S5 - 1.TERRORISMO - Definición Vinculante TC y CS
S5 - 1.TERRORISMO - Definición Vinculante TC y CS
S5 - 1.TERRORISMO - Definición Vinculante TC y CS
2001)
Legislativo N.° 895 y el artículo 5º del Decreto Legislativo N.° 897, establecen que no procede
recusación contra los magistrados intervinientes ni contra los auxiliares de justicia. Se afirma
que estas disposiciones afectan los mecanismos de defensa del imputado. El primer párrafo
del inciso i) del artículo 7º del Decreto Legislativo N.° 895 y el artículo 4º del Decreto Legislativo
N.° 897, establecen que el atestado policial tendrá valor probatorio. Con ello, se afecta no sólo
el derecho de defensa, sino, además, los principios que rigen la producción de la prueba en el
proceso penal, como los de inmediación, contradicción, publicidad e igualdad. Estas
disposiciones debilitan sustancialmente la posición del imputado, colocándolo en posición de
desventaja respecto al Ministerio Público y, desde esa perspectiva, resultan contrarias al
principio de igualdad de armas.
El inciso e) del artículo 7º, del Decreto Legislativo N.° 895, establece que la instrucción concluye
en un plazo de veinte días, prorrogables por diez días más. El inciso f) del artículo 7º, del
Decreto Legislativo N.° 895, establece en cuarenta y ocho horas el plazo para que el fiscal emita
dictamen, e igual plazo para que el juez emita el informe correspondiente; el inciso g), por su
parte, establece el plazo de veinticuatro horas para fijar fecha y hora de la audiencia, y el inciso
j) establece plazos excesivamente cortos para la tramitación del recurso de nulidad. Esta
sumariedad del plazo de instrucción debilita la naturaleza cognoscitiva del proceso, lo que no
respeta las exigencias del debido proceso y el principio de legalidad procesal penal (nulla
poena sine iudicio). Los dispositivos mencionados regulan una estructura procesal
inconstitucional que, además, de vulnerar el derecho y el principio antes citados, afectan el
principio de igualdad de armas y el principio de presunción de inocencia. Análoga situación de
inconstitucionalidad, presentan los incisos c), d), e) y f) del artículo 2º, del Decreto Legislativo
N.° 897, que regulan los plazos y trámites para la instrucción de los delitos agravados por el
Decreto Legislativo N.° 896; así como los incisos c), d) y e) del artículo 3º del Decreto Legislativo
N.° 897, regulatorio del recurso de nulidad.
El demandante afirma, además, que la Segunda Disposición Final del Decreto Legislativo N.°
895, modificado por la Ley N.° 27235, es inconstitucional porque afecta el derecho al juez
natural, al permitir que civiles sean juzgados por la justicia militar, por delitos comunes, pero
inconstitucionalmente tipificados como de "terrorismo especial".
Finalmente, sostiene que el artículo 8º del Decreto Legislativo N.° 895 y el artículo 8° del
Decreto Legislativo N.° 897, son inconstitucionales debido a que prohíben el acceso a
beneficios penitenciarios, lo que contraviene el artículo 1º y el inciso 22) del artículo 139º de
la Constitución, que establecen los principios de resocialización que rigen el régimen
penitenciario.
El Procurador Público del Estado a cargo de los asuntos judiciales del Consejo de Ministros,
contesta la demanda afirmando lo siguiente: que las disposiciones cuestionadas fueron
expedidas basadas en el ius puniendi del Estado; que dichas normas no vulneran el principio
de legalidad ni el principio de taxatividad, porque fueron expedidas por autoridad
legítimamente constituida, y porque el juzgamiento y la eventual condena de personas se
efectuará basándose en dichas normas. Afirma que la detención preventiva por el término de
quince días, que establece el Decreto Legislativo N.° 895, no contraviene la Constitución, dado
que ésta establece ese plazo en casos de terrorismo. Alega que no se vulnera la disposición
constitucional que reconoce al Ministerio Público la conducción jurídico funcional de la etapa
prejurisdiccional, ni se vulnera el principio de presunción de inocencia, dado que las penas
privativas de la libertad impuestas por el citado decreto legislativo son superiores a cuatro
años, lo cual justifica la necesaria expedición del mandato de detención, conforme la norma
impugnada –incisos a) y b) del Decreto Legislativo N.° 895– lo establece. Manifiesta que el
hecho de que los plazos procesales contemplados por la norma impugnada sean cortos, no
afecta el derecho al debido proceso ni el principio de legalidad procesal, dado que, para la
condena de una persona, habrá de mediar siempre un proceso judicial. Agrega que no se
vulnera el derecho al juez natural, porque el juez competente era el fuero militar y tampoco
el principio que rige el régimen penitenciario establecido por el inciso 22) del artículo 139 de
la Constitución.
FUNDAMENTOS
1. SUSTRACCIÓN PARCIAL DE LA MATERIA
El artículo 5° de la Ley N.° 27472, del cinco de junio de mil novecientos noventa y ocho,
modifica el artículo 1°, deroga los artículos 2° y 3° del Decreto Legislativo N.° 896 y las
disposiciones del Decreto Legislativo N.° 897 que se opongan a dicha ley.
Las modificaciones al artículo 1° del Decreto Legislativo N.° 896 están referidas a las
penas correspondientes al asesinato, secuestro, violación sexual de menores de edad,
robo, robo agravado y extorsión, reduciendo los plazos de prisión.
Los artículos 2° y 3° del mismo decreto legislativo, derogados por la Ley N.° 27472, se
referían a la eficacia y vigencia de dicho decreto legislativo.
En cuanto a la derogación de las disposiciones del Decreto Legislativo N.° 897, que se
oponen a la Ley N.° 27472, debe considerarse que aquél establecía un procedimiento
especial para la investigación y juzgamiento de los delitos a que se refiere el artículo
1° del Decreto Legislativo N.° 896 ya mencionados, y prohibía el acceso a los beneficios
penitenciarios del Código de Ejecución Penal. Como el artículo 2° de la Ley N.° 27472
establece que dichos delitos serán tramitados de conformidad con las normas del
Código de Procedimientos Penales, y como el artículo 4° de la misma ley expresa que
los beneficios penitenciarios para los delitos previstos en el Decreto Legislativo N.° 896
se regulan por el Código de Ejecución Penal, debe entenderse que las disposiciones
del Decreto Legislativo N.° 897 sobre esas materias, han quedado derogadas,
produciéndose, consecuentemente, la sustracción parcial de la materia impugnada en
esta acción de inconstitucionalidad.
La nueva ley, por otra parte, no deroga los incisos a), b), c), f) y g) del artículo 1°, del
Decreto Legislativo N.° 897. Los incisos señalados regulan aspectos relativos a la
investigación policial y la intervención del Ministerio Público en la etapa pre-
jurisdiccional, no regulada por la nueva ley. Por esta razón, el Tribunal Constitucional
procede a pronunciarse sobre la inconstitucionalidad o no de los mismos, así como del
resto de disposiciones impugnadas aún no derogadas.
La derogación de una norma no implica, necesariamente, exoneran al Tribunal
Constitucional para pronunciarse sobre su inconstitucionalidad, ya que los efectos en
el tiempo de la norma derogada pueden variar ante una declaración de
inconstitucionalidad. Sin embargo, en este proceso, no es necesaria tal declaración de
inconstitucionalidad, dado que la nueva ley tendrá que ser aplicada respecto de los
efectos de la antigua, en virtud del principio de la retroactividad penal benigna.
2. LA DELEGACION DE FACULTADES POR EL CONGRESO AL PODER EJECUTIVO.
La Ley N.° 26950, del dieciocho de mayo de mil novecientos noventa y ocho
otorgó al Poder Ejecutivo autorización para legislar en "materia de seguridad
nacional".
La misma ley especificó la materia delegada en su artículo 2° e indicó que los
decretos legislativos que se expidieran con arreglo a dicha ley autoritativa,
tendrían por materia la Seguridad Nacional y se fundamentarían "en la
necesidad de adoptar e implementar una estrategia para erradicar un
peligroso factor de perturbación de esa seguridad, generado por la situación
de violencia creciente que se viene produciendo por las acciones de la
delincuencia común organizada en bandas, utilizando armas de guerra y
explosivos y provocando un estado de zozobra e inseguridad permanente en
la población".
Como consecuencia de lo anterior, se expidieron, entre otros, los Decretos
Legislativos N.os 895 y 897, impugnados por el Defensor del Pueblo en este
proceso constitucional y dirigidos a combatir la delincuencia común.
investigación del delito por la Policía Nacional del Perú con la intervención del
Ministerio Público, la obligación del Ministerio Público de incluir en la
denuncia penal la petición de ampliación de la investigación, a solicitud de la
Policía Nacional, la obligación del juez de aceptar dicha petición y la
designación de abogado de oficio a la persona detenida por parte de la Policía
Nacional, trasladan a la Policía Nacional atribuciones que competen al
Ministerio Público conforme al artículo 159°, inciso 4) de la Constitución. En
efecto, es el Ministerio Público el encargado de la conducción del proceso en
la fase prejurisdiccional. La Policía Nacional desarrolla una función meramente
ejecutiva y, por ende, subordinada funcionalmente, en lo que a la
investigación del delito se refiere, al Ministerio Público. Así, el conjunto de las
atribuciones antes descritas resultan inconstitucionales, por contravenir a la
citada disposición de la Carta Política.
Por otra parte, el Tribunal considera la presunción de inocencia como
elemento conformante del debido proceso. Disponer en una norma procesal
penal que el imputado, en todo caso –es decir, sin sopesar las circunstancias
de cada expediente– tendrá mandato de detención desde el inicio de la
instrucción, contraría esa presunción y, por tanto, el debido proceso exigido
por la Constitución.
En consecuencia, no son constitucionales los incisos a) y b) del artículo 7°, del
Decreto Legislativo N.° 895.
Asimismo, la prohibición de conceder al imputado cualquier tipo de libertad
durante la instrucción –sin excepción– contraría no sólo la presunción de
inocencia, sino el derecho de defensa amparado por la Constitución. No son
admisibles constitucionalmente, entonces, el inciso c) del artículo 7°, del
Decreto Legislativo N.° 895.
Desnaturalizan el debido proceso y el derecho del demandante de acceder a
ciertas libertades durante el proceso, el inciso d) del artículo 7°, del Decreto
Legislativo N.° 895, al obligar al Juzgador a postergar, para el momento de
expedición de la sentencia, la absolución de cuestiones previas, cuestiones
prejudiciales, excepciones y otras articulaciones que, por su naturaleza
jurídica, deben resolverse antes.
La ley N.° 27235 que modifica el Decreto Legislativo N.° 895, en su Disposición
Final, permite que continúen en el fuero militar los procesos en trámite y,
eventualmente, procesos en reserva ante ese fuero. La citada disposición
contraría en estos supuestos al artículo 173° de la Carta Política.
De conformidad con esta norma constitucional, las personas civiles se hallan
sometidas a la jurisdicción militar cuando se trata de los delitos de traición a
la patria y terrorismo. Sin embargo, conforme se analizó antes, las conductas
tipificadas por el Decreto Legislativo N.° 895 no constituyen terrorismo, sino
simplemente, ilícitos comunes cometidos por agrupaciones organizadas. Por
esta razón, la competencia para el conocimiento de estos delitos, conforme al
citado artículo 173° de la Constitución, sólo corresponde a la justicia común.
No obstante ello, la Segunda Disposición Final del Decreto Legislativo N.° 895,
modificado por el artículo 2° de la Ley N.° 27235, publicada en el diario oficial
El Peruano, el veinte de diciembre de mil novecientos noventa y nueve,
establece lo siguiente: "Los procesos en trámite por los delitos de terrorismo
especial que son de conocimiento del fuero militar, continuarán tramitándose
por la misma vía". Esta disposición es inconstitucional, por afectar tanto el
artículo 173° de la Constitución como el derecho al juez natural.
Nadie ignora que la tranquilidad ciudadana se ha visto recientemente
perturbada, de manera grave, por el tipo de delincuencia que motiva esta
Dictamen Fiscal
Ministerio Público
Segunda Fiscalía Suprema en lo Penal
Expediente N° 541-03.
Corte Superior de Lima.
C. S. N° 3048-2004.
Dictamen N°1824-2004-2ª FSP-MP-FN.
Viene en recurso de nulidad, interpuesto por ALFONSO ABEL DUEÑAS ESCOBAR, la sentencia
de fojas 988/1009 su fecha 26 de agosto del 2004, que falla ABSOL VIÉNDOLO de la acusación
fiscal por el delito de terrorismo, previsto en el segundo párrafo del inciso b) del artículo del
Decreto Ley 25475 y; CONDENÁNDOLO por la comisión del delito de terrorismo en agravio del
Estado, ilícito previsto en el artículo 2°, en el primer párrafo del inciso b) del artículo 3° y en el
artículo 5° del Decreto Ley 25475 y en los artículos 319° y primer párrafo del inciso 1) e inciso
2) del artículo 320° del Código Penal, imponiéndole 25 años de pena privativa de libertad, 10
inhabilitaron con posterioridad a la sentencia por 03 años, asimismo le impusieron el pago de
60 días-multa y SI. 5 000 nuevos soles por concepto de reparación civil que deberá abonar a
favor del Estado.
Aparece de autos que el día 28 de abril de 1998 personal policial de la División contra el
Terrorismo llevó a cabo el Plan Operativo "Cosme-98-D4-Dincote", con el cual, tras realizar las
acciones de inteligencia correspondientes, se logró capturar a Alfonso Abel Dueñas Salazar,
conocido también con los alias de "Javier" y "Alfonso", a quien se le incrimina, en su calidad
de miembro del grupo delincuencial Sendero Luminoso, haber participado en una serie de
atentados terroristas como el robo del vehículo de placa de rodaje N° BI-9598, habiéndolo
utilizado el día 29 de octubre de 1993, juntamente con Guillermo Quispe Chipana y el sujeto
identificado con el alias de "Miguel", para atacar con material explosivo una tienda de la
cadena de supermercados Santa Isabel, ubicada en la primera cuadra de la calle Ucello, San
Borja; y los atentados contra las sucursales del Banco de Crédito del Perú y banco Wiesse
situadas de La Victoria, ocurridos en 1991.
De igual modo, el subversivo Braulio Mercado Quiñones (fojas 85/92, en presencia del
representante del Ministerio Público y su abogado defensor) sindica al (c) "Javier" como
partícipe del atentado contra el supermercado Santa Isabel de San Borja; por su parte Mario
Antonio Cajavilca De la Cruz (fojas 93/105 y 126/128, en presencia de un representante del
Ministerio Público y su defensor) señala haber pertenecido al Movimiento Revolucionario
Túpac Amaro, existiendo rivalidad con los también subversivos de Sendero Luminoso, entre
los cuales se encontraba el encausado precitado, conocido con el alias de "Alfonso Estrada",
el cual tenía su domicilio en la calle Gólgota del Cerro San Cosme; Abraham Guizado Ugarte al
Del acta de verificación (fojas 138/139) se observa que, en presencia de un representante del
Ministerio Público, Alfonso Abel Dueñas Salazar narró detalladamente cómo se desarrollaron
los hechos que dieron lugar al atentado contra el supermercado Santa Isabel de San Borja,
desde la sustracción del vehículo identificado con placa de rodaje N° BI-9598, hasta la
colocación de la carga explosiva en el citado local comercial; asimismo, con los informes
técnicos de fojas 142/144, 145/147 Y 148/150 se deja constancia de los daños ocasionados al
supermercado Santa Isabel de San Borja, y agencias del Banco de Crédito y Banco Wiesse de
la avenida México; en el Informe Pericial de Explosivos Forense (fojas 152/153), croquis
ilustrativo (fojas 154) y paneaux fotográfico (fojas 155) se describe el atentado sufrido por el
supermercado Santa Isabel de San Borja así como los daños sufridos por los locales comerciales
adyacentes a este; medios probatorios que permiten crear certeza y convicción respecto de la
participación de Alfonso Abel Dueñas Salazar en los hechos criminales materia de condena,
encontrándose, por ello, arreglada a ley la resolución recurrida.
Resolución Suprema
VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto por el acusado ALFONSO ABEL DUEÑAS ESCOBAR
contra la sentencio condenatorio de fojas novecientos ochenta y ocho; de conformidad en
porte con el dictamen de la señora Fiscal Suprema en lo Pena!; y
CONSIDERANDO: Primero: Que la defensa del acusado Dueñas Escobar en su recurso
formalizado de fojas mil veinte cuestiono la condena estimando que no existen pruebas
suficientes que la sustenten, que se tomó como base de la condena la inexacta y restringida
sindicación de unos arrepentidos, que no existe testimonio directo acerca de los hechos sino
de gente que ha hecho referencia o lo vertido por terceras personas, que su patrocinado fue
torturado y golpeado durante la investigación policial, y que al defensor no se le permitió
revisar con la debida anticipación los testimonios de los arrepentidos. Segundo: Que la Policía
Especializada contra el Terrorismo, en el curso de su plan de investigaciones, y o propósito de
numerosas acciones de inteligencia y de intervenciones o diversos individuos vinculados a
"Sendero Luminoso" —en especial a Socorro Popular—, y con particular énfasis por la
incautación de documentos hallados en poder de los mismos (fojas ciento cincuenta y siete y
ciento cincuenta y ocho) y por declaraciones de diversos implicados y adscritos a dicha
organización, llegó a establecer que el llamado "Javier", "Alfonso Estrado" o "Alfonso" era
mando político militar: del destacamento zonal veintiuno centro de Socorro Popular, y como
tal había realizado varios atentados con explosivos en la jurisdicción de San Borja y La Victoria;
que, asimismo, en el curso de las investigaciones se identificó al acusado Dueñas Escobar como
Militar— de fojas ciento treinta y ocho que da cuenta del robo del vehículo y del atentado a la
tienda de Santa Isabel en San Borja conforme al croquis ilustrativo de fojas ciento cincuenta y
cuatro; que si bien el certificado médico legal de fojas ciento cincuenta y uno do cuenta de
lesiones levísimas que sufrió el imputado, no es posible calificarlas de torturas o de agresiones
producidas para lograr una confesión, tanto más si en todas sus manifestaciones estuvo
asesorado por un abogado defensor de oficio,(oficio)y participó un Fiscal y si la primera
manifestación importó un rechazo a los cargos esgrimidos en su contra. Séptimo: Que es de
resaltar la declaración de la arrepentida con clave A dos A cero cero cero ciento noventa y
nueve —manifestación policial de fojas cuarenta y cinco y declaración en el acto oral de fojas
novecientos cuarenta y tres—, en tanto que prueba la vinculación del imputado con Sendero
Luminoso y, en especial, con dirigentes de esa organización, versión que a su vez confirma el
tenor de los documentos incautados y la base inicial de la investigación policial; declaración
corroborada que, asimismo, fortalece las iniciales sindicaciones de los implicados en los tres
atentados, acreditados con las pruebas científicas ya citadas —fojas ciento cuarenta y dos a
ciento cincuenta—. Octavo: Que, ahora bien, la conducta realizada por el imputado Dueñas
Escobar está incurso tanto en los artículos trescientos diecinueve —tipo básico— y trescientos
veinte —tipo agravado— primer párrafo del numeral uno y numeral dos —actuación en
calidad de integrante de una organización terrorista y generación de daños en bienes
privados—, de! Código Penal, así como en los artículos dos —tipo básico de 'acto terrorista'—
, y tres, inciso b}, —acto terrorista de individuo integrado a una organización terrorista— del
Decreto Ley número veinticinco mil cuatrocientos setenta y cinco, cuya constitucionalidad ha
sido confirmada por la sentencia del Tribunal Constitucional del tres de enero de dos mil tres,
recaída en el asunto Marcelino Tineo Sulco contra la legislación contra el terrorismo,
Expediente número cero diez-dos mil dos-AI/TC; que se trata de un concurso real de delitos:
tres actos terroristas —atentados con explosivos a locales comerciales— realizados como
integrante de una organización terrorista. Noveno: Que es de significar que el delito de
terrorismo básico —artículo dos del Decreto Ley número veinticinco mil cuatrocientos setenta
y cinco—, contiene un elemento teleológico, esto es, exige una especificidad del elemento
intencional, que se expresa — elemento subjetivo tipificante—, en cuanto a su finalidad
última, en la subversión del régimen político ideológico establecido constitucionalmente, y
que en estricto sentido es el bien jurídico tutelado, de suerte que la acción proscrita y razón
de ser de la configuración típica desde una perspectiva final es la sustitución o variación
violenta del régimen constitucional, tal como se ha establecido en la Sentencia del Tribunal
Constitucional del quince de noviembre de dos mil uno, recaída en el Asunto Defensoría del
Pueblo contra Legislación sobre Terrorismo Especial, Expediente número cero cero cinco-dos
mil uno-AI/TC; que, respetando en su esencia los principios constitucionales sentados por la
sentencia del Tribunal Constitucional del tres de enero de dos mil tres, es del caso precisar los
alcances generales del aludido tipo penal; que esta figura penal exige, desde la tipicidad
objetiva, que el sujeto activo realice una de dos modalidades de acción típica, centradas en la
perpetración de delitos contra bienes jurídicos individuales —vida, integridad corporal,
libertad y seguridad personal, y contra el patrimonio— o contra bienes jurídicos colectivos —
seguridad de los edificios, vías o medios de comunicación o transportes, torres de energía o
transmisión, instalaciones motrices o cualquier otro bien o servicio—; asimismo, requiere
concurrentemente que el agente utilice determinados medios típicos: los catastróficos —
artefactos explosivos, materias explosivas—, y los que tengan entidad para ocasionar
determinados y siempre graves efectos dañosos; y, por último, debe producir concretos
resultados típicos: estragos, grave perturbación de la tranquilidad pública, y afectación de las
relaciones internacionales o de la seguridad sociedad y de! Estado; que a ello se une, desde la
tipicidad subjetiva, el dolo del autor, sin perjuicio de tomar en cuenta la específica
intencionalidad antes mencionada; que tratándose de una interpretación de un tipo penal de
especial importancia, que en rigor complemento la llevada a cabo por el Tribunal
Constitucional, es del caso otorgarle carácter de precedente vinculante de conformidad con el
numeral uno del artículo trescientos uno—A del Código de Procedimientos Penales,
introducido por el Decreto Legislativo número novecientos cincuenta y nueve. Décimo: Que
es de precisar que en la sentencia recurrida se ha impuesto pena de inhabilitación, cuando esa
pena no está prevista en el Decreto Ley número veinticinco mil cuatrocientos setenta y cinco,
ni lo estuvo como pena accesoria en el Código Penal vigente, única forma de adicionarla a
tenor de la concordancia de los artículos cuarenta y ocho y cincuenta del Código Penal, por lo
que es del caso dejarla sin efecto; que, por otro lado, se ha impuesto una pena por debajo del
mínimo legal de treinta años fijado por el artículo tres, inciso b), del Decreto Ley numero
veinticinco mil cuatrocientos setenta y cinco, pese a que no existe fundamento legal alguno
para hacerlo; que tal error jurídico, sin embargo, no puede corregirse porque implicaría afectar
el principio de la interdicción de la reforma peyorativa, en tanto que el único recurrente es el
imputado; que, finalmente, en la sentencia impugnada se ha condenado concurrentemente
por delito de asociación terrorista —artículo cinco del Decreto Ley número veinticinco mil
cuatrocientos setenta y cinco—; sin embargo, como el imputado ~ perpetró los actos
terroristas en esa situación personal de asociado terrorista, el aludido tipo penal se subsume
en la forma agravada de A acto terrorista, por lo que es del caso absolver en este extremo. Por
) estos fundamentos: declararon NO HABER NULlDAD en la sentencia de fojas novecientos
ochenta y ocho, de fecha veintiséis de agosto de dos mil cuatro, en cuanto condeno a Alfonso
Abel Dueñas Escobar como autor del delito contra la tranquilidad pública — terrorismo en
agravio del Estado, ilícito previsto en el artículo dos, primer párrafo del inciso b) del artículo
tres del Decreto Ley —y no Ley como equivocadamente se ha consignado número veinticinco
mil cuatrocientos setenta y cinco, y los artículos trescientos diecinueve y trescientos veinte,
primer párrafo del inciso primero y el inciso segundo, del Código Penal, en su texto originario
aprobado por Decreto Legislativo número seiscientos treinta y cinco, y le impone veinticinco
años de pena privativa de libertad y sesenta días multa, así como cinco mil nuevos soles por
concepto de reparación civil a favor del Estado; con lo demás que al respecto contiene;
declararon NULA el extremo de la sentencia que impone la pena de inhabilitación posterior a
la sentencia por tres años; declararon HABER NULIDAD en la propia sentencia en la parte que
condena a Alfonso Abel Dueñas Escobar como autor del delito contra la tranquilidad pública
— terrorismo en agravio del Estado, en el ilícito previsto y sancionado en el artículo cinco del
Decreto Ley número veinticinco mil cuatrocientos setenta y cinco; reformándolo: lo
ABSOLVIERON del mencionado delito en agravio del Estado, y ORDENARON se archive lo
actuado definitivamente en ese extremo y se anulen los antecedentes penales y judiciales del
imputado, oficiándose; ESTABLECIERON como precedente vinculante lo estipulado en el
noveno fundamento jurídico de esta Ejecutoria Suprema, disponiéndose su publicación en el
Diario Oficial y, de ser posible, en el Portal del Poder Judicial; y los devolvieron.—
S.S.
SAN MARTíN CASTRO
PALACIOS VILLAR
BARRIENTOS PEÑA
LECAROS CORNEJO
MOLINA ORDOÑEZ