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Resumen
El uso consciente del agua de lluvia contribuye a la construcción de la sostenibilidad urbana. La
identificación de una variedad de experiencias exitosas pero aisladas y fragmentadas a nivel local
e internacional, permiten destacar el potencial de la gestión integral del agua lluvia (GIALL).
Esta es una opción para acceder al agua potable y a alternativas de saneamiento. El uso
planificado de la lluvia debería garantizar la soberanía alimentaria, la recarga de acuíferos,
facilitar la reducción de desastres y la supervivencia de ecosistemas estratégicos. Tiene además
una dimensión cultural que contribuye a preservar valores y símbolos locales y afianza la
responsabilidad femenina en la gestión del recurso. El artículo busca destacar algunas buenas
prácticas tales como las realizadas en el Colegio de Posgraduados con el consumo de “Lluviatl”
en México, el rol de la cultura raizal y de género en el uso del “Acueducto Celestial” en las islas
de San Andrés y Providencia en el Caribe Colombiano y otras prácticas ancestrales y modernas
en muchas regiones de la India. Se concluye con la necesidad de abrir espacios políticos a la
GIALL, con el fin de que esta se incluya en el marco de políticas y operaciones que contribuyen
a la sostenibilidad urbana.
Descriptores: Gestión Integral del Agua Lluvia (GIALL), valores culturales y de género en la
gestión del agua.
Página 39 de 157
M. Pacheco
* * *
agua, como lo ha sido la captación del agua lluvia en el pasado en muchas culturas, requieren ser
seriamente consideradas como alternativa viable para reducir la presión sobre la demanda
creciente de agua entubada.
La Captación de Agua Pluvial (CAP) es el término utilizado tradicionalmente para la recolección
de agua lluvia (Gleason, 2005, p. 15) en países húmedos y áridos, en contextos de pobreza y de
riqueza, para el abastecimiento de agua en los hogares, la producción agrícola y el
mantenimiento de espacios verdes y ecosistemas estratégicos para la vida urbana (Márquez,
1996). La planificación y la gestión del agua lluvia puede también reducir riesgos, prevenir
daños a la salud y mitigar desastres. Se presentan situaciones en las cuales la estructura
geológica de los suelos contiene arsénico u otra sustancia peligrosa que contamina el agua de los
pozos y aljibes. Los beneficios del uso de la lluvia van más allá del uso para consumo humano y
animal. Nutre la conservación de bosques y humedales y disminuye la presión sobre acuíferos y
proyectos de construcción de nuevas presas para el abastecimiento urbano (Gleason, 2005, p 16).
Desde el 2002, en la Cumbre de Desarrollo Sostenible en Johannesburgo se inició un
posicionamiento del agua lluvia en las agendas políticas nacionales e internacionales3, lo cual ha
permitido ir cambiando lentamente la racionalidad sobre el despilfarro del recurso pluvial y
repensar el paradigma de la centralización del suministro del agua potable en zonas urbanas y
peri-urbanas.
La existencia de redes y grupos de presión a nivel nacional han permitido introducir de manera
innovadora propuestas descentralizadas dando mayores responsabilidades al consumidor de
agua. En la gran mayoría de las ciudades del trópico, la normativa urbanística exige la
instalación de redes de agua y de alcantarillado “entubados”, como la solución técnica y
urbanística ideal, pero no se ofrecen aún opciones complementarias para reducir la presión sobre
los ecosistemas estratégicos ni programas de educación y cultura ciudadana para cambiar
actitudes urbanas de ahorro de lluvia.
La propuesta sobre la cual trabajan los nacientes grupos de presión, sobretodo en la India 4, se
centra es una estrategia de aprovechamiento y reutilización del agua de lluvia captada in situ, con
miras a producir el mínimo de residuos líquidos. Ya se ha iniciado en ciudades Europeas (Berlín
y Ginebra son unos buenos ejemplos), donde se utiliza el agua lluvia no tratada en usos urbanos,
limpieza de calles, riego de jardines, usos industriales, separando el agua potable para el
consumo, del agua no tratada para otros usos urbanos. Tímidamente se introduce en ciudades de
América Latina.
Existen grandes reticencias e intereses económicos que frenan la promoción del uso de un bien
público como es el agua pluvial. La rentabilidad económica de las empresas de servicios y las
ganancias del sector multinacional que maneja los acueductos urbanos, no han manifestado
mayor interés en auto-generar competencia aceptando usos complementarios con agua gratuita,
de libre acceso y sin costo para el consumidor. La promoción de comportamientos de ahorro y
reciclaje del agua se hace con referencia al agua entubada, con miras a limitar el consumo pero
África del Este (SEARNET) y de instituciones académicas en México, Reino Unido, Australia y
otros. Los intercambios, no siempre fáciles, entre redes, instituciones académicas, ONGs,
autoridades y agencias donantes, permitieron establecer una primera categoría de usos y
actividades del agua lluvia, implicaciones y propósitos que están por desarrollarse
conceptualmente.
Los usos del agua de lluvia en la actualidad son:
•Domésticos y productivos
•Sanitarios y de higiene
•Protección de cuencas
•Soberanía alimentaria
•Conservación de suelos
•Recarga de acuíferos
•Preservación de ecosistemas estratégicos
•Prevención de desastres y estrategias de reconstrucción después de los desastres
•Usos simbólicos, lúdicos y sagrados
Los usos múltiples del agua lluvia tienen implicaciones económicas, sociales, culturales y de
género en:
•Formulación de políticas, planes, programas y proyectos
•Cambios de comportamiento para valorar el bien público y reducir despilfarro
•Valorización de tradiciones y conocimiento local del medio natural
•Identificación de tecnologías y materiales locales
•Formación de nuevos oficios generadores de ingreso y empleo
•Transferencia e intercambios de tecnología
•Constitución de organizaciones sociales de gestor@s de agua lluvia
•Equilibrar los usos del agua por edad, equidad de género y discapacidades
•Monitoreos y evaluaciones de impactos en la sostenibilidad urbana y regional
Existe una gran cantidad de información dispersa sobre distintos usos e implicaciones de la
GIALL. Los ejemplos de prácticas tradicionales y modernas en distintos contextos geográficos y
climáticos, las tecnologías de los sistemas, el potencial multiplicador de experiencias, los efectos
ambientales de la captación en los acuíferos y ecosistemas urbanos, son entre otros temas,
relevantes para la construcción del marco conceptual de la GIALL.
Foto 1: Humedal urbano en Jaipur. La India tiene una milenaria tradición de uso del agua lluvia. Se
construyeron con varios propósitos: recarga de acuíferos, almacenamiento del agua para los periodos
de sequía, aprovechamiento del espacio lúdico y símbolo de poder del feudo medieval.
Los humedales urbanos, como el de Jaipur en la ilustración, fueron concebidos para captar y
almacenar la lluvia estacional y cumplir la función de recarga de acuíferos, han servido también
para prevenir riesgos de inundación en época de fuertes tormentas. Son sistemas de captación
esencialmente planeados para garantizar el acceso al agua fresca, con dimensiones simbólicas de
identidad regional, de paisaje urbano, para el disfrute y la recreación. En estas construcciones
están también implícitos el poder religioso, el económico y de “casta”, inherentes a la estructura
vertical de las sociedades de la India antigua y contemporánea.
A lo largo de la historia, la humanidad se ha servido del “Acueducto Celestial” (Avella, 2001)
para satisfacer sus necesidades básicas. En culturas del norte de la India, con gran escasez de
agua superficial y estaciones cortas de lluvia, se han construido sistemas hidráulicos urbanos y
rurales, en su historia milenaria, aprovechando la época de lluvias. Las fortalezas y pueblos
construidos para la defensa militar con sistemas de aprovisionamiento pluvial son un excelente
ejemplo de planificación del recurso hídrico y conocimiento del clima y la topografía6.
La dimensión simbólica del agua lluvia se expresa también en las culturas precolombinas. En
México (Jimenez, 2005, Anaya, 2005) las culturas precolombinas utilizaron sistemas hidráulicos
sofisticados en los trazados urbanísticos de antiguas ciudades. La importancia del agua lluvia en
México y en particular en los centros urbanos de culturas Maya y Azteca, como es el caso de
Chichen Itza y Teotihuacan. Ejemplos piloto modernos, promovidos por entidades académicas
con apoyo de autoridades locales, abundan en México D.F., Querétaro, Autlan, Morelia,
Monterrey y ciudades costeras del Pacífico y Golfo de México. El inventario de ejemplos a nivel
internacional está por realizarse de forma sistemática, para que se constituya en plataforma
inspiradora de estudios urbanos y de futura legislación.
En contextos insulares, como es el caso de la islas Canarias en España, el agua lluvia se
almacena desde hace siglos en los aljibes y corraleros. Es común encontrarlos actualmente en
toda la región sur y en las Islas Canarias
Foto 2 y 3: Planta y fachada de un aljibe tradicional en las islas Canarias. Esta práctica ancestral de
almacenamiento, que permite evitar la evaporación del agua y mantenerla fresca durante largos
periodos, ha ido desapareciendo con los acueductos urbanos y el agua vendida en botellas.
En contextos insulares del Caribe, como San Andrés y Providencia, la captación del agua lluvia
(CALL) se realiza a nivel familiar y con gran autonomía por parte de las mujeres. Las cisternas
familiares complementan los sistemas ineficientes del acueducto, promueve la autosuficiencia, la
responsabilidad femenina en el control de calidad y mantienen el carácter simbólico del agua
donada por el cielo. La arquitectura de las islas ha desarrollado el concepto de “cisterna con
casa”, el cual permite almacenar volúmenes importantes del precioso liquido (Avella, 2001) y
ejercer el concepto de “privatización familiar” del agua lluvia. Las mujeres son las encargadas
del mantenimiento y distribución del agua, de su transformación en alimento y de los
intercambios y donaciones de agua a vecinos con la necesidad.
Estas prácticas insulares tradicionales adaptadas a la vida moderna, son socialmente aceptadas y
respetadas por la comunidad raizal. La calidad del agua familiar es responsabilidad de las
mujeres adultas, así como de la distribución familiar y social. En áreas litorales e insulares con
alta densidad de población, donde escasea el agua de superficie, el agua subterránea es con
frecuencia salobre y puede estar contaminada por la proximidad de fosas sépticas, sustancias
tóxicas provenientes de pesticidas y residuos sólidos (Avella, 2001). Estos son riesgos
permanentes para la salud. Para satisfacer la demanda de población emigrada y del turismo, se
importa agua embotellada y se desaliniza el agua de mar a costos altísimos para la comunidad
raizal. Estas formas de suministro de agua son insostenibles pero corresponden a la lógica
imperante del mercado del agua en islas donde el servicio de agua entubada es deficiente. Con el
libre mercado del agua importada, la oferta de agua desalinizada y el suministro de agua de pozo
tratada, se ha ido perdiendo el potencial ambiental de los sistemas del agua lluvia, base de la
supervivencia de la cultura local.
Foto 4: Casa con Cisterna en San Andres, isla. En la cultura raizal de las islas del Archipiélago, las
mujeres tienen la responsabilidad social del cuidado del agua lluvia para elaborar alimentos y agua a la
familia.
En varios países del África del Este, en particular en Kenya, con crecientes cambios climáticos y
retroceso de nieves perpetuas, con un déficit creciente de agua urbana y variabilidad de
temporales, las lluvias captadas en los techos o por escorrentía, alimentan acuíferos que nutren
los pozos y aljibes de las viviendas, especialmente en sectores peri-urbanos y rurales. La práctica
actual de captar agua lluvia, se hace de forma poco tecnificada y sin incentivos. Las asociaciones
locales y nacionales de Gestores de Agua Lluvia7 (Kenya Rainwater Association) han avanzado
en el posicionamiento del tema en el ámbito político, de forma que ya existen programas rurales
con sistemas tecnificados, especialmente para atender necesidades de seguridad alimentaria y
producción de alimentos.
En países como la República Popular de China se ha ido resolviendo el problema de
abastecimiento de agua a cinco millones de personas con la aplicación de estas tecnologías. En
Japón, Korea, Alemania, Australia, y Singapur el agua de lluvia se potabiliza, lo que se traduce
en un ahorro estimado del 15 por ciento del total que se utiliza. En Bangladesh se ha reducido la
intoxicación por arsénico que se encuentra en el subsuelo contaminando el agua de pozo, con la
utilización de sistemas de captación de agua de lluvia para uso doméstico. En el norte de
Tailandia se han construido en los últimos años 10 millones de cisternas, utilizando los
conocimientos de alfarería de comunidades rurales. En el nordeste del Brasil, la región más
afectada por la escasez de agua, el Programa del “Millón de cisternas” ha demostrado que es una
opción viable para pequeños poblados. En las Islas Vírgenes, Islas Caicos y Turkos, entre otros,
existe marcos legales y normativos que obligan a la captación de agua de lluvia de los techos
(Anaya, 2005).
En ciudades como Berlín y Ginebra, ya existe legislación para la captación en techos y uso de
escorrentías para prevenir inundaciones. Estas normas contribuyen al uso y re-uso del agua y a la
reducción de volúmenes de desechos líquidos. En Suiza existe una legislación y ejemplos
prácticos (Oficina Federal del Ambiente, 2000) que muestran como la infiltración, la retención y
la evacuación superficial, son usos urbanos que permiten recargar los acuíferos y retener el agua
lluvia para prevenir inundaciones. En Ginebra, existen algunos ejemplos como los techos y
jardines-terraza, adaptados para retener la lluvia, humedales construidos. Existe una legislación
sobre el uso de la lluvia para la prevención de inundaciones, el mantenimiento de los espacios
públicos y el lavado de calles y andenes de la ciudad.
En México, el Centro Internacional para la Formación y Demostración sobre el
Aprovechamiento del Agua Lluvia (Cidecalli), del Colegio de Posgraduados, dirigido por el
Profesor Anaya, provee información valiosa para demostrar los beneficios comunitarios de
sistemas de captación del agua pluvial, en particular en zonas marginales y en comunidades de
bajos recursos. A pesar de muchos años de experimentación y ejecución de proyectos rurales,
subsisten dificultades de incluir la lluvia en la agenda política de los Estados. En el capitulo 5 se
detalla dicha experiencia.
Foto 5: Laboratorio en el Campus Universitario del Colegio de Posgraduados y sede del Centro
Internacional de Formación para el Aprovechamiento del Agua Lluvia, Cidecalli en Texcoco, Mexico.
Las instituciones de formación para la gestión del agua lluvia, en el Sureste de Asia, y la otra,
más reciente, en Latinoamérica, están contribuyendo con proyectos concretos a demostrar la
importancia de la Gestión Integral del Agua Lluvia para la sostenibilidad urbana y regional. La
actividad académica de dos jóvenes Profesores, Arturo Gleason del Centro Universitario de Arte,
Arquitectura y Diseño de la Universidad de Guadalajara y de Ilan Adler de la Universidad
Alliant en México, también ha contribuido a la formación y puesta en marcha de proyectos piloto
urbanos con tecnologías de bajo costo. Tiene también el fin posicionar el enfoque integral del
agua en el contexto urbano de México8.
En África del Este, la Red de Asociaciones Nacionales de Gestores de Agua Lluvia Searnet 9, ha
sido muy eficiente para convocar asociaciones y mantener el intercambio de experiencias entre
nuevas entidades gremiales en Kenya, Etiopía, Uganda, Zambia, Rwanda, Botswana, Malawi,
Burundi, Zimbabwe y África del Sur. La SEARNET de África es la más activa en el continente y
tiene el mérito de haber generado un modelo regional de intercambio de experiencias que ha sido
estimulante para las nuevas asociaciones nacionales del sur y oeste del continente.
En cada una de las instituciones mencionadas ubicadas en tres continentes, el posicionamiento de
la GIALL es relevante. La promoción que realizan las dos redes internacionales promotoras de la
gestión del agua lluvia, las actividades académicas, proyectos piloto, cabildeo, posicionamiento
político y la oferta de servicios de asistencia técnica para demostrar la viabilidad de la Gestión
Integral del Agua Lluvia (GIALL) son insuficientes para cambiar actitudes urbanas frente al
recurso pluvial. A pesar del cabildeo de las redes y asociaciones, del interés que suscita el tema y
de las oportunidades de contribuir con la opción GIALL a los Objetivos del Milenio, la
racionalidad económica prima sobre el uso de un bien común. El despilfarro y la indiferencia
ante las limitaciones del recurso agua son argumentos en contra de la sostenibilidad.
El acceso a las fuentes de agua para el consumo humano en zonas peri-urbanas y rurales, sigue
siendo, en los países tropicales, un desafío para cumplir con los Objetivos del Mileno. El reducir
a la mitad el número de personas sin acceso al agua potable y al saneamiento en el mundo actual
al 2015 parece un imposible. Según el Informe de Desarrollo Humano 2007/2008 del PNUD, se
admite que se avanza muy lentamente.
de estas virtudes. Los sistemas de acueducto convencionales, con sus redes subterráneas e
invisibles, proveen agua de presas cada vez más distantes de los centros urbanos, afectando
cuencas y ecosistemas rurales. Esta forma de consumo del agua es insostenible.
Para avanzar en este marco, se requiere aunar esfuerzos de muchos actores y disciplinas, generar
nuevos conocimientos interdisciplinarios y bases teóricas para evaluar las opciones de
sostenibilidad del agua en la ciudad.
Existen otros ejemplos que empiezan a desmitificar el uso de la lluvia: En la ciudad de
Manizales, se ha puesto en marcha un programa de recuperación del agua lluvia para el lavado
de vehículos y la generación de ingresos de personas reinsertadas a la vida civil. Aunque a
pequeña escala, este tipo de iniciativas locales responden a una necesidad de empleo que bien
podría reproducirse en otras ciudades con población desempleada.
Es el caso de las ciudades de Quibdó y Buenaventura, ubicadas en el litoral Pacífico de
Colombia, una de las zonas más pobres y lluviosas del mundo, la población se queja de falta de
agua potable. Los acueductos existentes no tienen la cobertura deseada ni la cantidad y calidad
aceptable. Las enfermedades gastrointestinales ocupan el primer lugar en morbilidad y
mortalidad infantil. Según un estudio del Banco Mundial, (Larsen, 2004)10, los mayores daños
ambientales en Colombia causados por enfermedades relacionadas con el agua, la contaminación
del aire, los desastres naturales tales como inundaciones y deslizamientos de tierra, deterioro del
suelo y contaminación intramuros del aire, generan en su orden, los mayores costos sociales y
económicos asociados con el deterioro ambiental urbano.
Foto 6: Laboratorio Cidecalli, donde se capta, purifica y embotella la marca “Luviatl”. México
Foto 7: El Puerto de Buenaventura, en el Pacífico Colombiano, muestra las construcciones con sus
techos inutilizados para la captación de la lluvia. Irónicamente llueve todos los días pero la población
se lamenta que no hay agua potable. La abundancia de lluvias es un recurso altamente desaprovechado.
Figura 1: El esquema del COLPOS 1 demuestra como una familia de 4 personas se puede abastecer con
agua potable y purificada con un consumo per cápita de 100 litros diarios durante el periodo de sequía.
El área de captación es 120 m2, estimando una precipitación pluvial anual de 610 mm y un tamaño del
tanque de almacenaje de 73 m3. El costo del sistema es de unos $35.000 pesos mexicanos.
Con el sistema COLPOS12, se busca captar el agua de lluvia para consumo humano, para uso
industrial, agrícola, forestal, producción ganadera o piscícola. Según estudios del Profesor Anaya
y su equipo de investigadores, con el promedio anual de lluvia en México de 1.500 kilómetros
cúbicos de agua, se da una disponibilidad media por habitante de 4,547 metros cúbicos de agua
lluvia. Es más económico purificar el agua de lluvia en comparación con el consumo de aguas
ricas en sales, metales y productos contaminantes. Conjuntamente con la Universidad Autónoma
Chapingo (UACh) y la Universidad Autónoma Antonio Narro (UAAN), el Cidecalli lanzó en el
2005 y luego en el Foro Mundial del Agua en el 2006 la marca “Luviatl”, producida en el
Campus Universitario. Se probó que su costo es un 50% menor con respecto a las marcas de
agua embotellada conocidas en el mercado.
En México se ha probado que colectar el agua lluvia fomenta la conservación de energía al evitar
su uso en la operación de sistemas de bombeo y de transporte de agua. Al ser captada y
almacenada, se reduce la erosión y se previenen las inundaciones provocadas por el exceso de
escorrentía y flujo de aguas que corre sobre las áreas impermeables, como techos y pavimentos
(Gleason, 2006, p. 25). Las ventajas del uso del agua lluvia no son sólo físicas sino culturales y
económicas. Permite valorar el conocimiento local de tecnologías y el uso de materiales locales.
Foto 8: La elaboración de filtros de agua con materiales locales permite generar ingresos a ceramistas
locales y asociar distintos oficios al aprovechamiento del agua lluvia.
presión que puedan ejercer los grupos de gestores de agua lluvia. Su incidencia en el seguimiento
de iniciativas legislativas de nivel nacional está aún en proceso.
El la XI Conferencia de IRCSA (Internacional Rainwater Catchments Systems Association)13 en
Delhi, se acordó, entre un amplio grupo de expertos internacionales, que el adecuado manejo del
agua de lluvia representa una opción real para mitigar los efectos de las inundaciones y de las
sequías, además de disminuir las extracciones de agua de los acuíferos, lo cual contribuye a
estabilizar los mantos freáticos. Las iniciativas privadas y gubernamentales de México, que
presento Manuel Anaya en la conferencia, san buena cuenta de los avances logrados en el país.
Con apoyo del Cidecalli, la Fundación Pro Zona Mazahua diseñó un proyecto con un costo de un
millón quinientos mil pesos14, el cual beneficia a seis mil personas del municipio de San Felipe
del Progreso, Estado de México. La cisterna revestida con geo-membranas tiene una capacidad
para almacenar cinco millones de litros (5.000 metros cúbicos), que una vez purificados se
destinan al consumo humano. Las enfermedades gastrointestinales en el área rural de México
representan un grave problema. Por esta razón, es importante introducir sistemas de purificación
en la capacitación a comunidades, para asegurar el mantenimiento de los equipos. Una de las
cisternas para uso doméstico diseñada por el Cidecalli integra los sistemas de captación,
conducción, filtrado, almacenamiento, disposición y purificación para abastecer de agua potable
a una familia de cuatro personas y un consumo per cápita de 50 litros diarios, con un tanque de
almacenamiento con capacidad de 73 metros cúbicos. Se pretende establecer un proceso donde
se cuente con normas de certificación de calidad, ofrecer una “franquicia social” y proponer
negocios rentables con la purificación de agua de lluvia. Se trata de aportar soluciones adaptadas
a las condiciones climáticas y a los mercados locales, tanto en situaciones de crisis del agua
como en situaciones de desarrollo con visión de largo plazo.
6 Conclusiones
El último Foro Mundial del Agua en México en el 2006 concluyó con la necesidad de construir
un enfoque integral para el manejo del agua15 y recomendó ampliar los usos del agua pluvial en
los centros urbanos. El aprovechamiento del agua lluvia no debería permanecer, como lo es hoy
día, una actividad aislada de los programas nacionales y locales, sino convertirse en una
estrategia que reafirma el camino hacia la sostenibilidad urbana para la satisfacción de
necesidades vitales del conjunto de la población.
Las reivindicaciones de los grupos de presión deberán entonces estar enmarcadas en acciones
ciudadanas y de la academia, buscando un equilibrio entre paradigmas de centralización y
descentralización de las fuentes de agua potable. Para iniciar el engranaje de dicho equilibrio de
paradigmas, se requerirá hacer un balance de los beneficios que aportan a la ciudad y a la región,
la gestión integral del agua pluvial y la transferencia de experiencias piloto a políticas y
programas masivos.
La captación in situ del agua lluvia deberá ser promovida oficialmente y ser incluida en
normativas urbanas, en programas educativos y de generación de ingresos, de amplio alcance.
Solo así empezará a tener el reconocimiento y el aval político que merece, para ser considerada
como un recurso estratégico para la sostenibilidad, la reducción de riesgos y la prevención de
desastres.
La aceptación política de la Gestión Integral del Agua Lluvia (GIALL) a nivel de políticas de
Estado, y su puesta en marcha en regiones y municipios reducirá también la presión sobre los
acueductos y redes de alcantarillado existentes. En la actualidad, cuando los cambios climáticos
y la precipitación pluvial se presentan inusitadamente produciendo graves inundaciones y
sequías recurrentes, que el manejo del agua lluvia se convierte en un potencial de adaptación
para evitar tragedias que afectan a la población más vulnerable.
Para avanzar en la construcción del marco conceptual de la GIALL, se requiere aunar esfuerzos
de muchos actores y disciplinas, facilitar la transferencia de conocimientos y promover el
desarrollo de tecnologías energéticamente eco-eficientes. Se requiere incentivar la voluntad
política para incluir el recurso pluvial en la planificación territorial, en las estrategias de
prevención de desastres y de conservación de humedales, bosques y suelos. Estas acciones serán
una base esencial para proyectos de adaptación al cambio climático y a la reducción de riesgos
en la ciudad y la región.
Bibliografía
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1 UNHABITAT. 2005. Blue Drop Series. Rainwater Harvesting and Utilisation. Nairobi.
2 United Nations Comprehensive Assessment of Freshwater Resources of the World, Report of the Secretary
General. Commission for Sustainable Development, February. 1997.
3 Las presentaciones de experiencias y las conclusiones de las sesiones sobre el aprovechamiento del agua lluvia
en el Foro Mundial del Agua se encuentran en www.ircsa.org y www.irha-h2o.org
4 La Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible en Johanesburgo permitió posicionar el tema en varias de las
agencias del sistema de Naciones Unidas y ante los gobiernos de África y Asia. En este evento se acordó la
creación de La Alianza Internacional para la Gestión del Agua Lluvia (IRHA), como plataforma de los gestores
de agua lluvia, como red internacional promotora aglutinadora de experiencias e información dispersa.
5 Las iniciativas de aprovechamiento de la lluvia en la India han sido las más reconocidas. Making Water
Everybody’s business: Practice and Policy of water harvesting. Editador por Anil Agarwal, Sumita Narayam and
Indira Kurana. 2001, New Delhi, da la pauta para la promoción internacional de dicha opción.
6 El portal www.cseindia.org, da cuenta de los avances de la gestión del agua lluvia y las implicaciones en la
política nacional e internacional.
7 El fuerte medieval de Amber en Jaipur, Rajastan, es un excelente ejemplo de diseño hidráulico, aprovechando la
escorrentía desde la cima de una colina. La captación de escorrentía se aprovechó para satisfacer la demanda
anual de agua de un ejército de 5.000 soldados, animales y miembros de la corte del Maharajá que fundó el
fuerte.
8 La Asociación Nacional de Aprovechamiento de Agua Lluvia en Kenya es la más antigua de África. Existe
desde 1992 y trabaja activamente con las instancias de gobierno. El portal www.searnet.org da información
periódica sobre las actividades asociativas en el África anglófona.
9 Gleason, A. 2005. Manual de Aprovechamiento de aguas pluviales en centros urbanos. Universidad de
Guadalajara.