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La Obra de Rogers

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INDICE

INDICE….…………………………………………………………………………… 2

INTRODUCCION…….……………………………………………………………… 3

BIOGRAFIA….……………………………………………………………………….5

COMO SE CONVIRTIO EN PSICOLOGO…………....……………...…………..7

LOS AÑOS EN ROCHESTER…….……………………………………………….8

LOS AÑOS EN OHIO……….……………………..........................…………..11

CONTRIBUCION EN LA FORMACION TEORICA DE C.R. ROGERS…….…12

TEORIA DE LA PERSONALIDAD……………………………………………….14

SOBRE LA NATURALEZA DEL HOMBRE…….……………………...……….15

SUS FUNDAMENTOS-FILOSOFICOS…….……………………..…….……….16

TERAPIA……………………………….……………………………….….……….18

SOBRE LA NO-DIRECTIVIDAD…….………………………………….………..21

INCONGRUENCIA……………….……………………………………….………..23

PENSAMIENTO….……………………………………………………….………..26

APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO Y EDUCACION FORMAL……….…………32

OBRAS………………………………………………………….……….………….34

CONCLUSION…….…………………………………………………..…………...34

WEBIOGRAFIA…….………………………………………………………………37

INTRODUCCIÓN

Es sobresaliente que las ideas de Rogers hayan tenido una gran influencia desde la década de los
cincuenta y hasta nuestros días en varios campos. Sus conceptos y métodos se han esparcido en
áreas como la psicología, la medicina, la industria y, desde luego, la educación.
Conceptos como "vivir auténticamente", "persona de funcionamiento cabal", "respeto a la
persona", "no directividad", "crecer", "autorrealización", etc., son parte ya de un lenguaje común
en empresas y escuelas.

Concretamente en las áreas de psicología y educación estas ideas han dado origen a programas en
el marco de lo que se ha llamado "desarrollo humano", que como su nombre lo dice, tienen como
objetivo la superación de la persona.

En estos programas se trabajan aspectos como el auto concepto, la autorrealización, la formación


de valores, etc. Sin duda esta temática parece ser importantísima para el campo educativo, pero
los fundamentos de esta teoría (llamada también "educación centrada en el alumno" o "educación
no directiva") y los fines que pregona distan mucho de una concepción de educación formal,
congruente con la idiosincrasia y cultura mexicanas.

La realidad es que tras estos atractivos enunciados hay una serie de opiniones, conceptos e ideas,
que es conveniente analizar detenidamente, pues representan serias amenazas a las instituciones
sociales (principalmente a la familia y a la escuela), a la cultura en general y a la persona misma.

Fue partícipe y gestor instrumental en el desarrollo de la terapia no directiva, también conocida


como Terapia centrada en el cliente, que renombró como Terapia centrada en la persona.

Esta interesante teoría es conocida por sus siglas en inglés PCA “Person-Centered Approach” o
enfoque centrado en la persona.

Además Rogers se interesaba por describir a la persona sana y nos mencionaba los siguientes
aspectos: apertura a la experiencia, vivencia existencial, confianza orgásmica, libertad experiencial
y creatividad.

Sus teorías abarcan no sólo las interacciones entre el terapeuta y el cliente, sino que también se
aplican a todas las interrelaciones humanas. La terapia rogeriana contrasta con las perspectivas
psicológicas freudianas y las sociales de Alfred Adler y de Albert Bandura, por el uso preferente de
la empatía para lograr el proceso de comunicación entre el cliente y el terapeuta o, por extensión,
entre un ser humano y otro.

BIOGRAFIA

Carl Rogers nació el 8 de enero de 1902 en Oak Park, Illinois, un suburbio de Chicago, siendo el
cuarto de seis hijos. Su padre fue un exitoso ingeniero civil y su madre ama de casa y devota
cristiana. Su educación comenzó directamente en segundo grado, ya que sabía leer incluso antes
de entrar en parvulario.

Se crió en un hogar caracterizado por estrechos lazos familiares, en una atmósfera ética y religiosa
muy estricta e intransigente, que se sintetizaba en la veneración del trabajo arduo. Fue el cuarto
de seis hijos. Sus padres se preocuparon mucho por ellos y su bienestar constituía el objeto de su
constante esfuerzo. También controlaban estrictamente su conducta de muchas maneras sutiles y
afectuosas. Ellos daban por sentado, y Rogers lo aceptaba, que eran diferentes de otras personas;
nada de bebidas alcohólicas, ni bailes, juegos o espectáculos, muy poca vida social y mucho
trabajo. Pasaban ratos agradables en familia, pero no estaban siempre juntos, de manera que fue
un niño bastante solitario, que leía incesantemente y que al terminar los estudios escolares sólo
había salido en con chicas en dos oportunidades.

Cuando Carl tenía 12 años, su familia se trasladó a 30 millas al oeste de Chicago, y sería aquí
donde pasaría su adolescencia. Con una estricta educación y muchos deberes, Carl sería más bien
solitario, independiente y auto-disciplinado. Fue a la Universidad de Wisconsin a estudiar
agricultura. Más tarde, se cambiaría a religión para ser religioso. Durante esta época, fue uno de
los 10 elegidos para visitar Beijing para el “World Student Christian Federation Conference” por 6
meses. Carl nos comenta que esta experiencia amplió tanto su pensamiento que empezó a dudar
sobre algunas cuestiones básicas de su religión.

Después de graduarse, se casó con Helen Elliot (en contra de los deseos de sus padres), se
mudó a Nueva York y empezó a acudir al Union Theological Seminary, una famosa institución
religiosa liberal. Aquí, tomó un seminario organizado de estudiantes llamado “Why am I entering
the ministry?”

Debería decirles que, a menos que quieran cambiar de carrera, nunca deberían asistir a un
seminario con tal título. Carl nos cuenta que la mayoría de los participantes “pensaron en salirse
inmediatamente del trabajo religioso”.

La pérdida en la religión sería, por supuesto, la ganancia de la psicología: Rogers se cambió al


programa de psicología clínica de la Universidad de Columbia y recibió su PhD en 1931. No
obstante, Rogers ya había empezado su trabajo clínico en la Rochester Society for the Prevention
of Cruelty to Children (Sociedad Rochester para la Prevención de la Crueldad en los Niños).

En esta clínica, aprendería la teoría y aplicaciones terapéuticas de Otto Rank, quien le incitaría a
coger el camino del desarrollo de su propia teoría.

En 1940, se le ofreció la cátedra completa en Ohio. Dos años más tarde, escribiría su primer
libro “Counseling and Psychotherapy” (Todos los títulos de sus libros en castellano, lo situaremos
al final del capítulo. N.T.).

Más tarde, en 1945 fue invitado a establecer un centro de asistencia en la Universidad de Chicago.
En este lugar, en 1951, publicó su mayor trabajo, la Terapia Centrada en el Cliente, donde hablaría
de los aspectos centrales de su teoría.

En 1957, volvió a enseñar en su alma mater, la Universidad de Wisconsin. Desafortunadamente,


en ese momento había serios conflictos internos en el Departamento de Psicología, lo que motivó
que Rogers se desilusionara mucho con la educación superior.
En 1964, aceptó feliz una plaza de investigador en La Jolla, California. Allí atendía terapias, dio
bastantes conferencias y escribió, hasta su muerte en 1987.

Cómo se convirtió en psicólogo.

En el Union se había sentido atraído por los cursos y conferencias sobre Psicología y Psiquiatría,
que en esa época comenzaban a desarrollarse. Muchas personas contribuyeron a despertar su
interés, entre ellas Goodwin Watson, Harrison Elliot y Marian Kenworthy. Comenzó a asistir a más
cursos en el Teachers' College, de la Universidad de Columbia, que estaba situado frente al Union
Seminary.

Inició un curso sobre filosofía de la educación dictado por William H. Kilpatrick, quien resultó un
gran maestro. Comenzó sus prácticas clínicas con niños, bajo la supervisión de Leta Hollingworth,
una persona sensible y práctica. Pronto se encontró dedicado a la orientación infantil de manera
tal que, gradualmente y con muy pocos esfuerzos de reajuste, se estableció en ese campo y
comenzó a pensar en sí mismo como psicólogo clínico. Fue un paso dado suavemente y con poca
conciencia de la elección que hacía: simplemente se dedicó a las actividades que le interesaban.

Mientras estaba en el Teachers' College solicitó y obtuvo una beca o internado en el entonces
flamante Institute for Child Guidance (Instituto de Orientación Infantil), patrocinada por el
Commonwealth Fond. Muchas veces agradeció el hecho de haber estado allí durante el primer
año de su existencia.

La organización se encontraba en un estado caótico, pero esto no significaba que cada uno de
ellos podía hacer lo que quisiera. Se familiarizó con los enfoques freudianos dinámicos de los
profesores, entre los que estaban David Levy y Lawson Lowey, y descubrió que entraban en
conflicto con el punto de vista estadístico riguroso, científico y fríamente objetivo entonces
prevalente en el Teachers' College. Cuando lo recordaba pensaba que su necesidad de resolver ese
conflicto fue una experiencia de inestimable valor. En aquel momento sentía que se hallaba
situado en dos mundos distintos, y que " ambos jamás se encontrarían".

Hacia el fin del internado, se vio en la necesidad de obtener un empleo para mantener a su
creciente familia, aunque todavía no hubiera concluido su doctorado. Los puestos no abundaban,
y por ello sintió gran alivio y alegría al encontrar uno.

Fue empleado como psicólogo en el Child Study Department (Departamento de Estudios


Infantiles) de la Society for the Prevention of Cruelty to Children (Sociedad para la Protección de la
Infancia contra la crueldad ), en Rochester, Nueva York. En ese departamento había tres
psicólogos, y su sueldo era de 2900 dólares anuales.

La razón por la cual Rogers se sintió tan complacido era que tuvo la oportunidad de realizar el
trabajo que él quería. En esa oportunidad no pensó que se trataba prácticamente de un callejón
sin salida en su carrera profesional, que no podría establecer contactos con otros profesionales, y
que el sueldo no era bueno siquiera en relación con la época. Creyó que si hallaba una
oportunidad de hacer lo que más le interesaba, todo lo demás se solucionaría por sí solo.

Los años en Rochester.

Los doce años siguientes que pasó en Rochester fueron muy valiosos para C. R. Rogers. Durante
los ocho primeros, por lo menos, estuvo completamente dedicado a la prestación de servicios
psicológicos prácticos, diagnosticando y planeando en su trabajo con niños delincuentes y
desvalidos que les enviaban los tribunales y entidades; y en muchos casos haciendo "entrevistas
terapéuticas". Fue un período de relativo aislamiento profesional, durante el cual su única
preocupación fue tratar de ser más eficaz con sus clientes.

Tenían que seguir viviendo con sus fracasos así como con sus triunfos, de modo que se vieron
forzados a aprender. Había un único criterio para evaluar cualquier método que emplearan para
tratar a esas criaturas y a sus padres; el criterio era: "¿Funciona?" "¿Es eficaz?".

Pronto descubrió que estaba comenzando a formular sus propios puntos de vista a partir de su
experiencia diaria.

Durante su formación le habían fascinado los trabajos del doctor William Healy, que indicaban que
la delincuencia a menudo se basa en conflictos sexuales, y que si se lograba hacer aflorar estos
últimos, la conducta delictiva podía desaparecer.

Durante su primer o segundo año en Rochester realizó un trabajo muy arduo con un joven
piromaníaco que manifestaba un impulso incendiario incontenible. Entrevistándolo día tras día en
su lugar de reclusión, descubrió gradualmente que tras su deseo se ocultaba un impulso sexual
relacionado con la masturbación. El caso entonces estaba resuelto para Rogers. No obstante, al ser
puesto en libertad condicional el joven reincidió.

Esto provocó un gran impacto en él. Pensaba entonces que Healy podía estar equivocado. Quizás
Rogers estaba aprendiendo algo que Healy ignoraba. De alguna manera, este incidente le sugirió la
posibilidad de que existieran errores en las enseñanzas de las autoridades y le hizo pensar que aún
quedaban conocimientos por descubrir.

Un segundo descubrimiento de C. Rogers, ingenuo también, fue de otra naturaleza. Poco tiempo
después de su llegada a Rochester coordinó un grupo de análisis sobre entrevistas.

Descubrió una publicación que contenía una entrevista con un progenitor, transcrita casi palabra
por palabra, en la cual el entrevistado se mostraba hábil, perspicaz e inteligente, y rápidamente
llevaba la conversación al núcleo del problema. Se alegró de poder usarla como ejemplo de una
buena técnica.

Varios años después, ante un caso semejante, C. Rogers recordó aquel excelente material.
Cuando lo halló y volvió a leerlo se sintió espantado. Le pareció ahora un astuto interrogatorio
judicial, en el cual el entrevistador culpaba al progenitor por sus motivaciones inconscientes, hasta
obtener de él la confesión de su delito.

Su experiencia ya le había enseñado que no era posible esperar beneficios duraderos para el padre
ni para el hijo de entrevistas de este tipo. Entonces fue cuando comprendió que se estaba
alejando de cualquier enfoque coercitivo o agresivo en las relaciones clínicas; no por motivos
filosóficos, sino porque tales enfoques nunca pasaban de ser sólo superficialmente eficaces.

El tercer hecho le sucedió a C. Rogers varios años más tarde. Ya había aprendido a ser más sutil y
perseverante al interpretar la conducta de un paciente, y a regular la aparición del material, para
no inspirar rechazo.

Había estado trabajando con una madre muy inteligente, cuyo hijo era una especie de demonio. El
problema se relacionaba claramente con el rechazo que ella había sentido por él en épocas
tempranas, pero durante muchas entrevistas no logró Rogers ayudarla a comprender esto.

Indagó sus antecedentes, y con toda delicadeza reunió los elementos de juicio surgidos; trató de
presentárselos de manera que ella lograra comprender la situación, pero no pudieron avanzar. Por
último se declaró vencido.

Rogers le comunicó su opinión de que si bien ambos habían realizado los mayores esfuerzos,
habían fracasado, de modo que lo más conveniente era suspender la relación.

Ella se manifestó estar acuerdo con esto. Concluyeron la entrevista, se estrecharon la mano, y
entonces la paciente de Rogers se dirigió hacia la puerta del consultorio. Una vez allí, se volvió y le
preguntó: " ¿Se ocupa usted de asesorar a adultos?" Cuando Rogers le respondiera
afirmativamente, dijo: " Bien, entonces quisiera solicitar su ayuda".

Regresó a la silla que acababa de abandonar y comenzó a verter amargas quejas sobre su
matrimonio, los problemas que experimentaba en la relación con su esposo, su sentimiento de
fracaso y confusión; en síntesis, un material muy diferente de la estéril " historia clínica " que hasta
ese momento había presentado. Sólo entonces comenzó la verdadera terapia que, por otra parte,
resultó muy exitosa.

Este incidente fue sólo uno de los tantos que le permitieron a C. Rogers experimentar el hecho,
que sólo más tarde comprendería, de que es el cliente quien sabe qué es lo que le afecta, hacia
dónde dirigirse, cuáles son sus problemas fundamentales y cuáles sus experiencias olvidadas.

Comprendió que, a menos que necesitara demostrar su propia inteligencia y sus conocimientos, lo
mejor sería confiar en la dirección que el cliente mismo imprimía al proceso.
Los años en Ohio.

En 1940, C. R. Rogers aceptó un puesto en la Universidad del Estado de Ohio. La única razón por la
cual se le otorgó el cargo fue por su libro Clinical Treatment of the Problem Child, escrito durante
las vacaciones y algunos breves períodos de licencias.

Para su sorpresa, y contrariamente a lo que esperaba, le ofrecieron una cátedra como profesor de
dedicación exclusiva. Muchas veces se sentiría C.

Rogers agradecido por haber podido evitar el proceso competitivo de los escalafones de las
facultades, a menudo tan degradantes, donde con frecuencia, según él, "los individuos aprenden
sólo una lección: no meter la nariz en asuntos ajenos". Al intentar enseñar C. R. Rogers a los
graduados de la Universidad de Ohio lo que había aprendido acerca del tratamiento y
asesoramiento comenzó a advertir que quizá él ya había desarrollado su propio punto de vista, a
partir de su experiencia.

Cuando trató de formular algunas de estas ideas y exponerlas en un trabajo que presentó en la
Universidad de Minnesota, en Diciembre de 1940, experimentó reacciones muy intensas.

Por primera vez comprendió el hecho de que una idea propia, que quizás parezca brillante y llena
de potencialidades, puede representar una seria amenaza para otras personas.

Al convertirse así en el centro de la crítica y recibir opiniones en favor y en contra, se sintió


desconcertado y asaltado por dudas y planteos. Sin embargo, también sabía que tenía elementos
que aportar y redactó el manuscrito de Counseling and Psychotherapy, en el que expuso lo que, a
su juicio, era una orientación más eficaz de la terapia.

En este punto hay que advertir lo poco que siempre interesó a C. Rogers el hecho de "ser realista".
Cuando presentó el manuscrito, el editor lo consideró interesante y original, pero se preguntó en
qué cursos se usaría.

Entonces Rogers dijo que sólo conocía dos: uno de ellos a su cargo, y el otro en otra universidad. El
editor opinó que Rogers cometía un grave error al no escribir un texto que se pudiera adaptar a los
cursos existentes.

Se mostró muy dubitativo acerca de la posibilidad de vender 2000 ejemplares, cantidad mínima
necesaria para cubrir los gastos. Decidió arriesgarse sólo cuando Rogers le anunció que lo
propondría a otra editorial. Posteriormente, todos manifestarían una gran sorpresa ante la
acogida y venta del libro: se vendieron 70000 ejemplares.

Contribución en la formación teórica de C. R. Rogers

Una de las primeras influencias en su pensamiento fue la Teoría Psicoanalítica, pero muy pronto se
deslindaría de ella.
Posteriormente influirían en él las tendencias educativas de Dewey, el neopositivismo social,
cultural y existencial de K. Horney, E. Fromm, S. Sullivan, May y Maslow y la nueva psicología social
de la dinámica de grupos y la formación de dirigentes que, en la línea de E. Mayo y K. Lewin, que
representan típicamente los psicólogos del círculo de Bethel.

También se observa que cita frecuentemente en sus escritos a Kierkegeaard ("ser el que
efectivamente se es"), a Sartre ("ser pura libertad refleja"), a M. Buber ("ser pura experiencia
auténtica en relación tú-yo") que representan a la filosofía existencialista.

Pero, la influencia más destacada la recibirá de W. James.

Finalmente destacaremos algunas de las influencias específicas dentro de su obra:

a) La terapia de relación, que es un punto de vista que procede originalmente de O. Rank.

b) El Psicoanálisis freudiano moderno, que ha tenido una gran influencia sobre el pensamiento
terapéutico.

c) La orientación psicológica para estudiantes y los problemas conyugales.

d) La terapia de juego con los niños, que se ha trabajado como un campo separado y que tiene su
propia literatura.

e) La orientación psicológica en la industria, que se ha desempeñado un rol muy pequeño en su


comprensión del proceso de ayuda.

f) La terapia de grupo, que es un intento de transportar los procedimientos individuales al servicio


de los grupos utilizando ampliamente las técnicas de juego.

g) El Psicodrama, a través del cual hace un intento alentador de utilizar los principios de la terapia
de forma nueva.

h) La terapia de apoyo, dentro de la cual el terapeuta juega un rol de padre (rol, por otra parte,
bastante utilizado).

TEORÍA DE LA PERSONALIDAD

Las proposiciones que están al comienzo de la serie son las más alejadas de la experiencia del
terapeuta y, por lo tanto, las más sospechosas, mientras que las que aparecen hacia el final se
acercan cada vez más al centro de nuestra experiencia.

A. Características del niño

1. Percibe su experiencia como una realidad.

2. Posee una tendencia innata a actualizar las potencialidades de su organismo.


3. Interactúa con su realidad en función de esa tendencia fundamental a la actualización.

4. En su interacción con la realidad, el individuo se comporta como una totalidad organizada


(gestalt).

5. Se inicia un proceso de valoración organísmica, en el que el individuo valora la experiencia al


tomar como criterio de referencia la tendencia actualizante.

B. El desarrollo del yo

1. Como consecuencia de la tendencia a la diferenciación

2. Como consecuencia de la interacción entre el organismo y el medio.

C. La necesidad de consideración positiva

1. A medida que se exterioriza la conciencia del yo, el individuo desarrolla una necesidad de
consideración positiva.

La teoría no se interesa en saber si se trata de una necesidad innata o adquirida. De acuerdo con
Standal, que formuló este concepto, es una necesidad adquirida:

a) La satisfacción de esa necesidad se logra necesariamente por medio de las inferencias obtenidas
a partir del campo experencial de otra persona.

b) La satisfacción de esa necesidad se relaciona con una gama muy amplia de experiencias del
individuo.

c) El proceso de satisfacción de la necesidad de consideración positiva es recíproco, ya que cuando


el individuo se da cuenta de que satisface esa necesidad en otro, satisface, por eso mismo, su
propia necesidad de consideración positiva.

d) Los efectos de esa satisfacción son intensos en el sentido de que la consideración positiva
manifestada por cualquier persona se comunica, en aquel que es objeto de ella, al conjunto de la
consideración que éste experimenta hacia esta persona.

SOBRE LA NATURALEZA DEL HOMBRE

Quizás una de las ideas más representativas de la teoría de Rogers -y de la cual se derivan otras- es
la de "la bondad básica de la naturaleza humana". Supone Rogers que si dejamos al niño en
completa libertad para actuar, sin poner trabas a su desarrollo, todo lo que haga y aprenda
siempre estará correcto y será bueno para él. Esto desde luego supone ausencia total de
restricciones.
Rogers considera que toda persona tiene poderosas fuerzas constructivas en su personalidad que
necesitan manifestarse y que se les dejen operar. La persona tiene una tendencia innata -por lo
tanto natural- al desarrollo y a la actualización. En su libro "Psicoterapia centrada en el cliente",
hacia el final de la obra, esboza su teoría psicológica. Una de sus proposiciones iniciales es:

"El organismo tiene una tendencia o impulso básico a actualizar, mantener y desarrollar al
organismo experienciante" (ROGERS, Carl R. 1977: 414)

La persona necesita crecer, no que se le cultive. Solamente requiere contar con las condiciones
propicias para desarrollarse. No hay que desarrollar estas fuerzas; debemos permitir que se
desarrollen.

La tendencia a la actualización es inherente al hombre. Debido a ésta, el hombre se ve impulsado a


ser lo que genéticamente está diseñado para ser.

Otro supuesto de Rogers relativo a la naturaleza humana es la idea del que el hombre se
encuentra en un continuo devenir. Todo cambia, tanto la persona misma como su entorno.

"Todo individuo vive en un mundo continuamente cambiante de experiencias de las cuales es el


centro" (ROGERS, Carl R. 1977: 410).

El hombre cambia y es bueno que cambie. Su campo "experiencial" está cambiando


continuamente y con él su propio "yo". Esta idea también resulta una constante en toda su obra.

SUS FUNDAMENTOS TEÓRICO-FILOSÓFICOS

Toda teoría se construye a partir de otras teorías, o bien de algunos principios de orden filosófico,
o bien de la observación empírica. Entre los fundamentos de la teoría de Rogers encontramos:

Naturalismo: Una de las influencias más notorias (probablemente la más importante) es el


naturalismo, sobre todo de Rousseau. La idea de la bondad innata (ROGERS, Carl R. 1977: 414)
(ROGERS, Carl R. 1983: 75-102) en el hombre es una constante que permea toda su teoría y da
origen a varios de los conceptos más importantes. Esta es la base de la terapia y del aprendizaje
nodirectivos.

Psicoanálisis: Recibió tanto la influencia directa de Freud, como la de algunos psicoanalistas no-
freudianos, como Theodore Reich, Otto Rank y Karen Horney. Entre sus profesores de esta línea se
encontraban David Levy y Lawson Lowrey (ROGERS, Carl R. 1983:20) (DICAPRIO, Nicholas S. 1992:
322). Sus conceptos como introyección, los conceptos de máscaras y fachadas, el proceso de
valoración orgánica y el mismo concepto de anormalidad tienen fuertes influencias de las ideas de
represión, neurosis, y del principio del placer del psicoanálisis.

Fenomenología, Gestalt y Teoría del Campo. A partir de estas teorías Carl Rogers formula algunos
de sus postulados centrales. El hombre está sujeto a un continuo devenir. La realidad depende de
campo perceptual, (ROGERS, Carl R. 1977: 410-412) y por lo tanto, la realidad es un concepto
individual. La conciencia consiste en la percepción de mis experiencias sensoriales y viscerales. El
campo perceptual determina el comportamiento. Su concepto de congruencia también se deriva
en buena parte de estas teorías.

Existencialismo: Rogers consideraba a Kierkegaard como un amigo personal, que continuamente le


acompañaba (a pesar de los aproximadamente 100 años de distancia que los separaron). La
influencia del existencialismo en la teoría de Rogers es muy amplia y notoria. Conceptos como
"vivir el aquí y el ahora", el análisis existencias, "ser lo que realmente se es" y aún el mismo título
de su obra "El proceso de convertirse en persona" expresan claramente la relación.

Pragmatismo: El pragmatismo norteamericano manifiesta su influencia en Rogers. Quizás su


manifestación más evidente esté en el proceso de terapia y el concepto de aprendizaje
significativo. Sólo aprenderemos lo que nos es útil (ROGERS, Carl R. 1983: 241-245).

Empirismo, experimentalismo: la base del conocimiento -y de la vida- es la experiencia. La


experiencia es el criterio superior que debe regir la misma vida (ROGERS, Carl R. 1983: 32).

Influencias orientales: Rogers descubrió en fuentes orientales cierto paralelo con su propia obra,
especialmente con el budismo zen y las obras de Lao-Tse.

TERAPIA

Es mejor conocido por sus contribuciones en el área terapéutica. Su terapia ha cambiado en un par
de ocasiones de nombre a lo largo de su evolución: al principio la llamó no-directiva, ya que él
creía que el terapeuta no debía guiar la paciente, pero sí estar ahí mientras el mismo llevaba el
curso de su proceso terapéutico.

A medida que maduró en experiencia, Carl se dio cuenta que mientras más “no-directivo” era,
más influía a sus pacientes precisamente a través de esa postura. En otras palabras, los pacientes
buscaban una guía en el terapeuta y lo encontraban aunque éste intentara no guiarles.

De manera que cambió el nombre a centrada en el paciente (también llamada terapia centrada en
el cliente. N.T.). Rogers seguía creyendo que el paciente era el que debía decir lo que estaba mal,
hallar formas de mejorar y de determinar la conclusión de la terapia (aunque su terapia era
“centrada en el paciente”, reconocía el impacto del terapeuta sobre el paciente).

Esto nos conduce a los famosos requerimientos que según Rogers debe presentar un terapeuta.
Para ser un terapeuta especial, para ser efectivo, un terapeuta debe tener tres cualidades
especiales:

Congruencia. Ser genuino; ser honesto con el paciente.

Empatía. La habilidad de sentir lo que siente el paciente.


Respeto. Aceptación, preocupación positiva incondicional hacia el paciente.

Rogers dice que estas cualidades son “necesarias y suficientes”: si el terapeuta muestra estas tres
cualidades, el paciente mejorará, incluso si no se usan “técnicas especiales”. Si el terapeuta no
muestra estas tres cualidades, la mejoría será mínima, sin importar la cantidad de técnicas que se
utilicen.

Ahora bien, ¡esto es mucho pedir a un terapeuta! Simplemente son humanos, y con frecuencia
bastante más “humanos” que otros. Es como ser más humanos dentro de la consulta que lo que
normalmente somos. Estas características deben dejarse ver en la relación terapéutica.

Sin embargo, no tiene nada que ver con Freud en el hecho de que Rogers considera a las personas
como básicamente buenas o saludables, o por lo menos no malas ni enfermas.

En otras palabras, considera la salud mental como la progresión normal de la vida, y entiende la
enfermedad mental, la criminalidad y otros problemas humanos, como distorsiones de la
tendencia natural. Además, tampoco tiene que ver con Freud en que la teoría de Rogers es en
principio simple.

En este sentido, no es solo simple, sino incluso ¡elegante! En toda su extensión, la teoría de
Rogers está construida a partir de una sola “fuerza de vida” que llama la tendencia actualizante.

Esto puede definirse como una motivación innata presente en toda forma de vida dirigida a
desarrollar sus potenciales hasta el mayor límite posible. No estamos hablando aquí solamente de
sobrevivencia: Rogers entendía que todas las criaturas persiguen hacer lo mejor de su existencia, y
si fallan en su propósito, no será por falta de deseo.

Rogers resume en esta gran única necesidad o motivo, todos los otros motivos que los demás
teóricos mencionan. Nos pregunta, ¿por qué necesitamos agua, comida y aire?; ¿por qué
buscamos amor, seguridad y un sentido de la competencia? ¿Por qué, de hecho, buscamos
descubrir nuevos medicamentos, inventar nuevas fuentes de energía o hacer nuevas obras
artísticas?

Rogers responde: porque es propio de nuestra naturaleza como seres vivos hacer lo mejor que
podamos.

Es importante en este punto tener en cuenta que a diferencia de cómo Marlow usa el término,
Rogers lo aplica a todas las criaturas vivientes. De hecho, algunos de sus ejemplos más tempranos
¡incluyen algas y hongos! Piénsese detenidamente. ¿No nos sorprende ver cómo las enredaderas
se buscan la vida para meterse entre las piedras, rompiendo todo a su paso; o cómo sobreviven los
animales en el desierto o en el gélido polo norte, o cómo crece la hierba entre las piedras que
pisamos?
También, el autor aplica la idea a los ecosistemas, diciendo que un ecosistema como un bosque,
con toda su complejidad, tiene mucho mayor potencial de actualización que otro simple como un
campo de maíz.

Si un simple bichito se extinguiese en un bosque, surgirán otras criaturas que se adaptarán para
intentar llenar el espacio; por otro lado, una epidemia que ataque a la plantación de maíz, nos
dejará un campo desierto.

Lo mismo es aplicable a nosotros como individuos: si vivimos como deberíamos, nos iremos
volviendo cada vez más complejos, como el bosque y por tanto más flexiblemente adaptables a
cualquier desastre, sea pequeño o grande.

No obstante, las personas, en el curso de la actualización de sus potenciales, crearon la


sociedad y la cultura. En sí mismo esto no parece un problema: somos criaturas sociales; está en
nuestra naturaleza. Pero, al crear la cultura, se desarrolló una vida propia.

En vez de mantenerse cercana a otros aspectos de nuestras naturalezas, la cultura puede tornarse
en una fuerza con derecho propio. Incluso, si a largo plazo, una cultura que interfiere con nuestra
actualización muere, de la misma manera moriremos con ella.

Entendámonos, la cultura y la sociedad no son intrínsecamente malas. Es un poco como los


pájaros del paraíso de Papúa en Nueva Guinea.

El llamativo y colorido plumaje de los machos aparentemente distrae a los depredadores de las
hembras y pequeños. La selección natural ha llevado a estos pájaros a cada vez más y más
elaboradas alas y colas, de forma tal que en algunas especies no pueden ni siquiera alzar el vuelo
de la tierra.

En este sentido y hasta este punto, no parece que ser muy colorido sea tan bueno para el macho,
¿no? De la misma forma, nuestras elaboradas sociedades, nuestras complejas culturas, las
increíbles tecnologías; esas que nos han ayudado a prosperar y sobrevivir, puede al mismo tiempo
servirnos para hacernos daño e incluso probablemente a destruirnos.

SOBRE LA NO-DIRECTIVIDAD

Estrechamente relacionado con el punto anterior está el concepto de no-directiva. La misma


teoría de Rogers toma el nombre de no-directiva o centrada en el cliente o en el alumno.

Este concepto lo desarrolla Rogers tomando como punto de partida dos aspectos:

a) Hay una confianza en que el cliente (paciente, alumno) puede manejar constructivamente su
vida y solucionar sus propios problemas. Este supuesto es una consecuencia directa del postulado
de la bondad innata del hombre. Si se deja actuar a la persona, lo que haga, estará bien. Además,
la persona es la única que puede llegar a conocer sus problemas, y, por lo tanto, la única que
puede resolverlos.

b) Por otra parte, cualquier tipo de directiva (enseñanza, orden, mandato, etc.) podría ser
perjudicial para el desarrollo de la persona, puesto que estaríamos impidiendo su "crecimiento
personal".

En otras palabras, no debemos decir al niño lo que debe hacer. El hará lo que quiera o sienta y eso
estará bien. Ni el padre, ni el maestro, ni el terapeuta deben dirigir la conducta del niño, sólo
deben "facilitarla", esto es, poner las condiciones necesarias para que se desarrolle.

"El niño... debe ser tratado como persona única, digna de respeto, con el derecho a evaluar su
experiencia a su manera, con amplios poderes de elección autónoma" (ROGERS, Carl R. 1980: 19).

Desde luego, la función de los padres debe cambiar: El concepto "educar a los hijos" debe
substituirse por "relacionarse con los hijos"." (ROGERS, Carl R. 1980: 19). La idea misma de "mi
hijo", debe ser modificada. Los padres no son "dueños" de sus hijos. Son solamente los padres de
los hijos. Son solamente los padres de los hijos.

La función del maestro será cambiante y flexible, pero definitivamente no-directiva. Debe crear un
clima de aceptación en el grupo, aceptar a sus alumnos como son y ayudarles a que se acepten
entre sí mismos; debe facilitar el aprendizaje ¿Cuándo? cuando los alumnos lo requieran o
soliciten; deben considerarse como un recurso que el grupo puede utilizar de la manera que les
resulte más significativo; debe ser un participante más del grupo. (ROGERS, Carl R. 1977:343).

En el terreno terapéutico encontramos también Hablar de padres que no educan a sus hijos o a un
terapeuta que no aconseja, orienta o propone soluciones; un terapeuta que debe desproveerse
aún de su propio yo con el fin de no influir - y perjudicar- al paciente.

"En la terapia centrada en el cliente, éste encuentra en el consejero otro yo genuino en el sentido
técnico y operacional, un yo que temporariamente se ha desprovisto de su propia yoidad, excepto
en lo que se refiere a la cualidad de intentar comprender" (ROGERS, Carl R. 1977:49)

Incongruencia

La parte nuestra que encontramos en la tendencia actualizadora, seguida de nuestra valoración


organísmica, de las necesidades y recepciones de recompensas positivas para uno mismo, es lo
que Rogers llamaría el verdadero yo (self). Es éste el verdadero “tú” que, si todo va bien, vas a
alcanzar.

Por otro lado, dado que nuestra sociedad no está sincronizada con la tendencia actualizante y
que estamos forzados a vivir bajo condiciones de valía que no pertenecen a la valoración
orgásmica, y finalmente, que solo recibimos recompensas positivas condicionadas, entonces
tenemos que desarrollar un ideal de sí mismo (ideal del yo). En este caso, Rogers se refiere a ideal
como algo no real; como algo que está siempre fuera de nuestro alcance; aquello que nunca
alcanzaremos.

El espacio comprendido entre el verdadero self y el self ideal; del “yo soy” y el “yo debería ser”
se llama incongruencia. A mayor distancia, mayor será la incongruencia. De hecho, la
incongruencia es lo que esencialmente Rogers define como neurosis: estar de sincronizado con tu
propio self. Si todo esto les suena familiar, es porque ¡precisamente es de lo que habla Karen
Horney!

Cuando te encuentras en una situación donde existe una incongruencia entre tu imagen de ti
mismo y tu inmediata experiencia de ti mismo (entre tu Ideal del yo y tu Yo) (a partir de este
momento utilizaremos indistintamente los conceptos de Ideal del Self, Ideal del Yo, Yo ideal, etc.

Para definir de forma más simple el mismo concepto exclusivamente con fines docentes, aún
sabiendo que estos conceptos son etimológicamente distintos según las distintas escuelas
psicológicas. N.T.), te encontrarás en una situación amenazante. Por ejemplo, si te han enseñado a
que te sientas incómodo cuando no saques “A” en todos tus exámenes, e incluso no eres ese
maravilloso estudiante que tus padres quieren que seas, entonces situaciones especiales como los
exámenes, traerán a la luz esa incongruencia; los exámenes serán muy amenazantes.

Cuando percibes una situación amenazante, sientes ansiedad. La ansiedad es una señal que
indica que existe un peligro potencial que debes evitar. Una forma de evitar la situación es, por
supuesto, poner “pies en polvorosa” y refugiarte en las montañas. Dado que esta no debería ser
una opción muy frecuente en la vida, en vez de correr físicamente, huimos psicológicamente,
usando las defensas.

La idea rogeriana de la defensa es muy similar a la descrita por Freud, exceptuando que Rogers
la engloba en un punto de vista perceptivo, de manera que incluso los recuerdos y los impulsos
son formas de percepción. Afortunadamente para nosotros, Rogers define solo dos defensas:
negación y distorsión perceptiva

Como Maslow, Rogers solo se interesa por describir a la persona sana. Su término es
funcionamiento completo y comprende las siguientes cualidades:

Apertura a la experiencia. Esto sería lo opuesto a la defensiva. Es la percepción precisa de la


experiencia propia en el mundo, incluyendo los propios sentimientos. También comprende la
capacidad de aceptar la realidad, otra vez incluyendo los propios sentimientos. Los sentimientos
son una parte importante de la apertura puesto que conllevan a la valoración orgásmica. Si no
puedes abrirte a tus propios sentimientos, no podrás abrirte a la actualización. La parte difícil es,
por supuesto, distinguir los sentimientos reales de aquellos derivados de la ansiedad subsecuente
a cuestione valía personal.
Vivencia existencial. Esto correspondería a vivir en el aquí y ahora. Rogers, siguiendo su tendencia
a mantenerse en contacto con la realidad, insiste en que no vivimos en el pasado ni en el futuro; el
primero se ha ido y el último ni siquiera existe. Sin embargo, esto no significa que no debamos
aprender de nuestro pasado, ni que no debamos planificar o ni siquiera soñar despiertos con el
futuro. Simplemente, debemos reconocer estas cosas por lo que son: memorias y sueños, los
cuales estamos experimentando ahora, en el presente.

Confianza orgásmica. Debemos permitirnos el dejarnos guiar por los procesos de evaluación o
valoración organísmico. Debemos confiar en nosotros, hacer aquello que creemos que está bien;
aquello que surge de forma natural. Esto, como imagino que podrán observar, se ha convertido en
uno de los puntos espinosos de la teoría rogeriana. La gente diría: “sí, no hay problema, haz lo que
te surja”; o sea, si eres un sádico, haz daño a los demás; si eres un masoquista, hazte daño; si las
drogas o el alcohol te hacen feliz, ve a por ello; si estás deprimido, suicídate...Desde luego esto no
nos suena a buenos consejos. De hecho, mucho de los excesos de los sesenta y setenta fueron
debidos a esta actitud. Pero a lo que Rogers se refiere es a la confianza en el propio yo; en el sí
mismo real y la única manera que tienes para conocer lo que es verdaderamente tu self es
¡abriéndote a la experiencia y viviendo de forma existencialista! En otras palabras, la confianza
orgásmica asume que está en contacto con la tendencia actualizante.

Libertad experiencial. Rogers pensaba que era irrelevante que las personas tuvieran o no libre
albedrío. Nos comportamos como si lo tuviéramos. Esto no quiere decir, por supuesto, que somos
libres para hacer lo que nos dé la gana: estamos rodeados de un universo determinista, de manera
que aunque bata las alas tanto como pueda, no volaré como Superman. Realmente lo que significa
es que nos sentimos libres cuando se nos brindan las oportunidades. Rogers dice que la persona
que funciona al cien por cien reconoce ese sentimiento de libertad y asume las responsabilidades
de sus oportunidades.

Creatividad. Si te sientes libre y responsable, actuarás acorde con esto y participarás en el mundo.
Una persona completamente funcional, en contacto con la actualización se sentirá obligada por
naturaleza a contribuir a la actualización de otros. Esto se puede hacer a través de la creatividad
en las artes o en las ciencias, a través de la preocupación social o el amor paternal, o simplemente
haciendo lo mejor posible el trabajo propio

Pensamiento

El Humanismo es un movimiento dentro de la Psicología que se identifica fuertemente con la


perspectiva holista1. Estas nociones constituyen las fuerzas holistas que hacen del individuo un
sistema motivacional unificado. Los esfuerzos del self o "tendencia de autorrealización" son
nucleares y representan un sistema motivacional supra ordenado que organiza y unifica los demás
motivos.
Este motivo nuclear, es decir, "el ser el self que uno verdaderamente es" abarca los esfuerzos
hacia el crecimiento, el desarrollo, además de los esfuerzos por alejarse de lo que uno no es, de la
fachada, de la ocultación del self, del cumplimiento de las expectativas de los demás.

En oposición a las terapias dinámicas, que tienden a reconstruir personalidades, el objetivo de las
terapias humanistas es liberarlas. Las personalidades potencialmente realizadas siguen estando
ahí, enterradas bajo actitudes que las constriñen.

Las explicaciones de los humanistas sobre la personalidad rebosan optimismo. Tienen un elevado
concepto de las personas y de su capacidad para vivir la vida plenamente, aunque eso implique
cambiar actitudes y conductas mantenidas durante mucho tiempo.

C. Rogers es uno de los teóricos contemporáneos de mayor influencia por su visión de los seres
humanos como poderosos arquitectos de sí mismos. A partir de sus anteriores estudios de
agricultura, teología, Psicología dinámica y de su experiencia como terapeuta, Rogers ha
desarrollado una teoría de la personalidad centrada en el concepto de sí mismo como núcleo de la
personalidad.

Todos necesitamos encontrar nuestro yo real para llegar a ser tal persona, y para aceptarnos y
valorarnos por lo que somos.

Aunque Rogers llegó a tales consideraciones a partir de su trabajo terapéutico con personas que
sufrían trastornos, su visión de la fuerza de la psique humana es esencialmente optimista.

Reconocía la existencia de un inconsciente que guía la mayor parte de nuestra conducta, pero, en
contra de lo que piensan los psicoanalistas, Rogers concebía los procesos inconscientes como
motivadores positivos de la conducta.

El autoconocimiento y la auto observación vienen, dice Rogers, a través de nuestras primeras


experiencias, mediante las cuales dominamos el ambiente a través de la alta consideración que
otros nos muestran, con sus expresiones de afecto, admiración y aceptación, y a través de la
congruencia, o del acuerdo entre las experiencias que tenemos a lo largo de la vida y de la forma
como nos vemos a nosotros mismos.

Otro aspecto de la congruencia es el acuerdo entre lo que nos gustaría ser y la impresión que
tenemos de nosotros mismos. Cuanto más cerca estén estos dos conceptos, más satisfechos
estaremos de nosotros mismos.

La persona congruente funciona al más alto nivel. Abierta a la experiencia, y no a la defensa tal
persona observa a la gente y a las cosas de forma precisa, se lleva bien con los demás, y tiene un
alto nivel de autoestima. El objetivo de una persona sana es el crecimiento en auto actualización.

Una persona con una visión incongruente de sí misma se vuelve tensa y ansiosa y puede apoyarse
en los mecanismos de defensa o incluso se puede retraer a una fantasía psicótica para conservar el
concepto de sí misma. ¿Cuál es la causa de tal visión incongruente?
A veces se produce porque una persona se halla dividida entre lo que piensa y lo que cree que los
demás piensan que debería hacer o pensar. El enfoque de Rogers, centrado en la persona, tiene
como objetivo conseguir la congruencia a través de un método educativo, no directivo.

Rogers ha hecho mucho por promover una visión positiva de la humanidad. Ve la cara luminosa de
nuestra personalidad más que la oscura señalada por los freudianos, nos ve más como seres
autocontrolados que como sujetos manipulados por fuerzas externas.

Para Rogers, las personas tienen una necesidad fundamental, la tendencia de realización, una
necesidad que subsume a todas las demás. La satisfacción de las necesidades fisiológicas mantiene
y realza el organismo lo que también consigue la satisfacción de las necesidades de aceptación,
pertenencia y status social.

Además, los motivos tales como la curiosidad y la exploración realzan y actualizan a la persona
mediante el desarrollo de mayor complejidad y comprensión. Por lo general, Rogers reconocía la
existencia de motivos humanos específicos, pero hizo énfasis en la propuesta holista de que las
necesidades humanas sirven la tendencia inherente de la persona a desarrollar sus capacidades de
manera que mantengan, realcen y actualicen a la persona.

Rogers, como Maslow, creía que la tendencia de realización era innata. Al ser innata, la tendencia
de realización es una presencia continua que empuja a la persona hacia su potencial.

Pero a pesar de su creencia de que la tendencia de realización era genética, para Rogers, el
proceso de desarrollo de la realización se caracterizaba por "la lucha y el dolor".

Para ilustrar el progreso de la tendencia de realización hacia el desarrollo, el crecimiento, Rogers


empleó el ejemplo del bebé.

El bebé de nueve meses tiene el potencial genético para andar pero tiene que luchar para pasar de
gatear a andar. El bebé debe luchar para poder tomar esos primeros pasos. Esta lucha incluye
caídas y frustración, dolor y desilusión. Pero a pesar de la "lucha y el dolor" el niño persiste hacia
el caminar y se aleja del gateo.

El dolor y la desilusión disminuyen el deseo del niño de andar pero la fuerza de la tendencia de
actualización, "el impulso de vida" empuja al niño siempre hacia adelante.

Todas las experiencias de lucha y dolor dentro de la tendencia de actualización se evalúan


mediante un "proceso de evaluación organísmica", la capacidad innata de juzgar por uno mismo si
una experiencia ayuda al crecimiento o lo debilita. Las experiencias que se percibe que mantienen
y promueven el crecimiento son valoradas positivamente, por lo que la persona mantiene y se
acerca a ellas.

Las experiencias percibidas como regresivas y que niegan el enriquecimiento de la persona son
valoradas negativamente, por lo que la persona les pondrá fin o las evitará. En la práctica, el
proceso de evaluación organísmico crea un sistema de feedback que permite al individuo
coordinar las experiencias vitales de acuerdo con su tendencia de actualización.

La tendencia de actualización caracteriza al individuo como un todo. Sin embargo, hay ciertas
sensaciones y percepciones que se distinguen como "yo" o "yo mismo" o que están relacionadas
con "yo y yo mismo". Estas son las autopercepciones, la materia bruta con la que se construye el
autoconcepto. Con la aparición del self, la persona crece en complejidad y el proceso de
evaluación organísmico se empieza a aplicar no sólo al organismo como un todo sino también al
self. Por lo tanto, las experiencias que se evalúan como insatisfactorias para el self se evitan.

La emergencia del self provoca la emergencia de la necesidad de aceptación positiva. La


aceptación positiva es la aprobación, la aceptación y el amor de los demás. Hace que la persona en
desarrollo desee tener aprobación, aceptación y amor. La necesidad de aceptación positiva es
especialmente significativa porque hace que la persona sea sensible al feedback de los demás. Por
lo tanto, debido a la necesidad de aceptación positiva, los demás asumen un rol más importante
en la vida de la persona. Atendiendo a las críticas y los cumplidos de los demás, la persona
aprende a internalizar el feedback social en la estructura del self. Como resultado, la necesidad
generalizada de aceptación positiva se amplía para incluir la necesidad específica de aceptación
positiva del self.

Al poco tiempo de nacer, los niños comienzan a aprender las "condiciones de valor" con las que se
juzga su conducta y sus características personales (el self) como positivas y merecedoras de
aceptación o negativas y merecedoras de rechazo.

Eventualmente, y debido a que la necesidad de aceptación positiva hace que la persona se vuelva
sensible a la aceptación o el rechazo de los demás, el niño internaliza las condiciones de valor en la
estructura del self.

Durante el desarrollo, la estructura del self se amplía más allá de las condiciones de valor
parentales para incluir condiciones sociales de valor también.

Cuando llega a la edad adulta, la persona aprende de padres, hermanos, profesores, sacerdotes,
entrenadores y otros las características o conductas que son "buenas y malas", "deseables e
indeseables".

Rogers advierte que la internalización de las condiciones de valor actúa como sustituto del proceso
de evaluación organísmico. Cuando se rigen por las condiciones de valor, las personas se separan
de los medios que tienen para coordinar sus experiencias con su tendencia de actualización.

Rogers consideraba que el movimiento del niño hacia las condiciones sociales de valor y el
consiguiente alejamiento del proceso de evaluación organísmico eran contrario a la
autorrealización.
Cuando la persona en desarrollo se adhiere a las condiciones de valor impuestas por padres y
otras influencias sociales, se va apartando cada vez más de la habilidad inherente de tomar las
decisiones y por lo tanto de adoptar las conductas necesarias para actualizar el self.

Las condiciones sociales de valor se convierten en valores interiorizados y se tornan normas de


conducta social fija, rígida y no cambiante. El resultado es la expresión de los valores y las acciones
reguladas socialmente.

La única manera de no interferir en la tendencia de actualización del niño es darle aceptación


positiva incondicional y no la aceptación positiva condicional producto de las condiciones de valor.

Si al niño se le da aceptación positiva incondicional, entonces tendrá necesidad de internalizar las


condiciones sociales de valor. Si los padres aprueban, quieren y aceptan al niño por ser quien
naturalmente es en lugar de por quien quieren que sea, entonces la estructura del self del niño
será una representación isomórfica de la tendencia de realización.

La teoría de la motivación de Rogers ha tenido dos implicaciones fundamentales:

a) La libertad para aprender.

Rogers no estaba de acuerdo con la figura del "maestro" porque creía que el único aprendizaje
importante era el aprendizaje iniciado por el self (es decir, la iniciación de la tendencia de
actualización), de aquí que se lamentara continuamente de las prácticas educativas.

Rogers, basándose en su propia experiencia como profesor consistente en hacer que los
estudiantes aprendieran material en el que no tenían interés, creyó que hizo más mal que bien.
Ocurren pocas cosas significativas cuando el maestro reparte montones de información para que
los estudiantes la digieran.

En lugar de "maestro", Rogers prefería usar el término "facilitador" para enfatizar el rol de la
persona que estaba a cargo de la clase para facilitar el aprendizaje creando una atmósfera propicia
para el autodescubrimiento y la búsqueda de conocimiento. El aprendizaje se produce cuando el
estudiante participa de forma total y responsable en el proceso de aprendizaje.

El autodescubrimiento y la autoevaluación son de suma importancia mientras que la crítica y la


evaluación por parte de maestros y otros son poco importantes.

De acuerdo con el punto de vista de Rogers, los seres humanos son inherentemente activos y
proactivos, con voluntad de ponerle energía a cualquier cosa que merece la pena aprender (según
el criterio del proceso de evaluación organísmico).

Cuando las condiciones son favorables, las personas desarrollan sus potencialidades al máximo.

b) La creatividad.
Es necesario establecer una distinción entre "creatividad de talento especial" y "creatividad de
autorrealización".

Los poemas, las teorías, las novelas y las pinturas caracterizan el talento especial pero la
creatividad basada en la autorrealización emerge directamente del conjunto de la personalidad y
se manifiesta en los aspectos cotidianos de la vida.

La autorrealización implica una receptividad abierta y fresca, una espontaneidad de expresión y


una curiosidad por lo desconocido, lo misterioso y lo desconcertante. La creatividad de
autorrealización es una potencialidad que se encuentra en todos los seres humanos al nacer.

En la mayoría de los casas, sin embargo, la culturalización del individuo debilita o suprime la
creatividad.

APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO Y EDUCACIÓN FORMAL

Las ideas de Rogers en educación son realmente revolucionarias.

a) Por una parte la función del maestro, no ya como autoridad, sino como facilitador del
aprendizaje, debe crear un clima de aceptación en el grupo. Este es más importante que las
técnicas que emplea el maestro; debe ser permisivo y comprensivo y que respete la individualidad.
El profesor debe aceptar al grupo y a cada uno de sus miembros como es. No debe de juzgar.

b) Por otra parte el enfoque no directivo. No podemos enseñar directamente a otra persona, sólo
podemos facilitar su aprendizaje. De este enfoque se deriva el concepto de aprendizaje
significativo o vivencias. Rogers parte de la incomunicabilidad o intrasferibilidad de los saberes. No
podemos comunicar o enseñar a otros nuestros conocimientos.

El individuo aprenderá sólo aquello que le sea útil, significativo y esté vinculado con su
supervivencia. (ROGERS, Carl R. 1983: 246-260).

Avanzando un poco más sobre esta idea, el profesor no podrá determinar con precisión cuáles son
los contenidos significativos de cada alumno. Sólo el propio alumno los conocerá.

Pero ni siquiera podrán ser planeados por el propio aprendiz, sino que irán surgiendo poco a poco.
Si no hay contenidos precisos, no es posible establecer un currículum formal.

"Hemos descubierto que una cantidad minúscula de estructuración tiene efecto decisivo sobre la
naturaleza de la experiencia del grupo en la escuela" (ROGERS, Carl R. 1977: 341).

El proceso educativo será necesariamente un proceso individualizado. Por lo tanto, sin contenidos
precisos ni válidos generalmente, no hay grados, ni tampoco exámenes, pues ¿sobre qué
contenidos el profesor podría examinar a un alumno si sólo él sabe lo que le es significativo?
¿Cuáles serán los parámetros para determinar el avance en grado? En consecuencia, es imposible
la educación formal, tal y como se concibe actualmente.

OBRAS:

* ROGERS, C. y Mariam KINGET (1971) Psicoterapia y relaciones humanas (dos tomos). Madrid:
Alfaguara.

* ROGERS, C. (1972) Psicoterapia centrada en el cliente. Buenos Aires: Paidós.

* ROGERS, C. (1978) Orientación psicológica y psicoterapia. Madrid: Narcea.

* ROGERS, C. (1979) El proceso de convertirse en persona. Buenos Aires: Paidós.

* ROGERS, C. y otros (1980) Persona a persona. Buenos Aires: Amorrortu.

* ROGERS, C. y C. ROSENBERG (1981) La persona como centro. Barcelona: Herder.

CONCLUSIONES

Con respecto a su vida académica, Carl R. Rogers trabajó para la Universidad Estatal de Ohio, la
Universidad de Chicago y la Universidad de Wisconsin. Además fue miembro del Western
Behavioral Sciences Institute en la jolla, California, y fundó ahí mismo el Centro de Estudios para la
Persona. Recibió varios reconocinúentos por su labor como psicólogo en los Estados Unidos.

En cuanto a su vida personal resalta el hecho de haber sido educado en el seno de una familia con
fuertes convicciones religiosas, principios de los que carece y con los que antagoniza, su teoría
educativa.

Las principales influencias en la construcción de su teoría son: el naturalismo de Rousseau, el


psicoanálisis de Freud, la teoría del devenir (tomada principalmente de la fenomenología y la
teoría del campo), el existencialismo, el pragmatismo y el empirismo.

Rogers supone que el hombre es bueno por naturaleza, que tiene una tendencia básica a
actualizar sus potencias y que si se le deja actuar libremente y sin restricciones, lo que haga, estará
bien.

Parte del principio de que la educación no debe ser directiva. No se le puede enseñar a otro, es el
otro el que debe aprenderlo. Educar directivamente resulta perjudicial para el niño.

No es válido enseñar o imponer normas o valores al niño. Esto es introyectar. Es la persona la que
debe descubrir y elegir sus propios valores.
La educación es un proceso eminentemente individual, porque las necesidades son individuales. El
mejor punto de vista para comprender al niño es desde su propio marco de referencia.

La anormalidad surge por las discrepancias entre el yo real y la percepción del yo. La solución es
que el individuo se reconozca y se acepte tal como es.

La realidad es un concepto subjetivo. El campo perceptual de una persona contiene su realidad. El


hombre actúa de acuerdo con su realidad.

La sensación orgánica total es más digna de crédito que el intelecto. Cuando sentimos que una
determinada actividad es valiosa, efectivamente vale la pena.

No hay verdades absolutas en la ciencia. No se pueden extraer conclusiones de carácter general,


sólo describir relaciones entre los acontecimientos observados. La ciencia sólo existe en las
personas, por lo tanto es subjetiva. Los hallazgos de la investigación, son válidos exclusivamente
para el investigador. Es un error tratar de mostrar algo a otra persona.

La persona de funcionamiento cabal es aquella que tiene mayor apertura a la experiencia, que vive
el aquí y el ahora, que se aleja de máscaras y apariencias y de los "debes" y "debieras".

Por el contrario, confía en sus intuiciones, sentimientos y emociones, sigue los caminos en que se
siente bien, acepta y aprecia la verdad del yo y aumenta el respeto propio.

El alumno sólo aprende lo que le resulta significativo, útil, lo que está vinculado con sus propias
necesidades. Sólo él conoce sus necesidades, por lo que la educación formal (con grados,
exámenes, currículum) no responde a sus exigencias.

Respondiendo a la interrogante inicial en cuanto a la pertinencia de sus ideas en el proceso


educativo encontramos muchas limitaciones:

Parte de una idea errónea sobre la naturaleza del niño. Por sí solo, sin guía, sin ayuda, es muy
difícil que logre su propio perfeccionamiento.

La educación, por definición, requiere ser directiva. Educar es guiar. Y es también una
responsabilidad de padres y maestros. Éstos tienen la autoridad para enseñar.

Sin duda, la formación de valores es una tarea imprescindible de la educación. Los valores deben
ser transmitidos al niño y debe vigilarse su proceso de formación.

Si bien la educación tiene una dimensión personal, también posee otra dimensión social. No se
puede entender una sin la otra, con riesgo de incurrir en serios errores: socialismo o
individualismo.

Una persona normal no puede ser definida sólo en términos de la congruencia entre lo que es
realmente y lo que se piensa que es. Antes bien, una persona debería ser considerada "cabal" o
"autor realizada", en cuanto su yo real se acerque más al deber ser.
La realidad no puede ser considerada subjetivamente. El concepto realidad se refiere a lo real, lo
que es, no lo que aparenta ser. Hay un error muy grave en Rogers al confundir la realidad con la
apariencia de lo real.

Si suplantamos a la razón por el sentimiento, se concluye cualquier cosa. No hay verdades, no hay
ciencia.

Esta idea de Rogers constituye un serio atentado contra la lógica, contra orden, contra la
naturaleza racional del hombre.

Si bien es cierto que el alumno debe encontrar o descubrir el sentido o significado de lo que
aprende, esto no significa que sus intereses o necesidades sean el único criterio para elegir lo que
debe aprender o no.

La educación familiar sienta las bases de su desarrollo. El niño no tiene la suficiente madurez para
elegir lo que le conviene. Los padres tienen la responsabilidad de orientar su desarrollo e instruirlo
en las verdades fundamentales.

La educación formal, aún con todas sus limitaciones, contiene los elementos básicos que un niño
debe aprender para poder convivir socialmente y ser un hombre útil a sí mismo y a la sociedad.

Tras los atractivos enunciados de Rogers hay una serie de ideas y opiniones que representan serias
amenazas para las instituciones sociales, principalmente para la familia y la educación.

WEBIOGRAFIA

* http://www.psicologia-online.com/ebooks/personalidad/rogers.htm

* http://www.psicomundo.org/rogers/biografia.htm

* http://www.psicomundo.org/rogers/obra1.htm

* http://www.psicomundo.org/rogers/obra2.htm

* http://es.wikipedia.org/wiki/Carl_Rogers
* http://kepler.uag.mx/temasedu/CarlR.htm

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