El documento habla sobre el retiro del Espíritu Santo de la tierra antes del regreso de Cristo. Menciona que habrá un aumento en las tragedias naturales y el desequilibrio social como señal de este retiro. También advierte que aquellos que han tenido más luz y oportunidades pero no las han aprovechado serán los primeros en ser abandonados por el Espíritu Santo. Exhorta a todos, especialmente a los líderes, a comprometerse más en la misión de advertir al mundo y llevar a cabo el trabajo
El documento habla sobre el retiro del Espíritu Santo de la tierra antes del regreso de Cristo. Menciona que habrá un aumento en las tragedias naturales y el desequilibrio social como señal de este retiro. También advierte que aquellos que han tenido más luz y oportunidades pero no las han aprovechado serán los primeros en ser abandonados por el Espíritu Santo. Exhorta a todos, especialmente a los líderes, a comprometerse más en la misión de advertir al mundo y llevar a cabo el trabajo
El documento habla sobre el retiro del Espíritu Santo de la tierra antes del regreso de Cristo. Menciona que habrá un aumento en las tragedias naturales y el desequilibrio social como señal de este retiro. También advierte que aquellos que han tenido más luz y oportunidades pero no las han aprovechado serán los primeros en ser abandonados por el Espíritu Santo. Exhorta a todos, especialmente a los líderes, a comprometerse más en la misión de advertir al mundo y llevar a cabo el trabajo
El documento habla sobre el retiro del Espíritu Santo de la tierra antes del regreso de Cristo. Menciona que habrá un aumento en las tragedias naturales y el desequilibrio social como señal de este retiro. También advierte que aquellos que han tenido más luz y oportunidades pero no las han aprovechado serán los primeros en ser abandonados por el Espíritu Santo. Exhorta a todos, especialmente a los líderes, a comprometerse más en la misión de advertir al mundo y llevar a cabo el trabajo
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El Espíritu Santo se va a retirar de la tierra
“He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona” (Apoc. 3:11). (1)
Está llegando el tiempo en el que el Espíritu Santo va a ser retirado de la
tierra. El hecho es que, desde que existe vida en el mundo, él apoya a los hombres y a las mujeres en situaciones de peligro y persecución. En nuestros días, el Espíritu es también nuestro Consolador. Permanece siempre con nosotros. También trabaja por la salvación de todos, sean justos o impíos. Sin embargo, ahora se está retirando de la tierra. En otras palabras, su poder, que refrena, no actuará para siempre en el ser humano. El Espíritu dejará que aquellos que lo rechazaron de forma deliberada recojan los resultados de esa rebeldía y dureza de corazón. Pero, en relación con los fieles, él estará con ellos hasta el fi n (Juan 14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre ).
1. Una señal del retiro del Espíritu Santo de la tierra. (2)
Será el aumento de las tragedias naturales y el desequilibrio social. Esas señales serán más frecuentes e intensas (Luc. 21:28 Cuando estas cosas empiecen a suceder, erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención.)
Elena de White comenta sobre eso: “El Consolador es llamado el ‘Espíritu de
verdad’. Su obra consiste en definir y mantener la verdad. Primero mora en el corazón como el Espíritu de verdad, y así llega a ser el Consolador. Hay consuelo y paz en la verdad, pero no se puede hallar verdadera paz ni consuelo en la mentira. Por medio de falsas teorías y tradiciones es como Satanás obtiene su poder sobre la mente. Induciendo a los hombres a adoptar normas falsas, tuerce el carácter. Por medio de las Escrituras, el Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en el corazón. (3) Así expone el error, y lo expulsa del alma. Por el Espíritu de verdad, obrando por la Palabra de Dios, es como Cristo subyuga a sí mismo a sus escogidos (El Deseado de todas las gentes, pp. 624, 625). El tiempo de hoy es solemne, pues todavía tenemos la posibilidad de la salvación. Mientras Jesús esté en el Santuario celestial intercediendo por la humanidad, la vida eterna estará disponible para todo aquél que la quiera. Elena G. de White describe ese momento: “Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial. Levantará sus manos y con gran voz dirá ‘Hecho es’ y todas las huestes de los ángeles depositarán sus coronas mientras él anuncia en tono solemne: ‘¡El que es injusto, sea injusto aún; y el que es sucio, sea sucio aún; y el que es justo, sea justo aún; y el que es santo, ¡sea aún santo!’ (Apoc. 22:11. Cada caso ha sido fallado para vida o para muerte” (El confl icto de los siglos, p. 671). En el pasado, Dios ya mostró que su misericordia es inmensa; pero también que esta tiene un límite. Fue así con los impíos que rechazaron la apelación de Noé a entrar en el arca, y también con los sodomitas, que superaron los límites de la paciencia de Dios. Antes del regreso de Jesús, nuevamente el período de salvación se cerrará; esta vez, para todos aquellos que rechazan a Dios. Los perdidos estarán sin la protección de Dios, completamente vulnerables a Satanás. “Desamparados ya de la gracia divina, están a merced de Satanás, el cual sumirá entonces a los habitantes de la tierra en una gran tribulación final. (4) Como los ángeles de Dios dejen ya de contener los vientos violentos de las pasiones humanas, todos los elementos de contención se desencadenarán. El mundo entero será envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre Jerusalén” (C.S. 672). Nos resta poco tiempo. En esa ocasión, no habrá más tiempo para el trabajo misionero. Tal vez, miremos hacia atrás y lamentemos la manera en que resistimos al Espíritu Santo. Varias veces él apeló a nuestro corazón para que dejemos la comodidad y nos gastemos en favor de aquellos que están en tinieblas, incluso nuestros amigos y familiares. Este es el momento para llorar y clamar al Señor por la salvación de las personas. Y también de implorar que el Espíritu Santo desarrolle en nosotros la capacidad de participar en la misión de salvación. “El Señor convoca a los que creen para que sean obreros juntamente con él. ¿Por las señales admitiremos que éste es el tiempo del fin sin anunciarle a la gente lo que está por sobrevenir? ¿Dejaremos que las tinieblas los envuelvan más sin esforzarnos para que comprendan la necesidad de prepararse para recibir al Salvador? A menos que cada uno haga la obra que le corresponde realizar a su alrededor, el día del Señor nos sobrecogerá como ladrón. La confusión predomina en el mundo, y pronto se desencadenará el terror sobre los seres humanos. (5) El fin está muy cerca, y los que sabemos acerca de la preparación que es necesaria para este tiempo debemos estar listos para lo que sobrecogerá al mundo con desconcertante sorpresa” (Recibiréis poder 161). Hoy es el tiempo en que los hijos de Dios deben disponerse a trabajar, llevando el evangelio a los que sufren bajo la opresión del enemigo, preparando así el camino del Señor. La promesa de éxito en la misión es segura: “Como pueblo debemos preparar el camino del Señor bajo la orientación del Espíritu Santo. (6) El evangelio debe ser proclamado en toda su pureza. Las corrientes de aguas vivas están ensanchando y profundizando su curso. De lugares cercanos y distantes, algunos serán llamados a dejar el arado y las actividades comerciales más comunes para relacionarse con hombres de experiencia, y, en la medida que aprendan a testificar con eficiencia, proclamarán la verdad con poder. Gracias a la maravillosa obra de la providencia serán removidas montañas de dificultades. “El mensaje que significa mucho para los que habitan sobre el planeta será escuchado y entendido. La gente sabrá qué es la verdad. Adelante, siempre adelante, la obra continuará avanzando hasta que toda la tierra haya sido amonestada. Entonces vendrá el fin” (Ibíd., Review and Herald, 22 de noviembre de 1906). La responsabilidad mayor Sobre todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, cabe la responsabilidad de advertir al mundo acerca de lo que pronto vendrá como abrumadora sorpresa sobre el mundo. (7) Pero, sobre un grupo en especial recae una responsabilidad mayor: aquellos que recibieron más luz, que acumularon más conocimiento, más recursos, que ocuparon posiciones de liderazgo en la organización de la iglesia o del mundo secular. Todos están siendo llamados ahora para comprometerse totalmente, de cuerpo y alma, y con todas sus fuerzas. Este tema de Enriquecimiento Espiritual, del que tú participas en este momento de comunión, trae un mensaje divino para ti en este instante. Escúchalo: “Os daré corazón nuevo y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros”. Creo con todo mi corazón que el Espíritu de Dios está siendo retirado del mundo, y los que han tenido gran luz y oportunidades y no las han aprovechado serán los primeros en ser dejados. Ellos han agraviado al Espíritu de Dios: La actual actividad de Satanás, que trabaja en los corazones, en las iglesias y en las naciones, debe alarmar a toda persona que estudia las profecías. El fin está cercano. Levántense nuestras iglesias: (8) Que el poder convertidor de Dios sea experimentado en los corazones de los miembros individuales, y entonces veremos al Espíritu de Dios moviéndose profundamente. El perdón del pecado no es el único resultado de la muerte de Cristo. Él hizo el sacrificio infinito no solamente para que el pecado fuera quitado sino para que la naturaleza humana fuera restaurada, fuera hermoseada de nuevo, reconstruida de sus ruinas, y preparada para la presencia de Dios” (Mensajes selectos, t. 3, p. 174). No sé cuál es tu vocación, pero si tú eres, anciano de iglesia, director de departamento, administrador, político, profesional independiente, conocedor de los tiempos en que vivimos, líder, intelectual... Tú, que tienes recursos y te dedicas a ganar más riquezas en detrimento de tu comunión con Dios en las primeras horas de cada mañana, despierta y escucha la voz profética que acabas de oír. Está profetizado, respecto del retiro del Espíritu Santo, que aquellos que tuvieron gran luz y oportunidades, pero no las aprovecharon, serán los primeros que serán dejados; rechazaron al Espíritu de Dios. Todos somos invitados a una participación más efectiva, dentro de las condiciones que cada uno tiene. Cada día, los desafíos para permanecer en Cristo y cumplir la misión están volviéndose más difíciles, y tenemos que aprovechar cada día como si fuese el último de nuestra existencia. Mantener la comunión e involucrarnos en la misión: Estos deben ser nuestros propósitos ahora; son esenciales para lograr una vida cristiana victoriosa. ¿Por qué la comunión debe ser la base? Porque es la vida del alma. Es por ella que Dios me habla, me corrige, me dirige. “Por medio de las Escrituras, el Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en el corazón. Así expone el error, y lo expulsa del alma. Por el Espíritu de verdad, obrando por la Palabra de Dios, es como Cristo subyuga a sí mismo a sus escogidos” (El Deseado de todas las gentes, p. 625). ¿Por qué la misión es urgente? (9) “El trabajo que hace mucho tiempo debería haber sido hecho en la activa operación de ganar almas para Cristo no ha sido realizado. Los habitantes de las impías ciudades que muy pronto serán visitados por los desastres, han sido cruelmente descuidados. El tiempo se acerca cuando grandes ciudades serán devastadas, y todos deberían estar apercibidos de estos juicios venideros. Pero, ¿quién está dando al cumplimiento de esta obra la labor plena que Dios requiere? Hasta el momento presente no se ha realizado en las ciudades ni la milésima parte del trabajo que debía haber sido hecho, y que debería realizarse si hombres y mujeres cumplieran con todo su deber” (El ministerio de la bondad, pp. 140, 141). El desafío del Espíritu Santo para mi vida hoy es: Vive la vida de fe día a día. No estés ansioso y preocupado por causa del tiempo de la tribulación, sufriendo por anticipado. No te quedes pensando: “Estoy con miedo, y no permaneceré en el día de la gran prueba final”. Tú debes vivir el presente, un día a la vez, pues el mañana no te pertenece. Vence el yo hoy, vive una vida de oración hoy. Hoy debes combatir el buen combate de la fe, hoy debes creer que Dios te bendice y, al obtener la victoria sobre las tinieblas y la desconfianza, tú llenaras los requisitos del Maestro y te transformarás en una bendición para aquellos que están a tu alrededor. (Ver Signs of the Times, 20 de octubre, 1887, p. 10.) Mi compromiso ✎ Orar por la renovación del bautismo del Espíritu Santo.
✎ Orar por mis amigos de oración.
✎ Vivir en la presencia de Cristo.
✎ Dar testimonio del evangelio.
✎ Adorar a Dios con los diezmos y las ofrendas, de forma sistemática y
proporcional a mi ganancia. “He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona” (Apoc. 3:11).