, y algunos de
ellos se convertirán y soportarán con los santos el tiempo de angustia. Cuando Jesús salga del
lugar santísimo, su Espíritu refrenador se retirará de los gobernantes y del pueblo. Estos
quedarán bajo el dominio de los ángeles malos. Entonces, por consejo y dirección de Satanás, se
harán leyes tales que, a menos que el tiempo sea muy corto, no se salvará ninguna carne. { 1TI
186.2; 1T.203.1 }

Este es el mensaje dado por Dios que ha de hacerse sonar en el fuerte pregón del tercer ángel.
{ 8TI 129.1; 8T.118.2 }
Aquellos cuya fe y celo son proporcionales a su conocimiento de la verdad manifestarán su
lealtad a Dios comunicando la verdad en todo su poder salvador y santificador a todos con
quienes se asocian. Sus vidas piadosas y su servicio abnegado estarán en conformidad con los
principios vitales del reino de los cielos. { 8TI 129.2; 8T.118.3 }
Así penetrará la verdad en la vida práctica, y será contestada la oración de Cristo, elevada
precisamente antes de su humillación y muerte: “Para que todos sean una cosa; como tú, oh
Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea
que tú me enviaste.”2 El amor de Cristo, el amor de nuestros hermanos, testificará ante el
mundo de que hemos estado con Jesús y aprendido de él. Entonces se convertirá el mensaje del
tercer ángel en un fuerte pregón, y toda la tierra será iluminada con la gloria de Dios. { 4TS
430.1 }
Dios ha confiado a su pueblo una obra que debe efectuarse en la tierra. Había de ser dado el
mensaje del tercer ángel, las mentes de los creyentes habían de ser dirigidas al santuario
celestial, donde Cristo ha 63 entrado para hacer expiación por su pueblo. La reforma del día de
reposo había de ser llevada adelante. Debe ser reparada la brecha en la ley de Dios. El mensaje
debe ser proclamado con fuerte pregón para que todos los habitantes de la tierra puedan recibir
la amonestación. El pueblo de Dios debe purificar su alma mediante la obediencia a la verdad y
estar preparado para encontrarse con él sin falta, en su venida. { MSV 62.6; Mar.61.3 }
Si después del gran chasco de 1844 los adventistas se hubiesen mantenido firmes en su fe, y
unidos en la providencia de Dios que abría el camino, hubieran proseguido recibiendo el
mensaje del tercer ángel y proclamándolo al mundo con el poder del Espíritu Santo... el Señor
hubiera obrado poderosamente acompañando sus esfuerzos, se habría completado la obra y
Cristo habría venido antes de esto para recibir a su pueblo y darle su recompensa. { MSV 63.1;
Mar.61.4 }
Pero muchos de los creyentes adventistas claudicaron en su fe en el período de duda e
incertidumbre que siguió al chasco... Así se estorbó la obra y el mundo fue dejado en tinieblas...
{ MSV 63.2; Mar.61.5 }
Durante cuarenta años, la incredulidad, la murmuración y la rebelión impidieron la entrada del
antiguo Israel en la tierra de Canaán. Los mismos pecados han demorado la entrada del
moderno Israel en la Canaán celestial. En ninguno de los dos casos faltaron las promesas de
Dios. La incredulidad, la mundanalidad, la falta de consagración y las contiendas entre el
profeso pueblo de Dios nos han mantenido en este mundo de pecado y tristeza tantos años.—
Mensajes Selectos 1:76-78. { MSV 63.3; Mar.61.6 }
Fuerza para el tiempo de angustia, 29 de noviembre
En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu
pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en
aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Daniel 12:1.
{ RP 344.1; YRP.342.1 }
Al acercarse los miembros del cuerpo de Cristo al período de su último conflicto, al “tiempo de
angustia de Jacob”, crecerán en Cristo y participarán en gran medida de su Espíritu. Al crecer el
tercer mensaje hasta ser un fuerte pregón, cuando acompañe a la obra final un gran poder y
gloria, los hijos de Dios participarán de aquella gloria. La lluvia tardía será lo que los
fortalecerá y reavivará para atravesar el tiempo de angustia. Sus rostros resplandecerán con la
gloria de aquella luz que acompaña al tercer ángel. { RP 344.2; YRP.342.2 }
Vi que Dios preservará de manera maravillosa a su pueblo durante el tiempo de angustia. Así
como Jesús oró con toda la agonía de su alma en el huerto, ellos clamarán con fervor y agonía
día y noche para obtener libramiento. Se proclamará el decreto de que deben despreciar el
sábado del cuarto mandamiento, y honrar el primer día, o perder la vida. Pero ellos no cederán,
ni pisotearán el sábado del Señor para honrar una institución del papado. Los rodearán las
huestes de Satanás, y los hombres perversos, para alegrarse de su suerte, porque no parecerá
haber para ellos medio de escapar. Pero en medio de las orgías y el triunfo de aquéllos, se oirá
el estruendo ensordecedor del trueno más formidable. Los cielos se habrán ennegrecido, y
estarán iluminados únicamente por la deslumbrante y terrible gloria del cielo, cuando Dios deje
oír su voz desde su santa morada. { RP 344.3; YRP.342.3 }
Jesús vino como hombre para ser nuestro ejemplo, 26 de enero
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Efesios 5:1. { RJ 32.1; RC.40.1 }
Los centinelas de Dios no deben estudiar cómo agradar a la gente, ni escuchar las palabras de
ella ni hablarlas; pues deben escuchar lo que dice el Señor, cuál es su palabra para la gente. Si
confían en los discursos preparados hace años, dejarán de satisfacer las necesidades de la
ocasión. Sus corazones debieran abrirse para que el Señor impresione sus mentes, y entonces
podrán dar a la gente la preciosa verdad recién venida del Cielo... { RJ 32.2; RC.40.2 }
Hay demasiado poco del espíritu y del poder de Dios en la obra de los centinelas. El Espíritu
que caracterizó la maravillosa reunión del día de Pentecostés está esperando manifestar su
poder sobre los hombres que están entre los vivos y los muertos como embajadores de Dios. El
poder que conmovió tan poderosamente a la gente en el movimiento de 1844 se revelará
nuevamente. El mensaje del tercer ángel se predicará, no en voz baja, sino como un fuerte
pregón. { RJ 32.3; RC.40.3 }
Muchos que profesan tener gran luz andan a la luz de las chispas que ellos mismos encienden.
Necesitan que sus labios sean tocados con la brasa encendida del altar, para que puedan
derramar la verdad como hombres inspirados... { RJ 32.4; RC.40.4 }
Si Cristo hubiera venido con la majestad de un rey, con la pompa de los grandes de la tierra,
muchos le hubiesen aceptado. Pero Jesús de Nazaret no deslumbró los sentidos con un
despliegue de gloria externa para hacer de esto el fundamento de la reverencia de la gente. Vino
como un hombre humilde para ser Maestro y Ejemplo así como el Redentor de la raza. Si
hubiera fomentado la pompa, si hubiera venido con un séquito de grandes hombres de la tierra,
¿cómo podría haber enseñado la humildad? ¿Cómo podría haber presentado ardientes verdades
tales como las del Sermón del Monte? Su ejemplo fue el que desea que todos sus seguidores
imiten. ¿Dónde habría quedado la esperanza de los humildes si hubiera venido con exaltación
para vivir como un rey sobre la tierra? { RJ 32.5; RC.40.5 }
Jesús conocía las necesidades del mundo mejor que sus propios ciudadanos. No vino como un
ángel, vestido con la panoplia del cielo, sino como un hombre. Y sin embargo, junto con su
humildad había un poder y grandeza inherentes que asombraba a los hombres al mismo tiempo
que los hacía amarlo. Aunque poseía tal amabilidad, tal apariencia sin pretensiones, se movía
entre ellos con la dignidad y poder de un rey nacido en el cielo. La gente estaba maravillada,
confundida. Trataron de comprenderlo razonando; pero como no estaban dispuestos a renunciar
a sus propias ideas, cedieron a las dudas y se aferraron a la antigua expectativa de un Salvador
que vendría con grandeza terrenal.—Testimonies for the Church 5:252, 253. { RJ 32.6; RC.40.6 }
El fuerte clamor
Vi ángeles que apresuradamente iban y venían de uno a otro lado del cielo, bajaban a la tierra y
volvían a subir al cielo, como si se prepararan para cumplir algún notable acontecimiento.
Después vi otro ángel poderoso, al que se ordenó que bajase a la tierra y uniese su voz a la del
tercer ángel para dar fuerza y vigor a su mensaje. Ese ángel recibió gran poder y gloria, y al
descender dejó toda la tierra iluminada con su gloria. La luz que rodeaba a este ángel penetraba
por doquiera mientras clamaba con fuerte voz: “Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha
hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave
inmunda y aborrecible.” Aquí se repite el mensaje de la caída de Babilonia, tal como lo dió el
segundo ángel, con la mención adicional de las corrupciones introducidas en las iglesias desde
1844. La obra de este ángel comienza a tiempo para unirse a la última magna obra del mensaje
del tercer ángel cuando éste se intensifica hasta ser un fuerte pregón. Así se prepara el pueblo de
Dios para afrontar la hora de la tentación que muy luego ha de asaltarle. Vi que sobre los fieles
reposaba una luz vivísima, y que se unían para proclamar sin temor el mensaje del tercer ángel.
{ PE 277.1; EW.277.1 }
Otros ángeles fueron enviados desde el cielo en ayuda del potente ángel, y oí voces que por
doquiera resonaban diciendo: “Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus
pecados, ni recibáis parte en sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se
ha acordado de sus maldades.” Este mensaje parecía ser un complemento del tercer mensaje,
pues se le unía como el clamor de media noche se añadió en 1844 al mensaje del segundo ángel.
La gloria de Dios reposaba sobre los pacientes y expectantes 278 santos, quienes valerosamente
daban la postrera y solemne amonestación, proclamando la caída de Babilonia y exhortando al
pueblo de Dios a que de ella saliese para escapar a su terrible condenación. { PE 277.2; EW.277.2 }
La luz derramada sobre los fieles penetraba por doquiera; los que en las iglesias tenían alguna
luz, y no habían oído ni rechazado los tres mensajes, obedecieron la exhortación y abandonaron
las iglesias caídas. Muchos habían entrado en edad de razón y responsabilidad desde la
proclamación de los mensajes; y la luz brilló sobre ellos, deparándoles el privilegio de escoger
entre la vida o la muerte. Algunos escogieron la vida y se unieron con los que esperaban a su
Señor y guardaban todos sus mandamientos. El tercer mensaje iba a efectuar su obra. Todos
iban a ser probados por él, y las almas preciosas iban a ser invitadas a salir de las
congregaciones religiosas. Una fuerza compulsiva movía a los sinceros, al paso que la
manifestación del poder de Dios infundía temor y respeto a los incrédulos parientes y amigos
para que no se atrevieran ni pudieran estorbar a quienes sentían en sí la obra del Espíritu de
Dios. El postrer llamamiento llegó hasta los infelices esclavos, y los más piadosos de ellos
prorrumpieron en cánticos de transportado gozo ante la perspectiva de su feliz liberación. Sus
amos no pudieron contenerlos, porque el asombro y el temor los mantenían en silencio. Se
realizaron grandes milagros. Sanaban los enfermos, y señales y prodigios acompañaban a los
creyentes. Dios colaboraba con la obra, y todos los santos, sin temor de las consecuencias,
obedecían al convencimiento de su conciencia, se unían con los que guardaban todos los
mandamientos de Dios y proclamaban poderosamente por doquiera el tercer mensaje. Vi que
este mensaje terminaría con fuerza y vigor muy superiores al clamor de media noche. { PE
278.1; EW.278.1 }
Los siervos de Dios, dotados con el poder del cielo, con sus semblantes iluminados y
refulgentes de santa consagración, salieron a proclamar el mensaje celestial. Muchas almas 279
diseminadas entre las congregaciones religiosas respondieron al llamamiento y salieron
presurosas de las sentenciadas iglesias, como Lot salió presuroso de Sodoma antes de la
destrucción de esa ciudad. Fortalecióse el pueblo de Dios con la excelsa gloria que sobre él
reposaba en copiosa abundancia, ayudándole a soportar la hora de la tentación. Oí multitud de
voces que por todas partes exclamaban: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan
los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” { PE 278.2; EW.278.2 }
* * * * * * *

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