Sabiduria Financiera
Sabiduria Financiera
Sabiduria Financiera
financiera
“El mundo está lleno de abundancia y oportunidades pero muchas personas llegan a la
fuente de la vida con una cuchara en vez de una pala. Esperan poco y como resultado
reciben poco.”
Ben Sweetland
No es un secreto que a todos nos gustaría gozar de una vida abundante en dinero, amor,
felicidad y una buena relación con la vida. Pero tampoco es un secreto que no todos
gozaran de esta posibilidad. No porque no se lo merezcan o porque Dios los quiere castigar
con la pobreza. Sino porque su mente y espíritu repelan todas estas cosas por muy raro que
suene…
¿Eres de las personas que repele la riqueza o que la atrae fácilmente? La sabiduría
financiera, no solo trata de administrar bien tu riqueza, de protegerla o saber invertirla.
También se basa en cómo te relacionas con ella y en este video queremos enseñarte la
forma correcta de hacerlo.
Empecemos esta leccion con un poco de enfoque zen en cuanto a la felicidad. Para ser
felices hay que concebirse no en términos de lo que hacemos, valemos o tenemos, sino de
lo que somos. Seres humanos. Nuestro propósito como humanos es “ser”. Lo que significa
estar presentes en el momento. Agradecerlo todo de corazón y estar en armonía con
nuestro cuerpo y mente a cada instante. Si estás presente en el momento, no piensas en el
pasado: tus errores, tus problemas, el daño que te hicieron y la furia que eso te hace sentir.
Y si estás presente, no piensas en el futuro: sus inesperadas consecuencias, o la
posibilidad de desastres. Si no piensas en el futuro, no te sientes ansioso, temeroso ni
estresado.
¿Y cómo se relaciona esto con el Dinero? La respuesta es que: gran parte de nuestro
estrés, ansiedad y desdicha por el dinero procede de que pensamos en nuestros errores
pasados o el daño que se nos hizo y de que nos preocupamos innecesariamente por las
incertidumbres del futuro. Lo que fuimos y lo que seremos nos despojan de la felicidad de lo
que somos cuando permitimos que esos pensamientos negativos nos distraigan. La
felicidad viene del interior. Así, podemos aceptar que el dinero no puede comprarla. Nada
puede hacerlo. Sin embargo, afirmo que es mucho más fácil estar presente y libre de furia
por el pasado y preocupación por el futuro si el dinero no es una fuerza tan abrumadora en
nuestra vida.
el dinero no puede comprar la felicidad, pero alivia sin duda parte de las incomodidades de
la vida. En otras palabras, entre menos preocupación y estrés tengas, más tiempo tendrás
para ser. Si cuentas con recursos, no tienes que preocuparte todo el tiempo de si podrás
pagar las cuentas al final de cada mes. Puedes dar regalos a tus amigos si lo deseas.
Puedes darle un regalo a la persona que quisieras que fuera tu pareja.
La respuesta a la pregunta al inicio del video: ¿Porque unas atraen la riqueza y porque otras
la repelan? es la siguiente:
Las personas prosperas sostienen una buena relación con el dinero: lo que significa que
éste no define lo que son. No necesitan competir con sus vecinos. Y no enfatizan el futuro ni
las cosas que no pueden controlar. No creen en el mito de la escasez. Saben que siempre
tendrán suficiente de lo que necesitan cuando lo requieran. Están en paz con el lugar donde
se encuentran y con lo que son. Nada les induce a pensar que tener una casa más grande o
el auto más bonito transformará su vida como por arte de magia y se llevará todos sus
problemas. El dinero no las controla ni ejerce poder sobre ellas; ellas ejercen poder sobre
él. Y sobre todo, no temen al dinero, lo más importante al adquirir sabiduría financiera.
Ahora que significa ¿Temerle al dinero? ¿Quién teme al dinero? hay dos maneras de
relacionarse con las cosas de la vida y eso incluye al dinero: te relacionas con amor o con
temor. Y déjame explicarte un poco qué significa esto.
¿Cuando ganas y gastas dinero, lo haces con amor o temor? Por ejemplo, tememos al
dinero todo el tiempo. Tememos no tener suficiente para los tiempos difíciles. tememos
perderlo. Tememos que otros tengan más que nosotros. O que si otros ganan más o tienen
más, haya menos para nosotros. Tememos perder nuestro empleo; si esto sucediera,
¿cómo pagaríamos todas nuestras cuentas? Aun cuando gastamos, lo hacemos por miedo.
Si no gasto mi dinero en forma sensata o inteligente, lo perderé. A veces nos sentimos
presionados cuando gastamos. Tememos que se abuse de nosotros, que se nos engañe;
que gastemos demasiado, o que compremos algo incorrecto que en pocos meses deje de
gustarnos. Nos preocupa que, si compramos algo, no tengamos suficiente después para
otra cosa.
Muchos de nosotros permitimos que el miedo se cuele en nuestras decisiones sin darnos
cuenta. Desde luego que algunos de esos temores son racionales y no carecen de
fundamento. El miedo está enlazado con la supervivencia. Si fallamos en cuestiones de
dinero, no tendremos dónde vivir, alimentos que comer ni ropa que vestir. Algunas personas
nacen con más temor que otros o simplemente fueron condicionados en su hogar por sus
padres y parientes, quienes sostienen una relación negativa con el dinero, basada en el
miedo, mientras que otras carecen de temor por completo. No les cruza por la mente que el
dinero vaya a agotarse algún día.
Desde niños se nos dijo que debíamos “hacer lo correcto” con nuestros ahorros. Nuestros
padres ignoraban qué significaba esto, pero eso no les impedía que nos lo dijeran. Nos
regañaban a propósito del dinero; en qué lo gastábamos, cómo lo perdíamos y lo
descuidados que éramos con él. Llegamos con estos temores a la edad adulta sin darnos
cuenta de ello ni advertir que nuestras acciones con el dinero están cargadas de temor
Lo contrario del temor es el amor. Amar es no temer que algo te perjudique o abandone.
Requiere confiar y creer en que el objeto de tu amor, sea quien sea, siempre estará a tu
lado. Nuestros padres decían amarnos, aunque es probable que su forma de amar se haya
expresado más bien como temor. Su ansiedad y preocupación nos impedía intentar cosas
nuevas. Su preocupación por el dinero les impedía permitir que corriéramos riesgos en
nuestra carrera o relaciones.
El miedo luce, suena y se siente como control. El amor se siente como lo contrario. Es una
aceptación incondicional. Es la disposición a confiar en que las cosas saldrán bien. Se
siente como una liberación. La sensación de amor es muy semejante a la de “estar” en el
momento, sin furia por el pasado ni preocupación por el futuro. Eres feliz aquí y ahora.
Estás agradecido. Intensamente agradecido de todo lo que tienes, y donde hay gratitud, hay
alegría y entusiasmo. Y la alegría y el entusiasmo te hacen feliz.
Las personas que tienen una buena relación con el dinero hacen lo que les gusta y ganan
suficiente. Suelen decir: “Tengo suficiente” o “Tengo todo lo que necesito”. Quizá no sean
ricas, pero es cierto que tienen todo lo que necesitan. Ponen lo que aman en el centro de su
vida. Cuentan con bienestar económico, así que no experimentan estrés por el dinero en la
vida diaria Cuando van a un restaurante o una tienda, toman decisiones con base en sus
preferencias, no en el precio. Esto no quiere decir que compren siempre cosas caras.
Sencillamente son exigentes. Saben qué desean, así que no necesitan comprar muchas
cosas. Tampoco requieren comprar cosas caras o de marca, porque no buscan en los
demás validación externa. Ya son felices consigo mismas, con lo que son y con lo que
quieren ser. Así, sus relaciones son auténticas. Se relacionan con personas de su agrado,
no con individuos a los que deseen impresionar o que quieran impresionarlas.
Mantienen una buena relación con su familia y pueden pasar tiempo de calidad con ella,
porque no trabajan en exceso para ganar unos dólares extras. Y aunque a veces sienten
estrés por el dinero, se dicen: Esto ocurre en ocasiones, y siempre podré superarlo. Todo va
a salir bien. Saben cómo liberarse del estrés y no controlar las cosas por temor de que algo
marche mal. Pueden distinguir entre lo real y lo que no lo es en relación con sus temores
respecto al dinero.
esto comienza con la gratitud. En lugar de creer que nunca hay suficiente, piensa: Tengo
todo lo que necesito y me siento muy agradecido por todo eso. Agradezco el trabajo que
realizo, los alimentos que consumo, el automóvil que manejo y el dinero que gano. Cuando
recibas dinero, di: “Gracias” y aun cuando tengas que deshacerte del dinero, di lo mismo: da
gracias de que ese dinero te haya servido o de lo que te procura ahora Pase lo que pase,
puedes dar gracias. Gracias es una frase muy poderosa que te ayudará a transformar tu
relación con el dinero. Cuanto más hagas esto, menos estrés sentirás y más felicidad fluirá
por ti... y por tu dinero. Empezarás a ver, sin mucho esfuerzo, lo rápido que el dinero en tu
cartera comienza a crecer.
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video.