Propuesta de Proyecto de Investigación Yadira Muñoz 2021
Propuesta de Proyecto de Investigación Yadira Muñoz 2021
Propuesta de Proyecto de Investigación Yadira Muñoz 2021
Celular: +573015379887
Correo Electrónico: arq.yadiramunoz@gmail.com
CIUDAD DEL MIEDO: EVALUACIÓN DEL IMPACTO SOCIAL DE LA PLAZA DE SAN ROQUE Y LA
PLAZA DEL HOSPITAL SOBRE LA “ZONA CACHACAL”
Considerando los pronósticos de distribución de la población para el año 2030, en los que se
estima que el 75% de la población será urbana, los Objetivos de Desarrollo Sostenible
propuestos por las Naciones Unidas1 plantean a las ciudades el reto de convertirse en
territorios inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
Una ciudad inclusiva es aquella que garantiza a sus habitantes de las generaciones
presentes y futuras el derecho a la ciudad, es decir, a utilizar, ocupar y disfrutar de todos sus
espacios de forma libre y equitativa sin distinción de sus capacidades o condiciones
sociales, culturales o económicas.
Por su parte, la Plataforma Global por el Derecho a la ciudad invita a construir una visión
colectiva de Ciudad como bien común desde el equilibrio de las dimensiones de la
sostenibilidad económica, social y ambiental; que compromete los derechos humanos y la
dignidad humana.
Dentro de su visión se plantean “Ciudades, pueblos y comunidades humanas democráticas,
diversas, solidarias y sostenibles; entendidas como bienes comunes, que todos los habitantes
– presentes y futuros, permanentes y temporales – tienen derecho a habitar, usar, ocupar,
producir, gobernar y disfrutar en paz y con dignidad.”2
A este respecto, la Carta Mundial del Derecho a la ciudad (2005)3, en su aparte sobre el
Desarrollo urbano equitativo y sustentable, establece que la seguridad urbana debe estar
integrada desde la planificación de programas y proyectos como un atributo del espacio
público. Igualmente, en su artículo XI manifiesta que “Las ciudades se comprometen a la
creación de condiciones para la seguridad pública, la convivencia pacífica, el desarrollo
colectivo y el ejercicio de la solidaridad. Para ello garantiza el pleno usufructo de la ciudad,
1
PNUD. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Objetivos de Desarrollo Sostenible. 2015
2
Global Platform for the right to the City. https://www.right2city.org/es/vision-mision-2/
3
Carta Mundial del Derecho a la ciudad. Foro Social de las Américas – Quito – Julio 2004 Foro Mundial
Urbano - Barcelona – Quito – Octubre 2004
respetando la diversidad y preservando la memoria y la identidad cultural de todos los(as)
ciudadanos (as) sin discriminación. “
En el cumplimiento de estos propósitos, la seguridad ciudadana cobra un papel relevante
para transformar espacios donde todos y todas se sientan seguros y puedan reclamar su
derecho a participar en su construcción.
La ciudad es el resultado de las decisiones y omisiones de sus líderes y habitantes, es una
construcción colectiva, pero también es el efecto de múltiples factores que determinan su
morfología.
El miedo como construcción subjetiva social y personal está basado en la experiencia y en
la información que se recibe a través de las noticias y reportes de criminalidad pero que
determinan la forma en que hacemos uso de los espacios de la ciudad.
En una ciudad segura e inclusiva no hay cabida para la segregación espacial, no debe
haber sectores “prohibidos” que limiten el acceso a algunos ciudadanos, por la
incapacidad de controlar la marcada desigualdad social que termina por alterar el paisaje
urbano.
La seguridad real y percibida se encuentra íntimamente ligada a la inclusión y el respeto por
la diversidad, así como a la garantía de servicios sociales para atender las demandas de sus
habitantes. Una ciudad sin equidad, irremediablemente tenderá a relegar parte de sus
habitantes a su suerte y éstos a su vez, crearán las condiciones que les permitan desarrollar
sus actividades libres de prejuicios, señalamientos o discriminación.
Paradójicamente, estas zonas de tolerancia donde “todo está permitido”, se convierten en
espacios con profundos rasgos de deterioro en su paisaje urbano contribuyendo a la
formación de “zonas de miedo” que para el imaginario colectivo, son áreas que producen
temor en muchos y se convierten en objeto de vergüenza para otros.
Precisamente la vergüenza, ha motivado intervenciones urbanísticas que para algunos
críticos pueden resultar soluciones estéticas, que lejos de atender una problemática social
de fondo, en algunos casos ha atomizado el caos, dando origen a nuevos nichos con las
mismas características en otros sectores de la ciudad.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por intervenir áreas deprimidas con proyectos
urbanísticos de renovación urbana o generación de nuevos espacios públicos, los lugares
del miedo siguen existiendo.
Tal es el caso de la intervención realizada en el antiguo sector de “El Cartucho” en Bogotá
durante la administración del exalcalde Enrique Peñalosa, mediante un proceso de
renovación urbana de 17 manzanas que inició el año 19984 y que según el proyecto original,
se convertiría en un pulmón verde para la ciudad.
Por otro lado, encontramos el proyecto de recuperación de la Plaza Cisneros en el centro
de Medellín para dar paso al Parque de las luces inaugurado en el año 20055 cuya
4
Ingrid Morris, Guillermo Montoya. OPCA # 2. Observatorio del Patrimonio Cultural y Arqueológico. Del
Cartucho al Parque Tercer Milenio y los intereses en el espacio dentro de la construcción de Ciudad.
https://opca.uniandes.edu.co/del-cartucho-al-parque-tercer-milenio-y-los-intereses-en-el-espacio-den
tro-de-la-construccion-de-ciudad/
5
Alcaldía de Medellín. El libro de los parques. 2013
propuesta incluía la demolición del antiguo Pasaje Sucre que alguna vez funcionó como el
mercado cubierto para reemplazarlo simbólicamente con una biblioteca.
En el año 2008, la Alcaldía de Barranquilla inició el proceso de recuperación del Centro
Histórico con la construcción de cinco espacios públicos entre los cuales se encuentran la
plazoleta del Hospital de Barranquilla y la Plaza de la Iglesia de San Roque, ambos
proyectos ubicados en el área de influencia de la denominada “Zona Cachacal”.
Además de haber sido objeto de una intervención urbanística de iniciativa oficial, los tres
casos mencionados anteriormente muestran varios rasgos comunes.
Primero que todo, se caracterizan por estar ubicados en zonas céntricas de la ciudad,
cuyas edificaciones originalmente eran la residencia de familias pudientes de la ciudad
quienes fueron migrando hacia barrios con mejor calidad de vida, dejando sus viviendas
desocupadas con la consecuente depreciación del valor de las construcciones.
En segundo lugar, dada su condición de ciudades receptoras de migraciones internas o
externas, las tres zonas tuvieron una relación cercana o influencia de la infraestructura de los
sistemas de transporte de mercancías y personas. En el caso de Bogotá, la cercanía con la
Estación de la Sabana; en Medellín, la presencia de la Estación del Ferrocarril y en el caso
de Barranquilla, el establecimiento de empresas transportadoras que suministraban
productos hacia el centro.
Como tercera similitud, encontramos los drásticos cambios en los usos del suelo en los que
las viviendas pasaron a ser hospedajes, restaurantes o cantinas y posteriormente, al
producirse un cambio radical en el sistema de transporte que le imprimía movimiento y
dinámica al lugar, los inmuebles dejaron de tener un propósito comercial quedando
edificaciones ociosas a merced de quien quisiera ocuparlas.
Finalmente, y quizás el elemento común más visible es el deterioro urbanístico y la
estigmatización socio espacial propiciada por la propagación del narcotráfico a nivel
nacional. Aparecen en escena los expendios de droga y éstos a su vez atrajeron a más
consumidores. Es así como en diferentes momentos de la historia, en las tres ciudades se
conjura la dialéctica del miedo y rechazo generalizado del resto de la ciudadanía hacia
“los otros”, “la chusma”, “los de otra parte”, “los habitantes de calle”.
Particularmente, el caso de Barranquilla tiene unas variaciones en cuanto a la escala de
intervención y a la cronología ya que fue un proceso más reciente.
El área de estudio recibió despectivamente el nombre de “Zona Cachacal” debido a que
en la década del 70 varias empresas transportadoras tenían allí su centro de operaciones y
logística como respuesta a la dinámica comercial del centro de la ciudad; la mayoría de
mercancía era transportada desde y hacia el interior del país, por lo que los conductores
eran personas del interior o “cachacos”. Como usos complementarios a la actividad de
transporte, se encontraban cantinas, hoteles, restaurantes que iniciaron una época de
decadencia a partir de la apertura de la Zona Franca, la conexión de la vía 40 y la
prohibición de tractomulas en el centro histórico. Las empresas de transporte se trasladaron,
pero quedaron los bares que se convirtieron en prostíbulos, los hoteles en inquilinatos y
algunas casas desocupadas en caletas de vicio. Para la década de los 80 la calle del
comercio recibe el apelativo de “La calle del crimen”.
La propuesta de investigación plantea como problema principal la caracterización de la
evolución de los usos del suelo y sus mezclas como factores desencadenantes del deterioro
urbano, y sus efectos sobre el imaginario colectivo de “zonas de miedo”; entendiendo el
miedo urbano como indicador que genera las alertas para intervenir y controlar el
fenómeno, previo a que los procesos sean irreversibles comprometiendo generaciones
futuras.
Se pretende documentar el impacto social de la intervención urbana sobre la “Zona
Cachacal” en Barranquilla teniendo como referentes los casos de Bogotá y Medellín
evaluando especialmente en qué medida han contribuido a garantizar el Derecho a la
Ciudad.
Como premisa de trabajo, se considera que cambiar el discurso de rechazo hacia un grupo
poblacional y reconocerlos como participantes activos de la construcción de ciudad como
bien común será un paso crucial para reconstruir un paradigma de ciudad equitativo y
diverso.
Se espera que el resultado del estudio facilite la comprensión sobre los elementos que
propician el deterioro urbano como insumo para la formulación de políticas públicas de
intervención perdurable en el tiempo, priorizando los aspectos de la dignidad humana, para
la construcción de una ciudad resiliente capaz de reaccionar a los múltiples desafíos que
día a día se presentan.
El estudio se enmarca dentro del tipo Explicativo que pretende identificar las razones que
ocasionan la degradación del espacio urbano en el sector comúnmente conocido como
Zona Cachacal ubicado entre las calles 30 a 35 y carreras 33 a 38 en el barrio San Roque de
la ciudad de Barranquilla.
Objetivos
● Identificar patrones de comportamiento en la dinámica de los usos del suelo de
espacios reconocidos socialmente como áreas con estigmatización socioespacial,
con marcado deterioro urbanístico especialmente la venta y consumo de drogas y
que hayan sido objeto de una intervención urbanística.
● Evaluar el impacto social que ha tenido la intervención urbanística de la plaza de
San Roque y la plaza del Hospital en su entorno inmediato.
Metodología
1. En una primera instancia se realizará una revisión de la información bibliográfica
disponible con énfasis en la evolución histórica de los sectores.
2. Posteriormente se indagará con las autoridades responsables de las intervenciones y
aquellas encargadas del manejo social de los proyectos de estudio.
3. Finalmente con un trabajo de campo consistente en entrevistas, mapeo y
levantamiento de fichas se evaluará el impacto de la intervención de la plaza de
San Roque y la plaza del Hospital en su entorno inmediato.