Material Informativo 1
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En los últimas dos décadas ha habido mucho debate y varias distorsiones alrededor de este
enfoque. Es por eso necesario esclarecer algunas concepciones erróneas:
▪ Una competencia no es un desempeño eficaz en cualquier tipo de tarea. Es posible hacer
bien algo de manera automática, porque los procedimientos se han interiorizado a fuerza de
reiterarse y el contexto de su ejecución es rutinario. El actuar competente, sin embargo,
requiere una mente alerta, una observación y evaluación cuidadosas tanto de la situación
como las propias posibilidades de afrontarla, un discernimiento crítico de las condiciones y
opciones para poder elegir la respuesta más pertinente.
▪ Una competencia no es un simple saber práctico, ajeno al dominio de conocimientos,
conceptos o teorías en general, ni al manejo de información específica sobre un de-terminado
ámbito de acción. Actuar competentemente exige más bien saber utilizar conocimientos e
información de manera reflexiva y crítica, aquellos más pertinentes para explicar y resolver un
desafío particular en un contexto determinado. Afrontar un reto exige también poner en juego
recursos o cualidades de otra naturaleza, pero disponer de conocimientos y datos o de la
habilidad para encontrarlos es ineludible.
▪ Una competencia no conlleva una ética necesariamente, pues la habilidad de resolver
problemas y lograr metas con eficacia, al igual que cualquier otra expresión de la inteligencia
humana, puede ser usada para el bien o para el mal si la persona no ha aprendido a
distinguirlos. Es la persona que va aprendiendo a actuar competente-mente la que requiere en
paralelo aprender a actuar con un código ético, para no usar sus habilidades en provecho
propio y en perjuicio de otros, sin respeto ni responsabilidad. La formación moral no es menos
importante que el desarrollo de competencias, deben alimentarse mutuamente y ser parte del
mismo proceso.
▪ Una competencia no es la expresión occidental de una racionalidad meramente instrumental,
ajena a la forma de actuar y de pensar de las culturas no hegemónicas en el país y en el
planeta. La capacidad de afrontar desafíos de manera reflexiva y discernir las alternativas más
apropiadas a cada situación, apelando a recursos y cualidades personales de diversa índole,
pertenece a la humanidad y es lo que ha hecho posible que la civilización en sus distintas
expresiones y vertientes culturales pueda progresar en el tiempo. El uso hábil de las cualidades
de la mente para entender y resolver problemas o lograr metas, aplicando saberes adquiridos
en otros contextos, está presente a lo largo de la evolución de la especie humana.
Es decir, toda situación local o regional que nos rete en el plano personal, laboral, pro-ductivo
o ciudadano, puede ser convertida en escenario de aprendizaje. Allí tendrían que ponerse a
prueba los diversos Aprendizajes Fundamentales, pues las respuestas serán producto de la
selección y combinación acertada de un conjunto variado de competencias y capacidades
asociadas a cada uno de ellos.
Ampliar y renovar el repertorio pedagógico
Naturalmente, no es posible abordar pedagógicamente ningún reto en este tipo de escenarios
con didácticas de lápiz y papel, aun cuando alguna nos pueda ser útil en diversos tramos del
camino. La combinación en la acción de un conjunto de aprendizajes diversos requiere de un
abordaje pedagógico distinto, como el que posibilitan, por ejemplo, la Pedagogía de Proyectos
o el Aprendizaje Basado en Problemas. Estas estrategias permiten organizar la clase alrededor
de la solución de problemas o el logro de objetivos determinados, lo que permite distribuir y
contextualizar tareas como parte de la estrategia de re-solución. Abre también la posibilidad
de mirar las cosas desde la perspectiva de distintas disciplinas y de elaborar productos
pertinentes de manera conjunta.
El diseño metodológico de estos escenarios de aprendizaje asociados a alguna de estas
pedagogías son propuestas que las regiones pueden ir elaborando para ser ejecutados a escala
regional en cada nivel educativo. Esta oferta puede ir acompañada de las ayudas que requieran
los maestros y las escuelas, de acuerdo con el grado y edad de los estudiantes.
PONERSE AL DÍA CON EL DESARROLLO DE LAS CIENCIAS. Una enseñanza basada en discursos,
tiza y pizarra, no es útil para el logro de los Aprendizajes Fundamentales. Esa forma de enseñar
cumplió un papel en la primera edad de la pedagogía, cuando reproducir el saber existente en
la época era la función principal de la escuela. Ahora, en cambio, no ayuda al logro de
aprendizajes de orden superior, aquellos que exigen razonamiento, creatividad y despliegue
combinado de habilidades diversas para cambiar la realidad. Esa vieja forma de enseñar,
además, que ha inducido al sedentarismo, la pasividad y el automatismo en las aulas por más
de dos siglos, no es todo lo que tiene que ofrecernos la pedagogía.
El desarrollo de la investigación pedagógica a lo largo del siglo XX, muy asociada al progreso
del conocimiento en otros ámbitos, ha puesto hoy a disposición una gama muy amplia de
posibilidades para la enseñanza desde muy diversos enfoques. Es así que los Aprendizajes
Fundamentales y sus competencias asociadas, pueden ser aprendidos a través de una variedad
de recursos y estrategias, deductivas o inductivas, estructuradas o abiertas, formales o
vivenciales, individuales o grupales, lógicas o analógicas, sistemáticas o heurísticas, según
convenga para cada propósito, contexto y población atendida. Ciertamente, ni la frontalidad ni
la pizarra necesitan ser proscritas o penalizadas en las escuelas, pero sí colocadas en una
bandeja mucho más amplia de posibilidades y recursos.
APRENDER DE LA EXPERIENCIA, APRENDER HACIENDO. El aprendizaje basado en el hacer, en
la experiencia directa, que va de lo particular a lo general y de lo concreto a lo abstracto, que
apela a las analogías y a los afectos, típico de las sociedades rurales y que aún podemos
observar en la práctica social de las comunidades rurales andinas o amazónicas, también tiene
expresión en tradiciones pedagógicas de larga data, que hunden raíces incluso en la edad
antigua, pero que no han sido hegemónicas en los sistemas educativos.
Estas tradiciones, sin embargo, han recuperado vigencia desde la segunda mitad del siglo XX,
ampliamente respaldadas por el mayor conocimiento acumulado sobre el desarrollo de las
personas, sus diversas formas de conocer y las múltiples maneras que tiene la inteligencia
humana de expresarse y operar. Han sido la forma como la humanidad fue transmitiendo su
legado a las jóvenes generaciones a lo largo de los siglos antes de la institucionalización y
formalización de la educación, en el marco de sistemas nacionales.
ACTIVIDAD :
REFERENCIA
● Ministerio de Educación del Perú. (2013). Mapas de progreso. Fascículo General. Lima: Navarrete.
● IPEBA (2013). Mapas de progreso, nuestros estándares nacionales de aprendizaje. CEPREDIM
● http://www.minedu.gob.pe/minedu/archivos/MarcoCurricular.pdf
● http://educrea.cl/una-nueva-forma-de-planificacion-en-el-aula-el-modelo-t/