Los Huevos Del Plata 12
Los Huevos Del Plata 12
Los Huevos Del Plata 12
— LIBRERIA DE LA UNIVERSIDAD
hall de la Universidad
— LOCAL F. C. U.
25 de Mayo 537 — Tei. 9 33 85
L I B R E R I A
E D I C I O N E S
DYKLER TAURO
Anuncia sus novedades:
Montiel Ballesteros: El gatito bandido y otros
cuentos
DISCOS Montiel Ballesteros: Fábulas
Montiel Ballesteros: Cuentos escogidos
CONVENCION 1321 Guillermo Vázquez Franco: América Latina, los
orígenes de su enajenación
Tel. 9 56 60 Marqués de Sade: Escritos políticos, Oxtiem y
Cartas inéditas
Y un libro de dibujos de Carlos Millot
LIBER ARCE
SUSANA PINTOS
HUGO DE LOS SANTOS
LIBRERIA
UNIVERSITARIA
RAUL H. TAR1NO
18 de Julio 1852 Teléf. 4 3318
Cl LAUTREAMONT
No importa dónde me ponía a escarbar el suelo esperando que tú salieses
Yo apartaba las casas y las florestas para ver detrás,
Y era capaz de quedar toda una noche a esperarte, puertas y ventanas abiertas,
Frente a dos vasos de alcohol que no quería tocar.
Pero tú no venías,
Lautréamont.
Tú deambulas favorablemente los pies desnudos en los altos terrones del cielo.
Pero apenas llegado a una distancia conveniente
Tú me arrojas uno a la cara,
Lautréamont.
(Traducción de OSCAR FERREIRO)
JULES SUPERVIELLE *
Presentación de
LAUTREAM ONT de BACHELARD
Bachelard es el autor de un psicoanálisis de los cuatro elementos, investigación
acerca del agua, del fuego, del aire, de la tierra, tomados como símbolos o motivos poéti
cos y oníricos. También es autor de libros sobre ciencia.
Este hombre universal atiende tanto a los datos de la razón como a los trabajos de la
fantasía y la imaginación. Al único poeta que le dedica un libro es a Lautréamont.
Se trata de un libro rico en que Ducasse es visto como poeta de la agresividad más
primaria, como poeta del nervio, del músculo, del grito y donde se trata de dar una clave
al bestiario de “ LOS CANTOS DE MALDOROR” .
1) Lautréamont es un poeta de la agresión: del movimiento devorador del tiempo.
La obra de Lautréamont puede ser encarada como una fenomenología de la violencia,
entendida como manifestación del animal en el hombre. La existencia es entendida aquí co
mo actividad; en los "Cantos de Maldoror” nada parecido al sufrimiento acontece, se trata
siempre del ataque, de la posesión. Allí todo está animalizado, se habla de “ camelias vivas” .
Hay un tiempo vegetal, continuo, curvo, totalmente ajeno al tiempo de la obra. Se trata aquí
del tiempo de la violencia: no se espera, se toma, se apresa, se muerde, se tritura, se de
glute, se araña, se absorbe. Es el tiempo discontinuo de la conquista. El ardor no es aquí
calor sino tiempo. Este tiempo acelerado es el tiempo de las metamorfosis, del vigor, o vo
luntad de vivir que está antes del bien y del mal, de la planificación y la memoria.
Es un lugar de nuestra época señalar el valor expresivo del cuerpo, el aspecto no-
biológico del cuerpo propio y ajeno, lo explorador de nuestras tendencias. Por ejemplo,
Merleau Ponty. Lautréamont nos trae otra imagen: la pureza del animal en el hombre, una
violencia que no sabe de respetos y derechos. Esto es motivo de canto y a veces de conso
lación. El afán de Ducasse es desmistificador: la crueldad es a veces más sabia, más real,
más tonificante, más al servicio de la vida que nuestros códigos morales y religiosos, que las
civilizadas compasión, piedad, los remordimientos, respetos, tolerancias, deberes.
Lautréamont sólo nos acompaña cuando nos sentimos enfermos de civilización.
2) A la vez que una presentación de un poeta visceral, Bachelard, se propone dar
una clave de las configuraciones y de la imaginación ducassiana, del potencial fantástico
de los “ Cantos de Maldoror” .
La significación viscosa del pulpo, el poder de las garras y de las ventosas, los can
grejos, las águilas, la significación sexual de los ofidios, las operaciones digestivas y sus
órganos, la violencia por la violencia misma, no la violencia del hambre, la violencia sin
respuesta; es la vitalidad del hombre ducassiano lo espiado con inteligencia por Bachelard.
Hemos considerado importante presentar un capítulo de este libro.
ruben kanalenstein
nos, en grandes rasgos, son objetivos. Creemos
que son demasiado claros para ser simplemen
te los reflejos de una impresión personal.
Así el perro y el caballo no son lo bastantes
dinámicos como para ocupar el primer rango.
Son formas externas. Maldoror activa un cor
GASTON BACHELARD
ISIDORE DUCASSE CONDE de LAUTREAMONT
1846 - 1870
Es necesario encontrar los colores de los que Lo más audaz que, durante siglos, se pensará
se sirvió Lewis en “ El monje” para pintar la y emprenderá, pudo formularse aquí, por ade
aparición del espíritu infernal con los rasgos lantado, en su ley mágica. El verbo, no ya el
de un joven admirable, desnudo, con alas car estilo, sufre con Lautréamont una crisis fun
mesí, con los miembros aprisionados en el or damental; él marca un nuevo comienzo. Esto
be de diamantes bajo un soplo antiguo de ro creó límites dentro de los cuales las palabras
sas, la estrella en la frente y la mirada marca podían ponerse en contacto con las palabras,
da por una melancolía feroz; y aquellos con las cosas con las cosas. Un principio de muta
la ayuda de los cuales Swinburne logró el ver ción permanente se apropió tanto de los ob
dadero aspecto del Marqués de Sade: "En me jetos como de las ideas, tendiendo a su libe
dio de toda esa ruidosa epopeya imperial, se ración total, que implica la del hombre. Desde
ve, resplandesciente, esa cabeza fulminada, ese este punto de vista, el lenguaje de Lautréamont
ancho pecho surcado de relámpagos, el hom es, a la vez, un disolvente y un plasma germi
bre-falo, perfil augusto y cínico, mueca de ti
tán espantoso y sublime; se siente circular, H nativo sin equivalentes.
Las expresiones locura, prueba por el absur
por esas páginas malditas, como un temblor do, máquina infernal, que han sido empleadas
de infinito; se siente vibrar sobre esos labios
quemados, como un soplo de ideal tormentoso.
tu y hasta retomadas, a propósito de esta obra,
muestran claramente que la crítica no se ha
Aproximaos y sentiréis palpitar en esa carro aproximado jamás a ella sin tener, tarde o
ña fangosa y sangrienta las arterias del alma temprano, que firmar su renuncia. Llevada a
universal, las venas henchidas de sangre divi P¿¡ la escala humana, esta obra, que es el lugar
de todas las interferencias mentales, impone a
na. Esa cloaca está preñada de azul... “ Es ne
cesario, decimos, reencontrar primero esos co
lores para situarse en la atmósfera extra-lite w la sensibilidad un clima tropical. León-Pierre
Quint, en su lúcida obra “ El Conde de Lau
tréamont y Dios" ha expuesto, sin embargo,
raria, que conviene a la figura deslumbrante
de luz negra del Conde de Lautréamont. algunos de los rasgos más imperiosos de este
mensaje, que sólo puede ser recibido con guan
A los ojos de algunos poetas de hoy, los Can tes de fu ego: 1) El "m al” para Lautréamont
tos de Maldoror y Poesías brillan con un res
plandor incomparable; son la expresión de
una revelación total que parece exceder las
tu (como para Hegel) es la forma bajo la cual se
presenta la fuerza motriz del desarrollo histó
rico. Importa, pues, fortificarlo en su razón de
posibilidades humanas. Toda la vida moder
na, en lo que tiene de específico, se encuentra,
de golpe, sublimada. Su decoración se desliza
p¿¡ ser, lo que no puede hacerse si no es fundán
dolo en los deseos prohibidos, inherentes a la
actividad sexual primitiva, tal como los ma
sobre el rostro de los viejos soles que dejan nifiesta en particular, el sadismo. 2) La ins
ver el estrado de zafiro, la lámpara de pico de
plata, alada y sonriente, que avanza sobre el
Sena, las membranas verdes del espacio y las
O piración poética, en Lautréamont, se da por el
producto de la ruptura entre el sentido común
y la imaginación, ruptura consumada frecuen
tiendas de la calle Vivienne, presa del brillo temente a favor de ésta y obtenida por una
cristalino del centro de la tierra.
Una mirada absolutamente virgen se man
tiene al acecho del perfeccionamiento científi
2 aceleración voluntaria, vertiginosa del consu
mo verbal (Lautréamont habla del “ desarrollo
extremadamente rápido” de sus frases. Se sabe
co del mundo, se adelanta hacia su carácter que de la sistematización de este medio de ex
concientemente utilitario, lo sitúa junto a to
do el resto en la luz misma del apocalipsis. < presión parte el surrealismo). 3) La rebelión
de Maldoror no sería jamás La Rebelión, si de
Apocalipsis definitivo, esta obra en la cual se biera exceptuar indefinidamente una forma de
pierden y se exaltan las grandes pulsiones ins pensamiento a expensas de otra; es necesario,
tintivas, al contacto de una jaula de amianto pues, que con las Poesías se abisme en su pro
que encierra un corazón calentado al blanco. pio juego dialéctico.
El contraste flagrante que ofrecen, desde el lemne, inversión o transformación total de los
punto de vista moral, estas dos obras excluye "pensamientos" o máximas célebres, etc.: to
toda otra explicación. Pero, que se busque más do lo que el análisis revela, a este respecto, de
allá lo que puede constituir su unidad, su iden los procedimientos en juego, lo cede en interés
tidad desde el punto de vista sicológico y se a la representación infalible que Lautréamont
descubrirá que ella descansa sobre todo en el nos llevó a hacernos del humor, tal como él lo
humor: las diversas operaciones, que son aquí encará, del humor que alcanzó con él su poder
la renuncia al pensamiento lógico, al pensa supremo y que nos somete físicamente, de la
miento moral, luego, a los dos nuevos pensa manera más completa, a su ley.
mientos definidos por oposición a éstos, no re
conocen en definitiva otro factor común: puja ANTHOLOGIE DE L ’HUMOUR NOIR
por la evidencia, llamado al tumulto de com
paraciones más atrevidas, tropedeo de lo so- (V E R SIO N : DIANA CASTRO)
9RETON
El cisne de Montevideo cuyas alas están desplegadas y siempre
prontas a agitarse
Cuando se trata de atraer del horizonte a los otros cisnes
Abre sobre el falso universo dos ojos de colores diferentes
El uno de sulfato de hierro sobre el enrejado de pestañas el
otro de barro diamantino
Contempla el gran hexágono en forma de embudo en el que se
crisparán bien pronto las máquinas
Que el hombre se encarniza en cubrir de vendajes
Reaviva con su bujía de radio los fondos del crisol humano
El sexo de plumas el cerebro de papel aceitado
Preside en las ceremonias dos veces nocturnas que tienen por
fin sustracción hecha del fuego intervenir los corazones
del hombre y del pájaro
Yo tengo acceso a él en calidad de convulsionario
Las mujeres arrobadoras que me introducen en el vagón acolchado
de rosas
Donde una hamaca que cuidaron de hacerme con sus cabelleras
me está reservada
De otra eternidad
Me recomiendan antes de partir no resfriarme en la lectura
del periódico
Parece que la estatua cerca de la cual la grana de mis
terminaciones nerviosas
Llega a destino es afinada cada noche como un piano.
(L e revolver á cheveux blancs)
Traducción de CESAR MORO.
guesa, negadora mortal de la libertad inte
LOS CANTOS DE MALDOROR - carlos a. culleré
ALGO ALREDEDOR zando esto podríamos citar la conducta in
transigente de Mallarmé cuando quería una rior y de la exploración de los mundos co
"et, si je me detourne, ríen est poesía hermética, en base a un lenguaje laterales, aparte de haberse constituido en
a deux face s: Rien et moi". críptico, cifrado. La herencia milenaria de verdugo oficial de los videntes. Esta tarea
PAUL ELUARD ios hallazgos esotéricos ( preferiría hablar primordial es llevada a cabo por los surrea
de "dimensiones" o noción de otras reali listas a través de deserciones, conquistas y
El propósito de estas líneas al volver so
dades ) recurre al mismo resorte para per aliados y supone despejar el campo para
bre Lautréamont es, no de aportar algún
petuarse : merced a una especial disposi facilitar la creación de momentos que per
hallazgo ni una más ajustada comprensión
ción (que está asegurando el resguardo del mitirán el máximo objetivo: la búsqueda
de una clave ( cuestión muy discutible en
secreto) acude al espíritu receptor después de valores extraídos no importa de qué lu
el fondo ya que lo esencial do una lectura
de un primordial trabajo paciente donde se gar con tal que sirvan a reemplazar los
queda siempre como sedimento admirativo
ha efectuado la remoción de los aspectos que se desea derribar. Para Anna Balakian
y es casi intransferible) sino señalar algún estos valores surgirían de una variante fun
negativos. El legado es así estrictamente
aspecto que pueda haberse olvidado, ( per damental en el dominio natural; dice, ha
otorgado al 'mérito'. Y no deja de llamar
cance muy común) y añadir a la multitudi blando de Lautréamont: "...habiendo desa
la atención que la mayoría de los poetas
naria exégesis existente unas cuantas re creditado a la razón y a la imaginación, él
que en su momento han representado la
flexiones que ahí van y de ahí vienen, es esperará encontrar una desviación anormal
culminación de un ciclo poético, la última
decir, re-descubrir un poco esos comenta
palabra, el non plus ultra, hayan derivado en el funcionamiento de las leyes naturales
rios vueltos ya lugares comunes al hablar y de este modo podrían serle revelados fe
de este cauce o, al menos, hayan registrado
de Lautréamont y referirlo inevitablemente nómenos más allá de los aportados por la
su contacto con esta fuente ancestral. La
al surrealismo. No por cierto a! estilo de observación y la experiencia". ( 2 ) .
mayor o menor admiración que han des
León Bloy, a quien guiaba otro asunto y
pertado consiste directamente en su entrega La conquista de distintos valores, de re
una sagrada cólera, estos apuntes preten
parcial o total al enigma. ductos ignorados u olvidados es un aporte
den acercar los ángulos relevantes de la
obra de Lautréamont como contribución a El descenso sufrido por Rimbaud en la surrealista inestimable; el haber re-actua
una experiencia de la que todavía no he estimación de Bretón se debió a su retro lizado a Ducasse revela hasta dónde conce
mos salido y que nos sería provechoso de ceso ( cobarde para Bretón) ante lo que dieron importancia al "otro margen" de la
sertar cuando ensayemos expresar la propia. había VISTO, ya que fes indudable que su creación, hasta dónde fueron consecuentes
abandono de la palabra en los umbrales con la tradición subterránea de Blake y su
Es pesióle hablar del surrealismo corno
mismos de la creación obedeció a una cau preocupación por asentar en loa anales del
escuela, movimiento ó tendencia y aún m á s;
sa muy distinta a la de Mallarmé, que fué espíritu la concepción sadista, no ya tanto
proceder dentro del inoperante método fe
eminentemente estética y de forma. Y, al del arte ni la literatura sino de la vida
chador y d e cir: "Desde principios del XX
revés, la estrella ascendente de Lautréamont misma, lo que equivale a decir que no vie
hasta los años cuarenta, día más, día me
( siempre a los ojos surrealistas) es debido ron a Sade ( ni posteriormente a Baudelai-
nos..." y tropezaremos con la justa excla
a su completo arrojo en el problema, a su re, Rimbaud o Lautréamont) sólo como una
mación de Maurice Nadeau: "Una historia
temerario traspaso de los límites. Y aún manifestación original y sustentadora de si
del surrealism o! Ha muerto entonces el su
afirmaremos que el mismo Lautréamont no milares principios, sino como (y esto ss,
rrealism o!" ( 1 ) . Lo legítimo consistirá en
llegó a la extrema consecuencia que su indudablemente, de una extrema importan
hacer referencia ( no hablar d e ) tan impor
ejercicio le exigía. cia ) una auténtica y aplicable norma de
tante movimiento para dejar en claro nues
vida cotidiana. Salvadas la distancia y la
tro trato con A L G O que está muy vivo, Alcanzó a robar una brasa ( para usar singularidad de los presentes respectivos es
muy dentro de nosotros aún como para un una metáfora cómoda a la rapidez) pero legítimo anotar su esfuerzo por reventar la
sepelio tan prematuro. Y esta permanencia huyó del fuego. De estas consideraciones línea común de la conducta ( recordemos
fecunda, híc et nunc, obedece a la entraña puede desprenderse ei carácter mágico que las exposiciones de Max Ernst, mejor dicho
misma del surrealismo. Al decir de Na la poesía retoma a través del surrealismo; los relatos acerca de ellas, las revistas y
deau : "E l estado de espíritu surrealista, ya que éste a su vez bucea en los docu panfletos, la trayectoria desde el dadaísmo
mejor dicho, la condición surrealista, es mentos esotéricos ( añadiría otras vertien hasta el rompimiento entre Bretón y Tzara
eterna". Y, en efecto, toda doctrina esté tes mucho más notorias; los trabajos de teñido de expresiones sui-generis y, al res
tica ( repárese que Nadeau no alude a un Freud acerca de ios sueños y su exahustiva pecto, cabe destacar la posición de Bretón
cuerpo o esquema doctrinario: habla de "es explotación por los poetas surrealistas, tam al darse cuenta que las manifestaciones dis
tado de espíritu" y de "condición") des bién los de Charcot y sus colaboradores conformistas sólo eran un PASO, un medio
cansa sobre un pilar fundamental que es sobre la histeria ( las figuras extáticas de para el logro de una verdadera revolución;
una constante valedera en la esencial his las santas y sus arrebatos místicos no fue hay mucha diferencia entre este concepto
toria del espíritu y es, en definitiva, esa ron, en definitiva, otra cosa que crisis de que determinará la ruptura con Dadá y las
constante la que salva, la sotería que per histeria: planteo obviamente grato a los ideas iconoclastas que hicieron posible el
manece después del derrumbe de los ador herederos de Dadá), la secuela romántica proceso a Barres). Al advertir estas carac
nos y rellenos. Tal el surrealismo, entendido con sus cultivos de la morbosidad y el re terísticas vamos comprendiendo el porqué
en su más importante descubrimiento ( des chazo a la concepción tradicional de la poe
de la afirmación anterior referente a la es
cubrir es siempre volver a encontrar algo sía, Nicsztche mismo, e tc .) en el más for
tima en que los pontífices del surrealismo
perdido): la liberación epifánica de otras midable intento mancomunado por devol
tuvieron a Lautréamont, detalle que era me
dimensiones y, por sobretodo y en acuerdo ver a su época los olvidados valores doj
nester considerar antes de ir al documento
con esto, la restitución de la magia a (a misterio.
extraordinario: LOS CANTOS DE MALDO-
poesía.
Para cumplir tal propósito no basta se ROR, registro final de una estado de en
EL REGRESO DE LA MAGIA ñalar el camino adecuado; hay que co fermedad generacional y, como toda obra
El término con que las doctrinas esoté menzar por destruir los antagonismos ori de culminación cíclica última expresión ge
ricas califican a sus oficiantes es el de "in i ginados por los esquemas mentales y es nial de su propia evidencia, insustituible
ciados". La mecánica de la transmisión ra pirituales, largamento sostenidos y fortale testimonio de una visión única del mundo
dica en una selección de aptitud; patenti cidos por el predominio de la moral bur y los dominios de la poesía.
LOS CANTOS DE MALDOROR Atendiendo a lo expuesto la motivación la víctima, cuando las dos funciones son
de Los Cantos es más que la secreta espe ejercidas por el mismo individuo. Paralela
"Dios es el Presidente de las compa
ranza de debilitar la coraza de la moral mente el sentimiento de un placer honda
ñías de seguros de la Eternidad".
inflexible o descomponer en una implacable mente doloroso que experimenta el maso-
RENE CREVEL. quista, el ser que actúa sobre sí con el
exposición las fallas del sistema. Detrás de
La maldad es el motor esencial de la eso existe una cuestión de privilegio, una flagelo y reacciona con la autocompasión
vida humana. El hombre vive en una cons inconfesable construcción donde se entre más verdadera. Técnica que puede atribuir
tante mentira al pretender desvirtuar esta mezcla, junto al orgullo legítimo del discí se sin ningún exceso a los místicos y que
verdad fundamental. Este es un hecho ca pulo satánico convertido ya en la casi su está destinada, en última instancia, a ser
tegóricamente sostenido por Ducasse hasta peración del Maestro ( ia identidad permite vir como otro medio de "ver ia luz". En
el punto de constituir el argumento princi esta ¡dea: Maldoror 'es' Satán) el orgullo Baudelaire la corporízación de este proceso
pal de los Cantos. Pero esta afirmación in humano de! autor que es capaz de recono está dada por L'Heauténtimorouménos mien
volucra otro aspecto más temerario; el pen cer en su propia obra el desdén de los lí tras Lautréarnont la desarrolla cuando el
samiento de la maldad divina. En (a me mites respetados hasta por los más conse verdugo desgarra ai adolescente y bebe su
dida en que el hombre es creado por Dios cuentes antecesores. ( 4 ) Naturalmente sus sangre y sus lágrimas para luego acudir en
lo es a su imagen y semejanza. Y para explicaciones sa basan en un método sim i su auxilio y sentir el estremecimiento del
cumplimentar su vida está, indudablemente, lar al empleado por Baudelaire para respon amor más profundo, acabando per invertir
condicionado por las leyes divinas. Ducasse der ai juicio de Les Fleurs du M al; se acen los papeles y colocarse en el lugar de !a
concluye acusando a Dios en virtud de ser túan en la obra ios horrores del mal para víctima ofreciendo una costosa expiación a
el último responsable de los actos huma voiver esas manifestaciones repugnantes y través de una unión eterna que habrá de
nos. Esta idea se desarrolla en toda su fuer odiosas y así, por ia técnica de la afirma recordarle perpetuamente su culpa.
za ; el Creador es presentado borracho y su ción de! contrario derivar las simpatías del
lector hacia el bien. ( 5 ) Procedimiento que, EL SIMBOLO Y LA TECNICA
sueño impuro interrumpido por la venganza
de los seres; es también aludido con una por supuesto, no revela más que una nece Lautréarnont, encajado en un momento
ironía satánica al final del Canto al pede sidad circunstancial y en el que es poco de auge científico comprueba la paulatina
rasta ; por último lo vemos ejecutando las verosímil hayan creído tanto Baudelaire co inserción de la ciencia en todos los niveles
acciones más inmorales y sumergido en el mo Lautréarnont. de la cultura. Parece que, finalmente, el
vicio, en la alucinante estrofa del cabello No se cuestiona en Lautréarnont la luci hombre acabará quitando todos los enig
que llo ra; su túnica, en otros tiempos pro dez de sus imágenes y esto es curioso si mas a la naturaleza. Junto con ellos aca
tectora de su pureza ha quedado engancha se piensa que hay una trayectoria, en la bará también ei misterio. Lautréarnont, he
da en las murallas celestes; he aquí al que está, incluido, de visionarios cuya obra redero de las fuerzas veladas siente la ur
Creador vuelto un astuto viejo, malvado y se ha considerado siempre producto de una gente necesidad de ir en contra de esa
cru el; inmunda criatura, por fin, entreteni locura intermitente. (Tampoco Rimbaud fue luz fatua pero peligrosa.
do en devorar su propia creación. Las dos llevado a este plano, es cierto, pero porque La salutación al viejo océano expresa su
potencias (en realidad hubo siempre una la conciencia burguesa se sintió satisfecha satisfacción porque el hombre no podrá con
sola) han quedado confundidas; es ya im y, por así decir, reparada con su "retorno él. Pero esa desmesurada pretensión da
posible separar o deslindar las distintas a ia normalidad"). Sade es un claro ejem claridad del siglo del Progreso involucra
identidades; permanece únicamente el mal plo de la existencia de una "locura circuns otro aspecto: la caída del ministerio poéti
absoluto, que lo es tanto cuando es prac tancial" sumamente oportuna y conveniente co. La accesibilidad a ia ciencia presupone
ticado por Elohim como cuando lo ejerce y, que sin duda, obedece a la necesidad. el derrame de la poesía, como si de pronto
Maldoror. El hombre, entretanto, acepta en De otra característica fue la padecida por las viejas catedrales medioevales sufrieran
su miopía el mal disfrazado que le inflige Gerard de Nerval, pero sus textos empali la ofensa de que esa ciencia colgara carte
su Dios y se estremece a la sola mención decen hoy ante la confrontación con los les sobre sus imágenes explicando en la
del arcángel caído. Y es que el segundo trabajos automáticos del surrealismo y, sin fraseología popular el sentido de cada una
detenta la perfección porque es el Mal sin ir tan lejos, con la abrumadora simbología de ellas. El sacerdocio confabulado en torno
atenuantes, del otro aún podemos equivocar de Lautréarnont. Posiblemente haya habido al Gran Misterio está seriamente amenaza
nos. Pero esa equivocación es de más en más en Ducasse una experiencia con la droga, do. Para luchar contra esta amenaza hay
menos frecuente y menos sólida. El hombre se encuentran referencias aisladas en Los que recurrir al extremismo. Pero el símbo
que la ha desechado asume la imposible ta Cantos. De cualquier modo importaba se lo, empleado corrientemente está gastado.
rea de enfrentar al Engañador y promete ñalar este aspecto como simple momento Su oscuridad se ha vuelto ya tan reconoci
estar enfermo e inmóvil hasta destruir la informativo. ( Lo último que podría hacerse da que es delatora. Sólo queda el recurso
divinidad. Todos los suplicios no son sufi es pretender una explicación del texto poé de re-crear el símbolo, volverlo, no ya un
cientes para hacerle desistir, empero pide tico "desde" la droga o el haxix, como se momento en el lenguaje sino el lenguaje
que no haya piedad humana para él. El ser ha lleyado a cabo con los románticos de mismo. Expresarlo todo con símbolos y en
inmóvil, metamorfoseado en un espléndido Baudelaire a Achim Von Arnim o, como se este sentido, agotar la posibilidad de in
monstruo que participa de los tres reines estima, recurrir a las ciencias de la psico vención. Entonces: "Aunque no tuviera nin
de la vida es el símbolo máximo de la raza logía para la elucidación de ios hallazgos gún suceso real que referiros, inventaría
humana que ha dispuesto abrazar el bando oníricos en ia poesía y, a este respecto lo relatos imaginarios para trasvasarlos a vues
de Maldoror. Su rebelión no está, entonces, único aceptable ( qué remedio queda! ) se tros cerebros". ( y aquí vemos también la
dictada por el antiguo orgullo ni la ambi rá el saqueo que han realizado los psicoana importancia que concede al diálogo ininte
ción de arrebatar el poder a Dios sino por listas en la poesía de los últimos cien años rrumpido, es decir, usar cualquier artificio
un rencor exacerbado contra el odioso em para autorizar algunos argumentos).
si con ello se consigue incidir una vez más
pleo que ese Dios ha hecho de su poder. Anotaremos también un punte de con sobre ei lector y no darle tiempo a que
Aldo Pellegrini expresa: "Se rebela contra tacto entre Baudelaire y Lautréarnont y er escape de la atmósfera intcncionalmente
Dios no por ambición de poder sino por la coincidencia a que ambos llegan al tra creada, paso a paso. Podría anotarse, mar
ser irremediablemente el responsable fina! tar la técnica del arrepentimiento y más ginalmente, la 'receta para crear' operante
de los males del hombre" ( 3 ) . que esto, la delimitación entre el verdugo y en la época; para Emile Bouvier ia inven
ción ha llegado a ser la tarea del artista). ponentes del m a l; el de la tierra ( Maldo- la de pervivencia del mal y la eternización
Las "correspondencias" baudelerianas tienen ror) y el del agua (el tiburón hembra) el de la vida, con la celebración de la misa
parentesco con este empleo aparentemente primero exclam a: "Por fin había encontra negra, con el aspecto un poco folletinesco
abusivo del símbolo en Lautréamont; hay do a alguien que se me pareciera!". de la tiniebla, agregados escatológicos ( in
indudablemente un nexo, más aún, un pun- La atracción que tiene Maldoror sobre siste primordialmente en el estado anfibio
to de reunión ( para dar una idea aproxi los hombres se debe, no sólo al hechizo de existencia real y de ultratumba) y el uso
mada y salvando las distancias, el Aleph, del mal, a esa inquietud irreprimible ante del hipnotismo: el vampirismo. Maldoror
de J. L. Borges) de los poderes cuya situa el misterio que toda naturaleza no tan dor es el vampiro, está revestido de tedos los
ción e$ preciso encontrar y esta empresa mida siente sino a! poder mágico. atributos propios a esa condición y cuando
es eminentemente poética. ( Esta ¡dea puede Y ahera y necesariamente para explicar actúa pone de relieve la relación entre el
entenderse muy cercana a la de! Monte Aná esta última ¡dea se aceptará el empleo de verdugo y la víctima.
logo, de René Daumai). Hay entonces ne un lenguaje que antes que pretender apre Georges Bataille ha escrito, hablando de
cesidad de una técnica, consistente en un sar los objetos en torno a los que se mue Jean Genet: "La infracción horroriza, como
proceso de apertura cósm ico; detectar por ve dará apenas un boceto, una imagen des la muerte; pero sigue atrayendo, como si
debajo de la historia las concepciones no leída y un tanto inasible. ( No puede recu- la exuberancia del deseo satisfecho hiciera
acalladas totalmente que afirman una edad rrirse a la fórmula famosa que consiste en surgir un desprecio por la muerte exigida
edénica original ; ésta sería, para Eduardo la afirmación por parte del autor sobre su por la infracción de la ley". Este concepto
Azcuy la finalidad última : "Esa ampliación "deliberado" dejar en sombras ciertos as- ' iluminará una faceta de la figura maldoro-
provocada de la conciencia ordinaria, esa pecios para inquietar al lector y hacerlo riana; el Mal es la transgresión, pero esa
transformación mental y orgánica que per participar de la búsqueda. Aquí, en este transgresión horroriza. También se dirá que
mite el afloramiento de primordiales es caso concreto. Y en tantos otros! se parte el mal debe ser ejecutado con pasión y,
tructuras psíquicas capaces de ampliar la de la seguridad de estar hablando a "al fundamentalmente, con una absoluta igno
comprensión del universo, es la finalidad guien" (el lector comme il fau t) y no a rancia de estar practicando lo prohibido.
declarada o no, consciente o inconsciente, "algo" ( que sería la espesa masa de los Sóio así se hará el Mal por el Mal mismo
explícita o cubierta de farragosas concep Homais). Este poder mágico es la cualidad y el pecador no tendrá culpa. Su "pureza*
ciones, del misticismo, del ocultismo y de de conocer la correspondencia entre el es en el mal le salva. Pero hay otro ángulo
las religiones, que sólo pueden expresar píritu y las fuerzas de la naturaleza no que no debe olvidarse ( y de honda signifi
esos niveles desconocidos de la mente por comprendidas en los catálogos científicos. cación en Lautréamont) y es el que otorga
medio de analogías éticas y simbólicas". Por conocer entenderemos también emplear, al Mal la identidad de albedrío, de libertad.
( 6 ). utilizar. Y esas fuerzas naturales aludidas Para una concepción primera el Bien está
están referidas a un campo cósmico, a la sustentado por una serie de principios y
MALDOROR APARTE
unidad de origen de lo que gravita y, en prohibiciones (y al decir Bien involucramos
"Moi seul contre l'humanité"
este momento específico, a su esfuerzo gi la Moral y la Ley) que atontan contra ia
La figura del héroe es "fin de siècle", gantesco por reconocerse ( se reconocerán libre disposición y cohartan la producción
responde sin duda al arquetipo de Byron, al los organismos ORIGINADOS POR UN MIS de un acto libre. Indudablemente ese acto
señorío aristocrático que se traspasa de la MO PRIN CIPIO ). Para llegar a esta meta libre estará siempre determinado por una
primitiva belleza del arcángel caído. No suprema (que está simbolizada por la pie elección. Pues bien, se elige el Mal y ante
hay que olvidar que Maldoror es un ser dra filosofal en los alquimistas y aclaremos esta sola decisión se pierde la pureza del
seráfico, es la mutación del querube (ex que esa piedra no fue tan sólo ni mucho me Mal. Y es que se ha optado por él como un
presamente en e! reconocimiento del ángel nos el talismán físico que convertiría los me medio de transgresión y luego, como la úni
transformado en cangrejo paguro durante tales en oro ni la fuente de juventud eterna, ca salida hacia la libertad ilimitada. Mal
el diálogo que sostiene antes de su asesi aunque este segundo concepto participa en doror conoce la otra ca ra ; su arrojo en el
nato a manes de Maldoror) por eso su alguna medida de la ¡dea que enunciamos) mal proviene de una acción premeditada.
apariencia física no desmiente tales oríge se han de buscar, como medida preliminar, Pero para poder situarse en este dominio
nes; sus adversarios, asimismo, sólo po las vías o caminos. Hacemos alto aquí; más con toda la voluntad y sobre todo, poder ha
drán ser bellos y conviene recordar que que esas vías poseemos la larga y nunca llar aquí una libertad acorde con su deseo de
para Lautréamont la belleza está muy dis oficializada historia de los esfuerzos por infinito, debe olvidar su origen y no sentir
tante de los cánones tradicionales ; todo el descubrirlas y señalarías. El poder mágico, jamás el menor remordimiento. Lautréamont
libro está plagado de ejemplificaciones al la magia, consiste en el peregrinaje por ta no ha logrado este objetivo; la creciente in
respecto. Pero esta minuciosidad en la des les rutas, objetivo al que la poesía misma tensidad que hace del Mal le pone al des
cripción, esta asombrosa reunión de metá ha tendido desde siempre. ( La magia en cubierto. No ha conseguido olvidar, su mal
foras deslumbrantes está dirigida principal globará las otras prácticas tales como la dad es incompleta, su libertad está igual
mente a hacer resaltar la belleza terrible poesía, la demonología, las doctrinas esca- mente seccionada. Se vueive entonces hacia
del Mal y en esto se insistirá hasta que el tológicas, ( pueden comprenderse las reli el úítimo anonadamiento, la muerte como
lector haya aceptado la imagen maldororia- giones, sobretodo en su aspecto primitivo, posible solución al problema. Pero esta
na y al mundo en que ésta se mueve como hierofánico) y que no deriven de un pen muerte no es deseada de la misma manera
una dimensión magnífica, hasta que haya samiento de rigor filosófico, la brujería, la que tampoco es temida. Simplemente per
admitido que la representación de la poten hechicería; fundamentalmente la idea al manece ahí, hay que limitarse a dejarla
cia demoníaca excede la un tanto rebajada quimista del universo, el ocultismo y las estar.
y sencilla beatitud de las tranquilas pintu diversas teorías esotéricas). De esta línea
ras religiosas ( forma a la que está más derivará un rito particular, de carácter so Una novela de Anatole France descansa
acostumbrado). Para lograr este efecto na bresaliente porque condensa en sí varias ca en el argumento de una nueva revolución
da es desdeñado pero a veces el resultado racterísticas comunes a los demás. En el celeste. Los ángeles custodios y aquellos
sobrepasa la frontera del asombro ; nada dominio de la demonología este rito es su otros precipitados a la tierra por haber
más demostrativo que en la 13 estrofa del mamente importante y está adornado con caído en desgracia ante el Creador, son los
Canto II, cuando después de la cópula las particularidades de las ceremonias sacri encargados de organizar el ejército que
monstruosa en que se juntan los dos ex- ficiales, con la idea de metamorfosis, con pondrá fin a la gloria eterna c!e Jehová. En
su dudoso humor Franco relata el abandono suelto elegir la irrenunciable consecuencia da en el gigantismo de la poesía) y, por últi
relajado de las huestes adictas al viejo ge con el destino impuesto. mo su propio aislado orgullo indeclinable
neral, el arcángel Miguel. Los ángeles te de criatura que ha visto el lado oculto de
LAUTREAMONT MISMO
rrestres concurren a ofrecer la capitanía de la vida y ha renunciado a toda ayuda y a
"Más que surrealista, Isidoro Ducasse se
sus fuerzas al apaciguado Satán, señor de la proximidad engañadora del hermano;
nos presenta aprisionado por una náusea
los tiempos felices de la humanidad. Este "Quiero ser el único habitante de mi ín
existencial. Tiene conciencia de lo absurdo
se retira a meditar su respuesta y, dormi timo razonamiento" declara en la 6 estrofa
y esa misma conciencia crea la rebelión, eí
do, tiene un largo sueño. Y aquí encontra del Canto IV. Presumiblemente Lautréamont
paroxismo y la violencia". ( 6 ) .
mos la idea interesante del novelista; Sa haya sido uno de los que más hai^ creído
tán, una vez asumidos el poder y la gloria Indudablemente en él la ¡dea padecida en el verbo como vía explicativa y expia
y relegado a Dios al fondo del abismo se del absurdo se manifiesta con una fuerza toria (Jules Laforgue ya fue el "último" de
va convirtiendo gradualmente en el Dios estallante a la que es preciso dar una ex los poetas) y en su padecimiento de él
desplazado mientras el abismado se trans presión acorde: Los Cantos. Aparte de co acrecentó esa creencia en la poesía como
forma en el antiguo Satán. Vale decir que nocer la brevedad de ¿u vida (2 4 años), contrapeso a la chatura circundante: "Pero
para Anatole France existe un principio in sus incursiones por ios dominios de las sabed que la poesía se encuentra en todas
mutable de identidad con el propio destino, ciencias naturales, su origen americano y partes donde no está la sonrisa estúpida
algunas cartas y direcciones donde habitó mente burlona del hombre con cara de
algo mucho más poderoso que el amor fati,
en París (todo lo cual no constituye, por sapo".
una idea de absoluto acatamiento al origen
cierto, ninguna carta de presentación) no
que determina. En efecto, Dios es cruel y 1 )— Maurice Nadeau — "Historia del Su
sabemos más de él, del hombre Isidoro Du
vengativo, hasta estúpido a veces porque sus rrealismo" — Apertura. El mismo Na
casse. He aquí un preclaro caso de absor
altas funciones han producido en él la ob deau dará después, un poco despreo
ción del individuo por su actividad, por su
nubilación de un sentido de justicia (sen cupadamente ( ..."se puede, si así se
creación. Difícilmente podemos hablar so
tido que, por otra parte, sólo se lo han quiere") la ficha temporaria del su
bre Ducasse como hemos podido hablar de
concedido los hombres— y éste es el ver rrealismo: 1918- 1939.
Baudelaire. Ducasse "es" su sinónimo lite
dadero ataque de France, por debajo de la 2 ) — Anna Balakian — "Los Orígenes L i t e .
rario. En él parece haberse cumplido la ul
inversión de los roles) y Satán, por su la rarios del Surrealismo".
tima voluntad de Sade, de un absoluto ol
do, ha asumido la contrapartida de esa con 3 ) — Conde de Lautréamont — "Obras Com
vido y desconocimiento de sí. Nos queda
ducta, se ha vuelto bueno y pacífico y, más pletas". Prólogo de Aldo Pellegrini.
entonces la tarea mínima de mostrar una
que esto, se ha constituido en la figura vez más los caracteres que, desprendidos 4) — En carta del 12 de Marzo de 1870 di
prometeica de custodio renovador de la fe de su obra habrán de constituir la proyec rigida al banquero Darasse se refiere
licidad y sabiduría humanas. Esta situación ción deformada( una fotografía borrosa) de Lautréamont a su obra que el editor
es posible juzgándola a la luz de este pen alguien a quien llamaron Isidoro Ducasse se niega a publicar "temiendo al Procu
samiento; es más lógico suponer un sen ( que presumiblemente hizo con su vida co rador General". D ice: "Era algo del
timiento solidario entre Satán y la Huma tidiana, aparte de lo habitual, algo más no género del Manfredo de Byron o del
nidad porque AMBOS han sufrido la Caída, table, alguna anécdota que de estar en Conrado de Mickiewicz, pero con todo,
ambos han sido expulsados de una convi nuestras manos hubiera sido indeleblemen mucho más terrible".
vencia tripartita en el paraíso — y, de te estampada en su biografía como demos 5) — "Pues al dejar traslucirse el vicio en
acuerdo con esto, es lógico también supo tración concluyente de su genialidad). El estas páginas se creerá más en las vir
ner un odio en común hacia el Expulsador. Absoluto llegó a Lautréamont recibido a tudes que yo hago resplandecer". "Los
Al mismo tiempo juega la imagen inacce través de una larga trayectoria cuya cul Cantos de Maldoror", Canto IV, estrofa
sible de un Dios terrorífico y la de un De minación fue el romanticismo. Absoluto se 2. También en carta a Verbroeckho-
monio escarnecido, excesivamente cerca del confunde con Infinito, nuestra percepción ven : "...exageré el diapasón para crear
hombre como para evitar una comparación ordinaria nos cierra el acceso a su mani algo nuevo en el sentido de esa litera
y aún una similitud de destinos. En Lau- festación. Hay que despojarse de los esque tura sublime que canta a la desespera
tréamont esa similitud está llevada a los mas ; el problema deriva de la fuerza no ción sólo para atormentar al lector y
extremos; aparte de la competencia entre amordazada del hombre sensible; el pro hacerle desear el bien como remedio".
los tres bandos acerca de la práctica del ceso no es desconocido pero es indispensa Obsérvese esta nota agregada por Sade
Mal (Dios, Maldoror y los Hombres) |a ble optar; la mística se aleja desdeñosa al borrador de "Ju stin e": "El desen
unión de los dos últimos hará nacer un in mente de la situación que en ese hombre lace debe devolverle a la virtud todo
tenso odio antagónico que, paradójicamen ha provocado la caída, pero el hombre sen $1 brillo que le es debido y hacerla tan
te, surge del amor en que están unidos; sible participa de esa mística Inaccesible; hermosa como deseable. No habrá ser
en la oda al Piojo, Lautréamont declara su sólo que el patetismo evidente de su rea que, al concluir la lectura, deje de abo
satisfacción ante el daño que inflige a la lidad descubre en él la virulencia de una rrecer el falso triunfo del crimen y de
humanidad el insecto, pero se lamenta de acción inmediata: he aquí la poesía. Este querer las humillaciones y desgracias
que ese mismo daño no sea infinitamente panorama permite decir a uno de sus co que asaltan a la virtud". Guillaume
mayor. Simultáneamente existe ese odio co mentadores q u e: "Lautréamont se encontró Apollinaire: "El Marqués de Sade".
mún hacia el responsable de tal circunstan en la precaria situación de un místico des ó ) — Eduardo Azcuy — "El Ocultismo y la
cia. Tampoco Maldoror se engaña sobre el pojado de sus símbolos de veneración" ( 7 ) .
Creación poética", pág. 28, Ed. Sud
triunfo definitivo; sabe que el otro es más Por otra parte hemos señalado su pensa
americana.
grande pero ríe con desprecio ante la sola miento acerca de un Dios cruel y nada justo,
proposición de retornar a su antiguo pues a lo que agregamos su concepción orgullosa 6) — Eduardo Azcuy — ob. cit. pág. 137.
to entre los serafines. Lautréamont ha re de su propia poesía ( concepción fundamenta* 7) — Anna Balakian — ob. cit. pág. 109.
Director de la Revista
Carlos A. Culleré Cordobesa " I G I T U R "
“ Así, pues, hay un poder más fuerte que la vo
la ayuda financiera de su padre informándoie beza". Carta abierta de Luis Aragón a Albert Thibaudet.
de la terminación del prefacio de este libro de ( 2 ) El intentó que su obra fuera algo en el género del Man-
poesías. El prefacio fue todo lo que de él se fredo de Byron, o del Conrado de Mickiewicz, "pero, sin
embargo, mucho más terrible".
escribió. Pero, ¿debemos creer que Lautréa
mont se convenció repentinamente de la gran ( 3 ) Al mencionar a Dios, él usa la palabra que los antiguos he
breos usaban para designar un Dios "extraño" a sus creen
deza de la vida humana, de la sabiduría de
cias.
Dios, del orden universal, del amor por la fa
milia y respeto por las instituciones sociales?
¿Estaba él realmente convencido de que los ANNA B A L A R IA N
En 1927, Francois Alicot tuvo la feliz idea de interrogar a Paul Lespés, que enton
ces tenía más de 81 años. He aquí lo esencial de este testimonio que, desde entonces, ha
sido citado frecuentemente.
"Conócí a Ducasse en el Liceo de Pau en el año 1864. Estaba con Minvielle y conmi
go en la clase de retórica y en el mismo salón. Todavía veo a este muchacho grande, del
gado, con la espalda un poco encorvada, la tez pálida, los cabellos largos que cubrían la
frente, la voz un tanto chillona. Su fisonomía no tenía nada de atrayente.
"Era habitualmente triste y silencioso, como replegado sobre sí mismo. Dos o tres ve
ces me habló con cierta excitación de los países de ultramar, donde se llevaba una vida
feliz y libre.
"A menudo, en la sala de estudios, pasaba horas enteras con los codos apoyados
sobre el pupitre, las manos sobre la frente y los ojos fijos en un libro clásico que no le ía ;
se veía que se había sumergido en su sueño. Yo pensaba, junto con mi amigo Minvielle, que
sentía nostalgia y que sus padres no podían hacer nada mejor que llamarlo de nuevo a
Montevideo.
“ En clase, parecía interesarse vivamente a veces en las lecciones de Gustave Hinstin,
brillante profesor de retórica, ex-alumno de la Escuela de Atenas. Le gustaba mucho Ra-
cine y Corneille y sobre todo Edipo Rey de Sófocles. La escena en la cual Edipo, ente
rado por fin de la terrible verdad, da gritos de dolor y, arrancados los ojos, maldice su des
tino, le parecía muy bella. Lamentaba sobre todo que Yocasta no hubiera alcanzado el col
mo del horror trágico dándose muerte ante los ojos de los espectadores.
"Admiraba a Edgar Poe cuyos cuentos había leído antes de entrar al liceo. Por fin
vi entre sus manos un volumen de poesías, Albertus, de Théophile Gautier, que le había %
hecho llegar, creo, Georges Minvielle. s
"En el liceo lo teníamos por un espíritu extravagante y soñador, pero en el fondo lo
considerábamos un buen muchacho, que no sobrepasaba el nivel medio de instrucción, de
bido — probablemente— a un retraso en sus estudios. Un día me mostró algunos versos
en su estilo. El ritmo, hasta donde pude juzgar en medio de mi inexperiencia, me pareció
un poco raro, y el pensamiento, oscuro.
"Ducasse tenía una aversión especial por los versos latinos. Hinstin nos dió un día
el pasaje relativo al pelícano en Rolla de Musset para que lo tradujéramos en hexámetros.
Ducasse, que estaba sentando detrás mío, en el banco más alto de la clase, renegó en mi
oído contra la elección de semejante tema.
"Al día siguiente, Hinstin comparó dos composiciones calificadas como las mejores,
con las de los alumnos del liceo de Lille donde él había enseñado retórica antes. Ducasse
manifestó vivamente su irritación. Para qué todo esto? me dijo. Es para fastidiamos con
el latín.
“ Había, creo, dos cosas que no quería comprender para no perder nada de sus anti
patías y sus desdenes. Se me quejó a menudo de jaquecas •dolorosas, que no carecían de
influencia, él .mismo lo reconocía, sobre su espíritu y su carácter.
"Durante el verano, los alumnos iban a bañarse en la corriente de agua de Bois-Louis.
Era una fiesta para Ducasse, quien era excelente nadador. Me haría mucha falta, me dijo
un día, refrescar mi cerebro enfermo más a menudo en esta agua surgente.
"Todos estos detalles no tienen gran interés, pero hay un recuerdo que debo evocar.
En 1864, hacia fines del año escolar, Hinstin, que frecuentemente había reprochado ya a
Ducasse lo que él llamaba sus exageraciones de pensamiento y de estilo, leyó una composi
ción de mi compañero. Las primeras frases, muy solemnes, excitaron primeramente su hila
ridad, pero pronto se enojó. Ducasse no había cambiado de estilo, pero lo había agravado
singularmente. Nunca antes había soltado tanto la rienda de su imaginación desenfrenada.
No había una sola frase en que el pensamiento, hecho de algún modo de imágenes acumu
ladas, de metáforas incomprensibles, no estuviera además oscurecido por invenciones v e r
bales y formas de estilo que no siempre respetaban la sintaxis. Hinstin, clásico puro, cuya
fina crítica no dejaba escapar ninguna falta de gusto, creyó que se trataba de una especie
de desafío a la enseñanza clásica, una broma pesada al profesor. Contrariando su hábito
de indulgencia, infringió a Ducasse un castigo. Esto hirió profundamente a nuestro com
pañero; se quejó con amargura a mi amigo Georges Minvielle y a mí. Nosotros no trata
mos de hacerle comprender que había sobrepasado el límite con exceso.
"E n el liceo, tanto en retórica como en filosofía, Ducasse no reveló, que yo sepa, nin
guna aptitud especial para las matemáticas y la geometría, cuya belleza fascinante celebra
con entusiasmo en los Cantos de Maldoror. Pero le gustaba mucho la Historia Natural. El
mundo animal excitaba vivamente su curiosidad. Lo he visto admira,r largo rato una cetonia
de color rojo vivo que había encontrado en el parque durante el recreo de mediodía.
“ Sabedor de que Minvielle y yo éramos cazadores desde niños, nos interrogaba a ve
ces acerca de los hábitos y la. estada de diversos pájaros en la región de los Pirineos y so
bre las particularidades de su vuelo. Era un observador atento. Por' eso no me sorprendí
al leer, al comienzo del primer y quinto cantos de Maldoror, las notables descripciones del
vuelo de las grullas y sobre todo, de los estorninos, que él había estudiado muy bien.
“ No volví a ver a Ducasse después de mi salida del liceo, en 1865. Pero algunos años
después, recibí en Bayonne los Cantos de Maldoror. Era, sin duda, un ejemplar de la pri
mera edición, la de 1868. Sin dedicatoria. Pero el estilo, las ideas rafas que se entrechocaban
a veces como en una pelea, me hicieron suponer que el autor no era otro que mi antiguo
compañero. Minvielle me dijo que él también había recibido un ejemplar, enviado, sin du
da, por Ducasse.
"En el liceo, Ducasse se acercaba más a Georges Minvielle y a mí que a los otros
alumnos. Pero siuactitud distante, si se puede emplear esta expresión, una especie de serie
dad desdeñosa y una tendencia a considerarse un ser aparte, los problemas oscuros que
nos planteaba a quemarropa y a los que nos resultaba embarazoso responder, sus ideas, las
formas de su estilo, cuya extravagancia destacaba siempre nuestro excelente profesor Hins
tin, por fin, la irritación que manifestaba a veces sin motivo serio, todas estas rarezas
nos inducían a creer que su cerebro carecía de equilibrio. ¡,,
"La imaginación se reveló por completo en un discurso francés donde él había apro
vechado la oportunidad para amontonar, con lujo de epítetos espantosos, Jas imágenes más
horribles de la muerte. Todo era huesos rotos, entrañas colgando, carne sangrienta o tri
turada. El recuerdo de este discurso me permitió — algunos años después— reconocer la
mano del autor de los Cantos de Maldoror, aunque Ducasse jamás me hubiera hecho alu
sión a sus proyectos poétieps. Minvielle y yo, así como otros compañeros, estábamos con
vencidos de que Hinstin se había equivocado a! aplicar a Ducasse un castigo por su discur
so. No se trataba de una broma pesada al profesor. Ducasse se sintió herido profundamen
te por los reproches de Hinstin y por aquel castigo. El estaba convencido, creo, de que ha
bía hecho un discurso excelente, lleno de novedades en lo que respecta a las ideas y de
hermosas formas de estilo. Sin duda, si se comparan los Cantos de Maldoror con las Poe
sías, se puede suponer que Ducasse no fue sincero. Pero si lo fue en el liceo, como supongo,
por qué no habría de serlo después, cuando se esforzó por ser poeta en prosa, y cuando,
en una especie de delirio de la imaginación, se convenció quizás de que llevaría al bien — por
medio de la imagen de la delectación en lo horrible— a las almas desencantadas de la
virtud y la esperanza?
“ En el liceo considerábamos a Ducasse como un buen muchacho, aunque un poco, có
mo podríamos decir?... alocado. No se trata de que careciera de moralidad; no tenía nada
de sádico” .
A la pregunta de Francois Alicot: “ Piensa Ud. que, como lo dijo el Sr. Soupault en
el prefacio de la última edición de Maldoror, hay una identidad entre su compañero y el
agitador revolucionario descrito por Jules Vallés en el Insurrecto?” , Lespés respondió:
“ Todo lo que puedo decir a ese respecto es que el Ducasse que yo conocí se expresaba
casi siempre con dificultad, y a veces, con una especie de rapidez nerviosa. Seguramente no
fue jamás un orador capaz de sublevar a las masas y en el liceo nunca habló de política ni
de revolución social. El retrato que hace Vallés del agitador Ducasse no me parece que
tenga una semejanza perfecta, aunque recuerde algunos rasgos de la fisonomía de mi com
pañero. Este no abría desmesuradamente las piernas ni los brazos y tenía el cabello más
bien castaño, no rojizo” .
Finalmente, Paul Lespés confirma la exactitud del retrato de Ducasse hecho por La-
croix: “ Era un gran muchacho, imberbe, nervioso, retraído y trabajador" (Mercure de
France, enero 1928).
Hemos citado este testimonio en su casi totalidad porque, a su manera, parece un do
cumento. Sus puerilidades, sus inverosimilitudes, son propias del género, y, aunque ocurra
sesenta y dos años después que Paul Lespés víq por última vez a Isidoro Ducasse, aunque
uno pueda asombrarse de encontrar una memoria así en un hombre de 81 años, aunque
el relato mismo, en su versión de los hechos revele contradicciones curiosas (Paul Lespés,
que nos dice al comienzo que Ducasse le "ha mostrado algunos versos en su estilo” termi
na afirmando que Ducasse nunca le "hizo alusión” a sus proyecto poéticos), sin embargo,
este testimonio es el que ilustra con más verosimilitud el tipo de lectura psicológica al cual
el autor de los Cantos (en lo que refiere a sí mismo) no quiere entrar. (Se ha visto con qué
desenfado inverosímil los comentadores que siguen no vacilarán en volver a añadir una me
sa aquí, una cama deshecha allá, un suspiro, una pasión, un piano vertical).
MARCELIN PLEYNET /LAUTREAMONT PAR LUI MEME
(Versión: Diana Castro)
JUAN CARLOS LEGIDO — E! teatro uruguayo — Ed. Tauro/68, Mont. Uruguay.
ARIEL CANZANI D. — El payaso de los incendios — Ed. Losada/65, Baires, Argentina.
C. DRUMMOND DE ANDRADE. — Mundo, Vasto Munc'o — Ed. Losada/67, Baires, Argentina.
EDUARDO BALIARI — Llueve — Ed. Caballete/67, Baires, Argentina.
RODOLFO BENASSO. — El olor de las hojas — Ed. ADLA/67, Baires, Argentina.
R. ANDRES y C. A. NEIRA — Lo que hemos visto y oído — Ed. E C l/6 7 , Baires, Argentina.
OLGA ROCHEN — Identidad impalpable — Ed. Carabela/67, Barcelona, España.
JOSE Ma. VELAZQUEZ. — Ceniza — Ed. Carabela/67, Barcelona, España.
G. LEGMAN — The fake revolt — Ed. Breaking Point/67, New York, USA.
LUIGI FIOREN TIN O — Ún fiume un amore — Ed. Maia/62, Siena, Italia.
OLGA ARIAS — El cornetín de los sueños — Ed. Arrecife/67, Cádiz, España.
JULIEN BLAINE — W. M. Quinzieme — Ed. Les carnets de l'Octeor/67, París, Francia.
JULIEN BLAINE — Essai sur la Sculpturale — Ed. L. C. de l'Octeor/67, París, Francia.
RENE PALACIOS MORE — El jardín del alucinado — Ed. Carabela, Premio/67, Barcelona, España
JUAN RAFAEL MENA — Heredada soledad — Ed. Carabela/67, Barcelona, España.
ALFONSO RAMOS .— Isla de soledad — Ed. Carabela/68, Barcelona, España.
DOMINGO MANFREDI CANO — Hombre soy — Ed. Carabela/68, Barcelona, España.
CONCEPCION SILVA BELINZON — El más justo llamó — Ed. Imp. Uruguaya/65, Mont. Uruguay.
PEDRO H. LEOTTA — Razón de estar presente — Ed. Encina/67, Baires, Argentina.
LUBIO CARDOZO — Contra el campo del Rey — • Ed. Euroamérica/68, Mérida, Venezuela.
OMAR LARA — Los enemigos — Ed. Trilce/67, Valdivia, Chile.
JOSE DE JESUS MARTINEZ — Invitación al coito — Ed. Q uijote/67, Panamá, Panamá.
BERTALICIA PERALTA — Largo in crescendo — Ed. Quijote/67, Panamá, Panamá.
LUISA FUTORANSKY — Babel Babel — Ed. La Loca Poesía/68, Baires, Argentina.
MAHFUD MASSIS — El libro de los astros apagados — Ed. Alerce/65, Santiago, Chile.
ANDRES CASTRO y V ICEN TE RODRIGUEZ NIETZSCHE — Estos Poemas — Ed. Guajano, San Juan,
Puerto Rico.
R E V I S T E R O CO N CURSO
EL LAGRIMAL TRIFURCA — nro. 1, Rosario, Argentina.
PONTO — nro. 1, Guanabara, Brasil.
“Casa de las Américas"
NOCOLOMBUS — nro. 1, Mont. Uruguay.
PUNTO Y COMA — nro. 0, Baires, Argentina. 19 6 9
REALIZACION DIVINA — nro. 1, Baires, Argentina.
AGENTZIA — nro. 1, París, Francia. Se considerarán cinco géneros literarios:
LA GACETA DE CUBA — nrcs. 61, 62 y 63, La Habana, Cuba.
CONJUNTO — nro. 5, La Habana, Cuba. NOVELA
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ISLAS — nros. 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26 y 27, S. Clara, Cuba. POESIA / Libro de poemas
EL CAIMAN BARBUDO — Supl. Enero/68, La Habana, Cuba. C U EN T O / L ib r o de cuentos
JORNADA POETICA — nro. 12, Arequipa, Perú.
En lo que respecta a Poesía, Novela, Cuento y Teatro, no
DIOGENE — nros. 53 y 54, Milán, Italia. se exige que el tema se ajuste a características determinadas.
EL CABALLETE — nros. 43, 44, 45 y 46, Baires, Argentina. El ensayo será un estudio sociológico, histórico, filosófico o
ABSIDE — nro. X X X l/ 4 , México, México. crítico, sobre temas latinoamericanos.
QUARK — nro. II, Reno, Nevada, USA.
EL MATE — nro. 8 y 9, La Paz, Uruguay. Los libros presentados deben ser inéditos y en lengua espa
IGITUR — nro. 5, Córdoba, Argentina. ñola. Dichos libros se considerarán inéditos aunque hayan sido
THE S-B GAZETTE — nros. 10, 11 y 12, California, USA. impresos parcialmente en publicaciones periódicas.
EL CHUCARO — nros. 35, 36 y 37, Paysandú, Uruguay.
DIAGONAL CERO — nro. 24, La Plata, Argentina. Las obras deberán presentarse anónimamente, en original y
L'VII — nro. 31, Bruselas, Bélgica. copia, escritas a máquina en papel de 8 Va x 11 pulgadas (car
EL HABITANTE — nro. 5, Catamarca, Argentina. ta), acompañadas de un sobre cerrado en cuyo exterior deberá
EN HAA — nro. ó, Caracas, Venezuela. indicarse el género literario en que concursa y su lema, y en
ALDONZA — nros. 38 y 39, Alcalá de Henares, España. el interior el nombre, dirección postal y ficha bio-bibliográfica
TORRE NAVIRA — O ct./6 7 , Cádiz, España. del autor. Para facilitar el trabajo del Jurado, se ruega el envío
VERS UNIVERS — nro. 6, Rotterdam, Holanda. de original y cuatro copias.
LA PALABRA Y EL HOMBRE — nro. 43, Veracruz, México.
EL CORNO EMPLUMADO — nro. 25 y 26, México, México. Los Jurados otorgarán un Premio único e indivisible por cada
EL CUENTO — nros. 27 y 28, México, México. género, que consistirá e n :
SIGLO 1 POESIA — nros. 3, 5, 6, 7, 8 y 9, México, México. $ 1,000.00 (m il dólares).
VERDE YERBA — Fase. 7 /8 , Barcelona, España. Publicación por Editorial Casa de las Américas.
CORMORAN Y DELFIN — Viaje 14, Baires, Argentina.
TALIA — nro. 33, Baires, Argentina. Los Premios de cuento, novela y ensayo serán traducidos al
NUEVO FILM — nro. 2, Mont., Uruguay. francés y al italiano, y editados en estos idiomas, y publicados
AUSONIA — nros. 4 y 5. año X X II, Siena, Italia. en español en varios países de América Latina. El Premio de
EL PASO — nro. 5, Paso de los Toros, Uruguay. Teatro será representado en el V III Festival de Teatro Latino
APPROCHES — nro. 3, París, Francia. americano.
IKON — nro. 4 ,New York, USA.
EL REH ILETE — nro. 22, México, México. Los Jurados pedrán mencionar para su publicación total o
LAS ESPUELAS DEL ANGEL — nro. 5, Baires, Argentina. parcial, en las colecciones, cuadernos o revistas de la Casa de
EPOCA — nro. 22, Asunción, Paraguay. las Américas, y £ juicio de ésta, las obras (o parte de ellas)
V ER TICE — nro. 45, Caracas, Venezuela. que consideren de mérito suficiente.
SETECIEN TO S MONOS — nros. 9 y 10, Rosarlo, Argentina.
REACTIONS — nros. 2 y 4, Biena, Suiza. La Casa de las Américas se reservará los derechos de publi
GUAJANA — nro. 6, San Juan, Puerto Rico. cación de la primara edición en español de las obras premiadas
CADAVER DICHOSO — nro. 2, Niza, Francia. y opción preferente de futuras ediciones. Referente a derecho de
HAOMA — nros. 3 y 4, Caracas, Venezuela. autor de las mercíones publicadas, conforme a la Base 6, se
ENCUENTRO — nro. 7, Buenos Aires, Argentina. observará lo dispuesto por la legislación cubana al respecto.
NEW SLETTER — nro. 8, Nueva York, U.S.A.
AGORA — nros. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8, Minas Gerais, Brasil. El plazo de admisión de las obras se cerrará el 31 de diciem
PANORAMICA — nros. 47, 51 y 99, Lisboa, Portugal. bre de 1968.
POESIA DISTINTA — nro. 1, Madrid, España.
CUARDERNOS de la JUVENTUD — nro. 6, Baires, Argentina. Los Jurados correspondientes a cada uno de los cinco géne
PUNTO OMEGA — nro. 2, Baires, Argentina. ros se constituirán en La Habana en enero de 1969.
BARRILETE — nro. 13, Baires, Argentina.
ENCRES V IV ES — nro. 61 y 62/63, Bram, Francia. Las obras deberán ser remitidas a las siguientes direcciones:
CULTURA BOLIVIANA — nros. 28 y 29, Oruro, Bolivia. Case Postal 2, Barne, Suiza, o Casa de las Américas, G y Ter
PUNTO de PARTIDA — ;ro. 8, México, México. cera, Vedado, La Habana, Cuba.
AZOR — nros. 28, 29, 30 y 31, Barcelona, España.
BOREAL — nro. 5 /6 , Monteral, Canadá. Las obras presentadas estarán a disposición de sus autores
CUERNO INTERNACIONAL — nro. 6, Hollywood, U.S.A hasta el 31 de diciembre de 1969. La Casa de las Américas no
ESTANDARTE POETICO — nro. 9, Callao, Perú. se responsabiliza con su devolución. La Casa de las Américas
DESCASCARARIO — nro. 1, Rosario, Argentina. promoverá la traducción de los premios y menciones.
DE LA PRENSA
Montevideo, 9 de agosto de 1968. Montevideo, 27 de setiembre de 1968.
Señor Redactor Responsable: Señor Redactor Responsable:
Se pone en conocimiento de esa Re
dacción, que cualquier comunicado o Comunico a Ud. que a partir del día de mañana, se res
remitido, que la Universidad de la Re tablece el régimen para las publicaciones periodísticas, de
pública u organismo integrantes, como lectura posterior a la aparición, quedando, en un todo vi
ser Facultades, Institutos, Escuelas, gentes las limitaciones impuestas por el Decreto 383/968,
etc., envíe a ese órgano de publicidad, del 13 de junio de 1968, y las interdicciones que fueron co
debe ser sometido previamente a su pu municadas por nota de 17 de julio del corriente año, se
blicación, a contralor por parte de esta gún instrucciones aprobadas oportunamente por el Poder
Jefatura de Policía, no incluyéndolo en Ejecutivo.
la edición respectiva sin obtener la co
rrespondiente aprobación. Saluda a usted atentamente,
Saluda a usted atentamente, el Jete El Sub Jefe de Policía de Montevideo.
de Policía de Montevideo.
LOS HUEVOS DEL PLATA aparece cada tres meses, impresa en ia Imprenta GADI, Florida-Uruguay; editada y dirigida
por Clemente Padín y redactada por Carlos Buratosi, Horacio Buscaglia, Néstor Curbelo,
Deseamos Canje Edgardo S., Juan José Iturriberry y Mario Levrero. El dibujo de la tapa pertenece a
Enrique Patino. Por razones de espacio se publicarán las colaboraciones solicitadas. Este
número corresponde al últim o de la suscripción 1968. A p artir del próximo éstas deberán
Exchange Desired ser renovadas.
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