El Llamado
El Llamado
El Llamado
El joven de hoy se encuentra con una gran cantidad de desafíos y oportunidades internos y
externos, muchos de ellos son específicos de su ambiente, mientras otros son compartidos en
todo el mundo.
Por lo tanto, muchos jóvenes, al ser preguntados sobre cuál es el sentido de su vida, no saben
qué responder. No siempre hacen la conexión entre vida y trascendencia. Muchos jóvenes,
habiendo perdido la confianza en las instituciones, se han desvinculado de la religión
institucionalizada y no se ven a sí mismos como “religiosos”. Sin embargo, los jóvenes están
abiertos a lo espiritual.
Muchos también se lamentan por lo poco que los jóvenes buscan respuestas al sentido de la
vida en el contexto de la fe y la Iglesia. En muchos lugares del mundo, los jóvenes vinculan el
sentido de sus vidas a su trabajo y al éxito personal. La dificultad de encontrar estabilidad en
estas áreas produce inseguridad y ansiedad. Muchos tienen que emigrar para encontrar un buen
lugar para trabajar. Otros, dada la inestabilidad económica, abandonan familia y cultura.
Finalmente, otros notan que mientras los jóvenes se cuestionan sobre el sentido de la vida, esto
no quiere decir que estén preparados para comprometerse decisivamente con Jesús o con la
Iglesia. Actualmente, la religión ya no es vista como el principal medio a través del cual el
joven busca sentido, y a menudo se dirigen hacia otras corrientes e ideologías modernas.
Muchas veces nos preguntamos cuál es la voluntad de Dios para nuestras vidas. ¿Existe
realmente tal cosa como «el llamado» o es algo inventado en los púlpitos?
Dios llama para algo, ¿pero para qué? Lo dice San Marcos: para estar con Él y para
predicar. Es decir, Dios busca almas que estén muy cerca de Él y les da una misión: convertir a
otros, ayudar a otros. Las personas entregadas son como un puente entre Dios y los hombres.
Uno se entrega porque tiene una misión divina que cumplir. Uno se llena de Dios para llevar a
los otro a Dios.
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Ejemplo: cuando el llamado de un creyente es la música, su pasión, su anhelo y su deseo serán
cantar o tocar un instrumento para alabar y adorar a Dios; por tanto, este es su llamado.
Por el contrario, nunca estaremos conformes haciendo otra cosa que no sea la voluntad de Dios
para nuestras vidas, es esta la razón por la cual vemos a muchos hombres y mujeres de Dios
frustrados e insatisfechos HACIENDO ALGO QUE NO HA NACIDO PARA HACER.
En otro sentido se puede llamar Vocación, la palabra vocación es una palabra latina
“VOCARE” que significa “LLAMAR”. La vocación es una llamada donde
intervienen dos personas: una que llama y otro que es llamado. Además, hay un
motivo por el que se llama: cumplir una MISION.
Podemos decir, que la llamada de Dios es un REGALO que se escucha, que se siente,
traspasa los límites de nuestra compresión y cada uno responde libremente.
El origen e iniciativa de toda llamada esta siempre en la Palabra de Dios; una Palabra
creadoras que descubre una elección. “Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te
conocía; antes de que tu nacieras, yo te consagre” (Jer 1, 4-5).
Dios llama al hombre desde el principio y para estar en comunión con él.
"Cada llamada de Dios es una iniciativa de amor", porque "Dios llama a la vida, llama a la fe
y llama a un estado particular en la vida: 'Te quiero aquí'".
El Evangelista San Juan, al escribir su evangelio a los 90 años de vida; resalta una frase
Evangélica que "'eran alrededor de las cuatro de la tarde' - escribió la hora", significa que
"Todo encuentro auténtico con Jesús permanece vivo en la memoria; nunca se olvida". Es
decir, nunca se olvida.
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A veces las personas se sienten tentadas a decir "NO" al llamado de Dios por miedo o porque
"parece estar en contraste con nuestras aspiraciones" o creen que puede ser demasiado
exigente.
"Pero el llamado de Dios es siempre el amor". "Necesitamos tratar de descubrir el amor
detrás de cada llamada, y debe ser respondido sólo con amor".
Otro Aspecto:
Algunas personas quieren ponerse restricciones de acuerdo con su talento, inteligencia o
experiencia. Otras se preocupan por la edad. Sin embargo, para Dios, una persona puede
marcar la diferencia y cumplir con su llamado, independientemente de las circunstancias o
la situación.
La edad no significa nada para Dios. Un ejemplo: Cuando Jesús alimentó a los 5, 000, un
joven ofreció panes y pescado. (Juan 6, 1-13) y en el caso de Noé, cuando empezó a llover y
entró en el arca, tenía 600 años de edad, tú nunca eres demasiado viejo ni demasiado joven,
para marcar la diferencia por Dios.
No temas destacarse en una multitud. Se lo que significó para Noé el quedarse sólo. Nadie lo
animó a seguir a Dios, pero se mantuvo firme por EL, incluso cuando todo el mundo
adopta una postura contraria. Los que marcan la diferencia son diferente; no permitan que nadie
los apartes de su llamado.
Lo explica así el papa Francisco: “Todos los días hay cristianos que se lamentan, se quejan:
cómo va el mundo, mira, que desgracia, que calamidad. Pero pensad: el mundo no es peor que
hace cinco siglos. El mundo es el mundo; siempre ha sido el mundo. Y cuando uno se lamenta:
expresan; así va, no se puede hacer nada, ah, esta juventud… os pregunto: ¿conocen
cristiano así? ¡Los hay, los hay! Pero el cristiano debe ser valiente y ante el problema, ante una
crisis social, religiosa, debe tener el valor de ir adelante, ir adelante con valentía” …
Cuando vean un arco iris, recuerden que una sola persona puede marcar la diferencia. Nunca
había visto un arco iris hasta después que terminé lo que Dios me pidió, (NOE) colocó el arco
iris en el cielo como un pacto para la humanidad de que nunca más destruiría el mundo con
agua. La próxima vez que vean un arco iris, piensen en la promesa de Dios para TI: pueden
marcar la diferencia.
¿Acepto, que aun a pesar de mis debilidades Dios puede llamarme a ser
discípulo de Jesús?