Kollipulli Ni Rakiduam Volumen 1
Kollipulli Ni Rakiduam Volumen 1
Kollipulli Ni Rakiduam Volumen 1
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ÍNDICE
Nota editorial……………………………………..….……4
Flashbacks
El “Violín de Acero” llega a Estados Unidos.
Leonardo Albornoz Bascur………………..…..……10
Anecdotario
Las memorias de Nádir Montalva.
Alexis Rojas Leiva………………………………….16
Ensayos
Gestión pública y diversidad cultural: La construc-
ción de la otredad, apuntes para pensar las políticas
públicas.
Duban Mardones Ahilla……………………………24
Artículos
Aproximaciones teóricas para el estudio de la
“revuelta popular” de octubre de 2019 en Collipulli.
Patricia Cely López y Cristóbal Pérez Muñoz……..36
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NOTA EDITORIAL
4
En su primer volumen, la revista “Kollipülli ñi Rakiduam" se compone de
cuatro secciones, los cuales contienen diversos manuscritos que abordan temas
pertinentes al ámbito social local.
5
ternacional a través de la publicación del Scientific American. Este manuscrito se
enfoca en destacar la importancia histórica e ingenieril del Viaducto de Malleco,
una obra de tal magnitud que fue considerada en su época como una de las cons-
trucciones más audaces del mundo.
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Valoramos profundamente el compromiso del programa Jóvenes y Casa
Museo de la Municipalidad de Collipulli en promover la participación juvenil y el
desarrollo de la investigación social en nuestra comuna. Su apoyo nos ha brinda-
do una plataforma invaluable para dar a conocer nuestras ideas y proyectos.
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El “Violín de Acero” llega
a Estados Unidos
Leonardo Albornoz Bascur ¹
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Era 10 de Enero del año 1891 y “Scientific American” una de las revistas de
divulgación científica más antiguas de Estados Unidos ponía en portada al Via-
ducto de Malleco, considerado en su época como uno de los puentes más altos y
audaces del mundo. Habiendo pasado menos de 3 meses de su inauguración, la
revista detalla características generales de la construcción del coloso, ubicado en
la quebrada del Rio Malleco, localidad de Collipulli, el cual cruza a 102 metros
de altura y con una longitud de 347.5 metros de largo. Una de las confusiones
más comunes que rodean al Viaducto, tiene que ver con la creencia que Gustave
Eiffel tuvo participación en esta obra, siendo el real artífice Victorino Aurelio
Lastarria, ingeniero chileno quien no solo diseñó los planos del viaducto, sino
que también supervisó la construcción y montaje de la estructura. La empresa
Francesa "Schneider & Cie de Le Creusot” se adjudica la construcción del puen-
te a fines de 1886, quien desde sus inicios demostró un gran compromiso y bajo
altos estándares usaron acero de primer nivel para su construcción. Uno de los
principales obstáculos fue el complicado terreno de la quebrada, generando de-
moras en los trabajos debido al tiempo ocupado en rellenar con material para la
instalación de las pilastras del puente. Lamentablemente en 1888 a la edad de 43
años fallece Victorino Lastarria, sin poder ver finalizado el proyecto, a lo que el
Gobierno nombra a Eduardo Vigneaux como ingeniero jefe para finalizar las
obras. Luego de varias comprobaciones de seguridad y pruebas sobre el mismo,
el Viaducto de Malleco fue finalmente inaugurado el día 26 de octubre de 1890
por el Presidente José Manuel Balmaceda, siendo una de las obras más emble-
máticas de su mandato debido al impacto que tuvo en el plan de conectividad el
país, uniendo varias ciudades de la Araucanía, estableciendo un mejor control del
territorio nacional y una vía que beneficiaba el porvenir económico del país. Casi
cumpliendo su centenario, el Viaducto fue nombrado Monumento Histórico por
11
el Ministerio de Educación a través del decreto supremo N°686, promulgado el
25 de Septiembre de 1990 y publicado el 23 de Octubre del mismo año². El Vio-
lín de Acero cumple 132 años actualmente.
BIBLIOGRAFÍA
Scientific American. (10 de Enero de 1891). The Malleco Viaduct, Chilian State
Railway, Volumen LXIV (N° 2), Pág. 1. (Munn & Company, Ed.) Nueva
York, Estados Unidos.
2. Ministerio de Educación (23 de octubre de 1990), “Decreto 686 de 1990 del Ministerio de Educación: Declara
monumento histórico el viaducto del Malleco, ubicado en comuna de Collipulli, provincia de Malleco, región de
La Araucanía”, Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, consultado el 29 de Octubre de 2022.
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Las memorias de Nádir
Montalva
***
Las tierras a las que llegamos eran gobernadas por puros palos gruesos, los
que tenían concesiones forestales, algunos de ellos eran Leonel Ojeda del Valle,
Eusebio Sarcia Díaz, Cornelio Saavedra Baeza y Alfredo Vergara Gildemeister,
que estaban por la Quebrada el Toro; y por el río Niblinto estaba Ramón Ríos
Mieres. Con los años arribaron otros madereros para explotar el Valle de Pe-
mehue, por el lado de Menuco, Motrulo, Pichi Amargo y Prado Escondido.
Trabajaban a medias con el gobierno, de lo que aserreaban el 30 por ciento era
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para el Estado y el 70 por ciento para ellos.
Su capataz nos permitió tener puebla. Hicimos nuestro ruco con las mismas
tablas que nos pasó el aserradero, también nos pasó bueyes y una vaquita para
que tuviéramos leche. Con el tiempo sembramos trigo, papas y maíz.
Sembrábamos a medias con el Estado, como la tierra era del fisco, éste daba
semillas y bueyes y ponían las máquinas, de 75 sacos cosechados, 50 para mí, 25
para el fisco.
Ramón se instalaba en las canoas, que era por donde escurríamos la madera
hacía el aserradero, se usaba el agua de la montaña para que resbalaran. Ahí tra-
bajaban puros niños, les tocaba vigilar que los palos no se amontonaran.
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mos cuando comenzaban a dar crías las vacas, se lecheaban, y esa leche se ponía
a cocer a la orilla del fuego y se levantaba una nata y después se sacaba y se po-
nía en un plato y se batía, así se volvía mantequilla.
Los meses propicios para navegar el Renaico eran de mayo a octubre, va-
riando según el caudal del río. El viaje podía durar de una semana hasta 20 días.
Se navegaba de día, sólo cuando había luna llena se continuaba en la noche. Al
anochecer se buscaba un remanso y se alojaba en la ribera del río, amarrando la
balsa a algún árbol, el único abrigo era la manta de castilla. Ya cuando en el río
Biobío no había forma de arrimarse a la orilla, se dormía en las balsas.
A los balseros les cancelaban un Cinco por pulgada que entregaban, unos
25 céntimos de peso, en promedio, por viaje, en esos tiempos era bastante dine-
ro. Después Ramón se devolvía en tren hasta Renaico, y de ahí a Collipulli, o a
Mulchén, para luego encaminarse a la montaña.
Éramos dos que podíamos ganar nuestras fichas, que después canjeábamos
en la pulpería, que era el almacén del concesionario. Ricardo Corsine nos daba
unos vales para ir a la pulpería a buscar nuestra ración, si no canjeabas todo en
mercadería el saldo te lo entregaba en dinero. Con el tiempo el fisco daba un vale
en plata, cuando ya no estaban las concesionarias, unos 300 escudos, que los jó-
venes iban a cambiar a Collipulli, en el almacén la Campana.
18
Con los años los nietos y nietas se pusieron a estudiar en la Administración
de la Reserva, en Los Guindos, ahí andaban los niños a patita y una camisetita
no más. Fue muy querida la maestra Mercedes Barriga, quien era esposa del
contador de la administración. Ahí varios aprendieron a leer, escribir y las cua-
tro operaciones básicas, aunque iban una vez al mes, pues siempre había que es-
tar tirando los bueyes.
Cada cierto tiempo nos dábamos un relajo, jugamos chueca aquí en la mon-
taña. Jugábamos los domingos en cualquier llano, que fuera de al menos unos 80
metros de largo. Salíamos aclarando y volvíamos ya a la tarde. Llevamos un pe-
dacito de carne y su harinita, cuando jugábamos ni comíamos, todo el día dando
palo. Jugábamos a cuatro anotaciones o rayas. Y se quebraban todos los domin-
gos las chuecas. Si en la tarde se me quebraba la chueca, ya al otro día hacía
otra, y el domingo siguiente la tenía sequita, livianita, y ¡quién llevaba la chueca
más bonita! El sector de Pemehue tenía su equipo de chueca, también La Seis y
Jauja, con quienes jugábamos, hasta a Caledonia fuimos a jugar, allá en entre las
montañas de Mulchén.
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Molina, dando la pelea por las más de 100 familias que no querían ser expulsa-
das de la Reserva.
Y así pasaron los años, fue un tiempo relativamente estable, con nuestras
lluvias cotidianas, un día tuvimos un presidente del pueblo, Salvador Allende,
ahí crearon la CONAF que se hizo cargo de la Reserva, duró poco ese gobierno,
lo dieron vuelta los latifundistas y militares, y aquí fue un exterminio de fami-
lias, a 18 vecinos mataron. Los torturan en las oficinas de la Reserva y después
los acribillaron en el fundo Carmen Maitenes, fue una matanza desde el Morro a
Pemehue. Lo que pasó después ustedes ya lo saben. A mi edad he visto tanto,
que mis ojos ya no ven, pero aún escucho las aves y el río que camina libre entre
las montañas.
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Gestión pública y diversidad
cultural: La construcción de
la otredad, apuntes para pen-
sar las políticas públicas¹
Eric Wolf, en su clásico texto Europa y la gente sin historia, publicado por
primera vez en inglés en el año 1982 y cinco años después en español, sostuvo la
idea de que “conceptos tales como “nación”, “sociedad” y “cultura” designan por-
ciones y pueden llevarnos a convertir nombres en cosas. Sólo entendiendo estos
nombres como hatos de relaciones y colocándolos de nuevo en el terreno del que
fueron abstraídos, podremos esperar evitar interferencias engañosas y acrecen-
tar nuestra comprensión” (2005:15).
1. Ensayo desarrollado en el marco del curso Políticas Públicas y Gestión de Proyectos, impartido por el antro-
pólogo Luis Panguinao Pichuncheo correspondiente a la malla curricular de la carrera de Antropología de la
Universidad Católica de Temuco (2021).
2. Antropólogo de la Universidad Católica de Temuco.
3. Desde que el estudio de “La Cultura” como objeto de estudio científico comenzó a tomar relevancia en las in-
vestigaciones “sociales” o antropológicas, sobre todo las que emergieron en la Alemania decimonónica con auto-
res como Bastian o Franz Boas (quien llevó la escuela del romanticismo alemán a Estados Unidos); se han gene-
24
igualmente autocontenidos. Se nos ha enseñado la existencia “ilusoria” o fetichis-
ta de una macro entidad territorial, cultural, social, moral, económica, etc. deno-
minada “Occidente”; esta “civilización” se ha construido la idea de que ella cons-
tituye una sociedad homogénea que comporta sus valores hasta los rincones más
inhóspitos del planeta, se concibe en tanto una “sociedad” que, encandilada por el
concepto de ciudadanía y nacionalidad, reconoce principios como la libertad y la
dignidad como fundamentales.
rado una serie de concepciones acerca de este concepto, muchas veces ligado a una ristra de elementos que cons-
tituyen el comportamiento humano relativo a un determinado grupo, tal como lo expuso E.B. Tylor en Primiti-
ve Culture (1871) , pues la cultura es la base de sus diferencias; hasta concepciones como la de Clifford Geertz en
su libro La interpretación de las culturas (1973), donde emerge la cultura como una dimensión mucho más espe-
cífica de la realidad, ligada a una concepción semiótica. Así se han generado variadas definiciones respecto de lo
que se podría llegar a comprender como “cultura”, hoy incluso el término es usado para referirse a actividades
relacionadas con actividades artísticas, ligado a lo artesanal, lo creativo, aquello que es “particular” de un lugar o
grupo. Hasta cierto punto se ha transformado en un concepto tan amplio y ambiguo que ha perdido su valor
heurístico como categoría analítica científica (si es que alguna vez lo tuvo).
25
Estas son las lógicas que han observado como características de la gestión
de la diferencia: a) “asimilación subalterna”, donde se ha utilizado el discurso de
integración para edulcorar los procesos de asimilación de los grupos minoriza-
dos por la ilusión de la “mayoría homogénea”; b) “racismo culturalista”, sobre la
cual el racismo es mucho más sutil, ya que ha encontrado nuevas maneras de no-
minar la diferencia, mediante expresiones tácitamente racializantes como
“cultura”, “identidad” o “etnia”; expresiones ideológicas que manifiestan una
esencialización de la de la diversidad humana, donde emergen las representacio-
nes que los sujetos generan sobre el mundo casi como un atributo genético de las
personas; c) “estética intercultural”, es una lógica en la que si bien se enfatiza la
interacción entre las “culturas” se realiza más bien de forma superficial, más o
menos estática, produciendo una especie de folcrorización de la diferencia, igno-
rando las relaciones asimétricas de poder.
4. Estos procesos suelen terminar en la “invención” de comunidades, o en los términos de Benedict Anderson
(2021) comunidades inventadas. Lo que significa observar relaciones de identidad, homogeneidad y comunidad
donde realmente no las hay.
26
La construcción de comunidades homogéneas, o en otros términos, socieda-
des constituidas por diferentes grupos étnicos o culturales, es la gran operativi-
zación idealista de los postulados etnográficos, una operativización acrítica, pro-
pia de las formas en que quienes adelantan los proyectos, programas y políticas
gubernamentales leen los contextos locales, en que el enfoque de la intercultura-
lidad lee la realidad, como una relación entre entes, mirando de reojo, y a veces
casi negando, la diversidad interna de aquellas abstractas entidades que han de-
nominado, por ejemplo, chilenos, mapuches, quechuas, occidentales, norteameri-
canos, europeos, etc. La preminencia del nivel representacional 5
(representaciones colectivas, religión, cultura, etc.) por sobre la dimensión inter-
subjetiva concreta no hace más que llevar por el camino fácil al movimiento de
comprensión que debería tener cualquier empresa que busque transformar cuali-
tativamente la realidad de sujetos situados.
5. Para una comprensión de la dimensión de las clasificaciones o representaciones, puesta en relación dialéctica
con la dimensión material; y de los peligros de restringir la realidad a una sola de estas dimensiones véase Las
estrategias de la reproducción social de Pierre Bourdieu (2011).
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dades, una “suspensión” que no permite ver ni asumir la condición indígena ur-
bana” (2018:72). La restricción de lo mapuche a lo rural en el imaginario colecti-
vo, tanto gubernamental como en el imaginario social, genera una serie de movi-
mientos de clausura cuando la “otredad” utiliza espacios “no convencionales”.
En estos versos, Aniñir deja ver la dimensión de clase que atraviesa la de-
sigualdad en Santiago, la capital de Chile, principal foco de “migración” en la se-
gunda mitad del siglo XX. Dentro de la “diferencia mapuche” en las ciudades
existe la interrelación de sujetos que “comparten una subalternidad económica,
social y cultural al interior de la ciudad capital y en el modelo de na-
ción” (Zapata Silva, 2018:75). La autora recién citada expone que en la poesía de
Aniñir “la relación de poder es fundamental en el poemario, no es el mapuche en
su mismidad ni con sus pares únicamente, sino con los otros no indígenas que
los inferiorizan y explotan” (2018:76).
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La poesía de Aniñir muestra, a quienes leen sus versos, “la intersección coti-
diana que se produce con la sociedad mayor en este centro metropolitano, visibi-
lizando la impureza que surge de una interacción estructuralmente de-
sigual” (Zapata Silva, 2018:76). Por otro lado, desde acá también podemos ver las
debilidades de una comprensión tan esquemática de los fenómenos “étnicos” des-
de lo propio y lo ajeno, desde las purezas. La ciudad, es todo, menos un territorio
ajeno para los mapuche y es la misma hegemonía culturalista la que los ha cerca-
do en determinadas expresiones de modos de existencia situados, haciendo de los
elementos circunstanciales, históricos y de dominación aspectos esenciales de
una forma de vivir.
Estos sucintos elementos dejan ver que más allá de las narraciones hegemó-
nicas culturales, históricas y sociales, todas aquellas grandes abstracciones que
clausuran la expresión de la diferencia e incluso del “nosotros” por sus pretensio-
nes homogeneizantes no permiten observar interrelaciones como las de clase
que acabamos de ver, donde los procesos de explotación no distinguen entre et-
nias ni apellidos. Más allá de las diferencias culturalmente apriorísticas6, los su-
jetos comparten condiciones materiales de existencia, no obstante, su diferencia
se encuentra en las trayectorias históricas que han vivido, no tan solo quienes
experimentan el mundo desde el presente, sino también cómo las trayectorias de
vida de los antepasados marcan una posibilidad futura de devenir en tal o cual
6. Aquellas que son levantadas en función de postulados teóricos previos a la participación en la expresión de lo
que se busca comprender. Estas “participaciones” o interacciones se basan en el conocimiento etnológico que los
y las cientistas sociales han desarrollado sobre las poblaciones objeto de políticas de gestión de la diferencia, y
comienzan, muchas veces desde las grandes estructuras culturales generadas por las y los científicos, por ejem-
plo, muchas lecturas sobre cosmovisión nos podrían decir cosas sobre las preposiciones que podría sostener un
determinado grupo sobre el movimiento del universo, y podríamos dar por hecho que todo quien, de alguna for-
ma, sea o se sienta parte de ese grupo la va a reproducir, por tanto la querrá atesorar y replicar, sin embargo esto
supone importantes homogeneizaciones que no permiten observar las características concretas de los grupos que
de antemano son categorizados con tal o cual postulado.
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LA APUESTA POR EL CULTURALISMO EN LA GESTIÓN DE LA DIFERENCIA
8. Como el Servicio del Patrimonio que suele trabajar con “los pueblos originarios”, “rescatando”, desde lo no-
indígena muchas veces, y desde personas sin pertenencia, “la cultura”.
9. Haciendo alusión a esa entidad llamada cultura que, por arte de magia, habita de forma similar en cada uno de
los sujetos que conforman el “grupo étnico”. Esta retórica suele dar vida a un sujeto social uniforme, con fronte-
ras claras, se dice de “las culturas” como si fueran individuos en sí.
30
la “evolución” de estos grupos, y cualquier “desarrollo” que “los indígenas” pre-
tendan adelantar se llevará a cabo en los términos de “sus costumbres y valores”;
aquí tenemos otra esencialización.
10. Figura administrativa que surge del proceso de reducción de la sociedad mapuche en la cual se le entregan
Títulos de Merced durante finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.
11. Esta pregunta surge como una figura irónica, pues desde los estudios culturalistas se suelen buscar los ele-
mentos que son relativos a una entidad, pues la discusión entre lo propio y lo ajeno es un problema recurrente en
estos enfoques, como el reproducido por Bonfil Batalla (1991) en su ensayo La teoría del control cultural en el
estudio de procesos étnicos.
12. Véase Egon Montecinos (2007) Límites del enfoque de las políticas públicas para definir un problema públi-
co, para tener una idea acerca del proceso de definición y construcción de un problema público.
31
máticos, distintos de los problemas públicos. La dimensión intersubjetiva de la
realidad se caracteriza por sus tensiones y contradicciones frente a las grandes
estructuras, ya sean económicas, culturales, sociales, religiosas, etc. Por ello los
programas, leyes y políticas que pretenden abordar la diferencia deberían repro-
ducir movimientos de apertura hacia la expresión de la otredad o mismidad sin
clausurar sus manifestaciones con grandes categorías analíticas que parcelan la
realidad, y como dice Wolf, transforman “nombres en cosas”. Así, el apriorismo
en la política (mayormente fundado en los indicadores estadísticos que manejan
los técnicos)¹³ puede llegar a traducirse en un cercamiento y clausura de las ex-
presiones que los sujetos han desarrollado históricamente de forma particular en
virtud de sus condiciones de existencia concretas.
REFERENCIAS
13. Este aspecto ha sido profundizado en Teresa Durán (2009), Teoría antropológica de la acción. Un contrapun-
to desde la praxis.
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desde el Sur. Obras escogidas de Teresa Durán (pp. 293–320). Ediciones
Universidad Católica de Temuco.
Geertz, C. (2006). La interpretación de las culturas. Editorial Gedisa.
Montecinos, E. (2007). Límites del enfoque de las políticas públicas para definir
un problema público. Cuadernos de Administración, 20, 323–335.
Tylor, E. (1977). Cultura Primitiva. Editorial Ayuso.
Wolf, E. R. (2016 [1982]). Europa y la gente sin historia. Ciudad de México:
Fondo de Cultura Económica.
Zapata Silva, C. (2018). Memorias del asfalto. Los mapuche urbanos en la poesía
de David Aniñir Guilitraro. Taller de Letras Nº 62, 69-82.
REFERENCIAS A LEGISLACIONES
Ley Indígena (Ley N.º 19.253 de 1993).
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Aproximaciones teóricas para el
estudio de la “revuelta popular”
de octubre de 2019 en Collipulli¹
RESUMEN
3. Profesor de historia, geografía y Ciencias Sociales, Complejo Educacional Collipulli, Magíster © en Ciencias
Sociales de la Universidad de La Frontera.
36
A partir del 18 de octubre del año 2019, asistimos en Chile a una de las más
importantes movilizaciones que se haya producido en este territorio. Dada la
magnitud provocada por la inflexión del desborde popular, el devenir de aquel
proceso de cambio abierto desde aquellos días e interrumpido al parecer momen-
táneamente por la pandemia del coronavirus, marcará el futuro de lo que fuera,
en el relato Estado-céntrico, la república institucionalmente más estable de la re-
gión. En Collipulli, aquel momento destituyente abierto en octubre se expresó
desde los primeros días, como una disputa por el espacio público que, mediante
un repertorio variado de acciones colectivas fueron tensionando la memoria y el
relato histórico, quedando las narrativas de la estabilidad institucional, una vez
más, diluidas.
Las acciones de violencia política, ya sean represivas por parte de los agen-
tes del estado o de resistencia por parte de sujetos que se asumen colectivamente
37
(Jorquera-Álvarez & Piper Shafir, 2018), están inscritas en el espacio público. Las
marchas, barricadas, el inevitable enfrentamiento, el derribo del genocida Corne-
lio Saavedra de la plaza y también los perdigonazos, la persecución nocturna, el
amedrentamiento, por mencionar algunos de los hechos de violencia, ocurren en
la ciudad, transformando los sentidos y significados que se tenían sobre esta. Los
lugares donde tuvo presencia la violencia política, ya no serán percibidos en tan-
to espacios neutros, de paso, más bien la memoria que se tiene de muchos de ellos
es en torno a la violencia vivida aquellos días, tejiéndose recuerdos individuales
que disputan la legitimidad de la acción colectiva.
Con todo, lo que busca este artículo es aproximarse mediante una propuesta
teórica a una caracterización del fenómeno de la violencia política en Collipulli
durante la “revuelta popular”.
38
En relación a lo anterior, se hace necesario interrogarnos sobre algunas
cuestiones que ayudan a clarificar conceptualmente el desborde de los pueblos en
Chile a partir del 18 de octubre. En primer lugar, situar, debido a la amplia gama
de conceptualizaciones que ha recibido el denominado “estallido social”, y dado
que las categorías no son neutrales e implican un posicionamiento político, el
proceso político y social abierto el 18 de octubre del 2019 en Chile. En segundo
lugar y junto a ello, preguntarnos por la composición social de los diferentes ac-
tores que jalonan aquel momento destituyente, ya que nos permitiría, de alguna
manera obtener ciertas claridades sobre el fenómeno en estudio.
Según el historiador Sergio Grez (2020), habría ciertos matices entre la de-
nominación “rebelión” y “revuelta” y que estas diferencias estarían puestas en la
profundidad de la apertura de aquel momento destituyente iniciado aquel 18 de
octubre. En este sentido, para este historiador, lo que comenzó como un estalli-
do, repentino y espontáneo, desembocó en poco tiempo en un gran movimiento
que no solo tuvo como objetivo principal, alterar el orden público, sino que se
tornó en algo político, con una gama heterogénea de demandas y de corte anti-
neoliberal que se expresó en la convocatoria a la formación de cabildos, asam-
bleas territoriales, traspaso de información en redes sociales, etc. Para este autor,
“estallido” y “revuelta” no permiten dar cuenta de las características del movi-
miento, el cual, a partir del balance a un año de iniciado lo que para él se trataría
más bien de una rebelión popular, tendría en su seno diferentes “flujos y reflujos,
avances y retrocesos y distintas fases” (ibíd.). No obstante, la falta de planifica-
ción y conducción, que algunos sectores quisieron asumir fracasando en el inten-
to, junto con la ausencia de programa o plataforma programática transversal,
entre otros elementos; han sido algunas de las apreciaciones críticas en torno a
lo que Grez conceptualiza como rebelión popular.
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Robinson Silva Hidalgo a propósito de la presentación del libro Contribu-
ciones en torno a la revuelta popular (Chile. 2019-2020), del Instituto de Estu-
dios Críticos (IEC), plantea que la denominación de estallido es un acto sobe-
rano que otorga propiedad a la acción en tanto sujetos movilizados con la capaci-
dad de autodefinición. Argumenta que “estallido” es la forma en que es conocido
y le hace mayor sentido a la mayoría de la gente el estado de movilización a par-
tir del 18 de octubre. En tanto que denominación coloquial, dice este historiador,
estallido es un concepto que, en línea con los planteamientos de Gabriel Salazar,
da cuenta de un sujeto soberano que “recoge en la experiencia histórica [sus for-
mas de soberanía] para reconstruirla en este nuevo proceso” (Silva, 2020).
Uno de los trabajos que más ha indagado en las definiciones de este fenó-
meno es el del historiador José Ignacio Ponce (2020), que en su trabajo, Revuelta
Popular. Cuando la “nueva” clase trabajadora se tomó las calles, Chile 2019, des-
de una perspectiva centrada en la identificación de clase y la convergencia de di-
ferentes demandas ligadas a cuestiones de reconocimiento identitario, como eje
analítico, que emergen desde el 18 de octubre en Chile y con la mirada en las
primeras semanas de movilización, identifica dos grandes análisis en torno a la
denominación de “estallido social”. Por un lado, está aquella que desde una mira-
da positiva del modelo capitalista neoliberal, pone énfasis en los déficits que no
ha podido solucionar la modernización capitalista neoliberal chilena, en otro
sentido desde un ámbito más crítico, se encuentran algunos autores que mani-
fiestan, que debido a la desigualdad que viven los trabajadores de los sectores
populares se habría “horadado los cimientos culturales legitimantes del mode-
lo” (Ponce, 2020: 20)⁴. Ambos análisis terminan centrando su reflexión en el ca-
4. En el primero de los casos, Ponce (2020) sitúa el trabajo de Peña Carlos, Pensar el malestar. La crisis de octu-
bre y la cuestión constitucional, Taurus, Santiago, 2020. Para el punto de vista más crítico, el autor cita el traba-
jo de Mayol, Alberto. Big Bang. Estallido social 2019, modelo derrumbado, política inútil , Catalonia, Santiago,
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de las movilizaciones, sin observar los procesos de organización y politización
posteriores.
5. Al respecto revisar Garcés, Mario. Estallido social y una nueva constitución para Chile, LOM, Santiago, 2020.
6. Ponce (2020), en el caso de la primera lectura, cita los trabajos de Baradit, Jorge, Rebelión, Sudamericana,
Santiago, 2020; y Salazar, Gabriel, Acción constituyente. Un texto ciudadano y dos ensayos históricos , Tajamar
Editores, Santiago, 2020. En el caso de la segunda lectura, Ruiz Carlos, octubre chileno. La irrupción de un nue-
vo pueblo, Taurus, Santiago, 2020; y Akram, Hassan, El Estallido. ¿por qué? ¿Hacia dónde?, ediciones El Des-
concierto, Santiago, 2020.
41
18 de octubre, es decir, lo que Grez (2020) denomina como “rebelión popular”. Si
bien se reconocen cuestiones de este orden que fueron incorporadas en el mapa
realizado con algunas organizaciones participantes como, por ejemplo, la ubica-
ción de comedor popular, el lugar de realización de las diversas asambleas popu-
lares, redes de economía solidaria, entre otros, el trabajo tomó como marco tem-
poral central las acciones desplegadas a partir del 18 de octubre y las siguientes
semanas.
Volviendo a Ponce (2020), este desde una perspectiva que articule de mejor
forma las explicaciones estructurales con la heterogeneidad propia de los secto-
res históricamente subalternizados, es decir con las dimensiones subjetivas del
sujeto que emerge, propone que es la clase trabajadora la protagonista de la re-
vuelta popular, movilizada por la experiencia de explotación y despojo al interior
del sistema capitalista neoliberal, sin embargo caracterizar al sujeto político de
la revuelta sólo en la clase trabajadora, a nuestro modo de ver, se queda corto,
preferimos caracterizar al sujeto político dentro de la categoría de clase subal-
terna, es decir, los de abajo. La tensión con los conceptos de “estallido” o
“reventón” estaría en sus dimensiones cuantitativas y cualitativas, en cuanto a la
magnitud del proceso de movilización, su alcance temporal y territorial, el vario-
pinto panorama de actores que convergieron en las movilizaciones, pero con un
“sentido común” (Gramsci) que condensa demandas de redistribución en torno a
la clase y aquellas más de corte identitario propias de las luchas ligadas al reco-
nocimiento de los derechos de género y raza.
Con todo, es posible plantear que el sujeto político que compone el proceso
de movilización iniciado en octubre del 2019 es plural, ya que convergen una se-
rie de demandas en el “reventón” de octubre, no obstante, denota la sedimenta-
ción de fuerzas de 15 a 20 años atrás (Grez, 2020). El “estallido”, para Grez
(2020), sería un punto de llegada que desde el 2006, incluso antes, por ejemplo,
con las movilizaciones en torno a los derechos de autodeterminación de los pue-
blos indígenas en Chile, da cuenta de una reivindicación plural de una diversidad
de sujetos históricos colectivos que se articulan bajo demandas de género, clase,
etnia, cultura, Derechos humanos y ambientales, entre otros. Movimiento que
según Grez es heterogéneo en su composición debido a su carácter policlasista,
con diferencias de género, etarias y nacionales (Grez, 2020).
7. Para profundizar en torno al debate que intenta comprender las nuevas formas de subjetivación política reco-
mendamos el trabajo Polo Blanco, Jorge. Articulaciones hegemónicas, identidades políticas y lucha de clases en
Ernesto Laclau y Slavoj Zizek ¿una contradicción esencial o múltiples antagonismos contingentes? , serie Estu-
dios, Utopía y praxis latinoamericana, año 24, nº 85, (abril-junio) 2019, pp. 37-57.
43
servar que en el debate sobre la conceptualización de la “revuelta popular” chile-
na, el peso dado al enfoque de clase para realizar el análisis del proceso de movi-
lización, es determinante en la comprensión del mismo y por otro lado, retomar
el conflicto de clase como pivote de la comprensión del orden social, posibilita
entender que más que articulaciones contingentes o una sola contradicción
esencial en la lucha por la producción, reproducción y transformación de la vida
en común, lo que prima en este caso es la experiencia de explotación, despojo y
desigualdad en la que se encuentran los sectores dominados de la sociedad, com-
prendiendo la amplia gama de actores colectivos que despliegan sus repertorio
de lucha. Es desde esta óptica en la que se puede situar las movilizaciones de oc-
tubre, no con el ánimo de cancelar el debate sino comprendiendo la diversidad
de lenguajes de las luchas subalternas, y así poder bosquejar las diversas articu-
laciones de las demandas de los actores movilizados, poniendo el foco más, en los
puntos en común que en los particularismos y especificidades de cada lucha.
Por otro lado, ya nos advertía Maurice Halbwachs que “no hay memoria
colectiva que no se desarrolle dentro de un marco espacial” (2004: 144). En pri-
mer lugar, habría que puntualizar que si bien las colectividades tienen la capaci-
dad de transformar el espacio o los sentidos que crean a partir de su relación
con estos, también se someten, adaptan y resisten a los mismos. En segundo lu-
gar, los acontecimientos excepcionales que marcan a un grupo, vuelven a situar-
se en los marcos espaciales de sentido transformando la memoria colectiva, y a
medida que los sentidos y significados van cambiando en correspondencia a las
intensidades de los acontecimientos, va transformándose igualmente la correla-
ción del grupo con su entorno.
45
2009), entendidos estos últimos como “elementos materiales y no materiales
(emplazamientos físicos, conceptos, palabras o acontecimientos) que se constitu-
yen en símbolos del patrimonio memorial de una comunidad, a partir de los cua-
les se reorganiza y problematiza el pasado” (Ruiz, 2017: 58).
46
ta.
REFLEXIONES FINALES
49
Halbwachs, M. (2004). La memoria colectiva. Zaragoza: Prensas universitarias
de Zaragoza.
Jelin, E., & Del Pino , P. (2003). Luchas locales, comunidades e identidades. Ma-
drid: Siglo XXI.
Jorquera-Álvarez, T., & Piper Shafir, I. (2018). Revision de estudios sobre violen-
cias políticas realizados en las últimas décadas. Psicoperspectivas, 17(3), 1-
13.
50
Traverso, E. (2007). Historia y memoria. Notas sobre un debate. En F. Levin, &
M. Franco, Historia reciente: perspectivas y desafíos para un campo en
construcción (págs. 67-96). Buenos Aires: Paidós.
Vilar, P. (1999). Iniciación al vocabulario del análisis histórico . Barcelona: Críti-
ca.
51
El despojo de los bienes comunes en
Malleco: El caso de la instalación del
Centro de Manejo de Residuos Sólidos
Malleco Norte y los derechos de pro-
piedad asociados a las comunidades ma-
puche del Bajo Malleco y los agriculto-
res de Santa Elena ¹
RESUMEN
1. Trabajo expuesto en el seminario Estrategias de Regulación Social dictado por el Dr. Mauricio García Ojeda
en el marco del Magister en Ciencias Sociales de la Universidad de La Frontera. Además, una versión ampliada
fue presentada en la mesa Conflictos ambientales en territorio indígenas en el XI Congreso Internacional de
Etnohistoria: el aporte de las mujeres y los desafíos para las plurinacionalidades, en la ciudad de Santiago de
Chile los días 8 al 11 de noviembre del 2022. Asimismo, hace parte de los avances de investigación en torno a la
tesis conducente al grado de Magister en Ciencias Sociales de la Universidad de La Frontera denominada: Habi-
tar en el despojo, territorializar la memoria. Mapeo colectivo y territorialidad mapuche en el Bajo Malleko , fi-
nanciado por el Proyecto Anillo PIA-ANID/ANILLOS SOC180045: Horizontes convergentes. Estudio de las
diversidades, disidencias, exclusiones y convergencias. 2018-2021, financiado por ANID-Chile, dirigido por el
profesor Carlos Del Valle. Agradezco a las comunidades del Bajo Malleco, Lof Antonio Pañitru, Lof Mallekoche
y Lof Rankilko, por permitirme desarrollar esta investigación.
52
nomía Institucional y la Sociología Económica, los procesos de exclusión en
torno a los regímenes de propiedad, la acción colectiva como un modo de defen-
der derechos de propiedad y los desafíos que plantean la interculturalidad en
materia de legislación ambiental en torno a un estudios de caso, a saber, la insta-
lación del Centro de Manejo de Residuos Sólidos Malleco Norte³, emplazado en
la comuna de Collipulli, en la región de la Araucanía. Esta iniciativa, impulsada
por la Asociación de Municipalidades Malleco Norte (en adelante AMMN), me-
diante la licitación al Consorcio COSEMAR y Williams Ives S.A., ocasionó un
conflicto que articuló de manera territorial a una serie de organizaciones socia-
les y comunidades mapuche de Malleco.
INTRODUCCIÓN
3. Debido a la extensión en la denominación del proyecto, nos referiremos a este como Relleno Sanitario, nom-
bre válido para este tipo formas de acopio de desechos domiciliarios.
53
propiedad rural, la migración hacia los centros de producción capitalista, per-
turbando consecuentemente el metabolismo social que fusiona sociedad y natu-
raleza mediante el trabajo de los seres humanos⁴. Lo anterior trae como conse-
cuencia que el suelo rural deja de recibir el retorno de los elementos que le per-
mitan asegurar su fertilidad: la basura orgánica.
4. Para una profundización de la teoría de la interacción metabólica en Marx, revisar Schmidt, A. El concepto de
naturaleza en Marx. Siglo XXI, 1977; Smith, N. Desarrollo desigual. Naturaleza, capital y producción de espacio.
Traficante de sueños, 2020 (1984); Manel, J, et al (2017). Apuntes sobre Marx y Naturaleza. Informes de econo-
mía crítica Nº 12. . s/i: Seminari d´Economia Crítica Taifa. Sobre la fractura metabólica, ver: Foladori, G. El me-
tabolismo con la naturaleza. Revista Herramienta 16, 2010. Foster, J. La ecología en Marx. El Viejo Topo, 2000.
5. De ahora en adelante Relleno Sanitario, nombre válido para este tipo formas de acopio de desechos domicilia-
rios.
6. Un menoko es un espacio que se caracterizan por su vínculo espiritual en la cosmovisión mapuche. Protegido
por un Ngen o fuerza espiritual, se concentra allí, debido a las condiciones de la biodiversidad existente, una di-
versidad de plantas medicinales utilizadas en el sistema de salud mapuche. Para una revisión más extensa, Neira,
Z. et al. Espacios ecológicos-culturales en un territorio mapuche de la región de la Araucanía en Chile. Chungara,
Revista de Antropología Chilena, Vol. 44, N° 2, 2012, pp. 313-323.
54
gicos (SSE) propuesto por Ostrom (2009)⁷. En este sentido, Ñancucheo (2020),
siguiendo a Ostrom, define los SSE como “un entramado de relaciones en torno
a recursos que son necesarios para la vida humana, donde interactúan variables
sociales y ambientales en múltiples niveles” (Ñancucheo, 2020, p. 5). Así, desde
la ecología política, si bien las comunidades mantienen una relación con un sen-
tido espiritual de carácter ontológica en torno a este tipo de bienes, existe tam-
bién un plano material en el uso del menoko y los recursos hídricos que se des-
prende del conocimiento ecológico tradicional formando parte del patrimonio
biocultural⁸ de las comunidades del Bajo Malleco, y que mediante la acción co-
lectiva, intentan restaurar y proteger derechos consuetudinarios, que operan co-
mo reglas informales, establecidas por las comunidades mapuche que regulan el
uso de este, legitimando su demanda (García s/i). Asimismo, las organizaciones
sociales afectadas, que cuentan con algunos derechos de propiedad sobre los re-
cursos hídricos, es decir reglas formales sobre la apropiación, provisión y moni-
toreo en torno los RUC que le pertenece, establecen ciertas acciones en defensa
de sus medios de subsistencia, articulando una demanda en conjunto con las co-
munidades mapuche.
Desde las ciencias sociales, las disputas por los bienes comunes en contexto
mapuche se han asociado, entre otras perspectivas, a lo que se conoce como el
giro ontológico, poniendo énfasis en los aspectos relacionales de aquellos bienes
comunes naturales que son considerados como espacios sagrados para este pue-
blo indígena y las tensiones que allí se generan (Cuadra, 2020; Escobar, 2014;
Llancaman, 2020). Otros, poniendo el acento en lo que se ha denominado el pa-
8. En este escrito se considera, junto a Boege citado en Pohlenz (2013) imprescindible para la comprensión del
patrimonio biocultural la atención a la territorialidad que desarrollan los pueblos indígenas y las comunidades
locales, donde se encuentran presentes los componentes bióticos que son intervenidos en diferentes escalas se-
gún ciertos patrones culturales derivados del conocimiento tradicional local acumulado.
55
radigma biocultural, es decir, en la idea unificada entre biodiversidad y cultura,
enlazando el interés biológico y ecológico, con el interés antropológico y etno-
lógico, para el rescate de la memoria biocultural de las comunidades rurales o
locales (Toledo, 2013), centran el análisis en los procesos de apropiación y uso
de los conocimientos y los recursos naturales estratégicos para destacar en el
patrimonio biocultural de los pueblos indígenas. Por su parte, hay quienes han
puesto el énfasis en los derechos y regímenes de propiedad, tensionando las
disputas por los bienes comunes y las dinámicas de despojo y exclusión que allí
se generan, siguiendo principalmente los planteamientos de la Escuela de Bloo-
mington (García, s/i, Ñancucheo, 2020; Ostrom, 2000).
9. La acumulación de capital, en una primera instancia mediante la subsunción formal, subyuga otras formas de
producción, o lo que es lo mismo, somete el proceso de trabajo a la lógica capitalista, es decir mercantiliza los
valores de uso convirtiéndolos en valores de cambio, valorizando la plusvalía y el capital. Por su parte, cuando el
capitalismo aplica la ciencia y la tecnología a la producción a diferentes escalas, desarrolla las fuerzas productivas
del trabajo social, se apropia de los medios de producción a escala social produciendo y concentrando una gran
masa de medios de producción, logra producir para un comercio sin límites transformando la producción mate-
rial, hablamos de subsunción real (García Linera, 2009).
10. A modo de autoadvertencia, se debe tener en cuenta que el desarrollo del capitalismo a nivel mundial presen-
ta lo que el historiador Luis Vitale conceptualiza como una unidad contradictoria, a partir de la tendencia al desa-
rrollo desigual, combinado, heterogéneo, diferenciado y multilineal, lo que para el caso de Latinoamérica, combi-
na modos de producción precapitalistas, comunitarios y coloniales, con modos de producción capitalista propia-
mente tal. En este sentido, cabe señalar que la relación capital/trabajo no es la única formación que se da en el
continente, es más, con la avanzada del Estado republicano en territorio indígena a mediados del siglo XIX, se
instala la continuidad de las relaciones coloniales a modo de colonialismo interno. Es importante aclarar aquí que
el capitalismo en América latina, más que ser un proceso de subsunción a secas, presenta una superposición de
temporalidades en tensión (Alvarado, 2016). Al respecto, recientemente se ha rescatado con mayor profundidad
analítica la noción del boliviano Rene Zavaleta Mercado de formación abigarrada, la cual no supone un cambio en
la propiedad de las fuerzas productivas como en el caso de la subsunción formal. Para profundizar, revisar: Vitale,
Luis. Hacia el enriquecimiento de la teoría del desarrollo desigual y combinado de Trosky . Disponible en
https://www.archivochile.com/Ideas_Autores/vitalel/8lvc/08lvteohist0002.pdf; Giller, Diego y Ouviña, Her-
nán. Rene Zavaleta Mercado. Pensamiento crítico y marxismo abigarrado, Editorial Quimantú, 2016. Para un
contexto local, Alvarado, Claudio. Capitalismo, colonialismo y blanquitud: la necesidad de una izquierda anti-
colonial y xampurria en Chile. Ponce, José. En Marx 200 años. Impactos y vigencias en el siglo XXI. Editorial
América en Movimiento, 2019.
57
restal (Idem.), el licenciamiento de las huestes feudales (Marx, 2011, p. 9), entre
otros factores, generó el despojo de las tierras a los campesinos para en su lugar,
propender a la crianza de ganado ovino para el creciente mercado de lana, pri-
vando de derechos consuetudinarios que según García (s/i) siguiendo a Domé-
nech, expone que se trataría de unos “derechos de disfrute en común de la tierra
y sus recursos naturales. Sus expresiones fueron: commons en Inglaterra, com-
munaux en Francia, allmende en Alemania y ejidos en España” (p. 5). Por tanto,
siguiendo a este autor, lo anterior otorga el componente histórico a la acumula-
ción capitalista y lo relaciona con sus expresiones actuales. Esta continuidad del
proceso de cercamiento es lo que David Harvey denomina como acumulación
por desposesión, que Rosa Luxemburgo tematizará en La acumulación de capi-
tal, donde sostiene que “el capitalismo esta atenido, aún en su plena madurez, a
la existencia coetánea de capas y sociedades no capitalistas” (Luxemburgo en
Bartra, 2014: 188). De este modo, la expansión capitalista, a través del proceso
de subsunción formal, modifica derechos y modos de vida comunitarios o tradi-
cionales a escala global y subordina otras lógicas de producción y tenencia de
fuerzas productivas para asegurar la reproducción de capital, lugar donde la des-
posesión por cercamiento ha tenido lugar constantemente en la historia.
11. Por razones de espacio no se incluyó aquí un apartado del texto original en el que se explica el cercamiento
de la propiedad mapuche con la arremetida del Estado chileno en territorio mapuche desde una perspectiva de la
geografía histórica. Interesante en este punto son algunas conclusiones del autor que dicen relación como la Pro-
ducción de Espacio Mapuche (PEM) para entender la dinámica previa a la ocupación, en contraposición a la Pro-
ducción de Espacio Estatal (PEE) post ocupacional. Estas y otras reflexiones y propuestas de análisis en: Natu-
raleza, espacio y capitalismo en Ngulumapu: la ‘fractura metabólica’ a partir de la instalación de la Línea Defensi-
va del Malleco, 1867-1878. Inédito.
58
y la exclusión de la propiedad mapuche, privó a estos últimos del uso que reali-
zaban del territorio y ciertos espacios que representaban un sostén material y
simbólico. El despojo de los bienes comunes, efectuado por diferentes vías por
parte del Estado, fue constituyendo la propiedad de la tierra en Malleco y en to-
do el Wallmapu. Por su parte, a partir de diversos ejercicios de soberanía etnote-
rritorial¹² (Lepe-Carrión, 2020), como controles territoriales productivos, ocupa-
ción de tierras antiguas¹³ y acciones judiciales que intentan restaurar y defender
ciertos derechos de propiedad consuetudinarios sobre algunos bienes comunes,
la sociedad mapuche contemporánea ha ido recuperando en diversos grados, el
control y administración sobre su territorio.
En este sentido, una de las formas de ejercer esta soberanía etnoterritorial por
parte de las comunidades del Bajo Malleco ha sido la movilización política. Ha-
ciendo uso de diversas estrategias de acción colectiva, estas comunidades han
desplegado ciertos niveles de gobernanza sobre algunos bienes. Un claro ejem-
plo de ello es la movilización que han sido capaz de articular territorialmente
con otras organizaciones sociales, oponiéndose a la construcción y funcionamien-
to del Centro de Manejos de Residuos Sólidos Malleco Norte, y desde allí inten-
tar transformar las estructuras jurídicas que los excluyen en la toma de decisio-
nes sobre los proyectos en el territorio que reclaman como ancestral, poniendo
en tensión los mecanismos de evaluación ambiental e instalando el debate sobre
los derechos consuetudinarios que tendrían ciertas comunidades a partir de sus
12. Patricio Lepe-Carrión identifica estos ejercicios como a las acciones que buscan, a partir del arraigo en la te-
rritorialidad, recuperar las tierras usurpadas por el Estado chileno al pueblo mapuche, dando cuenta que en torno
al territorio se tejen además “prácticas soberanas de transformación de sí y de relación con los otros” (Lepe-
Carrión, 2020).
13. El concepto de tierras antiguas ha sido desarrollado por el historiador Martín Correa, el cual implica los te-
rritorios que están contenidos antes del proceso de radicación y la entrega de los títulos de merced. Ver biblio-
59
mandas territoriales históricas.
14. La concesión de uso a título oneroso, según bines nacionales, “consiste en el otorgamiento de un derecho
especial de uso y goce de un bien de dominio fiscal con un objetivo preestablecido, por un plazo determinado que
no podrá exceder de 50 años, y por una renta que se pagará en forma anual. Las concesiones se adjudicarán a
través de licitación pública o privada, nacional o internacional, o bien, en forma directa en casos debidamente
fundados. Estas concesiones se otorgarán exclusivamente para la ejecución de algún proyecto específico, acorde a
las aptitudes del terreno” en http://www.bienesnacionales.cl/?page_id=2166. Recuperado el 5 de agosto de
2021.
60
luación de Impacto Ambiental (SEIA), por medio de un Estudio de Impacto Am-
biental (EIA), aprobándose a partir de la Resolución de Calificación Ambiental
(RCA) Nº 96 el 9 de marzo de 2018 (Ídem).
Frente a lo anterior, las comunidades del Bajo Malleco, en conjunto con otras
organizaciones sociales, comienzan un proceso de movilización política que ex-
presaba la oposición al relleno sanitario debido a varias razones que se encuen-
tran contenidos en dos documentos principalmente. El primero de ellos es el
EIA del proyecto, donde en diversas instancias se alega entre otras razones, la
contaminación de los cursos de agua como el estero Pichilolenco que abastece al
estero Lolenco y que desemboca en el río Malleco a la altura de la comuna de
Angol¹⁵. Este recurso hídrico es considerado de uso común por el Comité de
Agua Potable Rural Santa Elena, el Comité de Pequeños Agricultores y Recolec-
tores de Santa Elena y la Junta de Vecinos Nº 23 de Santa Elena y otros particu-
lares del sector, donde habría patrimonio comprometido, acciones de agua y utili-
zación del recurso para efectos de riego y crianza de ganado. Asimismo, el Lof
Mallekoche rechaza el proyecto por encontrarse “emplazado en terrenos ances-
trales” (EIA, 2018, p. 168) y la comunidad José Antinao manifiesta
“preocupación por los malos olores y la contaminación del agua” (p. 166).¹⁶
15. Según el peritaje antropológico realizado por Martín Correa a petición del Lof Rankilko este espacio estaría
constituido por un Complejo Territorial y Ceremonial Mapuche que articularia la ribera norte como la ribera sur
del río Malleco y que según el informe pericial realizado por Fabien Le Bonniec estaría caracterizado: “por una
parte el rio Malleco (Malleko lewfü), ubicado al norte, y por otra el winkul (cerro) Huiñolefwe situado al sur
oriente. El río Malleco y sus tierras aledañas constituyen un referente durante las ceremonias, representa fuente
de agua y de vida a la cual hay que orar para pedir fertilidad y lluvia. Forma parte integral y un hito del territo-
rio hacia el cual la machi y los participantes de las ceremonias realizan sus oraciones. En este contexto se explica
El rewe y el Ngillatuwe está orientados directamente hacia el Ngillatuwe Fuerte Chiguaihue y al rio Malleco, de
manera que las oraciones que se realizan en este espacio conectan estos distintos lugares que tienen significados
relevantes para los Mapuche” (Le Bonniec en Correa 2018, pp. 3-4).
16. Para un detalle pormenorizados de todas estas medidas y las respuestas que el consorcio COSEMAR y Wi-
lliams .
61
El segundo, es un recurso de protección interpuesto por el Lof Rankilko
Nag, Lof Antonio Panitru, Lof Mallekoche y Lof We Newen, en 2019, el que es
acogido por la Corte de Apelaciones de Temuco, donde en un primer momento
se decreta la paralización de las faenas de construcción del relleno sanitario, pero
luego de la apelación en la Corte Suprema por parte de la empresa, se rechaza el
dictamine anterior por considerarlo extemporáneo. Entre las razones expuestas
por las comunidades se encuentra la existencia de un menoko que habría queda-
do parte de él, bajo la piscina de evaporación de líquidos lixiviados (figura 1) pro-
venientes de la piscina principal (Corte Suprema, 2020, p. 3), el cual alimentaria
varios cursos de agua, en especial las del estero Pichilolenco que a su vez alimen-
ta las del estero Lolenco, que sería el recurso hídrico utilizado por los agriculto-
res y vecinos de Santa Elena en la comuna de Angol¹⁷, esto debido a que el pro-
yecto contempla el manejo y canalización de aguas lluvias hacia al estero Pichilo-
lenco (EIA, 2018, p. 277). Al respecto las comunidades de Malleco expresarán:
“el Estado y sus instituciones han fallado y han vulnerado de forma grave los derechos
que nos asisten como pueblo Mapuche, nuestra espiritualidad y el espacio de importan-
cia cultural, como es el Menoko del Pichi Lolenko. La destrucción de este Menoko es de
uso colectivo de distintas comunidades mapuche de la zona y usado por machi y lawen-
tuchefe” (Lof Rankilko, 3 de mayo 2019).
17. En el EIA las organizaciones de vecinos y agricultores refieren lo siguiente: “dentro de la superficie donde se
instalará la planta de tratamiento, piscina de almacenamiento, piscina de evaporación y berma perimetral existe
un cauce natural del estero sin nombre que converge al estero Pichilolenco, generando en los meses de invierno
un humedal que en el periodo de primavera abastece el estero Pichilolenco” (EIA, 2018, p. 303). Como se puede
apreciar, la referencia al “humedal” tiene que ver con lo que las comunidades del Bajo Malleco han identificado
como el “menoko del Pichi Lolenko” que está siendo afectado por el proyecto como lo muestra la figura 1.
62
Figura 1: Mapa extraído del EIA
(EIA, 2018: 58). En color verde
claro al centro, se observa lo que
correspondería al menoko reclama-
do por las comunidades del Bajo
Malleco. Los puntos A y B son lu-
gares de muestreo de las aguas
superficiales del estero Pichilolen-
co. El cuadrante amarillo, represen-
ta el perímetro de las instalaciones
del relleno sanitario.
18. Una referencia interesante sobre estas cuestiones se encuentra en LLancaman (2020), donde el autor pone en
tensión el significado de “sitio de interés cultural” que se realiza, mediado por la antropología, en los EIA y los
significados asociados a “espacio sagrado” o “fuerzas espirituales” que habitan en la naturaleza a partir del ngen
que sería la fuerza que gobierna, bajo la lógica de la cosmovisión mapuche, los espacios sagrados.
63
quier momento. En esos lugares se hacen rogativas, al menoko se acude en busca de los
primeros brotes, para obtener su energía curadora, no solo del cuerpo, sino también del
alma” (Corte Suprema, 2020, p. 7).
REFLEXIONES FINALES
64
sus recursos. Estos procesos son visibles hasta el día de hoy, cuando no se tiene
en cuenta las demandas territoriales actuales de las comunidades mapuche o el
uso que otros grupos hacen de este SSE. Por su parte, las comunidades desplie-
gan acciones que intentan restaurar los derechos que los excluyen del uso de es-
tos recursos a través de acciones legales. Cabe señalar que actualmente las comu-
nidades del Bajo Malleco se encuentran levantando una demanda ante la Corte
Interamericana de Derechos Humanos para revertir el fallo de la Corte Suprema
que reactiva la construcción y funcionamiento del relleno sanitario.
65
BIBLIOGRAFÍA
Bartra, A. (2014). Rosa Luxembrugo: violencia y despojo en los arrabales del ca-
pital. En G. Sánchez, A. Álvarez, & S. Figueroa, Reproducción, crisis, or-
ganización y resistencia (págs. 187-204). Puebla: Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla.
Correa, M., & Mella, E. (2012). Las razones del illkun/enojo. Memoria, despojo
y criminalizacion en el territorio mapuche de Malleco. Lom.
Correa, M. (2021). La historia del despojo. El origen de la propiedad particular
en territorio mapuche. Ceibo-Pehuén.
66
Texto entregado por el autor en el marco del seminario Estrategias de
Regulación, Magíster en Ciencias Sociales, Universidad de La Frontera.
67
ra optar al grado de Magíster en Ciencias Sociales Aplicadas, Universidad
de La Frontera.
FUENTES PRIMARIAS
68
2016. En https://www.sitio.municipalidadcollipulli.cl/?page_id=18. Re-
cuperado el 29 de julio de 2021.
69
70