Cuerpo, Alma y Espiritu (1) 23
Cuerpo, Alma y Espiritu (1) 23
Cuerpo, Alma y Espiritu (1) 23
Estimados lectores:
Las ofrendas animales suenan muy lejanas en nuestra época. Sacrificar un animal para agradar a
Di-s parece ser algo absurdo en estos tiempos. Pero hay un significado más profundo.
El animal somos nosotros mismos, y “sacrificar el animal” quiere decir dominar y subyugar
nuestros impulsos más primitivos. El cuerpo nos arrastra tras los deseos o a la búsqueda del
placer, cuando hablamos de sacrificar al animal, es quitarle al cuerpo la pasión por las cosas
mundanas y usarlo para convertirlo en un “korban” que viene de la palabra “leakrib” acercar,
damos nuestro cuerpo por completo para la voluntad de Di-s. (Deriva de la raíz hebrea K [a] R [o]
V ( )קרבque significa venir a Dios o acercar; algo similar a la palabra latina sacrificium, sacrum
facere (hacer sagrado). Los hebreos hacían constantes sacrificios a Dios, animales, vegetales o
incienso eran sacrificados diariamente en el Templo por los sacerdotes)
El korban, debe ser un animal perfecto, uno debe cuidar el cuerpo, comer bien, descansar, pero
siempre con la mentalidad en ser un recipiente apto para poder cumplir la voluntad de Hashem. Y
no es menos importante reconocer cuales son nuestras virtudes y defectos para poder cumplir a la
perfección nuestra misión.
El objetivo final es poder lograr “Y amarás a Di-s, con todo tu corazón, con tus dos instintos”, de
esa forma poder servir a Di-s incluso con nuestra parte animal. (Deuteronomio 6:4 Oye, Israel:
Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda
tu alma, y con todas tus fuerzas)
Ese sacrificio diario y personal es algo que podemos hacer hoy en día incluso después de la
destrucción del Beit Hamikdash (El templo de Jerusalén (hebreo: בית המקדש, Beit Hamikdash) fue
el santuario más importante del reino de Judá, y del judaísmo, hasta su destrucción en el año 70)
donde ya no existen los sacrificios de animales.
El espíritu es nuestra semejanza con Dios, no debemos olvidar esto en ningún momento (Génesis
1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;
y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en
todo animal que se arrastra sobre la tierra), cosa curiosa que nadie menciona, en relación a esto
es que Dios le dio poder al hombre para que gobernara la tierra, así como Dios gobierna todo el
universo, lo conocido y lo desconocido, así también le dio que gobernar al hombre. Entonces
nuestra semajanza con Dios es en el ámbito espiritual y en el poder de gobernar, una interior otra
exterior y como se vio en lo segundo fracasó groseramente el hombre.
Vamos a ir analizando detalles de la situación del fracaso de Adam y Eva, Génesis 3:6 Y vio la
mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para
alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así
como ella.
Como analizaron ellos la situación que estaban enfrentando con satanás, vio (vista), comer (gusto)
agradable (placer), codiciable (avaricia), alcanzar la sabiduría (bueno) pero no del modo correcto.
Alguien me dijo: pero Dios no les dio la sabiduría para enfrentar la situación, esto es incorrecto,
¿Por qué?, Génesis 2:16-17 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto
podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él
comieres, ciertamente morirás. Dios les dio un mandamiento a cumplir (1 Juan 5:3-5 Pues este es
el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son
gravosos. 4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha
vencido al mundo, nuestra fe. 5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es
el Hijo de Dios?
Salmo 119:33 Enséñame, SEÑOR, a seguir cada uno de tus decretos. Dame entendimiento y
obedeceré tu ley; y la cumpliré con todo mi corazón. Haz que yo ande por la senda de tus
mandamientos, porque es ahí donde encuentro la felicidad. ¡Ayúdame a preferir tus decretos y a
no amar el dinero! Aparta mi vista de las cosas sin valor, y dame vida conforme a tu palabra)
El gran mandamiento: Deuteronomio 6:1-9 Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y
decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la
tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos
sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días
de tu vida, para que tus días sean prolongados. Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por
obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha
dicho Jehová el Dios de tus padres. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5 Y amarás
a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras
que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas
estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás
como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los
postes de tu casa, y en tus puertas.
Que bien nos iría en la vida si acatáramos sus mandamientos, pero nos sucede lo siguiente:
Romanos 7:19-25 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si
hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo
hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito
en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y
que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me
librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo
mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
La única manera de agradar a Dios es creyendo en Jesús, nacer de nuevo, venir de muerte a vida
por el sacrificio perfecto de Jesucristo,
Romanos 10:9-21 9 Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que
Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia; mas
con la boca se hace confesión para salud. 11 Porque la Escritura dice: Todo aquel que en él
creyere, no será avergonzado.
Al comienzo de este comentario se agregó un comentario de Elí Levy solamente agregué algunos
comentarios y significados para hacerlo más claro, el cual habla de sacrificar el animal interior,
entregándolo a Dios totalmente (Korban) y esto solo se logra confesando a Jesús en nuestra vida y
haciendo morir el viejo hombre en nosotros (animal interior)
Efesios 4:22-24 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos engañosos y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos
del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
En nuestras fuerzas podemos alcanzar apariencia de ser buenas personas, hasta aparentar cierta
fingida espiritualidad, hacer buenas obras como hacia el edil romano, hasta pudiera ser que algo
que hicimos, subiera con olor grato a la presencia de Dios, ¡pero! Nada de lo que hagamos pagará
el precio para nuestra justificación y salvación, sinceramente hablando, nuestras mejores obras
son como trapos de inmundicia a los ojos de Dios.
Isaías 64:6 Todos nosotros somos como un hombre impuro; todas nuestras buenas obras son
como un trapo sucio; todos hemos caído como hojas marchitas, y nuestros crímenes nos
arrastran como el viento.
Siendo necesario entender que las obras aceptas al Padre son aquellas que se generan en nosotros
después del nuevo nacimiento y empezamos a ser espirituales, aquellas que hacemos guiados por
el Espíritu Santo y teniendo como Señor a Jesucristo,
1 de Corintios 6:11 Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis
santificados, pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de
nuestro Dios.
La sabiduría que debemos tener nosotros es aquella que procede de lo alto, la sabiduría que
procede del Espíritu de Dios, no la sabiduría del mundo que nos guía a hacer todo tipo de males,
animal, terrenal diabólica, ya que procede de escuchar la voz del enemigo, satanás. De la caída de
Adam y Eva debemos entender una lección, la cual no debemos olvidar y esta es: “Con satanás no
se conversa”, inmediatamente hacer esto, estamos en peligro de caer en sus trampas y artimañas.
Santiago 3:15-17
porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque
donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que
es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y
de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.
El cuerpo (La carne), viene a ser un instrumento o recipiente en el cual alguno de los otros dos de
los tres elementos dominará. Si domina el alma indefectiblemente vamos a caer o vamos a
caminar con un pie en el mundo y otro intentando estar en el reino de la luz, lo cual también
indefectiblemente nos hará caer
1 Corintios 15:53-55
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de
inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya
vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte
en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
1 Corintios 3:1-3
De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como
a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces
todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones,
¿no sois carnales, y andáis como hombres?
No debemos tomar con ligereza estas cosas y pensar que escaparemos al escrutinio de Dios y a su
castigo, si vivimos una vida mundana y carnal, totalmente almática,
Mateo 10:28
Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero el alma no pueden matar; temed más bien a aquel
que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
Entonces debemos cuidar nuestra espiritualidad, nuestra relación con Dios, porque de ella
depende que podamos ser levantados en Su Venida, recordemos que somos peregrinos y
extranjeros y que nuestra ciudadanía está en los cielos,
Filipenses 3:20-21
Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor
Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al
cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las
cosas
Otra cosa importante es que ni carne ni sangre heredarán el reino de los cielos, seremos
transformados, y nuestro espíritu será unido a nuestro cuerpo transformado para estar así por
siempre con el Señor
1 de Corintios 15:50-52
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la
corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero
todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta;
porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos
transformados.
De igual manera sucederá con la resurrección de los muertos. Lo que se entierra, se echa a perder;
lo que resucita, no se corromperá jamás. El cuerpo que sembremos, es despreciable; pero cuando
resucite será glorioso. Ahora es débil, pero cuando resucite será fuerte. Al morir sembramos un
cuerpo material, pero cuando resucite será espiritual. Así como hay cuerpos físicos, hay cuerpos
espirituales. Dicen las Escrituras que el primer Adán se convirtió en un ser viviente; pero el postrer
Adán, Cristo, es un Espíritu que da vida.
2 Corintios 5:1-8
5 Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de
Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2 Y por esto también
gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 3 pues así seremos
hallados vestidos (Espiritualmente hablando), y no desnudos (Carnales). 4 Porque asimismo los
que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser
desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5 Mas el que nos hizo
para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.
6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo,
estamos ausentes del Señor 7 (porque por fe andamos, no por vista); 8 pero confiamos, y más
quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.
Esperanza bienaventurada
No podemos esperar, ni tener esperanza en la venida de nuestro Señor si estamos en la carne, y
no es que no afrontemos problemas, ni situaciones que sacudan nuestra vida, pero siempre
enfrentando los problemas y situaciones confiados en que no nos ha sobrevenido ninguna prueba
que no sea humana y que juntamente con la prueba vendrá la salida y solución del problema.
Tito 2:10-13
No defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios
nuestro Salvador. Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los
hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en
este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la
manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,
1 Pedro 1:7
para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por
fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo;
Romanos 8:35-39
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o
desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos
amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni
potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.