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62 Salvatierrarojo Ponencia - Doc Ed

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Experiencias de trabajo colectivo con adolescentes en Santiago del Estero

Mesa 62: Investigaciones y metodologías participativas. Experiencias colectivas de


trabajadores de la ciencia y lo social.

Dania Gabriela Salvatierra Rojo. INDES (FHCSyS/UNSE-CONICET),


gabrielasalvatierrarojo@gmail.com

Resumen

La adolescencia es en sí misma una etapa de profundos cambios, de transformaciones, que


acarrean búsquedas permanentes de nuevos escenarios de socialización y nuevas formas
de vinculación, a fin de lograr consolidar su identidad individual y social. Cabe aclarar, que
las adolescencias no son meramente entidades naturales, sino construcciones sociales,
propias de cada tiempo y lugar, de cada coyuntura histórico-cultural y económica, por lo que
es necesario revisar los mandatos de la cultura que habita y la singularidad de cada sujeto
ya que, sin las marcas de la época, el/la joven corre riesgo de quedar como un objeto
obsoleto. Es fundamental entonces, que una intervención en salud para adolescentes posea
un enfoque integral, es decir, que contemple factores biológicos y psicosociales tales como
el estilo de vida, el contexto físico y cultural, la familia, los vínculos con sus pares, entre
otros.

Teniendo en cuenta lo anterior, este trabajo se propone compartir la experiencia de un


proyecto de Salud, Géneros y Derechos Humanos, destinado a un grupo de adolescentes
de un Centro de Educación de la Ciudad Capital de Santiago del Estero. Los objetivos del
proyecto se sintetizaron en concientizar y sensibilizar a los/as jóvenes sobre la problemática
de la violencia contra las mujeres en las relaciones afectivo-sexuales, desarrollar conductas
responsables en el ámbito de la genitalidad e integrar a la sexualidad como parte del
desarrollo personal y social.

Se trabajó en el transcurso de tres jornadas: en un primer encuentro, se desarrolló una clase


teórico-práctica destinada a destacar la importancia de la prevención de la violencia contra
las mujeres en las relaciones afectivo-sexuales; en un segundo momento, se efectuó un

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operativo de salud general con la participación de profesionales de diversas disciplinas; y en
la última jornada, se desplegó un taller sobre salud sexual integral.

Palabras claves: salud integral – adolescencias – experiencias

1. Introducción
Este trabajo se propone compartir la experiencia con un consecuente análisis teórico de un
proyecto de salud sexual y (no) reproductiva desarrollado por el equipo técnico de una
Unidad de Atención Primaria (UPA) y destinado a un grupo de adolescentes de un Centro de
Educación Especial de la Ciudad Capital de Santiago del Estero. Dicha institución,
pertenece a la educación privada y religiosa, asisten jóvenes de entre 15 (quince) y 20
(veinte) años de edad. Un gran porcentaje de ellos/as evidencian complicaciones en el
desarrollo de aprendizaje, dificultades de comportamiento, padecimientos mentales y/o se
encuentran en conflicto con la ley. Los objetivos del proyecto se sintetizaron en concientizar
y sensibilizar a los/as jóvenes sobre la problemática de la violencia contra las mujeres en las
relaciones afectivo-sexuales, desarrollar conductas responsables en el ámbito de la
genitalidad e integrar a la sexualidad como parte del desarrollo personal y social. Se trabajó
en el transcurso de tres jornadas: en un primer encuentro, se desarrolló una clase teórico-
práctica destinada a destacar la importancia de la prevención de la violencia contra las
mujeres en las relaciones afectivo-sexuales; en un segundo momento, se efectuó un
operativo de salud general con la participación de profesionales de diversas disciplinas; y en
la última jornada, se desplegó un taller sobre salud sexual integral.

En el diseño de este operativo se procuró poner en práctica la noción que propone Brown
(2003) como “derechos sexuales y (no) reproductivos”; contemplando tanto a los derechos
sexuales, a los derechos reproductivos y a los derechos no reproductivos. La autora, utiliza
el paréntesis “(no)” teniendo en cuenta que el uso de la denominación “reproductivos”
apunta a la histórica representación de las mujeres como madres y reproductoras sin dar
Seminario
lugardea Posgrado: “Salud
la posibilidad de la ynoDerechos sexuales
procreación. Entonces,y (no)
para que se visualicen ambas
reproductivos”.
significaciones en una primera lectura, posiciona el “(no)”, entre paréntesis, generando una
innegable atención también desde lo visual (Brown, 2014).

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A fines pedagógicos, en un primer momento relataré como está conformado el equipo de
profesionales que integra la UPA y al grupo de estudiantes destinatarios/as, posteriormente
describiré y analizaré cada uno de los encuentros de la propuesta, y por último realizaré
algunas reflexiones y desafíos para futuras propuestas de acción.

2. Un acercamiento al sistema de salud y al equipo interdisciplinario de la UPA


El primer nivel de atención es el más cercano a la comunidad, es el primer contacto que
permite resolver las necesidades básicas y más frecuentes de atención, mediante
actividades de promoción de la salud, prevención de la enfermedad y procedimientos de
recuperación y rehabilitación.

Canevari (2011), describe un organigrama funcional del sistema de salud en la provincia de


Santiago del Estero que permite identificar los diferentes niveles con sus correspondientes
complejidades. Esta estructura, ofrece la posibilidad de coordinación intrasectorial con
diversas instituciones que buscan garantizar el derecho de acceso a la salud de los/as
ciudadanos/as. Este sistema fue diseñado en la década de los 70’, estructurado por doce
zonas sanitarias, cada una de ellas con un hospital zonal de referencia y varios hospitales
distritales (de menor complejidad). Algunas zonas, cuentan con hospitales de tránsito (de
complejidad mínima) y/o postas sanitarias que funcionan como instituciones pertenecientes
a la Atención Primaria de la Salud (A.P.S) en zonas rurales.

En esta oportunidad, el equipo interdisciplinario que desarrolló el proyecto de salud sexual y


(no) reproductiva incluye: agentes sanitarios/as (3), educadores/as para la salud (2),
enfermeros/as (2), obstétricos/as (2), trabajadores/as sociales (2) médicos/as clínicos/as (2)
y psicólogos/as (2).

3. Sobre los/as destinatarios/as: los/as jóvenes que asisten a la institución


escolar
La adolescencia es en sí misma una etapa de profundos cambios, de transformaciones, que
lleva al sujeto a una búsqueda permanente de nuevos escenarios de socialización y nuevas
formas de sociabilidad, a fin de lograr consolidar su identidad personal y social. Siguiendo a
Cardozo (2014), es en ese mundo de autonomía progresiva cuando más se patentizan los
modos diferentes de exposición ante las escenarios adversos, por lo que se torna necesario

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fomentar habilidades sociales, cognitivas y emocionales que les permitan enfrentarse
exitosamente a los desafíos que se les presentan.

Los/as adolescentes con lo que se trabajó en el transcurso de estos tres encuentros son
jóvenes de entre 15 (quince) y 20 (veinte) años de edad. En esta oportunidad, se decidió
trabajar con jóvenes de la mencionada institución secundaria teniendo en cuenta que un
gran porcentaje de ellos/as evidencian complicaciones en el desarrollo de aprendizaje,
dificultades de comportamiento, padecimientos mentales y/o se encuentran en conflicto con
la ley. Asimismo, porque se realizó un seguimiento de la ruta de ciertos casos que reflejaron
situaciones de violencias tanto psicológica, física y sexual y que fueron registrados por
profesionales de la UPA. También, es preciso mencionar que la mayoría de los/as jóvenes
que asisten a la institución se encuentran en situación de vulnerabilidad social y económica.

4. Descripción y análisis de la experiencia


Primer encuentro: taller sobre violencia en las relaciones afectivo-sexuales.

Su objetivo se sintetizó en concientizar y sensibilizar a los/as jóvenes sobre la problemática


de la violencia contra las mujeres en los vínculos afectivo-sexuales. Se trabajó con un total
de 30 (treinta) personas (entre estudiantes [24], docentes [4] y coordinadoras del taller [2])
en el transcurso de 90 (noventa) minutos. Se realizó una presentación e introducción del
tema. Se colocó en la pared un afiche con la pregunta, ¿qué es la violencia contra las
mujeres? De esta manera, se generó una lluvia de ideas que propició que los/as jóvenes
participen aportando palabras, frases o ideas asociadas al interrogante. Ante tal
interrogante, los/as alumnos/as respondieron: violencia es: “golpear a una mujer”, “darle
cachetadas”, “golpes”, “gritos”, “odio”, “maltrato”, “querer mal”, “femicidios”. Asimismo, surgió
una reflexión sobre casos de violencia ejercida contra varones a manos de mujeres. Los/as
estudiantes expresaron que los malos tratos efectuados contra las mujeres están extendidos
en toda sociedad y prácticamente todos/as conocen su existencia. La reconocen como un
problema social consecuencia de la discriminación y de las desigualdades existentes entre
los géneros. Se complementó la actividad con la mención y recuperación de algunos
fragmentos de la Ley Nacional 26485 y de la Ley Provincial 7032 “de protección integral

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para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que
desarrollen sus relaciones interpersonales”.

La actividad central requirió la división de cuatro grupos de seis integrantes, posteriormente


se repartieron cartillas con historias breves de mujeres que transitaron por diferentes
situaciones de violencias y se expusieron las consignas que guiaron el espacio de trabajo.
Dichas consignas, impulsaron a la lectura en equipos del relato (acompañados/as por un/a
docente o coordinadora), consecutivamente a reflexionar sobre las experiencias de las
mujeres y a plantear alguna/s posible/s solución/es para modificar tal/es situación/es. Se
realizó un plenario en el que cada equipo comentó el relato de su grupo y dio respuesta a
las consignas previamente planteadas. Esta actividad permitió una mayor participación de
los/as estudiantes, ya que la mayoría pudo realizar aportes en torno a alguna de las
actividades. En cada grupo, uno/a de los compañeros/as comenzaba relatando la historia,
después, realizando algún comentario sobre la situación, y ante la pregunta sobre posibles
soluciones las respuestas fueron variadas. Algunos de los comentarios expresados fueron:
“le pego un tiro” (realizando el movimiento como si disparara un arma), “le digo a alguien”,
“no sé qué haría”, “llamo a la policía… aunque muchas veces no te hacen caso, hay que
avisar”, “algo habrá hecho”, “no haría nada, porque si está ahí es porque quiere”.

Teniendo en cuenta lo anterior, es posible evidenciar que existe un rechazo generalizado


hacia la idea de violencia, aunque es preciso aclarar, que no todas sus formas mantienen el
mismo grado de repercusión. Existe un rechazo mayormente extendido hacia las agresiones
físicas y sexuales. Por el contrario, la violencia psicológica o emocional no genera las
mismas opiniones, demostrando un cierto grado de tolerancia por parte de los/as jóvenes.

El encuentro culminó con el pedido a cada uno/a de los participantes (incluidos/as docentes)
que realicen una devolución del taller a través de una palabra (que responda a una
apreciación, reflexión, sentimiento o sugerencia), una despedida y entrega de folletería
sobre la temática trabajada (facilitada por la Dirección de Género de la Provincia). Las
palabras que se más se mencionaron fueron: “pensar”, “cuidado”, “amor”, “respeto”,
“responsabilidad” y “miedos”.

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En cuanto a los folletos entregados a los/as estudiantes, el primero de ellos hace referencia
a la importancia de abrir los ojos y ver que la violencia contra las mujeres implica una
violación a sus derechos, ocasionando daños en el cuerpo, en las emociones y en el grupo
familiar. Menciona el ciclo de la violencia y sus tipos, destacando la importancia de romper el
silencio y buscar ayuda si se encuentra en una situación de riesgo. Refleja información
sobre la Oficina de Violencia Familiar y de la Mujer del Poder Judicial en la ciudad capital, en
Añatuya, Frías, Termas de Río Hondo y un número gratuito a un centro de asistencia. Si
necesita intervención o un acompañamiento en el proceso de salida de la violencia, el folleto
sugiere el acercamiento a la Dirección de Género de la Provincia, mencionando dirección,
teléfono, días y horarios de atención. Por último, menciona los diferentes espacios en los
que se pueden realizar las denuncias por los delitos en su contra y algunas
recomendaciones en el caso de que viva en algún lugar alejado.

En este taller se reflejó claramente como el pensamiento amoroso es uno de los dispositivos
que sostiene una forma particular de entender las relaciones entre lo femenino y masculino
que es a su vez, dicotómica y complementarista (Esteban, 2011). La interpretación de los
discursos de las mujeres que participaron reflejaron estereotipos que abrieron paso a
construcciones subjetivas diferenciadas, por un lado, mujeres educadas en el amor y en la
dependencia, ya que desde niñas se instruyen sobre como descifrar los deseos de los otros
y a utilizar el cuerpo como medio de seducción. Mientras que los varones aprenden a
apartarse de las emociones, a ser independientes y tener conciencia de los propios deseos.
En este sentido, como refiere Pateman (1995), el consentimiento, (en tanto categoría
fundamental en el contractualismo), tiene un diferente significado según se trate de varones
o de mujeres, sólo los hombres pueden consentir, las mujeres no. Las mujeres son
consideradas como algo utilizables e incluso necesarias como instrumentos para la
argumentación en la disputa filosófica y como seres sexuales subordinados a los hombres y
al Estado.

Se hacen visibles estereotipos basados en las creencias que posicionan a las mujeres en el
lugar de objeto, de mercancía, de propiedad privada, afloran posturas incuestionables de
obediencia a la pareja, imposibilidad de elegir amistades, convicción de que el amor requiere
entrega absoluta ya que implica posesión y exclusividad. Se fomenta un tipo de imaginería
amorosa profundamente idealista, que a veces se defiende a toda costa, como parte
esencial de la experiencia amorosa (Lagarde, 2001).

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5. Segundo encuentro: Operativo General de Salud
El segundo encuentro, tuvo como propósito promover el control sanitario a través de la
atención integral de los/as jóvenes de la institución. Se desarrolló en el transcurso de 4
(cuatro) hs. Asimismo, se brindó información sobre los servicios que se brindan en la UPA,
ya que la mayoría de los/as jóvenes no la conocían. Dicho operativo, efectuó las siguientes
atenciones: control de tensión arterial, de peso y talla, consultoría médica, odontológica y
psicológica. Se efectuó la captación y seguimiento de casos que requerían atención
especializada, derivaciones y/o gestión de turnos para la atención de otros/as profesionales
facilitando así, el acceso al sistema de salud. La desigualdad de género perjudica la salud
física y mental de millones de niñas y mujeres en todo el mundo, así como de niños y
hombres, a pesar de los numerosos beneficios tangibles que se ofrecen a los hombres en
forma de recursos, poder, autoridad y control. Debido al número de personas afectadas y la
magnitud de los problemas, la adopción de medidas para mejorar la equidad de género en
salud y abordar los derechos de las mujeres a la salud es una de las maneras más directas
y eficaces de reducir las inequidades en materia de salud y garantizar el uso efectivo de los
recursos sanitarios (Sen & Ostlin, 2007).

Brown (2004), explica que por un lado, se trata de una diferencia sexual entre varones y
mujeres; y, por otro, de desigualdades sociales (afectando idénticamente a varones y
mujeres, pero no del mismo modo). Fraser (1997), dice al respecto que no basta con
políticas de distribución; la ideología patriarcal sigue operando en asimetría para varones y
mujeres, hacen falta también políticas de reconocimiento de la diferencia sexual. Por
consiguiente, el género, la clase y la raza desempeñan un papel crucial e interrelacionado
en la constitución y perpetuación de la sociedad de clases, profundamente desigual y
contradictoria (Stolcke, 2000).

Al mencionado operativo, lo desarrollaron dos médicos de familia de la UPA, un médico


odontólogo, dos agentes sanitarios, una trabajadora social, una educadora para la salud y
una psicóloga. Varios/as de los/as jóvenes, no quisieron participar del control general
aludiendo falta de interés o desconfianza.

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6. Tercer encuentro: taller sobre educación sexual integral y (no) reproductiva
Los objetivos propuestos con esta experiencia fueron acompañar y orientar a los/as jóvenes
en su desarrollo integral, a partir de la Educación Sexual, haciendo valer sus derechos, en
contextos o situaciones en las que se pongan en juego aspectos de la sexualidad tales
como: los vínculos, los afectos, el cuidado del cuerpo, la identidad y la (no) procreación. Se
trabajó con un total de 30 (treinta) personas (entre estudiantes [24], docentes [4] y
coordinadoras del taller [2]) en el transcurso de 90 (noventa) minutos.

Se inició la actividad con una lluvia de ideas con el propósito de conocer las
representaciones sociales que los/as jóvenes tienen acerca de la sexualidad. Las principales
respuestas evidenciaron que para ellos/as es: “tener sexo”, “erotismo”, “seducción”,
“relaciones sexuales”, “relación entre hombres y mujeres”, “atracción física”. Como se
evidencia, mayormente los aportes estuvieron orientados a considerar a la sexualidad
meramente como genitalidad, sin contemplar que el primer término remite a una concepción
más amplia, general y abstracta que el segundo, comprendiendo gran cantidad de áreas de
la vida (personal, familiar, social, etc.).

La Ley de Educación Nacional N° 26206 establece, entre otras cosas, que “la educación y el
conocimiento son un bien público y un derecho personal y social garantizados por el Estado”
y que “la educación brindará las oportunidades necesarias para desarrollar y fortalecer la
formación integral de las personas a lo largo de toda la vida y promover en cada educando/a
la capacidad de definir su proyecto de vida, basado en valores de libertad, paz, solidaridad,
igualdad, respeto a la diversidad, justicia, responsabilidad y bien común”. También
contempla, entre los fines y objetivos de la política educativa nacional, “brindar
conocimientos y promover valores que fortalezcan la formación integral de una sexualidad
responsable”. Esta ley ya delinea el lugar que le cabe a la escuela en relación a la
educación sexual, el que es definido acabadamente en la Ley 26150 que crea el Programa
de Educación Sexual Integral. La misma, establece, por un lado, el derecho de los/as
estudiantes a recibir educación sexual integral en todos los establecimientos educativos
públicos del país, de gestión estatal y privada; por el otro, la realización obligatoria, a lo largo
del ciclo lectivo, de acciones educativas sistemáticas en los establecimientos escolares,
para el cumplimiento del Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Cada escuela lo
realizará en el marco de su propio proyecto educativo institucional y su cumplimiento será

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garantizado por cada provincia. Sin embargo, los avances en las normas jurídicas no
significan necesariamente la eficacia de las mismas. La sexualidad y los eventos relativos a
la reproducción o la anticoncepción fueron históricamente planteados en términos
personales e íntimos, irrelevantes en el orden de lo político.

El momento central del encuentro fue destinado al trabajo con diferentes mitos asociados a
la sexualidad y a la (no) reproducción (enfermedades de transmisión sexual (ETS), métodos
anticonceptivos, estereotipos asociados a los géneros, interrupciones voluntarias de
embarazo, etc.). Se entregaron tarjetas con 4 (cuatro) mitos a cada grupo, con la consigna
de reflexionar sobre los mismos, y definir su veracidad o falsedad. La actividad culminó con
un debate en plenario generando un espacio crítico y reflexivo. El propósito de trabajar con
los derechos sexuales, por un lado, radica en la posibilidad de poder decidir cuándo, cómo y
con quién tener relaciones sexuales. A que puedan vivir su sexualidad sin presiones ni
violencia, a que se respete la orientación sexual y la identidad de género sin discriminación.
En cuanto a los derechos reproductivos, es importante tener en cuenta que todas las
personas tienen derecho a decidir de forma autónoma y sin discriminación si desean tener o
no hijos o hijas, con quién, cuántos y con qué frecuencia, tal como lo plantea la ley N°
25.673 con la creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable.
Es fundamental trabajar en la desnaturalización de la maternidad teniendo en cuenta que, lo
que se llama “maternidad” no es un hecho natural ni unívoco, sino que es a la vez un
proceso biológico, una experiencia, un rol, un status, una practica cotidiana y un elemento
identitario (Ramirez, 2013).

La ideología político-religiosa de la institución impidió la entrega de métodos


anticonceptivos y el tratamiento de ciertos temas vinculados a las relaciones genitales,
argumentando que se incentivaría a los/as estudiantes al ejercicio temprano de su
sexualidad. Como alternativa, se invitó a los/as jóvenes a la UPA, facilitando el acceso a
consulta con los/as profesionales que requieran, a la entrega de folletería y de métodos
anticonceptivos gratuitamente. De esta manera se podrá facilitar el acceso a la información
sobre cómo cuidarse, sobre como disfrutar del cuerpo y de la intimidad con otras personas y
al mismo tiempo protegerse de un potencial embarazo o del contagio de enfermedades de
transmisión sexual. Es también un derecho el acceso a la interrupción legal del embarazo en

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las situaciones previstas por la legislación nacional y el asesoramiento sobre las opciones
en todos los casos.

7. Reflexiones finales
A partir del relato de estas experiencias, y a modo de conclusión, considero que fue positivo
y enriquecedor el trabajo realizado con los/as estudiantes. Los contenidos desarrollados en
el marco de este proyecto interinstitucional, fueron tenidos en cuenta tanto por los/as
docentes y estudiantes en diferentes tiempos y espacios. Cabe aclarar, que las
adolescencias no son meramente entidades naturales, sino construcciones sociales, propias
de cada tiempo y lugar, de cada coyuntura histórico-cultural y económica, por lo que es
necesario revisar los mandatos de la cultura que habita y la singularidad de cada sujeto ya
que, sin las marcas de la época, el/la joven corre riesgo de quedar como un objeto obsoleto.
Es fundamental entonces, que una intervención en salud para adolescentes posea un
enfoque integral, es decir, que contemple factores biológicos y psicosociales tales como el
estilo de vida, el contexto físico y cultural, la familia, los vínculos con sus pares, entre otros.

El mensaje explícito e implícito de los servicios de salud será que las relaciones de violencia
son inaceptables y nadie debe ser maltratado/a. Es fundamental el trabajo en redes y el
desarrollo de estrategias comunitarias para la promoción de la salud, la participación y el
ejercicio de la ciudadanía. De esta manera, se propicia la construcción de acciones efectivas
para el desarrollo de nuevas estrategias que posibiliten la salida de situaciones de violencias
a través de la construcción de nuevas formas de vinculación basadas en la equidad, en el
respeto y en la autonomía.

Es preciso comprender que los cuerpos de las mujeres no determinan su destino. Porque el
ser humano, como afirma Beauvoir (1949), no es sólo naturaleza, es ante todo un ser libre
que puede afrontar adversidades sin que nada limite sus posibilidades. En consecuencia,
Brown (2009) explica que es necesario seguir revisando la división entre público-privado,
para que la tríada cuerpo-sexo-reproducción sea valorada como argumento genuino de
demanda en el espacio público político, así como los sujetos históricamente excluídas/os.
Por lo tanto se vuelve imprescindible, siguiendo a Esteban (2011), contribuir a una
antropología contra el amor, un amor entendido como lo más genuino, lo más sublime, una

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lectura absolutamente cultural y occidental que hace del amor la base natural de esta
organización social, familiar, de parentesco, que no solo no es la única posible sino que no
es ni mucho menos la más justa.

Aunque en la actualidad los/as jóvenes en cierta medida son educados/as en discursos de


igualdad, apreciándose ciertas modificaciones en sus cuestionamientos, identificaciones y
objetivos en cuanto a su proyecto de vida; sus conductas y justificaciones en torno a las
diferencias entre mujeres y varones, así como sus prácticas y relaciones concretas, develan
que las diferencias de poder entre unos y otras siguen siendo evidentes. Estas diferencias
se refieren a ámbitos distintos, pero uno de ellos es, claramente, el cómo entienden y viven
el amor, la afectividad y las relaciones de pareja.

Como desafíos interinstitucionales, se realizó la propuesta de lograr un trabajo articulado


entre ambos establecimientos que apunte a promover y difundir el derecho de los/as
adolescentes a acceder al sistema de salud en forma autónoma y en el marco del respeto
de la confidencialidad. De igual manera, propiciar el fortalecimiento de la calidad y cobertura
del servicio de salud de la UPA para dar respuestas eficaces a las problemáticas que se
presenten en torno a la salud integral de la población objetivo. Como primeras actividades,
efectuarán instancias de encuentro y reflexión, para revisar y replantear prácticas a la luz del
enfoque integral de educación sexual y perspectiva de género con el propósito de detectar
riesgos y de visualizar factores protectores, estableciendo acciones anticipatorias y
garantizando el acceso a la información, orientación, métodos y prestaciones de servicios de
salud.

El camino hasta aquí transitado, da cuenta de la importancia de la recapitulación de


conceptos que permiten señalar obstáculos, posibilidades y nuevos desafíos que intenten
vincular lo deseable con lo potencialmente posible. Por lo anteriormente expuesto, destaco
las palabras de Brown (2008), cuando destaca la importancia de seguir apostando y
demandando un reconocimiento de derechos sexuales y (no) reproductivos que reconozcan
las diversidades y el derecho a la (no) procreación.

8. Bibliografía
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11
Brown J. L. y Pecheny M. (2009). La anticoncepción de emergencia como ratificación de la
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Dirección estable: http://www.aacademica.com/000-062/813 Acta Académica

Brown, J. (2008). Los derechos (no) reproductivos en Argentina: encrucijadas teóricas y


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Brown, J. L. (2003), “Mujeres en Argentina. ¿Sujetas u objetas de derecho?”, en II Congreso


Nacional sobre Problemáticas Sociales Contemporáneas, Santa Fe.

Brown, J. L. (2004). Derechos, ciudadanía y mujeres en Argentina. Política y cultura, (21),


111-125.

Brown, J. L. (2009). Los derechos (no) reproductivos y sexuales en los bordes entre lo
público y lo privado. Algunos nudos del debate en torno a la democratización de la
sexualidad. Sexualidad, Salud y Sociedad-Revista Latinoamericana, (2), 10-28.

Brown, J. L. (2014). Mujeres y ciudadanía en Argentina: debates teóricos y políticos sobre


derechos (no) reproductivos y sexuales (1990-2006). Buenos Aires. Teseo.

Canevari, C. (2011). Cuerpos enajenados. Experiencia de mujeres en una maternidad


pública. 1ª ed. Santiago del Estero. Barco Edita. Facultad de Humanidades y ciencias
Sociales y Salud y UNSE. Argentina, 7.

Cardozo, G. P. D. V. (2014). Procesos de subjetivación en adolescentes que habitan


contextos de violencia.

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Fraser, N. (1997). Justicia interrumpida: Reflexiones críticas sobre la condición


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[Recuperado en 13 de enero de 2018]
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Viñar, M. (2010). Del mundo interno y las Relaciones Objetales a la Prioridad del Otro. En S.
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Leyes y Convenciones consultadas:

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promulgada en 2002.

Ley N° 26.061. Protección Integral de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
Sancionada y promulgada en 2005.

Ley N° 26.206 de Educación Nacional. Sancionada y promulgada en 2006.

Ley N° 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra
las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales. Sancionada y
promulgada en 2009.

Ley N° 26150. Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Sancionada y promulgada


en 2006.

Ley N° 7.032 de adhesión a la Ley Nacional Nº 26.485 de protección integral para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus
relaciones interpersonales. Sancionada y promulgada en 2011.

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