Este septenio se enfoca en fortalecer la autoconfianza y la individualidad, mientras que la persona busca consolidar su identidad y encontrar equilibrio entre sus aspectos masculinos y femeninos.
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Este septenio se enfoca en fortalecer la autoconfianza y la individualidad, mientras que la persona busca consolidar su identidad y encontrar equilibrio entre sus aspectos masculinos y femeninos.
Este septenio se enfoca en fortalecer la autoconfianza y la individualidad, mientras que la persona busca consolidar su identidad y encontrar equilibrio entre sus aspectos masculinos y femeninos.
Este septenio se enfoca en fortalecer la autoconfianza y la individualidad, mientras que la persona busca consolidar su identidad y encontrar equilibrio entre sus aspectos masculinos y femeninos.
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QUINTO SEPTENIO (28-35 AÑOS)
Etapa de autoconfianza, el Yo debe fortalecerse, integrarse.
Es una etapa de mayor claridad en cuanto a quienes somos
y a quienes queremos ser, hemos ido encontrando nuestro camino a través de los trazados realizados y lo recorrido con anterioridad. La persona siente la exigencia de ser ella misma, no es el simple hecho de lograr lo correcto sino que aquello logrado tenga valor para sí mismo. Muchos jóvenes, poetas, músicos, y otros artistas entierran por completo sus geniales talentos a partir de esta edad. En este período es cuando puede consolidarse la autoconfianza, lo cual demanda un trabajo de la voluntad. La imagen de este septenio es “La Dama y el Caballero”. El arquetipo de La Dama, va hacia adentro, cuida el sentido de la vida, la belleza, lo sagrado, es la fuerza interior (los ideales, la trascendencia), es la fuerza inspiradora. Es la calidez de los sentimientos, la capacidad de comprender (a la pareja, a los hijos, por ejemplo) El arquetipo de El Caballero, va hacia afuera, realiza conquistas en el mundo externo, es el que actúa, el que tiene la voluntad para ir al mundo. Capacidad de concentración para realizar lo propuesto. Si la dama no va al mundo se queda ensimismada. Si el caballero no busca la inspiración, sus conquistas no tendrán sentido, se realizarán por poder. Una de las tareas es la conquista del animus (lo masculino), y el ánima (lo femenino) (Carl Gustav Jung, psiquiatra suizo, 1875-1961) Encontrarse con el adecuado compañero de destino puede resultar muy vivificante. Nos descubrimos en el espejo de la otra persona. El Yo está en proceso de individualización, la capacidad de decisión independiente y de conducción desde una moral propia. No todas las personas lo viven en forma consciente, muchos lo viven en forma inconsciente. Podríamos decir que se trata de que el YO permea la esencia.