Bullyng
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Bullyng
Las causas que originan el bullying dependen de cada caso concreto, aunque suelen tener unas
características comunes: el acosador escolar no tiene empatía y, por tanto, es incapaz de ponerse
en el lugar del acosado y ser sensible a su sufrimiento
El origen de la violencia del acosador puede venir causado por problemas sociales o familiares, que
pueden provocar que el niño desarrolle una actitud agresiva y que en la adolescencia sea violento.
"En muchas ocasiones, los acosadores son personas que también han sido acosadas", precisa Díaz-
Caneja.
Otros factores que pueden incidir son una situación socioeconómica desfavorable en casa, poca
organización en el hogar o tensiones entre los padres.
También influyen factores relacionados con el colegio y los profesionales que allí trabajan. "El clima
escolar es clave", afirma la experta. La psiquiatra resalta los elementos que más inciden: "La
convivencia y el hecho de que haya una cultura que no solo prevenga el bullying, sino que
promueva otros valores". A largo plazo, se ha comprobado que se obtienen mejores resultados al
fomentar lo positivo que al prevenir lo negativo.
Síntomas
Existen una serie de indicadores que el niño acosado puede presentar y alertar a los padres y
profesores en caso de que esté sufriendo bullying escolar:
Prevención
La prevención del harassment o acoso escolar es fundamental para minimizar y reducir sus efectos
cuanto antes. Dado que las causas que motivan el bullying son muy diferentes hay que buscar
soluciones al problema mediante una propuesta amplia y abierta contando con el diálogo como la
principal herramienta para atajarlo.
Reducir la incidencia
Los profesores y los padres o tutores de los adolescentes tienen que llevar a cabo medidas que
impidan la aparición de nuevos casos de bullying. Para conseguirlo deben identificar los factores de
riesgo que los generan y actuar sobre ellos. Pueden realizar acciones como campañas de
sensibilización sobre el maltrato infantil, talleres formativos para explicar a los padres los modelos
educativos adecuados, etc.
Llevar a cabo actuaciones que dificulten que el maltrato se siga produciendo y que el adolescente
tenga mayores problemas. En este sentido, es necesario que exista una relación de comunicación
fluida entre las familias y el profesorado del centro.
Además, los profesores deben aumentar la vigilancia a la entrada y a la salida del colegio, así como
en los lugares donde es frecuente que se produzca el acoso.
Por otro lado, la compañía constante de dos o tres personas de la confianza del acosado hasta que
desaparezca el sufrimiento puede ser muy beneficiosa para el alumno.
Cyber bullying
Los adolescentes víctimas del cyberbullying pueden recibir amenazas las 24 horas del día, incluso
cuando están solos.
Tipos
Según el documento Pautas para padres y madres ante el acoso escolar, de Save the Children, las
formas que utiliza el acosador para intimidar a su víctima se dividen de la siguiente manera:
Acoso físico: El acosador golpea, empuja o utiliza algún instrumento para hacer daño físico a su
víctima. También puede esconder sus cosas.
Acoso verbal: Consiste en insultar, poner motes, hacer amenazas o provocar a otro niño.
Acoso social: Este tipo de bullying se produce cuando el acosador decide aislar a su víctima difunde
rumores, convence a otros niños para que no hablen con él o lo humillan en público para que el
acosado se sienta aislado.
Acoso sexual: Son todas las acciones que tienen que ver con los actos sexuales (como tocamientos
no consentidos) o que se burlan de la orientación sexual de la víctima.
Acoso por internet o cyberbullying: Es un tipo de acoso escolar que ocurre a través de móviles,
tabletas, ordenadores, etc. En estos casos el acosador suele enviar mensajes de texto o correos
electrónicos desagradables; difundir rumores a través del email o en las redes sociales, o imágenes
y vídeos denigrantes, así como crear perfiles falsos que pueden resultar embarazosos.
Este tipo de acoso está aumentando en los últimos años y se caracteriza porque, a menudo, los
niños que sufren cyberbullying también son acosados en persona. Además, por las características
de internet puede suceder 24 horas al día, 7 días a la semana y afectar al niño cuando está solo.
En el cyberbullying las imágenes y los mensajes pueden publicarse de forma anónima y llegar
rápidamente a un gran número de personas. Estos mensajes inapropiados e hirientes son muy
complicados de eliminar cuando ya están publicados.
Diagnóstico
La detección del bullying es muy complicada ya que es muy frecuente que los niños lo oculten en el
ambiente familiar y no pidan ayuda a nadie de su entorno. Por este motivo, sólo son detectados los
casos que no se pueden ocultar por la gravedad de las lesiones o de los síntomas.
Para conseguirlo, los profesores o los padres deben tratar de reconocer una serie de indicadores y
comportamientos que pueden llevar a la sospecha de un posible riesgo de maltrato o maltrato.
Hay determinados colectivos que son más propensos a sufrirlo como los homosexuales, lesbianas,
bisexuales y transexuales, que pueden padecer bullying homofóbico.
Los niños más vulnerables al bullying suelen ser percibidos como diferentes por el resto de niños,
pueden ser obesos o muy delgados, padecen alguna discapacidad, utilizan gafas, aparatos dentales
o ropa diferente del resto, son nuevos en la escuela, etc.
Los menores son incapaces de defenderse y el acosador los percibe como una persona débil, poco
popular y con pocos amigos.
Tratamientos
Para atajar el acoso escolar es necesario actuar en diferentes niveles, que se resumen en acabar
con la situación que genera el acoso y atender adecuadamente a la víctima. En este segundo
aspecto, el tratamiento dependerá de cada caso y requerirá el estudio individual del paciente y un
abordaje conjunto por parte de diferentes especialistas.
clase de colegio
La psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón cree que hay que partir del reconocimiento de que es
"un problema grave y hay que intervenir". Recuerda que hace no demasiado tiempo "se planteaba
que era un problema de niños" al que se restaba importancia porque se aseguraba que no tenía
repercusiones y se resolvía por sí mismo.
La intervención tiene que ser precoz y se realizará de forma individualizada. "En muchas
situaciones es necesario modificar la estructura de la clase porque puede ser que esté fomentando
el acoso; ahí pueden ayudar los profesores".
Otro punto importante es actuar sobre los alumnos implicados, tanto las víctimas como quienes les
están acosando. "Hay que averiguar si las personas que están implicadas tienen algún tipo de
dificultad adicional y les tenemos que ofrecer un apoyo complementario", expone la psiquiatra.
"Puede ser de gran ayuda trabajar con los compañeros que están alrededor de las personas
implicadas en el bullying, pero que no han participado directamente". Un objetivo fundamental es
acabar con el muro de silencio que se levanta en torno a quienes sufren acoso escolar.
"Al final", concluye la especialista, "la idea es actuar de forma coordinada en todos los niveles: las
familias, los colegios, salud mental, los alumnos... Proporcionarles el conocimiento adecuado y
promover desde el principio el respeto a la diversidad".
En cuanto a la atención psicológica y psiquiátrica a las víctimas de acoso escolar, Díaz-Caneja insiste
en la necesidad de ir caso por caso: "Hay personas que, una vez que se resuelva la situación de
acoso, no van a necesitar mucho apoyo adicional; sin embargo, otras pueden requerirlo".
Dependerá de factores como las manifestaciones clínicas odel tiempo que se haya producido la
situación. "No hay un protocolo estándar. Recomendamos a los profesores y, en general, al
personal del centro escolar que estén pendientes de cómo responde el afectado ante esa situación
de acoso, pero cada persona tiene diferentes mecanismos de enfrentarse a las situaciones
negativas, es decir, distintos niveles de resiliencia". La intervención variará según el grado de
afectación de la víctima, que puede desarrollar ansiedad y fobia al colegio o episodios depresivos,
entre otros trastornos.
Otros datos
Cómo actuar
Los padres
A continuación, ponerse en contacto con el colegio es lo primordial. Se puede concertar una cita
con el tutor del niño o con otros responsables del centro para hacerles conscientes de la situación,
de forma que se pueda poner alguna solución al problema. Si el colegio no sabe cómo actuar o se
niega a tomar parte, se puede denunciar el acoso en cualquier comisaría de policía o un inspector
de Educación.
Los profesores
En cuanto los educadores tengan conocimiento sobre la situación, es importante vigilar a los niños
implicados en todas las situaciones para controlar que el problema no se agrave. Deben recoger
toda la información posible sobre los hechos e informar a la dirección del centro.
Cuando se vaya a hablar con los niños, no deben limitarse únicamente al acosador y a la víctima,
sino también al resto de niños implicados, aunque no participen de forma activa en el acoso. De
esta forma, consiguen educar sobre las consecuencias que puede tener el acoso, al mismo tiempo
que se resuelve el problema.
Las consecuencias afectan principalmente a la víctima, que puede tener fracaso escolar, niveles
altos de ansiedad, fobia a ir al colegio, insatisfacción y cambios de personalidad, pasando a
convertirse en una persona insegura, con baja autoestima. Si el acoso se intensifica, pueden
desarrollarse síntomas de histeria o depresión.
La imagen que pueden llegar a tener las víctimas de sí mismos es muy negativa y llegan a creer que
no son competentes desde la perspectiva académica y socialmente. Esto puede provocar que en
algunos casos tengan reacciones agresivas que terminen en intentos de suicidio.