3er Jueves Eucaristico
3er Jueves Eucaristico
3er Jueves Eucaristico
En vez de Gloria:
Por siempre sea adorado, mi Jesús Sacramentado.
ACTOS DE REPARACIÓN
3. Reparad por mis hijas que vienen a recibirme con vestidos indecorosos
3. Jesús dice:
Hijo amado: me hallo solitario en el Tabernáculo de mi Amor Divino. Busco almas reparadoras
del Santísimo Sacramento del Altar, pero las ocupaciones del día no les permiten venir a cumplir
con este oficio de Ángeles. Vosotros que sois dóciles a mi voz, escuchad mis lamentos y atended
a mis súplicas con prontitud porque muchas de mis hijas se acercan a recibirme bajo las especies
sacramentales, vestidas indecentemente. ¡Cómo laceran mi Corazón Eucarístico, al tener que
descender en un corazón impuro! Porque estas almas no han medido la grandeza que tienen
ante sus ojos, no han entendido que a la Eucaristía se viene con los mejores trajes porque es
estar ante la presencia del Rey del universo, es estar ante el Dios verdadero que se da como
alimento a la humanidad.
Querido hijo: reparad en este primer jueves de mes, porque muchas de mis hijas exhiben su
cuerpo como ganado en exposición, hijas que llegan al templo vestidas indecorosamente, hijas
que despiertan la tentación y el apetito carnal dentro de la Casa de Dios por no vestirse
adecuadamente; hijas que tendrán que comparecer ante el Tribunal Divino por no haber usado
vestidos modestos para la celebración del Santo Sacrificio de la Misa.
¡Cómo quisiera, alma reparadora, que las modas no sean causa de pecado!, porque tristemente
muchas avivan y despiertan los sentidos de los hombres, inclinándolos al mal y a la
concupiscencia de la carne.
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¡Cómo quisiera, alma reparadora, que intensificarais vuestros sacrificios y penitencias en este
día, de tal modo que mis hijas vengan hacia Mí, vestidas con ropajes de pudor y de recato!
¡Cómo quisiera, alma reparadora, que os unierais a mi dolor!, cuando veáis que algunas de mis
hijas llegan al Milagro de los milagros con vestidos poco adecuados para un acto tan sublime y
extraordinario como es, la Eucaristía.
Rogad para que, estas almas, perciban el arropo de mi virginal mirada; mirada que las mueva a
cubrir su cuerpo; mirada que las encamine al pudor; mirada que les haga sentir, crepúsculos de
pureza en su corazón.
Alma Reparadora:
Amado Jesús mío: ¡Cómo pagaros todo el bien que habéis hecho a mi alma! ¡Cómo no tributaros
los más sentidos homenajes de reparación al Dios verdadero, presente en la Sagrada Hostia!
¡Cómo no gastar mi vida en desagraviar vuestro Sacratísimo Corazón! Corazón que palpita en
el Pan de Ángeles. Corazón que espera pacientemente a cada uno de sus hijos para saetarlos
con los rayos de vuestra luz. Corazón que se deshace de amor por todas las creaturas. Corazón
que arde en sed de almas. Corazón que espera en el Tabernáculo de su Amor Divino: ser
adorado y glorificado. Corazón que ha de ser amado por un sin número de almas.
Amado Jesús mío: gracias os doy por despertar mi corazón y avivar mi espíritu a la reparación,
porque vuestro Corazón Eucarístico es lacerado cada vez que se acercan mujeres vestidas sin
pudor y sin decoro a recibir las especies consagradas del Pan y del Vino; mujeres que deberían
cubrir la desnudez de su cuerpo porque sois Vos candor de pureza y perfume de virginidad;
mujeres que han de tomar conciencia que el templo es la Casa de Dios, que la Eucaristía es la
mayor de las manifestaciones divinas en la tierra; mujeres que deberían imitar el pudor y el recato
de la Santísima Virgen María; mujeres que deberían brillar por la abnegación y celo espiritual
porque es verdad vuestra real y eterna presencia en la Hostia Santa. Hostia que purifica nuestra
alma y nuestro corazón. Hostia que cubre nuestra desnudez. Hostia que, con sutileza, arropa y
cubre todo nuestro ser con su Hálito Divino.
Amado Jesús mío: heme aquí en este primer jueves de mes reparando por los irrespetos que se
cometen contra vuestro Misterio Eucarístico; irrespetos que son dardos de desamor; irrespetos
que cercenan vuestro Corazón Eucarístico con una corona de espinas porque algunas de
vuestras hijas no se visten adecuadamente para el gran Milagro de los milagros, templo
custodiado por miríadas de Santos Ángeles.
Amado Jesús mío: reparo la indecencia e inmodestia de, éstas, vuestras hijas; habladles al
corazón y llevadlas a un cambio; cubridles la semidesnudez de sus cuerpos con vuestra mirada;
suscitad en ellas pudor, recato y respeto hacia Vos.