Public Display of Everything - Cara Dee
Public Display of Everything - Cara Dee
Public Display of Everything - Cara Dee
TRADUCIÓN:
CORRECIÓN:
KAJU
BIBI
LECTURA FINAL:
HAVOC
Diseño
ANATRA
CONTENIDO
CONTENIDO............................................................................................................................. 4
SINOPSIS ................................................................................................................................. 5
1 ..................................................................................................................................................... 6
2.................................................................................................................................................. 19
3................................................................................................................................................. 30
4................................................................................................................................................. 38
5 ................................................................................................................................................. 45
6 .................................................................................................................................................. 55
7 ................................................................................................................................................. 63
8.................................................................................................................................................. 75
9 ................................................................................................................................................. 87
10 ................................................................................................................................................ 97
11 ............................................................................................................................................... 106
12 ............................................................................................................................................... 115
13.............................................................................................................................................. 121
14 .............................................................................................................................................. 131
15 ............................................................................................................................................. 137
16 ............................................................................................................................................. 147
17 .............................................................................................................................................. 156
SINOPSIS
"¿Hay un voyeur dentro de ti? ¿O eres tú el que quiere una audiencia en
el dormitorio?"
Cory no puede mantener un trabajo. Flynn tiene un trabajo detrás del cual
ya no puede esconderse. Una simple proposición en un esfuerzo por resolver
los problemas de ambos lleva a dos jóvenes a enfrentar las angustias de su
pasado para construir un futuro juntos.
Un agradecimiento especial a Lisa, L2, Deb y Ceci. Todas me ayudaron mucho con
esta historia, y no podría estar más agradecida. Gracias, chicas.
1
Cory,
Luke
Dejó la bolsa de viaje junto al taburete, me siento y dejo que mi frente se apoye
en la encimera. Mis falsos Ray-Ban caen sobre la barra.
Tammy, la mariposa más sociable de Inglaterra, hizo popular este lugar entre
los estadounidenses con sus cambios de menú. Hoy en día es básicamente un
lugar de reunión yanqui. El dueño del pub está como una cuba porque está
demostrado que los nostálgicos están dispuestos a pagar más por sus alitas
picantes y su cerveza americana.
Es un trozo de hogar cerca del Museo Británico, en el extremo sur de
Tottenham Court Road, y no se me escapa la ironía. El último sitio al que quiero
ir es a casa, pero supongo que los americanos nos mantenemos unidos. Aunque
yo estoy en medio, ya que tengo doble nacionalidad.
—Ese chico está aquí otra vez. —Tammy vuelve con mis chupitos, una razón
para enderezarme en mi asiento. Mi buena amiga frunce el ceño en dirección a la
puerta, pero estoy demasiado ocupado incendiándome la garganta para prestarle
atención—. Me pregunto cuál es su problema. Siempre parece estar buscando a
alguien.
—Que te jodan. —Ella resopla y luego se ríe. Pasa otro camarero antes que
vuelva a hablar—. Nunca podría ser fea. —Me guiña un ojo y se aleja.
Estábamos trabajando en la fachada de una casa, porque, ¿qué otra cosa hay
para trabajar en Londres?, y tropecé y empujé accidentalmente a otro tipo a un
charco de cemento húmedo.
Se enfadó mucho.
—No. Y sabes, no habría pasado de no ser por ese maldito... —Hago una
mueca y agitó una mano—. Creo que fue un martillo neumático. En el suelo.
—¡Ciego, eso es lo que eres! —Ella levanta las manos—. ¿Te has mirado al
espejo últimamente? —Mierda, vuelve a agarrarme la cara.
Por suerte, antes que pueda responderle con una idiotez, un grupo de
invitados entra y quiere pedir enseguida. Así que sonrío y le hago señas a Tammy
para que me acompañe.
Cojo mis gafas de sol y me las meto en el bolsillo del pecho de mi camisa de
franela abierta. Mi suéter blanco tiene una mancha de mostaza, pero si ni siquiera
sé dónde pasar la noche, seguro que no me voy a molestar en lavar la ropa. La
ciudad está llena de albergues. No debería ser muy difícil encontrar una cama, y
me quedan unas cien libras.
—No pude evitar oír.... —Se interrumpe, mirando hacia donde estaba
sentado.
—No tendría sexo por dinero, si te refieres a eso. —Ladeo la cabeza mientras
él desvía sus ojos verdes hacia el suelo—. Chico, si esta es tu idea de una
conversación trivial, me temo que necesita algo de trabajo.
Levanta de nuevo la mirada y abre más los ojos. Por alguna razón, su cara cae
ligeramente antes de volver a componerse.
—Chico. —O tan sereno como es capaz—. Oh, vale. Sí. Sí. Ya veo. —No lo veo.
Se rasca un punto por encima de la ceja. Luego cierra los ojos por un segundo.
Está claro que le cuesta entender algo—. Voy a decírtelo de todas formas, y luego
podemos olvidar todo esto una vez que hayas dicho que no. —Habla con prisa—
. Tengo una oferta de trabajo, pero no es para todo el mundo. —Aspira
rápidamente.
Parpadeo. No soy un maldito lento, pero este tipo Flynn es difícil de manejar.
Me preocupa que le dé un ataque, y es demasiado joven para eso.
—Es... ¿Hay alguna forma que podamos hablar en privado? —Hace un gesto
hacia una mesa en la esquina—. Es mejor que te lo enseñe.
Miro hacia donde está Tammy, prefiero una segunda opinión ahora mismo,
pero está ocupada con los clientes. A la mierda. No tengo nada que perder, así
que acepto y cojo mis cosas antes de seguir a Flynn hasta su mesa.
Lástima que sea una cobarde y no me atreva a volver al juego de las citas.
—Es donde la gente puede avisar a los demás de cuándo y dónde van a
intimar. Así la gente puede ir a su ubicación y mirar. —a la mierda. Mira a nuestro
alrededor, asegurándose que nadie le oye—. Hay una cuota mensual para
añadirse como voyeur, pero los que ofrecen, um, espectáculos en vivo, a falta de
una palabra mejor, obtienen membresías gratuitas. Tienen que indicar al menos
un evento al mes en el que se den placer a sí mismos o tengan relaciones íntimas
con otros. —A estas alturas, parece extremadamente incómodo.
Mientras tanto, estoy intrigadísimo. Receloso también, pero quiero oír más.
Es uno de esos momentos en los que me pregunto por qué no se me ocurrió algo
así. Me parece una mina de oro.
No necesito disculpas.
—Oh, sí. Selecciono a todos los miembros y tienen que aceptar las condiciones
de uso y una cláusula de consentimiento.
Flynn también parece dudar. Pero por ser tan nervioso y torpe, tengo que
reconocerlo. ¿Acercándose a un completo extraño como se acercó a mí...? Hay
que tener pelotas.
—Los miembros siguen preguntando por mí. —Deja caer su mirada hacia la
mesa—. Empecé el sitio cuando cumplí dieciocho años, tuve una visión, ¿ves?
Dios, claro que no. Lo siento —divaga. No puedo evitar una sonrisa—. De todos
modos, en los últimos cuatro años —me apresuro a notar su edad: veintidós—.
Crecí y la gente ahora siente curiosidad por... mí. —Hace una pausa—. Es fácil
tener confianza y ser franco en Internet, pero imagínate si lo supieran. —Parece
realmente afectado—. Esperan un tipo Dom...
Conocí ese estilo de vida de la manera equivocada. Fue la única vez que
acepté un trabajo como chofer privado. Mi cliente quería que le llamara “Amo”,
lo cual me pareció una putada, pero lo hice porque tenía facturas que pagar. Sin
embargo, busqué el término después de mi primer turno, y me abrió un nuevo
mundo que incluía un montón de látigos y cadenas.
A partir de entonces, no perdí de vista a aquel tipo, y el día que me dijo que
me quedaría bien una mordaza de bola, acabó en el hospital con la mandíbula
rota; me despidieron y casi me detienen.
Eso... eso es una mierda. Entiendo lo que dice, pero es una mierda. Mierda,
no sé qué decir. No conozco a este tipo, y decirle, demonios, a cualquier tipo, que
está guapo, que es sexy... ya no puedo hacerlo.
—Necesito a alguien que finja ser yo —casi susurra Flynn—. Alguien cuyos
rasgos pueda teclear en mi perfil y... Por supuesto, continuaría con mi trabajo
como hasta ahora, pero habría información sobre mí que no es verdaderamente
mía. —Asiento lentamente, las piezas van encajando. Flynn abre otra página de
su sitio web: su perfil—. Siempre lo mantuve vago. Ni siquiera mis
administradores a sueldo saben cómo soy.
—Aquí dice que tienes el pelo claro, lo cual es cierto, pero.... —Señalo el mío,
que es castaño—. El color de tus ojos es verde. —De nuevo, los míos son
marrones—. Y la altura... oh, no rellenaste eso.
Diría que mide quince centímetros menos que yo. Tampoco rellenó nada en
ningún tipo de cuerpo. Delgado. Lo mismo con la edad.
—Bueno... —Flynn mira hacia otro lado y hace una mueca—. Esta es la cosa...
Dios, no puedo. No puedo preguntarte. Mi amiga en Estados Unidos me lo
advirtió. Dijo que sería inapropiado que te lo pidiera, así que ahora no puedo. —
Se cubre la cara con las manos—. Te pido sinceras disculpas por molestarte.
—Dirigiendo este tipo de sitio... Aprendí que no puedo ser tímido y vacilante.
—Exhala temblorosamente—. Quieren verme. En una ventana o algo así. Bueno,
fuera también, pero la mayoría se muestra en ventanas.
—No. —Traga saliva—. Una ventana real. En persona. —La siguiente vez que
me mira a los ojos, empieza a hablar deprisa otra vez—. Tu cara estaría oculta.
Sólo verían tu cuerpo. Mientras... ya sabes... te masturbas.
Mierda. Me paso una mano por el pelo y trago saliva contra la sequedad de
mi garganta. Flynn tiene una idea equivocada de mí. ¿Me ve como un hijo de
puta agradable? No lo soy. De pequeño no era uno de los chicos geniales. La
gente sigue diciéndome que tengo la apariencia, pero soy un maldito bobo. El
payaso de la clase. El “amigo”.
La única vez que mi familia se quedó en el mismo sitio durante más de dos
años, yo estaba en el club de teatro y en el de música. Casi suspendo sociales,
necesité un tutor en ciencias y las matemáticas me marean. También tiendo a
tropezar con el aire.
Ah, hombre.
Plantando los codos sobre la mesa, apoyo la frente en las palmas de las manos
y me tiro del pelo. En el suelo veo mi puta bolsa de viaje, que me recuerda lo
mucho que necesito el dinero. Es jodido cómo desaparecen los escrúpulos cuando
hay dinero de por medio.
¿Miraría Flynn?
Ese pensamiento hace que una llamarada de calor se encienda dentro de mí.
—¿Y si...? —Frunzo el ceño y miro a Flynn—. ¿Quién va a impedir que uno
de esos mirones me filme?
—Nadie. Eso pasa a menudo. Incluso hay una página para ello. —También
me la enseña. Sí, justo ahí—. En parte por eso es importante aceptar la cláusula
de consentimiento, porque estos miembros acaban en el sitio en varios estados
de desnudez.
—Pero, como dije... —Flynn se inclina más cerca—. Si accedieras a esto, nadie
tendría que verte la cara. Yo estaría allí, pero obviamente te daría privacidad,
para el, ah... evento.
—¿Estás en todo esto? —No puedo evitar preguntar—. Quiero decir, tienes
que estarlo. Es tu sitio, supongo que es un trabajo a tiempo completo. El teletipo
de la esquina de la página revela que actualmente hay seiscientos miembros en
línea. ¿Cuántos hay en total? Entonces, ¿una cuota de socio cada mes? Maldita
sea—. ¿Pero no te gusta... que la gente te mire?
Pero ya sé que voy a decir que sí. Una parte de mí se siente obligado. Otra
parte está desesperado por conseguir dinero. Porque, ¿qué otra cosa podría
hacer?
Luke
Por diez libras la noche, tengo una cama en un dormitorio de doce camas y
un desayuno continental de tostadas, mermelada y café de mierda. Hay que
pagar un extra si quieres una taquilla para tus cosas, cosa que no me puedo
permitir.
Cuando Flynn y yo hablamos por teléfono anteayer, me dijo que era mejor
que llegáramos temprano. De ese modo, ambos habremos acampado en la
habitación del hotel durante un rato para cuando el primer miembro aparezca en
el estacionamiento justo al otro lado de la ventana.
Cristo todopoderoso.
Tiro el petate entre las dos camas y me desplomo sobre una. Maldita sea, esto
sí que es una cama. No es lujosa, pero es mejor que la litera de abajo de un alemán
que comió demasiado chucrut.
—Me encanta ese museo. Puedo perderme allí durante horas. —Pero igual
que hace mucho que no veo porno, hace siglos que no paso tiempo en el Museo
Británico. Podría ir en cualquier momento, supongo, pero me sentiría fatal yendo
allí con la ropa sucia.
—No sabía lo que te gustaba, así que compré un poco de todo. —Flynn mira
hacia arriba con expresión de impotencia—. Espero que te parezca bien. —Sin
decir nada más, me entrega la bolsa.
—Mocoso del ejército1. —Me señalo y finjo una sonrisa—. Estuve en todas
partes. —Miro mi hamburguesa y le doy otro mordisco. Flynn parece demasiado
interesado en lo que digo, así que decido darle un poco más—. Después de la
universidad, trabajé unos meses y luego vine a Londres. Fue mi sueño desde
niño.
1 Army Brat: Acrónimo utilizado para describir a los niños cuyos padres son militares de carrera:
B- siendo
R - reubicado
A - todos (los)
T - tiempo
Flynn sonríe y picotea sus patatas fritas.
Siempre que estoy allí, guardo las manos en los bolsillos y no me acerco
demasiado a los expositores.
—Por corta que fuera, vivió su vida sin remordimientos. Intento centrarme
en eso.
Él no lo sabe.
No es el primero que expresa envidia por tanto viaje, pero no era mi idea de
una infancia perfecta.
Si hubiera sido cualquier otra persona, la reprimenda habría sido más dura,
pero por alguna razón no puedo ser grosero con Flynn. Ahora que no está tan
nervioso, es como una persona nueva. La inocencia persiste, pero ya no
tartamudea y es menos torpe.
—¿No te gustan las patatas fritas? —se pregunta Flynn, señalando las patatas
fritas de la mesita de noche.
—Sí me gustan, pero estoy lleno. —Me doy unas palmaditas en el estómago—
. Gracias por la cena, por cierto.
Estoy deseando darme una larga ducha caliente. Quizá también pueda lavar
mi ropa. Las instalaciones que tienen en mi hostal son de lo peor, a menos que
prefieras lavar la ropa en agua fría.
Asiento con la cabeza, luego inclino la cara para mirarle a los ojos.
—¿Te importaría que me quedara aquí? Podrías sacarlo de los mil que me das
después.
Oh, es verdad.
—Estoy... entre dos sitios en este momento. —En vez de eso, miro al techo.
Más fácil—. Además, va a ser tarde antes de que terminemos aquí esta noche. —
Debería haber empezado con eso. Habría sido una excusa perfectamente válida
para explicar por qué no quiero ir a ningún sitio esta noche.
—¿Qué carajo? —Toso. Estoy sorprendido; mientras tanto, Flynn parece más
frío que una lechuga—. ¿Qué clase de pregunta es esa? No, no tomo ninguna puta
droga.
Su cara decae.
—¡Lo somos! —Me apresuro a tranquilizarlo, a pesar que no tenía ni idea que
ya nos considerábamos amigos. Pero oye, nunca se tienen demasiados, y siempre
me vendría bien otro—. Somos nuevos amigos. Definitivamente. Sí. —Me froto
la nuca—. Es que... ¿no nos conocemos tan bien? —No sé por qué lo formule
como una pregunta.
Frunce los labios y ladea la cabeza.
—Yo… —Um.
No puedo discutir esa lógica. Por supuesto que no llegaría a conocer a alguien
que está buscando un compañero de piso. Pero se siente muy diferente con Flynn.
—¿Se te ocurre alguna razón por la que crees que debería vivir contigo? —
pregunto con cautela.
—Hay un montón de razones. —Flynn cruza los brazos sobre el pecho—. ¿Te
lo pensarás al menos?
—¡Por supuesto! —Me lanza una rápida sonrisa antes de volver a centrarse
en su portátil—. ¿Te parece bien si yo también me quedo aquí? Así no tengo que
tomar el tren de vuelta a casa. No es tan seguro por la noche, por no mencionar
que sería un viaje bastante largo.
Sonrío perezosamente.
—Lo siento. —Mierda, ahora me siento mal—. Espero que sepas que no es un
insulto. ¿Tammy, la camarera? —Asiente bajando la barbilla—. Sí, llamamos
chico a todo el que aparenta menos de veinticinco años. Es más una broma que
otra cosa. Incluso fue mi propio apodo en el pasado. —Aunque no fue Tammy
quien me llamó así.
—Vale. —Sus hombros parecen menos rígidos ahora, así que supongo que lo
entiende. Aun así, me aseguraré de no volver a llamarlo así—. Ya tengo aquí mi
color de ojos y de pelo, pero como nadie te verá la cara, no creo que suponga
ninguna diferencia. —Suave cambio de tema—. ¿Cuánto mides?
—Un metro ochenta. —Lo estudio, esperando como el demonio que no esté
herido. A pesar de su trabajo bastante diferente, me dio la oportunidad de ganar
algo de dinero. Por supuesto, también me ofreció alquilar su habitación y me trajo
la cena.
—Vi que había demanda. —Se encoge un poco de hombros, como si fuera así
de sencillo. Para él, posiblemente. Para mí, no tanto—. Siempre se me dio bien
programar y crear software. Construir una página web no fue nada. —Se le
iluminan los ojos—. En mi tiempo libre, creo aplicaciones. Algún día te las
enseñaré.
Luke
Salgo de la ducha y me ato una toalla alrededor de las caderas. Me paso una
toalla más pequeña por la cabeza y me acerco al lavabo. No tengo ningún motivo
para lavarme los dientes, pero me estoy entreteniendo. Con el cepillo de dientes
en la boca, abro la puerta un par de metros para que salga el vapor. El frío de la
habitación me golpea el pecho y me dan ganas de volver a cerrar la puerta, pero
teniendo en cuenta que Flynn se va a quedar aquí mientras yo entretengo este
rinconcito del mundo, pienso que es mejor dejar que entre un poco de aire fresco.
—Sé que dije que no miraría fuera, pero esto es demasiado bueno para no
hacerlo —dice Flynn desde la habitación—. Mi persona online se siente halagada
por el volumen de miembros en el estacionamiento. Aunque son muy discretos.
Resoplo en silencio ante el espejo, todavía cepillándome los dientes. Una roca
de timidez se instaló en mis entrañas, y no puedo evitar preguntarme si las
expectativas de Flynn son demasiado altas. Tammy bromea sobre el maldito
modelaje, pero ya casi no tengo cuerpo para eso. Eso requeriría preparación. Mis
abdominales ya no son tan marcados como antes, sólo visibles cuando estoy
tenso. Las modelos tampoco tienen pelo en el pecho, ¿verdad? Yo no tengo
mucho, una pizca, pero no parezco pulido.
Soy como soy, no cambie nada de mí por nadie. Aunque pudiera
permitírmelo, no lo haría. Sin embargo, no puedo evitar querer que Flynn al
menos quede impresionado.
Sonrío y sacudo la cabeza. ¿Nervioso? Mierda, sí. Pero no pasa nada. Llegaré
hasta el final. No me rindo.
—Estoy bien. —Salgo del baño y veo a Flynn sentado en su cama con las
piernas cruzadas. Se está alejando de la ventana, me doy cuenta. Apuesto a que
se pegó a la pared cuando se asomó antes—. ¿Estás bien?
Me inclino hacia delante y apoyo los codos en las rodillas para proteger mi
polla bajo la toalla.
—Flynn, ya puedes irte. —Mi voz es más áspera y estoy seguro que hay
lujuria en mi mirada.
Flynn no lo ve. Estuvo mirando hacia la puerta del baño mientras hablaba
conmigo. Lo que me deja una última oportunidad para saciarme. Mis ojos
recorren su cuerpo ágil, su pelo corto y despeinado, su mandíbula cincelada, su
2
Genial. OK. originario de la época de la prohibición en américa.
piel pálida, su culito prieto, sus muslos delgados pero musculosos... hasta llegar
a sus pies descalzos.
La cerradura encaja.
Sin perder tiempo, me levanto para cambiar de silla. La silla giratoria queda
frente a la ventana, recupero mi bolsa de viaje y pierdo la toalla. Siguiendo las
instrucciones, subo la persiana y vuelvo a sentarme.
Un gemido bajo se desliza por mis labios mientras muevo una mano
lubricada por mi polla dura.
No miro fuera. Está demasiado oscuro para ver mucho a menos que mire
fijamente. Además, es el hecho de saber que Flynn está en el baño lo que parece
avivar mi deseo. No los mirones del aparcamiento. Eso sólo aumenta mi
nerviosismo, así que intento no pensar en ellos.
De perfil hacia la ventana, cierro los ojos y pienso en Flynn. Fantaseo con sus
manos sobre mi cuerpo. La inocencia y la curiosidad en sus ojos. Quizá se
ruborizaría al ver mi polla.
—Chúpamela —exhalo. Paso la yema del pulgar por la raja y esparzo las
gotas de presemen. ¿Lo lamería Flynn? ¿Chuparía la cabeza? ¿Murmuraría?—
Mierda. —Mi cabeza se echa hacia atrás. Estiro las piernas, probablemente
pareciendo una tabla tiesa en la silla.
Al borde del abismo, abro los ojos y veo cómo me corro. Trabajo la polla
mientras me imagino a Flynn chupándome, lamiéndome, follándome,
corriéndome, corriéndome, corriéndome... En un movimiento instintivo, giro la
silla un palmo a la derecha, mirando más hacia la ventana.
Maldito... Dios.
Antes tenía razón. Somos amigos y no quiero perder a otro. Estaba demasiado
ocupado catalogando sus rasgos como para pensar en etiquetas para lo que
somos el uno para el otro.
—Porque no me gusta nada que pueda describirse como incómodo —murmura Flynn
con franqueza—. Yo solo lo hago más incómodo, y eso me incomoda mucho. Empiezo a
tartamudear y parezco un tonto. Nadie quiere parecer un tonto, Cory.
No lo sé.
—No tiene que ser incómodo. —Por favor, no dejes que sea incómodo—. Me
pondré detrás de la puerta, tú te escabulles, yo entro y me ducho, y cuando salga,
haremos como si esto nunca hubiera pasado.
Eso acaba de abrir una nueva caja de Pandora. ¿Está empalmado por...? No,
no voy a entrar en eso. Es hetero, según su perfil. Antes de cambiarlo. Esto es lo
que hace; Flynn dirige un sitio sobre voyeurismo. Claramente, es el concepto lo
que lo excita. Se trata de esa gente mirándome. No a mí en particular, sino
simplemente mirando.
—Eso es normal, y... —Me aclaro la garganta y dejo caer la frente hacia la
puerta—. Comparado con lo que acabo de hacer, una erección no es
prácticamente nada. Definitivamente nada de lo que avergonzarse.
Flynn es... diferente. Hay algo en él, en su forma de actuar, de hablar y de ver
la sociedad. Me gusta. Me gusta su perspectiva, y si eso significa que tengo que
andar con cuidado de vez en cuando para tranquilizarlo, me parece más que bien.
No.
—Sí.
Para cuando Flynn sale, ya estoy bajo las sábanas dándole la espalda y
haciéndome el dormido.
4
Cory,
Jayden Cory Rowe nació esta mañana. Eras el primero al que quería
contárselo. Dylan está encantado de tener un hermanito, pero teme que Jennifer
prefiera a su hijo “de verdad”.
Luke
—No, no lo hacen.
—Nada. —Mira mi camisa azul, que por fin lavé, y pone los ojos en blanco.
¿Mis vaqueros? No tiene sentido. Son negros. O solían serlo. Ahora son un poco
más grises—. ¿En serio llevas un cinturón a cuadros verdes y blancos?
Oh.
—¿Qué mierda? —No hay nada malo con mi maldita ropa. ¡Tengo la camisa
bonita y todo!— Señala un solo defecto. Atrévete.
Vaya, debía de estar desesperada para ver mi Facebook. Creo que lo miré una
o dos veces en los últimos siete años.
—No, le gustarías. Claro que tendrías que ir a la iglesia todos los domingos.
—No me voy a librar de esto, ¿verdad? —Ella niega con la cabeza. Es hora de
confesar. Un poco. De ninguna manera le voy a contar lo de anoche—. Se llama
Flynn. Estamos... —Me encojo de hombros—. Es un amigo. Y no lo llames chico.
Al menos espero que siga siendo un amigo. El jurado podría estar fuera
después de esta mañana.
Tampoco me gusta cómo terminamos las cosas. Ayer me pidió que alquilara
su habitación de invitados y habló de cosas que quería enseñarme en el futuro.
Esta mañana se disculpó por ser “inepto” y dijo que se sentía “desconcertado”,
lo que convirtió en una excusa para no hablar mucho.
No se hicieron planes.
—¿Así de fácil? —Tammy chasquea los dedos—. ¿Se conocieron una vez y
ahora son amigos?
Sabe que la tengo ahí, pero eso no significa que esté satisfecha.
—Cierra la boca. Ya sabes lo que quiero decir. —Alarga la mano por encima
de la barra para golpearme en el brazo. Joder. Siempre con la violencia—. Nada
de esto explica por qué estuviste esquivando mis llamadas.
—En realidad, estoy en la zona porque voy de camino al museo —le digo con
sinceridad. Me tomé un día libre para buscar trabajo. Mañana volveré a la carga,
pero hoy sólo estamos Rosetta, yo y una buena comida—. Me pasaré en unos
días, ¿ok? ¿Tomarás algún tiempo libre pronto?
Tammy siempre está trabajando. Que yo sepa, sólo tiene un día libre: los
lunes. El pub está cerrado entonces, de todos modos.
—El sábado salgo a cenar con unos amigos —responde, cogiendo un puñado
de menús junto a la caja registradora—. Pero el domingo empiezo tarde. ¿Brunch
a las once?
—Me parece bien. En el sitio de siempre. —Saco mis gafas de sol, dejo caer
un par de libras por mi refresco sin tocar en la barra y empiezo a irme—. Hasta
luego, Tammy.
Mientras camino hacia el museo, el teléfono barato que llevo en el bolsillo casi
me quema la tela vaquera hasta el muslo. Quiero enviarle un mensaje a Flynn y
mantener nuestra conexión, y mentiría si dijera que no lo tenía en mente cuando
decidí ir hoy al museo.
¿Cuáles son las probabilidades que esté almorzando con su cuñada hoy?
Probablemente no muchas.
Me meto las manos en los bolsillos, acelero y me abro paso entre las aceras
abarrotadas. Las hordas de turistas suelen caminar más despacio. Los hombres
de negocios caminan deprisa, siempre de camino a algún lugar importante. Los
trabajadores de la ciudad también ocupan su espacio, y yo me sitúo en algún
punto intermedio.
A pesar de haber conocido las medidas antes de pisar este museo por primera
vez, esperaba algo más grande. Más grande, como una roca. No esto. Sin
embargo, sigo sintiéndome atraído.
Me siento como el niño que era cuando mi madre me llevaba a los museos.
Busco mensajes ocultos, respuestas, que no están ahí, dejándome que invente mis
propias historias. A veces locas. A veces descabelladas.
La decodificación terminó para esta pieza, así que no tengo ni idea de por qué
sigo buscando. O qué busco.
—Lo siento. —Un turista pasa a hurtadillas para acercarse y hacer una foto.
Con los ojos fijos en la piedra, rebusco en mi bolsillo y saco el móvil. Mis
dedos recorren la pantalla agrietada, mi mente da vueltas. Un mensaje no me
vendría mal. Quiero que sea sencillo. Quiero tener un plan con Flynn. Un “la
próxima vez”. Los amigos deberían tenerlos, o al menos un “te llamaré”.
Sí.
Mi pulgar se cierne sobre los botones y me debato entre enviar algo más. Su
respuesta es breve y directa, y empiezo a darme cuenta que Flynn funciona así.
Ya lo dije antes: es como un soplo de aire fresco. Imaginar que Flynn tuviera una
segunda agenda me parece improbable y de locos. Pero, a pesar de todo, no me
importaría concretar algunos detalles sobre el fin de semana, para saber
exactamente qué esperar.
Sin embargo, antes que pueda escribir una sola palabra, vuelve a mandarme
un mensaje.
Tenía todo un ensayo escrito, pero lo borré. Lo último que quieres oír es sobre
mi fiesta de lástima. Hoy pensé mucho en ti.
Luke
Quizá busque un hostal cerca del London Eye para ahorrarme el viaje. Es
donde está el restaurante de lujo para almorzar, y me entran escalofríos sólo de
pensar en la cantidad de trajes de Armani y bolsos de Chanel que puedo arruinar
cuando me caiga de culo con una bandeja de vino ridículamente caro.
Pero da igual. Tengo un trabajo, un lugar donde quedarme y más dinero del
que tuve en mucho tiempo. Por eso no me siento mal por comprar una tablet. Es
barato y me dará acceso a Internet. Tras pagar la contraseña del Wi-Fi en el hostal,
desaparezco en mi habitación y descargo la aplicación de Flynn para Public
Display of More. Es mi primera parada antes de ir a buscar porno.
Curioso por saber lo popular que es todo esto, compruebo primero los
listados de “Ven a ver” y parpadeo incrédulo al ver todas las direcciones. A gente
de todo el Reino Unido le excita que otros los miren.
Una pareja de Braintree invita a mirones a que los vean mientras practican
sexo en un estacionamiento. Otra pareja de Brighton avisa que mañana buscarán
a un tercero para llevárselo a casa, y que las cortinas del salón no estarán cerradas.
Otra pareja, esta vez dos mujeres, se lo están montando en su casa de Londres.
Frunzo el ceño y hago clic en un enlace justo debajo del anuncio de las
mujeres que dice “Chat”. Me lleva a una página en blanco, pero al cabo de unos
segundos empiezan a aparecer mensajes. Los miembros están hablando, joder.
Sobre estas dos mujeres.
¿Alguien me filmó?
Frenético de repente, busco en el sitio durante diez minutos hasta que por fin
encuentro un archivo en la página de la que partí en un principio. Hago clic en él
y me desplazo hacia abajo hasta encontrar el correcto.
En cualquier caso, hago clic en el feed y acabo con una lista kilométrica de
mensajes. Todos hablan de mí. Algunos describían lo que veían, otros hacían
fotos... dos grababan. Entre comentarios sobre mi físico y peticiones para ver más,
me armo de valor antes de abrir el último vídeo, titulado “Vídeo completo”.
Es un deseo.
Al día siguiente, me presenté en casa de Flynn con una bolsa de Tesco llena
de aperitivos. Su edificio da a Hyde Park y, con el sol brillando, me resulta un
poco raro entrar en su casa para pasar todo el día viendo películas, pero no me
voy a quejar. De hecho, esto no podría ser mejor.
Flynn me hace pasar y subo tres tramos de escaleras, ni siquiera los ricos y
famosos pueden contar con ascensor, antes de encontrarme cara a cara con su
puerta. Ahora es la oportunidad perfecta para sacarme de la cabeza Public
Display More, porque desde ayer parece que es en lo único que puedo pensar.
Nada muestra el menor indicio que Flynn haya visto el vídeo mío, lo que me
frustra, lo que me hace sentir arrogante, ¿por qué no quieres verme masturbarme,
Flynn?, lo que me hace desternillarme ante mi propia locura, que ignoro
poniéndome duro y excitándome.
Sí... eso es nuevo. Ayer descubrí que pensar en Flynn grabándome me pone
duro como una piedra.
Me excitan.
—La culpa de todo la tienes tú, Flynn —murmuro para mis adentros y llamo
a su puerta.
Sólo un par de segundos después, Flynn abre la puerta de un tirón, con una
sonrisa brillante en la cara.
—Hola, Cory.
¿Ropa apropiada?
—Gracias. Solía ser de Grant y Amy. Bueno, yo también vivía aquí entonces.
Ahora sólo estoy yo. Amy vive más cerca del trabajo.
Es una de las razones por las que me encanta Londres. Es como pasear por
un museo, cada edificio con su propia historia.
Aquí podría cocinar. Una de las pocas cosas que se me dan bien.
—Tendrás que decirme si hice algo mal con mis planes para esta noche —dice
Flynn mientras abre la nevera—. Algunas personas dijeron que soy demasiado
raro para ser mi amigo, pero es mi primer maratón de cine, así que puede que
haya algún que otro error por mi parte. Si no es mucho pedir, me gustaría tener
la oportunidad de corregirlos.
¿Pero qué...?
Flynn saca latas de refresco y las coloca en una bandeja, enviándome una
pequeña sonrisa parecida a una de agradecimiento.
—Claro que sí. —Asiento con la cabeza—. Suena bien. ¿Dónde guardas los
cuencos? —Levanto dos bolsas de patatas fritas.
—Gracias. —Acepto dos cuencos de plástico duro, casi esperaba que fueran
de cristal o algo así. Parecen algo que encontraría en la tienda de 99 peniques. Me
encanta esa tienda. Compro camisetas y calcetines allí. Y algún que otro cinturón.
Caigo de culo con un patético golpe, las patatas crujen debajo de mí y uno de
los refrescos me empapa los vaqueros.
—¡Cory!
Hay tantas cosas malas y tan buenas en esas palabras que sólo puedo reírme.
Seguro de sí mismo, probablemente sea la única vez que oiga a Flynn decir eso.
¿Pero así es como me percibe? ¿Seguro de mí mismo?
Flynn mueve la cabeza con asombro y se toca los labios torcidos en una
sonrisa.
Resoplo una risita. Me levanto del suelo y miro la pernera izquierda del
pantalón, empapada de la rodilla para abajo.
Es un puto encanto.
Una vez que mis pantorrillas no están pegajosas de refresco y me puse la ropa
que Flynn compró, dejo mi propia ropa en un montón, mi cartera y mi teléfono
encima, y salgo del baño.
No había razón para ponerme la camiseta negra que Flynn me regaló cuando
ya llevaba una azul, pero a la mierda. No tenía sentido darle más vueltas.
Doblo la última esquina hacia la cocina y me detengo en seco al ver que Flynn
ya se ocupó del desorden. Lo siguiente que veo es que viene detrás de mí, desde
el salón, y me dedica una rápida sonrisa.
Ese pequeño...
Me interrumpe.
—¿Vamos a ver estas películas o no, Tontín? —me dice por encima del
hombro.
Dividido entre suspirar, sonreír, poner los ojos en blanco y putearlo, lo único
que hago es seguirlo hasta el salón, más oscuro ahora con las cortinas cerradas.
—Si se te pega ese apodo, quizá debería seguir llamándote chico. —Me siento
en el rústico sofá rojo y me hundo en los mullidos cojines. Joder, qué cómodo. Al
ver la expresión de Flynn, me doy cuenta que está debatiendo si merece la pena
o no llamarme Tontín. Significa que no le voy a decir “Chico”—. ¿O sabes qué?
—Muevo las cejas—. Se me ocurrirá algo mejor.
—Kurt Russell es el mejor Wyatt Earp. —Mi opinión, al menos—. Pero Kilmer
como Doc Holliday les gana a todos. —Diablos, yo diría que Val Kilmer es el
dueño de esta película.
Sonrío, yo también soy partidario de esa cita, pero el empollón que hay en mí
tiene una objeción.
Eso me pone en marcha. No es frecuente que pueda divagar sobre mis cosas.
Flynn canturrea y mueve la cabeza por el respaldo del sofá para volver a
mirar la tele, con el pelo rozándome la mano.
—Entiendo lo que quieres decir. Veo tu punto. Lo que hace que Huckleberry
sea un apodo horrible. ¿Quién querría que le llamaran diminuto?
—No lo soy. —Me frunce el ceño antes de volver a la película—. Ahora cállate
y mira. Tontín.
—Lo que tú digas, Huck. —Sonrío. Mirándole de reojo, no puedo evitar hacer
otra indirecta—. Doc Holliday FTW.
6
Cory,
Reservé dos días para pasarlos en Londres. Seré el tonto en busca de una cara
conocida. Entre millones de londinenses, ¿qué probabilidades hay en que te vea?
Luke
—¿Sobre qué?
—FTW. —Lo deletrea.
—Oh. Eso. —Joder, me siento como un idiota. ¿No podría haber sido
honesto?— Ya sabes... —Me encojo de hombros— es la abreviatura de “for the
win”. Una abreviatura como LOL y BRB.
—¿Qué?
—¿Lo conoces?
—Ya veo.
—Debería haber sido sincero, fin de la historia. —Le pongo una mano en la
rodilla para que me mire a los ojos—. Oye, no te sientas mal. Supongo que esas
letras significan algo más para ti.
Asiente, mirándome la mano.
—Entonces eso es lo que importa —le digo—. Ignora lo que puedan pensar
los demás. Y sabes, sinceramente no creo que la gente haya pestañeado ante eso.
En todo caso, va bien con tu personalidad online. Tú mismo lo dijiste: es más fácil
tener confianza y ser franco en Internet.
—Me da vergüenza.
Apenas intenté negar mi atracción por Flynn. Sólo ladro y no muerdo con mis
mentiras sobre no repetir mis errores. Ya sé a dónde me lleva esto, y sólo pasó
una semana.
—Creé esa parte para los que no viven en una gran ciudad —dice
suavemente—. Lo mismo con los shows de webcam en vivo. No todo el mundo
puede viajar para ver a otra persona. —Me traza una línea invisible en la
muñeca—. Mientras sea legal y el tema sea el voyeurismo, pueden subir
cualquier tipo de vídeo. —La yema de su pulgar se une a su búsqueda para trazar
el mapa de mi mano—. Es una de mis secciones favoritas.
—Creía que dijiste que el voyeurismo no era para ti. Sé que lo dijiste.
Se lo dije, pero fue antes de darme cuenta de lo sexy que puede llegar a ser.
—Supongo que cambie de opinión sobre algunas cosas. Como con esos
vídeos.
—Um. —Lo miro de reojo; está tieso como una tabla y finge ver la película—
. Sí... sí, supongo. Sí.
Asiente lentamente.
Ahora desearía saber más sobre él... ¿es un fetiche? Supongo que lo es para
algunos. En cualquier caso, me gustaría saber más sobre ello ahora. ¿Sólo se
excitan mirando a la gente que los atrae? ¿O todo está en mirar,
independientemente del sujeto?
Maldigo internamente. Por supuesto que ve esto como una oportunidad para
que sus miembros vean más de él. El registro del chat de cuando estuvimos en el
hotel estaba lleno de peticiones para ver más. Flynn quiere complacerlos.
A mitad de True Grit, no puedo soportar más la tensión. Es posible que Flynn
no se haya dado cuenta; parece absorto en la película, pero aunque la tensión sea
unilateral, está ahí, joder.
—Flynn...
—¿Sí? —Su rápida respuesta me dice que quizás no estuvo tan metido en la
película.
Para cuando acabe esta noche, tendré su rechazo, y entonces será él quien
decida si quiere que sigamos siendo amigos.
Las simples palabras “te deseo” están en la punta de mi lengua, pero la última
vez que dije eso... Digamos que acabar en urgencias por una fractura de nariz me
dolió menos que la expresión en la cara de mi antiguo amigo.
—¿Ah, sí? —Levanto una ceja, haciendo todo lo posible por no mirarle
descaradamente a los ojos—. ¿Cómo qué?
Su mirada se dirige rápidamente a la mía, pero desaparece con la misma
rapidez. —Quizá debería enseñártelo. —Se levanta—. Vamos a mi habitación.
Lo admito. Soy gay. Estoy harto de esta vida falsa que construí. Ayer atrapé
a Dylan mintiendo sobre sus deberes, y me sentí como el mayor fraude cuando le
sermoneé sobre la importancia de decir la verdad.
Pasaron meses, pero no puedo dejar de pensar en las mini vacaciones que
pasé con mis hijos en Londres. Fue una muestra de libertad.
Luke
—Me decantaría por una habitación de invitados, pero... —Duda con la mano
en el pomo de la puerta—. Te dejo la decisión a ti, pero en mi habitación hay un
sitio estupendo para que se esconda un mirón. —Dicho esto, abre la puerta para
revelar una habitación bañada en azul oscuro y blanco.
A diferencia del pasillo, la cocina y el salón, aquí el suelo está cubierto de una
mullida alfombra, algo habitual en Estados Unidos pero casi una religión en
Inglaterra.
Mis ojos se posan en la gran cama que hay en el centro de la pared que da al
este; mientras tanto, Flynn se acerca a un viejo escritorio de madera que hay junto
a la pared opuesta. Pero aparte de eso, no hay muchos muebles. El mismo tipo
de ventanas en forma de arco que en el salón ocupan la pared norte, y un armario
llena el espacio a la derecha de la puerta.
En lugar de mesillas de noche, hay una estantería sobre el cabecero con unas
cuantas fotos y un despertador de aspecto antiguo.
—Puedo esconderme aquí debajo. —Flynn vuelve a captar mi atención y me
giro para verle señalar el espacio que hay debajo del escritorio—. Como la cama
no es muy alta, creo que podría ser un buen ángulo.
Miro del escritorio a la cama, pensando que si me tumbo allí y abro las
piernas, sé exactamente para qué tiene Flynn el ángulo perfecto.
—De acuerdo. —Asiento con la barbilla baja y cruzo los brazos sobre el pecho.
—¿Podrías sentarte a los pies de la cama, por favor? —me pregunta, ocupado
con la cámara. Hago lo que me indica y me siento, con las manos entrelazadas
despreocupadamente delante de mi entrepierna—. Creo que así estará bien. —
Coloca la cámara en el borde del escritorio. Cuando se enciende una luz roja,
estoy seguro que está filmando, pero no tengo ni idea de cómo empezar—. La
dejaré ahí de momento —murmura para sí. Rodea el escritorio y se reúne
conmigo junto a la cama—. Deberíamos quitar la colcha.
—Creo que debería advertirte. —Flynn se mira los pies mientras agarra la
colcha doblada y la deja en el suelo—. Tú mismo lo dijiste, es una reacción
natural, pero quiero disculparme de antemano a pesar de todo. Lo más probable
es que tenga otra erección.
—Mierda. —No quería decir eso en voz alta, ni que mis ojos se abrieran como
platos. Tampoco quería que se me escapara todo el aire de los pulmones.
Dios, es jodidamente hermoso. Esos ojos verdes me atraen como ninguna otra
cosa. —¿Por qué no? —pregunto, inclinando la cabeza.
Me doy cuenta que estoy dispuesto a contárselo todo, aunque sólo sea para
que se sienta cómodo. Le daría ventaja, pero quizá no me importa. Quizá su
comodidad sea más importante que mi dignidad.
—Porque te excita que te filmen. —Lo dice como si fuera obvio—. Para ti no
se trata del tipo detrás de la cámara.
Al contrario.
Todo este tiempo, temí ser transparente, que mi deseo por Flynn fuera visible
desde la maldita luna. Y ahora... ahora me pregunto si perdí algo en su
comportamiento, también, porque él claramente hizo eso conmigo.
—¿Estás seguro de eso? —Doy otro paso, el sonido de la sangre corriendo por
mis venas aumenta. Si aún no fui transparente, lo cambiaré ahora mismo. Flynn
se quedará sin una sola duda—. ¿Sería horrible si fuera por el tipo?
Sus labios se separan y su mirada aprensiva pasa entre mi boca y mis ojos.
Separo los dedos y deslizó las manos por sus abdominales, su caja torácica y
su pecho. En respuesta, Flynn levanta los brazos, indicándome en silencio que le
quite la camiseta.
—Joder, eres perfecto. —Sólo me separo para poder quitarle la camiseta por
la cabeza, y él se apresura a hacer lo mismo con la mía—. Ven aquí. —Para
cuando nuestras camisetas están en el suelo, nuestras bocas están fundidas de
nuevo y nuestras manos vagan libremente, con avidez.
Los dos caemos sobre el colchón, yo encima, y cuando nos movemos hacia el
centro, me empuja el chándal por el culo.
Le bajo los pantalones y los calzoncillos y los tiro al suelo antes de permitirme
mirar. Mierda, qué calor. Se me seca la boca.
Para ser tan delgado y treinta centímetros más bajo que yo, no esperaba que
tuviera una bestia entre las piernas. Sin pensármelo, le agarro la polla,
ganándome un gruñido y un estremecimiento de Flynn. Es gruesa y larga, más
grande que mis veinte centímetros.
—No. —Sus muslos se tensan y aspira—. Tengo los resultados de las pruebas
si quieres verlos. Son de hace cinco años, pero no íntimo con nadie desde
entonces.
—Jesús. —No puedo procesar todo eso ahora. Haré mis preguntas más tarde,
pero ahora tengo que saborearlo, sentirlo en mi garganta—. Yo también estoy
limpio. —Antes de bajar a la cama, me deshago del resto de mi ropa.
Cierro los ojos y susurro. Lo empapo con mi lengua y lo chupo con fuerza
entre mis labios. El sabor de su presemen me hace rechinar mi propia polla contra
la cama.
—Sí. —Se pasa un brazo por la cara, su pecho se agita con cada respiración—
. Contigo dentro de mí. —Dios mío. Podría reventar incluso antes de lubricarme—
. ¿Por favor, Cory?
No necesito rogar, pero estoy un poco preocupado. Hace cinco años, sólo
tenía diecisiete, lo que me hace creer que no tiene demasiada experiencia.
—No tienes que retorcerme el brazo, pero tengo que saber que estás seguro.
—Beso su torso, deteniéndome de vez en cuando para aspirar su aroma—. No
quiero hacerte daño.
—No lo harás —gime—. Hace mucho tiempo que no estoy con una persona....
—Se sonroja.
—¿Pero alguien tiene un juguete o dos escondidos por aquí? —Hago una
mueca burlona, aunque se desvanece al pensar en verlo con él—. Joder, qué
cachondo.
—De todas formas, no tengo. —Se estremece cuando le acaricio un pezón con
la lengua—. No, quiero sentirte todo. Si te parece bien. —Más que bien—. Tengo
lubricante... Eso es increíble.
—Es extraño —murmura Flynn y se aparta— oír esas palabras sobre mí. —
Sonríe débilmente y se tumba, acariciándome los muslos—. Eres impecable. No
sé cuántas veces vi ese vídeo... —Se contiene y se convierte en la imagen perfecta
de alguien con las manos en la masa.
—¿Me viste?
Lo afirma nervioso al principio, pero tiene que ver que esta revelación me
complace como ninguna otra cosa, porque continúa.
—Apenas. —Me muevo hacia abajo para meterme de nuevo entre sus
piernas, humilde y cohibido—. Torpe, ¿recuerdas? —Por no hablar que no puedo
mantener un trabajo, no tengo mucho dinero y vivo en un hostal con turistas
mochileros de veintipocos años.
—Pero me encanta eso de ti. —Se ríe entre dientes—. Es... —Una chispa de
diversión ilumina sus ojos—. Es muy entrañable.
—Nunca nadie, nunca nadie —Flynn divaga delirante—. Por favor, joder,
joder, te necesito, siento haber maldecido otra vez.
—No me ves pidiendo perdón por mi puta boca sucia. —Sonrío y me inclino
sobre él, bajando la cabeza para besarle la mandíbula—. ¿Nadie te dio un beso
negro antes? Él niega con la cabeza y yo le chupo el labio inferior mientras le
meto lentamente dos dedos—. Me encanta —susurro.
Sonriendo ampliamente, tan excitado por sus reacciones, retiro mis dedos
para alinear mi polla.
—Tú me haces esto. Es un poco culpa tuya. —Me río entre dientes en un beso
que no es realmente un beso. Más bien un intercambio de respiraciones agitadas
con nuestros labios rozándose—. No tienes ni idea de lo que fantasee.
—¿Años?
—Te aburriré con la historia de mi vida más tarde. —Tan despacio como
empujo, salgo, sólo para empujar hacia delante una vez más.
El deslizamiento de nuestros cuerpos tiene que ser una de las cosas más
calientes que experimenté nunca. Flynn me toca sólo por instinto; me agarra, me
besa el pecho, me acerca y va más deprisa, como si no pudiera saciarse lo bastante
pronto.
Pero lo que más me gusta son sus susurros y murmullos contra mi piel.
—Por fin, por fin. —Nos besamos profundamente, nuestras lenguas se
saborean y se burlan—. Dios, sí, Cory, más, más, más. —Su canto apenas audible
es tan sensual y sin filtros.
—¿Te gusta tener mi polla dentro de ti? —Gruño mientras empujo mis
caderas hacia delante, casi chocando contra él.
Niego con la cabeza y desciendo un poco por su cuerpo. Eso hace que mi
polla se salga de su culo, y ya tengo ganas de follármelo otra vez. Y ser follado a
su vez. Dios, sí que me desperté.
—Déjame —susurra.
Quiero seguir así durante horas, pero estoy agotado, así que me tumbo a su
lado y lo arrastro conmigo. Se sienta a horcajadas sobre mi estómago, con las
manos apoyadas en mi pecho.
Parece aliviado.
8
Cory,
Luke
—Cory.
—Diez minutos más. —Mis manos recorren su espalda, delgada y suave pero
fuertemente musculada y todo un hombre—. Estaba teniendo el mejor sueño.
—¿Ah, sí?— Hay una sonrisa en su voz cuando se acerca, juntando nuestros
pechos—. ¿De qué se trataba?
Sigo con los ojos cerrados y engancho su pierna sobre mi cadera. Es imposible
que no note mi erección matutina. Que... joder, uno podría pensar que lleva
blanda una o dos semanas, gastada y saciada.
—Oh. —Casi tiro el teléfono al suelo, pero luego pienso que mejor lo
compruebo—. Gracias. —Me quito el sueño de los ojos y veo que tengo un
mensaje.
—¿Pasa algo? —Flynn me mira, con cara de... ¿precaución? O quizá estoy
demasiado cansado y no entiendo una mierda ahora mismo.
Frunzo el ceño.
No me devuelve el beso.
No soy cruel. Mis sentimientos son tan fuertes que sacrificaría mucho por
Flynn, pero debo estar seguro que el ocultamiento no será permanente. Un día,
quiero ser abierto sobre mi relación. Es lo que anhelo... lo que anhelé... Desde que
empecé a salir.
Cuando lo hace, todo lo que veo es inocencia con los ojos muy abiertos. Esto
es nuevo para él, me doy cuenta. Cualquier experiencia que tenga, no fue nada
como esto.
El alivio me inunda.
—Yo tampoco sé lo que hago todo el tiempo. Ni siquiera la mitad de las veces.
—Esbozo una sonrisa, necesitando ver la suya—. Iremos paso a paso, ¿vale? —
Asiente minuciosamente y me agarra la mano cuando le suelto la cara—. ¿Puedo
hacer una pregunta más por ahora?
—Pregunta.
—Yo soy gay, pero ¿y tú? ¿Gay o bi? —Levantó la vista a tiempo para ver
cómo se le calientan las mejillas.
Al bajar las escaleras del edificio de Flynn, me subo los Ray-Ban falsos por la
nariz y me subo el chándal hasta las pantorrillas. Es otro día caluroso en Londres,
así que me alegro de no haber pensado en llevarme la camisa de franela. La
camiseta negra que Flynn me regaló es suficiente, aunque quizá me detenga en
una tienda turística de mal gusto y compre un par de chanclas. Me van a hervir
los pies con estas zapatillas raídas.
—¿Adónde vamos? —Flynn mete las manos en los bolsillos de sus pantalones
cortos.
—No. —Inclino la cabeza hacia él, curioso. No creo que Flynn sea ni mucho
menos estirado o rígido, pero parece más acostumbrado a la estructura y el
orden—. Pensé en invitarte a un picnic para pobres. Tenemos que ir a Tesco para
eso.
—¿Picnic de pobres?
Me alegra oírlo. Quiero mostrarle las mejores partes antes que vea las peores.
Del mismo modo, espero que me incluya en sus propias rutinas. Quiero saber
todo lo que hay que saber sobre Flynn Thomas Wright.
Mientras caminamos por Queensway, me detengo brevemente en el bazar
para comprar un par de chanclas negras de plástico. Regateo el precio mientras
Flynn mira con asombro todas las imitaciones de marcas de moda. Al final, salgo
con calzado nuevo y sólo tres libras menos.
—¡Cory!
Me río de su cara.
¿Recibiste mi mensaje?
Me inclino hacia él, huelo su cuello y sería muy fácil darle un beso.
—Me doy cuenta. —Le sonrío y elijo un queso crema. Luego nos acercamos
a los frigoríficos con tazas de fruta—. Dime que me vaya a la mierda si te presiono
demasiado, ¿vale? Quiero que estés cómodo. —Señalo la fruta con la cabeza—.
Elige algo con etiqueta de liquidación. Es fruta de ayer pero igual de buena y a
mitad de precio.
Por último, cogemos una botella grande de agua y una caja de Krispy Kremes
de ayer antes de dirigirnos a las cajas registradoras.
—No, no. Frecuento sus establecimientos a menudo. Sólo que no sabía que
era caro.
—No.
Me lo imaginaba.
¿Quiero más dinero? Por supuesto, joder, pero mis quejas no van más allá de
la queja habitual mientras tenga un techo y comida.
Flynn se calla un rato, salimos de Tesco y caminamos de nuevo hacia Hyde
Park. Dejo que procese lo que se le pase por la cabeza. El silencio solo se rompe
cuando llegamos a Starbucks y pido un café solo.
—Cory, ¿crees que soy malcriado? —Se queda mirando al suelo mientras
caminamos.
Sin poder evitarlo, paso la taza de café a la mano con la que sostengo la bolsa
de Tesco y le paso el brazo libre por los hombros.
—Haría todo lo posible por no mirar los precios. Así de sencillo. —Le doy un
beso en la sien—. Nos daremos lo que podamos y no mediremos el afecto en
dinero.
—De acuerdo. —Me dedica una sonrisa, con alivio en los ojos—. Aunque
debo decirte que prefiero los maratones de cine a las noches fuera. Y me encantan
los macarrones con queso. Eso es asequible, ¿no?
Lanzo una carcajada y lo suelto.
Al pasar junto a una pareja que se acurruca en la hierba, siento los dedos de
Flynn entrelazarse con los míos.
—Tu desayuno supera al mío. —Flynn parte otro trozo de pan y lo pasa por
la crema de queso—. Esto está muy rico.
—Vengo aquí los fines de semana siempre que el tiempo lo permite. —Me
quito las migas de la camisa y miro a la ardillita que pasa corriendo. Qué
cabronas.
Cuando llegué por primera vez al Reino Unido, pensé que eran monas.
Mucho más que los patos. Pero entonces intenté dar de comer a una ardilla y me
mordió. Tuve que vacunarme contra la rabia y tomar antibióticos.
También me persiguió un cisne en el estanque una vez. Por eso ya no voy allí.
Flynn sugirió primero que nos sentáramos más cerca de un árbol y nos
apoyáramos en él, pero eso es un no-no. Demasiado cerca. Las ardillas viven ahí
arriba.
—¿No?
—Dime si voy demasiado rápido. Salir en público también es nuevo para mí,
y puedo ser como un niño en una tienda de caramelos. Lo quiero todo a la vez.
—Dejo caer un beso en su palma—. Aquí arriba.., —me doy un golpecito en la
sien —ya considero esto una relación.
Abro la boca para hablar y vuelvo a cerrarla. Hm. De los pedacitos que reuní,
me empieza a preocupar que las experiencias pasadas de Flynn con hombres no
hayan terminado bien. El bastardo posesivo que hay en mí se despierta,
emocionado ante la perspectiva de ser otra primera vez para Flynn, pero se acalla
fácilmente. Si Flynn resultó herido, otro bastardo completamente distinto dentro
de mí sacará la cabeza.
Tammy sabe que soy gay, pero nunca le presenté a un chico, porque no hubo
ninguno en los tres años que hace que la conozco, incluso mucho más. Ella intentó
tenderme una trampa, pero... no. Así que probablemente se sorprenda, sobre
todo cuando vea que es Flynn, el “chico” que fichó hace meses.
Giro la cabeza para besarle el estómago, odiando que haya estado tan solo.
—¿Dónde vive?
—En California. Está ocupada con sus estudios de posgrado. —Mira hacia el
parque con expresión melancólica—. A veces me pregunta por qué no vuelvo a
Estados Unidos, pero me gusta estar aquí. Ahora es mi hogar. —Mirándome, su
boca se tuerce con pesar—. Quizá si te conociera lo entendería mejor. Puede que
al principio sea descortés, pero eso es sólo por lo que pasó.... —Se queda un
momento con cara de pellizco, sin duda dijo más de lo que estaba preparado—.
Te pido disculpas. No me gusta hablar de ello. ¿Puedo contártelo en otro
momento?
—Oye, ¿qué vas a hacer mañana? —le pregunto al cabo de un rato. Inclinando
la cabeza hacia un lado, veo que tenemos que movernos pronto para seguir la
sombra del árbol del sol.
—Siéntete libre. Con una condición. —Se ríe ante mi ceja levantada—. Que
vuelvas a considerar mi oferta. ¿Sobre la habitación de invitados?
Mientras me deje ayudar tanto como sea capaz, no creo que haya mucho que
considerar.
¿Qué estaba pensando? ¿Qué todo iría bien en cuanto afrontara la verdad?
Dios, soy un tonto. Dylan se volvió retraído, Jayden está inconsolable, a Jennifer
no le importa nada más que ella misma, y yo no sé qué hacer.
Luke
—¡Mierda!
—Eh, tú. —Le robo un beso rápido antes de examinar los daños—. Esto
parece... interesante.
Resopla.
—Parecía fácil cuando lo hiciste esta mañana, y estaba delicioso.
—Oh. —Me río entre dientes—. ¿Se supone que esto es mi tortilla tostada
especial? —. Hurgo en la sartén del pan quemado—. La mía no tenía cáscara de
huevo. Tampoco era negra, y la salchicha no parecía la mierda del perro de
nuestro vecino.
—Cuéntame... —Le tiendo uno de los recipientes del restaurante, con pasta
Alfredo—, mientras comes.
—Sí. Vale.
—El trabajo está bien, gracias. —Incluso irritado, es educado—. Gané muchos
miembros americanos últimamente, así que creo que estuvieron discutiendo el
sitio en FetLife o algo similar —. Me enteré que FetLife es una conocida
comunidad de fetichistas—. Estoy irritado porque no paran de pedirte más cosas,
y eso me hace sentir dudoso. Naturalmente, puedo negarme; sólo haría falta un
simple no. Pero, ¿qué clase de creador de una comunidad sobre voyeurismo soy
si permanezco oculto?
—¿El tipo de voyeur? ¿El que le gusta mirar en lugar de ser mirado?
—Tal vez no me sienta cómodo con que otros se masturben contigo como
fantasía. —Enarco las cejas. Nunca imaginé que Flynn pudiera ser territorial, pero
ahora... joder, eso es excitante—. ¿Tienes idea de cuántos hombres de familia en
el armario tengo en mi página? —Mira su comida, mientras la devora—. Perdí la
cuenta de los números de '”GayInSecret” y “DudeWatcherByNight”.
—Sí, pero significa que dejan a sus mujeres en casa para mirar... bueno,
quieren mirarte. —Vuelve a refunfuñar—. Estarías allí, acariciando... —. Se
detiene, moviéndose en su asiento y sonrojándose—. Estarías disponible —
susurra.
Frunzo el ceño, pensando en cómo sería si cambiaran las tornas. Sí, no. No
me gustaría que Flynn se corriera solo delante de otras personas... Espera. Eso
me hace pensar.
Puede que sea ruidosa e intimidante para algunos, pero no sería grosera sin
razón. Dale una sonrisa y ella te ofrecerá un pedazo de su corazón a cambio. Dale
mierda y te echará encima una tormenta de mierda.
No me imagino a Flynn dando mierda a nadie, así que está a salvo.
Aunque entiendo que esté nervioso. Yo también lo estaría. Por eso sólo me
tomé un par de horas libres en el trabajo. Veremos a Tammy un rato antes que
abra el pub, y luego tendremos una hora o así antes que tenga que coger el resto
de mi turno.
—Oh, ¿sabes lo que descubrí hoy? —pregunta Flynn. Sacudo la cabeza y bebo
un poco de agua—. El primer día que estuvimos juntos... me olvidé completamente
de la cámara. Estaba encendida.
Mis cejas se fruncen antes de darme cuenta de lo que está hablando. Mierda.
Me acuerdo de eso. Me acuerdo, joder. La luz roja se encendió y todo cambió. Ya
no se trataba de correrme.
—Quiero verlo. —Me caliento sólo de pensar en esa noche. Y casi todas las
noches que siguieron—. ¿Lo viste?
—Sólo partes. —La forma en que sus ojos se mueven entre mis manos, mi
pecho y mi cara hace que sea fácil ver que está afectado. En el buen sentido—. Lo
convertí en DVD. Está esperando en el reproductor.
Me tumbo de espaldas contra el sofá, con Flynn encima, y lo beso con rudeza
mientras busco su polla. Él gime, o quizá es el Flynn de la tele el que gime.
Pusimos el volumen muy alto, así que es posible.
—Hueles bien. —Me chupa el cuello antes de besarme más abajo—. Suéltame
—. Sonríe y me aparta la mano de la polla, para mi consternación—. No me mires
así. Quiero probarte.
Lo miro hambriento mientras se acomoda entre mis muslos y me lame la
parte inferior de la polla. Mi cabeza golpea la almohada y me giro para ver cómo
caemos sobre la cama en el vídeo. Joder. ¿Podría estar más caliente?
Pero no puedo. No puedo apartar los ojos del espectáculo en directo. Empujo
lenta y profundamente, golpeando el fondo de su garganta. Al mismo tiempo,
oigo gemidos y súplicas por los altavoces.
—Quiero que me folles —le digo jadeando. Hasta ahora, se dejó follar todas
las veces. Admite que lo pone nervioso. Lo desea, pero nunca me penetró antes—
. Por favor, cariño. —Gimo y cierro los ojos mientras él traga a mi alrededor—.
Por Dios.
—Planeaste esto, ¿verdad? —No lo sé, pero parece un hombre con una
misión.
Me doy cuenta que sigue nervioso, pero es en vano. Estoy loco por él y por
todo lo que hace. Poniéndome en posición, me inclino y apoyo los antebrazos en
el respaldo del sofá. Tengo una vista perfecta de mi propio culo en el televisor.
Me habría hecho reír si no recordara exactamente lo que le estaba haciendo allí
mismo. Su larga y gorda polla en mi garganta. O mi lengua en su culo.
—Oh, joder. —Se me cae la cabeza hacia delante y me tiemblan las rodillas.
Tardo varios segundos en despejarme, pero cuando lo hago, hablo como si
estuviera intoxicado. Murmuro sobre follármelo, besarlo, todo mientras él actúa
mis palabras con la lengua y los dedos—. Más, más fuerte —. Gruño, aunque
Flynn puede oírlo claramente. Los gemidos se mezclan con los que ya no
podemos contener—. Jesucristo, Flynn —. Olas de calor me recorren,
provocándome un mareo—. Quiero... joder... quiero tu polla.
—Dime cuando la necesites en su lugar. —Sólo hace una pausa para lubricar
nuestras pollas. Luego me acaricia con fuerza, me masajea las bolas y vuelve a
follarme con la lengua hasta dejarme inconsciente.
Aprieto los dientes mientras acelero el ritmo del vídeo. Contemplo cómo se
tensan los músculos de mi culo cada vez que embisto a Flynn. Combinado con
sus caricias, es casi demasiado. Puedo sentirlo en los dedos de los putos pies.
Cuando me penetra hasta el fondo del culo, suelto una maldición ronca y me
muerdo el antebrazo que aún tengo apoyado en el respaldo del sofá. Estoy
excitado, hiperalerta y sensible. ¿Fui así alguna vez en el pasado? Lo dudo. Sé
que pasaron años, pero me habría acordado de esto.
—Sí. —Mi voz es como grava. No veo nada, no oigo nada—. Necesito que me
folles. Con fuerza.
Siento su estremecimiento.
Sale despacio, vuelve a entrar y ya está. Paso de hervir a fuego lento a hervir.
Las gotas de sudor presionan la superficie de mi piel. Me siento como si estuviera
ardiendo. Me aprieto la polla con fuerza para retrasar el clímax, pero es inútil
porque Flynn aumenta el ritmo.
—No puedo parar, no puedo parar —grita—. Necesito llenarte, Cory. Tengo
que hacerlo. Dios mío, nene.
Al oír esas palabras, suelto la polla y me agarro al borde del sofá, clavando
los dedos. Nunca en mi vida estuve tan desesperado como para gemir y suplicar,
pero Flynn lo saca de mí. Evidentemente.
En una embestida especialmente fuerte, casi pierdo pie. Flynn grita y cae
hacia delante, su polla palpita dentro de mí mientras se corre. Ni siquiera me
preocupa mi propio orgasmo. Sé que él me lo dará. En este momento, su clímax
es más importante que el mío, y eso no es una puta revelación.
Al ver mis nudillos blancos, fuerzo los dedos para soltarme del sofá. Es difícil,
con el cuerpo en tensión. Apenas siento cuando Flynn se separa de mí. Es algo
que normalmente me escuece, me hace dar un respingo y sisear, pero estoy
demasiado rígido por la urgencia y la desesperación.
Cuando Flynn vuelve, casi espero que se muestre alegre y dulce, pero lo único
que veo es un hambre oscura en sus ojos. Me pasa una toallita caliente por encima
para quitarme el lubricante y luego la tira al suelo.
—¿Te duele?
—Sí, pero... —Joder, no puedo hablar—. Sigue... oh, puto Dios —. Suelto un
gruñido de puro éxtasis mientras él sopla suavemente aire frío y lame alrededor
de mi abertura. Gime suavemente, sin duda saboreando su propia liberación
dentro de mí. Es todo el lubricante que necesitamos, así que me sumerjo aún más
en el delirio cuando empieza a meterme los dedos.
Un momento después, me mete también en su boca. Me chupa la polla hasta
la garganta y enrosca sus largos dedos en mi culo. Doy un respingo reflejo,
seguido de una retahíla de maldiciones cuando me frota la próstata.
—¿Ahí ?
Una y otra vez, frota las yemas de los dedos sobre ese punto. Mi polla gotea
pre-cum, algo que Flynn parece disfrutar muchísimo. Gime y me hace vibrar el
pene.
Exploto.
—Eso fue muy sexy, Cory. —Flynn vuelve a sonar cachondo. Yo también lo
siento, cuando se arrastra por mi cuerpo y se desploma medio encima de mí—.
Tan, tan sexy. Intenso. Fuera de este mundo —. Hace una pausa—. Necesito un
superlativo mejor.
—Me encanta tener el mismo efecto en ti que tú en mí. —Si así es como se
siente después que me lo folle y haga que se corra, supongo que puedo sentirme
bien conmigo mismo. Porque... maldición—. Vale, ya tengo la palabra.
—¿Hmm? —No estoy seguro de lo que está hablando. Quiero dormir. Ya
puedo sentirme adormilado.
—3Coribantico
¿Qué? Quiero decir... no, esa no es una palabra. Pienso. Joder si lo sé. Algunos
días necesito un diccionario cerca de Flynn.
Luke.
Decidí irme de Boston. Me queda un año y medio antes que Jayden empiece
el primer curso, y Dylan y yo necesitamos un descanso de este maldito lugar. Las
visitas de Jennifer son esporádicas en el mejor de los casos, así que sinceramente
dudo que se oponga.
Luke
Con la doble tanda casi lista, enciendo la cocina de gas. Casi se me cae la
sartén, pero supongo que puedo evitar un desastre de vez en cuando.
—Eh, tú. —Me llevo la mano a la boca y le beso la punta de los dedos—. No
te esperaba levantado tan temprano.
—Yo tampoco. —Resopla—. Pero te llevaste el calor contigo cuando te
levantaste.
Definitivamente malhumorado.
—¿De chocolate?
—No para estas. —Sonrío y sacudo la cabeza, recordando cuando papá se las
hacía a mamá. Era, o es, supongo, lo único que podía hacer sin incendiar la casa.
Me dijo: —Un hombre debe aprender a cocinar al menos una cosa, y si es un plato que
te hará ganar el corazón de una mujer, ella se encargará del resto.
—Tengo la receta aquí mismo. —Me doy un golpecito en la sien—. Sólo los
hombres Matthews la conocen.
—¿Quién sabe?
No hay respuesta para eso. Continúa poniendo la mesa, ahora con una
pequeña sonrisa serena jugando en sus labios.
Flynn se limpia la boca con una servilleta y vuelve a sentarse con una
expresión similar a la conmoción.
Hace una mueca y desliza el tenedor por el chocolate derretido del plato.
—Sarah me dijo que, si confiaba en ti, debía contarte la verdadera razón por
la que me fui de Estados Unidos después del instituto. Hablé tan bien de ti
durante nuestras charlas que le sorprendió que aún no te hubiera contado mi
pasado. Así que me aconsejó que lo hiciera antes de involucrar a familiares y
amigos. —Bueno, seguro que ahora tiene mi atención. No parece cómodo en
absoluto, lo que me preocupa—. La verdad es que confío en ti. No quiero que
pienses lo contrario...
—Sabes —musito— un día de estos vas a tener que decirme cuánto tiempo
llevas siendo mi voyeur privado.
Se sonroja.
—Es una historia corta. Un día entré en el pub y te vi allí sentado. —Se encoge
de hombros—. Parecías una fantasía, pero más que eso, estabas completamente
embelesado con una historia que le estabas contando a Tammy. Era sobre... um,
era sobre historia. ¿Los Tudor? —. Asiento con la cabeza, sonriendo
ampliamente—. Sí. Tu amiga asentía y sonreía, pero sigo teniendo la sensación
que estaba increíblemente aburrida —. Me parto de risa. Suena como Tammy—.
Estabas tan... apasionado, diría yo. No podía dejar de pensar en ti después de
aquello. No sé cuántas veces intenté acercarme a ti, pero tomé el camino de los
cobardes.
—Te estás desviando un poco, sí. Es posible que no estés preparado para oír...
—Lo estoy —digo rápidamente—. Sólo estoy preocupado. Por lo que
averigüé hasta ahora, supongo que alguien te hizo mucho daño, y.... —Exhalo
pesadamente—. No puedo permitirme un billete de avión a Seattle para patear
algunos culos en este momento. Pero ahora me callo —. Al levantar la vista, veo
que sus hombros tiemblan con risitas silenciosas—. Me alegro de divertirte.
—No, no. —Muestra las palmas de las manos e intenta calmarse—. Eres muy
dulce.
El desvío siguió su curso. Ahora no puedo hacer otra cosa que escuchar.
—Dime —murmuro.
—Salí del armario con mis abuelos y mi hermano cuando tenía dieciséis años.
—Una expresión lejana se apodera de su rostro y mantiene esa mirada fija en
nuestros dedos enlazados. Quizá sea más fácil—. Se lo tomaron bien, incluso mi
abuelo, que siempre fue algo estricto y taciturno. Nunca llevará un pin del
Orgullo ni nada, pero lo entiende y lo acepta. —La luz de sus ojos se apaga
lentamente—. En el colegio, sólo se lo contaba a mis amigos más íntimos. Éramos
un grupo pequeño y muy unido, o eso creía yo. Aún no sé quién difundió la
noticia, pero de repente ya no era el empollón informático invisible. Era el marica
que no podía hablar con otro hombre sin que corrieran rumores que
probablemente hacía favores sexuales a cambio de amistad. Así fue hasta el
último semestre de mi último año.
Odio estas malditas historias. Son una moneda de diez centavos por docena,
sin embargo, nunca dejarán de doler.
Conozco la sensación.
Asiente con la cabeza.
Se me hiela la sangre.
—Por Dios, cariño. —Suspiro, recordando que Flynn me dijo que Grant se
mudó a Londres un año antes que Flynn. Lo que significa que, aunque le contara
todo esto a Grant, Flynn seguía enfrentándose solo. Grant estaba al otro lado del
mundo—. ¿Te quedaba algún amigo?
—Gracias a Grant, reí último. —Flynn esboza una sonrisa—. Por supuesto,
en realidad no me reí, pero ciertamente hubo algo de... satisfacción. —Ante mi
mirada de curiosidad, continúa—. Ya había decidido que me mudaría aquí
después de graduarme, para descansar de todo lo que había en Seattle. Así que,
cuando Grant se presentó para la ceremonia, yo ya había hecho las maletas y
estaba listo para salir. El día transcurrió como se esperaba: se lanzaron
sombreros, se repartieron rollos de papel simbólicos, etcétera. Pero después,
cuando todos los estudiantes estaban rodeados de padres que lo celebraban,
Grant se acercó a Russell, le entregó una bolsa de papel y le dijo:
Asiento y guardo silencio. Un vistazo al reloj me dice que tenemos que irnos
dentro de diez minutos, pero ahora mismo, sinceramente, me importa una
mierda. El entumecimiento me invade, mezclado con la rabia que me queda, y
supongo que me apetece hacer... nada en particular. Con Flynn.
Preferiría quedarme aquí todo el día y demostrarle una y otra vez cómo
merece ser tratado.
—Siento que hayas tenido que pasar por todo esto —le digo en voz baja.
A mí.
No puedo decir que crea en el destino. O que tenga fe. Sinceramente, no creo.
Soy realista. Con siete mil millones de personas en este planeta, me resulta difícil
pensar que sólo hay una pareja para cada uno de nosotros. Pero eso no hace que
mis sentimientos hacia Flynn sean más débiles o menos significativos, lo que
significa que tengo que olvidar los caminos que recorrimos y centrarme en dónde
acabamos: juntos.
—¿Entiendes ahora por qué me sorprendió saber que querías estar conmigo
en público? —Flynn pregunta, pasándome las manos por el pelo—. ¿Por qué me
importa tanto?
—Siendo realistas —continúa Flynn— sé que hay muchas parejas del mismo
sexo que están orgullosas de mostrar a sus alguien especial, pero...
Levanto la cabeza y le beso.
—No tienes que explicármelo. Ya sé cómo son las cosas. Después que ese hijo
de puta te hiciera daño, te retiraste y dudaste de todo el mundo. No creíste que
encontrarías lo que otros. Escribiste heterosexual en tu perfil por esa misma
razón. Porque era fácil.
—Te diré hasta qué punto lo entiendo cuando llegue a casa más tarde. —
Vuelvo a mirar el reloj y suspiro, con la desgana reflejada en mi rostro.
Asiento obedientemente.
Resopla.
—Tontín.
11
Cory,
Ya no se trata de disculparte por mí. Simplemente quiero saber que eres feliz.
Te lo mereces, Cory. Dudo que encuentre aquello de lo que hablabas hace años,
pero ser sincero conmigo mismo es suficiente para mantenerme contento ahora
mismo. Me arrepiento de tantas cosas, pero al menos mi futuro no parece tan
sombrío como antes.
Alquilé una casa de campo para mí y mis hijos. Está a orillas del agua, en las
afueras de Londres, y nos quedaremos allí un año, a partir de junio. Educaré a
Dylan en casa. Estoy deseando descansar de los Estados Unidos, y los niños
están deseando viajar un poco.
Luke
Salgo del taxi mientras Flynn paga, me aliso los pantalones negros de vestir
y me aseguro que no haya manchas en mi camisa blanca abotonada. De
momento, me meto la corbata estrecha en el bolsillo.
Seguro que a Tammy le hace gracia mi atuendo. Suele verme con vaqueros
desgastados, pantalones de chándal y franelas, pero pensé que, ya que pronto me
voy a trabajar, podría ponerme el uniforme.
—No creía que el pub estuviera abierto tan temprano. —Flynn se une a mí en
la acera.
—Abre a las once —le confirmo. Tammy dijo a las diez para que pudiéramos
tener una hora sin interrupciones. Cuando llegamos a la puerta, doy un golpe y
enlazo mis dedos con los de Flynn—.Luces sexy —. Me inclino un poco hacia
atrás para verle con esos pantalones grises. Joder, le abrazan el culo a la
perfección.
Oigo ruido en el interior del pub y me giro justo cuando Tammy abre la
puerta y Flynn me agarra la mano con más fuerza.
Lo sabía.
Sonrío y meto mis gafas de sol en el bolsillo del pecho de mi camisa, luego
beso su mejilla.
—Sí, sí. Vamos, entren. —Nos abre la puerta—. Otros dos buenos chicos fuera
del mercado de las mujeres. Lástima.
—Bueno, ¿qué les traigo, chicos? —Tammy pone las manos en las caderas.
—Fanta, por favor. —Flynn hace un movimiento para sacar su cartera, pero
Tammy se opone.
—¿No deberías decirle que no tengo nada que ver con esto? Es tu atuendo de
trabajo.
—Eh. No es culpa mía que lo suponga. —Ladeo la cabeza, curioso por lo que
Tammy mencionó antes—. Oye, ¿alguna vez saliste con chicas antes de darte
cuenta que eras gay?
—La verdad es que no. —Se ríe y pone los ojos en blanco, parece que para sí
mismo—. ¿Te acuerdas de Sarah? —Asiento con la cabeza—. Sí, se encaprichó
conmigo cuando teníamos trece años, y me invitó a salir, una odisea de cita en
grupo en el centro comercial. No tenía otra cosa que hacer y me apetecían mucho
las patatas fritas rizadas, así que acepté. —Una razón estelar para tener una cita—
. Después, puso mis manos sobre sus pechos y me besó —. Su delator rubor se
extiende por sus mejillas.
—No tuvo ninguna gracia —insiste con vehemencia—. El beso fue demasiado
francés para mi gusto.
Eso acaba con mi risa y me inclino hacia él para besarle la comisura de los
labios. —¿Ah, sí? ¿Debo limitarme a los picotazos platónicos a partir de ahora?
—Pues no. —Resopla, intentando que no le afecte. Pero yo estoy sobre él—.
No me refería a eso, y lo sabes. ¿Y tú? —Apuntándome a mí ahora, ¿eh?—
¿Alguna vez saliste con chicas?
—Desde pequeño supe que me gustaban los chicos. No tenía por qué
experimentar. —Lo vuelvo a besar, esta vez con más firmeza y en los labios.
—Le gusta hacer fotos, sobre todo cuando sale con sus amigas, y subirlas a
Instaphoto.
Flynn me sonríe.
Qué diablos.
—En los últimos siete años, solo usé internet para buscar trabajo y comprobar
mi saldo bancario. —Es mi excusa, y me atengo a ella—. No conozco todas estas
mierdas de redes sociales.
—Tienes una cuenta de Facebook —señala Tammy.
—Vale, vale. —Tammy suelta una risita ante la última historia que compartió
y saca su teléfono—. Déjame hacerte una foto ahora. Cory, parece que estás vivo.
—Somos más dulces que el azúcar. —Le robo el móvil y sonrío al ver nuestra
foto. Parece que Flynn y yo estamos en nuestro propio mundo, y a menudo es
así. Es fácil olvidar lo que me rodea cuando estoy con él. A juzgar por las miradas
suaves y las sonrisas íntimas que compartimos en la foto, quizá Flynn sienta lo
mismo.
Al levantar la vista de la foto, veo que Tammy dirige su pregunta a Flynn. Sin
duda porque él usa toda esa mierda de las redes sociales. Pero... joder, quizá
debería intentarlo. También me daría la oportunidad de limpiar mi cuenta. Sé
que tengo amigos allí de una época que pasé hace mucho tiempo. O quizás ya me
borraron.
—Sí, por favor. —Flynn saca su propio teléfono y los dos intercambian
números—. ¿Está bien si hago de ésta mi foto de perfil? —Se vuelve hacia mí.
Una hora más tarde, dejamos atrás a Tammy y al resto del personal con la
multitud recién llegada del almuerzo y caminamos hacia el Museo Británico.
Como queda una hora antes que tenga que estar en el restaurante, se me ocurre
que podría presentarle a Flynn a la otra chica de mi vida.
—Yo soy así de original. —Mi teléfono vibra en el bolsillo y lo saco para ver
un mensaje de Tammy. ¿Ya me echa de menos?
Lo amas, ¿verdad?
—¿Por qué tengo la sensación que es Tammy? —Flynn golpea su hombro
contra mi bíceps—. ¿Te está diciendo sobre el idiota que te encontraste?
Jodidamente lo hago.
—Yo tampoco —suspiro. De pie detrás de Flynn, aprieto los labios contra su
cuello y meto las manos en los bolsillos de sus pantalones. Sigo mirando la
piedra, lo que hay escrito en ella, y me pregunto si fue un error contarle a Flynn
mi extraña obsesión. Me escuchó divagar sobre ello, hechos y demás, pero no
creo que lo entienda.
Mis ojos parpadean entre las tres escrituras en tres lenguas antiguas
diferentes. Miles de palabras, tan pequeñas que se confunden. A primera vista,
parece más la textura de la piedra que las palabras.
Se me arruga la frente.
—Dices que no sabes por qué sigues volviendo a esta reliquia. Te quejas de
su tamaño, insistes en que no es especial y única, no ves qué tiene de bueno. —
Asiento a sus palabras, de acuerdo—. Pero es importante para ti. Elegiste la
Piedra Rosetta, por alguna razón desconocida, para buscar algo.
—Quizá pasé demasiado tiempo con Amy, pero tengo la sensación que ella
te diría que buscaras en otra parte.
—¿Buscar qué?
Eso es una idiotez, y esto se está volviendo demasiado profundo para mí.
—No me falta nada. —Me río suavemente—. En todo caso, soy más feliz que
nunca.
—Yo no la elegí —le digo, cortándolo—. Cuando vine aquí por primera vez,
decidí al azar recorrer primero las exposiciones egipcias para poder centrarme
después en mis verdaderos intereses: la historia romana. Vi la maldita piedra y
seguí viniendo aquí. No sé por qué.
Flynn mira la piedra por encima del hombro y luego vuelve a mirarme con
una extraña sonrisa.
Eso me divierte.
Pero no puede haber una conexión, porque no quiero que Luke vuelva a mi
vida.
¿Verdad?
12
Cory,
Luke
Al entrar en nuestro edificio, miro las escaleras como si fueran una montaña
que subir. Mis pies son como de plomo, y siento como si llevara el peso del
mundo sobre mis hombros. Así de mierda fue este día.
La perspectiva que Flynn me dio en el museo fue sólo el principio. Con Luke
en la cabeza, confundí los pedidos, me manché la camisa de vino, se me cayó el
bolígrafo en un suflé de chocolate, lo que hizo que se derrumbara, obviamente,
casi me prendo fuego a la corbata y, como guinda del pastel de mierda, inhalé
algo con azúcar en polvo, momento en el que estornudé encima de una mesa.
Eso hace que me detenga, y la misma roca de malestar que sentí antes vuelve
con fuerza.
Asomándome entre las escaleras, intento ver algo, pero estoy en el ángulo
equivocado. Nuestro apartamento está más a la derecha.
—No seas así —se burla el imbécil del repartidor. Me hierve la sangre—. Los
vi. A ti y al otro hombre. Podríamos divertirnos.
Miro por encima del hombro y enarco una ceja hacia el repartidor.
Sonrío a Flynn, a pesar que el día me está alcanzando de nuevo y lo único que
quiero es meterme en la cama.
—Bien. La pizza gratis sabe aún mejor. —Se desata otra ronda de ira, esta vez
porque Flynn está visiblemente enfadado—. ¿Te hizo daño? —. Nos hago pasar
al apartamento y cierro la puerta.
—No. —Aprieta la mandíbula y mira hacia otro lado—. Sólo arruinó mis
planes —. Coge la caja de pizza y se dirige a la cocina. Lo sigo y me desprendo
de la ropa por el camino. Lo que necesito ahora mismo es una puta ducha
caliente—. Me di cuenta que hice algo mal hoy en el museo. Estabas un poco
callado y brevil cuando nos separamos, así que quise... —. Se detiene con un
pequeño encogimiento de hombros y señala con la mano la mesa de la cocina—.
No lo sé. Quería disculparme y pensé en la pizza tandoori, ya que te encanta. El
plan era que estuviera hecha antes que llegaras a casa, pero ese imbécil me
retrasó.
Miro a Flynn y me doy cuenta que lleva ropa más bonita, pantalones de vestir
y camisa. Lleva el pelo más largo de lo habitual; supongo que está nervioso.
Las luces están bajas y las cortinas echadas para que no dé el sol. Veo algún
tipo de postre en la encimera.
—Yo... Yo... —Mierda, ahora que tengo palabras, respiro demasiado fuerte
para decirlas—. Vale. No sé lo que significa brevilocuente, pero supongo que no
es bueno. Por eso, lo siento. Tengo algunas mierdas de las que ocuparme; te lo
contaré todo. —Hago una pausa para soltar otro suspiro—. Y para que conste,
cuando la cago, no eres tú quien debe disculparse.
Como aprendí que hace Flynn cuando está nervioso o ansioso, se muerde el
interior de la mejilla y aparta la mirada.
—Pero fue un mal momento. —Mira la camisa que me eche al hombro, sin
duda viendo la gran mancha de vino tinto que derramé—. Tuviste un mal día —
. No es una pregunta.
—Me despidieron.
—¿Estás bien?
—Creo que esto podría ser algo bueno —dice definitivamente y se limpia los
dedos en una servilleta—. Eres muy trabajador, pero no te das suficiente crédito.
Tus conocimientos sobre historia me parecen infinitos. Cada vez que pasamos
por delante de un edificio histórico, tienes una anécdota que contar, y sin
embargo nunca mencionaste haber utilizado realmente tu título.
—Eso es porque estoy maldito. —Le doy un trago a la cerveza y subo los pies
a la mesa—. ¿Me imaginas trabajando en un museo? —Me río entre dientes y
muevo la cabeza en su dirección—. Rompería algo incalculable y probablemente
me deportarían —. O me meterían en la cárcel—. También pensé en bibliotecas,
pero son demasiado tranquilas para mí. Me gusta estar en movimiento.
—¿Profesor de historia?
No lo creo.
Ya estoy cansado, pero estaría bien dejar atrás este día con todo al
descubierto.
Suspiro.
Flynn asiente y acerca las rodillas al pecho para apoyar la barbilla en ellas.
—Tómate tu tiempo.
13
Cory,
No pasó ni un mes, pero nunca me sentí más en casa. Tal vez nunca debí irme
en primer lugar. Ayer llevé a los chicos a la ciudad para celebrar el sexto
cumpleaños de Jayden. Cuando Dylan cumpla once en agosto, dudo que le guste
ir al zoo de Londres, pero Jayden se lo pasó en grande.
Luke
—Mi madre, en cambio... —Me río sin gracia y miro mi regazo—. Solía ser
una dulce mujercita —. Ya le hablé a Flynn de las visitas al museo que compartía
con mi madre. Aparte de eso, me encantaba ayudarla en la cocina cuando era
niño. Cocinaba con ella, aprendía cosas, fregaba los platos... era su pequeño
ayudante. Lo que fuera—. Tenía a mi papá engañado, eso es seguro —.
Demonios, nos tenía a todos engañados.
—Mi madre era mucho más joven que mi padre —continúo—. Él estaba de
permiso y de vacaciones aquí en Inglaterra en su día, y la conoció. En una iglesia
—. Miro a Flynn de reojo—. No es sólo católica; lo vive, lo come y lo respira. —
Vuelvo a centrarme en los dibujos invisibles de mi pantalón de pijama que dibujo
con los dedos—. En fin, papá estaba enganchado. Y a mamá le interesaba, pero
tenía condiciones. Su propio padre murió, así que sólo quedaban ella, su madre
y su hermano pequeño. No tenían mucho dinero.
—Eh... ¿a los diez u once? Algo así. En realidad no fue una gran revelación;
siempre lo supe de alguna manera. —Él asiente, y yo suspiro y vuelvo a mirar
hacia delante—. Al principio estaba mal. No querían gustarme los chicos,
porque... quiero decir, joder. —Me río un poco—. Pensaba que había algo malo
en mí —. Mamá siempre sermoneaba sobre esa mierda. Si veía una pareja del
mismo sexo, me echaba la bronca sobre lo moralmente incorrecto que era—. Pero
cuando crecí, aprendí la diferencia entre la opinión de un padre y lo que era
realmente correcto.
Flynn no dice nada, pero se acerca para sentarse a mi lado y apoyar la cabeza
en mi hombro. Me toma la mano, junta nuestros dedos y me aprieta
cariñosamente.
—Estuve bien viviendo en secreto durante años. —En esta parte de la historia,
el desapego se filtra en mí. La emoción de tontear con un par de chicos sólo duró
hasta que me estrellé y me quemé—. Durante mis años de instituto, vivíamos en
tres sitios. En cada escuela, había un enamoramiento cliché por el que suspiraba.
—No es nada original, y no sufrí más que cualquier otro adolescente. Pero me
agotó—. Todos eran heterosexuales, por supuesto.
—Ouch.
—Eh. —Me encojo de hombros ante eso—. Fue más por cómo me
decepcionaron, porque mi estúpido culo tuvo que dar a conocer mis sentimientos
—. Pongo los ojos en blanco—. Uno fue amable al respecto, y me mudé poco
después de todos modos. El segundo dejó de ser mi amigo. Me evitaba como a la
peste. —Suelto un suspiro—El último me correspondió. No estaba seguro de su
propia sexualidad y estuvimos saliendo a escondidas durante unos meses. Fue
suficiente para que pensara que me enamoré. —Ahora lo sé mejor—. Pero se
acabó cuando apareció en una fiesta con la animadora popular del brazo.
—Nunca me costó hacer amigos. —La poca energía que me queda para contar
mi historia no durará mucho más—. En la universidad no fue diferente. Éramos
cuatro o cinco chicos que salíamos casi todos los fines de semana, y me aceptaron
por lo que era, por lo que soy. —Cada palabra que pronuncio me acerca más a
Luke, y sigo sin creerme el hecho que pueda echar de menos a ese hijo de puta—
. Cuando me di cuenta que estaba desarrollando sentimientos por uno de ellos,
me distancié un poco, porque no quería volver a pasar por esa mierda. Fui a un
bar gay un par de veces... —Hago una mueca de asco.
Es como una jungla en la que sólo hay depredadores. Todos están al acecho
de un pedazo de culo.
Supongo que soy uno de esos hombres que prefieren algo de conversación
antes de ponerse un condón.
—No era mi escena —me conformo con decir—. Encontré el camino de vuelta
con mis amigos, y Ethan, así se llama, parecía... aliviado... que hubiera decidido
unirme a ellos. Durante el resto de la primera noche, me habló hasta por los codos
y se quedó muy cerca de mí. Estaba borrachísimo, me abrazaba y me decía que
me echo de menos mientras yo fui un fantasma. Malinterpreté sus intenciones.
—Queriendo acabar con esta mierda de una vez, me apresuro con el resto—. El
día después, fui a su casa con comida para la resaca. Yo... hice un movimiento. —
Me encojo interiormente al recordar la cara de Ethan cuando me acerqué lo
suficiente para besarlo. Admití que lo deseaba y... No se lo tomó bien.
—¿Te pegó?
Llegué a un punto en el que ser honesto conmigo mismo era más importante
que complacer a mis padres. Una comprensión que amortiguó el golpe cuando
les conté la verdad.
—Se lo dije a mis padres cuando estaba a punto de empezar mi tercer año. —
Miro fijamente hacia delante, sin sentir absolutamente nada ahora mismo. Estoy
completamente entumecido—. Se lo tomaron como era de esperar. Mi padre se
cerró en banda; en realidad asintió y dijo: “Vale hijo, no volvamos a hablar de
esto”. Lo cual... joder, estaba contando mis bendiciones. Hubiera podido vivir
con eso.
Antes que pueda continuar, Flynn se acerca y termina en mi regazo, con sus
muslos a cada lado.
—Nunca fui una persona violenta, pero... —Suelta un gruñido y cierra los
ojos—. Cory, estoy mal del estómago, y tengo la sensación que aún no oí lo peor.
—Vuelve a abrir los ojos y mira hacia abajo entre nosotros.
—Cuando no pudo convencerme que era una fase, empezó a empaquetar mis
cosas en cajas. Álbumes de fotos, ropa de bebé, chucherías, lo que fuera. —Ahora
me arrepiento de haberle dejado esas cajas a Luke—. Ella... me lloró. Mientras aún
estaba en la casa.
—Dios, Cory. —Flynn me rodea los hombros con sus brazos y me besa la sien.
—En fin, recogí mi coche de alquiler y me fui. —Fue la última vez que vi a
mis padres. Papá estaba viendo la tele; mamá lloraba y leía la puta Biblia—. En
esa época, yo vivía en Chicago, y no conocía a nadie en Virginia excepto a mis
padres y a mi abuela. —Seguro que ya está muerta—. Así que empecé a conducir
hacia DC. Sabía que mi tío daba seminarios allí durante ese verano.
—¿Por qué?
—¿Luke?
—El nombre de mi tío —aclaro—. Durante los dos años siguientes, nos
hicimos íntimos. Él era lo opuesto a mi madre.
—Sí, mucho más joven. —Miro distraídamente cómo mis manos suben por
los muslos de Flynn. Me invaden más recuerdos. Incluso cuando volví a Chicago
y Luke se fue a Boston, seguimos en contacto—. Volábamos para vernos tan a
menudo como podíamos. Era... muy fácil hablar con él. En realidad, casi siempre
escuchaba. —Esa debería haber sido mi primera pista. Era breve cuando hablaba
de su prometida, pero no hasta el punto de hacerme sospechar. Sin embargo, su
hijo era otro asunto—. Sólo dos cosas lo entusiasmaban: podía hablar
eternamente de su hijo y de idiomas.
Sonrío un poco, recordando. Dylan, el hijo de Luke, debe de tener ahora diez
u once años.
—Eso es decir poco —me río entre dientes—. Tiene un máster en lingüística
por Harvard.
Oh. Eso.
—Sí, eh... puede que me haya dado cuenta o puede que no, también. —Me
froto la nuca, muy incómodo—. Pero en mi defensa, hice todo lo posible por no
pensar en él desde que salí de Estados Unidos. No quiero pensar en él.
Esa mierda todavía duele. Durante esos dos años, se convirtió en mi mejor
amigo, mi hermano, mi puto modelo a seguir. Yo admiraba a Luke, y él también
lo sabía. Era increíblemente inteligente, humilde, y nunca dudó en ayudarme
siempre que lo necesité. No recuerdo el término, algo sobre un campo
secundario, pero Luke estudió lingüística histórica, lo que ciertamente fue útil
cuando tomé una clase de idiomas antiguos.
4
Una exclamación de sorpresa
—¿Qué te hizo, Cory? —Flynn vuelve a estar preocupado. También hay
impaciencia.
—Me enfrenté a él. —Suspiro y me paso las manos por la cara—. Una vez que
me gradué, decidí mudarme a Londres, pero primero necesitaba trabajar un poco
más. Pensé que Boston podría ser mi parada técnica ese verano mientras
ahorraba. —Toda la basura de mi infancia ya estaba ahí, porque Luke vivía en
una casa mientras yo tenía un puñado de compañeros de cuarto en un
apartamento demasiado pequeño. No iba a dejar pasar la oferta de
almacenamiento gratuito—. Luke voló a Chicago para ayudarme a empacar lo
poco que tenía allí, y el plan era que nosotros condujéramos mi auto a Boston.
Correcto.
Como si eso no fuera suficiente, Luke se disculpó por dejarme ver algo tan vil.
—Me sentí como un maldito idiota. —Me río, pero se apaga rápidamente—.
Lo que sea. Me quedé en Chicago ese verano y trabajé duro. Luego me mudé
aquí. Fin de la historia.
—Vamos. —Se pone de pie y me tiende la mano—. Vamos a dejarlo aquí por
esta noche.
14
Cory,
Ayer tuve una reunión en la ciudad con un nuevo cliente. Estaba a solo unos
minutos de Cooper's Row, así que simplemente tenía que visitarlo después de mi
cita. Ver esas ruinas me hizo recordar cuando me hablaste de Londinium. Como
sabes, yo prefiero la Antigua Grecia, pero siempre fuiste un excelente narrador.
Todavía puedo recordar las anécdotas que compartiste sobre Roman London y
cómo me convenciste.
Luke
Me doy la vuelta y me acerco a Flynn, que me doy cuenta que está sentado
contra la cabecera.
—¿Qué hora es? —Me paso una mano por la cara para quitarme el sueño de
los ojos.
Un silencioso ¿qué carajo? cae de mis labios mientras mis ojos se abren en
estado de shock.
Siguiendo su línea de visión, veo las tazas con café humeante y el postre que
no tocamos anoche.
Sin nada más que hacer, termino mi pastel rápidamente, luego tomo mi tablet
del estante sobre nosotros. Todavía tengo que afinar los detalles de mi próximo
plan de exhibición pública. Flynn no quiere que parezca disponible para los
demás. Después de esto, no habrá dudas al respecto.
Renuente como soy a usar la tarjeta de crédito que Flynn me dio para “cosas
del hogar o lo que sea que te sientas inclinado a comprar”, me trago mi orgullo
cuando encuentro el hotel perfecto. Lo importante es que sea una estancia
memorable. Una estancia sexy como la mierda.
Abro una nueva ventana para ocultar la búsqueda del hotel y levanto una
ceja hacia Flynn.
—Lo que sea. —Definitivamente estoy irritado ahora. Podría haber estado
teniendo sexo con Flynn, quien evidentemente se siente territorial en este
momento, pero en lugar de eso, estoy ingresando a un sitio que me importa una
mierda.
Habla inglés, maldita sea. Antes que pueda lanzar una pregunta, Flynn toma
el control y...
—Sí. —Él hace alguna otra mierda y aparece mi página de perfil—. Pronto
también estaremos en una relación. —De acuerdo. Porque no es real a menos que
esté en Facebook—. Está bien, hecho. Ahora deberías revisar tus mensajes.
Al hacer clic en mis mensajes en la barra lateral, aparece una nueva página y
parpadeo en estado de shock cuando veo uno de los nombres.
Lukas Rowe.
—¿Los catorce?
—No… —Me aclaro la garganta—. No. —Joder, no. No tengo nada que
ocultarle—. Quédate.
Intenté llamarte...
15
Cory,
Te deseo lo mejor,
Luke
La culpa pesa mucho sobre mí, y tengo que concedérselo a Flynn. Para no ser
católico, juega muy bien esa carta.
—¿Me estás comparando con un animal? —cruzo los brazos sobre mi pecho,
medio divertido, medio enfadado.
—Bueno… —Sus ojos parpadean hacia la tablet—. No quiero que creas que
realmente no me importa. Dices que no hay nada de qué hablar…
—Está bien. —El rostro de Flynn se queda en blanco. Luego sonríe con esa
sonrisa, la que dice que es solo otro día—. Vi una alerta de un mensaje no leído
en tu tablet, pero como no te importa, podemos seguir adelante y ver ese
documental ahora.
—Sí... sí, está bien. —Lanzo el trapo sobre el mostrador y sigo a Flynn a la
sala de estar, aturdido y ansioso. ¿Qué pasa si Luke está en el área? Todavía es
difícil creer que realmente vive aquí.
—¿Cory?
Mis ojos saltan a Flynn, que está iniciando sesión en Netflix.
—Sí.
—Interesante.
—No sabía que Portugal tiene una herencia celta. ¿No es fascinante, Cory?
—Interesante.
—Es todo. —Me levanto abruptamente y tomo el control remoto para apagar
el televisor. Me rindo. Él gana. Sentándome en la mesa de café, descanso mis
codos en mis muslos y miro a Flynn completamente—. Pregúntame lo que
realmente quieres saber.
—Oh. —El perdón puede ser demasiado fuerte, pero sí. Quiero decir... Dios,
¿qué quiero decir?— Parecía sincero, pero… —Luke era sincero. Irradiaba de la
maldita pantalla—. Lo que Luke hizo jodidamente dolió. —Cruzo los brazos
sobre mi pecho, a la defensiva para cubrir la vulnerabilidad—. Puedo perdonar
y olvidar, toda esa mierda, pero ¿debería?
—Yo tampoco, pero podría ser una de esas situaciones que atribuyes a la
familia. Las líneas se difuminan más fácilmente. Importan más, pueden doler más
y pueden salirse con la suya más.
No puedo encontrar una buena respuesta, o argumento, para eso. Lo que dijo
suena lógico.
—Luke no estaba saliendo realmente con la mamá de Dylan. Una noche con
un condón roto. Olvidé su nombre, pero la mujer murió cuando Dylan tenía un
año. Accidente de motocicleta.
—Una pregunta sin una respuesta simple. —Me río con ironía, lanzando una
mirada en dirección a la cocina—. Hace muchas cosas. O, al menos, solía hacerlo.
Mencioné que tiene una maestría en lingüística, ¿verdad? —Flynn asiente, y yo
también—. Claro. Bueno, él hace un poco de todo. Es escritor, traductor, dicta
seminarios en universidades... —Estoy seguro que por eso estuvo en Oxford hace
unos años—. Trabajó en museos, y una vez, fue a una excavación en Grecia para
crear un registro o lo que sea que sucedió.
Finalmente
—Justo ahora mismo. —Me pongo de pie y me muevo hacia la cocina, mis
dedos pican por mi maldita tablet. Flynn me sigue y nos sentamos a la mesa—.
Entonces, solo presiono este botón F, ¿verdad? —Hago clic antes que pueda
responder y aparece Facebook.
Inclinando la tablet para que ambos podamos ver claramente, leí el mensaje
dos veces antes de sentarme con una mueca. Ese hijo de puta.
—Luke es un imbécil.
—Qué... eh. —El ceño fruncido de Flynn se profundiza, y mira entre la tablet
y yo—. ¿Leímos el mismo mensaje? —Señala la pantalla—. Se está disculpando
una vez más, y está feliz que estés feliz.
—Él me hace sentir culpable, ¡eso es lo que pasa! —Pateo mi silla hacia atrás,
enojado y jodidamente triste. Camino por la cocina y tiro de mi cabello, luego me
detengo para dirigirme a Flynn y señalo la tablet—. Él estuvo completamente
solo. Me siento como una mierda, ¡y se supone que no debo hacerlo! —
Ociosamente, me pregunto si esto es por lo que pasan las chicas, a lo que se
refieren como síndrome premenstrual. Mis emociones están por todas partes—.
No hice nada malo. —Señalo mi pecho—. Fui yo quien salió lastimado, pero
ahora estoy enojado porque no me conecté a esa basura antes.
Tal vez estoy leyendo demasiado las cosas, en realidad desearía estarlo, pero
los mensajes de Luke apestaron a rechazo y soledad.
Espero que haya tenido alguien con quien hablar, pero tengo mis dudas. Luke
siempre fue… Yo no lo llamaría un solitario, pero tampoco busca la interacción.
—¿Estás bien?
Otro suspiro se escapa de mis labios y me paso las manos por la cara.
Inclina la cabeza.
—No. —No, tengo que hacerlo. Y decidir hacerlo hace que mi estómago se
apriete. La idea de tener a Luke en mi vida ya no es un deseo reprimido; es una
posibilidad real—. Tome una decisión, pero ¿qué piensas?
Él sonríe.
—Creo que sé dónde estará el domingo, por cierto. —Flynn desliza la tablet
sobre la mesa y me muestra la pantalla. Es el perfil de Luke, y veo que alguien
escribió en su página. Un viejo colega, parece. Él dice que extraña a Luke en el
trabajo y se pregunta qué hará el domingo para el cumpleaños de Dylan.
Bueno, definitivamente soy una de esas personas, pero más que eso, una
escapada de fin de semana suena como un sueño hecho realidad en este
momento. Ni siquiera sé cuándo fue la última vez que dejé Londres.
Probablemente la primavera pasada cuando hice couchsurfing en Escocia
durante una semana. Además, sería… hmm, ahora tengo curiosidad. Sin decir
una palabra más, busco rápidamente los mapas de Google y tengo que sonreír
ante mi buena fortuna.
El pueblo que tiene el hotel perfecto para mi plan de Public Display está
prácticamente de camino a Dover, sin contar un pequeño desvío de unos veinte
minutos hacia el oeste.
Esto podría funcionar. También me daría tiempo para pensar qué decirle a
Luke si nos lo encontramos en Dover. Si lo quiero lo suficiente, lo que creo que
quiero, no me importaría quedarme cerca de uno de esos lugares de interés todo
el domingo. Eso debería darnos mejores probabilidades de atrapar a los Rowes.
Mientras tanto, elaborar todos los detalles de mi plan me distraerá de
ponerme demasiado nervioso hasta que llegue el domingo.
Sus cejas se juntan, y puedo decir que quiere preguntar por qué. Aunque es
inteligente. No responderé esa pregunta en particular, por lo que pregunta:
Me recuerdo a mí mismo que me dijo varias veces que está bien usarla.
Debo decir que también estoy un poco nervioso por esta noche, pero la
anticipación es mayor. Es el lugar perfecto, uno al que me imagino regresando
de vez en cuando con Flynn.
Bajando una pequeña colina hay un campo de golf, o mejor dicho, el primer
hoyo antes de continuar hacia el este. Pero más allá del pasto, a unos ciento
cincuenta pies de distancia, está el estacionamiento de un restaurante. Si el hilo
de comentarios en Public Display es una indicación, habrá una gran multitud esta
noche. Y la distancia es suficiente para que no tengamos que preocuparnos por
revelar nuestros rostros. A menos que alguien tenga una cámara de video con un
gran zoom, sin mencionar que tiene que ser capaz de filmar en la oscuridad...
Está abierto de par en par aquí, aunque estoy agradecido por los setos a
ambos lados, que nos dan privacidad de nuestros vecinos. No querríamos darles
un espectáculo.
Flynn quitando la tapa del jacuzzi llama mi atención, y sonrío ante la felicidad
que emana de él. Realmente necesitamos este fin de semana.
Tammy expresó su envidia, pero fue a medias. Hablé con ella anoche por
teléfono, haciendo planes para encontrarnos la próxima semana, y ella todavía
está con ese... chico, no recuerdo su nombre. Pero cualquier cosa que dure más
de una semana es un récord para ella, y aparentemente pronto irán a su casa de
verano en Brighton.
Deberíamos entrar después de la cena. Los ojos de Flynn brillan cuando se
encuentran con los míos.
Mi boca se abre para decir lo único que puedo pensar en este momento.
Perfecto. —¿Sabes lo que amo? —Me acerco a él y lo acerco, mis manos
deslizándose por los bolsillos traseros de sus pantalones cortos cargo.
—Veamos. —Sus manos suben por mis brazos y frunce los labios mientras
piensa—. ¿La cama tamaño king adentro? —No. Bueno, sí. Pero no. Otro
movimiento de cabeza. Él murmura—. ¿El spa para las esposas de todos los
golfistas?
Traga audiblemente y agarra mis brazos con más fuerza, como si se estuviera
estabilizando, y deja escapar un suspiro.
—Maldita sea —me río entre dientes, sin aliento—. Iba a usar esas palabras
exactas.
Horas más tarde, nos encontramos en una posición similar, pero estamos
dentro del jacuzzi, los chorros están encendidos y afuera está casi completamente
oscuro. La terraza solo está iluminada por los focos en el agua y el fuego
menguante que queda de nuestra barbacoa.
Perdimos nuestros boxers hace unos veinte minutos, justo antes que Flynn
me montara a horcajadas.
—No… oh, joder, joder, joder. —Entierra su cara en mi cuello mientras coloco
una mano entre nosotros para acariciar su polla—. No me explicaste por qué, por
qué mi computadora portátil está en esa silla.
De vez en cuando, mira hacia el campo de golf, no es que pueda ver muy
lejos; está demasiado oscuro, como si temiera que alguien saliera con una cámara.
Frunce el ceño, confundido, pero hace lo que le pedí. Agarrando una toalla,
se pone de pie y se la envuelve alrededor de las caderas, luego sale del agua y
camina hacia la silla junto a la puerta. Veo que aparece Public Display y, a juzgar
por las líneas tenues que veo en la página, el chat ya está lleno de actividad.
—El webmaster presenta a su novio —lee Flynn— con una buena y dura...
El primer paso que da está lleno de una confianza que nunca vi realmente en
él, y hace que una inesperada oleada de orgullo se hinche en mi pecho. Me doy
cuenta que es un hito para él, lo que hace que este momento sea mucho más
significativo.
—Te amo. —Me pongo de pie en el jacuzzi para besarlo, luego lo miro a los
ojos y sonrío ante la satisfacción en sus rasgos.
—Dios, Cory. ¿Esperas que yo mantenga una conversación ahora? —Me las
arreglé para asentir bruscamente mientras le lamía la cabeza—. Bien. —Él
resopla—. Creo... creo que estoy esperando despertar de un sueño. Tal vez
algunos se reirían de mis inseguridades, pero no, joder, mierda, no tú. Oh, Dios.
Tú, umph —gruñe mientras trago saliva—. sígueme la corriente. Haz esto por
mí... para que los demás puedan ver que estás conmigo.
Él solo gime, asiente y deja caer la cabeza hacia atrás. Su mano guía mi cabeza
hacia su pene, y luego agarra el borde del jacuzzi para sostenerse antes que
comience a empujar dentro y fuera de mi boca.
Bien por mí. Estoy más que listo para hundir mi polla profundamente en su
culo apretado. Descubrí que prefiero follar a Flynn, pero a veces no hay nada
mejor que dejarse follar hasta el olvido.
Siempre es así. Tengo que tenerlo todo. Probarlo y sentirlo en todas partes, y
preferiblemente al mismo tiempo.
La noche es cálida y tranquila, salvo alguna que otra brisa que nos pone la
piel de gallina y hace que los setos susurren ruidos de traqueteo.
—¿No tienes miedo que pase un huésped del hotel? —Flynn balancea sus
piernas sobre el borde y aterriza con más gracia de lo que jamás podría manejar.
—La hora del té terminó. —Le entrego la botella, necesitando sus manos
sobre mí—. ¿Pero si alguien pasa...? —. Me encojo de hombros e inclino la cabeza
para morderle el lóbulo de la oreja—. Déjalos mirar —. Se estremece, jugueteando
un poco con el lubricante. Entonces siento sus dedos perfectos alrededor de mi
eje, resbaladizos con un líquido frío—. Joder, bebé... —Acaricio su piel con la
nariz y aprieto los ojos.
Me habría sentido mal por lo rudo que lo estoy tocando si no fuera por el
hecho que nunca vi a Flynn así de encendido. Ya está temblando y cantando
delirante más, más, más, y todavía no le toqué el culo. Pero lo rectificaré ahora
mismo. Rociándome un poco de lubricante en los dedos, beso el lugar entre sus
omoplatos y relajo lentamente sus músculos para mí.
Cristo, follarlo con los dedos en estos días es más para mí que para él. Uso
ese tiempo para calmarme y simplemente disfrutar tocando a mi hombre. Pero a
la mierda. No estoy de humor para bromear y sacar cosas. Apretando mi polla
con el puño, la guío hacia su agujero y empujo suavemente hacia adelante
mientras Flynn deja escapar un gemido prolongado.
— Sí. —Él sisea y empuja hacia atrás—. Hazlo sucio, Cory. Por favor, por favor.
Escupo una maldición y agarro sus caderas, luego golpeo todo el camino. Un
jadeo ahogado es todo lo que escucho de Flynn, y me imagino su boca abierta en
un grito silencioso mientras empiezo a follarlo furiosamente.
—¿Es esto lo suficientemente sucio para ti? —Deslizo una mano alrededor de
su garganta y tiro de él hacia mí, con la espalda arqueada—. ¿Quieres que todos
los hijos de puta me miren sabiendo que soy adicto a tu culo perfecto? —Cierra
los ojos y asiente. Casi esperaba que estuviera tan frenético como me siento, pero
en todo caso, se ve sereno—. Te encanta esto —murmuro. Cada vez que traga,
siento su manzana de Adán balancearse bajo mi mano—. Lo quieres asqueroso y
jodidamente obsceno.
—Sí. —Es una respiración superficial—. A veces. Ahora. Joder, joder. —Rayas
rojas cruzan sus pálidas mejillas, y me doy cuenta que le gusta que lo saquen de
su zona de confort cuando soy yo. Porque él confía en mí.
—No puedo esperar a verlo —le susurro al oído. Mis entrañas se agitan de
placer, provocando sensaciones de hormigueo que viajan por todo mi cuerpo—.
En tus labios, tus mejillas sonrojadas, tu lengua. —Él late en mi mano—. Lo
lamerás, ¿no?
Mordiéndome el labio para contener los sonidos demasiado fuertes, miro con
avidez mi polla desapareciendo en su culo. Resbaladizo y caliente, apretado y
suave.
Flynn lame lo que puede alcanzar y usa sus dedos para el resto. Agotado y
completamente exhausto, me apoyo en el jacuzzi y observo aturdido mientras
recupero el aliento. Santo infierno, volver al agua caliente ahora suena bien, pero
me quedaría dormido. Una ducha tendrá que ser suficiente y tengo la intención
de traer a Flynn conmigo.
—No puedo tener suficiente de ti. —Se pone de pie para besarme, y lo sigo
tanto como puedo, todavía respirando con dificultad. Exploramos la boca del
otro hasta que dejo escapar una risa temblorosa y lo abrazo a mí en su lugar.
Sin embargo, “limpio” podría ser una exageración. Planeo echar un poco de
agua sobre la pared para lavar la liberación de Flynn, luego agarrar nuestra
mierda y entrar.
—Yo me ocuparé de ti. —Con eso, quiero decir que quiero jodidamente
abrazarlo. Solo abrazarlo. Debajo de las sábanas. Y dormir…
Algunos apostaron por los videos, pero yo tenía razón. Las imágenes eran
demasiado granulosas y oscuras, y nadie podía vernos claramente a menos que
estuvieran aquí con binoculares. Y los que estaban aquí querían más. Aquellos
que no pudieron presentarse prometieron hacer tiempo para el próximo evento.
Flynn contó con que algunas personas estarían decepcionadas por el hecho
que somos homosexuales, pero ahora lo sabe mejor. Eso no quiere decir que no
temiera un pequeño revés también, aunque también creía que los exhibicionistas
tenían una mente más abierta, lo que resultó ser el caso.
Ahora los miembros quieren ver más del tipo misterioso de FTW con el culo
caliente.
Sonrío ante la idea y me muevo más cerca de Flynn debajo de las sábanas. El
domingo llegó demasiado pronto y estoy jodidamente nervioso por lo de hoy.
Deberíamos levantarnos, porque tenemos que irnos pronto, pero... maldita sea.
¿Realmente veré a Luke hoy?
No tengo ni idea de qué decir si lo veo, pero espero que se me ocurra de forma
natural.
—Mmm, está bien. —Me acaricia el cuello y tengo la sensación que va a lidiar
con su sexo matutino en la ducha—. ¿Estás nervioso? —Retrocede un poco para
mirarme con los ojos llenos de sueño.
—Me compadezco completamente, pero creo que todo saldrá como se supone
que debe hacerlo.
Con cada milla, nos acercamos más y más a Dover, y pierdo el apetito.
—Me tomó un tiempo probarlo una vez que me mudé aquí, pero tuve
algunos trabajos donde fue necesario.
—¿Qué?
—Creo que Luke ayudará más que yo allí. Deberías trabajar con algo en lo
que puedas usar tu título, y espero que te inspire.
—Oye, eso que sugeriste… —Me devano los sesos por lo que me dijo hace un
par de semanas cuando le mostré St. James's Park—. Sobre mí comenzando mi
propio negocio y mostrando a los estadounidenses los alrededores de Londres,
¿el trabajo de guía turístico? Me gusta un poco eso.
—Sin embargo, cada vez que buscas trabajo, revisas listas y listas de trabajos
más serviles.
—Sí, sí —murmuro. Más adelante, veo un cartel que nos dice que estamos a
punto de entrar en Dover, lo que acaba con el tema.
Sin embargo, los agujeros en mis jeans sí lo son. Pero me recuerdo a mí mismo
que Luke me vio así antes. Él es el tipo de profesor con sus pantalones y camisas
abotonadas, y yo soy el vagabundo.
Ya veremos.
El sol se abre paso entre las nubes mientras examino el estacionamiento por
enésima vez, y reflexiono sobre qué auto podría conducir Luke. Parece que usa
un automóvil con frecuencia y nació aquí, por lo que debería ser posible que ya
haya comprado un vehículo. Descarto autos de alquiler y coches con placas
extranjeras. Aun así, demasiados para especular.
—¿Alguna novedad?
—Entonces nos quedamos aquí. —Después de todo, solo hay un camino que
conduce al castillo.
Saco mis gafas, me las subo por la nariz y cruzo los brazos sobre el pecho. Si
no fuera por nuestra misión, me hubiera encantado perderme en ese castillo
durante unas horas y hacer todos los recorridos. Dover siempre fue importante
para Gran Bretaña, sirviendo como puerto a Europa continental. Por esa razón,
también fue amenazado por invasiones en numerosas ocasiones a lo largo de la
historia.
Llega un autobús con turistas y me estiro para mirar más allá. De vez en
cuando, hay suficiente actividad en el estacionamiento que me hace temer haber
perdido a Luke y sus hijos.
Luke.
Me pongo rígido y entrecierro los ojos hacia un hombre que camina cuesta
abajo hacia el estacionamiento. Definitivamente es lo suficientemente alto y de
hombros anchos para ser Luke, y los pantalones beige y una camisa ¿celeste?...
abotonada son prendas que usaría. Más que eso, su pelo corto y oscuro coincide
con mi memoria.
—Ve a hablar con él. —Flynn me da un codazo, sin irradiar la calma de la que
estuvo lleno toda la mañana.
—De acuerdo. —Él asiente con firmeza y tira de mí para darme un beso
rápido pero fuerte—. Te amo.
—Yo también te amo. —Dando un paso atrás, me detengo solo para cerrar la
distancia nuevamente y besarlo una vez más—. Gracias. Ya sabes, por… —Todo
esto, todo.
Flynn lo entiende.
—Hey, ¿qué pasa, hombre? Mucho tiempo sin verte. —No es que yo sea
realmente una persona de “ hey”.
—No dejes que te engañe, Mary —se ríe—. Lo más probable es que haya
inventado ese dolor de estómago para evitar el viaje de hoy. Informa a Jayden
que tengo a Santa en marcación rápida.
Mi boca se tuerce ante eso, y me calma un poco. Este es Luke. Nunca tuve que
estar nervioso delante de él.
Ahora que tengo una vista de su rostro, puedo ver que los últimos siete años
dejaron algunos rastros, pero envejeció bien. La chispa en sus ojos que seguro
como la mierda no estaba allí en el pasado compensa las arrugas en su frente.
Probablemente se le pueda echar la culpa a Jennifer y al infierno por el que se
puso.
Sabiendo que tengo que tomar la iniciativa, doy un paso adelante y abrazo su
forma rígida. Pero un segundo después, sus hombros se hunden y él devuelve el
abrazo con fiereza. El alivio que fluye a través de mí es más contundente de lo
esperado, y tengo que parpadear para pasar el ardor en mis ojos.
Cuando se separa, agarra mis hombros y me mira, tal vez buscando cambios.
No sé. Logro una sonrisa acuosa, a lo que él sacude la cabeza minuciosamente y
me abraza una vez más.
—Lo sé. —Se aparta para mirarme a los ojos. Se le escapa una risita y se seca
los ojos—. Siempre preferiste aparecer en su lugar. Supongo que eso no cambió.
—Flynn, mi novio... —Me detengo y miro hacia nuestro auto. Flynn está allí,
apoyado contra el capó como antes. Frente a nosotros. No puedo ver su
expresión, pero sé que está feliz por mí—. Vio tus planes para Dylan. —Me dirijo
a Luke de nuevo—. Le dijiste a un viejo compañero de trabajo en tu página.
Luke observa a Flynn por otro segundo antes de mirarme con una sonrisa.
—Eh, sí. —Hago todo tipo de cosas con mi hombre en público, pero Luke no
tiene que saber hasta dónde se extiende ese “juntos”—. Estás de acuerdo con eso
ahora, ¿verdad? No crees que sea... “vil”.
—Te dije muchas cosas terribles, Cory, pero debes saber que las únicas
palabras que mantengo son las que te escribí. —Suelto un suspiro y asiento,
habiendo necesitado escuchar eso en voz alta—. ¿Me presentarás a Flynn? —Da
un paso atrás e inclina la cabeza, con el fantasma de una sonrisa en su rostro—.
Supongo que él es una de las razones por las que te ves tan tranquilo y feliz en
esa foto.
—Todavía te subestimas, por lo que veo. Pero… —hace un gesto hacia Flynn
y comenzamos a caminar hacia allí— felicidades para ti. Me alegro que hayas
encontrado la felicidad.
Yo también. Mirando de reojo a Luke, diría que él también es feliz. Pero... hay
algo que falta. Después de haber leído sus mensajes varias veces, estoy dispuesto
a apostar que se está deleitando con la libertad de ser fiel a sí mismo. La única
pregunta es cuánto tiempo pasará antes que quiera más.
—Encantado de conocerte.
Dudo, porque por mucho que quiera ponerme al día, tengo que recordar que
es el cumpleaños de Dylan. Lo que debería haber considerado antes de aparecer
aquí sin anunciarme. Encontrarse con Luke sin sus muchachos cerca fue un
milagro.
—Uh, ¿tal vez deberíamos dejar que Dylan decida? —sugiero—. Se supone
que el día es sobre él.
Mierda, ¿de verdad? Dylan no podía haber sido más que... huh. Sí, creo que
también tengo recuerdos de cuando tenía cuatro años. Antes que eso.
Él sonríe.
—Bien —repite, pareciendo aliviado—. Quiero saber todo. —Hace una pausa
y se pone serio. —También quiero asegurarme que estoy realmente perdonado.
Estoy dispuesto a compensarte, Cory…
Aprieto su mano.
Cuando se gira y camina hacia el castillo, me dejo caer contra el capó y abrazo
a Flynn. Se quitó un gran peso de mis hombros, un peso que no sabía que estaba
allí en primer lugar. Nunca fui capaz de poner un dedo en lo que estaba mal. Solo
estaba mirando, buscando.
—Eres feliz —murmura Flynn. Siento un nudo en la garganta, así que todo lo
que hago es asentir y acercarlo más. Medio sentado en el capó, estoy a la altura
de su clavícula y apoyo la frente allí.
Me estremezco de placer cuando pasa sus dedos por mi cabello.
—Aprendo cosas nuevas sobre ti todos los días. Y… —sonríe y se inclina para
besarme— a diferencia de la Piedra de Rosetta, queda mucho por descifrar.
—Estás usando eso como una excusa para ser mi pequeño voyeur privado.
Touché.
—En público, también.
En todas partes
Tal vez la aceptación de Luke haya borrado esa minúscula duda, y la próxima
vez que lleve a Flynn al parque a desayunar, lo haré únicamente porque quiero.
No porque sienta que tenemos derecho.
Mis acciones y deseos fueron correctos todo el tiempo, pero ahora puedo
respaldarlos por completo. Con entusiasmo.
FIN.