Este documento narra la historia de Jorge Álvarez, quien es capturado junto con otras personas por un grupo guerrillero en Colombia. Jorge es llevado en un camión junto con los demás rehenes a una base desconocida, donde probablemente pasarán el resto de sus vidas. En el camión, Jorge conversa con Iván Morales, quien le dice que la fe en Dios es su única esperanza a pesar de la situación, aunque Jorge ya ha perdido toda esperanza debido a los sufrimientos constantes en su vida.
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
15 vistas4 páginas
Este documento narra la historia de Jorge Álvarez, quien es capturado junto con otras personas por un grupo guerrillero en Colombia. Jorge es llevado en un camión junto con los demás rehenes a una base desconocida, donde probablemente pasarán el resto de sus vidas. En el camión, Jorge conversa con Iván Morales, quien le dice que la fe en Dios es su única esperanza a pesar de la situación, aunque Jorge ya ha perdido toda esperanza debido a los sufrimientos constantes en su vida.
Este documento narra la historia de Jorge Álvarez, quien es capturado junto con otras personas por un grupo guerrillero en Colombia. Jorge es llevado en un camión junto con los demás rehenes a una base desconocida, donde probablemente pasarán el resto de sus vidas. En el camión, Jorge conversa con Iván Morales, quien le dice que la fe en Dios es su única esperanza a pesar de la situación, aunque Jorge ya ha perdido toda esperanza debido a los sufrimientos constantes en su vida.
Este documento narra la historia de Jorge Álvarez, quien es capturado junto con otras personas por un grupo guerrillero en Colombia. Jorge es llevado en un camión junto con los demás rehenes a una base desconocida, donde probablemente pasarán el resto de sus vidas. En el camión, Jorge conversa con Iván Morales, quien le dice que la fe en Dios es su única esperanza a pesar de la situación, aunque Jorge ya ha perdido toda esperanza debido a los sufrimientos constantes en su vida.
Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4
TODO PUEDE IR PEOR
Andrés Camilo Duarte Garcia
Trabajo de español
Colegio Técnico Palermo
Español 11-03 23 Mayo de 2023 Capítulo 1 Cada vez peor 5 de Agosto de 2019 5:18 a.m. Nariño, Colombia. Los disparos despiertan a todo el mundo, nadie sabe lo que pasa, aun así ya todo el mundo lo sospecha, por eso, todos están preparados para eso; todos saben que hacer y hacia dónde ir, menos yo, no creí que este problema llegaría a mi vida, no pensé que mi existencia pudiera aun empeorar ― ¿Cómo uno se puede hundir más después de tocar fondo? ―pensé. Me fui huyendo de mi casa (si a eso se le podía llamar casa), sin miedo a perder nada, mi familia, la perdí desde que nací, mis cosas, para mi estilo de vida no era necesario tener cosas, mis amigos, ¿desde cuándo alguien como yo tiene amigos? No tenía miedo a perder, porque ya no podía perder nada, o si, tal vez podía perder algo, mi vida, dejarme derrotar por todos los males que me supieron perseguir, en donde yo estuviese, desde el día que nací hasta hoy. Así decidí, que por primera vez una de estas desgracias, llegaría a mí por decisión propia y no por otro golpe inesperado que me quiso dar la vida de porquería que me toco llevar, hoy voy a dejar de huir, voy a dar la cara, me enfrentaré a esta nueva desgracia, de tanto pensar y pensar, ya había llegado, por primera vez, no temía a el problema que tenía en frente, las sospechas de todos los que rápidamente huyeron de sus hogares eran ciertas, la guerrilla había llegado hasta el lugar donde habitaban, ya habían dejado en su paso a varios muertos, se notaba en su vestimenta, las manchas de sangre eran enormes, y ahí, justo enfrente de ellos estaba yo, mirándolos fijamente mientras una de sus armas apuntaba a mi cabeza, en ese momento, sentí que ni siquiera esto saldría bien en mi vida, los guerrilleros me hicieron arrodillar y pusieron un costal en mi cabeza que cubría toda mi cara, no podía ver nada, empezamos a andar, y me hicieron subir a una especie de camión, allí me permitieron ver lo que sucedía, todo era muy oscuro y estaba en compañía de muchas más personas que también habían sido capturadas por este grupo guerrillero, muchos heridos, charcos de sangre, lamentos se oían en todo el bus. Creo que fui el ultimo en subir, en ese espacio no cabía una persona más, recorríamos el camino para ir al lugar desconocido, donde, seguramente pasaríamos el resto de nuestras vidas esclavizados y aferrados a un fusil para causar dolor y sufrimiento a miles de personas, como las que íbamos en ese reducido espacio, lamentando haber estado en el lugar equivocado en el momento equivocado, mientras todo esto sucedía yo seguía pensando ― ¿Cómo es posible seguir hundiéndome si ya había tocado fondo?― Seguíamos andando y el llanto de las personas no cesaba, al contrario, aumentaba cada vez ― Seguramente ellos si tenían mucho que perder ― Dije en voz baja. ―Yo no debería estar aquí ¿Por qué me tienen que pasar estas cosas a mí?― escuche como decía alguien al lado mío mientras parecía estar orando ―Nadie debería estar aquí, pero así es la vida que nos tocó, todos vivimos perseguidos por el miserable destino que nos deparaban nuestras vidas― Respondí El camión seguía andando a toda marcha, cada vez el camino se ponía más complicado, los baches en la carretera se sentían como aumentaban cada vez. ―Mi mujer y mis hijas dejo bajo tu cuidado señor Jesucristo te pido por su salud y bienestar en el tiempo en el que yo no pueda estar en mi hogar…― Seguía orando el hombre ― ¿Dónde estuvo ese Dios al que todo hombre le reza cuando tantas tragedias me acompañaron? ¿Dónde está ese Dios ahora mismo cuando vamos camino a morir en vida? ― Susurré. Se escuchaban las voces de los guerrilleros avisando a sus superiores que llevaban “el cargamento”. El hombre termina de orar ― Veo que no es creyente― dice mirándome fijamente. ―Toda mi vida he tenido que sufrir como ninguna otra persona lo ha hecho y para mi desgracia nunca he tenido el acompañamiento de Dios ayudándome― Dije con tristeza. ―Puedo entender su posición, pero para mí, en estos momentos es la única esperanza que tengo―Responde el hombre. Se lograba escuchar el gran esfuerzo que hacia el motor del vehículo, íbamos en una subida. ―Lastimosamente mis esperanzas se acabaron mucho antes de esto― Respondí al hombre. ―Siempre hay tiempo para recuperarlas, señor…― se quedó en silencio, esperando en respuesta mi nombre, era la primera vez en casi 24 años que alguien se interesaba en mi nombre. ―Jorge, Jorge Álvarez― respondí tras unos segundos ― ¿Y usted?― pregunte al instante. ―Iván Morales― contestó el hombre. El motor se dejó de escuchar, las puertas de la cabina se abrieron, pasos se oyeron tras esto, y al segundo siguiente unas voces ―Son 53, la mayoría vienen bien, sin embargo, hay algunos que quisieron poner resistencia y están heridos. ―Traslade a los sanos a la base, a los otros, los usaremos como rehenes para extorsionar al estado, y si eso no funciona, mátelos de una vez. ―Como ordene, señor. Se abren las puertas y entra un gran rayo de luz, no sé cuánto tiempo paso, nos bajan a todos y pasan las cosas exactamente como lo escuchamos.