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La Tosferina Enfermedad Re-Emergente en Honduras

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LA TOSFERINA, ENFERMEDAD RE-EMERGENTE

EN HONDURAS

Tanny Benítez,1 Deris Cálix,1 Rogelio Euceda,1 Gabriela Lagos,1 Jimmy Rodríguez-
Velásquez,1 Sara Romero Galeano,1 Ana Salgado,1 Milicent Valladares,1 Marco A. Luque,2
Reyna M. Durón,1 Manuel Sierra 1
1
Facultad de Ciencias de la Salud, UNITEC, Tegucigalpa, Honduras
2
Sociedad Hondureña de Enfermedades Infecciosas, Tegucigalpa, Honduras
(Enviado: Mayo, 2018/Aceptado: Noviembre, 2018)

Resumen
La Tosferina es una infección que afecta las vías respiratorias altas y es causado por un agente bacteriano que
afecta exclusivamente a los seres humanos llamado Bordetella pertussis. El cuadro clínico ocurre en diferentes
fases (catarral, paroxística y convalecencia). La similitud con otras patologías, la falta de conocimiento en personal
de salud y de reconocimiento en la población general, dificulta la detección temprana de casos y conlleva a
diagnosticarla tardíamente con el riesgo de complicaciones. Pese a que existe vacunación con altas coberturas, la
tosferina ha reaparecido en la última década en Latinoamérica y Honduras, perjudicando a diferentes grupos etarios
y mostrando una alta carga de morbilidad y de mortalidad en caso de no tener un tratamiento adecuado oportuno.
Este artículo de revisión pretende proveer al sector salud con conocimiento actualizado sobre prevención,
diagnóstico, tratamiento y recomendaciones para el manejo de brotes de tosferina. Se enfatiza la importancia de
reforzar la vigilancia epidemiológica como herramienta de detección precoz de brotes.
Palabras Claves: Tos ferina, prevención, reemergencia, tratamiento

Abstract
Whooping cough is an infection that affects the upper respiratory tract and is caused by Bordetella pertussis, which
affects exclusively humans. The clinical picture is presented in different phases (catarrhal, paroxysmal and
convalescence). The similarity with other pathologies and the lack of knowledge and awareness among health
personnel and general population leads to late diagnosis, increasing the risk of complications. In spite of vaccine
availability since the early 80’s and the high vaccine coverage, whooping cough has reemerged in Latinamerica
including Honduras over the last decade, affecting different age groups and causing high burden of morbidity and
mortality among cases not detected in early stage. The aim os this article is to provide the health sector updated
knowledge on prevention, diagnosis, treatment and current recommendations for controlling outbreaks. We
emphasize the importance of epidemiological surveillance as a tool for early detection of outbreaks.
Keywords: Whooping cough, prevention, reemergence, treatment.

1
Autor para correspondencia: manuel.sierra@unitec.edu.hn

© ISSN: 2310-290X http://www.unitec.edu/innovare/ 31


Benitez et al. / 1nnovare Vol. 7, Num. 2 (2018)

1. Introducción

A pesar de los éxitos alcanzados en la era moderna con la erradicación de la viruela, la


poliomielitis, y el sarampión, el mundo sigue y seguirá enfrentando la emergencia y
reemergencia de nuevos patógenos y enfermedades.
En los últimos cinco años, el mundo ha experimentado dos declaratorias de emergencia
internacional por eventos de salud que han amenazado la seguridad mundial, incluyendo la
introducción de dos virus de origen africano en las Américas: la introducción de Chikungunya
en la Isla de Saint Martin en El Caribe en noviembre del 2013 (Cassadou et al., 2013); la
Declaratoria de Emergencia por Ébola emitida por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
en agosto del 2014; y la introducción del virus de Zika (VZIK) en Chile, en el primer trimestre
del 2015, seguida por la Declaratoria de Emergencia por VZIK emitida por la OMS en febrero
del 2016.
Recientemente se ha activado la alerta mundial de vigilancia epidemiológica por el
resurgimiento de casos comprobados de sarampión en Europa y en seis países de las Americas,
con documentación de casos importados en Antigua y Barbuda y Guatemala (OMS, 2018). Con
una transición epidemiológica tardía, Honduras continúa experimentando la emergencia y re-
emergencia de brotes infecciosos. Adicional a la introducción del virus Zika y el Chikungunya,
el país tuvo una epidemia de conjuntivitis en el 2016-2017 y desde hace varios meses se reporta
casos sospechosos de tosferina en los principales centros urbanos.
La tosferina es una infección respiratoria que afecta las vías respiratorias altas, causada por el
agente bacteriano llamado Bordetella pertussis, el cual es un patógeno que afecta a personas de
todas las edades (Esso, 2014). La enfermedad es llamada la “tos de los 100 días” y fue descrita
por primera vez en 1679 por el médico inglés Thomas Sydenham, definiéndola como una “tos
violenta”, con características peculiares como tos sofocante, persistente y emetizante
(Hamborsky, Kroger, & Wolfe, 2015). También se le conoce como tos paroxística o quintosa,
a la que le sigue un estridor inspiratorio o “gallo” (Dotres et al., 2012).
La OMS inició un esquema de vacunación en 1980 usando bacterias inactivadas y que contiene
diferentes componentes de B. pertussis. La vacuna ha ayudado a prevenir millones de casos ya
que tiene una eficacia entre 80-85% (Esso, 2014; Meza et al., 2010). A pesar de ello, la tosferina
sigue teniendo una alta carga de morbilidad y mortalidad mundial y se han reportado varios
brotes de diversa envergadura alrededor del mundo en los últimos cinco años (Aslanabadi et
al., 2015).

La tosferina representa la quinta causa de muerte en menores de 5 años en algunas regiones del
mundo y se estima que ocurren unos 50 millones de casos y 300,000 defunciones anuales a
nivel global. La tasa de letalidad en países en desarrollo llega hasta el 4% en los menores de 12
meses. En los últimos años ha ocurrido una remergencia en muchos países, planteando desafíos
biológicos, culturales, estratégicos y migratorios para el tratamiento y control de la infección
(Perez et al., 2015)

En este panorama mundial globalizador, es necesario un mayor entendimiento de la virulencia,


patogenicidad y evolución genética del agente causal, de los mecanismos de respuesta inmune,
tanto humoral como celular, y de los factores asociados con la pérdida de inmunidad y el
aumento de la edad en personas vacunadas. El personal que presta servicios de salud debe de
ser sensible al espectro clínico variante de la tosferina, relacionado con la edad y el nivel de

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inmunidad de las personas afectadas (He et al., 1998; Suarez et al.,2012). Las nuevas técnicas
diagnósticas moleculares pueden contribuir a un mejor entendimiento de este problema de salud
mundial. El propósito de esta revisión es proveer al personal de salud información actualizada
sobre la tosferina, el agente causal, la epidemiología, presentación clínica variante, tratamiento
y profilaxis, vacunación e inmunidad y recomendaciones para el control de brotes.

2. Etiología

La descripción clínica de la tosferina se hizo hace unos 1600 años, el agente patógeno se
identificó hace unos cien años y la vacuna se encuentra disponible por más de medio siglo
(Esso, 2014). Sin embargo, Bordetella pertussis sigue siendo un patógeno de importancia
mundial que afecta a todos los grupos de edad y que se adquiere de forma directa, con contacto
cercano de secreciones desprendidas de las vías respiratorias de un enfermo (Meza et al., 2010;
Quian, 2012) .8,13

La Bordetella pertussis es una bacteria aeróbica, pleomórfica. tipo cocobacilo gram negativo,
aeróbica estricta, inmóvil y encapsulada. Fue aislada por primera vez por Bordet y Gengou en
1906 e infecta exclusivamente a seres humanos (Figura 1) (Quian, 2012). El microorganismo
sobrevive en las secreciones de las vías aérea superiores y se localiza en los cilios de la
nasofarínge, tráquea, bronquios y bronquiolos de la persona infectada (Perez et al., 2015).

Figura 1. Microscopía electrónica de la bacteria Bordetella pertussis.


Fuente: https://www.flickr.com/photos/sanofi-pasteur/5280262078/in/gallery-89831079@N05-
72157632527692181/ Foto por Alain Grillet. Uso público con reconocimiento de fuente.

Existen diversos mecanismos moleculares responsables de la virulencia y patogenicidad como


la presencia de toxinas, estructuras en la superficie de la bacteria, presencia de proteínas
metabólicas, sistema de señalamiento de la transducción genética y capacidad de adherencia a
mucosas (Mekalanos, 1992).

Se han aislado otros agentes que causan tosferina, pero en menor frecuencia, como Bordetella
parapertussis, la cual produce cuadros leves de la enfermedad y la Bordetella bronchiseptica,
la cual se encuentra en animales domésticos (Quiros & Solano, 2016). Puede haber infección
simultánea con virus respiratorios, pero en general no se considera éstos pueden agravar el
cuadro clínico de la enfermedad (Nicolai et al., 2016). Una coinfección frecuente en lactantes
menores es con el Virus sincitial respiratorio (Cosnes-Lambe et al., 2008).

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3. Epidemiología

La tosferina es un problema endémico tanto en países desarrollados como en países en vías de


desarrollo, con brotes frecuentes alrededor del mundo. Puede afectar a cualquier grupo de edad,
principalmente a los neonatos y lactantes menores, en los cuales la mortalidad es más alta
(Nicolai et al., 2016; Cosnes-Lambe, 2008). Las epidemias de tosferina usualmente ocurren
cada tres a cinco años. La evidencia reciente muestra que las transmisiones asintomáticas juegan
un rol importante en la reemergencia de casos de tosferina (Cosnes-Lambe, 2008).

La incidencia de la tosferina podría estar subestimada en países con pocos recursos debido a
limitaciones en el diagnóstico, debilidades en los sistemas de vigilancia, falta de
reconocimiento de la enfermedad, cambios en los esquemas de vacunación o en la compra de
los biológicos, con pocos controles de calidad.

Es importante reconocer que los adolescentes y adultos con tosferina no reconocida son la
fuente principal de infección para los lactantes (Quian, 2012). La enfermedad tiene un alto
riesgo de contagio, pues afecta el 80% de contactos susceptibles y hasta un 20% a pacientes
con vacunación adecuada (Meza et al., 2010)

A partir de la introducción de la vacuna (1940 en adelante) los brotes en menores de cinco años
han ocurrido de forma cíclica cada 3-4 años, asociado al acúmulo de población susceptible. La
severidad en morbilidad y mortalidad se ha asociado con desigualdades sociales y a bajas
coberturas en vacunación. No se ha demostrado una distribución de casos de tosferina asociada
a las estaciones del año. En las últimas 2-3 décadas, se ha incrementado el reporte de casos en
adolescentes y adultos (Yih et al., 2000). En los Estados Unidos se ha calculado una incidencia
anual promedio de casi un millón de casos (Guris et al., 1999).

La transmisión es aérea, es altamente contagiosa y se disemina rápidamente de persona a


persona por contacto con microgotas aerolizadas que contienen el cocobacilo. Se ha demostrado
que una persona infectada puede transmitir la bacteria a 12-17 personas susceptibles, poniendo
a la tosferina como una de las enfermedades transmisibles con la mayor tasa de reproducción
básica (MCPHP, 2010).

El costo directo e indirecto de la tosferina es alto a nivel mundial ocasionado principalmente


por la mortalidad y la alta morbilidad en adolescentes y adultos. El resurgimiento de la tosferina
en diferentes países, sobre todo aquellos en desarrollo, es multifactorial, y entre estos factores,
podemos mencionar (Moraga & Campins, 2015):

• Evolución molecular del patógeno


• Debilidad de los sistemas de información con problemas de confiabilidad. Escasa
información epidemiológica disponible y en muchos casos inexacta.
• Recursos de diagnóstico insuficientes o no existentes.
• Probables problemas de eficacia de la DPT como vacuna como la adaptación del patógeno,
falta de vigilancia de la cadena de frío, fallas en los controles de calidad de los biológicos.
• Disminución de la inmunidad que da la vacuna en el tiempo, con probable disminución de
la misma cuatro a diez años después de aplicada. Esto llevaría a inmunidad parcial que

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resulta en síntomas vagos y dificultades en el diagnóstico. Esto sugiere evaluar la


posibilidad de aplicar un refuerzo en adultos.
• Cambio de la vacuna DTwP (célula entera) a DTaP (acelular), ya que esta última solo
contiene partes del organismo pertussis, pudiendo afectar la inmunogenicidad de la vacuna.
• En los países desarrollados, la vacunación sigue siendo un problema en cierta parte de la
población por conceptos sociales y culturales que causan rechazo a la vacuna, lo cual deja
“bolsones” en la población con coberturas bajas de vacunación desde donde se originan los
brotes (Muhammad & Noureen, 2014).

4. Fisiopatología

Inicialmente, el cocobacilo Bordetella pertussis invade el tracto respiratorio, multiplicándose y


uniéndose a las células ciliadas hasta destruirlas, liberando toxinas que generan efectos a nivel
sistémico (Quiros & Solano, 2016). La enfermedad evoluciona en cuatro fases (ver Figura 2).

1Adherencia de
3. Daño local
la bacteria a las 4. Afección
directo con
células ciliadas 2. Evasión de la sistémica por la
necrosis,
del epitelio defensa local liberación de
alveolitis,
respiratorio y del huésped toxinas a la
atelectasias y
multiplicación circulación
hemorragias
bacteriana

Figura 2. Fisiopatologia de la tosferina.


Fuente: Elaboración propia según conceptos de Quiros & Solano (2016).

La infección produce hiperplasia linfoide de los nódulos linfáticos peri-bronquiales y traqueo-


bronquiales, comenzando a ocurrir ciertos fenómenos necróticos, alveolitis, atelectasias y
hemorragias. Las manifestaciones clínicas sistémicas causadas por las toxinas del bacilo
resultan en linfocitosis, sensibilización por histamina, hiperinsulinemia e hipoglicemia.

En casos severos puede observarse la evolución hacia una bronconeumonía, que puede ser el
resultado de una infección secundaria o se puede deber al mismo bacilo (Quiros & Solano,
2016). Cuando ocurre la diseminación del bacilo por la sangre (bacteriemia), la toxina también
ingresa al torrente sanguíneo y genera la sintomatología local y sistémica.

La toxina pertussis tiene función de adhesina, afecta la fisiología de las membranas y provoca
un retraso en el secuestro de neutrófilos. La adenil-ciclasa provoca un retraso en la activación
de los linfocitos T. También actúan la citoxina traqueal y la toxina dermonecrótica, que generan
destrucción del epitelio respiratorio (Dotres et al., 2012).

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5. Diagnóstico

5.1 Diagnóstico clínico

El período de incubación usualmente es de 7-10 días, pero puede prolongarse hasta 4 semanas.
La severidad en la que se presenta la patología es diversa y puede estar asociada a diferentes
factores como si el paciente ha sido vacunado o si ha presentado la enfermedad anteriormente
(Quian, 2012). La enfermedad se manifiesta en tres fases, como se observa en la Figura 3
(Hamborsky et al., 2015). El retraso en el diagnóstico de la enfermedad se relaciona
directamente con la mayor fecuencia de complicaciones clínicas y de secuelas.

En pacientes adultos se puede manifestar como tos crónica de aproximadamente 6 semanas.


Durante este tiempo, pueden experimentar pérdida de peso en un 33% de los casos,
incontinencia urinaria en un 28%, síncope en un 6% y fracturas de costillas por una tos fuerte
en 4% de los casos (Kline et al., 2013).

Figura 3. Fases de la tosferina.


Fuente: Elaboración propia según conceptos de Esso (2014).

El diagnóstico de tosferina se puede sospechar a partir del cuadro clínico que presentan los
pacientes menores de 6 meses que no han sido vacunados, así como por las manifestaciones en
niños mayores de 6 meses que presenten un cuadro de tos atípica. El diagnóstico se puede dar
por medio de clínica y por exámenes de laboratorio (Esso, 2014). Para establecer diagnóstico,
se deben considerar además los factores epidemiológicos, como presencia de epidemia,
contacto con otros casos y los antecedentes de vacunación.
Las manifestaciones de la tosferina (tos paroxística, gallo inspiratorio, vómitos sin causa
aparente o secundarios a la tos) a veces no se presenten de forma típica, pero se puede sospechar
de exposición a la bacteria en casos de epidemias (Tozzi et al., 2005). Los recien nacidos y
lactantes menores pueden presentarse solamente con apneas o en falla respiratoria y no tener el
cuadro típico (Esso, 2014; Hamborsky et al., 2015). La Secretaría de Salud de Honduras ha
diseñado un flujograma de manejo de la tosferina con su respectiva definición de caso
sospechoso, probable y confirmado, el cual debe cumplirse en todo el sistema médico nacional
(Figura 4).

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Figura 4. Flujograma de manejo de la tosferina, Programa Ampliado de Inmunizaciones


(PAI), Secretaría de Salud de Honduras.
Fuente: Secretaría de Salud de Honduras

5.2 Diagnóstico laboratorial

Este se realiza a partir de una muestra de secreción respiratoria pero su sensibilidad es variable
de acuerdo a la prueba realizada (Tabla 1).

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Tabla 1. Tipos de diagnóstico laboratorial para tosferina


Prueba Criterios para Positividad
Hemograma Linfocitos y leucocitos elevados son sugestivos de la patologia
Cultivo Cultivo positivo para B. Pertussis, más exacto en primera fase de
la enfermedad
PCR (Reacción de Método más sensible y específico para la detección de la
cadena de enfermedad
polimerasa)
Serología Específico para diagnóstico tardío
Fuente: Elaboración propia según conceptos de Quirós & Solano (2016)

Aunque el hallazgo de la bacteria pueda dar la confirmación de la patología, los síntomas


pueden ser claros y marcados en pacientes que aún no sido vacunados, como los recién nacidos
y lactantes. En adolescentes y adultos se observa generalmente un cuadro clínico más leve que
se puede confundir con un resfriado común durante toda la enfermedad (Kline et al., 2013).

La técnica de detección de partículas antigénicas a través de reacción de la cadena de polimerasa


(PCR) identifica cadenas de ADN a partir de muestras sanguíneas de los pacientes. Esta es una
técnica de elección por su rapidez y por tener mayor sensibilidad y especificidad. En Honduras
se realiza esta prueba a nivel hospitalario y menos frecuentemente en otros centros estatales.
Según la gravedad, el hemograma muestra leucocitos y linfocitos elevados, que estarán presente
en las primeras 4 semanas de la enfermedad. Para diagnóstico en etapa tardía, se puede usar
serología IgM e IgG.

6. Tratamiento

6.1 Tratamiento general

Se recomienda beber mucho líquido, como agua, jugos naturales y sopas. En los niños se debe
de prestar atención a los signos de deshidratación, tales como labios secos, llanto sin lágrimas
y micción con poca frecuencia. El manejo de la fiebre debe ser otra prioridad.

6.2 Tratamiento antibiotico

Los antibióticos eliminan la Bordetella pertussis de la nasofaringe y limitan la gravedad de la


enfermedad solo si se inician en la fase catarral es decir en primera semana; no tienen ningún
beneficio en los síntomas cuando el paciente se encuentra en la fase paroxística (Moraga et al.,
2015).El tratamiento de antibióticos se indica en personas con sospecha clínica de tosferina,
diagnostico microbiológico confirmado o con un cuadro clínico de más de 21 días de duración
(Figura 5) (Kline et al., 2013; Moreno et al., 2008).

Ensayos clínicos recientes revelan que los macrólidos de nueva generación son mas eficaces ya
que producen menos reacciones adversas y tienen mejor adherencia que la eritromicina (Kline
et al., 2013). El tratamiento estándar de la tosferina ha sido eritromicina por 14 días, sin
embargo, un estudio revelo que los antibióticos a corto plazo con macrólidos (azitromicina

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durante 3 días, claritromicina durante 7 días o eritromicina durante 7 días) son igualmente
efectivos que el tratamiento a largo plazo (Moreno et al., 2008).

En el manejo con macrólidos se pueden observar síntomas gastrointestinales como nauseas,


vómitos o diarrea; también pueden aumentar concentraciones séricas de fármacos como
teofilina, carbamazepina, warfarina, ciclosporina y terfenadina si se administran
simultáneamente (Muhammad & Noureen, 2014).

El cotrimoxazol es efectivo cumpliendo un esquema de 7 días de tratamiento por lo que se


considera una opción válida de tratamiento en pacientes que no toleran los macrólidos (Kline
et al., 2013). No está recomendado en mayores de 2 meses ya que hay riesgo de desarrollar
kernicterus (Dotres et al., 2012). La eritromicina y la claritromicina no están recomendadas en
menores de un mes debido a su asociación con la hipertrofia del píloro (Dotres et al., 2012).

6.3 Tratamientos adjuvantes

Uno de los problemas más angustiantes para el paciente es la tos paroxística por lo que es de
mucha importancia educar a las personas encargadas del paciente sobre el manejo de la misma.
El uso de tratamientos coadyuvantes como el salbutamol, corticoides como dexametasona y
antitusígenos como codeína no han demostrado efectividad en reducir o controlar síntomas de
la enfermedad. por lo que su uso no está justificado (Hartzell & Blaylock, 2014).
El uso de la inmunoglobulina pertussis, esteroides y la exanguinotransfusión pueden ser
beneficiosos en casos graves de la enfermedad, pero no se recomienda su administración de
forma rutinaria (Hartzell & Blaylock, 2014).

6.4 Tratamiento hospitalario

Se recomienda hospitalizar a todo niño menor de 6 meses con presencia de una segunda
patología como la neumonía, diarrea con deshidratación, vómitos persitentes u otra enfermedad
que pueda provocar la descompensación del niño. Es importante tener en cuenta la presencia
de periodos prolongados de apnea que lleven a cianosis y dificultad respiratoria.

Es necesario tener presentes todas estas recomendaciones al momento de la hospitalización y


así dar un tratamiento adecuado el cual se iniciará con la administración de oxígeno hasta lograr
una Saturación de Oxígeno (SatO 2 ) adecuada entre 90% y 95%, colocar suero mixto con
osmolaridad acorde a la edad en caso de deshidratación, administrar una terapia antibiótica
dirigida a agentes infecciosos Gram negativo. Para la administración de los medicamentos es
importante la edad del paciente (Figura 5) (Kline et al., 2013).

6.5 Tratamiento ambulatorio

Para el manejo ambulatorio se debe tener en cuenta que no se deben usar antimucolíticos ya
que no disminuye la tos y los beneficios son muy limitados. Por tal razón se deben dar
tratamiento antibiótico VO el cual deber ser indicado en las 2 primeras semanas. Se
administrará tratamiento profiláctico en caso de infección por tosferina en familiares que
habiten en el mismo lugar que el niño, los antibióticos utilizados serán los mismos y con la
misma dosis que se maneja intrahospitalariamente (Esso, 2014).

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Figura 5. Tratamiento según el grupo etario


Fuente: Elaboración propia según conceptos Kline et al., (2013).

6.6 Complicaciones

La complicación más frecuente que se da en los niños es la neumonía, que ocurre en un 6% de


todos los casos. Otras complicaciones son otitis media, sinusitis, una infección bacteriana
sobreagregada, desnutrición por los vómitos recurrentes y complicaciones neurológicas,
también puede ocurrir hipoxia durante la tos y apnea (Tozzi et al., 2005; Mejia, 2013).

La neumonía puede ser primaria o secundaria a una coinfección. También puede haber una
infección concomitante con el virus sincitial respiratorio (gripe), éste puede conducir a un
cuadro clínico más severo. Dentro de las complicaciones más graves están el desarrollo de
neumotórax, neumomediastino, enfisema subcutáneo, prolapso rectal, fracturas de costillas e
incluso una hemorragia intracraneal, ya que los paroxismos pueden causar complicaciones con
la presión intraabdominal, intratorácica e intracraneal (Snyder & Fisher, 2012; Grande, 2016).

Otras complicaciones sistemáticas cuando la tos se hace crónica en adolescentes y adultos son
la dificultad para dormir, hernias abdominales, hemorragia subconjuntival. La diferencia entre
los menores de 5 años y los adolescentes y adultos es que rara vez desarrollan neumonía y
ocupan ser hospitalizados (Kline et al., 2013).

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7. Prevención

7.1 Adultos y adolescentes

Los adultos y adolescentes pueden transmitir la enfermedad a los niños vacunados y no


vacunados, por lo cual es necesario implementar nuevas estrategias de vacunación en esta
población (Suarez et al., 2012). Los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades de
Estados Unidos (Centers for Disease Control and Prevention - CDC) recomiendan la
administración de una única dosis de refuerzo de la vacuna para la población entre los 11 a 18
años de edad, preferiblemente entre los 11 y 12 años de edad. Todo adulto mayor de 19 años,
que nunca haya recibido una dosis de Tdap, deber recibir una lo más pronto posible (CDC,
2017; Atkinson, 2013).

7.2 Tipos de vacunas

La primera vacuna que surgió en el mercado fue la de células enteras. Ésta se aplica combinada
con los toxoides diftérico y tetánico (vacuna TDP) (Hamborsky, 2015). En la actualidad las
vacunas en uso son las hexavalentes, que dan una cobertura contra DTPa-HB-VPI-Hib, la otra
es la pentavalente conformada de DTPa-VPI-Hib y la trivalente; DTPa. Esta última tiene una
carga baja antigénica para el agente B. pertussis (Moraga & Campins, 2015).

La vacuna contra la tosferina puede presentar efectos secundarios como enrojecimiento de la


zona donde se inyecta la vacuna, vómitos, fatiga, disminución del apetito y fiebre. Se calcula
que 1 de cada 14,000 vacunados pueden presentar convulsiones, pero se ha encontrado que la
causa no es la vacuna misma, sino la presencia de mutaciones de canales de sodio que
predisponen a ciertas epilepsias cuyo precipitante es la fiebre. Otro efecto secundario que no es
tan frecuente es una anafilaxia grave, la cual es una reacción idiosincrática impredecible para
la cual debe estarse vigilante y preparado (Sáfadi, 2015).

7.3 Esquemas de vacunación

En países de Europa se usa un esquema de vacunación que coloca la primera dosis a los 2 meses
de edad. La segunda dosis a los 4 meses, tercera dosis a los 6 meses de vida. colocándose un
refuerzo de los 15 a los 18 meses, también se administra desde los 4 años, hasta los 6 años de
vida con la vacuna anti pertussis acelular.
En Estados Unidos, se coloca una dosis de la vacuna anti pertussis celular, en adolescentes de
11 años y 18 años. Existe un método de vacunación conocida, como la estrategia anidada. Este
consiste en vacunar a las personas que conviven con lactantes menores. Para prevenir la
tosferina en estos grupos, ya que son los más susceptibles (Atkinson, 2013).

En el año 2005 salió a luz la vacuna Tdap (Difteria, Tétanos y Pertussis acelular), la cual se
utiliza como refuerzo a preadolescentes, adolescentes y adultos que están en contacto con

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lactantes menores a los cuales podrían contagiar. La Tdap se coloca a los 11 o 12 años. También
se puede colocar en adultos que nunca han recibido una dosis de ésta.

7.4 Vacunación a embarazadas

La vacunación en mujeres embarazadas tiene una doble finalidad: a) la protección a los recién
nacidos y lactantes vulnerables antes de que ellos pueden iniciar su esquema de vacunación a
los dos meses de vida y b) el paso de anticuerpos transplacentaria al feto. Se espera que los
anticuerpos maternos brinden protección o disminuyan la severidad de la enfermedad en los
recién nacidos y lactantes (Healy, 2016).

Los estudios en mujeres embarazadas han demostrado que sólo 14-34% de los bebés de las
vacunadas tiene anticuerpos IgG contra este microorganismo, los cuales han pasado desde la
circulación de la madre a través de la placenta. Estos anticuerpos tienen una vida media de 6
semanas (Healy, 2016). Se espera de esa inmunización pasiva del recién nacido lo proteja o
reduzca la severidad de la enfermedad durante los primeros 3 meses de vida, cuando aún no
está protegido por la primovacunación (ACIP, 2012).

Los niveles de anticuerpos IgG disminuyen rápidamente durante el primer año después de la
vacunación. El Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización del CDC (“Advisory
Committee on Immunization Practices - ACIP) concluyó que una única dosis de Tdap en un
embarazo no es suficiente para proporcionar protección en embarazos futuros (ACIP,2012). Es
así como la ACIP recomienda vacunacion con Tdap en cada embarazo, independientemente si
ha recibido la vacuna en embarazos previos. Este comité recomienda que todo adulto y
adolescente que anticipa tener un cercano contacto con niños menores de 12 meses aún no
vacunados, deben recibir una única dosis dos semanas antes del tener contacto con el lactante
(Healy, 2016; ACIP, 2012; ACOG,2017).

En Canadá más del 60% de las mujeres embarazadas fueron vacunadas a partir de octubre 2012.
Se reportaron 10 muertes de lactantes confirmadas por pertusis, de los cuales 9 eran hijos de
mujeres que no fueron vacunadas. En Brasil sucedió algo similar, con aumento de mortalidad
en menores, lo cual motivó la introducción de la vacuna Tdap para todas las mujeres
embarazadas en dicho país. Otros países como Argentina, Uruguay, Costa Rica, Israel, Bélgica,
Nueva Zelanda, México y Panamá, entre otros, han implementado la vacunación por B.
Pertussis en todas las embarazadas (ACOG, 2017).

El estudio “US Phase 1-2”, demostró que la vacuna Tdap durante el embarazo es inmunogénica,
promoviendo concentraciones de anticuerpos en el momento del parto contra la toxina pertusis
5.6 veces más en madres y lactantes vacunadas que en el caso de haber recibido placebo (ACIP,
2012).

El Colegio Estadounidense de Ginecología y Obstetricia recomienda la administración de la


vacuna Tdap a toda embarazada, entre las 27-36 semanas de gestación. Sino fue administrada
durante el embarazo, debe aplicarse inmediatamente postparto si la mujer nunca recibió una

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dosis en la adolescencia, adultez o en embarazos previos. Además, se debe educar sobre esta
vacunación durante el embarazo (ACIP, 2012).

7.5 Esquema de vacunación para la tosferina en Honduras

La pentavalente es la vacuna que se utiliza en el esquema del Programa Ampliado de


Inmunizaciones (PAI) de Honduras, para prevención de Difteria, tosferina, Tétanos y
enfermedades invasivas provocadas por Hib, como meningitis, neumonías y hepatitis B
(SESAL, 2011). La vacuna pentavalente consiste en una combinación de vacunas de
microorganismos inactivados o muertos.

Tabla 2. Esquema de vacuna pentavalente


Esquema de vacuna
pentavalente
Dosis Edad
Primera dosis Dos meses
Segunda dosis Cuatro meses
Tercera dosis Seis meses
Fuente: Secretaria de salud de Honduras, 2011

8. Retos y desafíos en América Latina ante una epidemia emergente


Los programas de vigilancia en Ámerica Latina tienen algunas deficiencias, como la falta de
conocimiento de la enfermedad y capacidad de laboratorio limitada. En 2009, la organización
Panamericana de la Salud (OPS), identificó la necesidad de mejorar los datos epidemiológicos
de la tosferina para informar las recomendaciones de vigilancia y las políticas de vacunación
(Pinell et al., 2017). En todo el mundo, el diagnóstico es un reto porque los síntomas pueden
parecerse a otra enfermedad respiratoria y la precisión diagnóstica laboratorial es limitada (PAI,
2011)

Por esta razón, en el 2009 se estableció el Proyecto Latinoamericano de Pertussis (LAPP), con
el fin de ampliar la compresión de la epidemiología de la tosferina por medio de fortalecimiento
de la capacidad diagnóstica laboratorial para la identificación de B. pertussis y la vigilancia
epidemiológica para mejorar los informes de tosferina en varios países (Pinell et al., 2017).

La estimación de los efectos de la tosferina en Honduras es complicada por falta de datos


publicados de muerte por esta enfermedad y la disponibilidad de pruebas diagnósticas.
Honduras tiene una enorme deficiencia debido a la falta de capacitación técnica y acceso
limitado a reactivos y suministros.

9. Conclusión
Ante el riesgo de una epidemia re-emergente de tosferina, Honduras necesita reorganizar o
reforzar su vigilancia epidemiológica, sus recursos de laboratorio, así como monitoreo de los
cambios epidemiológicos de la enfermedad y la evolución del organismo. La actualización del
personal de salud y el énfasis en la vacunación adecuada son medidas prioritarias.

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10. Agradecimientos

A los docentes de la clase de Salud Infantil de la Facultad de Ciencias de la Salud, por su apoyo
para desarrollar este manuscrito.

11. Referencias bibliográfícas

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